March 12, 2017 | Author: Adrián Rodríguez | Category: N/A
SINTAXIS HISTÓRICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA Tercera parte: Adverbios, preposiciones y conjunciones. Relaciones interoracionales
volumen
2
Directora Concepción Company Company
universidad nacional autónoma de méxico fondo de cultura económica
Primera edición, 2014 Company Company, Concepción Sintaxis histórica de la lengua española. Tercera parte: Adverbios, prepisiciones y conjunciones. Relaciones interoracionales. Volumen 2 / dirección de Concepción Company Company.— México: FCE, UNAM, 2014. XXXII, 23 x 17 cm — (Colec. Lengua y Estudios Literarios) 1. Español — Historia 2. Lingüística histórica I. Ser. III t. LC PC4746
Dewey 465 C238s
Distribución mundial La publicación de esta obra ha sido posible gracias al financiamiento otorgado por la Dirección General de Asuntos del Personal Académico de la unam, a través del proyecto IN-400612 “Medievalia: Sintaxis histórica de la lengua española”, y corresponde al número 41 de Publicaciones de Medievalia. D. R. © 2014, Universidad Nacional Autónoma de México Instituto de Investigaciones Filológicas Circuito Mario de la Cueva s.n., Ciudad Universitaria, 04510, México, D. F. www.filologicas.unam.mx
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Impreso en México • Printed in Mexico
Índice general Volumen 1 Advertencia editorial Introducción, por Concepción Company Company Parte I. Planteamiento teórico Capítulo 1. Adverbios, preposiciones y conjunciones. Caracterización, relaciones y problemas de delimitación categorial, por Rosa María Espinosa Elorza Parte II. Adverbios Capítulo 2. Adverbios demostrativos de lugar, por Concepción Company Company y Rosa María Espinosa Elorza Capítulo 3. Adverbios de lugar. La construcción sustantivo + adverbio locativo, por Alejandro Velázquez Elizalde Capítulo 4. Adverbios de tiempo. Demostrativos, comparativos y modotemporales, por Elena Azofra Sierra Capítulo 5. Adverbios tempoaspecutales: aún, luego, todavía y ya, por Elsie Magaña Juárez Capítulo 6. Adverbios en -mente, por Concepción Company Company Capítulo 7. Adjetivos adverbiales, por Martin Hummel Capítulo 8. Adverbios y locuciones adverbiales de manera, por Javier Rodríguez Molina Capítulo 9. Adverbios de cantidad, foco, polaridad y modalidad, por Rosa María Espinosa Elorza Capítulo 10. Locuciones adverbiales con a y base léxica en -as, por Rosa María Ortiz Ciscomani
IX XI
3
127 245 313 411 457 613 733 939 1117
Índice de contenidos volumen 1 Volumen 2 Parte III. Preposiciones Capítulo 11. La preposición a, por Concepción Company Company y Rodrigo Flores Dávila Capítulo 12. Las preposiciones de, des y desde, por Concepción Company Company y Zazil Sobrevilla Moreno Capítulo 13. Las preposiciones por, pora y para, por Rena Torres Cacoullos Joseph Bauman Capítulo 14. Las preposiciones con y sin, por Angelita Martínez Capítulo 15. Las preposiciones en y entre, por Axel Hernández Díaz
1195 1341 1479 1565 1629
Capítulo 16. Las preposiciones contra, hacia y hasta, por Marcial Morera Pérez Capítulo 17. Otras preposiciones locativas y construcciones afines, por Álvaro S. Octavio de Toledo y Huerta Capítulo 18. Preposiciones, conjunciones y adverbios derivados de participios, por Cristina Sánchez López
1837 2055
Parte IV. Relaciones interoracionales: yuxtaposición, coordinación y subordinación Capítulo 19. Oraciones yuxtapuestas, por Dorien Nieuwenhuijsen Capítulo 20. Coordinación y subordinación. Panorama general, relaciones diacrónicas básicas y nexos, por Rosa María Espinosa Elorza Capítulo 21. Coordinación copulativa e(t) / y y disyuntiva o, por Mar Garachana Camarero Capítulo 22. Oraciones adversativas, por Silvia Iglesias Recuero Capítulo 23. Reestructuración general del sistema de subordinación latino. Las completivas de objeto directo, por Laura Espinoza Gutiérrez Capítulo 24. La conjunción que. La complejización del sistema de subordinación, por Francisco Javier Herrero Ruiz de Loizaga
2229 2335 2519 2671 2789
Índice de contenidos volumen 2 Volumen 3 Capítulo 25. Oraciones subordinadas sustantivas de objeto directo, por Georgina Barraza Carbajal Capítulo 26. Oraciones subordinadas sustantivas enunciativas. Sujeto, predicado nominal y régimen prepositivo, por Sergio Bogard Capítulo 27. Oraciones subordinadas sustantivas interrogativas, por José Luis Girón Alconchel Capítulo 28. Oraciones causales, por Manuel Pérez-Saldanya Capítulo 29. Oraciones finales, por Rosaura Silva Ceceña Capítulo 30. Oraciones concesivas, por Manuel Pérez-Saldanya y Vicent Salvador Capítulo 31. Oraciones comparativas, por Antonio Freire Llamas Capítulo 32. Oraciones condicionales, por Rafael Cano Aguilar Capítulo 33. Oraciones consecutivas, por Claudia Parodi Lewin Capítulo 34. Oraciones temporales, por Rolf Eberenz Índices Corpus base en orden cronológico Corpus base en orden alfabético Índice de autores y obras citados Índice de conceptos, materias y términos Índice de contenidos de los tres volúmenes
2971 3107 3251 3449 3613 3699 3843 3907 4095 4171
LXIII LXXXVII CXI CLXXI CCIX
Capítulo 11 LA PREPOSICIÓN A Índice 11.1. Introducción. Caracterización general, definición y objetivos 1197 11.2. El corpus 1217 11.3. Breve estado de la cuestión 1219 11.3.1. Los estudios sincrónicos 1221 11.3.2. Los estudios diacrónicos 1225 11.4. Antecedentes. Del latín al español 1228 11.4.1. La preposición ad en latín 1228 11.4.2. Antecedentes latinos y profundidad histórica de ad como marca de objeto 1234 11.5. Sintaxis y relaciones de la preposición a 1241 11.5.1. Distribución general de la frase prepositiva con a 1242 11.5.2. Relacionalidad y función de la frase prepositiva con a 1248 11.5.3. Algunas diferencias diatópicas 1253 11.5.3.1. Diferencias dialectales absolutas 1253 11.5.3.2. Diferencias dialectales relativas 1259 11.6. Sintaxis de la preposición a con término nominal 1261 11.6.1. El término de a 1262 11.6.1.1. El núcleo de la frase nominal término 1263 11.6.1.2. Estructura interna de la frase nominal término 1267 11.6.1.3. Rasgos léxicos del núcleo de la frase nominal término 1272 11.6.2. La categoría introductora de la frase prepositiva con a 1276 11.6.2.1. Clases de categorías 1276 11.6.2.2. Semántica del verbo introductor 1278 11.6.3. La función de la frase prepositiva con a 1282 11.7. Sintaxis de la preposición a con término verbal 1291 11.7.1. El término de a 1291
[1195]
11.7.2. La categoría introductora de la frase prepositiva con a 11.7.3. La perífrasis de futuro ir a + infinitivo 11.8. Otros contextos con a. Algunas funciones discursivas 11.9. Semántica de la preposición a: su significado básico 11.10. Diacronía general 11.10.1. Un camino hacia la abstracción: las gramaticalizaciones de a 11.11. Conclusiones 11.12. Corpus bibliográfico 11.12.1. Corpus base 11.12.2. Corpus adicional 11.13. Referencias bibliográficas
[1196]
1297 1306 1312 1316 1321
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1329 1330 1331
Capítulo 11 LA PREPOSICIÓN A Concepción Company Company Universidad Nacional Autónoma de México
Rodrigo Flores Dávila Universidad Nacional Autónoma de México
11.1. Introducción. Caracterización general, definición y objetivos La preposición a se caracteriza en la lengua española por un gran dinamismo diacrónico y una gran flexibilidad de distribuciones y funciones diversas, al mismo tiempo que, paradójicamente, por una gran estabilidad en las funciones que codifica, ya que, a pesar de su diversidad funcional, se ha desempeñado mayoritariamente como introductora de complementos nominales y ha sido introducida por verbos. De hecho, un rasgo definitorio de la preposición a, y constante a lo largo de la historia del español, es la elevada nominalidad de los elementos encabezados por ella, ya que todos, en mayor o menor medida, presentan propiedades nominales; un segundo rasgo definitorio de las construcciones en que participa esta preposición es la casi categórica verbalidad del constituyente introductor de la frase prepositiva que encabeza. El esquema recurrente a lo largo de los siglos formado por la preposición a es: verbo + a + nominal. Además de estos dos rasgos, otro aspecto definidor de a es su persistente semántica locativa, más o menos alejada de un significado locativo estricto. Tal estabilidad se debe a que la preposición a tiene un significado básico constante, locativo directivo télico, que a través de determinados contextos y construcciones puede ser reelaborado o proyectado en estructuras varias mediante una interpretación metafórica y/o metonímica más o menos alejada de la locación directiva. En perspectiva diacrónica, la preposición a puede ser caracterizada, en líneas generales, por un gran dinamismo que le permitió ampliar enormemente su capacidad funcional y distribucional, al punto de que puede decirse que es la preposición del español que más funciones y distribuciones no etimológicas adquirió a lo largo de su evolución. No sólo entró a marcar espacios funcionales que carecían de marca prepositiva en la lengua madre o incluso en el español antiguo, como es el caso de los objetos indirecto y directo, sino que también se apropió de distribuciones y funciones que eran en los orígenes privilegio de otras preposiciones, como de, para, con o en, y asimismo, desde muy antiguo [1197]
11.1
la preposición a
hasta la fecha, está en alternancia con otras preposiciones, como con, en, hasta o por, además de que entró en ámbitos cada vez más alejados de sus rutinas gramaticales etimológicas, tales como la modalidad adverbial, quien a hierro mata a hierro muere, o construcciones próximas a un complemento adnominal de significado modal, papas a la francesa, pulpo a la gallega, falda a cuadros, que son innovaciones relativamente recientes. También cedió algunos espacios funcionales, pero fueron más las ganancias que las pérdidas. Como parte de su diacronía, mantuvo, no obstante, sus funciones originarias, ya que, como es sabido, el cambio lingüístico es la suma de continuidades y discontinuidades. Efecto y causa de tal flexibilidad y polifuncionalidad es la elevada frecuencia que a tiene en el español. Es la tercera palabra más frecuente de nuestra lengua, con 4 211 993 ocurrencias (sumando a y su contracción al), según consigna la lista de frecuencias de palabras del Corpus de Referencia del Español Actual (crea) de la rae, precedida sólo de las preposiciones de y en (→ Capítulo 12) (→ Capítulo 15). Esta elevada frecuencia de uso se mantiene en la diacronía, ya que aparece como la segunda palabra más frecuente en el corpus novohispano Léxico histórico del español de México (Company y Melis 2002:s.v. a), que abarca un periodo de tres siglos, de 1525 a 1816, con 6 202 documentaciones, precedida sólo de de. Asimismo, en el español medieval del siglo xiii, en un corpus en prosa de seis textos de diferente género textual (Eslava 2009), la preposición a es la que más frecuentemente aparece introducida por verbos de significado locativo, llegar a, ir a, venir a, entrar a, bajar a, subir a, etc., con 614 ocurrencias de un total de 1 580 datos, seguida de lejos por en y de, con 425 y 183 ocurrencias, respectivamente. Es también la preposición más usada a lo largo de la historia del español para introducir subordinadas sustantivas de régimen prepositivo, atreverse a, convidar a, obligar a, etc., muy por encima en frecuencia de uso de las otras preposiciones capaces de contraer relaciones de régimen, de, en, con y por: 60% de a frente a 40% de las otras cuatro preposiciones juntas (→ Capítulo 26). La correlación entre alta frecuencia y amplitud distribucional y funcional que despliega la preposición a es reflejo del hecho bien conocido de que en la gramática de cualquier lengua existe una relación entre frecuencia y riqueza funcional: a mayor frecuencia, mayor flexibilidad funcional y distribucional. Una característica de las construcciones formadas mediante a es que ni su manifestación estructural ni los muchos cambios que sufrieron parecen estar condicionados por diferencias de géneros textuales, por los temas desarrollados en las obras o por las obras particulares mismas, al menos no en el corpus analizado. Esta propiedad es reflejo, según creemos, del carácter nuclear de la preposición a y de su gran flexibilidad para entrar en múltiples tipos de construcción y funciones.
1198
introducción
11.1
La preposición a, como toda preposición, es una clase de palabra invariable, con función básica de relacionante y con una función adicional, como cualquier preposición, de ser un potenciador de la adjetivación, ya que cuando se acaba el inventario léxico de adjetivos, las lenguas echan mano de preposición más sustantivo para adjetivar: falda cuadrada no es lo mismo que falda a cuadros, pero ambas son modificaciones adjetivas, y cuadro al óleo ni siquiera tiene un posible adjetivo léxico correspondiente, por lo que requiere de la frase prepositiva, a la que denominaremos a partir de aquí fp-a (véase infra §11.6.3). La preposición a suele ser clasificada como preposición funcional o gramatical, de significado ligero —frente a preposiciones menos ligeras o léxicas como contra, hasta o entre— e incluso, dada la polifuncionalidad ya comentada, suele señalarse que es un mero relacionante, carente de significado léxico aunque mantiene su carácter directivo (Alcina y Blecua 1975:§6.2.5; Di Tullio 1997:41-42). Consecuencia de su aparente falta de significado es que bastantes gramáticas y diccionarios de referencia del español consignan largas listas de posibilidades de uso de a, muchas veces sin hacer explícita la cohesión funcional y semántica interna de a que, sin duda, tiene esta preposición en todos esos empleos, por el hecho obvio de que es un solo signo lingüístico: a. Por nuestra parte, consideraremos que todo signo lingüístico es forma con significado, así sea este abstracto y esquemático, de manera que a sí tiene significado. Pasemos a la caracterización general de la preposición a desde su distribución, función y significado. Llamaremos al elemento introducido por la preposición término, que es la denominación tradicional, y al que rige o encabeza la frase prepositiva, constituyente introductor, entendido como un concepto de cobertura, tanto para los casos en que el constituyente rige la fp-a, voy a México, saludó a Pedro, traducción al inglés, como para los casos en que es modificado por la fp-a: pantalón a rayas, tonto a morir, el evento a realizarse, el asunto a tratar. En cuanto a su distribución, la preposición a muestra una amplísima combinatoria categorial. Considerado el término, este puede ser un nominal o una predicación verbal, pero el primero es, por mucho, la selección mayoritaria en todas las etapas del español. Cuando es nominal (1), puede ser una frase nominal (fn) (1a) o una frase adjetiva (fadj) (1b). También una frase adverbial (fadv) (2), con muchas restricciones una frase prepositiva (fp) (3), y una oración de relativo (4), con antecedente o sin él,1 pueden ser término de a. Si el núcleo de la fn es 1 Las oraciones de relativo son, sin duda, términos nominales de a ya que el pronombre relativo introductor del término es, lógicamente, un constituyente nominal, si bien, como oraciones que son, contienen una predicación interna plena. Las oraciones de relativo se caracterizan, además, por desplegar en su interior las mismas capacidades estructurales y semánticas de una oración independiente (Bhat 2004:cap. 8), motivo por el cual podrían ser clasificadas también como términos verbales de la preposición a. Decidimos darle peso al pronombre relativo introductor de la oración, hecho que hace sentido en el conjunto de la caracterización de a, dada
1199
11.1
la preposición a
pronombre, este es siempre oblicuo, a ti, a mí, como se ve en el último ejemplo de (1a), prueba de que a se comporta como preposición plena.2 Cuando es una predicación (5), el término puede ser una oración en infinitivo (5a), la cual es la selección más productiva en todos los periodos de la lengua, pero también una oración introducida por la conjunción que puede constituir el término de la preposición a (5b), e igualmente una predicación averbal puede constituir el término de a (5c), sea recuperable o no en el contexto inmediato un verbo. (1)
a.
Agora dexamos aquí estas cuentas de los tiempos e de los reis e de sos regnados e tornaremos a la estoria de la Biblia [gei, 2.379] Et sería atal commo el ome que llega a hedat et falla que... [Calila, 91] y vio a las dos destraídas mozas que allí estaban [Quijote i, 2.51] se manda este presso sea puesto en la carçel de corte desta Nueba España, y se traiga a ella de donde quiera que estuviere [dlne, 1618, 104.298] Hay que ir a Saint-Florent para sentir ese deseo de reencarnarse [Bartleby, 162] A la de una, a la de dos y a la de tres [Inicio de un juego] pequeños detalles que a mí me servían para darle más énfasis [Contadora, 45] b. echáuanlo ssobre las espallas, rreboluyéndolo en derredor del pescueço, a ssemeiante que la ley de Dios era blanca e limpia [Setenario, 250.14] la alta nominalidad general de los términos de esta preposición. Por otra parte, las oraciones de relativo que carecen de antecedente, del tipo “a lo que vengo”; “me refiero a las que te di”, tienen un problema adicional, concerniente al estatus de las formas el, la(s), lo(s) que encabezan junto con el pronombre la oración; existe una cierta controversia en los trabajos especializados sobre el estatus de esas formas: para unos autores son artículos, con una distribución y propiedades peculiares, sin que necesariamente se requiera sobrentender un núcleo nominal elidido, posición adoptada en este capítulo; para otros estudiosos, funcionan más como núcleos pronominales, y el, la(s), lo(s) serían en este tipo de sintagmas un reflejo y residuo histórico de sus étimos latinos pronominales demostrativos, y, en efecto, parecen tener una función intermedia o puente entre la pronominal demostrativa y la de artículo; otros estudios consideran el, la(s), lo(s) + que un “pronombre complejo” (rae-asale 2010:§44.3.2d). El mismo problema de análisis presentan otras construcciones: a la de una, a la de dos, a los de abajo, al de los muchachos, a la de tu abuela, etcétera. 2 Suele afirmarse que las únicas preposiciones propias de la lengua española que tienen régimen pronominal directo son entre, “entre tú y yo lo haremos”, hasta, “eso hasta tú lo sabes”, y según, “según yo, viene más tarde”, y no *entre mí, *hasta ti, *según mí, motivo por el cual según suele ser considerada adverbio más que preposición en algunos estudios (→ Capítulo 17) y hasta también presenta problemas en cuanto a su estricta adscripción como preposición en estos usos (→ Capítulo 16) (→ Capítulo 9).
1200
introducción
11.1
pero a güeno y a bonito no hay por to er contorno quien le gane [Felipe Trigo, El médico, 1890, España, ce] (2) E los varones d’estas compañas fueron contados cuantos avié ý de treinta días a arriba [gei, 2.627] Tres de los equipos de fútbol adelantan a hoy los encuentros del fin de semana [El Diario Vasco, 06-01-2001, España, crea] aunque este socorro nunca llegó a allá, ni pasó de Lombardía [Fray Prudencio de Sandoval, Historia de la vida, 1604-1618, España, corde] (3) por eso tuve que dejar la escuela para ir a con mi mamá [Equipo de Estudios Comunitarios, 2009, Guatemala, Google Libros] Y llega el rey a por su novia y ve a la negra y le dice... [Anónimo, Cuentos populares españoles, ca. 1920, España, corde] Ante la imposibilidad de conseguir que saliera por su propio pie, tuvimos que entrar a por ella y sacarla casi por la fuerza [Manuel López, Un gorila con paperas, 2001, España, crea] (4) llegaron a la çibdat a que ivan, et asentaron todos çerca de la çibdat de fuera [Calila, 326] conquirió a los griegos a que llamavan pelasgos [gei, 2.632] su dama es una tal Dulcinea del Toboso, a quien en toda España la dan la palma de la hermosura [Quijote ii, 58.1164] (5) a. Et vieron que aquellas estrellas auyan cuerpos más nobles que los çielos, e por esso tornaron a creer en ellas [Setenario, 57.9] finalmente, en el traje y apostura daba a entender ser hombre de buenas prendas [Quijote ii, 16.788] ¡Niña, a callar! [Alfonso Zurro, Farsas Maravillosas, 1987, España, crea] A ver si vamos haciendo lo que nos corresponde [Español general, habla espontánea] b. No quiero persuadir a V.E.,... a que en esta ocasión me ampare como tan gran señor [Teresa, 122.248] venía a que me revisara el texto [Edmundo Paz, La materia del deseo, 2002, Bolivia, crea] c. ¿A que no? ¿a que no? [Leopoldo Alas “Clarín”, La Regenta, 18841885, España, corde] Sólo me faltan las orejeras, ¿a que sí? [La Razón Digital, 19-12-2003, España, crea] Al pan, pan, y al vino, vino; a mí no me hables con rodeos [México, habla espontánea]
1201
11.1
la preposición a
A pesar de la flexibilidad en la variedad categorial del término, que se aprecia en los ejemplos de (1)-(5) arriba, los ejemplos de (6) abajo constituyen, sin duda, el paradigma de los constituyentes término de la preposición a, que son, en realidad, sólo de dos tipos: fn (6a) y fv en infinitivo (6b). Son paradigmáticos tanto por su elevadísima frecuencia en todos los periodos del español, respecto de los otros posibles términos, como por su gran estabilidad y continuidad diacrónicas (véase infra §§11.6.1, 11.7.1). a. Et yogo Digna en la carçel, et mandólo guardar a un cavallero [Calila, 188] E por mas firme dunbre rogamos a Domingo Diaz... [dle, 1284, 34.59] Cayó sobre un hotel. Iba a Nueva York [Vuelo, 15] b. E començaron luego a fazer grandes alegrías ant’él [gei, 2.378] si no se pone las pilas va a terminar convertido en oldmancito cuidando carros en un cine [Efecto, 165] (6)
En cuanto a la categoría introductora de la fp encabezada por a (fp-a a partir de aquí) la gama categorial es también muy amplia pero tiene más restricciones que el término, en cuanto que algunas categorías difícilmente concurren con una fp-a. Mayoritariamente, la fp-a es introducida, en todas las etapas del español, por un verbo (7a), conjugado o no, y por un sustantivo (7b). Los adjetivos (8a), sean léxicos o participios debilitados, en algún grado, en su carácter verbal, algunos adverbios (8b) y unas pocas preposiciones (8c), sean propias o impropias, pueden también introducir una fp-a pero, a diferencia de las dos categorías anteriores, se reducen a unos cuantos ítems léxicos en estos tres últimos casos. (7) a. que castigasse al pueblo de los fijos de Israel que guardassen el sábado [gei, 2.371] Llegó el tropel de lanceros, y uno dellos, que venía más delante,... comenzó a decir a don Quijote... [Quijote ii, 58.1166] Leonor cogió a su madre del brazo y la llevó a un rincón de la alcoba [Ángeles, 21] b. La vi de espaldas con sus zapatos bajos y su falda a cuadros [Javier Marías, Corazón tan blanco, 1992, España, crea] la aplicación de la teoría del juego a los estudios sobre la paz [Anónimo, Una ciencia de la paz, 1968, España, corde] el desapego a los valores tradicionales y su sustitución por los... [El País, 17-07-2001, España, crea]
1202
introducción
11.1
Esta será la agenda de acciones a llevar a cabo a partir de 2014 [México, discurso político] (8) a. Semeiant es el regno de los cielos a un ombre sennor de compannas que... [Mateo, 54] Siguieron serenos por las rutas del arte, ciego a los ojos del mundo y abiertos a la noble fe y encanto de los suyos [Yago-César de Salvador, Crónicas de Barcelona, 1922, España, corde] que se creara una estructura paralela a la negociación en Chiapas [Proceso, 02-02-1997, México, crea] b. que vos oyessen en vuestros pleitos e judgassen derecho a todos tan bien all estraño como al cibdadano, tan bien al pequeño como al grand [gei, 2.863] ¿quién no tiembla junto a ti, Jimena? [Francisco Navarro, Doña Blanca, 1846, España, corde] c. Pero pa que vea que soy cuate: dígame de a cómo no, y se lo tramito en tres días [Tomás Mojarro, Yo, el valedor, 1985, México, crea] la sesión fue caldeándose de a poco [La Nueva Provincia, 22-04-1997, Argentina, crea] Cuando lo averigües, echas la cuenta de a cuánto salen estas carreras estúpidas [Alejandro Gándara, La media distancia, 1984, España, crea]
Considerados en conjunto el término de la fp-a y su constituyente introductor, la distribución más frecuente en todas los periodos de la lengua española es, como ya dijimos, aquella que contiene un introductor verbo y un término fn con núcleo sustantivo: verbo + a + sustantivo, de muy diversas clases léxicas ambos y en funciones también muy diversas, como se ejemplifica en (9). Estos sintagmas podrían ser caracterizados como los no marcados en la distribución de la preposición a tanto por su elevada frecuencia como por la alta flexibilidad léxica del verbo introductor y del nominal término. (9) Estonce salio Ihesus de Galilea, e fue a Iordan [Mateo, 27] Et salió de allí et andovo fasta que llegó a la puerta [Calila, 329] Donde bido este testigo al dicho capitán [dlne, 1618, 82.247] los tendrán por abogados a la hora de su muerte [Buscón, 85] se defendía a su manera y como podía de los topetazos de los años [Adolfo Bioy Casares, El gran Serafín, 1962, Argentina, corde] destrozando a navajazos las butacas de los cines [Isabel Allende, Eva Luna, 1987, Chile, crea]
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la preposición a
Una propiedad distribucional recurrente y muy productiva de la preposición a es que forma construcciones fijas o casi fijas en colocaciones varias: locuciones, correlaciones y esquemas, cuyo rasgo común es que la mayoría ha adquirido un alto grado de lexicalización. Es decir, a entra en procesos de lexicalización con mucha facilidad, muy posiblemente porque tiene una constitución fónica mínima, sólo una vocal, y porque, como es sabido, el espacio es un parámetro básico para generar gramática y a tiene significado espacial. La lexicalización de construcciones con a es una propiedad con arraigo ya en la lengua latina, que genera desde antiguo una productiva pauta morfosintáctica de formación de adverbios y preposiciones complejos en el español. En cuanto a las locuciones (10), a se integra, por ejemplo, en locuciones de distinta categorialidad: adverbiales (10a), prepositivas (10b), algunas de estas fronterizas entre adverbial y prepositiva, y conjuntivas (10c), aunque la gran mayoría es de naturaleza adverbial. De hecho, a es la preposición típica para formar las locuciones adverbiales con base léxica en -as (10d), muchas de las cuales ilustran lo que se conoce con el término de “femenino de indeterminación” (Mariner 1968); se trata de expresiones en neutro plural en -a que toman analógicamente la -s del plural y se interpretan como femeninos plurales (→ Capítulo 10). (10) a.
b.
c.
Et por esso sse deuen conffesar a menudo e non ssobreponer los peccados nin dexarlos enuejeçer [Alfonso X, Setenario, 1252-1270, corde] Estaban cerca dellos a tiro de piedra, de manera que fue nescesario con su persona acudir allí Cortés [Francisco Cervantes de Salazar, Crónica de la Nueva España, 1560, México, corde] y terminé llorando a mares [Chavela Vargas, Y si quieres saber de mi pasado, 2002, México, crea] partió con toda la gente de a cavallo e de a pie que pudo llevar [Diego de Valera, Crónica de los Reyes Católicos, 1487-1488, corde] es tan de a tiro pinchurriento, tan peoresnada, que... [Carlos Fuentes, Cristóbal Nonato, 1987, México, crea] Alberto Berasategui corre a por una pelota en el partido de ayer [El Mundo, 30-05-1995, España, crea] ¿por qué le han mezclado a con narcotraficantes? [Tiempo, 06-081990, España, crea] tú sí compartirás mis sentimientos ¿a que sí, amor mío? [Juan García Hortelano, El gran momento, 1972, España, corde] Por allí por la Alcarria no veis estas cosas, ¿a que no? [Sánchez Ferlosio, El Jarama, 1956, España, corde]
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introducción
d.
11.1
Et que Él me acarreó de ir a aquella çibdat non a sabiendas de mí [Calila, 333] se fueron solas a oscuras [Garci Rodríguez de Montalvo, Amadís de Gaula, 1482-1492, corde] seguían siendo niños, viendo las cosas a gatas, ocultos debajo de la mesa [José Lezama Lima, Oppiano Licario, 1977, Cuba, crea] El tipo de juguete, sin embargo, no se puede elegir a tontas y a locas [Manuel López, Un gorila con paperas, 2001, España, crea]
En cuanto a las correlaciones (11), la preposición a se integra con otras preposiciones para formar frases prepositivas correlativas, en que a encabeza siempre el segundo miembro ya que expresa el término o meta y por ello, icónicamente, introduce el último tramo de la correlación. (11)
traxeron sus cargas desde Murçia a Valladolid [Anónimo, Cuentas de Gonzalo, 1477-1491, corde] cosa tan contraria en estos tiempos pues lo más seguido es ir de más a menos [Juan de Castro, Historia de las virtudes, 1620, España, corde] ordenó que de allí a poco se descubriese por el camino... [Quijote ii, 58.1166] Gala no sólo le ayudó a escribirlas, sino que se las escribió de pe a pa [Eladia González, Quién como Dios, 1999, México, crea]
En cuanto a los esquemas (12), la preposición a es, igualmente, el formativo inicial de dos muy productivos del español, encabezados ambos por determinante. Por un lado, los sintagmas con el determinante neutro a + lo + {adjetivo ~ participio ~ sustantivo ~ adverbio ~ fp ~ oración} (12a), que forman una colocación o esquema disponible para ser llenado léxicamente por diversos ítems léxicos de muy diversas categorías, como se ve en la anterior lista entre llaves. Por otro lado, un subtipo de este esquema, el formado por el artículo femenino, siempre en singular, a + la + {adjetivo ~ sustantivo ~ fp} (12b), que entra también en una colocación pero tiene menor flexibilidad de llenado léxico y categorial que el esquema anterior (véase infra §11.8).3
3 Cabría pensar que algunos de estos esquemas son resultado de elipsis de un sustantivo, como parecen indicar los siguientes ejemplos: “después de seis o siete sangrías a la moda francesa” (Feijoo, Theatro crítico universal, 1728, España, corde); “Necesito un toque pero a la voz de ya” (Gerardo María, Fábrica de conciencias descompuestas, 1980, México, crea).
1205
11.1
la preposición a
(12) a. Pareto se esforzó por mostrar la repetitividad o la presencia de constantes a lo largo y a lo ancho de historia de las sociedades [Salvador Giner, Teoría sociológica clásica, 2001, España, crea] La religión judía, pese a lo antes expuesto, no plantea una desvalorización radical de los no judíos [Díez de Velasco, Hombres, 1995, España, crea] Un teatro sin personajes muy postmoderno, muy a lo Heiner Muller [El Universal, 03-11-1996, Venezuela, crea] como nosotros lo veíamos, muy a lo lejos aún [Pedro Antonio de Alarcón, La Alpujarra, 1874, España, corde] Me voy tempranito a lo de mi hermano [Roberto Fontanarrosa, 19 de diciembre, 1995, Argentina, crea] A lo que te truje Chencha [México, frase hecha] ‘se usa para animar a alguien a concentrarse en su trabajo’ b. Odia las matemáticas, ama las papas a la francesa [La Prensa Gráfica, 26-09-2002, El Salvador, crea] pero a la de ya o te mueres [Felipe Victoria Zepeda, La casta divina, 1995, México, crea] Pidió pescado a la talla y chiles toreados para acompañarlo [Juan Villoro, Arrecife, 2012, Google Libros] Una manifestación extrema de esta capacidad de lexicalización es que a(d) forma multitud de voces, mayoritariamente verbos, pero también adverbios y algunos nominales: ad + verbo, ad + adverbio, ad + nominal. El proceso de composición era ya productivo en latín, lengua en que la forma ad era considerada en estos casos un preverbio. En español a y la base léxica están integradas en la morfología y en el diccionario ya como palabras simples y guardan diverso grado de transparencia respecto del proceso de cohesión. Algunos ejemplos de verbos son adjuntar < ad + iunctare < ad + iunctus; apostar < ad + positum < ad + ponere; arrojar < ad + rotulare; asimilar < assimilare < ad + similis, y un larguísimo etcétera; ejemplos de adverbios son arriba < ad + ripam, allí < ad + illic, y, desde luego, el adverbio de manera por excelencia así < ad + sic, aunque de etimología controvertida (→ Capítulo 1) (→ capítulo 8); algunos casos de sustantivos y adjetivos son adefesio < ad + Ephesios; atónito < attonitus, participio de attonere < ad + tonere, etcétera. El camino diacrónico de estas voces es un proceso de lexicalización, no exclusivo de a, con debilitamiento de transparencia referencial y de significado composicional de las formas originarias integrantes, así como debilitamiento de su capacidad distribucional. El proceso avanza desde una sintaxis libre de las voces hacia una sintaxis restringida en ciertas colocaciones (Torres y Walker 1206
introducción
11.1
2011), hacia la integración en un compuesto, hasta derivación por prefijación (Dimela y Ralli 2012; Wischer 2011) y hasta palabra simple; en resumen: sintaxis libre > sintaxis en colocación con composicionalidad restringida > prefijación > palabra simple; o en otras palabras: sintaxis > morfología, y también un proceso de debilitamiento de significado composicional: transparencia > opacidad. Este proceso sigue vivo en la lengua española, particularmente en verbos, ya que existen pares mínimos verbales, con y sin preposición, establecidos ambos desde antiguo como norma: lancear ~ alancear, martillar ~ amartillar, remangar ~ arremangar, rodear ~ arrodear, si bien suele haber selección diatópica o diastrática de cada una de las formas, tal es el caso del peninsular solear vs. el americano asolear. Además, el proceso arriba consignado sigue con plena productividad en el español contemporáneo, ya que la preposición a sigue formando verbos prefijados, todavía no consignados en los diccionarios, que alternan con el verbo simple: arrebasar normativo en el español del centro y noroeste de México, acompletar normativo del español del norte de México, pero popular en el resto del país, ajuntar, arrempujar, del español general, ambos populares y con carga vulgar en algunos dialectos, y un amplio etcétera de formaciones similares.4 Otro rasgo distribucional caracterizador de la preposición a es que entra en alternancia con otras formas o estructuras en unos mismos o muy similares sintagmas. Conmuta con preposiciones, también con determinadas oraciones de relativo especificativas y permuta con su propia ausencia, es decir alternancia con Ø. Tales alternancias son señal de tres hechos: uno, que esta preposición ha accedido a espacios funcionales que etimológicamente no le correspondían, es decir, que ha usurpado los espacios funcionales que eran propios de esas otras preposiciones, de esas oraciones o bien que esos espacios se codificaban con ausencia de marca y posteriormente entró la a; dos, es señal de una invasiva y extensa generalización y gramaticalización de esta preposición, y tres, señal de que las estructuras alternantes comparten cierto significado (véase infra §11.10). La conmutación con otras preposiciones (13), formando pares mínimos estrictos, es sumamente productiva: a alterna con las preposiciones ante (13a), con (13b), de (13c), en (13d), hasta (13e), para (13f) y por (13g). Algunas de estas alternancias son muy antiguas, por ejemplo en / a nombre de, con el fin de / a(l) fin de, pero otras deben haber aparecido en la lengua recientemente, como lo prueba el hecho de que la construcción con a está estigmatizada y por ello se reprueba su empleo en la escritura cuidada, tal es el caso de las frases 4 Para el Diccionario de la lengua española (rae en línea:s.v. a-), el prefijo a- < ad “carece de significación precisa”, pero un estudio detallado de este proceso derivativo iluminaría el papel semántico que cumple esta forma. Por otra parte, la rae-asale (2010:§8.3.1i) señala que existe alternancia de verbos formados sobre la misma base, sustantiva o adjetiva, pero con esquemas diferentes, por ejemplo n-ar vs. a-n-ar, n-ear vs. a-n-ear; los verbos que aquí comentamos son parte de estos esquemas.
1207
11.1
la preposición a
de acuerdo a, a nivel de, con base a, en base a, etc., casos en que se recomienda el uso con preposición distinta de a (rae-asale 2005:s.vv. acuerdo, nivel, base). Algunos pares, incluso, están totalmente lexicalizados como adverbios tanto con a como con la preposición alternante: aprisa ~ deprisa, escritos muchas veces, hasta el día de hoy, de forma separada, reflejando su antiguo origen de locución (→ Capítulo 8) (→ Capítulo 17). Los ejemplos de (13) están ordenados en pares mínimos, el primero corresponde al uso con preposición distinta de a, el último, al empleo con a, sin que ello signifique que esta es necesariamente la documentación más moderna, aunque suele serlo, como veremos más adelante.5 ¿Para qué se me ponen ante la vista ejemplos que no he de poder seguir? [Benito Pérez Galdós, De Oñate a la Granja, 1876, España, corde] ¿Qué iba a hacer Petra para poner a la vista del estúpido Quintanar aquella vergüenza? [Leopoldo Alas “Clarín”, La Regenta, 1884-1885, España, corde] b. Qui firiere con cuchillo... peche sesenta maravedis [Anónimo, Fueros de Escalona, 1226, corde] aunque estaba muy mal herido, mató a cuchillo e dio estocadas a todos los indios [Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera, ca. 1568-1575, Guatemala, corde] encargan al corregidor... que determine en la demanda que promueve Juan de Santillán,... con el fin de recuperar una mula [Anónimo, Documentación medieval abulense, 1485-1488, corde] sienbran en ello vna o dos tierras o más a fin de hacer prendar a los ganados [Anónimo, Ordenanzas de Ávila, 1485, corde] c. le repugnaba esta dependencia del espíritu con respecto de la materia [Leopoldo Alas “Clarín”, Su único hijo, 1891, España, corde] El punto capital visible de la oposición era la dirección que con respecto a México debía dársele [José Donato de Austria, Memoria sobre la necesidad, 1800, México, corde] d. yo vine en nombre de mi padre [Gonzalo García de Santa María, Evangelios, ca. 1485, corde] y a nombre del tribunal, os felicito por el valor que habéis mostrado en el prendimiento de ese monstruo [Ángeles, 481] e. Montones de basura, lodo, maquinaria echada a perder y operarios con barro hasta las rodillas [La Vanguardia, 24-10-1994, España, crea] hasta que el agua le llegó a las rodillas [Juan Miralles, Hernán Cortés, 2001, México, crea] (13) a.
5 Para un amplio listado de alternancias de a con otras preposiciones desde el más temprano español, cf. rae (1933:s.v. a).
1208
introducción
11.1
Es falcón y es bueno para caçar perdizes e garças [Anónimo, Vida de Ysopo, ca. 1520, España, corde] assi mismo es bueno a madurar flaruncos et muchas otras malautias [Juan Fernández de Heredia, Libro de Marco Polo, 1396, corde] g. y a instancias de mi sobrino se resolvió y adoptó generalmente la comedia [Mesonero Romanos, Escenas, 1842-1851, España, corde] publicado en la Gaceta de Caracas por instancias del comisionado Urquinaona [Mario Briceño-Iragorry, El Regente, 1947-1948, Venezuela, corde]
f.
El esquema 1 abajo muestra algunas locuciones en que a alterna con otra u otras preposiciones; todas están documentadas en corpus (corde, crea, Google Libros). La columna derecha, con asterisco, indica aquellas expresiones que son reprobadas por la norma académica (rae-asale 2005:s.vv. la palabra léxica de las distintas expresiones; rae-asale 2009:§29.9m). Puede verse en este esquema que la gran mayoría de las consideradas incorrectas (9/12, 75%) contiene a, señal de que esta preposición entró, quizá recientemente, a competir con las otras en esas expresiones; puede apreciarse, asimismo, que otras locuciones admiten tanto a como otra preposición sin que la Academia se pronuncie respecto de la corrección de alguna de ellas. Esquema 1 Competencia de a con otras preposiciones en locuciones
Aceptadas por Academia
No aceptadas por Academia
con base en con vistas a con arreglo a con relación a / en relación con con motivo de / por motivo de a manos de en manos de en aras de por motivo de en honor a / en honor de en razón a / en razón de en torno a / en torno de de acuerdo a / de acuerdo con de vuelta a / de vuelta de
1209
*con base a / *en base a *en vistas a / *con vistas en *en arreglo a / *en arreglo con *en relación a *con motivo a *en manos de *a manos de *en aras a *por motivo a
11.1
la preposición a
La preposición a participa, incluso, de una doble o triple alternancia con cierto tipo de complementos (14): locativos, en ~ a (14a), temporales, en ~ por ~ a (14b), y modales, de ~ con ~ a (14c), alternancias que están, por lo regular, determinadas dialectalmente. En líneas generales, la alternancia locativa corresponde al uso de en para el español general y a para el español de Argentina, Buenos Aires. La temporal tiene la siguiente distribución dialectal: en es el uso del español americano general, por corresponde al español peninsular y a es empleo normativo de Argentina, Buenos Aires. La alternancia modal se produce en toda la lengua española. En (14) el último ejemplo de cada inciso corresponde al uso de a, los anteriores al uso con preposición distinta de a. (14) a. vivo en el 38 de Avenida Insurgentes Sur [México] vivo en Corrientes, al 340 [Argentina] b. Citáronse por la noche, y cuando buscaron al mocoso lo hallaron fuera del cuarto [Federico Gamboa, Suprema Ley, 1896, México, corde] Ocurrió en la noche del sábado pasado, en la plaza de toros de Zapote [La Nación, 07-01-1997, Costa Rica, crea] Ayer a la noche “El Cara” aún no había sido detenido [Clarín, 2201-2002, Argentina, crea] c. se arregla la corbata azul de rayas rojas y blancas [Hoy, 25-31-031985, Chile, crea] van predominando en parejas alternadas los verdes con rayas blancas y fibrinas bermejas [José Lezama Lima, Oppiano Licario, 1977, Cuba, crea] ese traje negro a rayas blancas era lo que estaba colgado junto al de payaso [Armonía Somers, Un retrato para Dickens, 1990, Uruguay, crea] La preposición puede estar en alternancia en construcciones fijas, formando locuciones, como ya dijimos: con respecto de / a; de acuerdo con / a; en (el) / a nivel de; con base en / a; de / a ser posible, con el fin de / a(l) fin de, etc., o en sintagmas (casi) libres: en / a consignación ~ préstamo, bueno ~ malo para / a, etc. Cuando forma una locución, la preposición a puede ocupar la posición inicial: en (el) / a nivel de, o final de esta: con base en / a. Dado que a formas distintas corresponden significados distintos, las construcciones alternantes no son sinónimas sino que aportan matices semánticos diferentes, no obstante la similitud distribucional. Prueba de tal significado distinto es, por ejemplo, que las preposiciones alternantes se comportan de manera distinta ante ciertas propiedades del sintagma, tal es el caso de la +/- definitud: en el nivel político vs. *en nivel político ~ a nivel político, ?al nivel político. 1210
introducción
11.1
En cuanto a la alternancia fp-a y oración de relativo especificativa (15), a introduce una oración en infinitivo mientras que el pronombre relativo introduce, como es obligado, una oración con verbo conjugado, ambas con una función similar en cuanto que modifican el nominal antecedente o introductor de la predicación. La oración relativa, (15a) y (15c), es la construcción conservadora y la constituida por fp-a, (15b) y (15d), es la innovadora y bastante reciente en su documentación. La alternancia se produce fundamentalmente con cierto tipo de sustantivos de semántica eventiva, congreso, conferencia, evento, reunión, acción, mitin, etc., y con cierto tipo de verbos, básicamente de realización, hacer, realizar, llevar a cabo, etc., que indican la proyección a futuro del evento, de ahí que se conjugue en futuro de indicativo cuando es relativa y de esa futuridad se deriva que sea la preposición a, de significado directivo télico hacia una meta, la que haya entrado a competir en este espacio funcional. La fp-a se está extendiendo a otros sustantivos léxicamente no eventivos, punto, aspecto, detalle, elemento, documento, etc., lo cual es muestra de la extensión de esta nueva construcción. La estructura con a es cada vez más frecuente en todas las variedades hispanohablantes, muy común en las americanas, pero sigue estando reprobada en la escritura cuidada, señal de que fue acuñada recientemente en la lengua española. ha dado su apoyo a la conferencia que se realizará en Buenos Aires [Clarín, 08-02-1979, Argentina, crea] b. el presidente C. no asistirá a la Conferencia de Jefes de Estado y de Gobierno de la fao a realizarse en Roma [El Universal, 15-101996, Venezuela, crea] c. Otro punto que se señalará a lo largo de este capítulo... [Render, Stair y Hanna, Métodos cuantitativos, 2006, México, Google Libros] d. La categorización de los motivos... constituye también un punto a señalar [José Luis Pinillos, Principios de psicología, 1975, España, crea] (15) a.
