77-Fundamentos Estrategicos Del Ajedrez - Estrin

Share Embed Donate


Short Description

Download 77-Fundamentos Estrategicos Del Ajedrez - Estrin...

Description

El ex campeón mundial de ajedrez por correspondencia, el soviético Y. B. Es­ trin, nos ofrece unas magistrales leccio­ nes encaminadas a perfeccionar los co­ nocimientos técnicos del ajedrecista. Para ello se cuestionan diversos temas de estrategia ajedrecística, tanto por lo que se refiere a la teoría de aperturas y a sus

últimas

investigaciones,

como

a

otras fases de la partida y a su metodolo­ gía actual. Taimanov y Zlotnik incluyen consejos muy valiosos para conducir la lucha ajedrecística y desarrollar la visión combinativa en el tablero. El propio Estrin, en un capítulo dedicado al contragambito Falkbeer, profundiza en la esencia de los gambitos y nos explica el porqué es indispensable familiarizar­ nos con ellos. La preparación teórica ocupa un lugar importantísimo en la actividad creadora de los mejores jugadores del mundo. En este libro, fruto de la experiencia acumu­ lada en la Unión Soviética durante estos últimos años, se ofrecen al lector los más candentes problemas planteados por la metodología actual de la enseñanza del ajedrez.

Cubierta: Geest/Hoverstad

FUNDAMENTOS ESTRATÉGICOS DEL AJEDREZ

Y. B. ESTRIN (Compilador)

FUNDAMENTOS ESTRATEGICOS DEL AJEDREZ ,

EDICIONES MARTINEZ ROCA BARCELONA

Titulo original: Teoria i praktika shakhmatnoi igry Traduccion de J. M. Lopez de Castro Revisión tecnica: Juan Navarro

© ©

Ed. Vyssh. Shkola, Moscu, 1981 1985, E diciones Martincz Roca, S. A. Gran Via, 774, 7.0, Barcelona-13 ISBN 84-270-0989-5 Deposito legal B-36.929-1985 Impreso por Diagráfic, S. A., C onstitucion 19, 08014 B arcelona Impreso en Espatia - Printed in Spain

ÍNDICE La estrategia en el ajedrez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

11

M. E. Taimanov. Principios estratégicos de la apertura . . .

13

B. A. Zlotnik . Fundamentos estratégicos del ajedrez . . . . . .

22

l. Elementos de estrategia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

23

A. Columnas y diagonales abiertas . . . . . . . . . . . . . . . . . .

23

B . Estructura de peones, casillas débiles . . . . . . . . . . . . .

30

C. Disposición de las piezas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

43

D. Centro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

52

11. Posiciones típicas del medio juego . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

70

A. Estructura de Carlsbad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

71

B . Posiciones simétricas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

1 O1

La maestría del jugador de ajedrez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

115

Y. B. Estrin . Bl contragambito Falkbeer . . . . . . . . . . . . . . . . .

117

Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

117

Primera variante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

122

Segunda variante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

127

Tercera variante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

135

Pa1 tidas ilustrativas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

151

7

Esta obra, recopilada por el ex campeón mundial de ajedrez por correspondencia Y. B. Estrin, tiene por objeto brindar una ayuda sistemática al jugador de ajedrez. Aparte de divulgar la experiencia soviética, el presente libro ofrece diversas cuestiones de estrategia y táctica de suma utilidad para el desarrollo de las ideas ajet..tecisticas. Primeramente se elucidan importantes temas estratégicos: El gran maestro Taimanov llama la atención de/ lector sobre la metodología que Iza de aplicarse en la fase inicial de la partida. A su vez, B. Zlotnik, profesor emérito del instituto Central de Cul­ tura Física de la Orden de Lenin, trata detalladamente de los fundamentos estratégicos del ajedrez. El propósito de ambos artí­ culos es indicar al estudiante el camino a seguir para peifeccio­ nar sus conocimientos y técnica de juego. Mención destacada merece el artículo de/propio compilador, en el que se estudian los métodos tácticos para conducir la lucha y desarrollar la visión combina tiva. Para ello, Estrin expone la im­ portancia de familiarizarse con los gambitos, y profundiza en la esencia de éstos con su trabajo sobre el contragambito Falkbeer.

9

1 LA ESTRATEGIA EN EL AJEDREZ

PRINCIPIOS ESTRATÉGICOS DE LA APERTURA M. E. Taimanov Gran maestro internacional

La apertura en la partida de aje­ drez es, como si dijéramos, la «cos­ movisión» del jugador, su credo artis­ tico. Los buenos ajedrecistas elabo­ ran esquemas iniciales con vistas a determinar de antemano no sólo la estructura de la inminente batalla en el medio juego, sino a veces también el carácter que revestirá la partida en el final. A modo de ejemplo pueden citarse las profundas investigaciones de Mi­ khail Botvinnik en la Defensa Nim­ zoindia, que orientaron el desarrollo de la teoría de esta apertura durante toda una década. La idea básica de Botvinnik refleja una concepción es­ tratégica que se proyecta sobre todo el juego. ¿En qué consiste? Examinemos la siguiente partida Botvinnik-Capa­ blanca, jugada en el torneo AVRO de Holanda, 1938.

l. 2. 3. 4.

d4 c4 Cc3 e3

S. a3

6. 7. 8. 9. 10. 11.

b Xc3 eXdS Ad3 Ce2 0-0 AXa6

AXc3+ c5 eXd5 0-0 b6 Aa6 CXa6

Diagrama núm. 1

Cffi e6 Ab4 dS 13

El plan de Botvinnik consiste e!} re­ forzar de momento la posición cen­ tral de las blancas m�diante f3 y e4, para luego, una vez puestos en movi­ miento estos peones, emprender un peligroso ataque contra el rey enemi­ go. Por su parte las negras tratarán de contener el avance de los peones del adversario y organizar a su vez un contraataque en el flanco de dama.

15. 16. 17. 18. 19.

Dc2 Tae11 Cg3 f3 e4

Diagram a

Cb8 Cc6 Ca5 Cb3 DXa4

núm.

2

12. Ab2 Más tarde empezó a jugarse aqw 12. Dd3 para provocar la respuesta 12.... , c4, después de lo cual la aco­ metida de los peones blancos resulta todavía más eficaz. Por ejemplo: 12. ... , c4; 13. Oc2, Cb8; 14. f3. Te8; 15. Cg3, Cc6; 16. Df2, Dd7: 17. Ab2, Te6; 18. Tae 1, Tae8; 19 Te2, g6; 20. Tfe1, Ca5; 2 1. e4, Db7: 22. e5, Cd7; 23. f4, fS; 24. Cf l , b5. 25. Ce3, Cb6; 26. g4; con peligroso ataque de las blancas ( G ligoric­ Benkó, Budapest, 1948). Si a 12. Dd3 las negras contestan 12. ..., Cc7, entonces el blanco, abriendo el juego en el centro me­ diante 13. f3, De8; 14. a4, Dc6; 15. c4!, logra las mejores perspectivas: 15. ..., eX d4; 16. eX d5, DX d5; 17. e4, Dd7; 18. DX d4, Ce6 (obvia­ mente el final que resulta de 18 . ..., DX d4; 19. CX d4, Ce6; 20. CfS es del todo favorable a las blancas); 19. Df2, Tfd8; 20. Ab2 (Lilienthai-Ben­ ko, Moscú-Budapest, 1949).

12. 13. a4 14. Pd3

Dd7 Tfe8 c4

Como se reveló ulteriormente, era más fuerte 14 . ..., Db7! Con la juga­ da del texto las negras preparan una maniobra de caballo que tiene por olr jeto ganar el débil peón a4. 14

Los planes estrategicos de ambos bandos han tomado forma concreta. Las negras tienen ya en su haber el peón débil que se proponían ganar y ahora preparan avance lateral en el flanco de dama. En cuanto a las blan­ cas, están ya listas para emprender un fuerte ataque contra el rey adver­ sario. ¿Quién correrá más? Los estudios teóricos de Botvinnik y la práctica de esta variante en diver­ sos campeonatos muestran que las posibilidades del blanco son mucho mejores. He aquí la continuación de esta partida ya clásica:

20. 21. 22. 23 .

eS

Df2 f4

Cd7

g6 f5

e X f5 a. p. C X f6

24. r5 25. T X el 26. Te6

21. rx e6 28. Df41 29. DeS

TX el TeS TX e6

Rg7 DeS De7

Diagrama núm. 3

40. g4 41. RhS

Del+

Los jaques se han acabado, y Ca­ pablanca no tuvo más remedio que abandonar. La posición que sigue procede de una partida Botvlnnlk-Alexander (encuentro por radio UR SS-Gran Bretaña, 1946):

Diagrama núm. 4

Las negras parecen haberse defen­ dido satisfactoriamente, pero... con la brillante combinación que sigue, Botvinnik fuerza la victoria del blanco.

3 0. 3 1. 32. 33. 34.

Aa3 1 1 ChS+I Dg5 + DX ffi+ e7

DXa3 gXh5 Rf8 Rg8

Las amenazas 35. Df8++ y 35. e8= D+ son mortales de necesidad. La única cuestión que ahora se plan­ tea es si las negras pueden o no dar jaque perpetuo.

34. 35. 36. 3 7. 38. 39.

Rfl Rg3 Rh4 RXhS Rh4

Del+ Dc2+ Dd3+ De4+ De2+ De4+

No es dificil darse cuenta de su identidad con la posición ya vista en el diagrama 2, de la partida Bot­ vinnik-Capablanca. La única dife­ rencia consiste en que aquí el alfil de las blancas se encuentra en a3, en vez de b2. Por una parte, esto es ventajo­ so para el blanco, ya que su alfil tiene asi mayor actividad. Pero hay tam­ bién un inconveniente: ahora las blan­ cas deben perder un tiempo en defen­ der esa pieza.

20. Db2

a5

En una partida Euwe-Denker ( Groningen, 1946) se jugó 20 . ..., g6; 15

21. eS, Cd7; 22. f4, fS; 23. eX f5 a.p., C Xffi (a 23...., TX el; 24. TX el , C XfO sigue 25. Te6! con ventaja de las blancas) y aquí conti· nuando 24.Ae7, Dc6; 25.fS, Ce4: 26. TX e4!, dXe4; 27. ffi, Rf7; 28 De2 el blanco habría tenido un peli­ groso ataque.

21. e5 22. Ad6

Diagrama núm. 5

bS

Como lo indicó A. Konstantino­ polski, era más fuerte 22. eX ffi!, b4. 2.3. Df2, D Xa3 (o 2 3. ..., bX a3 ¡ 24. CfS con ataque decisivo. Cierto que la jugada del texto tambien con­ serva la superioridad de las blancas.

22 23. 24. 2S. 26. 27. 28. 29. 30. •

...

e Xffi! rx g7 TeS! f4 De2 fS dXe5 ffi?

Te6 TXd6 b4 TeS Dd7 Tde6 TXeS bXc3

Grave negligencia. Según el propio Botvinnik, las blancas debían con­ tinuar 30.e6 o 30.ChS con amena­ zas decisivas.

30

.

•.•

Da7+?

A su vez las negras cometen un error, dejando escapar la ocasión de apoderarse de la iniciativa mediante 30. ..., Cd4!

3 1. Rhl 32. De3 33. DXc3

Cd4 Ta8 a4

Ahora sigue una combinación sen­ cilla, pero elegante: 16

34. 35. 36. 37. 38.

D X d4! ! Cf5 e x d4 CfS e6

DXd4 h5 TeS d4 abandonan

Esta idea de Botvinnik, relacio­ nada con el avance metódico de los peones «e» y «f», se vino más tarde a utilizar también en otras aperturas, por ejemplo la variante de Carlsbad del gambito de dama. En tal sentido es digna de atención la siguiente partida Botvinnik-Ke­ res del 20.0 campeonato de la URSS (Moscu, 1952):

l. 2. 3. 4. S. 6. 7.

8. 9. 10. 11.

d4 c4 Cc3 e Xd5 Ag5 e3 Ad3 Dc2 Cge2 0-0 Tabl

Cffi e6 d5 eXd5 Ae7 0-0 Cbd7 TeS Cf8 C6 Ad6?

Un error. Había que jugar 11. . ., Ch5, cambiando los alfiles de casillas negras. .

12. Rh1 13. f3l 14. Tbe1

Cg6 Ae7

Dia¡:rama núm. 6

20. 21. rx e4 22. eS 23. Ce4!

dXe4 Td8 CdS

El proyecto de las blancas se reali­ za con pleno éxito. Las fuerzas ene­ migas se estorban unas a otras y nada pueden hacer para oponerse al vio­ lento ataque que se les viene encima.

23. 24. 25. 26. 27. 28. 29.

