117127921 Lentzen Deis Fritzleo Comentario Al Evangelio de Marcos

May 6, 2020 | Author: Anonymous | Category: João Batista, Jesus, Evangelhos, Bíblia, Hermenêutica
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Fritzleo Lentzen-Deis, S.J.

COMENTARIO AL EVANGELIO DE MARCOS Modelo de nueva evangelización

Fritzleo Lentzen-Deis, SJ.

COMENTARIO AL EVANGELIO DE MARCOS Modelo de nueva evangelización

(evSJ EDITORIAL VERBO DIVINO Avda. de Pamplona, 41 31200 ESTELLA (Navarra) - España 1998

Introducción general

1. El comentario y el Proyecto de Exégesis Intercultural

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E V A N G E L I O Y CULTURA

1.1. La obra que aquí presentamos es la segunda edición de El Evangelio de san Marcos, publicada en la primera edición por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), en 1994, un año después de la muerte del recordado autor P. Fritzleo Lentzen-Deis, S.J. Se trata de una obra a la que el Profesor Lentzen-Deis dedicó gran parte de sus últimos años de actividad. Obra que logró terminar integralmente como texto básico, pero que quedó lamentablemente inconclusa como reelaboración final y anexos. La necesidad de publicarla rápidamente y el deseo de mantenerla tal como el autor la dejó explican ciertas imprecisiones que aparecen en la primera edición, así como la falta de una cuidadosa preparación del manuscrito y la sobreposición, en algunos casos, de diversos criterios de presentación. Sin embargo, el entusiasmo que ha despertado nos lleva ahora a preparar la segunda edición, que, a pesar de mantener esa forma precaria peculiar de una obra postuma, constituye ciertamente un paso hacia una futura y definitiva consolidación de la misma. Se ha mejorado la presentación general, la exposición del método utilizado y la descripción de la composición global del Evangelio de Marcos. También se ha añadido una breve bibliografía sobre el método y el contenido.

© Evangelium et Cultura, 1998 - © Editorial Verbo Divino, 1998. Es propiedad. Printed in Spain. Fotocomposición: Larraona, 31007 Pamplona (Navarra). Impresión: Gráficas Lizarra, S.L., Estella (Navarra).

1.2. Esta revisión de la primera edición es obra de los miembros del Proyecto de Exégesis Intercultural. El Proyecto nació por iniciativa del Profesor Lentzen-Deis, que comenzó a reunir periódicamente, durante los veranos y en diversos lugares de Europa y América, a los alumnos graduados a quienes había dirigido la tesis de doctorado o licenciatura y a algunos de los participantes en sus lecciones o seminarios.

Depósito Legal: NA. 370-1998. ISBN 84-8169-249-2

1.3. Un buen número de biblistas latinoamericanos participaron en el Proyecto. Veían una respuesta a las expectativas

Cubierta: Ignacio Migoya.

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de pastores y fieles de América Latina en orden a un acercamiento, lectura y comprensión de los textos más acordes con la sensibilidad y cultura de nuestros pueblos. 1.4. En la actualidad el Proyecto reúne a más de 70 personas entre biblistas, teólogos y pastoralistas de más de 40 países. Se trata de sacerdotes, religiosos y laicos dedicados de modo prioritario a la enseñanza de la Sagrada Escritura. Por este motivo el Proyecto posee unas notas muy características, entre ellas: 1.4.1. Un carácter marcadamente intercultural que constituye un factor decisivo en la identidad de sus miembros, en la orientación de la investigación, del intercambio y de las publicaciones. 1.4.2. Una dinámica fuertemente interdisciplinar que define las diversas fases del trabajo y que orienta tanto la vinculación de sus miembros como la apertura y contactos. 1.4.3. Un espíritu de colegialidad y de trabajo en equipo que hace que las obras sean siempre fruto de intercambio, crítica, evaluación, mutuo enriquecimiento y aporte de los miembros. De este modo se asegura una mayor objetividad, profundidad y una efectiva experiencia de Iglesia y de comunidad local. 1.5. El Proyecto tiene diversas actividades: 1.5.1. Preparación y publicación de comentarios a los libros de la Biblia, según los principios metodológicos que se exponen a continuación (cfr. infra). 1.5.2. Preparación de obras de estudio, aplicación y profundización, a través de una colección. 1.5.3. Cursos de verano para sus miembros con intercambios de estudio, actualizaciones y revisión en común de los materiales elaborados. 1.6. Como respaldo y como apoyo institucional al Proyecto, el Profesor Lentzen-Deis creó la asociación Evangelium und Kultur. Una asociación internacional con finalidad científica, con estatutos y registrada legalmente en Alemania.

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2. Los principios hermenéuticos y metodológicos del comentario El texto bíblico de Marcos viene leído e interpretado en este Comentario con un método exegético que fue tema de estudio durante más de 30 años de actividad académica de muchas lecciones y seminarios del Profesor Lentzen-Deis en la Hochschule Sankt Georgen de Frankfurt y en el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, y en los que participaron muchos biblistas latinoamericanos. Básicamente el método se propone, con el aporte de la lingüística moderna y sobre todo con el de la lingüística pragmática, dar un paso adelante en el método histórico-crítico, que se puede considerar el método clásico de la exégesis moderna. Veamos más en detalle de qué se trata. 2.1. Los principios

teóricos

El método histórico-crítico ha dominado los últimos cien años de la investigación bíblica. Los resultados obtenidos son sin duda excelentes. Además de la búsqueda de los diversos estratos que subyacen a la aparente y llana unidad del texto, de la identificación de los autores históricos y del estudio de la «situación vital» (Sitz ini Leben) de los géneros literarios, este método ha insistido de manera sustancial sobre todo en la búsqueda del sentido que el autor histórico ha conferido al texto. El autor histórico configura una intención significativa (intentio auctoris) que, dialécticamente, debe descubrir el lector. Por otra parte, en las últimas décadas, la lingüística se ha impuesto a la atención de la investigación bíblica partiendo del presupuesto clave de considerar todo texto, y por ende también el texto bíblico, como un punto de contacto entre quien habla/escribe y quien escucha/lee, y no simplemente como un sistema cerrado de signos que funcionaría de manera casi independiente del destinatario. Es decir, se trata de un proceso comunicativo donde no se puede prescindir del agente que produce el texto ni de aquel que lo recibe. Sobre esta base general, la lingüística pragmática se concentra más específicamente sobre un aspecto importante de

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la comunicación lingüística: la palabra como acción (pragma = acto). Estudia cómo se establece, mantiene y modifica la relación entre los interlocutores; de qué manera se puede influir sobre los demás; cuáles son las condiciones para el buen resultado de un acto lingüístico, etc. Según la pragmática, el texto no es un simple recipiente de informaciones que pasa de las manos del autor a las del lector; al contrario, es un mensaje codificado que contiene, de una parte, la intención del productor de influir sobre la conducta del destinatario atrayéndolo a sus propias convicciones y objetivos existenciales y, de la otra, la disponibilidad del receptor a dejarse involucrar y a responder. La contribución de la lingüística pragmática al estudio del texto ha consistido en poner en evidencia el carácter operativo del lenguaje. Comunicar una información es sólo una de las funciones del lenguaje que, algunas veces, resulta inclusive insuñciente para explicar un enunciado. E n otras palabras, es posible que la intención pragmática de las proposiciones no coincida perfectamente con su contenido semántico. Existen aspectos del texto de los cuales no se puede dar cuenta en términos de contenido, sino que deben ser explicados en términos de la «función» que tienen para el destinatario. Concluyendo, para descubrir la verdad de un texto, es decir su sentido completo, no basta tener en cuenta el sujeto de la comunicación, el contexto y el contenido, sino también los efectos que se propone obtener, las soluciones y los valores a los que el emitente mira para lograr una identificación por parte de sus oyentes/lectores. 2.2. Los principios teóricos y el texto bíblico Lo anterior resulta aún más apropiado cuando se aplica a un libro como la Biblia. Existen obras que no se proponen como finalidad, por lo menos explícitamente, la comunicación de un modelo de acción, sino simplemente la posibilidad de realizar, por ejemplo, ágiles combinaciones de significados. Por el contrario, la intención del texto bíblico es sustancialmente diversa. La Escritura no se presenta únicamente como un compendio de informaciones o un «manual de doctrina», sino que más bien se propone lograr una identificación de sus lectores con los personajes, con las soluciones y con los valo-

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res que presenta; en definitiva, trata de transmitir «modelos de acción» globales. La expresión «modelo de acción», en ámbito pragmático, significa que se considera el texto como «criterio» y «norma» de acción y no como simple recipiente de significados. En resumidas cuentas, se debe superar la manera mecanicista de entender el texto y abordarlo de la misma manera que ciencias como la psicología y la sociología describen las acciones humanas. A este propósito, por ejemplo, el mismo concepto hebraico de «verdad» ('emet) conlleva ya en su significado un aspecto programático existencial. De manera análoga, se puede considerar que la «verdad» de un texto bíblico ha sido plenamente alcanzada cuando se ha identificado su dimensión ética, en el sentido más profundo del término. Hasta ahora los comentarios bíblicos se limitaban generalmente al análisis de la estructura y del significado del texto. La lingüística pragmática permite descubrir que, por ejemplo, en el caso de los Evangelios, no raras veces los evangelistas aportan «su información temática» de la vida de Jesús en una sucesión narrativa que ofrece, paso a paso, motivos de acción y, por cierto, de manera armónicamente pedagógica. Los lectores deben continuar siendo conducidos al «seguimiento» mediante la ordenación textual, partiendo de una primera disposición general hasta la acción completa, según el modelo de la situación narrada. En todo relato encontramos, en efecto, una cadena de motivos, una serie de gestos, hechos y palabras de Jesús que se complementan en una unidad narrativa, que arrojan en su totalidad nueva luz sobre la acción de Dios en los hombres, convocando a la fe y a la cooperación. Una sucesión semejante de motivos e instrucciones de acción relacionados en un texto es lo que llamamos «modelo de acción». Cuando los exégetas logran explicar apropiadamente también este aspecto, hacen que este último paso de la exégesis científica se convierta en un inicio muy oportuno para la hermenéutica plena del texto e, igualmente, en un primer paso para la pastoral y la praxis. Precisamente el redescubrimiento de esta dimensión operativa del texto bíblico contribuye a la superación de la brecha que se ha creado entre exégesis, reflexión teológica y modelos de acción pastoral.

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2.3. La aplicación de los principios a este Comentario

10 teóricos

En sintonía con los presupuestos metodológicos anteriores, este Comentario considera el texto del Evangelio de Marcos como parte de un proceso de comunicación. El texto es u n a «comunicación cristalizada» entre el autor y sus lectores. Por lectores se entiende todos aquellos a quienes el autor se proponía llegar con su obra: ciertamente quienes hacían parte de la situación comunicativa originaria, pero también de cierto modo los lectores de hoy que, a través de la lectura y del acto de escuchar, recrean la situación comunicativa originaria, convirtiendo el texto en una instrucción para su propia acción. En concreto, en este Comentario todo el proceso comunicativo del texto se analiza y presenta a través de tres pasos sucesivos que, en lenguaje técnico, se llaman Sintáctica, Semántica, Pragmática. Por Sintáctica se entiende el análisis de los signos en relación con otros signos; por Semántica, el análisis de los signos en relación con su significado; y por Pragmática, el análisis de los signos en relación con el uso que de ellos hace el emisor en vista de su utilización final por parte del destinatario (lector/oyente). La Sintáctica considera el texto desde el punto de vista formal y estructural; la Semántica lo hace desde el punto de vista de su contenido significativo, y la Pragmática, desde el punto de vista de su orientación a la acción. Es necesario insistir en que la distinción introducida entre estos tres ámbitos del proceso comunicativo no conlleva su separación. En efecto, ya los elementos sintácticos más superficiales conllevan un significado para la acción. A continuación analizamos de manera más detallada estas tres dimensiones del texto tal como se presentan en las páginas del Comentario. a) Sintáctica («Configuración del texto»). El comentario de cada una de las perícopas de Marcos comienza con una traducción realizada a partir del texto original. Se trata de una traducción sencilla y no demasiado literal, comprensible y de estilo fluido. En la presentación gráfica de la traducción se toma en cuenta la estructura o «configuración» del texto que, ya desde la primera ojeada, permite el reconocimiento de conexiones internas, la existencia de palabras claves, etc.

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Este primer paso resulta indispensable. Sin coherencia sintáctica un texto no puede existir. El contenido semántico y los modelos de acción pasan a través de una serie de señales sintácticas objetivas, elegidas por el autor y presentes en el texto, que no dependen de la decisión del lector y que impiden el riesgo de caer en la trampa de una lectura «subjetivista» o «fundamentalista». El autor no sólo ha querido establecer una comunicación con el lector, sino que lo ha querido hacer «de una cierta manera». b) Semántica («Explicación del texto»). El análisis semántico de un texto bíblico debe tomar en cuenta su contexto literario e histórico, su telón de fondo cultural, la comparación con pasos semejantes por genero literario, o por significado de las palabras, o por tipo de proposiciones presentes en la misma obra o en otras contemporáneas. En este sentido, el presente Comentario de Marcos ofrece de manera concisa las informaciones más importantes acerca del significado literario e histórico del texto, con una explicación de las palabras y de los conceptos más importantes, de las instituciones y circunstancias socio-culturales, del género literario y, sobre todo, de sus relaciones de contenido con el Antiguo Testamento y con el judaismo. Cuando coexiste la posibilidad de diversas interpretaciones, se ha elegido con mucha atención la más probable. Temas importantes, frecuentes, no se tratan separadamente sino que aparecen a lo largo del Comentario o se sugiere su estudio en diccionarios y vocabularios bíblicos. c) Pragmática («Pautas de acción»). Se trata del tercer y último paso del Comentario. Por lo general, los comentarios n o desarrollan este aspecto. Por eso, constituye la parte más interesante y en cierto sentido más estimulante de la obra. Está pensada para comunidades y personas comprometidas en u n a acción pastoral animada por la reflexión bíblica. En este paso se presenta la estrategia de cambio del autor respecto a sus lectores. El autor actúa invitándolos a identificarse con personajes o pasajes de su discurso narrativo. Y es precisamente mediante este proceso de identificación como se produce la coparticipación creativa entre el autor y el lector. La estrategia del autor se manifiesta a través de su manera de

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narrar, de los recursos literarios que utiliza y de las locuciones y figuras literarias que emplea. Además, esta parte del Comentario resume y «reelabora pragmáticamente» las partes anteriores (Sintáctica y Semántica), y saca a la luz el «modelo de acción» que se encuentra en cada texto bíblico y, sobre todo, en aquellos que constituyen redaccionalmente el armazón y la clave de lectura del Evangelio de Marcos. «Acción» no significa necesaria y exclusivamente realizar actividades externas; también se habla de «acción» cuando se refiere a la transformación de los sentimientos y de ciertas actitudes básicas. Hay que prestar atención a una particularidad de esta etapa de la lectura. Con frecuencia es posible reconocer en un texto corto un «modelo de acción», porque ese breve relato es en sí una unidad literaria. Sin embargo, en otros casos el modelo sobrepasa textos breves escogidos para la lectura, sobrepasa la unidad narrativa. Éste es el caso no raro en textos que expresan «actitudes básicas», exigencias generales, válidas para la totalidad del seguimiento, para todo acto de fe. Esos textos básicos se encuentran al comienzo y al final de los evangelios y de todas sus secciones mayores. Estos modelos básicos presentados al lector constituyen el marco, el modelo de fondo para las indicaciones particulares dadas en los textos individuales. Ya al realizar la primera lectura atenta, al comprobar la estructuración (configuración) y el nexo entre las partes y perícopas, se reconocen esas unidades mayores. Cuando se relacionan dos, tres o más relatos breves, se puede esperar que también las instrucciones de acción se apoyen en más de un texto. Este hecho corresponde a las exigencias de la vida. Las acciones deben corresponder a la realidad, que no raras veces es multifacética. Entonces hace falta tiempo, paciencia, pasos sucesivos para dominar algunas situaciones de la vida. El Evangelio ofrece puntos de apoyo para lograr este propósito. Este Comentario ofrece indicaciones generales en orden a esos «modelos». Su aplicación y realización total exige que el proceso completo lo hagan los creyentes dentro de la comunidad cristiana.