En otro nivel, la preposición a alterna con su ausencia, a vs. Ø, para introducir cierto tipo de construcciones: objeto directo léxico (16), oraciones subordinadas y perífrasis varias (17) y algunas predicaciones independientes (18). Es una de las alternancias más productivas de la lengua española, de viejo cuño algunas de ellas y, varias, vigentes hasta el día de hoy. La ausencia de marca prepositiva es la construcción conservadora, por ser la originaria en la historia del español, la presencia de a es más reciente y por ello es la construcción innovadora. El contraste más importante, por su profundidad histórica y porque atañe a la estructura argumental, es el que concierne al objeto directo. En este caso, la alternancia entre presencia y ausencia establece, grosso modo, una diferencia de significado en 1211
11.1
la preposición a
relación con el grado de afectación de la entidad en función de objeto directo y es una alternancia condicionada tanto por los rasgos léxicos del objeto cuanto por los tipos léxicos y aspectivos del verbo regente: con preposición, menor grado de afectación, por lo cual sería un objeto directo en papel de tema, y sin ella, mayor afectación, por lo cual sería objeto en papel de paciente, como se aprecia en (16a) frente a (16b), respectivamente. Como es sabido, esta alternancia se conoce como marcado diferencial de objeto (véase infra §§11.4.2, 11.6.3). Dado que la ausencia de marca prepositiva es, en cualquiera de las alternancias, tan significativa como su presencia, puede decirse, siguiendo a Jakobson (1939/1971), que la ausencia se convierte en signo, entendido como “signe zéro”. Esta alternancia es, igualmente, manifestación de la expansión funcional de a, antes comentada, pero en este caso, la preposición ha entrado en espacios carentes, en su origen, de marca alguna. Algunas alternancias con Ø están totalmente lexicalizadas y son de muy antigua formación, tal es el caso de adonde como relativo adverbial, que alterna con su forma de base donde, donde ~ adonde, pero que al día de hoy todavía admite graficación separada de sus formativos, a donde. En (17) y (18), el primer ejemplo de cada inciso corresponde a la ausencia de preposición, el segundo a su presencia. (16) a. amo la ciudad, por algo me compré una casa [Clarín, 11-04-1997, Argentina, crea] b. Los dos aman a la misma ciudad [Eduardo Galeano, El fútbol, 1995, Uruguay, crea] (17) a. Por éstas y otras cosas, espero que me den una condecoración bonita [Gonzalo Torrente Ballester, La saga, 1972, España, corde] No espero a que me dé las gracias y cuelgo el teléfono [Javier Tomeo, La mirada, 2003, España, crea] b. llegaron a la cibdad donde se avían recogido [Anónimo, Traducción del Tirante, 1511, España, corde] fuese adorada en la misma ciudad a donde había nacido [Jerónimo Zurita, Anales de la corona de Aragón, 1562, España, corde] pues si sobre B se pone algo que cargue B sera adonde es E y C adonde es H [Diego Hurtado de Mendonza, Traducción de la Mechánica de Aristóteles, 1545, España, corde] c. comprendía la razón por la que la gente acostumbra decir “te odio” por “te amo” [Laura Esquivel, Tan veloz como el deseo, 2001, México, crea] “¡Sin comentarios!”, se acostumbra a decir para evadirse de toda respuesta [Lluís Llongueras, Llongueras, 2001, España, crea]
1212
introducción
11.1
harto buena fue dezir que en público no me alçase las haldas [Gaspar Gómez de Toledo, Tercera parte tragicomedia Celestina, 1536, España, corde] Áia fue a decir que usted y Lucio se habían sacado a la señorita de su casa [Miguel Ángel Asturias, El Señor Presidente, 1933-1946, Guatemala, corde] (18) a. ¿Y ahorita qué horas son? [Hugo Salcedo, El viaje de los cantores, 1990, México, crea] ¿A qué horas son? [México, habla espontánea] b. ¿Cuánto que te gano? [México, habla espontánea] ¿Cuánto a que te arranco una risa? [México, habla espontánea]
d.
En cuanto a la función, tanto si el término es nominal como verbal, la fp-a despliega una amplísima gama de relaciones. En el caso de término nominal, codifica funciones argumentales (19) y no argumentales (20). Dentro de las primeras, puede ser objeto directo (od) (19a), objeto indirecto (oi) (19b) y complemento de régimen preposicional (crp) (19c); el primero es con mucho el más frecuente en el corpus diacrónico base del análisis de este capítulo, a pesar de que la marca prepositiva de od no es obligatoria en todos los casos, como sí lo es para el oi, y es menos antigua que la de este. Cuando es no argumental, la fp-a puede cubrir prácticamente todas las circunstancias posibles del evento: espacio (20a), tiempo (20b), modo (20c), instrumento (20d), etc. En (19) se resaltan en cursivas los constituyentes introductores. Et mandó estonçes el león que prendiesen a Digna, et le pusiesen fierro [Calila, 187] pondré a la princesa pacíficamente en su estado [Quijote i, 31.390] poco afectó a su doctrina, y no poco a los vicios [Cosme Gómez de Tejada, León prodigioso, 1636, España, corde ]6 b. Et tornóse el siervo et dio la sávana a la mançeba del pintor [Calila, 185] Oyestes que fue dicho a los antiguos: No copdiciaras [Mateo, 29] A Duchamp siempre le gustó estar a la sombra [Bartleby, 160] c. desde agora renuncio a tu amistad [Pedro de la Sierra, Espejo de príncipe, 1580, España, corde] (19) a.
6 Diferimos de la rae-asale (2010:§36.1.1b) para el análisis de afectar. Consideramos que no es régimen sino objeto directo, ya que admite la pasivización y la pronominalización de la fn subcategorizada por el verbo: su doctrina fue afectada por..., la afectó, además de que es un verbo que admite régimen directo, sin marca prepositiva: “eso afecta enormemente tus intereses”; posiblemente, se trate de una diferencia dialectal entre español de España y español de México, problema este que excede los límites de este capítulo.
1213
11.1
la preposición a
sin llegar a morir, iría renunciando poco a poco a estar viva [Corazón, 241] Camargo recurre al telescopio [Vuelo, 13] (20) a. Estaban acaso a la puerta dos mujeres mozas [Quijote i, 2.50] hizo el primer contacto en una oficina de internet situada frente al hotel Capitol [Efecto, 32] b. Y luego a la tarde bolvio y lo traxo [dlne, 1618, 242.80] Podrías salir mañana por la noche y regresar temprano al día siguiente [Vuelo, 269] c. et tráxola a cuestas quanta le valió un maravedí [Calila, 326] al que nace barrigón es al ñudo que lo fajen [Ketty de Pirolo, El libro de las dietas, 1990, Argentina, crea] ‘es inútil que lo fajen’ d. 3 cucharadas de ciboulette cortada a tijera [Cecilia de Imperio, Cocina anticolesterol, 1994, Argentina, crea] La pelea a pedradas se convirtió en una pelea a puños [El País, 01-10-1989, España, crea]
Cuando el término es verbal, la fp-a forma construcciones verbales múltiples (21), con distinto grado de cohesión entre verbo auxiliar y auxiliado, por lo cual algunas son verdaderas perífrasis (21a), las cuales funcionan, como es lógico, como el núcleo de sus respectivas frases verbales, mientras que otras constituyen dos predicaciones plenas en una relación de hipotaxis (21b), y aún otras se encuentran en el límite entre perífrasis y doble predicación (21c), y su adscripción a una u otra depende en gran medida del contexto en que aparecen (véase infra §§11.7.3-11.7.4). (21) a. ¡Quién iba a pensarlo! [Maruxa Vilalta, Una mujer, 1981, México, crea] Pero vamos a ver, Juana [Josefina R. Aldecoa, Mujeres de negro, 1994, España, crea] delos otros omes a quien he a dar algo porque lo pueda conplir con las rrentas [Anónimo, Ordenamiento, 1312, corde] Si aqua recorrieren embiar vos hemos a mandar lo que houierdes de fazer [Anónimo, Don Fernando a Cebrián, 1496, corde] b. Nosotros lo teníamos todo perdido y salimos a ver lo que encontrábamos [Josembar, La sombra, 1944, España, corde] no queremos que vengan a fastidiarnos [Rosa Chacel, Barrio de Maravillas, 1976, España, crea] Alguien vino a decirme que era mi madre [Contadora, 117] 1214
introducción
c.
11.1
Incluso Cruzado llegó a decir en una conferencia de prensa que el número de éstos debía incrementarse aún más [Caretas, 08-05-1997, Perú, crea]
Finalmente, en cuanto a la función, la fp-a entra también en una variedad de contextos extraoracionales (22), cuya característica común es que carecen de relacionalidad con otros constituyentes, o tienen una relacionalidad muy debilitada, de manera que gozan de la autonomía que es característica de las funciones discursivas. Pertenecen a este rubro, entre otras construcciones, los infinitivos yusivos (22a); algunos topicalizadores que establecen un marco para introducir una predicación (22b); oraciones interrogativas diversas, algunas de significado casi perlocutivo (22c); algunos marcadores discursivos que aparecen por lo regular en posición final de discurso y operan como focalizadores que introducen información modalizada subjetiva (22d); así como una amplia gama de expresiones interjectivas, de una gran variedad léxica condicionada dialectalmente (22e) (véase infra §11.8). Perfecto, Bacon. Mientras tanto, ¡a trabajar! [Jorge Volpi, En busca de Klingsor, 1999, México, crea] b. A propósito. Mi maestra dice que pronto sabré más que ella [Benito Pérez Galdós, Tristana, 1892, España, corde] A ver, dame un Do-Re-Mi [El Nacional, 22-12-1997, Venezuela, crea] c. ni te habrías prestado a la mascarada de esta mañana, ¿a que no? [Ana Diosdado, Trescientos veintiuno, 1991, España, crea] d. El trato con la gente ha sido estupendo y de los mandos no tengo queja, al contrario [El País, 11-02-1996, España, apud Briz, Pons y Portolés 2008:s.v. a propósito] e. ya, ya, ya, ibas a decir tus marranadas, ¡a la chingada! [David Martín del Campo, Las rojas son las carreteras, 1976, México, crea] ¡A la chucha con todos ellos y a la chucha con esa pega! [Emiliano Rivano, Dictionary of Chilean slang, 2010, Chile, Google Libros] y asoma la cabeza y me mira..., que le vuelvo la cara, ¡a la mierda! [Cristóbal Zaragoza, Y Dios en la última playa, 1981, España, crea] (22) a.
Desde el punto de vista semántico, a se caracteriza por vehicular una amplia gama de relaciones de significado, aunque en todas ellas está presente un valor básico ‘directivo télico hacia una meta’ (23). La existencia de un significado básico invariante de las formas lingüísticas, así sea este muy esquemático, es la que permite explicar que las distribuciones no sean azarosas. Los contextos y las construcciones donde entra a hacen posible la diversidad de interpretaciones 1215
11.1
la preposición a
que admite esta preposición y las numerosas funciones y distribuciones en que a participa. El significado de la preposición es uno, constante y muy general o esquemático, y esa esquematicidad, sin duda, respalda su aparición en numerosos tipos de contextos y/o construcciones. Este significado de a puede manifestarse tanto en contextos concretos locativos (23a), que son los originarios, o en extensiones alejadas en mayor o menor grado de la locación (23b), que son elaboraciones contextuales de base metafórica y/o metonímica. Como es usual en los procesos de cambio lingüístico, a entró progresivamente en contextos cada vez más abstractos y más alejados de los etimológicos directivos locativos, lo cual justifica la conocida frase de la bibliografía especializada de que diacrónicamente a se movió hacia la abstracción. En resumen, la preposición a se encaminó hacia lo abstracto, conservó las formas y funciones del latín y se alejó cada vez más de los significados concretos con los que se relacionaba originalmente; todo lo anterior motivó la creación de nuevas rutinas discursivas con una orientación modalizada subjetiva (véase infra §§11.9-11.10). (23) a. Dixo les: It a mi uinna [Mateo, 55] Vibe junto a San Juan, en casa de Santiago [dlne, 1621, 83.250] y encaminar sus almas al Mictlán [Ángeles, 32] me presenté por primera vez a declarar a la casa de mi mamá [docjur, 2008, 196.2] b. Los capitulares an benido a mí [dlne, 1634, 122.300] A Duchamp siempre le gustó estar a la sombra [Bartleby, 64] a escondidas de papá repetía las oraciones cristianas que ella le había enseñado [Ángeles, 32] Está presentándose como víctima, cuando nos mandó al carajo [Proceso, 24-11-1996, México, crea] le he preguntado casi a bocajarro [Bartleby, 59] ¿Qué as esta noche que tornaste luego una vez en pos otra, aviendo fecho a tu guisa? [Calila, 185] se atrevió a decirme a voces hijo de una puta y hechicera [Buscón, 82] Los objetivos de este capítulo son dos. En primer lugar, analizar la sintaxis y la semántica de la preposición a en sus diferentes distribuciones y funciones intraoracionales y extraoracionales. En segundo lugar, realizar la diacronía de la preposición a, atendiendo a los cambios que ha experimentado en distribución y función, así como a los procesos de gramaticalización en que esta preposición ha entrado, poniendo especial atención en aquellos cambios que muestran la llamativa ampliación y generalización de empleo que ha tenido la preposición a en la 1216
el corpus
11.2
historia de la lengua, las cuales, en conjunto, pueden ser caracterizadas como una gramaticalización invasiva. Este capítulo, además de la presente introducción, está estructurado en diez apartados generales. En §11.2 exponemos el corpus base del análisis. El apartado 11.3 constituye un estado de la cuestión sobre los estudios sincrónicos y diacrónicos que han abordado la preposición a y los problemas básicos que su análisis plantea. En §11.4 abordamos los antecedentes latinos de la preposición a y la profundidad histórica de la preposición latina ad como marca gramatical de objeto. En §11.5 mostramos tres aspectos generales importantes para la diacronía de a: su distribución general, su capacidad relacional básica y las diferencias diatópicas más representativas. El apartado 11.6 está dedicado a la sintaxis de a con término sustantivo, atendiendo tanto a la estructura como a la función, y focalizando tanto el término propiamente como el constituyente introductor. El apartado 11.7 aborda los mismos ángulos que el anterior pero con término verbal; incluimos aquí un inciso para la gramaticalización de las perífrasis ir a + infinitivo. En §11.8 analizamos algunos otros contextos interesantes, distintos de los nominales y verbales anteriores, con particular atención a funciones discursivas de la fp-a. El análisis semántico de a corresponde a §11.9. Sigue un apartado, 11.10, que resume la diacronía de a y establece las rutas básicas de las gramaticalizaciones experimentadas por esta preposición en construcciones diversas. Cierran unas conclusiones en §11.11.
11.2. El corpus El análisis está sustentado en tres corpus, dos base y uno adicional. Sobre los dos corpus base hemos hecho análisis cuantitativo y cualitativo. Ambos están estructurados con un control diacrónico, diatópico, textual y cuantitativo, ya que hemos realizado diversos cortes cronológicos a lo largo de un amplio lapso que abarca unos 800 años de historia de la lengua, hemos mantenido homogeneidad dialectal a la vez que, a partir del siglo xvii, hemos intentado diversificar diatópicamente los corpus, incorporando dos o tres dialectos distintos, y hemos empleado textos de diferentes géneros textuales, además de establecer un universo de palabras base similar por corte cronológico. El segundo corpus, corpus adicional, nos ha servido para completar aspectos del análisis no suficientemente representados en los corpus base. El primer corpus base, al que denominamos corpus general, sirvió para hacer una caracterización general de la preposición a e identificar sus distribuciones y funciones más frecuentes en la historia del español; para este corpus fichamos todas las ocurrencias de a. Este corpus general hace evidente que el término 1217
11.2
la preposición a
más extendido de la fp-a es, con mucho, una fn, puesto que esta participa de un mayor número de funciones, tanto argumentales como no argumentales, y genera también numerosos usos discursivos. Por ello, construimos un segundo corpus, al que denominamos corpus nominal, que responde a la necesidad de un análisis puntual y detallado de esta zona de la gramática de a. El corpus general está conformado por 12 textos correspondientes a los siglos xiii, xvi-xvii y xxi. El corpus nominal está construido con 11 textos correspondientes a los siglos xiii, xvii y xxi. El número total de ocurrencias entre ambos corpus suma 3 735 fichas, de las cuales 2 345 corresponden al corpus general y 1 390 al corpus nominal. En ambos corpus, el primer corte comienza en la segunda mitad del siglo xiii, ya que es sólo a partir del periodo alfonsí que los textos son abundantes y temáticamente diversos. Los dos cortes posteriores corresponden, en el corpus general, a obras de la segunda mitad del siglo xvi e inicios del xvii y un último corte de inicios del xxi; en el corpus nominal, el segundo y tercer cortes cronológicos corresponden a los siglos xvii y xxi, respectivamente. El corpus nominal difiere ligeramente del general en los límites del segundo corte, ya que el general mostró que el siglo xvii es un momento de gran actividad diacrónica por lo que respecta a la preposición a y a las construcciones que ella forma. La obra del siglo xvi que integra el corpus general son las Cartas de santa Teresa, de especial interés dado que el género epistolar es poco común en la literatura y puede dar cuenta de construcciones más próximas a la oralidad. Algunas obras fueron fichadas para ambos corpus. Todos los textos son en prosa, ya que de este modo se evita el riesgo de que la preposición a, un monosílabo, sea omitida o introducida por necesidades métricas. Además, procuramos elegir obras de tipología textual diversa y de procedencia dialectal asimismo diversa, ello con la finalidad de controlar diferencias dialectales y posibles cambios condicionados textualmente. Adelantamos que sí existen importantes diferencias dialectales, y por supuesto diacrónicas, pero no hay en el corpus, en esta área de la gramática, variables relevantes asociadas al género textual. El corpus general está integrado por tres textos para el primer corte cronológico, tres para el segundo y seis para el tercero. El nominal, por cuatro textos para el primer corte, tres para el segundo y cuatro para el tercero; el menor número de textos de este segundo corpus en el siglo xvii se debe a que en este siglo las ocurrencias de a con término nominal son muchísimas más que en los otros periodos. Tanto el corpus general como el nominal incluyen textos castellanos y mexicanos a partir del siglo xvii. El siglo xxi contiene un mayor número de obras en el corpus general, ello se debe al interés de controlar tres dialectos, español castellano, chileno y mexicano, a la vez que varios géneros textuales. Una diversificación dialectal similar se hizo para el corpus nominal del español actual, ya que incorpora tres dialectos, argentino, castellano y mexicano. 1218
breve estado de la cuestión
11.3
En cuanto a la diversidad textual, los dos corpus contienen textos literarios de diversos géneros —prosa historiográfica, prosa sapiencial, romanceamientos bíblicos, novela, etc.— y jurídicos para los siglos xiii y xvii; para el español actual, el corpus general controla obras literarias y textos periodísticos para cada uno de los tres países arriba mencionados, mientras que el corpus nominal mantiene la estructuración de prosa narrativa y documentos jurídicos en todos los cortes. Véase el corpus bibliográfico final, §11.12.1, para los textos y ediciones manejadas. Con el fin de obtener cierta comparabilidad cuantitativa entre las diferentes etapas, el muestreo está realizado sobre un universo fijo de palabras para cada corte cronológico en cada corpus base, universo que fue seleccionado por muestreo al azar en todos los periodos. En el corpus general, cada corte contiene 30 000 palabras, el corpus nominal está basado en un universo de 20 000 palabras para el primero y último cortes cronológicos, siglos xiii y xxi, respectivamente, y 15 000 para el segundo, siglo xvii. Nos hemos valido además, a manera de corpus adicional, de algunos corpus electrónicos, los de la Real Academia Española Corpus Diacrónico del Español (corde) y Corpus de Referencia del Español Actual (crea), el de Mark Davies Corpus del Español (ce) y de datos de Google Libros. Hemos incorporado también, como corpus adicional, ejemplos de habla espontánea recabados durante los últimos dos años, que son aquellos ejemplos que, a partir de aquí, carecen de referencia final entre corchetes.
11.3. Breve estado de la cuestión No obstante la amplitud funcional y distribucional de la preposición a y su gran dinamismo diacrónico, no existe a la fecha, hasta donde sabemos, un estudio monográfico general, ni sincrónico ni diacrónico, sobre esta preposición. El acertado comentario de Moliner (1973/1998:s.v. a) —que goza, a nuestro parecer, de plena vigencia— justifica la carencia de estudios sobre esta preposición: “Puede decirse de a con respecto a las preposiciones lo mismo que de que con respecto a las conjunciones; esto es, que tiene cierto poder absorbente, por el que sustituye en muchos casos a otras preposiciones y hasta a expresiones complejas” (el resaltado en cursivas es nuestro). En efecto, su amplitud sincrónica y diacrónica la vuelve una preposición sumamente huidiza y hace comprensible la ausencia de trabajos. Está desde luego tratada en los trabajos generales, bien conocidos, sobre las preposiciones del español (Cifuentes 1996:175-180; Fernández López 1999:22, 5573; López 1972:100; Luque 1973:I.27-37, II.19-38; Morera 1988:145-212; Náñez 1990/2006:10-11). Sin embargo, en ellos el acercamiento es fundamentalmente 1219
11.3
la preposición a
semántico y se pone énfasis en cuatro aspectos: si la preposición a tiene o no significado; en caso afirmativo, cuál es; si tiene un significado básico constante o no; y cuáles son las relaciones semánticas estructurales que establece a con otras formas del sistema prepositivo. Aparece tratada también, desde luego, en gramáticas de referencia del español y en descripciones de obras literarias o periodos particulares de la lengua, que pueden ser consideradas, en realidad, gramáticas de referencia de un periodo o de un texto, pero nunca hay en estas obras un apartado para la preposición a. Son recurrentes en las gramáticas tres rasgos en el acercamiento a esta preposición: en primer lugar, una caracterización fragmentada por funciones según las estructuras en las que participa a; en segundo lugar, una notable atomización en el tratamiento, con la consecuencia de que las gramáticas ofrecen numerosos incisos de análisis así como largas listas de construcciones; por último, la impresión de una cierta paradoja en la caracterización semántica de esta preposición porque, por un lado, las numerosas listas son síntoma de que estamos ante una preposición muy polisémica y con gran flexibilidad funcional, y, por otro, no son infrecuentes los trabajos en que se dice que a es un mero enlace (casi) carente de significado. En cuanto a las funciones codificadas mediante a, las gramáticas abordan fundamentalmente cuatro estructuras construidas con esta preposición: a) la marcación prepositiva de objeto, od y oi, más aquel que este; b) el uso de a en crp y, a veces, la alternancia de esta preposición con otras para introducir esta función; c) la profundidad histórica de esta preposición en los futuros perifrásticos con ir e infinitivo, sobre todo la deslocativización de a y la temporalización de la perífrasis como un todo, y d) las numerosas locuciones que forma, en su mayoría de significado modal, tratadas más en los diccionarios que en las gramáticas, aunque hay algunos trabajos monográficos que se centran en la facilidad de muchas preposiciones para lexicalizarse, entre las cuales se encuentra a, y para formar esquemas y colocaciones con un llenado léxico de diverso grado de fijación (Cifuentes 2003:111-158, 212-214, 219-230; Náñez 1995). En menor medida, las gramáticas suelen enumerar, más que analizar, otras construcciones con a, a veces bajo un rubro muy general de “otros complementos con a” (Bello 1847/1988:§290). Sin lugar a duda, los temas funcionales protagonistas de a son el od y las perífrasis de futuro. La atomización es también una constante de las gramáticas en el acercamiento a esta preposición, porque, como dijimos, sus posibilidades funcionales no aparecen agrupadas sino que están separadas por temas o funciones y porque, generalmente, se superponen funciones y significado, además de que se superponen significado gramatical, significado léxico e incluso significado discursivo, y todos esos ángulos están abordados en lugares distintos. El resultado suelen ser 1220
estudios sincrónicos
11.3.1
largas listas o inventarios de valores y funciones de las estructuras formadas con a. Acercamientos típicos son, por ejemplo, los que proporcionan Keniston (1937) y la rae-asale (2009). Estas dos referencias clásicas abordan esta preposición en muchísimos incisos, el primero en 60, la segunda en 465, y en ambas gramáticas los incisos aparecen disociados a lo largo de toda la obra, muchos de ellos con listas de verbos que rigen a y otros muchos con listas de locuciones con a. Finalmente, el tratamiento semántico de la preposición a es hasta cierto punto contradictorio porque, como ya dijimos, la información de que es una preposición de elevada polisemia coexiste con la propuesta de que carece de significado. Por un lado, de las amplias listas y de las numerosas alternancias con otras preposiciones se infiere que la preposición a soporta una elevada polisemia, cuyos diversos sentidos forman una red o una estructura radial. Tal polisemia, aunque no explícita, está sugerida en el tratamiento de a en los diccionarios, ya que los artículos lexicográficos bajo este lema no sólo suelen ser amplísimos en acepciones, con más de 20 o 30, sino que además, tras la lista de significados, suelen consignar un largo inventario de usos fijos (Cuervo 1886-1994:s.v. a; Moliner 1973/1998:s.v. a; rae 2001:s.v. a). Por otro lado, en más de un trabajo se dice que a “es un formante gramatical, con significado gramatical, no léxico” (Di Tullio 1997:22), que “está casi vacía semánticamente” (Pensado 1995:23), que es un “puro enlace vacío de contenido” (M. Seco 1972/1989:198) o que, incluso, existen dos preposiciones a, “una léxica y otra funcional” (Bravo 2007). Pasemos a examinar brevemente los problemas fundamentales que han suscitado el estudio de a y las construcciones formadas con esta preposición.
11.3.1. Los estudios sincrónicos Es posible identificar en la bibliografía especializada seis aspectos formalesfuncionales, algunos problemáticos, y dos aspectos semánticos, bastante conflictivos: a) su capacidad de introducir argumentos objeto; b) su estatus de marca de caso objetivo; c) su carácter limítrofe entre argumental y no argumental cuando introduce locativos; d) su estatus como formativo de perífrasis; e) las numerosas alternancias con otras preposiciones; f) su capacidad para generar usos discursivos; g) si tiene o no significado, y h), en caso afirmativo, cuál es. En este orden los expondremos. a) Capacidad de introducir argumentos objeto. Hay consenso entre los diversos autores en que la preposición a es la única que puede introducir argumentos objeto, de manera obligatoria el oi, y de manera optativa, bajo ciertas condiciones léxicas y sintácticas, el od (Alarcos 1994:§286; Alcina y Blecua 1975:§7.8.5.1; Bello 1847/1988:§§889-900; Campos 1999:§24.3.1; De la Peña 1898/1985:§§48, 1221
11.3
la preposición a
793; Di Tullio 1997:77-85; Hanssen 1913:§§448, 461-499). Sin duda, esta propiedad diferencia a la preposición a de todas las demás. Introduce asimismo, como preposición que es, y al igual que lo hacen otras preposiciones, crp (Alcina y Blecua 1975:§7.3.3; Cano 1999:§29.2.1.1; Di Tullio 1997:85; García de Diego 1951/1970:358; rae-asale 2009:§§29, 36). b) Estatus de marca de caso objetivo. Muchos estudios señalan que la preposición a es posiblemente el nexo prepositivo del español con un estatus más avanzado de gramaticalización, ya que cuando introduce oi y od es ya una mera marca de caso objetivo, dativo o acusativo (Company 2003a; García-Miguel 1991, 1995:cap. 4), una “marca de función” (Di Tullio 1997:47, 156), casi equiparable a una “marca de flexión” (Pensado 1995:19-20). Cuando se trata de la marca de caso od, la presencia de preposición puede conmutar con su ausencia, alternancia que, como ya señalamos, ha sido denominada marcado diferencial de objeto, el cual depende de ciertas variables, tales como la naturaleza léxica del objeto, el carácter semántico aspectivo del verbo, la concurrencia o no de un sujeto en la misma oración, así como del grado de transitividad de la construcción toda (Alarcos 1994:§§336, 349; Alcina y Blecua 1975:§7.2.1.1; Bossong 1982:33, 17-51; García de Diego 1951/1970:325; Kliffer 1987/1995:93-95, 102, 107; Laca 2006:§§5.1, 5.4; Menéndez Pidal 1944-1945:I.§121, entre otros) (véase infra §11.4.2). c) Carácter limítrofe entre argumental y no argumental. Es recurrente en la bibliografía especializada señalar que la fp-a con término locativo, sea con significado literal o metafórico, tiene un carácter fronterizo entre argumental y circunstancial. La doble posibilidad de análisis surge, sobre todo, en la asignación de ciertos oi, pon(le) el mantel a la mesa, en los verbos de movimiento, se fue a clase, llegó a casa, vinieron a él, y en los verbos estativos inherentemente locativos, estar a la sombra del jefe. Las posiciones van desde reconocer el carácter limítrofe (Company 2006:§6.1; García de Diego 1951/1970:358; García-Miguel 2006:§§14.1, 14.3.2; rae-asale 2009:§§29.4b, 29.4f, 29.5-7) hasta inclinarse por un análisis específico, como oi, cuando le otorgan peso a la función oi misma, o como crp, cuando se señala que ciertos verbos de movimiento o estativos subcategorizan locaciones, en cuyo caso suelen consignar la fp-a como argumental (Mendikoetxea 1999:§25.3.1.1; Rodríguez Gallardo 1998:735-746), o como un complemento circunstancial, cuando le dan peso a la semántica locativa del término de la fp-a, en cuyo caso, como es lógico, suelen analizarla como no argumental (Alcina y Blecua 1975:§7.3.3; Crego 2000:cap. 3; Porto 1993:14). d) Estatus como formativo de perífrasis. Todos los trabajos consultados mencionan que la preposición a participa en la formación de perífrasis varias: la aspectiva-temporal ir a + infinitivo, la hoy desaparecida haber + a + infinitivo, de naturaleza modal obligativa, o las incoativas empezar / comenzar a + infinitivo. Sin duda, la primera ha sido el centro de atención, tanto por la cantidad de trabajos 1222
estudios sincrónicos
11.3.1
que la han abordado como por el número y profundidad de aspectos atendidos. Ha sido ampliamente tratada en las gramáticas y en estudios generales sobre la formación de las perífrasis, aunque en unas y otros no se suele analizar el papel de la preposición per se sino las propiedades semánticas de la perífrasis ir a + infinitivo, como un todo, para significar temporalidad o ciertos rasgos aspectivos de la futuridad (rae-asale 2009:§§47.h, 23.6ñ, 23.14, 26.4l, 28.8). Se suele hacer énfasis en dos hechos, según se aborde esta construcción en perspectiva sincrónica o diacrónica. En la primera, el interés radica en contrastar la estructura perifrástica, voy a cantar, denominada futuro perifrástico o, a veces, futuro analítico, con su contraparte no perifrástica, cantaré, conocida como futuro sintético o simple; en esta perspectiva, la preposición integrante de la perífrasis no es objeto de análisis y, por lo regular, ni siquiera de mención, porque se asume que a forma parte del verbo regente, de ahí que se analice como ir a + infinitivo (Aaron 2006; Bauhr 1989:133-135, 215-219; Bravo 2007; Cartagena 1978:373-408; Gómez Torrego 1988:66; Rojo y Veiga 1999:§44.3.1) y no como ir + a + infinitivo (véase infra §11.7.3). En la segunda perspectiva, diacrónica, hay un número importante de aspectos que han sido centro de análisis y en estos acercamientos la preposición sí recibe atención, como veremos en el siguiente apartado (infra §11.3.2). e) Alternancias con otras preposiciones. Es un lugar común de la bibliografía la mención de que a alterna con otras preposiciones en estructuras similares ya desde el latín (Bassols 1956:I.53, 100, 238-239) y, por supuesto, en estructuras de creación o documentación muy reciente. Algunos trabajos se centran en los rasgos semánticos estructurales generales de a que la oponen a otras preposiciones en los sistemas prepositivos parciales del español (López 1972:153-173; Morera 1988:145-211). Otros focalizan el rasgo o los rasgos semánticos específicos responsables de la alternancia, compartidos con otras preposiciones, que permiten dar cuenta del juego combinatorio de oposiciones prepositivas (Eslava 2009; Luque 1973:27-37; rae-asale 2009:§§29.4, 29.7). Algunas de las razones propuestas por los autores para explicar dichas alternancias son que la diversidad semántica de la clase de palabra preposición propicia que las preposiciones puedan intercambiarse en algunos contextos (Cifuentes 2003:123-124); otros aun focalizan la alternancia de esta preposición en estructuras sintácticas específicas, por ejemplo a vs. para, por y Ø para formar perífrasis con verbos de movimiento más infinitivo (Melis 2006:§10.8.2). Un tratamiento bastante generalizado es el que refleja el trabajo de Morera (1988:100-101, 105, 114): la preposición a conmuta con hasta, hacia y para en contextos dinámicos con el rasgo [+/- finitivo], es decir, con meta, y tiene con ellas congruencia semántica y, por oposición, entra en relación con las preposiciones que son estáticas, temporales y nocionales y, por tanto, contrarias al valor de a, como en, con, según, etcétera. 1223
11.3
la preposición a
La mayoría de las gramáticas y estudios especializados, sin embargo, hace una lista de los ejemplos en los que a puede alternar con otras preposiciones, sin proponer, por lo regular, un análisis de cuáles son las semejanzas y diferencias de significado ni las capacidades funcionales de unas y otras construcciones alternantes. f) Capacidad para generar usos discursivos. Desde hace relativamente poco, ha surgido una abundante bibliografía sobre marcadores de discurso y locuciones adverbiales con función extraproposicional, y en ella, junto a otras estructuras, se señala la capacidad de la preposición a para generar expresiones discursivas; muchos de estos trabajos han aparecido en forma de diccionarios donde a entra junto con su término bajo la etiqueta de partículas, conectores, marcadores, operadores, etc. (Briz, Pons y Portolés 2008; Fuentes 2009; Santos 2003, entre otros). Como es lógico, en estos trabajos se aborda el significado de la construcción fp-a y no el papel específico de a en esas construcciones. g) Si tiene o no significado. Existe una fuerte controversia respecto a si la preposición a tiene o no significado; de hecho, este es un problema nodal en el tratamiento de esta y otras preposiciones. Las posturas van desde asignarle un significado constante, sea léxico, gramatical, vago o esquemático, hasta negarle significado alguno, ni siquiera gramatical, pasando por opciones que condicionan el aporte semántico de esta preposición a los contextos donde aparece y a las funciones que cumple la fp-a. Exponentes de la primera postura son los trabajos de López (1972:129), quien afirma que “cada preposición no tiene, en principio, en lengua más que una significación. Esta significación está formada por la reunión de un cierto número de rasgos pertinentes... En el discurso es donde las preposiciones adquieren matices nacidos del contexto”; los de Morera (1988:52, 145-146, 1998: cap. 2), para quien las preposiciones tienen “un valor único y constante, que subyace en todos sus usos libres”, que en el caso de a es el rasgo [puntualidad], o la rae-asale (2009:§1.4.1b) que postula que a aporta información gramatical, es decir, significaciones abstractas determinadas por la gramática misma. Son muchos menos los proponentes de que a carece de significado: “La preposición a se distingue de otras por su capacidad para funcionar como puro enlace, vacía de contenido” (M. Seco 1972/1989:198). Finalmente, un número no desdeñable de trabajos sostiene que a no tiene significado en ciertas funciones pero sí en otras: “La preposición a carece en la construcción dativa de contenido semántico” (Romero 2008:56); en la misma línea, Pensado (1995:21-27) sostiene que a está casi vacía semánticamente, por lo menos cuando es complemento directo, y Alcina y Blecua (1975:§6.2.5) dicen que aun cuando a es una preposición vacía, puede expresar lugar, proximidad o aproximación en el espacio, tiempo, momento particular en el espacio de tiempo, finalidad, instrumento, modo. Y no son pocos 1224
estudios diacrónicos
11.3.2
los trabajos que no se pronuncian respecto de la semántica de a, sino que hacen inventarios de ejemplos de usos espaciales, temporales y nocionales (Fernández López 1999:16; Luque 1973:27-37). h) Cuál es el significado. Hay dos posiciones: la preposición a tiene significado léxico, así sea ligero, esquemático o abstracto; a sólo tiene significado gramatical o funcional; son más los estudios donde se defiende esta segunda postura. Entre los proponentes de que a sí tiene significado léxico, se encuentra López (1972:134-135), para quien esta preposición presenta un movimiento hacia un límite y puede expresar el término del movimiento o la coincidencia con el límite; de opinión similar es Morera (1988:91-94, 145-146), para quien la preposición a tiene múltiples significados: “admite tanto la simple determinación de la dirección del movimiento..., como la significación de ‘aproximación con extensión’ que contiene hasta... El campo de realización semántica de la preposición a es + sentido, - concomitancia, + aféresis, - finitiva y - extensión”; también para Fernández López (1999:16): “Las preposiciones tienen un significado muy vago al ser capaz [sic] de establecer múltiples funciones... La preposición a por ser de las más usuales es de las más vagas”. Son bastantes más los trabajos que mencionan que a sólo tiene un significado gramatical o funcional, un mero exponente de la función del sintagma encabezado por esta preposición; por ejemplo, para Cifuentes (2003:76): “El hecho de que algunas preposiciones sólo tengan significado gramatical, y sólo se unan, por ejemplo, para expresar la función sustantiva no quiere decir que sean palabras vacías en tanto que sin significado”; en la misma línea, Di Tullio (1997:47), quien caracteriza a como “marca de función”.
11.3.2. Los estudios diacrónicos Una constante de los acercamientos diacrónicos a la preposición a es que toman en cuenta las funciones sintácticas de la construcción donde esta preposición entra pero suelen pasar por alto la distribución y el aporte de la preposición en esas funciones. Se puede decir que los estudios diacrónicos de la preposición a se han dado de manera fraccionada y se caracterizan por ser de naturaleza funcional. Hay, sin embargo, algún trabajo aislado cuyo objetivo es la preposición a per se, en su distribución, función y semántica, como el reciente estudio de Flores (2013). Se encarga este autor de analizar la diacronía de esta preposición con término nominal y muestra la evolución que la fp-a experimentó desde la locación hacia la temporalidad y de la locación hacia la modalidad, siguiendo ambos procesos el camino común de las lenguas hacia la abstracción. En este trabajo nos hemos basado en parte para desarrollar el apartado 11.6 de este capítulo. 1225
11.3
la preposición a
Los temas protagónicos de la diacronía de a son, sin duda, tres: a) las funciones od y oi; b) los denominados complementos locativos (cloc), y c) la construcción perifrástica ir + a + infinitivo. En cuanto a las funciones argumentales od y oi, los estudios diacrónicos se han enfocado en dos aspectos: por una parte, el análisis de la función de una manera integral en un amplio periodo de tiempo, que puede abarcar incluso la lengua latina: Folgar (1993) para el od y el oi en el español medieval, Melis (1993/1995) para la sintaxis y pragmática del od en el Cantar de mio Çid, Company (2006) para la diacronía general del oi hasta el español actual, Laca (2006) para la diacronía general del od, con especial atención a las jerarquías sintácticas y semánticas que condicionan el marcado diferencial de od. Por otra parte, se estudia el camino diacrónico por el cual la preposición a, a partir de un cloc, generalizó su empleo como introductora de oi y posteriormente como introductora de ciertos tipos léxicos de od. Los estudios consultados se centran en aspectos diversos de este proceso: entre otros, García (1990/1995) y García y Van Putte (1987/1995) en la extensión de la a en od personales y las motivaciones pragmáticas de esa extensión; Company (2002) en el avance de la marca prepositiva desde od no prototípicos hacia prototípicos; Company (2003a) en la lucha diacrónica de los dos objetos por retener la marca prepositiva, y Ortiz (2011) en diferencias de marcación con a en oraciones bitransitivas. Respecto a los trabajos sobre complementación locativa con a, estos son mucho más escasos que los anteriores, y, de hecho, en ellos la a ocupa un lugar más junto a todas las otras preposiciones que pueden encabezar un cloc. Destaca por su amplitud diacrónica y fuerte base empírica el trabajo de García-Miguel (2006:§§14.1, 14.5.1). Este autor analiza los cloc en una larga diacronía del español partiendo del subsistema latino de preposiciones locativas; para él, los cloc introducidos por la preposición a indican ‘fin’ o ‘dirección’, y, de manera general, las preposiciones afectan las relaciones que se establecen en una construcción locativa, “entre una entidad localizada, que hace de figura en la relación, y un espacio de referencia, o entidad localizada, que sirve de base”. En cuanto a la construcción perifrástica ir + a + infinitivo, los pocos estudios diacrónicos que existen sí toman en cuenta el papel de a en la diacronía de la perífrasis. Destacan en esos trabajos cinco aspectos relacionados: a) la temporalización de la perífrasis, como significado de construcción ir a, a partir de la metáfora ‘el tiempo implica espacio’, porque se requiere tiempo para desplazarse en un camino y alcanzar una meta; b) la función que desempeñó a en este proceso de temporalización (Melis 2006:§§10.1.2-10.1.3; Pérez Saldanya 2003, entre otros); c) el origen aspectivo-modal de la construcción (Melis 2006:§10.4); d) el camino diacrónico origen > ruta > meta de la auxiliarización de ir (Pérez Saldanya 2008), y e) cuál es el constituyente que aporta el movimiento: ir, la preposición 1226
estudios diacrónicos
11.3.2
o ambos constituyentes (Bravo 2007). En conjunto, no obstante, la mayoría de los trabajos consultados tiene como centro de atención la construcción ir a + infinitivo, por lo que a se analiza junto con el verbo ir, es decir, ir a como forma verbal auxiliar completa de futuro. Es frecuente que se contraste la perífrasis como un todo frente a los futuros simples; por ejemplo, Aaron (2006) estudia la variación entre el futuro perifrástico y el futuro sintético en el español del siglo xvii, y enfoca su análisis en las semejanzas y diferencias de distribución y significado entre ambas estructuras verbales, con un elaborado aparato estadístico para medir la significatividad de la variación entre los dos futuros. Es frecuente también que se privilegie el proceso de auxiliarización del verbo ir; por ejemplo, Bravo (2007) analiza la evolución de este verbo más infinitivo en su semántica temporal, aspectiva y pragmática para determinar cuáles son las variables que inciden en el grado de auxiliarización adquirido por el verbo de movimiento. Melis (2006) y Pérez Saldanya (2003, 2008), por su parte, se centran en los mecanismos, metafóricos o metonímicos, con que ir a + infinitivo se gramaticalizó como verbo auxiliar y entró en el paradigma verbal, casi como un tiempo más de futuro. Las gramáticas históricas dedicadas a la lengua española en general dan cuenta de algunos de los fenómenos arriba mencionados, pero poniendo énfasis, como ha sido usual, en las funciones y no en la preposición misma. La mayoría de ellas analiza cómo la preposición latina ad heredó a la preposición española a algunos usos y funciones y consigna algunas extensiones de esta preposición en español. Hanssen (1913:§§461, 691) indica que a partir de la desaparición del caso acusativo se introdujo la preposición a(d) en algunos objetos directos, mientras que para el dativo era ya frecuente en latín la alternancia entre este caso y ad + acusativo; señala, asimismo, que a través de ciertas metáforas, la preposición latina ad se empleaba ya con sentidos modales, distributivos o condicionales. Menéndez Pidal (1944-1945:I.§183), por su parte, ofrece una lista de 15 usos de la preposición a con sus respectivos ejemplos del Cantar, que van desde la dirección del movimiento hasta la preposición como signo de dativo. Finalmente, García de Diego (1951/1970:323) parte de los contextos latinos para estudiar los acusativos sustantivos de persona introducidos por la preposición a, y señala, además, que el infinitivo con a es un complemento de régimen con verbos de movimiento. Muchos de los aspectos diacrónicos y cambios aquí comentados aparecen consignados en la entrada a del Diccionario histórico de la lengua española de la rae (1933). La distribución de la información en esta obra es, esencialmente, semántica, sin desatender las funciones gramaticales que adquirió esta preposición a lo largo de la diacronía de la lengua. El artículo lexicográfico inicia con el sentido locativo de a y las correspondientes construcciones, estructura que responde al significado etimológico de esta preposición (véase infra §11.4), continúa con sentidos de permanencia, para seguir con la marca prepositiva ante 1227
11.4
la preposición a
objetos, y tras esta, consigna el diccionario histórico los siguientes valores de a: final, condicional, modal, causal, agente, instrumental, precio, proporción y, finalmente, da cuenta de los múltiples usos morfológicos de a como prefijo verbal.