Cd6 Ae4 Dh4l AXdS Tc1 Tc3

Cf8 Dc7 Ce6 g6 eXdS Dd7 Tf8

Las negras han tenido que perder tiempo y regresar con el alfil a e7. Las blancas, por su parte, han renuncia­ do a su primitivo plan de juego en el flanco de dama y ahora preparan el avance e4 para atacar por el centro.

14. 15 . 16. 17. 18. 19. 20.

AX e7 Cg3 Df2 crs AXfS e4

Cd7 TXe7 Cffi Ae6 AXfS Db6

Tras minucioso aprontamiento para efectuar esta ruptura central, las blancas llevan adelante su plan es­ tratégico.

30. CfS! El golpe de gracia, que fuerza inme­ diatamente la victoria. Si el caballo es capturado, sigue mate en 3 jugadas. La partida continuó todavía:

30. 31. Ch6+ 32. Dffi

Tfe8 Rf8 Cg7 17

33. 34. 35. 36. 37.

Tcf3 ex n DgS Ch6 g4

TeS Tc6 CfS Dg7 abandonan

Diagrama núm. 8

La idea de Botvinnik constituye un modelo de desarrollo en la apertura. Es interesante observar que yo mismo tuve una vez la oportunidad de aplicarla. . . jcontra el propio Botvin­ nik! Sucedió esto en la quinta partida de nuestro match para obtener el titu­ lo de campeón de la U RSS (20.0 campeonato, 1 9 5 2), en el que ambos compartimos exaequo los dos prime­ ros puestos ( Moscú, 1 95 3 ) . l. 2. 3. 4. S. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13.

d4 c4 Cc3 Cf3 e3 Ad3 0-0 a3 bXc3 eXdS a4 Ac2 Del!

Cf6 e6

Ab4 eS 0-0 dS Cc6 AXc3 b6 eXd5 c4 Ag4

Esta continuación relativamente nueva le cogió de sorpresa a mi ilus­ tre adversario y, según parece, gra­ cias a ello lograron las blancas una considerable ventaja de apertura. La posición merece un diagrama: ( Véase diagrama num. 8)

13.

••.

TeS?

Es curioso que este mismo error se cometiera también en las parti­ das Tolush- Keres ( Talhn, 1 945) y Taimanov- Bondarevski ( semifi­ nal del 20.0 campeonato de la 18

URSS). Se imponia jugar 1 3 . . . . , A X f3; 1 4. gX f3, Dd7 . En tal caso, debido al carácter c errado de la posi­ ción, los caballos negros pueden en­ frentarse con éxito al par de alfiles enemigos. Después del movimiento del texto, a las negras se les van a plantear graves problemas. 14. Ch4l Tolush habi a jugado aquí 1 4. Cd2 para, tras 1 5 . f3, e fectuar el avance e4. Pero Keres logró desbaratar este plan por medio de la maniobra ... , Ah5-g6! Mi continuación la hace ineficaz. 14 . ...

Ab5

Bondarevski, en la p artida arriba mencionadd, probó aquí un plan dis­ tinto: 1 4. . . . , Ca5; 1 5 . f3, Ac8; 1 6 . Aa3, Cb3. Sin embargo, tampoco así consiguió igualar e l juego. 15. f3 16. e x g6 17. e4

Ag6 hXg6 dXe4

Necesario, pues de lo contrario sigue 1 8. eS con el ulterior avance del peón f3. Ahora las blancas obtienen un fuerte centro de peones, lo que, junto con e l par de alfiles, les asegura l a su� perioridad. 18. rx e4 Diagrama núm. 9

21. Tl3 22. e5

f:5 Cf8

Las negras no pueden jugar 22 . . . ., g5 a causa de 23. Dfl ! 23. h4 24. Td1

Ce6 Dd5

No es posible 24 . . . . , CdS debido a 25 . hS! 25. Acl 26. Aa3 27. Dg3

Tf8 Tae8

Esta partida ilustra claramente l a superioridad del par d e alfiles en s u lucha contra dos caballos. 27. 28. A X e7 29. T X fS 30. A X f:5

g5

T X e7 T X fS Cf4

Después de 30. . . . , gXh4; 3 1 . D X h4 las amenazas de las blancas serian irresistibles. ¡y he aqui realizado(por su adver­ sario) el plan de Botvinnik! Las ne� gras se encuentran de nuevo en gra­ ves dificultades y ni siquiera el cam­ peón del mundo es capaz de oponer­ se con eficacia al arrollador avance de los peones blancos.

18. ...

Dd7

De nada le servia al negro 1 8 . ... , C X e4; 1 9 . A X e4, C X d4 en vista de 20. De3!, Cc2; 2 1 . Df3!, T X e4; 22. D X e4, C X a l ; 23. Ag5! con ventaja de material por parte de las blancas. 19. Ag5 20. Ae3

Ch7 Ce7

31. 32. 33. 34. 35 . 36.

D X g5 d XeS Rh2 Ae6+ AXc4 Ae6!

T X eS DXdl+ Dd2 Rh7 g6 abandonan

Otro interesante duelo de apertura tuvo lugar en mi partida del 27.0 Campeonato de la URSS contra Po­ lugayevski ( Leningrado, 1 960): l. 2. 3. 4. S. 6.

d4 c4 Cl3 Da4+ Cc3 e4

d5 dXc4 Cf6 Cbd7 e6 c5 19

A la sazón recordaba yo única­ mente que esta jugada del negro daba ventaja a las blancas, pero no tenia una idea clara de las diversas con­ tinuaciones.

Diagrama n lim. 10

7. d5 ! Lo más fuerte. Es peor 7. A Xc4, eXd4; 8. C Xd4, Ac5; 9. Ae3, 0-0; 10. 0-0-0? (10. Cc2!) y las blancas, en una partida LOwenfisch-Suetin (1953), cayeron víctimas de un for­ tísimo ataque tras 10. ..., Dc7; 11. Rb1, a6: 12. Db3, b5.

7. ... 8. eS

e Xd5

d4

Sólo ahora, al parecer, se dio cuen­ ta Polugayevski del peligro que ence­ rraba la variante recomendada aqui por los manuales de aperturas, según los cuales las negras debían obtener ventaja: 8. ..., b5; 9. D Xb5, Tb8; 10. Da4, d4; 11. e Xffi, dXc3;12. AXc4, Tb4 (si 12. ... , eXb2 sigue 13. AXf7+!) 13. Dc2, D X ffi. De hecho, poco antes de nuestro encuentro, en 1959, había salido a la luz un análisis del maestro húngaro Negyessy donde se demostraba de manera convincente que, jugando 13. Dd1!, en lugar de 13. Dc2, las blan­ cas consiguen una posición victorio­ sa. Por eso, en la partida que comen­ tamos, el negro se abstuvo de conti­ nuar 8. .... bS. 9. AXc4l 10. e Xffil 11. AgS 12. 0-0-01

dXc3 DXffi Dc6

(Véase diagrama núm. 10) En este momento me senti feliz de poder efectuar este bonito sacrificio 20

de dama. Es claro que a 12. ..., DXa4 hubiera seguido 13. The1 + forzando la victoria. Tampoco se sal­ van las negras con otras respuestas.

12 . ...

eXb2+

Si 12. ..., Ae7, las blancas conti­ núan 13. D Xc6! (pero no 13. The1? a causa de 13. ..., 0-0! 14. D Xc6, AXg5+) 13. . . . , b X c6: 14. A Xe7, eXb2+; 15. RX b2, RXe7; 16. Thel+, Rd8; 17. Cg5; o 16. ... , Rf8; 17. CeS con neta süperioridad.

13. 14. 15. 16.

RXb2 The 1 AbS

Rcll

Ae7 ffi Db6

Ya no hay defensa. La partida si­ guió:

16. 17. A X d7+ 18. T Xe7l 19. De4+

20. AfS+ 21. DeS+

rx g5

Rf8 RXe7 Rd8 Rc7 Rc6

22. Td6+ 23. Db2+

Rb5 abandonan

El final de esta partida se ha juga­ do en el más puro estilo de los m aestros antiguos, y durante mucho tiempo me sentí orgulloso de tan bri­ llante victoria hasta que ... , hasta que me entere de quP.ya en 1 934 -es de­ cir, 26 años atrás- «mi>> sacrificio de dama babia sido recomendado por Hans Müller. Decididamente... «iNunca te acostarás sin saber una cosa más! ».

Para terminar, repetiremos que no es tan necesario acordarse de infini­ tos sistemas y variantes como pene­ trar en su esencia intima y tratar de asimilarla. Por desgracia, actualmente la ma­ yona de los jóvenes ajedrecistas se contentan con memorizar datos y mas datos, preocupándose sólo de se­ leccionarlos; o sea, reteniendo para si lo que se les antoja ütil e interesante y lo que corresponde a sus gustos.

21

FUNDAMENTOS ESTRATÉGICOS DEL AJEDREZ B. A. Zlotnik Maestro de Deportes, Pro­ fesor emérito del GTzO­ LIF K ( Instituto Central de Cultura Fisica de la Orden de Le nin) La fuerza practica de un ajedrecis­ ta depende de los siguientes factores: su capacidad para calcular variantes, para evaluar correctamente una posi­ ción y para elaborar un plan de juego que responda a las exigencias de la misma. La aptitud para el cálculo de va­ riantes entra de lleno en el campo de la táctica, mientras la correcta eva­ luación de las posiciones y lo refe­ rente al plan de juego pertenecen a la estrategia. Estrategia y táctica forman un todo indisoluble. E l ajedrez moderno, ca­ racterizado por un gran dinamismo y combatividad con frecuentes cam­ bios de plan debidos a la tenaz defen­ sa del adversario, le exige a cada ju­ gador una sólida maestria tanto tácti­ ca como estratégica. La experiencia demuestra, no obs-

22

tante, que muchos jóvenes de hoy, fascinados por el atractivo de las complicaciones tácticas, son a menu­ do incapaces de resolver satisfacto­ riamente los problemas más estraté­ gicos que les plantea la partida. El presente ensayo 'tiene por obje­ to indicarles a esos jóvenes ajedrecis­ tas cómo han de trabajar personal­ mente para perfeccionarse en la es­ trategia. En la primera parte se estudian los diversos elementos estratégicos cuyo dominio permite evaluar certeramen­ te una posición. En la segunda se consideran algu­ nas posiciones ti picas del medio jue­ go. Su examen atento es la mejor manera de abordar el problema de la elección de u n plan correcto de bata­ lla. Al tocar esta o aquella cuestion es-

tratégica, atenderemos tambien, ade­ más de los casos y puntos de vista ge­ nerales, a las «excepciones que con­ firman la regla», teniendo con ello por única meta una evaluación lo más fina posible de las posiciones. Cuan­ to más alta es la categoria del juga­ dor y mayor su experiencia, tanto mas provecho saca de una gran am­ plitud de miras en el momento de apreciar los rasgos de la lucha que se desarrolla sobre el tablero. Por eso, el estudio de todo este material le ayu­ dará al ajedrecista a salirse de una mentalidad y pensamiento estereoti­ pados, así como a agudizar su «olfa­ to» posicional. Hemos de añadir que, en el presente trabajo, se ofrecen por regla general no fragmentos de par­ tidas aislados de su contexto, sino las partidas mismas en su totalidad, de modo que aparezca claramente la relacion que existe entre apertura, medio juego y, segun los casos, tam­ bién el final. Salvo raras excepcio­ nes. dichas partidas reflejan la prácti­ ca de los mejores maestros del mundo.

l. ELEMENTOS DE ESTRATEGIA El primer campeon oficial del mundo. Wilhelm Steinitz. fue el fun­ dador de la teona cienufica en aje­ drez. Su tesis basica reza así: «Todo plan que se elabore ha de ser congruo con el caracter de la posición. >> Sin embargo, antes de fmjar un plan es preciso hacer el recuento de los sig­ nos o indicios que permiten evaluar la posición. Steinitz definió por si mis­ mo algunos de esos elementos. que le sirvieron para fundamentar su teona. Pese a haber sido ésta elaborada en el siglo pasado. muchos de sus prin­ cipios, con los que se ha enriquecido la practica del ajedrez moderno. si­ guen aun siendo validos.

Examinemos a continuación los principales factores posicionales o elementos estratégicos, como aquí los llamamos, que han resistido con éxito a los embates del tiempo: A) Columnas y diagonales abiertas

B) Estructura de peones, casillas débiles C) Disposicion de las piezas D) Centro El jugador que asimile bien estos elementos sera capaz de aprender a evaluar una posición. Tal evaluación, de carácter estático. constituye el punto de partida para ponerse a bus­ car la jugada correcta y calcular variantes. Debemos hacer notar que, en la práctica actual de los torneos, tienen también gran importancia los facto­ res o elementos dinámicos del juego posicional, pero de ellos no tratamos en este ensayo.