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3. El Comentario en relación con la Nueva Evangelización ¿Qué función puede tener este Comentario en el cuadro de la Nueva Evangelización y del servicio que se debe ofrecer a la pastoral bíblica latinoamericana? La respuesta a esta pregunta necesita de una nueva profundización. 3.1. El problema de la pastoral bíblica en América Latina Dos preguntas como punto de partida: ¿cuál es para los cristianos de América Latina el desafío más importante?, ¿cuál es hoy, para nosotros, el problema más urgente como pastores y como exégetas? Respecto a la primera pensamos que es: cómo evangelizar en un contexto de grandes cambios históricos y sociales. En relación con la segunda, nuestra pregunta es cómo relacionar la exégesis de la Biblia con la pastoral y con la praxis. Por una parte tenemos a los agentes de pastoral que esperan nuevos impulsos de la exégesis. Sin embargo, perciben los comentarios de exégesis como obras difíciles, demasiado minuciosas y muy preocupadas por la reconstrucción histórica. Por eso, con frecuencia, se termina interpretando la Biblia sencillamente de acuerdo con las propias exigencias. Lo anterior no significa que los creyentes, cuando leen la Biblia para encontrar ayuda, no puedan proyectar sus propias necesidades en ella. Emplear la Biblia como fuente de iluminación personal y de impulso para la propia vida es, no sólo posible, sino deseable. Sin embargo, este uso no agota las potencialidades comunicativas y teológicas de la Palabra de Dios. Por otra parte, tenemos a los exégetas que tratan de decir qué acontecimiento y qué mensaje quiere comunicar un texto bíblico, y para eso intentan usualmente hacer una especie de reconstrucción histórica contando un relato de la vida de Jesús o de san Pablo. Tratan el texto como testigo de un acontecimiento histórico, y frecuentemente no lo dejan obrar como parte de un proceso de comunicación más amplio. Veamos lo anterior aplicado a un caso concreto, el de los «milagros». Los exégetas consideran las dificultades históri-

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cas, biológicas, psíquicas y teológicas que puede suscitar, por ejemplo, un «relato de milagro». Pero sus consideraciones muchas veces son difíciles de comprender, antes bien, hace que los creyentes se asombren aún más de que, por ejemplo, Jesús pudiera curar a la suegra de Pedro en un solo instante -solamente por medio de un gesto-, que un leproso fuera curado con la sola palabra de Jesús, que diga a un paralítico: «Carga con tu camilla y echa a andar», y así suceda, e incluso que resucite de entre los muertos a la hija de Jairo. En nuestros ambientes fácilmente todo se reduce en su comprensión al aspecto meramente milagroso del relato. Se plantean el porqué y, sobre todo, el cómo Dios obró en esa época milagros tan llamativos por medio de Jesús. Al final y como mensaje decisivo de esos relatos de milagros podría quedar en la memoria del grupo: «¡Rézale a Jesús para que te haga un milagro!». Una ojeada a las Biblias de las sectas muestra que en ellas se interpretan muchos textos de manera literal y fundamentalista, para así tranquilizar y consolar a la gente con los milagros de Dios. Sin embargo, los relatos de milagros no describen sólo el poder de Jesús en sentido cristológico. Contienen, además, otros mensajes importantes: informan detalladamente sobre los esfuerzos que las personas tratan de realizar de acuerdo con su fe, se describe la solidaridad de las familias y de los amigos, se presenta un proceso de cambio, de purificación y de crecimiento en el contacto con Jesús. 3.2. La correcta comprensión del texto como elemento básico de la pastoral La Biblia es la Palabra de Dios, que no tiene apariencia mágica. El lector debe estar atento para no esperar de ella auxilio, por así decirlo, «automáticamente». Puede darse el caso de que ciertos lectores o grupos busquen indicaciones para un propósito determinado al leer la Escritura. En tal caso es imprescindible tener en cuenta que, por ejemplo, un pasaje del Evangelio representa generalmente sólo una situación precisa de la vida de Jesús. El texto intenta valer como ejemplo de imitación solamente para una situación similar, comparable con el relato narrado por Jesús. Cualquier texto no puede ser, sin más, modelo para cualquier oportunidad. Para

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una determinada situación debe escogerse un texto adecuado. En el comentario ofrecemos, antes de la traducción del texto evangélico, una breve información sobre el significado. Quien busca «temas», puede servirse de estas informaciones. Se ha de tener en cuenta que el hecho de que haya muchos textos distintos en los cuatro evangelios hace ver que la soberanía de Dios se realiza en una multiplicidad de hombres y circunstancias a través de los tiempos y de los países, en pueblos y culturas distintos. • Es necesario proceder con cautela al comparar la situación bíblica con la realidad de hoy y con la vida del lector. No se puede simplemente transponer textos «al pie de la letra» o «literalmente». Hay que considerar la distancia histórica. La comparación debería tener lugar en un proceso más amplio, en el que se puedan observar la posibilidad de comparar el texto y sus diferencias. La Tradición cristiana ha acentuado desde antaño la «analogía» de la fe respecto a este tipo de comparación, algo sumamente apropiado porque tiene en cuenta las diferencias. • En la realización de la lectura en común de la Biblia ayuda, además, una ponderación cuidadosa, intercambiando y dialogando mutuamente. Cuando la lectura bíblica deba preparar decisiones importantes para una persona o para una comunidad, debería contarse con el aporte de especialistas indicados al explicar la situación. El proceso de transposición del texto bíblico a la vida de nuestros tiempos debe realizarse responsablemente, en la comunidad eclesial, bajo la dirección del Espíritu. • Los textos mismos de los evangelios destacan algunas intuiciones como decisivamente importantes para la correcta comprensión de su mensaje. Especialmente cuando cuentan cómo los discípulos «irreflexivos» tenían que ser guiados por Jesús con mucho esfuerzo. Estos pasos de la comprensión se pueden entender como

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etapas necesarias del proceso hermenéutico por el que los lectores del Evangelio tienen que pasar, sin que tenga importancia qué pasos preceden. Las siguientes características tendrán que ser observadas siempre: - Jesús atrajo el ánimo de sus oyentes con sus palabras, según cuentan a menudo los evangelistas. De la misma manera, también los lectores del Evangelio deben experimentar una moción interna. En algún momento tienen que experimentar la armonía, identificarse. Por consiguiente, durante la lectura en común de la Biblia y la explicación del texto, no conviene destruir ese «destello de intuición» del que quizá se sintió tocado el lector al hacer la primera lectura; al contrario, esa intuición o «identificación» debería seguirse considerando y profundizando. Análogamente, el guía del grupo bíblico, el especialista, el exégeta, no se deben asustar si los lectores crean, en cierto modo, su propio texto mientras leen. Puede darse el caso de una primera identificación «incorrecta» con determinados rasgos del texto. Esa «mala traducción» puede revelar al lector precisamente el desafío de la situación, lo que desea. El proceso de comprensión tiene que comenzar con la historia del lector y ella justamente debería relacionarse con el texto que lo seguirá guiando mediante su propia estructura. - Espontáneamente el texto puede ejercer un efecto «liberador» en la medida en que ofrece, al narrar una situación, una «solución» al problema, una respuesta a un desafío. Hay que tener en cuenta que aquí no se lee un texto «meramente sapiencial», a pesar de que se diga cómo Jesús hablaba y convencía con concisas palabras de auténtica sabiduría, con correcta lógica. El Evangelio habla de la automanifestación de Dios; el evangelista espera que sus lectores se abran a Dios para que comprendan plenamente el relato; deben convencerse de que con su presencia Dios transforma su realidad. Dios «viene en Jesús». El Evangelio quiere predicar la liberación del «pecado», no simplemente iluminar la razón o levantar y entusiasmar los ánimos. El inicio de la transformación del presente es la Salvación del hombre. - El elemento «cristiano» del mensaje debe hacerse resal-

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tar. Con frecuencia lo dice el texto expresamente, a veces está aparentemente oculto, sin embargo el contexto lo pone de manifiesto claramente. Este rasgo esencial «cristiano» se resume en la preferencia de Jesús por los «pobres» y «pequeños» que buscan sólo a Dios y esperan de él ayuda decisiva. Expresión eximia de esa opción por los pobres es la cruz. El Evangelio predica la conversión y la salvación considerando siempre la preferencia por los «pobres» y el seguimiento de la cruz. En eso reside un rasgo esencial del carácter cristiano; sin él se reduciría la comprensión y aplicación del Evangelio. - Ninguna parte del Evangelio, ningún texto aislado, representa la realización total del Reino de Dios. Su relato quiere ser entendido como un todo y en relación con toda la historia de Salvación. Cada texto remite de por sí al contexto; por tanto, la lectura de la Biblia anima un continuo proceso que interroga cada situación y la pone en relación con otros hechos. Cada participante en la lectura se ve implicado en ese proceso de purificación, que siempre enseña lo nuevo, por medio del cual quiere Dios conducir a su pueblo. Con muchas imágenes lo ilustran los evangelios, por ejemplo, con la del «camino» y la del «seguimiento». - La lectura de la Biblia no debe ser entonces una acción singular. Nadie puede darse por satisfecho con una respuesta singular para una situación particular. Leyéndola continuamente, sus advertencias críticas salvaguardan de errores y opiniones unilaterales y sus propuestas son, a la larga, oportunas para avanzar en el seguimiento. 3.3. La contribución de este Comentario a la nueva evangelización La esperanza de que este trabajo constituya un aporte válido a la evangelización de nuestro continente se basa en diversas razones. - Se trata de una obra que crea un puente entre la exégesis científica y la hermenéutica pastoral. Profesores, grupos bíblicos, educadores, religiosas, religiosos y laicos que alimentan constantemente su vida con la Palabra, encontrarán seriedad científica y estímulos actualizados.

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- Se trata de una obra que resalta el aspecto pragmático del texto bíblico, relacionando dinámicamente la intención «original» del texto con la praxis de hoy, sin justificar por eso «aplicaciones fundamentalistas». Ésta es una de las necesidades primarias de la exégesis latinoamericana. - Se trata de una obra que alienta el escuchar interdisciplinar e intercultural de la Palabra de Dios y, al mismo tiempo, favorece el diálogo entre la teología y las ciencias humanas, como la lingüística. - Se trata de una obra que significa un aporte a la Nueva Evangelización y una ayuda para los círculos bíblicos, las comunidades eclesiales de base, la predicación de los sacerdotes, la enseñanza de la Sagrada Escritura y otras tantas posibilidades que ofrece el contacto directo con la Palabra de Dios. - Se trata de una obra que ha recibido, de manera considerable, la contribución de exégetas latinoamericanos, que conocen problemas y esperanzas de nuestro continente. El primer esbozo fue elaborado con la participación de un grupo de biblistas latinoamericanos, sometido a prueba en comunidades que practican la lectura bíblica y con grupos de diversas nacionalidades y culturas. Después de tres años de pruebas y sucesivas reelaboraciones, con aportes de lectores, comunidades, pastores, profesores y laicos de diversos países, y a través de numerosos encuentros interculturales e interdisciplinares, se concluyó el texto básico del Comentario, que, trágicamente, coincidió con al muerte del Profesor Lentzen-Deis.

Breve introducción al Evangelio de Marcos

1. Marcos y su Evangelio El león es el símbolo que la tradición ha elegido para el evangelio de Marcos. Un símbolo que evoca la imagen del desierto con la que se abre la narración evangélica. Este escrito, que a lo largo de los siglos no había atraído la atención de teólogos, catequistas y pastores de la Iglesia, ha asumido en los últimos cuarenta años un puesto de gran importancia en el panorama exegético. La atención que le ha sido dedicada a partir de la mitad de los años cincuenta se funda sobre todo en el descubrimiento - o redescubrimiento- de su teología. 1.1. ¿Quién es Marcos? El autor histórico del segundo Evangelio, al igual que los demás evangelistas, no escribe a nombre propio. Conocemos su nombre sólo a través del título del Evangelio, que fue añadido en el siglo II cuando se reunieron los cuatro Evangelios. En todo caso es bastante verosímil que el autor se llamase así, debido a que Marcos no es un personaje de grande relieve en el panorama del cristianismo primitivo. El testimonio más antiguo acerca de Marcos como autor del segundo Evangelio, y sobre el que se funda posteriormente la tradición de la Iglesia, es el de Papías alrededor del 130 d.C. que Eusebio de Cesárea (263-369 d.C.) recoge en su Hist. eccl. III. 39,14-15. Papías refiere -como tradición del «Presbítero»- que Marcos no había seguido personalmente al Señor pero, como «intérprete de Pedro», había escrito con dedicación y exactitud -aunque sin orden cronológico- las palabras y los hechos prodigiosos del Señor, trayendo a la memoria cuanto había escuchado de Pedro. Se ha identificado al autor del segundo Evangelio como Juan Marcos de Jerusalén, de quien se relata en Hech 12,12.25, que fue primero compañero de misión de Pablo y de Bernabé, y luego sólo del último (Hech 15,36-

Ilrt'vc introducción al Evangelio de Marcos

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40). R. Pesch llama la atención sobre el carácter apologético del testimonio de Papías y que la asociación con Pedro podría depender de 1 Pe 5,13 donde Marcos es llamado «hijo mío». Sin embargo, que Marcos fuese un testigo de la tradición (¿petrina?) y un judío-cristiano originario de Palestina (cfr. infra), es difícil de negar. 1.2. ¿«Dónde» y «cuándo» se escribió el Evangelio? La tradición de la Iglesia ha considerado Roma como la patria del segundo Evangelio, y parece que nada contradice esta hipótesis. En Roma seguramente existían varias comunidades domésticas en las que vivían cristianos de diversas procedencias (cfr. Rom 16). En todo caso resulta claro que Marcos escribe para una comunidad que tiene relaciones con el cristianismo de Jerusalén y de Galilea, pero que, al mismo tiempo, se halla vinculada con la tarea misionera entre los gentiles; es decir, una iglesia compuesta por judíos y paganos. Que Marcos escriba para una comunidad de gentiles, se puede deducir de las muchas expresiones arameas traducidas al griego (cfr. 5,41; 3,17; 7,35; 14,36; etc.). Algunos suponen que la actividad literaria de Marcos se llevó a cabo después de la muerte de Pedro (cfr. también Papías), durante la persecución de Nerón alrededor del año 64 d.C. Al contrario, R. Pesch piensa que Me 13 presupone la guerra judía contra Roma y la consiguiente destrucción de la ciudad de Jerusalén del año 70 d.C. Más recientemente el investigador O'Callaghan habría identificado Me 4,28 y 6,52 entre los fragmentos de papiro escritos en griego y encontrados en Qumrán. Si esta hipótesis resultara verdadera se debería colocar la composición del segundo Evangelio alrededor del año 50. Sin embargo, la lectura de los fragmentos no se encuentra confirmada por la crítica y, por lo tanto, parece mejor fundado datar la redacción alrededor del año 65 d.C.