11.4. Antecedentes. Del latín al español 11.4.1. La preposición ad en latín La preposición a del español procede, como se sabe, de la latina ad, que, a partir de su significado originario de ‘proximidad’, ‘cerca’, ‘junto’, desarrolla el de ‘aproximación’, que podemos definir como locativo directivo télico cuyo término nominal denotaba la meta de la preposición (véase infra nota 9). Esta preposición latina, a su vez, tiene su origen en un adverbio locativo de proximidad ad ‘cerca de’, ad mille et ducenti ‘cerca de mil doscientos’, que evolucionó a preposición, por un proceso de cambio semántico y categorial usual en las lenguas, mediante el cual los adverbios generan preposiciones y estas, junto con su término, pueden de nuevo crear adverbios; el origen adverbial de casi todas las preposiciones latinas ha sido señalado por muchos estudiosos (Allen y Greenough 1888-1903/2001:219; Baños 2009b:301; Woodcock 1959/2002:3) (→ Capítulo 1). Como preposición, el término de ad estaba constituido, mayoritariamente, por sustantivos que referían lugares geográficos (24a), si bien, con matices más o menos locativos y mediante extensiones metafóricas o metonímicas en los contextos pertinentes, podían ser términos de persona (24b), de tiempo (24c), poco frecuentes estos en latín, y también sustantivos abstractos (24d) (Allen y Greenough 1888-1903/2001:126, 220, 257; Baños 2009a:302; Bassols 1956:II.238239; Brøndal 1950:10-11; Meyer-Lübke 1890-1906/1974:II.59-60). La naturaleza locativa de ad se ha mantenido a través de los siglos en la preposición española a, lo cual es reflejo del carácter conservador de los cambios lingüísticos, en cuanto que las formas de la lengua mantienen los valores de sus étimos por siglos. Qua re Sulla commotus cum exercitu ad urbem venit [Eutropio, Breviarium ab Urbe condita, csl] ‘Movido por este hecho, Sila vino a la ciudad con su ejército’7 omnis ad portum Itium conuenire iubet [César, De bello Gallico, apud Glare 1879/1982/2012:s.v. ad] ‘ordena que todas (las naves) se reúnan en el puerto de Icio / acudan conjuntamente al puerto de Icio’ (24) a.
7
Las traducciones del latín son nuestras, salvo indicación contraria.
1228
preposición ad en latín
11.4.1
b. ad eum venire permitterentur docturi [Amiano Marcelino, Res gestae, csl] ‘les fuera permitido llegar a él para informarle’ ad tribunum militum centurionesque ora convertunt [César, De bello Gallico, csl] ‘vuelven los rostros al tribuno militar y a los centuriones’ c. ad horam noctis extenditur sextam [Amiano Marcelino, Res gestae, csl] ‘se extiende hasta la hora sexta de la noche’ cui sit exploratum se ad vesperum esse victurum? [Cicerón, De senectute, csl] ‘¿A quién le está asegurado que habrá de vivir hasta el atardecer?’ d. Tandem denique reversus ad sensum praesentium [Apuleyo, Metamorphoses, csl] ‘Cuando por fin volví en mi sentido / recobré el uso de la razón / y al final recobré el sentido’ non ignorabam multa quae ad hoc opus pertinerent diligentissime scripta posteris reliquisse [Quintiliano, Institutio oratoria, csl] ‘no ignoraba que muchas cosas, que a propósito de este tema han sido diligentemente escritas, fueron dejadas a la posteridad / no ignoraba que había dejado cuidadosamente escritas para los venideros muchas cosas concernientes a esta obra’ Como se aprecia en los ejemplos de (24) arriba, ad se construía en latín clásico únicamente con nominales en caso acusativo. En esta selección exclusiva de ad + acusativo debe verse un germen de la extensión de a(d) para marcar objeto en el español, ya que el acusativo, carente de preposición, era un caso relacionado, fundamentalmente, con la categoría funcional de objeto directo, fuera como sustantivo en función de segundo argumento de una gran mayoría de verbos o fuera como el sujeto de completivas de infinitivo, acusativus cum infinitivo (AcI), es decir, el sujeto de objetos directos oracionales (Álvarez Huerta 2009:138, 147) (→ Capítulo 23). En español, la función de la fp-a como od es, como veremos, mayoritaria en el corpus analizado y, además de mayoritaria, es diacrónicamente estable, un 32% en promedio en todos los cortes cronológicos, todo lo cual es una prueba más de la condición conservadora de muchos cambios (véase infra §11.6.3). Existe una conocida controversia en la lingüística latina sobre cuál es la relación que contraen las preposiciones con los casos, aun cuando hay acuerdo en que es siempre una relación complementaria. Para unos autores, rigen caso (Bassols 1956:II.228; Perrot 1966), que es la postura más tradicional; para otros, seleccionan caso y lo determinan y precisan (Bassols 1956:II.225), y para otros aun, prepo1229
11.4
la preposición a
sición y caso constituyen una unidad gramatical indivisible (Baños 2009a:304), de manera que la preposición sería una especie de morfema discontinuo puesto que necesariamente se acompañaban de nominales y estos necesariamente despliegan flexión de caso. La distribución exclusiva de ad + acusativo, ad... -acus, parece otorgarle estatus de construcción ligada, carácter que se mantiene, en cierta medida, en el español cuando a introduce oi, puesto que no existen oi no encabezados por a, y cuando introduce algunos od (→ Capítulo 1). Volvemos a encontrar en esta parcela de la gramática que el cambio lingüístico es continuidad junto a discontinuidad. El adverbio ad —origen de la preposición a— se gramaticalizó como prefijo ante ciertos verbos; en esa posición se denominaba preverbio y tenía, en esos casos, la función de convertir un verbo intransitivo en transitivo o uno ya transitivo en más transitivo aún: addo ‘dar cerca’ = ‘añadir’, adeo ‘ir cerca’ = ‘acercar(se)’, adiugo ‘atar junto’ = ‘unir’, accurro ‘correr para aproximarse a’ = ‘llegar’, etc., como se muestra en (25). Es un proceso conocido en la lingüística latina como “transitivización de verbos prefijados” (Álvarez Huerta 2009:136; Bassols 1956:II.100-101). Los ejemplos de (25d) prueban que, una vez integrado ad como preverbio, el verbo, así prefijado, podía construirse con un sintagma prepositivo encabezado por ad. La necesidad de especificar la cercanía del lugar, físico o metafórico, respecto al que se encuentra una determinada entidad (marcada en cursivas en 25d) da lugar al empleo del sintagma con la preposición ad. (25) a. advenit aliquando tamen ipse quoque Theodorus [Amiano Marcelino, Res gestae, csl] ‘sin embargo en alguna ocasión vino / acudió también el mismo Teodoro’ b. tuendis additus clientibus famae et salutis sauciis [Ausonio, Commemoratio, csl] ‘(habías sido) puesto para defender a los clientes (acusados) amenazados / perjudicados en su honor y en su vida’ c. tantum flagitium civitati adcidere (sic) [Aulo Gelio, Noctes Atticae, csl] ‘tan grande deshonra aconteciera a su ciudad / tan gran desastre acaecía a la ciudad’ d. qui non notam apponas ad malum versum [Cicerón, In L. Calpurnium Pisonem oratio, perseus] ‘que no pones una señal junto al verso malo’ ‘que no pones una señal al verso malo’ appone autem cor ad doctrinam meam [San Jerónimo, Vulgata, Proverbios, perseus] ‘asimismo pon tu corazón junto a mi sabiduría’ ‘y aplica tu corazón a mi sabiduría’ 1230
preposición ad en latín
11.4.1
Lo más interesante para entender la compleja diacronía de ad > a y mostrar la dinámica conservadora del cambio es que la preposición española a, al igual que lo hacía su étimo en ciertas construcciones, mantiene este carácter de marca de transitivización (véase infra §11.4.2). Además como vimos en la introducción de este capítulo, este mecanismo latino de afijación de a(d) a verbos se ha mantenido de manera productiva, creando nuevos verbos para los que ya no se identifica el proceso compositivo originario: aportar, apostar, arrimar y un larguísimo etcétera. Y muestra también de la dinámica conservadora del cambio es que en el español actual a forma numerosas expresiones adverbiales, señal de que este origen adverbial del étimo está latente todavía en el reflejo romance a; Menéndez Pidal (1963) hablaba de cambios en “estado latente” cuando formas, construcciones o significados resurgen al cabo de los siglos; sin duda, los usos adverbiales y discursivos que hoy tiene a corresponden a esta latencia.8 Dejando a un lado los usos de ad como preverbio y centrándonos en sus empleos prepositivos, a(d) es un ejemplo paradigmático de que el cambio es continuidad más discontinuidad. Por un lado, conserva las propiedades de su étimo, hecho usual en los procesos de cambio, ad forum esse ‘estar cerca del foro’ > esp. te espero a la puerta ‘junto a la puerta’, y, por otro, es posiblemente, como hemos dicho, una de las preposiciones más dinámicas o activas en su diacronía, dinamismo que, como veremos, fue tanto cualitativo como cuantitativo. En lo cuantitativo se afianzó en los valores que ya tenía ad pero enfatiza algunos usos que eran sólo incipientes en latín, tales como los empleos modales, los términos abstractos, las expresiones temporales, etc., y en lo cualitativo —que también tiene un impacto cuantitativo en la gramática— la preposición a experimentó gramaticalizaciones múltiples y constantes a lo largo de la historia del español porque entró a codificar espacios funcionales de los que nunca fue partícipe ad (véase infra §§11.4.2, 11.7.4, 11.8-11.10). La preposición ad pertenece al grupo de preposiciones latinas denominadas propias, junto con ab, cum, de, ex, in, per, pro y sub, caracterizadas por tener un significado más abstracto y funcional, frente a las denominadas impropias que “mantienen visible su carácter nominal..., adverbial o verbal”, tales como ante, antea, supra, post, intra, coram, procul, excepto, etc. (Baños 2009a:301). La española a conserva el significado ligero que tenía ad. La preposición ad tenía, como dijimos, significado locativo directivo télico que indicaba aproximación y de ahí llegó a señalar el punto final del movimiento, lugar quo ‘adonde’, y alternaba con in + acusativo para denotar ese significado (Allen y Greenough 1888-1903/2001:259; Hanssen 1913:§431); algunos autores, 8 Para gramaticalizaciones en el español explicadas desde el concepto pidaliano de “estado latente”, cf. Girón Alconchel (2004), aplicado especialmente a la génesis y desarrollo de los relativos compuestos.
1231
11.4
la preposición a
incluso, señalan que ambas preposiciones, ad e in + acusativo, eran sinónimas (Bassols 1956:I.239-240). No obstante su similitud, ad + acusativo e in + acusativo codificaban el movimiento de la dirección con matices semánticos distintos, pues mientras in + acusativo tenía contacto con el referente término e indicaba penetración al lugar, ‘en el interior de’, ad + acusativo se abstrae de este y es indiferente a la indicación de la profundidad del contacto y a la penetración (Baños 2009a:323). Esta alternancia se mantiene en español con algunos verbos: entrar a / en la casa, clavar un clavo a / en la pared, sentarse a / en la mesa, etcétera. La locación directiva podía expresarse en latín con acusativo sin preposición cuando el referente locativo era un lugar menor, término este acuñado en la tradición gramatical latina, ya que estos eran concebidos como más afectados por la acción del verbo y por ello entraban en relación directa con él (Álvarez Huerta 2009:146); los sustantivos en acusativo que denotaban lugares menores podían, desde luego, construirse también con preposición, tal como sucede con el acusativo domun ‘casa’; los ejemplos de (26) muestran la alternancia del acusativo domum con y sin preposición ad. (26) a. accurrisse Romam et cum primo luci Pomponii domum uenisse dicitur [Cicerón, De officiis, apud Álvarez Huerta 2009:146] ‘se dice que corrió a Roma y que con la primera luz fue a casa de Pomponio’ b. et ventitavere ad domum et per fora et círculos locuti sunt [Tácito, Agricola, csl] ‘y venían frecuentemente a su casa y hablaban de él en las plazas públicas y en los círculos privados’ Los diccionarios de latín suelen construir artículos lexicográficos bajo el lema ad muy extensos, lo cual es síntoma de que ya en el propio latín esta preposición tenía una gran flexibilidad construccional, como la tiene a en español desde muy antiguo. Por ejemplo, el Oxford Latin dictionary (Glare 1879/1982/2012:s.v. ad) clasifica 46 acepciones, algunas con seis subacepciones, aunque por lo regular contienen dos o tres; por su parte, Forcellini, Furlanetto, Corradini y Perin (1864-1926/1965:s.v. ad) consideran 31 acepciones para esta preposición. En efecto, el significado locativo de la preposición ad aparece desplegado en estos diccionarios con numerosos matices semánticos, algunos bastante alejados del movimiento directivo, tales como ‘posición o situación’, ‘respuesta u oposición’, ‘contra’, ‘enlace’, ‘propensión hacia’, ‘defensa contra algo’, ‘causa o motivo’, ‘función’, ‘oficio o cargo’, ‘comparación’, ‘norma’, ‘adición o incremento’, además de los originarios y más básicos de ‘movimiento’, ‘límite’, ‘propósito’ o ‘resultado’.
1232
preposición ad en latín
11.4.1
Dado el significado del étimo adverbial de la preposición ad, el primer sentido sería el primero en el tiempo, de este saldría el directivo y de ahí los demás. Cabría pensar que ya en el propio latín se habría producido un sincretismo de la preposición ad de acusativo con las formas preposicionales a, ab y abs de ablativo,9 tres alternantes de una misma preposición de ablativo condicionadas por fonética sintáctica (Glare 1879/1982/2012:s.vv. ab, abs, a), que tenían, como se sabe, el significado de ‘agente’, ‘fuente’, ‘origen’, ‘motivo’, ‘causa’, entre otros. Ello explicaría por qué son tan comunes en la lengua española expresiones con a con el significado de agente, causa o instrumento, como matar a cuchillo, hacer a mano, trabajar a cincel, dibujar a lápiz, documentadas desde el español más antiguo, algunas de ellas fronterizas entre instrumentales y modales, como hecho a mano, hizo el camino a pie. Esta que podría llamarse “contaminación de ablativo y acusativo” puede ser explicada, en parte, por el bajo peso fonológico de ambas preposiciones y, sobre todo porque las consonantes finales obstruyentes experimentaron una gran erosión, desde lenición débil hasta elisión total. Los significados de ambas preposiciones latinas estarían codificados mediante una única preposición a en español. En apoyo de esta hipótesis, es interesante traer a colación el señalamiento de Hanssen (1913:§466) de que ablativo y acusativo mostraban afinidades de empleo para usos locativos: “ya en latín hubo competencia entre el ablativo y varias preposiciones... En lugar del ablativo local, se emplean en, a”. Por nuestra parte, consideramos, a la luz de los datos del corpus, que la proximidad entre acusativo y ablativo rebasó el ámbito estrictamente locativo y propició las varias extensiones metafórico-metonímicas sufridas por a. La preposición ad, finalmente, sufrió pérdida de contenido fónico mediante la lenición de la consonante final para llegar a a. La pérdida de la -d no sorprende, se trata de una consonante obstruyente cuya pronunciación es inestable al final de palabra.10 En relación con los documentos escritos, Menéndez Pidal (19441945:II.§78) señala que desde los primeros textos castellanos existe alternancia en el uso de ad y a, incluso ya en el propio latín podía aparecer sin la consonante, al parecer, por cuestiones estilísticas. Estructuralmente, la preposición a forma una sílaba sin ataque y sin coda, un puro núcleo, que es una forma hasta cierto punto marcada para las sílabas del español, cuya pauta más común es con ataque, cv, aunque hay en español palabras constituidas con sílabas que únicamente tienen núcleo, por ejemplo la trisílaba oía. Al mismo tiempo, el hecho de que tenga un bajísimo peso fonológico, como es característico de la mayoría de las 9 No faltan los ejemplos medievales que indican que a también tiene un origen en el latino ab + ablativo, como en: “Espidiénsse al rey, con esto tornados son” (Cid, 1914). 10 Inestabilidad que queda reflejada en las varias pronunciaciones de -d en posición final de palabra en los diferentes dialectos del español: /berdád/, /berdát/, /berdáθ/, inestabilidad que llega con frecuencia a la pérdida de la obstruyente: /berdá/.
1233
11.4
la preposición a
preposiciones, un monosílabo, otorga a esta preposición flexibilidad fonotáctica y elevada frecuencia.
11.4.2. Antecedentes latinos y profundidad histórica de ad como marca de objeto Uno de los cambios más llamativos y profundos estructuralmente, bien conocido, de la evolución del latín al español es que el tercer argumento de los verbos transitivos latinos, el oi, codificado originalmente mediante dativo solo, pasó a ser codificado mediante ad + acusativo. Es llamativo porque el dativo es un caso que nunca toma preposición en la lengua madre (Álvarez Huerta 2009:136), mientras que en el romance castellano el oi exige preposición a, de manera que esta, en esa distribución, adquirió el estatus de un simple marcador de caso, al punto de que el oi en español se comporta para ciertas pruebas, tales como la clitización, como una fn y no como una fp. El origen de este cambio está ya al menos desde el latín clásico y se manifiesta en varios hechos relacionados con las propiedades funcionales y distribucionales del caso dativo, propiedades que, por un lado, reflejan estrechas afinidades entre este caso y el acusativo, paciente o tema, y que, por otro, permiten al dativo alternar con otros casos precedidos de preposición para expresar valores semánticos afines a los del propio dativo. a) En primer lugar, el dativo era un caso que podía aparecer como segundo argumento de verbos de clases léxicas diversas, como un tema o paciente de baja afectación; así, verbos como nocere ‘perjudicar’, placere ‘agradar’, accidere ‘suceder’, entre otros, se construían con dativo. Pinkster (1984/1995:68-70) en el De oratore cuantifica 32 ejemplos de dativo como segundo argumento frente a 105 en acusativo, es decir, casi una cuarta parte de los pacientes o temas aparecen en dativo en esta obra, aunque, sin duda, el acusativo es el prototipo de segundo argumento en la obra de Cicerón. b) En segundo lugar, existían en latín los denominados verbos de doble acusativo, de cosa y de persona: doceo grammaticam pueros ‘enseño gramática a los niños’ (Allen y Greenough 1888-1903/2001:237), con los cuales el tercer argumento, con referente de persona —que era codificado típicamente por un dativo en la mayoría de verbos—, aparecía como acusativo; es decir, dativo y acusativo compartían en latín fronteras gramaticales.11 c) En tercer lugar, la afinidad 11 En el conocido ejemplo doceo grammaticam pueros, el sustantivo pueros es propiamente el acusativo od y grammaticam un acusativo de relación, exterior a la predicación verbal, literalemnte, ‘enseño a los niños en lo tocante a la gramática’. Folgar (1993:21, 63) afirma al respecto: “es evidente que el acusativo [– animado] terminó por convertirse en castellano en un elemento claramente actancial... En realidad, creemos que esta construcción estaba en latín
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antecedentes latinos y profundidad histórica de ad
11.4.2
funcional de dativo y acusativo surge también en otras construcciones latinas: ciertos verbos que regían dativo pasivizaban promoviendo este caso a la posición de sujeto paciente: invident frati ‘envidian al hermano’ > frater invidetur ‘el hermano es envidiado’ (Bassols 1956:I.272-273; Bennett 1910/1982:388; Company 2006:§6.4.3.5), posición que era ocupada normalmente por un originario acusativo: doceo grammaticam pueros > pueri grammaticam a me docentur ‘los niños son enseñados por mí (en) gramática’. d) Finalmente, en bastantes construcciones el dativo alternaba tanto con casos simples, acusativo o genitivo, como con preposiciones + caso no dativo, tales como ad + acusativo o pro + ablativo (Baños 2009b:186), alternancias múltiples que han motivado que el dativo latino haya sido caracterizado como un caso “débil” (Serbat 1996:435, apud Baños 2009b:186), “debilidad” que permitiría explicar la temprana aparición de ad + acusativo para codificar el oi. Varios autores han señalado que con algunos verbos, por ejemplo, uitare ‘esquivar’, auscultare ‘escuchar con atención’, studere ‘dedicarse’, etc., dativo y acusativo expresaban áreas funcionales y semánticas muy próximas, como se ve con el verbo curare ‘cuidar’ en (27): (27a) paciente en acusativo y (27b) paciente en dativo. Dice Álvarez Huerta (2009:135) al respecto: “Acusativo y dativo [en los ejemplos de (27)] concurren en las mismas condiciones. No es posible constatar diferencia semántica apreciable entre uno y otro caso”. Por tanto, como vemos, el germen de la extensión de ad + acusativo para expresar el argumento objeto, primero indirecto y posteriormente directo, tiene antecedentes ya en la lengua madre y motivaciones varias.12 (27) a. curato aegrotos domi [Plauto, Captiui, apud Álvarez Huerta 2009: 134] ‘cuidarás a los enfermos en casa’ b. Lampadio, obsecro, cura [Plauto, Cistellaria, apud Álvarez Huerta 2009:134] ‘cuida a Lampadio, te ruego’ El origen de la marca prepositiva ad + acusativo para introducir el oi es un cambio sintáctico de una gran profundidad histórica que está ya bien documentado desde los inicios del latín clásico, y aun antes, como se aprecia en (28). Por una parte, dado que el cambio sintáctico es acumulativo, esto es, que formas clásico en una situación inestable... su rentabilidad era escasa, pues era admitida solamente por unos pocos verbos (docere, rogare, interrogare, poscere...)”. 12 La alternancia entre dativo y ad + acusativo viene determinada porque tanto la dirección como la finalidad, entre otros significados, se podían expresar con ambos casos. Cabe pensar que prevaleció la opción más informativa, la de la preposición.
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11.4
la preposición a
innovadoras y conservadoras conviven por siglos creando variación sincrónica, las primeras documentaciones de oi codificado mediante ad + acusativo, son con pronombre personal, ad te, ad me, y se registran al lado de dativo simple, tibi, mihi, como muestran los ejemplos de (28ab). Por otra parte, dado que el cambio sintáctico es gradual, esas documentaciones tempranas de oi como ad + acusativo corresponden a contextos muy restringidos, aquellos oi que tenían especial relevancia pragmática, tales como los pronombres personales de primera y segunda persona, esto es, dativos altamente topicales prominentes, los cuales podían aparecer codificados bien con ad + acusativo, ad te, ad me, bien con solo dativo, tibi, mihi, e incluso en latín medieval ambas manifestaciones del oi, caso solo y fp, podían aparecer coordinadas en una sola oración, como se ve en (28c).13 has ego tibi litteras eo maiore misi interuallo [Cicerón, Epistularum ad familiares liber, apud Baños 2009b:189] ‘yo te envié estas cartas con mayor retraso’ b. Itaque ad te litteras statim misi [Cicerón, Epistularum ad familiares liber, apud Baños 2009b:189] ‘así que envié a ti / te envié (a tu dirección) de inmediato las cartas / la carta’ c. tibi Iordani presbitero vel ad filios tuos... conponituro [Códice diplomático longobardo, 737, apud Pensado 1984:126] ‘lo redactaré para ti, presbítero Iordano, o para tus hijos’ (28) a.
Se trata de una extensión analógica del significado locativo de la preposición latina ad, mediante la cual el sentido etimológico de ad de dirección hacia una meta se extiende para marcar una entidad que es de alguna manera alcanzada por la acción del verbo, esto es, un oi. Dado que el dativo puede ser definido como un locus meta última de la transitividad (Baños 2009a:199; Company 2003a:219), es natural la extensión locativo > oi, dedit puero librum ‘le dio al niño un libro’ (Allen y Greenough 1888-1903/2001:216), entendida como una metáfora de la locación directiva de ad: meta física > meta gramatical. El empleo de la fp ad + acusativo en lugar del caso dativo, aunque de extensión temprana, nunca llegó a sustituir por completo al dativo simple en el latín clásico. Originalmente, la fp, ad + acusativo, y el dativo denotaban diferentes matices semánticos pero algunos verbos facilitaron la asociación de ambas posibilidades de codificación del oi; por ejemplo, con dare ‘dar’, con deferre ‘traer de arriba abajo’, con mittere 13 No eran equivalentes “litteram Caesari misi” y “litteram ad Caesarem misi”, ‘a César le he enviado una carta’ y ‘he enviado una carta a la dirección donde vive César’, respectivamente, “pero esta diferencia semántica debió de difuminarse cuando el acusativo precedido de ad era [+ animado] (al igual que lo es el dativo)”, como señala Folgar (1993:49).
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antecedentes latinos y profundidad histórica de ad
11.4.2
‘enviar’ o con scribere ‘escribir’ se documenta más fácilmente la alternancia entre el dativo de persona y la fp (Bassols 1956:I.97-98; Hanssen 1913:§465). La extensión de la preposición locativa ad para marcar el oi puede ser considerada un cambio metonímico de la parte por el todo o del contenido por el continente (Company 2002, 2006:§6.4.1). En efecto, ad + acusativo locativo se empleaba muy frecuentemente con locaciones que integraban en su significado componentes humanos, tales como ad villam ‘al pueblo’, ad castra ‘a los campamentos’, ad urbem ‘a la ciudad’, etc. (29a), de modo que las partes contenidas pasaron a ser codificadas de la misma manera que el todo continente. El valor de dirección hacia una meta locativa que en su interior contiene seres humanos, ad villam, se extiende para marcar los seres humanos contenidos en esa locación, ‘la gente de la villa’, que han sido alcanzados por la acción del verbo, esto es, un oi, tanto en papel semántico de meta como de receptor, como se aprecia en los ejemplos, ya castellanos, de (29b) y (29c), respectivamente. Cum enim dico ‘me ad villam profecto contingit’, participium est profecto [Servio, Comentarius in Artem Donati, csl] ‘en efecto, cuando digo ‘me alcanzó habiéndome yo dirigido a la villa’, dirigido es un participio’ ex provincia ad urbem proficisci [Cicerón, Pars quarta sive epistolarum omnium, apud Blánquez 1960/1966: s.v. ad] ‘salí desde la provincia a la ciudad’ b. salieron a ell a la frontera de su tierra [geii, 116.12a] c. y dio el sayete de armas al truhán [Anónimo, Lazarillo de Tormes, 1554, España, corde] (29) a.
La marcación prepositiva del oi con ad se extendió a su vez, analógicamente, a od humanos, que compartían con el oi el rasgo léxico típico de este, humanidad, así como la función de objeto, pero en el caso del od es una meta inmediata de la transitividad y no una meta última. El empleo de la preposición a(d) para marcar od humanos fue un cambio bastante temprano pero, al parecer, de mucha menor profundidad histórica que el de preposición con oi ya que sólo es posible documentarlo en romance.14 En efecto, los diccionarios de latín consultados no traen ejemplo alguno de od, ni humano ni no humano, con ad (Blánquez 1960/1966:s.v. ad; Forcellini, Furlanetto, Corradini y Perin 1864-1926/1965:s.v. ad; Glare 1879/1982/2012:s.v. ad), ni tampoco traen od prepositivo alguno dos corpus electrónicos de latín consultados, uno de latín preclásico, clásico y tardío, el Corpus Scriptorum Latinorum (csl) y otro de latín medieval, el Corpus Docu14 Para las diferentes hipótesis sobre los orígenes del marcado preposicional en el od, cf. Laca (2006:§5.2.1).
1237
11.4
la preposición a
mentale Latinum Cataloniae (codolcat), en los que buscamos verbos transitivos que frecuentemente pueden regir od humanos. La marcación prepositiva en od humanos fue, además de un cambio temprano (30a), un cambio muy productivo puesto que aquella continuó, gradualmente, extendiéndose para marcar od no humanos, primero animados (30b), ya que compartían con aquellos el rasgo de animacidad, y luego inanimados, ya que compartían con estos el rasgo funcional de objeto. La extensión de a en od inanimados es un cambio en proceso con una profundidad histórica de más de 500 años (Company 2002). Aunque la marcación prepositiva de od está todavía restringida en el español actual, los ejemplos empiezan a ser relativamente comunes en el siglo xvii (30c), se vuelve bastante activa en el siglo xviii (30d), muy particularmente en algunos dialectos americanos (Company 2012a), y está avanzando de manera notable a todo tipo de od inanimados en el español actual, especialmente en el americano, como muestran todos los ejemplos de (30e). Prueba de la activa generalización de a como marca prepositiva de od es que la preposición solía omitirse en el español de hasta hace un par de centurias en casos que la llevan de manera obligada en el español actual (30f) (rae 1933:s.v. a); los ejemplos de (30f) hoy llevan a: bautizan a los párvulos, despacha luego a ese hombre. Un activador temprano de la inclusión de a como marca de od fue evitar la ambigüedad entre sujeto y od en oraciones en que ambos argumentos comparten rasgos léxicos semejantes (Company 2002; Laca 2006:§5.4.3; Martínez García 2012), ya que en esos casos la presencia de la preposición dejaba en claro cuál era el od (30g); tal desambiguación es particularmente activa cuando el sujeto y el od son inanimados abstractos ambos. uenerunt Gundessaluo et alio bassalo et prendiderunt ad Sancio et a Nunnu Gomiz [Cartulario de San Millán de la Cogolla, 936, apud Laca 2006:§5.2.1] Saco a Paulo e pusol ant e ellos [Anónimo, Nuevo testamento, ca. 1260, corde] b. mata a las aves que sobrellos passan bolando [Bernardo Pérez de Chinchón, La lengua de Erasmo, ca. 1533, España, corde] La medida liberó a los caballos para la acción [Juan Miralles, Hernán Cortés, 2001, México, crea] c. no advertí al riesgo que me ponía [Buscón, 255] El deseo venze al miedo [Gonzalo Correas, Vocabulario de refranes, 1627, España, corde] d. Los tlaxcaltecas, y otras naciones conocían a las lagartijas comunes con el nombre de topitl [Gazeta de Literatura, 1770, apud Company 2012a:162] (30) a.
1238
antecedentes latinos y profundidad histórica de ad
11.4.2
los ácidos minerales destruyen al barniz que reviste al hueso del diente [Gazeta de México, 1787, apud Company 2012a:163] e. sacó a su corazón del circulo de fuego [Alberto Blest Gana, Martín Rivas, 1862-1875, Chile, corde] los fenómenos que afectan a la ciudad no pueden evitarse [Luis Unikel, Urbanización y urbanismo, 1971, México, corde] calificó a la idea como “una payasada que seguramente cueste dinero y tiempo” [Clarín, 19-05-1997, Argentina, crea] f. los críticos llaman erudición de socorro a este género, aludiendo al agua de socorro con que bautizan los párvulos [Isla, Fray Gerundio de Campazas, 1758, apud rae 1933:s.v. a] despacha luego ese hombre / que tengo mil cosas buenas / que decirte [Ramón de la Cruz, Obras, apud rae 1933:s.v. a] g. aquel en quien la voluntad a la razón no obedece [Fernando de Rojas, La Celestina, apud Company 2002:210]
La extensión de la preposición a en od es un cambio gradual que sigue, como es usual en el cambio lingüístico, una jerarquía de contextos de más > menos favorables. El marcador de caso a se extendió diacrónicamente siguiendo una jerarquía de individuación junto con una de animacidad y definitud (Laca 2006:§5.4.1). Ambas jerarquías, bastante simplificadas, operan de la siguiente manera: 1) pronombre personal > nombre propio > nombre común; 2) sustantivos individuados > no-individuados; 3) humanos > animados > inanimados; 4) definidos > indefinidos; 5) específicos > no específicos; 6) concretos > abstractos, donde las entidades de la izquierda, dentro de cada inciso, son alcanzadas antes que las de su derecha inmediata por la marcación prepositiva. Como ya señalamos, la presencia vs. ausencia de preposición ante od se conoce como marcado diferencial de objeto, y es, junto con la marca prepositiva de oi, uno de los cambios estructurales más impactantes sufridos por la preposición a, ya que en esas distribuciones esta deja de ser un marcador de adjuntos para pasar a ser un marcador de argumentos. El marcado diferencial de objeto es un recurso no exclusivo de la lengua española, ya que aparece en otras lenguas romances, como el rumano, en algunos dialectos del sur de Italia, y en muchas otras lenguas de diversas familias, como el húngaro, el hebreo o el japonés antiguo (Bossong 1998), y no necesariamente, como es lógico, emplean esas lenguas una preposición. El esquema 2 a continuación expone sintéticamente la sucesión de extensiones analógicas y estatus final alcanzado por la preposición a(d) para convertirse en marcador de objetos, sin dejar por ello de ser preposición. La extensión de a en todo tipo de od ha provocado que la marca prepositiva esté perdiendo sus antiguas restricciones semántico-sintácticas y esté dejando 1239
11.4
la preposición a
Esquema 2 Extensión de la preposición ad como marca de objeto 1: Preposición directiva que indica movimiento hacia una meta locativa → 2: Extensión metonímica al oi, receptor, para marcar la meta última o mediata de la transitividad → 3: Extensión analógica al od, paciente, para marcar la entidad afectada, meta inmediata de la transitividad → 4: Estatus de marca de caso objetivo de ser una especie de clasificador asociado a la clase semántica od-humano para convertirse en un verdadero marcador gramatical de caso objetivo; ya no es más “a personal” como la definiera Bello hace más de un siglo (1847/1988:§889). La extensión a(d) locativa > a-oi > a-od es una gramaticalización porque a partir de un significado léxico de ‘locación directiva télica’, la preposición adquirió, en contextos específicos, un significado gramatical, el de marcador de objeto. Una definición tradicional y bastante extendida de gramaticalización es que se trata de un proceso mediante el cual una forma o construcción asume una función gramatical, o bien una entidad o construcción ya gramatical, como es una preposición, adquiere una función aún más gramatical (Company 2012b; Heine, Claudi y Hünnemeyer 1991:cap. 1, entre muchos otros). Es un proceso irreversible y gradual, y por lo regular unidireccional, de debilitamiento del significado referencial de las formas y ganancia de un significado gramatical más abstracto; esto es, una gramaticalización puede ser definida como un movimiento hacia la abstracción (Company 2003b). Tal fue la gramaticalización de a, ya que en función de marcador de objeto tiene un significado más gramatical y, por tanto, más abstracto que en función de preposición plena, aunque en ambas funciones conserva un significado esquemático único de direccionalidad hacia una meta, sea esta locativa sea meta de la transitividad, mantenimiento de significado conocido como persistencia del significado etimológico. Como consecuencia de la gramaticalización, la preposición a se volvió obligatoria ante oi y ante ciertos tipos de od, se volvió también más frecuente con respecto de la lengua madre y se liberó de los contextos originarios, aunque sigue apareciendo con complementos circunstanciales. El mecanismo que hizo posible esta gramaticalización fue un reanálisis de la preposición a como marca de caso: preposición > marcador de caso dativoacusativo, entendiendo por reanálisis un cambio en la estructura de una forma o construcción que no necesariamente implica una modificación inmediata de su forma fónica (Eckardt 2006:27 ss.; Langacker 1977:57). En el caso de la preposición a, la forma fónica no fue alterada pero sí adquirió un estatus funcional 1240
sintaxis y relaciones de la preposición a
11.5
distinto, marca de caso objetivo, que se acumuló al valor pleno de preposición, como indica la etapa 4 del esquema 2 arriba. En este proceso de gramaticalización y reanálisis de la preposición como marca de caso se hace patente una llamativa doble circularidad diacrónica. Por un lado, una circularidad concerniente a los rasgos léxicos de las entidades introducidas por la preposición a, ya que esta inició su camino en latín encabezando entidades inanimadas locativas, pasó después a marcar entidades animadas humanas, el oi y el od, y, a partir de este último, se extendió nuevamente a marcar od inanimados: inanimado > animado > inanimado. Por otro lado, una circularidad relativa a la función en que participaba la preposición a, ya que, en un primer paso, el acusativo le prestó su codificación al dativo, y en un segundo paso, ya en romance, este se la prestó al acusativo: acusativo > dativo > acusativo.
11.5. Sintaxis y relaciones de la preposición a En este apartado consideraremos tres aspectos sobre la sintaxis y las relaciones de la preposición a basadas en el corpus general: 1) la distribución general de la fp-a, tanto las categorías regidas por ella, esto es, el término, como las categorías que la rigen o encabezan, esto es, el constituyente introductor; 2) la capacidad de la fp-a de entablar relaciones como constituyente de oración: le dijo a María, estar a la sombra, renunciar a los privilegios, venir a menos, o como constituyente de otro constituyente oracional: traducción al inglés, trajes a la medida, poco a poco, y 3) algunas de las diferencias diatópicas más notables en que participa la preposición a. Comenzaremos con una presentación general para luego abordar de modo particular cada uno de estos tres aspectos. En lo que concierne a la distribución, la preposición a, a lo largo de la historia del español, de manera estable y casi categórica, toma una fn como término, que suele tener una estructura compleja, es decir, que en su distribución interna, además de un núcleo nominal o pronominal, tiene cubiertos, en mayor o menor medida, los márgenes izquierdo y derecho, modificación y expansión, respectivamente, que son los modificadores que ayudan al anclaje e identificación de los referentes. La preposición a es, por lo tanto, al igual que el resto de las preposiciones, introductora de términos sustantivos (véase infra §11.6.1). Asimismo, a encabeza un número escaso de términos con estructura de fv —comparados con los sustantivos—, de los cuales casi la totalidad son infinitivos (véase infra §11.7.1); y, en mucha menor medida, introduce frases adjetivas, adverbiales y prepositivas. En cuanto al constituyente introductor de la fp-a, este es, por lo general, una fv con verbo conjugado; el otro constituyente que introduce con frecuencia una fp-a es un sustantivo, y otras categorías pueden, desde luego, 1241
11.5
la preposición a
introducir la fp-a, tales como fadj, y ella misma puede entrar en locuciones prepositivas (infra §11.6.2.1). Asimismo, con frecuencia, la fp-a funciona como una construcción con cierta autonomía sintáctica que introduce tramos de discurso o mediante la cual el hablante manifiesta sus valoraciones sobre un hecho dado o sobre el evento todo (§11.8). Uno de los aspectos más notorios de la distribución de a es, no obstante, su flexibilidad, la estabilidad sintáctica diacrónica, tanto de su constituyente introductor como del término. Por lo que toca a la relacionalidad, la preposición a forma parte, mayoritariamente, de constituyentes de oración y, en menor medida, de constituyentes de otro constituyente, si bien diacrónicamente ha aumentado su frecuencia como constituyente de otro constituyente. La diversidad funcional de la fp-a, que cubre tanto funciones sintácticas argumentales, oi, od, crp y algunos cc, como no argumentales, cc de diversa naturaleza, se debe al hecho de que un verbo es el constituyente que por lo general introduce una fp-a (véase infra §11.6.3). En cuanto a las diferencias diatópicas, no son muchas; algunas son diferencias absolutas en el diasistema del español, otras son diferencias relativas en cuanto que se trata de un mayor o menor empleo de la misma construcción según cada dialecto. Diferencias relativas son el mayor empleo de od inanimado introducido por a en algunas variedades del español americano, el mayor empleo de la locución prepositiva de a, nos toca de a cien pesos por cabeza, común en algunas regiones de América y escasa en España, además de que en el español de este continente esta locución es más diversa léxicamente en cuanto al término y al significado; o los infinitivos que codifican órdenes, los denominados infinitivos yusivos, comunes en España y casi desconocidos en la mayoría de los países americanos. Diferencias absolutas, a manera de verdaderas isoglosas diferenciadoras de dialectos del español, son, por ejemplo, la locución prepositiva a por, va a por ti, únicamente española, o los usos locativos vivo al 300 de Corrientes y temporal nos vemos a la noche, únicamente de Argentina.15
11.5.1. Distribución general de la frase prepositiva con a El corpus base general refleja unos concentrados categoriales muy sistemáticos y una cierta actividad diacrónica. En cuanto al término (31), todas las categorías léxicas pueden aparecer como término de a, pero, como se ve en el cuadro 1 abajo, 15 A la noche en expresiones del tipo nos vemos a la noche es prácticamente desconocido en el español de España y en el de otros países. Por ejemplo, una búsqueda en el crea de a la noche para España arroja 288 casos, de los cuales sólo cinco se aproximan al uso argentino, mientras que la expresión por la noche arroja 2 154 casos en este corpus electrónico, todos con el sentido temporal que aquí analizamos.
1242
distribución general de la frase prepositiva con a
11.5.1
hay dos categorías básicas y recurrentes para llenar esta posición: sustantivos (31a) y verbos (31b),16 y dos categorías esporádicas, adjetivos (31cd) y adverbios (31e), lo cual indica que el término de a no es propio de las categorías típicamente modificadoras, adjetivo y adverbio, sino de las que usualmente son modificadas por estas, el sustantivo y el verbo, y mucho más aquel que este. y limpiamos dos cuerpos de corchetes de sus malditas ánimas al primer encuentro [Buscón, 255] de mal talante llegaron a sus animales [Quijote ii, 30.924] Amo a Cristo con fervor [Ángeles, 212 ] El técnico argentino deberá desplazarse de Santander a Madrid [El País, 16-11-2011] Julio se acercó a él y comprobó que el cuerpo de Benigno olía peor que el aire de su casa [Corazón, 517] b. Et este atamiento muestra a esfforçar los ynoios fflacos por que los pueda doblar mucho a las vezes [Setenario, 254.29] Añadió que estaba dispuesto a mover todos los papeles [Corazón, 678] No quiero persuadir a V.E.,... a que en esta ocasión me ampare como tan gran señor [Teresa, 122.248] c. Un humo con sabor a ácido penetraba mordiendo la garganta [Alejandro Jodorowsky, Donde mejor canta un pájaro, 1992, Chile, crea] donde los nuevos patriotismos... declaran un odio con olor a viejo [Ojarasca, 10-2001, México, crea] d. se non temen de fablar a sus sabores a tuerto o a derecho [Calila, 186] a cuyo lado yo soy un rojo tirando a verde [El Mundo, 12-05-1999, España, crea] Y como a listo (astuto diría yo) nadie le gana... [Jenny E. Hayen, Por la calle de los anhelos, 1993, México, crea] el aire olía mal, a cerrado, a podrido, a miseria [Corazón, 517] e. Preguntado si sabie que Ladron era uasallo de don Manuel ala sazon que ouo este heredamjento et despues aaca, dize que cree que ssi [dle, 1272, 368.487] (31) a.
