24-El Orden de Palabras

November 18, 2017 | Author: Franagraz | Category: Sentence (Linguistics), Adjective, Word, Verb, Syntax
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BIBLIOTECA DE RECURSOS ELECTRÓNICOS DE HUMANIDADES

para red de comunicaciones Internet

ÁREA: CULTURA Y FILOLOGÍA CLÁSICA: FILOLOGÍA GRIEGA: SINTAXIS GRIEGA

Liceus, Servicios de Gestión y Comunicación S.L. C/Rafael de Riego, 8- Madrid 28045 http://www.liceus.com e-mail: [email protected]

Helena Maquieira – El orden de palabras en griego antiguo

EL ORDEN DE PALABRAS EN GRIEGO ANTIGUO ISBN 84-9822-572-8 H. MAQUIEIRA [email protected]

THESAURUS: griego, orden de palabras, sintagma, modificador, complemento, enunciado, oración, sintaxis, semántica, funciones pragmáticas, tipología lingüística, intención comunicativa, texto, estilística, énfasis, tópico, foco, tema, rema. OTROS ARTÍCULOS EN LICEUS RELACIONADOS CON EL TEMA: 1. La sintaxis griega: concepto, objetivos, métodos de análisis. 2. La oración en griego antiguo: concepto, estructura, constituyentes y niveles. Tipos. 4. Sintaxis y semántica del nominativo y vocativo en griego antiguo. 8. Sintaxis y semántica de las preposiciones en griego antiguo. Los preverbios. 9. Sintaxis del adjetivo en griego antiguo. Los cuantificadores y numerales. 10. Los demostrativos y el artículo en griego antiguo. 14. Modo y modalidad en griego antiguo. La negación. 11. Los pronombres en griego antiguo. 16. Coordinación, parataxis e hipotaxis en griego antiguo. 23. Los adverbios en griego antiguo. Las partículas. ESQUEMA: 1. Introducción. 2. Orden de los morfemas en la palabra. 3. Orden de palabras en el sintagma. 3.1. Orden de palabras en el sintagma complejo. 3.1.1. Orden de los modificadores respecto al núcleo. 3.1.2. Orden de los complementos respecto al núcleo. 3.1.3. Orden de palabras según las propiedades semánticas de los elementos. 3.2. Orden de palabras en el sintagma compuesto. 4. Principios generales sobre el orden de palabras en la oración. 4.1. Orden de sintagmas en la oración simple. Factores sintácticos y semánticos. 4.1.1. Elementos que ocupan las primeras posiciones de un enunciado u oración. 4.1.2. Orden de los restantes elementos de la oración simple. Factores pragmáticos. 4.2. Orden de los integrantes de la oración compuesta. 4.3. Orden de los integrantes de la oración compleja. 4.4. Orden de los elementos en la subordinada.

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1. Introducción Cualquier lector de un texto de griego antiguo observa que las palabras no están distribuidas de modo aleatorio en la cadena hablada o escrita. La intuición indica que existe un orden de las palabras, es decir, una sucesión de las mismas conforme a reglas que hacen posible la comunicación. Las reglas que determinan el orden de palabras en el sintagma, en la oración y en el enunciado pueden ser de naturaleza fónica, sintáctica, semántica, estilística y pragmática o textual. Los factores fónicos, sintácticos, semánticos y estilísticos han sido tenidos en cuenta tradicionalmente, mientras que los pragmáticos o textuales, que son los ligados al papel que los elementos cumplen en una comunicación concreta, se han puesto de relieve en fechas más recientes. La acción de todos estos factores tiende a producir, en ocasiones, resultados contrarios. Por ejemplo, como se verá (cf. § 3.1.2), los sintagmas preposicionales tienden a ocupar la última posición de la oración por su mayor volumen fónico y por su mayor complejidad formal en comparación con otras clases de sintagmas nominales (factores fónico y sintáctico); sin embargo, el interés comunicativo hace que eventualmente ocupen la primera posición (factor pragmático). El resultado es que en griego clásico no hay reglas sin excepción en el orden de palabras o, lo que es lo mismo, existen más tendencias que reglas estrictas. Por eso se dice que el griego clásico es una lengua que tiene orden de palabras libre. Es evidente que esto no significa que las palabras aparezcan ordenadas de manera aleatoria en la cadena hablada o escrita, sino que las reglas son suficientemente complejas como para que las palabras aparezcan ordenadas de manera diferente según los contextos y según los factores que en cada caso han influido más. Por ejemplo, en la oración y en el enunciado el orden normal de los constituyentes depende, entre otras cosas, de la intención comunicativa del hablante (factor sintáctico), de la mayor o menor carga informativa de cada constituyente (factor pragmático), así como de la necesidad de garantizar la cohesión del texto (factor pragmático). El resultado es que en griego, como en otras lenguas de orden de palabras libre, se considera que el orden más frecuente es el normal, el estilísticamente neutro y el que está motivado por factores fónicos, sintácticos, semánticos y ciertos factores pragmáticos, mientras que el orden menos común es estilísticamente marcado y está motivado por otros factores pragmáticos distintos, que son los estilísticos. Es decir, la posición más habitual de una palabra puede ser alterada por el énfasis, recurso muy frecuente en la lengua literaria. En la oración y en el enunciado las palabras con énfasis se localizan al principio o al final. El presente tema se centrará en el estudio del orden de palabras en el sintagma nominal y en la oración, que es la forma más habitual de enunciado. En esta última, sobre todo, se atenderá a los factores que pueden alterar el llamado orden habitual. © 2007 E-Excellence – www.liceus.com

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2. Orden de los morfemas en la palabra Frente a lo que puede ocurrir en sintagmas, enunciados y oraciones, el orden de los morfemas en la palabra es fijo. Los morfemas de la palabra son contiguos y suelen estar al final (p. e. las desinencias casuales), aunque algunos aparecen situados al principio de la palabra (p. e. el aumento y la reduplicación) y otros son discontinuos (p. e. algunos morfemas temporal-aspectuales del verbo) (cf. Tema 2). En los sintagmas preposicionales, que constituyen una palabra desde el punto de vista morfosintáctico y tonal por la condición clítica de la preposición, esta y la desinencia de caso (eij" + Ac., ejn + Dat. etc.) constituyen un morfema de significante discontinuo que expresa diversos contenidos circunstanciales (cf. Tema 8). La preposición suele ocupar la primera posición del sintagma preposicional y es proclítica. Esta posición, sin embargo, puede alterarse en poesía. El fenómeno, denominado anástrofe, es menos frecuente en prosa, salvo con las preposiciones e{neka ‘con vista a’, pevri ‘alrededor de’ y cavrin ‘gracias a’: (1) basileiv a " pev r i kai; aj n qrwpiv n h" ... euj d aimoniv a " (“en lo que respecta a la felicidad de reyes y hombres …”, Pl. Tht. 175 c)

En poesía arcaica, especialmente en Homero, y ocasionalmente en prosa, el preverbio puede aparecer separado de la raíz verbal, lo que altera tanto su contigüidad con dicho lexema como el orden de los complementos respecto al verbo. En algunos casos el preverbio puede aparecer inmediatamente después del verbo. El fenómeno es conocido tradicionalmente como tmesis y puede estar relacionado con la condición adverbial del preverbio en fases antiguas de la lengua (cf. Tema 8): (2) Sminqeu` ei[ potev toi carivent j ej p i; nho;n e[ r eya (“Esminteo, si alguna vez en tu honor un agradable templo teché”, Hom. Il. 1. 39) (3) cwv r hsan d' uJ p ov te provmacoi kai; faivdimo"

{Ektwr (“retrocedieron los de

primera línea y el ilustre Héctor”, Hom. Il. 4. 505) En prosa ática, la tmesis se documenta solo en contadas ocasiones (4). Sin embargo, es habitual en prosa el hecho de que en dos oraciones con dos verbos que deberían tener el mismo preverbio este no se repita, lo que debe de ser huella del antiguo estado de cosas (5): (4) xuv m moi lav b esqe tou` muvqou (“prestadme ayuda en el relato”, Pl. Phdr. 237a)

