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August 26, 2017 | Author: David Corrales | Category: Divine Grace, Sin, Jesus, Faith, Bible
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LA BIBLIA RESPONDE.

f\RMANDO BONJOUR

LA BIBLIA RESPONDE ¿Cuántas veces quiso contestar una pregunta que le· hizo la persona con quien estaba estudiando la Biblia, y no encontró la respuesta adecuada? Aquí tiene su oportunidad. El pastor Bonjour le proporciona respuestas a las 64 preguntas más frecuentes que hacen los. estudiantes nuevos de las Escrituras. El autor ha tenido mucha experiencia como pastor e instructor bíblico. corno profesor, y en los últimos 16 años, corno consultor de la Escuela Radiopostal de La Voz de la Esperanza. Este es un libro de referencias que podrá usar en forma continuada mientras da estudios bíblicos a sus interesados.

LA BIBLIA KESPeN•E Respuestas a las preguntas más frecuentes que hacen los estudiantes nuevos de la Biblia

J. Armando Bonjour

ASOCIACION CASA EDITORA SCDAMERICANA Av. San Martín 4555, 1602 Florida Buenos Aires, Argenuna

UvlPRESO EN LA ARGENTINA Printed in Argentina

Es propiedad. Queda hecho el depósito que marca la ley 11. 723.

Segunda edició'n. 1995 (2.000 ejemplares)

ISBN 950-573-487-5

Se terminó de imprimir el 6 de abril de I 995. en talleres propios

220 BON

Bonjour, J. Armando La Biblia responde • 2' ed. • Florida (Buenos Aires): Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995. 125 p.; 20 x 14 cm. ISBN 950-573-487·5 (tapa flexible) l. Titulo - 1. Estudios bíblicos

-36428-

Prefacio Es muy frecuente que los lectores de la Biblia, en particular los que comienzan a estudiarla, se vean acosados por muchas preguntas. Algunas son producto de su desconocimiento de la Escritura: otras son el fruto del prejuicio, o de informaciones equi\·o-:adas que de alguna manera recibieron. Un número creciente de nuestros hermanos está dando estudios bíblicos a una cantidad cada vez mayor de personas interesadas en conocer la Palabra de Dios. Muchos de ellos, por no haber tenido una preparación teológica adecuada, se encuentran con dificultades para responder algunas de esas preguntas. El pastor J. Armando Bonjour, que por muchos años ha sido pastor . profesor, y en los últimos 25 años, consultor de La Voz de la Esperanza. ;;rimero en la Argentina y luego en los Estados L"nidos, ha preparado pa~a su publicación algunas de las preguntas que con mayor frecuencia han hecho los alumnos de los cursos por correspondencia que ofrece el programa radiofónico mencionado. Confiamos que estas respuestas, bíblicamente bien documentadas, puedan ayudar al gran ejército de laicos que difunden la Palabra de Dios con su mensaje de salvación a las almas sedientas que anhelan encontrar paz para su vida y la esperanza cierta de la vida eterna. ~ecién

IndicePreguntas respecto a la Biblia ¿Hay varias clases de Biblias? ............ . ' Biblias con c::rrores o agregados ... . J. El Antiguo Testamento y su valor para los cristianos ... El Antiguo Testamento y 2 Corintios 3: 14. .......... . 5. Salvación por obras y por la gracia ....

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Preguntas sobre la ley y la gracia 6. 7. 8. 9.

Bajo la gracia no es necesario observar el sábado

No somos justificados por las obras de la ley ..... Cris10 es el fin de la ley. Romanos 10: 4 .. No es1amos bajo ayo. Gálatas 3: .::?5 ..... . O. La kv 1erminó con Juan. Lucas 16: 16 . l. En G.:ncsis no se mencionan los Diez \-!andamientos . ' En d :-.Juc\O Teslamento hay sólo dos mandamiencos

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20 21 22 24 25 26

Preguntas sobre el sábado

r Lldos

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16. 17. 18. 19.

:o. 2 l. ,, 23. 2J. 25.

ILlS dias son iguales Jesus transgredió el sábado No se menciona el sábado ¿ Preanuncio de la abolición del sabado? Guardáis los días ... Gálatas 4: 10 Cambios del calendario y el sábado ..... . Cris10 es nuestro reposo, y no el sábado La observancia del domingo segun Hechos 20: 7 Del sábado al domingo entre los siglos 11 y VI Diferencia entre día y día. Romanos 14: 5, 6 . La ley y la cruz en Colosenses 2: 14-17 . El -;ábado es para los judíos .... Guardar el sábado no nos salva

J1 32 33 35 36

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Preguntas sobre la alimentación 26. Todo lo que Dios creó es bueno. l Timoceo 4: J-5 27. Pedro, mara y come. Hechos 10 .. 28. Todo lo que se vende en la carnicería. 1 Corintios 10: 25 29. ¿Que comamina al hombre"! Mareo 15: 1-20 30. El reino de Dios no es comida. Romanos 14: 14-20 .

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LA BIBLIA RESPONDE 31. ¿Permiso para comer carnes limpias e inmund:is? Deuteronomio 12: 15

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Preguntas sobre la naturaleza del hombre en la muerte 32.. 33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. 40. 41. 42. 43. 44.

El ladrón arrepentido, ¿fue al paraíso desput!s de morir en la cruz? "El alma no pueden matar". Mateo 10: 28 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Deseo partir y estar con Cristo. Filipense~ 1: 20-25; 2 Corintios 5: 6-8 Significado de la palabra "alma" en la Bibli;i ............. El cuerpo es mortal, pero el alma es inmortal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El infierno . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . .. .. . . Fuego eterno. Fuego que nunca se apagará ..\tormentados por los siglos de los siglos . . . . . . . . . . . . La pitonisa de Endor y el rey Saúl Las almas debajo del altar. Apo..:alipsis 6: 9-11 Si el alma es inmortal . . . . . . . Dios es Dios de vivos y no de muertos . . . . . La prédica de Cristo a los espíritus antedilu\ianos. 1 Pedro 3: 18·20 La parábola del rico y de Lázaro. Lucas 16: 19-.31 . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

45. 46. 47. 48.

Comienzo de la obra del Espíritu Santo La divinidad del Espiritu Santo El bautismo del Espiritu Santo y el don d.: k:-iguas El pecado rnntra el Espíritu Santo

49. 50. 51. 52. 53. 54. 55. 56. 57. 58. 59. 60. 61. 62. 63. 64.

Los hermanos de Jesús ............... . El uso del velo por parte de las mujeres La actuación de la mujer en público El bautismo por los muertos .... . La esposa de Caín .............. . Casamiento entre familiares ..... . \1iguel arcángel ............... . El rebautismo .. . El uso de pantalones por parte de la mujer . El ayuno ......................... . El nombre Jehová ................... . Tres días y tres noches. Mateo 12: 40 .. . El rapto secreto ..................... . ¿Cuál es el séptimo día? .............. . Somos de otro marido. Romanos 7: 1-6 Explicación de Hebreos 6: 4-8 ...

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Preguntas sobre el Espíritu Santo 93 ':}4

95 ':}9

Preguntas sobre temas di•t!rsos 103 103 105 106 109 110 111 112 113 115 116 117 120 121 122 124

PREGUNTAS RESPECTO A LA BIBLIA

l. ¿Hay varias clases de Biblia? ¿Es verdad que hay varias clases de Biblias? La Santa Biblia es una sola, lo que sucede es que hay diversas versior;es o traducciones: las de los eruditos católicos, aprobadas por la Iglesia Católica, y las de los eruditos cristianos no católicos. Ambos grupos son ;;ruditos en el conocimiento del hebreo y griego, idiomas originales del An:iguo y del Nuevo Testamento, respectivamente, y tuvieron a su disposidón los mismos manuscritos cristianos. De modo que aunque a veces usan palabras diferentes, el sentido siempre es el mismo en todas las versiones .:onocidas, excepro la "Versión del Nuevo Mundo" que no es aconsejable por ser tendenciosa. Debemos, señalar sin embargo, una diferencia que surgió en el Concilio de Trenro (1546) cuando las autoridades católicas decretaron incluir siete libros en el Anriguo Testamenro: ToJ?ías, Judit, La s_abiduría, El Ecle;;;ástico. Baruc y 1 y 2 \'lacabeos, además de algunos capítulos añadidos ai libro de Ester y al de Daniel. Se trata de libros históricos de autores he~~ws. pero no reconocidos por éstos como del canon sagrado. San Pablo :if:~mó que "la palabra de Dios les fue confiada a los judíos" (Rom. 3: 2), ~;;~o aunque Jesús los reprendió por muchas cosas en las que habían faltajo, nunca los recriminó por haber anulado o perdido alguno de los libros sagrados. La lista de los 39 libros del Antiguo Testamento reconocidos como sagrados en los días de Jesús, fue reconocida por destacados cristianos como \!e!itón de Sardis, en el año 177; Orígenes, 230; Atanasio, 326; Cirilo, 348; Rufino y Jerónimo, 395, y otros. La misma Iglesia Católica reconoce una diferencia entre estos agregados y los 39 libros canónicos al llamar a aquéllos "deuterocanónicos", o sea de "segunda inspiración". Los cristianos no católicos los llaman "apócrifos" o sea de autores inciertos.

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2. Biblias con errores o agregados ¿Es verdad que la Biblia actualmente tiene errores y agregados? Gracias al extremo cuidado de los copistas de la antigüedad, no se infiltraron errores de concepto ni agregados. Cuando los antiguos escribas copiaban el texto sagrado de los libros de los profetas, respetaban reglamentos muy rigurosos, y, debido a esto, prácticamente era imposible que se deslizaran errores. Además, los creyentes consideramos que la pro\idencia divina cuidó de su Palabra a través de los siglos. Como si Dios deseara dar pruebas a sus hijos de que no hay errores ni agregados en la Biblia, en forma providencial preservó durante 1900 años antiquísimos manuscritos bíblicos en unas cuevas de las montañas que bordean la costa oeste del Mar Muerto, en Palestina. Habían pertenecido a la biblioteca de una comunidad religiosa judía que los escondió allí para salvarlos de la posible destrucción a manos de los ejércitos romanos. contra quienes luchaban hacia el año 68 de nuestra era. Esos numerosos manuscritos hebreos descubiertos en 1947 abarcan casi todos los libros del Antiguo Testamento. Se destacan dos rollos del libro de Isaías casi completos; todavía estaban dentro de los jarrones en que habían sido guardados y depositados. Los eruditos que los examinaron, declararon que muchos de ellos fueron escritos entre cien y doscientos años ames de Cristo. Vale decir que eran aproximadamente 2.200 años más ar:tiguo que los manuscritos hebreos que se tenían en 1947. Al compararlos. se comprobó que no había errores ni agregados que hayan modificado d texto sagrado. Con todo el material manuscrito que ya se tenía, enriquecido con los valiosos hallazgos de 1947, podemos decir con seguridad que el texto bíblico es auténtico y correcto, por lo tanto, debemos estudiar la Santa Biblia con confianza, sabiendo que sigue ofreciéndonos, en verdad, la Palabra de Dios.

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3. El Antiguo Testamento y su valor para los cristianos ¿Tiene aún valor el Antiguo Testamento para los cristianos?