16 Con el fin de mostrar el comportamiento general de a, hemos incluido bajo la etiqueta verbo, tanto infinitivos como verbos conjugados, cualquiera sea la función y tipo de oración en que estos entran, como perífrasis y oraciones subordinadas. Hemos incluido bajo la categoría sustantivo cualquier nominal, pero la etiqueta obedece a que son los sustantivos los términos mayoritarios. Las oraciones de relativo están clasificadas como término nominal porque es el pronombre el que introduce la predicación verbal (véase supra nota 1).
1243
11.5
la preposición a
elegí un sitio de la bahía que me pareció a propósito..., a allí me acerqué para acabar de una buena vez [Camilo José Cela, Esas nubes que pasan, 1945, España, corde] recurrió al terrorismo cuando lo tuvo a bien [El Mundo, 12-09-1995, España, crea] Dígame cuanto antes lo que tenga que decirme y no me lo tome a mal [Juan Pedro Aparicio, Retratos de ambigú, 1989, España, crea] E tod esto fazié Aarón de muy mal coraçón e mucho a amidos e con grand quebranto [gei, 2.378]
Las diferencias porcentuales generales que muestra el cuadro 1 abajo son abismales: la posibilidad de que en el español el término de a sea un sustantivo o un verbo es 99 veces superior a que sea un adjetivo o un adverbio; de hecho, ninguna de estas dos últimas categorías supera el 1% y en algunos periodos no llega a este mínimo. Hay, asimismo, fuertes diferencias entre los términos sustantivo y verbo, ya que aquel es cinco veces más frecuente como término de a que este; el promedio de términos sustantivos es algo más de 82% en la historia del español, mientras que el de verbo no llega a un quinto del total, 16% promedio. También una preposición puede ser término de a, voy a por agua, ve a con mi mamá, pero estas secuencias no fueron documentadas en el corpus base general.17 Los términos adjetivo y adverbio merecen un comentario, aun cuando ambos tienen una bajísima frecuencia de empleo en el español en esta distribución. En cuanto a la naturaleza léxica del adjetivo, son prácticamente inexistentes en los dos corpus base de este capítulo los términos que son adjetivos léxicos típicos, a rojo, a tonto, a tuerto, etc., son más comunes los adjetivos deverbales participiales, a podrido, a cerrado, etc., y aún más frecuentes las voces que están en la frontera entre adjetivo y adverbio y tienen potencialmente una doble adscripción categorial, a poco, a salvo, a igual, etc. En cuanto a la función, en los dos corpus son inexistentes los términos adjetivos que forman una fp-a en función propiamente adjetiva, sabor a rancio, ya que todos los términos adjetivos documentados cumplen función adverbial, puesto que la fp-a modifica a un verbo. Este reparto funcional se mantiene en los corpus electrónicos examinados; por ejemplo, el Corpus del Español (ce) registra escasos ejemplos de fp-a en función adjetiva, y 17 Es posible que estas secuencias prepositivas procedan de una elisión del término de la primera preposición, ya que se documentan las estructuras completas: “que no saliessen a la fuente por agua” (Anónimo, Gran crónica de Alfonso XI, ca. 1348-1379, corde]; “veo a la Dolores que viene a casa con la chiquita” (Mansilla, Una excursión a los indios ranqueles, 1870, Argentina, corde). Lo cierto es que en el español actual forman una locución prepositiva en la que difícilmente puede decirse que el hablante esté sobrentendiendo algún elemento. En este capítulo analizamos las construcciones tal cual se manifiestan en la lengua, sin suponer elisiones posibles.
1244
distribución general de la frase prepositiva con a
11.5.1
esta aparece siempre con los mismos sustantivos modificados, sabor y olor, pero son, en cambio, abundantes los casos de fp-a + adjetivo en función adverbial; la misma distribución se mantiene en una búsqueda rápida en el crea. En (31c) arriba se ejemplifican términos adjetivos donde la fp-a tiene función adjetiva, y en (31d) adjetivos en función adverbial. En cuanto a los adverbios término de a, además de escasísimos, son casi siempre los mismos: adverbios demostrativos de lugar, a allí, a aquí, adverbios de modo, a bien, a mal, muy ocasionalmente algunos adverbios deícticos, a arriba, a abajo, con frecuencia en colocación, de arriba a abajo, tener a bien, tener a mal, y algún otro adverbio de ocurrencia única en el corpus como término de a, amidos. Cuadro 1 Categoría del término de a xiii xvi-xvii xxi
Sustantivo Verbo Adjetivo Adverbio Total 89% 9% < 1% 1% 657 84% 14% 1% 1% 854 72% 26% 1% < 1% 834
En perspectiva diacrónica, el cuadro 1 arriba muestra que la selección del término que hace la preposición a es estable para adjetivo y adverbio pero presenta actividad diacrónica en sustantivo y verbo, ya que este triplicó su capacidad de aparecer como término a expensas de los sustantivos; en efecto, se produjo un descenso constante y gradual de sustantivos término desde el siglo xiii al xxi: 89% > 84% > 72%, y un aumento correlativo de verbos: 9% > 14% > 26%. El decremento y aumento de sustantivos y verbos, respectivamente, es un indicio de la flexibilidad que, con el paso de los siglos, la preposición a ha ido adquiriendo. No obstante tal decremento, la elevada nominalidad de a se comprueba cuando contrastamos la categoría sustantivo contra todas las otras,18 tal como se aprecia en el cuadro 2 abajo, ya que aquel multiplica con creces la suma de todos los otros términos; incluso en el siglo xxi, a pesar del crecimiento de verbos como término, puede verse que es algo más de 80% promedio de categoría sustantivo frente a una escasa cuarta parte (18% promedio) de todas las otras. La preposición a es, por tanto, primordialmente partícipe del ámbito de la nominalidad, motivo por el 18 La nominalidad de la preposición a, aunque muy persistente, no alcanza a la nominalidad de la preposición de; esta es, posiblemente, la preposición con mayores propiedades nominales del español, tanto en la selección del termino como del constituyente introductor (→ Capítulo 12), y una prueba es que la fp formada por de puede conmutar por un nominal cuando depende de cierto tipo de sustantivos: a diferencia de mí, a diferencia mía, conmutación no viable ni con a ni con otras preposiciones.
1245
11.5
la preposición a
cual en el apartado siguiente (§11.6) analizaremos detenidamente la estructura nominal del término y por ello elaboramos el denominado corpus base nominal. Cuadro 2 Sustantivo vs. otras categorías como término de a xiii xvi-xvii xxi
Sustantivo Otras 89% (586/657) 84% (716/854) 72% (602/834)
11% (73/657) 16% (139/854) 28% (231/834)
Por lo que toca al constituyente introductor, este puede ser una categoría léxica (32) o no léxica (33), e incluso la fp-a puede no estar introducida por ningún constituyente rector (34), que son los casos en que esta aparece en inicio absoluto de oración (34a), en menor medida, en posición parentética (34b), o bien en usos absolutos, totalmente autónomos desde un punto de vista sintáctico (34c); en las tres distribuciones de (34) la fp-a tiene una función discursiva modal que expresa la valoración o posicionamiento del hablante. Las categorías léxicas más frecuentes introductoras de una fp-a son, como muestra el cuadro 3 abajo, verbo (32a),19 sustantivo (32b), adverbio (32c)20 y adjetivo (32d). La única categoría gramatical introductora de una fp-a es otra preposición, formando ambas una locución prepositiva; en el corpus son escasísimas tales locuciones, sólo dos casos, pero en la lengua general han ganado en frecuencia y en la productividad léxica del término.21 19 Hemos incluido bajo verbo los casos de construcciones prepositivas formadas con un verbo y función discursiva topicalizadora, en los que el verbo tiene grados diversos de debilitamiento verbal o decategorización: por / en lo que respecta a, por / en lo que toca a, por lo que hace a, en lo que concierne a, etc.: “en lo que respecta al maíz el principal productor en el mercado es América”, “por lo que toca a la comunidad, debe trabajar unida”. 20 Los adverbios introductores de fp-a son muy escasos y son siempre adverbios limítrofes entre adverbio y conjunción, y se repiten en las mismas construcciones: como, frente, cuanto, junto, y pocos más; como es el más frecuente sin duda. No son adverbios introductores los casos de adverbios léxicos que llevan una fp-a en aposición que restringe y especifica su significado: “luego, a media mañana”; “entonces, al amanecer”; “siempre a la misma hora”. 21 Por ejemplo, hasta a es escasa en el español medieval pero muy común en el español actual de todos los dialectos, según el crea; asimismo, de a, es sintagma prepositivo en español antiguo y clásico, de a pie, de a caballo, se ha flexibilizado léxicamente y ha aumentado, en consecuencia, en frecuencia. Esta generalización es síntoma de gramaticalización, porque dos formas gramaticales se cohesionan y adquieren un significado complejo en distribuciones específicas, que en el caso de de a es cuantificación distributiva. Incluso, existe la triple secuencia sintagmáticas hasta a casi: “la producción industrial de los EE.UU. ha aumentado gradualmente hasta a casi un 70%” (Tiempo, 1943, México, Google Libros).
1246
distribución general de la frase prepositiva con a
11.5.1
(32) a. començaron a asmar sobr’ellos muchos periglos [gei, 2.373] Alguien vino a decirme que era mi madre [Contadora, 117] b. me parece vuesa merced el primer santo a la jineta que he visto en todos los días de mi vida [Quijote ii, 16.791] Las “albitas”... definirán en su próximo partido el paso a semifinales [La Tercera, 16-11-2011] c. Y luego como a media noche, poco más o menos, entró en las dichas casas reales alborotado el dicho Juan de Solis [dlne, 1618, 82.246] el profesional de las Artes Escénicas asume, muy a menudo, una gran responsabilidad [Artez, 01-11-2004, España, crea] d. Y que lo que ha sentido y creido destas cosas tocantes a yerbas [dlne, 1618, 86.260] Es alcohólica, anoréxica y cuando menos adicta a la cocaína, concluye rápidamente Alezcano [Efecto, 166] (33) et de ssi torna ala mano diestra ffaza arriba sobre una ujnnuela fasta al mojon que esta entrel quarto et Pero Adalid [dle, 1273, 352.466] Y hasta a Pablo Milanés se le borró la fatiga de la cara [La Vanguardia, 14-04-1994, España, crea] descubriese por el camino muchedumbre de hombres de a caballo [Quijote ii, 58.1166] el guerrero común y corriente, el jinete, el artillero, el soldado de a pie [Carlos Fuentes, Ceremonias del alba, 1989, México, crea] Había coches estacionados hasta a casi la chingada (34) a. Al contrario, cuando estoy más inspirada los traigo a esta casa [Contadora, 113] A continuación, Argentina tuvo más presencia [El País, 16-11-2011] b. yo, a lo menos, podré bien decir lo que ya dejó escrito un cortesano [Teresa, 21.103] c. Él (Javier) pensó que ¿a poco? Ella (Martha) pensó que ni modo [Dante Medina, Cosas de cualquier familia, 1990, México, crea] A ver, a ver, a este frasco se le ha caído la etiqueta [Fernando del Paso, Palinuro de México, 1977, México, crea] Cuadro 3 Categoría introductora de fp-a
Verbo Sustantivo Adverbio Adjetivo Preposición Ø Total
xiii
95% 4% < 1% < 1% < 1% 91% 5% 1% < 1% < 1% xxi 89% 5% 3% 2% xvi-xvii
1247
657 1% 854 < 1% 834
11.5
la preposición a
El cuadro 3 arriba muestra que la fp-a, en términos de frecuencia general, es introducida casi de manera categórica por un verbo en todas los cortes cronológicos, 91% en promedio. Con muchísima menor frecuencia, la fp-a es introducida por un sustantivo, un escaso 5% en promedio, y aún en menor medida por un adverbio o un adjetivo, 2% y 1%, respectivamente en promedio; en muy pocos casos, puede estar precedida por otra preposición, o bien, presentarse sin un constituyente rector (columna encabezada por Ø). La mayor presencia de introductores verbo se debe a dos hechos: por una parte, a que la fp-a funciona mayoritariamente como complemento de un verbo, sea od, oi, crp o cc, y, por otra, a que forma parte de perífrasis verbales, verbo + a + verbo, del tipo voy a cantar o la antigua he a cantar. No obstante el predominio de la categoría verbal como constituyente introductor preferido de la fp-a, diacrónicamente hay un ligero descenso progresivo de verbo: 95% > 91% > 89%, compensado por un casi imperceptible aumento de los otros cinco contextos introductores de una fp-a, casi imperceptible porque es un aumento distribuido de manera casi equitativa entre los cinco contextos; en efecto, se trata de tímidos aumentos de 1% o 2%, cuando mucho. Los casos en que una preposición puede introducir una fp-a son escasísimos, y se restringen en el corpus a ejemplos de los siglos xiii y xvii. Finalmente, los casos en que la fp-a puede presentarse sin que ninguna otra categoría la introduzca son muy pocos y tardíos, algo más en el siglo xvii con un descenso en el xix, ya que baja a < 1%. La escasísima documentación de fp-a en usos discursivos, columna bajo la etiqueta Ø, se debe, en nuestra opinión, no tanto a restricciones gramaticales o a dinámicas diacrónicas, sino a que son usos propios de la oralidad que con dificultad se trasladan a la lengua escrita, y su documentación depende, por tanto, en gran medida, de los géneros textuales que integran un corpus; es bien sabido que los operadores o marcadores discursivos afloran fácilmente en la lengua oral y mucho menos en la escrita, menos aún si esta pertenece a registros cuidados o cultos, los denominados de la “distancia comunicativa” (Koch y Oesterreicher 1990:cap.1). Sin duda, el carácter no oral de los corpus empleados para este capítulo debilita, e incluso opaca, la presencia de fp-a que operen como formas autónomas del discurso.
11.5.2. Relacionalidad y función de la frase prepositiva con a La preposición a, como cualquier preposición, puede entrar en relaciones en diversos niveles oracionales, ya que la fp formada por ella puede relacionarse por sí misma con el verbo, es decir, asumir funciones oracionales (35a), puede estar incrustada en otro constituyente (35b) o, incluso, no depender de elemento gramatical alguno (35c). Llamaremos oracional a los casos en que la fp-a funciona 1248
relacionalidad y función de la frase prepositiva con a
11.5.2
como constituyente de oración; incrustada, a los casos en que la fp-a es constituyente de otro constituyente,22 y no relacional cuando forma una predicación autónoma, carente de relacionalidad con otras partes de la oración.23 Cuando la fp-a es oracional, puede cubrir cualquiera de las funciones oracionales, excepto la de sujeto, sean argumentales o no, mucho más las primeras que las segundas, como veremos más adelante. Cuando es incrustada, la fp-a es generalmente un adnominal en función de modificador adjetivo, falda a cuadros, en menor medida un modificador oracional que funciona de manera equivalente a como lo haría una relativa especificativa, evento a realizarse, o bien, funciona como adverbial escalar, de más a menos, de arriba a abajo, poco a poco. En los ejemplos de (35) aparece resaltada en negritas la fp-a y en cursivas y negritas el constituyente introductor. (35) a. rruega el preste a Dios quel vista de estola de alegría [Setenario, 262.18] Gregorio Basques dixo que se queria yr a la casa de un Juan Carlos [dlne, 1618, 82.246] Cristiano saluda a Europa [El País, 16-11-2011] cruzan el jardín hacia el estacionamiento a toda prisa [Efecto, 266] se convocó a conferencia de prensa [El Universal, 16-11-2011] b. de espalda a la pared pintada a la cal [Contadora, 13] muchas de ellas asiduas a mis narraciones [Contadora, 100] fue el sujeto a una dama llamada Cloris, a quien por tener enfermos los ojos mandó un médico que le cortasen los cabellos [Teresa, 22.106] 22 Las oraciones de relativo introducidas con fp-a y un antecedente nominal fueron analizadas como incrustadas, no obstante que el relativo cumple una función oracional dentro de su propia oración: “evento al que el cantante vuelve tras 18 años de ausencia” (La Tercera, 16-11-2011); “por otro lado la red social mantuvo el pasado fin de semana un rifirrafe con el escritor Salman Rushdie, a quien Facebook le había cancelado su cuenta” (El País, 16-11-2011). Asimismo hemos considerado incrustadas un reducido número de contextos ambiguos entre una lectura de la fp-a como constituyente de otro constituyente o como constituyente de oración: “le tiene agora desvanecidos los pensamientos el hacer una glosa a cuatro versos” (Quijote ii, 58.1155); “El paje de V.E. se va y yo hago fin a la italiana besándole los pies” (Teresa, 32.119); en estos ejemplos las fp-a a cuatro versos y a la italiana podrían ser leídos como modificadores adjetivos de los nominales glosa y fin, respectivamente, ‘un tipo de glosa’, ‘un tipo de adiós’, o como circunstanciales modales del verbo hacer; la lectura del contexto amplio nos inclinó a considerar estos casos como incrustados, no obstante que, sin duda, tienen una ambigüedad potencial inherente. 23 La posición no regida puede llevar como término cualquier categoría léxica y la estructura del término puede ser una frase escueta, con el puro núcleo léxico, o una frase no escueta que admite las modificaciones propias de su clase. También constituyen una fp-a no regida las órdenes codificadas mediante infinitivos yusivos, ¡a comer!, que son una predicación autónoma, pero este tipo de fp-a no fue documentado en el corpus.
1249
11.5
la preposición a
distinguió de inmediato el mantel a cuadros, las dos servilletas y el calcetín [Dulce Chacón, La voz dormida, 2002, España, crea] las expectativas para las dos competencias a realizarse en Santo Domingo son altas [El Mercurio, 09-04-2003, Chile, crea] et que los fagades esquiuar como a descomulgados [dle, 1268, 137.178] c. Yo, a lo menos, no pienso matarme a mí mismo [Quijote ii, 59.1169] un espejismo... que se desató en busca de un gol que nunca llegó. Al menos en la portería que pretendía, porque... [El País, 16-11-2011] —Están en oferta los pantalones que te gustan —¿A poco?
El cuadro 4 abajo presenta las frecuencias de empleo de estas tres posibilidades de relación. Puede verse que la fp-a se ha relacionado, mayoritariamente, en todas las épocas de la lengua con el verbo, por lo cual cumple funciones oracionales, 83% en promedio en los tres cortes cronológicos. Las otras distribuciones de la fp-a, incrustada y no relacional, tienen una baja frecuencia, más esta que aquella, por lo que a puede ser caracterizada como una preposición formadora de estructuras de elevada relacionalidad que difícilmente se incrusta en otro constituyente y que escasamente construye marcadores u operadores discursivos. Merece la pena aquí contrastar la oposición de relacionalidad entre a y de, dos de las preposiciones más frecuentes del español. Mientras que a se concentra cuantitativamente en relaciones oracionales a lo largo de la historia de la lengua española, 83% en promedio,24 de se especializa en las relaciones contrarias, de incrustación, 79% en promedio, e incluso aumentó diacrónicamente tal incrustación (→ Capítulo 12). Se puede decir, por tanto, que en el español a es la preposición que por excelencia codifica funciones oracionales argumentales —y muchas veces no argumentales—, mientras que de es la preposición que por excelencia codifica relaciones no oracionales de alta incrustación. Cuadro 4 Relacionalidad de la fp-a xiii xvi-xvii xxi
Oracional 91% (595/657) 85% (720/854) 74% (614/834)
Incrustada 9% (62/657) 14% (121/854) 25% (213/834)
No relacional 1% (13/854) < 1% (7/834)
24 Frecuencia muy elevada a pesar de que decidimos considerar los ejemplos ambiguos entre oracional e incrustado como incrustados (véase supra nota 15), y a pesar de que también a incrementó las relaciones de incrustación a lo largo de su diacronía, como muestra el cuadro 4.
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relacionalidad y función de la frase prepositiva con a
11.5.2
En perspectiva diacrónica, el cuadro 4 arriba muestra que se produjo un descenso sostenido del carácter oracional de la fp-a, menor entre el primero y segundo corte y mayor entre el segundo y el tercero: 91% > 85% > 74%, decremento realizado a expensas de un aumento proporcional de la incrustación de la fp-a: 9% > 14% > 25%. Este incremento es esperado puesto que en los siglos xvii y xxi aumenta la frecuencia de categorías no verbales introductoras de una fp-a (cf. supra cuadro 3), clases estas que por lo regular generan relaciones de incrustación; generalmente, la incrustación fue nominal, aunque otras categorías, desde luego, pueden establecer relaciones de incrustación. Por lo que respecta al carácter no relacional de la fp-a, este se limita a unos cuantos ejemplos a partir del siglo xiii, que se reducen aún más, < 1%, para el siglo xxi. En cuanto a la función sintáctica de la fp-a, cuando esta tiene relacionalidad oracional, puede cubrir todas las funciones de la oración excepto, como ya dijimos, la de sujeto. El cuadro 5 abajo muestra el concentrado de funciones de fp-a oracional en el corpus base general. Puede verse en él que la preposición a está distribuida, casi de manera equilibrada en promedio, aunque con diferente movimiento diacrónico, entre las funciones od (36a), oi (36b) y cc (36c), pero que los crp (36d) son escasísimos y generalmente los rigen los mismos verbos, renunciar a, remitir a, acostumbrarse a. El concentrado de este cuadro coincide, como veremos más adelante, en esencia, con los resultados del corpus nominal, lo cual refuerza el carácter esencialmente nominal de los términos de a. dixo que viera a Nuestro Ssennor Ihesu Cristo en los çielos [Setenario, 252.5] mató Caím a Abel [gei, 2.629] bive de andar engañando a las mugeres [dlne, 1618, 83.251] el caminante los saludó cortésmente y, picando a la yegua, se pasaba de largo [Quijote ii, 16.787] b. De cómo Aarón demandó a los ebreos de que les fiziesse dios que aorassen [gei, 2.377] Et otorgo et prometo a uos et a los uestros esta uendida sobredicha [dle, 1274, 370.489] Yo cerré el papel sin verle y le envié a la señora doña Marta [Teresa, 112.235] a nadie le importó que su asesinato se quedara sin esclarecer [Contadora, 86] c. non les serié mester de subir toda vía al monte de Sinaí [gei, 2.374] destos dineros que fueron enblanquidos al tienpo de guerra [dle, 1277, 139.180] el leonero dijo a grandes voces... [Quijote ii, 17.801] (36) a.
1251
11.5
la preposición a
rrespondio un muchacho que a media noche avia salido para Tlacamama [dlne, 1618, 82.247] salen a toda prisa [Efecto, 266] A comienzos de temporada, América pagó 10 millones de dólares por el ecuatoriano [La Tercera, 16-11-2011] d. renuncio a la ley que ayuda alos enganados [dle, 1274, 370.489] Y se remitte a la diligencia y accusacion que de sí mesma hara con toda brevedad [dlne, 1618, 86.260] Tras una larga rehabilitación y acostumbrarse a sus nuevas condiciones, Floralia asistió al Code Jalisco [El Universal, 16-11-2011]
Cuadro 5 Función sintáctica de la fp-a
od
xiii xvi-xvii xxi
32% 30% 29%
oi
cc
crp
total
40% 36% 31%
27% 33% 39%
< 1% < 1% 1%
597 720 614
El cuadro 5 arriba refleja una esencial continuidad diacrónica en la frecuencia de empleo de fp-a en función od —un promedio global de 30%, resultado que coincide grosso modo con el corpus nominal—, pero una fuerte actividad histórica en los casos donde la fp-a encabeza oi y cc. Los primeros sufrieron un decremento sostenido: entre el primero y segundo corte descendió 4% en promedio, y entre el segundo y tercer periodos, 5% en promedio, es decir, un no desdeñable decremento de 9% en total: 40% > 36% > 31%. Los cc, por su parte, presentan un aumento sostenido durante toda la diacronía del español: 27% > 33% > 39%, señal de que la preposición empezó progresivamente a introducir complementos adjuntos de manera más frecuente y más diversos léxicamente en cuanto al término. Finalmente, la presencia de fp-a que codifica crp fue mínima y poco diversificada, de hecho, en los primeros dos cortes sólo alcanza < 1% en promedio, para aumentar en el último periodo a un escaso 1%. La función cc requiere un comentario. Dado que no existen fronteras nítidas entre las categorías de la lengua, en el corpus un número no desdeñable de casos comparte propiedades tanto de complementos argumentales como no argumentales, fronteras especialmente notables, y por ello particularmente huidizas, en el caso de los locativos: Tlacotzin se acercó a su madre (Ángeles, 33), ejemplo este que podría ser interpretado como meta locativa del movimiento, ‘se acercó a ella’, o como dativo de dirección (véase infra §11.6.3).
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diferencias dialectales absolutas
11.5.3.1
11.5.3. Algunas diferencias diatópicas La preposición a participa en un número interesante de construcciones cuyo uso está determinado según las diversas variantes dialectales del español. Estas diferencias diatópicas pueden ser relativas y absolutas. Son relativas cuando no pertenecen de modo particular a algún área geográfica de nuestra lengua sino que las construcciones en cuestión se emplean en todas las variedades hispanohablantes pero con diferencias de frecuencia de uso según el dialecto. Las absolutas son construcciones empleadas exclusivamente por un determinado grupo dialectal de hispanohablantes. Son más las diferencias diatópicas absolutas que las relativas en lo que respecta a la preposición a, si bien unas y otras, en conjunto, son escasas; hemos identificado tres absolutas y dos relativas. Estas alternancias diatópicas entre los usos de una u otra variante son síntoma de la gran generalización que esta preposición sufrió en su diacronía y de la gran flexibilidad funcional y distribucional que adquirió, y, en general, responden a cambios diacrónicos que se han asentado de modo diverso en diferentes épocas y lugares.
11.5.3.1. Diferencias dialectales absolutas Una de las construcciones más llamativas de la preposición a, que constituye una verdadera isoglosa entre América y España, es el uso de la locución prepositiva a por: voy a por pan, regresan a por ti, que es exclusiva del español peninsular y totalmente desconocida en el español americano, al punto de que a por está considerado un caracterizador dialectal, un españolismo, que se identifica en América como habla de hispanohablantes peninsulares. La secuencia a por está siempre precedida por verbos de movimiento, como ir, venir, salir, correr, regresar, volver, etc., y el término de la locución prepositiva puede ser cualquier sustantivo, cualquier pronombre o cierto tipo de cuantificadores, voy a por más, van a por todo; el término puede ser animado o inanimado, concreto o abstracto, sustantivo común o propio, como se ve en (37). En el resto de países de lengua española, estas expresiones de movimiento van exclusivamente con la preposición por (38). (37)
Pos entonces, vete a por leña —le dijo su mujer [Marciano Curiel Merchán, Cuentos extremeños, 1944, España, corde] Juan Abuela, vaya a por los chicos, nosotros caminamos hacia el Metro [Lauro Olmo, La camisa, 1962, España, corde] Alberto Berasategui corre a por una pelota en el partido de ayer [El Mundo, 30-05-1995, España, crea] 1253
11.5
la preposición a
Para la próxima temporada si los técnicos me piden que fichemos a Henry, iremos a por Henry [El Mundo, 09-12-2003, España, crea] (38) mejor voy por leña para tener que hacer algo [David Martín del Campo, Las rojas son las carreteras, 1976, México, crea] debía ir por los médicos de la familia a Londres [Louis A. Ducoudray, Los ojos del arrecife, 1992, Costa Rica, crea] Después vengo por los trescientos pesos [Mario Mendoza, Satanás, 2002, Colombia, crea] Regresa por un vaso de vino [Vicente Leñero, La noche de Hernán Cortés, 1992, México, crea] A la diferencia formal de una vs. dos preposiciones en los mismos contextos corresponde, como es lógico, una diferencia semántica: en el español de España, el hablante codifica y pone de relieve primero la meta del movimiento, mediante a, y después el trayecto, mediante por, de ahí que ‘meta’ + ‘trayecto’ / ‘finalidad’ = a por, mientras que en el resto del mundo hispanohablante25 sólo se codifica ‘trayecto’ / ‘finalidad’, por lo tanto por.26 Desde un punto de vista semántico, consideramos que se trata de dos diferentes modos de conceptualizar y codificar la relación entre el movimiento, la meta y el desplazamiento que tal movimiento requiere para alcanzar la meta. Sobre la construcción voy (a) por, la Nueva gramática académica (rae-asale 2009:§29.5) explica la construcción española con doble preposición pero no hace mención de la construcción general. A este respecto, señala que a por “se construye generalmente con verbos de movimiento y con términos nominales que designan lo que se busca o se persigue”. Por su parte, el Diccionario panhispánico de dudas (rae-asale 2005:s.v. a) indica que la secuencia preposicional a por se explica por el cruce de las estructuras ir a un lugar, que expresa movimiento, e ir por algo o alguien, que significa ‘en busca de’, con lo que se hace presente la idea de ‘movimiento hacia algo o alguien’. En efecto, dado que el cambio sintáctico es recreación de material lingüístico preexistente más que creación ex novo (Company 2003b), a por debió surgir de dos cambios, de una extensión sintáctico-semántica y de un cruce, señalado este por el diccionario académico antes citado. La extensión debió realizarse a partir de un esquema bien asentado 25 Una búsqueda en el crea de los últimos diez años en todos los países hispanoamericanos arroja únicamente nueve casos iguales al empleo español pero todos dudosos en cuanto a que sean producciones de hispanohablantes nativos, ya que dos son noticias en periódicos americanos pero generadas por agencias de noticias de España, y los otros siete son literatura publicada por editoriales españolas, lo cual, lleva a pensar que fueron intervenidas por correctores de estilo españoles. Sin lugar a duda, a por es un uso ajeno al español americano. 26 En el español peninsular existen expresiones con el verbo ir + por, voy por ti, pero tienen el significado de sustituir a alguien en alguna situación, ‘voy en lugar de ti’.
1254
diferencias dialectales absolutas
11.5.3.1
y antiguo de la lengua española, ir a + infinitivo, voy a cantar, el cual se extendió para codificar una meta nominal, ir a la mesa, de manera que ir a + meta verbal > ir a + meta no verbal. Debió producirse sin duda una segunda extensión desde ir hacia otros verbos de movimiento. Además, la extensión sintáctico-semántica se cruzó con la estructura verbo de movimiento + por, ya señalada, existente también en la lengua española desde muy antiguo. En cuanto a la profundidad histórica de a por, el corde no arroja datos anteriores al siglo xvi. Las primeras documentaciones corresponden a este periodo y son solamente tres ejemplos (39a), los tres procedentes de textos en prosa, los tres con verbos de movimiento y los tres con sustantivos inanimados como término;27 el siglo xvii arroja tres ejemplos más en prosa, dos del mismo autor (39b) y para el siglo xviii el corde no documenta casos; en el siglo xix la estructura aparece en el corde ya totalmente generalizada con verbos de movimiento y términos nominales y pronominales diversos (39c). Puede decirse, por lo tanto, que es una innovación bastante reciente —y quizá por ello no pasó al español americano—, que pudo haber estado presente en la oralidad y que se generalizó de manera sorprendentemente rápida, en un solo siglo, el xix. (39) a.
b.
cuando se le haya de venir a por la madera conste al rejidor que la fuere a señalar [Anónimo, Antiguas ordenanzas, 1571, España, corde] por ser la orden que comúnmente se pone a raíz del suelo, y por ser obra gruessa vamos a por ella de passo [Juan de Arfe y Villafañe, Varia conmensuración para la escultura y la arquitectura, 1585, España, corde] sacó el pan como un perro de muestra, y tornó a correr con ellas en la boca hasta que se lo comió y después volvía a por más [Francisco Narváez de Velilla, Diálogo intitulado el capón, 1597, España, corde] el Sr. Procurador busque un mozo y mula que vaya a por el organista [Anónimo, Documentos sobre música en la catedral de Sigüenza, 1600-1713, España, corde] José Garrido 20 días de gracia para ir a Cuenca a por su mujer [Anónimo, Documentos sobre música, 1600-1713, España, corde]
27 Hay un cuarto ejemplo de este periodo, de teatro en verso, que es un error del corde: “Y dolores / tiene quien con los señores / se para a por las peras / y las hablas verdaderas / nunca causaron onores” (Anónimo, La comedia Ypólita, 1521, España, corde); la edición princeps, seguida por el editor, asienta: “se para a partir las peras / y las hablas verdaderas...” (Anónimo, La comedia Ypólita, edición crítica de José Luis Canet).
1255
11.5
la preposición a
le dijo se fuese de alli y no viniese a por el trigo si le faltaba una blanca [Lope de Deza, Gobierno político de agricultura, 1618, España, corde] c. Sali cierto dia en compañia de un criado que iba a por leña [Santiago González Mateo, Vida trágica de Job, 1809, España, corde] se asusta, corre a por agua, se la echa al rostro [Braulio Foz, Vida de Pedro Saputo, 1844, España, corde] vengo a por la lámpara para aviarla [Benito Pérez Galdós, Fortunata y Jacinta, 1885-1887, España, corde]
Dentro de las diferencias dialectales absolutas en que participa la preposición a, sobresalen también dos construcciones en función de complemento circunstancial, una locativa y una temporal. En cada una de ellas, para referir un significado referencial general de lugar o de tiempo se pueden emplear diferentes preposiciones, si bien cada dialecto pone de relieve distintos matices de sentido. La alternancia locativa es en ~ a (40), y la temporal, en ~ por ~ a (41). (40) a.
Casi interrumpiendo sus explicaciones, Osvaldo Luis Lavallos, que vive al 410 de Sarandí agregó [Clarín, 22-03-1979, Argentina, crea] Trabajadores del suspendido Banco Velox realizaban esta mañana una asamblea en la sede de la entidad, en Sarmiento al 500 de la City porteña [Clarín, 22-10-2002, Argentina, crea] b. Gratificación espléndida se dará a la persona que indique el paradero de don José Anguera y Juan Ferré, que habían vivido en el núm. 273 de la calle Córcega [Anónimo, El Noticiero Universal, 1899, España, corde] tu papá vivía en el número 27 y nosotros enfrente [Laura Esquivel, Tan veloz como el deseo, 2001, México, crea] (41) a. El hecho ocurrió ayer a la mañana en Sixto Laspiur y Enrique Julio [La Nueva Provincia, 28-07-1997, Argentina, crea] La niebla se apoderó ayer a la mañana de la Capital Federal [Clarín, 28-06-2001, Argentina, crea] b. El pelotero de los Atléticos realizó ayer en la mañana prácticas en la jaula de bateo [El Siglo, 01-11-2000, Panamá, crea] Esto sucedía en la mañana, cuando las tres mujeres desayunaban solas [Carlos Fuentes, La región…, 1958, México, corde] dictó conferencias a los asambleístas en la mañana de ayer avión [Diario Hoy, 13-01-1998, Ecuador, crea] c. La expedición partió ayer por la mañana [El País, 13-04-1979, España, crea] 1256
diferencias dialectales absolutas
11.5.3.1
una entrega de botellas de ginebra que debía hacerse por la mañana [Arturo Pérez-Reverte, La Reina del Sur, 2002, España, crea]
Las alternancias de preposiciones ejemplificadas en (40) y (41) constituyen, asimismo, isoglosas del español. Los ejemplos locativos con a de (40a), vivo al 340 de Corrientes, son exclusivos de la ciudad de Buenos Aires,28 el resto del mundo hispanohablante emplea en, vivo en el 420 de Castellana. Es interesante hacer notar que el empleo de a para referir estas locaciones estáticas constituye, además, una de las pocas isoglosas internas del español del Río de La Plata, que diferencia Buenos Aires de Montevideo, ya que sólo aquella pero no esta emplea a (Bertolotti comunicación personal). Por lo que respecta a las alternancias de preposición en la construcción temporal (41), el reparto dialectal es como sigue: la preposición a de (41a), nos vemos a la noche, es de nuevo un uso exclusivo de Buenos Aires, no compartido por Uruguay; la preposición en de (41b), nos vemos en la noche, es el uso general del español americano, y por en (41c), nos vemos por la noche, es exclusivo del español peninsular. Es claro que cada una de las variantes pone de relieve matices semánticos distintos, aun cuando el verbo y el significado referencial general sean los mismos en cada dialecto: el hispanohablante porteño con a pone de relieve el desplazamiento directivo que implica llegar al lugar donde se está; el resto de hispanohablantes pone de relieve, mediante en y por, el lugar mismo y el lugar aproximado donde se está, respectivamente. Respecto a la distribución, existe alternancia entre las preposiciones de complementos locativos sólo cuando los introductores son verbos estativos como encontrarse, estar, vivir, etc., todos ellos con el sentido de ‘existir’ o ‘hallarse’; el término, por su parte, se restringe, generalmente, a un numeral con el que se indica una dirección o un domicilio específico. Se excluyen, por lo tanto, usos de la preposición a en locaciones menos específicas, *estoy a la calle Corrientes, en las que el español general, en todas sus variantes, emplea o bien la preposición en, estoy en la calle Florida, o bien por, aunque esta añade un sentido de localización aproximada, estoy por la avenida Reforma. Las alternancias prepositivas de lugar tienen apoyo y pauta en construcciones de viejo cuño en el español; por ejemplo, en la conmutación entre las preposicio28 Es necesario señalar que el Diccionario panhispánico de dudas (rae-asale 2005: s.v. a) indica que este uso, aunque “propio de Argentina”, se comparte en el español de “algunos vascos y catalanes”, con lo cual la isoglosa aquí comentada podría ser considerada relativa más que absoluta. Sin embargo, consideramos que es más conveniente mantenerla como diferencia dialectal absoluta por dos hechos: uno, porque en el español de Buenos Aires —que no el de toda la Argentina— es un uso ya convencionalizado, esto es, constituye la norma, y dos, porque en vascos y catalanes ni está generalizado ni es la norma, además de que esas dos zonas son áreas no originariamente castellanas.
1257
11.5
la preposición a
nes a y en para una misma acción, como la expresada por verbos como clavar, encajar, fijar, ingresar, etc. Con la preposición a se codifica y pone de relieve la direccionalidad para alcanzar un lugar meta además de la ubicación en sí misma, se me clavaron los pies al suelo; fijó el retrato al muro; lo ingresaron al hospital, mientras que con la preposición en se codifica y pone de relieve la penetración en el lugar, se me clavaron los pies en el suelo; fijó el retrato en el muro; lo ingresaron en el hospital. En cuanto a la alternancia prepositiva temporal, sólo se produce cuando el término es un sustantivo con el que se expresan las partes del día, a ~ en ~ por la mañana, a ~ en ~ por mediodía, a ~ en ~ por la tarde, a ~ en ~ por la noche, etc. Si bien estas preposiciones pueden usarse en los mismos contextos, cada una de ellas focaliza aspectos semánticos propios; por ejemplo, con horas específicas del día sólo es posible utilizar a y por y queda excluida en, la encontró a ~ por las ocho de la noche, *la encontró en las ocho de la noche. En estos casos la preposición a se usa para precisar el tiempo específico en el que algo sucede, mientras que con por se expresa una temporalidad aproximada. Ahora bien, las preposiciones por y en se usan para referirse a los años y a las épocas o estaciones de estos, nació por ~ en 1830, iremos de vacaciones por ~ en el verano, nos conocimos por ~ en Navidad. En estos casos la preposición por expresa temporalidad aproximada, mientras que en denota en qué tiempo se realiza lo expresado por el verbo. En estas construcciones es agramatical el empleo de la preposición a, *nació a 1830, *nos conocimos a Navidad, pero ?*iremos de vacaciones al verano, oración esta casi aceptable en el español general americano pero inusual, rayana en agramatical, en el español peninsular. Es notable que el español de Argentina, Buenos Aires, sea el único que emplea a en complementos circunstanciales, locativos y temporales, que están introducidos por otra preposición en los otros dialectos hispanohablantes. La generalización de a alcanza incluso a algunos modales, carentes de preposición en otras variedades: no me des más trabajo, estoy a full, normativo en este caso en todo el Río de la Plata, vs. estoy full, común en el español de México, por ejemplo. La generalización de a en el español bonaerense llega, incluso, a complementos adnominales, que sorprenden a hispanohablantes no porteños, como (42a). La extensión de a en este dialecto alcanza a la morfología derivativa prefijal, como se ve en (42b), casos en que los otros dialectos emplean otro prefijo prepositivo, enrollado. En resumen, todos los datos anteriores apuntan a que el español de Buenos Aires puede ser caracterizado como una variedad sumamente innovadora y esos cambios son reflejo de la gramaticalización invasiva de a, que ha tenido y sigue teniendo lugar en la historia del español.29 29 Esta cualidad innovadora puede deberse a dos hechos: por una parte, a que el Río de la Plata se constituyó en virreinato muy tardíamente, fines del siglo xviii, y que, en consecuen-
1258
(42) a. b.
diferencias dialectales relativas
11.5.3.2
Bienvenidos a Autopistas al Sur [Señalamiento vial, Argentina] El torniquete, sabiéndolo usar es muy efectivo. Puede improvisarse con un pañuelo arrollado, un tubo de goma, etc. [Rosa Tagarano, El San Bernardo, 1987, Argentina, crea] Calentar la bandeja doradora, colocar el arrollado de pollo y cocinarlo en la misma forma [Ketty de Pirolo, Microondas, usted y yo, 1989, Argentina, crea]
11.5.3.2. Diferencias dialectales relativas Una de las construcciones más llamativas donde pueden observarse diferencias dialectales relativas entre los diferentes dialectos hispanohablantes es en el empleo de la preposición a para introducir od inanimados, variación que corresponde al hecho, ya señalado, de que el español es una lengua con marcado diferencial de objeto. El marcado preposicional en od inanimados, concretos y abstractos, aun en singulares definidos, es la zona más reacia a admitir la marca prepositiva porque es semánticamente la más alejada del od humano, que es, como se sabe, donde inició el marcado preposicional (véase supra §11.4.2). En esa zona semántica de od reacios a la marca prepositiva, el español americano codifica mucho más que España con preposición od inanimados casi de todo tipo léxico, como muestran los ejemplos de (43a), ejemplos que resultan raros e incluso anómalos en el español peninsular. Sin duda, el avance de a para marcar od está activo en el español general y por ello también el español peninsular participa de este cambio, como se aprecia en (43b), que son ejemplos de od inanimados encabezados por a procedentes de este dialecto. Sin embargo, considerado el español de manera global, los dialectos americanos son mucho más innovadores que los españoles en cuanto al marcado preposicional de objetos inanimados. (43) a.
Espera, espera ya estoy dominando al balón Era un ritual, ellos veían a las piedras como un símbolo de paganismo [Televisión, Discovery Channel, entrevistado mexicano] En el templo-patio-adoratorio... los muros laterales protegen al patio de la vista desde fuera [Ficha museográfica, México]
cia, se constituyó en foco de irradiación cultural más tardíamente aún; y, por otra, a que la población de esa zona, se conformó, como es sabido, de nacionalidades y orígenes geográficos muy diversos, con grandes aluviones migratorios durante el siglo xix e inicios del xx; todo lo cual hace que el español de esa zona se haya podido sustraer con mayor facilidad a las grandes corrientes normativas del español general y haya podido realizar innovaciones extremas, que son normativas en ese dialecto (Company 2008).
1259
11.5
la preposición a
b.
