82826760 Cinco Elementos Tenzin Wangyal Rinpoche

April 6, 2017 | Author: Diego Casanova Zúñiga | Category: N/A
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TENZIN WANGYAL RÍNPOCHE SANACIÓN CON FORMA, ENERGÌAY LUZ Los cinco elementos en el chamanismo Tibetano, el tanrra y el Dzogchen PREFACIO En muchos niveles de la tradición Bon, la comprensión de los cinco elementos resulta de vital importancia, razón por la cual he dedicado los últimos quince años a comprenderlos. Durante este tiempo, he investigado estos cinco elementos y mantenido una relación estrecha con las diosas de los elementos mediante la práctica. Cuando tuve preguntas acerca de los elementos o de las prácticas, recé a las diosas de los elementos. Recibí sus enseñanzas y sus bendiciones en mis sueños. Éstas y otras experiencias me motivaron a escribir este libro. Si bien todas las enseñanzas incluidas en el libro están basadas en textos antiguos, la manera en que se las presenta aquí también se basa en gran parte en mi experiencia y entendimiento personales. Para no escribir algo que contradijera las enseñanzas, revisé muchos de los puntos con mi maestro, Lopon Tenzin Namdak Rínpoche, y con otros Geshes eruditos de Nepal y la India, cuando estuve ahí en el año 2000. Agradezco la orientación y el gran apoyo que me brindaron mediante su entusiasmo y alegría por la creación de este libro. Si bien ellos me dirigieron, cualquier confusión o error es totalmente mío. Durante algunos años he enseñado las prácticas elementales a mis estudiantes, diseminados por todo el mundo. Me he sentido feliz de atestiguar los resultados positivos de estas prácticas tanto en su vida personal como en su crecimiento espiritual. Quisiera agradecer a todos los estudiantes que han llevado a cabo las prácticas de los elementos. Doy las gracias a aquellos que me han apoyado durante largo tiempo en mi trabajo para traer a Occidente las enseñanzas del Bón, especialmente a Gerald y Barbara Hines y a Murari PREFACIO y Prachi Garodia. Sin su apoyo constante, hubiera sido mu- . cho más difícil crear el Instituto Ligmincha y hacerla funcionar. Agradezco a todas las personas de Snow Lion Publícations por su generosidad y amabilidad, en particular a Christine Cox, cuyas habilidades han mejorado este libro de numerosas maneras. Doy las gracias a Mary Ellen McCourt por su tiempo y su experiencia en el diseño gráfico, así como a Radek Dabrowski por proporcionar los dibujos de línea para el libro, no sólo una vez sino dos, ya que la primera vez los dibujos se perdieron en el correo. Por la lectura y los comentarios del manuscrito en diferentes etapas y ofrecer varias sugerencias que han mejorado el

libro, agradezco a Laura Shekerjian, Alejandro Chaoul, Cecile Clover y John Jackson. Agradezco también a Steven Goodman por sus sugerencias en una versión anterior del texto y por las correcciones que hizo al glosario. Agradezco, asimismo, a Susan Yenchick por su apoyo. Especialmente, deseo agradecer a mi querido amigo y estudiante, Mark Dahlby, quien ofreció varias ideas y sugerencias que han hecho que esta obra sea más accesible para los lectores occidentales. Sin su esfuerzo entusiasta, este libro no podría haber sido realizado. ORACIÓN DEL ESTADO INTERMEDIO: LA GUIRNALDA PRECIOSA A, OM, HUNG. En el estado intermedio que es esta vida, el momento presente, uno no reconoce su propia mente y se ve distraído por actividades ilusorias, no se acuerda de la impermanencia y la muerte, persigue sólo las metas de esta vida y se ve atado por el sufrimiento del nacer, la vejez, la enfermedad y la muerte. Que cuando este cuerpo ilusorio presente se encuentre de pronto con su enfermedad final pueda yo auto liberar todo apego a los objetos de la materia y de la mente. Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme. Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo. Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al hijo conciencia. Después, en el estado intermedio cercano a la muerte, aunque uno esté rodeado de personas queridas y parientes, viaja solo a la otra dimensión. No hay modo de prolongar la vida por un momento siquiera cuando los cuatro elementos de este cuerpo mágico se disuelven. Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme. Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo. Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al hijo conciencia. Cuando la energía de la tierra se disuelve en el agua, ORACIÒN DEL ESTADO INTERMEDIO: LA GUIRNALDA PRECIOSA. uno siente que el cuerpo decae y se desploma. Surgen visiones de movimiento humoso y espejismos. Que cuando la luz amarilla que surge de uno mismo aparezca de Pronto pueda yo reconocerla como el cuerpo divino de Salwa Rangyung (la claridad auto-originada). Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme. Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo. Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al hijo conciencia. Cuando la energía del agua se disuelve en el fuego,

el cuerpo palidece y uno tiene sed, tiene seca la lengua y percibe visiones de agua desbordante. Que cuando la pureza del agua surja como la luz azul pueda yo reconocerla como el cuerpo divino de Gawa Dondrup (logro gozoso). Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme. Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo. Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al hijo conciencia. Cuando la energía del fuego se disuelve en el viento, el cuerpo se enfría y no es posible ya sostener los canales. Se experimentan visiones como luciérnagas. Que cuando la luz roja del propio yo surja pueda yo reconocerla como la divinidad Chetak Ngomed (libre de objetos y divisiones). Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme. Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo. Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al hijo conciencia. ORACiÓN DEL ESTADO INTERMEDIO: LA GUIRNALDA PRECIOSA .:. xvii Cuando la energía del viento se disuelve en la conciencia, la respiración se detiene y los ojos se entornan hacia arriba, y uno percibe visiones como de lámparas de mantequilla que se extinguen. Que cuando surja la luz verde que surge por sí sola pueda yo reconocerla como la divinidad virtuosa Gelha Garchug (la riqueza de las actividades de la danza). Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme. Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo. Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al hijo conciencia. Cuando la conciencia se disuelve en la base de todo, los órganos de los sentidos internos y sus objetos externos cesan. Entonces se tiene una visión como de un cielo sin nubes. Que cuando surja la luz clara del bardo pueda yo reconocerla como Kunang Chabpa (el que permea todas las visiones). Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme. Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo. Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al hijo conciencia. Que cuando las seis conciencias y sus seis objetos se disuelvan en el corazón y surja la oscuridad, y la lluvia de sangre se asiente en el lago de sangre y surja el gran sonido y surja la gran luz, pueda yo reconocer todas mis visiones como ilusión. Que pueda yo realizarme en la conciencia alerta innata que surge por sí misma. Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme.

Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo. ORACiÓN DEL ESTADO INTERMEDIO: LA GUIRNALDA PRECIOSA Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al . hijo conciencia. Cuando la conciencia quede como huérfana, carente de soporte, y surja la visión del temible señor de la' muerte de la otra dimensión, y surjan las visiones engañosas de sonido, luz y rayos, bendíceme para que pueda liberarme en el estado intermedio reconociéndolas como auto-energía que surge por sí misma. Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme. Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo. Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al hijo conciencia. Bendíceme para que pueda yo reconocer toda visión como ilusión. Bendíceme para que pueda yo cortar la posibilidad de nacer en los reinos inferiores. Bendíceme para que pueda yo reconocer la esencia única de los tres tiempos. Bendíceme para que pueda yo obtener la budeidad de los tres kayas . . Bendíceme para que pueda yo alcanzar las cinco sabidurías. Bendíceme para que pueda yo ayudar a innumerables seres sintientes. Oh, Maestro, desde tu compasión, bendíceme. Bendíceme para que pueda yo cortar las visiones ilusorias del bardo. Bendíceme para que pueda yo conectar al espacio madre vacío y al hijo conciencia. INTRODUCCIÓN Crecí profundamente conectado con el poder del mundo natural; nuestra manera de vivir lo requería. No teníamos agua entubada ni estufas eléctricas. Acarreábamos el agua en cubetas desde un manantial cercano, calentábamos nuestras casas quemando leña y cocinábamos sobre fogatas. Teníamos un pequeño huerto donde cultivábamos hortalizas -cebollas y tomates- y, de esa manera, metíamos las manos en la tierra. Las lluvias del verano significaban tanto inundaciones como agua para el resto del año. La naturaleza no era conservada en parques o como adorno al otro lado de la ventana, y el contacto con los elementos no era por placer, aunque había placer en él. Por lo tanto, existía una relación directa entre nuestras vidas y el fuego, la madera, el agua y el clima. Para sobrevivir, dependíamos de los elementos burdos de la naturaleza. Quizá dicha dependencia ayudó a que nuestra cultura, al igual que la mayoría de las culturas indígenas, comprendiera lo sagrado del mundo natural, lleno de vida, de seres y fuerzas tanto visibles como invisibles. Durante el Losar, la celebración tibetana del año nuevo, no bebíamos champaña para celebrar, sino que acudíamos al manantial local para llevar a cabo un ritual de gratitud. Hacíamos ofrendas a los nagas, los espíritus del agua, quienes activaban ese elemento en el área. Hacíamos ofrendas de humo a los espíritus locales asociados con el mundo

natural que nos rodeaba. Creencias y conductas como las nuestras evolucionaron hace mucho tiempo y a menudo son vistas como primitivas en Occidente. Sin embargo, éstas no son sólo proyecciones de los temores humanos acerca del mundo natural, como sugieren algunos antropólogos e historiadores. Nuestra manera de relacionamos con los elementos es resultado de las experiencias directas de nuestros sabios y personas comunes con la naturaleza sagrada de los elementos externos e internos, los que denominamos tierra, agua, fuego, aire y espacio. Mis propósitos al escribir este libro fueron tres: contribuir al respeto por el ambiente natural, el cual debe madurar si queremos evitar la degradación de la vida humana; hacer que Occidente tenga acceso a la visión del mundo de la tradición tibetana, y demostrar que la comprensión de los elementos es clave para la comprensión de la práctica espiritual. Al conocer los elementos y nuestra relación con ellos, aquellos que siguen la senda espiritual, pueden saber por qué llevan a cabo ciertas prácticas y cuáles de ellas son necesarias, cuándo y en qué situaciones aplicadas, así como las situaciones en las que una práctica puede resultar ineficaz o aun ser un obstáculo. Las enseñanzas contenidas en este libro son originarias de la tradición tibetana Bón. El libro está centrado en prácticas que representan tres dimensiones del viaje espiritual. Éstas son prácticas tradicionales del Bón y del budismo tibetano; están destinadas a ser aplicadas y realizadas, no sólo entendidas intelectualmente. A veces, pensamos que realmente conocemos algo cuando tenemos información acerca de ello, que entendemos cualquier cosa acerca de la cual podemos hablar; pero si no practicamos y sólo leemos acerca de la práctica, es como tener una medicina y hablar de ella en lugar de tomada y aliviamos. La mayoría de las prácticas en este libro son de apoyo; mejoran la calidad de vida, promueven la sanación y ofrecen cierta protección contra enfermedades y daños. Pueden mantenemos alertas en lugar de pasmados, relajados en lugar de agitados; pueden contribuir a nuestra salud, vigor y placer en la vida. Todo esto es bueno y bien vale la pena. Sin embargo, el uso más importante de las prácticas es desarrollar la espiritualidad, pues cambian la perspectiva acerca de la relación que tenemos con el mundo natural y con nuestras propias experiencias; abren y expanden nuestro punto de vista y apoyan nuestras prácticas meditativas. Cuando los elementos están fuera de equilibrio, es difícil llevar a cabo la práctica de la meditación y es muy probable que en cambio nos veamos forzados a trabajar con la enfermedad, la agitación, la pasividad y la distracción. Las prácticas presentadas aquí nos ayudan a superar los obstáculos externos, así como los trastornos mentales y energéticos, al equilibrar los elementos en la dimensión del individuo. Por el contrario, cuando los elementos están equilibrados,

es más fácil permanecer en la naturaleza de la mente en la naturaleza búdica-, que es el método y la meta última del viaje espiritual. En el libro, tanto las prácticas como la teoría de éstas aparecen juntas. Este arreglo es un reflejo de nuestra tradición, la cual enseña que la manera en que vemos el mundo determina la calidad de nuestras prácticas y nuestra vida. He tratado de incluir prácticas que pueden llevarse a cabo en la vida cotidiana; no tenemos que irnos de retiro para hacerlas, aunque podríamos hacerla si así lo decidiéramos; no necesitamos cancelar todas las citas en nuestra agenda. Todo lo que existe son los elementos, así que siempre podemos practicar con ellos, en cualquier momento, donde sea que estemos y sin importar qué estemos haciendo. En este libro he dado por hecho que el lector está familiarizado con ciertos términos. Por ejemplo, utilizo Dzogchen y su traducción como "la Gran Perfección" de manera intercambiable. También utilizo "conciencia despierta innata", "conciencia despierta no dual", y "presencia no dual" como traducciones equivalentes de rigpa y "naturaleza de la mente" y "estado natural" como sinónimos de la inseparabilidad del vacío y la claridad o luminosidad, la naturaleza búdica que es . nuestra verdadera naturaleza. He incluido citas de textos tradicionales. Las traducciones no son exactas; las traduje por su significado más que de manera literal, palabra por palabra. Incluí referencias en la bibliografía para que cualquiera que esté interesado pueda ver el material tibetano original. Las palabras tibetanas que se encuentran en el glosario están en letras cursivas cuando aparecen por primera vez en el texto. Muchos de los términos utilizados en este libro están explicados con mayor detalle en mis libros anteriores, Wonders o/ the Natural Mind y The Tibetan Yogaso/ Dream and Sleep, ambos publicados por Snow Lion Publications. Hay gran cantidad de información en este libro; cuando el lector se sienta saturado, deje de leer; tómese tiempo para digerir, para cotejar lo leído con sus experiencias. Así es como la enseñanza se vuelve parte de nuestra vida. LA RELIGIÓN BON Dado que muchas personas en Occidente no están familiarizadas con la tradición Bon, quiero relatar un poco de su historia. Como en la historia de cualquier tradición, de cualquier pueblo, de cualquier país, hay varias versiones de su pasado. La tradición oral afirma que la religión Bón empezó hace más de diecisiete mil años, pero los estudiosos modernos creen que fue mucho más tarde. De cualquier modo, el Bon es reconocido como la religión nativa del Tíbet y el origen de muchas de sus tradiciones espirituales.

Yungdrung Bón (Bón Eterno) fue el primer camino completo de liberación espiritual en el Tíbet. Se inició con el Buda Tonpa Shenrab, nacido en la familia Mushen. Su padre fue Gyalbon Thokar y SU madre, Yoche Gyalzhema. Vivieron en 'Olmo Lung Ring, en el país llamado Tazig, lugar considerado por algunos como la nación al noroeste del Tíbet y por otros como la tierra mítica de Shambala. La tradición afirma que hubo tres "puertas" o fuentes del Bon; la primera fue 'Olmo Lung Ring, en Tazig, y la segunda, en Asia Central, probablemente concentrada en la región de la antigua Persia. Los historiadores creen que el Bon prevalecía en toda Asia Central antes de que el Islam dominara las culturas establecidas ahí; asimismo afirman que muchos de los vestigios descubiertos en esa región, que se suponían de origen budista, en realidad eran de origen bono La tercera fuente o «puerta» del Bon fue el reino de Zhang Zhung, el cual incluía gran parte de lo que ahora es el oeste del Tíbet. Las enseñanzas comenzaron en la primera puerta, se expandieron hacia la segunda y, por último, fueron enseñadas en Zhang Zhung y el Tíbet. La leyenda dice que Tonpa Shenrab llegó a la tierra que ahora es el sur del Tíbet buscando unos caballos que habían sido robados por un demonio. Visitó la montaña sagrada KongPo, que aún es visitada por los peregrinos bon, quienes caminan en círculo en torno a ella a la manera propia del Bon, es decir, en el sentido contrario al de las manecillas del reloj. Al llegar, se encontró con un pueblo primitivo cuya práctica espiritual estaba basada en el apaciguamiento de los espíritus mediante el sacrificio de animales. Terminó con la práctica de sacrificio de animales enseñándoles a sustituir sus ofrendas por figuras hechas de harina de cebada, una práctica aun vigente en todas las tradiciones tibetanas. Igual que todos los budas, Tonpa Shenrab instruía de acuerdo con la capacidad de sus estudiantes. Al percatarse de que los habitantes de Zhang Zhung no estaban preparados para recibir las enseñanzas más elevadas sobre la liberación, sólo les enseñó los vehículos inferiores, chamánicos, y rezó para que, mediante el empeño, la devoción y la aplicación, pudieran prepararse para los vehículos más elevados del sutra, tantra y Dzogchen. Con el tiempo, todas las enseñanzas de Tonpa Shenrab llegaron a Zhang Zhung. Siglos más tarde, durante el período del segundo rey tibetano, Mu Khri Tsenpo, muchos de los ciclos de enseñanzas fueron traducidos del idioma Zhang Zhung al tibetano. A pesar de que las enseñanzas habían existido en el Tíbet desde hacía siglos a través de la transmisión oral, ésta fue la primera vez que se registraron en el idioma tibetano escrito. Durante mucho tiempo, los estudiosos occidentales pensaban que Zhang

Zhung y el idioma de Zhang Zhung eran sólo mitos,· pero este punto de vista está siendo reconsiderado a medida que se descubren más fragmentos del idioma de Zhang Zhung. Se cree que los siete primeros reyes tibetanos murieron sin dejar atrás sus cuerpos físicos, una señal de gran logro espiritual. Algunos estudiosos creen que obtuvieron el "cuerpo de luz", señal de iluminación característica del Dzogchen, lo cual sugiere que las enseñanzas Dzogchen ya existían en el Tíbet en esa época. Los estudiosos budistas creen que el Dzogchen llegó de la India, y aunque de hecho el B6n reconoce que una de las tradiciones de Dzogchen llegó al Tíbet a través de la India, sus principales ciclos de enseñanza Dzogchen son originarios de Zhang Zhung. Las principales enseñanzas de B6n están incluidas en Los Nueve Caminos, también conocidos como los Nueve Vehículos. Se trata de nueve categorías de enseñanzas, cada una con su enfoque, prácticas y resultados particulares. Por ejemplo, los vehículos inferiores tienen que ver con medicina, astrología, adivinación, etcétera. Por encima de éstos están las enseñanzas de sutra y de tantra. Por último, el vehículo supremo es la enseñanza Dzogchen, la Gran Perfección. Tradicionalmente, hay tres versiones de los Nueve Caminos, conocidas como los Tesoros del Sur, del Norte y del Centro. La información acerca del chamanismo incluida en este libro viene principalmente del Tesoro del Sur. El Tesoro del Centro es muy parecido a las enseñanzas budistas Nyingma. El Tesoro del Norte se perdió. Cada Tesoro incluye algunos aspectos de las enseñanzas de sutra, tantra y Dwgchen. Además, hay quince volúmenes que contienen las biografías principales del buda Tonpa Shenrab. De acuerdo con estadísticas chinas, Bón es el segundo grupo religioso más populoso en el Tíbet y se encuentran bonpos en todas las regiones del Tíbet. Las enseñanzas antiguas todavía son practicadas tanto por monjes como por yoguis laicos, y aun en el siglo 20 ha habido maestros del Bon que han logrado el "cuerpo de arco iris". Ésta es la señal máxima de realización plena en la tradición Dwgchen, en la cual, a la hora de la muerte, el practicante que ha alcanzado grandes logros libera los cinco elementos burdos que constituyen el cuerpo. Él o ella los disuelve en su esencia, que es la luz elemental pura. Durante el proceso, las substancias del cuerpo se disipan en un despliegue de luces multicolores y por esa razón se conoce esto como el cuerpo de arco iris. Algunas veces no queda ningún cuerpo, o quedan tan sólo el cabello y las uñas; pero de cualquier forma, la aparición del cuerpo arco iris es la señal de que el practicante ha alcanzado el nivel más alto de realización y no está atado a los dualismos de materia y mente o de vida y muerte. Después de que los chinos invadieron el Tíbet, se puso en marcha un programa de entrenamiento riguroso para los monjes bon en el Monasterio Menri en Dolanji, H.P., India y en el

monasterio de Tritsen Norbutse en Katmandú, Nepal. Esto se logró gracias a la ardua labor de Su Santidad Lungtok Tenpa'i Nyima Rínpoche, Lopon Tenzin N amdak Rínpoche y los monjes ancianos. El programa de enseñanza conduce 'al grado de Geshe. La primera generación de Geshes fuera del Tíbet, de la . cual fui miembro, se graduó en 1986. Muchas de las tradiciones bon, junto con varias tradiciones budistas tibetanas, se han perdido bajo el régimen político chino en el Tíbet, y muchas otras están amenazadas. Sin embargo, tanto el Bon tibetano como el budismo, se están enraizando en India y en Nepal y extendiendo alrededor del mundo. Como algunos lectores saben, hay varios malentendido s acerca de la religión bon, aun entre los budistas tibetanos. El Bon sufrió la suerte de muchas de las religiones nativas, una suerte similar a la de las religiones nativas de Europa y América cuando se introdujo el cristianismo. Cuando una religión nueva se extiende en una cultura, suele apoyar su propio crecimiento en la descripción de la religión nativa en términos negativos, como algo que debe ser vencido y rechazado. Me he dado cuenta de que muchos tibetanos, incluso lamas muy avanzados que no están familiarizados con la tradición o la literatura bon, hacen juicios negativos sin tener información acerca del Bon, No comprendo esta actitud. Ciertamente, dicho prejuicio no sólo está dirigido hacia Bon el prejuicio también existe entre las escuelas de budismo tibetano. Añado esta nota para que los estudiantes de Bon sepan de este prejuicio desafortunado antes de que se topen con él. Espero que, a medida que se extiendan las formas tibetanas de la espiritualidad desde el Tíbet hacia el resto del mundo, esa estrecha mentalidad estrecha prejuiciosa se quede atrás. Por fortuna, hay muchos budistas tibetanos, laicos y monjes, personas comunes y lamas avanzados, que son herederos del movimiento no sectario que floreció en el Tíbet en el siglo XIX. La voz tibetana más sobresaliente que habla actualmente en favor de la tolerancia y el entendimiento es la de Su Santidad, el Decimocuarto Dalai Lama, quien ha reconocido formalmente al Bón como una de las cinco tradiciones espirituales más importantes del Tíbet. En varias ocasiones ha brindado apoyo y estímulo a Su Santidad Lungtok Tenpa' Nyima Rínpoche y a Lopon Tenzin Namdak Rínpoche, pidiéndoles que conserven el patrimonio antiguo del Bon como un tesoro para todos los tibetanos. Los pueblos de Occidente están adoptando una actitud abierta hacia el Bon a medida que aprenden más acerca de esta tradición. En sus textos encuentran un equilibrio entre el estudio y la práctica, entre la fe y cuestionamiento crítico. Asimismo, encuentran que el Bon, cuyas raíces se remontan a tiempos anteriores a los registros históricos, tiene tradiciones plenamente desarrolladas de chamanismo, de filosofía y debate, monásticas, de transmisiones tántricas y de yogas, así como

las enseñanzas más avanzadas de la Gran Perfección. Si bien este libro está dirigido principalmente a los practicantes, espero que los estudiosos encuentren en él el sentido de la profundidad y la diversidad de las tradiciones espirituales del Bon. Si las prácticas de la senda espiritual son llevadas a cabo con la comprensión y la aplicación correctas, traerán resultados. Los resultados desarrollan la fe. Cuando la fe es profunda y está basada en la certeza, incrementa la práctica. Juntas, la fe y la práctica conducen a la sabiduría y la felicidad. Mi deseo sincero es que este libro contribuya al bienestar y al progreso espiritual de todos aquellos que lo lean. Maravillas de la mente natural. CAPíTULO 1 Los ELEMENTOS En la cultura tibetana se considera que los cinco elementos tierra, agua, fuego, aire y espacio- son la sustancia de todas las cosas, objetos y procesos. El estudio de sus interacciones permea el pensamiento tibetano. El entendimiento de los elementos forma la base de la medicina, la astrología, el calendario y la psicología, y es el fundamento de tradiciones espirituales del chamanismo, el tantra y el Dzogchen. Los nombres de los elementos son simbólicos; sugieren una descripción de las cualidades particulares y modos de acción análogos a los elementos que nos son familiares en el ambiente natural. Al igual que la mayoría de las culturas, la tradición tibetana utiliza los elementos naturales como metáforas fundamentales para describir fuerzas tanto externas como internas. Por ejemplo, se asignan a los elementos propiedades físicas: la tierra es solidez, el agua es cohesión, el fuego es temperatura, el aire es movimiento y el espacio es la dimensión espacial que alberga a los otros cuatro elementos activos. Además, los elementos están relacionados con diferentes emociones, temperamentos, direcciones, colores, gustos, tipos de cuerpo, enfermedades, maneras de pensar y carácter. A partir de los cinco elementos surgen los cinco sentidos y los cinco campos de experiencia sensorial, las cinco emociones negativas y las cinco sabidurías, y las cinco extensiones del cuerpo. Son los cinco pranas primarios o energías vitales, así como los componentes de todo fenómeno físico, sensorial, mental y espiritual. El uso metafórico de los elementos también es común en los idiomas de Occidente: una persona puede tener los pies en la tierra o andar flotando en el espacio, puede ser fluida o fogosa. La ira es caliente, la tristeza es acuosa; algunas actitudes pueden ser asentadas o estar al aire. En las tradiciones tibetanas, los elementos no sólo son entendidos metafóricamente, también representan una distinción más sutil y fundamental entre los cinco aspectos de la energía primordial de la existencia. No existe nada en ninguna

de las dimensiones de existencia que no esté compuesto en su totalidad de las interacciones de estos cinco aspectos de la energía. Los procesos elementales crean el universo, lo sostienen y, finalmente, lo destruyen. Lo mismo se aplica a los seres individualmente: al nacer, el juego de los elementos crea el cuerpo, la mente y la personalidad; al morir, éstos se disuelven a medida que los elementos se colapsan uno en el otro. Durante toda la vida, la relación del individuo con los elementos determina la calidad de su experiencia. Hay poco beneficio en la idea de los elementos si ésta permanece abstracta, como el hecho de dividido todo entre cinco. El entendimiento de los elementos se vuelve útil cuando se lo relaciona con la experiencia y luego se lo utiliza positivamente para afectar la calidad de nuestra vida. Pero antes de poder aplicar nuestro entendimiento, tenemos que familiarizamos con los elementos, relacionándonos con ellos por medio de imágenes y metáforas. El cuerpo humano ha evolucionado durante cientos de miles de años a través de su relación con el entorno físico. Esa historia es evidente en la satisfacción que experimentamos ante la belleza natural; la interacción con los elementos naturales puede sanamos y renovamos. Disfrutamos la tierra limpia del desierto y la tierra fértil del huerto. Nos recreamos en el océano, en un río o un lago. Nos relajamos con una ducha. Nos embelesamos ante las llamas y disfrutamos del calor del sol o del fuego de una chimenea. Respiramos profundamente para calmamos, suspiramos para liberar tristeza, visitamos las montañas para revitalizarnos con aire puro. Y el cielo, la imagen externa del espacio, nos fascina -su color, el clima que se desarrolla en él, la luz que lo impregna. Nos sentimos relajados en los espacios abiertos, y seguros en los espacios cerrados y cómodos; o nos sentimos ansiosos en los espacios abiertos y claustrofóbicos en los espacios cerrados. De una manera u otra, reaccionamos. Cuando nos falta uno de los elementos, lo anhelamos. Nos alegramos cuando encontramos agua en un desierto. Después de estar en el mar durante un largo tiempo, cuando regresamos a la tierra, queremos besada. Cuando tenemos frío, corremos hacia el fuego. Los cinco elementos burdos nos afectan profundamente en un nivel instintivo; pero en general nos perdemos en la superficie de estas experiencias, sin damos cuenta de que la experiencia con los elementos puede conectamos con lo sagrado y puede conducimos a la sanación, al equilibrio y hacia un entendimiento más profundo de nosotros mismos. Parecería que cinco elementos son pocos para explicar toda la diversidad de objetos y seres, pero los cinco elementos- son cinco discernimientos que se ramifican continuamente en divisiones más sutiles.

