150 Ejemplos a Seguir

July 30, 2018 | Author: Antonio Colao | Category: Purgatory, Shroud Of Turin, Eucharist, Jesus, Christ (Title)
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PRÓLOGO Don Antonio Colao Granda -escritor fecundose distingue por su amor a la verdad. Y este amor por la verdad ilumina su vida, sus obras y palabras, su poesía y su prosa. En sus escritos en los que palpita su profunda fe cristiana pone en práctica una directriz de Menéndez y Pelayo que hoy nos es de gran actualidad: la necesidad de reevangelización por parte de clérigos y laicos que estén seriamente comprometidos con nuestra fe. Decía Menéndez y Pelayo: «trabajemos a una, clérigos y laicos, para que la savia del espíritu teológico vigorice de nuevo el entendimiento y el carácter nacional». Recientemente nos lo volvía a recordar Juan Pablo II. Combina Don Antonio Colao su amor por el mundo -que es bueno por salir de la mano de Dios- en el que engloba a la familia, amigos, conocidos y desconocidos con su entrañable amor a Lumen Dei y por Sor Lucía la vidente de Fátima, con una total unidad y coherencia en su vivir. Quiero tocar en estas líneas un tema que me parece esencial para quien quiera actuar como verdadero cristiano: la necesidad de unir a la oración la limosna. Y en materia de dar limosna Don Antonio Colao -¡lo sé muy bien!- es la encarnación de la esplendidez. Y aquí me veo obligado a dar una cita de Domingo Soto que aún extractada tiene que ser por necesidad un poco larga, en la que nos habla de la necesidad de la limosna: 1

«Ni es menester muy grandes riquezas para que se diga sobrar algo; porque Jesucristo no dice quien tiene diez vestiduras dé una, ni sólo quien tiene cuatro; sino quienquiera que tiene dos. Los teólogos, por miedo de no espantar a los ricos demasiadamente, juntan muchas causas antes que les obliguen a hacer limosna, conviene saber: que haya grandes necesidades de pobres y que les sobre a los ricos. Y estas obras ni los sabios las quieren explicar, ni los ricos entender. Empero, cuando estoy atento a lo que de esta razón leo en los Santos, quédame gran sorpresa que, según ellos, ni es menester tan grandes faltas en los pobres ni tan grandes sobras en los ricos, para que sean, so pena de pecado mortal, obligados a hacer limosna... Porque a quien no le sobran mil, sóbranle ciento, y a quien no ciento, sóbranle diez; y sobrar es lo que sin detrimento de vuestro estado podéis hacer. Y no hay nadie que sin hacer mella en su hacienda no pueda hacer algún socorro a los pobres de que ellos tienen gran necesidad.»

Y termino con un ruego a mi amigo Antonio: sigue con amor lanzando al vuelo tu simiente de oraciones, poesías y escritos religiosos y limosnas. Pronto recibirás tu cosecha del que por ser Amor te examinará del amor. ¡Aguarda esperanzado tu porvenir Sembrador!. Fdo.: F RANCISCO S ÁNCHEZ 2

DE

M UNIAÍN

Y

G IL

Coronel del Ejército y Escritor

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EL PERIODISTA DON JULIO GONZÁLEZ ENTREVISTA A ANTONIO COLAO Antonio Colao, ¿hasta cuándo piensa continuar escribiendo?. - Los años que tengo no me permiten hacer proyectos a largo plazo. Escribiré mientras tenga lucidez para hacerlo y una hora de ocio. Pienso que la actividad vale más que el dinero. El hombre ha sido creado para adorar a Dios y ganar el pan con el sudor de su frente. El trabajo y la oración se complementan perfectamente. La lucha del hombre comenzó después del pecado original. A partir de esa fecha todos tenemos problemas a resolver, y para solucionar las cuestiones nada mejor que pedírselo a Dios sin dejar de actuar con todos los medios a nuestro alcance. Antonio, ¿le gustaría empezar la vida de nuevo?. - Noooo. Esto sólo lo desean las personas inmaduras que siguen soñando. Ellas creen que una nueva vida les colmaría de felicidad. Ignoran que sería semejante a la que han vivido o peor todavía. Si usted hiciera una encuesta sobre este tema, posiblemente el 90% le diría que sí quería volver a la juventud, pero si usted intentara averiguar cuántos estarían dispuestos a repetir minuciosamente la misma vida que han vivido, sólo un porcentaje 4

bajísimo -de los que no reflexionan-, le diría que sí. Y si a éstos les pudiera usted reflejar en una pantalla el dolor, las tribulaciones, las noches que han pasado en vela por los enredos de la vida, las lágrimas que han derramado por los seres queridos que les precedieron en la muerte, las enfermedades y desengaños; ya no encontraría a nadie que deseara renovar o retroceder al pasado. Antonio, ¿esto quiere decir que todos deseamos morirnos?. - No. Casi todos los seres humanos desean seguir viviendo a causa de algunas ilusiones que nos ofrece el futuro y del temor inconsciente de lo que puedan encontrar allá. La preservación de la vida está motivada por el instinto más fuerte que Dios también ha creado en el hombre para evitar el suicidio colectivo. Pero si es verdad que los hombres conscientes del pasado y realistas de lo que puede ser el futuro no quieren retornar al pasado, es claro que en el trasfondo del alma -sin ellos saberlo- todos desean continuar el camino emprendido que les lleva a la muerte. Antonio, ¿merece la pena pensar tan profundo?. - Cuando yo era joven entonaban canciones diciendo que «a lo loco se vive mejor». Es posible que tuvieran razón. Pero a lo loco nada bueno se ha hecho todavía. Es necesario instruir a nuestros 5

hermanos para que cada uno sepa asumir sus responsabilidades ante la sociedad y ante Dios; tenga en cuenta que los irresponsables destrozan sus vidas y apenan las nuestras. El hombre es un animal racional, y para encontrar el verdadero sentido de la razón, es necesario pensar con profundidad. Hay que explotar los talentos que Dios nos ha dado en beneficio de nuestros semejantes. Jesucristo no vino a ser servido, sino a servir. Antonio, ¿qué es lo que más le preocupa en la vida?. - La verdad es que mi vida siempre estuvo llena de preocupaciones, pero como invariablemente hay una inquietud que las absorbe todas, la reina de las mías está en el purgatorio que lógicamente tengo que padecer. Si sabemos por las revelaciones divinas que nos manifiestan algunos canonizados cómo hemos tenido santos que pasaron por el purgatorio, ya me dirá lo que yo puedo esperar. Antonio, ¿cree que en el purgatorio se sufrirá más que aquí?. - Es evidente. Si la muerte de nuestros seres queridos y el suma y sigue de todos los sufrimientos no han sido suficientes para expiar nuestros pecados, algo más doloroso nos hace falta en el purgatorio para quedar en paz con Dios.

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Antonio, ¿no cree que sus declaraciones en esta entrevista pueden amedrentar a muchas personas creyentes?. - Sí, lo creo. Pero es necesario advertir los peligros que corremos para tomar precauciones. El que cree en el infierno está libre de condenarse eternamente, pues ese santo temor le impide morir en pecado mortal. Y el que teme mucho el purgatorio, es claro que hará grandes esfuerzos para encontrarse allí el menos tiempo posible. Cuando nuestra hija sale con el coche, siempre trato de advertirle las víctimas que diariamente se quedan en las carreteras. Esto también es una forma de amedrentarla, pero como es tanto el amor que le tengo, bendito sea ese miedo que la lleva a la mayor prudencia. Por eso mismo Jesucristo, amándonos hasta el extremo, nos repite quince veces el infierno para que nadie se condene. Uno de los santos más universales y taumaturgo -Santo Cura de Ars-, cuando un penitente llegó a su confesonario diciéndole que no creía en el infierno, el santo le dijo: «Si usted cree que Jesús era embustero, no puedo darle la absolución. Puede irse. Cuando esté en el infierno creerá que la gehena existe». Antonio, ¿cuál es el mensaje que le daría al mundo confuso de hoy?. - El mismo que nos ha dado Sor Lucía en la primera y única entrevista que le hicieron dos cardenales: «Quien no está con el Papa no está con 7

Dios; y quien quiera estar con Dios tiene que estar con el Papa». ¿Cuál es el consejo que nos da?. Hacer un buen examen de conciencia, confesar minuciosamente nuestras imperfecciones y pecados, leer biografías de santos, rezar mucho todos los días, y hacer todo el bien que podamos. Le deseo que continúe perseverando hasta el fin, y espero que en el cielo nos veamos con más frecuencia que aquí. - Gracias, don Julio.

JULIO GONZÁLEZ GARCÍA Periodista y ex Director del diario REGIÓN y de HOJA DEL LUNES DE OVIEDO

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INTRODUCCIÓN Tengo la satisfacción de presentar este libro y de hacer comenzado a escribir uno más. Es cierto que no he podido expresar todos los recursos espirituales que Dios me concede, sabiendo que mis escritos serían reprobados por los directores de los periódicos y por los jefes de redacción. Pues ya me parece milagroso que todas sus páginas hayan sido divulgadas en la prensa, teniendo en cuenta el agnosticismo o indiferencia religiosa de los periodistas que les dieron el visto bueno para ser publicados. Pero me ha parecido más provechoso escribir los 150 capítulos con matiz periodístico para que, antes de componer el libro, pudieran tener oportunidad de leer su contenido decenas de miles de personas. Pues de lo que se trata, en definitiva, es de llevar las almas a Dios. Y como podrá ver el amable lector, no existe una sola página en la que Jesucristo no aparezca implícito en ella. Si dijera que más del 90% de los males que todos vemos en el mundo provienen del pecado, tal vez me quedaría corto. Y el único remedio que puede frenar el desorden, se encuentra en la persona de Jesús, como Hombre perfecto y como Dios omnipotente; por eso creo que todos los males deben de ser enfrentados con la evangelización. Esto es lo que Juan Pablo II les recomienda a todos los obispos y, consecuentemente, a los sacerdotes y seglares también. Las críticas 10

desmandadas y las protestas sólo llevan la fuerza limitada del hombre, mientras la Palabra de Dios proferida con fe y sincera humildad es omnipotente. Es verdad que el autor de libros piadosos nunca tendrá conocimiento del bien que hace. Pero sí muestras muy concretas. Un famoso periodista me ha dicho con sincera humildad: «Tus escritos me han sacado de la incredulidad». Y un catedrático con dos títulos más, en la prensa ha dejado escrito: «Antonio Colao me ha enseñado con sus testimonios muchas cosas a cada cual más importante: ha llenado de ilusión mi vida...». Es verdad que si numerosas han sido las felicitaciones recibidas de algunos lectores, también abundan las protestas de los hijos de las tinieblas. Y es que «la luz luce en las tinieblas, pero las tinieblas no la acogieron» (Juan 1, 5). El hombre que vive en pecado mortal y no está dispuesto a posponer sus placeres ilícitos, es claro que su mayor adversario es el mismo Jesús y quien lo defiende. He ahí el motivo de la persecución religiosa en el mundo. No puede haber otra motivación. La Biblia ya nos dice que «el muerto justo puede condenar al impío vivo» (Sabiduría 4, 16). Jesucristo ha venido al mundo para salvar al género humano, pero el que no cree en Él ya está condenado (Juan 3, 18). Y todos éstos que le niegan y lo desclavan de las paredes, algo intuitivo les está diciendo que ese Dios misericordioso y justo, 11

puede condenarlos eternamente en el día del juicio. Si esto es así, lógico parece que le tengan odio sus adversarios y, consecuentemente, abominación a quienes le defendemos y damos a conocer sus preceptos. Tengo que decir que LUMEN DEI ha sido la única Obra Religiosa que, con su ejemplo, consiguió impelerme en el camino de la perfección al que todos somos llamados, y como este sendero es tan estrecho y me siento incapaz de recorrerlo, hasta el día de hoy no he tenido coraje para hacer los votos y consagrarme a esa bendita Obra. Pero las palabras del fundador -padre Rodrigo Moliname cautivaron totalmente. Pues cuando conocí LUMEN DEI a través de unos ejercicios espirituales que nos dio el mismo fundador y decidí participar en la Obra, el padre Rodrigo Molina me dijo: «Sepa usted que si viene a colaborar con nosotros, será explotado por la Obra». Comprendí perfectamente su sinceridad y el deber que yo tenía de dejarme explotar para dar fruto y llevarlo a los que tienen sed de Dios y hambre de pan. Hoy, después de llevar la Delegación de Avilés y Gijón durante más de quince años, estoy agradecido a Dios y a la Obra por haberla podido obsequiar con más de seis mil horas de trabajo. Y acerca de las ayudas económicas que mi esposa y yo hemos podido aportar, sólo Dios y nosotros lo sabemos. Y si es verdad que cada día tenemos menos en la Tierra, nos consuela saber que más

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tenemos donde la polilla y el orín no conseguirán corroerlo. Estoy convencido de que todos los que tenemos un patrimonio, grande o pequeño, nos ha de hacer más falta en la ultratumba que en esta vida efímera. Y aunque parezca exagerado, diré que si aquí nos morimos de hambre por haberlo dado todo a los pobres, seremos eternamente bienaventurados, y si algunos pobres se mueren de hambre por no haber compartido con ellos lo que Dios nos ha concedido, puede llegarnos la hora en que Jesús nos diga: «Apartaos de mi, malditos, al fuego eterno, porque tuve hambre y no me disteis de comer» (Mateo 25, 41-42). Pienso y creo que si Jesús llegara en persona a la casa del menos creyente, éste le recibiría agasajándole con todos los bienes a su alcance e incluso endeudándose para siempre, ignorando que hay millones de Cristos vivos que diariamente nos piden de comer. Y estas criaturas que viven en situación infrahumana, son las que casi todos podemos servir, con más mérito para nosotros que haciéndolo al mismo Cristo, porque prescindimos de la vanidad que nos infundiría al hospedar en nuestra morada al Hijo de Dios. ¿Comprendes, querido lector, el porqué los santos han entregado todos sus bienes a los pobres para terminar inmolando sus propias vidas en beneficio de los mismos y en remisión de los pecadores que 13

acumulan riquezas en la tierra y se olvidan de los hambrientos?. Estoy convencido de que la verdadera sabiduría es patrimonio exclusivo de los santos, los que se dan cuenta de que cada día que pasa les acerca 24 horas para llegar a la tumba y ser juzgados, los que todo lo tienen por estiércol comparado con Jesús, los que esperan la muerte felices porque tienen la corona merecida, y los que pueden salvarrnos a nosotros de la condenación eterna si sabemos valorar sus esfuerzos y diariamente los veneramos como intercesores. Y como no sé si Dios me concederá el tiempo necesario para escribir más libros, me adelanto a decir a mis familiares más íntimos que quiero ser enterrado en el mismo nicho donde se encuentra nuestro queridísimo hijo, introduciendo los restos mortales que allí se encuentran en el ataúd que lleve mi cuerpo. Bien sé que todo esto no sirve para nada, pero quiero que sus huesos estén en contacto con los míos. Y pido a los seres queridos que me sobrevivan el entierro más pobre de todos, sin coronas ni flores, para evitar los gastos superfluos, y si puede ser que celebre la misa el padre Ángel Casabón Vicente o mi sobrino, padre Javier Mahía Colao, y quiero que digan que amé a LUMEN DEI y a la Iglesia Católica hasta el último aliento de mi vida, haciendo constar este amor a la Iglesia y a LUMEN DEI en grandes esquelas en los cuatro periódicos 14

regionales, implorando a todos los lectores que por amor a Dios no dejen de rezar algunas oraciones por mi alma. Por eso pido que las esquelas sean grandes, pero no quiero que aparezca esa coletilla diciendo que «murió después de recibir los Santos Sacramentos y la Bendición Apostólica», a no ser que esto haya sido cierto, y no siendo verdad ha de hacerse constar en la esquela, diciendo: Dios no le ha dado tiempo a recibir los Santos Sacramentos, como era su mayor deseo. Pues ya he faltado a la verdad bastantes veces sin tener que hacerlo después de muerto. Lo que no puedo dejar de pedir también son muchas, muchas, muchas misas por mi alma. Pues si nosotros llevamos más de cinco mil pagadas por el alma de nuestro hijo, también yo quisiera ser tratado de la misma forma, sin prescindir nunca de las gregorianas. También me adelanto a pedir perdón a todos los familiares, parientes, amigos y enemigos a quienes haya podido ofender o molestar durante el periodo de mi vida terrena. Y por último quiero que sea publicado en las esquelas y grabado en el nicho el epitafio que sigue: ¡Cuánto dinero he ganado! ¡Cuánto ahorré para mí!, y ahora, al verme enterrado, sólo tengo lo que di. Terminaré diciendo la satisfacción que me produce el dejar una herencia espiritual para mis queridísimos familiares. Especialmente para los nietos y sobrinos. Pues nuestra hija tan querida y 15

tan santa para nosotros, ya está bien formada espiritualmente y también en su profesión de psicóloga cristiana. Siempre trabajando más de lo que puede y menos de lo que podría si los días tuvieran más horas y su psiquismo pudiera soportarlo. Este libro y los cinco que han sido publicados anteriormente, quiero dedicarlos todos para nuestro hijo Antonio Colao, implorándole a Dios que todos los méritos que puedan surgir en los lectores, le sirvan de gracia para llegar al cielo lo antes posible. Y cómo podría dejar de dedicarlos a mi queridísima esposa, hija, nietos, yerno, hermanos, sobrinos, cuñados, primos, y cuantos familiares y parientes tengo. Pues por todos rezo diariamente, y a todos les pido que me recuerden en sus oraciones, especialmente después de mi muerte. ANTONIO COLAO GRANDA Gijón, 27 de Marzo de 1998

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1.- QUIRÓS Y SAN MELCHOR Después de haber leido la biografía del mártir asturiano -San Melchor García San Pedro-, sentí como algo indeclinable la necesidad de peregrinar a Quirós y visitar la casa solariega -y el museodonde Dios entró prodigiosamente con los dones del Espíritu Santo para iluminar a una familia de labriegos y transmutar un campesino de siete años en obispo, mártir y santo. Y como las peregrinaciones que salían de Avilés interrumpían mis quehaceres, hicimos el viaje por nuestra cuenta. Una carretera angosta va serpenteando las faldas de grandes montañas y picachos hasta llegar al último reducto de Quirós. Allí nos encontramos con una casa centenaria y corroída por los temporales y el pasar de los años, y también con algunas instantáneas y objetos que ilustran las actividades del niño campesino y la unción martirial del Santo. Y a pesar de los cuartos inhóspitos de la pobre morada y la afluencia de numerosos peregrinos, se siente esa paz en el alma con un silencio sepulcral. Sólo el murmullo casi imperceptible de los romeros al ver al Santo maniatado con cadenas y la mirada piadosa y perdida en el cielo que le esperaba después del martirio más sádico que alguien haya podido conocer. Reproducimos literalmente lo que uno de los testigos oculares manifestó:

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«Extendió el verdugo una esterilla, rompió la cadena que sujetaba al Obispo Melchor y le arrojó violentamente a tierra. No llevaba el Venerable más ropa que un pantalón arremangado hasta el muslo. Clavó el verdugo dos estacas, frente a las manos, y habiéndolas amarrado las tiraron hasta hacerlas llegar a las estacas... Clavó el verdugo otras dos estacas por debajo de los brazos, haciéndolas juntar oprimieron horrorosamente el pecho. Luego plantaron dos estacas junto a los pies e hicieron la misma operación que con las manos, otras dos estacas junto a la parte superior de los muslos, juntándolas por encima del cuerpo... Al poco rato se oyó una voz que mandaba que le cortasen primero las piernas, después los brazos, después la cabeza y, finalmente, que se le abriese el vientre... Para cortar una de las piernas dieron como unos doce o más golpes. Después hicieron lo mismo con los brazos, dando en cada uno seis o siete golpes. Al llegar aquí, la lengua de la víctima, que no había cesado de pronunciar el nombre de Jesús, ofreciéndole a Él el martirio, se entorpeció y enmudeció... Cortaron la cabeza, dando unos quince golpes, le abrieron el vientre y le arrancaron las entrañas». El martirio expuesto, tuvo lugar en Tonquín (China), el 28 de julio de 1858, siendo sus restos mortales trasladados a Asturias el 28 de abril de 1889. Y el 29 de abril de 1951 fue beatificado por Pío XII, y posteriormente canonizado el 26 de junio de 1988 por el Papa Juan Pablo II. 19

Seamos devotos del primer santo asturiano que entregó su vida en holocausto por salvar las almas de los paganos chinos. Y ahora su biografía traducida a múltiples idiomas, continuará su labor apostólica y fecunda hasta el fin de los tiempos. Pues el grano de trigo ha muerto cumpliendo su deber cristiano, el fruto es copiosísimo y la gloria de la víctima ya no tiene fin. Los caminos de Dios no son nuestros caminos... Y mientras los hombres malvados intentan matar a Jesús, están extendiendo Su Reino. Con Dios todo es provechoso. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 20-Abril-1997

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2.- BUENA HOMILÍA Con alguna frecuencia vienen sacerdotes de otras diócesis y celebran misas en nuestra parroquia. Esto ha sucedido el pasado domingo. Era un clérigo corpulento, con gafas oscuras y rostro mayestático, y bien lacerado por las vejaciones que sufren los que ponen en práctica la verdad y la predican. Y este religioso, después de hacer una glosa brillante al Evangelio de San Juan, nos hizo unas exhortaciones excelentes: «Viendo la gente que se agolpa en esta iglesia -nos dijo-, espero que después de recibir la bendición nadie se afane por salir del templo lo antes posible. Tengan en cuenta que son necesarios 15 ó 20 minutos para asimilar la Sagrada Forma. Y este lapso de tiempo es muy conveniente vivirlo meditando en profundidad sobre el Cristo que tenemos dentro. Intentar salir todos a un tiempo como si de un incendio se tratara, es huir de Jesús, y de nada nos sirve haber comulgado. Agradeced a Dios las iglesias que tenéis al lado de vuestros hogares, los sacerdotes siempre dispuestos a perdonaros los pecados, y la libertad con que podéis hacerlo. Pensad que hay muchos millones de católicos en el mundo que tienen que vivir su fe clandestinamente sin pastores y sin sacramentos, sedientos por conseguir una estampita de Jesús y María y muy capaces de ayunar una semana entera por obtener un rosario.

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También me permito deciros cómo es posible que a la hora de comulgar tantos se queden reposando en los asientos, sabiendo que nada os cuesta acercaros a los confesonarios, limpiar vuestras almas del pecado y recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo, es decir, el alimento sobrenatural imprescindible para el sostenimiento de vuestra fe. Un cristiano no puede vivir dudando. Es un pecado poner en tela de juicio lo que Jesús nos dice y nos lo ha demostrado con sus obras. La fe es un don sobrenatural que Dios nos ha concedido. Pero es necesario orar mucho para no caer en tentación. Jesús nos lo dice. Y nadie conseguirá robustecer la fe sin la práctica religiosa, sin los sacramentos, sin la penitencia, sin una vida ordenada hacia el querer de Dios, sin evitar los placeres ilícitos, sin una lucha continua para evitar las faltas y pecados, sin las buenas obras y mejores propósitos. Haciéndolo así, amaréis al prójimo y sentiréis la paz que repetidamente nos anuncia Jesús. Hay que ilusionarse con la vida gloriosa que nos espera. Nadie pone en tela de juicio la muerte que a todos nos acecha, y no sabemos cuándo. Lo que sí sabemos es que nuestras faltas o pecados tenemos que expiarlos en esta o en la otra vida, y mientras nuestros cuerpos vivan, nos sobran oportunidades para llegar a esa perfección que Dios nos exige. Aprovechemos la gran oportunidad que Jesús nos brinda para eludir el purgatorio. Allí no tendremos defensa alguna. Sólo los sufragios 22

que nos ofrezcan nuestros deudos pueden minorar el tiempo y el dolor». Con esta bendita homilía, he visto cómo todos los fieles parecían inamovibles en sus asientos. Silenciosos y muy reflexivos ante tantas verdades. También he observado que la iglesia se fue quedando vacía muy lentamente, como si cada uno que salía quisiera ser el último. Después me enteré que el buen sacerdote llevaba quince años en las misiones de China. Bendito sea él y que Dios perdone a los llamados «progres». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 24-Abril-1997

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3.- SOLIDARIDAD Muy pocos ignoran que «solidaridad» es modo de derecho u obligación in sólidum, es decir, adhesión a la causa o empresa de otros. Pero esta palabra tan halagadora se ha convertido en un tópico impregnado de hipocresía y simulación. Pues nunca he oído pronunciar tantas veces este vocablo ni tampoco he observado tanta injusticia social como hay ahora, después de tanto progreso. Hace pocos días me encontré con un señor licenciado en Derecho y ricote. Es un hombre con una filosofía realista y un gracejo festivo que resuena al no dar un golpe fuera del clavo: «No seas tonto -me dijo-, ganan las derechas, ganan las izquierdas. El que tiene come, y el que no, se queda sin comer». Es claro que este señor está en lo cierto. Pero lo que sí pueden tener por seguro los mandatarios políticos es que mientras no se haga justicia con los desheredados, con los menesterosos, con los indigentes y con los paupérrimos, es decir -y sirva como un ejemplo-, con esos que viven en los Andes del Perú, hasta que el hambre y el frío los hacen mártires de la miseria y el abandono en que los tienen los gobiernos, mientras todo esto suceda, habrá guerras y guerrilleros y nadie conseguirá la paz en el mundo, porque «la justicia y la paz se besan» (Salmos 85, 11).

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Y como la inmensa mayoría de los políticos sólo piensan en ganar las próximas elecciones, hermoseando las plazas y calles, fomentando las ventas de coches lujosos, aumentando el consumismo, haciendo las autopistas más modernas, inventando cohetes para nada, bueno sí, para presumir del progreso y hacerse famosos en el mundo (y conste que todo el progreso y el lujo me parecen muy bien, pero mucho antes de lo superfluo está lo imprescindible), estas gentes que se mueren de hambre no pueden prescindir del alimento y de un techo donde encuentren abrigo para no pasar las noches ateridos de frío y durmiendo en un zulo de adobes sin puertas ni ventanas (yo los he visto). Mientras nosotros vamos echando a la basura alimentos que nos sobran y cambiando muebles lujosos por otros fáusticos. No, no es así como nuestra conciencia lo demanda y Dios nos lo exige. Y los cristianos no adelantaremos mucho en ir a la iglesia y golpearnos el pecho. Y ya que los gobiernos no hacen nada, nosotros, católicos, no debemos acercarnos a comulgar mientras no desembolsemos un mínimo del diez por ciento de nuestros ingresos para esos hermanos que pueden condenar nuestras almas. Pues el «justo muerto puede condenar al impío vivo» (Sabiduría 4, 16). Y si la generosidad de nuestro admirado director nos lo permite, reproduciré las palabras del mayor santo y taumaturgo de los últimos siglos, el Santo Cura de Ars: «Aquellos que han practicado 25

la limosna no temerán el juicio final. Es muy cierto que aquellos momentos serán terribles, el profeta Joel lo llama el día de las venganzas del Señor, día de espanto y desesperación para el pecador. Mas ¿queréis que aquel día se convierta en día de consuelo?. Dad muchas limosnas y podéis estar tranquilos. ¿No podemos decir que nuestra salvación depende de la limosna?. En efecto, Jesucristo al anunciar el juicio al que nos habrá de someter, habla únicamente de la limosna y de que dirá a los buenos: «Venid, benditos de mi Padre, porque tuve hambre y me disteis de comer, estuve desnudo y me vestisteis» (San Mateo 25, 35-36). Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 1-Mayo-1997

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4.- LA MURMURACIÓN La conversación en perjuicio de un ausente es lo que se llama murmuración, y si la persona que escucha es sensata y un poco perspicaz, rápidamente se da cuenta de que el murmurador es el que realmente merece ser censurado. Pues no pocas veces se trata de menoscabar a la persona que vale para mostrar que nosotros valemos más, ignorando que nadie está capacitado para conceptuar el porqué nuestros semejantes actúan de forma distinta a la que a nosotros nos halaga. Entro en este tema después de leer la vida de San Felipe Neri. Una señora -que luego lo profirió ella misma- fue a confesar con el Santo. Los pecados que había cometido estaban implícitos en la murmuración. El religioso sapientísimo le mandó algo muy extraño: «Compre usted una gallina en el mercado. Desplúmela totalmente antes de llegar a su casa y deje las péndolas diseminadas por el camino. Después venga a verme para terminar la confesión.» La penitente, conociendo el prestigio del religioso que todos presagiaban como venerable, cumplió con lo mandado. Y al volver donde el Santo, el clérigo le dice: «La felicito por su obediencia. Ahora vuelva usted por el mismo camino, reúna todas las plumas y me las trae aquí.» «Pero, Padre, ¿¡qué dice usted!? ¿No ha pensado que el viento las habrá barrido todas?.»

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- Sí, hija mía, tiene usted razón. Jamás podrá recogerlas. Como jamás podrá retirar las palabras infamantes que ha lanzado al viento contra su prójimo. Han pasado ya de boca en boca y han hecho -y seguirán haciendo- un mal incalculable. Y mucho peor si han alcanzado la calumnia. Si observamos la vida de los canonizados, iremos viendo cómo sus trayectorias siempre convergen en los preceptos de Jesús. Y este axiomático ejemplo de San Felipe, viene al unísono con el Evangelio: «Yo os digo que de toda palabra ociosa que hablaren los hombres habrán de dar cuentas en el día del juicio. Pues por tus palabras serás declarado justo o por tus palabras serás condenado» (San Mateo c12, vv35 a 37). Visto lo que antecede y teniendo en cuenta lo que sigue, pienso que merece la pena enmudecer a todo lo que no sea prudente manifestar. Pues si rigurosas son las palabras de Jesús antedichas, también son optimistas y halagadoras las que siguen: «Si alguno no cae hablando, es un hombre perfecto, capaz de poner freno a todo su cuerpo» (Epistola de Santiago c3, v2). «No juzguéis y no seréis juzgados» (San Mateo c7, v1; San Juan c7, v24; San Lucas c6, v37; 1ª Corintios c4, v5). Y al decir «perfecto» nos equipara a su padre adoptivo, es decir, al glorioso San José. Y al decir que no seremos juzgados, nos eleva a la categoría de los mártires. Pues éstos que han entregado sus vidas por amor al prójimo y a Dios, cuando sus 28

almas abandonen el cadáver, todas las puertas que se encuentran cerradas para los que viven en pecado grave, están abiertas de par en par para el que no murmuró. Como vemos, volar al cielo directamente depende tan sólo de refrenar bien nuestra lengua viperina. Y si no crees en lo que dice Jesús, perdona querido lector, pues yo no inventé nada. Publicado en «EL COMERCIO» 3-Mayo-1997 y en «LA VOZ DE AVILÉS» 25-Julio-1997

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5.- LA PERFECTA ALEGRÍA Son muchas las biografías que se han escrito de San Francisco de Asís. Es bien posible que existan algunas imprecisiones por parte de los biógrafos. No lo sé. Pero lo que llevo leído de este taumaturgo es pasmoso. Sólo se puede concebir a la luz del Evangelio: «En verdad, en verdad os digo que el que cree en mí, ése hará también las obras que yo hago, y las hará mayores que éstas» (San Juan c14, v12). Entre los siglos X y XVI, son muchos los canonizados que han llegado a resucitar a muertos -como intercesores-. Y bastantes los que conseguían el dominio absoluto de aves, ratones y fieras. Pero el único que parece haber superado el número de milagros que Jesús hizo en tres años de vida pública, ha sido San Francisco de Asís. Dicho esto; asombroso parece también el concepto que este hombre tenía de la perfecta alegría: El hermano Francisco y el hermano León deciden salir del glorioso Convento en el que se encuentran, como mendigos indigentes, entunicados con harapos. Iban caminando por la carretera de Perusa a Asís, abstraídos en sus pensamientos santos. De pronto, más fuerte que la voz de la tempestad que les azotaba, el hermano Francisco le dice al hermano León: -¡Hermano León! Aunque un hombre conozca todos los secretos de la ciencia y llegue, por las 30

vías del progreso, a las entrañas del mar y de la tierra y hasta el titileo de las estrellas más lejanas, escribe y advierte claramente que no está en eso la perfecta alegría. Sorprendido, el hermano León escucha y sigue caminando. Al poco vuelve a vocearle el hermano Francisco: - ¡Hermano León! Aunque el hombre sepa todas las lenguas, y no sólo las de la tierra, sino hasta las de los ángeles, y con ellas se eleve a la más alta cima de la cultura y de la teología, escribe que no está en eso la perfecta alegría. Nuevo asombro y silencio meditativo del hermano León. Y otra vez el hermano Francisco: - ¡Hermano León! Aunque el hombre llegue a vencer el dolor y a suprimir toda lágrima por el arte de la medicina y la psicología, escribe bien claro que no está en eso la perfecta alegría. Y aunque el hermano menor de nuestro Convento, metido a redentor del hombre, haga el milagro de nivelar todas las diferencias sociales, y todas las gentes del planeta disfruten, gracias a él. Y aunque consiguiera convertir a la fe y al amor de Cristo a los mahometanos y budistas, y a los comunistas y ateos, y aunque lograra la unidad de todas las iglesias, escribe que no está ahí la perfecta alegría. No pudiendo resistir más, el hermano León se para, habla y dice: «Te ruego en nombre del Señor me expliques ¿dónde está la perfecta alegría?.

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- Figúrate, hermano León, que al llegar nosotros a Santa María de la Porciúncula, ya pasada la media noche, tiritando y mojados como vamos, les decimos a los hermanos religiosos: «Somos dos hermanos vuestros que no hemos podido llegar antes por las inclemencias del tiempo», y sale el superior reventando de ira y nos increpa al vernos así, escuálidos y con nuestros hábitos pobrecillos: - «Lo que vosotros sois es una pareja de vagos, que haríais mejor en buscar trabajo decente». Si nosotros escuchamos esa letanía de improperios con paz en el rostro y gozo en el corazón, acordándonos de Jesucristo bendito, escribe, hermano León, que ahí está la perfecta alegría. Y si pobrecitos de nosotros no pudiéramos soportar ya ni el sueño, ni el hambre, ni el hielo de la noche, y nos atreviéramos a llamar por segunda vez, y sale él como en tromba blandiendo un garrote, y nos toma por la capucha y nos arrastra hasta el medio de la calle, y allí nos zarandea a placer entre el agua y la nieve, moliéndonos a palos y dejándonos sin fuerza y sin respiro... Si nosotros soportamos cada palo, cada ofensa, cada humillación e ignominia con una paciencia alegre, acordándonos de Nuestro Señor Jesucristo crucificado, escribe hermano León: ahí, ahí si está la perfecta alegría. Y ahora, óyeme la conclusión, hermano León: sobre todos los bienes y gracias, y dones del Espíritu Santo, que Jesucristo concede a sus amigos, está el vencerse el hombre a sí mismo.

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Absurdo puede parecer todo esto al amable lector. Pero uno de los filósofos más universales, nos ha dejado escrito: «Véncete a tí mismo y vencerás al mundo». Y en 1ª Cor. c4, v7, nos pregunta el apóstol San Pablo: «¿Qué tienes que no hayas recibido de Dios?. Y si lo has recibido de Él, ¿por qué te glorías como si fuese tuyo?». Pero en la cruz de las tribulaciones y aflicciones sí podemos gloriarnos, porque nos dice el apóstol: «A mí líbreme Dios gloriarme más que en la cruz de Nuestro Señor Jesucristo» (Gálatas c6, v14). Comprendo que algunos pueden considerar a San Francisco como un verdadero masoquista, pero no conozco a ningún santo con más poder intercesor para hacer milagros que lo ha sido él. Terminaré diciendo que no sé si la perfecta alegría o felicidad está donde la señala el Santo, pero lo que sí puede asegurar es que en otra parte nadie la encontró todavía. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 6-Mayo-1997

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6.- SÁBANA SANTA La verdad completa es que Jesús fue envuelto en una sábana para enterrarle en el sepulcro de José de Arimatea. Y en la mañana del Domingo de Resurrección, unas santas mujeres fueron al sepulcro referido, encontrándolo vacío, con el Santo Sudario en el suelo (San Juan c20, v7). A partir de esta fecha comienza la tradición, diciendo que los hombres fieles a Jesús y crédulos a su divinidad, recogieron el sudario como la más preciada reliquia, y lo llevaron a Qumran. Algún tiempo después, la Sábana Santa fue trasladada a Asia Menor. Allí estuvo guardada hasta el año 944, pasando después a Constantinopla. Descubierta en 1204 por Godofredo de Chaunnie, la trasladaron a Francia. Y en 1453, el Santo Sudario pasó a pertenecer a los Saboya, siendo removida a Turín en 1538. Tras la segunda guerra mundial, la Sábana Santa fue cedida al Arzobispado de Turín, y en la famosa catedral de la ciudad referida viene permaneciendo desde 1649 hasta el día de hoy. Siempre perseguida por los enemigos de Dios, se vio afectada por un incendio en el año 1532. Y el pasado día 12 de abril, otro pavoroso incendio destruyó la capilla de la catedral de Turín, donde se guardaba la Sábana Santa; milagrosamente el heroísmo de un bombero -entre los doscientos que llegaron rápidamente-, Mario Trematorre, con maza de hierro y unos cien golpes contundentes, consiguió desgajar los 34

cristales antibalas que la protegían sacando incólume la mayor reliquia que tiene la Iglesia. Y como algunos científicos ateos nos han dicho que el sudario no corresponde a la fecha en que Jesús fue crucificado, los sabios en ciencia que actuaron con imparcialidad, sometieron a la prueba del carbono 14 el Santo Sudario y certificaron que sí pertenece a la época de la muerte y resurrección de Jesús. Entretanto, la Santa Sede ha convocado especialistas de todo el mundo para reunirse en Roma el próximo año y estudiar nuevamente desde el punto de vista científico- el Santo Sudario. La revista que nos orienta sobre el tema antedicho, nos muestra la majestuosidad del rostro que se encuentra impreso en la Sábana Santa. Pues las más modernas computadoras han conseguido reconstruir la impresionante mirada de Jesús. La sublimidad de sus ojos y la penetración incontenible parece infiltrarse en el alma del que los mira. También parece poner en su mirada todo el infinito del cielo. Son tan hermosos, tan insondables y tan misericordiosos, que nos despiertan el deseo de romper el silencio misterioso que encierran y conocer su secreto y su voz. Por eso Él nos ha dicho que «Si tu ojo está limpio, todo tu cuerpo estará limpio» (San Mateo c6, v22). No me extraña en absoluto que los santos deseen vivamente romper la ignorancia que se guarda en nuestro limitadísimo cerebro, y pasar a ser como dioses (Génesis c3, v5) para saber lo que sólo Dios sabe.

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Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 9-Mayo-1997 y en «LA VOZ DE ASTURIAS» 19-Mayo-1997

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7.- LA COMUNIÓN EN LA MANO Sólo un número muy exiguo de fieles extiende las manos para recibir la Eucaristía. No se puede decir que esta práctica se encuentre actualmente prohibida por la Iglesia. Pero sí sabemos que Pablo VI fue muy presionado por miembros del clero en Alemania, Bélgica, Holanda y Francia, para que autorizara la recepción del Sacramento en las manos, que se estaba extendiendo sin ningún permiso, en una actitud abusiva de indisciplina e individualismo. Y en febrero de 1965 crearon el Consilium para poner en marcha las recomendaciones Litúrgicas conciliares. Este organismo pidió en carta al cardenal Alfrink que Holanda conservara el modo tradicional de distribuir la Sagrada Comunión (1210-65)). Pero ante las continuas presiones, la Sagrada Congregación de Ritos concedió la nueva práctica a Alemania (6-7-68) y a Bélgica (11-7-68). El Papa Pablo VI suspendió estas concesiones el 25-7-68, sin embargo, la decisión del Papa no logró cortar los abusos. Y viendo las presiones de tantos miles de sacerdotes, Pablo VI le pareció conveniente realizar una encuesta mundial entre el Episcopado, a la que contestaron 2.136 obispos. El resultado fue como sigue: 1.233 obispos se declararon contrarios a la comunión en las manos, 567 favorables, 315 pidieron que se estudiara la forma de hacerlo, y 21 votos fueron inválidos. Pero los abusos 37

continuaron lo mismo, haciendo caso omiso al querer del Papa. Juan Pablo II es radicalmente contrario a la comunión en la mano. Por eso nos decía en la Carta «Dominicae Cenae»: «El tocar las Sagradas Especies, su distribución con las propias manos, es un privilegio de los ordenados» (24-2-80). Y para mayor claridad de lo dicho, tres meses después, ante las cámaras de la televisión francesa, negaba la Comunión en la mano a la esposa del Primer Ministro, Giscard D’Estaing. Es cierto que después de estas fechas se le ha visto dar la Comunión en las manos. Pero es necesario conocer las fuertes presiones recibidas, haciéndole saber que resultaría escandaloso para muchos fieles prohibir ahora lo que tan fraudulentamente se autorizó, y mostrarse en contra de algunas Conferencias Episcopales. Y la Madre Teresa de Calcuta ha manifestado que el peor de los males que se da en el mundo es el rito de comulgar en la mano («The Wanderer», 23-3-89). Si realmente creemos que Jesucristo está presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Eucaristía, también sabemos que igualmente se encuentra en las partículas que se adhieren a las manos sudorosas de algunos comulgantes, y no todas limpias. Tampoco faltan los que se llevan la Eucaristía a sus hogares, potenciando incalculablemente el número de profanaciones. Pero que nadie intente culpar al Santo Padre. Pues lo mismo que Moisés 38

permitió el divorcio «por la dureza del corazón de los israelitas» (San Mateo c19, v8), igualmente Juan Pablo II está permitiendo lo que a nadie le es lícito hacer. Y tristemente hasta las patenas están desapareciendo de algunas iglesias, siendo dispersas por el suelo hostias benditas y consagradas. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 10-Mayo-1997

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8.- TV: ESCUELA MÓRBIDA Nadie conseguirá combatir los males de una nación o ciudad sin una solución preventiva. El alcohólico no existiría si antes le demostraran cómo se va incubando esa dolencia y el fin que le espera al que la padece. La prostituta no llegaría a serlo si desde la infancia le hicieran saber el valor de la virginidad y el placer de ser madre y esposa con fidelidad y amor fraternal. El latrocinio y el crimen terminarían si previamente les mostraran el porvenir que les espera y la paz que se siente respetando las leyes naturales y siendo dignamente acogidos por una sociedad deontológica. Pues bien: los niños tienen el alma abierta y receptiva a todos los males o bienes que les presente la sociedad, y muy especialmente los más circunstantes, como pueden ser sus progenitores y amigos. Pero este principio tan necesario de ética y moral lo estamos viendo completamente deturpado por los programas perniciosos de la TV: la pornografía más inmunda circula impunemente por todos los hogares donde la «niñera electrónica» se encarga de inmovilizar a muchos niños, adolescentes y adultos. También nos exhiben la violencia, el latrocinio y el crimen con películas que absorben totalmente el ánimo de los televidentes. Estas emisoras de notoria indignidad, revistas exhibiendo actos pornográficos y rotativos antirreligiosos que van goteando con gran diplomacia el veneno que nos está llevando al paganis40

mo y a la corrupción -y al hedonismo-, tienen como responsables directos a los gobiernos que los autorizan o permiten. También es cierto que descalifican a los Medios que las difunden, a los profesionales que las producen y, en última instancia, a los televidentes que las consumen. Es cierto que aún nos queda una parcela muy importante que sin rodeos ni eufemismos vienen denominando como «televisión basura» a todo lo que queda expuesto sobre el Ente que más daño ha hecho y viene haciendo a la sociedad. Y esta aberración que se extiende por todo el país, tiene sus móviles: la lucha infectada por conseguir audiencia, explotando los más bajos instintos, alcanzando notoriedad los protagonistas y acumulando riquezas para mayor pomposidad y degradación moral. Y después de esta labor inmunda y solapada, los mandatarios políticos que la permiten, se desgañitan buscando el remedio que impida la droga, el latrocinio y el crimen, cuando en verdad, ellos mismos lo han inyectado todo a la juventud y a la sociedad más noble e ingenua por no prevenir lo que ahora resulta irremediable. ¿Por qué no fomentan la religión y erradican la inmoralidad? ¿Por qué no proyectan películas ejemplares? ¿Por qué sólo el permiten hablar cinco minutos al buen periodista y sacerdote Santiago Martín, sabiendo que su testimonio a las 10’20 horas de la mañana los domingos en la 2ª cadena 41

de TV tiene una audiencia masiva que se conmueve ante sus glosas evangélicas? ¿Por qué no entienden que si Dios no existiera habría que inventarlo y hacernos creer en Él para evitar tantos males? ¿No están viendo que cuando España era la nación más católica del mundo sólo estaban encarcelados tres mil reclusos, y ahora ya sobrepasamos los cincuenta mil? ¡Oh! hombres tardos de corazón. Que Dios os perdone la escuela mórbida que nos estáis dando. Publicado en «LA NUEVA ESPAÑA» 10-Mayo-1997

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9.- SAN ISIDRO LABRADOR Nuestro querido abuelo siempre nos hablaba de San Isidro Labrador. Cuando llegaba su festividad -15 de mayo-, nos iba detallando todos sus milagros, y los iba descifrando con la misma afirmación que pudieran hacerlo los testigos oculares de tan grandes prodigios. El humilde labriego -Isidro- vino al mundo en la Villa Corte de Madrid. Era un fiel criado de Ivan Vargas, terrateniente y caballero de aquellos lejanos siglos anteriores al año 1000 de nuestra Era. Aún perdura la casa de Vargas llena de viejos escudos en la piedra. Sabemos que el amo de San Isidro le regañaba porque no iba a labrar sus campos hasta muy tarde. Pues San Isidro frecuentaba las misas matinales de varias iglesias antes de llegar a las heredades de Vargas, y San Isidro le prometió que si algo faltaba cogiera su amo frutos y trigo de sus propios campos de Isidro. Pasmado estaba Vargas de la humildad del criado. Era aquel tiempo en que la calle Mayor de Madrid era campo labradío de Vargas. También recordamos que Isidro estaba casado con una santa, María de la Cabeza, y tenían un hijo único. Cuando una tarde regresaba Isidro de su trabajo en el campo acudió su mujer llorando, muy afligida, porque el niño había caído a un pozo, ahogándose. El santo matrimonio se puso a orar en el brocal con gran devoción, y al instante subió el

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agua hasta el borde, y en ella venía sentado el hijo vivo, sano y alegre. Otro día fue Ivan Vargas a espiar a San Isidro a los campos para ver si llegaba tarde y, ocultándose, vio que él no estaba, pero sí los bueyes, conducidos por dos mozos de refulgente vestidura, que tomó por ángeles y que hacían el trabajo de su criado. Cuando éste llegó, dos pares de bueyes blancos, además de los suyos, hacían la labranza que los ángeles casi habían terminado. Viendo ésto Ivan Vargas, pensativo y asombrado, nunca más le volvió a regañar a su labrador. También sucedió en otra ocasión que, volviendo Isidro de su trabajo, encontró llorando a la familia de sus amos porque había muerto repentinamente su hija. Pasó Isidro con sus padres a la habitación de la muchacha, se puso a rezar; juntó su cara con la suya y al punto se levantó ésta resucitada y llena de vida. Otro día Ivan Vargas le pidió a su criado que le acompañase a ver sus heredades y, como era de verano, le acometió una sed muy fuerte. Isidro hirió con su cayado una piedra -como Moisés- y al punto salió agua pura con que saciar Vargas su sed. Dice la tradición que esta es la fuente que hoy corre en la ermita de San Isidro, y donde cogen agua en sus cántaros algunos madrileños cuando llega la festividad del 15 de mayo. San Isidro fue sepultado en el cementerio de San Andrés. A los 40 años de su muerte estaba tan olvidado en su sepultura que pasaba el agua por encima de su tumba, pero 44

él se apareció a una señora para decirle que fuese a los clérigos ordenándoles que trasladasen su cuerpo al interior de la Iglesia de San Andrés. La creyeron y fueron al cementerio. Descubierta la sepultura, apareció ante sus asombrados ojos que el cuerpo del Patrón de Madrid se hallaba intacto, incorrupto y la mortaja entera, oliendo su cuerpo a perfume selecto y desconocido. Fue trasladado a la iglesia y todas las campanas de Madrid se pusieron a tocar solas sin mano de hombre o cualquier otro artificio. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 14-Mayo-1997

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10.- EL GITANO SANTO Si es verdad que no hay mal que por bien no venga, también es cierto que todo suceso es digno de alabanza a Dios. Creer esto es la única forma de vivir pacíficamente sin enconamiento hacia el prójimo. Si el mal que recibe un católico de su adversario no lo acepta como algo que Dios permite para su santificación, el odio a sus enemigos es imparable y, consecuentemente, la gracia que nos acompañaba se convierte en abominación. Entro en este tema después de leer las crónicas que vienen de Roma con motivo de las beatificaciones del gitano -Ceferino Giménez Malla-, y también del obispo de Barbastro, monseñor Florentino Asensio. Dos mártires más que nos ha dado la Guerra Civil, y que han sido glorificados por la Iglesia, sumando ya los 219 beatos españoles que entregaron sus vidas en holocausto por amor a Jesús y al prójimo. La persecución contra la Iglesia católica en España en los años de la República y la Guerra Civil provocó la muerte de siete mil religiosos y religiosas. La beatificación de Ceferino -el gitano-, se produjo por odio a la fe, y no por motivos raciales, como ha sucedido con los trescientos mil gitanos que perdieron la vida a consecuencia de la política genocida de Hitler. Más de tres mil cíngaros de Europa y Asia estuvieron presentes en la Plaza de San Pedro de Roma, absorbidos por una ceremonia sin precedentes, el pasado 4 de mayo. Y entre los

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quinientos mil bohemios que tenemos en España, sólo mil pudieron desplazarse a Roma. El Santo Padre recordó uno de los últimos episodios del obispo mártir, cuando se encontraba ya detenido y a la espera de su ejecución. «Ante la pregunta de uno de sus verdugos -profirió el Papasobre si conocía el destino que le esperaba, contestó con serenidad y firmeza: “Voy al paraíso”. Proclamaba así su inquebrantable fe en Cristo, vencedor de la muerte y dador de vida eterna». Alguien puede creer que el martirio surge improvisado por la fatalidad. Pienso que no es así. El martirio viene como un premio extraordinario que Dios concede al hombre que ha conformado su vida con los preceptos de Jesús, es decir, que voluntariamente decide parificar su existencia con la misma vida que padeció el Señor y, consecuentemente, redimir las almas que puede y glorificar la suya, lo mismo que Cristo ha hecho. Pues los verdugos son almas que han vivido siempre en pecado mortal, y el crimen cometido es algo así como la coronación punitiva que se fue granjeando un espíritu maligno, supuestamente condenado por Dios. Por eso, mientras los mártires son dignos de alabanza y júbilo, los verdugos tienen que ofrecernos compasión y tristeza, la misma que Jesús sintió por los hombres que le crucificaron. Pensando así, terminarán las revanchas y tendremos paz. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 15-Mayo-1997

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11.- VIAJES DEL PAPA Cuando San Antonio María Claret estaba consumiendo su vida en la isla de Cuba, pastoreando más fieles de los que podía, dispensando opúsculos, octavillas y folletos con publicación evangélica y religiosa (dicen sus biógrafos que puesta una hoja sobre otra alcanzarían la luna), los detractores de la Religión le hacían críticas infamantes por el dinero malversado. Ahora también hemos leído en algún rotativo, cómo Juan Pablo II viene dilapidando el dinero de los fieles en viajes multimillonarios y estériles. Y esta forma de critiquizar una labor tan sumamente ejemplar y piadosa, nos parece que tiene tres motivos: la maledicencia sádica de algunos intelectuales, el deseo de hacerse crecer los enanos desdeñando a una figura de talla universal, y los más por ignorancia. Pues si Jesús les dijo a sus discípulos: «Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura» (Mc 16, 15), es claro que Juan Pablo II está cumpliendo lo que el mismo Dios le exige al sucesor de Pedro y a tantos otros. Es necesario reflexionar un poco para comprender el bien que está haciendo este Papa en todo el mundo, con menosprecio de su precaria salud y la entrega total de su propia vida, en defensa de la salvaguardia de sus hermanos, en busca de la libertad, de la justicia y de la paz. Y lo que para no48

sotros es más importante: la salvación de millones de almas. Ignoramos el desembolso que hará la Santa Sede para costear los viajes del Sumo Pontífice, pero exagerando hasta alcanzar la cifra de quinientos millones por cada peregrinación al extranjero, y fraccionando esa cantidad entre los mil millones de católicos, el cociente que resulta de la división es de cincuenta céntimos por persona. ¿Merece la pena pagar dos reales cada cristiano para acalmar la furia colérica de las guerras fratricidas y obtener tantos bienes como aporta en sus viajes apostólicos?. Publicado en «EL COMERCIO» 16-Mayo-1997

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12.- VICTORIA DE LA VIRGEN El joven José Manuel Martínez inició su vida como contrabandista, revolucionario y anticlerical, en México. Su buena madre era ferviente cristiana y diariamente elevaba súplicas a Dios por la conversión de su hijo. Pero esta situación tan importuna, se vio muy recargada al descubrir el proyecto que tenía para incendiar la catedral. Su progenitora, derramando lágrimas, se postraba a los pies de la Virgen de Guadalupe implorándole la catolización de su perdido hijo, mientras le decía: «Madre, no me importa que después de darte a conocer ante sus ojos, me lo lleves a la prisión el resto de su vida». Dos años después, José Manuel Martínez ingresaba en un seminario y terminó siendo jesuita. Y cuando el alzamiento de los cristeros en México, el buen religioso pasó muchos años como prisionero en el terrible penal de las Islas Marías. Poco antes de morir nos cuenta sus experiencias con más de trescientos reclusos/as, entre los cuales había 121 mujeres encarceladas. Y es de tener en cuenta que ni un solo presidiario había en las Islas Marías que no pesaran sobre él más de siete crímenes perpetrados. El buen jesuita celebraba misa todos los días y dialogaba con los hombres y mujeres aislados. Pero una presa -Victoria- era el mismo Lucifer en persona, el terror de los terroristas. Pues no pocos de sus colegas llevaban en la piel las cicatrices o 50

heridas de los golpes que les daba con piedras y ladrillos. Victoria era el tormento más grande de la prisión, y el cilicio continuo del jesuita. Y como el religioso ya no podía soportar más el peligro que le acechaba con Victoria y las impertinencias que le propinaba cada día, le ofrecía las misas al Señor diciendo: «Llévatela. No podemos aguantarla más. Ya son muchos los descalabrados por Victoria. A ver si tu puedes aguantarla allá, Señor». Un día, la perversa Victoria se acercó al sacerdote que rezaba el rosario en la terraza para decirle que tenía un uñero, el padre le rogó que subiera a la enfermería donde el enfermero le pondría remedio. Allí, en una lucha cuerpo a cuerpo con el practicante, Victoria fue arrojada por el balcón y quedó semiaplastada en la azotea donde el clérigo se encontraba. Al verla el padre en un charco de sangre y con los ojos cerrados, se postró de rodillas y dijo: «¡Óyeme, Señor!, así no quedamos. Yo te había pedido que la llevaras en paz contigo». Y sigue diciendo el buen sacerdote: «Madrecita linda, nunca te he pedido con más amor que ahora. Ábrele los ojos y pídele que me conteste». Victoria abrió los ojos y el padre le dice: «¿Recuerdas cuando me dijiste que siendo niña habías hecho la primera comunión y confesado bien?. También me has dicho que cantabas muy bien el «no me dejes Madre mía». Pronuncia esas palabras ahora. Estás muriéndote.» 51

Victoria menudeaba el «no me dejes Madre mía». El jesuita aprovechó la congruente oportunidad para preguntarle: «¿Estás arrepentida de todos los males y crímenes que has cometido? ¿Quieres confesarte?». Y entre murmullos casi imperceptibles y derramando lágrimas el padre y la víctima, terminó pidiendo perdón a Dios, mientras seguía diciendo: «No me dejes Madre mía». Así recibió la absolución del jesuita. Seguidamente entró en estado de coma y falleció aquella noche en el hospital. Victoria de la Virgen. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 17-Mayo-1997

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13.- EL VICARIO DE CRISTO Pienso que los ciudadanos de a pie -y algunos que cabalgan- ya estamos cansados de tanta política y de tanto politicastro. Es muy difícil encontrar un columnista que se desvíe por un sólo día de hacer críticas o juicios sobre los hombres públicos que no piensen como él. Alguna vez he pensado que si algún político hiciera la labor que viene realizando el vicario de Cristo en la Tierra, amén de haberle dado ya el Nobel de la Paz, todos los rotativos del mundo invadirían sus páginas para hablarnos del fenómeno Vojtyla. Contrariamente, la mayoría de los medios de comunicación vienen silenciando las mayores proezas y logros que Juan Pablo II ha conseguido en beneficio de toda la Humanidad. ¿Quién ignora el valor prodigioso que nos ha demostrado en los momentos más cruciales de su Pontificado? ¿Quién desconoce la entramada trama que había sido preparada en Sarajevo para terminar con su vida? ¿Quién no sabe el valor derrochado por el Pontífice para entrar en el Líbano? ¿Quién no comprende que sólo un hombre como él en el mundo puede reunir medio millón de personas en Beirut, un millón en Madrid, más de un millón en Fátima y cuatro en Manila?. Juan Pablo II está siendo martirizado día a día desde la más tierna infancia. Él conoce muy bien la justicia que apoya a la injusticia. Ha sufrido la pérdida de todos sus seres más queridos. Soportó 53

la violencia en su propia carne hace 16 años, cuando Alí Agca consiguió ametrallarle en la Plaza de San Pedro. Conoce muy bien los trabajos forzados en una cantera, la insidia de los hombres ingratos, las críticas despiadadas que le hacen los detractores de la religión y de Cristo, las divisiones de los cristianos, los prelados y sacerdotes que se oponen al verdadero Magisterio de la Iglesia y a los mismos preceptos de Jesús. Todo en suma, lo viene soportando un hombre anciano y visiblemente agotado, acostándose a las doce de la noche y levantándose a las cinco de la madrugada para meditar junto a Cristo Sacramentado en el Sagrario, para rezar los quince misterios del Santo Rosario, para celebrar misa dos horas después y hacer penitencia con ayunos y disciplinas. Por eso no le importan las amenazas de muerte. Él sabe que tiene a Cristo y a Santa María de su parte. Y es un convencido del Paraíso que le espera después de un vía crucis que sólo culminará el día de su muerte gloriosa. Es verdad que el mutismo de tantos intelectuales que conocen mejor que nosotros todo esto, no ha sido óbice para que las mayores multitudes de toda la historia de la Iglesia lo circunden en sus viajes apostólicos. Tampoco ha sido obstáculo para que nuestra querida Iglesia cuente hoy con cien millones más de fieles. Y todo esto lo viene consiguiendo con palabras muy exigentes que intentan triturar a la de54

magogia política, al hedonismo, al divorcio; enfurecidas contra el aborto, desterrando la eutanasia, fomentando la ética y la moral, condenando a las dictaduras y mucho más a las guerras, y buscando la paz en Cristo. Él sabe que el hombre está harto de los embustes y sediento de la verdad, pero no se atreve a defenderla porque tiene miedo a vivirla. Por eso nos ha dicho: «No tengáis miedo a Cristo. Abridle las puertas de par en par». Y es de ahí, de la Vid, de Cristo, donde él absorbe la savia para llevarla a los cinco continentes. Pero, infelizmente, hasta que no se muera, no sabremos muy bien quién es este santo gigante que tantos lo desprecian ahora. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 20-Mayo-1997

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14.- AYER MODELO, HOY MONJA Cuando el jefe del partido comunista francés se enteró de que su hijo André Frossard -también comunista y ateo- se había convertido al catolicismo en un santiamén, no dudó de que se trataba de un enajenado mental, y al presentarlo a un psiquiatra de gran popularidad y prestigio, el facultativo le dijo: «No tiene nada, es el ‘mal’ de la gracia de Dios». A partir de aquella fecha André Frossard comenzó a publicar libros de ascética y mística, siendo traducidos a varios idiomas, y culminó su vida siendo el mejor amigo de Juan Pablo II. Algo parigual le ha ocurrido a la señorita Antonella Moccia, al cambiar el lujo de los diseños de alta costura por la austeridad de un hábito de monja. Conmovida por el altruismo de las Hermanas de la Caridad de la madre Teresa de Calcuta, la modelo italiana asegura: «No reniego de nada de mi pasado, pero he encontrado algo más hermoso sirviendo a Jesucristo». Así lo ha confirmado con elegancia y distinción la bella y acaudalada prototipo, mientras asistía al Congreso Católico Europeo de Vocaciones, celebrado en el Vaticano hace unos días. Sí, Antonella, después de recibir la Comunión de manos de Juan Pablo II, le mostraron cómo su esbelta imagen de modelo aparecía en una gran pantalla. Y esta ha sido la primera vez que se ha proyectado en el Vaticano un video de una modelo 56

desfilando. El motivo parece claro: pues han dado un testimonio casi inaudito ante la multitud de periodistas y religiosos/as, viendo la figura majestuosa de una joven -30 años- mundana, junto a la sencillez que le infunde el humilde hábito de las Hermanas de la Caridad. Como Jesús nos dice que por las obras los conoceréis, y como Teresa de Calcuta ha sido siempre un rayo de luz para todos los que siguen su ejemplo y sus obras, Antonella ha descubierto su verdadera vocación con las monjas de la madre Teresa, consagrando su vida al servicio de los más pobres. Por eso nos sigue diciendo: «El amor que sentimos por Dios se puede medir también lavando la ropa más sucia de un pobre desconocido. Esta es mi fe». Y cuando uno de los congresistas le dijo que el cambio que había experimentado en su vida era una gran exclusiva, Antonella le respondió: «La verdadera exclusiva no la he protagonizado yo, sino Dios, que a través de mi insignificante persona ha manifestado la grandeza de la vocación religiosa». Pero es de tener en cuenta que esta vocación religiosa no ha sido un fervor pasajero. Es algo que se viene reafirmando desde hace unos cuatro años. Antonella ha venido compaginando su trabajo en desfiles para Trussardi, Laura Biaggiotti, Fontana, Mila Schön, etcétera, mientras con su labor matinal ayudaba a los pobres de la madre Teresa 57

en albergues y asilos. Y al final del citado Congreso pidió disculpas por el protagonismo que se había dado a su humilde persona, mientras decía: «Al mismo tiempo demos también gracias porque así hemos traspasado los muros del Vaticano para decirle al mundo que Dios existe y nos llama». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 22-Mayo-1997

