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December 15, 2018 | Author: Beatriz Fernanda SaIb | Category: Science, Brain, Medicine, Homo Sapiens, Life
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EL ESPÍRITU DE LA SÍNTESIS  Autor: Jorge Iván Carvajal Posada MD

Cultura de la conciencia, la posmoderna se vislumbra como el espacio virtual de la síntesis, un espacio de integración entre lo profano y lo sagrado, un campo de integración de c iencia, religión y filosofía, un desarrollo del pasado en procesos de causalidad y el futuro en dinámicas de finalidad, integrados en un presente de sincronicidad. Viaje al ciberespacio de la consciencia, descubrimos con la nueva cultura que una medicina sin sujeto no tiene objeto, y empezamos a concebir la materia como templo del espíritu. Entonces escuchamos el discurso de los modernos místicos que no son ni más ni menos que los físicos de vanguardia. Y encontramos lo mejor de la nueva ética en los tratados de economía. Abordamos una nueva e stética, no la de la proporción de l as formas afuera, sino la de las desproporciones y disonancias que nos conmueven. Matrimonio del pensar y el sentir en el que el amor trasciende la poesía, la religión, y la filosofía, para encontrar su realización en todas las actividades humanas como servicio. Caen las fronteras físicas, las cortinas duras y las cortinas blandas entre las culturas. El globo físico se globaliza también culturalmente y la tierra vuelve a ser redonda. Cada punto de partida es también un punto de llegada porque todos son puntos de encuentro. Nos encontramos en la ciencia, en el arte, en la poesía; desde la divers idad y desde lo que somos, la individualidad se afirma en el grupo y el grupo se afirma y sustenta en la diversidad de sus células. En ese vórtice de unificación nos liberamos todos en una libertad que tiene visos de tolerancia e interdependencia. Su materia prima es responsabilidad. Ingresamos a esa nueva cultura de relaciones h umanas en la que el individuo recupera su dignidad perdida, al afirmar su identidad como parte armónica y necesaria de la identidad grupal. Esa es una cultura de la salud. HUMANIZAR  Autor: JCP

Cuando así, entonces, humanidad en proceso de humanización continuo, el hombre, la mujer, al fin hermanos desde su esencia humana, no confundan su cualidad con su apariencia, ni s u cuerpo con su alma, y miren s us nombres y apellidos y bibliotecas genéticas como maravillosos instrumentos de un habitante interior permanente, la consciencia, ya no seremos solo el cuerpo, ya no confundiríamos el sentido de vivir c on los sentidos , ni el placer ni el poder con el sentido. Así, no ya pe rdido el sentido, más allá de la aversión o el apego o la ignorancia, cada quien podrá revelar lo que en esencia es . Y, en esa dimensión de la conciencia, la salud no se comprará o se venderá, no se tendrá o se perderá, porque allí todos somos salud o integridad. Rescatar la integridad, la totalidad, nuestra Alma humana, ver la dimensión molecular y emocional o mental como notas de la misma sinfonía espiritual, es el reto de la nueva medicina. Con cuerpo, con alma, con integridad. Allí, cada territorio terapéutico será una puerta abierta a la integridad. La cirugía unida a la oración, la religión, y la ciencia integrad as en la misma corriente de la creación, percibida ahora como un movimiento de la conciencia, será nuestra nueva visión. El cambio ya no podrá ser sólo cuantitativo; cambio de técnicas o de dosis no mejorarán nuestra humana salud. El cambio será el de nuestra visión del mundo. Una en la que nosotros seamos p arte de la naturaleza y, naturaleza de nuestra naturaleza, la misma naturaleza, mar de la mente universal en la que, mente anclada al corazón, la comprensión amorosa, será nuestra principal herramienta terapéutica. La paz, el amor, la tolerancia, la ternura, la amistad serán los medicamentos de una nueva farmacopea espiritual. LOS TERRITORIOS TERAPÉUTICOS  Autor: JCP

