3.2.1 Ensayo Preclasico Andino
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IMPORTANCIA DE LA CERAMICA EN EL P RECLASICO ANDINO
El arte de la cerámica prácticamente aparece junto con las culturas antiguas que son consideradas como importantes en esta zona. Se han encontrado vestigios de que la cerámica ya estaba presente en los primeros templos construidos en diferentes regiones y que, a diferencia de otras zonas de América, los artefactos se cocieron al fuego antes de ser pintados o decorados geométricamente. Tan importante ha resultado la evolución del arte de la cerámica para la región andina que, además de la propuesta de dividir la historia de la zona con los mismos parámetros mesoamericanos, existe otra corriente que propone que se haga en relación con la manera en que este arte fue haciéndose cada vez más complejo e importante para la vida de sus creadores. La cerámica surge aproximadamente en el año 1800 a.C. en los Andes Centrales, siendo considerada la más antigua la conocida con el nombre de Wayrajirca de Kotosh en la sierra norte, de donde proceden botellas con gollete y tazas hondas, acabadas mediante brochado y pulido en marrón y negro, decoradas mediante incisión y con aplicación de pintura posterior a la cocción. Los diseños son simples y geométricos inicialmente y a lo largo del período se le irán añadiendo
figuras
antropomorfas. Más
adelante,
Cajamarca,
Huacaloma y Kuntur-Wasi son considerados como centros con núcleos de población importantes. En todos estos centros es destacable la aparición de objetos en piedra, madera y cerámica decorados con motivos geométricos y zoomorfos; en particular felinos y serpientes. En la sierra sur surgen poblados como Waykawaka, Marcavalle y Pikicallepata entre el 1200 y el 800 a.C., con cerámicas y motivos decorativos de orientación meridional y predominio de las aldeas agrícolas y pastoriles.
En lo que concierne a la región de El Paraíso, en su periodo inicial se comienza a usar la arcilla para crear recipientes que imitan a las calabazas y cuyo fin era almacenar líquidos y granos. En principio se elaboraron con arcilla seca sin cocer, pero más adelante, al comprobar la resistencia adicional brindada por la cocción, se comenzaron a elaborar con este procedimiento y una vez que los artesanos mejoraron las técnicas en el manejo de hornos, ya que al principio la técnica inadecuada produjo piezas monocromáticas de tonos rojizos a marrones. Además, también se fue mejorando en la creación de utensilios de mejor calidad, pues las primeras cerámicas presentan exceso de arena y hierba, lo que les da un acabado tosco. Más adelante surge una tradición decorativa de la cerámica. Ésta es simple: a partir de incisiones de diverso ancho y forma, se desarrollaron diversos motivos ornamentales, dominando las líneas, círculos, triángulos y puntos. Los efectos de esta decoración varían dependiendo de la etapa del proceso de secado de la arcilla en que se realizaron las incisiones, pues a mayor humedad, se logra mayor profundidad. En cuanto a la cultura Chavín, la más destacada de esta región espacio-temporal, se identifican tres periodos relacionados con su cerámica: el Urabarriu, donde la cerámica producida está fuertemente influenciada por los desarrollos de otras culturas, es decir, no posee una identidad. Los hallazgos indican que los centros de producción de la cerámica se hallaban dispersos, por la baja demanda de una población que aún no formaba asentamientos definitivos ni núcleos de población muy grandes. En el periodo
Chakinaki
encontrando formas,
una
la
cerámica
gran
notándose
ya
variedad
fue de
elementos
semejantes a botellas y copas, las que se
decoraron con una gran variedad de elementos y estilos. Su sello distintivo es la monocromía, con predominancia de los colores gris y marrón, y continúan los diseños a base de incisiones para darles diversos acabados. Más adelante aparecerán las decoraciones con animales de las selvas de la región y algunas figuras antropomorfas. La cerámica de esta etapa se distingue por su forma globular, cuerpo macizo, gollete cilíndrico y asa y estribo, con dibujos en altorrelieve. El último periodo fue el Janabarriu, donde hubo fuerte aumento de la población y se genera la división y especialización del trabajo, lo que genera formas más cuidadas en todas las partes del proceso de elaboración de las piezas, siendo por ello de las que más ejemplos conocemos en la actualidad. La cerámica en la región andina tuvo en general un fin práctico, utilitario, motivado por lo abrupto y seco del terreno, que obligaba a los pobladores a almacenar y transportar sus líquidos y alimentos en vasijas con gran capacidad, y por ello no importaba tanto al principio el diseño, sino su utilidad. Posteriormente, al ser objetos cercanos para los seres humanos, se empezó a crear mayor riqueza ornamental, donde estaban presentes tanto los elementos que a diario veían en la naturaleza, ya sea vegetales o animales, como los diseños antropomorfos. La decoración geométrica estuvo presente tanto en las primeras etapas del arte cerámico como en las últimas, por lo que obedeció a fines distintos. En un principio, se buscaba dar alguna identidad al trabajo tosco que se realizaba en cerámica, y el mejor medio fueron las técnicas de esgrafiado y punteado que brindaron elementos decorativos a estos objetos. En las etapas finales, con un mayor dominio de la representación de diversas figuras, el artista andino ya se podía dar el lujo de realizar abstracciones y la decoración geométrica le dio el medio para generar motivos que, con diversas combinaciones, identifican al arte de la región. Un arte de la tierra y para la tierra.
FUENTES DE CONSULTA
*Cabrero Fernández, Leoncio. HISTORIA UNIVERSAL DEL ARTE, tomo 12 Arte Africano, Oriental y Precolombino. Ed. Espasa-Calpe, Madrid, 2000. http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/contextos/8496.htm http://wiki.sumaqperu.com/es/Kotosh http://sanjosedemoro.pucp.edu.pe/02english/mochicajequetepeque.html
http://www.tiwanakuarcheo.net/10_prehistoria/GUIAInitialtxt_c.htm
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