Podemos aplicar esta comprensión a nuestro cuerpo, por ejemplo. El torso tiene cinco apéndices mayores: dos piernas, dos brazos y una cabeza. Cada uno de ellos se ramifica en otros cinco: los brazos y las piernas, en cinco dedos; la cabeza, en los cinco órganos sensoriales. Una formulación tradicional describe la carne del cuerpo como la tierra; la sangre y otros fluidos corporales, como el agua; las energías químicas y eléctricas, y el calor metabólico, como el fuego; la respiración, el oxígeno y otros gases, como el aire, y el espacio que ocupa el cuerpo y los espacios dentro el cuerpo, así como la conciencia, como el elemento espacio. Además, cada uno de estos cinco, podría ser analizado en términos de los elementos: en la carne en sí puede encontrarse solidez (tierra), cohesión (agua), temperatura (fuego), movilidad (aire) y conciencia (espacio). Estas divisiones también pueden ser aplicadas a la sangre: sólidos, fluidez, temperatura, movimiento y espacio. y, desde luego, a cada una de las subdivisiones puede aplicarse el análisis de cinco partes, hasta concluir, finalmente, que todo puede ser reducido a la esencia de las cinco energías elementales. Las interacciones de los cinco elementos no sólo dan origen a partes del sistema, a cuerpos individuales y planetas, a programas de computación y árboles, sino también a todos los reinos de la existencia en todas las dimensiones. El dinamismo de los cinco elementos subyace en las complejidades de todo lo que existe. Los TRES NIVELES DE LA PRACTICA ESPIRITUAL El uso de los elementos en la práctica espiritual varía de acuerdo con el tipo de enfoque, ya sea chamanismo, tantra o Dzogchen; es decir, en los niveles externo, interno o secreto. EXTERNO: De manera externa, los elementos no son sólo los elementos burdos de nuestra experiencia sensorial -la tierra en la que vivimos, el agua que bebemos, el fuego que nos calienta, el aire que respiramos y el espacio a través del cual nos movemos-; también son los espíritus vinculados con los elementos. Éstos incluyen diosas, espíritus elementales y otros seres. El trabajo con estos seres es una práctica común en la cultura tibetana y pertenece al ámbito de lo que denomino chamanismo, aunque quiero aclarar que no existe una palabra equivalente a "chamanismo" en el idioma tibetano. Las tradiciones tibetanas que se refieren al trabajo con espíritus se originaron en el Bon, pero actualmente se encuentran en toda la cultura tibetana. Muchas de las decisiones hechas por oficiales tibetanos y lamas avanzados en monasterios de todas las sectas se toman, en parte, mediante la consulta de oráculos humanos y seres no físicos. A los tibetanos no les agrada considerar esta práctica como chamanismo porque

para algunos de ellos la palabra está relacionada con el sacrificio de animales o con una espiritualidad más primitiva. Aquello a lo que me refiero aquí no tiene nada que ver con eso, sino con las prácticas aprendidas en los primeros cuatro de los nueve niveles de enseñanzas espirituales del Tesoro del Sur de las enseñanzas del Bon, .. INTERNO: Los elementos internos son las energías de los elementos, más que sus formas. En el cuerpo, éstas son las energías físicas que bombean nuestra sangre, digieren nuestra comida y encienden nuestras neuronas. También son las energías más sutiles en las que se basan y de las cuales dependen nuestra salud y nuestras capacidades. Actualmente algunas de estas energías sutiles son reconocidas y estudiadas en Occidente gracias a una reciente familiaridad con los modelos de medicina oriental que informan la acupuntura y a los usos novedosos que los médicos e investigadores occidentales están dando a los distintos tratamientos basados en las vibraciones. Existen además otras energías mucho más sutiles que no pueden ser detectadas por mediciones físicas, pero a las cuales se puede tener acceso mediante la experiencia directa a través de disciplinas contemplativas y yóguicas. Este nivel más sutil de energía elemental no sólo se encuentra dentro del cuerpo, sino que también es . la dimensión de la energía que los practicantes expertos de feng shui -el arte chino de ubicar adecuadamente los objetos perciben en el ambiente. Éstas son las energías que se manifiestan en fenómenos grupales tales como la conducta de las masas, el patriotismo y otros. El tantra trabaja con estas energías, guiándolas en el cuerpo con propósitos específicos valiéndose de medios yóguicos directos que incluyen la postura física, la respiración, la visualización y los mantras. El tantra reconoce las energías como fuerzas divinas. SECRETO: La dimensión secreta de los elementos existe más allá de la dualidad y, por tanto, es difícil describirla con el lenguaje, el cual necesariamente divide la experiencia en objetos separados. La dimensión más sutil de los elementos es la luz radiante del ser, las "cinco luces puras", aspectos de la luminosidad o claridad que, unidos inseparablemente con el vacío, son el fundamento de todo. Las prácticas y enseñanzas asociadas con este nivel de los elementos provienen del Dzogchen, la Gran Perfección. Estas tres dimensiones están separadas sólo conceptualmente. Es importante tener presente ese hecho al leer este libro, ya que es un error pensar que lo externo, lo interno y lo secreto puedan realmente estar divididos, o que las prácticas externas, el tantra y el Dzogchen sean mutuamente excluyentes. La confusión a este respecto da lugar a muchas de las grandes divisiones

en las creencias: las religiones que no toman en cuenta la vida del cuerpo o que desconfían de ella, las culturas seculares que no reconocen la naturaleza sagrada de la tierra, o la preocupación por el bienestar material que ignora el desarrollo espiritual. Todo en la vida es importante y surge de los elementos sagrados. La perspectiva de Dzogchen es esencial y contiene a las demás, pero eso no significa que haya que desdeñar las perspectivas inferiores. Creer que todo es luminosidad insustancial es muy diferente de ser capaz de atravesar muros. La práctica más elevada es la más eficaz, no necesariamente la que está clasificada como "más elevada". LA RELACIÓN CON LO SAGRADO En el chamanismo, el tantra y el Dzogchen, los elementos son considerados sagrados, como fuerzas subyacentes de la existencia. Debido a que son sagrados, todo lo que surge de ellos -y esto quiere decir todas las cosas- es igualmente sagrado. La naturaleza externa es sagrada y el cuerpo es sagrado. Los elementos dentro y fuera surgen juntos, de la misma fuente. El calor del sol y el calor del corazón difieren en grado, no en cualidad. El agua de los océanos no es diferente del agua de nuestro cuerpo. Nuestra carne está formada a partir de los elementos de la tierra y se disolverá en la tierra. El aire de nuestros pulmones es el mismo aire que surca el halcón. El espacio en el que surge el universo, el espacio que ocupa el sillón en nuestra sala y el espacio en el que surgen nuestros pensamientos es el mismo espacio y es sagrado. Y todo lo que está en el espacio -lo sustancial y lo insustancial, la materia y la mente- es los elementos. Así como los elementos en el cuerpo son sagrados, la conciencia que surge de ellos también es sagrada. Ya sea de sabiduría o pasión, sueño o pesadilla, la experiencia viva de los seres es un despliegue de la interacción de los elementos puros con la conciencia despierta. La conciencia despierta innata también está integrada con los elementos. Es el nivel más puro y sutil de los cinco elementos en equilibrio perfecto, la quinta- . esencia de la luminosidad de la base de la existencia. En algún momento de la historia de Occidente, el sentido de la relación sagrada se perdió para mucha gente. Podemos ser testigos de relaciones sagradas, o leer acerca de ellas, en la relación del chamán con el mundo natural o en la relación del practicante tántrico con las deidades, pero a menudo no tenemos una relación así con nuestra propia vida. Pregúntate qué significa "sagrado" para ti. ¿Tienes alguna relación que consideres sagrada? Si es así, ¿está basada en tu propio sentido de lo sagrado o está compuesta de conductas que aprendiste de los demás? ¿Qué es lo que verdaderamente consideras como sagrado en tu vida?

Sin un sentido de lo sagrado, es difícil tener fe en la instrucción religiosa. En el Tíbet se dice que si uno trata a su maestro como a un perro, las enseñanzas son tan inservibles como la comida echada a perder. Si uno trata a su maestro como a un amigo, las enseñanzas lo nutren igual que el alimentó fresco. Si uno trata a su maestro como a una deidad, las enseñanzas son como néctar divino. De manera similar, si nos relacionamos con el mundo natural como si fuera una colección de procesos mecánicos sin vida, el mundo no tiene vida para nosotros. Si nos relacionamos con nuestros cuerpos como si fueran máquinas, son máquinas para nosotros. Si nos relacionamos con la religión como si fuera una fantasía, es una fantasía para nosotros. Pero si nos relacionamos con el mundo como algo viviente, lleno de espíritus y seres elementales, el mundo natural nos habla. Como en el tantra, si el cuerpo es considerado como un palacio divino y resultado de la buena fortuna, como el mejor vehículo posible para alcanzar la iluminación, se convierte en un vehículo que puede llevamos más allá de la muerte. Si nos relacionamos con el dharma, es decir, las enseñanzas espirituales, como enseñanzas sagradas que nos conducirán por el sendero de la verdad, el dharma ciertamente nos conducirá a la verdad. Si nos relacionamos con los elementos -con el mundo natural, con nuestro cuerpo y nuestra mente- de manera sagrada, entonces se vuelven sagrados. Esto no es un truco psicológico: es un reconocimiento de nuestra situación real. Las relaciones sagradas no sólo están definidas en términos de cómo nos relacionamos con aquello que está fuera de nosotros. Relacionamos con lo sagrado también nos conduce al sentido más profundo de nosotros mismos, a lo que es sagrado en nosotros. Los chamanes conectados con la tierra encuentran dentro de sí mismos la conexión con la vida entera, con los poderes y fuerzas que controlan al mundo. Los practicantes tántricos encuentran que la devoción a las deidades los lleva al reconocimiento de que su ser más profundo es la deidad. En el Guru yoga, el estudiante debe encontrar la mente del maestro dentro de sí mismo. La relación sagrada encuentra algo sagrado afuera, pero aquello que reconoce lo sagrado en el exterior es lo sagrado en el interior. Estamos relacionados con todo y esta vida es eso: la relación con todo. Podemos tener relaciones amistosas que nos nutran y nos ayuden, yeso es bueno; nos apoyan y nos satisfacen como seres humanos. Pero si no tenemos una relación sagrada con el medio ambiente, con las personas, con las imágenes religiosas, con los mantras, y con todo lo demás, eso quiere decir que el aspecto sagrado de nuestra vida está muriendo, está enterrado o no hemos recurrido a él. No ha sido enriquecido o expresado. No surge en nuestra experiencia interna porque no ha encontrado un complemento similar en el mundo exterior; no hay nada que lo evoque o lo alimente. Así, desaparece de nuestra vida y de nuestra cultura, se vuelve una abstracción, o se ve reducido a mitología o psicología.

En el mundo moderno es fácil perder el sentido de lo sagrado. Muchos de nosotros vivimos sin conexión con el poder del mundo natural y conocemos éste como algo rodeado de cercas en los parques y domesticado en los jardines. Detrás de la luz reflejada de la ciudad, la noche ya no es oscura y vasta. La temperatura de nuestras casas está controlada. Muchos de nosotros hemos perdido fe en la religión y vivimos en un mundo en el cual la vida ha sido reducida a una reacción química, las estrellas son procesos de material muerto, y no existe la vida después de la muerte del cuerpo. Las sociedades de Occidente han creado tecnologías, arte y ciencias asombrosos; pero vivir en un mundo inerte, dependiendo del entretenimiento para obtener satisfacciones efímeras, es un precio triste e innecesario que pagar por dichos avances. La falta de relación con lo sagrado puede ser un obstáculo en la senda espiritual. Aprendemos algo -digamos las prácticas físicas en este libro- y nos sentimos mejor. Las tratamos simplemente como algo que nos hace sentir bien, igual que caminar o pasear en bicicleta. Podemos interpretar las prácticas chamánicas sólo como símbolos utilizados para manipular procesos psicológicos mecánicos. Pero cuando realmente necesitamos ayuda, no acudimos a aquello que consideramos sólo psicológico; esto se debe a que nos parece más pequeño que lo que somos en nuestra totalidad. En una relación sagrada -con los elementos, deidades, maestros, textos sagrados- recurrimos a algo mayor que nosotros, más grande que nuestros problemas. Acudimos a algo sagrado, de mayor valor y significado que nuestra depresión, nuestra ansiedad, nuestro odio hacia nosotros mismos o nuestra desilusión. Si pasamos demasiado tiempo en relaciones caracterizadas por la desconfianza, la ira, la falta de respeto y demás, cada parte de nuestra vida se ve afectada. Vemos las cosas a través de una luz más negativa. Cuando pasamos la mayoría del tiempo en relaciones sagradas, nuestra vida es afectada de manera positiva. Los sentimientos dolorosos no nos parecen tan grandes y empezamos a ver la esencia sagrada de todos los seres. El desarrollo de la fe y la gratitud nos conducen a relaciones sagradas. Es bueno reflexionar acerca del linaje ancestral de las enseñanzas, acerca de los hombres y mujeres que las han seguido a lo largo de los siglos. Ellos viajaron lejos por la senda porque la reconocieron como una travesía sagrada hacia el centro de sí mismos y del mundo. Ahora nos toca a nosotros. Tenemos la fortuna de inclinamos hacia una vida espiritual y de haber encontrado las enseñanzas apropiadas de una tradición viva. Al abrir nuestro corazón y nuestra mente a las enseñanzas, empezamos a abrimos en muchas dimensiones. Nos abrimos a las energías sagradas y somos sanados y bendecidos por ellas. Nuestro bienestar se torna independiente de las

circunstancias externas. El mundo se ensancha y reconocemos que todo en él está vivo. No se trata ya del universo de materia inerte de los nihilistas o del mundo material impuro de los dualistas. Nos conectamos con las energías sagradas, creativas, cuyo despliegue es la existencia en sí. ¿Cómo podemos desarrollar el sentido de lo sagrado? Recordando que la fuente de todo es sagrada, que el espacio y la luz son sagrados. Toda apariencia es bella si podemos ir más allá del prejuicio y reconocer la naturaleza radiante y vibrante de los fenómenos. Recuerda que todos los seres tienen la naturaleza búdica; recuerda lo sagrado de la tradición religiosa. Dedica tiempo al contacto con la naturaleza, particularmente en aquellos lugares que sean especiales para ti y ábrete a la belleza del mundo natural. Comienza cada período de prácticas con una plegaria y abre tu corazón. Termina cada período de prácticas dedicándolas al beneficio de todos los seres. Haz la práctica como una manera de ayudar a aliviar el sufrimiento de todos tus seres queridos. La práctica espiritual es una actividad destinada al beneficio de todos, no sólo al tuyo. Mira el cielo nocturno cuando puedas ver las estrellas, siente la inmensidad y la magnificencia del universo. Piensa en la complejidad de tu propio cuerpo, en las misteriosas funciones que sostienen tu existencia. Amplía tu mente y llegarás necesariamente a misterios que son a tal grado más grandes que las preocupaciones cotidianas, que al encontrarte con ellos te sentirás sobrecogido y experimentarás lo sagrado. Cuando trabajamos con los elementos, estamos trabajando con el fundamento de la experiencia y del experimentador. Reconocer los elementos en el mundo natural, su belleza, su interacción, entrar en la danza sagrada de los elementos, es habitar un mundo viviente lleno de misterio y potencial. LAS CINCO LUCES PURAS. La dimensión más sutil de los cinco elementos se conoce como "las cinco luces puras". En la tradición Dzogchen existen muchos textos de enseñanzas acerca de los elementos. Me estoy basando en dos de los textos principales del Zhang Zhung Nyan Gyud -ciclo básico de las enseñanzas de Dzogchen en la tradición Bon- que explican detalladamente las cinco luces. Estos textos son: Las seis lámparas (Sgron-ma drug) y El espejo de la mente luminosa ('Od-gsal sems-kyi me-long). Una enseñanza, que en parte es una historia, explica cómo las energías elementales, aunque siempre puras en sí mismas, llegan a ser percibidas como sustanciales. También es la historia de cómo, en el estado intermedio (bardo) entre la muerte y el nacimiento, el individuo va hacia las ilusiones del sarnsara, o bien hacia la libertad del nirvana. En otro nivel, es la descripción de lo que podemos hacer, en cualquier momento, para dejar de estar atrapados por las visiones kármicas y permanecer en el estado natural de la mente. La enseñanza dice algo así:

Para cada uno de nosotros, todo comienza con el espacio primordial, la Gran Madre, a partir de la cual todas las cosas surgen, en la cual todas las cosas existen y en la cual se disuelven todas las cosas. En este espacio hay movimiento. ¿Qué lo causa? Nadie lo sabe. Las enseñanzas sólo dicen: "los vientos del karma se movieron." Este es el movimiento del nivel más sutil de lung o prana, la energía que permea el espacio infinito sin características ni divisiones. Unido inseparablemente al flujo del prana está el flujo de la conciencia primordial, pura y sin identidad. En esta conciencia despierta pura surgen las cinco luces. Las cinco luces son aspectos de la luminosidad primordial; son las cinco luces puras, el nivel más sutil de los elementos. Hablamos de la luz y del color de las cinco luces puras, pero esto es meramente simbólico. Las cinco luces puras son más sutiles que la luz visible, más sutiles que cualquier objeto percibido por el ojo, más sutiles que cualquier energía medida o percibida por cualquier medio. Son las energías de las cuales surgen todas las demás energías, incluyendo la luz visible. La luz blanca o sin color es espacio, la luz verde es aire, la roja es fuego, la azul es agua y la amarilla, tierra. Éstos son los cinco aspectos de la luminosidad pura, las energías en forma de arco iris de la esfera única de la existencia (tigle nyag chik). Si las cinco luces son experimentadas de manera dual, como objetos de un sujeto que las percibe, entonces parecen adquirir mayor sustancia. Las cinco luces no se hacen más burdas, sino que, a través de las distorsiones de la visión dual, el individuo las percibe como más burdas. A medida que los elementos parecen volverse más sustanciales, se distinguen más entre sí y, mediante sus interacciones, manifiestan todos los fenómenos, incluyendo el sujeto y los objetos que conforman la experiencia dual. Finalmente, las cinco luces se convierten en los elementos burdos, físicos, naturales, y en cinco categorías que incluyen cualidades pertenecientes a la realidad externa. Se convierten en dimensiones diferentes de la existencia, diversos reinos en los que existen seres con o sin forma. Internamente, las cinco luces parecen densificarse y formar los órganos, las cinco ramificaciones del cuerpo, los cinco dedos de cada mano, los cinco dedos de cada pie, los cinco sentidos y los cinco campos sensoriales. Las cinco luces se convierten en las cinco emociones negativas si permanecemos en el engaño, o en las cinco sabidurías y en las cinco familias búdicas, si reconocemos su pureza. Ésta no es una historia acerca de una creación que ocurrió en el pasado lejano. Es acerca de cómo vivimos como seres individuales y de la ignorancia y la iluminación. Si las cinco luces

son reconocidas como la manifestación no dual e incesante de la base pura de la existencia (kunzhz), entonces comienza el nirvana. Si las cinco luces son percibidas de manera dual y se piensa que existen externamente, como objetos de un sujeto, entonces el samsara comienza. La conciencia despierta no se vuelve ilusoria o iluminada =permanece pura y no dual- pero las cualidades que surgen en ella pueden ser positivas o negativas. Si la conciencia despierta se integra y se identifica con las cualidades puras, surge de la base un buda; si se integra y se identifica con las impuras, surge un ser samsárico. En este momento, ahora mismo, el proceso está en curso. Dependiendo de si integramos experiencia inmediata con la conciencia despierta no dual, o nos aferramos a la separación falsa de nuestro ser como sujetos que experimentan objetos o entidades externas, nos encontraremos en el estado natural no dual, o bien en la mente engañada. La historia de las cinco luces nos puede enseñar cómo trabajar con la experiencia. Lo que se manifiesta en la experiencia, por lo general empieza en niveles sutiles y continúa hacia niveles más burdos. Así ocurre en cualquier proceso que conduzca "a algo nuevo, a nuevas entidades, ya sea el nacimiento de una idea o de un planeta. El cuerpo físico de un individuo comienza con un deseo que resulta en sexo que hace que dos pequeñas células se unan y se desarrollen en un cuerpo humano completo. El lenguaje empieza con el sonido puro que conduce hacia un significado y a todas las filosofías y poesías de los seres humanos. Los físicos nos dicen que el universo nace de energía condensada en un punto sin dimensiones, y que un proceso de estructuras cada vez más complejas surge en forma de estrellas, planetas y organismos. A menudo, los problemas empiezan a partir de un malentendido, tal como una diferencia de ideas religiosas o políticas, que dan como resultado altercados, antagonismos interminables y aun guerras. Las disposiciones y condicionamientos kármicos determinan la naturaleza del mundo que habitamos: aquello que experimentamos de manera externa es una proyección de lo interno. Para algunas personas este mundo es un infierno, para otras es el cielo. Las filosofías bon y budista nos dicen que- más allá de todas estas diferencias- todos los objetos y todos los seres están desprovistos de existencia inherente y finalmente son insustanciales por completo. La física moderna acepta que la materia está hecha de energía y espacio. Podemos decir que todo es insustancial o vacío, pero, ciertamente, en nuestra experiencia las cosas son sustanciales y separadas. Si nos paramos frente a un camión que viene hacia nosotros, insistiendo en que es un fenómeno insustancial, nos arrollará. Pero debemos empezar a cambiar nuestra mentalidad con respecto a la condición de los fenómenos. Cuando continuamos reaccionando ante la experiencia como si estuviera