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15.- ALMUNIA Y LA MORAL Aunque siempre me desvío de la política para evitar controversias, cuando los dicterios o acciones de los repúblicos nos afectan en todas las direcciones, me parece una falta de ánimo y valor cualquier murmuración que no sea pública y contundente. Entro en este tema después de oír las declaraciones del portavoz del PSOE, don Joaquín Almunia: «El PP -nos dice- está gobernando en contra de la mayoría de los españoles, optando por la moral y las buenas costumbres». Pienso que si la oposición no encuentra argumentos lícitos para oponerse, mejor sería que colaboraran con los datos positivos que tenemos: la inflación ha sido domeñada, la deuda pública y los tipos de interés han bajado a cotas inimaginables, aproximándonos más cada día a los parámetros exigidos por el Tratado de Maastricht; las pensiones se han revalorizado conforme al IPC, estando, además, garantizadas hasta más allá del año 2000. El paro desciende mes a mes. En la Unión Europea los etarras ya no pueden solicitar asilo político y serán detenidos; la reducción de las listas interminables en los hospitales públicos han mejorado; ha sido aprobada la ARA, garantizando el bienestar para el campo español. La PAC que favorece mucho la salida de frutas y hortalizas a nuestros agricultores, la nueva cuota pesquera mucho más ventajosa, la liberación del 59

suelo urbano y de las telecomunicaciones, la bajada de los transportes interurbanos, la reforma laboral en beneficio del trabajador, la eléctrica. También la corrupción ha desaparecido hasta el día de hoy. Con todo lo dicho y lo bueno que no se puede resumir en un folio, sigo pensando que tenemos una derecha liberal que sólo se puede considerar conservadora de sardinas. Pero es justo reconocer que el desgobierno inmoral antecedente ha mejorado un poco con el relevo de Aznar. Desviada del punto que me incita, me faltaba decirle al señor Almunia que la mayoría de los españoles aceptan y desean la moral y las buenas costumbres, porque la moral no se deja caer bajo el materialismo egocéntrico, y lleva consigo la apreciación y el entendimiento de la conciencia. Y si bien es verdad que puede no estar de acuerdo con el ordenamiento jurídico, también es cierto que se mantiene unívoca con el bien general y la abnegación hacia su prójimo. Y si queremos que España prospere y todas las familias aprendan a vivir unidas en el amor fraterno, no podemos desdeñar la moral y las buenas costumbres; es necesario fomentar lo que usted detesta, señor Almunia. Alegre ese rostro triste que nos viene presentando después de que la mayoría de los españoles -más listos que usted- le derrotaron en las urnas. Y si España ha mejorado algo y es usted un poco pa60

triota, colabore con el nuevo Gobierno y verá que pronto se llena de júbilo al darle acceso a la moral que ahora detesta. ¿No comprende que la inmoralidad es fruto de Satanás y la moral buena es semejante al caritativo querer de ese Dios que tristemente usted no conoce y le ofende cada vez que nos habla? ¡Qué pena! ¡Qué pena! ¡Cuánto talento y qué poco valor positivo tiene usted!. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 23-Mayo-1997

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16.- UN LORO LE SALVA LA VIDA Un misionero español -Enrique Sandoval González- se encontraba en las islas Filipinas, y uno de sus parroquianos le obsequió con un loro. El buen religioso lo fue aleccionando hasta conseguir que el papagayo repitiera algunas frases piadosas; siendo las más frecuentes «Ave María Purísima» y «no te precipites». Vocablos que el religioso profería habitualmente en su soledad cuando la misión le resultaba importuna. Un día -al levantarse de madrugada como siempre- se disponía a darle los granos al lorito, pero la puerta de la jaula estaba abierta y el alcahaz vacío. Transcurrido algún tiempo, se presenta un joven indígena con el loro en la mano. - ¿Cómo lo encontraste? -le pregunta el misionero-. - Padre, ¡no lo va a creer!: No tengo familia, me sentía muy sólo. Pensé que el loro me haría compañía y se lo robé. - Bien hijo mío, ven a confesarte y quedarás en paz. - Sí, padre, pero antes quiero contarle la historia: Tengo muchos problemas y he llegado a la desesperación. Ayer decidí ahorcarme en un árbol del bosque, y queriendo salvar la vida del guaro lo llevé conmigo para darle soltura. Cuando preparaba la cuerda y trepaba al arbolete oí una voz que me decía: «No te precipites». Me dio tal susto que me sobresalté; miré a mi alrededor y no vi nada. Me puse la soga al cuello para desplomarme y terminar con mi vida, y en ese mo62

mento siento otra voz ronca que me dice: «Ave María Purísima». Era el loro, padre, que rezaba por mí. Comprendí que la Virgen estaba conmigo y aquí me tiene con el loro y muy arrepentido. Ahora confiéseme. Esto me recuerda cuando a San Francisco de Asís le ofrecían audiencia reyes y jefes de Estado, cuando centenares de miles de personas lo contorneaban para verle y oír sus palabras, y aturdidos algunos personajes viendo el éxito que tenía un hombre físicamente diminuto y vestido siempre con harapos, le preguntaban: - ¿Cómo es posible que hombres tan valiosos e importantes se relacionen contigo, y tantos miles de personas te admiren?. - Todo es obra de Dios, respondía. Y si el Señor hubiese encontrado otro instrumento más despreciable, a mí me hubiera dejado siendo lo ruin y miserable que soy. Y ahora estamos viendo que la Virgen se ha servido de un loro para salvar la vida de un pecador infeliz y llevarle al sendero de la salvación. Si nos fijáramos bien en estos ejemplos que Dios nos presenta, la soberbia y la altanería de los hombres andaría por los suelos, y todos seríamos humildes, porque la humildad está implícita en el conocimiento de nuestras miserias y en el entendimiento de la VERDAD. Publicado en «EL COMERCIO» 25-Mayo-1997 y en «LA VOZ DE AVILÉS» 1-Agosto-1997

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17.- LOS GOCES DE LA FAMILIA Una psicóloga recatada y con buena filosofía moral, comentando con ella los problemas actuales de la ética y las cuestiones que se avecinan (se refería a la política antireligiosa y a la televisión basura), me aseguraba que las familias vienen siendo forzadas a desaparecer, viendo la mentalidad que prospera en España al ir perdiendo la sensibilidad amorosa y fraterna entre padres e hijos, y a continuación me citó dos ejemplos: Después de convenir el día y la hora en que podría recibir a una joven en su consulta, compareció la chica para decirle: «Vengo a consultarle porque soy una chica muy tímida; todas mis amigas disfrutan de la vida moderna sin temor ni prejuicios. Esto es, las que no tienen novio -como yo, tienen amigos que responden a las llamadas telefónicas y en seguida vienen a pasar las noches con ellas en los pisos que tienen independientes de sus padres. Pero yo no consigo vencer este complejo vergonzoso y me ridiculizan al saber que tengo dieciséis años y aún preservo la virginidad sin disfrutar de nada, ¿cree que usted podría solucionarme este problema?». La respuesta que le ha dado la psicóloga no lo sé. Tampoco conozco a la chica referida. Pero lo que sí me ha dicho es que la joven «tímida» no ha dejado más de consultarla, lleva 22 meses colaborando con la Iglesia; y saliendo con buenas amigas se siente realizada y muy feliz, abstraída 64

de los placeres mundanos, mientras las colegas de antaño ya no pueden prescindir de la droga ni ahuyentar la congoja amarga. Otro ejemplo me expone la psicóloga referida: un joven cabizbajo y angustiado, con buen porte, entra en su consultorio y le dice: «Soy ‘mozo de llaves’ y estoy sufriendo depresiones». Y ¿qué es eso de ‘mozo de llaves’? -le pregunta la facultativa. «Nosotros -le dice el paciente- tenemos un piso alquilado que nos sirve de prostíbulo a mí y a siete colegas más. Allí recibimos a chicas y también a homosexuales, les cobramos diez mil pesetas por cada cita. Pero cada día me siento más deprimido y he pensado en suicidarme. No puedo soportar esta vida. Por otra parte pienso que puede haber Dios y entrar en algo peor de lo que ahora me ocurre». La psicóloga aprovechó esa partícula de fe que aún le quedaba, y después de numerosas consultas, consiguió que leyera el libro titulado «Para salvarte». El cambio del joven ha sido pasmoso. Entregó las llaves a sus colegas, hizo ejercicios espirituales, está terminando la carrera de Derecho, y en los ratos de ocio visita a los reclusos y también a los enfermos. Entre estos últimos se encuentran dos colegas de antaño internados en una residencia, con la triste dolencia del Sida. Pienso, querido lector, que si nos falta el amparo de Dios y de los hombres preeminentes que 65

lo siguen, igualmente todos pereceremos, y las familias terminarán desapareciendo. Y como bien decía Giuseppe Mazzini: «Los únicos goces puros y sin mezcla de tristeza que le han sido dados sobre la tierra al hombre, son los goces de la familia». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 27-Mayo-1997

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18.- UN BUEN EJEMPLO Al concluir unos ejercicios espirituales, el buen sacerdote nos hizo la sugerencia habitual: «Si alguien tiene un testimonio cristiano de su experiencia religiosa, a todos nos hará mucho bien». Después de un momento de silencio, un hombre recio con semblante piadoso y buen juicio, vecino de León, se levantó para encararse con los 52 ejercitantes, y dijo: «Hace treinta y tres años que vengo amparando a una familia numerosa por el grado de parentesco que nos une, y cuando la señora se encontraba encinta del cuarto hijo, el esposo, desalentado por la suma pobreza en que vivían, me dijo que habían resuelto abortar el nascituro, conseguí persuadirlo para evitar la crueldad, y así comenzaron mis ayudas económicas y nacieron tres hijos más, llegando a pagarles la vivienda donde actualmente habitan y un sinnúmero de donativos en metálico y utensilios. Y como actualmente dicen tener problemas económicos, les envié un cheque con suma importancia. Como respuesta recibí una carta que bien pudiera haberla escrito el superior de los fariseos. El demonio entró en mi cabeza persuadiéndome para desahogarme, remitiéndoles unos folios con todo lo dicho y lo que dejo en omisión. Pero la

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conciencia religiosa me invitaba constantemente a darlo todo por bueno y silenciar la respuesta. Debatiéndose el bien contra el mal en mi cabeza, pasé la noche entera en vela sin conseguir reposar la siesta. A las seis de la tarde compré una caja de somníferos para evitar la noche que me esperaba, y con los Somnovit en el bolsillo entré en una iglesia. Y después de hacer una confesión general detallando también esta historia, el buen sacerdote me dijo: "Responda usted a esa carta diciendo: ‘Todo bien. Perdonadme si no he sido lo suficientemente generoso. Que Dios nos bendiga a todos. Este servidor os ama’". Después de todo esto, me sentí tan relajado y pletórico espiritualmente, que le entregué la caja de somníferos al sacerdote como testimonio del bien que me hizo. Me acosté a las diez de la noche y dormí hasta las ocho de la mañana de un tirón, comprendiendo mejor lo que Jesús nos dice: Si te pegan de un lado, ponle la otra mejilla. Terminaré diciendo que las clínicas psiquiátricas terminarían cerrando si todos hiciésemos lo que Jesús nos manda.» Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 29-Mayo-1997

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19.- DIÁLOGO CON UN SACERDOTE Cuando llegué a la calle Llano Ponte para atrapar el ALSA que hace el recorrido Avilés-Gijón, había un grupito de gentes en la acera con la misma intención, y como aún faltaban veinte minutos para llegar, desenvainé el rosario que llevaba en la funda para ahuyentar ideas perturbadoras, consumir el tiempo con más rapidez y, ¡lo que más me interesa!, hacer contacto con Dios y con María. Y cuando lo iba desgranando pendiente de las manos que llevaba cruzadas a la espalda, mientras deambulaba por la acera, un señor con atuendo moderno y casi colgajo, barba luenga y mirada perspicaz, me da cara y me dice: «¿Es usted sacerdote?» No. «¿Y por qué reza el rosario?» Lo rezo porque creo en Dios, venero a su Madre, y elevándoles mis súplicas confío en que me juzguen benignamente, pues tengo que morir. «Yo soy sacerdote» -me dijo el viandante-. Pues no lo parece. «¿Quiere ver mi documentación?». No. Yo no soy policía para examinar su identidad.- El clérigo, un poco sorprendido, se fue distanciando de mi. Terminé de rezar el rosario mientras el sacerdote tertuliaba silenciosamente con los viajeros que me atisbaban pensativos. Entretanto, se acerca el autobús con numerosos asientos vacantes, pero el religioso se sienta a mi lado, y en seguida me dice: «¿Usted no 69

ve que han cambiado los tiempos y no se puede rezar el rosario en la calle?». No ha cambiado nada. El Evangelio sigue siendo el mismo. Y mientras Jesús no lo renueve yo lo seguiré. «¿No sabe que la Biblia es del demonio?». El demonio lo lleva usted en la cabeza -le dije. - «Lea usted el Eclesiástico, 21:2». ¿Qué dice?. «El que me haga daño lo morderé. Ese es el diablo». Perdone, padre, pero no dice así. «¿Y qué dice?». Como de serpiente, huye del pecado, porque si te acercas te morderá. Eso dice, padre; infórmese mejor, y esfuércese un poco en andar vestido conforme al Código de Derecho Canónico y al Nuevo Catecismo, es decir, con traje talar o clérgyman. Dignifique la profesión que Dios le ha confiado. - «Yo no obedezco al Papa. Él es un siervo más. Yo obedezco a Dios». Si usted no obedece al Vicario de Dios, a Cristo está desobedeciendo y a Dios también. «¿Cómo se llama?». Antonio Colao. «Ya le conozco por sus escritos en los periódicos. Es usted un místico». No llego a tanto, padre, soy un cristiano conservador y mediocre. - «¿No comprende que en estos tiempos no se puede andar por la calle vestido de sacerdote ni rezando rosarios? ¿No entiende que es un peligro?». Lo ciertamente peligroso es negar a Cristo delante de los hombres, porque Él nos negará delante de su Padre Dios (San Mateo c10, v33). Eso es lo peligroso, padre, ¿no comprende 70

usted que la muerte nos acecha como león rugiente y mucho más a los que ya tenemos el pelo blanquecino?. El ALSA se acerca a la ciudad gijonesa y el sacerdote me dice: «Pase alguna vez por nuestra iglesia y verá cuánta gente se acerca a mi confesonario para desahogarse». La confesión no es un desahogo, padre. La confesión es el sacramento de la penitencia, donde ustedes absuelven al pecador arrepentido y lo dejan en gracia de Dios. «Adiós, místico» -me dice. Adiós, padre progresista y sin progreso cristiano, le contesté. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 1-Junio-1997

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20.- UN SOLO PENSAMIENTO El pasado 21 de mayo la Madre Teresa de Calcuta presentó a Juan Pablo II a su sucesora, la hermana Nirmala. Se juntaron tres personas distintas y un solo pensamiento: «Enseñar al mundo todo cuanto Jesús nos ha mandado» (Mc. 28-20). Un abrazo emotivo y sublime selló el verdadero amor que viene de lo alto: «Ama y haz lo que quieras -dice San Agustín-; si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor; si perdonas, perdonarás con amor. Como esté dentro de tí la raíz del amor, ninguna otra cosa sino el bien podrá salir de tal raíz.» Es evidente que si a la Madre Teresa le hubiera faltado el amor, nada hubiera hecho, y sin la gran labor que ha realizado le faltaría el amor, porque el amor vive más de lo que da que de lo que recibe. Por eso nos resulta tan difícil el cumplimiento de este precepto. Sólo pensando y creyendo que las ingratitudes que algunas veces nos propinan nuestros semejantes, son como taraceas con las que Dios permite ornamentar nuestras almas para incrementar el sacrificio que nos pide y santificarnos, sólo así podremos evitar el odio y amar al instrumento que, sin quererlo, nos ayuda a ser mejores. Cuando éramos niños nos reunía nuestro padre y nos contaba cuentos con una gran moraleja: dos amigos habían conseguido ahorrar lo suficiente para construir dos casitas en el campo. Convinieron hacerlas iguales y adosadas para evitar la 72

competencia envidiosa y no excederse en los gastos. Y el que menos livor le acometía, compró un peral en el mercado y lo replantó en el jardín que ornamentaba su puerta. Unos días después su compinche adquiere otro peral superior para hacerle la competencia, y lo planta en la misma línea de su entrada, y como el peral inferior de su amigo crecía con más vigor que el suyo, se dispuso a secarle el arbolete. Y así, aprovechando los excrementos humanos, cuando la casa de su camarada estaba cerrada, le bañaba el tronco del árbol con la orina mixturada con heces, y el peral crecía y crecía hasta ensombrecer el jardín del celoso y secarle el suyo. Pienso que en la malquerencia que nos tienen los enemigos -si no les hacemos frente- está el taller de la santidad, porque la altanería y la soberbia sólo se pueden erradicar con el dolor y las humillaciones. Fenelón ya nos decía que «el que no ha sufrido no sabe nada; no conoce ni el bien ni el mal; ni conoce a los hombres ni se conoce a sí mismo». Y yo digo que todo lo que hace sufrir al cuerpo es muy provechoso para el alma. Y como bien dice la Madre Teresa de Calcuta: «Si haces el bien te acusarán de tener oscuros motivos egoístas. Haz el bien de todos modos. Y si alguien que necesite ayuda de verdad puede atacarte si le ayudas, ayúdale de todos modos». Así es la Madre Teresa, su sucesora y el Papa: tres personas distintas y un solo pensamiento.

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Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 5-Junio-1997

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21.- RELIGIÓN Y PSICOLOGÍA Estupefacto y atónito me ha dejado un Licenciado en Psicología al leer su escrito y constatar que no sabe de qué va su carrera, cuando en verdad un psicólogo antirreligioso es lo mismo que un médico que se opone a la medicina. Pues la verdadera psicología es la ciencia que trata del alma y de todo lo concerniente al espíritu. Y este buen señor nos hace tabla rasa de todas las religiones, y colocado sobre una atalaya, se siente paladín y descubridor del origen de todos los dogmas o creencias sublimes. Y como todos los enemigos de Dios -que no los ateos-, viene memorizando de generación en generación los errores inquisitoriales cometidos por la Iglesia católica, es decir, algo que ha sucedido hace más de 500 años, cuando el verdadero sentido del Evangelio aún no estaba descubierto, omitiendo que nuestra religión católica ha sido fundada por un Dios que nos ha enseñado toda la verdad envuelta en la integridad de su sangre y edificada sobre la roca de Pedro. Ese Cristo vencedor de la muerte que nos ha desgajado las fronteras que cegaban al hombre, desvelando el destino que a todos nos espera -cielo, purgatorio e infierno-, y el verdadero sentido de nuestra estancia en la Tierra. Y al tener el conocimiento que nos depara la gracia infusa del Paráclito, es claro que nuestra alegría y nuestro gozo intentemos compartirlos con nuestros herma75

nos, lo que nuestro interlocutor llama con acierto «proselitismo». ¿No ha pensado nuestro contrincante que ya tiene el mundo demasiadas sombras para que los universitarios le adicionen más?. Aproveche usted sus estudios para alegrar al triste y no sembrarle más confusiones. ¿No comprende que actualmente es la Iglesia católica la única institución que nos queda defendiendo el derecho a la vida, a la igualdad social, a la libertad sin libertinaje, a la paz, al altruismo, a la mansedumbre, al perdón, al amor fraterno y sublime, y a la unión de las familias?. Y todo esto sin rencor ni revancha contra los que vilmente atocinan a los niños en el seno materno, sin maldecir a los que tantos crímenes execrables han cometido contra los 219 santos que fueron mártires de los hombres antirreligiosos y hoy nos miran felices desde los altares. ¿No comprende que este santo gigante que es Juan Pablo II, nunca nos ha recordado a los 7000 religiosos/as que fueron torturados y fusilados en España por los hombres que odian a Dios. Aproveche usted el talento que Cristo le ha dado para hacer el bien, y no piense tanto en la noticia y en la fama; todo eso no sirve para nada. Únicamente para incrementar la soberbia y la altanería. Fíjese usted en hombres como Jaime Balmes, Bequer, Ganivet, W. Savace Landor, Tolstoi, Unamuno, Einstein, Pasteur, Pemán, 76

Alfredo Castrer (Nobel de Física), Gabriel y Galán, y un sinnúmero de genios, y también en los 80 Papas últimos, Teresa de Calcuta y las 15 mil monjas de clausura que tenemos en España, los 400.000 mártires que dieron su vida por confesar a Cristo públicamente, y por último fíjese usted en el Hombre que sigue siendo el centro de la Historia universal, Cristo, y déjese ya de unos hombres fanáticos y criminales que formaron la inquisición hace tantos siglos. Honre su profesión y sea consecuente con el cometido que ella misma le impone. Bien sé que anda por ahí un filósofo asturiano que se desgañita y se rasga las vestiduras para que todos los que fueron sus alumnos nieguen la existencia de Dios. Un pobre hombre que realmente cree (el ateo no combate a lo que no existe), pero este emprendió la guerra con Cristo y busca secuaces para ganar la batalla en la tierra, ¿y después?. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 8-Junio-1997

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22.- GUERRA Y LOS NIÑOS Don Alfonso Guerra se ha definido a sí mismo como «un hombre bondadoso y amigo de los niños». Inconscientemente se ha puesto por encima de todos los seres humanos, porque «bueno sólo es mi padre Dios» (Lc 18, 19; Mc 10, 18). Pero esto no tendría la menor importancia sabiendo que casi todos somos un poco dicheros. Lo que yo nunca voy a saber es si se trata de un hombre ingenuo, de un irresponsable o de un execrador pérfido. Pues recuerdo muy bien cuando nos dijo que harían una fábrica de indultos si no conseguían el aborto libre- para absolver a los ejecutores de los crímenes abortivos que se pudieran cometer en contra de la ley penal. La contradicción del señor Guerra es irrefutable: ¿cómo se puede ser amigo de los niños si no se les permite nacer?. Y, ¿cómo se puede ser bondadoso si se autoriza a las madres para matarlos?. ¿En qué consistirá la bondad y el amor a los niños para el vicesecretario del PSOE?. Si existe algún hombre sesudo con buena moral que lo entienda, me gustaría que dilucidara este enigma, pues confieso que yo no tengo capacidad de juicio para hacerlo. Creo que Juan Pablo II no exagera en absoluto cuando dice que el aborto es el mayor peligro para la paz mundial. Pues si la vida de los inocentes no está protegida por la ley como está la descontaminación y la vida de los osos y lobos, cuando son los mismos padres los que provocan la muerte de sus hijos, cuan78

do algunas instituciones médicas están al servicio de las muertes, eludiendo el deber que tienen de preservar la vida de todo ser humano, es claro que se han quebrantado las bases más firmes donde reposa el derecho y el orden natural, y estas aberraciones son las que más incitan al hombre honorable para promover cruzadas dictatoriales y guerras santas. Y esto es lo que diplomáticamente nos viene a decir el Santo Padre, como castigo que viene de lo alto. El Obispo de Roma también nos ha dicho en Polonia que «una nación que asesina a sus propios hijos es una nación sin futuro». Y la Madre Teresa de Calcuta, cuando disertaba en la conferencia mundial en El Cairo sobre los mayores problemas de la Humanidad, con gran seguridad y firmeza nos dijo: «El mayor destructor de la paz en el mundo de hoy es el aborto. Pues si una madre puede matar a su propio hijo, qué nos impedirá a tí y a mí, matarnos recíprocamente». Todos nos hemos enterado de cómo un empresario catalán ingresó en la prisión por permitir que los vertidos de su empresa contaminaran el río. Entretanto, posteriormente, dos médicos -en Cataluña también-, fueron condenados por numerosos abortos ilegales, pero como la supuesta muerte de los peces es más importante que la vida de los niños, los facultativos asesinos fueron indultados antes de entrar en la prisión. Espero que todo esto aumente la fe de los cristianos, pues nos hace ver lo que es un mundo ausente de Dios y de sus leyes. 79

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 11-Junio-1997

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23.- SANTA EDUVIGIS La que ha sido reina de Polonia -Eduvigis Jadviga-, e hija menor del rey de Hungría y Polonia, Luis el Grande, fue canonizada por Juan Pablo II el pasado día 8 del actual mes. Santa Eduvigis también fue esposa del soberano Wladyslaw Jabiello. Más de cien obispos y cardenales de todo el mundo asistieron a la concelebración. Y conforme a los datos de la agencia Efe, a la multitudinaria misa asistieron un millón seiscientos mil fieles. También estaban presentes los intelectuales del cuerpo diplomático, el presidente de la Asamblea polaca, y claustro de profesores de la Universidad. El que no ha querido ver la admiración y estima que siente el pueblo polaco por el Santo Padre, ha sido el primer ministro polaco -Wlodzimierz Cimoszewicz- que sólo estuvo con él quince minutos en la soledad. Pues los crímenes que va cargando en su espalda con la nueva ley del aborto y la condena que sale de los labios del Papa, son tan repelentes como el agua y el fuego. Y nadie que lleve sobre los hombros un cerebro normal, ignora que la razón, el buen juicio reflexivo y el buen entendimiento humano, están con el Vicario de Cristo, porque «no matarás». Pero esa conciencia que es la voz de Dios escrita en nuestros corazones, está siendo conculcada por el egoísmo egolátrico del personalismo feroz, 81

porque la conciencia es algo así como una serreta de moderación que reprime la materia para liberarnos de un desorden que lleva implícito el pecado. Por eso Cicerón nos decía que «mi conciencia tiene más peso para mí que la opinión de todo el mundo. De gran peso es el testimonio que la conciencia forma acerca del vicio y de la virtud; si la suprimís, sólo el vicio permanece». También Dante nos dice: «¡Oh conciencia digna y pura, cuán amargo tormento te produce una pequeña falta». Campoamor también pone su granito de arena: «Dios infierno en lo profundo / no vi tanta atroz sentencia / como es la de ir por el mundo / cargando con la conciencia». Volviendo al bien que siempre han aportado todos los santos, la reina Eduvigis también estaba convencida de que la mejor pedagogía que puede recibir un país está implícita en los preceptos de Jesús, y si a esta doctrina se adiciona el poder del Estado, la moral, el progreso social y la paz están garantizados. Ahora vemos que después de suprimir las asignaturas de religión en España, después de propagar el erotismo pornográfico, después de una propaganda atea, después de intentar convencernos de que Dios no existe y el pecado es bueno, después de legalizar el divorcio y el aborto; todo en suma, ha dado lugar a la mayor delincuencia callejera, al desempleo, al crimen imparable, a la decadencia económica, a las 82

desavenencias entre padres e hijos, al mayor hedonismo de los últimos tiempos, a la inseguridad ciudadana, a la droga y al miedo generalizado al transitar de noche por las calles. Y dicen por ahí que cómo siendo Dios perfecto hizo las cosas tan mal. Ciegos son los que no ven que el mal procede del hombre cuando éste se aparta de Cristo y vulnera sus leyes, legislando las contrarias al derecho natural y divino. «El que tenga oídos para oír que oiga, y el que tenga ojos para ver que vea» (Mateo 13, 16). Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 13-Junio-1997

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24.- TRES DÍAS DE LUTO EN BRASIL Quién sabe si después de algunos siglos de cristianismo en Brasil, nos haya llegado el primer alumbramiento de un santo. Pues siendo el país con mayor número de católicos de todo el mundo, parece insólito que ni el mismo Juan Pablo II (el más amigo de los santos) haya encontrado un venerable en toda la historia de esa pobre y riquísima nación. Pobre porque el 90% de las familias viven hambrientas con un salario mínimo de quince mil pesetas, mientras el remanente disfruta de opulencias asombrosas. Suiguiendo con el punto de entrada, sabemos que el presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, ha decretado tres días de luto nacional por la muerte de Fray Damiao. Un reverenciado capuchino que murió el pasado día 31 de mayo a los 98 años. Y de todas partes de Brasil han llegado gentes en aviones, coches, autobuses y también caminando para ver el cadáver del posible santo que más ha trabajado por los pobres. «Estamos seguros de que en estos momentos Fray Damiao nos baña con sus bendiciones desde el cielo», dijo José Cardoso Sobrinho, arzobispo de Olinda y Recife. Pero es de tener en cuenta que la supuesta santidad de Fray Damiao que se ha ido forjando en tierras de Brasil, tiene su origen en la ciudad italiana de Bozzano, donde el reverendo fue bautizado con el nombre de Pío Gianotti. Siendo

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así, aunque un día lo suban a los altares, Brasil continuará sin un sólo santo. Porque en Brasil todos son creyentes, pero cada uno redacta el Evangelio conforme a su «modus operandi y vivendi», lo que Jesús manda o sugiere no les interesa en absoluto. Dios es Padre y sus hijos pueden hacer lo que más les guste. Pero tienen la gran virtud de ser humildes y desconocer la envidia. Por eso tanto admiraban a Fray Damiao. Pese a ser el mayor adversario de la teología de la liberación y predicar repetidas veces que a todos los adúlteros y comunistas les estaba esperando el infierno, por lo cual algunos obispos le habían prohibido predicar en sus diócesis. Pienso que el Evangelio es como una cadena compuesta de eslabones que forman una perfecta coherencia, y nunca se puede extraer una sóla espernada donde puede decirnos que «el que no crea en mí ya está juzgado» (Juan 3,16). Pues el mismo Jesús nos dice también que no juzguemos a nadie. Luego, pensando en los rayos de luz que el Espíritu Santo haya podido proyectar sobre los canonizados, nos toca enmudecer al oírles decir que todos los que viven y mueren en pecado mortal se van a la gehena. Pero también hay comunistas honrados y buenos, y pseudo católicos que no lo son. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 14-Junio-1997

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25.- LA REINA Así se titula la entrevista que le ha hecho Pilar Urbano a la Reina Sofía. Trescientas cincuenta páginas conforman el volumen entre preguntas, respuestas y comentarios, muy ajustados a la realidad histórica de la última etapa de Franco y al primer curso de la Monarquía. Y aunque no puedo asentir en las decisiones más trascendentes que ha tomado Juan Carlos I, siento un gran respeto y admiración por su esposa, la Reina. Sofía es una señora con don apacible y paciencia comprobada. El fulgor de su inteligencia no es perceptible para todos, se encuentra cubierto por el revestimiento de la sobriedad y la sencillez. Pero la Reina sabe lo que quiere y conoce el camino para conseguirlo. De Sofía nadie dice nada, porque los enemigos de la monarquía no encuentran nada que decir. Humildemente pienso que la Reina ha sido una pieza clave en la estabilidad monárquica. Y este papel difícil que viene desempeñando silenciosamente en nuestro reinado, es el fruto de un ideal cognoscitivo y sublime, donde se oculta la perla preciosa de la sincera lealtad, donde guarda el ingenio y la prudencia, donde la persona aprende a ser la que es sin copia o imitación de nadie. Sofía lleva dentro de su alma los mandamientos de la Ley de Dios, y quien éstos respeta y se esfuerza para cumplirlos, puede prescindir de consejeros ilustres y sabios agnósticos. 86

Por eso, cuando Pilar Urbano le pregunta si puede hacerle una interrogación muy personal, la Reina sonríe y contesta: «Todas las preguntas que me haces son muy personales». -Pues ésta que viene aún lo es más. ¿Puedo? - «¡Venga!». -¿Vuestra majestad ha tenido, o tiene, inquietudes religiosas?. - «¿Qué quieres saber?». - El valor de la religión en vuestra vida, y si tenéis vida interior. - «Vida interior creo que tengo mucha... Sin necesidad de ser una monja, intento vivir como buena cristiana. Gracias a mis padres, he podido engarzar siempre la fe y la moral cristiana. No cada cosa por su lado. Si de verdad crees, la fe te exige una buena conducta moral. Si no crees en nada, ¿para qué te vas a exigir? Y con el amor al prójimo, lo mismo: si no amas a los demás, ¿en qué Dios dices creer?. Vemos alrededor una pérdida brutal de los valores morales, pero eso tiene una causa: Antes se ha perdido la fe. Es la gran tragedia del mundo de hoy». Sabemos que son muchas las cartas que recibe la Reina Sofía rogándole que se manifieste en contra de la ley del aborto, y aunque esta aberración le duele profundamente -como queda claro-, qué puede hacer la esposa de un rey que ha sido comprometido a firmar un decreto ignominioso y homicida. Juan Carlos I no es el Rey Balduino, y sobre la Reina Sofía tenemos al jefe del Estado. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 18-Junio-1997

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26.- IGLESIA Y LIBERTAD Pienso que nadie puede enseñarnos el camino de la libertad con más destreza que la Iglesia católica, al menos en la actualidad. «Decir que Dios y la Iglesia tienen miedo a la libertad o son un obstáculo a la misma, es una inaudita falsificación». Así lo ha proferido Juan Pablo II a las multitudes de su tierra polaca. ¿Quién puede ignorar que buena parte de Europa ha sufrido el totalitarismo nazi y soviético por falta de religión?. Observemos si los mandatarios políticos que tienen el poder en sus manos, nos muestran un pueblo oprimido por la liviandad y el desenfreno (no sólo en el país vasco) o nos presentan una ciudad pacífica que vive la alegría de la libertad basada en el ordenamiento jurídico y el respeto humano. También podemos tomar como ejemplo la liberación que gozamos todos los que reconocemos como nuestro jefe supremo al Santo Padre, mientras no pocas veces sufrimos las injusticias de los que lo desdeñan y se dicen democráticos o liberales. Me alegra saber que el primer ministro de Polonia, Wlodzimierz, se mostró extraordinariamente satisfecho del ambiente, del transcurso y del contenido de la visita papal. Para el jefe del Gobierno de izquierdas, tanto en las homilías como en las declaraciones del Papa se pueden encontrar «muchos valores, muchas ideas cercanas para todas las personas, independientemente de las convicciones 88

políticas». Y añadió que «era muy conveniente analizar y volver a las homilías papales, ya que contienen grandes valores». También el presidente polaco, Alexander Kwasniewski, agradeció al Papa la visita y le invitó a viajar de nuevo a Polonia. Y terminó diciendo: «Quiero expresar mi agradecimiento por los consejos e indicaciones de Su Santidad y confirmar que las jornadas de su estancia en Polonia fueron días de auténtico júbilo». Pienso que la libertad que todos los hombres honorables desean requiere una madurez de juicio. Y sabiendo que este sentido común, razón justa y buen entendimiento se encuentran implícitos únicamente en los preceptos del Señor, si éstos se vulneran, nos encontramos con una libertad excesiva que sólo nos conduce a la esclavitud, arraigada en la mentira, porque sólo «la verdad nos hará libres» (San Juan c8, v32). El diplomático español, Donoso Cortés, ya nos decía que «la idea de la libertad se funda en la del libre albedrío, y el libre albedrío no es un descubrimiento de la filosofía, es un hecho revelado por Dios al género humano. Pero si menoscabamos las leyes de Dios, esclavos del pecado seremos». Por eso decimos: Iglesia y libertad. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 20-Junio-1997

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27.- EL PECADO ORIGINAL ¿Por qué siendo Dios tan bueno y perfecto ha creado al hombre tan malo?. Así nos vienen interrogando y compeliendo los contendientes que buscan secuaces para derrotar al Mesías. Se desentienden por completo de que la biografía de Jesús se halle escrita siglos antes de su nacimiento, informándonos dónde nacería, de quién sería hijo, cómo habría de morir y resucitar (Isaías c7 v14; Zacarías c12 v10). Tampoco les interesa a sus enemigos que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, concediéndole un paraíso sin muerte y sin dolor. Pero cuando el hombre ya tenía su consorte, cuando todo era bueno y placentero, cuando se relacionaba directamente con Dios, cuando carecía de mal y de maldad, cuando le había sido concedido el libre albedrío -el mismo que ahora tiene-; entonces, el demonio le dijo que comiera del árbol de la ciencia del bien y del mal, y la mujer (y el hombre) queriendo apropiarse de una sóla partícula que Yahvé había reservado para Él, determinaron descubrir el misterio y ser tan sabios y poderosos como su Creador. Cometido el pecado original, llegó la sentencia: «Por ti será maldita la tierra, con trabajo comerás de ella todo el tiempo de tu vida. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella has sido tomado, y al polvo volverás» (Génesis c3 vv1-24). Pero, seguirán dicién90

donos los hombres contumaces que intentan enfrentarnos con los sagrados misterios para erradicar nuestra fe (omitiendo que los caminos de Dios no son nuestros caminos, Isaías c55 v8) que, ¿qué culpa tenemos nosotros de lo que hayan hecho nuestros primeros padres, Adán y Eva?. La respuesta la estamos oyendo todos los días cuando se discuten los derechos hereditarios: «Este piso es mío, muy mío, porque lo he heredado de mis padres». Muy bien, hijo mío, tuyo es. Pero no rehuyas la herencia de tus primeros padres. Hay que aceptar la entrada como heredero o legatario en la posesión de los bienes y males de nuestros progenitores difuntos. Claro es que si la Biblia resulta novelesca para los increyentes, el monumental conjunto de verdades reveladas por Dios en el Antiguo y Nuevo Testamento se queda en un plantel de quijotería. Y desde ahí, dando palos de ciego los hijos de las tinieblas, -más avispados que los hijos de la luz-, intentan hostigar a los cristianos, mostrándonos una erudición altanera que con gran insolencia la sobreponen a la omnisciencia del mismo Dios. ¡Ojalá! que estos señores a quienes me refiero, terminen como el rector perpetuo de la Universidad de Salamanca -don Miguel de Unamuno-, el que después de disipar su talento cañoneando a los hombres de fe y ganando secuaces para Satanás, terminó siendo apóstol de Jesús con el epitafio que luce en su tumba: 91

«Méteme, Padre eterno, en tu pecho, misterioso hogar, dormiré allí, pues vengo deshecho del duro bregar». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 22-Junio-1997

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28.- DELGADO Y EL PAPA El pasado día once leí un artículo de don Fernando Delgado. Es muy cierto que me dejó estupefacto y pesaroso. Y me gustaría hacer pública la respuesta. Nos dice don Fernando que «en días pasados hubo razones más que sobradas para temer por el juicio de Juan Pablo II», al informarse nuestro oponente que el Obispo de Roma ha repetido una frase de la madre Teresa de Calcuta proferida en El Cairo, y coincidiendo los dos venerables en la misma locución, así dicen: «El aborto es el mayor peligro para la paz mundial». Parece desentenderse el señor Delgado de que aún quedan en el mundo muchos hombres honorables que llevan el peso infecto y criminoso del aborto sobre una moral íntegra y austera, y estas aberraciones insoportables, son las que pueden incitar a un sinnúmero de caballeros a promover cruzadas o guerras santas, como las que conocen muy bien los cristianos auténticos, y este Papa de fe inexorable, sabe muy bien que ese castigo puede venir de lo alto, sirviéndose el Todopoderoso de los instrumentos adecuados para perpetrarlo. Conforme a las últimas estadísticas, en nuestra querida nación, después de legitimar el crimen de los inocentes, han perdido la vida en torno a un millón de fetos o embriones como lo ha sido usted, y estos crímenes que pesan sobre los más inocentes que llegarían al mundo con una vida llena de ilusión y vigorosa, son más lamentables que la 93

muerte de hombres pecadores como yo que mueren en una guerra santa. También nos dice nuestro contrincante que «cualquiera puede tener la opinión que quiera sobre el aborto, aunque sea la más respetable la libertad de la mujer para decidir sobre su propio cuerpo». Don Fernando falsea la sinceridad inexorable que Dios ha consignado en su conciencia por más enromada que se encuentre. Pues usted sabe muy bien que no se trata de extirpar un lobanillo. Se cuestiona entre dos vidas distintas, y la vitalidad del niño incipiente corresponde con más integridad al engendrador. Me gustaría que don Fernando estuviera presente en la consulta de nuestra hija -psicóloga-, cuando un padre ha llegado vertiendo lágrimas como perdigones al recibir la intimidación de su esposa, diciéndole que si se oponía al aborto del niño que llevaba en su seno, inmediatamente demandaría el divorcio y el feto sería ejecutado. Sí, don Fernando, los padres tenemos muchas obligaciones legítimas y legisladas para con nuestros hijos, pero no tenemos derecho a librarlos de la muerte cuando nuestras esposas deciden lo contrario. Por eso, por eso no es sarcasmo (burla sangrienta, ironía mordaz y cruel con que se ofende o maltrata a personas o cosas) lo que usted le imputa al Santo Padre, es algo tan infalible como todo lo que dice ex cathedra en materia de fe y de moral. Me permito decirle a don Fernando que la popularidad y la fama que pueda granjearse entre sus secuaces, sólo 94

sirve para acrecentar la soberbia y la altanería, y no dudo que lo pasará muy bien desdeñando al hombre más honorable y universal que hay actualmente en nuestro planeta, pero dentro de unos años -o días-, todo habrá terminado en la tierra, ¿y después...?. Publicado en «LA NUEVA ESPAÑA» 25-Junio-1997

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29.- ¿EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS? Desde muy joven siempre he oído decir que el fin no justifica los medios. Creo que si no se trata de una ocurrencia chistosa al vuelo, la frase se convierte en un despropósito, porque el fin puede justificar los medios y hay medios que no justifican el fin. Una guerra fratricida o sangrienta no justifica la independencia de una comunidad. Pero una expedición militar que lucha contra los infieles bárbaros para evitar el saqueo y el martirio de los cristianos, son medios que sí justifican el fin. Sirva lo expuesto para entrar en el concepto que nos merece Peter Vallone. El ayuntamiento de Nueva York está planteando un boicoteo económico a todos los países q u e persigan al cristianismo, como pueden ser China, Egipto, Indonesia, Arabia Saudí, Irán, Irak, Laos, Paquistán, Marruecos, Nigeria, Corea de Norte, Sudán, Turquía, Vietnám y Cuba. Sabemos que todos estos países frecuentemente persiguen a los cristianos, los encarcelan, los torturan y los asesinan, amén de esclavizar a los que mejor suerte corren; y todo esto se hace por practicar la fe cristiana. Por eso nos parece que el fin que persigue Peter Vallone, presidente del consejo municipal del ayuntamiento de Nueva York, justifica los medios que posiblemente serán aprobados por el pleno municipal. Pues, además de prohibir nuevas inversiones en la ciudad por parte de compañías que 96

tengan negocios con cualquier país anticristiano, la propuesta también contempla que el ayuntamiento retire depósitos e inversiones en los Bancos que mantienen relaciones financieras con gobiernos anticristianos. Puede no parecer muy importante a primera vista este boicot. Pero si la información que tenemos es veraz, teóricamente un tercio de las empresas en el mundo no podrían operar en Nueva York. Y es de tener en cuenta que Nueva York maneja el cuarto presupuesto público más grande de Estados Unidos. Esta decisión de Peter Vallone nos parece muy coherente con la democracia y la libertad que los tiranos siempre han detestado. Pienso que no puede haber un acto más respetable que ver en el templo una multitud de gente que postrada de rodillas imploran al Señor el bien de sus hijos y nietos, la paz en el mundo y la salvación de sus propias almas. Y este influyente concejal es un ferviente católico que diariamente se reune con los fieles para adorar a Dios. Y en su despacho tiene las imágenes de Jesús y de María. También lo tiene ornamentado con diversas placas donde se encuentran impresas las citas bíblicas más expresivas de todo lo sagrado. Como vemos, el fin que persigue este hombre, sí justifica los medios. Pues tiempo ha que debieran de dejarnos en paz a los cristianos. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 25-Junio-1997

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30.- LA ARCHIDUQUESA SOFÍA La archiduquesa Sofía de Habsburgo y su esposo, Hugo, príncipes de Windisch Graetz, se sienten muy dichosos cumpliendo el deber que preceptivamente ha sido establecido por Dios para los contrayentes, no sólo recompensándose mutuamente con el amor que todos prometemos cuando nos desposamos, sino también disfrutando de una prole numerosa que todavía puede serlo mucho más, sabiendo que se trata de dos jóvenes llenos de entusiasmo y vitalidad. Sofía nos dice que «cada hijo es una nueva sorpresa, un nuevo mundo lleno de experiencias y recompensas satisfactorias». Y continúa diciendo: «El amor es lo más importante en un matrimonio, porque sin ese amor que nos viene dado como sacramento y regalo por parte de Dios, no se puede encontrar la felicidad. El matrimonio debe ser trabajado cada día, por eso en mi vida no tiene cabida ni el pensamiento ni la palabra divorcio, porque me he casado para lo bueno y para lo malo, y para toda la vida». Pienso que el matrimonio instituido por Cristo, es una renuncia a la etapa florida de la juventud, y un compromiso indisoluble con el amor perpetuo y centrado, especialmente, en la persona que más influencia ha tenido en nuestra adolescencia. Pero hay que tomarlo muy en serio y ser conscientes de que hasta las flores más bonitas tienen su

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espina dentro, y esa púa no puede ser descubierta marchitando los pétalos. Es necesario ensalzar cada día las virtudes de nuestro consorte y corregir con menos frecuencia y mucho amor esos defectos que todos tenemos. También nos conviene saber que hasta en la luna de miel se encuentran gotas de vinagre, porque ante la convivencia diaria y los deleites excesivos, no hay pasión que resista. Y no podemos olvidar que hasta los placeres lícitos también pagan tributo. Jesús ya nos ha dicho que el que quiera seguirle ha de tomar la cruz de cada día. También nos alienta sabiendo que su yugo es suave y su carga ligera. Por eso creemos que no conviene rehusar las tribulaciones que nos pertenecen. Puede ser que salgamos airosos temporalmente si lo hacemos así, pero también hemos visto muchas veces que a medio o largo plazo, las aflicciones vuelven con peso redoblado. Observemos la carga angustiosa que reflejan los rostros de los hombres que han ido mariposeando de mujer en mujer, de separación en separación, de divorcio en divorcio; y luego veremos que vale más un sacrificio benemérito que mil placeres fugitivos y pecaminosos. Por eso, cuando la vida se nos pone triste, el remedio no se encuentra implícito en el alcohol ni en la droga. Tampoco en cambiar la esposa y frustrar la vida de los hijos. Jesús nos ha dejado 99

muy clara la solución: «Venid a mí todos los que estáis cansados y afligidos, que yo os aliviaré» (Mateo 11, 28). ¿Y el que no tiene fe?. El que no cree, que tome los consejos del Hombre más sabio y bondadoso de todas las generaciones: Cristo. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 26-Junio-1997

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31.- CON UN VOTO BASTA Omitiendo el nombre de un general que a tantos les resulta enojoso, me gustaría aprovechar una frase del mismo para bien de todos los que nada recibimos de la política: «Posponed toda mira personal al servicio de España». Y yo me permito decir que mientras a los repúblicos y mandatarios políticos les interese más el bien de los españoles que los sufragios que puedan obtener, todo irá muy bien. Entretanto, seguiremos oyendo la razón de la sin razón al último que nos habla y comprendiendo que ninguno se acerca al entendimiento (en su 3ª acepción). Cuando el señor Aznar discurseaba para ganar las elecciones, le interrogaron para informarse de qué pensaba hacer con los tres supuestos del aborto, y él les dijo que no pensaba modificar la ley, pero que no continuaría siendo un coladero. Ahora estamos viendo que las clínicas privadas y abortistas practican el aborto libre, y el coladero homicida continúa impune lo mismo que estaba. El motivo nos parece claro: si se hace justicia se pierden votos. Y lo mismo que el gobernador de Judea -Pilatos- prefirió el poder que le otorgaba el pueblo antes que defender la vida del Mesías y preservarle de la mayor crueldad que registra la Historia, así vemos ahora que se pospone todo el bien que los españoles necesitamos a cambio del poder y la fama, y menos mal cuando el dominio y la popularidad no llevan consigo riquezas usurpadas, como ya hemos visto. 101

Si es cierto que las dictaduras ateas, y siempre abortistas, son insoportables, también es verdad que las democracias todas terminan corrompiendo a las poblaciones. Y después de hacernos llegar al caos de injusticia e inmoralidad, el pueblo sencillo e ingenuo pierde el sentido del pecado, y los más depravados son los que más votos tienen. Esto lo estamos viendo con más claridad en el Tercer Mundo y también en los países más desarrollados con democracias tan consolidadas y añosas como es la de los yanquis. Y por más vueltas que le den, y por más títulos universitarios que nos presenten, estoy muy seguro de que sólo existe una solución: Cristo. El remedio de todos los desmanes está implícito en los Evangelios de Jesús: moral, perdón, solidaridad, pedagogía, obediencia, psicología, castidad, distribución equitativa de las riquezas, sabiduría para gobernar, concordia, paz, erradicación de los miles de millones de dólares que se gastan en armas estúpidas. Y algo más que todo eso, el Amor que todo lo puede. Pero ¡ay! de los profesores que impartan estas clases en los colegios públicos, porque la gente mundana malvive como si no tuviera que morir. Y los gobernantes, dentro de unos años -o días-, verán que todo ha terminado en la tierra, y después sólo habrá una elección dictada por Jesús, y con un voto favorable basta. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 29-Junio-1997

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32.- UN GATO Y EL ROSARIO Después de hacer los cursillos de Cristiandad en España, por segunda vez me brindaron la oportunidad de asistir a los mismos en Brasil. Pues se trata de un movimiento cristiano que abarca un sinnúmero de ciudades y naciones, con un fruto espiritual sin precedentes. Por eso, Pablo VI nos decía que «El Espíritu Santo sopla donde quiere y cuando quiere; y ahora -continuaba diciendo- está soplando en los benditos cursillos de Cristiandad». Y si es cierto que en Asturias han calado muy hondo en más de diez mil cursillistas y sus respectivas familias. También es verdad que la diócesis de Oviedo no ha cejado en poner en práctica lo que ha sido una verdadera inspiración divina por parte del fundador. Siempre con el mismo método en la oratoria que ha dejado escrita, siempre con un rector seglar e invariablemente un sacerdote como director espiritual. (Cuando esto escribo los están impartiendo en Covadonga). Así, cuántos ladrones y criminales he visto convertirse en Brasil. Y entre los numerosos testimonios, que bimestralmente nos transmitían los nuevos cursillistas en cada clausura, me gustaría mencionar el que más gracia nos ha hecho y nos dio en qué pensar: Un mulato recio, de pelo rizado y blanquecino, con carácter fuerte y expresión sincera, así nos decía:

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«No he venido en busca de mi conversión ni con dudas de fe. Es cierto que siempre he sido ateo hasta hace pocos meses. Pero he tenido la suerte de casarme con una mujer católica que nunca se acostó a descansar sin antes rezar el rosario. Así fueron creciendo los hijos, que mi esposa empezó a catequizarlos desde muy niños, y todas las noches rezaban el rosario los cinco hijos en compañía de su madre. Veinte minutos de mal humor y soledad para mí, oyendo las avemarías y esperando que terminaran para discutir. Pero un buen día, después de regresar todos juntos a casa, al finalizar un banquete de boda de mi sobrino, les increpé diciéndoles que no era hora de rezar el rosario a las dos de la madrugada; todos guardaron silencio y desistieron de rezar el rosario aquella noche. Abrimos la puerta de la casa, entramos en la cocina, y en ese momento, bajaba el gato por las escaleras con el rosario liado al pescuezo. Esto bien puede parecer una coincidencia o casualidad. Para mí no lo fue. He visto la mano de la Virgen. Me arrodillé con toda mi familia, rezamos el rosario aquella noche y no hemos dejado de hacerlo hasta hoy. Por eso estoy aquí». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 2-Julio-1997

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33.- INFORME DE UN EXTRATERRESTRE Si un corresponsal del paraíso celeste llegara a nuestro planeta para llevar información de lo que aquí se vive, posiblemente escribiera parte de la crónica que sigue: «Cada día retroceden más en el progreso que les ha dejado escrito nuestro Rey: En vez de crecer y multiplicarse, mantienen en vigor una ley que les permite eliminar a millones de niños incipientes todos los días. Y en el territorio que a España corresponde, la baja generacional, de año en año, avanza hacia la despoblación. Y el derecho que todos tienen a vivir lo han subordinado a la voluntad de la madre, lo que los hombres más dotados de inteligencia fingen considerarlo como progreso. Lo que realmente les preocupa mucho son las parejas homosexuales. Y sabiendo que las leyes de nuestro Rey les conmina a la virginidad y estos «pareos» no pueden tener hijos, para corregir el fallo de sus naturalezas están intentando concederles niños en adopción, sabiendo que a éstos les espera un futuro cargado de complejos por la indignidad del hogar aberrante donde crecerán, sin saber a cuál de los dos sodomitas tienen que llamar papá o mamá. También siguen teniendo predilección los líderes políticos que vulneran nuestras leyes 105

divinas, y amparados por colaboradores que detestan la ética y la moral cristiana, inundan los tribunales de justicia con casos de corrupción y violencia, sabiendo que las leyes permisivas que los mismos líderes han legislado, las pueden antruejar. Y los profesores que imparten clases de enseñanza y educación a los niños en los colegios, les obligan a conocer y estudiar la vida de personajes aberrantes y materialistas malvados, pero les impiden estudiar y conocer la biografía prodigiosa y sagrada de nuestro Rey. Así van garantizando el proseguimiento de los desmanes que quedan expuestos y ganando prosélitos para servir a nuestro feroz enemigo, Lucifer. También han formado una turbulencia terrible algunos gobernantes regionales al saber que un criminal convicto y confeso, había sido detenido por la policía, sospechando que sus insignificantes lesiones en el forcejeo vulneraban los derechos humanos, mientras la víctima yacía en la calle derramando su sangre y enlutando para siempre una familia honorable. Y conforme a las noticias que traigo de aquella televisión, se niegan a dar el 0,7 % del PIB para paliar el hambre que les lleva a sucumbir diariamente a cien mil niños. El dinero les hace mucha falta a los países más desarrollados para incrementar las armas atómicas, con las que pueden exterminar al hombre. También para reforzar los ejérci106

tos y hacer más sangrientas las guerras. Asimismo, consideran necesario reservar una parcela para costear los abortos en la Seguridad Social, pues los que mueren por inanición no son suficientes, conforme el parecer de los gobernantes» - Y, ¿qué derechos tienen los matrimonios bendecidos por nuestro Rey? -le preguntaron al corresponsal los extraterrestres-. «Están a punto de tener los mismos que las prostitutas que conviven con chulos, con la diferencia que estas parejas no estarán marginadas por la inmensa mayoría de la sociedad, mientras los matrimonios cristianos los consideran arcaicos y les acorralan en el ostracismo». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 4-Julio-1997

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34.- CAMBIO LA ESPOSA POR UNA BICICLETA Por circunstancias de la vida he conocido algunos países, pero el aguante y la paciencia que tienen los brasileños supera la conformidad más ortodoxa. Hoy sólo quiero mencionar un ejemplo entre los muchos que han pasado por mi vista mientras vivíamos en São Paulo: Un famoso periodista -Flavio Cavalcanti- que regentaba un programa televisual, nos presentaba cada día un espectáculo muy ejemplarizante de la mentalidad que tienen millones de brasileños. Aquella noche nos presenta un matrimonio con el amante de la esposa al lado de la misma. Y Flavio le pregunta al consorte masculino: «¿Este señor es el querido de tu esposa?» -Sí, señor. «¿Es cierto que has cambiado a tu mujer por una bicicleta?» -Sí, señor. «¿Quieres explicarnos cómo se ha realizado el negocio y el porqué?» Sí, señor: mi esposa siempre ha sido fiel y solícita hasta que emprendimos amistad con este hombre. Pues a partir de aquella fecha fui percibiendo que algo muy grave estaba ensombreciendo nuestra ternura cariñosa. Y como soy católico practicante, rogaba a Dios todos los días para que se alejaran de la religión espiritista que los dos juntos practican, intentando rehacer el amor fidedigno de tantos años. Pero la ausencia de mi esposa en nuestro hogar se prolongaba más cada día, y el asimiento amoroso había llegado a congelarse. 108

Visto el dilema en que me encontraba, le pedí a Dios que no me dejara sin nada y me diera una salida pacífica y conformista. Pues yo trabajo en la fábrica de Matarazzo y tenía que andar 30 kilómetros cada día y trabajar once horas diarias. Quiero decir que no me quedaba tiempo para realizar las labores caseras. Y entonces, mientras rezaba, pensé: De un día para otro, este rufián me deja sin la esposa, y más me valdrá algo que nada. Pues él tiene una bicicleta y quién sabe si me la entregaría a cambio de mi esposa. Marqué un encuentro con él, le hice la propuesta y se alegró mucho. Ahora hago el recorrido al trabajo en menos de una hora y me sobra tiempo para todos los quehaceres hogareños. Como ve, Dios siempre nos deja algo bueno si sabemos pedirle. Por otra parte, usted, don Flavio, me ha prometido un millón de cruzeiros si narraba esta historia frente a las cámaras de televisión, y con este dinero arreglaré mi casa y podré rehacer mi vida cristianamente con una esposa católica que no sea estéril e infiel. Como ve, don Flavio, Dios todo lo hace bien para el que pone en Él su confianza. Usted, don Flavio, no sabe lo que es vivir con una mujer adúltera y andar treinta kilómetros diarios pensando en lo que su esposa estará haciendo en su ausencia. Pero gracias a Dios todo está resuelto y vivo tranquilo, lleno de esperanza e ilusión. - El buen hombre, se quitó la gorra, dobló la rodilla y dijo: «Graças meu Deus». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 6-Julio-1997

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35.- ¿CÓMO EDUCAR A LOS HIJOS? Es claro que el padre y la madre tienen cada uno un papel específico en armonía con su sexo, su idiosincrasia y su puesto en el hogar. Pero la verdadera eficiencia como educadores está en que siempre actúan al unísono en estrecha colaboración con la ética y la moral. Si permitimos que los ajetreos de la vida absorban el tiempo que los hijos nos exigen, es claro que cuando los retoños lleguen a la pubertad nos encontraremos en casa con un desconocido o una desconocida, cuya personalidad ya está formada conforme a los criterios mundanos. Esa confianza y amor que recíprocamente quisiéramos tener siempre con los hijos, tiene que ir incubándose desde la más tierna infancia. Es necesario saber que la TV y la convivencia con otros alumnos en el 90 por ciento de los colegios, son elementos nefastos. Y aunque Carlos Octavio Bunge nos dice que «no es posible organizar el Estado por medio de la educación; no es posible organizar la educación sino por medio del Estado», yo me permito decir que en medio del ambiente que crea un Estado ateo, puede ganar la batalla una familia unida en el amor cristiano y fraterno. Cuando los hijos ven a sus padres siempre con buen humor y mutuamente solícitos, cuando antes de salir al trabajo ven a sus padres haciendo las oraciones de la mañana, cuando antes de acostarse se reunen todos en torno de una imagen de la Virgen para rezar el rosario, cuando se gastan una 110

parcelita de sus ahorros en libros piadosos y adecuados a la mentalidad de los hijos, cuando los domingos y festivos asisten todos juntos a misa, cuando se les hace saber que Cristo y María los aman más que sus padres, cuando se les muestran las aberraciones que se cometen en el mundo por falta de fe, cuando van viendo a compañeros de estudio metidos en el hedonismo y la droga, cuando empiezan a conocer las discordias en otros hogares que piensan tan distinto; entonces, empiezan a saborear la dulzura del hogar en que viven y la razón de sus padres. El niño -y los adultos-, necesitamos un vigilante continuo para orientarnos mientras estamos despiertos. Y ese Guardián sabio y protector sólo lo encontraremos de tejas arriba. Siempre recordaré cómo me han hecho saber en mi escuela que Dios es un Señor sabio, poderoso, justo, principio y fin de todas las cosas, premiador de buenos y castigador de malos. Es claro que Dios por ser demasiado grande siempre resultará indescriptible, y esa punición que nos anunciaba el maestro para los hombres pérfidos, no siempre la vemos consumada en la vida terrena. Pero como Dios nunca es viejo ni muere, allá nos espera cuando el corazón deje de moverse. Y ahí está la clave del «santo temor» (Isaías 8, 13) a ese Guardián amoroso y protector que nos promete la eterna felicidad si ponemos en práctica sus palabras. Siento que todo esto resulte como un cuento de hadas para muchos lectores. Pero a 111

nosotros nos ha ido muy bien educando a los hijos con los métodos que quedan expuestos, y no tienen derecho a quejarse de hijos malévolos aquellos padres que los han instruido conforme a las normas ateas de los gobernantes. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 9-Julio-1997

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36.- TESTIMONIO No tengo tiempo de ver la televisión ni falta que me hace. Sólo me entero de las noticias por la primera cadena a las nueve de la noche. Lo que no me pierdo nunca es el programa «Testimonio» en el canal dos y en torno a las diez de la mañana, los domingos. Cinco minutos sin mezcla ninguna de escandalosos y bullangueros anuncios. El PSOE sólo lo permitía después de las cuatro de la mañana para que nadie pudiera verlo. El cambio de Gobierno modificó la hora en favor de los católicos, pero Testimonio no puede pasar de cinco minutos, «no sea que se conviertan y Yo los sane». Confieso que el buen sacerdote -Santiago Martín- lo hace con reverencia excelente. Siempre nos deja sedientos y conmovidos en la despedida. Con este hombre el fuego se apaga. No deja una sola paja para la combustión, todo es grano. Cuando esto escribo es domingo y termino de ver su programa. También es la festividad de Santa María Goretti. Un tema prodigioso que merece la pena meditarlo, cuando actualmente se juega con la virginidad lo mismo que se puede hacer con los dados. Por eso el reverendo padre Santiago Martín nos ha dicho que casi se ruborizaba al hablarnos de la chiquita con doce años que se enfrentó con un navajero asesino y perdió su vida antes de perder la virginidad. Que tonterías, dirán algunos. Pero es necesario meditar sobre los resultados: 113

cuando María Goretti fue solemnemente beatificada por Pío XII el 27 de abril de 1947 en la Plaza de San Pedro, más de 500.000 personas asistieron a la ceremonia, y un sinnúmero de pañuelos enjugaban las lágrimas de numerosos peregrinos, mientras los periódicos de todo el mundo publicaban el conmovedor testimonio. El asesino de la Santa -Alejandro- fue condenado a 30 años de prisión, y 27 después cumplía su condena y se presentaba en la puerta de la casa de María Goretti para obtener el perdón de la madre de la beata: «Sí, Alejandro, te perdono, ¡cómo no te voy a perdonar si ese ha sido el último pedido de mi santa hija cuando agonizaba en el hospital!». El Sumo Pontífice salió al balcón del VAticano, acompañado de la madre de María Goretti, y por dos de sus hermanas y uno de sus hermanos. Pío XII habló a los peregrinos, venidos de todo el mundo, comparando la Beata María con Santa Inés y denunciando la obra de corrupción que en la juventud llevaba a cabo el teatro, el cine y la moda. ¡Qué diría hoy ese Papa gigante si viera el nudismo y la pornografía y el aborto!. Esto me recuerda cuando en una de las apariciones de la Virgen de Fátima, la Madre de Dios le dijo a Lucía y a sus primos -Jacinta y Francisco-: «Vendrán modas escandalosas que llevarán muchas almas al infierno». Yo no sé a dónde iremos todos, pero las modas escandalosas ciertamente vinieron y nadie lo puede negar. 114

Dos días después de obtener el perdón de la madre Alejandro entraba en el convento de los capuchinos, donde santamente terminó con los días de su vida. Como vemos, la sangre de los mártires no se pierde, porque «el grano que cae en la tierra y muere, da mucho fruto» (Juan 12, 24). Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 12-Julio-1997