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(5) xumfuteu`sai tou[rgon, eijrgavsqai q j (“cooperar a tramar el asunto y llevarlo a la práctica”, S. OT 347) Si hay negación de palabra, el elemento que la expresa es el primer morfema de la misma. La negación de palabra se expresa en griego mediante el prefijo aj-/ajn- (usual en bases sustantivas y adjetivas, y solo empleado en las verbales que derivan de sustantivos como ajtimavzw 'deshonrar', derivado de a[timo" 'deshonrado') o mediante los adverbios ouj (usual en bases adjetivas y verbales, pero inusitado en las sustantivas hasta que Tomás Moro en el siglo XVI creó el término utopía sobre la negación ouj y el sustantivo tovpo" ‘lugar’) y mhv (empleado especialmente con infinitivos, participios y adjetivos). En el caso de que la negación de palabra venga expresada por el adverbio ouj, este es un elemento proclítico respecto al término afectado, puesto que niega tan solo a este y no al conjunto de la predicación (cf. § 4.1.1.) (6) oi|ovn famen i{ppou" ouj pa` " ejpivstatai qerapeuvein ajlla; oJ iJppikov": h\ ga;r… ( “igual que decimos que no todo el mundo sabe cuidar caballos, sino solo el especialista en

ellos, ¿no es así?”, Pl. Euthphr. 13a) 3. Orden de palabras en el sintagma (cf. Tema 2) Además de otros factores que pueden determinar la pertenencia de los elementos a un mismo sintagma (así, la concordancia de los modificadores con el núcleo en género, número y caso, o la integración en la misma unidad de entonación), dicha pertenencia se indica también, desde el punto de vista del orden de palabras, mediante la contigüidad o, al menos, la proximidad en el orden hablado o escrito, así como mediante la posición atributiva de los modificadores y los complementos en relación con el núcleo (cf. § 3.1.1 y Temas 9 y 10) . El sintagma constituido por el núcleo y sus modificadores y complementos átonos representa normalmente una unidad tonal y acentual: (7) ejkei`no" de; w{sper eij" paidika; h] eij " a[ l lhn tina; hJ d onh; n h[qele dapana`n

eij" povlemon

(“él quería gastar para la guerra como para amoríos o algún otro placer”, X.

An. 2.6.6.6-7.3) En el caso de las formas verbales perifrásticas las palabras que constituyen el sintagma verbal son normalmente contiguas:

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(8) oiJ me;n ga;r dokou`nte" ajdikei`n ej x h/ t hmev n oi eij s i; n uJpo; tw`n uJmi`n proquvmwn ejn

toi`" pravgmasi genomevnwn (“en efecto, algunos que parecían culpables han sido exculpados gracias a los que os han sido proclives en las dificultades”, Lys. 15.2-3) 3.1. Orden de palabras en sintagmas nominales, pronominales y adjetivales complejos En los sintagmas nominales, adjetivales y pronominales complejos (es decir, en los que el núcleo lleva modificadores o complementos) se pueden establecer las siguientes reglas relativas al orden de palabras. 3.1.1. Orden de los modificadores respecto al núcleo sustantivo Algunos modificadores aparecen normalmente delante del núcleo y otros detrás según la función sintáctica que desempeñan y la clase semántica a la que los modificadores pertenecen. En general, se puede distinguir entre, por un lado, modificadores determinantes (artículo, posesivos, demostrativos, interrogativos y exclamativos) y cuantificadores (indefinidos), pertenecientes a clases de palabras cerradas y sin posibilidad de coordinación, y, por otro, adjetivos propiamente dichos. El artículo expresa, generalmente, referencia determinada (es decir, el emisor entiende que el receptor puede identificar el referente del sintagma como único, ya sea en el campo mostrativo, en el discurso, o por su conocimiento compartido del mundo, cf. Tema 10) y ocasionalmente referencia genérica (es decir, designa a una clase de entidades, representando a toda la clase o a cualquier individuo perteneciente a la misma, cf. Tema 10). El artículo siempre precede al núcleo del sintagma. Cuando precede al modificador, sea cual sea la posición de este respecto al núcleo, el modificador está en posición atributiva (cf. Temas 9 y 10). Cuando no lo precede, el modificador está en posición predicativa (cf. Temas 9 y 10). Los demostrativos preceden o siguen al sustantivo que determinan, sin que ello suponga cambio relevante en su función: ou|to" oJ ajnhvr ‘ese hombre que está ahí’ o bien oJ ajnh;r ou|to" ‘ese hombre mencionado’. En el primer tipo (9) hay uso deíctico en sentido estricto (incluso, deixis contrastiva o exofórica), mientras que el segundo (10) expresa un significado fórico o deixis endofórica (cf. Tema 10): (9)

ajnavgnwqi dev moi kai; tou` t on to; n nov m on to;n ejk th`" sthvlh" th`" ejx

jAreivou pavgou (“léeme esa ley que se encuentra en la estela del Areópago”, Lys. 1.30.12)

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(10) to; de; tou` Menestravtou pra`gma toiou`ton ejgevneto. oJ Menev s trato" ou| t o"

ajpegravfh uJpo; tou` jAgoravtou kai; sullhfqei;" ejdevdeto

(“el asunto de Menéstrato fue el

siguiente: el tal Menéstrato fue denunciado por Agórato; se le apresó y encarceló”, Lys. 13. 55. 2) En general, el adjetivo o{lo" ‘entero’ y los indefinidos pa`" ‘todo’ y poluv" ‘mucho’ se emplean en función de modificador en posición atributiva y predicativa con el mismo valor. Hay, sin embargo, una cierta tendencia a que los indefinidos precedan al sustantivo con el que concuerdan (pavnte" oiJ a[nqrwpoi ‘todas las personas’) (cf. Tema 9, § 2.1.1., pág. 24): (11) eij" ga;r tou`to to; cavsma surrevousiv te pav n te" oiJ potamoiv (“pues en esa sima confluyen todos los ríos”, Pl. Phd. 112a) Sin embargo, ti", tinov" suele seguir al sustantivo con el que concierta (12) y, en su caso, preceder al genitivo partitivo que lo completa (13): (12) kai; oJmoiva" ta;" kathgoriva" poiou`ntai tw`n te eijpovntwn gnwvmhn tina; ejn th`/

boulh`/ kai; tw`n mhv.

(“y hacen las mismas acusaciones contra los que hicieron alguna

propuesta en el Consejo y contra los que no”, Lys. 20.7.4) (13) ajnevpeisan a[ndra" tina;" Fwkevwn ejmbalei`n eij" th;n Lokrw`n (“convencieron a algunos hombres de los foceos de atacar la tierra de los locrios”, X. H.G. 18.2.6)

Un caso especial lo constituye aujtov", que se utiliza como modificador con dos significados diferentes, según esté en posición predicativa (14) o atributiva (15). En la primera posición aujtov" es enfático, mientras que en la segunda expresa identidad anafórica (cf. Tema 11): (14) tiv de; dh; peri; auj t h; n th;n th`" fronhvsew" kth`sin… (“¿qué sobre la propia posesión de la prudencia?”, Pl. Phd. 65 a) (15) kai; labw;n sfovdra th; n auj t h; n tauvthn ejlpivda (“y tomando con vehemencia esa misma esperanza”, Pl. Phd. 68 a) Los modificadores que son adjetivos propiamente dichos se integran en sintagmas nominales que indican referencia determinada o indeterminada. Los sintagmas que expresan referencia determinada suelen comenzar por el artículo. En este caso, los modificadores y complementos del núcleo van intercalados entre el artículo y este, o bien, si © 2007 E-Excellence – www.liceus.com

