15.-ACTIVIDAD #15 2022 I CENÁCULO DE AMANTES Mario Malpartida Besada

December 19, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Actividad n°15

ALUMNO CURSO

:  URIBE CHIARA HAROLD ALEXANDER :  REDACCIÓN Y ELOCUCION 

DOCENTE

: ANTONIO REMON TENORIO

Huancayo - 2022

 

 

CENÁCULO DE AMANTES Mario Malpartida Besada, Lima 1947 Aquel día salió de casa más dispuesta que nunca a engañar a su marido. Caminó con parsimonia sabiéndose observada, a partir de sus altos tacones hasta su enmarañada cabellera, por ojos maliciosos que, a su entender, adivinaban su propósito prop ósito o imaginaban los atrevimientos de su ropaje interior. Quería alimentar vanidad para no flaquear en el último Para eso pues selahabía acicalado puesto el conjuntosurojo de falda ceñida a la cadera cuyo largoinstante. no alcanzaba a cubrirle redondez de susyrodillas y, por dentro, un juego de mínimos atuendos. Su llamativa distinción, más el bálsamo especial después del baño, rociado cuidadosamente por los ángulos más íntimos de su cuerpo, le daban la seguridad necesaria para imponerle las condiciones que quisiera a su amante, antes de acudir al refugio final para la intimidad. A muchos kilómetros de la ciudad, refundido en una zona minera de la serranía, el ingeniero Barrientos no se imaginaría que su mujercita anduviera en sutiles ajetreos nocturnos, mientras él culminaba uno de sus proyectos más ambiciosos. Al partir le había dicho en tono jocundo: “Tardaré solo dos días, pero volveré con un contrato fabuloso”. Ella, disimulando un extraño cosquilleo en todo el cuerpo, pensando desde ya en las caricias del otro hombre, apenas si correspondió el beso de despedida: “Cuídate, querido, y no vuelvas sin ese contrato”. Casi inmediatamente sonó el teléfono.   Alejada de su domicilio, por fin podía tomar el taxi sin que los transeúntes ni el conductor cond uctor advirtieran de qué vivienda había emergido toda glamorosa para dirigirse a algún lugar secreto, envuelto de penumbras, según lo imaginaba, para que no los distingan, ni a ella ni a él. “Apunta bien, de ese snack te llevaré a un un lugar especial”, fue la indicación telefónica seguida de una sutil advertencia: “Sin olvidarte de nada, eh”. La señora de Barrientos entendió la insinuación porque en repetidas ocasiones hablaron sobre preferencias de uno y de otro para cuando por fin tuvieran la complicidad de la media luz. Así había empezado el flirteo, con diálogos sugerentes que fueron fu eron haciéndose cada vez más atrevidos. Se mordió los labios y pensó que, efectivamente, no debía olvidarse olvidars e de las prendas que todavía encajaban perfectamente en su anatomía. Un ligero pudor la sobresaltó al imaginarse con pequeñeces y transparencias frente a los espejos de cuerpo entero, adosados a una y otra pared, devolviéndole su imagen y la de su acompañante. El chofer del taxi no pudo evitar dirigirle una mirada escrutadora antes de que subiera al vehículo. Luego, entre verla e imaginarla, la ubicó sentada en la parte central del asiento posterior, justo en la línea decruzadas mira delsobre espejito retrovisor, ligeramente las piernas, blancas las tembloroso: piernas, las manos el pecho, el pecho jadeante, ladeada, la carterajuntas a un costado. Después habló “¿A dónde la llevo, señora?” Acomodó el espejito para recorrerla con la mirada hasta donde le fuera posible. Sus ojos trataban de ubicarle descaradamente las rodillas mientras su diestra jugueteaba con la bolilla de billar que, a manera de cabezal, adornaba la palanca de cambios. “¿Usted conoce esta dirección?”, replicó la mujer, alcanzándole un papelito. pap elito. “Sí”, dijo el moreno de bigotillo, levantando levantan do con el índice la visera del gorro, seguidamente aspiró, tragó saliva y completó la información: “Queda en la quince de la Avenida Principal”. “Pues, bien, hacia allá vamos”. El hombre asintió, dejó de acariciar la bolilla, secó la transpiración de la mano con su franela roja y acomodó el espejuelo para que retomara su función específica. Echó a andar el vehículo al mismo tiempo que iniciaba una fantasía como para entretenerse durante el viaje. Imaginó la elegancia del dichoso snack. A Barrientos nunca se le habría ocurrido invitarla a un lugar tan selecto, solo como preámbulo para un encuentro pasional. Porque ese establecimiento en la quince de la Principal de debía de serventanales, muy caro. Conocía avenida. Todasuniformados sus calles estaban adornadas de bares y restaurantes enormes luces de la colores, porteros y nombres en inglés o tal vez en francés. No, Barrientos no lo haría. Conocía bien a su marido. Un día le propuso: Ferna, por qué no cenamos en la esquina de tu oficina”. Y Fernando se quedó  mudo. Cuando reaccionó le aseguró que en cuanto saliera el contrato con la compañía minera, irían a cenar a muchos restaurantes finos de la