Algunos cristianos han llegado a creer, por diversos motivos, que el .-\ntiguo Testamento ha perdido su importancia como fuente para enseñar la doctrina cristiana, y que, por lo tanto, no es necesario. Piensan que lo importante es el Nuevo Testamento. Para responder, recordaremos algunos hechos fundamentales que se pasan por alto o quizá se desconocen: 1. El Nuevo Testamento es un conjunto de escritos basados en el Antiguo Testamento. Los escritores del :\uevo Testamento lo citan constantemente para confirmar la doctrina del Evangelio. Como término medio, un versículo de cada siete es una cita o una referencia al Antiguo Testamento. Para Jesús y los apóstoles era la Sagrada Escritura (2 Tim. 3: 15); era la Escritura inspirada por Dios (2 Tim. 3: 16); era la Palabra de Dios que habia que guardar (Luc. 11: 28); era el E,·angelio anunciado por los •·profetas en las Santas Escriruras" (Rom. 1: 2, 3). En fin, era la da ve :=-ara indicar la personalidad de Cristo (Luc. 2.+: 25-27, -+4-47). 2. Antes que el Nuevo Testamento estuviera escrito. Jesús ordenó es_.!Jriñar las Escrituras (Juan 5: 39); a,l\irtió del peligro de errar al igno:-arlas (Mar. 22: 29); afirmó que eran bienaventurados los que "oyen la palabra de Dios, y la guardan" (Luc. 11: 28). Cuando el apóstol Pablo recomendó las Escrituras y afirmó que eran inspiradas, se refería únicamente al Antiguo Testamento (2 Tim. 3: 15-17); del mismo modo cuando decía que enseñaba "conforme a las Escrituras" (1 Cor. 15: 3, 4). 3. El Nuevo Testamento que fue escrito entre los años 40-96 OC. recién comenzó a ser citado por escritores cristianos después del segundo siglo, es decir, a partir del año 200 OC. Vale decir, que durante dos siglos el Antiguo Testamento fue el único documento para defender la realidad y la verdad de Cristo y su Evangelio. Atenidos a estas evidencias tan claras, es un error grave afirmar que el Antiguo Testamento hoy nada tiene que ver con la enseñanza del Evangelio. Desecharlo es abrir la puerta a interpretaciones equivocadas.

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4. El Antiguo Testamento y 2 Corintios 3: 14 Si se afirma que el Antiguo Testamento no está abolido, ¿qué significa lo expresado en 2 Corintios 3: 14? En primer lugar, el apóstol Pablo no podría haberse referido a lo que nosotros hoy llamamos Antiguo Testamento, porque no se llamaba así la parte de la Biblia escrita antes de Cristo (véase la pregunta 3). Por otra parte, el Nuevo Testamento no se había escrito todavía, solamente se había comenzado a escribir alguna de sus partes. Por lo tanto, lo que en algunas versiones -no en todas- se llama el "antiguo testamento", en este versículo es sólo una expresión que se refiere al "pacto antiguo", que el apóstol presenta en contraste con el "nuevo pacto" mencionado en el versículo 6 del mismo capítulo. Obsérvese, además, que lo "quitado" por Cristo no es el "antiguo testamento" sino el "velo" que impedía a muchos aprender la lección ofrecida en él (2 Cor. 3: 15, 16). Era el velo de las tradiciones y prejuicios que a muchos les impedía comprender que Jesús era el "verdadero Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (Juan 1: 29); ese velo de prejuicios y tradiciones no los dejaba aceptar a Cristo como el garante del nuevo pacto en lugar del cordero que era sacrificado como garante del antiguo pacto. - Así como Jesús necesitó valerse del Antiguo Testamento, o sea de "Moisés, los profetas y los Salmos" (Luc. 24: 27, 44), para demostrar su identidad y su obra, nosotros también lo necesitamos. Si anuláramos el Antiguo Testamento, ¿con qué probaríamos que Jesús es el Cristo? El Nuevo Testamento es verdadero porque lo es también el Antiguo. Un Testamento no anula al otro, sino se complementan maravillosamente. Así pues, el Antiguo Testamento sigue siendo la Palabra de Dios.

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S. Salvación por obras y por la gracia ¿Es verdad que el Antiguo Testamento enseña la salvación por las obras, y el Nuevo Testamento, por la gracia? Cuando Adán y Eva pecaron, en su primer encuentro con Dios se les prometió la salvación por la gracia. Se les advirtió que habría una dura lucha entre los seres humanos y la serpiente, el diablo, pero también se les prometió una victoria terminante mediante la simiente de la mujer, con la que herirían mortalmente al engañador (Gén. 3: 15). El Nuevo Testamento explica que esa simiente "es Cristo" (Gál. 3: 16). Por lo tanto, cada vez que ellos, y luego sus descendientes, sacrificaban un cordero sobre el altar, manifestaban su fe en el Redentor prometido, cuya salvación se ofrecía por gracia. Solamente debían creer en la promesa de Dios y eran perdonados. El sacerdote hebreo ofrecía el sacrificio simbólico que por gracia daba el perdón al creyente. El sacerdote intercedía ante Dios en favor del pecador al ofrecer la sangre de la víctima inocente. Cuando Jesús fue a Juan el Bautista para ser bautizado, éste lo presentó diciendo: "He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Juan 1: 29). En la epístola a los hebreos, se explica en forma admirable y clara ese hecho: Cristo, como el sacrificio en lugar del cordero, ofrendado una sola vez (Heb. 9: 23-26), y Cristo como el sumo sacerdote que intercede por nosotros en virtud de su sacrificio (Heb. 7: 25; 8: 1-3). Por otra parte, afirmar que el Antiguo Testamento ofrece la salvación por las obras de la ley, y que el Nuevo la ofrece por la gracia, sería acusar a Dios de cometer una equivocación y fracasar. Sería afirmar que ante el fracaso del sistema del Antiguo Testamento, Dios lo cambió por otro más fácil, el de la gracia. El apóstol Pedro no acepta tal equivocación, pues afirma que somos rescatados "con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación; ya destinado desde antes de Ja fundación del mundo, pero manifestado en los postrimeros tiempos por amor a vosotros" (l Ped. l: 18-20). * Así pues, el Antiguo y el Nuevo Testamento ofrecen al pecador la salvación por la gracia de Dios manifestada en Cristo.

• Las ralabras en cursiva que aparecen en las citas biblicas fueron destacadas por el autor.

PREGUNTAS SOBRE LA LEY Y LA GRACIA

6. Bajo la gracia no es necesario observar el sábado ¿Es verdad que ahora no es necesaria la observancia del sábado, pues ya no estamos bajo la ley sino bajo la gracia? Si fuera verdad que la gracia nos exime de guardar el sábado, o sea de la obediencia al cuarto mandamiento, la misma gracia nos permitiría desobedecer cualquiera de los otros nueve mandamientos. Sin embargo, observamos que todas las congregaciones cristianas enseñan que aquéllos deben ser obedecidos, y reconocen el hecho de la obediencia como prueba de la salvación lograda por la gracia. De manera que concluimos que estar bajo la gracia no es vivir con autorización para desobedecer la ley de Dios, sino recibir el poder divino que nos habilita para obedecerla. El que vive bajo la gracia es el que ha aceptado el perdón de sus pecados por la fe en el sacrificio de Jesús, y ha recibido ese perdón sin pagar algo o realizar alguna obra especial. El perdón es gratuito, o sea, de gracia. Viene al caso la pregunta del apóstol Pablo que él mismo contesta: ·'¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?" (Rom. 6: 1,12). Vale decir que el perdón recibido por gracia no :10s es dado para que sigamos pecando. Ya no vivimos para pecar, estamos muertos al pecado. ¿Qué acciones constituyen pecado? "Todo aquel que comete pecado, infringe la ley, pues el pecado es infracción de la ley" (1 Juan 3: 4). Y para que sepamos a qué ley se refiere, citamos Romanos 7: 7: "Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás". "No codiciarás" es el décimo mandamiento de la ley de Dios. De manera que si estamos muertos al pecado, significa que por la gracia de Dios ya no vivimos pecando voluntariamente. Así como el apóstol Pablo supo que la codicia es pecado, y la abandonó, podemos saber que la idolatría es pecado, porque así lo indica el segundo mandamiento; también sabemos que matar es pecado, porque lo dice el sexto mandamiento; o que el no santificar el sábado es pecado, porque lo indica el cuarto mandamiento. Lo mismo podríamos decir de cada uno de los Diez Mandamientos. Concluimos que vivir bajo la gracia no solamente es recibir el perdón gratuito de nuestros pecados o desobediencias a la ley de Dios, sino que también es recibir el poder de su gracia para vivir una nueva vida. "Básta'.e mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad" (2 Cor. 12: 9).

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7. No somos justificados por las obras de la ley A causa de que somos justificados por la fe y no por las obras de la ley, ¿por qué es necesario guardar el sábado? Es verdad que somos justificados por la fe y no por las obras de la ley, porque la ley de Dios no tiene recursos para justificar al transgresor. El único propósito de la ley de Dios, los Diez Mandamientos, es señalar lo que es pecado o es contrario a la voluntad de Dios. Por ejemplo: si robamos, pecamos, porque la ley de Dios dice: "No hurtarás". Nuestros robos no se justifican porque dejemos de robar, o porque seamos generosos, o porque hagamos todo lo que la ley dice. El perdón, que es la justificación, se recibe por la fe en el sacrificio expiatorio de Cristo, no en virtud de alguna obra. Santiago compara la ley de Dios con un espejo (San t. 1: 22-25). Sabemos que un espejo solamente puede mostrarnos las manchas, nunca lavarlas. Se necesita agua y jabón para lavarlas. ¿Qué diríamos de alguien que desechara o rompiera el espejo porque éste no puede limpiarlo? Del mismo modo, la ley de Dios es el "espejo" que muestra nuestros pecados pero, como el espejo, no puede lavarnos o justificarnos. Solamente nos hace entender que necesitamos lavarnos, y el único que podrá hacerlo es Cristo, quien por la fe en su sacrificio justifica nuestras transgresiones. Es decir, somos justificados sin las obras de la ley. Lo dicho, nos hace entender que necesitamos de ambas: la ley, que nos muestra la verdadera condición de nuestra vida frente a Dios, y la fe en el sacrificio de Jesús, que nos perdona y otorga su justicia. Ese acto de misericordia inmerecida, el perdón por la fe en Jesús, despierta un amor profundo hacia El, y produce el resultado indicado por el Señor mismo cuando dijo: "Si me amáis, guardad mis mandamientos" (Juan 14: 15). De modo que sólo la obediencia es el fruto maravilloso de la fe verdadera (Rom. 3: 31).