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más o menos inciertos, a pesar de que en los últimos años se ha ido progresivamente consolidando el esquema compuesto a partir de criterios literarios y teológicos. Al respecto se puede notar que: a) En la primera parte de Marcos, encontramos tres sumarios, con los que inician otras tantas secciones: 1,14-15; 3,7-12; 6,6b. b) A continuación de los tres sumarios se encuentra siempre una perícopa sobre los discípulos: 1,16-20; 3,13-19; 6,713. c) Como conclusión de las tres secciones se presenta siempre una afirmación acerca de la ceguera del corazón o de la incomprensión de las palabras de Jesús por parte de quienes escuchan: 3,3-5; 6,1-6a; 8,17-21. d) La curación del ciego en 8,22-26, antes de la confesión de Pedro (8,27-30), tiene un significado profundamente simbólico y se encuentra en estrecha relación con la perícopa del ciego de Jericó en 10,46-52 que concluye la sección siguiente. e) Al interior de la segunda parte, que va de 8,27 a 10,52, los tres anuncios de la pasión cumplen la misma función de los sumarios de la primera parte que va de 1,14 a 8,26. Es decir, sobre la base de estas informaciones se pueden distinguir dos partes precedidas por un prologo; cada parte contiene tres secciones. Es importante notar que algunos textos constituyen un «puente» entre una sección y la otra (por ejemplo, 3,7-12) y que la confesión de Pedro (8,27-30) constituye el culmen de la primera parte y el inicio de la segunda. Se tendría entonces una composición del segundo Evangelio articulada de esta manera:

2. La composición del Evangelio

Prólogo:

1,1-13

Desde siempre, de frente al segundo Evangelio, se ha tenido la impresión de encontrarse ante una serie de materiales desordenados y poco elaborados (cfr. Papías). Todos los esquemas de composición que se han presentado resultan

Primera parte:

1,14-8,26 1,14-3,6 3,7-6,6a 6,6b-8,26

Jesús el Mesías Primera sección Segunda sección Tercera sección

Breve introducción al Evangelio de Marcos

Segunda parte:

Conclusión:

8,27-16,8 8,27-10,52 11,1-13,37 14,1-16,8 16,9-20

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El Mesías crucificado Primera sección Segunda sección Tercera sección

3. Elementos de la Teología de Marcos 3.1. El lector de frente al misterio de Jesús El Evangelio pone una pregunta crucial a todos los lectores: ¿Quién creen que sea yo? (8,29). Los lectores que se encuentran de frente a esta pregunta pertenecen a distintas categorías (cf. 1,27; 4,41; 6,14-15; 8,27-30; 12,35-37; 14,61; 15,2.32.39). E inclusive el así llamado «secreto mesiánico» (1,34; 3,12; 8,30; 9,9), que de Wrede en adelante ocupa un lugar primordial en la discusión acerca de la teología de Marcos, es un recurso pragmático del autor, quien, para provocar la respuesta de los lectores, los coloca ante el desafío de la persona de Jesús y de su identidad. Una identidad que progresivamente se revela al lector llegando al momento culminante de su manifestación en la cruz. La cristología de Marcos, siendo una «teología narrativa» y no una «teología sistemática», conduce al lector hasta el momento de la cruz, donde se proclama al Hijo de Dios en la persona del Mesías crucificado (15,39). 3.2. El lector y los discípulos El Evangelio invita a los lectores a identificarse con el grupo de los discípulos. Un grupo que aparece al lector no como un modelo exclusivamente positivo y tampoco negativo, sino como un modelo ambivalente que muestra los signos de quienes crecen (luces y sombras) en el seguimiento. Cuando los discípulos sufren de ceguera (8,32-33; 9,32-34; 10,35-37), cuando caen en la traición (14,10-11.43-45), o hasta huyen (14,50), Jesús vuelve -con afectuosa paciencia- a caminar delante de ellos y a llevarlos poco a poco hasta la cita final en Galilea (14,28; 16,7), donde - c o m o en un nuevo inicio del Evangelio- el camino de los discípulos confluye con el de los lectores. Lectores que al final del camino están llamados a dar testimonio de Jesús crucificado y resucitado.

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Comentario al Evangelio de Marcos

3.3. El camino de la salvación El Evangelio de Marcos no ofrece al lector una salvación disponible como promoción a bajo precio. Los lectores vienen colocados ante una salvación que es ante todo una llamada al don de sí mismos para el servicio del hermano y del hombre (9,35; 10,42-44). Marcos ayuda al lector a superar el miedo a darse al servicio de los demás porque, narrando la historia de Jesús, le muestra progresivamente que la realización de la propia existencia está precisamente en la «seguridad» que sólo puede dar el servicio a los demás.

Me 1,1-13: PRÓLOGO: JUAN Y JESÚS Me 1,1-8 Juan Bautista

Los w . 1-13 forman el prólogo del Evangelio de Marcos, es decir, preparan la comprensión del evangelio y narran la actividad de Juan Bautista como precursor de Jesús.

Configuración PRINCIPIO DEL EVANGELIO DE JESUCRISTO HIJO DE DIOS: Así como está escrito en el libro del Profeta Isaías: Mira, envío a mi mensajero delante de ti (Éx 23,20) para prepararte el camino. (Mal 3,1) Una voz grita en el desierto: ¡Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos! (Is 40,3)

Así se presentó Juan el Bautista en el desierto, predicando que debían bautizarse en señal de conversión para que Dios les perdonara sus pecados. Todos los habitantes de la región de Judea y de Jerusalén acudían a él, confesaban sus pecados, y eran bautizados por él en el río Jordán. Llevaba Juan un vestido de piel de camello, se ceñía con un cinturón de cuero y se alimentaba con langostas y miel silvestre.

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Explicación del texto

Y predicaba, diciendo: Viene detrás de mí el que es más fuerte que yo, ante quien ni siquiera merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los bautizo con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo.

v. 1: El título La palabra «Principio» se refiere a la actividad de Juan Bautista como precursor de Jesús. También significa el origen de estos acontecimientos en el plan salvífico de Dios, expresado en la Escritura. Además, se refiere al comienzo del anuncio evangélico y de la lectura de esta obra de Marcos. Evangelio, aquí significa concretamente el anuncio sobre Jesús, sus obras y palabras, en la comunidad cristiana.

El v. 1 se imprime separadamente, porque sirve como título del evangelio. Como en otros escritos griegos de su tiempo, demuestra ser título ya que es una proposición sin predicado. Es llamado «principio» el contenido de los versículos que siguen inmediatamente. Los w. 2-3 se distinguen como una cita de la Escritura por su fórmula introductoria: «Así como está escrito en el libro del profeta Isaías». Mediante esta fórmula, el v. 2 está gramaticalmente en directa relación con el v. 4: «así se presentó Juan bautizando en el desierto» y los w. 2-3 y 4 forman de esta manera una única proposición. Los w. 2-3 contienen tres citas combinadas del AT, que hacen entender el relato que sigue sobre Juan Bautista en los vv. 4-6, y abren una primera comprensión de toda la obra de Dios presentada en el evangelio. En los w. 4-6 se repiten las expresiones de las citas, explicando así la realidad narrada. En los w. 7-8 se recuerdan palabras proféticas del Bautista sobre su propio papel y el de Jesús. La disposición del texto de Me 1,1-8 se presenta ahora así: v. 1: título; w. 2-3: cita de la Escritura; w. 4-6: relato sobre la actividad de Juan; w. 7-8: sus palabras proféticas.

Cristo, es la traducción griega de la palabra Mesías («Ungido» en hebreo), en el tiempo de Marcos, «Cristo» se había hecho ya nombre usual de Jesús. «Hijo de Dios», el título de Jesucristo en el evangelio de Marcos; lo que significa plenamente, se va haciendo cada vez más comprensible en el resto del libro (véase 1,11; 3,11; 9,7; 14,61), hasta la cruz y resurrección de Jesús, cfr. 15,39. vv. 2-3: La cita clave La cita indica que lo que sucedió con Jesús se comprende a la luz de la Escritura. Según la costumbre judía, en una cita mixta aparece en primer lugar un texto de la Ley, es decir, de los primeros cinco libros del AT. Aquí se trata de Éx 23,20, donde Dios le había prometido al pueblo un ángel como protector en el paso por el desierto: «Voy a enviarte un ángel por delante». En segundo lugar siguen palabras de los profetas sobre el texto citado de la Ley. Aquí, se aplican dos textos proféticos, Mal 3,1 e Is 40,3. En Malaquías se anuncia no un ángel, sino u n profeta, que señalará el día del juicio del Señor. En Is 40,3 se predice u n nuevo camino en el desierto para que Dios con su pueblo caminen hacia Jerusalén, hacia la libertad. El camino del Señor es una imagen clave de todo el evangelio de Marcos, que se explica más abajo. Marcos menciona sólo a Isaías al inicio del v. 2, porque quiere insistir sobre la profecía de Isaías que anuncia un nuevo éxodo y no el último juicio, predicho por Malaquías.

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Con Isaías, Marcos entiende al Bautista más bien como el que anuncia una realidad nueva, ofrecida por Dios: la culminación de la obra de salvación. El evangelio se entiende como el anuncio de la liberación definitiva, pues en Me 9,11-13 el Bautista, de acuerdo a Mal 3,23, se designa como el Elias que ha de venir al final de los tiempos. Esta cita es muy importante porque aclara quién es el autor del libro, a quién se dirige y sobre qué y sobre quién escribe. El que habla, «el yo», es decir, el autor último, es Dios. El profeta citado comunica su Palabra. Ésta se dirige al pueblo en el paso por el desierto. Según Marcos, Dios que habla en este lugar de la Escritura, también se dirige a Jesús, ya mencionado en Me 1,1. Además, se anuncia a Juan, el mensajero, que prepara su camino (véase más adelante: «Pautas de acción»), v. 3: Marcos cita las palabras de Is 40,3 según el texto griego (Biblia de los LXX): «Una voz grita en el desierto» y las refiere así directamente al Bautista. Isaías recuerda que Israel en su camino a través del desierto llegó a estar seguro de la guía de Dios. El desierto es el lugar en donde Dios se muestra especialmente solícito para con su pueblo (Hch 7,36; 13,18). Aunque en el desierto el pueblo empezó a murmurar. Sin embargo, Dios no lo abandonó y se volvió de nuevo a su pueblo infiel (Os 2,16). La palabra de la «preparación del camino» (Is 40,3; Mal 3,1.23s) fue interpretada espiritualmente en el judaismo, no sólo en el sentido de la reconciliación del pueblo, sino también de una fiel observancia de la ley. «El camino» adquiere así también el significado figurado de «comportamiento» o de «vida según los mandamientos» (cfr. Dt 5,32s; 9,12; Is 2,3; Jer 7,23). Los profetas interpretaron de nuevo la historia de Israel. Para demostrar la fidelidad de Dios o para abrir al pueblo los ojos ante su propia situación, ellos hacen suyo el anuncio antiguo y, advirtiendo, amenazando, prometiendo, lo interpretan nuevamente. De esta manera, el pueblo elegido reconoce en la propia historia de fallas, de infidelidad y de conversión, al Dios que castiga y que bendice (ejemplos: la liberación de Egipto, la

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posesión de la tierra prometida y el regreso después de la cautividad babilónica). Por eso aquí Marcos, eligiendo Is 40,3, quiere decir: el anuncio de Malaquías no se ha cumplido todavía. Juan Bautista proclama en el Jordán un «camino» nuevo. vv. 4-6: Un movimiento

de conversión y su signo profético

v. 4: El uso de las palabras e ideas de la cita bíblica dan a entender que era el Bautista quien «predicaba», «la voz» que gritaba era la suya y, por cierto, «en el desierto». Los significados antes mencionados deben corresponder a él y a su actividad. Juan exhorta a la conversión. Dios está dispuesto a perdonar. La exhortación del Bautista al arrepentimiento existía ya en el AT (Lev 26,39-45). Los profetas llamaban continuamente al arrepentimiento (Is l,16s; Jer 3,1-5). En el destierro el pueblo había practicado de veras la conversión (Jer 31,19). Oseas sabía de la disposición del pueblo a la conversión, pero también de su falta de constancia (Os 6,1-4). Amos criticaba su falta de arrepentimiento (Am 4,6). El bautismo, un baño de purificación, tenía como fin el perdón de los pecados, otorgado por Dios. Los profetas (véase arriba) anunciaban que la purificación era fruto de la conversión y de la acción de Dios. El bautismo predicado por Juan es, pues, signo de disposición a la conversión. v. 5: Muchas personas seguían la llamada del Bautista. Venían «de Judea y Jerusalén», cfr. Bar 1,15. La gente escuchaba las exhortaciones de Juan y confesaba sus pecados (cfr. la celebración y oraciones de arrepentimiento en Bar 1-3; Dan 9,4ss; Neh 9; 1,5-11). Juan realizaba su bautismo en el Jordán con los que estaban dispuestos a la conversión. v. 6: El vestido y el alimento del Bautista eran signos de su envío. Vivía sobria y pobremente, como los habitantes del desierto. El manto de piel de camello se tenía como signo del profeta (2 Re 1,8; Zac 13,4). vv. 7-8: Palabras proféticas sobre el Cristo v. 7: La predicación del Bautista se expresa aquí con palabras tomadas del primitivo anuncio cristiano. En una primera imagen, el Bautista se designa a sí mismo como pre-

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cursor: «Viene detrás de mí...». Se comporta como heraldo, como preparador del camino del «más fuerte», es decir, de aquel que trae la liberación con la fuerza de Dios. Dios y su enviado se denominan «fuertes». También en relación con otros son llamados «más fuertes». Se llaman «fuertes» porque liberan de Egipto -el símbolo de la opresión- o del aprieto, de la pobreza y la necesidad. En Dt 10,16-22, una exhortación a la conversión y a la fidelidad, se dice que Dios, fuerte (texto griego), trajo consigo la liberación (cfr. Am 5,9; Is 9,5). La liberación definitiva se espera para el final de los tiempos. Is 49,24s denomina también a Dios fuerte: «¿se le puede quitar el botín a un soldado? Yo mismo salvaré a tus hijos» (cfr. Me 3,27). Aquí Jesús se interpreta como el «más fuerte». En la segunda imagen de Juan se explica su papel respecto a Jesús en relación con la salvación. Él se atribuye a sí mismo el oficio más bajo del esclavo para con Jesús. Desatar las sandalias se exigía sólo a los esclavos extranjeros en Israel. v. 8: La tercera frase del Bautista pone el bautismo de agua en función del bautismo espiritual ofrecido por el que viene. Joel 3,ls, «derramaré mi Espíritu», había anunciado proveer con la plenitud y fuerza del Espíritu de Dios al futuro pueblo de Dios. El derramamiento del Espíritu se designa aquí como bautismo. Jesús va a otorgarlo.

