259 CUENTOS PARA PENSAR
January 12, 2017 | Author: lisena77 | Category: N/A
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259 CUENTOS PARA PENSAR Pbro. Pedro Chinaglia Salesiano (SDB) Para seleccionar estos "CUENTOS PARA PENSAR" hemos especialmente los libros de Carlos Vallés y de Martin Descalzo.
utilizado
Lo que es propio del redactor de estos cuentos, el Pbro. Pedro Chinaglia Salesiano (SDB) son los comentarios que sugieren la manera de utilizar el cuento para la predicación y la catequesis. Nos ha animado a preparar estos "Cuentos" le utilidad de amenizar la predicación o las clases de catequesis, con hechos de vida, parábolas, ejemplos e imágenes, que son la única manera para tener atento cualquier tipo de gente. Evangelizar, predicar y enseñar la fe no significa presentar una serie de "verdades" reveladas sino ayudar al pueblo de Dios a juzgar la vida a la luz de Cristo. Los cuentos sirven para ejercer este juicio de fe sobre la historia que estamos viviendo Huelga decir que los comentarios que se ofrecen no son los únicos posibles. Quien los utiliza puede muy bien mejorarlos o dar al cuento otra interpretación. --------------------INDICE DE LOS CUENTOS 1º Con todo el corazón de Jesús. 2º La cosa más preciosa que tiene papá. 3º Cuando papá y mamá se besan. 4º Tienes que divorciarte y casarte con otra mujer. 5º Jesús: el amigo de verdad. 6º Cirugía plástica. 7º “Ni por un millón de dólares “. 8º La única manera para no tener enemigos. 9º Los hombres que vieron a Dios. 10º ¿Por qué no me lo dijiste antes? 11º Un apretón de manos es más que una limosna 12º La danza de los puerco espines. 13º ¿Una comunidad de religiosos formada por amigos? 14º Reformar el mundo sobre la base de la persona humana. 15º Seremos tus brazos Señor. 16º ¿Por qué 'sal' y no 'miel' de la tierra? 17º El mundo es bueno o malo según quien lo mira. 18º "Tengo miedo que todos se escapen de mi" 19º El juguete que faltaba 20º "En cambio... yo te doy: amor". 21º El chino y el arroz en el infierno y en el paraíso. 22º " Usted no me habló de Dios, me lo hizo ver". 23º Un ciego y un cojo se salvaron de un incendio. 24º "Dígale, al cura ese, que me olvidé de sus pecados" 25º La estatua allá arriba la verán los ojos de Dios. 26º En aquellos días yo te llevaba en mis brazos". 27º "Llévate a tu casa lo que te parezca más precioso" 28º Dios al banquillo de los acusados
29º Mi oración llegó hasta Dios y esto me basta. 30º La fe puede mover las montañas y hundirlas en el mar. 31º La puerta sin manija representaba el corazón del hombre. 32º La Virgen en la estatua de Miguel Angel, aparee más joven que su hijo Jesús. 33º Los profesionales de la muerte en los campos de concentración. 34º El zapatero no se dio cuenta de la visita de Jesús. 35º Si Ud. me da un caballo le voy a decir la verdad. 36º ¿Por qué los cristianos no tienen cara de resucitados? . 37º Hizo en pedazos el ídolo porque no curó a su hija. 38º Para los musulmanes y judíos todo lo que sucede siempre por voluntad de Dios. 39º Hindúes y judíos: 330 millones de imágenes o ninguna. 40º ¿Dónde está el océano? preguntó el pequeño pez. 41º ¿Utilizaste todas tus fuerzas? 42º "Todo esto es de mi papá. " 43º Dejarse guiar por el Espíritu Santo. 44º "Finalmente pudo ver el mundo como era" (Tagore) 45º “Si crees en mí, suelta la rama”. 46º "Solo Dios nos puede salvar" dijo el piloto del avión 47º ¿Consultaste el horóscopo antes del casamiento de tu hija? 48º Murió a poca distancia del oasis porque era un hombre moderno. 49º Extasis sobre la piedra de S. Bernardette en Lourdes. 50º Siete ciegos no pueden adivinar lo que es un elefante. 51º Si no tienes experiencia de Dios, no hable de Él. 52º ¿Por qué no nos hacemos ateos?. 53º Un sacerdote católico colaboró para construir un templo protestante. 54º. Gandhi quería ser cristiano y fue rechazado porque era de color. 55º Se agarró a la cuerda mientras estaba cerca. 56º Una rica mujer de Pompeya murió agarrando sus hoyas. (Lc 16, 13) 57º Los monjes amenazaron al pueblo con el castigo de Dios. 58º "Yo no creo en Dios, pero... si por acaso existe quiero asegurarme. 59º Prohibido ¿por quién? Y ¿quién es él? 60º ¿Suerte? ¿Mala suerte? ¿quién sabe? 61º El monje le dio el diamante sin dificultad (He 20, 35) 62º La serpiente cobra y el pajarito hipnotizado. 63º "Y Dios me respondió que 'no'" 64º También el emperador es un mendigo 65º ¿Rezar antes de comer? 66º Somos las esposas de Jesucristo 67º “Decídete tú, y compre el billete. ” 68º ¡Mi casa era un infierno ahora es un paraíso! 69º Mi sombra no me hace ni más grande ni más chico. 70º Una curiosa costumbre de los musulmanes. 71º Una chica musulmana se atrevió a distraer a uno que rezaba. 72º Con los ojos cerrados caminando de la mano de su papá. 73º Y el ciempiés no volvió a caminar. 74º Si Dios perdona para siempre, ¿por qué el Purgatorio? 75º Nunca hay que desanimarse como lo hicieron Teilhard, Mozart y muchos otros grandes. 76º Un niño encontrado en el tacho de la basura. 77º Alvaro murió entre las llamas para salvar a tres desconocidos.
78º "Si supiera que voy a resucitar el domingo... " 79º "No mates a nadie; hijo mío" 80º ¿En qué piensa Dios que nunca duerme? 81º “Yo no recé por mi salud. Pedí por otros”. 82º Los milagros han de guardar turno. 83º Los ojos eran verdes. 84º Un guardia que no sabía lo que estaba guardando 85º El cristiano camina hacia el amanecer. La muerte es un nacimiento. 86º Las hermanas de María Goretti siguieron viviendo pobres. 87º La lección del perrito Bingo cojo de una pata. 88º Miss traje de baño no sabe nadar 89º Miles fracasos indispensables para preparar un solo éxito. 90º No me importa el alma de mi madre sin su cuerpo. 91º Peligroso error de un equipo de médicos. 92º Vi a un mendigo dormir al frío de una noche y... entré en mi casa. 93º Jesús es para nosotros: camino, verdad y vida. (CAVEVI). 94º Dios nos dio ojos para ver y... párpados para no ver. 95º El niño que quería ser un televisor. 96º Para no correr ningún riesgo... no se animaba a sembrar. 97º Si no fuera porque comulgo en la S. Misa los habría tirado a la mar a todos. ” 98º Los niños llevaban a pasear a su maestra en silla de ruedas. 99º A los camellos nerviosos hay que dejar que desahoguen su rabia. 100º “Claro que me gustaría acostarme con Ud. Pero no lo voy a hacer. 101º Fracasó en el examen porque no le habían dejado elegir su profesión. 102º Le dijeron a los jesuitas que los ayudaban: “Déjennos en paz”. 103º “¡Mira que vestido tendremos que usar la próxima temporada!” 104º Un pañuelo más elocuente que las palabras. 105º Encerrados en una celda para que se volvieran locos 106º "Dígale a alguien que estoy aquí". 107º Los elefantes no quieren mirarse en el espejo del agua. 108º Buchéfalo, el caballo de Alejandro Magno tenía miedo de su sombra. 109º Estoy construyendo una catedral 110º “No necesitamos profetas de desventura” 111º Sólo se recordaban que les ponía los calcetines; nada de tantos consejos. 112º Para S. Francisco la alegría vale más que el ayuno 113º Un General japonés consultó a los dioses con una moneda falsa. 114º Una sonrisa por encima del muro le bastaba para ser feliz todo el día. 115º La fe de un musulmán y el respeto humano de los cristianos. 116º ¿Podemos dar lo que no tenemos? Nosotros los cristianos, ‘sí’. 117º ¿Hay que envidiar a los animales porque no saben que van a morir? 118º Una oración del Card. Newman: “Sólo un paso para hoy”. 119º “Eres una asquerosa”. Pero Susana siguió cuidando a Manolita. 120º "Si se siembra, patroncito, es otra cosa. ” 121º Los enamorados: ciegos y videntes 122º Los ángeles neutrales también fueron condenados. 123º El mundo: es como un tapiz que vemos al revés. 124º En un sillón de ruedas. 125º ¿Por qué Dios que es Amor nos hace tanto sufrir? 126º "Era más cristiano el tribunal africano que el francés.
127º “Las puertas de las celdas eran todas iguales. Pude encontrarla cuando amaneció. ” 128º “Si este ladrillo es tuyo... quédate con él. 129º Sólo el artista veía el caballo dentro del bloque de mármol. 130º Dios no se encontraba el otro lado de la montaña. Era Él quien cuidaba al herido. 131º San Camilo de Lelis podía regalar hasta su sombra. 132º “Vuelve ahora a pegar la rama que cortaste. Es más fácil destruir que construir. 133º La bomba atómica sobre Hiroshima y el padre Arrupe. 134º Cuando creó el camello, Dios quiso divertirse. 135º ¿Reír también durante la S. Misa? 136º "En la cuarta guerra lucharemos con arcos y flechas (A. Einstein) 137º “Eva querida: vivimos en una época de transición. 138º Le pregunto a Dios: ¿Puedo ayudarte en algo? 139º Tenemos que vivir: hablando con los muertos, con los vivos y con nosotros mismos. 140º ¡Tonta! ¡Tonta!... a los ojos del mundo, pero sabia a los ojos de Dios. 141º Las dos primeras comuniones de Loli: hija de dos divorciados. 142º Un día en emergencias médicas para aprender a conducir. 143º Le llegó de Viena una tarta enviada por su hijo. 144º Vinoba Bahve: “decídete una buena vez y no vuelvas atrás”. 145º Una tabla de madera que valía una vida no tiene precio. 146º Puedes impedir que el pájaro anide en tu cabeza. 147º Voy a repetir cinco veces el alfabeto y Tú o Dios, formarás mi oración. 148º ¿Cómo le gustaría a un niño su fiesta de cumpleaños? 149º Las tres mejores maneras de gastar el dinero 150º El último deseo de aquel párroco: estar con su pueblo en el día de la resurrección. 151º 264 excavaciones para encontrar un pozo de petróleo 152º La princesa árabe, encerrada con su amante, no pudo más. 153º Los tres espejos de la conciencia 154º Tomas More, el incorruptible, devuelve elegantemente una coima. 155º El dolor de la ostra, madre de una perla. 156º El peor enfermo esa aquel que no espantaba las moscas de su cara. 157º Otra cruz, Señor, pero no la mía. 158º Señor: ¿es Ud. feliz? le preguntaron a Krisnamurti. 159º Los propagandista de una secta rápidos en enchufar y desenchufar sonrisas. 160º El pastor no quiso tapar el agujero en la cerca del redil. 161º ¿Cuándo va a arrancar el tren? 162º "Lo lamento: no puedo quejarme". 163º Si no sabes decir que 'no' tu ‘si’ no vale nada. 164º El dios de las quinielas 165º Los milagros ¿suceden solamente en la Iglesia católica? 166º ¿Has hecho una buena pregunta en la escuela? 167º “Ahora Ud. no puede entender el retrato... no está terminado”. 168º La reencarnación o el principio del karma. 169º Aquel hombre sirvió a Leonardo para retratar a Jesús y a Judas. 170º Imputado: se le acusa de... ¿Cuál es tu nombre? Soy Jesucristo. 171º "Tú vives a medias".
172º Una comitiva en tren para una fiesta de bodas. 173º “Cinco años para aprender las artes marciales y diez si estás apurado”. 174º El partido de tenis mejor jugado. 175º Manos limpias pero vacías. 176º Si todos pueden salvarse ¿para qué evangelizar? 177º ¿Quiere Dios que uno muera en lugar de otros? 178º “Me dejaron solo. Nadie me vino a buscar" 179º El suicidio de Napoleón 180º El príncipe y el mendigo. 181º ¡Qué manos feas tienes mamá! 182º Lo más bello del mundo: la paz, el amor, la fe. 183º Un nuevo caballo de Troya: la televisión en la casa. 184º Una parábola de Tagore: el grano de trigo convertido en oro. 185º ¿Qué tal la reencarnación? 186º La oración de los hindúes que Pablo VI rezó en Bombay. 187º Para madre Teresa de Calcuta, la muerte es decir: “vuelvo a casa”. 188º No basta con ser padres. Hay que educar a los hijos. 189º El vestido de esposa que nunca pudo estrenar. 190º Lo único que nos divide son las ideas. 191º ¿Derechos de los animales? 192º El General reta al Coronel, éste al Capitán y el chico... tira la cola al gato. 193º El ojo del carpintero 194º El maestro, el discípulo, el camello y la oración. 195º Un sueño revelador: "Tu entra por los dos". 196º El hombre a quien nadie dio amor. 197º Soy tu esposa Alberto 198º Nuestros pecados están escritos en la arena. 199º La silla vacía a su lado le ayudaba a rezar a Jesús presente. 200º A un cantante le esperaba una multitud; a un misionero, nadie. 201º ¿Como conservar a un amigo? La arena en la mano abierta. 202º El entierro de la parroquia. 203º Por un poco de plata un vidrio pierde su transparencia. 204º ¿Qué te dijo el oso al oído? 205º La lámpara delante del sagrario. 206º “Soy yo el payaso del circo”. 207º La estrella escondida obliga al hombre a buscarla. 208º ¿Cuanto cuesta una sonrisa? 209º Alí Agká y la hermana 210º Los presentimientos de las gaviotas sabias. 211º Diógenes a Alejandro: “¿Por qué no te decides hoy? 212º “Te haré fusilar el viernes... Domingo hablaremos de tu nueva religión. 213º Divorcio... y los tres hijos ¿con quien? 214º Sólo doscientos sesenta y nuevo (269) años de paz. 215º La verdadera política cristiana es estar del lado de Dios. 216º Hay que amar los ‘dientes de león’ que no se pueden arrancar. 217º El águila real se resignó a vivir como gallina. 218º “No hables sino cuando la palabra es mejor que el silencio. 219º “No pienso más en mi ex marido”. Pero lo decía llorando. 220º ¿Le vamos a permitir salir de vacaciones con el novios?
221º “No se acerquen a aquella vieja” Y aquella vieja limpiaba la playa de los vidrios. 222º ¿Es posible amarse viviendo siempre juntos? 223º Aquel hombre sembraba semilla de dactiles 224º El bien no hace ruido como una selva que crece. 225º Ser papás quiere decir también jugar con los hijos. 226° El aprecio puede cambiar a un gerente difícil. 227º ¿Un crucifijo que sonríe? 228º Las cuatro actitudes del budista iluminado. 229º Algunas cartas de niños a Dios. 230º “El peor de los pecados es oponerse a la alegría” 231º Hay que festejar también la tristeza porque es parte de la vida. 232º El Papa a los jóvenes. 233º La multitud abandonó a Jesús cuando vio que era ineficaz. 234º “Ya no te necesito. Arréglate ahora por tu cuenta. 235º ¿Es posible ser católico y pertenecer a la masonería? 236º “Me costó mucho perdonar a mi ex marido”. 237º Los dos burritos corren libres; pero siempre vuelven a su madre. 238º Diálogo ecuménico en la catequesis para niños. 239º “No acepto un mundo en el que los inocentes sufren 240. ”Un musulmán pide perdón a Dios por la violencia contra los cristianos. 241º No son las cosas mismas que nos alborotan y espantan. (Epicteto) 242º Una nueva segunda parte del Ave María 243º ¿Creen los pastores en los que predican? 244º Las mujeres son la última obra de Dios, lo mejor que Él hizo. 245º “Que las mujeres se callen la boca en la iglesia”. (1 Cor 14, 34-35). 246º Cuando por una gota de agua no se podía comulgar. 247 Los métodos anticonceptivos y la sacarina 248º El explorador se arrepintió de haber dibujado un mapa de las Amazonas. 249º El palacio del rey indio resultó tan pequeño que casi no se veía. 250º Un sacerdote católico apuñalado por satánicos, exclamó: “Fue un accidente laboral”. 251º Tía Rosa renunció a casarse para hacer de madre a sus sobrinos huérfanos. 252º El hada me dijo que: todos necesitaban de mi. ALGUNOS CHISTES PARA AMENIZAR LA CATEQUESIS. 253º El paso del Mar Rojo puesto al día 254º El juez compasivo 255º La edad de la otra pierna 256º Las bodas de Caná hoy. 257º ¿Dónde hay que buscar lo perdido? 258º Tener fe es también confiar en los demás. 259º ¿Guerra de religión? INDICE TEMATICO ABORTO: ¡Cuántos niños tirados a la basura! n. 76 ACTITUDES: De un budista que imitar: n. 228. AGRADECIMIENTO: Saber agradecer a los padres: n. 143
ALEGRÍA. porque vamos a resucitar. n. 36. ALEGRÍA: El pecado peor es oponerse a la alegría. n. 230. ALEGRÍA: Vale más que el ayuno. n. 112. n. 1334. n. 135. n. 159. AMISTAD: con Dios. n. 66 AMISTAD: Se conoce en el peligro. n. 204. AMISTAD: Cómo conservar a un amigo. n. 204. AMISTAD: una amistad interesada no es amistad. n. 234 AMOR: a Dios. n. 1. AMOR. al prójimo. n. 9 n. 130. AMOR: a los enemigos n. 8; 9. 12. AMOR: es servir. n. 21. AMOR: filial 20. AMOR: conyugal. n2; 10. AMOR: Implica sacrificio. n. 181. AMOR: Todos necesitamos amor para aprender a amar. n. 196 ANTIFEMINISMO: Del apóstol Pablo . n. 245. ARTISTA. Ve la obra escondida en la materia. n. 129 AUTORIDAD . deriva de Dios. n. 59. AVARICIA: Los pobres también pueden ser avaros. n. 184. AVE MARÍA: Habría que modificar la segunda parte. n. 242 BIBLIA Actualizar la Biblia. n. 253. n. 256. BODAS: El vestido blanco de esposa. n. 189. CARIDAD. hacia los enfermos. n. 7 CARIDAD: Obras de misericordia corporal: n. 92. n. 131. CARIÑO: Necesario sobre todo para los niños. n. 106. CHISMES. No me hacen peor ni mejor. n. 69. CIRUGÍA: plástica. n. 6 COLABORAR CON DIOS: n. 15. N. 133. COMPAÑERISMO. Ayudar a los compañeros en dificultad. n. 119. COMPROMISO: Es una culpa no comprometerse. n. 122. COMUNICACIÓN: Necesaria para el equilibrio mental. n. 105. COMUNIDAD: n. 13. COMUNIÓN: La Comunión eucarística. no es para dividir sino para unir. n. 141 CONCENTRACIÓN: Necesaria para progresar. n. 173. n. 174 CONCIENCIA: Tenemos miedo a reconocer nuestras culpas. n. 107 CONFIAR: También en los demás. n. 258. CONSTRUIR: Es más difícil que destruir. n. 132. CONVIVENCIA: Matrimonial. Imposible si no hay amor. n. 222. CORRUPCIÓN. No hay que aceptar coimas. n. 154. CRISTIANISMO: Está fundado sobre la resurrección de Jesús. n. 212. CRISTIANOS: Tenemos que vivir como hijos de Dios. n. 217. CRUCIFIJO: Un crucifijo que sonríe. n. 227. CRUZ: Propia parece más pesada. n. 157 CUERPO MÍSTICO: Todos somos útiles las manos de Dios. n. 193 Ninguno existe de balde. n. 252 CULTURA: En otra cultura el tiempo no tiene valor. n. 172. DECIDIRSE: Sin titubear . n. 144. DEPRESIÓN. No dejarse llevar por la depre. n. 87 DEPRESIÓN: Puede alcanzar hasta un payaso n. 206. DERECHOS HUMANOS: n. 14. DERECHOS: ¿De los animales? n. 191.
DESAHOGO: A veces necesario. n. 99. DESGRACIA. Para el cristiano no existe. n. 124. DINERO: Por un poco de plata uno se vuelve egoísta. n. 203 DINERO: Cómo gastarlo bien. n. 149. DIOS ¿castiga? 57. 58. Dios actúa con nosotros n. 161 DIOS: perdona siempre. n. 80. DIOS: busca al hombre. n. 178. DIOS: encuentro con Dios n. 9 DIOS: Es alegre. n. 134. DIOS: No quiere que uno muera para el otro. n. 177. DIOS: Olvida nuestros pecados. n. 196. DIOS: ninguna imagen o miles de imágenes. n. 39. DIOS: no lo podemos conocer sin la fe. n. 50. DIOS:: vivimos en EL n. 40. DIVORCIO: No es fácil resignarse a ser abandonados. n. 219. DIVORCIO: Y los hijos con quiénes estarán? n. 213. DIVORCIO: Divorciarse de la mujer (marido)ideal 3. DOLOR: Es fecundo. n. 155. ECOLOGÍA: Hay que pensar en las siguientes generaciones. n. 223. ECUMENISMO: colaborar con los no cristianos. n. 53. ECUMENISMO: Ecumenismo es invitar al ir juntos hacia Cristo. n. 238. EDUCACIÓN: Hay que saber jugar con los hijos pequeños. n. 225. EDUCACIÓN: n. 18. 19. N. 95. n. 111. EDUCACIÓN: No basta con ser padres, hay que educar. n. 188. EDUCACIÓN: Para educar a la libertad hay que dejar espacio a la libertad. n. 237. EL MAL: conduciría al ateísmo. n. 52 ENAMORAMIENTO. Los enamorados son ciegos y videntes: n. 121 No significa :amor n. 152. ENFERMOS: asistencia n. 98. ERRORES : Inevitables. n. 91. ESCUELA: profesionalización para el mal: n. 33. n. 166. ESPERANZA: Nunca desanimarse. n. 75. ESTRÉS: a veces se acumula, precisa desahogo. n. 99 ESPONTANEIDAD: en la vida cotidiana. n. 73 EUCARISTÍA: Ayuno eucarístico. n. 246. EUCARISTÍA: Presencia real. n. 205 EUCARISTÍA: Para mejorar el carácter: n. 97. EVANGELIZAR: y denunciar 16. EVANGELIZAR: ¿ Para qué si todos pueden salvarse? n. 176. ÉXITO. Ni siquiera Jesús tuvo éxito. n. 233. EXPERIENCIA religiosa: . n. 49. 51. EXPERIENCIA: Diverso es el conocimiento nocional que por experiencia directa. n. 248 FAMILIA. No nos conocemos bastante. n. 83. FE: La luz de la fe ilumina todo. n. 127. Es dejarse guiar por Dios Padre: n. 43. n. 72. FE: No hay que avergonzarse de la fe. n. 115. Es confiar sólo en Dios. 45. FE: nos da nuevos ojos n. 44; FELICIDAD: No tiene que ser una preocupación. n. 158. FIESTA: De cumpleaños para a los niños. n. 148. FIN DEL MUNDO: Nadie sabe cuando. n. 110.
GRACIA ACTUAL: no dejarla pasar. n. 55. GRACIA DE DIOS: Los cristianos somos distribuidores de la g. n. 116. GUERRA: De religión hoy. n. 259. GUERRA: Si explota otra será la destrucción de la humanidad. n. 138 HEREDEROS: de Dios. n. 42. HEROISMO: Dar la vida para salvar a otros. n. 77 HOROSCOPO: consultar el horóscopo: n. 47. 113. IDEAS: Son las que nos dividen: n. 190 IDOLOS: no hacen milagros: N. 37. INTENCIÓN: en el ayudar a los demás: n. 102. En el trabajo: n. 109 IRA. Descargarla sobre los demás n. 192 JESUS: Revolucionario a su manera. n. 170. JESÚS: amigo. n. 5. Sólo Jesús nos hace conocer a Dios. n. 50 Camino verdad y vida n. 93. JOVENES: El Papa a los jóvenes les dice: n. 232 JUZGAR. al mundo. n. 17. No juzgar la vida antes que se termine. n. 167. JUZGAR: Es imprudente juzgar a los demás. n. 221. LEY: Las leyes injustas no tienen valor. n. 126 LIBERTAD. Dios no nos deja libres aunque la usamos mal. n. 160. LIBERTAD: se abre a Dios. n. 31. LIMOSNA: n. 11 MAL. El sufrimiento de los inocentes es lo que más induce al ateísmo. n. 239. MAL: hace mucho ruido como un árbol que se cae. n. 224. MARTIRIO: Con humildad. n. 250. MASONERÍA: no está permitida a los católicos. n. 235. MATAR. No matar nunca. n. 79. MATRIMONIO: N. 4. 27. n. 114. MATRIMONIO: No hay ninguna superioridad entre los esposos. n. 197. MILAGROS: Dios normalmente no los hace :n. 46; No suceden solo en el cristianismo n. 165. MISIÓN. En la vida. lo que cuenta es realizarla bien. n. 180. MISS Hay valores más importantes. n. 88. MODA: Esclavitud de la mora. n. 103 MORIR: El hombre sabe que debe morirá. n. 117. MUERTE: Es decir: vuelvo a casa. n. 187. MUERTE: Es un nacimiento: n. 85. MUJER: Obra maestra de Dios que los varones envidian. MUNDO: El mundo no es igual para todos. Cada uno lo ve desde su punto de vista . n. 241. MUSULMANES: Hay musulmanes que rechazan la guerra de religión. n. 240. NEUTRALIDAD: Imposible quedarse neutrales. n. 122. NIÑOS: Cartas que escriben a Dios. n. 229. NOVIOS: ¿Se puede dejarlos solos? n. 220. OBRAS BUENAS: Para ganarse el cielo: n. 175. Sembrar para cosechar. n. 120 ORACIÓN. Para los demás. n. 81. n. 82. ORACIÓN: Es conversar con Jesús. n. 199 ORACIÓN: llega hasta Dios 29. ¿mueve las montañas?: 30. Pedir ayuda: n. 41.
ORACIÓN: no atendida por Dios: n. 63. Rezar con fe. n . 45. Rezar para ganar la quiniela n. 164 ORACIÓN: Antes de comer. n. 65. ORACIÓN: También los reyes necesitan rezar. n. 64. PAGANOS: no pueden conocer a Dios. n. 50 PARAÍSO: Solamente al final de nuestra misión. n. 200. PARROQUIA: Todos somos responsables de nuestra parroquia. n. 202. PASIÓN DE JESÚS: 28. PASTORES: A veces no creen en lo que predican . n. 243. PAZ. Sólo 269 años de paz en toda la historia. n- 214 PECADO: Dios olvida nuestros pecados. n. 24. PECADO: De forma también el cuerpo. n. 169. PELEAS: Muchas veces sin motivo: n. 128. PERDONAR : no es nada fácil. 236 PEREZA: Dejar inútil los talentos: n. 96. PERSEVERANCIA. No desanimares en buscar. n. 151. PESIMISMO: del hombre moderno. n. 48. n. 110. PLACER: Sexual no únicamente finalizado a la procreación. n. 247. POBREZA: desprenderse de... n . 61. POLÍTICA : Cristiana: es estar del lado de Dios. n. 215. PRESENTIMIENTOS: Pueden ser verdaderos: n. 209. n. 210. PRÓJIMO. representante de Jesús. n. 34. PROPIEDAD PRIVADA: No tiene valor cuando alguien necesita. n. 126 PROPÓSITOS: No esperar en practicarlos. n. 211. PROSELITISMO: Engañar a la gente manifestando alegría. n. 159. PROSELITISMO: Es pretender convertir al otro a su religión: n. 238. PROVIDENCIA: No podemos comprenderla. n. 123 PRUDENCIA : En el hablar. n. 218 PRUDENCIA. En conducir el coche. n. 142. PURGATORIO. ¿Es porque Dios no perdona? n. 74 QUEJARSE: Es una tendencia irresistible: n. 162 RACISMO: impidió la conversión de Gandhi. n. 54. REENCARNACIÓN: No es aceptable para un cristiano. n. 168. n. 185 RELIGIONES: guerras de religiones. n. 52. RESIGNACIÓN. Hay que resignarse cuando no se puede hacer nada. n. 216 RESPONSABILIDAD. Dios nos hace responsables del mundo: n. 194. RESUCITAR: Jesús ¿sabía que resucitaría? n. 78. ¿Cómo resucitaremos ¿n. 150. RESUCITAREMOS: n. 90 RESURRECCIÓN: los cristianos son testigos n. 36. RIQUEZA: pegarse al dinero. n. 56. No pegarse a: n. 61 RUTINA: Actuamos sin saber por qué. n. 84 SABIDURÍA La sabiduría de Dios es necedad para los hombres. n. 140. SANTOS: No son para hacer milagros: n. 86 SERVICIO: recíproco n. 23 SILENCIO. elocuente. n. 71. SINCERIDAD: Decir sí al sí y no al no. n. 163. SINCERIDAD: el coraje de decir la verdad. n. 35 SONREIR: No cuesta nada y tan necesario en la familia. n. 208 SOPORTAR: A los demás n. 216 SUERTE y mala suerte: n. 60. n. 113 SUFRIMIENTO: ¿por qué Dios nos hace sufrir? n. 125
SUFRIMIENTO: Mirar a los que están peor. n. 68 SUICIDIO: Está permitido suicidarse. ? n. 179. SUPERSTICIÓN: Cuenta más la buena voluntad. n. 113 TALENTOS: Hay que negociarlos todos. n. 171. TELEVISIÓN: Es también un vehículo del mal. n. 183. TENTACIÓN: huir de la... n. 62 TESTIMONIO: N. 22. TOLERANCIA: Dios nos dio párpados para no ver. n. 94 TOLERAR. También las personas difíciles para que cambien. n. 226. TRABAJO: para la gloria de Dios. n. 25. n. 109. TRISTEZA. Hay que festejar también la tristeza. porque es parte de la vida. n. 231. TRISTEZA: NO hay que dejarse llevar por la t. n. 146. VALORES. Los valores más elevados: n. 182 VALORES: ¿Cuáles los más elevados? n. 182 VANIDAD: De la riqueza. n. 249 VERDAD: dificultad de decir la verdad. n. 34 VIDA: El valor de la vida no tiene precio. n. 145 VIRGINIDAD: Por amor a los niños huérfanos. n. 251 VIRGINIDAD: conserva a uno joven. n. 32 VIVIR: Cómo vivir bien . n. 139. VOCACIÓN. Los padres no tienen que obstaculizarla. n. 101. n. 104. VOLUNTAD DE DIOS: ¿Todo lo que sucede? n. 38 -----------------------1º Con todo el corazón de Jesús Le preguntó el cura párroco a Juanito: "Juanito ¿amas a Dios nuestro Señor? ¡Oh sí, padre. ¿Y lo amas con todo tu corazón? Y Juanito se quedó pensativo. Pero de pronto se iluminó y dio esta respuesta: "No, padre, Mi corazón es demasiado pequeño para amar a Dios. Yo amo a Dios con todo el corazón de Jesús". ¡Estupenda respuesta! En realidad sólo podemos amar a Dios y a nuestros hermanos con el "Amor" que Dios Padre nos infundió enviándonos el Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo que nos hace llamar a Dios 'Abbà, ' es decir, 'papá' y que nos da también la posibilidad de amar a nuestros hermanos como hijos del mismo padre: Dios. Todo el amor que hay en el mundo proviene del amor del Padre. Por eso, la expresión tradicional, amar al prójimo por amor de Dios, mejor se podría expresar así: amar a Dios CON el amor que Dios nos da. 2º La cosa más preciosa que tiene papá. Un papá preguntó a su hijo Alejo de cinco años de edad: "¿Qué es lo que más te gusta de papá?" Y el niño contestó: "Lo que más me gusta de papá es... mamá". Se había dado cuenta Alejo que papá y mamá eran de veras una sola cosa, y que los dos se amaban como a sí mismos. "Los maridos deben amar a su esposas como aman a sus propios cuerpos. Amar a su esposa,
¿no es amarse a sí mismo?" (Ef 5, 28). No es tan fácil llegar a "amar al otro como a sí mismo". El egocentrismo nos encierra en nosotros mismos y nos impide amar al otro identificándonos con él. Ni siquiera entre marido y mujer es fácil aquella identidad que en cambio fácilmente se realiza entre madre e hijo. Amando a sus hijos los padres se aman a sí mismos porque los hijos, en cierto sentido, son parte de los padres. Pero no se puede decir la misma cosa cuando se trata de marido y mujer. 3º Cuando papá y mamá se besan. Una vez preguntaron a una niña: "¿Cuándo es que te das cuenta que en casa todo anda bien? Y la niña contestó: "Cuando papá y mamá se besan". Hasta hace poco tiempo las manifestaciones de amor entre los esposos se consideraban algo muy reservado y todo lo que se refería al sexo era considerado algo del que no se podía hablar. Casi nunca los esposos se animaban a manifestar su cariño delante de los hijos. Ahora las cosas están cambiando y sabemos que todas las veces que los padres se manifiestan el amor que los une, los niños se sienten inundados de alegría y seguridad. Saben muy bien, sin que nadie se los haya enseñado, que el amor recíproco de sus padres es la roca sólida sobre la que pueden construir su vida. El amor de papá y mamá es como un fundamento para mirar con confianza al futuro. 4º Tienes que divorciarte y casarte con otra mujer "Una vez, cuenta el padre Carlos Vallés, asusté a un joven marido que me pedía consejo sobre su matrimonio en peligro. Este me había hablado de su esposa con tantos detalles negativos que parecía imposible que pudiera seguir viviendo con ella. Yo le di entonces mi consejo. "Tiene que divorciarte de tu mujer". Aquel joven marido quedó asombrado que un sacerdote le diera este consejo, y casi se cayó de espalda cuando el padre insistió diciéndole: "¡Sí, tienes que divorciarte y casarte con otra mujer! "Pero ¿cómo padre me dice esto? No entiendo. " replicó. Y yo le expliqué sonriendo. "Sí, tienes que divorciarte de la mujer ideal de tus sueños, y casarte con la mujer de carne y hueso que tienes en tu casa". Amar de veras implica querer al otro como es, con todos los defectos que tiene y no como tendría que ser o cómo nos gustaría que fuese. Dios no nos ama porque somos dignos de amor sino que somos dignos de amor porque Dios nos ama. Y Dios nos ama como somos, así, en concreto, con los ojos abiertos sobre nuestras virtudes. y nuestros defectos. El amor de los novios es ciego en cuanto a los defectos del otro, pero también vidente en cuanto a las cualidades que sólo el enamorado es capaz de ver. Cuando, con el pasar de los años, las cualidades, que tanto los encantaban, disminuyen o desaparecen y quedan al descubierto los defectos, que antes estaban escondidos, entonces parece que el amor ya no existe y los esposos llegan a pensar que el amor se ha ido. En realidad,
amor únicamente fundado sobre las cualidades, no es verdadero amor. Se aman las cualidades físicas o psicológicas o morales pero no se ama a la persona que es el sujeto profundo de las cualidades. Si el amor desaparece, es que probablemente, nunca existió. Pero si el amor llega a ser un amor personal, un amor a la persona única e irrepetible, entonces no va a desaparecer por el hecho de que desaparecen las cualidades. La persona es siempre la misma aunque cambia a lo largo del tiempo. 5º Jesús: el amigo de verdad Durante un encuentro de jóvenes una joven religiosa fue entrevistada con esta pregunta: ¿Tienes tú un amigo? Como respuesta la hermana arrancó una página de su cuaderno y escribió rápidamente lo siguiente: "Tengo un amigo que nunca llega tarde cuando lo espero; que nunca me ha desilusionado ni defraudado mi esperar; un amigo que siempre tiene tiempo para escucharme y nunca estuvo enojado conmigo. ¡Adivina! ¿quién es? Sólo Jesús es el amigo que nunca nos deja solos sobre todo en los momentos de mayor soledad y aflicción: "Vengan a mi todos los que se sienten cargados y agobiados, porque yo los aliviaré" (Mt 11, 29) 6º Cirugía plástica Un hombre muy feo se sentía acomplejado por su rostro. Se enteró un día de los avances de la cirugía estética y se fue a un experto cirujano para que le reformara su rostro. Gastó un dineral, pero consiguió tener un rostro del todo agradable. Esto le produjo una gran satisfacción al pensar en la alegría de pasearse en su pueblo con su rostro nuevo. Pero la transformación había sido tan radical que nadie, en su pueblo, lo reconoció. Con lo cual se vio privado del gozo de sorprender a la gente con su belleza. Si tenemos que amar al prójimo como a nosotros, tenemos que empezar primero con amarnos a nosotros mismos y tenemos que aceptarnos física y psicológicamente, como somos y dar gracias a Dios por los dones que nos ha dado, aunque tengan límites y defectos. Esto no excluye que se pueda a veces mejorar su propia estética, pero lo que sí no es correcto, es el abuso de esta posibilidad. No está mal recurrir al maquillaje y también, si el caso, a la cirugía plástica. pero tenemos que cuidarnos de caer en un complejo de inferioridad. Lo que verdaderamente vale no es ni el fruto del azar, ni de la naturaleza. Tiene un auténtico valor lo que depende de nosotros, de nuestra libertad, del como utilizamos los dones que Dios nos dio. Nadie es perfecto y sería una falta de agradecimiento a Dios si envidiáramos los dones que él dio a los demás sin apreciar los que nos dio a nosotros. Más que envidiar y quejarnos por las cualidades que no tenemos, importa hacer fructificar los dones que, como talentos a negociar, hemos recibido de Dios. No vamos a dar cuenta a Dios sino de los dones que hemos recibido.
7º Ni por un millón de dólares . Un periodista visitó un día a la madre Teresa de Calcuta mientras ella estaba ocupada en curar a un enfermo en un estado verdaderamente repugnante. "Yo no haría esto" - dijo el periodista a la madre Teresa - ni por un millón de dólares" "Por un millón de dólares tampoco yo lo haría", respondió la madre y siguió en su tarea tan repugnante para el periodista pero lo más natural para ella que veía en el enfermo el mismo rostro de Jesús. Cuando nos presentaremos delante de los ojos de Dios, lo principal criterio de juicio, al que estaremos sometido es el amor: "Seremos juzgados por el amor" por la semejanza que hemos adquirido, a lo largo de nuestra vida, del rostro de Jesús. Él mismo nos juzgará diciendo: "Tuve hambre y me dieron de comer... Cuando lo hicieron a una de estos mis hermanos más necesitados, a mi me lo estaban haciendo" (Mt 25, 31-46). No nos preguntará si hemos recibido el bautismo cristiano, ni tampoco si tuvimos fe en Dios, lo que contará en aquel momento será el amor que hemos demostrado a nuestros hermanos. "Dios es amor. Quién ama conoce a Dios" (1 Jn 4, 78). 8º La única manera para no tener enemigos El presidente de los EE. UU. Abraham Lincoln, era famoso por la extrema cortesía que dispensaba a sus adversarios políticos. La conducta del presidente no siempre era compartida por sus propios ministros. Uno de ellos, un día, le dijo fastidiado: ¿Por qué los tratas como si fueran tus amigos? ¡Merecerían más bien que los eliminaras! "Es lo que hago" respondió Lincoln. "¿Acaso no elimino a un enemigo cada vez que lo convierto en amigo? Jesús nos dio un mandamiento nuevo que nos amáramos como él nos ha amado y Jesús nos amó mientras éramos pecadores. (Ro. 5, 6-10). Es por eso que tenemos que amar también a nuestros enemigos. Si el mismo Dios los ama. ¿Por qué no tenemos que amarlos nosotros? "Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores. Así serán hijos de su Padre que está en los cielos" (Mt 5, 44-45) El papa Juan XXIII, en su larga agonía, a quien le sugería que rezara y perdonara a sus enemigos, le dijo: "Pero, yo no tengo enemigos". ¿Es que no podía, entonces, practicar el mandamiento de Dios? Sí que lo practicaba, porque, a los que lo odiaban, él los amaba y por eso no eran ya enemigos para él. 9º Los hombres que vieron a Dios En una aldea vivían dos hombres que continuamente se peleaban y no podía vivir sin ofenderse el uno al otro. A cada rato, por cualquier motivo, surgía una pelea. La vida se hacía insoportable para los dos, pero también
para todo el barrio. Un día, algunos ancianos le dijeron a uno de los dos: "La única solución es que tú vayas a encontrarte con Dios". "De acuerdo, - contestó el hombre- pero ¿dónde? "Basta que tú subas allá arriba, a la cumbre de la montaña, para encontrarte con Dios. Después de algunos días de camino difícil y fatigoso, aquel hombre llegó a la cumbre de la montaña. Dios lo estaba esperando allá, arriba. El hombre cuando vio a Dios no quería creer. Se frotó los ojos para ver mejor. Pero, no había alguna duda. Dios tenía el rostro de su vecino tan antipático e intratable. Lo que Dios le dijo, nadie lo sabe, Pero cuando volvió a su pueblo ya no era el mismo hombre que antes. Sin embargo, no obstante su amabilidad y deseo de reconciliación, todo seguía casi como antes porque el vecino inventaba continuamente nuevos pretextos para discutir y pelear. Los ancianos se dijeron entonces: "Es necesario que también el otro vaya a ver a Dios" Lograron convencerlo y también el vecino partió por la montaña para ver a Dios. Y allá arriba también él descubrió que Dios tenía el rostro de su, tan odiado, vecino. Desde aquel día todo ha cambiado y la paz reinó en aquel barrio. Es en verdad un gran acto de fe creer de veras que nuestros hermanos, también los más difíciles, son imagen del mismo Dios. Pero bastaría creer esto para que el mundo caminara en paz. Hay que creer sin ver y creer aún cuando el rostro de Dios esté cubierto de barro y de lodo mal oliente. Si hubiéramos tirado un puñado de piedras preciosas en un chiquero y los chanchos las hubieran pisado y cubiertas de fango, no por eso dejarían de ser perlas preciosas. Así es el rostro de nuestros hermanos que, aunque ensuciados por el pecado, son siempre imagen y semejanza de Dios. Hay que creer que detrás de unas apariencias feas y antipáticas está escondido el mismo rostro del Hijo de Dios. 10º ¿Por qué no me lo dijiste antes? El marido era un hombre robusto, de la voz fuerte y los modales ásperos. Ella, la esposa, era una mujer dulce y delicada. Se habían casado. El no le hacía faltar nada, y ella cuidaba de la casa y educaba a los hijos. Los hijos crecieron, se casaron y se alejaron de sus padres. Una historia como tantas. Pero cuando todos los hijos se fueron de la casa, la esposa perdió su sonrisa, se hizo siempre más sutil y casi transparente. No podía ya comer y en poco tiempo no se levantó más de la cama. El marido preocupado la llevó a un hospital. Llegaron a visitarla los médicos y doctores más competentes y famosos. Nadie lograba descubrir el tipo de enfermedad que ella tenía. Sacudían la cabeza y se decían: "¿Quién sabe?"
El último especialista, que la visitó, le dijo por separado al marido: "Yo diría, con toda franqueza, que su esposa no tiene ya ganas de vivir. Es por eso que ningún remedio le puede servir". Sin decir una palabra aquel hombre vigoroso y grande, se sentó al lado de la cama de su mujer, la tomó de la mano y, con su voz fuerte, le dijo decididamente: "Tú no morirás". "¿Por qué?" le preguntó con un hilo de voz su mujer. "Por qué yo te quiero y no puedo vivir sin ti". Y, entonces, la esposa, sonriendo y con un filo de voz, le contestó: "¿Por qué no me lo dijiste antes?" Y de aquel momento comenzó a estar mejor. "No basta amar", decía Don Bosco. Los jóvenes tienen que darse cuentas que los amamos. "Procura hacerte amar" le decía Don Bosco a Don Miguel Rua, al enviarlo como director a un Colegio de muchachos. Si los jóvenes se sienten amados aceptan a sus educadores y creen en lo que le dicen y aprender los valores que les quieren enseñar. Pero si no se sienten amados, de nada sirve todo el esfuerzo para educarlos; si no aceptan al educador no va a aceptar nada de lo que se les dice. Se cierran en sí mismos y no se dejan educar. 11º Un apretón de manos es más que una limosna Una señora, que siempre daba una limosna a un mendigo, que estaba pidiendo a la puerta de la Iglesia, se llevó aquel día la mano a la cartera, y cayó en la cuenta de que había dejado en casa su monedero. El mendigo mantenía su mano extendida hacia ella. Con tacto y rapidez aquella señora le dijo: "Hoy no tengo nada que darte pero al menos puedo estrecharte la mano". Y así lo hizo, con sincera naturalidad de sentimiento. Y el mendigo no se dejó ganar en cortesía, aceptó el apretón de manos y dijo: "Hoy Ud. me ha dado más que todos los otros días". Además de las siete obra de misericordia corporal el catecismo nos sugiere también otras siete obra de misericordia espiritual: "aconsejar a los dudosos; corregir a los extraviados; consolar a los afligidos; enseñar a los ignorantes; acompañar a los que están solos; soportar las personas molestas: y rezar por los vivos y difuntos. " Lo que cuesta, mucho más que una simple limosna, es preocuparse por el necesitado, saber perder tiempo con los que necesitan de consuelo y compañía. La señora del cuento hizo lo que pudo con todo su corazón y el mendigo entendió y apreció su gesto de bondad. 12º La danza de los puerco espines. Erase de verano, cuando una familia de puercos espines vinieron a la selva para vivir allí. El tiempo era magnífico, hacía calor y todo el día los erizos se divertían bajo los árboles del bosque cazando moscas, mariposas y todo tipo de insectos para alimentarse abundantemente. Un día vieron una hoja amarilla que se caía. Había llegado el otoño. Jugaron con las hojas que en gran cantidad caían de los árboles y de
noche se refugiaban bajo un colchón de aquellas hojas para dormir, porque ya hacía frío. Cada vez hacía más frío. En el río ya comenzaron a aparecer témpanos de hielo y llegó la nieve. Todas las hojas quedaron bajo un colchón de nieve. Los erizos temblaban de frío todo el día y de noche no podían cerrar los ojos. Decidieron excavar una cueva bajo tierra para refugiarse. Así que una noche decidieron entrar para dormir juntos acercándose el uno al otro bien apretados para calentarse y dormir. Pero, al acercarse, sin querer se pinchaban entre sí con sus agudas púas. Entonces tenían que salir afuera. Pero al frío era tan insoportable que de nuevo tenían que volver para calentarse entre sí. Y otra vez, se herían y no podían calentarse. Finalmente, para poder estar cerca sin sufrir, decidieron retirar lo más posible sus púas y con mucha atención lograron encontrar la justa posición. El viento frío soplaba con fuerza, pero ahora podían dormir todos juntos. Esta parábola es del filósofo alemán Schopenhauer y, aunque no responde perfectamente a la realidad, sirve muy bien para expresar lo difícil que es la convivencia de los seres humanos que somos tan diferentes y muchas veces difíciles a soportar. Aunque no es exacto que los puerco espines se pinchen unos con otros al estar juntos, la moraleja de la parábola es muy válida porque a menudo, con nuestros carácter, somos causa de sufrimiento para los demás. No nos damos cuenta, muchas veces, que hacemos sufrir a los que viven a nuestro lado. Hay que tener mucho cuidado para atenuar nuestras asperezas y poder convivir soportándonos como hermanos e hijos del mismo Padre Dios. No se pretende que seamos amigos de todos, porque la amistad tiene sus límites y condiciones, pero sí podemos respetarnos y buscar realizar una convivencia pacífica dado que somos muchos y vivimos en el mismo planeta y. Nos lo dice Jesús:"Si ustedes aman a los que los aman ¿qué premio merecen? ¿no obran así también los pecadores?(Mt 5, 46) 13º ¿Una comunidad de religiosos formada únicamente por amigos? Nos cuenta Carlos Vallés lo siguiente. "Oí una vez que se proyectaba abrir una casa religiosa de la siguiente manera: se escogería primero al que iba a ser superior de la nueva comunidad. Luego él elegiría a un amigo suyo, como segundo miembro del grupo y ambos juntos invitarían a un tercero amigo de los dos y así adelante hasta completar el número de los integrantes de aquella comunidad de amigos. La comunidad estaría compuesta, entonces, únicamente de religiosos que no tendrían ninguna dificultad en aceptarse
porque los miembros habrían siso seleccionado con la condición de haber sido aceptado por todos. No sé si se practicó el proyecto, pero el sistema no parece práctico y causaría reacciones adversas por parte de otros grupos. De todo modo no sería un método cristiano. Jesús con toda seguridad no siguió este método cuando eligió a los apóstoles. Simón el celote o terrorista, por ejemplo, no habría de ninguna manera escogido como compañero a Mateo el publicano, el odiado colaboracionista. Pero ambos se sentaron juntos al lado de Jesús. La comunidad humana, a comenzar de la familia, tiene que ser una imagen de la familia divina en la que tres personas, distintas y hasta opuestas entre sí, constituyen una unidad tan unida que forman un solo Dios. 14º Reformar el mundo sobre la base de la persona humana. Mientras su esposa estaba ausente, un importante hombre de negocios tuvo que permanecer en casa cuidando a dos chicos suyos muy traviesos. Tenía importantes problemas que resolver, pero los dos pequeños no lo dejaban en paz. Buscó entonces una manera que los ocuparan intensamente por un buen rato de tiempo. Tomó de una revista un mapa de geografía que representaba el mundo entero. Era un mapa muy complicado por los distintos colores sobre los diversos estados. Con la tijera cortó en pedazos pequeños todo el mapa y lo dio a sus dos chicos, desafiándolos a recomponerlo todo como era. Pensaba que aquel rompecabezas los habría ocupado por algunas horas. Pero un cuarto de hora después, los dos chicos se presentaron al padre contentos con el rompecabezas perfectamente recompuesto. "Pero, ¿cómo hicieron para terminar en tan poco tiempo?" les preguntó el papá asombrado. "Ha sido fácil" le contestaron. En la parte atrás había una figura de hombre. Nosotros nos hemos dedicado a recomponer la figura del hombre y, del otro lado, el mundo entero se arregló sin problemas". Si se tomara la dignidad de la persona humana como base para arreglar todas las políticas, las economías y las relaciones internacionales, el mundo se encontraría armónicamente unificado. Es lo que tentaron hacer las Naciones Unidas cuando proclamaron, en 1948, los 30 derechos fundamentales de las persona humana. Juraron llevarlos a la práctica pero, lamentablemente quedaron con buenos propósitos escritos en el papel.
Ya Santiago en su carta escribía: "Si a un hermano les falta la ropa y el pan de cada día, y uno de ustedes les dice: "Que les vaya bien; que no sienta frío ni hambre" sin darles lo que necesitan, ¿de qué les sirve? Así pasa con la fe; si no se demuestra por la manera de actuar, está completamente muerta. " (St 2, 15-16) No basta con reconocer los derechos humanos si no se promueven a las personas. ¿Qué falta para que estos derechos fundamentales de toda persona humana sean respetados? El haberlos puestos por escrito es algo, demuestra al menos que se conocen; lo que falta es "re-conocerlos" es decir, pasarlos del pensamiento a la voluntad, de la teoría a la realidad. ¿Será, como algunos dicen, que estos derechos no están fundamentado en Dios? En efecto, para conseguir la adhesión de muchas naciones con religiones diversas, se evitó de nombrar a Dios. 15º Seremos tus brazos, Señor Durante la guerra civil en España, una bomba destruyó una iglesia. El crucifijo quedó mutilado de los dos brazos. Al concluir la guerra, los obreros que reconstruyeron aquel templo, repusieron la estatua del crucifijo en su lugar pero no quisieron pegarle los dos brazos rotos; dejaron el crucifijo mutilado. En cambio, al pie de la cruz grabaron esta inscripción: "Jesús, queremos ser tus brazos". Dios no interviene directamente a resolver nuestros problemas; quiere servirse de nosotros que somos sus brazos, sus manos y su corazón, para que el mundo crea que Dios nos ama. ¿Cómo podríamos creer que Dios es padre si al llegar a este mundo no encontráramos el amor de nuestros padres y hermanos?: El que no recibe amor desde niño con gran dificultad podrá un día creer que Dios lo ama. " Hijos míos, no amemos de puras palabras y de labios afuera, sino verdaderamente, con obras". (1 Jn 3, 18) 16º ¿Por qué 'sal' y no 'miel' de la tierra? El gran escritor y apologista católico francés, Charles Peguy, decía que los cristianos son la sal de la tierra no sólo porque anuncian al mundo la buena nueva que revela el sentido de la historia y de la vida, sino también porque, como la sal, denuncian el pecado y todas las estructuras injustas que se oponen al reconocimiento de los derechos humanos. La sal en efecto, si se esparce sobre una herida abierta, quema y provoca dolores muy insoportables. Así tienen que ser los cristianos en medio del mundo que no respeta a la persona humana. Tienen que ser el aguijón que no dejan en paz a los egoístas, los violentos, los opresores e injustos, tienen que ser como la sal en una herida abierta. Es por eso que la Iglesia se preocupa de denunciar la corrupción, las injusticias y la acumulación de la riqueza que provoca en tanta gente miseria y hambre. Los que se sienten heridos por estas denuncias protestan gritando que "la Iglesia se mete en política" ¿Y por que no tiene
que meterse en política? ¿Es la Política una actividad de por sí sucia e inmoral? No es en cambio la actividad más elevada e importante para que una comunidad humana pueda convivir en paz? Claro que no se trata de política de partido sino de la política con la P mayúscula, la política del Padre nuestro. Si somos todos hijos de Dios somos también hermanos entre nosotros. Y denunciar la injusta discriminación entre ricos, que tienen demasiado, y pobres que poseen demasiado poco, es un deber de la Iglesia. Jesús también se metió en política cuando maldijo el dinero (Lc 16, 9) y amenazó con el castigo del infierno a los ricos diciendo: "Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que para un rico entrar al reino de los cielos" (Mt 19, 24). 17º El mundo es bueno o malo según que se lo mira. Lord Krishna quería saber cuán sabios eran sus gobernantes, y por eso quiso probarlos de la siguiente manera. Llamó a uno, famoso en su reino por su crueldad y avaricia, y le ordenó de buscar por todo el reino a un hombre que fuera verdaderamente bueno. Este gobernador viajó mucho y a la vuelta le dijo a Krishna :que: "Un hombre verdaderamente bueno no se pueden encontrar. Todos son egoístas y malvados. No hay lugar donde se pueda encontrar a un hombre bueno". Lord Krishna entonces llamó a otro gobernante, conocido por su bondad y generosidad, y a éste le ordenó de dar vuelta al reino hasta encontrar a un hombre verdaderamente malvado. También este gobernante obedeció y a la vuelta tuvo que decirle a Lord Krishna: "No he encontrado a nadie que fuera verdaderamente malo. Todos, decía, en el fondo de su corazón son buenos, no obstante tantos errores que cometen. Y así pudo comprobar lo que todos decían de los dos gobernantes: malo el primero porque no supo encontrar ningún hombre bueno y bueno el otro porque no supo encontrar ningún hombre malo. E motivo es que cada uno ve al mundo según lo que uno es. Dijo Jesús: "Lámpara de tu cuerpo es tu ojo. Si el ojo es bueno el cuerpo ve; si es malo el cuerpo anda ciego". (Mt 6, 22) Si nosotros viéramos el mundo como lo ve Dios, que es infinitamente bueno, veríamos que la bondad supera inmensamente la maldad y que valía la pena crear a los hombres aunque, siendo libre, abusen muchas veces de su libertad. Hay que ser buenos para ver la bondad. Un dicho famoso afirma que: "En este mundo traidor nada es verdad y nada es mentira; todo es según el color del cristal con que se mira". Por el hecho que no somos buenos como Dios, Jesús nos prohibió juzgar a los demás: "No juzguen y no serán juzgados; porque de la manera que juzguen serán juzgados y con la medida con que midan los medirán a ustedes"(Mt 7, 1-2). 18º "Tengo miedo que todos se escapen de mi" Una maestra observó que uno de los niños de su clase estaba extrañamente triste y pensativo. "¿Qué es lo que te preocupa?" le
preguntó. Y el niño lloriqueando contestó: "Mis padres se pasan trabajando y no tienen tiempo para estar conmigo. Mi papá se pasa el día en el trabajo para poder comprarme vestidos, zapatos nuevos y pagar la cuota en el mejor colegio de la ciudad. Además hace horas extra para poder enviarme a una escuela de inglés, de música y de kara-té. Mamá se pasa el día cocinando, lavando, planchando y haciendo compras para que no me falte comida, ni nada" Tengo miedo de que traten de escaparse de mí. Lo más importante para un niño es sentir que los padres tienen tiempo para estar con él. No le importa tanto que trabajen por él, que le consigan todo lo que le gusta. Lo que más necesita es sentirse amado personalmente y no sólo a través de cosas, por cuanto costosas sean. Saber "perder tiempo con los hijos" no es perder tiempo sino donarlo como algo muy personal, insustituible, inapreciable. Interesarse de los hijos preguntándoles qué piensan, que dicen, qué hacen, qué esperan, qué desean es ganarse aquella confianza que les permite educarlos y guiarlos para su bien. 19º El juguete que faltaba Una joven pareja entró en el mejor negocio de juguetes de la ciudad. El marido y la esposa miraron con mucha atención los juguetes que estaban expuestos en los escaparates o colgados al techo o en desorden sobre los bancos o por tierra. Había muchas muñecas que lloraban y reían al moverlas, juguetes eléctricos, cocinillas que hasta se calentaban para cocinar tortas y pizzas. No se decidían sin embargo a elegir. Se le acercó una simpática dependiente de mostrador. "Mire" le explicó la esposa, "nosotros tenemos una niña muy pequeña, pero estamos fuera de casa todo el día y a menudo también de noche". "Es una niña que sonríe poco, añadió el marido". "Querríamos comprarle algo que la haga feliz" prosiguió la esposa, "feliz también cuando nosotros no estamos con ella... Algo que le dé alegría cuando está sola. " "Lo lamento" contestó amablemente la empleada, "pero nosotros no vendemos padres". Muchos padres, ansiosos de dar lo mejor a sus hijos, les hacen faltar lo que más vale: su presencia, su compañía y su interés por lo que a los hijos les interesa. Nunca aquella niña podrá sonreír por cuantos juguetes les van a regalar sus padres siempre ausentes y ocupados en otros asuntos que no son ella misma. 20º En cambio ... yo te doy: 'amor' Una niña de seis años no dejaba en paz a sus padres porque siempre les pedía cosas y cosas que ellos les tenían que comprarle cuando iban a la ciudad. Al final el papá un día perdió la paciencia y le dijo: "Cómprame
esto, cómprame aquello... Tú piensas sólo a lo que tus padres te tienen que comprar. Pero yo querría saber lo que tú le das a cambio. " Y la respuesta pronta de la niña fue: "Yo les doy amor". Es exactamente esto lo que Dios Padre quiere de nosotros: que aprendamos a amarlo como él nos ama. El mejor regalo que le podemos dar a Dios es nuestro amor agradecido, nuestra confianza y nuestra fe en el creer que él se preocupa de nosotros. Dios no recibe nada de nuestras alabanzas de nuestros rezos ni tampoco de nuestra obediencia. Los que ganan somos únicamente nosotros. A Dios le basta con que lo amemos con todo el corazón y, con el amor que Dios nos da, nos amemos los unos a los otros como buenos hermanos. 21º El chino... el arroz... en el infierno y en el paraíso. Después de una larga y honesta vida un chino murió y fue destinado al paraíso. Como era un tipo muy curioso, pidió permiso para dar primero un vistazo al infierno. Un ángel le acompañó y pudo así mirar desde la ventana lo que sucedía allá dentro. Y se cayó de espaldas al ver un inmenso salón lleno de luz y de mesas con todo tipo de comida. Mesas y mesas preparadas con platos de arroz humeante y apetitoso. Pero los que estaban alrededor de estas mesas, eran flacos, piel y huesos, pálidos y ojerosos. ¿Cómo es posible que sean así?" les preguntó al ángel, "con tanto arroz que tienen delante?" "Mira bien" le contestó el ángel, "cuando llegan aquí reciben todos dos palitos de los que se usan en china para comer. Pero tienen un metro de largo y, para llevar la comida a la boca, los dos palitos largos un metro no le sirven por ser demasiado largos. De manera que no pueden llevarse el arroz a la boca y sufren un hambre tremenda con tanta comida delante. El buen chino quedó horrorizado. Era verdaderamente un terrible castigo que sufrían aquellos condenados que, por más que esfuerzos que hacían, no podían probar ni siquiera un granito de arroz. No quiso ver nada más y se fue al cielo. Allí lo esperaba otra sorpresa. El paraíso parecía la misma cosa que el infierno. Un inmenso salón lleno de gente alrededor de mesas con arroz humeante y... los convidados todos con dos palitos laaaaaaar... gos un metro cada uno. Pero estaban todos alegres y gorditos, rozagantes de salud. "¿Cómo puede ser esto?" le preguntó el chino al ángel. " Y éste le sonrió diciendo: "Mira bien como se ayudan el uno al otro. Aquí cada uno se preocupa de dar de comer al que está en frente o al vecino de la derecha y de la izquierda. Y todos comen en abundancia porque cada uno se preocupa por el otro. Esta parábola no pretende describir lo que pasa en el infierno o en el paraíso, sino que imagina lo que sería este mundo si superando nuestro egoísmo individualista, nos preocupáramos del bien de los demás. Y el
paraíso se encuentra donde existe un grupo de personas que se preocupan los unos por los otros y viven como hermanos. Y el infierno se anticipa cuando nos encerramos en nosotros mismos buscando únicamente nuestro interés. Quién sabe abrirse al amor tiene ya un pie en el paraíso. La muerte consistirá en retirar el pie que está aquí para colocarlo donde está el otro, en el cielo. De la misma manera, el egoísta tiene ya un pié en el infierno y su muerte, a menos que no se arrepienta, consistirá en colocar el pie donde ya está el otro, en el infierno. 22º "Usted no me habló de Dios pero me lo hizo ver" En un hospital una hermana había curado con infinita ternura a un paciente totalmente incrédulo. Nunca le pudo hablar de Dios ni de Jesucristo. Cuando le dieron de alta, este hombre le dijo a la religiosa: "Hermana, usted no me habló de Dios, pero hizo mucho más: me lo hizo ver". Sabemos que más que predicadores el mundo de hoy necesita testigos. De nada sirven las palabras que no sean una explicación de los hechos concretos, del testimonio de vida que las precede. Lucas escribe de Jesús que empezó a hacer y predicar. (He 1, 1). Primero “hacer” luego “predicar”, es decir, explicar el sentido de sus acciones. Hoy día el mundo está nauseado de palabras, de discursos bonitos y de buenas intenciones. Ya nadie cree en las palabras. Si el anuncio del evangelio no está precedido de signos claros de amor verdadero, de caridad concreta y de testimonio de que el mismo Cristo está actuando en nosotros, nadie va a creer en lo que anunciamos. "Cuando venga el Defensor que yo les enviaré y que vendrá del Padre, él dará pruebas en mi favor. Y ustedes serán mis testigos ya que han estado conmigo desde el principio". (Jn 15, 26-27) Si el cristiano vive del Espíritu de Jesucristo, que es Amor, entonces el Espíritu Santo hablará por medio de él y dará testimonio de la resurrección de Jesús. 23º Un ciego y un cojo se salvaron de un incendio. Un día, en un bosque muy visitado, se desató un incendio Todos huyeron, llenos de miedo. Quedaron solamente un ciego y un cojo. Asustado por el fuego, el hombre ciego se dirigía, sin saberlo, directamente hacia el bosque en llamas. "No vayas allá - le gritó el cojo - . acabarás en el fuego". "¿Hacia dónde entonces?". "Yo puedo indicarte el camino" contestó el cojo, pero no puedo caminar. Si tú me tomas sobre tus hombros, podríamos huir de aquí y salvarnos los dos". El ciego siguió el consejo del cojo; lo tomó sobre sus hombros y se dejó guiar por él que veía muy bien.
