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May 10, 2020 | Author: Anonymous | Category: Immigration, Autism, Neanderthal, Nicotine, Brain
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Mente y cerebro

No 15/2005 6,5 €

• El manicomio de Valencia • Inmigración y rechazo social • Esclerosis múltiple • Bases moleculares de la enfermedad de Alzheimer • Sensibilidad animal

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Noviembre/Diciembre 2005

Aprendizaje con medios virtuales

SUMARIO Noviembre / Diciembre de 2005 Nº 15

10 Inmigración y rechazo social

Miguel Moya y Susana Puertas La inmigración, un fenómeno universal, puede convertirse bajo ciertas circunstancias en exclusión social, con las tensiones consiguientes para la sociedad de acogida y para el propio grupo inmigrante.

Susanne Kemmer ¿Aprender lenguas en Internet? ¿Escuchar al profesor a través del vídeo en línea? En muchas escuelas y universidades, los profesores ensayan ahora la implantación del aprendizaje electrónico.

19 ¿Cuentan mejor los niños asiáticos? Michel Fayol En China, los niños de cuatro años saben contar hasta 50, mientras que, a la misma edad, los europeos o norteamericanos apenas llegan a 15. Tal discrepancia se debe a las palabras utilizadas en Oriente para expresar los números, que son más cortas y acordes con el sistema decimal. Ello facilita las operaciones.

24 Sensibilidad animal

Klaus Wilhelm Nadie que tenga trato frecuente con animales de compañía dudaría en afirmar que éstos sienten alegría y afecto, miedo y pena. Pero, ¿pueden equipararse tales sensaciones a los sentimientos humanos?

56 Esclerosis múltiple

Howard Weiner Hasta ahora, la esclerosis múltiple se ha venido considerando una enfermedad autoinmunitaria, en la que el sistema de defensa del organismo ataca su propio sistema nervioso. Pero, esa explicación podría ser sólo una cara de la moneda.

moleculares 70 Bases de la enfermedad de Alzheimer Vernon M. Ingram Los mecanismos subyacentes bajo esta enfermedad están saliendo a la luz, abriendo el camino a tratamientos innovadores.

MANFRED ZENTSCH

16 Aprendizaje con medios virtuales

SECCIONES 31

Terapia antiálgica en los niños Stefanie Reinberger Los niños que se quejan de dolores crónicos son tomados frecuentemente por simuladores cuando en la exploración no se encuentra ningún motivo orgánico. Pero si no se les atiende, la situación puede empeorar. La novedosa terapia antiálgica aquí reseñada podría romper el círculo vicioso.

ENCEFALOSCOPIO

5

Del hambre a la esquizofrenia. Bajo un mismo techo. Gen de la juventud eterna. Contra demencia, actividad mental. Placer y adicción. Cartografía mental. Adaptaciones perdurables. Mirada autista.

RETROSPECTIVA

7

El manicomio de Valencia (1409) La equiparación de la locura y la oligofrenia con las enfermedades somáticas.

34 ¿Es posible la reparación del cerebro?

Esther Mancheño Maciá y Minerva Giménez y Ribotta El descubrimiento de progenitores neurales en el sistema nervioso central de mamíferos adultos ha abierto una vía de investigación revolucionaria en el campo de las estrategias terapéuticas para las enfermedades neurodegenerativas.

ENTREVISTA

39

Hans-Georg Mehlhorn: Pedagogía de la creatividad

50 Una toxina contra el dolor Gary Stix Un analgésico aprobado recientemente, versión sintética de una toxina de caracol, se ha convertido en uno de los primeros fármacos de origen marino.

MENTE,

41

CEREBRO Y SOCIEDAD

Neurotoxicidad por estrés oxidativo. Pánico con episodios depresivos. El poder de la mirada. Tabaquismo.

60 ¿Quién habla? Annette Lessmöllmann Hay perros que entienden “sal” y “fuera”, simios con capacidad para combinar palabras que forman frases cortas, pero sólo el hombre habla.

PUNTO

88

66 Afasia de Wernicke Patrick Verstichel Las afasias se caracterizan porque el habla se torna incoherente y absurda. El paciente, en ciertos casos, no comprende lo que dice; en otros, crea palabras sin sentido. Toda una mecánica cerebral se encuentra dañada.

DE MIRA

Estatuto científico de la psicología Rainer Mausfeld manifiesta su escepticismo ante la eclosión neuroexperimental: no bastan coloridas imágenes del cerebro para explicar los procesos mentales y emotivos. Pero sin ellas todavía menos, responde Onur Güntürkün. Mente y cerebro les invitó a debatir sobre el tema.

SYLLABUS

92

Una psicología para el siglo XXI Tres enfoques complementarios abordan las relaciones fronterizas entre el reduccionismo biologista y la lucubración filosófica.

80 Orígenes de los chips cerebrales John Horgan El trabajo de José Manuel Rodríguez Delgado, pionero de la investigación sobre estimulación cerebral hace cuatro décadas, apenas se conoce en la actualidad. ¿A qué se debe?

LIBROS

94

Transmisión nerviosa

COLABORADORES DE ESTE NUMERO

DIRECTOR GENERAL

José M.a Valderas Gallardo

ASESORAMIENTO Y TRADUCCIÓN:

DIRECTORA FINANCIERA

M.a DOLORES ESCARABAJAL: Inmigración y rechazo social; I. NADAL: Aprendizaje con medios virtuales, ¿Quién habla?; LUIS BOU: ¿Cuentan mejor los niños asiáticos?, Una toxina contra el dolor, Afasia de Wernicke; IGNACIO NAVASCUÉS: Sensibilidad animal, Esclerosis múltiple; F. ASENSI: Terapia antiálgica en los niños, Entrevista; ANGEL GONZÁLEZ DE PABLO: Pánico con episodios depresivos, Syllabus; JUAN AYUSO: El poder de la mirada; JOSE M.a VALDERAS MARTÍNEZ: Bases moleculares de la enfermedad de Alzheimer; M.a JOSÉ BÁGUENA: Orígenes de los chips cerebrales; ALEX SANTATALA: Punto de mira.

Pilar Bronchal Garfella EDICIONES

Juan Pedro Campos Gómez Laia Torres Casas PRODUCCIÓN

M.a Cruz Iglesias Capón Albert Marín Garau SECRETARÍA

Purificación Mayoral Martínez ADMINISTRACIÓN

Victoria Andrés Laiglesia SUSCRIPCIONES

Concepción Orenes Delgado Olga Blanco Romero EDITA

Prensa Científica, S. A. Muntaner, 339 pral. 1.a 08021 Barcelona (España) Teléfono 934 143 344 Telefax 934 145 413 www.investigacionyciencia.es

Gehirn & Geist HERAUSGEBER:

Dr. habil. Reinhard Breuer CHEFREDAKTEUR:

Dr. Carsten Könneker (verantwortlich)

Portada: Manfred Zentsch

Dr. Katja Gaschler, Dr. Hartwig Hanser, Steve Ayan, Sabine Kersebaum, Annette Leßmöllmann (freie Mitarbeit), Dr. Andreas Jahn

REDAKTION:

STANDIGER MITARBEITER:

Ulrich Kraft f SCHLUSSREDAKTION:

BILDREDAKTION:

Alice Krüßmann, Anke Lingg, Gabriela Rabe LAYOUT:

Oliver Gabriel, Anke Naghib Anja Albat, Eva Kahlmann, Ursula Wessels Markus Bossle, Thomas Bleck

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2005 Spektrum der Wissenschaft Verlagsgesellschaft mbH, D-69126 Heidelberg 2005 Prensa Científica S. A. Muntaner, 339 pral. 1.a 08021 Barcelona (España)

Reservados todos los derechos. Prohibida la reproducción en todo o en parte por ningún medio mecánico, fotográfico o electrónico, así como cualquier clase de copia, reproducción, registro o transmisión para uso público o privado, sin la previa autorización escrita del editor de la revista. ISSN 1695-0887

Dep. legal: B. 39.017 – 2002

Imprime Rotocayfo-Quebecor, S. A. Ctra. de Caldes, km 3 - 08130 Santa Perpètua de Mogoda (Barcelona) Printed in Spain - Impreso en España

ENCEFALOSCOPIO Del hambre a la esquizofrenia esde hacía tiempo se venía sospechando de una posible vinculación entre desnutrición de la gestante y esquizofrenia de la progenie. La duda se planteó a raíz de un estudio sobre la población holandesa durante la segunda guerra mundial. Los niños nacidos en los años 1944 y 1945, durante cuyo período el país sufrió un bloque alimentario por el ejército nacionalsocialista, doblaron la tendencia a sufrir trastornos mentales. Un trabajo reciente, dirigido por David St. Clair, de la Univer-

sidad de Aberdeeen, y Lin He, de la Universidad de Shangai, ha confirmado esa vinculación. Se realizó sobre la población china nacida entre 1959-61, intervalo de penosa hambruna en la República Popular. Vaciaron los registros del único hospital psiquiátrico de la región de Wuzu, en China oriental, la zona más castigada. Hasta un 2 por ciento de los nacidos en ese período desarrollaron esquizofrenia; tres años antes, la cifra no superaba el 0,9 por ciento.

Bajo un mismo techo

H

a quedado demostrada la coexistencia de neandertales y humanos modernos, de Homo neanderthalensis y Homo sapiens. Compartieron en Europa las mismas áreas de caza. Paul Mellars y su grupo, de la Universidad de Cambridge, han desenterrado fósiles en el abrigo de Châtelperron, en la Francia centro-oriental. Los hombres de Neandertal vivieron en la cueva hace entre 40.000 y 38.000 años, mientras que en los siguientes 1000-1500 años la habitaron individuos de nuestra especie. Luego volvieron a ocuparla los neandertales, que vivieron todavía allí otros 1500 años. La contemporaneidad resultaba patente de la estructura misma de los hallazgos, cuya existencia era ya conocida: un estrato que contenía útiles de Homo sapiens inscrito entre dos estratos de instrumentos de cultura neandertal. Pero la primera datación absoluta de tales hallazgos se debe al equipo de Mellars. Al confrontar las fechas con las informaciones sobre los cambios climáticos registrados por los sondeos en zonas polares, se aprecia que los dos períodos en que Homo neanderthalensis habitó la cueva fueron bastante templados, aunque se hallaba en curso un período de glaciación, mientras que en el milenio en que permaneció allí Homo sapiens las temperaturas bajaron, en promedio, ocho grados. Tal interpretación de Mellars pone en cuestión la tesis recibida, según la cual los neandertales se encontrarían mejor adaptados al frío que los humanos modernos. Para el equipo de Cambridge, nos hallaríamos ante la prueba de que nuestros antepasados se encontraban mejor preparados para afrontar un clima riguroso, merced a su superioridad cultural y técnica. Permanece abierto el tema de las relaciones entre los dos grupos. De momento, los análisis genéticos parecen demostrar que no hubo mezcla de unos con otros.

Gen de la juventud eterna

S

i a los ratones se les impide la expresión del gen Klotho, padecen el síndrome de envejecimiento. En la situación antagónica de sobreexpresión de ese mismo gen, los múridos prolongan su biografía. La proteína Klotho desempeña la función de una hormona circulante que se une a un receptor de

superficie de membrana que suprime la señalación de insulina y del factor de crecimiento parecido a la insulina (IGF-1); tal ocurre en gusanos, moscas y ratones. Hay otras razones que, sumadas a la anterior, indican que la proteína Klotho pudiera constituir una hormona contra el envejecimiento.

Contra demencia, actividad mental

D

esde hace ya algunos años se vienen acumulando pruebas a favor de la importancia de una actividad mental intensa en la postrera etapa de la vida. Los que no dejan de poner a prueba su entendimiento resisten mejor el peligro de la demencia senil que los abotargados o tardos para la reflexión. El cerebro maduro, si se ejercita, puede tener nuevas conexiones nerviosas y reforzar las que están débiles. Sirve lo que se predica de los músculos, o se usan o se entumecen. La investigación ha dado incluso un paso más. Un equipo de psicólogos de la Universidad de Toronto barrió con técnicas de formación de imágenes los cerebros de 14 jóvenes de edades comprendidas entre 18 y 30 años y otros 19 mayores, por enMente y cerebro 15/2005

cima de los 65 años, mientras acometían diversas pruebas de memoria. En el grupo de los mayores, quienes habían disfrutado de una educación superior durante su juventud alcanzaron los mejores resultados y emplearon, en el desarrollo del test, los lóbulos frontales. Por su parte, los participantes jóvenes utilizaron sobre todo el lóbulo temporal medio, que se emplea para codificar nueva información y reflexionar en torno a ella. En opinión de los investigadores, los mayores podrían tener problemas a la hora de reclamar la intervención del lóbulo temporal y, por eso, se apoyaban en el frontal, responsable de la cognición. Ahora bien, el haber ejercitado el cerebro durante la juventud posibilitaba una sustitución más eficaz.

5

ERIK TRINKAUS

D

Placer y adicción

C

ada vez que el fumador satisface su deseo encendiendo un cigarrillo, va mermando su capacidad mental de resistencia a la adicción. Un equipo de la Universidad de Michigan en Ann Arbor ha extraído imágenes del flujo sanguíneo en el cerebro de fumadores mientras olían un cigarrillo tras una noche de abstinencia de nicotina. Sacaron también imágenes mientras fumaban un cigarrillo bajo en nicotina. Al comparar unas y otras imágenes, eliminaron los signos de actividad relacionados con aspectos del tabaquismo no vinculados a la nicotina y crearon un mapa de pura estimulación nicotínica. El consumo de la droga aumentaba el flujo sanguíneo en zonas ricas en receptores de nicotina (izquierda, naranja), al tiempo que decrecía el flujo en áreas implicadas en la formación de la memoria y en regiones que, en condiciones normales, moderan el comportamiento de apetito de droga (izquierda).

Cartografía mental

P

uesto que sabemos encontrar el camino, cabe suponer que en nuestro cerebro hay algo así como un mapa tridimensional. ¿En qué parte del cerebro se representa la geometría del entorno? La investigación sobre la navegación en mamíferos revela que el hipocampo forma parte del sistema de aprendizaje espacial. Pero

son las neuronas de la corteza entorrina, que informa al hipocampo, las excitadas cuando la posición del animal coincide con los vértices de una parrilla de triángulos equiláteros representativos del entorno. En esa estructura, la información sobre el lugar, distancia y dirección se integra en un mapa de los contornos.

Adaptaciones perdurables

S

abido es que las aves se apoyan en el campo magnético terrestre para orientarse. Muchos científicos han venido intentando condicionar a las aves para que respondieran a los campos creados en el laboratorio. Se logró por fin en la Universidad de Nueva Inglaterra en Armidale. En su ensayo la recompensa no era el capricho alimentario acostumbrado, sino

Mirada autista

N

o por muy clara que sea la orden de “Mírame a los ojos”, obtendremos la deseada respuesta afirmativa en un niño autista. Evitar la mirada frontal constituye un rasgo distintivo de ese trastorno del desarrollo. En busca de su causa, los investigadores han prestado particular atención en el giro fusiforme del cerebro, que se toma por responsable del reconocimiento del rostro. Pero quizá no sea culpable una circunvolución fusiforme remisa, sino la sobreexcitación de la amígdala. Así opina Kim Dalton, de la Universidad de Wisconsin en Madison. El autismo merma la capacidad de relación social y comunicación de quien lo sufre. El evitar el encuentro entre miradas constituye un problema porque se ofrecen en esos cruces una serie de claves sutiles y decisivas para el normal desarrollo social y emocional. En colaboración con Richard Davidson, profesor de psiquiatría y psicología en el centro mencionado, Dalton comparó adolescentes autistas

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una recompensa social: los polluelos se familiarizaban con una pelota roja y se les permitía ir en su búsqueda. Se comprobó que la dirección de un campo magnético local influía en la dirección en que el pollo iniciaba la búsqueda. Se corroboraba, además, que la brújula magnética del pollo se mantenía tras milenios de domesticación.

con otros sin esa complicación. Aplicó la técnica de formación de imágenes por resonancia magnética mientras contemplaban en el monitor de un ordenador caras familiares y otras desconocidas, que mostraban emociones muy diversas. Los autistas tardaron más tiempo en reconocer las caras familiares y cometieron un número de errores en la identificación de las emociones mucho mayor que los adolescentes control. Al seguir la huella de los movimientos oculares y de los probandos, con el estado de su cerebro, Dalton y Davidson hallaron que los niños autistas invierten menos tiempo en fijar su mirada sobre los rostros; además, el grupo autista mostraba una activación amigdalina mucho mayor, así como del giro orbitofrontal, zonas ambas asociadas con la respuesta emocional. Quizá de ahí pudiera inferirse que, en los autistas, la contemplación del rostro sobreexcita el centro de las emociones, razón por la cual recusarían la mirada. La respuesta fusiforme más calmada constituiría un resultado, no su causa. Mente y cerebro 15/2005

RETROSPECTIVA

El manicomio de Valencia (1409) La equiparación de la locura y la oligofrenia con las enfermedades somáticas José María López Piñero

E

l hospital fundado el año 1311 por el mercader Bernat des Clapers, amigo de Arnau de Vilanova, introdujo en la ciudad de Valencia un modelo de institución asistencial tutelada por los estratos medios urbanos. La más célebre se organizó un siglo después

1.

(1409): la dedicada a “ignoscents, folls e orats” (inocentes, locos y orates). Conviene recordar que Valencia se encontraba durante el siglo XV en una situación económica muy próspera y que la Corona de Aragón tenía una estrecha relación en todos los órdenes con Italia, “cuna del Renacimiento”, como es sabido, desde el arte y la literatura hasta la

UN ENFERMO MENTAL defendido por el mercedario Joan Gilabert Jofré. Oleo de Joaquín Sorolla. Palau de la Generalitat, Valencia.

Mente y cerebro 15/2005

medicina. En tal contexto histórico resulta explicable la fundación de un hospital de vanguardia exclusivamente destinado a los enfermos mentales, los peor atendidos y más manipulados en muchas épocas, entre ellas, la actual. El médico e infatigable trabajador de archivo José Rodrigo Pertegás, en uno de los escasos artículos en los que publicó los resultados de sus investigaciones (1927), demostró que la propia sociedad valenciana daba antes de la fundación

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de este hospital un trato tan terrorífico a los enfermos mentales como el que hoy puede verse en los continuos programas televisivos sobre la “violencia de género” o el “acoso escolar” y las corres pondientes campañas políticas. Eran objeto de burlas crueles y perseguidos por grandes grupos, al grito de “al foll, al foll”, y les lanzaban piedras hasta dejarlos sin sentido. Hasta finales del siglo XVIII, en la mayor parte de Europa se mantuvo para los “locos” la consideración social arcaica de “pecadores que sufren el castigo que merecen” o de “endemoniados que debían ser azotados”. En consecuencia, se expulsaban de las casas, vivían en establos, calles o bosques, muchas veces amarrados, y se llegaba a organizar matanzas. Los “inocentes” eran bufones de las casas reales y de los aristócratas o actuaban en teatros cómicos. La valoración positiva de los enfermos había sido introducida por el cristianismo, que pasó a estimarlos como destinatarios por excelencia de la caridad. Sin embargo, tras el período constantiniano, la mayoría de los poderosos volvió a negar el derecho de todos los seres humanos a ser médicamente asistidos y a juzgar a los “locos” como pecadores o endemoniados. Una tradición recogida por Gaspar Escolano en sus Décadas de la Historia de Valencia (1610) presenta al mercedario Joan Gilabert Jofré como el primero que luchó para que los locos fueran atendidos como enfermos. En el Libro Viejo de las Constituciones del Hospital General valenciano se recoge así el sermón que pronunció: “En la presente ciudad hay mucha obra pía y de gran caridad y sustentación, pero falta una que es de gran necesidad: un hospital o casa donde los pobres inocentes y furiosos sean acogidos. Pues muchos pobres inocentes van por esta ciudad sufriendo grandes desaires de hambre, frío e injurias... Sería una cosa muy santa que en la ciudad de Valencia se hiciera una habitación u hospital en el que tales locos e inocentes estuviesen de manera que no vagasen por ella y no pudiesen hacer daño ni recibirlo”. Parece innegable que influyó en los diez “ciudadanos de Valencia”, pertenecientes al estrato social preburgués, que equipararon la locura y la debilidad mental con las enfermedades somáticas: “Por ser obra de misericordia y muy pía atender a los que tienen de ello necesidad, no solamente corporal, por atrofia, debilidad, falta de miembros o enfermedad, y más aún si es mental, por debilidad del juicio o discreción, por inocencia, locura u oradura, ya que estos seres ni pueden ni saben subvenir a su vida aunque sean robustos y fuertes en

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su cuerpo, pues están constituidos en tal inocencia, locura u oradura, su libre trato con las gentes origina daños, peligros y otros inconvenientes, pensando en esto, diez ciudadanos de Valencia..., de acuerdo los diez en atender su necesidad, quieren construir una casa en la mencionada ciudad con tal fin”. El privilegio de constitución de este hospital estableció de modo muy estricto que su gestión estuviera solamente a cargo de “hombres llanos”, excluyendo a nobles, clérigos y juristas: “Los mantenedores de tal benéfica institución sean diez ciudadanos, mercaderes o de similar condición, pero que no puedan serlo presbíteros, caballeros, dignifi cados con generosidad o paratge, juristas o notarios; y no porque cada una de estas clases no merezca las mayores preeminencias y honores, sino porque dicha obra debe ser totalmente laica y de hombres llanos en lo tocante a categoría, jurisdicción y toda clase de actos, y no de los mencionados estamentos. Por ello, les parece razonable y quieren que así sea perpetuamente, sin admisión ni comisión de los antes mencionados, y ajustándose a este sentido, si alguien después de admitido fuese armado caballero, ordenado presbítero, investido de hábitos religiosos, privilegiado con generosidad o paratge, o hecho jurista o notario, sea ipso facto excluido de la cofradía y no pueda en adelante volver a ser admitido. Asimismo, que cada uno de los diez que actualmente entienden y quieren construir dicha casa y beneficencia, y cada uno de los que a la muerte de alguno de los cofrades le subrogue y sea admitido, tenga a bien dar y de hecho dé, en su recepción, 500 sueldos reales de Valencia, o menos si así se convino, y no pueda ser antes recibido. Mas si de hecho lo hubiese sido ya, sea como no admitido aún mientras no haya entregado dicha cantidad al contado, cuyas monedas serán libradas al mayordomo de la casa y servirán para los usos y necesidades de los inocentes, locos y orates del hospital solamente y no para otros fines”. Frente a los tópicos arbitrarios que mantienen especialmente los psiquiatras e historiadores que continúan desorientados por la Histoire de la folie à l’âge clasique (1961) de Michel Foucault, hay que subrayar que el “Hospital de Ignoscents, Folls e Orats” fue una institución de carácter plenamente médico. Dirigido por un “majordom” o administrador, responsable ante los “diez ciudadanos”, contaba con personal asistencial integrado por médicos, cirujanos, enfermeros y un boticario. En los documentos de la “botica” constan los fármacos que se

utilizaban como, por ejemplo, el almizcle de la almizclera (Erodium moschatum L’Heritier) como astringente y hemostático, el jarabe de ajenjo (Artemisia absinthium L.) para trastornos digestivos, el eléboro negro (Helleborum niger L.) para las purgas, el culantrillo (Adiantum capillus-veneris L.) como diurético, ungüentos de alcanfor extraído de Cinnamomum camphora (L.) Presl., el tragacanto obtenido de especies de Astragalus para preparar diversos medicamentos y, por supuesto, el opio de adormidera (Papaver somniferum L.) que, como es sabido, se empleó sobre todo como somnífero y narcótico hasta que durante la primera mitad del siglo XIX se descubrieron y aislaron sus principios químicos de acción sobre el organismo muy diferente. Junto a los recursos de la materia médica de la época, se utilizaba la laborterapia, principal contribución de este hospital. Para evitar el ocio, las mujeres hilaban y los hombres trabajaban en un taller mecánico o en los campos que había en el hospital. La limpieza se fue mejorando, especialmente con la instalación desde una acequia vecina de canales de agua corriente para las letrinas de las salas. Además, los pacientes se bañaban en la playa durante el verano. Entre sus médicos figuraron Lluís Alcanyís y Jaume Roig. Influido por las iniciativas italianas protorrenacentistas, Alcanyís tenía una mentalidad avanzada, como se manifiesta en que fuera uno de los fundadores de la “Escola de Cirurgia” de Valencia (1462) y, cuando ya era profesor en ella, uno de los que consiguieron un privilegio real para disecar cadáveres humanos (1478), un claustro fijo (1480) y la obligación de cursar “cinco años continuos y sin interrupción”. Más tarde, ocupó la primera cátedra médica de la Universidad de Valencia (1499-1506) y publicó el libro Regiment curatiu e preservatiu de la pestilencia (ca. 1490), escrito con motivo de una epidemia, que no se limita a la medicina clínica y la terapéutica, ya que incluye medidas higiénicas para la salud pública. Como puso de relieve Vicente Peset Llorca (1955), Jaume Roig, generalmente recordado por su célebre obra literaria Spill o llibre de les dones (ca. 1460), distinguió entre “foll”, enfermo con perturbación de sus facultades anímicas que se manifiesta en “acciones insensatas, imprudentes o vanas”, y “orat”, paciente con un estado final de demencia, sin posibilidad de curación. Por otra parte, uno de los significados de “ignoscent” correspondía a la debilidad mental de manera muy amplia. El manicomio de Valencia sirvió durante los siglos siguientes de punto de Mente y cerebro 15/2005

2. partida a una amplia serie en el resto de España y en la América colonial española. Julián Espinosa Iborra ha publicado (1966) una fuente que demuestra que el de Zaragoza, donde mejor se desarrolló la laborterapia, influyó directamente en la famosa organización por Philippe Pinel de un manicomio moderno en el hospital parisino de Bicêtre (1792). El año 1512 se unificaron tempranamente los hospitales de la ciudad de Valencia en torno al de “Ignoscents, Folls e Orats”, que continuó desarrollándose. Incluso en fuentes literarias como El peregrino en su patria (1604) y Los locos de Valencia (1620), de Lope de Vega, se manifiesta su prestigio: “Tiene Valencia un hospital famoso / adonde los frenéticos se curan / con gran limpieza y celo cuidadoso ... por una de las siete maravillas / que la piedad en este mundo ha hecho”. Su trayectoria posterior ha sido excepcional por lo prolongada, ya que fue cerrado hace dos decenios, sobre todo debido al irresponsable movimiento “anti psiquiátrico” internacional. Desde luego, no fue siempre satisfactoria. Como todas, ha estado condicionada por la situación sociopolítica, económica y Mente y cerebro 15/2005

Tablas con el escudo del Hospital “de Ignoscents, Folls e Orats”. Archivo de la Diputación Provincial, Valencia.

científica. José María Escuder presentó en el I Congreso Médico-Farmacéutico Regional de Valencia (1891) una comunicación en la que describió la terrible situación en la que entonces se encontraba, afirmando: “Para buscar otro peor se necesita salirse de Europa”. Sin embargo, son posibles recuperaciones incluso en las épocas de peor decadencia, casi siempre debidas a esfuerzos personales a contracorriente, como el que realizó Juan Bautista Perales y ha estudiado Lorenzo Livianos (1985, 1991). Durante los seis años (1848-1853) en los que dirigió el “Departamento de Enajenados” del Hospital Provincial de Valencia, Perales no solamente reformó radicalmente la asistencia que en él se daba, eliminando, por ejemplo, las jaulas y las cadenas, sino también realizó un estudio cuidadosamente planificado de los enfermos, mediante excelentes historias clínicas con diagnósticos procedentes fundamentalmente de la nosología de Esquirol. Suele decirse que un político tan conservador como el presidente Reagan es

el que mejor cumplió los objetivos del supuestamente “progresista” movimiento “antipsiquiátrico”. En la actualidad hay enfermos mentales que fallecen de hambre o de frío en las calles, las alcantarillas y los despoblados, junto a otros que reciben palizas en asilos privados, y los peligrosos carecen de asistencia y de control públicos. Un gran avance moral de la psiquiatría forense del siglo XIX fue imponer el concepto de responsabilidad penal, que los libró de la pena de muerte. En España lo encabezaron José María Esquerdo, con su informe en la causa de Garayo “el Sacamantecas”, autor de numerosos crímenes (1880), y Luis Simarro, en el caso del psicópata Cayetano Galeote, asesino del obispo de Madrid (1886). El retroceso tiene dos polos opuestos: ajusticiarlos sin tener en cuenta su enfermedad, como se hace en los Estados Unidos, o dejarlos en “libertad provisional” aunque hayan realizado los más terribles actos de violencia, práctica habitual de muchos jueces españoles.

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Inmigración y rechazo social La inmigración, un fenómeno universal, puede convertirse bajo ciertas circunstancias en exclusión social, con las tensiones consiguientes para la sociedad de acogida y para el propio grupo inmigrante

Miguel Moya y Susana Puertas

L

a inmigración, lejos de constituir un fenómeno aislado, forma parte de los cambios sociales y económicos que se están produciendo en el mundo. En España, donde se registra un crecimiento exponencial, se percibe como un problema público de gran magnitud sólo comparable con el terrorismo y el paro. Uno de los cambios llamativos radica en quiénes emigran. Así Europa, fuente tradicional de emigrantes hacia el continente americano y hacia Australia, se ha convertido de unos años a esta parte en destino preferente de los movimientos migratorios. La inmigración hunde sus raíces en la realidad económica del punto de origen y del punto de destino.

En una nación con una tasa alta de paro no cabe esperar ningún aluvión de inmigrantes. Pero la economía no constituye el único factor. Hasta los años setenta del siglo XX, España fue una nación emisora de emigrantes, primero a América del Sur y luego a Europa central. En una clara inversión del fenómeno, durante el año 2003 había en nuestro país 1.647.011 extranjeros con permiso de residencia, según el Anuario Estadístico de Extranjería. De ellos, el 24,68 % eran del Espacio Económico Europeo, el 9,36 % europeos no comunitarios, el 26,29 % africanos, el 31,26 % iberoamericanos, el 7,38 % asiáticos, el 0,98 % norteamericanos y el 0,06 procedentes de Oceanía. Antes que España se habían convertido en receptores netos

Inglaterra, Alemania, Italia y Suiza, entre otros. La inmigración trae consigo cambios radicales para el grupo emigrante y para la sociedad de acogida. En ese fenómeno social hay aspectos positivos y aspectos negativos. Ejemplos de los primeros son el crecimiento de la economía, el incremento de las cotizaciones a la seguridad social, el aumento de la natalidad o el enriquecimiento cultural. Aspectos negativos a reseñar son el incremento del racismo y la xenofobia, los conflictos educativos y sociales, así como una mayor inseguridad de personas y bienes. Pero, ¿qué supone la emigración para los propios protagonistas?

La inmigración como exclusión social

MIGUEL MOYA Y SUSANA PUERTAS

Günter Bierbrauer, de la Universidad de Osnabrück, estudioso de la inmigración turca y kurda en Alemania, llega a la conclusión de que existe una relación directa entre inmigración y exclusión social. Por exclusión se entiende el conjunto de prácticas desarrolladas por los grupos mayoritarios o dominantes de una sociedad para dejar fuera de las relaciones de justicia y de las preocupaciones morales a los grupos minoritarios o dominados. La exclusión impide la participación activa en la economía, por falta de recursos, en la política, por privación del derecho al voto y a ser elegidos, y social, por exclusión de la protección social. Bierbrauer encuestó a un grupo aleatorio de ciudadanos alemanes sobre el grado

10

1.

¿ES POSIBLE PARA LOS INMIGRANTES mantenerse fieles a sus valores tradicionales y al mismo tiempo asumir los de la sociedad de acogida? Mente y cerebro 15/2005

MIGUEL MOYA Y SUSANA PUERTAS

2.

LAS PRECARIAS CONDICIONES LABORALES son un aspecto determinante para que las personas decidan abandonar su país, pese a la marginación o rechazo que pueden encontrar en las sociedades receptoras.

de apoyo que se debía dar a los inmigrantes turcos y kurdos. Los encuestados de tendencia conservadora elegían niveles de justicia significativamente más bajos que los de tendencia liberal. Se trata de una postura típica de la mentalidad conservadora en política, según la cual el mundo sería un lugar básicamente justo, en el que cada uno obtiene lo que se merece. En ese contexto, la precaria situación del inmigrante se debería a su propia desidia, pereza y falta de motivación. En España, J. Francisco Morales, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, ha obtenido resultados similares en una investigación parecida. Las reacciones de carácter etnocéntrico son, a su juicio, obvias en los porcentajes elevados que proponen devolver a los inmigrantes a su país de origen, aseguran que las consecuencias negativas de la inmigración superan a las positivas, piensan que los inmigrantes quitan puestos de trabajo a los españoles y hay ya un número excesivo. Desde estos presupuestos, no es extraño que se niegue un trato justo al inmigrante y que se intente limitar sus derechos. Mente y cerebro 15/2005

La inmigración vista desde la sociedad de acogida Muchos pueblos y ciudades de nuestra geografía han sufrido una transformación radical. Sus calles y plazas, los colegios y centros sanitarios, las empresas y administraciones han dejado de ser uniformes: cada día hay más personas de diferente etnia, cultura o religión. ¿Qué efectos ejerce este cambio entre los nacionales? ¿Cómo explicar las conductas discriminatorias y hostiles que a veces se manifiestan hacia los foráneos? ¿Cómo compaginar las declaraciones de tolerancia y aceptación con la percepción de la inmigración como una amenaza contra nuestro bienestar e identidad cultural? Las reacciones de la comunidad de acogida guardan a menudo una relación estrecha con los prejuicios y actitudes de rechazo. Para algunos autores, los prejuicios son consecuencia del funcionamiento de la mente. El proceso de categorización, básico en el pensamiento humano, implica agrupar mentalmente objetos individuales tratándolos como semejantes e intercambiables. Una vez categorizado un estímulo —percibimos a una perso-

3.

LA INMIGRACION puede producir un choque cultural que puede ser entendido por la comunidad de acogida como un retroceso.

na como inmigrante— se producen dos efectos: se potencian las semejanzas entre los miembros de la misma categoría y se refuerzan las diferencias entre los miembros de categorías distintas. De ese modo

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MIGUEL MOYA Y SUSANA PUERTAS

4.

EN MUCHOS PAISES EN VIAS DE DESARROLLO los derechos de la infancia son diariamente conculcados. Con frecuencia, los niños y niñas se ven obligados a vender chucherías o cocinar en restaurantes y calles para poder subsistir. A menudo, los trabajos que realizan son labores que no les estarían permitidas si vivieran en otros países más desarrollados.

procesos psicológicos universales: los mecanismos de defensa. Estos procesos, inconscientes, canalizan tensiones y frustraciones del individuo del grupo contra las minorías, a las que se culpan de tales ansiedades. Del miedo ante quien desafía nuestros valores y creencias brotan también prejuicios. No importa ahora tanto la MIGUEL MOYA Y SUSANA PUERTAS

se reduce o simplifica la complejidad del entorno social. Otros consideran los prejuicios un proceso vinculado a la identidad. Según Henry Tajfel, de la Universidad de Bristol, además de los efectos cognitivos subyacentes a la categorización se produce un efecto evaluativo. Los individuos consideran a los miembros de su misma categoría mejores que los demás. Taifel parte de su tesis de la identidad social: la categorización repercute en nuestra identidad, en cuanto tendemos siempre a vernos de manera positiva. En la comparación con otros grupos, procuramos primar el nuestro y afianzamos así una identidad social positiva. Complementaria de esa estrategia es la de limitar las oportunidades de los demás; en el caso de la inmigración, dificultando su acceso a la cultura, al poder y a los recursos. Los prejuicios pueden considerarse resultado del funcionamiento de otros

OTROS FACTORES PSICOLOGICOS

pertenencia a un grupo cuanto la amenaza del disidente o de cultura ajena. Fluyen los prejuicios, asimismo, del conflicto de intereses o competencia por los recursos. Cuando dos grupos —inmigrantes y nacionales— compiten por metas o recursos (puestos de trabajo, viviendas y ayudas sociales), se generará un conflicto que, a su vez, provocará un deterioro de su mutua imagen. En ocasiones el prejuicio se ha instalado como norma social o cultural. Recuérdense la Alemania nazi, la Sudáfrica del apartheid o la segregación racial del sur de Estados Unidos: manifestarse enton-

FACTORES DE PERSONALIDAD RASGOS DE PERSONALIDAD: ABIERTO A LA EXPERIENCIA

DESEO DE EMIGRAR

CENTRALIDAD AL TRABAJO

CENTRALIDAD A LA FAMILIA

CONDUCTA MIGRATORIA

MOTIVACION DE LOGRO

5.

