214 Martinet - Economía de Los Cambios Fonéticos
March 15, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA
DlUCIDA ron DÁMASO ALONS ALONSO O
II. ESTUDIOS Y ENSAYOS, 214
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ANDRÉ MARTINET
ECONOMÍA DE LOS CAMBIOS FONÉTICOS
TRATADO DE FONOLOGÍA DIACRÓNICA
VERSION ESPAÑOLA DE
ALFREDO ALFR EDO DE LA FUENTE ARR ARRANZ ANZ
BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA
EDITORIAL GREDOS MADRID
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1A DE LOS I FONETICOS
OLOGÍA DIACRÓNICA
NTE ARR.ANZ
ROMÁNICA HISPÁNICA L GREDOS A
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an M327
•
© EDITORIAL GREDOS, A., Sánchez Pacheco, Madrid, paraa la versión española. par Título original: ECONOMIE DES CHANGEMENTS PHONÉTIQUES. © A. Fr a n c k e AG Ve r l ag Be r n , 1964, 2.a ed.
81,
S.
DIACHRONIQUE. IQUE. TRAITE DE PHONOLOGIE DIACHRON
Depósito Legal: M. 22783- 1974. ISBN ISBN
84-249-0587-3. Rústica. 84-249-0588-1. Tela.
— 4223. Gráfis Códor, S. A., Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1974. —
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A JEANNE,
colaboradora infatigable y precavida
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PREFACIO
El título y el subtítulo de la presente obra podrían casi
dispensar al autor de cualquier otra presentación. Quienes tienden a identificar «fonología» con formalismo lingüístico se asombrarán quizás al ver el término «fonología» en ve cindad con el término «economía» y al considerar todo el realismo y el dinamismo que este último implica. Esperamos que las páginas qu quee van a seguir les convencerán de que no se trata de elegir entre una lingüística tradicional, paralizada por el respeto al hecho aislado, y una lingüística «estructudell linral» en la que se da libre curso a la arbitrariedad de güista, ni tampoco entre una rutina superada y un bizantinismo estéril. El análisis funcional y estructural, cuando se lleva a cabo de manera atinada, es decir, sin descuidar ningún aspecto de dell objeto de estudio y procurando que temperamentos y prejuicios no vengan a deformar la realidad, conduce a una jerarquía de valores tan «real» por lo menos como la masa de los hechos considerados uno por uno y, además, infinitamente más productiva qu quee esta última. Esto es precisamente lo qu quee confirma el examen de la evo lución lingüística cuando se efectúa con la convicción de qu quee
en estas materias no existe ningún misterio insondable.
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Economía de lo fonéti foné ticcos loss cambios
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Puede resultar sorprendente la aparición de un título tan Algunoss se Alguno general entre los de la Bibliotheca Románica . * preguntarán tal vez si el contenido del libro no casará mejor con el título de la Colección [B [ B i blio li othe thecca Románica] que con
título del volumen, y si este último no peca un tanto de el falta de especificación. Nada de eso. Se trata de una obra
de lingüística general en la que las lenguas románicas ocu -
pan, todo lo más, un puesto privilegiado. Cuando esta obra estaba en preparación, Walther von Wartburg sugirió incluirla en la colección que dirige. Después de examinar el manuscrito, y de acuerdo con el editor, W. von Wartburg confirmó su invitación, que el autor aceptó con gratitud, pero sin considerarse obligado a restringir el campo de sus ob servaciones. Esperamos que los romanistas no se sientan desorientados ni a causa de las novedades metodológicas, ni tampoco como consecuencia de las largas excursiones fuera les invita. Esperamos hallar tam de su campo a las que se les bién esa misma buena voluntad entre los otros especialistas. Extender el campo al conjunto de las lenguas indoeuropeas, e incluso más allá de éste, plantea problemas de transcripción que no se resuelven enteramente con conservar para cada lengua o rama particular de lenguas el sistema corriente entre los especialistas. Cuando comparamos hablas
de parentesco genético lejano, podemos sentimos inducidos a evitar ciertos contrastes demasiado violentos. Hemos retrocedido, por ejemplo, ante la utilización de y con el valor de yo yod d para transcribir formas francoprovenzales en un
Mtit s fi oió Bibliotheca Románi
* N. d T.:
ca, diiid por Wth vo Wtbu y dtro d u s pubió origi Économie des changements phonétiques. No s fi, omo pudi p tor spño u pim priió, us d simiitud d domiios, st Biblioteca románica hispánica, hispánic a, qu dii Dámso Aoso y dto d u prstmos
ho vrsió d dih ob spño.