hecha de objetos sólidos y entidades sustanciales diferenciadas, reafirmamos la continuación del mundo ordinario. No se trata de filosofía abstracta. Si reaccionamos ante nuestros problemas como si fueran reales y sólidos, así lo son en nuestra experiencia. Pero si los reconocemos como efímeros o como espejismos, un despliegue de las energías elementales sagradas en un espacio vasto, dejan de ser problemas. Dado que la historia de las cinco luces puras no es la historia que la ciencia nos relata, puede ser tomada como una fantasía, como algo que no es verdadero -lo que usualmente significa que no es un hecho. Las cinco luces puras no pueden ser medidas o pesadas; no son hechos, de la manera en que lo es un auto o una tormenta. Pero los hechos no son toda la verdad. Las enseñanzas espirituales continuamente lo demuestran. Mientras que nosotros aceptamos como un hecho que existimos rodeados de cosas sustanciales inanimadas, así como de entidades sustanciales vivientes, el dharma nos dice que no hay cosas ni entidades separadas, intrínsecamente existentes. Nadie nos puede demostrar el amor como un hecho, pero cuando nos enamoramos, sin duda el amor es real. Los cinco elementos son verdaderos, como lo es el amor y como lo es un automóvil. Un auto está hecho de elementos: la tierra dura del metal, el agua de la gasolina y el aceite, el fuego de la combustión, el aire que permite que el gas se queme, y el espacio que permite que el auto exista. Considera por un minuto que el "auto" no es tal, considéralo como la interacción de los cinco elementos. Así es cómo tenemos que pensar acerca de los elementos. La historia de las cinco luces y las historias que aparecen más adelante en el libro no tienen el propósito de entretener al lector, ni deben ser consideradas como hechos. Más bien, esta historia es más verdadera que los hechos, y por eso, si es comprendida realmente, puede cambiar la manera en la que experimentamos el mundo. Con un entendimiento profundo de cómo el mundo, aparentemente sólido, es en realidad la interacción de luz elemental pura, podemos encontrar la paz aun en un mundo aquejado de problemas, las dificultades pueden ser erradicadas antes de que se manifiesten, y finalmente, la naturaleza de la mente puede ser realizada en su totalidad. Hay una secuencia o curso de todas las cosas que surgen. Sabiendo esto, podemos saber cómo detener los procesos negativos e iniciar y sostener los procesos positivos. LA DISOLUCIÓN DE LOS ELEMENTOS: La manifestación sustancial comienza en la dimensión sutil, no física, de los elementos y avanza hacia la manifestación más densa. Éste es el proceso creativo por medio del cual las cosas y las entidades surgen. El proceso de la muerte, descrito en la oración que aparece al principio de este libro, se mueve en dirección contraria, desde lo sustancial hacia lo insustancial. En cada etapa de la muerte, regida por la disolución de los elementos

internos, la persona que muere experimenta fenómenos físicos y visiones particulares. Éstos están relacionados con la energía del elemento tierra que se disuelve en el agua, el agua en el fuego, el fuego en el aire, y el aire en el espacio. Los practicantes tántricos se entrenan regularmente en el proceso de la muerte para que, cuando ésta ocurra, puedan encontrar una senda a través de ella, mantener la conciencia despierta y realizar completamente la práctica. El proceso de la disolución no sólo está relacionado con la muerte, sino también con los procesos de dormir y de despertar. Así como la muerte puede revelar a los practicantes preparados aquello que es inalterable y no originado, también la disolución de los elementos en la experiencia puede conducir a la comprensión fundamental de que todo lo que existe es espacio y luz pura. LA COMPRENSIÓN A TRAVÉS DE LOS ELEMENTOS. Pensar en términos de los elementos no significa renunciar a nuestro entendimiento de la química, física, medicina y psicología modernas. Los elementos nos proporcionan una metáfora más fundamental que nos ayuda a explicar la dinámica que está detrás de estas disciplinas. Mediante el entendimiento de los elementos, podemos ver que las dimensiones de la experiencia, aparentemente distintas, en realidad sólo son niveles más sutiles o más densos de los elementos. Un exceso de fuego, por ejemplo, se manifiesta tanto en la dimensión física, como en la energética, mental y espiritual. Estas dimensiones no son distintas realmente, son presentaciones más refinadas (o más densas) de los mismos componentes básicos. Así, el fuego es tanto la energía del sol, dadora de vida, como el incendio forestal que destruye la vida. Es el calor del sistema digestivo, la creatividad de la mente, la luz roja del arco iris, el fenómeno de la temperatura, las emociones de odio y de deseo, la calidez de la compasión, la sabiduría del discernimiento, y uno de los cinco aspectos más sutiles y fundamentales del ser. Cuando entendemos el carácter inclusivo de los cinco elementos, vemos que todo surge de manera conjunta, nada está completamente separado de ninguna otra cosa, y todo se ve afectado por todo lo demás. La ansiedad puede ser calmada por medio de rituales, medicamentos, ejercicio, meditación, amor, masaje o un baño caliente, porque la ansiedad es un exceso de fuego o aire, o una insuficiencia de tierra o agua. Cualquier cosa que esté relacionada con este desequilibrio en cualquier nivel tendrá un efecto en todos los niveles. Desde luego, en un momento dado, un método puede ser más adecuado que otro. Si estás sangrando, es mejor ponerte una venda o amarrarte un torniquete que hacer yoga. O si estás CÓMO RELACIONARSE CON LOS ELEMENTOS: atascado en el mal humor, es mejor ser capaz de trabajar con

la energía en tu cuerpo que recurrir a la cirugía. Este punto de vista también es aceptado en Occidente, aunque no se lo expresa de esta manera. Ha llegado a ser del conocimiento común que la enfermedad en el cuerpo afecta el estado de ánimo y la mente, y que la mente afecta las emociones y al cuerpo. Ahora esto nos parece obvio, pero sólo recientemente la medicina occidental ha empezado a recetar prácticas de relajación, ejercicio, meditación y yoga para revertir las enfermedades del corazón y como ayuda en los trastornos de estados de ánimo. Si aplicamos una comprensión de los elementos a nuestra experiencia, podemos describir y examinar de manera útil cualquier situación en cualquier dimensión. Cuando experimentamos niveles más burdos o más sutiles de los elementos, estamos experimentando niveles más burdos o más sutiles de nosotros mismos. COMO RELACIONARSE CON LOS ELEMENTOS Como mencioné antes, los elementos están asociados con las emociones, los tipos de personalidad, los estilos cognoscitivos y otros aspectos de la experiencia, incluyendo la experiencia visionaria y meditativa. Una vez que se ha entendido qué son los elementos, es posible reconocerlos en estas dimensiones. Las siguientes descripciones de los elementos no tienen la intención de ser exhaustivas sino de enfocamos en los elementos a los que tenemos acceso de manera más directa en la experiencia. No incluyen los aspectos médicos de los elementos, los cuales afectan profundamente la experiencia pero están más allá del alcance de este libro. Apuntan hacia las experiencias emocionales, energéticas y cognoscitivas que ya tenemos, y a los patrones de comportamiento que podemos reconocer fácilmente en nosotros mismos y en otras personas. Las descripciones enfatizan los aspectos negativos de los elementos porque éste es un libro acerca de sanación y crecimiento espiritual, y los aspectos positivos no necesitan ser sanados ni superados. Las descripciones son generales para que puedan ser aplicadas ampliamente. Es de mayor utilidad tener un entendimiento amplio de los elementos en la experiencia que acumular detalles de la correspondencia elemental; pero también es bueno recordar, al leer estas simplificaciones, que las interacciones de los elementos son lo suficientemente complejas como para dar origen a todo lo que existe. Cada elemento contiene a los demás y, además, trabaja a favor y en contra de los demás elementos en interacciones diversas. Por ejemplo, si un fuego es grande, el aire favorece su crecimiento; si el fuego es pequeño, el viento lo apaga. De manera similar, en nuestra experiencia los elementos se sustentan y se destruyen unos a otros, y lo que ocurre depende de la situación particular. El equilibrio de los elementos es siempre dinámico y cambia en mayor o menor grado en situaciones y condiciones

distintas. También es verdad que uno o más elementos pueden ser especialmente dominantes o deficientes en los individuos. Busca las cualidades que son más consistentes en tu experiencia y conductas habituales para reconocer cuáles de los elementos son dominantes o deficientes en ti. TIERRA. La tierra es la base de nuestra vida ordinaria. En la visión chamánica del mundo, la tierra es el centro de todo y está situada al centro del mandala, tanto en representaciones gráficas como en la experiencia. (En tantra y Dzogchen, el espacio es considerado la base y el centro.) La mayoría de las cualidades elementales de la tierra pueden ser percibidas de manera intuitiva: pesada, sólida, conectada, segura. La tierra tiene gravedad. Puede ser rica y fértil cuando está en armonía con los demás elementos -cuando hay suficiente calor, humedad y buena ventilación. También puede ser fría e insoportable si no hay suficiente calor, árida y áspera si no hay suficiente agua, y estéril y sin vida si le falta arre. Cuando en nosotros la tierra está equilibrada, nos sentimos estables, firmes, confiados. No somos demasiado pesados ni demasiado ligeros. Estamos arraigados en nuestra experiencia. No es fácil que perdamos el equilibrio ni el contacto con lo que es importante. Cuando sabemos algo, no perdemos ese conocimiento. Nuestra fe es estable. Nuestras intenciones no son fácilmente desviadas por el impulso y nuestros esfuerzos son consistentes. Somos responsables y podemos valemos por nosotros mismos. La dimensión más elevada de esta cualidad es el arraigo en el ser puro. Si hay demasiada tierra, todo nos cuesta trabajo, somos lentos y perezosos, estamos embotados, apagados, demasiado sólidos, incapaces de movemos. Nuestro pensamiento es pesado, literal y falto de creatividad. El exceso de tierra puede dar como resultado la depresión o la inmovilidad o la resignación en nuestras profesiones, en nuestras relaciones o en nuestras prácticas espirituales. Entonces se hace difícil realizar cambios; nos identificamos con los problemas y éstos parecen ser muy sólidos. Nos agrada dormir. Intentamos meditar pero nos quedamos dormidos. Y después, al despertar, tendemos a olvidar nuestros sueños parcial o totalmente. Un exceso de tierra puede hacemos insensibles o faltos de inspiración. El exceso de tierra puede hacer que estemos callados todo el tiempo o que, una vez que empezamos a hablar, no podamos parar. Llegar tarde a todas las citas o ser puntuales al minuto pueden ser expresiones del elemento tierra. Tradicionalmente, el aspecto negativo de la tierra es la ignorancia. Si tenemos poca tierra, no tenemos ancla. Somos volátiles, divagamos o estamos agitados. Puesto que no podemos completar lo que empezamos, nos sentimos desarraigados e insatisfechos.

No nos sentimos en casa en ningún lado; siempre estamos buscando algo que nos estabilice y nos haga sentir seguros. Si nos falta tierra, existen distintas maneras de tomar arraigo. Además de hacer los ejercicios descritos más adelante en este libro, podemos utilizar otros enfoques adicionales. Por ejemplo, una casa segura, una relación sana, o un trabajo estable pueden ayudar a generar un sentido de arraigo. En ciertas situaciones, el corregir la situación externa puede ser lo apropiado. Una vez que desarrollamos cierta seguridad externamente, el sentido de estabilidad puede servir como base en la cual desarrollar cualidades internas positivas. Por lo general, es mejor encontrar la cualidad positiva dentro de nosotros y manifestada hacia fuera, pero a veces resulta útil invertir la secuencia. Cuando nos identificamos como entidades físicas, sustanciales, es natural que tratemos de encontrar estabilidad en condiciones externas, sustanciales. Cuando nos identificamos como seres energéticos, tratamos de encontrada en nuestros sentimientos. Cuando nos identificamos con la conciencia despierta pura, encontramos estabilidad en la base en la mente natural. La mente burda siente estabilidad en la tierra firme; la conciencia despierta, que es más sutil e impersonal, se estabiliza en el espacio. En función de la meditación práctica, el tener la tierra en equilibrio es un gran apoyo que resulta necesario. Aun en las prácticas más avanzadas, como las del vacío en sutra o la de Desapegarse cortando (trekchod) en Dzogchen, se recomiendan las prácticas de concentración que desarrollan las cualidades de la tierra y la estabilidad mental. Para avanzar en el camino de la meditación, la mente debe ser estable; la estabilidad surge mediante el fortalecimiento del elemento tierra. En las enseñanzas se dice que las personas en quienes predominan el fuego y el aire tendrán rápidamente experiencias espirituales, pero las perderán con la misma rapidez. Las personas en las que predomina la tierra y el agua pueden tardar más en tener las mismas experiencias pero, cuando lo logran, pueden sostenerlas y, a la larga, las desarrollarán con mayor rapidez. Si no tienes estabilidad en tu práctica meditativa, desarrolla la cualidad de la tierra mediante el desarrollo de la concentración. Practica la estabilidad de la mente y el cuerpo. Come alimentos más pesados y evita los estimulantes. Haz ejercicio. Por lo general sabemos lo que tenemos que hacer para remediar los problemas que surgen en nuestra práctica, pero no lo hacemos. Una manera de desarrollar la consistencia del elemento tierra es forzarnos a hacer aquello que es mejor para nosotros. Una vez que hemos desarrollado la estabilidad de la mente por medio de la concentración, el movimiento no deseado de la mente aminora y cesa. La experiencia es clara y enraizada en el silencio, no está llena del murmullo constante de los pensamientos.

Las luces y los colores son más nítidos. Cuando hemos sido introducidos a la naturaleza de la mente, es más fácil continuar en el estado natural e integrar la práctica con todas las actividades. La atención plena se vuelve natural y puede mantenerse a lo largo del día y, a la larga, también durante la noche. Cuando la mente es estable, surge naturalmente la comprensión intuitiva, Esto es la mente que despierta. No es concentración, sino un nivel de práctica más elevado que surge de la estabilidad mental. Si hay demasiada tierra, el enfoque es totalmente distinto. Si es así, debes comer alimentos más ligeros y tratar de evitar el agotamiento. Practica ser flexible en tus pensamientos. Invoca las cualidades elementales del aire y del fuego para generar flexibilidad, creatividad y vitalidad. Cuando el elemento tierra es desarrollado plenamente en la práctica espiritual, se conviene en la sabiduría de la ecuanimidad. Ésta es la capacidad espiritual más elevada del elemento tierra que permite al practicante estar firmemente enraizado en la tierra y estable en cualquier situación, por más extrema que ésta sea, y reconocer la luminosa conciencia innata común en toda experiencia. AGUA. Cuando el elemento agua está en equilibrio, nos sentimos a gusto con nuestra vida y con nosotros mismos. Podemos fluir, movemos con facilidad tanto en nuestro entorno como en las situaciones y relaciones de la vida. El agua en equilibrio, es la aceptación de las situaciones; es el gozo y la satisfacción. La dimensión superior del agua en la experiencia personal es la felicidad de ser; es la alegría de estar vivo que es algo innato, más que algo que dependa de las circunstancias externas. Cuando estamos conectados con el gozo del elemento agua, ésta se manifiesta hacia fuera. Tendemos a estar contentos con la gente que conocemos, con los lugares a donde vamos. Disfrutamos la vida. Esta alegría puede perderse con el sufrimiento inevitable que acompaña la experiencia dual. Y así, la buscamos afuera, creyendo que estaremos a gusto una vez que encontremos una pareja nueva, un trabajo nuevo, la riqueza, un grado académico, un título, el reconocimiento o aquello en lo que estemos enfocados en el momento. Pensamos que la felicidad se encuentra en el tener y el hacer, en lugar de en el ser. Una persona dominada por el elemento agua, puede ser muy emotiva y sentimental, y algunas veces sentirse demasiado cómoda. El exceso de comodidad significa dejar resbalar las responsabilidades y flotar por la vida. Significa estar perdido en el confort, perder presencia, sentirse satisfecho en situaciones que deberían ser modificadas, o carecer de productividad.

Hay una tendencia a dejar de luchar cuando algo nos resulta difícil, aun cuando eso signifique renunciar a algo valioso. En la meditación, demasiada agua puede disminuir la claridad. Esto no es lo mismo que la pesadez y embotamiento del elemento tierra, sino un tipo de pasividad que hace difícil el lograr completar las tareas y gozar de sus frutos. El exceso de agua también puede ocasionar que nos perdamos en la emoción, que estemos constantemente agitados por las olas de los sentimientos, demasiado sensibles a estados emocionales pasajeros, llorosos o atrapados en la auto conmiseración. Más que estar atascados en la comodidad del elemento agua, estamos atascados en la marea de las emociones. El tener muy poca agua da como resultado la incomodidad con nosotros mismos, la falta de alegría y de bienestar en compañía de los demás. Aun si estamos enraizados en la tierra, si no tenemos suficiente agua, la nuestra es una solidez árida, sin placer ni apreciación. Si tenemos una deficiencia de tierra y de agua, estaremos dominados por el fuego o el aire, o ambos, lo que dará como resultado una falta de estabilidad y una agitación excesiva. La falta de agua en la meditación implica incomodidad interna en la práctica y una pérdida del gozo en el camino espiritual. La práctica puede volverse estéril y árida. Las prácticas que desarrollan los aspectos positivos del agua son las practicas afectivas. Para los practicantes de las tradiciones tibetanas, éstas serían: Guru yoga, que abre el corazón; el desarrollo del amor y la compasión, y la práctica de dar y recibir. Si el corazón no está involucrado, la práctica espiritual puede volverse sólo un proyecto de la mente; en las tradiciones tibetanas, la compasión y el amor se consideran necesarios en la senda espiritual. El desarrollo más elevado del elemento agua en la práctica espiritual es el desarrollo de la sabiduría que es como espejo. FUEGO. El aspecto positivo del fuego es la capacidad de crear, de iniciar proyectos en todos los niveles y lograr aquello que la creatividad pone en movimiento. La intuición está relacionada con el fuego, así como el entusiasmo y la exaltación. El fuego en equilibrio da como resultado iniciativas inspiradas, alegría en el trabajo y logros. El fuego está relacionado con un gozo y una alegría que son diferentes del gozo del elemento agua, que está vinculado con la aceptación y la satisfacción. El gozo del fuego está más relacionado con el entusiasmo y con el goce en el cuerpo, así como con el gozo de las experiencias del despertar. La experiencia más elevada del fuego es el gozo de ser. Su expresión más elevada es el desarrollo de la sabiduría del discernimiento. Las personas con demasiado fuego se agitan con facilidad. Las cosas sencillas provocan su irritabilidad, y pueden reaccionar

de manera impulsiva, estallando, sin pensar, con palabras y ademanes de enojo. Al carecer de tolerancia, pueden sentirse molestas frente a las diferencias en materia de religión, de raza o de filosofía. Pueden llegar a molestarse incluso por la manera como se sientan o hablan los demás. Debido a que el fuego es lo opuesto a la tierra, el exceso de fuego suele dar como resultado una falta de arraigo. Hay mucho movimiento rápido e inestabilidad. Si además del exceso de fuego hay falta de agua, la incomodidad y la inquietud pueden ser persistentes. Para una persona así, es difícil permanecer sentada por más de cinco minutos; siempre hay algo que hacer. El silencio y la quietud le pueden resultar molestos. Tiene dificultad para dormir. Es frecuente que las personas con demasiado fuego hablen mucho y muy rápido; antes de que hayan terminado de articular una idea, les surge la siguiente. Todo les viene a la mente de manera continua. En la práctica de la meditación, el exceso de fuego da como resultado pensamientos que llegan rápido y son difíciles de controlar. Surgen constantemente ideas nuevas, que parecen demasiado importantes para ser hechas a un lado. Hay falta de tranquilidad, falta de paz y demasiada agitación e inquietud. La agitación puede surgir de una relativa falta de agua; la inestabilidad puede ser falta de tierra. Cuando no hay suficiente fuego en el camino espiritual, el practicante no tiene la energía ni la inspiración requeridas para hacer la práctica, o tiene dificultad para encontrar gozo y alegría en la misma. Lleva a cabo la práctica como rutina, sin la inspiración para dar el salto hacia un nuevo entendimiento o una experiencia nueva. Como resultado, el desarrollo de la práctica es mucho más lento. Cuando hay deficiencia de fuego, también hay falta de vitalidad y de inspiración. No se disfruta el trabajo. No hay entusiasmo. Nada nuevo surge. La vida puede ser un ciclo de existencia rutinaria y trabajosa. 0, si hay una falta de fuego con predominio del aire, puede haber movimiento, pero éste es repetitivo y poco creativo. La persona puede ser aguda intelectualmente debido al aire- pero incapaz de crear a partir de aquello que aprende. Las prácticas para desarrollar fuego son: el fuego interno tummo), práctica que se ha hecho famosa por la documentación sobre los practicantes que, sentados sobre la nieve, son capaces de secar toallas mojadas con el calor de su cuerpo; la práctica del rushen externo, en la que el practicante se rinde a . la experiencia de las tendencias kármicas para poder diferenciarlas de la experiencia pura, y algunos yogas físicos. AIRE Aire es el elemento que conlleva el cambio y, cuando está desarrollado, podemos transformar lo negativo en positivo, el odio en amor, los celos en apertura, la codicia en generosidad, el orgullo y el egoísmo en paz. El aire está relacionado con la curiosidad,

el aprendizaje y la flexibilidad del intelecto. En su aspecto más avanzado, está la sabiduría que todo lo logra. Usualmente, cuando el aire predomina, las cualidades de tierra yagua son deficientes. Por lo tanto, hay poca estabilidad y satisfacción. Nos es difícil perseverar. Si estamos en algún lugar, otro nos parece mejor, y una vez que estamos en el nuevo lugar, queremos estar en cualquier otro. Es difícil aceptar las cosas tal como son, encontrar y conectarse con la comodidad con aquello que es. Podemos estar nerviosos, preocupados, volátiles o incapaces de enfocarnos. La felicidad da paso a la infelicidad cuando encontramos aun una pequeña negatividad. La determinación cede ante la incertidumbre. La creencia se derrumba fácilmente. No hay gravedad interna, por lo que las influencias nos arrastran de un lado a otro. Cuando hay deficiencia de aire, es fácil quedarse atascado y es difícil hacer cambios. Cuando surge una inquietud, permanece allí. Cuando se presenta una preocupación simple, se aloja en nuestro interior. Cuando el aire está en equilibrio, las inquietudes y las preocupaciones dan paso a lo siguiente, se encuentra una solución. El aire en equilibrio nos permite ser flexibles. Si las cosas no van bien, aún podemos apreciar otros aspectos de la experiencia: puede haber malas noticias y al mismo tiempo un cielo hermoso. El aire permite que la mente se mueva en nuevas direcciones, que veamos las cosas desde perspectivas diferentes, y esto permite la acumulación de conocimiento y entendimiento. La prontitud con la que podamos transformar la negatividad de la ira, la depresión, la irritación o la auto conmiseración en algo positivo, depende de qué tan desarrollado tengamos el elemento aire. El elemento aire también es el prana que conduce a la mente. Razón por la cual, en tantra y Dzogchen, se recomiendan movimientos físicos y posturas para controlar al elemento de manera que éste sea un apoyo para experiencias particulares. Cuando el aire está perturbado, es difícil para la mente poderse concentrar. Es difícil sentarse a meditar. Hay impaciencia. Surgen preguntas y hay necesidad de planteadas. Cuando hay demasiado aire, es difícil experimentar el vacío de la base de todas las cosas, el kunzhi, porque la mente y la energía se disparan hacia todos lados, atraídas hacia la claridad y la manifestación. El aire lo conecta todo; tiene que ver con todo tipo de comunicación. Como prana, el elemento aire permea todas las cosas y todos los lugares; es la energía esencial de la existencia. En las prácticas tibetanas que se llevan a cabo en el momento de la muerte, el lama invoca al espíritu del muerto a través del elemento aire, mediante la inhalación. Una vez que el espíritu ha sido contactado, el lama le ayudará a resolver aquello que dejó pendiente al morir. Algunos de los tan tras hablan de la relación del aire con los poderes mágicos. La magia siempre tiene que ver con la

transformación; sin la energía elemental del aire, no hay transformación. Tradicionalmente, se dice que la falta de aire inhibe la capacidad de realizar magia y que dificulta la posibilidad de . dirigir el propio renacimiento. Cuando hay falta de aire, es frecuente que no haya progreso en las prácticas espirituales y que no seamos capaces de transformar en práctica aquello que surge. Las prácticas que desarrollan aire son las prácticas de tsa lung, que trabajan con los canales y el prana en el cuerpo. Éstas incluyen el yoga físico de trul khor, el pho wa o transferencia de la conciencia; la respiración contemplativa, durante la cual el canal central se abre utilizando la respiración y la visualización, y otras. Algunas de estas prácticas se describen en detalle más adelante en el libro. En general, las prácticas relacionadas con el aire separan el prana puro del impuro, lo cual además significa separar los estados mentales puros de los impuros. El aire es el elemento que da lugar al discernimiento y a la separación de dichos estados. ESPACIO. Todo surge del espacio, existe en el espacio y se disuelve en el espacio. En nosotros, este elemento sagrado se manifiesta como la conciencia despierta. La experiencia es lo que surge en la conciencia despierta, como el contenido de la conciencia despierta; pero no es algo distinto de la conciencia despierta. Cuando el elemento espacio está equilibrado, hay suficiente lugar en nuestra vida, podemos albergar cualquier cosa que surja. Hay suficiente tiempo, suficiente capacidad emocional y suficiente tolerancia. Todos los elementos de la experiencia tienen cabida; no son demasiados ni demasiado pocos. No estamos disociados de la experiencia ni atrapados por completo en ella. En lugar de perseguir el contenido de la experiencia o huir de él, estamos más arraigados en nosotros mismos o en aquel que experimenta. Cuando este elemento domina, estamos "flotando en el espacio" y no podemos conectamos con los contenidos del espacio, es decir, con los demás elementos. Dicho estado no es una integración con la mente primordial. Simplemente perdemos la conexión. Puede haber una pérdida de la razón de ser, y no por efecto de la depresión que puede ser producto del predominio del elemento tierra, sino debido a una conexión superficial con la vida que nos deja desenraizados y a la deriva. El exceso de espacio da como resultado una falta de conciencia despierta, una falta de presencia. Estamos perdidos y perdemos el contacto. Mientras que el exceso de espacio nos hace perder el contacto con las cualidades que surgen en el espacio, la falta de espacio nos hace estar dominados por cualquier cosa que surja.