LA EMIGRACION viene motivada por una situación deprimida en el país de origen. Una red de apoyo y una política de inmigración favorable en el país receptor incrementan la probabilidad de un aflujo mayor.

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MOTIVACION DE PODER

MOTIVACION DE AFILIACION

Mente y cerebro 15/2005

Prejuicios y políticas migratorias Entre la población autóctona de países con escasa tradición inmigratoria, los sentimientos de xenofobia están más amortiguados y las políticas de control de flujos tienen un apoyo menor. En un trabajo sobre las políticas migratorias de 15 países de Europa, el equipo encabezado por J. Jackson, de la Universidad de Michigan, llegaba a varias conclusiones significativas. En su opinión, las actitudes de las sociedades receptoras hacia políticas favorecedoras del retorno de inmigrantes a sus países de origen dependerán, en primer lugar, de los intereses personales y grupales en relación con los recursos: se mostrarían más favorables de estas políticas las personas casadas, con renta baja, de ideología conservadora, con un sentimiento acentuado de orgullo nacional y sin familiares en los grupos de inmigrantes. En segundo lugar, la reacción de la comunidad receptora dependerá de la amenaza percibida. Suele tal percepción fundarse en tópicos y estereotipos sobre inmigrantes. Siguiendo con el ejemplo precedente, apoyarían las medidas de retorno personas que consideran que el país está sufriendo una invasión, dejan de lado las dificultades por las que atraviesan los inmigrantes y minusvaloran su contribución a la sociedad. La percepción de amenaza varía con el país de origen de los inmigrantes. A este respecto, el grupo dirigido por uno de los autores (Moya) Mente y cerebro 15/2005

MENOS DE 1 AÑO

50

1 AÑO Y MAS 40

5 Y MAS AÑOS

30

20

MIGUEL MOYA Y SUSANA PUERTAS

ces racista no constituía ningún desdoro social, sino un signo de recta ciudadanía. En esas sociedades el prejuicio constituía una norma social o cultural, que influye en los individuos a través del proceso de socialización o mediante presiones hacia la conformidad. Para la “teoría de la dominancia social”, esbozada por J. Sidanius y F. Pratto, todos los sistemas sociales admiten una jerarquía grupal. Los grupos situados en posiciones ventajosas intentarán mantener sus privilegios. Las actitudes sociales, ideología política, valores, creencias y opiniones desempeñarían una función de legitimación ante la desigualdad grupal, aportándole una justificación moral. Los partidarios de tal dominancia social piensan que la jerarquía grupal es inevitable, deseable incluso, en un mundo donde se compite por los recursos. Piensan que su grupo (sociedad receptora) tiene prioridad o exclusividad en el acceso a los recursos del país (educación, sanidad, puestos de trabajo y ayudas sociales) y, al ver a los inmigrantes como competidores, desarrollan una actitud negativa contra ellos y contra la inmigración en general.

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0

TOTAL

NORTEAMERICANO

LATINO

ASIATICO

AFRICANO

6.

TIEMPO (AÑOS) DE PERMANENCIA en España de diversos grupos de inmigrantes. Datos de la Secretaría de Estado de Servicios Sociales, Familias y Discapacidad.

ha comprobado que las actitudes hacia la integración laboral del inmigrante se hallan determinadas en buena medida por el país de origen; existe una mayor predisposición a admitir la integración de inmigrantes iberoamericanos que la de quienes proceden de Europa oriental y del norte de Africa. En tercer lugar, la reacción dependerá de los sentimientos grupales vinculados al prejuicio y racismo: se declararían conformes con las medidas restrictivas contra la inmigración quienes mantienen un credo racista.

Nuevas formas de prejuicio En Europa asistimos a cierto descenso de las actitudes prejuiciosas, tendencia que coexiste, sin embargo, con la reticencia ante grupos tradicionalmente marginados, inmigrantes incluidos. La expresión “yo no soy racista, pero...” se ha convertido en lugar común de quienes se autojustifican ante la sesgada atribución de una conducta delictiva. Esta brecha entre el rechazo explícito a los prejuicios y el mantenimiento encubierto de actitudes prejuiciosas ha llevado a muchos a sugerir que, en realidad, los prejuicios no habrían desaparecido, sólo transformado o adoptado nuevas formas. Ocurre así cuando las personas, sabedoras de sus propios prejuicios, se abstienen de manifestarlos en público. Acontece también en el racismo moderno, que comparte la adhesión a principios abstractos de justicia y no discriminación con sentimientos de rechazo hacia los inmigrantes y los miembros de otras minorías. Expresan su prejuicio de forma indirecta y simbólica; por ejemplo, oponiéndose a medidas que favorecen la integración de inmigrantes. Una versión de esa conducta, el “racismo aversivo”, mezcla la actitud negativa hacia un grupo étnico con una actitud positiva exigida por los valores igualitarios y de justicia. Otra variante

es el llamado “racismo simbólico”, que amalgama sentimientos negativos hacia las minorías y firme adhesión a valores reputados occidentales (disciplina, autonomía, individualismo, tenacidad en el trabajo, obediencia, etc.). El racista simbólico considera que las minorías viven a extramuros de esos valores y, por tanto, no contribuyen al desarrollo de la nación. No se percibe tanto una amenaza personal cuanto una amenaza para los valores de la comunidad. T. Pettigrew, de la Universidad de Santa Cruz, y R. Meertens, de la Universidad de Amsterdam, distinguen entre un racismo manifiesto y un racismo sutil. Asocian el primero con la percepción de amenaza del exogrupo y con la oposición a establecer contacto. El racismo sutil comportaría una triple dimensión: defensa de los valores tradicionales, exageración de las diferencias culturales y negación de los sentimientos hacia el exogrupo. En una encuesta realizada en Gran Bretaña, Francia, Alemania y Holanda, Pettigrew y Meertens comprobaron que, aunque ambos tipos de racismo (manifiesto y sutil) guardaban una estrecha relación, constituían prejuicios diferentes. Dividieron a los encuestados en cuatro grupos: fanáticos, que presentan ambos tipos de racismo; sutiles, de un intenso racismo sutil y escaso racismo expresado; no racistas, ni en su vertiente sutil, ni en la manifiesta; personas con alto racismo manifiesto y bajo sutil. Analizando la postura de los integrantes de los tres primeros grupos, hallaron que los “fanáticos” postulaban una restricción de derechos de los inmigrantes, su devolución mayoritaria o total a sus países de origen y abstenerse de promover medidas de integración. Los “no racistas” presentaban un patrón de respuesta opuesto. Los “racistas sutiles” adoptaban posiciones intermedias: rechazaban en su fuero interno las minorías, no restringirían ni

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TOTAL ENCUESTADOS

765

RELIGIOSAS

1%

ECONOMICAS

68 %

POLITICAS

9%

FAMILIARES

8%

PROBLEMAS RACIALES

0%

DESEOS DE AVENTURAS

7%

AFECTIVAS

3%

ESTUDIOS-FORMACION

3%

OTRAS

1%

NS/NC

1%

7.

PRINCIPALES MOTIVACIONES ADUCIDAS PARA EMIGRAR. Adaptado de la Secretaría de Estado de Servicios Sociales, Familias y Discapacidad.

de un año y menos de cinco, un período algo mayor para marroquíes y saharauis y mucho menor para los que proceden de Iberoamérica y del Africa subsahariana. El motivo principal de su emigración es económico, seguido del político. Optaron por España en razón de la proximidad geográfica o la previa instalación de un familiar. La decisión última de abandonar su tierra está en función de tres factores: atracción de un futuro mejor en el país de acogida, presión a emigrar inducida por la vida en el país de origen y existencia de redes familiares en los países de destino. Bonka S. Boneva e Irene Hanson Frieze, de la Universidad de Pittsburgh, han propuesto un modelo explicativo del impulso a emigrar, en el que se interrelacionan factores de personalidad, que subyacen bajo el deseo de emigrar, con factores del entorno, que determinan la conducta migratoria.

Consecuencias de la inmigración incrementarían sus derechos, devolverían a su país de origen a los asociales y no promoverían medidas de integración, sino que procurarían mantener cierta distancia sutil.

Prejuicio incontrolable Para facilitar la parametrización de esa gama de conductas, A. Greenwald y su equipo, de la Universidad de Washington, han creado el Test de Asociación Implícita (IAT). Sirve ese criterio cuantificador para medir actitudes sin que las personas se refugien en estrategias de enmascaramiento o distorsión. Se trata de ir asociando palabras que reflejan la preferencia por un determinado grupo frente a otro. J. P. Leyens, de la Universidad de Lovaina, y A. Rodríguez, de la Universidad de La Laguna, han aplicado el test al examen de una conducta: la primacía que concedemos a nuestro grupo de pertenencia y la postergación, infrahumanización incluso, del exogrupo. A los miembros del endogrupo les atribuimos una mayor inteligencia y capacidad para experimentar sentimientos, mientras que a los miembros del exogrupo les atribuimos mayores emociones. Estos autores han encontrado que los sentimientos (por ejemplo, amor, odio, envidia) son considerados como más genuinamente humanos que las emociones (ira, miedo). En concreto se ha aplicado el IAT al estudio de la actitud prejuiciosa de los españoles ante los árabes. Los encuestados, españoles, debían asociar el endogrupo, representado por nombres de españoles, y el exogrupo, representado por nombres de árabes, con sentimientos y emociones. Una mayor demora en la respuesta de asociación se consideraba un prejuicio mayor del encuestado.

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Los voluntarios tardaban menos tiempo en responder cuando se asociaba los españoles con sentimientos y a los árabes con emociones, y un tiempo significativamente mayor cuando el proceso era inverso, es decir, cuando tenían que asociar a españoles con emociones y a árabes con sentimientos. De la investigación se desprendía la preferencia de los españoles por su propio grupo frente a una actitud prejuiciosa hacia los árabes.

Perfil psicosocial del inmigrante Los flagelos de la guerra y la miseria que azotan a los países en vías de desarrollo se hallan detrás de las corrientes migratorias. Hace algunos años, el perfil del inmigrante que llegaba a España era el de un varón joven, por lo común procedente del Magreb, soltero, con una situación económica y laboral precaria, que tras un período de permanencia reagrupaba a su familia. Hoy abundan las mujeres inmigrantes, con proyecto propio, llegadas de Sudamérica y que, tras un tiempo de permanencia, inician ellas la reagrupación familiar. También se está produciendo un incremento significativo de la inmigración venida de Europa oriental. (Un grupo aparte lo constituyen los “inmigrantes en tránsito”, profesionales cualificados que ocupan puestos de dirección en empresas extranjeras con filiales en España. La mayoría llega con la familia. Aunque se trata de un grupo que vive en condiciones privilegiadas, también para ellos la adaptación supone cierta dificultad, por razón del idioma, costumbres y relaciones sociales.) El perfil sociodemográfico del inmigrante en España corresponde a un individuo que lleva en nuestro país más

El inmigrante encara su vida entre amenazas de marginación social, falta de trabajo y presión de las mafias. Puede provocarle estado de estrés la pérdida de vínculos y símbolos, el sentimiento de desarraigo cultural, la reducción de los sistemas de apoyo social, la pérdida de identidad o el rechazo por parte de la población de acogida, amén de la perspectiva de un futuro incierto. Cuanto mayor sea la distancia cultural entre la sociedad de origen y la de acogida, mayor será el esfuerzo adaptativo que debe realizar el inmigrante y mayor la probabilidad de que se genere estrés o tensión emocional y psicofisiológica. Los factores que podrían reducir su estado de ansiedad van desde los rasgos de personalidad —ambición y autoconfianza— hasta las características sociodemográficas —edad, nivel de estudios y capacitación profesional— pasando por el respaldo del entorno. El beneficio de este apoyo social puede producirse de forma directa o indirecta; en el primer caso, incrementa el sentimiento de estabilidad y control del nuevo medio, proporcionando información, ayuda y recursos para afrontar los problemas cotidianos, al tiempo que facilita el desarrollo de la identidad social y los sentimientos de pertenencia a la nueva comunidad. La vía indirecta amortigua los efectos negativos del estrés por aculturación. Manuel Martínez, Manuel García e Isidro Maya, de la Universidad de Sevilla, abordaron la repercusión de la acción del entorno en la estabilidad psicológica del inmigrante. La muestra abarcaba inmigrantes procedentes de Marruecos, Filipinas y Senegal. Y observaron que las Mente y cerebro 15/2005

consecuencias psicológicas negativas de la inmigración fueron menores en aquellos que, si bien expresaron altos niveles de estrés, manifestaron a la vez un sistema de apoyo social suficiente.

Aculturación y proceso migratorio Con la inmigración entran en contacto dos culturas diferentes. Hay en el fenómeno de la aculturación una vertiente individual y otra grupal. Se refiere la primera a la aculturación psicológica: cambios operados en el individuo por su nuevo entorno. La vertiente grupal remite a modificaciones en la política, la economía o la demografía. Pero la aculturación comporta también cambios en la sociedad receptora. Según John Berry, de la Universidad de Queen, los inmigrantes han de tomar una postura ante una dicotomía: mantener su cultura en el nuevo contexto o decidir establecer relaciones con la cultura de la sociedad de acogida. El distinto grado de interrelación entre esas dos opciones genera cuatro estrategias de aculturación: integración, asimilación, separación y marginación. En la asimilación, los individuos abandonan su cultura de origen y abrazan la de la tierra de adopción. La separación, por contra, implica un deseo de mantener la cultura propia y evitar transacciones con la nueva. En la marginación, junto al poco interés del inmigrante por mantener su propia cultura y abrirse a la nueva, se añade un contexto adverso de discriminación y exclusión social. Por fin, en la integración los individuos desean conservar su cultura original y establecer contacto con la nueva cultura. La mayoría adopta esta postrera estrategia; sólo unos pocos optan por la asimilación o la separación. Se ha encontrado, asimismo, una relación entre el tipo de estrategia elegida y el estrés por choque cultural: los valores mínimos de estrés se asociaron a la integración; los más altos, a la separación y marginación; la asimilación produce valores intermedios. El planteamiento de Berry se ha ampliado para incorporar la perspectiva de la sociedad de acogida. La integración supondría que los miembros de ésta aceptan un biculturalismo en los inmigrantes, quienes mantendrían sus tradiciones al tiempo que respetarían e incluirían las de la sociedad de acogida. En una estrategia de asimilación, se espera que los inmigrantes abandonen sus tradiciones, valores e idioma. Los seguidores de una estrategia de segregación recusarían los contactos transculturales, para proponer que los inmigrantes vivan en enclaves separados. La exclusión implica no sólo la Mente y cerebro 15/2005

TOTAL ENCUESTADOS

765

PROXIMIDAD GEOGRAFICA

19 %

FACILIDAD DE ENTRADA

16 %

GUSTO E INTERES POR EL PAIS

19 %

REDES FAMILIARES EN ESPAÑA

21 %

DISFRUTE DE UN CONTRATO DE TRABAJO

3%

REDES SOCIALES EN ESPAÑA

9%

EMIGRACION MEDIANTE ORGANIZACIONES

0%

IDIOMA

8%

EDUCACION

1%

POSIBILIDAD DE TRABAJO

1%

OTROS

1%

NS/NC

2%

8. MOTIVO PRIMORDIAL que impulsó a elegir España como país de acogida. Adaptado de la Secretaría de Estado de Servicios Sociales, Familias y Discapacidad.

negación del derecho de los inmigrantes a mantener su cultura, sino también la recusación de una ciudadanía de pleno derecho, abogando incluso por la expulsión y el cierre de fronteras. Por último, hay en la sociedad de acogida individuos para quienes importan las peculiaridades del sujeto, pero no los aspectos culturales distintivos de los grupos. En cualquier caso, sin embargo, la estrategia de aculturación del grupo dominante condiciona las estrategias seguidas por los miembros del grupo subordinado. Ursula Piontkowski y su equipo, de la Universidad de Münster, han estudiado las estrategias de aculturación en muestras de grupos dominantes y subordinados de Alemania, Suiza y Eslovaquia. De su investigación se desprende que la estrategia preferida por nacionales e inmigrantes es la integración, aunque el grado de inclinación hacia las distintas opciones variaba en cada país. Los alemanes, por ejemplo, distinguen entre turcos y yugoslavos; se muestran partidarios de integrar a los segundos más que a los primeros. A su vez, los yugoslavos prefieren la integración en mayor grado que los turcos, que optan por la separación. En España, el grupo de Soledad Navas ha investigado el proceso de aculturación de los inmigrantes en Almería. En el trabajo se atiende a distintos ámbitos vitales de los inmigrantes: familiar, social, ideológico, técnico, hábitos de consumo y economía familiar, así como el sistema político y de gobierno. Separaron la estrategia elegida, o plano real, de la que

debería elegirse, o plano ideal. Y abordaron la actitud en torno a la aculturación por los nacionales y por los marroquíes y subsaharianos inmigrantes. Se comprobó que la comunidad magrebí opta por la integración, en tanto que los subsaharianos comparten esa opción con la de la asimilación. Frente a la opción de integración preferida por los magrebíes, la población autóctona se inclina por la asimilación. Aunque marroquíes y subsaharianos renuncian a sus costumbres en el trabajo, consumo de bienes y economía familiar, para asimilar los hábitos almerienses, mantienen la separación en lo concerniente a la concepción de la familia, la relación social e ideología. MIGUEL MOYA es catedrático de psicología social en la Universidad de Granada, donde dirige un grupo de investigación sobre el análisis psicosocial del prejuicio. SUSANA PUERTAS VALDEIGLESIAS es doctora en psicología y enseña psicología social en la Universidad de Jaén.

Bibliografía complementaria CULTURE AND MIGRATION. G. Bierbrauer y P. Pedersen en Applied Social Psychology, dirigido por K. Fiedler y G. Semin, págs. 257-281. Sage; Londres, 1996. PROCESOS MIGRATORIOS. M. F. Martínez García, M. García Ramírez y J. Martínez en Aplicando la Psicología Social, dirigido por F. Expósito y M. Moya, págs. 255-276. Pirámide; Madrid, 2005.

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Aprendizaje con medios virtuales ¿Aprender lenguas en Internet? ¿Escuchar al profesor a través del vídeo en línea? En muchas escuelas y universidades, los profesores ensayan ahora la implantación del aprendizaje electrónico

Susanne Kemmer

D

esde la mañana hasta entrada la tarde, una enseñanza presencial en un aula de atmósfera cargada: así discurre el día a día de la mayoría de los alumnos. Igual que cien años atrás. Pero no parece que el modelo vaya a perdurar otros tantos. Avanza a paso firme un nuevo procedimiento, a saber, el aprendizaje con soporte electrónico (abreviado, aprendizaje electrónico o e-learning). Sírvanos de pauta lo que acontece en la Universidad de Augsburg. Martes por la mañana, 9:15 horas. La profesora Gabi Reinmann entra en la charla en línea del seminario “formación escolar”. Había impuesto a los estudiantes la tarea de compilar, por su cuenta, problemas típicos de las materias de distintos tipos de escuelas de primaria, secundaria y bachillerato. Los resultados se presentan en la plataforma virtual de aprendizaje. Luego, se discuten en el coloquio las posibles soluciones. En ese círculo, cualquiera puede pedir la palabra, ofrecer sugerencias y seguir, en su propia pantalla, las aportaciones de los demás. Reinmann comenta en detalle, por correo electrónico, las propuestas, contesta las preguntas y distribuye las tareas a los participantes en el curso. En nada parece diferir de lo que acontece en el aula, salvo en una circunstancia: los participantes se hallan en sus respectivos domicilios, sentados ante su ordenador personal.

Ejercicio digital obligatorio Proyectos como el de Augsburg reflejan la actitud abierta de los jóvenes ante los nuevos instrumentos de comunicación. Según un sondeo reciente, casi el 90 por ciento de los universitarios alemanes dispone de un acceso personal a Inter-

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net. Desde hace algunos años, los centros universitarios a distancia españoles operan a través de la red. La inmensa mayoría de los que empiezan estudios universitarios están acostumbrados al intercambio de correo electrónico y recabar información mediante los buscadores Google o Yahoo. Se trata ahora de que Internet sirva de plataforma genuina de estudio. En este contexto, “aprendizaje electrónico” es un concepto genérico que engloba todas las formas de aprendizaje con soporte digital, desde ejercicios de vocabulario en cederrón hasta las videoconferencias en directo. Estos usos se han convertido en rutinarios en diversas actividades y negocios: los controladores aéreos prueban en simuladores de vuelo las emergencias; los expertos financieros simulan escenarios bursátiles valiéndose de software especializados, y asesores externos se entrenan en la red para alcanzar beneficios en las ventas. En la vida cotidiana también nos encontramos con herramientas de formación del tipo de las visitas virtuales a museos o guías turísticas interactivas. ¿Qué posibilidades y oportunidades ofrecen al ámbito educativo? En el apogeo de la euforia por Internet, en el cambio de siglo, muchos esperaban una auténtica revolución del saber: una formación asequible para todos, accesible siempre y en todas partes; ésta era la visión de hace algún tiempo. A muchas de esas expectativas el tiempo les ha puesto sordina, opina Reinmann, experta en pedagogía de medios de comunicación en Augsburg. Por un lado, el despliegue y mantenimiento de las herramientas de aprendizaje electrónico resultan caros, un argumento de peso cuando el presupuesto de educación es magro. Por otro, los trabajos de evaluación han mostrado que, por sí, no resultan más eficaces que las formas tradicio-

nales de transmisión del saber. Pero ya no se trata de comparar sistemas, sino de establecer bajo qué condiciones y para qué objetivos tiene sentido introducir técnicas virtuales. Las exigencias a los usuarios pueden incidir de muy diversa manera. Así, un curso digital de lenguas representa un apretado corsé que deja escaso margen a la participación del alumno en su organización. Puede, cierto, recurrir al programa cuando quiera, saltarse algunos módulos del curso, si tiene conocimientos previos; en lo demás, sigue las instrucciones. La principal ventaja frente al libro tradicional consiste en la combinación de leer, oír y ver. Estos entrenamientos con soporte de ordenador o de páginas web son adecuados, sobre todo, para adquirir los conocimientos básicos en el estudio individual. Los buenos programas visualizan no sólo qué temas y contenidos ha trabajado cada uno. Por medio de informaciones retroactivas automáticas y de autopruebas integradas ofrecen, además, información sobre el resultado del aprendizaje. En 1988, Paul C. Earley, de la Universidad de Indiana, comparó los efectos de la retroalimentación personal debida al profesor con las producidas por el ordenador. Se comprobó que, por lo general, la retroalimentación automática desencadenaba menos emociones. No se mermaba con ello el éxito del aprendizaje. La información retroactiva de la máquina los exoneraba de la presión social y podían concentrarse mejor en los propios contenidos. Otro resultado: también en el ordenador la retroalimentación debía seguir lo más de cerca posible a la tarea realizada. Y, sobre todo, debía garantizar que uno aprende de sus propias respuestas, en particular si el programa especifica, al corregir los errores, la regla subyacente. Mente y cerebro 15/2005

Los métodos de aprendizaje electrónico exigen demasiado de la técnica; también de los alumnos. Cierto que una videoconferencia vía Internet puede enriquecer, pongamos por caso, la clase de lengua extranjera. No obstante estas formas abiertas de aprendizaje sólo adquieren sentido con las contribuciones de los participantes. Requieren, además, una dosis adecuada de conocimiento técnico y de una voluntad de intervenir. De nada sirve el mejor software, si no se puede utilizar la aplicación con soporte informático (webcam) o uno se limita a mirar la pantalla. Los sistemas de administración de contenidos ofrecen una posibilidad más, al permitir introducir material didáctico sobre demanda. A través de ellos se puede acceder en cualquier instante y lugar a textos, imágenes y ejercicios. Los foros de discusión y los “circuitos de mensaje” posibilitan el intercambio entre alumnos y profesores, aunque no con la inmediatez de la comunicación en tiempo real (chat). La introducción de estas técnicas presupone, sin embargo, cierta soltura en su dominio por parte del usuario para poder dirigir por sí mismo el propio aprendizaje. En el año 2004, una investigación de Moti Frank y Abigail Barzilai, del Instituto de Tecnología de Haifa, ponía de manifiesto que no se solía extraer todo el partido posible de las ofertas en la red, entendida como complemento de la clase tradicional, ni por los docentes ni por los discentes. La disposición de los estudiantes a usar Internet con fines escolares, aunque alta, se limitaba en muchos casos a enviar apuntes de clase y preguntas a los compañeros y profesores. Peter Baumgartner, de la Universidad a Distancia de Hagen, señala la ausencia de ideas pedagógicas novedosas y acordes con el medio. En numerosas ocasiones se repiten en Internet las formas clásicas de enseñanza, como clases y seminarios. Hay, sin embargo, amplio margen para la creatividad: una clase de inglés podría sacar mucho más provecho, por ejemplo, de una comunicación en línea a tiempo real con Brighton. Baumgartner, que dirige en Hagen el departamento de técnicas asociadas a la formación, declara que la potencialidad del aprendizaje electrónico se halla lejos de haberse agotado. Propone trascender el “aula virtual”, en la que escolares y maestros cambian impresiones por transmisiones orales (chat), auditivas o de vídeo. Y fomentar el trabajo independiente del tiempo y el espacio, aunque más cooperativo. Lo que acercaría a los alumnos a lo que se les exigirá luego en la vida profesional. Aprender significa comunicar, hallar Mente y cerebro 15/2005

MANFRED ZENTSCH

Técnica con pretensiones

ACTIVAR Y MIRAR. Ordenadores e Internet pueden prestar valiosos servicios también en el aprendizaje.

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Glosario • Aprendizaje colaborador: Elaboración conjunta del saber e intercambio de contenidos y experiencias didácticas. • Aula virtual: Plataforma escolar que ofrece funciones para charlas, audio y videoconferencias. • Chateo, charla (chat ): Comunicación sincrónica (que discurre en tiempo real) sobre una red de ordenadores. • Comunicación asíncrona: Una aportación sigue a la otra, con una separación temporal mayor o menor, como en los foros. • Comunicación sincrónica: Una aportación sigue inmediatamente a la otra; así, en las charlas en línea o en las videoconferencias. • Entrenamiento con soporte de ordenador (CBT): Cursos y materiales didácticos, que se pueden elaborar fuera de línea (off-line ) en el ordenador y que se suelen almacenar en disco compacto o en disco digital versátil

y adaptar las soluciones de los problemas. Internet ofrece para ello posibilidades óptimas. Baumgartner aduce como ejemplos las wikiwebs y weblogs, dos instrumentos adecuados para aprender a crear, elegir y describir la información.

Las redes wiki Con las redes wiki se pueden crear rapidísimamente páginas y conexiones virtuales. Admite que personas distintas entren en las mismas y modifiquen las páginas. El software es fácil de aplicar y si uno se equivoca al buscar, se recupera la versión original a través de las copias automáticas de seguridad. El ejemplo más conocido de una red wiki nos lo ofrece la Wikipedia, una enciclopedia en línea. Innumerables autores aportan su saber sobre lo divino y lo humano en muchas lenguas diferentes. Los weblogs son diarios electrónicos, de uno o varios autores y abiertos a la intervención de cualquiera que lo desee, a través de una función especial de comentario. Uno se puede remitir a muchas entradas. Lo que se busca se convierte automáticamente en información; de ese modo, se van creando diarios de aprendizaje, que, en los casos óptimos, confeccionan capítulos enteros de conocimiento. Los expertos ven precisamente aquí la ventaja de estos instrumentos: ayudan a generar y combinar saber y a establecer así nuevas conexiones. Semejante capacidad fomenta un pensamiento creativo. Pero, ¿cómo se acredita el aprendizaje electrónico en la praxis escolar? Thomas Bartos se aprestó a investigarlo. Evaluó los resultados de los exámenes de estudiantes de la Universidad a Distancia de

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• Entrenamiento con soporte de web (WBT): Los contenidos de aprendizaje están disponibles en un servidor de páginas web, pueden ser solicitados vía Internet y ser trabajados en línea. • Navegación: Gestión del usuario en aplicaciones multimediales; también, oferta de selección de páginas de la red. • Plug-in: programa adicional, por ejemplo, para reproducir vídeos o audios. • Sistema de gestión de contenidos: Banco de datos para almacenamiento y administración de contenidos didácticos. • Tele-tutoría: Asesoramiento a los escolares a través de medios de telecomunicación. • Weblog: Diarios electrónicos de uno o más autores que posibilitan la conexión inmediata de conocimientos. • Wikiweb: Plataforma de comunicación abierta en Internet, en la que se introducen contenidos de procedencia diversa y pueden enlazarse entre sí.

Hagen, que se prepararon para superar la prueba de estadística mediante entornos de aprendizaje ofrecidos por la red. ¿Produce el estudio virtual mejores resultados académicos que el estudio normal de los libros de texto? Bartos llegó al resultado siguiente: sólo cuando los estudiantes, además del programa de autoaprendizaje, utilizaban, a través de los foros y charlas, las ofertas de aprendizaje en grupo con soporte informático, realizaban mejores exámenes. Al parecer, les ayudaba a penetrar en las materias de estudio el intercambio con los demás y la verbalización de sus propios pensamientos. Precisamente para los grupos de estudio con participantes muy alejados en el espacio, este apoyo directo puede constituir una ayuda apreciable.

Aprender a aprender Internet fomenta el estudio cooperativo, al posibilitar el rápido intercambio de ideas y material. En esa idea abunda Ute Linder, del Centro de Aprendizaje Electrónico de la Universidad de Zúrich, quien reclama el asesoramiento de docentes y tutores, si queremos que el método fructifique. Con otras palabras, el aprendizaje virtual se ha de aprender. Deben ser perceptibles no sólo el resultado global, sino también los logros individuales. El aprendizaje electrónico significa a menudo un esfuerzo adicional por parte de profesores y de alumnos, que deben hacer suya la técnica y domeñarla según sus necesidades. El estudio en el aula virtual no suele discurrir sin fricciones. Las interrupciones en las conexiones de Internet, los fallos de plug-in —un programa adicional particular— y otros contratiem-

pos se encargan de atascar la autopista de datos. Por lo demás, de nada vale la técnica más avanzada, si en casa estudiamos rodeados de alboroto: un teléfono que no para o una música estridente no permiten la concentración. A su favor está que el aprendizaje electrónico deja amplia libertad de movimientos. Sin importar las distancias que medien, se montan contenidos, cooperaciones y ayudas entre los individuos. Por ejemplo, los estudiantes de pedagogía de Augsburg cargan sus materiales de los seminarios en la página web del Instituto. También están allí, por correo electrónico, las consultas a la profesora. Así se ahorran muchas molestas idas y venidas a la universidad. Pero no se llegará nunca a una universidad exclusivamente virtual. Por otro lado, nadie pretende renunciar a los actos de presencia. Los estudiantes desean también el contacto directo y el intercambio social. Con todo, métodos mixtos, en las que partes de los seminarios se organicen en línea, deberían ser pronto una rutina, en la que Internet constituirá un componente más del aprendizaje. SUSANNE KEMMER es psicóloga.

Bibliografía complementaria VIRTUELLE SEMINARE IN HOCHSCHULE UND WEITERBILDUNG. DREI BEISPIELE AUS DER PRAXIS. G. Reinmann-Rothmeier, H. Mandl. Huber; Berna, 2001. GEMEINSAM ONLINE LERNEN. VOM DESIGN BIS ZUR EVALUATION KOOPERATIVER ONLINE-ÜBUNGEN. Dirigido por U. Linder y S. Münzer. Bertelsmann; Gütersloh, 2004.

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¿Cuentan mejor los niños asiáticos? En China, los niños de cuatro años saben contar hasta 50, mientras que, a la misma edad, los europeos o norteamericanos apenas llegan a 15. Tal discrepancia se debe a las palabras utilizadas en Oriente para expresar los números, que son más cortas y acordes con el sistema decimal. Ello facilita las operaciones

Michel Fayol

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esde hace 40 años, evaluaciones internacionales han revelado una sistemática superioridad del rendimiento en matemáticas de los escolares del Extremo Oriente (Japón, China y Corea) sobre los niños occidentales (Francia, Alemania, Estados Unidos, etcétera). La última encuesta realizada por la OCDE viene a confirmar las tendencias anteriores. En el conjunto mundial, Francia ocupa un puesto honorable (12o), no lejos de Suecia, Dinamarca o Canadá, pero se sitúa muy por detrás de Hong Kong (1o), Corea (3o) o Japón (5o). La situación no es nueva. En Estados Unidos provocó una reacción general en un acalorado debate; el país aparece en el vigésimo lugar de la clasificación actual; a su lado, España. Se han efectuado en EE.UU. una serie de investigaciones dirigidas a determinar el origen de la superioridad de los países asiáticos y los magros logros de los escolares nacionales. Los resultados de numerosas encuestas, experimentos y observaciones han revelado el impacto de un conjunto de factores, que son, fundamentalmente, la lengua del país, el medio familiar y los métodos pedagógicos. Nuestros conocimientos actuales no permiten todavía determinar la respectiva importancia de estos factores ni sus posibles interacciones. Los diversos resultados obtenidos han llevado a preguntarse sobre las facultades matemáticas de los seres humanos e incluso sobre las de otras especies. En los últimos veinte años se han multiplicado los trabajos relativos a las facultades aritméticas elementales de adultos y de niños, así como de los procesos cognitivos que intervienen en su movilización e implanMente y cerebro 15/2005

tación durante el período de crecimiento. Se ha estudiado, por ejemplo, cómo se efectúa el cálculo de sumas sencillas, de qué factores dependen la exactitud y la rapidez de tales cálculos, cuáles son los errores que se cometen y cuándo, cómo y por qué aprenden los escolares a superarlos. Los datos ahora disponibles hacen resurgir una fascinante mixtura de factores determinantes biológicos y de influencias culturales, que vamos a examinar.

Bebés “calculadora” Hallamos los primeros datos en las sorprendentes facultades de los recién nacidos, quienes, evidentemente, no han tenido todavía ni tiempo ni ocasión de adquirir por contacto con el ambiente las facultades que demuestran poseer. El segundo grupo de resultados aparece con el acceso a las conductas simbólicas —lenguaje, dibujo, etcétera— que se desarrolla durante dos períodos: el primero, que se extiende desde los 18 meses hasta los 5 años, aproximadamente, se caracteriza por adquisiciones que los niños realizan de forma involuntaria (el llamado aprendizaje implícito) y sin que el ambiente les obligue a ellas; el segundo, que comienza con la escolarización, corresponde a aprendizajes explícitamente buscados por la sociedad. No trataremos aquí de éstos, pues dependen de la enseñanza que reciban. Cuando se le muestran a un pequeñín de seis meses imágenes sucesivas en las que aparece siempre un mismo número de cuentas (una, dos o tres), se observa que la atención del recién nacido disminuye al cabo de algunas presentaciones: el bebé se ha habituado. Podemos entonces enseñarle una cantidad distinta de la primera. Si, por ejemplo, los conjuntos fueron de tres elementos, se le muestran después conjun-

tos de dos o de cuatro. ¿Qué ocurrirá con su atención? ¿Aumentará –-traduciendo así que ha percibido una diferencia con respecto a los conjuntos de tres elementos-–, será la misma o disminuirá? Sólo en el primer caso se podría concluir que el bebé ha detectado una diferencia. Los datos disponibles indican que la atención de los recién nacidos aumenta cuando, tras la habituación a tres elementos, le son presentados dos; en cambio, no aumenta con cuatro. Se deduce que estos niñitos distinguen el número dos del tres, pero no el tres del cuatro. Numerosas investigaciones basadas en esta técnica han permitido revelar la existencia de dos capacidades muy precoces, que se presume subyacen al desarrollo ulterior de aptitudes numéricas. Examinémoslas. Para empezar, los pequeños son capaces ya de apreciar las diferencias entre uno y dos, y entre dos y tres, pero solamente cuando estas cantidades van asociadas a cambios en dimensión, sea ésta la longitud, la superficie o el brillo. Distinguen fácilmente entre una y dos manzanas, pero tienen mayor dificultad para distinguir una manzana de dos medias manzanas, porque la cantidad es la misma.