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Prefacio
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contexto eslavo en que esta letra representa una vocal posterior o media sin redondeamiento. Cuando se trata de una lengua escrita, puede resultar útil la distinción entre la grafía tradicional en bastardilla, una transcripción fonoló-
entre barras oblicuas y una transcripción fonética entre gica corchetes, las dos últimas con letra redonda. Pero, cuando se trata de un idioma carente de tradición gráfica, o bien de formas reconstruidas, es habitual el empleo de la bastardilla para una representación escrita que reproduce aproximadamente el análisis funcional. Por eso, en bastantes casos, hemos podido vacilar entre la bastardilla y la transcripción propiamente fonológica. De ahí una nueva fuente de inconsecuencias que, por desgracia, no había de ser la última. Salvo una sola excepción, los capítulos 7 al 14 representan nuevas versiones de escritos anteriores, publicados en cuatro revistas diferentes y redactados para públicos frecuentemente distintos. Un real esfuerzo de unificación no siempre ha resultado fructífero: el tono de los sucesivos capítulos sigue presentando más diferencias de las exigidas por la variedad de los temas tratados; algunas inconsecuencias formales hemos descubierto ya en la corrección de pruebas y no todas han podido ser eliminadas. Entre los numerosos amigos que han leído total o par-
cialmente el manuscrito, debo dar las gracias de manera muy particular a los Srs. Jean Cantineau y Stanley Lampach por
su crítica constructiva y detallada de los seis primeros capítulos. Mi agradecimiento asimismo a don Luis Michelena por haber entablado resueltamente el diálogo en tomo a los términos que yo había elegido para la reconstrucción de las consonantes de dell vasco antiguo, estableciendo así las condiciones para una colaboración fructífera. Doy las gracias a la señorita Geneviéve Corréard, así como a los señores EuRayy Rodríguez por el esmero con que han géne Gordon y Ra
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la s pruebas de la primera parte. Dedico a mi esposa, leído las Jeanne Martinet, este libro que le debe demasiado para que la simple mención de su nombre al final de dell prefacio pueda bastar como expresión de mi gratitud.
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PRIMERA PARTE
TEORÍA GENERAL
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1.
INTRODUCCIÓN
1.1. Como simple rúbrica de un programa de investigaciones, la fonología diacrónica es tan antigua como la fonología general entendida a la manera de la Escuela de Praga. En camWürcOñíó lIIscipIiná organizada, lo más que cabe afirmar es que comienza paulatinamente a tomar forma y a imponerse, como un tipo legítimo de investigaciones, entre algunos grupos todavía restringidos de lingüistas *. Precisamente este Tratado debe su existencia al deseo de ampliar el círculo de los que aplican al estudio de la evolución fónica los puntos de vista funcional y estructural.
12. El problema de dell público al que convenía dirigirse fue uno de los primeros que se le plantearon al autor. De los dos grupos de lingüistas, el «estructuralista» y el tradicionalista, ¿cuál era más probable que respondiera a la llamada? A priori hubiérase podido creer que los «estructuralistas» estaban mejor preparados para es esaa respuesta; ade-
d T.: T tor ut qu sts pbs fuo sits por Adé Mtit ño 1955 o fecha trior ést. E fto, pim diió d su Éconotn Éconotnie ie des changements * N.
phonítiques s d ño 1955.