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37.- EL ATEO NO PUEDE COMPRENDER AL CATÓLICO Pienso que para saber el extraño por qué de algunas actuaciones personales es necesario tener afinidades con esa persona. Yo tenía un pariente comunista y ateo que me decía concienzudamente: «Los sacerdotes son ladrones discretos que tienen como jefes de la banda a los obispos, y el Papa es el que intenta encubrirlo todo». Y cuando le miraba con cierto estupor, así me decía seriamente: «Los curas estudian cinco años para saber y otros cinco para engañar». Y el avilesino que fue ministro de Asuntos Exteriores -señor Morán-, declara en uno de sus libros que hay algún cardenal que cree en Dios. También don Francisco Umbral nos decía en uno de sus nefastos artículos que «toda esa filosofía antiabortista del Papa y los católicos era una farsa presuntuosa». Pienso que las tres alocuciones expuestas por los personajes referidos, tienen un matiz de ciega y tozuda sinceridad. Si ahora tenemos en cuenta cómo algunos ecologistas consagran su vida enteramente a la protección de los animales, y sabemos que lo hacen con amor y nobleza, ¿cómo se puede dudar que un buen católico no sienta afecto amoroso por los niños que viven exultando en el seno materno?. Pues bien: esto no entra en la cabeza materialista de los señores que anteceden. Ellos entienden que tengan hijos los que quieran tenerlos y que los aborten los 116

que no los desean. Por eso se ha dicho tantas veces que una cultura sin moral puede darnos criminales inteligentes. Cuando Julio Anguita reposaba después de sufrir un infarto, pidió que le llevaran las Obras de San Juan de la Cruz y las de Santa Teresa de Jesús, para desgañitarse unos meses después pidiendo en el Congreso el aborto libre. Por aquí vemos que la fe es compatible con el pecado mortal. Pero esta fe no es más que un sentimiento religioso. Pues lejos de ser comunicativa es insociable, agria, cerrada e inaccesible. Por eso nos dice el apóstol Santiago que «la fe sin obras es inútil, es un cadáver» (Santiago 2, 17). Si después de conocer la vida de Jesús con su muerte y su resurrección, los testimonios que nos han dado un sinnúmero de hombres, momentos antes de ser alegremente martirizados, los miles de milagros que han sido científicamente comprobados y reconocidos por la Iglesia, y los viajes que ha hecho la Virgen a la Tierra con mensajes prodigiosos y profecías que se han cumplido -después de muerta hace dos mil años-, continúan negando la existencia de Dios, tengo para mi que la incredulidad es el mayor de todos los milagros. En ellos, en los incrédulos, se cumple la profecía de Isaías: «Oír, oiréis, pero no entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis. Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y sus ojos han cerrado; no sea que vean con sus ojos, con sus oídos oigan, con su corazón en117

tiendan y se conviertan, y yo los sane». (Mateo 13, 14-15). Se me ocurre pensar que algunos intelectuales que conocer perfectamente la historia de la Iglesia y la vida de Jesús, mientras emplean sus talentos en destruirlo todo, pueden ser los que llevan consigo el pecado contra el Espíritu Santo, sin posible catolicismo ni perdón (Marcos 3, 29). Por eso digo que el ateo no puede comprender al verdadero católico. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 13-Julio-1997

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38.- LA FE DE ORTEGA LARA Todos hemos visto el «zulo» donde Ortega Lara estuvo secuestrado más de 500 días. Era muy necesario dar a conocer hasta dónde pueden llegar las alimañas rabiosas. Hombres desalmados más bajos que las fieras y también desprovistos de espíritu. Ellos saben que se juegan muy poco. Pueden matar a cualquier ciudadano para su popularidad y sus fines lucrativos; les sirven paisanos, trabajadores, políticos, militares, jóvenes o viejos, niños o mujeres; todos somos rentables para los etarras, porque en el peor de los casos, nuestros derechos humanos no permitirían que ellos vivieran en un «zulo» incomunicados del mundo y de sus familiares, como sería justo y provechoso para nuestra paz. Nos parece muy bien que la TV nos lo haya dicho todo para conocerles mejor. Pero son muy pocos los españoles que se han enterado de la fe de Ortega Lara, llegando a poner una cruz de papel en una de las paredes del aposento inhóspito. Era la cruz que soportaba cada día y cada noche. Era la misma en la que Cristo redimió a los hombres de buena voluntad con su sangre y su dolor, y Ortega Lara estaba dispuesto a beber el cáliz: «Matadme, matadme, no quiero salir de aquí». Así les decía a los guardias civiles cuando aún no sabía que eran sus amigos. Pienso que no sería posible resistir tanta soledad y tortura esperando todos los días un tiro 119

en la nuca. Era necesario conocer el valor de la cruz redentora. Era necesario rezar todos los días. Era necesario recordar a María viendo los abucheos sádicos de otros etarras frente a la cruz donde su Hijo mil veces Santo nos iba entregando su sangre y pidiendo perdón para sus verdugos, mientras su Madre permanecía impedida de toda defensión, como la familia de Ortega Lara. Cuando Monseñor Rouco nos pidió a los cristianos y a los sacerdotes que en las misas dominicales rezáramos por los secuestrados, no nos era dado saber que la víctima también comulgaba con nosotros. Pero yo sí sabía que «Yahvé ama y le corrige, y le aflige al hijo que le es más querido» (Proverbios 3, 12). Y Ortega Lara ha sido adicionado entre los predilectos de Dios. Año y medio de cautiverio en la soledad mirando a la cruz de papel y pensando en la de Jesús, es más que suficiente para comprender bien al que le daba fuerzas y le salvó la vida. Recordemos aquellos testimonios de los mártires de la Guerra Civil, y meditemos cómo los hermanos de La Salle de Almería, lejos de negar al Cristo que tanto amaban, todos daban la misma respuesta antes de ser ejecutados: «Viva Cristo Rey». Esto lo comprende muy bien Juan Pablo II. Este hombre no se guarda de decir públicamente que la Virgen de Fátima le salvó la vida. Y nosotros sabemos el fruto copioso del atentado, cuando desde su lecho prometió la 120

consagración de Rusia en unión con todos los obispos del mundo, porque la obediencia perfecta al pedido de María, tal vez no se hubiera llevado a la práctica sin la cruz y el dolor que le produjo el atentado. El resultado no necesita comentarios porque todos lo conocemos. La vida es así: de la cruz, al cielo. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 15-Julio-1997

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39.- EL CERTIFICADO Y UN JAMÓN Un militante de cristianismo me cuenta cómo consiguió llevar a los cursillos de Cristiandad a una meretriz: "Tenía un comercio de muebles. Necesitaba un empleado experto en el oficio y con buen carácter. Me interesé por un viajante que me vendía muebles. Convenimos el sueldo y el empleo. Empezó a trabajar con recatado entusiasmo y muy buenos modales. Los dos estábamos contentos. Un lunes por la mañana llegó con todo el rostro erosionado y triste. Le pedí explicaciones y me contó la historia:" - Hace tres años me enamoré de una ramera y nos casamos. Ayer fuimos al entierro de un amigo y me besó una prima en señal de saludo afectuoso, y cuando llegamos a casa, mi esposa, encelada, se lanzó sobre mi como una tigresa. Le di un empujón contra la esquina del tabique y sufrió una cortada en la cabeza. Se fue corriendo a la Cruz Roja y no sé lo que pasará, pues pasé la noche en vela y todavía no llegó. "A partir de aquel día las desavenencias en casa de mi empleado eran insoportables. Mi conciencia religiosa me decía que no era bueno echarlo del trabajo y desentenderme de todo. Pensé que Dios quería algo bueno del litigio dilemático en que me encontraba. Así decidí persuadir al chico y llevarlo a los cursillos de Cristiandad. El 122

joven aceptó la propuesta humildemente y los hizo. Su reacción fue de benevolencia y perdón por todo lo sufrido con su esposa, pero ésta lo había llevado todo a la justicia por indicación de un abogado mohatrero. Fui a ver al letrado déspota con el mayor recato y sumisión. Le expliqué la benevolencia del chico y la religiosidad que diariamente practicaba. El jurista me dijo que mi empleado entraría en la cárcel del Coto. Continué exponiéndole razones muy concretas y le invité a cenar conmigo, pero era muy difícil doblegarle. El diálogo en la cena fue cordial y la inquina del letrado amenizaba mientras comía una loncha de jamón rebozado con huevo y bebía los vasos de Rioja. Y como me dijo que el jamón era su plato favorito, le prometí que le obsequiaría con un jamón muy bueno al día siguiente." - Mañana -me dijo el jurista- hablaré con la esposa de su empleado y trataremos de resolver el problema amigablemente. Vuelva a mi despacho por la tarde. "Le envié el jamón a media mañana y fui a verle a la hora indicada por él. Me dijo que la chica quería ver a su esposo en la cárcel para que expiara el dolor de los puntos que le habían dado en su cabeza." "Pienso, señor letrado, que la única solución es que la chica hiciera cursillos de Cristiandad". ¡Imposible! -me dijo-, es atea. "Creo que usted podría persuadirla." -¿Cómo?. "Dígale usted que 123

su esposo presentará un certificado que lo acredita como cursillista de Cristiandad y que si ella no lo tiene, pueden perder la demanda. He ahí la conveniencia de que los haga para poder encarcelar al esposo." - Me parece buena idea -me dijo-; la volveré a llamar. "Aquella misma tarde me dice el abogado que solicite la plaza para hacer los cursillos, pues ella está dispuesta a todo por ver a su esposo entre rejas. Unos días después entraba en la casa de Ejercicios de Meres y la conversión fue prodigiosa, pues no veo a nadie en la iglesia con más devoción que la ex ramera, porque "En verdad os digo que los publicanos y las meretrices os precederán en el Reino de Dios" (San Mateo c21, v31)." Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 17-Julio-1997

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40.- ¿A QUIÉN SE APARECE LA VIRGEN? Pienso que hay muchos católicos que no creen en las apariciones de María. Más de una vez he cuestionado con personas -incluso sacerdotes- las visiones de los videntes. La última vez que esto me sucedió se trataba de un corresponsal de «ABC», un periodista católico, honrado, inteligente y bienhechor de su parroquia, don Vicente Fernández. Él me decía que su desconfianza estribaba en saber que la Virgen siempre se manifestaba a niños que no saben ni las primeras letras del abecedario. Supongo que se referiría a los niños de Fátima, a Santa Bernardette de Lourdes y al beato y chiquitín Juan Diego, el indio del Tepayac, que tantas veces se encontró con la Virgen de Guadalupe. Y la pregunta que se hacen los dubitativos siempre es la misma: ¿por qué no se presenta a hombres tan preponderantes como pueden ser algunos dignatarios políticos que todos conocemos?. Pero lo que parece que no han pensado dos veces es que María era una jovencita pueblerina sin más conocimiento que el que nos depara el pundonor y la fe. Y esto no ha sido óbice para saber cumplir prodigiosamente todo cuanto llevaba implícito el ser Madre de Dios y Reina de todos los santos y de los ángeles. Pues nadie como Ella en el mundo hubiera cumplido mejor su excelsa y sublime misión, porque María era la humildad 125

personificada. Y como bien dice San Agustín: «Si quieres ser santo, se humilde, y si quieres ser muy santo, se muy humilde». Y es que la humildad es ser lo poco que uno es. Pienso que no consiste en exigirse mucho y colmar la vida de dificultades. La modestia es esa gran virtud que nos hace ser en todo momento meros instrumentos de nuestro Creador, sin grandes esfuerzos sobre nosotros mismos, como barcos que van a la deriva obedeciendo al mando de las olas, pero seguros de llegar al puerto de salvación. Pensemos en el fruto espiritual del que han sido protagonistas los pastores de Fátima. Meditemos sobre lo mucho que significa el s a n t u a r i o d e Guadalupe para los mexicanos, gracias al niño que lo promovió todo. Reflexionemos sobre si algún mandatario político u hombre ilustre hubiera podido hacer una labor tan meritoria y sublime como la de la jovencita y pastora de ovejas, Santa Bernardette, y después veremos que sabiduría y fuerza les sobran a Dios y a María. Por eso, la predilección del Altísimo y de su Santa Madre casi siempre recae sobre los humildes, es decir, en las almas que predomina la pureza y el candor, porque estas criaturas siempre están abiertas a la gracia santificante, y en ellas no existen fisuras para entrar la estratagema o la maldad que las llevaría a la dubitación y desconfianza, lo que le ocurrió a San Pedro cuando el Señor le autorizó 126

para ir hacia Él caminando sobre las aguas, obligando a Jesús a realizar el milagro dos veces: «Hombre de poca fe, ¿por qué has dudado?» (Mateo 14, 31). Así vemos a quién se presenta la Virgen y a quién debe presentarse. Los genios que no cuentan con Dios, de nada le sirven a Él. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 21-Julio-1997

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41.- TERRORISMO EN LA CALLE, CRIMEN EN LAS CLÍNICAS Y TERRORISMO DE ESTADO Ayer decía un general de Ingenieros en un diario regional que las cárceles en España son hoteles de cinco estrellas. Felizmente no lo sé. Pero me consta que los que no tienen esposa, reciben la visita de la concubina y les entregan las llaves de una alcoba para los deleites sexuales. También leo que a los terroristas no les faltan salas de TV, lectura adecuada a sus mentalidades, diálogos atrayentes con sus colegas y muy buena nutrición. Si a todo esto adicionamos los derechos humanos que les protegen de cualquier erosión que pudieran sufrir al ser detenidos después de cometer el asesinato, veremos que los derechos humanos de los hombres pacíficos y honrados como Miguel Ángel- (sin escolta) están siendo solapadamente vulnerados, mientras el oficio de terrorista es algo semejante a un empleo bien retribuido sin el menor riesgo. Si estas son las leyes que tenemos en vigor, es claro que el terrorismo se perpetuará. Los crímenes en las clínicas todos los sabemos. Hace unos días nos decía el cardenal arzobispo de Barcelona, Ricardo María Carles, que el aborto es la peor de las epidemias que sufre Cataluña, y se escandaliza el prelado porque en esa Comunidad se practican 31 abortos diarios, es decir, 11.315 cada 128

doce meses. Bien es verdad que los médicos cristianos de Cataluña han hecho un manifiesto solidario con la Iglesia, al decir que el aborto provocado son dos crímenes: la disección de un humano vivo y el trauma de por vida inferido a una mujer que jamás olvidará que asesinaron a un hijo suyo. Y lo curioso es que los que se dicen demócratas, no han caído en la cuenta de que si la vida no merece respeto, la mal llamada democracia es peor que las dictaduras, porque todos vivimos amenazados y, consecuentemente, sin libertad. Curioso me parece también que Jordi Pujol se confiese católico, nos diga que cree en la inmortalidad del alma, que Jesucristo es Dios e Hijo de Dios («100 españoles y Dios», de José María Gironella, páginas 326 a 330), que aparezca en la iglesia comulgando y que haga oídos sordos ante tantos crímenes inocentes. ¡Toma nísperos, querido lector!. El terrorismo de Estado también lo conocemos todos. Y si he de ser sincero tengo que decir cuánto me alegraban las muertes perpetradas por el GAL, sabiendo que el que a hierro mata a hierro muere. Y tal vez no haya sido yo solo en España el que me complacía con los GAL, pero es de notar que está destituido de sentido abolir la pena de muerte para los criminales convictos y confesos con la defensa de los letrados correspondientes, y disparar las metralletas contra un grupo de supuestos etarras sin justicia y sin ley.

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La Palabra de Dios nos muestra la gran influencia que tiene el aborto sobre el terrorismo. Pues en el Libro de la Sabiduría, 11, 16 y 17, así dice: «Les enviaste el castigo a las muchedumbres para que conocieran que por donde uno peca, por ahí es atormentado». Y si pecado es el terrorismo, amigo lector, tal vez sobreabunde más en los 11.315 niños incipientes que son vilmente asesinados todos los años, sólo en Cataluña. ¡Veis, veis por qué estamos así!. Donde no hay cabeza todo se vuelve rabo. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 22-Julio-1997 y en «LA NUEVA ESPAÑA» 26-Julio-1997

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42.- TERESA DE LISIEUX Si buscamos el sentido que puede tener el nombrar patrona universal de todas las misiones a una jovencita de 24 años, sin haber salido nunca del convento de las Carmelitas Descalzas de Lisieux, sólo lo encontraremos a través de la fe, sabiendo que la oración es omnipotente. Y Santa Teresita del Niño Jesús consagró su vida a la oración y a la penitencia por todos los misioneros y misioneras del mundo. El día 30 de septiembre se cumplirán los cien años de su muerte. «Quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra. Yo no muero, entro en la vida». Esto decía en la enfermería de su monasterio, mientras esperaba gozosa el encuentro definitivo con el Padre. Tenía tan sólo 24 años. «La Historia de un alma» publicada al año siguiente (1898), y traducida inmediatamente a múltiples idiomas, ha sido desde un principio, un proyecto de vida evangélica asequible y entusiasmadora para todos los que no niegan la existencia de Dios. A San Pío X no le cabía la menor duda: «Es la santa más grande de los tiempos modernos». Fue beatificada el 29 de abril de 1923, y canonizada el 27 de mayo de 1925 por el Papa Pío XI. Él mismo la declaraba «patrona principal de todos los misioneros, hombres y mujeres, de todas las misiones existentes en el universo». La lectura de su biografía es conmovedora. Aparece como una fuerza misteriosa que nos atrae irresistiblemente. 131

El mensaje de Teresa de Lisieux se ha hecho universal. Lo testimonian millones de personas después de leer sus sapientísimos escritos. Instituciones y congregaciones, vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras, nacidas en todo el mundo bajo su carisma y protección, manifiestan la indefectibilidad y pervivencia de la santa. En Cataluña aparecieron las primeras traducciones oficiales de sus escritos en castellano, así como la pequeña obra escrita en catalán, «Vida abreujada». Y cuando fue beatificada se creó el «Centro de propaganda de Santa Teresita para España y América». Pocos años después tiene lugar la fundación del santuario de Santa Teresa del Niño Jesús en Lérida. También corresponde a esta época la inauguración de la parroquia de Santa Teresa del Niño Jesús en Barcelona. Todo lo que antecede nos hace comprender mejor el interés y las bendiciones que Juan Pablo II dedica a las monjas de clausura. Esos palomarcitos que Santa Teresa de Ávila iba construyendo como pararrayos de tantos pecados como se cometen en el mundo. Y en una carta que escribe la vidente de Fátima (Lucía) a su sobrino sacerdote, y que ha sido divulgada repetidamente en varias revistas españolas y extranjeras, así le dice: «Esas dudas que el demonio infunde en tu cabeza para dificultarte el celo apostólico que siempre has tenido, es la falta de oración que dices 132

no encontrar tiempo para hacerla. Ten por muy seguro que el tiempo que dediques a la oración, lo encontrarás muy acrecentado en el trabajo que te propongas realizar después de terminar las plegarias, porque con la oración, Dios engrandece nuestro servicio en menos tiempo». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 26-Julio-1997

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43.- ¿QUÉ HACER EN LAS VACACIONES? Si tenemos en cuenta que nuestro cerebro sólo descansa cuando está durmiendo en sueño profundo y reparador, veremos la conveniencia de que su actuación continua sea provechosa para nuestra salud física, psíquica y moral. Y esto no lo conseguiremos con una aprensión falsa o juicio de una cosa que tiene poco fundamento. Bien porque nos resulta irresoluble, o bien porque nos perturba el descanso y la felicidad que todos deseamos. Entro en este tema después de leer los sapientísimos consejos de Juan Pablo II. Él ha tomado sus vacaciones para ahuyentar un sinnúmero de problemas que tiene diseminados por todo el mundo y también centrados en la Ciudad del Vaticano. Pero nada le impide un descanso saludable contemplando la creación de Dios desde la cresta de las montañas. Dialogando con el Altísimo a través de la oración, y oyendo la palabra de Dios con la lectura bíblica. Pues algunos santos nos dicen que cuando oramos, nosotros hablamos con Dios, y cuando leemos los Sagrados Textos, Él es quien habla con nosotros. Y Jesús nos dice que no estemos pensando en qué comeremos mañana y qué beberemos, pues cada día tiene su afán. Y como el Padrenuestro nos enseña a pedir el pan de cada día, no han faltado santos que no permitían echar las alubias a remojo hasta pasada la media noche. Pues de hacerlo antes, 134

ya estarían pensando en el alimento de mañana. Y lo cierto es que ni en las cartujas, ni en las trapas, ni en los conventos les falta el pan de cada día, lo que sucede a tantas familias desdichadas. Volviendo al Santo Padre, él nos recomienda ejercicio físico en las vacaciones, aprovechando el reposo para la lectura de la Biblia. Pues ya que nuestro cerebro ha sido creado -repito- para no holgar un solo momento, aprovechemos esa palpitación constante en beneficio propio. Y si esto nos resulta imposible motivado por alguna dolencia psíquica, todavía podemos recurrir a las reflexiones de Santa Teresa de Jesús. Pues cuando su imaginación se sublevaba, concentraba sus pensamientos en Dios y le exponía los problemas que le creaba su cabeza, dándole por nombre «la loca de la casa». Yo no sé lo que puede suceder entre los pocos lectores que supongo tendré. Pero lo que sí puedo decirles es que si me centro en las penas y problemas que mi larga vida me viene deparando, la «loca de la casa» me volvería loco a mí también, y gracias al buen Dios y a sus preceptos, nunca he tenido más paz y lucidez que después de saber y creer que todos los males y problemas nos vienen de Dios o Él los permite para un bien muy superior al que nosotros anhelamos. Tengamos en cuenta que nadie ha sufrido más que algunos santos, y éstos nos dicen que cuando nuestras almas abandonen el cadáver, nos lamen135

taremos mucho por no haber sufrido más, lo que no impide que santamente busquemos todos los remedios para calmar las tribulaciones y el dolor. Pues Dios quiere que seamos felices, sin droga, sin exceso de alcohol, sin divorcio, sin hedonismo, sin aborto y sin eutanasia; cambiando los males que practicamos por el bien que podamos hacer. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 29-Julio-1997

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44.- LA FORTUNA DE FIDEL CASTRO Conforme a los datos de la revista «Forbes», Fidel Castro es el cubano más rico del mundo. Su fortuna sobrepasa los 21.000 millones de pesetas. El dictador comunista ocupa el décimo lugar en una clasificación en la que el Sultán de Brunei es el primero, con 38.000 millones de dólares. La noticia nos parece seria si tenemos en cuenta los informes que nos dio en los años 90 un periodista ruso del periódico «Izvestia», el mismo que fue corresponsal en la isla y publicó un reportaje sobre la vida suntuosa de Fidel a cargo de las cuentas del presupuesto cubano. El periodista, que tuvo acceso a Castro varias veces, aseguraba que éste tenía más de 36 casas en todo el territorio cubano, y era cuidado por una escolta personal de unos cuatro mil hombres, supuestamente con todos los gastos costeados por el Estado cubano. Entretanto, los pobres comunistas que le siguen, forman colas interminables para conseguir el mísero alimento que les suministra el Gobierno, y con más rigor a los que detestan la inhumana dictadura. Si ahora tenemos en cuenta que Fidel Castro debe ganar un sueldo como presidente del Consejo de Estado, en pesos cubanos, parece claro que los fondos reservados de Cuba -como los nuestrostambién a él le han aportado pingües beneficios. Como vemos, esto de la igualdad social y la solidaridad no son más que una patraña. Lo 137

importante para los hombres racionalistas es el poder, el dinero y la fama. A las masas se las conquista con buenas palabras y promesas -esto en las democracias- o con las armas si se sublevan más de lo debido, como sucede en Cuba. Lo que no voy a comprender nunca, es cómo sabiendo que sólo les queda un soplo de vida para dejarlo todo sin saber a quién, continúen cosidos y aferrados a la fortuna que bien saben no pueden disfrutar, mientras ese pueblo que dicen defender tan patrióticamente, está recogiendo las migajas como el pobre Lázaro. Y esta parábola que todos conocemos -como todo lo que dice Jesús-, continúa ahora con el mismo vigor que hace dos mil años. La narración que al rico Epulón se refiere, causaba mucha tristeza y pesadumbre a los transeúntes que veían al pobre Lázaro llagado y enfermo mendigando a las puertas del hombre acaudalado banqueteando diariamente. Pero, como a todos, le llegó la hora de partir para la eternidad, y allí, preso en un abismo semejante al que han visto los pastores de Fátima, semi asfixiado por el calor de la gehena, tan solo pedía que le mojaran la lengua con agua, y no le era dado por la fortuna que dejó en la tierra y el menosprecio de los indigentes. Entretanto, Lázaro, como había sido víctima de los tiranos y ricotes, le fue concedido un lugar paradisíaco. Y como no hay mal que siempre dure ni bien que nunca se acabe, llegó el momento de 138

compadecer al rico Epulón y envidiar al pobre Lázaro. ¡Ojalá que no les ocurra todo esto a Fidel Castro y a los demócratas que tantas fortunas usurparon y tantos vieron morirse de hambre. Sinceramente digo que a nadie le deseo el infierno. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 31-Julio-1997

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45.- ETA, HB Y ARZALLUS El señor Arzallus me parece el político más enmarañado que tenemos en España. Se ve claro que disfruta con la polémica. Su forma de expresarse y su semblante demuestran altanería y egocentrismo. El poder que le ha sido conferido por el pueblo le viene muy ancho. Pero su prepotencia le dice que merece mucho más. No tiene el menor conocimiento de su persona. El vínculo que le une a HB y a ETA -por añadidura- nos parece claro. Se manifiesta en contra del crimen y del secuestro. Pero vela por los derechos humanos de las dos bandas, sin tener en cuenta la indefensión en que se encuentran tantos vascos honorables. Arzallus no se cansa de hacer reivindicaciones de diálogo con HB y con ETA. Los hechos que han conmocionado a todos los españoles no le han puesto freno a su deslenguado vocabulario. También requiere el acercamiento de los presos etarras. Mil muertos y miles de heridos no han sido suficientes para seguir manteniendo su postura inamovible. Los proyectos del ministro del Interior -Mayor Oreja- le tienen sin cuidado, o mejor, cuida mucho de que no se lleven a la práctica. No se pueden hacer recortes a la libertad, a la libertad que tienen HB y ETA, porque la libertad que tienen los vascos honrados y trabajadores, tiempo ha que la perdieron totalmente por falta de justicia. ¿Lo sabe Arzallus? ¿Le parece bien? El que lo entienda que lo diga. ¿No siente las voces de Herri 140

Batasuna insistiendo en que hay que apoyar a ETA? ¿Por qué detesta las operaciones políticas que se han puesto en marcha para conseguir el aislamiento de los batasunos? ¿No está viendo que el PNV está participando positivamente en este laudable proyecto?. ¿No basta ya de asesinatos y secuestros? ¿No son bastantes las familias que lloran amargamente?. Se ha comprobado muchas veces que la corrupción de lo mejor, es lo peor de lo corrupto, y Arzallus viene de la institución más noble y sublime que tenemos en España y en el mundo. Ha sido un discípulo de San Ignacio de Loyola. El mandatario político ha hecho su carrera en el mejor de los seminarios. Ha celebrado algunas misas y, frustrado en su vocación por la soberbia, al no encontrar eco entre los humildes, se pasó al bando de los disidentes para acrecentar su altanería y conseguir notoriedad y fama. Salvando las raras excepciones -que en todo lo hay-, líbreme Dios de los disidentes de la Iglesia, como pueden ser sacerdotes o ex seminaristas. Pues la frustración sufrida por estos señores, casi siempre les lleva a un antagonismo sin razón ni piedad. Y el orgullo que han visto aplastado por la humildad de sus compañeros lo reavivan después de abandonar la sotana y mueren sin dejar de ser los prototipos detractores de la Iglesia de Cristo, llegando -como hemos visto en el señor Arzallus- a intimidar al mismo santo Padre, para hacerle nombrar un obispo a su antojo.

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Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 3-Agosto-1997 y en «LA NUEVA ESPAÑA» 9-Agosto-1997

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46.- LA TRANSFIGURACIÓN ¡Oh memoria, enemigo mortal de mi descanso! (Cervantes, Don Quijote). Obvio me parece que Cervantes tiene razón, pero si conseguimos el dominio del pensamiento, también la memoria puede servirnos para recrear nuestros pensamientos en lo bueno que hemos vivido. Pues al llegar el 6 de agosto me viene a la retentiva la Transfiguración del Señor, porque hace algo más de 13 años me encontraba yo -en compañía de mi esposa e hijos- en la meseta del monte Tabor contemplando el ábside del templo donde se apareció Jesús transfigurado hablando con los profetas Elías y Moisés. Y al pensar que Jesucristo quiso manifestar su poder con el misterio de la Transfiguración, dejándonos como testigos oculares a Pedro, Santiago y Juan, nos encontramos con un símbolo sensible de la gloria que nos espera cuando nuestros corazones dejen de moverse. El Señor también quiso que los testigos fuesen tres para que nadie dudara de su testimonio. Pero es de notar que no lo hizo públicamente para enseñarnos a guardar el secreto de las gracias o favores espirituales que recibimos. Pues quien se envanece de esas gracias no está guiado por el espíritu de Dios, sino por el amor propio o el orgullo que siempre le exponen a ilusiones peligrosas. Los verdaderos discípulos de Cristo aman la luz y la contemplan desde la oscuridad, sin dejar 143

por eso de invitar a todas las criaturas a alabar con ellos a Dios, teniendo por lema las palabras de Tobías: «Mi secreto para mí» (Tobías 12, 7). Tal vez por eso Jesucristo quiso realizar el milagro lejos de las miradas humanas, y condujo a los tres apóstoles elegidos a una montaña despoblada, después de anunciarles -según su costumbre- que deseaba retirarse a orar en la soledad. El monte Tabor es una montaña gallarda con gran altitud que se yergue en la llanura de Galilea. Y aquél fue el lugar elegido por Dios para mostrarnos su mayor gloria. Y es de tener en cuenta que la Transfiguración tuvo lugar mientras oraba, porque en la oración es donde las almas reciben con más frecuencias las consolaciones divinas. Es lamentable que tantos cristianos ignoren los grandes efectos de la oración, por no haberse consagrado a ella con fervor y perseverancia. Pienso que un cristiano bien dispuesto no puede dejar nunca la oración profunda y meditada. Y esto se puede afirmar porque así lo testifica Jesús: «Orad, orad para no caer en tentación» (Mt. 26, 41; Mc. 14, 38; Lc. 22, 46). Estoy convencido de que ningún sacerdote abandona su ministerio antes de abandonar la oración. La plegaria es como el óleo que se va depositando en la alcuza para que la luz no se apague. Y cuando el aceite se termina, ya sin el fulgor divino, todo el contenido de los Sagrados Textos, les parece el compendio de una novela fantasmal, bus144

cando después lo tangible, como puede ser una señorita elegante, con la cual se nos presentan en la TV basura diciéndonos que Dios no existe y haciéndose famosos con la soberbia inferida, olvidando lo que dicen los canonizados: «El que ora se salva, y el que ora mucho se hace santo». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 7-Agosto-1997

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47.- EL ATEO NO EXISTE: MIS REFLEXIONES La palabra «ateo» se atribuye al que niega la existencia de Dios. En esta falta de sinceridad se encuentran muchos millones. Pero ninguno puede probar que tiene razón. Un raciocinio sensato no puede negar lo que no sabe. La sinceridad consiste en expresarse con veracidad huyendo del fingimiento. La simulación puede sacarnos airosos de un apuro, pero el triunfo que nos depara es fugitivo. El embuste es mucho más pesado que la verdad. La evidencia ha sido creada en el hombre para descanso de su conciencia. La fuerza de la sencillez es muy capaz de detraer a la altanería y el orgullo. En un parque zoológico he visto a un elefante apocado cuando un cordero acercaba el hocico a su trompa. Y cuando salgo al parque me admira ver a los gorriones usurpando el alimento que las buenas gentes les propinan a las palomas, mientras que estas aves tan sencillas y superiores, respetan la osadía y audacia de los gorriones. Por eso Jesús nos manda ser sencillos como palomas. Y es de notar que las palomas no tienen hiel como nosotros, carecen de amargura, aspereza o desabrimiento. Dios ha dotado al hombre de talento y razón. El buen raciocinio es hijo de una conciencia limpia que nos habla constantemente. No podemos conculcar el alma. Ese radar que nos descubre el bien que podemos hacer y se altera -como el termostato- con el mal 146

que hacemos. El intelecto nos dice que debemos de pisar siempre sobre el asfalto. No importa que el trayecto sea redoblado, lo importante es saber que por ese camino llegaremos un día a la «Ciudad de Dios». Al ilustre escritor, notable psiquiatra y psicólogo, Juan José López Ibor, le acometían grandes dudas sobre la existencia de Dios; con este motivo solicitó audiencia con el Papa Juan XXIII; le expuso cómo el razonamiento de su cabeza y de sus estudios no compaginaban con los preceptos de Jesús. El Santo Padre le dijo: «Los caminos de Dios no son nuestros caminos. Y el Espíritu que nos ilumina no entra donde el pecado anida. Cuando tenga un momento apacible haga un examen de conciencia y confiésese. Después, en gracia, busque a Dios y lo encontrará». El ilustre doctor correspondió a la humildad que Juan XXIII le había sugerido y no dudó más. El filósofo y naturalista inglés, Rogerio de Bacon, así nos dice: «Dios no hizo jamás milagros para confundir el ateísmo, porque basta su obra de cada día». Y G. Giusti nos dice que «el ateo es necesariamente el enemigo número uno del género humano y de sí mismo». También nos dice G. Mazzini que «aquel que puede negar a Dios ante una noche estrellada, ante la tumba de sus seres más queridos, ante el martirio, es un gran infeliz y un gran culpable». Y he dicho que el ateo no existe porque lo que le falta al hombre antirreligioso es la sinceridad para vencer la cerrazón y decir, al menos, que no sabe. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 8-Agosto-1997

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48.- EL PREDILECTO DE LUCÍA La Vidente de Fátima (sor Lucía) ha tomado como modelo de santidad a San Juan Berchmans, cuya festividad se celebra el día 13 del actual mes de Agosto. Para Lucía -y para San Juan- la santidad consiste en hacer las cosas ordinarias extraordinariamente bien. Es decir, pensar, vivir y actuar siempre como Dios quiere conforme a la Palabra del Padre revelada por su Hijo, porque aquél que no se fija en lo poco, jamás llegará a lo mucho (Lucas 16, 10). «Si no llego a santo mientras soy joven...», había dicho Juan Berchmans, «... nunca llegaré a serlo». Murió cuando apenas contaba veintidós años. Es uno de los santos más jóvenes de la Compañía de Jesús, exceptuando a San Luis Gonzaga y a San Estanislao de Kostka. Pero estos dos pertenecían a familias de la alta aristocracia, mientras San Juan Berchmans era hijo de un humilde zapatero, y siendo tan brillante en sus estudios, sus profesores consiguieron llevarle al Colegio de Roma cuando tenía 18 años. Juan no se ahorraba los mayores esfuerzos ni rehuía nunca las dificultades que le planteaban su pobreza y sus detractores. Él sabía que con la oración y el trabajo todo se vence. Se levantaba a las cuatro de la mañana para hacer oración hasta que el horario colegial le reclamaba. El padre Massucci -director espiritual de los estudiantes-, declaró por su parte: «No he conocido a un joven 148

de vida más ejemplar, de conciencia más pura y más alta perfección que Juan». El pequeño Juan amaba tiernamente a su madre. Una mujer recatada y modesta que siempre estuvo enferma. Y una semana después de entrar en el noviciado, superadas algunas objeciones por parte de su padre, así les escribe: «Os suplico humildemente, a vos, mi respetado padre, y a vos, mi amada madre, que, en nombre de vuestro afecto paternal por mí, y de mi amor filial por vosotros, vengáis aquí el miércoles por la tarde a más tardar, para que yo pueda deciros: «Os saludo y adiós», lo mismo que vosotros a mí, cuando entreguéis a este vuestro hijo al Señor Dios, quien me dio a vosotros». Pero como la cruz nunca puede faltar a los santos, la visita que esperaba de sus padres con vehemente ilusión amorosa, se trastocó con la muerte repentina de su madre, y 18 meses después, su padre, zapatero, profundamente espiritualizado por el ejemplo de su hijo y la veneración que sentía por su santa esposa, recibió la ordenación sacerdotal y obtuvo una canonjía en su ciudad natal. Pero esa alegría que conlleva el ser ministro de Dios, rápidamente fue sesgada por la muerte de su hijo Juan. Falleció el 13 de agosto de 1621 en Roma. Y durante sus funerales hubo escenas conmovedoras, los milagros por su intercesión se sucedían semana a semana. Los grabadores de aquella época hicieron 149

24.000 copias de su imagen, sin contar las obras de artistas ni los lienzos de los grandes pintores. La beatificación de San Juan Berchmans tuvo lugar el año 1865 y su canonización en el de 1888. El amable lector puede ver cómo el fruto de las almas que se entregan a Dios siempre perdura hasta el fin de los tiempos. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 12-Agosto1997

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49.- SIETE MÁRTIRES MÁS SERÁN BEATIFICADOS Siete de los capuchinos que fueron fusilados en Gijón el 14 de agosto de 1.936, serán beatificados por Juan Pablo II, lo que viene suscitando una gran polémica entre vencedores y vencidos. Algunos republicanos entienden que también debieran de beatificar a los mártires del otro bando. Cierto es que si doloroso nos parece el asesinato de los siete capuchinos asturianos, también nos parece muy lamentable la muerte cruenta de los milicianos que perdieron la vida en defensa de un ideal político. Pero es de tener en cuenta que la santidad no se puede politizar. Mártir es aquella persona que padece muerte por amor a Jesucristo y en defensa de la religión cristiana. Son mártires los hombres que mueren pidiendo a Dios perdón por los verdugos que les torturan y ejecutan. Y esta nobleza y generosidad no son virtudes innatas en la persona humana, son gracias muy especiales que Dios concede a los hombres impregnados de santidad antes de llegar al martirio. Pues si les falta la fuerza del Espíritu Santo, no conseguirían vencer el instinto más fuerte que preserva nuestras vidas. Y nos parece absurdo subir a los altares de la Iglesia a los supuestos héroes que mueren en defensa del materialismo dialéctico y con aversión a la Iglesia de Cristo.

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Pienso que las críticas que le están haciendo al Arzobispo de Oviedo son injustas. Monseñor Gabino ha considerado muy solventes las pruebas periciales que fueron realizadas el pasado mes de mayo. En consecuencia, y fiel a su probo deber, la Iglesia asturiana le ha dado el visto bueno y espera que el Vaticano lo haga definitivamente. Entretanto, algunos personajes de la izquierda entienden que debe de guardarse el mismo respeto a los muertos de un bando que a los del otro. Tengo para mi que monseñor Gabino lamenta igualmente las muertes causadas por los dos bandos, y no todos los obispos actuarían con la misma imparcialidad que lo viene haciendo el máximo responsable de la Iglesia asturiana. Pues don Gabino es un hombre ecuánime, paciente y moderado. Pero no se puede conculcar lo que es justo y el bien que pueden hacer las siete biografías que saldrán a la luz cuando los siete mártires sean beatos, sabiendo que a nadie pueden hacer daño, ni siquiera menoscabar los que han muerto en defensa de otros ideales. Claro que este reconocimiento a los mártires nos hace memorizar la crueldad de muchos hombres. Pero también nos muestra la grandeza de muchas almas y el bien que podemos hacer los que aún vivimos; todo en suma, es cultura y ejemplo para luchar por la paz y desterrar el odio y las guerras, con la esperanza de que algún día reine Cristo en todos los corazones de los hombres, y así aprendamos el ejemplo que nos

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dieron los siete capuchinos gijoneses y los 232 beatos que han sido víctimas de la Guerra Civil española. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 14-Agosto-1997

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50.- LA INFLUENCIA DEL MALIGNO Cuando el hombre carece de un ideal cognoscitivo y sublime, puede ser vulnerable a cualquier viento que le sople al oído con agradable suavidad, porque nadie conseguirá ser él mismo sin antes saber que no lo es. La trivialidad de muchos hombres casi siempre es tan vulgar como los mismos que le enseñaron a serlo. El drogadicto, el hedonista y el malhechor no existirían, si hubieran tenido como enseñador al único Maestro y al único Señor: Cristo (Juan 13, 13-14). Cuando Dios hablaba con Moisés, éste le hizo una pregunta clave para toda la Humanidad: «Cuando me pregunten los israelitas: "¿Cuál es tu nombre?", ¿qué les responderé?». Dijo Dios a Moisés: «Yo soy el que soy.» (Éxodo 3, 13). Es decir, no soy copia o imitación de nadie. Esto quiere decir que para alcanzar nuestra excelsa categoría de hijos de Dios, sólo tenemos que copiar del que es «El que es». Si seguimos las corrientes mundanas, nuestro paradero -después de ser desgajados del Árbol- puede ser como el de las hojas enlodadas que lleva el correntío hasta finalizar en las alcantarillas. El que más se aproxima a ser el que es, es el santo y el mártir. El hombre maligno y el disoluto no tienen ninguna influencia sobre ellos, porque el conocimiento de la Verdad les hace invulnerables a todos los males. Cuando llegó a España por primera vez Juan Pablo II, al despedirnos desde la escalerilla del 154

avión nos dijo: «España, se tu misma». Es decir, no copies de las naciones que te rodean. Sigue siendo la reserva espiritual de occidente. No al hedonismo, no a la droga, no al divorcio, no a la delincuencia, no al libertinaje, y mil veces no al aborto. Pero el halago de los malignos extranjeros, los homenajes que nos rendían al desgajarnos del camino, de la verdad y de la vida; todo en suma, nos fue llevando a la ceguera evangélica y, ya sin luz, los barcos extranjeros atracan en los puertos de España cargados de droga, la juventud noble e ingenua, buscando el placer que la vida no tiene, todo son lágrimas en muchos hogares. Las pobres chicas, arrastradas por los malos ejemplos de la TV y de las revistas pornográficas, también se lanzan al ruedo en busca de un placer fugitivo que rápidamente las lleva al desplacer, a las clínicas abortivas y a la tormentosa depresión. Y las que están casadas y alguien les sopla al oído con promesas de un nuevo idilio lleno de placeres, viendo que tantas lo hacen así, terminan destruyendo una familia entera y siendo víctimas del modernismo que propugnan los hombres materialistas en la TV, costeado por el erario público. Y como el pecado y los lujos se pagan muy caros, los impuestos se han multiplicado por cien, decenas de miles de empresas tuvieron que cerrar, los trescientos mil parados que teníamos ascendieron a tres millones, la necesidad de robar es muy acuciante, las leyes son permisivas y los tres mil 155

reclusos que teníamos ascendieron a cincuenta mil, sin contar esos trescientos o quinientos mil que entraron por una puerta en la prisión y tan injustamente salieron por la otra. Y esto es así porque en el vacío de la autoridad entra el pecado para corromperlo todo. Y envueltos en el caos, los etarras siguen matando y matando, y las buenas familias llorando y llorando, pues, como alguien ha dicho por ahí, donde no hay cabeza todo se vuelve rabo. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 15-Agosto-1997

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51.- MUCHO NOS QUEJAMOS «Qué poco sabe del mundo el hombre que se admira y se queja con facilidad» Joaquín Setanti. Casi todas las lamentaciones del hombre están implícitas en el bienestar que otros aparentan tener, porque la medida de una cosa resulta de haberla comparado con otra. Pero el número de personas que mira hacia los que vienen atrás es muy exiguo. Por eso son muy contados los que están contentos con su suerte. Si reflexionáramos con sensatez oteando las desdichas que sufren tantos millones en el mundo, nos preguntaríamos el porqué Dios nos ha dado tanto bueno como tenemos. Sólo después de una desgracia se comprende muy bien la dicha que no supimos valorar. El hombre busca la felicidad en la tierra sin saber que no existe. En este sentido, el increyente tiene más razón que nosotros; él oye la palabra de Dios desde la sordera, y los creyentes le hacemos poco caso. Pues si Jesús nos ha dicho que no podemos seguirle sin tomar la cruz de cada día, ¿qué esperamos? ¿No es éste un motivo para aumentar nuestra fe, cuando diariamente experimentamos esa realidad?. Lo curioso de los cristianos es que las quejas que más abundan en sus disertaciones van contra su prójimo. Algo así como el clavo que se lamenta del martillo sin fijarse en la mano que lo mueve. ¡Cuántas quejas tenemos los católicos tan ilógicas como ésta!. Y, ¡qué pocos cristianos saben encontrar consuelo en las adversidades de la vida!. 157

Hace poco me decía el director de un periódico que tenía noventa empleados y noventa problemas, y que lo que a él le gustaría era ser jefe de redacción; unos meses después, ese jefe de redacción al que el director se refería, me mostraba el funcionamiento y las instalaciones del periódico y me contaba lo desagradable que resulta depender de otro; él quería ser director. Y es que la cruz que cada uno lleva siempre le parece la mayor. Alguien me contó una anécdota que me parece razonable: Fray Melchor era el portero de un convento, el que a todos tenía que obedecer, y este hermano se quejaba y se quejaba de su cruz. Él quería ser como los padres que tanto sabían y tan felices eran. Un buen día se le presentó un ángel, le cogió de la mano y los dos juntos bajaron a la cripta. El ángel le mostró una mesa donde reposaban todas las cruces de los 22 frailes, y así le dijo a fray Melchor: «Vete tanteando todas las cruces de tus superiores y quédate con la más ligera y benigna». Fray Melchor fue sopesando una a una, y al terminar, le dijo al ángel: «Encontré la más suave de todas, gracias espíritu de luz». El ángel le preguntó: «¿Has visto la inscripción que tiene debajo?». -No. «Mírala y léela en voz alta»: -¡Fray Melchor!. -¡Es la mía. No me quejaré más!. Terminaré con dos preguntas: ¿Cuántos son los católicos que viviendo sedientos de justicia y 158

hambrientos de pan, encuentran el gozo y el consuelo en las Bienaventuranzas de Jesús tan llenas de promesas para los que así sufren?. Y, ¿cuántos son los ricos católicos que comparten sus riquezas con los más pobres, sabiendo la condena que Jesús les anuncia si no lo hacen?. Por eso los increyentes no nos hacen caso. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 20-Agosto-1997

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52.- MÁRTIRES DE CHINA La Iglesia católica conmemora hoy (20 de agosto) la festividad de 25 mártires en Tonkín, entre los que se encuentran algunos asturianos y gallegos. Todos ellos fueron beatificados por Pío XII el 29 de abril de 1.951. La ascensión al trono del emperador Tu-Duc en Anam (antiguo imperio de Asia) en 1.847, desencadenó la persecución más cruenta y sádica que se haya tenido noticia en aquel país. Este monstruo cruel, enrevesado y repugnante, quería erradicar de su tierra todo cuando con Cristo y con Dios se relacionaba. Parece que la carga de monstruosidades que habían puesto punto final a su innata conciencia, suscitaban en él ese instinto salvaje que actúa como acto de defensa propia, y al no poder evadirse de sí mismo, buscaba el desahogo torturando y ejecutando a los que llevaban el espíritu de Dios en sus almas, tal vez esperanzado de que Dios muriera también para librarse de las penas eternas. Pues el que cree que Dios no es nada, nada le pueden molestar los que en la nada creen. La primera víctima fue monseñor José Díaz Sanjurjo. Este había nacido en 1.818, cerca de Lugo, España, y los soldados de Tu-Duc, después de sangrientas torturas, le cortaron la cabeza. Le siguió por el camino del martirio su coadjutor, monseñor Melchor García Sampedro. Éste nació cerca de Cienfuegos, en Asturias. Hizo sus estudios brillantemente en Oviedo. Fue consagrado obispo el 10 de septiembre de 1.855. 160

Tres años después le llevaron a la prisión inhumana -en Tonkín- que tenían reservada para los cristianos, y veinte días más tarde, le sacaron de la cárcel cargado de cadenas al lugar del tormento. Después de arrojarlo por tierra, desnudo y descoyuntado, lo ataron fuertemente a una estaca. Los esbirros le cortaron las manos y las piernas, mientras él decía: «¡No conseguiréis amedrentarme! ¡Mi fuerza es Jesús! ¡Con Él resucitaré! ¡Perdónales, Dios mío!». Finalmente, le cortaron la cabeza y le arrancaron las entrañas. Después, todos sus despojos fueron echados a los elefantes para que los pisotearan. Misteriosamente, esos animales no quisieron obedecer a sus domadores, y los testigos, aterrorizados, avisaron al ordenante emperador, quien mandó dar muerte a las bestias a cañonazos en el mismo lugar de la ejecución. Al padre de familia, Laureano Nogon, encarcelado por negarse a pisar la cruz de Cristo, lo llevaron al tribunal. El juez inicuo, tratando de hacerle flaquear, le dijo: «Eres todavía muy joven, ¿por qué quieres morir?. Pisotea la cruz y podrás regresar con tu familia». Laureano respondió: «Profeso la religión del Señor del cielo y de la tierra y no renegaré de Él jamás. Si me dejas vivir, está bien; si no, muero con mucho deleite». Al día siguiente, dejando a su esposa e hijos, fue torturado y muerto. La historia nos sigue diciendo la misma suerte que corrieron los 21 mártires restantes. Pero tenemos que limitarnos para que nuestros 161

hermanos y adversarios encuentren espacio y puedan exponer libremente sus respetables ideas. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 21-Agosto-1997

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53.- ¿POR QUÉ CRECEN LAS SECTAS? Pienso que los grupos o hermandades que se congregan en una secta religiosa carecen de obstinación maldadosa. Los motivos que pueden llevarles a conformar una secta son muy variados. Conozco el caso de una señora mayor que vivía en la soledad de su casa, y como el trabajo y las ocupaciones hogareñas no le permitían frecuentar la Iglesia católica ni cultivar la poca fe que tenía, a través de los sacramentos y de la oración, la estaban cautivando los testigos de Jehová con frecuentes visitas a su casa y con la pericia que no recibía de los católicos. Informado de la situación en que se encontraba la señora susodicha, le di una explicación sencilla y clara del dislate que iba a cometer abandonando nuestra Iglesia católica, advirtiéndole cómo tenía que renunciar a la Mediadora de todas las gracias, a la Madre de Dios y refugio de todos los pecadores: María. Asimismo, al abandono del cielo que Jesús nos promete al negarle como Hijo de Dios, sabiendo que su mismo Padre lo ha testificado en el río Jordán y en el monte Tabor. También le hablé de los millones que suman los santos, cardenales y obispos, exegetas y teólogos, papas y mártires, que con su excelsa sabiduría y con la gracia infusa del Espíritu Santo, todos nos han dado por bueno y veraz el Evangelio de Jesús.

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La buena señora se acercó a nuestro grupo apostólico y ahora se siente muy feliz rezando los quince misterios del rosario diariamente y comulgando cada día que amanece. El buen ejemplo que nos ha dado esta mujer piadosa, nos muestra cómo los que se dicen católicos y pasan a las sectas, cierto es que nunca han conocido las gracias que Dios va derramando sobre los cristianos que son coherentes con los preceptos de Jesús. Por aquí vemos que si el conjunto de seguidores de una parcialidad religiosa crece, es porque desconocen las verdades que profesa la Iglesia católica, reveladas por Dios a través de su Unigénito, y puestas en práctica por todos los canonizados y por tantos millones que el mundo no conoce. Pienso que si los sectarios tuvieran un Dios tan poderoso y ejemplar en obras y palabras, en miles de prodigios que ha hecho y mostrado al mundo, y con su muerte amorosa por nosotros y con su gloriosa resurrección, ya no les quedaría a los sectarios un ser humano que no los siguiera. Por eso los cristianos tenemos que reconocer nuestros pecados de omisión y el porqué de las sectas crecientes. Benavente ya nos decía que «la fe, o es todo oscuridad, o es tanta luz que al deslumbrar nos ciega». Y yo digo que el hombre que no tenga dudas de fe, nada tiene que envidiar a nadie, pues en su santa creencia están implícitas todas las 164

riquezas terrenas y todas las gracias celestiales. Tal vez por eso nos dice Friederich Bodenstedt: «Tan grande es su fe, que si le aconteciera caer, creería que todo el mundo se derrumbaba con él». «Si la fe no fuera la primera de las virtudes, sería siempre el mayor de los consuelos. En realidad, es ambas cosas». Así dijo la ilustre escritora Cecilia Böhl de Faber, hablando un día con el Padre Coloma, de quien era gran amiga. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 23-Agosto-1997

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54.- IR A MISA Conforme a las últimas estadísticas que fueron publicadas por la Conferencia Episcopal, en España asisten a Misa 13 millones de fieles. Esto quiere decir que unos 20 millones pierden el sacrificio incruento de la ley de la gracia, en que bajo las especies del pan y vino, ofrece el sacerdote al Eterno Padre el cuerpo y la sangre de Jesús. La primera Misa se dijo en el Cenáculo, y fue el principio de todas las demás. Ha sido una orden de Jesús: «Haced esto en memoria mía». Entro en este tema tan conocido por todos cuando estoy leyendo el libro titulado ORAR, tan sabiamente fraseado por la Madre Teresa de Calcuta: «La Misa -nos dice- es el alimento espiritual que me sustenta. Sin ella no lograría mantenerme en pie un día, ni siquiera una sola hora de mi vida». También nos dice cómo en los suburbios se puede ver a Cristo y tocarlo en los cuerpos desgarrados. La Madre Teresa entiende que la santidad consiste en aceptar con una sonrisa todo lo que Dios nos envía. Es decir, el «hágase Tu voluntad» que nos enseña la oración suprema de la Iglesia. La religiosa también cree que la santidad no es un lujo de unos pocos, sino un deber de todos. Ella entiende que la muerte no debería entristecer a nadie. Y lo único que le parece más penoso es saber que no somos santos. Pero considera santos a todas las personas que viven de acuerdo con la 166

ley que Dios nos ha dado. Y san Buenaventura ya nos decía que «hay en la Santa Misa tantos misterios como gotas de agua en el mar; no sé si jamás ha salido de la mano del Altísimo misterio más profundo». Cuando Jesús se presentó a sor Josefa Menéndez, así le dijo: «En el momento de instituir la Eucaristía vi presentes a todas las almas privilegiadas que habían de alimentarse con mi cuerpo y mi sangre. Para unos sería remedio a su debilidad; para otros, fuego que consumiría sus miserias y los inflamaría de amor. Ah... esas almas reunidas ante Mí serán como un inmenso jardín, en el que cada planta produce diferente flor, pero todas me recrearán con su perfume». San Gregorio también nos dice que «mientras se celebra la Misa por un difunto, el fuego que le atormenta cesa toda su intensidad». Y Santa M. Magdalena Postel creía que si comprendiéramos el valor de una Misa, se andaría hasta el fin del mundo para asistir a ella. También Jesucristo le habló al beato Alano: «El poder de mi Padre es tan grande que creó el Cielo y la Tierra de la nada; pero el del sacerdote es tal que hace nacer al Hijo de Dios en la santa Eucaristía». ¿Creemos todo esto los 13 millones de españoles que asistimos a Misa?. ¡Oh!, si lo creyéramos, ¡cómo cambiaría el mundo!. Eso es lo que estuvo intentando el Santo Padre en París con 500 mil jóvenes. Pero éstos no sabrán que antes de las manifestaciones 167

públicas hay que pasar muchas horas silenciosamente meditando en el Sagrario. Allí, sólo allí está el Único que nos puede dar fuerza para trocar la maledicencia por el amor y la humildad, para que el mundo se convierta, para que tengamos paz, para que todos los seres humanos puedan comer un plato de lentejas y una barra de pan, y para que nadie se condene. Copiemos de los santos, dejemos de condenar a nadie, y todo irá bien. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 24-8-1997

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55.- EL MEJOR SEMBRADOR Si la palabra «progresismo» se aplica a un partido liberal que tenía por mira principal el más rápido desenvolvimiento de las libertades públicas, nos parece que el significado de ese vocablo tiene que ser trocado por «dictadura inmunda». Pues esto es lo que se vive hoy en los países más «progresistas», donde nadie carece de una puerta blindada en su casa ni puede hacer un depósito bancario sin llevar el dinero en las entretelas de su atuendo. Y si las personas mayores y honorables detestan esa falta de libertad que les propina el progresismo, estamos viendo una juventud sana e inteligente que ven muy claro el dislate de tantos mandatarios políticos. Por eso hemos visto 500.000 jóvenes de 150 naciones desbordados de alegría cercando al Santo Padre en París. Éstos y tantos millones que no han podido ir por falta de medios económicos, son los líderes del futuro que no se conforman con una visión del hombre exclusivamente materialista. Y como Juan Pablo II es el mejor sembrador de todos los bienes, él quiere dejar -y deja- un legado voluminoso de libertad, justicia y paz para la juventud actual y las generaciones venideras. Karol Vojtyla sabe muy bien que los desmanes del materialismo dialéctico tienen que ser atajados por los jóvenes que se acercan a Cristo. Él no está poseído de ese carisma innato que el mundo le 169

atribuye -y es verdad que lo tiene-. El Papa lleva consigo la verdad y la justicia que Cristo le enseña en los Evangelios. Y como son muchos los millones que están hartos de embustes y promesas, donde Juan Pablo llega, suscita el aplauso y el grito estentóreo que brota del júbilo al encontrar descanso las injusticias y el dolor. Él lleva y propala esa fuerza que viene de lo alto y nos enseña el camino, la verdad y la vida; porque es hombre de penitencia y oración. Y como la oración bien hecha es omnipotente, sólo él -y nadie más- consigue el desplazamiento de cuatro millones de personas en Manila para ver un hombre recio con rústica apariencia, pero impregnado de santidad. Juan Pablo II es un santo enamorado de Jesús y de María, y sabiendo el sufrimiento que la Madre y el Hijo han sufrido en la Tierra, él lo acepta con gusto y perdona a los mismos que han querido matarle. Pues conoce el amor que Cristo y su Madre nos tienen, y el Papa les sigue y nos quiere también. Por eso sus primeras palabras a los 500.000 jóvenes, fueron estas: «Que el amor y el servicio sean las primeras reglas de vuestra vida», lo que nos ha dejado bien claro San Agustín: «Ama y haz lo que quieras». También hemos visto cómo el presidente francés -Jacques Chirc- ha evocado el mensaje de amor, de paz, de solidaridad y de esperanza 170

lanzado por el Papa y los problemas de la juventud. Que copien, que copien y aprendan los jefes de Gobierno las lecciones del Vicario de Cristo y todo irá muy bien. Pues un mundo sin Dios es mucho peor que un banco sin dinero y una fuente sin agua. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 26-8-1997

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56.- EL PROBLEMA DE NO TENER PROBLEMAS «Problemas siempre los tendrás», así me decía un gran profesional con el cuero cabelludo al descubierto; y lo más duro de mi larga vida lo sentí mientras sólo una cuestión me acechaba, porque cuando una dolencia llega a su punto culminante, la suma del dolor está completa y no admite más adiciones. Por eso nos parece que lo normal y bueno es tener muchos problemas al mismo tiempo, sin que ninguno consiga desarraigar al otro y turbarnos la paz. Pero también existe -y es numeroso- el problema de no tener problemas justificados; y esta cuestión tan penosa es la más difícil de resolver. Cuando don José María Lara disfrutaba de una familia honrada, robusto de salubridad y pingües beneficios en todos sus negocios, se adentró en el problema de no tener problemas, y no pudiendo resistir más, le fue a pedir auxilio al eminente psiquiatra Juan José López Ibor, y el ilustre doctor le dijo: «Su problema no se resuelve con medicación. Entregue toda su fortuna a las obras de caridad y comience la vida de nuevo, después verá cómo va encontrando soluciones a los múltiples problemas que esta decisión conlleva. Pues los problemas injustificados que ahora me expone, no tienen otra solución». Pienso que la mayor parte de las depresiones afloran en el hombre después de tenerlo todo he172

cho. Por eso Dios nos dice que «debajo de mi Reino todos ganaréis el pan con el sudor de vuestra frente» (Génesis 3, 19). Él quiere que todos seamos útiles a la sociedad. La palabra «jubilación» viene de júbilo, pero a mi me parece que ese vocablo está tergiversado, pues si júbilo es «viva alegría», la jubilación del que no se dedica a hacer nada, no es más que el ostracismo, es decir, el principio del fin. Conozco a personas que después de jubilarse dedican todas sus energías a las obras de caridad que Cáritas nos brinda a todos los cristianos -y a los que no lo son-, y las horas de ocio las pasan en la Iglesia asistiendo a misa diariamente y adorando al Señor en el sagrario. Estas almas buenas sí disfrutan del júbilo que les anuncia la jubilación. También conozco a los jubilados que siendo increyentes todo lo han dado por hecho y van sufriendo continuamente el penoso «trabajo» de no trabajar. Estos señores habían puesto la meta de su felicidad cuando abandonaran el trabajo que tanto les pesaba, y lo que nunca se habían imaginado era que el peso de no hacer nada es más pesado que el trabajo. Pienso también que el hombre no puede vivir sin esperanza, y el que todo lo ha dado por hecho y no cree en el más allá, es un desesperanzado lastimoso. Menos mal que como Dios es tan misericordioso siempre nos envía alguna dolencia

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para que, al menos, tengamos la esperanza de remediarla y la ilusión de mejorar. Tal vez por eso Cervantes nos decía: «¡Cómo sabe el cielo sacar de las mayores adversidades nuestros mayores provechos!». Y Geofrey Chaucer así nos dice: «Yo creo que la adversa fortuna ha sido más provechosa a la mayoría de los hombres que la próspera». También Samuel Johnson nos dice que «Un hombre avezado a la adversidad raramente se abate». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 1-Septiembre-1997