Todo nos parece sólido e impenetrable. Los problemas pequeños pueden ser avasalladores, y las grandes dificultades, devastadoras. El tener muy poco espacio facilita el predominio de otro elemento y hace más factible que éste determine nuestras reacciones. Una persona con espacio en equilibrio puede trabajar de tiempo completo, tener una familia, cuidar un hogar, meditar y emprender prácticas espirituales, y dar cabida a todo. Hay suficiente espacio para todo. Otra persona en la misma situación pero con muy poco espacio, no puede soportado; el trabajo es demasiado, los hijos son una molestia, no hay tiempo para los amigos, no hay tiempo para cocinar y no hay manera de relajarse. Otra persona que se encuentre en la misma situación pero que esté dominada por el espacio va a la deriva por la vida: no le importa su trabajo, se distancia de sus hijos, su cónyuge es sólo un compañero de habitación, le da igual si se llevan a cabo las tareas o no. No hay suficiente enfoque. Por lo general, nos identificamos con nuestra situación . externa: trabajo, relaciones, intereses, cuerpo, etcétera. Esto es identificarse con el contenido del espacio, con la experiencia en lugar de con el experimentador. Desde luego, entonces, cuando perdemos alguna de estas cosas, nos sentimos perdidos. La relación cesa, el trabajo termina, nos mudamos a otro lugar, y decimos que estamos perdidos. Estamos a medio camino y no sabemos quién o qué somos. Si nos integramos completamente con el elemento espacio, conocemos la naturaleza de la mente. Entonces, somos libres porque no estamos atados a aquello que surge en la experiencia. Nos percatamos de nuestra verdadera naturaleza y no tratamos de encontramos en las particularidades de nuestra situación. Estamos conectados con la esencia y no buscamos afuera la causa de nuestros problemas. Sabemos que cualquier problema que estemos experimentando es simplemente algo que surge en el espacio; no tenemos que convertimos en el problema. Podemos sostenemos mediante la experiencia del ser, en lugar de a través de cómo nos ven los demás o de lo que tenemos o lo que hacemos. Hay más aceptación de nosotros mismos y de aquello con lo que nos encontramos. Por ejemplo, un hombre que tiene una hermosa familia y un negocio exitoso y se identifica con estas dos cosas, puede perder ambas. Entonces puede perderse o abrirse, dependiendo de su relación con el espacio. Una situación dolorosa puede tener resultados negativos o positivos, dependiendo de la reacción. Con la pérdida de la definición externa, la identidad .puede volverse estrecha, temerosa y frágil, o puede extenderse más allá de sus límites normales al identificarse con el espacio en el que surge la experiencia. En la práctica de la meditación, el espacio en desequilibrio da lugar a una falta de enfoque y de presencia. La mente se distrae con facilidad con todo lo que surge en ella porque nos identificamos con la experiencia en lugar de identificamos con el fundamento de la experiencia. Dzogchen es la práctica principal

para desarrollar el elemento espacio; sin embargo, cuando los otros cuatro elementos alcanzan el equilibrio, también el espacio alcanza su realización. La sabiduría del vacío está relacionada con el espacio. Los ELEMENTOS Y NUESTRO BIENESTAR El ambiente físico ideal para los seres humanos es un lugar donde la tierra sea fértil y sana, el agua abundante y pura, el aire limpio y fresco y la temperatura moderada. Debe haber suficiente espacio para nuestras granjas, animales, ciudades y proyectos. En otras palabras, debe ser un ambiente donde los elementos estén equilibrados idealmente para cumplir nuestras necesidades humanas. De hecho, podemos vivir en toda una gama de ambientes, desde el altiplano árido y helado del Tíbet hasta desiertos, pantanos, bosques húmedos y regiones árticas. Los climas más severos requieren más energía y resistencia que los ambientes ideales. De manera similar, la calidad de nuestra vida es mejor cuando los elementos internos están en equilibrio, pero podemos sobrevivir -y lo hacemos- en estados en desequilibrio. Las funciones biológicas de nuestro cuerpo se consideran normales cuando están dentro de cierta escala: la presión sanguínea debe estar entre esto y aquello; los niveles hormonales, entre éste y aquél. A medida que las funciones se alejan de la escala óptima, los efectos negativos incrementan. Cuando el desequilibrio es demasiado, el cuerpo se daña o muere. En otras dimensiones sucede lo mismo. Las escalas según las cuales las emociones se consideran normales están definidas con menor claridad. Casi todos tenemos períodos de depresión, pero éstos no se consideran un problema a menos que sean muy graves o crónicos. El miedo es. una experiencia normal en situaciones aterradoras, pero el temor y la ansiedad constantes . son considerados anormales y debilitantes. No se trata de deshacemos de nuestras emociones sino de equilibrarlas. Por ejemplo, los seres de los reinos de los dioses no están más allá de las emociones, pero sus fuerzas internas están tan equilibradas que viven consistentemente dichosos. Podemos ser exitosos, tener buenas relaciones y disfrutar de la vida, pero si estamos fuera de equilibrio, nunca nos sentiremos perfectamente bien. En cambio, cuando los elementos están equilibrados, podemos vivir en situaciones difíciles, con poca riqueza material, con pocos amigos, y permanecer estables, centrados y flexibles. Quizá no nos guste la situación en la que nos encontramos, pero estaremos a gusto con nosotros mismos. El propósito del estudio y la práctica de los elementos es afectar de manera positiva nuestro bienestar, proporcionándonos las herramientas para lograr el equilibrio subyacente en la salud y en la integridad en cualquier dimensión de la experiencia. No se requiere de tanta intuición para saber cuándo estamos en equilibrio o fuera de éste. Todos conocemos estas

experiencias. Oscilan en un continuo que va desde la máxima perturbación del equilibrio -la psicosis o enfermedad grave hasta el equilibrio perfecto, el cual ocurre sólo cuando podemos permanecer en la naturaleza de la mente, la naturaleza búdica. En nuestra vida cotidiana estamos en algún punto intermedio, oscilando entre el equilibrio y el desequilibrio. La idea de equilibrar las energías elementales puede aplicarse de manera útil a cualquier función humana, cualidad o actividad: la salud, las relaciones, la práctica espiritual, el carácter, el estado emocional, el entorno físico, etcétera. Utilizando el desequilibrio de los elementos como una metáfora básica, podemos entender las enfermedades y la infelicidad así como los obstáculos en todos los niveles de la práctica espiritual. Equilibrar los elementos se vuelve una metáfora para sanar, para desarrollar cualidades y capacidades positivas y para eliminar las cualidades negativas. Si un elemento predomina, necesitamos cultivar el opuesto. Si estamos dominados por el fuego, por ejemplo, tratamos de activar el agua o la tierra y viceversa. Si la tierra es dominante -si estamos embotados, soñolientos y pesados- activamos el aire o el fuego. Y si el aire nos domina -si somos inconstantes, estamos nerviosos y tenemos un período de atención corto-, entonces activamos la tierra o el agua. Hay varios ejemplos obvios de cómo equilibramos en la vida diaria: si una fiebre se vuelve amenazadora, nos recomendarán que nos metamos en agua fría; si nos enfriamos demasiado, nos aplicaremos calor; y si nos deshidratamos, beberemos agua. Por naturaleza, todas las conceptualizaciones son simbólicas, y los cinco elementos son símbolos de gran profundidad y de tradición antigua. Sin embargo, más allá de la metáfora, los cinco elementos son energías con las cuales el practicante puede trabajar directamente por medio de acciones físicas, movimiento energético y el fluir de la conciencia despierta. CÓMO SE DESEQUILIBRAN LOS ELEMENTOS Cada uno de nosotros comienza la vida como una manifestación única de los elementos. Llegamos con determinantes kármicos específicos, los cuales distinguen a un individuo de los demás. Si al nacer estuviéramos perfectamente equilibrados, naceríamos como budas plenamente realizados. Sin embargo, nacemos como seres comunes y corrientes, lo que significa que los elementos están hasta cierto punto fuera de equilibrio. Si este desequilibrio es grande, puede ser obvio. Por ejemplo, en el nivel físico ordinario, el nacer con un problema metabólico que impide que la digestión sea adecuada, es algo que se reconoce pronto, y lo llamaríamos falta de fuego. Aun pequeñas diferencias en la fuerza y cierta combinación de las energías elementales crean las distintas características en el individuo, las variaciones en temperamento y facultades mentales, así como las diferencias físicas. Después del nacimiento, el medio ambiente y las respuestas

del individuo ante el medio ambiente afectan aún más la dinámica de los elementos. Los accidentes y las crisis=situaciones que provocan una reacción fuerte o que paralizan- tienen consecuencias, al igual que las mínimas decisiones y detalles. Cada acción que emprendemos, en cualquier nivel, es una expresión de las cualidades de los elementos en alguna combinación o interacción, así como un refuerzo de las condiciones que la generaron. Para dar un ejemplo sencillo, la ira suele ser una respuesta de fuego. Si habitualmente reaccionamos con ira, cultivamos el fuego dentro de nosotros, aunque en este caso es un atributo negativo del fuego. De la misma manera, debido a que la creatividad está conectada con la naturaleza luminosa del fuego, cuando respondemos de manera creativa también estamos desarrollando el elemento fuego, en este caso en sus aspectos positivos. Este proceso también es reforzado por las normas culturales que favorecen ciertas cualidades elementales por encima de las demás.. Para continuar con el ejemplo del fuego, si crecemos en una sociedad que favorece las reacciones agresivas, de fuego, nos inclinaremos a desarrollar dichas cualidades en detrimento de las respuestas más amables, más ácueas, ante el mundo. El desequilibrio elemental puede ser temporal o de toda una vida. Por ejemplo, una persona puede llevarse bien con los demás y ser confiada en general, pero demasiado ansiosa en una situación específica, como hablar en público o hacer un examen. En ocasiones, un individuo crónicamente tímido puede volverse sociable y tener confianza en sí mismo después de beber alcohol. Una persona feliz puede deprimirse después de la pérdida de una relación. Una persona de fe puede volverse insegura y nihilista cuando enfrenta la muerte de un ser querido. Todos éstos son cambios temporales en el equilibrio elemental debido a sucesos externos. Dichos cambios ocurren de un momento a otro. Después de una comida pesada, nos sentimos soñolientos y dominados por el elemento tierra. Si nos avisan que el jefe quiere hablar con nosotros, podemos perder la conexión con la tierra y vemos dominados por el aire y preocupamos. Cuando estamos cansados, una reunión agotadora puede dar lugar a la pérdida del fuego creativo -que más tarde puede ser estimulado mediante una buena conversación con amigos. Casi cualquier cosa puede ocasionar el desequilibrio de los elementos: la dieta, los pensamientos, las emociones, una película, los amigos, la cultura, la enfermedad, etcétera. Pero nuestra situación no es tan frágil como suena. También podemos equilibrar los elementos mediante la dieta, los pensamientos, las emociones, una película, etcétera. Por ejemplo, si tenemos demasiado aire y estamos en las nubes, puede ayudamos algo tan sencillo como pasar tiempo con amigos que tengan los pies en la tierra. Ciertos desequilibrios pueden ser más fijos que otros, como rasgos de carácter que vienen de mucho tiempo atrás o tendencias habituales que tienden a continuar reforzándose a sí

mismas. La manera en que hablamos, los colores que nos gustan, y la forma en que caminamos y movemos las manos son expresiones de los elementos, y en todas éstas podemos ver, si sabemos lo que estamos mirando, cuál elemento o elementos nos dominan. En Occidente, las personas suelen considerar dichas condiciones como estados psicológicos, pero las interacciones de los elementos son más básicas que el nivel de la manifestación psicológica. Algunas personas pueden ser relativamente equilibradas de manera natural. Pueden tener suficiente espacio, bienestar y comodidad, contacto con la tierra, creatividad y flexibilidad. Las cualidades más elevadas pueden estar presentes: compasión, amor, generosidad, paciencia, etcétera. Y el ser físico puede estar igualmente equilibrado. Todos hemos conocido personas así. Suelen ser sanas y felices, capaces y confiadas. Trabajan con las situaciones de la vida y hacen que éstas les sirvan de apoyo: su empleo y sus relaciones son buenos. Pero luego sobreviene una de las tragedias inevitables de la vida: se enferman o se les muere un ser querido, pueden sufrir un engaño en los negocios o tener un accidente automovilístico. Quizá haya una recuperación natural o tal vez el equilibrio se pierda. Escuchamos estas historias todo el tiempo: el hombre que no se recupera de la pérdida de su esposa, la mujer que no puede hacer frente a su cáncer. Todo se viene abajo. El significado de la vida se vuelve cuestionable y difícil de entender. La fe vacila o se pierde. Se pierde el equilibrio de los elementos. Quizá la estabilidad se esfuma, o la alegría, o la creatividad. Dichas personas llegan a ser dominadas por un elemento: todo el tiempo están enojadas o deprimidas o distraídas o dispersas o tristes. Las personas pueden quedarse perdidas el resto de su vida o empezar a atender la falta de armonía. Pueden acudir a un médico o cambiar su dieta o empezar a hacer ejercicio o ir a una terapia. Pueden renovar o comenzar una afiliación religiosa. Si no han iniciado de manera intencional el viaje espiritual, iniciarlo es la mejor respuesta frente a ese sufrimiento. En toda esta variedad de intentos de sanar, se cultiva o se elimina algo. Dejamos de comer esto y empezamos a comer aquello; dejamos de pensar de esa manera y pensamos de esta otra; abandonamos los hábitos sedentarios, cambiamos nuestras actividades habituales. Cuando algo no se siente bien en nuestra vida, queremos que algo cambie, queremos más de aquello que sentimos que nos falta, o queremos deshacemos de lo que nos molesta. Existe en nosotros un impulso natural hacia el equilibrio, así como hay un llamado natural hacia el desarrollo de la conciencia despierta y el crecimiento espiritual. Ambos pueden ser desvirtuados o negados, pero la sabiduría que puede conducimos hacia el equilibrio es inherente en nuestro ser. EL SURGIMIENTO DE LOS PROBLEMAS Una perturbación en la vida puede surgir en cualquier dimensión

de la experiencia. Puede ser física, como una enfermedad manifestada en el cuerpo. Podemos consultar un médico, hacemos radiografías o análisis sanguíneos. Le damos nombre a la enfermedad. Tiene forma: es una bacteria, un virus o es cáncer -algo sustancial. La enfermedad es tratada con algo sustancial: una píldora o una inyección, una sustancia química o una hierba. G bien, el problema puede ser básicamente mental. Es un problema de la mente, aunque la salud del cuerpo pueda estar sufriendo. Luego, tal vez, la persona va con un psicoterapeuta, trata de entender el problema de manera intelectual, trata de entender las emociones, intenta encontrar el significado de lo que está ocurriendo, o trata de cambiar su manera de pensar acerca de la situación o de sí misma. La cultura tibetana también reconoce una tercera área en la cual los problemas se manifiestan: la dimensión energética. De acuerdo con la tradición, aquí las perturbaciones son aquellas que no pueden ser diagnosticadas médicamente. Se cree que son resultado de la interferencia negativa de seres no físicos. En este caso, el diagnóstico debe ser hecho a través de medios tales como la indagación, la adivinación, la intuición, los sueños o la astrología. Además, los métodos de tratamiento también son insustanciales: exorcismo mediante el contacto con textos sagrados y otros objetos, purificación a través de humo yagua, recuperación del alma y acrecentamiento de la fuerza vital mediante rituales, ejercicios yóguicos del prana, prácticas de meditación, contemplación y oración. Cuando tenemos un problema, es importante encontrar las herramientas y los métodos adecuados para resolverlo. Es aun mejor encontrar la solución a todos los problemas, la cual consiste en reconocer la mente natural y descansar en ella. Pero si no conocemos la naturaleza de la mente, o no podemos descansar en ella, necesitamos conocer otras prácticas. Si aplicamos a una situación una práctica equivocada, ésta no será efectiva. Si tenemos problemas energéticos, el análisis intelectual quizá no sirva de mucho. Por otro lado, si tenemos una perspectiva intelectual equivocada o una actitud errónea, el quemar incienso y agitar plumas probablemente no surta mucho efecto. En la discusión anterior acerca de las cinco luces puras, se describió el proceso mediante el cual lo insustancial es experimentado como sustancial por efecto de la errónea visión dual. Cuando entendemos este proceso, también entendemos cómo surgen los problemas, los obstáculos y las perturbaciones. Comienzan en los niveles sutiles y avanzan hacia manifestaciones más sustanciales. Por ejemplo, una enfermedad puede surgir en sueños antes de que se la sienta físicamente. Luego, puede manifestarse como un cambio energético, fatiga o desasosiego. Por último, se revelará como síntomas evidentes en el cuerpo físico. Si se reconoce el problema en el nivel más sutil, digamos en un sueño, puede resolverse con medios más sutiles: un ritual, prácticas realizadas en un sueño lúcido, oraciones o dirigiendo

las energías en el cuerpo. Pero si no se toma conciencia de la enfermedad hasta que se manifiesta físicamente, entonces podrá requerirse de la medicina física o de la cirugía, o acaso esté más allá de cualquier control y sobrevenga la muerte. De manera similar, una perturbación entre amigos, si es evidenciada en un sueño nocturno o en un ensueño, o percibida como una sensación corporal cuando los amigos están juntos, a menudo puede ser curada con tan sólo un cambio de actitud. Sin embargo, a medida que avanza hacia una manifestación cada vez más sustancial, se requiere de mayor trabajo, de hablar más, de más proceso y más esfuerzo para corregir la situación. El dividir conceptualmente la experiencia en niveles o dimensiones nos permite trabajar más hábilmente con situaciones específicas en nuestra vida, pero, desde luego, en realidad la experiencia es indivisa y se presenta toda de una sola la vez. Debido a que la división de la experiencia en dimensiones distintas es sólo conceptual, las causas, los resultados y los antídotos tienen efectos en todos los niveles. Aun en las enfermedades muy avanzadas físicamente, un tratamiento sutil, como los rituales, puede ser benéfico. Por ejemplo, la ciencia ha documentado varios casos en los que la remisión espontánea de los procesos avanzados de una enfermedad es resultado de una fe profunda, a pesar de que esto es desconcertante para la perspectiva materialista del mundo. De manera similar, las formas más densas de tratamiento pueden afectar niveles sutiles, como cuando las semillas de una enfermedad son afectadas positivamente o invalidadas por yogas físicos o medicinas. En cierto sentido, los problemas no sólo empiezan en el nivel sutil y avanzan hacia el más burdo -aparentemente también pueden empezar en los niveles más sustanciales y afectar los sutiles. Es frecuente que un trauma físico dé lugar a problemas emocionales. Los accidentes y las enfermedades pueden confundir a la mente y afectar el estado de ánimo. Sin embargo, desde el punto de vista tibetano, se cree que incluso estas causas de desequilibrio aparentemente accidentales o externas empiezan como huellas kármicas insustanciales que finalmente se manifiestan en el nivel externo. LA PURIFICACIÓN Y EL CULTIVO Hay herramientas para interrumpir o transformar los aspectos negativos de la experiencia que van encaminados hacia la manifestación. Las prácticas de purificación pueden ser efectivas. En el nivel físico, dichas prácticas pueden incluir restricciones alimenticias, austeridades y reglas de conducta. En el nivel emocional, consisten en renunciar a ciertas actitudes y emociones negativas. En tantra hay diversas prácticas de visualización que nos purifican a nosotros, a otros seres y a toda la existencia. Además, podemos cultivar aspectos positivos de la experiencia. Nadie tuvo que instruimos para cultivar cualidades

negativas: cuando tenemos un problema, rumiamos en él indefinidamente. En cambio, podemos entrenamos para tener pensamientos positivos. Cuando nos damos cuenta de que tenemos fantasías de ira, podemos generar pensamientos compasivos. Podemos cultivar el amor y la alegría, la creatividad y la estabilidad -las cualidades positivas de los elementos puros. Por ejemplo, en las enseñanzas sútricas, tanto en el Bon como en el budismo, está la enseñanza de cultivar los cuatro inconmensurables: amor, compasión, gozo y equilibrio. Se considera que estas cuatro cualidades apoyan particularmente el camino espiritual. Si tratamos de cultivar alegría, por ejemplo, primero encontramos la experiencia del gozo en nosotros mismos. En aquellos momentos en que nos sentimos naturalmente gozosos -tal vez cuando estamos con personas queridas, o frente a la belleza de la naturaleza, o escuchando música-, podemos traer ese gozo a nuestra conciencia. El gozo no depende de esas situaciones, es una capacidad que tenemos y que es activada cuando se encuentra con un objeto externo o una situación que la sustenta. Cuando sabemos cómo se siente el gozo, podemos despejar un espacio en la experiencia -lo cual es purificación- y luego sentir el gozo directamente. Una vez que conocemos la experiencia, podemos cultivarla y apoyarla. Cuando nos despertamos en la mañana, podemos comenzar el día pensando en la gran fortuna de ser humanos, de tener suficiente comida, vivir en libertad y haber encontrado la senda espiritual. Podemos recitar un mantra conectado con la experiencia del gozo, ofrecer oraciones o ponemos alguna prenda de ropa que nos recuerde cultivar el gozo. Podemos cultivar el fuego y el agua; ambos están conectados con el gozo. Así, podemos cultivar cualquier cualidad: amor, compasión, valentía, estabilidad, comodidad y bienestar en nosotros mismos, gratitud, etcétera. Aquello con lo cual nos conectamos externamente puede sustentar nuestras experiencias internas. Encuentra aquello que está en el centro de tu vida. ¿Qué es lo que te rodea?, ¿qué libros tienes en tus libreros?, ¿qué imágenes hay en tus paredes?, ¿qué certificados de logros mantienes a tu alrededor? Pensar en términos de purificación y de cultivo es una de las múltiples maneras en las que podemos ayudar a equilibrar los elementos. CÓMO SABER CON ELEMENTO TRABAJAR Las prácticas en este libro son útiles para cualquiera que las practique con seriedad, independientemente de que tenga o no un entendimiento de los elementos. Sin embargo, dicho entendimiento trae consigo la capacidad de determinar qué nos falta o qué nos domina y cómo incrementar el equilibrio. La descripción anterior de los elementos debe proporcionar suficiente información y dirección para empezar a observar los rasgos elementales. Mediante la observación continua,

comenzaremos a utilizar de manera intuitiva la idea de los elementos como una herramienta para entender la experiencia, y surgirá una nueva forma de vemos a nosotros mismos y a nuestra vida. Mi interés en este libro no está en los diag- . nósticos intrincados de los desequilibrios elementales que se encuentran en los sistemas médicos tibetano y chino, sino en un entendimiento general que ayude a los individuos en la senda espiritual. Una manera de considerar el desequilibrio permanente es pensar acerca de los cambios que queremos hacer en nosotros mismos y la manera como podemos actuar y reaccionar ante la vida. El preguntamos acerca de éstos suele conducimos a los rasgos particulares o las capacidades que queremos desarrollar o eliminar. ¿Qué es lo que quieres cambiar de la manera como te sientes física, emocional, energética o mentalmente? ¿En dónde te topas con problemas? ¿Siempre llegas tarde? ¿Hablas demasiado? ¿Demasiado poco? Por lo general, ¿estás atento o disperso?, ¿agitado o tranquilo? ¿Eres creativo?, ¿Estás a gusto contigo mismo? ¿Tienes los pies en la tierra? ¿Te preocupas demasiado? ¿Eres responsable? ¿Estás logrando lo que quieres? ¿Cómo es tu práctica de meditación?, ¿hay progreso o simplemente pasas un rato cada día en un trance? ¿Tu meditación es igual que años atrás, o has progresado? ¿Eres más perceptivo? ¿Tu mente está más sosegada, más tranquila?, ¿estás más en paz? ¿Tu práctica es gozosa, o es una carga? Las respuestas a estas preguntas pueden ser traducidas en función de los elementos. En cada área en la que te gustaría cambiar, piensa la cualidad elemental que necesitas cultivar o disminuir. Lo más probable, aunque no necesariamente, el resultado sea que uno o más elementos parecen dominar tu experiencia, o que parecen faltar uno o dos elementos. Otra manera de averiguar tus rasgos dominantes es preguntar a tus amigos cuál elemento piensan que te domina. Aun si no saben nada sobre los elementos, podrías obtener respuestas sorprendentemente consistentes. Lo importante es entender te a ti mismo. Aplica tu inteligencia a los problemas de tu vida y utiliza tu percepción para mejorar tu calidad de vida y la efectividad de tu práctica espiritual. Puedes cambiar aun las tendencias habituales muy arraigadas, pero debes emplear tu entendimiento y esfuerzo, y hacerlo de manera inteligente. La vida es demasiado corta para desperdiciarla realizando prácticas espirituales inadecuadas o ineficaces y para no emprender prácticas adecuadas y efectivas. Escoge las prácticas adecuadas que se describen más adelante en este libro. Si estás demasiado disperso, desarrolla fortaleza mental desarrollando el elemento tierra. Si estás demasiado embotado, desarrolla aire con las prácticas centradas en el prana. Si te preocupas demasiado, disminuye la cualidad del aire y cultiva la tierra y el agua. Si te enojas demasiado, disminuye el fuego y cultiva el agua. Si eres irresponsable, disminuye el agua o el espacio y cultiva la tierra y el fuego, y así sucesivamente.