El primate, el niño y el adulto Aprecian los cambios de cantidad consecuentes a las modificaciones de tamaño, color o luminosidad. Pueden observar que una escena cuenta con un personaje menos, porque ha cambiado el volumen ocupado o la intensidad luminosa. El número no es más que un aspecto asociado a estas modificaciones; de aquí que se haya creído que los niños son capaces de tratar con precisión cantidades pequeñas. Esta aptitud, limitada a parcos conjuntos de elementos, no es de carácter específicamente numérico.

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S. GUIRAUD JARIBU PROD

1.

CIERTOS INDIOS de la Amazonía carecen de palabras para designar cantidades mayores de dos o tres. No obstante, son perfectamente capaces de comparar cantidades.

cantidades observadas)? La interrogante sigue abierta. Los niños, al cabo de algunos años, efectúan adquisiciones de tres categorías: secuencia convencional de nombres numerales (uno, dos, tres... lo que constituye un aprendizaje verbal), capacidad para la enumeración (la facultad, por ejemplo, de utilizar palabras y gestos para enumerar una colección) y, por último, capacidad de efectuar las primeras operaciones aritméticas. Estas tres adquisiciones tienen lugar sin que los adultos procedan a la enseñanza explícita y sistemática de saberes y destrezas. Antes bien, los aprendizajes correspondientes se realizan como resultado de interacciones suscitadas por el contexto situacional, en condiciones todavía mal conocidas y poco estudiadas.

A los cuatro años, los niños chinos superan a los occidentales Los niños adquieren en primer lugar la secuencia de los nombres numerales (uno, dos, tres, etcétera) que corresponden a su lenguaje y su cultura. Esta adquisición suscita problemas específicos, que se evidencian en la comparación de los sistemas lingüísticos de Extremo Oriente y los occidentales. Resulta así que hasta la edad de tres años, aproximadamente, los rendimientos de los niños chinos son equivalentes a los de los niños norteamericanos, cuando se les pide ir contando verbalmente lo más lejos posible. De hecho, lo mismo unos que otros tienen que memorizar la sucesión de los primeros nombres numerales (de uno a diez).

2.

LOS SIMIOS CUENTAN PARA CONSEGUIR UN PASTEL. Inicialmente son capaces de distinguir la mayor de dos cantidades (en este caso, puntos gruesos dibujados en una caja) cuando la diferencia entre las dos cantidades resulta palmaria. Para empezar, el simio aprende que hay un pastel dentro de la caja señalada con dos puntos y no con uno. Aprende después a comparar números de puntos más importantes. Lo mismo que dos es mayor que uno, seis es mayor que cuatro.

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Aparte de esta primera facultad, los niños de seis meses son capaces de distinguir cantidades mucho mayores, a condición de que la relación entre ellas sea palmaria. Discriminan, por ejemplo, entre 4 y 8, entre 8 y 16, y entre 16 y 32 (cantidades cuya relación es de 1 a 2), pero no entre 8 y 12, ni entre 16 y 24 (que están en la relación de 2 a 3); una destreza tal se alcanza hacia los 9 meses. Esta capacidad no es específica de los bebés humanos. Ha sido evidenciada en primates (véase la figura 2) y en humanos adultos a los que se impide contar utilizan-

do numerales (véase la figura 3). Ha sido igualmente comprobada en los indios de la Amazonía, que no disponen de nombres numerales para más de dos o tres. Estas observaciones inducen a pensar que los humanos comparten con otras especies una representación de las cantidades que no está fundada en símbolos abstractos. Dicha representación permite diferenciar cantidades que se distinguen claramente, como 20 y 30, por ejemplo, pero no entre 20 y 21. En resumen: cuanto más “distantes” sean las cantidades, tanto más fácilmente discernibles (véase la figura 4). A juicio de ciertos investigadores, esta representación constituye el fundamento de desarrollos ulteriores en matemáticas. Pero esta opinión no es compartida por otros, que plantean una cuestión esencial: ¿evolucionan las capacidades preverbales de forma continua (o discontinua) hacia el posterior manejo de sistemas simbólicos, los cuales dependen de la cultura y del lenguaje? Los estudios demuestran que el lactante cuenta con un “automatismo de marcha” cuando se le sostiene por las axilas, pero que la deambulación del adulto nada tiene que ver con esta coordinación instintiva, como si esta capacidad inicial desapareciera y nunca se volviera a utilizar en lo sucesivo. La misma cuestión se plantea en psicología cognitiva al respecto de la capacidad de contar. ¿Es, o no, cierto que las capacidades que la enumeración moviliza en el adulto se fundan en las facultades preverbales de los pequeñines (cuando el niño no asociaba todavía nombres numerales a los números de las

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3. CUANDO EL HOMBRE SE RECONVIERTE EN SIMIO. Si un adulto es capaz de Pero después, a los cuatro años, y todavía más a los cinco, se abre un hiato entre los niños asiáticos, cuyos rendimientos mejoran muy deprisa, y entre los norteamericanos, quienes, al igual que el conjunto de los niños occidentales, progresan con mayor parsimonia. Ello guarda relación con las características de los sistemas verbales de numeración. El sistema de los chinos y los coreanos muestra con claridad el empleo de la base diez (se dice “diezuno” para expresar once; “diez-cinco” para quince, “tres-diez-ocho” para treinta y ocho), mientras que en los sistemas occidentales tal relación no aparece hasta más avanzada la cadena verbal (dieciséis, en español, dix sept en francés y todavía más adelante, en inglés). La situación se torna más complicada para los chiquillos franceses, por la existencia de decenas complejas: soixante-dix para expresar setenta, y quatre-vingts y quatre-vingts-dix para ochenta y noventa, respectivamente. Esta complicación retarda el aprendizaje y constituye una fuente de errores. La adquisición de la sucesión de nombres numerales influye directamente en la capacidad de manipulación mental de cantidades. Esta serie permite evocarlos, combinarlos y recordarlos; como acabamos de referir, depende del sistema propio de cada lengua. Suscita problemas concretos vinculados, por ejemplo, a la regularidad y la sistematicidad de la construcción de los nombres numerales complejos. Por otro lado, este tipo de adquisición da cuenta, al menos en parte, de las diferencias observadas entre los niños asiáticos y los occidentales, antes de su escolarización. Vemos así que, a los tres años, lo mismo los niños asiáticos que los norteamericanos saben contar hasta 9 o 10. Pero a los cuatro años la situación es muy diferente: los niños chinos saben contar hasta las cercanías de cincuenta, mientras que los estadounidenses sólo alcanzan la vecindad del quince. También permite comprender la causa de que los Mente y cerebro 15/2005

distinguir 11 de 12, ello se debe tan sólo a su capacidad para manejar cifras mentalmente. Esta manipulación de símbolos se funda en una pronunciación silenciosa de los numerales que van de 1 a 12. Si se le impide la pronunciación silenciosa de las cifras, por ejemplo, haciéndole decir “BA-BA-BA” en voz alta, lo que activa las facultades de pronunciación, le resulta difícil establecer la diferencia. En tal caso, sólo logra distinguir cantidades muy dispares.

niños asiáticos aprendan más fácilmente que los occidentales a escribir los números en cifras indoarábigas (11, 25, 43, etc.). ¿Por qué razón? Sencillamente, porque los primeros observan en el código indoarábigo una organización en base 10 (10, 11, 12, 13, etc.) que los segundos no pueden percibir tan fácil y precozmente en la denominación verbal de cantidades complejas (quince o treinta y siete, por ejemplo). Esta adquisición ejerce asimismo efectos indirectos asociados a la velocidad de pronunciación de los numerales: cuanto más rápida, más factible resulta la retención de muchos nombres numerales en la memoria temporal, como en el caso de que se hayan de efectuar cálculos. Recíprocamente, cuanto más tiempo requiere la pronunciación, menores son las posibilidades de retención en la memoria y de ejecución de cálculos. Aunque este factor no sea el único capaz de explicar las diferencias de rendimiento entre los niños asiáticos y los occidentales, es muy plausible que contribuya a ello. Los estudios que se han ocupado de la evolución de los niños en el decurso de la escolarización elemental revelan, en efecto, que los asiáticos se valen de las mismas estrategias que los jóvenes occidentales en la resolución de las operaciones. Sin embargo, la distribución de tales estrategias se diferencia muy rápidamente. Los niños asiáticos recurren más rápidamente a las estrategias más evolucionadas, porque disponen para aprenderlas de más “espacio de memoria”, al ser ésta poco solicitada por el número propiamente dicho. Imaginemos, sea por caso, que haga falta memorizar: “Siete por ocho son cin-

cuenta y seis”. Aunque la pronunciación del numeral “siete” pueda parecer breve, en realidad es bastante larga desde el punto de vista fonológico. Mucho más larga, en todo caso, que una sílaba corta, como “di”, “ra”, o “la”. De igual modo, “cuatro”, “cinco”, “seis”, “siete”, “ocho”, “nueve”, “diez” son palabras de pronunciación relativamente larga, pese a las apariencias. La lentitud de la pronunciación limita en los niños occidentales los recursos de atención disponibles; para éstos, la pronunciación de la frase “Siete por ocho son cincuenta y seis” es más larga y, por ello, más difícil de memorizar. En consecuencia, memorizan menos fácilmente los resultados de las operaciones. Las propiedades de la lengua china, de sus nombres numerales y de la regularidad con la que son construidos en la base diez, favorecen el rendimiento numérico. ¿Cómo pueden los países occidentales superar las mayores dificultades que entraña el aprendizaje de los números con respecto a los asiáticos? Entre los métodos ideados se hallaría el de enseñar la numeración como si contásemos en chino: se diría “diez-uno” en lugar de once, “diez-dos” en lugar de doce, etcétera. ¿Resultaría ventajoso aplicar este método de forma general? Los aspectos culturales vinculados a las características de las lenguas y a las modalidades de la denominación de cantidades contribuyen pronto a la discrepancia en los rendimientos previos a toda escolarización. Estas diferencias provienen de conocimientos implícitos que los niños adquieren con ocasión de interacciones cotidianas, y que ejercen una notable influencia sobre los aprendi-

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99 900

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TIEMPO DE REACCION (EN MILISEGUNDOS)

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¿MAYOR O MENOR QUE 50?

500 0

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MENOR

MAYOR

NUMERO QUE SE HA DE COMPARAR CON 50

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NIÑOS Y ADULTOS saben distinguir cantidades. Pero cuanto más cercanas son, más difícil resulta su comparación, más abundan los errores corrientes y más se tarda en llegar al resultado. Si se le pide a un niño (o a un adulto) que indique si un número es mayor o menor que 50, el tiempo de reacción será tanto menor, y los errores tanto menos frecuentes, cuanto más importante sea la distancia entre el número dado y 50.

zajes posteriores: por ejemplo, sobre el de la numeración escrita utilizando las cifras árabes o el de las operaciones aritméticas. La cultura y los sistemas verbales de numeración influyen sobre la edad de las primeras operaciones y sobre la eficacia con la que son realizadas.

No basta poder enumerar para saber contar La adquisición siguiente tiene que ver con la enumeración: al enumerar cinco objetos o al entregar tres bombones se movilizan capacidades verbales y motrices, así como conocimientos. Han sido descritas sus etapas y características principales. Se sabe que a partir de los cuatro años, los niños se encuentran en situación de enunciar la secuencia de los nombres numerales, aunque sea de modo imperfecto, y de poner sistemáticamente en correspondencia los nombres numerales (uno, dos, tres) con los elementos de un conjunto, que van señalando con el dedo (por ejemplo, señalan con el dedo cada una de las fichas de un conjunto de siete). Son, por lo general, capaces de detectar los errores que comete una muñeca que simula la enumeración, sea porque infringe la ordenación de la secuencia de numerales, sea porque olvida designar un elemento (o porque lo cuenta dos veces). ¿Cómo es posible que tales rendimientos sean tan precoces? Los datos aportados por antropólogos que han estudiado a los indios amazónicos demuestran que la acti-

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vidad de enumeración no aparece en todas las culturas. Requiere, cabe presumirlo, la presencia de adultos que, por una parte, se la exijan a los niños y, por otra, les suministren ejemplos procedimentales. Son varios los problemas pendientes. Para empezar, los datos disponibles sugieren que los niños experimentan dificultades importantes y duraderas para adquirir el significado de la actividad de enumeración y poder asociar un nombre numeral a una cantidad, aunque sea pequeña (dos, tres). Así, por ejemplo, si se le pide a un niño que vaya designando los objetos de una colección al tiempo que los cuenta en voz alta, y se le pregunta al terminar cuántos elementos hay en ella, a menudo se ve obligado a volver a empezar, porque antes de los tres años y medio no llega a comprender que el número de elementos corresponde al último número pronunciado (véase la figura 5). Tal parece que la comprensión de que el lenguaje codifica el crecimiento de la cantidad por el puesto que ocupa cada nombre numeral constituye un problema durante largo tiempo. A los niños les resulta difícil comprender cómo está representado en el lenguaje el aumento de las cantidades. Dificultad que pudiera ser consecuencia de la utilización del lenguaje. De hecho, no existe ninguna analogía que permita comprender que el numeral “cuatro” corresponde a una cantidad mayor que el numeral “tres”, salvo por el hecho de que “cuatro” es posterior a “tres” en sucesión

de los nombres de números. El lenguaje codifica el aumento en la cantidad mediante una relación de orden: el número que va detrás es mayor. La dificultad podría quedar atenuada recurriendo a un sistema de representación analógica. El 1, por ejemplo, podría ser pronunciado “a”, el 2, “ab”; el 3, “aba”; el cuatro, “abab”, etcétera. De este modo, el aumento de la cantidad se traduciría en un aumento en la duración de la pronunciación de la palabra representante de esta cantidad, lo que haría las cosas más intuitivas, como lo hace la utilización de los dedos. Por otra parte, los datos obtenidos de las observaciones efectuadas en la Amazonía sugieren que la representación de cantidades mediante los dedos no es un procedimiento común a todas las culturas. Además, las modalidades de tal empleo difieren de una cultura a otra; en unas, las cantidades son codificadas alzando los dedos, y en otras, doblándolos. La adquisición de una u otra modalidad depende, obviamente, de la observación de otros, es decir, de la imitación. Sin embargo, el uso de los dedos podría ser beneficioso, pues permite la representación de variaciones en la cantidad vinculando estas variaciones con los nombres numerales (o con cualquier otra forma de representación simbólica). El empleo de los dedos facilitaría, asimismo, la comprensión de otras propiedades de la enumeración; por ejemplo, que el orden en que se efectúe la enumeración no cambia el número de elementos de la colección (ya sea de derecha a izquierda, o a la inversa, o incluso, comenzando por los elementos centrales). Los niños tienen dificultades para comprender que se puede comenzar el recuento donde se quiera. Si nos presentan cinco fichas, sabemos que, si se comienza a contar en la ficha central, contando después las situadas a la izquierda y, por último, las de la derecha, el resultado será idéntico al obtenido yendo de izquierda a derecha. Al parecer, tales propiedades dependen de condiciones culturales en mayor medida que las anteriores, como, por ejemplo, de la observación de los comportamientos de otros, y les plantean dificultades a ciertos niños. Los niños deben aprender también a transformar cantidades, efectuando adiciones o detracciones: averiguar cuántas bolas quedarán si ya tiene tres y se le dan otras dos. No se trata, hablando estrictamente, de efectuar sumas y restas. En efecto, para que haya suma o resta es necesario que los niños comprendan que cada operación es inversa de la otra, cosa poco probable entre los más pequeños. Sin embargo, desde muy pronto, los niños detectan cuál de las dos colecciones consta de más elementos. Mente y cerebro 15/2005

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5. También se dan cuenta, desde una fase temprana, que una aportación o detracción modifica la cantidad. Ni siquiera tienen necesidad de recurrir a la enumeración. En cambio, al pasar de tres o cuatro, precisan contar. ¿De qué modo proceden? Han sido filmados niños mientras procedían a resolver operaciones elementales, ayudándose de materiales (fichas o bolas) y sin ellos. Y se ha podido comprobar que, desde muy pronto, ponen en práctica diversas estrategias. Supongamos que niños de cinco años tengan que determinar cuántos bombones o bolas se obtendrán al reunir dos conjuntos, uno de dos y otro de tres elementos. Algunos reúnen los dos conjuntos y recuentan la totalidad obtenida: es la estrategia más primitiva, que se observa a partir de los cuatro años. Otros cuentan el primer conjunto (dos) y después continúan la cuenta con los elementos del segundo (tres, cuatro, cinco). Hay otros, todavía, que permutan los términos de la operación (2 más 3 → 3 más 2): comienzan por tres, continuando a partir de ahí (cuatro, cinco). Los niños “economizan”, pues, tiempo y esfuerzo. Estudios longitudinales (paralelos al crecimiento del niño) han seguido la evolución de las estrategias de resolución de tales operaciones y han revelado que los niños descubren por sí solos la conveniencia y la práctica de la permutación; no es necesario que nadie se la enseñe o les entrene. Recurren a los dedos con bastante frecuencia; algunos los utilizan como sustitutos de los objetos a enumerar, y cuentan los dedos y no las bolas o los bombones. Algunos otros se valen de los dedos con el papel de memoria externa, sin usarlos para contar. Otros, por último, cuyo número aumenta con la edad, encuentran directamente el resultado de memoria (2 más 3 son 5). El empleo de las diversas estrategias varía en función de la edad. Al ir creciendo, los niños abandonan las estrategias primitivas y recurren con frecuencia creciente a la rememoración directa de resultados que ya conocen. Tal conocimiento depende de la práctica, y varía en función del tamaño de los números; cuanto mayores son éstos, más recurren los niños al recuento y a los dedos. En consecuencia, la Mente y cerebro 15/2005

DE NADA SIRVE CONTAR si no se retiene su finalidad. Los niños pequeños cuentan y cuentan, pero si se les pregunta cuántos objetos componen la colección, no siempre comprenden que la cantidad corresponde al último número que han empleado en su recuento. Tienen entonces que volver a contar y memorizar este último número.

rememoración directa de los resultados se vuelve más rara. También varía en función de la “personalidad” de los niños: algunos, aunque capaces de hallar el resultado de memoria, prefieren contar para asegurarse de la exactitud del resultado. Depende, por último, de las circunstancias: sin duda, la situación escolar invita a la precisión más que el juego. No obstante, se conocen deficientemente cuáles son las influencias respectivas de estos distintos factores y de qué modo se articulan a lo largo del desarrollo. Los niños de seis a diez años disponen, para cada operación, de dos procedimientos cuando menos: el recuento (4 + 3 → 4, 5, 6, 7; 4 × 3 → 4 + 4 + 4) y la rememoración directa de los resultados (4 + 3 → 7; 4 × 3 → 12). Si bien cada uno presenta ventajas e inconvenientes, la segunda (más rápida y eficaz) reduce la cantidad de atención que la resolución requiere. Ciertos niños, empero, no logran recurrir al segundo de estos métodos; otros cometen errores.

Animemos a usar la aritmética La memorización del conjunto de las tablas de sumar, por no hablar de las de multiplicar, no es perfecta en la mayoría de los niños (ni de los adultos). Las sumas de números “grandes” (por ejemplo, 8 + 7) se siguen efectuando por recuento en muchos casos, están sujetas a errores y su realización es bastante larga. Para que la memorización se consiga de forma completa se exige que la escuela la imponga, la valore y garantice su práctica. Esta inversión tiene un costo: en la cultura de ciertos países, como China, se valora la aritmética, mientras que en Francia (por no hablar de nuestro país) la aritmética no es objeto de tanta atención en los niños, ni en la vida corriente ni en la escuela. Posiblemente conviniera asignar más horas a la enseñanza de esta materia. El Extremo Oriente tiene una cultura de “contar bien”, pero ello no es debido a posibles diferencias biológicas entre chinos y europeos: tenemos el mismo cerebro.

Como hemos visto, los bebés, antes de aprender a hablar, gozan de unas mismas capacidades para detectar y discriminar entre cantidades pequeñas (hasta tres), sobre todo, cuando las diferencias están asociadas a diferencias de longitud o de volumen. Estos lactantes son capaces también de distinguir cantidades más importantes, a condición de que las diferencias sean lo bastante acusadas (en la relación de 1 a 2, por ejemplo). ¿Por qué cambia todo desde el momento en que aprenden a hablar? Porque las palabras de la lengua china que sirven para designar los números guardan mayor coherencia con el sistema decimal, y son de pronunciación más rápida, lo que libera espacio de memoria para realizar operaciones. Por último, la sociedad y la escuela asiáticas conceden una importancia mayor a la aritmética, a la que dedican más tiempo y atención, lo que verosímilmente contribuye a la situación actual, desfavorable para nosotros. El lenguaje es sin duda difícil de modificar, pero las decisiones políticas relativas a la enseñanza nos pertenecen. MICHEL FAYOL es director del laboratorio de psicología social y cognitiva en la Universidad de Clermont-Ferrand.

Bibliografía complementaria L’ENFANT ET LE NOMBRE. M. Fayol. Delachaux & Niestlé, 1990. APPRENTISSAGES NUMÉRIQUES. J.-P. Fisher. Presses Universitaires de Nancy, 1992. LA BOSSE DES MATHS. S. Dehaene. O. Jacob, 1997. LE DÉVELOPPEMENT DES ACTIVITÉS NUMÉRIQUES CHEZ L’ENFANT. J. Bideaud y H. Lehalle. Hermès, 2002. COMMENT LES ENFANTS APPRENNENT À CALCULER. R. Brissiaud. Retz, 2003. LA COGNITION NUMÉRIQUE. M. Pesenti y X. Seron. Hermès, 2004.

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Sensibilidad animal

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Nadie que tenga trato frecuente con animales de compañía dudaría en afirmar que éstos sienten alegría y afecto, miedo y pena. Pero, ¿pueden equipararse tales sensaciones a los sentimientos humanos?

CORBIS

Klaus Wilhelm

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e la nube de polvo del horizonte surgen con gran estrépito manadas de elefantes. Los animales salvajes baten las orejas, se mueven en círculos, barritan, trompetean y alzan la trompa con un sonido grave y profundo. Parecen reconocerse; diríase que celebran una reunión familiar. Anotación habitual en los libros de viajes por la sabana africana, Joyce Poole las ha descrito innumerables veces en una investigación de campo de varios años. En su opinión, no cabe duda de que se alegran al encontrarse de nuevo los viejos camaradas. Otros naturalistas reseñan la congregación de la manada en torno a una cría nacida muerta: los paquidermos empujan con sus trompas el cuerpo inerte del pequeño como si quisieran devolverle el aliento. Durante días velan el cadáver con las orejas caídas. Cuando enferma un miembro de la manada o es alcanzado por las balas de un cazador furtivo, acarician, protegen y cuidan al elefante herido hasta que se yergue de nuevo sobre las patas.

Bernd Würsig, de la Universidad A&M de Texas, ha explicado el comportamiento de apareamiento de las ballenas de la costa argentina. Dos ballenas francas, Butch y Aphro, siguieron un puntilloso ritual de cópula que se iniciaba con delicados rozamientos. Se enredaban luego sus cuerpos poderosos y se fundían sus aletas en un abrazo. Una vez que el macho penetró a la hembra, la pareja continuó abrazada cierto tiempo sobre la superficie marina antes de sumergirse, aleta con aleta, en la profundidad y desaparecer. Würsig está convencido de que las ballenas de su relato se hallaban “enamoradas”.

tra, un amplio margen a las interpretaciones personales. Durante decenios se negó que los animales sintieran emociones. Hoy han pasado al primer plano de la investigación, reconoce Norbert Sachser, etólogo de la Universidad de Münster, para quien los mamíferos, por lo menos, tienen emociones. Lo único controvertible sería, apostilla, su naturaleza e intensidad. No debe olvidarse, sin embargo, que quien adscribe sentimientos a los animales, corre el riesgo de caer en la trampa antropomórfica, que, al margen de los criterios de la ciencia, tiende hacia la humanización de la conducta animal.

Naturaleza de las emociones Estas observaciones etológicas constituyen, sin duda, una vía para aproximarse al fenómeno de las emociones animales. Mas, por mucho que nos conmuevan tales relatos, la aproximación científica exige cierta cautela. De entrada, no suponen ninguna demostración de la existencia de emociones animales. Sí abren, por con-

¿Para qué sirve el sentimiento? Muchos investigadores han reflexionado sobre la cuestión. El propio Charles Darwin (1809-1882) consagró un libro entero a la “expresión de las emociones por los hombres y los animales”. Dada la estrecha semejanza, nadie se atrevería a negar las emociones a los animales, afirmaba el

Los ratones valientes, un modelo animal para investigar la personalidad

AG. FOCUS / PASCAL AMOS REST

La industria farmacéutica opera con el supuesto de que los animales pueden sufrir angustia, lo mismo que el hombre. De lo contrario, las inversiones en la búsqueda de medicamentos que combatan los estados de angustia habrían fracasado desde el principio; la verdad es que esa emoción ha sido la más intensamente explorada. La angustia de los ratones se cuantifica en el “laberinto alto en cruz”. De un vástago con una altura aproximada de un metro emergen cuatro ramales horizontales, perpendiculares entre sí (véase la figura). Dos de estos ramales tienen paredes, es decir, están protegidos, y los otros dos, no: si el ratón da un paso en falso, caerá desde una gran altura. Si se coloca a un animal

en el centro de este laberinto cruciforme elevado se desplazará preferentemente por las vías amuralladas. Sin embargo, a veces pierde el miedo, se envalentona y da unos primeros pasos por los ramales desprotegidos. Si se administra al ratón un compuesto que reduce la angustia humana, se mueve sin remilgos por los ramales abiertos. Lo ha comprobado experimentalmente Norbert Sachser, de la Universidad de Münster. El equipo de Sachser ha explorado, también con animales, de qué forma influyen la experiencia y los procesos de socialización en la angustia. Para ello, obtuvieron cepas de ratones genéticamente idénticos, es decir, con la misma capacidad hereditaria de angustia. Un grupo de estos ratones tuvo que desarrollarse en las jaulas austeras habituales y el otro lo hizo en una jaula de lujo con objetos para trepar, tubos y otros juguetes. Cuando el grupo de Münster trasladó los animales al laberinto alto, la reacción de unos difirió por entero del comportamiento de los otros. Los ratones criados en la jaula austera apenas exploraron los ramales abiertos, es decir, evidenciaron una angustia manifiesta. Los ratones que crecieron en un parque de atracciones resultaron mucho más valientes y se aventuraron por el terreno peligroso en un número mucho mayor de ocasiones. Sachser ha descubierto que la angustia encierra un condicionamiento genético que puede modificarse a través de los procesos de socialización de la primera infancia. Así, el contacto precoz con otros individuos de la misma especie, al igual que ocurre con los seres humanos, confiere una seguridad social y amortigua la angustia en las etapas posteriores de la vida; por el contrario, la falta de contacto tiende a elevarla. Tal parece, al menos. EN LA ENCRUCIJADA. El ratón puede elegir entre las vías inseguras y las protegidas con barandas. La dirección depende de su angustia.

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padre de la teoría de la evolución. Konrad Lorenz (1903-1989), uno de los bastiones de la etología del siglo XX, tardó en abordar el tema, desde una óptica reduccionista. Para él, abejas, ranas o gatos, en definitiva, cualquier especie animal, son biomáquinas carentes de sentimientos: se limitan a ejecutar un programa predeterminado de conducta. Con el tiempo, esa tesis radical ha cedido el sitio a otra más matizada. ¿Para qué necesitan los animales y las personas las emociones? Según la teoría evolucionista de Darwin, todos los organismos cumplen un objetivo: reproducirse con la frecuencia y calidad oportunas. Es muy probable que, para alcanzar esa meta, los gusanos, los insectos o las medusas se conformen con seguir fríamente un estricto patrón de conducta. Con los vertebrados comienzan las complicaciones. De los peces a los mamíferos, pasando por anfibios reptiles y aves, todos exhiben un comportamiento, muy flexible, que no se atiene a cánones rígidos. ¿Cómo saber, entonces, cuál es la conducta que mejor garantiza la supervivencia y reproducción de leones, ratones, monos o personas? ¿Y qué otros comportamientos no lo hacen? Una misma es la respuesta: las emociones. Según Sachser, el individuo que asocie las emociones positivas a una acción determinada, procurará que se dé en el futuro esa misma situación. De modo coherente, evitará las circunstancias peligrosas que hubieran desencadenado sentimientos negativos en el pasado. Por eso, a lo largo de la evolución de los animales superiores, los individuos que han dispuesto de programas abiertos de conducta y de emociones gozaron de ventaja. En el marco de esa interpretación, el que los animales posean emociones sólo significa, en principio, que su cerebro reacciona ante ciertos acontecimientos e individuos con la excitación de las neuronas situadas en una determinada red, excitación que es consecuente a una conducta ya experimentada.

Clasificación de Damasio Ahora bien, ¿sienten igual que nosotros? Conviene tener presente que no hay unidad de criterio a la hora de definir los conceptos fundamentales: emociones, sentimientos y afectos. Antonio Damasio, de la Universidad de Iowa, distingue

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EL MOLUSCO APLYSIA constituye un modelo animal muy socorrido en las investigaciones sobre aprendizaje. Ello se debe en buena medida a la simplicidad de su sistema nervioso.

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2.

gorilas dominantes fanfarronean para ganarse el respeto de su grupo, los lobos de menor rango de la manada exhiben signos de sumisión y algunos perros manifiestan signos inequívocos de turbación cuando han realizado algo prohibido. No obstante, según Damasio, se trata, como en el caso de las emociones primarias, de mecanismos congénitos y mayoritariamente automáticos de control vital. Sólo los sentimientos, declara Damasio, traducen el estado momentáneo del alma y del cuerpo en el lenguaje intelectual. Quien se encuentra bien o feliz, per-

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entre emociones primarias, emociones sociales y sentimientos. A las primeras pertenecerían el miedo, la ira, el hastío, la sorpresa, la tristeza y la felicidad, que también se dan entre muchos animales. Hasta Aplysia manifestaría angustia: su presión sanguínea y su frecuencia cardíaca se elevan y el animal se contrae cuando se tocan sus branquias. Estos elementos corresponden, según el neurólogo de origen portugués, a la angustia y

no a reflejos clásicos; se trata de reacciones complejas perfectamente reguladas. Estos organismos producen sin deliberación las emociones citadas. Para Damasio constituyen ejemplos de emociones sociales la compasión, la timidez, la vergüenza, la culpa, el orgullo, los celos, la envidia, el agradecimiento, la admiración, la indignación o el desprecio. Sin embargo, ninguna de ellas se limita exclusivamente a la especie humana: los

ARCO / P. WEGNER

DIVERTIDO. El orangután de Sumatra chapotea en el agua por puro placer, o al menos eso parece.

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cibe primero de manera consciente que su cuerpo se halla en un determinado estado. Para ello precisa de la actividad de diversas estructuras somatosensoriales de la corteza cerebral que representan las regiones del cuerpo y sus estados. Resulta, además, imprescindible la reflexión simultánea sobre cosas que, en este caso, sintonicen con la “felicidad” o el “bienestar”.

Objeciones contra las lucubraciones de Damasio La capacidad de autorreflexión de los animales resulta difícil de probar. Por eso, Damasio cree que los chimpancés manifiestan posiblemente simpatía por otros seres vivos, si bien sólo las personas son conscientes de sentir tal simpatía. En lo demás se muestra muy reservado con relación a los sentimientos animales. Jaak Panksepp admite que sólo las personas están capacitadas para reflexionar sobre los sentimientos merced a las funciones cognitivas que les otorga su neocorteza desarrollada. Por eso, sólo las personas pueden manipular y fingir sus sentimientos, ya sea como actores, compositores o incluso dictadores, que juegan con los afectos de la masa. Pero Panksepp se muestra reticente ante las opiniones de Damasio. Los sentimientos, defiende, no necesariamente tienen que ver con la reflexión; los animales podrían sentir emociones en algún grado. Mientras Damasio adscribe los sentimientos a la función de una neocorteza, muy desarrollada en la especie humana, Panksepp asigna las raíces de las emociones vividas a estructuras filogénicamente mucho más arcaicas, que compartimos con todos los mamíferos.

Base observacional La búsqueda de una base experimental no ha cejado. El grupo de Naomi Eisenberger, de la Universidad de California en Los Angeles, recurrió a la técnica de resonancia magnética para registrar la actividad cerebral de probandos que se sentían socialmente discriminados. Los investigadores provocaron esta sensación tras invitar a los participantes a un juego virtual en el que tres “actores” se pasaban una pelota en la pantalla. A los probandos se les hizo creer que detrás de los otros dos jugadores se ocultaban personas reales, siendo así que todo estaba controlado desde un programa informático. Durante el juego había fases en las que sólo se pasaban el balón los actores dirigidos por la computadora, olvidándose del tercero, el probando situado en el tomógrafo de resonancia magnética. Esto hizo que los probandos, como confesaron luego, se sintieran verdaderamente zaheridos. Mente y cerebro 15/2005

3.

EN LA NIEVE. El joven macaco ha preparado una bola. Algunos etólogos creen que los animales juegan para disfrutar.

En esos momentos, las proyecciones del estado interno del cerebro delataban las regiones cerebrales con una actividad intensa en ese instante: la mayor actividad correspondió a la parte anterior de la circunvolución del cuerpo calloso que pertenece al sistema límbico. En otros trabajos previos se había observado una activación adicional del tálamo y del tronco cerebral en los períodos de tristeza.

Experimentos con cobayas Si se separa de la madre a crías de cobaya, se resienten zonas del cerebro similares a las mencionadas. Con Panksepp podemos afirmar que la red tejida entre el tronco cerebral, el hipotálamo, la ínsula y la circunvolución del cuerpo calloso,

presente en el resto de mamíferos, desencadena sentimientos que regulan la conducta. El sentimiento de soledad y abandono, con el estrés consiguiente, refleja mecanismos antiquísimos sobre los que se edifica, en las personas, la tristeza. Los cuadernos de campo de los zoólogos recogen observaciones de muy diversa índole sobre formas de disfrutar en el mundo animal. En la pluviselva de Sumatra, los orangutanes se bambolean sobre las ramas y chapotean en el agua. En las montañas galesas, los cuervos se deslizan por la nieve. Los búfalos de Norteamérica patinan por las superficies heladas al tiempo que emiten gruñidos ruidosos. Y en la isla japonesa de Honshu los macacos jóvenes juegan con bolas de nieve que ellos mismos preparan.

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WILDLIFE

4.

BAILAR, RODAR Y DAR VOLTERETAS. Cuesta adivinar lo que se propone este joven oso polar. Sobre sus sentimientos sólo cabe especular.

Los retoños de los mamíferos obedecen a un impulso lúdico congénito que les ayuda a sondear sus posibilidades y limitaciones sociales. Panksepp informa incluso haber observado que las ratas “ríen”. Los roedores se entienden a través de ultrasonidos que exceden con mucho de los 20.000 hertz, que el hombre sólo puede percibir con una técnica especial. Si se les acaricia la nuca, emiten un pitido estridente de aproximadamente 50.000 hertz. Con anterioridad esos sonidos se habían atribuido a una expresión de agresión o pena. Panksepp justifica que se trata de una manifestación de placer porque los sonidos se emiten no sólo cuando se les acaricia, sino también cuando juegan entre sí. Entonces, su cerebro libera factores de crecimiento neuronales que construyen y afianzan las conexiones nerviosas, sobre todo de la corteza frontal y la amígdala, es decir, de las regiones más importantes para la vida emocional y social. Es cierto que las crías, al jugar, aprenden sobre todo actos de supervivencia. Pero al hacerlo experimentan también alegría. En la idea de que sólo la diversión explica el juego de los animales abunda Marc Bekoff, de la Universidad de Colorado en Boulder. Los estudios de metabolismo cerebral revelan puntos de semejanza con los sentimientos humanos. En el incesante inter-

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cambio de información de las neuronas se requieren señales químicas especiales. La dopamina es una sustancia muy importante para la elaboración de emociones como la alegría y el placer. No sólo el cerebro humano, sino también el de otros mamíferos produce dopamina y hormonas endógenas de la felicidad al jugar. Se demostró en el laboratorio de Panksepp. Su equipo encerró a dos ratas en una cabina con varios juguetes y dejó que los animales disfrutaran una hora al día. Al cabo de una semana, los biólogos introdujeron sólo a una de las ratas en la cabina. El animal se mostró activo y excitado. Sin embargo, cuando se le administró un fármaco que inhibía la liberación cerebral de dopamina, su alegría desapareció. Con otras palabras: los animales se divierten y disfrutan.