Esto es lo que significa la comparación que S. Pablo hace del “Cuerpo místico” de Jesucristo. Somos miembros los unos de los otros y los carismas se distribuyen siempre para el bien de todos. Nadie recibe un don sólo para sí sino para utilidad de los demás. Si supiéramos juntar nuestras experiencias, nuestras capacidades y colaborar juntos para una tarea común, podríamos resolver tantos y tantos problemas que no pueden resolverse sin la unidad y el servicio recíprocos. 24º Dígale al cura ese que me olvidé de sus pecados" Se decía en una aldea que una anciana señora era una vidente. El cura quiso averiguar la autenticidad de sus visiones. La llamó y le dijo: "La próxima vez que Dios te hable pídele que te revele mis pecados, que sólo Él conoce. La mujer regresó pocos días más tarde y el cura le preguntó si Dios se le había vuelto a hablar. Y, al responderle que sí, le dijo: "¿Y le pediste lo que te ordené? "Sí, lo hice" ¿Y qué te dijo? Dile al cura que he olvidado sus pecados". Perdonar de veras es olvidar, pero no el en sentido psicológico de no recordar lo que pasó como si no hubiera pasado, sino en el sentido de no echarle en la cara al ofensor lo que él había hecho y sobre todo de no pensar en ninguna venganza. Algunos dirá que Dios no sabe perdonar del todo porque nos hará sufrir en el Purgatorio por los pecados que hemos cometido y que él nos perdonó. Dios ¿no nos perdona entonces del todo? ¿Qué respondemos a esta sospecha? Si Dios nos perdona del todo, ¿por qué entonces las penas del purgatorio? El motivo está no en que Dios no sabe perdonar sino en que nosotros no nos arrepentimos de veras. Muchas veces nuestro arrepentimiento tiene poco que ver con el amor, nos arrepentimos porque tenemos que pagar las consecuencias de nuestros errores y culpas pero no tanto porque hemos ofendido a Dios y les hemos dado un disgusto. Pagaremos en el Purgatorio aquella pena del pecado cometido que no pudo ser eliminada del todo por nuestro insuficiente arrepentimiento. 25º La estatua de allá arriba la verán los ojos de Dios. " Un escultor estaba cincelando con mucho cuidado y dedicación un grueso bloque de mármol. Un visitante, después de contemplar con ojos extasiados la belleza perfecta que iba logrando el escultor, le preguntó: " ¿adónde se va a colocar esta estatua?" La vamos a colocar allá, arriba de esa torre", contestó el escultor. "¿Cómo? ¿Allá arriba, tan lejos del suelo? ¿Y para qué elaborar con tanto detalle una estatua cuya belleza nadie podrá apreciar a esa altura?" Y el escultor respondió con una sonrisa: "La verán los ojos de Dios".
Lo que cuenta, en nuestra vida, es lo que vale a los ojos de Dios y no tanto lo que piensa la gente. Jesús nos invita a hacer el bien no para gloria nuestra sino del Padre que está en los cielos: "Así debe brillar su luz antes los hombres para que vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre de ustedes que está en los cielos. " (Mt 5, 16). No hay que preocuparse de lo que dirá la gente, tampoco esconder el bien que estamos haciendo, sino estar seguros de que estamos haciendo la voluntad del Padre. Lo que dice la gente se puede comparar con la sombra que proyectamos en el suelo cuando salimos a la calle con el sol. Si salgo a la calle cuando se levanta el sol o cuando se pone mi sombra se alarga enormemente, mientras si salgo al mediodía, mi sombra apenas la veo a mis pies, larga unos pocos centímetros. Y sin embargo no soy más grande de mañana o de tarde ni más pequeño de mediodía. Soy lo que soy, siempre de la misma estatura. Así es de nuestra personalidad, tenemos el valor que sólo Dios conoce, los demás nada pueden añadir o quitar con sus juicios. Ninguno de los que nos juzgan ahora estarán presentes cuando seremos juzgados por Dios. 26º "En aquellos días yo te llevaba en mis brazos" Tuve un sueño. Me parecía caminar sobre la arena de una playa al lado del Señor Jesús. Nuestros pasos dejaban en la arena una doble serie de huellas: las mías y las de Jesús. Pensé que cada uno de mis pasos representaba un día de mi vida. Entonces, siempre en sueño, me di vuelta para volver a ver todas aquellas huellas en la arena, y me fijé que a veces en lugar de dos series de huellas, aparecía solamente una. Rehice todo el camino de mi vida y con asombro me di cuenta que los trechos de mi existencia, en que aparecía una sola serie de huellas, correspondían a los días más tristes de mi existencia. Días de angustia y de tristeza, de rabia y mal humor, días de pruebas y de sufrimientos. Entonces le dije a mi Señor Jesús: "Tú nos has prometido quedarte con nosotros todos los días de nuestra vida. ¿Por qué no cumpliste con tu promesa y me dejaste solo precisamente en los días más difíciles de mi vida, cuando más yo necesitaba tu presencia? Y el Señor me contestó sonriendo. "Hijo mío, yo no he dejado de amarte ni un solo instante de tu vida. Las huellas que tu ves en los días más difíciles de tu vida y que aparecen solas, son las mías. En aquellos días yo te llevaba en mis brazos. Para comprender mejor la relación entre la providencia de Dios y nuestra libertad, puede ser útil pensar que comúnmente, somos como un niño pequeño que Dios toma de la mano y lo sostiene cuando amenaza de caer. Si un niño de pocos años se encuentra en medio del tráfico tumultuoso de una ciudad, tiene miedo y se desespera. Pero si camina a lado de su padre o su madre que lo tiene bien estrecho en su grande mano, ya no llora ni se desespera; se siente seguro y camina sorteando piedras y charcos.
Pero a veces Dios nos levanta y toma en sus brazos llevándonos a salvación. Lo único que Dios nos pide es que tengamos confianza en él y no nos dejemos arrastrar por el miedo y la angustia como si estuviéramos solos sin su paterna presencia. Dios Padre nunca duerme, siempre vigila para nuestro bien aunque normalmente nos deja aparentemente solos para que podamos desarrollar todas nuestras capacidades. 27º "Llévate a tu casa lo que te parece más precioso". Dice la leyenda que el hijo del rey se enamoró, como sucede siempre en las fábulas, de una pobre mujer, hija de un panadero. Era pobre pero hermosa fuerte y buena y se casó con ella. Por algunos años vivieron felices, en plena armonía, pero, cuando se murió el rey y el príncipe subió al trono, los ministros y consejeros se apuraron para hacerle entender que, por el bien de su reino, tenía que divorciarse de aquella mujer. ¿Cómo puede un rey presentar al mundo como esposa la hija de un panadero? Tendría que divorciar y casarse con la hija de un rey poderoso para asegurar con el matrimonio paz y prosperidad para todo su reino. "Abandónela. majestad. Al fin y al cabo no es sino la hija de un panadero. La dignidad del trono y de todos sus súbditos es lo más importante". Las insistencias de los ministros se hacían siempre más urgentes e insistentes. , tanto que al final el joven rey tuvo que ceder a tantas presiones. Aquella noche cenaron juntos el rey y su esposa, por última vez. "Llévate a tu casa todo lo que quieres de este palacio, hasta las joyas más preciosas que se encuentran en mi tesoro" le decía. En silencio la mujer, aparentemente serena, echaba vino en el vaso del rey y volvía a llenarlo repetidamente. Al término de la cena el rey se quedó profundamente dormido. Cuándo todos los invitados se fueron, la mujer envolvió en una frazada al rey, su marido, se lo puso al hombro y, (¡era hija de un panadero!) se lo llevó a su casa. La mañana siguiente, el rey se despertó en casa del panadero. "Pero, ¿cómo es que me encuentro aquí?" dijo asombrado. Y la esposa le contestó: "Me dijiste que podía llevar conmigo la joya más preciosa del reino. Y, para mi, lo que consideraba más precioso eres tú. " Así le contestó la mujer. hija de un panadero. La realidad más preciosa que hay en el mundo es el amor, es la familia, la unión de varias personas que, como Dios, uno y trino se aman y se quieren como una sola cosa realidad. La fe nos dice algo asombroso: Cualquier persona es más preciosa que todos los tesoros del mundo. Aquella humilde panadera no se dejó seducir por las riquezas del palacio real y no se resignó a perder a su marido que ella amaba más que todas las joyas del reino. Y no se resignó tampoco a
que su marido, casi obligado por sus ministros, hubiera preferido el reino a su amor. No se resignó a ser abandonada y usó toda su astucia para no perderlo. Cuando se ama de veras se pueden superar dificultades consideradas imposibles. 28º Dios al banquillo de los acusados Cuenta C. Vallés que hace algunos años aficionados al teatro asistían, con un silencio profundo, a una obra de teatro en que se acusaba y juzgaba a Dios por los sufrimientos que él había infligido a la humanidad. El fiscal habló de guerras y violencias, hambre y destierro, enfermedades y muerte. Los testigos se alineaban en una barra larga como la humanidad misma. Dios, representado por un hombre, no se defendía, no tuvo abogado, no interrogó a los testigos; se limitó a permanecer de pie, en silencio, en mitad de la sala, a la espera de la sentencia final. Por fin el juez se levantó, resumió las acusaciones, apreció su peso y, dado que el imputado no respondió a las acusaciones, pronunció la sentencia final: Dios era condenado a nacer como cualquier hombre, a sufrir pobreza, a ser desterrado, a ser mal entendido, calumniado, insultado, perseguido, traicionado por sus propios amigos y abandonado por todos, a ser torturado en su cuerpo y a morir con muerte violenta en la flor de su vida. La sentencia resonaba en la sala. Se hacía el silencio. Un largo y apretado silencio. Y allí acababa la obra. Todos cayeron en la cuenta de que Dios había ya cumplido la sentencia. Los evangelios nos dicen que Jesús sufrió la pobreza, el destierro, la incomprensión, la traición y la muerte más horrorosa que los romanos habían inventado para ejecutar a esclavos y revoltosos. "Dios amó tanto al mundo que envió a su Hijo Jesucristo". (Jn 3, 16). Y cuando se habla del mundo, se entiende toda la humanidad y cuando se piensa en la humanidad hay que entender a cada hombre. S. Pablo afirmó, y es el único texto del Nuevo Testamento que habla al singular, que "El Hijo de Dios me amó y se entregó por mí" (Gal 2, 20) Cada uno de nosotros costó toda la pasión, la sangre y la cruz del Hijo de Dios. El amor infinito de Dios no se puede dividir en tantas partes cuantos son los seres humanos; el infinito no soporta división alguna. Por cada hombre Cristo murió y cada hombre cuesta toda la sangre de Jesús. Así lo asegura la carta de Pedro: "No olviden que han sido liberados no con algún rescate material de oro o plata, sino con la sangre preciosa del Cordero sin mancha ni defecto. Ese es Cristo, en el que pensaba Dios ya desde el principio del mundo" (1 Pe 1, 18-19) 29º ¡Mi oración llegó hasta Dios y esto me basta! Un piadoso musulmán rezaba todos los días ante Dios, y todos los días le suplicaba una gracia que deseaba le concediese. Se colocaba siempre,
para su oración, en el mismo rincón de la mezquita y tantos años pasaron y tantas veces repitió su oración que, según cuentan, las señales de sus rodillas y de sus pies quedaron marcadas sobre el mármol del suelo sagrado. Pero Dios parecía no oír su oración, parecía no enterarse siquiera de que alguien le invocaba. Un día, por fin, se le apareció al devoto musulmán, un ángel de Dios y le dijo: "Dios ha decidido no concederte lo que le pides". Al oír el mensaje del ángel, el buen hombre comenzó a dar voces de alegría, a saltar de gozo y a contar lo que le había sucedido a todos los que se reunían al verlo. La gente le preguntó, sorprendida: "¿Y de qué te alegras, si Dios no te ha concedido lo que le pedías?" A lo que él contestó, rebosándole el gozo sincero en cada palabra: "¡Es verdad que me lo ha negado, pero, al menos, ahora sé que mi oración llegó hasta Dios! ¿Qué más puedo desear? ¿Qué me importa el haber recibido o no lo que le pido a Dios? Lo que cuenta es que Dios me oyó, que la oración me puso en contacto con él". Ése es el sentido auténtico de la oración. Así concebida la oración de petición, es casi independiente de su resultado. Yo, por ejemplo, escribe C. Vallés, sané de mi pulmonía, después de tres meses en la cama y tres meses de oraciones de mi mamá por mí. Y, en cambio, no obstante que mi mamá y yo hemos rezado mucho, mi padre murió. En la oración no se trata de manipular a Dios para que se acomode a nuestros gustos personales y cambie las leyes de la naturaleza en nuestro favor. No podemos dar consejos a Dios, sino rezar convencidos, ya desde el comienzo, que Dios ya nos ha atendido y respondido a nuestras oraciones. "Por eso les digo: todo lo que pidan en la oración, crean que ya lo han recibido y lo obtendrán" (Mc 11, 24) 30º La fe puede mover las montañas o hundirlas en el mar. En un país de mucha fe, los habitantes decidieron tomar literalmente aquella promesa del evangelio de que la fe 'aun como un grano de mostaza' puede hacer cambiar de sitio a las montañas. Uno pidió: "Que este monte que limita mis campos se pase al otro lado del río"; y el monte se trasladó. Otro pidió: "Que esta montaña que me quita la vista desaparezca de repente de mi horizonte"; y la montaña desapareció. Pero aquel otro, que vio aparecer de repente una montaña en sus terrenos, le mandó que volviese adonde estaba... Y entonces hubo conflictos de intereses, y resolvieron la dificultad recordando que el evangelio, además de decir que la fe puede hacer cambiar de sitio las montañas (Mt 17, 20), dice también que puede hacer que se lancen al mar (Mt 21, 21), con lo cual todos los montes de la región, después de haber sido ubicados en distintos lugares, según el capricho de los creyentes, acabaron por ser todos arrojados al mar. Así parecía que quedaban todos tranquilos, Pero, al desaparecer los montes, desaparecieron también los valles, y al desaparecer los valles, desaparecieron también los ríos; y al desaparecer los ríos, se secaron los
prados, se marchitaron las flores, se murieron los árboles, y toda la región se convirtió en un desierto. Los habitantes andan ahora buscando algún pasaje del evangelio que diga que las montañas que se encuentran en el fondo del mar, pueden también ser mandadas para que vuelvan a la tierra. Esta parábola nos dice, a todas luces, como no hay que tomar al pie de la letra el texto bíblico. La Biblia nos propone la palabra de Dios en distintos y muy diversos géneros literarios. Si uno no los conoce y quiere adherirse al texto como suena, tendía que, por ejemplo, "cortarse la mano, el pie y arrancarse un ojo"(Mt 5, 30 ss) u ofrecer la otra mejilla al que te pega (cosa que ni siquiera Jesús practicó). Cuando un soldado le pegó en la cara durante su proceso en el tribunal de Caifás, Jesús pidió razón por esta ofensa. (Jn 18, 22-23). 31º "La puerta sin manijas representaba el corazón del hombre. Un famoso pintor expuso, un día, toda la serie de sus cuadros en una galería de arte de una famosa ciudad. Todos admiraban sus cuadros: paisajes, retratos, naturaleza muerta, objetos simbólicos etc. y quedaban admirados de las obras de arte. Pero una pareja se acercó al pintor que estaba presente y le dijeron: "Disculpe maestro, nos parece que usted dejó sin terminar el cuadro de aquella casa con un hombre que está fuera a la puerta. ¿No le falta la manija a la puerta? Y el pintor amablemente le respondió: "¡No!, no me olvidé de la manija; es que aquella puerta simboliza el corazón del hombre que no se puede abrir sino desde dentro. Aquél hombre que está golpeando es Jesús que, como se dice en la Apocalipsis : "Yo estoy a la puerta y llamo" (3, 20) para que me abran. Ni Dios, con todo su infinito poder, quiere forzar la libertad del hombre y obligarlo a responder con un 'sí' a su amor infinito. El amor: o es libre o no es amor. Es por eso que el Apocalipsis compara a Dios a un mendigo que llama a la puerta del corazón y espera como respuesta un acto libre de amor. Con la violencia se puede entrar en todas partes, menos que en el corazón. Una caja fuerte, se abre si se descubre la combinación de los números. Sólo se puede abrir desde fuera sin pedir que la caja fuerte nos dé el permiso o se abra de su espontánea voluntad. El corazón en cambio se abre solo desde dentro 32º La virgen, en la estatua de Miguel Angel, aparece más joven que Jesús. Una vez alguien preguntó a Miguel Angel por qué, en la famosa estatua de María con Jesús muerto en su regazo, había esculpido a la virgen con un rostro más joven que su hijo Jesús. Y él contestó: "las almas vírgenes no envejecen nunca. , siempre son jóvenes. "
Lo que hace al hombre espiritualmente 'viejo' es el pecado. S. Pablo nos invita a despojarnos del hombre viejo con sus deseos falsos que llevan a la muerte y revestirnos del hombre nuevo al que Dios creó a su semejanza dándole la verdadera justicia y santidad. (Cfr. Ef 4, 20) En el bautismo hemos muerto al pecado para resucitar a la vida nueva. El bautismo es como un nacimiento que se realiza al ser rescatados de la muerte del pecado original. ¡Cuántas veces hemos visto que, de un tronco podrido de un árbol cortado, nacieron brotes nuevos. Así del hecho de haber sido sepultados con Cristo al pecado hemos nacido a la vida nueva de los hijos de Dios. 33º Los profesionales de la muerte en el campo de concentración. Martin Descalzo escribe: "En 1948 tuve la fortuna-desgracia de visitar el campo de concentración de Dachau. Entonces apenas se hablaba de estos campos, que acababan de descubrirse, recién finalizada la segunda guerra mundial Ahora todos los hemos visto en mil películas de cine y televisión. Pero en aquellos tiempos un descubrimiento de aquella categoría podía destrozar los nervios de un muchacho. Sobre todo me impresionó algo que por aquellos días leí, escrito por una antigua residente del campo, maestra de escuela. Comentaba que aquellas cámaras de gas habían sido construidas por ingenieros titulados; que los niños recién nacidos eran asfixiados por asistentes sanitarias competentes; que inyecciones letales las ponían médicos o enfermeras profesionales. Y concluía: "Desde que me di cuenta de eso, sospecho del valor de la educación que estamos partiendo en nuestras escuelas". La simple instrucción no disminuye los grados de barbarie de la humanidad. Pueden existir científicos y laureados en todas las asignaturas que son a la vez monstruos en humanidad. No es el saber que hace al hombre humano sino el amor. Para los filósofos griegos la perfección más elevada del hombre era el saber. Aristóteles definía al hombre como: animal racional, dando a entender que la racionalidad, el pensar y el saber eran la cumbre de todas las cualidades del hombre Pero el cristianismo cambió totalmente el punto de vista de la filosofía griega y puso en la voluntad libre y en el amor la máxima perfección del hombre. "Homines sunt voluntates" escribía S. Agustín: es decir, los hombres valen por su capacidad de amar. El verdadero hombre realizado es el que más se acerca a Dios que es Amor. 34º El zapatero no se dio cuenta de las visitas de Jesús. En una fábula oriental se cuenta que un zapatero en la oración oyó una voz que le anunciaba que aquel día vendría Cristo a visitarle. El zapatero se llenó de alegría y se dispuso a hacer, lo más deprisa posible su trabajo del día para que, cuando Cristo viniera, pudiese dedicarse enteramente a
atenderle. Y apenas abrió su tienda llegó una 'mujer de la vida' y le pidió que arreglara sus zapatos. El viejo la atendió con cariño e incluso soportó con paciencia que la pobre mujer charlase y charlase contándole todas sus penas aunque, con tantas charlas, casi no le dejaba trabajar y tardase mucho más de lo previsto en arreglar los zapatos. Cuando ella, al fin, se fue, vino a visitarle otra mujer. Era una madre que tenía un niño enfermo y que también le daba prisa para que arreglase con urgencia unos zapatos. Y el zapatero la atendió, aunque su corazón estaba en otro sitio en su deseo de terminar cuanto antes su trabajo, no fuera a llegar Cristo cuando él no hubiese terminado A la tarde llegó un borracho que charlaba y charlaba y que, con tanta cháchara apenas le dejaba rematar aquel par de zapatos que había llevado para reparar. Así que cayó la noche sin que el zapatero hubiera tenido un minuto de descanso. Pero, aun así se preparó para recibir la venida de Cristo como se le había prometido en la oración. Pero, seguían pasando las horas, y se hizo noche cerrada. El zapatero comenzó a temer que Cristo ya no vendría mas. Y dudaba si acostarse o no. Y sólo entonces escuchó una voz que le decía: "¿Por qué me estas esperando? ¿No te diste cuenta de que he estado contigo tres veces a lo largo del día?" Así sucede que muchas personas esperan a Dios pero no acaban de descubrir que Dios está ya en lo que están haciendo y viviendo. Dios siempre viene; lo que cuenta es descubrirlo en los encuentros del día. Recuerdo que hace más de cincuenta años leí un libro que me impactó profundamente; llevaba como título "La vida como encuentro" y todo lo que recuerdo es que decía que el método más al alcance de todos, para hacer conocer a Cristo, es el encuentro con las personas, la relación personal. Más que todos los medios y técnicas de comunicación, cuenta el encuentro personal con los que el Señor nos envía en cada momento de nuestra jornada. "La vida como encuentro", la vida es un continuo encuentro con el Señor. 35º Si Ud. me da un caballo le voy a decir la verdad. Cuentan que un jeque árabe llamó a uno de sus consejeros para pedirle que le contara lo que de él se decía en el país. Y dicen que el consejero respondió: "Señor, ¿que desea?, ¿una respuesta que le agrade o la verdad? "La verdad - dijo el jeque - Por dolorosa que sea". "Se la diré - dijo el consejero - si me prometes, a cambio, el premio que yo le pida" "Está concedido - dijo el jeque -. Pide lo que desee, porque la verdad no tiene precio". "Me basta - dijo el consejero - que se me de un caballo para escaparme apenas termine de decirle la verdad". Corregir a nuestro hermano que se porta mal es uno de los actos más exquisitos de amor. Así leemos en el evangelio de Mateo al capítulo 18, 15-17. "Si tu hermano ha pecado contra ti, anda a hablar con él a solas. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Si no te escucha, lleva contigo a dos o tres de modo que el caso se decida por boca de dos o tres testigos. Si se niega a escucharlos, dilo a la Iglesia reunida. Y si tampoco lo hace con la Iglesia, será para ti como un pagano o un pecador".
"La verdad engendra el odio" decía S. Agustín, pero hablaba de aquella verdad que no viene de Jesucristo y es signo de amor, sino de aquella otra verdad que utilizamos como una espada para herir a nuestros hermanos. La verdad no es el valor supremo; la verdad está en función de la caridad y tiene que usarse para construir y no destruir la unidad de los hombres. ¿Por qué tenemos miedo a corregir a nuestros hermanos? o lo hacemos cuando no están presentes? Porque, quizá, tenemos miedo a que se nos rebelen, por interpretar nuestra crítica como odio o maldad o que se desquiten luego hablando mal de nosotros que no somos tan perfectos que se diga. Pero ayudar a nuestros hermanos a descubrir sus defectos, que quizás ignoran, es un acto exquisito de caridad. 36º ¿Por qué los cristianos no tienen cara de resucitados? "¡Cristianos!: ¿Qué han hecho de la alegría que le anunciaron hace dos mil años" Así escribió el gran filósofo Nietzsche, criticando a los cristianos que, por un lado se dicen discípulos de Cristo resucitado y por otro lado manifiestan una cara apagada y triste. Julien Green, cuando la idea de la conversión comenzaba a rondarle la cabeza, solía apostarse a la puerta de las iglesias para ver los rostros de los que de ella salían y pensaba: "Si ahí se encuentran con Dios y si ahí asisten a la muerte y resurrección de Jesucristo, tendrían que salir con rostros alegres, serenos, luminosos. Y se preguntaba: ¿dónde dejaron la alegría de la Pascua? Es verdad que nosotros los cristianos por un lado nos decimos discípulos de un hombre que venció la muerte con su resurrección y nos prometió que lo seguiríamos todos hasta donde él se iba, y por otro lado manifestamos una cara de gente golpeada y amargada. Nos resuenan como una denuncia las palabras de Nietzsche: " Tendrían que cantarme mejores cánticos para que yo aprendiera a creer en su Salvador; sería necesario que tuvieran un aire más alegre, de resucitados". ¿Cómo podemos decirnos discípulos de Jesucristo resucitado si no damos testimonio de alegría? 37º Hizo pedazos el ídolo porque no curó a su hija. Recibí una vez, escribe C. Vallés, una carta desgarradora de un amigo. La carta era un gemido por la muerte de su única hija. Pequeña y encantadora hija a quien él adoraba y que había cambiado su vida con su llegada. La carta contaba su dolor inconsolable y pasaba después a la reacción que en él había provocado. Se fue, decía, al pequeño altar que tenía en su casa y ante al que ofrecía incienso y oraciones cada mañana al comenzar el día. Tomó la imagen del dios que presidía a las demás divinidades en el altar doméstico y que había sido testigo y objeto, aquellos últimos días, de sus peticiones fervientes por la salud de su hija.
La levantó violentamente en el aire, la estrelló contra el suelo y la hizo añicos. Había acabado con dios, decía, como dios había acabado con su hija. Respeté su dolor y sus lágrimas. Le contesté de amigo a amigo de corazón a corazón. Y, como parte de la sinceridad, quise exponer mi convicción sin discutir la suya y añadí suavemente una frase que abría el futuro sin eludir el presente: "Pienso que la imagen que has roto no era la imagen de dios, sino la imagen que tú te había formado de dios. Quizás que se ha roto porque había de romperse para hacer sitio algún día a otra imagen más digna de él" Yo pensaba en el verdadero Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo Aquí el consejo había llegado tarde y el daño ya estaba hecho: una imagen y un corazón rotos. El patriarca Máximo IV en el concilio Vaticano II dijo, en la asamblea de todos los obispos cuando se discutía sobre el ateísmo: "Yo tampoco creo en el dios en que los ateos no creen". El mejor servicio que podemos prestar al hombre de hoy es ampliar su concepto de Dios. Toda crisis de fe es crisis del concepto de Dios. ¡Cuántos cristianos caen en la tentación de aquel hindú que rompió la imagen de su dios! Se imaginan a un dios hecho a su manera y se quejan después cuando su dios no responde a lo que ellos quieren. ¿Por qué no se imaginan a Dios mirando a Jesús? "Quién me ve a mí ve al Padre" dijo Jesús. El hijo de Dios se hizo hombre para que podamos, mirando a él, pensar en el verdadero Dios que no es fruto de nuestra imaginación sino el Dios real que se manifestó en su Hijo Jesucristo. 38º Para los musulmanes todo lo que sucede es voluntad de Dios. Los discípulos de Mahoma, han mantenido de la manera más rígida y absoluta el mandamiento de Moisés: "no harás imágenes del Señor Dios tuyo". (Ex 20, 4). Pero al mantener su observancia externa han conservado de Dios una imagen mental estática, inmóvil, monolítica la más invariable de todas las teologías del mundo. Me decía un día un profesor mahometano: "Ustedes, los católicos, por lo menos tienen papas, concilios y teologías y pueden renovar oficialmente la interpretación de la Biblia e indicar nuevos rumbos, actualizar su religión para vivirla según los tiempos y las culturas. Nosotros, en cambio, estamos anclados para siempre en el Corán que interpretamos siempre de la misma manera. Ellos afirman que en el mundo "Todo sucede siempre como Dios quiere. Para ellos Dios es la causa única y total de lo que sucede en el mundo. No se mueve hoja de árbol o pluma de pájaro sin el permiso de Dios. Todo lo que sucede en el mundo, bueno o malo que sea, siempre es efecto directo de la voluntad de Dios. Una voluntad que hay que adorar siempre. No existen causas segundas, las criaturas no pueden ser causa de nada porque sólo Dios es la causa de todo, también del mal que sucede en el mundo. Si lanzamos una piedra en el aire, dicen, mi lanzamiento no es 'causa' de que la piedra se mueva, sino es Dios que crea en cada instante la piedra en su movimiento.
¿Qué piensan lo cristianos? Cuando alguien me pregunta: ¿Cómo andan tus cosas? Yo contesto: "en parte andan como quiero yo; en parte como quieren los demás; y en parte como Dios quiere. Ciertas cosas, en realidad, no dependen ni de mi ni de nadie, sino de la naturaleza, es decir, de Dios que la creó así. Dios quiere el bien, nos manda que seamos buenos y nos ayuda a realizar nuestros buenos propósitos. y nos dará un día también el premio de nuestras obras buenas. Dios odia el mal, lo prohibe y amenaza castigos para los que lo cometen; pero lo permite, es decir, no impide el mal y excluye de la vida eterna todos aquellos que lo cometen sin luego arrepentirse. No es correcto pensar que en el mundo todo sucede "como Dios quiere". Las malas acciones se realizan en contra la voluntad de Dios; cuando uno hace el mal actúa como Dios no quiere y pagará las consecuencias de sus actos. 39º ¿Hindúes y Judíos: 330 millones de imágenes de Dios o ninguna. Los hebreos y los musulmanes tienen prohibido esculpir o pintar a Dios. "No te harás escultura ni imagen alguna de Dios. No te prosternarás ante ninguna criatura ni les darás culto" (Ex 20, 4-5). Este mandamiento, segundo de la primera tabla, no sólo prohibe imágenes de otros dioses falsos, sino con mayor profundidad y urgencia prohibe y proscribe para siempre imágenes de Yahvéh mismo. El motivo es que de Dios no podemos tener una imagen que le corresponda porque es absolutamente inimaginable, impensable. Los primeros misioneros que llegaron a la India se escandalizaron ante la multitud de dioses: 330 millones es la cifra oficial. Lo que los misioneros no sospechaban es que la multiplicidad de imágenes no era más que otra manera de decir lo que decía la prohibición de imágenes; es decir, que a Dios no hay imagen que lo represente y que, por consiguiente, o no se hace ninguna o se hacen millones. Muchas veces se critican a los católicos porque, dicen, adoramos a la Virgen María y a los santos o que, al menos, violamos el mandamiento de Dios: de no pintar ni esculpir su imagen. ¿Qué les respondemos? 1. Que la razón por la cual Dios prohibió a los hebreos de representar a Dios era para que no cayeran en la idolatría, tan difundida en aquel tiempo en las culturas de Occidente. Pero que después que el mismo Hijo de Dios se hizo hombre tenemos todo el derecho de representarlo. Dios no quiso permanecer invisible, sino que se acercó a nosotros haciéndose él mismo hombre.
2. Las imágenes de la Virgen María y de los santos, no son que objetos de papel, de madera o de cualquier otra materia, con que los recordamos para pedir su protección e intercesión. Sabemos muy bien que estos objetos religiosos no son ni la Virgen ni los santos mismos, sino que, de la misma manera con que conservamos en nuestra casa o billetera, la fotografía de nuestros difuntos, así pintamos o esculpimos las imágenes. de Jesucristo y de los que están en el cielo con Dios. 40º ¿Dónde está el océano? preguntó el pequeño pez. "Usted perdone", le dijo un pez joven a otro pez de edad: "Es Ud más viejo y con más experiencia que yo y probablemente podrá usted ayudarme. Dígame: ¿dónde puedo encontrar eso que llaman océano? He estado buscando por todas partes, sin resultado" "¿El Océano, - respondió el viejo pez - es donde estás ahora". "¿Esto?" Pero si esto no es más que agua. Lo que busco es el Océano" replicó el joven pez totalmente decepcionado, mientras se marchaba nadando a buscar en otra parte. Para encontrase con Dios no es necesario moverse ni hacer ningún paso, basta creer que Dios está en todas partes y sobre todo en nuestro corazón. Si creemos en El lo encontramos enseguida porque "En él vivimos nos movemos y existimos"(He 17, 28). Pero, si queremos no solo encontrarlo sino conocerlo 'personalmente' y dialogar con él entonces nosotros los cristianos sabemos que "Nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo". (Lc 10, 22). “Nadie va al Padre sino por mí” (Jn 14, 6) 41º ¿Utilizaste todas tus fuerzas? El papá miraba a su hijo pequeño que se esforzaba por trasladar un florero muy pesado. El niño se esforzaba, resoplaba y barboteaba; pero no lograba mover el florero ni un milímetro. El papá en silencio lo estaba mirando. A un cierto punto le preguntó: "¿Utilizaste todas tus fuerzas?" "Sí" - le contestó el niño- yo me esforcé lo máximo posible". "No" le rebatió el padre, no pusiste todas tus fuerzas porque no me pediste ayuda". S. Pablo decía que "Lo puedo todo en aquel que me da fuerza" (Fil. 4, 13) Jesús, con toda sencillez, nos dijo: "Sin mi no pueden hacer nada" (Jn 15, 5) Eh aquí una preciosa oración de S. Agustín: "Señor, dame lo que me pides y pídeme lo que quieras" Lo que no podemos con nuestras fuerzas, (y nada podemos) lo podemos con la ayuda de Dios. " (Fil. 4, 13) 42º "Todo esto es de mi papá" Visitaba yo una vez, nos cuenta C. Vallés, un gran complejo industrial en compañía del director y de un grupo de personas entre las que estaba el hijo del dueño de aquella industria. El joven muchacho nos comentaba lo que estabamos visitando con informaciones mucho más interesantes y
divertidas que el guía encargado de los turistas. Subimos a una torre en el edificio central, desde la cual dominábamos la panorámica de todas las instalaciones: las chimeneas humeantes, los camiones cargando y descargando, almacenes, avenidas, jardines, depósitos El muchacho miró todo aquello con orgullo indisimulado, extendió el brazo hacia el paisaje industrial y dijo con sencilla convicción: "Todo esto es de mi papá". Yo también, como cristiano, puedo sentirme orgulloso de mi Padre Dios, creador y dueño de todo el universo. Todo lo que puedo ver y todos los mundos innumerables que forman el universo son propiedad de Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo y Padre nuestro. Todo es "de mi papá" y todo es mío también porque soy heredero de todos estos mundos que me rodean como obra de mi Dios. Son míos también porque "Hemos recibido el Espíritu que nos hace hijos adoptivos y que nos mueve a exclamar: Abbá, papá. Y si somos hijos, somos también herederos" (Rom 8, 15ss) 43º Dejarse guiar por el Espíritu Santo En un cursillo de dinámica de grupo hube de someterme, escribe C. Vallés, a un ejercicio especial. Nos agrupamos de dos en dos y cada compañero por turno se dejaba vendar los ojos por el otro. Luego se dejaba llevar de la mano adonde el otro lo quería llevar. Las parejas no tenían que decirse nada entre sí; pero sólo anotar mentalmente todo lo que le iba pasando a uno por dentro en el paseo a ciegas. Mi compañero me llevó deprisa, me hizo dar vueltas, me hizo esperar y yo no tenía ni idea de por dónde me llevaba. Lo interesante era que al final del paseo, sin vendas ya y todos juntos otra vez, nos contábamos unos a otros delante de todo el grupo qué era lo que habíamos ido sintiendo al caminar a oscuras. Nuestra vida entera es un paseo, en la oscuridad de la fe, llevados por la mano de Dios. Dios nos tiene agarrados por la mano y vamos a tener mucho que contarnos el uno al otro el día que nos quiten la venda. La fe es creer que el reino de Dios ha llegado... a pesar de toda la evidencia en contrario. La fe es el puente que une las orillas más distantes del mundo, entre lo que es y lo que ven nuestros ojos y lo que cree nuestro corazón, entre el presente y el futuro, entre el cielo y la tierra, hay un inmenso vacío. La fe es dejarse guiar por Dios, por su Espíritu Santo. No es que Dios tiene ya todo cocinado antes que naciéramos. La historia no la escribió Dios por su cuenta antes q de que naciéramos, sino que la está escribiendo ahora, con nosotros. No sólo nosotros no solamente Dios hacemos la historia. Podemos decir que, aunque Dios sabe todo, no conoce el futuro en cuanto futuro, sino conoce todo: pasado y futuro como presente. No hay que pensar que el futuro está decidido; el futuro lo decidimos nosotros cuando el futuro pasará por el presente. No podemos cambiar el pasado porque ya pasó y está fijo y rígido como una piedra que nadie puede mover. El futuro en cambio no está ya determinado, sino que lo decidimos cuando pasará por el presente. Y, dado que toda nuestra vida pasa por el presente, ser libres en el presente es ser libres siempre. Es en el momento presente que Dios nos llama, golpea a la puerta y espera
nuestra respuesta. Podemos decir con toda verdad que Dios propone y nosotros disponemos o respondemos a la propuesta de Dios. Son cristianos los que se dejan guiar por Dios, que buscan primero, como dice Jesús, el Reino de Dios y no se preocupan de otra cosa sino de cumplir con la misión que Dios les encomienda. "Todos aquellos a los que conduce el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios" (Ro, 8, 14) 44º Finalmente pude ver el mundo como es. Tagore, desde el nacimiento, tuvo un defecto en la vista que le hacía ver las cosas borrosas y confusas, pero él no sabía que eso fuera un defecto. Es decir, él no sabía que el mundo, con sus líneas de algodón y fondo oscuro como él lo veía, no era el mundo real. Nunca pudo quejarse con sus padres o buscar un remedio. Veía lo suficiente para reconocer a las personas cuando se acercaban a él, para andar por casa y aún por la calle, para jugar con sus amigos etc. Y con esa visión imperfecta vivió varios años, sin sospechar que era un defecto. Un día estaba jugando con otros chicos y uno de ellos llevaba gafas. Entonces él, en broma, tomó las gafas de aquel otro chico y se las puso. Y entonces ocurrió el milagro. Comenzó a ver de repente como siempre debería haber visto, como los demás veían, como las cosas eran en movimiento, con súbito encanto y belleza insospechada. Tuvo dos sentimientos claros y opuestos, tan marcados y precisos que los recordaba cuando, muchos años más tarde, describió esa experiencia en una charla a sus compañeros de oración. El primer sentimiento fue de alegría y gozo irresistible al ver por vez primera un mundo tan bello, con perfección exacta de líneas y colores. Alegría íntima que se reflejó en sus ensayos y poemas y en su entender la vida y entender a Dios providente y creador, amante de los hombres que cuida nuestro mundo y nuestra vida con su saber y su amor. Y luego el segundo sentimiento, tan fuerte y agudo como el primero, aunque opuesto a él. Un sentimiento de tristeza y enojo, casi de indignación contra sí mismo, de protesta contra todo aquello que, sin que él lo supiese, había mantenido tanto tiempo a sus ojos prisioneros, ignorantes hasta entonces de la belleza que los rodeaba. La fe es interpretar la existencia con los mismos ojos de Dios, como la misma mente de Dios como se nos manifestó en Cristo Jesús. Lo que sucedió a Tagore de niño cuando nació casi ciego, es lo que está sucediendo a las gran mayoría de los hombres. Sólo una pequeña minoría conoce a Jesucristo. La Iglesia es la comunidad de los que creen en el Señor y sienten la necesidad de comunicar su fe. Pero, la gran mayoría de los hombres, más de un ochenta por ciento, no conocen el verdadero Dios
ni el auténtico sentido de la vida. Viven como casi ciegos en un mundo que no saben interpretar según su auténtico sentido. Cuando uno se convierte a la fe descubre a Jesucristo y pasa a vivir una vida auténtica y con sentido. El cristiano sabe quien es, qué vale la vida, cuáles son los auténticos valores que hay que buscar más y por en cima de todos los demás. Si su fe es auténtica, juzgará todas las cosas y acontecimientos de la vida con esta luz nueva que le viene de la fe. 45º “Si crees en mí, suelta la rama.” Un ateo cayó en un precipicio y, mientras rodaba hacia abajo, pudo agarrarse a una rama de un pequeño árbol, quedando suspendido a trescientos metros del fondo. Sabiendo que no podía quedar mucho tiempo en aquella situación, se dirigió a Dios gritándole: "Oh Dios, si existes, sálvame y te prometo que creeré en ti". Y Dios le contestó: "Te salvaré, pero antes tienes que creer en mí." Y el ateo, de pronto, contestó: "Sí, mi Dios, creo en ti". Y entonces Dios le volvió a hablar diciéndole: "Si crees en mí, suelta esa rama". Y el ateo contestó: "¿Soltar la rama? ¡no soy loco!". No hay que tomar al pie de la letra este cuento. La fe no elimina el uso de la razón, ni nos pide cosas descabelladas. Pero es verdad que la fe no se identifica con la razón. Son, como dice el papa en su última Encíclica: "Razón y fe", como dos alas igualmente necesarias para volar. El cuento, sin embargo, nos hace ver con toda claridad que creer es confiar en Dios, en su palabra, dejando de lado lo que nos dice nuestra razón. Este ateo no pensaba que creer en Dios significa abandonarse totalmente en Él, dejándose guiar por su voz. Una mujer, por ejemplo, desea tanto casarse y tener un hijo, pero piensa que si quiere ser honesta difícilmente encontrará marido. Creer en Dios significa esperar en Él sin más, porque lo que cuenta es sobre todo la amistad con Dios, cueste lo que costare. El único valor absoluto es Dios y lo único necesario es su amistad. "Busquen primero el Reino de Dios, ... Si tu ojo derecho te escandaliza, córtalo... Mejor es... El ateo del cuento pedía un milagro pero no estaba dispuesto desprenderse de sus propias seguridades; quería quedarse agarrado a sus propias convicciones. Y esto implica no tener fe en Dios. Los milagros no sirven para creer, sino que presuponen la fe. La fe viene antes que el milagro. Se cuenta que, cuando Moisés alzó su bastón sobre el Mar Rojo, no se produjo el esperado milagro. Sólo cuando el primer hebreo se tiró al agua, éstas retrocedieron dejando pasar a los israelitas. El milagro Dios lo realizó cuando encontró a un hombre capaz de creer. La fe de aquel hombre casi obligó a Dios a realizar lo que él tuvo el coraje de creer, como exige Mc 11, 24 "Todo lo que pidan en la oración, crean que ya lo han recibido y lo obtendrán".
46º “Solo Dios nos puede salvar” dijo el piloto del avión. El piloto de un avió se decidió finalmente a informar a los pasajeros del peligro que estaban pasando. "Lamento informarles que estamos en graves dificultades; entre no mucho tiempo nos hundiremos en el mar. Sólo Dios nos puede salvar”. Un pasajero, que no había entendido lo que el capitán del avión había dicho, se volvió hacia un sacerdote que viajaba a su lado y le preguntó: "¿Qué es lo que dijo el piloto del avión?" Y el sacerdote le respondió: "Nos dijo que estamos por precipitar en el mar y no hay ninguna esperanza" ¿Qué imagen de Dios se había hecho el piloto? Y cuál otra imagen tenía de Dios el sacerdote? A primera vista el piloto demuestra más fe que el sacerdote porque esperaba en un milagro. El sacerdote en cambio sabe que Dios no gobierna el mundo por medio de milagros. ¡Cuántos aviones se caen en la tierra y en el mar cada año! ¿Es que no rezaba aquella gente que estaba por precipitarse en la mar? Dios nunca se comprometió para salvarnos de los accidentes de tránsito, ni prometió nunca salvarnos de todas las enfermedades ni de la muerte. "No teman a los que pueden matar el cuerpo, pero no el alma; teman más bien al que puede echar el alma y el cuerpo al infierno" (Mt 10, 28) La petición del "padre nuestro" libéranos del mal" no se refiere a los dolores físicos ni a la muerte sino al pecado: "No nos deje caer en la tentación, mas líbranos del mal" o como leemos en algunos códigos 'líbranos del maligno' es decir del diablo que nos tienta al pecado. 47º “¿Consultaste el horóscopo antes del casamiento de tu hija? Pregunté a un amigo hindú que andaba buscando esposo para su hija: "¿Le pedirá su horóscopo para ver si es compatible con el de tu hija y si garantiza una unión feliz? Me contestó: "Yo no creo en el horóscopo, porque no creo que la posición de los astros cuando nace la persona tenga nada que ver con su felicidad en el matrimonio; pero sé muy bien que si el matrimonio no resulta, todo el mundo me echará a mí la culpa por no haberme asegurado primero de que los horóscopos encajaban, y por eso quiero asegurarme". Otro amigo mío se negó a celebrar los ritos necesarios para alcanzar a los espíritus del terreno en el que iba a edificar su nueva casa. Se hizo la casa y, al poco tiempo, su hija pequeña se ahogó en el pequeño estanque cercano. El veredicto de los vecinos fue unánime: "yo había ofendido a los espíritus y estos se habían vengado". :. Creer en los horóscopos, creer que nuestra vida y felicidad depende de los astros o de los espíritus malos, es una falta de fe en Dios. Es como si dijéramos que los astros, la suerte o el destino son poderes superiores al mismo Dios. Si Dios es nuestro padre y nos ama, ¿cómo no se va a preocupar de nosotros? "No anden preocupados por su vida: ¿qué vamos
a comer? ni por su cuerpo: ¿qué ropa nos pondremos?... Los que no conocen a Dios se preocupan de todo esto. Pero el Padre de ustedes sabe que necesitan todo eso. Por lo tanto busquen primero el Reino de Dios y todo lo bueno que éste supone y esas cosas vendrán por añadidura" (Mt 6, 25 ss) Jesús nos libera de toda preocupación por lo que se refiere a las necesidades del cuerpo y nos promete su ayuda para vivir según la voluntad de Dios, seguir el recto camino y salvarnos. Dejar a Dios toda preocupación no sólo no nos impide "OCUPARNOS" de las cosas materiales sino al contrario, nos deja libres para "OCUPARNOS" con más intensidad, inteligencia, creatividad y hasta astucia, pero sin temor, angustia y miedo. Cuando uno se encuentra angustiado, lleno de miedo y al borde de la desesperación no tiene la capacidad de pensar con calma y serenidad. Está incapacitado o muy confuso para elegir el camino mejor y utilizar los medios que tiene a su alcance. La seguridad de que Dios se preocupa de nosotros es la mejor manera para emplear todas las fuerzas que tenemos para resolver los problemas. 48º Murió a poca distancia de un oasis porque era un hombre moderno. Un hombre se había perdido en el desierto. Agotada la reserva de alimentos y de agua, se arrastraba fatigosamente sobre la arena caliente. De improviso vio delante de sí algunas palmas y sintió un gorgotear de agua. Más desanimado todavía, pensó: "Esto es un espejismo. Mi fantasía me proyecta delante los deseos más profundos de mi inconsciente. En realidad no hay absolutamente nada delante de mí". Esto se decía entre sí aquel hombre perdido en el desierto y sin esperanza y delirando se abandonó sin fuerzas al suelo y murió. Poco tiempo después, algunos beduinos lo encontraron muerto en la arena. "¿Entiendes tú algo?" le dijo el primero:; tan cerca estaba del oasis, con el agua a dos pasos y frutas en cantidad. ¿Cómo es posible? Sacudiéndose la cabeza el otro le contestó: "Era un hombre moderno" Es decir, un hombre que no sueña, no tiene esperanza, no tiene ideales y no cree en Dios. Los adoradores de esta era tecnológica están dispuestos a considerar real sólo lo que se puede clasificar y explicar racionalmente, y se hunden, con toda facilidad, en el vacío de la desesperación y de la angustia. No saben creer ni esperar. "No de solo pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios"(Mt 4, 4). Y hoy podríamos adaptar este texto diciendo: "No de sola técnica vive el hombre sino sobre todo de esperanza y amor" que sólo pueden venir de Dios. 49º Extasis sobre la piedra de S. Bernardette en Lourdes.
Un señor contó esta experiencia de su vida. Tuvo ocasión de ir a Lourdes a visitar en su propia casa a la Virgen que tanto le había ayudado en la vida. Al rezar allí ante la imagen por primera vez, se dio cuenta de que entre los bancos quedaba medio escondida, una sencilla lápida cuadrada en el suelo y en la lápida una inscripción: "Aquí estaba Bernardette cuando por primera vez vio a nuestra Señora". Vio la lápida y con gesto devoto y dócil él mismo se acercó a ella, se quedó de pie sobre la lápida y miró a la estatua de la Virgen. Y en aquel momento, con violencia inesperada, se le abrieron los cielos, se le inundó el alma, se le llenó el corazón y los sentidos de un gozo súbito y rebosante. Nunca en su vida había vivido una experiencia semejante. Visita memorable que quedó grabada en su alma como una experiencia excepcional. Años más tarde volvió a tener la oportunidad de ir a Lourdes y no la dejó pasar. Fue a la basílica, a la gruta, buscó la lápida, que nunca se había separado de su memoria, y, con respeto y curiosidad entre la expectación y la duda, se acercó a ella, se colocó exactamente sobre ella y miró a la imagen en la roca. Y... no sucedió nada. O mejor, algo sucedió para aquel señor; aprendió que Dios no se repite. Dios nunca "vuelve", Dios siempre "viene". Dios no copia... ni siquiera se copia a sí mismo. La fe siempre es nueva y no es posible volver a vivir el pasado. La fe es siempre una aventura, una decisión para vivir según Jesucristo en las situaciones diversas de todas las edades. 50º Siete ciegos tientan adivinar lo que es un elefante. Los jainistas son un grupo religioso de la India. Nunca hablan de Dios porque dicen que de Dios no sabemos nada y nada podemos decir. Una de sus parábolas es la de los ciegos y el elefante. A unos ciegos, que no sabían qué era . un elefante, los pusieron un día junto a uno para que lo palparan con las manos y luego lo describieran cada cual según que su experiencia le sugería. Uno dijo: es una columna; otro, es una pared; otro, dijo, parece un techo; a otro, le pareció una cuerda, mientras que a otro le pareció un abanico; es un cuerno, dijo otro ciego, no, es una manguera afirmó el último. Cada cual lo describió según que sus manos habían palpado al elefante: la pata, el costado, el vientre, el rabo, la oreja, el colmillo, la trompa. Podemos comparar los ciegos a los paganos que, según Pablo, buscan a Dios como a tientas y no pueden conocerlo porque sólo el Hijo de Dios lo puede revelar. Pablo a los atenienses les dijo que "Dios los dejó que buscaran por sí mismos a Dios, para ver si lo descubrían aunque fuera a tientas y lo encontraran". (He 17, 27). Nosotros, en cambio, podemos conocer a Dios que se hizo visible en Jesucristo su Hijo. No caminamos a tientas sino que vivimos iluminados
por la palabra de Dios. Si alguien hubiera hablado a aquellos ciegos describiéndole el elefante, habrían podido conocerlo mucho mejor que palpándole al azar. Nosotros, aunque no vemos a Dios, lo conocemos por su Palabra hecha carne que es Jesucristo: "Quién me ve a mí ve al Padre". (Jn 14, 9) 51º Si no tienes experiencia de Dios, no hables de Él. En la India, al hablar de Dios, hay una palabra inevitable: 'darshan' que quiere decir 'visión' y se aplica por excelencia a la visión de Dios... en este mundo. Visión, contacto, experiencia. Esa es la meta por excelencia de toda la actividad religiosa y el sello de autoridad para hablar de Dios. Quien haya visto a Dios tiene derecho a hablar de él, y el que no, que se calle. Con la misma naturalidad con que te preguntarían: ¿Has leído usted Tagore? te preguntarían: '¿has visto usted a Dios?" Yo me irritaba al comienzo cuando me hacían esta pregunta y contraatacaba diciendo que lo que importa es la fe, la oscuridad, la prueba de confianza que le damos a Dios. Hay que creer sin más en su palabra. Es la respuesta que Jesús mismo dio cuando a santo Tomás: le dijo: "Bienaventurados los que no vieron... y creyeron'. Mis interlocutores indianos me oían con educación, se callaban y cambiaban de conversación. No había 'darshan', no había 'visión, experiencia, contacto directo con Dios' y entonces 'este hombre habla de balde, de lo que no sabe'. Y yo me irritaba, y mi irritación solo servía para probar que algo me dolía a mí, ahí, adentro. No podemos nosotros los cristianos esperar que la India acepte el mensaje del evangelio como revelación de Dios, mientras el cristianismo le ofrezca al hindú devoto menos de lo que le ofrece su propia religión. La revelación que Dios ha dado a la India es una revelación de sí mismo como el fondo del ser, la fuente de todo conocimiento y el fin de la bienaventuranza absoluta. La experiencia de Dios en el Espíritu parece ser la gran necesidad de la espiritualidad cristiana hoy. Lo que el mundo busca hoy no son palabras acerca de Dios, sino la experiencia de Dios. Por eso vienen hoy tantos a la India, cristianos y no cristianos, a estudiar el yoga y aprender la contemplación. 52º ¿Por qué no nos hacemos ateos ? C. Vallés narra esta impresionante experiencia que tuvo cuando estaba en la India como profesor de matemática en la universidad de Ahmedabad. "Estoy - escribe - en la terraza de la residencia de estudiantes que forma parte de nuestro complejo universitario, ya algo a las afueras de la ciudad de Ahmedabad. A mis lados, y apoyados como yo en la barandilla de la terraza, del lado que mira hacia la ciudad, están varios estudiantes, con los ojos fijos como yo en el horizonte de la ciudad que todos conocemos
muy bien, pero que hoy tiene algo nuevo, trágico que enseñarnos. De repente un chico grita: ¡Otra allá!. Y todos miramos a donde él señalaba con el brazo extendido, y vemos lo que él ve. Otra humareda negra y densa, a borbotones creciente sobre la línea del cemento. Y más allá, ... otra. Nadie las cuenta ya, porque se funden unas con otras creando una cortina turbia bajo el sol de la India. La ciudad arde, la ciudad querida, la ciudad tranquila, la ciudad de Gandhi, ciudad de nombre mahometano y tradición hindú donde ambas religiones han coexistido, hace ya siglos, calle a calle y hombro a hombro. ¿Por qué arden hoy sus casas, se enrojece su asfalto y se ennegrece su cielo? Guerra de religiones. El Islam en la India a filo de espada. Se asentaron las razas y se establecieron las creencias. Se olvidaron las heridas y se ensayó la convivencia. Llevaba ya siglos funcionando. Pero de vez en cuando alguien apedrea a una vaca, sagrada para los hindúes, o alguien azuza un cerdo, impuro para los mahometanos, por en medio de una de sus procesiones. Y vuelve la sangre antigua a hervir en las venas ... y a correr por las calles. Y luego las venganzas, y las venganzas de las venganzas. Y todo en nombre de Dios. Alláh o Akbar. Seguimos mirando el triste espectáculo desde nuestra terraza. Algunos de los estudiantes son hindúes, otros mahometanos, otros cristianos. La ciudad arde. ¿Cuándo parará el odio? ¿Cuándo los hombres vivirán como hermanos? Apenas hablamos y por eso oigo mejor y me impresiona más lo que uno de mis muchachos dice a mi lado dirigiéndose a mí: "PADRE; SI NOS MATAMOS UNOS A OTROS PORQUE SOMOS DE RELIGIONES DISTINTAS, ¿NO SERÍA MEJOR QUE NOS FUÉRAMOS ATEOS?" Todos oímos lo que este estudiante ha dicho y ninguno le contesta. En esa misma terraza nos reunimos cada sábado por la noche todos los estudiantes bajo las estrellas y rezamos juntos por una hora, y yo les hablo de Dios y del amor y de la bondad, y todos cantamos cánticos religiosos y oramos en silencio y ofrecemos a Dios nuestra hermandad. Pero ¿de qué sirve esa hermandad piadosa de los sábado por la noche cuando desde esa misma terraza vemos ennegrecerse los humos del odio en nombre del Dios mismo a quien acabamos de invocar? Todos mis sermones y todas nuestras plegarias han desaparecido en esa frase triste e inevitable: "Si nos matamos unos a otros en nombre de Dios, ¿por qué no nos hacemos ateos?" Era la primera vez que escuchaba esta declaración de ateísmo en palabra viva de una persona concreta ante una situación seria, donde la proposición no parecía absurda. No era ya capítulo de libro de texto, no era tesis a refutar en un examen, no era objeto de 'diálogo' o manifiesto ideológico de partidos políticos, sino conclusión casi lógica de premisas reales que teníamos ante los ojos. Las premisas inmediatas eran las humaredas, la pólvora y la sangre; pero el error fundamental era el abuso
que hacemos del nombre de Dios: "No nombrarás a Dios en vano". La tentación de usar a Dios ha estado siempre acerca de la ambición política. El mismo Hi tler afirmaba que "Dios está con nosotros" y quería conquistar Europa y Rusia bajo la insignia de la cruz gamada del nazismo. En todos los continentes y en todos los campos se usa a Dios para justificar objetivos de partido. A corto plazo puede incluso a ayudar a la causa, pero a largo plazo daña a la fe. Quien manipula a Dios siembra ateísmo. No es Dios la causa de las divisiones y las guerras, sino una falsa imagen de Dios, una imagen hecha por el hombre para que le sirva como bandera para dominar y explotar a sus hermanos. Es sumamente importante descubrir el verdadero rostro de Dios que sólo Jesús nos puede mostrar. "Nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a los que el Hijo quiere dárselo a conocer"(Mt 11, 27) 53º Un sacerdote católico colaboró para construir un templo protestante. El padre Fitzpatrik, sacerdote católico, yendo un día por la calle se encontró con el reverendo Whittemor, pastor protestante, que estaba inspeccionando la construcción de su nueva Iglesia. El sacerdote católico preguntó cómo andaba la obra y si las contribuciones eran suficientes. "Todo va muy bien" contestó el pastor, "Quizás a usted le agradaría también hacer una contribución. "Mucho me agradaría" respondió el padre, " pero el obispo no me permitiría nunca que contribuya a la construcción de una iglesia protestante". A la mañana siguiente, sin embargo, el pastor Whittemor encontró en su correspondencia una carta del sacerdote católico con un cheque de 50 $ con la explicación. "Aunque, como le dije, el señor obispo no me permitiría nunca contribuir a la erección de un templo protestante, he pensado que sin duda alguna la demolición del viejo supone gastos y estoy seguro de que el obispo no se opondrá a que yo contribuya para demolerlo". El hecho de no pertenecer a la Iglesia católica no impide a los católicos cooperar con las iglesias cristianas separadas, para que Cristo sea evangelizado. Pablo escribiendo a los Filipenses les cuenta que algunos cristianos predican a Cristo llevados por la envidia y quieren hacerle competencia a él que estaba en la cárcel. Y les dice con toda serenidad: "¿Qué importa que unos sean sinceros y otros hipócritas? De todas maneras se anuncia a Cristo y eso me alegra y seguiré alegrándome" (Fil. 1, 18) Y nosotros podríamos decir: ¿qué importa que sean protestantes, anglicanos u ortodoxos? lo que importa es que Cristo sea anunciado. 54º Gandhi quería ser cristiano y fue rechazado porque era de color.