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8. Cristo es el fin de la ley. Romanos 10: 4 En Romanos 10: 4 dice que el fin de la ley es Cristo, ¿quiere eso decir que Cristo abolió la ley de Dios? La palabra "fin" que se traduce del término griego cellos, en ambos idiomas tiene dos significados: el de finalización de algo, o el de propósito u objetivo. Así decimos: "El accidente que dejó inválido a mi amigo puso fin a su carrera". Aquí el sentido es de terminación. Si decimos: "Viajé con el fin de solucionar aquel pleito", le damos a la misma palabra el sentido de propósito. En Romanos 10: 4, ¿cuál de los dos significados tiene la palabra fin? Si dijéramos que tiene el sentido de terminación de la ley, nos encontraríamos con que el apóstol se contradice a sí mismo, dado que a través de toda la epístola reconoce la vigencia de la ley de Dios. En Romanos 7: 7, dice que no habría sabido que la codicia era pecado "si la ley no dijera: No codiciarás". En Romanos 13: 9, 10 afirma que el amor al prójimo conduce a la obediencia de la ley de Dios, y cita cinco mandamientos: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio y no codiciarás; o sea, cita del sexto al décimo mandamiento. Y como para indicar que había otros que no mencionó, dijo: ''y cualquier otro mandamiento ... ".En efecto, hay otros cinco. En el capítulo 2: 17-23, del mismo libro, vuelve a reconocer la existencia de la ley al citar el pecado del adulterio y la idolatría, pecados señalados por el séptimo y el segundo mandamiento, respectivamente. En otras declaraciones de esta misma epistola, el apóstol Pablo demuestra que para él la ley de Dios seguía existiendo. En Romanos 3: 20 dice que "por la ley es el conocimiento del pecado''. También afirma, dos veces, que donde no hay ley no puede haber pecado (Rom. 4: 15; 5: 13). Por lo tanto, cada vez que usa en su epístola la palabra pecado, se refiere a la desobediencia de la ley de Dios. Así pues, para el apóstol la ley existía Y la llamó "santa, y el mandamiento santo, justo y bueno" (Rom. 7: 12). Al notar con tanta claridad que Pablo reconoce definidamente la existencia de la ley de Dios en ésta y en todas sus epístolas, no podríamos admitir que en Romanos 10: 4 dijera que la ley había terminado con Cristo. Por lo tanto, concluimos que en este pasaje ta palabra "fin" tiene el sentido de "objetivo o propósito". "Porque el fin (propósito) de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree". En efecto, advertidos por la ley de Dios, descubrimos que somos pecadores, o sea, desobedientes a los Diez Mandamientos. Al comprender-

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lo, encontramos que "la paga del pecado es la muerte" (Rom. 6: 23), por Jo cual sabemos que estamos perdidos. La ley nada puede hacer para perdonar esos pecados, pero cumple su propósito: hacernos entender que necesitamos a Cristo, quien salvará a todo el que cree.

9. No estamos bajo ayo. Gálatas 3: 25 Yo creo que no es necesario guardar el sábado porque en Gálatas 3: 25 dice que "venida la fe, ya no estamos bajo ayo"; ¿qué opina usted? Admitamos por un momento que al estar en la fe ya no tenemos nada que ver con la ley, y que por esa razón podemos desobedecer el mandamiento del sábado. Sería razonable preguntarse: ¿por qué no podríamos desobedecer los otros nueve por Ja misma razón? ¿Por qué no podríamos matar, robar, adorar dioses ajenos, ser idólatras, en fin, desobedecer cualquiera de los Diez Mandamientos y no solamente el del sábado? Nadie admitiría eso, porque todos consideramos que el ladrón, o el adúltero, o el idólatra es un mal para Ja sociedad. Los que hacen tales cosas no están en la fe. Así pues, sí el análisis del argumento lo refuta, algo debe estar equivocado en él. Veamos, entonces, dónde está la equivocación. Las Escrituras dicen: "Por las obras de Ja ley ningún ser humano será justificado delante de él: porque por medio de Ja ley es el conocimiento del pecado" (Rom. 3: 20). Aquí descubrimos la razón del error, o sea: afirmar que la ley podría justificar, cuando su única misión es enseñar qué es el pecado. La ilustración del apóstol es magnífica al decir que "la ley ha sido nuestro ayo -conductor-, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe" (Gál. 3: 24). Un "ayo" es la persona encargada de criar y educar a niños y a jóvenes. Del mismo modo, la ley de Dios cumple su única y verdadera misión cuando nos enseña la voluntad de Dios. "Y conoces su voluntad (la de Dios), e instruido por Ja ley apruebas lo mejor" (Rom. 2: 18). Cuando la ley ha cumplido su definido y único cometido, o sea, enseñarnos la voluntad de Dios, entonces, nos lleva a Cristo, el único que puede perdonar todos nuestros pecados o desobediencias a la ley de Dios (1 Juan 3: 4). "Mas venida la fe, ya no estamos bajo ayo, pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús" (Gál. 3: 25, 26). Al no estar bajo ayo, ¿significaría que ahora podemos desobedecer la ley de Dios? De ninguna ma-

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nera, porque la fe no invalida la ley, sino la confirma (Rom. 3: 31; 1 Juan· 3: 24; 5: 3). Para hacerlo más claro, ejemplifiquemos la ilustración del apóstol. Tomemos a los jóvenes que asisten a una universidad con el fin de ser médicos. Se en~uentran bajo ayos, sus profesores, quienes les enseñarán todo lo necesario para cumplir correctamente con esa profesión. Cuando los "ayos" comprueban, a través de años de rígidos exámenes y muchas prácticas, que el alumno aprendió medicina, lo gradúan. Este abandona aulas y ayos, porque ahora es doctor. Ya sabe lo que debe hacer y no necesita de sus ayos. ¿Significa eso que ahora podrá hacer lo que se le ocurra en medicina? Algunos lo han hecho y por ello perdieron su derecho a ejercer la profesión. No son más doctores. La rebeldía a la enseñanza de sus ayos, les costó su título. Algo semejante sucede en relación con la ley de Dios. En calidad de "ayo" nos enseñó qué debíamos hacer para ser hijos de Dios pues no lo éramos. Para que podamos serlo, nos llevó a Cristo y "venida la fe, no estarnos más bajo ayo". ¿Olvidaremos lo que nos enseñó el "ayo" por estar con Cristo? Porque recibimos el perdón de todos nuestros pecados, ¿nos sentiremos autorizados a desoír todo lo que nos enseñó el "ayo"? De ninguna manera, porque si estamos con Cristo somos nuevas criaturas, las cosas viejas, nuestra vida de pecados, o desobediencias pasaron y todas las cosas son hechas nuevas (2 Cor. 5: l 7). Se realizó el milagro del nuevo nacimiento: pasamos de desobedientes a obedientes. "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Fil. 4: 13). El poder de Cristo en nosotros hace posible esa maravillosa realidad.

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10. La ley terminó con Juan ¿Quiere decir Locas 16: 16, que la ley terminó con Juan? El texto dice: "La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reíno de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él". En realidad, este texto no afirma que terminaron o dejaron de tener valor "la ley y los profetas". Quiere decir que esos escritos eran los únicos documentos que contenían, hasta ese entonces, lo revelado por Dios respecto de su reino. Para anunciarlo y convencer a los hombres de su realidad, eran necesarias las enseñanzas y las profecías irrebatibles ofrecidas en "la ley y los profetas". ¿Qué fuerza podía tener esa prédica sin los profetas? · Al recordar solamente algunas expresiones de Jesús, entendemos que para él "la ley y los profetas", lo que hoy llamamos el Antiguo Testamento, no pudieron haber terminado. Indicó su permanencia cuando ordenó escudriñar las Escrituras, porque ellas daban testimonio de El (Juan 5: 39). Afirmó que la ignorancia de las Escrituras era la causa del error (Mat. 22: 29). Reiteró su importancia cuando dijo, citando a Deuteronomio 8: 3: "No de solo pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mat. 4: 4). Para explicar el Evangelio a dos discípulos preocupados, y luégo a los once, "les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían" (Véase Luc. 24: 25-47). Los apóstoles recomendaron el estudio delas~r~!Ir~s y declararon su utilidad (2 Tim. 3: 15-17); afirmaron que fueron escritas para nuestra enseñanza (Rom. 15: 4). Sostuvieron que la palabra profética era una antorcha a la que había que estar atentos (2 Ped. 1: 16-21). En fin, "la ley y los profetas" eran escrituras tan importantes que se las cita 280 veces en el Nuevo Testamento. Por lo dicho, queda claro que esa expresión de Jesús significaba que la "ley y los profetas" era todo lo que hasta entonces había sido revelado tocante al reino de Dios.

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11. En Génesis no se mencionan los Diez Mandamientos En el Génesis nada se dice de los Diez .Mandamientos. ¿Fueron dados por Dios a los israelitas recién en el Sinaí? Leyendo el Génesis descubrimos que los principios enunciados por los Diez Mandamientos eran conocidos, pues las acciones que constituían trans· gresión de ellos se consideraban pecado. Sabemos que "por la ley es el conocimiento del pecado" (Rom. 3: 20), y "que donde no hay ley tampoco hay transgresión" (Rom. 4: 15). El mismo hecho de que existiera la muerte era demostración de que había transgresión de la ley (1 Juan 3: 4), pues "la paga del pecado es la muerte" (Rom. 6: 23). Además, la Biblia enseña que la ley de Dios es eterna (Sal. 119: 9S. 151, 152). El patriarca Abrahán, que vivió 500 años antes de darse la ley por escrito en el Sinaí, guardaba los mandamientos de Dios (Gén. 26: 5). Por otro lado, no es posible aceptar que un Dios santo y omnisapiente hubiera dado unos mandamientos para los que vivieron antes del Sinai. 0rros para quienes nacieron después del Sinaí, y luego otros para los que \ivieron después de Cristo. En Dios "no hay mudanza, ni sombra de varia..:ión" (Sant. 1: 16, 17). Observemos algunos incidentes, relatados en d Génesis, que demuestran la existencia de los Diez Mandamienws desee ios orígenes del mundo.

l. No adorar dioses ajenos. En Génesis 6 se menciona el diluvio uni\ ersal como consecuencia del abandono del Di.:~ verdadero. El relato de la torre de Babel (Gén. 11) es otra demostración de la condena que pesa sobre los adoradores de dioses falsos. 2. No tener ídolos. Si Jacob consideraba que era pecado tener los dioses que Raquel había hurtado a su padre, y los e=:terró, demuestra que ya se conocía el mandamiento que prohíbe vene~arlos (Gén. 31: 19, 30; 35: 1-4). 3. No blasfemar. La conducta de Esaú, reb::ida en Génesis 25: 27-34, fue blasfema, por cuya razón en el Nuevo Testamento se lo califica como "profano" (Heb. 12: 16). 4. Observar el sábado. El séptimo día fue be!'ldecido y santificado por Dios en la creación (Gén. 2: 1-3). También fue bendecido por Jesús; recordemos que en el Nuevo Tescamento se nos e:::seña que "sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho" (véase Juan 1: '.-3, 10; Heb. 1: 2, 3; Col. 1: 15-18). La Biblia llama al séptimo día "shabb:uh", término hebreo 4uc significa descanso; y luego pasó a nuestro idioma ~orno "sábado". En Exo. 16: 4-30 se ordena la observancia del sábado un :nes antes de llegar al Si-

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LA BIBLIA RESPONDE

naí, lo que demuestra que el mandamiento era conocido. Transgredirlo, como lo hicieron algunos, significaba no respetar la ley de Dios (vers. 28). Nótese, además, que el mismo mandamiento da la razón de la observancia: "porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra ... "y porque "Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó" (Exo. 20: 11). 5. Honrar a los padres. En Génesis es notable el respeto que los hijos de Dios mostraban hacia sus padres. El caso de Cam, hijo de Noé (Gén. 9: 20-27), nos ayuda a comprender la alta estima en que se tenía al quinto mandamiento. 6. No matar. La condena del asesinato, como el cometido por Caín y otros relatados en Génesis, demuestran la existencia del sexto mandamiento (Gén. 4: 8-15). 7. No cometer adulterio. El caso de Dina, hija de Jacob (Gén. 34: 1-7), y la conducta intachable de José frente a la tentación a cometer adulterio, indican el conocimiento del séptimo mandamiento. 8. No hurtar. Raquel robó a escondidas los dioses de su padre (Gén. 31: 19-37). La reacción de Jacob, cuando Labán lo acusó de hurto (vers. 30-32), demuestran el conocimiento del octavo mandamiento. 9. No levantar falso testimonio. El incidente entre Isaac y Abimelech (Gén. 26: 6-11) y el de Jacob y Esaú (27: 1-45) demuestran que la mentira era considerada una mala acción. 10. No codiciar. El resultado desastroso de la codicia de Eva (Gén. 3: 6), prueban que la codicia era pecado. La codicia de Lot (Gén. 13: 11, 12), manifestada en su elección, fue un pecado que trajo una maldición.