Pautas de acción v. 1: ¡Ahora comienza el leer-escuchar!

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para todo libro- es necesario preguntarse: quién habla, a quién habla y de qué habla. Las citas de la Escritura al inicio del evangelio de Marcos nos muestran que las personas a quienes se dirige el evangelista quieren basar su experiencia de vida y su fe en la historia de salvación que narra la Biblia; por tanto, estas citas de la Biblia nos indican implícitamente cómo el evangelista se imagina a sus lectores. En estas citas el «YO» que habla es Dios mismo. Él habla en la Escritura, por lo tanto en la ley, en los profetas, y también a través del evangelista Marcos. El «TÚ» a quien se dirigen las citas es el pueblo que salió de Egipto. Aquí, en este versículo, lo es también Jesús, de cuyo precursor se habla. Sin embargo, el «TÚ» es sobre todo el lector a quien se dirige. El «OBJETO» del que se habla en el evangelio de Marcos es Jesús. Se narran los acontecimientos en torno a él, la acción de los hombres que creen en él o lo rechazan, a quienes quiere liberar y salvar. De esta manera Jesús es al mismo tiempo el «TÚ» al que se refieren las citas al inicio del evangelio y el «OBJETO» o el personaje principal del cual se habla. El contexto mostrará que también los lectores, en cuanto están unidos con Jesús, llegan a ser «objeto» del evangelio. v. 3: «Una voz grita en el desierto» podría evocar en el lector su experiencia de fe anterior: ¿Quién fue para ti el profeta que te convirtió? El evangelista interpreta, con ayuda de la cita de Isaías, la llegada y el papel de Juan Bautista. Mediante ella quiere inducir también a sus lectores a adoptar las actitudes que permiten iniciar «el camino»: seguir a Jesús. v. 4-6:

v. 2-3: Se ofrece un nuevo comienzo para el que cree Al ingresar en cualquier instituto, organización o comunidad estructurada, se deben conocer sus reglamentos, normas de vida o sus documentos de fundación para tener una buena información sobre la nueva «familia» a la que se empieza a pertenecer. Al leer estos documentos -vale también

¡Nuevo comienzo de vida y penitencia auténtica son posibles!

Marcos quiere la participación de sus lectores/oyentes. Dirige su atención con las imágenes familiares de la Escritu-

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ra, que era para ellos tesoro incuestionable de experiencia y de sabiduría. Estas imágenes bíblicas evocan el pasado de Israel, estimulando una participación personal. /. La imagen del camino evoca la salida de Egipto (Éxodo) y de la cautividad (Isaías) - a través del desierto-. Al mismo tiempo esta imagen significa «cambiar» según los mandamientos del Señor, cfr. Dt 5,32s; 9,12; Is 2,3; Jer 7,23. La expectativa mesiánica y la esperanza de la venida definitiva de Dios en el tiempo de opresión hacían que muchos creyentes esperaran al mensajero del Señor. De esta manera terminarían la esclavitud y la explotación, se harían realidad la comunión con Dios, la justicia, la paz y la felicidad entre los hombres. 2. La imagen del mensajero (Éx, Mal, Is) describe en el evangelio de Marcos al precursor de Cristo. Marcos no sólo presenta al precursor histórico de Jesucristo, sino que al poner en sus labios las palabras de Isaías aborda directamente a los lectores y da a entender que ellos también deben «preparar el camino»; es decir, convertirse. Las palabras del profeta los cuestionan: ¿quién los llama de esa manera? y ¿a quién le muestran ellos mismos el camino? 3. La imagen del desierto traía a la memoria el espacio en donde Israel había vivido la salvación de su Dios. Cada judío llevaba en su corazón la nostalgia del desierto. Estaba asociado con la escasez y la pobreza, la amenaza y la tentación, pero también con la guía y la liberación por parte de Dios y sus mensajeros. «El desierto» debe acompañar la nueva preparación para la venida de Dios y su enviado. vv. 7-8: El sentido de la conversión y de la penitencia Pero la conversión iniciada por Juan y su bautismo, no son un fin en sí mismos; son solamente un medio para prepararse a la venida del «más fuerte». ¡Esperen al Señor y su Espíritu!

Los lectores ven que, ante Jesús, un profeta h u m a n o y sus signos proféticos pueden constituir sólo un servicio. La con-

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Me 1,1-8

versión y el bautismo disponen al bautismo con el Espíritu que será realizado por el «más fuerte». Todo lo que los hombres pueden hacer, también en el nombre de Dios, queda dirigido al Cristo, a la acción definitiva de Dios mismo, al reino de Dios. Los lectores comprenden que sus propios esfuerzos de conversión y de fe no son nada sin la ayuda del Espíritu y que son sólo pequeños signos a la luz del «más fuerte». Se debe orientar todo el ser a la espera de la venida del enviado de Dios.

Me 1,9-13

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Me 1,9-13 El bautismo y las tentaciones de Jesús

En el v. 9 comienza una nueva parte con la fórmula griega «Y sucedió en aquellos días que llegó Jesús...» (literalmente). Después de la simple mención de que Jesús fue bautizado (v. 9), se narra una visión (v. 10) y la escucha de una voz del cielo por parte de Jesús (v. 11). En el v. 12 se cambia la ubicación de Jesús y en el v. 13 se cuenta su victoria sobre las tentaciones. La estructura del texto se presenta así: w. 9-11: bautismo de Jesús narrado en dos partes: hecho del bautismo (v. 9); «visión» y «voz del cielo» (w. 10-11).

Se narra la venida de Jesús al Jordán como cumplimiento de la actividad del Bautista. Con ocasión de su bautismo por Juan, a través de una visión se explica quién es verdaderamente Jesús. Después se mencionan sus «tentaciones» para mostrar que él triunfa donde fue vencido el pueblo de IsraeJ por Satanás, en el desierto.

Configuración 9

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11

En aquellos días llegó Jesús desde Nazaret, poblado de Galilea, y Juan lo bautizó en el río Jordán. Al salir del agua, vio que los cielos se abrían y que el Espíritu bajaba sobre él como una paloma. Se oyó entonces una voz desde los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado, (Sal 2,7) en ti he puesto mi predilección. (Is 42,1)

12 13

Después de esto, el Espíritu lo llevó al desierto. Allí estuvo cuarenta días, y fue tentado por Satanás. Vivía entre las fieras y los ángeles lo servían.

w. 12-13: tentaciones de Jesús: impulso del Espíritu (v. 12); Jesús vence las tentaciones (v. 13).

Explicación del texto vv. 9-11: El bautismo de Jesús v. 9: La venida de Jesús y la confirmación

del Bautista

Jesús fue desde Nazaret, su patria (6,1-6), al río Jordán y se hizo bautizar por Juan. Este hecho se debe explicar, porque visto en sí mismo significaría que Jesús quería ser partidario de Juan, si no inclusive su discípulo. Al contrario, más bien el evangelista piensa que es Jesús quien confirma al Bautista y su actividad. vv. 10-11: Se explica quién es Jesús La visión bautismal se cuenta de modo distinto en Mt, Le y Jn. Su modo de narración y su contenido demuestran que no es una visión profética. Más bien se utiliza aquí u n a manera tradicional de interpretación y explicación teológica judía. Voces del cielo (cfr. 9,7) o palabras en labios de los ángeles tienen, en el contexto de la Biblia, la función de dar explicaciones auténticas. De esta manera se hacen comprender al lector/oyente a través de visiones y voces del cielo, tanto en la Biblia como en la enseñanza judía, el significado y la misión de Abraham, Isaac y de otros grandes personajes de Israel.

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Esta «visión», narrada por el evangelio después del bautismo de Jesús, no pretende revelarle a él su misión como Mesías, más bien hace entender correctamente el bautismo de Jesús: él no pretendía hacerse seguidor de Juan, ni que le fueran perdonados sus pecados. Como en la literatura judía, la paloma significa al mismo tiempo el Espíritu divino y la comunidad en la cual éste realiza su acción: el pueblo de Israel. De la misma manera, desde el cristianismo primitivo, la paloma significa el Espíritu Santo y la Iglesia. La aparición del Espíritu sobre Jesús y la voz del cielo muestran en imágenes que es él quién bautiza con el Espíritu (v. 8). Las palabras de la voz del cielo testimonian explícitamente que es el «Hijo de Dios» mencionado ya en el v. 1 del evangelio. El contenido de esta voz es de nuevo una composición de citas de la Escritura: «Hijo de Dios» en el AT fue Israel, Éx 4,22s; Jer 31,9.20; Is l,2ss; 30,9; Is 43,6ss, 63,16; cfr. Os l l , l s s ; Mal 1,6; 3,17. Esta tradición asume las ideas de la alianza, del pueblo elegido; pero incluye también el pecado y la apostasía del pueblo, así como la misericordia de Dios, su padre. El «hijo» de Dios es también el rey, Sal 2,7: «Tú eres mi hijo». La segunda parte se encuentra en Is 42,1: «mi elegido a quien prefiero». En otros lugares de la Escritura se encuentra el calificativo «querido» para el hijo, especialmente para el hijo único o preferido, Gen 22,2.12.16 (Isaac); Jue 11,34 (hija de Jefté), Am 8,10; Zac 12,10; Jer 6,26 (llanto sobre el hijo único). Pero, históricamente, la razón de por qué se llama a Jesús «hijo de Dios» son sus propias palabras que expresan su convicción de una relación especial con Dios «como hijo». Mediante los elementos de la «visión» y las palabras de «la voz del cielo», se comprende quién es Jesús y cuál es su papel en la historia de salvación. Al mismo tiempo, se destaca el significado de su bautismo: acudiendo al bautismo, Jesús reconoce la acción salvadora de Dios presente ya en la actividad de Juan, su precursor. Según el plan de Dios, el ministerio del Bautista y el bautismo de Jesús preparan la actividad del Hijo de Dios. Jesús mismo asocia su venida a la venida del Bautista. De esta manera se lleva a cabo el «principio» de su ministerio (cfr. «principio» del evangelio, v. 1).

Por medio del ejemplo de Jesús se destaca además el bautismo de modo único. Los cristianos recogieron el rito de sumergir en el agua. Poco después de la muerte y resurrección de Jesús, sus discípulos administraron el bautismo como signo de salvación que otorga el Espíritu a los creyentes, los une al Cristo y así representa la incorporación en la comunidad de la Iglesia. vv. 12-13: Las tentaciones de Jesús v. 12: El Espíritu lo impulsa Jesús está lleno del Espíritu Santo. Éste lo empuja al desierto, lugar de soledad y de vida en oración, en estrecha unión con Dios. Sin embargo, es también el lugar de la prueba. El «desierto» significa en la Biblia y en la tradición judía u n lugar de prueba: Dios condujo a su pueblo (Éx 13,17-22) en medio de animales salvajes y demonios (Is 30,6; 34,14) para ponerlo a prueba (Dt 8,2-6.15s). E Israel sucumbió en el desierto y se rebeló contra Dios (Éx 16,2-3; Núm 11,1-6; Éx 17,1-7; Núm 20,1-13; cfr. 14,1-4; 21,4-9; Dt 9,22-24; Sal 95,811). Si es el Espíritu que conduce a Jesús en el desierto para ser tentado, su función no es meramente privada, sino que representa al pueblo de Dios. La situación del paso por el desierto durante «cuarenta años» lo confirma. v. 13: Jesús vence las tentaciones de Israel Los «cuarenta» días evocan los cuarenta años de Israel en el desierto (cfr. Núm 14,34: 40 años hacen las veces de 40 días; también 1 Re 19,8 y Dt 2,7; 8,4 con 9,9.11.18.25; 10,10: Moisés oró por el pueblo y ayunó en el monte cuarenta días). Según las concepciones judías, «Satanás» se acerca al hombre para tentarlo (1 C r 2 1 , l : tienta a David; Sab 2,24; Gen 3). Los «animales salvajes» del desierto (véase arriba), cfr. Sal 91,13, se vuelven mansos sólo al final de los tiempos (Is 1 l,6s; 65,25). El «servicio de los ángeles» es signo de protección divina y de superación de todos los obstáculos (Sal 91,10-13). Israel sucumbió a la prueba en el desierto. Por el contra-

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rio, Jesús supera victorioso las tentaciones y esto lo evidencia como superior a Satanás. Jesús tiene un poder que libera del pecado. Dios lo ama y lo protege por medio de sus ángeles.

Pautas de acción Estos relatos son narrados de tal manera que los modelos de acción que presentan son generales y no se identifican con situaciones muy concretas de la vida práctica. En efecto, los relatos del bautismo y de las tentaciones de Jesús proponen actitudes básicas, lo que nos confirma que se trata del «prólogo» de todo el evangelio de Marcos. vv. 9-11: El bautismo de Jesús v. 9: Jesús confirma la conversión de la gente, iniciada ya por el Bautista, ratificando así la preparación de la venida del reino de Dios en su persona. Todo lo que se narró antes, w. 1-8, fue presentado como preparación para la venida de Jesús. Su venida al Jordán y los hechos que allí se mencionan son cumplimiento de las obras y palabras proféticas del Bautista, de la acogida de Juan por la gente y del gran movimiento de conversión iniciado por él. Cuando el lector lee que Jesús mismo se hace presente, sabe que éste es el momento decisivo, anunciado en la Escritura y esperado por el pueblo elegido. También su fe y su conversión adquieren un fin y un sentido. Cuando se lee que Jesús mismo se sometió al rito común del bautismo como la gente de toda la Judea y de Jerusalén; es decir, que se sometió a un acto que podía ser mal comprendido, se entiende que tales signos externos son necesarios. Una conversión solamente interna no basta; se necesitan también signos externos que se realicen en comunión con el pueblo de Dios. Como el ejemplo de Jesús ha ratificado la acción penitencial que se hizo bajo la guía del Bautista, así la conversión de los lectores se siente ratificada cuando se hace en la comunión con el Pueblo de Dios. La conversión del lector adquie-

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re un nuevo sentido, porque también él recibió el bautismo y comienza con su conversión un nuevo camino de fe, uniéndose a la acción de Jesús. Los lectores son remitidos a nuevos signos - a sacramentos- que deben reconocer y aceptar. Con la lectura del evangelio comienza en el lector un camino de conversión y de fe, que se reafirma con su bautismo. vv. 10-11: Nuevo sentido del bautismo. El bautismo da orientaciones para obrar con Cristo, porque el Espíritu obra en él Agua de la Vida.