En su autobiografía, Gandhi cuenta cómo, durante sus tiempos de estudiante en Sudáfrica, le interesó profundamente la Biblia, en especial el sermón de la montaña. Llegó a convencerse de que el cristianismo era la respuesta al sistema de castas que durante siglos había padecido la India y consideró muy seriamente la posibilidad de hacerse cristiano. Un día quiso entrar en una iglesia para instruirse en la fe cristiana; pero le detuvieron a la entrada y, con mucha suavidad, le dijeron que, si deseaba oír Misa, sería bien recibido en una iglesia reservada a los de color. Desistió de su idea y no volvió nunca más a intentarlo. Una pregunta se me ocurre en este momento: Si Gandhi se hubiera convertido al cristianismo ¿habría podido ser lo que fue, el gran predicador de la no violencia y el liberador de la India? Sabemos lo que él mismo declaró: "Yo admiro a Jesucristo pero no a los cristianos". La discriminación es lo más opuesto al mensaje de Jesús. El mensaje más importante que Jesús nos comunicó es que: "Dios es Padre y ama a todos los hombres sin ninguna distinción. " Es lo que aprendió el apóstol Pedro cuando, iluminado por una visión, se fue a la casa del un centurión romano, Cornelio; le predicó el evangelio y, visto que creía y manifestaba signos de la presencia del Espíritu Santo bautizó a él y a toda su familia. "Verdaderamente reconozco que Dios no hace diferencia entre las personas sino que acepta a todo el que lo honra y obra justamente, sea cual sea su raza". (He 10, 34). 55º Se agarró a la cuerda mientras estaba cerca. En los acantilados del norte de Francia, un joven deportista juntaba huevos de aves marinas que anidaban en las hendiduras de escarpadas rocas. Por medio de una cuerda había descendido a una cornisa inferior. Pero en el momento en que afirmaba el pie, la cuerda se le escapó. En un segundo se dio cuenta de la situación; lejos de todo socorro humano, se hallaba frente ala alternativa de morir de hambre o arrojarse al precipicio que estaba a sus pies. Miraba la cuerda que, como un péndulo de reloj, se acercaba y se alejaba de él una y otra vez y con angustia comprobaba que cada oscilación acortaba la distancia. Rápido como un relámpago le vino un pensamiento a la mente. "Esa cuerda es mi único medio de salvación y dentro de un momento estará demasiado lejos como para que pueda alcanzarla. ¡Ahora es o nunca! Y de un salto se lanzó al vacío, agarró la cuerda y se salvó. Jesús es el único medio de salvación. Hay que creer en él mientras tenemos tiempo para decidirnos. Y para todos, sin ninguna excepción, decidirse por Cristo significa decidirse por los hermanos, amar. Quién no se decide a renunciar a su egoísmo ya no podrá hacerlo después de esta vida. "Mientras tenemos tiempo hagamos el bien" (Gal 6, 10) No hay que dejar pasar la gracia que hoy mismo el Señor nos ofrece. Puede ser que mañana sea demasiado tarde. Dicen que hay un diablo que se llama : "mañana" porque su tentación consiste en hacernos aplazar el día de nuestra conversión.
También Jesús se dio cuenta de que tenía que apurarse para cumplir su misión: "Mientras sea de día, tengo que hacer el trabajo que el Padre me ha encomendado. Ya se acerca la noche, cuando no se puede trabajar" (Jn 9, 4-5) 56º Una rica matrona de Pompeya murió con las manos llenas de joyas. (Lc 16, 13) Al remover las ruinas de Pompeya, ciudad italiana sepultada bajo las cenizas del Vesuvio en el año 79, se encontró el cuerpo de una mujer con las dos manos llenas de joyas: pulseras, collares, anillos y un par de magníficos zarcillos. Los expertos aseguran que son notables muestras de la orfebrería de esa época. Uno se imagina a esa mujer: al ver acercarse el peligro, corre para salvar lo que tiene de más precioso, pero la lluvia de cenizas, más rápida que ella, la alcanza y la cubre con su manto de muerte. Diecinueve siglos después de la catástrofe, ¡qué imagen de ese tesoro casi intacto al lado de un cuerpo sin vida! El dinero es el símbolo de todos los bienes que no son Dios. Es tan deseado y buscado porque promete todo tipo de placer, promete, sobre todo, seguridad; aquella seguridad que sólo Dios puede dar. Por eso el dinero es más peligroso antagonista de Dios, el más engañoso ídolo que puede perder al hombre. "Nadie puede obedecer a dos patrones, ... Es imposible servir al mismo tiempo a Dios y a las riquezas". (Mt 6, 24) En la carta a Timoteo 6, 10 encontramos una expresión que, quizás, el autor de la carta reprodujo del diálogo "La República" del gran filósofo Platón: "La raíz de todos los males es el amor al dinero" 57º Los monjes amenazaron al pueblo con el castigo de Dios. En cierta ocasión me encontraba yo en un pequeño pueblo de la India, cuando me enteré que dos monjes de una conocida secta religiosa habían llegado al pueblo en su ronda anual de recaudaciones de fondos para sus instituciones. El pueblo era pequeño y la gente muy pobre, y yo pensé que los monjes se quedarían casi con las manos vacías. Y así lo dije a los monjes... que se limitaron a sonreír y a guardar silencio. Una vez que se marcharon, se supo, en el pueblo, la suma que se habían llevado. Y yo no podía creerlo: venía a ser el equivalente a los ingresos totales de todo el pueblo durante un mes. Los monjes habían declarado desde el comienzo de su predicación, la cantidad de dinero que esperaban recaudar, añadiendo que, si no la entregaban al contado, harían caer la maldición de Dios sobre todo el pueblo. Y la gente del pueblo se sometió humildemente. Eran pobres, pero temían la cólera divina. Un pueblo entero había sido manipulado hasta la miseria en el nombre de Dios, Los monjes fueron despedidos con todos los
honores y prosiguieron intrépidos su peregrinación financiera según el itinerario trazado. ¿Puede Dios castigar? Dios nunca castiga ni en esta vida ni en la otra. Los males que padecemos son fruto de nuestra maldad o consecuencias de las leyes naturales tampoco el castigo eterno que el hombre puede merecer con su conducta inmoral, es obra de Dios sino nuestra. Somos nosotros que rechazando la oferta de amor que Dios nos da, nos quedamos sin el premio que Dios ofrece a los que le aman. Aquel terrible: "No entrarán en el Reino de Dios, " significa "quedarán afuera por no haber aceptado entrar". Dios no rechaza a nadie y a nadie castiga. Cada uno recibirá lo que eligió libremente; también el quedarse sin Dios. 58º "Yo no creo en dios pero... si por acaso existe quiero asegurarme. " Kalelkar, discípulo de Gandhi, compartía la habitación con un ingeniero que era ateo. Era éste de la misma casta que él, pero dejó claro, en la conversación diaria, que era ateo y no creían en Dios en absoluto. Kalelkar observó, sin embargo, que aquel ingeniero recitaba todas las oraciones de la mañana y de la noche, sin dejar ni una, incluyendo todos los ritos brahmánicos que el mismo Kalelkar hacía con tanto cuidado y fidelidad. Finalmente le dijo un día: "Tú dices que no crees en Dios, y sin embargo yo veo cómo todos los días recitas las oraciones con regularidad infalible. ¿Puedes explicarme el por qué? "Claro que sí", contestó el ingeniero ateo. "Es verdad que yo no creo en Dios. Pero ... si por acaso existe ... quiero asegurarme bien. Si al final resulta que hay Dios, quiero tener las cuentas claras con él y por eso le presento mis respetos a diario mañana y tarde. Prudencia ante todo, ¿no te parece?" A Dios no le agrada ese tipo de adoración. No creo que Dios disfrute obligando a la gente a arrodillarse y venerarlo por miedo y temor. Si no crees, quédate donde estás y no hagas comedia. Más vale un ateo honrado que un creyente fingido. Se nos ocurre a la mente ahora, la famosa apuesta de Pascal. Al que no puede creer en Dios, Pascal le aconseja comportarse "como si existiera y tuviera que estar sometido al juicio de Dios, al final de la vida". Mejor colocarse en una posición segura de manera tal que... si Dios existe, no tenga que quejarse de su conducta. Pero esta no es fe, es una apuesta, un actuar como si... La fe, en cambio, es "la garantía de lo que se espera y la prueba de las realidades que no se ven" (He 11, 1) 59º ¿Prohibido por él? Y ¿quién es él? Un profesor acababa de sorprender a uno de los alumnos más traviesos cometiendo una falta de cierta gravedad. "Lo amonesté en el tono más severo" escribe el profesor. El alumno sacudió los hombros y replicó. "¿Por qué?" ¡Por qué está prohibido!" le respondí. Y el muchacho contestó : "¿Prohibido por quién?"
Esta respuesta me desorientó de modo que apenas pude balbucear: "Prohibido por mí". Y el muchacho, muy revoltoso, se dio vuelta hacia un compañero y oí que le decía: "Prohibido por él... y ¿quién es él?" Opté por el momento simular que no había escuchado. Me puse luego a pensar "¿Prohibido por quién?" La pregunta se me fijó en el cerebro y por más que buscara una respuesta que me convenciera, no podía dar con ella. Cuando por fin la encontré, creía en Dios. Sólo de Dios viene toda autoridad, o, mejor dicho, toda paternidad por la cual se decide a mandar lo que es necesario que hagamos para alcanzar nuestra felicidad. De su bondad viene su autoridad y poder. "Por eso doblo las rodillas en presencia del Padre, 'de quién toma su nombre toda familia en los cielos y en la tierra". (Ef 3, 15) La autoridad es un servicio una ayuda para que aquel, que le esta sometido, encuentre un camino para realizarse como persona y encontrar a Dios que es el sumo Bien. "El que quiere ser el primero debe hacerse siervo de los demás, a imitación del Hijo del hombre que no vino para que lo sirvan sino para servir y para dar su vida como precio por la salvación de todos". (Mt 20, 27-8) 60º ¿Suerte?¿ mala suerte? ¿Quién sabe? Una historia china habla de un anciano labrador que tenía un vieja yegua para cultivar su campo. Un día la yegua escapó las montañas. Cuando los vecinos del anciano labrador se acercaron a él para condolerse y lamentar su desgracia, el labrador replicó: ¿Mala suerte? ¿Quién lo sabe? Una semana después la yegua volvió de las montañas trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. ¿Buena suerte? ¿Quién lo sabe? Cuando el hijo del labrador intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, cayó y se rompió una pierna. Todo el mundo consideró esto como una desgracia. No así el labrador quien se limitó a repetir: ¿Mala suerte? ¿Quién lo sabe? Una semana después el ejército entró en el pueblo y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota, lo dejaron tranquilo. ¿Había sido buena suerte? ¿Quién lo sabe? Y el cuento no termina y no puede terminar nunca porque nunca se puede saber si algo es bueno o malo en sentido definitivo. Hasta que se encuentra la respuesta en Dios todo puede ser bueno o malo. Si Dios no existe estamos abandonados en manos del azar, de la suerte o de la mala suerte según que nos guste o nos desagrade. Pero nunca sabemos si algo es verdaderamente bueno o malo. Pero si Dios existe y es nuestro Padre, entonces podemos afirmar que "Todo coopera a bien para lo que Dios llama a ser santos"(Ro. 8, 28).
Hasta las que llamamos desgracias son en realidad gracias porque vienen de las manos de Dios al cual hay que dar gracias "siempre y en todo lugar" (Prefacio de la S. Misa) El único mal que tenemos que temer lo podemos cometer nosotros mismos y es el pecado. Pero el pecado no es una mala suerte sino una decisión negativa que podemos siempre evitar o de la cual pedir perdón a Dios. Esto significa aquella misteriosa expresión de Jesús: "Teman más bien al que puede echar el alma y cuerpo al infierno" (Mt 10, 28) es decir, hay que temer de sí mismo porque solamente por nuestra libre decisión podemos separarnos de Dios. Nadie sino nosotros pueden separarnos de Dios: "Ni la muerte, ni la vida ni los ángeles ni los poderes espirituales, ni el presente ni el futuro ni las fuerzas del universo, podrá separarnos del amor de Dios que encontramos en Cristo Jesús, nuestro Señor" (Ro. 8, 38) 61º El monje le dio el diamante sin dificultad (He 20, 35). Un monje andariego encontró, en uno de sus viajes, una piedra preciosa y la guardó en su bolsa. Un día se encontró con un viajero y al abrir él su bolsa para compartir con él su comida, el viajero vio la joya y se la pidió. El monje se la dio en seguida sin parpadear. El viajero le dio las gracias y se marchó lleno de gozo con aquel regalo inesperado. Aquella piedra preciosa le bastaría para darle seguridad por todo el resto de sus días. Sin embargo, pocos días después, volvió en busca del monje mendicante, lo encontró le devolvió la joya y le suplicó: "Ahora te ruego que me des algo de mucho más valor que esta joya; dame, por favor, lo que te permitió dármela a mí sin ninguna dificultad. Y el monje le contestó: "Eso no es tan fácil de dar como la joya. Este tesoro espiritual nadie lo puede dar a otro. La pobreza espiritual, es decir, tener espíritu de pobre, vivir desprendido de los bienes materiales y de sí mismo también, vale mucho más que todas las joyas del mundo. Pero esta pobreza evangélica y ese desprendimiento de sí mismo es un tesoro que no se puede regalar. "Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el Reino de los cielos" (Mt 5, 3) El único verdadero bien es Dios. Cuando Dios está con nosotros no nos falta nada. Así canta el Salmo 22: "El señor es mi pastor, nada me falta... Aunque pase por quebradas muy oscuras no tengo ningún mal porque tú estás conmigo, tu bastón y tu vara me protegen" 62º La serpiente cobra y el pajarito hipnotizado. Así describe C. Vallés su encuentro con la serpiente cobra. "Una vez la vi. En un camino solitario del cálido paisaje de la India, entre campos y mieses, árboles y arbustos. Yo iba pedaleando suavemente en mi bicicleta. Viaje de placer en los dominios de la naturaleza. Pasó un buen rato y un buen trecho de camino cuando comencé a sentir un zumbido sutil alrededor mío. Un extraño silencio se había apoderado del campo. Colgaba el peligro en el aire expectante. Paré la bicicleta, eché pie a tierra y escudriñé el terreno. De repente la vi. Algo se destacaba sobre la hierba igual. Una serpiente cobra, medio enroscada en el suelo y medio
erguida en el aire, con su capuchón desplegado en solemne majestad y su lengua escribiendo amenazas silbando en el viento. Seguí su mirada con la mía y llegué a la rama de un arbusto a media altura y corta distancia. En la rama estaba un pájaro aterido de miedo. Yo había oído que las serpientes les hacían eso a los pájaros. Ahora lo veía. El pájaro tenía alas, pero no podía volar. Tenía voz, pero no podía cantar. Estaba helado, rígido, hipnotizado. La serpiente sabía su poder y había pronunciado se hechizo. La presa ya no podía escapar, aunque tuviera el cielo entero abierto a su carrera. El miedo atenazaba al pájaro. Un salto desde la hierba, una punzada de colmillo traidor y el dueño de los vientos caería ante el enemigo terrestre. Golpee mis manos y la serpiente se volvió rápidamente y me miró con furia. Levanté los brazos y grité; y la cobra se bajó con lenta protesta, luego se escurrió rápidamente entre la hierba. El paisaje respiró de alivio como después de una terrible tensión. El arbusto volvió a cobrar vida; el pájaro se despertó de su sueño de muerte; volvió a encontrar sus alas, y voló. En la tentación nos sentimos seducidos por la falsa felicidad que el pecado nos presenta; en el momento de la tentación casi perdemos nuestra capacidad de resistir, nos quedamos casi paralizados, como el pajarito hipnotizado por los ojos de la serpiente cobra. Es por eso que tenemos que rezar al Espíritu Santo: "No nos dejes caer en la tentación" Pero, sobre todo, no acercarse demasiado al bien falso que tanto nos atrae. La tentación se hace siempre más fuerte. y casi irresistible si nos acercamos imprudentemente al peligro. Quién quiere evitar el pecado tiene que evitar también las ocasiones próximas del pecado. Quién confía demasiado en sí mismos y quiere experimentar el escalofrío del peligro, inevitablemente cae en él. Las mariposas que de noche vuelan alrededor de la llama de una vela, tarde o temprano se queman las alas y mueren. 63º "Y Dios me respondió que : no". "Querido niño Jesús. Te agradezco por haberme enviado un hermanito, pero yo te había pedido una bicicleta. Tu Fabricio. " Así escribió al niño Jesús, un chico, Fabricio, en los días después de Navidad. Tenía un solo, pero gran deseo de poseer la bicicleta último modelo que había admirado en una tienda de la ciudad. Pero la mamá de Fabricio tenía tantas cuentas que pagar y los gastos aumentaban cada día más que no podía de ninguna manera comprar una bicicleta para su hijo. Fabricio conocía las dificultades de su mamá y así decidió pedir la bicicleta directamente al niño Jesús, y siempre que terminaba sus oraciones añadía aquella frase: "No te olvides de la bicicleta". Llegó la Navidad y Fabricio no recibió ninguna bicicleta. Cuando de noche se pusieron a rezar, el niño se arrodilló como siempre al lado de su cama para las oraciones junto con su mamá.
"Fabricio" le dijo dulcemente la mamá, "me imagino que estarás triste porque no recibiste la bicicleta por la Navidad. Espero que no estés enojado contra el niño Jesús porque no respondió a tu pedido". Fabricio miró a su mamá y le dijo: "Oh no, mamá. Yo no estoy enojado con Jesús. El contestó a mis oraciones. Pero me dijo que no”. Lo que Jesús nos dice sobre la oración podría dar la impresión que basta con rezar para conseguir todo lo que queremos. "Pidan y les darán, busquen y hallarán, toquen a la puerta y les abrirán. Porque todo el que pide recibe y el que busca halla y al que llame a una puerta se le abrirá... Por lo tanto, si ustedes que son malos saben dar cosas buenas a sus hijos, cuanto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan" (Lc 11, 11-13) Pero, se ve claramente que Dios no se compromete a darnos siempre lo queremos sino lo que es más importante, el Espíritu Santo. San Mateo nos dice algo semejante: "El Padre que está en los cielos dará cosas buenas al que se las pida" (M7, 7). 64º También el emperador es un mendigo Los vecinos de un piadoso musulmán, Farid, lograron persuadirlo a que acudiera a la Corte del Emperador y consiguiera un favor para el pueblo. Este musulmán tuvo que esperar a que el emperador terminara su oración. Cuando finalmente éste se hizo ver, le preguntó qué estaba pidiendo a Dios. Y el emperador le contestó: "Le pedí a Dios que me concediera éxito en mis empresas, riquezas y sobre todo larga vida. Farid se volvió, dando la espalda al emperador y salió del palacio real diciendo entre sí: "Vengo a ver a un emperador para pedirle favores y me encuentro con... un mendigo. En realidad todos los hombres no son que mendigos delante de Dios. "Qué tienes que no hayas recibido? ¿Y si lo recibiste, ¿por qué te pones orgulloso como si no lo hubieras recibido? (1 Cor 4, 7) ¡Como son necias aquellas jóvenes que compiten por su belleza y se enorgullecen por una cualidad de la que no tienen ningún mérito y que, al fin al cabo, no las mejoran como personas! La única cosa de la que podemos enorgullecernos es nuestra respuesta a la propuesta de Dios, es cumplir con nuestra misión en la vida por la que Dios no dará una abundante recompensa. Esta es la satisfacción que se puede considerar como la cumbre de la felicidad que gozaremos en el paraíso: el saber que no es solo un regalo de Dios sino un premio a nuestra correspondencia a su gracia, hará que la felicidad eterna sea verdaderamente plena y completa. Si la felicidad eterna fuera un puro regalo de Dios, no sería plena y completa; le faltaría la satisfacción de haber colaborado con Dios para conseguirla. Este es el único motivo por lo cual Dios no nos crea directamente en el cielo sino nos da un plazo de tiempo para ver y esperar nuestra libre adhesión a su respuesta. 65º ¿Rezar antes de comer?
Un campesino se había ido al mercado y entró a un restaurante para comer. Había allí mucha gente. Se sentó a una mesa, luego juntó sus manos y se puso a rezar. Los vecinos lo observaban con curiosidad e ironía. Un joven le preguntó. "¿En tu casa hacen siempre así? ¿Rezan verdaderamente todos? El campesino, que ya había comenzado a comer, contestó con toda tranquilidad. "No, también entre nosotros hay quienes no rezan" El joven se rió y burlándose le preguntó: "Ah sí? Y ¿quienes son los que no rezan? "Bueno, le contestó el campesino, "por ejemplo mis vacas, mi burro, mi gato los chachos... Ellos no rezan nunca". Lo que distingue a un hombre de los animales es su fe en Dios y su capacidad de dirigirse a El. La costumbres cristiana, que deriva del evangelio, nos enseña a rezar antes de sentarnos a la mesa. Los alimentos nos vienen de la naturaleza y del trabajo del hombre, pero siempre son dones de Dios. ¿Quién creó el cielo la tierra el mar, las innumerable especie de minerales, de plantas, de animales? ¿quién le dio al hombre inteligencia y capacidad para conocer todos estos dones de Dios y servirse de ellos? Todo viene de Dios porque el principio de todas las cosas y del hombre mismo es Dios. "Por eso doblo mis rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra" (Ef 3, 15). 66º “Somos las esposas de Jesucristo”. Cuentan que un famoso científico alemán, al verse obligado a ampliar su gabinete de investigaciones, fue a alquilar una casa que colindaba con un convento de carmelitas. Cuando vio el edificio, pensó ¡Qué maravilla, aquí tendré efectivamente silencio! Y con el paso de los días comprobó que, efectivamente, el silencio rodeaba a su casa... salvo en las horas de recreo de la religiosas. Entonces en el patio vecino estallaban surtidores de risas, limpias carcajadas, un brotar inextinguible de alegría. Y era un gozo que se colaba por puertas y ventanas, era un júbilo que perseguía al investigador por mucho que cerrase sus ventanas. ¿Por qué se reían aquellas monjas? ¿De qué se reían? - se preguntaba aquel científico sin fe - ¿ De qué se reían si eran pobres, ? ¿Por qué eran felices si nada tenían de lo que alegra a todos. Aquel científico alemán no tenía fe y no podía entender que era lo que les daba tanta alegría. Y en su alma nació una envidia que no se decidía a confesarse a sí mismo. Tenía que haber algo que él no entendía, un misterio que le desbordaba. Aquellas mujeres, pensaba, no conocían el amor, ni el lujo, ni el placer, ni la diversión. ¿Qué tenían, si no podía ser otra cosa que una acumulación de soledades? Un día se decidió a hablar con la priora y ésta le dio una sola razón. "Es que somos las esposas de Cristo. "Pero - le contestó el científico - Cristo murió casi hace dos mil años" Y la superiora se puso a sonreír "Se equivoca - le dijo - Lo que pasó hace casi dos mil años fue que Cristo
venció la muerte y resucitó; Cristo está vivo" " Y ¿por eso son felices? - "Sí, porque aunque no lo vemos Cristo está presente aquí, nos ama y nosotros lo amamos como sus esposas,. esperando que un día venga a llevarnos con él para siempre en la felicidad del cielo; es esto lo que nos llena de alegría. ". ¿Cómo puede un cristiano del siglo veinte ser testigo de la resurrección de Jesucristo es decir, ser testimonio de que Jesús está vivo? Para ser testigo que Jesucristo resucitó y está vivo no hay otro camino que mostrar, hacer ver que él vive en nosotros y nos da la capacidad de amar como él no amó. La capacidad de amar superando todo egoísmo e intereses personales, es signo que el amor no brota de nosotros sino de arriba, viene de Dios que es Amor. La otra prueba o signo es aquella alegría profunda, no superficial, que nos da una seguridad capaz de superar cualquier miedo y angustia. Dios nos ama en Cristo y por eso no tenemos miedo de nada. Cristo ha vencido la muerte y también nosotros vamos a resucitar. El que se siente alegre en medio de tantas dificultades, renuncias y sacrificios demuestra que en él vive Jesucristo, el resucitado. Sólo Jesús puede ser la fuente de la verdadera alegría. 67º “Decídete tú y compra el billete” Me acuerdo de un rabino que sirvió fielmente a Dios durante toda su vida. Un día, le dijo a Dios: "Señor, te he adorado con devoción y he obedecido la Ley. He sido un buen judío, pero ahora estoy viejo y necesito ayuda. ¡Señor, déjame ganar la lotería para tener una vejez tranquila!" Y rezó, rezó, rezó. Pasó un mes y dos, cinco un año entero, tres años se fueron. Un día el hombre desesperado, dijo: "¡Dios, decídete!" Y Dios: "¡Decídete tú! ¿Por qué no compras el billete?" El cuento, un poco ridículo, nos dice que Dios no nos libera del esfuerzo y de la iniciativa para resolver nuestros problemas. Para eso nos dio la libertad y la inteligencia. No hay que esperar de Dios lo que podemos hacer nosotros. Pongamos el caso, la cosa no está así, que dependa de Dios que salga el gordo de la lotería, pero al menos comprar el billete, depende del hombre Muchos cristianos se dirigen a Dios en la oración y le piden gracias que él no puede dar. "Si alguien no quiere trabajar que no coma" (2 Tess. 3, 10) dice S. Pablo a los cristianos de Tessalónica que se quedaban ociosos viviendo a costas de los demás o esperándolo todo de Dios. Dios no favorece a los haraganes. 68" ¡Mi casa era un infierno! "Ahora, es un paraíso!" Hay una historia de un hombre que, un día, fue hasta su rabino y le dijo: "¡Rabino, tiene que ayudarme! ¡Mi casa es un infierno! Vivimos en una pequeña casita yo, mi mujer, mis hijos y mis cuñados. ¡Es un infierno! No hay espacio para todos. "
El rabino sonrió y dijo: "Está bien, le ayudaré, pero tiene que prometerme hacer lo que yo le diga. Y el hombre: "¡Prometo! ¡Prometo de verdad! ¡Es una promesa solemne!" Y entonces el rabino el rabino: "¿Cuánto animales tienes?" El hombre dijo: "Una vaca, una cabra y seis gallinas. " El rabino dijo: "Pon todos estos animales dentro de tu casa y después de una semana vuelve a visitarme". El hombre no podía creer lo que oía, pero había prometido. Entonces, volvió a su casa, deprimido y enojado también pero tuvo que hacer lo que había prometido, y levó los animales dentro de su casa. A la semana siguiente volvió desconsolado y dijo al rabino: "¡Estoy enloquecido! Voy a acabar con un infarto. Usted debe hacer algo... " Y entonces el rabino le dijo:" Ahora saca tus animales de la casa y verás. " El hombre fue corriendo hasta su casa. Y cuando volvió, al día siguiente, ojos brillaban y dijo: "Rabino, la casa es una maravilla, ¡tan limpia! ¡tan tranquila, es un paraíso!" El cuento nos dice que si nos comparamos con los que están peor, ya nos sentimos, en cierto sentido, aliviados. En Italia corre este dicho popular: " Mal común media alegría". Aquí en cambio se dice: "Mal de muchos consuelo de tontos". No sé cuál preferir de los dos refranes. Yo recuerdo que cuando estuve enyesado desde el tobillo hasta el muslo con la pierna doblada, sufría tanto en la rodilla porque no podía estirarla. Y yo envidiaba a los que me visitaban y le decía: "¡Felices de ustedes porque pueden doblar sus rodillas! Ellos naturalmente no se sentían felices por eso; pero a mí que sufría tanto me parecía que eran felices porque no sufrían como yo. 69º Mi sombra no me hace ni más grande ni más chico En una aldea de pescadores, una muchacha quedó embarazada. Sus padres le pegaron hasta que confesó quién era el culpable de su embarazo: "Es el maestro budista que vive en el templo fuera de la aldea. " les confesó la muchacha. Sus padres y todos los aldeanos quedaron indignados. Corrieron al templo, después de que el bebé nació, y lo dejaron frente al maestro diciéndole: "¡Hipócrita! ¡Ese niño es tuyo! ¡Cuídalo!" Todo lo que el maestro dijo fue: ¡Muy bien! ¡Muy bien!. Y dio el bebé a una de las mujeres de la aldea, encargándose de los gastos. Después de esto, el maestro perdió la reputación, sus discípulos lo abandonaron y ya nadie iba al templo a rezar. Esto duró algunos meses. Cuándo la muchacha vio eso, no pudo aguantar el remordimiento y
finalmente se decidió a decir la verdad. El padre del niño, en realidad, no era el maestro, sino un muchacho de la vecindad. Cuando sus padres y toda la aldea supieron esto, volvieron al templo y se postraron delante del maestro. Imploraron su perdón y pidieron que les devolviese el bebé. El maestro devolvió el bebé y todo lo que dijo fue: "¡Muy bien! ¡Muy bien!" Admirable la tranquilidad y la paciencia de este maestro budista. Había aprendido de Buda, el iluminado, que lo que cuenta no es lo que dicen de nosotros los demás sino lo que nos dice la conciencia. El monje del cuento no le daba ninguna importancia a lo que de él pensaba la gente. Si lo que los demás dicen es una mentira, que digan, lo que quieran; sus juicios no me hacen ni más grande ni más pequeño; como sucede a mi sombra que se achica o se agranda según que salgo de mediodía o con el sol de la tarde. 70º Una curiosa costumbre de los esquimales. Los esquimales tradicionales tienen una bella costumbre: cuando a alguien le ha sucedido algo desacostumbrado fuera de casa, al volver se sienta en el suelo contra la pared sin decir nada. Al fin, uno de la familia nota que algo le ha debido de suceder y le pregunta: "¿Qué es lo que ha pasado?" Y entonces él le cuenta todo lo que pasó. El silencio y el gesto de sentarse apoyado en la pared, era la preparación para contar y escuchar la experiencia personal. La costumbre de los esquimales de observar en qué estado de ánimo un familiar vuelve a la casa, nos dice que preocuparse por los demás es un signo de amor verdadero y de interés. Si somos una verdadera imagen de la SS. Trinidad y nos sentimos hermanos en Cristo, tenemos que portar los unos los pesos de los otros "Sopórtense los unos a los otros" (Col 3, 13). 71º Una chica musulmana se atrevió a distraer a uno que rezaba. Una muchacha musulmana cruzó, sin darse cuenta, delante de un fiel devoto, que estaba recitando sus oraciones. La ley prohibe terminantemente que nadie pase delante de una persona que está rezando. Cuando la muchacha regresó, el hombre la increpó: "¡Insolente! ¿Sabes lo que has hecho?" "¿Qué es lo que he hecho?", preguntó asustada la muchacha. Y aquel hombre le respondió: "Has cruzado mi espacio mientras rezaba”. "No quise hacer daño a nadie - se excusó la muchacha -, y añadió: ¿Puedes decirme qué significa para ti el rezar?" El hombre dijo: "Para mí rezar es pensar en Dios". "¡Oh!", dijo ella, "yo iba a ver a mi novio y estaba pensando en él, y no te vi a ti. Si tú de veras pensabas en Dios, ¿cómo es que te diste cuenta de que yo te pasaba delante?"
Es de veras difícil concentrarse en la oración. Es por eso que las casas de retiro son, en general, lugares alejados de la ciudad y en contacto con la naturaleza. Pero, lo que más cuenta, es saber hacer el desierto interior, saber pensar que Dios nos está escuchando y que él va a responder de alguna manera, ahora u en otro momento que él elija. Una mujer de edad, estaba rezando un día en una Iglesia y estaba inmóvil mucho tiempo, al parecer sin rezar. El cura interesado le preguntó qué le estaba diciendo a Dios. Y ella le contestó: "yo no le digo nada: escucho. " Y Dios ¿qué te dice? le preguntó el párroco. "Tampoco él me dice algo; escucha no más. " ¿Cómo sea posible eso nadie lo puede entender: si ninguno habla, tampoco, como parece, hay alguien quien escucha. Pero el diálogo con Dios no se rige con nuestros criterios. Quizá, lo que importa en la oración es estar a la presencia de Dios, pensar en El como él piensa en nosotros. 72º Con los ojos cerrados caminando de la mano de su papá. Hace pocos días, vi esta sencilla escena en la calle;: un muchacho de unos siete años venía con sus padres en dirección contraria a mí. Llevaba los ojos cerrados y tenía fuertemente asida en su mano la mano de su padre. Estaban evidentemente jugando. Su padre le decía: "Fíate de mí. No abras los ojos. Yo te llevaré sin que tropieces. Y luego tú a mí. Pero si abres los ojos, no vale. ¿Ves? ¡Ya los has abiertos!" Y los dos se rieron. Parece sencillo dejarse guiar por la voluntad de Dios. , pero no es tan fácil. Nos gusta ver dónde ponemos el pie y adónde dirigimos nuestros pasos. Aunque sea nuestro Padre Dios quien nos tiene de la mano, estamos tentados de abrir los ojos con disimulo para ver el camino; es decir, queremos comprender y razonar; y se acaba entonces el riesgo de la fe. "La fe es más semejante a una voz que a una luz" nos dice S. Tomás de Aquino. Cuando en las noches más oscuras las naves se acercan al puerto, los faros encendidos las pueden orientar. Pero cuando el cielo está nublado o la niebla lo cubre todo con su manto gris, hace falta una sirena, que con su fuerte sonido las guíe con seguridad. Así es la fe que es la respuesta a la voz de Dios que nos habla por medio de las criaturas o a través de los profetas o finalmente y de manera más directa, personal, a través de Jesucristo. No es fácil dejarse llevar por la voz de Dios. Nos cuesta tener los ojos vendados y dejarnos llevar por Dios. Estamos tentados a abrir los ojos, como aquel chico, es decir, seguir la razón y guiarnos por nuestros puntos de vista. 73º Y el ciempiés no volvió a caminar.
"Había una vez un ciempiés que bailaba estupendamente. Cuando lo hacía, todos los animales del bosque se reunían para verlo. Y todos quedaban muy impresionados por el exquisito baile. Pero había un animal al que no le gustaba el baile del ciempiés. Era un sapo envidioso. ¿Qué puedo hacer para que el ciempiés deje de bailar?, pensó el sapo. No podía decir simplemente que no le gustaba el baile. Entonces concibió un plan diabólico. Se sentó y escribió una carta al ciempiés. "Ah, inigualable ciempiés. Soy un devoto admirador de tu maravillosa forma de bailar. Me encantaría aprender tu método. ¿Levantas tú primero el pie izquierdo nº 78 y luego el pie derecho nº 47? ¿O empiezas el baile levantando el pie izquierdo nº 23 antes de levantar el pie derecho nº 18? Espero tu contestación con mucha ilusión. Atentamente el sapo". Cuando el ciempiés recibió la carta, se puso inmediatamente a pensar en qué era lo que realmente hacía cuando bailaba. ¿Cuál era el primer pie que movía? ¿Y cuál era el siguiente? ¿Qué cree que pasó? Preguntó el profesor Albert Knox a Sofía Amundsen. "Creo que el ciempiés no volvió a bailar jamás" . contestó Sofía. ”. Del libro : “El mundo de Sofía” de Jostein Gaarder. El autor de este cuento es un filósofo del siglo XIX, muy famoso por su pesimismo: Arturo Schopenhauer. No siempre actuamos con lucidez y responsabilidad. Muchas nuestras acciones, la gran mayoría, son espontaneas e inconscientes. Hay momentos en la vida, en que lo mejor es acallar el pensamiento y dejarse llevar por la inspiración y el corazón. 74º Si Dios perdona del todo, ¿por qué el Purgatorio? Un muchacho hindú, perteneciente a una alta casta, se enamoró una vez de una muchacha de una tribu aborigen. La diferencia social era grande, pero el muchacho la amaba de veras y decidieron casarse. Sólo había un pequeño obstáculo externo: la muchacha, según la costumbre de su tribu, se había tatuado, de pequeña, la frente y las mejillas. Lo hicieron porque era una costumbre de su tribu e incluso para destacar mejor su belleza juvenil. Pero, lo que era belleza para unos, era más bien costumbre 'poco civilizada' para la sociedad a la que pertenecía el muchacho. Él no podía casarse con una mujer 'tatuada'. Su amor encontró la solución. Llevó a la muchacha a especialistas de cirugía estética, que le hicieron transplante de piel, con lo que el rostro le quedó totalmente limpio y bellísimo. Pero el problema se volvió a replantear después de algunos años. Las raíces del tatuaje habían quedado ocultas bajo la piel nueva, ; pero, de algún tiempo, comenzaron a aparecer algunos puntos, algunas líneas y, al final, el dibujo entero del antiguo tatuaje. No había remedio para limpiar el rostro. La sociedad 'educada' rechazó el rostro aborigen, y el marido, con gran pena suya, tuvo que divorciar de ella.
No es así cuando Dios perdona nuestras culpas. Podemos decir, hablando humanamente, que Dios se olvida para siempre de nuestros pecados y nunca más nos los echará en la cara. Nuestros pecados son como la cera de la vela que se disuelve al quemarse de a poco sobre el altar, o como un archivo de la computadora que de improviso, por un virus desconocido, desaparece y ya no se puede recuperar. La verdad de fe del purgatorio no significa que Dios no perdona del todo nuestras ofensas, como si se quedara rencoroso y no supiera olvidarlas. Significa, en cambio, que nuestro arrepentimiento no es suficientemente puro y completo y tenemos que purificarnos ante de ser admitido a la presencia de Dios. La suciedad espiritual que nos queda no depende de Dios que no sería capaz de perdonar del todo, sino de nosotros. 75º Nunca hay que desanimarse, como hicieron Teilhard, Mozart y muchos otros grandes. Nos cuenta Martin Descalzo, en uno de sus libros: "Razones para la alegría; la esperanza; para el amor; para vivir; y 'de la otra orilla" que una mujer, Carmen Gomez Ojea, madre de cinco hijos, ganó en sólo un mes dos importantes premios literarios. Lo que mas he admirado en esta mujer, nos dice, es que el año anterior se había presentado a trece (13) concursos y, en lugar de desalentarse por los repetidos fracasos, siguió luchando y esperando, hasta que finalmente ganó. Hace falta un gran coraje nada usual para seguir creyendo en uno mismo y en la propia obra después de trece desencantos. Y hace falta también continuar creyendo en la honradez de los demás para no refugiarse en el dicho común: "en este mundo todo es trampa y corrupción". En la tele han transmitido hoy la quinta sinfonía de Bruckner; una belleza soberana. Y pensar que su autor sólo pudo lograr oírla en un estreno 19 años después de haberla compuesta. Sólo una enorme fe en su obra y en su obligación de realizarla pudo ayudar a Bruckner a seguir componiendo nuevas sinfonías, mientras ese milagro de la quinta permanecía enterrado. Y pienso ahora en Teilhar de Chardin, que tuvo el infinito coraje de escribir 20 y más libros sin lograr publicar en vida uno solo. Y pienso también en Mozart que escribió la sonada más famosas, la 545, dos días después de que se muriera '¡de hambre! una de sus hijas. El mismo Mozart, mientras su mujer, en un balneario, le ponía a él en ridículo coqueteando con todos, él acudía a las casas de los ricos y se llenaba los bolsillos de croquetas y bocadillos para poder comer en los días siguientes. La vida es una larga paciencia y el desaliento es una gran cobardía. Si vivimos de fe, es decir, abandonados a la providencia de Dios, tenemos toda la energía, la fuerza y la confianza para ocuparnos de tantas cosas que no podríamos hacer si tuviéramos preocupados por nosotros mismos.
La pre- ocupación nos quita fuerza para ocuparnos de nosotros mismos y de los demás. Cuando uno está PRE - OCUPADO ya no tiene todas la serenidad para pensar y actuar con toda seguridad y energía. Queda atrapado por la angustia, el miedo, la ansiedad que le quitan las fuerzas para realizar los proyectos que Dios tiene sobre nosotros. 76º Un niño encontrado en el tacho de la basura. Encuentro en un libro de Martin Descalzo, esta página impresionante. Un empleado de la limpieza empezaba su trabajo como tantas mañanas. Lo llamó la atención una bolsa de plástico. Contenía un niño de seis meses. Su cara empezaba a ponerse morada; ni le habían cortado el cordón umbilical. Hace años leí, en el libro de Litcfield-Kentish titulado "Niños para quemar" sobre el gigantesco negocio de las modernas clínicas abortivas. He visto no pocas fotos de otros cubos llenos de 'desperdicios' (fetos) humanos. Sé que la cifra de niños anualmente abortados alcanza ya la cifra de cincuenta millones, más o menos ¡tantos cuantas fueron las víctimas de la segunda guerra mundial!. He leído en algún sitio, que los fetos llegan a soñar estando todavía en el seno materno. Ahora, en el mismo instante en que escribo estas líneas, llega hasta mí el llanto del niño del piso superior al mío. Y ese llanto, que tantas noches no me dejó dormir, hoy me parece una marcha triunfal. Me gustaría que en la otra orilla, en el más allá, este niño tirado a la basura, se encuentre con S. Ambrosio para que le repita aquello que escribió de que "Dios ama a los hombres antes de que nazcan". Un niño no deviene hombre por el hecho de que pasa del seno materno al mundo donde brilla la luz del sol. Antes de nacer no es un animal, es ya una criatura humana Aquel 'puñado de células que se está formando en el seno materno es ya una criatura humana hecha a imagen y semejanza con Dios. El aborto es un verdadero homicidio. Me dicen que en la China los años se cuentan a partir del embarazo materno, y no del nacimiento. ¿Por qué las mujeres y los que colaboran para realizar un aborto no tiene conciencia de este pecado que tiene la misma gravedad que un asesinato? Hay personas tan sensibles que no se animarían a sacrificar a un animal; serían totalmente incapaces de matar a su mascota. Pero, no tienen la mínima duda en matar a un niño en el seno materno, ¿A qué se debe tan grave insensibilidad? La respuesta es que tanta gente se deja guiar por los sentimientos y no por la razón y la fe. Un niño en el seno materno, no se deja ver y, por eso, no despierta ningún sentimiento de amor. Está escondido y se presenta a la imaginación como un puñadito de carne informe, como si fuera un chiste. De ahí la total insensibilidad moral que lleva al aborto como si
fuera una operación totalmente inocente. Pero no son los sentimientos y la imaginación la fuente de la verdad. El corazón es para sentir y amar, pero la inteligencia y la fe nos dicen que es la realidad. Famoso es el paso de Jeremías cuando ponía en la boca de Dios estas palabras: "Antes de formarte en el seno de tu madre, ya te conocía... y te destiné a ser profeta de las naciones" (Jer 1, 5) 77º Alvaro murió entre las llamas para salvar a tres desconocidos. Se me han llenado de lágrimas los ojos, escribe Martín Descalzo, viendo la fotografía de Alvaro, contemplando su pelo largo e imaginando la campera de cuero que se quitó antes de entrar valientemente en las llamas. Había dejado su moto sobre la acera pensando que las vidas de quienes estaban en peligro valían infinitamente más que una motocicleta. ¿Cómo podía yo sospechar que tras sus melenas y sus ruidos había un corazón tan limpio y tan entero como para jugarse la vida por tres desconocidos? ¿Como no pensar que quien ama tanto, está consciente o inconscientemente, muy cerca de Cristo? Me impresiona pensar que ha habido en la muerte de este muchacho que murió quemado vivo, el reflejo de las tres grandes características de la muerte de Cristo: libertad, gratuidad, salvación. 1º La libertad: de quien asume un riesgo sin que nadie le obligue. 2º La gratuidad de quien lo hace no para salvar a amigos o a conocidos, sino a personas totalmente desconocidas. 3º La salvación de quien recibe la muerte a la misma hora en que tres personas han huido, gracias a él, de las llamas. Después de salvar a tres personas, Alvaro se sintió acorralado por las llamas que prendían ya en su ropa y en su carne. Seguramente le dominó el terror, Pero también seguramente comprendió que su vida estaba más llena, que él seguiría viviendo en los tres salvados que respiraban ya en la calle. Sin duda, supo entonces que no moría solo. Supo que su amor al prójimo le había conducido hasta la misma muerte que aquel Hombre-Dios que, dos mil años antes y llevado por la misma locura de amor a los demás, 'inclinó la cabeza y se dejó morir'. No hay amor más grande que dar la vida por los demás. El mandamiento nuevo de Jesús es amar cómo él nos amó y "no hay amor más grande que dar la vida" Este joven no dudó en arriesgar su vida y seguir en la lucha para salvar vidas aunque se daba cuenta que perdería la suya. 78º "Si supiera que voy a resucitar el domingo... ".
Recuerdo que, hace unos años, mi hermana María Cruz explicaba al más pequeño de sus hijos -Javier de seis años, lo bueno que había sido Jesús con los hombres, tanto que hasta había muerto por salvarnos. "¿Y tú - le preguntaba - tú sería capaz de morir por Jesús? A lo que Javier respondió, después de pensarlo un poco: "Hombre, si sé que voy a resucitar el domingo, sí" ¿Sabía Jesús antes de morir que iba a resucitar? Todo hace pensar que Jesús no tenía claro que iba a resucitar al tercer día. No se explica el terror y la angustia que sufrió en el huerto de los olivos y, sobre todo, el inexplicable y misterioso grito en la cruz "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado". Si Jesús hubiera sabido ya la respuesta del Padre a su petición: "Libérame de este cáliz" su oración no tenía sentido. Después de la muerte y resurrección de Jesús, la muerte, para nosotros, no es otra cosa que pasar de esta vida a la casa del Padre. Con la resurrección de Jesús, la muerte perdió todo su aguijón, todo su terrible aspecto. Jesús fue el primero que esperó en el Padre sin saber de antemano, cómo le respondería. En la carta a los Hebreos leemos que: "Cristo en los días de su vida mortal, ofreció su sacrificio con fuerte gritos y lágrimas. Dirigió ruegos u sufrimientos a Aquel que lo podía salvar de la muerte, y fue escuchado por su religiosa sumisión" (Heb 5, 7) Pidió al Padre que lo liberara de la muerte, y la respuesta inmediata fue... un total silencio. Sólo cuando resucitó de la muerte supo cómo el Padre lo había escuchado. Pero Jesús tuvo que llegar al máximo posible de fe y de abandono a la voluntad del Padre para merecer resucitar de la muerte. 79º 'No mates a nadie, hijo mío' Era el 6 de diciembre de 1936 y el entonces casi muchacho, cuya vida peligraba en Gerona, ha de huir, montes arriba hacia Francia. Su padre le acompaña hasta la frontera, y, cruzada ésta, los gendarmes franceses le detienen y le registran. En el bolsillo del pantalón hay algo que el muchacho no había visto antes, algo que su padre le había metido en el bolsillo, sin que diera cuenta. Es un papel que el futuro escritor lee emocionado: Dice solo: "No mates a nadie, hijo. Tu padre Joaquín". ¿Puede darse consejo más conmovedor y más humano que éste? ¿No sería más lógico - es decir - más normal, que en plena guerra, ese padre le dijera a su hijo: cuida tu vida, o: ten cuidado a que no te maten? Aquel hombre sabía que matar es mucho más mortal que morir. Mueren mucho más los que matan que los que caen muertos. , Sólo una enorme locura ha podido hacer olvidar a la humanidad que la bala que asesina destroza antes el corazón y la vida entera del que la dispara. Aquel padre, Joaquín, tenía los ojos limpios. Quería que su hijo volviera, pero no quería que regresara con el alma muerta y el corazón convertido en piedra. Por eso, es absolutamente justo hablar de ' un millón de muertos' en nuestra guerra civil española, aun cuando fueran solamente medio millón. Porque por cada muerto enterrado hay otro muerto - asesino - rodando por el mundo.
Albert Camus aseguraba que, incluso aquellos que eran mejores que otros, no podían evitar de matar porque esto forma parte de la lógica del tiempo en que vivimos. El cura rural (protagonista de una famosa novela de Bernanos) era aún más radical. El aseguraba que "nuestros pecados ocultos envenenan el aire que otros respiran, y cierto crimen, cuyo germen llevaba algún miserable sin que él lo supiera, no habría madurado nunca sin ese principio de corrupción" que aportan los otros con su pensamientos y deseos malos. " Si los hombres, escribe Bernanos, pudiéramos ver el mal que nos hacemos los unos a los otros y, sobre todo, el bien que podríamos habernos hecho y que, por cobardía, hemos dejado de hacer, quedaríamos espantados. Me siento feliz de haber llegado a 50 años sin haber matado a nadie, pero me preocupa el haber podido matar o herir con la palabra, con la frialdad o el egoísmo. Cuando oímos hablar de un robo o un crimen en seguida sentimos compasión por aquel que sufrió el robo o la violencia; y no pensamos en cambio que el verdadero mal lo está padeciendo el autor del robo o de la violencia. Ya Platón en la "Apología de Sócrates, " afirmaba siguiendo su maestro que es peor mal hacerlo que sufrirlo. Che es infinitamente peor ser malvado que sufrir por causa de la maldad. El mal que otros nos hacen quedan en la superficie, no nos hacen malos, mientras que el mal que cometemos nos transforma en malvados. 80º ¿En qué piensa Dios que nunca duerme? Luis Cortés dibujó una viñeta en la que un angelito le preguntaba a Dios: "¿Y Tú, qué nunca duermes, que vives desde la eternidad, ¿no te aburres? ¿Qué haces todo el tiempo? A lo que el Dios respondía: "Yo perdono". El oficio de Dios es perdonar. La tarea de Dios es comprender, guiñar un ojo a las tonterías que hacemos nosotros, sus hijos, y abrazarnos como si nada hubiera pasado, siempre que encuentre, naturalmente, una pizca de arrepentimiento. Por eso yo nunca he entendido que haya confesores que retan a los penitentes. Jesús sólo gritaba en contra de un tipo de pecadores, a los hipócritas. Para los demás tenía cien toneladas de cariño por cada gramo de reproche. 81º Yo no recé por mi salud, yo pedí por otros. Era en 1975 cuando una niña de once años había llegado, desde su Sicilia natal, a Lourdes, más por voluntad de sus padres que por la propia. La niña desconocía completamente qué enfermedad era la que le encadenaba su pierna y le impedía jugar. Por eso fue a Lourdes como a una excursión más. Y allí ni siquiera se acordó de pedirle a la Virgen su curación. Y la Virgen hizo el milagro.
Después de siete años de estudio un equipo médico de Lourdes ha concluido que la curación del osteosarcoma que padecía Delicia Cirolli es 'científicamente inexplicable'. La Iglesia, que aún es más lenta que los médicos, tal vez tarde catorce o más años antes de usar la palabra "milagro" - Yo veía - decía esta niña a un periodista francés - a la gente enferma allí, que me hubiera parecido ridículo rezar por mí misma. -¿Y no rezaste pidiendo tu curación? - ha insistido el entrevistador. -No- respondió con candidez aquella niña, . - Yo pedí por otros. Y la curación, 'científicamente inexplicable' llegó a esta chica que ni siguiera la pedía, a esta muchacha que ahora viene durante todas sus vacaciones a trabajar de enfermera en Lourdes para ayudar a todos esos enfermos que lo necesitan. Porque el milagro, mucho antes que en su pierna, había ocurrido ya en su corazón. 82º Los milagros han de guardar turno El 19 de julio de 1961, escribe Martín Descalzo, estuve en Lourdes con una peregrinación de gitanos. No olvidé los ojos de aquel anciano con el que hablé cuando caía la tarde. Desde la camilla en la que se moría víctima de un cáncer de intestino, me confesó que él tampoco había pedido su curación. "Al ver - me dijo - en la explanada a un grupo de chicos con parálisis pensé que el milagro para ellos era más urgente que mi sanación. Ellos no habían vividos aún; yo sí, demasiado. Y los milagros han de guardar turno, han de ser justos. Por eso he pedido que pusieran mi milagro en la cola y resolvieron primero el de los chicos". Este anciano que no se preocupaba de su cáncer y pensaba en cambio a los niños enfermos era él mismo un milagro espiritual: el verdadero milagro de 'olvidarse de sí mismos para amar a los demás". Esto es imitar a Jesús que dijo e hizo por primero lo que enseñaba: "No hay amor más grande que éste: dar la vida por sus amigos". (Jn 15, 13) 83º Los ojos eran verdes En casa de mi amigo Carlos, escribe M. Descalzo, han vivido esta semana una muy curiosa tragicomedia. La cosa empezó cuando, a media tarde, mientras mi amigo, encerrado en su despacho, ponía al día los muchos papeles atrasados, entró su hijo Carlito, el pequeño, y le preguntó: - Papá, ¿de qué color son los ojos de mamá? Carlos tardó en reaccionar unos cuantos segundos. Y al final tartamudeó: ¿Qué has dicho? - Te pregunté de qué color son los ojos de mamá. Es que nos han pedido en el colegio una redacción sobre cómo es nuestra madre; el color del pelo me lo sé, pero el de los ojos... El niño miraba a su padre con la exigencia de un inspector de impuestos; y Carlos cayó en la cuenta de que no podía responder a una pregunta tan
elemental. Se dio cuenta que, antes de casarse, se 'sabía' de memoria los ojos de su novia, pero que ahora, tras 22 años de casado lo había olvidado El problema creció cuando tampoco Rosa, la hija mayor ni las otras tres hermanas lo sabían. Y los cinco sentían crecer, dentro de ellos, una enorme vergüenza. Por eso, cuando Elisa regresó de la compra: -¡Verde! ¡Verde! ¡Verde! - Gritaron los cinco de la familia y Elisa no entendía nada al ver que los cinco de la casa contemplaban su rostro como si tuviera pintado monos en la cara. Y descubrían - o redescubrían - que los ojos de su madre y su esposa eran infinitamente más bonitos de lo que ellos imaginaban. ¿Qué nos dice este cuento? Que conocemos tantas cosas de ninguna importancia como el nombre de los jugadores de fútbol, de los artistas de las películas, la características y prestaciones de las distintas marca de los coches y no conocemos a los con quienes vivimos días y años juntos. El conocimiento de las personas con sus cualidades y características únicas e inconfundibles es un tipo de saber que supera todo tipo de saber científico 84º Un guardia que no sabía lo qué estaba guardando. Un amigo mío, alcalde de una gran ciudad, se preguntó, con asombro, qué hacía un cierto guardia que vigilaba a diario un determinado jardín. Investigando descubrió que hacía siete años habían ordenado que un guardia vigilase aquel jardín, en el que habían pintado recientemente todos los bancos, para evitar que la gente se untara en ellos. Y siete años después, cuando los bancos no sólo se habían secado, sino hasta habían perdido su pintura... , allí seguía aquel guardia a diario vigilando ... ya no sabía qué. Cobraba su sueldo y esto le bastaba. No le importaba para nada saber lo que estaba haciendo. Ver una cosa un millón de veces no aguza la vista, sino que la apaga. Por la rutina perdemos la mitad de los gozos de la vida. Los pasteleros, por ejemplo, terminan por aborrecer el sabor de los dulces. La costumbre, sin embargo, tiene sus ventajas porque nos libera de estar atento a ciertas cosas para poder interesarnos de otra más importantes. Bajamos una escalera sin tanto pensar donde ponemos los pies y así podemos seguir pensando o hablando y riendo y gesticulando con total espontaneidad. La costumbre nos mitiga, por ejemplo, el recuerdo que tenemos que morir y nos permite vivir sin ansiedad. Habría que vivir siempre como si acabásemos de nacer. Vivir en el asombro, como seres recién estrenados. Sólo entonces saborearíamos la maravilla, el milagro de vivir. No son muchas las personas que saben admirar y asombrarse frente a las maravillas de la naturaleza. Considera como algo natural, obvio y sin importancia. Y así se vive una vida chata, aburrida, sin emociones ni gozos que podrían transformar nuestra existencia y sacarla del anonimato.