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más, escribir para ellos permitía dar por adquiridos ciertos puntos de vista y considerar como familiar cierta terminología. Ahora bien, bajo la etiqueta . común y/engañosal de «estructuralismo» se hallan escuelas de inspiración y tenden-
tienen escuelaspor sobre todo en divergentes. cias muy Estas cierto dinamismo favorecido ruptura con la común esa es a tradición que ha sido un poco por doquier la señal de la aparición de los movimientos «estructuralistas». El empleo bastante generalizado de términos tales como «fonema» e incluso «estructura» contribuye con frecuencia a disimular loss «esprofundas diferencias. De hecho, la mayor parte de lo ptructuralistas» se interesan muy poco por las cuestiones 4 relativas a la evolución lingüística: algunos, conscientemente o nur~se adhieren al puntode vista saussuriano según el cual los "inétodos estructuraTés^óIo "pueden aplicarse et la lingüística estática ya que sólo en sincronía hay estructura; otros;-que TMreoiTOCCTre'incluso no reconocen más lingüística que la descriptiva y estática, a duras penas deducirían-relaciones genéticas, entre. Jas lenguas, generalmente contempo ráneas, de las la s que tienen experiencia, y ello en el supuesto de que percibieran el interés de tales relaciones. De hecho, entre los «estructuralistas», sólo podríamos contar, para poder abordar llanamente investigaciones de fonética evolu-
funcional y estructural, con aquellos lingüistas que, en tiva ningún momento de su análisis, han excluido de sus preocupaciones la substancia fónica y, entre ellos, tan sólo con
aquellos a quienes su realismo les ha podido preservar de
toda clase de apriorismos espectaculares, binaristas o de cualquier otra índole. Pero ¿qué autor reduciría sin vacilar el círculo de su suss lectores a un público tan restringido?
1.3. Así pues, al autor le pareció conveniente dirigirse con preferencia a otro público, a aquel qu quee ha permane-
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Teoría g r al.: g al.: Introducción
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dd o fiel a la tradición que quiere ver en las investigaciones ddo propiamente lingüísticas la culminación de un entrenamiento filológico prolongado, de estudios llevados a cabo en un terreno bien delimitado. La empresa es por ello particu-
larmente difícil, pues consiste, en gran medida, en volver a lazos que con razón o sin ella no habían vacilado atar ciertos lazos en romper los pioneros de dell estructuralismo contemporáneo. Lo cual equivale a menudo a reconsiderar en términos inacostumbrados todo aquello que, en las teorías estructuralistas, puede ayudar a resolver los lo s problemas de la evolución fónica. No sería cuestión de desechar en bloque la terminología fonológica existente: es necesario poder identificar los conceptos con los que hemos de operar, e innovar en esta materia sería aumentar la confusión. Sin embargo, nos hemos esforzado por no emplear los términos propios de ésta o la otra escuela sin definirlos previamente y justificar su empleo. La dificultad para establecer contactos se ve por cierto acrecentada debido a que el autor de este Tratado, haya sido una u otra su formación inicial, hace ahora ya veinte años que no es especialista en ninguna lengua ni en ninguna familia de lenguas determinada, habiéndose ceñido a un tipo especial de investigaciones, la fonética funcional y estructural, sin más limitaciones de espacio ni de tiempo
qu e las que podía imponerle su actividad profesional. A los que ojos de los «estructuraos tas», tas», para quienes la lingüística es sobre todo lingüística general, este tipo de especialización no sólo es lícito, sino incluso normal: en la Comell University, sity, en los Estados Unidos, todos los lingüistas son oficialmente «profesores de lingüística», tanto si son romanistas como si son especialistas en lenguas germánicas o en lenguas clásicas. En opinión de los lingüistas tradicionales, ese tipo de especialización «horizontal tiene algo de monstruoso que les lleva a guardar las distancias. El romanista profesional,
CAMBIOS FONÉTICOS.—2
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Economía de lo loss cambios fonéti foné ticcos
que lee un estudio de fonología diacrónica aplicada, producido por un estructuralista ocasionalmente convertido en ro demanista, una vez que ha entresacado ciertos errores de de talle, no sabe muy bien cómo emitir un juicio de valor: la