Consciencia Mas, en principio, las observaciones no demuestran que el animal tenga sentimientos conscientes. Afirmarlo supone extrapolar a ellos nuestras propias vivencias. De algunos experimentos se desprende que los animales pueden acometer tareas que los humanos resolvemos sólo con una atención consciente; parece verosímil que existan estados de conciencia, al menos entre los primates, cuya anatomía cerebral es muy parecida a la nuestra.

Con todo, la etología nos advierte que los sentimientos de los animales no tienen por qué ser un trasunto de los humanos. Aunque los parecidos están ahí. En efecto, entre las personas, se registran distintos matices por lo que concierne a los sentimientos complejos de orgullo, alegría, pena, felicidad, amor o vergüenza. ¿Sólo entre personas? Marc Hauser, de la Universidad de Harvard, observó a cierto macaco de la India pavoneándose después de haber copulado; sin embargo, para su desgracia, se tropezó y cayó al suelo. Antes de levantarse, oteó de inmediato y con cautela el entorno, pues parecía avergonzado. Sólo cuando estuvo seguro de que nadie había contemplado su contratiempo, continuó trotando con la espalda erguida, como si nada hubiera sucedido. KLAUS WILHELM es biólogo.

Bibliografía complementaria THE SMILE OF A DOLPHIN. M. Bekoff. Discovery Books; Nueva York, 2000. MINDING ANIMALS. M. Bekoff. Oxford University Press; Oxford, 2002. DER SPINOZA-EFFEKT. A. Damasio. List; Múnich, 2003. “LAUGHING” RATS AND THE EVOLUTIONARY ANTECEDENTS OF HUMAN JOY. J. Panksepp en Physiology and Behaviour, vol. 79; 2003. DAMASIOS ERROR. J. Panksepp en Consciousness and Emotion, vol. 4; 2003. Mente y cerebro 15/2005

Terapia antiálgica en los niños Los niños que se quejan de dolores crónicos son tomados frecuentemente por simuladores cuando en la exploración no se encuentra ningún motivo orgánico. Pero si no se les atiende, la situación puede empeorar. La novedosa terapia antiálgica aquí reseñada podría romper el círculo vicioso

Stefanie Reinberger

M

artes, cuatro de la tarde. Nos hallamos en una clínica pediátrica de Datteln, ciudad de Westfalia. Un grupo de niños de ocho a once años no paran quietos. No parece que les duela nada. Sin embargo, en la escuela, en el recreo o en casa, de repente notan una presión insoportable en la barriga, que les impide incluso gritar. Otros sufren dolores crónicos de cabeza. A menudo no pueden atribuirse directamente a ninguna causa orgánica. La sobrecarga de actividades y los estados de tensión y miedo pueden llevar a los mismos síntomas; pensemos en el pánico ante un examen de matemáticas o en el temor a unos padres que siempre están discutiendo. Durante mucho tiempo se ha venido trivializando con este tipo de dolencias. No deben ser tan malos unos retortijones de vientre cuando no se encuentra una razón médica que los justifique. Suele incluso admitirse el dictum erróneo de, en los pequeños, dolor pequeño. No existe todavía un protocolo de tratamiento para esos pacientes, pese al número de afectados. Sólo en Alemania, se admite que una quinta parte de los niños entre 7 y 14 años padecen frecuentes dolores de cabeza; un tercio de ellos sufre migraña. De dolor abdominal se quejan un diez por ciento de los escolares germanos. De acuerdo con un cálculo realizado en el año 2000 por el equipo de Christel Perquin, de Rotterdam, uno de cada cuatro escolares holandeses padece dolores semanales durante un período superior a tres meses. En una buena parte de los chicos y chicas la molestia es tan intensa, que les obliga a faltar a clase. Mente y cerebro 15/2005

Dolor abdominal Para paliar el dolor abdominal, la clínica pediátrica de Datteln ha ideado un elaborado programa de ejercicios. A lo largo de un período de ocho semanas, los pacientes se congregan cada martes durante dos horas en la clínica. El primer objetivo del programa busca que los niños aprendan a conocer su cuerpo. ¿Cómo se procede? Expectantes, se sientan ante la pantalla del televisor, donde siguen un reportaje sobre el camino que sigue la comida a través del estómago y los intestinos. Aunque son muy pocos los que padecen realmente algún problema digestivo en el sentido estricto del término, expone Uta Damschen, directora del grupo de dolor abdominal, les resulta útil familiarizarse con aquella parte del cuerpo que les causa molestias. El grupo realiza también trabajos manuales que permiten entender el fenómeno del estreñimiento: un tubo relleno con piedras o serrín y cierta cantidad de agua les muestra el curso del alimento en el aparato digestivo. Así lo ve, por ejemplo, Sofía, que tiene ocho años: “Las fibras ingeridas hacen cosquillas en la pared del intestino para facilitar sus movimientos”. Los niños participantes leen en público el “diario de la alimentación”, que ha ido confeccionando a lo largo de la semana. Y se atreven a darse consejos entre sí: “Tal vez te conviniera más comer pan integral en vez del normal”, recomienda uno; “mejor una manzana entre comidas en vez de estar comiendo siempre chocolate”, señala otro. Uta Damschen entrega incluso diplomas de “Experto en alimentación” a los alumnos. Otro aspecto de la terapia concierne a las técnicas distensivas. Se ejercitan en la inspiración lenta y profunda. También en esto se reparten diplomas.

Una terapia antiálgica como la que se realiza en la clínica de Datteln se centra sobre todo en procurar que los niños desvíen la atención de los síntomas que les aquejan. Por traer un ejemplo entre muchos: Jessica, de nueve años, es invitada a abandonar la sala del grupo y esperar en la puerta. Decidida por todos la tarea que debe cumplir —contar al revés a partir de cien— se la convoca de nuevo. Contenta por la facilidad aparente del ejercicio, inicia el recuento. Mas, apenas ha llegado a noventa, el resto del grupo rompe en risas y gritos que la distraen y confun-

Ayuda frente al dolor Los escolares sufren a menudo dolores de cabeza o de abdomen. Si duran al menos tres meses, apareciendo a intervalos de unas dos semanas, se reputan crónicos y requieren un tratamiento especializado. Para la terapia resulta decisiva la importancia que se dé al dolor por parte del paciente y de su familia. La clínica pediátrica de Datteln, que mantiene un convenio de colaboración con la Universidad de Witten/Herdeck, es un centro de atención a los niños con dolores crónicos. Después de una conversación con los padres y el propio niño se decide si el paciente necesita una terapia individualizada o si es mejor que participe en uno de los grupos ambulantes de tratamiento del dolor. En casos graves el niño puede quedar ingresado para tratamiento hospitalario.

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1.

ANJA SE BALANCEA sobre un colchón de agua y escucha el chapoteo del líquido. Un proyector contribuye a dar un tono mágico al ambiente, iluminando con juegos de colores la pared. Es una terapia de origen holandés llamada ‘snoezel’, palabra compuesta de “snuffeln” (olfatear) y “doezeln” (dormitar). Con el ‘snoezel’ se estimulan todos los sentidos y la percepción del propio cuerpo. Anja aleja de sí sus dolores: por fin puede sentir su cuerpo como algo agradable.

dad de Múnich, ha demostrado, mediante técnicas de formación de imágenes, que disminuye la actividad del centro cerebral del dolor en el momento en que el paciente dirige su atención a otro objeto.

Cefaleas den. (De lo último se trata.) “Así no puedo concentrarme”, se queja. “Ves, lo mismo ocurre con tu dolor”, le explica la directora. “Si tú te distraes en vez de estar siempre pensando en tu tripa mejorarán tus dolores.”

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La psicóloga pone aquí en juego un recurso científicamente comprobado desde hace tiempo: la sensación de dolor puede modificarse mediante procedimientos desviatorios. El equipo de investigación que dirige Thomas Tölle, de la Universi-

Es frecuente que los niños, desde la primera entrevista con el médico, dejen de quejarse de sus molestias aunque la terapia propiamente dicha no haya empezado. Michael Dobe, de la clínica, conviene en que con la mera atención se ha dado ya un paso en la resolución del probleMente y cerebro 15/2005

ma del niño. A menudo los pequeños pueden salir de la consulta convencidos de “que no están del todo bien de la cabeza”. Esa sensación les aumenta el temor y la inseguridad y, con ello, las molestias corporales. Para evitarlo, se les explica que no todos los dolores proceden del cuerpo; algunos se originan en la cabeza y van calando profundamente en la memoria si no se hace nada para evitarlo. Importa, en el desarrollo de la terapia, que los niños se enfrenten a sus propias molestias. Con esa finalidad dibujan figuras de su dolor representándolo en forma de peligrosos dragones o llamas que inflaman la cabeza. Con frecuencia, el niño se dibuja a sí mismo como valiente caballero que abate la bestia o salta sobre el fuego a lomos de caballo. El “diario del dolor” acompaña al pequeño y le sirve de consuelo. El mero hecho de expresar por escrito sus sensaciones e indicar cuándo aparece el dolor, cuánto dura y dónde se localiza, constituye una primera victoria. La intensidad del dolor está también protocolizada: dibuja series de rostros que conforman una escala del dolor, que va desde la ausencia completa del mismo hasta su aguijón insoportable. Andrea pone ahínco en la tarea. A sus nueve años, sabe lo que son las migrañas desde que tenía cuatro. Anota cuándo le viene el dolor y traza una cruz en el correspondiente símbolo. Cuando el dolor aprieta con particular intensidad, pega en su cuaderno la imagen del dragón. Merced a la terapia, Andrea ha aprendido a decidir cuándo debe tomar las tabletas y a prescindir de ellas si sufre sólo un ataque leve. En los pacientes con dolor de cabeza importa que sepan discriminar entre una migraña y una cefalea por tensión, pues las estrategias terapéuticas varían de uno a otro caso. Las migrañas requieren medicación; en las cefaleas de tensión, un niño puede superar el dolor mediante los métodos de conducta aprendidos en la clínica.

Autonomía El grupo de niños que sufren dolores abdominales deben ejercitarse, diariamente, en maniobras derivativas. Cada sujeto ha de proponerse una tarea para la semana con el fin de que su cuerpo deje de ocupar el centro permanente de atención. Se trata de que la iniciativa parta del niño para que actúe a tiempo, antes de quedar atrapado en la red del dolor. Aprenden a reconocer las señales de estrés de su cuerpo y las situaciones en que se desencadenan sus molestias. Con el ejercicio terminan por alejar los pensamientos que preceden al dolor (tensiones entre los progenitores, temor al escarnio de los compañeros si aquéllos Mente y cerebro 15/2005

2. PETRA Y LISA, del grupo de dolores abdominales, aprenden a darse mutuamente masajes con una bola de pinchos de goma que se deja rodar suavemente sobre la espalda de la compañera. No tardan en comprobar los efectos positivos de semejante actividad mutua.

se separan, etcétera). Podría aquí objetarse si todo ello no sobrecarga al niño. Varios estudios han demostrado que en las cefaleas infantiles las estrategias para dominar el dolor y el estrés tienen un éxito extraordinario. Hace años, en 1998, Birgit Kröner-Herwig llegaba a la conclusión, tras un rastreo exhaustivo, de que un sesenta por ciento de los alumnos con dolor de cabeza se sienten mejor después de un entrenamiento de terapia conductista. Un once por ciento de los niños afirmaron incluso que se veían totalmente libres de molestias. Algo similar se corroboró en los dolores abdominales. Tres cuartas partes de los pacientes pediátricos se vieron libres de dolor después de la terapia. En el grupo de control, que no recibió ninguna terapia, sólo una cuarta parte notaron alguna mejoría. Se observó, además, que al comienzo los niños se muestran reservados y temerosos. Mas en cuanto entran en contacto con otros compañeros que sufren el mismo dolor, se adentran confiados en la terapia.

Según la experiencia de Damschen, aproximadamente tres de cada cuatro niños que participan en el curso, acaban la tanda de sesiones con una manifiesta disminución del dolor, si no su desaparición absoluta. Incluso aquellos en los que persiste el dolor se sienten mejor: no se encuentran tan desamparados y están en mejores condiciones de afrontar su situación. STEFANIE REINBERGER es bióloga.

Bibliografía complementaria “DER DOCTOR HAT GESAGT, ES IST PSYCHOSOMATISCH...” KINDERPSYCHOSOMATIK FÜR ELTERN, THERAPEUTEN UND ALLE, DIE NEUGIERIG SIND. G. Hauch. Verlag Modernes Lernen; Dortmund, 2004. SCHMERZTHERAPIE BEI KINDERN. Dirigido por B. Zernikow. Springer-Verlag; Heidelberg, 2003.

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¿Es posible la reparación del cerebro? El descubrimiento de progenitores neurales en el sistema nervioso central de mamíferos adultos ha abierto una vía de investigación revolucionaria en el campo de las estrategias terapéuticas para las enfermedades neurodegenerativas

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ace apenas unos años se comprobaba que el cerebro humano adulto, en condiciones normales, podía generar nuevas neuronas. Un equipo liderado por Peter S. Eriksson, del Hospital Sahlgrenska de Goteborg, y por Fred. H. Gage, del Instituto Salk de California, demostraba en 1998 la producción de neuronas en el hipocampo, una región relacionada con la memoria y el aprendizaje. Este hallazgo indicaba que las células madre, origen de estas neuronas, podrían constituir un

CELULA MADRE NEURAL

NEURONA OLIGODENDROCITO

ASTROCITO

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por división asimétrica, que se transforman, o diferencian, en tipos celulares distintos.

reservorio potencial para la regeneración neuronal de un sistema nervioso dañado, abriéndose enormes posibilidades en medicina. Comenzó entonces la búsqueda de células madre en otras regiones, con el fin de progresar en medicina regenerativa. En el caso del sistema nervioso, se intenta reparar los procesos degenerativos propios de muchas enfermedades; entre ellas, el Parkinson y el Alzheimer. Las células madre se caracterizan por su capacidad de autorrenovación, de formar células idénticas a ella por división simétrica; y se distinguen también por su capacidad de originar células diferentes,

Totipotentes, multipotentes y progenitores

ESTHER MANCHEÑO MACIA Y MINERVA GIMENEZ Y RIBOTTA

Esther Mancheño Maciá y Minerva Giménez y Ribotta

Durante la embriogénesis, a partir del zigoto se desarrolla un conjunto de células que constituye la masa interna del blastocisto. Tales células se caracterizan por su totipotencia; es decir, gozan de capacidad para diferenciarse en cualquier tipo celular y, por lo tanto, son la madre de todas ellas. Las células madre totipotentes, tras su implantación en el útero, pueden generar un organismo completo. Conforme avanza el desarrollo, esta capacidad se va

1.

LAS CELULAS MADRE NEURALES se distinguen por su capacidad de autorrenovación, es decir, de dividirse para dar células idénticas. Se hallan capacitadas para diferenciarse en cualquiera de los tres tipos de células del sistema nervioso central: neuronas, astrocitos u oligodendrocitos. Las neuronas conducen los estímulos de una célula a otra; procesan y almacenan la información. Los astrocitos y los oligodendrocitos son células gliales. Los oligodendrocitos forman la vaina mielínica alrededor de los axones de las neuronas del sistema nervioso central, facilitando la conducción nerviosa. Los astrocitos aportan un soporte metabólico, trófico y estructural a las neuronas. Mente y cerebro 15/2005

ESTHER MANCHEÑO MACIA Y MINERVA GIMENEZ Y RIBOTTA

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2.

restringiendo gradualmente, al paso que se adquiere la diferenciación. Por eso hablamos entonces de células madre multipotentes, que son capaces de diferenciarse en varios tipos celulares distintos. O hablamos, por fin, de progenitores, si dan lugar únicamente a células de un linaje celular concreto. Las células madre multipotentes y los progenitores poseen, pues, una capacidad de autorrenovación y diferenciación mucho más limitada que las células madre totipotentes. Son las células que podemos encontrar en un organismo adulto. Estos progenitores o precursores celulares originan células de un determinado linaje celular, acorde con su ubicación en el organismo. Mas, pese a esas diferencias conceptuales entre célula madre y progenitor, frecuentemente se habla de ellas como si fueran sinónimos. En otro orden, las células madre aisladas a partir de un tejido adulto presentan una plasticidad celular mucho mayor de la que se pensaba. En el organismo adulto, algunos órganos o tejidos pueden reemplazarse en caso de pérdida celular, por una causa fisiológica o patológica. El hígado se regenera parcialmente ante una lesión no demasiado severa; la piel puede regenerarse tras una herida leve, y el pelo vuelve a crecer al ser cortado.

Células hematopoyéticas En el individuo adulto, la producción de células sanguíneas pertenece en exclusiva a las células hematopoyéticas de la médula ósea. No obstante, en determinadas circunstancias patológicas pueden reactivarse órganos hematopoyéticos que Mente y cerebro 15/2005

NEUROSFERAS IN VITRO obtenidas a partir de la zona subventricular de ratones adultos. Cuando el tejido de una región neurogénica o “potencialmente neurogénica” se disocia, y las células se cultivan en suspensión en un medio definido sin suero y con factores tróficos como EGF (factor de crecimiento epidérmico) y FGF (factor de crecimiento fibroblástico), las células comienzan a dividirse sin separarse y forman agregados esféricos. Cada neurosfera, así se llaman, proviene de una sola célula, una célula madre o progenitor neural. A los tres o cuatro días de cultivo, aparecen agregados esféricos de cuatro o cinco células, que marcan el inicio de la formación de neurosferas (a). A los ocho días, las neurosferas adquieren un tamaño adecuado para ser subcultivadas; de ese modo se van multiplicando las neurosferas iniciales primarias (b). Se puede también aislar neurosferas de corteza, estriado o septum, regiones que no son neurogénicas.

fueron funcionales durante la vida fetal, como el hígado o el bazo. Las células hematopoyéticas, que constituyen las primeras células madre del organismo adulto para las células de la sangre, han sido objeto de persistente investigación. Su importancia fisiológica quedó demostrada en 1945, tras las dramáticas consecuencias de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki.

Zonas neurogénicas Además de la médula ósea, se han aislado ya células madre a partir de otros tejidos del individuo adulto: hígado, retina, intestino, músculo esquelético, epidermis, utrículo del oído interno y sistema nervioso periférico. De algunas se han obtenido in vitro muchos tipos celulares del organismo. Con todo, lo sorprendente es que se hayan aislado células madre a partir del sistema nervioso central. Uno de los descubrimientos más interesantes de los últimos años ha sido el de la existencia de zonas neurogénicas en el ce-

rebro adulto, considerado hasta entonces un sistema postmitótico. Se suponía, con otras palabras, que el número de neuronas del cerebro estaba determinado desde el nacimiento del individuo y no podía ser renovado. Ante una situación de muerte neuronal, se creía que las neuronas de las proximidades reorganizaban sus circuitos estableciendo nuevas conexiones para reparar o compensar la función perdida, pero nadie pensaba en la generación de nuevas neuronas. Sin embargo, ya en 1965, Joseph Altman y Gopal Das, del Instituto de Tecnología de Massachusetts, en investigaciones llevadas a cabo con el marcador timidina tritiada sugirieron la formación de neuronas en el cerebro de ratas adultas. Pero hubo que esperar más de treinta años, hasta que Eriksson y Gage demostraran la generación de nuevas neuronas en el hipocampo del cerebro humano. Toda una revolución en la historia de la neurobiología. En el cerebro de mamíferos adultos hay dos zonas neurogénicas: el hipocampo

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(estructura relacionada con la memoria y el aprendizaje) y la zona subventricular de los ventrículos laterales. Las células madre del hipocampo residen en la zona subgranular del giro dentado, generan neuroblastos (que migran una corta distancia hacia la capa de células granulares, para extender sus axones hacia la región CA3 del hipocampo) y maduran rápidamente. No se conoce la función exacta que desempeña la neurogénesis en el hipocampo, aunque se sospecha su intervención en el procesamiento de la memoria y el aprendizaje. La zona subventricular de los ventrículos laterales constituye el compartimiento más activo de células madre que existe en el cerebro adulto. El equipo de Arturo Alvarez Buylla ha demostrado, primero en canarios y después en roedores, que las células madre residentes en la zona subventricular, y que tapizan las paredes de los ventrículos laterales, generan sin cesar neuroblastos que migran en cadena hacía el bulbo olfatorio, donde se diferencian en interneuronas. Según Alvarez Buylla y su grupo, las células madre en cuestión presentan características de astrocitos, células gliales maduras. En el sistema nervioso, los astrocitos han sido considerados los elementos celulares de soporte estructural,

metabólico y trófico para las neuronas, entre las que éstas se encuentran inmersas. Se pensaba que los astrocitos eran las únicas células del cerebro que proliferaban en situaciones de lesión neuronal o de formación de tumores. Por lo tanto, esta capacidad de división debe verse ahora como una capacidad potencial de generar neuroblastos (que, a su vez, darán neuronas), es decir, de ser células madre.

gración de neuroblastos hacia el bulbo olfatorio, demostrada en varias especies, no ha podido sin embargo comprobarse en el cerebro humano. En febrero de 2003, el grupo dirigido por Alvarez Buylla demostró, en un estudio realizado con biopsias y necropsias de cerebro humano, la presencia de una banda de astrocitos en la zona subventricular con capacidad proliferativa in vivo y que se comportan como células progenitoras multipotentes in vitro. No encontraron, sin embargo, pruebas de una migración en cadena de neuroblastos hacia el bulbo olfatorio. ¿Por qué no existe en el cerebro humano esa migración hacia el bulbo olfatorio? No debería sorprendernos tal ausencia. Comparado con el de los roedores, nuestro sentido del olfato es bastante modesto. ¿Cuál es, pues, la función de estos astrocitos que se comportan como células madre? Se ha sugerido que los astrocitos con capacidad proliferativa podrían intervenir en el desarrollo de tumores cerebrales de crecimiento incontrolado; los gliomas, por ejemplo. Determinar cuáles son los factores que estarían implicados en este proceso, y su regulación, constituye uno de los retos de la investigación en medicina del cáncer.

Función de la neurogénesis ¿Qué papel desempeña la neurogénesis en el cerebro adulto? ¿Puede la neurogénesis ser la causa de formación de tumores cerebrales? Se calcula que en el cerebro de un ratón adulto migran cada día hacia el bulbo olfatorio unos 30.000 nuevos neuroblastos. Una cifra muy baja, si se compara con la cantidad de nuevas células sanguíneas que se generan a partir de las células madre hematopoyéticas de la médula ósea. La función de las nuevas interneuronas que se integran en el bulbo olfatorio parece guardar relación con el mantenimiento del sentido del olfato. En primates, se ha descrito además la existencia de otra vía migratoria. En este caso, los neuroblastos generados en la zona subventricular se dirigen hacia la corteza, donde parecen hallarse implicados en la función cognitiva. Esta mi-

Neurosferas

3.

PROGENITOR NEURONAL

TOTIPOTENTES

NEURONA

? ? ZIGOTO

FUENTES DE OBTENCION:

CELULA MADRE EMBRIONARIA

BLASTOCISTO

CELULA MADRE MULTIPOTENTE

PROGENITOR GLIAL

PROGENITOR NEURAL

EMBRION, FETO CEREBRO O MEDULA Y ADULTO ESPINAL DE ADULTO

CAPACIDAD DE AUTORRENOVACION

GLIA

ESTHER MANCHEÑO MACIA Y MINERVA GIMENEZ Y RIBOTTA

CELULAS MADRE Y SUS TIPOS. Existen varias clases de células madre. Las células madre embrionarias aisladas del blastocisto son totipotentes, es decir, se encuentran capacitadas para diferenciarse en cualquier tipo celular, a excepción de tejidos extraembrionarios, como la placenta. Las células madre multipotentes se obtienen de tejidos embrionarios, fetales, o de individuos adultos; se hallan también capacitadas para diferenciarse en diversos tipos celulares. Los progenitores, que se encuentran en los tejidos de individuos adultos, poseen una capacidad de autorrenovación y un potencial de diferenciación mucho más limitados; sólo dan lugar a células de un linaje celular concreto.

Para la obtención in vitro de células madre neurales de tejido adulto, el método habitual es la formación de neurosferas. Cuando el tejido de una región neurogénica se disocia y las células se cultivan en suspensión en un medio definido sin suero y con factores tróficos como EGF (factor de crecimiento epidérmico) y el factor de crecimiento fibroblástico (FGF), las células comienzan a dividirse sin separarse: forman neurosferas. Una neurosfera es un agregado esférico flotante de células que provienen de una única célula, sea una célula madre o un progenitor neural. De entre las células que componen una neurosfera, sólo en torno al 10 % mantienen las características de células madre; el resto se diferencian de un modo espontáneo. Cada neurosfera puede disociarse en simples células que, mediante un nuevo subcultivo, darán lugar a otras neurosferas, multiplicándose así las neurosferas iniciales primarias. Mediante ese procedimiento se han aislado células madre a partir de la zona subventricular, del epitelio de bulbo olfatorio y del hipocampo. Y lo que resulta más sorprendente, se ha conseguido aislar de zonas no neurogénicas. De ratones adultos se han aislado in vitro células madre a partir del septum, estriado, sustancia negra, corteza, nervio óptico, retina y médula espinal.

GRADO DE DIFERENCIACION

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Mente y cerebro 15/2005

MODELOS DE TERAPIA CON CELULAS MADRE EN ENFERMEDADES NEURODEGENERATIVAS

Una capacidad regenerativa muy limitada La escasa capacidad regenerativa del cerebro adulto, incluso considerando sus dos zonas neurogénicas, en comparación con otros tejidos del organismo, cabría explicarla por dos razones: la escasez de células madre en el conjunto del sistema nervioso central, que impediría una regeneración efectiva, y la inhibición de la diferenciación neuronal por factores microambientales, pese a haber células madre suficientes. En cualquier caso, las neurociencias tienen ante sí varios retos formidables. De entrada, averiguar qué factores microambientales controlan la neurogénesis en el estado adulto. Otro, investigar cómo estimular las células madre neurales para lograr la regeneración de áreas dañadas del cerebro, ya que hay muchas enfermedades neurodegenerativas y pocos tratamientos efectivos.

Progenitores neuronales Para hacer frente a las enfermedades neurodegenerativas parece indicada una terapia celular. ¿Puede repararse el cerebro con progenitores neuronales? ¿Son preferibles los trasplantes de progenitores a los trasplantes de células madre embrionarias? Hasta ahora, la terapia de sustitución celular se ha venido centrando en las células embrionarias; es el caso de las células dopaminérgicas para la enfermedad de Parkinson. Pero se requieren muchos fetos para obtener un número suficiente de células trasplantables en un momento determinado. Hoy se desarrollan opciones alternativas a los trasplantes celulares embrionarios. Mente y cerebro 15/2005

MODELOS MODELO B DE TERAPIA CELULAR FUENTES DE OBTENCION BLASTOCISTO

EXPANSION IN VITRO

DIFERENCIACION

CELULAS MADRE EMBRIONES/ FETOS ESTHER MANCHEÑO MACIA Y MINERVA GIMENEZ Y RIBOTTA

A partir de biopsias y necropsias de tejido humano adulto, se han aislado células madre de la corteza y la amígdala, zonas no neurogénicas. En 2003, el grupo dirigido por Steven A. Goldman obtuvo progenitores neuronales incluso de la sustancia blanca. La posibilidad de aislar progenitores neuronales de zonas del cerebro no neurogénicas sugiere la persistencia, en estas zonas, de una población remanente de células madre que permanecen quiescentes in vivo. Si no existe neurogénesis en tales zonas, habría que atribuirlo a la ausencia de señales necesarias para proliferar y diferenciarse. Algunos autores han aludido a fenómenos de neurogénesis en la corteza cerebral de ratones adultos tras una lesión. Esos datos inducen a pensar que algo cambia en el microambiente a raíz de una lesión y que se activa la población de células madre quiescentes, o en reposo.

EXPANSION IN VITRO

MODELO A DIRECTAMENTE

CELULAS MADRE CEREBRO DE ADULTOS

MODELO C

EXPANSION IN VITRO

ENF. DE PARKINSON ENF. DE HUNTINGTON ESCLEROSIS MULTIPLE ESCLEROSIS LATERAL AMIOTROFICA LESIONES CEREBRALES Y MEDULARES ENF. DE ALZHEIMER

MODIFICACION GENETICA, DIFERENCIACION Y SELECCION

CELULAS MADRE

4.

PODRIAN AISLARSE CELULAS MADRE NEURALES a partir de distintas fuentes (blastocisto, fetos, embriones, tejido nervioso adulto), multiplicarse in vitro y, después, trasplantarse en la zona dañada del sistema nervioso central. Lo ideal es que estas células madre se diferencien in situ, en el tipo celular dañado en cada enfermedad (modelo A). A diferencia del modelo anterior, otro procedimiento se propone trasplantar las células ya diferenciadas, neuronas o glía en función de la enfermedad de que se trate. La diferenciación de las células madre se realiza previamente in vitro. El mayor reto es conocer los mecanismos que controlan la diferenciación de las células madre (modelo B). Otra opción interesante es modificar genéticamente las células madre in vitro para así obtener células que expresen genes concretos de interés según la patología (modelo C).

El uso de células madre o progenitores celulares constituye una buena alternativa en terapia celular. Gozan de propiedades singulares que las convierten en candidatas idóneas para los trasplantes celulares. Por un lado, las células madre tienen un alto grado de autorrenovación, de dividirse de forma ilimitada y constituir una fuente “potencialmente inagotable” de células. Por otro, poseen una gran capacidad para diferenciarse en múltiples tipos celulares, susceptibles de manipulación in vitro en función de lo que interese. Si se controlara la diferenciación in vitro de las células madre, podríamos disponer de poblaciones numerosas del tipo celular que se precisara para cada enfermedad. Es conocido que las células madre presentan cierto tropismo hacia los tejidos lesionados, es decir, son capaces de migrar hacia zonas de tumores o de isquemias; podría aprovecharse esa facultad para transportar fármacos antitumorales o factores tróficos. Desde un punto de vista biológico, la mejor opción terapéutica sería el empleo

de células totipotentes del blastocisto, células madre embrionarias o fetales. Su mayor capacidad proliferativa y su potencial de diferenciación superan los que poseen las células progenitoras aisladas de un tejido adulto. No obstante, la utilización terapéutica de progenitores aislados de tejidos de individuos adultos constituye otra opción. Además de venir adquiriendo un desarrollo creciente, se trata de un procedimiento sin objeciones éticas ni legales. Ese tipo de terapia regenerativa permitiría la aplicación de trasplantes autólogos, es decir, los progenitores podrían aislarse a partir de biopsias del propio paciente; con ello se evitaría el rechazo inmunitario, pues nos encontramos ante células inmunocompatibles. Los experimentos clásicos de Jacobson, Till y McCullock en los años sesenta, con células madre hematopoyéticas de la médula ósea, demostraron su capacidad para reconstruir el sistema hematolinfoide de ratones letalmente irradiados. A partir de estos resultados se empezó a pensar en el trasplante de células madre hemato-

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poyéticas con fines terapéuticos, primero para enfermedades relacionadas con la médula ósea —tumores sanguíneos, deficiencias inmunitarias o hemoglobinopatías— con excelentes resultados y, luego, para otro tipo de enfermedades. Se intenta ahora reconstruir otros tipos de tejidos con células madre de diferentes orígenes. Entre otros, se investiga la posible utilización de células madre epiteliales potencialmente válidas para reponer tejido epitelial dañado en quemaduras, úlceras o trastornos genéticos de la piel. El descubrimiento de la existencia de células madre en el sistema más quiescente de nuestro cuerpo, el sistema nervioso central, no solamente despertó interés entre los neurobiólogos dedicados al desarrollo del sistema nervioso, sino que abrió también una vía de investigación revolucionaria en el campo de las estrategias terapéuticas para las enfermedades neurodegenerativas. Asimismo, se podrían aislar progenitores neuronales del bulbo olfatorio del propio paciente; las bulbectomías son un tipo de resecciones quirúrgicas que no implican trastornos graves ni alteraciones cognitivas importantes.

Potencial de diferenciación La ventaja más importante reside en el amplio potencial de diferenciación que poseen los progenitores. No sólo se daba por supuesto que no se generaban nuevas neuronas en el cerebro adulto, sino que se admitía también que el potencial de diferenciación de las células madre o de los progenitores se limitaba al linaje celular propio del tejido de donde se aíslan. A lo largo de los últimos cinco años, la investigación experimental ha venido comprobando que los progenitores aislados de tejidos de individuos adultos están capacitados para adquirir in vitro fenotipos nuevos e inesperados. Abundan las pruebas sobre el fenómeno de la transdiferenciación, es decir, de la superación de barreras de linaje celular in vivo e in vitro. A partir de células madre neurales aisladas de roedores adultos se han obtenido in vitro otros linajes celulares pertenecientes a las tres capas germinales: ectodermo, mesodermo y endodermo. Más aún. Cuando esas células madre neurales, aisladas de roedores adultos, se trasplantan en embriones de ratón o pollo en desarrollo, se integran y contribuyen a la formación de tejidos y órganos pertenecientes a todas las capas germinales. Existe controversia a la hora de señalar la razón del fenómeno de la transdiferenciación. Unos defienden que los progenitores adquieren este potencial al ser cultivados en presencia de altos niveles

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de factores tróficos, como el bFGF. Según otros, se debería a la fusión celular entre progenitores y células madre embrionarias. En cualquier caso, el microambiente, in vivo o in vitro, parece ser el agente determinante de la diferenciación.

Degeneración neuronal progresiva Las enfermedades de Alzheimer, de Parkinson y de Huntington, la esclerosis lateral amiotrófica y la esclerosis múltiple constituyen un grupo de enfermedades del sistema nervioso central caracterizadas por una degeneración neuronal progresiva. En cada una de esas patologías, la pérdida neuronal gradual de un fenotipo concreto conduce a una pérdida funcional, en el plano cognitivo, sensorial, motor o emocional. La terapia con células madre podría tener dos objetivos distintos y complementarios. En primer lugar, reemplazar las neuronas o glía perdidas en el curso de la enfermedad, lo que implicaría la integración funcional de las células trasplantadas en los circuitos existentes. En segundo lugar, aportar un nivel de neurotransmisores, o factores tróficos, liberados por la célula trasplantada, para reforzar la protección y promover la regeneración de las células nerviosas aún existentes. En cualquier caso, los trasplantes podrían ser de dos tipos; a saber, de células madre indiferenciadas o de células madre diferenciadas. En las primeras, su destino y diferenciación en la zona dañada vendría guiada por las señales recibidas de ese microambiente concreto; en el segundo, las células empleadas se habrían diferenciado antes in vitro hacia el fenotipo neuronal deseado.

¿Qué nos proponemos en nuestro laboratorio? La esclerosis lateral amiotrófica es una enfermedad neurodegenerativa que afecta de manera selectiva a las motoneuronas de la médula espinal y del tronco cerebral, y termina por dañar la corteza. Reflejo de esa degeneración, la enfermedad se manifiesta por una pérdida progresiva del control de los músculos esqueléticos, con un desenlace fatal precoz. No hay un tratamiento eficaz. Nuestro grupo del Instituto de Neurociencias de Alicante trabaja en el desarrollo de una posible estrategia terapéutica para la esclerosis lateral amiotrófica y enfermedades afines. El método se funda en la utilización de progenitores neurales de tejido nervioso adulto. El estudio se realiza en colaboración con la unidad de neurocirugía del hospital de la Ribera de Alcira (Valencia). Nos proponemos aislar progenitores pluripotentes a partir de biopsias de pacientes, estudiar su po-

tencial in vitro y dirigir su diferenciación hacia un fenotipo neuronal concreto. Para lograr la diferenciación deseada aplicaremos técnicas de transfección, mediante vectores víricos que lleven el gen de interés. Dos fenotipos neuronales resultan particularmente atractivos, el colinérgico y el serotoninérgico. Estos tipos celulares constituyen, respectivamente, los fenotipos clave en el desarrollo de una terapia celular para la patología degenerativa de motoneuronas y para los traumatismos medulares. Un estudio realizado en el año 2001 por el grupo encabezado por Yukinori Akiyama ilustró la capacidad potencial de reparación de las células madre aisladas in vitro a partir de biopsias de pacientes. Estos progenitores, aislados de la zona subventricular o del hipocampo, cuando se trasplantaron en la médula espinal de una rata previamente sometida a un proceso de desmielinización (modelo animal de esclerosis múltiple), generaron células diferenciadas de tipo células de Schwann. Estas, a su vez, remielinizaron los axones de la médula espinal, lográndose una recuperación funcional. MINERVA GIMENEZ Y RIBOTTA tiene una larga carrera, desarrollada en la Universidad de Montpellier, dedicada al estudio de los traumatismos medulares. Investigadora hoy del Instituto de Neurociencias de Alicante, dirige un grupo de trabajo sobre estrategias terapéuticas para las enfermedades de la médula espinal. ESTHER MANCHEÑO MACIA prepara la tesis doctoral con Giménez y Ribotta. Su investigación se centra en el estudio de los progenitores neurales en mamíferos adultos.