85º El cristiano camina hacia el amanecer. La muerte es un nacimiento. En el escaparate de una agencia de viajes leo un anuncio en el que explican que el "Concorde" sale de París a las once de la mañana y llega a Nueva York a las nueve y media de la misma mañana. Y, al leerlo, me doy cuenta de que ésa ha sido ilusión de toda mi vida: viajar - vivir - en Concorde, es decir, ganar tiempo al tiempo y duplicar la vida Distinto es en efecto es viajar hacia Oriente, comiéndose las horas y adentrándose en el anochecer casi sin haber saboreado la tarde; o viajar hacia Occidente estirando el tiempo, viajando en un amanecer interminable e incluso llegar 'antes' de la hora en que se ha partido. Hay hombres que viven de cara a la luz y hacia la vida y hombres que caminan hacia la noche. Uno puede elegir la orientación de su vida: si tiene fe camina hacia la vida, porque la muerte es un nacer; si no tiene fe en Dios su vida es un camino hacia la noche total, hacia la nada. En este sentido habría que envidiar a los ancianos y no a los jóvenes. Los ancianos están más cerca de la vida, del nacer definitivo que los jóvenes que, en cambio, tienen por delante largos años de vida terrenal antes de llegar al momento de su nacimiento para la vida eterna. La falta de fe en la vida eterna, hace en cambio que normalmente las mujeres se quitan los años mintiendo su edad o buscando de eliminar con maquillajes de todo tipo los signos de la vejez. Envidian a las jóvenes porque tienen toda la vida por delante, mientras ellas piensan que les faltan pocos años de vida. ¿No es este fenómeno el signo de una mentalidad materialista? 86º Las hermanas de S. María Goretti siguieron viviendo pobres. Hay muchos que sólo aman a Dios en cuanto creen que garantiza su felicidad personal, y no le aman porque Dios merece nuestra alabanza y adoración. Y qué desilusión se llevan después cuando ven que, con frecuencia, "Dios no funciona" que "la fe no sirve para nada " Acabo de leer una entrevista con una de las hermanas de Santa María Goretti. y a la pregunta del periodista, que quiere saber si la 'canonización de su hermana les ha dado alguna ventaja material', Ersilia Goretti respondió:: "No, no nos ha reportado ni el éxito ni nos ha dado una mejor posición social. Siempre hemos vivido como ella, de nuestro trabajo y hemos educado a nuestros hijos del mismo modo en que, con toda seguridad, hubiera educado ella los suyos. Pero he de decir que nuestra hermana nos ha proporcionado trabajo y paz. Ella deja que suframos en la vida, porque quiere que obtengamos el paraíso con el sudor de nuestra frente, el trabajo de cada día y el sacrificio. Mire, mi hermana Teresa está enferma, totalmente enyesada, en cruz como Cristo. Nuestra santa hermana María no la cura, pero le da fuerza y gracia para sufrir con amor". En nuestra cultura, en cambio, no sucede lo mismo: Si uno llega a ser una autoridad en la política o en la administración de una cuidado un pueblo,
enseguida los parientes quieren sacar ventaja y consiguen puestos de trabajo( o, mejor, de sueldo) por el único motivo que tienen un pariente que está arriba y que manda. Los privilegiados no faltan nunca en una sociedad donde la ley no es igual para todos. Son más útiles los amigos que los méritos y el trabajo. Es el famoso prebendarismo o clientelismo que tanto mal hace a nuestro país. Como hemos visto en la entrevista a la hermana de Santa María Goretti, ninguna gracia para sus familiares ningún privilegio ni favores les consiguió esta santa que el papa Pío XII elevó al honor de los altares. El verdadero privilegio es poder servir a los demás. 87º La lección del perrito Bingo cojo de una pata. "Bingo" el perro de mi vecino, el cazador, ha vuelto cojo de la cacería del domingo: una trampa ha estado a punto de destrozarle la pata derecha delantera. Y el pobre animal, al que otros días, en el ascensor, tengo que frenar para que no me ensalive la cara a lenguetazos, me mira hoy con ojos tristes, pegado a los rincones, con la patita levantada como si quisiera explicarme su tragedia. Pero, apenas llegamos y se abre la puerta del ascensor, como si de repente se olvidara de todo su problema 'bingo' sale correteando hacia sus amigos, los niños, levantando la pata derecha y apoyándose, con extrañas posturas, en las otras tres patas. Es como si se volviera payaso y pusiera en su andar a la pata coja algo de farsa y de broma. Corre, salta, todo sin tocar jamás el suelo con su pata herida. Se diría que toda la vida hubiera tenido solamente tres patas. La condición humana es algo así: ningún ser humano pasa mucho tiempo sin que se le venga a los suelos algunos de sus sueños. Pero la otra lección de la vida es que el ser humano tiene siempre al menos el doble de capacidad de resistencia de la que creía tener. Si le cortan un pié, aprende a caminar con el otro; si le cortan también el otro se arrastra; si no puede arrastrarse, sonríe; si no tiene fuerzas para sonreír, aún le queda la capacidad de soñar que es una nueva forma de caminar en esperanza. 88º Miss traje de baño no sabe nadar En una revista italiana veo la foto de Fiorella Marini, una estupenda chica de dieciocho años a la que acababan de elegir 'Miss traje de baño'. Tiene un rostro bonito, unos ojos pícaros, una cabellera estupenda, pero lo que es aún es más gracioso es lo que se lee al pie de la fotografía: Fiorella no sabe nadar. Fiorella es mucho más que anécdota; es casi un símbolo de nuestra civilización de las apariencias, en la que hay que empezar a preguntarse si lo que anda por las calles son hombres vestidos de tela o más bien vestidos rellenos de hombre o de sólo carne.
Maquiavelo aseguraba que 'mejor es que parezca que un príncipe tiene buenas cualidades que el que las tenga en realidad sin parecer'. "El fin como él decía - justifica los medios". Todos los medios, decía él, son buenos si sirven al fin. No tiene importancia que los medios sean inmorales. ¿Qué nos dice la moral de Maquiavelo que 'el fin justifica los medios'? Son inmorales aquellos medios que utilizan a la persona humana como objeto, como instrumento, es decir como "medio", mientras que la persona es siempre un fin. Lo grave es que vivimos mucho más pendientes de la opinión de los demás que lo que nos dicta nuestra conciencia. Dicen que "De cada cien rebeldes noventa y nueve practican 'la moda de la rebeldía. '" 89º Los 499 intentos de Édison para inventar el foco de luz. Beethoven decía que "el genio se compone de un 2% de talento y de un 98% de trabajo" El genio comienza las grandes obras, pero sólo el trabajo las termina". No hay inteligencia que valga cuanto el coraje. En los grandes triunfadores hay siempre una décima parte de intuición, pero las otras nueve son de tozudez. Beaudelaire se lo decía a aquella dama que le preguntaba qué era la musa o inspiración: "La inspiración, señora, es trabajar todos los días". Un fracaso sólo es peligroso en dos casos: primero, cuando uno se ríe de él y, el segundo, cuando uno se tumba encima de él. No hay que reírse del fracaso porque nos puede indicar el error que hemos cometido y que no tenemos que repetir; pero tampoco tenemos que desanimarnos porque un fracaso puede ser el camino para el éxito. El gran científico Edison que inventó tantos instrumentos técnicos modernos, confesó que sólo después de 499 intentos llegó a inventar el foco de luz eléctrica que utilizamos todos los días. A quien le decía que había sufrido 499 fracasos, contestó: "no 499 fracasos, sino 499 tentativas necesarias para llegar al éxito final; fueron como 499 peldaños para llega a la cumbre que preceden el último paso que nos lleva a la cumbre... 90º No me importa el alma de mi madre sin su cuerpo. Un día, al salir de una iglesia en la que había hablado yo de la resurrección de la carne, me esperaba a la puerta un muchacho cuyos ojos ardían. "¿Usted cree de veras, pero de veras en lo que acaba de predicar?" me preguntó. Sus palabras me sacudieron, porque eran tan ardientes como sus ojos y porque comprendí que de mi respuesta iban a depender muchas cosas para él. Cuando le dije que sí y que eso para la Iglesia era un dogma de fe y no una metáfora, vi cómo el fuego de sus ojos se convertía en luz serena. Me explicó que desde hacía diez años,
exactamente desde el día del entierro de su madre, había perdido la fe; no era capaz de creer. Su madre había muerto estando él lejos de España y su padre había retrasado el entierro para que él llegara a tiempo. Y cuando él, antes que cerraran el ataúd, se había acercado para verla, apenas la había reconocido, tanto la enfermedad la había deformada. Su madre había comenzado a... y el joven no fue capaz de pronunciar la palabra. Se detuvo aterrado. "Yo podía aceptar que mi madre muriera, pero no que a su cuerpo, que a mí me había dado la vida, le pasara aquello". Por eso nunca me ha bastado saber que el alma de mi madre estaba en el cielo. Yo quiero su cuerpo, necesito recuperarlo tal y como era antes de aquel momento". "Lo recuperarás, le dije. Y vi como crecían sus ojos, cómo se expandía su alegría, cómo diez años de angustia se alejaban de él. El gran misterio de nuestra fe es la muerte y resurrección de Jesucristo primicia, promesa y garantía de nuestra resurrección. Pablo lo dijo con extrema claridad "Si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo es que algunos de ustedes dicen que los muertos no resucitan? Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó" ( 1 Cor 15, 12-13) Y pensando en él entendí que para valorar el cuerpo humano hay que pensar en el santo cuerpo que nos engendró y comprendí, para siempre, que 'tiene' que ser cierto que todos nuestros santos cuerpos resucitarán. 91º Peligroso error de un equipo de médicos. Una doctora me contaba, hace días, una historia emocionante. Su oficio es magnífico: se dedica al análisis preventivo de varias enfermedades de los recién nacidos, enfermedades que, detectadas en los primeros días de la vida, logran salvar mucho niños de la muerte y ahorrar muchos dolores tardíos. Y sucedió, en una jornada en la que los médicos estaban sobrecargados de trabajo, que alguien en su laboratorio, se equivocó al poner las etiquetas en las muestras de los análisis. Sucedió así que se aplicaron curas innecesarias a un niño que estaba bien y, lo que es peor, se dio por sano a un niño claramente predispuesto a varias enfermedades. Meses más tarde, lo que se había dado por imposible, se declaró en este niño declarado sano, por lo que las curas tardías fueron mucho más dolorosas y peligrosas. Y todo esto a causa de aquel error en el cruce de etiquetas. Los médicos de aquel laboratorio sufrieron, por este error tanto o casi tanto como los padres. Pero, gracias a las curas, el pequeño pudo salvarse. Un año más tarde, aquellos padres fueron a visitar a la doctora. ¿Para quejarse de aquel error que puso en peligro la vida de su hijo? No; para que la doctora viera lo bien que el niño estaba y para que no siguiera sufriendo al recordar aquel error que se había cometido.
La doctora, que me contaba la historia, se emocionaba al hacerlo y me decía que, mientras tantos hubieran guardado rencor, aquellos padres habían descubierto que la posibilidad del error es parte de la condición humana, que también un médico tiene derecho al cansancio y que sus fallos deben ser comprendidos como los de los demás hombres. A mí no me gusta la fórmula "derecho a equivocarse". No tenemos verdadero 'derecho' al error. Lo que sí tenemos si es el derecho a ser comprendidos en nuestros fallos, a ser aceptados con nuestros errores, a ser perdonados por nuestras estupideces, a ser reconocidos como hombres que inevitablemente cometerán siete tonterías al día y setenta veces siete por años. "El justo cae muchas veces, pero se levanta, mientras que los malvados se hunden en su adversidad" (Pro 24, 16) La vida nos ha enseñado a perdonar, que es el arte más difícil que existe. "Se puede ser muy cruel al perdonar, - decía S. Agustín - cuando se perdona 'desde arriba' desde la 'dignidad del ofendido'. Hay que perdonar sabiendo que también nosotros necesitamos de perdón" 92º Vi a un mendigo dormir al frío de una noche de invierno y... entré en mi casa. Es este un hecho histórico narrado por Martín Descalzo. Un amigo mío formaba parte hace años de una pequeña y ardiente comunidad cristiana. Un día a la semana se reunían para hablar de Cristo, de la fe, de cómo difundir su mensaje. Y, como todos eran gentes con sus jornadas de trabajo, se reunían de noche, con cena frugal a la que seguía una larga conversación que a veces se prolongaba hasta las tres de la mañana. Mi amigo salía de allí dispuesto a entregar lo mejor de su vida por el Señor. Hasta que... Era una noche de invierno, heladora y cortante, cuando mi amigo, tras la charla con su comunidad, llegó a su casa cerca ya de las tres de la madrugada y, al bajarse del coche, vio que enfrente de su portal, en el jardín frontero, sobre un banco de hierro, dormía una persona anciana mal cubierta con algunos periódicos. Algo ocurrió en el alma de mi amigo; con una noche así, un hombre sobre un banco, sin otra protección que un viejo abrigo y unas hojas de papel podía bien morirse de congelación. ¿Podría dejarle al desamparo? Dentro de sí oyó gritar una voz que le explicaba que eso sería un crimen. Pero pronto otra voz le recordó que no podía meter en su casa a un desconocido. ¿Y si era un ladrón? ¿Y qué dirían su mujer y sus hijos si a las tres de la madrugada les despertaba para acomodar en casa aquel hombre andrajoso? Cuando mi amigo metió la llave en la cerradura de su casa se gritó a sí mismo que era un cobarde. Pero el egoísmo fue más fuerte que él. Y, ya en su piso, evitó asomarse al balcón para impedir que la conciencia multiplicara los martillazos con que estaba asediándole. Ya en la cama le pareció que las mantas eran a la vez pesadas y congeladoras. Se sentía habitando a la vez en el infierno de su egoísmo y
en el cuerpo del mendigo. Y tardó mucho en dormirse aquella noche porque la figura del hombre acurrucado en el banco parecía clavada en su imaginación. A la mañana siguiente, al despertar, se acercó con pánico a la ventana; estaba seguro de que aún vería en el banco aquel cuerpo quizás muerto- que él había abandonado. No estaba. Y no supo si sentía ganas de reír o llorar. A lo largo de toda la semana siguiente vivió en la vergüenza. Se miraba en el espejo y sentía asco de sí mismo. No se atrevía a ir a la iglesia ni a comulgar. Sentía unos infinitos deseos de que llegara el próximo viernes para confesarse ante Dios y sus compañeros de aquel pecado que, conforme pasaban los días, crecía en su conciencia. Cuando el viernes llegó y contó, casi con lágrimas, su cobardía, percibió con asombro que la historia no impresionaba mucho a sus compañeros. Y no era que la disculpasen, aceptando que todo hombre hace mil disparates al día; sino que, además, encontraban teorías para rebajar su gravedad. Alguien explicó que la batalla urgente no era tanto ayudar a los individuos como cambiar la sociedad. Otro dijo que la caridad sólo era auténtica cuando se convierte en justicia. Un tercero comentó que la limosna denigra tanto al que la recibe como al que la da. Alguien añadió que dar cama una noche a un vagabundo no iba a resolver sus problemas. Y no faltó quien dijo que "gente así ya está acostumbrada a dormir en un banco". Mi amigo salió aquel día más congelado que nunca de la reunión. Y decidió no volver más a aquellas reuniones. No quiso juzgarles, ni menos condenarles. Pero entendió que algo no funcionaba en todo aquello. Creo que ese hecho es algo muy común entre nosotros los cristianos. Sabemos tanta sociología que estamos olvidándonos del hombre, del hombre concreto. Hemos logrado autoconvencernos de que el mal es una cosa anónima, del que tendría la culpa la sociedad y no nosotros. Al parecer ni el delincuente tiene culpa alguna ni la tienen las personas que de algún modo le rodearon. La culpa es 'de las estructuras'. El día que cambien las estructuras, se dice, la criminalidad habrá desaparecido. Nadie parece saber quienes son los culpables de las estructuras. 93º Jesús es para nosotros: camino, verdad y vida. (CAVEVI) Es una leyenda. El hijo de Dios, antes de descender a la tierra, dijo a sus ángeles: tengo deseo de ir a ver a los hombres, haciéndome uno de ellos. Quiero llevarles regalos que les sean útiles a su felicidad. "Angeles, desciendan a la tierra y fíjense bien qué necesidades tienen los hombres. " Partieron los ángeles. Recorrieron todo el universo, y luego volvieron al cielo para referir lo visto Dijeron al Hijo de Dios: "entre tantas necesidades de los hombres, he aquí las principales: - Tienen necesidad de pan Respondió el Hijo de Dios: "seré el Pan para ellos". - Los hombres tienen necesidad de perdón, porque son pecadores.
"Seré el perdón para ellos. " - Los hombres tienen necesidad de verdad, para descubrir “el misterio de la vida. " "Yo seré la verdad". - Los hombres tienen necesidad de amor... "Yo seré el amor. " Concluyeron los ángeles: - Los hombres tienen necesidad de vida. Y el Hijo de Dios respondió: Yo seré la vida de los hombres para siempre. Esto es lo que Jesús quiso ser para nosotros: Camino, verdad y vida" (CAVEVI). En estas tres palabras está contenido lo que constituye la felicidad del hombre. 94º Dios nos dio ojos para ver y... párpados para no ver. Uno de los discípulos de Jesús había cometido, una vez, una falta muy grave. Todos esperaban que el Maestro le diera una buena reprensión. Pero, pasó como si nada hubiera sucedido. Protestaron los discípulos de Jesús diciendo: "No podemos no ver y olvidarnos lo que ha sucedido. Después de todo Dios nos ha dado ojos para ver". "Sí, dijo Jesús, pero Dios nos ha dado también párpados" El Papa "bueno" Juan XXIII, beatificado el 2 de Septiembre del año 2000, a una persona en autoridad que se quejaba de los difícil que era corregir a sus dependientes, le decía: un superior, tiene que ver todo(no ser ingenuo), alabar mucho y corregir "algo". Es lo que hizo Jesús con sus discípulos que no eran nada santos y que una y otra vez le provocaron y casi le hicieron enojar: En el evangelio encontramos algunas expresiones de Jesús que nos hace ver cuánto tuvo que aguantar a sus discípulos "¿Hasta cuando tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuando tendré que soportarlos? (Mc 9, 19) 95º El niño que quería ser un televisor La profesora había dado a sus niños una tarea: les pedía que escribieran qué animal o qué cosa les gustaría ser y... por qué. Un niño de apenas ocho años respondió que a él le gustaría ser un televisor. ¿Por qué? - le preguntó la maestra -. "Porque así mis padres me mirarían más, me escucharían con mayor atención y mandarían a los demás callarse cuando yo estuviera hablando y no lo mandarían a la cama a la mitad de mis juegos, lo mismo que ellos nunca se acuestan a la mitad de la película.
¿Qué habrán pensado sus padres a leer esta página tan sincera de su hijo? Habrán caído en la cuenta que para ellos el programa televisivo es más importante que escuchar a su hijo y hablar con él. Estos padre, ¿no tendrían que pedir perdón a Dios de este grave pecado de omisión? 96º Para no correr ningún riesgo… no se animaba a sembrar. Un pobre campesino estaba sentado a la puerta de su pobre rancho medio destruido, cuando se le acercó un pasajero y le pidió un vaso de agua. - ¿Cómo le va con la cosecha del algodón? Le preguntó. -"No tengo algodón- contestó el campesino. Temí que me lo comiera el picudo. - El maíz, entonces, ¿cómo le va? - Tampoco sembré maíz - Le contestó -. Temí que no lloviera". El forastero, un poco confundido, siguió preguntándole - ¿Y las papas como van? - No sembré papas, porque tuve miedo a los gusanos. - Pero - hombre - ¿qué sembró usted entonces? - Nada - respondió el campesino. - "quise ir sobre seguro". Cuando el trabajo no es un valor todas las excusas o pretextos son buenos para no trabajar. Y pensar que el trabajo no es una consecuencia del pecado original. Cuando Dios creó al hombre, le dio la responsabilidad de trabajar y cuidar la tierra. "Yahvé tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara"(Gn 2, 15) El trabajo no es una maldición sino la manera de colaborar con Dios creador. Es verdad que el pecado deformó y sigue deformando esta actividad humana, de por sí fuente de alegría. Lamentablemente, una de las consecuencias del pecado, fue también la de distorsionar la relación que existe entre el hombre y la naturaleza. El trabajo se convirtió en medio de explotación de los pobres; en lugar de ser fuente de dignidad y de satisfacción; se hizo fin a sí mismo. En algunas culturas 'se vive para trabajar' y en otras se trabaja sólo para sobrevivir, es decir, para sacar de la tierra lo mínimo indispensable para seguir viviendo. Pero los fines del trabajo no se reducen a producir alimentos sino para elevar el nivel de vida del hombre. Dominar la tierra y someterla tiene como fin principal permitir al hombre de vivir según su dignidad de hijo de Dios. Jesús pasó gran parte de su vida trabajando como carpintero y no creyó que estaba perdiendo tiempo construyendo mesas y sillas, tablas y ventanas para sus compatriotas de Nazaret. 97º Si no fuera porque comulgo en la S. Misa, los habría tirado a la mar a todos.
Un colérico capitán de navío, comulgaba todos los domingos en la Santa Misa; pero tenía un tal mal carácter que todos los días montaba en cólera y se ponía furioso con sus dependientes. Estando en grupo, le dijo una vez un joven oficial: "Hay algo que no entiendo, capitán; usted es muy creyente y comulga todos los domingos y sin embargo le suele dominar la cólera. ¿Cómo se explica eso?" Muchacho - replicó el comandante - si no comulgara todos los domingos, ya hace tiempo que los hubiera arrojado a todos a la mar". La Santa comunión eucarística no es un premio para los buenos sino un encuentro con el Señor al que le pedimos ayuda para mejorar nuestra vida. Y, aunque no logramos cambiar nuestro carácter, al menos nos impide caer en lo peor que es cometer pecados tan graves que nos alejan de Dios. 98º Los niños llevaban a pasear a su maestra en silla de ruedas. Jacinto le preguntó, aquella tarde a su pequeña amiga Gabriela. - ¿Qué has hecho hoy en la escuela? - He hecho un milagro - respondió la niña. -¿ Y qué milagro hiciste? Tenemos como profesora a una señorita que está muy enferma. No puede caminar y la llevan a la escuela sobre una silla de ruedas. La señorita hoy nos hablaba de los milagros de Jesús. Y los niños le dijeron: - No es verdad que haya milagros porque si los hubiera, Dios te hubiera curado a ti - Y ella, ¿qué dijo?: - Sí, Dios hace también milagros para mí - ¿Qué milagros te ha hecho Dios? - Mi milagro son ustedes - Porque me llevan los miércoles a pasear, empujando mi silla de ruedas. " "¿Lo ves? Hacemos milagros todos los miércoles por la tarde. La señorita dijo también que habría muchos más milagros si la gente quisiera hacerlos". Los milagros espirituales, los actos de amor, son más importantes que las curaciones del cuerpo. La vida no es para sentarse esperando que Dios haga milagros espectaculares en nuestro favor; ni es para limitarse a confiar en que él resuelva nuestros problemas, sino para empezar a hacer ese milagro pequeño que él puso en nuestras manos, el milagro de querernos y ayudarnos. ¿Es más milagroso devolver la vista a un ciego o curar a un amargado para que vuelva a esperar? ¿Es un milagro más grande multiplicar los panes o repartirlos bien? ¿Más asombroso cambiar el agua en vino o el egoísmo en fraternidad? "La felicidad - decía Follereau - es lo único que estamos seguros de poseer cuando buscamos la felicidad de los demás. Hay que crear otras felicidades para ser feliz. Hay que regalar mucho para tener las manos llenas. 99º A los camellos nerviosos hay que dejar que desahoguen su rabia.
Al camello, si no le das de beber todos los días, no le importa; si no le das de comer, tampoco, si no le dices el camino, él lo sabe, él te llevará, él te traspasará hasta el otro lado del desierto, te pondrá sano y salvo en la otra orilla. En la India tenemos muchos camellos, los vemos con frecuencia. Son bestias tranquilas, pero cuando se enojan pueden ser peligrosos. Tienen una fuerza enorme, con su patas puede tumbar un coche y esa dentadura enorme puede destrozar un cráneo humano sólo de un bocado. Y los camelleros lo saben muy bien. El camellero, a veces, tiene que frenarlo o estimularlo para que vaya más de prisa. Tiene que frenarlo ante un paso nivel o no dejarle comer la paja del carro que les está delante, y los camellos obedecen con mucha paciencia y tranquilidad. Naturalmente el resentimiento se va acumulando en la joroba del camello. El camello quiere a su camellero como la vaca quiere a su dueño pero también tiene este resentimiento. Si el camello llega a enojarse, pobre camellero. Pero los camelleros conocen muy bien a sus camellos y antes de que lleguen al tope, les hacen descargar sus sentimientos negativos. Aparcan su carro, desatan el camello y lo dejan libre. Luego tomas su turbante, que es su símbolo; está incluso impregnado de sus olores, de su personalidad y generosamente lo arrojan a los pies del camello. El camello entonces se lanza a cuatro patas a pisotearlo, lo hace trizas y lo destroza todo con locura. El camellero lo observa con toda tranquilidad desde lejos. El camello desahoga todos sus malos sentimientos y el camellero lo mira tranquilo. Por fin el camello se cansa, deja por tierra el turbante hecho trizas y vuelve a ser un camello tranquilo y pacífico. El camellero sabe que ha pasado la crisis, se compra otro turbante, porque ya el que tenía no le sirve más y vuelve tranquilamente a sus caminos con el camello atado a su carro, como si nada hubiera pasado. También los seres humanos somos un poco como los camellos; podemos soportar, tragar humillaciones y dominar nuestros sentimientos negativos, etc. Pero todas las cosas tienen un límite y a veces hace falta descargar la tensión acumulada y desahogarse con alguien que sepa comprender también lo excesivo de nuestras expresiones. El filósofo Aristóteles pensaba que la representación de la vida real en los espectáculos trágicos podían servir como 'catarsi' o purificación. La carta a los Efesios también nos amonesta a no provocar a los demás "Y ustedes padre, no irriten a sus hijos, sino para educarlos, usen la corrección y advertencias que puede inspirar el Señor" (Ef 6, 4) También las burlas tienen un límite que no se puede superar. Tenemos que darnos cuenta hasta que punto reírse de un defecto de una persona puede ser un signo de confidencia y fraternidad y cuando, en cambio, se convierte en ofensa. 100º Claro que me gustaría acosarme con Ud. Pero no lo voy a hacer.
Era un psicólogo y contaba que en su consultorio llegó, un día, una mujer muy... liberalizada. Al cabo de un rato, aquella joven descarada le dijo: "¿A usted no le gustaría acostarse conmigo?". El psicólogo le contestó inmediatamente: "Sí, me gustaría, pero no lo voy a hacer" La respuesta impresionó a aquella mujer acostumbrada a otras reacciones. Conociendo la honestidad del psicólogo quizás se esperaba un rechazo indignado, como: "¡Pero! ¿Qué está diciendo señorita"? "no, por Dios, de ninguna manera me gustaría" ¿Qué esta diciendo? Pero habría sido una mentira, porque la mujer era muy atrayente y le habría gustado de veras aceptar su invitación. "Pensé, afirmó el psicólogo - con toda sinceridad, que no era una culpa que me gustase aunque sí, habría sido un pecado cometerla. La mujer quedó sorprendida por la sinceridad del psicólogo y le contestó con la misma franqueza: "es usted el primer psicólogo honrado que he encontrado". Este psicólogo está diciendo lo mismo que Jesús. En el evangelio de Marcos, textualmente así: "Nada de lo que de fuera entra en el hombre puede hacerlo impuro porque no entra en su corazón... Lo que sale del hombre, eso lo hace impuro, 'pues, del corazón del hombre salen las malas intenciones: inmoralidad sexual, robos, asesinatos, infidelidad matrimonial, codicia, maldad, engaños, vida viciosa, envidia, injuria, orgullo y falta de sentido moral. Todo esto viene del corazón del hombre y lo mancha". (Mc 7, 18. 20-21) Por corazón del hombre se entiende los actos libres y responsables, los actos que el hombre realiza con plena advertencia y deliberado consentimiento. Nunca son pecados las fantasías que pasan por la mente, los deseos espontáneos que nos pueden también molestar y constituir una tentación peligrosa. Son pecados solamente los que dependen de nuestra libre voluntad. También Jesús fue realmente tentado y a lo largo de toda su vida, no solamente en una ocasión en el desierto al comienzo de su vida pública. La tentación es una situación humana; lo que es inhumano es caer en la tentación. El pecado es inhumano porque consiste, exactamente, en cometer todo lo que perjudica a la persona humana. 101º Fracasó en el examen porque no le habían dejado elegir su profesión. Escribe C. Vallés. Un joven, que era el primero en mi clase de matemática, quería seguir la carrera de ciencias exactas pero sus padres les decían que económicamente no ganaría mucho dinero; era mejor que estudiara de ingeniero. Y por eso lo obligaron a estudiar ingeniería en contra de su voluntad. El primer año reprobó. No era que a propósito hubiera descuidado sus estudios, no. No le salió bien. El resultado de todos sus esfuerzos fue negativo. ¿Era una venganza inconsciente que se rebelaba a la imposición
injusta? ¿Fue quizás la expectativa que sus padres tenían sobre él lo que le hizo daño y lo puse nervioso e incapaz de estudiar con serenidad? El hecho es que no pudo seguir sus estudios de ingeniería; no era aquella su vocación. Cada persona es única y Dios le confía una misión en la vida, un camino que las disposiciones naturales y las circunstancias revelan al individuo. Los padres no son dueños de sus hijos y no pueden imponerles la profesión. que a ellos le guste El papel de los padres es descubrir, con el hijo, su auténtico camino. 102º Le dijeron a los jesuitas que los ayudaban: “Déjenos en paz” Escribe C. Vallés: "Los jesuitas de la Universidad de San Javier nos lanzamos con la mejor voluntad del mundo a liberar a un pueblo entero de su pobreza. Nos comprometimos con toda la potencia y formación que podíamos. Para empezar decidimos, nada menos, que adoptar toda una aldea para levantarla y ayudarla económica, social e ideológicamente. ¿Y que sucedió? A los dos años de nuestro trabajo generoso e incansable, nos pidieron que nos fuéramos y los dejáramos en paz. En resumidas cuentas no necesitaban de nosotros, y nosotros les habíamos hecho más mal que bien. Y nos preguntamos: ¿por qué fuimos a la aldea? ¿Por ellos? Parece que no. Sin darnos cuenta el móvil de nuestra iniciativa era querer aparecer en los periódicos. Pensábamos a lo bien que nos quedaríamos si en los diarios se escribiera: "La universidad de San Javier ha adoptado una comunidad; ¡Que gesto noble y digno!” El pueblo, en realidad, no necesitaba de nosotros. Empezamos a crearles unas necesidades; a armarles líos y hacerles sufrir. Antes vivían tranquilos con su cultura, sus costumbres y su miseria también a la que estaban acostumbrados. Nosotros les habíamos dado lo que a nosotros nos parecía bien. Pero llegaron al punto de pedirnos que nos marcháramos. No le hemos dado lo que ellos querían sino lo que a nosotros nos parecía bien. Quizás habría que leer el dicho bíblico: "haz a los demás lo que quieres que los demás hagan a ti" de la siguiente manera: "Haz a los demás lo que a ellos (no a ti) les gusta, lo que a ellos y no a ti te parece bien. 103º ¡Mira temporada!
que
vestido
tendremos
que
usar
la
próxima
Dos muchachas están frente a un escaparate donde se exhiben las modas de la próxima temporada y una de ellas le dice a la otra: "Fíjate, que cosas tan horribles vamos a tener que ponernos la próxima temporada". Pero, acto seguido, entran y compran. No es que compran porque les guste, sino porque es la moda. Esta es la primera razón para el corte de cabello y para cualquier otra cosa. La moda ayuda a los jóvenes, no porque les guste, sino porque los identifica con el grupo. Al muchacho no le gusta llevar ese peinado (cabeza afeitada y pintada de verde por la mitad y la otra mitad como una
cresta de gallo) pero la moda les ayuda para identificarse con su grupo. No es que les guste este tipo de peinado llamado 'punk', lo aborrecen, pero todos juntos tienen que llevarlo porque es un símbolo. Hay varios textos del Nuevo Testamento en el que se nos dice que no tenemos que conformarnos con el mundo. "No sigan la corriente del mundo en que vivimos, más bien transfórmense por la renovación de su mente. Así sabrán ver cuál es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agrada, lo que es perfecto" (Ro. 12, 2) No es un pecado seguir la moda. pero hay límites. No hay que quedar esclavos de la misma. 104º Un pañuelo más elocuente que las palabras Una vez vino a verme una muchacha que cursaba el doctorado en la universidad. Era mayor, había terminado todos sus exámenes y estaba realizando su tesis, de modo que era una persona madura. Comenzó a hablarme de algunas situaciones de su vida y al cabo de un rato expresó algo que le dolía mucho. Estaba enamorada y le habría gustado casarse con un muchacho, que también la amaba. Pero a sus padres el muchacho no le gustaba y no le permitían seguir con él. En la India los matrimonios, en general, los hacen los padres. Aunque ahora hay más apertura a nivel de la universidad, la mayoría de las familias todavía insisten en elegir la pareja para sus hijos. Aquellos padres dijeron a su hija que no, que no querían que se casara con aquel joven a quien ella amaba. Y ella me decía lo siguiente: "Yo quiero mucho a ese joven y deseo casarme con él, pero mis papás no aceptan. Para mí lo primero en el mundo son mis padres, no puedo imaginarme darles un dolor tan grande. Yo la escuchaba con toda atención; pero no pude no fijarme en el hecho de que, mientras hablaba. , sus manos manipulaban sin cesar su pañuelo. En la India, con mucha frecuencia, las mujeres llevan en la mano o atado al bolso, un pañuelo bordado. Ella tenía aquello pañuelo en la mano mientras hablaba y lo que hacía con él, era retorcerlo de miles maneras. Ella decía una cosa y sus manos mostraba lo que sentía realmente. Su lenguaje estaba censurado pero sus manos habían escapado de la censura y estaban dando el verdadero mensaje en forma dramática: era el cuello de sus padres que ella estrujaba entre sus manos. No pude más que decirle: "¿Has notado querida, que tus manos le están haciendo al pañuelo lo que querrías hacer con tus papás?" Ella cayó en la cuenta, miró su pañuelo completamente estrujado y echó a llorar. Es verdad que nuestro cuerpo con sus movimientos espontáneos nos traiciona o, mejor dicho, revela lo que las palabras quieren ocultar. Nuestro gestos, nuestra manera de vestir, caminar, reír, caminar. hablar etc nos revelan lo que somos aunque no tengamos ninguna intención de
manifestar nuestro interior. Sobre todo los ojos, son espejo del alma, nos traicionan fácilmente tanto que si queremos mentir tenemos que dirigir la mirada no en los ojos del que nos habla, sino tenemos que mirar por otro lado. La mentira se manifiesta así como algo que va en contra de nuestra naturaleza. Querríamos encerrarnos en nosotros mismos mientras que todo nuestro ser nos orienta hacia la intersubjetividad, la comunicación y la comunión. 105º Encerrados en una celda para que se volvieran locos. El escritor uruguayo: Eduardo Galeano, autor del famoso libro: "Las venas abiertas de América Latina", cuenta un caso ocurrido en aquellos tiempos de la dictadura militar. Hoy nos parece mentira que hubieran podido suceder tales cosas. Había presos políticos encarcelados en celdas similares a un panal, en donde tenían que permanecer totalmente aislados sin poder comunicarse con nadie. Lo hacían para que los presos se volvieran locos Cuenta que dos presos políticos pudieron salir sanos y salvos de aquellas celdas porque consiguieron comunicarse por medio de una especie de alfabeto 'morse'. Pequeños golpecitos en la pared los tenía en comunicación permanente. Desde sus celdas contiguas iban hablando, se comunicaban de alguna manera y todos los días, guardaban ese contacto humano. Al cabo de mucho tiempo salieron ilesos. No perdieron la cabeza, consiguieron mantener su salud mental porque se mantuvieron en contacto. "Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, varón y mujer lo creó"(Gn 1, 27). Estas famosísimas palabras del Génesis nos dicen que el hombre es imagen de Dios porque fue creado constitutivamente como "interubjetividad' o 'interpersonalidad'. La persona humana es un diálogo subsistente la relación con los demás constituye su misma esencia. El hombre es imagen de Dios porque está constituido para formar una pareja, una relación de conocimiento y de amor con otro ser totalmente idéntico en dignidad y a ña vez totalmente diverso, único e irrepetible. La comunicación y sobre todo la comunidad de amor constituyen la esencia más profunda del hombre y su imagen con Dios. 106º "Dígale a alguien que yo estoy aquí". En víspera de Navidad, el director del hospital de niños de Managua, Fernando Silva se quedó trabajando en el hospital hasta muy tarde. Ya estaban sonando los cohetes de Navidad cuando Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban para festejar la noche buena. Hizo un último recorrido por las salas del hospital; vio que todo quedaba en orden y decidió salir. A un cierto momento sintió que unos pasos lo seguían; eran unos pequeños pasos suaves, casi de algodón. Se volvió y descubrió que uno de los niños enfermos caminaba detrás de él, en la penumbra. Lo reconoció; era un niño que no tenía padres, ni parientes, ni amigos que los
vinieran a visitar. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que casi pedían disculpas por existir. Se acercó y el niño le rozó con la mano y le susurró: "DÍGALE A ALGUIEN QUE YO ESTOY AQUÍ" Llegan al alma las palabras de este niño, son palabras que conmueven el universo. ¡Cómo las habrá oído Dios Padre!. y ¡cómo habrán conmovido a aquel médico tan entregado para aliviar el sufrimiento y la soledad de aquello niños . enfermos!. Y nos preguntamos: ¿por qué tantos sufrimientos en este mundo y por qué sufren tantos inocentes? Este niño ni siquiera pedía por sus padres "dígale a alguien". Se conformaba con que alguien se diera cuenta de él. El amor de Dios no puede manifestarse sino a través de nosotros. Si no se recibe amor es casi imposible descubrir que Dios nos ama. Es por eso que somos sacramentos los unos por los otros, es decir, signos visibles y eficaces del amor de Dios que nos ama. Este es el misterio que Jesús Cristo nos reveló y la Iglesia está llamada a proclamar a todo el mundo: "Dios es Padre". 107º Los elefantes no quieren mirarse en el espejo del agua. En la India cuentan del elefante que, cuando va a beber en una laguna de aguas tranquilas y límpidas, con su trompa remueve el agua para mover el fango del fondo y no ver su cara. Le asusta y le desagrada su cara; no le gustan esas orejas, esa nariz; no le parece estético lo que ve. Entonces lo primero que hace es remover y ensuciar el agua para luego beberla sin tener que mirarse en ella como en un espejo. Algo parecido nos ocurre a nosotros, No nos gusta, nos desagrada vernos tal y cual como somos por dentro; nos cuesta hacer un serio examen de conciencia y reconocer nuestras culpas. Una de las primeras consecuencias del pecado que cometieron nuestros antepasados, fue la de no reconocerse culpables y echar la culpa a otros. Adán echó la culpa a Eva y Eva a la serpiente. Frente a esta indisponibilidad de reconocerse culpables Dios no pudo perdonar y pronunció su castigo. Y sin embargo Dios está siempre dispuesto a perdonar. A Caín que recién había asesinado a su hermano Abel, Dios le dijo: "El pecado está agazapado a las puertas de tu casa. El te acecha como fiera que te persigue, pero tú debes dominarlo" (Gen 4, 7) ¿Qué es lo que nos impide un sincero examen de conciencia y ponernos frente a frente con nosotros mismos para conocernos realmente como somos? Es nuestro orgullo y sobre todo el miedo de reconocer nuestras culpas y sentir la necesidad de cambiar vida. Como los elefantes tenemos miedo de mirarnos por dentro y reconocer nuestras faltas. 108º Buchéfalo, el caballo de Alejandro Magno tenía miedo de su sombra. Supongo que todos ustedes conocen la historia de Bucéfalo, el famoso caballo que sólo Alejandro Magno era capaz de montar. Cuentan las leyendas que todos los palafreneros eran incapaces de mantenerse a su grupa ni siquiera por pocos segundos. El animal caracoleaba, se
encabritaba y tiraba al suelo todos sus jinetes. Sólo Alejandro supo montarlo. Observándolo con atención había descubierto el secreto de su Bucéfalo(que significa cabeza de buey). : El animal se asustaba de su propia sombra. Bastaba con no dejarle ver, bastaba con enfilar sus ojos, tiesos, hacia el solo para que se olvidase de sus miedos. El caballo de Alejandro superó el miedo cuando no pudo verse a sí mismo y se lanzó a la lucha con coraje. ¿Por qué tenemos miedo de fracasar? A veces es nuestro orgullo que nos frena; tenemos miedo de lo que van a decir los demás y de las críticas que van a hacer. A veces es nuestra pereza que nos impide salir de la tranquila seguridad cobarde y lanzarnos a la acción. Nos quedamos tranquilos sin hacer nada, en lugar seguro, al reparo de los fracasos. Pero es un sistema equivocado porque si es verdad que el que no hace nada no se equivoca, es también verdad que toda su vida es una equivocación. 109º Estoy construyendo una catedral Un viajero se acercó a un grupo de canteros y preguntó al primero: "¿Qué estás haciendo?" "Ya ves - respondió - aquí, sudando como un idiota y esperando a que lleguen las ocho de la tarde para largarme a casa. " "¿Qué es lo que haces tú?", le preguntó al segundo. "Yo - dijo - estoy aquí ganándome el pan para mi y mis hijos" "¿Y tú - preguntó al tercero - ¿qué es lo que estás haciendo?" "Estoy construyendo una catedral". He pensado mucho a esta vieja historia, porque realmente los hombres no hacemos lo que materialmente realizan nuestras manos, sino aquello hacia lo que camina nuestro corazón. Y así es como tres canteros podían picar las mismas piedras, pero mientras uno las convierte en sudor, otro las vuelve pan, un tercero trabaja para un ideal mucho más ambicioso: construir una catedral ¡Cómo es difícil vivir a la presencia de Dios, pensando que lo que verdaderamente vale es hacer bien lo que Dios quiere de nosotros. La recta intención es la que da valor a lo que estamos haciendo. No hay que trabajar para que los otros nos vean sino para que, al vernos, alaben a Dios. "Así debe brillar su luz ante los hombres, para que vean sus obras buenas y glorifiquen al Padre de ustedes que está en los cielos" (Mt 5, 16) "No sirvan solamente para que los vean y para que los feliciten los hombres, sino que sean como siervos de Cristo que cumplen de todo corazón la voluntad de Dios" (Ef 6, 8)
No son los otros que me van a juzgar en el día del juicio. Allí estaré solo con Dios, No tendré ni abogados defensores, ni testigos acusadores, ni otro juez sino Jesucristo mismo que... murió por mi en la cruz. ¿Por qué tenerle miedo si me ama tanto? 110º “No necesitamos profetas de desventuras. ”(Juan XXIII) Aquella persona anciana, con aquella santa ingenuidad que sólo tienen los viejos y los niños, contaba que escuchó un día a un cura que hablaba con palabras terribles del próximo fin del mundo: el sol se iba a oscurecer, las estrellas a caer, el mar a desbordar etc. "Al salir del templo, dijo, como todo aquello eran tan triste, me fui a una pastelería y me comí un helado". Juan XXIII denunció un día a estos predicadores. "Nos llegan de cuando en cuando, voces que ofenden nuestros oídos, cuando algunas personas, inflamadas, es cierto, de celo religioso, carecen de criterio en su juicio y en su manera de ver las cosas. En la situación actual de la sociedad no ven más que ruinas y calamidades. Tienen la costumbre de decir que nuestra época ha empeorado profundamente en relación con los siglos pasados y se conducen como si la historia, que es maestra de la vida, no les hubiera enseñado nada. Nos parece necesario expresar nuestro completo desacuerdo con tales profetas de desgracias, que anuncian incesantemente catástrofes, como si el fin del mundo estuviera a la vuelta de la esquina". Y es que el Señor no dijo "Tiemblen, que estoy llegando" sino "Trabajen mientras vuelvo". "Verán al Hijo del hombre viniendo poderoso y glorioso en medio de la Nube. Por eso ustedes enderécense, levanten sus cabezas porque se acerca su liberación" (Lc 21, 28) Hoy también, equivocadamente inspirados en profecías y apariciones de dudosa autenticidad, muchos cristianos se dejan asustar por el fin del mundo que se anuncia. Si ni siquiera Jesús sabía cuando legará el fin del mundo: "En cuanto se refiere al día y a la hora, no lo sabe nadie, ni los ángeles de Dios, ni siquiera el Hijo, sino sólo el Padre" (Mt 24, 36) Lo que cuenta no es el día del fin del mundo, sino el día de nuestra muerte. Dios nos lo quiso ocultar porque cada día tenemos que vivir como si fuera el último y estar siempre dispuestos a presentarnos a Jesús que nos vendrá al encuentro para llevarnos a la casa del Padre. 111º Sólo recordaban que les ponía los calcetines: nada de tantos consejos. Una madre, Rosario Bonfil, en su libro "Tiempo de Dios", contaba que un día, cuando sus hijas eran ya mayorcitas, quiso comprobar qué había quedado de su educación en los años infantiles.
Durante muchos años, ella se había esforzado por meter en las mentes de sus hijas algunas frases que esperaba fuesen, para ellas, fundamentales. Palabras como 'gracias' o 'perdón' se las repitió tercamente en aquellos años, confiando en que quedarían impresas en la blanda cera de sus almas infantiles. Pero cuando quiso comprobar qué había quedado de todos aquellos consejos, comprobó que sus hijas no recordaban ni una sola de aquellas frases que ella esperaba fuesen decisivas. De pronto una de las hijas, dijo: "Lo que yo sí recuerdo muy bien son los calcetines. "Ahora la sorprendida fue la madre. "¿Qué pasaba con los calcetines?" La hija lo explicó "Tú venías por la mañana a despertarnos. Nosotras estábamos aún llenas de sueño y de pereza y sacábamos sólo un pie entre las sábanas. Entonces tú nos ponías un calcetín. Luego sacábamos el otro pie y nos ponías el otro, mientras nosotras nos íbamos despertando. De eso sí tenemos un buen recuerdo. La madre se quedó pensando. Las palabras son sólo palabras y se las lleva el viento. En cambio, un gesto de amor queda para siempre. Ahí está la clave de toda educación. Los niños los saben muy bien y distinguen perfectamente entre las palabras bonitas y la hechos que son de veras un signo de auténtico amor. El lema principal del sistema preventivo de Don Bosco es: "Studia di farti amare" es decir 'procura hacerte amar" testimonia con los gestos y servicios concretos que tú amas a los jóvenes y ellos lo recordarán para siempre. 112º Para S. Francisco la alegría vale más que el ayuno. Martín Descalzo se quedó conmovido al leer una página de Julien Green sobre S. Francisco. " Me he detenido en una página conmovedora. Es aquella en la que, tras contar los severos ayunos que él y sus frailes hicieron en Rivo Torto, una noche, durmiendo ya, oyó los lamentos de un fraile que gemía. Se levantó. "¿Qué te pasa, hermano?" le preguntó "Lloro porque me muero de hambre. " Y entonces Francisco: despertó a los demás hermanos y les explica que el ayuno está muy bien, pero que no pueden dejar que un hermanos sufra tanto. Y como se sentiría avergonzado en comer él solo, es necesario que todos los compañeros se levanten y se pongan junto a comer con él. Y el hambre del hermano se convirtió en una fiesta, aunque la comida estuvo compuesta sólo de pan y unos pocos rábanos, pero bien regados por la alegría. Hay una expresión muy aclaradora del profeta Oseas(6, 6): "yo quiero misericordia, no sacrificios" Jesús citó estas palabras de Oseas cuando le criticaban porque no hacía ayunar a sus discípulos "Me gusta más la compasión que no el culto" (Mt 9, 13 y también "Prefiero la bondad a los sacrificios" (Mt 12, 17). Francisco se dio cuenta que el ayuno de sus frailes era a veces excesivo y sabía resolver ciertas situaciones. Quiso satisfacer el hambre de aquel
fraile hambriento pero sin dejarlo mal parado frente a sus hermanos más robustos que él. Francisco satisfizo su hambre sin humillarlo. 113º Un general japonés consultó a los dioses con una moneda falsa. Nobunaga, general japonés, se enfrentaba, en la última guerra, con un ejército muy superior al suyo. Ni el ni sus soldados confiaban en la victoria. Sus tropas, compuestas de gentes del pueblo japonés, fuertemente supersticioso y fatalistas, estaban seguras de que serían aplastadas. El general Nobunaga, antes de entrar en combate, se dirigió a un santuario sintoísta y allí dijo a sus soldados: "Ahora rezaremos a nuestros dioses y después lanzaremos una moneda al aire para que ellos nos digan si venceremos o saldremos derrotados. Si sale cara, la victoria será nuestra, si sale cruz, retrocederemos. El destino nos revelará su rostro" Lanzó la moneda al aire y salió cara. Y los soldados se llenaron de tal ansia de luchar que, aun siendo inferiores en número, consiguieron una espectacular victoria. A la mañana siguiente, uno de los ayudantes dijo a Nobunaga: "Es cierto, nadie puede cambiar el rostro del destino:" "Así es", respondió el general, mientras mostraba a su ayudante la moneda que él había utilizado: era una moneda falsa que tenía cara por ambos lados. El destino es una moneda que, para los valientes, tiene "cara" (aspecto positivo), por las dos partes, y para los cobardes tiene "cruz " (negativo) también por ambos lados. Porque el que se enfrenta con la vida seguro de que va a ser derrotado, lo será con certeza y el que está decidido a construir su vida, antes o después, la triunfará. El cristiano cree esto como un aspecto seguro de su fe: "Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman" (Ro 8, 28) 114º Una sonrisa por encima del muro le bastaba para ser feliz todo el día. Raul Follerau solía contar una historia emocionante. Visitando una leprosería en una isla del Pacífico, le sorprendió que, entre tantos rostros apagados, hubiera un leproso que había conservado unos ojos claros y luminosos que aún sabían sonreír. Cuando preguntó qué era lo que mantenía a este pobre leproso tan unido a la vida, alguien le dijo que observara su conducta al comenzar el día. Y vio que, apenas amanecía, aquel hombre acudía al patio que rodeaba el campo de los leprosos y se sentaba enfrente del alto muro de cemento que lo rodeaba. Y allí esperaba. Esperaba hasta que, a media mañana, tras el muro, aparecía durante unos minutos una cara de mujer que le sonreía. Entonces el hombre comulgaba con esa sonrisa y sonreía él también. El rostro de mujer desaparecía pronto pero el hombre, iluminado, tenía ya alimento para seguir soportando una nueva jornada y para esperar a que la mañana siguiente regresaría el rostro sonriente. El rostro de su mujer, que venía a verlos todos los días daba sentido a su vida.