La crisis de Asia está golpeando a la demanda mundial de crudo [La Prensa Libre, 28-06-2010, Colombia, ce] Por fuera de la cientificidad, de la significación, sitúan a la metafísica, sosteniendo que... [César Lorenzano, Hipotético-Deductivismo, 1993, Argentina, crea] Finalmente ocurrió lo esperado: una bomba impactó al barco [El País, 06-09-2001, Uruguay, crea] Se espera que impacte a las costas de Jalisco en ocho horas [Televisión mexicana, Noticias] Sólo modelamos al alófono. Es un modelo acústico por cada hablante [México, conferencia en un congreso] Tememos que se extienda esta práctica animando a los saqueos [Televisión española, Noticias] los misiles impactaron al tren [El Diario Vasco, 04-05-1999, España, crea] Y también levantar la absurda prohibición de radiar las voces de los miembros del Sinn Fein, que tanto ha perjudicado a la reputación del Reino Unido [La Vanguardia, 02-09-1994, España, crea]
En cuanto a la antigüedad de la divergencia dialectal relativa del marcado preposicional de od inanimados, esta se remonta al menos al siglo xviii. Como ha señalado Company (2012a), es una innovación lenta y progresiva que muestra una escisión importante en textos dieciochescos americanos novohispanos, ya que en ellos se documenta con relativa facilidad a en esta distribución (44a), aunque también es posible documentar algunos casos del español peninsular en esas fechas (44b). El siglo xviii constituye, sin duda, la propagación de esta diferencia dialectal relativa. Los ejemplos de (44) proceden de Company (2012a:163-164). (44) a.
b.
los ácidos minerales destruyen al barniz que reviste al hueso del diente [Gazeta de México, 1787] En virtud de estas prácticas..., los edificios han resistido al fuego que de propósito se les ha aplicado [Gazeta de México, 1788] los malos tratamientos del citado mi marido y las expresiones de furor con que amagaba a mi vida [dlne, 1816] Valerse de este [castigo] para que los ninos aprendan las primeras artes... es inhumanidad, es forzar a su naturaleza [Gazeta de Literatura, 1790] Conviene como a la lengua, fijar y pulir a la ortografía [Botello, Cuevas]
1260
sintaxis de la preposición a
11.6
impugnan los malos historiadores a las verdades infalibles por defender las mentiras de sus asuntos [Botello, Cuevas] Este bezoárdico de los tres reynos... extirpa al morbo gálico de primera y segunda especie [Ribera, Breviario médico]
Otro uso dialectal relativo en que interviene la preposición a son los infinitivos yusivos, ¡a comer! (45), ya que son de empleo muy frecuente en España y poco comunes o casi inexistentes en la totalidad de variedades hispanoamericanas. Esta clase de oraciones finales tiene el esquema a + infinitivo, en donde el infinitivo puede ser llenado con una gran variedad léxica de verbos, muchos de ellos de actividad y consecución o logro, y con estas expresiones se solicita o se ordena la realización de alguna acción. En el español americano la ausencia de infinitivos yusivos se debe, en gran medida, a la pérdida de vosotros, ya que, al desaparecer de todas estas variedades este pronombre y toda la morfología verbal correspondiente a él, no se puede hacer el cruce, o contaminación, entre el imperativo, agachaos, y el infinitivo, agacharos, es decir, no se puede usar el infinitivo agacharos por el imperativo agachaos, como sucede en el español peninsular para emitir órdenes. En el español americano general, incluso, se prefiere una paráfrasis con verbo conjugado (46) para expresar una orden, del tipo ¡bajen a comer!, ¡vengan a comer! en lugar del infinitivo final en uso absoluto ¡a comer! (Company 2012a). Don Víctor gritó: —Ana ¡a bailar! Álvaro, cójala usted [Leopoldo Alas “Clarín”, La Regenta, 1884-1885, España, corde] ¡Eh, chavales, a correr, largo de aquí! [Juan Marsé, Últimas tardes con Teresa, 1966, España, crea] exclamaban aquel “¡A jugar...!” [El Mundo, 05-03-1994, España, crea] (46) Deje de hacer escándalos y váyase a dormir [Jaime Bayly, Los últimos días de “La Prensa”, 1996, Perú, crea] ¡y vengan a jugar en la noche! [Chavela Vargas, Y si quieres saber de mi pasado, 2002, México, crea] (45)
11.6. Sintaxis de la preposición a con término nominal En este apartado analizaremos tres aspectos sintáctico-semánticos de la preposición a: 1) el término nominal de a, su estructura interna y los rasgos léxicos del núcleo de la fn; 2) las diversas categorías que puede introducir la fp-a con
1261
11.6
la preposición a
término nominal, y 3) la función sintáctica que cumple la fp-a con este tipo de término, od, oi, cc o crp. Con respecto a su término, la preposición a presenta durante toda la diacronía de la lengua española una notable estabilidad al tomar casi categóricamente una fn, motivo por el cual, como ya dijimos, hemos ampliado los datos para el análisis de este apartado con un corpus adicional nominal. En los diversos periodos analizados, la estructura de la fn suele ser compleja, es decir con los márgenes derecho e izquierdo ocupados, esto es, una fn no escueta.30 Tal como sucede con el resto de las preposiciones, a puede ser caracterizada como una preposición introductora de categorías nominales, y dentro de estas, sustantivas. También, desde luego, introduce fv y en algunos escasos ejemplos fadj, fadv y fp. En general, como veremos, sobresalen dos hechos diacrónicos, contrastantes, en torno a la preposición a y su término nominal: uno, la estabilidad estructural, casi categórica, en la forma de la fn, y dos, la inestabilidad léxica en los rasgos del núcleo de la fn introducida por a. En cuanto a la categoría introductora de la fp-a, se caracteriza a lo largo de la historia del español por ser muy frecuentemente un verbo, por lo que puede decirse que la fp-a introduce funciones oracionales; el otro constituyente introductor que con cierta frecuencia precede a una fp-a es el sustantivo; desde luego, otras categorías pueden introducirla. Por lo que toca a la función sintáctica de la fp-a, esta opera principalmente como od y oi, además de un buen número de cc, sean de lugar, tiempo o modo, y algunos crp.
11.6.1. El término de a Analicemos en primer lugar la complejidad estructural del término de una fp-a. Este puede aparecer en el corpus con el puro núcleo, con el margen izquierdo cubierto, con el derecho cubierto o con ambos márgenes. Hemos denominado a las fn con información en el margen izquierdo y/o en el margen derecho no escuetas (47a), como ya dijimos, y a aquellas que no tienen cubierto ninguno de los dos márgenes escuetas (47b), esto es, fn desnudas de otra información. En todos los periodos del español, los términos de fp-a no escuetos superan por mucho a los escuetos: 80% de fn no escuetas en promedio vs. 20% de escuetas, como se aprecia en el cuadro 6 abajo. Muestra este cuadro que las fn no escue30 Empleamos el término (no) escueta siguiendo la acertada traducción de Bosque (1996) del inglés bare para las construcciones bare noun phrases. En esta Sintaxis histórica de la lengua española, sin embargo, hacemos un uso nocional distinto de escueta, ya que es aquella fn que carece de llenado léxico alguno en sus márgenes, y no sólo cuando carece de determinación, como lo emplea y entiende este autor.
1262
núcleo de la frase nominal término
11.6.1.1
tas no sólo son mayoritarias sino que durante el transcurso de los siglos existe un crecimiento sostenido de ellas: 73% > 83% > 85%. En el corpus el quiebre cuantitativo mayor se produjo entre el primero y segundo cortes cronológicos y a partir del siglo xvii prácticamente no se ha modificado la complejidad estructural del término de la fp-a. Este comportamiento es el esperado con cualquier tipo de fn. Bogard (2009:§2.4), para un corpus no restringido a término de preposición, señala que la distribución escueta vs. no escueta de las fn con un núcleo sustantivo común es mayoritaria y sin cambios importantes cronológicamente; en el corpus empleado por este autor las fn no escuetas predominan con más de 80% en cada uno de los cortes sincrónicos —porcentaje casi coincidente con el nuestro— y, además, se puede ver un ligero aumento que avanza conforme al periodo de análisis. et a sus bien querientes, toma su fazienda a repetençia [Calila, 189] dijo a ésta la dicha Ysavel Guijarro que por qué dezia que era embustera, que si la conosia a ella [dlne, 1621, 251.83] Dos escuintles salieron a recibirlos ladrando como demonios y casi derriban a Tlacotzin por la enjundia de sus cabriolas [Ángeles, 30] b. otorgamos esta carta et rogamos a nuestra abbadesa por que el convento noa seello que y ponga su sello colgado [dle, 1274, 286.389] mandamos a todos los poetas en común que se descarten de Júpiter, Venus, Apolo y otros dioses [Buscón, 152] Seguro de haber hecho justicia con el castigo a la impía [Ángeles, 32] (47) a.
Cuadro 6 Tipos de fn término de a
fn xiii xvii xxi
no escueta
73% (322/442) 83% (352/427) 85% (441/521)
fn
escueta
27% (120/442) 17% (75/427) 15% (80/521)
11.6.1.1. El núcleo de la frase nominal término La fn término de a, tanto si es escueta como si no lo es, puede estar constituida, como cualquier fn, por tres categorías gramaticales: sustantivo común (48ab), sustantivo propio (48cd) y pronombre (48ef). Hay enormes diferencias en la
1263
11.6
la preposición a
selección de núcleo según que el término de a sea una fn escueta, o desnuda de información adicional, o sea una fn no escueta, como se aprecia en los cuadros 7 y 8 abajo. Las primeras seleccionan mayoritariamente, y en proporciones semejantes, sustantivos propios y pronombres, 40% y 36% en promedio, respectivamente, es decir, los términos de a escuetos son en 76% núcleos caracterizables por tener referencia única o altamente específica e individuada, ya que, como veremos, suelen ser pronombres personales. Por el contrario, una fn no escueta tiene por núcleo casi categóricamente un sustantivo común, 92% en promedio. Existen algunos casos de fn no escueta que son conflictivos en cuanto que el núcleo del término corresponde a la categoría léxica común pero junto con su modificador poseen referencia única, bien por conocimiento de mundo o bien en el contexto en que aparece la expresión, por lo cual se comportan como sustantivos propios y como tales los hemos analizado: reconoció al Niño Dios (Ángeles, 479); se concede el uso de la voz al Ministerio Público (docjur, 2009, 18.4); se concede el uso de la voz a la Representación Social (docjur, 2008, 196.4). et posieron et conpararon los más destos enxemplos a las bestias salvajes [Calila, 89] Miren que bien le estaría a un hombre lampiño como yo la ermita [Buscón, 150] vio a una bailarina japonesa despojarse del quimono de ceremonia hasta quedar desnuda por completo [Vuelo, 11] b. Et sería atal commo el ome que llega a hedat et falla que... [Calila, 91] después que dejaron de ser moros... se han metido a pastores [Buscón, 149] Esos canallas me están matando a piques [Ángeles, 213] c. Ellos prisieron a Ihesus Christo, e leuaron le a Cayphas el obispo [Mateo, 69] Y preguntando a la doña Mariana... [dlne, 1618, 242.80] d. dixeron a Calila cómmo Digna era preso [Calila, 188] detuvo las riendas a Rocinante [Quijote i, 2.51] mandábamos que no se pasasen coplas de Aragón a Castilla [Buscón, 150] e. Tu que destruyes el templo de Dios e fazes lo de cabo en tres dias, salua a ti mismo [Mateo, 71] te debiste de oler a ti mismo [Quijote i, 31.388] Querría llegar a un punto en que, leyéndose a sí misma, se dijera... [Vuelo, 123] f. et veíalo ella, et salía a él [Calila, 181] (48) a.
1264
núcleo de la frase nominal término
11.6.1.1
ca yo quiero dar a est postremero tanto como a ti [Mateo, 55] ca a la orden de caballería que profeso non toca ni atañe facerle a ninguno [Quijote i, 2.51] Sentábame el maestro junto a sí [Buscón, 81] en razón a ello y toda vez de que no se encuentra... [docjur, 2008, 196.3]
Como reflejan los ejemplos de (48) arriba, las mayores diferencias léxicas en los núcleos de una fn término de a están en la zona pronominal (48ef). Por una parte, las fn pronominales no escuetas (48e) hacen una selección semántica recurrente de los mismos núcleos, pronombres personales, y siempre con una misma expansión, el adjetivo mismo, cuyo empleo parece ser obligatorio en los contextos del corpus tras los pronombres mí, ti, sí; no hemos documentado casos del tipo a uno mismo, perfectamente posibles en el español; esta selección tan acotada de pronombres repercute y/o se debe al hecho de que las fn pronominales no escuetas funcionan mayoritariamente como od (véase infra §11.6.3). Las fn pronominales escuetas (48f), en cambio, tienen una gran flexibilidad en el tipo de pronombres que puede llenar el núcleo, personales, indefinidos y cuantificadores, incluso en frases hechas: quedarse de a dos ‘sorprenderse’; me dejaste de a cuatro ‘sorprenderse’, comunes en el español americano mexicano y en algunas otras variedades. Los cuadros 7 y 8 abajo presentan las frecuencias de las tres clases de núcleo gramatical término de la preposición a. Como ya comentamos, lo más relevante son las fuertes diferencias cuantitativas entre los dos tipos de fn término y la gran continuidad del español en las frecuencias relativas de cada grupo de núcleo en el caso de fn no escueta, lo cual confirma que el cambio es un conjunto de continuidades y discontinuidades. El cuadro 7, además de reflejar una casi categórica selección de núcleos sustantivo común —arriba de 90% en promedio—, muestra que los otros dos tipos de núcleo son casi esporádicos en el corpus, 6% en promedio para los propios y algunas documentaciones ocasionales de pronombres, 1% en promedio. Por su parte, el cuadro 8 indica que en los términos de a con estructura de fn escueta se produjo un descenso sostenido de pronombres, 48% > 34% > 26%, que permitió un correspondiente incremento de sustantivos propios y comunes, más gradual en el caso de los propios, 37% > 39% > 43%, y contundente en el caso de los comunes, ya que estos aumentaron al doble comparado el primero con el último corte cronológico, con un quiebre abrupto ya para el siglo xvii: 15% > 27% > 31%. En este punto resulta interesante contraponer los resultados obtenidos en los cuadros 7 y 8 arriba con respecto a la clase gramatical del núcleo de la fn término de a. Dado que el sustantivo propio y el pronombre se comportan de 1265
11.6
la preposición a
Cuadro 7 Núcleo gramatical de la fn no escueta término de a
Común
xiii
Propio Pronombre
93% (299/322) 91% (321/352) 93% (411/441)
xvii xxi
6% (20/322) 7% (26/352) 6% (29/441)
1% (3/322) 2% (5/352) 1% (4/441)
Cuadro 8 Núcleo gramatical de la fn escueta término de a xiii xvii xxi
Propio Pronombre Común 37% (44/120) 39% (29/75) 43% (34/80)
48% (58/120) 34% (26/75) 26% (21/80)
15% (18/120) 27% (20/75) 31% (25/80)
manera similar, debido a que ambos restringen gran parte de la modificación y expansión usuales para el núcleo sustantivo común (Company 2009:§1.3),31 los hemos agrupado, cuadro 9 abajo, en una sola casilla bajo la etiqueta no común frente al sustantivo común. En el cuadro 9 el contraste común vs. no común deja ver, con mayor claridad, una marcada diferencia entre ambos subtipos de nominal en cuanto a la estructura de fn que construyen. El sustantivo común tiene una preferencia casi categórica por el uso de fn no escueta, 92% en promedio, mientras que el no común selecciona, por el contrario, mayoritariamente fn escueta, 76% promedio. De hecho, como se puede observar en el cuadro 9, ambos subtipos de nominales crean una imagen de espejo: las columnas de los extremos, estructuras de fn opuestas y nominales opuestos, cargan la mayor frecuencia relativa de empleo; igualmente, las columnas internas también están hasta cierto punto contrapuestas: 8% promedio para no común en fn no escueta vs. 24% promedio para común en fn escueta. Como se infiere de este último porcentaje, el sustantivo común es más flexible que el no común para aceptar cualquier tipo de estructura de frase, sea escueta o no, es decir, hay más sustantivos comunes término de una fp-a sea cual sea la estructura de frase.
31 Esta restricción de sustantivos propios y pronombres en cuanto a la estructura de frase que construyen no es exclusiva del español sino que es una característica de estas dos categorías en muchas lenguas del mundo (Bhat 2004:cap. 3), motivo por el cual, puede decirse que los pronombres son en realidad pro-frases más que pro-nombres y casi lo mismo vale decir para los sustantivos propios.
1266
estructura interna de la frase nominal término
11.6.1.2
Cuadro 9 Estructura de frase con núcleo sustantivo común vs. no común xiii xvii xxi
no escueta fn escueta Común No común Común No común fn
93% 91% 93%
7% 9% 7%
15% 27% 31%
85% 73% 69%
En resumen, en el corpus nominal la fn término de a se codifica generalmente con una estructura compleja, es decir, con una fn no escueta cuyo núcleo suele ser un sustantivo común, que puede estar acompañado por una serie de elementos, modificadores y/o expansiones, que ayudan a que el núcleo posea un mayor anclaje textual y sea posible mejor identificación de los referentes mediante los constituyentes adyacentes que lo describen y completan su referencia. Con menor frecuencia, se presentan fn escuetas, que codifican sólo el núcleo de frase, por lo general un sustantivo propio o un pronombre, y en esta distribución los primeros tienen una mayor ligera frecuencia que los segundos.
11.6.1.2. Estructura interna de la frase nominal término En este apartado analizaremos los márgenes de la fn no escueta y las distribuciones internas de mayor frecuencia en esta clase de frases. A la luz de los datos del corpus, la fn no escueta término de a puede conformarse de tres diversas maneras: con el margen izquierdo ocupado, que llamaremos modificación (49a), con información en el margen derecho, expansión (49b), o bien, con ambos márgenes ocupados a la vez, modificación y expansión (49c). La estructura interna más usual, por mucho, es con sólo una modificación y/o una sola expansión. La estructura de fn más común en frecuencia relativa de uso es aquella que tiene en el margen izquierdo un determinante artículo y en el derecho una oración de relativo. Muy ocasionalmente en el corpus la fn puede tener más de una modificación y/o más de una expansión a la vez (50). Los márgenes con más de dos constituyentes son rarísimos, mucho más en el izquierdo que en el derecho; no hemos documentado, ni en el corpus nominal ni en el general —recordemos que ambos suman 3 735 ocurrencias de fp-a—, caso alguno de modificación con tres constituyentes, que, en principio, serían potencialmente posibles y gramaticales en la lengua española: a todos los buenos niños, a algunos pocos buenos niños, a todos los sus esclavos. Con respecto al margen derecho, el corpus nomi-
1267
11.6
la preposición a
nal sólo contiene un caso de tres expansiones acumuladas (51), por lo tanto, la complejidad en la derecha es muy rara en corpus real, aunque serían posibles y gramaticales en el español tales expansiones acumuladas: al niño de pantalón corto, hijo de mi prima, que vino ayer. Este comportamiento es el general del español para cualquier tipo de fn no escueta, sea término de preposición o no (Bogard 2009:§2.4; Company 2009:§1.6), si bien el hecho de que este capítulo se ocupe de una fn dependiente de una preposición restringe, en buena medida, la presencia de modificaciones y expansiones puesto que dificulta la capacidad de relacionalidad de la fn con otros constituyentes de la oración ya que es la fp-a toda la que entra en relaciones oracionales. Et él recontóle en qué manera veniera a aquella çibdat [Calila, 327] Pero, volviendo al alguacil, quísome llevar a la cárcel [Buscón, 88] Duchamp conocía personalmente a esa sombra [Bartleby, 64] Apenas cuelga, llaman a la puerta [Vuelo, 267] b. Grant maravilla es de cómmo fablas et das enxenplos a lengua suelta [Calila, 186] llegó a ella a tiempo que anochecía [Quijote i, 2.50] determinéme de no volver más a la escuela ni a casa de mis padres, sino de quedarme a servir a don Diego [Buscón, 89] Según la ley, Cárcamo hubiera debido poner a Tlacotzin a disposición de los jueces seglares [Ángeles, 479] c. Id a aquel castiello que es delante vos [Mateo, 56] et andovo fasta que llegó a la puerta de la çibdat [Calila, 329] Fuese llegando a la venta que a él le parecía castillo [Quijote i, 2.51] no advertí al riesgo que me ponía [Buscón, 255] porque bive de andar engañando a las mugeres que la piden algunos remedios para sus amores [dlne, 1621, 83.251] A través de la mirilla distingue a un mensajero de correos [Vuelo, 267] Reiterándole... que tienen derecho a una asistencia legal técnica [docjur, 2009, 18.2] (50) venid... a los otros logares que yazen contra mediodía... [gei, 2.862] di a aquella señora del palafrén y del azor que yo, el Caballero de los Leones, besa las manos a su gran fermosura [Quijote ii, 30.925] (49) a.
1268
estructura interna de la frase nominal término
(51)
11.6.1.2
contribuía con frecuentes cantidades a las obras pías del convento [Ángeles, 214] se le concede el uso de la voz al defensor particular del procesado quien manifiesta que sí es su deseo interrogar... [docjur, 2008, 196.1]
El cuadro 10 abajo, contrasta las tres distribuciones internas de la fn no escueta término de la preposición a. Puede verse en él que el mayor promedio, 60%, se presenta en construcciones que cubren ambos márgenes; esto es, más de la mitad de la totalidad de las fn no escuetas posee tanto modificador como expansión; siguen muy debajo, 31% promedio, aquellas que cubren únicamente el espacio del modificador, y, finalmente, aunque menos de la tercera parte de estas últimas, aquellas que sólo tienen información en el margen derecho, expansión, 9% promedio. Diacrónicamente, las fn no escuetas término de a se caracterizan por una consistente estabilidad a lo largo de la historia del español; en efecto, las fn con ambos márgenes llenos, modificación y expansión, se han mantenido estables, con ligeros mínimos vaivenes: 60% > 62% > 59%, y, de la misma manera, las fn que sólo tienen ocupado el margen izquierdo registran estabilidad, con ligerísimos movimientos: 29% > 32% > 31%. Únicamente, las fn que registraron movimientos un tanto llamativos son aquellas que contienen sólo expansión, ya que del siglo xiii al xvii presentan un decremento de casi la mitad, que luego, para el siglo xxi, repunta hasta casi alcanzar el porcentaje inicial: 11% > 6% > 10%.
fn
xiii xvii xxi
Cuadro 10 no escueta: modificación y expansión, modificación, expansión
Modificación y expansión
Modificación
Expansión
60% (192/322) 62% (218/352) 59% (262/441)
29% (95/322) 32% (111/352) 31% (136/441)
11% (35/322) 6% (23/352) 10% (43/441)
Cada uno de los márgenes tiene, a su vez, una distribución de constituyentes interna propia, como es lógico; seguimos en esta caracterización la clasificación propuesta por Company (2009:§1.5). El margen izquierdo se conforma por clases léxicas cerradas, mientras que el margen derecho por clases léxicas abiertas; en el izquierdo los constituyentes tienen una distribución con múltiple restricciones combinatorias y, muchas de ellas, excluyentes entre sí, mientras que el derecho es un margen acumulativo dado que sus constituyentes pueden sumarse en la cadena sintagmática. El espacio de la modificación, margen izquierdo, está
1269
11.6
la preposición a
cubierto mayoritariamente en todos los periodos analizados solamente por un modificador (52), como ya dijimos. Los modificadores pueden ser de tres tipos: postdeterminantes (52a), que corresponden a la posición más cercana al núcleo de la fn, determinantes, que pueden aparecer antes de un postdeterminante (52b), y predeterminantes (52c), que ocupan la posición más lejana con respecto al núcleo y puede preceder tanto a los determinantes como a los postdeterminantes. En perspectiva diacrónica, se documentan mayoritariamente, en los tres cortes cronológicos, determinantes; siguen los postdeterminantes y, finalmente, los predeterminantes, cuya frecuencia de uso es la más escasa en todo el corpus. fuese luego el siervo della a una mançeba que tenía el pintor [Calila, 185]32 aparecieron a muchos ombres [Mateo, 72] A otro día, ya estaba comprada la cartilla [Buscón, 81] En la ciudad de México, sabado, a venticuatro dias del mes de abril [dlne, 1621, 92.270] De pronto, a media calle, se me ocurría una idea [Bartleby, 16] a últimas fechas merodeaba mucho por esos rumbos [Ángeles, 31] b. que allí vieran ellos a los fijos de Enachín [gei, 2.864] Ca ya es puesta la segur a la rayz del arbol [Mateo, 26] Ya estaba a esta sazón libre Sancho Panza del lazo [Quijote ii, 30.928] tampoco se acuerda si éste se halló presente a la cura [dlne, 1618, 80.243] pertenece a algún momento del pasado [Vuelo, 13] ¿Ha sido forzado... para llegar a este convenio? [docjur, 2009, 18.4] c. por que alumbre a todos quantos son en la casa [Mateo, 29] mirando a todas partes por ver si descubriría algún castillo [Quijote i, 2.50] porque precisamente la esencia de cualquier texto consiste en escapar a toda determinación esencial [Bartleby, 160] (52) a.
Como se puede observar en (52) arriba, la gran mayoría de los ejemplos sólo contiene un constituyente en el margen izquierdo; no obstante, se encuentran en el corpus escasas documentaciones en las que la fn tiene más de un modificador (53). Por lo que toca a estos ejemplos, las estructuras más frecuentes se 32 La forma un-unos-una(s) tiene problemas en cuanto a su adscripción como postdeterminante o como numeral (Company 1991:cap.2; Garachana 2009:§4.3.1). Podía, con restricciones, en español medieval, concurrir con artículo y demostrativo ocupando la posición inmediata anterior al núcleo: “ca non fago aquí sy non tener esta una rrazon” (Anónimo, Historia de Merlín, 1313-1469, corde); por ello hemos considerado un-unos-una(s) como postderminante para el corpus de español medieval.
1270
estructura interna de la frase nominal término
11.6.1.2
distribuyen con respecto al corte cronológico, y son las siguientes: en el siglo xiii, es mayoritaria la distribución {determinante + postdeterminante} (53a), y se documentan algunos escasos ejemplos con la pauta {predeterminante + determinante} (53b); para los siglos xvii y xxi se documenta con mayor frecuencia la combinación estructural {determinante + fadj} (53c), y en menor medida {determinante + posdeterminante} (53d). (53) a. b. c.
d.
ca Dios quiere que me vaya pora al mi pueblo [gei, 2.862] mas estar a la mi diestra... no es mio de lo dar [Mateo, 55] e por su bondad vençrié a todos los omnes de su tiempo [gei, 2.15] Connoçuda cosa sea a todos los omnes qui esta carta uieren [dle, 1259, 32.56] hemos de dar al corchete que siguió al pobre Tuerto [Buscón, 255] muy de mañana, volvio a la dicha casa [dlne, 1621, 83.251] alcanzaron a ver al espléndido pájaro [Ángeles, 29] se procede a dar lectura a la mencionada declaración [docjur, 2008, 196.1] en breve rato rebolvio al mismo puesto de la ventana [dlne, 1634, 122.300]
Con respecto al margen derecho de la fn no escueta término de a, los datos del corpus indican que su estructura tiende a ser no compleja, es decir, que se conforma, casi categóricamente, con una sola expansión (54), aunque, desde luego, existen algunos pocos ejemplos en los que la fn está acompañada por más de un constituyente en este margen (55). Bogard (2009:§2.4.3) señala que el margen derecho de cualquier fn es tan poco complejo como el lado izquierdo, esto es, que se conforma generalmente con un solo constituyente; el corpus analizado en este capítulo lo confirma. La distribución interna del margen derecho con una sola expansión, aunque variada, se construye, en todos los cortes cronológicos, principalmente con complementos adnominales (54a) o con oraciones relativas (54b) y en menor medida con fadj (54c). En cuanto a las escasas fn con más de una expansión, se concentran, por lo general, en dos tipos de construcciones: la estructura {fadj + complemento adnominal} (55a) y {fadj + oración relativa} (55b), con lo cual la fn término de a confirma que en el español los constituyentes de mayor peso estructural van a la derecha de los de menor peso en cualquier tipo de fn, es decir, a mayor peso estructural, más a la derecha (Company 1991:29). (54) a.
uino a Bethphage al monte del Oliuar [Mateo, 56] los tendrán por abogados a la hora de su muerte [Buscón, 152] Escribiré notas a pie de página [Bartleby, 13] 1271
11.6
la preposición a
b. venistes al mont amorreo que vos avié Dios a dar [gei, 2.864] llegó a ella a tiempo que anochecía [Quijote i, 2.50] el procesado solicita se le de lectura a la declaración que rindió por escrito ante el Ministerio Público [docjur, 2008, 196.1] c. Grant maravilla es de cómmo fablas et das enxenplos a lengua suelta [Calila, 186] levantaron a don Quijote maltrecho de la caída [Quijote ii, 30.927] Vuesamerced ha encontrado al autor material [Ángeles, 481] (55) a. A la luz mortecina de un velón, su rostro de mejillas hundidas parecía implorar el último tajo de la guadaña [Ángeles, 212] b. A las manifestaciones realizadas por la defensa que podrán ser tomadas en cuenta... [docjur, 2008, 196.3]
11.6.1.3. Rasgos léxicos del núcleo de la frase nominal término Analizaremos, en primer lugar, la distribución de los sustantivos comunes en cuanto a los rasgos [concreto] vs. [abstracto], así como [+/- humano], y, en segundo lugar, un análisis léxico-semántico de los sustantivos propios en los que contrastamos topónimos y antropónimos. Por lo que toca a los rasgos léxicos del sustantivo común, estos pueden ser concretos (56a) o abstractos (56b). Los primeros hacen referencia a objetos tangibles, con materia, con o sin límites33 y que, por lo regular, pueden percibirse a través de los sentidos; los segundos son aquellos que aluden a lo que no es material, es decir, que se perciben o se crean a través del pensamiento y por ello no hacen referencia al mundo real sino al mundo concebido. Las fronteras entre estas dos categorías léxico-semánticas no son claras ni cerradas ya que el contexto puede contribuir a una u otra asignación. Para el rasgo léxico-semántico [locativo] de la fn término, (véase infra §11.9). (56) a. arrimóse a un árbol que estava en medio de la çibdat [Calila, 327] torno los treynta dineros de plata a los obispos [Mateo, 71] pondré a la princesa pacíficamente en su estado [Quijote i, 31.390] se entraron todos con él al aposento donde dormian los padres de la criatura [dlne, 1618, 80.242] íbame el postrero por hacer algunos recados a la señora [Buscón, 81] Ameyali estaba dándole vuelta a los frijoles [Ángeles, 33] era uno de los empleados que miraban a la gente del pasillo [Bartleby, 157] 33 Hemos incluido en la categoría ‘concreto’ los sustantivos de masa con el fin de no atomizar el análisis.
1272
rasgos léxicos del núcleo de la frase nominal término
b.
11.6.1.3
Et estovieron así algunos días a su plazer, fasta que fueron comidos los dineros [Calila, 328] por lo menos el camino que hay y las relaciones tan banables, obliga a muy malas presunciones y sospechas [dlne, 1637, 346.128] habita, sin embargo, una turbadora tendencia a la negación del mundo [Bartleby, 14] asaron un largo rato al acecho [Ángeles, 28] oportuno en lo que hace a la legalidad o no del Auto de término constitucional [docjur, 2008, 196.3]
El cuadro 11 abajo deja ver que los sustantivos comunes núcleo de la fn término de la preposición a son mayoritariamente concretos, 78% en promedio; constituyen, por tanto, algo más de las tres cuartas partes del total de los sustantivos comunes del corpus nominal; los abstractos, por su parte, sólo alcanzan 22% en promedio, menos de una cuarta parte. No obstante la preeminencia de los sustantivos comunes concretos, en el cuadro 11 puede observarse un aumento diacrónico en la frecuencia de uso de los sustantivos comunes con el rasgo [+ abstracto]. Así, el rasgo [+ concreto] se mantiene estable entre el primero y segundo corte cronológico, pero a partir del segundo corte, siglo xvii, sufre un decremento abrupto de 19 puntos porcentuales: 85% > 84% > 65%. Proporcionalmente, los abstractos duplican con creces su frecuencia entre el primero y último corte cronológico: 15% > 16% > 35%. Por tanto, el periodo de inflexión es, de nuevo, el siglo xvii ya que a partir de él se dispara la abstracción en los núcleos de la fn término de a, aunque el valor concreto prevalece en todos los cortes. El decremento de las entidades concretas pone de manifiesto que, en esta zona de la semántica del español, hay una tendencia diacrónica hacia la abstracción, tendencia que ejemplifica una de las dinámicas usuales de la gramaticalización, consistente en que las formas con el paso del tiempo se mueven hacia ámbitos más abstractos; la fn aquí analizada es un caso claro de esta dinámica y es, a su vez, una muestra más de la gramaticalización general invasiva, ya comentada, que experimentó la preposición a. Cuadro 11 Núcleo de la fn: sustantivo común concreto vs. abstracto xiii xvii xxi
Concreto Abstracto 85% (271/317) 84% (285/341) 65% (282/436)
15% (46/317) 16% (56/341) 35% (154/436)
1273
11.6
la preposición a
Otra clasificación léxica de los sustantivos núcleos de la fn término de la preposición a es [+ humano] (57a) frente a [– humano] (57b). La primera categoría agrupa todos aquellos sustantivos que aluden a una entidad con rasgos propiamente humanos, o bien, a entidades que, debido a una extensión semántica, han adquirido el rasgo [+ humano]. En la segunda categoría hemos incluido aquellos que hacen referencia a objetos, elementos o entidades que carecen léxicamente del rasgo [humano]. El cuadro 12 abajo refleja una preferencia global por sustantivos no humanos, 59% en promedio vs. 41% promedio de humanos. En perspectiva diacrónica puede observarse un descenso importante del rasgo [+ humano], comparados el primero y último cortes cronológicos, siglos xiii y xxi, ya que se reduce a casi la mitad el empleo de sustantivos humanos: 48% > 27%. En contraparte, los sustantivos no humanos aumentan diacrónicamente, de manera casi imperceptible entre los dos primeros cortes y de forma abrupta entre los dos últimos: 52% > 53% > 73%. El aumento de sustantivos no humanos es una manifestación más del movimiento, ya comentado, hacia la abstracción experimentada por la fp-a con término fn. (57) a. b.
et el quinto es el que denunçia a los omnes lo que le non preguntan nin le demandan [Calila, 186] Por ésta dexará ell omne el padre e la madre e se llegará a su muger, e serán dos en una carne [gei, 1.10] Esos frailes canijos no me van a robar a mi hijo [Ángeles, 31] señalando meses vedados a las musas, como a la caza y pesca [Buscón, 148] Instituto Pierre Menard, una novela de Roberto Moretti, está ambientada en un colegio en el que enseñan a decir que «no» a más de mil propuestas [Bartleby, 15] Por lo que se refiere al pago de la reparación del daño [docjur, 2009, 18.6] Cuadro 12 Núcleo de la fn: sustantivo común humano vs. no humano
xiii xvii xxi
[+ humano]
[– humano]
48% (153/317) 47% (161/341) 27% (116/436)
52% (164/317) 53% (180/341) 73% (320/436)
1274
rasgos léxicos del núcleo de la frase nominal término
11.6.1.3
Por lo que respecta al núcleo sustantivo propio, este puede ser antropónimo o topónimo, aunque bajo estas dos grandes clases, se subsumen, como es sabido, subclases varias (rae-asale 2009:§12.8, 2010:§12.5). En la primera categoría hemos agrupado los nombres propios de persona, nombres de pila, apellidos, hipocorísticos, sobrenombres, deidades y otros,34 y en la segunda, los nombres propios de lugar, continentes, países, ciudades, pueblos, villas, entre otros. En (58ab) abajo se ejemplifican, respectivamente, antropónimos y topónimos como núcleo de la fn término de a. El cuadro 13 abajo muestra que, en el corpus, la gran mayoría son antropónimos, frecuencia que debe ponerse en relación con el hecho de que la fp-a cumple, en gran medida, las funciones de od y oi (véase infra §11.6.3), aunque en algunos casos el antropónimo es la meta de un verbo de movimiento, llegaron a Juan. Los antropónimos alcanzan en el corpus prácticamente un 80% en promedio vs. 20% de topónimos, si bien se produjo diacrónicamente un descenso de los primeros a expensas de estos últimos, ya que los topónimos duplicaron su presencia, comparados el primero y último corte cronológico: 11% > 21% > 22%, aunque las ocurrencias son muy bajas con respecto a otras clases de núcleos nominales; de nuevo, el quiebre cuantitativo se produce en el siglo xvii, ya que en este periodo doblan su frecuencia. El incremento de fp-a con topónimos como término es prueba de que, no obstante la múltiple e invasiva gramaticalización de a que venimos observando a lo largo de este capítulo, las formas, en este caso a, mantienen por siglos su significado etimológico y por ello una meta esperada y natural de a es un topónimo. Tal incremento se debe, en parte, también a los temas desarrollados en las obras que integran el corpus: por ejemplo, los dos principales personajes del Quijote se desplazan constantemente a distintos lugares, Toboso, la casa de Alonso Quijano una y otra vez, los molinos, los arrieros van a Sevilla, etc.; igualmente, en el Vuelo de la Reina, obra del siglo xxi, el protagonista es un viajero y por ello aparecen países y ciudades a lo largo de toda ella. (58) a.
Ca todos tienen a Iohan assi como por propheta [Mateo, 57] las parteras temieron a Dios e non quisieron matar los niños como el rey les mandara [gei, 2.15] detuvo las riendas a Rocinante [Quijote i, 2.51] sacó del pecho un papel que dio a don Sancho de Baraona [dlne, 1630, 250.83] He recordado a Albert Camus [Bartleby, 61]
34 Para el análisis, hemos considerado los zoónimos como antropónimos, dado que son personalizaciones de animales, Calila, Dimna, Rocinante, etc.; igualmente, con mayor razón, las deidades fueron asignadas a antropónimos; también las instituciones, Cámara de diputados, Senado, Cortes.
1275
11.6
la preposición a
b.
A Ángel Marciano Zaragoza Yamez, se le decretó auto de formal prisión por el delito de lesiones [docjur, 2009, 18.5] Quitosse de la ciudat de Nazareth, e fue morar a Capharnaum en la marina [Mateo, 27] acabó de limpiar su trigo y de enviallo al molino [Quijote i, 31.388] Por aver savido que avia ydo v. md. a México [dlne, 1637, 26.298] No puede haber llegado a Jáchal tan rápido [Vuelo, 125] Cuadro 13 Núcleo de la fn: sustantivo propio antropónimo vs. topónimo
Antropónimos xiii xvii xxi
89% (111/125) 79% (68/86) 78% (66/85)
Topónimos 11% (14/125) 21% (18/86) 22% (19/85)
11.6.2. La categoría introductora de la frase prepositiva con a 11.6.2.1. Clases de categorías La gama categorial introductora de la fn término de la fp-a es diversa, aunque, desde luego, más restringida que la del término. La preposición a está introducida preferentemente, en todos los cortes cronológicos, por un verbo, conjugado o no, y en menor medida por un sustantivo; estas dos categorías son las preferentes, ejemplificadas en (59a) y (59b), respectivamente. Otras categorías (60) pueden introducir una fp-a pero son muchísimo más escasas que las anteriores. De hecho, se puede decir que existen dos categorías introductoras de fp-a y que las otras son prácticamente inexistentes en el español. Dentro de estas últimas, en primer lugar, por su frecuencia, aunque muy reducida, adjetivos (60a) y adverbios (60b). En el corpus existen poquísimas documentaciones en que a es introducida por un adverbio (60c), siempre junto y frente, formando una locución prepositiva, junto a, frente a; finalmente, en algunos contextos discursivos, la preposición a carece de introductor (60d). (59) a. Et venía a ella su amigo con aquella seña [Calila, 185] do por fiador auos don Martin Gonçales a don Alffonsso Martinez de Ribota [dle,1284, 60.90] Teníalos a todos con semejantes caricias obligados [Buscón, 81]
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clases de categorías
11.6.2.1
abrigaron a la criatura [dlne, 1618, 80.242] Uno debe parecerse al arte [Bartleby, 57] Gírese oficio al vocal del registro federal [docjur, 2009, 18.7] b. ese hocico, de tornillo, gestos a un lado y a otro [Buscón, 252] mas quiero... estar en un sitio, la nieve a la cinta, hecho un reloj, comiendo madera... [Buscón, 153] quería ver al Inquisisdor Mayor con las llagas al descubierto [Ángeles, 480] convivió con el temor a la gente... [Bartleby, 16] (60) a. la vista fuerte; bigotes buidos a lo cuerno, y barbas turcas [Buscón, 253] Tenía una radio pegada a la oreja [Vuelo, 124] ya había leído la declaración del reo, traducida al español [Ángeles, 481] b. Et después dende a días vinieron al fijo de rey [Calila, 328] c. Vibe junto a San Juan, en casa de Santiago [dlne, 1621, 83.250] una multitud se congregó en la plaza de Santo Domingo, frente al palacio de la Inquisición [Ángeles, 480] d. ¡A mí con eso! [Quijote ii, 30.925] Y es, al contrario, un personaje remoto [Bartleby, 14] Al menos, eso es lo que la mujer acostumbraba explicar [Vuelo, 13] El cuadro 14 abajo muestra los concentrados y diacronía de las categorías introductoras con fp-a término nominal. Existen dos grupos: una clase dominante, verbo, que es casi categórica a lo largo de la historia del español, 91% en promedio, y cuatro clases menores —incluimos aquí la no regida—, entre las cuales se distribuye el 9% promedio restante; de estas, el sustantivo es la menos escasa. El hecho de que sea un verbo la clase de palabra introductora casi categórica de fp-a es consecuencia, como ya señalamos, de que esta realiza funciones oracionales, es decir, está regida o se relaciona con un verbo. Se observa también en el cuadro 14 una básica estabilidad en el resto de categorías introductoras, si bien los sustantivos, a expensas de los verbos, incrementaron su presencia, pues multiplicaron cinco veces su frecuencia como introductores de fp-a, 2% > 7% > 10%, aunque las cifras absolutas de sustantivo son muy escasas, con 8 ocurrencias en el mínimo y 52 en el máximo, correspondientes a los siglos xiii y xxi, respectivamente. El aumento de sustantivos se debe, en lo fundamental, a estructuras con fp-a seguidas de oración de relativo: es agora la cibdad a que llaman Alila (gei, 2.861); volvió a su amo, a quien contó todo lo que... (Quijote ii, 30.926), por lo cual no es un aumento de nominalidad introductora estrictamente, como sí lo sería corbata a rayas o falda a cuadros, sino 1277
11.6
la preposición a
un aumento de estructuras relativas que predican del nominal antecedente. Respecto de las otras categorías introductoras, poco hay que decir, excepto que son casi inexistentes puesto que en promedio oscilan alrededor de 1% o < 1%. Cuadro 14 Categoría introductora de fp-a
Verbo
Sustantivo Adjetivo Adverbio Preposición Ø
xiii 97% xvii
89% xxi 86%
2% 7% 10%
Total
1% 442 1% 1% 1% < 1% 427 2% 1% 1% 521
El gran contraste en cuanto a productividad entre verbo y otras categorías se aprecia mejor en el cuadro 15 abajo; en él hemos agrupado bajo la etiqueta no verbo todos los ejemplos que corresponden a introductores distintos de verbo o carentes de introductor. Se constata en este cuadro que el verbo es la categoría dominante, aunque experimentó un decremento, 97% > 89% > 86%, a expensas de la clase no verbo, cuyo incremento sumado es 3% > 11% > 14%, dentro de la cual, como ya dijimos, los sustantivos son la segunda categoría introductora y es la responsable de este aumento de frecuencia relativa de uso. Los datos de los cuadros 14 y 15 en conjunto coinciden, en lo esencial, como es lógico, con los que arroja el cuadro 3 arriba relativo a la categoría introductora del corpus general (véase supra §11.5.1). Cuadro 15 Categoría introductora de fp-a: verbo vs. no verbo xiii xvii xxi
Verbo
No verbo
97% (430/442) 89% (381/427) 86% (448/521)
3% (12/442) 11% (46/427) 14% (73/521)
11.6.2.2. Semántica del verbo introductor La semántica de los verbos rectores condiciona, como es esperado, la selección de la fp-a, tanto en su función como en los papeles semánticos que esta cumple. Los datos del corpus han sido organizados de dos maneras: una para dar cuenta de los verbos introductores de od, y otra para los verbos introductores 1278
semántica del verbo introductor
11.6.2.2
de oi, ya que la fp-a cumple, sobre todo, estas dos funciones. Para el primer caso, hemos medido el grado de afectación del verbo sobre el objeto, ya que el od es un argumento caracterizado por el mayor o menor impacto que sobre él causa la cadena de energía de la transitividad (61); el corpus indica que existen dos clases grandes de verbos regentes de fp-a od: alta transitividad y baja transitividad. Para el segundo caso, el corpus muestra que la gran mayoría de verbos introductores de oi tiene semánticamente rasgos de transferencia (62), por lo cual los hemos clasificado según el grado de transferencia, ya que el oi es, básicamente, un receptor-meta de la entidad transferida a través del significado del verbo (Company 2006:§6.4.3.3). En cuanto a la clasificación de verbos introductores de fp-a od, los de transitividad alta pueden afectar en grado elevado el objeto (61a), es decir, producen, en alguna medida, un cambio de estado en el od, consistente en no pocas ocasiones en una alteración física de este, tal es el caso de verbos como castigar, golpear, matar, molestar, prender, comer, planchar, etc., por lo cual el od es un paciente. Verbos de transitividad baja (61b) son aquellos que afectan en menor grado al objeto, ya sea por no haber contacto físico o por constituir la cosa o el asunto de que se trata, tipo espiar, estimar, llamar, seguir, ver, etc., en cuyo caso los od son tema. En realidad, como ha sido señalado en numerosas ocasiones (Hopper y Thompson 1980, 1985; Laca 2006:§5.3.2), la transitividad es un asunto de grado y también lo es la clasificación del od, de manera que ambos forman un continuum que, en gran medida, depende de la semántica de ambas entidades así como de los contextos en que entran; sin embargo, para fines operativos del análisis, nos pareció conveniente clasificar los verbos introductores de fp-a od en dos grandes clases para mostrar mejor los tipos de fp-a od y porque el foco de este capítulo es la preposición a y no la transitividad per se. Estonce los caualleros del merino tomaron a Ihesu Christo en el palacio [Mateo, 71] obligamos lo al que esta carta mostrare [dle, 1274, 287.391] mandamos que la Semana Santa recojan a todos los poetas públicos y cantoneros... [Buscón, 148] mandandoles que matassen al dicho mi esclabo [dlne, 1629, 92.270] por haber rescatado al niño Jesús de las garras del búho [Ángeles, 479] No podes molestar a Camargo por una boludez así [Vuelo, 125] b. los fallaron por juglaría a los diçípulos [Calila, 90] me acosa y fatiga el deseo de ver a mi señora [Quijote i, 31.390] ha encontrado al autor material [Ángeles, 481] (61) a.