Entender cómo trabajar con los elementos también te proporciona las herramientas que debes utilizar en situaciones en las que estás fuera de equilibrio. Si te pones nervioso cuando te enfrentas con extraños, desarrolla tu conexión con la tierra para que puedas recurrir a ella y cambies tu experiencia en ese momento. Conéctate con la tierra, toma arraigo. Por otra parte, si estás embotado cuando estás con otras personas, desarrolla la capacidad de conectarte con las cualidades del fuego y el aire para poder recurrir a estos elementos cuando sea necesario. Este tipo de trabajo desarrolla la calidad de vida, yeso es bueno. Pero, lo que es más importante aún, es una herramienta que apoya tu práctica espiritual. Si te sientes embotado cuando te sientas a meditar, conéctate con las cualidades penetrantes del aire, con la inspiración del fuego. Si estás disperso, aterriza utilizando el elemento tierra. Si estás inquieto, conéctate con la comodidad y el bienestar del agua, etcétera. EL TRABAJO CON LOS ELEMENTOS Las prácticas que proporciono aquí vienen de las antiguas tradiciones del Bon y se encuentran en textos que datan de siglos atrás, como el Tantra Madre. Son prácticas espirituales. No son prácticas médicas que trabajen con sustancias inertes y entidades de enfermedades; no son prácticas psicológicas destinadas a trabajar con nuestros hábitos emocionales; no son prácticas cognitivas utilizadas para engañar a la mente de tal modo de que se dé la curación. Si bien contribuyen a la salud física, a la estabilidad emocional y a la claridad cognitiva, lo más importante es que trabajan con las energías sagradas de la existencia. Mediante éstas, el practicante se relaciona con lo sagrado y es santificado. Para que las prácticas sean efectivas en este nivel, el practicante debe entender que está tratando con algo vivo y divino. El entendimiento de que los elementos son la morada de infinidad de seres vivientes, incluyendo diosas divinas y seres semidivinos poderosos, forma parte de la fuerza de las prácticas chamánicas. Nuestro bienestar se incrementa cuando aprendemos a valorizar nuestra propia vida interior y la de la naturaleza. El tantra trabaja con el principio de que el macrocosmos y el microcosmos se reflejan mutuamente. En términos de las prácticas tántricas presentadas en este libro, esto quiere decir que las energías que se manipulan en el cuerpo son las mismas energías sagradas a partir de las cuales surge la creación. Tratar estas energías como "mi" energía de fuego o "mi" energía de agua, hace que se pierda un propósito importante de las prácticas: relacionamos con lo sagrado y volvemos sagrados mediante esta relación. El ver las prácticas desde un punto de vista psicológico hace de los elementos simples abstracciones conceptuales utilizadas para manipular nuestra psicología personal y nuestro cuerpo, en lugar de disolver nuestra identidad limitada en la esencia sagrada de todo lo que es.

Si bien los tres niveles de la práctica trabajan con dimensiones diferentes de la experiencia, por lo general en la vida del practicante están entrelazados. Algunos practicantes tántricos realizan rituales chamánicos y practican Dzogchen, y los estudiantes de Dzogchen practican tantra y hacen ofrendas a los guardianes. Es más difícil que los practicantes de prácticas menos elevadas incorporen prácticas más elevadas, pero no debe ser problemático que aquellos que trabajan con prácticas elevadas incorporen las menos elevadas. Como quiera que sea, resulta útil separar estos niveles en aras del aprendizaje, para que se entiendan las diferencias y para evitar que el practicante se confunda en relación con la perspectiva, los métodos y las metas en cada nivel de la práctica. Todos los niveles trabajan con símbolos y conceptos conectados con las energías elementales porque nos relacionamos por medio de símbolos con los procesos energéticos. Imagina que en un sueño te muerde un animal venenoso. Simbólicamente eso puede significar muchas cosas, y el individuo que tiene el sueño está en la mejor posición para conocer el significado. Pero digamos que, en general, quiere decir que hay algo negativo, venenoso, en ti o amenazándote. El practicante chamánico realizaría un ritual para invocar a los espíritus que han inoculado el veneno al soñador, y luego haría ofrendas a aquellos espíritus, o usaría un ritual para dominarlos y así eliminar el veneno. También el practicante tántrico puede utilizar rituales, pero además él o ella trabaja directamente con las energías del cuerpo mediante las prácticas yóguicas del prana y de los canales, o trabaja con el yidam en la práctica con deidades. Alternativamente, el practicante tántrico puede considerar todos los fenómenos como ilusorios y no darle importancia al sueño. El practicante consumado de Dzogchen, quien mora en la conciencia no dual, no estará interesado en el significado del sueño. Él o ella ha dejado de interpretar la experiencia. Pero la mayoría de los practicantes de Dzogchen no están tan firmemente establecidos en la mente natural y ellos, también, deben lidiar con situaciones relativas y sus consecuencias. Tradicionalmente utilizan prácticas chamánicas o la tántricas para hacer frente a este tipo de situación. LA ELECCIÓN DEL NIVEL DE LA PRÁCTICA Que las prácticas espirituales y de meditación sean poderosas depende del practicante, más que de la forma de la práctica. Habrá poco beneficio si se las lleva a cabo sin un entendimiento correcto de cómo practicar y de cuál es la meta de la práctica. El practicante puede entrar en una fantasía de progreso espiritual sin que haya, sin embargo, un desarrollo espiritual genuino. Por ejemplo, cuando estamos débiles, perturbados energéticamente, deprimidos o aferrados a una identidad frágil, somos presa fácil de las influencias externas negativas y de las confusiones internas. En un momento así, el creer que estamos realizando una práctica elevada como Dzogchen, puede no ser muy útil. Si afirmamos estar haciendo una práctica

elevada pero no hay ningún efecto positivo, sólo nos estamos engañando. La práctica más elevada para un individuo es la práctica más eficaz, cualquiera que ésta sea. Nadie puede decirte realmente cuál práctica debes hacer en un momento determinado. Tú debes llegar a entender las prácticas, cómo deben funcionar y en qué situaciones, y luego, ser implacablemente honesto contigo mismo acerca de tu capacidad actual. Sé claro contigo mismo. No idealices. Encuentra al maestro adecuado. Estudia. Y entonces, toma una decisión. No se trata de cuál práctica es mejor en un sentido abstracto, es cuestión de saber cuál práctica necesitas. Si eres deshonesto contigo mismo o no investigas las prácticas que llevas a cabo, puedes perder muchos años, quizá toda una vida, haciendo prácticas con poco o ningún resultado. En Occidente, todos quieren la práctica "más elevada', un deseo que indica una comprensión errónea del camino. Todos quieren pasar apresuradamente las prácticas fundamentales (ngon dro). Pero los grandes maestros llevan a cabo estas prácticas toda su vida. Continúan contemplando la impermanencia, cultivando la compasión, llevando a cabo prácticas de purificación, realizan ofrendas y hacen Guru yoga. No es una etapa que se supera. Los maestros más consumados llevan a cabo estas prácticas y cultivan estas cualidades hasta alcanzar las etapas más elevadas de la realización, porque el hacerlo les sigue reportando beneficios. La base de la existencia individual es la conciencia despierta vacía. Posiblemente esto no suene muy atractivo. Se suele considerar el vacío como indeseable: un sentimiento vacío o una vida vacía o una cabeza vacía o un corazón vacío se consideran como algo negativo. Así, hemos estado llenando ese vacío desde hace una infinidad de tiempo. Inventamos identidades, objetos e historias, pero debido a que estamos equivocados con respecto a qué son todas estas cosas, en realidad nunca nos satisfacen del todo. La práctica chamánica consiste en crear orden en aquello que llena el espacio, en aprender a ejercer poder sobre lo que surge y sobre aquello que puede interferir con nosotros, así como aprender a encontrar apoyo en el medio ambiente. Al chamán no le interesa la filosofía abstracta. Más bien, aprende a conectarse con las fuerzas, a manipularlas y a defenderse de ellas. La practica sútrica está basada en la renunciación, en hartarse de mucho de lo que se ha acumulado en el espacio. Los practicantes tratan de deshacerse de lo negativo, del egocentrismo que les ha causado tanto dolor. Tratan de acabar con la codicia, la ira y el engaño que los han hecho miserables durante tanto tiempo, y de conservar sólo el amor, la compasión, la fe, el equilibrio, la paz y la sabiduría. El practicante tántrico no se deshace de nada. Más bien, toma lo que tiene a la mano y lo convierte en belleza, en ornamentos

sagrados que adornan el espacio vacío. Los seres ordinarios que viven engañados se transforman en budas. Los sonidos se transforman en mantras sagrados. La sensación se convierte en gozo supremo. El practicante intercambia la identidad pequeña, limitada, temerosa, infeliz y ansiosa, por una identidad expansiva, ilimitada, asentada, gozosa y apacible. El practicante de la Gran Perfección vive en el espacio vacío puro, y lo aprecia. Lo deja ir todo, aun el sentido del yo, y todo se disuelve hacia la base ilimitada, kunzhi, de la cual todos los fenómenos surgen como luz pura y experiencia pura. Todo es vacío, y el vacío es suficiente. Es muy espacioso y luminoso. Entonces, ¿cuál práctica debes hacer? La que parezca adecuada en el momento. Aquella con la cual te hayas conectado, aquella que hayas entendido, practicado, aplicado. Si no puedes resolverlo todo con una práctica, entonces utiliza otras. Experimenta con las prácticas en este libro hasta que sepas cómo trabajar con ellas y hasta que sepas cómo te afectan, y date cuenta de que entre más trabajes con cualquier práctica, más profundos serán sus efectos. Aprende qué te funciona y qué necesitas. La senda espiritual no es un viaje pasivo; no se trata de seguir simplemente lo que otra persona dice. Tienes que investigar, indagar, experimentar. Tienes que emplearte a fondo en el camino, dedicarle tu tiempo y tu vida. Entonces encontrarás que el camino se revela ante ti. Puedes seguirlo, pero al mismo tiempo debes descubrirlo. En Occidente, muchas personas hablan de chamanismo tibetano, pero, como mencioné antes, ese término no existe en tibetano. Más bien, la tradición Bon habla de "vehículos causales", los cuatro primeros de los nueve niveles de las enseñanzas bon en la tradición del Tesoro del Sur. Estas cuatro series de enseñanzas y prácticas se llaman: Chashen (el camino del Shen de la predicción), Nangshen (el camino del Shen del mundo visible), Trulshen (el camino del Shen de la ilusión mágica) y Srishen (el camino del Shen de la existencia). El primer camino, Chashen, enseña las prácticas de diagnóstico médico, sanación, adivinación, astrología de predicción y astrología de diagnóstico. El segundo, Nangshen, incluye enseñanzas y prácticas relacionadas con rituales de purificación, rituales para invocar energía e incrementar la prosperidad y el bienestar, rituales para suprimir o liberar fuerzas negativas y para invocar y hacer ofrendas a las deidades, y rituales para liberar a los poseídos o atacados por espíritus demoníacos. Los practicantes del tercer camino, Trulshen, viajan a lugares indómitos y realizan prácticas para subyugar a los demonios y espíritus que habitan ahí; los espíritus conquistados se comprometen a proteger las enseñanzas espirituales y a los practicantes de las enseñanzas. Srishen, el cuarto camino, trabaja con el espíritu de los vivos y de los muertos. Para los vivos, se

llevan a cabo rituales para recuperar la fuerza vital perdida o dañada o cualidades del alma, como se explicará en detalle más adelante. Para los muertos, se realizan ritos para liberados de las influencias negativas y para guiados y apoyados durante las experiencias que atraviesan entre esta vida y la siguiente. Utilizo la palabra chamánicas para referirme a las prácticas destinadas a armonizar la relación entre el individuo y el medio ambiente y que se realizan mediante el trabajo con seres no físicos y con las energías sagradas subyacentes en la naturaleza. Por lo general, el chamanismo trata con fuerzas y entidades consideradas como externas al practicante. Los practicantes trabajan con los elementos naturales burdos y su energía, y también con espíritus, deidades, diosas de sanación, espíritus ancestrales y otros seres no físicos. Los vehículos chamánicos no se ocupan principalmente de la iluminación, sino de la eliminación de obstáculos en la vida, del acrecentamiento de las cualidades positivas y la disminución del sufrimiento que experimentamos por medio de la interacción de fuerzas externas. Éstos se conocen como "vehículos causales" porque crean las causas y las bases para la participación en los "vehículos de resultado": sutra, tantra y Dzogchen. A veces en países de Occidente parece haber una división entre los estudiantes interesados en chamanismo y los interesados en la Gran Perfección y otras enseñanzas no duales. Esto puede obedecer a muchos motivos. Algunas personas son sensibles a las entidades y fuerzas no físicas y es natural que sientan afinidad con aquellas enseñanzas que tratan de experiencias con las cuales ya están familiarizadas. Por otra parte, algunos habitantes de Occidente, educados en el materialismo de la cultura secular occidental, suponen que estas enseñanzas son sólo superstición, algo por lo que deben pasar para poder alcanzar las enseñanzas más elevadas, que son lo que les interesa. Sin embargo, las prácticas chamánicas pueden ayudar a los practicantes tántricos y de Dzogchen a eliminar o sanar las causas de gran parte del sufrimiento y a eliminar o vencer los obstáculos en la práctica espiritual. Por ejemplo, conozco a un monje que se ocupa casi exclusivamente de la filosofía y los estudios académicos. Cuando enfermó, fue a su cocina y preparó una ofrenda a los espíritus que él pensaba eran responsables de causar la enfermedad. Esto es natural en la cultura tibetana; para nosotros no hay conflicto entre lo filosófico, lo espiritual y lo chamánico, y las prácticas chamánicas están incorporadas en los demás niveles de las enseñanzas. Creo que esta combinación de chamanismo con las perspectivas, más elevadas, de sutra, tantra y Dzogchen puede ser exclusiva de la cultura tibetana. En el Bon, el practicante chamánico trabaja principalmente con símbolos externos y con actos rituales simbólicos. El símbolo

conecta la mente enfocada del practicante con el aspecto de la experiencia representado por el símbolo, ya sea una fuerza o una entidad. Por ejemplo, cuando se hace una ofrenda de alimentos a los espíritus o deidades, a menudo se la coloca en el exterior. Los pájaros, insectos o animales acaban por comérsela. Esto no invalida la ofrenda. En el nivel energético, los símbolos y las acciones simbólicas han hecho una conexión: algo ha sido ofrecido desde el lado humano y algo ha sido recibido por el espíritu. La energía se manipula por medio de los símbolos, y las fuerzas y los seres afectados serán conocidos para el practicante que tiene la capacidad de percibirlos. Si una enfermedad comienza a manifestarse o ciertas emociones negativas empiezan a dominar la experiencia, un practicante chamánico podría realizar un ritual que incluya el trabajo con aquellos espíritus que él piensa que están causando el malestar o que son capaces de influir sobre el curso de dicho malestar. Se pueden ingerir como infusión hierbas asociadas de manera particular con las energías elementales, o se las puede quemar para que el humo pueda ser inhalado. Las energías pueden ser encontradas de manera chamánica en su manifestación burda: la energía de la tierra recogida de una montaña o espíritu de la tierra, por ejemplo, o la energía del . fuego obtenida directamente de fuentes de calor o de los espíritus del fuego. Un curandero chamánico utiliza varios métodos similares para beneficiar a quienes sufren de algún malestar o enfermedad física, emocional o mental. Debido a que todo está estrechamente relacionado, podemos leer las señales y los presagios. Los augurios son significativos no sólo porque han sido preparados para un individuo por fuerzas mayores, sino porque todo influye en todo lo demás. Por tanto, para alguien con la sensibilidad adecuada, el mundo se vuelve un libro en el cual todo significado puede ser leído. Los sueños pueden ser leídos, así como las barajas, las piedras echadas, las formaciones de nubes, los sonidos del agua, las condiciones climáticas y los movimientos de los animales. Los espíritus se comunican mediante señales y símbolos que encontramos en la vida cotidiana. En la conciencia chamánica no hay coincidencias carentes de sentido; todo tiene significado y el practicante experto puede extraer significados específicos a partir de las relaciones infinitamente complejas que conectan entre sí todas las cosas y a todos los seres. En todas las culturas se tiene conciencia de las señales y los presagios. Sin; embargo, a menudo el uso de las señales se vuelve una simple superstición cuando se pierde la conexión con el significado original. Por ejemplo, en los Estados Unidos es considerado desfavorable que un gato negro se cruce en nuestro camino. A pesar de que se suele tomar a broma este tipo de cosas, muchas personas se sienten incómodas cuando pasan debajo de una escalera. Otras culturas consideran que ver una víbora cruzar el camino en dirección descendente o escuchar a un búho reír temprano en la mañana son señales

desfavorables. Quizá, para los individuos de la mayoría de las culturas, soñar que el sol se cae, o una pérdida de luz, sería considerado como algo negativo, mientras que los sueños de LA, YI Y SEM un amanecer o de flores en plenitud son considerados propicio. En la cultura tibetana, cuando se encuentra una señal desfavorable, hay remedios para proteger las cualidades positivas que se ven amenazadas o para recuperarlas cuando se han perdido. Por ejemplo, cuando se percibe un augurio negativo, la gente podría imaginar sus manos derecha e izquierda como los discos del sol y de la luna; imaginan el poder y la energía solar y lunar, los visualizan mentalmente, tratan de sentir dicha energía en el cuerpo y luego juntan sus manos dando una palmada, diciendo: "Para aquello que me amenazó en la pesadilla" -juna palmada! o, "Disperso las fuerzas negativas representadas por estos símbolos (señales o sueños)" -juna palmada! El propósito de la fuerte palmada es ahuyentar las fuerzas negativas. Creo que este proceso es similar a lo que hacen los católicos cuando hacen la señal de la cruz al encontrarse frente a algo negativo o que los asusta. Otras culturas tienen sus propios símbolos y acciones. Aun aquellas personas que creen que todo esto es superstición infundada se sienten incómodas cuando encuentran ciertas señales o una serie de imágenes y sucesos negativos. Hay un malestar, una sensación de desorden, un sentimiento de opresión negativa. En las culturas seculares, culpan de ese malestar a un alimento descompuesto o a las primeras señales de una enfermedad (algo aceptable). Pero ésa no es una manera muy útil de responder ante la situación. Las prácticas chamánicas proporcionan instrumentos que pueden equilibrar energéticamente una situación y restaurar la armonía en la relación entre el individuo y el medio ambiente. LA, YI Y SEM. En los vehículos chamánicos hay diversas maneras de considerar la salud y el bienestar; todas están basadas en el entendimiento de los elementos. Como mencioné antes, cuanto más . equilibrados estén los elementos, mejor será la salud, y cuanto menos equilibrados, peor será. Lo Mismo ocurre en todos los niveles: físico, emocional, psicológico, energético y espiritual. Algunos textos se refieren a lo anterior en términos de la (bla) yi (yid) Y sem (sems). No hay una traducción exacta al español de estos términos. Además, estas palabras pueden tener distintos significados dependiendo del nivel de las enseñanzas. En textos Dzogchen, por ejemplo, sem (mente) incluye aquello que en los vehículos causales está dividido en sem y yi. Obsérvese que aquí los términos se relacionan con los vehículos chamánicos y que los mismos términos se explican de diferente manera en distintos contextos. En general, la se traduce como "alma", pero, más precisamente, la es la profundidad de quienes somos. En el nivel más

profundo, es el equilibrio de las cinco luces puras, las energías elementales puras. En el nivel de la vida ordinaria, la es la capacidad de experimentar las cinco cualidades elementales: estabilidad, comodidad, inspiración, flexibilidad y adaptabilidad. La está asociado con las huellas kármicas que nos hacen humanos en lugar de alguna otra cosa, como una tortuga o un dios. Nuestro la es un la humano. El la de un tigre es un la de tigre. El la determina qué tipo de ser seremos, así como gran parte de nuestra identidad y capacidad individual. El la es la base de nuestra vitalidad, de nuestra fuerza interna como individuos. Puede ser dañado o acrecentado, robado y recuperado. Si somos humillados, se debilita. Si tenemos éxito en ·10 que es importante para nosotros, se ve reforzado. Si actuamos con integridad, se fortalece. Si nos traicionamos, pierde vigor. A menudo traduzco la como "bondad fundamental humana" porque es el fundamento de nuestra capacidad de experimentar las cualidades positivas. Nacemos con la capacidad de confiar en nuestra madre, de desarrollar amor y conexión, de ser bondadosos. Esto es bondad fundamental humana: amor básico, confianza básica, conexión básica, etcétera. La bondad fundamental humana puede ser desarrollada mediante tradiciones y orientaciones religiosas, morales y espirituales, pero es innata. A medida que se lo desarrolla, el la se hace más fuerte y puede ser sanado si es necesario. Siempre nos encontraremos con condiciones y sucesos que perturban al la: problemas familiares, opresión política, enfermedad, accidentes. Las entidades no físicas también pueden afectamos de manera negativa. Cualquiera que sea el origen, si el la es lastimado -por cualquiera de estas causas- y no hay suficiente fuerza para sobrellevar esa herida, la bondad fundamental humana puede resultar dañada. Las capacidades para confiar, amar, dar y recibir pueden verse restringidas. Esta es la forma psicológica en la que se manifiesta el daño en el la. También puede manifestarse física y energéticamente. Los aspectos positivos de las cualidades elementales pueden perderse. En la astrología tibetana se dice que la es la madre de la fuerza vital; si se daña el la, la fuerza vital disminuye. El daño puede ocurrir lentamente, a lo largo de un período de tiempo, o de golpe. Después de un accidente, por ejemplo, puede haber un daño duradero: un temor que no cede, un cambio negativo de perspectiva, y otros. A este tipo de daño o perturbación de la bondad fundamental humana lo llamamos "pérdida del alma". Mientras que el la determina las cualidades y capacidades del individuo, el yi es el movimiento de la experiencia conformado por el la. La es la capacidad de sentir alegría o tristeza, confianza o desconfianza; yi es aquello que de hecho siente alegría o tristeza, confianza o desconfianza. Y1 es el aspecto reflexivo de la mente, en el cual las capacidades y cualidades contenidas en la surgen en la experiencia.

El sem es la mente activa, conceptual. Tiene la capacidad . de entender, juzgar, conocer y decidir. La condición de la y de yi determina qué tan bien lo hace. La condición del la se manifiesta como las capacidades y cualidades de la mente individual. Cuando ella está equilibrado, de manera similar las imágenes y los pensamientos que se manifiestan en la mente son sanos y equilibrados. Cuando el la está dañado, los pensamientos y las imágenes en la mente son correspondientemente negativos y malsanos. Los tres -la, yi y sem- no pueden separarse. Deben ser considerados juntos en la práctica chamánica porque la salud de cada uno de ellos depende de la salud de los tres, y la salud de los tres está relacionada con el equilibrio de los elementos. LA, SOK y TSE Otro trío de términos que también se utiliza en los vehículos causales para referimos a la salud del individuo es: la, sok (srog), y tse (tshe). La, como expliqué antes, es la capacidad kármica para las cualidades humanas positivas básicas. Tse (o duración de la vida) es el potencial de la extensión de nuestra vida. Consideramos que puede ser dañado o acrecentado. Sok, la fuerza vital, es la vitalidad y está estrechamente relacionada con rigpa, la conciencia despierta innata. Al igual que rigpa, la fuerza vital, más que personal, es ilimitada y sin identidad. A diferencia de rigpa, la fuerza vital puede ser perdida o acumulada. Cuando sentimos aversión a la experiencia, nuestra fuerza vital se debilita. Cuando percibimos la belleza aun en la peor situación, nuestra fuerza vital se ve acrecentada. La belleza relativa puede avivar el intelecto y abrimos en cierta medida, pero el percibir la belleza del ser puro alimenta la fuerza vital en un nivel más profundo. La plegaria sincera, expresión emocional pura, incrementa la fuerza vital. Las experiencias sensuales del color y de la belleza en la naturaleza, así como la apreciación de dicha experiencia, alimentan la fuerza vital. Si no sientes apreciación por la vida en la actualidad, utiliza tu mente para generada: "Éste es un hotel bonito, éste es un árbol hermoso, ésta es una buena persona", y así sucesivamente. La fuerza vital puede ser recuperada de cualquier dimensión mediante la apertura, la aceptación y la apreciación. Las personas que tienen una pareja a la 'que aman, o incluso una mascota a la que quieren, viven más tiempo y sanan más rápido que aquellas que están solas. Donde hay amor hay conexión y apreciación. Por medio de la conexión se fortalece la energía del elemento tierra, y ésta fortalece la fuerza vital. Dado que la relación con la naturaleza -los elementos burdos y la belleza del mundo natural- es tan importante, es bueno practicar la apreciación consciente de la tierra, el aire, el cielo, el calor y el agua. Una conexión positiva con los espíritus asociados con los elementos también puede aumentar la fuerza vital. PRACTICAS.