La narración del bautismo de Jesús hace también conocer mejor a Jesús. La presencia del Espíritu sobre él hace entender que Jesús es el que bautiza con el Espíritu, como ha anunciado el Bautista. Este Espíritu en Jesús confirma la presencia de Dios en él, así como la venida del Reino prometido desde los profetas. La voz del cielo expresa lo que el lector sabe ya, que él es el Hijo de Dios que se esperaba con tanta insistencia. Como el Espíritu bajó sobre Jesús, así el Espíritu también viene al encuentro del lector que crea, se convierta y se una a Jesús. De este modo, el agua del bautismo se convierte en fuente de vida cuando se escucha la voz del Padre y cuando se deja mover por el ejemplo del Hijo. Los lectores se sienten unidos a Jesús, se preparan a unirse a su comunidad y a seguir su ejemplo. vv. 12-13: Las tentaciones de Jesús. El ejemplo de Jesús muestra que con él se superan todas las tentaciones v. 12: El impulso del Espíritu Cuando se lee que es el Espíritu quien conduce a Jesús en el desierto, se comprende que Jesús actúa como representante del pueblo de Dios. v. 13: El Hijo de Dios vence en el desierto Cuando los lectores marchan por el desierto, tentados por Satanás, ellos, sin embargo, no están condenados al fracaso,

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como Israel, sino que salen adelante en compañía de Jesús. Sobre el camino del Señor, los ángeles de Dios los conducirán en medio de las tentaciones y de los peligros del desierto. El camino que abre Jesús es para ellos transitable.

Con Cristo se superan las tentaciones.

Se muestra la equivalencia entre lectura del evangelio y guía de Jesús. El texto bíblico ofrece así modelos de seguimiento. Cada lector es invitado a seguir el camino de Jesús, junto con el pueblo que peregrina, hasta lograr la liberación, la fraternidad entre los hombres y el encuentro plenificante con Dios.

Me 1,14-8,30: PRIMERA PARTE: JESÚS EL MESÍAS Esta primera parte del Evangelio se divide en tres secciones que concentran la atención del lector sobre la actividad mesiánica de Jesús. La primera sección va de l,14a-3,6; la segunda, de 3,7'-6,6a; y la tercera, de 6,6b-8,26.

Me 1,14-3,6: Primera sección Primeras manifestaciones de Jesús con palabras y curaciones

Me 1,14-15 La buena noticia

Antes de narrar la actividad pública de Jesús, este texto resume su predicación en forma de una proclamación solemne. El «prólogo» (1,1-13) desemboca en estos versículos, los cuales sirven de base para todo lo que será descrito a continuación, indicando su carácter decisivo para los hombres y las reacciones generales que se esperan.

Configuración Después que Juan fue aprehendido, marchó Jesús a Galilea,

14

anunciando el Evangelio de Dios. Decía: 15

El tiempo se ha cumplido: el reino de Dios está llegando. Conviértanse y crean en el Evangelio.

La primera parte del v. 14 se enlaza con la actividad de Juan y nos presenta a Jesús en Galilea; la segunda parte lo define como heraldo. El v. 15 muestra el contenido de su anuncio: al inicio presenta dos características de la nueva situación, después indica la manera como se ha de reaccionar. El texto está dispuesto así: v. 14: Informe sobre el anuncio. v. 15a: Características de la nueva situación. v. 15b: Doble indicación para una nueva vida.

Me 1,14-15

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Explicación del texto

penitencia, renovación del corazón (Am 5,4.6.14ss; Os 6; Jer 31,18ss).

v. 14: La actividad de Juan Bautista termina con su encarcelamiento y Jesús comienza su proclamación solamente después de este hecho. Juan es verdaderamente su precursor y la suerte corrida por él (cfr. Me 6,17) deja entrever ya el destino de Jesús.

«Creyendo en el evangelio», creer adquiere en el evangelio de Marcos el significado de aceptar con confianza el anuncio de Dios por medio de Jesucristo, dar crédito a sus palabras, tenerlas por verdaderas, porque se confía en la persona que las dice. Este anuncio se desarrolla en los hechos y palabras de Jesús narrados a continuación.

Jesús va ahora a Galilea, su tierra (Me 1,9). Galilea no sólo indica la ubicación histórica y geográfica del comienzo del ministerio de Jesús, sino que también tiene en el evangelio de Marcos una función simbólica: es la región donde Jesús más ejercerá su ministerio y donde encontrará, al mismo tiempo, acogida y rechazo por parte de la gente (cfr. Me 14,28; 16,7).

Pautas de acción

Evangelio significa «buena nueva». El profeta Isaías aclara este término: «¡Qué hermoso es ver llegar por las colinas al que anuncia la paz, trae buenas noticias, anuncia la salvación y dice a Sión: Tu Dios es Rey!»: Is 52,7. v. 15: El evangelio interpreta, mediante estas promesas, a Jesús que es, como se subraya en los w . 1 y 11, el Hijo de Dios. Frente a una larga historia de dominación extranjera e injusticia, permanece en Israel la esperanza del cumplimiento del tiempo, en el cual Dios realiza la liberación definitiva. El «reino de Dios» (cfr. Diccionarios y Vocabularios Bíblicos), según el AT y el NT, consiste en la realización completa de la voluntad de Dios en este mundo. El poder de Dios debe realizarlo y concederlo. El reino de Dios libera del pecado y de las presiones, concede al hombre la comunión con Dios y con sus hermanos (Éx 15,17s; Sal 145). Algunos textos del AT se imaginaban el reino como triunfo en la guerra. Sin embargo, Is 52,10 predijo la liberación «a la vista de todas las naciones» y que los confines de la tierra verían la salvación de Dios. Jesús anuncia el reino de Dios en medio de los pobres, débiles y humildes (cfr. las bienaventuranzas en Mt 5,1-12 y en Le 6,20-23). El hombre debería responder al anuncio del reino con una doble actitud: «Convirtiéndose»; es decir, apartándose del camino errado y volviéndose al camino del Señor. Esto significa contrición y

¿El lector, qué puede hacer?

En estos dos versículos Marcos convierte al lector en actor de la narración evangélica. La breve proclamación de Jesús invita al lector a la identificación y a la respuesta. ¿Qué significa la venida de Jesús en Galilea, qué significa su anuncio del reino, narrado en el evangelio? Esta presencia de Jesús en medio de hombres, con los cuales el lector quiere identificarse, transforma su propia situación: es un lector que inicia, junto a Jesús, el camino desde Galilea. Inicia junto con los discípulos el camino a través del evangelio. El v. 14 trae de nuevo a la memoria el «prólogo», 1,1-13, en donde el lector había considerado «los comienzos de su fe». ¿Ha experimentado también él en su vida «precursores» del Señor? ¿Ha reconocido sus pecados? ¿Se ha estremecido de sus culpas y ha hecho penitencia? Juan ha hecho este llamado con relación al Cristo, el «más fuerte» que viene. Pero ahora la venida de Jesús cambia los «comienzos» de la fe del lector. Su venida colma las esperanzas de los hombres: el reino se vuelve realidad y transforma sus vidas. v. 15: Esperar porque todo depende de Dios.

46

Me 1,14-15

En la primera parte de este versículo, el lector es invitado a comprender su época como el tiempo del cumplimiento. Las palabras de Jesús explican este nuevo presente. Es Dios mismo que comienza su acción definitiva. El lector reconoce que Dios -desde el anuncio de Jesús en Galilea- quiere brindarle nuevas posibilidades de vida, de ser libre y de colaborar en el reino. Él no debe buscar felicidad y curación en un futuro lejano o esperarlas desde un acontecimiento extraordinario. Ha llegado el tiempo en el cual esperanza y realización se unen. Actuar porque todo depende de nosotros.

En la segunda parte de este versículo, Jesús exhorta a volverse a Dios, o sea, a retomar en la vida el justo sendero, es decir, convertirse. El texto suscita en los lectores la pregunta: ¿qué debo cambiar? ¿Es necesario apartarse de caminos equivocados y volverse al camino del Señor? A esto llama Jesús. ¡Aunque parezca difícil! Hay que hacer penitencia y llevar nuestras cargas. Jesús revela algo nuevo, el evangelio proporciona mievas orientaciones. Creer en el evangelio significa: escuchar con atención, aceptar, confiar, ¡poner en práctica las nuevas posibilidades! De esta manera se liberan de una moral temerosa, de preocupaciones egoístas, de un miedo obsesivo hacia Dios. Así la vida adquiere otra dimensión. Esta fe se desarrolla concretamente en el transcurso de la lectura de todos los relatos siguientes sobre los dichos y hechos de Jesús. El lector debe orientarse por ellos, realizarlos, confiar en las palabras y ejemplos de Jesús. Me 1,15 traza sólo la actitud básica general. El desarrollo siguiente del evangelio la va a ilustrar con casos ejemplares concretos.

Me 1,16-20

Llamamiento de dos parejas de hermanos

Al inicio de la actividad de Jesús, el evangelio de Marcos narra el llamamiento de los primeros discípulos. El pasaje está en estrecha relación con el anterior y muestra cómo la llamada general de Jesús en 1,14-15 se puede convertir en un seguimiento particular. Estas cuatro personas son conocidas por sus nombres. Jesús los ha llamado a ser discípulos y testigos de su misión y a contribuir a la llegada del reino de Dios. Estos hombres tienen responsabilidad en la comunidad primitiva ya que garantizan la autenticidad del evangelio.

Configuración Mientras caminaba Jesús por la orilla del lago de Galilea vio a Simón y a Andrés el hermano de Simón, echando las redes al agua, pues eran pescadores. Jesús les dijo: Síganme y los haré pescadores de hombres. Ellos, dejando las redes, lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, el hijo de Zebedeo y a su hermano Juan, que estaban en la barca, reparando las redes.

Me 1,16-20

48

Los llamó. Y ellos dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jorna eros, lo siguieron.

Las dos partes del texto, I: w. 16-18, y II: 19-20, narran de la misma manera el relato del llamamiento: A) w. 16 y 19: Jesús viene a la situación de los hombres, B) w . 17 y 20a: los llama en esta situación y C) w . 18 y 20b: ellos lo siguen. Las palabras de Jesús en el v. 17 no se repiten en la segunda parte, pero tienen valor también en ésta.

Explicación del texto Psicológica e históricamente es improbable que Jesús, siendo todavía un desconocido, llamara improvisadamente a cuatro hombres y que éstos, según parece, lo dejaran todo para seguirlo por siempre. Más bien, tenemos aquí un «relato de vocación o de llamado», un modo de relatar conocido desde el AT (cfr. 1 Re 19,19-22), que resume la esencia del llamamiento en tres pasos típicos: A) Aparición del que llama. B) Llamada inconfundible. C) Seguimiento con gran disponibilidad. Pero el desarrollo del discipulado, en realidad difícil y cambiante, se realiza a lo largo de todo el evangelio. I. v. 16: Jesús camina por la orilla del lago de Galilea; se dirige a dos hermanos: a Pedro, el primer llamado, y después a Andrés, quienes están desempeñando su profesión de pescadores. Los evangelios darán después más datos sobre su origen. Son hombres sencillos, que sostienen a sus familias

Me 1,16-20

49

con la actividad de la pesca (cfr. Mt 17,27). Tienen redes y barcas; Zebedeo incluso con jornaleros (v. 20). v. 17: Jesús les pide que lo acompañen como sus discípulos. En el futuro van a ser «pescadores de hombres», una expresión que tiene importancia teológica. «Pescador de hombres» tiene relación con su profesión y, por consiguiente, con su experiencia. Pero Jesús le da ahora a esa profesión un nuevo significado muy distinto. «Pescar» hace parte de las palabras que caracterizan, por parte de Dios, la reunión de los hombres en los últimos tiempos; cfr. las expresiones semejantes en el AT: Zac 10,8; Jer 16,16; 31,10s; Ez 37,21. Jesús caracteriza con esta palabra una tarea: los discípulos deben colaborar en la acción de Dios en los últimos tiempos, acción puesta en marcha por él mismo. Esta acción atrae y reúne, como en una red, a los hombres en su reino. v. 18: El abandono de las redes aquí, así como del padre y de los compañeros de trabajo en el v. 20, expresan la completa disposición de los llamados para su tarea nueva y especial. Esa disposición se irá explicando a lo largo del evangelio como renuncia progresiva al ejercicio de su profesión actual y a sus posesiones. Seguir a Jesús significa formar comunidad con él, es dejarse instruir y guiar por él, es crecer dentro de la nueva comunidad de fe, abierta por su cruz y resurrección a la predicación universal. II. vv. 19-20: Una segunda narración de llamada, muy similar a la primera, da a conocer más exacta y profundamente los puntos esenciales de este acontecimiento. Con el ejemplo de un segundo par de hermanos, distinto del primero sólo por trabajar con su padre y sus pescadores, el evangelista invita, por así decirlo, a releer el texto y a aplicar lo narrado con más decisión. Por eso los rasgos básicos del llamamiento descritos aquí son válidos para todos los demás llamados.

Pautas de acción El modelo de acción básico del texto anterior (1,14-15) se precisa y desarrolla aquí. En conexión con los discípulos

Me 1,16-20

50

mencionados en el texto, este llamado vale para todos los lectores, que son invitados al seguimiento de Jesús y a la colaboración en la construcción del reino de Dios. A semejanza de los relatos de llamamiento del AT, en este texto saltan a la vista, ante todo, dos posibilidades de identificación: I. Los lectores del evangelio de Marcos pueden comprender la importancia que para la transmisión de la fe tienen estos discípulos. En su testimonio se basa toda la tradición sobre la obra de Jesús, que encontrarán después los lectores en el evangelio. A) La lectura del evangelio de Marcos puede facilitar que los lectores se abran a la posibilidad de un encuentro con Jesús. Ante sus ojos se realiza el cambio de vida de estos primeros discípulos, gracias a la venida de Jesús, narrada en el texto. Se recuerda a los lectores que la comunidad representada en el evangelio de Marcos, se apoya en estos discípulos. Marcos piensa en esta comunidad como sus lectores cuando escribe su evangelio. B) Las palabras de Jesús: El calificativo que le da a estos discípulos de «pescadores de hombres» relaciona su nueva tarea con la actuación definitiva de Dios en los últimos tiempos. Dios ya ha comenzado a reunir a los hombres, es decir, a albergarlos en su reino. Él toca el corazón del oyente que va «cayendo en su red». También los lectores son llamados a entrar en la gran acción de Dios como «pescadores»; también ellos deben echar las redes. C) La comunidad alrededor de Jesús se basa en el seguimiento incondicional, efectuado con credibilidad, desapego y completa disponibilidad. Todos los lectores pueden sentirse llamados por Jesús a recorrer este camino de seguimiento. II. El texto puede ser un ejemplo para aquellos que están seriamente preocupados con su propio llamado. La narración pone de relieve lo que constituye la vocación cristiana: A) La base de la llamada es la relación con Cristo. Como Jesús «vio» y Simón entró en su mundo, así también el lector

51

Me 1,16-20

puede considerarse visto por él. Una llamada personal de Jesús posibilita una vida nueva, diferente. B) Las palabras de Jesús definen la llamada personal de los lectores. Esta llamada es un proceso abierto, donde sólo en la lectura progresiva del evangelio el lector reconoce la tarea que este texto le asigna. Por ejemplo, este evangelio de Marcos desarrolla ejemplarmente algunos rasgos del servicio especial de los «doce» en la comunidad de los creyentes, así como el servicio de otros seguidores, los cuales encuentran a Jesús y son sanados por él. C) La respuesta a la llamada de Jesús tiene como consecuencia dos actitudes básicas: 1. Una completa disponibilidad, con sus propios valores, con su novedad, aunque ésta implique renuncia a un tipo de vida y a actitudes contrarias. 2. Un proceso continuo de seguimiento de Jesús en comunidad. El seguimiento no sólo asocia al lector a Jesús, sino también a la comunidad que se encuentra en torno de él.