Los sistemas médicos son estrategias de supervivencia de las culturas. Ni mejores ni peores, son s implemente modelos adaptativos que responden implícita o explícitamente a una cosmovisión. Desarrollar una medicina exclusivamente fundamentada en el método científico revela también una visión d el mundo delimitada y enmarcada por los límites de la materia, que considera a la mente y a la consc iencia como sus derivaciones o subproductos. Pero otras cosmovisiones vigentes social y culturalmente entre grandes culturas humanas conciben exactamente lo contrario: Que la materia y el cuerpo son deriva dos de la mente y la consciencia. ¿Cómo conciliar, en un mundo sediento de integridad y síntesis, visiones del mundo y sistemas médicos tan diferentes? Si nuestra medicina moderna está en crisis, si buena parte de los servicios de prestación de salud están en quiebra, si antiguas enfermedades como las venéreas y la tuberculosis, están de

nuevo hoy en peligroso ascenso, si, en una palabra, no somos hoy más sanos, en el sentido total de ser más íntegros, ¿Dónde está, nos preguntamos, nuestro avance en términos de humanidad? ¿Acaso hemos conseguido más paz, más amor, una mayor libertad? ¿Podríamos decir en serio que somos hoy más responsables, tolerantes y felices? ¿Qué hemos hecho de nuestro antiguo miedo de morir, que gravita sobre la vida, de tal manera, que a veces el arte de vivir se reduce al arte gris de sobrevivir?. Aunque pareciera impensable hoy, por nuestros avances, en muchos frentes también estamos perdiendo la guerra contra los microbios. Pero, ¿Es la muerte la enemiga? ¿O las bacterias, o el dolor?. ¿La vieja estrategia evolutiva límbica de atacar o de huir parece que ya no da más resultados cuando se trata, no de sobrevivir, sino de conquistar una buena calidad de vida. No es, en el plano humano, el creced y multiplicaos o la supervivencia de los más aptos lo que permitirá la emergencia de una humanidad mejor. No es garantizar una vida mejor. Es la cualidad de la relación con todos y con todo, con los bichos y el dolor, con la naturaleza, nuestra propia naturaleza en e lla inmersa, donde podemos encontrar una respuesta. Este paradigma nuevo tiene mucho más que ver con el enfermo que con la enfermedad. La enfermedad es el predicado. Pero ¿Qué nos hemos preguntado del sujeto? La misma enfermedad está allí como una pregunta abierta demandando qué estamos haciendo con la vida, es decir, la vida, la mente, la consciencia, el s entir, el espíritu, la relación total con el mundo. No puede mejorar realmente el nivel de vida del individuo si no mejora el de la humanidad. No puede mejorar la salud si no descubrimos nuestra indisoluble continuidad con el todo humano, que podemos llamar humanidad, no solo externa sino también esa humanidad interna: Nuestra propia humanidad. La salud pareciera tener más que ver con ese puente hacia la totalidad, que es la integridad, que con cualquier factor aisladamente considerado, llámese emoción, microbio ó tóxico. En ese contexto relacional somos lo que somos con todo u otro, la otredad nutre la yoidad y en el n osotros conquistamos ese nivel de integridad que podríamos llamar salud. En ese nivel todos los territorios médicos están i ntegrados. El chamanismo y la biología molecular, la cirugía y la psicología transpersonal, las medicinas de la materia con las de la energía. La biocibernética y l as ciencias de la consciencia. Reflexiones de la luz sobre el diamante de mil c aras de la evolución del mundo, la medicina del hombre es una y diversa. Su diversidad expande su riqueza cultural desde la unidad esencial d el ser humano. Y ésta unidad contrae su diversidad en el núcleo de humanización que hace de cada hombre uno con toda la humanidad. Células del cuerpo humano, ya no un cuerpo de moléculas y tejidos y órganos, sino un cuerpo de sociedades, culturas y propiedades emergentes, que en l a humanidad continúan la corriente única de la vid a LA MEDICINA EN LA NUEVA CULTURA  Autor: JCP