12. En el Nuevo Testamento hay sólo dos mandamientos En el Nuevo Testamento, ¿no son sólo dos, y no diez, los mandamientos? Esos dos mandamientos que Jesús citó (~lat. 22: 35-40), están en el Antiguo Testamento (Deut. 6: 5; Lev. 19: 18). El afirmó que de ellos "depende toda la ley y los profetas". El verbo "depender" quiere decir "estar bajo sujeción o subordinación" de algo. En efecto, los primeros cuatro

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mandamientos dependen del amor hacia Dios, y los últimos seis, del amor hacia el prójimo. Así pues, los Diez Mandamientos dependen o son consecuencia de los dos; no están abolidos, permanecen y, por esa razón, se hace referencia a ellos en todo el Nuevo Testamento. Veámoslo: l. No adorar dioses ajenos: Mat. 4: 10; 1 Cor. 8: 5, 6. 2. No tener ídolos: 1 Cor. 6: 9; 10: 7, 14; Rom. 2: 22. 3. No blasfemar: 1 Tim. 1: 13, 20; 6: l; Apoc. 13: 5, 6; 17: 3. 4. Observar el sábado: Mar. 2: 27, 28; Heb. 4: 4, 9, 10; Mat. 24: 20; Hech. 13: 14,' 42-44; 16: 13; 18: 3, 4. 5. Honrar a los padres: Mat. 19: 19; 15: 4, 9; Mar. 7: 10; 10: 19; Luc. 18: 20; Efe. 6: 2, 3. 6. No matar: Mat. 19: 18; Mar. 10: 19; Luc. 18: 20; Rom. 13: 9; Sant. 2: 11. 7. No cometer adulterio: Mat. 19: 18; Mar. 10: 19; Luc. 18: 20; Rom. 13: 9; l Cor. 6: 9; Sant. 2: 11. 8. No hurtar: Mat. 19: 18; Mar. 10: 19; Luc. 18: 20; Rom. 13: 9; 1 Cor. 6: 10. 9. No levantar falso testimonio: Mat. 19: 18; Mar. 10: 19; Luc. 18: 20; Rom. 13: 9; Apoc. 21: 27; 22: 15. 10. No codiciar: Rom. 7: 7; 13: 9; 1 Cor. 10: 6; l Tim. 6: 9. Como se notará, los últimos seis mandamientos son citados en forma casi completa, y a pesar de que con los primeros cuatro no sucede lo mismo, podemos creer en la vigencia de ellos porque una y otra vez se nos insta a obedecerlos.

PREGUNTAS SOBRE EL SABADO

13. Todos los días son iguales Para mí todos los días son iguales y, por lo tanto, da lo mismo adorar a Dios en un día o en otro. En un sentido todos los días parecen iguales, constan de 24 horas, tienen día y noche, y uno sigue al otro. Y por supuesto que cada día debemos manifestar una conducta cristiana, puesto que sería absurdo adorar a Dios en un día y en los otros vivir incorrectamente. Sin embargo, la Santa Biblia nos enseña que hay diferencia. Dios mismo la señaló al bendecir y santificar el séptimo día, cuando concluyó la creación (Gén. 2: 1-3). BENDECIR significa "alabar, celebrar, ensalzar, ser colmado de bienes por la Providencia, consagrar al culto". SANTIFICAR, significa "hacer santo, dedicar algo a Dios, apartar algo para un uso sagrado". Por lo tanto, cuando Dios bendijo y santificó el séptimo día, lo hizo definidamente diferente de los demás días del ciclo semanal. Quienes tenemos fe en Dios, ¿podemos despreciar la bendición y santificación dada a su dia? ¿Puede ser lo mismo observar cualquier día y no el bendecido y santificado por Dios? Para los profetas y apóstoles existía esa diferencia, porque siempre llamaron al séptimo día shabbat, que quiere decir día de reposo. El mandamiento comienza pidiendo que nos acordemos de santificarlo, o sea, apartarlo para un uso sagrado. Los otros seis días son para hacer todas nuestras tareas, "mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios ... Porque en seis días hizo Jehová ... todas lascosas ... y reposó el séptimo día; por tanto Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó (Exo. 20: 8-11). Nótense dos cosas definidas: el mandamiento se refiere a "e/ séptimo día", no a un séptimo día"; es decir, se refiere a un día definido. Además, señala la razón para recordarlo: "Porque Je:hová bendijo el día de reposo y lo santificó". En el Nuevo Testamento se respetan estas indicaciones. Lucas escribió su evangelio unos 32 años después de la ascensión de Jesús. En el capítulo 23: 54-56 y 24: 1-3 nos refiere la secuencia de los días. Señala el día de preparación, o sea el viernes, luego afirma que fue guardado el día de reposo, el sábado, conforme al mandamiento, y que luego, en "el primer día de la semana", ocurrió la resurrección. Toda la cristiandad rec;onoce que Jesús resucitó el primer día de la semana, y por ello se desea justificar la observancia del domingo. Pero ya observamos que la bendición y santificación de Dios fue otorgada al séptimo día y no al primero. El diccionario de la lengua española da el siguiente significado de estos dos días: domingo, primer día de la semana: sábado, séptimo día de 31

la semana. Así pues, según la Santa Biblia, la historia y nuestro propio idioma, el sábado es el séptimo día, y el domingo, el primero. La bendición y santificación de Dios sobre el séptimo día, lo hacen claramente diferente de los demás.

14. Jesús transgredió el sábado Si Jesús transgredió el sábado, ¿por qué yo he de observarlo? En los evangelios se hace referencia a ocho ocasiones en las que Jesús sanó a enfermos en sábado. En algún caso ordenó al enfermo que llevara su cama y se fuera a su casa, y en otro caso justificó a sus discípulos cuando trillaron en sus manos el trigo que comieron, porque "tuvieron hambre" (Mat. 12: l). ¿Eran esas acciones una transgresión del sábado? Según las tradiciones judías, sí lo eran. Sin embargo, los judíos no tenían razón, porque el que hizo esas cosas tenía mayor autoridad que ellos. Sin duda, Jesús sabía lo que era correcto hacer en sábado y lo que no correspondía. Por eso, explicó a sus acusadores que "lícito es hacer bien en el sábado" (Mat. 12: 12). Cuando los judíos insistieron en acusarlo de transgresor del sábado, les indicó su autoridad divina, diciendoles: "El Hijo del hombre es Señor aun del sábado" (Mar. 2: 28). La expresión "Hijo del hombre" para los judíos era significativa: era lo mismo que decir Dios. En verdad, Jesús es el "Señor del sábado", su dueño, porque fue su creador. El bendijo y santificó el sábado en la creación (Gén. 2: 1-3). Así lo reconoce el Nuevo Testamento al señalar a Cristo como el Creador de todo (véase Juan l: l-3, 10; Heb. 1: 2, 3; Col. l: 14-19). Aunque los judíos pretendían ser los señores del sábado y tener autoridad para acusarlo, Jesús, siendo el único y verdadero Señor del sábado, y habiéndolo hecho "por causa del hombre" (Mar. 2: 27), tenía absoluta autoridad para indicar lo que era correcto o incorrecto hacer en ese día. Por lo tanto, no podemos unirnos a los judíos acusando a Jesús de haberlo transgredido. Entonces, ¿qué fue lo que hizo Jesús? Enseñar con palabra y ejemplo a santificar correctamente el sábado. Si nosotros usáramos las horas bendecidas y santificadas por el Señor en la creación, haciendo actos de mise-

ricordia a los enfermos o necesitados, o prepariramos comidas sencillas para alimentarnos, no estaremos transgrediendo el sábado. Hagamos lo que hizo Jesús en sábado y lo santificaremos. Practiquemos su costumbre de ir al lugar de culto en sábJdo (Luc. 4: 16). Atendamos a los enfermos que necesitan de nosotros. o hagamos cualquier obra de.misericordia y amor en favor de los que sufren, sin buscar recompensa. Pero nunca intentemos justificar con la enseñ;:mza de Jesús, la atención yue damos a las tareas comunes de la semana. ~) a nuestros negocios diarios o a cualquier tarea realizada para favorece~ nuestros intereses materiales. (Véase lsaías 58: 13, 14.)

IS. No se menciona el sábado Jesús no le dijo al joven rico que debía guardar el sábado (Mat. 19: 16-26); cuando se refirió a los grandes mandamientos, indicó sblo dos (:\-tat. 22: 35-40). Tampoco se mencionó el sábado en el concilio de Jerusalén (Hech. 15: 1-35). ¿Eso no significa que ~I sábado había dejado de ser un día de observancia obligatoria? A fin de ofrecer una respuesta clara, con' endrá analizar los tres casos por separado. El joven rico: Jesús fue explícito con él rec.)rdándole cinco de los Diez :Vtandamientos. No citó los cuatro primeros ni el décimo. Si por no mencionar el sábado, que es el cuarto, estamos au:orizados a desobedecerlo, por lógica nos asiste el mismo derecho a desobedecer los otros no mencionados. En lógica se señala la falacia de este ar~umento diciendo que "el que prueba demasiado, no prueba nada". Jesús no mencionó al joven rico muchas .;osas necesarias en la vida del creyente, como ser la fe, la gracia, el arre~entimiento, etc. No diríamos por eso que no son necesarias. Aceptamo~. por otra parte, que Jesús .:orno Maestro de los maestros no se equivocó .::i su método de enseñanza. Hizo lo único y mejor que convenía hacerse. :\o hay duda que si alguna vez ese joven reflexionó, se dio cuenta que era .idorador de un dios ajeno: sus riquezas, pecado señalado por el primer ::-..andamiento. Y es precisa-

mente la fe, no mencionada al joven rico, la que a todos nos ayuda a ser obedientes (Rom. 3: 31; Heb. 11: 6). Por lo dicho, queda claro que no queda anulado el mandamiento del sábado porque Jesús no se lo mencionó; como tampoco quedan anulados los otros mandamientos por la sola razón de que no fueron mencionados en esa ocasión. Dos mandamientos y no diez: Los dos mandamientos citados por Jesús fueron tomados del Antiguo Testamento. El primero está en Deuteronomio 6: 5 y el segundo en Levítico 19: 18. Vale decir que fueron dados por el mismo Dios que dio los Diez Mandamientos; por lo tanto, no se anulan, sino que se complementan. Los dos son la síntesis de las manifestaciones de nuestro amor a Dios y al prójimo, y los diez son el análisis o la expresión detallada de cómo hacerlo. "De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas", dijo Jesús. "Depende" quiere decir, estar en sujeción o subordinación de uno, provenir, proceder, ser consecuencia. Y eso es justamente lo que sucede, Los Diez Mandamientos son consecuencia o provienen de los dos principales. Los primeros cuatro nos enseñan cómo amar a Dios con todo nuestro corazón y nuestra fuerzas, y los últimos seis, cómo amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Así es que los dos mandamientos no anulan los diez, ni los diez contradicen a los dos. Los diez dependen o provienen de los dos. El concilio de Jerusalén: La carta apostólica dice: "Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardáreis, bien haréis" (Hech. 15: 28, 29). En la carta se hace referencia directa al séptimo mandamiento. Si aceptamos que por no haberse mencionado el sábado, eso significa que no hay que guardarlo, ¿qué de los otros ocho mandamientos no mencionados? ¿Quedaron anulados? ¿Y qué de la fe, la gracia, el arrepentimiento, el bautismo, que tampoco fueron mencionados en la carta? ¿Eso nos autoriza a descartar tales verdades? ¿Qué cosas se estudian en un concilio? Los problemas que causan disputa o inseguridad, para encontrar la forma de resolverlos. Las doctrinas o mandamientos aceptados no se discuten en los concilios. Por eso nada dice la carta respecto al robo, al sábado, al bautismo, a la gracia, etc. En esas cosas no había desacuerdo. Para la iglesia cristiana de ese entonces no había duda si debían guardar el sábado o el domingo. Todos guardaban el sábado, y por esa sencilla razón nada se dijo respecto al día de reposo. De haber habido cambio en cuanto al día de reposo, sin duda se hubiera levantado un~ seria polémica. Grandes fueron las reclamaciones de

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los judíos y serias las amenazas cuando Jesús se propuso enseñar la correcta observancia del sábado. Hasta quisieron matarlo (Mat. 12: 14; Juan 5: 16). ¡Qué clamor de protestas se hubiera levantado si los discípulos hubiesen enseñado que el sábado estaba abolido y el domingo era el verdadero día! Nada de eso aparece en el Nuevo Testamento. Ese silencio total en cuanto a un cambio, es la prueba mayor de que todos observaban el sábado.