Me 1,21-28

53

Ya sé quién eres: eres el Santo de Dios.

Me 1,21-28

Jesús en la sinagoga de Cafarnaún

25

B)

Pero Jesús le ordenó severamente: ¡Cállate y sal de ese hombre!

26

C)

El espíritu inmundo lo derribó entonces con violencia y, dando un fuerte grito,

salió de él. El texto de Me 1,21-39 describe cómo Jesús, con los primeros discípulos como testigos, comienza su predicación entre el pueblo. Además, en tres partes se narra la primera respuesta de los hombres ante su presencia; el primer entusiasmo, el primer sí de la fe. Este comienzo de la aceptación de Jesús por la gente contiene asombro, emoción, consentimiento; pero también muchas expectativas personales y comunes que no coinciden plenamente con la voluntad de Jesús (cfr. w. 35-38).

27

28

Configuración 21

.legaron a Cafarnaún, y el sábado siguiente entró Jesús en la sinagoga / se puso a enseñar.

22

23

24

Estaban admirados de su enseñanza, pues les enseñaba con autoridad y no como los maestros de la ley.

A)

Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: ¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos?

Todos quedaron asombrados, tanto que se preguntaban unos a otros: ¿Qué es esto? !Una enseñanza nueva, revestida de autoridad! Da órdenes a los espíritus inmundos y éstos le obedecen.

V su fama se extendió por toda la región de Galilea.

En el v. 21 comienza el relato de «un día de Jesús en Cafarnaún» (cfr. 1,32.35). El texto 1,21-28 es una unidad, porque narra los acontecimientos en la sinagoga. Tiene dos partes: La I parte, w. 21-22, narra algunas características de la actividad de Jesús y especialmente la reacción de la gente: asombro y admiración por su autoridad. La II parte, w . 23-27, relata un milagro de Jesús: la expulsión de un espíritu impuro. La unidad de todo el texto se manifiesta en el v. 27, que repite la reacción de la gente manifestada en el v. 22. Con el milagro se confirma que su enseñanza tiene más autoridad. El v. 28 concluye las dos partes: La aceptación de Jesús es tan grande que la gente divulga su fama por toda la región.

54

Me 1,21-28

Explicación del texto I. vv. 21-22: Jesús enseña con autoridad El sábado es el día de descanso mandado por Dios (Ex 20,8-11); día para conmemorar las grandes acciones de la liberación y de la salvación del pueblo de Israel (Dt 5,12-15). Después de la destrucción del templo, durante la cautividad, los israelitas se reunían en la sinagoga para orar y leer los libros de la ley. Con el regreso a Palestina, la sinagoga se volvió un lugar de reunión para la liturgia del sábado y la interpretación de la ley en cada localidad. Enseñar en la sinagoga significaba en esa época explicar y aplicar la ley con respecto a la vida cotidiana de los judíos, y predicar conforme a las Escrituras. Siguiendo esta costumbre, Jesús y sus acompañantes van a la sinagoga de Cafarnaún. El evangelista insiste en que Jesús empieza su enseñanza en una sinagoga. El día sábado en la sinagoga, el lugar donde se enseña en Israel con verdadera autoridad, Jesús toma por primera vez la palabra como maestro. Pero su enseñanza revela una autoridad personal, a diferencia de la de los otros maestros. Su comprensión de la ley y su instrucción sorprende a la gente, despertando una gran admiración y una acogida entusiasta. Considerando todo el evangelio, el asombro de los oyentes ante la autoridad de la enseñanza de Jesús se explica por dos motivos: Jesús no se basa en otros maestros y tradiciones (cfr. 6,2) y, sobre todo, habla con un poder de convicción confirmado por sus milagros; con una fuerza profétíca que muestra la presencia del Espíritu en él. II. vv. 23-27: El poder de Jesús confirma su autoridad En el NT aparecen con frecuencia personas que sufren bajo el influjo de presiones interiores, por lo visto muy fuertes y autodestructivas. Estos síntomas se entendían en esa época como «posesión» de fuerzas sobrehumanas, malignas. Se suponía que eran causadas por «demonios» (cfr. Dicciona-

55

Me 1,21-28

rios y Vocabularios Bíblicos), (cfr. Tob 3,8.17; 6,8.13-17; Sal 91,5s). Estos espíritus eran llamados «impuros» porque eran adorados por otras religiones distintas a la de Israel en cultos idolátricos «impuros» (Dt 32,17; Is 65,3-7; 1 Cor 10,20s). También los posesos contraían «impurezas», como consecuencia de violaciones de leyes levíticas y cultuales, permaneciendo en lugares «impuros» (como tumbas) o mediante acciones consideradas «impuras» (contra estas leyes), de tal manera que no podían participar en celebraciones litúrgicas y en fiestas. El relato de la expulsión de un espíritu maligno se denomina «exorcismo». Expresa las ideas de este tiempo sobre el significado religioso de tales dependencias y enfermedades. Ordinariamente (cfr. «milagro» en Diccionarios y Vocabularios Bíblicos), se desarrolla en tres pasos: A) descripción de la posesión y encuentro del poseso con quien lo socorre, B) expulsión del espíritu maligno, C) mención del efecto, demostración con prueba y reconocimiento por parte de los testigos. A) v. 23: En la liturgia de este sábado también había un «poseso». Los escribas no habían podido sanarlo y no podían impedir su asistencia a la sinagoga. La presencia de Jesús provoca una reacción de este hombre que, según la comprensión de la gente de este tiempo, revelaba la oposición de las fuerzas del mal. v. 24: De acuerdo con la reacción de personas sometidas a estas presiones, a pesar de que seguramente quieren verse libres, el poseso teme ser sanado. Se narra cómo a través de sus palabras, Jesús precipita a la ruina a estos demonios. Esto permite reconocer que su autoridad tiene una procedencia completamente opuesta a aquella atribuida a los demonios; Jesús procede de Dios; Jesús es el «Santo de Dios». B) v. 25: Jesús libera al hombre por medio de sus palabras. El carácter inmediato de la orden y la precisión con que ésta se da, recalcan la autoridad de Jesús y su poder sobre todas las fuerzas del mal. C) v. 26: La gravedad de su dependencia, el grado de su presión, se palpa en las circunstancias que acompañan la curación.

Me 1,21-28

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v. 27: Aquí se retoma la primera reacción del v. 22 y se la profundiza. Los presentes se preguntan asombrados quién es Jesús y cuál es su misión. Califican su enseñanza como «nueva», nunca antes experimentada. Mediante este exorcismo ven ahora confirmada la autoridad de su enseñanza. v. 28: El hecho de que la gente difunda la fama de Jesús por toda Galilea demuestra que los hombres se interesan mucho por él, que lo valoran, y éste es el primer paso de la aceptación.

Pautas de acción El texto orienta al lector hacia una doble identificación. Podemos distinguir dos modelos para actuar: I. vv. 21-22.28: Jesús dinamiza y hace creíble la religión El texto orienta al lector a identificar su propia fe y su liturgia con la liturgia de la sinagoga de Cafarnaún. ¿Qué hizo Jesús en la sinagoga? Él comienza su ministerio donde los israelitas tradicionalmente viven su religión -religión que también él profesa-, pero por medio de su «nueva enseñanza» la hace verdaderamente creíble. La gente de Cafarnaún está asombrada por la manera como Jesús interpreta su religión tradicional. Las palabras y la forma como Jesús cree, ponen en duda su vivencia de la fe; y la forma como Jesús entiende la ley es para ellos un cuestionamiento. La fuerza de convicción, la credibilidad de su enseñanza, la forma de enseñar -diferente a la de los escribasIos hace escuchar con admiración. El relato da a entender que la mayoría de los oyentes acoge espontáneamente su enseñanza. Por consiguiente, el testimonio de Jesús invita a los lectores a examinar su propia vivencia religiosa, a hacerla de nuevo auténtica. El texto indica, v. 28, que esa autenticidad, por propia virtud, se transformará en testimonio para los demás. II. vv. 23-27.28: Jesús libera al hombre esclavo, incluso en la sinagoga.

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Me 1,21-28

El relato del «poseso» describe con rasgos vivos la total dependencia -interna y externa- en que se encuentran algunas personas. No se nos dice nada sobre las causas exactas del mal del poseso: ¿por propia culpa, por circunstancias internas o externas, por enfermedad o por accidente, o quizá por la situación social? El texto describe una situación que la persona no puede superar por su propio esfuerzo, en la que es guiada por presiones, pierde su capacidad de poseerse, y en definitiva, vive esclavizada inhumanamente. Y esto le sucede a una persona «en plena sinagoga de Cafarnaún». Evidentemente, hay muchos que viven su religión bajo circunstancias semejantes. Salir del problema parece imposible. Rechazan compartir o aceptar la ayuda de otros, por esto necesitan un apoyo integral, especialmente desde la fe. Los tres pasos que muestra el texto ofrecen, en este caso, orientaciones concretas para actuar: A) w. 23s: Los lectores que sufren bajo estos yugos deben buscar encontrarse con Jesús y con su «nueva enseñanza». El texto los llama a que consideren la posibilidad de que también ellos necesitan ser liberados. B) v. 25: Su disponibilidad para encontrarse con Jesús puede tener lugar en la comunidad de Marcos. Al leer el evangelio y al dejarse ayudar por otros creyentes, se experimenta la eficacia de la palabra de Jesús. La comunidad misma se ve libre. C) v. 26: La orden de guardar silencio y lo que acontece después al ordenársele al espíritu impuro salir del poseso, puede indicar que las pocas orientaciones que da el texto quizá deben tomar en la comunidad un desarrollo más prolongado. También hay que aceptar los cambios dolorosos y arduos; pero el poder de Jesús libera realmente y concede nueva confianza, aun en caso de esclavitudes graves.

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Me 1,29-34 En Cafarnaún

33

34

La narración de la actividad de Jesús «en Cafarnaún», con características dramáticas en la sinagoga, lugar público y oficial, se traslada ahora a una casa, con ambiente familiar y privado. La imagen se amplía después cuando se describe de nuevo el poder y la autoridad de Jesús, en el patio de esta casa, frente a todo el pueblo. Los primeros «inicios de la fe» se van desarrollando en el contacto de la gente con Jesús y provocan, en el caso de la suegra de Simón, hospitalidad; mientras que el pueblo manifiesta una aceptación semejante a la de la sinagoga: sorpresa, consentimiento y aprobación. Pero estas expresiones no bastan y pueden ser no sólo incompletas sino también equivocadas.

Me 1,29-34

La población entera se reunió delante de la puerta. Jesús sanó entonces de diversas enfermedades a mucha gente y expulsó a muchos demonios. Pero a éstos no los dejaba hablar porque lo conocían.

Este texto continúa narrando los acontecimientos que se desarrollan en el «día en Cafarnaún». Se distinguen dos partes por la diferencia del lugar y de las personas: En la I parte, w. 29-31, Jesús trae consigo la sanación y recibe la primera respuesta en la casa de Simón; en la II parte, w. 32-34, la liberación abarca a toda la localidad.

Explicación del texto I. Parte: w . 29-31: Jesús cura y libera en la casa de Simón

Configuración 29

Cuando salieron de la sinagoga, Jesús fue a casa de Simón y de Andrés, con Santiago y Juan.

30

A)

31

B)

O

32

La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y se lo dijeron a Jesús. Él, acercándose, la levantó tomándola de la mano. Se le quitó la fiebre y ella se puso a atenderlos.

Ala tardecer, después de ponerse el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados.

v. 29: El texto narra que los primeros discípulos acompañan a Jesús desde la sinagoga hasta la casa de Simón. Los evangelios hacen suponer que Simón y Andrés, procedentes de Betsaida (cfr. Jn 1,44), se habían casado en Cafarnaún con dos mujeres que eran hermanas o sobrinas entre sí. La suegra de Simón ocupaba, entonces, un lugar importante en la familia y ahora se encuentra enferma, lo que significa una preocupación en la vida de estas familias. Ellos con mucha confianza se lo dicen a Jesús. El relato de un milagro, que en sí mismo hace resaltar el poder y la grandeza del «milagrero», se divide, como el «exorcismo» (cfr. Me 1,23-27), en tres pasos: A) v. 30: Mención de la enfermedad y encuentro con el que brinda la ayuda. Los discípulos traen a Jesús a la casa y lo conducen donde la suegra, pidiéndole ayuda. B) v. 31a: La curación: la acción de Jesús se vuelve pal-

Me 1,29-34

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pable. Cuando Jesús toca y levanta a esta persona, se efectúa la sanación.

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Me 1,29-34

Pautas de acción I. w. 29-31: Jesús transforma la vida familiar

C) v. 31b: Se relata el efecto y se comprueba la curación en la práctica. Una vez curada, la madre de familia muestra su gratitud y su disponibilidad con Jesús, hospedándolo y atendiéndolo, junto con el par de hermanos.

El evangelista se sirve de este relato sobre una situación familiar concreta para suscitar en los lectores las siguientes identificaciones:

Con esta sanación, Jesús le devuelve a la familia su ritmo de vida normal (cfr. «milagro» en Diccionarios y Vocabularios Bíblicos).