 

ciudad, empezando por ese que queda en la esquina de la firma donde trabaja y adonde solamente acuden los altos ejecutivos. El episodio se repitió muchas veces con diferentes matices, hasta que conoció al socio mayoritario de la empresa. Ocurrió durante la celebración del cumpleaños del gerente. Llegaron retrasados como solían hacerlo por la discusión sobre qué atuendo ponerse. Que una mujer de su edad debe ser s er moderada, decía él; que se sentía joven, argumentaba ella; pero que estaba gordita, protestaba él; que le gustaba la falda corta, replicaba ella, y, además, le asentaban bien los treinta y tantos. Como siempre, se impuso ella y eligió el vestido crema entallado y altito. El color claro permitía adivinar los bordes de un sugestivo delta interior aprisionándole las caderas. Fue la reina de las atenciones. Y su esposo, el más envidiado de los hombres. Casi al amanecer, con el barullo en retirada y Barrientos y sus amigotes desencajados por ahí, se le acercó el tipo de terno listado que tantas veces había insistido para que no le faltara una copa de champán en sus manos, y le habló desvergonzadamente muy cerca de su cara, como si quisiera besarla. Ella no retrocedió. “Llámeme Julio”, le autorizó el hombre fuerte de la empresa, y ella obedeció al instante: “Julio”, y enseguida agregó segura de sí misma: “Julio Márquez Llosa”. “Así es, Lulú Cortavarría”, el tipo se cuidó de no agregar “de Barrientos”. A la mujer no le interesó si aquel encuentro al día siguiente fue casual o preparado por Márquez Llosa para que pareciera casual. Solo le importó que él estuviera ahí, sentado frente a ella, en la mesa más- discreta del restaurante de la esquina de la empresa, saboreando por primera vez en su vida un cóctel de camarones, mientras los otros socios participaban de una inesperada e interminable sesión de directorio. “Qué sorpresa”, le dijo desde el interior de su automóvil y la invitó a subir. Luego de unas vueltas convinieron en que lo mejor sería tomarse el refrigerio en ese lugar para que él pudiera retornar a la junta que había abandonado intempestivamente. “Fue una falsa alarma”, le comentó y agregó que estaba contento de haberse hab erse cruzado circunstancialmente en su camino. Ella aparentaba indiferencia, pero bien que tomaba nota de sus palabras: todos los socios estarían sumamente atareados en el último piso del edificio con la orden de no abandonar la oficina hasta desarrollar la agenda completa. Barrientos no era socio mayoritario como para transgredir las obligaciones y esa habría sido la razón por la que no pudo ir a recogerla a la hora acostumbrada. Tampoco podría bajar ahora. El taxista no había mostrado ningún interés en apresurar su recorrido. Contrariamente fue cauteloso al preferir las calles más tranquilas de la ciudad y ya se aprestaba a ingresar a la Avenida Principal cuando oyó la pregunta de su pasajera: “¿Tiene música suave, señor?”. “Sí, señora, ahorita la pongo”. Suspiró Lulú Cortavarría volviendo al presente. Pensó que, efectivamente, los choferes con gorrito y autos amarillos con el casquete oficial eran los más educados de la ciudad. ¿Por qué no buscarle conversación?, después de todo el tipo ya formaba parte de su aventura. Cuando quisiera recordar su engaño, tendría que empezar desde el momento en que levantó el brazo y agitó su mano para detener el auto pedirleempezó al chofera que lo llevara al punto de encuentro con elrecordaba hombre que la deseaba. Laymúsica sonar. Era instrumental, pero su tonada melodías populares. Julio solo tenía clásicos. Además, cuando subía al convertible rojo de dos Puertas, ella misma se encargaba del equipo y de los discos compactos guardados en la guantera. Y del sonido, ni qué decir. “Bien conservadito, su auto”, soltó la frase tratando de ser benevolente y el tipo respondió: “Ajá”, con toda evidencia, reservando mayor expresividad para la mirada que le dedicó a través del espejuelo. Ella giró de un lado a otro, pensando en mostrarse mejor. En el auto de Julio Márquez se habría estirado y reclinado el asiento hasta h asta la última posición, siempre que estuvieran transitando por alguna autopista solitaria con destino al sur. Y él la hubiera contemplado en la plenitud de su reposo, extendida libremente, recogido el vestido hasta h asta el medio muslo, lentes oscuros y la cabellera revuelta, mientras conducía a regular velocidad, absorbiendo la saludable brisa proveniente del mar. Así recordó el último paseo aprovechando otro de los fugaces viajes de Barrientos. Pero frunció el ceño al rememorar sus vueltas repentinas, como si en realidad nunca hubiera salido de la ciudad,Lulú. apenas de mano. milacasa de playa”, dijo. “¿Ylaesa gente?”, preguntó “Escon queunla maletincito tengo alquilada, en el “Esta veranoesme desocupan”. Sinleembargo, ensoñación fue de pronto interrumpida: “Llegamos, señora”.  señora”.  Lulú Cortavarría le dedicó una mirada al chofer y abandonó el taxi lo más solemne que pudo. El tipo también la miró, a la manera de un acto de despedida silenciosa. Puso un u n rostro nostálgico y reemprendió