escala de valores elegida no es aquella a la que él está acostumbrado y puede costarle trabajo reconocer, bajo la pluma del estructuralista, la lengua que es el objeto mismo de sus estudios. No osa discutir el fondo, pues tiene la impresión, que a veces debe de ser justificada, de que una discusión le llevaría a parajes donde muy bien pudiera perder pie. Para suscitar las reacciones necesarias, conviene por tanto dar confianza al especialista «vertical» ofreciéndole todos los el autor logra elementos de apreciación. Es evidente que si si sacar adelante esta empresa, se habrá situado en una posición muy vulnerable, pues habrá entregado su confianza no sólo a los espíritus abiertos y receptivos, sino también a los que son adversarios por principio. Provistos de la seguridad de que no van a caer en una trampa oculta, podrán éstos, si tienen mala fe o simplemente un humor agresivo, intentar concluir a partir de imperfecciones o de inexactitudes de detalle, inevitables para un no especialista, la invalidez del método, o, lo que viene a ser lo mismo, su ineficacia en el caso en cuestión. Lo que con más gusto se le reprocha al estruc-
turalista es que no capta toda la complejidad de lo real. Ahora bien, ¿quién puede vanagloriarse de haberla captado siempre? En todo caso, el estructuralista sería más consciente que nadie de esa complejidad, pues precisamente su esfuerzo previo ha consistido no en desechar arbitrariamente algunos elementos de la realidad, como algunos creen to davía, sino en establecer una jerarquía de los hechos ade cuada al objeto. Para criticar válidamente una explicación estructuralista lo que habrá que mostrar, no es el que en ella se desatiendan algunos aspectos de la realidad, ya que es
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Teoría g r al. gr al.:: Introducción
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precisamente eso lo que hace el fonólogo en determinado momento de su investigación con deliberado propósito y muy a sabiendas, sino que lo que habrá que mostrar es que lo loss aspectos desatendidos en la explicación eran precisamente
los que, en el caso concreto de que se tratare, deberían haber sido considerados como pertinentes.
DESCRIPCIÓN Y EXPLICACIÓN
14. La resistencia más tenaz a la aplicación de los pun-
tos de vista funcional y estructural al estudio de la evolución lingüística la ofrecerán, sin duda, mucho menos aquellos que, por temperamento o por formación, han creído deber mostrarse reticentes o incluso hostiles a las doctrinas estructuralistas, que aquellos otros que, «estructuralistas» o no, se sienten por naturaleza inclinados a no arriesgarse más allá de la descripción de los fenómenos observables. En ge neral, el epíteto «descriptivista» sólo se aplica a los lingüistas espeeiatizados en-una dpsrripeiÓTi sincrónica y estática. Pero caeríamos en un error en caso de creer que solamente en las filas de los «estraóturálfstas»jse encuentran aquellos que ven ’en’Ia descripción de los hechos de lengua observables el fin
único de los estudios lingüísticos. Podemos decir que el ideal descriptivista ha sido el de varias generaciones de lingüistas, si bie n pocos de esos descriptivistas de hecho han creído poder denegaran principio a los demás el derecho a salir dell cuadro estrecho de la descripción para arriesgarse en la de explicación de los hechos *. Todavía hoy la mayor parte de
Cf., si mbo, B. Dbük, «Ds Ws der Lutstz», OstwdLds •Annalen der Naturphilosophie», 1 (1902), pás. 277-308, i tdo quí siguido Ksp Ro, Vom Wesen des Lautwandels, Lipzi-Pís, 1934, pá. 59. 1
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quienes se ocupan de las cuestiones relativas a la evolución lingüística se interesa mucho/más >por el establecimiento de series de correspondencias regulares~que por la explicación causal de. los cambios.,_$e estima, en general, que nos
hallamos demasiado imperfectamente documentados acerca de las condiciones de todo orden que caracterizaron, pongamos por caso, a la Francia del siglo x, como para que po damos presentar un cuadro convincente de las causas, lejanas o directas, de un cambio fonético acaecido en dicho país y en aquella época. ¿Cómo podríamos — se nos dirá— presentar tal cuadro, siendo, como realmente somos, incapaces de hacerlo en el caso de un cambio contemporáneo que se produce, por así decir, ante nuestros propios ojos? Si nos contentamos simplemente con establecer «leyes fonéticas», nos hallamos ante problemas que puede resolver a satisfacción de todos sus colegas en lingüística cualquier investigador un poco dotado y bien formado. Al limitar nuestras pretensiones, somos por lo tanto capaces de realizar íntegramente nuestro programa. Como sólo operamos con hechos observables, siempre es posible la verificación, lo cual está en conformidad con el ideal científico. Éste es en lo esencial el método practicado por los neogramáticos, y ha seguido siendo el método de buen número de lingüistas
entre los mejor informados y más productivos. 1J.. Entre los «estructuralistas», hay muchos que sólo 1J conciben su disciplina en la perspectiva de la descripción estática, y no es atribuible al azar el hecho de que éstos se hallen sobre todo entre los seguidores de de Bloomfield, el discípulo de los neogramáticos, aquel mismo que escribió sin rodeos que «las causas de los cambios fonéticos son desconocidas»2. Bloomfield no va má máss allá, pero ¿quiért-Ho se
2
Lod Boomfid, Language, Nuv Yok, 1933, pá. 385.