A. Columnas y diagonales abiertas Hoy en dia, cualquier ajedrecista de nivel medio esta al tanto del impor­ tante papel que desempeñan en la partida las columnas abiertas. Su va­ lor reside en el hecho de ser como grandes vías de comunicacion por donde las piezas atacantes pueden invadir el campo enemigo. No cabe duda de que quien las tenga bajo su dominio gozara de una incontestable ventaja posicional. Con todo, cometeriamos un error valorando las columnas abiertas en abstracto, sin tener a la vez en cuenta otros elementos de la posicion. Por si sola una columna abierta no signifi­ ca nada; su interés le viene de poderse utilizar para resolver determinados problemas estrategicos. Las piezas pesadas que ocupan una columna 23

abierta deben actuar en armorua con las demas piezas de su bando. La conquista de una columna abier­ ta facilita la ganancia de espacio, una disposición mas armonica de las pie­ zas propias, la creación en ella de avanzadillas o puntos de apoyo y un agrupamiento especifico de los peo­ nes.

San Remo, en 1 9 3 0, entre Alekhine y Nimzovich: Diagra m a núm. 12

Diagrama mím 1 1

La situacion de los peones en el diagrama precedente indujo a las blancas a enfilar su artillena en la columna «h», tras de lo cual resulta muy peligrosa la amenaza h X g5 . Ahora las negras deben o ceder a su adversario la columna «h» jugando l . ... , Thy8, o efectuar ellas mismas el cambio l . ... , g X h4 y quedarse asi con un peón muy débil en h6 . Las pie­ zas blancas están idealmente coloca­ das para penetrar en el campo enemi­ go. A esa manera de disponer la arti­ llería se le suele dar el nombre de Alekhine, por ser típica del antiguo campeon del mundo y sin duda tam­ bién debido al gran efecto que produ­ jo en una famosa partida jugada en

24

En esta curiosa posicion, que sur­ gió tras el movimiento 30. h4, las ne­ gras se vieron obligadas a abandonar: iLa parálisis de sus piezas ( zugz­ wang) es total! A veces el mero dominio de una co­ lumna abierta basta para lograr el triunfo, pero en general éste se con­ sigue invadiendo por ella el territo­ rio enemigo con l a s piezas pesadas, que a menudo p a s a n a ocupar la séptima u octava fila ( segunda y pri­ mera del adversario respectivamente). (Véase diagrama núm. 1 3) La posición representada en este diagrama se dio en una partida Ko­ tov-Steiner ( encuentro U RS S USA, Moscú, 1 95 5 ). Para incremen­ tar su presión en el flanco de rey, las blancas preparan l a apertura de la co­ lumna «g».

l. Tf3

Cd6

Diagrama nlim. 13

abierta lo constituye el remate de la siguiente partida Botvinnik-Boles­ lavski ( 1 4.0 campeonato de la URSS, Moscu, 1 945 ). Diagrama núm. 1 4

2. g4

3. 4. 5. 6.

Rh l Tgl Tfg3 g51

Tf8 Rh8 Dd8 Td7

La apertura de la columna en cues­ tión no puede ahora evitarse y las blancas, que han enfilado en ella las dos torres, no tardan en lograr una su­ perioridad decisiva.

6. 7. A X f5 8. gXh6 9. Dg2

crs

e X f5 gXh6

1 0. Tg6 1 1 . Tg8+

Las blancas siguen un plan carac­ tenstico de estas estructuras de peo­ nes: efectuar los avances b4. c4 y eS , amenazando después ocupar con uno de los caballos la casilla d6 ( Cc4 y Cd6).

l.

2. Ab3

Y a tenemos a todas las piezas blan­ cas ocupando triunfantes la columna abierta. Las negras no pueden defen­ der al mismo tiempo los distintos puntos atacados ( g8, g7 , g6 ). 9.

l. b4l

Tdt7 De7 abandonan

Un ejemplo más complicado de do­ minio y explotación de una columna

Ae6 T X d2

Las negras tienen que ceder a su adversario la columna abierta, pues el alfil de g7 está atado a la defensa del peon e5 .

3. D X d2 4. a X b3 5. c4 6. c5

A X b3 De6 Af6

Permite la invasión de la séptima fila y la ganancia de un peón. 25

6. 7. Dd7 8. D X b7 9. ex gs 1 0. D X a6 1 1 . Db7 1 2. Dd7 1 3 . Dd6 1 4. Cg4 1 5 . DXeS

Cc8 D X b3 AgS h X g5 Ce7 TeS Rf8 D X b4 TaS

15. Ganaba inmediatamente e x e5, D X e4: 1 6 . Df6, Df5 : 1 7 . Cd7 + , etc.

1S. 1 6. Td7 17. Dd6+ 1 8. Dd4+

Db3 1 CgS Rg7

y las negras se rindieron pocas ju­ gadas despues. El dominio de una columna abier­ ta en el centro tiene de particular que puede servir de excelente contrapeso para defenderse de un ataque ene­ migo por cualquier de ambos flancos, como lo confirma el clasico postula­ do estratégico: «Al ataque en un flan­ co conviene oponerse mediante una ruptura central. » Los ejemplos de este tipo de contraataque son nume­ rosisimos. He aqui uno de los mas notorios:

En optmon de Em. Lasker, es mejor 9 . ... , g6 seguido de 1 0 . . . . , Ag7 para luego ... , e X d4 y . . . , CeS.

ChS?

10. Ab2

Diversión prematura en el flanco de rey. Lo correcto e ra 10 . . . . , a6 se­ guido de 1 1 . .. b5 . .

.

1 1 . g3 1 2. Tad1

Cb8

Preparándose a abrir una de las columnas centrales.

1 2. 1 3 . Cb l ! 14. Tfe l Diagrama

Dffi Ah3 Cf4 nitm.

15

A. Rubinstein A. Nimzovich San Sebastián, 1 9 1 2 ( Defensa india antigua) l. d4

2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.

c4 Cf3 Cc3 e4 Ae2 0-0 Dc2 9. b3 26

Cf6 d6 Cbd7 eS Ae7

o.o

TeS Af8 c6

15. d X eS Esta jugada pone de relieve la fra­ gilidad del ataque lateral de las ne­ gras.

15. 16. C X eS !

d X eS T X e5

1 7. Afl 1 8. Dd2!

Cd7

Varias piezas negras están ahora «en el aire».

1 8. 19. 20. 21. 22. 23. 24.

T X f1 Rg2 f4 rx gS D X d7 Tf2

A X fl Ch3 + CgS Dg6 T X e4 Te2+

y las blancas ganaron. Las diagonales abiertas tienen tan­ ta importancia para los alfiles como las columnas para las torres. El si­ guiente ejemplo es caractenstico. Diagrama núm. 1 6

l . DhS

g6

No salvaban la partida ni 1 , ... , h6; 2. A X g7!, R X g7; 3. Ce5+, e X 5: 4. C X 5 + con rápido mate, ni l . ... , 5; 2. Ce X f5 , e X f5 ; 3. C X f5 , Cffi; 4. Dg5, g6: 5 . Tfe 1 . Ac5 ; 6. Te6, etc.

2. Cg4! 3. CX f6 + 4. Dh6

Af6 CXf6

Es peor 4. DeS a causa de 4 . ... , Dd5!

4. S. Tad1 6. Tfel 7. C f5 !

TeS De7 CeS

La irrupción de este caballo deci­ de el juego. Su captura es imposible debido a la variante 7 . ... , g X f5 ; 8. A X 5, ffi; 9. A X e6+, Rh8; 1 0. Td7 .

7. 8. TeS 9. Ce7 +

DeS AdS abandonan

En efecto, si 9 D X e7 seguiría brillantemente 10. D X h7+!, R X h7; 1 1 . Th5 + , Rg8; 1 2. Th8 + + . E n los torneos actuales a menudo se emplean variantes de apertura cuya idea motriz es la lucha por la con­ quista de las diagonales para incre­ mentar la actividad de los alfiles. En la defensa india de rey y en la varian­ te del dragón de la defensa siciliana, por ejemplo, la pieza negra «de cho­ que» no es otra que el alfil de casillas oscuras. Por su parte el alfil de rey blanco desempeña el mismo papel en las aperturas Réti e inglesa. Para llegar a dominar una impor­ tante diagonal, que, dicho sea de . ...•

A esta posición s e llegó en una partida Spielmann-Henlinger ( Viena, 1 929). Los alfiles blancos apuntan agresivamente al flanco de rey de las negras. Haciendo interve­ nir las piezas restantes en el ataque. las blancas no tardan en alcanzar la victoria.

27

paso, puede ser utilizada también por la dama. es a veces necesario sacrifi­ car un peon y hasta la calidad. He aqw una ilustración típica de esta idea:

Diagrama num. 1 7

R. Vaganian D. Velimirovich Ohrid, 1 972 (Defensa Benoni)

l. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

d4 c4 dS Cc3 g3 Ag2 Cf3

Cf6 eS g6 Ag7 0-0 d6 e6

En esta conocida posición. las blancas suelen jugar 8. 0-0, y des­ pués de 8 . ... , eX d5 : 9. cXd5 , Cbd7 : 1 0. Cd2 ambos bandos vienen a tener iguales posibilidades. Con su siguien­ te jugada, las blancas emprenden un dudoso camino de adquisiciones ma­ teriales. a costa de empeorar la situa­ cion de sus piezas.

S. dX e6? 9. gS 1 0. AXb7

AX e6 AX c4!

1 0. ...

Cbd7

Ahora las blancas pueden ganar o la calidad o un peón, pero, como a menudo lo ha demostrado la práctica de esta variante. en ambos casos tie­ nen las negras suficiente contrajuego.

1 1 . D X d6 1 2. Cge4

h6

Es mejor 1 2. Ch3. Tb8: 1 3 . Ag2. TeS: 1 4. 0-0. aunque también en este 28

caso la posicion d e las negras resulta muy prometedora.

1 2. 13. A X e4 14. 0-0

C X e4 TeS A X c3!

Fuerte jugada que les obliga a las blancas a aceptar el sacrificio de cali­ dad, dejando que el negro domine la importante diago n a l h l -a8.

15. A X aS 1 6. D d 1 17. D X d7

A eS D X aS A d4

Ahora, en vista de la amenaza 1 8 . .... Ae6: 1 9. D a4. Ah3, las blancas tienen que devolver la calidad, lo cual. por otra parte. no debilita el ata­ que negro.

1 8. 19. 20. 21.

e3 RX fl Da4 Re2

AXfl Af6 Dhl + Te5

El ataque entra en su fase decisiva

y el circulo fatal empieza a estrechar­ se en torno del rey blanco.

22. 23. 24. 25. 26. 27.

Ddl Ad2 Dgl Tcl Rel Tc4

D X h2 Tf5 Dh3 Dg4+ Df3 A X b2

A 27 . . . . . Th5 seguina 28. Tf4.

28. 29. 30. 3 1. 32. 33.

Tae1 , a6; 1 6. Cd 1 , b5; 1 7 . Ce3, Ch5 ; 1 8. Af3, Dg5; 1 9. A X hS!, D X h5; 20. f4, les fue imposible a las negras igualar el juego.

1 1 . b3 12. e X f5

f5 e4

Intento prematuro de asumir la ini­ ciativa. Lo correcto era 1 2 . ... , g X f5 .

1 3. f6 !

g4 TeS DdS Dh2 Tc3 TeS D X h6 Td8 Ac3 ! Tc2 Abandonan

ex f6

Diagrama núm. 18

En la soberbia partida que sigue. las blancas sacrifican una torre para apoderarse de la diagonal a 1 -h8.

E. Geller D. Velimirovich La Habana, 1 97 1 ( Defensa india de rey) l. 2. 3. 4. S. 6. 7. 8. 9.

ef3 c4 d4 g3 Ag2 0-0 ec3 d5 ed2

ef6 g6 Ag7 0-0 d6 eS ec6 eas eS

Mas frecuente es aqw 9 . . . . , a6 con la idea de 10 . ... , Tb8 y 1 1 . ... , b5.

10. e4

eg4

En una partida Geller- Langeweg (Amsterdam, 1 970) se hizo 1 0 . .... CeS, m as también en este caso, des­ pués de 1 1 . b3, f5 ; 1 2. e X f5 . g X f5 ; 1 3 . Ab2. Cf6; 1 4. Dc2. Ad7; 1 5 .

14. Cd X e4 ! ! ... Brillante sacrificio de torre. Des­ pues de 1 4. Ab2, e3!; 1 5 . f X e3, Cg4, las negras tendnan un excelente juego.

14. 1S . 1 6. 11. 18. 1 9.

e X e4 AgS ex f6+ Dal Te1

e x e4 A X al Af6 T X f6 Rti

Pese a la falta de una torre, las 29

blancas son más fuertes en el sector donde se desarrolla el ataque, ya que al negro le es muy dificil poner en jue­ go las piezas de su flanco de dama.

19. ...