Cuando le arrancaron de su pueblo y le trasladaron a la leprosería, la mujer le siguió hasta el poblado más cercano. Y acudía cada mañana para continuar expresándole su amor. "Al verla cada día - comentaba el leproso - yo sé que todavía vivo" La sonrisa es la más barata de las ayudas que podemos dar y es la que tacañamente tenemos dificultad a dar. Lo que más necesita el niño es leche y amor. ¿Y los adultos? de tantas cosas necesitan, pero sobre todo de amor. Cuando alguien se siente rechazado, y cae en la cuenta de que nadie lo necesita ni le manifiesta su amor, entonces se hunde en la peor de las depresiones, capaz a veces de llevarlo al suicidio. ¿Cuesta tanto una sonrisa? Sí, cuesta nada más y nada menos que saber desprenderse de sí mismo, olvidar todos los sinsabores de la vida e interesarse del otro que quizás esté esperando un signo de amistad. 115º La fe de un musulmán y el respeto humano de los cristianos. Un empleado de la 'Tele' me cuenta que cuando el mes pasado había ido, con su equipo, a Egipto para realizar varias filmaciones, ahí fue recibido por el director general de la Televisión Egipcia. Después de darles todas las facilidades para su trabajo, se despidió de el regalándole un ejemplar del Corán, no sin antes poner respetuosamente los labios sobre la portada del libro. "Que Aláh los proteja en su tarea", les dijo. Y lo hizo - me decía mi compañero - con un respeto, una naturalidad tal, que el grupo, se sintió sinceramente emocionado. Y ahora díganme ustedes, comenta Martín Descalzo. , si se imaginan a cualquiera de nuestros altos jefes de la Televisión Española haciendo un gesto semejante con los Evangelios. Díganme, incluso, si lo haría, con esa espontánea sinceridad, un arzobispo español a un grupo de desconocidos. Me temo que todos ellos encontrarían ocho mil razones para no hacerlo. "¿Qué van a pensar? A lo mejor se ríen del regalo" etc. Lo que más me sorprendió en un viaje por Oriente es la absoluta naturalidad con la que lo religioso se inserta en la vida de los creyentes. Mi primer recuerdo de los países árabes es el de un musulmán postrado en el aeropuerto de El Cairo haciendo sus oraciones sobre el cemento de la pista, insensible al gruñido de los motores de los aviones. No hace muchos días un amigo me contaba que, en una de esas largas esperas de los aeropuertos, decidió rezar el rosario. Y su mujer le decía: "Pasa las cuentas de las Aves María con el rosario en el bolsillo; no está bien que te vean rezar; se van a reír de ti". Y mi amigo le respondió: "Si aquella pareja de muchachos del sillón de enfrente siguen besándose sin sentir vergüenza ¿por qué tendría que avergonzarme rezando el rosario. Este tipo de vergüenza se llama 'respeto humano'; es decir, una cierta timidez que nos da el manifestar nuestra fe. Sobre todo los adolescentes sufren de este respeto humano, pero no es raro encontrar este mismo temor en los adultos. Es que no se sienten seguros en su fe; no tienen una
personalidad cristiana adulta, no tienen una fe bien fundada y capaz de resistir a los embates de la crítica y del ambiente indiferente u hostil. 116º ¿Podemos dar de lo que no tenemos? Nosotros los cristianos, ‘sí’. En mis años de seminarista, escribe Martín Descalzo, me explicaron muchas veces que, también en el mundo de las almas, regía el viejo principio de que "nadie da lo que no tiene" Pero la verdad es que ahora treinta años después - no estoy tan seguro. Y creo que es más cierta la afirmación de Urs von Balthasar cuando escribe que "el privilegio del cristiano es poder dar más, infinitamente más, de lo que se posee". Recuerdo, aún hoy, cuánto me escandalizó, en mis años de estudiante de teología, la conferencia de un sacerdote - un apóstol brillante y muy conocido en la España de entonces - que nos decía que no era necesario ser santos para ser eficaces apostólicamente. La idea me pareció entonces un disparate, y me lo sigue pareciendo en el tono en el que aquel conferenciante lo decía; como si la inteligencia, la técnica oratoria etc. pudieran suplir a la santidad del que predica. Sin embargo, en aquella idea hay una pizca de verdad, sobre todo en la fórmula del teólogo von Balthasar. Y es que treinta años de ministerio me han enseñado que uno puede dar mucho más de lo que personalmente tiene. Y esto por esta razón elemental: en el mundo de la gracia ningún hombre da nada. Es Dios el único que puede dar, él solo. Y la experiencia de cualquier sacerdote o de cualquier cristiano es que, si él no pone demasiados obstáculos, Dios comunica, a través de él, bienes espirituales que nadie llega a sospechar. Es lo que Bernanos llamaba "el dulce milagro de las manos vacías" a través de las cuales puede pasar el torrente de Dios. En el terreno sacramental esto es evidente: ¿No soy yo quien absuelvo; no es mi cuerpo que se hace presente en el altar. Alguien 'actúa' dentro de mí para que eso 'salga' de mi sin ser mío. A veces te ocurren cosas misteriosas. Un día se acerca alguien a ti y te dice que desde hace veinte años se alimenta de una frase que tú le dijiste una vez. Tú le preguntas de qué frase se trata. Y cuando él te la dice, tú jurarías que esa idea jamás había pasado por tu cabeza. 117º ¿Hay que envidiar a los animales porque no saben que van a morir? El poeta italiano G. Leopardi envidiaba a las ovejas que pastaban tranquilas todo el día, porque no sufrían ningún aburrimiento ni se cansaban de caminar, comer y dormir; no se preguntaban nunca del por qué de la vida, del sufrimiento, de la muerte. Infeliz en cambio es el hombre que nunca se queda satisfecho y, siempre inquieto, vive buscando el por qué de su existencia. Los animales además viven sin saber que van
a morir y por el hecho de que no piensan en la muerte, en realidad no mueren. Cuando llega la hora, sin darse cuenta, vuelven a la nada. ¿Por qué el hombre es infeliz? S. Agustín consideraba que la mejor alabanza que se podía hacer al hombre es considerarlo: "'capaz de Dios'. Capaz nada menos que de Dios, pero capaz también de un vacío que, precisamente por esa grandeza, sería casi infinito. Podemos ganar al Dios Infinito y podemos también perder un Bien Infinito. El hombre por su inteligencia y voluntad tiende al infinito. La mente humana iluminada por la idea del ser universal, está capacitada para conocer todo lo que existe. Y la voluntad es la tendencia al ser conocido, que, por esta amplitud se llama el 'bien sin límites'. El hombre está capacitado para conocer hasta Dios que es el ser infinito. Y es por este motivo que S. Agustín sale con aquella famosa expresión: "Oh Señor, nos hiciste para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que no descansa en Ti" Como el agua que baja de los Andes no encuentra, reposo hasta desembocar en el mar, así el alma humana no puede encontrar ninguna felicidad hasta que llegue a unirse, por el conocimiento y el amor, al mismo Dios 118º Una oración del Card. Newman: “sólo un paso para hoy”. Hay un pequeño poema-oración del gran pensador anglicano, que luego se convirtió a la Iglesia católica, el Card. Newman: "Guíame luz bondadosa, las tinieblas me rodean, guíame hacia adelante. La noche es densa y me encuentro lejos del hogar, guíame hacia adelante. Protégeme al caminar. No te pido ver claro el futuro sólo un paso aquí y ahora: Sólo un paso, sólo el pan para hoy. Jesús nos enseñó a pedirle a Dios sólo el pan para hoy y no que se les resuelvan para siempre sus problemas, El pan para hoy, y no para el mañana, no para que el pan no se ponga duro; sino para acostumbrarnos a vivir dejados a su providencia, abandonados de tal modo que no soñemos en almacenar seguridad, virtud, perfección. Dios sabe que, si tuviéramos todo resuelto para meses, para años, nos acostumbraríamos a vivir sin Dios. , sin sentir necesidad de Él. 119º “Eres una asquerosa” Y Susana siguió cuidando a Manolita. Una profesora tenía entre sus alumnas a una niña de ocho años, Manolita, que estaba siempre extrañamente triste, huidiza, atemorizada. Por lo visto - y pronto lo descubrió la profesora - alguien había abusado de la pequeña
y, desde entonces, tenía miedo de todos. Por eso no jugaba en los recreos, andaba siempre sola, rehuía no sólo la amistad, sino hasta la compañía de todas sus compañeras. La profesora, queriendo curarla de este miedo y pidió a otra niña, Susana, la más lista de la clase, que hiciera un esfuerzo por acercarse a ella, por jugar con ella. Se sentía contenta la profesora al ver cómo progresivamente los ojos de "Manolita" iban cambiando, liberándose un poco de sus recelos. Pero la herida era más honda de lo que parecía, y un día Susana encontró en su pupitre un papel de Manolita que le decía: "Eres una asquerosa. Mi vida es mi vida, déjame en paz, no quiero tu cochina amistad. " El mundo se hundió para Susana, que tan sinceramente se había acercado a su compañera. "¿Qué tengo que hacer?", le preguntó a la profesora. "¿Dejarla en paz o seguir con ella como si no hubiera recibido ese papel?" La profesora prefirió que fuera la misma niña la que, en conciencia, tomara su decisión. Y se limitó a decirle: "Hoy, cuando vayas a misa, pregúntale a Jesús qué es lo que debes hacer". Y al día siguiente vio que Susana seguía con Manolita sin decirle una sola palabra de las injurias que había recibido. Y por la noche fue a contar el desenlace, con lágrimas de alegría en los ojos, a su profesora: "¿Sabe que Manolita hoy, al despedirnos, se ha cercado a mí, me ha dado un beso y me ha dicho: ¡Qué buena amiga eres!" Perdonar es una palabra compuesta de: - per- y - donar -. y quiere decir 'super donar', donar superlativamente. El perdón es un gesto de amor que sólo de Dios puede venir, porque sólo Dios nos ama de manera superlativa, incondicionada, sin arrepentimiento, ni retorno. El que sabe perdonar está seguro que también él recibirá el perdón de Dios. (Mt 6, 14) Sin embargo, lo que quizás cuesta más que perdonar, es: pedir perdón. No es fácil reconocer que somos culpables y nos cuesta humillarnos delante de aquel a quien hemos ofendido. Pero si no pedimos perdón no podemos recibirlo, porque nuestro corazón empedernido y cerrado por el orgullo no puede abrirse a la reconciliación. Ni Dios mismo puede perdonar a quien no pide perdón. Es éste quizás el pecado contra el Espíritu Santo que, según nos dice el Evangelio de Mateo 12, 31 "Se perdonará todo pecado y toda palabra que ofenda a Dios; pero la palabra que ofenda al Espíritu Santo no se perdonará" (Mt 12, 31) :Ni Dios puede perdonar a quien no pide perdón. 120º "Si se siembra, patroncito, es otra cosa. Un joven ingeniero se acercó un día al más viejo campesino del lugar, don Laureano y le preguntó: "¿Has visto, Laureano, mi campito? - Si, ¿cómo no lo voy a ver? - contestó el viejo-
- Y bien, don Laureano, yo le quería preguntar una cosa: ¿Usted cree que este campito me dará buen algodón? -¿Algodón, dijo, patroncito? - No, mire, no creo que este campo le pueda dar algodón. Fíjese los años que yo vivo aquí, pues nunca vi que este capo diera algodón. - ¿Y maíz? - insistió el joven- ¿Usted cree que me puede dar maíz? - Maíz dijo, patroncito? No, no creo que le puede dar maíz. Por lo que yo sé, ese campito lo más que puede dar el algo de frutita de monte. Pero maíz no creo que le dé. Cada vez más desconcertado, nuestro joven ingeniero insistió aún: - ¿Y soja? ¿Me podrá dar soja el campito? - ¿Soja dijo, patroncito? Mire, no le quiero macanear. Yo nunca he visto soja en este campito. Ya le digo: lo mas, algo de pasto, un poco de leña, sombra para las vacas y alguna frutita de monte, no más. Y el joven ingeniero, cansado de recibir siempre la misma respuesta, esta vez ya no preguntó. Y dijo: - Bueno, don Laureano, yo le agradezco todo lo que me ha dicho. Pero, de todos modos, quiero hacer una prueba. Voy a sembrar algodón en el campito y vamos a ver lo que resulta. Y fue entonces cuando vio que el viejo levantaba los ojos y con una media sonrisa en los labios le decía: -Hombre, claro, patroncito, si se siembra... si se siembra es otra cosa. Leyendo esta historia-fábula yo he pensado que el mundo está lleno de tantos donlaureanos; están absolutamente convencidos de que las cosas no funcionarán precisamente porque nunca se molestaron en trabajar para que funcionen. Se desaniman antes de comenzar. Esta fábula nos hace sonreír pero esconde mucha verdad. A veces consideramos imposible lo que no queremos hacer y no esperamos realizar porque tenemos miedo al fracaso. Este campesino se puso a sonreír cuando se le dijo que se quería preparar el terreno y sembrar. Claro que el campo podría dar fruto si se le trabajara. Nada se consigue sino con esfuerzo y fatiga. 121º Los enamorados: ciegos y videntes. Entre los hombres, desgraciadamente, suele suceder que muchas vidas de relación tienen tres etapas: una primera en la que el enamoramiento no deja ver los defectos del otro; una segunda en la que esos defectos comienzan a aparecer y las parejas se preguntan si por acaso no se han equivocados; y una tercera etapa cuando ya 'sólo' se ven esos defectos,
se multiplica la paja en el ojo ajeno y no se percibe la viga del propio ojo. (Mt 7, 3-5). Por gracia de Dios, no siempre es así. Es posible encontrar gentes que han aprendido a ver las virtudes de los demás y saben poner entre paréntesis sus defectos. y practican aquello que decía Joubert: "Cuando mis amigos son tuertos yo los miro de perfil" Bossuet decía que "el defecto que más impide a los hombres a la hora de progresar es el no darse cuenta de lo que son capaces" Los libaneses tienen un dicho que asegura que "si el camello pudiera ver sus jorobas caería al suelo de vergüenza" Y quizá por ello Dios puso las jorobas del camello donde él no pudiese llegar a verlas. Se podría decir que los enamorados son ciegos sobre los defectos del otro pero también videntes, porque ven ciertas virtudes que los otros no son capaces de ver. Y se puede decir también que los casados son más objetivos porque saben ver : los valores y los antivalores del otro; pero saben superar los defectos porque el amor no se queda a la superficie de las cualidades sino que llega hasta el profundo de la persona. Lo que más importa es llegar a esta profundidad, a la persona misma que, no obstante sus defectos es siempre un valor incomparable por ser imagen de Dios y elevada por Cristo a participar de la vida divina. Las cualidades cambian con el tiempo y se esfuma también el sentimiento y la atracción natural. Pero si el amor llegó hasta la persona, no puede desaparecer porque la persona, se encuentra en la profundidad y no cambia con el cambiar de las cualidades. 122º Los ángeles neutrales también fueron condenados. Me impresionó encontrar en la 'Divina comedia' de Dante lo que él dice de los "Ángeles neutrales". No entendía a qué se refería el poeta. Más tarde, en une edición anotada, descubrí que Dante aludía a una vieja leyenda gnóstica. En ella se sostenía la hipótesis que, en la primera rebelión de los ángeles en el cielo, antes de la creación del mundo, hubo grupos angélicos que se situaron al lado de Satán, otros militaron con Miguel, pero que hubo también una tercera categoría de ángeles que, al no tener muy claro si debían apostar por Dios o contra El, se sentaron en un borde de las aceras del cielo, se declararon neutrales y esperaron a ver quién ganaba la batalla para decidirse. Y según la leyenda, después de que Dios castigó a los infiernos a los ángeles rebeldes, condenó también a los neutrales a purgar su neutralidad rebajándolos a ser como mortales, mezclados entre los hombres. Aunque es un cuento fruto de la fantasía, útil solamente para las obras literarias (Dante Alighieri colocó a los ángeles neutrales en el primer círculo de su infierno donde sufren los perezosos), sin embargo representan la postura de aquellos que no saben comprometerse ni por el bien ni por el mal. Cree que pueden quedar fuera de toda responsabilidad,
no quieren tomar ninguna postura esperando que en la lucha salga un vencedor para aliarse con él. Hay gente que ante cualquier problema de la vida apuesta por no decidirse, por jugar a dos palos o a ninguno. Ante lo religioso, no son ni creyentes ni incrédulos. "Si Dios existe se manifestará - dicen - tras la muerte, si quiere". ¿Y mientras tanto? "Gocemos de esta vida que es breve pero es lo seguro. Mañana veremos" (Cfr Sab 2, 6-9). No son grandes malvados ni tienen grandes ideales. Vegetan. No hacen daño al prójimo pero no le ayudan. Esta postura no es digna del hombre que, creado a imagen de Dios y por eso libre y responsable, no puede renunciar a este don, refugiándose en una actitud neutral. Dios propone su amor y espera una respuesta positiva; negar esta respuesta es prácticamente responder con un : no. Esta actitud neutral indica falta de fe en Dios, indica sobre todo renunciar a ejercer este magnífico don de Dios por el cual respondemos con un sí a su amor que se nos anticipa con tanta generosidad. 123º El mundo: como un tapiz que vemos al revés. El mundo es como un gran tapiz cuya urdimbre completa sólo descubriremos al otro lado de la muerte. Tal vez este acto o gesto que pongo hoy, en el tapiz, es como un hilo que contribuye a dibujar una figura que nunca podré ver en esta vida. Desde el punto de vista humano, tan limitado y fragmentario, se nos hace imposible abarcar con una sola mirada el magnifico plan de Dios. Vivimos un pequeño fragmento de la historia y vemos una mínima parte del mundo. No podemos de ninguna manera dar un juicio sobre el significado de los acontecimientos de nuestra vida y de la historia. Dios en cambio, ve las cosas desde un punto de vista que abarca todo y nada escapa a su mirada infinitamente amorosa de Padre. Podemos entonces tener confianza en Dios, tener fe absoluta que todo está sometido a su divina providencia y nada permite que no sea para bien. "Dios dispone de todas las cosas para el bien de los que lo aman" (Rom 8, 28). Al final de la vida, cuando por primera vez veremos lo que Dios ha pensado y realizado a lo largo de nuestra vida, podremos admirar extasiados el verdadero sentido de todo lo que nos pasó y agradeceremos a Dios también de aquellos acontecimientos que, viviendo en el tiempo, no hemos sabido apreciar. 124º En un sillón de ruedas encantaba a los televidentes. Los jueves por la tarde, en las pequeñas pantallas de la televisión alemana, aparece un joven rostro de mujer cargado de simpatía, un bonito pelo rubio, unos ojos verdes, una sonrisa tímida, una voz perfectamente adaptada para el programa juvenil que presenta. Cada mañana el cartero deja docenas de cartas en el buzón de Petra Krause(éste es el nombre de la presentadora). Son misivas de admiradores que le escriben enamorados
de su sonrisa, porque su rostro es uno de los más conocidos en Alemania Occidental. Lo que hasta hace poco no sabían los televidentes alemanes es que Petra Krause presenta su programa desde una silla de ruedas, ya que es paralítica en la mitad inferior de su cuerpo. Y sólo hace muy poco han conocido la verdadera historia de esa sonrisa que a tantos cautiva. Es la historia de una de tantas muchachas vacías que fueron rebotando por la vida de fracaso en fracaso hasta convertir su existencia en un largo hastío que terminaría en el más amargo de los desenlaces: el intento de suicidio arrojándose desde la ventana de su cuarto, en un quinto piso. Pero, al parecer, Alguien no permitió que Petra muriese; tal vez para explicar al mundo que una muchacha que no encontraba el sentido de su vida mientras todo le sonreía y mientras la salud habitaba su cuerpo, iba a encontrar ahora ese sentido cuando, paralítica y rota la espina dorsal en su caída, todo parecía verdaderamente terminar de cerrarse para ella. Y sucedió que un joven actor, Peter Vogel, casualmente la conoció en el hospital. Este joven cristiano se empeñó en explicar a Petra que la vida no era negra y que basta con empeñarse en encontrarle un sentido, un ideal, una misión para sentirse contentos. Pero, ¿de qué iba a servir ahora Petra, cuando ya sólo sería una carga para cuantos la quisieran? Peter se atrevió a proponerle algo que parecía completamente inverosímil. Lo mejor de Petra era su sonrisa. No podía usar sus piernas paralizadas, pero siempre podía sonreír. Y precisamente las presentadoras de televisión son las profesionales de la sonrisa. Y el 2 de febrero de 1892 la televisión de Hamburgo, presentó a sus telespectadores un nuevo rostro, sin explicar para nada a su público que la presentadora vivía en una silla de ruedas. Y nadie lo notó, gracias a un hábil manejo de las cámaras. Y pronto los buzones de Petra comenzaron a llenarse de cartas de admiradores. Ahora la televisión alemana reveló la historia de Petra Krause que es ahora la esposa de Peter Vogel; una mujer que no sonríe ya por oficio, sino porque es feliz, porque es amada, porque pinta y porque hace un oficio que le gusta, porque ha descubierto que la felicidad no es algo que alguien nos mete un día por la ventana de nuestra casa, sino algo que construimos cada mañana y cada tarde con la sonrisa y el esfuerzo diarios. El hombre es capaz de adaptarse a cualquier situación, por cuanto desagradable sea, con tal que encuentre un sentido a la vida y al dolor. Lo que más hace sufrir al hombre es ignorar el sentido de la vida, no saber por qué vive, por qué sufre y por qué tiene que trabajar esperando que un día la muerte lo reduzca a ceniza. Esta señorita tentó de suicidarse porque se sentía vacía dentro, no le encontraba un sentido, un valor a su vida.
Pero llegó la palabra de Dios que a través de un amigo le hizo ver que la vida es una misión, que la verdadera alegría es dar y darse. Nunca tenemos que olvidar el dicho de Jesús, que Lucas probablemente se había olvidado de colocar en su Evangelio y lo insertó en su segundo libro, los Hechos de los Apóstoles "Hay mayor felicidad en dar que en recibir" (He 20, 35) 125º ¿Por qué Dios, que es Amor, nos hace tanto sufrir? Recibo, escribe M. Descalzo, con frecuencia cartas de personas que se preguntan por qué Dios tolera que el mundo marche tan mal. , por qué no remedia los dolores de la gente, por qué no hace nada. Y escriben: "Si Dios sabía el principio y el fin de este amargo mundo ¿por qué lo hizo así? ¿Por qué dos tercios de la humanidad no puede alimentarse suficientemente? Si Él sabía que somos malos y egoístas, ¿por qué no nos hizo mejores? ¿Por qué deja que los inocentes sufran? ¿Es que tengo que estar toda la vida creyendo en Dios sin comprenderlo?" La carta de esta señora me preocupa sobre todo porque refleja hasta qué punto están difundidos dos espantosos errores: muchos se imaginan a Dios como si fuera un tapagujeros y no tienen en cuenta la libertad humana. La causa de la gran mayoría de nuestros males somos nosotros que abusamos de nuestra libertad. Ahora resulta que, en lugar de sentirnos avergonzados por el hecho de que somos entre los 20% de la humanidad que come en abundancia, le echamos a Dios la culpa de que no coma el otro 80%. Resulta ahora que tendría que ser Dios a cambiar, mientras que el convertirnos en hombres solidarios es el primero de nuestros deberes. No nos damos cuenta que si Dios nos hubiera hecho "perfectos" es decir, incapacitados para ser malos, ya no seríamos tampoco libres para hacer el bien; seríamos como marionetas obligados a la bondad. La bondad es el resultado libre del esfuerzo de quien, pudiendo hacer el mal, no lo hace. Y no es cierto que Dios haya hecho al hombre malo; lo ha hecho libre, dándole un potencial de bondad. El problema del mal en el mundo, y sobre todo el mal de los inocentes es verdaderamente un escándalo que muchos no saben superar y con facilidad pierden la fe en Dios. Se imaginan que Dios, siendo omnipotente omnisciente e infinitamente bueno, tendría que socorrer a todas nuestras necesidades y ahorrarnos todo dolor, todo esfuerzo y dificultades de la vida. Dado que esto no ocurre y Dios parece sordo a nuestras peticiones entonces se saca la conclusión de que de nada sirve rezar a Dios, que no es verdad lo que se dice de él y que, es mejor no esperar nada. Bastaría, en cambio, con mirar a cómo Dios Padre trató a su Hijo Jesús; no le ahorró ninguna dificultad, ni tampoco intervino para liberarlo de la muerte. La única respuesta a sus oraciones fue la resurrección. Y esta es también la respuesta que Dios se comprometió en hacer para nosotros.
126º Era más cristiano el tribunal africano que el francés. La cosa ocurría en Senegal. Cuando el país estaba bajo la dominación francesa existía un doble Tribunal para entender en las causas de los africanos. Un negro, que al pasar junto a una finca se atrevió a entrar y tomar algunos frutos para dárselos a su mujer, fue condenado como ladrón por el Tribunal francés. El negro apeló entonces al Tribunal indígena, que volvió a estudiar a fondo el caso y, atendiéndose al viejo código tradicional, pronunció sentencia condenatoria no en contra del ladrón de fruta sino contra el propietario de la finca. La razón fue la siguiente: cuando el negro, antes de robar, había pedido alimentos al dueño de la finca alimentos para su mujer encinta y a punto de caer extenuada, este dueño de la inca se había negado de socorrer a esta mujer. El primer Tribunal estaba formado por civilizados europeo, mientras el segundo lo formaban semianalfabetos africanos. Los miembros del primer Tribunal eran en su totalidad cristianos, mientras que el segundo se regía por un código pagano. Y ahora habrá que preguntarse quiénes eran, de veras, los que vivían el Evangelio de Cristo: los cristianos o los paganos? porque a la hora de exaltar las excelencias y méritos de la caridad enseñada por Cristo hay, desgraciadamente, que distinguir cuidadosamente entre la caridad cristiana y la caridad de los cristianos. 127º Las puertas de las celdas encontrarla cuando amaneció.
eran
todas
iguales.
Pude
Pablo VI, que era amigo de las parábolas, contaba la historia de Berdiaef, el gran pensador de la iglesia ortodoxa rusa. Un día éste pensador visitó uno de los más famosos monasterios ortodoxos construidos con un bellísimo claustro central sobre el que se abrían, las puertas de las celdas de los monjes. Las puertas eran todas iguales, distinguidas únicamente por el nombre de un santo diferente sobre el dintel. Cuando llegó la noche cada monje ingresó en su celda y la paz se hizo dueña del claustro. Era una noche muy oscura; ni la luna brillaba en el cielo. Y Berdiaev, dado que no tenia sueño, decidió pasear un rato por el claustro, cuya belleza tanto le había impresionado. Se sintió lleno y feliz andando y viniendo por los corredores tanto que perdió la cuenta de las vueltas dadas por el ancho recinto. Cuando al fin se sintió dominado por el sueño, tropezó con el problema de distinguir la puerta de su celda, siendo como eran todas idénticas. En una noche totalmente oscura era imposible distinguir los nombres de los santos que las diferenciaban; y no sabía dónde podrían estar las llaves de la luz. ¿Tendría que despertar a unos de los monjes? Su caridad se lo
impedía. Sólo tenía la solución de continuar dando vuelvas y vueltas al claustro hasta que llegase la luz del día. Y así hizo. Y la salida del sol le dio luz suficiente para distinguir su puerta de las demás. Había girado en torno a ella, había pasado ante ella docenas de veces sin llegar a verla, y ahora, ahí estaba facilísima y evidente. Gracias a la luz. Y Pablo VI comentaba: así nos ocurre a los hombres con la verdad. Vivimos encerrados en la noche del mundo y con frecuencia nos es casi imposible distinguir la verdad de la mentira. Pero sólo la llegada de la luz de la luz de Cristo - nos permitirá distinguir la puerta de la verdad. 128º Si este ladrillo es tuyo... quédate con él. En un viejo libro del siglo IV, en el que se cuentan las vidas de los santos Padres del desierto, leo la historia de aquellos dos anacoretas que vivían juntos y jamás habían tenido una discusión. Un día uno de los dos dijo a su compañero: "Yo creo que, al menos una vez en la vida, tú y yo deberíamos tener una discusión como las tiene todo el mundo. Así sabríamos qué es eso de pelear. A lo que su compañero respondió: "Si tu quieres, tengámosla, Pero lo malo es que yo no sé cómo empezar". "Muy sencillo - dijo el primero - Voy a poner un ladrillo entre nosotros y después diré: "Este ladrillo es mío" Y tú me contestarás: "No, me pertenece a mí" Esto llevará a polemizar y a disputar". Colocaron, pues, el ladrillo entre ambos. Y el primero dijo: "Esto es mío". El segundo respondió: "No, estoy seguro de que es mío". Pero el primero insistió: "No es tuyo, es mío, siempre ha sido mío". A lo que, esta vez, respondió el segundo: "Está bien, si te pertenece, tómalo". Y así fue como los dos monjes no lograron pelearse. Esta ingenua narración deja en ridículo todas nuestras disputas porque demuestra que al menos el 99% nuestras riñas surgen por tonterías que carecen de toda importancia. Nos dice también que mayor parte de nuestras discusiones surgen de afanes de posesión. Si se borraran del diccionario las palabras 'mío' y 'tuyo' se acabaría la mayor parte de las polémicas entre los hombres. La tercera conclusión es la de aquel viejísimo refrán que cuenta que 'dos no riñen si uno no quiere'. El segundo de nuestros monjes lo entendía muy bien. Comenzó a discutir, pero se cansó en seguida. Se dio cuenta de que la paz con su compañero valía mucho más que el aclarar quién de los dos tenía razón sobre la propiedad del ladrillo. Y así, cediendo, pareciendo ser derrotado, ganó. Ganó la amistad, que valía mas que un millón de ladrillos. 129º Sólo el artista veía el caballo dentro del bloque de mármol.
Cuentan que un chico, vecino de un gran taller de escultura, entró un día en el estudio del escultor y vio en él un gigantesco bloque de piedra y el escultor que lo estaba mirando. Dos meses después, al regresar, encontró en su lugar una preciosa estatua ecuestre. Y, volviéndose al escultor, le preguntó: "¿Y cómo sabías tú que dentro de aquel bloque había un caballo?" La frase del pequeño era bastante más que una 'gracia' infantil. Porque la verdad es que el caballo estaba, en realidad, ya dentro de aquel bloque, y que la capacidad artística del escultor consistió precisamente en eso: saber ver el caballo que había dentro y quitarle al bloque de piedra todo cuanto le sobraba. El escultor no trabajó añadiendo trozos de caballo al bloque de piedra, sino liberando a la piedra de todo lo que le impedía mostrar al caballo ideal que tenía en su mente. El artista supo 'ver' dentro lo que nadie veía. Ése fue su arte. Educar viene de 'educere' es decir sacar de dentro. El gran poeta griego Píndaro, en un famoso verso suyo, nos aconsejaba de ser lo que somos: "Sé lo que eres", es decir, saca de ti mismo aquella personalidad que está escondida en ti y que puedes sacar a luz con tu esfuerzo y perseverancia. Este es el más arduo trabajo que exista. Pero vale la pena porque lo que hacemos de nosotros mismos durará por toda la eternidad. 130º Dios no se encontraba al otro lado de la montaña. Era Él quien cuidaba al herido. Hay una leyenda eslava que cuenta la historia de un monje, Demetrio, que un día recibió una orden tajante: debería encontrarse con Dios al otro lado de la montaña en la que vivía, antes de que se pusiera el sol. El monje se puso en marcha, montaña arriba. Pero, a mitad de camino, se encontró con un hombre herido que pedía socorro. Y el monje, casi sin detenerse, le explicó que no podía pararse, porque Dios le esperaba al otro lado de la cima, antes de que se pusiera el sol. Le prometió que volvería en cuanto hubiese atendido a Dios. Y continuó su marcha. Horas más tarde, cuando, aún el sol brillaba en todo lo alto, Demetrio llegó a la cima de la montaña y desde allí sus ojos se pusieron a buscar a Dios. Pero Dios no estaba. Miró entonces hacia atrás y en el fondo valle y vio a Dios que estaba ayudando al hombre herido que él no había querido ayudar. Hay incluso quien dice que Dios era el mismo herido que le había pedido ayuda. El prójimo es nuestro lugar de cita con Dios. En el amor a Dios uno puede engañarse; puede alguien decir que ama a Dios porque decirle a Dios te amo no cuesta nada. Amar al prójimo, en cambio, no admite trampas. El intento de construir un cristianismo unidimensional es absurdo: lo vertical (el trato con Dios) y o horizontal(el amor efectivo al prójimo)
forman una misma cruz. Eso sí, lo horizontal es visible y lleva con toda seguridad a lo vertical que es invisible. La cruz cristiana se puede interpretar como la representación del único mandamiento que tiene dos aspectos: el amor a Dios y al prójimo. Las dos dimensiones son iguales, tanto amo a Dios cuanto al prójimo, pero el amor al prójimo es visible y puedo entonces averiguar si existe también la dimensión invisible. Después de haber explicado eso, a veces presento a los alumnos una adivinanza. En el pizarrón trazo una línea horizontal y pregunto: ¿Qué ven? Todos contestan: ¡un segmento horizontal! Y yo respondo: no, esta es una cruz que tiene la línea vertical invisible. Dice Jesús: "No basta con que me digan: Señor, Señor, para entrar en el Reino de los cielos, sino que hay que hacer la voluntad de mi Padre que está en el cielo" (Mt 7, 21) y la voluntad de Dios nuestro padre es que nos amemos los unos a los otros como Jesús nos ha amado. "Les doy este mandamiento nuevo, que se amen unos a otros" (Jn 13, 34) 131º San Camilo de Lelis podía regalar hasta su sombra. La naturaleza había dado a San Camilo de Lelis un cuerpo de gigante y ocurrió que, caminando un día con un joven novicio, mientras el sol picaba ferozmente desde el cielo, Camilo puso en marcha su fantasía y dijo a su compañero: "Hermano, yo soy muy alto. Camina detrás de mí. Así te haré sombra y te librarás del sol". Camilo descubrió que amar es dar, dar aunque sea una cosa tan poco importante como la propia sombra. No hace falta ser ricos para practicar la caridad. Lo que cuenta no es lo que se da sino el amor con que se da. Lo que importa es que se dé con el corazón, aunque sea una sola sonrisa. 'una sombra' como S. Camilo San Camilo de Lelis fue uno de los primeros cristianos a valorar en serio el cuerpo humano. En su tiempo había muchos que se preocupaban por los enfermos, pero lo hacían únicamente por sus almas. Pensaban que había que ayudar al los enfermo a bien morir, que lo importante era asegurar sus almas para el cielo. Por eso casi abandonaban a los incurables una vez que habían conseguido que éstos se confesasen. Para Camilo en cambio el cuerpo seguía siendo importante, incluso después de 'salvada' el alma, y estaba seguro de que amar a un incurable, ayudarle a ser feliz mientras viviera era una tarea importante. Vivía una ternura tan ingenua con todos los enfermos que limpiaba, curaba, atendía, abrazaba como si fueran literalmente el mismo Jesús. Por eso los hospitales eran verdaderamente para él 'su jardín y su paraíso'. 132º “Vuelve ahora a pegar la rama que cortaste. Es más fácil destruir que construir. En la historia de Buda se narra que un bandido se había ido a donde estaba Buda para matarlo. Aquel hombre de Dios, entonces le dijo: "Antes de matarme, ayúdame a cumplir con un último deseo: Corta, por favor, una rama de ese árbol". Con un golpe de espada el bandido hizo lo que
Buda le pedía. Pero éste añadió enseguida: "Ahora vuelve a poner la rama cortada donde estaba para que pueda de nuevo florecer. ". "Debes estar loco - respondió el bandido - hacer esto es imposible" "No soy loco, - respondió Buda- el loco serás tú que te crees poderoso porque puedes herir y destruir. Eso es cosa de niños. Lo verdaderamente poderoso es el que sabe crear y curar. " Fácil es destruir, mucho más difícil construir. Todos son capaces de derrumbar un muro a martillazos, pero sólo los albañiles son capaces de levantar un muro bien perpendicular. Es fácil denunciar y protestar cuando las cosas no andan bien, pero no es tan simple resolver tantos problemas que afectan a la humanidad a nivel económicos, sociales y políticos. Dicen que de noche, vale más prender un fósforo que maldecir la oscuridad. 133º La bomba atómica sobre Hiroscima y el padre Arrupe. El Padre Arrupe se encontró en 1945 en medio de la más espantosa catástrofe que hasta entonces había conocido la humanidad: la explosión de la primera bomba atómica sobre Hirosima. Aquella mañana, cuando el futuro superior general de los Jesuitas acababa de celebrar su Misa, una luz desgarradora redujo a cenizas su ciudad y produjo en pocos minutos más de doscientos mil muertos y heridos. Nadie entendía nada. Nadie sabía de dónde venía aquella fuerza destructora. Sólo veía que la ciudad había sido reducida a cenizas y sabía que, sin duda, junto a los muertos habría millares, decenas de millares de heridos. ¿Qué hacer? ¿A dónde acudir? La primera reacción del padre. Arrupe fue acudir a la capilla que estaba, también ella, medio destruida y rezar. Su corazón se llenó de preguntas: ¿Por qué Dios aceptaba, toleraba esto? Y ésta fue la respuesta que se dio a sí mismo: "Por todas partes muerte y destrucción. Nosotros aniquilados en la impotencia. Y Dios allí, conociéndolo todo, contemplándolo todo, y esperando nuestra iniciativa para que, juntos, tomásemos parte en la obra de reconstruirlo todo". Por eso Arrupe no perdió su tiempo en hacerle preguntas a Dios; hizo lo único que podía hacer. Salí de la capilla - dijo el jesuita - y la decisión fue inmediata: haríamos de la casa un hospital. Me acordé de que había estudiado medicina. En aquellos momentos, me convertí en médico y cirujano. Fui a recoger el botiquín y lo encontré entre ruinas, destrozado, sin que hubiera en él aprovechable más que un poco de yodo, algunas aspirinas sal de frutas y bicarbonato. Es decir: nada. Pero con esta nada se construyó el primer hospital improvisado de Hirosima al que poco después comenzaron a llegar heridos como fantasmas ambulantes, con la piel desgarrada, los cuerpos cubiertos de ampollas y manchas rojas y violetas, sin saber cómo ni cuándo les había ocurrido tal cosa. Se hizo lo que se pudo. En todo caso más de lo que se habría hecho si se hubiera puesto a llorar y a quejarse.
Dios ha dejado el mundo en manos de la libertad de los hombres. Dios no fabrica bombas atómicas pero tampoco impide que los hombres las dejen caer sobre Hiroscima y Nagasaki. Son los hombres lo que llevan su libertad hasta esa locura. Dios conoce todo y sufre por el mal que hacemos más que nosotros mismos. Y está ahí, esperando a que lo invitemos a la única respuesta válida ante el dolor y la catástrofe: juntar las manos para reconstruirlo todo. 134º Cuando creó el camello... Dios quiso divertirse. El cura padre Angel tenía una manera muy especial para catalogar a las personas. Por eso, un día que alguien elogiaba las magníficas virtudes de un obispo, recién elegido, preguntó: ¿Y se ríe mucho? "¡Ah no! le contestaron - es un hombre tremendamente serio, nunca se ríe. " A lo que el padre Angel añadió, por todo comentario "¡Hum! Un hombre que no ríe no me inspira confianza. " Dios mismo ama la alegría, el buen humor y también el ridículo. A mirar a un camello, algunos dicen que, en aquel momento, cuando lo creó, Dios tenía gana de reírse, tanto es ridículo aquel animal. El humor es siempre una victoria sobre el miedo. El miedoso y tímido tiende a ocultar su debilidad con una capa de seguridad y solemnidad. Cree que, endureciendo el rostro, nadie descubriría sus miedos interiores. Cuando un padre o un maestro se ponen a gritar, dan signo de inseguridad; creen que levantado la voz se hacen más fuertes y autoritarios. 135º ¿Reír también durante la Misa? Contaba Bruce Marshall, notable escritor católico inglés, que un día tuvo que asistir a la primera comunión de un amigo suyo, católico y "papista". Tuvo que acudir a una iglesia católica y ocurrió que, en el momento más solemne de la misa, se le escapó de su bolsillo una moneda que, por el pasillo central, emprendió una carrera que todos los fieles e incluso el cura que celebraba, siguieron con los ojos... hasta que fue a meterse por la rejilla de la calefacción. En ese momento el cura que celebraba prorrumpió en una sonora carcajada que muchos corearon con sonrisas. El pequeño Bruce quedó asombrado: ¿Cómo es que allí nadie se había escandalizado? Y, con esa lógica propia de los chicos, se dijo a sí mismo: "Esta debe ser la Iglesia verdadera. Aquí la gente se ríe". No son los cristianos los que creen en la Buena Nueva del Evangelio? . Uno podría decir que hay tiempo y lugar para reírse y que la liturgia no parece ser el lugar apropiado para las risas. Pero cuando las cosas suceden sin premeditación y se presenta algo ridículo, no podemos pensar que esté mal un poco de humor. Quizá que también Jesús, desde el
sagrario, se habrá puesto a reír silenciosamente compartiendo la alegría de sus hermanos. 136º " En la cuarta mundial usaremos arcos y flechas" ( Albert Einstein) El mayor genio científico del siglo XX, el hombre que abrió las puertas a la ciencia atómica, asustado un día por la fuerza terrible de sus descubrimientos, escribió que él no sabía aún si se desataría una tercera guerra mundial, pero que estaba seguro que si llegaba a haber una cuarta, en ésta se lucharía con arcos y flechas, porque todo el resto de la civilización se habría destruido en la tercera. Este Albert Einstein fue un desastre en sus primeros estudios. Sus padres llegaron a temer que se tratara de un deficiente mental. A los tres años aún no sabía hablar. A los seis años comenzó a presentarse como un chiquillo normal, pero era tan tímido que la muchacha que servía en casa de sus padres, lo llamó "Papaíto aburrimiento" Se pasaba, en efecto, horas y días enteros sin decir palabra. Jamás fue el primero de la clase. Sólo a los quince años despertó la luz que llevaba en el alma. ¿Y el resto? Lo hizo el coraje, el trabajo, el esfuerzo. Hoy todos le llaman genio. Pero "el genio es una larga paciencia" (Clemenceau). "La inspiración es trabajar duro todos los días"(Beaudelaire). La inspiración del poeta o la genialidad del genio sólo le llegan cuando ha puesto a muchos grados y en ebullición la caldera de su inteligencia u su sensibilidad. 137º Eva querida. Vivimos en una época de transición Willam Inge, el dramaturgo norteamericano, pone en labios de Adán, cuando es expulsado del Paraíso, esta broma para consolar a Eva que no acaba de entender lo que les ocurre: "Pero, querida, ¿que le vamos a hacer? Vivimos en una época de transición". Un montón de siglos después, los hombres seguimos repitiendo eso de la 'época de transición' Pero resulta que l) Todos los tiempos son de transición. 2) nunca llegará una edad dorada e definitiva 3) Todos los tiempos son igualmente importantes y 4) en todo caso, éste es el tiempo en que tenemos que vivir. Desde que el mundo es mundo los hombres, las costumbres, la misma vida religiosa han ido caminando y, por tanto, cambiando y todas las generaciones han tenido la tarea de ir cribando lo que tenían y lo nuevo que venía, porque ni podían tirar todo el ayer por la ventana ni tragarse cuanto el nuevo tiempo traía. 138º Le pregunto a Dios: ¿Puedo ayudarte en algo?
En una obra del escritor brasileño Pedro Bloch encuentro un diálogo con un niño que me deja literalmente conmovido. -¿Rezas a Dios? - pregunta Bloch- " Sí, cada noche - contesta el pequeño -. "¿Y qué le pides?" " Nada. Le pregunto si puedo ayudarle en algo. " ¿Qué habrá pensado Dios al oír a este chiquillo que no va a El, como la mayoría de los mayores, pidiéndole dinero, salud, amor o abrumándole de quejas, de protestas por lo mal que marcha el mundo, sino que, lo que hace es simplemente ofrecerse a echarle una mano. "Le pregunto si puedo ayudarle en algo". ¿Es teológicamente correcta esta petición? ¿Qué va a necesitar Dios, el Omnipotente? Y, sin embargo, qué profunda fue la intuición del chico. Porque, lo mejor de Dios, no es que sea omnipotente, sino que no lo sea demasiado y que El haya querido 'necesitar' de los hombres. Por eso es tan desconcertante ver que la mayoría de los hombres en vez de felicitarse por la suerte de poder colaborar en la obra de Dios, se pasan la vida mirando hacia el cielo para pedirle que Dios baje para resolver personalmente lo que era tarea nuestra. Con la Iglesia ocurre casi lo mismo. No hay cristiano que una vez al día no se queje de las cosas que hace o deja de hacer la Iglesia, entendiendo por 'Iglesia' el papa y los obispos. "Si el Papa vendiera las riquezas del Vaticano, ya no habría hambre en el mundo". etc. Pero, ¿cuantos le dan una mano a la Iglesia? ¿Cuántos se sienten responsable de la evangelización? 139º Tenemos que vivir: hablando con los muertos, con los vivos y con nosotros mismos. Un famoso jesuita, Gracián, decía que el hombre tendría que vivir tres vidas. Emplear la primera en hablar con los muertos (leer); la segunda hablar con los vivos (conversar); la tercera, hablar consigo mismo(reflexionar). Estas tres vidas no deberían ser vivida sucesivamente, de modo que hubiera que dedicar la juventud a leer, la edad adulta para conversar y la vejez para reflexionar. , sino vivirla simultáneamente porque las tres tareas son parte obligada de toda vida completa. Somos efectivamente hijos de los muertos que reviven y florecen en nosotros. Por eso quien no dedica al menos un 20% de su vida a esa 'conversación con los muertos', que es la lectura, bien puede estar seguro que mantendrá hueca su cabeza y vacía su vida. La segunda vida es la que hay que dedicar a la conversación. Hablar con los seres humanos es tan necesario como leer. Pero se trata de hablar de cosas profundas importantes y no charlar de cosas intrascendentes.
Una tercera vida hay que dedicarla a la reflexión: silenciosa, honda, solitaria. Este es el arte que nadie nos enseña. 140º ¡Tonta! ¡tonta!... a los ojos del mundo, pero sabia a los ojos de Dios. Recibo una carta, escribe M. Descalzo, de una mujer que me pregunta si su vida no habrá sido un fracaso. Me escribe lo siguiente. "A los siete años era tonta porque creía en los Reyes Magos y me gustaba hacer lo que mis padres y maestros deseaban de mí". A los 15 años, me decían tonta porque creía en el amor y en la amistad y no me gustaban las críticas ni las diferencias entre los amigos. A los veinte, porque, en vez de buscar a un novio rico y con buen porvenir, me enamoré de un muchacho pobre, licenciado en letras y que, a fuerza de sacrificios, había salido de su condición de obrero, y porque me pasaba los fines de semana estudiando para acabar mi carrera. A los treinta me decían 'tonta', porque quise tener varios hijos y a los 40 años porque adopté un niño abandonado. Ahora mis propios hijos también me llaman tonta: "Nosotros te admiramos, - me dicen - pero no cuentes con nosotros; somos más listos que tu. Y si yo le contesto: "no quiero vuestra admiración, sino vuestro cariño "ellos me dicen que los quiero demasiado. ¿Qué decir a esta amiga? Que por favor siga siendo tan tonta como hasta hora. Porque mejor es ser tontos que estar muertos. Mejor tontos que vacíos. Mejor tontos que traicioneros de nuestra conciencia. Ya lo decía S. Pablo a los Corintios (1, 18. 21. 25) "La predicación de la cruz no deja de ser locura para los que se pierden; pero para los que somos salvados es poder de Dios... Dios quiso salvar a los que creen por medio de la locura que predicamos... La locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres ". El cristiano es un discípulo de Cristo que no se conforma con este mundo: "No sigan la corriente del mundo en que vivimos, más bien transfórmense por la renovación de su mente" (Rom 12, 2)No conformarse con este mundo significa luchar contra corriente estar dispuestos a ser perseguido por fue perseguido Jesucristo. "Me persiguieron a mi, también los perseguirán a ustedes" (Jn 15, 20) 141º Las dos divorciados.
primeras
comuniones
de
Loli:
hija
de
dos
Supongo que a ustedes va a costarle trabajo creerse lo que voy a contar, pero acaba de ocurrir de veras lo siguiente. Loli, una chiquilina de diez años, llegó el otro día a su colegio llevando dos preciosos albumes. Y las hermanas vieron, con asombro, que la protagonista de todas las fotografías era la misma niña, pero que todo lo demás parecía corresponder a ceremonias diferentes. La niña vestía, en uno y otro álbum, dos trajes diferentes; el cura que celebraba no era el mismo, ni era idéntica la iglesia de la dos ceremonias. Y hasta el banquete posterior se celebraba en dos restaurantes diferentes y con distintos invitados.
"¿Cómo ha sido eso, Loli?" le preguntaban las profesoras. "Es que - explicó la niña - mis padres están separados, celebré primero con mamá, que no quiso invitar a mi papá. Pero, a la semana siguiente, como me tocaba pasarla con papá, él dijo que él no iba a ser menos. Y fue y me compró otro traje más bonito y me organizó otra primera comunión". Yo me pregunto si el cura de esta segunda primera comunión conocería las destrezas a las que le sometían y que embrollos se habrá formado en el alma de Loli si ha descubierto cómo han jugado con ella sus padres y cómo han convertido una comunión en un elemento de división y de discordia. La comunión eucarística es el signo de unidad. Tantos granos de trigo, molidos, forman un solo pan. Tantos racimos de uva exprimidos forman un solo vino. La eucaristía es signo de unidad, de comunión no solamente con Dios sino con nuestros hermanos. Es un sacrilegio, es decir, una profanación del sacramento utilizarlo por otros fines que no sean la unidad y la fraternidad. Estos grandes gastos para el vestido, los regalos y la fiesta no son otra cosa que profanación de un signo sagrado. Y esto sucede también para el sacramento del bautismo y sobre todo del matrimonio. Los signos de la muerte resurrección de Jesús se convirtieron en fiestas profanas que nada tienen que ver con Cristo y la fe. 142º Un día en ‘emergencias médicas’ para aprender a conducir. En EEUU se ha inventado una pena que no es muy jurídica, pero que es un ejemplo de lo que deberían servir los castigos. Liz Kielsko, acusada de conducir alocadamente, no ha sido castigada a una multa o a unas semanas de cárcel, sino a pasarse un día entero en la sección de urgencias de una clínica de la Cruz Roja, para que viera con sus ojos lo que son realmente los accidentes. El periódico que publica la noticia dice que la muchacha, al concluir su' castigo' ha comentado: "Es horrible lo que he visto; prometo no volver a conducir a tanta velocidad". El juez había acertado al elegir el castigo y al imponerle "la pena de ver". Yo creo que realmente los hombres no saben muchas veces lo que están haciendo. Suele decirse que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Pero hay otro tipo peor de ceguera: la de los ciegos que están convencidos que ven; la de los que se han puesto unas gafas de egoísmo de tal espesor que ya ni se dan cuenta de que las tienen puestas y han llegado a convencerse de que la realidad es tal y como sus ojos ciegos la testimonian. 143º Le llegó una tarta de Viena enviada por su hijo. El mejor de mis amigos me contaba el otro día - con la cara rebosante de satisfacción - la sorpresa que se había llevado cuando llegó a su casa,
perfectamente embalada, una tarta que venía nada menos que de Viena. ¿Era una fiesta especial? No, era simplemente que uno de sus hijos, el menor, que pasaba sus vacaciones por Centro Europa, se encontró, en un restaurante, en el que, de postre, le sirvieron una tarta riquísima que le hizo pensar: ¡Lo que a mi padre le gustaría esta tarta!" Y sin dudarlo un momento, le preguntó al jefe del restaurante si una tarta como ésa podría enviarse a España. Le dijeron que sí, y ese dulce voló hacia España, aunque costó diez veces más el envío que la misma tarta. Pero el precio valió sobradamente la pena, porque para su padre el gesto y el detalle de su hijo significó más de tanto gasto. Y le hizo pensar algo que ya sabía, pero que no siempre recordamos, que vale la pena hacer todos los esfuerzos del mundo por los hijos. Mi amigo, es claro, no hizo lo que hizo por sus hijos para cosechar un agradecimiento, pero se sentía muy a gusto recibiéndolo. 144º Vinoba Bahve: “decídete una buena vez y no vuelvas atrás. Vi inoba Bahve, el predilecto de los discípulos de Gandhi, tenía una virtud que era muy apreciada por sus alumnos: la de ver las cosas con claridad y decidirse con rapidez y sin vacilaciones. Con frecuencia alguno le iba a consultar, y entonces el maestro, que estaba trabajando en la quinta de la escuela de Gandhi, dejaba caer la azada y tomaba la rueca para poder escuchar mejor. El alumno contaba entonces su problema con todo cúmulo de divagaciones y circunloquios, y el maestro siempre acababa cortando: "Vamos al grano. Resumo lo que usted me ha dicho. Y el consultante veía, casi asombrado, cómo toda su historia se reducía a una forma precisa como una ecuación. - ¿Es exacta? - preguntaba el maestro. - Sí, exacta - contestaba el alumno con ojos inquietos y rostro desencajado. - La solución - decía entonces el maestro - es sencilla. - Sí - respondía el otro, es sencilla - y explicaba cómo él también ya la había visto- : pero lo malo - añadía - es que es terriblemente difícil. - No es culpa ni tuya ni mía que sea difícil - decía el maestro - Ahora vete y obra según las conclusiones que tú mismo has sacado. Y no me hagas perder tiempo pensando una misma cosa dos veces y no pierdas tú el tiempo pensando en si es difícil o no: Hazla. Las dos gracias más importantes que podemos pedir a Dios son: conocer su voluntad y ser capaces de realizarla. En cuanto a la primera tenemos dos facultades para reconocerla: la razón y la fe. No solamente la fe, sino la razón. Cuando se trata de tomar decisiones: elegir una profesión u otra, elegir un medio u otro para realizar un fin, podemos estar seguros que estamos haciendo la voluntad de Dios cuando actuamos según lo que la razón nos indica y nos parece más oportuno. Lo que importa es que el fin
sea bueno y que los medios sean honestos. No hay que esperar un signo especial para estar seguros de la voluntad de Dios. 145º Una tabla de madera que salva una vida no tiene precio. Cuenta Hebbel, con ironía, la historia de aquel hombre que, estando hundiéndose en el mar recibió la ayuda de un desconocido que le tiró una tabla a la que pudo agarrarse y salvar así su vida. Y añade que el náufrago, que había salido de las aguas, se dirigió a su salvador y le preguntó cuánto costaba la madera de la tabla, porque quería pagársela y, así, darles las gracias. ¡Como si su salvador le hubiera regalado una madera y no la vida! Tenía razón Bernanos al escribir que "las cosas pequeñas, que parecen de ningún valor, son las que dan la paz. La pequeña llave del detalle abre más corazones de lo que imaginamos". Y lo grande de los detalles es que en ellos no cuenta el valor monetario de los mismos. A veces basta una pequeña señal de amor para dar a una persona una 'tabla de salvación', un motivo para recuperar el sentido y el valor de la vida. Saber, por ejemplo, perder un poco de tiempo para conversar con una persona que necesita una indicación, una orientación y sobre todo una señal que le revele su valor, es muchas veces salvarla de la desesperación. Son gestos que superan todo valor económico, que no se pueden pagar sino con un 'gracias'. Un día, no muy lejano, caeremos en la cuenta de que pagar a un obrero solamente con un sueldo, aunque justo, no es suficiente. Una retribución puramente económica, no puede recompensar la labor de una persona que trabajó con amor y dedicación. Lo mínimo que podemos hacer hoy es que además del salario, hace falta demostrar a los obreros y empleados el sentido de agradecimiento un sincero gracias un gracias por su labor. 146º Puedes impedir que el pájaro de la tristeza anide en tu cabeza. ¿Puede combatirse la tristeza? Desde luego. Un refrán chino lo explica muy bien: "No puedes evitar que el pájaro de tu tristeza vuele sobre tu cabeza, pero sí que anide en tu cabellera". San Juan de la Cruz cuando veía algún fraile melancólico le tomaba de la mano, le llevaba al campo y comenzaba a hablarle de la hermosura del mundo, la belleza de la hierba y las flores, la alegría de la creación, hasta que veía aflorar en sus labios una sonrisa. Dicen que 'un santo triste es un triste santo". Si Jesús resucitó como el primero de los hombres y si nosotros vamos a resucitar un día como él, que nos precedió en la gloria del cielo, entonces no hay ningún motivo
para ser tristes. O, mejor, el único motivo de tristeza es el pecado que cometemos, pero "si nuestra conciencia nos reprocha, sabemos que Dios nos perdona porque Dios es más grande que nuestra conciencia"(1 Jn. 3, 20). No hay pecado tan grande que Dios no pueda perdonar. Entonces, para uno que tiene fe, no hay ningún motivo verdadero para ser triste. "Cristo resucitó de entre los muertos y resucitó como primer fruto ofrecido a Dios, el primero de los que duermen" (1 Cor. 15, 30) 147º Voy a repetir cinco veces el alfabeto y Tú o Dios, formarás mi oración. Había un campesino, tan bueno como inculto, que tenía que hacer grandes esfuerzos para orar. Iba, por ello, llevando siempre consigo su libro de oraciones que, luego, a la caída de la tarde, leía poco más que deletreando. Sucedió que un día, durante un viaje, descubrió, al llegar la noche, que se había olvidado su libro de oraciones. ¿Qué hacer? ¿Cómo acostarse sin rezar? Trató de hacer un gran esfuerzo para ver si conseguía recordar alguna oración, pero imposible, no sabía ni dos palabras seguidas. Y entonces, como era un creyente bueno y sencillo, se volvió hacia Dios y le dijo: "Señor, Tú sabes que soy muy distraído y que he dejado en casa mi libro de oraciones. También sabes que soy un burro y que no se de memoria ni una sola. Pero, verás, voy a hacer una cosa: voy a recitar cinco veces y muy despacio todo el alfabeto, entonces Tú tomarás las letras, las irás juntando como se debe y con ellas formarás la oración que a Ti te guste más". Podemos estar seguros de que a Dios aquel analfabeto le gustó mucho más que toda las plegarias que jamás hayan construido todos lo predicadores del mundo. La ocurrencia de aquel campesino puede ser una interpretación válida de aquella expresión de S. Pablo: "El propio Espíritu nos viene a socorrer en nuestra debilidad; porque no sabemos qué pedir ni cómo pedir en nuestras oraciones. Pero el Espíritu Santo ruega por nosotros, con gemidos y súplicas que no se pueden expresar" (Rom 8, 26) Nosotros rezamos como somos capaces y el Espíritu Santo, mientras nuestras oraciones están de viaje para llegar a Dios, las arregla para que sea bien aceptas. La oración de este campesino está muy de acuerdo con la oración que el mismo Jesús nos enseñó. Es una forma diversa de pedir a Dios: "Que se haga tu voluntad". Si Dios es nuestro Padre, y sabe mejor que nosotros lo que necesitamos, ¿cómo podemos pensar que él no sepa lo que en realidad nos hace falta? La ingenuidad de este campesino es una enseñanza muy original por todos nosotros que sabemos quizás mucha teología y nos creemos tan sabios que pretendemos sugerir a Dios lo que tiene que darnos. 148 ¿Cómo le gustaría a un niño su fiesta de cumpleaños?
En la Universidad de Lovaina han realizado una encuesta (que luego se ha repetido en varios países y siempre con parecidos resultados) en la que se daban a niños tres dibujos que representaban diversos modos de celebrar su cumpleaños y se les pedía que dijeran cuál le gustaba más: 1º - En el primero se representaba a un niño solo, sentado en el suelo y rodeado de toda clase de juguetes. 2º - En el segundo el mismo niño estaba sentado en la mesa con sus padres, mientras se disponía a abrir un gran paquete con un regalo. 3º - En el tercero se representaba al mismo niño rodeado de muchos compañeros, padres y familiares, todos jugando y divirtiéndose, pero sin ningún juguete. ¿Saben en qué proporción fueron elegidos estos dibujos? Sólo un quince por ciento escogió el primero. Otro 15% se inclinó por el segundo. Un 70% prefirió sin vacilar el tercero. A la hora de la verdad los niños saben bien que el mejor de todos los regalos es la amistad, la compañía, y han entendido que, en circunstancias normales, hay mucha más felicidad en la comunidad que en la soledad y que una cosa no es enteramente buena más que cuando se comparte. Los padres muchas veces no saben lo que más necesitan sus hijos. Creen que les pueda satisfacer plenamente los juguetes que ven en la televisión o que poseen sus compañeros de escuela. Pero lo que de veras necesitan no son tantos cosas sino cariño y compañía. 149º Las tres mejores maneras de gastar el dinero Charlaban dos amigos sobre el dinero que ganaban, y uno le decía al otro: "No entiendo en que se te va el dinero. Estás ganando bien y debería vivir como un príncipe". Y el amigo le respondió: "La cosa es bien simple: de todo lo que gano, invierto un tercio en pagar deudas; otro tercio lo coloco a buen interés para el futuro, y con el tercero vivo. " "Pero, ¿tantas deudas tienes? ¿Y qué interés es ése?" "Te lo explicaré: Tengo una deuda enorme con mis padres, quienes gastaron un dineral para pagarme los estudios. Ahora ellos están mal y soy yo quién les sostiene. " ¿Y los intereses?" "Es lo que invierto en la formación de mis hijos. Este es un capital un tanto arriesgado, como cuando juegas en bolsa. Puede que sea un fracaso y que a la larga no te produzca nada. Pero si tienes un poco de suerte, te aseguro que no hay dinero mejor invertido. Se trata de formar a unos hombres y además estos hombres son mis hijos que mañana me lo devolverán dándome muchas alegrías". Es verdaderamente interesante esta conversación y muy reveladora sobre la manera de gastar el dinero
¿No dice el cuarto mandamiento: "Honra a tu padre y a tu madre?" Es verdad que el significado más profundo de este mandamiento se puede entender traduciéndolo con esta expresión: "Haz que tus padres sean orgullosos de ti" Como parece, el mandamiento no se reduce a ayudar a los padres que se encuentran en necesidad económica, pero es evidente que implica socorrerlos en caso de necesidad. Nunca los hijos devolverán a los padres lo la vida y el amor que les han brindado desde niños, pero sería una verdadera ingratitud dejarlo en la necesidad cuando ya no pueden abastecerse a sí mismos. 150º El último deseo de aquel párroco: estar con su pueblo en el día de la resurrección. A los 80 años de edad, un cura párroco tuvo que despedirse de su pueblo. Estaba allí desde muchos años. Él había bautizado prácticamente a todos los habitantes, les había dado la primera comunión, los había casado, los había acompañado docenas de veces hasta el cementerio para enterrar sus muertos. La despedida fue tan emotiva y difícil para él como para todos sus feligreses, que se apelotonaban en la iglesia a la hora del adiós. El nuestro buen párroco se emocionó al hablar en su último sermón, pero más se emocionó su auditorio cuando, como abriendo su corazón, les dijo que en su testamento había dejado dicho que deseaba que el día de su muerte le llevaran a enterrar allí, porque, decía, "quiero resucitar con todos ustedes, con mi pueblo". Todos pensaron que lo normal era que dijese:: "Quiero que me traigan aquí porque deseo estar enterrado a su lado, o porque ésta es mi tierra. En cambio, no. Lo que este cura quería era 'resucitar' junto a los suyos, estar con ellos en la gran alegría del final de los tiempos, porque se veía a sí mismo encabezando a sus parroquianos y dirigiéndose todos juntos al encuentro final con Cristo. Conmueve esta última predica de aquel párroco y aunque su interpretación de la resurrección no responde a la teología actual, sin embargo refleja exactamente el concepto de resurrección como la representaba la teología tradicional y la religiosidad popular. La imaginación popular se imagina que un día, el último de la historia, las tumbas se abrirán y los cadáveres de los muertos volverán a vivir. Se interpretaba según este sentido la profecía de Ezequiel, la de los huesos calcinados que por la palabra de Dios volvieron a formar nuevamente cuerpos vivientes. Pero Ezequiel estaba hablando del pueblo desterrado, semejante a huesos diseminados en la llanura y que volverían a formar primero esqueletos, luego cuerpos con carne y nervios y finalmente hombres completos vivientes, es decir que Dios liberaría a su pueblo del destierro. La catequesis popular aplicó esta parábola a la resurrección final.