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sentiría tentado de concluir, a partir de su exposición, que toda investigación que apunte a la identificación de tales causas está inevitabl inevitablemente emente condenada al fracaso? Se com prende perfectamente que los seguidores 'de 1 Dleomfield sean,
de tndns los «Rstructuralista.r los menos inclinados a in tentar superar la fase de las ecuaciones metacrónicas del tipo ü latina = ü francesa 3, siendo también los peor preparados para ello. Estos lingüistas, ávidos de rigor formal. tem en con co n razón que, al aventurarse por el terreno de las explicaciones, la lingüística pierda ese aspecto de ciencia exacta que en muchas partes se intenta conferirle.
1 j 6.
E difícil dar o quitar la razón de manera absoluta
a aquellos que desearían limitarse a la descripción, tanto en diacronía como en sincronía. En estas cuestiones, cada cual se pronunciará en un sentido u otro según sean su temperamento y formación. De todas formas, siempre ha habido espíritus curiosos que no han podido sentirse satisfechos con la llamada lingüística histórica practicada a base de ecuaciones metacrónicas: ü latina = ü francesa, no hay duda, pero ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿por qué? De aquí es de donde partió la teoría del substrato. La autoridad de lo loss neogramáera de tal índole que pudiera impedir el brote y la ticos no era
discusión de hipótesis causales, pero sí bastó para retardar el trabajo de observación que habría permitido la verificación de dichas hipótesis, razón por la cual la lingüística ex plicativa casi no existe como disciplina reconocida.
1.7. No es difícil comprender por qué razón fue entre lo loss romanistas entre quienes, antes y de manera más viva, se
3 Etr otrs, ovi dstr s formuios d Go L. T, «Th Fid of Liuistis», Studies in Linguist Linguistics: ics: Occa-
sional Pap Papen, en, 1 (1949), pég. 6.