Bibliografía complementaria NEUROGENESIS IN THE ADULT HUMAN HIPPOCAMPUS . P. S. Eriksson, E. Perfilieva, T. Bjork-Eriksson, A. M. Alborn, C. Nordborg, D. A. Peterson, F. H. Gage en Nature Medicine, vol. 4, págs. 1313-1317; noviembre de 1998. TRASPLANTATION OF CLONAL NEURAL PRECURSOR CELLS DERIVED FROM ADULT HUMAN

BRAIN ESTABLISHES FUNCTIONAL PERIPHERAL MYELIN IN THE RAT SPINAL CORD. Y. Akiyama, O. Honmou, T. Kato, K. Hashi, J. D. Kocsis en Experimental Neurology, vol. 167, págs. 27-39; junio de 2001. UNIQUE ASTROCYTE RIBBON IN THE ADULT HUMAN BRAIN CONTAINS NEURAL STEM CELLS LACKS CHAIN MIGRATION. N. Sanai, A. D. Tramonti, A. Quiñones Hinojosa, N. M. Barbaro, N. Gupta, S. Kunwar, M. T. Lawton, M. W. McDermott, A. T. Parsa, José Manuel García Verdugo, M. S. Berger, A. Alvarez Buylla en Nature, vol. 427, págs. 740-744; febrero de 2004.

Mente y cerebro 15/2005

ENTREVISTA

Pedagogía de la creatividad La creatividad no es algo casual. El pensamiento creador puede ejercitarse siempre, preferentemente desde la infancia. Hans-Georg Mehlhorn expone su concepto de escuela creativa, que se está extendiendo en diferentes puntos de Alemania

Ulrich Kraft Mente y cerebro: Profesor Mehlhorn, políticos y directivos de empresa se quejan a menudo de una sequía de creatividad. ¿Se nace con ese don o se adquiere? Hans-Georg Mehlhorn: Todos nacemos creadores en potencia. Y a la vista de un mundo que cada vez va cambiando más rápidamente, resulta indispensable el aumento de creatividad. Pero, porque no conocemos cuáles serán las exigencias concretas que tendrán que afrontar dentro de veinte años los niños de hoy, hemos de limitarnos a especular sobre los conocimientos y capacidades que serán necesarios en el futuro. Sin embargo hay algo que habrá de exigírseles: capacidad para desenvolverse con agilidad en un mundo versátil en condiciones cambiantes. Tal flexibilidad mental constituye el núcleo de la creatividad. En principio, los niños la poseen con largueza. Myc: ¿Qué falla cuando se pasa de niño a adulto? Mehlhorn: El sistema escolar no se distingue por fomentar la creatividad. La enseñanza estimula el pensamiento abstracto: el relativo a las fórmulas matemáticas o a las reglas gramaticales. El pensamiento concreto, plástico, es decir, el pensamiento expresado en imágenes y representaciones perceptibles, es considerado de menor valor. Esa es la formación que reciben los maestros en las facultades de pedagogía. Luego, en la escuela, proceden desde el pensamiento concreto-perceptible al lógico-abstracto, sin que se recorra el camino a la inversa. Pero los individuos creativos disponen de ambas capacidades. Las soluciones creativas no sólo exigen un conocimiento Mente y cerebro 15/2005

previo, sino también una buena dosis de imaginación y fantasía. Por desgracia en la escuela hay poca plasmación de una idea en algo vivo y perceptible. Myc: ¿Es esto lo que pretende usted cambiar con su pedagogía de la creatividad? Mehlhorn: Planeamos la jornada escolar de manera que los niños puedan desarrollar con plenitud las posibilidades que proporciona el hemisferio cerebral derecho. Con otras palabras: estimulamos el pensamiento imaginativo, desarrollamos la fantasía y reforzamos la emotividad. En este marco no se posterga el pensamiento lógico-abstracto; el trabajo creativo no sustituye a la enseñanza normal sino que la complementa. Myc: ¿Cuál es la idea fundamental de las escuelas creativas? Mehlhorn: La investigación realizada en galardonados con el premio Nobel y otras reconocidas personalidades creativas han demostrado que con frecuencia se desarrollaron en un ambiente estimulante. Sobre todo desde el punto de vista espiritual y artístico sintieron el acicate paterno o familiar. En coherencia con esto, la idea fundamental de la escuela creativa consiste en producir un entorno rico en estímulos; de todo tipo, pues no sabemos qué es lo que va a inspirar a cada niño en concreto. Myc: ¿En que consiste el trabajo creativo? Mehlhorn: Abarca el canto y la música, la danza y la formación pictórica, el teatro y la representación escénica, el trabajo activo en lengua y literatura, incluida la redacción creativa. A ello se añade el ajedrez y la enseñanza por ordenador, al principio para ejercitar juegos y figu-

HANS-GEORG MEHLHORN. Nacido en Gera en 1940, fue, de 1985 a 1993, profesor de psicología pedagógica en la Escuela Superior de Música de Leipzig. Ha fundado centros pedagógicos donde se aplica su teoría de la creatividad.

ras. Además, nuestros alumnos aprenden desde el primer curso escolar dos o tres idiomas extranjeros, junto al resto de las materias escolares. De esta forma cubrimos las cinco dimensiones del desarrollo mental: la cognitiva, la comunicativa, la músico-estética, la psico-motora y la socio-emocional. Todos estos campos participan en cada obra creativa. Myc: ¿Cómo se enseñan las materias escolares normales? Mehlhorn: Nos atenemos a los planes de enseñanza oficiales. Pero nuestras aulas sólo alojan entre 18 y 22 alumnos, con dos pedagogos por clase. Esto permite a los maestros conocer mejor los puntos fuertes y débiles de cada alumno y, en caso de presentarse problemas, intervenir y ofrecer las ayudas oportunas. Para nosotros, el concepto de escuela abarca el día entero, con un período central de dedicación desde las 8 de la mañana a las 4:15 de la tarde. El plan clásico de enseñanza se desarrolla preferentemente por la mañana. Myc: Con tantos ejercicios complementarios, ¿no se sienten los alumnos en ocasiones sobrecargados? Mehlhorn: No, por el contrario, les gusta mucho y están muy motivados. Cuando por las tardes acuden los padres a la puerta de la escuela para recogerlos, no es raro que se lleven una desilusión al ver que su hijo está ocupado con algo que le divierte

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TODAS LAS IMAGENES: HANS-GEORG MEHLHORN

CON ENARDECIDA ILUSION. Tanto en un proyecto artístico durante las vacaciones de invierno (a la izquierda, arriba) como en el festival de lectura y escritura de Leipzig (a la derecha) los alumnos están siempre motivados.

LA CREATIVIDAD ES EL NUCLEO DE TODA CAPACIDAD HUMANA, proponen Gerlinde y Hans-Georg Mehlhorn. Sólo la creatividad decide si una persona dotada —y todas lo están— puede reflejar en hechos su talento o dedicarse a seguir el pensamiento y las experiencias de los demás. Este es el lema de Gerlinde y Hans-Georg Mehlhorn. Por ello en 1998 fundaron la primera escuela elemental donde se estimula el pensamiento creativo basándose en los resultados de la neurobiología y la psicología.

mucho. Con todo, nuestra escuela creativa se orienta hacia el rendimiento: ya desde el primer curso escolar los alumnos reciben notas de calificación en las materias tradicionales. Myc: ¿Con qué criterios valoran el éxito de sus ideas? Mehlhorn: En primer lugar lo valoramos por el rendimiento escolar. Las notas que obtienen nuestros alumnos están por encima de la media. Los cocientes intelectuales suelen ser superiores a los de la mayoría de los niños de la misma edad. Después de asistir tan sólo un año a una de nuestras escuelas, el ochenta por ciento de los alumnos tiene un cociente intelectual superior a 120. Después de dos años, la mitad de nuestros niños se encuentra en los porcentajes superiores entre los de su misma edad. Comparados con otros, nuestros alumnos alcanzan también un mayor grado en el desarrollo de su personalidad. Myc: ¿Cuándo debiera empezarse con el estímulo específico de la creatividad? Mehlhorn: Lo antes posible. Conscientes de lo que puede esperarse en cada edad, lo importante es confiar algo al niño y dejarle actuar. Sentamos a niños del parvulario ante el ordenador e iniciamos a niños de tres años en los conceptos fundamentales del juego de ajedrez.

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Myc: ¿Qué critica de la pedagogía tradicional seguida en parvularios y escuelas primarias? Mehlhorn: Por desgracia todavía impera el principio de que los niños han de buscar por sí mismos lo que necesitan. Pero, ¿cómo saben lo que necesitan saber? El niño requiere la guía del adulto. Myc: ¿Sugiere que los maestros han de poseer desarrollado el don de la creatividad? Mehlhorn: Lo más importante es que estimulen el pensamiento creativo de los niños. Nuestros maestros actúan como moderadores: formulan propuestas, motivan a los alumnos y los estimulan. La capacitación para todo ello les es proporcionada en un curso complementario de pedagogía creativa. Los niños necesitan personas creativas que puedan utilizar como modelos; por eso resulta lamentable que en las facultades de pedagogía se conceda tan poca importancia a la creatividad. Myc: Hasta ahora sus experiencias se ciñen a parvularios y escuelas primarias. ¿No existe el peligro de que el potencial creativo de los alumnos se resienta cuando ingresen en educación secundaria? Al fin y al cabo, allí se les exigirá el pensamiento lógico. Mehlhorn: Se trata de un riesgo real. Por esa razón hemos fundado ya en Leipzig un

instituto de bachillerato creativo. En todo caso para nosotros los primeros diez años son los más importantes de la vida de la persona. Lo que se adquiere en la época de la educación básica no es fácil que se pierda y, si se diera el caso, resulta muy fácil de recuperar. Existe una base cerebral de ese fenómeno. La mayoría de las uniones sinápticas entre las neuronas cerebrales están ya establecidas en el décimo año de vida. A esta edad es cuando más y más rápidamente se aprende. Además procuramos estimular el pensamiento concreto y plástico de los niños. Con diez o doce años han alcanzado un nivel tan alto, que es imposible equipararlo con el pensamiento lógico-racional. Como se ha dicho, el dominio de ambos tipos de pensamiento es el secreto de la creatividad. Myc: Al margen de la escuela a la que asistan, ¿qué pueden hacer los padres para estimular el desarrollo creativo de sus hijos? Mehlhorn: Las actividades pasivas frenan el pensamiento creativo; podríamos citar la televisión. A los niños hay que estimularles a que hagan cosas por sí mismos, aunque sea marcar el compás de la música que están escuchando. Hay que evitar frases desalentadoras del tipo “¡Así eso no se hace!”. La vivencia del éxito es muy importante: el niño ha de poder estar orgulloso de haber conseguido algo. Mente y cerebro 15/2005

MENTE, CEREBRO Y SOCIEDAD

Neurotoxicidad por estrés oxidativo El peligro nos rodea METILMERCURIO

Mente y cerebro 15/2005

CORAL SANFELIU

E

n nuestra vida y quehacer diarios estamos expuestos a numerosas substancias químicas ajenas a nuestro organismo. Son productos industriales y agrícolas, contaminantes ambientales, humo de tabaco, etc. La barrera hematoencefálica que limita el acceso de ciertos componentes de la sangre al tejido cerebral y la rápida detoxificación y eliminación en hígado y riñón, limitará la exposición de nuestro cerebro. Sin embargo, un buen número de agentes tóxicos puede acceder libremente a nuestras neuronas. En muchos casos se trata de substancias capaces de oxidar lípidos, carbohidratos, proteínas y ácidos nucleicos, es decir, los componentes básicos celulares. Los agentes oxidantes captan electrones de la molécula que oxidan con liberación de energía. Se generan radicales libres, es decir, átomos o moléculas con un electrón desapareado, ávidos de captar otro electrón con espín opuesto para estabilizarse (ion superóxido, radicales peróxido, ion hidroxilo, óxido nítrico, radicales tiílo, etcétera). Esto producirá reacciones oxidativas en cadena que destruyen las membranas y otros componentes celulares. Todas las células, incluidas las neuronas y las células gliales que las acompañan, tienen cierta capacidad de defensa antioxidante, constituida por la presencia de glutatión, vitamina E y las enzimas superóxido dismutasa, catalasa, glutatión peroxidasa, por citar las más importantes. Pero si la agresión es muy fuerte, esta defensa resultará insuficiente, se romperá el equilibrio de oxidación-reducción intracelular y se llegará a un estado de estrés oxidativo. Los procesos tóxicos causados serán más o menos severos, pero muchas células perderán su capacidad de adaptación, defensa o regeneración, o la función a la que estaban destinadas. Esto significa que el estrés oxidativo favorecerá el envejecimiento y muchas enfermedades.

ESTRES OXIDATIVO NEURONAL

LA EXPOSICION AL METILMERCURIO genera radicales libres en neuronas humanas. Las neuronas más brillantes indican un gran incremento de radicales libres intracelulares causado por la exposición a metilmercurio (imagen derecha), respecto a las no tratadas (imagen izquierda). [El cultivo se ha realizado con tejido humano fetal cedido por la Clínica Tutor Médica, con permiso del Comité Etico del CSIC.]

¿Es nuestro cerebro vulnerable al ataque de los radicales libres? Diversas características del cerebro lo hacen vulnerable al estrés oxidativo. En su intensa actividad metabólica celular consume aproximadamente el 20 % del oxígeno que entra en el cuerpo a través de la respiración. Durante la oxidación de los sustratos celulares se produce cierta generación de radicales libres, que se atribuye a pérdidas en la cadena de transporte electrónico de la mitocondria; merma que puede ser del 1 % del flujo de electrones. En consecuencia, en el cerebro habrá un nivel basal de generación de radicales libres elevado. Además, el tejido nervioso contiene una proporción alta de componentes fácilmente oxidables, expuestos, pues, al ataque de radicales libres, como son los abundantes lípidos de membrana poliinsaturados y la dopamina. La autooxidación del neurotransmisor dopamina y de las

aminas en general constituye una fuente importante de radicales libres. El cerebro presenta niveles de hierro muy altos, ion que puede participar en reacciones de generación de radicales libres, especialmente en la formación del peligroso radical hidroxilo a partir de peróxido de hidrógeno. Por último, es muy baja la concentración cerebral de catalasa y glutatión, enzimas implicadas en la defensa antioxidante.

¿Cómo evitar que el estrés oxidativo disminuya nuestras facultades mentales? No vamos a perder la memoria o a enloquecer por sufrir estrés oxidativo en nuestras neuronas, ¿o tal vez sí? Todo dependerá del estado de maduración del cerebro (fetal, infantil o adulto) y de la intensidad, localización y cronicidad del daño oxidativo. ¿Cómo podemos ayudar a nuestro cerebro en la lucha contra los

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radicales libres? Desde luego con una dieta elevada en elementos antioxidantes y baja en grasas saturadas, amén de evitar ambientes contaminados y consumo de agentes neurotóxicos. Por ejemplo, el humo del cigarrillo contiene hidrocarburos aromáticos y aldehídos que producen distintos tipos de radicales libres, lesivos para nuestro cerebro, según se ha demostrado en animales de experimentación que sufren lesiones oxidativas en la membrana y las mitocondrias de las neuronas. Los contaminantes ambientales considerados internacionalmente más peligrosos por su amplia dispersión y su toxicidad son el arsénico, el plomo y el mercurio. Los tres generan radicales libres y debilitan las defensas antioxidantes de diversos órganos, incluido el cerebro. El estrés oxidativo desempeña, pues, una función importante en la patología causada por esa tríada. En particular, plomo y mercurio son poderosamente neurotóxicos. El metilmercurio es el compuesto de mercurio más peligroso. Lesiona específicamente el cerebelo y zonas de la corteza cerebral, donde actúa en diversas dianas de la célula nerviosa, sobre todo en la mitocondria. El metilmercurio se incorpora en la cadena trófica acuática, lo que

entraña que se deba controlar el consumo de pescado en niños y mujeres gestantes, dada su toxicidad para el sistema nervioso en desarrollo. El plomo puede contaminar el aire, el agua o la comida. También en este caso el cerebro infantil y fetal es más sensible que el adulto y su exposición altera el desarrollo mental futuro del niño. El estrés oxidativo crónico puede ser muy nocivo. Se cree que está implicado, si no en el desencadenamiento, al menos en la progresión de enfermedades neurodegenerativas relacionadas con el envejecimiento. ¿Quiere ello decir que si se agregamos a la dieta suplementos antioxidantes evitaremos la pérdida de memoria y la demencia a una edad avanzada? Hay una intensa investigación experimental y clínica en este campo, pero no hay respuesta todavía. Tampoco se conoce con certeza la contribución de los factores ambientales. En un estudio sobre una amplia población desarrollado en Cache County, Utah, se observó que el suplemento de vitaminas antioxidantes E y C rebajaba el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer. Pero excederse en su consumo puede ser también peligroso. Un medio

químico reducido, debido a un exceso de antioxidantes, provocaría la pérdida del equilibrio de oxidación-reducción intracelular y se alterarían las complejas vías de señalización del sistema nervioso. La gente que vive en el campo se halla, ciertamente, más a salvo de algunos contaminantes neurotóxicos. Sin embargo, ve aumentada su exposición a otros. Según ha demostrado la investigación epidemiológica, el ambiente rural y la exposición a contaminantes agroquímicos que causan estrés oxidativo en la mitocondria constituyen factores de riesgo de la enfermedad de Parkinson. Desde que el equipo encabezado por Gerschman sugirió en 1954 que los radicales libres eran tóxicos y generaban enfermedades, nuestro conocimiento de sus efectos en el sistema nervioso ha avanzado mucho. Sin embargo, el riesgo continúa, ya que el número de substancias químicas potencialmente neurotóxicas liberadas al ambiente no cesa de aumentar.

CORAL SANFELIU es científico titular en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona, CSIC-IDIBAPS.

Pánico con episodios depresivos La psicoterapia está experimentando una revolución. Los representantes de la “tendencia integradora” rompen con la separación entre escuelas de psicoterapia y presentan un protocolo de actuación cortado a la medida de cada paciente

‘‘¡N

o puedo más!” Erwin Kupfer marca un número telefónico y acuerda una cita con su médico. Desde hace doce meses este suizo de 42 años padece de súbitos ataques de pánico y sentimientos de ansiedad. Sin que sepa la razón, le resulta cada vez más difícil sentirse alegre. Por su cabeza no dejan de pasar pensamientos sobre la muerte que no consigue ahuyentar. Nadie lo diría. Desde fuera, su vida se desarrolla de una manera calma y feliz. Erwin Kupfer está casado y tiene dos hijas a las que adora. Viven en una casa de campo, con un cercado para caballos. No existe, pues, ningún desencadenante evidente para sus síntomas. Por eso Kupfer se encuentra cada vez más inseguro y empieza a preguntarse sobre su salud cerebral. Desde el punto de vista orgánico, todo está sin embargo en orden, le asegura el médico tras realizar un examen

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exhaustivo. Le recomienda una tanda de psicoterapia. Pero, ¿qué tipo de terapia es la más adecuada para Kupfer? La inabarcable pluralidad de procedimientos psicoterapéuticos —psicoanálisis, terapia conductual, psicoterapia del lenguaje, terapia sistémica, con sus tipos y variantes— puede confundir a cualquiera. La mayoría de los psicoterapeutas aprenden en la carrera una determinada línea terapéutica. Luego se limitan, en su práctica profesional, a aplicar el mismo patrón idénticamente a todos los pacientes. Sin embargo, no todos los procedimientos producen siempre el mismo efecto positivo. En el caso de la depresión o los estados de ansiedad, los resultados difieren nítidamente unos de otros, según ha quedado demostrado en estudios de meta-análisis realizados, entre otros, por Klaus Grawe y sus colaboradores, de la

Universidad de Berna. La razón de un éxito tan variable reside en que cada escuela psicoterapéutica posee una perspectiva restringida, y completamente diferente del resto, sobre el funcionamiento de la mente. En los métodos psicodinámicos se trata de determinar una angustia reprimida y de tornar conscientes los conflictos ligados a ella. El punto de mira radica aquí, por tanto, en aclarar las motivaciones del paciente. Este procedimiento producirá también cambios muy positivos en los pacientes en donde prevalecen los conflictos de esta índole. Por el contrario, esas mismas actuaciones fracasan cuando se trata de modificar patrones de comportamiento ante determinadas situaciones. En estos casos tienen ventaja las terapias de orientación conductual, que aplican reglas de aprendizaje de forma consciente y habilidosa. Y, a su vez, estos abordajes son menos Mente y cerebro 15/2005

BILDERBERG

1.

SIEMPRE QUE ERWIN KUPFER entra en un túnel le sobrevienen ataques de ansiedad incontrolados.

útiles en la mayoría de los casos en los que en la base de los trastornos se hallan conflictos persistentes. Hay que señalar, además, que, si una terapia acierta con un paciente, su efecto benefactor, siempre muy semejante, es independiente de la concreta orientación seguida. Así ha quedado puesto de manifiesto en diversos meta-análisis, entre ellos el acometido por Michael J. Lambert, de la Universidad Brigham Young en Utah. Resulta harto probable que, bajo esa profusión de nombres, se den formas de proceder muy semejantes en el fondo, cuyo efecto se puede explicar mejor desde la psicología general y desde la biología que con las nociones hiperespecializadas de las corrientes psicoterapéuticas. En ese contexto apareció la “psicoterapia integradora”, o “psicoterapia general”, al comienzo de los años ochenta. Bajo esta denominación se engloban todos los procedimientos psicoterapéuticos que se distancian del pensamiento orientado en escuelas. Se apoya en los conocimientos fundamentales de la psicología y de las ciencias neurológicas. En ese método, el diagnóstico desempeña un papel importante. Se trata de hallar una solución terapéutica óptima para un paciente determinado aquejado de un trastorno específico en un contexto definido. A tal fin, lo primero que recibe el señor Kupfer, tras dirigirse al ambulatorio psicoterapéutico de la Universidad de Berna, es una ristra de cuestionarios sobre sus circunstancias vitales. Espiguemos algunas preguntas: “¿Con qué frecuencia ha padecido usted desfallecimientos Mente y cerebro 15/2005

o mareos en los últimos siete días?”, “¿Con qué frecuencia padece usted la necesidad de controlar continuamente lo que hace?”

Preguntar En el centro se indaga también el bienestar y el comportamiento interactivo del sujeto. Para la terapia a seguir, importa saber si a Kupfer le cuesta confiar en otras personas, afirmarse frente a ellas o abrirse a los demás para hacerlos partícipes de sus sentimientos. No faltan también preguntas acerca de los desafíos (“¿Se preocupa

usted por cosas sobre las que no puede influir?” o “¿Sabe usted siempre cómo tiene que comportarse ante las situaciones inesperadas?”), sobre las motivaciones (“¿Cuán importante es para usted el poder disfrutar de su sexualidad?”), así como acerca de su realización. Los cuestionarios normalizados posibilitan la comparación entre los pacientes y la correcta clasificación de los casos nuevos. Con ello, antes de que dé comienzo la terapia propiamente dicha, puede establecerse un pronóstico sobre el tratamiento indicado más probable

Prontuario de psicoterapia integradora ➤ La psicoterapia integradora o psicoterapia general no suscribe ninguna dirección psicoterápica determinada; antes bien, se propone superar los dogmatismos de escuelas. ➤ Actúa sobre cuatro rutas: • Activación de los recursos: ¿Qué hace bien el paciente?, ¿dónde residen sus puntos fuertes? • Activación procesal: ¿Qué situaciones y recuerdos desencadenan la reacción? • Control: ¿Qué medidas ayudan al paciente a controlar el problema?, ¿qué tiene que poder hacer al respecto?, ¿qué es lo que no puede evitar? • Esclarecimiento de los motivos subyacentes: ¿Qué perspectivas de sí mismo quiere el paciente eludir?, ¿qué le gustaría alcanzar?, ¿dónde existen conflictos en su vida?

➤ Especialmente importante para la psicoterapia integradora es el establecimiento de un cuidadoso diagnóstico inicial mediante el desarrollo de cuestionarios normalizados. Con ellos se busca conocer: • Las circunstancias personales • El tipo de trastorno • Las condiciones de la aparición del trastorno y las de su mantenimiento • Los recursos personales y sociales del paciente • Su trato con las demás personas • Posibles estrategias de dominio • Su estructura motivacional • Sus limitaciones para la realización de los fines personales. ➤ Los protocolos de evolución y las grabaciones de vídeo de las sesiones sirven para el control continuo del proceso de la terapia y ayudan a optimizar los procedimientos terapéuticos.

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MAURITIUS

2. LOS PSICOTERAPEUTAS de orientación integradora orillan los capillismos de escuela para ceñirse a los problemas concretos de cada paciente.

trado que estas primeras sesiones revisten un interés determinante. De las mismas dependerá el éxito final. Para la mayoría de los pacientes, es al principio cuando un tratamiento resulta más efectivo. Y comienza el tratamiento: el método encaminado a producir el cambio de los comportamientos, pensamientos y sentimientos de los pacientes, al objeto de mitigar sus síntomas individuales. Los ataques de pánico, los trastornos obsesivos y las depresiones acontecen cuando los modelos de pautas comportamentales almacenados —conjuntamente con sus correspondientes cogniciones, emociones y actividades motoras— se independizan y se activan a partir de motivos anodinos. Compete a la terapia quebrar esa dinámica nociva. Así sucede con los ataques de pánico de Erwin Kupfer. Apelando a su hombría, ha intentado dominar sus sentimientos de ansiedad exponiéndose repetidamente ante las situaciones que desencadenan estos ataques, como, por ejemplo, cuando al conducir tiene que introducirse en un túnel. Sin embargo, esta actitud ha sido poco fructífera. Es cierto que ha logrado seguir túnel adelante, pero cuando está dentro el miedo va apoderándose de él y el tramo se le antoja infinito.

Algo más que enfrentarse a la ansiedad para el sujeto. Se realiza, en paralelo, una entrevista personal exhaustiva a fin de que el terapeuta competente tenga a su disposición la máxima información posible. En la mayoría de los casos deben desarrollarse una o varias conversaciones adicionales, ocasionalmente de forma conjunta con su cónyuge, hasta que se establece el diagnóstico exacto, que en el caso de Kupfer consiste en “trastornos de pánico con episodios depresivos”. Establecido el diagnóstico, se elige la terapia adecuada. En la Universidad de Berna esa tarea es acometida por un equipo de tres o cuatro terapeutas clínicos experimentados. A ellos compete tomar la decisión sobre el tipo de terapia más conveniente en cada caso: individual, conyugal o de grupo, así como designar al terapeuta responsable. En las primeras sesiones, paciente y terapeuta fijan las metas del tratamiento. Para tener claros los avances que se produzcan, se establece algo similar a una métrica, que consiste en considerar que el trastorno se encuentra al principio en el nivel cero y que el objetivo es que alcance el nivel cuatro. Estudios recientes, especialmente los realizados por el grupo de Kenneth Howard, de la Universidad Noroccidental de Chicago, han demos-

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Muchas personas saben por propia experiencia que limitarse a estos enfrentamientos directos no da buenos resultados. El paciente debe también activar al mismo tiempo sus “recursos” —esto es, todas aquellas capacidades y posibilidades de actuación que tiene a su disposición, pero que hasta ahora no ha utilizado— para solucionar su problema. El diagnóstico inicial atestigua que Kupfer posee buenos recursos personales; por ejemplo, un trato abierto y confiado con las otras personas y un perfecto control de la vida cotidiana. Lo que tiene que hacer ahora es aprender a concentrarse sobre esas capacidades para desarrollar estrategias de control alternativas. Este proceder le ayuda a vencer muy pronto su miedo a atravesar los túneles. Desde la primera conversación terapéutica aprende a abordar racionalmente este sentimiento y a aceptarlo como algo normal. Con lo cual se da el paso decisivo para su superación, pues lo que le producía inseguridad era lo incomprensible de su angustia a los túneles, no el sentimiento en sí mismo. Sus ataques de pánico nocturnos y sus cavilaciones obsesivas sobre la muerte, menos comprensibles que la ansiedad ante los túneles, resultan menos domeñables. Ambas circunstancias con-

ciernen a conflictos motivacionales, es decir, remiten a necesidades reprimidas. Y éstas deben ser primero analizadas con el paciente. Existen dos posibilidades fundamentales de intervención terapéutica: por una parte, el control de las situaciones, pensamientos y sentimientos problemáticos; y, por otra, la aclaración de los motivos, metas y necesidades, junto con los conflictos asociados. Ambos abordajes, aun siendo distintos, no se excluyen. Necesitan, sin embargo, procedimientos diferentes: la terapia conductual se concentra en conseguir el dominio de los problemas, mientras que la psicoterapia del lenguaje y el psicoanálisis se proponen aclarar los impulso internos. Un sector notable de problemas se soluciona mediante la contravaloración por parte del terapeuta de las expectativas negativas del paciente, toda vez que los modelos relacionales conflictivos tienden a repetirse en la interacción con los demás. De esa manera puede enrocarse la percepción negativa de uno mismo: “No consigo nunca tener una relación liberadora” o “De todo lo que hago, saco sólo ingratitud, mofas y befas”. Del estudio de los mecanismos psicológicos a través de los cuales se fijan tales modelos problemáticos se ocupó el grupo encabezado por Georg Silberschatz, Joseph Weiss y Harold Sampson, del Hospital Monte Sinaí y Hospital Clínico de San Francisco. En sus interrelaciones con el resto de las personas, los afectados, concluyeron, acostumbran comportarse de tal manera que despiertan reacciones de recelo y rechazo. También en el caso de Kupfer. El terapeuta se dio cuenta de que el paciente sonreía mucho durante las sesiones. La sonrisa tiene la finalidad, entre otras, de protegerle de las críticas, pues como se evidenció en el exhaustivo diagnóstico realizado al comienzo de la terapia, el paciente teme la posibilidad de ser considerado un fracasado.

La negación de los padres Esa sonrisa persistente de Kupfer la identifican los demás con una muestra de autosuficiente arrogancia, propia de un ser superficial que no invita al trato. Y esta actitud defrauda la necesidad de reconocimiento del paciente. A esto se suma el pánico que Kupfer siente ante cualquier tipo de ridículo, lo que le hace silenciar los detalles, por lo demás carentes de importancia, sobre sus orígenes modestos. Y lleva esta postura tan lejos, que ha dejado de relacionarse con sus antiguos amigos e incluso rechaza a sus padres y los oculta ante los miembros de la familia de su mujer. Mente y cerebro 15/2005

orígenes que le avergüenzan, que cree en contradicción con su necesidad de reconocimiento. El cuidadoso desvelamiento de ese conflicto llevado a cabo durante la terapia acaba solucionándolo. En este proceso el paciente aprende a aceptar su niñez y su familia, a la par que se satisface su necesidad de reconocimiento, lo que es decisivo para el éxito de la terapia. Con ello se deslinda el problema psíquico y los ataques de pánico desaparecen. Su cavilar sobre la muerte se debe principalmente a una pérdida no elaborada a la que deben dedicarse otras cuantas sesiones. Por fin, al cabo de 15 sesiones, la terapia llega a su término exitosamente.

El paciente oculta otros conflictos que le dominan: la insatisfecha necesidad de reconocimiento, el permanente miedo al fracaso y a tener que avergonzarse de algo, así como el profundo anhelo de ser querido por aquellas personas que considera importantes. Estos deseos no satisfechos y cargados de conflictos, unidos a la continua frustración de necesidades básicas importantes, como son las de relación, orientación y control, provocan la aparición de síntomas psíquicos. Pues con dichos síntomas emerge un problema sustituto que aparta la atención de sí mismo y de las auténticas causas de los trastornos. Los ataques de pánico de Kupfer se hallan en relación con el rechazo de esos

HANS JÖRG ZNOJ, psicólogo, enseña en la Universidad de Berna.

Bibliografía complementaria ALLGEMEINE PSYCHOTERAPIE. NEUE ANSÄTZE ZU EINER INTEGRATION PSYCHOTERAPEUTISCHEN SCHULEN. Dirigido por R. F. Wagner y P. Becker. Hogrefe; Göttingen, 1999. PSYCHOTHERAPIE IN WANDEL. VON DER KONFESSION ZU PROFESSION. K. Grawe et al. Hogrefe; Göttingen, 2001. NEUROPSYCHOTHERAPIE. K. Grawe. Hogrefe; Göttingen, 2004.

El poder de la mirada Los psicoterapeutas comienzan a abrir vías alternativas en el tratamiento de los sueños. A través de un rápido parpadeo, por ejemplo, podría aliviarse el miedo de quienes se enfrentan a vivencias dolorosas

P

Siempre que pasa cerca de la estación se le sube un sudor frío. Al principio, Neumann intenta sin éxito reprimir estos ataques de pánico. Los episodios se repiten con redoblada frecuencia. El tormento le obliga a solicitar una baja temporal. No basta. El miedo se ha apoderado de él y apenas se atreve a salir de casa. Su médico de cabecera decide remitirlo a un psicoterapeuta. El Manual estadístico de diagnosis (MED) y la Clasificación internacional de enfermedades (CIE) consideran una “perturbación postraumática” la dolencia

que padece Siegfried Neumann. La dolencia fue descrita en 1889 por Hermann Oppenheim, un joven clínico del Hospital de la Charité. El número de afectados por la “neurosis traumática” registró un incremento espectacular en las dos guerras mundiales. Miles de soldados y civiles que vivieron el conflicto en toda su crudeza manifestaban los síntomas típicos: lagunas de su memoria junto con recuerdos atormentadores de las experiencias vividas. No parecía haber sosiego para los afectados: medrosos y excitables, sufrían ataques de miedo y depresiones.

CORBIS

arecía una noche normal en la vida de Siegfried Neumann. Este agente de policía, como cada día al término de su trabajo, regresaba a casa, junto con otro compañero. Al atravesar un callejón oscuro, cercano a la estación, ambos funcionarios observaron a unos mozalbetes intentando forzar un coche aparcado. Al aproximarse los policías, los delincuentes, pertrechados de barras de hierro, se lanzaron contra ellos. En la refriega Neumann cae al suelo y, antes de perder la conciencia, tiene tiempo de ver que un mozalbete blande la barra amenazador. Ya en el hospital, el policía vuelve en sí y se entera de que su compañero le ha salvado. No tiene heridas graves; sólo unos arañazos y una hinchazón en la frente. Pero en las semanas siguientes, de forma inesperada, Neumann se siente acosado por pesadillas, fenómeno que él jamás había experimentado. Con inquietante intensidad, se le representan las escenas de la agresión. Por la noche apenas puede conciliar el sueño y durante el día no encuentra ni un momento de sosiego.

1.

LUZ A LA SALIDA DEL TUNEL. Las víctimas de un trauma deben enfrentarse a sus vivencias del pasado si quieren desprenderse de recuerdos martirizantes. Se trata de la única manera eficaz de mitigar el sufrimiento.

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tornos. En un principio no se acertaba en la forma de abordar estos problemas. Se sostenía que la recuperación podía producirse de manera espontánea al término de semanas o meses después del traumático percance. De hecho, numerosos estudios documentan que los trastornos postraumáticos escapan a las posibilidades del psicoanálisis, la terapéutica conductual clásica u otro procedimiento habitual en psicoterapia. En los años ochenta algunos especialistas se dedicaron con creciente interés a buscar una vía de progreso en el tratamiento de las víctimas de choques traumáticos. Sobresalió en ese afán Francine Shapiro, del Instituto de Investigación Mental de Palo Alto, que había superado ella misma una grave afección de cáncer y que sufría desde entonces del síndrome de la retropresencia o del “flashback”. Su vida dio un giro cierto día del año 1987. Ante la renovada aparición de las imágenes de su antigua dolencia y sus intentos de alejarlas, Saphiro se percató de algo singular: esos recuerdos opresivos se debilitaban en cuanto cambiaba deprisa la dirección de la mirada y giraba los ojos a un ritmo rápido de izquierda a derecha. Ante tan sorprendente descubrimiento,

Se trate de un bombardeo, de una catástrofe natural, de un accidente de tráfico, de una violación o de la pérdida de un ser querido: las consecuencias psicológicas de tales experiencias se asemejan notablemente entre sí. Los médicos reconocieron muy pronto los componentes orgánicos de estos síntomas. En 1944 Abraham Cardiner introdujo el término “fisioneurosis”: había comprobado en el reconocimiento y estudio de muchos soldados llegados del frente que su sistema nervioso autónomo se encontraba prácticamente en estado de alarma continua, fenómeno que explicaba la sobreexcitación de los afectados.