16. ¿Preanuncio de la abolición del sábado? En lsaías 1: 10-15 y Oseas 2: 11, ¿no se preanuncia que el sábado iba a ser abolido? Si aceptáramos que en estos pasajes se preanuncia la abolición del sábado como día de reposo, lógicamente debemos aceptar que las demás cosas allí mencionadas iban a dejar de tener importancia. Además del sábado, isaías incluye las fiestas, los sacrificios, las ofrendas, el incienso, las asambleas y la oración. Oseas hace una enumeración semejante, agregando que Dios haría cesar el gozo. ¿Es que también las asambleas, la oración y el gozo concluirían para el pueblo de Dios? Sin duda que se ha llegado a una conclusión errónea, pues tal cosa no es admisible. Para interpretar correctamente un pasaje bíblico es necesario tener en cuenta el contexto; es decir, lo que se díce antes y después del texto. Con sabiduría se dice que "un texto sin su contexto, es apenas un pretexto". lsaías reclama a su pueblo por su vida pecaminosa. Lo señala como ·'cargado de maldad", "generación de malignos", "hijos depravados". Espiritualmente enfermos "desde la planta del pie hasta la cabeza" (vers . .i, 6). Esa vida pecaminosa era la causa por la que Dios señaló la ínutilidad de sacrificios, ofrendas, incienso, sábados y aun la oración. Oseas, contemporáneo de Isaías, encaró el mismo problema. Compara al pueblo de Dios con una ramera, adúltero espiritual, pues va detrás de dioses ajenos y vive en pecado pretendiendo ser pueblo de Dios. ¿Qué puede valer cualquier acto de adoración o culto de Dios, si se ·;ive en pecado? ¿Cómo podríamos engañar a Dios ofreciéndole un culto hipócrita? Para que nuestras expresiones de adoración a Dios, inclusive en el día de reposo, sean aceptables, debemos reconocer nuestros pecados,

arrepentirnos de ellos y aceptar el perdón ofrecido (Isa. l: 16-19). De le contrario, la duplicidad hipócrita colocará fuera de lugar aún lo correcto.

17. Guardáis los días ... Gálatas 4: 10 ¿No explica Gálatas 4: 10, 11, que no es necesario guardar los días? ¿Se refiere al día sábado? Para saberlo debemos comenzar con el versículo 8, donde obsen·amos que el apóstol Pablo se está dirigiendo a los gálatas que habían sido paganos, pues dice: "Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios. servíais a los que por naturaleza no son dioses". Y luego de recordarles que habían conocido al Dios verdadero, les pregunta: "¿Cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?" Nótese que los que leían esta carta habían servido a los que "no son dioses'', que habían conocido luego al Dios verdadero, y que ahora estaban volviendo a los pobres rudimentos de su época pagana. Por lo tanto, en primera instancia, los "días" del versículo 10 no podrían ser referencia al sábado del mandamiento del Dios creador; porque los paganos no lo reconocían como tal ni santificaban el sábado. Sabemos que un día importante de Jos paganos era el primero de la semana llamado "día del sol". Los nombres de los días tienen que ver con sus dioses: el lunes, con la diosa luna; el martes, con Marte; el miércoles, con Mercurio, etc. Tenían también meses dedicados a sus dioses, como enero, aJ dios Jano. Es probable que los judaizantes hayan logrado que los gálatas aceptaran observar algunos días de fiesta de Ja ley ceremonial, los que caducaron cuando Cristo se constituyó en el "verdadero Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Juan 1: 29). Además, debemos aclarar que en ningún Jugar de la Biblia se usa el lenguaje de este texto para referirse al sábado. El séptimo día es el shabbath, nombre propio del día de reposo, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamentos. Por otra parte, cuando Dios lo bendijo y santificó, "reposó el día séptimo de toda Ja obra que hizo" (Gén. 2: 2). De manera que, si la observancia del sábado fuera un acto esclavizador, tendríamos que admitir que el mismo Creador se esclavizó cuando reposó el primer sábado en este mundo. Y siendo que Jesús dijo que el "sábado fue hecho por causa del hombre" (Mar. 2: 27), tendríamos que admitir, además, que

fue hecho para esclavizar a sus criaturas. Por todo lo dicho, se ve claramente que esos días mencionados en Gálatas 4: 10, no se referían al sábado. El sábado para el pueblo de Dios es un día de gozo (Isa. 58: 13, 14).

18. Cambios del calendario y el sábado Se han producido varios cambios del calendario. ¿No sería posible que por ellos el sábado no sea el que corresponde a la realidad?

El calendario ha sido un instrumento para contar los años, meses y dias, inventado por el hombre desde que tenemos conocimiento de su historia. El sol y la luna intervienen en la medición y el fraccionamiento del tiempo (Gén. 1: 14). La semana es una excepción, pues es un período de tiempo marcado por el acto creador realizado por Dios en siere días. Creernos que no ha habido pérdidas en la cuenta del riempo, dado que Jesús, quien reprendió a los judíos por muchos errores o descuidos religiosos, nunca señaló que guardaban un sábado falso. El mismo lo sanrificó, teniendo por costumbre ir al lugar de adoración y culto cada sábado (Luc. 4: 16). Poco antes de Jesús, el emperador Julio César (lOl-44 AC) tuvo que ajustar el calendario civil al astronómico. El llamado entonces calendario Pompiliano, se había atrasado 90 días del calendario astronómico. Dicho en otras palabras, el invierno según el calendario astronómico estaba adelantado en 90 días. Por eso Julio César, asesorado por el famoso astrónomo egipcio Sosigenes, en el año 47, antes de Cristo, le quitó esos 90 días al calendario civil y lo ajustó así al astronómico. Eso se hizo sin afectar o alterar el ciclo semanal. Ese calendario era usado por el Imperio Romano en los días de Jesús. Unos l.600 años después de Julio César, se hizo necesario otro cambio. Como el calendario juliano se basaba en un año de 365 días y 6 horas, en vez de la realidad que son 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos, al llegar al siglo XVI, esos 1J minuws y algunos segundos, sumaron l l días de diferencia con el calendario astronómico. Por ello Gregario VII, asesorado por el astrónomo Cristóbal Clavio, decidió seguir su consejo de omitir esos once días, lo que se hizo el jueves 4 de octubre de 1582. pasándose al viernes J5 de octubre. Tampoco en esca ocasión se alteró el ciclo semanal.

Por lo indicado, sabemos que no se ha alterado el ciclo semanal en todos los tiempos. Había razones fuertes para evitarlo, pues así como el pueblo conocedor .del Dios verdadero santificaba el séptimo en honor del Dios vivo, el Creador, así los pueblos paganos tenían el primero en homenaje de su gran dios, el sol. De modo que ni para los paganos ni para los cristianos era aceptable despreciar su día sagrado.

19. Cristo es nuestro reposo y no el sábado Si Cristo es nuestro reposo, ¿necesitamos reposar el sábado? Debemos recordar que originalmente el sábado fue santificado y bendecido antes de que el hombre pecara (Gén. 2: 1-3). De modo que originalmente no pudo ser creado como símbolo de alguna experiencia relacionada con el pecado. Su razón de ser, era recordar a los seres humanos, por la eternidad, la obra maravillosa realizada por el Creador. Cuando en el Sinaí se dio por escrito el mandamiento del reposo semanal, se reiteró el motivo: "Acuérdate del día de reposo para santificarlo ... porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay ... " (Exo. 20: 8-11). La observancia del sábado y el matrimonio son dos instituciones divinas establecidas antes de que el pecado entrara en el mundo, y por lo tanto son permanentes. Sin embargo, encontramos que posteriormente a ambas instituciones se les dio un sentido espiritual: al reposo semanal el de reposo espiritual que encontramos en Cristo, y al matrimonio el de la unión de la iglesia con Cristo. Sobre lo primero escribe Pablo en la epístola a los hebreos (cap. 4). No lo hace para anular el reposo semanal {Heb. 4: 9), sino para ayudar a los hebreos a comprender que necesitaban de Cristo, única fuente de reposo espiritual. Este reposo lo alcanzamos en virtud del perdón de nuestros pecados que solamente Cristo puede dar. Esos pecados de los cuales recibimos perdón, los conocimos a través de la ley de Dios (Rom. 7: 7). ¿Sería razonable, entonces, hablar de reposo en Cristo, si insistiéramos en desobedecer uno de sus mandamientos? Y justamente el sábado, mandamiento dado para ayudarnos a fortalecer y mantener la fe en el Creador y Salvador. Y además cuando sabemos por la Palabra de Dios que faltar a uno es faltar a todos (Sant. 2: 10-12).