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57.- LA PENA CAPITAL FAVORECE A LOS CRIMINALES He leído la carta del general de Ingenieros, don Julio Poveda, y también la de doña Bárbara Lombardero. Admiro la prudencia del señor Poveda y la mesura que brota de su talento y experiencia. Pero la respuesta de la señora Lombardero me parece una estolidez insipiente. Como católico practicante, no puedo impugnar las leyes de Dios, y así nos dice en Éxodo c21, v14: «Si de propósito mata un hombre a su prójimo, de mi altar lo arrancarás para darle muerte». Tampoco puedo refutar los preceptos de Jesucristo, sabiendo que reiteradamente condena a muerte de cuerpo y de alma en sus parábolas a los hombres malvados. Pues Él no ha venido a abrogar la ley, sino a perfeccionarla (Mateo c5, v17). Ya sé que algunos hombres profanos extractan una sola frase del Evangelio («no matarás»), encubriendo el verdadero sentido del mismo. Pues la verdad es que no matarás al niño incipiente en el seno materno, no matarás con un tiro en la nuca, no matarás indiscriminadamente con un coche bomba, no matarás al señor Ortega Lara consumiéndole la vida sádicamente día a día, etcétera. También, como hijo de la Iglesia católica, no dudo en someterme a la obediencia que todos los cristianos le debemos al Santo Padre, y consideran175

do que se trata del hombre más universal y honorable de todos los que yo conozco y sabiendo de su infalibilidad cuando en materia de moral y religión nos habla ex cathedra, sin olvidarnos de que nadie ha defendido el derecho a la vida con más tenacidad y energía que él, no podemos -los católicos- bajo ningún concepto posponer su magisterio bajo la capa de ignorancia que nos cubre en los temas que a Cristo y a Dios se refieren, y el Vicario de Cristo así nos dice: «Hay que aplicar las penas proporcionadas a la gravedad del delito, sin excluir, en casos de extrema gravedad, el recurso a la pena de muerte» (Juan Pablo II. Nuevo catecismo, canon 2266). Dejemos claro el porqué la pena capital es un bien para los criminales: Después del expurgo sangriento y muy lamentable que tantos conocemos cuando finalizó la Guerra Civil en España, en un lapso de 36 años, fueron ejecutados 73 criminales convictos y confesos, y trece años después de ser abolida la pena de muerte, los criminales que perdieron la vida en enfrentamientos con la policía, con la manipulación de artefactos explosivos, con comerciantes u hombres de negocios que los han ejecutado en defensa propia, con suicidios y con las muertes perpetradas por el GAL, si la memoria no me falla, suman 107; es decir, que por faltar la pena capital, sólo en unos 13 años han sido ejecutados 34 criminales más de los 73 que anteceden. Esperemos que pasen los 36 años referidos y veremos el mal que les han hecho a los criminales 176

después de abrogar la pena de muerte. Pero esto no es lo que a mi me conmueve, lo que sí me impresiona y me duele, son esas mil familias que han quedado huérfanas y enlutadas para toda la vida, después de haber sido vilmente asesinados sus seres más queridos. Y nadie con buen juicio puede dudar de que el Gobierno socialista -si es que ha sido un poco coherente- tiene que estar arrepentido de haber abolido la pena de muerte. Y si no es así ¿por qué ha instituido el GAL para matar sin justicia y sin ley?. ¿Comprende ahora doña Bárbara cómo las leyes de Dios benefician a todos los seres humanos sin discriminación alguna?. También pregunta la señora Lombardero «¿Qué ocurriría si se ejecutara a un inocente?». Esto es algo que no debe ocurrir nunca en nuestra nación, impidiendo siempre las torturas y dilucidando la verdad hasta que el crimen perpetrado por el malhechor se confirme con pruebas fehacientes. Pero ha de saber doña Bárbara que en España se están ejecutando centenas de inocentes todos los días. ¿No es el aborto la ejecución de un inocente?. Pero como estamos acostumbrados a los continuos desmanes que se cometen en España y en todo el mundo, no nos extrañaría en absoluto que doña Bárbara se opusiera a la pena de muerte de los criminales y fuera favorable a las muertes sin pena de los más inocentes no nacidos. Y si el amigo 177

lector no cree en la palabra de Dios, le ruego me perdone, pues yo no inventé nada. Felicito al excelentísimo señor don Julio Poveda Mena, general de Ingenieros, y saludo cordialmente a doña Bárbara Lombardero Menéndez. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 2-Septiembre-1997

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58.- DIANA: UN ACCIDENTE MÁS Nada tendría que decir respecto al suceso eventual que terminó con la vida de la Princesa de Gales, si no fuera por lo que dicen todos los medios de difusión que hay en este mundo ridículo. Y digo ridículo o extravagante porque sólo en España se mueren en las carreteras 20 ó 30 personas cada siete días, y apenas nos enteramos, sin reconocer que la mayoría de estos infortunios son mucho más lamentables que lo sucedido en París. Es de tener en cuenta que la Princesa deja a los hijos bien acomodados y con un padre flemático, fuerte y bien acaudalado, sirviéndole como obstáculo su legítima esposa, mientras que muchos millones de víctimas en las carreteras de nuestro mundo, dejan a las viudas llorando el resto de sus vidas y a los huérfanos sin padre y sin pan; y todas estas tragedias no parecen conmover al mundo porque los que no ostentamos títulos parece que somos seres inferiores e indolentes. Conste que no tengo nada contra Lady Di, más bien simpatizaba con ella sabiendo que fue vejada y humillada por la infidelidad de su egocéntrico esposo, y más afecto sentí por Diana cuando todos hemos visto que se interesaba por los pobres al ver la luz que le irradiaba la madre Teresa de Calcuta. Pidamos a Dios que sus obras benéficas le sirvan de gloria en la otra vida. Pues, desgraciadamente, Diana no ha resistido a las pruebas que Dios permitió para el examen de su fe cristiana. Y como ha dicho muy bien el ilustre catedrático de Lengua y Literatura, don Fidel García 179

Martínez: «La vida y la muerte de la Princesa de Gales dará pie a toda una serie de especulaciones ridículas». Y así es: unos comentan que la responsabilidad es del chófer por estar embriagado, otros inculpan a los periodistas y fotógrafos, y a mí me parece que si lo miramos todo de tejas abajo, el único responsable de toda su desgracia, ha sido el Príncipe Carlos como promotor de una desdicha completa. Pues si tuviera un mínimo de pundonor, la Princesa Diana estaría viviendo felizmente en su palacio con amor entrañable a su esposo e hijos. Dos cosas ha llevado en contra de su alma la Princesa para la otra vida, al no haberse opuesto frontalmente en contra del divorcio que obstinadamente le propusieron la Reina «papisa» de la secta anglicana y su legítimo esposo, y después de aceptarlo a base de presiones y millones, también aceptó el idilio con otro divorciado. Pero es de tener muy en cuenta las obras de caridad que ha hecho y mucho más importante lo que dice Jesús: «Pero yo os digo que quien repudia a su mujer -excepto en casos de fornicación- la expone al adulterio» (Mateo 5, 32). Pero como estamos en un mundo que cada día se preocupa menos de lo más preocupante, lo que resulta más rentable son las especulaciones ridículas que nos ha dejado escritas don Fidel. Por lo demás, pidamos a Dios que al dilucidar este entresijo, extracte un veredicto absolvente de todos los pecados cometidos por la hidalga Princesa, y así, encuentre la gloria compensatoria de todas las desdichas que ha sufrido en este valle de lágrimas. Sinceramente, así lo deseamos. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 5-Septiembre-1997

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59.- UNA LUZ SE APAGÓ EN LA IGLESIA La madre Teresa de Calcuta ha llegado a su fin. Después de 87 años de vía crucis, encontró la gloria merecida y eterna. Los doscientos mil leprosos que han quedado limpios gracias a su labor, las decenas de miles afectados por el SIDA que han sido albergados en las residencias de los moribundos, los niños sin contar que no han sido abortados por encontrar sus madres el generoso aliento de una santa que las persuadía para entregarlos en sus orfanatos, los millones de enfermos y pobres que encontraron amor, comprensión y hospedaje completo, los miles de indigentes que han muerto en sus brazos en la paz de Dios, las 400 fundaciones que fueron construidas en ciento tres países con las limosnas que llegaban del mundo entero, las cuatro mil monjas que actualmente siguen el camino de Cristo por el influjo de la Madre Teresa, los cuatrocientos mil colaboradores espontáneos que tienen en todo el mundo las Hermanitas de la Caridad -ateos, cristianos, comunistas, fascistas, musulmanes o espiritas-; todo en suma, es fruto del amor. Del amor recíproco entre la santa de los pobres y Cristo. Millones de personas lloran en la Tierra al sentirse huérfanos de una madre que siempre tuvo pan y cariño para todos los hijos que tuvieron la dicha de conocerla personalmente. Y, ¿qué hizo la madre Teresa?. Sólo una cosa: cumplir literalmente el Evangelio, porque «Todo lo puedo en Aquel que 181

me conforta» (Filipenses 4, 13). Y como Jesús conforta con verdadera plenitud al que todo lo tiene por estiércol comparado con Él (Filipenses 3, 8), el Señor encontró una mujer justa en medio de tantos millones de injusticias como diariamente recibe. Por eso hoy nos muestra, una vez más, el valor y la veracidad de sus palabras. Pienso que merece la pena -y es hora- de reflexionar un poco y comprender que con Dios todo es posible, y «Sin Mí, nada podéis» (San Juan 15, 5). Que copien los hombres incrédulos y que nos sirva de lección a los que creemos y dudamos. Y que todos los medios de comunicación dejen un lugar en sus páginas o en sus emisoras para que los santos que aún viven puedan decirnos todos los días, y en las horas de mayor audiencia, que sólo Jesucristo -y nadie más- puede arreglar el mundo y consolarnos a todos. Esta luz que este viernes pasado se apagó en la Iglesia y con más luminosidad se encendió en el cielo, nos seguirá iluminando hasta el fin de los tiempos. Es el bien que Cristo nos hace para que todos se conviertan y sanen. La madre Teresa ya nos ha dicho que «Dios no ha creado la pobreza. La hemos creado nosotros con nuestro egoísmo». Lo que sobra en nuestro planeta es tierra de cultivo, y alimentos más que suficientes para que todos tengan pan. También nos sobra talento para saber cómo vivir en paz. Cumplamos el decálogo que Cristo nos enseña, cambiemos las armas por 182

artificios o máquinas sofisticadas para explotar la tierra virgen que actualmente sólo produce abrojos, y podremos exportar alimentos hasta llegar a la Luna. Termino con unas exhortaciones de la madre Teresa: DE TODOS MODOS: Si las personas son irrazonables, inconsecuentes y egoístas, ámalas de todos modos. Si haces el bien, te acusarán de tener oscuros motivos egoístas. Haz el bien de todos modos. Si tienes éxito y te ganas amigos falsos y enemigos verdaderos, lucha de todos modos. El bien que hagas hoy será olvidado mañana. Haz el bien de todos modos. Si la sinceridad y la franqueza te hacen vulnerable, sé sincero y franco de todos modos. Lo que has tardado un año en construir puede ser destruido en una noche, construye de todos modos. Alguien que necesita ayuda de verdad puede atacarte si le ayudas, ayúdale de todos modos. Da al mundo lo mejor que tienes y te golpearán a pesar de ello, da al mundo lo mejor que tienes de todos modos. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 7-Septiembre-1997

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60.- HA MUERTO JOSÉ MANUEL Cuando Dios llama a un amigo coetáneo, fiel y solícito, siempre nos queda un sentimiento aflictivo como prenuncio del destino que nos espera. Y este vacío doliente es muy bueno porque nos alerta para estar prevenidos cuando llegue el ladrón (1ª Tesalonicenses cap. 5, v4). José Manuel Díaz López era un guardia municipal que pasó 32 años deambulando por las calles y plazas de Avilés. Los dos nacimos en la meseta de una montaña denominada La Mafalla, en Candamo. No puedo recordar el día que lo conocí porque nuestra amistad y convivencia es tan añosa como los años que contamos. Dos casas adosadas y humildes han sido nuestros lares más queridos. Y una escuela rural distanciada por caminos de cabras, más de dos mil metros, nos obligaba a recorrer el trayecto cuatro veces por día, sin darnos cuenta del porqué nos atería la lluvia, el frío y la nieve, sin medios económicos para permitirnos el «lujo» de llevar un gabán y un paraguas. Y así, empapados por las tormentas, nos presentábamos al señor maestro extendiendo la mano para dejarnos la regla marcada en la palma cuando las cuentas de sumar o la raíz cuadrada no daban el cociente adecuado, mientras tanto, las alpargatas y el atuendo colgajo iban deshumedeciéndose con el calor del cuerpo, pues de calefacción nunca habíamos oído hablar.

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Mi buen amigo, José Manuel, resultó ser un hombre prudente, discreto, introvertido, honrado y muy decente. Muy querido y respetado por sus compañeros y superiores en la Policía Urbana de Avilés. Y como trabajador infatigable, aprovechando las vacaciones y descansos para otros menesteres, consiguió hacer un patrimonio digno del que hoy disfrutan las familias de la clase media. Y cuando ya lo tenía todo: esposa fiel y solícita, tres hijos bien educados y con buenos empleos, una jubilación que sobrepasa las cien mil pesetas por mes, lleno de amor a la vida, un carcinoma pulmonar le fue consumiendo la vida de forma asfixiante. Pero como Dios es siempre un Padre bueno, nuestra entrañable amistad le fue muy útil. Pues cuando hace unos cuatro años le acometían muchas dudas de fe y no frecuentaba los sacramentos, sirviéndose Nuestro Señor de este pobre hombre que subscribe -como mero instrumento-, se fue persuadiendo de la gloria que nos espera, y como era un hombre inteligente y un lector empedernido, le fui dejando los mejores libros que tiene nuestra Santa Iglesia Católica, entre ellos una síntesis biográfica de mil seiscientos santos; todo lo leía, tenía una memoria prodigiosa. Luego, cuando íbamos a cenar a La Parra, me comentaba sorprendido cuánto habían sufrido los santos, y llegó a conocer perfectamente el valor que tiene el sufrimiento para la remisión de nuestros pecados. Pero nunca me dio una queja de su terrible enfermedad. Sólo le dijo a su esposa: «No me cui185

des tanto. Pronto moriré». Pues no quería apenar a sus hijos y a sus hermanos. Y la última vez que hablamos por teléfono, así me dijo: «Tus libros me han servido de gloria. Ya me confesé. No pierdo una misa los días festivos». -¿Cómo estás? -le pregunté-. «Bueno... si hay que ir, se va». -Ten mucho ánimo -le dije-. Piensa que seremos eternamente felices en compañía de nuestros seres tan queridos. «¡Que Dios te oiga, hermano mío!». Su testamento así se resume: «Quiero una caja muy pobre y que se celebren muchas misas por mi alma». Por mi parte he mandado celebrar ocho, y estoy muy seguro de que su buena esposa, hijos y hermanos no cejarán en ofrecerle misas a Dios por el eterno descanso de un alma buena e impregnada de fe. Hasta pronto, amigo. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 8-Septiembre-1997

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61.- MADRE TERESA Son tantas las cifras que se bajaran acerca de las fundaciones que dejó edificadas la madre Teresa de Calcuta: las monjas que la siguen, los numerosos países hostiles a la Iglesia que la recibieron y las naciones favorables que solicitaban su ayuda, el número de gentes desdichadas que recibieron auxilio, etc., que no sabe uno a qué atenerse. Lo cierto parece ser que en los últimos siglos nadie ha hecho en un período relativamente corto (47 años) tanto como la «santa de los pobres» que tantos quieren canonizar, sin esperar otro milagro que no sea el de su santa e ingente labor. También es cierto que jefes de gobiernos, presidentes de partidos blancos, amarillos y rojos, reyes y reinas, mandatarios políticos y abortistas; todos nos dicen que ha sido un ejemplo digno de todos los elogios, y hasta el hedonista que vetó la ley de protección para los niños que son abortados por decapitación, Bill Clinton, con su esposa Hillary, pretenden asistir a los funerales de la Madre Teresa el próximo sábado, sin tomar conciencia de que los santos no los ha creado Dios para ser solamente aplaudidos y admirados, sino para seguirlos en el camino ejemplar que nos han marcado. Pero qué pocos son los que aprenden las lecciones que nos dejó la santa con obras y palabras, y menos aún los que ciegos a los preceptos del Señor, no comprenden que todo lo bueno sale del sar187

miento que vive pegado a la vid libando su savia (Juan 15, 4). ¿Cómo se puede pasar una vida entera recibiendo el olor pestilente del leproso y limpiando la caca de los pobres tullidos si no fuera por las cinco horas que pasaba la Madre Teresa adorando a Jesús en los cuatrocientos tabernáculos que dejó iluminando el mundo?. Pues cuando alguien la vio acariciando las llagas purulentas de un moribundo y limpiándole los esputos o flemas que le ahogaban, haciendo una mueca de repugnancia le dijo a la Madre: «Yo no haría eso ni por un millón de dólares» -Yo tampoco, le respondió la madre Teresa. Pues la santa sabía muy bien que estaba acariciando el mismo cuerpo de Jesús, y estaba bien persuadida de que por salvarla a ella -y a tí y a mí, lector- había derramado hasta la última gota de su sangre. Y como es de bien nacidos ser bien agradecidos, la madre Teresa pasó su vida entera agradeciéndole al Señor la gloria que ahora disfrutará eternamente. En el libro titulado «ORAR» de la Madre Teresa de Calcuta, nos cuenta cómo le escribió un brasileño muy rico diciéndole que había perdido la fe en Dios y en los hombres. Estaba harto de vivir y había decidido suicidarse, hasta que un buen día vio un televisor en un escaparate, y el programa que estaba transmitiendo había sido rodado en uno de los hogares del Moribundo de la Madre Teresa. En ese programa se veía a las Misioneras de la 188

Caridad cuidando a los moribundos, y el remitente le aseguraba que al ver aquél espectáculo tan piadoso, se sintió obligado a caer de rodillas y rezar, tras muchos años en que no había hecho ninguna de ambas cosas: orar arrodillado. A partir de aquel día recobró su fe en Dios y en la humanidad, y se convenció de que Dios lo seguía amando. Esto nos muestra el bien inconmensurable que nos podía hacer la TV y tantos rotativos que desprecian todo lo que de Dios viene. Así estamos, querido lector, gracias a los hombres descerebrados que nos gobiernan. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 12-Septiembre-1997

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62.- CUANDO CRITICABAN A NUESTRO ABUELO Cuando alguien vituperaba las acciones de nuestro querido abuelo y se lo decíamos, siempre nos daba una respuesta con la misma filosofía: Una vez -nos decía- pasaban cabalgando sobre un jumento un hombre decrépito con su nieto, y al transitar por un pueblo, la gente juzgaba y decía: «Si tuvieran vergüenza no agotarían a ese pobre animal para hacer el viaje reposando los dos». El abuelo, acosado por la conciencia, resolvió abandonar la cabalgadura y andar lentamente. Enseguida entraron en otra aldehuela y la gente censuraba diciendo: «¡Cómo han cambiado los tiempos!, un hombre añoso caminando y el joven cómodamente montado en el pollino». El pobre anciano, intentando evitar las críticas, determina cabalgar él solo en el borrico, y al entrar nuevamente en otro pueblo, los vecinos vuelven a comadrear: «Si este hombre tuviera dignidad o conciencia, no permitiría la esclavitud de ese niño siguiendo los pasos del asno y él regaladamente relajado en el jumento». El viejecito resuelve tomar la última decisión, dejando al pollino holgado y los dos caminando; entran por un sendero en una ería y los paran dos labriegos, con la amonestación que sigue: «¡Es posible que todavía exista gente tan atrasada e ignorante! ¿De qué les sirve a ustedes el jumento 190

que cuidan y alimentan si no es para cabalgar en los viajes y refrescar el sudor que llevan encima?». Arguye en mi mente la anécdota que antecede después de leer las críticas y despropósitos que leo en la prensa nacional. La visita efectuada por Juan Pablo II a su admirable amigo, el bienafamado genetista francés, profesor Jerónimo Lejeune, descubridor del gen que causa el síndrome de Down y defensor infatigable de la vida humana y, muy especialmente, de los nonatos que son abortados, fue calificada de «visita improcedente, intolerante y provocadora» por algunos medios de información. ¿Se puede calificar inadecuada o improcedente esta visita del Papa, conociendo la trayectoria del Santo Padre y habiendo leído la Encíclica que ha sido divulgada en el mundo, con el título de Evangelium Vitae?. Lo más lógico y racional es que le haya rendido un homenaje público al doctor Lejeune, a quien había nombrado primer director del recién creado Instituto Pontificio para la defensa de la vida humana y estudio de la bioética. Sólo se pueden sentir provocados los abortistas, los corruptos y los hedonistas, sabiendo que Juan Pablo II, desde el principio de su pontificado, repite enérgicamente la necesidad de librar a todo ser humano del aborto, de la eutanasia, del hambre y del terrorismo.

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Males incalculables que Jesucristo condena taxativamente y su Vicario en la Tierra no puede salir de la senda que el mismo Creador nuestro nos dejó enmarcada para nuestro gozo natural y nuestra salvación. Esto es lo que tiene que comprender todo fiel cristiano y respetarlo mucho los que no lo son; por tratarse de un bien que se extiende a todas las criaturas, sin excepción alguna. Por aquí vemos que lo del anciano y el jumento siempre seguirá siendo actualidad. La vida es así... Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 14-Septiembre-1997

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63.- DISLATE DE UN DEICIDA EN POTENCIA Un sacerdote ilustre -don Juan Blanco Oliverme envía un fax desde Valencia para darme a conocer el artículo que ha sido publicado en el diario «Levante», el mismo que fue divulgado en «La Nueva España» el pasado día 10 de septiembre. El autor es don Fernando Delgado: un hombre sumamente engreído, hiriente, basto y materialista hasta llegar a lo epicúreo, procaz y herético como los mismos deicidas, defensor obstinado de la muerte de los niños incipientes, con un carácter de altanería y soberbia que sólo verle nos da grima. Y para saber la inquina que tiene contra la Iglesia y el Santo Padre, estamos viendo en su nefasto escrito cómo se tomó la molestia de viajar a Fátima para ridiculizar todo lo concerniente al santuario mariano más universal y piadoso que hay en este mundo, del cual nos dice que «lo del Papa y la Virgen de Fátima era una historia de complicidad: entre los dos hicieron el milagro, él fue el brazo político». Y continúa diciendo que «toda Fátima es un gran «shopping», es decir, un mercado donde de todo se vende. También califica a Fátima «como una industria religiosa», cuando en verdad se trata de un movimiento apostólico al que todos los peregrinos y comercios contribuyen queriendo o sin querer. Más del 90 por ciento de las tientas sólo venden 193

libros relacionados con las historias de las apariciones, rosarios y medallas de la Virgen, imágenes de María, cuadros de la Santa Cena, velas para las procesiones u ofrendas que llevan esas almas buenas a Nuestra Señora, sotanas, casullas, albas, manteles y ornamentos para los altares y un largo etcétera muy digno de alabanza y respeto para creyentes y ateos también. Pero don Fernando Delgado no es ateo. Es un creyente que no quiere creer ni dejar que los demás crean. Es -repito- un deicida en potencia. Diariamente se lanza en contra de la religión y de la moral. Obstinadamente inventa críticas estúpidas contra Aznar y su Gobierno. Y aunque nada entiendo de política ni les perdonaré nunca (mientras no se arrepientan) la ley del aborto que permite el Partido Popular y los desmanes televisivos, los beneficios que viene aportando el cambio de Gobierno son muy notables. Tengamos en cuenta que la buena marcha de la economía asegura la posición de España dentro del grupo europeo de la Moneda Única, por encima de países de economía muy desarrollada. Y para mayor «inri» de don Fernando, esta bonanza económica se traducirá muy pronto en una diferencia apreciable en la expectativa del voto popular, es decir, por encima de los dos puntos que ahora señalan las encuestas. Y las cifras económicas aseguran nuestra presencia entre las naciones que mejor cumplen los 194

requisitos de Maastricht. Las cifras del paro se situaron por debajo de los dos millones y son las más bajas desde 1982, fecha en que los socialistas ascendieron al poder. Los pensionistas pueden estar tranquilos en cuanto al poder adquisitivo de sus pensiones. Los tipos de interés contribuyen al aliento de las empresas, bien sofocadas durante los últimos catorce años. Es de tener en cuenta que el Gobierno socialista no solamente legó al nuevo Gobierno una desastrosa situación económica, con una deuda pública del Estado por encima de los 50 billones de pesetas, un paro de más de tres millones de ciudadanos, un continuo cierre de empresas. Los socialistas dejaron también desastres en la situación política y un pernicioso hábito de corrupción. Y a todos los desmanes expuestos, tiene que enfrentarse ahora el señor Aznar. Y esto es, don Fernando Delgado, porque cuanto menos nos distanciamos de Dios y de su Santa Madre, más nos acercamos al bien de todos los españoles. Cambie su pluma rútila por la torpeza de la mía y todo irá mejor. Y si está dolido y humillado porque lo echaron del Telediario, aguante un poco, que bastante le aguantamos a usted. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 16-Septiembre-1997

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64.- SEIS DÍAS EN FÁTIMA Si las vacaciones son para reponer energías y laxar la tensión o el estrés, creo que nosotros hemos encontrado ese remanso de paz y lenitud en compañía de mucha gente leal, honrable y honrada. Los cinco millones de peregrinos que llegan anualmente a Fátima -de todas partes del mundo-, y dejan más de doscientos mil millones de pesetas entre los hoteles, pensiones, comercios y limosnas, han hecho que Fátima sea la ciudad más próspera de Portugal. Y si ésto me parece consolador para los que buscan el progreso económico, mucho más me parece para los que prefieren la paz espiritual y la complacencia del alma. En Fátima no existe un ápice de inmoralidad. Los comercios vuelcan sus mercancías en las aceras de noche y de día, están seguros de que los rateros y delincuentes huyen de un ámbito esencialmente espiritual. La delegada regional del Apostolado de Fátima, Isabel Garrido -nuestra gran amiga-, se desplazó desde Cuenca con su esposo para pasar las vacaciones junto a la Virgen de Fátima, y cuando nos levantamos del comedor después de cenar, se le olvidó el bolso con todo el dinero que llevaban. Al día siguiente por la mañana lo encontró con todos sus caudales en la misma silla que lo había dejado. Pienso que ese civismo y pundonor están implícitos -fundamentalmente- en la obediencia y sumisión que le debemos a los mensajes de María, 196

y no digamos a los preceptos de Jesús, porque el pecado de nuestros primeros padres nos ha hecho esclavos de las apetencias ilícitas o tentaciones. ¿Quién no lleva dentro de sí el deseo de un sinnúmero de pecados?. Y, ¿quién puede abstenerse de tantos deslices si nos falta la fuerza que viene de lo alto y el santo temor?. Tratando de otras cosas, creo que los españoles no hemos sabido aprovechar las revelaciones divinas que han tenido lugar en Pontevedra. Si hubiéramos hecho caso de los mensajes que la Virgen le fue manifestando a Sor Lucía en España, tal vez Fátima estaría en Pontevedra. Pues allí fue donde la Virgen María el 10 de diciembre de 1925- se le apareció a Sor Lucía con el Niño Jesús a su lado. La Virgen puso su mano en el hombro de Lucía, mientras en la otra sostenía un corazón rodeado de espinas. Al mismo tiempo, el Niño Jesús le dijo: «Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre. Está cercado de espinas que los hombres ingratos le clavan a cada momento». Y el 15 de febrero de 1926 el Niño Jesús se le apareció de nuevo a Lucía, preguntándole si había difundido la devoción a su Santa Madre. Y allí -en Pontevedra-, en junio de 1929 la Virgen le pidió a Lucía que hicieran la Consagración de Rusia, y al decirle Lucía que no la querían hacer, la Virgen le dijo: «No quieren hacerla, pero la harán y Rusia se convertirá».

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También nos dice Sor Lucía que en la capilla de Pontevedra vio una luz sobrenatural iluminar todo el templete, viendo la cara de un hombre y su cuerpo hasta la cintura, en el pecho había una paloma de luz, y clavado en la cruz había el cuerpo de otro hombre, del cual caían gotas de sangre a un cáliz, y debajo del brazo de la cruz estaba la Virgen de Fátima. Y debajo del brazo izquierdo de la cruz, grandes letras de agua cristalina formaban estas palabras: «Gracia y misericordia». «Entendí nos dice Lucía- que era el misterio de la Santísima Trinidad que me fue relevado». Una vez más hemos tenido el privilegio de ver a Sor Lucía y dialogar con ella noventa minutos. Tiene ganas de salir de la Tierra -le pregunté- «Sí, bastantes» -me dijo. «Pero como Dios no tiene prisa en llevarme, yo tampoco la tengo». ¿Usted también tiene cruces?. «La cruz hay que llevarla cada día y cada momento». ¿Cuántos libros se han vendido hasta hoy de sus Memorias? - «Algo más de cuatro millones, y ahora los griegos piensan editar un millón más». ¿Es verdad que usted envió una carta al Santo Padre invitándole a venir a Fátima el 13 de octubre?. «No. Todo lo que ha dicho la Prensa es falso. Yo recibí una carta del Papa manuscrita por vía diplomática felicitándome al cumplir los noventa años, y lógicamente le contesté agradeciéndole la atención, pero jamás se me ocurriría entrometerme en sus proyectos». 198

¿Cuándo beatifican a Jacinta y a Francisco?. «El Papa me dijo que rezara mucho para que esto suceda antes de faltar él y yo». ¿Se les atribuyen muchos milagros?. «Sí, bastantes, más que a cualquier otro santo. El último ha sido hace unos meses cuando una ciega de nacimiento recobró la vista. Tenemos alguna esperanza de que el próximo 13 de mayo sean beatificados en Fátima, pero no hay nada seguro. Un cardenal me dijo que lo mejor sería esperar para subirnos a los altares a los tres juntos, mis primos y yo, ¿y si yo no soy santa -le pregunté-, quedan sin beatificar a los niños que lo son?. Después les cogió las manos a mis nietos por entre las rejas, les regaló una diminuta imagen de la Virgen a cada uno, y nos despedimos de la mujer que más admiro en el mundo con lágrimas en los ojos, y ella, con una sonrisa angelical. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 18-Septiembre-1997

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65.- NO CONSIGUIERON MATARLA El día 23 del actual mes -entre otros santoses la festividad de San Lino, San Eunaan y Santa Tecla, y como he leído la biografía de Santa Tecla, a ella quiero referirme. Esta santa se puede considerar como protomártir, entre las primeras santas que sufrieron ese suplicio, pues aunque no consiguieron matarla, estuvo dispuesta al martirio repetidas veces. Tecla fue una de las heroínas más reverenciadas en los primeros tiempos de la Iglesia Católica. Era una doncella muy versada en literatura y filosofía profana. Pero después de entrar en las ciencias divinas y en los Evangelios, impregnada de amor a Jesús y a la castidad, fue perseguida por los bárbaros que detestaban el cristianismo. Y cuando Tecla decidió poner en práctica el tesoro espiritual que había adquirido a través de la oración y los estudios, al ver sus adversarios cómo convencía a los alumnos/as sobre el bien inconmensurable de la castidad y la virginidad, cierto joven que estaba enamorado de Tecla -Tamiris-, intentó vengarse de la bellísima adolescente, incitando a las autoridades a tomar represalias contra la santa. Pero Tecla resistió a todos los embates y continuaba aleccionando a sus alumnos. Enfurecido el tribunal, la condenaron a morir en la hoguera por su obstinación y, cuando comenzaban a ascender las llamas para consumir el santo cuerpo de la virgen, empezó a descender un furibundo torrencial 200

de lluvia que ahogó el fuego rápidamente. Los verdugos, amedrentados, huyeron a la carrera y Tecla se quedó en libertad. Pero cuando el siriarca Alejandro se encontró con la santa en la calle, trató de raptarla. La doncella comenzó a luchar heroicamente con el sumo sacerdote encargado de hacer sacrificios a los dioses por la felicidad de Siria, y en el forcejeo, le desgarró el manto, lo tiró por tierra y consiguió desasirse de él. El siriarca, enfurecido al verse en posición tan ridícula, se fue a exigirle al gobernador de Antioquía que castigase severamente a la joven. Tecla compareció ante el gobernador, quien la condenó a ser devorada por las fieras. Cuando llegó la fecha de la ejecución, Tecla fue expuesta a las fieras en el anfiteatro, pero los leones, en vez de atacarla, se echaron a sus pies y se los lamieron mansamente, como si quisieran besarlos. Los cuidadores de las fieras optaron por retirar a los leones. La santa fue conducida a un estanque donde había lobos marinos, y cuando los verdugos la despojaron de sus vestiduras para arrojarla a las aguas, la joven recordó que aún no había sido bautizada, y mientras la arrojaban al pozo, así decía: «En el nombre de Jesucristo, yo me bautizo en mi última hora». Los lobos marinos se quedaron inmóviles, y cuando Tecla salió del foso, aparecía

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en torno a ella un halo de fuego y humo que ocultaba su desnudez a los ojos del público. El siriarca sugirió que se echaran a la arena los toros bravos para luchar entre sí con la víctima atada a los cuernos: «Se hará lo que pides, pero será inútil», dijo el gobernador. Y cuando los toros se precipitaron unos contra otros, las cuerdas que ataban a Tecla se rompieron y cayó al suelo sin sufrir daño alguno. En aquel momento, la reina Trifaena se desmayó. Así, entre los aplausos de la multitud, Tecla fue puesta en libertad, continuó convirtiendo paganos al cristianismo y terminó su vida en la soledad de una cueva adorando y bendiciendo a Jesús. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 20-Septiembre-1997

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66.- LA TV Y LOS NIÑOS Después de leer el libro titulado «La teleadicción» que me remite S.O.S. Familia, queda certificado lo que yo pensaba y creía. Y es que el abuso televisivo atrofia la mente de los jóvenes, perjudica sus estudios y los incita al mal comportamiento. La eminente psicóloga y especialista del mundo en la publicidad, Alejandra Vallejo-Nájera, nos dice que «las largas horas frente al televisor pueden distorsionar el proceso mental a través del que uno aprende a leer y escribir con soltura». Pienso que la TV puede acabar con la enseñanza de los niños, o mejor, inducirlos al pasotismo y al todo vale. Tengamos en cuenta que nuestra capacidad de memorizar es limitada, y aún cuando se trate de dibujos animados o seriales de programación adulta, éstos consiguen detraer las energías psíquicas y substraer la capacidad de memoria, porque las escenas representadas con imágenes, siempre encuentran un lugar adhesivo en nuestra retentiva, con preferencia a los estudios colegiales. De la TV depende el futuro de la juventud. Cuando un joven comienza a ver programas escabrosos un día sí y otro también, es muy difícil que no termine envuelto en el hedonismo y la corrupción, y si nuestros gobernantes creen que esto se puede solucionar cambiando el Código Penal, es algo así como el que detesta la cizaña y la siembra todos los días. Si por un lado suprimen 203

la enseñanza de todos los bienes -la Religión-, y por otro nos muestra el camino de todos los males -la TV-, es claro que el futuro será selvático y tenebroso. Para el profesor de la Universidad Complutense, Francisco Iglesias, está sobradamente demostrado que unas horas ante el televisor genera corrupción e influye negativamente en el rendimiento escolar. Y un estudio, realizado por dos expertos investigadores en este campo, Aletha C. Huston y John C. Wright (de la Universidad de Kansas), producto de un seguimiento de las conductas de centenares de niños ante el televisor durante años, arroja los siguientes resultados: Que aquellos niños que han visto con regularidad programas educativos como «Barrio Sésamo» les fue muy bien en los colegios. Entretanto, los que pasaban las horas ante los dibujos animados o los programas concernientes a los adultos, fracasaron. Y la doctora Graciela Peyrú, de la Universidad de Kansas (EE.UU.), estudiosa del Centro de Investigaciones sobre los efectos de la TV en Niños, resume las conclusiones relativas al impacto de la adicción a la TV sobre el rendimiento escolar, con estas palabras: «Puede asegurarse que los adolescentes que más han mirado televisión cuando eran niños, los que fueron y son «televidentes pesados» tendrán las notas más bajas de la escuela; fracasarán en varias disciplinas, especialmente en la lectura; 204

avanzarán con más dificultades en su desarrollo personal y en su carrera». Conscientes de todo esto -los padres-, no podemos eximirnos de la parcela que culpadamente nos corresponde, si por nuestra comodidad permitimos evitar el «sacrificio» que conlleva el dialogar con los niños y enseñarles a jugar con rompecabezas instructivos, y no digo a rezar el rosario y a conocer a Cristo por respeto a los increyentes. Sabiendo que ésto es lo mejor. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 23-Septiembre-1997

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67.- CONTRA LA IGLESIA Una vez más -don Fernando Delgado- pretende ridiculizarnos a todos los católicos. En su columna habitual en «La Nueva España» se arroja contra la Iglesia. Esta vez intenta bufonearse del prelado más ecuánime, eminente y piadoso que tiene nuestra Iglesia. Y uno de los hombres de mayor prestigio que hay en este mundo, el cardenal Ratzinger. Don Fernando, siempre tan insolente y astuto, con su diplomacia barata, nos considera subnormales a todos los que militamos en la Iglesia Cristiana. El señor Delgado también se siente dolido porque lo han bautizado a la fuerza. Pienso que esas gotas de agua que derramaron sobre su pobre cabeza sin ningún significado para él, pueden llevarle a la paranoia, si es que aún no está adentrado en la misma. Pero lo que nos parece más lamentable es que le paguen estas columnas de humo negro que tanto contribuyen a la inmoralidad de todos los lectores. La aversión fundamental que aparece en su obsceno artículo viene motivada por el pecado que le atribuye a la masturbación el cardenal Ratzinger. Algo que no dejaría de ser pecado aunque sólo fuera por el desequilibrio psíquico que conlleva un placer desordenado, sabiendo que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo y sólo se le puede conceder lo que no sea desdeñable para nuestra salud física, psíquica y moral.

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«Tanto el Magisterio de la Iglesia, de acuerdo con una tradición constante, como el sentido moral de los fieles, han afirmado sin ninguna duda que la masturbación es un acto intrínseca y gravemente desordenado» (Nuevo Catecismo, Canon, 2352). Pero es de notar la benevolencia y comprensión de la Iglesia leyendo lo que sigue en el mismo Canon: «Para emitir un juicio justo acerca de la responsabilidad moral de los sujetos y para orientar la acción pastoral, ha de tenerse en cuenta la inmadurez afectiva, la fuerza de los hábitos contraídos, el estado de angustia u otros factores psíquicos o sociales que reducen, e incluso anulan la culpabilidad moral». Es de tener en cuenta que la Iglesia no inventa nada, pues los que somos lectores asiduos de su Magisterio, estamos viendo que sólo hace glosar y dilucidar las palabras de Dios en el Antiguo y Nuevo Testamento. Y el pecado similar a la masturbación aparece en el Génesis, capítulo 38, versículos 9 y 10, donde Dios elige una fórmula asequible para todos el en conjunto de sus páginas, y así nos dice: «Pero Onán, sabiendo que la prole no sería suya, cuando entraba en la mujer de su hermano se derramaba en tierra para no dar prole a su hermano. Era malo a los ojos de Yahvé lo que hacía Onán, y le mató también a él». ¡Cuándo nos convenceremos todos de que Dios nos ama infinitamente!, y que sólo desea nues207

tro bien espiritual y corporal, señalándonos siempre el mejor camino a seguir en esta vida efímera y el gozo de la eternidad. ¡Qué pena, qué pena! que don Fernando y tantos compinches sigan dando coces contra el aguijón y descristianizando a los creyentes. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 25-Septiembre-1997

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68.- QUIERO SER SACERDOTE Estos días he leido un libro embelesador: Quiero ser sacerdote, palabras sencillas y resueltas, pronunciadas por una niña con siete años. El autor francés -obispo- que describe el relato, la llama con sencillez Predestinada. Para estas almas candorosas no hay vínculo familiar que pueda entorpecer su vocación ni lugar incómodo; sobre semejantes existencias cortadas en la flor de la vida se cierne un velo sobrenatural y misterioso. María Luisa era una niña dócil y sumisa, muy recatada y admirable; pero seria como las personas adultas que tienen un problema acuciante para resolver. A los cuatro años dialogaba con Dios y sabía muy bien lo que quería. Su vocación ardiente la circunscribía en un mundo donde sólo los santos pueden entrar; todo lo terreno nada le decía; todas sus complacencias las tenía en el sagrario y en las ceremonias religiosas. Pero lo que más le gustaba cuando oraba en la Iglesia era la vista del sacerdote cuando consagraba en el altar. Cierto día, hallándose de recreo en el colegio y viendo cómo sus colegas la importunaban para entrar en los juegos con ellas, les dijo: «Esto no es lo mío. Quiero ser sacerdote». Las compañeras se rieron despiadadamente. Pero la profesora le hizo saber con suaves palabras la locura de sus deseos, manifestándose en el rostro de la niña una admiración dolorosa. No habló más del deseo de su alma, pero estaba triste. Sabía que el presbítero tiene poder 209

para transubstanciar el pan en el cuerpo y la sangre de Jesús, y esa era su vocación. María Luisa cayó enferma cuando sólo contaba once años. Era la época en que todo el mundo, en Francia, pedía oraciones, especialmente a los niños. Se agravó mucho la enfermedad de la niña y todos comprendieron que la vida de la joven llegaba a su fin. El sacerdote que la preparaba para el cielo, y la conocía íntimamente, quiso darle toda la alegría de que era capaz. -¿Por qué, hija mía, deseabas ser sacerdote? -le preguntó. -Hubiera deseado decir misa. ¿No puedo hacer algo que se parezca al sacrificio de Jesús?. -Sí, lo puedes hacer. Pero me resulta penoso decírtelo. -Usted manda y yo le obedezco. -Muy bien, hija mía, ofrece tu vida a Dios, a fin de que Él salve a Francia, entonces serás más que nosotros y víctima como el Cristo que tanto amas. -Sí, sí. exclamó la niña. Su cuerpo postrado por el dolor se estremeció, y en su mirada se manifestó la expresión de una celestial bienaventuranza. Una sonrisa suave y placentera iluminó su rostro y no la abandonó hasta el fin. Y levantando -como hace el sacerdote en el ofertorio- sus dos manitas abiertas, terminó diciendo: «He celebrado misa con mi alma y he sido víctima como Cristo. Bendito sea Dios que tan dulcemente me acoge». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 29-Septiembre-1997

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69.- ETAPAS DE LA VIDA La infancia es la edad indiferente, en la cual se vive y se ama, sin saber por qué. Es cuando todos tienen el cielo ganado sin el menor esfuerzo, con el bautizo, basta. Es la aurora que nos anuncia el día sin tomar conciencia de los avatares que pueden surgir. Es cuando aún no ha nacido la caverna donde se guardan los secretos y la maldad que el mundo se encarga de producir en nuestro cerebro, porque los enemigos del hombres son tres: mundo, demonio y carne. La adolescencia es la edad embelesadora. Es cuando todo se abre y florece. La edad más útil para sembrar en ella los padres todo lo bueno que nos enseña la universidad de la vida y la iglesia doméstica, porque es la etapa más graciosa, delicada, deliciosa y ardiente, en la cual el gozo puede combatir todos los males terminando con una sonrisa. Puede ser el período de una mañana primaveral o tormentosa. De los padres, colegios y amigos depende casi siempre el futuro del atardecer. A la edad madura le corresponde la austeridad. Es cuando se deshojan las flores y se comienza a conocer la realidad de la vida. Es el período de la abnegación. Es cuando aprendemos a dar y a hacer dichosos a los demás. Es la etapa de la fortaleza responsable, con la cual puede uno permanecer en pie siempre. Es el mediodía del hombre. Es cuando dos distancias iguales lo separan del nacimiento y de la muerte. Es el período -para los cristianos- más 211

acuciante para mirar al cielo con los pies en la tierra. Es cuando el católico debe pensar más en el patrimonio o equipaje que necesita para entrar en la eternidad, pues en esta vida efímera poco basta. La vejez puede ser la edad triste, en la cual se encuentran los achaques y la soledad. También puede ser de apacible reflexión para hacer el inventario de la vida. Pero esta ancianidad tan sabia y piadosa creada por Dios, es la más fructífera para la expiación de nuestros pecados, para el desasimiento de los bienes terrenos y para acallar las pasiones carnales y vivir en perfecta castidad. En la decrepitud también están implícitas las llamadas noches oscuras del alma. Es -para el santo cristiano- un purgatorio que nos sitúa en la antesala del cielo. ¿Y después?. Después la vida con Dios o con Lucifer, según que en la tierra se haya vivido conforme al querer de Cristo o del diablo. Pues nuestra libertad es absoluta y casi todos hemos sido evangelizados. Jesús dio la vida por salvarnos y por sus verdades. Creerlo o no creerlo es una opción de nuestro libre albedrío. Él no pudo hacer mayores sacrificios ni mayores milagros. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 3-Octubre-1997

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70.- EL PAPA Y LA FAMILIA Cuando esto escribo se encuentra el Papa en Brasil. Está pidiendo al presidente una política más social y defensora de la vida y de la familia. Pero don Fernando Henrique Cardoso no entiende. No puede entender. Es un racionalista ateo que vive adherido al capitalismo salvaje. Para este mandatario político se nace con estrella o con la mano extendida pidiendo limosna. Y ese 70% de analfabetos que viven marginados entre los 161 millones de habitantes, son seres inferiores y esclavos. Con el equivalente a 17.000 pesetas de sueldo mensuales tienen que subsistir familias enteras. Esta situación mísera que viven 112 millones de habitantes (en un país que brota la riqueza natural en los 8 millones de kilómetros cuadrados, con nueve mil kilómetros de costa marítima, donde los peces saltan a la tierra), les sirve de argumento para los debates entre aborto sí, y aborto no, porque las personas que niegan la existencia de Dios y su justicia, esperan la muerte (sin pensar que llega) como los rumiantes. Y después de crear la irregularidad y el desorden, recurren a la muerte de los nonatos y también asesinan a los que piden limosna o se dedican a robar, cargados de razón y de justicia. Esto es la libertad y la democracia. El régimen político que Churchill calificaba como el menos malo de todos. Se olvidaba, el famoso estadista, de la forma de gobierno que tiene la Iglesia bimilenaria. 213

También se olvidaba de que las naciones tienen que ser regidas por hombres de moral superior a sus súbditos. Y esta moral, idoneidad y obediencia, sólo la encontramos implícita en la persona humana de Jesús. Él es nuestro Maestro y Señor, y como el mundo viene refutando sus leyes e impidiendo que tengamos conocimiento de las mismas, el panorama catastrófico lo estamos viendo cada día que amanece, porque lo primero que hacen los hombres materialistas es corromper a los pueblos. Conseguido este despropósito inmoral, ya tienen los sufragios suficientes para continuar en el poder. Y los que piensan como yo, a todos les llevaron a la marginación y al ostracismo. Pues son hombres muy peligrosos para los corruptos. Precisamente el Evangelio de hoy -domingonos dará a conocer cómo el matrimonio sigue siendo una realidad de la creación. Es la coronación de la vida humana. Raíz fundamental de una sociedad sólida y amorosa. Es una institución divina creada por Dios para que el hombre y la mujer se complementen en las penas y en las alegrías. Un amor que lo puede superar todo. Nadie ignora las dificultades de una convivencia diaria. Pero todos conocemos familias que se mantienen felices, fieles y firmes ante las exigencias y sacrificios del amor. Pero es necesario dominarse antes de dominar al otro. Parangonemos estas familias con los hedonistas, con los divorciados, con los abortistas, y así veremos cómo Dios nos ama y nos enseña a vivir con justicia y en paz. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 8-Octubre-1997

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71.- LA MAGDALENA Tengo para mí que Jesucristo ha dejado en sus Evangelios una escotilla abierta para que todos los pecadores encuentren el modelo ejemplar de los que vivieron como ellos y terminaron con el espíritu del Buen Ladrón. La Magdalena me parece que ha sido una mujer «de armas tomar». Pienso que su vida tenía una explicación más simple de lo imaginado por las malas lenguas. Pero, en un caso como el suyo, ni se piden ni se dan explicaciones. Se convierte la persona en un objeto que se utiliza y se olvida sin consideración. La Magdalena no creía en nada ni en nadie. Ella sabía que los hombres la miraban para llamarla, las mujeres para recriminarla. Pero la pecadora continuaba con la cabeza en alto sin miedo al qué dirán. Era consciente del desorden en que vivía. Pero no del pecado, porque el pecado es un hecho, dicho, deseo, pensamiento u omisión contra la Ley de Dios y sus preceptos. Y todo esto era ignorado por la Magdalena. Sucedieron en el período de su vida disoluta los sermones que Jesús les daba a las multitudes que le seguían, y aunque la Magdalena no formaba parte de los auditorios, los comentarios de las muchedumbres encontraron eco en su espíritu, y ahora es cuando le asalta el vehemente deseo de conocer a Jesús. Bien informada del convite que le había hecho un fariseo a Jesús para comer con él, se autoafirma el mismo derecho que Jesús le había concedido al taimado hipócrita. 215

La Magdalena no lo piensa más. Cuando Jesús estaba comiendo con el fariseo, entra en la casa, y al ver el semblante majestuoso del Mesías y sentir la paz que irradiaba, se postra a sus pies, los besa y los baña con lágrimas, los enjuga con sus cabellos y los perfuma con un pomo de alabastro de ungüento (Lucas 7, 36 a 38). Ya ha llegado la luz a su espíritu. Ya conoce los efectos malignos del pecado. Ya no peca más. Jesús la deja limpia de toda mancha y la perdona. Por eso la historia de la Magdalena es una de las más conmovedoras del Evangelio. Y es, a su vez, un ejemplo para que todas las mujeres adúlteras y rameras encuentren una salida gallarda y valiente buscando el perdón que Dios les concede y la dignidad que Cristo les dispensa. No podemos olvidar cómo Cristo ha querido dignificar a la mujer, siendo la Magdalena la primera persona que vio, saludó y reconoció a Cristo resucitado, cuando fue al sepulcro cargada de aromas y llorando amargamente. Pero, según la tradición francesa, adoptada por el Martirologio Romano, María Magdalena fue con Lázaro y Marta a evangelizar la Provenza y pasó los últimos treinta años de su vida en los Alpes Marítimos, en la caverna de La Sainte Baume. Esto quiere decir que los pecados, en esta o en la otra vida, todos tenemos que expiarlos. Pues con Dios nadie es insolvente, y el que tiene una deuda la paga, y cuando somos morosos, viene el embargo y los intereses, gastos y costas. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 11-Octubre-1997

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72.- FRANCISCO DE BORJA La familia Borja ha sido una de las más célebres del reino de Aragón, y se hizo famosa en el mundo entero cuando Alfonso de Borgia fue elegido Papa con el nombre de Calixto III. Y a finales del mismo siglo XV, hubo otro Papa Borgia, Alejandro VI. Este Papa era viudo cuando ascendió al solio pontificio y tenía cuatro hijos. Uno de los cuales, el tercer duque de Gandía, se casó con la hija natural de un hijo de Fernando V de Aragón. De este matrimonio nació en 1510 Francisco de Borja y Aragón. Francisco ingresó en la corte de Carlos V con dieciocho años. Nuestro santo quedó muy impresionado al ver a un hombre llevado a la prisión de la inquisición: ese hombre era Ignacio de Loyola. Al año siguiente, tras recibir el título de marqués de Lombay, Francisco contrajo matrimonio con Leonor de Castro, y después de tener ocho hijos falleció su esposa. Poco tiempo después Francisco así decía: «Dios me preparó para ser general de la Compañía de Jesús». Pero Carlos V le nombró virrey de Cataluña. Y en el ejercicio de su cargo consagraba a la oración y a la penitencia todo el tiempo que le dejaban libre los negocios públicos y los cuidados de sus ocho hijos. Francisco decidió retirarse de la vida pública e ingresar en la Compañía de Jesús. Cuando acompañó a Granada el cadáver de la emperatriz Isabel, y al ver cómo habían quedado sus restos 217

mortales, exclamó: «No más serviré señor que se me pueda morir». San Ignacio se alegró mucho al ver su vocación ardiente. Pero le aconsejó al duque que difiriese sus proyectos hasta terminar la buena educación de sus hijos, y que, mientras tanto, intentara obtener el grado de doctor en Teología, lo consiguió tres años después. Seguidamente Ignacio de Loyola- le pidió por obediencia que divulgase su propósito, pues «el mundo no tiene orejas para oír tal estruendo». Francisco obedeció puntualmente. Tres años después, el 31 de agosto de 1550, cuando todos los hijos del duque estaban colocados, partió éste para Roma. Tenía entonces 40 años. Cuatro meses más tarde, volvió a España y se retiró a una ermita en las cercanías de Loyola. Desde ahí obtuvo el permiso del emperador para traspasar sus títulos y posesiones a su hijo Carlos. En seguida, se rasuró la cabeza y la barba, tomó el hábito clerical, y recibió la ordenación sacerdotal. El duque que se había hecho jesuita se convirtió en la mayor sensación de la época. El Papa concedió indulgencia plenaria a cuantos asistieran a su primera misa, y la multitud que se congregó fue tan grande que tuvieron que poner el altar al aire libre. Francisco fue destinado por sus superiores a acarrear agua y leña para la cocina, encender la estufa y limpiar el convento. Y cuando atendía a la mesa y cometía algún error, el santo duque pedía perdón de rodillas a la comunidad. 218

Así fue ascendiendo hasta llegar a ser prepósito general de la Compañía de Jesús. Y cuando le quedaban dos días de vida, así nos decía: «Esta mañana, durante la meditación, caí en la cuenta de que mi verdadero sitio está en el infierno, y tengo la impresión de que todos los hombres, aún los más tontos, deberían gritarme: «¡Ven a ocupar tu sitio en el infierno!». Fue canonizado en 1671, y su festividad la celebra la Iglesia el día 3 del mes en curso. Terminaré diciendo que San Francisco de Borja tomó el Evangelio en serio y lo puso en práctica. Pero extractar una biografía tan admirable y voluminosa en un sólo folio, es como no decir nada de uno de los santos más gigantescos que tiene nuestra Iglesia. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 13-Octubre-1997

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73.- UN HIJO POR ERROR Hace unos meses leí en LA VOZ DE AVILÉS un artículo escrito por un señor ilustre, profundamente cristiano y bien letrado. Me impactó enormemente por la experiencia espiritual que demostraba. Pero encontré en el contexto del escrito lo que más que un error pudiera ser un equívoco. Y queriendo congratularme con el escritor en cuestión, y rectificarle el error, lo llamé por teléfono sin conocerle. No pude hacer contacto con él por encontrarse ausente en ese momento. Pero su buena esposa me dijo que su marido se interesaba mucho por conocerme, después de leer mis escritos desde hacía algunos años. Me pidió el número de nuestro teléfono. Cuando eran las diez de la noche me llamó. Nos congratulamos mutuamente por coincidir impecablemente en nuestros planteamientos de vida. Y al día siguiente marcamos encuentro en mi residencia. Lo celebramos sobriamente con un ágape. Conversamos por espacio de dos horas sobre temas de religión, familia y sociedad; y los dos sintetizamos un poco nuestras biografías con absoluta sinceridad. El buen señor me dijo que Dios no les había dado hijos a su matrimonio. Me permití sugerirle que adoptaran a un niño. «Desde hace unos años -me dijo- venimos dando vueltas para hacerlo, pero todo son inconvenientes y nada hemos conseguido hasta hoy. Cansado de presentar solicitudes, de soportar entrevistas 220

destituidas del buen sentido y viendo que siempre me alejan por haber cumplido 50 años, he llegado a la conclusión de que lo que funciona bien en España es el aborto, el divorcio, los concubinatos y la corrupción. Pues en nuestro hogar nada le faltaría a un hijo adoptivo, sabiendo que mi esposa y yo somos catedráticos los dos y sobreabunda el bienestar económico y también la moral que Cristo nos enseña y nosotros practicamos. Dicho esto, he desistido de mis propósitos y no lo intentaré más». Viendo la sinceridad de este ilustre profesor y sabiendo el bien que podía hacer a un niño que desprecian sus legítimos padres, me puse en contacto con el administrador general de la unión sacerdotal Lumen Dei, y le informé como queda escrito. Treinta días después nos dice que tiene la solución en la mano. Una joven argentina, hija de españoles, esperaba un hijo sobre el 25 de septiembre, y como parece ser que se trata de una familia de la clase alta y «católica», no han querido abortarlo, pero sí encubrir la honra. Y esta joven soltera y sus padres, deciden dar en adopción a la criatura a una familia que sea española y católica. Mi buen amigo y su santa esposa, preparan los pasaportes, pidiendo permiso en las respectivas universidades donde trabajan, y ayer me llaman por teléfono desde Argentina, diciéndome que tengo que ir de padrino para el niño que ya tienen en sus brazos. Es -me dijo el padre adoptivo- un verdadero jabato.

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Sólo Dios sabe cómo me inundó de alegría la feliz noticia y cuán grande es el consuelo que tienen sus padres adoptivos. Como ves, querido lector, las cosas no se resuelven cuando nosotros creemos que deben resolverse. Dios suele servirse de lo más insignificante para premiarnos con lo más significativo. En este caso -y en tantos otros- era necesario cometer un error en el artículo para encontrarse con un hijo por error. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 16-Octubre-1997

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74.- ¡QUÉ CONTRASTE! Mientras que tantos hombres quieren salir del anonimato y la monotonía haciendo proezas que salten a la fama y la notoriedad (a veces con riesgo de muerte), la Virgen María fue coronada como Reina y Señora de cielos y tierra, sin hacer otra cosa que no haya sido el anonadarse y obedecer como esclava. Y siendo la más humilde de todas las mujeres, no ignoraba que ‘desde ahora me recordarán todas las generaciones’. No lo ignoraba sabiendo que el Poderoso había hecho maravillas al fijarse en su pequeñez. Y cuando algunas sectas están empecinadas en menospreciar a María, la popular revista norteamericana «Newsweek», nos dice en su portada que han llegado a Roma cinco millones de firmas, procedentes de 157 países y que reclaman a la Santa Sede la aprobación de un nuevo dogma por el que la Madre de Dios sería proclamada «Corredentora, Mediadora de todas las gracias y Abogada del Pueblo de Dios». Juan Pablo II no se ha pronunciado todavía, pero encargó a una comisión especializada que estudie los argumentos a favor del clamor popular. La devoción mariana del Santo Padre es bien conocida de todos. Nadie ignora que Karol Vojtyla adoptó como lema dedicado a la Virgen «Totus tuus». Y la intervención de la Virgen en Fátima, conforme a las palabras del propio Juan Pablo II, se puso de manifiesto el día del atentado contra él en la plaza de San Pedro, que tuvo lugar el mismo día en que se conmemoraba el 65 aniversario de la primera aparición, el 13 de mayo. 223

También sabemos todos que por una desviación de milímetros en la dirección de la bala se salvó el Pontífice. Éste no dejó nunca de creer ni proclamar que fue la mano de María la que intervino y, como gratitud, envió la bala que le había herido a Fátima para que fuera engarzada en la corona de la Virgen como un testimonio visible de su interés por los problemas de sus hijos. Hoy se puede ver en Fátima la bala soldada a la corona de María como signo de la victoria de Nuestra Reina. Todo esto nos parece muy bonito, pero proclamar un dogma más a María es algo muy serio, y no será fácil que los fieles lo consigan, porque dogma es una verdad revelada por Dios, y declarada y propuesta por la Iglesia para nuestra creencia religiosa. Y siendo una verdad revelada por Dios, es imprescindible que el Espíritu Santo ilumine al Santo Padre para poder firmar lo que Dios quiere y desea. Es de notar que cuando Pío IX proclamó el dogma que define a María como «Inmaculada», millones de personas -incluso católicas- se escandalizaban, y cuatro años después, en una de sus apariciones en Lourdes, Santa Bernardette escribe al Santo Padre diciendo: «La Virgen os mira maternalmente, muy Santo Padre, porque la habéis proclamado Inmaculada, y ahora viene Ella misma sobre la tierra para decirme: ‘Yo soy la Inmaculada Concepción’». Es claro que ese dogma había sido una verdad revelada por Dios al Santo Padre. Así se lo confirmó la Virgen a Bernardette. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 22-Octubre-1997

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75.- LA REINA BLANCA Así se titula la biografía de la Reina Fabiola. Confieso que me ha cautivado suavemente el alma. Tenía el mejor concepto de nuestra coterránea, pero no tanto. Ahora veo que si los católicos del pueblo belga se han levantado pidiendo la beatificación del Rey Balduino, puede no ser menos el campaneo cuando la que todavía consideran su Reina deje de existir. Hace unos veinte años Fabiola nos decía que su marido terminaría en los altares. Y después añadió: «Es muy difícil vivir con un santo». Esto me hizo pensar que su religiosidad bien probada se sentía ensombrecida por la abnegación sublime y piadosa de su santo esposo. Pero no era así. «Es necesario que nuestro amor resplandezca sin límites, que se dé a todos, cualquiera que sea su edad, el color de su piel, su medio social, su salud, sea simpático o no. Cuando sentimos esta fuerza interior, más poderosa que la de las armas y que continuará después de la muerte, comprendemos el sentido de la vida. El misterio se nos desvela poco a poco y la alegría nos invade». Así lo dejó escrito Su Majestad la reina Fabiola, con ocasión de su sexagésimo aniversario. Escribir el párrafo que antecede puede ser menos que una simplicidad. Pero demostrarlo en las pruebas de vida o muerte que Dios nos envía, no deja de ser esa virtud heroica que la Santa Sede les exige a los beatos y canonizados. Y la Reina Fabiola ha sido acrisolada con pruebas de muerte 225

o vida. En marzo de 1962, en el mayor de los secretos, la Reina se encuentra embarazada. Pero no ignora que son mínimas las posibilidades de que su criatura pueda sobrevivir. Los médicos se muestran muy pesimistas. Fabiola tiene miedo. Desea consultar a los mejores especialistas mundiales sin pérdida de tiempo. Sus confidentes más expertos le recomiendan el nombre del profesor Rochat, un eminente ginecólogo que vive en Suiza. Inmediatamente, se fleta un avión privado que despega de Bruselas con destino a Lausana. A bordo viajan los Reyes. Balduino está más nervioso que su esposa. Ya sabe del flujo de sangre. La salud de Fabiola peligra. El esperado heredero de la Corona les emplaza en la desesperanza. Cuando el profesor Rochat les abrió él mismo la puerta de su consulta, Fabiola estaba angustiada, y encima de todos los males tendría que soportar que manos tan extrañas inspeccionaran su cuerpo como un objeto cualquiera. El diagnóstico casi no puede ser peor: «Existen diez posibilidades sobre cien de que pueda llevar a término un embarazo y sólo un cinco por ciento de que sobreviva al parto». De vuelta a Laeken, muchos ginecólogos, temiendo por la vida de la Reina, le recomiendan la interrupción del embarazo. Al oírlos, se le encogió el corazón a Fabiola. ¿Cómo se atrevían a proponerle un horror semejante?. ¡Una reina católica que siempre firmaba sus cartas con estas 226

tres palabras: «Hija de María», asesinar una criatura!. Balduino estaba aterrado. Sus principios religiosos eran tan fuertes como los de su esposa. Pero sabiendo que el feto sería abortado, el Rey quiere que viva Fabiola. La Reina le contestó: «Si me impones esta solución, habrá que solicitar a Roma la disolución de nuestro matrimonio y yo me retiraré a un convento en España». Unas semanas más tarde se produjo el nacimiento, cinco meses antes del término. El niño nació muerto. Antes morir que pecar. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 24-Octubre-1997

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76.- HISTORIA DE UN ALMA ... Es sábado. Mañana -Juan Pablo II- elevará a la máxima categoría magisterial a una joven de 24 años -monja de clausura-. Quiere darle el título que la Iglesia concede con particularidad a algunos santos que con mayor profundidad de doctrina defendieron la religión o enseñaron lo concerniente a ella. Santa Teresa de Lisieux ha dejado los manuscritos que ahora componen el libro titulado «Historia de un alma». Es uno de los volúmenes que más admiro de todo cuanto he leído en mi vida. Santa Teresita es la tercera santa que recibe el título de Doctora de la Iglesia, después de Santa Teresa de Ávila y Santa Catalina de Siena. Sus escritos han sido suficientes para irradiar el éxito espiritual en los cinco continentes. Traducido a múltiples idiomas han servido de aliento y valor para los doscientos mil misioneros que viven predicando el Evangelio con riesgo de muerte, siendo veinticinco mil los españoles que se encuentran en lugares peligrosos. Pues se calcula que en este siglo han sido martirizados 3.000 misioneros, y la Iglesia considera que nadie ha hecho más por las misiones que San Francisco Javier y Santa Teresita del Niño Jesús, los dos igualmente patronos universales de todas las misiones. Javier llevando la palabra de Dios a múltiples naciones. Teresa, endeble y enfermiza, tras las rejas de un convento. La disparidad parece sensacional, 228

pero nos hace ver que la voluntad y la oración son omnipotentes. Pienso que el ejemplo de Teresa puede ser ejemplarizante y servir de meditación a los impedidos o enfermos que se encuentran postrados en sus lechos, sabiendo que lo que manda es el deseo de hacer el bien y poner en práctica los medios misteriosos que Dios nos concede: la oración. Pío XI calificó el éxito del libro referido y la irradiación de la espiritualidad de la joven religiosa como un «huracán de gloria». Huracán que hizo llover decenas de miles de cartas al Carmelo de Lisieux y al propio Vaticano pidiendo primero la beatificación de la religiosa, después su canonización, y por último su proclamación como patrona de las misiones. Todo eso fue llevado a cabo con una premura que casi no tiene parangón en la historia de la Iglesia. Se ha dicho muchas veces que la buena salud no es la mejor amiga de la santidad. Poder y fuerza no le faltan a Dios. Él sólo quiere nuestra entrega total, es decir, que nuestro espíritu se transfunda en el querer del Suyo. Y cuando esto se hace, «pedid y se os dará». Por eso ningún cristiano tiene derecho a quejarse cuando sus plegarias no son atendidas. Pues si no cumplimos estrictamente sus preceptos, es claro que un Dios justo no tiene por qué atender a nuestros pedidos. Teresa del Niño Jesús se lanzó de un vuelco en los brazos de Dios, cumpliendo 229

rigurosamente todo cuanto Jesús nos ha mandado, y como su ardiente vocación era ser misionera, más que predicadora misional, la hizo patrona de las misiones. Dios es así. Siempre nos concede más derechos de los que tenemos. Si el señor director me lo permite, me gustaría reproducir lo que sigue de este libro: «Vivir de amor es disipar el miedo, aventar el recuerdo de pasadas caídas. De aquellos mis pecados no veo ya la huella. Junto al fuego divino se han borrado. ¡Oh dulcísima hoguera, sacratísima llama!, en tu centro yo fijo mi mansión. Y allí, Jesús, yo canto confiada y alegre: ¡vivo de amor!. Vivir de amor guardar es, en sí misma, en un vaso mortal, un inmenso tesoro. Mi flaqueza se extrema, amado mío, disto mucho de ser un ángel de los cielos. Más si es verdad que caigo a cada paso, lo es también que tu vienes junto a mí y me levantas, me envuelves en tus brazos y tu gracia me das, ¡vivo de amor!». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 25-Octubre-1997

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77.- LO CONTABA MI PADRE Nuestro padre era un hombre alegre y optimista, sincero, aventurero y animoso. También era noble y servicial, pero nadie lo quería como enemigo. Las injusticias las enfrentaba corajosamente, y la palabra «diplomacia» no estaba escrita en su diccionario personal. Estaba saliendo de la adolescencia cuando embarcó en Santander para trasladarse a Cuba como emigrante en busca de fortuna. Pero no la hizo. Trabajó como tabaquero en una fábrica, muy pocos años. Allí conoció a un amigo español, y como los emigrantes convierten el dolor en voluntad de triunfo, los dos eximios cigarreros alquilaron un apartamento para ahorrar los gastos de hotel o pensión. Pasaban las horas de ocio en una feria jugando con dinero. Había un saltabanco que engañaba a los feriantes. Disponía de un estanque cubierto de peces artificiales, patos, barcos y pavos. Y en la parte oculta de cada elemento que flotaba, había un número determinado. El espectador pagaba una cuota por levantar el objeto y descubrir el número, y si éste coincidía con el que tenía una de las prendas que estaban expuestas, el jugador era premiado y se llevaba el objeto. Pero todo eran elementos de bagatela, exceptuando un reloj de campana con excelente apariencia. Y éste era el que inducía a los feriantes a jugar continuamente, pero el número del famoso reloj no estaba escrito en los elementos que flotaban en el estanque. Nuestro padre -y su amigo- se dieron cuenta viendo que el horómetro nadie conseguía llevárselo, 231

y sintiéndose chasqueados por el dinero que les había usurpado el saltimbanco, decidieron llevarse uno de los peces al piso donde habitaban. Y como nuestro padre era un «manitas» muy habilidoso, consiguió raspar el número que tenía el pez y diseñar perfectamente el número que exhibía el famoso reloj de campana. Al día siguiente volvieron a la feria y consiguieron introducir el pez en el agua sin que el tirititero se diera cuenta de lo sucedido. Pagaron la cuota correspondiente, le mostraron el pez con el número y le reclamaron el reloj. El pilluelo, viendo a la gente que se agolpaba en torno al estanque, y sabiendo que no podía probar lo contrario, inmutado y nervioso les entregó el reloj. Nuestro padre y su amigo salieron ufanos y victoriosos con la joya en los brazos. Y cada vez que el reloj tocaba las horas, los dos se reían en su apartamento. Pocos días después empiezan a contender por otros asuntos, y al surgir el enfado y decidir separarse, los dos disputaban llevarse el reloj, y como el genio de nuestro padre era furibundo, surgió la pelea, hasta que le puso el reloj de sombrero, dejándolo totalmente descacharrado. Esta experiencia fue muy positiva para el joven que después sería nuestro padre. Pues siempre nos decía: «Quien mal anda, mal acaba. Quien adquiere una cosa injustamente, con la justicia de Dios la pierde redoblada. Ser siempre honrados y verdaderos. El que no la hace no la teme y Dios le premia».