TbS

Como lo demostro más tarde el gran maestro l. Zaitzev, hubiera sido aqui mejor 1 9: ... , Dh8, para después de 20. Dc3 , b6: 2 1 . Te6, T X e6!!; 22. d X e6 + (a 22. D X h8? seguirla 22. .... Tel+; 23. Af l , T X fl+; 24. R X f l , Ah3 + y 25 . ... . T X h8); 22. ... , A X e6 ; 2 3 . Df3 + , AfS ; 24. DdS +, Ae6; 25. Df3+ forzar a las blancas a contentarse con tablas por jaque perpetuo. Sin embargo, descubrir esa contra­ combinacion sobre el tablero es prác­ ticamente imposible, lo cual justifica el riesgo aceptado por las blancas.

20. 21. 22. 23.

Te3 Tf3 g4 A X f6

b6 Af5 DhS

Las blancas pasan a un final teóri­ camente ganado.

23. 24. 25 . 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33.

D X ffi + 8x es Te3 Te6 + Af3 Rfl Ah5 TeS+ Te7 + TXb7

D X ffi R X ffi g X f5 Cb7 Rf7

TgS + RfS Tg5 Rg7 Rh6

y poco a poco el blanco transformo su ventaja en victoria.

30

B. Estructura de peones, casillas débiles El papel que a sumen los peones en la partida de ajedrez fue perfecta­ mente descrito por Philidor con esta frase ya proverbial: « Los peones son el alma de la posición. » La cadena ideal de peones, que ambos jugadra ya insostenible de todos modos. A pesar de la� �implilicaciones, l a posición de las negras sigue siendo ardua, ya que casi todas las piezas enemigas estan mejor situadas.

4 1 . T X h6+ 42. Tahl

Rg7 Tb2+

las negras abandonaron. C laro esta que no siempre la ado¡r ción de la simetna lleva a tan lamen­ tables resultados. Existen algunas posiciones en que la simetria justifi­ ca enteramente su fama de tablas. Veamos ahora en qué condiciones la simetria puede resultarle ventajosa al jugador que es mano. La experien­ cia nos indica las siguientes: si ello le permite y

17. 18. Ad6 1 9. Ac5

Cd7 Cb6 Ad3

M. Tal sacrifica un peón. Despues de 1 9 . ... , Cc8; 20. Ta3 seguido de Tb3 y Tb7 las blancas tendrian gran ventaja.

20. 21. 22. 23 .

e x a7 A X b6 aS Ta3

T X a7 Ta6 Ac4 f6

Merecía atencion 23 . ... , fS , impi­ diendo 24. e4.

1 ) dominar una columna abierta; 2) establecer un puesto avanzado; 3 ) disponer activamente sus piezas. Examinemoslas por orden. Dominio de una columna abierta

24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31.

e4 Rf2 Re3 Tac3 g4 h4 hS eS

Rf7 Taa8 Teb8 TeS Tab8 Tc6 Tbc8 g6

Como el lector ha visto en la seccion Elementos de estrategia, el dominio de una columna abierta cons­ tituye un importantísimo factor en orden a la victoria, y en no pocos casos basta incluso por si solo para ganar la partida. 1 03

A. Nimzovich S. Tarrasch Breslau, 1 925 (Apertura inglesa)

l. 2. 3. 4. S.

Cf3 c4 Cc3 e X dS d4

Cf6 c5 dS

e x dS

e X d4

Mas prudente es 5 . . . . . e6.

6. 7. 8. 9. 10. 11. 1 2. 13.

D X d4 e3 AbS A X c6 CeS e x e6 C X d4 Ad2 Diagrama

e6 Cc6 Ad7 A X e6 e x c3 D X d4 CdS

He aquí el comentario de A. N im­ zovich a la posición representada en el diagrama: «Esta posición conriene, pese a lo inocente de su apariencia. mucho veneno. Las blancas amena­ zan con apoderarse de la columna «•e »; además, d isponen de una cómo­ da casilla ( e2) para su rey, mientras el monarca adverso no puede ocupar la ' casilla equivalente sin perder tiempo. En semejantes c asos el bando que se defiende ha de jugar con excepcio· na/ cautela ». ( El subrayado es mio.)

13 . ...

AeS

Era mas fuerte 1 3 . ... , Ae7, y e n caso d e 1 4. e 4 , C b6 : 1 5 . Te l . O-O: 1 6 . Re2. Af6; l 7 . Ae3, Tfc8; 1 8. b3, A X d4: 1 9. A X d4, Cd7; o 1 9 . . . . T X c1 : 20. T X c 1 , Tc8: 2 1 . T X c8 + . C X c8: 22. Rd3, fO : 2 3 . Rc4, Rf7 : 24. RbS , a6 +!: 25 . ReS , Re7 las negras tendnan buenas posi­ bilidades de tablas. ,

1111111

84

��P-!�-��

14. I S. 1 6. 17. 1 8. 19.

Cb3 Tcl A X b4 Re2 Tc4 Thcl

Ab4 Td8

e x b4

Re7 Ca6 Td7

La posición de las negras es ya difi­ cil, pues apenas si podran aprove­ charse de la c o l um na abierta de dama a rru z de l as dos jugadas siguientes del blanco. El dominio de la columna e, e n cambio. es mucho mas importan­ te. como lo de muestra la continua­ ción de la partida Tras las escaramuza� propias de la apertura. ha surgido una posicion simetrica. Dicho sea de paso. en esta partida se ve cómo una posicion simetrica no procede obligatoriamen­ te de que un bando copie por sistema las jugadas del otro. 1 04

20. 21. 22. 23. 24. 2S .

f4 ! Cd4 a4 ! f X eS Cf3 b4

Thd8 f6 eS f X eS Re6 b6

26. T l c2! Típica profilaxis al estilo de Nim­ zovich.

26. 27. h4 28. h5

h6 Td6

F ijando la debilidad de las negras en g7.

28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35.

Tg4 Tc6+ Tg6+ T X g7 + T X d6 T X a7 e x e5

Td5 T5d7 Td6 Re7 Rf8 T X d6 e x b4

y las blancas ganan sin dificultad gra­ cias a sus dos peones de ventaja. Este metodo de ocupar una colum­ na abierta en posiciones simétricas se ve mucho en los torneos modernos.

V. Smyslov

encierra peligro alguno para las ne­ gras. También era posible 8 . . . . , ea6, o bien 8 . ... , e6.

9. 1 0. ll. 1 2.

e x d5 A X g7 e X d5 d4

e X d5 R X g7 D X d5 e X d4? !

Algo ingenuamente, las negras jue­ gan a cambiar material, esperando sin duda hacer rapidas tablas. A un juego mas interesante conducía 1 2. ..., ea6, aunque el blanco habri a con­ servado una ligera iniciativa después de 1 3 . e4.

1 3 . D X d4+ D X d4 14. e X d4 A X g2 1 5 . R X g2 Diagramam núm. 85

P. B enko

Mónaco, 1 969 ( Apertura inglesa)

l. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.

c4 ef3 g3 b3 Ab2 Ag2 0-0 ec3

c5 ef6 g6 Ag7 b6 Ab7 0-0 d5

Es mas preciso 8 . . . . , dó. y si 9. d4. e X d4: 1 0. e X d4. A X g2: 1 1 . R X g2. entonces 1 1 . . . . . d5 ! La posi­ cion simetrica que surge despues de 1 2 . c X d5. e X d5 : 1 3 . Cdb5 . e x c3: 1 4 . D X d8. T X d8 : 1 5 . A X c3. A X c3: 1 6 . e X c3. ec6 no

La posicion que representa el dia­ grama no es facil para las negras. dada la situacion dominante del ca­ ballo blanco y la relativa sencillez con que pueden ser atacados los peo­ nes negros del naneo de dama. En pocas jugadas las blancas se apode1 05

ran de una de las dos columnas abier­ tas y la posición enemiga se vuelve critica. Es curioso que siete años más tarde apareciera esta misma posición en una partida Smyslov-eastro ( Biel, 1 976) y que tampoco alli acer­ taran las negras a superar sus dificul­ tades. Ahora lo mejor de todo para ellas seria l S . .... Td8.

lS. 16. 17. 18. 19. 20. 21.

Tael Tfd l b4 ebS T X el a3 !

TeS ed7 CeS Ca4 T X el aS

E l caballo negro ha quedado muy restringido en sus movimientos. mien­ tras la torre blanca se dispone a irrumpir en la séptima fila.

21. 22. Te7 23. Ca7 24. a X b4

TdS TdS a X b4 e6

Era mas tenaz 24. . .. , Rf6, por ejemplo: 2 5 . ec6, e6; 26. e4, Td2; 2 7 . eS + , Rg7 : 28. ee7 . eb2 con con­ trajuego de las negras.

2S. Ce6 26. CeS 21. e x n

Td2 T X e2 hS

No es satisfactorio 27 . . . , Rffi a causa de 28. g4. .

2.8. Cg5 + 29. Rfl !

Rf6

y las blancas ganaron.

1 06

Establecimiento de un puesto a va nzado

A veces ocurre que e l dominio de una columna abierta no basta para asegurarse la superioridad inmedia­ ta. Entonces l a mejor medida suele consistir e n establecer un puesto avanzado en dicha columna.

M. Botvinn i k

T. Petrosian

Moscu, 1 964 ( Apertura inglesa)

l . c4

2. 3. 4. S. 6. 7. S. 9. 10.

Cf3 Ce3 g3 Ag2 0-0 b3 e3 Ab2 e X dS

eS Cf6 e6 b6 Ab7 Ae7 dS 0·0 Cc6 e X d5

Parece más sólido 1 O . . . e X dS: 1 1 . e X dS , D X d5 ; 1 2. d4, Tad8; 1 3 . ee5 , Dd6; 1 4. d X eS, D X eS con juego nivelado. .

1 1 . d4 1 2. Tcl 13. Ah3

.

TeS TeS

Aprovechándose de que la simetrí a no es total. l as b lancas fuerzan el des­ plazamiento de la torre enemiga. Esto, por lo demas no va a influir mucho en el curso siguiente de los aconteci­ mientos.

13. 14. 15. 16. 17.

Tel e X d4 T X eS+ a3

TbS e X d4 Ab4 D X e8 Af8

Era mejor 1 7 . ... , A X c3 seguido de 1 8 . ... , Ce4. Ahora las blancas es­ tablecen un puesto avanzado en eS y logran asi cierta ventaja.

1 8. Dd3 19. Te1 20. CeS

g6 Dd8

Diagrama núm. 86

23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30.

Ca2 Ac3 Dd2 Ab2 Cc1 Afl Ccd3 b4

Cc6 Dc7 aS Dd6 AeS Ae6 Ce7

Con esta jugada las blancas inician un plan cuyo objetivo es el dominio del punto c6.

30. 3 1 . a X b4 32. b5

a X b4 CeS ffi

Impide 3 3 . Cb4 seguido de 34. Cc6 y desaloja de su puesto dominan­ te al orgulloso caballo blanco de eS . Con ello, no obstante, se debilita la posicion de las negras y adquiere mayor importancia la columna «e» donde la torre blanca hará de las suyas.

Las negras no pueden a su vez esta­ blecerse simetricamente en e4, ocu­ pando esta casilla con su caballo, a causa de 2 1 . C3 X e4, C X eS ; 22. Cf6+!, D X f6; 23. d X eS seguido de 24. e6 con ataque del blanco. El si­ guiente movimiento de las negras pre­ para 2 1 . . . . , Ce4, pero su adversario desbarata este plan adelantando un paso el peón f2.

20. 2 1 . f3 22. Dd1

Ag7 Ca5

Naturalmente, no 22. b4 debido a 22 . .... Cc4!

22 . ...

a6

33. Cg4 34. Ac3 35. Cf4

Ad7 CfS Df8

Por supuesto, no 3S . ... , Ce7 a cau­ sa de 36. Ab4. Sin embargo, la juga­ da del texto acarrea la perdida de un peon, lo que predetermina el resulta­ do de la partida pese a la obstinada resistencia de las negras.

36. 37. 38. 39. 40. 41. 42.

ex

dS

Ab4 Ce7 ex

dS Te4 Cf2

rs

Rh8 Dt7 Ced6 ex rs TeS hS Td8

Algo más fuerte era 42 . .... Ah6 se­ guido de 43 . . . . , Ae3. 107

43. 44. 45. 46.

Ac4 d6 Tel Ce4

Ac8 Dd7 Ab7 A X e4

Mal calculado, pero de todas for­ mas la posición de las negras dificil­ mente podi a ya salvarse.

47. T X e4 48. A X d6

C X d6 Af8

Al parecer se le escapo a T. Petro­ sian que, después de 48 . . . . , D X d6; 49. Te8+, perdía la torre.

49. 50. 51. 52.

Td4 A X f8 D X d4 Afl

Rh7 D X d4 + T X d4

Los dos alfiles contra la torre ene­ miga les prometen a las blancas una facil victoria. La partida siguió:

52. 53. 54. 55. 56. 57. 58. 59. 60. 61. 62.