Ni vieja ni nueva, siempre permanente, renovada siempre, la medicina es simplemente el perenne arte de curar. Las nuevas medicinas son las más antiguas; las llamadas alternativas son en muchos países la corriente terapéutica principal; no siempre las medicinas blandas están excentas de dureza; casi nunca lo que llamamos ciencia médica responde al método científico. En medicina creemos muchas cosas que no son reales, desconocemos muchas realidades, y esas ignorancias y creencias, cuestan sufrimiento, provocan muertes, atentan contra la vida que decimos cuidar. A sistemas construidos en torno a la enfermedad los llamamos sistemas de salud. Dedicamos más a cortar, quemar, envenenar, ocultar los síntomas, o mantener a toda costa los cuerpos, luchando a muerte contra la muerte, nos olvidamos de la vida. Ignoramos que atacar las enfermedades es diferente de promover salud. Olvidamos que la salud es un proceso cultural. Sumergidos en las moléculas nos olvidamos del alma. Sumergidos en las neuronas nos olvidamos del c ielo que las neuronas miran y se refleja en la intrincada red del microcosmos cerebral. En la Torre de Babel de las mil y una tecnologías médicas, pretendemos que el enfermo nos comprenda cuando confundimos al ser humano con su cuerpo. Confundimos la medicina con la sola ciencia y negamos el arte milenario de sanar, que tiene más de palabras o silencio, más de comprensión amorosa y sentido de vivir que de técnicas asépticas. Con e l advenimiento de las nuevas tecnologías creamos una interfase fabulosa para abordar el cuerpo, pero al mismo tiempo erigimos una barrera que nos impide mirar la humanidad del ser humano. Medicina del intelecto, hija del patriarcado, esclava de la objetividad, que convierte a pacientes y enfermedades en diagnósticos, números y estadísticas, nuestra institución médica moderna pasa por una crisis de humanidad: Hemos perdido de vista el horizonte humano del hombre o la mujer que pretendíamos sanar. Tratamos con un cuerpo mineral, o animal a lo sumo, y creemos aún que el hombre es sólo un conglomerado molecular. No tratamos la vida que vibra en las moléculas, no abordamos el programador sino el programa y la memoria. Curar la enfermedad es diferente de sanar. Se sana la vida. Aún e n el proceso de morir podemos sanar la vida aunque no podamos curar el cuerpo. Humanizar, sanar, rescatar el alma d el arte milenario de curar, a veces atrapada en un cientificismo que no es más que pseudociencia, es el reto para la medicina del tercer milenio. SINTERGETICA  Autor: JCP

nuevo hoy en peligroso ascenso, si, en una palabra, no somos hoy más sanos, en el sentido total de ser más íntegros, ¿Dónde está, nos preguntamos, nuestro avance en términos de humanidad? ¿Acaso hemos conseguido más paz, más amor, una mayor libertad? ¿Podríamos decir en serio que somos hoy más responsables, tolerantes y felices? ¿Qué hemos hecho de nuestro antiguo miedo de morir, que gravita sobre la vida, de tal manera, que a veces el arte de vivir se reduce al arte gris de sobrevivir?. Aunque pareciera impensable hoy, por nuestros avances, en muchos frentes también estamos perdiendo la guerra contra los microbios. Pero, ¿Es la muerte la enemiga? ¿O las bacterias, o el dolor?. ¿La vieja estrategia evolutiva límbica de atacar o de huir parece que ya no da más resultados cuando se trata, no de sobrevivir, sino de conquistar una buena calidad de vida. No es, en el plano humano, el creced y multiplicaos o la supervivencia de los más aptos lo que permitirá la emergencia de una humanidad mejor. No es garantizar una vida mejor. Es la cualidad de la relación con todos y con todo, con los bichos y el dolor, con la naturaleza, nuestra propia naturaleza en e lla inmersa, donde podemos encontrar una respuesta. Este paradigma nuevo tiene mucho más que ver con el enfermo que con la enfermedad. La enfermedad es el predicado. Pero ¿Qué nos hemos preguntado del sujeto? La misma enfermedad está allí como una pregunta abierta demandando qué estamos haciendo con la vida, es decir, la vida, la mente, la consciencia, el s entir, el espíritu, la relación total con el mundo. No puede mejorar realmente el nivel de vida del individuo si no mejora el de la humanidad. No puede mejorar la salud si no descubrimos nuestra indisoluble continuidad con el todo humano, que podemos llamar humanidad, no solo externa sino también esa humanidad interna: Nuestra propia humanidad. La salud pareciera tener más que ver con ese puente hacia la totalidad, que es la integridad, que con cualquier factor aisladamente considerado, llámese emoción, microbio ó tóxico. En ese contexto relacional somos lo que