1279
11.6
la preposición a
A través de la mirilla distingue a un mensajero de correos [Vuelo, 267] Se solicita al abogado especifique qué días... [docjur, 2008, 196.2] El cuadro 16 abajo deja ver que, globalmente, ambas clases semánticas de verbo tienen valores de frecuencia muy cercanos, aunque es el verbo de alta transitividad el que supera mínimamente, 53% en promedio, al de baja transitividad, con 47% en promedio. No obstante estos promedios casi equiparables, el cuadro pone de manifiesto movimientos diacrónicos importantes: por un lado, la disminución de verbos de transitividad alta, que se reducen a poco menos de la mitad entre el primero y último corte cronológico: 76% > 48% > 37%; y por otro, en consecuencia, el aumento de verbos de transitividad baja, que, entre los siglos xiii y xxi, duplicaron con creces su frecuencia: 24% > 52% > 63%. Este opuesto camino diacrónico de disminución de verbos introductores de fp-a paciente y aumento de verbos introductores de fp-a tema debe ponerse en relación, una vez más, con el proceso hacia la abstracción seguido por la fp-a y las construcciones que ella forma. En efecto, los temas, son por lo general, menos concretos que los pacientes y son, por lo tanto, menos factibles de ser afectados, de manera que entran mejor en construcción con verbos que no impactan el objeto, por lo cual la construcción verbo + fp-a od-tema es, en conjunto, más abstracta que la de verbo + fp-a od-paciente, y tal abstracción se afianzó en la historia del español. Los datos de Flores (2013) confirman el avance diacrónico de fp-a con od-temas, ya que aumentaron a algo más del triple comparando el primero y el último cortes cronológicos del corpus empleado por este autor: 15% > 35% > 50%, siglos xiii, xvii y xxi, de un total de 210 od con papel semántico tema. Cuadro 16 Semántica del verbo introductor: alta vs. baja transitividad xiii xvii xxi
Alta transitividad
Baja transitividad
76% (106/140) 48% (64/132) 37% (63/170)
24% (34/140) 52% (68/132) 63% (107/170)
Por lo que respecta a la semántica de los verbos introductores de oi, estos aparecen organizados en cuatro clases; el orden de enumeración corresponde a la frecuencia relativa con que se documentan en el corpus: 1) transferencia comunicativa (62a), que son aquellos cuyo significado deposita algún tipo de información en el oi receptor; 2) transferencia plena (62b), que son aquellos verbos 1280
semántica del verbo introductor
11.6.2.2
que favorecen o desfavorecen en alguna medida la capacidad de recepción del oi respecto del od; 3) transferencia experiencial (62c), para los verbos de cognición con oi cuyos referentes son capaces de percibir la acción denotada por el verbo a través de los sentidos, y 4) transferencia locativa (62d), aquellos verbos que tienen un oi en papel semántico de locus, que es muchas veces un locus persona. Los más comunes en el corpus son, por mucho, los primeros, ya que ellos solos agrupan algo más de la mitad de todos los verbos introductores de oi. (62) a. fue dicho a los antiguos: No mates [Mateo, 29] decid a vuestro señor que venga mucho en hora buena a servirse de mí [Quijote ii, 30.926] Avisé a mis padres que me buscasen galas [Buscón, 85] le había prohibido hablar del asunto a su madre [Ángeles, 30] Ahora le pregunto a usted Ángel Marciano Zaragoza Yañez [docjur, 2009, 18.4] b. E dio Dios Eva a Adam por compañera [gei, 1.10] torno los treynta dineros de plata a los obispos [Mateo, 70] Yo la tiré dos berenjenas a su madre cuando fue obispa [Buscón, 82] Dicen que se aparece en los velorios para quitarles los santos óleos a los difuntos [Ángeles, 32] Ha cambiado, también, la forma de dar publicidad a la literatura [Bartleby, 61] c. le conteçiese lo que aconteçió a un ome [Calila, 95] yo le hiciera una sátira con tales coplas que le pesara a él [Buscón, 150] le tenían miedo al jefe [Bartleby, 16] d. et avré vergüença de tornar a ellos[Calila, 327] cobré beinti ocho pessos, los quales remitto al llicenciado Guerta [dlne, 1634.122.300] Tlacotzin se acercó a su madre [Ángeles, 33] El cuadro 17 abajo revela que la transferencia comunicativa es la clase semántica de verbos predominante, con un poco más de la mitad del porcentaje promedio, 51%; le sigue en frecuencia, aunque muy de lejos, la categoría de transferencia plena, 18% en promedio, sigue a esta la transferencia locativa, con un promedio de 16%, y, finalmente, la transferencia experiencial, son sólo 13% en promedio. A lo largo de la diacronía del español, la transferencia comunicativa se mantuvo altamente estable en todos los cortes cronológicos, 52% > 51% > 50%, señal de su centralidad semántica en la rección de oi; la transferencia plena, 1281
11.6
la preposición a
por su parte, tuvo únicamente un aumento entre los siglos xiii y xvii, y para el siglo xxi se mantiene el porcentaje inmediato anterior: 14% > 20% > 20%; las dos categorías restantes fueron las que sufrieron mayores movimientos diacrónicos: la transferencia locativa experimentó un descenso sostenido durante los tres cortes cronológicos: 21% > 16% > 11%; finalmente, la transferencia experiencial tuvo primero un ligero descenso en el siglo xvii respecto del xiii y luego un aumento notable entre los siglos xvii y xxi: 12% > 10% > 18%. Cuadro 17 Semántica del verbo introductor: tipos de transferencia xiii xvii xxi
Comunicativa Plena Experiencial Locativa 52% (88/167) 51% (51/99) 50% (44/88)
14% (24/167) 20% (21/99) 20% (18/88)
12% (20/167) 10% (11/99) 18% (16/88)
21% (35/167) 16% (16/99) 11% (10/88)
11.6.3. La función de la frase prepositiva con a La fp-a con término nominal es, como hemos visto, una frase introducida por lo general mediante un verbo, motivo por el cual cumple diversas funciones sintácticas, od (63a), oi (63b) y cc (63c), documentamos además algunos crp (64a), así como algunos usos discursivos de la fp-a (64b), ambos poco representativos en el corpus, por lo que están concentrados bajo la etiqueta otros en el cuadro 18 abajo. Muestra este cuadro que la categoría cc es la función que aventaja con mayor ocurrencia en el corpus, 38% en promedio; dentro de este grupo están incluidas tres diversas categorías semánticas, cc de lugar, cc de tiempo y cc de modo; la función que sigue de cerca en frecuencia es od, con 32% en promedio; la categoría oi se presenta en tercer lugar con apenas un cuarto de la frecuencia global, 25% en promedio; por último, las otras funciones se registran sólo con 5% promedio. (63) a. El traidor es aquel que asegura a su enemigo [Calila, 187] no estuvo en nada en acompañar a las doncellas [Quijote i, 2.52] no advertí al riesgo que me ponía [Buscón, 255] cuando estabas ausente, maldijo a todos los que lucran con el pulque [Ángeles, 210] era la que más se ajustaba a la verdad [Bartleby, 62] b. Esta tierra sobredicha ledio el prior en camio a don Martin Gonçalez [dle, 1284, 60.90]
1282
función de la frase prepositiva con a
11.6.3
Yo, por darle gusto a mi amigo, llaméle Poncio Pilato [Buscón, 84] se le concede el uso de la voz al defensor particular del procesado [docjur, 2008, 196.1] c. Et estovieron así algunos días a su plazer [Calila, 328] Estaban acaso a la puerta dos mujeres mozas [Quijote i, 2.50] me dijese si me había concebido a escote entre muchos [Buscón, 83] a primera hora mandó repicar las campanas [Ángeles, 479] les había pedido que lo acompañaran a la estancia La Unión [Vuelo, 127] Fuimos a verlo a su último refugio [Bartleby, 161] (64) a. los más llamativos casos de creadores que renunciaron a la escritura [Bartleby, 12] Recurrió, pues, al sencillo expediente... [Ángeles, 479] b. ¡A mí con eso! [Quijote ii, 30.925] Y es, al contrario, un personaje remoto [Bartleby, 14] A lo mejor llevaban la ropa del día anterior [Vuelo, 125] Cuadro 18 Función sintáctica de la fp-a xiii xvii xxi
od
33% (144/442) 32% (136/427) 33% (170/521)
oi
cc Otros
38% (167/442) 29% (131/442) 23% (99/427) 45% (191/427) 17% (88/521) 42% (218/521)
< 1% (1/427) 8% (45/521)
Desde el punto de vista diacrónico hay dos hechos sobresalientes en las funciones de la fp-a, reflejados en el cuadro 18 arriba: una gran estabilidad en una de las funciones, od, y un fuerte dinamismo en las otras. Primero, la fp-a con función de od tiene una esencial continuidad cuantitativa a lo largo de los tres cortes cronológicos: 33% > 32% > 33%; segundo, se produjo un descenso sostenido de la fp-a con función de oi, con una diferencia en su frecuencia de casi la mitad comparando los siglos xiii y xxi: 38% > 23% > 17%, y tercero, en cuanto a la fp-a cc, tuvo lugar un aumento sustancial de esta función durante el transcurso de los dos primeros cortes cronológicos, mientras que en el último se documenta un ligero descenso respecto del anterior: 29% > 45% > 42%, aunque el cc sigue manteniendo una frecuencia relativa bastante superior a la inmediata inferior od. Los crp carecen de ocurrencias en los siglos xiii y xvii, su documentación en el corpus corresponde al siglo xxi: 0% > menor a 1% > 8%. Los usos discursivos son esporádicos en los tres cortes, posiblemente a causa de los tipos textuales que integran el corpus. 1283
11.6
la preposición a
Merece la pena comentar algunas particularidades de las dos principales funciones de la fp-a, od y oi, así como también ciertas particularidades de la fp-a en función de crp. Por lo que toca a la fp-a con función de od, la estable frecuencia con la que se presenta en el corpus es síntoma, desde luego, de su temprano asentamiento y de su arraigo funcional en la lengua española; no obstante, internamente, ciertos factores léxico-semánticos han sufrido cambios. Uno de ellos es, como ya señalamos, el creciente empleo, sobre todo a partir del siglo xvii, de la preposición a como marca de od en sustantivos no humanos: no advertí al riesgo que me ponía (Buscón, 255); Duchamp conocía personalmente a esa sombra (Bartleby, 64). Otro es que se documentan algunas marcaciones un tanto inusuales de od inanimados con a, sobre todo en el corpus del siglo xxi: da toda la impresión de estar resistiendo a París (Bartleby, 161); este tipo de od con marca prepositiva está motivado por elaboraciones metafóricas del nominal, metáforas propiciadas por el verbo rector y que recogen, a su vez, alguna información cultural bien conocida, como sería la resistencia antinazi de la ciudad de París en la Segunda Guerra Mundial en el ejemplo anterior. La marcación prepositiva viene apoyada en el ejemplo, además, por el hecho de que resistir propicia la presencia de od de baja afectación, motivo por el cual aparece la preposición a. La preposición constituye inserción de material fónico y es, por ello, un indicador icónico de la oposición que el nominal od ofrece respecto de la transitividad del verbo. Otra singularidad de la fp-a con función de od es que se documentan numerosas alternancias de presencia y ausencia de la preposición con algunas clases de sustantivos animados, tal es el caso de los grupos nominales de persona formados con el artículo indefinido o cuantificadores, como buscaba {Ø un amigo ~ a un amigo} o vi {Ø muchos políticos ~ a muchos políticos}; esta alternancia ha sido explicada tradicionalmente mediante la distinción entre la interpretación específica y la inespecífica de esos grupos nominales, es decir, según estos hagan o no referencia a individuos identificables o reconocibles (rae-asale 2009:§34.9). Con respecto al notable descenso de las fp-a con función de oi que refleja el cuadro 18 arriba, en principio no hay ninguna razón formal para que su uso disminuya, ya que su establecimiento con marca prepositiva a en la lengua española corresponde a etapas muy tempranas y, como es bien sabido, esta preposición sigue siendo una marca obligatoria en esta función (véase supra §11.4.2). Sin embargo, parece posible establecer una relación recíproca entre el decremento de oi y el aumento de cc, ya que una característica de aquel es ser una categoría fronteriza entre oi propiamente y cc, por lo cual suele asignarse a muchos oi el papel semántico de meta, limítrofes con cc locativos. En la distribución interna del carácter léxico de los oi se produjeron también algunos cambios, por ejemplo, los oi se extendieron hacia el rasgo [– humano]: Yo echaba 1284
función de la frase prepositiva con a
11.6.3
la culpa a las dos leguas de rocín exprimido que me dieron (Buscón, 88); tres periodistas de Buenos Aires discutían sin prestar la menor atención a los vapores del encierro (Vuelo, 124), y, en contraparte, han disminuido su manifestación con el rasgo [+ humano].35 En relación con las fp-a en función de crp, tal como se observa en el cuadro 18 arriba, su aparición en el corpus es posterior al segundo corte cronológico; los dos verbos más documentados como rectores de crp son recurrir y renunciar, más este que aquel. Con respecto a renunciar, se registra como prepositivo en los datos del siglo xxi, pero antes de estas fechas no parece estar consolidado como crp, al menos no en el corpus, ya que es común documentarlo sin la preposición a: Si eso hay, dijo Panza, yo renuncio desde aquí el gobierno de la prometida ínsula (Quijote i, 10.122); para mi intento de ser caballero lo que se requería era escribir mal, y que así, desde luego renunciaba la escuela por no darles gasto (Buscón, 255).36 La consolidación del régimen prepositivo de renunciar debió realizarse en el siglo xx, ya que el empleo de este verbo sin un complemento introducido con esta preposición, es decir como verbo transitivo, es consignado como “raro” para el español actual por la rae-asale (2005:s.v. renunciar).37 Por lo que respecta a la función de cc, esta despliega cambios semánticos internos importantes. Para este análisis hemos organizado los datos en las tres
35 La extensión hacia inanimados tuvo consecuencias para la manifestación formal de la categoría objeto en general, ya que se produjeron otros cambios en cadena tanto en el od como en el oi (Company 2003a, 2006:§6.6). 36 De hecho, la edición manejada repone entre corchetes la preposición a en este pasaje: “renunciaba [a] la escuela por no darles gasto” (Buscón, 255); reposición que es, a nuestro modo de ver, innecesaria, pero que seguramente el editor, conocedor de la obra general de Quevedo, considera adecuada; la edición del corde carece de preposición y los datos globales de este corpus electrónico sugieren que en el siglo xvii era mucho más común renunciar sin preposición que con ella. 37 Según datos del corde, el verbo renunciar alterna con y sin preposición a desde etapas tempranas del español y no es sino hasta el siglo xix cuando se generaliza como verbo de crp. En el siglo xiii el corde arroja 69 casos de renunciar a, frente a 132 de renunciar Ø; en el xiv se mantienen ocurrencias de renunciar a similares a las anteriores, 76 casos; en los siglos subsecuentes hay vaivenes frecuenciales de ligero aumento y fuertes disminuciones de renunciar a, aunque con una consistente tendencia a disminuir el uso prepositivo, y tal decremento se produce a expensas de aumentos muy importantes de renunciar Ø; la mínima documentación del uso prepositivo corresponde al siglo xvii con sólo 22 ocurrencias de un total de 1 667 casos de este verbo en ese siglo; el siglo xviii parece mantener el escaso uso prepositivo, 29 casos, aunque esta cifra es, proporcionalmente, muy distinta de la del siglo precedente, ya que el corde sólo informa de 482 casos de este verbo; finalmente, a partir del siglo xix el verbo renunciar parece empezar a generalizarse como verbo de régimen prepositivo, con 653 casos de renunciar a que constituyen 23% de los 2 822 empleos de este verbo en ese siglo: “Safo renuncia a la gloria” (Carolina Coronado, Los genios gemelos, 1848, España, corde); “yo me retiro y renuncio a mi proyecto” (Benito Pérez Galdós, Rosalía, 1872, España, corde).
1285
11.6
la preposición a
principales clases de cc: lugar, tiempo y modo.38 Dado que la preposición a tiene un origen básicamente locativo, los cc de lugar (65a) son los más comunes en cualquier época del español; gracias a extensiones metafóricas o metonímicas, a puede introducir cc de tiempo que sirven para expresar las circunstancias del momento en que ocurre un evento (65b), y, finalmente, mucho más alejados del significado básico de la preposición a, cc de modo (65c). En el cuadro 19 abajo pueden apreciarse las frecuencias con las que cada uno de estos cc se presenta en el corpus analizado; se observa que los cc de lugar son los más frecuentes, con más de la mitad de las ocurrencias, 58% en promedio; le sigue con menos de un cuarto de la frecuencia total, la categoría cc de modo, 23% en promedio, y, por último la fp-a aparece en función de cc de tiempo con 19% en promedio. et arrimóse a un arból que estava en medio de la çibdat [Calila, 327] E crucifigaron dos ladrones con el, el uno a diestro del, el otro a siniestro [Mateo, 71] y fue que le vino a la memoria que no era armado caballero [Quijote i, 2.47] Sentámonos a la mesa [Buscón, 253] está en la dicha sala al rrincon [dlne, 1630, 297.103] Tlacotzin quiso correr a los brazos de su madre [Ángeles, 30] Escribiré notas a pie de página [Bartleby, 13] b. e resucitara a tercer dia [Mateo, 55] al anochecer, su rocín y él se hallaron cansados... [Quijote i, 2.50] Antes a las honze de la noche él se tomó una canoa de Juan de Suero [dlne, 1637 128.346] a últimas fechas merodeaba mucho por esos rumbos [Ángeles, 31] Al atardecer, fuimos a su estudio [Bartleby, 163] c. Et fuese el fijo del labrador, et fizo leña, et tráxola a cuestas [Calila, 326] formó all omne a su imagen e a su semejança [gei, 1.6] porque a buena fe que andaba Rocinante como si fuera asno de gitano [Quijote i, 31.390] (65) a.
38 Somos conscientes de que los límites entre modo y otras clases semánticas de cc no siempre son claros y pueden superponerse, tal es el caso, sobre todo, de modo e instrumento, matar a cuchillo, donde se puede poner de relieve una interpretación modal, que recae en el modo de matar, o puede ponerse de relieve el instrumento para realizar tal proceso, el cuchillo; lo mismo ocurre con muchos otros ejemplos, como llamar a voces, ir a pie y un largo etcétera, o los borrosos límites entre modo, instrumento y comitativo. Sin embargo, para efectos operativos del análisis y para no atomizar los datos del corpus, decidimos englobar bajo la casilla modo todos los empleos de fp-a cc no locativos y no temporales.
1286
función de la frase prepositiva con a
11.6.3
la dicha Maria Ortiz a muy grandes vozes llamó al dicho su hierno [dlne, 1629, 92.270] a escondidas de papá repetía las oraciones cristianas [Ángeles, 32] Yo siento el toreo, y sin fijarme en reglas lo ejecuto a mi modo [Bartleby, 160] Cuadro 19 Clases semánticas de cc
Lugar Tiempo Modo xiii xvii xxi
73% (91/125) 54% (100/187) 48% (105/218)
10% (13/125) 17% (32/187) 29% (64/218)
17% (21/125) 29% (55/187) 23% (49/218)
Diacrónicamente, como se aprecia en el cuadro 19 arriba, la fp-a con función de cc locativo experimenta, a pesar de su predominio en lo global, un importante descenso de 25 puntos porcentuales comparando el primero y último corte cronológico, si bien el mayor decremento se produjo entre los dos primeros cortes: 73% > 54% > 48%. El cc de tiempo prácticamente triplicó su frecuencia en el último corte cronológico con respecto al primero, aunque el aumento más notable se dio entre los siglos xvii y xxi: 10% > 17% > 29%. Por su parte, el cc de modo deja ver vacilaciones significativas: en primer lugar, un aumento importante entre el primero y segundo corte cronológico, y en segundo lugar, un ligero descenso entre los siglos xviii y xxi: 17% > 29% > 23%. En resumen, disminuyeron las fp-a cc de lugar a expensas de un gran incremento de fp-a de tiempo y de un muy ligero aumento de fp-a de modo. Si agrupamos los cc de tiempo y modo y los comparamos con los locativos, los datos son reveladores del aumento de cc alejados de la locación: el aumento de cc no locativos fue el siguiente: siglo xiii 27% > xvii 46% > xxi 52%; es decir, aumentaron a casi el doble comparado el inicio y final cronológicos del corpus, con un mayor dinamismo, una vez más, en el segundo corte cronológico. La disminución de locativos es otra prueba de que en los procesos de cambio las formas con el paso del tiempo se alejan de sus contextos y significado originarios para entrar en contextos cada vez más abstractos; tal es el caso de la preposición a, ya que el tiempo y el modo son más abstractos que el espacio. Por otra parte, la no desdeñable presencia cuantitativa de cc de modo desde el primer corte cronológico, 17%, es señal de que el alejamiento del significado locativo y el proceso hacia la abstracción echan sus raíces desde muy antiguo, ya en la misma lengua madre, como señala Hanssen (1913:§§461, 691).
1287
11.6
la preposición a
Los complementos de modo tienen un particular interés no sólo porque las fp-a modales son las mejores representantes del camino hacia la abstracción que ha seguido la preposición a en diversas zonas de su gramática, sino, sobre todo, porque la cronología relativa entre los tipos de constituyentes introductores arroja luz sobre cómo y cuándo esta preposición se cargó de sentidos modales. Veamos. Los cc modales introducidos por verbo (66) se documentan mucho más tempranamente que los introducidos por sustantivo (67); tienen entre sí una no desdeñable diferencia de seis centurias, como se aprecia al comparar las fechas de los ejemplos de (66) con los de (67), siglos xiii y xix, respectivamente. El corpus, general y nominal, empleado en este capítulo registra en abundancia cc modales introducidos por verbo desde los primeros textos analizados, mediados del siglo xiii, pero sólo tres siglos después, a finales del xvi e inicios del xvii, documenta media decena escasa de cc modales encabezados por sustantivo (68), y alguno de ellos francamente dudoso entre si la modalización recae en el verbo o en el sustantivo, como se ve en (68b); a partir de esta fecha el corpus contiene algunos pocos ejemplos más de fp-a modal encabezada por sustantivo. No es sino hasta finales del siglo xix cuando empiezan a documentarse con alguna mayor frecuencia sustantivos modificados por una fp-a modal. El corde antes de esas fechas contiene muy escasos registros de esta construcción nominal, aunque el hecho de que los ejemplos del xix reflejen una amplia extensión dialectal, España y Argentina, los extremos del ámbito hispanohablante, es síntoma de que seguramente estaban en la lengua oral desde antiguo, siguiendo el principio bien establecido en la dialectología de que a mayor extensión dialectal de un fenómeno mayor profundidad histórica. (66) a. e fizieron esta fiesta a la manera que vieron que los gentiles de Egipto la fazién [gei, 2.629] Fagamos omne a nuestra ymagen e a nuestra semejanza [Setenario, 67.12] ¿Qué as esta noche que tornaste luego una vez en pos otra, aviendo fecho a tu guisa? [Calila, 185] b. Grant maravilla es de cómmo fablas et das enxenplos a lengua suelta [Calila, 186] dizien a uozes: Osanna al fi de Dauid [Mateo, 56] e aun que los apañassen con las manos e que los echassen a cuestas fuera de la ciudades [gei, 2.13] en aquel lugar diga si quiere lidiar de pie o a cauallo [Anónimo, Fuero de Baeza, ca. 1300, corde]
1288
función de la frase prepositiva con a
11.6.3
El infeliz..., fija la atención en su saya a cuadros escoceses verdes y negros, y en sus piernas desnudas [Ángela Grassi, El copo de nieve, 1876, España, corde] llevaba su pantalón de damero a cuadros como el plano de una ciudad [Lucio Vicente López, Recuerdos de viaje, 1881, Argentina, corde] sacudía su brial de seda verde y blanca a rayas [Emilia Pardo Bazán, Un viaje de novios, 1881, España, corde] iban destacándose una bata escocesa a cuadros [Leopoldo Alas “Clarín”, La Regenta, 1884-1885, España, corde] con su cuello de camisa que le daba hasta las orejas, circundado por una gran corbata de raso a rayas [Manuel T. Podestá, Irresponsable, 1889, Argentina, corde] (68) a. porque me parece vuesa merced el primer santo a la jineta que he visto en todos los días de mi vida [Quijote ii, 16.791] le tiene agora desvanecidos los pensamientos el hacer una glosa a cuatro versos [Quijote ii, 16.792] b. yo hago fin a la italiana besándole los pies [Teresa, 32.119] (67)
Los ejemplos de (66) a (68) dejan ver que en el caso de cc modales introducidos por verbo, los términos de la fp-a gozan de una amplia diversidad léxica desde muy pronto, a voces, a lengua suelta, a cuestas, a caballo, a saco, y un largo etcétera, mientras que los que se relacionan con sustantivo son casi exclusivamente dos, a cuadros y a rayas, y ocasionalmente algún otro, a lunares, a listones; es notable que todos ellos hacen referencia a la forma geométrica de estar constituida la entidad introductora sustantiva, geometría que remite al espacio y este, a su vez, como ya señalamos, es parte del significado básico de a.39 En suma, flexibilidad léxica en el caso de verbos, grandes restricciones en el caso de sustantivos. Los ejemplos de (66) dan cuenta, asimismo, de los contextos por donde debió iniciar la modalización de la fp-a: sustantivos término que son inherentemente modales ya que la modalidad está contenida en su propio significado, tales como guisa, semejanza, modo, manera, etcétera. La diferente cronología relativa que acabamos de exponer puede ser interpretada, a nuestro parecer, bajo la siguiente dinámica de cambio: la relación de una fp-a con un verbo es más fácil de ser modalizada porque el verbo, al expresar 39 En el corde se documentan algunos casos con la expresión a caballo en que no es claro si la fp-a es un complemento modal del verbo o del sustantivo adyacente, es decir, son casos ambiguos similares al de (68b) arriba: “son en aquella sierra que se ayunta con monte Aragon que ha nonbre Montenegro, e non lo podra pasar omne a cavallo, que ande bien, en menos de tres días” (Anónimo, Crónica del moro Rasis, ca. 1300-1344, corde); “e mandó ir con él compaña de omnes armados a cavallo” (Alfonso X, General estoria. Primera parte, ca. 1275, corde).
1289
11.6
la preposición a
tiempo y deixis, imprime dinamicidad al desplazamiento en el espacio formalizado mediante la preposición a; gracias a esa dinamización es más fácil que el hablante-narrador ponga de relieve la manera de desplazarse y de llegar a la meta; de ahí, las numerosas fp-a modales con verbo, la gran diversidad léxica de los términos y la gran profundidad histórica de estas expresiones. En cambio, cuando la relación es con un sustantivo, se trata de una construcción estática, cuyo desplazamiento y dinamismo están prácticamente anulados, y por ello es más difícil para el hablante-narrador codificar el modo de estar constituida una entidad; de ahí, su tardía y escasa documentación y las muchas restricciones léxicas. Las expresiones del tipo chocolate a la francesa, huevos a la mexicana, constituyen, a nuestro modo de ver, un puente entre la modalización dinámica dependiente de un verbo y la estática dependiente de un sustantivo. Estas expresiones guardan un cierto dinamismo, debilitado respecto de la modalidad verbal, por dos motivos: por un lado, son siempre resultado de una actividad, ya que, por ejemplo, el chocolate para llegar al estado resultante a la francesa requiere un proceso verbal previo: que se haga, es decir, inferencialmente existe un verbo de actividad, y, por otro lado, la presencia del artículo, no sólo actualiza y presenta la modalidad, como artículo que es, aporta una cierta memoria deíctica, acorde con su significado etimológico.40 Otros constituyentes introductores de carácter nominal no sustantivo, tales como adjetivos deverbales, aunque escasos en todas las épocas, debieron coadyuvar a la modalización de la fp-a con sustantivos. En resumen, el camino diacrónico de cómo a entró a codificar expresiones modales debió ser el siguiente: verbo + fp-a modal > sustantivo + fp-a modal con artículo > sustantivo + fp-a modal sin artículo; proceso que está respaldado por la cronología de los datos del corde, como hemos visto. En síntesis: 1. espacio > 2. modalización por dinamización verbal + tiempo + deixis > 3. modalización con dinamismo y temporalidad muy debilitados > 4. modalización del resultado de una actividad inferida > 5. modalización estática. Es decir, se pasó de poner 40 Las primeras documentaciones, aunque esporádicas, de este tipo de expresiones corresponden al siglo xvi, según datos del corde; en el xvii hay bastantes casos más: “le envía alguna rica espada y un vestido a la turquesca” (Fray Diego de Haedo, Epítome de los reyes de Argel, 1605, España, corde); “es comida a la borgoñoña, que todo se sirve junto” (Francisco López de Úbeda, La pícara Justina, 1605, España, corde). La relativamente tardía documentación, más el hecho, por demás llamativo, de que muchos ejemplos del corde hagan referencia a adjetivos que indican estereotipos pertenecientes a otras culturas ajenas a la española, llevan a preguntarnos si la construcción es genuinamente española, problema que rebasa los límites de este capítulo. Es posible que estas expresiones modales a la + adjetivo procedan de la elisión de una forma verbal que formaliza explíctamente el resultado: “e hice un jubón sobre holanda finísima de color argentino y bordado de seda, color de mar, de una labor muy buena, y hecho a la francesa” (Miguel de Castro, Vida de Miguel de Castro, ca. 1612, España, corde). Como ya dijimos, analizamos las construcciones tal cual se manifiestan en la lengua, sin suponer ni recuperar elisiones posibles.
1290
término de a
11.7.1
de relieve el modo de ser realizado el evento a perfilar el modo de ser de una entidad (véase infra §11.10).
11.7. Sintaxis de la preposición a con término verbal Las formas verbales como término de la preposición a son muy minoritarias comparadas con los términos nominales: 17% (396/2 345) del corpus general tiene un verbo como término, mientras que 83% (1 999/2 345) tiene un término no verbal, motivo por el cual el análisis de este apartado contiene menos variables que el anterior y es más reducido. No obstante, el estudio de los aspectos sintáctico-semánticos de a con término verbal resulta interesante, puesto que este tipo de término ha aumentado notablemente a lo largo de la historia del español, señal de que la preposición a se ha extendido diacrónicamente a términos cada vez más alejados de los que le eran afines por su significado básico y, por lo tanto, la preposición participa en nuevas funciones sintácticas y nuevas construcciones, tales como perífrasis verbales. En este apartado analizaremos tres aspectos sintáctico-semánticos de la preposición a: 1) el término verbal de a, su estructura interna y sus rasgos léxicos; 2) la categoría y los rasgos léxicos del constituyente introductor de la fp-a con término verbal, así como la función del complejo formado por el constituyente introductor + fp-a, y 3) un apartado especial para la perífrasis de futuro ir + a + infinitivo.
11.7.1. El término de a Con respecto al término verbal de a, esta preposición presenta dos posibilidades: la primera y, por mucho, la más frecuente es con un verbo en infinitivo (69a), la segunda, de casi nula documentación en el corpus, es un verbo conjugado (69b). El infinitivo término de a suele formar perífrasis con su constituyente introductor, la oración conjugada suele formar oraciones subordinadas finales, aunque la mayoría de estas últimas despliega ambigüedad con otro tipo de subordinada. El cuadro 20 abajo deja ver el carácter categórico del término infinitivo, 97% en promedio, y, por tanto, la desproporción entre los dos tipos de término verbal de la preposición a. Se aprecia en este cuadro que la oración conjugada, 3% restante, se concentra en nueve escasas documentaciones, ocho del siglo xiii y una más del siglo xvi, correspondiente a las Cartas de santa Teresa. Queda reflejado, asimismo, en el cuadro que el infinitivo se afianzó diacrónicamente como único término verbal posible de la preposición a: 92% > 99% > 100%.
1291
11.7
la preposición a
(69) a.
b.
ca bien sabié que por batallas avién a venir a la tierra que Dios les dava [gei, 2.626] e desí departir vos las emos qué quieren dar a entender [Setenario, 253.17] dejó de comer y fue a quitar la cubierta de la primera imagen [Quijote ii, 58.1157] Y dixo que por descargo de su consençia biene a dexir que mandandola su ama el lunes [dlne, 1618, 86.255] Después empecé a fabricar mi propia utilería [Contadora, 46] Una decisión judicial los obliga a regresar a sus verdaderas familias [La Tercera, 16-11-2011] e aprendiendo d’él cómo fiziesse la tienda a que viniesse él fablar con él [gei, 2.375] et dieronlo tres plaços aque troxiesse su muger [dle, 1272, 369.488] No quiero persuadir a V.E.,... a que en esta ocasión me ampare como tan gran señor [Teresa, 122.248] Cuadro 20 Término verbal de a
Infinitivo xiii xvi-xvii xxi
Verbo conjugado
92% (57/62) 8% (5/62) 99% (120/121) < 1% (1/121) 100% (213/213)
En perspectiva diacrónica hubo un importante aumento de términos verbales a expensas de un decremento de los no verbales, particularmente de los sustantivos, como se ve en el cuadro 21 abajo. Este dinamismo es una muestra más de la progresiva flexibilidad construccional adquirida por la preposición a. El cuadro muestra que el término verbal triplicó su frecuencia comparados el primero y último corte cronológico, 9% > 14% > 26%, y que el cambio cuantitativo mayor tuvo lugar después del siglo xvii. Aunque en la columna verbo están incluidos infinitivos y verbos conjugados, aquellos y no estos son los responsables de la activa diacronía que se observa en este cuadro. Por lo que toca al infinitivo, es lógico que sea el término verbal generalizado de la preposición a y, de hecho, puede decirse que es su término natural porque carece de las propiedades de un verbo pleno por estar categorialmente próximo a un nominal; y dado que un rasgo definitorio de la preposición a es la selección de nominales como término, el infinitivo se aviene bien con esa nominalidad.
1292
término de a
11.7.1
Cuadro 21 Diacronía del término de a
Verbo xiii xvi-xvii xxi
No verbo
9% (62/657) 91% (595/657) 14% (121/854) 86% (733/854) 26% (213/834) 74% (621/834)
En efecto, el infinitivo en la lengua latina era considerado un sustantivo verbal aunque carente de morfología nominal; equivalía a un “nombre de acción” (Tarriño 2009:484) y no era propiamente un verbo, motivo por el cual el lexema que identifica un paradigma verbal en latín es la primera persona del presente de indicativo, lego ‘leo’, y no el infinitivo, legere ‘leer’. El infinitivo en latín tenía, básicamente, dos funciones: una más central, que era formar oraciones completivas de od, construcción conocida como accusativus cum infinitivo (AcI) (→ Capítulo 23), y una menos central, que era “expresar la finalidad y consecuencia de una acción” (Tarriño 2009:484). Una característica del infinitivo en latín era su imposibilidad de entrar en construcción con preposiciones (Serradilla 1997:140-141) y, desde el latín arcaico, podía ser reemplazado por ad + gerundio en la expresión de la finalidad (Tarriño 2009:484). Es decir, desde muy temprano la preposición ad empieza a entrar en ciertas funciones compartidas con el infinitivo. Un cambio gramatical básico, por tanto, de las lenguas romances respecto de la lengua madre fue la “verbalización” del infinitivo (Torres 2009:§16.4), ya que este empezó a tomar complementos, argumentales o no, síntoma de que se acercó a un verbo pleno, aunque sigue siendo un verbo poco verbal porque carece de tiempo, aspecto y modo, y, por ello, requiere de adverbios para completar la deixis y la modalidad inherentes a los verbos plenos: subir ayer a la pirámide fue muy cansado. A pesar de esta verbalización, el hecho de que el infinitivo sea el término casi categórico de la preposición a, cuya selección básica es un nominal, es prueba, junto con las consideraciones anteriores, de la baja verbalidad de estas formas. Otra prueba de su nominalidad subyacente es que el infinitivo término de la fp-a puede construirse con artículo41 a la vez que funcionar él mismo como verbo y tomar argumentos: al decir esto, me pareció que él tenía 41 Prueba fuerte de la nominalidad del infinitivo es que se ha lexicalizado en numerosos casos como sustantivo pleno y por ello pluraliza y selecciona modificadores y complementos propios del sustantivo, al punto de que el hablante no asocia el infinitivo verbo con estos infinitivos sustantivos: “está inspirado en el Cantar de los Cantares de Salomón” (Julio López Navarro, Clásicos del cine, 1996, Chile, crea); “donde amaneceres y atardeceres son simplemente mágicos” (Ramiro A. Calle, Viaje al interior de la India, 2001, España, crea); “hacer los deberes” ‘el trabajo escolar’, etc. Hernanz (1999:§36.5.3) los identifica como “falsos infinitivos”, justamente porque se han desvinculado del lexema verbal.
1293
11.7
la preposición a
de pronto muchos más años; al pensar eso tan alentador, me pongo activa (apud rae-asale 2009:§§20.5j, 17.6.g). Con respecto a los escasos nueve ejemplos de verbo conjugado como término de a, estos pueden interpretarse como una oración final subordinada introducida por la conjunción que (→ Capítulo 29); sin embargo, ocho de los nueve ejemplos presentan ambigüedad entre una interpretación final y una relativa especificativa, ya que inmediatamente antes de la fp-a aparece un sustantivo que inclina la lectura hacia una subordinada de relativo: demandaron a Aarón e a Ur, que fincaran en vez de Moisén, dios a que aorassen (gei, 2.375); e aprendiendo d’él cómo fiziesse la tienda a que viniesse él fablar con él (gei, 2.375). La interpretación como relativa está más acorde con la selección nominal ya comentada que realiza la preposición a, por lo cual no debe ser desechada. En resumen, los datos del corpus general reflejan que el término verbal de a carece de verbalidad plena, sea porque se trata de infinitivos, sustantivos verbales en su origen y no suficientemente verbalizados en el español, sea porque aparecen nominales muy cerca del verbo conjugado término, de manera que la interpretación se inclina hacia una oración relativa, que es una subordinada dependiente de un nominal. Es decir, por ambas partes se hace patente la nominalidad que es, desde nuestra perspectiva, definitoria de la selección que la preposición a hace de su término. El infinitivo término de a ha presentado cambios significativos a lo largo de la diacronía del español. Los datos del corpus reflejan dos hechos importantes: a) el infinitivo término de a acepta una gran diversidad léxico-semántica, y b) la ya amplia variedad léxica inicial del infinitivo término de a se amplía proporcionalmente, en léxico y en uso, a través del tiempo. Con respecto a la diversidad léxico-semántica, el infinitivo término de la fp-a es altamente flexible, al punto de que puede decirse que no existen restricciones léxicas en los tipos de infinitivo seleccionados por a, selección determinada en gran parte por el constituyente introductor de la fp-a toda. En el corpus, es posible, agrupar los infinitivos término de a en cuatro grandes clases semánticas, que son, además, las de mayor frecuencia de uso: la primera está integrada por infinitivos de cognición (70a), por ejemplo entender, creer o saber; la segunda agrupa infinitivos de comunicación (70b), tal es el caso de contar, decir o hablar; la tercera está constituida por infinitivos de percepción (70c) como escuchar, mirar o ver, y, finalmente, la cuarta clase está compuesta por infinitivos de actividad (70d), por ejemplo beber, comer o trabajar. No obstante, infinitivos de otras clases semánticas pueden ser término de a (71), tales como los de volición, transferencia existencia o posesión, pero estos aparecen con mucha menor frecuencia que los anteriores y suelen ser ocurrencias de dos o tres casos y muchas veces documentaciones únicas. Como es lógico, diferentes contextos de uso y otros corpus 1294
término de a
11.7.1
podrían motivar diferentes clasificaciones léxicas porque la semántica tiene alta dependencia de los contextos en que se usan las formas. (70) a. por esso tornaron a creer en ellas [Setenario, 57.9] daba a entender ser hombre de buenas prendas [Quijote ii, 16.788] No me extraña que papá no quisiera volver a saber nada de ella [Corazón, 844] se dio a conocer la lista de canciones para la competencia [La Tercera, 16-11-2011] b. tornaremos agora a contarvos d’aquello que diz la letra de la Biblia [gei, 2.628] por descargo de su consençia biene a dexir que mandandola su ama el lunes [dlne, 1618, 102.293] Desde ese día se comenzó a hablar abiertamente sobre mi particular talento de contadora de películas [Contadora, 54] Allí empezó a explicar que Facebook “no creía que era yo” [El País, 16-11-2011] c. e començós a escusar... lo que dizién d’él los unos e los otros [gei, 2.382] Un mes puede haber que fui a ver esto [Teresa, 25.111] se arregló la falda con las manos, volvió a mirarme [Corazón, 917] los triunfos que logre los voy a sentir como propios [El Universal, 16-11-2011] d. e después levantáronse a trebejar [gei, 2.378] échese a dormir un poco sobre los colchones verdes destas yerbas [Quijote ii, 59.1170] hasiendo chocolate con la dicha agua se la daban a vever a sus amigos [dlne, 1618, 84.252] no vuelvo a fumar esa porquería [Efecto, 266] (71) Començó entonces Calixto a quererle contar en cuál selva caçara [gei, 2.634] me enseñó a manejarme correctamente, a desear que mi equipo ganara [El Universal, 16-11-2011] para que desdel año de 22 al de 23 esté cobrado y ella quede a ser capellana toda su vida de V.E. [Teresa, 122.249] iría renunciando poco a poco a estar viva [Corazón, 241] y que ella coligio de aqui alguna mala pretension, y que despues bino a tener amistad carnal con ella [dlne, 1618, 85.253] hace unos años ayudamos a los talibanes a tomar el poder en Afganistán [Efecto, 61] 1295
11.7
la preposición a
Por lo que toca a la diacronía, los datos del corpus reflejan un aumento importante, en uso y en léxico, de los infinitivos término. El corpus contiene 390 ocurrencias de infinitivo que corresponden a 163 ítems verbales diferentes; el incremento consistió tanto en aumento de frecuencia en uso, 57 casos > 120 > 213, como aumento de ítems, es decir, aumento en la variedad léxica de infinitivos: 33 ítems > 45 > 85. En el siglo xiii las 57 documentaciones de infinitivo se distribuyen en 33 diferentes ítems; en el segundo corte cronológico, siglos xvi-xvii, se registra un aumento cuantitativo de infinitivos término: 120 documentaciones distribuidas en 52 diferentes ítems, de los cuales 7 son continuidad del corte precedente y 45 son nuevos; por último, en el siglo xxi, el número de documentaciones es de 213, distribuidos en 108 ítems, de los cuales 23 son continuidad de los dos cortes cronológicos previos y 85 son nuevos infinitivos. Es necesario recordar en este punto que el corpus está estructurado cuantitativamente con un universo de palabras similar para cada corte cronológico; por lo tanto, el crecimiento de infinitivos es un hecho de la lengua y no condicionado por la construcción del corpus para este capítulo. Los datos del corpus indican que el gran periodo de diversificación léxica de infinitivos término se presenta después del siglo xvii, ya que para el xxi la variedad léxico-semántica de los verbos se duplica con respecto al corte anterior, es decir, después del segundo corte cronológico, se suman 40 verbos de muy distintas clases semánticas. Los infinitivos con mayor continuidad diacrónica son de cuatro clases: de comunicación, por ejemplo hablar, decir, llamar, etc., de cognición, como entender, conocer o saber, y de actividad, como beber, comer, dormir, trabajar, entre otros, y, finalmente, el verbo existencial ser. En el segundo corte cronológico, siglos xvixvii, la mayoría de los verbos que se incorporan, en cuanto a diversidad léxica, son los de posesión, asir, tener o tomar, y los de transferencia, como comprar, quitar, vender, etc. Por su parte, en el siglo xxi se integra una gran cantidad de verbos de cognición, desear, disfrutar, enojar, gustar, odiar, padecer, pensar, entre otros, también verbos de actividad, barrer, cocinar, fabricar, fumar, lavar, matar, por mencionar algunos, y verbos de comunicación, tal es el caso de explicar, definir, exponer, pronosticar, saludar, etcétera.42 La fp-a con término infinitivo puede entrar en relación con un constituyente rector o introductor, lo obligaron a hacer el trabajo, va a publicar un libro, salimos a correr todos los días, o pueden ser sintagmas carentes de un constituyente introductor, a partir de ahora, a pesar de todo, a decir verdad, ¡a comer!, a juzgar por lo que me dices, a no ser que..., etc. En el siguiente apartado analizaremos las fp-a infinitivo con constituyente introductor y en §11.8 las que carecen de él. 42 No hemos tomado en cuenta si el verbo infinitivo es transitivo o intransitivo por efecto de clitización, de manera que, para efectos operativos del análisis, por ejemplo, volver y volverse es un solo ítem, o confesar y confesarse también es uno.