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Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 28-Octubre-1997

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78.- UN BUEN SACERDOTE El pasado domingo abandonábamos la casa de ejercicios espirituales que tienen las monjas Esclavas del Sagrado Corazón, en Latores. Fuimos 25 personas, 16 de Avilés. El retiro espiritual nos fue dado por un misionero de Lumen Dei. Pienso que la mayoría de los ejercitantes -los que aún no habían tenido esa experiencia- han pasado allí los mejores días de sus vidas; al menos esto es lo que manifestaron algunos al salir. Es verdad que el sacerdote dio muestras prodigiosas de su espiritualidad y sacrificio. Pues mientras los ejercitantes nos ocupábamos en el desayuno, merienda y cena, el buen sacerdote estaba postrado ante el Santísimo -seguro espidiendo por el fruto de los ejercicios y por nosotros. Su única comida cada 24 horas era el almuerzo, después de servirnos la comida a nosotros en compañía de las religiosas. Lo que más me conmueve de esta bendita Obra, no son las nueve mil comidas que distribuye gratuitamente todos los días a los más pobres, tampoco las cinco horas diarias de oración ni las doce de trabajo con la sotana puesta y el crucifijo en el pecho; lo que más impresiona mi espíritu son las conferencias que siempre están subordinadas al «modus vivendi». Pues el sacrificio amoroso de vida que llevan, nunca tratan de imponérselo a los demás.

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Cierto es que sus pláticas eran puramente evangélicas y bien nutridas con el ejemplo de los santos, pero siempre lo hacía con dulzura y con la sonrisa en los labios desbordando alegría. Y de nada serviría todo lo que estaba diciendo si él no lo viviera más estrictamente. Pienso que todos estamos un poco cansados de retórica y sedientos de ejemplaridad, y con este sacerdote sobreabundaba el ejemplo exigente y silencioso, mientras las conferencias de 45 minutos nos dejaban sedientos de seguir atendiendo con verdadera fruición. Pienso que ningún sacerdote debiera de obtener el permiso para dar ejercicios espirituales sin antes haber llegado al grado de santidad que se hace necesario para mover los corazones de los fieles. Pues de nada nos sirve que nos hablen de los miles de niños que se mueren de hambre todos los días, si la persona que se lamenta estamos viendo que no le falta nada. Tengo para mí que el ejemplo es la única escuela que puede instruirnos debidamente. Cervantes ya nos decía que «bien predica quien bien vive», y Cicerón nos ha dejado escrito que «hacen más daño con el mal ejemplo que con el pecado». Lacordaire así se expresaba: «A medida que envejezco, me voy persuadiendo de la necesidad de que los superiores den el buen ejemplo y no hagan jamás lo que no quieren dejar hacer a los demás». Séneca: «El camino de la doctrina es largo: breve y eficaz, el del buen ejemplo». Por eso 235

conviene informarse bien del sacerdote que nos llama a ejercicios, no sea que pueda ensombrecer nuestra creencia con su ejemplo y disminuir nuestra fe con la que a él le falta. Si hacemos ejercicios con un buen sacerdote, encontraremos a Dios y sabremos lo que Él nos pide. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 30-Octubre-1997

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79.- MURIÓ POR SU HIJO Amigos sacerdotes y algunos seglares, me piden con alguna frecuencia que escriba sobre temas que a ellos les interesan. También me dan opúsculos y algunos libros orientándome en lo que desean llevar a los lectores. Esta semana, el padre Luis Outeiriño Núñez me hizo entrega del libro titulado «Pepitas de oro», escrito por el obispo Sylvain. Pero aún no he tenido tiempo de leerlo. Y el pasado sábado, don Manuel Mesa Herías -vecino de Avilés y abnegado apóstol católico- me obsequió con un opúsculo donde se relata la historia de la beata Juana Beretta Molla. Se trata de una joven muy bella que ostentaba los títulos de Pediatra y Cirujano. Era una doncella italiana y católica como tantas otras. Pero al asistir a unos ejercicios espirituales de tres días, se dio cuenta de que la vida terrena no es más que la única oportunidad que Dios nos concede para ganar la batalla penosa del bien contra el mal y ser eternamente felices después de cumplir nuestra sagrada misión. Juana Beretta se casó con el ingeniero Pedro Molla en 1955, rápidamente consiguió que su esposo practicara un retiro espiritual. Era muy necesario que su buen consorte comprendiera el porqué de tantas oraciones como hacía y también de los muchos servicios que gratuitamente prestaba a sus pacientes, y así, el matrimonio se consolidó de forma mutuamente solícita. Y como Dios siempre nos concede la sublime dulzura de haberlo conocido para que jamás nos 237

olvidemos de Él -después suele hacernos partícipes de su cruz para nuestra purificación-, les concedió tres hijos maravillosos en menos de cinco años. Todo iba muy bien en un hogar de la clase alta y prestigiosa: pingües beneficios, abrazos y besos, fidelidad inquebrantable, misa y comunión diaria, novenas y rosarios en compañía de los tres retoños, amor entrañable, y el cielo en la tierra. Pero en el tercer mes del cuarto embarazo se le presenta un fibroma en el útero; ésto fue el principio del holocausto. Sus colegas de Medicina le dicen que la única forma de salvar su vida es interrumpiendo el embarazo. Juana lo comprende y lo sabe, pero su respuesta no se hizo esperar: «Esa propuesta no se hace a una madre. El hijo que llevo en mis entrañas tiene una vida entera por delante. Yo ya he llegado a la mitad del camino, y más que todo eso, mejor es morir que pecar matando a mi hijo». Juana Beretta murió el 28 de abril de 1962, víctima gloriosa de la maternidad. Fue beatificada por Juan Pablo II el 24 de abril de 1994, en presencia de su esposo e hijos. También de la hija de sus entrañas -Juana Manuela-, que hoy vive piadosamente gracias a la decisión heroica de su santa madre. Esta historia, santa y heroica, ha dado la vuelta al mundo, y el opúsculo que viene de Italia, nos asegura que este ejemplo resplandeciente, ha impedido decenas de miles de abortos en los cinco continentes. Como ves, amigo lector, vale la pena morir por un hijo y salvar tantos otros. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 1-Noviembre-1997

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80.- UREÑA Y LAS VOCACIONES Por circunstancias que no tendrían ningún interés para el lector, conocí personalmente a monseñor Manuel Ureña, hace seis años. El mismo día que tomó posesión de la Diócesis de Alcalá de Henares. En su homilía aparecieron rasgos hermosos de cómo su fe se había ido incrementando desde el comienzo de su vocación sacerdotal. También vimos un razonamiento profundo para resolver las dificultades que le esperaban en una Diócesis recientemente creada. Monseñor Ureña desciende de una familia humilde, pero su extraordinaria capacidad y su esfuerzo constante, le adentraron en el mundo de los intelectuales. Primero como eminente sacerdote, después como eximio profesor de la Universidad. Unos años más tarde fue consagrado obispo para ser llamado a regir la Diócesis de Ibiza, y desde allí pasó a gobernar la sede de Alcalá de Henares en 1991. En mi modesta opinión, el punto más interesante de la homilía referida, fue en el que glosó sobre el valor de la oración. El mismo que Jesús reiteradamente nos recomienda en sus sermones evangélicos. Ahora, siguiendo sus disertaciones públicas, vengo a constatar, una vez más, que dentro de la Iglesia sólo fracasan los laicos o religiosos que no reservan tiempo para orar. Por eso algunos canonizados nos han dicho: «El que ora se salva, y el que ora mucho se hace santo». 239

Monseñor Ureña cree que suprimir el celibato sólo serviría par aumentar los problemas. Y nos pone como ejemplo las crisis de los protestantes, sabiendo que superan bastante las vicisitudes de los católicos. Por aquí estamos viendo a un prelado que sigue rectamente la línea de Juan Pablo II. Y lo curioso es que en seis años ha conseguido multiplicar por tres el número de seminaristas que encontró en el Seminario de Alcalá de Henares, es decir, de los 13 que tenía ascendió a 39. El prelado en cuestión, está persuadido de que los Seminarios no pueden esperar que lleguen los seminaristas con la maleta en la mano. Es necesario que cada sacerdote observe en su iglesia y en los ejercicios espirituales a los jóvenes más devotos y sepan atraerlos con su buen ejemplo y fervor religioso, haciéndoles saber que Dios los necesita y los llama para ostentar el cargo que más puede dignificar al hombre. «Hay que salir a su encuentro -nos dice monseñor Ureña-, como Cristo hizo cuando dijo: ‘Ven y sígueme’». También nos dice monseñor Ureña que sus seminaristas siguen los cuatro aspectos marcados por el Papa en las «Pastores dabo vobis»: formación humana, espiritual, intelectual y pastoral. Estos jóvenes se levantan todos los días a las seis y media de la mañana para hacer oración, y después de dialogar con Dios, viene todo lo que queda dicho. Pienso que si todos los sacerdotes colaboraran eficaz y piadosamente con las vocaciones que tanto 240

necesitamos, y los profesores de los seminarios les hicieran saber el valor de la oración y lo maléfico que resulta el tiempo perdido y las charlas vanas, todos los Seminarios crecerían como lo viene haciendo el de Alcalá de Henares y el de Toledo. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 2-Noviembre-1997

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81.- LOS COMPLEJOS El complejo de superioridad y el de inferioridad son elementos que nos llevan al engreimiento y también a subestimar nuestra personalidad. En los dos casos es algo muy complicado. Se dice que es una combinación de ideas, tendencias y emociones que permanecen en la subconsciencia e influyen negativamente en nuestra personalidad. Y los doctores más expertos en estos temas de psiquiatría (Vallejo Nágera y otros) han comprobado que la mejor «medicación» para erradicar la soberbia y la subestima que producen es conocerse a sí mismo a través de la meditación religiosa, donde el espíritu encuentra descanso preponderando sobre la materia. Pienso que los dos complejos referidos tienen el mejor caldo de cultivo en los fracasos y en los triunfos. No pocas veces, el ingenio que Dios concede a determinados hombres, les crea un complejo de superioridad que los hace indeseables. Hace pocos días nos decía Camilo José Cela que España es un pueblo de analfabetos. De un solo plumazo se cargó la cultura de todos los españoles, sin excepción de académicos ni eximios escritores. Y como «ABC» lo venera, no lo pensó dos veces para hacer pública la voz del chulo. Queriendo revalidar el título de mi escrito, haré hincapié en los más altos dignatarios de los EE.UU. Pues a mí me parece que la Nave Cassini, para visitar los anillos de Saturno, es fruto de un 242

complejo de superioridad que va buscando la notoriedad y la fama sobre todos los países del mundo. Si tuvieran el mínimo conocimiento de lo que Dios quiere del hombre y un sólo ápice de conciencia cristiana, no se permitirían el lujo de gastar tres mil quinientos millones de dólares, es decir, el equivalente a quinientos veinticinco mil millones de pesetas, sabiendo que con esta cifra se podrían evitar millones de muertes. Pongamos como ejemplo el bien que se podría hacer llevando las aguas potables del famoso lago Victoria -ese mar fabuloso que se adentra en Áfricaal territorio árido de una población donde debido a la falta de riego y de agua potable para saciar la sed, se mueren millones y millones de personas. Dentro de siete años, cuando la Nave Cassini se aproxime a Saturno, (si todo sale bien), nos enviarán unas fotografías como las de Marte, mostrándonos un desierto que sólo Dios sabe el porqué lo ha creado y cómo lo gobierna. Pero eso no importa. Lo importante es mostrar el ingenio del hombre e incrementar su vanidad. Pues ese dinero se puede ahorrar abortando dos o tres millones de niños más, y dejando a los africanos que se mueran de hambre. A pesar de lo que queda dicho, soy optimista, y creo que, algún día, esos hombres tan poderosos, se darán cuenta de que a nosotros sólo nos 243

corresponde resolver los problemas de nuestro planeta y vivir como hermanos que somos y como Cristo nos manda. Esperemos el castigo anunciado por la Virgen de Fátima, y quien sabe si todo cambiará para bien de los cuerpos y de las almas. Pues conocer las características de Saturno -distante del Sol nueve veces más que la Tierra- puede ser una proeza que de nada nos sirve, y no dejaremos de seguir siendo hormiguitas si tenemos en cuenta los planetas que distan de la Tierra quince mil millones de años-luz, lugar que sólo Dios conoce y conduce, y que jamás el hombre alcanzará. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 6-Noviembre-1997

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82.- COHERENCIA CRISTIANA Pienso que lo que más enreda y damnifica al hombre es la incoherencia entre lo que piensa, dice, y hace. Esta mañana me encontré con un «amigo» pediatra- que asiste a misa diariamente desde hace más de 20 años. Es un hombre bueno, agradable y sincero. Pero he podido constatar su incoherencia en lo que al cristianismo se refiere. Está en desacuerdo con el Concilio Vaticano II y le falta muy poco para ponderar a los diez mil jesuitas que abandonaron la Iglesia (datos de don Enrique de la Cierva) con motivo del histórico evento. El doctor en cuestión, tiene sus convicciones y no le importa lo que diga el Papa. Ignora que la religión católica tiene una doctrina eminentemente cohesionada; todas las verdades que propone están implícitas en los Evangelios. Pero, sucede, que a la mayoría de los católicos se nos antoja que la Iglesia es algo así como un supermercado, donde cada uno coge lo que más le interesa y menos le cuesta. Por eso los tópicos son siempre los mismos: «Soy católico, pero no practico». «Creo en Dios pero no en los curas». «Creo en Jesucristo pero no en la Iglesia». «No necesito de nadie para creer en Dios». «Eso del infierno lo inventaron los curas». «Todas las religiones son iguales». «La fe es un asunto personal y no tiene nada que ver con lo social o lo político». «Yo no robo ni mato, no hago daño a nadie». «Yo me confieso directamente con Dios». Estas incoherencias y tantas otras son las que disgregan la unidad de la verdadera Iglesia y las 245

que sirven de normativa a los hombres antirreligiosos. Y es que un verdadero católico no puede aceptar un dogma y rehusar otro, no puede recibir un sacramento y excluir el otro. Tampoco puede practicar una moral que le resulte más cómoda y prescindir de la que corresponde a los mandamientos de la Ley de Dios. Ser católico es someterse a los preceptos de Jesús y al Magisterio de la Iglesia. Y esto requiere una condición indispensable: humildad. Ya sé, ya sé que la Iglesia ha cometido muchos errores en los siglos pasados. Pero, desde los primeros tiempos del cristianismo también ha tenido muchos santos gigantes que supieron obedecer y darnos ejemplos resplandecientes, actuando silenciosamente y cumpliendo todo cuanto Jesús nos ha mandado. Y estos héroes no han murmurado jamás las faltas de sus superiores, viéndolas más claramente que nosotros. Creo que los enemigos de la Iglesia debieran de ser más benevolentes con la misma, sabiendo que Juan Pablo II les ha implorado el perdón por los errores cometidos en los pasados siglos. Y nosotros -los fieles- debiéramos de saber que no sabemos, y que el Santo Padre y un buen número de prelados «santos», están muy capacitados para aleccionarnos en el verdadero camino que Dios nos indica y ellos nos enseñan. Seamos coherentes con nuestra ignorancia religiosa y un poco humildes para escuchar y obedecer; todo esto nos haría mucho bien. 246

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 8-Noviembre-1997

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83.- DESPUÉS DE LA BODA Después de asistir al enlace matrimonial en una capilla del pasado siglo, salimos conmovidos de la misa y la homilía que nos predicó el misionero y tío de los novios. Seguidamente nos llevaron al restaurante para disfrutar del banquete. Coincidió sentarme en la mesa donde se encontraba un «filósofo» ateo. No le conocía, pero me pareció verle preocupado, y después de comer el segundo plato y beber unos vasos de Rioja, viendo el silencio de aquel hombre, cometí la osadía de preguntarle: ¿Qué tiene usted que tanto le aburre?. Pero él, sin contestar directamente a mi pregunta, me interrogó a su vez: «¿Es que no le aburren a usted todas esas ceremonias ridículas del culto católico?. ¿Es que puede usted ver sin indignación esa mezcla de materialidad y misticismo, esos cambios de hábitos?... Yo salgo molestado, irritado... ¿Y usted?.» -Yo salgo conmovido -le dije-. Y esto depende de la apreciación que cada uno hace de las cosas. «Usted tiene fe. Cree en la inmortalidad del alma y espera ser muy dichoso en la otra vida, ¿no es eso?». Así es -le dije-. Pero vamos a prescindir por un momento- de la fe y de todo lo que Dios n o s promete después de la muerte corporal. Contemplando esta pequeña iglesia que data del siglo pasado, sin detener el vuelo de mis pensamientos, he recordado que tanto en los días de duelo como en las fiestas, esas ceremonias que 248

tanto le molestan a usted, han hablado fuertemente a la imaginación y al alma humana. También he visto muchas lágrimas que sólo el catolicismo las ha podido enjugar, las grandes desesperaciones que Cristo ha consolado, las innumerables conciencias que ha iluminado, las sólidas virtudes que ha inspirado; por eso he salido de la misa, como católico que soy, penetrado de la grandeza de mi religión, y que de tantos beneficios ha llenado el mundo. ¿Es que no aprecia usted su influencia en la civilización, en la cultura y en el bien?. Empiece por las artes plásticas en los museos. Descuelgue también de las paredes, a ejemplo de nuestros gobernantes, las imágenes de Cristo. Haga desaparecer todos los cuadros en que figuran Dios y la Virgen. Llévese las telas y las estatuas que representan santos, mártires y apóstoles. Y después de la pintura y la escultura pase a la arquitectura, y eche abajo todas las catedrales. Haga lo mismo con la música de Haendel, Palestrina, Bach y tantos otros. Expurgue la obra de Mozart, Pergolese, Rossini, de todo lo que ha sido inspirado por nuestra religión. Y ahora calcule los miles de millones de nonatos que han sido vilmente asesinados en el seno materno por los hombres que niegan la existencia de Dios. Destruya, también, los hospitales, porque el primer hospital fundado en el mundo lo fue por una mujer cristiana. Cuente usted los millones de 249

hombres y niños que han conseguido vivir con el auxilio de las obras de caridad cristiana. Borre también toda la poesía que ha sido inspirada a los mejores poetas de todos los tiempos. Suprima las huellas que dejó en la Tierra la sangre que brotó de Aquél que usted llama con ironía el divino Crucificado. Y una vez terminada esta faena, vuelva y abarque de una ojeada los 20 siglos escalonados detrás de usted y contemple sin espanto, si puede hacerlo, el vacío que habría dejado en el mundo, en el transcurso de los siglos, la falta de Cristo y de su cruz. ¿No es verdad que sería aterrador ese vacío?. - «Soy demasiado viejo -me dijo-, y a pesar de su retórica sigo pensando lo mismo». -Cuando muera -le dije- me dará la razón, y en la ultratumba nos entenderemos. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 10-Noviembre-1997

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84.- CONFESIÓN DESCUBIERTA Termino de leer la biografía de Juan Lacordaire, religioso dominico y orador sagrado, francés. A sus pláticas asistían millares de personas. También fue académico, excelente escritor y diputado en la Asamblea Nacional. Este polifacético personaje entró un día en la famosa capilla de Dijón (Francia), para decirle al capellán -Monseñor Bougaud-: «¿Tendría usted la caridad de oírme en confesión?». El prelado se quedó asombrado al ver la humildad de un personaje tan famoso. En seguida le pasó a su gabinete de estudio. Pero antes de que pudiera ofrecerle un reclinatorio, se arrodilló en tierra a sus pies. «Voy a Tolosa -le dijo- con la esperanza de fundar allí una casa de nuestra Orden. Mil obstáculos se oponen. Con todo, dispongo de un medio que me ha dado ya muy buenos resultados: hacer que ceda el Cielo humillándome. He ahí por qué le ruego a usted que me reciba, no sólo la confesión de la semana, pues hace ocho días que me confesé, sino la confesión de todas las faltas de mi vida desde mi primera infancia». El padre Lacordaire fue detallando todas sus faltas desde la infancia hasta las que había cometido como sacerdote, como predicador sagrado, como escritor, como diputado y como académico. Después de recibir la absolución, le dijo al prelado: «Una gracia necesito que me conceda ahora». Y como el confesor ignoraba el pedido, le dijo: «Padre mío, después de lo que acaba de 251

ocurrir entre los dos, ¿qué quiere usted que le niegue?». El sacerdote sacó de debajo de su escapulario unas disciplinas formadas de fuertes tiras de cuero, y le dijo: «La gracia que le pido ahora consiste en que me de usted cien disciplinas muy fuertes». El prelado, al oír esto, le faltaba valor para torturar a un alma tan buena. Pero el padre Lacordaire, mirándolo con ojos suplicantes, le dijo: «¿Me niega usted este favor, Padre mío?». Monseñor Bougaud tomó las disciplinas, sabiendo que aquel gran hombre lo sería más todavía humillándose voluntariamente. «Y sobre todo, ¿por qué no ayudar al santo religioso -nos dice el confesor- a saciar la sed de inmolación y de padecimiento que devoraba su alma para semejarse más a Jesús?». Después de tomar las disciplinas y darle los primeros quince o veinte latigazos, el sacerdote empezó a lanzar gemidos profundos y dulces, que duraron hasta el fin. «Quise detenerme -nos dice el confesor-, pero no me lo consintió, por lo que fue preciso que llevase a cabo mi sangriento ministerio». Cuando el confesor, con los ojos llenos de lágrimas, hubo terminado el suplicio de su penitente, el buen sacerdote se arrojó a su cuello, lo abrazó y le dio permiso para recordar sus faltas, para decirlas a quien quisiera, y sobre todo para echárselas en cara cuando le encontrase. Lo que nos parece más importante es que la Casa de la Orden 252

dominicana fue fundada por el padre Lacordaire en 1850, con numerosas vocaciones y un éxito espiritual ejemplarizante, porque «el que se humilla será ensalzado, y el que se ensalza, será humillado» (Lucas 1, 52). Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 13-Noviembre-1997

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85.- DE LA FAMA A LA CAMA Los que no son tan jóvenes conocerán a don Tomás Montero Entrialgo. Un periodista muy popular y muy leído en Asturias, y también en la capital de España, a través de «ABC». Este señor es Decano del Colegio de los Procuradores, ex coronel de la Cruz Roja y ex profesor del Seminario de Oviedo, con dos tratamientos de ilustrísimo. Y como todo le iba muy bien, estaba poseído de un valor que realmente tenía por la gracia de Dios. Pero esta substancia vigorosa le fue distanciando de Aquél que se la daba. Cuando los dos colaborábamos con la Hoja del Lunes de Gijón, con Región y con el Noroeste, tuvimos frecuentes disidencias en los tres rotativos, hasta que un día le conocí personalmente. No había por dónde cogerle, maldecía a Pablo VI y destruía la Sagrada Biblia con labios y dientes. Se reía de los prelados y no creía en Dios ni en el diablo. La llama de su mirada ardiente con ojos azules y su enérgica vitalidad no necesitaban el auxilio de nadie. A pesar de todo, había una analogía política que nos hacía simpatizar mutuamente. Pero hablar de religión era un tropiezo constante. Él conocía todos los males que los pseudo cristianos habían cometido a lo largo de toda la historia, y me atacaba sin piedad. Pero yo sólo observaba su nobleza y su sinceridad, y siempre que me veía cruzaba la calle sonriendo para decirme: «¿Cómo estás 254

reverendo?». Pero como Dios es tan bueno y ama tanto la sinceridad y la nobleza, le envió un infarto que le postró en la cama y le absorbió el 50% de su admirable capacidad. Se «recuperó» de la dolencia y descendió considerablemente su soberbia. Continuamos nuestra amistad, con mejores razonamientos, pero la palabra de Dios proseguía sonándole a música profana. Y como la misericordia de Dios llena la Tierra, le mandó una embolia que lo llevó a la Cruz Roja sin sentido. También esta vez se «recuperó» con menos fuerza y más humildad. Intenté que se confesara, pero no fue posible; sólo deseaba morirse en todo momento. Y Dios continuaba actuando sobre un hombre bueno y sincero. Por eso le coronó de gloria con un derrame cerebral. El Señor sabe, mejor que nosotros, que don Tomás es un hombre honrado, y merece las correcciones fraternas. También lo separó de su esposa al tomar ella un camino que me reservo. Intenté nuevamente que se confesara, y esta vez lo hizo. Se confesó con el párroco de San Lorenzo, de Gijón, con el mismo que fue su alumno en el Seminario. Y después de la confesión, entró por la puerta de nuestra casa, nos abrazamos y lloramos los dos. «Tú -me dijo- me has sacado de la incredulidad». Así es de ingenuo y bondadoso don Tomás. Pues no se ha dado cuenta de que el único que nos concede la fe es Dios, sirviéndose de 255

segundas causas, no pocas veces despreciables. Ahora se pasa los días postrado en una silla (pues no puede salir a la calle) rezando y leyendo los mejores libros que tengo. Sólo le pide a Dios que lo perdone y le lleve lo antes posible, si esa es Su voluntad. También llama al sacerdote para confesarse con bastante frecuencia. De la fama a la cama, y de la cruz al cielo. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 15-Noviembre-1997

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86.- PECES-BARBA El rector de la Universidad Carlos III Gregorio Peces-Barba- se ha negado rotundamente a autorizar una capilla en el campuroso campus universitario, como había solicitado la asociación «Universitarios para el mundo», con el aval de 1.091 firmas, sabiendo que se trata de una asociación de carácter cristiano que carece de un local para reunirse, y tampoco puede celebrar misas u otros actos religiosos por falta de capilla. Este hombre de carácter acre y autoritario, está fomentando los males que lleva consigo el ateísmo, y vulnerando la Constitución en su artículo 16.3: «Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias de la sociedad española, y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones religiosas». Por aquí estamos viendo que no pocos artículos de la Constitución los han convertido en papel mojado, especialmente el que se refiere al derecho fundamental del ser humano: «Todos tienen derecho a la vida». ¿Será que los niños vivientes en el seno materno no tienen derecho a seguir viviendo?. Pues no he visto nada en la Constitución que haga excepciones entre las etapas de una vida que comienza en el momento de la concepción; y si alguien lo sabe y puede interpretar con buen juicio la ley abortiva, que me lo diga.

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No tengo nada en contra de los increyentes, pero han de saber que esos 1.091 cristianos -y tantos otros- que desean practicar con más frecuencia los sacramentos en una capilla que tanto honraría a la Universidad Carlos III, es bien cierto que se distanciarían más de la droga, del hedonismo y de la corrupción, y aunque Dios le haya dicho a PecesBarba que Dios no existe, sabiendo el bien que les puede hacer un templo sagrado, como hombre público y ex mandatario político, está doblemente comprometido a contribuir en favor de la sociedad. Y, ¿cómo un hombre inteligente puede hacer ésto?. Pienso que estos «señores» talentosos que han pasado una vida cometiendo desaciertos -y pecados, nadando contra la corriente que de Dios viene, prefieren morir ahogados -y ahogar a los demás- antes que dar la vuelta y despojarse del orgullo que les infunde un «yo» que han usurpado al único que es ‘el que es’: Dios. Pues el hombre nada tiene en propiedad sólida e imperecedera; todos los atributos que nos encumbran son dádivas de nuestro Creador. Pienso que la palabra «yo» debiera de ser substituida por «éste», es decir, por este pobre que sólo puede «vanagloriarse en la cruz de nuestro Señor Jesucristo» (Gálatas 6, 14), y así, erradicar el «yo» para siempre como han hecho los santos. Pero esta filosofía ascética no está implícita en las cátedras de las universidades actuales; es algo que sólo se aprende bien a los pies de Jesús. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 18-Noviembre-1997

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87.- MORAL Y SIDA No parece que el SIDA sea lo más preocupante en nuestro país, sabiendo que la enfermedad se extiende como el agua sobre el pavimento. La ONU viene pronosticando que el SIDA en España pronto llegará a los niveles de África. Tristemente estamos a la cabeza de Europa en número de afectados. Pero sería un despropósito inhumano decir que todos los que padecen esta dolencia han caído en el pecado, teniendo en cuenta las almas buenas que han contraído esa enfermedad por herencia de sus progenitores y por transfusiones de sangre. Y hasta el momento se trata de un padecimiento irreversible. Los socialistas intentaron evitar los males que sufre el pecador sin que abandonara el pecado: «Pónselo o póntelo». Y yo les diría a los lujuriosos con amor y seguridad: no le pongas nada y no te pongas nada. La verdadera preservación de la enfermedad consiste únicamente en la abstinencia que debiera de infundirles una moral sexual a los que no han contraído matrimonio. Las parejas de hecho, los bacanales, orgías y festines desordenados; la misma naturaleza les impone tributos que resultan demasiado gravosos para saldarlos sin perder la salud. Comprendo muy bien a esas jóvenes enamoradas que sienten recelo cuando el novio quiere convertir el noviazgo el pareja de hecho, conminándolas con el enfado y el fin del «amor» si no aceptan su propuesta inmoral. Que no se dejen engañar con tan vieja artimaña. 259

Todos los jóvenes -en el fondo- desean una esposa y una madre para sus hijos virgen y casta. El verdadero amor no es concupiscencia. No puede estar enamorado el que mucho exige. Pero sí tiene amor el que todo lo ofrece, porque el amor vive más de lo que da que de lo que recibe. Cuántas lágrimas se habrán derramado a causa de la promiscuidad. Y cuánta gallardía lozana llevan consigo las señoritas que supieron y saben imponerse el benemérito «sacrificio» de la continencia. Y que no se cansen las autoridades sanitarias haciendo y propagando prevenciones para evitar el SIDA. Pues en la mayor parte de los casos, tan lamentables, es fruto de una moral desmoralizada, que lleva el nombre genuino de «pecado», es decir, un hecho contra la ley de Dios y sus preceptos. Y esto sólo tiene una solución: no pecar, porque en el pecado siempre llevaremos la penitencia. Y como bien dice Cervantes: «De los pecados que se cometen nadie ha de echar la culpa a otro; sino a sí mismo». Y Séneca nos dice que «conocer el pecado es principio de salvación». Quevedo también nos dice que «los pecados, para aborrecerlos, no es menester más que cometerlos». Esto lo deben de saber muy bien las que abortaron, las pobres prostitutas, los jóvenes bondosos que han contraído el SIDA, muchos divorciados, y también corruptos que han llegado al suicidio. ¡Oh, pecado, desdicha del hombre y fuente de todos los males! ¿Cuándo nos convenceremos?.

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Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 19-Noviembre-1997

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88.- HÉROES Aunque la palabra «héroe» en su tercera acepción significa a alguien que lleva a cabo una acción heroica; tengo para mi que el verdadero heroísmo sólo se puede atribuir al que entrega su vida por amor al prójimo y a Dios, sin un sólo ápice de vanidad. No me parece epónimo el que se juega la vida por dinero y aplausos (toreros, boxeadores, etcétera) o lo hace para presumir después de muerto. Pueden creerme que escribiré este artículo sin animosidad a nadie, porque tengo muy claro que los verdugos y las víctimas son todos de la misma sangre, pues cada uno de nosotros debe preguntarse: ¿y si mi vida hubiese tomado otro giro, no habría llegado a ser, yo también, uno de esos verdugos?. Luis Valentín tenía 17 años. Dotado de grandes facultades intelectuales y abnegada caridad cristiana. Su amor al prójimo y a Dios se agigantaban diariamente con los sacramentos, con la oración y las penitencias que hacía. Este verdadero héroe comandaba a sus compañeros para defender su ideal sublime y cristiano. Siendo muy niño ya preguntaba a sus padres si no habría posibilidad de llegar al martirio para reparar tantos pecados como se cometían en el mundo. El 4 de agosto de 1936, cuando estaba desatada la persecución religiosa por los comunistas-marxistas, exclamó a sus padres: «Por mí pueden venir cuando quieran, ayer estuve 262

confesándome con don Luis, el párroco». Por la noche, la madre, comentaba las barbaridades y asesinatos que cometían los comunistas. Luis Valentín le contestó: «Hacía falta, mamá, era necesario; todas estas cosas fortalecen la Iglesia y las almas». Cuando salieron del Ayuntamiento de Cuenca fueron detenidos por los marxistas. Pero una piadosa señora intentó salvarle diciendo: «Este pequeño no ha cometido ningún mal». Luis Valentín subió tranquilamente al camión de la muerte, donde llevaban a los cristianos que iban a fusilar, exclamando: «Donde vayan mi padre y mis hermanos (detenidos en el mismo camión), yo también iré». Sus hermanos, Francisco Javier de 20 años, y José Antonio, de 21, activos militantes de Acción Católica y aventajados estudiantes, fueron igualmente martirizados en compañía de su padre, Marcelino Valentín Gamazo, Secretario del Colegio de Abogados de Madrid y Fiscal general de la República, miembro de Acción Católica y de la Asociación de Caballeros del Pilar. Los cuatro fueron martirizados por amor a Cristo el día 5 de Agosto de 1936, en Cerrejón (Cuenca). Éstos y los que los precedieron en el mismo suplicio, son los héroes que mueren por hacer el bien y no presumen después de muertos, porque han vivido para enseñarnos el camino del bien y la humildad. 263

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 20-Noviembre-1997

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89.- ASÍ ME DIJO Una señora amable y candorosa como los niños del Evangelio, al salir de la misa así me dijo: «Te diré lo que ha sucedido en nuestra casa. Puedes escribirlo, pero tienes que disfrazar los nombres de mi familia. Ya sabes que mi marido es magistrado íntegro, respetado, consultado y obedecido; se siente orgulloso de su reputación brillante y merecida. Pero hace ya mucho tiempo que no se acuerda de Dios. Nuestro hijo, cuando regresa de sus exámenes sobresalientes, también se muestra orgulloso de sus notas y de su padre, como éste de él; le tomó por modelo y, como el autor de sus días, se olvida de Dios, yo vengo advirtiendo la ruina de dos almas. Pero el jueves pasado, tras largas horas de oración, y después de ofrecer treinta misas al Espíritu Santo, entré en la habitación de mi hijo y le dije: Hijo mío, eres para mi una causa de pena muy grande... de una pena que me mata, y sin poder detener las lágrimas, lo estreché entre mis brazos. Él se conmovió sorprendido. -Madre -exclamó-, te amo muchísimo, como siempre. -Yo sí que te amo como siempre, quizá más que nunca. Pero tú no amas a Dios; cada domingo contemplo vacío tu puesto en la iglesia. ¿Te gustaría que yo fuese la madre de un impío?. ¡Ah, cuánta desgracia sería!.

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-Madre, he creído obrar bien contigo; mi padre goza de la estimación de todo el mundo, y no cumple con la Iglesia ni va a misa. ¿Por qué no proceder como mi padre?. -Me levanté de la silla como impulsada por una inspiración divina, me fui al despacho donde trabaja mi esposo, y con los ojos llenos de lágrimas le dije: Hasta hoy no te he dirigido el menor reproche, pero ha llegado ya la hora; preciso es que te abra mi corazón de esposa y de madre. Con tu indiferencia religiosa, tú, a quien tanto amo y estimo, tú, padre de familia, me arrancas el alma de mi hijo; nuestro hijo no ama a Dios, y tú, tú eres quien lo arrastras al mal. Sí, óyelo bien; acaba de decirme: «Procedo como papá». -Mi marido se levantó como movido por un resorte. Lo que pasó en su interior debió ser terrible. Su rostro se contrajo, sus labios se echaron a temblar. -Esto termina hoy -me dijo-; ven conmigo. -Los dos entramos en el cuarto de estudios de nuestro hijo, y con voz firme le dijo mi esposo: Duro es para un padre acusarse ante su hijo. Pues bien, me acuso ante ti. He pecado contra tí; te he dado ejemplo de irreligioso. He afligido a tu buena madre. Pero ahora todo esto ha terminado, ¿entiendes?. Quiero que puedas decir a tu madre, orgullosa y feliz: Procedo como papá. Y ahora ven conmigo. Acompáñame al confesor de tu madre; nos confesaremos los dos, y yo, yo iré delante. -Salieron los dos -me dice

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la madre- y yo me quedé llorando el mayor consuelo de mi vida y dando gracias a Dios. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 24-Noviembre-1997

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90.- LA OBEDIENCIA Por circunstancias de la vida he tenido mucho contacto con religiosos, con religiosas y con seglares. Y lo que más les cuesta a los legos es la perseverancia en la oración. Cuando salen de unos cursillos de Cristiandad convertidos en católicos, apostólicos y romanos, todos quieren cambiar el mundo con la Verdad que conocieron por primera vez. Y con esa euforia psíquica que les infunde el Espíritu Santo en unos días de encierro, conferencias y oración, salen radiantes de una felicidad comunicativa que quieren llevarla a todos los hermanos. Pero ese calor ardiente que ennoblece y mueve los corazones, encuentra la frialdad del mundo y la decepción. Y es entonces cuando hay que orar más para no ser esclavos de la tentación. Es el momento de meditar el Evangelio y enterarnos bien de que «sin Mí nada podéis». Es el instante en que el sarmiento tiene que pegarse más a la Vid haciendo plegarias y buscando la gracia santificante a través de un buen confesor, porque en ese punto de partida, laberíntico o recto, consiste -respectivamente- en que predomine la materia o la sumisión y la obediencia a todo lo que Jesús nos ha mandado. Y como dejarse llevar por la corriente mundana resulta más apetitoso, son muchos los que se indigestan con los placeres ilícitos, y muy pocos los que se conforman con la dieta saludable y generosísima que viene recetada por las palabras del Señor. Como ejem268

plo de lo dicho, y sin ningún mérito por mi parte, puedo decir que de los treinta y dos cursillistas que nos congregamos en la Casa Diocesana de El Bibio, hace treinta y nueve años, sólo perseveramos tres. Entre los cuales se encontraba nuestro «hermano» querido, don Nazario Garralda. Volviendo a las religiosas y religiosos, todos los que yo he tratado, me dicen que lo más dificultoso en las comunidades religiosas es la obediencia. Sobre todo cuando hay que someterse al querer de un superior que no sabe bien lo que quiere. Y estos deberes que les impone el voto de obediencia, son los que más les humillan y los que les propinan mayor humildad. Y como la humildad y la santidad se besan, es precisamente en la obediencia donde se fabrican los santos. ¿No estamos viendo que la desobediencia o rebeldía de algunos prelados al sucesor de Pedro, y la falta de acatamiento de muchos sacerdotes a sus respectivos obispos, son la mayor causa o motivo de la crisis que sufre la Iglesia?. En 1936, el obispo de Rotemburgo recibe órdenes de la Santa Sede para que vuelva a su ciudad episcopal. Obedece. Al día siguiente las turbas invaden el palacio episcopal para matarle. El obispo se encuentra de rodillas adorando el Santísimo. Quieren que salga, pero él responde: «No tengo miedo a la muerte. Sólo temo no obedecer». Su carne ya estaba muerta por la obediencia. Él sabía que el sometimiento total al Santo Padre lo llevaría al cielo.

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Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 25-Noviembre-1997

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91.- LOS HÉROES CRISTIANOS SON NECESARIOS La carta de don Miguel Oves (21-11-97) me parece respetable. Pero no se puede desjuntar la cultura de los hechos históricos. Es muy necesario aprender de la historia cruel para no repetirla. También conviene conocer la actuación histórica de los partidos políticos para saber cuál es el voto que debemos depositar en las urnas. En la cultura y el civismo de los pueblos consiste la elección de los hombres idóneos y honrados que suben al poder y nos gobiernan. Julia García ha demostrado una comprensión excelente con los verdugos que menciona. Sus cartas son siempre un ejemplo de pedagogía ética, moral y religiosa. Y en esa que usted le replica (2011-97), si la lee más despacio y con imparcialidad, encontrará el sinónimo del perdón que usted chasquea en las personas que lo propugnan y usted cree que no lo viven. También le parece sorprendente al señor Oves que pueda fortalecerse la fe con los héroes que entregan sus vidas por amor al prójimo y a Dios. ¿Cuántas almas se habrán convertido con la biografía y el ejemplo de Maximiliano Kolbe, al inmolar su vida por salvar la de un padre de familia? ¿Cuántos corazones se habrán conmovido hacia lo sublime leyendo el pasaje bíblico de los Macabeos, viendo cómo su madre fue persuadiendo a sus siete hijos para entregarlos al 271

suplicio sádico de la muerte antes de vulnerar la ley divina que les impedía comer carne de cerdo?. ¿Qué podría hacer la Virgen por nosotros ahora si no hubiera soportado con amor, paciencia, humildad y perdón el martirio incruento que padeció por su Hijo? ¿Qué significaría para nosotros Santo Tomás Moro si no hubiera subido al patíbulo en defensa de la justicia y la verdad?. ¿Hasta dónde descendería la talla espiritual de San Pablo si no hubiera sido crucificado con los pies clavados en los brazos de la cruz y la cabeza pendiente de su cuerpo?. Y, ¿qué sería de usted y de nosotros si Jesucristo no nos hubiera redimido del pecado derramando su sangre por amor al prójimo y la obediencia al querer de su Padre?. Ya sé que todo esto está destituido de sentido para los hombres escépticos que desconocen la luz de la verdad. Pero los que tenemos fe, sabemos y creemos que Dios ha creado al hombre en el paraíso para ser feliz sin muerte y sin dolor, y sólo el pecado y la desobediencia al Dios infinito, nos ha convertido la vida en un valle de lágrimas. Es verdad que la pasión de Cristo ha sido completa. Pero Él nos ha dejado las puertas abiertas para acrecentarla más con nuestros sacrificios, y así, incrementar la remisión de tantos pecados como se cometen en el mundo.

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Por eso digo que los héroes cristianos son muy necesarios. El cardenal Suquía nos ha dicho que «las crisis de la Iglesia siempre han sido resueltas por mártires y santos, porque -nos dice Jesús- «si no hiciereis penitencia, igualmente todos pereceréis». Y yo pregunto: ¿Existe alguna penitencia superior al martirio?. Con todo respeto, saludo cordialmente a don Miguel Oves. Publicada en «LA VOZ DE AVILÉS» 26-Noviembre-1997

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92.- ¡QUÉ BONITO! Sigo leyendo a la Madre Teresa de Calcuta. Los santos desaparecen pero no mueren. La santa de los pobres, después de ocupar las mejores páginas de todos los diarios y revistas del mundo, ahora la vemos en los escaparates de las librerías, exhibiendo hasta siete libros dedicados a la religiosa, narrando sus obras y reproduciendo sus palabras. Algunas veces -sin querer-, alza el vuelo mi pensamiento y me dice cómo sería el mundo si hubiera una Madre Teresa en cada pueblo, es decir, una persona que obedeciera a Jesús cumpliendo todos sus preceptos. Y veo un mundo rebosando de alegría: sin ejércitos, sin guerras, sin hambre, sin aborto, sin divorcio, sin hedonismo, sin policías, sin crímenes, sin robos, sin hedonismo, sin pobres; y hasta me permito decir que el paro tampoco existiría; porque la fraternidad y el amor que la Madre Teresa venía sustentando con las cinco horas diarias de oración y penitencia, eran más que suficientes para que todos los empresarios disminuyeran sus ganancias y abrieran una puerta más a los que nada tienen por falta de trabajo, sabiendo la abnegación con que todos labrarían. Alguien puede pensar que para desarrollar una obra tan ingente como la de esta religiosa, es necesario una potencia intelectual y corporal sobresaliente. No es verdad. La Madre Teresa conforme a los comentarios de la Prensa-, pesaba 274

35 kilos, y sólo medía un metro y cincuenta y dos centímetros de estatura. Su rostro y su cerebro -conforme a lo que nos ha dejado escrito el doctor Vander- pertenecían al tipo armónico más vulgar. Aquí nos encontramos sin otra salida que no sea lo que San Pablo nos dice: «Todo lo puedo en Aquél que me conforta» (Filipenses 4, 13). Y como Jesús era el amor de su vida, viendo su cuerpo y su alma en los indigentes, leprosos y pecadores, el resultado nadie lo desconoce. Pues la Madre Teresa ha empequeñecido a todos los que somos católicos y a los que no lo son. Nos ha demostrado por dónde hay que empezar para arreglar el mundo. Con su ejemplo también les ha dicho a todos los políticos que no saben lo que hacen, y mucho menos a los que lejos de fomentar la religión, la impiden o desdeñan. También ha sido una lección para que los cristianos soportemos las críticas que nos hacen con fundados motivos. Pues la Madre Teresa ha dejado un esparadrapo adherido a los labios de los hombres deslenguados para que nadie en el mundo pueda censurar su vida y su obra. Y si el señor director me lo permite, reproduciré las frases más sabias y santas de la Madre Teresa: «¿El día más bello? Hoy. ¿El obstáculo más grande? El miedo. ¿La raíz de todos los males? El egoísmo. 275

¿La distracción más bella? El trabajo. ¿La peor derrota? El desaliento. ¿Los mejores profesores? Los niños. ¿La primera necesidad? Comunicarse. ¿Lo que me hace más feliz? Ser útil a los demás. ¿El peor defecto? El mal humor. ¿El sentimiento más ruin? El rencor. ¿El regalo más bello? El perdón. ¿Lo más imprescindible? El hogar. ¿La sensación más grata? La paz interior. ¿El mejor remedio? El optimismo. ¿La mayor satisfacción? El deber cumplido. ¿La fuerza más potente del mundo? La fe. ¿Las personas más necesarias? Los padres. ¿La cosa más bella del mundo? ¡EL AMOR!.» Qué bonito, ¿verdad?. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 27-Noviembre-1997

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93.- SAN ANDRÉS Es precisamente el último día de noviembre cuando la Iglesia celebra la festividad de San Andrés. Este hombre era oriundo de Betsaida, una población de Galilea que circunda el lago de Genesaret. Andrés era hermano de San Pedro, y fue el primer discípulo de Jesús. La familia de los canonizados tenían una casa en la maldecida Cafarnaúm, donde Jesús se hospedaba cuando predicaba en esa ciudad, desaparecida por el orgullo y la incredulidad: «Y tú, Cafarnaúm, que eres levantada hasta el cielo, hasta el infierno serás abajada» (Mt. 11-23). Lo cierto es que de aquella ciudad tan próspera y tan bien situada, mirando al lago más famoso que reposa sobre nuestro planeta, sólo hemos visto algunas piedras talladas de los vetustos edificios, y un terreno cubierto de broza. Dos mil años han pasado sin que ningún gobierno decidiera construirlo nuevamente, sabiendo que allí se pagarían a peso de oro los solares. Sólo los turistas que lo visitamos con fe podemos comprender el milagro trigésimo cuarto que hizo Jesús en Cafarnaúm. Volviendo al hijo que habíamos dejado, cuando San Juan Bautista empezó a predicar la penitencia y bautizó a Jesús, Andrés se hizo discípulo del Maestro. Pues comprendió claramente que Jesús era el Mesías y, desde aquel instante, resolvió seguirle. Así pues, fue el primer 277

discípulo de Jesús. Por eso los griegos le llamaron «proclete» (el primer llamado). Y cuando el Señor volvió a Galilea, encontró a Pedro y a Andrés pescando en el lago y los llamó definitivamente al ministerio apostólico. San Andrés predicó mucho en Grecia, donde dejó como obispo de Bizancio a su discípulo Staquis. El género de muerte de Andrés se parece bastante al de Jesús. Fue crucificado en Patrás de Acaya. Y como no fue clavado en la cruz, sino simplemente atado, pudo predicar al pueblo durante los dos días que soportó el martirio. «Muero dulcemente -decía- porque sólo he hecho el bien en mi vida, y no existen dudas que me acometan. Seré glorificado en el cielo y viviré eternamente feliz». Las reliquias de San Andrés fueron trasladadas desde Patrás a la Iglesia de los apóstoles, en Constantinopla. Los cruzados tomaron Constantinopla en 1204. Poco después, las reliquias del santo fueron robadas y trasladadas a la catedral de Amalfi, en Italia. Pero San Régulo, que era originario de Patrás, recibió en sueños aviso de un ángel para encargarse de extraer una parte de las reliquias y llevarlas donde se encuentran actualmente, en Saint Andrews. San Régulo construyó allí una iglesia para las reliquias, fue nombrado obispo del lugar y consiguió evangelizar la ciudad durante treinta años. San Andrés es patrono de Rusia y de Escocia.

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Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 30-Noviembre-1997

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94.- ¡QUÉ BIEN NOS PAGA DIOS! «Todo lo expuesto en el artículo que sigue, es lo que le sucedió a Antonio Colao Granda cuando estaba en Brasil como emigrante y como agente de la Propiedad Urbana».

- Antonio Granda Martínez es un hombre paciente y sensato. Estuvo como emigrante en Brasil hasta hace pocos días. Trabajó como agente de la Propiedad muchos años y consiguió recabar una fortuna considerable. Ahora me pide sugerencias para establecerse en Asturias y me cuenta su historia: «Yo no tenía porvenir económico en España, y con gran dolor de mis padres me fui a Brasil. Un país riquísimo, plagado de vagos y ladrones. Empecé vendiendo detergentes y lavando ropas en las tintorerías. Después estuve como cobrador de recibos en una agencia inmobiliaria. Allí aprendí la facultad de vender solares, y como no me pagaban el porcentaje de las cobranzas que hacía con tanto esmero, decidí entrar en contacto directo con los propietarios y venderles terrenos. Pero estos terratenientes tampoco me pagaban. Tuve grandes problemas con ellos, llegando a la conclusión de que sólo siendo yo ‘el llavero del cofre’ podría ir bien mi negocio, y como soy un católico lleno de amor a Jesús y a María, les hice promesa de no robar a nadie aunque todos me usurparan a mí. Construí una barraca de madera 280

al lado de una estación de tren, anunciando venta de terrenos. Los hacendados me daban solares y tierras para vender con altas comisiones, cobrando yo éstas en el momento de la venta, así ganaba y recibía. Había un indigente negro que pasaba los días al lado de mi barraca pidiendo limosna. Era joven, pero estaba impedido a causa de una enfermedad llamada ‘elefantiasis’, la cual consiste en una hinchazón de los pies, transformándolos en algo muy parecido a los ‘pisantes’ de los elefantes. Me daba mucha pena de este joven y le ayudaba con limosnas. También le enseñaba a rezar, y viendo q u e su enfermedad era irreversible, traté de convencerle. Le propuse que le amputaran las dos piernas. Pero la operación y la estancia en el hospital resultaban muy caras. Un día de madrugada alquilé un coche, y los dos, juntos con el chófer, fuimos a ver al director de un hospital que distaba unos 60 kilómetros de São Paulo. En la puerta del dispensario me dieron una silla de ruedas para llevar al joven negro y presentárselo al director de la clínica. Me atendió muy bien, después de saber que se trataba de una obra de caridad: ‘Podemos internarle -me dijo- como objeto de experimento y estudio de su enfermedad, y cuando se agrave demasiado, le amputaremos las piernas’. No dejé de visitarle hasta que salió del hospital con piernas ortopédicas y buena salud para trabajar conmigo.

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Y en la ciudad donde estaba ubicado mi negocio, había un ruso que tenía dos hectáreas de terreno en el centro de la población, con un valor incalculable; todas las agencias inmobiliarias le hacían grandes ofertas para urbanizar el terreno y vendérselo con comisiones bajísimas. Pero el propietario ruso tenía miedo de que le robaran todo. Y como mi agencia inmobiliaria era la más pobre de todas, ni se me ocurrió hablar con tan acaudalado propietario, hasta que un día se presenta este señor en mi modesta oficina y me dice: ‘Quiero tratar con usted la venta y urbanización del terreno que todos quieren y nadie paga’. La sorpresa fue muy agradable. Tratamos el negocio. Convenimos en que me daría el treinta por ciento haciéndome cargo de la venta de solares y urbanización del terreno. Se vendió todo con gran rapidez y beneficios millonarios para los dos. Pero yo quería saber el porqué se fijó en la barraca de madera que yo tenía y menospreció a todas las agencias lujosas que había en aquella ciudad. Y al hacerle la pregunta al ruso millonario me dijo: ‘Yo soy el chófer que llevé a usted y al joven negro que ahora trabaja para usted al Hospital de las Clínicas, y viendo la espiritualidad que le movió para hacer tan prodigiosa caridad, no dudé más de su honradez para hacerle apoderado de la mejor propiedad que tenía’.»

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- Y terminó diciéndome el emigrante: «¡Qué bien nos paga Dios!». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 1-Diciembre-1997

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95.- UN ASTURIANO FUNDADOR Y SANTO El ex jesuita -padre Rodrigo Molina- ha fundado la Unión Sacerdotal Lumen Dei. Una obra de misioneros y seglares que se extiende por América: New York, Miami, Bogotá, Medellín, Buenos Aires, Rosario, La Plata, Santiago de Chile, Valparaiso, República Dominicana, Lima, Arequipa, Yucay, Puerto Rico, México, Caracas, Valencia de Venezuela y Barquisimeto. También tiene delegaciones en España: Sevilla, Cádiz, Asturias, Galicia, Cataluña, Baleares, Murcia, Valencia, Zaragoza, Navarra, La Rioja y Cuenca. Esta bendita Obra nació hace 30 años aproximadamente. Yo la conocí en unos ejercicios espirituales que nos dio el fundador, en Asturias, y al oír hablar al padre Molina, me convencí de que se trataba de un santo prodigioso. El arzobispo del Cuzco- Monseñor Alcides Mendoza- nos dijo en una de sus conferencias que «Rodrigo Molina era un enviado de Dios». Y nos enorgullece saber que se trata de un asturiano oriundo de Pravia e hijo de un famoso notario, el que mucho le sugería que hiciera una carrera brillante y no entrara en el Seminario. Pero su vocación ardiente le decía que Dios le había creado para salvar millones de almas y alimentar a los más pobres entre los que menos tienen. Y sin recibir ayuda alguna de parte de las autoridades estatales, son más de nueve mil niños 284

y adultos los que se benefician de la Obra por él fundada. Imposible resulta enumerar los matrimonios que de «parejas de hecho», han pasado al matrimonio canónico; y más difícil resultaría enumerar los niños que llevan bautizados y catequizados en todos los países mencionados. Hace pocos días hablé con el padre Rodrigo Molina interesándome por los problemas de nuestra Delegación, y también por todo lo concerniente a su precaria salud, y la respuesta fue contundente: «Tengo cáncer, pero sólo voy a morir cuando Dios quiera y más me convenga». Dos días después, con bastante alteración de fiebre, salió camino de América para darles aliento a todos los consagrados a la Obra y ensalzarles el espíritu con ejercicios espirituales. Su cuerpo no cuenta para casi nada. Él sabe que todos seremos pasto de los gusanos, y lo único que tiene infinita importancia, es el alma. Y, ¿de dónde salen tantos millones para sostener los cuarenta y dos seminaristas que tienen en el Seminario de Cuenca y todas las misiones en el extranjero?. Y, ¿con qué han adquirido el colegio Hispano Inglés para educar a los niños cristianamente. Y, ¿con qué han pagado la embajada comunista rusa para convertirla en casa de ejercicios espirituales, de comunidad religiosa, de oración y penitencia, y sede principal de la Obra, exhibiendo la gigantesca imagen de la Virgen de Fátima en la fachada 285

principal, mostrándonos que María ha cumplido su promesa al triunfar su Inmaculado Corazón en medio de los marxistas-leninistas?. Pues todo ese dinero que va destinado a las obras de caridad y a los alojamientos imprescindibles para los pobres y los consagrados a la Obra, vienen del mismo Cielo, de ese cielo que esperan los bienhechores como recompensa del sacrificio que no escatiman familias humildes para entregar sus ahorros a una obra tan piadosa. Y, ¿por qué tiene tantos bienhechores?. Muy sencillo: estamos viendo que todos los consagrados a Lumen Dei viven en la suma pobreza, sirviéndose de las ropas que les regalan para los seglares, vistiendo una sotana raída los sacerdotes, calzando las mismas sandalias que llevaba Jesús, mostrando un crucifijo en el pecho, siendo escupidos por las calles, durmiendo sobre una moqueta que los separa del pavimento, comiendo los despojos que les llegan de hoteles y pensiones, rezando cinco horas por día, llevando el cilicio diariamente, disciplinándose todos los días que amanece, y obedeciendo hasta la muerte si preciso fuera. Conozco la vida privada de la Obra susodicha por ser su delegado en Asturias desde hace más de quince años. Y no estoy consagrado a la misma porque las ovejas negras como yo no se disponen a cumplir las santas Constituciones que tiene. Pero me enorgullezco al poder decir que nuestro querido sobrino, Javier Mahía Colao, es el rector 286

del seminario de dicha Obra, ordenado sacerdote por don Gabino Díaz Merchán hace unos años. Y cuando hace unos días vino a darnos unas conferencias, almorzó en nuestra casa; insistimos en que probara el turrón, y como no pueden despreciar nada de lo que les ofrecen (Lucas 10, 8), nos dijo: «Desde hace más de 10 años que abandoné a mis avilesinos padres y hermanos, corporalmente, no he vuelto a comer dulce». Pues los consagrados a Lumen Dei no beben alcohol, no fuman ni toman café. Las reglas lo prohiben por ser artículos de lujo para los que viven en suma pobreza. Y ellos saben que las limosnas que reciben son para salvar la vida de los que les falta muy poco para morirse de hambre. Y como bien me ha dicho el ilustre catedrático de Lengua y Literatura -y graduado en Teología-, Fidel García Martínez, después de convivir dos meses con la Obra: «Aquí hay muchas madres Teresa de Calcuta y muchos santos, Antonio». Y, ¿quién es el cristiano que viendo todo esto no hace la mejor inversión de su vida ayudando a estas almas benditas?. Son extremistas, les dicen algunos. Pues si ellos son extremistas, Jesús lo era más, ya que se pasó cuarenta días y cuarenta noches sin comer ni beber, haciendo penitencia y oración, y el Hijo del Hombre no tenía donde reclinar la cabeza. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 4-Diciembre-1997

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96.- PARA LOS ADEPTOS DEL CÓMIC (Publicado en defensa de un amigo)

La mesura, sencillez, claridad, cordura, prudencia y buen seso con que nos presenta el ilustrísimo señor don Francisco Sánchez de Muniaín y Gil sus escritos, en EL COMERCIO, me incita a comprar el ilustre rotativo todos los días. Pues sus artículos me sirven para comentarlos en las reuniones de apostolado que me honro en dirigir. Pero los detractores de la religión, de la ética, de la moral y de las buenas costumbres, tratan de ridiculizar al seglar que más ha hecho en Gijón por el bien de las familias y de la sociedad. Y he dicho ilustrísimo porque ese es el tratamiento correcto que le corresponde a un militar castrense con las tres estrellas de coronel de Caballería, y aunque la insolencia de algunas personas traten de menospreciarle, sólo se descalifican a sí mismas. Sabiendo los males que se viven en nuestra querida patria con la pornografía, con el hedonismo, con la droga, con el divorcio, con el aborto, con las llamadas «parejas de hecho», con la delincuencia, con la corrupción y con el terrorismo, ¿cómo es posible que alguien se atreva a desdeñar a un personaje que defiende todos los bienes que tanto necesitamos?.