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f onéticos f 22_______________________________Economía de lo loss cambios onéticos
manifestó la resistencia al formalismo descriptivista de los neogramáticos: entre los dos términos de la correspondencia f gótica — p sánscrita mediaban y siguen mediando mi * lenios de prehistoria; en cambio, entre c(a) del latín y ch(a)
ch(e) del francés, sólo han mediado algunos siglos de una — historia bastante documentada. La historia de la f f germáni-
ca es pura y simplemente prehistoria lingüística, es decir, pura hipótesis; por el contrario, la historia de la ch francesa podemos fundamentarla en gran parte mediante la ob servación de hechos de distintos órdenes a lo largo del desarrollo de la lengua y a partir de la oclusiva latina. Un Unaa vez identificados los detalles del proceso, surgía la gran tentación de investigar las causas del fenómeno e incluso de lanzarse a elaborar hipótesis. Es precisamente a los romanistas a quienes debemos las teorías del substrato, del superestrato y del adstrato. Muchas cosas cabe reprochar al edificio de los estratos, y sobre todo el que no quede integrado dentro de una teoría general del bilingüismo, pero hay que reconocerle el mérito de haber mantenido el principio de la legitimidad de la explicación causal en lingüística, aun cuando a veces la aplicación de la teoría se realizaba sin demasiado discernimiento ni método. Fue esencialmente en ciertos círculos de Suiza, Alemani Alemaniaa y Austria, en que permanecía
vivo el espíritu de libre examen y de curiosidad ilimitada de Hugo Schuchardt, donde parecieron despertar mayores esperanzas las tentativas de echar las bases de una fonología diacrónica. Ya en 1931, Eduard Hermann declara que la fonología representa un gran progreso, que aclarará muchas co sas y que revolucionará la fonética histórica *. Albert De De--
Edud Hm, Lautgesetz und Analogie, Bí, 1931 (Abh: d. Gesellschaft d. Wiss. zu Góttingen, phil.-hist. Kss, N. F. Bd. 23. 3.), pá. 49: «... ih sb i dr Phooogi i os Fortshritt,
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brunner estima, por su parte, que la fonología contribuirá a explicar ciertos cambios fonéticos particulares y a esclarecer el condicionamiento general de tales cambios*5* 6 . Raspar Rog7 ger, tras deplorar que la noción de sistema lingüístico no condujera a Saussure a replantear la cuestión de los cambios fonéticos, se hace eco de la tesis fonológica según la cual la evolución de cualquier fonema se ve influida por la *natura leza del sistema entero y viceversa *. Todavía de una manera máss clara, en 1939, en Mé má Méla lang nge es de linguistique offerts á Char le less Bally 1 , , Walther von Wartburg prevé, para la lingüística, un florecimiento análogo al que se produjo en las primeras décadas del siglo xix, florecimiento que será el resultado de la combinación de los métodos de la lingüística funcional y estructural con la experiencia adquirida en la
lingüística histórica. En ese mismo volumen5, Elise Richter indica en qué dirección deberán desarrollarse las investigaciones de fonología diacrónica.
Estos medios, en los que se confiaba en la fonología a la hora de abordar el problema de las causas de los cambios fónicos, no eran, por supuesto, los únicos en los que se
1.8.
dr us viri Aufkáu brig wird ud di historish Luthr dzu umwáz muss». 5 impenitentes. Pero a ello se oponen tanto la experiencia lingüística como la misma existencia de la grafía alfa-
El empleo del concepto de «rendimiento funcional» bética. presupone la existencia de «leyes fonéticas» regulares: el funcionalista estima que una de las razones por la lass que en francés /á/ y /ó /ó// no llegan a confundirse es el hecho de que su oposición tiene un rendimiento funcional elevado, es decir, esa oposición sirve para distinguir un número considerable de cuasi-homónimos, tales como lent-long, blancblond, se sem mence nce-se -sem monc nce e. Si, en una determinada palabra, comenzaran a modificarse los segmentos fónicos con independencia de lo que ocurriera en los segmentos semejantes de las demás palabras, podríamos esperar que la palabra que en francés no existe la palabra change pasara a [éói], ya *chonge y, por tanto, no habría que temer confusión alguna. En los casos de lent, blanc, semenc sem nce e, por el contrario, nunca [á]] pasaría a [ó] porque tal cambio acarrearía conflictos [á homonímicos. De hecho, ese comportamiento fónico no ha sido señalado en ninguna parte, lo cual nos permite creer que la existencia de cuasi-homónimos puede contribuir a impedir una evolución fónica, incluso en los casos particulares
confusión. Lo que nos-
no existe ningún peligro de
que en suponemos es que hay en francés suficiente número de otros parejas del tipo lent-long, blanc-blond, etc., para impedir que change se transforme en [§ói] aun cuando no exista un cuasi-homónimo * chonge.