Aa3 Rf2 Ab4 g X h4 Ael Rg3 Af2 Ac4 f4 f X g5

gS Td l Rg7 h4 Td4 T X h4 Td4 Td l Td6 Rg6 f X g5

y las negras abandonaron, ya que no tienen defensa contra el traslado del alfil de rey blanco a c6. Disposición actil•a de las piezas

Un ejemplo clasico de la explota­ ción de este tipo de ventaja lo consti­ tuye la siguiente partida de A. Alek­ hine. 1 08

A. Alekhine

E. Eliskases

Buenos Aires, 1 93 9 ( Defensa Caro-Kann)

l. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.

e4 d4 e X d5 c4 Ce3 Cf3 e X dS AbS +

e6 dS e X d5 Cf6 · e6 Ae7 C X dS

Con mayor frecuencia suele hacer­ se aqui 8. Ad3 , que lleva a un juego mas complicado.

8 . ... 9. A X d7 +

Ad7 C X d7

A juicio de A lekhine, las negras tienen mas posibilidades tras 9 D X d7; 10. Ce5, C X C3; 1 1 . b X c3, DbS; 1 2. c4, DaS + ; 1 3 . Ad2, Ab4. Ahora deberan l uchar por las tablas en condiciones algo peores. .

10. 11. 1 2. 1 3. 14.

e x dS Db3 0-0 Af4 A X d6

....

e X dS Cb6 0-0 Ad6 D X d6

( Véase diagrama núm. 8 7)

En la presente posicion, la dama y el caballo de las blancas ocupan luga­ res mas activos que las piezas homó­ logas de su adversario. atadas a la de­ fensa del peon dS . No es nada facil hacer valer una ve ntaja tan pequeña. lo que prec isamente da mayor inte­ res al juego de A lekhine en esta par­ tida.

15. Tfe l 16. Tael

Tac8 h6

Dia�rama núm. 8 7

22. 23. 24. 25. 26.

Te8+ h4 De2 Te7 TeS

Rh7 a6 Td8 Td7 g6

Debilitación forzada del enroque negro, ya que 26 . . . . , Dg6; 27. h5 , D b l + ; 2 8 . Rg2, D X a2; 29. Dc2+, g6; 30. Dc8 les dana a las blancas un fortisimo ataque.

27 . 28. 29. 30. 31. 32. Era mejor 1 6 . . . . , Tc4. y e n caso de 1 7 . T X c4; d X c4; 1 8. DbS, a6 las negras no tendrian ya ningún proble­ ma. Con la jugada del texto el negro hace más dificil la posibilidad . . . , 10, ya que entonces quedaria debil el punto g6.

1 7. 1 8. 19. 20.

CeS g3 T X c7 DbS

Tc7 Tfc8 T X c7 Cd7

Como indicó A. Kotov, mas posi­ bilidades de tablas les brindaba a las negras 20 . . , Te7 seguido de 2 1 . , 10, al no serie facil al blanco explotar la debilidad g6 en vista del escaso nu­ mero de piezas disponibles. .

.

2 1 . e x d7

.

.

hS De3 Db3 h X g6+ D X dS TfS

Dffi Td6 Tb6 D X g6 T X b2 TbS?

Error que lleva a un final de torres perdido para las negras. Era más fuerte 32 . . . , Rg7 . aunque también así resultaba probable la victoria del blanco. .

33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. 40.

T X f7+! Tffi+ T X g6+ Tb6 T X b7 + Tb6 T X h6 Rg2

Rg8 T X dS Rh7 T X d4 Rg8 Ta4 T X a2

.

T X d7

Nos hallamos ante una posicion con piezas pesadas por ambas partes y en la cual aparecen rasgos propios tanto del final como del medio juego. E l dominio de la columna «e» y el puesto más activo que ocupa la dama de las blancas inclinan la balanza a favor de estas.

Con dos peones ligados contra uno solo en el ala opuesta, las blancas tienen el triunfo fácil.

40. 41. 42. 43. 44. 45. 46. 47. 48. 49.

Ta6 Ta7 g4 gS Rg3 Rg4 Rf5 f4 Rffi

aS a4 a3 Rf8 Rg8 Ta l Tgl + Tg2 a2

abandonan 1 09

En una de las defensas más agresi­ vas, la india de rey, el primer jugador puede, si lo desea, refrenar los ímpe­ tus de su contrincante adoptando una variante simetrica.

T. Petrosian

Diagram a nlim. 88

D. Bronstein

Amsterdam, 1 956 ( Defensa india de rey)

I . c4

2. 3. 4. S. 6. 7. 8. 9.

Ce3 g3 Ag2 Cf3 0-0 d4 d X eS Ae3

Cf6 g6 Ag7 0-0 bS Ce6 d6 d X eS Cd7

Las negras escogen un momento inoportuno para romper la simetna. Tampoco era muy bueno 9 . ... , DaS en vista de 1 0. Ad2, Ae6; 1 1 . e a4, Dc7; 1 2. e X eS, A X c4; 1 3. Tcl , Ad5 ; 1 4. Da4, ed7; 1 5 . Af4 con ventaja de las blancas ( Smyslov-Naj­ dorf, Moscú, 1 956). La teoria consi­ dera mejor aquí la respuesta 9 . . . . , Ae6.

10. Del ( Véase diagrama núm. 88) Es evidente que las piezas blancas están mejor situadas y, tras la ocupación de la columna «d» por una torre, la dama negra no encontrará cómodo refugio.

1 0. ...

Cd4?

Ésta y la siguiente jugada de las negras empeora su posición, pues el 1 10

caballo no puede mantenerse en d4. En cambio la casilla d5 caera en poder del adversario. Relativamente mejor era 1 0. . . . , b6 seguido de 1 1 . . . . , Ab7 .

11. 12. 13. 1 4.

Tdl Ah6 A X g7 Rh1

e5

Da5 R X g7

Defendiéndose de 1 4 . . . . , D X c3 seguido de 1 5 . . . . , e X e2+.

14. I S. Cd2 1 6. e3 1 7 . a4

Tb8 a6 Ce6

Impidiendo el avance 1 7 . ... , b5 y dificultando asi el desarrollo del alfil negro.

17. 18. h4

hS fS

ere_Jl nuevas debilidades, pero era de todo, punto necesario quitarles a las piezas blancas la casilla e4.

1 9. CdS

Rh7

20. 21. 22. 23.

b3 eo Del e4!

TrT Dd8 Dh8

P rivandole al negro de la posibili­ dad de jugar 23 . ... , e4 y abriendo lineas de ataque.

23. 24. ed2

r x e4 Dg7

movimiento se ven obligadas, en vir­ tud de su iniciativa, a tomar una de­ cision propia. .. que no siempre es acertada. ¿Qué puede aconsejarsele al se­ gundo jugador en estos casos? La res­ puesta se impone por si misma: esco­ ger el buen momento para desviarse de la simetna. Tal es el principal mé­ todo de defensa en las posiciones simétricas. Veamoslo.

Claro esta que la apertura de la columna «f» mediante 24. . . . , T X f2 favorecerla a las blancas.

25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32.

e X e4 Td2 aS b4 D X b4 Tad1 Te1 Da3

Rh8 Tf8 ed4 e X b4 ers ed4 ec6

La posición de las negras no ofrece esperanza alguna desde el punto de vista estratégico. Sólo puede salvar­ las un milagro... iy éste ocurre!

32. 33. 34. 35. 36.

Tb2 Teb1 Dd6 egS??

ed4 ec6 ed4 ers

lncreible descuido. Triste fin de una de las mejores partidas de T. Pe­ trosian.

36. ... e x d6 37. abandonan El juego simétrico les ofrece a las negras una sola ventaja especifica: en tales posiciones no es raro que las blancas se encuentren en una especie de original zugzwang, pues a cada

Ruptura de la simetría como método de defensa

L Forgacs A. Rubinstein San Petersburgo, 1 909 ( Defensa francesa)

l. 2. 3. 4.

e4 d4 e X dS ef3

e6 d5 e X d5 effi

Ya en este instante merecia aten­ cion el desarrollo no simétrico 4. .... Ad6 seguido de 5 . . , Cc6, 6 . . , Ag4 y de . . . , Cge7, ... , Dd7, . . . , 0-0-0, etc. .

S. 6. 7. 8. 9. 1 0. 1 1. 1 2. 13. 14.

Ad3 0-0 AgS ebd2 c3 Dc2 Tfe1 h3 T X eS+ Te1

.

..

Ad6 0-0 Ag4 ebd7 c6

Dc7 Tfe8 AhS T X e8

( Véase diagrama núm. 89)

Para seguir manteniendo una total simetria habia que jugar ahora 1 4 . . . . , h6; 1 5 . Ah4, pero A. Rubinstein esti­ mó acertadamente que aqw era preci-

111

Diagrama núm. 89

Por ejemplo: 1 8. C fl . Ce4; 1 9. Ac l . Ce6; 20. C e l , fS ; 2 1 . Cd3 y l a posi­ ción blanca es del todo defendible.

1 8. 19. Da4 20. Cfl 2 1 . g3?

g X ffi a6 Ce6

Debilitación i nnecesaria. E ra mas logico 2 1 . Dc2 seguido del trac;lado de un caballo a d3.

21. 22. Rg2 23. g4

so dejar ya de imitar las jugadas del blanco.

14. I S . C X el

T X el + Ag6

Ahora es como si la partida comen­ zara de nuevo, pero con menos mate­ rial y con los colores invertidos: se tiene la impresión de que han inicia­ do el juego no las blancas, sino las negras.

1 6. A X g6 1 7 . Cef3

h X g6 Ct8

La posición de las negras es ya pre­ feribie: dada la estructura de los peo­ nes. su alfil e s mejor que el de las blancas. y la perspectiva de trasladar el caballo de f8 a f4 les asegura un juego mas activo que el de su adversa­ rio.

1 8. A X ffi? Incrementa la ventaja de las ne­ gras. Aún no había motivo para asus­ tarse. y era mejor conservar el alfil. 1 12

fS ! f4 eS

Las negras atacan ahora en el flan­ co de dama. El blanco deben a defen­ derse mediante 24. Dd l .

24. DeS + 25 . g5?

Rg7

Esta jugada acarrea, de hecho, la perdida de un peón. Aun tern a tiempo la dama blanca para regresar a su pro­ pio campo ( 2 5 . Da4 y 26. Dd l ).

25 . 26. e X d4 27 . DeS

e X d4 De7

Tampoco s alvaba el peon 27. D X e7. A X e 7 : 28. h4 a causa de 28 . . . 10: 29. g X f6 +, A X g6 y el peon d4 queda sin defensa. .

.

27 . 28. 29. 30. 31. 32.

C 1 d2 h4 Cfl Dg4 hS

e x g5

Ab4 Ce4 Cd6 De4 ces

Las negras van reforzando siste­ maticamente la posicion de sus pie-

zas. La victoria no es ya para ellas sino cuestión de tiempo.

33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. 40. 41.

h X g6 a3 Cl d2 Dg5 Rgl Rh2 ex n

Rgl Dg2

f X g6 Ad6 De2 Ce3 + Ddl + Cfl + D X f3 Dh3 !

A 4 1 . D X d5 seguirla 4 1 . ... , f3; 42. Dg5, Rh7 y las blancas estarian en zugzwang.

41. 42. 43. 44. 45. 46. 47. 48. 49.

R X g2 Cd2 Cb3 f3 Rf2 Rfl rx g4 + CeS

M. Filip

T. Petrosian

Amsterdam, 1 956 ( Sistema indio)

l. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.

Cf3 g3 Ag2 d3 0-0 e4 Cbd2 a4 Cc4

Cf6 d6

e5

g6 Ag7 0-0 Cbd7 aS Cc5

Diagrama núm. 90

D X g2 + Ac7 Ab6 Rf6 g5 Rf5 g4 R X g4

Desesperación, pero ya no habl a nada que hacer.

49. 50. 51. 52. 53.

A X c5 d X c5 d4 b4 d3 a4 f3 abandonan

Veamos ahora un ejemplo mas mo­ derno. J ugando con las negras, Petro­ sian recurre con frecuencia a las posi­ ciones simétricas. como los lectores habran podido ya apreciar por el material mismo de esta sección. Ade­ más de los métodos de ataque en tales casos. el excampeon del mundo co­ noce a fondo el procedimiento de defensa que estamos estudiando. De ello es ilustración la siguiente par­ tida.

A continuación, los planes de ¡¡m­ bos adversarios difieren sobre e l por­ venir de sus respectivos alfiles de dama. Ahora merecí a atención para las blancas 1 0. Ad2, b6; 1 1 . Del o 1 1 . Ch4 .

1 0. Ae3

Ce6

Petrosian rompe a tiempo la sime­ tna�a posición del alfil blanco en e3 no es buena, ya que da pie al avance del peón f7 negro y le quita al propio 113

caballo de c4 una importante casilla para maniobrar.