IFA-BILDERTEAM

Huellas neuronales del miedo

2.

SOMBRAS DEL PASADO. Las escenas de un trauma se avivan frecuentemente y de manera confusa en la memoria de las víctimas, sin que éstas las puedan ordenar en su espacio y tiempo.

Mediante técnicas de formación de imágenes podemos sacar a la luz las mutaciones que se operan en el cerebro de las víctimas de un choque traumático. En estas personas suelen resentirse el hipocampo y la amígdala, dos regiones cerebrales de relevancia decisiva para el almacenamiento de contenidos de memoria y para la valoración emocional. Se observa también en estos pacientes una distribución anómala de neurotransmisores. La cuestión planteada se centra en la ayuda a prestar a quienes sufren tales tras-

Las ocho fases de la terapia EMDR según Saphiro

2. Estabilización Una vez que el paciente haya sido debidamente informado sobre el curso del tratamiento y el método terapéutico, pueden contribuir a su estabilidad psíquica las técnicas de relajación o los procedimientos imaginativos; en raras ocasiones, los medicamentos también. 3. Valoración de las vivencias Una selección de los recuerdos con todos sus aspectos (visuales, emocionales y sensoriales) sirve de “nudo” para el tratamiento posterior. Así pues el paciente debe: • imaginarse de forma plástica “el peor momento”, • concebir un pensamiento negativo que exprese la lesión de su sentimiento de autovaloración (“¡yo tengo la culpa!”), • buscar posibles alternativas que él preferiría enfrentar a lo anterior (“hice todo lo que pude”),

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• valorar el grado de la carga emocional y su sentimiento orgánico. 4. Reestructuración y desensibilización Exhortación al paciente para que se concentre en la imagen del recuerdo (“delincuente con la barra de hierro”) así como en la idea central (“¡estoy desamparado!”) y en el sentimiento acompañante (“miedo por todo el cuerpo”). Simultáneamente, el terapeuta empieza la estimulación bilateral mediante la conducción de los movimientos oculares. 5. Fijación En cuanto disminuye la presión emocional del recuerdo, éste se revaloriza positivamente (“¡he sobrevivido!”) y se ve reforzado asimismo por la estimulación.

F. SHAPIRO

1. Planificación del tratamiento En primer lugar, el terapeuta aclara la prehistoria y los síntomas del trauma. Se valora la resistencia psíquica del paciente para excluir una posible amenaza surgida con el afloramiento de los recuerdos negativos.

6. Test corporal El paciente hace un viaje mental por su propio cuerpo a la búsqueda de restos de los recuerdos traumáticos.

acuerdan medidas de comportamiento para el caso de una emergencia.

7. Conclusión El terapeuta y el paciente comentan el éxito conseguido con el tratamiento y

8. Consultas posteriores Años después y en sueños intensos aparecen más aspectos del trauma que deben elaborarse.

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Sucesión de éxitos Otros psicoterapeutas se sumaron con presteza al elenco de éxitos alcanzados con el nuevo método. Se puso de manifiesto que los pacientes traumatizados sentían alivio no sólo por los rápidos movimientos oculares, sino también con el contacto de ambas manos o mediante la simulación acústica recibida por auriculares. Es decir, que la clave del éxito no radicaba de un modo exclusivo en la combinación de los recuerdos agravantes con los movimientos oculares, sino también en la recíproca estimulación del cerebro, fuera por los ojos, el oído o el sentido del tacto. Cuanta más experiencia clínica acumularon Saphiro y otros se patentizó que las imágenes de los recuerdos no sólo empalidecían simplemente por el EMD; en general, evolucionaban en cuanto a sus contenidos: fragmentos borrosamente recordados al principio admitían un cabal encuadre en la propia biografía. De tales observaciones Saphiro dedujo en 1991 que la EMD no desensibilizaba únicamente contra recuerdos ingratos; en realidad, contribuía a la reelaboración de los correspondientes contenidos de la memoria. Por ello a partir de entonces denominó a este proceso “desensibilización y reprocesamiento del movimiento ocular” (EMDR). Una encuesta de principios de 1990 de Howard Lipke, del Hospital Clínico de Chicago Norte, entre más de mil traumaterapeutas confirmó que la “reestructuración” de los contenidos de la memoria representaba una característica típica del tratamiento EMDR; con una particularidad: a menudo afloran detalles que hasta entonces se mantenían en el olvido. Sigfried Neumann inició este método alternativo con su terapeuta. Ambos acordaron un tratamiento de acuerdo con el modelo de Saphiro, de ocho fases. Había que empezar por perfilar exactamente el recuerdo que dejó las huellas más profundas de aquel suceso traumático; en el Mente y cerebro 15/2005

EMDR-INSTITUT ÖSTERREICH

empezó a probar el efecto de diferentes movimientos oculares, variables en ritmo y duración. Halló que, al cabo de breves instantes, se originaba regularmente el “desahogo psíquico”. Pero ya en los años sesenta un grupo dirigido por John Antrobus, de la Universidad Metropolitana de Nueva York, había descrito un efecto similar. Lo singular de Saphiro residía en su comprobación sistemática de la fuerza terapéutica de los movimientos controlados de los ojos. Llamó a su enfoque “desensibilización del movimiento ocular” (EMD, por sus siglas en inglés).

3.

GESTO DIGITAL CURATIVO. Una situación típica de un tratamiento EMDR: la paciente sigue con la mirada el movimiento horizontal de la mano de su terapeuta.

caso de Neumann, la imagen del mozalbete esgrimiendo amenazante la barra de hierro. Se sentía desamparado. La mayoría de las terapias conductuales se concentran en el punto débil del pasado. Aunque en este tratamiento del EMDR el afectado por el trauma parte de ese punto, lo hace buscando nuevas valoraciones. Se trata, pues, de dar un giro a los pensamientos y reproches negativos concomitantes del tipo “¡soy yo mismo el culpable de lo que me ha pasado!” hacia el nuevo enfoque de “¡hice todo lo que pude!”. Y aquí representan una ayuda de importancia decisiva los movimientos oculares característicos del EMDR. Los terapeutas estimulan al paciente haciendo oscilar por ejemplo un dedo de un lado para otro ante su rostro. Al igual que Neumann experimentó un alivio emocional tras la primera sesión del tratamiento, a otros se les vienen a la mente con rapidez “otras ideas”.

Difícil explicación Pero, ¿cómo es posible que unos simples movimientos oculares obtengan tales efectos curativos? La mayoría de las interpretaciones se apoyan en la dada por Robert Stickgold, de la Universidad de Harvard. Sostiene que el EMDR desencadena procesos cerebrales similares a los producidos en las fases del sueño REM (de movimiento ocular rápido). El paciente evoca sus recuerdos traumáticos durante la sesión terapéutica. Y los movimientos oculares simultáneos a esa acción impulsan un mecanismo neuronal encargado de descargar tales informaciones en almacenes corticales superiores de memoria. Y así se quedan a disposición del recuerdo y de la reflexión conscientes.

Stickgold asegura que nuestro cerebro lleva a cabo todas las noches una “labor recordatoria” similar y de manera preferente en el sueño REM. Pero justamente la sobreexcitación es la causa de los trastornos de los pacientes afectados por los trastornos postraumáticos (TPT) en las fases de duermevela. Esta situación remite espontáneamente al cabo de cierto tiempo en algunos; en la mayoría, sin embargo, persiste, hasta el punto de que los recuerdos traumáticos se avivan incluso con el desencadenante más nimio en forma de episodios, imágenes y sentimientos inconexos. Bob McCullock, de la Universidad de Cardiff, opina que la estimulación recíproca desencadena una reacción de la orientación que desvía enseguida la atención de los afectados de su sensación de miedo; un fenómeno que acto seguido ayuda a reordenar los recuerdos “atascados”. Carecemos de fundamento para decidir en favor de una u otra teoría. Algunos investigadores aventuran incluso que el EMDR sume al paciente en una suerte de hipnosis, algo que la electroencefalografía (EEG) contradice. En un trabajo de 1995, Gregory Nicosia señalaba ya que las corrientes cerebrales de los pacientes tratados con EMDR no presentaban los modelos típicos del trance ni de la hipnosis. El mecanismo de acción del EMDR sigue envuelto en el misterio. De ahí el escepticismo que provoca en ciertos psiquiatras. Pese a tal reticencia, este método se emplea ahora con éxito, como en el caso de Siegfried Neumann. Nuestro policía, que ya había superado ampliamente sus síntomas de miedo al cabo de diez sesiones, no constituye un episodio aislado.

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El tratamiento con el EMDR requiere menos tiempo que una terapia conductual. A ese resultado llegaron Kewin Power y Therese McGoldrick, de la Universidad de Stirling, en una investigación de análisis comparado, aparecida en 2002. Dividieron 105 pacientes con trastornos de carga postraumática en tres grupos diferentes. El primero fue tratado con el EMDR; el segundo con una mezcla de terapia conductual cognitiva y del método de avalancha de estímulos, desarrollado por Edna Foa y sus colegas. A los demás pacientes les ubicaron en una lista de espera, como grupo control. Al cabo de diez semanas las dos variantes de tratamiento habían reducido significativamente tanto los síntomas de trastornos postraumáticos como las depresiones y estados de ansiedad de los afectados. Hay que reseñar que el grupo de EMDR había

requerido un promedio de cuatro sesiones, mientras que los de la terapia conductual combinada necesitaron más de seis. En un reconocimiento posterior se comprobó la vigencia de los efectos curativos todavía al cabo de quince meses. En una veintena de estudios posteriores se confirmó la eficacia hasta el momento del EMDR. Han venido también apareciendo metaestudios, que resumen estadísticamente los resultados de diferentes investigaciones. Hace unos años se divulgó el caso de una muchacha mexicana que después de una amputación sufría intensos dolores fantasma. Se le aplicó una terapia de EMDR y los dolores remitieron. Se abrió un vivo debate sobre el potencial terapéutico de este tratamiento. ¿Qué fue de Neumann? Al cabo de un año, el policía había quedado limpio de los síntomas traumáticos y concluyó su terapia. En una conversación de control

con su psicoterapeuta, años más tarde, se comprobó que se habían seguido desvaneciendo los recuerdos del percance y los trastornos consecuentes. Neumann vuelve a cumplir a pleno rendimiento en su profesión. ARNE HOFMANN, especialista en medicina psicosomática e interna, dirige el Instituto alemán de EMDR en Bergisch-Gladbach.

Bibliografía complementaria EMDR ALS INTEGRATIVER PSYCHOTHERAPEUTISCHER ANSATZ. F. Saphiro. Junfermann; Paderborn, 2003. EMDR IN DER THERAPIE POSTTRAUMATISCHER BELASTUNGSSYNDROME. A. Hofmann. Thieme; Stuttgart, 2004.

Tabaquismo Bienestar y adicción

E

n la génesis de la conducta de fumar tabaco participan diversos factores cuya interacción modularía el grado de motivación del fumador, tanto por lo que respecta a la cantidad y tipo de consumo, como a la forma y participación de los mecanismos fisiológicos subyacentes y, de manera especial, en los responsables de la excitación nerviosa cerebral. Por lo que se refiere al estudio de la motivación de los fumadores, afloraron desde un comienzo diversas causas que generan o influyen en el acto de fumar. Así, S. S. Tomkins distinguió los fumadores que utilizan los cigarrillos para alcanzar un estado de relajación y satisfacción, de los que fuman con el fin de reducir los sentimientos desagradables y de angustia, así como de aquellos en los que el acto de fumar es habitual y adictivo. A partir del mencionado autor, el equipo de A. H. Russell diseñó un cuestionario de cuarenta preguntas (items), que podían agruparse en siete factores, cada uno de los cuales valoraba un aspecto de la motivación del fumar. El factor adictivo (y posiblemente también el automático o compulsivo) valora el tipo de dependencia de la nicotina; en él se fundamenta la hipótesis del modelo adictivo de fumar. Otros factores, como el sedante y estimulante (y posiblemente también el indulgente), guardan relación con el refuerzo psico-

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lógico de fumar y contemplan el acto de fumar como una herramienta psicológica. Por último, los factores psicosocial y sensoriomotor cubrirían aspectos del acto de fumar con una vinculación muy débil con la nicotina, como podrían ser, por una parte, las situaciones de relación social y, por otra, los aspectos olfatorios, gustativos y de manipulación. Uno de los factores principales en la determinación del estado psicológico de una persona es su grado de excitación nerviosa (lo que en argot se llama arousal). Regula éste las respuestas conductuales y las reacciones emocionales ante cualquier estímulo ambiental; a su vez es susceptible de modificación y control por parte del fumador. Por consiguiente, su estudio resulta aquí de capital importancia. Hay en el hombre y otros mamíferos dos sistemas de control de la excitación nerviosa cerebral: uno inespecífico y específico el otro. El primero determina el grado general de la capacidad de respuesta del organismo entero. Dicho sistema regula el grado de consciencia. Su actividad determina si el sujeto se encuentra dormido, despierto o en algún grado intermedio de su estado de alerta. Este sistema inespecífico funciona, a través de la formación reticular, por medio de un haz de fibras y neuronas que establecen la conexión entre los órganos de los sentidos y el córtex cerebral y de

éste con las zonas del cuerpo necesarias para responder a los estímulos sensoriales. El neurotransmisor implicado en la mayoría de las redes correspondientes a este primer sistema es la acetilcolina, razón por la cual es de esperar que la nicotina actúe en este sistema general de excitación nerviosa cerebral. El segundo sistema de excitación nerviosa cerebral se caracteriza por ser más específico y orientado a un fin. Se halla implicado en la motivación y la emoción. Determina también la calidad y la intensidad de la respuesta a los estímulos ambientales. Participa, además, en la atención selectiva ante determinados estímulos, así como en las relaciones entre las funciones de aprendizaje y memoria. La base anatómica de dicho mecanismo de excitación nerviosa es el sistema límbico, conjunto de estructuras cerebrales (hipocampo, amígdala y otras) reguladoras de los estados emocionales, así como de los centros de recompensa y castigo. En este caso, los neurotransmisores implicados son la noradrenalina o norepinefrina y la dopamina, ambos también susceptibles de ser influidos por la nicotina. Dichos patrones de excitación nerviosa cerebral intervienen en el mantenimiento de la conducta de fumar. Proporcionan una explicación sobre el origen de las propiedades estimulantes y, a la vez, sedantes que posee el tabaco. Mente y cerebro 15/2005

Según C. Lujic y su grupo, una actuación eficiente (performance en el argot) requiere un equilibrio entre los dos sistemas de excitación, el cortical y el límbico. De acuerdo con los patrones mencionados, el tabaco proporcionaría un equilibrio homeostático en condiciones de estrés, ansiedad, aburrimiento y cansancio. Si el fumador se abstiene, se produce una alteración de ese balance, que se traduce en una sobre o infraestimulación, capaces de inducir una recaída en el hábito hasta que el sujeto haya aprendido nuevas estrategias para modular su excitación nerviosa cerebral (por ejemplo, ejercicios de relajación, deporte y otros). La nicotina ejerce una acción bifásica: en dosis bajas estimula las neuronas y, en dosis altas, bloquea la acción después de un corto período de estimulación. Estos efectos se hacen patentes cuando se aplican técnicas de formación de imágenes (tomografías), que miden el flujo sanguíneo cortical regional como indicador de la activación cerebral. Esta acción bifásica

es la razón por la cual algunos fumadores experimentan los efectos del tabaco como un incremento de la excitación nerviosa cerebral, mientras que otros como un descenso. No obstante, muchos afirman que pueden experimentar ambos en función de diversos factores (por ejemplo, su nivel inicial de excitación). La dispar concentración de receptores nicotínicos en las regiones corticales y límbicas, así como los diferentes niveles de sensibilidad a la nicotina de tales receptores, conlleva que la nicotina ejerza efectos distintos en el sistema límbico y en la corteza. Con otras palabras, un mismo sujeto puede experimentar un incremento de su excitación cortical (atención, concentración) y un descenso de su excitación emocional (límbico). Parece, pues, que la reducción del estrés y el incremento de la vigilancia y eficacia mental resultarían relativamente independientes entre sí. La medición de la excitación nerviosa cerebral puede contemplarse como una

LA EXCITACION NERVIOSA CEREBRAL (arousal) como dimensión según Ashton y Stepney, modificado (Sánchez Turet, 2005).

SUEÑO

HIPERACTIVIDAD

SUSTANCIAS ESTIMULANTES

POBRE

ACTUACION EFICIENTE

BUENA

SUSTANCIAS DEPRESORAS

EXCITACION 1

MIQUEL SANCHEZ TURET es catedrático de psicobiología y director del máster en drogodependencias de la Universidad de Barcelona.

EXCITACION 2

BAJO Mente y cerebro 15/2005

ALTO

EXCITACION NERVIOSA CEREBRAL

dimensión o continuum del estado de alerta con el sueño en un extremo y la hiperactividad en el otro. Con todo, la relación entre la actuación eficiente y la excitación nerviosa cerebral es más complicada, expresada por la ley de Yerkes-Dodson, en la que la calidad de la actuación eficiente en función del nivel de excitación sigue una trayectoria de U invertida (véase la figura). Así, la calidad de la actuación eficiente empeora cuando nos hallamos tanto en un bajo nivel de excitación como en un nivel excesivamente alto de la misma; la actuación eficiente óptima se consigue en valores intermedios de excitación nerviosa cerebral. Las sustancias estimulantes pueden mejorar la actuación eficiente cuando nos hallamos en niveles bajos de excitación nerviosa cerebral. Sin embargo, en niveles más altos el efecto de la sustancia podría sobrepasar el nivel de excitación máximo y llegar a empeorar la actuación eficiente. Un efecto dual semejante sobre la actuación eficiente es posible con una sustancia depresora que mejore la actuación eficiente de los sujetos con elevada excitación nerviosa cerebral, aunque dicho nivel sufra un descenso a causa de la sustancia. Teniendo en cuenta la relación de U invertida entre excitación nerviosa cerebral y actuación eficiente, cualquier nivel de actuación eficiente (excepto el óptimo) puede ser el resultado de dos niveles diferentes de excitación eficiente. El concepto de excitación nerviosa cerebral se ha ampliado para incluir la activación fisiológica. Dos conjuntos de medidas han resultado útiles en este sentido. Uno de ellos incluye las variables vegetativas, tales como frecuencia cardiaca, tensión arterial y sudoración (resistencia eléctrica de la piel). El otro conjunto de variables concierne a las medidas de la actividad eléctrica cerebral (EEG), en las que se registran curvas diferenciables entre sí por la amplitud y la frecuencia de sus ondas. En este sentido, destacaríamos las ondas alfa (elevada amplitud y baja frecuencia), características de estados de relajación, y las ondas beta (baja amplitud y elevada frecuencia), típicas de los estados de concentración. De todo lo expuesto se desprende que el fumar tabaco permitiría la regulación de la actuación eficiente y, en definitiva, el grado de bienestar del sujeto. De ahí su poderosa capacidad adictiva.

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Una toxina contra el dolor Un analgésico aprobado recientemente, versión sintética de una toxina de caracol, se ha convertido en uno de los primeros fármacos de origen marino

Gary Stix

E

n diciembre de 2004, la Oficina sobre Medicina y Alimentación (la estadounidense FDA) aprobó dos nuevos fármacos destinados al tratamiento de una forma de dolor que a menudo se muestra refractaria a los antiinflamatorios y a los opiáceos, es decir, a los dos tipos de analgésicos dominantes. Los especialistas en medicina del dolor han visto con agrado su llegada. (El dolor suele tratarse aún con opiáceos, sustancias de más de 2000 años de antigüedad, y compuestos afines a la aspirina, que cuenta ya con casi dos siglos de edad.) A menudo para paliar el dolor se recetan medicamentos que, en su origen, fueron aprobados para otras indicaciones. El 31 de diciembre de 2004, Lyrica de Pfizer (pregabalina) recibió el visto bueno de la FDA para tratar el dolor neuropático provocado por lesiones nerviosas derivadas de diabetes y herpes. En ocasiones, fármacos anticonvulsivos (clase a la que pertenece Lyrica) se han utilizado con fines paliativos sin aprobación reglamentaria. El año pasado, Pfizer aceptó pagar 430 millones de dólares en concepto de reclamaciones civiles y penales porque su división Warner-Lambert había promocionado de forma ilegal un antiepiléptico, el Neurontin, para el tratamiento de dolores neuropáticos y otros fines no autorizados, antes que Pfizer la adquiriese en el año 2000. El otro de tales analgésicos que la FDA aprobó el pasado diciembre difiere por entero de Lyrica. Prialt (nombre comercial de la ziconotida), fabricado por Elan, requiere que una bomba —implantada o externa— envíe el fármaco, a través de un catéter, hasta el líquido raquídeo (técnica reservada al suministro de morfina a enfermos de sida o de cáncer en estado crítico).

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En la opinión de neurólogos y farmacólogos, Prialt es, con mucho, el más interesante de los dos. Nos hallamos ante el primer fármaco analgésico que ha llegado directamente de los ensayos con animales a los pacientes, señala Allan I. Basbaum, profesor de anatomía de la Universidad de California en San Francisco. Prialt, versión sintética de una toxina extraída de Conus magus, un molusco de los océanos Indico y Pacífico, se cuenta también entre los primeros fármacos en poner de manifiesto las posibilidades que ofrece la vida marina y, en especial, los invertebrados, para el desarrollo de nuestra farmacopea. El camino hacia el Prialt comenzó hace más de 30 años, cuando Baldomero Olivera, que había concluido hacía poco su investigación posdoctoral en la Universidad de Stanford, regresó a Filipinas, su país natal, y dispuesto a establecer su laboratorio. En Stanford, Olivera había contribuido al aislamiento y purificación de la ligasa de ADN, enzima que ensambla segmentos de la hélice. Deseaba continuar su investigación en Filipinas, pero no logró procurarse el equipamiento necesario. Aficionado a la malacología, se preguntó si los prosobranquios venenosos sintetizarían moléculas que bloquearan los canales nerviosos y, a lo mejor, pudieran servir a los neurólogos, igual que las toxinas del pez globo o las de cierta serpiente de Taiwán. Olivera encontró al final un puesto docente en la Universidad de Utah. Allí planeó llevar a cabo, de forma complementaria, estudios sobre las toxinas de los prosobranquios y otros moluscos, sin dejar de ceñirse en su línea principal de trabajo sobre ADN. En 1978, Craig Clark, un alumno de 19 años que se había matriculado en su laboratorio, mostró interés por las toxinas de moluscos. Pensó en

averiguar qué acontecería si inyectara en el cerebro de ratón uno o algunos péptidos del centenar que componen el veneno de C. geographus, un animal mortífero. (El protocolo seguido hasta entonces indicaba la inyección del tóxico en el abdomen del múrido.) A Olivera no le entusiasmó la idea, pero permitió que Clark siguiera adelante. Para asombro general, los péptidos suscitaron en los ratones un amplio repertorio de comportamientos: uno provocaba sueño; otro, violentas convulsiones y un tercero hizo que se rascaran. El reconocimiento, cada vez más claro, de la amplia diversidad de especies y subespecies de conos, con sus correspondientes toxinas —al menos 50.000 péptidos producidos por 500 especies (frente a los 10.000 alcaloides identificados en los vegetales)— indujo a Olivera a abandonar el trabajo sobre ADN. Se consagró entonces a desentrañar las claves de esta variación producida en 50 millones de años, un intervalo temporal relativamente breve en términos evolutivos. Se propuso también desentrañar el mecanismo de operación de los canales iónicos en el sistema nervioso y el modo en que las toxinas podrían ocupar el centro de la investigación neurológica y farmacológica. En palabras del propio Olivera, los moluscos son los neurofarmacéuticos de la naturaleza.

En busca de venenos Los trabajos del grupo de Olivera despertaron la curiosidad de George Miljanich, bioquímico de la Universidad de California del Sur que estaba estudiando la transmisión de señales nerviosas en la sinapsis, el punto de contacto entre neuronas. Miljanich participaba en la identificación y clasificación de los diferentes tipos de canales de calcio que transmiten señales químicas a las células del sistema nervioso. Había recibido una subvención Mente y cerebro 15/2005

BRUNO GAGET

UN CONO inyecta veneno en una presa mediante su probóscide, cuyo extremo está armado con un arpón. El pececillo le es ofrecido como alimento en un laboratorio de la Universidad de Utah. Mente y cerebro 15/2005

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Del cono al paciente ARPON

Conus magus envía su ponzoña, mortal para los peces, desde un conducto interno hasta su probóscide, cuya punta termina en un arpón.

CONDUCTO DEL VENENO

PROBOSCIDE

OJO

VESICULA DEL VENENO

PIE

Este veneno contiene una sustancia (derecha ) que alivia el dolor: un omega-conopéptido. Hoy obtenido por síntesis, constituye la base de la ziconotida, el principio activo de Prialt, un analgésico.

LUCY READING-IKKANDA; KEN EWARD (inserto, centro)

Administrado por vía intravenosa, el fármaco produciría efectos adversos en todo el organismo; por ello es liberado directamente en el líquido raquídeo mediante una bomba implantada.

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del Instituto Nacional de la Salud para desarrollar una forma de utilizar las toxinas de los conos a la manera de sondas con las que determinar la función de diversas vías moleculares. La incapacidad para obtener más de una gota del precioso veneno, conseguido tras una laboriosa tarea de manipulación del animal en el laboratorio de Olivera, fue la causa, en 1988, de que una oferta de empleo de Neurex, una firma biotécnica recién nacida, resultase especialmente tentadora para Miljanich. La compañía, fundada en 1986 por dos profesores de la Universidad de Stanford con la intención de combinar la biotécnica y las neurociencias, había contratado así mismo expertos en péptidos, procedentes de la Universidad de California en San Francisco. Miljanich convenció a los compañeros del departamento de investigación de Neurex que acometieran una tarea harto difícil: sintetizar omega-conopéptidos (toxinas que bloquean ciertos canales de calcio). Ante una diferencia de potencial eléctrico a uno y otro lado de la membrana celular, los canales suelen responder permitiendo el flujo de iones de calcio y así facilitar la transmisión de una señal química a través de la sinapsis entre neuronas. Hallamos algunos omega-conopéptidos en C. magus, tóxico para los peces, no para los humanos. Pese al escepticismo inicial, la dirección de Neurex abandonó toda reticencia cuando se empantanó un proyecto anterior de aislar, en cerebros de bóvidos, péptidos de interés médico. En un breve plazo, Neurex sintetizaba sus primeros gramos de omega-conopéptidos. Para entonces, Miljanich ya había confeccionado una lista de posibles usos de compuestos derivados de un conopéptido de especial interés, aislado en el laboratorio de Olivera. La analgesia no encabezaba la lista, pero rápidamente fue ganando posiciones. La omega-conotoxina favorita, la SNX-111 —más adelante Prialt (ziconotida)—, parecía ofrecer resultados prometedores para el tratamiento de la epilepsia en estudios in vitro; sin embargo, fracasó por completo al ser ensayada en ratones (inducía convulsiones). Con el siguiente producto de la lista, un compuesto de inyección intravenosa, se pretendía proteger a las células del cerebro de las lesiones provocadas por la falta de oxígeno durante un accidente vascular cerebral o un traumatismo. La compañía comenzó en 1993 la primera fase de un estudio clínico de neuroprotección, pero la FDA lo suspendió temporalmente debido a que el SNX-111 causaba hipotensión. Neurex empezó entonces a preparar un ensayo clínico del SNX-111 para el dolor agudo. Los investigadores supoMente y cerebro 15/2005

nían que el compuesto tendría propiedades analgésicas. Basaban su hipótesis en descubrimientos recientes, que revelaban que la morfina desactiva indirectamente los canales de calcio de tipo N. Este bloqueo inhibe la entrada a la célula de los iones de calcio y, por tanto, impide que éstos precipiten la transmisión de la señal de dolor, que, a través de la sinapsis, llegaría a la médula espinal y, desde allí, al cerebro. Los ensayos posteriores con animales demostraron que el compuesto ejercía su efecto con una milésima de la dosis de opiáceos, sin crear tolerancia ni adicción.

Un obsequio de la naturaleza En 1995, Neurex comenzó un ensayo clínico del SNX-111 en pacientes con dolor agudo que no respondían al tratamiento basado en la administración intratecal (inyección directa en el líquido raquídeo a través de un catéter desde una bomba implantada) de opiáceos. Habida cuenta de los efectos secundarios del ensayo anterior, el conopéptido sintético se suministró (mediante la misma bomba) sólo a enfermos terminales: selección de pacientes exigida por la FDA. Tras años de retoques y ajustes en la secuencia de aminoácidos del péptido, el compuesto evaluado en ambos ensayos clínicos correspondía a una copia exacta del hallado en el molusco. Después de experimentar con cen-

tenares de compuestos análogos, habían vuelto al producto natural. Una vez comenzado el ensayo clínico de su capacidad analgésica, resultó evidente que el régimen de dosificación era erróneo. Algunos pacientes sufrieron efectos adversos graves: desde la pérdida de coordinación hasta alucinaciones visuales y auditivas. Ensayos posteriores demostraron que era necesario disminuir las dosis iniciales así como el ritmo en que éstas habían de incrementarse. En algunos casos, los efectos secundarios disminuyeron. Pero no en todos: uno de los pacientes sufrió delirios que sólo concluyeron tras una terapia electroconvulsiva. Cuando el fármaco fue por fin aprobado, la FDA especificó que los pacientes deberían ser examinados con frecuencia, para controlar la posible aparición de síntomas neuropsiquiátricos. A pesar de que dos ensayos clínicos avanzados demostraron que el SNX-111 producía mayor efecto analgésico que un placebo, los directivos de Neurex sabían que la FDA probablemente exigiría otro ensayo adicional antes de dar su aprobación, debido al historial de efectos secundarios del fármaco. Un estudio de última fase sobre la protección de las células cerebrales en casos de traumatismo había sido pospuesto hasta 2000 en vista de los escasos resultados concluyentes de ensayos anteriores.

El SNX-111, ahora Prialt, superó con éxito otro ensayo clínico. El 28 de diciembre de 2004, la FDA aprobó el Prialt para el dolor neuropático y para varios tipos más de dolores crónicos que no responden a otros tratamientos. Aprobado ocho años después de lo previsto, Prialt ha logrado aliviar el dolor de pacientes en quienes todas las demás medidas terapéuticas habían fracasado. Cabe la posibilidad de que los conos escondan más fármacos naturales que ofrecer. Un artículo publicado en 1999 por dos biólogos de la Universidad de Harvard en Proceedings of the National Academy of Sciences USA descubría que dos especies de conos cuentan con genes precursores de toxinas capaces de evolucionar más rápidamente que ningún otro sobre la Tierra: una adaptación a la rapidez con que cambian las presas que medran en los ecosistemas de arrecife tropical. Prialt y otros compuestos peptídicos en fase de desarrollo podrían ser superados por la eficacia de nuevas propuestas: por ejemplo, moléculas orgánicas de pequeño tamaño que, suministradas por vía oral, operan sobre los canales de calcio o de otros iones. Más todavía, los expertos en síntesis molecular podrían servirse de los péptidos de los conos como punto de partida para la formulación de nuevos fármacos. Quizá conforme vaya au-

Fármacos obtenidos de las toxinas de los conos Diana molecular

Especies de conos

Fase I para el cáncer; Fase II, para lesiones de la médula espinal

Receptor de neurotensina

Conus geographus (piscívoro)

Prialt (ziconotida)

Aprobado en los EE.UU. y en Europa

Canales de calcio sensibles al voltaje

C. magus (piscívoro)

Metabolic Pharmaceuticals Melbourne, Australia

ACV1, para el dolor neuropático y para acelerar la recuperación de neuronas lesionadas

Todavía no han empezado los ensayos en humanos

Receptor de la acetilcolina nicotínica

C. victoriae (moluscívoro, devorador de moluscos)

Xenome Brisbane, Australia

Xen 2174, para reducir el dolor crónico

Fase I

Portador de noradrenalina (elimina el neurotransmisor noradrenalina de las sinapsis)

C. marmoreus (moluscívoro)

TIA, para la hiperplasia prostática benigna y para trastornos neurodegenerativos y cardiovasculares

Todavía no han empezado los ensayos en humanos

Receptor alfa-1-adrenérgico

C. tulipa (piscívoro)

Laboratorios

Fármaco

Cognetix Salt Lake City, Utah

CGX-1160, para el dolor crónico

Elan Dublín, Irlanda

Estado del estudio clínico

Los ensayos clínicos de Fase I evalúan la seguridad y tolerancia de un compuesto y sus efectos en el organismo. Los ensayos de Fase II examinan la eficacia y la seguridad del fármaco.

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Alivio dirigido SEÑAL ELECTRICA

La señal de dolor viaja a lo largo de un nervio periférico desde el dedo hasta la médula espinal, para su transmisión al cerebro, donde se percibe como dolor.

ION DE CALCIO CANAL DE CALCIO ABIERTO SEÑAL DE CALCIO NEURONA DE LA MEDULA ESPINAL

NEURONA PERIFERICA VESICULA

RECEPTOR

NERVIO PERIFERICO

MÉDULA ESPINAL

NEUROTRANSMISOR

LUCY READING-IKKANDA

PRIALT

SEÑAL EXCITADORA

CANAL DE CALCIO

Una señal eléctrica se transmite a lo largo del nervio periférico hasta que alcanza una sinapsis, una interfaz entre una neurona periférica y una neurona de la médula espinal (derecha, arriba ). Un cambio en la diferencia de potencial provoca la apertura de los canales de calcio, que permiten la entrada de iones de este elemento. Ello da inicio a una serie de fenómenos moleculares que inducen la liberación de neurotransmisores por parte de vesículas de la neurona periférica. Los neurotransmisores atraviesan la sinapsis y atracan en receptores que disparan el envío de una señal que se eleva por la médula espinal hasta el cerebro. El fármaco Prialt bloquea los canales de calcio (derecha, abajo ) y, por tanto, la liberación de los neurotransmisores que transportan la señal de dolor.

mentando la comprensión de la creatividad química de los conos, sus países de origen reclamen mayores derechos de propiedad sobre estas minas de oro génicas. La prensa filipina ha agitado ya en varias ocasiones el espectro de la biopiratería. En 2003 aparecía en Science una carta firmada por investigadores de las facultades de medicina de Harvard, York y Chicago, advirtiendo del peligro de extinción que corrían esos prosobranquios y sus hábitats, debido a la presión de pesca, urbanización de las costas, la contaminación y el cambio climático. Se estimaba que cientos de miles de estos invertebrados serían procesados anualmente en los laboratorios estadounidenses. En una réplica a dicha carta, sin embargo, se calculaba que para extraer toxinas —que primero se analizan y luego se sintetizan— no sería necesario sacrificar más de 5000 conos. Existe incluso un laboratorio de cultivo de tales prosobranquios.

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Además de la biopiratería, nos enfrentamos a otro problema potencial: las armas biológicas. Desde el 11 de septiembre de 2001, los investigadores han visto cómo las normas para trabajar con toxinas se endurecían, incluso a pesar de que algunas de éstas son inocuas en humanos. El pequeño tamaño de los péptidos, que facilita su síntesis, ha atraído fabricantes de armas biológicas en más de una ocasión. Antes de que el presidente Boris Yeltsin ordenase poner fin al programa de armas biológicas ruso, en 1992, se estaba intentando insertar el gen correspondiente al péptido letal de C. geographus en el genoma del virus de la viruela, con lo que sus víctimas hubieran recibido un golpe doble y devastador. Por fortuna, el equipo ruso no consiguió materializar este curioso híbrido viruela-conotoxina, que hubiera alcanzado una letalidad cercana al cien por cien. La historia del cono, un molusco de escaso aprecio que ha reptado hasta la

cima de la cadena trófica marítima, nunca dejará de asombrarnos. Los más de 50.000 péptidos que incluye el acervo de sus distintas especies mantendrán ocupados a los biólogos, reflexionando sobre esta maravilla de la evolución, durante decenios. Bibliografía complementaria A NEW WAY TO SPELL RELIEF: V-E-N-O-M. W. Wayt Gibbs en Scientific American, vol. 274, n.o 2, págs. 28-30; febrero de 1996. SECRETS OF THE KILLER SNAILS. Alisa Zapp Machalek. Findings. National Institute of General Medical Sciences. Septiembre de 2002. ZICONITIDE: NEURONAL CALCIUM CHANNEL BLOCKER FOR TREATING SEVERE CHRONIC PAIN. G. P. Miljanich en Current Medicinal Chemistry, vol. 11, n.o 23, págs. 3029-3040; diciembre de 2004.