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¿No estamos viendo que todos estos males llevan consigo un retroceso secular? ¿Cómo se puede llamar progreso al infanticidio cometido por Herodes y restablecido por los mandatarios políticos de nuestro tiempo? ¿Cómo se puede llamar progreso al resultado de todos los males que quedan expuestos a causa de una política que sólo nos ha dado el fruto que vierten en las naciones los politicastros?. ¿Cuál era el resultado que esperaban al empecinarse en descristianizar España?. Supongo que no me publicarán esta carta porque la VERDAD ya fue crucificada hace dos mil años, y son muy pocos los que la conocen y menos los que la aceptan. Pero sólo las verdad nos hará libres y salvará nuestras almas cuando este cuerpo sea pasto de los gusanos. Publicado en «EL COMERCIO» 5-Diciembre-1997

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97.- LA INMACULADA El 8 de diciembre de 1854, en el ejercicio de su poder pontificio de enseñar infaliblemente la verdad, Pío IX promulgó la bula «Ineffabilis Deus», en la que expuso y definió como «doctrina revelada por Dios y que todos los fieles deben de creer firme y constantemente, que la Santísima Virgen María fue preservada de toda mancha de pecado original desde el primer momento de su concepción, por gracia y privilegio que le concedió Dios en previsión de los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano». El Evangelio es bastante lacónico en todo lo que a María se refiere. Y es que María vivió con suma entereza y perfección lo que San Ignacio de Loyola llamaría -1500 años después- «indiferencia religiosa», es decir, me da lo mismo riqueza que pobreza, dolor que consuelo, prestigio que deshonra, éxito que derrota, salud o enfermedad; y cuando esta indiferencia se consigue, es cuando Dios puede hacer -y hace- maravillas en la persona que reconoce Su omnipotencia, Su bondad y Su amor al hombre que Él mismo creó a su imagen y semejanza. Y como María sólo consideraba importante la perfecta relación con Dios, prescindió totalmente del qué dirán y de todos los placeres mundanos, sabiendo que en aquellos tiempos podía ser víctima por guardarlo todo en su corazón. Pues nada le costaba decirle a su novio José, que lo concebido en Ella había sido por obra y gracia del 290

Espíritu Santo, conociendo perfectamente cómo la ley permitía dilapidar a pedradas a las mujeres que adulteraban. Y, ¿por qué María guarda este secreto tan peligroso en su corazón?. Aquí nos encontramos nuevamente con la «indiferencia religiosa», es decir, Dios lo sabe todo, en sus amorosas manos estoy, confío plenamente en Su misericordia y Su justicia, y la situación tan difícil que yo veo, Él me la ha creado sin que yo haya puesto un sólo ápice de falta o de pecado, y a Dios le corresponde dilucidar el misterio si es que me conviene. Y así fue: El ángel se presentó en sueños a José y le dejó muy claro lo que sucedía y cuál era su deber. Pero aquí surge otra cuestión: ¿Cómo se puede creer lo que nos dice un sueño sin ninguna lógica, sabiendo que José guardaba la castidad perfecta y su novia estaba embarazada?. Ahora ya no nos sirve la «indiferencia religiosa» porque hay un supuesto de pecado mortal. Y esto sólo se puede comprender mirando a José como un niño ingenuo, angelical y candoroso. Y esto era José, el niño de Dios. Ese que Jesús nos pone como ejemplo en el Evangelio diciéndonos que si no somos como él no entraremos en el reino de los cielos. Volviendo a la Inmaculada Concepción, nos encontramos con la mujer más equilibrada del mundo, donde no tienen acceso las ideas perturbadoras 291

ni las dudas. Por eso en María se concentraba la fuerza y la sabiduría divina que le dio a conocer el misterio de la vida ascética; es decir, la misión que le esperaba en su vida terrena y el resurgimiento de su historia a través de los siglos y hasta el fin de los tiempos. Pues no ignoraba el camino que habría de seguir para ser la Santísima Virgen y la Madre de Dios. Hoy Medianera de todas las gracias y nuestro consuelo. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 6-Diciembre-1997

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98.- EL LABRADOR Y EL FUNCIONARIO Todos nos quejamos. La vida es una cuesta con escasas mesetas de respiro. Los labradores también se lamentan de las faenas del campo. Es verdad que han de sufrir las inclemencias del tiempo en la labranza. Pero son hombres aventajados por el amor con que lo hacen. La fatiga que les acecha tiene un lenitivo constante: carecen de superiores impertinentes. Se recrean en cada labor que realizan, sabiendo que todo el fruto les corresponde a ellos, y el ejercicio físico que practican constantemente con los aperos de labranza, les concede una fuerza muy saludable. También disfrutan mucho de la gastronomía, pudiendo consumir hasta las cinco mil calorías c a d a d í a , con una alimentación bien natural, descontaminada y provechosa. Lo sé porque antes de se r f u n c i o n a r i o , a g e n t e d e l a P r o p i e d a d , y empresario, fui labrador mísero. Y cuando a uno de los mejores prosistas de España -don José Plále hicieron una entrevista en la TV y le preguntaron qué hubiera querido ser en la vida, la respuesta fue espontánea: «Labrador». Y ahora me doy cuenta de que yo me hubiera ahorrado muchos sufrimientos en la vida si nunca hubiese dejado la labranza. Pero no me arrepiento, no, le doy gracias a Dios por todo y le pido perdón, todos los días, por tantos pecados como cometí 293

cuando no sabía lo que hacía ni el para qué había nacido. La actividad constante del labrador vale más que el dinero. Concepción Arenal ya nos decía que «el que trabaja y sufre, es porque no está sano, lo mismo que quien padece cuando come, bebe o respira». Por eso pienso y creo que fomentar el trabajo es proteger la virtud. Es dar vida al que la está perdiendo, es devolverles la ilusión de vivir, enjugar lágrimas y arrancar víctimas al vicio, porque siempre se ama más a lo que se consigue con más esfuerzo. Y como nunca puedo dejar de lado lo que ha sido todo en mi pobre vida, tengo que decir que los hombres aman tanto a Dios cuanto más sacrificios les cuesta hacer las paces con Él y ser sus discípulos fieles. Pues lo que nada cuesta menos vale, y para satisfacer a Dios hasta la perfección que nos exige, hay que crucificarse día a día como han hecho los santos. Sin ese vía crucis nadie conseguirá amar a Dios como se merece y mucho menos el prójimo. Se me olvidaba lo del funcionario. Ese hombre que trabaja para el pueblo es muy digno de respeto por dos motivos: el sacrificio que ha hecho para opositar y el servicio que nos presta a los que dependemos de él. Pero sufre la penitencia de supeditar su criterio al que le manda. No goza de libertad en su labor.

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Es un asalariado. Es cierto que vive despreocupado de la entidad pública donde le mandan y vigilan. Pero no puede disfrutar del trabajo. Se le hacen muy largas las semanas y las horas. Las vacaciones cortas y muy distanciadas. El paso del reloj le parece lentísimo, la vida monótona, la gente que atiende le parece latosa e incomprensible. Su recompensa económica es muy limitada. Si pertenece al «tipo mental» la vida se le hace insoportable. Es de tener en cuenta que la profesión de oficinista sólo es adecuada para el «tipo armónico», como lo es la del cocinero para el «tipo nutritivo». Desgraciadamente se estudia muy poco sobre los distintos caracteres de las personas. Y así, el que nació para escribir puede ser un ingeniero frustrado, el que nació para ser santo puede ser ateo, el que nació para buen capitán se pasa la vida de soldado, y un larguísimo etcétera. Por eso creo que el futuro es de los psicólogos si saben aprovecharlo. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 7-Diciembre-1997 y 12Diciembre-1997

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99.- 45.000 NIÑOS NO MORIRÁN DE HAMBRE Telecinco y los españoles nos han dado un ejemplo aleccionador. 45.000 niños no morirán de hambre, y si alguno sobreviviera al no ser apadrinado, peor que peor. Unos porque sus padres no pueden ayudarles en nada, otros porque no los tienen, y no pocos porque son hijos de alcohólicos y vagabundos. Y en esta situación de desamparo, los que consiguen aferrarse a la vida, son héroes connaturales que no tienen argumentos para perdonar las injusticias sufridas por una sociedad egoísta e inhumana. Y esta inquina que fueron incubando desde l a más tierna infancia, sumada al esfuerzo sobrehumano de no haber sucumbido, les da coraje y razones suficientes para robar, y para matar cuando la víctima se resista. También para incorporarse a las guerrillas comunistas; luego es cuando la sociedad se lamenta de los malhechores, sin caer en la cuenta de que la mayoría de los mismos son hijos de las injusticias que nosotros cometemos. Este acto de solidaridad que han tenido un puñado de españoles al apadrinar los niños que quedan expuestos, es un gran motivo de reflexión para todos, especialmente para los políticos que no acaban de desembolsar el 0,7 por ciento del PIB, sabiendo que es el primer paso que tenemos que dar en busca de justicia y de paz. Si dejaran un poco de leer tantos 296

libros escritos por ateos y politicastros, reservando las ochenta horas que les llevaría estudiar la Sagrada Biblia, aprenderían a comportarse como Dios manda y serían verdaderos maestros de sus gobiernos. Pues nada sucede extraño a la Palabra de Dios. El que quiere saber, encontrará la sapiencia en el libro de la Sabiduría, escrito por el sabio Salomón, y el que quiera saber cómo se consigue la paz, que haga justicia, porque «la justicia y la paz se besan» (Salmos 85, 11). ¡Oh, sabiduría infinita de Dios, cuán pocos la conocen y cuántos la desprecian!. Y así, nos pasamos la vida intentando resolver los problemas que nosotros mismos creamos con nuestra cerrazón. Lo que ha sucedido en 24 horas de programa moral televisivo, nos dice muy claramente lo que son capaces de hacer los sistemas audiovisuales dispuestos a favorecer la sociedad. Igualmente nos dice la desgracia inmoral que sufrimos a causa de los continuos programas pornográficos y perniciosos que nos meten en los hogares desde hace más de 20 años. ¡Oh, si todos los canales televisivos y los rotativos como «El País» -que tanto daño viene haciendo-, se dedicaran a promulgar el bien y la moral, qué felices seríamos!. Pero los hombres tardos de inteligencia y duros de corazón, siempre han sido la desgracia de los pueblos y naciones, victimando a los más débiles e inocentes. Por eso Jesús nos dice: «Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis la paz» (Mateo 11, 29). «Me llamáis Maestro y decís bien, porque lo soy. Uno sólo es vuestro Maestro» (Mateo 23, 8). ¿Cuándo 297

aprenderemos la maestría del único Maestro y el único Señor? Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 9-Diciembre-1997

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100.- EL SUMO PONTÍFICE Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus ovejas. Este es Juan Pablo II. Un hombre que recibe mil cartas todos los días con un problema en cada sobre. Pero él sabe que el que pone la mano en el arado y vuelve la vista atrás no es digno de ser discípulo de Jesús. También sabe que no hay un lugar en la Iglesia para un Papa que deja de serlo. Su majestuosa personalidad, coronada con la gracia santificante e iluminada por el Paráclito, tiene amigos de todas las capas sociales -y en todo el mundo- bien capaces de dar la vida para que pudiera continuar gobernando la Iglesia muchos años más. Pero también tiene enemigos feroces. Éstos son los que piden su retirada inmediata, alegando que su desgaste intelectual no le permite continuar en el cargo. Es verdad que el Papa se encuentra extenuado. Pero su equilibrio mental sobresaliente le ha de permitir llegar hasta el estado terminal con lucidez, y darnos testimonio de morir por amor a Jesús y a su rebaño. Su agenda de viajes y relaciones, que ha de tratar con los prelados de su Iglesia y con los de otras religiones, sigue el mismo itinerario de siempre. En enero le veremos en Cuba. Allí hará temblar a los tiranos. Los hombres antirreligiosos desconocen la fuerza y el valor de un hombre confesado y amigo de Jesús. Juan Pablo II ha conseguido el desmoronamiento de poderes muy superiores a los 299

que gobiernan la isla caribeña. El Papa sabe muy bien quién es Fidel y por dónde quiere ir, pero Fidel no puede conocer al Papa. No sabe lo que lleva dentro un hombre de alma blanca y piadosa. Karol Vojtyla está bien convencido de que la Iglesia no puede permitirse el lujo de un Papa vagaroso que puede anclar la nave para evitar problemas y dedicarse al cuidado de su cuerpo, intentando prolongar una vida que no tendría provecho para Dios. Los santos siempre han explotado sus vidas en beneficio de los pueblos. Jesucristo nos ha dado el ejemplo a seguir. Eso lo sabe el Papa mejor que nosotros, y él morirá siendo un ejemplo de amor a la cruz. El esfuerzo personal que viene haciendo es heroico. Las imágenes que nos muestra por televisión nos dicen claramente hasta dónde puede llegar el sufrimiento del Papa. Pero su lucidez sigue siendo brillante. Cuando los obispos españoles acudieron a Roma en visita «ad limina», faltaba el cardenal González Martín por motivos de salud, el Papa se dio cuenta rápidamente y le mandó recuerdos por el actual arzobispo de Toledo. Y en ese mismo encuentro, el Pontífice hablaba coloquialmente de un concepto teológico, y cuando un arzobispo intervino para aclarar las palabras del Papa, él esperó a que terminase, y luego le dijo cortésmente que no era eso precisamente lo que 300

quería decir. Por aquí estamos viendo que nuestro queridísimo Santo Padre puede continuar siendo el Vicario de Cristo y el maestro de todos los prelados con suficiente clarividencia y lucidez. Recemos mucho todos los cristianos por el Papa y confiemos en que otro cardenal santo lo ha de sustituir cuando Dios nos lo lleve al cielo. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 11-Diciembre-1997

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101.- LA CONFESIÓN El obispo de Osma-Soria -Monseñor Péreznos ha dicho en su carta pastoral que cuanto más descienden las confesiones más aumentan las filas de los psicólogos y psiquiatras. Y es que el pecado actúa en el psiquismo hasta conseguir el desorden mental, y menos mal cuando el psicólogo es católico y lo comprende, pues en ese caso, aunque no pueda hablarle de Dios al paciente ateo, al menos le hará saber que necesita ordenar la vida para pacificar su cerebro, con el atenuante de que estos profesionales, escuchan y aconsejan, pero la culpa queda sin perdonar. Pío XII ya nos ha dejado escrito cómo la confusión que se vive en el mundo ha conseguido destituir el sentido del pecado, es decir, que muchos creyentes, por falta de instrucción religiosa y mala orientación de algunos presbíteros, no saben lo que es el pecado mortal ni el pecado venial, cuando en verdad el pecado grave destruye totalmente la caridad y nos aparta radicalmente de Dios, y aunque el pecado venial deja subsistir la caridad, la hiere y damnifica, siendo la mayor virtud del cristiano. Para que un pecado sea mortal -dice la pastoral- se requieren tres condiciones: materia grave, plena advertencia y pleno consentimiento. La materia grave es precisada por los diez mandamientos. Recordemos lo que Jesús le dijo al joven rico: «No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no 302

levantes testimonio falso, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre». Y se comete pecado venial cuando no se respeta en la materia leve todo lo prescrito en la ley moral. Casi todos sabemos que no son los sanos los que necesitan el perdón, sino lo enfermos. Jesús ha venido a buscar a los pecadores. Y el Señor insiste en perdonar a todos los que se acercan a Él y se arrepienten de sus pecados. Y ese poder que tiene el Mesías para perdonar los pecados, se lo ha confiado a los apóstoles: «A quienes les perdonéis los pecados, les quedarán perdonados, a quienes se los retengáis les quedarán retenidos». Pero es de tener muy en cuenta que sólo recibiremos el perdón de nuestros pecados estando verdaderamente arrepentidos y sintiendo dolor de corazón. Pues para despertar la contricción es imprescindible hacer un examen de conciencia antes de acercarte al confesor, meditando la grandeza infinita de Dios, el amor que nos tiene, la miseria que llevamos encima y las ofensas que le hacemos. No podemos olvidar cómo la mediación del sacerdote ha sido un deseo de Cristo. El Concilio Vaticano II dice a los penitentes que «quienes se acercan al sacramento de la penitencia obtienen de la misericordia de Dios el perdón de las ofensas a Él y al mismo tiempo se reconcilian con la Iglesia, a la que hirieron pecando».

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Terminaré diciendo que las absoluciones colectivas no sirven para nada, conforme al Magisterio de la Iglesia expresado en el nuevo Catecismo: cf. CIC can. 1331; 1354-1357; CCEO can. 1431; 1434; 1420. Y sólo los disidentes de la Iglesia inventaron las absoluciones colectivas, cuando no existe peligro de muerte para poder absolver sin la confesión individual (cf. CIC can. 976; CCEO can. 725). Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 13-Diciembre-1997

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102.- LA CONFORMIDAD Pienso que en los sucesos irremediables, la conformidad es suma cordura, es decir prudencia y buen seso. «Ayer -me decía un amigo- he tenido que conformarme con una injusticia que me hace perder quinientas mil pesetas. Y no siento tanto el dinero que necesitaba como la iniquidad. Pero he conseguido mantener la paz y concentrar el sueño meditando el Evangelio de las Bienaventuranzas y pidiendo a Dios por el abogado usurpador». También tengo mucho contacto con don José González Díaz-Plaza, profesor de música. Hombre mesurado y paciente. Conforme a la palabra de Dios, es un varón justo. Jamás le he oído murmurar ni quejarse de nadie. Vive de los sacramentos y de la fe. Las pruebas que viene soportando son muy excesivas a los ojos del mundo. Se casó hace más de cincuenta años con una santa esposa. Nunca ha dejado de oír misa y comulgar diariamente. Como fruto del matrimonio tuvieron tres hijos: todos sanos, robustos y muy inteligentes. El primero -Jesús González Alonso-, fue uno de los mejores pianistas del mundo. El primer español que ocupó una plaza de profesor en la cátedra de Virtuosismo de la Escuela Superior de Música de Viena, además de haber enseñado en el Departamento de Musicología, en la República Federal Alemana. Ahora están solicitando una calle para este hijo predilecto de Gijón.

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El señor González Alonso falleció a los 41 años. Su padre -don José- aceptó la pérdida de lo que más quería en este mundo con entereza y una conformidad que sólo Dios puede conceder al hombre. Pero su esposa no cejaba en poner videos en la televisión y ver a su hijo en los concursos musicales y en las entrevistas que le hacían. Esta obsesión tan penosa y continua la llevó al enajenamiento mental. Actualmente se encuentra en una residencia postrada en una silla y atada con cuerdas. Fui a verla con su esposo y no nos conocía a ninguno de los dos. Y para mayor «inri» de este santo varón, los hijos se desentienden de todo, son ateos, y los nietos de don José están sin bautizar. Don José vive sólo en un piso, tiene una asistenta que le hace la comida, le asea la casa y le da la medicación que necesita para paliar el glaucoma que le atrofia las pupilas ópticas y le está llevando a la ceguera total. Pero su fe es tan grande, que todavía consigue servirse de una lupa y hacer una glosa escrita del Evangelio que cada martes comentamos en nuestro grupo. Hace pocos días, llegó a nuestra casa entregándonos un sobre para Lumen Dei, con tres millones de pesetas, importe de la venta de un piso viejo que le quedaba sin vender. Y todos los meses, después de hacer las cuentas con la empleada y pagar la comunidad, viene para depositar las cincuenta o sesenta mil pesetas que ahorra en la cuenta de los misioneros de LUMEN DEI. Acerca del sufrimiento tan horroroso que padece, siempre me 306

dice lo mismo: «Antonio, tenemos que bendecir la cruz que Dios nos envía porque son méritos para la otra vida». Por eso, cuando alguien se opone a la religión o no la acepta, uno se pregunta: ¿qué sería de este hombre y de tantos miles de millones -en dos mil años- si Cristo no existiera ni hubiera muerto en la cruz para consolarnos ahora?. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 16-Diciembre-1997

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103.- ME DIO CARA EN LA CALLE Me dio cara en la calle. Era un tipo recio y tranquilo. Llevaba una maleta vieja en la mano. Con expresión firme y sincera me dijo: «Hace dos horas que salí de la cárcel por haber robado. No tengo dónde ir. No quiero robar más, ayúdeme». -Le ayudaré. Cuénteme la historia. «Yo era católico. No tenía trabajo. Me contrató un granjero millonario para colaborar en su granja. Trabajaba con mucha abnegación y honradez. Entendía que si en esta vida lo pasaba mal, bienaventurado sería en la otra. Pero el dueño de seiscientas cabezas de ganado es un librepensador. Odia a la religión católica y a sus ministros. Su biblioteca contiene todo lo que la negación ha producido de más cínico y blasfematorio. Es suscriptor de toda la publicación dedicada a la propaganda del ateísmo, y la sola vista de una revista religiosa le pone fuera de sí. Está dominado por la rabia que le produce el proselitismo, y en su afán de ganar adeptos nos instruía a todos sus colonos y domésticos. Se desahogaba contra los sacerdotes; negaba a Dios, se burlaba de Jesucristo y del Evangelio. Después de cinco años en este ambiente anticristiano, llegué a convencerme de que pensar en la otra vida era una estupidez, y cuando cogitaba en terminarla como esclavo de un hombre que venía a ver la granja con coches cada día más lujosos y emparejado con distintas señoritas cada semana, me di cuenta de que yo también tenía 308

derecho a ser feliz. Cierto día forcé la caja de caudales y le robé tres millones de pesetas. Disfruté treinta y dos días con los mismos deleites que gozaba él. Me detuvieron en Santander, pero el día del juicio fue un triunfo para mí y una pesadilla humillante para el granjero. Pues le dije todas las verdades que llevaba dentro: a ese hombre que me acusa de ladrón deberíais prender, no a mí. ¡Este tiene la culpa de mi desgracia!. Mientras creía en Dios fui un hombre de bien, y estaba resignado a no ser más que un pobre obrero que se gana la vida con su trabajo. Pero ese hombre me arrebató estas ideas con su mal ejemplo y con sus papeles impresos. - ¿Qué relación tienen mis papeles impresos con el robo que usted me ha hecho? -preguntó el granjero-. Si usted me ha descristianizado y persuadido de que Dios no existe, si no somos más que materia, me niego a comer toda mi vida patatas de mala calidad. ¿Lo entiende?. ¡Quiero gozar como usted!. ¡No quiero ya más penas ni trabajos!. El granjero se calló horrorizado. ¿Qué podía responder?. ¿Qué pueden responder los que con su ejemplo, con sus escritos o influencias, arrancan del alma del obrero la creencia en Dios y la esperanza de una vida mejor después de muertos?. - ¿Y ahora? -le pregunté-. «Ahora pediré limosna hasta encontrar trabajo y volveré a la 309

Iglesia, convencido de que Dios me protegerá si vuelvo a ser un hombre de bien, respetando sus mandamientos y conformándome con mi salario. Quince meses de cárcel me han hecho reflexionar bastante y comprender que la verdadera justicia sólo la veremos en el juicio final, y puede creerme que no me cambiaría por el granjero avariento y feliz. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 19-Diciembre-1997

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104.- LLEGA NAVIDAD Pienso que la Natividad del Señor es la fiesta más entrañable que se celebra en todas las partes del mundo, y a la mayoría de los celebrantes no les dice nada el mayor acontecimiento de toda la Historia, sabiendo que a Jesucristo lo han subordinado a cualquier personaje político o literario. Y esto es así porque la asignatura que nos describe la historia de la Iglesia por Él fundada, puede ser optativa o vedada, mientras el estudio de muchos políticos y literatos es obligatorio para los alumnos. Viendo la inconsecuencia de los gobernantes que dejamos comprometidos en esta absurda picaresca, sería menester que los cristianos nos presentáramos en las salas de fiestas y comedores pomposos de esos políticos en el día de Navidad, y preguntarles: ¿Pueden decirnos qué celebran ustedes y cuál es el suceso que les infunde tanta alegría?. Pues el ridículo que están haciendo sobrepasa bastante a la extravagancia que puedan cometer los hombres beodos pegados a la barra de las tascas. Los cristianos sabemos -porque nos permitieron y obligaron a estudiarlo- que cumplidos los acontecimientos que debían preceder al advenimiento del Mesías, de acuerdo con los vaticinios de los antiguos profetas, Jesús, Hijo de Dios, se encarnó en el seno de la Virgen María y, hecho hombre, nació de ella para la redención de la humanidad, ya que desde la caída de nuestros primeros padres, la sabia y misericordiosa providencia de Dios, había dispuesto todas las cosas para la realización de sus promesas 311

en el Antiguo Testamento, y el cumplimiento del más grande de sus misterios: la encarnación sobrenatural del Hijo de Dios. Hoy, dos mil años después de su glorioso nacimiento, continua inundando el mundo de alegría, (salvando las excepciones motivadas por los hombres egoístas): descanso para todos, gratificaciones económicas, tregua en las guerras, unión de las familias, tarjetas y postales que vienen a reconciliar familias y amistades, premios lotéricos, obsequios innumerables, indultos para presos desesperados, entradas copiosas de caudales en todos los comercios, ropas y juguetes, buena gastronomía, y un largo etcétera. Todo en suma, me parece un gran motivo de reflexión para incrementar nuestra fe los que creemos, y comprender nuestras razones los que niegan la existencia de Dios, sin otra pretensión que no sea el poner a salvo la ignorancia religiosa que padecen. Intentamos comprender un poco al hombre escéptico y al agnóstico, pero el ateo, si es un hombre cabal, no puede creer él mismo lo que dice. No lo puede creer porque no lo sabe. ¿Quién le ha dicho que Dios no existe?. ¿Cómo lo puede saber?. Creo que debiéramos de ser más sinceros con nosotros mismos, y esperar, al menos, que mueran nuestros cuerpos para saber si el alma también se pudre o vive eternamente. Gracias a Dios, el que esto subscribe, sabe muy bien que será eternamente feliz en la otra vida, de ésta no hablaremos hoy. 312

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 19-Diciembre-1997

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105.- LA VEJEZ Tengo 68 años. Un vecino de 95 me dice que soy un niño todavía. Los que tienen 80 les parezco muy joven. Para los que no han llegado a los 30 soy un anciano bien entrado en la tercera edad; todos tienen razón, yo los comprendo: la medida de una cosa resulta de haberla comparado con otra. Lo que sí puedo decirles a todos es que estoy muy contento con los años que tengo. Ni uno más ni uno menos quisiera tener. Pues si retrocedo tengo que volver a subir la cuesta, y si me ponen años encima sin moverme, me queda el trabajo sin hacer cuanto me pidan cuenta de los talentos. La vejez nos lleva a un estado de reflexión y de libertad. Se va apagando la violencia de las pasiones. La impetuosidad se convierte en nobleza, y el espantajo de nuestros cuerpos embellece con la experiencia y la bondad. Los años nos hacen comprensibles y tolerantes, y cuando vemos jóvenes que desbarran, sólo nos hacen recordar nuestros desatinos para comprenderlos y perdonarlos. Es verdad que las alegrías son menos vivas; se goza más de la paz, para dejar penetrar suavemente lo que nos causa placer. En la vejez hay menos ardientes emociones, pero se experimentan sentimientos más dulces, más benévolos, más duraderos. Se tienen menos amigos, pero más amistades. Nos acercamos más a la casa del cielo. En las iglesias encontramos el lugar templado y consolador. La fe nos dice que 314

muy pronto veremos a Jesús y a María. También encontraremos a nuestros seres queridos. ¡Qué ilusión!. ¿Y los que dejamos aquí? -me preguntan los tibios. - En la eternidad no cuenta el tiempo les respondo. Ellos llegarán también antes que nos dé tiempo a recordarlos. Sí, sí; la tarde de la vida lleva consigo su lámpara -dice Joubert-, y en la pálida y serena claridad de esta lámpara, el alma ve lo que nunca había visto tan distintamente: ve a Dios más cerca de ella que antes, ve a Dios más íntimamente que antes, ve a Dios más afectuoso que antes. Y en todo su ser se produce la más dulce paz, porque comprende que esta vida íntima con Dios es un aprendizaje de la vida del cielo. Hace pocos días estuve en una residencia de ancianos. Una señora me expresaba la desgracia de la vejez, el abandono en que la habían dejado sus seres queridos. La lentitud de los días y las horas, el deseo de morirse para romper la cruz de vivir. También se quejaba de las enfermeras. Asistía a misa de forma pasiva; no se confesaba. No había hecho las paces con Dios. Por eso estaba sola. No me permitió consolarla. Era más que inflexible a la razón. Después hablé con un anciano de 75 años. Soltero y solo. No tiene familia. Estaba rezando el rosario a los pies de la Virgen María. Dejé que terminara y hablamos mucho. Es un hombre feliz. Las enfermeras son fabulosas -me decía-, las monjas son sus mejores 315

hermanas. La comida es estupenda. «No me dejan hacer la limpieza de mi habitación -me dijo-. Nos queremos mucho. Somos una familia». Luego me enseñó su alcoba. Allí tiene estampas de la Virgen y de numerosos santos. También crucifijos y unos veinte rosarios ornamentando las paredes. Este ejemplo de un hombre sencillo y piadoso, me recuerda lo que decía Sainte-Beuve: «La felicidad o la desgracia de la vejez no es, frecuentemente, otra cosa que el resultado de nuestra vida pasada». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 21-Diciembre-1997

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106.- EL PAPA Y TELECINCO Al hilo de la medianoche me llamaron por teléfono desde Madrid. Era el padre Víctor Peral Domínguez. Un sacerdote íntegro y piadoso. Defensor del Santo Padre como todos los presbíteros sensatos y devotos. Estaba conturbado con el programa que tenía en pantalla. Telecinco estaba proyectando un debate sobre la excelsa persona de Juan Pablo II. Y aunque sólo asisto a ver el Telediario que nos emite las noticias y el testimonio tan provechoso que nos viene dando Santiago Martín los domingos a las diez y cuarto de la mañana, en consideración a la llamada del buen sacerdote, estuve unos momentos viendo a los curas casados que, defendiendo la culpa de sus deslices, parecían leones rugientes contra el Evangelio, pues los enemigos del Santo Padre no pueden ser otros que los detractores de la Buena Nueva, sabiendo que Karol Vojtyla no ha hecho otra cosa en su Pontificado que no sea la defensa titánica de los preceptos de Jesús. También había un sacerdote homosexual diciendo que dentro de cien años la Iglesia tendría que pedir perdón a los sodomitas por haberlos condenado ahora. ¡Qué absurdo!, sabiendo que el mismo Evangelio condena a los homosexuales y a otros muchos: «Si un ciego conduce a otro ciego, los dos juntos caerán en el hoyo» (San Mateo 15, 14); «... ni los homosexuales... heredarán el Reino 317

de Dios» (1ª Corintios 6, 9-10). La Iglesia y los católicos amamos y respetamos a los homosexuales con la misma reverencia que lo hacemos con los heterosexuales, sabiendo que Dios nos ha creado a todos con la misma dilección y amor. Lo que sí condena el Santo Padre es la monstruosa práctica de la homosexualidad, lo mismo que reprueba taxativamente la práctica del coito fuera del matrimonio canónico. También se defendían diciendo que la conciencia está por encima de la autoridad. Pero, ¿qué conciencia? ¡La conciencia de los etarras! ¿Esa conciencia cobarde que después de ser embotada ya le falta fuerza para prevenir los pecados e impedir que los justifique el pecador después de destruir su intelecto?. Como bien decía Cicerón: «De gran peso es el testimonio que la conciencia forma acerca del vicio y la virtud; si la suprimís, nada permanece». La conciencia tiene que ser formada en el corazón del cristianismo. Y aunque la ética y la moral le dan aliento, es algo así como las Monarquías Constitucionales, reinan, pero no gobiernan. Una de las conciencias más puras que yo he conocido, la llevaba consigo el Rey Balduino, pero el cuerpo gubernamental consiguió el infanticidio de los nonatos, mientras defendía una ética y una moral que nadie con buen juicio puede comprender. Me permito sugerirles a mis colegas cristianos, que nunca asistan a un debate sobre 318

religión. Pues los católicos siempre salimos malparados, porque los hijos de las tinieblas llevan como defensores de la Iglesia a pseudocristianos. Pues en la televisión no veremos defender a la Iglesia al cardenal Suquía, a monseñor Marcelo González Martín, ni tampoco a monseñor Gea Escolano. Y así, los bocazas y boceras, han llegado a acusar al Papa de acumular millones. Pobre Papa que no tiene ni un solo pariente vivo a quien dejarlo. No ignora que está llegando a los umbrales de la muerte. Sabe -como todos los santos- que tendrá que dar cuentas a Dios de todo cuanto ha hecho en la Tierra y, autorizados por Telecinco, los desalmados, lo vituperan como si fuese un ladrón inmoral. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 26-Diciembre-1997

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107.- NO TE OLVIDAMOS Sigo leyendo a la madre Teresa de Calcuta. No la podemos olvidar. Cuando en 1979 obtuvo el Nobel de la Paz, no le fue suficiente entregar los 193.000 dólares en beneficio de un hospital. También pidió que fuese suprimido el banquete de entrega del premio en beneficio de los más pobres, y en el discurso de la Ceremonia, la más humilde de las religiosas, terminó doblegando a la pléyade: «Yo creo que el mayor destructor de la paz, actualmente, es el aborto. Mucha gente está preocupada con los niños de la India, de África, sabiendo que muchos morirán de hambre. Pero millones están muriendo deliberadamente por la voluntad de sus madres y de las leyes que las amparan». Y en la Conferencia Mundial sobre la mujer, organizada por la ONU en Pekín en 1995, a todos los delegados arengó: «No comprendo el porqué tantos nos dicen que hombres y mujeres son iguales, negando la hermosa diferencia. La maternidad es el regalo de Dios a las mujeres. Pero este regalo se viene destruyendo con el crimen del aborto». Las Misioneras de la Caridad han conseguido evitar muchos miles de abortos con la adopción de niños no deseados, más de cinco mil sólo en Calcuta. El 5 de febrero de 1994, la Madre Teresa habló en Washington, en el desayuno de Plegaria Nacional, en presencia de Bill Clinton, de su esposa Hillary 320

y de los Vicepresidentes de USA, y ante tres mil asistentes más, el «manojo de arrugas» cubierto con un sari, atacó abiertamente al aborto, calificándolo de «una guerra contra el niño inocente y asesinado por los facultativos con el deseo expreso de sus madres». Y luego exclamó con esa energía que brota de la justicia y la verdad: «Cualquier país que acepta el aborto está propugnando el odio en la sociedad, usando de cualquier violencia para obtener lo indeseable que desea». Y dirigiéndose a América dijo: «Desde este lugar, hagamos una llamada para cuidad a los más débiles -los niños no nacidos- que debe resonar y extenderse por todo el mundo». El periodista Cal Thomas, nos dijo que el auditorio, puesto en pie, estalló en una gran ovación. Pero notó que en el momento que todos aplaudían, el presidente Clinton, su esposa y los Vicepresidentes, rápidamente tantearon simulando buscar los pañuelos y las gafas, apenas miraron inexpresivamente a la Madre Teresa. Pero no aplaudieron... No obstante, la señora Clinton, queriendo aparecer como bienhechora o simpatizante de las obras de caridad, sí asistió a los funerales de la Madre Teresa en la India. ¡Oh política, engañabobos!, ¿cuándo aprenderemos a votar a personas decentes?. Y es curioso que la señora Clinton ha venido desde EE.UU. hasta Fátima con su hija para venerar a la Virgen. ¿Qué le habrá dicho Hillary Clinton a 321

la Virgen María, y qué le habrá dicho la Virgen María a Hillary? ¡Oh hipocresía del hombre!. Por eso San Juan el Bautista nos decía: «Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que llega? Ya el hacha está puesta a la raíz del árbol; todo árbol que no de buen fruto será cortado y arrojado al fuego» (San Mateo c3, vv7 y 10). Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 27-Diciembre-1997

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108.- DEMASIADOS TEMAS POLÍTICOS Y POCOS RELIGIOSOS Son muy contadas las páginas de los rotativos que no están cubiertas de recuadros y crónicas políticas, y como cada uno manda en su casa, líbreme Dios de intentar corregir a los directores de los periódicos. Pues yo compro LA VOZ DE AVILÉS por ser el diario que considero más democrático; busco lo que más me interesa, y en paz. Pero hay algunas personas por ahí que se dicen creyentes para consolidar sus despropósitos y, después de vilipendiar a la Iglesia Católica, tratan de corregir al director por la pluralidad con que gobierna su empresa periodística. Y como don Juan Wes López siempre ha conseguido hacerse indiferente a todas las ideologías y opiniones de los comunicantes, obedeciendo al estado democrático en que vivimos, nos abre las puertas de par en par a todos los que deseamos entrar en su ilustre diario. Tanto es así, que hasta los mismos que pretenden desapreciar su proba labor les concede un espacio gratuito. En respuesta a lo que ha sido publicado en este diario hace unos días y ahora venimos replicando, le diré a nuestra «hermana» discrepante que la Iglesia Católica estaría destituida de sentido si ahora hiciera lo que Cristo no ha hecho con su propia Madre, es decir, conceder el ministerio 323

sacerdotal a las señoritas. ¿Se imagina un hombre putero confesando con una joven sacerdotisa? ¿Concibe lo que sucedería en las sacristías entre hombre y mujer cambiando los atuendos para celebrar misas? ¿Ha pensado alguna vez en una señorita cabalgando noche y día en las montañas remotas para llegar a los pueblos cubiertos de chabolas y maleantes?. Seguimos con los sacerdotes casados que usted propugna, diciendo «que no pueden ejercer su ministerio por aplicación de leyes caducas». Una vez más ha caído en contradicción al hablarnos de «sectores cristianos que no están comprometidos con los ideales que proclama el mensaje evangélico», mientras usted vulnera el ejemplo del mismo Cristo, pues todos los apóstoles escogidos por el Señor eran solteros, exceptuando a San Pedro, elegido después de haber llegado a la viudedad. Y como las razones de Jesús siempre son las más convenientes, las más justas y las más claras, intentemos dilucidarlas con nuestro intelecto: adicionemos a cada sacerdote un mínimo de cuatro de familia después de casado, y luego multipliquemos los dispendios por ese mismo número para comprender por dónde iría una Iglesia que actualmente ya se encuentra endeudada. Pero hay más: ¿Cómo podría usted llevar esas familias numerosas a los Alpes de Perú, sin agua, sin luz y sin escuelas?. ¿Cómo puede un sacerdote casado, con múltiples problemas en su hogar, resolver 324

los conflictos y contubernios que diariamente les llegan de múltiples hogares?. Respondiendo donde usted falta a la verdad, diciendo que la Iglesia Católica viene anulando los matrimonios de familias acaudaladas, mientras las personas humildes se desesperan, le daré la respuesta que sigue: La Iglesia pone a disposición, de los que demuestran insolvencia económica, abogados y procuradores de oficio. También la Iglesia les exime del coste de las tasas que, como mucho, ascienden a unas 60.000 ptas. Y siendo esto así, cada año se presentan en España unas 500 demandas de nulidad, de las cuales la Iglesia concede aproximadamente el 95 por ciento. Y de entre las 500 solicitudes de nulidad que se presentan cada año en España, sólo un 10 por ciento, aproximadamente, son de personajes famosos y familias acaudaladas, entre las cuales se encontraba Luis Miguel Dominguín sin obtener nunca la anulación solicitada, y más de un 20 por ciento de los solicitantes son pobres que no pagan un céntimo y la Iglesia les subvenciona todo. También pueden presentarse las familias acaudaladas y famosas con una porción de hombres sobornados que testifican lo descrito por el letrado defensor, y así, en algunos casos, consiguen la nulidad en apariencia y viven en pecado grave el resto de sus vidas, asistiendo a misa con el nuevo cónyuge y comiendo el Cuerpo y la Sangre de Cristo, adherido a su posible condenación. Y en los 325

casos de matrimonio RATOS y no consumados, no tienen ni que ir a la Rota, el problema se resuelve en cada diócesis. Téngase en cuenta que los cancilleres son elegidos entre personas de toda solvencia intelectual y moral; todos son doctores por las mejores universidades civiles y eclesiásticas, y están actualizados en todos los campos de la ciencia jurídica, psicológica y psicopatológica, dotados de un sentido de sana humanidad. Hombres muy sensibles al problema humano que arrastran los matrimonios en constantes desavenencias; siempre buscando que dentro de la verdad y la justicia encuentran una causa de solución que les lleve a la tranquilidad de conciencia y a la felicidad temporal. ¿No le parece que necesitamos substraer un poco los temas políticos e incrementar los asuntos religiosos para culturizar lo más importante de una vida que diariamente camina hacia la eternidad, y comprender mejor el bien inestimable que nos hace la Iglesia, colaborando con ella los que somos creyentes?. Esperando haberla informado como se merece su sincera honradez, le saluda cordial y respetuosamente. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 29-Diciembre-1997

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109.- EL PADRE PÍO Dos religiosas españolas serán beatificadas el próximo año: la Madre María del Carmen, fundadora de las Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza, y la Madre Maravillas, reformadora de las Carmelitas Descalzas. Entre santos y beatos, ya tenemos más de mil beatificados y canonizados por Juan Pablo II. Y los beatos que han subido a los altares en España en su Pontificado suman 251. Esta cifra representa más de una tercera parte de todos los que han sido beatificados por este Papa en todas las naciones del mundo. Todo no son malas noticias. España siempre nos ha dado ejemplo de santidad y calidad de santimonia. También hemos venido al mundo en tierra de María. Pues la primera iglesia construida en honor de la virgen, tuvo lugar donde hoy se encuentra ubicada la Pilarica de Zaragoza. Allí la mandó construir el Apóstol Santiago cuando aún vivía María en carne mortal, prometiéndonos María- que esa Iglesia permanecería allí hasta el fin de los tiempos. Hace más de quince años que leí la biografía de la Madre María Maravillas. Su vida fue un verdadero calvario, especialmente en el transcurso de la Guerra Civil; todo le salía mal; pero como los santos dicen que cuanto peor, mejor, consiguió fundar el convento del Cerro de los Ángeles, al que siguieron otras ocho fundaciones en España y una en la India. Descendiente de familia noble y nacida 327

en Madrid, terminó muriendo (11-12-74) en la suma pobreza, acostada en un catre, con el resguardo de las paredes frías en el Carmelo de la Aldehuela, el penúltimo de los fundados por ella. Por otra parte, la Madre María del Carmen fue una adelantada en su tiempo en la defensa de la dignidad de la mujer -que no feminista- y en la lucha contra su marginación y explotación. Su orden cuenta hoy con 600 religiosas. Se encuentra extendida por doce países de cuatro continentes, y falleció en Madrid en 1911. Es de notar que casi todos los fundadores han sido santos, y casi todos los santos han sido fundadores. Y es que para fundar una orden religiosa se necesita un carisma de santidad muy especial y una inmolación constante. También miles de millones de pesetas que tienen que bajar del mismo cielo, del cielo que merece el fundador y los que literalmente le siguen. Los fieles saben muy bien a quien entregan las limosnas. No quieren que sus ahorros se gasten en trajes y corbatas, lo depositan de buen gusto en las manos de los santos y de los más pobres a quienes éstos sirven. También han sido reconocidas las virtudes heroicas de nueve venerables más. Entre los cuales se encuentra el Padre Pío de Petralcina. Objeto de una gran devoción en todo el mundo, especialmente en su tierra natal italiana, al cual se le atribuyen centenares de curaciones milagrosas. Estigmatizado desde los 31 años hasta su muerte 328

en la decrepitud, el ejemplo del Padre Pío conmovió a Pablo VI y lo haría también sobre un joven obispo polaco llegado a Roma en 1962 para el Concilio Vaticano II: Karol Vojtyla. El futuro Papa escribió entonces al Padre Pío para pedirle que rezara por una amiga psiquiatra, Wanda Poltawska, aquejada de cáncer de garganta. Diez días después, la enfermedad había terminado, y el actual Juan Pablo II escribió de nuevo al Padre Pío para agradecerle su intercesión. Hoy, en el lugar donde se encuentra la tumba del Padre Pío, en San Giovanni Rotondo, se está construyendo una gigantesca iglesia, para acoger a los seis millones de fieles que llegan al año en peregrinación. Este sacerdote capuchino también pasó su calvario, no sólo con las estigmatizaciones en ambas manos y pies, sino por los veinticinco expedientes disciplinarios por parte de la jerarquía, acusado por sus compañeros de fetichismo y brujería. Pero sin calvario no hay santidad. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 31-Diciembre-1997

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110.- ASÍ ES LA FRATERNIDAD Ayer nos decía un misionero lo que había sucedido en su tierra. Vivían dos hermanos solteros en un caserío. Con buen esmero cuidaban del ganado y cultivaban la tierra; todas las ganancias las depositaban al 50 por ciento cada uno en su cuenta bancaria. Asistían a Misa los domingos y fiestas de guardar. Rezaban el rosario cada noche y se confesaban cada mes; todos los pobres que llegaban al pueblo eran agasajados en la casa de los dos hermanos. La pulcritud con que vivían era un ejemplo para todos los convecinos de labranza. Contrajo matrimonio el mayor. Continuaron el mismo ritmo de vida los dos, compartiendo las ganancias al 50 por ciento cada uno. El hermano casado ya tenía cinco hijos, y el soltero pensaba: «No es justo que siete de familia perciban las mismas ganancias que yo». Y en su justa conciencia iba elucubrando cómo podría ayudar a su hermano y familia sin abajamiento moral para ellos. Hizo bien las cuentas de los cereales que moralmente les correspondían a los siete de familia, y pronto encontró solución al problema. Cuando era media noche, entraba en su hórreo, cargaba en sus espaldas un saco de trigo o de centeno, lo pasaba al granero de su hermano y, en paz con su conciencia, dormía hasta la madrugada. Esta labor tan discreta y caritativa la realizaba con la frecuencia que le exigía su equidad. El hermano casado y su esposa, no se daban cuenta, los sacos de grano en el hórreo 330

los tenían sin contar, y como dónde Dios entra, Dios aumenta, entendían que el rendimiento increíble de su cosecha, era el fruto de las oraciones que hacían y de las limosnas que daban. Pero este padre de familia numerosa, tan feliz con su esposa e hijos, no cejaba pensando en la soledad de su hermano y en el porvenir que le esperaba. Y en sus meditaciones piadosas se decía: «Yo tengo cinco hijos y esposa que me servirán cuando sea viejo y no pueda valerme, pero mi pobre hermano no tendrá quien lo cuide. No tengo derecho a llevar la mitad de los frutos de nuestro caserío, él necesitará acumular más bienes y frutos para su vejez». Y con los mismos pensamientos que su hermano, infundidos por la gracia del Espíritu Santo, iba pasando algunos sacos de trigo y de centeno para el granero de su hermano. Así fueron pasando algunos años, hasta que un día se encuentran los dos -con los sacos cargados en la espalda- a media noche en el trayecto que los separaba de granero a granero. En ese momento, una luz sobrenatural les ilumina a los dos hermanos y la voz de la Virgen María les habla: «Por vosotros he venido a la Tierra. El Evangelio de mi Hijo ya tiene una página más. La Iglesia que será construida en este lugar, llevará por nombre «Iglesia de la Fraternidad». «Y en esa Iglesia -nos dijo el sacerdote- surgió mi vocación para ser seminarista, sacerdote y misionero». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 2-Enero-1998

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111.- UN ARTISTA CRISTIANO El Evangelio que corresponde a este domingo es el prólogo de San Juan, donde nos informa que sólo son hijos de Dios aquéllos que creen en Su nombre; que no de la sangre, ni de la voluntad carnal, ni de la voluntad de varón, sino de Dios son nacidos (San Juan c 1, vv 1 a 18). Y como la mayoría de los artistas creen que ellos son seres superiores por su propio valer, y una gran multitud se lo confirma con ovaciones y aplausos, la altanería se consolida lo indecible. Después, cuando llegan a la decrepitud, cuando una enfermedad irreversible les acecha, y cuando el mundo les olvida y pasan a la marginación; los menos se dan cuenta de que casi todo lo han hecho mal, y se confiesan; algunos se suicidan, y la mayoría -al envejecer- mueren amargados. Pero no se puede hacer tabla rasa de todos los artífices y actores. También hay raras excepciones. En este momento estoy viendo en un fotograbado la excelsa figura del Papa, con la mano extendida y el rostro ensimismado en la meditación profunda del espíritu, bendiciendo a Ricky Martin y a su santa Madre. El cantante Ricky Martín -una de las máximas estrellas de la canción latinoamericana- fue recibido, en compañía de su madre, y parte de su equipo, por Su Santidad el Papa en el Vaticano.

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Y el cantante, al finalizar el encuentro, les comentó emocionado a los periodistas: «Ningún concierto -ni el más grande de mi carrera- me ha hecho sentir tanta emoción como la que sentí hoy delante de Juan Pablo II. Vi una gran luz en el interior de aquel pequeño gran hombre: fue cuando se acercó a mi y me dio la mano y la bendición. Casi no pude reaccionar. Por fortuna estaba mi madre a mi lado haciendo el papel de apuntadora». También estamos viendo -en el momento de la bendición papal- el rostro de Ricky Martin y de su madre, llenos de gracia y bendición, la bendición que baja del Espíritu de Jesús, y después de infundirse en el ánimo del Santo Padre, éste consigue transmitirla a los que, con el espíritu abierto y con mucha fe, se disponen a recibir la gracia que santifica. He ahí la gran emoción espiritual que nos describe el joven artista y buen cristiano. Con un poco de psicología intuitiva, en Ricky y su madre se puede ver el carácter que imprime la oración y la fe. Ese candor y esa dulzura que reflejan también las monjas de clausura y, lógicamente, todos los santos, porque la amargura y el desabrimiento no viene de Dios, es fruto del desorden moral. Es el pecado que, asimismo, imprime una idiosincrasia acre y despectiva. Por eso se dice que la cara es el espejo del alma. Si el increyente se fijara más en el semblante que lucen las personas que han consagrado sus 333

vidas al servicio de Dios y corresponden a las gracias por Él recibidas, se darían cuenta de cómo Dios va moldeando sus vidas para el consuelo y la paz que Cristo nos promete y que, deseándola casi todos, muy pocos quedan sin contribuir a la destrucción de esos bienes tan preciados para el hombre. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 4-Enero-1998

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112.- LUISA MARÍA Luisa María de Francia recibió una educación regia y palaciega. Pero nadie le hablaba de Dios. Vivió su juventud como si no tuviera que morirse. Creía que la vida en la tierra no se terminaba. Sí veía morirse a los demás. Pero nunca había pensado que también ella se encontraba entre los mortales. Era hija del Rey Luis XV, y éste nieto del precedente, al que sucedió a la edad de cinco años. Después se abandonó totalmente a las intrigas amorosas y a los placeres más desordenados. No creía en Dios ni en el diablo. Nunca había visto una iglesia por dentro. Pero la corte que regentaba era la más brillante de Europa, y Luisa María tanto poseía que le sobraba todo, y cuando veía la dulzura y la paz de las monjas sin tener nada, le llevaban momentos de reflexión, y se decía: «Malditos son los fastos de la corte y benditos parecen los míseros conventos». Y en esta situación angustiosa, casi enmascarada con pobres atuendos para encubrir la identidad de su persona, entraba en las iglesias de las religiosas y escuchaba los cánticos melódicos y piadosos de las monjas. Allí reinaba la alegría. El toque de Dios en el corazón de Luisa María esperaba una respuesta. Pero el cambio que le exigía su conciencia era exacerbado. ¿Cómo podía someterse a la obediencia de una pobre monja? ¿Cómo podía dejar las pompas del palacio y sentarse en un taburete para comer los despojos de los hoteles y pensiones, y dormir en el suelo?. No. Luisa María seguiría en el palacio buscando el 335

consuelo en las iglesias de las monjas y ayudando a los pobres. ¿Y su padre?. Un hombre increyente y bajo los efectos del pecado mortal. Era necesario rescatarlo de las garras diabólicas. Pero las palabras no lo convencían. En esta situación, Luisa María decidió consagrarse a una vida de penitencia y oración. Treinta y tres años tenía. No pudo aguantar más. Su padre tenía que convertirse con el ejemplo de su hija. Ya suena el «campanazo» en todo el Reino de Francia cuando la hija de Luis XV y tía de Luis XVI, nacida en el Palacio de Versalles entra en el convento de las Carmelitas Descalzas, y cambia su nombre por Teresa de San Agustín. Ahora reflexiona su padre y comprende que casi todo lo ha hecho mal y que puede haber otra vida y un justo Juez para juzgarle. Teresa de San Agustín no se cansa de venerar a la Virgen y adorar a Jesús, pidiendo por su padre. El Rey se convierte y muere como buen cristiano, y su hija muere en el convento susodicho en olor de santidad. La introducción del proceso de beatificación fue aprobada por Pío IX en 1873. Conforme al Vaticano, Luisa María ha ejercido las virtudes cristianas hasta un alto grado de heroísmo y luchó con todas sus fuerzas por el catolicismo. De momento, Juan Pablo II, la ha declarado venerable. Cuánta decepción y cuánto sufrimiento le hubieran ahorrado las clases de religión que no le dieron en su infancia. ¿Cuándo comprenderán los políticos que el no obligar a los alumnos al estudio de las asignaturas religiosas, es, cuanto menos, contranatural?. 336

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 5-Enero-1998

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113.- SAN CARLOS Aproveché la festividad de Reyes para terminar de leer la biografía de San Carlos de Sezze. Italia también nos ha dado muchos santos y numerosos papas. Igualmente se puede decir que ha tenido reyes ejemplares. El último que abandonó Italia -Humberto II-, era amigo personal de la vidente de Fátima (sor Lucía). La visitaba con alguna frecuencia, hasta que murió en Cascaes, cerca de Lisboa. Este Monarca en el exilio sentía una gran admiración por la vidente, y cuando estaba en los umbrales de la muerte, les pidió a sus deudos que, cuando terminara su vida, le pusieran sus manos en posición de súplica con el rosario que le había obsequiado Lucía. Así lo hemos visto en el ataúd. Volviendo al hilo de lo que deseaba escribir, sabiendo que este jueves es la festividad de San Carlos de Sezze, me admira que un joven labrador, poco menos que analfabeto por la torpeza de su talento y la falta de tiempo para culturizarlo, haya pasado a la Historia como los canonizados de altura. Sus padres eran labriegos míseros, sí, pero sumamente honrados y piadosos. El sueño dorado del matrimonio era ver a su hijo Carlos con la sotana de sacerdote. Carlos era muy sensible a los toques de la gracia divina, pero le faltaba talla intelectual para hacer la carrera de presbítero. Y sólo consiguió ser un hermano lego de los Franciscanos de la estricta observancia. Las enfermedades que sufría y se iban sucediendo unas tras otras, no le impedían hacer largas horas de oración 338

y grandes penitencias. Y antes de entrar en el convento de los Franciscanos, ya le había prometido a Dios guardar la castidad el resto de su vida. Si ahora tenemos en cuenta la rusticidad y falta de instrucción que padecía el joven campesino, veremos cómo el Espíritu Santo le daba luces misteriosas para iluminarle el camino que habría de seguir. No sería Dios nuestro Padre misericordioso si no se diera a conocer a los que desean amarle y servirle sin haber visto nunca un catecismo. Pues las almas sencillas y buenas, son ánimas predestinadas para la gloria eterna y no pueden ser abandonadas a la perdición. Creo que de alguna forma, Dios se revela a todos los seres humanos creados por Él para la salvación, lo que sucede es que -de inmediato- resulta más fácil recibir el placer que aceptar la gracia. He ahí la perdición de tantos hombres osados y pecadores. La ferviente devoción de San Carlos, sumada a la virtud de la caridad, le granjeó la amistad de cardenales y otras altas personalidades eclesiásticas, buscando en él la mejor compañía. El hermano Carlos murió el 8 de enero de 1670, a los 57 años. Y fue beatificado en 1882. Su Santidad Juan XXIII lo canonizó el 12 de abril de 1959. Las últimas palabras del santo fueron éstas: «La misericordia de Dios se manifiesta de muchas maneras a todos los seres humanos, conmigo se ha mostrado en las enfermedades y el dolor, sin estos suplicios me hubiera perdido y condenado». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 8-Enero-1998

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114.- ¿CUÁNDO APRENDEREMOS? Dicen que el que no aprende de la Historia corre el riesgo de repetirla, y como casi todos hemos dado cuerpo a una historia (5ª acepción: Conjunto de los acontecimientos ocurridos a una persona a lo largo de su vida o en un período de ella) muy interesante para nuestros hijos, a ellos les corresponde meditar lo bueno que hemos hecho y ponerlo en práctica. Infelizmente no siempre es así; todos los hijos admiran mucho a sus padres hasta que dejan de ser niños y van entrando en el periodo de la pubertad. Cuando esas fechas se aproximan, la mayoría de los pubescentes, hincan los pies en el primer peldaño de la costana escalera y, tropiezo tras tropiezo y pecado tras pecado, van descubriendo que sus padres querían evitarles el camino tortuoso y laberíntico que les enseñó a ser correctos y coronar de bienes su historia privada. Pero esta experiencia que vamos adquiriendo en la «universidad de la vida», de muy poco les sirve a nuestros descendientes, y así, hasta que no lo experimentan con los mismos padecimientos que nosotros, no suelen comprender las razones amorosas que sus padres les exponían para librarlos del pecado y de la cruz. Después, cuando van pasando de los cuarenta y lo hecho ya no tiene remedio, les arguye la conciencia por las desavenencias injustas con sus progenitores, y recuerdan frases como éstas: «¡Qué razón tenían mis padres!». «¡Qué bien me hubiera ido si hubiese tomado sus consejos!». 340

Estos errores tan comunes a la Humanidad, son los mismos que siempre han frenado el progreso en lo que más nos interesa progresar: la felicidad que todos los seres humanos buscamos desde el mismo instante en que venimos al mundo hasta el momento de partida, ¿y después?. Después nos presentarán en los sagrados platillos de una balanza el peso del bien que hemos hecho, y el contrapeso del mal practicado, es decir, el producto de una materia disoluta, y el fruto de una conciencia formada en los preceptos de Jesús. Esa será la hora de la desgracia eterna o de la dicha perpetua, porque hasta el fin nadie es dichoso. Muchas desdichas o desgracias podemos sufrir en esta vida, pero, aquí todo pasa, y como son bienaventurados los que sufren injustamente, nos parece muy peligroso pasarlo demasiado bien, especialmente cuando ese bien pasar viene usurpando los derechos que otros tienen a no pasarlo tan mal como lo pasan. Por eso los santos han tomado la gallarda y valiente decisión de sufrir aquí todos los males para obsequiar los bienes al prójimo más necesitado. Tengo buena relación con un amigo católico y excesivamente acaudalado, y cuando lo llevaba en el coche para hacer ejercicios espirituales, me decía en el camino: «Tengo que reconocer que Dios se ha volcado conmigo, tanto en la bendita familia que tengo como en la economía que tenemos». Entretanto, yo le decía: Espera un poco, espera un 341

poco; piensa que tienes 75 años y muy pronto nos pedirán cuenta de los talentos recibidos. ¿Por qué no envías mil millones de pesetas para el cielo?. Allí nos hará más falta el dinero que aquí, pues tu ya sabes muy bien lo que nos dice Jesús: «Apartaos de mi, malditos, al fuego eterno, porque tuve hambre y no me disteis de comer. Venid, benditos de mi padre, porque tuve hambre y me disteis de comer» (Mateo 25, 35). «Ya lo sé -me decía-, pero tengo hijos y... la vida...». ¡Qué pena! ¡Qué pena!, sabiendo que sólo nos faltan cien barras de pan por comer y dejamos tantos millones enmohecerse y en detrimento de multitudes de «cristos» hambrientos y crucificados. ¿Cuándo aprenderemos, Dios mío?. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 11-Enero-1998

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115.- EL ESQUEMA DE CADA UNO Cada hombre tiene un esquema de vida en su cabeza, y aunque siempre discrepa de sus líderes favoritos, perdiendo una parcela de su compendio, los defiende a ultranza para que sigan gobernando. Y los que gobiernan, si lo hacen como dictadores, nos imponen el criterio completo que fueron incubando con los errores o aciertos de sus funciones pasados. En las democracias existen numerosos partidos, y cada uno con sus proyectos, todos nos presentan lo que tienen en sus cerebros para convencernos de algo que ni ellos mismos están convencidos. Estas luchas continuas siempre han existido, llevando consigo las guerras sangrientas que todos conocemos, la ruina económica de muchos países, el hambre, la miseria y el odio. Y así, generación tras generación, el hombre va mostrando que no sabe lo que hace, que no puede valerse por sí solo, porque el que no sabe mandar ni obedecer es un hombre inútil. Por eso nos diría Pío Baroja: «El hombre: un milímetro por encima del mono cuando no un centímetro por debajo del cerdo». Diariamente vemos en los rotativos críticas en apariencia razonables- a las actuaciones del Gobierno y a los partidos políticos, pero a mi me parece que toda censura debe de terminar exponiendo una solución al problema que criticamos, porque decir que algo está mal hecho, es muy fácil, lo difícil es decir cómo se hace bien; y esto es 343

muy infrecuente en los columnistas críticos, señalan los males sin decirnos dónde están los bienes. Ya sé que dar una solución al eterno problema de las discrepancias, sólo Dios lo puede hacer, y lo hace. Jesucristo nos ha dejado un esquema perfecto para solucionar todos los problemas que sufre la humanidad. Como Dios y como hombre perfecto, es el único que nos conoce bien y comprende nuestras necesidades. Ríanse de mi los que quieran, pero el hombre necesita conocer la verdad y el camino a seguir para encontrarla. Necesita disfrutar de la justicia social. Necesita tener la esperanza de otra vida mejor después de las vicisitudes y tragedias sufridas en ésta. Siendo esta la verdad que reproducimos de los mismos labios del Señor, ¿por qué no le votamos a Él como líder de todos los gobiernos y partidos?. Jesús nos ama, Jesús nos perdona, Jesús sabe lo que necesitamos para ser felices. Jesús es justo, Jesús es honrado. Jesús es el Maestro y creador de todos los genios, ¿por qué no confiamos en Él?. ¡Ah!, sí, ya sé, Jesús ya no está entre nosotros para votarle y liderar el mundo. Pero tenemos grandes hombres que llevan el mismo esquema que Jesús en sus cabezas, y son precisamente estos hombres los que tenemos marginados. Hay seglares expertos como Juan Pablo II que les hemos hecho vivir en el ostracismo.