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Para comprender que una aplicación simbólica que sugiere un mandamiento no anula la obediencia real del mismo, hagamos referencia al mandamiento que defiende la santidad del matrimonio: No cometerás adulterio. Adúltera es la persona que teniendo cónyuge a quien prometió amar y vivir fielmente en el estado de matrimonio, acepta luego a otra u otras personas en su intimidad. Cuando la Biblia hace una aplicación simbóli-:a. indica que los que dicen amar a Dios pero aman al mundo son "almas adúlteras" (Sant. 4: 4). La iglesia de Dios en todos los tiempos fue comparada muchas veces por los profetas como la esposa del Señor, de modo 4ue su infidelidad a Dios fue considerada adulterio espiritual. Un ejemplo está en los tres primeros capítulos de Oseas. Otro en Apocalipsis 17. Pues bien, si nosotros no participamos del adulterio espiritual dado que vivimos fielmente la vida cristiana, ¿nos permitiría eso ser adúlteros físicamente? La respuesta es tan evidente que parecería innecesario darla. Sin embargo, podría ser necesario insistir preguntando: ¿Qué es lo más grave, el adulterio espiritual o el físico? Ambos son igualmente gra\ es. porque de no mediar la conversión y el arrepentimiento, son pecados ..:uya paga es la muerte. El adulterio físico nos hace adúlteros espirituales, o el adulterio espiritual nos prepara para ser adúlteros físicos. Volviendo ahora al cuarto mandamiento, el del reposo: el hecho de que en Cristo disfrutamos reposo espiritual, ¿nos autoriza a anular el sentido físico que siempre tuvo el mandamiento? Como en el caso anterior, la respuesta es una sola: el sentido espiricual no anula el fisico. Y en este caso, afirmaríamos qu~ en mayor grado, desde que el descanso físico indicado en el mandamiento propende a fortalecer el reposo espiritual. Pqr esa razón, Jesús dijo: "El sábado por causa del hombre es hecho" (Mar. 2: 27). ¿Por causa de qué? Por causa de la vida espiritual del hombre. Al dejar de lado sus trabajos, obligaciones y presiones de los seis días de la semana, el hombre disfruta de un día de reposo que alivia tensiones, preocupaciones y cansancio, y concede tiempo para el cultivo espiritual. ¿Qué quiso decir el Señor cuando ordenó: "Acuérdate del día de reposo para santificarlo"? Santificar quiere decir: "apartar algo para un uso sagrado", con lo que se indica su propósito: actividades diferentes a las de los seis días de trabajo. Es el día que dedicamos a la atención de los valores espirituales, dejando de lado los materiales. Nuestra mente y acción se dirigen a lo que fortalece nuescro descanso espiritual. Concurrimos, como Jesús, a la casa de culto (Luc. 4: 16); al!i fortaleceremos la fe .::on oír su Palabra (Rom. 10: 17). Vivimos un dia sin presiones, porque con nadie tenemos compromisos comerciales o de trabajo. Es el día del Señor (Mar. 2: 28), y por lo tanto nuestros únicos compromisos los tene-

mos con El. Al dedicar tiempo para actividades misioneras, atendiendo a enfermos o necesitados como lo hacía Jesús (Mat. 25: 35-40), estamos atendiendo al Señor mismo. Todo esto es posible porque al descansar espiritualmente en Cristo, aceptamos su mandato de descansar físicamente. La ganancia espiritual del sábado, al apartarlo para el Señor, nos prepara para una nueva semana de luchas, pero que con seguridad significarán nuevas victorias. (Véase también la pregunta 13.)

20. La observancia del domingo según Hechos 20: 7 ¿No demuestra Hechos 20: 7 que era costumbre de los cristianos guardar el domingo? Este pasaje dice textualmente: "El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche". Los Hechos de los apóstoles fue escrito por el apóstol Lucas unos 35 años después de la resurrección de Cristo. La mayoría de los comentaristas aceptan que utilizó la manera bíblica de contar los días, respetada por los judíos y cristianos primitivos; vale decir, que el día comienza a la puesta del sol. El cómputo romano para contar el día de media noche a media noche, como se estila hoy, no aparece en los es1::ritos del Nuevo Testamento; por lo tanto, la reunión de Troas tuvo que efectuarse en lo que nosotros llamamos "sábado de noche"' pues a la puesta del sol comenzaba el primer día de la semana. Dice el texto que Pablo "alargó el discurso hasta la medianoche", o sea nuestro sábado de noche. A esa hora el joven Eutico se accidentó, después de lo cual habiendo "partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y así salió" (vers. 9, 10). Así queda claro que el apóstol Pablo salió de viaje después del alba, bien temprano, al aclarar o recién salido el sol. Mientras sus compafieros de viaje subieron al barco, él fue por tierra hasta Asón (vers. 13), desde donde siguió con ellos. Con esto concluimos que después de la reunión nocturna del mismo día, en la parte clara de ese primer día de la semana, o sea el domingo de mañana, el apóstol continuó su viaje. Si alguien no pudiera aceptar que Lucas usó el cómputo bíblico para

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contar los días, y prefiere aceptar que ya había abandonado lo indicado por las Escrituras para plegarse a costumbres paganas de los romanos, lo .::ual no es fácil de aceptar, tampoco este texto puede usarse como prueba de que era costumbre la observancia del primer día de la semana, pues el mismo escritor se ocupó de indicar el motivo de la reunión: "Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente" (\ers. 7). Esta explicación i:!S muy importante, porque impide dar otra razón. Si Lucas aclaró que la reunión de ese domingo fue porque Pablo habil de viajar, ¿qué derecho nos asistiría, 20 siglos después, de indicar otro motivo? De haber sido cosrumbre observar el domingo, ésta hubiera sido la oportunidad de explicarlo. Pero al contrario, como si Lucas hubiera :mricipado una equivocada interpretación futura respecto a esa reunión. dejó aclarada la razón de la reunión: el apóstol iba "a salir al día siguiente". No es prudente hacerle decir a la Biblia lo que no dice, y mucho menos contradecir lo que dice con claridad. Por lo tanto, Hechos 20: 7 no prueba en absoluto que era costumbre entre los cristianos del primer siglo celebrar reuniones en domingo. Esa fue una reunión ocasional, en la que ;;e trató de aprovechar lo más posible la visita je! apóstol a los creyentes Je Troas. La Cena del Señor en esa ocasión tampoco ;:-rueba que se la celebró ;:ior ser domingo, pues no había día fijo para su -:e!ebración. Cuando frsús instituyó ese rito, fue jueves de noche. Apa~enremente hubo un tiempo cuando se la celebraba todos los días (Hech. :: 46). En su carta a los corintios, el apóstol Pablo dice: "Así, pues, codas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que venga" (1 Cor. 11: 26). Así el apóstol reconoce que la celebración de la Cena del Señor se la realizaba en ocasiones dete:-minadas por las circunstancias, como lo fue en Troas.

21. Del sábado al domingo entre los siglos 11 y VI Si en el Nuevo Testamento no se presenta una discusión clara sobre el cambio del sábado al domingo, ¿no se la hace con claridad en escritos posteriores a los apóstoles? Quien hace esta pregunta tiene razón al reconocer que en el Nuevo Testamento no hay ningún indicio de la realización de tal cambio, porque de haber existido no hubiera pasado inadvertido. Con sólo recordar la reacción contra Jesús, a quien se amenazó de muerte por el solo hecho de corregir un error respecto a la observancia del sábado (Mat. 12: 16; Juan 5: 16), nos preguntamos: ¿Qué hubiera sucedido si luego los cristianos se hubieran declarado totalmente en contra del sábado? Forzosamente tendría que estar reflejada en el Nuevo Testamento la lucha entre las dos ideas. Así como aparecen las reiteradas discusiones respecto a la circuncisión, la que se declaró sin importancia (1 Cor. 7: 19), con mayor razón deberían encontrarse las que expliquen los motivos del cambio del día de reposo. El silencio del Nuevo Testamento sobre el particular confirma que evidentemente no se había producido cambio alguno. Los textos que suelen citarse como Hechos 20: 7; Romanos 14: 5, 6; Colosenses 2: 14-17; Gálatas 4: 8-11, y algún otro, no se refieren al cambio del día de reposo, como lo explicamos al responder a las preguncas sobre ellos. (Véanse las preguntas 17, 20, 22, 23.) Consideremos los documentos más citados, posteriores a los apóstoles, de los que se dice que confirman la observancia del domingo. LA DIDAJE: Este documento es conocido también como Las enseñanzas de los apóstoles. Fue encontrado en 1873, y se considera que fue escrito entre los años 120-190 DC. El único texto conocido está mutilado, es decir, le faltan palabras o partes. La traducción literal del pasaje que se cita como prueba de la observancia del domingo dice así: "De acuerdo con el Señor, del Señor, reunidos romped pan y tomad eucaristía". Las traducciones en español que se ofrecen, dicen: "En e/ día del Señor, del Señor, reuníos, romped el pan y tomad eucaristía" (traducción de Kirssopp). S. Huber traduce así: "Los días del Señor reuníos para la participación del pan y la acción de gracias". Como se ve, se le ha agregado la palabra "día" que no existe en el original. Atenidos al contexto y otros escritos de la época, sería más razonable agregar la palabra "mandamiento" en lugar de "día", con lo cual diría: "De acuerdo con el mandamiento del Señor, reuníos ... etc." La verdad es que en ninguna parte del Nuevo Testamento o de escri-

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tos del 11 siglo, época en que se escribió la Didajé, se llamó "día del Señor" al primer día de la semana. La primera vez que así se hace es en un evangelio apócrifo llamado Según San Pedro, escrito hacia fines del segundo siglo. Eusebio (265-340), en su famosa Hiscoria Eclesiástica desaucoriza ese evangelio señalándolo como espurio, escrito por alguien que no fue el apóstol (véase Historia Eclesiástica VI, 12. Editorial Nova). De manera que agregar la palabra "día" a este texto mutilado, para probar la observancia del domingo, no es razonable por no estar de acuerdo con el pensamiento de la época ni con el contexto bíblico. La única referencia definida respecto al día del Señor está en el Nuevo Testamento, y dice: "Así que el Hijo del hombre es Señor aun del sábado" (Mar. 2: 28). CARTA A LOS ,\tlAGNESIOS: Es una cana de Ignacio, obispo de Antioquía, quien murió alrededor del 115. Este es otro escrito, que como muchos otros, perdió su valor documental a causa de las interpolaciones hechas al texto, o sea frases, palabras o capítulos agregados al original. Por eso, esta carta ya no refleja el pensamiento del autor, sino de personas que vivieron mucho después de él. En este caso, se reconoce que las interpolaciones a esta carta fueron agregadas por personas que vivieron en torno al año 300. Por ese motivo está demás que se trate de refutar algo que no tiene valor documental. JUSTINO: Murió como mártir entre el 163 y el 167. Es el primer autor cristiano que hace referencia a algún acto religioso realizado con regularidad el primer día de la semana, al que llama reiteradamente "día del sol". Ese dato se encuentra en su Apología Mayor al emperador, capítulo 67, donde se lee: "Y en el día llamado del sol, hay una asamblea de todos los que viven en las ciudades o en el campo ... " (Los Santos Padres, S. Huber, tomo 1, pag. 196). Aunque Justino se refirió a este asunto en varios de sus escritos, nunca llamó al domingo "día del Señor". Recién lo hicieron escritores muy posteriores a él. CONCILIO DE LAODICEA: Dos fechas se suelen dar para su realización: 343 ó 381. Damos a continuación los dos decretos que nos interesan respecto al día de reposo. Canon 16: En sábado los Evangelios y otras porciones de las Escrituras deben leerse en alta voz. Canon 29: Los cristianos no deben judaizar y estar ociosos durante el sábado, sino que deben trabajar en ese día; pero honrarán especialmente el día del Señor, y siendo cristianos no harán. si es posible, ningún trabajo en ese día. Si a pesar de eso, se los encuentra judaizando, serán separados de Cristo" (Sacrosancra Concilia, de Labbe y Cossart, tomo l, columna 1514).