1 1 . b3? Otra mala jugada que, además de perder tiempo, debilita el flanco de rey de las blancas. Mejor era, según M. Euwe, 1 1 . Cg5, tratando de ade­ lantar el peón f2 antes que el adver­ sario.

1 1 . ... 1 2. Dd2 1 3 . b3

..

De7

También aqui era mejor 1 5 . CgS.

15. 1 6. e X fS 1 7 . Cg5 18. e x e6

fS g X fS f4 D X e6

En esta aguda posición disponen las blancas de muchas continuacio­ nes, pero ninguna de ellas resulta sa­ tisfactoria. Por ejemplo: 1 9. A X aS. T X aS; 20. De2, D X h3; o bien 1 9. De2, A X c4; 20. A X aS, T X aS;

1 14

19. 20. 21. 22.

bS b X a6 R X g2 Ca3

f3 ! r x g2 d5 T X a6

La posición se ha aclarado. En las próximas jugadas, las negras reagru­ pan sus fuerzas para el ataque final.

b6 Aa6 Cb5

La ventaja esta ya practicamente de parte de las negras, por ser éstas las primeras en amenazar . , f5, im­ portante avance en este género de po­ siciones.

14. c3 15. b4

2 1 . D X h5 , A X d3; 22. Tfd l , Ac2; 23. Tdc l , Ag6; 24. D f3 , e4; 25 . D X f4, a X b4 ( variante de Petro­ sian) con ventaja de las negras en am­ bos casos.

23. 24. 25 . 26. 27. 28.

De2 Rb2 Ce2 Tae1 Tgl Dd2

Dg6 Taa8 Tae8 c5 Cffi d4

La superioridad de las negras salta a la vista. La partida continuo:

29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37.

e X d4 e X d4 Cd5 Ag5 Tf3 Tg2 Te4 Cc3 Tg4 b5 Tb4 T X d3 Del Td l Db2 Tb l abandonan

En efecto. después de 3 7. Da3. Af8 las blancas pierden la dama.

2 LA MAESTRÍA TÁCTICA DEL JUGADOR DE AJEDREZ

EL CONTRAGAMBITO FALKBEER

Y. B. Estrin Ex campeón del mundo de ajedrez por correspondencia

PREFACIO En sus primeros pasos hacia el per­ feccionamiento, los jóvenes ajedre­ cistas acostumbran a prestar dema­ siada atención a los complejos siste­ mas posicionales e ideas de apertura más en boga. Lo cu:tl no nos sor­ prende: jasi juegan hoy todos los maestros y grandes maestros! Dichos jovenes, no obstante. co­ meten con ello un grave error. Al adoptar tales aperturas. difícilmente pueden tener exito, pues el camino que conduce a esos profundos y en­ marañados sistemas pasa por toda una serie de etapas intermedias, la primera de las cuales es el dominio del juego combinativo. Quienquiera que desee calar a fon­ do en el arte del ajedrez debe recorrer por si mismo la totalidad de ese cami­ no. sin omitir una sola de las etapas evolutivas de este noble y antiquí­ simo juego de la humanidad.

En las agudas posiciones propias de los gambitos, la lucha se caracteri­ za por la especial importancia del tiempo y por la creciente responsabi­ lidad que implica cada nueva jugada. Esta circunstancia contribuye tam­ bién a ampliar el horizonte imaginati­ vo del joven ajedrecista, enseñándole a combinar y a llevar sistemática­ mente a buen fin sus ataques, no siempre exentos de riesgo. A este tema dedicamos el presente ensayo. El ajedrez nos encanta por su má­ gica belleza, por su hondo e incompa­ rable romanticismo. Y, naturalmente. al aficionado le atraen sobre todo las variantes de doble filo que surgen en el transcurso de la batalla y se pres­ tan a las mas variadas combinaciones. i La combinación, como bien sabe1 17

mos, es el alma de la partida de aje­ drez! Tratando de asumir la iniciativa ya desde la apertura, las negras adoptan no pocas veces distintos sistemas de gambito que, a costa de un peon o hasta una pieza, les permiten agudi­ zar el juego y crear complicaciones con el propósito de obtener ventaja para su propio bando ( la palabra ita­ liana gambetto, de donde procede «gambito», significa literalmente «zancadilla», «mala pasada»). Aquí es lógico preguntarse: ¿ Le re­ sulta útil al jugador de hoy estudiar los gambitos? S in la menor duda, muy útil, y vamos a ver por qué. En primer lugar, el juego de gambi­ to enriquece en el ajedrecista el acer­ vo de ideas tácticas y favorece el desarrollo de su visión combinativa. Además, y esto es del todo esencial, contribuye a la formación de su ca­ rácter como jugador de ajedrez, ayu­ dándole a comprender los aspectos dinámicos de la partida y a no tener miedo de sacrificar material cuando las circunstancias lo aconsejan. Sólo si practica los gambitos, el ajedrecista llegará a comprender de veras que una posición activa y la po­ sibilidad de combinar compensan el material entregado. Los gambitos pueden ser acepta­ dos, cuando el jugador a quien se le proponen decide enfrentarse con la idea de su adversario y captura el ma­ terial que le ofrecen, o rehusados. Existen también los llamados con­ tragambitos, donde a la oferta de ma­ terial por parte del enemigo uno re­ plicu con otra oferta, generalmente un peón. E n este trabajo recomendamos a la atención del lector una de esas aper­ turas: el antiguo contragambito Falk­ beer. La práctica regular de los gambitos 118

contribuyen. como deciainos. a en­ sanchar el horizonte imaginativo del ajedrecista y a enseñarle a combinar ya desde la primera etapa de la par­ tida. El juego de gambito da origen a posiciones excepcionalmente agu­ das y por e l lo es de gran interés. Así . también hoy en dí a aparecen de vez en cuando en los torneos diversas aperturas de este tipo, cualquiera que sea la categona de los participantes. Con todo. las explicaciones teóri­ cas de los manuales modernos de aje­ drez a proposito de los gambitos y aperturas a nálogas distan mucho de ser completas, lo cual no fomenta su­ ficientemente su práctica en los cam­ peonatos a que asistimos. Para colmar hasta cierto punto esa laguna, le presentamos al lector un análisis detallado de las lineas de jue­ go que se derivan del contragambito Falkbeer, abrigando la esperanza de que el estud i o de sus variantes y posi­ ciones de doble filo no solo familiari­ cen al aficionado con estos esquemas clásicos, sino que le facilite n tam­ bien el desarrollo de las facultades combinativas. Nuestro ensayo comprende tres grandes ramificaciones teóricas, al fi­ nal de las cuales ofrecemos, como ejemplo, c i nco partidas. Los datos corresponden al estado de la teori a el 1 de abril de 1 98 1 .

Contragambito Falkbeer l . e4 2. f4

e5

La segunda jugada de las blancas introduce el gambito de rey, venera­ ble por su antiguedad y todavía em­ pleado con éxito en el siglo pasado.

Incluso en nuestros di as, este «vetus­ to» gambito aparece en las partidas del excampeón del mundo B. Spas­ sky, el gran maestro D. Bronstein y otros muchos jugadores ilustres.

2. ...

Diagrama núm. 92

d5 Diagrama núm. 91

Las principales variantes del gam­ bito de rey surgen tras 2 . .... e X f4 ( gambito de rey aceptado) y 2 . .... AcS ( gambito de rey rehusado). Mas estas continuaciones no entran en el tema de nuestro estudio, por lo que no las examinaremos aquí. Con su inmediato contraataque en el centro ( 2 . .... dS), las negras preten­ den hacerse con la iniciativa.

3. e X dS

La continuación 3. e3, ef6; 4. fX eS , e X e4 traspone el juego a una de las variantes de la apertura vienesa; y en caso de 4. e X dS , e4 surge, por inversión de movimientos, una linea de contragambito F alkbeer. que veremos en seguida. A 3 . ec3 pueden tambien respon­ der 3 . .... d4; 4. ece2, Ag4; S . d3, Ad6 . En una partida Milner Barry­ Keres ( Margate, 1 937) siguió aquí 6. fX eS , A X eS; 7. Dd2!, Cc6; 8. ef3, A X f3 ; 9. gX f3, Dh4+: J O. Rd 1 , f.S : 1 1 . Dg5 . D X g5 ; 1 2 . A X g5 , h6 con posibilidades aproximadamente iguales. En la posicion del diagrama prece­ dente se juega no pocas veces 3. Cf3, d X e4; 4. e X e5 . con lo que las ne­ gras no suelen tener dificultades. Por ejemplo: 4 . . . . , Ad6; 5. d4 ( es peor 5 . De2, e f6 ; 6. d4 a causa d e 6 . ... , e X d4 a.p.! 7. C X d3+, Ae7 segui­ do de 8 . .. 0-0 y la posicion del ne­ gró merece preferencia) 5 . . . . , e X d4 a.p.; 6. A X d3, ef6: 7 . 0-0, 0-0; 8. ec3 . ebd7 con igualdad. También se da 4. .... ec6: 5 . Ab5. .

.

1 19

Cf6! 6. C X c6, b X c6; 7. A X c6 +. Ad7; 8. A X d7+ ( perderia 8. A X a8'? a causa de 8 . . . . , Ag4!) 8 . .... D X d7 con excelente juego de las negras a cambio del peón. En lugar de 6. C X c6, merece atención 6. De2, Ad7; 7. Cc3! ( a igualdad aproximada conduce 7. A X c6, A X c6! ; 8 . C X c6, b X c6 : 9. Cc3, Dd4; 1 0. d3, Ab4), y si 7 . .... Cd4, entonces 8. C X d7! , C X e2; 9. Cd X f6 + , Re7; 1 0. CfdS +, Re6: 1 1 . A X e2 con clara ventaja de las blan­ cas. Si 4 . . . . , AcS ; S . Cc3, Cc6: 6. De2. Cf6!, las negras tienen mejor juego. Una partida Ettinger-J anowski ( Nueva York, 1 898) continuó aqui 7. C X f7?, De7!; 8. C X h8, Cd4: 9. Dd l . Cf3+!, y despues de 1 0. g X f3 las negras dieron un elegante mate: 1 0 . ... , e X f3 +; l l . Ae2, f2 + ; 1 2. Rfl , Ah3 ++. Como respuesta a 4 . . . . , AcS es más fuerte S . Dh5 ! , y si ahora S . ... , De7; no conviene 6. D X f7, conti­ nuación analizada por B ilguer, ya que despues de 6 . ... , Cf6! 7 . Cd6 + , Rd8; 8. D X eS, e X d 6 ; 9. Df2, Tf8 las negras tienen una posicion activa por el peón entregado ( Kúbart­ Schmidt, 1 940), sino 6. Ac4!, g6; 7. De2, h6; 8. Cc3, Cd7 ; 9. CdS. Dd6; lO. D X e4, 0-0; 1 1 . b4 con neta su­ perioridad de las blancas ( Zelevins­ ki-Ravinski, Moscú, 1 96 1 ). La variante 4 . ... , Cd7; 5 . d4, e X d4 a. p.; 6. C X d3, Cgf6 ; 7. Cc3, Cb6; 8. Ae2, Ad6 lleva a un juego equilibrado. Por supuesto, es erroneo 3. f X eS? debido a 3 . .... Dh4+. En la partida Rigaud-Kupper ( 2 1 .8 olimpiada. N iza, 1 97 4) las blancas tuvieron que rendirse despues de 4. g3, D X e4 + ; S . Rf2 , AcS + . 3. 1 20

e4

Diagrama num.

93

En esta jugada radica precisamen­ te la idea del contragambito Falkbeer. surgiendo ahora una compleja e inte­ resante lucha de posibilidades reci­ procas. Tambien es aqw digna de interes la continuación de A . N imzovich: 3 . . , c6. Si entonces 4. d X c6, C X c6; S . d3, AcS, las negras quedaiian plena­ mente compensadas por el peón sa­ crificado. La teori a considera que la respues­ ta mas fuerte es 4. Cc3, a lo que sigue 4. ... , e X f4; 5 . C f3 , C f6 ; 6. d4, Ad6 ; 7 . De2+, De7 ; 8 . D X e7 + , R X e7 ; pero tambien en este caso las blan­ cas han de jugar con exactitud. Por ejemplo. en una partida Filtzer­ Neustadt ( Moscú, 1 956), las negras quedaron m ejor despues de 9. Ac4, Af5; 1 0. Ab3, e X dS; 1 1 . C X dS +; C X d5 ; 1 2. A X d5 , Cc6; 1 3 . c3, f6 ; 1 4. 0-0, g5; 1 5 . Ad2, Rd7; 1 6. Tfe l , Ce7; 1 7 . Ae4 , A X e4; 1 8 . T X e4, Cg6. El blanco debe proseguir 9. CeS ! , C X dS ; 1 0. C X d S + , e X d5 ; 1 1 . A X f4 con juego igualado. En vez de 7 . De2+, es mas debil 7. .

.