somos con todo u otro, la otredad nutre la yoidad y en el n osotros conquistamos ese nivel de integridad que podríamos llamar salud. En ese nivel todos los territorios médicos están i ntegrados. El chamanismo y la biología molecular, la cirugía y la psicología transpersonal, las medicinas de la materia con las de la energía. La biocibernética y l as ciencias de la consciencia. Reflexiones de la luz sobre el diamante de mil c aras de la evolución del mundo, la medicina del hombre es una y diversa. Su diversidad expande su riqueza cultural desde la unidad esencial d el ser humano. Y ésta unidad contrae su diversidad en el núcleo de humanización que hace de cada hombre uno con toda la humanidad. Células del cuerpo humano, ya no un cuerpo de moléculas y tejidos y órganos, sino un cuerpo de sociedades, culturas y propiedades emergentes, que en l a humanidad continúan la corriente única de la vid a LA MEDICINA EN LA NUEVA CULTURA  Autor: JCP

Ni vieja ni nueva, siempre permanente, renovada siempre, la medicina es simplemente el perenne arte de curar. Las nuevas medicinas son las más antiguas; las llamadas alternativas son en muchos países la corriente terapéutica principal; no siempre las medicinas blandas están excentas de dureza; casi nunca lo que llamamos ciencia médica responde al método científico. En medicina creemos muchas cosas que no son reales, desconocemos muchas realidades, y esas ignorancias y creencias, cuestan sufrimiento, provocan muertes, atentan contra la vida que decimos cuidar. A sistemas construidos en torno a la enfermedad los llamamos sistemas de salud. Dedicamos más a cortar, quemar, envenenar, ocultar los síntomas, o mantener a toda costa los cuerpos, luchando a muerte contra la muerte, nos olvidamos de la vida. Ignoramos que atacar las enfermedades es diferente de promover salud. Olvidamos que la salud es un proceso cultural. Sumergidos en las moléculas nos olvidamos del alma. Sumergidos en las neuronas nos olvidamos del c ielo que las neuronas miran y se refleja en la intrincada red del microcosmos cerebral. En la Torre de Babel de las mil y una tecnologías médicas, pretendemos que el enfermo nos comprenda cuando confundimos al ser humano con su cuerpo. Confundimos la medicina con la sola ciencia y negamos el arte milenario de sanar, que tiene más de palabras o silencio, más de comprensión amorosa y sentido de vivir que de técnicas asépticas. Con e l advenimiento de las nuevas tecnologías creamos una interfase fabulosa para abordar el cuerpo, pero al mismo tiempo erigimos una barrera que nos impide mirar la humanidad del ser humano. Medicina del intelecto, hija del patriarcado, esclava de la objetividad, que convierte a pacientes y enfermedades en diagnósticos, números y estadísticas, nuestra institución médica moderna pasa por una crisis de humanidad: Hemos perdido de vista el horizonte humano del hombre o la mujer que pretendíamos sanar. Tratamos con un cuerpo mineral, o animal a lo sumo, y creemos aún que el hombre es sólo un conglomerado molecular. No tratamos la vida que vibra en las moléculas, no abordamos el programador sino el programa y la memoria. Curar la enfermedad es diferente de sanar. Se sana la vida. Aún e n el proceso de morir podemos sanar la vida aunque no podamos curar el cuerpo. Humanizar, sanar, rescatar el alma d el arte milenario de curar, a veces atrapada en un cientificismo que no es más que pseudociencia, es el reto para la medicina del tercer milenio. SINTERGETICA  Autor: JCP

 Apenas naciendo a nuestra propia humanidad hoy, hijos hijos de las artes, las las ciencias y las filosofías, absortos en una conciencia que por primera vez en la historia intenta como humanidad mirarse a si misma, henos aquí, frente a la ética y la bioquímica. Frente a nuestra más densa materialidad y nuestra más absoluta incertidumbre. Y nos llamamos médicos. ¿Médicos o terapéutas quiénes? ¿ Y de quiénes? ¿Dónde esta nuestra humanidad? ¿Dónde los sujetos de todo este movimiento y todos estos predicados que llamamos terapéuticas? ¿Es acaso la nuestra la misma humanidad de los ratones de los que hemos derivado la mayoría de nuestras investigaciones del comportamiento? ¿No existe ya acaso un abismo