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Esclerosis múltiple Hasta ahora, la esclerosis múltiple se ha venido considerando una enfermedad autoinmunitaria, en la que el sistema de defensa del organismo ataca su propio sistema nervioso. Pero esa explicación podría ser sólo una cara de la moneda

Howard Weiner

¿Hasta qué punto resulta curable una enfermedad incurable?

Ll

Estos dos casos ilustran uno de los aspectos más frustrantes de la esclerosis múltiple: el mal puede adoptar una evolución dispar. Y carecemos de un medio eficaz que remedie la enfermedad. No obstante, los datos de la investigación más reciente abren una puerta a la esperanza de poder controlar en un futuro próximo los síntomas. La esclerosis múltiple, abreviada EM, es un tema de interés público desde hace mucho tiempo. Afecta aproximadamente a 1 de cada 1000 personas, en particular a las mujeres. Ataca en plena flor de la vida, cuando los pacientes tienen entre 20 y 40 años. Desde que se erradicó la poliomielitis, la esclerosis múltiple representa la causa más frecuente de parálisis en los países occidentales. Los neurólogos declaraban antaño que la esclerosis múltiple constituía una enfermedad que sólo obedecía a una causa y que, por tanto, sólo se manifestaba por un cuadro clínico uniforme. La patología ha resultado, sin embargo, harto más compleja. Se distinguen varios subtipos de esclerosis múltiple (o en placas) y muchos afectados presentan formas diferentes de la enfermedad con el paso del tiempo. En algunos pacientes la enfermedad se caracteriza en los primeros 10 o 30 años por una evolución asintomática. Luego, el cuadro clínico cambia de repente; aparecen las molestias: temblores, sensaciones de mareo, signos de parálisis, trastornos del vaciamiento vesical o incluso alteraciones depresivas. Los brotes de la enfermedad se extienden durante días o semanas; luego, los síntomas desaparecen casi por completo. En razón de semejante oscilación entre recaídas y mejorías, a esta variante se la conoce por esclerosis “recidivante-remitente”. Sin embargo, no todos los pacientes con esclerosis en placas tienen la suerte de quedarse asintomáticos entre los brotes.

amémosla Janet Brown. Acudió a nuestro hospital Brigham and Women de Boston por vez primera hace 5 años. Se quejaba de cansancio, sensación de sordera y alteraciones visuales. Los primeros ensayos terapéuticos parecían muy alentadores pero, al cabo de un año, se acentuaron las recidivas. Janet dejó de caminar y de hablar correctamente. Cuando esta maestra de 34 años regresó de nuevo a nuestro centro de esclerosis múltiple del Brigham and Women vino sentada en silla de ruedas. Se le sometió a una resonancia magnética, para medir el riego sanguíneo y la actividad cerebral. En las imágenes aparecían zonas inflamadas, que confirmaron nuestro diagnóstico: esclerosis múltiple. Ese mismo día le administramos un fármaco químico antiinflamatorio. Dos meses más tarde comprobamos, en las imágenes tomográficas del cerebro, que se había producido una clara mejoría. Un año después, Janet pudo volver a caminar con la ayuda de un bastón. Hoy sólo cojea un poco. La casualidad quiso que, el mismo día en que Janet franqueaba la entrada del hospital, nos remitieran otro paciente. Le llamaremos con el alias de Charles Wilson. Los primeros signos de la enfermedad de este banquero de 48 años, experto en inversiones financieras, se habían manifestado 10 años antes: todo empezó por unos dolores fortísimos en las piernas después de su partido habitual de tenis. Las molestias se intensificaron en el transcurso de 3 años hasta que tuvo que abandonar el deporte, empezó a cojear y terminó ayudándose con un bastón. La resonancia magnética reveló también focos inflamatorios —aunque menos— en su caso. Le aplicamos la misma terapia química administrada a Janet. Sin embargo, el estado de Charles se deterioró todavía más. Ahora se haya atado a la silla de ruedas.

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Cada brote ocasiona, en muchos casos, molestias más intensas y duraderas. Para la mitad de los afectados, el mal terminará por transformarse en una enfermedad “progresiva”, que obligará al uso de la silla de ruedas. También se conocen casos que no muestran ninguno de los brotes característicos de la enfermedad. Estas personas presentan una forma progresiva y grave, en la que las molestias empeoran sin cesar: nos hallamos ante una “esclerosis múltiple primaria crónica y progresiva”. Desde su descripción inicial en el siglo XIX, la ciencia viene inquiriendo las causas de la esclerosis múltiple. Se ha sospechado de los virus y de los tóxicos ambientales, pero nunca se ha corroborado su autoría. La mayoría de los neurólogos contemporáneos considera la esclerosis múltiple una enfermedad autoinmunitaria, en la que el sistema defensivo del cuerpo se dirige contra el propio organismo, igual que sucede con la diabetes o con la artritis reumática. En estos casos, algunas células del sistema inmunitario, los linfocitos T, abandonan el aparato vascular y se dirigen al cerebro o a la médula espinal, atacando las vainas de mielina. Estas capas protectoras aíslan los axones de las neuronas y desempeñan una función cardinal en la transmisión de la información entre los órganos de los sentidos, el cerebro y los músculos. Cuando se destruye la mielina, se desploma el sistema de emisión de señales del organismo. La sensación de sordera, los signos de parálisis, las alteraciones visuales o incluso —según donde se localice el foco inflamatorio— los trastornos del

A LA SOMBRA. La esclerosis múltiple afecta sobre todo a personas jóvenes. Muchos pacientes deben recurrir, para andar, a la ayuda de un bastón. El desenlace final suele ser la silla de ruedas. Mente y cerebro 15/2005

STEFANIE SCHMITT

Mente y cerebro 15/2005

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habla constituyen algunas secuelas catastróficas. Para combatir esta reacción autoinmunitaria desencaminada, se han desarrollado fármacos antiinflamatorios. Se inyectan al paciente directamente debajo de la piel o en la musculatura, porque en el intestino se digieren demasiado pronto. Algunos de estos medicamentos contienen interferón β, un mensajero endógeno del sistema inmunitario. Esta molécula bloquea, al parecer, la llegada de linfocitos T al cerebro, donde ejerce una acción destructiva. Además, hace que las células inmunitarias de los pacientes con esclerosis múltiple produzcan menos

interferón γ, el mensajero que, en condiciones normales, alerta a otras células del sistema inmunitario; así, esta señal de alarma se suprime eficazmente con la medicación.

Destrucción de linfocitos T Se ha consagrado también el uso de la sustancia acetato de glatirámero, un péptido elaborado sintéticamente a partir de los aminoácidos alanina, ácido glutámico, lisina y tiroxina. Estimula la liberación de sustancias antiinflamatorias y reduce la sensibilidad de los linfocitos T contra el interferón γ. En la forma más agresiva de la enfermedad, se recurre a los prepa-

¿Quién es el culpable? Del griego skleros (duro, rígido), la esclerosis múltiple es una enfermedad crónica del sistema nervioso central en la que se destruyen las vainas de mielina de las fibras nerviosas. Estas “cintas aislantes” son fabricadas por los oligodendrocitos que, con su membrana, envuelven de manera intermitente la prolongación central de la neurona, el axón (izquierda). Los huecos dejados por la capa aislante, los nudos de Ranvier, contribuyen decisivamente a la propagación de los impulsos, que saltan de un nudo a otro. Si las vainas de mielina son dañadas por una inflamación, ya no se asegura la propagación de la excitación nerviosa; aparecen signos graves de parálisis. Según la teoría recibida, el sistema inmunitario del cuerpo —responsable de la defensa frente a los patógenos— desencadena estos síntomas: los linfocitos T producen anticuerpos específicos que atacan las vainas de mielina destruyéndolas (centro ). Pero la nueva teoría, aunque también parte de que el sistema inmunitario del cuerpo ataca la vaina de mielina, propone, al mismo tiempo, un proceso de destrucción inmediata de las células nerviosas que se autoperpetúa: cuando se lesiona la vaina de mielina, se desgarra el axón de la célula nerviosa y se hincha como una bola (derecha ). El grado de degeneración determina la progresión ulterior de la enfermedad y, con ello, el destino del paciente. NEURONA

SIGANIM

AXON

OLIGODENDROCITO NUDO DE RANVIER

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VAINA DE MIELINA ANTICUERPO

CELULAS INMUNITARIAS ATACANTES VAINA DE MIELINA DESTRUIDA

AXON DESGARRADO

rados quimioterápicos que destruyen los linfocitos T de los pacientes. ¿Hemos de ver en la reacción inmunitaria el único mecanismo desencadenante de la enfermedad? No parece. El grupo de investigación de Bruce Trapp, de la Clínica de Cleveland, descubrió en 1998 que los pacientes con esclerosis múltiple no sufren sólo una destrucción de las vainas de mielina, sino que los propios axones se dañan y algunos se seccionan; luego, sus extremos, seccionados, se hinchan como un balón. Trapp describió un fenómeno cuya existencia conocían los anatomopatólogos que le habían precedido, aunque apenas había recibido atención. Sus fotografías asombrosamente nítidas, tomadas con el microscopio electrónico, habían desencadenado un vivo debate que obligó a revisar los procesos concretos que determinan las parálisis en la esclerosis múltiple. Por su parte, Alistair Compston insistió en la importancia de las lesiones axónicas. Su grupo de investigación experimentó durante los años noventa con un anticuerpo artificial que se denominó “Campath”, en honor del departamento de anatomía patológica de la Universidad de Cambridge. Este anticuerpo destruía los linfocitos T al acoplarse a su membrana celular. Al principio se utilizó para tratar la leucemia, un cáncer de los linfocitos T de la sangre y de la médula ósea. Puesto que Campath inhibe también la respuesta inmunitaria del organismo, los laboratorios Ilex Oncology están investigando su eficacia en pacientes con esclerosis múltiple. A tenor de los primeros resultados obtenidos, el medicamento suprime con reseñable eficacia la inflamación de algunos pacientes con esclerosis múltiple y previene los nuevos brotes. Sin embargo, el estado de otras personas, que han intervenido en los ensayos, empeora, a pesar de que se detenga la inflamación de las vainas de mielina. Todo ello parece indicar un proceso muy distinto y completamente independiente de la reacción autoinmunitaria: en cuanto las vainas de mielina sufren cierto daño, los axones de los nervios empiezan a destruirse paulatinamente. Una vez que se inicia este proceso, la destrucción continúa, aunque se anule la respuesta inmunitaria. ¿Qué podría desencadenar este proceso degenerativo de los axones? Las sospechas se orientan hacia el glutamato, un aminoácido que cumple una misión esencial en el sistema nervioso. Las neuronas sanas lo liberan como un neurotransmisor, es decir, como una molécula señalizadora. Las concentraciones inusitadamente altas de glutamato dañan, sin embargo, neuroMente y cerebro 15/2005

nas y oligodendrocitos; estos últimos, células que fabrican la vaina de mielina de las fibras nerviosas. Las enfermedades del sistema nervioso, como el ictus, la epilepsia o la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad rara aunque de curso letal, podrían obedecer también a los efectos tóxicos del glutamato. En breve, ¿podría el exceso de glutamato desencadenar la esclerosis múltiple? No parece una idea disparatada. El exceso de glutamato no sólo procede de las neuronas hiperexcitadas. Si se activan, las células del sistema inmunitario liberan también grandes cantidades del mismo. El grupo encabezado por Cedric Raine, de la facultad de medicina Albert Einstein de Nueva York, inyectó varias sustancias bloqueadoras de los receptores de glutamato de la superficie de las células a ratones que sufrían esclerosis múltiple. En el año 2000, los investigadores obtuvieron lo que buscaban. Una sustancia, llamada NBQX, mitigaba las parálisis y lesiones nerviosas de los animales, aunque carecía de efecto sobre las inflamaciones del cerebro, es decir, actuaba exactamente al revés que el anticuerpo antiinflamatorio Campath. Los medicamentos, que bloquean la liberación de glutamato, están registrados en otros trastornos neurológicos, lo que induce a pensar en su posible aplicación contra la esclerosis múltiple. De hecho, se está ensayando con el principio activo riluzol, prescrito contra la esclerosis lateral amiotrófica, y con el medicamento memantina utilizado en la enfermedad de Alzheimer. Muchos aspectos de esta teoría de la degeneración axónica permanecen en el dominio de la especulación. Desconocemos, por ejemplo, si este proceso aparece de forma aislada o simplemente acompaña a la inflamación progresiva. La teoría nueva ofrece, sin embargo, una explicación de por qué la enfermedad recidivante-remitente de algunos pacientes se transforma en una variante progresiva. En estas circunstancias, es probable que la degeneración larvada acabe imponiéndose sobre las inflamaciones agudas.

Trabajo adicional para el cerebro Esta teoría ha recibido un importante respaldo tras la investigación de Christian Confavreux, del Hospital Neurológico de Lyon. En el año 2000 evaluó un banco con datos de más de 1844 pacientes. Según apreció, la duración de la fase recidivante-remitente variaba enormemente, desde 1 hasta 33 años. Sin embargo, en cuanto la enfermedad cambiaba a la forma progresiva, desaparecía la variabilidad. Los pacientes solían tardar entonces de 4 a 7años en llegar a la silla de ruedas. EsMente y cerebro 15/2005

RESUMEN / Las causas de la esclerosis múltiple • La esclerosis múltiple en placas (EM) sigue considerándose una enfermedad autoinmunitaria en la que el sistema defensivo del organismo daña las vainas de mielina de las fibras nerviosas. • Sin embargo, la investigación revela que, además del daño de las vainas de mielina, se destruyen las fibras nerviosas en un proceso que se autoperpetúa. • Esta degeneración axónica posiblemente explique las parálisis progresivas características de la esclerosis múltiple que no se pueden contener con los inmunosupresores. • Si se confirmara esta teoría, se podrían desarrollar nuevos medicamentos para suprimir la degeneración axónica.

tos resultados revelan, asimismo, que los ataques del sistema inmunitario dañan el axón en un momento imprevisible. Dicha asociación podría aclarar la dispar evolución clínica de los pacientes. Janet Brown se hallaba todavía en la fase recidivante-remitente, en la que los síntomas obedecen fundamentalmente a la reacción autoinmunitaria inflamatoria. Los medicamentos, que suprimen la respuesta inmunitaria, pueden detener estos procesos. En cambio, Charles Wilson padecía ya una variante progresiva de la enfermedad con una destrucción creciente de los axones. Por eso, los inmunosupresores no le ayudaron en absoluto. Con todo, aún ignoramos por qué la enfermedad sigue evoluciones tan distintas en unos y otros afectados. La teoría explica por qué algunos pacientes situados en la fase recidivante-remitente se encuentran bien durante muchos años, aunque padezcan brotes ocasionales de la enfermedad. Al parecer, el cerebro compensa el daño de algunas neuronas recurriendo a otras vías nerviosas. Las mediciones efectuadas con la resonancia magnética funcional confirman esta hipótesis. Así, la actividad cerebral de los pacientes con esclerosis múltiple, a quienes se pidió que movieran la mano, resultó cinco veces mayor que la de los testigos sanos. Es como si el cerebro de los pacientes con esclerosis múltiple trabajara horas extraordinarias para conservar las funciones normales. Sin embargo, el daño nervioso se va acumulando de forma inexorable. Llega un momento en que el cerebro de la mayoría no lo resiste y las lesiones, hasta entonces ocultas, se manifiestan en forma de parálisis. Son muy pocos los pacientes con una evolución benigna de la enfermedad, cuyas anomalías no progresan con el tiempo. Es posible que el sistema nervioso de éstos los proteja de sustancias tóxicas como el glutamato. Quizá, no produzcan tantas toxinas. Cabe incluso la posibilidad de que algunos tipos de linfocitos T elaboren sustancias protectoras.

No obstante, hay una cosa cierta: la idea de que el problema nuclear de la esclerosis múltiple radica en una degeneración de las células nerviosas tiene una repercusión determinante sobre el arsenal terapéutico conocido. Debemos tratar cuanto antes a los pacientes aquejados de esclerosis múltiple con medicamentos que supriman la reacción inflamatoria inicial, pues sólo así se evitará el proceso degenerativo. Los nuevos datos acerca de la esclerosis múltiple no sólo modificarán el uso de los medicamentos disponibles, sino que fomentarán, además, el desarrollo de nuevos tratamientos para detener los procesos degenerativos. Estoy convencido de que los futuros pacientes con esclerosis múltiple recibirán primero un medicamento antiinflamatorio potente y después inhibidores de la degeneración. De esta manera, la esclerosis múltiple se podría transformar de una enfermedad inexorablemente progresiva, causante de dolores y parálisis constantes, en un mal relativamente benigno, que se domeña con los medicamentos adecuados. La curación verdadera de la esclerosis múltiple está, desde luego, muy lejana. HOWARD WEINER es profesor de neurología de la facultad de medicina de Harvard y director del Centro Asociado de Esclerosis Múltiple del Hospital Brigham and Women de Boston.

Bibliografía complementaria RELAPSES AND PROGRESSION OF DISABILITY IN MULTIPLE SCLEROSIS. C. Confavreux et al. en New England Journal of Medicine, vol. 343, n.o 20, págs. 1430-1438; 2000. GLUTAMATE EXCITOTOXICITY IN A MODEL OF MULTIPLE SCLEROSIS. D. Pitt et al. en Nature

Medicine, vol. 6, n.o 1, págs. 60–70; 2000. AXONAL TRANSECTION IN THE LESIONS OF MULTIPLE SCLEROSIS. B. D. Trapp et al. en New England Journal of Medicine, vol. 338, n.o 5, 1998, págs. 278–285.

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¿Quién habla? Hay perros que entienden “sal” y “fuera”, simios con capacidad para combinar palabras que forman frases cortas, pero sólo el hombre habla

JUN

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Annette Lessmöllmann

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S

i el ciervo común quiere mostrar su poderío, estira el cuello y brama con energía. Es su forma de expresar “¡Escuchad cuán grande y fuerte soy!”. Una información que suele terminar bien recibida: las hembras se acercan interesadas y los machos rivales se muestran precavidos. Los humanos no braman, pero reaccionan como los ciervos ante los diferentes tonos. William Tecumseh Fitch descubrió, cuando en 1994 preparaba su doctorado en la Universidad Brown en Providence, que los humanos pueden deducir, con sólo oír la voz, qué estatura tiene su interlocutor. Cuanto más profundo el registro de voz, tanto mayor imaginamos al emisor, aun cuando sólo lo oigamos en una cinta magnetofónica. A la manera de ciervos y otros animales, asociamos voz y tamaño. ¿Se trata de un capricho de la evolución? Para Fitch hay algo más. Del estudio comparado del aparato fonatorio en hombres y animales, habrá que esperar alguna luz sobre el origen de nuestra capacidad de hablar. En efecto, ¿hemos aprendido en algún momento —a semejanza del ciervo— a hundir nuestra laringe para crear así una mayor caja de resonancia para la voz? ¿Se han transmitido desplazamientos relativamente potentes de la laringe, se ha transferido genéticamente la ventaja anatómica y con ello se ha puesto la condición previa necesaria para que pudiera surgir nuestro lenguaje? Tales cuestiones de anatomía comparada responden a una inquietud reciente entre los investigadores. Antaño, la capacidad lingüística e idiomática del ser humano era tenida por tan singular, que sólo a muy pocos se les ocurrió la idea de considerar el reino animal. Y cuando se decidieron a hacerlo, terminaron convencidos del carácter exclusivo de esa propiedad humana. Leíase en todos los manuales de biología que el hombre era el único mamífero cuya laringe le permite producir sonidos diferenciados como ‘a’, ‘o’ e ‘i’. De hecho los chimpancés fracasan ante este cometido, pues su aparato fonatorio es demasiado tosco. Además, no pueden controlar con suficiente precisión su respiración como para producir sonidos apropiados; habilidad que parecía también vedada a los antepasados extinguidos del Homo sapiens. Fitch, adscrito ahora a la Universidad escocesa de St. Andrews, desterró para siempre el mito de la presunta ventaja de

1.

MAS DE UN CHIMPANCE ha alcanzado tal grado de comprensión que los cuidadores prefieren hallarse lejos de su presencia si han de hablar mal de ellos.

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la laringe humana. En el año 2001, demostró, junto con David Reby, a la sazón en el Instituto de Investigación de Mamíferos de Castanet, que el ciervo no sólo puede hacer descender su laringe —como el hombre—, sino que se halla también en perfectas condiciones de emitir sonidos diferenciados, no sólo bramidos. Para la adquisición del lenguaje se requería un aparato fonatorio apropiado. Pero no era suficiente. Se pensaba que determinados supuestos cognitivos del hombre serían responsables de que nuestra competencia comunicativa superara el bramido, gorjeo o gimoteo del reino animal. Durante mucho tiempo se consideró exclusivo de nuestra especie poder configurar categorías; es decir, sólo Homo sapiens podría agrupar bajo el concepto abstracto de “perro” a un basset, un dobermán o un pequinés. Pero también aquí los resultados de la investigación cuestionan tal singularidad humana. Los biólogos del comportamiento descubrieron que chinchillas, macacos y hasta aves clasifican su mundo en unidades prácticas, aunque no lo puedan designar con palabras. Así, una codorniz japonesa puede aprender a clasificar sonidos en grupos que tienen características similares. Por no hablar de Kanzi, chimpancé enano que saltó a la fama catapultado por Sue SavageRumbaugh, de la Universidad del estado de Georgia, en los años setenta del siglo pasado. Esta se empeñó en enseñar palabras a los monos con ayuda de pictogramas.

Granja de animales locuaces Kanzi aprendió bastante rápido. Puede utilizar hasta 200 “palabras” y las señala en un muestrario de exhibición. Pero entiende casi el doble. El virtuosismo del chimpancé llega hasta la misma capacidad de señalar a un plátano pintado para expresar que tiene hambre. Sabe indicar, una tras otra, diferentes imágenes y conectar entre sí sus significados. A veces conecta una “palabra” con un gesto específico y, de esa manera, forma frases.

Su hermanastra Panbanisha se mostró también diestra en el lenguaje. Excitada empujaba repetidas veces, una tras otra, tres fotografías: “pelear”, “chalado” y “Austin” (el nombre de otro chimpancé en la reserva de primates de Savage-Rumbaugh). Los investigadores terminaron por descubrir que dos animales habían sido golpeados en la jaula de Austin. Al parecer, Panbanisha había conseguido ordenar con sentido conceptos distintos. Sorprendentemente, la destreza con palabras no se circunscribe a los homínidos. El collie terrier Rico deslumbraba en 1999 a los espectadores de cierto programa de la televisión alemana, porque, de entre 77 juguetes, siempre escogía precisamente el que se le había nombrado. Por lo visto, el perro entendía palabras como “oso de peluche” o la “mascota del Borussia”. Juliane Kaminski, del Instituto Max Planck de antropología evolutiva, sospechó, escéptica, que podría haberlo adiestrado su dueña. Para resolver la duda, estudió al animal en su laboratorio. El resultado obtenido apareció en el año 2004 en Science. De partida Rico dominaba 200 palabras. Para someterlo a prueba en el ensayo, la dueña no debía asistir a los tests (de ese modo se evitaba que le hiciera señas secretas); el animal tampoco tenía que ver los objetos nombrados. Tal era su habilidad que, cuando se le pedía, iba incluso a buscar la mascota negra-amarilla a una habitación contigua. Al grupo de Kaminski les impresionó la solidez del aprendizaje de Rico. Para despistarle, a menudo se introducía, a espaldas del animal, un objeto desconocido entre los objetos con los que estaba familiarizado. Y se pronunciaba una palabra nueva: el can corría hacia donde estaban los objetos, atrapaba el objeto novedoso y retenía su nombre para la próxima vez. Rico cometió algunos errores, de los que no están exentos los niños, aclara Juliane Kaminski. En cuanto a comprensión lingüística, el perro se desenvuelve más o menos como un niño de tres años.

RESUMEN/Así adquirimos el lenguaje • Los etólogos comprueban una y otra vez que aves, perros y monos cuentan con notables capacidades lingüísticas. • Muchos lingüistas sostienen, sin embargo, que el lenguaje humano es único, pues sus reglas gramaticales se pueden aplicar sobre sí mismas (“recursividad”). De esta forma se originan las frases encadenadas. • Psicólogos y neurólogos encuentran cada vez más indicios empíricos de que sólo los humanos pueden entender y utilizar gramáticas recursivas. Probablemente, con el desarrollo de esta capacidad Homo sapiens dio el paso evolutivo decisivo hacia el lenguaje.

61

NORBERT MICHALKE

2.

EL COLLIE TERRIER Rico sabe el nombre de todos los objetos del cajón. Conoce 200 palabras.

Gramática de laboratorio para simios LOCAL, LINEAL

W

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MW

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GLOBAL, JERARQUICO

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Para examinar la comprensión lingüística de hombres y animales, los investigadores inventan gramáticas artificiales con series sencillas de sonidos. Una mujer (W) lee en voz alta las sílabas en azul y un hombre (M) las que están en rojo. Simula una lengua que sólo tiene dos categorías (“nombre” y “verbo”). La regla que rige en el gráfico de la parte superior es la siguiente: “a una M le sigue una W, a una W le sigue una M”. Es decir, M y W se relacionan sólo topológicamente; se origina una secuencia lineal. Abajo, por el contrario, una gramática jerárquica genera relaciones globales: la primera M depende de la última W, y entre ellas pueden intercalarse innumerables pares de MW; como sucede en las oraciones de relativo.

Para el lingüista Noam Chomsky, del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), no hay que valorar estos resultados de forma distinta de los intentos chapuceros del hombre por remedar a las aves y volar: podemos ponernos alas y, tras mucho entrenamiento y en condiciones favorables, planear un par de metros. Pero volar en sentido propio no podemos. En lo que concierne al lenguaje, entre el hombre y el animal se daría una diferencia cualitativa semejante. Por una parte, hay una cantidad increíble de palabras y sus significados, que nosotros podemos manejar. El hablante medio dispone de unas 50.000 palabras en su lengua materna. Aunque, en muchos, este saber está durmiente: es entendido aunque no utilizado, si bien puede activar y emplearse en cualquier momento. A esto no alcanzan el perro ni el simio. Pero no se trata sólo de cantidad. El secreto reside en la gramática, declara Marc D. Hauser, profesor de psicología en Harvard. El rasgo decisivo que separa la capacidad humana de lenguaje de la habilidad del animal estriba en la complejidad de las construcciones que nosotros utilizamos y entendemos. Los primates no humanos no pueden formar enunciados sinuosos como “La dama, cuyo vestido, que no es feo, hacía frufrú al andar, se sentó a mi lado”. Hasta los chimpancés enanos del laboraMente y cerebro 15/2005

3.

LOS MONOS LISZT tienen sentido del ritmo y pueden distinguir muchos tipos de sonidos.

torio lingüístico en Georgia, tan diestros, fracasarían ya ante una frase como “La dama, cuyo vestido hacía frufrú”. En pocas palabras: las oraciones subordinadas son cosa de humanos. No estamos defendiendo ninguna tesis novedosa. Como hipótesis de trabajo la había ya formulado en los años sesenta del siglo pasado Noam Chomsky. El lenguaje humano se estructuraría jerárquicamente, es decir, admitiría niveles superiores e inferiores. Lo novedoso, en cambio, son las pruebas empíricas que respaldan esa doctrina. Para ello utilizan los fundamentos de toda gramática. Por medio de un número finito de reglas se forman, a partir de palabras, frases; en principio innumerables. Por ejemplo, la regla de la oración de relativo funciona de esta forma: “si te encuentras con una expresión como ‘la dama’, entonces puedes añadirle una oración de relativo”. Resulta algo así como: “la dama, cuyo vestido hacía frufrú al andar”. Después de este añadido, uno puede continuar la frase, cuyo sujeto es ‘la dama’: “La dama, cuyo vestido hacía frufrú al andar, se sentó a mi lado”. Ahora bien, la regla del relativo se puede volver a aplicar al añadido, y así sucesivamente: “la dama, cuyo vestido, que su marido, cuyo hermano...”. Los lingüistas denominan recursividad a este principio de autorreferencia. Sólo nuestro sentido del estilo y los límites de nuestra memoria operativa nos impiden alargarlo indefinidamente. Pero imposible no es. El psicólogo Hauser examinó el comportamiento de los simios ante estructuras de semejante tenor. Junto con William Tecumseh Fitch confrontó a monos Liszt —así llamados por la disposición de sus cabellos— con un lenguaje artificial, que constaba de sílabas carentes de sentido, tales como ba, la, tu, pa, ka (véase el recuadro “Gramática de laboratorio para simios”). Estos simios del Nuevo Mundo se distinguen porque pueden reconocer modelos lingüísticos y, además, muestran un notable sentido del ritmo. Se les hacía oír sílabas pronunciadas unas veces por varones (M) y otras por mujeres (W). Además, se agrupaban los sonidos en dos grupos diferenciados, de manera que la voz femenina leía (en voz alta) siempre sílabas distintas de las pronunciadas por la masculina; se pretendía Mente y cerebro 15/2005

ARCO

Repíteme otra vez, ba, la, tu

que los monos aprendieran a distinguir con claridad unos elementos de otros. Hauser y Fitch compusieron con estos sonidos dos gramáticas artificiales diferentes. Una consta de estructuras sencillas, en las que se alternan la voz masculina y la femenina: por ejemplo, en la serie MWMWMW. En la “lengua” complicada, por el contrario, voces y sílabas se suceden siguiendo modelos algo más pretenciosos: M[MW] W, W [WM]M. También cabía introducir incisos más intrincados: M[M[MW]W]W. El sonido inicial abre, pues, un paréntesis, que ha de cerrarse después con un sonido final adecuado. Por tanto, las estructuras ya no están relacionadas linealmente (“A una M le ha de seguir una W”), sino jerárquicamente (“A una M le ha de seguir, en algún momento, una W”). Eso no les es ajeno a los hablantes humanos. Saben que una frase que empieza con “si” exige un “entonces”, independientemente de cuántos elementos lingüísticos se intercalen entre ambas partículas. ¿Percibían los monos violaciones a la regla de estos “tipos de frases” diferenciados? Se comprobaba por su reacción: los probandos miraban de repente, interesados, al altavoz, del que partían los sonidos. Hauser

y Fitch midieron la duración de la mirada con la que los simios Liszt dedicaban a la fuente del ruido.

Sin oraciones de relativo, no hay ser humano Se observó que clavaban los ojos por largo tiempo en el bafle, cuando se vulneraba la gramática sencilla. Pero las incoherencias en una gramática compleja les dejaba fríos. De lo que se dedujo que los monosgarra sólo reconocían y, por tanto, entendían la estructura subyacente a la gramática sencilla, si se daba una infracción a la regla. No parecían reconocer los incisos complejos. Si oían WWWMMW, no se les ocurría que lo correcto hubiera sido WWWMMM. Con todo, Hauser y Fitch no se muestran dispuestos a admitir que los primates entienden algo de gramática. Según Hauser, los monos Liszt no captan explícitamente las reglas, aunque distingan entre secuencias conocidas y desconocidas. Al parecer, al simio le falta la comprensión de estructuras, que, para muchos lingüistas, son el abecé de la competencia lingüística. Por su parte, los neurólogos sospechan que esta deficiencia se muestra también

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Todos los niños aprenden su lengua materna, pero ¿cómo? No temamos a la caja negra Noam Chomsky tenía poco más de treinta años, cuando puso en un aprieto al mundo académico. Hijo brillante de un rabino de Filadelfia se atrevió en 1959 a cuestionar el “conductismo” (Behaviorism ). En esa época, se trataba de la doctrina imperante entre los cultivadores de la psicología en los EE.UU. Sus defensores negaban fundamento científico al análisis de la mente o sentimientos de una persona, para atenerse a la conducta observable (“behavior”), es decir, a las reacciones que manifiesta una persona cuando responde a determinados estímulos del entorno. En el argot conductista, la mente constituía una “caja negra”, incomprensible. El principal representante del conductismo, Burrhus Frederic Skinner (1904-1990), postulaba, en Verbal Behavior, que el lenguaje se había de estudiar en el marco del esquema de estímulo-respuesta. Chomsky propugnaba abrir la caja negra. La recensión que escribió en la revista Language fue el pistoletazo de salida para una nueva orientación de las investigaciones. Chomsky, desde 1961 catedrático de lingüística en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), proponía que el lenguaje formaba también parte de la inquisición psicológica. Lo que en realidad interesaba era el procesamiento cerebral del lenguaje. Pues, ¿cómo podría, responde Chomsky a Skinner, un niño aprender, con los solos esquemas de estímulo-respuesta, en pocos meses alemán, suahili o filipino, sin que sus padres tengan que molestarse en enseñarle gramática? Chomsky conjetura que, tras semejante función de aprendizaje, debe de haber una suerte de procesador, un “órgano del lenguaje”; éste, a la manera del software de ordenador, aplica reglas y construye, con su ayuda, frases correctas. Una vez que el niño ha captado —sin ser consciente de ello— que en alemán las frases siempre han de tener un sujeto explícito (“Yo comí carne”), se halla entonces en condiciones de construir correctamente un número ilimitado de frases del mismo tenor. Los niños españoles, por el contrario, aprenden, en muy poco tiempo, que no es incorrecto omitir el sujeto ‘yo’ (“comí carne”). Hoy estamos familiarizados con la idea de que el cerebro procesa informaciones al estilo de un ordenador y que trabaja con reglas o normas. En las postrimerías del decenio de los cincuenta del siglo pasado, se trataba de un concepto revolucionario. Y Chomsky añadía, además, un matiz: muchas de estas reglas son innatas. Los humanos disponen, ya al nacer, de un cierto saber gramatical abstracto. El lingüista norteamericano y sus seguidores elaboraron después una propuesta de cómo habría que presentar el tema del sujeto; tanto el niño alemán como el español “sabe”, desde su nacimiento, que existe una especie de posición de sujeto. Si el progenitor le habla en su lengua materna, entonces escoge, de lo que oye, la información necesaria sobre qué tiene que pasar con esta posición: el niño alemán advierte que la ha de rellenar siempre; el español que no siempre necesita ocuparla. En el cerebro se encuentra instalado un conmutador que encauza hacia el “sujeto obligatorio” o hacia el “sujeto opcional”. El conmutador es innato. Con este modelo, Chomsky pudo explicar por qué los niños aprenden tan rápidamente su lengua materna. Piensan que basta con influir en un mecanismo ya existente, en una u otra dirección, para que se consiga con rapidez. Dado que en los adultos el conmutador está listo, es decir, los parámetros están fijados para una lengua materna determinada, les resulta mucho más costoso familiarizarse con las reglas de una lengua extranjera; por esa razón los alemanes suelen llenar el lugar del sujeto cuando hablan español: “yo comí carne”.

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La lingüística de Chomsky, la “gramática generativa”, fue siempre una teoría de la adquisición de la lengua. Merced a ella, han cambiado profundamente muchos sectores de la lingüística: abundan los lingüistas que se conceptúan más próximos a los científicos que a los humanistas, toda vez que se proponen describir el órgano lingüístico y sus reglas con ayuda de modelos y algoritmos matemáticos. Además, los seguidores de Chomsky no se ocupan de la ejecución, es decir, del habla y comunicación concretas, sino de la “competencia”, o sea, del saber básico de la lengua: un objeto abstracto, que se halla enterrado en el fondo de la caja negra.