 

su recorrido haciendo un gesto de resignación, como si estuviera perdiendo algo que le pertenecía. Ella tuvo que controlarse para no hacerle un adiós, adiós, con las manos. Ahora debía iniciar una historia diferente en su vida. Julio Márquez la estaría esperando, es posible que, en posición de alerta, a la expectativa de que ingrese por la puerta p uerta de vidrio que abriría gentilmente el portero. No lo distinguía aún, pero tenía la certeza de que ya habría llegado. “Ah, sí”, le contestó el mozo elegantemente vestido, y señaló con una mano: “El señor Márquez la espera”. Y la condujo amablemente. La concurrencia era escasa. Hombres y mujeres rodeados de penumbra bebían y hablaban, ignorando a los que estaban a su alrededor. Un suave murmullo se entremezclaba con el aroma de las flores que adornaban el local y la música instrumental que brotaba de alguna parte. “Qué bello, qué fragancia”, pensó Lulú. Caminaba tranquila detrás del mozo hacia el lugar que le había indicado, ahí donde un hombre impaciente apuraba los últimos sorbos de una bebida helada para calmar su ansiedad. Márquez Llosa dejó abruptamente el vaso con agua mineral y se puso de pie: “Hola”. Lulú correspondió el saludo y sintió que en ese preciso instante iniciaba un encuentro distinto a los que había tenido antes en cafés, restaurantes o chifas, siempre en zonas periféricas de la ciudad. De retorno, entretanto iba sonando la música selecta, detenido el vehículo en algún recodo del camino, se dejaban envolver por sus pasiones, pero ella siempre se había mantenido firme para contenerlo en el momento exacto. Ahora tendría que llegar hasta el final. Luego de algunos minutos y bebidas suaves, Márquez Llosa le propuso partir part ir a ese lugar especial para la cena y el vino. La mujer notó cierto nerviosismo en el hombre con el cual engañaría a su marido, esta est a vez más allá de las simples caricias y besos exagerados. Ya en el automóvil, abrió la guantera para buscar la canción de su preferencia y su mano se estrelló con un artefacto frío y contundente. Casi gritó al extraerlo: “¡Una pistola, para qué tienes aquí una pistola! Unas gotillas de sudoración resbalaron por la frente del empresario. “No te preocupes, ahora te explico”, la calmó, calmó , como todo amante precavido. Tomó el arma y la guardó en el bolsillo de su saco. No se dijeron nada más hasta llegar al lujoso hotel. Ya dentro, Márquez le recordó: “Lo prometido es deuda, antes que todo, una cena y el exquisito vino de la casa y en seguida lo nuestro que va ser inolvidable…”. Le soltó un guiño romántico guiño romántico y se dirigieron a una mesa del bar en el interior del local desde donde podía observarse, aunque un poco distante, el movimiento furtivo furt ivo de las parejas. El hombre se palpó el bolsillo y le dijo: “Es solo para asustar a una persona”. “¿Pero a quién?”, demandó ella. “A mi mujer; me engaña, miserablemente, con un desgraciado, desgraciado, que no siquiera te imaginas…”.  imaginas…”.  