impredecible entre nosotros y el hombre de Neardenthal? La emergente ciencia, la relatividad, la cuántica, sinfonías completas en el cerebro de Mozart, milagros repetidos, las experiencias próximas a la muerte, interacciones a distancia, la no localidad de la conciencia, son demasiados fenómenos emergentes para quedarnos anclados en la biología molecular. O asumimos el riesgo de mirar nuestra propia integridad o permanecemos congelados en la paleomedicina de un cuerpo sin sujeto. ¿Quién habita en nuestro cuerpo? ¿Quiénes éramos al fin de cuentas detrás de los mil yoes que luchan en el escenario de nuestro cuerpo? ¿Cuántos libretos, cuántos dramas y comedias tratando de decirnos que detrás de cada rol se escondía un sig nificado? Y en el trasfondo significativo de todos los pequeños yoes un Yo mayor, el aprendiz. El sujeto. No una mera consecuencia del cuerpo y las moléculas. No un patrón de organización repetitivo. Un sujeto único. Vivo. Predecible en su cuerpo y en su f isiología. Impredecible en el poema irrepetible de la vida. En el territorio de una permanente síntesis, rescatar el alma viva del sentir es quizás hoy la alternativa. Sentir el flujo de la vida detrás de la mirada y la palabra. Sentir que las moléculas so n pulsaciones de la consciencia, y los síntomas señales codificadas de un mensaje que sólo un sujeto puede develar. Sentir que todo tenía sentido en el concierto de la integridad del ser. Mirar en el espejo del cuerpo la sombra de la consciencia. Mirar en el espejo de la conciencia nuestra propia consciencia reflejda y descubrir detrás de cada rol, el actor, el hombre o la mujer en esa búsqu eda constante del amor. Conquistar el territorio sensible de la consciencia en la que los sujetos de nuevo se desc ubren desde su esencial humanidad. Entonces podremos cantar juntos desde el corazón: Gracias a la vida, que me ha dado tanto... para comprender que hasta el dolor que temíamos era una lección plena de significado. De la Relación Terapéutica  Autor: JCP

FRAGMENTO DEL SEMINARIO EL SENDERO. MEXICO. SEPTIEMBRE / 2000. Bueno, entonces el problema de la relación terapéutica es el problema de la transmisión de información, somos canales que transmiten un mensaje, pero una cosa es el mensaje, otra es la señal, otra el ruido y otra es la recepción. Nosotros transmitimos información, siendo esa información nada menos que nuestra vida misma. Nosotros no podemos dar ni mas ni menos que la vida. Cuando damos nos damos enteros, detrás de tu palabra, detrás de tu terapéutica estas tu enterito con tu dolor, con tu alegría, con tu ignorancia, con tu miseria, con tu historia, con tu cultura, realmente ahí estás en cada segund o contenido. Pero si tu ya lo sabes, s i tu ya lo sientes o lo intuyes y puedes mejorar la forma como transfieres esa información, porque el problema es de transferencia, no es cierto que haya que eliminar el asunto de las transferencias, es todo lo con trario nos tenemos que entregar enteros. La relación terapéutica no puede ser una relación aséptica. Yo te tengo que tocar, me tienes que tocar y no desde afuera, desde l a piel sino desde la piel del cora zón, desde adentro y para eso tenemos que ser canales. Un sanador siempre es un c anal, es un canal del espiritu, es un río del amor, es un canal de la materia, es un canal molecular, es un canal de la energía electromagnética, es un canal pulsado desde el instrumento del corazón, es un canal que representa para el paciente una sinfonía total, es un universo. Es la sinfonía del universo pasando a través de mi corazón lo que puede sanar. Hablábamos de la atención, en la atención yo renuncio al mundo, yo renuncio al universo, para que el mío, esa interpretación del universo que vive en mi s ea el tuyo, yo me consagro a ti. La terapéutica es una consagración; la consulta es un s agrario, no son las paredes; el cuerpo es un sagrario, no solo es el c uerpo físico. De la misma manera como estamos en este auditorio y no vivimos dentro de los muros s ino en el pasillo. En el pasillo interior, en el vórtice de la conciencia de ese cuerpo que habitamos se crea el sagrario y me c onsagro a integrar la vida dándose esta integración cuando yo empiezo a prestar