Los vehículos chamánicos contienen un gran número de prácticas que incluyen meditaciones, visualizaciones, mantras y oraciones. Hay múltiples rituales de rescate, recuperación del alma, cultivo de la fuerza vital, longevidad, sanación, purificación, invocación y protección. Algunas prácticas son sencillas y otras, muy complicadas. Aquí sólo me enfoco en dos de ellas. La primera implica trabajar con los elementos naturales en bruto para obtener sanación y apoyo. La segunda es una práctica que recurre a las cinco diosas de los elementos que nos ayudan a recuperar las energías perdidas o dañadas. En el Tíbet se llama a esto "recuperar las esencias de los elementos" ('byung bdi bcud 'dus). También incluyo información acerca de cómo hacer ofrendas. EL TRABAJO CON LOS ELEMENTOS EN LA NATURALEZA Trabajar con los elementos naturales en bruto es un proceso de conexión con los elementos externos y sus cualidades internas. Este proceso nos permite conectamos con la esencia de los elementos, la cual, en la senda chamánica, es considerada parte del alma. En este nivel, conectarse es sanar. La interiorización de las energías elementales nos ayuda a cultivar las cualidades positivas y eliminar las negativas. Nos vemos afectados cuando vamos a lugares donde la tierra está en su estado natural: desiertos, montañas, selvas y planicies abiertas. No sólo nos afecta la belleza física que percibimos visualmente, sino que además todo el cuerpo responde. Estas respuestas más profundas a menudo son inconscientes, pero con la práctica podemos aprender a interiorizar las energías de los elementos naturales para la sanación y la regeneración. Aun cuando no estemos afuera en la naturaleza silvestre, siempre estamos en contacto con los elementos. Por tanto, estas prácticas siempre están disponibles. Cuando tomamos un baño en tina o una ducha caliente y nos sentimos relajados y a gusto con el calor del agua, podemos llevar ese bienestar hacia adentro y sentido en todo nuestro cuerpo. Podemos imaginamos traer hacia adentro las cualidades por medio de la respiración. Luego, podemos sentidas en las dimensiones más sutiles de nuestra experiencia, como en el canal central y el centro del corazón. Podemos dejar que lo reconfortante del agua nos impregne a nosotros y al espacio que nos rodea y, finalmente, a todos los seres y a todos los lugares. Absorber cualidades positivas y luego irradiadas a todos los seres es una práctica común en tantra. Este patrón se usa una y otra vez en la práctica con los elementos. Podemos practicar con experiencias cotidianas -el calor del sol, por ejemplo. Cuando sientas el calor del sol en la piel, relájate y llévalo a las partes más profundas de ti mismo. Usa tu imaginación. Siente cómo el calor recorre los canales . de tu cuerpo y va hacia el canal central. Luego siente cómo se recoge en el canal central, en el área del corazón. Deja que vaya más profundo, hacia tu alma. Sumérgete en esa sensación, siente el calor de tu cuerpo, tus canales, chakras, canal

central, corazón, alma. Permite que los rayos del sol sean el fenómeno externo que evoque las cualidades curativas del elemento fuego, que siempre están en ti. El nivel más esencial de la energía del sol es el nivel más sutil del fuego, y a medida que desarrolles la práctica puedes utilizar la imaginación y la visualización para traer esta energía a las dimensiones más íntimas de tu ser. Por último, podemos llegar a fusionarnos con el elemento. Conectamos la cualidad externa con la cualidad interna y luego disolvemos las diferencias. Buscar afuera es buscar dentro cuando hemos desarrollado prácticas que conectan ambas tendencias. De otra manera, buscar afuera es sólo eso, y es alejarnos de nosotros mismos. Para poder hacer la práctica que se describe más adelante es útil ir a un sitio donde los elementos naturales tengan fuerza. Es bueno practicar cuando estamos en la playa o caminando en las montañas, sentarse al sol o enfrente del fuego, pararse en la cima de una colina, sentir el viento en la cara -o en cualquier momento en el que estés consciente de la presencia de uno o más de los elementos. El conectarse con la percepción de las manifestaciones intensas de los elementos en la naturaleza ayuda al desarrollo interno de esos elementos. Hay señales tradicionales de éxito en esta práctica así como en todas las prácticas con los elementos, pero la más importante es la aparición de cambios positivos en la vida. Aquello que era débil internamente se fortalece, en tanto que las cualidades negativas que alguna vez dominaron la experiencia comienzan a disminuir. Estate atento a estos cambios para medir hasta qué punto estás integrando las prácticas con tu vida diaria. Las prácticas son más eficaces cuando el tiempo, la actitud, la forma del elemento, el mantra, las imágenes sagradas y la imaginación se utilizan juntos y en armonía. Trata de mantenerte enfocado en la experiencia de la práctica, manteniendo la conciencia fresca y clara. Las sesiones pueden ser de cualquier duración, pero trata de hacerlas por lo menos durante media hora o 45 minutos para desarrollar una experiencia más profunda. Puedes estar solo o con otra persona. Antes de comenzar cualquier práctica, incluyendo ésta, es útil purificar y abrir los canales del cuerpo, utilizando la práctica de las Nueve Respiraciones de Purificación. .. LAS NUEVE RESPIRACIONES DE PURIFICACIÓN: Las nueve respiraciones de purificación es una práctica breve diseñada para abrir y despejar los canales y relajar la mente y el cuerpo. Es bueno hacerla antes de cualquier práctica de meditación y también en la mañana al levantarse y en la noche antes de dormir. Siéntate en posición de meditación con las piernas cruzadas. Pon las palmas de las manos hacia arriba sobre tus muslos;

la mano izquierda descansa sobre la derecha. Mete un poco la barbilla para enderezar la parte de atrás del cuello. Mantén la espalda recta pero no rígida, el pecho abierto. Los ojos pueden estar abiertos o cerrados. Visualiza los tres canales primarios. El canal central empieza en el centro del cuerpo, cuatro dedos debajo del ombligo y se sube en línea recta por la parte central del cuerpo. Su diámetro es el de una pluma fuente gruesa, y se ensancha ligeramente desde la altura del corazón hasta que se abre en la corona de la cabeza. Los canales laterales tienen el diámetro de un lápiz y se unen al canal central en la base debajo del ombligo .. Se extienden a lo largo del cuerpo a ambos lados del canal central, se curvan debajo del cráneo, pasan por detrás de los ojos y se abren en las fosas nasales. En las mujeres, el canal derecho es rojo y el izquierdo, blanco. En los hombres, el canal derecho es blanco y el izquierdo, rojo. En ambos, el canal central es azul. Las primeras tres respiraciones Hombres: Alza la mano derecha, presionando con el pulgar la base del dedo anular. Cierra la fosa nasal derecha con el dedo anular e inhala luz verde con la fosa izquierda. Luego, cerrando la fosa nasal izquierda con el dedo anular derecho, exhala todo el aire por la fosa nasal derecha. Repite este ciclo, haciendo tres inhalaciones y tres exhalaciones. Mujeres: Alza la mano izquierda, presionando con el pulgar la base del dedo anular. Cerrando la fosa nasal izquierda con el dedo anular, inhala luz verde por la fosa nasal derecha. Luego, cerrando la fosa nasal derecha con el dedo anular izquierdo, exhala todo el aire por la fosa nasal izquierda. Repite este ciclo, haciendo tres inhalaciones y tres exhalaciones. Con cada exhalación, imagina que todos los obstáculos vinculados con las potencias masculinas son expulsados del canal blanco en forma de aire azul claro. Éstos incluyen las enfermedades asociadas con el viento, así como los obstáculos y oscurecimiento s conectados con el pasado. Las segundas tres respiraciones Hombres y mujeres: Cambia de mano y de fosa nasal y repite otras tres inhalaciones y exhalaciones. Con cada exhalación, imagina que todos los obstáculos vinculados con las potencias femeninas son expulsados del canal rojo en forma de luz rosa clara. Éstos incluyen las enfermedades asociadas con la bilis, así como los obstáculos y obscuraciones conectados con el futuro. Las terceras tres respiraciones Hombres y mujeres: Pon la mano izquierda encima de la derecha sobre tus muslos, con las palmas hacia arriba. Inhala luz curativa verde a través de ambas fosas nasales. Visualiza cómo se mueve por los canales laterales hacia la confluencia con el canal central, cuatro dedos debajo del ombligo. Con la exhalación, visualiza la energía subiendo por el canal central y hacia fuera de la cabeza. Completa tres inhalaciones y tres exhalaciones. Con cada exhalación, imagina que todas las potencialidades de las enfermedades asociadas con los espíritus

hostiles son expulsadas por la parte superior de la cabeza en forma de humo negro. Expulsa también las enfermedades asociadas con la flema y cualquier otro obstáculo u oscurecimiento asociados con el presente. TIERRA. Ve a un escenario natural donde haya una sensación intensa de las cualidades de la tierra y siéntate en el suelo. Si eres sensible a estos tipos de energías o te gustaría desarrollar esta sensibilidad, camina a tu alrededor y trata de encontrar el lugar con mayor energía de tierra. No te pongas neurótico al respecto: ya sea que realmente tengas esta sensibilidad o que utilices tu imaginación, por ahora no importa; estás encontrando apoyo para la práctica, yeso es lo importante. Cuando encuentres el lugar, siéntate ahí. Si quieres hacer algo más, puedes excavar un hoyo, de preferencia en forma de cuadrado. LOS CINCO ElEMENTOS EN El CHAMANISMO. Puedes recostarte boca abajo y conectarte con la tierra y la . energía de la tierra a través del chakra del ombligo. No te preocupes por saber si es esto es "real". La imaginación es el instrumento que desarrolla la práctica; úsala y no te preocupes. Después de aprender las prácticas en el capítulo siguiente, también puedes decir el mantra y transformarte en la diosa del elemento tierra, pero por ahora simplemente conéctate con el elemento burdo. El contacto con la tierra física es importante pero no necesita ser elaborado. Puedes hacer la práctica sentado en una silla. Donde sea que te encuentres mientras lees este libro, siente la tierra debajo de ti. Siente su estabilidad, la inmensidad del planeta, la gravedad que te sujeta a ella. Conéctate con la densidad del elemento, deja que te afecte. Deja que tu imaginación sea libre. Siente la estabilidad y llévala hacia dentro. Tráela a tu interior a través de tu piel. Siéntela en tu carne, en tus huesos y en tu canal central, en tu corazón, en tu conciencia. Vuélvela cada vez más sutil hasta que impregne toda tu experiencia, hasta fundirte con ella. Esa estabilidad siempre está presente y disponible y puede interiorizarse siempre que sea necesario. La próxima vez que te sientas poco firme, disperso, inseguro o débil, recupera la tierra. Si pierdes el equilibrio en tus relaciones o en el trabajo o en tus procesos internos, decide inmediatamente sentirte firme, enfocado, sólido y equilibrado mediante tu conexión con la tierra. Utiliza el ambiente natural para desarrollar estas cualidades positivas. Visita sitios en los cuales te sientas naturalmente asentado y lleva hacia tu interior esa cualidad. O enfócate en tu cuerpo cuando necesites tomar arraigo. Tu cuerpo es muy terrenal: lo que siente es la vida de la tierra. Trae tu conciencia a él, relájate y conéctate. La energía del elemento está en ti, eres tú; es cuestión de tomar conciencia de ella, de activada, de recordada.

AGUA. Si vives cerca del mar, de un lago grande, del cauce de un río, o de un estanque apacible, acércate a él. Si no estás cerca de ninguno de ellos, simplemente presta atención al agua en tu regadera o bañera y al agua que bebes. O bien, puedes usar tu imaginación. Imagina el océano: su frescura, su fuerza, su fluir, la calma de sus profundidades. El cuerpo del océano está tranquilo aun cuando la superficie está agitada. Conéctate con esas cualidades. Si puedes, siente la energía del agua en tu cuerpo. Llévala hacia adentro, hacia tu piel, tus músculos, tus huesos. Siente lo reconfortante del agua, la relajación, la facilidad con la que fluye alrededor de las rocas, se abre y acepta todo lo que cae en ella y reposa en cualquier objeto que la contenga. Perdemos este bienestar con demasiada frecuencia. La comodidad de estar, la tranquilidad de ser. Vemos a alguien que nos molesta o vamos a una fiesta o a una cita de negocios y nos sentimos tensos, torpes y agitados. El elemento agua está disminuido. Recuerda esas situaciones, pero esta vez siente lo reconfortante del agua. Deja que los sucesos se desarrollen mientras permaneces en paz en tu interior. Y la próxima vez que te encuentres en una situación que te haga sentir te molesto y demasiado crítico o preocupado o agitado, conéctate con el agua. La energía del elemento está en todos lados, aun en el desierto más árido -aunque el estar cerca del agua es un apoyo útil cuando estás aprendiendo la práctica. El agua es reconfortante. Al igual que la tierra, brinda una sensación de estabilidad. Es aceptación de los demás, de los sucesos, de uno mismo. El agua también está relacionada con la eliminación, la purificación y la limpieza. Está asociada con sensaciones de paz, comodidad y un suave gozo. FUEGO. Cuando tengas tiempo, encuentra un sitio soleado, como una banca tibia. Si no hay sol, siéntate cómodamente frente al fuego. Si no puedes hacer ninguna de estas dos cosas, siéntate cerca de un calentador o de una estufa, o imagina que estás cerca de una fogata. Pon atención en lo que sientes: el calor en tu piel, la relajación. Lleva el calor hacia dentro de tu piel, a los canales del cuerpo. Siente el calor del fuego circulando por tu cuerpo, el calor de la sangre, el calor del metabolismo, el calor de los músculos, el calor de los impulsos nerviosos. Siente la emoción cálida y la alegría. Recupera esa cualidad. Siente cómo llena el centro de tu cuerpo, cómo llena el canal central. Siente la calidez en tu corazón, el centro de tu ser. Permite que impregne toda tu conciencia. Es un placer sentarse bajo los rayos del sol, pero si uno no interioriza la cualidad del fuego, sólo recibe una parte de lo que se le está ofreciendo. La energía del fuego no sólo tiene que ver el calor y lo reconfortante sino también con la maduración. El fuego purifica mientras quema lo negativo. El fuego

es la energía elemental subyacente en la creatividad y los logros, en la dicha tanto sustancial como insustancial. El fuego está relacionado con el orgasmo y, más sutilmente, con el gozo de la energía que circula por el canal central. Cuando no te sientas inspirado, o estés aburrido o apagado, conéctate con el fuego. Cuando trabajes con un hábito o tendencia negativa, quémalos en el fuego de tu práctica. Usa tu mente para llevar el fuego a las áreas de tu cuerpo que están enfermas o heridas; utilízalo para purificar la zona y reforzar el proceso de curación. Cuando te sientas débil e inseguro, conéctate con el fuego para recibir su fuerza y su visión creativa. Cuando estés fatigado o poco inspirado, recurre al fuego para fortalecer tu voluntad. En la práctica avanzada del fuego interno (tummo) se desarrolla el fuego psíquico. Los yoguis que practican con éxito el fuego interno son capaces de vivir en los climas fríos del Tíbet con muy poca ropa porque pueden recurrir a la energía del fuego que siempre está presente. AIRE. El aire permite el flujo y el movimiento. Cuando surja un viento fuerte, deja que se lleve tu karma negativo. Cuando surja una brisa suave, deja que se lleve la incomodidad, el temor y los pensamientos negativos. Ve a un lugar donde haya viento, quizá un paso entre las montañas o una playa. O ve a un sitio donde el aire sea fresco y limpio -en la sombra de un bosque o cerca de un río. Tranquiliza tu respiración. Siente el movimiento del aire. Llévalo hacia tu interior -siente su libertad, su inteligencia. Siente la vida moverse en tu carne y en tus pensamientos, y el prana recorriendo los canales de tu cuerpo. Reconoce el aire en el canal central, en el corazón, en la conciencia. La cualidad principal del aire es la flexibilidad; el aire es libre. El aire eleva el espíritu, el ánimo. Cuando te sientas decaído o deprimido, conéctate con el aire. El aire es ligero, libre, penetrante. Interioriza esas cualidades, conéctate con la flexibilidad del aire. Cuando te atasques en un altercado, en una depresión o en una perspectiva estrecha, conéctate con la flexibilidad del aire. Escapa de la prisión de los hábitos mentales restrictivos conectándote con el aire y volando por encima de los muros del condicionamiento negativo. El aire fuerte acelera el progreso en el camino espiritual, pero sin el equilibrio de la tierra y el agua, el resultado no permanece. Las prácticas tántricas con los canales, los chakras y el prana desarrollan las cualidades del aire. En la práctica de la transferencia de la conciencia (phowa) se utiliza el aire para llevar a la conciencia desde la confusión de la ignorancia hacia la claridad de la comprensión. El aire permite el cambio de conciencia. El elemento aire es la base de la fuerza vital. Conéctate con el aire para incrementar tu vitalidad y desarrollar

mayor libertad. ESPACIO. Mirar el cielo es una práctica muy importante. Súbete a la cima de una colina desde donde tengas un panorama claro y amplio del cielo. Enfrente de ti hay un espacio vasto. Tus ojos deberán estar abiertos y tu cuerpo, relajado, y tu respiración deberá ser libre y suave. Inhala la claridad del cielo y disuélvete en ella al exhalar. Deja que el espacio puro, infinito, penetre tu cuerpo, tu energía, tu mente. Integra tu conciencia despierta con el espacio. Fúndete con el espacio. Cuando te integras con el espacio, ocurre la curación. Los nudos apretados y restrictivos de la ira y el temor, del deseo y la preocupación, se disuelven. Las tensiones se disuelven. Los pensamientos se disuelven. Tus diversas identidades comienzan a disolverse. Cuanto más te integras con el elemento espacio, tu conciencia se vuelve más clara y expansiva, no se mancha de aquello que surge en ella, se mantiene siempre fresca, abierta y espontánea. El espacio da cabida a todo sin esfuerzo alguno. No dejes que esta práctica sea sólo un ejercicio conceptual; lleva a tu interior la experiencia del espacio vacío, encuéntralo en ti mismo y descubre que eso eres tú. En este nivel de práctica, no se trata de percatarse de la naturaleza de la mente (como sería si fuera una práctica Dzogchen), sino de disolver los problemas cotidianos, haciendo espacio para la experiencia positiva y encontrando y desarrollando la capacidad de liberar lo negativo. Cuando el elemento espacio está desarrollado, la mente es más clara y hay más alegría. No hay tensión. Hay más lugar para cualquier experiencia que surja. Si alguien llega tarde a una cita, está bien: tienes espacio para acomodar esa situación. Si encuentras que tienes responsabilidades grandes, está bien: hay lugar para todo. Esto no quiere decir que tengas que aceptarlo todo; más bien, que tienes que decidir y actuar desde la conciencia despierta en lugar de reaccionar impulsiva y emocionalmente. En la práctica de meditación, cuando el elemento espacio está verdaderamente desarrollado, la práctica se convierte en Dzogchen, obedeciendo a la naturaleza de la mente. Es presencia pura. Integramos plenamente con el espacio es integramos con el fundamento del ser. DEDICACIÓN .. Al final de todas las practicas, imagina que has acumulado méritos al emprender prácticas espirituales. Dedica estos méritos al bienestar de todos los seres. Genera el deseo sincero de que todos los seres sean liberados del sufrimiento y que encuentren la senda espiritual. Hay muchas plegarias que se pueden recitar o cantar, pero es más importante desarrollar verdaderamente la compasión.

LOS ESPÍRITUS ELEMENTALES Muchas culturas que viven en cercanía con la tierra desarrollan una apreciación de la dimensión espiritual de los elementos naturales. Reconocen que los elementos no son sólo materiales burdos -también son un medio ambiente habitado por deidades y espíritus inferiores y superiores. Hay seres sintientes que viven en cada uno de los elementos. En el nivel de las enseñanzas que denomino chamánicas, se considera que las fuerzas que nos afectan están fuera de .. nosotros más que dentro de nuestro cuerpo o mente. De acuerdo con el chamanismo, las fuerzas de la naturaleza están vivas; los espíritus residen en los ríos, árboles, rocas, montañas, cascadas, fuegos, planetas, cielo, valles, cuevas, etcétera. Estos espíritus están relacionados con los cinco elementos externos, de la misma manera que nuestra experiencia interna está relacionada con nuestro cuerpo. Cualquiera que sea nuestra filosofía, por lo general la experiencia de nosotros mismos es que residimos "en" nuestro cuerpo. De manera similar, los lagos, árboles y rocas son cuerpos en los que residen espíritus. En el chamanismo, estas entidades no son consideradas como proyecciones mentales ni se cuestiona su realidad. Son autónomas y se rigen a sí mismas. Estos seres no físicos con quienes tenemos contacto pueden ser neutrales hacia nosotros, o bien obstruimos o apoyamos. Cuando compramos una casa o un terreno, sentimos cierta satisfacción de que la tierra nos pertenece. Sin embargo, existen en ella muchos seres que no participaron en nuestra transacción de compraventa. Hay múltiples seres no físicos a quienes no podemos ver con nuestros ojos físicos, así como seres sustanciales visibles tales como insectos, pájaros y animales que habitan en los árboles o bajo la tierra. En cierto sentido, la tierra les pertenece también. Pelean con otros miembros de su especie para conservar su espacio y marcar su territorio, igual como lo hacemos nosotros. Sin embargo, llegamos al terreno y excavamos sus madrigueras, cortamos los árboles que sostienen sus nidos, arrancamos las plantas que utilizan como alimento y destruimos sus huevos y sus crías. ¿Cómo reaccionarías tú si algún otro tipo de ser de pronto ocupara tu hogar, moviera o rompiera tus cosas, o enterrara tu casa bajo concreto? Hacemos este tipo de daño a otros seres visibles y también a seres que no vemos. Cuando construimos una casa, dependiendo de cómo nos relacionemos con el terreno y con los seres que lo habitan, nos veremos obstaculizados o apoyados por los espíritus del área. Pueden dañamos causándonos enfermedades, obstáculos en el trabajo o en nuestras relaciones, afectar nuestros pensamientos o dificultar nuestra práctica espiritual, afectar nuestra energía y dejamos fatigados, deprimidos, agitados o confundidos. 0, por otra parte, pueden incrementar nuestra vitalidad,

protegemos y eliminar de nuestro entorno las energías perturbadoras no físicas, ayudamos a enfocar la mente en la práctica espiritual, ayudarnos a sanar, y a desarrollar relaciones armoniosas entre nosotros mismos. Hay una palabra en tibetano, sa-dak, que está relacionada con el elemento tierra. Significa "espíritu de la tierra", aunque la traducción literal es "señor de la tierra". Cuando los practicantes tibetanos utilizan la tierra -para cultivar alimentos, construir una casa o hacer un camino- piden permiso a los espíritus de la tierra para hacerlo. Al igual que la tierra, el espacio está lleno de seres físicos y no físicos. Como en el caso de la tierra, estos seres y este elemento no están ahí simplemente para que los utilicemos como queramos. El espacio es un aspecto fundamental de la existencia y también un hábitat para diversos tipos de seres que viven en él lo mismo que nosotros. Los tibetanos consideran que en el espacio que ocupa un rincón en un cuarto, viven millares de seres de quienes no sabemos nada. Compartimos todos los elementos con muchos seres. Algunos viven incluso en el fuego yen el espacio que hay entre las estrellas. Nuestras actividades afectan a estos seres y ellos nos afectan a nosotros. Los tibetanos hablan de las "ocho clases de seres": srin po, ma mo, dre, rak sha, btsan, rgyal po, bdud y klu. Se sabe que los seres de cada clase tienen apariencias temperamentos característicos y se relacionan de una manera particular con humanos. Por ejemplo, los klu son espíritus subterráneos asociados con el elemento agua. Pueden ser muy inteligentes y tener gran interacción con el mundo humano. En el Bon, se cree que los klu a menudo son responsables de ocasionar enfermedades y otros obstáculos en la vida. También se cree que se han impartido enseñanzas de Dzogchen y otras en el mundo de los klu, y que es posible recibir enseñanzas de los klu. Los espíritus asociados con las rocas son llamados btsan. Por lo general se los representa como gente roja montada en caballos rojos y a veces portando banderas rojas. Es frecuente que en los lugares rocosos haya agujeros, túneles y conexiones entre un área y otra; los tibetanos creen que son vías para los btsan y que no deben ser bloqueadas con edificios o caminos, pues los espíritus podrían vengarse contra aquellos que bloquearon su camino infligiéndoles dolor en el área del corazón y, a veces, aun causando su muerte mediante un ataque cardíaco. Los gyalpo son una clase de espíritus que alguna vez fueron humanos que gozaban de mucho poder y murieron y renacieron como este tipo de espíritu. Gyalpo significa "rey". A veces adquieren formas familiares para nosotros, humanas o animales, y otras veces su forma es totalmente extraña para nosotros. Se encuentran especialmente en castillos donde reyes y miembros de la realeza han sido asesinados. En Europa, he encontrado varias historias de .fantasmas, usualmente de personas que tuvieron una muerte violenta. Desde el punto

de vista tibetano, se podría tratar de gyalpo. Los gyalpo pueden ser domados por practicantes fuertes, sensibles al mundo no físico y que conocen las prácticas adecuadas. Una vez domados, los practicantes pueden convertidos, enseñarles religión y exigirles la promesa de proteger una doctrina o grupo religioso. Hay espíritus en los árboles y en los campos, en áreas energéticas como el centro de sitios amplios y planos. Hay espíritus en los cruces de caminos. Hay espíritus del espacio -aquí no están incluidas en las ocho clases- llamados namthel, y se sabe que son peludos. En el norte del Tíbet, donde nació mi madre, hay muchos de estos espíritus y son propiciados por la gente que vive ahí. Es frecuente que los espíritus se vuelvan protectores de aldeas y de individuos -relaciones que duran más de una vida. A menudo, aparecen en sueños con mensajes para aquellos a quienes están protegiendo. Debido a que los espíritus pueden ser tanto positivos como negativos, es aconsejable tener cuidado con las prácticas que conectan al practicante con un espíritu. En la actualidad, es común que la gente, en su imaginación, emprenda viajes utilizando tambores y busque espíritus guardianes y animales de poder, etcétera. Si bien esta práctica suele ser benéfica, o al menos inofensiva, realmente existen seres con los cuales algunas personas pueden llegar a conectarse. No todos son seres con quienes querríamos conectamos. Al parecer se tiene poco cuidado en cuanto al tipo de seres de los que se trata; ésta puede ser una práctica peligrosa. Las personas parecen ser más cuidadosas al escoger un socio o un compañero de habitación que al escoger un ser no físico como guía o guardián. En las tradiciones tibetanas, nos conectamos con deidades y espíritus específicos que ya han sido identificados en la tradición. En la mayoría de nuestras prácticas curativas, nos conectamos con seres que han sido domados y han acordado actuar como guardianes, protectores y apoyos para la sanación. Por lo general, en los textos de los rituales hay una breve explicación acerca de cuándo se incorporó a los seres específicos a la práctica de la religión. Fueron espíritus indómitos y, luego, un antiguo maestro los domó; el nombre del maestro aparecerá en el texto como parte de la explicación. Cuando los .. 76 .:. lOS CINCO ELEMENTOS EN El CHAMANISMO espíritus fueron domados, consintieron en ayudar de una manera particular y quedaron así comprometidos por medio de votos. A cambio, los practicantes han prometido hacerles ofren- . das, que suelen ser ofrendas rituales o liturgias; los textos especifican lo que necesita hacerse. Los rituales son transmitidos a través de linajes, de maestro a estudiante o de padre a hijo. Cuando iniciamos estas prácticas, estamos entrando en una relación establecida con los espíritus, no estamos empezando una nueva, y hay etapas del desarrollo de la relación que se explican en las enseñanzas que acompañan la práctica.