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no están intercalados, hay repetición del determinante o bien este precede inmediatamente al adjetivo (cf. Temas 9 y 10). (16) hJ ga;r eij q ui` a v moi mantikh; hJ tou` daimoniv o u ejn me;n tw`/ provsqen crovnw/

panti; (“pues a lo largo de todo el tiempo previo, el arte adivinatoria del dios que me era usual...”, Pl. Ap. 40.a.5-6) Este orden se respeta totalmente en la posición atributiva: (17) thv n te kakhv g oron glw` ` t tan kai; ta;" gnavqou" kaqhv/maxen (“llenó de sangre la difamadora boca y las mandíbulas”, Pl. Phd. 254 e) El tipo oJ kalov" pai`" es ya homérico; los tipos oJ pai`" oJ kalo;" y oJ kalov" oJ pai`" son enfáticos, se documentan desde Esquilo y Heródoto y su uso decrece en época helenística; el tipo pai`" oJ kalo;" es ático, pero más frecuente en koiné. No hay diferencias claras en la posición de los modificadores respecto al núcleo, que distingan a los modificadores no restrictivos o epítetos (18) (los que expresan propiedades inherentes a la entidad designada por el sintagma y, por tanto, innecesarias para precisar la referencia) de los restrictivos o especificativos (19) (los que expresan propiedades no inherentes que restringen la extensión semántica del sintagma), (cf. Tema 9). En todo caso, se puede observar una cierta tendencia a que los primeros precedan con frecuencia al sustantivo al que modifican. Esta tendencia, sin embargo, puede deberse a que dichos modificadores abundan en poesía. Por el contrario, los adjetivos relacionales (20), es decir, los que expresan propiedades que definen al sustantivo del que derivan, suelen seguir al nombre (cf. Tema 9): (18) stasw` de; karth`ra mevgan leukoi` o gav l akto" tai`" Nuvmfai" (“libaré a las ninfas una gran cratera de dulce miel”, Theoc. Id. 5.53-54) (19) crh; dev, a{per a;n aj n h; r aj g aqo; " kai; aj n drei` o " e{loito, tau`ta aiJrei`sqai (“es preciso elegir lo que elegiría un hombre noble y valiente”, Pl. Cri.. 45d.6-7) (20) uJ p okrhthriv d ion sidhv r eon kollhto;n, qevh" a[xion (“soporte de cratera de hierro, bien armado, digno de ver”, Hdt. 1.25.2) El orden relativo de los adjetivos en función de modificador restrictivo con respecto al sustantivo que constituye el núcleo del sintagma es una cuestión muy debatida, pero que ofrece conclusiones poco definitivas aún. L. Bergson (1960) sostiene que en la prosa literaria ática los adjetivos que él llama determinativos (que son los llamados en el párrafo © 2007 E-Excellence – www.liceus.com

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anterior relacionales) van detrás del sustantivo regente en la posición no marcada estilísticamente, mientras que los adjetivos que expresan cualidad o cantidad, así como los demostrativos y posesivos, preceden al nombre en posición no marcada estilísticamente. Por su parte, las observaciones de M. Puebla (2001), basadas en el análisis del libro I de las Historias de Heródoto, establecen que los "modificadores de clase cerrada" (es decir, demostrativos, posesivos, interrogativos, cuantificadores e indefinidos, básicamente) preceden al núcleo y, en caso de que haya otro(s) modificador(es), tienden a ocupar una posición periférica. Por su parte, los adjetivos presentan una fuerte tendencia a aparecer contiguos y pospuestos al núcleo.Y. Duhoux (1973) ha estudiado el orden de los elementos del sintagma en las tablillas micénicas. En Homero, el orden más frecuente en un sintagma nominal cuyo núcleo está modificado por un adjetivo es adjetivo + preposición + sustantivo o pronombre: (21) o} ga;r h\lqe qoa; " ej p i; nh` a " j A caiw` n (“pues él se encaminó hacia las rápidas naves de los aqueos”, Hom. Il. 1.12) Con algunos adjetivos que indican posición espacial, se distingue entre el tipo ejn nhvsw/

mevsh/ (posición predicativa) ‘en la isla central’ y ejn mevsh/ nhvsw/ (posición atributiva) ‘en el centro de la isla’. 3.1.2. Orden de los complementos respecto al núcleo sustantivo Los complementos de un sintagma nominal, que restringen o explicitan el contenido conceptual expresado por el núcleo del sintagma, pueden estar constituidos por un sintagma nominal o pronominal, especialmente en genitivo, un adverbio, un infinitivo o una oración subordinada. Cuando el complemento es un sintagma preposicional, este precede generalmente al sintagma del que es complemento y suele situarse entre el artículo y el sustantivo regente: (22) ou{tw perimevnei th;n eij " { A idou poreivan (“en esta disposición aguarda el viaje al Hades”, Pl. Phd. 115a) El sintagma nominal en genitivo que desempeña la función sintáctica de complemento del núcleo de un sintagma complejo y expresa Poseedor suele ocupar la posición indicada: (23) peri; de tw` n tou` Neiv l ou phgev w n oujdei;" e[cein levgein (“sobre las fuentes del Nilo nadie puede hablar”, Hdt. 2.34.1)

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Cuando el genitivo que expresa Poseedor es un pronombre personal, no suele ir entre artículo y sustantivo: (24) tou; " uJ e i` " mou, ejpeida;n hJbhvswsi, timwrhvsasqe (“a mis hijos, una vez que lleguen a la juventud, protegedlos”, Pl. Ap. 41.e.2) Por el contrario, si el Poseedor se expresa mediante un posesivo o un pronombre personal en dativo, su colocación normal es entre el artículo y el sustantivo: (25) oiJ d j ej m oi; kathv g oroi (“mis acusadores”, Pl. Ap. 39b.2-3) El genitivo de Totalidad-Pertenencia o Procedencia suele seguir al sintagma del que es complemento: (26) kattavde dokei` ta/` ejkklhsiva/ tw` n Lakedaimoniv w n (“conforme a lo siguiente, la asamblea de los lacedemonios decide…”, Th. 5.77.1) (27) Zeu`" ga;r kai; Ceivrwn ajdelfoi; patro; " me; n tou` auj t ou` (“pues Zeus y Quirón eran hermanos por parte de padre”, X. Cyn. 1.3) La complejidad del complemento provoca que este pueda posponerse al núcleo al que completa, lo que ocurre habitualmente cuando el complemento es una construcción de infinitivo o una oración subordinada: (28) h\lqe de; kai; toi`" jAqhnaivoi" eujqu;" hJ aj g geliv a tw`n povlewn o{ t i aj f esta` s i

( “llegó también enseguida a los atenienses la noticia de las ciudades de que habían hecho defección”, Th. 1.61.1) En los sintagmas preposicionales, normalmente solo las conjunciones copulativas o preparativas (como dev, te, mevn), los verbos y expresiones parentéticas (como oi\mai ‘creo’) y los complementos que equivalen semánticamente a conjunciones coordinativas (como dia;

tou`to ‘por eso’, ejk touvtou ‘a causa de eso’, cf.) pueden intercalarse entre la preposición y las demás palabras del sintagma: (29) ejn oi\ m ai polloi`" (“entre muchos, creo”, D. 20.3) (30) ejn wJ " e[ p o" eij p ei` n ouj toi`" me;n toi`" de; ou[, plh;n... kakoi`" (“no en, por decirlo en una palabra, unas sí y otras no, excepto en las desgracias”, Pl. Lg. 7.797e)

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3.1.3. Orden de palabras según las propiedades semánticas de los elementos En el orden de los constituyentes dentro del sintagma también intervienen factores semánticos. En los sintagmas nominales y pronominales complejos hay un orden de palabras que da prioridad al aquí y al ahora del emisor: (31) th; n metoiv k hsin th; n ej n qev n de ej k ei)se euj t uch) genevsqai (“que el traslado de aquí hacia allí sea feliz”, Pl. Phd. 117c) Además, existe la tendencia a que se antepongan: (i) el agente al paciente: (32) Ku`ro" de; h{sqh to; n ej k tw` n J E llhv n wn eij " tou; " barbav r ou" fov b on ijdwvn (“Ciro se alegró viendo el temor de los griegos hacia los bárbaros”, X. An. 1.2.18.6-19.2) (ii) lo humano sobre lo no humano:

(33) ajlla; pro;" tou;" ej m ou` katayhfisamevnou" qav n aton. “sino contra los que me han condenado a muerte” (Pl. Ap. 38d.1-2);

(iii) lo general sobre lo particular: (34) tauvthn d j au\ th;n hJmevran hujlivsqhsan ejn tai`" kwvmai" tai`" uJ p e; r tou`

pediv o u para; to; n Kentriv t hn potamov n (“ese día acamparon de nuevo en las aldeas situadas en la llanura a lo largo del río Centrites”, X. An. 4.3.1.1-3) 3.2. Orden de palabras en el sintagma compuesto En el sintagma nominal compuesto (es decir, con dos o más núcleos coordinados entre sí), también se suelen anteponer ciertas nociones a sus contrarias: (i) ‘animado’ sobre ‘inanimado’: (35) aujtoi`" Formiv w nav te strathgo; n e[pemyan kai; nau` " triav k onta

(“les

enviaron al general Formión y treinta naves”, Th. 2.68.7) (ii) masculino sobre femenino:

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ejpi; povsw/ d j a[n ti", w\ a[ndre", devxaito ejxetavsai to;n ejpi; Troivan ajgagovnta

th;n pollh;n stratia;n h] j Odusseva h] Sivsufon h] a[llou" murivou" a[n ti" ei[poi kai; a[ n dra" kai; gunai` k a" (“¿cuánto no daría uno, jueces, por examinar al que dirigió el gran ejército contra Troya, o a Ulises, o a Sísifo o a otros miles de hombres y mujeres que se podrían nombrar?”, Pl. Ap. 41b.8-c.2) (iii) singular sobre plural: (37) ejpetrevyate aujtw`/ patriv d a kai; pai` d a " kai; gunai` k a" kai; uJ m a` " auj t ouv " (“encomendadle vuestra patria vuestros hijos, vuestras mujeres y a vosotros mismos’”, Lys. 12.70.1-2) En el ejemplo anterior también se percibe la tendencia a expresar lo más abstracto por delante de lo más concreto, así como los contenidos de mayor afectividad por delante de los de menor afectividad. (iv) “joven” sobre “viejo”: (38) dovxh/

peivqein ei[ t e

nev o u"

ei[ t e

presbuv t a"

( “que parezca bien

convencerlos ya sean jóvenes ya viejos”, Pl. Plt. 299c.5) (39) o{qen ge oi\mai toi`" nev o i" kai; tw` n gerov n twn toi` " oj y imaqev s i qoivnhn

pareskeuvamen: (“por lo que, creo, dispusimos un banquete para los jóvenes y de los viejos para quienes están dispuestos a aprender”, Pl. Soph. 251b.5-7) Al margen de la cuestión semántica, en este último ejemplo la complejidad del segundo sintagma respecto al primero también ha podido provocar su colocación en segundo término. (v) mayor afectividad sobre menor afectividad: (40) uJpekqevmenoi de; pai` d a" kai; gunai` k a" kai; mhtev r a" eij" Salami`na (“dejando a vuestros hijos, mujeres y madres en Salamina”, Lys. 2.34.1-3) (vi) connotaciones positivas sobre las negativas:

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(41) ajll j oJmoivw" kai; plousiv w / kai; pev n hti parevcw ejmauto;n ejrwta`n (“pero de igual forma a un rico y a un pobre me ofrezco a preguntarles”, Pl. Ap. 33b.1-3) (vii) “ahora” sobre “antes” y “después”: (42) kai; ej a v n te nu` n ej a v n te au\ q i" zhthvshte tau`ta, ou{tw" euJrhvsete. (“ya si ahora, ya si más tarde buscáis esto, así lo encontraréis”, Pl. Ap. 24b.1-3) (viii) “arriba” sobre “abajo”: (43) to; n d j a[ n w te kai; kav t w (“al de arriba y al de abajo”, E. Fr. 597.3) La primera persona suele preceder a la segunda y a la tercera (44), aunque a esta tendencia hay numerosas excepciones (45): (44)

trei`" o[nte", ej g w; kai; su; kai; Mev g illo" o{ d e (“siendo tres, yo, tú y este

Mégilo”, Pl. Epin. 973a) (45) kai; ou[t j a]n uJ m a` " wjfelhvkh oujde;n ou[t j a]n ej m autov n ( “y ni a vosotros ni a mí mismo habría ayudado en nada”, Pl. Ap. 31e.1-2) 4. Principios generales sobre el orden de palabras en la oración El indoeuropeo se reconstruye habitualmente como una lengua en la que el orden de palabras no marcado era del tipo SOV (es decir, sujeto-objeto-verbo). Como en indoeuropeo, el orden de los elementos de la oración no es fijo en griego clásico, según se ha dicho. Como la relación de los elementos del enunciado y de la oración está indicada por la flexión y la concordancia, el orden tiene, con frecuencia, un valor puramente expresivo. La posición estadísticamente más frecuente es considerada como el orden de palabras no marcado. Este orden puede ser alterado por el énfasis. La posición enfática se corresponde con el principio o el fin del enunciado. Además, los constituyentes que desempeñen las funciones pragmáticas de tema y rema (según la terminología de la escuela de Praga) o de tópico y foco (según los funcionalismos actuales) tienden a ocupar unos lugares específicos en la oración. Finalmente, el orden de palabras puede constituir un recurso estilístico, especialmente en la poesía.

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4.1. Orden de sintagmas en la oración simple. Factores sintácticos y semánticos La tradición gramatical sostiene que la lengua griega clásica tiene un orden de palabras libre desde el punto de vista sintáctico, que solo está sometido a reglas de naturaleza semántica, de naturaleza expresiva o estilística y de naturaleza pragmática o textual. No obstante, los filólogos interesados por la lingüística griega han establecido también algunas reglas sobre el orden de palabras que tienen base sintáctica. A ellas, así como a los factores semánticos, nos referiremos en § 4.1 y en § 4.1.1, mientras que trataremos sobre los factores pragmáticos que determinan el orden de palabras en la oración simple en § 4.1.2. Los factores estilísticos que determinan el orden de palabras pertenecen a ámbitos que están fuera de la sintaxis. Conviene, no obstante, tener en cuenta que esta división en factores sintácticos-semánticos y factores pragmáticos que determinan el orden de palabras en la oración simple se hace solo por razones de claridad en la exposición, porque, como veremos, los factores pragmáticos están profundamente conectados con los sintácticos. Las propuestas tipológicas de Greenberg (1963) hicieron considerar el orden de palabras como un fenómeno fundamentalmente sintáctico. Según el autor, existen cuasi-universales estadísticos de implicación en el orden de palabras de las lenguas. Es decir, las lenguas que tienen un orden de palabras habitual SOV (sujeto-objeto-verbo) tienen una probabilidad muy elevada (y, en todo caso, estadísticamente cuantificable) de marcar las relaciones de los complementos con el verbo mediante desinencias casuales, no mediante preposiciones; de que el adjetivo preceda al sustantivo más que lo contrario; de que el relativo preceda al sustantivo al que se refiere (es decir, que no sea “antecedente”, sino “consecuente”); de que el complemento del nombre preceda al sustantivo del que es complemento más que lo contrario; de que la expresión de la comparación de superioridad sea sintética (del tipo de mayor que) más que analítica (del tipo de más alto que); que la formación de compuestos con segundo elemento verbal sea predominantemente del tipo de lat. agri-cola 'camposcultivador' o gr. fwvs-foro" 'luz-portador' (es decir, con el elemento verbal regente detrás del nominal regido), más que del tipo guardameta, calabobos, cazarrecompensas, con el elemento verbal regente como primer término; etc. Al contrario, a una lengua de orden dominante SVO (sujeto-verbo-objeto) le correspondería la posposición del adjetivo, del genitivo y del relativo respecto al nombre, o la existencia de preposiciones y, en general, todas las características contrarias a las lenguas del tipo SOV. Un ejemplo de esta clase de lenguas es el español. Esta clasificación situaría al indoeuropeo como una lengua tipo SOV, porque en los compuestos con un elemento verbal regente sobre el sustantivo es más frecuente que el elemento verbal regente sea el segundo y el elemento nominal regido sea el primero, aunque el propio Greenberg entendía que habría lenguas más y menos rígidas en cuanto a la adscripción a un tipo determinado. De hecho, los compuestos del tipo de dhmobovro" ‘que © 2007 E-Excellence – www.liceus.com

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al pueblo devora’ son más frecuentes que los del tipo teryivmbroto" ‘que deleita a los mortales’, pero esta segunda clase no es ni mucho menos desconocida. Lo anterior hace suponer que, en las oraciones declarativas (no, como veremos, en las oraciones impresivas e interrogativas), el griego heredó un orden relativo SOV en condiciones estilísticamente no marcadas. En todo caso, en griego, como se ha dicho a lo largo del tema, no existe un orden fijo de palabras ni tampoco un orden fijo de los complementos respecto al verbo. En principio, los complementos que integran la predicación nuclear (predicado y complementos inherentes o necesarios) suelen estar más próximos a él que los de los restantes niveles (predicación básica y extendida) (cf. Tema 2). Dentro de los complementos inherentes o necesarios el Sujeto, si está expresado, suele preceder a los otros. (46)