atención. La primera clave del sanador quien es un servidor, es atender, es "to care", es cuidar. Atender y cuidar es exactamente igual. Cuando yo te atiendo, te cuido, te abrazo, te restauro el ritual de desarrollo; soy el padre y la madre, el confesor, el amigo que tu me estas pidiendo. Yo te completo y tu me completas en ese instante. Pero en ese instante mágico en el que arde el fuego del amor al interior del templo del cuerpo, en e l que se inicia la relaci ón porque yo te presto atención, porque te presto el instrumento de mi cuerpo para que tu lo toques con tu voz y entre los dos produzcamos la música de la relación. En ese momento surge algo muy bello y es un movimiento, una tensión interior que se llama intención. Intención es fuerza magnética, es motivo, es móvil, es amor en movimiento interior. Intención es la fuerza de la relación terapéutica. Primero es atención, elimino mis tensiones -(a-tensión)-, elimino mis expectativas, mis programaciones; estoy sin ninguna división. La atención en el otro me lleva "por el olvido de mi mismo" a entrar en la ausencia total de tensión, la ausencia total de turbulencia. Cuando yo te escucho, lo hago desde mi silencio y en ese silencio tu imagen me p uede impresionar. Así puedo yo tener una imagen terapéutica, así te conozco. No te conozco por la voz ni por la mirada, ni por las

palabras, sino que estamos en lectura espiritual en ese momento. Yo te conozco "desde adentro", en pasado, en presente, en futuro, total, sincrónico, como eres, mas allá de las máscaras, más allá del dolor, "en toda la luz y el a mor que se revela detrás del símbolo de tu cuerpo" y ahí empiezo a conocerte. Y cuando empiezo a conocerte nace en mí un motivo, el c ual es chispa, es lo que enciende el leño en mi corazón, es lo que enciende la hoguera de la relacón. Y ese motivo es tensión interior. Yo salgo de la atención que es eliminar el ruido del Universo insustancial externo, del cerebro externo, de la mente concreta, d e la memoria y empiezo a introducirme en ese Universo interior, en ese Universo sagrado de la intención. En el Univ erso sagrado del motivo y en ese Universo nace mi poder terapéutico. El poder del terapéuta es fuerza magnética atractiva, así podemos definir la condición del amor. El segundo rayo e s atracción magnética, es inclusividad, es participatividad, es responsabilidad. Yo me siento responsable de ti, de lo que hago contigo. Yo me siento contigo, te incluyo en mi corazón, ya no estás allá; en ese momento que es un momento mágico, mi corazón entra en un patrón de coherencia y ese patrón produce un campo mgnético cinco mil veces mas poderoso que el del cerebro literalmente "te abrasa", literalmente te incendia, te transmuta y te organiza. Ya no estas allá y yo aquí, ya somos uno envueltos por el campo magnético del corazón y yo n o estoy hablando de filosofía o de mís tica o de poesía, estoy hablando de física, es pura física. Si ustedes cogieran un electrocardiograma y le quitaran los filtros que se tienen para eliminar el ruido, tomándolo burdamente, encontrarían que no hay electroencefalograma, que todo el cuerpo es un electrocardiograma. Que lo pueden tomar en los pies, en la cabeza y que cuando lo toman aquí lo que aparece es que el primero es una cosa pequeñita que va a caballo del segundo. Pues bien, todos los ritmos del cuerpo viajan a c aballo de nuestro corazón, esa es la onda portadora universal y este es el oscilador eléctrico maestro. Cuando yo logro que tu no estes frente a mí, que allí y acá se vuelvan siempre interiores; cuando yo logro que tu imagen total, no solo la imagen de tu cara o de tu sonrisa sino la imagen de tu SER este en mi corazón y cuando yo te pueda sentir totalmente en mi corazón, nace la pureza magnética. La pureza magnética ES LA CONDICION ESENCIAL DEL SANADOR, ahí comienza la sanación espiritual y no e s producto de un segundo de inspiración, es producto de toda tu vida, de tu pureza de vida, es tu visión del mundo; como ves el mundo, como sientes el mundo, que imagen tienes de el, cual tienes de ti. Pues bien todo eso esta ahí empaquetado en la terapéutica como un medicamento. DEPENDENCIA CIENCIA Y CONCIENCIA.  Autor: "Jorge Carvajal" MD.