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categoría introductora de la frase prepositiva con a
11.7.2
11.7.2. La categoría introductora de la frase prepositiva con a El constituyente introductor43 de la fp-a con término infinitivo se caracteriza a lo largo de la historia del español por ser casi categóricamente un verbo (72a). También un adjetivo (72b), siempre participial en el corpus, y un sustantivo (72c) pueden ser categorías introductoras de una fp-a infinitivo, aunque, en términos de frecuencia de uso, estos son mucho menos frecuentes que una fp-a carente de un constituyente introductor, que ya es, de por sí, muy escasa en el corpus (representados estos casos como Ø en el cuadro 22 abajo con la finalidad de indicar la carencia de relacionalidad sintagmática de la fp-a). Por tanto, la relacionalidad de la fp-a con un constituyente introductor es, en términos frecuenciales, verbo > Ø > adjetivo > sustantivo. Se confirma, una vez más, que, en efecto, a es la preposición de las relaciones verbales, si la comparamos, por ejemplo, con de, que es la preposición por excelencia de las relaciones nominales (→ Capítulo 12). Aarón ordenó que la traxiesen los ssaçerdotes quando entrassen a ffazer oración [Setenario, 250.14] por quien cuenta el prólogo que se dan a entender los doze apóstolos que enseñaron la fe de la Santa Trinidad [gei, 2.624] no fueron a buscar las estranjeras para declarar la alteza de sus conceptos [Quijote ii, 16.794] Vuelvo a suplicar a V.E. me mande advertir si se han de hacer bailes o entremeses [Teresa, 119.244] Se atreve a definir a sus siete competidores en esta Liguilla [El Universal, 16-11-2011] se limitó a trasladar su escándalo desde el cuerpo de su futura nuera hasta mis ojos [Corazón, 65] b. Acostumbrado a clavar su aguijón en cualquier partido de la Liga y de la Champions, se le reprochaba... [El País, 16-11-2011] Cantás tres, mandamos los boleadores, los tangueros y después cantás el resto ¿te parece?, Ni mandado a hacer [Efecto, 295] abierto a elegir opciones de todos los clubes y no exclusivamente de su ex equipo [El Universal, 16-11-2011] debían formar los núcleos del inmenso Imperio próximo a desaparecer de Alemania [Emilio Castelar, Historia del año, 1883, España, ce] (72) a.
43 Hemos excluido de este apartado los nueve casos de verbo conjugado término de a; son muy pocos y su incorporación distorsionaría la relación del constituyente introductor con la fp-a con infinitivo, ya que esta contrae con el introductor relaciones de alta cohesión sintáctica y semántica, al punto de que muchos infinitivos construyen perífrasis con su verbo introductor.
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11.7
la preposición a
c.
me puse rojo a morir ‘avergonzarse en extremo’ Tres pasos hacia atrás, pose de pistolero western y zambombazo a seguir, que pilló al portero descolocado [El País, 16-11-2011] quita el separador donde consta que lo terminó de leer, lo avienta a una maleta a medio llenar [Efecto, 240] despertando en los pasajeros un miedo negro a morir [Carmen Santos, El sueño de las Antillas, 2013, España, Google libros]
El cuadro 22 abajo pone de manifiesto que la categoría verbo es la que introduce mayoritariamente la fp-a con término infinitivo, 91% promedio, frente a un escaso 9% de todas las otras posibilidades de relación de la fp-a.44 Llamaremos a los verbos introductores verbos matrices para enfatizar el carácter de régimen que contraen estos verbos con la fp-a infinitivo. Diacrónicamente el verbo matriz disminuyó en 21 puntos porcentuales, entre el primero y último corte cronológico, 100% > 95% > 79%, decremento que se produce a expensas de la fp-a sin introductor, ya que esta aumentó casi cuatro veces su frecuencia del segundo al tercer periodo analizado, 4% > 15%; el adjetivo y el sustantivo no hacen mella realmente en la diacronía de la fp-a y su introductor. Como se aprecia en el cuadro 22 abajo, en el siglo xiii sólo se registran verbos como introductores; a partir del segundo corte cronológico la fp-a con término infinitivo presenta dos nuevas distribuciones con tímidas frecuencias ambas: fp-a carente de categoría introductora y adjetivo como introductor, con 6% en promedio para las dos. El adjetivo junto con el sustantivo empieza a tener mayor presencia en el corpus, pero muy escasa de todos modos, hasta el siglo xxi. El sustantivo es la categoría introductora menos común, e incluso reacia, para vincularse a una fp-a infinitivo, ya que sólo hay dos casos en todo el corpus, que son los dos primeros ejemplos de (72c), aunque en el español general es posible documentar algunos pocos casos más de sustantivo introductor, como se muestra en el tercer ejemplo de (72c). Las fp-a carentes de introductor documentadas en el corpus son dos, a pesar de y a partir de; cada una de ellas forma una construcción fija, resultado de un complejo proceso de lexicalización (Torres 2009:§16.5), y las dos funcionan como locuciones conjuntivas que vinculan oraciones (véase infra §11.8). Dado que el verbo es el constituyente introductor predominante, lo analizaremos con detenimiento. El análisis del corpus deja ver que la diversidad semántica de verbos matrices es amplia, aunque mucho menor que la del infinitivo término, y que a lo largo de la historia del español se amplió la gama léxico-semántica de aquellos. La diversidad léxica del verbo matriz de la fp-a infinitivo se distribuye básicamente en dos clases semánticas: la primera, y más numerosa en todos los cortes cronológicos, está constituida por verbos de desplazamiento (73a), tales 44
Incluimos en el cuadro los casos de fp-a con Ø introductor.
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categoría introductora de la frase prepositiva con a
11.7.2
Cuadro 22 Introductor de la fp-a con término infinitivo xiii
Verbo
100% (57/57) xvi-xvii 95% (114/120) xxi 79% (168/213)
Ø 4% (5/120) 15% (33/213)
Adjetivo Sustantivo < 1% (1/120) 5% (10/213)
< 1% (2/213)
como ir, salir, venir, llegar, etc., y la segunda corresponde a verbos incoativos (73b), tal es el caso de comenzar,45 en los tres cortes, y empezar, que se añade a esta segunda clase de verbos y empieza a ser paulatinamente más abundante que el primero. Los verbos incluidos bajo la etiqueta otras categorías (74a) pueden, aunque con menor frecuencia, introducir una fp-a infinitivo, por ejemplo, ayudar, dar, aprender, atreverse, aventurar, acertar, etc.; un número no desdeñable de los verbos clasificados en esta última casilla aporta un matiz semántico de inicio, voluntario o no, de un evento (74b). (73) a.
e que vernié él allí a ella a fablar con Moisén [gei, 2.370] Lope, recién venido de Italia va a besar la mano a V.E. [Teresa, 126.252]
45 El caso de comenzar es uno de tantos donde la preposición a usurpó espacios funcionales a otras preposiciones. En el español medieval comenzar se construía con dos preposiciones, a ~ de + infinitivo: “Quando fueron juntados començó de fablar, / qualquier se lo vería que avyé grand pesar” (Anónimo, Poema de Fernán González, 1250, corde); “Et si el que començo a laurar de nueuo o se metio en tenencia...” (Anónimo, Fuero de Soria, ca. 1196, corde), mientras que en el español contemporáneo este verbo se construye solamente con a: comenzó a hablar, comenzó a trabajar. Cada preposición aporta un modo de conceptualizar el evento: a pone de relieve la meta o consecución del inicio codificado por el verbo, en tanto que la preposición de pone de relieve la fuente u origen de ese inicio. Parece claro que comenzar generalizó la estructura inicio + meta y descartó la otra formalización del contenido semántico. Las frecuencias de uso que arroja el corde son indicativas de que a siempre fue más frecuente que de con este verbo y que en el siglo xvii a desbanca por completo a de. Una búsqueda del pretérito simple de comenzar, con cualquier posibilidad gráfica, en ese corpus electrónico arroja las siguientes cifras: entre el año 1000 y 1300, la preposición a es tres veces superior a de: 437 casos vs. 117, respectivamente, por lo tanto, 79% a favor de a; en el periodo 1500-1600, se mantienen las proporciones: 77% (3 513 ocurrencias) de pretérito de comenzar + a vs. 1 048 casos con de; en el periodo 1600-1700, la presencia de la preposición de en esta construcción es ya ocasional: 107 casos, que representan apenas 5%, frente a 1982 casos de a, 95%. El análisis de los contextos, tiempos verbales y modos por los cuales tuvo lugar la generalización absoluta de a rebasa los objetivos de este capítulo. Otras construcciones verbo + fp mantienen la alternancia a ~ de: dar a beber al sediento ~ dar de beber al sediento, y en algunos casos, los menos, de ha desbancado a a; así el medieval haber + a + infinitivo fue desplazado por el moderno haber + de + infinitivo: “que vos he a pagar tanto quanto el dean avya a pagar” (Anónimo, Carta de donación, 1286, corde); “me he de comer esa tuna” (canción popular, México).
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11.7
la preposición a
llevó las bestias a la caballeriza, echóles sus piensos, salió a ver lo que don Quijote [Quijote ii, 59.1170] Y le mandó la dicha su ama que biniese a dar notisia a este Santo Officio por descargo de su consensia [dlne, 1618, 102.294] Hay que estar tranquilos con la idea de salir a buscar el partido como siempre [La Tercera, 16-11-2011] Alguien vino a decirme que era mi madre [Contadora, 117] b. E començaron luego a fazer grandes alegrías ant’él [gei, 2.378] comenzó a correr el suero por todo el rostro y barbas de don Quijote [Quijote ii, 17.797] La telenovela comenzó a ser comercializada desde ayer [La Tercera, 16-11-2011] sin amenazas, había empezado a hacer las maletas [Corazón, 65] empieza a barrer la hojarasca [Efecto, 166] empiezan a dejar de tener ingresos [El País, 16-11-2011] (74) a. como criatura sin maliçia se las ayudó a coger y se las traxo [dlne, 1618, 86.259] sse da a entender que ffagan buenas vidas [Setenario, 252.13] es el mayor premio que me puede dar V.E. si acierto a servirle [Teresa, 118.243] el perverso encantador que se atrevió a hacer una transformación tan mala [Quijote ii, 58.1165] tuve que aprender a cocinar [Contadora, 93] No se aventura a pronosticar el color del metal [El Universal, 1611-2011] b. Et por más ayna llegar a ssaber la virtud que auyen [Setenario, 63.27] pasé a ser la mejor de la corrida y al poco tiempo la mejor del campamento [Contadora, 14] tal vez la imagen de aquel chal sí llegaría a grabarse en su memoria [Corazón, 131]
En perspectiva diacrónica, el análisis léxico-semántico de los verbos matrices refleja un incremento no desdeñable, más en uso que en léxico, a lo largo de los tres cortes cronológicos. El corpus registra 339 documentaciones de fp-a infinitivo cuyo introductor es un verbo, en las cuales hay 65 ítems verbales matrices diferentes; el incremento diacrónico consistió tanto en aumento de frecuencia en uso, 57 casos > 114 > 168, como en aumento de ítems: 18 ítems > 22 > 25. Los verbos de desplazamiento e incoativos no sólo son los más numerosos sino que, además, conforman las categorías léxicas que se mantuvieron presentes 1300
categoría introductora de la frase prepositiva con a
11.7.2
durante toda la diacronía del español; los de desplazamiento aumentaron en frecuencia a partir del segundo corte cronológico, siglos xvi-xvii, y los incoativos incrementaron su frecuencia en el siglo xxi. El corpus indica que el periodo de mayor dinamismo en cuanto a la diversificación léxica del verbo matriz es entre el primero y segundo cortes cronológicos, y, en menor medida, el siglo xxi también realiza un aumento en la variedad léxico-semántica del verbo matriz. En el siglo xiii hay 57 documentaciones con verbo matriz, que se distribuyen en 18 diferentes ítems. En el segundo corte cronológico, siglos xvi-xvii, se registra un aumento cuantitativo de verbos matrices: 114 documentaciones distribuidas en 30 diferentes ítems, de los cuales 6 son continuidad y 24 son nuevos. Finalmente, en el siglo xxi, el número de documentaciones es de 168, distribuidos en 39 ítems, de los cuales 15 son continuidad de los dos cortes cronológicos anteriores y 24 son verbos matrices nuevos. En resumen, los ítems verbales matrices de la fp-a son, frente a los ítems infinitivo término, mucho menos diversos léxicamente, es decir, la relación léxica que contraen es no proporcional: pocos verbos matrices + a + muchos infinitivos regidos, desproporción que hace posible que ciertos verbos matrices se gramaticalicen en una sola predicación cuando entran en construcción con una fp-a infinitivo, como analizaremos más adelante. Veamos los detalles cuantitativos de la desproporción léxica entre verbo matriz y término. En total hay 65 ítems verbales matrices y 163 ítems verbales infinitivo término de a. En el primer corte cronológico, el total de los verbos matrices se distribuye en 18 ítems léxicos, mientras que el término en 33, es decir, este casi duplica la diversidad léxica respecto de aquel. En el segundo corte, los verbos matrices mantienen los 18 ítems anteriores y suman 22 nuevos, 40 ítems, mientras que los ítems del término mantienen los 33 del primer corte y se añaden 12 más, esto es 45. Finalmente, en el último corte cronológico, el constituyente introductor conserva los 40 ítems precedentes y suman 25 nuevos, 65 en total, mientras que el constituyente término conserva los 45 previos y añade 40 ítems más, es decir, 85 ítems diferentes en el corte final. En conclusión, como puede verse en los detallados datos anteriores, en todas las etapas del español hay más diversidad léxica en el constituyente término que en el verbo matriz, lo cual quiere decir que los verbos capaces de entrar en construcción con la preposición a son pocos, mientras que los verbos infinitivo término de esta clase de unidades verbales prácticamente no tienen restricción. En cuanto a la cohesión estructural de la construcción verbo matriz + fp-a infinitivo, esta puede formar una sola predicación, es decir, una perífrasis (75),46 46 Para la toma de decisión de si un verbo matriz + fp-a infinitivo formaban o no una perífrasis, realizamos las pruebas tradicionales de conmutación, transformación a oración interrogativa, correferencialidad de sujetos y selección de complementos. Somos muy conscientes de que, por
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11.7
la preposición a
o dos predicaciones (76), esto es, dos oraciones con algún grado de dependencia de la segunda con respecto a la primera. Se documenta en el corpus un número no desdeñable de construcciones a caballo entre una y dos predicaciones, tal es el caso, por ejemplo, de echarse a + infinitivo, que tiene una lectura de dos predicaciones en echarse a dormir —reclinar el cuerpo para realizar una actividad— pero de una predicación en echarse a llorar —es obvio que no existe movimiento alguno sino que se formaliza el inicio y completud simultánea de lo que se predica—. Las perífrasis se definen, desde un punto de vista formal, como un sintagma de dos o más palabras que, en su manifestación más gramaticalizada, llega a formar parte de un paradigma flexivo (Chumakina 2011:248; Matthews 1981:55); tal es el caso de algunas de las perífrasis objeto de análisis en este apartado, ya que, por ejemplo, ir a + infinitivo es considerada un futuro analítico que integra el paradigma verbal de futuro junto al sintético en -ré (Moreno 1978:92-93). Los verbos matrices que forman perífrasis se caracterizan por haber experimentado un debilitamiento o decoloramiento semántico que les permite, vía una extensión metafórica o metonímica inferida por contexto, adquirir un nuevo significado más alejado de su significado referencial etimológico y llegar a estatus de auxiliares o semiauxiliares para construir, junto con el infinitivo, un sentido eventivo único. En el corpus son mucho más frecuentes las perífrasis que las construcciones no perifrásticas, como refleja el cuadro 23 abajo. En cuanto a las primeras, se documentan dos grandes grupos: modales (75a) y tempo-aspectuales (75b). Perífrasis modales comunes en el corpus son, por ejemplo, haber a + infinitivo, desaparecida tempranamente en español pero conservada en gallego-asturiano con valor de futuro, has a fregar os cacharros ‘lavarás los cacharros / trastes’ (Academia de la Llingua Asturiana 1995/1997:31), obligar a + infinitivo y venir a + infinitivo. Tempo-aspectuales en el corpus son ir a + infinitivo, volver a + infinitivo, empezar a + infinitivo, llegar a + infinitivo, tornar a + infinitivo, volver a + infinitivo, y algunas pocas más. Sin duda, ir a + infinitivo es la perífrasis más frecuente en el corpus, y en la lengua en general, que ha alcanzado en español un grado más avanzado de temporalización, motivo por el cual será analizada brevemente en el siguiente apartado (§11.7.3).47
un lado, es un tanto artificial aplicar estas pruebas en un corpus cerrado de lengua antigua para el que no se tiene competencia lingüística y, por otro, de que la creación de perífrasis es, como ha sido muchas veces señalado, resultado de una transformación diacrónica gradual que convierte dos predicaciones en una. Las tomas de decisión fueron de carácter operativo para clasificar el material, ya que establecer el grado de gramaticalización o lexicalización no es objeto de estudio de este capítulo. 47 Melis (2006:§§10.5-10.7) ordena las perífrasis en tres clases: aspectual, tipo pasar a + infinitivo, modal, tipo llegar a + infinitivo, y temporal, tipo ir a + infinitivo.
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categoría introductora de la frase prepositiva con a
11.7.2
(75) a. toda obra que por mano de omne se aya a fazer [gei, 2.369] Et porque la han a usar a traer cutianamiente [Setenario, 250.5] se vienen a resumirse todas estas faltas en las sobras [Quijote ii, 59.1171] vendrán a quedar expuestas a nuestra satisfación [Teresa, 116.240] ella asentía con un gesto cauto y se obligaba a sonreír [Corazón, 678] Una decisión judicial los obliga a regresar a sus verdaderas familias hasta que cumplan 18 años [La Tercera, 16-11-2011] b. Lope, recién venido de Italia va a besar la mano a V.E. como a verdadero señor suyo [Teresa, 126.252] pues vamos a coger esas raizes, que las quiero para llevárselas [dlne, 1618, 86.259] Despertaron algo tarde, volvieron a subir y a seguir su camino [Quijote ii, 59.1170] no vuelvo a fumar esa porquería [Efecto, 266] había empezado a hacer las maletas [Corazón, 65] Allí empezó a explicar que Facebook “no creía que era yo [El Universal, 16-11-2011] Et por más ayna llegar a ssaber la virtud que auyen, partieron estos... [Setenario, 63.27] llegó a cenar al restaurant del hotel Ritz [La Tercera, 16-11-2011] No son construcciones perifrásticas aquellas en que el constituyente introductor es un verbo que exige un complemento introducido por la preposición a más infinitivo, ayudar a, enseñar a, animar a, atreverse a, y un largo etcétera en el corpus (76a). Algunas de estas construcciones tienen una variante con término en forma de una oración con verbo conjugado, que, aunque no documentadas en el corpus, son posibles en cualquier periodo de la lengua, como muestran los ejemplos de (76b), que forman pares mínimos estrictos con los de (76a). él me animó a enviarla con las razones que la carta dice [Teresa, 125.251] se atrevió a hacer una transformación [Quijote ii, 16.786] de aver ayudado a la dicha doña Cathalina a coger las raizes [dlne, 1618, 86.260] Él fue quien le enseñó a hacer magia [Corazón, 844] b. los animó a que perseverasen en su servicio [Jerónimo Zurita, Anales de la corona de Aragón, 1562, España, corde] (76) a.
1303
11.7
la preposición a
Ni siquiera me atrevo a que Eduardo y la Tere me visiten aquí [Egon Wolff, Kindergarten, 1977, Chile, corde] le ayudaron a que pusiese casa [David Vela, El mito de Colón, 1935, Guatemala, corde] les enseña a que abusen de la política tolerante [Isabel Hernández de Norman, La novela criolla en las Antillas, 1977, Puerto Rico, crea]
Dos construcciones con verbo matriz y fp-a infinitivo tienen en el corpus un estatus dudoso entre una lectura de una predicación y una de dos: dar a + infinitivo y echarse a + infinitivo (77). En algunos contextos estas construcciones muestran un alto grado de lexicalización y están próximas a una predicación unitaria (77a), ya que en ellos no es fácil determinar si se transfiere algo o si hay o no cambio de posición; en otros contextos, por el contrario, los verbos matrices preservan en algún grado, así sea debilitado, su sentido etimológico de transferencia o cambio (77b). Sobre estas construcciones, la nueva Gramática académica (rae-asale 2009:§28.3r) reconoce que tienen un estatus estructural difícil, y sobre ellas dice: “se han considerado esquemas fraseológicos semiproductivos en varios estudios gramaticales. Se trata, por tanto, de pautas léxicas no asimilables enteramente a las perífrasis verbales”. Para efectos del análisis cuantitativo de los datos, hemos clasificado estas dos construcciones como no perifrásticas. (77) a. sse da a entender que ffagan buenas vidas [Setenario, 252.13] volvió corriendo a la cocina, para no echarse a llorar [Corazón, 241] b. y no solamente las han de dar a beber al marido, sino tambien la muger ha de tomar [dlne, 1618, 86.259] se quedaron guardando la dicha casa y se hecharon a dormir [Quijote ii, 58.1167] El cuadro 23 abajo indica que en todos los periodos analizados la construcción verbo matriz + fp-a infinitivo es, principalmente, perifrástica, 70% en promedio, es decir, constituyen más de dos terceras partes del total de ejemplos del corpus, mientras que las construcciones no perifrásticas alcanzan un poco menos de un tercio de los datos, 30% en promedio. Puede observarse en este cuadro una básica estabilidad,48 aunque con mínimos ligeros movimientos a favor de la formación de construcciones perifrásticas: 68% > 70% > 72%.
48 El dinamismo diacrónico más importante, sin duda, reside en cómo dos predicaciones llegaron a cohesionarse en una perífrasis; cf. para este tema, varios de los artículos contenidos en Garachana, Monserrat y Pusch (2012).
1304
categoría introductora de la frase prepositiva con a
11.7.2
Cuadro 23 Perífrasis vs. no perífrasis en la construcción verbo + a + infinitivo
Perífrasis xiii xvi-xvii xxi
68% (39/57) 70% (67/114) 72% (119/168)
No perífrasis 32% (18/57) 30% (34/114) 28% (47/168)
En cuanto a la semántica de las perífrasis formadas mediante la construcción verbo matriz + a + infinitivo, estas se adscriben a diversas clases cuya clasificación depende del significado del verbo matriz. El corpus da cuenta de dos grupos mayoritarios: a) perífrasis escalares o seriales (78a) porque el significado del verbo matriz expresa el ingreso en la acción del verbo regido, tal es el caso de acertar a, llegar a, venir a y alcanzar a; es interesante señalar que las dos primeras aparecen muchas veces en contextos negativos encabezados por el adverbio no, que formaliza la no completud de lo expresado mediante la perífrasis (78b), y b) perífrasis obligativas (79), formalizadas en el corpus con las construcciones haber a y obligar a. Existen, no obstante, otras clases semánticas de perífrasis, aunque tienen una muy baja representación en el corpus (80), por ejemplo, incoativas, que expresan el inicio del evento, de repetición, que expresan, como su nombre indica, reiteración del evento señalado por el infinitivo, o aproximativas, con las que se indica que el resultado del evento no se alcanza totalmente pero está cercano. Lexemas distintos y/o distintos contextos motivan que una misma perífrasis pueda ser adscrita a uno u otro grupo; por ejemplo, viene a resumirse en dos palabras es aproximativa, pero después de tanto discutir, vino a darme la razón es serial. (78) a. Acertastes, señor caballero, a conocer por mi suspensión mi deseo [Quijote ii, 16.789] alcanzaba a oír a veces mientras hacía la cola del pan en la pulpería [Contadora, 53] Mateo, que había llegado a agarrar a Ignacio de una solapa, deslizó deprisa una mano sobre los hombros de su hermano [Corazón, 241] b. parecía que no acertaba a hacerlo [Quijote ii, 16.789] no llegaba a ver lo que sucedía a su alrededor [Corazón, 333] (79) ca veyé que todo era locura e vanidad, mas aviélo a fazer porque non oviesse el pueblo qu’el dezir nin levantar contra él [gei, 2.378] voy a llevar mi Canción, que me han obligado a escribir [Teresa, 21.104]
1305
11.7
la preposición a
Una decisión judicial los obliga a regresar a sus verdaderas familias hasta que cumplan 18 año [La Tercera, 16-11-2011] fue por sí a andar por essos montes [gei, 2.633] con gran priesa le fue a asir del estribo derecho [Quijote ii, 16.791] Un mes puede haber que fui a ver esto [Teresa, 25.111] (80) se vienen a resumirse todas estas faltas en las sobras [Quijote ii, 59.1171] cuando quise que pasase a estudiar otras ciencias, halléle tan embebido en la de la poesía [Quijote ii, 16.791] alli bolvio la Joanna a referir todo el caso [dlne, 1618, 86.257] pasé a ser la dueña de la casa [Contadora, 93]
11.7.3. La perífrasis de futuro ir a + infinitivo Una de las gramaticalizaciones más relevantes en que la preposición a participa en la diacronía de la lengua española es la perífrasis ir a + infinitivo, relevancia que deriva tanto de la abundancia de datos, como de la profundidad histórica del proceso, cuanto del alto grado de gramaticalización formal y semántica alcanzado por la construcción, así como del hecho de que es una gramaticalización muy común en perspectiva tipológica, cuanto de que ha sido uno de los temas privilegiados por los estudiosos en el análisis de formación y diacronía de perífrasis en el español. La evolución de esta perífrasis involucra dos gramaticalizaciones, una formal y una semántica. La primera consistió en la introducción de la preposición a entre el verbo matriz ir y el infinitivo: iba Ø cantar > iba a cantar; la segunda consistió en la pérdida del significado de desplazamiento del verbo matriz y la completa temporalización del constructo todo (verbo matriz + a + infinitivo) para expresar tiempo futuro. Estas dos gramaticalizaciones no se corresponden cronológicamente: la formal fue mucho más temprana, ya que es un cambio cumplido en la primera mitad del siglo xvi (Melis 1995), la segunda es mucho más tardía porque su completa temporalización está datada a inicios del siglo xix (Melis 2006:§10.7). Lógicamente, ambos procesos son interdependientes dentro de una gramaticalización global de construcción, cuyo resultado fue la creación de esta perífrasis de futuro. La gramaticalización de ir a + infinitivo para expresar futuro es un caso paradigmático de la metáfora, bien conocida y recurrente en numerosas lenguas, por la cual el tiempo suele ser codificado en términos del espacio, ya que se invierte tiempo para desplazarse en ese espacio. Los verbos matrices que intervienen en esta gramaticalización son, lógicamente, verbos de movimiento, 1306
perífrasis de futuro ir a
+ infinitivo
11.7.3
por lo regular de desplazamiento dirigido hacia una meta (Aaron 2006; Bravo 2007; Melis 2006:§10.7; Pérez Saldanya 2003). El verbo ir experimentó una recategorización, verbo pleno > auxiliar, la cual requirió que ir debilitara su significado léxico de desplazamiento hacia una meta locativa y que dicha meta pasara a recaer en el evento predicado por el infinitivo. No es de extrañar la presencia de la preposición a en esta construcción, ya que el significado básico esquemático de dirección locativa télica de a se aviene bien con el significado de movimiento direccional que tiene ir, y por ello podría decirse que ambos elementos se atrajeron; esto es, la inserción de a reforzó la consecución de la meta ya implicada en la semántica de ir. En perspectiva tipológica, consideradas las tres lenguas principales de la Iberorromania, el cambio fue exclusivo del español en cuanto a la manifestación formal y, semánticamente, compartido sólo por dos de ellas. Únicamente el español insertó la preposición a entre el verbo ir y el infinitivo, y sólo el español y el portugués, pero no el catalán, emplean el verbo ir para la expresión de tiempo futuro. El portugués, al igual que el español, auxiliarizó el verbo ir como marcador de futuro pero nunca insertó preposición alguna entre auxiliar e infinitivo: a Maria vai casar daqui a duas semanas ‘María se casará dentro de dos semanas’ (Mira, Brito, Duarte y Hub 2003:158). El catalán, por su parte, nunca gramaticalizó el verbo anar ‘ir’ como auxiliar de futuro, ya que lo empleó para la expresión de un pasado analítico: va casar el meu fill ‘se casó mi hijo’ (Pérez Saldanya 2002:2623). Por lo tanto, puede trazarse una isoglosa sintáctica con el rasgo ‘auxiliarización de ir como futuro’, que agrupa la Iberorromania occidental y la separa de la oriental, isoglosa que viene a reforzar el hecho ya señalado (Company en prensa) de que el español y el portugués comparten entre sí muchos más rasgos morfosintácticos que ambas con el catalán. Por lo que respecta al español, la inserción de a fue un cambio gradual pero relativamente rápido. Melis (1995), de quien tomamos el cuadro 24 abajo, muestra que en la segunda mitad del siglo xiii la presencia de a en el sintagma ir + infinitivo tenía apenas 14%; en los siguientes 140 años se triplica ese porcentaje en avances cuantitativos muy notorios y continuados; para la segunda mitad del siglo xv, la inserción de a alcanza casi 80% y para el siglo xvi no hay documentaciones sin esta preposición en los constructos con ir + infinitivo. Paralelamente a la inserción de la preposición, tuvo lugar el progresivo debilitamiento semántico del verbo ir, que, a través de determinados contextos, hizo posible que dos predicaciones llegaran a constituir una sola y que, mucho después, esta predicación alcanzara valor temporal. En el temprano español medieval, ir denotaba movimiento desplazado y directivo y el contexto contiene un sujeto que se desplaza para alcanzar una segunda locación; el infinitivo constituía una oración subordinada final que solía incluir una fn o una fp que expresaba la meta 1307
11.7
la preposición a
Cuadro 24 Avance diacrónico de la preposición a en ir + infinitivo Ø a xiii
86% 69% xv-inicios 43% xv 22% xvi xiv
14% 31% 57% 78% 100%
del desplazamiento de la entidad sujeto, como se aprecia en los ejemplos de (81). Por lo regular, se desprende del contexto que el desplazamiento fue realizado, que tuvo éxito la intención del sujeto en movimiento y que, por tanto, se alcanzó la meta, de manera que el constructo todo adquiere el rasgo de télico o concluido. Este significado de conclusión del movimiento y éxito de la intencionalidad del sujeto fue un importante germen para la auxiliarización y temporalización de ir + infinitivo (Pérez Saldanya 2003). Así en el ejemplo de (81a), hay un sujeto, el rrey, que se desplaza con una intención, lidiar, hay una fp que es la meta del desplazamiento, con ellos, y los pretéritos de la oración siguiente, vençiolos e mato, confirman que esa intención fue lograda. De la misma manera, en (81b), un sujeto a caballo se desplaza para realizar una acción, ferir, existe una fp que es la meta del desplazamiento, a Troylo, y en el fragmento narrativo que sigue se expresa que esa intención fue realizada exitosamente mediante la oración diol muy gran ferida. En los inicios del proceso, el verbo ir en los sintagmas ir + infinitivo aparece mucho más en tiempos pretéritos que en no pretéritos, lo cual favorece la interpretación télica del constructo todo.49 (81) a.
b.
E el rrey don Rramiro fue lidiar con ellos e vençiolos e mato muchos dellos e gano dellos lxx naves [Anónimo, Crónica abreviada, apud Melis 1995] ante se leuanto apriessa e caualgo en su cauallo e fue ferir a Troylo bien do lo vio estar,... E tanto que a el fue llegado, diol muy gran ferida con la espada [Anónimo, Historia troyana, apud Pérez Saldanya 2003:69]
49 Melis (2006:§10.7.2) identifica tres fases del cambio: a) en una primera fase, un cambio de enfoque, meta física > meta eventiva, transforma el sentido metafórico aspectual incoativo en una expresión aspectual de inminencia; b) en la segunda fase, ir (a) + infinitivo adquiere valor prospectivo por medio de un proceso de subjetivización, en el que el verbo ir experimenta un alto grado de abstracción, y c) finalmente, la perífrasis se integra por completo a la zona de hechos venideros y adquiere el valor de futuridad.
1308
perífrasis de futuro ir a
+ infinitivo
11.7.3
El corpus contiene poquísimos datos de ir a + infinitivo, 59 casos en total. Se reparten en dos usos: construcciones no perifrásticas, con dos predicaciones (82a), y perífrasis de futuro, con diversos matices semánticos de futuridad (82b). Cada uno de estos empleos está perfectamente delimitado en la diacronía: las primeras se documentan en los dos primeros cortes cronológicos, de forma notable en el segundo corte, siglos xvi-xvii, mientras que la segunda se registra únicamente en el tercer corte cronológico, siglo xxi, cronología que coincide con lo arriba señalado de que la inserción de la preposición a es anterior a la temporalización del constructo. (82) a.
b.
Un mes puede haber que fui a ver esto, como yo creo escribí a V.E. [Teresa, 25.111] Y el dicho capitan y alcalde mayor despues desto fue a hazer una visita a la casa de Juan de Santoyo [dlne, 1618, 82.246] dejó de comer y fue a quitar la cubierta de la primera imagen [Quijote ii, 58.1157] Por eso aquella noche decidí encerrarme en casa y no ir a verla [Contadora, 118] a tu hijo le han ascendido a capitán y va a invitarnos a todos a cenar [Corazón, 241] Nosotros en el resto de los partidos que vienen no vamos a dejar pasar ningún lienzo alusivo a un equipo [La Tercera, 16-11-2011] en un minuto se va a sentir el rey del universo [Efecto, 122] los triunfos que logre los voy a sentir como propios [El Universal, 16-11-2011]
En el español actual, como ya señalamos, el verbo ir en la construcción ir a + infinitivo se ha recategorizado por completo en un auxiliar y la construcción toda se ha temporalizado para expresar tiempo futuro, inmediato o no. Pruebas de ello son, en primer lugar, que ir a entra en construcción con infinitivos cuyo significado está impedido de desplazamiento por la propia naturaleza léxica del infinitivo, voy a pensármelo, ¿vas a querer más?; en segundo lugar, que ir a entra en construcción con el verbo ir como auxiliado, voy a ir a la playa este verano, y, por último, que el constructo aparece en contextos que expresan movimiento contrario al etimológico de ir, esto es, movimiento egocéntrico y no el egodeíctico propio de ir: vamos a comer con Luis, viene a las tres. En perspectiva diacrónica, ir a + infinitivo con valor de futuro presenta un aumento sostenido y considerable a lo largo de la diacronía del español (Melis 2006:§10.7; rae-asale 2009:§§4.7h, 23.14c). No obstante el notable incremento en el empleo de la perífrasis, el futuro morfológico sintético en -ré no ha sido 1309
11.7
la preposición a
sustituido por la perífrasis y, de hecho, ambas formas conviven en los diversos dialectos del español (Aaron 2006). Los datos de Moreno (1978:91-93) respecto de la competencia de esta perífrasis con otras formas verbales que expresan futuro son interesantes del avance de aquella pero también muestran la vitalidad de estas: la mitad de las veces que se expresa futuridad en el español americano mexicano se hace por medio de la forma analítica (51%), la otra mitad está distribuida entre un presente de indicativo prospectivo (26%) y la forma de futuro en -ré (23%). Desde la perspectiva semántica, la construcción ir a + infinitivo puede expresar temporalidad futura, con cierto grado de inminencia (83a); futuridad exhortativa (83b), o bien, valores aspectuales que no aportan estrictamente valor de futuro, por ejemplo demarcativos (80c) (Bravo 2007; Gómez Torrego 1988; Melis 2006:§10.7.1; rae-asale 2005:s.v. ir, 2009:§28.10). En opinión de Melis (2006:§10.6.3), coexisten en el español dos perífrasis formalizadas en la construcción ir a + infinitivo: una temporal, ejemplificada en (83ab), y una modal que da relieve a la actitud del hablante y que, con frecuencia, expresa imposibilidad, como se aprecia en (84). Lo importante en este punto es, como señala esta autora, que los datos históricos del español no respaldan la hipótesis, comúnmente aceptada, de que la perífrasis modal deriva de la temporal, sino que se trata de dos desarrollos simultáneos.50 (83) a. vamos a hacer una barbacoa en el jardín para celebrar que María cumple veinte años [Corazón, 917] Vamos a esperar, primero vamos con Miguel [El Universal, 16-112011] Los inversores van a permanecer quietos, sin moverse [El Mundo, 11-11-1995, España, crea] b. Total, vamos a esperar los resultados [Arturo Azuela, El tamaño del infierno, 1973, México, corde] Ora te vas a esperar, pinche soldadito de cegada [Felipe Victoria Zepeda, La casta divina, 1995, México, crea] c. Y por último fui a dar al egoísmo [Leopoldo Alas “Clarín”, Cuesta abajo, 1890-1891, España, corde] (84) pues va a ser que finalmente no sucede nada en la cámara de diputados —No son pamplinas. —Sí, lo son; ¿me lo va usted a contar a mí? [Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, Puebla de las mujeres, apud Melis 2006:§10.3] 50 Hipótesis que, como afirma Melis (2006:§10.6.3), parecería plausible porque “de la incertidumbre propia del evento futuro” se puede derivar modalidad epistémica, pero que en el caso del español no queda respaldada por los datos.
1310
perífrasis de futuro ir a
+ infinitivo
11.7.3
La inserción de a, la auxiliarización de ir y la temporalización del constructo ir a + infinitivo ejemplifican a cabalidad un proceso de gramaticalización, ya que el conjunto de cambios siguió gran parte de las propiedades que caracteriza este tipo de evolución diacrónica (Company 2003b; Hopper 1991; Lehmann 1986): a) obligatoriedad en el caso de la preposición; b) decoloramiento o debilitamiento semántico en el caso del verbo; c) coalescencia en el caso de los constituyentes del constructo, ya que es prácticamente imposible intercalar otros constituyentes entre los tres formativos, o la intercalación produce expresiones muy marcadas e, incluso, artificiales o afectadas: voy a comer rápidamente, pero ??voy rápidamente a comer, ahora voy a decir unas palabras, pero ?voy ahora a decir unas palabras; d) cambios de estatus gramatical vía reanálisis y consecuente recategorización de dos elementos del constructo: verbo pleno > verbo auxiliar, preposición > marcador de futuridad, así como reanálisis y recategorización del constructo todo: dos predicaciones (principal + subordinada) > una predicación (perífrasis); e) paradigmatización, ya que la perífrasis entró a formar parte del paradigma verbal de futuro y contrasta con el futuro sintético morfológico; f) generalización, ya que la perífrasis aumentó enormemente su frecuencia de empleo; g) persistencia, ya que el verbo ir y la preposición a conservaron en todas las etapas de la lengua sus significados originarios y funcionaron como verbo y preposición; h) debilitamiento de la integridad del signo o erosión fónica, porque en la lengua oral de algunos dialectos y con algunas formas de la conjugación se elimina el último segmento del verbo ir y el auxiliar se fusiona con la preposición, [bói a bér] > [bóa bér], erosión que respalda, sin duda, la coalescencia arriba señalada. En suma, una vez más, la preposición a es protagonista de un complejo proceso diacrónico, que junto con los anteriormente identificados en este capítulo puede ser caracterizado como una gramaticalización invasiva (véase infra §11.10). Por último, cabe señalar que el proceso en su conjunto constituye un subtipo de gramaticalización conocido como reanálisis de constituyentes inmediatos (Heine y Reh 1984:110; Ortiz 2004), ya que la preposición a, que introducía la oración final, pasó a formar parte de la predicación del verbo matriz, de manera que las gramáticas del español actual consignan esta perífrasis auxiliar de futuro como ir a y no como ir + a, esto es, el cambio fue: ir + a + infinitivo > ir a + infinitivo, reanálisis que, traducido de manera muy simplificada en constituyentes inmediatos, fue el que aparece resumido en el esquema 3 a continuación: Esquema 3 Reanálisis de constituyentes inmediatos de la perífrasis de futuro [or [sujetoi] [fv ir]] [or a [proi] [fv infinitivo]] > [or [sujeto] [fv [aux ir a] [v infinitivo]]]
1311
11.8
la preposición a
11.8. Otros contextos con a. Algunas funciones discursivas La preposición a participa de múltiples contextos modalizadores y discursivos que tienen el rasgo común de desplegar una distribución de baja o nula relacionalidad sintáctica porque carecen de un constituyente rector o introductor, razón por la cual las hemos denominado fp-a independientes en apartados anteriores. Estas construcciones son una prueba más de la gran flexibilidad funcional sintáctica de esta preposición. Abordaremos en este apartado tres grupos de estructuras: a) a + fn (85a), b) a + fv (85b), y c) colocaciones que siguen el esquema a + lo + fadj ~ or (85c).51 Las primeras son, por lo general, locuciones adverbiales e interjectivas, las segundas tienen siempre infinitivos como término y son mayoritariamente infinitivos yusivos, y las terceras son expresiones de sentido modal, que constituyen un esquema muy productivo en el español con un primer miembro fijo, a lo, y un segundo miembro de llenado léxico variable pero restringido en la forma, ya que sólo cierto tipo de adjetivos y oraciones relativas pueden realizar ese llenado. Muchas de ellas, en cualquiera de los tres grupos, tienen un alto grado de fijación, llegan incluso a la lexicalización y han adquirido estatus de conectores, operadores argumentativos o marcadores de discurso: a propósito, a su vez, a ver, a saber, a lo sumo, etc., y por ello suelen aparecer como entradas léxicas en diccionarios de partículas y marcadores (Fuentes 2009; Santos 2003). (85) a. A veces, también procedía con rigor de justicia y hasta privarlos de beneficios [Fray Gregorio de Alfaro, Vida del ilustrísimo señor don Francisco de Reinoso, 1617, España, corde] —¡Chist...! Que hay señoras, ¿eh? —Observó aquél. —A todo esto, ¿cómo salimos? [Clorinda Matto, Aves sin nido, 1889, Perú, corde] Agregar el pimentón y cocinar hasta que la salsa espese. A continuación, añadir la leche de coco y los filetes de pescado [Ivonne Reyes, Cocina sabrosona, 2002, Venezuela, crea] ¿Nadie ofrece más?... ¡A la una... a las dos... a las tres! ¡Adjudicada a la señora! [Jorge Díaz, Pablo Neruda viene volando, 1991, Chile, crea] Eso se saca una por meterse con apretados. ¡A la chingada! [Carlos Fuentes, La región más transparente, 1958, México, corde] Este era su favorito. ¡A la mierda! Te la vas a cargar [Oral, Canal Plus, 13-12-1996, España, crea] 51 Seguimos a la rae-asale (2009:§1.10b) en considerar la forma lo como artículo neutro y como locuciones adverbiales las construidas mediante a lo + adjetivo.