Lo que cuenta no es el modo con que resucitaremos sino el hecho concreto. La vida eterna que nos espera no se reduce a un alma inmortal, sino a la resurrección de los hombres que vivirán para siempre como hombres, es decir como espíritus encarnados. 151º 264 excavaciones inútiles para encontrar un pozo de petróleo. Al ver cómo los esfuerzos de la maestra se estrellaban en la cerrazón mental de la pequeña ciega sordomuda, alguien le preguntó: "Pero, Ud. ¿nunca fue tentada de desanimarse? ¿Nunca se ha dicho: esto es imposible? o esto es totalmente inútil?" A lo que la maestra respondió: "Ese es el pecado original: desistir, desanimarse, declarar imposible lo que solamente es difícil" Me impresiona el saber que los buscadores de petróleo tienen que excavar un promedio de 264 pozos para encontrar uno que les resulte rentable. Y no se desaniman por su cadena de fracasos. Siguen buscando, porque saben que un solo pozo fecundo vale la larga serie de búsquedas estériles. Uno de los grandes pecados de los hombres es el desaliento, el tirar las esperanzas por la borda luego de una serie de fracasos. "No hay nada que hacer, esto es imposible" decimos. El que desiste de luchar, el que se resigna a cualquier fracaso, ya está condenado a no llenar su vida, a dejarla a medias. Y es terrible comprobar que a los más de los hombres les falta más la constancia que la inteligencia. No hay que tirar la toalla a la primera dificultad ni a la segunda o tercera. No olvidemos los 264 pozos excavados sin ningún resultado. 152º La princesa árabe, encerrada con su amante, no pudo más. Una princesa árabe se había enamorado de un esclavo y quería a toda costa casarse con él. Todos los esfuerzos del rey por disuadirla de su propósito resultaron inútiles. Al fin se presentó en la corte un sabio y anciano médico que, al enterarse del caso, el dijo al rey: "Majestad, si se le prohibe a la princesa casarse con este hombre, lo que ocurrirá es que ella se enojará y se sentirá aún más atraída por él. Le aconsejo que encierre a los dos en una celda por treinta días y treinta noches. Si al final se siguen queriendo se casarán"... El rey aceptó. La princesa loca de alegría, le dio un abrazo a su papá y aceptó quedarse encerrada en una celda por un mes con su amado esclavo. Todo marchó lo más bien por una semana, pero no tardó en presentarse el cansancio Antes de que pasaran quince días ya la princesa estaba suspirando por otro tipo de hombre. La irritaba y exasperaba todo cuanto le dijera o hiciera su amante. Al cabo de tres semanas estaba tan harta que se puso a chillar y golpear la puerta de la celda hasta que finalmente la liberaron. Cuando por fin
salió se echó en brazos de su padre, feliz de la vida por haberla liberada de aquel hombre al que había llegado a aborrecer. Amar no es lo mismo que sentirse atraído por las cualidades del otro, sino quererlo como persona única e insustituible y desear hacerlo feliz a costa también de renuncias y sacrificios. Las cualidades de la persona tarde o temprano se esfuman, pero la persona queda para siempre. 153º Los tres espejos de la conciencia Una señorita, estudiante en un colegio, escribió un día a su mamá pidiéndole que le enviara un espejo. La mamá le respondió con una carta en la que le decía: "Muy pronto te llegará un paquete con tres espejos. El primero te hará ver lo que eres, el segundo lo que serás y el tercero lo que tiene que ser. Llegó el paquete y la señorita encontró un espejo, la foto de su abuela y una imagen de la Virgen María. Entendió enseguida el significado de los tres espejos. El espejo de vidrio le decía lo que ella era en el presente; la foto de la abuela lo que ella un día iba a ser; y la imagen de María indicaba lo que ella tendría que llegar a ser espiritualmente. La conciencia moral, cuando está bien iluminada por la razón y la fe, es un reflejo de lo que somos de veras delante de Dios. Él nos habla a través de la voz interior que es la conciencia. A veces la conciencia nos avisa, antes de actuar, si una decisión es moralmente buena o mala. A veces la conciencia nos reprocha de haber seguido un impulso negativo y nos remuerde por lo que hicimos. En todo caso la conciencia es una voz que no podemos manipular y deformar a nuestro antojo. Nos gustaría que nos dijera lo que nos agrada, pero, si es una conciencia moralmente sensible, la conciencia es un juez insobornable. Cuando buscamos sinceramente la verdad, nuestra conciencia es recta y nos indica el camino a seguir. En este caso la conciencia es un reflejo de la voluntad de Dios. Es la guía que tenemos que seguir siempre. 154º Tomas More, el incorruptible, devuelve elegantemente una coima. Gran Canciller de Inglaterra, Tomás More debía en una oportunidad pronunciar su fallo en un proceso en que se hallaba involucrado un importante personaje del reino. Éste intentó sobornarlo remitiéndole dos jarros de plata artísticamente labrados. El canciller no se dejó comprar. Mandó llenar los jarros de muy buen vino y se los devolvió al donante escribiendo: "Siento un gran placer en intercambiar regalos con una persona de tanto mérito como usted. Sírvase aceptar este vino que es lo mejor que tengo en mi bodega y que no dudo será de su agrado".
Elegante manera de devolverle el regalo que en realidad era una coima para comprar su conciencia. El ejemplo de Tomas More es emblemático, sobre todo para la situación en que vivimos en el mundo moderno que ha perdido muchos el sentido de los valores morales. Las coimas, el fraude y tantas otras formas para engañar al prójimo son la causa principal de nuestras desgracias. La causa principal que explica tanta miseria y sufrimientos en tantos países es la corrupción y la impunidad. 155º El dolor de la ostra, madre de una perla. Una ostra dijo un día a una amiga suya: "Tengo realmente un gran dolor dentro de mí. Hay algo duro y redondo en mi vientre y me siento sin fuerzas". Contestó la otra muy complacida de sí misma: "Gracias a Dios yo no tengo dolores dentro de mí; estoy muy bien y me siento sana dentro y afuera" Pasaba por ahí un cangrejo y oyó lo que las dos ostras estaban diciendo y dirigiéndose a la que se sentía bien le dijo: "Sí, tú estás bien y eres sana, pero el dolor de tu vecina lleva dentro de sí una perla de extraordinaria belleza y valor. Tú, en cambio, está vacía por dentro, tu vida no tiene ningún valor. ". Sabemos que cuando en una ostra le entra un granito de arena, día tras día transformará su dolor en una perla que es una obra maestra de la naturaleza. La vida de Jesucristo y también la de los cristianos se puede resumir en dos palabras: cruz-resurrección. Dolor-alegría; renuncia de sí mismo y felicidad eterna. Ser cristiano significa participar de la pascua de Cristo, de su muerte resurrección. No hay otro camino para alcanzar la felicidad eterna que Dios nos ha preparado. 156º La peor enfermo era aquel que no espantaba las moscas de su cara. Cuentan que un médico, con muchos años de experiencia profesional, llevó a un joven colega recién iniciado, a una sala de hospital y, mostrándoles los enfermos presentes, le preguntó cuál de ellos le parecía en peor condición. Los enfermos ofrecían un panorama de los más variados: uno de ellos, bajo carpa de oxígeno parecía respirar con dificultad, ; otro pedía un calmante para poder soportar su dolor, ; otro tenía la cabeza vendada, etc. El joven médico respondió a su profesor que el enfermo bajo la carpa le parecía ser el más grave. Pero el viejo médico le señaló, en cambio, a un enfermo que, acosado por las moscas, no manifestaba ningún signo de reacción. Los ojos estaban fijos y semiabiertos, y las manos no se movían para espantar las moscas
que paseaban tranquilas sobre su rostro. "Ese es el enfermo más grave. Ya no lucha, no reacciona, se queda totalmente indiferente. Hoy día la indiferencia religiosa es la peor forma de ateísmo. A muchos cristianos se les podrían aplicar aquellas tremendas expresiones del Apocalipsis: "No eres frío ni caliente; ojalá fueras lo uno o lo otro. Desgraciadamente eres tibio, ni frío ni caliente, y por eso voy a vomitarte de mi boca" (Ap. 3, 15-16). Hoy día muchos ni discuten sobre la existencia de Dios, simplemente no se preocupan del problema, Dios ni siquiera es un tema interesante que valga la pena discutir. 157º Otra cruz Señor pero no la mía Había un hombre pobre y sencillo. Todas las tardes, después de un día de duro trabajo, volvía a su casa cansado y lleno de mal humor. Miraba con envidia a la gente que pasaba en coche o a los que estaban sentados en las mesas de los restaurantes. "Ellos sí que saben vivir bien - se decía -. no saben lo que significa sufrir. Todo le va bien, no llevan una cruz como la que llevo yo" Dios, que había escuchado sus quejas con mucha paciencia, lo esperó una tarde en la puerta de su casa, le sonrió amablemente y le dijo: "Ven conmigo, Te daré otra cruz o, mejor, tú mismo la vas a elegir. Aquel hombre se encontró de improviso dentro de una enorme caverna. Estaba llena de cruces pequeñas, grandes, esmaltadas de diamantes, lisas, torcidas, etc. "Son las cruces de los hombres - le dijo Dios - Elige una". Aquel hombre descargó con alegría la cruz que llevaba encima y la tiró a un rincón y frotándose las manos contento comenzó a seleccionar su nueva cruz. Probó una cruz liviana, pero era larga y difícil a llevar. Se puso al hombro la cruz de un obispo, pero era increíblemente pesada, llena de responsabilidades Otra era muy graciosa y aparentemente liviana, pero, cuando se la puso al hombro comenzó a pincharlo como si fuera llena de clavos. Agarró entonces una cruz de plata que era muy brillante; pero, de pronto, se sintió invadir por una desgarrante sensación de soledad y de abandono. Probó y volvió a probar todas las cruces, pero cada una tenía su defecto insoportable. Finalmente, en un rincón, encontró una cruz pequeña, ya gastada pero no tan pesada. Se la puso al hombro contento. "Elijo esta" dijo a Dios. Y salió feliz de la caverna. Dios le dirigió entonces su mirada amable y le sonrió y le dijo: "¿No te das cuenta que es la misma que tiraste al suelo al entrar? Aquel hombre había elegido exactamente la vieja cruz que había siempre llevado. El sufrimiento es una cruz, una tentación con la cual Dios quiere poner a prueba nuestra fe. Dios nos conoce muy bien, pero permite la tentación para que podamos fortalecernos en la fe. No podemos pensar que Dios
ponga, sobre nuestros hombros, una cruz superior a nuestras fuerzas, o, mejor dicho, superior a las fuerzas que con la ayuda de Dios podemos soportar. Dios no nos tienta nunca sobre nuestras fuerzas. "No nos han tocado pruebas superiores a las fuerzas humanas, El no permitirá que seamos tentados sobre sus fuerzas; más bien, nos dará al mismo tiempo que la tentación los medios para resistir"(1 Cor 10, 13) Si tuviéramos fe en Dios no dudaríamos un instante en creer que lo que Dios elige es siempre lo mejor. Si Dios nos ama, ¿no hará todo lo posible para que podamos superar las dificultades de la vida? No sabrá medir las pruebas según nuestra posibilidad? Estupenda es la oración de S. Agustín: "dame Señor lo que me pides y pídeme lo que quieras. " 158º Señor, ¿es usted feliz? le preguntaron a Krisnamurti. Un colegial, después de una charla, le preguntó una vez a Krisnamurti, gran pensador de la India, : "Señor, ¿es usted feliz? Sólo un joven estudiante se había atrevido a hacer la pregunta directa y personal, la pregunta más íntima y amenazadora. Digo 'amenazadora' porque nadie quiere admitir que no es feliz ya que un condicionamiento universal nos hace poner la felicidad como meta de la vida humana y sentencia a la vergüenza pública a los que no lo consiguen. Y Krisnamurti contestó al instante: "No lo sé. No he pensado sobre ello. Pero el día en que me ponga a pensar en eso, desde luego que me sentiría infeliz" Feliz es aquel que no se ha puesto a pensar si es feliz o no, que ni siquiera se le ha ocurrido la pregunta. La felicidad es como la salud. Cuando uno se pone a hablar de ella, se ve que anda mal. Un hombre sano no piensa en su salud, no habla de ella, no va preguntado a todo el mundo si tiene salud o no. El que hace esto demuestra que no está sano. Lo mejor que se puede hacer con las teorías de la felicidad es dejarlas en paz. 159º Los propagandistas de una secta rápidos en enchufar y desenchufar sonrisas. Estaba yo visitando una vez una especie de feria religiosa organizada por una conocida secta de cierta religión. Sus seguidores guiaban al visitante explicándole cada 'pabellón de la exposición, le daban folletos de propaganda, y sobre todo le sonreían sin cesar con cara de gloria destinada a expresar la felicidad de que ellos gozaban en el ejercicio de su fe. Me dejé llevar hasta que a mí se me ocurrió meterme detrás de una cortina que separaba, del recinto público, un pequeño espacio reservado a los seguidores de la secta. Allí dentro no había sonrisas; las mismas personas que fuera irradiaban felicidad ante los incautos visitantes, aquí estaban tensas, cansadas, irritadas hablándose unas a otras con aspereza
y gestos bruscos. Por fin uno de ellos notó mi presencia, se dirigió a mí llamando la atención de todos y el ambiente cambió al instante como por encanto. Me preguntaron dulcemente qué deseaba. Pedí que me indicaran el camino para salir. Me acompañaron hasta allí con toda amabilidad y más sonrisas y la cortina volvió a caer para encubrir sus enfados y mal humor. Parecían entrenados en 'enchufar sonrisas y a desenchufarlas'. Esta experiencia, de C. Vallés, nos demuestra una vez más que la alegría de los cristianos es la mejor manera de testimoniar que Jesús ha resucitado y que con eso todos los problemas tienen una solución positiva. Si Jesucristo venció la muerte, que es el más terrible enemigo, ¿cómo no va a vencer las otras dificultades y problemas de la vida? 160º El pastor no quiso tapar el agujero en la cerca del redil. Una oveja descubrió un agujero en la cerca y se escabulló a través de él. Estaba feliz de haber escapado. , Anduvo errando mucho tiempo y acabó por desorientarse. Entonces se dio cuenta de que un lobo la estaba persiguiendo. Echó a correr... pero el lobo la seguía siempre más de cerca. Por suerte llegó a tiempo el pastor y la salvó. La condujo de nuevo al redil con todo cariño, sin pegarla ni retarla. A pesar de que todo el mundo le insistía para que cerrara el agujero en la cerca, el pastor nunca lo hizo. Prefirió dejar a las ovejas la posibilidad de escapar aunque a costa del peligro. ¿A quién se parece el pastor? Dios quiso correr el riesgo de crearnos libres. Sin la libertad seríamos animales incapaces de elegir entre el bien y el mal, incapaces entonces de amar porque el amor no puede ser fruto de una obligación. Es un deber amar, pero no se puede amar por obligación. ; no sería amor sino coacción. Es por eso que Jesús nos dijo: "Ya no les diré servidores, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón. Les digo: amigos, porque les he dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre" (Jn 15, 15). El dicho de los proverbios: "El hombre propone y Dios dispone"(Pro 16, 1) no se refiere a las relaciones con Dios, sino a los propósitos que el hombre hace y que muchas veces fracasan porche las circunstancias no le permiten realizar lo que se había propuesto. No es Dios que dispone sino la realidad concreta que nos condiciona y que tenemos que tener en cuenta cuando nos proponemos algo. Así nos amonesta el apóstol Santiago: "Uds. dicen: haremos buenos negocios y sacaremos ganancias. Pero Uds. no saben lo que pasará mañana. Digan más bien: "Si Dios quiere, estaremos vivos y haremos esto o lo otro". En cambio Uds. se confían con orgullo en sus proyectos" (St 4, 13-16) Por lo que se refiere a las relaciones con Dios, habría que dar vuelta a la expresión y decir: Dios propone y el hombre dispone" es decir, Dios nos ofrece su amistad y nosotros tenemos la libertad de responder libremente a su propuesta de amor. 161º ¿Cuándo va a arrancar el ten?
Una vez estaba yo sentado en un departamento del tren y un niño pequeño estaba a mi lado y comenzó a hacer preguntas y preguntas a sus padres: ¿Cuándo arrancará el tren? ¿Cuándo partiremos? ¿Falta mucho para comenzar a viajar? Yo sentí la oportunidad de jugar con él y le dije muy serio: "El tren echará a andar cuando nosotros empecemos a empujar". El niño abrió sus grandes ojos con las sorpresa: ¿De veras? ¿De veras? ¿Y si no empujamos no arranca? "No puede arrancar" le contesté; "una vez empiece, ya va por su cuenta, pero para que arranque tenemos que empujar. "Entonces vamos a empujar" insistió el niño. "Enseguida; sólo espera un poco a que suban todos los pasajeros, Ya te diré cuando hay que empezar". Me fijé en el reloj de la estación para estar al tanto de la hora exacta; vi la luz roja cambiar a verde, oí el pitido del jefe de la estación y le grité al chico: "Es ahora. ; empuja con toda fuerza" Y, él y yo nos pusimos a empujar con todas nuestras fuerzas contra el panel del departamento hacia la máquina. El chico empujaba más y más, hasta que sus labios iniciaron una sonrisa y se le iluminó la cara. ¡El tren se movía! Muy despacio al principio y al fin a toda marcha, con los resoplidos rítmicos de la enorme locomotora. Le felicité por lo bien que había empujado. "¡Lo conseguimos! ¿Qué te parece? Así es como se pone en marcha el tren. El chico estaba encantado. Viajaba en un tren que él mismo había ayudado a poner en marcha. ¿Se podría aplicar este juego a la colaboración del hombre con Dios? La historia humana ¿es únicamente obra de Dios? ¿Sirve para algo la actividad del hombre o, como en el cuento, es Dios que lo hace todo? La acción del hombre y la de Dios ¿se juntar de tal manera que las dos acciones se suman y el resultado depende en parte de Dios y en parte del hombre? Y si Dios lo hace todo ¿por qué Dios pide nuestra colaboración?. S. Pablo escribiendo a los corintios les decía: "No cuenta ni el que planta ni el que riega, es Dios que hace crecer. Dios nos tiene por cooperadores suyos, pero a él pertenece el campo y la construcción que son ustedes"(1 Cor 3, 6-9) Tenemos que concluir que este tema tan profundo no tiene solución clara y distinta. Podemos decir que el misterio consiste en que: Todo depende de Dios y también todo depende del hombre. Cómo se armonizen las dos libertades, nadie lo puede saber con claridad. El cuento del chico que cree que el tren se mueve por su esfuerzo no sirve para iluminar el misterio de la relación entre la libertad del hombre y la voluntad de Dios. S. Agustín resumía todo eso diciendo: "Dios que te creó sin ti, no puede salvarte sin ti" 162º Lo lamento; no puedo quejarme Una vez, sigue escribiendo C. Vallés, vi un programa divertido en televisión. Un equipo de televisión se había lanzado a la calle y,
metiéndole el micrófono entre los dientes a cualquiera a quien lograban parar, le daban dos minutos para decir lo que quisiera a todo el país mientras rodaban las filmadoras frente a su cara. Dos minutos no dan mucho juego a la retórica, y las fugaces entrevistas pronto degeneraron en un desfile monótono de rostros contraídos y voces agudas. Pero entonces un dato común saltó con sorpresa del montón de escenas repetidas; lo capté al vuelo y lo verifiqué en todas las entrevistas restantes del programa. El dato común era éste: cada uno de aquellos hombres y mujeres entrevistados, cada uno sin excepción, hizo uso de los dos minutos que le concedían en urgencia improvisada... para quejarse de algo. Eran personas muy distintas, en edad, ocupación o trabajo, y todos decían cosas distintas. Pero todos coincidían en quejarse. Uno se quejó de que no había autobús desde su barrio al centro; un colegial se quejó de cómo le había reñido su padre cuando lo suspendieron y pidió con lágrimas a todos los padres que le oían que no castigaran así a sus hijos. A nadie se le ocurrió decir que a veces, sí, funcionan algunas cosas. Salí convencido de que somos todos profesionales de la queja. Hay una frase que, nos delata y proclama a los vientos nuestra inclinación a la queja. Cuando a alguien le va bien las cosas y le preguntamos sobre ellos, él contesta con resignación: "No me puedo quejar" ¡Qué lástima! No puede quejarse el pobre. Estaría deseando hacerlo, deseando poder quejarse de algo o de alguien, pero, por desgracia, le va bien en todo y no puede darse el gusto de quejarse. Al fin acaba por salirse con la suya. Se queja que no puede quejarse. ¿Por qué será que nos quejamos continuamente de todo? ¿Es que todo anda mal en el mundo? ¿O será porque estamos destinados a una plena felicidad y nos sentimos extranjeros hasta que llegamos a la Patria definitiva? 163º Si no sabes decir que 'no', tu 'si' no vale nada. Una vez pude observar cómo una niña pequeña sufría al tener que escoger entre dos muñecas en una tienda llena de juguetes. Quiso ambas muñecas y se las puso bajo el brazo para salir. La mamá le hizo entender que tenía que elegir a una sola. Resignada escogió una; pero cuando llegó a la puerta, la pequeña se desprendió de la mano de la mamá y volvió corriendo al mostrador donde aún estaba la muñeca en la resignación de su abandono. Le dio un gran beso y volvió corriendo a su mamá. Una pequeña niña encantadora comenzaba a aprender lo difícil que es escoger. Elegir es renunciar, no se puede conseguir todo lo que el corazón desea. Una novia que no es capaz de decir que no a su novio que la invita insistentemente a anticipar las relaciones propias de los esposos, ¿cómo podrá decir un sí responsable en el día de su boda? El sí presupone la capacidad de decir que no, es decir la libertad. El 'si' de la promesa matrimonial significa, algo semejante a la premisa de los mandamiento: "No tendrá otro Dios más que a mi" El sí del matrimonio, en la nueva
alianza, significa: " No tendré otro hombre u otra mujer más que a ti" ¿Qué valor puede tener esta promesa si siempre se dejaron llevar por los deseos o impulsos? El acto libre es tal si sale de una persona que puede elegir entre una opción y otra. 164º El Dios de las quinielas Entré un día en la casa de una familia cristiana; me senté, charlé, tomé el té y noté que en una esquina de la habitación había una estatua de la virgen María que entre los dedos de la mano tenía un papel doblado. Me picó la curiosidad, y aproveché el momento de la despedida, al pasar de uno a otro en la familia, para acercarme al rincón y echar una mirada rápida al pequeño papel. En efecto el papel doblado, en las manos de la imagen sagrada, era un billete de la lotería. Lo comprendí todo: la familia piadosa, la pobreza, la esperanza en la Providencia estatal de la lotería. Algo que no estaba en manos del hombre (parece que es una de las pocas cosas en que no se hacen trampas) y, por tanto, estaba pura y exclusivamente en manos de Dios. Rogémosle a él y hagámosle fácil satisfacer nuestras necesidades y oír nuestras oraciones a un tiempo. Una vuelta más al boletero, sale el número y todos felices. ¿Qué problema ese billete de lotería le estará causando a Dios? ¿Qué va a hacer con él? Además ése no es el único billete por el que se han elevado oraciones. Hay otras familias piadosas y necesitadas que han pensado lo mismo y rogado lo mismo ¿Qué va a hacer Dios ahora? ¿Echar a suerte entre los que han rogado? Eso sería otra lotería. Pero lo más serio es que, si Dios decide que le toque el gordo al billete que cuelga de las manos de la estatua, pronto se sabrá y cundirá la voz de que con poner el billete en las manos de una estatua toca el gordo y no va a haber estatuas en todo el país para el próximo sorteo. 165º Los milagros ¿suceden solamente en la iglesia católica? Escribe C. Vallés. Entre mis alumnos de la universidad había un muchacho hindú cuyo sufrimiento físico y moral me había hecho fijarme en él de manera especial desde el principio Sufría de visión doble en los ojos que ni gafas ni operación podían corregir y que le causaba dolores de cabeza insoportables. Me tomé gran interés por aquel joven que sufría, e hice todo lo que mi celo y fervor de sacerdote joven me inspiraban que hiciera. Recé por él, recé con él, le impuse las manos, ofrecí penitencia. Yo quería abrir paso al evangelio y le recordé al Señor que él mismo, siempre que enviaba a sus discípulos a predicar, les daba el poder de sanar a los enfermos. De nada sirvieron mis plegarias, mis sacrificios, mis diálogos empeñados con el Señor. Pero, nada, silencio absoluto por parte de Dios. Pasó el tiempo y el muchacho desapareció.
Un día, se me presentó radiante de gozo y felicidad; sus ojos alegres delatando su visión normal, su rostro transfigurado proclamando, antes de que pudiera abrir boca, que todas sus tribulaciones habían pasado y que era ya hombre feliz en alma y cuerpo, entregado a la vida y rebosante de salud. ¿Qué había pasado? Noté sus vestidos de color naranjado, un collar de cuentas negras al cuello, y el medallón con una imagen que yo conocía bien. Era la foto de un famoso gurú hindú que estaba muy de moda entonces y ponía tres condiciones a sus seguidores para asegurarle la felicidad en este mundo y la salvación en el siguiente: que sus vestidos fueran color naranjado( el color sagrado en la India); que llevasen siempre al cuello su foto y que cambiasen su nombre por uno nuevo que él les daría. Mi muchacho se había acogido a él y al instante habían desaparecido todos sus males. Sorpresa y alegría de ver curado y alegre a un muchacho, a quien yo quería, asombro de ver salud donde durante meses yo sólo había visto miseria corporal, extrañeza ante el naranjado y la medalla y en el fondo cólera porque un gurú hindú había obtenido pleno éxito donde yo, sacerdote católico, había fracasado. Y pensar que aquel no era uno de aquellos hombres místicos y modelos de vida. Era un tipo que predicaba cómo la unión con Dios sólo se podía conseguir en la relación sexual. Se hacía llamar 'dios' y vivía lujosamente, dando a entender además que de noche su alma salía de su cuerpo para unirse al dios Brahma para volver a la mañana y entrar de nuevo dentro de su cuerpo. Y Dios le había dado el poder de hacer el milagro que no pudieron conseguir mis prolongadas oraciones y sacrificios. ¿Cuál fue para mi el mensaje de Dios? Que Dios es Dios de todos los hombres y no solamente de los cristianos y que Dios no tiene porque seguir nuestras instrucciones. Él es dueño de romper los moldes que nosotros le proponemos y nadie absolutamente nadie puede manipular a Dios. Dios no queda atrapado ni con su evangelio interpretado por nosotros según nuestros deseos. Dios puede decidir lo que quiere dentro y fuera de su iglesia. 166º ¿Has hecho buenas preguntas en la escuela? Un científico de fama mundial a la pregunta obligada de a qué atribuía sus éxitos en el campo de la investigación contestó así: "Cuando yo era pequeño, al volver todos los días de la escuela, mi mamá me hacía una pregunta y era ésta: "Hijo mío, ¿has hecho alguna pregunta en clase? Yo sabía que tendría que responder su mamá todos los días y así me esforcé
por prestar atención en clase, pensar por mi cuenta y aprender a hacer preguntas que merecían la pena. Una pregunta puede ser una puerta genuina para un mejor entender. Lo que más cuenta en la vida es buscar la verdad. Quién la busca, está buscando a Dios. , mejor se podría decir, lo ha ya encontrado. S. Agustín decía que nadie busca a Dios si no recibe de Dios una gracia que lo inquieta. "No me buscaría si no me hubiera ya encontrado". 167º “Ahora terminado.
Ud.
no
puede
entender
el
retrato...
no
está
Una pintora aficionada quiso, en cierta ocasión, hacerme un retrato. Me sentí halagado y me sometí a la tortura imprescindible de posar horas y horas seguidas sin moverme. Humilde sacrificio en aras del arte. Después de la primera sesión, cuando mis entumecidos miembros habían llegado al límite del aguante y ella parecía haber embadurnado suficientemente el lienzo, me levanté y me acerqué amistosamente al caballete para inspeccionar el primer boceto y alabarlo, fuera como fuera. Pero ella me lo impidió cubriendo el lienzo con un trapo; y con una sonrisa pero con decisión me dijo: "Verás el retrato cuando esté acabado. Si lo ves ahora, a medio hacer, no te va a gustar" La obedecí, desde luego, pero al mismo tiempo me puse a pensar. Si veo mi retrato ahora a medio hacer no me va a gustar... Unas pinceladas inciertas, manchas aisladas de color, expresión sin vida. Entendí las órdenes de la artista y las obedecí. Entre tanto, me había asaltado otro pensamiento: no critiques la vida mientras no esté acabada. Es posible que no te guste, que no le encuentres sentido a unos trazos aislados y unos colores caprichosos. Muchos son los que se quejan de que la vida no tiene sentido. Toda la vida no basta, quizá, para encontrarle el auténtico sentido Hay que esperar un poco; el retrato, es decir la vida, no ha terminado todavía. Hasta el último retoque nada hay de definitivo. Entendemos la vida cuando estamos ya al final. Es por eso que no podemos dar un juicio definitivo sobre las personas. "No juzgue y no serás juzgado" nos dice Jesús (Mt 7, 1). No juzgue ni a los demás ni a ti mismo, antes que se termine la vida, es decir nunca. Sólo Dios puede juzgar porque sólo El nos conoce hasta el fondo. Sin decir que ni Dios nos juzga ahora, sino que pacienta hasta que hayamos emitido el último respiro. El hecho es que nosotros los hombres vivimos tan poco tiempo que estamos siempre apurados para conocer todo y dar un juicio definitivo sobre lo que todavía está en marcha. Nadie critica un edificio que todavía está en construcción porque sabe que todas aquellas tablas y vigas no son que andamios. El edificio perfecto está todavía en la fantasía del arquitecto. 168º La reencarnación o el principio del karma
Estoy, escribe C. Vallés, con una familia hindú que acaba de sufrir una desgracia: el hijo menor, ha tenido un ataque de parálisis infantil y quedará tullido para toda la vida. Su madre me dice, en presencia del hijo: ¡Pobre hijo mío! ¡Tan bueno y obediente como es! Ya no podrá andar normal nunca. Y el sufrimiento es tanto para él como para mí, que soy su madre. Algo habremos hecho él y yo, en nuestra vida pasada, que merezca ahora. este castigo. En fin, más vale pagar pronto las deudas, sobre todo las del alma. Tenemos que soportar todo esto con resignación y a consolarnos pensando que así quedamos libres y limpios para la vida siguiente. Yo lo amaré ahora más que nunca y lo cuidaré con toda el alma, ¡pobre hijo mío! Y lo abraza con cariño de madre. En sánscrito, 'karma' quiere decir 'acción' y la ley del karma significa sencillamente que lo que uno sufre o disfruta en cada momento está determinado por sus acciones anteriores realizadas en esta vida o en las anteriores. Es la creencia en la reencarnación. El principio fundamental de la reencarnación es éste: “el que la hace, la paga”. El universo entero es como un inmenso mecanismo de relojería en el que se inscriben las acciones todas de todos los seres y, a su tiempo, el mecanismo inexorable va colocando a cada uno en la circunstancia de placer o dolor que su conducta previa determina. Todo esto sin la intervención de un Dios justiciero o misericordioso que juzgue y perdone, premie o castigue. Es el mecanismo del karma que todo lo hace. ¿Cuál es la razón en que se funda la creencia de la reencarnación? Propongo un ejemplo. En una familia sana y piadosa ha nacido un niño ciego y otro sin defecto alguno. ¿Cómo explicar esa desigualdad? ¿Qué dice la piedad cristiana al mirar a ese recién nacido que podrá vivir, sí, una vida larga, pero nunca verá la luz del sol ni el rostro de su madre? El cristiano acepta la voluntad de Dios y sus juicios inescrutables en repartir libremente sus dones. Los padre cristianos se someten a los designios de Dios con la esperanza de que tanto el niño nacido con la vista como el que ha nacido sin ella pueden ser felices y pueden un día llegar a ver a Dios que es la suprema felicidad. Pero, nadie en el mundo acepta esa actitud fuera de los cristianos, judíos y mahometanos. 169º Aquel hombre sirvió a Leonardo para retratar a Jesús y a Judas. El gran Leonardo da Vinci había aceptado pintar el comedor del convento de Santa María de las Gracias en Milán con un gran fresco que representara la última cena de Jesús con sus apóstoles. Quería que esta pintura fuera su obra mayor y por eso trabajaba con calma y atención excepcionales. Por eso, no obstante la impaciencia de los frailes del convento, el trabajo progresaba con mucha lentitud. Para representar el rostro de Jesús Leonardo había buscado, por meses, el modelo que tuviera todas las condiciones necesarias, un rostro que expresara fuerza y dulzura a la vez, espiritualidad y bondad intensa.
Finalmente lo encontró y dio a Jesús el rostro de un joven abierto y bueno que había encontrado en la ciudad. Años después, Leonardo volvió a dar vueltas y vueltas por la ciudad, pero ahora visitaba los barrios bajos de Milán, por las tabernas más sospechosas y ambiguas. Necesitaba encontrar un rostro para pintar al apóstol traidor, Judas. Después de noches y noches transcurridas en medio de borrachos y malhechores de toda laña, Leonardo encontró al hombre que necesitaba para su Judas. Lo llevó al convento y se puse a retratarlo. Estaba por comenzar cuando vio en los ojos de aquel hombre brillar una lágrima. "¿Por qué lloras?" - le preguntó - Leonardo mirando atentamente aquel hombre. "Yo soy aquel joven que le sirvió para pintar el rostro de Jesús", le respondió. Los rasgos del rostro son un reflejo del alma. Decía Abraham Lincoln, que a los cuarenta años un hombre es responsable de la cara que tiene. Cuando nos presentaremos delante de Jesús al final de nuestra vida, no será necesario sumar y restar todas las acciones buenas o malas que hayamos cometido; bastará al juez divino mirarnos en la cara para ver si en algo nuestro rostro tiene alguna semejanza con él. En base a esto seremos juzgados. 170º Imputado se le acusa de... ¿Cuál es su nombre? Soy Jesucristo. "Imputado" dijo el Gran Inquisidor, " se le acusa de incitar a la gente a quebrantar las leyes tradiciones y costumbres de nuestra santa religión. ¿Cómo se declara usted?". "Culpable, señoría". "Se le acusa también de frecuentar la compañía de herejes, prostitutas, pecadores públicos. y a toda gente excomulgada. ¿Cómo se declara usted?" "Culpable, señoría" "Se le acusa de revisar, corregir y poner en duda los sagrados dogmas de nuestra tradición. ¿Cómo se declara?" "Culpable, señoría" Por último se le acusa de predicar a un Dios diverso de lo que nos han transmitidos Moisés y los profetas. ¿Cómo se declara imputado? Culpable, señoría. ¿Cuál es su nombre imputado? "Jesús de Nazaret, señoría" Si Jesús no hubiera denunciado la falsedad y la hipocresía de los Sumos Sacerdotes, fariseos y escribas responsables de la religión del pueblo judío, no habría sido perseguido ni condenado a muerte. Nadie se habría asustado por un Jesús piadoso, que curaba a los enfermos y anunciaba la bondad misericordiosa de Dios. La causa de la muerte violenta de Jesús es que con el anuncio denunciaba también el abuso que las autoridades hacían del sentimiento religioso y el
abuso de Biblia para dominar explotar y despreciar a la gente pobre y sencilla de aquel tiempo. Si Jesús se hubiera limitado a curar enfermos y consolar afligidos, nada le habría pasado; habría podido seguir viviendo y morir enfermo en una cama. ¿Es posible imaginarse a un Jesús viejo y enfermo que se muere en una cama de muerte natural? 171º Tú vives a medias Una vez le hice una pregunta a un alumno en la universidad. Lo apreciaba mucho pero sospechaba que no se empleaba a fondo en su trabajo. Sacaba siempre buenas notas. Yo le pregunté: "Tú, de verdad, ¿cuanto estudias?" Me contestó con toda sinceridad: "Si le voy a decir la verdad, no trabajo ni la mitad de lo que podría". Su franqueza abrió la conversación y le volví a preguntar: "¿Cuántos años tienes?" Dieciocho, contestó. "¡No! le dije bromeando, tu no tienes más que nueve años. Como dices que trabajas la mitad, también vives la mitad. Funcionas a medias de tu vista, de tus oídos, de tus capacidades. Vives entonces a medias Según la parábola de los talentos todos hemos recibidos dones de Dios, pero no todos iguales: algunos han recibido como diez y otro como dos o un solo talento. Tenemos que negociarlos con todas nuestras fuerzas, fructificando los dones que hemos recibido. No es correcto compararse con los demás, que quizás han recibido menos. Cada uno responderá en proporción de lo que ha recibido. 172º Una comitiva en tren para una fiesta de bodas. Fui testigo presencial, en una estación de ferrocarril en la India, de un hecho muy folklórico. Se trataba de una comitiva que iba a una fiesta de boda, todos dispuestos a desplazarse por tren al lugar de la ceremonia. Este grupo serían unos cien hombres y mujeres y habían reservado un vagón entero para ellos, vagón que, en aquella estación, debería engancharse a un tren lento de mercaderías para un recorrido de unas ocho horas hasta su destino final. Pero hubo un problema técnico en el último momento y se les informó, allí mismo en el andén, que su vagón especial sería enganchado a otro tren, esta vez un tren rápido, que cubriría el mismo trayecto en la mitad tiempo. En Occidente, esto habría sido una buena noticia y todos se habrían alegrado de llegar más pronto a la meta del viaje. No así en la India. Los miembros de la comitiva, cuando se les informó del cambio, organizaron una ruidosa protesta. Gritaban: "¡Nos han engañados! Hemos pagado para estar ocho horas en el tren y parar en todas las estaciones, y ahora, por el mismo dinero, quieren despacharnos en cuatro horas sin parar en ninguna parte. ¡Es una vergüenza! ¿Por quienes nos han tomado? Exigimos que nos devuelvan la mitad del dinero. No vamos a pagar el precio íntegro para disfrutar sólo de la mitad".
Cada pueblo tiene su lógica. En Occidente vivimos contra reloj. En Oriente se vive el tiempo de otra manera. El hecho es que los occidentales viven de prisa y casi no saben gozar el momento presente; viven preocupados por el futuro y cuando llega el futuro piensan y están ansiosos para otro futuro. Sucede así que nunca viven de veras: viven recordando el pasado que no es, proyectados en el futuro que todavía no es y no se concentran en el presente que es el único tiempo real. Un dicho latino muy conocido dice: "age quod agis" es decir, "concéntrate en lo que estás haciendo. 173º Cinco años para aprender las artes marciales y diez si estás apurado. Un joven entusiasta fue a un maestro japonés para aprender las artes marciales. Preguntó: " Cuanto tiempo me costará?" El maestro contestó: "Cinco años". "Eso es mucho tiempo. Si trabajo el doble que los demás estudiantes, ¿cuanto tiempo me costará? " "Diez años" le contestó el maestro. "Señor, ¿cómo es que si redoblo el esfuerzo redobla el tiempo?" "Porque, si tienes un ojo fijo en la meta, no te queda más que el otro para atender en lo que estás haciendo". Lo que dijo este maestro de artes marciales lo dijo también Jesús cuando afirmó que "basta con las penas de cada día" (Mt 6, 34) Mañana tendré otras dificultades, otros problemas pero también tendré otra ayuda de Dios. Preocuparse por el mañana significa pensar en las dificultades sin tener en cuenta al gracia que Dios me dará para resolverlas Bien dijo el poeta Machado: "Caminante no hay camino se hace camino al andar; al andar se hace camino. y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar". Dios hace historia con nosotros ahora, el futuro no está determinado porque lo vamos a determinar con Dios y el pasado ya no se puede cambiar y es totalmente inútil pensar en lo que está hecho y no se puede cambiar. 174º El partido de tenis mejor jugado. Cierto día tuve que jugar un partido de tenis con un contrincante difícil. Ya había perdido el primer set, y estaba perdiendo el segundo. Hasta entonces había hecho un esfuerzo desmesurado para que no me eliminaran y el sudor corría a chorros por la frente. De pronto se me ocurrió pensar en mi apurada situación y en la poca importancia que tenía mi partido de tenis para el bien de la humanidad. Vi claramente que no tenía por qué preocuparme tanto para ganar. Súbitamente mi atención pasó del futuro al presente. Sin pensarlo comencé a jugar de una forma relajada, sin preocupación. Gané el segundo set y el tercero quedó en empate. Lo que me obligó a seguí jugando. Recuerdo con toda claridad mi sensación de desapego en aquellos instantes a pesar de que el entrenador y el público se habían congregado junto a la pista. Durante la prorroga jugué el mejor tenis de mi
vida, ganando todos los puntos sin esfuerzo. Pude concentrarme mejor que nunca porque pensé que no había motivo por angustiarse tanto. Lo mismo pasa con el cristiano que cree en Dios y sabe que Dios mismo se preocupa de él y por lo tanto le queda toda la fuerza la lucidez y la serenidad para OCUPARSE de sí mismo y de los demás. Si Dios, que es mi papá y se preocupa de mí, ¿por qué tengo que angustiarme? Yo confío totalmente en Dios y nada me va a suceder que sea un verdadero mal para mí. Si el chofer del colectivo en que estoy viajando, es hábil y experto, ¿por qué tendré que sentarme a su lado para que conduzca bien? Yo me quedaré en mi asiento leyendo, mirando el panorama o también durmiendo. ¿Puede un niño sentirse perdido y angustiado cruzando el tráfico de una ciudad, si su padre lo tiene de la mano? Yo soy como un niño, a quien el papá Dios toma de la mano y lo sostiene cuando amenaza de caer. 175º Manos limpias pero vacías Después de su muerte, un hombre se presentó delante del Señor. Con mucha altivez y orgullo le presentó sus manos diciendo. "Señor, mira como son limpias mis manos" Pero el Señor sonriendo, pero con un velo de tristeza en el rostro le contestó: "Sí, son limpias, pero también son vacías" En los evangelios leemos que Jesús se preocupó más de denunciar la pereza y la falta de compromiso que el mal que podemos cometer. En la Parábola del Buen Samaritano, Jesús dirige su crítica no a los bandidos que asaltaron al viajero y lo molieron a palos dejándolo medio muerto, sino al sacerdote y levita que pasaron de largo sin socorrer al herido. La alabanza Jesús la reserva al Samaritano que tuvo compasión de él. Esto no significa que los bandidos no hayan actuado mal, pero su crítica se dirige a los que creen que son buenos sólo porque no hacen al mal. Muchos cristianos no tienen conciencia de sus pecados de omisión y se fijan únicamente si hicieron o no algo malo. Al no encontrarse culpables de algún crimen, se consideran buenos sin más. Parece que para ser un bueno cristiano sea suficiente no estar en la cárcel. 176º Si todos pueden salvarse ¿para que evangelizar? La interpretación al pie de la letra de Marcos 16, 16: "Quién creerá y se bautizará será salvo y el que no creerá será condenado" o la expresión de la vieja teología :"Fuera de la iglesia no hay salvación", nos creaba un complejo y un trauma cuando nos encontrábamos con personas honestas y hasta santa que no eran cristianos. Kalelkar, asesor de Gandhi y gran educador, me decía al saludarme: "Le saluda un candidato al infierno". Un anciano misionero me confió un día: llevo tantos años y aún no he bautizado a nadie.
Llegó por fin un día en que pudo bautizar a un hindú. "Ese bautismo - me decía - compensa todos los trabajos de mi vida. Ya puedo morir feliz porque he salvado del infierno un alma y le he abierto las puertas del cielo". Sentí una gran veneración por el hombre de Dios que así hablaba; pero ya entonces, antes de las aperturas del Concilio, sentí que algo dentro de mí no coincidía con lo que mi hermano mayor sentía. El Concilio trajo un alivio redentor a nuestra mente. Nos miramos unos a otros con alegría al leer en las actas del Concilio que ¡hasta un ateo que busca a Dios y vive honestamente podía salvarse!. Había ahora que descubrir la necesidad del apostolado misionero por otros caminos. El Vaticano II descubrió que la Iglesia no es el lugar de la salvación sino el signo eficaz o sacramento de la salvación. La Iglesia no es como una pileta de agua en la que hay que zambullirse (bautizarse) para salvarse. Ella revela a todo el mundo que la única condición para salvarse no es ser cristiano sino vivir la caridad fraternal. "Tuve hambre y me diste de comer... entra". La razón de ser de la Iglesia y de la evangelización consiste en que sólo ella conoce esta buena nueva: que Dios es amor y que todos los que aman entrarán en el cielo. Y, dado que sólo ella conoce esta Buena Nueva". Jesús la envía al mundo para comunicarla e invitar a todos a vivir como hermanos. Su mensaje es este: Dios es Padre y nos invita a todos a amarnos como hijos para luego vivir con él para siempre en su felicidad. 177º ¿Quiere Dios que uno muera en lugar de otro? Eran los días de la enfermedad contagiosa, el cólera. Esta plaga extendía con rapidez mortal por las llanuras del norte de la India. La gente moría callada, resignada, apagada... y el problema no era cómo salvar a los vivos sino cómo incinerar a los muertos, tantos eran diseminados por todos lados. Un cierto Mallikí cuenta que a una tía suya le alcanzó el cólera. Toda la familia se reunió a su alrededor y su hermana hizo en aquel momento esta oración : "Señor, mi hermana tiene dos hijos pequeños que sufrirán mucho si su madre muere. En cambio mis hijos son ya mayores y no me necesitan. Salva a mi hermana y toma mi vida en cambio" Y justamente eso fue lo que sucedió: la tía mejoró y pronto estuvo fuera de peligro. Al mismo tiempo la madre de Mallikí contrajo los síntomas, enfermó y murió en pocos días. La heroica muerte de su madre impresionó tan vivamente a Mallikí que éste decidió consagrar su vida al servicio de los demás. El recuerdo de su madre le sirvió de inspiración constante en su noble trabajo. Lo que hay, sin lugar a dudas, es fe profunda, amor desinteresado y sacrificio supremo.
Pero, en todo esto, hay un concepto de Dios que no corresponde con tan nobles sentimientos y que, de hecho, desentona. Dios aparece como un tirano cruel, a quien sólo interesa conseguir la víctima del día, sea quien sea. Una vida humana ha de ser sacrificada. Es algo semejante a lo que ocurría en los campos de concentración nazi, donde las autoridades aceptaban el canje de víctimas con tal que el número fuera el mismo. Si Dios hubiera escuchado en realidad la emocionante oración de aquella heroica mujer, ¿no podía haber salvado a las dos hermanas como recompensa a su generosidad, llevando así la alegría a las dos familias? La cruda imagen que se desprende de este hecho es la de un Dios a quien sólo le importa su cuota de víctimas. 178º “Me dejaron solo. Nadie me vino a buscar” Un niño llegó a su casa llorando. El abuelo le vino al encuentro y lo abrazó, pero el niño seguía llorando. El abuelo lo acarició buscando tranquilizarlo. "¿Te pegaron?" le preguntó. El niño contestó que no, moviendo la cabeza. "Te robaron la merienda?" "No" contestó sollozando el niño. "Yo jugaba a la escondida y me había escondido muy bien. Estaba allá esperando. Pero el tiempo pasaba. A un cierto momento salí afuera y... me di cuenta que mis compañeros habían terminado el juego y se habían ido todos a su casa. Nadie me vino a buscar. ¡"Nadie me vino a buscar!" Dios sí que nos está siempre buscando, sobre todo cuando nos hemos alejado de él. La conciencia es la voz de Dios que nos busca como a los primeros hombres en el jardín del Edén. "Adán, Adán, ¿dónde estas? (Gen 3, 8) La diferencia entre el pecador y aquel niño del cuento es que el pecador no quiere que Dios lo encuentre. Tiene miedo de Dios porque no sabe que Dios es Padre y envió a su Hijo Jesús no para condenar al mundo sino para salvarlo. (Cfr. Jn 12, 47) 179º El "suicidio" de Napoleón Después del desastre en Rusia, Napoleón siempre llevaba colgada al cuello una píldora para suicidarse. Un pequeño amuleto escondía una mezcla mortífera de veneno y de opio. El 12 de abril de 1813, las manos temblorosas del Emperador desenredaron el estuche, lo abrieron y tragó el veneno. Pero la droga no produjo el efecto deseado. El monarca francés se debatía entre vómitos y espasmos. Unas náuseas pusieron fin a su intento de suicidio. Sin embargo era su alma la que moría. La vida le sabía a poco. Su esperanza agonizaba. Morirá envenenado en la isla de S. Elena, por el arsénico que su carcelero le mezclaba con el vino, durante su exilio El hombre envidiado por todos se encontraba vacío y nauseado de la vida; más todavía, desesperado, solo y abandonado. No tiene fe en Dios, no sabe que Dios lo ama, no sabe que, a través del dolor de su derrota, Dios lo está llamando para el encuentro con lo que el corazón buscó en vano en tantos ídolos: poder, , dinero, placer. Es que el corazón del hombre es demasiado grande para que el mundo entero lo llene y le dé paz. "De qué
sirve al hombre si gana todo el mundo y luego pierde su alma?"(Mt 16, 26). 180º El príncipe y el mendigo Hacia la mitad del siglo XVI, el mismo día de otoño, nacieron Eduardo Tudor y Tom Canty, uno príncipe y el otro mendigo. Tom pronto se acostumbró a pasar hambre, a mendigar, a dormir en el suelo y a recibir palizas de su padre, muy dado a las borracheras; Eduardo, en cambio, se acostumbró a vivir una vida de príncipe. Un buen día Tom se levantó y salió con el estómago vacío pero con la cabeza llena de fantasías, soñaba con ser príncipe. Comenzó a vagabundear por la ciudad; y, casi sin querer, se encontró delante del palacio de Westminster, la fabulosa morada del príncipe Eduardo. Se quedó a las verjas y pudo contemplar al príncipe que estaba solo entre tantos árboles. Sin darse cuenta pegó la cara a los barrotes del portón y, al verlo, uno de los soldados, le gritó diciéndole: "Lárgate de aquí, pordiosero". El príncipe, al contemplar la escena, se indignó y le dijo al soldado: "Ábrele el portón y déjalo entrar". Tom entró y subieron los dos a la estancia del príncipe. Después de una amigable conversación, Tom le pidió a Eduardo si le dejaba vestirse de príncipe. Se cambiaron las ropas y al mirarse al espejo descubrieron que sus rostros eran idénticos. Así con los vestidos cambiados salieron al jardín para jugar. Pero una vez afuera los soldados confundieron el príncipe con el mendigo y echaron al príncipe a puntapiés del palacio, sin hacer caso. a sus protestas. Pasaron los días, las semanas y el príncipe, ahora mendigo, no lograba convencer a nadie de su verdadera identidad: "¡Pobrecito! decían, este Tom se ha vuelto loco con tanta hambre. Y al príncipe le tocó vivir en carne propia la dura vida de Tom. Los amigos del mendigo se burlaban cruelmente de él, y el padre de Tom le daba, cada noche, un sin fin de palizas. Pasó hambre y frío, experiencias desconocidas para él. Cuando al fin descubrieron la verdad, el príncipe volvió a su palacio y a la muerte de su padre, salió al trono. ¿Por qué eres tan compasivo con tus súbditos, y no empleas la severidad de tu padre a la hora de gobernar?" le decía el primer ministro de la corte. Y el rey Eduardo VI respondía: "¿qué sabes tu de pueblo y de opresión? De eso sabemos mi pueblo y yo; pero tú, no" En realidad delante de Dios todos los hombres son iguales; lo que los distingue no son ni la riqueza, ni el honor, ni ser príncipe o mendigo. Lo que de veras distingue a los hombres es su respuesta positiva o negativa a la propuesta de Dios. Dios nos propone su amor y espera que libremente le respondamos con amor. Que uno viva rico o pobre, príncipe o mendigo, poco importa; lo que cuenta es el corazón. "Dios es amor; quien ama conoce a Dios"(1 Jn 4, 7).
181º ¡Qué manos feas tienes mamá! Un buen día, Oscar, le dijo a su madre: "Mamá, eres bella". La madre no pudo menos de sonreír dulcemente. Pero el hijo, algunos segundos después le dijo, "Pero tus manos son feas. " Pocos días después Oscar conocería la historia de esas manos. Su padre le contó que siendo niño dormía profundamente en su cuna. Por un corto circuito eléctrico se desató un fuego en la pieza y el mosquitero prendió fuego. La criada, cuando se dio cuenta, corrió despavorida a avisar la madre que se precipitó para apagar las llamas. Dominó el fuego a manotazos salvando de las llamas al niño, pero sus manos quedaron casi carbonizadas. Cuando al final le quitaron las vendas, las manos aparecieron deformadas para siempre. El pequeño escuchaba a su padre sin pestañear, y cuando terminó el relato, Oscar, con lágrimas en los ojos, corrió hacia su madre y le dijo llorando: "No hay manos como las tuyas en el mundo, mamá". Lo que más se aprecia en la mujer es su belleza física. Todas las alabanzas se refieren a su figura corpórea, mientras que poca importancia se le da a la perfección moral, a la bondad de la persona. Los valores auténticos pertenecen a la persona libre y responsable: son los valores que no se reciben como un don de Dios sino con la adhesión de la voluntad libre al proyecto de Dios. El hombre se hace, no se encuentra ya hecho. La belleza es un valor que casi nada depende de la libre voluntad de la mujer. Los sacrificios impuestos por la dieta y las renuncias a tantas satisfacciones que perjudican el aspecto físico, son muy poca cosa en comparación con las dificultades espirituales para llegar a ser una auténtica personalidad. 182º Lo más bello del mundo: la paz, el amor y la fe. En un lejano país, hace ya muchos años, un artista soñaba con pintar lo 'más bello del mundo': Era una ilusión que le ronroneaba el alma como el zumbido de una colmena. Al amanecer se puso en camino. Atravesó lugares de ensueño. En cada aldea, la misma pregunta. "Amigo, ¿qué es lo mas bello del mundo para que yo lo pinte?" Pero ninguna respuesta le satisfacía. Un buen día, se topó en un vagabundo. ¿Qué lo más bello que existe?" "El amor, " le contestó melancólicamente el vagabundo. Otro día preguntó a un soldado: "¿Qué es lo más bello del mundo?" "La paz", le contestó el militar. Una anciana señora le respondió con una sonrisa arrugada entre los labios: "La fe en la vida, hijo, la fe". En el alma de nuestro artista brilló de nuevo la ilusión, al tiempo que unía las tres palabras: mágicas: la paz, la fe y el amor.
Volvió a su casa y, al franquear el portón, le inundó una paz muy grande y su corazón se agitó con violencia. Emocionado, besó a sus hijos y descubrió en sus rostros, todavía inocentes, unos rasgos de fe en la vida. Percibió también en las pupilas de su esposa la personificación del amor, más allá de cualquier frontera, y se sintió en paz. Y esa noche decidió pintar. Llamó a la obra de arte: mi hogar. Y pintó a su familia, porque allí, en su misma casa, había encontrado lo más bello del mundo. La familia es el lugar del mundo donde Dios está más cerca. Dios es UNO pero no vive solo; Dios es una comunión de personas que se conocen tan profundamente y se aman tanto que, aunque son tres personas, constituyen un solo Dios. De manera semejante es la familia. Aunque son varias las personas que la constituyen, forman un solo núcleo familiar. Se conocen y se aman de tal manera que se sienten unidos como una sola realidad. 183º Un nuevo caballo de Troya: la televisión en la casa. Homero cuenta que el ejército griego, como no pudo conseguir la destrucción de Troya, decidió recurrir al engaño. A los griegos se les ocurrió construir un caballo enorme de madera y ocultar en su vientre algunos soldados. Dejaron el caballo delante de las puertas de la ciudad y se escondieron detrás de una isla cercana. A la mañana siguiente, los troyanos encontraron aquel caballo abandonado en la playa y creyeron que sus enemigos se habían ido definitivamente. Decidieron llevar el caballo de madera dentro de la ciudad, como recuerdo de una tan larga guerra. Pero el caballo era tan grande que tuvieron que romper los muros de defensa de la ciudad. Al ocultarse el sol, los soldados, que estaban dentro del caballo, salieron y abrieron la puerta a los griegos que habían vuelvo de la isla. Y la ciudad fue, con toda facilidad, facilidad encendida y destruida Aquel caballo de madera no era solamente una obra de arte. sino una trampa que permitió a los enemigos penetrar en la ciudad. Hoy día existe un nuevo tipo de caballo de Troya: la televisión. Es muchas veces también una obra de arte y no se puede renunciar, pero, como todas las invenciones del hombre, presenta también sus 'peros' y sus' ambigüedades'. La televisión puede echar a perder la buena educación que estamos dando a nuestros hijos. La televisión puede ser un enemigo que hemos dejado entrar en nuestra casa. ¿Cómo impedir que se convierta en enemigo que amenaza con destruir aquella formación humana y cristiana que con tanta fatiga se está dando en nuestras familias. ? 184º Una parábola de Tagore: el grano de trigo convertido en oro. Tagore describe que un mendigo que pasaba de puerta en puerta, conmoviendo los corazones de amigos y desconocidos. Se le veía por las plazas, en los poblados, recorriendo caminos, exponiéndose al peligro de los patoteros y ladrones.
Un buen día, a lo lejos, vio que se acercaba una carroza. ¿Quién será aquel gran señor que se acerca? Sus esperanzas cobraron alas, el corazón galopaba en su pecho. Se puso parado en mitad de la calle y aguardó firme, sin moverse, el llegar de la carroza. Se escuchó una orden;. se abrió una puerta decorada en perlas y diamantes y descendió el rey. Los servidores contemplaron atónitos la escena. En un gesto de humildad, el rey se despojó de su corona, se inclinó a la altura del mendigo, abrió su mano derecha y le suplicó. "Mendigo, ¿qué me quieres dar?" Aquel pobre mendigo temblaba como una hoja. Se esfumaron todas las ilusiones, sus esperanza y, luego, se le llenó el corazón de indignación. ¿Cómo? ¡Un rey quiere algo de mi? Con desprecio entonces sacó de su bolso un grano del trigo que había recibido en limosna y lo puso en la mano enjoyada del rey. Se oyeron gritos lejanos y risas burlonas. El rey contestó con un gesto de benevolencia; abrió un pequeño cofre de marfil y depositó con cuidado el grano de trigo. Volvió a su carroza y partió. La mirada del mendigo persiguió en el horizonte la silueta de la carroza. Regresó triste, el mendigo, a su rancho. A la noche sacó de su bolso aquel puñado de trigo para molerlo y cocinar un pan para la cena. Pero cual fue su asombro cuando entre los granos de trigo, descubrió que había un grano de oro. Comprendió entonces el significado de aquel grano de trigo que había depositado en la mano del rey y se dijo: ¡Si hubiera volcado en la mano del rey todos los granos de trigo! Mi falta de generosidad me castigó. Jesús nos invita a dar con generosidad porque recibiremos según que habremos sido generosos. "Den y se les dará; recibirán una medida bien llena, apretada y rebosante; porque con la medida que ustedes miden serán medidos" (Lc 6, 38). La verdadera pobreza evangélica no se identifica con la pobreza económica. Es pobre, según el evangelio, el que está desprendido de las riquezas materiales y sobre todo desprendido de sí mismo: Aquel mendigo no supo ser generoso y no recibió lo que él esperaba. Poseía poco pero estaba pegado a lo que poseía. S. Pablo nos dice que "Si reparto todo lo que poseo a los pobres ... pero sin tener amor, de nada me sirve". (1 Cor 13, 3). La regla de oro del evangelio es la siguiente: "Todo lo que ustedes desearían de los demás, háganlo con ellos" (Mt 7, 12). Dios exige que lo imitemos en su generosidad y nos promete recompensarnos hasta por un vaso de agua fresca: " El que dé un vaso de agua fresca ... les aseguro que no quedará sin recompensa" (Mt 10, 43) (Notable es este adjetivo: "fresca". Estamos en palestina, un país cálido sobre todo de verano y un vaso de agua que no sea fresca no sirve para atenuar el ardor de la garganta).