J I ppokrav t h" me;n ou\n kai; Qrav s ullo" ejmavconto eJkavtero" toi`"

oJplivtai" crovnon poluvn (“entonces Hipócrates y Trásilo luchaban cada cual con los hoplitas durante mucho tiempo”, X. H.G. 1.3.6.1-3) Pero hay algunos contextos al menos en los que el predicado (normalmente un verbo) precede al sujeto. Por ejemplo, se ha observado (W. Dressler, 1969) que en los estados más antiguos de las lenguas indoeuropeas el verbo suele aparecer en primera posición (y, por tanto, precediendo al sujeto si este está nombrado) de las oraciones simples que están textualmente ligadas a la oración precedente: (47) e[ k lagxan d j a[r j ojistoi; ejp j w[mwn cwomevnoio (“resonaron los dardos sobre los hombros del irritado”, Hom. Il. 1.46) El verbo e[klagxan precede al sujeto ojiüstoiv. La oración pertenece a la misma unidad textual que el verso precedente que menciona el arco y la aljaba de Apolo. Un factor fundamental que condiciona el orden relativo del verbo es la intención ilocutiva del emisor, que da lugar a diferentes tipos de oraciones, según su modalidad. Frente a lo que ocurre en las oraciones declarativas, el verbo suele ocupar en las impresivas (48) e interrogativas (49) la primera posición (excluidos en todo caso los elementos interrogativos). En esta situación también se combinan los factores sintáctico-semánticos y los factores pragmáticos, ya que, con frecuencia, el verbo en las oraciones interrogativas e impresivas aporta la información más relevante y, de esta forma, se constituye en foco de las mismas: (48) lev g e (e{teron novmon “lee otra ley”, Lys. 10.16)

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(49) oi\ s qa ou\n tivna" fhsi;n JHsivodo" ei\nai tou;" daivmona"… (“¿sabes quiénes dice Hesíodo que son las divinidades?”, Pl. Cra. 397e) Pero fuera de estas condiciones, el sujeto suele preceder al predicado (verbal o nominal). Hay también una razón pragmática para que esto sea normalmente así: como veremos en § 4.1.2, el elemento que constituye el tema (en terminología de la escuela de Praga) o el tópico (en terminología funcionalista), es decir, la entidad o situación sobre la que versa la comunicación suele encabezar la oración, y este es, con frecuencia, el sujeto, Por el contrario, el rema (en terminología de Praga) o foco (en términos funcionalistas), es decir, la información que el emisor considera nueva, no suele ocupar esta posición: (50) Kroi` s o" me;n dh; tau`ta di j ajggevlwn ejpekhvrukeuveto (“Creso anunció esos hechos por medio de mensajeros”, Hdt. 1.69.3) Este orden normal del sujeto en el que intervienen factores pragmáticos a los que haremos referencia en § 4.1.2, puede alterarse por razones estilísticas o literarias. Respecto al orden relativo de verbo y objeto, hay que señalar que las dos monografías más detalladas sobre el orden de los sintagmas en la oración simple, que escribieron dos ilustres filólogos, E. Kieckers (1911) y H. Frisk (1932), llegaron a conclusiones contrarias. El primero sostuvo que el orden de palabras no marcado en griego es SVO, mientras que el segundo sostuvo que el orden no marcado es SOV. Esto quiere decir que la base estadística sobre la que se ha intentado determinar el orden relativo no marcado de verbo y objeto es insuficiente o no ha tomado en cuenta otros factores que determinan el orden OV o bien VO. (Conviene recordar también que estas monografías presentan estadísticas en las que solo es considerado objeto el complemento directo en acusativo; cf. Tema 2). Los constituyentes que complementan al conjunto de la predicación situando un estado de cosas en unas determinadas coordenadas temporales, espaciales, etc. suelen ocupar las posiciones extremas de la oración, en especial la primera: (51) ej n de; tw/ ` auj t w/ ` qev r ei meta; th; n Lev s bou a{ l wsin

jAqhnai`oi Nikivou

tou` Nikhravtou strathgou`nto" ejstravteusan ejpi; Minw`/an th;n nh`son (“en el mismo verano, después de la toma de Lesbos, los atenienses, al mando de Nicias el de Nicérato emprendieron una campaña militar contra la isla Minoa”, Th. 3.51.1-3 Los complementos que funcionan en el nivel de la proposición y de la enunciación, aportando información sobre la actitud del hablante ante el contenido de una oración en su conjunto (52) o bien estructurando el orden expositivo de un texto (53), suelen ocupar © 2007 E-Excellence – www.liceus.com

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igualmente las posiciones extremas de la oración sobre la que informan, especialmente la primera: (52)

i[ s w" a]n eijkovtw" aujtw/` suggnwvmhn ei[cete (“entonces tal vez le habríais

perdonado con razón”, Lys. 12.29) (53) prw` t on me;n ou\n, w\ a[ndre", (dei` ga;r kai; tau`q j uJmi`n dihghvsasqai) oijkivdion

e[sti moi diplou`n (“pues bien, en primer lugar, jueces (pues es preciso que os lo diga) mi casita es de doble planta”, Lys. 1.9.1-2) Las causas semánticas que determinan el orden de palabras son difíciles de aislar de las causas puramente sintácticas y de los factores pragmáticos. Por una parte, los constituyentes que desempeñan una función sintáctica como la de Sujeto desempeñan también una función semántica (Afectado, Agente-Fuerza, Experimentador, Receptor, etc.), por lo que no es posible aislar una de otra. Por otro lado, los factores pragmáticos son también difíciles de aislar. Por eso aquí nos limitamos a hacer las siguientes observaciones generales. 4.1.1. Elementos que ocupan las primeras posiciones de un enunciado u oración Para los siguientes elementos se pueden establecer reglas sintácticas que determinan su posición en la oración simple: (i) Las conjunciones de coordinación ocupan el primer lugar del enunciado o de la oración si son tónicas no postpositivas. Las conjunciones átonas o tónicas postpositivas, así como las preparativas, ocupan el segundo lugar. Cuando hay una conjunción de coordinación átona o tónica postpositiva y una preparativa, esta ocupa la segunda posición y aquella la tercera (54). Se considera segunda y tercera posición a las ocupadas por la segunda y tercera palabra con entidad fonética de un enunciado (es decir, con la exclusión de las enclíticas y proclíticas): (54) ejgw; me; n ga; r oi\mai pavsa" ta;" povlei" dia; tou`to tou;" novmou" tivqesqai. (“pues yo creo que todas las ciudades establecen las leyes por este motivo”, Lys. 1.35.1-3) (ii) Los interrogativos suelen ocupar el primer lugar del enunciado al que pertenecen (54) (cf. Tema 11), mientras que las excepciones indican énfasis (55). (55) tiv tou`t j e[lexa"… (“¿qué es esto que has dicho?”, E. Io. 1478 (56)

trevfetai dev, w\ Swvkrate", yuch; tiv n i; (“se le cría, Sócrates, el alma, ¿a

quién?”, Pl. Prt. 313c) © 2007 E-Excellence – www.liceus.com

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(iii) La negación de predicación ocupaba en origen el primer lugar en el enunciado y en la oración (57). En época clásica, sin embargo, se hace cada vez más frecuente que la negación, si es de sintagma (58), sea la primera palabra del mismo y, si es de predicación (59), preceda inmediatamente al verbo: (57) ou[ tar o{ g j eujcwlh`" ejpimevmfetai oujd j eJkatovmbh" (“pues él no siente reproche por voto ni hecatombe”, Hom. Il. 1.93-94) (58) ouj pollai` ı d j u{ s teron hJmevraiı h\lqe kai; hJ pezh; stratia; kai; to; nautiko;n

to; tw`n barbavrwn (“y no muchos días después llegó el ejército de a pie y la armada de los bárbaros”, Lys. 2.34.3-5) (59) ejpei; uJmei`j ejmoi; ouj qev l ete peivqesqai, ejgw; su;n uJmi`n e{yomai (“puesto que no estáis dispuestos a obedecerme, yo seguiré con vosotros”, X. An. 1.3.6.2-3) Con algunos predicados la negación expresa el contenido contrario del predicado afirmativo, no su negación (ou[ fhmi ‘negar’, oujk ejw` ‘prohibir’, oujk ejqevlw ‘rehusar’, ouj keleuvw ‘impedir’, ouj sumbouleuvw ‘disuadir’). En estos casos hay una cierta ambigüedad, de forma que es difícil concluir si la negación es de palabra o de predicación (cf. § 2.): (60) to;n mh; ajgaqa; ajlla; kaka; poiou`nta ou[ fhmi swfronei`n (“niego que sea prudente quien no hace el bien sino el mal”, Pl. Chrm. 163.3) (iv) La partícula modal ocupaba en origen la segunda posición fonética del enunciado (61). En época clásica, se mantiene esta tendencia, pero se hace cada vez más frecuente su aparición inmediatamente detrás del predicado verbal o nominal al que se refiere (62): (61) oujk a] n e[gwge qeoi`sin ejpouranivoisi macoivmhn (“al menos yo no podría combatir con los dioses celestes”, Hom. Il. 6.129) (62) kai; pro;" me;n trovpou" tou;" uJmetevrou" aj s qenh; " a[ n mou oJ lovgo" ei[h (“y ante vuestro carácter mi discurso sería tal vez débil ”, Th. 6.9.3) (v) En origen, las formas enclíticas se colocaban en segundo lugar del sintagma o de la oración. Este es el caso de los pronombres personales me, mou, moi, incluido aujtovn, aujthvn,

aujtov en su uso como anafórico, el indefinido ti" y los adverbios relacionados etimológicamente con él, como pou, pw", pote, poqen:

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(63) e[nqav me ku`m j ajpoverse (“allí me arrebató la ola”, Hom. Il. 6.348) (64) pw`" tiv " toi provfrwn e[pesin peivqetai jAcaiw`n (“¿cómo te puede llegar a convencer bien dispuesto uno de los aqueos con palabras?”, Hom. Il. 1.150)

En época clásica, se hizo cada vez más frecuente la posición de estas enclíticas inmediatamente detrás de la palabra a la que modifican o complementan, o en segundo lugar del sintagma al que pertenecen: (65) kai; tav te a[lla bevlh hjfivesan kai; toi`" dovrasin ejxakontivzonte" iJppeva" te

katevtrwsan kai; i{ p pou" tina; " ajpevkteinan. (“lanzaron dardos y disparaban lanzas, con lo cual hirieron a los jinetes y mataron a algunos caballos”, X. HG 4.6.11.5-7) (66) i[sw" a]n ou\n ei[ p oi ti":

(“tal vez podría decir alguien”, Pl. Ap. 28b.3)

En las secuencias de formas postpositivas, el orden normal es el siguiente: 1) conjunción de coordinación preparativa (mevn); 2) conjunción de coordinación propiamente dicha (dev, te,

gavr); 3) adverbios conjuntos y partículas modales (a[ra, ke/a[n, dhv, au\, etc.); 4) pronombres y adverbios indefinidos; 5) pronombre personal enclítico: (67) ouj me; n gav r ti kataqnhtov" ge tevtukto (“pues en absoluto tenía una hechura mortal”, Hom. Il. 5. 402) 4.1.2. Orden de los restantes elementos de la oración simple. Factores pragmáticos Para exponer los factores pragmáticos que determinan el orden de palabras en la oración simple es conveniente comenzar por recordar dos de los principios generales que, como se ha visto, suelen regir el orden de los restantes componentes de un enunciado simple: (i) el sujeto suele preceder al predicado: (68)

J I ppokrav t h" oJ strathgo; " ejpipariw;n to; stratovpedon tw`n jAqhnaivwn

parekeleuvetov te (“Hipócrates, el general, compareció ante el ejército de los atenienses y los arengó”, Th. 4.94.2.2-95.1.1) (ii) a menos que se destaque un elemento por énfasis, los complementos suelen aparecer colocados en orden de complejidad creciente, de manera que los pronombres suelen preceder a los sintagmas nominales o pronominales y estos, a su vez, a los preposicionales. Los sintagmas simples preceden a los compuestos y estos a los complejos: © 2007 E-Excellence – www.liceus.com

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(69) metabolhv ti" tugcavnei ou\sa kai; metoivkhsi" th/` yuch/` tou` tov p ou tou`

ej n qev n de eij " a[ l lon tov p on (“(scil. La muerte) da la coincidencia de que es un traslado y un cambio para el alma desde el lugar de aquí a algún otro lugar”, Pl. Ap. 40c.7-9) Así, los sintagmas de infinitivo suelen ir al final del enunciado independientemente de su función sintáctica (cf. Tema 15): (70) kai; ga;r para; pa`sin ajnqrwvpoi" prw`ton nomivzetai qeou; " sev b ein (“pues entre todos los hombres honrar a los dioses se considera lo primero”, X. Mem. 4.4.19-20) El funcionalismo de Praga distinguió en muchas oraciones dos elementos que cumplen un papel comunicativo distinto. (En la actualidad, el papel que los elementos desempeñan en un acto comunicativo concreto se denomina función pragmática). Se llama tema a aquello sobre lo que se habla o que constituye el objeto de la conversación, como los elementos marcados en negrita en el siguiente ejemplo: (71) peri; de; th` " j A qhnaiv w n politeiv a ", o{ti me;n ei{lonto tou`ton to;n trovpon

th`" politeiva" oujk ejpainw` dia; tovde, o{ti tau`q j eJlovmenoi ei{lonto tou;" ponhrou;" a[meinon pravttein h] tou;" crhstou;": dia; me;n ou\n tou`to oujk ejpainw`. (“Con respecto a la república de los atenienses, el que hayan elegido ese sistema de gobierno no lo apruebo por lo siguiente, porque, al elegirlo, prefirieron que los plebeyos estén en una situación mejor que los nobles; por ello no lo aprueo”, X. An.1.1.1-4) En el ejemplo anterior, el sintagma preposicional que abre la República de los atenienses de (Pseudo)Jenofonte expresa el tema sobre el que trata no solo el párrafo incluido sino la totalidad de la obra. En los estudios funcionalistas recientes se suele emplear la denominación de tópico en lugar de tema. Por otro lado, la escuela funcional de Praga denominó rema al elemento de un acto comunicativo que constituye la novedad que el hablante introduce en una comunicación. En los estudios funcionalistas recientes se suele emplear el término foco o comentario (traducción de 'comment') en lugar de rema. Un ejemplo de rema o foco es el siguiente: (72)

(TE.) oujci; xunh`ka" provsqen… h] jkpeira`/ levgein…

(OI.) oujc w{ste g j eijpei`n gnwsto;n: ajll j au\qi" fravson.

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(TE.) foneva sev fhmi tajndro;" ou| zhtei`o kurei`n. (“(Ti.) ¿no lo has entendido antes?, ¿pretendes que lo diga?. (Ed.) No como para decir que es comprensible; dilo de nuevo. (Ti.) Digo que eres el asesino del hombre acerca del que estás investigando”, S. OT 360-2)

En el diálogo entre Edipo y Tiresias la primera palabra del verso 362 'asesino' constituye el elemento más destacado de la respuesta de Tiresias (y de parte del diálogo entre Tiresias y Edipo). Su posición en primer lugar del verso y de la respuesta de Tiresias destaca la relevancia del término. El griego es una lengua indoeuropea que conserva bien la tendencia a encabezar la oración y el enunciado con la palabra que el emisor concibe como más relevante, sobre todo cuando a esta le corresponde habitualmente otra posición. En otros ejemplos, el contenido indica que el foco es el último sintagma o la última palabra de una oración o de un acto de comunicación, como sucede en el siguiente epigrama de la Antología Palatina:

(73) kai; penivh kai; e[rw" duvo moi kakav: kai; to; me;n oi[sw / kouvfw", pu`r de; fevrein

Kuvprido" ouj duvnamai. (“pobreza y amor son para mí dos males; el primero lo sobrellevaré, pero el fuego de Cipris no puedo sobrellevarlo”, AP 5.50.1-2) En el ejemplo anterior, el elemento poético más notable es que el autor no puede soportar el fuego de Cípride, después de haber afirmado que soportará la pobreza con facilidad. Los conceptos de tema y rema (o de tópico y foco) que hemos explicado permiten dar cuenta de numerosos ejemplos en que el orden de palabras en una oración simple (como reflejo de un acto de comunicación) no cumple las reglas sintáctico-semánticas que hemos explicado. En el primero un sintagma preposicional ocupa el primer lugar; en el segundo el primer lugar está ocupado por el sujeto en acusativo de un infinitivo; y en el tercero la última palabra es el verbo, precedida por sus complementos. Es decir, en los tres ejemplos el orden de las palabras en negrita se debe a factores pragmáticos (su papel en la comunicación), no a factores sintáctico-semánticos ni a factores fónicos (como el volumen fónico de un complemento). En muchos casos los factores pragmáticos que determinan el orden de palabras no producen efectos contrarios a los factores sintáctico-semánticos. Por ejemplo, es normal que el sujeto de una oración sea el tema comunicativo sobre el que trata la comunicación y, por tanto, tiende a ocupar el primer lugar. Los interrogativos suelen constituir el foco de su oración, por lo que su posición en primer lugar se justifica. © 2007 E-Excellence – www.liceus.com