En medio de una conversación insinuante, como era su estilo, miró su reloj y habló: “Sé que acude a este lugar y a estas horas”. horas”. Lulú quedó desconcertada. ¿No habían venido para internarse en esa suite con jacuzzi y enormes espejos, según se lo había descrito? ¿Es que solo quería exhibirse ante su mujer para el ojo por ojo, diente por diente, diente, con alguien…? alguien…? Indignadísima trató de reaccionar, pero él se precipitó: ahí está ella, entraráLulú su amante”. Márquez se dirigía bar. Detrás de ella, con“Fíjate, pasos nerviosos, ibaluego el amante. que estáLa conesposa unos de deseos inolvidables dealAfrodita, no podía imaginarse de lo peor que iba a suceder… suceder …  Julio Márquez Llosa, totalmente perturbado, se puso de pie para llamar la atención de aquella mujer infiel y jugadora que caminaba toda ella. Muy angustiada Lulú vio a la señora de Márquez y se inquietó inqu ietó aún más al contemplar al amante que, luego de miradas a izquierda y derecha en movimientos que le resultaban familiares, se aproximaba a su pareja, completamente ajeno al peligro que los esperaba. Y, cuando por fin pudo distinguirlo claramente, no supo si oyó un disparo o fue el estallido de su corazón de traidora. Con su mirada nublada apenas si pudo percibir cómo Márquez Llosa apuntaba con su pistola al otro hombre de su mujer, al ingeniero Fernando Barrientos, que también es un canalla, un hipócrita, un desgraciado, un lobo disfrazado de borrego. C ompi lac lacii ón: M ag. Anto A ntoni nio o R emón T enori norio o ACTIVIDAD N° 15 A.-Después A.Después de leer atentamente el cuento: “CENÁCULO DE AMANTES” de  de   Mario Malpartida Besada, responde a las preguntas, con arte y precisión, evitando los errores ortográficos, luego me

 

envía por Plataforma. Me envía solo el cuestionario desarrollado a dos colores. 1.  Cuente la historia con tus propias palabras.

Había una vez un ingeniero de minas llamado Fernando Barrientos que se iba ir unos días por motivo de trabajo a otra parte. mientras él se iba por unos días a su trabajo, su esposa aprovecho salir con su amante que era Marques Llosa. antes de salir se llamaron y le dijo que valla como siempre, cuando salía de su s u casa tomo un taxi que le llevo al lugar que tenía ella en un papelito, estaba feliz porque era un lugar lujoso. Se encontró con Marques llosa y luego la llevo al sitio donde iban a ir y en eso que estaban en el carro ella vio el arma que la tenía y le pregunto porque lo tenía, y él le dijo: luego te explico para que es. Cuando estaban sentados el bar del lujo hotel le dijo que eso era para asustar al amante de su mujer y cuando él los vio a ella con amante, él se acercó y le apunto con el arma. lulú quiso ver de quien se trataba y al darse cuenta el amante era su esposo Fernando Barrientos 2.  Anote a los personajes con sus virtudes y defectos.

virtudes

defectos

Fernando Barrientos

Infiel mentiroso

Márquez llosa

Infiel Mentiroso

Lulú

Infiel mentirosa

 

3. Anote los temas (o problemas) que plantea el autor en la narración.  

  La infidelidad   La venganza

4.  ¿Por qué ciertas personas son infieles descarados con sus parejas?