Ae2, C X d5 ; 8. C X d5 , e X d5; 9. 0-0, pues continuando 9 . ... , Cc6; 1 0. Ce 1 , D c7 : 1 1 . c3, Af5; 1 2. Af3, Ce7 ; 1 3 . Cd3, g5 !, las negras defienden sólidamente su peón de más y obtie­ nen clara ventaja (Antoshin-Estrin, Moscú, 1 953). Si 8. 0-0 ( en lugar de 8. C X d5 ) 8 . . . . . 0-0: 9 . C X d S , e X dS ; 1 0. CeS . lo mejor para las negras es seguir 1 O. ... , fO!; l l . Cd3, g5 . E n una partida Balashov- Sidor ( C uba, 1 97 5 ) se jugo 1 0 . ... , g5; 1 1 . Ad3 . f6: 1 2. DhS ( 1 2. A X h7 +, R X h7: 1 3 . Dh5 + lleva a tablas) 1 2 . . . . , De7 ; 1 3 . Cg4, Cc6; 1 4. c3, Rh8 con posicion com­ plicada. En la partida Kellner-Estrin del 6.0 campeonato del mundo por co­ rrespondencia ( 1 968-70). las blan­ cas, en respuesta a 6 . .... Ad6, opta­ ron por 7. d X c6. C X c6: 8. Ab5 . pero despues de 8 . . . . . 0-0: 9. 0-0. Db6: l O. Rh l , Ag4 el negro obtuvo un juego excelente. Obsérvese que a 4. . . . , e X f4 las blancas pueden también contestar de inmediato 5. d4, lo que lleva a una simple trasposición de jugadas tras 5 . ... , Ad6; 6. Cf3, CfO. La tentadorajugada S . . .. , Dh4+ se vio en una partida N ikitin-Baranov ( Moscú, 1 958). donde después de 6. Re2, e X dS : 7. ef3. Ag4; 8. C X dS, A X f3 +; 9. gX f3, Ad6; 1 0 . Del , Dh6; l l . Rdl +, Rf8: 1 2. A X f4! . A X f4: 1 3. Db4+, Dd6: 1 4. D X b7 las blancas quedaron claramente su­ periores. También suele jugarse 3 . .. . , e X f4, que desemboca en variantes del gam­ bito de rey tras 4. Cf3, Cf6; 5. Ab5 + o S . c4. Es un error 3 . .., D X d5? a causa de 4. Cc3. De6: 5. fX eS. D X eS +: 6. Ae2 con gran ventaja de las blan­ cas en el desarrollo. U na partida Tolush-Aiatortzev ( 1 6 .0 campeo.

nato de la URSS, Moscú, 1 948) si­ guió: 6 . ... , Ag4; 7. d4, De6: 8. Dd3, c6; 9. Af4, Cf6; 1 0. 0-0-0, A X e2; 1 1 . Cg X e2, Ad6: 1 2. d5 !, e X d5; 1 3 . e X d5, e X d5 ; 1 4. Dg3, A X f4+; 1 5 . e X f4, Dh6; 1 6 . Thel+, Rf8; 1 7 . Da3 +, abandonan. Después de 3. . . ., e4 surge la posición principal del cóntragambito, introducido por el maestro austriaco Falkbeer en 1 8SO. A cambio del peon sacrificado, las negras obtienen un peligroso ataque cuya valoración ha venido cambiando periódicamente. Ernst Karl Falkbeer, maestro aus­ triaco nacido en Brno en 1 8 1 9 y muerto en Viena en l 88S, estudio derecho en esta ultima capital. Con motivo de la revolucion de 1 848 abandono su prus. Vivió en Alemania hasta 1 853 y luego regresó a Viena. En 1 855 se trasladó a Inglaterra. donde logró su mayor ex ito ajedrecis­ tico al ganar el segundo premio en el torneo de Birmingham, 1 858 (que­ dando detrás de Lówenthal, péro de­ lante de Owen, Saint-Amant, Staun­ ton, Bird, etc.). En 1 864, Falkbeer volvió definiti­ vamente a Viena, donde se dedicó al periodismo. Entre otras cosas, dirigia la revista Wiener Schaclzzeitung. El celebre teórico L. Bachmann, en su libro sobre el torneo de Teplitz­ Schonau ( 1 922) caracteriza a Falk­ beer como «un fuerte jugador de esti­ lo brillante». Según la posicion que sirve de pun­ to de partida al contragambito Falk­ beer. dispondremos el material de es­ tudio como sigue:

Primera variante: 4. Ab5 +, c6: 5.

d X c6.

A. 5 . ... , b X c6 B. 5 , C X c6 •

...

l. 6. d4 II. 6. d3 121

Segunda variante: 4. Cc3, Cf6 A. 5. Ac4 B. 5. De2 l. 5 . ... , Af5 c. 5. d3

11. 5 . . . . , Ae7!

4. ...

c6

E s más débil 4 . . . . , Ad7 a causa de

Tercera variante: 4. d3, Cf6 A. 5. De2 l. 5 . . . . , Af5

11. 5 . .. . , Ag4

B. S. Cd2

ec3 será examinada en la «segunda variante».

l. 5 . ... , Af5 I I. 5 . . .. , AcS 111. S. . . . , e3 IV. 5 . ... , e X d3

C. 5. d X e4, C X e4

11. 6. Ae3

l. 6 .

Partidas ilustrativas.

5. A X d7 +, e X d7 ( a S . ... , D X d7

sigue 6. ec3, e ffi ; 7. De2) 6. De2, egf6; 7. d3 con posibilidades algo mejores para las b lancas. si inmedia­ tamente 5 . De2, Cffi; 6 . ec3, podria seguir6 . . . . , A b4!; 7 . e X e4, 0-0 con peligroso ataque de las negras.

S. d X c6 Aquí deben e x aminarse dos impor­ tantes respuestas del negro: A. 5 • . . . , b X e y B. 5 , C X c6. •

A

PRIMERA VARIANTE 4. AbS + De esta manera las blancas tratan de simplificar la posición, eliminan­ do un par de piezas menores, o con­ servar su pequeña ventaj a de mate­ rial tras el cambio de peones en c6 Sin embargo las negras, en el segun­ do caso, obtienen suficiente contra­ juego por el peón entregado. Pueden aquí citarse también otra� continuaciones de las que el blanco no saca nada práctico: 4. c4, c6 ; 5. d4, ef6; 6. ec3, ( para 6. d X c6. véase al final la partida ilustrativa 1 : Tarasevich-Sudnitzyn) 6 . ... , e X dS; 7. Db3 , Ae7; 8. e X dS . 0-0; 9. ege2, ebd7; 1 0. eg3, eb6 con buen juego de las negras ( Tarta­ kover- Reti, Viena, 1 922). 4. d4, D X d5 ( es peor 4 . . . . , ef6 a causa de 5 . AbS +) 5 . a3, ef6; 6 . e c 3 , Dd8; 7. Ac4, Ae7 con posibili­ dades iguales para ambos bandos, se­ gun analisis de l. Boleslavski. La continuación 4. Ac4, er6 ; S . 1 22

•••

5. 6. Ac4

b X c6

Diagram a nzim. 94

Más debil resulta 6 . Aa4, ya que en este caso el alfil b l a nco queda situa-

do al borde del tablero y las negras asumen la iniciativa. Por ejemplo: 6. ... , AcS; 7. Ce2, Ag4; 8. Cbc3, Cf6; 9. d4, e X d4 a.p.; 10. e X d3, 0-0; 1 1 . d4, Ab6; 1 2. 0-0, Te8 (Sovre­ mennyi Debiut, Moscü, 1 940).

6 . ...

Cf6

La Enciclopedia de aperturas de ajedrez (tomo C, Belgrado, 1 97 4) re­ comienda en la posición del diagrama 6 . ... , AcS; 7. A X f7+, Rf8 con compensacion, para las negras, por los dos peones sacrificados. No obs­ tante, en vez de 7. A X f7 +, el blan­ co dispone de una continuación más fuerte: 7. Dh5!, De7 ; 8. A X f7+ con ventaja. 7. d4 El gran maestro P. Keres aconseja­ ba jugar aquí 7. d3, Ac5; 8. Ce2, Ag4; 9. Cbc3, e X d3; 1 0. D X d3. Db6; 1 1 . Ad2 con posibilidades algo mejores para el blanco. Pero, como indicó l. Glazkov, el juego de las ne­ gras puede reforzarse mediante 8 . ... , e X d3! (en lugar de 8 . ... , Ag4) 9. D X d3, De7; 1 0. Cc3, 0-0 con exce­ lentes perspectivas. En una partida B ird- Pillsbury ( Londres, 1 899) se jugó 7. De2, AcS; 8. Cc3, 0-0; '9. Dfl , De7; 1 0. Cd1 , aS ; 1 1 . Ce3, Ca6; 1 2. a3 , Cc7; 1 3 . g3, Cd5 ; 1 4. h4. Tan artificial reagru­ pamiento de las piezas blancas no po­ di a menos de implicar una grave pér­ dida de tiempo; el blanco quedó muy atrás en e l desarrollo y, después de 1 4 . ... , C X e3; 1 5 . d X e3 , Da7; 1 6. De2, Td8; 1 7 . Ad2, Ag4; 1 8. Df2, T X d2! ; 1 9. D X d2, A X e3, su­ cumbió a un irresistible ataque.

7 . ...

Ad6

Menos prometedor para las negras es 7 . ... , Cbd7; 8. Ce2, Cb6; 9. A�3 Aa6; 10. c3, Ad6; 1 1 . h3, 0-0; 1 2. 0-0, Cc4 a causa de 1 3 . Ac2! seguido de 1 4. b3, como se vio en una partida Luniakov-Roginski ( 1 967). En este caso, el negro no tiene compensación suficiente por el peón. •

8. Ce2

0-0

Una partida Chigorin-Pillsbury ( Moscü, 1 902) continuó 8 . ... , Cbd7; 9. Cg3, Cb6; 10. Ae2!, CbdS; 1 1 . 0-0, Dc7; 1 2. Cc3!, y despues de 1 2 . ... , C X c3; 1 3 . b X c3, 0-0; 1 4 . c4, eS; 1 5 . d5 las blancas obtuvieron ventaja. Conforme a un análisis del gran maestro A. Lilienthal, las negras te­ nian que haber jugado 1 2 . .... C X f4; 1 3. Cc X e4, C X e4; 1 4 . C X e4, C X e2 +; 1 5 . D X e2, A X h2 +; 1 6 . Rh l , 0-0: 1 7 . g3 , A X g3; 1 8. Tg1 !, Ah4!; 1 9. Ah6, g6; 20. A X f8, R X f8 y el blanco no está sino un poco mejor. Cualquier otra retirada del alfil ne­ gro (en vez de 1 8 . ... , Ah4) acarrea inmediatamente la pérdida de la par­ tida. Por ejemplo: 18 . ..., Af4; 1 9 . Cf6+, Rh8; 20. T X g7!, Af5 (a 20. ... , R X g7 sigue 2 1 . A X f4 y las negras no pueden ju­ gar 2 1 . ... , D X f4 a causa de 22. Ch5 +, etc.) 2 1 . Dg4!, De?; 22. T X h7 +, A X h7; 23. Dh4, Ah6; 24. A X h6, Ae4+; 25. Rg1 , Tg8+: 26. AgS + seguido de mate. O bien 18 . .. , Ad6; 1 9 . Cf6+, Rh8; 20. DhS, g X f6; 2 1 . Ah6, Tg8; 22. T X g8+ , R X g8; 23. Tg1 +, Ag3; 24. Dh4! y las blancas ganan. .

9. 0-0

eS !

E s más débi1 9 . ... , Ag4; 10. Cbc3, Cbd7 ; 1 1 . h3, A X e2, como se hizo en una partida Horwitz-Kolisch 1 23

( Londres, 1 862), ya que las blancas logran mejores posibilidades por me­ dio de 1 2. D X e2!

10. d5

Diagrama n úm. 96

Cbd7

Diagrama nitm. 95

Una partida ehigorin- Pillsbury ( Viena, 1 898) continuó aqtú 1 1 . Ab3, c4!; 1 2. A X c4, Ac5+; 1 3 . Rhl . eb6; 1 4 . Ab3, eg4; 1 5 . Del , e X d5: 1 6 . h3, ede3! con ventaja de las ne­ gras. Era más fuerte 1 1 . Cec3 ! . eb6: 1 2. Ae2 con posibilidades aproxima­ damente iguales.