185º Que tal la reencarnación? Hace unos años me levanté una mañana con una gana de dedicar el día a hacer una encuesta: ¿Vivimos una sola vez? Esta era la pregunta que había preparado para sondear la creencia de la gente sobre el tema de la reencarnación. Mi primera víctima vestía un traje oscuro, corbata exótica y gafas. Por el maletín presumí que sería un personaje importante. Me crucé con él y le caí con la pregunta: "¡Oiga! perdone la molestia, ¿usted ha vivido una vida antes de esta?" "Nunca... esta es la primera vida que vivo"- me contestó sin demorar un segundo y asombrado. Mientras se alejaba, no dejaba de mirarme con cara perpleja. Seguramente me tachó de loco. Yo también habría pensado igual. Me pasé toda la mañana preguntando a unos y a otros. Recogí impresiones de todo tipo, pero siempre del mimo sentido: Nadie, nadie de veras había vivido otra vida. "Pero ¿de qué me estas hablando, hombre?" Llegué a la conclusión de que nadie había tenido una vida anterior. Todos estrenaban su primera vida. Sin embargo me asombré yo, este verano, cuando cayó entre mis manos un folleto con este título: "Sugerencias par matar el tiempo" Y me pregunté: ¿Tenemos que matar el tiempo? ¿Se puede matar el tiempo cuando tenemos una sola vida? ¿Vale tan poco la vida para que tengamos que matarla? Al que mata el tiempo habría que dedicarle en su tumba un epitafio como éste: "Aquí descansa aquel individuo que, al morirse, dejó vacíos unos pantalones" ¿Qué pensar de la reencarnación? La respuesta es simple: o se cree en Jesucristo o se cree en la reencarnación; no es posible ser cristianos y luego creer, como los hindúes, que después de la muerte nos vamos a reencarnar. La Sagrada Escritura nos dice claramente que se muere una sola vez. "Los hombres mueren una sola vez, y después viene para ellos el juicio. " (He 9, 27) Además, la creencia de la reencarnación niega la "resurrección de la carne" Según esta creencia de la India, el hombre sería un compuesto de dos elementos que se pueden separar. La unión del alma con el cuerpo, como enseñaba Platón, sería provisoria. Con la muerte nos vamos a separar para siempre del cuerpo y quedaremos únicamente pura alma. Esta creencia es totalmente opuesta al cristianismo que afirma, como verdad de fe la resurrección de Jesús y la nuestra. Creer en la reencarnación es negar entonces dos importantes verdades de la fe: que Jesucristo murió por nuestros pecados y que un día, como él, vamos también a resucitar. Hay plena libertad de seguir la religión hindú y budista, pero es imposible ser a la vez discípulos de Cristo y creer en la reencarnación.
186º La oración de los hindúes que Pablo VI rezó en Bombay. Estoy viendo a una niña de dos años a quien sostiene cariñosamente su madre mientras la anima a que repita ante mí la oración que ya ha aprendido de memoria. Noto como la criaturita cierra con fuerza los ojos para concentrarse, aprieta, en lo que puede, sus delicados puñitos y pronuncia despacio y con muchos tropezones la lección recién aprendida. La madre la ayuda y la felicita al final con maternal entusiasmo. "¿Ves qué inteligente? Ya sabe rezar. Y Dios la protegerá desde ahora como sabe proteger a los niños. La oración, que la niña ya sabía de memoria, era nada menos que la oración más tradicional de la India, tomada de los libros sagrados, los Upánishads, la misma que en el Congreso Eucarístico Internacional en Bombay Pablo VI rezó en público. "Oh Dios: "De lo irreal llévame a lo real de la falsedad llévame a la verdad; de las tinieblas llévame a la luz; de la muerte llévame a la inmortalidad". Es una oración universal, profunda, abierta, concreta en la sencillez de sus palabras y el alcance de sus deseos. El Papa pudo rezarla porque se dirige a Dios, al Dios de todos los hombres. No importa mucho el nombre que se le da a Dios, lo que cuenta es la fe y la humildad y, sobre todo, como en esta oración, el pedirle a Dios lo que es más importante para el hombre: la verdad, la luz, la inmortalidad y la liberación de todas las ilusiones. 187º Para madre de Teresa de Calcuta, la muerte es decir: “vuelvo a casa”. "Ya me voy: ¡vuelvo a casa! Me llevo unas manos vacías, pero un corazón lleno de esperanza". Estas palabras estaban esculpidas en la piedra sepulcral de una niña. Algo así debió pensar la pequeña Lucía, el bebé que sólo vivió un día. Paseaba yo por el cementerio. De repente me detuve ante la tumba de este bebé. No me lo podía creer. Había vivido en la tierra sólo un día. Su muerte fue prematura y un frío mármol recordaba su nombre y una única fecha: 11 de mayo de 1995. No pienso encontrar otras tumbas con una sola fecha: nacimiento y muerte. Sí; la vida pasa pronto y no hay tiempo que perder. Madre Teresa de Calcuta hablando del morir decía: "La muerte es algo hermoso. Significa una vuelta a casa. " Como es natural, nosotros nos sentimos abandonados por la persona querida que nos deja. Pero el la muerte en sí es un hecho muy hermoso:
significa devolver la vida que Dios nos regaló como premisa para una vida que no muere. Las conmovedoras expresiones que se esculpieron en la piedra de la tumba de aquél bebé nos dicen que la muerte no es nada horrible, no es el fin de la vida, sino el paso de la vida temporal a la vida eterna. "Me vuelvo a casa" ¡Cuántos bebés sin tumba y sin inscripción son cotidianamente rechazados por sus madres. Rechazaron un don de Dios porque este don significaba sacrificio, exigencia de amor, de entrega. Los dones de Dios son del todo gratuitos, pero hay que tener las manos abiertas para recibirlos. Son un regalo y a la vez una responsabilidad. ¿Qué dirá Dios de tantas mujeres que suprimen a su hijo impidiéndole de nacer, crecer y dar un gracias a Dios por el don de la vida? Jesucristo murió también para ellos, porque son personas hechas a imagen y semejanza de Dios, y rescatada del pecado por la sangre de Cristo;. pero, por lo que sabemos, no se le dio la oportunidad de responder con un 'sí' al amor de Dios. Entrarán entonces en la vida eterna por puro don de Dios? O, de una manera por nosotros desconocida, ¿podrán ellos también responder al amor de Dios? No lo sabemos y quizás nunca lo sabremos mientras estamos en este mundo. 188º No basta con ser padres. Hay que educar a los hijos. No puedo evitar de reírme un poco cuando la gente pondera el 'heroísmo' del celibato. Cualquier persona adulta sabe que la renuncia al uso de la sexualidad es un sacrificio mucho menos doloroso que soportar las dificultades y conflictos inevitables del matrimonio. Y si la soledad, aunque amarga, y no lo es excesivamente, se logra convertirla en castidad fecunda, ella exige infinitamente menor coraje que el de vivir una paternidad o una maternidad auténticas. El problema está en que, en nuestro mundo hay muchos progenitores y no demasiados padres. Una famosa psiquiatra francesa, Françoise Dolto escribió: "Tres minutos bastan al hombre para ser progenitor. Ser padre es algo muy distinto. En rigor sólo hay padres adoptivos. Todo padre verdadero ha de adoptar a su hijo". Me he preguntado a mí mismo: ¿Yo amo a mis padres porque soy hijo suyo o más bien soy hijo suyo porque los amo? ¿Y mis padres me amaron porque yo era hijo suyo o se hicieron padres porque me amaron? Me inclino por las segunda hipótesis. En este sentido es cierto que todos los padres son, en rigor, padres adoptivos. La paternidad fisiológica fue sólo un comienzo. Se diría que esa 'alta tensión' entre padres e hijos es un drama especialmente moderno. Padre Lombardi aseguraba que el problema actual estaba en que los hijos eran, en realidad, nietos de sus propios padres, como si se hubiera tragado una generación.
. Mas yo temo que el drama radical está en que el mundo moderno, igual que ha conocido una 'aceleración de la historia', (los modos de vivir y de pensar en este siglo han cambiado las que los diecinueve siglos anteriores) está conociendo una 'aceleración del egoísmo'. Donde hay amor el conflicto no puede durar mucho. "El amor es más fuerte que la muerte"(Cant 8, 6). Los verdaderos padres saben que nunca se termina de engendrar a os hijos ya engendrados. El filósofo Francisco Bacon decía: "Los hijos aumentan las preocupaciones de la vida, pero atenúan el pensamiento de la muerte" 189º El vestido de esposa que nunca pudo estrenar. Hace meses me contaba un amigo, cuya esposa había muerto pocas semanas antes, que revolviendo los viejos arcones de la muerta, se había llevado una monumental sorpresa al encontrarse, en uno de ellos, un vestido de novia. ¿Cómo?, ¡si ellos se habían casado con traje de todos los días! Recordaba que habían tenido, por esto, un serio disgusto. Porque ella estaba encaprichada en casarse de blanco. Pero él se había impuesto: No, no, eso era una vieja tradición fuera de sentido. Y ahora, catorce años más tarde, encontraba en el armario, aquel vestido. ¿Es que su esposa llegó a comprarlo antes de casarse y nunca se atrevió a decírselo a él, en vista de su oposición? ¿Es necesario que la muerte se lleve a nuestros seres queridos para que empecemos a darnos cuenta de lo que teníamos a nuestro lado? Día después mi amigo logró arrancar a sus hijos un secreto que también ellos guardaban celosamente : su madre no había perdido nunca la vieja ilusión. A veces, incluso, se ponía en casa aquel vestido que no pudo estrenar en su boda y terminaba siempre con lágrimas en los ojos. Lloraba mi amigo al contármelo. Y se daba de golpes ahora que descubría, demasiado tarde, que una intransigencia suya había herido durante tantos años una de las fibras del alma de la mujer querida "¡Ah- me decía - si yo pudiera volver a casarme hoy con ella!". ¡Cuántas veces, casi sin querer, hacemos sufrir a nuestros parientes amigos y compañeros. Pero no podemos volver atrás. Ya pasó el hecho egoísta y no hay más remedio que arrepentirse y aprender para no repetirlo otra vez De nada sirve escarbar el pasado para volver a sufrir. Dios nos ha perdonado y tenemos que seguir adelante, viviendo con mayor madurez y sabiduría. 190º Lo único que nos divide son las ideas (Juan XXIII). Cuentan que en cierta ocasión, en un banquete, el entonces nuncio Roncalli, futuro papa Juan XXIII, se sentó junto a un famoso político de ideas muy contrarias a las de la Iglesia. Y tras charlar sobre tantas cosas, alguien oyó que el nuncio comentaba sonriendo. : "Total, a usted y a mí, lo único que nos separa son las ideas".
No es que Roncalli no les diera importancia a las ideas. Es que no les daba ese puesto único y central que solemos darles nosotros. Sabía que, incluso dos personas de ideas opuestas, pueden tener mil caminos de acercamientos en sus vidas. Sabía que, cuando dos se quieren, empiezan a acercarse hasta en las ideas o comienzan a descubrir que sus ideas no estaban tan opuestas como imaginaban. Sucede en cambio que dos corazones fríos e indiferentes acabarían riñendo incluso cuando tienen las mismas ideas. Por suerte o por gracia de Dios, el ser humano es más ancho que sus ideas. Lo malo de los hombres que creen solamente en su razón, los "dogmáticos", es que comienzan con defender sus ideas, pasan a defender sus maneras personales de formularlas, confunden finalmente sus ideas como si fueran verdades infalibles y necesarias. Y así ideologizan su pensamiento. El fanatismo, con todas las violencias que comporta, es el punto final de esta actitud racionalista. En la Iglesia estamos entendiendo ahora, con muchos siglos de retraso, que el clericalismo no tiene mucho que ver con la fe. Por el contrario, el clericalismo es una ideología que absolutiza una verdad parcial y las convierte en verdad total, absoluta. Quedan marginadas así, muchas otras verdades que habrían podido ocupar su lugar en el conjunto de la revelación cristiana. Recién ahora, a los 35 años después del Vaticano II, he decidido no poner en mi firma el título de Sacerdote(Sac), sino el de presbítero: (Pbro). He comprendido que todos los bautizados participamos del único sacerdocio de Jesucristo y que, el haber recibido el sacramento del orden, no me hace más sacerdote que los demás sino únicamente 'ministro o siervo del sacerdocio común o bautismal. Follreau tiene un libro que se titula "La única verdad es amarse" y a mi me parece una afirmación sagrada como un templo. Yo sé que el amor es la única carta que llega siempre a su destino, aunque tenga la dirección equivocada. 191º ¿Derechos de los animales? En Nueva York, los cuatro pisos de un inmenso hotel están amueblados exclusivamente para perros. Un crecido número de empleados se dedican a ellos. Se han instalado dos cocinas para preparar, según las prescripciones de los veterinarios, el menú de los perros. Cada cuarto se halla decorado según la raza del inquilino. Los perros japoneses se alojan, desde luego, en aposentos revestidos de la mejor seda del Japón. También en París existen instituto de belleza para perros y gatos en lo que trabajan numerosos veterinarios, masajistas, peluqueros y cosmetólogos. En París mismo se ha erigido un magnífico cementerio de perros con avenidas, criptas de mármol y fotografías del 'difunto'. Diariamente las
señoras, muy probablemente sin hijos, detienen su coche de lujo delante del cementerio y bajan para depositar ramos de flores en la tumba de su inolvidables perrita. Lo más asombroso del cementerio son los epitafios que pueden leerse sobre las tumbas: "Kiki, ¡eras demasiado bueno para este mundo!". "El destino que nos unió en la tierra, nos unirá en la nada". "Ella, la perrita, era toda mi vida". "Oh mi pequeña, tú fuiste la sonrisa de mi vida". Este epitafio sí que es increíble: "Si tu alma, oh Safo, no acompañase a la mía en las moradas eternas, yo no querría entrar en el cielo". ¿Qué pensar de todo esto? Si la diferencia fundamental, entre el hombre y los animales, está en que el hombre es un ser hecho a imagen y semejanza de Dios, mientras que los animales son cosas, medios, instrumentos para el hombre y el tratar a los animales como personas demuestra que se ha perdido el principio fundamental de la moralidad. El gran filósofo Kant (de acuerdo con la revelación cristiana) expresó este principio ético de la siguiente manera: "Trata a la persona humana en ti y en los demás siempre como fin y no como medio". Prácticamente, no utilice a las persona, no la trates como medio. Y, por el contrario, no trate a los animales como personas, porque son cosas, son medios son criaturas que no tienen en sí su dignidad de fin, sino que Dios los creó como instrumentos y medios para el hombre. La actitud con los animales, por lo tanto, es la de servirse de ellos respetando su naturaleza. Tenemos el deber de no maltratarlos, no hacerlos sufrir sin motivo. Pero podemos sin ninguna duda servirnos de ellos por fines buenos. No es ningún pecado alimentarse de los animales, eliminarlos cuando se multiplican excesivamente etc. Ellos no son personas y no tienen ningún derecho a vivir porque sólo las personas son sujeto de derechos. 192º El General reta al Coronel, éste al Capitán, y... el chico tira la cola al gato. Recuerdo que de chico vi una de estas viñetas de carácter psicológico; se trataba de la famosa 'transferencia'. Aparecía un general, con todas sus estrellas en las hombreras, que le pegaba un grito al coronel; en un segundo cuadro, aparecía el coronel gritando al capitán; luego el capitán gritando al sargento, luego el sargento al soldado y, al final, el soldado gritándole a su mujer; ésta a su hijo que por rabia tiró la cola al gato. Cada uno se desfogaba con el otro, que no tenía ninguna culpa, pero no se atrevía a decirle nada al de arriba. No hay que tratar a los demás según los humores del momento ni descargar sobre los demás su propio enojo o indignación. Es muy probable que la persona en que descargas tu energía reprimida no tenga nada que
ver con los que te indigna y él no tiene que pagar las consecuencias de tu temperamento. Hay que dar a cada uno lo suyo. Esto es el primer principio de la justicia. 193º El OJO DEL CARPINTERO. Había una vez, hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo, el taller de un carpintero. Un día, mientras el carpintero estaba ausente, todas las herramientas se reunieron en asamblea extraordinaria. La reunión duró mucho tiempo y la discusión fue muy animada, a veces agresiva. Alguien tomó la palabra y dijo: “Tenemos que echar de nuestro grupo la sierra. Muerde demasiado y hace demasiado ruido con sus dientes. Posee el carácter más hiriente del mundo. Otro tomó la palabra y dijo: ”No podemos soportar a nuestro hermano Cepillo; . Un carácter cortante y pela todo lo que toca”. Nuestro hermano Martillo, protestó un tercero, tiene un carácter pesado y violento. Es un tipo que pega fuerte, como un patotero. Su fuerza de golpear sin parar nos revienta y nos pone nerviosos a todos; fuera de nuestra sociedad!. “¿Y los clavos? ¿Se puede vivir con gente tan puntiaguda como ellos? Que se vayan. Y también la lija y la escofina. Vivir con ellos es un continuo tormento. Y echamos también el papel de vidrio cuya única razón de ser es la de rasguñar al prójimo. Y echamos sobre todo la tenaza que, si te agarra, no te deja sin arrancarte la piel”. Así discutían todas y siempre más animosamente las herramientas del carpintero. Hablaban todas a la vez. El martillo quería echar a la lija y al cepillo, y estos querían a su vez expulsar a los clavos y al martillo y así sucesivamente. Al termino de la asamblea todos habían sido expulsados por todos. La reunión fue de improviso interrumpida por elcarpintero que volvió a su trabajo Todas las herramientas volvieron a su lugar. Aquel hombre entonces agarró una tabla de madera y la serrucho con la sierra “mordaz”; la cepilló con el cepillo que pela todo lo que toca; la hermana hacha que hiere cruelmente, la hermana escofina con su lengua áspera y el hermano papel de vidrio que rasguña y rasca, entraron en acción uno tras otro. El carpintero agarró luego los hermanos clavos y el martillo, que golpea y pega, y terminó su obra. Se sirvió de todas sus herramientas que tenían un mal carácter para fabricar una cuna; una estupenda cuna para recibir a su hijo que estaba por nacer; para recibir la vida. Es ésta una parábola moderna que expresa la grande y misteriosa verdad, que S. Pablo llamó "Cuerpo místico" de Jesucristo. La Iglesia, animada por el Espíritu Santo, es como un cuerpo del cual Cristo es la cabeza. Cada
uno de nosotros somos miembro de este cuerpo y por eso tenemos una particular e insustituible vocación y servicio para el bien de todos. Dios nos mira con los ojos del carpintero, ojos capaces de descubrir las cualidades positivas y negativas de cada uno de nosotros. Y, aunque llenos de defectos, Dios se sirve de todos nosotros para comunicar la vida. No tenemos que despreciarnos recíprocamente ni pensar que los demás no sirven para nada y que el mundo sería mejor sin la presencia molesta de esto o de aquello. Todos podemos ser útiles para construir un mundo mejor. 194º El maestro, el discípulo, el camello y la oración. Un maestro viajaba con un discípulo suyo montados sobre un camello. Llegaron a un hotel y el dueño le encargó de cuidar del camello para que nadie lo robara. Pero el discípulo, que se caía del sueño, pensó que podía encargar a Dios para que vigilara sobre el camello. Antes de acostarse rezó a Dios diciéndole: "Por favor, cuida tu el camello, yo tengo demasiado sueño para hacerlo. Te lo confío, vigílalo tú. La mañana siguiente, el camello había desaparecido. “¿Dónde está el camello?” le preguntó el maestro. “No lo sé” contestó el discípulo. Tienes que preguntárselo a Dios. Anoche lo dejé en sus manos porque estaba demasiado cansado. No es culpa mía que se haya escapado o haya sido robado. Yo he pedido a Dios que lo vigilara. Es Dios el responsable de todo esto. ¿No me dices siempre, maestro, que tengo que confiar en Dios con todo mi corazón?” “Tienes que confiar en Dios con toda tu alma, le contestó el maestro, pero también ata el camello, porque "Dios no tiene otras manos que las tuyas”. Esta breve parábola nos dice que Dios no interviene si no tomamos nosotros nuestras responsabilidades. Un viejo refrán dice: "A Dios rogando y con el mazo dando" Este dicho popular traduce con términos muy concretos, la necesidad de hacer todo lo que podemos para que Dios actúe en y a través de nosotros. "Somos colaboradores de Dios" ( 1 Cor 3, 9) 195º Un sueño revelador: "Tú entra por los dos" Un hombre se había acostumbrado a decir a su mujer cuando se dirigía todos los domingos a la iglesia: “Vete tú a la Misa y reza por los dos”. A los amigos les decía: “Yo no tengo necesidad de ir a la iglesia; está mi mujer que va por los dos” Una noche aquel hombre tuvo un sueño. Se encontraba él y su mujer delante de la puerta del paraíso y esperaba para entrar. Finalmente la puerta se abrió y se oyó una voz que le decía a su esposa: ”Tu puedes entrar por lo dos” La mujer entró, la puerta se cerró y él quedó afuera. Aquel marido quedó tan mal que se despertó del sueño. Fue grande la sorpresa de su mujer, el domingo siguiente, cuando a la hora de la Misa
encontró a su lado al marido que le decía “Hoy yo también quiero ir a la Misa contigo”. Cada uno es responsable de sí mismo delante de Dios. Nadie puede sustituir a otro en su opción fundamental : en favor o en contra de Dios. La persona, única, irrepetible e insustituible, es también ella sola que responde personalmente a Dios que la llama por su nombre. Cuando nos presentaremos delante del juez, al final de nuestra vida, no tendremos abogados defensores, ni otros que respondan en nuestro lugar. Seremos nosotros, únicamente nosotros los que tendremos que responder por nuestras acciones libres. 196º El hombre a quien nadie dio amor Había una vez un viejo que nunca recibió un poco de amor. En toda su vida nunca había aprendido a amar, a vivir con alegría y ni siquiera se decidía a morir. No sabía ni llorar ni sonreír. Todo lo que sucedía en el mundo no le interesaba; ni le hacía triste ni alegre. Nada le asombraba. Todas sus horas y jornadas las pasaba delante de su choza sin dignarse a mirar el cielo, ni hablar con nadie. A veces algún pasajero le hacía preguntas; era tan viejo que la gente lo creía sabio y quería aprender algo de él. Por ejemplo le preguntaban: ¿Qué tenemos que hacer para alcanzar la felicidad? “¿La felicidad? -respondía- Es un invento de hombres necios” “¿De qué manera podemos trabajar por los demás y ser útiles a nuestros hermanos?” -le preguntaban algunos jóvenes deseosos de hacer algo bueno. “Quién se sacrifica por la humanidad es un loco”, continuaba a contestar el viejo con una mueca siniestra. “¿Cómo podemos orientar a nuestros hijos hacia el camino del bien”? le preguntaban ciertos padres. “Los hijos son unos serpientes” los calientas en tu regazo y ellos te van a matar con sus mordeduras venenosas". Hasta los artistas y los poetas se iban a consultar al viejo a quien todos creían lleno de sabiduría y experiencia. “Enséñanos a expresar las fantasías y sentimientos que tenemos en el alma” le preguntaban. “Mejor sería que se callaran” les contestaba el viejo. De a poco, estas respuestas malas y tristes influenciaron al barrio entero. Su pesimismo envenenaba a todos. Y esto no le gustó a Dios que decidió remediar a esta situación. Llamó a un niño y le dijo: “Vete junto a aquel pobre viejo y dale un beso“ El niño obedeció, rodeó con sus brazos el cuello del viejo y le estampó un beso húmedo y fuerte en su la mejilla arrugada. Por primera vez el viejo se
conmovió. Sus ojos turbios se iluminaron y se humedecieron de lágrimas sus mejillas. Nadie nunca le había dado un beso así. Y sucedió que abrió sus ojos a la vida y luego murió sonriendo. Afirman los psicólogos que si un niño no recibe amor desde sus primeros años de vida, difícilmente llegará a dar amor. Le quedará en el alma el deseo irresistible de ser amado y a la vez un rencor por no haber recibido amor. La única manera para que florezca el amor en una persona es amarla de veras superando todas las ingratitudes y obstáculos. Si no se siembre amor, no se cosecha amor. 197º Soy tu esposa, Alberto La reina Victoria de Inglaterra, quería mucho a su marido Alberto de Coburgo. Alberto no podía llevar el título de rey ni tenía cargo ninguno en el reino. Aún amándose mucho, cada tanto los dos discutían y se peleaban Un día, después de una discusión particularmente fuerte, el príncipe Alberto se encerró en su cuarto. Poco después, la reina Victoria llegó y golpeó a la puerta. “¿Quién es?” preguntó Alberto. “La reina de Inglaterra", contestó Victoria. La puerta siguió cerrada. La joven esposa golpeó otra vez. “¿Quién es?” “La reina de Inglaterra”. Silencio. Y así por varias veces. Finalmente: “¿Quién es?” “Soy tu esposa, Alberto” Y la puerta inmediatamente se abrió. Algo semejante sucedió entre María Magdalena y Jesús. “Mujer, ¿por qué lloras? ¿a quién buscas?” Ella creyendo que sería el cuidador del huerto le contestó: “Señor, si tu has sacado a mi Señor, dime dónde lo has puesto y yo me lo llevaré”. Jesús le dijo entonces: “¡María”! Entonces ella se dio vuelta y le dijo: “Rabboni”, maestro mío. (Jn 20, 15-16). Sólo la fe y el amor abre los ojos para conocer a las personas. Nadie puede conocer a una persona con la sola razón. La inteligencia está hecha para conocer las cosas para poderla dominar. A las personas se las conoce con la intuición del corazón. Éste es el único camino para penetrar en el alma del otro. Para poder cocer hace falta una aguja. El hilo puede penetrar y unir las telas, o pegar botones, si una aguja le abre el camino. Sin aguja el hilo nada puede hacer. El amor es la aguja que precede la inteligencia y la razón. 198º Nuestros pecados están escritos en la arena. Los fariseos llevaron a Jesús a una mujer sorprendida en adulterio. Buscaban un pretexto para acusar a Jesús. Pero Jesús miraba hacia el suelo y escribía con el dedo en la arena. (¡Un tribunal muy extraño! El juez escribe en la arena y no quedará nada de lo que escribe. Bastará el viento de la tarde y todo habrá sido borrado. Ningún verbal, ni secretarios para redactar las actas). Dado que insistían, Jesús levantó la cabeza y dijo: “Quien entre ustedes no tiene pecado que lance la primera piedra”. Y volvió a escribir en la arena. Muy pronto se
fueron todos y Jesús se quedó solo con la mujer. Jesús se levantó. Una simple mirada. Una simple palabra. ” ¿Nadie te ha condenado?”. “Nadie, Señor”. “Tampoco yo te condeno. Vete y no pecar más en adelante”. Hay alguien que quiere transformar a Dios en una especie de computadora que conserva todo lo que se escribe; Dios como una máquina. No es así. El único libro de cuentas de Dios es la arena. ¿Perdieron un a vez un objeto en la arena? Imposible volver a encontrarlo. La arena traga todo, la arena olvida todo, la arena borra todo. No queda nada en la arena y todo desaparece en el polvo. Jesús escribe en el polvo. La mujer acusada de adulterio está delante de él. Jesús escribe en la arena porque para Jesús el pecado ya está perdonado. Para Jesús el pecado se borra como todo lo que está escrito en la arena. 199º La silla vacía a su lado le ayudaba a rezar a Jesús presente. Un hombre de edad se había enfermado gravemente. Su párroco fue a visitarlo en su casa. Cuando entró en la pieza del enfermo, el párroco vio una silla vacía colocada en una extraña posición, al lado de la cama sobre la que descansaba el enfermo. Le preguntó para que servía aquella silla. Y el viejo, sonriendo un poco, le contestó: “Yo me imagino que allí está sentado Jesús. Antes que usted llegara, estaba hablando con él. Por años yo había encontrado difícil la oración; hasta que un amigo me explicó que la oración consiste en hablar con Jesús. Así que ahora me imagino que Jesús está sentado sobre aquella silla frente a mí y yo le hablo. Algunos días después, la hija del anciano señor se presentó a la casa parroquial para informar al párroco que su padre había muerto. Le dijo: “Lo había dejado solamente por unas dos horas. Cuando volví a casa y entré en el cuarto de mi papá lo encontré muerto, con la cabeza apoyada sobre la silla vacía que siempre él tenía al lado de su cama" La fe puede convertir una silla en un signo de la presencia de Dios. Dios llena todos los vacíos. La única condición para encontrarse con Dios, es buscarlo, desearlo haciendo un vacío dentro del corazón para que Él venga. 200º A un cantante le esperaba una multitud; a un misionero, nadie. Un misionero que había evangelizado en la China por muchos años y un famoso cantante que había estado solamente por dos semanas allí, volvían a los EE. UU, viajando en el mismo barco. Cuando llegaron a New York, el misionero vio una gran muchedumbre que aclamaba al cantante. “Oh Dios. Yo no entiendo, se dijo para sí el misionero. Yo he dedicado cuarenta y dos años de mi vida a la China y este cantante ha demorado allí solamente dos semanas y sin embargo hay miles de personas que lo están esperando para darle la bienvenida. Y el Señor le contestó: “Hijo mío, pero tú no has vuelto todavía a casa”.
Para aquellos que tienen la misión de esparcir el amor por el ancho mundo, su casa es la casa del Padre y allí tendrán el recibimiento triunfal. "Gratis han recibido y gratis tienen que dar" (Mt 10, 18) El amor tiene que ser también libre. Libre y gratuito, sin mirar en la recompensa. La fe es un don gratuito de Dios, nada hicimos para merecerla; es por eso que evangelizar es un deber una necesidad "Pobre de mi si no anuncio el evangelio"(1 Cor 9, 16) Y la recompensa, el premio merecido, ¿no tienen importancia ninguna? ¿No hay que tener en cuenta el paraíso que nos espera después de tantos sacrificios y renuncias? Sí, claro, pero esperamos el paraíso no como el objetivo o el fin principal de nuestras acciones, sino como una consecuencia natural que sigue al que ha trabajado sin pensar en él. "Busquen primero el Reino y su justicia y todas esas cosas vendrán por añadidura" (Mt 6, 33). No hay que hacer el bien como medio alcanzar la felicidad; sería esta una actitud egoísta. Es lo que decía el gran filósofo E. Kant: "No hay que buscar la felicidad sino ser digno de ella" 201º ¿Como conservar a un amigo? La arena en la mano abierta. Jorge, un chico de trece años, paseaba sobre la playa con su mamá. Estaba muy pensativo y callado. A un cierto momento le preguntó a su mamá: "Mamá, ¿cómo se hace para conservar a un amigo cuando finalmente uno lo ha encontrado?” La mamá meditó un poco, luego se inclinó y tomó dos puñados de arena en cada mano. Teniendo la palma de una mano hacia arriba, apretó fuerte. La arena se le escapó entre los dedos y cuanto más apretaba el puño, tanto más la arena se escurría de su mano. Dejó en cambio bien abierta la otra mano; la arena quedó toda en ella. Jorge observó atento y luego exclamó: “Entiendo”. Sólo se conserva lo que se da, se comparte o se suelta generosamente. Conservar a un amigo a la fuerza es perderlo. El amor o es libre o no es amor. Muchas personas aman con un amor posesivo. Uno de los síntomas de este tipo de amor es el celo, la angustia de perder la persona que se ama. Un poco de celo no hace daño, casi se podría decir que es necesario, como es necesario un poco de sal en la comida. Lo que la hace imposible a comer es el exceso de sal. El amor posesivo propio de los padres, tiene que purificarse de a poco y llegar a ser amor oblativo, amar a la persona no para sí sino para ella. Amar en efecto significa "querer el bien del otro" y no quererse a sí mismos a través o por medio del otro. 202º El entierro de la parroquia En las paredes de las casas y en los diarios de la ciudad apareció un extraño anuncio fúnebre: “Con profundo dolor anunciamos la muerte de la parroquia de Sta. Eufrosia. El entierro será el Domingo a las once horas. El Domingo, naturalmente, la iglesia de Sta Eufrosia estaba como nunca llena de gente hasta el tope. No había un solo lugar libre, ni siquiera parados. Delante del altar estaba el túmulo con el ataúd de madera oscura. El párroco pronunció un simple discurso: “No creo que nuestra
parroquia pueda reanimarse y resucitar; pero desde el momento que estamos casi todos aquí quiero hacer una extrema tentativa. Les invito a pasar todos delante del ataúd para dar una última mirada a la difunta parroquia. Desfilarán uno por uno y después de haber mirado el cadáver saldrán todos por la sacristía. Luego los que quieran, podrán entrar por el portón de la iglesia para la S. Misa. El párroco abrió el ataúd. Todos se preguntaban: “¿Quién estará dentro? ¿Quién de veras ha muerto Comenzaron a desfilar lentamente. Cada uno se asomaba al ataúd, miraba dentro y luego salía de la iglesia. Salían todos en silencio y un poco preocupados, porque todos los que quisieron ver el cadáver de la parroquia y miraban en el ataúd, veían, en un espejo colocado en el fondo del cajón, su propio rostro. La Iglesia no son los obispos ni los sacerdotes o los religiosos sino todos los bautizados. Todos los que fuimos insertados en Cristo por la fe y el bautismo somos " piedras vivas con las que se construye el templo espiritual destinado al culto perfecto, en el que, por Cristo Jesús, se ofrecen sacrificios espirituales agradables al Padre” (1 Pe 2, 5) No tiene sentido, pero sucede continuamente, que un cristiano se queje de la Iglesia porque no hace esto o aquello, como si él no fuera, al menos en parte, responsable de lo que la Iglesia es. 203º Por un poco de plata un vidrio pierde su transparencia. “Rabí: ¿qué piensas del dinero?”, le preguntó un joven a su maestro. “Mira a través de aquella ventana” le respondió el rabino. ¿Qué ves?” “Veo a una mujer con un niño; veo un carro tirado por dos caballos y un campesino que va al mercado”. “Bien. Y ahora mira en este espejo. ¿Qué ves? “¿Qué quieres que vea, rabí. Me veo a mí mismo, naturalmente”. “Ahora piensa: la ventana está hecha de vidrio y también el espejo está hecho de vidrio. Pero basta una sutil capa de plata detrás del vidrio y el hombre no ve otra cosa sino a sí mismo”. Estamos rodeados por personas que han transformado en espejos sus ventanas. Creen que miran hacia fuera y en cambio se miran a sí mismas, juzgan las cosas únicamente desde su punto de vista interesado. Es el famoso egocentrismo del que todos estamos un poco contaminados. El dinero es un falso Dios, es el dios que hace competencia con el Dios verdadero: "Es imposible servir al mismo tiempo a Dios y a las riquezas (Mt 6, 24) No permitas que tu corazón se convierta en un espejo por un poco de plata. 204º ¿Qué te dijo el oso al oído? Dos amigos hacían el mismo camino a través de un peligroso y oscuro bosque. De improviso un oso enorme se les paró delante amenazándolos con sus enormes garras. Uno de los dos, lleno de miedo, trepó a un árbol y
se escondió entre las hojas. El otro no tuvo tiempo y dándose cuenta de que no podía escapar del oso feroz, se tiró al suelo y fingió estar muerto. Sabía, en efecto, que los osos no atacan a los muertos. Se acercó el oso, lo olfateó, le gruñó a las orejas y con su hocico tentó de moverlo. Aquel pobre hombre contuvo la respiración y no se movió de un dedo. El oso creyó que en realidad era un cadáver y se alejó. Cuando volvió a desaparecer entre los árboles, el otro amigo bajó del árbol en el que se había refugiado y le preguntó, chistosamente, a su amigo: ¿“Qué te dijo el oso al oído”? “Me dijo que, en adelante, no viaje nunca más con amigos que en el momento del peligro se escapan y te dejan solo”. "El verdadero amigo se conoce en la necesidad". Así se dijo desde tiempo inmemorable. Y hoy todavía es un hecho que cuando uno no los necesita, tiene muchos amigos, mientras que se esfuman cuando los necesita. Por eso el dicho: "quién ha encontrado a un amigo ha encontrado un tesoro" vale también hoy. 205º La lampara delante del sagrario Un cristiano protestante, durante una gira turística, entró con su hija a una iglesia católica. En lugar de mirar las obras de arte, la niña quedó atraída por una lucecita roja que ardía en un rincón de la iglesia, al lado del sagrario. “Papá, ¿por qué hay aquella lucecita roja”? le preguntó la niña. “Por qué, según dicen los católicos, dentro de aquel sagrario está Jesús. La lámpara recuerda a todos su presencia en el pan consagrado”. Así contestó exactamente el papá. Una semana después, padre e hija entraron al templo protestante para la celebración de la Palabra de Dios. La niña miró alrededor, luego le dijo al papá: “¿Por qué aquí no está la lucecita roja”? Y e papá con toda sinceridad le dijo: “Para nosotros, Jesús no está aquí, niña mía, sólo escuchamos su palabra. " La niña se puso triste. Luego tomando de la mano al papá le dijo, “Papá, vamos a una iglesia donde está Jesús”. Una de las más llamativas diferencias entre católicos y protestantes es la fe en la presencia real de Jesucristo en el sacramento de la Eucaristía. Los protestantes hablan de presencia simbólica de Jesús en el pan y en el vino; los católicos, en cambio, creen que en la eucaristía está realmente presente el Jesucristo resucitado. La presencia de Jesús en el pan y en el vino no es una presencia física, material, sino sacramental, es decir "bajo las apariencias del pan y del vino" está presente el mismo Cristo resucitado, con su cuerpo glorioso y no con su cuerpo mortal. Los católicos toman al pie de la letra la expresión de Jesús: "Esto es mi cuerpo". ¿Si Jesús hubiera tenido intención de afirmar su presencia real en el pan y en el vino, ¿habría podido usar otra expresión que esta? Los católicos piensan que si Jesús hubiera querido afirmar su presencia real en
la eucaristía, no habría podido expresarse de otra manera: "esto ES mi cuerpo". Entonces no hay que interpretarla de otra manera. 206º “Soy yo el payaso del circo” En el consultorio de un célebre psiquiatra se presentó una vez un hombre aparentemente equilibrado, serio y elegante. Después de algunas respuestas, sin embargo, el psiquiatra descubrió que aquel hombre estaba profundamente deprimido. Una gran melancolía y una tristeza angustiosa lo invadía hasta el hondo de su corazón. El psiquiatra comenzó entonces, con mucha habilidad, su trabajo terapéutico. Al final del coloquio le dijo a su paciente: ¿”Por qué esta noche no se va al circo que recién ha llegado a nuestra ciudad” Hay un famoso payaso que le divertirá mucho, es un clown excepcional. Le hará bien, le aseguro”. Y aquel hombre se deshizo en lágrimas y dijo: “Aquel clown soy yo”. ¡Cómo es difícil juzgar a las personas por lo que aparecen al exterior!. Unos famosos versos de un poeta italiano del setecientos dicen así: “Se a ciascun l’ interno affanno si vedesse in fronte scritto, molti poi, che invidia fanno, ci farebbero pietá” es decir: "Si a cada uno se viera escrito en la frente su interior angustia, muchos que nosotros envidiamos no moverían a compasión". 207º La estrella escondida obliga al hombre a buscarla. Las estrellas celebraban su asamblea y cada una demostró como ayudaba a los hombres. La estrella polar... el sol... la luna... Todas las estrellas ponderaban el servicio que prestaban a los hombres. Una estrella calladita dijo al final: yo no puedo hacer nada porque todavía no he sido descubierta. Pero, les estoy prestando a los hombres un servicio importante: les estoy diciendo que aún les queda algo para descubrir. Esto me hacer recordar al famoso astrónomo Le Verriér. Este astrónomo había indicado en el cielo la posición de un planeta que nadie había visto. Había notado que ciertos planetas modificaban su recorrido de manera inexplicable. Pensó que esta desviación de su órbita debería ser causada por la presencia de un planeta de tal dimensiones y a la tal distancia. Los astrónomos apuntaron sus telescopios hacia aquel rincón del universo solar y descubrieron un planeta que llamaron: Neptuno. Le Verrier lo había visto antes de verlo. Gran pensador es aquel que descubre horizontes nuevos en el gran misterio del ser. No valen tanto las respuestas sino las preguntas que los hombres se hacen, porque sin preguntas no existen respuestas. Hace falta quien nos diga que lo que sabemos es muy poca cosa en comparación de lo que no sabemos. Estamos rodeados de misterios infinitamente más grandes que nuestra pequeña inteligencia.
Una página poética maravillosa sobre la enorme ignorancia frente a las maravillas del creado, la encontramos en el libro de Job, cuando Dios mismo se pone a dialogar con él y le pregunta dónde estaba él cuando él creó el mundo; si sabe contar las estrellas, el número de las gotas de agua del océano, esto y aquello... Y Job queda mudo frente a tantos misterios. 208º ¿ Cuánto cuesta una sonrisa? Un niño preguntó a su mamá que era una presentadora en la televisión: ”Mamá, ¿por qué pones una cara tan bonita en la tele? ”Porque allá me dan un buen sueldo”. Y, ¿cuanto te habría que pagarte para que sonriera en casa también?” En un hecho conocido que nos portamos mejor fuera de casa con los amigos y conocidos que en nuestra misma casa. Todo miel y dulzura en la casa de los demás, pero ácidos y agresivos con nuestros hermanos y padres. ¿Por qué será? Alguien dice que en casa dejamos de lado toda preocupación de aparentar, nos mostramos sin censura, como somos, en casa. Es por eso que dejamos libres las riendas de nuestro temperamento y nos manifestamos sin cuidarnos. En casa ajena nos portamos de manera educada, atentos a no dejar una impresión negativa,. ¿Es que nuestros padres y hermanos no merecen la atención que ofrecemos a nuestros amigos? No tendría que ser al revés? O mejor, ¿por qué no nos portamos siempre como hermanos atentos a no herir, ofender o molestar? 209º Alí Agka y la hermana Una hermana religiosa me confió personalmente a mi (C. Vallés) lo que voy a contar. Se encontraba un domingo en Roma, en la plaza S. Pedro. Estaba paseando por la inmensa plaza cuando le entraron ganas de hablar con alguien para comentar la impresión de lo que veía. Se dirigió a un hombre cercano que, como ella, andaba por la plaza mirando a su alrededor. Comenzó a hablar con él. Habían apenas intercambiado un par de frases generales, cuando un sentimiento casi violento se apoderó de ella. Este hombre es muy peligroso, pensó; y se alejó de él. Miró a su alrededor por si veía a un policía pero, aunque lo hubiera encontrado, ¿qué le habría podido decir? El siguiente miércoles, en la misma plaza de S. Pedro y durante su audiencia semanal el papa Juan Pablo II fue herido por dos disparos. Se capturó al autor del atentado y todos los periódicos publicaron la foto de Alí Agká. Cuando aquella religiosa vio la foto, lo reconoció al instante: aquel hombre era el mismo individuo con el que había dialogado tres días antes. Había sido un presentimiento.
El hombre, que es unidad y no un compuesto de cuerpo y alma, se expresa con todo su ser. No solamente las palabras son signo de comunicación sino también el cuerpo. El cuerpo es un lenguaje muy claro y significativo que nos relata aunque no tengamos la intención de comunicar nuestra vida íntima. Raramente logramos disfrazarnos y engañar a los que nos conocen de cerca. Un famoso refrán nos dice que: "Lo que tu eres me grita tan fuerte que no oigo lo que dices". La conducta visible nos delata a tal punto que si las palabras contradicen la vida, se consideran una mentira: "no oigo lo que dices"... 210º Los presentimientos y las gaviotas sabias Un rey practicaba la contemplación y un día se encontró con un hombre a quien no conocía y al verlo sintió un súbito y profundo miedo ante él. Charlaron un rato y al final el hombre le confesó que al ver al rey pensó qué tipo de madera se utiliza para los entierros reales. El era comerciante de –sándalo- la madera que se utiliza para los entierros de los ricos. El rey comprendió el motivo de su instintivo rechazo. Un maestro estaba en contemplación cuando sintió un peligro, pero no vio que a un muchacho que se le había acercado de atrás. Charlando con él, el muchacho le confesó que el maestro no hubiera podido defenderse si él lo hubiera golpeado de atrás con su espada afilada como tenía intención de hacer. No lo había hecho porque el maestro se había dado vuelta y pudo disimular su intención. Un muchacho vivía al borde del mar y le gustaban las gaviotas que se le acercaban sin miedo. Su padre, un día, le dijo: “atrapa algunas gaviotas que las vamos a comer”. El muchacho se fue a la playa, pero aquel día ni una gaviota se le acercó. ¿Presentimiento? ¿Qué son los presentimientos? Es imposible racionalizar el misterio del hombre. Mucho queda por conocer y nunca llegaremos a conocernos totalmente. Podemos distinguir, 'grosso modo', es decir, de manera sencilla y grosera, cuatro niveles en la estructura del hombre: el nivel físico, que se refiere al cuerpo; el nivel psicológico que se refiere a los sentimientos y emociones que acompañan continuamente nuestra existencia; el nivel ético, de la personalidad madura, de las decisiones conscientes y responsables y finalmente el nivel religioso de las relaciones con el Dios trascendente. Faltaría indicar también el nivel de la profundidad, del inconsciente, pero lo incluimos con la dimensión psicológica. Los presentimientos no tienen una relación necesaria con lo religioso, con lo sobrenatural, sino que se ubican en el nivel psicológico. Es un hecho de que a veces pre - sentimos, es decir, sentimos antes lo que pronto va a suceder. En la Biblia se habla mucho de sueños premonitores, casi una manera de contacto con Dios o una manera de conocer su voluntad. Muy conocidos son los sueños de S . Juan Bosco que casi continuamente le indicaban lo que tenía que hacer.
211º Diógenes a Alejandro: “¿Por qué no te decides hoy? Alejandro el grande, había hablado largo y tendido con el filósofo Diógenes y se convenció de su sabiduría. Al marcharse le dijo: ruego a los dioses que en la vida que me toque en mi próxima reencarnación no sea yo Alejandro sino Diógenes. Y Diógenes le contestó: ¿”A qué esperar, para ello, a tu próxima reencarnación? Puedes serlo desde ahora si así lo deseas”. Existe un diablo que se llama "mañana" y siempre nos aconseja dejar para mañana lo que tendríamos que hacer hoy. Es el diablo de le pereza que nos tienta a evitar el compromiso y a quedarnos a la ventana para ver qué pasa en el mundo. "Vamos a ver que pasa" decimos muy a menudo. S. Agustin, antes de su conversión, sentía que tenía que dejar de convivir con aquella mujer con la que estaba unido de hecho sin compromiso ninguno. Pedía a Dios el don de cortar con aquella relación y su oración era esta: "Dame o Dios el don de la castidad". Pero horrorizado por si Dios escuchase esta oración y le diese la gracia de ser casto, proseguía diciendo "pero no hoy, mañana". 212º “Te haré fusilar el viernes... Domingo hablaremos de tu nueva religión. Durante la revolución francesa un tal Larevelliére se presentó a Napoleón para persuadirle que le apoyase en el propósito de fundar una nueva religión. “Estoy dispuesto a ayudarte” respondió Napoleón, “pero, para sustituir el cristianismo por otra religión, será necesario que tú presente argumentos convincentes en favor de ella. Por eso, hagamos así. : viernes próximo por la tarde yo te haré fusilar y tú el domingo siguiente, por la mañana, resucitará y volverás a verme. Podremos así ponernos de acuerdo. El argumento decisivo de que la religión cristiana es la única verdadera, aunque todas son válidas para la salvación, es que su fundador, Jesucristo, resucitó de la muerte. De ningún fundador de religiones se testimonia que haya resucitado de la muerte. Sólo de Jesús se predica que apareció a sus discípulos y que su tumba se ha encontrado vacía. Dios Padre dejó que crucificaran a su Hijo encarnado, , Jesucristo, pero lo resucitó de la muerte y garantizó, así, todo lo que Jesús había hecho y enseñado. Decía S. Pablo a los corintios: "Si Cristo no fue resucitado, nuestra predicación ya no contiene nada ni queda nada de lo que creen ustedes... seríamos los más infelices de los hombres" (1 Cor 15, 14. 19) 213º Divorcio... y los tres hijos ¿con quien? Un matrimonio, tras doce años de peleas se iba definitivamente a pique. Las violentas disputas que sostenían los esposos dieron lugar a que se entablara el pleito de disolución. Naturalmente cada cual quería quedarse con los hijos, que eran tres. Después de oír ambas partes, el juez dictó una
inesperada sentencia. “Ambos quieren mucho a sus hijos. Pero, ¿cómo se pueden dividir en partes iguales si son tres? Voy a darles un consejo: váyanse a casa, tengan otro hijo; luego vuelvan y ya resolveremos el problema”. Al año siguiente llamaron al juez para que fuera de padrino al cuarto hijo... de la pareja reconciliada. A veces el egoísmo de los padres los hace ciegos tanto que no se dan cuenta de la repercusión negativa que tienen en sus hijos sus discusiones y peleas. Los que más sufren de la separación de los padres son los hijos, que se quedan desamparados por la falta de amor y unidad de los padres. Los hijos nacen como fruto del amor y se apoyan en este amor que le ha dado la vida. Cuando los padres se separan, les parece que se desmorona su mundo, que se abre la tierra bajo los pies, que todo tambalea y flotan en el aire. Con eso no se quiere afirmar que cualquier convivencia de los esposos sea positiva. Es también trágico vivir entre continuas peleas y conflictos. Pero, que la separación sea un menor mal, esto no significa que es un bien. 214º Solo doscientos sesenta y nueve (269) años de paz Según un cálculo realizado años atrás, durante los últimos treinta y ocho siglos, sólo ha habido 269 años sin guerras, mientras se han firmado 1500 tratados de paz y arbitraje. ¿Cuál ha sido el resultado de dichos tratados? Si se saca el promedio a ese conjunto de datos se verá que cada tratado ha permitido al mundo solo dos meses de paz. Es de veras un escándalo que después de 2000 años de evangelización, las mismas naciones cristianas pasen de una guerra a otra casi sin parar. Cristo que fue anunciado "Príncipe de la paz" saludaba a sus discípulos después de su resurrección: con este augurio: "La paz esté con ustedes", ¿Cuánto falta todavía para que los cristianos tomemos en serio este mandato de Cristo? 215º La verdadera política cristiana es estar del lado de Dios. Un amigo quería consolar a Abraham Lincoln entonces presidente de los EE. UU. Eran momentos difíciles, cuando todo parecía irle mal. “Espero que Dios esté de su lado” le dijo el amigo. Y Lincoln le contestó: “No me preocupa semejante cosa, porque bien sabemos que Dios está siempre con la justicia. Mi preocupación y mi plegaria es que esta nación y yo estemos siempre del lado de Dios. Padre, me rogaba una madre, le pido que ponga las manos sobre la cabeza de mi hijo para que Dios lo proteja siempre y no aleje sus manos de él. Al que yo le dije: voy a rezar para que este hijo suyo no deje de tener la cabeza bajo las manos de Dios. La libertad de Dios no es como la libertad humana que consiste en la capacidad de elegir entre el bien y el mal moral. Siendo Dios bondad infinita, no puede optar por el mal. De manera que, como se nos dice en la anécdota, lo que importa no es que Dios esté en favor de la justicia, nunca
podrá estar en contra. Lo que estará por verse es que nosotros estemos al lado de la justicia y de Dios. El hombre puede hacer el bien porque Dios lo creó bueno; pero puede hacer el mal porque su bondad es limitada y su limitación consiste exactamente en la posibilidad de inclinarse al mal. 216º Hay que amar los ‘dientes de león’ que no se pueden arrancar. Un hombre se sentía muy orgulloso del césped de su jardín. Un día encontró que en dicho césped habían crecido unos cuantos “dientes de león”. Trató por todos los medios de librarse de ellos, pero no pudo impedir que se convirtieran en una auténtica llaga. Al fin escribió al ministro de agricultura refiriéndole todos los intentos que había hecho y concluía la carta preguntando: ¿”Qué puedo hacer”? Al poco tiempo llegó la respuesta: “Le sugerimos que aprenda a amar a estos dientes de león”. No tenemos el derecho de cambiar a los demás. Lo único que depende de nosotros es cambiarnos a nosotros mismos dando un ejemplo a los demás para que ellos también cambien. A los demás tenemos que aceptarlos así como son aunque con el deseo de que se corrijan de sus defectos. Tenemos que comportarnos como el médico que ama al enfermo aunque no esté de acuerdo con su enfermedad. 217º El águila real se resignó a vivir como gallina. Un hombre encontró un huevo de águila. Se lo llevó a casa y lo colocó en el nido de una gallina de corral. El huevo de águila fue incubado y nació junto con los demás pollitos, creció con la nidada y a lo largo de toda su vida hizo lo mismo que hacían los otros pollos. Escarbaba la tierra en busca de gusanos e insectos, piaba como los demás y nunca tentó de volar, sino que como todas las gallinas no podía sino saltar y volar por algunos metros no más. Pero un día, levantando los ojos, vio allá arriba en el cielo una magnífica ave que flotaba elegante y majestuosa por entre las corrientes de aire, moviendo apenas sus poderosas alas. El aguilucho miraba asombrado hacia arriba. ¿”Qué es eso”? Preguntó a una gallina que estaba junto a él. “Es el águila, el rey de las aves” respondió la gallina. Pero no pienses en ello, Tú y yo somos diferentes” . Y el águila, criada con las gallinas vivió y murió creyendo que era una gallina de corral. Había renunciado a ser lo que era, un águila real. Un famoso dicho reza así:: “Decíme con quien andas y te diré quien eres”. Nos conformamos fácilmente con los de nuestro grupo de amigo o compañeros. No tenemos la fuerza de voluntad para vivir según nuestros convencimiento y nuestra fe. Nos acobardamos Hechos a imagen y semejanza con Dios, y sobre todo, renacido por el agua y el Espíritu santo nos olvidamos de nuestra dignidad de hijos de Dios y discípulos del Señor. Jesús. Como Pedro en el patio del tribunal
donde se juzgaba a Jesús, nos acobardamos a la primera contrariedad y no somos capaces de profesar con seguridad nuestra fe. Vivimos como los demás, nos conformamos con este mundo del cual Jesús no nos quiso alejar pero del cual nos quiso defender. "No te pido Padre que los saques del mundo, pero sí que los defiendas del Maligno" (Jn 17, 15) Si nuestro interés se concentra únicamente en los bienes materiales, si cortamos las alas a nuestros deseos de algo superior, corremos el riesgo de conformarnos a este mundo y reducir nuestras aspiraciones que nos conducirían a ser verdaderos discípulos de Jesús, auténticos cristianos. Nos limitamos a ser bautizados, a haber nacido de Dios, pero no nos comportamos como tales. Tal cual el aguilucho que aunque había nacido de un águila se conformó a vivir como gallina. 218º No hables sino cuando la palabra es mejor que el silencio. Había un monasterio cuya regla no era: “No hables”, sino “No hables si no es para decir algo que sea mejor que el silencio”. En el evangelio de Mateo encontramos un dicho de Jesús que nos impresiona bastante. "En el día del juicio los hombres tendrán que dar cuenta hasta de las palabras ociosas que hayan dicho" (Mt 12, 36) El silencio, que se nos recomienda, tiene como fin hacer que no nos dejemos llevar por palabras inútiles, sin valor ni sentido. El apóstol Santiago llega a decir que "Si alguien no peca con la lengua, es un hombre perfecto, capaz de dominar toda su persona" (St 3, 2). En efecto, sigue diciendo: "La lengua es algo pequeño, pero puede mucho" es decir puede hacer mucho bien y mucho mal y es difícil controlarla... 219º “No pienso más en mi ex marido”. Pero lo decía llorando. Una amiga me contaba que su divorcio había sido una separación dolorosa. Su esposo se había enamorado de una mujer más joven y le anunció repentinamente que la dejaba para irse a vivir con ella. Se sucedieron meses de amargas disputas por la casa, el dinero y la custodia de los hijos. Ahora, al cabo de unos meses, decía que su independencia le resultaba atractiva y que se sentía feliz de estar sola. "No pienso más en él... realmente no me importa" dijo. Pero mientras lo decía, los ojos se le llenaron de lágrimas. Esas lágrimas repentinas podrían haber pasado inadvertidas. Pero darse cuenta de que el lagrimeo de alguien significa que está triste a pesar de que dice lo contrario, es un acto de comprensión tan claro como lo es el desentrañar el sentido de las palabras de una página impresa. Uno es un acto de la mente emocional, el otro de la mente racional. En un sentimiento my real. Nosotros tenemos dos mentes, una con la que pensamos y la otra con la que sentimos. 220º “Le vamos a permitir salir de vacaciones con el novio?”
"Ayer discutimos, mi esposa y yo, porque nuestra hija (22 años) por primera vez nos ha pedido poder salir de vacaciones con su novio. Sabemos que son dos muchachos serios, pero yo no estoy muy de acuerdo con la idea. Mi esposa en cambio se muestra más abierta y teme los efectos de una negativa de parte nuestra ¿qué hacer? Quisiéramos conocer su opinión de psicólogo cristiano". Queda sobre la mesa el delicado problema de la relación entre padres e hijos adultos. Una relación que no siempre es fácil. Recogí hace tiempo el desahogo de un novio que acusaba a sus padres de tener el tabú del sexo, ya que cada pedido era interpretado desde esa óptica. "Nosotros - me confesaba - salimos juntos con muchos amigos sólo porque nos gusta estar en grupo y vivir juntos la naturaleza". Me ha preocupado esta lectura de una actitud de protección y preocupación, aceptable, en varios aspectos y común en muchos padres. Sin embargo tenemos que reconocer que no siempre hemos estado dispuestos a entrar en ese rol flexible que requiere de a poco la vida al lado de los hijos. Un papel menos protagonista, pero cada vez más profundo espiritualmente, orientado con generosidad a la acogida y a la misericordia. Se precisan confianza y firmeza a la vez, sin esas preocupaciones ansiosas o durezas infructuosas. Es así que se adquiere la luz suficiente para ver las vicisitudes de la vida, y por lo tanto autoridad y confianza ante nuestros hijos. Repetimos también a ustedes la sugerencia que hemos dado a muchos padres ansiosos: se precisa cierto desapego de los hijos, verlos como prójimos que servimos y aconsejamos. Las palabras de Jesús: "Aquel que no deja padre, madre, hijos... "Valen para todo cristiano. Después, si todo parece un fracaso, tratemos con amor de ir más allá de todo dolor. Sólo así tendremos esa pizca más de sabiduría, no para dar consejos humanos, sino para llegar hasta el corazón de nuestros hijos. Respuesta de Cittá Nuova Nov 1995
Nestor
Pozzi
221º “No se acerquen a aquella vieja”. Y ‘aquella vieja’ limpiaba la playa de los vidrios. Se encontraba una familia de cinco personas pasando el día en la playa. Los niños estaban haciendo castillos de arena junto al agua cuando, a lo lejos, apareció una anciana, con sus canosos cabellos al viento y sus vestidos pobres y harapientos. Parecía hablar entre sí y recogía cosas y cosas que introducía en una bolsa de plástico. Los padres llamaron junto a sí a los niños y les dijeron que no se acercaran a la vieja. Cuando ésta pasó junto a ellos, ella dirigió una sonrisa a la familia. Pero nadie le devolvió el saludo.