CONSTRUYENDO COMUNIDADES TERAPEUTICAS PARA LA NUEVA CULTURA. Ponencia congreso latinoamericano de comunidades terapéuticas. México 1996. . La vida de las comunidades terapéuticas esta sujeta a permanentes procesos de cambio que garantizan su supervivencia y mejoran su eficacia, lo cual nos permite explicar su enorme y creciente vigencia social en las última décadas. Un ejemplo notorio del papel crucial de la adaptación, lo constituye el c ambio inicial de la actitud de la comunidad terapéutica (CT) hacia la familia, que alrededor de los 60s era de protección de l residente y aislamiento de un grupo familiar potencialmente nocivo, y progresivamente evoluciona hacia el polo opuesto, buscando una participación plena de la familia y allegados del residente en el proceso de reconstrucción de un proceso de vida. Simultáneamente se van dando aperturas progresivas hacia disciplinas como la terapia familiar, que inicialmente se utilizó como una alternativa al manejo del problema de abuso de sustancias, y posteriormente se implementó como un valioso complemento en la ayuda de la familia para el ingreso de su s miembros adictos a la CT. El surgimiento reciente de programas menos exigentes y estructurados -más flexibles-para la cobertura de consumidores ocasionales sin disfunción social (prevención secundaria) revela así mismo, una tendencia a la expansión social del rol de la primitiva comunidad terapéutica. Estos cambios y ajustes hacia una CT cada vez más abierta, dinámica y flexible, nos plantean hoy el reto de la transdisciplinariedad y complementariedad de lo que hasta muy recientemente solo habían sido alternativas independientes en el manejo del problema de abuso de sustancias. El mismo marco global de la dependencia se ha ido ampliando considerablemente, para considerar el de la adicción no solo como una dependencia de los narcóticos sino como una amplia gama de comportamientos compulsivos que pueden incluir la comida, el trabajo, el sexo, la meditación y hasta la religión.  A pesar de los ingentes esfuerzos en los campos de atención primaria, secundaria y terciaria estamos lejos de dar una respuesta efectiva al creciente problema de la adicción. No obstante el innegable aporte de los diferentes modelos de CT, estos no son nada más que pequeños islotes en un mar de turbulencia social generado por relaciones políticas, económicas y culturales de dependencia. En medio de la crisis, desde la CT s e ha ido gestando una nueva c ultura de las relaciones humanas, la cual ha conducido a una apertura progresiva hacia comunidades mixtas en las que diferentes ramas del saber del hombre se consideran como valiosos complementos, más que como alternativas a un enfoque terapéutico humanista. No se trata pues hoy de buscar alternativas al modelo original de las CT, lo c ual podría generar resistencias y debilitar una estrategia de vigencia social constatada. Se trata de actualizar el modelo adecuándolo a las necesidades y retos de la era postmoderna; para ello es indispensable investigar modelos complementarios que refuercen, en una corriente transdisciplinaria, la CT actual. Si la CT es un monómero, una pequeña isla en el tejido social, se hace necesario hoy un catalizador para generar un proceso de polimerización que extienda su influjo a toda la red de relaciones sociales enfermas, en cuyo marco se inscriben los problemas de adicción. Esto implica considerar el contexto cultural global en el cual las CT se anclan, y el proceso actual de emergencia de una nueva cultura cuyos alcances conmue ven en todos los ámbitos los cimientos

de las relaciones sociales entre paises, razas y culturas enteras. Necesitamos hoy más que nunca de esfuerzos complementarios, para que la amplitud de nuestras propuestas terapéuticas adquieran la dimensión del reto q ue nos impone el problema de la dependencia en el mundo de hoy.  Asumir los problemas de la adicción, como un reto que exige un gigantesco esfuerzo transdisciplinario, implica reconocer que la narcomanía, aún constituyendo una catástrofe social, ha de ser v ista más como un desafío a nuestra creatividad para transformar un marco relacional estrecho e inadecuado a las necesidades de nuestra juventud. No puede existir un pleno desarrollo del potencial humano sin la adquisición de un sentido d e vivir que trascienda las limitaciones inherentes a la propia personalidad y esto no es posible hoy s in la consideración de la problemática del dependiente a la luz de la ciencia y de las disciplinas de la conciencia. El vacío existencial que acompaña los procesos de dependencia es indicador de un potencial humano que no se ha podido desarrollar. El cr eador, el soñador, el héroe, el maestro, que en cada hombre espera su momento de expansión, puede estar aprisionado entre los lazos inflexibles de una sociedad en la cual los canales fluídos del amor han sufrido una ruptura-ruptura que el adicto trata de reparar en el espejismo del placer que se co mpra o se vende, pero que no nace del propio corazón-. La perspectiva social contemporánea se