Los lectores en particular pueden ponerse en la situación de los discípulos o en la de la madre de familia. Las pautas para la acción surgen de la división del relato del milagro:

II. Parte: w. 32-34: Jesús ayuda y libera a la comunidad pueblo

del

En los libros de la Ley judía se dejan para el futuro muchas reglas que buscan mantener la santidad del sábado (cfr. Me 1,21-22). Todo el trabajo es prohibido; también las distancias que se pueden caminar están determinadas. Por eso durante el día Jesús permanece en la casa de Simón. El día sábado termina al atardecer y a esta hora los habitantes del pueblo traen a Jesús sus enfermos. «Toda la ciudad» se reúne en el patio delante de la puerta. Le traen a Jesús todos los enfermos y los «posesos». Muchos de ellos -pero no t o d o s - son curados y liberados. La causa de esto no se menciona aquí todavía, pero tiene que estar de parte de los enfermos (cfr. 1,35-38; 4,11-12). Después de lo sucedido en la sinagoga y en la casa, se reúne toda la ciudad en el patio común de estas casas. Se destaca la diversidad de las enfermedades curadas por Jesús, expulsando también «demonios», como lo había hecho antes en la sinagoga y extendiendo su actividad a toda la localidad. Los «poseídos por demonios» conocen a Jesús como Señor (cfr. 1,24), a quien tienen que obedecer. Para no ser malentendido, p.ej., como un simple mago o milagrero, Jesús les ordena callar (cfr. «secreto del Mesías» en Diccionarios y Vocabularios Bíblicos). Estas «órdenes de callar» (cfr. 1, 25.34.44) se refieren también en todo el evangelio, al hecho de que la plena fe en Jesús, el Hijo de Dios, se alcanza después de su muerte y resurrección. La gente responde muy positivamente a Jesús; pero no todos tienen la justa disposición para un sincero inicio de fe y por esto no son sanados.

A) El orden familiar está alterado por la enfermedad de la madre. La solidaridad de los discípulos como miembros de la familia los impulsa a informarle a Jesús sobre esta situación. El reíalo hace suponer que esperan la ayuda de Jesús, así como la aceptación y la confianza de la madre en él. B) Jesús se dirige a la enferma y la sana con un gesto de consuelo. C) La respuesta de la madre de familia, que le ofrece hospitalidad a Jesús y los atiende a todos, demuestra que la curación realmente se ha producido. Al mismo tiempo hay que suponer que la familia vuelve a sus quehaceres normales gracias a la presencia benéfica de Jesús. Los lectores que viven en grupos pueden identificarse con esta comunidad doméstica. A) Cuando un miembro de la gran familia sufre, todos son afectados. A los miembros de la comunidad se les exige la práctica del bien y la solidaridad. B) El requisito para que se dé la sanación es la confianza en Jesús. Quien le brinda hospitalidad y acogida, recibe de él curación corporal y liberación espiritual, tanto para sí como para su comunidad. C) Jesús brinda así a la comunidad familiar paz y nueva libertad. II. w . 32-34: La acción transformadora toda la comunidad

de Jesús se siente en

En el texto se pueden reconocer las siguientes indicaciones para la acción:

Me 1,29-34

62

1. Desde el comienzo se destaca la solidaridad de todos. Esta acción es digna de ser imitada: los conocidos de la familia y los amigos traen todos los enfermos a casa de Simón, reuniéndose al final toda la ciudad.

Me 1,35-39 Salida de Cafarnaún

2. Las curaciones y los «exorcismos» ponen de manifiesto la autoridad de Jesús. La curación de diversas enfermedades y la «expulsión de los demonios» revelan el poder de Jesús; poder que se funda en Dios (cfr. 1,27). Esto se convierte en motivo de confianza en él. 3. Éste es el primer paso para creer. La presencia del «taumaturgo» aumenta la disponibilidad y solidaridad de los sanos con sus enfermos y minusválidos. Confían en Jesús y le traen sus enfermos. La acción convincente de Jesús y la demostración de su autoridad, que se funda en Dios, mueven a un seguimiento que influye en la acción. Por el contexto se puede entender el motivo por el cual no todos los enfermos son curados. En algunas personas puede faltar la fe y la confianza. Así como los discípulos le pidieron que curara a la madre de familia y ella consintió en ser sanada, tomando una actitud de confianza, así debería suceder también con todos los enfermos. 4. La prohibición a los «posesos» de expresar en voz alta su conocimiento de Jesús, significa que proclamarlo como Salvador sólo es posible a aquellos que confiesan que murió en la cruz y resucitó. Cada comunidad debe reflexionar sobre esto y corregir sus expectativas y concepciones acerca de la imagen que tienen de Jesús. En conclusión, allí donde se cree en Jesús y donde se lo acepta con mucha confianza, se ejercitan por sí mismas la caridad y la solidaridad. Este texto, por tanto, no ofrece descripciones acerca de cómo una comunidad puede brindar curación y liberación a enfermos y personas seriamente dependientes. Sólo indirectamente se dan pistas por medio del ejemplo de las personas que actúan en el relato. Se destaca la confianza en Jesús, lo que permite a las personas caminar hacia él. Estos modelos de acción complementan los de 1,14s y de 1,16-20, haciendo de ellos ejemplos para una acción semejante en los lectores.

Después de la actividad de Jesús en Cafarnaún, el evangelista narra un episodio que muestra cómo Jesús no se podía limitar a permanecer en esta ciudad. Por las palabras de Simón se manifiesta abiertamente que el entusiasmo de todos por la presencia de Jesús contiene también un elemento fuertemente egoísta. Por el contrario, la misión de Jesús se refiere también a otras regiones; realmente es universal.

Configuración 35

Muy de madrugada, Jesús se levantó y salió. Se fue a un lugar solitario y allí se puso a orar.

36 37

Salieron a buscarlo Simón y sus compañeros y, al encontrarlo, le dijeron: Todos te andan buscando.

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Él les contestó: Vayamos a las poblaciones vecinas para anunciar allí también, ya que para esto he salido.

39

Y se fue a anunciar por toda la comarca de Galilea en sus sinagogas, expulsando los demonios.

Me 1,35-39

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Dos acciones que se corresponden abren el texto: v. 35: Primero, la salida de Jesús de la casa y del pueblo. El texto recalca la acción de salir por la multiplicación de las expresiones verbales en el v. 35. v. 36s: Luego su búsqueda por parte de Simón y sus acompañantes, que al encontrarlo le hacen un reproche. v. 38: Jesús les responde proponiéndoles irse juntos y anunciar porque ésta es su misión. v. 39: El versículo final informa sobre la realización de esta proclamación en toda Galilea.

Explicación del texto A primera vista, la salida de Jesús de la casa y del pueblo parece que fuera para orar sin ser molestado. Realmente sólo se reconoce el verdadero significado del texto considerando el relato que antecede y el que sigue. v. 35: El texto griego expresa con cuatro verbos la acción de salir de Jesús: «levantándose, salió y se marchó a un sitio solitario; y allí rezaba». De esta manera se resalta el hecho de la «salida» en sí misma. La madrugada corresponde a una de las tres horas fijas de oración para el hombre judío. Éste debía orar por sí mismo y por los suyos al atardecer, al amanecer y al mediodía (cfr. Sal 55,18; Dan 6,11: para las tres horas; Sal 92,3: para la mañana y la noche). El Sal 4 es u n a oración vespertina, el 5, una oración matutina. La oración del mediodía se menciona en el Sal 88,14; la oración de la tarde, en el Sal 119,55 y Sab 16,27ss. Jesús mismo ejercitó esta oración y enseñó a orar. De las demás noticias sobre la oración de Jesús podemos concluir que siempre, también en este texto, él buscaba en la oración mayor seguridad y fortaleza, así como u n a identificación más profunda con el Padre (cfr. Me 6,46-52; 14,3242). En este relato, después de la oración Jesús le explica a Simón su salida «inesperada» como una consecuencia de su misión.

Me 1,35-39

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v. 36s.: Cuando Simón y sus compañeros se dan cuenta de la ausencia de Jesús, van en busca de él y, por las palabras que le dicen, se descubre que le hacen u n reproche: «Todos te buscan». Con esta frase expresan un deseo de la comunidad, pues en este momento los discípulos se sienten representantes de todo el pueblo. La gente de Cafarnaún desea que Jesús se quede con ellos, quizás a su entera disposición. Por la descripción anterior del «día en Cafarnaún» se evidencia que la gran acogida dada por parte de la gente al Jesús que cura incluía también ciertos motivos egoístas. En la escena inmediatamente anterior (w. 32-34) se relata que le trajeron a Jesús «todos» los enfermos de Cafarnaún, pero que sólo curó a «muchos» (cfr. arriba). v. 38: Las palabras de este versículo recuerdan las del v. 14. Aquí Jesús les explica que la proclamación también debe tener lugar en los pueblos vecinos, pues éste es el sentido de su envío. v. 39: Por último, se informa expresamente que Jesús ha realizado esta propuesta, anunciando y expulsando demonios en las sinagogas de toda Galilea (véase Me 1,14), como lo hizo en Cafarnaún (cfr. 1,21-28). Al anunciar en «sus sinagogas», se apoya en las instituciones religiosas existentes, reconocidas en Israel. El evangelista agrega que Jesús no hacía depender su proclamación de las expectativas de los discípulos y de la gente en Cafarnaún. Más bien, quería introducir a sus discípulos, paso a paso, en su envío a todos los hombres.

Pautas de acción Jesús supera los egoísmos grupales y compromete a sus seguidores en su misión.

El texto está relatado de tal manera que los lectores pueden compararse 1) con Jesús, o 2) con Simón y sus acompañantes.

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Me 1,40-45 Reintegración de un leproso a la comunidad

1) Los lectores pueden identificarse con la acción de Jesús. v. 35: Cuando Jesús sale inesperadamente para continuar su tarea, realiza una acción que supera finalidades aparentes, por motivos más profundos que han de ser tomados en serio. Tal acción, especialmente cuando a primera vista causa indignación, intranquilidad y cuestionamiento, tiene que ser sopesada cuidadosamente y examinada más en la oración. v. 35: Jesús responde a la pregunta de Simón explicándole a él y sus acompañantes el verdadero motivo de su partida. Esto es un indicio para cada uno de ellos, que tuvieron que abandonar su comunidad o lesionar los intereses de otros por finalidades mayores. El que crea tal signo de alarma debe sentir también la obligación de explicarle, en diálogo, a su comunidad los motivos profundos de su acción. En este texto se relata u n primer ejemplo en el evangelio de Marcos, de la gran consideración y cuidado con que Jesús busca separar a los discípulos de sus apegos y prepararlos para su envío. Esa consideración para con los acompañantes debería también guiar la acción de los lectores.

El evangelio narra ahora que Jesús actúa y trae la sanación también fuera de la comunidad, a los marginados y abandonados. La curación de un leproso se describe de una manera resumida, en tres pasos consecutivos, usando siempre la misma palabra «limpio», que tiene un significado religioso y social. El texto presenta a Jesús como más fuerte que la enfermedad. Sin embargo, el relato tiende a resaltar más la siguiente acción: Jesús ordena al sanado que se muestre al sacerdote, no sólo para que por este acto él sea reintegrado en la comunidad y se observe la Ley, sino también para que los sacerdotes tengan un testimonio del poder de Jesús.

2) Los lectores pueden también descubrir que se comportan como Simón y sus acompañantes.

Configuración

v. 36s: Simón y sus acompañantes buscan a Jesús con la intención de que vuelva a Cafarnaún, representando en ese momento los intereses de la comunidad y asumiendo actitudes que corresponden a otros y que impiden el propio desarrollo, vocación o tarea.

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A) Se acercó a Jesús un hombre enfermo de lepra y le suplicó de rodillas: Si quieres puedes limpiarme.

Justamente en el ámbito religioso, esas acciones llevan a la pérdida de credibilidad. Son signos que delatan una actitud que no teme la opresión y el acaparamiento en provecho propio.

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B) Jesús, compadecido, extendió la mano, lo tocó y le dijo: Quiero, queda limpio.

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C) En seguida se le quitó la lepra al enfermo y quedó limpio.

Quien se identifica con la actitud de los discípulos en el v. 36s, puede también aplicarse a sí la respuesta de Jesús. Así se abre una posibilidad de experimentar que se debe anunciar la Buena Nueva también «en los pueblos vecinos», es decir, a todos los hombres. La meta y finalidad del grupo de discípulos llamado por Jesús no es la de crear «un m u n d o santo» para la feliz satisfacción de cada miembro, protegido contra las necesidades y penurias del ambiente, sin preocuparse por brindar un servicio a los que lo puedan necesitar.

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Luego, le despidió advirtiéndole severamente:

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¡No digas nada a nadie! Más bien, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que ordenó Moisés, para que sirva de testimonio contra ellos. Pero él, tan pronto salió, empezó a contar a todo el mundo lo sucedido y a divulgarlo de manera que Jesús no podía ya entrar abiertamente en ninguna ciudad, sino que tenía que quedarse fuera, en lugares solitarios. Aun así, llegaban a verlo de todas partes.

El relato de la curación de un leproso sigue el estilo narrativo de las curaciones milagrosas (cfr. 1,29-31) (cfr. «milagro» en Diccionarios y Vocabularios Bíblicos): A) v. 40: El enfermo pide ayuda. B) v. 41: Con un gesto y una palabra es sanado. C) w. 42-45: Se confirma la sanación. Este último paso es ampliado y desarrollado en tres partes: v. 42: Constatación del milagro. w. 43s: «Mandato de silencio» al sanado y orden de mostrarse al sacerdote con un sacrificio por su sanación. v. 45: Incumplimiento de la orden por parte del sanado.

Explicación del texto La Biblia, hablando de «lepra», denomina con esta palabra generalmente graves enfermedades contagiosas de la piel. La lepra se consideraba como plaga y castigo de Dios. Así Éx 9,8-12 cuenta la lepra entre las «plagas» de Egipto. Dios castigó los pecados de Myriam (Núm 12,10-16) y del rey Ozías (2 Cr 26,16-21) con la lepra, y los «leprosos» tuvieron que ser apartados del pueblo de Israel.

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Me 1,40-45

La lepra hace «impura» a la persona para participar en el culto y la excluye de la comunidad. Israel, a través del culto, creaba una «barrera de protección» a su relación con Dios. Las «prescripciones de pureza» establecían una defensa respecto a los cultos extranjeros. Personas que contraían u n a «impureza» tenían que ser separadas del pueblo. El AT informa sólo de dos curaciones milagrosas de «lepra»: Myriam se curó por la oración de su hermano Moisés (Núm 12) y el Sirio Naamán por la palabra del profeta Elíseo (2Re 5); obsérvese aquí también la lepra como castigo del siervo codicioso Giezi (2 Re 5,20-27). En el libro del Levítico se recogen reglas que deben observar los leprosos. Según Lv 13-14, una curación de lepra tenía que ser comprobada por los sacerdotes y confirmada por medio de una ofrenda, antes de que el sanado pudiera volver a su comunidad. v. 40: Hasta aquí Jesús ha sanado en Cafamaún. En el camino, fuera de la localidad, Jesús se encuentra ahora a una de aquellas personas expulsadas y aisladas. Las palabras con las cuales el leproso se dirige directamente a la «voluntad» de Jesús muestran que había escuchado hablar de su poder extraordinario, que supera el de todos los demás (cfr. Me 1,22). De acuerdo con las características religiosas de la lepra, el enfermo pide con gesto humilde quedar «limpio» de ella; no pide ser «curado». v. 41: A esa petición corresponden las palabras de curación de Jesús. Jesús es «movido por la compasión». El evangelio de Marcos, hablando de «conmociones» de Jesús, alude siempre a la solicitud de Dios (cfr. 6,34). La compasión de Jesús representa para Marcos la bondad de Dios, que se hace visible en su Hijo. El gesto de tocar al leproso con la mano, que surge de su bondad, contradice la costumbre judía (cfr. 2 Re 5,11). Con una palabra, Jesús le concede al leproso no solamente la curación, sino la «purificación» que lo habilita para convivir con su comunidad.