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Si esto es así, ¿por qué nos quejamos? ¿No estamos viendo que los hombres sin Dios no saben lo que hacen y nos amargan la vida?. Escuchemos a Séneca: «¡Oh, cuán despreciable es el hombre, si deja de elevarse sobre las cosas humanas!». Tengo por muy seguro que mientras no pensemos así, y actuemos en consecuencia, seguirán las guerras, la injusticia social, el hambre, la corrupción, el odio y la miseria para tantos millones. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 11-Enero-1998

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116.- LÓGICA Y RELIGIÓN La lógica es buena en los razonamientos, pero en la religión, cuando no queda en entredicho, se pierde por los opositores que encuentra. Lógico sería creer en Dios aunque sólo fuese por los milagros que les permite hacer a los santos y se verifican científicamente. La cifra de prodigios a través de la historia de la Iglesia es innumerable. ¿Quién puede contar los beatos y canonizados que han subido a los altares después de comprobar el milagro que han hecho con el poder de Dios?. Si alguien dijera que ha podido haber algún error, nos parecería razonable, pero erradicar la lógica aseverando que todo es argucia, aún suponiéndole buena intención a quien lo profiere, nos encontramos con otro «milagro» preternatural. No es lógico que viniendo un muerto resucitado a decirnos que nos cuidemos mucho para no ir al infierno, continuemos negando la resurrección de los difuntos; sin embargo, Dios le dijo al rico Epulón que si un muerto resucita y viene a la tierra con esa advertencia, los que no han creído en Moisés y los profetas, continuarán siendo incrédulos. Por aquí estamos viendo que la fe sí puede hacer milagros, pero los milagros no hacen la fe. Desde hace muchos años he sido asidua lectora de la historia de Fátima escrita por Lucía, y nada me extraña que Juan Pablo II nos haya dicho que lo sucedido en Cova de Iría es la continuación del Evangelio. Pues en esa narración se encuentran 346

pruebas fehacientes de una realidad sobrenatural. Quién podía decirnos, sino la misma Virgen, que a Jacinta y a Francisco los llevaría muy pronto al cielo, y que Lucía se quedaría en la tierra para divulgar la devoción a su Inmaculado Corazón. Veinte meses después, los niños que vivían robustos y sanos, dejaron de existir, y Lucía continúa en la tierra con más de 90 años. Y quién sería capaz de enseñarles a esos tres niños analfabetos una de las oraciones más ortodoxas que tiene la Iglesia, sino el ángel; y quién sería capaz de memorizar su extensión y contenido perfecto por haberla oído una sola vez los tres inocentes aldeanitos. Y cómo estos niños fueron capaces de darnos a conocer lo que sucedería en Rusia. Pues bien: si la Virgen María, hija de Joaquín y Ana, como nosotros lo somos de nuestros padres, está viva, es lógico pensar que nosotros también estaremos vivos cuando pasen otros dos mil años. Ya sé que todo esto resulta pusilánime y pueril para los hombres locos como el que aparece hoy en la portada de los rotativos. Me refiero al investigador Richard Seed, un inmoral estadounidense que pretende clonar seres humanos, y se nos presenta con mirada desafiante y una altanería que da grima el verlo. Sobre todo cuando nos dice que «vamos a ser como Dios; tendremos casi tanto poder y sabiduría como Él»; sin enterarse de que Dios ha revelado todo lo bueno a los humildes y sencillos y se lo ha ocultado a los sabios y poderosos» (San Lucas 1, 52). Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 16-Enero-1998

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117.- MACARIO EL VIEJO Cada siglo que pasa nos desviamos más del Evangelio. No me refiero solamente a los fieles. También los beatos actuales están relacionados con esta minúscula desviación. No es lo mismo leer la vida de San Ignacio de Loyola que la de los ciento cincuenta beatos que le siguieron en la Compañía de Jesús. No es igual leer la biografía de San Juan de la Cruz que la del beato Escrivá de Balaguer. También existe cierta disparidad entre la que muy pronto será beata -Madre Maravillas de Jesúsy San Macario el Viejo, al que hoy quisiera referirme por ser su festividad el día 15. Es verdad que a la Madre Maravillas y a San Macario los separan 1.400 años, pero no podemos olvidar que todos tuvieron el mismo Maestro y el mismo Evangelio. Macario nació en el alto Egipto. Pasó su juventud como pastor de cabras y ovejas. Movido por esa gracia misteriosa que Dios concede a los que le muestran coraje para explotarla, se retiró del mundo con 19 años, confinándose en una cueva, donde impartía su tiempo entre la oración, la práctica de penitencias y la fabricación de esteras. Pero una mujer le acusó falsamente de haber sido violada por el monje. El resultado de la calumnia fue muy duro para Macario. Le arrastraron por las calles, le apalearon fuertemente y le llevaron a la prisión, y allí se sentía confortado mediante la pasión y 348

muerte de Jesús, viendo que estaba siendo partícipe de lo que Dios había escogido para su Hijo. La mujer calumniadora que llevaba una vida lasciva, no consiguiendo dar a luz ni pudiendo soportar los dolores del parto, entendió que debía de retractarse de la calumnia inferida al monje antes de morirse, y al descubrir quién era el padre de la criatura, Macario salió de la prisión, compartiendo las ganancias de las esteras que hacía con la mujer adúltera y el niño. Viendo el santo la estima y cariño que los hombres le daban, huyó al vasto desierto de Esqueta. Allí vivió sesenta años, y fue padre espiritual de innumerables servidores de Dios; todos se confiaron a su dirección y gobernaron sus vidas con las reglas trazadas por el santo. Un obispo egipcio le consagró sacerdote para que pudiera celebrar los sagrados misterios, en compañía de sus ermitaños. Cuatro iglesias fueron construidas por Macario y sus discípulos. La austeridad del santo era milagrosa, sólo comía una vez por semana. Entre los ermitaños había un joven que se alegraba mucho con los elogios que le hacían, y se entristecía bastante con las correcciones fraternas y los reproches que recibía. Macario le ordenó que fuese al cementerio a insultar a los muertos y a alabarlos. Cuando volvió el joven, el santo le preguntó qué le habían respondido los difuntos. «Los muertos no contestaron a mis insultos ni a mis alabanzas» -le dijo el ermitaño.

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«Pues bien -añadió Macario-, haz tú lo mismo y no te dejes impresionar ni por insultos ni por alabanzas. Sólo muriendo para el mundo y para ti mismo, podrás empezar a ser buen cristiano y servir a Cristo. Cuando practiques la indiferencia de los muertos y guardes el mismo silencio de los difuntos que fuiste a visitar, habrás despedido el demonio y Cristo anidará en tu corazón». Omitimos la serie de milagros que se le atribuyen a San Macario, y pensamos que santos como éste no los tendremos más. ¿Motivo? : la falta de obediencia a los Evangelios de Jesús. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 16-Enero-1998

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118.- LA CLONACIÓN Viendo por dónde quieren llevarnos los hombres escépticos, me recuerdan al famosísimo novelista ruso -Fiódor Mijáilovich Dostoievski-. Un hombre que saltó a la fama por la defensa que hacía de los campesinos y los ataques a la Iglesia y al Estado. Por su rebelión mereció ser condenado a muerte, siéndole conmutada esta pena por la de cuatro años de trabajos forzados en Siberia, después de los cuales debería incorporarse al Ejército como soldado raso y perder todos los derechos civiles. Estos suplicios que fue padeciendo este genio novelesco, le sirvieron de reflexión y gloria para convertirse al cristianismo y escribir las mejores novelas de misticismo, como puede ser «La religión del sufrimiento», en la cual hay una frase que me parece célebre: «Si Dios no existiera, todo estaría permitido». Haciendo caso omiso de este gran hombre y de tantos otros, nos vamos encontrando con esta triste realidad. Los «hombres clónicos» -nos dicen- irán destinados a llenar los vacíos que existen en aquellos matrimonios que no pueden tener hijos. Se olvidan de tantos millones de nonatos como son extirpados, mientras éstos proclaman gimiendo el derecho de vivir y ser adoptados por alguien que les agasaje cariñosamente. Por aquí estamos viendo un camuflaje fingidor que nos llevará a la barbarie.

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No pasará mucho tiempo sin que esa simulación hipócrita sirva para la reproducción de órganos. Pues a los hombres sin Dios les parece necesario crear hombres destinados al sacrificio de sus vidas para conseguir hígados, páncreas, corazones, córneas, bazos, riñones y otros despojos para poder alargar la vida de los que consideran personajes acaudalados que bien pueden pagar el auxilio que les brinda la ciencia criminal. Después, asumida esta práctica, cuando el mundo deje de protestar, como ya se está silenciando el aborto, se crearán seres humanos para explotarlos en todos los trabajos con riesgo de muerte. También conseguirán que todos aceptemos la eutanasia, persuadiéndonos de que el hombre tiene derecho a disponer de su vida y morir con dignidad. Y de ahí, irán avanzando hasta que los ancianos puedan ser eliminados para evitar dispendios al erario público. Estos asaltos a las leyes de la naturaleza y de Dios, tienen su componente en el materialismo dialéctico. Es algo así como el nihilismo que encuentra su mayor oponente en la Iglesia Católica, porque la Iglesia representa al mismo Cristo que la fundó y la sostiene, y la mayoría de los verdaderos fieles que componen esa Congregación, están siendo marginados en casi todos los medios de difusión, porque las verdades que habrían de exponer, son peligrosísimas para la dulce vida de los inmorales, y a éstos les resulta urgente suprimir a la Iglesia y al clero. Pues el origen y la causa de todo esto está en la frase de Dostoievski: «Si Dios no existiera, todo estaría permitido». 352

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 18-Enero-1998

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119.- ¿FIDEL CASTRO TIENE CÁNCER? Dos veces he leído en la Prensa nacional esta noticia. Pero el deseo -con alguna frecuencia- se opone a la verdad. Fidel Castro tiene pocos amigos y muchos enemigos razonablemente feroces. La persecución cristiana en la isla, los que han sido condenados a muerte injustamente, los cándidos en las prisiones, los que viven en el exilio; todos claman al cielo por el cáncer que vienen sufriendo y por un carcinoma que les quite de en medio a Fidel. La verdad es que Castro ha perdido peso en el cuerpo y quién sabe haya ganado fluidez en el alma. Algo parece estar subyaciendo en el cerebro del dictador. La entrada en el Vaticano y el contacto personal con el Vicario de Cristo, tienen una respuesta que nadie sabe dar con acierto. Pero un cáncer oportuno puede ser el remedio. Fidel ha sido educado cuando Dios andaba libremente por Cuba, y hay tres cosas que nunca se olvidan: patria, religión y familia. Por primera vez en la historia de la dictadura cubana, se le ha permitido a un príncipe de la Iglesia el acceso a la televisión. El cardenal Jaime Ortega ha acaparado el mayor interés con nuevas expectativas sobre la visita del Papa. El cardenal habló más de media hora por la televisión cubana. Habló de Dios Salvador, de la Virgen de la Caridad del Cobre, de los niños, de la espiritualidad. Y 354

explicó quién era el Papa y por qué era el Vicario de Cristo en la Tierra. Nunca les fue permitido a los ejércitos pacíficos del Vaticano andar lentamente por las calles de Fidel haciendo apostolado. Un insólito espectáculo de curas católicos se reunieron en las plazas con gentes que les reclamaban la palabra de Dios, vertiendo esa alegría que Karol Vojtyla les llevará los próximos días. Más de un centenar de cardenales y obispos de diferentes países acudirán a Cuba para acompañar al Papa. También serán más de tres mil periodistas los que lleven las noticias a sus respectivos países. Quiera Dios que Juan Pablo II pueda soportar tantas emociones y las 10 horas que supone el viaje a la isla caribeña. Nadie puede ignorar que el Papa se encuentra extenuado. Su vejez, relativamente prematura, nos hace verle en los umbrales de la muerte. Temo que el Papa pueda morir en este viaje. No me refiero a los posibles atentados, Fidel lo tiene todo bien dispuesto para salvaguardar la vida del Pontífice y el auxilio que necesite en caso de emergencia. En el supuesto que Fidel tenga los meses de vida contados, el viaje del Papa le resultará muy positivo. No le puede importar que refuerce a los sufridos católicos cubanos. No le interesa oponerse a que la democracia progrese en la isla. No tendrá reparo en liberar algunos presos políticos.

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Lo que sí puede interesarle a Fidel es tender puentes para una transición pacífica, garantizando a Castro y a sus colaboradores que la Iglesia les puede librar de la persecución que esperan y merecen. Fidel sabe que la Iglesia siempre perdona, sabe que Juan Pablo II siempre condena las guerras y venganzas. Lo que no sabemos es si todo esto es astucia de Fidel o remordimientos de conciencia que bajan de lo alto. La misericordia de Dios también puede manifestarse con un cáncer irreversible. Pues cuando llega la hora de la partida, cuando sólo Cristo nos puede perdonar los desmanes cometidos con nuestra fiereza, nadie mejor que su Vicario en la Tierra nos puede dar aliento y esperanza. Quiera Dios que Fidel se confiese con el Papa y encuentre la paz que su alma desea y le exige. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 19-Enero-1998

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120.- A RAMÓN SAMPEDRO DESDE EL RESPETO Así hemos visto titulado el artículo de don Andrés Aberasturi, el pasado día 14 en «LA VOZ DE AVILÉS». Un columnista veterano que se desenvuelve muy bien para decir lo que quiere. Esta vez hace una defensa muy «humanitaria» de don Ramón Sampedro. El inválido gallego que pasó 20 ó 30 años postrado en la cama solicitando la eutanasia, y le parece un acto sublime el suicidio de don Ramón. Si la palabra «sublime» significa excelso, eminente, de elevación extraordinaria, pienso que poner fin a la vida con los cinco sentidos, está más cerca del materialismo que de lo sublime. También nos habla don Andrés de una sociedad hipócrita, «capaz de asistir sin inmutarse a genocidios, a muertes de niños por hambre, a inyecciones letales y cámaras de gas». Nos parece bien que defienda la vida de todos, y ni siquiera le reprochamos los que mueren en las cámaras de gas después de ser juzgados por crímenes premeditados con la mayor fiereza y crueldad. Pero de los millones de inocentes que mueren en el seno materno, no nos dice nada, cuando en verdad no se trata de una eutanasia que puede parecer razonable a primera vista. Se trata de algo más espantoso y terrorífico que la pena capital de los criminales convictos y confesos. Es curioso que todos los hombres materialistas -casi todos-, se 357

oponen a la pena de muerte y defienden las muertes sin pena de los nonatos. Cuando en España fue legislado el aborto en los tres supuestos que todos conocemos, los que desconocían el trasfondo de la intención, les parecía razonable el nuevo código. Nosotros lo hemos visto como una barbarie, sabiendo que tras este dislate, vendría otro incrementándolo, y así fue. Pues actualmente, en España, tenemos el aborto libre sin límite del tiempo de embarazo. A las clínicas privadas y abortivas, sólo les interesa saber las semanas o meses que tiene el embrión para darles el precio que habrán de pagar con arreglo a los meses de embarazo. He sacado este tema a colación para decirle a don Andrés que si autorizan la eutanasia, nos sucederá algo de lo mismo. Pues llegará el momento en que algunos médicos criminales, y familiares crueles de los pacientes añosos que les impiden las vacaciones y les aumentan los dispendios, serán los ejecutores de éstos con esa inyección letal que don Andrés reprocha para los que han cometido crímenes terroríficos. También nos dice el señor Aberasturi que don Ramón Sampedro, descansó en paz. ¡Ojalá!, y quiera Dios que descanse en el cielo. Pero, ¿cómo sabe don Andrés que descansó en paz? ¿Quién se lo ha dicho? ¿Cómo sabe este hombre que no hay cielo, infierno y purgatorio? ¿Quién puede conocer los juicios de Dios?. Y si no hay nada, como así lo 358

cree don Andrés, no puede existir descanso ni cansancio, ni guerra ni paz. La nada es el no ser, es decir, la carencia absoluta de todo ser. La nada es nada, ni pena ni gloria. Este desatino de algunos ateos los lleva al cúmulo de la hipocresía. ¿Quién puede probar que Dios no existe?. Con todo respeto me permito sugerirle a este hombre un poco de sinceridad, manifestando lo que necesariamente tiene que sentir y responder: «Yo no creo en Dios. No sé si existe o no existe. No lo sé. No lo puedo saber». Y cuando falta este mínimo de sensatez, sólo queda al descubierto la tozudez, la contumacia, la rebeldía y la incomprensión. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 22-Enero-1998

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121.- ¡VIVEN! Esta fue la voz retumbante en el mundo cuando, transcurridos más de setenta días, tuvimos noticias diciendo que dieciséis de los cuarenta y cinco pasajeros que llevaba un avión militar (la selección juvenil de rugby de Uruguay) se encontraban con vida, después de estrellarse el aparato en un picacho andino frente a Linares, a 3.800 metros de altitud. Esta noticia que tuvo lugar hace ahora 25 años, tal vez haya sido la más conmovedora del último siglo. Téngase en cuenta que después de cuarenta días de búsqueda incansable por parte de las autoridades civiles y militares, nos informaron que el avión y los pasajeros se daban por desaparecidos sin ninguna posibilidad de supervivientes, y cuando todo era silencio, treinta días después, dos de los pasajeros -Canesa y Parrado-, cargados de carne de los compañeros muertos y congelados por la nieve, consiguieron atravesar los Andes con temperaturas de treinta y cuarenta grados bajo cero, haciendo una caminata de diez días y durmiendo en sacos de plástico, hasta que se encontraron con un arriero chileno que caminaba a caballo por la orilla del río Tinguiririca. Ahora, los dieciséis supervivientes, y sus descendientes, han querido conmemorar la heroica victoria de los hombres que tuvieron que alimentarse durante más de dos meses con la carne de sus compañeros difuntos. Subieron a los Andes con un helicóptero, clavaron una cruz entre los huesos de 360

los fallecidos, celebraron una misa en el mismo lugar del siniestro, hicieron las oraciones pertinentes por los difuntos, y nos dicen Canesa y Parrado que «sólo la fe en Dios nos ha salvado la vida». En este pobre mundo, hay gentes para todos los gustos: unos se acercan a Dios cuando todo les va bien y se encuentran satisfechos con la bonanza que sopla el viento favorable, y cuando la vida se les pone triste reniegan de sus creencias cristianas, dejándose llevar por la soberbia que les dice: «¿Qué hice yo para que todo sea tristeza en mi vida?. ¡Cuánto mal ha hecho zutano y fulano sin que nada malo les haya ocurrido!». Esto es algo así como si Dios fuese viejo y no le quedara más tiempo para hacer justicia. Otros sólo se acuerdan de Dios cuando tienen el agua a nivel del cuello y no tienen dónde cogerse. Esto es lo que les ha sucedido a Canesa y Parrado. Menos mal que no se han olvidado del Señor y le siguen bendiciendo cuando todo les va bien. Tal vez esta señal de gratitud que nos dan sea la misma de aquel leproso que dio la vuelta para agradecerle al Señor el milagro que le había concedido. Sobre el tema que nos ocupa se cuenta una anécdota muy razonable: Un hombre piadoso que le parecía vivir pegado a Jesús con las oraciones y penitencias que diariamente hacía, salía de su casa al atardecer para contemplar la mar desde la playa, y siempre observaba cómo a la par de las huellas que iba 361

dejando con sus pies, otras pariguales quedaban esculpidas en la arena. «Son las de Jesús -se decíaque siempre me acompaña». Pero una tarde muy tenebrosa por las tribulaciones de su vida, se dio cuenta de que sólo sus huellas aparecían en la arena. El hombre de poca fe, se entristeció mucho y se dijo: «Ya veo Señor que me has dejado solo». Jesús le respondió: «Cuando todo te era propicio, yo te dejaba caminar con tus propios pies. Ahora, sabiendo la pena que te acecha, te llevo en mis brazos. Por eso las huellas que faltan son las tuyas». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 23-Enero-1997

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122.- EL PAPA Y FIDEL El discurso de Fidel Castro, dando la bienvenida al Papa, ha sido redactado desde la astucia y bien distanciado del rigor histórico. El dictador cubano ha conseguido encontrar puntos convergentes entre Juan Pablo II y el materialismo marxista, llevando en su provecho la defensa de los pobres que los dos hacen y la condena del capitalismo salvaje que ambos reprueban. Es cierto que Fidel ha dicho algunas verdades acerca de los desmanes que sólo los ciegos no ven en los sistemas políticos pluralistas. Pero el Comandante ha demostrado, una vez más, el cinismo y la caradura que tiene. ¿Cómo nos puede decir que respeta la Religión Católica y tantas otras? ¿Quién puede ignorar los católicos que han sido desterrados de Cuba, perseguidos y encarcelados?. Quiera Dios que empiece a respetarla desde ahora, sabiendo que le conviene hacerlo para conseguir una transición sin que lo lleve al exilio o a la muerte. Dicho esto, ¿cuáles son las afinidades entre el Vicario de Cristo y el dictador?, sabiendo que a partir de los 14 ó 15 años todas las jóvenes son inducidas a practicar la sexualidad y el concubinato, llegando a abortar hasta cuatro y cinco veces antes de tener el primer hijo, a lo que el Papa respondió diciendo que «el aborto es un crimen abominable».

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Si a Fidel le quedara un sólo ápice de conciencia, no tendría más de tres mil presos políticos después de 38 años de dictadura con todos los poderes del Estado y del pueblo noble y sincero que gobierna. Fidel -como todos los que se oponen a Jesús y sus Evangelios -nunca pasará de un estólido nesciente; por eso el Papa le arengó valientemente con toda la verdad: «Ninguna ideología puede sustituir a Cristo; por eso es necesario recuperar los valores religiosos en el ámbito familiar y social». También el Papa les exhortó diciendo: «No tengáis miedo, abran las familias y las escuelas a los valores del Evangelio, que nunca son peligro para ningún proyecto social». Y continuó diciendo: «Los padres deben ser reconocidos como los primeros educadores de sus hijos». Pero, desgraciadamente, en Cuba, los niños los educa Fidel, y cuando la educación viene de hombres inmorales, los educandos son desmoralizados antes de conocer el provecho práctico y transcendente de las buenas costumbres. ¿Cómo es posible que un hombre con experiencia no se dé cuenta de que su forma de gobernar ha llevado a la isla más rica del mundo a la mayor ruina económica, social y moral de todas las que reposan sobre nuestro planeta? ¿Cómo es posible tanta zafiedad viendo una población hambrienta y sedienta de justicia y de Dios? ¿No se dará cuenta de que a ese poder que ostenta y a esa riqueza usurpada que viene acumulando en las cuentas extranjeras sólo les queda un soplo de vida?. Pero no hay que sorprenderse, los

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ciegos del Evangelio son y mueren así, dejando secuelas sangrantes a numerosas generaciones. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 25-Enero-1998

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123.- LA PAZ La paz es un bien inestimable. Pienso que no se puede desear otro mejor. Los enemigos de la paz son los que no lo pasan mal con la guerra. No es precisamente el sosiego colectivo el que da tranquilidad a todos los hombres. Se necesita tener paz en casa, armonía con los vecinos y concordia en el trabajo. En el Evangelio Jesús nos desea la paz más de cincuenta veces. Pero en ningún versículo nos ha dicho que no tengamos sufrimiento. Esto quiere decir que la cruz hay que llevarla cada día que amanece. Porque el dolor es compatible con la paz. Se puede estar muy sosegado después de una operación difícil y arriesgada. Pero es casi imposible mantener la calma cuando se aproxima la hora del bisturí, porque el instinto de preservar la vida es el impulso más fuerte que Dios ha creado en el hombre. Y sólo existe un medio para esperar la muerte sin perder la paz. Pero ese remedio no puede improvisarse. Requiere vivir muchos años santamente para evitar el temor que subyace en el subconsciente presintiendo cómo será el juicio que nos espera. Cicerón se equivocaba cuando nos decía que «si queremos gozar de la paz, debemos velar bien las armas; si deponemos las armas no tendremos jamás paz». También Napoleón III nos engañaba, cuando en un discurso dicho en la Cámara de Comercio de Burdeos el 9 de octubre de 1852, les dijo a los oyentes: «El imperio es la paz». Frase que muy pronto fue desmentida por las guerras de Italia, de México y por los terribles desastres de 1870, por lo cual el periódico humorístico alemán «Kladdaradatscha», sa366

liendo al encuentro de Napoleón, le dijo pocos días después: «El imperio es la espada». Se dan muchas vueltas a los derechos del hombre. Puede ser que si nos concedieran todos los derechos que tenemos encontráramos el primer trasunto de la paz. Pero es mucho más eficaz el cumplimiento de nuestros deberes. Una conciencia bien formada y mejor satisfecha con nuestras actuaciones, es la única reina que nos garantiza la paz de nuestras almas, porque la conciencia es la ley de Dios escrita en nuestros corazones, si ésta se consolida con todos los deberes del cristiano. Pues si la embotamos, de nada nos sirve. Siendo cardenal arzobispo de Florencia Julio de Médicis, discrepaba radicalmente de la Compañía de Jesús que San Ignacio estaba cimentando sobre la roca de Pedro (omitimos las razones). Algún tiempo después, el cardenal referido asciende al solio pontificio con el nombre de Clemente VII. Esa noticia tan pesarosa para San Ignacio le turba totalmente la paz, sabiendo que toda la obra que había formado con tanto sacrificio, se desmoronaría rápidamente. «Entré en nuestra iglesia -nos dice San Ignacio-, me postré junto al sagrario. Dialogué con Jesús quince minutos, salí con el alma pletórica de paz y de consuelo, bendiciendo a Dios por el Papa que nos había dado». Como ves, querido lector, la única fuente de paz verdadera, sólo la podremos encontrar en Jesucristo, así nos la confirman todos los santos de todos los tiempos. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 26-Enero-1998

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124.- ¿CUÁNTOS CATÓLICOS HAY EN ESPAÑA? Aprovechando los datos que me proporciona una revista católica, me permito extractar los que me parecen más interesantes. En los primeros seis años de la última década el número de españoles que se declaran católicos, ha mantenido una cifra media del 90 por ciento. El Centro de Investigación Sociológica sobre la realidad social (CIRES) que ha efectuado un total de 32 encuestas a lo largo de los seis primeros años de la última década, nos asegura que el porcentaje de declaraciones de catolicismo de la población española, ha oscilado entre el 88’13 de 1990 y el 91’50 de 1993. También se ha mantenido constante el número de españoles que han declarado no tener confesión religiosa alguna. Del 8’73 que declaraban no tener religión en 1990, se ha pasado al 7’83 en 1996. En la población española no llega al 2% el número de los que declaran pertenecer a una religión distinta de la católica. A tenor de las encuestas varias no controladas por el CIRES, se sabe que el 8% de ateos y agnósticos se divide en un 3’50% de ateos y un 4’50% de agnósticos. Las encuestas del CIRES fueron realizadas mes por mes desde octubre de 1990 hasta junio de 1996. Visto lo que antecede, todo católico que responsablemente se precie de serlo, se cuestionará la siguiente pregunta: ¿Cómo es posible que más del 40% de los españoles acudan a las urnas dando 368

pábulo a los que descristianizan España y la vienen corrompiendo con todos los medios a su alcance?. Esto es lo que se llama la inconsecuencia religiosa. Por aquí estamos viendo que España necesita ser evangelizada. Es cierto que ese 90% de los españoles tiene fe, pero también es cierto que la fe es compatible con el pecado. Pienso que no pocos batasunos y etarras creen en la existencia de Dios, pero es un dios que ellos han esquematizado en sus cabezas conforme a los deseos de la carne. Por eso nos dice la palabra de Dios que «la fe sin obras es inútil, es un cadáver» (Santiago 2, 17). Pienso que la labor más acuciante que tienen por delante los más de 500 sacerdotes que tenemos en el Principado es adoctrinar evangélicamente a los fieles. Los creyentes necesitan saber que Jesús nos ha llamado y nos sigue llamando a la perfección, algo que no conseguiremos, pero no podemos huir del esfuerzo que nos exige para conseguirla. Y los sacerdotes que no han perdido el norte y saben lo que un católico puede hacer y lo que el Evangelio le prohibe realizar, deben de explicarlo en las homilías aunque la gente salte por las paredes. Pues más vale un santo que un millón de creyentes irresponsables. También nos gustaría que los rotativos y todos los medios de difusión colaboraran con esta labor humanitaria y piadosa que tanto bien hace a la sociedad en general. Pues con fe o sin fe, nadie se 369

perjudica por hacer el bien y propagarlo. Si realmente todos queremos una España mejor, busquemos lo mejor del mundo para España: Jesús. Y como bien nos dijo el Papa el primer día de su pontificado: «No tengáis miedo a Cristo, abridle las puertas de par en par». ¿Es que no vemos lo que viene ocurriendo en España después de habérselas cerrado?. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 29-Enero-1998

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125.- LA PATRONA DE CUBA Si es que queda alguna, muy pocas naciones quedarán sin tener una imagen representando las apariciones de María reconocidas por la Iglesia Católica. Hoy queremos referirnos a la Virgen de la Caridad del Cobre, extractando el folleto que nos manda una familia cubana y muy piadosa. Este librito resume la historia de las apariciones en el siglo XVII. Fueron dos: la primera cuando una tempestad asoladora -en la bahía de Nipe- ponía en evidente peligro de muerte a tres pescadores. Los tres llevaban el nombre de Juan. Uno blanco, otro negro y otro indio. Y mientras los tres luchaban heroicamente contra las olas que intentaban hundir la barca y dejarlos en las aguas del Caribe cubiertas de tiburones, los náufragos clamaban desesperados por el auxilio de la Virgen. Y fue en ese momento cuando una estatua de María apareció flotando sobre las olas envuelta en gran luminosidad para decirles: «No tengáis miedo. Saldréis adelante. En mi corazón, negros, blancos, indios y mestizos, todos sois iguales y todos os tenéis que amar». (Por eso dicen que en Cuba nunca hubo problemas raciales). Cesó la tempestad y los pescadores llevaron la imagen a la casa de un rico hacendado. Allí se comenzó a venerar a la Virgen, hasta que unos meses después desapareció misteriosamente, el mismo día en que el terrateniente azotó a uno de sus esclavos. 371

Pasado algún tiempo, en una mina de cobre de la provincia de Oriente, muy cerca de Santiago, volvió a aparecer la misma imagen. Esta vez habló a un grupo de mineros: «Soy la Virgen de la Caridad del Cobre, y deseo que aquí sea construida una iglesia». Actualmente el templo se yergue sobre la antigua mina, en medio del campo, y es lugar de peregrinación de católicos y de otras religiones. Esta imagen de la Virgen que se venera bajo la advocación de la Caridad del Cobre es inferior al tamaño natural de una señora. Tiene en un brazo al Niño Jesús, sosteniendo en una de sus manitas la bola del mundo, y en la otra la Cruz. La Virgen es de tez pálida, pero cobriza; el pelo, liso y negro como las indias. Hace sesenta y cinco años ya fue coronada por Pío XI, siendo presidente Barnet, fue llevada a cabo esta coronación por una delegación papal. Veinte años antes, había sido declarada como Patrona espiritual de Cuba por el Papa Benedicto XV. Hace unos días, como todos hemos visto, la Virgen de la Caridad del Cobre fue llevada en procesión hasta Santiago para su encuentro con Juan Pablo II, quien en una misa multitudinaria coronó a la Patrona espiritual de Cuba. Como estamos viendo, es admirable y misterioso que por encima de los huracanes ateos, marxistas y guerreros, donde la Virgen pisa la tierra, vuelve a resurgir el triunfo de María, siempre acompañada de los fieles devotos que proclaman su auxilio para 372

consolarse un poco de tanta injusticia y tanto sufrimiento como les deparan los hombres tiranos que niegan la existencia de Dios. Hace pocos días, cuando le daba unas monedas a un pobre mendigo, se me ocurrió preguntarle si creía en Dios, y después de contarme una historia muy triste, me dijo: «Sí, claro, quién puede pensar que después de tanta humillación, de tanto sufrimiento y de tanta injusticia como nos hacen los poderosos y ladrones, no ha de existir un juicio justo en el que cada uno pague o reciba por lo que ha hecho en esta vida». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 31-Enero-1998

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126.- ABORTO Y TERRORISMO Julián Marías nos decía hace poco cómo le acometía la tentación de hacer una lista enumerando los hombres intelectuales y creyentes que nunca se habían pronunciado sobre el aborto. Pienso que el silencio ante las injusticias lleva consigo el miedo o la complicidad. El hombre valiente y sincero que sabe poner el dedo en la llaga, siempre ha tenido grandes amigos y enemigos feroces. Seguir la corriente del mundo sin rupturas puede ser muy cómodo, pero nunca dejará de ser una poquedad cobarde. Conforme a los datos de la Subcomisión de Familia y Vida -que preside monseñor Rodríguez, ya son más de 300.000 los abortos practicados en nuestro país al amparo de la legislación, en vigor desde 1985. Pienso y creo que se trata de la mayor lacra que sufre la humanidad, sin saberlo: «Buscad el Reino de Dios y su justicia, y lo demás os será dado por añadidura» (San Mateo c6, v33). Y yo digo: Vulnerad el Reino de Dios y su justicia y los desmanes y desgracias los recibiréis por aditamento. Hace un momento que salí de la iglesia de los jesuitas lleno de pena e indignación. El celebrante nos ha dicho que pidiéramos por un concejal del PP y su esposa, asesinados vilmente en Sevilla esta madrugada. No hago ningún comentario sobre las víctimas y los tres huérfanos que han dejado, porque todos estáis mejor informados que yo. Pero

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sí me parece que el miedo y la desgracia están ensombreciendo España. Pues todos los políticos sin escolta -y los que decimos las verdades- estamos amenazados de muerte. Y todo el mundo les carga la culpa completa a los etarras. No es así. Los políticos tienen todo el poder en sus manos para evitarlo. Las guerras las ganan los que tienen mayor contingente y mejores armas. ETA no tiene nada en comparación con nuestro Ejército y nuestras fuerzas de Seguridad; lo que tiene ETA es una legislación muy favorable para cometer crímenes impunemente. Ellos saben que la policía no tiene autoridad para dispararles si antes no lo hacen ellos. También saben que si les cogen y les lesionan tienen derecho a un juicio muy severo en favor de los malvados culpables. Y si van a las cárceles, son hoteles con algunas estrellas. A pesar de todo no somos a favor de un GAL sin justicia y sin ley. Anteayer confesaba yo con un santo sacerdote que me dirige espiritualmente, y al decirle que tenía ideas perturbadoras pensando en que debieran ser fusilados todos los que premeditadamente asesinan a su prójimo sin ningún motivo, me dijo: «Eso no es pecado. Es justicia. Sepa usted cómo Dios ha dejado legislado en el Antiguo Testamento el deber de dar muerte al que premeditadamente le ha dado muerte a su hermano 375

(Éxodo c21, v14). Y Jesús en sus parábolas los condena a muerte de cuerpo y de alma (San Mateo c21, v41)». Padre -le dije-, no hay que perdonar setenta veces siete. «Así es -me dijo- para los que se arrepienten y piden perdón. Pero Dios siempre quiere de los males el menos. Sepa usted que algunos santos han dado una explicación bien clara al problema que usted me plantea: Si un hombre tiene una mano gangrenada, pese a la estima y necesidad que tiene de la misma, rápidamente decide amputarla para evitar la pérdida del cuerpo entero; todos los seres humanos somos miembros vivos del cuerpo místico de Jesucristo, y los pecados que se cometen en el mundo los pagamos todos. Nos quejamos del paro, del sida, del terrorismo y de la droga, pero el crimen del aborto ya les parece normal a muchos millones de españoles, y ese pecado mortal puede ser el móvil de tantas desgracias. Piense que por cada uno que mata la ETA, legalmente los políticos permiten más de cien crímenes de niños inocentes. Rece mucho, hijo mío, rece mucho para que Dios nos perdone a todos, y ahora prepárese para recibir la absolución». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 1-Febrero-1998

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127.- MEDITACIONES Misterioso resulta pensar en lo que Jesús habrá hecho los primeros treinta años de su vida privada. El Evangelio no nos dice nada de su convivencia familiar ni de su trabajo personal. Sólo sabemos que estaba sujeto a sus padres. También sabemos que sus padres lo buscaban apenados cuando el niño se quedó en el templo para explicarles las Escrituras a los doctores, y éstos se quedaban admirados de su sabiduría. ¿Cómo serían las tertulias de Jesús con María y José? ¿De qué trataría con sus padres? ¿Dónde y en qué pasaría los ratos de ocio si es que los tenía?. Mis ojos daría por pasar un día con esa Familia y hacerle preguntas a Él. ¿Fue alfabetizado Jesús?. Creo que no. En la aldea de Nazaret no existían colegios. Sólo había una sinagoga donde se reunían los doctores judíos para disertar sobre las Escrituras y bendecir a Dios, y siendo Jesús hijo de un carpintero y una mujer dedicada a sus labores hogareños, no podía permitirse el lujo de ser internado en un colegio o pagar una pensión completa en alguna fonda. ¿Jugaba Jesús con los pobres niños de Nazaret? ¿Se comportaba como un niño más?. Pienso que sí. Pero ha tenido que sufrir al no encontrar alternativa a su prodigioso talento como hombre genial y como Dios. ¿También tenía que encubrir su infinita sabiduría con sus padres?. Claro que sí. Él tenía que dar ejemplo de amor y no podía mostrar en ningún momento la distancia 377

intelectual que lo separaba de unos padres humildes que tanto lo querían. ¿Tenía amistades Jesús?. Sin duda alguna. Lázaro, Marta y María eran sus mejores amigos. También tenía buena relación con los novios y familiares que los invitaron a la boda de Caná de Galilea. Allí hizo el primer milagro. Después de aquella fecha no había más dudas para muchas personas. Jesús era el enviado de Dios. Jesús era el Mesías. Sólo así consiguió transubstanciar unos 500 litros de agua en vino exquisito. Allí encontramos los católicos el primer motivo para ser devotos de la Virgen. María, muy sensible a los problemas ajenos, se dio cuenta de la humillación que suponía para los anfitriones de la boda el dejar a los invitados sin más vino, y Ella sabe que su hijo tiene poder para remediarlo. Por eso le dijo: «No tienen vino». Díjole Jesús: «Mujer, ¿qué nos va a ti y a mi?, no ha llegado mi hora», pero el milagro fue hecho. Por aquí estamos viendo que sin tratarse de una necesidad urgente ni siquiera de un milagro necesario, la influencia de María sobre su Hijo deja en entredicho los proyectos de Dios. Qué admirables son esas señoras y señores que viven pegados a María venerándola constantemente y rezando rosarios. Qué bien comprenden cómo María puede concederles -como intercesora- lo que un Dios justo 378

n o l e s d i s pensaría a los hombres que no lo merecemos. ¿No serán estos los motivos que le inducen a Juan Pablo II para rezar los quince misterios todos los días y decirnos que todo es de María? ¿No será la santa tenacidad de la Virgen la que consigue el permiso de su Hijo para venir a la tierra tantas veces y salvar a millones de almas diciéndonos las penitencias que tenemos que hacer, los rosarios que tenemos que rezar, y profetizándonos algunas cosas que han de suceder, y otras que sucedieron?. ¡Bendita sea Nuestra Señora y sus fieles devotos!. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 2-Febrero-1998

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128.- LLEVE MÁS PAZ A SU CASA Si no le fuese muy importuno al señor director, le agradeceríamos mucho que nos concediera un espacio en su ilustre diario para la carta que sigue: El próximo día 6 del actual mes, a las 19 horas, saldrán de Gijón las personas que tenemos en lista para hacer ejercicios espirituales en el Convento de las monjas Esclavas, en Latores (Oviedo). Este retiro termina el domingo -día 8- a las 18 horas. El sacerdote que los dirige es un misionero de la unión sacerdotal LUMEN DEI. Los ejercicios espirituales son en régimen de internado y silencio, con el mismo método de San Ignacio de Loyola. Al ejercitante se le dispensa una habitación individual con cuarto de baño, desayuno, comida, merienda y cena. También tenemos en torno al Convento una huerta con arbolado y jardines para recreo del ejercitante en los ratos de ocio. Asimismo se le ofrece una biblioteca con los mejores libros que tiene la Iglesia Católica. Las conferencias sólo duran 45 minutos, y penetran en el espíritu como la lluvia en el algodón. También podrán ver una película misional con los paisajes más bellos e impresionantes de los Andes peruanos. El precio total es de seis mil seiscientas pesetas por persona. Pero los señores o señoras que se encuentren en paro con dificultades económicas, así como los indigentes que nada

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pueden pagar, para ellos tenemos reservadas 20 becas para evitarles el menor estipendio. Me permito decirle al que nunca ha hecho ejercicios espirituales con Lumen Dei, que no pierda la mejor experiencia que puede experimentar. Pues ese desabrimiento o acidia que suele aparecer los lunes, después de un fin de semana parlador y eufórico, con los ejercicios espirituales, amanece un lunes lleno de alegría incontenible y de paz que se adentra en el espíritu y se transmite en muchos hogares donde antes sólo había desavenencias y proyectos de rupturas matrimoniales, con el consabido desamor que tan injustamente han de sufrir los hijos. Por eso le decimos: lleve más paz a su casa. Los que deseen participar en la oferta que les hacemos, pueden ponerse en contacto con nosotros a través de los teléfonos: 534 40 33 y 534 79 74. Atentamente, ANTONIO COLAO GRANDA Delegado de la Unión Sacerdotal LUMEN DEI

Publicada en «EL COMERCIO» 5-Febrero-1998

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129.- MANUEL CEDEIRO Jesús Manuel Cedeiro es un joven gijonés de 18 años. Dios le ha concedido un rostro majestuoso y una mirada limpia y serena. La sonrisa en su boca le adiciona el conjunto de una faz bien sublime por la ferviente devoción que tiene a la Virgen María. Seis meses después de haber nacido, los médicos le diagnosticaron una distrofia muscular espinal que se conoce como «Werdnig-Hoffman». Jesús se dio cuenta de su invalidez pocos años después. Pero antes de conocer la gravedad de su dolencia, sus buenos padres ya le habían enseñado el Evangelio de las Bienaventuranzas. Y junto a la cruz con que ha llegado al mundo, siente el privilegio de vivir siempre pegado a su Dios Salvador. Seis veces lo han llevado a Lourdes para que pudiera conocer las glorias de María. Allí tuvo contacto con otros pacientes de mayor y menor gravedad. «Voy -nos dice- con una asociación que se dedica a organizar una peregrinación de enfermos al santuario cada primavera. Lourdes es el lugar en donde aprecio bien qué es la fe y la devoción a la Virgen María». Jesús estudia el tercero de BUP en el Instituto del Piles con las mejores notas. Sus padres nunca le han oído decir qué aburrido o qué amargado estoy. Él sabe que la tristeza es fruto de Satanás, y para ahuyentarla, nada mejor -nos dice- que rezarle un rosario a María. Jesús quiere estudiar Medicina, para «poder dedicarme a la investigación». Cuando sus profesores llegan al colegio con el peso de la 382

madrugada y el trabajo que les espera, Jesús les abre las puertas del buen humor y la alegría con la sonrisa y el candor angelical que siempre refleja su rostro paciente y sereno. Jesús no desperdicia el tiempo. Entre sus aficiones, se encuentra la lectura de libros religiosos e históricos. También escucha música clásica y española. Dibuja paisajes y tiene como optativa el Diseño Artístico. Igualmente le gustan las asignaturas correspondientes a las ciencias puras. Y en estos días se acrecentó más su felicidad al encontrarse entre los veinte jóvenes que fueron confirmados por el obispo auxiliar, monseñor Atilano Rodríguez. Dos ilusiones más espera realizar: Viajar a Tierra Santa para conocer «in situ» los Santos Lugares donde Jesús nos enseñó a vivir como hijos de Dios y amándonos como hermanos que somos. También espera conocer personalmente a Juan Pablo II y recibir la bendición del guía moral y espiritual de toda la humanidad. Ese santo gigante que tal vez a Jesús le toque venerarlo en los altares. Este joven tiene muy clara su opinión sobre la eutanasia. Él sabe que la vida es un don de Dios, por el cual tenemos que darle gracias todos los días, y cuidarle hasta el último aliento que Jesús nos conceda. Pues en esta vida efímera y espinosa, vivida cristianamente, está implícita la salvación de nuestras almas y la eterna felicidad; por eso Jesús Manuel rechaza totalmente la eutanasia. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 6-Febrero-1998

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130.- YO NO LA MATARÍA La noticia todos la conocemos, Karla Tucker ha sido ejecutada en Texas con la anuencia del gobe rnador, George Bush. Juan Pablo II había intercedido hace unos días ante la máxima autoridad tejana para evitar la ejecución de la joven, pero la clemencia solicitada por el Vaticano no encontró eco ante quien le correspondía la última decisión. Y pese a que cuando el reo persiste en seguir asesinando no estoy en contra de la pena capital, sí me parece más venganza que justicia la inyección letal que terminó con la vida de Karla. D e s p u é s d e dieciséis años encarcelada, sufriendo el aislamiento de toda la sociedad y familia, resignada ante el menosprecio de los carceleros; totalmente arrepentida de los dos crímenes que había cometido, bien podían atender sus súplicas proclamando la continuación de su vida en la cárcel. Pues todo ser humano tiene derecho al perdón cuando contritamente se arrepiente y lo confiesa. Karla Tucker estaba totalmente arrepentida. Sus últimas palabras nos muestran un corazón contrito y amoroso: «Los amo a todos. Todo el mundo ha sido gentil conmigo. Ahora estaré frente a Jesús. Gracias. Han sido muy buenos y los veré cuando vengan allá». Esto les dijo a los que clamaban por su vida y también a los que no la perdonaron a ella, sin perder la serenidad ni la

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sonrisa, lo que nos muestra una personalidad sobresaliente con gran equilibrio mental. Y cuando el talento de un criminal se transforma en sentido cristiano, hay que saber aprovecharlo para que el converso pueda testimoniar el resto de su vida la experiencia dolorosa del mal cometido, y el gozo que disfruta del bien apostólico que no cesa de hacer a nivel internacional. Las manifestaciones verbales y escritas de San Pablo, se han convertido en Palabra de Dios, y proceden de un ex criminal. El deseo incontenible de exterminar con los cristianos, la inteligencia y estrategia con que hacía las persecuciones en busca de católicos, el coraje y perseverancia en practicar el mal; todo en suma, fue desterrado de su privilegiado cerebro cuando Cristo le preguntó el porqué le perseguía. El resultado de su conversión, todos lo conocemos. San Pablo ha sido y seguirá siendo siempre el caballero paladín y el santo que más brilla en la Iglesia. Y a pesar del odio que albergaba en su corazón contra el mismo Cristo, el Señor le concedió el perdón y aprovechó sus excelentes cualidades para extender su Reino. Aprendamos del único Maestro y el único Señor, y cuando todos los hombres se convenzan de que así tiene que ser, empezaremos a entendernos y el mundo cambiará. Hora va siendo para saber que todos los métodos empleados por el hombre hasta el día de hoy, lejos de resolver los graves problemas de la Humanidad, los viene acrecentando, sólo la ciencia 385

de Jesús los puede resolver. Por eso, pensando en Jesús y en San Pablo, yo no mataría a Karla. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 7-Febrero-1998

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131.- EVA LAVALLIÈRE Estupefacto me quedé leyendo la biografía de Eva Lavallière. Estrella ídolo de París, coronada con todos los triunfos humanos, en el mejor apogeo de su carrera artística, cuando tenía deslumbrada a Europa con sus éxitos, cuando a su lado sentía la admiración de los monarcas y grandes del mundo; ese relámpago misterioso del Espíritu Santo, le prodiga la luz suficiente para encontrarse con Cristo y seguirle con esmero heroico y pasión incontenible. La catolización de Eva Lavallière nos parece más misteriosa y admirable que la conversión de La Magdalena. Téngase en cuenta que la persona corpórea de Jesucristo desapareció hace dos mil años, y Eva sólo la encuentra en espíritu y en verdad, y La Magdalena es más favorecida tanteando sus pies y oyendo sus palabras. Después de la conversión de Eva, no existe en su entrega una fecha de dilación. Conociendo bien lo que Cristo le pedía, todas sus pompas mundanas, las hace pulverizar en la hoguera. Contratada por grandes empresas teatrales y firmados ya sus contratos, no se le ocurre cumplir sus convenios. Visita todas las empresas, las indemniza con justicia -pese a las presiones de los empresarios- y se despide para siempre, dejando el palacio de los Campos Elíseos herméticamente cerrado. Y así, bajando las gradas del escenario, comenzó subiendo la costana escalera de la Cruz. 387

Atrás quedaron los coches que frenaban ante el suyo para poder contemplar mejor la belleza de una estrella sin par. Un día recibe un bellísimo ramo de rosas, su flor preferida. «Saca esas flores de casa -ordena emocionada a Leonilda-. ¡Sácalas, no quiero verlas! ¡Cuán miserable fui entrando en la vida de ese hombre y haciendo sufrir a su esposa!... ¡Que Dios me perdone!». Y cuando el productor -Robertoconsigue acercarse a la religiosa, ésta sólo le dice: «Soy feliz... No podría medir mi dicha. Diga a quienes le hablen de mí, que ha visto a la persona más completamente feliz... Soy feliz no a pesar de mis sufrimientos, sino a causa de ellos...». El productor, volviendo su vista atrás al despedirse, le dijo en voz alta: «Feliz artista que de la escena rodó al altar». Sobre aquélla que fue «una de las más atrayentes y fascinadoras glorias del teatro, no sustituida aún», la que antes tenía que cambiar cada doce meses el pavimento de su palacio de los Elíseos porque se aburría de ver la misma solería, ahora lleva ropas de mendiga, y viaja de pie en los pasillos de coches de tercera. ¡Oh, y aquella piscina de los Campos Elíseos, envidiada por toda Francia!. Un día en África, donde nadie la conoce y se hace pasar por Eugenia Fenoglio, su nombre de bautismo, le regalan un paquete. Lo desata y se encuentra con una preciosa caja de jabones. Y en la 388

envoltura de cada pastilla hay un retrato suyo con esta inscripción en francés y árabe: «Inmejorable para el cutis, usando por la artista Eva Lavallière». Sólo un milagro como el de Lázaro nos puede hacer creer que esta gran artista, altiva e irónica, llegando a despreciar a don Alfonso XII al no dirigirle la vista cuando al llegar con unos minutos de demora a su actuación escénica, después de ponerse todos en pie para aplaudirle, Eva se negó a recibirlo. ¿Cómo pudo abrirse tal abismo entre la comedia y el altar? ¿Cómo pudo construirse tan gran barrera entre la estrella teatral y la santa?. Después de doce años transcurridos desde aquel 19 de julio en el que llegó el milagro de su conversión, no se permitió descender un milímetro de la línea recta que se propuso con verdadero heroísmo. Y termina diciendo: «¿Mi propiedad? La tumba». «¿Quién soy? Un gusano de muladar». «¿Cómo me llamo? Eso». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 10-Febrero-1998

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132.- ¿ASÍ ERA JESÚS? El único vestigio que tenemos de la fisonomía de Jesús, es el que nos muestra la Sábana Santa, y todavía existen dudas, faltando la certeza de que en ese lienzo haya sido envuelto el cuerpo del Señor. Pero un amable lector de mis escritos, me hace entrega de una fotocopia donde fue traducido el documento escrito por el Cónsul de Jerusalén Lentolus- en la época de Jesús. El original de este documento fue encontrado en Jerusalén por el Emperador Teodosio el Grande, y guardado en los registros públicos de Poncio Pilato. Poco después, el Cónsul Lentolus fue ejecutado por Calígula con motivo de la descripción que hizo de Jesús. Y el documento original se encuentra en los archivos de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, y el instrumento susodicho, así dice: «Ha aparecido entre nosotros una persona de gran virtud, llamado Jesucristo, a quien el pueblo declara profeta. Sus discípulos le llaman el Hijo de Dios. Él levanta a los muertos, y cura a los enfermos. Es un hombre alto, con buena presencia. Su apariencia despierta veneración, y penetra en el alma de aquellos que lo contemplan, hay algo que afecta a las personas que le ven, por el amor y reverencia que emana de Él. Su pelo tiene el color de la avellana madura, y cae de sus orejas, hasta sus hombros, con un esplendor 390

de encanto. El peinado en una raya en el centro, como la costumbre de los Nazarenos. Sus cejas son lisas, con buen aspecto, su cara sin manchas o arrugas, sus mejillas embellecidas con un rojo suave, su boca y nariz de perfecta dimensión, su barba gruesa, y del mismo color que su pelo. Sus brazos bien moldeados proporcionalmente, y sus manos hermosas y delicadas. Sus penetrantes ojos muy claros, son rápidos en reconocer, y toda su apariencia inspira una inocencia de gran magnitud, y discreción. E n s u s c ríticas es terrible. En sus amonestaciones e s b o n d a d o s o , b e n é v o l o y moderado, con una gravedad agradable que encanta. Nunca le han visto reír, sin embargo frecuentemente le han visto llorar. Es modesto y humilde. En resumen: Es difícil de imaginar a una persona con tanta perfección.» (Traducido por Gerardo David Story)

Se puede creer o desmentir la descripción que antecede, pero ¿qué sentido tendría inventar una mentira que a nadie lesiona o beneficia?. Lo que a m í m e p a r e c e u n a incógnita es que ningún evangelista hiciera referencia a la fisonomía del Maestro, sabiendo que San Juan convivió con Él hasta su misma muerte. Sea como fuere, esta imagen que nos detallan de la persona de Jesús, puede servirnos de referencia en las meditaciones cotidianas de los fieles devotos del Mesías.

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Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 12-Febrero-1998

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133.- YA ERA BUENO Si a la bondad innata se le adiciona el estudio evangélico y la práctica religiosa, con muchas cruces y poco esfuerzo, no es tan difícil entrar en el campo de la santidad, y si al dolor se le suma el ánimo bien templado, la victoria no puede fallar, porque de todo esto siempre se desprende la caridad. Y la caridad -nos dice San Pablo- es sufrida y benévola. No es envidiosa, ni ostentosa, ni engreída. No es ambiciosa, ni anda tras sus propias cosas, ni es irritable, ni mal pensada. No se regocija con el mal, sino que se alegra con la verdad. Lo sufre todo, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. (1ª Epístola a los Corintios c13, vv4 a 7). Arguye este prefacio en mi mente pensando en Juan Pablo II. Hace ahora 53 años se encontraba en un campo de concentración nazi una joven de 13 años -Edit Zirer-; estaba perdida, vencida por la enfermedad, devorada por las chinches, a punto de sucumbir. «Estaba convencida de que había llegado ya el fin de mi vida. Me desplomé sobre el suelo, en un rincón de una gran sala donde se refugiaban decenas de víctimas». Pero un joven de 25 años, llamado Karol Vojtyla, la cogió en sus brazos, le dio una taza de té y un bocadillo de queso, «como si fuera un ángel, como un sueño caído del cielo», según dice ella misma. Pero Edit no quería comer, estaba demasiado exhausta, deseaba morir, y el joven Vojtyla le obligó. La cogió en sus brazos durante 393

mucho tiempo, kilómetro tras kilómetro, con la nieve que continuaba cayendo densa, muy densa. Edit también recuerda que el futuro Papa llevaba una cazadora marrón, su voz tranquila con la que le contaba la muerte de sus padres, de su hermano, de su soledad y de la necesidad de no flaquear, de luchar para vivir y servir a Dios. También nos dice esta señora, que actualmente cuenta 66 años, que «el nombre de Karol Vojtyla se quedó indeleble en mi memoria». «Karol Vojtyla me salvó la vida, como un ángel caído del cielo», afirma nuevamente la mujer israelí, madre de dos hijas, que vive hoy en una casa en las faldas del Monte Carmelo, en las afueras de Haifa. Edit Zirer, superviviente del campo de concentración de Hassak, en Polonia, donde durante tres años trabajó en la fabricación de municiones, dice recordar aquel episodio como si fuera ayer, y así lo ha relatado al diario italiano «Corrieri della Sera». Este relato de la mujer comienza el 28 de enero de 1945, cuando los soldados soviéticos liberan el campo de concentración donde Edit estaba recluida. Esta obra de caridad y heroísmo, nos muestra cómo Juan Pablo II ya era bueno. Ya luchaba por la misma justicia que actualmente va propagando por todo el mundo. Y como Dios le ha dado esa bondad innata y las cruces para purificarlo no le han faltado nunca, ni tampoco el sentido evangélico y la

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práctica religiosa, es claro que lleva consigo la victoria de la santidad. Pues con su longanimidad y talento ha conseguido cambiar los escenarios políticos más poderosos de la Tierra e informarnos a todos de dónde venimos, a dónde vamos o podemos ir y cuál es el sentido de nuestras vidas. Si es verdad que las abejas sacan miel de las flores, el Papa nos demuestra que él ha sabido sacarla de las espinas. Esa es la ciencia del cristianismo. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 15-Febrero-1998

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134.- ASÍ ME LO EXPLICÓ Un sacerdote amigo, después de relatarme una historia en la calle, de forma candorosa y afable, me pidió con insistencia: «Escríbala, escríbala; pues aunque nadie la crea tiene una gran moraleja». Un mendigo de espíritu pobre, cuando pernoctaba en su cabaña, una luz sobrenatural iluminó todo el habitáculo y se le apareció el Salvador. El Señor le dijo que tenía que trabajar más para Él. Le mostró una roca gigante y le ordenó que la empujara fuertemente todos los días. El hombre no cejaba en impeler la roca, desde la salida del sol hasta el ocaso. Y así, días tras día y año tras año. Cada noche llegaba a su cabaña dolorido y extenuado, viendo que todos sus esfuerzos eran en vano. Y observando que el hombre estaba mostrando señales de desánimo, Satanás decidió entrar con escena diabólica, induciéndole a pensamientos como estos: -¿Por qué agotar tus fuerzas de forma tan absurda?. ¿No ves que jamás conseguirás mover ese peñasco?. Piensa que ni siquiera has conseguido arañar la superficie en tantos años. Estos pensamientos satánicos entraron en el hombre sin pensar en los grandes misterios que han de ser aceptados con la fe. Envuelto en tan grande dilema, el hombre decidió exponer sus problemas a Jesús: -Señor, he trabajado muy duro algunos años sirviéndote como tú me has mandado, y aún no he conseguido mover la roca 396

ni un solo milímetro. ¿Qué está mal? ¿Por qué estoy fallando? ¿No he sido fiel y obediente?. Dame una explicación, Señor. Jesús, sin tergiversar la razón humana de aquel hombre fiel y solícito, le respondió compasivamente: «Hijo mío, cuando te pedí que me sirvieras y aceptaste, yo te dije que empujaras la roca con todas tus fuerzas, y eso has hecho. ¡Pero nunca te mencioné que la movieras!. Tu tarea era empujar con perseverancia, y lo has hecho. Por eso he permitido a Satanás que te tentara para facilitarnos este encuentro. No has hecho nada mal. No has perdido el tiempo. Mírate a tí mismo. Estabas entumecido y perdiendo tus fuerzas. Necesitabas hacer gimnasia. Ahora has fortalecido tus brazos y tus músculos. Tu espalda se encuentra vigorosa y bronceada. Tus manos están callosas y fuertes de la presión constante, y tus piernas macizas y duras. A través de la oposición has progresado mucho, y también tu habilidad para defenderte en la vida y superar a tus adversarios. Tu llamamiento fue ser obediente y empujar, ejercitando tu fe y confianza en mi sabiduría, y eso es lo que has hecho. Ahora has recibido el premio, llevando contigo la virtud de la fortaleza y la buena salud. Mañana, acércate a la roca, empújala con un solo dedo y Yo la derribaré. Pues quien me obedece, nunca se equivoca.»