insinua para los jóvenes como un horizonte oscuro y amenazante, caracterizado por el conflicto entre los extremos de un fundamentalismo que impone valores como normas deshumanizadas y rígidas camisas de fuerza, y un anarquismo que arrasa los valores humanos sumergiendo a la juventud en el vacío existencial. Nuestra juventud, víctima de tal confrontación, ha buscado refugio en el placer efímero e ilusorio de sedantes, estimulantes o alucinógenos, para eludir el doloroso sentimiento de vulnerabilidad generado en el seno de una crisis social de valores, en medio de la cual se ha perdido el sentido de la existencia. Tal vez hemos estado proponiendo para nuestra sociedad modelos de desarrollo para un hombre que ya no existe. Porque el de la nueva cultura parece ser un hombre más allá de los pequeños d ogmas de las microculturas sostenidas como instrumentos para la perpetuación del poder; su escala de valores fluída e impetuosa pareciera saltar más allá de las barrera s rígidas de todo fundamentalismo y emerger sobre el vacío existencial generado por el a narquismo. Nuestro desafío es la construcción de una red de soporte so cial que pueda amortiguar la angustia del cambio acelerado, y hacer frente al creciente sentimiento masivo de incertidumbre y vulnerabilidad, sistemas de valores capaces de permitirnos a frontar con seguridad y confianza los retos de una nueva tierra.  Algunos signos emergentes en el seno de la nueva cultura nos alientan hoy a aceptar el reto de la construcción de una cultura caracterizada por justas relaciones humanas; lo cual, en otras pa labras, no es más que la expresión de una red social de relaciones fundamentada en la relación amorosa. El amor responsable es el vehículo que conduce hacia la paz y la libertad; valores esenciales para extender el sueño de las CT: la Tierra toda podrá ser un espacio social, en el cual el desarrollo de  justas relaciones humanas nos pueda llevar a todos a construir un proyecto de vida, acorde con nuestra esencia humana. Para que entre todos podamos contribuir a la realización del sueño de una nueva humanidad, los invitamos a participar en e l XIV congreso mundial de CTs: dependencia, ciencia y conciencia. Colombia, un país que ha s oportado el flagelo del narcotráfico y todos los tipos de dependencia quiere hacerse a través de la federación mundial de CTs vocer o del principio de la autogestión por el cual los problemas se convierten en una preciosa oportunidad para la búsqueda creativa de s oluciones. La internacionalización de problemas como el del narcotráfico es un reto al mismo proceso de los esfuerzos en todos los campos para la globalización de las soluciones en el seno de la nueva cultura emergente CONSTRUYENDO UNA RED TERAPEUTICA ACORDE CON LA NUEVA CULTURA Los signos que en la nueva cultura nos han permitido lanzar la propuesta del tema dependencia cienci a y conciencia para este congreso de CTs son: *El surgimiento de un ciberespacio que une en una revolución silenciosa pero más profunda que todas las revoluciones conocidas, todas las culturas humanas en una red de información que fomenta el salto de las r elaciones de dependencia a relaciones de interdependencia. *La inimaginable aceleración de los procesos de cambio social, político y económico que en unos pocos años han alterado el patrón de relaciones entre paises y culturas. Tal fenómeno plantea la nece sidad de adaptar los modelos terapéuticos vigentes, con miras a dar una respuesta apropiada al stress y el vacío que tales procesos provocan necesariamente en individuos, familias y comunidades. *Como consecuencia de los dos fenómenos anteriores emerge una creciente necesidad de globalización de las propuestas para abordar los problemas del narcotráfico y la farmacodependencia, a la par de la globalización de los conflictos económico s y políticos y la propuesta de solución para los mismos, que lleva, en el á mbito mundial, a la gradual aceptación de la interdependencia como condición para la paz y la coexistencia pacífica- la aceptación de la diversidad étnica y cultural como un factor a favor más que como una limitación del proceso de unidad entre culturas y países es uno de los signos más favorables en el campo de la génesis de las nuevas relaciones humanas. Tal posibilidad de la unidad relacional dentro de la diversidad ya ha sido puesta a prueba con éxito en la microescala de la CT.*La emergencia de la conciencia como un campo d e exploración de la ciencia. El Amor, la Fé, la Paz, los valores humanos, la calidad de las relaciones sociales no solo s urgen como campos de exploración científica sino que revolucionan nuestra concepción misma de la vida y ensanchan la perspectiva de la ciencia. Esa nueva ciencia con conciencia tiene indudablemente grandes aportes que hacer para la modernización del enfoque de la CT.-para muchos científicos el estudio de la conciencia se ha convertido en el proceso más importante que esta teniendo lugar en la vanguardia de la ciencia c ontemporánea-
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