Usa la lengua para aprenderla Michael Tomasello sostiene una tesis distinta. Este director del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig y codirector del Centro de Primates de Göttingen investiga sobre personas y primates en el dominio del comportamiento comparado. A partir de ese cotejo ha elaborado una teoría de la adquisición humana del lenguaje que parte de principios distintos de los empleados por Chomsky. No busca en la mente humana la competencia innata del lenguaje (que nos distingue de los demás seres), sino que presta atención al uso de la lengua, a su ejecución. En el uso de la lengua, se ha de encontrar la explicación de por qué nuestra especie goza de lenguaje y por qué los niños aprenden con tanta rapidez y seguridad su lengua materna. Lo que nos distingue de los animales es, según Tomasello, nuestra capacidad de ponernos en el lugar del otro y considerarlo como un ser con objetivos e intenciones. Nos ponemos en contacto y nos comunicamos con él: leemos en su mente e interpretamos sus deseos. Precisamente ello también motiva al niño a descifrar los sonidos emitidos por sus progenitores: ¿qué quieren decirme? ¿Qué puedo hacer para que me entiendan? Tomasello no cuestiona la necesidad de una estructura básica biológica para manejar el lenguaje. La fuerza motriz al aprender la lengua (y transmitirla a la generación siguiente) es la cultura, no la naturaleza: el acto comunicativo, no los genes. La concepción de Tomasello sobre el núcleo del lenguaje difiere de la noción de Chomsky. Este considera central el sistema de reglas de la gramática; aquél sitúa en el centro de interés el contenido simbólico. Los hombres se comunican entre sí intercambiándose signos significativos. De ahí ha surgido también evolutivamente la gramática, y no al revés. Esta opinión de cómo la especie humana adquiere el lenguaje impregna también la concepción de Tomasello en torno al aprendizaje de la lengua materna por el niño. A diferencia de Chomsky, no parte de que todos los humanos están provistos de la misma gramática universal y de que los niños han de sacarla al aprender un conjunto de reglas concretas, sean éstas del español, alemán o cualquier otra lengua. Michael Tomasello supone un aprendizaje sencillo del proceso. Para él, si los niños españoles oyen frases del tipo “comí carne”, reconocen un modelo y lo interiorizan. De un uso lingüístico concreto se derivan las reglas abstractas y se impone la construcción más eficaz en la comunicación, que acostumbra coincidir con la gramaticalmente correcta. El principal argumento de Tomasello a favor de esta teoría es que los niños emplean, durante bastante tiempo, una lengua propia con reglas peculiares; por ejemplo, dicen “guau-guau” en vez de “ahora quiero jugar con el perro de peluche”. Estas expresiones tienen sentido comunicativo, pues el niño suele conseguir lo que quiere; pero, en opinión de muchos estudiosos, no se ajustan al

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FRANZIS VON STECHOW

NOAM CHOMSKY APUESTA por la capacidad innata del lenguaje. A sus críticos no les satisface.

sistema de reglas abstractas que, según Chomsky, es innato. ¿Cómo se explica que, al adquirir el lenguaje, los niños empiezan por dar este rodeo no-gramatical? No partiendo de reglas innatas —dice Tomasello— sino considerando directamente el sentido cultural del lenguaje, es decir, la comunicación. ¿Quién tiene razón? Nadie discute hoy, resuelve Daniel Büring, de la Universidad de California en Los Angeles, que, en el lenguaje, nos las habemos con capacidades innatas. Pero sigue siendo objeto de enconado debate qué pasa, además, en la adquisición del lenguaje, y si fue un gen o el entorno el que condujo a nuestra especie a hablar. Bibliografía complementaria REFLEXIONEN ÜBER DIE SPRACHE. N. Chomsky. Suhrkamp. Frankfurt del Main, 1998. CONSTRUCTING A LANGUAGE: A USAGE-BASED THEORY OF LANGUAGE ACQUISITION. M. Tomasello. Harvard University Press. Harvard, 2003.

Mente y cerebro 15/2005

en su cerebro. Para comprobarlo, Angela Friederici, del Instituto Max Planck de Neurociencias y Ciencias del Conocimiento de Leipzig, ha sometido a humanos a tomografías de resonancia magnética nuclear mientras les representaba “las gramáticas” de Hauser y Fitch. ¿Con qué resultados? Los sujetos del experimento procesan las secuencias distintas en áreas cerebrales diferentes. Estructuras sencillas, como MWMW, las procesan en el opérculo frontal, en la porción triangular de la circunvolución frontal inferior. Desde un punto de vista evolutivo, esta zona es antigua: la tienen también los monos. Su función, ante tareas percibidas, consiste en hacer pronósticos útiles, verbigracia, cuál será el siguiente elemento. En opinión de Friederici, eso podría ser tan importante para comprender los ritmos musicales como para acciones complejas. No se ha abordado todavía la forma de operar del opérculo. Sin embargo, no parece que se ocupe de las estructuras lingüísticas. Cuando los probandos en el tomógrafo de resonancia magnética nuclear oyen las series MMMWWW, no reacciona el opérculo, sino el área de Broca, zona exclusiva de los humanos y responsable de la comprensión lingüística. Parece que es también el lugar donde se analizan los encadenamientos y las frases subordinadas. Si Friederici, Hauser y Fitch tienen razón, existe entonces un salto cualitativo entre la comunicación humana y la animal. Al fin y al cabo, todos los humanos utilizan estructuras recursivas; la única excepción por ahora parece ser un diminuto pueblo del Amazonas. Las competencias de los animales en asuntos de lengua (como aprender palabras y minifrases) serían, según el lingüista James R. Hurford, de la Universidad de Edimburgo, preadopciones de la capacidad lingüística: dotaciones necesarias para aprender la lengua. Pero sólo los humanos han aprovechado plenamente ese potencial. ANNETTE LESSMÖLLMANN es doctora en lingüística.

Bibliografía complementaria COMPUTATIONAL CONSTRAINTS ON SYNTACTIC PROCESSING IN A NONHUMAN PRIMATE. W. T. Fitch, M. D. Hauser en Science, vol. 303, págs. 377-380; 2004. WORD LEARNING IN A DOMESTIC DOG: EVIDENCE FOR FAST MAPPING. J. Kaminski, J. Call, J. Fischer en Science, vol. 304, págs. 1682-1683; 2004.

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CERVEAU & PSYCHO

Afasia de Wernicke Las afasias se caracterizan porque el habla se torna incoherente y absurda. El paciente, en ciertos casos, no comprende lo que dice; en otros, crea palabras sin sentido. Toda una mecánica cerebral se encuentra dañada

Patrick Verstichel

‘‘L

a chapata en el fisú, los... los musletes que sadoman... ¡Ay! ¡Qué daño! ¡Como... eeh... el taburico del emofor... yo medé... yo me da... yo lo intomé en la pielusa... ¿no? ¿cómo, ya?” Minerva se halla desconcertada. ¿Está su marido, Ricardo, recitando un texto aleatorio? ¿Habrá perdido la razón? Desde buena mañana, este profesor jubilado de lengua no para de emitir un discurso tan extraño cuan incomprensible. No responde a las preguntas de su mujer y da la impresión de que no comprende nada de lo que se le dice. No parece que se trate de una broma: el propio sujeto se muestra bastante perplejo. El día anterior no ocurrió nada anormal,

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y aunque nuestro hombre, al levantarse, parecía malhumorado y en el desayuno refunfuñó que sólo quería una tostada, nada hacía presagiar el trastorno posterior de sus facultades mentales. Minerva llama a una ambulancia para trasladar a su marido al hospital. “Se trata, sin duda, de una afasia de Wernicke”, dictamina el neurólogo de guardia tras haber practicado varios exámenes neurológicos y haber interrogado a su paciente sin lograr entablar una conversación coherente. Sospechando que encuentra dificultades para comprender el lenguaje hablado, el médico le tiende una hoja en la que ha escrito: “Dígame nombres de animales”. “Muy bien”, interviene Ricardo, que ha comprendido la petición escrita. Vamos a ver... animales... Se lanza: “El león, el linde, la

sebre, el leyé, el rotelán, el panda, la pantear, la sandente, el ratón, el culal, el conemel, el configal”. El antiguo profesor parece bastante satisfecho: va a sacar buena nota. Tras un detenido examen del cerebro mediante resonancia magnética, el neurólogo confirma su diagnóstico. A consecuencia de un accidente vascular cerebral, el paciente sufre una lesión en el lóbulo temporal izquierdo, en una zona esencial para el habla. ¿Qué le ha ocurrido a Ricardo? Enuncia palabras desconocidas y sin significado; mezcla sílabas reales con otras inventadas. No parece darse cuenta de que su discurso es incoherente, pues se muestra incluso complacido con lo que dice. Para comprender la causa de su trastorno, remontémonos a la segunda mitad Mente y cerebro 15/2005

del siglo XIX, época en que se observa que una lesión circunscrita del cerebro perturba el lenguaje. De este descubrimiento nacen la neurología y el estudio neurológico de la cognición. Instaura el

¿Literatura afásica? Un cuarteto tomado de La saga fuga de J. B., de Gonzalo Torrente Ballester. Esta obra contiene ejemplos del mismo tipo. Se dice que Torrente partió de modelos de Quevedo. “Soneto cruel” Galarsu soadulá li’enfaroa, Julia, belógoa luyeló di’hadused lartes. Melosé yerneigar beladesnartes debenví soluesfal ca saporlulia.

Latí bailafestar. Tesa pornulia gorimés tanalcol’al vi ne artes: lilabá lanfescó. Ramolidartes fes carácol bilámbil. Bar. Tavulia. Bolísal, trasdiboli, colmi, nuvio, gorívil tonuscávil tran docá no bolí, bastingasló ravel confuvio mistí limonaslá, torincalano labosal, tinlebaso, liel galubio diclo rodí, fenitriclo, roetano.

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LA AFASIA puede afectar a los diversos aspectos del lenguaje. La expresión oral puede desaparecer y no ser pronunciado sonido alguno; otras veces queda limitada a unas pocas palabras emitidas con dificultad; otras, todavía, las palabras quedan deformadas o son reemplazadas por palabras próximas.

método de correlación anatomoclínica como vía de razonamiento al afrontar lesiones del encéfalo. La neurología postula que cada región cerebral está asociada con una determinada función: la motricidad, la capacidad de expresión gestual, el lenguaje, la visión u otras. Cuando una región resulta lesionada aparece una sintomatología específica. De ella se puede deducir cuál es la zona cerebral lesionada mediante la observación de los síntomas que exhibe el paciente. El cirujano francés Paul Broca refiere por primera vez, en 1861, el caso de un hombre que había perdido el habla hasta el punto de no poder pronunciar sino la sílaba tan: en el hospicio de Bicêtre, donde se hallaba acogido, todos le apodaban Tan. Este personaje, en cambio, parecía comprender lo que se le decía, aunque se ha de precisar que el estudio de la comprensión del lenguaje que Broca llevó a cabo es bastante sucinto. La autopsia revelaría una lesión del hemisferio cerebral izquierdo que afectaba sobre todo a una región del lóbulo frontal situada en la base de la tercera circunvolución frontal. Más tarde, esta región se denominará área de Broca.

En 1874, un neurólogo alemán, Carl Wernicke, constata que la base de esta región se encuentra cerca de la zona que controla los músculos de la boca y de la fonación, que es el conjunto de fenómenos que desembocan en la producción de lenguaje articulado. Wernicke conjetura que una lesión cercana a la región cerebral que controla la audición, situada en el lóbulo temporal izquierdo, podría poner en peligro la comprensión del lenguaje hablado. Posteriormente observó dos casos de afasia que parecían confirmar su hipótesis: estos pacientes no captan el sentido de lo que se les dice. Wernicke elaboró entonces su primer modelo anatómico del lenguaje, integrando en tal modelo el área de Broca, situada en una región anterior del cerebro y vecina de la región que controla los músculos de la boca y la producción de la palabra, y una región posterior, o área de Wernicke, cercana a la región auditiva y consagrada a la comprensión oral. Las dos áreas están vinculadas mediante conexiones de doble sentido, las llamadas fibras de asociación. Este esquema simple ha recibido, desde entonces, retoques y ajustes, pero persiste en sus líneas generales.

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La máquina del lenguaje

Se considera actualmente que el área de Wernicke descodifica la forma fonológica de la palabra (los sonidos), la organización de las sílabas y las unidades elementales de los sonidos, los fonemas. Así pues, el área de Wernicke no sólo se encarga del tratamiento de las frases percibidas, sino que prepara también las respuestas: excava de las áreas que almacenan el repertorio de fonemas y palabras memorizadas los elementos que se integrarán en la respuesta. Estas regiones son las áreas temporales adyacentes: los nombres de personas son alojados en la cara anterior del lóbulo temporal; los seres vivos, en la cara media; los nombres de utensilios en la cara posterior. El área de Wernicke es para el

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palabras que han de ser construidas son incorrectas. Cuando la lesión se halla situada en el área de Broca, la preparación de los movimientos de los músculos fonadores está inadaptada, y los sonidos no llegan a producirse. También ocurre así cuando una lesión afecta al área motora: el paciente (entre otras dificultades) no consigue pronunciar las palabras que desearía decir y que han sido correctamente preparadas.

motora primaria, de donde parten las órdenes a los músculos fonadores. Los síntomas difieren de acuerdo con la ubicación de la lesión que haya sufrido la víctima de un ataque de afasia. La lesión puede afectar al área de Wernicke, de suerte que el tratamiento de las palabras oídas, la recuperación de las palabras almacenadas en las diferentes regiones del lóbulo temporal y la construcción de las

AREA DE BROCA

AREA MOTORA

AREA DE WERNICKE

LOBULO PARIETAL INFERIOR

GIRO DE HESCHL LOBULO TEMPORAL ANTERIOR LOBULO TEMPORAL MEDIO

léxico algo así como una plataforma giratoria (utilizada para invertir el sentido de la marcha de las locomotoras). Las palabras seleccionadas son controladas por la corteza prefrontal, que interpreta el sentido de las frases y las situaciones, y se asegura de la pertinencia de las frases propuestas. Seguidamente, estas informaciones son transmitidas al área de Broca, que compone el programa motor encargado de hacer interpretar los sonidos por las áreas motoras parietales. Ricardo padece una afasia de Wernicke, porque su lesión cerebral se encuentra localizada en dicha área: no identifica la composición de las palabras que oye y tiene dificultades para reagrupar los fonemas a partir del material de construc-

LOBULO TEMPORAL POSTERIOR

DELPHINE BAILLY

El cerebro dispone de una compleja maquinaria para comprender las palabras que oímos y preparar las respuestas. Las palabras oídas son percibidas por el giro de Heschl, en los hemisferios derecho e izquierdo. Las informaciones son transferidas seguidamente al área de Wernicke y al lóbulo parietal inferior, que analizan conjuntamente el modo en que la palabra está segmentada en fonemas. La palabra sha , por ejemplo, está constituida por dos fonemas, sh y a . El significado del sonido es interpretado por estas zonas en colaboración con la corteza prefrontal. Estas áreas proceden después a “excavar” sonidos y palabras alojados en el seno de una gran paleta de áreas del lóbulo temporal: el lóbulo temporal anterior, en el que se almacenan los nombres de personas, el lóbulo temporal medio, donde se albergan los nombres de seres vivos, de animales y de plantas, y el lóbulo temporal posterior para los nombres de objetos. En el lóbulo temporal posterior existen “gavetas” que permiten clasificar subtipos de objetos: por ejemplo, los nombres de instrumentos musicales, de herramientas, etc. Así pues, el área de Wernicke asegura la descodificación de las palabras oídas y prepara frases para la respuesta, sirviéndose de las palabras que tiene a su disposición en las zonas de almacenamiento. Una vez validado por el área prefrontal, que supervisa el significado del discurso, el contenido de estas frases se transmite al área de Broca; corresponde a ésta preparar programas motores destinados al accionamiento de los músculos fonadores y asegurar la producción de los sonidos articulados. Ese haz de programas se remite, finalmente, al área

ción almacenado en las áreas temporales de su cerebro. La interpretación de los mensajes que recibe y la producción de respuestas a tal lenguaje han sido perturbadas. El discurso es incoherente; puesto que, además, el paciente no reconoce sus propias palabras, todo le parece normal. En todos los afásicos de Wernicke la expresión verbal es anómala: las palabras quedan deformadas y, en ocasiones, completamente irreconocibles. Cuando el habla en su conjunto resulta ininteligible a causa de las anomalías, como en el caso de Ricardo, se habla de jerigonza. El examen cuidadoso de estas jerigonzas, o de formas menos graves, nos informa sobre el modo en que el cerebro elabora el lenguaje. Mente y cerebro 15/2005

En algunos pacientes, su peculiar jerga consiste sobre todo en la sustitución de unas palabras reales por otras; por ejemplo, el paciente desea decir puerta y pronuncia ventana. En estos casos, ocurre como si las palabras siguieran estando disponibles, pero fueran elegidas de modo impreciso en cuanto a su significado; de ello se desprende que las palabras se encuentran en el cerebro “ordenadas” por categorías: la palabra puerta con la palabra ventana (objetos que se pueden abrir o cerrar y que se encuentran en las casas); la palabra perro y la palabra gato (ambos, animales domésticos), etc. El afásico que comete esta clase de errores “hurga” en la categoría adecuada, pero selecciona palabras incorrectas. En otros casos, los sonidos emitidos por el paciente se asemejan a los que debería pronunciar, pero están deformados. Al mostrarle imágenes y pedirle que las nombre, se constata que bufé se trueca en bofé, cigarrillo se convierte en sigarito e, incluso, que pantalón se convierte en zanzalán.

Las enseñanzas de la afasia El estudio cuidadoso de las correspondencias entre las palabras diana y las palabras pronunciadas pone de manifiesto que se conserva la estructura general de la palabra, que las dos palabras tienen un mismo número de sílabas y el mismo tipo de composición de cada sílaba; empero, la palabra, aun soportada por este esqueleto, se ve transformada por modificaciones de sus sonidos elementales. Así, cuando el paciente dice alazán en lugar de ananás, respeta la forma global (tres sílabas, que tienen, respectivamente, la composición vocal + consonante – vocal + consonante – vocal – consonante), pero ciertos sonidos elementales, los fonemas, que son los bloques constitutivos de estas sílabas, han sido defectuosamente elegidos. Este tipo de perturbación, muy distinta de la precedente, donde era incorrecta la elección de las propias palabras, indica a las claras que el cerebro, cuando ha de expresarse, procede por etapas sucesivas. Tanto los modelos neuropsicológicos que integran estas anomalías afásicas del lenguaje como los datos experimentales en individuos sanos proponen una cadena de tratamiento de la información lingüística en la que participan áreas cerebrales diferentes. La situación es distinta en los casos de afasia de Broca. Los pacientes tienen grandes dificultades para componer los programas motores asociados a la pronunciación: hablan poco, articulan con dificultad y a menudo se limitan a un lenguaje telegráfico. Las pocas y raras palabras que pronuncian son, no obstante, más Mente y cerebro 15/2005

Dos pioneros del lenguaje: Broca y Wernicke Las afasias de Broca y de Wernicke, descritas hace 150 años, constituyen todavía hoy las bases del estudio de la psicología del lenguaje. Afasia de Broca • El paciente habla poco y tiene conciencia de sus errores • Halla dificultad para encontrar la palabra deseada • Deficiente articulación del habla • Intensos esfuerzos para hacer actuar de forma coordinada la musculatura de la lengua, la faringe y la laringe • Palabras deformadas, simplificaciones que suprimen las palabras más difíciles de pronunciar: biblioteca se convierte en biboteca • Gramática reducida, errores o supresión de partículas gramaticales, como artículos o conjunciones • Estilo telegráfico, también en la escritura • Comprensión casi normal del lenguaje

reconocibles que en el caso de la afasia de Wernicke. Una paciente afectada de una afasia de Broca dirá, tal vez, Checoslaquia en lugar de Checoslovaquia. Estos pacientes tienen conciencia de sus errores, porque su área de Wernicke, consagrada a la comprensión del lenguaje, permanece intacta. Su mal les hace sufrir más que a los afásicos de Wernicke. El estado de Ricardo empieza a mejorar después de algunos días. Al cabo de unos meses su expresión oral se va depurando más todavía, aunque a menudo no acierta con la palabra exacta. Todavía se producen algunas deformaciones raras. Comprende el significado de la mayoría de las palabras concretas, se percata de sus errores y se esfuerza en corregirlos. Leer o escribir le resulta difícil. Se estima que la recuperación, favorecida por la reeducación ortofónica, se debe a la puesta en servicio de redes intactas del hemisferio izquierdo, y verosímilmente, de regiones del hemisferio derecho que normalmente intervienen en el habla. En efecto, aunque en la gran mayoría de los casos las afasias son debidas a lesiones situadas en el hemisferio izquierdo, se sabe que el hemisferio derecho participa en la comprensión de las palabras, aunque no en su pronunciación. Podría tener un refuerzo de los circuitos que median entre estas zonas paliativas y el área de Broca dedicada a la pronunciación.

Afasia de Wernicke • El paciente habla prolijamente, como en estado de excitación • Palabras transformadas, términos utilizados en lugar de otros, modificados en su composición sonora, que parecen completamente inventados • El paciente no comprende lo que le dicen los demás, ni se percata de sus propios errores

El hemisferio derecho es más sensible a las informaciones que poseen connotaciones afectivas que el izquierdo, más hábil, en cambio, para el tratamiento de frases abstractas. Los neurólogos tienen, pues, pocas probabilidades de lograr que un afásico de Wernicke les comprenda si al mostrarle tres dedos de la mano derecha le pregunta: “¿Cuántos dedos ve usted?”. Por otra parte, si le pregunta cuántos hijos tiene, la probabilidad de obtener una respuesta es mucho mayor, porque esta información de naturaleza afectiva le es fácilmente accesible. Poco a poco, mediante la asociación de tareas abstractas a referencias afectivas, se va ayudando al paciente a recuperar el uso de la palabra. De igual forma, la meloterapia, que consiste en hacer que los pacientes canten textos, en lugar de leerlos en voz alta, resulta de gran ayuda... ¡porque el hemisferio derecho intacto es el especialista en música! PATRICK VERSTICHEL es neurólogo en el Centro Hospitalario Intercomunal de Créteil.

Bibliografía complementaria THE SPATIAL AND TEMPORAL SIGNATURES OF WORD PRODUCTION COMPONENTS. P. Indifrey y W. Levelt en Cognition, vol. 92, págs. 101-144; 2004.

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Bases moleculares de la enfermedad de Alzheimer Los mecanismos subyacentes bajo esta enfermedad están saliendo a la luz, abriendo el camino a tratamientos innovadores

Vernon M. Ingram

L

a esencia de la naturaleza de la enfermedad de Alzheimer, la demencia, atemoriza a cuantos han visto a un amigo o miembro de la familia desmoronarse ante su avance. Enfermedad devastadora donde las haya, estamos lejos de dominar su etiología y mecanismos subyacentes, pese a los notables progresos logrados en los últimos años. El deterioro de la personalidad cursa inexorable. En la mayoría de las situaciones empieza tardíamente; en algunos casos, sin embargo, se presenta de forma precoz y con clara agregación familiar. Para el número exiguo de portadores de mutaciones asociadas a la enfermedad de Alzheimer, la genética resulta cruel e implacable: quien hereda uno de esos genes, desarrolla indefectiblemente la enfermedad. Aun así, la mayoría de los casos estudiados no se ajusta a un patrón hereditario claro; la herencia de determinados genes aumenta la probabilidad de padecer la enfermedad por encima del riesgo promedio, pero otros casos aparecen en ausencia de factores de riesgo conocidos y no demuestran ningún patrón de herencia característico. ¿Qué convierte estas probabilidades genéticas en realidad? Y lo que reviste mayor interés: una vez diagnosticado, ¿qué es lo que podemos hacer para retrasar su evolución? La respuesta a la primera pregunta se le escapa a la ciencia. Se sabe que la edad constituye el principal factor de riesgo. Incluso en la forma familiar, la enfermedad no suele aparecer hasta más allá de

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mediados los cincuenta, y la forma no familiar, la más común, empieza mucho más tarde, a partir de los setenta o los ochenta. Con todo, en ambos casos, la patología cerebral y los déficits cognitivos son los mismos, reflejo de un mecanismo molecular común. La respuesta a la pregunta de cómo tratar la enfermedad, está a la vez próxima y fuera de nuestro alcance. Existen muy pocos tratamientos aprobados para los síntomas psicológicos del Alzheimer, como la pérdida de memoria, la desorientación o los cambios de la personalidad. Los disponibles obtienen una mejoría parcial y limitada a corto plazo. Existen también opciones terapéuticas para el alivio de los síntomas secundarios, como la depresión, la ansiedad, la agitación, las alucinaciones y los trastornos del sueño. Pero la cura, el tratamiento para la causa subyacente de la enfermedad, es aún algo desconocido. Afortunadamente, las sombras de esta poco halagüeña introducción se empiezan a disipar. Muchos grupos de investigación se aprestan a entender los fundamentos de la enfermedad. Ya han aparecido muchos elementos necesarios para la comprensión de la enfermedad. Algunos llevan aparejada la promesa de nuevos tratamientos farmacológicos. De hecho, entre estos candidatos los hay en fase de investigación clínica. Estos compuestos son la respuesta a estrategias diversas, que tienen en común el objetivo de detener o incluso revertir los procesos moleculares precursores de la disfunción y muerte celulares. En nuestro laboratorio, mis colaboradores y yo hemos desarrollado un modelo que explica los mecanismos neurodegenerativos de la enfermedad de Alzheimer

y hemos obtenido datos prometedores encaminados al desarrollo de un método novedoso para bloquear su proceso patogénico. Creemos que la causa fundamental de la patología del Alzheimer es una interacción tóxica entre un fragmento proteico de amiloide, llamado Aβ1-42, y ciertos canales iónicos de la membrana externa de las neuronas. Esa interacción causa una entrada anormal de iones de calcio (Ca2+) en la célula, que desbarata la maquinaria celular e impide que las neuronas puedan responder a los estímulos aferentes. Con el tiempo, esta alteración de la regulación del Ca2+ resulta tóxica para la célula. Nosotros hemos logrado detener ese proceso mediante la introducción de pequeños señuelos que se unen a los fragmentos Aβ1-42 y modifican su estructura tóxica, formando un complejo inocuo con el señuelo.

¿Qué es la enfermedad de Alzheimer? La primera descripción de la enfermedad de Alzheimer se ofreció hace unos cien años. Fue publicada en Múnich por el neurólogo Alois Alzheimer. Expuso el caso de una mujer de 51 años con alteraciones de la memoria y llamativos trastornos de la conducta. Los síntomas empeoraron rápidamente; a medida que su estado se deterioraba dejó de ser capaz de cuidar de sí misma. La autopsia, realizada cinco años después de la muerte de la mujer, reveló extensas alteraciones patológicas. Presentaba atrofiada la corteza cerebral y se veían, dispersas por todo el cerebro, numerosas estructuras anormales. Empleando una tinción argéntica Mente y cerebro 15/2005

1997

1996

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1.

GALERIA BECKEL ODILLE BOICOS, PARIS

ESTOS SEIS AUTORRETRATOS del artista William Utermohlen, un ciudadano estadounidense que vive en Londres, son una demoledora crónica de su experiencia con la enfermedad de Alzheimer. Desde que se le diagnosticara la enfermedad cuando tenía sesenta años, sus poderosas, emocionalmente complejas representaciones de la enfermedad han cosechado un notable éxito. La primera de esta serie (arriba a la izquierda) se pintó en 1996, justo antes del diagnóstico. La mujer del artista, crítica de arte, ha especulado que la conciencia progresiva del deterioro cognitivo puede haber contribuido a que el artista se pintara detrás del cristal y de lo que parecen los barrotes de una celda. Las otras cinco pinturas, que Utermohlen creó a lo largo de los cuatro años siguientes, muestran una pérdida progresiva de la habilidad de representar relaciones espaciales complejas y proporcionan algunos indicios de sus crecientes dificultades perceptuales. Poco después de completar el último de los trabajos, el artista dejó de trabajar. La enfermedad de Alzheimer daña la capacidad de realizar tareas espaciales y secuenciales, como las necesarias para pintar o vestirse. El artículo describe las actuales perspectivas sobre los mecanismos moleculares de la enfermedad e indica algunos tratamientos novedosos, entre los que se encuentra una propuesta del propio autor. 2000

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LAS IMAGENES TOMOGRAFICAS SON CORTESIA DE ALZHEIMER’S DISEASE EDUCATION AND REFERRAL CENTER/NATIONAL INSTITUTE ON AGING; LOS CORTES ANATOMOPATOLOGICOS SON CORTESIA DE EDWARD C. KLATT, FACULTAD DE MEDICINA DE LA UNIVERSIDAD ESTATAL DE FLORIDA.

2.

LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER provoca cambios estructurales y funcionales en el cerebro. Las imágenes de tomografía por emisión de positrones del cerebro de una persona de veinte años (arriba a la izquierda), la de un octogenario sano (centro) y la de una paciente con Alzheimer (derecha) muestran cómo el cerebro enfermo reduce su intercambio sanguíneo, lo que indica un deterioro de las funciones cognitivas. En la autopsia, las secciones coronales de dos cerebros muestran la morfología normal (izquierda) y la acusada atrofia que es propia de la enfermedad de Alzheimer avanzada (derecha).

para visualizar las estructuras, Alzheimer observó una profusión de placas seniles extracelulares (que es frecuente encontrar en estudios histopatológicos de ancianos) y ovillos dentro de las neuronas, nunca antes descritos. Al microscopio, los ovillos parecían estar hechos de fibrillas, de filamentos largos y enredados. Alzheimer se basó en los nuevos ovillos neurofibrilares, la edad de la paciente y el inusual número de placas seniles para diferenciar esa enfermedad de la demencia senil “normal”, una pérdida más benigna y gradual de las funciones mentales que se asocia a la edad avanzada. De hecho, durante mucho tiempo la enfermedad de Alzheimer se conoció como demencia presenil, para subrayar que aparecía antes de lo esperado. Alois Alzheimer observó que muchos de los cambios característicos de la anatomía cerebral se concentraban en el córtex. Sin que sepamos muy bien el motivo, algunas regiones cerebrales (entre ellas la corteza frontal) se muestran especialmen-

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te susceptibles a las alteraciones celulares propias de la enfermedad de Alzheimer. Este daño acotado conduce a una disminución de funciones cerebrales específicas en un orden predeterminado. El olfato es uno de los primeros que se pierde, seguido de la memoria, la orientación, la planificación de la conducta y las funciones de autoconservación. La locomoción permanece, en cambio, inalterada, diferenciándose en esto de la enfermedad de Parkinson. ¿Qué es lo que falla en el cerebro de un paciente con enfermedad de Alzheimer? Existen media docena de circunstancias genéticas distintas que pueden desencadenar la enfermedad y, probablemente, otras más que aún no se conocen. Todas conducen a una misma patología molecular: la formación de agregados de un fragmento de una proteína normal, aunque con un plegamiento anómalo. Esta proteína normal, la proteína precursora del amiloide (PPA), está inserta en la membrana externa de las células propias de varios tipos de tejido.

Para su normal funcionamiento, PPA se segmenta en fragmentos, o péptidos, en tres sitios específicos de sendas enzimas secretasas: α, β y γ. En la enfermedad de Alzheimer, la proteína se corta en los sitios β y γ: el fragmento resultante se dobla sobre sí mismo, con una conformación de propiedades adhesivas y tendencia a la agregación. Este péptido alcanza una longitud oscilante entre 39 y 43 aminoácidos, debido a la peculiar variabilidad del sitio de escisión de secretasa β. No todas las versiones se producen en la misma cantidad y algunas formas son peores que otras. La llamada Aβ1-40 es la más común y el péptido más tóxico es Aβ1-42. Este último incluye los 42 situados a continuación del sitio de escisión de la secretasa y forma agregados insolubles en el cerebro con gran facilidad. Tales acúmulos, tóxicos y agresivos, se interponen en la función de las células cerebrales vecinas, provocando su muerte y posterior eliminación. Actualmente no se conoce forma alguna de remplazar las células así destruidas.

Diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer Durante buena parte del siglo XX, resultó difícil confirmar el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer. Se requería el examen del cerebro del individuo en una autopsia postmórtem, una situación insaMente y cerebro 15/2005

MICROFOTOGRAFIAS CORTESIA DE EDWARD C. KLATT, FACULTAD DE MEDICINA DE LA UNIVERSIDAD ESTATAL DE FLORIDA.

3.

LAS PLACAS Y LOS OVILLOS son dos características neuropatológicas de la enfermedad de Alzheimer. Ambos están constituidos por proteínas anómalas que forman depósitos insolubles. Las placas (objetos oscuros e irregulares, a la izquierda) se encuentran en el espacio extracelular y se componen de agregados de proteína beta del amiloide. Algunas pueden ser varias veces mayores que las células a las que rodean. Los ovillos (a la derecha) se producen dentro de la célula, a medida que la enfermedad favorece el depósito de largos filamentos de la proteína tau. Con el tiempo, estas fibrillas ocupan el cuerpo neuronal y el axón, produciendo un característico ovillo en forma de llama. En esta imagen, se pueden identificar dos células que están completamente ocupadas por hebras opacas.

das en tres dimensiones de la topografía del cerebro y pone de manifiesto la pérdida de tejido cerebral que acompaña a la progresión de la enfermedad. Esta técnica es extraordinariamente sensible, incluso para detectar la pérdida de volumen cerebral en los estadios precoces de la patología, cuando los cambios conductuales no bastan para realizar el diagnóstico. La resonancia magnética funcional y la tomografía por emisión de positrones se usan de forma muy extendida para estudiar la actividad cerebral in vivo. Para la obtención de las imágenes cerebrales funcionales, el sujeto realiza una tarea relacionada con la memoria. Las diferencias en cuanto a la actividad cerebral en las imágenes de los que padecen Alzheimer y de los exentos de la misma pueden ser muy acusadas.

4.

LA PROTEINA PRECURSORA DEL AMILOIDE (PPA) puede dar lugar a fragmentos inocuos o tóxicos, en función de cómo se segmente. Cuando la proteína completa se corta por el sitio α (izquierda), los fragmentos resultantes son inofensivos para la célula. Pero cuando el corte se realiza en los sitios β y γ (derecha), el péptido resultante, conocido como Aβ1-42, forma agregados que crean placas tóxicas.

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SECRETASAS

PPA (PROTEINA PRECURSORA DEL AMILOIDE)

α

El diagnóstico precoz con estas herramientas, si importante ahora, resultará crucial cuando se disponga de tratamientos eficaces. Muchos de los síntomas de la enfermedad se deben a la muerte y pérdida neuronal cerebral; no es posible devolver la vida a las células eliminadas. Los tratamientos emergentes anuncian un futuro no muy lejano en el que se deberán aplicar determinados tratamientos antes de que el paciente se halle gravemente demenciado. Andando el tiempo, podríamos recurrir a células madre para reemplazar las células cerebrales muertas; asimismo, el diagnóstico precoz de la enfermedad podría incluir el diagnóstico genético.

La genética del Alzheimer Los casos más jóvenes con enfermedad de Alzheimer se encuentran entre las perso-

β

α

γ

MEMBRANA CELULAR

β Aβ1-42

γ ART FOR SCIENCE

tisfactoria. En vida del paciente, el diagnóstico se realizaba por exclusión de las otras enfermedades que producen déficits cognitivos similares. A modo de ejemplo, ciertos tipos de trastornos de la memoria y de la conducta pueden aparecer como consecuencia de la depresión, la malnutrición, los efectos secundarios de algunos medicamentos o un accidente cerebrovascular. Como es de imaginar, la falta de rigor en el diagnóstico comportaba consecuencias nefastas y provocaba ansiedad innecesaria, en los casos etiquetados erróneamente como Alzheimer, mientras que los diagnósticos no realizados impedían la planificación adecuada de los cuidados oportunos. Los criterios diagnósticos actuales se basan en la administración de una escala de evaluación conductual, lo que en ocasiones se combina con una o más técnicas no invasivas de formación de imágenes. La escala diagnóstica incluye una docena de parámetros cognitivos distintos y todos se deben afectar de forma considerable antes de ratificar su existencia. Dos nuevos métodos que examinan directamente la actividad cerebral se han convertido en herramientas valiosas para documentar los cambios estructurales y funcionales asociados con la enfermedad. La resonancia magnética nuclear proporciona imágenes detalla-

FRAGMENTOS INOCUOS NORMAL

ENFERMEDAD DE ALZHEIMER

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TOTAL DE CASOS DE ENFERMEDAD DE ALZHEIMER

5-10 % AUTOSOMICO DOMINANTE MUTACIONES DEL PPA MUTACIONES DE PS1 MUTACIONES DE PS2

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