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El énfasis es más relevante cuando se establece un contraste entre el nuevo tópico o el foco del enunciado y algún constituyente del enunciado anterior o todo el enunciado: (74) tauti; a{ ge dh; oijhqeivh a[n ti" kai; nomivzetai e[scata kakw`n ei\nai: ej m oi; de;

ou[te ejxiovnti e{wqen oi[koqen hjnantiwvqh to; tou` qeou` shmei`on (“esto que se podría entender y considerar que es la peor de las desgracias, sin embargo a mí cuando salía de casa esta mañana no se me ha opuesto la señal del dios”, Pl. Ap.. 40a.7-b.1)

El contraste se produce entre ti", que desempeña la función de sujeto en su oración, y la situación del emisor (ejmoi; de;). Con cierta frecuencia el elemento focalizado de un enunciado u oración es el verbo (aunque caben otras explicaciones, cf. § 4.1). En estos casos la información expresada por él suele ser la más importante: (75) h\ l qon ejgw; pauvsousa to; so;n mevno", ai[ ke pivqhai, oujranovqen: pro; dev m j h|ke

qea; leukwvleno" {Hrh (“he venido yo desde el cielo para hacer cesar tu cólera, por si acaso me hicieras caso; me ha enviado por delante la diosa Hera de blancos brazos”, Hom. Il. 1.207-9) La acción de la diosa Atenea, que acude para apaciguar la ira de Aquiles y evitar su enfrentamiento físico a Agamenón, se convierte en el elemento esencial del mensaje. Su importancia estriba en que, a pesar de la categoría del personaje, este realiza una misión de ayuda a los hombres, como habitualmente ocurre en los poemas homéricos. El verbo suele ocupar la primera posición del enunciado en las descripciones y en la narración en imperfecto: (76)

h\ n jAprievw tou` protevrou basilevo" qugavthr kavrta megavlh te kai; eujeidhv",

mouvnh tou` oi[kou leleimmevnh, ou[noma dev oiJ h\n Nivthti". (“había una hija de Apríes, el rey anterior, ciertamente esbelta y de buen ver, la única que había quedado de la familia y cuyo nombre era Nitetis”, Hdt. 3.1) (77) ej s trathv g eon de; touvtwn te kai; tou` suvmpanto" stratou` tou` pezou`

Mardovniov" te oJ Gobruvew kai;; Tritantaivcma oJ jArtabavnou (“mandaban a estos y a todo el ejército terrestre Mardonio, hijo de Gobrias, y Tritantecme, hijo de Artábanes”, Hdt. 7.82)

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4.2. Orden de los integrantes de la oración compuesta En la oración compuesta (es decir, constituida por dos o más oraciones coordinadas entre sí) se observa nítidamente la tendencia a codificar como oraciones distintas situaciones diferentes: (78) ej s ev b ale mevn nun stratih;n kai; ou|to" ... e[" te Mivlhton kai; ej" Smuvvrnhn, kai;

Kolofw`no" to; a[stu ei| l e (“también este (scil. Giges) hizo campaña contra Mileto y Esmirna, y tomó la ciudadela de Colofón”, Hdt. 1.14.4) Igualmente en ella se confirma que el orden en que se presentan los sucesos suele corresponderse, fundamentalmente en la narración, con su secuencia temporal: (79) kai; eujqu;" ej n aumav c hsan au\qi" Lakedaimovnioi kai; jAqhnai`oi, ej n iv k hsan de;

Lakedaimovnioi (“e inmediatamente combatieron de nuevo lacedemonios y atenienses, y vencieron los lacedemonios”, X. HG 1.1.1) (80) ou| t o" ejmov" te eJtai`ro" h\ n ejk nevou kai; uJmw`n tw`/ plhvqei eJtai`ro" te kai;

sunev f euge th;n fugh;n tauvthn kai; meq j uJmw`n kath` l qe (“él era compañero mío desde la juventud y también de la mayoría de vosotros y sufrió ese destierro y regresó con vosotros”, Pl. Ap. 20e.8-21a.3) Las excepciones a esta ordenación temporal, fundamentalmente en poesía (u{steron

provteron), suelen deberse a razones emotivas: (81) paralambavnei ti" tw`n fivlwn ejrw`n / eJtaivra": eujqu;" aJrpavsa" fev r w, / mequv w ,

katakav w , lovgon o{lw" oujk ajnevcomai “uno de mis amigos cae enamorado de una hetera: tras raptarla, se la llevo, me emborracho, prendo fuego, no ahorro en absoluto en palabras” (Men. D. 58-60) (la última acción del personaje es llevarle la hetera a su amigo, pero la sitúa en primer lugar). (82)

ei[q j w[fel j jArgou`" mh; diaptavsqai skavfo"/ Kovlcwn ej" ai\an kuaneva"

Sumplhgavda",/ mhd j ejn navpaisi Phlivou pesei`n pote/ tmhqei`sa peuvkh, mhd j ejretmw`sai cevra"// ajndrw`n ajristevwn, oi} to; pavgcruson devra"/ Peliva/ meth`lqon. (“ojalá la nave de Argo no hubiera volado hacia la tierra de Cólquide a través de las sombrías Simplégades, ni hubiera caído en los valles del Pelión el pino cortado ni se hubieran provisto de remos las manos de los valerosos hombres que fueron a buscar para Pelias el vellocino de oro”, E. Med. 1-6) (la segunda y tercera acción son, evidentemente, anteriores en el tiempo a la primera, que es la que se destaca) © 2007 E-Excellence – www.liceus.com

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Cada uno de los enunciados que constituyen un enunciado compuesto sigue los principios expuestos para los enunciados simples. 4.3. Orden de los integrantes de la oración compleja Hay una tendencia a codificar como enunciados complejos sucesos complejos. Las oraciones subordinadas y las estructuras de infinitivo y participio, dada su complejidad formal y conceptual, suelen ocupar el último lugar de la oración compleja Ahora bien, como el orden de los elementos en la lengua refleja el de la experiencia o el conocimiento del emisor, existe la tendencia a que unas oraciones precedan y otras sigan a la supraordinada, según el contenido semántico que expresan y según su relación temporal con la supraordinada. Suelen preceder a la supraordinada: (i) las prótasis condicionales (cf. Tema 22): (83) ei[ s j hJ j p iou` s a lampa; " o[ y etai qeou` kai; pai`da" ejnto;" th`sde termovnwn

cqono;", qanh/ ` : (“si a ti y a tus hijos os ve la próxima luz del sol dentro de los términos de esta tierra, morirás”, E. Med. 352-4) Presentan también esta posición cuando actúan al nivel de la predicación (84) o de la enunciación (85): (84) eij ej g w; Fai` d ron aj g now`, kai; ejmautou` ejpilevlhsmai (“si yo desconozco a Fedro (scil. es cierto que) también me he olvidado de mí mismo”, Pl. Phdr. 228a) (85) eij de; bouv l esqe ejn tai`" mavcai" -tou`to ga;r dh; divkaiovn ge aujtw/` ajpodou`nai (“y, si queréis (scil. os cuento cómo Sócrates se porta) en las batallas –pues es justo devolverle esto”, Pl. Smp. 220d) (ii) las temporales que designan situaciones anteriores a la principal (cf. Tema 19): (86) ei\q j o{ t e ta; "

aj s piv d a" Diov t imo" e[ d wke kai; pavlin Carivdimo",

ejstefanou`nto: (“acto seguido, cuando Diótimo entregó los escudos y Carídemo a su vez también, se les coronó”, D. 18.114.5-7) En los textos más largos que una oración, el orden no marcado de la narración es el que reproduce le orden de los sucesos narrados. Se entiende así que, por ejemplo, el relato de la Odisea, que no sigue el orden cronológico de los acontecimientos, es un orden literario, que permite el comienzo in medias res. © 2007 E-Excellence – www.liceus.com

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(iii) numerosas construcciones de participio, fundamentalmente absoluto, que con frecuencia desempeñan la función de tiempo (secuencia anterior a la principal) (cf. Tema 15), también cuando complementan al conjunto de la predicación situando un estado de cosas en unas determinadas coordinadas temporales: (87) eij p ov n to" de; tau` t a e[doxe kai; tw/` jAghsilavw/ ou{tw poih`sai