Sé que a muchas personas se les dificulta pensar en los espíritus de la manera en la que los describo. En los textos tibetanos se describen muchos espíritus relacionados con lugares específicos del Tíbet. Si vivimos en Nueva York o en Tokio, no estoy seguro de que sea útil tratar de conectamos con esos espíritus. Cuando estamos en ciudades occidentales, más que pensar en espíritus que viven en cuevas o en medio de las montañas, podría ser más fácil que pensáramos que los espíritus viajan por las calles, creando ira y agitación en los automovilistas. Cuando experimentamos agresión mientras manejamos, es buena idea respirar tranquilamente y relajamos. De lo contrario, ¡podemos llegar a conectamos con los demonios del tráfico! De cualquier modo, es apropiado ser sensibles a los seres que viven en los elementos y pedir su permiso y buena voluntad antes de hacer cambios en su hábitat. Y después de haber hecho los cambios, debemos agradecer a lbs seres que han sido afectados. Somos sólo una especie rodeada por numerosos seres sensibles de diversos tipos, y todos ellos desean ser felices y estar libres de sufrimiento. El desarrollo de esta sensibilidad y de esta compasión es parte de nuestro crecimiento, y un paso hacia adelante en el reconocimiento de que el planeta está vivo y es sagrado, de que los elementos no son sólo recursos sino aspectos funda.. LOS EspíRITUS ElEMENTALES .:. 77 mentales de un universo VIVIente.Vivir en armonía con el mundo natural no es sólo una cuestión de nuestra propia supervivencia. Sabemos que muchas especies están a punto d~ extinguirse debido a los avances del mundo moderno. y hay muchas otras de las que no sabemos nada, que también son dañadas por nosotros. No todos ellos son indefensos, pero ciertamente ninguno merece la extinción por nuestra causa. Imagina que un ser de otra dimensión nos encuentra y nos ve sólo como carne. Imagina que este ser no se da cuenta de que estamos vivos, de que tenemos inteligencia e imaginación, de que nuestra vida es el aspecto insustancial y que la carne es el aspecto sustancial. Sólo ve carne. Es lo mismo cuando miramos a los elementos y vemos sólo procesos físicos inanimados; no vemos el aspecto sagrado y vivo de los elementos, los espíritus que viven en ellos y que son de ellos. Cuando nuestro cuerpo enferma, nuestra mente insustancial sufre, no sólo la carne. De la misma manera, los elementos naturales son importantes para los seres que moran en ellos. Para ellos, la destrucción o degradación del medio ambiente es como una enfermedad en el cuerpo, y sufren en niveles insustanciales, igual que nosotros. Es fácil no tomar en cuenta a los espíritus invisibles, pero resulta dañino. Cuando ignoramos a estos seres, hay provocaciones negativas de parte de los espíritus. Surgen enfermedades que, creemos, vienen de espíritus molestos. A estas enfermedades las llamamos "enfermedades de la época". En Occidente

las mismas enfermedades pueden considerarse como resultado de factores ambientales negativos -contaminación y sustancias químicas, etcétera. Ciertos seres no físicos nos perciben, otros no. Algunos son dañinos para nosotros, otros nos benefician; pueden ser nuestros aliados o nuestros enemigos, dependiendo del tipo de relación que construyamos con ellos. LA RELACIÓN CON LOS SERES NO FISICOS Llevar a cabo las prácticas rituales no es como acudir a un médico y tomar una pastilla. Sanar es algo que podemos hacer nosotros mismos. Necesitamos aprender a protegemos de las enfermedades y de la negatividad. Una manera de hacerlo es por medio de ofrendas, las cuales apaciguan a los espíritus y además desarrollan la generosidad y la compasión. En las prácticas siguientes, invitamos a cuatro clases de invitados a que acudan. Tenemos una relación diferente con cada clase de invitados. La primera clase de invitados Los primeros invitados son los seres plenamente iluminados, los budas, bodhisatvas y maestros iluminados, incluyendo a las deidades tutelares (yidam), las diosas plenamente realizadas (khandro) y todos los seres que están libres de ignorancia y que han perfeccionado las cinco sabidurías. A estos invitados no los controlamos. No les decimos qué hacer -les pedimos sus bendiciones. En toda práctica de meditación se invita a los primeros invitados. Son los seres a quienes reverenciamos cuando hacemos postraciones, y a quienes pedimos amparo. La energía es necesaria en la curación; es importante contactar la fuente de energía correcta y tener la relación adecuada con esa fuente. La mejor fuente es la primera clase de invitados. La segunda clase de invitados Por lo general, los invitados del segundo nivel no están plenamente iluminados, pero aun así son poderosos. Son seres del reino de los dioses, seres que forman parte del séquito de deidades mayores, guardianes y protectores del dharma. Estos invitados pueden incluir a seres poderosos de cualquier ámbito de la existencia. En la tradición occidental, los ángeles son considerados seres poderosos, y muchas veces el encuentro con ellos es visto como algo temible; éstos se considerarían invitados del segundo nivel. También estarían incluidos los espíritus asociados con los planetas. En Occidente, no pensamos en los planetas como seres, pero lo son: la luna personifica a un ser, igual que el sol y los planetas. Muchas prácticas curativas se llevan a cabo con la ayuda de la segunda clase de invitados, y los tratamos con respeto y devoción. .. La tercera clase de invitados Los invitados del tercer nivel son aquellos seres con quienes tenemos conexiones kármicas y los seres de las ocho clases que

describí anteriormente. Esta relación incluye a todos los seres con quienes hemos estado conectados y con quienes aún tenemos karma -amigos y enemigos de esta vida y de vidas anteriores. Lo que nos conecta no tiene que ser algo negativo; puede ser algo que simplemente requiere ser terminado. Sin embargo, como esta práctica está dirigida a la sanación, es importante invitar a los seres con quienes tenemos una conexión que necesita ser sanada. Una deuda kármica significa una conexión kármica. Por ejemplo, en el mundo de los negocios puede suceder que dos personas entren en conflicto pero, debido a las circunstancias, no es posible deshacer la relación. 0, hay personas que parecen tener el propósito de hacemos la vida difícil o que nos irritan sin razón alguna. Dichas situaciones indican una deuda kármica. Muchas de las perturbaciones y obstáculos que encontramos en la vida están relacionados con la interferencia de estos invitados kármicos. Así como tenemos dificultades con un vecino o un colega con quien tenemos una mala relación, podemos tenerlas con los seres no físicos. Cuando hay un problema, no es útil pensar que es culpa del otro, ya sea humano o espíritu. Es mejor damos cuenta que es necesario hacer algo, tenemos que hacer algo. Al igual que nosotros, el espíritu preferiría no estar metido en un problema. La práctica ritual es una manera de terminar la perturbación y pagar las deudas, un principio en las prácticas chamánicas. Podemos sanar estas conexiones mediante ceremonias, ofrendas, quemando alimentos y ofreciendo humo, como se describe más adelante. .. La cuarta clase de invitados Estos son los invitados de la compasión. Son seres más débiles que nosotros y que pueden beneficiarse con nuestra ayuda. En la tradición chamánica del Bon es importante desarrollar la compasión como fundamento de la práctica. Una motivación para llevar a cabo la práctica chamánica que esté basada en algún tipo de aventura espiritual o sólo por distinguirse como persona especial, no será útil. Me parece que muchas de las tradiciones chamánicas actuales no tienen etapas de crecimiento verdadero. Al parecer que lo que consideran importante es tocar tambores y hacer viajes, dejar el cuerpo y tener experiencias imaginarias. Pero si eso es todo, tendría mayor utilidad que los practicantes tuvieran experiencias vivenciales con el cuerpo. Si la motivación es el deseo de ayudar a otros, para sanar y aliviar el sufrimiento, entonces la intención está basada en la compasión. En este caso, la práctica chamánica crecerá y conducirá de manera natural a prácticas más elevadas. Cuanto más felices estén los espíritus conectados con nosotros, más feliz será nuestra vida. Así sucede en todos los niveles. Cuando los seres que nos rodean son felices -vecinos, cónyuges, amigos, hijos, compañeros de trabajo- eso nos hace felices. Cuando una persona con quien estamos conectados

no es feliz, a menudo desea obtener felicidad de nosotros; y no siempre sabemos qué dar -y a veces no podemos o no queremos dar. Esto ocasiona un problema. De manera similar, los seres de los mundos de los espíritus pueden querer o necesitar algo de nosotros y no sabemos cómo dárselo. No nos damos cuenta de que podemos dar algo no físico. En Occidente se valora lo material. Es más difícil valorar los regalos no materiales, aunque sabemos lo importantes que pueden ser. Dar amor, confianza, respeto, honestidad y amistad tiene gran valor; es más de lo que el dinero puede comprar. Los espíritus no son físicos y pueden estar satisfechos con ofrendas no físicas. El mejor fundamento para estas ofrendas es la compasión. HACER OFRENDAS: En todas las tradiciones de la práctica espiritual tibetana, se hacen regularmente ofrendas a los espíritus. El mandala, parte de las prácticas fundamentales del Bon, así como de las cuatro escuelas de budismo tibetano, es una ofrenda para la primera y la segunda clases de invitados. La práctica de chod es una ofrenda para las cuatro clases de invitados y en particular para los invitados kármicos. La dedicación del mérito, que sigue a toda práctica, es una ofrenda a todos los seres, en especial a las tres clases de invitados inferiores que aún están en samsara. Ofrecemos los alimentos que comemos y lo que bebemos. Ofrecemos lo bello a aquellos que están por encima de nosotros. Ofrecemos lo que nos sobra a quien pueda obtener beneficio de ello. Todo puede ser ofrecido; el único límite es el que impongamos. En los vehículos causales se describe un gran número de prácticas de ofrendas. Algunos rituales de ofrendas son muy elaborados y requieren varios días de preparación. Las ofrendas pueden incluir todo tipo de alimentos, torma (figuras hechas de harina de cebada pintada), alcohol, textos preparados especialmente, piedras preciosas y joyas, rezos extensos, repeticiones de mantras y muchos otros materiales. Las ofrendas también pueden hacerse con los alimentos sobrantes de la comida, o llevarse a cabo totalmente en la imaginación. Si bien la mayoría de las veces hacemos ofrendas por medio de visualizaciones, también es bueno hacer ofrendas sustanciales, ya que ayudan a enfocar y profundizar el ritual. Con ciertas prácticas, como la de recuperar el alma, estamos recobrando aquello que hemos perdido o curando lo que está dañado, y el hacer ofrendas forma parte de estas prácticas. Pero además, podemos hacer ofrendas regularmente, aun cuando todo esté en orden. Podemos hacer ofrendas para conservar la armonía con seres no físicos y evitar que causen obstrucciones, para pedirles que eliminen obstáculos existentes, para beneficiar a los espíritus; para solicitar su apoyo en asuntos mundanos y espirituales, para honrar nuestras obligaciones hacia los protectores y guardianes y deidades tántricas, y para desarrollar la generosidad.

Aunque no ahondo en los detalles de la práctica de las ofrendas, he incluido información acerca de algunas de las maneras de hacer ofrendas regularmente. Una de las ofrendas se llama chang bu, un torma de huellas dactilares, Puede estar dirigida a uno mismo o a otra persona. El torma es hecho de harina de cebada yagua, aunque puede sustituirse con otro tipo de harina. Se hace una masa, no muy húmeda porque se vuelve pegajosa, pero con suficiente líquido para poder moldearla. Se le da forma de rollo ancho y se aprieta con la mano como si se estuviera apretando un tubo. Para evitar que la masa se adhiera a la mano, ésta primero se unta con un poco de aceite. Los hombres utilizan su mano derecha, y las mujeres, la izquierda. La masa adquiere la impresión de la mano, marcada con las arrugas y nudos de la palma y los bordes entre los dedos donde se apretó la masa. Relacionamos las impresiones de los cinco dedos con los cinco elementos, y las líneas de la masa, que se forman al doblar los dedos, con las ofrendas de los sentidos. Una vez formada la masa, se aplica a la parte del cuerpo que necesita sanarse. El contacto con el cuerpo centra la atención en el sitio tocado; el prana sigue la atención, ya que la mente y el prana siempre se mueven juntos. Con la atención puesta en un solo lugar del cuerpo, la sensación en esa parte aumenta. Podemos experimentar esta sensación tocando cualquier parte de nuestro cuerpo y centrando la atención ahí. Cuando esto se hace a través del chang bu, utilizamos la imaginación para atraer la enfermedad, el trauma o la negatividad hacia la figura de masa. Entonces deberíamos de sentir alivio en esa zona del cuerpo. Luego, ponemos el torma en otra parte del cuerpo que necesita ser curada. Cuando hayamos terminado, tendremos un símbolo sustancial de nuestra enfermedad, uno que está conectado energéticamente con nosotros; este símbolo es ofrecido a los invitados del tercer y cuarto nivel, los seres que pueden estar causando y manteniendo la enfermedad. La intención detrás del ritual no sólo es eliminar del cuerpo la influencia del espíritu, sino también dar algo al espíritu mediante la ofrenda. Lo que ofrecemos contiene parte de las propiedades energéticas de la enfermedad, pero ahora está en una forma más pura que nutrirá y satisfará al espíritu. Cuando el espíritu acepta la ofrenda, sale de la persona a la que ha afectado. Después de terminar el ritual, la ofrenda se lleva afuera y se tira en dirección opuesta al signo del año de nacimiento del individuo, la dirección en la cual se cree que posiblemente se originó la fuerza negativa. (Si no conoces tu signo, consulta la gráfica al final de este libro.) Tradicionalmente, después de un ritual como éste, buscamos un sueño que signifique éxito, como soñar con insectos, animales, líquidos u otros seres o sustancias negativas que salen del cuerpo. También podemos hacer tormas triangulares para ofrecerlos

a los guardianes y los protectores. La forma triangular representa el fuego, se pinta de rojo y se ofrece a los seres iracundos como Dorje Phurba o YesheWalmo. Los tormas redondos se pintan de blanco o amarillo y se ofrecen a deidades pacíficas como Shenlha Odkar, Chamma o Tara. De manera energética, estamos ofreciendo distintas cualidades para activar diversas cualidades de diferentes seres.. Hacemos ofrendas más elaboradas para los rituales de "rescate" descritos en los textos. El rescate se ofrece cuando una persona parece estar poseída por un espíritu o cuando la aflicción es poderosa. Cuando alguien es secuestrado, se da un rescate a cambio de su libertad. Pero en este caso, no utilizamos dinero, sino que ofrecemos a los seres no físicos lo que es útil para ellos: ofrendas que los nutran. El rescate es una imagen simbólica de la persona, hecha de harina como el torma descrito arriba. Alrededor de la figura hay todo tipo de ofrendas: pan, queso, azúcar, sal, comida de diferentes sabores, una pequeña cantidad de dinero como símbolo de riqueza y algunas prendas de vestir pertenecientes a la persona enferma. El enfermo también puede escribir en un papel lo que quiere dejar ir, lo que no quiere, como parte de la ofrenda. La figura puede ser pequeña o grande. Cuando Shardza Rinpoché, uno de los maestros bon más famosos en siglos recientes, enfermó, sus estudiantes hicieron una efigie de masa de tamaño natural y la ofrecieron a los espíritus. Sin embargo, es la intensidad de la práctica lo que hace que funcione un símbolo, no el tamaño de la ofrenda. En una ocasión, mi madre estuvo enferma durante largo tiempo. La llevamos con varios doctores, pero la enfermedad no disminuyó. Lo que pareció ser útil fue el gran rescate que ofrecimos. Hicimos una efigie de mi madre, vestida con prendas de ropa suyas y la ofrecimos a los espíritus como rescate. Preparamos comida como si ella fuera a emprender un viaje largo y se la dimos a los espíritus que habían capturado su salud. Incluso enviamos el nombre de mi madre junto con la efigie. Antes del rescate, su nombre era Dolma; después, se convirtió en una nueva persona llamada Yeshe Lhamo. Mi madre se había identificado con la persona que enfermó. El rescate le permitió convertirse en la persona que estaba curada. Cuando nos identificamos con nuestro sufrimiento y enfermedad, nos es difícil sanar porque eso significa renunciar a nuestra identidad. Si podemos cambiar de identidad, la enfermedad o sufrimiento puede dejarse atrás. También el espíritu está conectado con una identidad en particular y si dejamos esa identidad atrás, el espíritu se queda atrás junto con ella. Hacer ofrendas puede ser muy sencillo. Cuando Lopon Tenzin Namdak Rínpoche visitó por primera vez los Estados Unidos, lo llevé a una tienda de comestibles. Se asombró de la cantidad de comida que había en la tienda. Dijo que era un buen sitio para practicar las ofrendas, caminando por los pasillos y ofreciendo la comida a las cuatro clases de invitados.

No tenemos que comprar nada. En todo tipo de ofrendas tenemos que utilizar nuestra mente y energía para que las ofrendas sean reales. La ofrenda verdadera se da en un nivel imaginario. La ofrenda física es el ritual que apoya la ofrenda energética real. Hay muchos espíritus a quienes les gustaría participar y recibir algunas de las ofrendas, pero son demasiado débiles o temerosos para acudir a nosotros si no los invitamos. Cuan- . do lo hacemos, pueden acudir. Antes de comer, ofrece la comida a los primeros y segundos invitados. Al terminar, simplemente permite que los invitados del tercer y cuarto nivel tengan las sobras. Nada desaparecerá de los platos, pero energéticamente se da algo y se recibe algo. Cuando encendemos fuego, podemos ofrecer el humo, el cual, merced a la imaginación, puede convertirse en cualquier cosa que creamos que el espíritu necesita. Podemos quemar pequeñas cantidades de comida preparada especialmente para llevar la ofrenda a los espíritus y a los muertos. Cuando muere alguien cercano, hacemos ofrendas de humo durante cuarenta y nueve días; los tibetanos creen que éste es el período de tiempo que les lleva atravesar los estados intermedios hacia el renacimiento. Haz ofrendas a las cuatro clases de invitados. No olvides a los invitados kármicos, los seres con quienes has tenido conexión, con quienes tienes una deuda de algún tipo. Invítalos -estarán en tu vida de todas maneras. Abre tu corazón y pídeles que vengan para recibir lo que les ofreces. Si estás tranquilo y firme, puedes visualizar imágenes conectadas con estos invitados. A veces estas imágenes aparecen en sueños. Si no surgen como imágenes, pueden surgir como emociones. De cualquier modo, ¿qué o quién aparece? Posiblemente algunas figuras en el sueño te den algo, pero no nos estamos refiriendo a ésas. Nos referimos a aquellas que parecen necesitar algo de ti; te piden o te exigen algo, y tú puedes ofrecerles lo que ellos quieren de ti. Quema algo de comida; a medida que el humo se eleva, imagina que se convierte en aquello que el espíritu desea. Con eso basta. El hacer ofrendas desarrolla la capacidad de generosidad, sensibilidad y compasión. Cuando te cambies de casa, pon atención a tus sueños y experiencias. Tienes espíritus vecinos nuevos, así como vecinos físicos, y en ambos casos es bueno desarrollar buenas relaciones. Haz ofrendas a los espíritus del lugar. Si planeas construir o modificar el terreno de alguna manera, pide permiso y haz ofrendas. Quizá tengas que pedir a los espíritus que dejen un área en la cual vayas a construir. Sé amable; pero si no quieren irse, posiblemente tendrás que mostrarte iracundo. Cuando realizas un ritual grande como el de un rescate, es bueno programado para la noche anterior a la luna nueva. La gente tiende a ser un poco más vulnerable en la noche, a medida que la energía declina, y es aconsejable trabajar con las

fuerzas negativas a esa hora. Deben hacerse ofrendas en ocasiones especiales, como cuando alguien está enfermo o está muriendo. También pueden hacerse de manera regular, una vez al mes, si así lo deseas. Pueden hacerse diariamente ofrendas de comida y bebida y de mandalas. Cuando los yoguis se retiran a las montañas, pueden pedir el apoyo de los espíritus locales y para ello hacen una ofrenda quemando comida todos los días. Aun en Occidente, donde es más posible que las personas atribuyan sus problemas a procesos psicológicos o biológicos que a los espíritus, pueden hacerse ofrendas. Aunque la persona trate sus problemas de manera psicológica y la ofrenda sea vista como un proceso psicológico, también obtendrá beneficios. Cuando hayas terminado con estos rituales, saca las ofrendas al exterior. Si se trata de comida, deja que los animales y los insectos la coman. Como mencioné antes, no se trata de ofrecer sustancias físicas a seres no físicos, sino de utilizar la sustancia física para dar poder a las prácticas internas. Aplicar la imaginación y el sentimiento en la practica es lo que hace que la ofrenda sea efectiva. Las ofrendas son un gesto del corazón y una bella expresión de generosidad. Si generas consistentemente esta experiencia en tu vida, obtendrás un resultado positivo. LA PÉRDIDA DEL ALMA Y LA RECUPERACIÓN DE LAS ENERGÌAS ELEMENTALES En la tradición tibetana, como en muchas de las tradiciones chamánicas, existe la idea de la "pérdida del alma". Si bien es un desequilibrio de los elementos, se trata de un desequilibrio mayor que los sufridos en la vida diaria. Es cuestión de grado. La pérdida del alma es una pérdida profunda de las cualidades elementales y una condición de desequilibrio extremo que en general, aunque no siempre, es causada por situaciones traumáticas y seres externos. Decimos que el alma puede ser robada por seres malévolos de las ocho clases. Esto quiere decir que los seres y fuerzas negativos externos pueden dañar nuestra capacidad de tener cualidades humanas positivas. Cuando estas cualidades se pierden, es posible recuperadas mediante la práctica de recuperación del alma, que es como traduzco la lu (bla bslu). El ritual es complicado y si uno realmente está interesado en aprenderlo, debe encontrar un maestro calificado y recibir las instrucciones durante un período de tiempo. Lo que estoy enseñando aquí está relacionado con la recuperación del alma, sin embargo se trata de una práctica diferente, o sea, la "recuperación de los elementos" ebyung bai bcud 'dus). El sutra, el tantra y los vehículos chamánicos incluyen prácticas para volver a conectamos con las cualidades positivas. Este proceso no es sólo para tener experiencias agradables, sino para conectarse con aspectos más profundos de nosotros

mismos. Si bien finalmente necesitamos ir más allá del dualismo de lo positivo y lo negativo, hasta que realmente lo logremos, las cualidades positivas nos acercan a la experiencia de la base de la existencia, mientras que las cualidades negativas nos. distraen y nos llevan a la abstracción. Cuando las cualidades de los elementos se pierden, hay insipidez en las experiencias, una pérdida de riqueza y resonancia, similar a la experiencia de un corazón roto. Por ejemplo, un hombre o una mujer pierde su cónyuge o pareja de manera terrible, es traicionado o abandonado, y cierra su corazón. Este es un tema de novelas y películas muy conocido: la persona no puede amar por temor a ser herida de nuevo. El mismo tipo de daño interno sucede cuando alguien sufre la pérdida de un hijo, es violada, es testigo de la brutalidad o sometido a ella, vive una guerra, se ve involucrado en un accidente automovilístico o pierde una casa -catástrofes y calamidades que nos ocurren a los humanos. El choque que recibe el alma agobia a la persona con temor, con una sensación de pérdida o con alguna otra emoción profunda que da como resultado la pérdida de cualidades positivas, pérdida de la fuerza vital y vitalidad, pérdida de alegría y empatía. También puede ocasionar debilidad física y pérdida de la claridad sensorial. La pérdida puede ser instantánea -como en el caso de un solo incidente devastador- o a lo largo del tiempo, cuando el individuo vive en medio de un ambiente deshumanizado o traumático. En el enfoque chamánico, la pérdida en ambos casos siempre se relaciona con los espíritus negativos. En Occidente, se entiende que cuando nos debilitamos física o psíquicamente, somos más susceptibles a las infecciones causadas por bacterias y virus; también somos más susceptibles a la influencia de seres no físicos. Si somos dañados por fuerzas negativas no físicas o por sucesos externos, como un accidente o una enfermedad, el resultado puede ser el mismo: la pérdida de las capacidades y de las energías de los elementos; en otras palabras, la pérdida del alma. Después de un accidente, por ejemplo, un individuo puede experimentar cansancio, una pérdida de inspiración y creatividad, o falta de vigor. Esta condición puede curarse de manera natural, pero si no es así, si se ha perdido la energía del fuego, la condición puede volverse crónica. Puede notarse en el trabajo o en las relaciones y manifestarse en el cuerpo como una enfermedad y en la mente como una perturbación en la actividad cognoscitiva. El accidente es la causa aparente de la pérdida, pero en realidad ésta puede ser resultado directo del trauma o deberse a que la persona está débil y vulnerable a seres externos malignos. En cualquiera de los dos casos, el daño está arraigado en el alma. Por ejemplo: quizá, si prestas atención al área del chakra del corazón, no sientas nada. Mantenla ahí. Tal vez tengas sensaciones extrañas. Puedes sentir dolor. Si has sido herido de tal manera que se dañó tu alma, uno de los chakras puede estar