Obsérvese que esto se decreta en el siglo lV, cuando ya se observa el abandono de ciertas prácticas apostólicas, aunque no en todos los grupos ·cristianos. Sin embargo, todavía se ordenan actos religiosos para el sábado, lo que significa que no se lo consideraba abolido. La siguiente cita podrá mostrarnos cómo se mantenía la observancia del sábado, en forma generalizada, en el siglo V. SOCRA TES ESCOLASTICO (385-445): Es el continuador de la Historia Eclesiástica de Eusebio. En el libro V, capítulo 22 de su historia, dice: "Aunque casi todas las iglesias del mundo celebran los misterios sagrados el sábado de cada semana, sin embargo los cristianos de Alejandría y Roma, en .consideración de una antigua tradición, han dejado de hacerlo". La disputa entre los dos días había de tener su definición en el siglo VI. En efecto, habiendo sido Roma favorecida por circunstancias políticas que le permitieron dominar otros centros cristianos, siguiendo esas traaiciones en desacuerdo con la letra y el espíritu de las Escrituras respecto al día de reposo, en los concilios Aurelianenses I (511) y IlI (538), conocidos también como de Orleans, se decretó que todo lo que las Escrituras señalaban para la santificación del sábado debía aplicarse a la santificación del domingo, amenazando con severas penalidades civiles a los que no aceptaran esta nueva ordenanza. Resumiendo lo dicho, vemos: 1. Que en el Nuevo Testamento nada se argumenta sobre un cambio del sábado en favor del domingo. 2. Que los documentos más citados de la primera parte del segundo siglo, son textos mutilados o interpolados, por lo cual perdieron su valor documental. 3. Que recién aparece una alusión a un reposo en el domingo en forma definida en la segunda mitad del siglo II, con Justino Mártir. 4. Que desde alli en adelante sigue la puja entre los dos días, ocupándose del asunto el Concilio de Laodicea (siglo IV) cuando reconoce actividad religiosa en ambos días. 5. Que a mitad del siglo V nos sorprende un historiador de la iglesia, diciéndonos que "casi todas las iglesias del mundo celebran los misterios sagrados en el sábado de cada semana", aclarando que Roma y Alejandría no lo hacían debido a una "antigua tradición". 6. Que recién en el siglo VI, los concilios Aurelianenses se expresan definitivamente contra el sábado, imponiendo la observancia del ·domingo. Esta medida de fuerza prueba que en el siglo VI había tantos observadores del sábado, que fue necesario que un concilio se ocupara de ellos

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y procurara desanimarlos en su proceder, amenazándolos con penas civiles tan graves como cárcel, destierro o muerte.

22. Diferencia entre día y día. Romanos 14: S, 6 Pablo en Romanos 14: 5 dice: "Uno hace diferencia entre día y día, y otro juzga iguales todos los días". ¿No significa esto que podemos con-

siderar como día de reposo cualquier día, sea el sábado o el domingo? Para poder responder sin equivocarse, es necesario tener en cuenta el contexto del pasaje, y también los problemas existentes en la época en torno al posible cambio del día de reposo. En primer lugar, es interesante nocar que el >luevo Testamento siempre hace distinción entre el sábado y el domingo. Al séptimo dia de la semana siempre lo llama sábado, o "día de reposo", según la Versión Reina-Valera revisada en 1960. En esta versión se cradujo la palabra ''shabbath" como "día de reposo". En cambio. al domingo lo llama invariablemente "primer día de la semana". Pablo en este te.xto se refiere a "días" solamente. En segundo lugar, un análisis del capículo l~ revela que no se está cratando de posibles divergencias en cuanto al día de reposo. El tema es más bien la dificultad ocasionada por ciertos creyentes débiles en la fe, que tenían opiniones particulares respecto de algunas comidas (vers. 1, 2). Obsérvese que en ocho de los 23 versículos del capítulo, se hace referencia a esas comidas (2, 3, 6, 14, 17, 20, 21, 23), y en ocho se aconseja no hacer de ello motivo de juicio o de tropiezo (2, 3, 4, 10. 13, 15, 19, 20). Además, en ningún otro capítulo de la epístola, el apóstol alude a un posible cambio del día de reposo semanal, como para concluir que en la expresión ·'diferencia entre día y día" se refiera al día de reposo. Más aún, atenidos a todo lo expresado en el Nuevo Testamento, podemos asegurar que no había controversia en cuanro al día de reposo semanal (véanse las preguntas 14 y 15). Se discute reiceradamente la circuncisión y se define con claridad que no era necesaria (Gál. 5: 6; l Cor . .,: 19). En cambio, Jesús mismo dijo que de los Diei Mandamientos ni una jota ni un tilde podría tocarse (Mat. 5: 17-19: Luc. 16: 17). En cuanto a que codos los días son iguaks. en referencia al día de

reposo, la misma Escritura declara que no es así (véase la pregunta 13). Entonces, ¿a qué días pudo haberse referido el apóstol? Creernos que el versículo 6 nos revela la respuesta. Dice: "El que hace caso del día, lo hace para el Señor; el que no hace caso del día, no lo. hace para el Señor. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios". ¿Significa esto que algún creyente de aquella época podía vivir sin comer? ¡De ninguna manera! Pero sí podrían haber vivido sin comer durante esos "días" mencionados. El que comía en esos días dedicados a no comer, no cometía falta, como tampoco el que no comía. Los ayunos o días de ayuno no eran ordenados por mandamiento de Dios, eran voluntarios. Era costumbre judía ayunar dos veces por semana (Luc. 18: 11, 12). En el Megillat Ta'aníth (un tratado judío sobre el ayuno, escrito en el primer siglo de nuestra era), se explica que los judíos ayunaban los lunes y los jueves. En otro antiguo documento llamado la Didajé, escrito a principios del siglo II, en el capítulo 8: l, se señala que los cristianos no judíos, particularmente en el oeste del imperio romano, a causa de sus sentimientos antisemitas declararon los miércoles y los viernes como días de ayuno. Teniendo en cuenta las consideraciones hechas, sería claramente admisible que en Jos versos 5 y 6 se hace referencia a los días de ayuno, pero es evidente, por lo expuesto, que no hace referencia al día de reposo, el sábado.

23. La ley y la cruz en Colosenses 2: 14-17 Según Colosenses 2: 14-17, la ley de Dios fue clavada en la cruz; por lo tanto, ¿necesitamos observar el sábado? Si la Ley de Dios hubiese sido clavada en la cruz, entonces no solamente el mandamiento del sábado quedaría anulado, sino también los otros nueve. Es evidente que eso no ha sucedido, porque en todas las iglesias cristianas todavía se enseña que hay que respetar esa ley. Al no guardar el sábado, se explica que el día de reposo se cambió al domingo, con Jo que se admite que el mandamiento del reposo semanal permanece. Por otro lado, el mismo apóstol hace referencia a la Ley de Dios en todas sus epístolas, lo cual refuta la idea de que para él estuviera abolida.

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Nótese que en esta misma epístola a los colosenses señala como pecados que hay que abandonar a la fornicación, a la idolatría, a la blasfemia y a la mentira; pecados señalados por la ley de Dios (cap. 3: 5-9) (véase la pregunta 8 sobre Romanos 10: 4). Además, conviene recordar que los Diez Mandamientos están citados, directa o indirectamente, en todo el Nuevo Testamento, lo cual señala la permanencia de la Ley de Dios (véase la pregunta 12). El principal propósito del apóstol Pablo al escribir el capítulo dos era refutar enseñanzas fundadas en "filosofías y huecas sutilezas, según tradición de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo", con "culto a los ángeles" y fruto de una "mente carnal" (cap. 2: 8, 18). O sea, había un aparente esfuerzo de algunos en conciliar las enseñanzas apostólicas con doctrinas judaicas, helenistas y paganas, pero que no eran "según Cristo", sino "en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres" (cap. 2: 8, 22). Nótese que después de advertir el error de esas doctrinas presentadas por los falsos maestros descritos en el versículo 8, el apóstol presenta la personalidad divina de Cristo (vers. 9, 10) y su obra de redención por "el poder de Dios que le levantó de los muertos" (vers. 12), razón por la cual "a vosotros, estando muertos en pecados ... os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados" (vers. 13). Con estos antecedentes llegamos al versículo 14, donde dice: "Anulando el acra de los decretos que había contra nosotros" (versión Reína'lalera, 1960). "Y cancelada Ja cédula del decreto firmado-contra nosotros" (versión Torres Amat). Esa "cédula" o "acta de los decretos que había contra nosotros", ¿eran los Diez Mandamientos de la ley de Dios'? Sería imposible admitirlo por dos razones: 1) Los Diez Mandamientos no son decretos "contra nosotros", sino que son preceptos de una ley santa, justa y buena (Rom. 7: 12), cuya obediencia significa bienestar y felicidad, por lo que nigún mandamiento está "contra nosotros". 2) El mismo apóstol que recuerda "el perdón de todos los pecados" por Cristo (Col. 2: 3), dos veces aclaró a los romanos que donde no hay ley tampoco hay pecado (Rom. 4: 15; 5: 13). Por lo tanto, si hay pecados que perdonar es porque hay una ley que los señala (Rom. 7: 7; 3: 20). Concluimos entonces que el "acta de los decretos que había contra nosotros" y que fue clavada en la cruz, tiene que ser otra cosa, pero de ningún modo la ley de Dios. De lo contrario la contradicción del apóstol sería evidente, pues por un lado reconocería la permanencia de la ley de Dios y por otro la anularía.· La palabra griega traducida como "acta" o "cédula" en el versículo 14 es cheirografan. Primariamente quiere decír ··contrato escrito" o "cer-

tificado de deuda" resultante de alguna transgresión. También "libro con registro de pecados" usado para la co·ndenación del transgresor. Esto nos ayuda a entender que lo que fue clavado en la cruz fueron los registros de nuestros pecados que "estaban contra nosotros" condenándonos a muerte (Rom. 6: 23). Esa era la obra cumbre de Cristo, "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Juan l: 29). Su obra no era quitar la ley de Dios, sino el pecado, que es la transgresión de esa ley (1 Juan 3: 4). Por lo tanto, Cristo clavó en la cruz el cheirografon, o sea el "registro de nuestros pecados", o "el certificado de nuestra deuda" de pecados que "había contra nosotros, que nos era contraria". Así se cumplió la promesa: "Yo, yo soy el que borro tus rebeliones ... " (Isa. 43: 25). De ese modo, destruyendo el cheirografon, o sea las evidencias de nuestros pecados, Cristo despojó "a los principados y potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz" (Col. 2: 15). En efecto, "el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche" (Apoc. 12: 10), fue derrotado y descubierta su falacia. La versión popular Dios habla hoy presenta así los versículos 14 y 15: "Dios canceló la cuenta que había contra nosotros y que nos condenaba por sus requisitos legales. Puso fin a esa cuenta, clavándola en la cruz. Cristo, al morir en la cruz, venció a las autoridades y poderes espirituales, y los humillló públicamente, llevándolos como prisioneros en su desfile victorioso". Habiendo quedado claro que lo que fue clavado en Ja cruz no fue la ley de Dios sino todo registro de nuestros pecados, perdonados por Ja muerte de Cristo y, por lo tanto, simbólicamente clavados en la cruz, pasemos ahora a los versículos 16 y 17. Las comidas, las bebidas, los días de reposo o sábados mencionados en el versículo 16, son identificados por el versículo 17, donde dice: "Todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo". En efecto, en el ritual del templo y su sacerdocio levítico, había fiestas, comidas, bebidas y días de reposo o sábados que eran "sombra" o símbolos de Cristo. La Pascua era un día de descanso celebrado con comidas y bebidas en recuerdo de la liberación de la esclavitud de Egipto. Desde que Cristo nos liberó de la esclavitud del pecado (Rom. 6: 17, 18), se constituyó en nuestra pascua "sacrificada por nosotros" (l Cor. 5: 7). Así, el apóstol reconoce en la Pascua una sombra de Cristo. La gran fiesta de la Purificación del Santuario, celebrada cada año el 10 del mes séptimo, otro día de descanso o sábado, también era una "sombra" de Cristo cumplida con su único sacrificio (Heb. 9: 23-26). Y lo mismo podría decirse de otras fíes-