Porque talvez se hallan metido por conveniencia con cierta persona y no porque en verdad tenia sentimientos por esa persona. 5.  ¿Qué ocurre con las personas infieles en la vida cotidiana? Pasa que quedan mal vistas y tarde o temprana su infidelidad saldrá a luz. 6.  ¿Por qué las personas no toman en cuenta los valores éticos y morales con sus parejas? Porque sus sentimientos a esa persona no son sinceros y fueron por otro motivo. talvez vivió en donde era tipoparejas de acciones. 7.  un ¿Teambiente parece correcta esa normal actitud ese de las de engañar a alguien que adora y se desvela por él o ella? ¿Por qué? Me parece muy mala su actitud, porque deben ser sinceros y sinceras, si no sienten nada por esa persona deben decirle la verdad y no hacer tales cosas como la infidelidad ya que dañan a uno .

 

8.  ¿Cree usted que esta historia se dé en la vida real? ¿Por qué? Si pasa en la vida real, porque muchas personas se meten por interés con otras y terminan amando a otra persona con la que después comenten una infidelidad, sin tomar en cuenta cómo quedaría esa persona. 9.  ¿Qué deben hacer las parejas para no ser defraudadas en la vida? Deben conocer muy bien a la persona con la que salen y decidan formar algo serio , ya que nadie sabe el verdadero sentimiento de la otra persona. 10. ¿Te gustó la narración? ¿Por qué? Si me gusto la narración, porque tiene mucho que ver con lo que sucede hoy en día con las personas. 11. ¿Alguna vez actuarías como uno de estos personajes admirables o detestables? ¿Por qué? Nunca actuaría como tales personas ya que no es bueno jugar con los sentimientos de las personas, sino sientes nada es mejor decirlo antes de tiempo que seguir mintiéndole. 12. ¿Cómo se puede evitar los actos de infidelidad con la pareja? Debes conocer bien a esa persona, porque no sabes cómo es o como piensa o lo que siente en verdad por ti. debes darle mucha atención y confianza ya que si no le tomas interés ella se aburrirá y es ahí cuando ocurre la infidelidad. 13. ¿Qué enseñanzas podríamos deducir de la narración? Que no sabemos con qué persona nos metemos, que debemos ver primero con qué clase de persona estamos. debemos mostrar atención e interés a nuestras parejas que luego se aburren. 14. Comente crítica y valorativamente la historia de la narración. Me parece muy mala sus actitudes de todos los personajes ya que no es la forma de cómo actuar de hacer daño a la otra persona con una infidelidad. también está mal buscar venganza y usar a otra persona. esta mal que él sea infiel y que no le gusta que le sean infiel, así aprenderán que no deben tener esa clase de actitudes. B.-Escuchar B.Escuchar y ver el vídeo o leer los poemas adjuntos: “TEN ESPERANZA”  ESPERANZA”   de Vicente Aleixandre, poeta español y “LECCIONES DE VIDA Y DE AMOR...” de AMOR...”  de Eladia del Ángel Meraz, poetisa mexicana y hacer un comentario crítico y valorativo, contrastando con los hechos de la vida real y luego me envía por Plataforma. POEMA TEN ESPERANZA Vicente Aleixandre https://www.youtube.com/watch?v=qEk5u26HV_8 https://www.youtube.com/watch?v=nqpBm8AieZs ¿Lo comprendes? Lo has comprendido. ¿Lo repites? Y lo vuelves a repetir. Siéntate. No mires hacia atrás. ¡Adelante! Adelante. Levántate. Un poco más. Es la vida. Es el camino. ¿Que llevas la frente cubierta de sudores, con espinas, con polvo, con amargura, sin amor, sin mañana? ... Sigue, sigue subiendo.