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Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 16-Febrero-1998

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135.- SON ELLOS LOS QUE TIENEN QUE PEDIR PERDÓN A FRANCO Señor director: Ha llegado a mí un momento de repugnancia al leer las declaraciones hechas a la prensa por un personaje que presume de católico, donde dice que «la Iglesia debe pedir perdón por ayudar a Franco». Me parece bien que le permitan estas expresiones a cualquier ciudadano, pero también debieran de concedernos esa libertad a los que tan distinto pensamos. Y yo creo que todos los católicos que fueron en contra del franquismo, debieran de pedirle perdón a Franco por no haberle defendido. Es verdad que yo nunca fui en contra ni a favor del Caudillo, pero viendo que España era la novena potencia mundial en industria y actualmente ya tenemos 29 naciones por delante, viendo cómo después de su muerte llegamos de un déficit cero a 50 billones de deuda pública, viendo cómo sólo el alcalde Maragall nos dejó el Ayuntamiento de Barcelona con 500.000 millones de débito, viendo cómo los 300.000 parados que teníamos con Franco ascendieron a tres millones, viendo cómo entre divorciados y concubinatos hay más de un millón de familias rotas y niños desgraciados, viendo las lágrimas que se derraman en los hogares con hijos drogadictos, viendo el hedonismo y la prostitución de tantas jóvenes inocentes y desgraciadas después de seguir el mal ejemplo de la televisión y de los políticos, viendo la corrupción más desmadrada del último siglo, con el ex director de 399

la Guardia Civil a la cabeza, viendo que de tres mil reclusos pasamos a 50.000, viendo que más de otro millón tendrían que estar en la cárcel, viendo que ETA se viene burlando de todos los españoles y lleva más de mil hombres asesinados, viendo esos hogares llorando el resto de sus vidas, cuando en verdad Franco hubiera evitado el 90 por ciento de esos crímenes horrorosos, viendo que unos 400.000 niños que hoy andarían por los colegios disfrutando de la vida y que han sido abortados por no vivir Franco, viendo que con esta «libertad» no se puede andar de noche por las calles, viendo la tranquilidad y el verdadero progreso que perdimos para siempre, viendo que España perdió la cabeza, la paz y el respeto, tengo que llorar a Franco el resto de mi vida y maldecir el día que salió de El Pardo para no volver más. Y allí en El Pardo yo vi en aquel museo una fotografía de Juan XXIII dedicada cariñosamente, con puño y letra de aquel gran Papa al Caudillo Franco. También vi a Pablo VI, después de leer el testamento de Franco, avenirse un poco al hombre que más evangelizó España con su ejemplo. Uno de los jefes de Estado más católicos y honrados del mundo. Por eso los católicos que fueron en su contra, ahora es el momento de pedirle perdón a Franco. ¿No es suficiente motivo para ser franquista sabiendo que con él salvaríamos de la muerte 400.000 niños y mil padres de familia? ¿Dónde está la religión y la conciencia de esos católicos que no tienen ojos para ver?. 400

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 20-Febrero-1998

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136.- ¿CÓMO DEBEMOS DE ENFRENTAR EL DOLOR? Pienso que las tribulaciones y el dolor se vienen acrecentando en el mundo. También se puede pensar que los sucesos son más ostensibles debido al relampagueo de las noticias. Pero la mayoría de las personas con quien me relaciono no cesan de exponerme problemas de toda índole y hacerme saber los infortunios de tantos otros. Y lo más triste es que poquísimos saben aprovechar el sufrimiento como Dios y los santos nos mandan. Los medios científicos que existen para mitigar las penas y el dolor no bastan. Por encima del orden físico está el método moral de la virtud. El mundo de hoy -egoísta y ateo- no quiere apreciar los bienes espirituales. Prefieren los modelos intelectuales a la virtud. Y, sin embargo, ante Dios y ante los mismos hombres no hay nada que se pueda comparar a la belleza de la moral y la honradez. Jesucristo nos enseña a convertir el dolor y las tribulaciones en gozo. ¿Quién no tiene envidia mirando al Padre Damián, apóstol de los leprosos hasta contraer esa terrible enfermedad y salir limpio de cuerpo y de alma para la gloria eterna. Frente a este hombre, el mundo materialista y ateo no tiene más remedio que descubrirse y bajar la cabeza avergonzado. No existe nada más urgente que convencerse de que la virtud moral es la base y fundamento de la vida 402

humana, la garantía indispensable de la felicidad que todos buscamos. El hombre que no comprende la necesidad de la virtud es un ser incivil y diabólico. Téngase en cuenta que si ponemos fin a la virtud, la sociedad en el mundo se haría imposible. Pues lejos de ser un conjunto de seres civilizados que buscan el bien común, seríamos una jauría de fieras desenfrenadas que mutuamente se despedazan. Pienso que sólo el buen cristiano -por ser hombre de Cristo- puede soportar la violencia y la tiranía sin perder el tesoro de la virtud. El cuerpo humano puede ser violentado en cualquier momento, pero la voluntad siempre queda incólume, porque el ánimo de hacer el bien está respaldado y garantizado por Dios; por eso Él permite y nos conviene llevar siempre una astilla de su Cruz con el gozo que les promete a los sedientos de justicia, sabiendo que el dolor nos ayuda a conseguir nuestra perfección moral y a combatir los pecados, considerándolo como un gran beneficio. Este es el papel del dolor: un medio de expiación de nuestras culpas pasadas y de prevención contra las futuras, un gran medio de elevación moral. Y dice el Santo Cura de Ars: «Nos quejamos de sufrir y más bien tenemos motivos para quejarnos de no sufrir, toda vez que nada nos hace más semejantes a Jesús que llevar su Cruz». Y seguimos con San Pablo de la Cruz: «Estando unidos al leño de la 403

santa cruz no naufragaremos, sino que llegaremos seguros al puerto de salvación». Estos personajes históricos e ingentes que han analizado profundamente el misterio del dolor, han conseguido, al menos, el mejor lenitivo para llevarlo con alegría y convertirlo en voluntad de triunfo. Se puede convenir con ellos o no, pero en ese «no» está implícita la rebeldía, la desesperación y el incremento desmedido de todos los males; por eso nos preguntamos: ¿cómo debemos de enfrentar el dolor?. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 20-Febrero-1998

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137.- BAROJA, SOPEÑA Y FIDEL Cuando ya estaba sucumbiendo don Pío Baroja en su lecho de muerte, rodeado de libros y endiablado con la Iglesia Católica por no someterse nunca a su Magisterio, asistió a visitarle don Federico Sopeña, un ilustre sacerdote que se encontraba entre sus mejores amigos. Sopeña era un hombre elegido por Dios con esa sabiduría sublime que sólo la puede poseer el cristiano cuando directamente le baja de lo alto. Pues, además de ser cultísimo, era buen escritor y tenía una gran sensibilidad espiritual y artística. Era un experto en las artes. Fue un músico extraordinario. También llegó a ser director de la Real Academia de Bellas Artes y del Museo del Prado, y como era consciente del anticlericalismo de Baroja, y no quería perturbar al amigo moribundo, ni le hablaba de Dios ni se levantaba del sillón donde estaba sentado a los pies de la cama. Pero, como había leído todas las obras de Baroja, había descubierto que don Pío llevaba consigo el temor de que Dios existiera y el infierno no fuese inventado por los curas. Por fin, al despedirse, sabiendo los dos que ya no volverían a verse, el padre Sopeña, jugando la primera y última carta, le invitó a recibir la extremaunción. Don Pío le miró de forma despectiva a don Federico, y tras unos segundos de silencio, venciendo el mayor aguijón del orgullo y queriendo no hacerlo, le dijo: «De acuerdo, 405

Federico, creo en Dios. Pero que conste que la mayoría de los curas me parecen unos falsos, unos hipócritas, unos fariseos y unos mamarrachos». Después, se quitó la boina que siempre llevaba encasquetada, y lagrimeando sus ojos, le pidió que borrara todo lo dicho, confesó sus añosos pecados y recibió la extremaunción. Sin ánimo de parangonar al dictador tirano Fidel Castro- con don Pío Baroja, pienso que al señor Castro le está sucediendo algo semejante en lo que a Dios respecta. Pues hace unos días lo vi en directo por TV, y además de su cuerpo haber languidecido bastante, su rostro macilento me parece el prenuncio de una enfermedad irreversible, y ésto sólo lo sabe Fidel y sus médicos de cabecera. ¿Quién puede ignorar que al señor Castro siempre le han importado un bledo el Papa, el Vaticano, la Religión y la moral?. Y ahora, sabiendo que Cuba es él, y huyendo de la humillación que le supone el poco tiempo que le queda para seguir arruinando, vejando y sometiendo la nación a los caprichos de su altanería, se acercó al Vaticano, llevó al Papa de la paz a su tierra, asistió a la Misa papal, acarició al Pontífice y liberó más de 300 presos, intentando mostrar al mundo lo que nunca ha sucedido en los 38 años de castrismo. Pero sigo pensando que algo hay de verdad en lo más hondo de su alma: el jesuita P. José María Patac, residente en el Colegio de la Inmaculada de 406

Gijón, nos ha dicho el buen comportamiento de Fidel Castro cuando era su alumno en Cuba, los rosarios que rezaban juntos y la buena amistad que les unía. Y ese cuño que la Virgen deja impreso en el corazón de un niño, no pocas veces se despierta cuando ya no encontramos refugio en la Tierra y sólo la Madre del cielo nos lo ofrece. Esto es lo único que me parece verdadero en lo poco que le queda al dictador tirano. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 22-Febrero-1998

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138.- LA ENFERMEDAD La enfermedad es un mal indeseado. Algo que afecta negativamente a la naturaleza de la persona, pero es de observar cómo las dolencias incrementan la naturalidad del hombre, y cómo lo apartan del pecado y de la altanería. También es muy frecuente que una enfermedad nos haga llegar a ese estado de gracia que nunca habíamos experimentado. Los santos consideran que la enfermedad, como la salud, es un don de Dios, cada uno con distinta misión: la buena salud es para disfrutarla ayudando a las múltiples necesidades del que no la tiene. La enfermedad es para santificarnos con mayor premura, porque nos desprende del amor a las cosas terrenas y de los placeres sensuales. Nos muestra nuestras debilidades y nos desengaña de nuestro propio juicio. Una enfermedad irreversible nos impide pensar como los hombres de la tierra, y no pocas veces nos pone en contacto con el Autor de la vida. Por eso el mayor místico del siglo XX -beato Fray María Rafael-, cuando una diabetes galopante le estaba fulminando la vida a sus 27 años, nos dijo: «Benditas lágrimas, penas y enfermedades que son nuestro tesoro. ¡Qué bueno es tener que sufrir!». San Alfonso María de Ligorio insiste en estas mismas ideas, considerando la enfermedad como piedra de toque para averiguar el grado de virtud de la persona que la padece. He aquí sus propias palabras: «La enfermedad es para amortiguar el ardor impetuoso y disminuir las fuerzas de la carne, nuestro mayor enemigo; para recordarnos 408

que estamos aquí abajo en un lugar de destierro y que el cielo es nuestra verdadera patria». Hoy le leído un artículo del ilustre columnista Manuel Barrios, donde alude a su postración actual, que incluye toda clase de «episodios» físicos y psíquicos, desde la insuficiencia respiratoria a un desvanecimiento con pérdida absoluta de toda actividad motriz. Y es de observar cómo -que yo sepa- por primera vez nos habla de Dios, del Verbo, de San Juan evangelista, de la vida eterna, del honor como patrimonio del alma. También nos dice que el alma sólo es de Dios. Por aquí vemos cómo una enfermedad que le hace sentirse en los umbrales de la muerte, constituye para él uno de los instantes más preciosos de su vida. Y decía San Vicente de Paúl: «Si conociésemos el precioso tesoro de las enfermedades, las recibiríamos con aquella alegría con que se reciben los más insignes beneficios». Por lo cual, hallándose el santo trabajado continuamente por tantas enfermedades que a menudo no le dejaban reposo ni de día ni de noche, lo soportaba todo con tal paz y serenidad de rostro, sin nunca quejarse, que se diría que no padecía mal alguno. Son muchas las razones que podríamos añadir, sin ignorar que la enfermedad es un mal que ha sido introducido en el mundo contra la primitiva voluntad de Dios al crear el género humano. Dicho esto, si la aceptamos con el mismo amor que Dios nos la envía como fraterna corrección, podremos convertir la dolencia en el mayor bien de todos los favores que Jesús nos dispensa. Y yo me pregunto: ¿de qué nos sirve pensar lo contrario?. 409

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 24-Febrero-1998

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139.- LA CUARESMA Han llegado las fechas en que la Iglesia preceptúa que se ayune ciertos días en memoria de los cuarenta que ayunó el Señor en el desierto. E l p r ó x i m o d omingo, los buenos sacerdotes, disertarán en sus homilías sobre las tentaciones vencidas por Jesús en compañía del diablo. El Evangelio de Lucas (c4, vv 1 a 13) nos dice que «Jesús iba lleno del Espíritu Santo», dándonos a entender que las tentaciones se pueden vencer cuando estamos limpios de pecado y le permitimos al Paráclito que repose sobre nuestras almas. Después de cuarenta días sin comer, Jesús tuvo hambre, y Satanás le hace dos proposiciones con razonable apariencia: «Si eres el Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan». Pero Jesús no cayó en la presunción de mostrarle a Satán su poder celestial. Nadie mejor que Lucifer sabía de quién se trataba. Tampoco el hambre voraz que Jesús soportaba consiguió vencerle convirtiendo las piedras en pan y saciando el apetito desmedido que tenía. Sigue en el mismo Evangelio una oferta diabólica y muy apetecible para el hombre mundano, como lo eran todos los reinos del mundo que le ofrecía Lucifer si Jesús le adoraba, y el diablo pertinaz continua tentándole, pero terminó más endemoniado que estaba y se retiró, dejando al Señor con la paz y la paciencia que nunca le faltó.

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Las tentaciones son muy buenas cuando se vencen; por eso Jesús no nos manda pedir para ahuyentar las atracciones impúdicas, sólo nos manda orar para no caer en las artimañas que nos tiende el diablo. La tentación es algo así como el examen de una asignatura. El que se esfuerza día tras día y semana tras semana, cumpliendo con su deber de estudiante, con gran satisfacción le muestra al profesor cómo avanza en busca del título merecido. Esto es lo que sucede en el cristianismo, cuando en algunas horas de ocio nos sacrificamos haciendo oración y viviendo en estado de gracia, el examen que el diablo nos hace y Dios le permite llevarlo a la práctica, es un éxito para el que día tras día y semana tras semana, ha perseverado en el cumplimiento de los preceptos de Jesús, y esa resistencia a las tentaciones son las que nos otorgan la corona o el «título» para la salvación eterna. Comprendo que todo esto pueda parecer muy pueril, pero el ordenador me muestra cómo Dios nos habla del diablo 113 veces, y la forma que tiene de tentarnos se puede multiplicar por millones. A San Ignacio de Loyola, viendo el demonio que las tentaciones normales eran inútiles, de las cinco horas que reposaba en la cama, tres las pasaba alabando a Jesús; entretanto, su cuerpo iba languideciendo y su fortaleza física y psíquica se desvanecían, llegando a pensar que tendría que dejar la fundación, hasta que se dio cuenta de que las 412

tres horas de alabanza que diariamente le hacía a Jesús privándose del sueño recuperador, eran una tentación del mismo diablo para destruirle tan proba labor. Téngase en cuenta que el demonio, antes de ser arrojado al abismo, fue un ángel con inteligencia sobrenatural. Y ahora, esa sabiduría sobrehumana, la emplea para condenarnos a todos como lo está él. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 27-Febrero-1998

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140.- LA MUERTE Muerte es la palabra más triste que se encuentra en el diccionario. La que nos llena de asombro y desconsuelo a la mayor parte de los seres humanos, sin excluir a los creyentes que viven alejados de la santidad. Pienso que para enfrentarla con amor y dulzura es imprescindible renunciar a todos los placeres terrenos, porque «el placer de morir sin pena, merece la pena de vivir sin placer» (Teresa de Ávila). Son innumerables las formas que cada uno tiene de ver el término de su vida. Desde los que no esperan nada a cambio de una vida disoluta, que fueron viviendo hasta llegar al desvanecimiento total del vigor deleitoso, hasta los que esperan la supervivencia del alma en un más allá; casi todos viven pegados a la vida terrena como la lapa se adhiere al peñasco. Sólo los santos gigantes que han cumplido literalmente el Evangelio, desean y esperan de forma vehemente dejar el purgatorio que han querido vivir por amor a Cristo y al prójimo, para encontrarse con Jesús cara a cara sin recelo y sin miedo. He ahí donde encontramos expresiones tan contundentes, poéticas y sinceras como éstas: «Oh muerte ven escondida / Que no te sienta venir, / por que el placer de morir / no me vuelva a dar la vida» (Santa y Doctora de Ávila). Tengo para mí que la muerte, para los que se dicen ateos, debiera de ser el seguro de vuelta a la nada, y la nada, nadie

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tiene por qué temerla. Y son precisamente los increyentes a los que más les perturba la muerte. Esto me parece que está implícito en las evidentes dudas que subyacen en el trasfondo del alma, por no haberse planteado nunca el «sí» o el «no». Y es que averiguar y saber implica responsabilidad, y a lo loco se vive mejor temporalmente. Pero cuando llega la hora de atravesar el oscuro y enigmático túnel, surge la desesperación y el pánico, si bien hay enfermedades tan dolorosas que, a fuerza de agobio, algunos llevan a invocar a la muerte para verse libres de las penalidades y sufrimientos de la vida. Estos son los que nunca han meditado la pasión de Jesús ni saben el porqué ha tenido que padecerla. Pero los ejemplos de paz y serenidad ante la muerte podrían multiplicarse por millares. Las últimas palabras del santo teólogo Francisco Suárez nos dicen así: «Nunca hubiera creído que fuera tan dulce morir». Y al acudir el P. José Pignatelli a la cabecera de su hermano Nicolás moribundo- pudo escuchar de los labios de éste, radiante de alegría: «¡Oh, querido hermano, cuán dulce es morir!». El famoso orador de Nuestra Señora de París, P. Ravignan, exclamó a punto de morir: «¡Morir! ¡Qué dicha!. La he deseado quizá demasiado; pero Dios sabe que más que por dejar de sufrir, por ir a verle al cielo». Y la Santa y Doctora de la Iglesia -y patrona de las misiones-, Teresita del Niño Jesús, moribunda contestó al médico que le preguntaba si estaba resignada para morir: «¿Resignada? 415

Resignación se necesita para vivir; pero para morir lo que experimento es una alegría indecible». Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 28-Febrero-1998

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141.- RECUERDO TEMPORAL Han pasado diez años después de la muerte de nuestro hijo tan queridísimo. Un instante fatídico en el que Dios permitió que su coche se estrellara contra un camión cargado de madera. Lo queríamos demasiado y Dios y es celoso. Feliz era cuando me sentaba a la mesa con mi hijo. Dichoso me sentía cuando viajábamos juntos. Orgulloso parecía cuando contemplaba su elegancia. Embelesado leyendo sus artículos en la prensa y viendo cómo estudiaba el tercer año de Derecho. Pero como la felicidad es casi tan fugitiva como el relámpago, nuestro hijo no cesaba de ver películas y escribir guiones. Pronto me di cuenta de que esa era su ardiente vocación. Traté de persuadirle para que se olvidara del cine. -Creo hijo mío -le dije- que tendrás un buen porvenir terminando la carrera de Derecho y dedicándote a defender la justicia y también a escribir. Puedes ser un literato aceptable, lo haces muy bien. Bajando la vista con tierna humildad y esa sumisión que todos los hijos les deben a sus padres, me dijo: «No puedo aguantar más, papá. Mi vida es el cine. Ya estoy matriculado en Madrid y el próximo mes empiezo los estudios. Sé que te disgusto mucho, pero estoy dispuesto a quemar mi vida por el cine. Es toda mi ilusión». Me quedé consternado. No era la separación lo que más me entristecía. Era, sí, el ver a un joven 417

tan atractivo envuelto en la lascivia que tanto pecado despierta en el mundo artístico. Luego tuvimos la oportunidad de verle en algunos cortometrajes en los cines de Avilés y Gijón. Todo era pena para nosotros. Nuestra hija y algunas amigas también fueron a verle haciendo teatro en Madrid. Mi esposa y yo nos quedamos en casa rezando por él. Diariamente pedíamos a Dios que lo sacara del cine y del teatro. Pero la salida fue definitiva y muy triste, aunque no tan desconsoladora como verle en pecado mortal. Algunas semanas después de su muerte, el conde de Revillagigedo -don Álvaro Armada y Ulloa-, también hospedado en el Convento de la unión sacerdotal Lumen Dei, nos vino a traer con su coche las ropas, libros, artículos que había publicado nuestro hijo, guiones inéditos, máquina de escribir, cartas y videos; y aunque mi esposa y yo no quisimos ver nada hasta hoy, nuestra hija encontró el diploma que había conseguido, habilitándolo como director de Cine y Teatro, algo que nuestro hijo ocultaba, sabiendo que el éxito que pudiera tener como artista era una tristeza para nosotros. El escritor y buen sacerdote -P. Víctor Peral Domínguez- era el mejor amigo de nuestro hijo, y cuando vino de Madrid para darnos el pésame personalmente y pasar unos días con nosotros, nos pidió que lo lleváramos a la sepultura para rezarle un responso. Allí, llorando por su amigo querido, nos dijo: «Podéis estar bien tranquilos. Vuestro hijo

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era un gran católico y murió con su virginidad intacta». El mismo día de su fallecimiento, llamé por teléfono a sor Lucía (la vidente de Fátima) para darle la triste noticia, diciéndole que habíamos perdido a nuestro hijo, y como ella le conocía muy bien después de recibirle diez veces en el locutorio, me dijo por teléfono: «No habéis perdido al hijo. Vuestro hijo vive y lo veréis más bonito que era. Puedo garantizaros que vuestro hijo está salvo, y este desgarro de vuestro corazón es más provechoso para vuestras almas que todas las oraciones y limosnas que dais. Mañana celebraremos una misa por él y le dedicaremos todas las oraciones del Convento». Santa hermana Lucía -le dije-, llevaba un mes sin confesarse. -No importa -me respondió-. Era ferviente devoto de la Virgen. El mal que podía haber dentro de vuestro hijo no era de su índole, le llegaba del mundo. Para nosotros los católicos, la posibilidad de volver a vernos en el cielo no admite ninguna sombra de duda. Negarlo sería ir en contra de las enseñanzas de la iglesia. Una madre no deja nunca de ser una madre, un hijo, un hijo. En el cielo Jesús sigue siendo el Hijo de María, y María ve siempre a su esposo en José». Por eso he dicho: Recuerdo temporal. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 1-Marzo-1998

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142.- PAGABA CON CHEQUES Es gallego. Estuvo muchos años en México. Somos amigos y me cuenta su vida: Desciende de una familia humilde y honrada. Se llama Belarmino Velasco Castro. Se quedó sin madre con muy pocos años. Eran labradores. Apenas frecuentaba la escuela rural, pero el joven nació con verdadero afán de superación. Mientras las vacas se alimentaban para trabajar en el campo, Belarmino estudiaba la gramática de Miranda Podadera. También aprendía a dividir con los libros viejos que le daban. Lo que más admiraba era la Guardia Civil. Quería vivir sin trabajar tanto. Hizo pruebas y exámenes hasta que lo aprobaron en la quinta oposición. Se casó con una aldeana de Infiesto, muy bien dotada de gallardía y sinceridad, y como las 700 pesetas que ganaba cada treinta días no les cubrían los gastos hogareños, se fueron a México. Empezó su trabajo en una gasolinera, y con su abnegación y la confianza que le ofrecía al propietario, terminó comprándole el depósito de gasolina en cien plazos iguales, sabiendo que con las ganancias que obtenía, le sería factible el pagárselo. Belarmino terminó haciéndose dueño de tres gasolineras. Pero me dice que sufría mucho con el dinero. Las bagatelas que perdía le impedían el sueño de tres noches. Los pagos que le exigían en moneda le arrancaban el alma; pero Belarmino consiguió pagarlo todo con cheques. Esto le alivió 420

mucho. «Pues si tuviera que pagar -me dice- el salario de los quince empleados y los combustibles en metálico, hubieran terminado con mi vida. No lo soportaba». Belarmino y su esposa, Benilde, tuvieron sólo un hijo, bien plantado, elegante y muy inteligente; con 24 años terminó la carrera de ingeniero. Regresaron a España cargados de millones. Después nos conocimos. Me presentó al hijo y los tres hablábamos de religión. Yo les hice partícipes de los boletines que mandan algunas congregaciones religiosas para promover los procesos de beatificación. El joven ingeniero empezó a meterse diariamente por las iglesias. Pero el padre -también católico- me dijo: «Por Dios te pido que no nos manden más los boletines. Sólo tengo ese hijo y lo voy a perder. No sale de las iglesias. Me asusta pensar que pueda marcharse a una orden religiosa». Está bien -le dije-. Pero peor sería que se perdiera envuelto en la droga; todo es de Dios; Él puede llevarte al hijo o a la esposa cuando le parezca mejor. Unos meses después le caían lágrimas como perdigones diciéndome que su esposa tenía cáncer. «Está muriéndose en la cama me dijo-. No tiene remedio; y al verla sufrir tanto me apetece tirar todos los santos que tenemos en casa por la ventana». Conseguí calmarlo un poco y convencerle para confesarse, y como es humilde se confesó con un carmelita.

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Falleció su esposa. Se casó su hijo y tiene tres nietos hermosos. Pero Belarmino continuaba sufriendo mucho con el dinero. Los numerosos inquilinos que tiene en sus bajos comerciales y las plazas alquiladas en los garajes, le quitaban el sueño diariamente. Haz como los trapenses -le dije-. Coge el fruto que necesitas para vivir decorosamente, y todo lo demás, entrégalo a los pobres que cuidan los misioneros. Te vas a morir pronto -como yo-, y allí, junto con tu esposa, sólo tendrás lo que diste. Piensa bien. Esto se termina. Haz la promesa de hacerlo y verás que feliz te sientes. La paz de conciencia vale más que todas las riquezas. «Es verdad -me dijo-. Estoy siendo esclavo del dinero, y encima no puedo comer nada que me guste por la tensión alta que padezco». Pasados unos meses encontré a Belarmino en la iglesia de su parroquia, salimos juntos y me dijo: «Llevo treinta y dos millones entregados para las misiones. Me quité una carga de encima tremenda. Si pagan bien los inquilinos me alegro para dar más, y si algunos no pagan me da lo mismo. Pues a los pobres entrego lo que Dios me da. El hijo me dice que cuando yo falte hará lo mismo, y puede decirte que nunca fui feliz hasta que conseguí desaferrarme del maldito dinero». Nos abrazamos con los ojos humorosos viendo lo bueno que es Dios y lo bien que nos paga cuando cumplimos alguno de sus preceptos.

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Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 5-Marzo-1998

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143.- CRÍMENES EN CHINA Un chino católico y sincero ha dado una información fidedigna de todo lo que sucede en China con los católicos fieles al Santo Padre. Un corresponsal en Pekín, Juan Llata, consiguió conocer la triste realidad que viven los pobres cristianos. Si dan cualquier pista a los comunistas, éstos van en busca de los católicos, sabiendo que en China hay unos seis millones de fieles en la clandestinidad, con una fe que se ha demostrado inamovible. Cuando un funcionario quiere tener méritos, su trabajo es bien remunerado señalando dónde se encuentran los católicos romanos. Pues para el Gobierno chino los cristianos que obedecen al Papa y no a Pekín son los traidores a la patria; por eso dan recompensas a los denunciantes por cada católico encarcelado. Y cuando una mujer católica se queda embarazada por segunda vez y se niega a a bortar, como establece la ley china, sufre aberrantes malos tratos y vejaciones. En China no es posible tener un segundo hijo sin correr el riesgo de ser marginado social y económicamente, ya que el Gobierno no permite la escolarización de ese segundo hijo, multa a sus padres con elevadas cantidades o les niega su cuota de semillas para la siembra. Y en caso de los «traidores a la patria», se ordena el aborto para una fecha determinada. Ese día la policía llega a casa, comprueba si se ha cumplido el mandato, y al ver 424

que no, golpean brutalmente a la mujer y vuelven a ordenarle que aborte. El proceso se repite una y otra vez hasta que decide hacerlo, y si se niega a que su hijo sea ejecutado, la escoltan hasta la clínica, si es que los golpes que le propina la policía no fueron suficientes para el aborto natural. Y en los colegios obligan a los niños a abjurar de su fe cristiana. Si el colegial se niega, lo mandan a su casa. Entonces se presenta la policía escolar en casa del alumno y les imponen una severa multa a los padres, por «irresponsables». El niño debe volver nuevamente al colegio, y una vez más le ponen delante un papel para que firme la renuncia a sus creencias religiosas, y si se niega, lo mandan otra vez a su casa. El año pasado, unas declaraciones del Papa provocaron una de las más duras represiones sufridas por los católicos en los últimos años. Grupos cristianos habían denunc i a d o l a c a m p a ñ a d e a s e s i n a t o s y encarcelamientos que se habían llevado a cabo en la provincia central de Hebei, coincidiendo con las declaraciones del Santo Padre. Un obispo católico que estuvo mucho tiempo en la cárcel, murió. Hubo una peregrinación espontánea de miles de católicos a su tumba. Policía de paisano y en camiones, se fingieron también peregrinos. «¿Vais a ver la tumba del obispo?. Nosotros, también. Subid, que os llevamos». Esos miles de personas fueron 425

fusiladas, pero el mundo no se enteró de nada. Y cuando las autoridades descubren una célula católica, un grupo que se reune para celebrar misas clandestinas o rezar, rápidamente desaparecen todos sin que nadie pueda pedirles cuenta de los cadáveres. Juan Pablo II beatificará el próximo mes de mayo a once religiosas que fueron mártires de la Guerra Civil, pertenecientes a las comunidades de Madrid, pero cuando la China comunista entre en la democracia que ya está siendo universal, más de un millón de religiosos sacrificados por no abjurar de su fe cristiana, tendrán que ser beatificados en China por los futuros Papas. No hay mal que por bien no venga. La sangre de los mártires es la que va regando la tierra para que germine la gracia divina que Dios va sembrando, a fin de que sobreabunde la cosecha del cristianismo, porque: Con la gracia de Dios todo da fruto, y hasta el mismo pecado que condena y nos hace pasar horas de luto nos lleva a la humildad tan santa y buena. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 9-Marzo-1998

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144.- INVITACIÓN A LA PENITENCIA Este es el título que tenemos para el Evangelio (Lucas 13, 1 a 9) que será sermoneado por todos los sacerdotes el próximo domingo. En aquel tiempo -algo más que ahora- estaba reflejado en la mente de los creyentes que las desgracias y las tribulaciones nos llegaban como punición por los pecados cometidos; por eso se presentaron a Jesús los hombres engreídos y supersticiosos diciéndole que la sangre de los galileos la había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús, sabiendo lo que traían en sus pensamientos, les preguntó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los otros por haber padecido todos eso?. Yo os digo que no, y que si no hiciereis penitencia igualmente todos pereceréis». Creo que en el ámbito sobrenatural debiera de cambiarse el nombre de «castigo» por «corrección fraterna», porque castigo es la pena que se impone al que ha cometido un delito o falta, y si Dios nos castigara c a da vez que le faltamos, dejaría de ser misericordioso para convertirse en un dictador, privándonos de la libertad que nos concede a todos, y llevándonos a una «santidad» artificial. Termina el Evangelio con la parábola de la higuera que llevaba tres años sin dar fruto, y cuando el viñador decide cortarla, Jesús le dice: «Déjala aún por este año que la cave y la abone, a ver si da fruto para el año que viene; si no, la 427

cortarás». La higuera simboliza a Israel y también a todos los que no damos fruto. Pero el Señor lleva consigo toda la paciencia del mundo y nos dice siempre que no hagamos la justicia con nuestras manos. Es verdad que la higuera no dio fruto y hubo que cortarla. Con esto nos quiere decir que el abono que todos necesitamos es la oración, la penitencia y el beneficio que aportemos a los indigentes. Así se trató a Israel, cultivándolo repetidamente con avisos y profetas; luego el Bautista y, por último, el mismo Cristo con su obra de enseñanzas y milagros. Pero en Israel, los dirigentes, no le reconocieron por Mesías. Y a eso se atribuye la catástrofe del año 70. Ahora sí podemos decir que se trata de un «castigo» aparente y colectivo para darnos ejemplo y hacernos reconocer cómo debemos de practicar la sumisión y fidelidad que le debemos al único Maestro y al único Señor. Y he dicho «castigo» aparente porque la mayoría de los que sufrieron la hecatombe referida eran inocentes y fieles al Señor. Y éstos perdieron la vida temporal para entrar en la eterna felicidad. Observemos cómo el mundo nos da demasiados ejemplos para comprender que no siempre los hombres de bien y fervientes cristianos, les resulta propicia la vida terrena. Entretanto, estamos viendo cómo tantos criminales y corruptos lo pasan estupendamente y se burlan de los fieles cristianos.

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Pero estas injusticias perversas, tienen una respuesta bien clara y sobrenatural para los cristianos: «Bienaventurados los que lloran, porque ellos reirán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos. Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan por causa de mi nombre. Bienaventurados los pobres, porque de ellos es el reino de los cielos» (Mateo 5, 3-12). Es decir, que la dicha del hombre está claramente implícita en la cruz que no queremos porque sólo nos salva después de muertos. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 14-Marzo-1998

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145.- EL HIJO PRÓDIGO Así comienza el Evangelio (Lucas 15, 11 a 32) que será predicado este domingo en todas las iglesias. La parábola del hijo pródigo es una de las más bellas del Evangelio, y expresa más efusivamente la misericordia de Dios sobre el pecador arrepentido. Aquí se enfrenta la caridad con la justicia. El más joven de los dos hijos es un soberbioso que busca los placeres mundanos y la holganza; él no quiere someterse al trabajo que exige la labranza y el bienestar económico que le ofrece su padre, coge la herencia que le corresponde y se va, con menosprecio del amor que su padre le tiene. De todo lo que ha hecho con la fortuna heredada sabemos muy poco. El Evangelio sólo nos dice que fue dilapidada con meretrices, y después de terminarla, la misericordia de Dios entra en la vida del joven pecador con la fraterna corrección. Es de tener en cuenta que en aquella época, el judío que apacentaba puercos era maldito, por ser este animal impuro. Con ello se acusa más su vida de pecador; y encima de la penitencia moral, también es devorado por el hambre. Tanto así, que no le era dado comer las algarrobas que los cerdos comían. Es evidente que este «padre» de la parábola es Dios. El mismo que le va llevando al hijo pródigo a pensar en Él y a reconocer que ha pecado contra el cielo y contra Dios. Esto nos lleva a 430

meditar cuán necesarias son las tribulaciones y el dolor para que pueda crecer la humildad en el soberbio, es decir, esa virtud cristiana que consiste en el conocimiento de nuestra bajeza y de nuestra miseria. Y es ahora cuando el hijo pródigo se acuerda de lo bien que estaba con su Padre; por eso se presenta contrito y humillado, y Dios le perdona, le abraza y le besa. Y siendo evidente que hay más alegría en el cielo por un pecador arrepentido que por cien justos que no les hace falta el perdón, ese Padre que tanto nos ama, les manda matar un becerro cebado y organiza una fiesta y un banquete. Pero ahora protesta la justicia al verse sumida a los pies de la caridad. El hijo mayor trabajaba solícitamente conforme al querer de su padre, sin que jamás desobedeciera a sus mandatos, y nunca le había matado un cabrito para hacer fiesta con sus amigos. Es claro que pide la actuación de la justicia terrena, pero no piensa ni conoce la reina de las virtudes: la caridad. Ahora vuelve el Padre a recordarle esa virtud teologal que consiste en amar a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a nosotros mismos; por eso le llama «hijo» y le dice: «Tú estás siempre conmigo, y todos mis bienes tuyos son: mas era preciso hacer fiesta y alegrarse, porque este tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida». ¿Cuántos millones de cristianos se habrán inclinado sobre esta página evangélica y habrán sacado de ella un rayo de esperanza, después de haberla 431

perdido por la magnitud de sus culpas?. Sólo Dios lo sabe, pero nosotros lo conjeturamos. En esta parábola se trata de una de esas páginas que parecen estropearse con las explicaciones. Que son en su luminosidad, en su transparencia y en la hondura de su contenido, tan nuestro, una invitación a dejar de escribir sobre ellas y a ponerse a meditarlas. Que es lo mejor que podemos hacer tú, lector amigo, al terminar de leerme, y yo mismo ahora, al cerrar estas pobres líneas. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 22-Marzo-1998

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146.- PASÓ SAN JOSÉ El pasado día 19 pude observar el vacío en la Iglesia por falta de fieles. El triduo con que los buenos sacerdotes quisieron venerar a San José, se vio desamparado por convertir la gran festividad del patrono de la Iglesia Universal en un día laborable, y cuando llamé por teléfono a nuestra tía Josefina para felicitarla a ella y a sus familiares que llevan ese bendito nombre, con tristeza me dijo: «Otros años nos reuníamos todos para festejarlo, y hoy me encuentro sola porque tienen que trabajar». Si los mandatarios políticos creen que crecerá nuestra economía trabajando los días festivos que nuestra Madre Iglesia nos señala, creo que están equivocados. Por una parte parecen dispuestos a reducir el horario de trabajo, y por otra parece incomodarles reconocer las razones que tiene la Iglesia para darnos un descanso, cuando el padre adoptivo de Jesús y el esposo de la Virgen María nos invita a descansar. Hace unos meses asistí a una asamblea religiosa en donde se trataba de la decoración de una capilla. Nos presentaron los presupuestos elaborados por distintos decoradores, cada uno con el importe que suponía el ornamentarla lujosamente o de forma modesta. Entramos en la votación y ganaron los que se inclinaron por la sobriedad y el ahorro, aludiendo a las necesidades de los que tienen hambre, y después del escrutinio nos habló el fundador de la Obra Religiosa. 433

- Todos los proyectos del hombre -nos dijo-, tienen que salir de la razón iluminada por la fe, porque el raciocinio sin fe puede llevarnos al pecado. Pensad que a Dios nadie le gana en generosidad, y si en honor a su Majestad le presentamos un templo -su casa- bien ornamentado y lujoso, a Él nada le cuesta derramar abundantes lluvias para saciar el hambre y la sed de los que viven en países infecundos por su aridez. La explicación y el ejemplo de pobreza en que vive ese futuro santo, hizo enmudecer y cambiar de opinión a los que querían dar a los pobres más de lo que Dios les puede dar sin el menor esfuerzo, y así, quedó aprobada la decoración más costosa para nosotros y más honorable para Dios. Por eso y porque la fe me lo hace comprender, creo que todos los trabajadores debieran de descansar el día en que San José, con su muerte, nació para vivir en el cielo al lado de su Hijo Jesús e interceder por nosotros. Nadie como San José merece ser homenajeado, respetando la festividad que le corresponde al santo más glorioso, que tuvo por esposa a la Virgen y por hijo al mismo Dios. Por eso Santa Teresa de Jesús nos dice: «Querría yo persuadir a todos fuesen devotos de este Santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios. No he conocido persona que de veras le sea devota, que no la vea más aprovechada en la

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virtud. Sólo pido por amor a Dios que lo pruebe quien no me creyere». ¿Es que no merecen los trabajadores que un obrero como San José les dispense una fiesta cada doce meses invitándoles a reflexionar sobre la vida y el silencio del que sólo vivió para trabajar, sufrir y custodiar a la Sagrada Familia?. Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 24-Marzo-1998

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147.- UN MILAGRO Las Carmelitas Descalzas de Hornachuelos (Córdoba) nos cuentan un milagro con todas las características de la verdad. Rafael María Pérez es un hombre casado, con hijos y nietos. Actualmente cuenta 70 años. Las Carmelitas referidas le conocen muy bien y lo describen como un santo. Un hombre de comunión diaria, dócil y bien resignado a la voluntad de Dios; sufrió 13 operaciones de corazón en Córdoba y Madrid. Por último una hemiplejia le hizo enmudecer y lo dejó postrado en una silla de ruedas, sin que la grave dolencia le impidiera la normal lucidez. Su buena esposa consiguió permiso para llevarle la comunión todos los días. Su mujer y sus hijos le pedían que hiciera algún gesto de quejarse, que no era necesario que siempre estuviera sonriendo, pero Rafael les señaló el cielo con la mano que podía mover. También le aconsejaban que pidiera a Dios un milagro. Rafael les contestaba con unas letras diciéndoles que «a Dios sólo se le puede pedir que se haga su Santa Voluntad y que nos dé fuerzas para llevar la cruz». Al día siguiente, por la mañana, antes de irse a Misa su esposa y su hijo, lo colocaron delante de la televisión para que pudiera ver la ceremonia del Doctorado que Juan Pablo II le concedió a Santa Teresita.

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Pues bien, en ese momento de procesión en Roma con la urna de la santa, se sintió impelido a decir: «Señor, no por mí, sino por los míos que tanto están sufriendo, si quieres, por intercesión de Santa Teresita, puedes curarme». Momentos después, llegó su mujer con la comunión, se la dio, y él, en el momento de tragar la Sagrada Forma, sintió como una sacudida y un escalofrío desde los pies a la cabeza; transcurridos unos minutos se puso en pie gritando: «¡Mamá! ¡mamá!» (nombre cariñoso y familiar que siempre le daba a su esposa). Ella, que estaba dialogando con su hijo en la cocina, se sobresaltó y dijo: «¡Me llama tu padre!», a lo que el hijo contestó: «¡Pero si no puede!», y los dos salieron corriendo, encontrándolo de pies y caminando en busca de su esposa e hijo. Los tres se abrazaron llorando al ver el milagro tan claro y el poder de Dios. Llamaron a sus hijos y nietos, que volaron a verle. Aquel mismo día también llamaron a las Carmelitas Descalzas para explicarles el milagro. Pero como a todos nos gusta meter las manos en las llagas para creer, las Carmelitas también le pidieron a Rafael María Pérez que les hiciera una visita, y pocos días después se presentó en el Convento acompañado de su esposa y su cuñado, párroco de Córdoba. Los médicos creyentes no dudan del milagro, los agnósticos no dan explicación, porque «si no creen en Moisés y los profetas, aunque un muerto resucite y les hable, no creerán» (Lucas 16, 31).

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Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 2-Abril-1998

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148.- MUJER ADÚLTERA Este domingo nos habla San Juan Evangelista (8, 1-11) de la mujer adúltera. Una señora -como tantas otras- que busca el placer inmediato sin pensar ni medir las consecuencias, sabiendo que en aquella época no se trataba solamente de los males que conlleva el pecado para el alma inmortal, sino que según la Ley de Moisés, la adúltera debía ser apedreada. Y en el libro Levítico (20, 10) se les castigaba con la muerte a los dos que cohabitaban sin haber contraído matrimonio. Y si vemos el libro de Ezequiel (16, 35-45), después de las mayores vejaciones, eran atravesadas con espada. Conociendo estas leyes, los escribas y fariseos, más cerca del sadismo que de la santidad, al coger a la mujer en flagrante delito de adulterio, no conformes con llevarla directamente al tribunal para ser juzgada, antes quieren utilizar a Jesús tentándole. Pues la respuesta del Mesías podía comprometerle con riesgo de muerte si se declaraba en favor de la mujer adúltera, vulnerando las leyes que anteceden. Es de reconocer que actualmente tampoco faltan los que buscan el sensacionalismo y la noticia con menosprecio de la verdad, llegando a contravenir el honor del que merecido lo tiene. Y sigue diciendo el Evangelio: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en adulterio. En la Ley nos ordena Moisés apedrearla; tú, ¿qué dices?.- Y como ellos insistieron en preguntarle, Jesús les dijo: El que 439

de vosotros esté sin pecado, arrójele la primera piedra.- Esta respuesta nos hace comprobar dos cosas: La sabiduría humana de Jesús y el poder de Dios. Pues sin una inteligencia privilegiada nadie podría salir airoso del enredo en que le habían puesto los hijos de las tinieblas, y sin el poder de Dios nadie podría conseguir que reconocieran sus pecados y se fueran marchando uno a uno dejando a la mujer adúltera en compañía de Jesús, sin la menor condena por parte de los que unos momentos antes la sentenciaban a muerte. Por eso le dice a la mujer adúltera: Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?. -Dijo ella: Nadie, Señor. Jesús le dijo: Ni yo te condeno tampoco. Vete y no peques más. Como hemos visto, se trataba de un dilema muy claro en el que querían meterle: Si aprobaba la legislación mosaica en aquel caso, podrían desvirtuarle -ante el pueblo- su misericordia; si no la aprobaba, le acusarían de ir en contra de las leyes legisladas por el mismo Dios en el Antiguo Testamento. Pero es de tener en cuenta que Jesús no ha venido a abrogar la Ley, sino a perfeccionarla. ES verdad que absuelve a la mujer adúltera de todos sus pecados, porque la ve contrita y humillada, pero deja muy clara su culpa ordenándole que no peque más. También es de tener en cuenta lo que le dijo al hombre que llevaba 38 años paralítico, después de curarle: «Mira que has sido curado; no vuelvas a pecar, no sea que te suceda algo peor» (Juan 5, 1-14). 440

Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 6-Abril-1998

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149.- CULTURA RELIGIOSA Pienso que no existe ninguna asignatura que pueda abarcar mayor grado cultural y más provechoso que la de Religión. Pues una persona bien formada religiosamente está exenta de todos los delitos por los que sufren los penados en las prisiones. También los matrimonios bien cristianizados están exentos de rupturas matrimoniales y del abandono de sus hijos, algo que no se consigue con todas las asignaturas restantes ni con todos los títulos académicos y universitarios. Y el que aún siga en pie la legislación que otorga a la asignatura de Religión rango académico de materia fundamental no deja de ser una burla, si tenemos en cuenta la discriminación del profesorado, la desvalorización oficial de las calificaciones obtenidas por los alumnos y el menosprecio que reciben estos educandos. Esta falta de respeto al único Maestro (Jesús) que los hombres hemos conocido desde hace dos mil años, es la que nos ha traído una enfermedad moral provocada por el ateísmo y los pseudo cristianos, los mismos que ahora no encuentran remedio para curarla. La ignorancia y desinformación religiosa es el trasunto de numerosos males que sufre la juventud en España y en el mundo. Y este orden o regla que prescribe cierta forma y método de vida y de enseñanza, repercute inevitablemente en el estudio y comprensión de otros saberes, que a esos mismos j ó v e n e s l e s o b l i g a n a s a ber. Los que hemos empleado muchos años en el estudio de la Religión 442

y de la Historia, sabemos que el cristianismo ha impregnado durante muchos siglos toda la cultura del llamado mundo occidental. He ahí que sin una cultura religiosa en España, los alumnos no estarán capacitados para comprender el verdadero sentido de la Historia y los pensamientos históricos de tantos miles de canonizados. ¿Qué les pueden decir los santos y doctores de la Iglesia a los alumnos que niegan la existencia de Dios y no conocen los dones del Espíritu Santo? ¿Qué tienen los mandamientos de la Ley de Dios que no sea provechoso para toda la humanidad?. Es necesario comprender cómo la religión nos enseña la obligación de conciencia y el cumplimiento de nuestros deberes morales. Pero, infelizmente, hay bastantes padres de alumnos inmersos en un mundo secularizado y rival a los dogmas de fe, preocupándose únicamente por la formación material y técnica de sus hijos, con menosprecio de la educación en valores humanos y religiosos. También es cierto que se han nombrado profesores de Religión, siendo adversarios a la misma Iglesia. Y esta actitud impartiendo clases que el mismo profesor no sabe de qué van, son las que han generado confusión y pérdida total de confianza en los padres de los alumnos, y estos educandos, no pocas veces, terminan siendo disidentes de la Iglesia y hasta detractores de la misma. Pues para transmitir la fe y lo bueno a los demás, hay que llevarlo dentro y vivirlo. 443

Publicado en «LA VOZ DE ASTURIAS» 12-Abril-1998

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150.- TCHAIKOVSKI Interesante nos parece la biografía de Andrew Thaikovski. Un joven que terminó sus estudios deslumbrando a sus profesores y compañeros. Lleno de confianza en las posibilidades de su inteligencia, se había liberado de las tradiciones cristianas de sus buenos padres. Pronto conoció la celebridad en su propio país -Rusia- como en otras naciones. Sin embargo, su triunfo nunca consiguió preservarle de la angustia que le aquejaba en el momento que abandonaba el escenario y cesaban los aplausos. Andrew se sentía solo y acongojado, hasta el punto de escribir sobre una partitura de una m e l o día: «Sólo el corazón solitario puede comprender mi angustia». Sus teorías estaban lejos de colmar sus necesidades interiores: no hallaba en ellas fuerza para enfrentar la vida... y menos la muerte. Cierto día un compañero le regaló la Biblia, diciéndole: «¡Toma! Ahí puedes encontrar todo lo que te falta». -La leeré. Mañana salgo para Francia y me servirá de entretenimiento. Y queriendo evitar las ideas perturbadoras, iba leyendo el libro de los Salmos, donde el 19.1 le decía: «Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos». En ese momento llegaba a la ciudad de Annecy (Francia) en una soleada mañana. La vista de los Alpes, fulgurantes bajo la capa de nieve y los rayos del sol, le hicieron connotar la palabra de Dios con el misterio de la creación. Esta luz que baja de lo alto 445

con alguna frecuencia, provocó en él un sobresalto de admiración: «¡No -se dijo-, no es posible que semejante esplendor emane de una ciega casualidad, sin pensamiento ni alma!. Debe de haber un extraordinario poder que organiza el Universo... Existe un Dios creador». Hospedado en el hotel al atardecer, se pasó la noche leyendo el Evangelio, y en la inspirada Escritura halló al mismo Dios, no sólo Creador de los mundos, sino también Salvador de los hombres, al Dios que de tal manera amó a sus criaturas que dio «a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3, 16). Esta sagrada lectura le hizo comprender a Tchaikovski dónde estaba su salvación y el consuelo de vivir lejos de la opulencia y el pecado, y desde esa fecha, consagró su vida al servicio de los pobres. Comprendió las razones que le exponían constantemente sus padres, y murió como ferviente católico, dejando en un sobre la nota que sigue: «Humildemente les sugiero a los increyentes que mediten los Sagrados Textos, que contemplen la salida del sol, que observen los paisajes desiertos; los ríos, los mares, las lluvias que riegan las tierras; y en los momentos apacibles, con sincera humildad preguntar a vuestro intelecto ¿de dónde sale esa fuerza motriz?.

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Publicado en «LA VOZ DE AVILÉS» 13-Abril-1998

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LA PERFECCIÓN Si consigues centrar bien tu cabeza, rodeada de cabezas perdidas, sin darle nunca acceso a la tristeza, ahuyentarás zozobras y fatigas. Si en Dios has puesto siempre tu mirada, con el candor del mismo carbonero, y al increyente no le mientes nada, ganarás muchas almas con tu esmero. Si engañado no engañas a otro hombre, y si aceptas el odio sin odiar, harás resplandecer tu santo nombre, y hasta el zorro te habrá de respetar. Si eres bueno y no finges ser mejor, si al hablar no exageras tu saber, con Dios irás ganando el esplendor, y serás un ejemplo en tu deber. Si tropiezas el triunfo alegremente, o ves que la derrota es acuciante, en Dios encontrarás el eximente, pues el que queda atrás, sale adelante. Si logras que se sepa la verdad, a pesar del sofisma de la gente, le habrás dado un buen palo a la maldad, con el recato humilde de tu mente.

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Sé siempre silencioso en tu virtud, escucha y habla poco con la gente, si quieres que los rayos de la luz, edifiquen tu Don sobresaliente. Si te hieren, tu no aceptes la herida, son hombres inferiores a tu lado, pues quien te hace sufrir, te da más vida, porque expías tu culpa y tu pecado. Si así lo haces la tierra es tu dominio, y serás para Dios el predilecto, por sufrir con paciencia el ignominio y ser como Él te manda, bien perfecto. Si esperas en tu puesto con paciencia, bendiciendo a quien te hace esperar, harás esplendorosa tu conciencia y acabarás tu vida en un altar. A NTONIO C OLAO G RANDA O CTUBRE-1997

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INDICE GENERAL

PRÓLOGO ........................................................................................... 1 EL PERIODISTA DON JULIO GONZÁLEZ ............................. 3 INTRODUCCIÓN .............................................................................. 9 1.- QUIRÓS Y SAN MELCHOR ................................................. 1 7 2.- BUENA HOMILÍA .................................................................... 2 0 3.- SOLIDARIDAD ......................................................................... 2 3 4.- LA MURMURACIÓN .............................................................. 2 6 5.- LA PERFECTA ALEGRÍA ....................................................... 2 9 6.- SÁBANA SANTA ..................................................................... 3 3 7.- LA COMUNIÓN EN LA MANO .......................................... 3 5 8.- TV: ESCUELA MÓRBIDA ...................................................... 3 8 9.- SAN ISIDRO LABRADOR .................................................... 4 1 10.- EL GITANO SANTO ............................................................. 4 4 11.- VIAJES DEL PAPA ................................................................. 4 6 12.- VICTORIA DE LA VIRGEN ................................................ 4 8 13.- EL VICARIO DE CRISTO .................................................... 5 1 14.- AYER MODELO, HOY MONJA ........................................ 5 4 15.- ALMUNIA Y LA MORAL .................................................... 5 7 16.- UN LORO LE SALVA LA VIDA ........................................ 6 0 17.- LOS GOCES DE LA FAMILIA ........................................... 6 2

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18.- UN BUEN EJEMPLO ............................................................. 6 5 19.- DIÁLOGO CON UN SACERDOTE .................................. 6 7 20.- UN SOLO PENSAMIENTO ................................................ 7 0 21.- RELIGIÓN Y PSICOLOGÍA ............................................... 7 2 22.- GUERRA Y LOS NIÑOS ...................................................... 7 5 23.- SANTA EDUVIGIS ................................................................ 7 7 24.- TRES DÍAS DE LUTO EN BRASIL .................................. 8 0 25.- LA REINA ................................................................................. 8 2 26.- IGLESIA Y LIBERTAD ......................................................... 8 4 27.- EL PECADO ORIGINAL ...................................................... 8 6 28.- DELGADO Y EL PAPA ......................................................... 8 9 29.- ¿EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS? ................................ 9 2 30.- LA ARCHIDUQUESA SOFÍA ............................................. 9 4 31.- CON UN VOTO BASTA ...................................................... 9 7 32.- UN GATO Y EL ROSARIO ................................................. 9 9 33.- INFORME DE UN EXTRATERRESTRE ........................ 101 34.- CAMBIO LA ESPOSA POR UNA BICICLETA ........... 104 35.- ¿CÓMO EDUCAR A LOS HIJOS? ................................... 106 36.- TESTIMONIO ....................................................................... 109 37.- EL ATEO NO PUEDE COMPRENDER AL CATÓLICO 112 38.- LA FE DE ORTEGA LARA ................................................ 115 39.- EL CERTIFICADO Y UN JAMÓN ................................... 118 40.- ¿A QUIÉN SE APARECE LA VIRGEN? ......................... 121 41.- TERRORISMO EN LA CALLE, CRIMEN EN LAS

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CLÍNICAS Y TERRORISMO DE ESTADO .................... 124 42.- TERESA DE LISIEUX .......................................................... 127 43.- ¿QUÉ HACER EN LAS VACACIONES? ........................ 130 44.- LA FORTUNA DE FIDEL CASTRO ................................ 133 45.- ETA, HB Y ARZALLUS ....................................................... 136 46.- LA TRANSFIGURACIÓN .................................................. 138 47.- EL ATEO NO EXISTE: MIS REFLEXIONES ................ 141 48.- EL PREDILECTO DE LUCÍA ............................................ 143 49.- SIETE MÁRTIRES MÁS SERÁN BEATIFICADOS ... 146 50.- LA INFLUENCIA DEL MALIGNO ................................. 148 51.- MUCHO NOS QUEJAMOS ............................................ 151 52.- MÁRTIRES DE CHINA .................................................... 154 53.- ¿POR QUÉ CRECEN LAS SECTAS? ............................... 156 54.- IR A MISA ............................................................................ 159 55.- EL MEJOR SEMBRADOR .................................................. 162 56.- EL PROBLEMA DE NO TENER PROBLEMAS ........... 165 57.- LA PENA CAPITAL FAVORECE A LOS CRIMINALES ........................................................................... 168 58.- DIANA: UN ACCIDENTE MÁS ...................................... 172 59.- UNA LUZ SE APAGÓ EN LA IGLESIA ................. 174 60.- HA MUERTO JOSÉ MANUEL ...................................... 177 61.- MADRE TERESA .................................................................. 180 62.- CUANDO CRITICABAN A NUESTRO ABUELO ...... 183 63.- DISLATE DE UN DEICIDA EN POTENCIA ............... 186 64.- SEIS DÍAS EN FÁTIMA ..................................................... 189

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65.- NO CONSIGUIERON MATARLA .................................. 193 66.- LA TV Y LOS NIÑOS ......................................................... 196 67.- CONTRA LA IGLESIA ....................................................... 199 68.- QUIERO SER SACERDOTE .............................................. 202 69.- ETAPAS DE LA VIDA ........................................................ 204 70.- EL PAPA Y LA FAMILIA ................................................... 206 71.- LA MAGDALENA ................................................................ 208 72.- FRANCISCO DE BORJA .................................................... 210 73.- UN HIJO POR ERROR ........................................................ 213 74.- ¡QUÉ CONTRASTE! ............................................................ 216 75.- LA REINA BLANCA ............................................................ 218 76.- HISTORIA DE UN ALMA ................................................. 221 77.- LO CONTABA MI PADRE ................................................ 224 78.- UN BUEN SACERDOTE .................................................... 226 79.- MURIÓ POR SU HIJO ........................................................ 229 80.- UREÑA Y LAS VOCACIONES ......................................... 231 81.- LOS COMPLEJOS ................................................................ 234 82.- COHERENCIA CRISTIANA ............................................. 237 83.- DESPUÉS DE LA BODA .................................................... 239 84.- CONFESIÓN DESCUBIERTA .......................................... 242 85.- DE LA FAMA A LA CAMA ............................................... 245 86.- PECES-BARBA ...................................................................... 248 87.- MORAL Y SIDA .................................................................... 250 88.- HÉROES .................................................................................. 252

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89.- ASÍ ME DIJO ......................................................................... 254 90.- LA OBEDIENCIA ................................................................. 256 91.- LOS HÉROES CRISTIANOS SON NECESARIOS .... 258 92.- ¡QUÉ BONITO! ..................................................................... 261 93.- SAN ANDRÉS ....................................................................... 264 94.- ¡QUÉ BIEN NOS PAGA DIOS! ........................................ 266 95.- UN ASTURIANO FUNDADOR Y SANTO .................. 269 96.- PARA LOS ADEPTOS DEL CÓMIC .......................... 273 97.- LA INMACULADA .............................................................. 275 98.- EL LABRADOR Y EL FUNCIONARIO .......................... 278 99.- 45.000 NIÑOS NO MORIRÁN DE HAMBRE ............. 281 100.- EL SUMO PONTÍFICE ..................................................... 283 101.- LA CONFESIÓN ................................................................. 286 102.- LA CONFORMIDAD ........................................................ 289 103.- ME DIO CARA EN LA CALLE ....................................... 292 104.- LLEGA NAVIDAD ............................................................ 295 105.- LA VEJEZ .............................................................................. 297 106.- EL PAPA Y TELECINCO .................................................. 300 107.- NO TE OLVIDAMOS ....................................................... 303 108.- DEMASIADOS TEMAS POLÍTICOS Y POCOS RELIGIOSOS ........................................................................... 306 109.- EL PADRE PÍO .................................................................... 310 110.- ASÍ ES LA FRATERNIDAD ............................................ 313 111.- UN ARTISTA CRISTIANO ............................................. 315

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112.- LUISA MARÍA .................................................................... 318 113.- SAN CARLOS ...................................................................... 320 114.- ¿CUÁNDO APRENDEREMOS? .................................... 322 115.- EL ESQUEMA DE CADA UNO ..................................... 325 116.- LÓGICA Y RELIGIÓN ..................................................... 328 117.- MACARIO EL VIEJO ........................................................ 330 118.- LA CLONACIÓN ................................................................ 333 119.- ¿FIDEL CASTRO TIENE CÁNCER? ............................. 335 120.- A RAMÓN SAMPEDRO DESDE EL RESPETO ....... 338 121.- ¡VIVEN! ................................................................................. 341 122.- EL PAPA Y FIDEL .............................................................. 344 123.- LA PAZ ................................................................................. 346 124.- ¿CUÁNTOS CATÓLICOS HAY EN ESPAÑA? ........ 348 125.- LA PATRONA DE CUBA ................................................. 351 126.- ABORTO Y TERRORISMO ............................................ 354 127.- MEDITACIONES ............................................................... 357 128.- LLEVE MÁS PAZ A SU CASA ....................................... 360 129.- MANUEL CEDEIRO .......................................................... 362 130.- YO NO LA MATARÍA ...................................................... 364 131.- EVA LAVALLIÈRE ............................................................. 366 132.- ¿ASÍ ERA JESÚS? ............................................................... 369 133.- YA ERA BUENO ................................................................. 371 134.- ASÍ ME LO EXPLICÓ ........................................................ 374 135.- SON ELLOS LOS QUE TIENEN QUE PEDIR

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PERDÓN A FRANCO ............................................................ 376 136.- ¿CÓMO DEBEMOS DE ENFRENTAR EL DOLOR? ..... 378 137.- BAROJA, SOPEÑA Y FIDEL .......................................... 381 138.- LA ENFERMEDAD ............................................................ 384 139.- LA CUARESMA .................................................................. 386 140.- LA MUERTE ......................................................................... 389 141.- RECUERDO TEMPORAL ................................................ 391 142.- PAGABA CON CHEQUES .............................................. 394 143.- CRÍMENES EN CHINA .................................................... 397 144.- INVITACIÓN A LA PENITENCIA ............................... 400 145.- EL HIJO PRÓDIGO ........................................................... 403 146.- PASÓ SAN JOSÉ ................................................................ 406 147.- UN MILAGRO .................................................................... 409 148.- MUJER ADÚLTERA .......................................................... 411 149.- CULTURA RELIGIOSA .................................................... 413 150.- TCHAIKOVSKI .................................................................. 415 LA PERFECCIÓN ......................................................................... 417

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150 EJEMPLOS A SEGUIR

C

alderón de la Barca en su obra La Vida es Sueño, una de las cumbres del dra ma universal, pone en boca de un personaje: «mejor habla, quien mejor calla». En la misma situación me encuentro al hablar de ANTONIO C OLAO. No puedo hablar de él con imparcialidad, pero tampoco quiero ni puedo, pues con los amigos no se es nunca imparcial y cuando estos amigos son ejemplo de vida, la imparcialidad es aún más imposible. A NTONIO C OLAO me ha enseñado con su testimonio muchas cosas a cada cual más importante: ha llenado de ilusión mi vida; ha estado conmigo en momentos muy importantes, en esos momentos donde sólo la amistad fundada en la Fe, Esperanza y Caridad teologales es más amistad por más fundada en la única AMISTAD: «a vosotros no os llamo siervos sino amigos».

H

echa esta declaración de admiración y gratitud hacia la persona de A NTONIO COLAO, vengamos a este su nuevo libro. No pretendemos una crítica literaria al uso, es decir, no hablamos aquí de los aspectos retóricos, estilísticos, semánticos o pragmáticos del texto, aunque todos los artículos que forman este nuevo libro de A NTONIO C OLAO son la más pura expresión de coherencia y sentido, características básicas de todo auténtico texto, que supere la simple disposición de un conjunto de retahílas, por lo tanto sin sentidos.

A

NTONIO C OLAO escribe, no por la fama, aunque son cada vez más las personas que saborean sus escritos: tampoco se comunica con sus lectores, para apaciguar su soledad y su angustia, como tantos escritores y columnistas de periódico, quienes se las ven y se las desean para escribir todos los días, algo que no sean vulgaridades y muchas veces simples necedades monótonas por iterativas, basta posar los ojos en la mayoría de los que escriben ha-

bitualmente, para verificar la vaciedad existencial de sus opiniones.

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NTONIO C OLAO escribe para dar testi monio de lo que ha experimentado y/o conocido en su vida dedicada a servir y amar. Cuando habla del sacrificio, de la oración, de la moral, de la amistad, de la política, de la educación de los hijos/as, de la quiebra de los valores morales en una sociedad enloquecida y manipulada por los medios de comunicación, que alienan a millones de seres humanos en todos los continentes con los mismos mensajes planos, irrelevantes, culturalmente obscenos y radicalmente inmorales, produciendo en serie teleadictos y vidiotas, sabe de qué va la cosa.

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NTONIO C OLAO no escribe ni desde la desesperanza de quien no tiene motivos para seguir viviendo, ni desde la arrogancia de quien piensa que tiene soluciones para todo; eso lo hacen los corifeos de la postmodernidad nihilista y escéptica, quienes seducidos por Satanás, padre de la mentira, vomitan la rebelión inicial: NON SERVIAM.

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os artículos y cartas al director que dan forma a este nuevo libro son como una bocanada de aire fresco y limpio. Contienen mensajes llenos de amor y esperanza, porque en sus páginas late la experiencia y las vivencias de una persona, quien como ANTONIO COLAO ha hecho de la pluma un instrumento de apostolado y de testimonio.

D

eseo que este libro produzca en los que lo lean tanto bien espiritual y moral como su autor pretende.

F IDEL G ARCÍA M ARTÍNEZ Catedrático Lengua y Literatura Doctor en Filología Románica Graduado en Teología457

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