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tas o días de reposo como los panes ázimos. el pentecostés, las cabañas, etc. De esta manera, contrariamente a lo que enseñarícrn esas "filosofías y sutilezas huecas" contra las que Pablo precavía a los colosenses, los cristianos no necesitaban tomar en cuenta para su salvación ese ceremonial simbólico, pues las "sombras" dejaban su lugar a la realidad: Cristo. No podríamos decir lo mismo respecto J.l séptimo día, el día de reposo señalado por la ley de Dios, pues cuando fue establecido mediante la bendición y santificación del Sei'lor (Gén. 2: l-3), aún no había enirado el pecado en el mundo, por lo tanto no podía habérselo establecido como sombra de algo que no había ocurrido. Obsér\'ese que el mismo mandamiento da como razón de su santificación la creación del mundo: "Acuérdate del día de reposo para santificarlo ... porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las .:osas que en ellos hay, y reposó para santificarlo ... porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra. el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día ... " (Exo. 20: 8- l l ). Aquí es oportuno decir que el apóstol Pablo declaró a los colosenses que esa creación es obra de Cristo (Col. l: 15-18). Por lo tanto siendo El el Creador, fue El el que bendijo y santificó el sábado. Esa es la razón por la que Jesús afirmó una vez a los judíos que el "Hijo del hombre es Señor aun del sábado" (Mar. 2: 2S). El mismo apóstol .:omparó una \CZ ame los judíos el reposo del sábado con el reposo espiritual (Heb. 3, .i). Pero con ese hecho no anulaba la primera razón de su santificación, ser un recuerdo de la creación, pues la creación del mundo no fue anulada, ni tampoco su Creador. Fue una forma utilizada por el apóstol para hacer encender a los judíos que con el solo reposo físico del sábado, no podían alcanzar el reposo espiritual sin aceptar a Cristo. El único que podía darnos reposo espiricual, mediante el perdón de nuestros pecados, era Cristo. (Véase la pregunta 19.) Concluimos diciendo que las fiestas señaladas en el versículo 16, eran referencia directa a las fiestas simbólicas o ··sombras" de Crisro del ritual del te::mplo y del sacerdocio levítico, que ya no tenían objeto. Por lo tanw si alguno no quería celebrarlas no cometía falta y por ese motivo no debía juzgárselo como transgresor. Ofrecemos, como valiosa e interesante. ia noca explicativa que aparece en El Nuevo Testamento i:on Nocas. pubiicado por la Sociedad Americana de Tratados, 21 West 46 th St., J\;ew York 1Copyright 1906). Esa nota fue preparada por el Rev. P. A,. Rodriguez y el Sr. Carlos Araújo, de Madrid, España, ambos creyentes evangelicos. no· adventistas. En las pági. nas 648 y 649, dan esta explicación al \ersículo 16: "Nadie os juzgue. apruebe y repruebe, vuestro modo de trarar la !ey ceremonial; de nucv;i

luna o de sábados, los días cuya observancia estaban asociados con carnes, bebidas y lunas nuevas. Rom. 14: 10, 13. Este pasaje no se refiere al sábado de la ley moral, ni a los mandamientos que prohíben el robo, el asesinato y el adulterio. Este sábado semanal no ha perjudicado nunca a los hombres, sino que ha promovido siempre su bien. Su observancia les ayudó a conquistar los mejores lugares de la tierra y a poseer la heredad del pueblo de Dios. Isa. 58: 13, 14; Jer. 17: 21-27".

24. El sábado es para los judíos Me han explicado que el sábado fue dado a los judíos y que el domingo es el día de los cristianos. ¿No es eso lo que enseña el Nuevo Testamento? No encontramos tal afirmación en el Nuevo Testamento. En las ocho veces que menciona el "primer día de la semana" no se dice que es el día de guardar en lugar del sábado (Mac. 28: l; Mar. 16: l, 9; Luc. 24: l; Juan 20: l, 19; Hech. 20: 7; 2 Cor. 16: 2). (Sobre Hechos 20: 7, véase la pregunta 20.) Veamos en primer lugar lo que nos explica el Antiguo Testamento, única parte de la Biblia que tenían Cristo y los apóstoles para documentar sus enseñanzas (véase la pregunta 3). 1. En Génesis 2: 1-3 se nos informa que al terminar la creación del mundo, Dios bendijo y santificó el séptimo día. Recordemos que·"santificar" quiere decir "apartar para un uso sagrado". No existían, entonces, judíos ni otras razas, sino solamente Adán y Eva. Por lo tanto, originalmente el sábado se hizo para e/ hombre (Mar. 2: 27). 2. Cuando Dios dio la ley escrita a su pueblo escogido, más de dos mil años después de la creación, explicó en el mismo mandamiento que la razón para santificar el sábado era "porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra ... y reposó en el séptimo día; por tanto Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó" (Exo. 20: 11). Así queda claro que Dios no dio el sábado a los judíos porque eran judíos, sino porque él había bendecido y santificado el séptimo día como reposo en la creación. Los judíos recibieron ese mandamiento porque eran los únicos adoradores del Dios vivo, el Creador del universo. Todos los demás pueblos del mundo

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adoraban dioses falsos. Así el sábado constituía una señal de que el pueblo judío adoraba al Creador (Eze. 20: 20). · 3. Cuando en una ocasión Dios habló por medio del profeta a su pueblo, aclaró que el sábado era "mi día santo", no el día de los judíos (Isa. 58: 13, 14). 4. Además, la observancia del sábado no era privilegio exclusivo de los judíos; también para los extranjeros representaba una gran bendición servir a Dios y guardar el sábado (Isa. 56: 6, '7). 5. Las verdades que el pueblo judío conocía de Dios no las debían esconder, sino que debían ser la "luz de la naciones" y "mi justicia para luz de los pueblos" (Isa. 42: 6; 49: 6; 51: 4). Habían sido llamados para e\·angelizar el mundo (Isa. 60: l-6). En el Nuevo Tescamento encontramos dos declaraciones definitorias respecto al sábado: l. Jesús se ocupó reiteradas veces de enseñar a los judíos a santificar correctamente el sábado. Ellos lo acusaron de transgredirlo, pero tal acusación era falsa (véase la pregunta 14). En una de esas ocasiones, cuando ~o recriminaron, Jesús les respondió: "El sábado por causa del hombre fue hecho" (Mar. 2: 27). Nótese que no les dijo que fue hecho por causa del judío. En la versión Reina-Valera revisada de 1960, dice "día de reposo'', que es la traducción de la palabra shabbach -el nombre del séptimo día. ¿Cuándo fue hecho el sábado? Ya explicamos que fue hecho al finalizar la creación del mundo, como corona de la maravillosa obra dd Creador. Ahora bien, si Jesús dijo que el sábado fue "hecho por causa del hombre", haríamos mal de decir lo contrario. La Biblia nos enseña que fue hecho para el hombre, a fin de que tenga el úempo necesario para cultivar su vida espiricual, para fomentar la comunión con Dios, para el estudio de su Palabra, para recordar constantemente a su Creador. De esa manera, el sábado sigue siendo una bendición espiritual para el hombre de cualquier raza. 2. En esa misma ocasión, Jesús hizo otra afirmación importante: "El Hijo del hombre es Señor aun del sábado" (vers. 28). ¿Por qué el Hijo del hombre es Señor o dueno del sábado? Porque El fue su creador, tal como lo afirma el Nuevo Testamento: "Sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho"; por El "asimismo hizo el universo"; y "por él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y en la tierra" (Juan l: 1-3, lO; Heb. 1: 2. 3; Col. 1: 15-17). Así, el Nuevo frstamento aclara que Je~ús fue el que hizo el ~ábado y, por lo tanto, sigue siendo su día; el sábado es el día del Señor. Esa fue la razón por la que tuvo el derecho de corregir a los fariseos, enseñándoles la observancia correcta del sábado, pues no

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LA BIBLIA RESPONDE

·era el día de los judíos, sino el día del Senor; ese derecho le pertenece porque fue quien lo creó, lo santificó y lo guardó. Así pues, concluimos que el sábado no es el día de los judíos, sino el día que Jesús hizo para los seres humanos de todas las razas.

25. Guardar el sábado no nos salva ¿Por qué es necesario guardar el sábado, si no es el sábado el que nos salva? Es verdad que el sábado no nos salva, porque nuestro Salvador es Cristo, "porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hech. 4: 12). Pero si encaramos así el plan de salvación, como lo sugiere la pregunta, tendríamos que decir que tampoco salva al idólatra destruir sus ídolos, ni al asesino dejar de matar, ni al mentiroso abandonar la mentira. Pero eso que es verdad, ¿nos permite dejar de obedecer cualquier mandamiento porque el único que salva es Cristo? El Evangeliq_ oos enseña que Cristo vino a salvar a "su pueblo de sus pecados" (Mat. l: 21); que El es el "Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Juan l: 29). "Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él" (l Juan 3: 5) De manera que si fuimos salvados del pecado por Cristo, ¿cuál será el resultado? "Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios" (1 Juan 3: 9). Si es así, es evidente que somos salvados del pecado, por lo que tenemos que definir qué es pecado. Esta es la respuesta bíblica: "Todo aquel que comete pecado infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley" (1 Juan 3: 4). El apóstol Pablo dijo: "Yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás" (Rom. 7: 7). De modo que si el pecado es la desobediencia a cualquiera de los Diez Mandamientos, y la misión de Cristo es quitar nuestros pecados, lo que debemos hacer es obedecer al Señor -lo contrario a pecar. Por eso, el que fue salvado por Cristo "no practica el pecado", o no desobedece los mandamientos.

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Volviendo ahora a la pregunta, decimos que no somos salvos porque dejamos de codiciar, sino que dejamos de codiciar porque fuimos salvados. ¿Observa usted la diferencia? Tampoco somos salvados porque dejamos de robar o mentir, sino que dejamos de robar y mentir porque fuimos salvados de esos pecados. Del mismo modo, no somos salvados por guardar el sábado, sino que guardamos el sábado porque fuimos salvados por Cristo -de seguir desobedeciendo ese mandamiento. Cristo es el único que puede salvarnos de nuestro deseo de pecar. El nos hace nuevas criaturas, con nuevos deseos (2 Cor. 5: 17). La presencia del pecado, o de la desobediencia en nuestra vida, es demostración de que no hemos sido salvos. Por eso dice la Biblia: "En esto sabemos que nosotros le conocemos, 5i guardamos sus mandamientos. El que dice: yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y no hay verdad en él" (l Juan 2: 3, 4). También Santiago aprueba esta declaración (2: 10-12).

PREGUNTAS SOBRE LA ALIMENTACION

26. Todo lo que Dios creó es bueno. 1 Timoteo 4: 3-5 ¿Por qué la iglesia adventista prohibe ciertos alimentos, cuando en 1 Timoteo 4: 4 dice que "todo lo que Dios creó es bueno, l nada es de desecharse''? Comencemos con el análisis desde d v.:rsículo 3. "Mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó". El alimento que Dios creó para el hombre está indicado en Génesis 1: 29: .. roó planta que da semillas" y "todo árbol en que hay fruto que da semilla". Cuando la tierra quedó destruida por el diluvio, Dios admitió el uso de Ja carne (Gén. 9: 3, 4). Aunque allí no se dan detalles, sabemos que Noé co:wda la existencia de animales limpios e inmundos (Gén. 7: 2). Moisés dej0 una lista detallada de los animales en Levítico 11 y Deuteronomio l~. ¡Dios sabe de cuántos males nos libramos cuando no usamos los animales que él señaló como inmundos! Por ejemplo, el cerdo es transmisor de la tr~q.u~y el cisticerco. Ciertamente. nos costaría mucho admitir que Dios se propuso con esa enseñanza sac:ir de la mesa de su pueblo platos nutritivos y deleitosos. En cambio, es f3...:'.l admitir que la obediencia a esas enseñanzas promoverían la salud del pu
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