(“habiendo

dicho él estas cosas, le pareció bien incluso a Agesilao hacerlo así”, X. HG 3.4.10.23) Suelen seguir a la supraordinada: (i) las completivas (cf. Tema 18) e, igualmente, las construcciones de infinitivo sin sujeto en acusativo y el participio completivo: (88) ejkei` d j ejpuvqonto o{ t i Miv n daro" ej n Kuziv k w/ ei[ h (“allí se enteraron de que Míndaro estaba en Cízico”, X. HG 1.1.14.1) (89) pevmpei ou\n pro;" aujto;n kai; ejrwta/` pov t eron bouv l etai eij r hv n hn h]

pov l emon e[ c ein (“así pues, lo envía junto a él y le pregunta si quiere tener paz o guerra”, X. HG 3.2.1.5-6) (90) ajll j eijsorw` ga;r tov n de fiv l taton brotw` n Pulav d hn drov m w/ steiv c onta

Fwkev w n a[ p o (“pues veo aquí al más querido de los mortales, a Pílades, que viene a la carrera desde Fócide”, E. Or. 725) (ii) las temporales que designan una situación posterior a la designada por la principal (cf. Tema 19): (91) oJ de; eiJsthvkei mevcri e{ w " ej g ev n eto kai; h{ l io" aj n ev s cen (“él estuvo de pie hasta que vino el alba y se levantó el sol, Pl. Smp. 220d.3-4) (iii) las finales (cf. Tema 20): (92) hJmei`" de; ajpoktenou`men mhde;n ajdikou`nta", i{ n a crhv m ata lambav n wmen… (“¿vamos a matar a quienes nada cometen, con la intención de apoderarnos de su dinero?”, X. HG 2.3.22.5-23.1)

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Cuando las finales se integran en el nivel de la enunciación, como no designan el objetivo del agente de la principal y, además, la situación descrita por ellas no es, necesariamente, posterior a la de supraordinada, no siempre se posponen a esta: (93) oi\mai dev ge, h\n d j ejgw;, oujd j a[llai" pollai`", i{ n a mh; ei[ p w o{ t i ouj d emia/ ` ,

toiouvtou prosdei` oujdenov" (“creo, dije yo, que otras muchas (scil. facultades), por no decir todas, no necesitan de nada de ese tipo”, Pl. R. 507 d) (iv) las consecutivas (cf. Tema 20): (94) tosou`ton ga;r plhvqei perih`n basileu;" w{ s te mev s on tw` n eJ a utou` e[ c wn

tou` Kuv r ou euj w nuv m ou e[ x w h\ n (“pues el rey era tan superior en número que su centro rebasaba el ala izquierda de Ciro”, X. An. 1.8.13.3-6) (v) las comparativas no elípticas, es decir, aquellas en las que se expresan todos los elementos, aunque alguno de ellos se comparta con la supraordinada (cf. Tema 21): (95) pareskeuavzonto de; kai; th;n ej"th;n jAttikh;n ejsbolh;n oiJ Lakedaimovnioi,

w{ s per teproudev d okto auj t oi` " kai; tw`n Surakosivwn kai; Korinqivwn ejnagovntwn (“los lacedemonios se fueron preparando también para la invasión de Ática como lo habían decidido previamente y a instancias de los siracusanos y corintios”, Th. 7. 18.1) (96) katev p efne / deipnivssa", w{ " tiv" te katev k tane bou`n ejpi; favtnh/ (“lo mató en un banquete, como uno mata a una vaca en el pesebre”, Hom. Od. 4.534-5). Las comparativas elípticas suelen seguir al elemento de la supraordinada al que se refieren: (97) ta; de; peri; th`" yuch`" pollh;n ajpistivan parevcei toi`" ajnqrwvpoi" mhv, ...

ajpallattomevnh tou` swvmato", kai; ej k baiv n ousa w{ s per pneu` m a h] kapno; " diaskedasqei` s a oi[ c htai diaptomev n h (“los argumentos sobre el alma ofrecen a los hombres mucha desconfianza en el sentido de que, ...una vez que esta se separe del cuerpo y salga de él (scil... el alma), como el aliento o el humo, se esparza y se vaya volando”, Pl. Phd. 70a.1-8) (98) pevpeismai se; ma`llon ajpoqanei`n

a]n eJlevsqai h] zh`n w{ s per ej g w, (“estoy

convencido de que ni preferirías morir a vivir como yo (vivo)”, X. Mem. 1.6.4)

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(vi) las causales, aunque con frecuencia expresan contenidos anteriores a la principal (cf. Tema 19); la frecuencia en esta posición afecta tanto a las causales puras u objetivas (que designan la situación que desencadena o posibilita la descrita en la principal) (99), como a las explicativas o subjetivas (que designan una situación que el emisor considera una justificación razonable o una aclaración apropiada de la descrita en la principal) (100): (99) kai; touvtwn pevri oJ ajdelfo;" uJmi`n aujtou` ouJtosi; marturhvsei, ej p eidh; ej k ei` n o"

teteleuv t hken (“y sobre ello os prestará testimonio su hermano aquí presente, puesto que él ha muerto”, Pl. Ap. 21a.7-8) (100) toi`o d j jApovllwn / eujcamevnou h[kousen, ej p ei; mav l a oiJ fiv l o" h\ e n (“a él Apolo lo escuchó en su súplica, pues le era muy querido”, Hom. Il. 1.381) Las causales suelen presentar este orden pospuesto a la supraordinada también cuando funcionan en el nivel de la enunciación: (101) devomai ou\n sou paramei`nai hJmi`n: wJ " ej g w; ouj d j a] n eJ n o; " h{ d ion

aj k ouv s aimi h] sou` te kai; Prwtagov r ou dailegomev n wn (“en fin, te pido que te quedes con nosotros, pues a nadie oiría yo con más placer que a ti conversando con Protágoras”, Pl. Prt. 335d) (vii) Las oraciones subordinadas de relativo tienen características especiales en cuanto a su colocación (cf. Tema 17). En general, siguen al elemento de la supraordinada al que modifican. Como el antecedente resulta el de estructura más compleja, con frecuencia adopta la última posición de la supraordinada, seguido de la relativa: (102) oujde; tou`tov g j e[cei" eijpei`n, tiv" paradivdwsin hJmi`n ta; oj n ov m ata oi| "

crwv m wqa… “ni siquiera eres capaz de decir lo siguiente, quién nos proporciona los nombres que utilizamos” (Pl. Cra. 388d.9-11). Las relativas autónomas, cuyas características sintácticas y semánticas las hacen más próximas a las oraciones independientes, preceden con más frecuencia a la supraordinada: (103) oi| " ou\n ou{tw dev d oktai kai; oi| " mhv, touvtoi" oujk e[sti koinh; boulhv (“por tanto, para quienes les ha parecido así y para quienes no, no hay una opinión común”, Pl. Cri. 49d)

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(viii) Las estructuras de participio concertado con diferentes elementos de la supraordinada ofrecen características similares a las relativas. Debido a que el elemento con el que conciertan es el constituyente de estructura más compleja, con frecuencia, aunque sea el sujeto, suele ir al final de su oración: (104) kai; h|ke Klev a rco" oJ Lakedaimov n io" fuga; " e[ c wn oJ p liv t a" ciliv o u" (“incluso llegó Clearco, el exiliado lacedemonio, con mil hoplitas”, X. An. 1.2.9.4-6) 4.4. Orden de los elementos en la subordinada Las conjunciones de subordinación, los relativos y los interrogativos ocupan el primer lugar de la oración subordinada a la que pertenecen. En ocasiones, sin embargo, este orden está alterado por el énfasis o focalización de algún elemento del discurso: (105) to;n de;... fivltaton o}" a]n ajpokteivnh/ tiv crh; pavscein… (“quien matara al queridísimo…, ¿qué debe sufrir?”, Pl. Lg. 873c) El verbo ocupa la posición final de la subordinada con más frecuencia que en las supraordinadas y en las oraciones independientes, lo cual es un rasgo heredado del indoeuropeo: (106) o{pw"

ajnti; tw`n ajpolwlovtwn wJ" tavcista strathgoi; kai; locagoi;

aj n tikatastaqw` s in ( “para lo antes posible generales y capitanes por los muertos sustituir”, X. An. 3.1.38.2-5) (107) ejn oi|" oujdevpot j ejgw; peri; sou` kai Qeodwvrou ta; yeudh` doxav s w (“entre los cuales jamás alabaré las mentiras sobre ti y Teodoro”, Pl. Tht. 193b.4-6) Por lo demás, el orden del resto de los elementos de una subordinada tiende a ser el mismo que el de las oraciones simples.

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