1312
otros contextos con a
11.8
b. ¡A pelear! ¡Viva la libertad! [Eusebio Blasco, Memorias íntimas, ca. 1903, España, corde] ¡A trabajar!, les ordenó con voz de amo y señor [Juan Draghi Lucero, Las mil y una noches argentinas, 1953, Argentina, corde] ¡A correr todo el mundo! [El Heraldo, 31-12-2004, Colombia, crea] A ver, ¿qué desea saber de la Dulcamara? [Blanco y Negro, 09-111997, Ecuador, crea] así se presentó una situación común de la ciudad y el campo, a saber, la paulatina apropiación de... [Alejandro Tortolero, El agua y su historia, 2000, México, crea] c. El que le desconoce, necesariamente ha de juzgar de todo como juzgas tú, a lo tonto [Benito Pérez Galdós, Doña Perfecta, 1876, España, crea] No ha habido ningún cambio en el jardín. A lo sumo, si no es un engaño de la noche, se diría que... [Alberto Insúa, El negro que tenía el alma blanca, 1922, Cuba, corde] Si él dictamina a su favor, conmigo no hay bronca, a lo macho [Felipe Santander, El corrido de los dos hermanos, 1982, México, crea] Está bueno, pero ¡a lo que te truje Chencha! Pa luego es tarde [Eladia González, Quién como Dios, 1999, México, crea] La capacidad de una forma de fijarse en esquemas y construcciones más o menos lexicalizadas, como reflejan muchos de los ejemplos de (85), es una propiedad de los procesos de cambio lingüístico y es consecuencia de la elevada frecuencia de empleo de la preposición a y de su uso recurrente en cierto tipo de cadenas sintagmáticas; el resultado del proceso de fijación es que la forma junto con su contexto inmediato adyacente suele adquirir un significado de construcción y no composicional, ya que es el conjunto y no cada una de las partes integrantes el que aporta tal significado (Company 2012b; Goldberg 1995:cap.1, 2006:cap.2; Torres y Walker 2011). Las fp-a independientes han adquirido todas ellas rasgos semánticos de modalidad pero conservan, en alguna medida, el significado básico esquemático de la preposición a de ‘dirección hacia una meta’. En estos casos, la meta es o bien la predicación toda, como en los infinitivos yusivos, ¡a trabajar!, o bien el tramo de discurso enmarcado por la fp-a, como en a saber, a ver, a propósito, etc., o bien la secuenciación ya no temporal sino de tramos discursivos, como en a continuación, a su vez, a veces, etc., o bien, incluso, una meta pragmática, como en ¡a la mierda!, ¡a la chingada!, ¡a la chucha! Se trata del proceso, bien identificado en este capítulo, mediante el cual la preposición a, a través de contextos específicos, adquirió sentidos más abstractos, ya que la meta locativa 1313
11.8
la preposición a
etimológica se debilita y se reconceptualiza en estas expresiones en una meta discursivo-pragmática, de ahí que se pueda decir que a ha adquirido funciones discursivas. Los casos de (85) arriba habrían recorrido, en nuestra opinión, el camino: locación ~ tiempo > modalización > discursivización > pragmatización. La gran mayoría de estas expresiones no fue registrada en el corpus porque afloran en la oralidad y en soportes textuales de gran coloquialidad, que, como se sabe, son muy difíciles de documentar en etapas pretéritas de la lengua. Es, además, la zona gramatical de la preposición a con mayor diversidad dialectal, como se comprueba al hacer búsquedas en el corde y en el crea y se constata en los ejemplos de (85) arriba. Todo lo anterior es causa de que sean omitidas o apenas consignadas en las gramáticas de referencia de la lengua española. Con respecto a la profundidad histórica de estos grupos estructurales, las gramáticas latinas no dan cuenta de usos modales o discursivos para la preposición ad en construcciones independientes (Allen y Greenough 1888-1903/2001; Bassols 1956; Bennett 1894/1918; Woodcock 1959/2002), aunque Tarriño (2009:374) señala que algunas construcciones preposicionales en latín solían “desempeñar otras funciones en el nivel oracional”, afirmación que parece sugerir que la discursivización de las preposiciones estaba ya en germen en la lengua latina. Los diccionarios registran algunas expresiones nominales de significado modal que en latín poseían ya un alto grado de lexicalización, ad aurem ‘a nuestros oídos’, ‘de oídas’; ad hoc ‘por añadidura’; ad summum ‘por mucho’; ad summam ‘en una palabra’; ad unum ‘todos a una’; ad prima ‘en el más alto grado’ (Glare 1879/1982/2012:s.v. ad). La ausencia de documentación de fp-ad independientes en latín es indicio de que, muy posiblemente, las construcciones ejemplificadas en (85) arriba son formaciones romances, pero esta suposición debe ser tomada con mucha cautela porque podrían haber pertenecido a la oralidad latina y no haber llegado a la lengua escrita. El español emplea en registros cultos un buen número de locuciones latinas (86), que podrían ser o bien pervivencia latina o bien creaciones romances cultas a imitación de la lengua madre, tal es el caso de ad absurdum ‘por reducción al absurdo’, ad cautelam ‘con cautela’, ad hoc ‘lo que se dice o hace con un fin determinado’, ad honorem ‘por el honor’, ‘sin provecho material’, ad libitum ‘al arbitrio de cada uno’, ad pedem litterae ‘al pie de la letra’, ad nauseam ‘hasta la saciedad’, etc.52 El Nuevo Tesoro Lexicográfico de la Lengua Española (ntlle) 52 Muestra del elevado grado de lexicalización alcanzado por la preposición ad es el conocido caso del adjetivo adefesio procedente de la expresión latina ad Ephesios ‘a los efesios’, cuyo origen es el título de una de las epístolas escritas por san Pablo y dirigida a los habitantes de Éfeso. En el español antiguo pasó a significar ‘disparate’ o ‘desatino’ (Terreros 1786:s.v. adefesio, apud ntlle): “¿Para qué es esso, señor? Pues es hablar adefesios, que ni yo merezco a Poncia, ni ella me tomaría” (Gaspar Gómez de Toledo, Tercera parte de la tragicomedia de Celestina, 1536, España, corde), y posteriormente adquirió el significado de ‘feo’ (rae en línea:s.v. adefesio):
1314
otros contextos con a
11.8
(rae en línea) consigna desde los primeros vocabularios y diccionarios de nuestra lengua estas expresiones latinas, señal de que en las fechas de esos textos ya tenían carta de naturaleza en el español y señal de que fueron introducidas desde muy antiguo y de que, incluso, pudieron ser pervivencia sin solución de continuidad desde la lengua madre. (86)
redujeron ad absurdum el ideal de la ciencia libre de valores [Jesús Fueyo Álvarez, Estudios de teoría política, 1950-1968, España, corde] Como si Pizarro fuera la expresión ad hoc, incluso en sus rarezas psicológicas [Héctor Aguilar Camín, Morir en el Golfo, 1986, México, crea] Fue comisario y juez de paz ad honorem en todos los lugares donde vivió [Tomás Eloy Martínez, La novela de Perón, 1989, Argentina, crea] moviéndose también con la desenvoltura del ad libitum [Tony Évora, Orígenes de la música cubana, 1997, Cuba, crea] D. Raimundo Pareja cumplió ad pedem litterae su juramento [Ricardo Palma, Tradiciones peruanas, 1883, Perú, corde]
En cuanto al grupo estructural a + fv, el término está cubierto, como ya señalamos, por infinitivos que son en su mayoría infinitivos yusivos, denominados también infinitivos imperativos, cuya finalidad es mandar o exhortar a alguien para que lleve a cabo alguna acción. El uso discursivo yusivo del infinitivo existía, al parecer, ya en la lengua madre, aunque, en palabras de Tarriño (2009:488), el “infinitivo en lugar del imperativo es excepcional en el latín literario”. El ejemplo que proporciona esta autora es sumamente interesante (87) puesto que el infinitivo adhibere está construido, justamente, a partir de la preposición ad en unión con el verbo habeo, adhibere ‘sostener’ o ‘dirigir la atención’, lo cual confirma que la meta de a podía ser la predicación misma ya desde los orígenes. Como ya dijimos, este tipo de infinitivos está presente en el español general, pero es mucho más frecuente en el español peninsular (88) y muy escaso en América (véase supra §11.5.3). Las gramáticas del español señalan que el uso de esta clase de infinitivos es propio del registro oral, generalmente en contextos familiares, motivo por el cual su documentación escrita es escasa (Hernanz 2009:§36.4.2.3; rae-asale 2009:§42.3q). (87)
tu socios adhibere sacris [Valerio Flaco, Argonautica, apud Tarriño 2009:488]
“Fui de veras bellísima. Cuando nadie me quería. No este adefesio pintarrajeado y cincuentón” (Carlos Fuentes, Cristóbal Nonato, 1987, México, crea).
1315
11.9
la preposición a
‘tú, a preparar a los aliados para las ceremonias’ / ‘tú, prepara a los compañeros para el sacrificio’ (88) ¡A huir, que anda la paliza! [José María de Pereda, Sotileza, 18851888, España, corde] ¡Niña!... ¡A merendar! [Agustín Moreto, Entremés de la perendeca, 1639, España, corde] ¡A trabajar, vagos! [Arturo Barea, La forja de un rebelde, 1951, España, corde] ¡A cenar! ¿Es que no has oído? [Juan García Hortelano, El gran momento de Mary Tribune, 1972, España, corde] ¡Siéntese! ¡A comer! [Alfonso Vallejo, Eclipse, 1980, España, crea] Con respecto a la documentación histórica de los infinitivos yusivos, en el español peninsular los ejemplos más tempranos se registran entre los siglos xvi y xvii: A bailar, a bailar, muchachas (Luis de Góngora y Argote, Romances, 1580-1627, España, corde); ¡A pescar! Deja de extremos (Antonio Mira de Amescua, El conde Alarcos, 1629, España, corde). Por su parte, en el español de América los primeros ejemplos no se documentan sino hasta inicios del siglo xix: ¡A lidiar! ¡A vencer! ¡Con brazo fuerte! (José María Heredia, Poesías, 18101813, Cuba, corde); y exclamando: “A vencer o morir”, los encaminaba otra vez a sus puestos (Benjamín Vicuña Mackenna, La campaña de Lima, 1881, Chile, corde); A correr, ahora sí, a gastar unos pesos en un libre (Carlos Fuentes, La región más transparente, 1958, México, corde).
11.9. Semántica de la preposición a: su significado básico El análisis semántico de a tiene como base el hecho de que esta preposición posee una cohesión semántica interna consistente en un significado abstracto, esquemático y constante que posibilita la gran variedad de usos, nuevos contextos y diversas extensiones de sentido con que se ha empleado a lo largo de la historia de la lengua. Analizaremos en este apartado dos aspectos de la semántica de la preposición a: el significado básico, abstracto y constante de esta preposición, y las extensiones semánticas fundamentales de a. Es indudable, como se vio a lo largo del capítulo, que la preposición a despliega una gran riqueza y flexibilidad distribucional y funcional, y que son muchos los matices semánticos de los sintagmas construidos con ella; sin embargo, creemos que la preposición a tiene un significado básico general constante abstracto y esquemático por el hecho de que a es siempre la misma forma en todos sus empleos y porque a este significado se suman matices semánticos diversos aportados 1316
semántica de la preposición a: su significado básico
11.9
por los contextos de aparición y por las relaciones que contrae. A diferencia del tratamiento usual en otros estudios y gramáticas, en nuestra opinión a no es una preposición polisémica ni mucho menos es una forma carente de significado (véase supra §11.3), sino que su significado abstracto y esquemático, al entrar en diferentes construcciones y contextos, puede reelaborarse y adquirir distintos matices de sentido. Es decir, fue un avance a nuevos contextos, un aumento de nuevas expresiones, a la vez que enriquecimiento de nuevas relaciones, reelaboración metafórica o metonímica del significado básico, y no una dispersión de significados. El hecho de que las formas mantengan su significado básico por siglos se debe a la naturaleza misma del cambio lingüístico, que es simultáneamente continuidad más discontinuidad. El significado básico constante de la preposición a es locatividad directiva télica hacia una meta, que puede ser locación concreta o abstracta, y la meta puede ser léxica, gramatical o discursiva. Las metas locativas espaciales per se término de a fueron primeras en el tiempo, han sido en todas las épocas muy frecuentes y son bastante estables en su diacronía. El significado primigenio de locatividad de esta preposición encuentra apoyo en el hecho de que la mayoría de diccionarios de la lengua española lo consigna como primera acepción del artículo lexicográfico correspondiente a a; así por ejemplo, en el Diccionario histórico académico (rae 1933), el Diccionario crítico etimológico de Corominas (1980-1991), el Diccionario de construcción y régimen de Cuervo (1886-1994), y más recientemente en el Diccionario del español actual (Seco, Andrés y Ramos 1999), el Diccionario del español de México (Lara 2010) o el Larousse (en línea). Otros diccionarios, sin embargo, comienzan el artículo lexicográfico correspondiente a esta preposición con las funciones gramaticales de a como marca de objeto, como marca de temporalidad futura y como régimen verbal obligado (Moliner 1973/1998; rae-asale 2005; rae en línea); esta nueva estructuración lexicográfica refleja que esta preposición se gramaticalizó y adquirió nuevos valores más alejados del originario. En los ejemplos que siguen, (89), el término de a es una locación, sin movimiento en (89a) y una locación que se constituye ya en meta del desplazamiento directivo en (89b-f). La directividad de a queda confirmada en el hecho de que muy frecuentemente concurre con verbos de movimiento, resaltados en cursivas en los ejemplos de (89b-f), y la telicidad de a, esto es, que sea meta alcanzada, se confirma porque con frecuencia en el contexto adyacente hay una entidad que se encuentra ya dentro de esa meta actuando en otro evento, como en (89bc) y (89ef). Este significado básico estaba ya presente en el étimo latino ad. (89) a.
e Loth sedia a la puerta de la cibdat [Almerich, La fazienda de ultramar, ca. 1200, corde] 1317
11.9
la preposición a
b. irás a Roma, e estarás ý [Anónimo, Bocados de oro, ca. 1250, corde] c. Estonce tomol el diablo e leuol a la santa ciudat, e pusol en somo del templo [Mateo, 27] d. le habían llevado a su casa para que la limpiase de ratones [Buscón, 82] e. me traxeron a este aposento donde e estado sin comunicar [dlne, 1630, 103.298] f. Al regresar a casa, he encontrado en un periódico unas sorprendentes declaraciones [Bartleby, 60] Las extensiones semánticas de a, determinadas por contexto, son resultado de un proceso de abstracción, ya que de una locación cercana, sin movimiento, y después de una ruta y desplazamiento hacia un referente físico espacial, se pasa a codificar una ruta y desplazamiento con una meta no espacial, en un continuum de abstracción con zonas intermedias. El corpus indica que estas extensiones pueden ser clasificadas en tres tipos fundamentales de metas: semánticas, gramaticales y discursivas. Las primeras, (90), (91) y (92), son elaboraciones vía metáfora y/o metonimia, mediante las cuales se emplea a para codificar metas humanas, temporales y modales; las hemos denominado semánticas porque humano, tiempo y modo / manera son rasgos de significado. La meta humana (90) puede ser entendida casi como una locación, porque un ser humano es una entidad física que ocupa un lugar en el espacio y constituye en sí misma un locus, pero no es una locación estricta. En la meta temporal, el tiempo es conceptualizado como un espacio abstracto (91a), ya que se requiere tiempo para desplazarse en el espacio y alcanzar la meta (91b). La meta modal (92) constituye, en nuestra opinión, una extensión semántica del significado básico de a más abstracta aún, ya que en ella se pone de relieve la manera en que la meta es alcanzada y se pasa a fondo la meta misma o bien se pone de relieve un modo de ser de la meta misma, esto es, a codifica en las construcciones modalizadas la manera de hacer y la manera de ser (véase supra §11.6.1.3). Los ejemplos de (92) muestran que las formas latinas ad y ab se fusionaron y por ello algunas expresiones modales deben ponerse en relación con el ablativo sociativo-instrumental, como en (92b), del cual el español ha obtenido muchísimos adverbios y expresiones adverbiales de modo, mientras que otras expresiones modales deben ponerse en relación con el acusativo, como en (92a), todas ellas codificadas con la preposición a. (90)
Y yendosse a ella. Passando por una ventana que caia en el aposento... [dlne, 1618, 80.242]
1318
semántica de la preposición a: su significado básico
11.9
el manuscrito llegó a mí en francés [Antonio Larreta, Volavérunt, 1980, Uruguay, crea] (91) a. Al atardecer, fuimos a su estudio [Bartleby, 163] b. A la postre, casó con una de título de donzella [Juan de Timoneda, Buen aviso, 1564, corde] c. sus triunfos los voy a disfrutar como míos [El Universal, 16-11-2011] (92) a. yo más quiero / estar contigo, que vives / a lo grande y caballero [Lope de Vega, El peregrino en su patria, 1604, España, corde] b. a pie o a caballo, siempre estaré al servicio vuestro [Quijote ii, 30.928] Lo habían matado a golpes con el mango de una pala [Contadora, 85] Se tapaba la boca con un inmenso pañuelo a cuadros verdosos [José Manuel Caballero Bonald, Dos días de setiembre, 1962, España, corde] Chaqueta cruzada en napa marfil sobre dos piezas de seda a lunares [ABC, 06-03-1985, España, crea]
En la meta gramatical, la directividad significada por a es sumamente abstracta, si bien la meta misma puede ser léxicamente una entidad concreta o no, humana o no. En estos casos a, mediante su significado directivo télico, expresa adónde llega el flujo de energía de la transitividad del verbo, y por ello a introduce bien la meta inmediata de la transitividad, esto es, el od (93a), o bien la meta última de la transitividad, el oi (93b), motivo por el cual son metas gramaticales (véase supra §11.4.2). (93) a. b.
vio que la dicha Mariquilla, chichigua, tenia al niño en sus braços [dlne, 1618, 80.242] Quien afirme a la literatura en sí misma, no afirma nada [Bartleby, 160] E dio Dios Eva a Adam por compañera [gei, 1.10] le ha asestado un golpe a la popularidad de la derecha [El Mundo, 11-11-1995, España, crea]
Las metas discursivas formalizan un grado de abstracción aún mayor porque, sin duda, están más alejadas del significado básico de la preposición a. El significado constante y esquemático de esta preposición sigue, no obstante, estando presente en los usos discursivos de una fp-a independiente, puesto que el tramo discursivo introducido por a puede ser analizado como meta, ya que, en efecto, la predicación toda (94a) o el tramo de discurso introducido por la fp-a (94b) se constituyen en meta. De alguna manera, podría decirse que son metas autocontenidas o absolutas —más (94a) que (94b)—, ya que han disminuido la 1319
11.9
la preposición a
directividad de a porque se ha debilitado la función de relacionante que toda preposición tiene (véase supra §11.8). (94) a. ¡Arturito! ¡A comer! ¿Dónde se escondió el niño? [Santiago Gamboa, Páginas de vuelta, 1998, Colombia, crea] Está bueno, pero ¡a lo que te truje Chencha! Pa luego es tarde [Eladia González, Quién como Dios, 1999, México, crea] b. A propósito, señor, dijo don Judas, hay aquí un oficio del Alcalde don Pedro de Estrada Medinilla [José Milla y Vidaurre, El visitador, 1867, Guatemala, corde] A ver, contadme qué es lo que queréis hacer [Gonzalo López Alba, El relevo, 2002, España, crea] Si examinamos con detalle las metas semánticas, los datos del corpus nominal —esto es, a con término sustantivo— muestran la notable presencia general del sentido locativo de esta preposición, la estabilidad diacrónica de los términos propiamente locativos, así como un interesante dinamismo diacrónico de las extensiones. Con base en las características léxico-semánticas del término de la fp-a, hemos clasificado los datos en tres grandes categorías: a) fp-a con el rasgo locativo, es decir, aquellas que hacen referencia a un espacio concreto de la realidad, ejemplificadas en (89) arriba; b) fp-a con alguna extensión humana / temporal, esto es, aquellos términos que mantienen un significado locativo debilitado a causa de un proceso metonímico y/o metafórico, tal es el caso de las entidades humanas meta o los complementos temporales, ejemplificados en (90) y (91) arriba, respectivamente, y c) las fp-a con el rasgo modal, que son aquellos usos aún más alejados del valor original locativo, ejemplificados en (92) arriba. El cuadro 25 abajo presenta la distribución semántica de a con respecto a estas tres categorías. Cuadro 25 Extensiones contextuales de a con término nominal xiii xvii xxi
Locativa 21% (94/442) 25% (105/427) 21% (108/521)
Humana / Temporal
Modal
73% (322/442) 60% (258/427) 63% (329/521)
6% (26/442) 15% (64/427) 16% (86/521)
Puede verse en el cuadro 25 arriba que en todos los cortes cronológicos la preposición a con término nominal participa, mayoritariamente, de construcciones que tienen un valor locativo no per se sino extendido, 66% en promedio, esto es, 1320
diacronía general
11.10
más de la mitad de todo el corpus analizado son extensiones locativas humanas o temporales; le siguen, aunque muy por debajo, las expresiones locativas propiamente con un promedio de 22%, y más lejanas aún, 12% en promedio, las modales. Estos concentrados cuantitativos nos informan, por un lado, que las extensiones metafóricas o metonímicas de a debieron iniciar desde muy antiguo, ya en la lengua madre, porque la locatividad per se no alcanza ni un cuarto del total del corpus con término nominal; por otro, que la modalidad es un espacio semántico hasta cierto punto reacio a la preposición a y que, no obstante ello, ha ido creciendo paulatinamente. Desde el punto de vista diacrónico, el cuadro 25 arriba deja ver dos hechos relevantes: por un lado, la notable estabilidad, aunque con un vaivén en el siglo xvii, de las construcciones locativas per se, 21% > 25% > 21%, prueba de que esta preposición posee una naturaleza locativa altamente arraigada en el español; por otro lado, un descenso diacrónico de las fp-a consideradas extensiones locativas humanas-temporales, 73% > 60% > 63%, a expensas de un correspondiente incremento de las frases modales, 6% > 15% > 16%. Es decir, la diacronía nos informa que el ámbito locativo originario dio lugar a las extensiones humanastemporales y que fueron estas —sobre todo las temporales (infra §11.10)—, y no aquel, las que alimentaron la extensión más abstracta y más debilitada de la locatividad directiva, a saber, la modalidad. Nos informa también el cuadro de un movimiento lento pero constante de a hacia contextos cada vez más abstractos y más distantes de la locatividad originaria, que es, como ya hemos dicho, uno de los procedimientos usuales del cambio sintáctico-semántico.
11.10. Diacronía general La diacronía de la preposición a se construye mediante una serie de continuidades y discontinuidades, como es esperado en la dinámica de cambio de cualquier lengua. Se trata, sin duda, de una de las preposiciones del español con mayor actividad histórica, visible en la multiplicidad de contextos y construcciones de tan diversa naturaleza en las que participa. No obstante, la compleja sintaxis de a está determinada por la arraigada semántica locativa que subyace en todos sus empleos. Sintácticamente conservó ciertos valores que ya tenía su antecedente latina ad, enfatizó algunos usos que eran sólo incipientes en latín y experimentó varias gramaticalizaciones a lo largo de la historia de la lengua española. Semánticamente ha mantenido su sentido locativo y ha permitido la afiliación de nuevos valores, temporales, modales e incluso discursivos. El balance diacrónico general es que la preposición a guarda, a lo largo de su historia, una esencial continuidad en lo sintáctico y un considerable dinamismo 1321
11.10
la preposición a
en lo semántico. Expondremos, a continuación, estos dos ángulos complementarios en detalle, atendiendo primero las continuidades, inciso I, rubros 1 y 2, y en seguida las discontinuidades, inciso II, rubros 3 y 4.
I. Continuidades 1. Continuidades sintácticas: • •
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La preposición a siempre ha tenido una muy alta frecuencia de ocurrencias en la lengua. Considerado el término, la preposición a se caracteriza por estar estructuralmente constituida en todos los periodos de la lengua por un término nominal y sustantivo, y, en menor medida, por un verbo; la posibilidad de que el término de a sea un sustantivo o un verbo es 99 veces superior a que sea un adjetivo o un adverbio. No hay cambios esenciales en la integración categorial del término. La distribución básica de a con término verbal es término infinitivo e introductor verbal. Considerado el introductor, casi categóricamente es un verbo en todas las etapas del corpus, 91%, y un escaso 9% promedio restante se distribuye entre las otras categorías. Estas proporciones se mantienen estables en la historia del español. La estructura más común en la que aparece la preposición a en toda la diacronía del español es: verbo + a + sustantivo. Estructuralmente, la fn término de a es no escueta, con ambos márgenes, izquierdo y derecho, modificación y expansión, respectivamente, cubiertos en mayor o menor medida: 80% de fn no escuetas en promedio vs. 20% de escuetas. La complejidad estructural es ligera: 1 - n, seguida de 1- n- 1. El núcleo de la fn es, preferentemente, un sustantivo, seguido de lejos por un pronombre. Esta distribución permanece estable en la historia de la lengua. La preposición a tiene una mayor capacidad de entablar relaciones como constituyente de oración y con mucha menor frecuencia funciona como constituyente de constituyente. Esta diferente preferencia relacional se conserva con mínimos quiebres diacrónicos. Funcionalmente, la preposición a se mantiene desde muy antiguo como marca prepositiva del tercero y segundo argumento de los verbos transitivos, oi y od, respectivamente, según la cronología. La marcación prepositiva está ya bien documentada desde el latín clásico.
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diacronía general
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El empleo de a como marca de od es la función más estable, aunque no mayoritaria, de todas las relaciones que la fp-a contrae con el verbo: un promedio global de 30% en el corpus, sin cambios. La presencia de a como crp es mínima, casi nula y poco diversificada léxicamente en todos los periodos de la lengua. Un rasgo constante de la preposición a es su capacidad de alternar con otras preposiciones, tanto en construcciones de sintaxis libre como en locuciones. La rivalidad prepositiva mayor es con en. La forma a < adverbio latino ad mantuvo su estatus como preverbio-prefijo y continúa con una elevada productividad.
2. Continuidades semánticas: •
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La preposición a guarda una locatividad constante, más o menos debilitada, en sus diversos contextos de aparición; en ellos subyace el significado básico esquemático de locatividad directiva télica hacia una meta. En cuanto al carácter léxico-semántico de los sustantivos término de a con fn no escueta, este es casi categóricamente un sustantivo común, por encima de 90% en promedio en todas las etapas. Cuando es un verbo, es un infinitivo muy flexible léxicamente en todos los cortes cronológicos. Como marca de oi, la preposición a codifica de manera muy estable la transferencia comunicativa.
II. Discontinuidades 3. Discontinuidades sintácticas: •
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El adverbio latino ad experimentó una escisión categorial: mantuvo su significado adverbial originario, el de proximidad, bajo la forma de preverbioprefijo, y originó una preposición, conservando el significado originario de proximidad, añadiendo el nuevo de aproximación y todos los derivados de este, a través de contextos específicos. Formalmente, ya en etapas muy tempranas, la preposición experimentó erosión fónica: ad > a. Si bien existe una elevada nominalidad del término, durante los dos últimos cortes cronológicos analizados aumentó de manera no desdeñable el número de ocurrencias con término verbal: xiii 9% > xvi-xvii 14% > xxi 26%. El aumento se debió, fundamentalmente, a la creación de perífrasis. 1323
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la preposición a
Con respecto a su relacionalidad, la preposición a se fue soltando de los constituyentes rectores, es decir, a lo largo de la diacronía comenzó a aparecer en contextos en los que no depende de elemento gramatical alguno, esto es, se discursivizó. Funcionalmente, la preposición a comenzó a apropiarse, cada vez más, de espacios funcionales, tal es el caso de los oi y de los od, primero od humanos y, paulatinamente, otros tipos léxicos de od hasta ser marca de caso de od inanimados. La extensión de a en todo tipo de od ha provocado que la marca prepositiva esté perdiendo sus antiguas restricciones semántico-sintácticas y esté dejando de ser una especie de clasificador, a personal, asociado a la clase semántica od-humano para convertirse en un verdadero marcador gramatical de objeto; se trata de un reanálisis: preposición > marca de caso. Funcionalmente también, presenta un fuerte dinamismo en las funciones de oi y cc. Los primeros sufrieron un decremento sostenido: xiii 40% > xvii 36% > xxi 31%. Los segundos, por su parte, presentan un correspondiente aumento sostenido durante toda la diacronía del español: xiii 27% > xvii 33% > xxi 39%, señal de que la preposición empezó progresivamente a introducir complementos adjuntos de manera más frecuente y más diversos léxicamente en cuanto al término. Comenzó desde muy temprano a codificar complementos temporales, modales, instrumentales —a < a(b)—, etc., así como, tímidamente, algunos crp y, con mayor dinamismo, algunas funciones extraoracionales o discursivas. La preposición a participa de algunas diferencias diatópicas; algunas son diferencias absolutas en el diasistema del español, otras son diferencias relativas en cuanto que se trata de un mayor o menor empleo de la misma construcción según cada dialecto. La diferencia dialectal más notable es que España emplea la locución prepositiva a por con verbos de movimiento, el resto del mundo hispanohablante codifica esta relación sólo con por. La inserción de a es un cambio relativamente reciente, siglo xvi, empieza a ser frecuente desde mediados del xix y ahora es la norma en el español peninsular. Un cambio importante, totalmente cumplido en un lapso muy breve, apenas en dos centurias, es la inserción de a con ir e infinitivo: ir + infinitivo > ir a + infinitivo.
4. Discontinuidades semánticas: •
La preposición a sumó, a su significado espacial originario, nuevos y múltiples sentidos determinados tanto por los contextos de aparición de esta
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diacronía general
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preposición como por las construcciones que ella forma: temporal, modal, discursivo, yusivo, etcétera. La extensión semántica a(d) locativa > a marca de caso objetivo es un cambio que surge a partir de un significado léxico de ‘locación directiva télica con meta referencial geográfica’ hacia una meta abstracta de la transitividad, meta gramatical, por tanto. En una primera fase, muy temprana, comenzó a encabezar oi y, posteriormente, de manera paulatina, introdujo od, primero humanos y después no humanos. En la clasificación léxico-semántica del término de a con estructura de fn escueta, se produjo un descenso sostenido de pronombres, xiii 48% > xvii 34% > xxi 26%, que permitió un correspondiente incremento de sustantivos propios y comunes, más gradual en el caso de los propios y contundente en el caso de los comunes, ya que estos aumentaron al doble comparado el primero con el último corte cronológico, con un quiebre abrupto ya para el siglo xvii: xiii 15% > xvii 27% > xxi 31%. En cuanto a la distribución léxico-semántica de los sustantivos comunes término de a, sean fn escuetas o no escuetas, estos han sufrido un aumento diacrónico muy importante de sustantivos con el rasgo [+ abstracto], ya que se duplica con creces su frecuencia entre el primero y último corte cronológico: xiii 15% > xvii 16% > xxi 35%. Este proceso de abstracción semántica está respaldado por la deshumanización de los sustantivos término de a, ya que de manera sostenida en la diacronía adquirieron el rasgo [– humano]: xiii 52% > xxi 73%, comparados el primero con el último corte cronológico. Diacrónicamente, el término sustantivo propio antropónimo experimentó un decremento a expensas de los nombres propios topónimos, ya que estos duplicaron su presencia en el corpus, comparados el primero y último corte cronológicos: xiii 11% > xvii 21% > xxi 22%, aunque las ocurrencias son muy bajas con respecto a otras clases de núcleos nominales. Con respecto a la semántica del verbo introductor de una fp-a con término nominal, existen movimientos diacrónicos importantes: por un lado, la disminución de verbos de transitividad alta, que se reducen a poco menos de la mitad entre el primero y último corte cronológico: xiii 76% > xvii 48% > xxi 37%; y por otro, en consecuencia, el aumento de verbos de transitividad baja, que, entre los siglos xiii y xxi, duplicaron con creces su frecuencia: xiii 24% > xvii 52% > xxi 63%. El incremento de verbos de transitividad baja como introductores de fp-a introductores favoreció que a se relacionara con entidades más abstractas, y favoreció, por tanto, su presencia en contextos temporales y modales. El infinitivo término de a ha presentado cambios significativos a lo largo de la diacronía del español, puesto que la ya amplia variedad léxica inicial 1325
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la preposición a
del infinitivo término de a se amplía proporcionalmente, en léxico y en uso, a través del tiempo. Del mismo modo, el verbo matriz de la fp-a con término infinitivo, flexibilizó su variedad léxico-semántica, ya que pasó de ser mayoritariamente verbos de desplazamiento e incoativos a otras categorías, tales como verbos de cognición, de transferencia, actividad, etcétera. Las fp-a cc tuvieron múltiples movimientos diacrónicos de lugar a expensas de un gran incremento de fp-a de tiempo y de un muy ligero aumento de fp-a de modo. El aumento de cc no locativos fue el siguiente: xiii 27% > xvii 46% > xxi 52%; es decir, aumentaron a casi el doble comparado el inicio y final cronológicos del corpus. Una discontinuidad significativa fue la total temporalización de la perífrasis ir a + infinitivo, pasando previamente por etapas modales y aspectivas con diversos matices de sentido. El camino semántico experimentado por a fue el siguiente: proximidad (sin movimiento) > aproximación (con movimiento) y dirección implicada > meta de ese movimiento con una dirección, que puede ser física (espacial, que va ocupando los ámbitos más abstractos temporal y modal) y gramatical (marca de objeto).
En cuanto a la periodización de las discontinuidades, las etapas de inflexión son varias: algunos cambios ocurrieron muy tempranamente, ya en el propio latín, como es el caso de la marcacción prepositiva de oi y en el latín alto medieval se documenta ya la marcación ante od humano pronominal. En el español medieval de los siglos xiii y xiv se produce la inserción de a en perífrasis de futuro con el verbo matriz ir. El periodo áureo es un momento de muchos quiebres en cuanto a la relacionalidad de la fp-a y al carácter léxico de las entidades que entablan esas relaciones. En este periodo aumenta la presencia de a ante od inanimados abstractos. El siglo xix es la etapa fundamental de dos cambios: la inserción de por en verbos de movimiento en el español peninsular y la modalización de fp-a encabezada por sustantivos en el español general. En términos generales, el siglo xvii es, sin duda, el de mayor actividad diacrónica de a, ya que en él se concentra el mayor número de inflexiones tanto sintácticas como semánticas.
11.10.1. Un camino hacia la abstracción: las gramaticalizaciones de a La preposición a es, como vimos a lo largo de este capítulo, la protagonista de varias gramaticalizaciones, motivadas en cadena en unas ocasiones, en otras, son gramaticalizaciones no encadenadas. Mediante ellas la preposición a entró 1326
un camino hacia la abstracción: las gramaticalizaciones de a
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a codificar nuevos espacios funcionales que no le correspondían en sus orígenes y a través de nuevos contextos acumuló nuevos matices de sentido, si bien, en todos ellos, persiste un significado ligero, básico constante y esquemático, de locatividad directiva. Es necesario enfatizar que los cambios, en realidad, no son exclusivos de la preposición a sino de los contextos donde ella entra y de las nuevas relaciones que progresivamente contrajo en la historia de la lengua española. El conjunto de cambios refleja un camino bien conocido y transitado por muchas lenguas consistente en un proceso hacia la abstracción y tal proceso es un enriquecimiento porque el cambio es acumulativo, de manera que contextos y valores innovadores conviven por siglos al lado de los conservadores, aunque los contextos y significados referenciales etimológicos se debiliten y decoloren para dar paso a nuevas construcciones, dejando siempre, eso sí, una memoria del significado etimológico de dirección hacia una meta. Es más una suma de sentidos derivados de contexto que un reemplazo. En el caso de la preposición a, fueron muchas más las ganancias que las pérdidas, fue un enriquecimiento relacional y funcional paulatino, y por ello hemos denominado a este conjunto gramaticalización invasiva. También cedió algunos espacios, muy pocos, en el paso del español medieval al clásico. El esquema 4 abajo resume la gramaticalización múltiple, invasiva, analizada a lo largo de este capítulo. Hemos simbolizado la suma de gramaticalizaciones agrandando el tamaño tipográfico de la a, sin que ello signifique que se volvió polisémica en sí misma, sino sólo que entró a más y nuevos contextos, organizados en vertical mediante abreviaturas bajo cada a.53 Puede verse en este esquema que los contextos locativos son los más antiguos y perviven a lo largo de toda la evolución de a. Hemos intentado reflejar en el esquema que cuando a gana un nuevo contexto, este perdura durante toda la diacronía subsecuente; todas las etiquetas expresan ganancia funcional, relacional y semántica y deben leerse como [+ locativo], [+ oi], [+ od], [+ temporal], [+ modal], etc., aunque, por razones de espacio, hemos suprimido el signo + que habría dado cuenta mejor de la adición de nuevos ámbitos. También, por razones de espacio, hemos eliminado etapas intermedias que están consignadas y analizadas en este capítulo. El esquema no debe interpretarse como una periodización estricta de los cambios, aunque, grosso modo, sí representa en cierta manera la progresión cronológica de las sucesivas gramaticalizaciones. 53 Las abreviaturas empleadas en el esquema deben leerse de la siguiente manera: loc = locativo; oi = objeto indirecto; odh = objeto directo humano individuado; cct = complemento circunstancial de tiempo; pmov = perífrasis de movimiento: verbo ir más infinitivo; odi objeto directo inanimado; ccm = complemento circunstancial de modo; yus = infinitivo independiente yusivo; disc = empleos discursivos varios.
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11.11
la preposición a
Esquema 4 Gramaticalización múltiple invasiva de la preposición a a →
a → a →
a → a →
a → a
→
a a →
loc loc loc loc loc loc loc loc oi oi oi oi oi oi oi odh odh odh odh odh odh cct cct cct cct cct pmov pmov pmov pmov odi odi odi ccm ccm yus
loc oi odh cct pmov odi ccm yus disc
11.11. Conclusiones En este capítulo hemos caracterizado la preposición a desde su distribución, función y semántica. Con base en un corpus general y uno estrictamente de término nominal, hemos analizado la estructura interna, formal y léxica, de los constituyentes término e introductor, así como las relaciones que la preposición contrae con ambos. Hemos realizado una breve revisión bibliográfica organizada por los grandes problemas de análisis que, a nuestro parecer, ha suscitado esta preposición, incorporando tanto los estudios clásicos tradicionales como las investigaciones más recientes. En un diálogo con esa bibliografía, hemos propuesto que la preposición a sí tiene significado, a diferencia de lo señalado en algunos trabajos, que no es polisémica, a diferencia de la mayoría de estudios, y hemos planteado que la a tiene un significado básico general o esquemático, inherente y constante, que se moldea mediante el contexto y mediante el significado de las formas con que se relaciona la preposición, significado que está presente, así sea de manera debilitada, en todos los contextos de aparición de a, y que estaba ya presente, aunque no exactamente igual, en la lengua madre. En una revisión de los antecedentes latinos funcionales y distribucionales de esta forma, hemos visto que varios de los cambios que la caracterizan tienen una gran profundidad histórica y empiezan a manifestarse desde el latín clásico mismo o están ya en germen en la lengua latina. Hemos dedicado un apartado a analizar las diferencias dialectales existentes en el español actual en cuanto a las construcciones configuradas con esta pre-
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corpus base
11.12.1
posición. Hemos realizado una distinción entre diferencias diatópicas absolutas, aquellas que son verdaderas isoglosas en términos de presencia o ausencia de una determinada construcción prepositiva, y diferencias relativas, aquellas que remiten a diferencias frecuenciales entre los dialectos analizados. Los dos apartados más extensos han estado dedicados a analizar la sintaxis de la preposición. Un primer apartado, más amplio, estuvo centrado en el término nominal y en la categoría introductora de la fp-a con esta clase de término; un segundo apartado se concentró en la sintaxis de a con término verbal y la categoría introductora correspondiente. La distinta extensión de uno y otro apartados obedece a que la preposición a es, esencialmente, una forma para introducir términos nominales. Aún así, dentro de los términos verbales, hemos dedicado un subapartado a la creación y diacronía de la perífrasis ir a más infinitivo, porque es un tema clásico de la sintaxis histórica y porque constituye un ejemplo ortodoxo de gramaticalización. El apartado de semántica, relativamente breve, sirvió para mostrar el significado básico y las varias extensiones semánticas inducidas por contexto. Hemos caracterizado la evolución de la preposición a como una gramaticalización invasiva porque esta preposición, a lo largo de la historia del español, ganó de manera progresiva bastantes y nuevos espacios que no le correspondían etimológicamente, de modo que su diacronía puede ser definida como la sumatoria de varias gramaticalizaciones, algunas de ellas totalmente paradigmáticas de este tipo de proceso de cambio. Por último, hemos intentado demostrar que los datos cuantitativos analizados en este capítulo pueden arrojar luz sobre los análisis cualitativos, en particular, sobre la complejidad y dinamismo, sincrónico y diacrónico, que la preposición a despliega a lo largo de su historia.
11.12. Corpus bibliográfico 11.12.1. Corpus base [Calila] Anónimo, Calila e Dimna, edición de Juan Manuel Cacho Blecua y María Jesús Lacarra, Madrid: Castalia, 1984. [gei] Alfonso X, General estoria. Primera parte, edición de Pedro Sánchez-Prieto Borja, Madrid: Fundación José Antonio de Castro, 2001. [Setenario] Alfonso X, Setenario, edición de Kenneth H. Vanderford, Buenos Aires: Instituto de Filología de la Universidad de Buenos Aires, 1945.
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