EXCEPCIONES A LAS «LEYES» Y HECHOS MARGINALES
1.19. Las verdaderas excepciones a las «leyes fonéticas», aquellas en las que se constata que el contenido semántico
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Economía de lo loss cambios fonético fonéti coss
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o el valor sugerente de una palabra han ejercido una in bussfluencia en el destino fonético de dicha palabra, deben bu carse ya entre las palabras-frase del tipo oui, si si,, non, ya entre las fórmulas cuyo contenido significativo real es extremadamente reducido, ya sea, finalmente, entre las formas susceptibles de ver su articulación reforzada y precisada po porr ser frecuentemente pleadas en contextos en los que se yes da libre curso a la afectividad de los hablantes. El inglés yes ge ed swd (cf. sueco ¡asá procede quizás de g ¡ asá pronunciado [jasso]), pero, en modo alguno, con arreglo a los procesos evolutivos normales. Lo mismo hay que decir de las rela Monsi nsi eur y Mo ciones existentes entre Si Sirr e y sé séni nio or , Mo Monse nseii gne g neur ur,, español Usted y Vuestra Me y y Merr ced, inglés g go ood-bye -bye you. yo u. El inglés knock debe de provenir de un God Go d be with
prototipo * cnoccian, refuerzo de la forma cnocian, la única atestiguada y la única explicable en antiguo inglés por el juego normal de las «leyes fonéticas» identificables, que nunca dejan prever una sucesión [okk] + vocala.
1.20. Siempre ha parecido verosímil suponer que las formas de esos tipos o, al menos, la mayoría de ellas, aunque hoy adaptadas a la fonología de las lenguas en las que nos las encontramos, debieron de presentar, en el pasado, evidentes anomalías con relación al sistema. Y, de hecho, el examen sincrónico de las lenguas ha puesto de relieve a me jo o «sí» presenta, la nudo tales anomalías: la palabra danesa j mayor parte de las veces, una vocal larga final sin estrechamiento glotal, cosa que casi sólo se encuentra en palabras 21 . En francés, oui es pronunciado a menudo con de este tipo22
21 Cf. Adé Mtit, La gémination consonantique d'origine ex- pressive pressi ve dans dans les langues germaniques, germaniques, Cophu, 1937, págs. 78 y sigs. 22 Cf. Adé Mtit, La phonologie du mot en danois, Prís, 1937, § 6.14.
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Teoría grr al.: Introducción g
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[i] relajada por personas que no utilizan este sonido otras ocasiones. El ye yeah ah del inglés de Amér América ica presenta un timbre vocálico que varía de un individuo a otro y que no es posible identificar con un fonema determinado. El alemán no
1
la geminación consonántica, es decir, no conoce casos conoce de consonante geminada en el interior del mismo elemento significante, pero es posible oír a algunas personas, cuando están bajo el imperio de una viva emoción, articular immer con una m geminada. En Hauteville ”, el sistema fonológico presenta tres fonemas vocálicos breves, 4, é, ó, que se definen como aquellos después de los cuales se gemina o se alarga un unaa consonante simple cuando aparecen acentuados en una palabra paroxítona: f&td «bolsillo» [’fatta], fí en fí ná «mujer» ['fdnna], bólá «bola» ['bolla]; los timbres cerrados, [i], [ti], [u], son largos cuando aparecen en la misma posición, y la consonante que aparece después de ellos continúa siendo breve. Sin embargo, en una palabra, en el término expresivo tnuisé «pecorilla», y solamente en esta palabra, la [i] se abrevia y la s se hace geminada. Un sincronista ávido de rigor formal colocaría un fonema /!/ frente a otro /i/, pero esto sería situar en un mismo plano la norma y la excepción, un hecho central y un hecho marginal, realidades cualitativamente difer tes. Desde un punto de vista diacrónico, no nos
es posible presentar una etimología para muisé, pero ninguna de las «leyes fonéticas» que podríamos establecer para el habla de Hauteville nos permitiría integrar una /!/ de denntro de un unaa correspondencia regular. En este caso de la palabra muísi, lo que hay con toda evidencia es conservación «expresiva» de la vocal aguda [i] que «pide» el sentido (cf. el
Vés Adó Mtit,
phooogiqu
du p fo-pov d'Hutvi (Svoi)», Revue de linguistique ro mane,, 15 (1939), pás. 1-86; prtiurmt, §§ 327, y 336 3.40. E mane o susivo, itrmos st trbjo bjo form «Dés, phoo.». ”
«Dsriptio
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