 

Falta poco. Oh, qué joven eres. Qué joven, qué jovencísimo, qué recién nacido. Qué ingenuo. Entre tus pelos grises caídos, sobre la frente brillan tus claros ojos azules, tus años vividos, tus tan lentos ojos puros, allí quedados bajo algún velo. Oh, no vaciles y álzate. Álzate todavía. ¿Qué quieres? Coge tu palo de fresno blanco y apóyate. Un brazo a tu lado quisieras. Míralo. Míralo, ¿no lo sientes? Allí, súbitamente, está quieto. Es un bulto silente. Apenas si el color de su túnica lo denuncia. Y en tu oído una palabra no pronunciada. Una palabra sin música, aunque tú la estés escuchando. Una palabra con viento, con brisa fresca. La que mueve tus vestidos gastados. La que suavemente orea tu frente. La que seca tu rostro, la que enjuga el rastro de aquellas lágrimas. La que suaviza, apenas roza tu cabello gris ahora en la inmediación de la noche. Cógete a ese brazo blanco. A ese que apenas conoces, pero que reconoces. Yérguete y mira la raya azul del increíble crepúsculo, la raya de la esperanza en el límite de la Tierra. Y con grandes pasos seguros, enderézate y allí apoyado, confiado, solo, échate rápidamente a andar... Este hermoso poema nos enseña que debemos seguir adelante y que no debemos rendirnos pase lo que pase. Que no importa las circunstancias debemos mirar el futuro que ahí debemos llegar y dejar a tras todo el pasado. Que hay que ver todo positivamente, que tengamos esperanza en nosotros mismo para lograrlo todo. POEMA LECCIONES DE VIDA Y DE AMOR... Eladia del Ángel Meraz Todo lo que aprendí, ...me lo enseñó la vida en carne propia. Aprendí que hay muchos tipos de hambre: Hambre física, hambre de amor, hambre intelectual, que el hambre espiritual es el hambre más difícil de saciar. Aprendí que no hay droga, ni vicio, que llene tu vacío existencial, en las cosas del espíritu sólo Dios tiene el poder de la verdad, ... Aprendí por igual, ... que nunca se termina de aprender. La vida es la mejor maestra y el tiempo nuestro mejor mentor. Aprendí que la vida te repite las lecciones que te niegas a comprender. La escuela de la vida me enseñó que la ignorancia,

 

no es de unos cuántos estudiantes o maestros, sino de toda la humanidad. Aprendí que lo que yo ignoro otros lo saben a la perfección y viceversa, ... Aprendí que hay cosas que desconozco por falta de interés, ... Todo lo que aprendí me lo enseñó la escuela de la vida en mi largo caminar, aprendí que no por amar demasiado, eres quién mejor sabe amar. La vida me ensenó que, en cuestiones de amor, vale más la calidad que la cantidad, que, en las cosas del corazón, no cabe la lógica ni la razón, ... sólo manda el amor. Aprendí que la locura no es una enfermedad tan dañina como la maldad consciente, que ser un loco por elección, es una forma de actuar y de vivir en forma libre e independiente, que hay locos que no tienen elección y la vida los elige al nacer sin uso de razón, Aprendí que nadie es perfecto y por ello no debe exigir perfección a los demás. La vida me enseñó que, para ser feliz, ... no es justo depender de nadie más. Aprendí que la felicidad viene de tu interior y se complementa al compartirla, por igual aprendí que no puedes pedir a otros lo que no tienes para dar, ... Todo lo que aprendí, ... lo aprendí a fuerza de errar, de cometer errores una y otra vez y equivocarme sin parar, de caer en cada intento y volverme a levantar. Todo lo que aprendí, ... lo aprendí a fuerza de experimentar. Aprendí que nunca se termina de conocer a las personas, ni viviendo bajo el mismo techo, ni durmiendo en el mismo lecho. Aprendí que el amor y la amistad son sentimientos con los que no debes jugar La vida me enseñó que el amor habita en mi interior y se extiende al exterior. Aprendí que, para ser y tener buenos amigos, primero debo ser mi mejor amiga. Y, por ende, poder ser una mejor amiga a quién me brinde su amistad sincera; así mismo aprendí que por mucho que te vacíes al darte y dar lo mejor de ti, el amor dentro tuyo debe ser incondicional, se da sin esperar y sin discriminar Aprendí que la decepción puede ser tu peor consejera a la hora de la verdad. La vida me enseñó que sólo tu amor propio es quién jamás nunca te va a traicionar. Aprendí que no porque alguien te ame o ames significa que todo se debe tolerar, ... Aprendí también, ... que aprender a perdonar es de almas grandes y nobles. Aprendí qué saber perdonar libera el alma y nos libera de ataduras y amarguras. vida enseñó que laesverdadera está la mente abierta a todo yLaque el me Libre Albedrío un estilo delibertad vida que se en debe vivir con responsabilidad. Aprendí que se puede ser libre mentalmente con tan solo soñar e imaginar, que no hay peor esclavitud que ser esclavos de nuestros propios vicios y manías, que las ataduras del corazón son lazos de amor que nos atan a las raíces del alma La vida me enseñó en carne propia que el apego es sólo sentido de pertenencia y aprendí que el desapego es poder renunciar y dejar ir aquello que te hiere. La vida me enseñó que el miedo no es tan malo a la hora de enfrentar la realidad. Aprendí en carne propia que un poco de miedo te previene, ... te alerta y te puede salvar y que el miedo en exceso, ... si no aprendes a dominarlo te puede llegar a paralizar, ... Aprendí que aprender a volar no es arriesgar tu vida por saltar a un abismo sin pensar. La vida me enseñó que volar es sólo un verbo cuya acción requiere de un(a) soñador(a). Aprendí no puedes hacer amor porquedeeldos amor ya está hecho en unde juego previo que tenerque intimidad es un actoelque requiere actores protagonistas común acuerdo. La vida me enseñó que los sueños, ... no son tan sólo sueños y nada más, que existen soñadores dispuestos a pagar un alto precio por alcanzar sus sueños. Aprendí que tu fe, ideales, ilusiones y esperanzas te ayudan a continuar,