cerrado. Es posible que tengas que pasar algún tiempo sintiendo esas sensaciones. Este cierre puede ser menor -un instinto de cerrarte por protección- o puede ser algo más grave y manifestarse como una incapacidad crónica. La pérdida del alma puede manifestarse como depresión. Si hay pérdida de tierra, se manifestará como ansiedad;. si se perdió fuego, como embotamiento, etcétera. Tradicionalmente, se dice que los síntomas de la pérdida de alma son: palidez, falta de color en la cara; falta de vitalidad; incapacidad para concentrarse, y tal vez, de caminar bien. Se pierde el enfoque en las conductas física, emocional, verbal y mental. La persona se siente débil, no funciona como antes: no puede llegar a tiempo al trabajo, no logra hacer todo lo que antes hacía, no puede pensar con claridad. Ese estado puede continuar hasta que la pérdida se manifieste como una enfermedad más sustancial en el cuerpo. En la cultura tibetana tradicional, cuando una persona comienza a sufrir este tipo de condición, consulta la adivinación, la cual es considerada un medio importante para diagnosticar la fuente de las perturbaciones en la energía y para indicar lo que puede hacerse para curar dichas perturbaciones. A veces la adivinación sugiere que se haga la recuperación del alma. En otros casos, aun sin la adivinación, las personas pueden sentir que la recuperación del alma está justificada. Entonces, piden a un lama o un yogui que lleve a cabo el ritual o, si saben cómo, lo llevan a cabo ellas mismas. LA FLECHA, LA TURQUESA Y EL VENADO: Durante la recuperación del alma el practicante utiliza ciertos objetos rituales. Aunque los describo aquí, esta no es una instrucción de cómo utilizados. No se requiere de ellos en la práctica siguiente; sin embargo, incluyo su descripción para proporcionar una comprensión más amplia acerca del ritual de la recuperación del alma. Por lo general, como parte del ritual se usa una flecha, llamada da-dar, hecha de un pedazo de bambú con tres nudos que representan la, yi Y sem. La flecha se utiliza para hacer conexión con las energías de los elementos. Primero, el chamán llama a las cuatro clases de invitados y les pide ayuda. La flecha es como un cable conectado a la fuente de poder, en este caso a las cuatro clases de invitados y al medio ambiente. Durante el ritual, mientras las diosas viajan para recuperar la esencia elemental, el practicante sostiene la punta de la flecha hacia abajo y la hace girar trazando un círculo en el sentido contrario al de las manecillas reloj en lo alto, con el otro extremo de la flecha. A medida que la flecha se aleja del practicante, recoge la energía elemental; al regresar, trae hacia él la energía recogida. Las energías relacionadas con la duración de la vida son recuperadas por medio de cinco listones de colores -blanco, verde, rojo, azul y amarillo-, que representan los

cinco elementos y van atados a la parte de arriba de la flecha, y son almacenadas simbólicamente en ésta. La flecha no es el único receptáculo simbólico de las energías curativas. La mayoría de la gente Bon-po lleva una turquesa como collar. Ésta es la piedra del alma, la-gyu, el portador simbólico del alma. Durante el ritual, la turquesa de la persona que está siendo sanada (si no es el propio practicante) . se coloca frente al practicante, y las energías recuperadas con la flecha son dirigidas hacia la piedra. El tercer contenedor simbólico es el venado del alma, shawa. Se forma con masa la figura de un venado. En su corazón hay un pedazo de papel o de tela inscrito con la sílaba NL que representa la semilla del alma humana. Hacia esa sílaba en el corazón del venado se dirigen las energías de la fuerza vital. Por último, se obsequia el venado a la persona que está siendo sanada, y ésta lo guarda en su altar personal. Es bueno recibir instrucciones directas sobre la manera de preparar y utilizar los objetos rituales, ya que éstos son un apoyo para la práctica; pero no son necesarios. Los verdaderos apoyos de la práctica son la atención, la mente, la imaginación y el sentimiento generado por la intención profunda del practicante. PRÁCTICA PARA RECUPERAR LA ENERGÍA DE LOS ELEMENTOS: Esta sección incluye las instrucciones para la práctica de la recuperación de las esencias de los elementos. Como mencioné antes, la recuperación del alma es un ritual complejo y de gran profundidad que debe ser aprendido directamente de un maestro. La práctica que aparece aquí es la recuperación de la energía elemental. Esta práctica, a diferencia de la recuperación del alma, está destinada a ser realizada para uno mismo, no para los demás, aunque, desde luego, puede dedicarse para beneficio de otra persona. He hecho algunos cambios en la práctica con base en mi propia experiencia. Por ejemplo, el orden de los elementos es diferente del que aparece en el texto. Además, el texto sugiere que cuando el practicante trabaje con el elemento fuego, las rodillas estén en alto sostenidas por los brazos y los tobillos permanezcan cruzados, con el propósito de generar más calor, aunque esto no es necesario. En el texto, el ritual comienza con las sílabas semilla en el corazón, y desde éstas comienza la transformación. En esta práctica, yo enseño que las sílabas vienen hacia el practicante desde la lejanía del espacio infinito. Puede ser que la primera opción sea mejor para las personas dominadas por el elemento agua o tierra, quienes se benefician cuando su energía sale, y la segunda puede ser más adecuada para aquellos que están dominados por el fuego y el aire, quienes se benefician con la entrada de la energía. Siéntete en libertad de probar ambas maneras para identificar cuál te funciona mejor. He incluido el texto original en un apéndice para que

aquellas personas que leen tibetano tengan acceso a la fuente del material. Para que sea más fácil seguir el texto mientras llevan a cabo la práctica, los pasos están escritos abajo en cursivas, seguidas por una explicación en letras de tipo regular. Lee la práctica completa unas cuantas veces hasta que hayas comprendido todo. Luego, cuando empieces la práctica, las líneas en cursivas serán suficientes. Después de haber trabajado con la práctica por algún tiempo, el resumen con el cual comienza la sección siguiente será todo lo que necesites. .. REsUMEN DE LA PRÁCTICA Prácticas preliminares: Nueve respiraciones de purificación Guryoga Invita a las cuatro clases de invitados y conéctate con ellos Practica principal: Pronuncia el mantra semilla tres, cinco o siete veces; transfórmate en la diosa del elemento. Recita el mantra de la diosa. Recita el mantra de los elementos combinados. Invoca a la diosa del elemento en el órgano. Recita los tres mantras. Las diosas viajan para recuperar las cualidades elementales perdidas. Las energías elementales llenan el órgano. Recita el mantra semilla. La diosa del órgano llena el canal central con la esencia elemental. A medida que se recita el mantra de la diosa, las cualidades y las energías se interiorizan en el nivel más profundo de uno mismo, en los niveles más sutiles de la experiencia.. Luego, recita el mantra de los elementos combinados. Permanece en la presencia pura. La práctica se repite una vez para cada uno de los cinco elementos. Recita el mantra de larga vida. El mérito de la práctica se dedica al bienestar de todos los seres. LAS NUEVE RESPIRACIONES DE PURIFICACIÓN Realiza la prdctica preliminar de las nueve respiracionesde purificación. Las instrucciones para la práctica se describen en una sección anterior del libro (véanse las páginas 65-66). GURU YOGA Realiza la práctica del Guru yoga. El Guru yoga es una práctica fundamental en todas las tradiciones tibetanas. Si no has aprendido alguna forma de la práctica, puedes visualizar a todos los seres iluminados y maestros con quienes estás conectado y rezarles. Relaja tu cuerpo y abre tu corazón. Genera sentimientos de devoción y

de gratitud. Haz una petición sincera de ayuda y apoyo en tu camino espiritual, y especialmente para la práctica que estás por realizar. La figura central en la visualización puede ser un buda o tu maestro. Si has recibido la iniciación o transmisión apropiada, puedes visualizar a una deidad masculina o femenina. Visualiza un gran fuego de sabiduría que viene del corazón del maestro, quemando tus huellas kármicas negativas y obstáculos. Después de la llama, imagina vientos poderosos de sabiduría soplando con fuerza desde el corazón del maestro y llevándose los residuos que el fuego ha dejado, así como cualquier obstrucción restante. Por último, visualiza un torrente de agua pura que corre desde el corazón del maestro, lavando cualquier negatividad que haya quedado, dejándote completamente purificado -como una vasija pura, apta para recibir las enseñanzas sagradas. Ahora, recibe la iniciación del maestro: un rayo de luz blanca pura, que se origina en el chakra detrás del entrecejo del maestro, brilla hacia tu chakra correspondiente, situado detrás de tu entrecejo. Al hacer lo anterior, recibes la iniciación y la investidura del poder del cuerpo. Siente tu cuerpo entero relajado. Luego, una luz roja pura irradia desde el chakra de la garganta del maestro hacia tu chakra de la garganta. Con esto, recibes la iniciación y la investidura del poder de la energía. Siente una relajación más profunda. Después, una luz azul pura brilla desde el corazón del maestro hacia el tuyo. Así, recibes la iniciación y la investidura del poder de la mente. Siente la relajación en la dimensión más sutil de ti mismo. Luego, imagina al maestro y a los seres iluminados que lo rodean transformándose en una luz que penetra tu cuerpo a través del chakra de la coronilla y luego desciende para descansar en tu corazón. Deja que todo esfuerzo, visualización y pensamiento se disuelvan, y descansa en la presencia clara. Si has sido instruido en la naturaleza de la mente, reposa ahí durante la práctica. Si no, permanece tan presente y atento como sea posible. LAS CUATRO CLASES DE INVITADOS: Invita a las cuatro clases de invitados y conéctate con ellos. Invita a las cuatro clases de invitados y visualízalos en el espacio arriba y alrededor de ti. Conéctate con ellos. No te limites, sé abierto. Siente la conexión emocional y energética. Permite que te cambie, te suavice y te revitalice. Encuentra una mayor luminosidad en ti. Deja ir lo negativo. Este tipo de práctica espiritual no es pasiva; debes involucrarte. Si tienes una intención fuerte y te abres, las fuerzas y entidades superiores responderán; pero si haces esto de manera mecánica, obtendrás poco beneficio. La primera clase de invitados: La primera clase de invitados incluye a los budas, protectores

iluminados y bodhisatvas, los maestros del linaje con el cual estás conectado, y las deidades con quienes tienes compromisos tántricos. Las diosas iluminadas de los elementos están incluidas entre los primeros invitados. Visualízalas y siente su presencia. Son diosas bellas, plenamente iluminadas. La diosa del espacio es blanca, la diosa del aire es verde, la diosa del fuego es roja, la diosa del agua es azul y la diosa de la tierra es amarilla. Reza a las diosas, pídeles ayuda para eliminar los obstáculos internos y externos y recuperar las cualidades dañadas o perdidas del alma, y para vencer aun los obstáculos espirituales más profundos. Pide bendiciones, poder, apoyo y dirección. Que tus peticiones sean claras. Éstos son seres iluminados y, aunque están más allá de las confusiones, responden a nuestro propósito y necesidad, y nos ayudarán. Pídeles curación para ti mismo y para todos los seres que la necesiten. Si no crees en espíritus, sólo trata de conectarte con fuerzas superiores. No es cuestión de creer o no. Todos hemos experimentado fuerzas superiores. Aquí les damos un nombre y tratamos de entenderlas como se las entiende y experimenta en las tradiciones tibetanas ancestrales. Si te enfocas en estas fuerzas y te conectas con ellas, no importa qué nombre que utilices, puedes atraer las cualidades positivas de dicha conexión. La segunda clase de invitados: Conéctate con la segunda clase de invitados. Éstos son los guardianes y protectores poderosos de las enseñanzas, dioses y diosas, y los seres como las estrellas y los planetas. Pídeles poder curativo para sanarte ti y sanar a otros. Pídeles que eliminen los obstáculos y calmen las perturbaciones. Pídeles que te bendigan con sus cualidades positivas. La tercera clase de invitados Conéctate con la tercera clase de invitados: las ocho clases de seres y los invitados kármicos. Éstos incluyen a los espíritus relacionados con los lugares -las montañas, el agua, los árboles y los campos. Son las fuerzas que puedes sentir en distintos lugares, las cuales pueden ser benéficas o malignas. Pídeles que . te apoyen y no te perturben. Solicita que te guíen al tiempo y al lugar donde tus energías y cualidades se perdieron, fueron robadas o dañadas. Conéctate con los espíritus que han tomado energías de ti y pide que te sean devueltas. Ofréceles oraciones para su bienestar. La cuarta clase de invitados: Conéctate con la cuarta clase de invitados, los invitados de la compasión. Éstos son seres más débiles que tú y seres que, al igual que tú, sufren las dificultades de la vida cotidiana, en cualquier reino que habiten. Imagina que les ofreces aquello que necesitan para ser felices y estar sanos. Cultiva generosidad en lo que das. Pídeles ayuda para sanar el alma y la fuerza vital, y pídeles que te devuelvan la energía que te han quitado. ..

LA TRANSFORMACIÓN DEL CUERPO Entona el mantra MA KHAM tres, cinco o siete veces. De inmediato, desde las distancias infinitas del vasto espacio, numerosas sílabas luminosas de un amarillo dorado -MA KHAM- empiezan a moverse hacia ti. Irradian la luz amarilla pura del elemento tierra; la luz te lava por fuera y por dentro. Las sílabas se reúnen arriba de tu cabeza, en el chakra de la coronilla, y luego descienden. Siente la sensación en tu coronilla a medida que entran en tu cuerpo. En el momento que tocan la parte superior de tu cabeza, todo tu cuerpo se transforma instantáneamente en la diosa del elemento tierra. Visualízalo, pero lo que es aun más importante, siente el cambio. Tu piel, carne, sangre, nervios, canales, huesos -todas las células de tu cuerpo- se transforman en la energía elemental / PRÁCTICA PARA RECUPERAR LA ENERGíA DE LOS ELEMENTOS .:. 99 Mantras de los cinco elementos 8'f~'~Yf'~"I~~Yf' ESPACIO A MU YE A KAR A NI A ~.~.~.&¡.~~.~ AIRE YAM YAM NI LI THUN DU ~'~IIff"~'~'~ FUEGO RAM TSANG TANG NE RAM DU lJ'~:::~'lJ~'~ AGUA MAM DANG RA MAM TING DU ~'~'~'i'~~~ TIERRA KHAM LA ZHI KYE LE DU •. Mantra del mandala de los cinco elementos DRUM DRUNG DZAD MU YE DU Mantra de todos los elementos combinados A YAM RAM MAM KHAM DRUM DU de la tierra. ¡Tú eres tierra! En tu mano izquierda sostienes una vasija llena del néctar curativo del elemento tierra. En tu mano derecha está la svástica en sentido opuesto a las manecillas del reloj, que representa la verdad eterna e inmutable. Personifica por completo las energías y cualidades de la diosa tierra. Siente su presencia, amorosa y sabia, y rézale para que elimine cualquier malestar, dolor o aflicción en el nivel del cuerpo. Después, entona el mantra de la diosa -KHAM LA ZHI KYE LE DU- mientras recibes sus bendiciones, generando la experiencia de las cualidades positivas del elemento tierra en el cuerpo. Siéntete arraigado, fuerte, capaz, estable y siente cómo todas las enfermedades, obstáculos y obstrucciones del cuerpo son eliminados. 100 .:. lOS CINCO ELEMENTOSEN El CHAMANISMO Por último, permanece en el estado transformado mientras entonas el mantra de todos los elementos combinados: A YAM RAM MAM KHAM BRUM DU. Esto sella la práctica, dándole poder y estabilidad a la experiencia. Ésta es la transformación del cuerpo. La práctica consta de cinco partes, una para cada elemento. Este ejemplo de la práctica está centrado en la diosa tierra. Cuando trabajes con otros elementos y otras diosas, cambia las particularidades -el mantra, el color, los instrumentos y el órgano (consulta la tabla situada después de la descripción de la práctica)- y trata de sentir las cualidades del elemento específico.

Más allá de las diferencias, todas las diosas están iluminadas, son amorosas, poderosas y bellas. Son el aspecto puro de-la energía elemental que está iluminado y que puede responderte como individuo. Si así lo deseas, puedes trabajar con un solo elemento y una de las diosas elementales en un período de práctica. O bien, puedes hacer la práctica con cada uno de los elementos, uno después del otro. Puede resultarte más fácil empezar con la diosa tierra y luego trabajar con energías menos sustanciales -agua, fuego, aire y, por último, con el espacio. Todos los mantras semilla comienzan con MA, sílaba que representa a la divinidad femenina. El sonido está relacionado con la madre en varios idiomas: ma, mamá, ama. De MA proviene la transformación en la diosa. La segunda sílaba es la sílaba semilla del elemento y de ahí provienen las cualidades particulares de la diosa. Otros textos usan mantras diferentes para los elementos. A veces, por ejemplo, MAM es BAM. No dejes que este cambio te confunda; lo que importa es la intención de la práctica. A medida que generas las cualidades positivas del elemento y recibes las bendiciones de la diosa, recita su mantra: KHAM LA ZHI KYE LE DU. No hay un número fijo de recitaciones -en.. PRÁCTICA PARA RECUPERAR LA ENERGíA DE LOS ELEMENTOS .:. 101 tona el mantra tantas veces como sea necesario. Permite que la práctica abra y suavice tu corazón. Luego, reposa en el estado transformado mientras recitas el mantra de los elementos combinados -A YAM RAM MAM KHAM BRUM DlJ- tanto tiempo como te resulte cómodo. LA TRANSFORMACIÓN DE LA ENERGÍA Te has transformado en la diosa. De nuevo, entona el mantra MA KHAM tres, cinco o siete veces. Mantén tu mente enfocada en el bazo. (El órgano está en el cuerpo transformado. Si no puedes sentirlo, enfócate en la parte del cuerpo donde está localizado). Ahora visualiza y siente la presencia de la diosa del elemento tierra en el órgano. La diosa situada en el órgano es la misma diosa luminosa amarilla en la cual te has transformado, pero más pequeña. Rézale a ella, pídele que elimine todos los obstáculos energéticos y cualidades negativas, pídele que cultive en ti las cualidades positivas de la tierra. Utiliza tu imaginación para hacer una conexión profunda con la diosa, con su amor y sabiduría, mientras recitas su mantra: KHAM LA ZHI KYE LE DU. Siente cómo todas las obstrucciones y cualidades negativas en el nivel energético son eliminadas, todas las enfermedades curadas, todas las confusiones mentales aclaradas. Como antes, en su mano izquierda está una vasija llena de néctar curativo; en la derecha, la svástica en dirección opuesta al movimiento de las manecillas del reloj. Siente la transformación en la dimensión de la energía. Por último, permanece en el estado transformado mientras recitas el mantra de los elementos combinados -A YAM RAM MAM KHAM BRUM DU- tanto tiempo como te resulte cómodo.

Ésta es la transformación de la dimensión de la energía. .. En la medicina tibetana los elementos están relacionados con los órganos internos. La práctica comienza con la transforma102 .:. lOS CINCO ELEMENTOSEN El CHAMANISMO ción del cuerpo y luego transforma el nivel más sutil de energía, representado por el órgano. La curación del órgano es una parte importante de la práctica, pero debido a que se está trabajando con la dimensión energética, el órgano físico es menos importante que la energía; si no tienes bazo, o si te falta un pulmón o un riñón, trabaja con esa área del cuerpo y con la sensación. La sensación es tan importante como la visualización. En el caso de los órganos dobles -pulmones y riñonesvisualiza una diosa en cada uno. En los demás elementos, a diferencia de la diosa de la tierra, las diosas que están en los órganos tienen instrumentos diferentes de los de las diosas en las cuales te transformas. Esta información está en la tabla de las páginas 113-116. .. LA RECUPERACIÓN DE LAS ENERGÍAS ELEMENTALES Respira profunda y lentamente. Con cada exhalación, la diosa que está en el bazo emite un sinfín de emanaciones de sí misma para recuperar la esencia del elemento tierra. Éstas viajan a través de los canales del cuerpo y salen por la fosa nasal derecha. A medida que salen, llevan consigo lo negativo de tu cuerpo, lo que ya no es necesario, o lo tóxico, y lo liberan disolviéndolo en el espacio puro. Las diosas viajan más allá de cualquier límite de tiempo y espacio; viajan hacia los seres iluminados y les piden tu curación; viajan a tiempos y lugares en los cuales perdiste las cualidades elementales positivas y recuperan la esencia elemental perdida ahí; viajan a lugares de gran poder natural -donde la energía de la tierra es fuerte y donde los grandes maestros han practicado- y recogen las energías elementales; viajan hacia los seres que han tomado energías de ti y recuperan aquello que te fue quitado. Las energías elementales son recuperadas como esencia elemental pura y llevadas en las vasijas que cada diosa tiene en PRÁCTICA PARA RECUPERAR LA ENERGíA DE lOS ElEMENTOS .:. 103 su mano izquierda. Las diosas regresan y entran en tu cuerpo con la inhalación a través de la fosa nasal izquierda. Son como abejas que regresan con el polen recogido de diversas flores. Entran en el bazo y vierten en él lo que han recuperado, curándolo, así como en la vasija que sostiene la diosa en el órgano. A medida que sana el bazo, imagina que todos los obstáculos energéticos quedan despejados. Entre la inhalación y la exhalación, sostén la respiración suavemente por unos cuantos segundos y siente cómo las energías elementales impregnan toda la experiencia. Luego, con la exhalación, las diosas salen a través de la fosa nasal derecha y el ciclo se repite. Con cada exhalación las diosas viajan hacia el exterior, y con cada inhalación regresan a ti, trayendo la esencia elemental. Continúa respirando lenta y profundamente hacia y desde el bazo,

expulsando lo negativo y acumulando las energías positivas de la tierra. Siente la presencia de la diosa, amorosa, sabia y poderosa. Siente los cambios en tu cuerpo, tu energía y tu mente. .. Cuando las diosas salen de tu cuerpo transformado a través de tu fosa nasal derecha, viajan sin ninguna restricción. Se dirigen a los seres iluminados para pedirles energía curativa para ti. Van a los lugares y situaciones pasadas donde perdiste cierta cualidad positiva conectada con el elemento. En el caso de la tierra, allí es donde perdiste estabilidad, fuerza, tenacidad, confianza, capacidad. No necesitas dirigir a las diosas o buscar dichos incidentes, simplemente deja que ellas vayan. Van hacia el pasado, en ésta y otras vidas, a las escenas del trauma, la pérdida, el terror o la conmoción. Entran en los seis reinos de la existencia. Visitan lugares que poseen una gran potencia natural, tomando energía del elemento tierra de las montañas, los campos, las praderas y los desiertos. Ésta es la parte principal de la práctica. Si tienes tiempo, pasa entre media hora y una hora haciendo sólo esta parte de 104 .:. lOS CINCO ElEMENTOS EN El CHAMANISMO la práctica, respirando lenta y profundamente, exhalando desde el órgano, inhalando hacia el órgano, exhalando lo negativo e inhalando las cualidades positivas de la esencia elemental. Con cada visita a un lugar, tiempo o ser, las diosas recuperan la esencia del elemento a manera de néctar curativo -energía de la tierra, luminosa, amarilla, elemental (o la energía de cualquier elemento con el cual estés trabajando), recogiéndola en las vasijas que sostienen en la mano izquierda. Después, regresan y entran en tu cuerpo transformado, con la inhalación, a través de la fosa nasal izquierda. Luego regresan al órgano y vierten en él la luz de la esencia elemental y hacia la vasija de la diosa que está en el órgano. El néctar es una medicina psíquica y espiritual que cura aun los niveles más sutiles de tu ser. Puedes utilizar tus dedos para tapar una fosa nasal y luego la otra, pero no es necesario. Basta con visualizar a las diosas alejándose desde la fosa derecha y regresando a través de la izquierda. Respira profundamente, con toda tu atención. No pienses en otra cosa. Haz una inhalación lenta y profunda. La exhalación puede ser un poco más intensa. Siente el órgano respirar y curarse en el proceso. Siente la cualidad elemental no sólo en el órgano, sino también irradiando por todo el.cuerpo, curando el cuerpo, la energía y la mente. Con cada exhalación salen más diosas a recuperar el elemento. Con cada inhalación regresan, vertiendo en el órgano la luz elemental recuperada. Las diosas pueden ir a lugares desconocidos para ti. Durante su viaje, pueden surgir imágenes y recuerdos. En Occidente, es común que se activen los recuerdos traumáticos. Si te ocurre esto, simplemente deja que las diosas vayan al suceso

y recuperen las cualidades positivas que se perdieron ahí y las transformen en energías elementales puras. No te preocupes si surge alguna emoción. No pierdas tu identidad transformada; permanece como la identidad iluminada de la diosa y reposa

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