B ( l . e4, eS; 2. f4. d5 ; 3 . e X d5 . e4: 4. Ab5 + , c6; 5 . d X c6) S



.. .

ex c6

Aunque con esta continuación las negras no atacan al alfil enemigo y por tanto no ganan tiempo, desarro­ llan no obstante una pieza y obtienen buen juego. 1 24

En esta posicion l a s principales po­ sibilidades son: l. 6. d4 y 11. 6. d3. Si 6. Cc3, C f6: 7. De2. las negras. continuando 7 . . . . , A c5 ; 8. e X e4, O­ O y merced al sacrificio de un segun­ do peon, logran un fortísimo ataque ( véase la partida n.o 2: Rosanes-An­ dersen). También merece considerarse 7 . .... Ac7! 8 . c X e4, c X e4; 9 . D X e4. 0-0 con suficiente compensación por los dos peones s acrificados. Si las blancas optan por 7 . ege2 (en lugar de 7 . De2), s igue 7 . . ... A eS! 8. eg3 (o 8 . d4, e X d4 a.p.; 9. D X d3. 0-0), Dd4 c o n clara superio­ ridad posicional del n egro. Después de 6. Ce:Z., Ac5 : 7. d4. e X d4 a. p. ; 8. D X d 3 , Db6; 9. ec3, se creyó durante mucho tiempo que las negras lograban v entaja mediante 9 . . . . , a6. A esto, s i n embargo, puede seguir 1 O. ed5! , Dd8; 1 1 . Ae3 y son las blancas quienes e stán mejor. Por eso a 6. ee2 las negras deben respon­ der 6 . . . . , e f6 ; 7. Cc3, Db6; 8. d4, Ab4!; 9. 0-0, 0-0, como lo hicieron en

una partida Tarrasch-consultantes ( Nurcmberg, 1 895), y tras 1 0. A X c6, b X c6; 1 1 . fS, Aa6 surge una posición complicada donde el ne­ gro tiene suficiente 1:ontrajuego a cambio del peón sacrificado. Si inmediatamente 6. A X c6+, b X c6; 7. d4, las negras. según S. Tartakover, logran una excelente par­ tida mediante 7 . . . . , e X d4 a.p.! 8. D X d3, D X d3; 9. e X d3, Aa6.

6. d4

DaS +

Si 6 . . . . , Cffi, lo mejor para las blan­ cas es reforzar su peón central por medio de 7. c3!. como ya lo propuso M. Chigorin.

7. Cc3 8. Ad2

Ab4 Cffi

Diagrama núm. 97

1 903 ) se jugó 9. a3, A X c3; 1 0. A X c6 +, b X c6; 1 1 . A X c3, Dc7; 1 2. Ce2, Aa6 (es más preciso 1 2 . . . . . 0-0!, pues ahora, con 1 3. Ab4!, las blancas podían haber impedido el en­ roque corto del adversario y llevado el juego a una posición poco clara, a juicio de Chigorin, después de 1 3 , A X e2; 1 4. D X e2, D X f4; 1 5 . g3) 1 3 . Dd2, 0-0; 1 4. Aa5, Dd7; 1 5 . 0-0-0, e3! 1 6 . De l ; aquí l as negras habrían obtenido ventaja continuan­ do 1 6 . ... , Cg4! 1 7 . Cc3, Tfe8! En lugar de ! l . ... , De? , merece también atención 1 1 . ... , Dd5, como se hizo en una partida Glazkov- So­ loviev ( Moscú, 1 9 7 1 ), Después de 1 2 . Dd2 ( a 1 2. Ce2 puede seguir 1 2. ... , Cg4; 1 3. Del , Aa6! con ventaja del negro) 1 2 . ... , 0-0; 1 3 . 0-0-0, Da2; 1 4. b3 ( no es bueno 1 4. De3 a causa de 14 . ... , AfS; 1 5 . h3, Cd5) 1 4 . .... D X a3+: 1 5 . Ab2. De7; 16. Ce2, e3! las negras quedaron igualmente superiores. • ...

9 . ...

10. Cge2

b X c6

O-O

N ada en limpio sacan las negras ju­ gando de inmediato 1 O . . . Ag4, a lo que seguina 1 1 . h3!, A X c3: 1 2 . A X c3. Dh5: 1 3 . Rf2. Ac8; 1 4. Ad2! con mejores posibilidades para el blanco (Krause). .

0-0 1 2. Del ! l l.

9. A X c6 +! Lo mas fuerte. en una partida Chigorin- Znosko-Borovski ( Kiev.

.

Ag4

Ahora 1 2. h3 no logra ya su objeto, pues las negras continuarían 1 2 . .... A X c3! 1 3 . A X c3 . Dh5; 1 4. Te l . A X h3!: 1 5 . g X h3 , D X h3 con for­ usimo ataque. Por ejemplo: 1 6 . Tfl . Cg4: 1 7 . Tf2, C X f2: 1 8 . R X f2. e3+! 1 9. Rgl , Dg4+!: 20. Rfl , Tad8; 2 1 . Cgl , D X f4 + y el negro tiene una clara superioridad. 1 25

1 2. 1 3 . A X e3

e3 !

Diagrama nzím. 98

e X e4; 1 2. d X e4, Aa6; 1 3 . A X b4, D X b4+; 1 4. c 3 , Da4; 1 S . b3, DaS ; 1 6. Db2, Tae8; 1 7 . e S , f6; 1 8. 0-0-0, fX e5; 1 9. f X e 5 , D X e5 ; 20. ef3, Df4 + con ventaja de las negras. También se ha jugado 7 . . . . , Ag4; 8. A X c6+, b X c6; 9. ef3, D aS +; 1 0. Ad2, Db6; 1 1 . Cc3 , D X b2; 1 2. 0-0, Ac5 +; 1 3 . R h1 , 0-0; 1 4. d X e4, Tad8; 1 5 . e5, Tfe8; 1 6 . C a4, D X c2; 1 7 . e x c5 , D X eS; 1 8 . Ae3, Da3 con partida complicada donde las po­ sibilidades del negro no son peores ( ehigorin-Marco, Viena, 1 898). No obstante a 1 1 . . . . , D X b2 las blancas podía n haber replicado más fuertemente 1 2. C X e4! , D X al + ; 1 3 . Rf2 o 1 2 . . . . , Ae7; 1 3 . Ac3! con ventaja decisiva.

7 . ...

Ab4

Merece también atención 7 . Af5!?, sugerido p o r P. Keres. Prosiguiendo ahora 1 3 . .... A X e2; 1 4. D X e2, A X c3; l S . b X c3, D X X c3; 1 6. Dd2, Dc4!, las ne­ gras obtienen compensación más que suficiente por el peón que les falta. 11

( l . e4, eS ; 2. f4, dS ; 3. e X c15 , e4; 4. AbS +, c6; S . d X c6 , e X c6) 6. d3

effi

No es satisfactorio 6 . . . . , D aS +; 7 . ec3, Ab4; 8 . Ad2, e3? a causa de 9 . De2 con ventaja d e las blancas.

7. Cc3 Lo más frecuente. A 7. De2 siguió en una partida ehigorin- Schiffers ( Viena, 1 898): 7 . ... , DaS +; 8. ec3, Ab4; 9. Ad2, 0-0! 1 0 . A X c6, b X c6; 1 1 . e X e4, 1 26

8. Ad2 9. Cge2

Ag 4 0-0

Gracias al peón sacrificado las ne­ gras ejercen u n a fuerte presión sobre el campo enemigo y las blancas están a la defensiva. La posición es digna de un diagra­ ma. ( Véase diagrama núm. 99)

Sin duda alguna e l 0-0 es más fuer­ te que 9 . .. . , e X d6; 1 0. A X d3, Db6 a causa de 1 1 . h 3 , A e6; 1 2. a3.

10. d X e4 l Lo más natural, que les permite a las blancas salir de apuros. Sovre­ m tnnyi Debiut examina tambien las siguientes continuaciones: a) 1 O. 0-0?, Cd4!

Diagrama núm. 99

13. 14. A X e2 15. b X c3

A X e2 e x c3 Tfe8

Diagrama núm. 100

1 1. b) 1 O. A X c6, e X d3; e X d3, b X c6 e) 1 0. e X e4, A X e2; 1 1. D X e2, ed4 d) 1 0. h3, A X e2; 1 1 . e X e2, A X d2+ ; 1 2. D X d2, e3!; 1 3. D e l ( pierde 1 3 . D X e3? a causa d e 1 3 . ... , D aS + ; 1 4. ec3 , TeS) 1 3 . . . . , DaS +; 1 4. ee3, edS; 1 S . A X c6, e X c3; 1 6. A X b7, Tab8! e) 10. a3, e X d3! (es peor 1 0. ... , ed4; 1 1 . a X b4, e X bS a causa de 1 2. d X e4i, ed4; 1 3 . Ae3! y las ne­ gras tienen que luchar por la tablas) 1 1 . A X d3, A X c3; 1 2. A X c3, Db6! ( propuesto por l. Glazkov; tam­ bién es bueno 1 2 . ... , ed5 ) 1 3. Db2, A X e2! En todas. estas variante las negras quedan claramente mejor.

10. 1 1 . A X c3 1 2. D X d8 1 3 . 0-0

A X c3 e x e4 Ta X d8

Si 1 3 . A X c6, b X c6; 1 4. Ab4, eS , las negras tienen ventaja.

A esta posición se llegó en una partida Fuderer-Pirc (Munich, 1 9S4 ). Las posibilidades de ambos bandos son iguales.

SEGUNDA VARIANTE ( l . e4, eS ; 2. f4, d5; 3. e X d5 , e4)

4. ec3

effi

Antiguamente solía jugarse con cierta frecuendia 4. ... , 1'5, pero este movimiento no es acorde con el espi­ tiru de la posicion, por lo que cayó poco a poco en el olvido. S alta a la vista que después de S. Ac4, ef6; 6. ege2, Ad6; 7. d4, 0-0; 8. Ae3, Rh8; 9. 0-0 las blancas están mejor (Mor­ phy-Hay, partida a la ciega, Lon­ dres, 1 8S9). 1 27

Diagrama núm. 101

d X e4, e X e4; 1 2. De3, c X d5; 1 3 . 0-0-0, Db6!; 1 4. D X b6, a X b6 ; 1 5 . A X d5 , Cf2 y e l blanco perdió la calidad.

6. d4 Lleva sólo a u n a trasposición de ju­ gadas 6. ege2, 0-0; 7 . d4.

6 . ... 7. ·o x d3 8. Cge2

e X d3 0-0 c61

Menos enérgico es 8 . .... Te8, a lo que las blancas deben responder 9. h3! impidiendo 9 . , eg4 y 9 . . . . , Ag4. Una partida Chigorin-Mar­ shall ( earlsbad, l 9 0 7 ) prosiguió aquí 9 . ... , eh5 ; l O. Df3, D h4+; 1 1 . Rd1 , g6; ( también quedan mejor las blan­ cas después de 1 1 . ... , eto: 1 2. g3 , Dh5 ; 1 3 . D X h 5 , e X h5; 1 4 . g4, ef6; 1 5 . Ad2, C e4 ; 1 6 . e X e4, T X e4; l 7 . Ad3 : N ikolau-Teodo­ rescu, Lodz, 1 96 3 ) 1 2. Ad2, ed7; 1 3 . g4, Cg7; 1 4. Ce4 con neta venta­ ja del blanco. Otra posibilidad: 8 . ... , Cg4; 9. Df3, Te8; l O. h 3 , Ce3. En una parti­ da Spassky-Tumurbator (Leningra­ do, 1 960) las n egras, después de 1 1 . A X e3, T X e3; 1 2. Dfl !, D h4+; 1 3. Rd2, Te8; 1 4. R cl , Cd7, obtuvie­ ron cierta comp e nsacion por el peón entregado. Si en lugar de 9 . Df3, las blancas continúan 9. C d 1 , TeS ; 1 0. h3 , el ne­ gro logra también un juego activo me­ diante 1 0. ... , Ch6!; 1 1 . Ce3, c6; 1 2. Cg4, Cf5; 1 3 . CeS , Cd6; 1 4. d X c6, e X c6. Por ejemplo: 1 5 . e X t7, e X t7; 1 6. A X t7 +, R X t7; 1 7 . Dc4+, Rg6!; 1 8 . D X eS , ed4 con ventaja (Andersen-Jakobstadt, E s­ tocolmo, 1 93 4 ). .

En la posicion del diagrama hay que estudiar las siguientes respues­ tas:

A. 5. Ac4, B. 5. De2 y C. 5. d3. No es aconsejable 5. d4, Ad6; 6. Ac4, a lo que puede seguir 6 . ... , 0-0; 7. Cg2, c6 ; 8. d X c6, C X c6; 9. Ae3, Ca5 ; 1 0. Ab3 , Cg4 con buen juego de las negras ( Cordovil- Uitu­ men, 1 7 .a olimpi ada, La Habana. 1 966). Si 5. Ab5 + , la mejor réplica de las negras es 5 . ... , c6! A 5. Ac4

Ac5

Aqw merece igualmente atención 5 . ... , c6!?, recomendado por la Enci­ clopedia de aperturas de ajedrez. En una panida Murphy-Palcial.lskas ( 1 .
View more...

Comments

Copyright ©2017 KUPDF Inc.
SUPPORT KUPDF