 

que un poco de dolor y lágrimas no te hacen más vulnerable sino más fuerte, que tu fuerza interior proviene de tu vulnerabilidad ante la necesidad de sobrevivir La vida me enseñó que para alcanzar el éxito te debes esforzar un poco más, que un poco de fama ayuda a ser más popular, ... más no te hace un profesional. Aprendí que lo que fácil se obtiene pierde valor y ni tú mismo lo sabes valorar. Que hay virtudes que parecen defectos y defectos que pasan por virtudes. La escuela de la vida me enseñó que las tristezas son parte de crecer y madurar, que hay lecciones de vida que son inevitables, ... que con valor debes afrontar, ... Aprendí que la vida y la muerte es principio y final, ... que nada dura para siempre, que todo lo que empieza acaba, ... que un día concluye y otro día vuelve a comenzar, qué es un tabú eterno la eternidad, ... que la inmortalidad es la memoria del recuerdo, que el infinito es el límite del cielo, ... y que más allá de la vida hay una nueva vida, que nacer y morir son consecuencia de un ciclo natural que gira y gira sin parar, ... La vida me enseñó que estoy de paso, ... que soy fuerte, aunque es frágil mi apariencia. Aprendí que nada es imposible, ... que todo lo posible lo inventó la fe, Que hay milagros que surgen de la fe, ... y milagros que nacen del amor. La escuela de la vida me enseñó que sólo el amor nos salva Que sin amor no somos nada, ... simples seres humanos vegetando en el saber, ... Aprendí que el odio hace más daño al que lo experimenta, que al que lo provoca con sus actitudes y sus actos errados y de maldad. Que dejarnos llevar por un sentimiento o pensamientos negativos nos convierte en nuestros propios enemigos. Aprendí que mis actitudes y acciones están influenciadas y manipuladas por mi forma de pensar. Que albergar y alimentar pensamientos de amor y positivas ayudas a mi felicidad, ... La escuela de la vida me enseñó, ... lecciones de vida y lecciones de amor, ... Todo lo que aprendí en la escuela de la vida, ... Y lo que aún me falta por aprender, ... LA ME JOR ESCUELA, ES LA ESCUELA DE LA VI DA, ... Este hermoso poema nos enseña que en la vida aprenderemos de muchas cosas buenas o malas que nos puedan pasar, de esas experiencias aprenderemos a ser mejores y no cometer los mismos errores. Nos dice que la vida es la única y mejor escuela que hay, ya que gracias a la vida seremos personas de bien gracias a los errores que podamos cometer, seremos más exitoso. también nos enseña que en la vida es bueno el amor que gracias a eso somos todo y es lo único que nos puede salvar.

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