Semanas más tarde supieron que la anciana había muerto y sólo entonces se enteraron que aquella vieja había pasado los últimos años de su vida liberando la playa de vidrios y de latas cortantes para que los niños no se hirieran los pies. Jesús nos prohibe tajantemente juzgar a los demás. ¿Por qué no tenemos que juzgar? Simplemente porque no podemos; por que no tenemos una luz para penetrar en las intenciones y responsabilidades de los demás. , Podemos, esto sí, juzgar los hechos externos, pero no la responsabilidad subjetiva del hecho, que solo Dios conoce. Dios penetra en la interioridad del hombre y sólo Dios es el juez que puede juzgar. "N juzguen y no serán juzgados" (Mt 7, 1). En el pecado podemos distinguir el aspecto objetivo y el aspecto subjetivo. Podemos ver y juzgar el aspecto objetivo del pecado, pero no podemos medir su dimensión subjetiva. S. Pablo, cuando nos dice que estamos en condición de distinguir el bien del mal y de juzgar también a los ángeles, (1 Cor 6, 3) se refiere al hecho de que por la fe estamos en condición de juzgar los hechos visibles del mal. La fe nos hace participar del pensamiento de Dios y por la fe podemos distinguir lo que está en favor o en contra del plan de salvación. Pero, de ninguna manera, quiere decirnos que podemos juzgar a los demás en cuanto a su vida interior. La dimensión subjetiva del pecado sólo Dios la puede conocer. "El que juzga es el Señor" (1 Cor 4, 4). 222º ¿ Es posible amarse viviendo siempre juntos? Tras una acalorada discusión con su mujer, el marido acabó diciendo: ¿”Por qué no podemos vivir junto en paz como nuestros dos perros, que nunca se pelean”? “Claro que no se pelean”, respondió la mujer. ”Pero átalos juntos y verás lo que pasa. ”. No es tan difícil amar de palabras a los lejanos. Los que están lejos son como si no existieran y no nos cuesta nada decir que los amamos. Lo que sí cuesta es amar a los vecinos, los que viviendo a nuestro lado, nos pueden molestar con sus defectos y ponernos en crisis por su conducta. ¿Respondió bien esta mujer a su marido? ¿Se puede comparar el matrimonio a dos animales atados por una cuerda? Es cierto que, cuando falta amor, el lazo matrimonial se convierte en una cuerda que impide la libertad. La respuesta de la mujer decía claramente que el matrimonio, para ella, se había convertido en una prisión. Pero si hubiera amor, vivir juntos no sería un peso sino una libertad. Donde hay amor hay libertad. Sin amor, la convivencia se convierte en una esclavitud. 223º Aquel hombre sembraba semilla de dátiles.
Se acercaba el tiempo de la lluvia y un hombre muy anciano estaba cavando hoyos en su jardín. ¿”Qué haces”? le preguntó su vecino. “Estoy plantando dátiles” respondió el anciano. ¿”Y esperas llegar a comer dátiles de esas semillas que estás plantando"? “No, no pienso vivir tanto. Pero otros lo harán. Se me ocurrió que toda mi vida he disfrutado comiendo dátiles plantados por otros y ésta es mi manera de demostrarles mi gratitud”. El amor a los demás tiene que superar el estrecho nivel de la horizontalidad geográfica y temporal. Hay que amar también a los que nacerán después de nosotros. El amor tiene que ser gratuito y por eso no puede limitarse a la regla de oro: "Haz a los demás lo que quieres que los demás hagan a ti". No hay que hacer el bien esperando que otros hagan lo mismo por mi. "Si ustedes aman a los que los aman, ¿qué premio merecen? (Mt 5, 46). Cada generación tiene que pensar a la siguiente y dejar esta tierra en buenas condiciones y no contaminada, agotada, explotada como estamos haciendo. El problema ecológico es uno de los desafíos más difíciles que tenemos que solucionar. 224º El bien no hace ruido como un selva que crece. Un joven monje fue a visitar a un anciano maestro. “Estoy angustiado, le dijo; los ejemplos de bien que me esfuerzo de dar, no llevan a nada; mientras que un solo acto malo crea interés, barullo y atracción. Es natural – contestó el anciano – Un árbol que cae hace un gran ruido. Pero una selva crece en silencio y nadie lo nota. La recta intención que nos guía en nuestras acciones es como el ojo que permite al cuerpo desplazarse sin tropezar. "Lámpara de tu cuerpo es tu ojo. Si el ojo es bueno el cuerpo ve; si el ojo es malo el cuerpo anda ciego. Pero ¿qué pasará si la luz que tienes adentro se volvió oscuridad?(Mt 6, 22-23). Hay que hacer el bien no sólo sin mirar a quién sino sin mirar tampoco a la recompensa y aprobación de los demás. "Tengan cuidado de no hacer el bien delante de la gente para que los vean; de lo contrario, el Padre que está en los cielos no les dará ningún premio. Por eso cuando des limosna no lo publiques al son de trompetas, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que los hombres los alaben. Yo les digo que ya recibieron su premio" (Mt 6, 1-2) "No sepa la tu mano izquierda lo que hace tu derecha" (My 6, 3) 225º Ser papás quiere decir también jugar con los hijos. El rey esta sentado solo y pensativo en la gran sala del trono. Por acaso, jugando, sus tres chicos pequeños, empujan la puerta y, visto al papá, corren alegres para abrazarlo y le invitan a jugar con ellos. “Estamos jugando al caballito, - le gritan -, te toca a ti”. Y el rey baja del trono y a
gatas lleva sobre sus hombros a sus pequeños hijos dando vueltas y vueltas por la gran sala. De improviso un ministro del rey entra y se queda pasmado al ver esta escena. “No te asustes, le dijo el rey, si tu fueras papá lo comprenderías muy bien. Amar es colocarse al mismo nivel de la persona amada. Si el que ama tiene autoridad, su tarea es servir al otro, ponerse a su servicio para que el otro crezca. Esto es, para un cristiano, el único sentido de la autoridad. Un día los discípulos de Jesús "comenzaron a discutir cuál de ellos debía ocupar el primer lugar. Jesús les dijo: "Los reyes de las naciones se portan como dueños de ellas, y los que gobiernan se hacen llamar bienhechores. Ustedes no deben ser así. Al contrario, el más importante entre ustedes se portará como si fuera el último, y el que manda como el que sirve. " (Lc 22, 24-25) 226º El aprecio puede cambiar a un gerente difícil a soportar. En una de sus reuniones de reflexión bíblica, los miembros del grupo se quejaban de que el gerente de la empresa, donde trabajaban, era un tipo imposible a aguantar. Decían que era el hombre más argel que se podía imaginar. Yo, que orientaba el grupo en su oración y actividad apostólica, le sugerí que intentaran demostrarle su aprecio y vieran qué ocurría. Lo hicieron y... nada ocurrió. Les dije que insistieran en tratarlo amigablemente, que le sonrieran, le saludaran y fueran siempre gentiles con él. Después de cuatro meses, nada había cambiado y los del grupo comenzaron en desanimarse. Pero le insistí a que no dejaran de seguir con el método que les había indicado. Al años siguiente algo se notó: el gerente empezó a reaccionar positivamente. Primero les devolvió el saludo; después de un tiempo empezó a sonreírles y a los dieciocho meses era un hombre diferente. El persistente amor de ellos disolvió la armadura de egoísmo de aquel gerente y lo convirtió en un nuevo ser. Fue hermoso. Tomó tiempo y dedicación, pero los protagonistas se dieron cuenta que no sólo ellos sino también el gerente tuvo que hacer un esfuerzo notable para superar su forma de ser y cambiar... La venida de Jesús a la tierra fue un gesto de apreciación. No merecíamos nada: "Cristo murió por nosotros cuando todavía éramos pecadores. ¡Qué prueba más grande del amor de Dios por nosotros!" ( Rom 5, 8) No esperó que nosotros mereciéramos ser amado, sino que nos amó y su amor nos hizo amables. Podemos decir con toda verdad que Dios no nos ama porque somos amables sino que somos amables porque Dios nos ama. Es el amor de Dios que nos hace preciosos a sus ojos. Así, aquel grupo, se realizó lo que Dios hizo con nosotros, fueron la amabilidad de los dependientes, su constancia a apreciar aquel gerente, que lo cambió totalmente. 227º ¿Un crucifijo que sonríe?
Escribe C. Vallés. En la capilla donde nació y creció san Francisco Javier, hay un Cristo crucificado y su bello rostro coronado de espinas y cercanos a la muerte... está sonriendo. Una sonrisa plácida, sobria, genuina, alegre, que ilumina la escultura con la luz inefable de su dulzura. Ante ella me pasé toda la noche de mi última jornada en España antes de salir por primera vez hacia Madrid, y de allí, a la India. Bendito Cristo que sonríe desde la Cruz. Si no somos alegres, no somos cristianos; y ésa es la lección definitiva del evangelio. Bertrand Russel me hace pensar cuando escribe: "En mi experiencia y en mi observación no he notado que los cristianos sean más felices o mejores personas que los no cristianos" Esta frase me impresiona porque en mi entorno, que me lleva a vivir entre cristianos, hindúes, musulmanes, parsis y jainistas, compruebo a diario que nosotros los cristianos no nos distinguimos por ser más alegres, más felices, que los demás. ¿Por qué será? La predicación del evangelio, como se dio en la Iglesia durante la Edad Media hasta casi nuestros días, se concentró casi únicamente en Jesucristo crucificado. Nos hemos olvidado que el fundamento de nuestra fe es el acontecimiento de la resurrección de Jesús. Si Cristo no ha resucitado, decía Pablo, somos los más infelices de todos los hombres" (1 Cor 15, 19). El viejo catecismo también caía en este olvido cuando, sintetizaba de la siguiente manera los misterios principales de nuestra fe: "Unidad y trinidad de Dios; encarnación pasión y muerte de Nuestro Señor Jesúcristo". ¿ la resurrección? No era un misterio de fe sino un milagro necesario para demostrar la divinidad de Jesucristo. Sabemos en cambio que este es el misterio fundamental de nuestra fe: la muerte-resurrección de Jesús. ¿Y el Via Crucis? Terminaba con la deposición del cuerpo de Jesucristo de la cruz. Como si se hubiera acabado todo con su muerte. Sobre todo en América Latina, quizás por ser un continente explotado y empobrecido por la injusticia de los conquistadores y de las grandes potencias, el pueblo se identificó con Jesús que sufre y muere en la cruz. 228º Las cuatro actitudes del budista iluminado. "Había un discípulo del Buda que se llamaba Srona. Era un hombre joven de delicada salud y había nacido en una familia rica. Se había entregado en serio a la tarea de alcanzar la iluminación como su gran maestro: Buda, el iluminado. Y se esforzaba tanto que, según se decía, sus pies sudaban sangre. Buda sintió compasión por él y le dijo: "Srona, hijo mío, ¿no has estudiado en tu casa cómo tocar el arpa? Entonces sabrás que el arpa no
puede crear música si sus cuerdas están demasiado tensas. Para hacer música, las cuerdas han de estar tensadas lo justo, ni flojas ni tensas. Esforzarse por la iluminaciones es como afinar el arpa. No se alcanza la iluminación haciéndose el perezoso, como tampoco se alcanza si se tensan demasiado las cuerdas de la mente. Hay que tener consideración en todo y actuar con sabiduría". Srona comprendió estas palabras y, al fin, logró lo que buscaba El cristiano también puede estar de acuerdo con las actitudes de Buda. Jesús nos aconseja a hacernos como niños, sencillos y confiados en la mano de Dios. La fe ocupa un lugar intermedio entre la creencia y el fanatismo. La creencia es una fe sin fundamento, un dejarse llevar por los sentimientos, por lo que se dice y se cree. Y el fanatismo, por el contrario, es una fe que se concentra toda en ciertas prácticas y devociones. El fanático pretende llegar a Dios con sus propios esfuerzos sin esperar que Dios se acerque y le conceda gratuitamente sus dones. La fe es confiar en Dios y sentirse seguros de su amor. Fe es no preocuparse sino de una sola cosa: buscar, conocer y realizar la voluntad de Dios. 229º Algunas cartas de niños a Dios . Un profesor de religión pidió a sus pequeños alumnos y alumnas que escribieran una carta a Dios. Luego las publicó en un libro. Estas son algunas citas auténticas de esas cartas infantiles: "Nuestros vecinos de al lado están siempre riñendo a gritos. No deberías dejar casarse a quienes no son muy buenos amigos". "Cómo es que hace tiempo no has inventado animales nuevos? Aún seguimos con los de siempre" "Cómo te sientes con la gente que no creen en ti? "¿Hiciste a la jirafa como querías o te salió así por acaso?" "Si no te gusta que la gente diga palabrotas, ¿por qué la inventaste?" "¿Nos escuchas cuando rezamos? Debe de volverte loco". "Para Carnaval me voy a disfrazar de diablo. No te importa, ¿verdad?" "¿De dónde vienen los niños? Espero que me lo expliques mejor que mi papá" "Yo cumplí con mi promesa. Ahora, ¿dónde está la bici?”
"Mi profesora dice que el polo norte no está exactamente donde debe estar. ¿Te has equivocado alguna que otra vez?" "¿No podrías escribir cantos nuevos para la iglesia?" "Cuenta conmigo". Los niños tienen el carisma de la sencillez, de la espontaneidad y de la alegría. Son quienes más nos pueden enseñar a sentir y vivir la fe. "Si no vuelven a ser como niños no entrará en el Reino de Dios" (Mt 18, 3). 230º “El peor de los pecados es oponerse a la alegría. ” En la India decimos que una buena carcajada vale una hora de yoga. Decía Tagore: "El peor de los pecados es oponerse a la alegría. " Nunca ha sido más verdad el dicho de Jesús: "Den y se les dará"(Lc 6, 38). Quien reparte alegría recibe alegría. Quien se acerca a los demás para despejar una preocupación, aliviar una pena, alegrar un rostro o poner un toque de humor en una reunión, verá sus propias preocupaciones desvanecidas y sus penas reducidas. Un encuentro en la calle, una conversación de negocios, o incluso el trabajo diario, el atender a clientes, pacientes, el enseñar en una clase, el hablar por teléfono o contestar a preguntas... todo eso puede hacerse con buena cara, con tono alegre, con vivacidad comunicativa, con gracia y humor, con entrega y cariño... o puede hacerse con dureza y desprecio, con aburrimiento y fastidio, con mala cara y peor tono. Claro que la práctica no es tan fácil; hay gente que nos pone los nervios de punta, aunque sólo los veamos un minuto; hay caracteres y caracteres; hay cansancio, molestia y burocracia oficinista; hay estupidez humana y a veces te viene la gana de tirar al prójimo por la ventana, que sería la mejor manera de acabar con el asunto ... Pero el poner en lo posible una pincelada de color en cada situación y una nota de melodía en cada conversación, va a alegrar el día a un buen número de personas, y, de rebote, a nosotros mismos. La risa denota salud y trae salud. Y como la risa es contagiosa, al reír de verdad hacemos reír de verdad a los demás. Esta ha sido una página estupenda de C. Vallés "Estén siempre alegres" (Fil. 4, 4) 231º Hay que festejar también la tristeza porque es parte de la vida. ¿Y que tal la tristeza? Si estás triste. no te identifiques con la tristeza. Hazte testigo de tu estado de alma y disfruta ese momento de tristeza, porque la tristeza también tiene su belleza. Nunca la has observado. Te identificas tanto con tu
estado de ánimo que no tienes distancia para ver la belleza de un momento triste. Si te observas bien, verás qué tesoros te has perdido hasta ahora. Cuando estás contento, nunca tiene tu vida la profundidad que tiene cuando estás triste. La tristeza tiene profundidad; la felicidad tiene un toque de superficialidad. La tristeza no son las olas de superficie, es la profundidad misma del océano Pacífico: millas y millas sin fondo. He aquí otra página de C. Vallés que nos dice cómo encarar la tristeza cuando viene. La vida tiene su polaridad. La felicidad es un polo; la tristeza, el otro. Y para celebrar la vida tienes que tomarla en su totalidad. Sin totalidad no hay celebración. Una vida que tenga sólo beatitud, tendrá extensión, pero no tendrá profundidad. Así como una vida que tenga sólo tristeza no tendrá amplitud. Necesitamos todas las dimensiones de la vida para vivirla plenamente. La vida entera, toda la vida es buena. Hay que tomarla en su totalidad para celebrarla. La celebración no puede someterse a condiciones diciendo: "Celebraré la vida cuanto esté contento" No celebraré la vida también cuando no esté contento" La celebración es incondicional. Yo celebro la vida, y la vida está ahí para celebrarla. 232º El Papa a los jóvenes He aquí algunas expresiones que Juan Pablo II dirigió a los jóvenes en algunas de las famosas jornadas juveniles que se repiten cada dos años a partir del 1985. "No tengan miedo a ser santos. Es ésta la libertad del cristiano: Fuera de la cárcel de nuestro egoísmo. “Cristo es el único interlocutor competente al cual ustedes pueden presentar sus preguntas esenciales sobre el valor y el sentido de la vida. Sólo quien sabe amar hasta olvidarse de sí mismo para donarse al hermano realiza plenamente su propia vida y expresa al máximo grado el valor de su propia aventura terrena... " (Santiago de Compostela 1989) "Sean exigentes con el mundo que los rodea, sean exigentes en primer lugar con ustedes mismos. Ustedes son hijos de Dios: sean orgullosos de esta filiación. No se resignen a la mediocridad, no se rindan a los condicionamientos de la modas pasajeras que imponen un estilo de vida no conforme con los ideales cristianos, no cedan a las seducciones del consumismo. Cristo los llama para grandes compromisos. No le desilusione. Esto significaría desilusionarse a sí mismos" (Czenstochowa 1991) "No tengan miedo para andar los caminos del mundo, en los lugares públicos como los primeros apóstoles... No es este el momento de avergonzarse del evangelio sino de predicarlo desde los tejados. Tienen que 'ser orgullosos' del evangelio" (Denver, 1993)
"Queridos amigos, déjense seducir por Cristo; acogen su invitación y síganlo. Vayan a predicar la buena nueva que salva"(Manila 1995) "Vengan y verán". Encontrarán a Cristo allá donde los hombres sufren y esperan... en las inmensas metrópoli donde millones de seres humanos viven a menudo marginados y extranjeros. Jesús habita junto a ustedes, en los hermanos con los cuales comparten la existencia cotidiana" (Paris 1997) 233º La multitud abandonó a Jesús cuando vio que era ineficaz. Con la violencia se puede entrar en todas partes, menos en el corazón. Este es el problema: volver a creer en la eficacia del amor. La l-e-n-t-a-. eficacia del amor. "Jesús conoció en su vida esa tristeza de la aparente inutilidad del amor. Se daba cuenta de una cosa: la impotencia del amor en la realidad actual. El amaba a aquella gente infortunada, pero sabía que ellos le traicionarían en cuanto se dieran cuenta de la impotencia del amor; porque los hombres buscan siempre resultados concretos. Los ilustres le mataron porque les estorbaba. La multitud dejó que le mataran porque ya se habían convencido de que era un hombre bueno, pero 'ineficaz'". (Endo Shusaku). Nadie puede negar que Jesús fracasó en su predicación. Murió abandonado casi por todos y no consiguió convertir al pueblo de Israel para que Dios reinara sobre ellos. Sin embargo, el éxito auténtico de Jesús, fue haber merecido el perdón de Dios Padre, la reconciliación y el envío del Espíritu Santo, que es Amor. Éste es el Don que Jesucristo nos mereció con su cruz. El éxito de Jesús está realizando en la historia. El Espíritu Santo actúa a partir de la Pentecostés en aquel pequeño núcleo que es la iglesia primitiva de Jerusalén. 234º ” Ya no te necesito. Arréglate ahora por tu cuenta”. Mi nueva compañera de cuarto en la universidad había sido la mejor alumna de su generación en la escuela de enseñanza superior. Yo formaba parte del equipo de animadoras en los encuentros deportivos por lo que tenía más virtudes sociales que académicas. Me preocupaba, pues, que pudiéramos tener un choque de personalidades. Sin embargo, no tardamos en llegar a un acuerdo equitativo: ella me asistiría en mis tareas escolares, y yo la ayudaría a hacer amigos. Las cosas marcharon sobre ruedas. Con frecuencia regresaba yo al dormitorio por la noche y me encontraba con que ella ya me había escrito a máquina algún trabajo. A cambio, yo la llevaba conmigo a las fiestas y le presentaba a muchas personas.
Pero una noche hallé mi máquina de escribir en el pasillo, con una nota: "Ya tengo suficientes amigos, así que mecanógrafa tu tus propios trabajos. Tu amiga Manuela. No sé que pensar de esta amistad que dura hasta que sigue siendo útil. Cuando ya no se necesita del amigo ya la amistad no tiene sentido. Pero esto e puro egoísmo no amistad. 235º ¿Es posible ser católico e pertenecer a la masonería? Un hecho impresionante sacado del proceso para la beatificación de Mons Comboni me obligó a interrogarme sobre la masonería. Mons Comboni, una noche, en París, ha sido intervistado por un señor que le pidió que lo acompañara para asistir a una persona que estaba en punto de muerte. Llevado al lugar por un coche cerrado, fue introducido en un cuarto donde tendría que encontrarse el moribundo. Con gran maravilla se encontró delante de un señor que inmediatamente le dijo: "Padre, yo soy católico y estoy por ser ejecutado. Pero antes de morir quiero purificar mi conciencia. Soy masón y me han dado la orden de matar a un sacerdote. Como católico me negué y por eso he sido condenado a muerte por la asociación. Por favor, vaya a mi hija hermana religiosa y le entregue esta carta para que sepa que no me he suicidado como dirán los diarios cuando se encontrará mi cadáver. " De este hecho de deduce que afiliarse a la masonería implica una obediencia absoluta. Hay de aquel que discute o desobedezca. Podría terminar como Roberto Calvi(como dicen ciertas voces). Cuando se descubre que en Sicilia la masonería y la mafia actúan de común acuerdo, se difunde la voz que es una masonería 'desviada' ¿Estamos seguros de esto? Creo que convenga advertir a los católicos porque he oído que un sacerdote decía que la masonería es una asociación buena” (Cfr Cittá nuova (Nov. 1996). La respuesta de la revista Cittá nuova fue la siguiente: "Para un cristiano la masonería es incompatible con su fe. Hay en efecto una diversidad esencial entre los principios cristianos y los de la masonería. La masonería es una organización con una jerarquía rígida, con grados de pertenencia siempre más estrechos, con la obligación de conservar el secreto y con ideas fundadas sobre el racionalismo y el naturalismo que no armonizan con la fe cristiana. Que existan hoy, en toda las logias masónicas, criterios tan despiadados como lo que hemos leído, no lo podemos afirmar con toda seguridad.
Lo mejor es no adherir a la masonería. Esto no significa que no se pueda dialogar y también colaborar con gente afiliada a la masonería cuando se trata de cosas buenas como la promoción de la paz, etc. como se hace siempre con todos los hombres de buena voluntad. Podemos pensar que existen también masones buenos. 236º “Me costó mucho perdonar a mi ex marido”. Habían pasado 15 años de nuestra separación, pero no podía todavía arrancar del corazón aquel tremendo rencor hacia mi marido y su nueva familia. Era tan grande el dolor que me había infligido, que. no podía perdonar. Sabía que tenemos que amar a todos y perdonar, pero yo, a costa de ser incoherente como cristiana, no podía perdonar. Prefería entonces, no pensar demasiado en eso. A través de los abuelos, mis hijos habían retomado después de años a visitar a su padre. Un día me pidieron que ayudara a mi ex marido a encontrar un trabajo porque había quedado desocupado y sus 'hermanos' se encontraban en gran dificultad. Comprendí que no podía desilusionarlos y escandalizarlos. Con un enorme esfuerzo prometí a mis hijos que habría ayudado a mi ex - marido. No me resultó nada fácil. Tuve que superar mi orgullo y mis rencores. Así que pedí un favor a quien podía responder y tuve también que insistir en mi pedido, dado que se sabía que se trataba de mi ex - marido y se sabía el motivo de mi separación. Ni la gente ni mi misma familia me podían comprender. Cuando me llamaron por teléfono para decirme que el puesto de trabajo estaba listo, he sentido una alegría nueva en mí. He comprendido que Dios había eliminado de mi corazón el rencor y me había restituido la libertad después de tanto años de dolor. (Cittá Nuova Nov de 1966. n 22) Todos somos pecadores y necesitamos del perdón de Dios. Por eso la alegría de aquella esposa abandonada fue la experiencia del perdón que ella misma había recibido de Dios. “Porque si Uds. perdonan las ofensas de los hombres, también el Padre celestial los per donará” (Mt 6, 15) 237º Los dos burritos corren libres; pero siempre vuelven a su madre. Una madre estaba muy apesadumbrada porque sus dos hijos se habían desviado del camino en que ella los había educado. Mal aconsejados por sus compañeros de escuela, se habían entregado a una vida licenciosa, cada día más por la pendiente del vicio. Esta madre fue un día a desahogar su dolor con un santo eremita que vivía totalmente entregado a la oración y a la penitencia. Era un santo monje y a él acudían cuantos se sentían atormentados por la vida. Fue así que esta madre se encontró con el santo monje y le abrió su corazón contándole toda su amargura.
Su esposo había muerto cuando sus hijos eran aún pequeños y ella había tenido que dedicar toda la vida a su educación. Y ella sentía ahora que todo el esfuerzo de su vida se estaba inutilizando. ¿Qué hacer? Retirar a sus hijos de la escuela significaba exponerlos a que suspendidos, sus estudios, terminaran por sumergirse aún más en los vicios por dedicarse al ocio y vagancia en los bares y las calles- Lo peor de la situación era que ella misma ya no sabía qué actitud tomar respecto a sus convicciones religiosas y morales. Todo esto y muchas cosas más contó la mujer al santo eremita que la escuchó en silencio y con cariño. Cuando terminó su exposición el monje continuó en silencio mirándola. Finalmente se levantó de su asiento y la invitó a que se acercara con él a la ventana. Daba esta hacia la falda de la una colina donde solamente se veía un árbol y, atada de su tronco, una burra con sus dos burritos mellizos. ¿Qué ves? le preguntó a la mujer. "Veo una burra atada al tronco de un árbol y a sus dos burritos que, sueltos, brincan alegres alrededor de ella”. “Sí, le dijo el monje, y añadió: “ A veces se le acercan y maman un poquito y luego se alejan corriendo por detrás de la colina donde parecen perderse para aparecer luego cerca de su buena madre. Y esto lo ha venido haciendo desde que llegué aquí esperando mi turno para hablarle. " “Aprende de la burra. Ella permanece atada y tranquila. Deja que sus burritos se alejen y se vayan. Pero su presencia allí es un continuo punto de referencia para ellos que permanentemente retornan a su lado. Si ella se desatara para querer seguirlos probablemente se perderían los tres. Tu fidelidad es el mejor método para que tus hijos puedan reencontrar el buen camino cuando se den cuenta de que están extraviados. Educar significa promover al educando para que se haga responsable de su conducta. Para eso es necesario que se sienta libre y aprenda a usar correctamente de su libertad. 238º Diálogo ecuménico en la catequesis para niños. A veces he intentado explicar a los niños de la catequesis en qué consiste ese diálogo que tenemos que usar para la unión de las Iglesias. He aquí un ejemplo práctico. Cuando Luisito rezaba para la conversión de su compañero de colegio, Angel, que era protestante, mentalmente resumía toda su oración en una invitación: VEN. conviértete a la verdadera Iglesia. Podía Angel replicar: "¿Convertirme para ir adonde estás tú? ¿a imitar tu desobediencia, tu falta de voluntad en estudiar, en tu egoísmo? "No, no a mí tienes que convertirte sino a mi ideal que es Cristo. " "Bueno, pero entonces, ¿por qué no me dices: 'VE', en lugar de "VEN"?
Aún así no todo está claro; porque Angel podía sospechar de la convicción de Luisito. No debe andar muy persuadido de la validez del modelo, puesto que lo propone a los otros sin tender hacia él. "No, no. Yo también me esfuerzo. Aun cuando no te parezca. Yo también aspiro al modelo que te propongo. "Pero, entonces, dado que se refiere a un movimiento conjunto, ¿por qué en lugar de decir "VEN no dices "VAMOS"? Pues bien, esa es la expresión característica del ecumenismo. El nuevo método para conseguir la unificación de las Iglesias o, el nuevo modo de dialogar, es este "VAMOS". Los cristianos católicos y los hermanos separados tienen que converger hacia Cristo. Si de todas partes nos movemos hacia un único ideal o único punto de llegada, todos, casi sin darnos cuenta, nos acercaremos entre nosotros, en cuanto nos estamos acercando a una meta común. Dicen que todas las rutas conducen a Roma ( y a cualquier parte porque la tierra es redonda como una esfera y todos los caminos parten de un lugar y legan a un mismo lugar, después de haber dado la vuelta del mundo. El método del diálogo se puede también llamar el método de la CONVERGENCIA. El nuevo método del ecumenismo presupone tres principios esenciales: 1º LA PARIDAD. Entre las Iglesias comprometidas se excluye la hipótesis de conversión; porque un desplazamiento unilateral no puede suplir el movimiento recíproco de la convergencia. Este tipo de diálogo postula en ambos polos los mismos sacrificios y asegura idénticos privilegios. El postulado de la paridad rige soberano desde siempre en el ámbito del Consejo ecuménico. 2º La SUMISIÓN A LA VERDAD. El único criterio de verdad es Jesucristo. 3º CONVERGENCIA. Cada uno de los interlocutores busca la verdad que es Cristo y realiza inconsciente, insensible, pero realmente, el camino hacia la unidad. El camino que nos acerca a Jesucristo es el mismo camino que nos acerca los unos a los otros. Es el método de la convergencia. 239º “No acepto un sufren”(Dostoijevski).
mundo
en
el
que
los
inocentes
Eh aquí una página impresionante de Dostoijevski en su novela “Los hermanos Karamazov”. Ivan, el ateo, discute con su hermano Alioscia:
“ Cómo es posible creer en la bondad, la omnipotencia y la sabiduría de Dios mirando el suplicio y la muerte de aquel niño que murió destrozado por los perros azuzados contra él por su padre encolerizado? O pensando en aquella niña abandonada en medio de la basura y las torturas del hambre y la sed a que la sometieron sus crueles padres? ¿Comprendes este absurdo, amigo y hermano mío? - pregunta Ivan a su pacífico hermano Alioscia. ¿Comprendes para qué sirve este mundo absurdo y para qué ha sido creado? Ni toda la ciencia del mundo vale lo que las lágrimas de esa niña que implora a Dios mientras se encuentra encerrada en el baño, sucia de sus propios excrementos". Lo que resulta intolerable y absolutamente inhumano es hacer del sufrimiento del inocente el 'material' y el 'abono' para preparar a bien de todos la armonía futura. Aunque sea verdad que "en el fin del mundo, en el momento de la armonía eterna, se cumplirá y se revelará algo tan precioso que bastará para colmar todos los corazones, para saciar a todos los descontentos, para redimir todas las maldades de los hombres, toda la sangre que se haya vertido, . qué me importa el infierno por los criminales, ¿qué puede arreglar el infierno cuando los niños ya han sufrido su martirio? Y ¿qué armonía es ésta, si hay infierno"? El problema del mal es verdaderamente el obstáculo más serio para creer que Dios es Padre, que es Amor y que todo está bajo el control de su Providencia. Sobre todo nos pone en crisis el sufrimiento de los inocentes. ¿Qué culpa tienen ellos, decimos, para sufrir tanto? La única respuesta que podemos dar a esta dificultad, que nos pone en crisis, es mirar a Jesucristo crucificado. Mirándolo a él no podemos decir que Dios no nos ama. Nos ama tanto que envió a su único hijo para que se hiciera como uno de nosotros y nos rescatara del mal. Prefirió dejar a su hijo morir en la cruz para demostrarnos su infinito amor. Ni Dios puede doblar nuestra voluntad que se rebela, pero puede dar un testimonio de amor tan grande que nos puede convencer. No obstante todo el mal del mundo, podemos creer que Dios nos ama y nos tiene preparado una felicidad definitiva después de esta vida. 240º Un musulmán pide perdón a Dios por la violencia contra los cristianos. "Queridos hermanos en Dios. Con gran amargura y tristeza he aprendido la trágica muerte del hermano Vergér y de la hermana Sor Paula. Como musulmán argelino creyente en Dios, en los ángeles, en los santos, en el día del juicio universal y en la resurrección, siento una inmensa vergüenza. No sé qué hacer para pedirles perdón por la ofensa hecha a estos hombres buenos que habían consagrado su vida por los demás. Me asocio a su pena y a sus oraciones para el descanso eterno de estos servidores de Dios. ¿Cómo es posible expiar este horror? Yo me ofrezco para realizar con ustedes una actividad que sea u otra cosa como penitencia para reparar la culpa de estos desviados que han asesinado tan cruelmente a los que merecían respeto y estima. Mi alma sufre profundamente. Que los corazones vuelvan a la paz, Perdón, Perdón"
Carta de un musulmán de Argelia escrita después del asesinato de Henri Vergés(hermano marista) y de la hermana Paule-Helene el 8 de Mayo de 1994. 241º “No son las cosas mismas que nos alborotan y espantan... (Epicteto). "No son las cosas mismas las que al hombre alborotan y espantan sino las opiniones engañosas que tienen el hombre de las mismas cosas" (Manual, redactado por Flavio Arriano histórico romano). Esta sentencia del gran estoico Epicteto nos enseña que muchas veces los miedos y angustias dependen más de nuestros prejuicios. La realidad es mucho menos atrayente que los sueños y también mucho menos espantosa de lo que nos imaginamos. Muchas dificultades dependen de nuestra fantasía; vistas de cerca ya pierden su apariencia espantosa y se pueden superar poco a poco, día tras día. Cuando uno se acerca a una alta montaña par alcanzar su cumbre, le parece imposible poderla escalar. Pero, paso tras paso, la montaña llega a cae bajo tus pies. Lo importante es no desanimarse. Hace más camino un caracol vivo que un gato de mármol. 242º Una nueva segunda parte del Ave María El Ave María es la nuestra más bella oración después del Padre nuestro. Su primera parte es todo Evangelio, tomada de citas directas del ángel y de Isabel en el relato evangélico lleno de admiración y de cariño por nuestra Madre y Virgen querida. Son piropos de enamorados que no nos cansamos repetir a nuestra amada Madre cincuenta veces en el S. Rosario. Hasta aquí todo s Evangelio. La segunda parte del Ave María ha sido añadida por la tradición de la Iglesia. Cambia radicalmente de tono. "Ruega por nosotros pecadores; ahora y en la hora de nuestra muerte". Pecadores y muerte. La obsesión repetida del pecado constante y la amenaza de la muerte como temor ineludible. El contraste entre las dos partes del Ave María es clara expresión inculcada en el rezo diario, del contraste entre la libertad gozosa que Cristo nos trae y la sumisión atemorizada que la Iglesia impone. Y esto lo ha hecho con tal éxito que ya ni caemos en la cuenta del acondicionamiento esclavizador al que estamos siendo sometidos mientras cantamos nuestro amor a María. Me encontré con un grupo de católicos fervientes en Santiago de Chile. Ellos habían cambiado por su cuenta para su uso personal y comunitario la segunda parte del Ave María que rezan con un fervor y nuevo acento. En
vez de decir, "Ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte" dicen así: "Ruega por nosotros tus hijos, ahora y en la hora de nuestra muerte y resurrección" Ahí sí que digo yo con toda el alma: Amen C. Vallés "Querida Iglesia" pag 66-67) ¿Qué pensar de la interesante propuesta de estos católicos chilenos? No habría que modificar de veras la segunda parte del Ave María a la lz del Vaticano IIº y de la Nueva Evangelización? 243º ¿Creen los pastores en lo que predican? A principio del año 1992 el obispo protestante sueco Jonás Anders Backstrom, hizo una encuesta entre todos sus pastores y ministros en la que les preguntaba sobre sus convicciones personales en materia de fe. Insistió en una dos condición importante: contestar la verdad bajo palabra de honor. El anonimato de cada uno sería escrupulosamente respetado. La pregunta llave del cuestionario era la siguiente: ¿Cree Ud. en lo que predica? Un 70% de los pastores contestaron que no. La periodista que firmaba el reportaje ampliaba así esa información: "La mayoría opina que las pláticas religiosas de cada Domingo son "una especie de representación de teatro" ya que los pastores no están convencidos de que lo que predican es verdad" C. Vallés Querida Iglesia pag. 72) Y si hicieran una encuesta a nuestros cura párrocos, agentes de pastoral, catequistas etc. ? ¿Cómo serían las respuestas? En lo que se refiere a las verdades fundamentales del cristianismo, no hay duda, hay unanimidad. Pero no se podría decir lo mismo en cuanto a la moral. Aquí las opiniones son bastantes disparejas y el pueblo no instruido se siente muchas veces desorientado. Hace falta, como insistió Juan Pablo II volver a leer y practicar las orientaciones del Concilio Vaticano II. 244º Las mujeres son la última obra de Dios, lo mejor que Él hizo. Transcribo, por su profundidad y belleza, una página de C. Vallés sobre las mujeres. “Uds. son lo mejor del mundo, la alegría de la creación, la sonrisa de la naturaleza, el calor del hogar, la intuición del saber, la compañía de la ternura, la belleza del ser. Llevan en Uds. la historia de la raza humana, las tradiciones de la tribu, el moldear cuerpos y almas, el inspirar a los que inspiran y regir a los que rigen; el estar presentes en todo sin ser vistas y el ser vistas por todos con la callada envidia y oculta adoración de todo hombre que admira a toda mujer pero no se lo admite ni a sí mismo por temor, timidez y soberbia. Oh sí. Dios les hizo a Uds. tan bien que pudo quedar por fin satisfecho y descansar tras hacerlas a Uds. Después del hombre, Dios aún pudo crear a la mujer, pero después de la mujer, Dios ya no pudo crear nada más porque se había volcado del todo en su última obra de arte. La mujer es la corona de la creación y toda la creación lo sabe.
Es una interpretación muy interesante del Capítulo 2º del Génesis. Cuando Dios creó a la mujer, puso en marcha una serie de iniciativas para que el hombre (varón) se diera cuenta del valor del regalo que le estaba haciendo. Le hace pasar en revista a todos los animales para que pudiera descubrir que ninguno de ellos habría podido estar a su lado dialogando con él. Le envía un sueño profundo para prepararse la sorpresa y para que la mujer fuera un misterio siempre nuevo para él. Pero una cosa es saberlo y otra reconocerlo en la práctica. En 20 siglos de cristianismo organizado a la mujer no se le ha dado todavía el puesto de honor que le corresponde. En eso la sociedad va todavía muy atrás de la realidad, y la Iglesia aún por detrás de la sociedad. 245º "Que las mujeres se callen la boca en la iglesia" (1 Cor 14, 34-35). Cuando se casó la hija menor del entonces Presidente de los Estados Unidos Lyndon Johnson, la televisión emitió en directo la ceremonia desde la Iglesia católica en que se celebraba el rito. Al llegar a las lecturas de la Biblia en la Misa nupcial, todo el país escuchó horrorizado el célebre texto de S. Pablo a los Corintios " Las mujeres sean sumisas a sus maridos, como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia el Salvador del cuerpo. Así como la Iglesia está sumisa a Cristo, así también las mujeres deben estarlo con sus maridos en todo" (Ef 5, 22-24. En un país en pleno fervor por el Movimiento de Liberación de la Mujer, esas palabras, conocidas discretamente por algunos pero ignoradas por la multitud, tuvieron un efecto devastador y levantaron protestas públicas y privadas desde todos los sectores de la sociedad. La Iglesia católica cambió rápidamente el texto del rito nupcial y buscó pasajes más adaptados a nuestros tiempos, pero no pudo evitar la ola de indignación que barrió el país, y la publicidad que se dio con esa ocasión a otros textos no menos picantes del propio san Pablo, como este también célebre a las mujeres de Corinto. "Como en todas las Iglesias de los santos, las mujeres deben callarse en las asambleas; que no les está permitido tomar la palabra. Si quieren aprender algo, siempre pueden preguntarle al marido en casa. ( 1 Cor 14, 34-35) Estos pasos bíblicos son palabra de Dios que tienen que encarnarse según la culturas y los signos de los tiempos. El evangelio tiene que encarnar el mensaje. Si tuviéramos que considerar como inmutable para siempre y para todos lo que es el ropaje cultural en que se expresa la Biblia, no tendríamos necesidad del Magisterio de la Iglesia Hoy día las mujeres, en general, no se sienten obligadas a llevar el velo en el templo, como hace 50 años. Estas normas de
Pablo como también la prohibición de tomar la palabra en la asamblea litúrgica, son una forma literaria que nadie interpreta al pie de la letra. . Quizás no preveía Pablo que llegaría un tiempo en que habría más mujeres que maridos en las iglesias y que serían los maridos los que tendrían que preguntar a sus mujeres "si es que querían enterarse de algo" 246º Cuando por una gota de agua no se podía comulgar Cuando en 1954 el Papa Pío XII permitió por primera vez en la historia que se pudiera beber agua antes de comulgar causó un gran revuelo entre los fieles. El mandato de no beber agua era tan antiguo, tan venerado, tan obedecido, tan sagrado, tan aceptado por todos como ordenanza casi divina, inalterable, eterna, que el inesperado cambio causó una verdadera conmoción. Hasta el católico más sencillo no pudo menos de pensar decirse a sí mismo: "Bueno, si la Iglesia puede cambiar esto, ¿por qué no puede cambiar todo o demás?" Y así fue como literalmente una pequeña gota de agua se hizo un río, se abrieron cauces, se inundaron campos, se convocaron concilios se cambiaron liturgias, se trocaron hábitos, se tradujeron lenguas, se cruzaron fronteras, se desataron ideas, se levantaron horizontes. Y todo por una gota de agua. 247º Los métodos anticonceptivos y la sacarina El puente era largo, amplio y bien construido y no llevaba mucho tráfico. Miré el velocímetro del coche mientras cruzábamos el puente. Marcaba 70 Km. por ora. Los otros coches iban a la misma o mayor velocidad. Le dije al amigo que conducía: "¿Notaste el límite de velocidad?" "Sí, y yo conduzco con cuidado y me gusta observar las señales. Pero 10 Km. de velocidad en este puente no tiene sentido. Si fuera un límite razonable, yo y otros como yo, lo respetaríamos gustosamente. Pero las leyes absurdas no son para cumplirlas. Las leyes de la moral sexual católica son límite de velocidad de diez por hora. Y circulamos a 70 No hay proporción entre las normas y los hechos. Si las directivas estuvieron más cercanas a la realidad, habría también un mayor esfuerzo para asegurar su cumplimiento; pero su idealismo las hace imposible y en la práctica se abandonan. Esto no quiere decir que las leyes morales hayan de votarse por democracia. Pero sí quiere decir que la realidad no puede ignorarse, y que si se ignora, la ley llega a hacerse contraproducente y al querer abarcar demasiado, no abarca ni siquiera lo que su hubiera podido controlar. Una
ley que resulta ser quebrantada por la mayor parte del tiempo por la mayor parte de la gente, no es una buena ley. La doctrina tradicional justificaba la relación sexual únicamente con el fin de la procreación. Se decía que la naturaleza desea la prolongación del género humano y dispone para ello el placer sexual que lleva a hombres y mujeres a procrear hijos. Por eso disfrutar del placer cerrando el camino a los hijos, es violación de la ley de la naturaleza. Es posible abrirse a un nuevo modo de ver las cosas: Salvaguardando siempre el bien y el derecho de todos, evitando cualquier daño a sí mismos o a terceros existentes o por existir, ¿por qué no se puede disfrutar del placer del sexo sin supeditarlo a la procreación? ¿No se gozar del mayor placer que Dios ha puesto en el cuerpo humano, sin obligarse a subordinarlo a la procreación de hijos? ¿Es de creer que Dios haya puesto un placer tan intenso en el cuerpo humano para luego reducirlo radicalmente a un uso tan exclusivo, limitado y condicionado? ¿No es el sexo válido y bello y completo en sí mismo? ¿No se puede pensar en desligar el placer sexual de la necesidad de procrear y dar así mayor libertad a la mujer y al hombre, recuperar el valor de lo mejor de la naturaleza, alegrar la vida, aligerar las conciencias, y dar así incluso mayor valor a la procreación de los hijos buscada por sí misma y no como un tributo impuesto al uso del sexo? Según el capítulo 2º del Génesis, el motivo por el cual Dios creó a la mujer es para que el hombre no esté solo. “No está bien que el hombre esté solo, voy a hacerle una ayuda adecuada” (Gen 2, 19). Lo curioso es que en la materia paralela del instinto de conservación y la comida, la Iglesia sí ha desvinculado el placer del efecto consiguiente de la alimentación. Yo lo llamo el argumento de la - sacarina- y por eso mis amigos lo toman a broma cuando se lo cuento y se ríen de ello como si fuera un chiste, pero conste que lo digo perfectamente en serio. La sacarina nos da el placer del gusto dulce y elimina de él toda alimentación al garantizarnos que tiene cero de calorías. Así queda claramente desvinculado el placer del gusto del efecto de la alimentación. Y la Iglesia no prohibe la sacarina. Afirmó el Card. Ratzinger escribiendo en la revista Time: "El Magisterio de la Iglesia deberá hacer todo lo posible para presentar las normas de moral sexual de modo comprensible y posible de ser vividas". 248º El explorador se arrepintió de haber dibujado un mapa de las Amazonas. El explorador había regresado junto a los suyos, que estaban ansiosos por saberlo todo acerca del Amazonas. Pero, ¿cómo podía él expresar con palabras la sensación que había inundado su corazón cuando contempló aquellas flores de sobrecogedora belleza y escuchó los sonidos nocturnos de la selva?
¿Cómo comunicar lo que sintió en su corazón cuando se dio cuenta del peligro de las fieras o cuando conducía su canoa por las inciertas aguas del río? Y les dijo: "Vayan y descubran Uds. mismos. Nada puede sustituir el riesgo y la experiencia personales". Pero, para orientarles, les hizo un mapa del Amazonas. Ellos tomaron el mapa, hicieron copias del mismo, lo colgaron en la pared de su sala de estar, y así, todos los que tenían una copia de la Amazonas se consideraban unos expertos. ¿No concocían acaso cada vuelta y cada recodo del río? y cuán ancho y profundo era y dónde habia rápidos y donde se hallaban las cascadas? El explorador se lamentó toda su vida de haber hecho aquel mapa. Habría sido preferible no haberlo hecho. Cuentan que Buda se negaba resueltamente a hablar de Dios. Probablemente sabía los peligros de hacer mapas para expertos intelectuales. Así sucede a los que cren conocer el cristianismo por saber de memoria algunas respuestas del catecismo. 249º El palacio del rey indio resultó tan pequeño que casi no se veía. Un rey indio hizo construir un palacio. Fue el palacio más maravilloso que jamás se hubiera construido sobre la tierra, y cuando estuvo concluido, el rey ordenó que el mejor pintor del reino hiciera un cuadro donde se viera todo el palacio en su esplendor como era en la realidad. El pintor aceptó, pero puso una condición: que nadie mirara el cuadro hasta que estuviese terminado. Al cabo de unos meses el pintor llamó al rey y descubrió el cuadro en su presencia. El rey miró sin salir de su asombro. En un gran lienzo vio pintado un bosque y un río y una alta montaña y un cielo azul. "Pero - exclamó - ¿dónde está mi palacio?". El maestro sonrió y señaló dulcemente: "Si su majestad se fina bien, allí, al pie de la montaña, al borde de la selva, hay un puntito. Ese es su palacio" Ya, antes de que el asombro del rey se cambiase en protesta, añadió: "Su majestad me ordenó que pintara el palacio tal como es en realidad. Pues bien, en la realidad de la creación de Dios, su palacio es tan solo un puntito insignificante". 250º Un sacerdote católico, apuñalado por satánicos, exclamó: Fue un accidente laboral”. Una secta satánica, LOS HERMANOS como todas ellas formadas por gente brillante, con título universitario y con rentas altas, apuñaló al sacerdote Priscilo Ruiz Picazo, más que nada para que dejara de investigar sobre ellos, porque los satánicos no son, como quien dice muy transparentes.
Más bien les gusta la opacidad, como las grandes multinacionales y a los dictadores Digo que tiene sentido del humor porque, desde su cama del hospital, el bueno don Priscilo afirmó que la celada que le tendieron (un falso aviso sobre rituales macabros le llevó hasta un lugar recóndito de Valencia y allí le apuñalaron) y que lo puso a las puertas de la muerte, fue un "accidente laboral" Y otra nota curiosa es que don Priscilo no interpuso denuncia alguna, a pesar de saber quiénes son y por qué quisieron matarle. Será que no confiaba en la acción de la policía? No es que dude de la eficacia de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Simplemente, la policía, al igual que el resto de las instituciones públicas, es prisionera de los dogmas de la modernidad. Diario de Valencia 21 de 12 de 2000 251 Tía Rosa renunció a casarse para hacer de madre a sus sobrinos huérfanos. Escribe Martín Descalzo: Recuerdo aquella tía Rosa que tanto me impresionó en mi infancia. Era la tía de mi amigo Manolo y sus cinco hermanos, e indirectamente de toda la pandilla de nuestro curso. Tardé mucho tiempo en saber que no era su madre natural. Rosa estudiaba medicina en Madrid y tenía novio con el que estaba a punto de casarse. Murió su hermana, que era madre de seis chicos y ella abandonó todo para encargarse de aquellos sobrino suyos. Dejó su vida, dejó sus esperanzas, dejó de lato su amor y se entregó a otro amor menos personal y más sacrificado. Recuerdo que había en aquella mujer algo que me desconcertaba de niño; una extraña mezcla de cariño y de distancia. Comencé a pensar que aquella forma de amar era un resto de amargura, hasta que llegué a tener compasión de ella y a considerarla como una solterona amargada. Muchos años después descubrí que era exactamente lo contrario. Me explicó ella misma que "una tía debe suplir a una madre, pero nunca sustituirla". Ella debía conseguir que a mis amigos n9 le faltase nada, pero que no olvidaran nunca que su madre ya no estaba con ellos. Y por eso ella mantenía una cierta distancia para que sus sobrinos no la quisieran demasiado. Descubrí que la tía Rosa tenía miedo a que, sobre todo los pequeños, llegaran un día a quererla tanto que olvidasen a la madre muerta. Aprendí mucho de aquella mujer, porque precisamente como sacerdote sé muy bien que nosotros hemos de vivir esa misma comedia: transmitir a la gente el amor de Cristo, cuidando mucho de que la gente dirija su amor hacia el mensaje y no hacia el mensajero, hacia el Cristo a quien representamos y no a nosotros como simples testigos. Tenemos que amar sin preocuparnos demasiado del agradecimiento.
Como Juan el Bautista que decía: "Es necesario que él crezca y que yo disminuya"(Jn 3, 30) así los padres y educadores tienen como ideal desaparecer una vez que se haya realizado el contacto de amistad entre la persona y Jesucristo Para que un sello pueda pegarse al sobre hay que mojarlo con la saliva, indispensable para que se realice el contacto y la unión. Nosotros como padres y educadores, tenemos que servir como intermediarios entre nuestros hermanos y Jesús, que nosotros conocemos pero que ellos no conocen o no aman. Los padres, por ejemplo, tienen que hacer un paso al costado cuando los hijos se preparan a formar un nuevo hogar: "El hombre deja a sus padres para unirse a una mujer y formar con ella un solo ser" (Gn 2, 24) 252º El hada me dijo que todos necesitaban de mí. Hay una hermosa fábula que cuenta que una niña iba caminando por una pradera cuando vio a una mariposa atravesada por una espina. Con mucho cuidado la liberó y la mariposa se alejó volando. Pero muy pronto regresó; se había convertido en una hermosísima hada. He vuelto, - le dijo a la pequeña - para compensarte de tu bondad. Pídeme lo que quieres y te lo daré. Sin demorar un instante la pequeña le respondió: !Quiero ser feliz" Entonces el hada se inclinó sobre ella y le susurró al oído unas palabras y luego desapareció. En la medida en que la niña crecía se sentía siempre más feliz; nadie en el pueblo era más feliz que ella. Con insistencias las amigas le andaban preguntado :"¿Cual es el secreto de tu felicidad? ¿Qué te dijo el hada? Pero ella sonría y solamente respondía. "escuché una palabras que me dijo al oído" Envejeció también la niña y estaba por morir. Los vecinos, temerosos de que se secreto muriera con ella, la rodearon diciéndole "antes que te vaya, cuéntanos lo que te dijo el hada. Y ahora sí que la anciana respondió: "El hada me dijo sólo esto: “TODOS, AUNQUE LOS QUE PARECEN MÁS SEGUROS, TE NECESITAN” S . Pablo en la primera carta a os Corintios compara a la iglesia a un cuerpo en el que todos los miembros son importantes, y nadie puede vivir sin el aporte de los demás. "El cuerpo no se compone de un solo miembro sino de muchos... todos los miembros se preocupan lo mismo los unos de los otros. Si sufre un miembro, todos los demás sufren con él" (1 Cor 12) Ya el famoso dicho de Jesús recogido por Lucas en los hechos de los apóstoles: "Mayor felicidad hay en dar que en recibir". (He 20, 35) Algunos chistes para amenizar la catequesis
253º El paso del mar rojo puesto al día. Habiendo preguntado a mi hijo Roberto de diez años lo que le había enseñado la catequista, contestó: "La maestra nos contó que Dios mandó a Moisés detrás de las líneas enemigas a rescatar a los israelitas de los egipcios. Cuando llegaron al Mar Rojo, Moisés ordenó al batallón de zapadores construir un puente de pontones. Cuando todos los israelitas habían cruzado el puente, miraron atrás y vieron que venían los tanques de los egipcios. Moisés entonces llamó al cuartel general por su radio de campaña y pidió una escuadrilla de bombarderos que volaran el puente y salvaran así a los israelitas. "¡Hijo mío!" - exclamó la madre - ¿es así cómo te ha contado esa historia la maestra?" "Bueno... no justamente así. Pero si te la contara como ella nos la contó, jamás la creerías" 254º El juez compasivo "Acusado", dijo el juez, "te he encontrado culpable de 23 crímenes. Por tanto te condeno a un total de 175 años de cárcel. " El acusado, un anciano, rompió a llorar. La expresión del juez se endulzó y dijo: "Pero no quiero ser cruel. Sé que la condena es muy severa. Realmente no tiene usted que cumplirla en su totalidad". En los ojos del condenado brilló una luz de esperanza. "Eso está mejor" dijo el juez. "Limítese a cumplir todos los años que pueda" 255º La edad de la otra pierna. El médico le dice a un paciente: "Este dolor que siente usted en su pierna es producto de su avanzada edad". Y el paciente le respondió: "¿Se cree que soy tonto? La otra pierna tiene la misma edad y no me duele". 256º Las bodas de Caná hoy. Una pareja andaba en busca de un lugar para la fiesta después de la ceremonia religiosa. No pudieron conseguir ningún salón para el festejo y entonces pidieron al párroco que les dejara tener la fiesta en la iglesia misma después de la celebración del casamiento. El párroco, después de muchos ruegos, cedió pero puso como condición indispensable que ni se bebiera vino o cerveza ni se bailara. Los novios se comprometieron a ello alegremente y... alegremente también se olvidaron de la promesa. ¿Cómo puede concebirse una boda sin música, sin baile y sin vino? El párroco oyó el barullo y quiso pararlo inmediatamente. Llamó a su capellán para que le ayudase a echar de la iglesia a los del festejo. El capellán le hizo reflexionar: "Piense usted en Cana de Galilea. ¿No era eso una boda con buen vino y sin duda buen baile en presencia de Jesús y María? "Sí, - contestó el párroco - ¡pero ahí no tenían el Santísimo Sacramento!
257º ¿Dónde hay que buscar lo perdido? Estaba Nasrudin buscando bajo un farol un manojo de llaves que había perdido. Un amigo se le acerca y le ayuda a buscar aquel manojo de llave. Pasaban buscando con mucha atención más de una hora, cuando el amigo preocupado le pregunta: Pero ¿dónde perdiste las llaves? Y Nasrudín le respondió: "en el jardín de mi casa". Y ¿ por qué las estás buscando aquí entonces? Porque en mi jardín no hay luz, mientras que aquí se ve muy bien. 258º Tener fe es también confiar en los demás. La casa de Nasrudin estaba ardiendo de manera que él tuvo que subir a la azotea para ponerse a salvo. Se puso a gritar pidiendo socorro y sus amigos se reunieron en la calle y, tendiendo una gran manta en las manos, le gritaron: “Salta, Nasrudin, salta” “Ni pensarlo” contestó Nasrudín. “No confío en ustedes. Les conozco de sobra y sé que, si salto, ustedes son capaces de retirar sus manos de la manta y me voy a chocar en el suelo. No confío en ustedes. “No seas estúpido” le gritaron los amigos. No estamos bromeando; salta”. Y Nasrudin, siempre desconfiado, les dijo: “No confío en ninguno de ustedes. Dejen la manta en el suelo y saltaré. No podemos no confiar en los demás. La persona humana es constitutivamente interpersonal, intersubjetiva, un yo con un tú para formar el 'nosotros' Sin la relación de conocimiento y de amor, el hombre sería solamente un animal social, como lo son muchas especies de animales. La relación de un sujeto con otro sujeto es tan constitutiva del ser humano que el egoísmo, la soledad total y el individualismo constituirían una especie de suicidio. La persona humana se realiza en la línea del reconocimiento y del amor. Un dicho italiano nos dice que: confiar el bueno, desconfiar es mejor” Pero una cierta prudencia y atención son necesarias porque, lamentablemente, no todos los hombres merecen nuestra total confianza. 259º Guerra de religión En la ciudad irlandesa de Belfast un sacerdote católico, un pastor protestante y un rabino se enzarzaron en una acalorada discusión teológica. De pronto se apareció un ángel en medio de ellos y les dijo: “Dios les envía su bendición. Formulen cada uno de ustedes un deseo de paz y será satisfecho por el Dios misericordioso”. El pastor protestante rezó así: Le pido a Dios que haga desaparecer del territorio de Irlalda todos los católicos y entonces en nuestra isla reinará definitivamente la paz.
Luego el sacerdote católico rezó así: “Te pido, o Dios, que no quede un solo protestante en nuestra tierra y vendrá la paz”. El rabino complacido quedaba en silencio. Entonces el ángel le preguntó: “Y, tú ¿qué le pides a Dios? ¿no tienes ningún deseo? “No”, - respondió el rabino -, me conformo con que se cumplan los deseos del pastor y del sacerdote”. El movimiento ecuménico surgió en 1910, cuando en un congreso de los misioneros protestantes un enviado de la India salió con la siguiente reflexión: "Nosotros les agradecemos mucho por habernos predicado el Evangelio de Jesucristo. Pero no los podemos agradecer por habernos predicado un Cristo dividido. Serán muy importantes para ustedes las distinciones entre luterano, anglicanos, metodistas, evangelistas etc. pero nosotros creemos en la oración de Jesús: "Que todos sean uno como Tú Padre, estás en mí, y yo en ti. Sean también uno en nosotros: así el mundo creerá que tú me has enviado"(Jn 17, 21); "Que sean uno como Tú y Yo somos uno. Entonces el mundo reconocerá que tú me has enviado" (Jn 17, 23) No obstante los casi 2000 años de cristianismo, la unidad entre los cristianos está todavía por realizar. El movimiento ecuménico, guiado por el Espíritu Santo, ¿nos llevará a la unidad a lo largo del tercer milenio? Es lo que esperamos y por lo que rezamos.
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