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v. 42: También la curación sucedida se expresa con el mismo término: «quedó limpio». v. 43: Ahora bien, el texto pone de relieve que Jesús le advierte enfáticamente al aliviado que guarde silencio. Las razones son las mismas que en 1,25 y 1,34: se corre el peligro de una errónea comprensión del poder de Jesús y sólo los enviados por Él pueden anunciar el reino con autenticidad. En el primer encuentro con Jesús no se puede responder ya con la fe completa. v. 44: La encomienda de «cumplir» exactamente la ley de la purificación significa que Jesús mismo observa la ley. Aquí se subraya también que este acto garantiza la reincorporación del que había sido leproso en su comunidad. En el contexto del evangelio de Marcos se reconoce que el «testimonio» para los sacerdotes no es tanto una prueba de la observancia y «justicia» de Jesús ante la Ley judía, sino también una advertencia a ellos para que perciban la autoridad de él y para que la acepten. v. 45: Sin embargo, el aliviado no puede callarse. Él difunde con entusiasmo lo sucedido y, por consiguiente, se presentan las situaciones que Jesús quería impedir con su mandato de silencio. La autoridad de Jesús se entiende mal, por lo que él se retira y predica sólo en lugares apartados. No obstante, las personas vienen de todas partes hacia donde él se encuentra.

Pautas de acción Este texto se dirige a los marginados y a las comunidades que aislan a sus miembros, y hace una exhortación sobre el primer entusiasmo en la experiencia de la fe. La búsqueda do Jesús capacita al marginado para ser reintegrado en la comunidad.

I. El texto quiere guiar a un lector enfermo, a un afligido, o a un desgraciado a quien la comunidad rechaza, porque lo considera «impuro».

Me 1,40-45

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Éste debe dirigirse a Jesús para ser liberado de esta condición que lo convierte en «marginado». Sólo la compasión de Jesús -en la cual se revela la de Dios- es capaz de superar las barreras que separan a los hombres en clases sociales, a causa de prejuicios y diferencias, en última instancia arbitrarios y artificiales. Esta re-integración puede ser un proceso exigente y prolongado. El evangelio traza aquí para sus lectores «marginados» sólo algunos rasgos ejemplares que se pueden imitar. Se reconocen tres pasos en la posible acción: A) El afectado tiene que motivarse, «ir a Jesús» y pedirle «la purificación». La fe exige participación activa y esfuerzo insistente en su situación difícil, o incluso desesperada. Para el «leproso» esto puede significar, en un primer sentido, que se debe volver a Jesús a través de la oración y abandonarse completamente a la voluntad de Dios manifestada en él. B) El texto mismo resalta el poder de sanación de Jesús, pero este poder, mostrado ante su comunidad, es la razón para la fe del lector marginado. Así como Jesús ha sanado y purificado al leproso, también el lector «aislado» experimentará la compasión de Dios y el poder de Jesús en la comunidad de los creyentes. C) Jesús declara que se debe «cumplir la ley»; es decir, someterse a determinadas reglas y ritos de la comunidad. El cumplimiento de la ley significa aquí, al mismo tiempo, la realización de las acciones que reintegran en la comunidad. II. El texto estimula también a la comunidad

a la acción:

Solamente a causa de la fe en Jesús es posible integrar a tales marginados en la comunidad. En correspondencia con el comportamiento de Jesús, la comunidad tiene que mostrar a ese «leproso» la compasión de Jesús. Sólo más tarde en el evangelio (cfr. cap. 7) se explicará la enseñanza sobre la «impureza». Jesús suprimirá estas leyes. El texto aquí puede insinuar que primero -y siguiendo el ejemplo de J e s ú s - la comunidad debería hacer todo para curar «la lepra». Si no logra la curación completa debe, por lo menos, superar la separación social de «los leprosos» en su

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medio. En la línea de la compasión de Jesús, la comunidad y sus representantes - e n el texto, el sacerdote- están llamados a volver a aceptar a estas personas. Ésta debe ser consciente de que su rechazo puede convertirse en «testimonio contra ella». En el contexto de todo el evangelio, los lectores reconocen que esta advertencia vale para los responsables de Israel, que rechazaron a Jesús y no reconocieron los signos de su autoridad. Una advertencia de éstas puede valer también para los lectores que se encuentran en condiciones semejantes; vale también para la comunidad de Marcos. III. Primer entusiasmo de la fe: desafío para los lectores de Marcos.

El evangelista quiere mostrar con la desobediencia del sanado el gran entusiasmo que puede inspirar el primer encuentro con Jesús. Esta experiencia puede provocar u n inmenso deseo de propagar lo que Jesús hizo. Pero, a causa del inicio de su fe y de la manera defectuosa como estos sanados anuncian a Jesús, éste, en contra de sus deseos, no puede predicar más en las ciudades y pueblos. La mala comprensión de sus obras y palabras, así como una fe mezclada con muchos egoísmos, que desea principalmente milagros, obstaculizan su actividad. Los lectores se pueden identificar también con este sanado, anteriormente marginado y que ahora anuncia, de manera individual e incompleta, un mensaje sobre el reino que no es auténtico en todo su sentido y que puede traer malas consecuencias. Anuncio y misión: Sí, pero de la manera justa.

Me 2,1-12 Jesús sana a un paralítico de sus pecados y de su enfermedad

La narración sobre la sanación del paralítico tiene dos aspectos importantes: por una parte se muestra la gran relación que existe entre la salud psíquica y la corporal; pero también se indica la necesidad del perdón de los pecados. Además se narra una controversia, en la cual - m á s acentuadamente que hasta ahora en el evangelio de Marcos- se muestra la incomprensión de los maestros de la Ley. Con este texto se inicia la serie de las «controversias de Galilea» (cfr. 3,6). En ellas se plantean estas preguntas: ¿Cómo debe ser la auténtica fe de los hombres? ¿Cómo los hombres, a la manera de los escribas, pretendiendo actuar en nombre de Dios, se comportan de manera equivocada?

Configuración Después de algunos días volvió Jesús a Cafarnaún. Se supo que estaba en casa, y se reunieron tantos que ya no había lugar ni siquiera frente a la puerta.

El se puso a predicarles el mensaje. Le trajeron entonces entre cuatro a un paralítico. Pero, como no podían presentárselo por causa de la multitud, levantaron el techo sobre el lugar donde Jesús estaba y, haciendo un boquete, descolgaron por él la camilla en la que estaba el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían,

dijo al paralítico:

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Hijo, tus pecados quedan perdonados.

I. 3-5: Con un acto extraordinario de fe, los acompañantes de un paralítico piden a Jesús su sanación. Pero Jesús le concede primero el perdón de los pecados: éste es el tema central de la narración.

Estaban allí sentados algunos escribas, que decían para sus adentros: ¿Qué está diciendo éste? ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios que es uno?

II. 6-10: Se describen los argumentos en contra por parte de los adversarios; pero Jesús los desenmascara, los rechaza y declara su autoridad como Hijo del Hombre que perdona los pecados.

Pero Jesús, dándose cuenta enseguida de lo que estaban pensando, les dijo: ¿Por qué están pensando esto? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico, Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate, toma tu camilla y anda? Pues para que sepan que el Hijo del Hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados, -dice al paralítico-: ¡A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa! Él se levantó, tomó su camilla y salió a la vista de todos, de modo que todos se quedaron admirados y alababan a Dios diciendo: ¡Nunca hemos visto nada igual!

Después de indicar, en los w. 1-2, el lugar y la situación especial del acontecimiento -Jesús, en la casa de Cafarnaún, rodeado de mucha gente-, parece que se empieza a narrar un relato de sanación, un «relato de milagro», vv. 3-5. Pero una palabra inesperada de Jesús interrumpe este relato en el v. 5, e inicia otro género narrativo, una controversia, w. 6ss. Se narra que Jesús utiliza la sanación como culmen de la controversia, v. 10, y luego el texto continúa hasta el final a la manera de un «relato de milagro». La narración del milagro enmarca la controversia, distinguiéndose las siguientes partes:

III. 11-12: Él comprueba su autoridad por medio de la curación del paralítico, de modo que todos alaban entusiasmados a Dios.

Explicación del texto vv. 1-2: Ubicación: Después de predicar en otros pueblos, Jesús se aloja de nuevo en Cafarnaún (cfr. 2,1) y enseña en casa. La casa esta vez está completamente llena, por lo que el ambiente familiar está disuelto. I. vv. 3-5: Jesús perdona los pecados La parálisis puede tener causas físicas. Pero también puede ser causada por razones psíquicas como complejos de culpa u obsesiones producidas por experiencias traumáticas. En la Biblia, la parálisis como deformación corporal, implica la pérdida de idoneidad para el sacerdocio (Lv 21,1618). Los hombres, según el texto de 2 Sam 5,8 la aborrecen y la asocian con el pecado, cuyo perdón se promete para el final de los tiempos (Is 33,23-24). Los cuatro hombres que transportan la camilla muestran por un lado su compañerismo y solidaridad con el paralítico y, por otro, su fe en Jesús, demostrada con el gesto dramático con que se adelantan hasta él. Quitan el techo; seguramente se trata de un techo de caña tapizado con barro. De acuerdo con los pasajes anteriores, su fe se basa en la actividad de Jesús en la sinagoga y en esta casa. Reconocen ya, aunque no plenamente, la autoridad dada por Dios a Jesús. Causa sorpresa que Jesús primero perdone al paralítico

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sus pecados. El texto desarrolla de este modo una nueva mensión de la autoridad de Jesús y de la fe en él. Jesús se rige al paralítico con bondad paternal: «Hijo». La bondad vina concede el perdón de los pecados, algo que el hombre es consciente que debe pedir.

dididino

En la Biblia, el pecado es la causa última del sufrimiento, de la enfermedad y de la muerte (Gen 3). Jesús rechaza la idea de que la enfermedad sea un signo de culpa personal (cfr. Jn 9,2-3), o de que la severidad del sufrimiento soportado sea consecuencia del pecado individual (cfr. Le 13,1-5). Lo especial de la curación del paralítico consiste en el hecho de que Jesús le perdone su culpa «paralizante» y lo reintegre sin condiciones previas a la comunión con Dios. Esta primera parte del texto indica que el poder de Jesús de perdonar los pecados constituye un tema básico de los siguientes relatos (cfr. 2,13-17). II. vv. 6-10: El pecado está en la raíz de todo mal En los escritos de los judíos (Talmud), las «controversias» resumen brevemente la ocasión del altercado, así como el argumento y el contraargumento entre los maestros de la ley. v. 6: Entre la multitud se encuentran también «escribas», maestros de la Ley. Eran llamados con el título de «rabí» y conocidos con el viejo nombre de «escribas», porque en la antigüedad pocos sabían escribir. Los escribas (llamados después también «rabinos») eran instruidos por maestros reconocidos y constituían una clase social muy apreciada. Estos hombres aplicaban la Ley en los sucesos de la vida diaria y tenían puestos honorables dentro de la comunidad.

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los pecados. Lo que Jesús hizo, constituye una blasfemia contra Dios, porque es un atentado contra la norma fundamental de su fe, que consiste en la exclusividad de Dios, «que es uno» (Dt 6,4), y blasfemar contra Dios se castiga, según la ley (cfr. Núm 15,30s; Lev 24,1 lss), con la pena de muerte (cfr. 14,64). v. 8: También el conocimiento del corazón del hombre por parte de Jesús muestra su cercanía respecto a Dios (cfr. 1 Re 8,39; Sal 7,10; Jer 11,20). v. 9: De acuerdo con el método de demostración «de lo más difícil a lo más fácil», los escribas creen que la palabra de Jesús de perdonar los pecados sea «más fácil» porque no es comprobable. v. 10: Éste es el mensaje central de todo el texto: Dios perdona los pecados por medio de Jesús. Las palabras del «Hijo del Hombre» reflejan ya la reflexión cristiana. El texto de Dan 7 y el acontecimiento de la cruz y la resurrección hacen entender al Jesús terreno como el Hijo del Hombre. En la comunidad del evangelio de Marcos existe el perdón de los pecados, porque Jesús, el «Hijo del Hombre», lo brinda con su autoridad divina. Jesús manifestó y comprobó esa autoridad con hechos y palabras ante los discípulos y ante sus adversarios. En esta discusión se manifiesta quién es Jesús; pero así mismo se va a formar la oposición de aquellos que se quedan sordos a sus palabras y a sus obras. III. vv. 11-12: El milagro: la salvación

integral

v. 11: De acuerdo con la lógica de Jesús, es «más fácil» curar al paralítico. Jesús realiza la curación, «lo más difícil» para los escribas, y ésta es la prueba de su argumentación.

La interpretación autoritativa de la Ley que pretendían incluía también muchos privilegios sociales para ellos, y el desacato de sus normas y reglas podría perjudicar n o sólo el orden y las instituciones sociales, sino también su influencia y su autoridad en el pueblo.

v. 12: Al final de la narración la multitud admirada alaba a Dios; como en la escena final de una obra en la que todos se ponen de pies para aclamar a los artistas.

v. 7: El evangelista narra que ellos se escandalizaron de que Jesús perdonara los pecados, porque el perdón es cuestión exclusiva de Dios (cfr. Éx 34,6s; Is 43,25; 44,22). Según las concepciones judías, ni siquiera el Mesías puede perdonar

Pautas de acción El poder de perdonar de Jesús supera las expectativas

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El texto brinda a los lectores dos posibilidades de identificación: Primera: De quienes buscan a Jesús. Los lectores pueden identificarse con los que transportan la camilla. Ellos traen a Jesús un hombre que ha sufrido mucho y que quizás está resignado. Para Jesús cuenta su fe. El punto esencial consiste en que todos los esfuerzos para superar el sufrimiento y el pecado se perfeccionan mediante la comunión con Jesús. I. (3-5): Una petición extraordinaria de curación. El texto hace comprender los sentimientos de los compañeros del paralítico: ellos obran por solidaridad; en vista del sufrimiento del enfermo encuentran una solución sorprendente, inusual - p o r el techo-, para llegar a Jesús en medio del grupo de oyentes. Circunstancias contrarias no les hacen desistir de su resolución. Por el contrario, esperan confiados que Jesús cure al enfermo. Pero su confianza no se limita a la curación del paralítico, como se podría esperar de acuerdo con los textos anteriores (la respuesta de la gente - y la de los lectores que se identifican con ella- a la actividad de Jesús en Cafarnaún); también ellos están dispuestos y abiertos para acoger la acción y la palabra de Jesús. v. 5: Superando su primera expectativa los compañeros del paralítico se dan cuenta de que Jesús quiere restablecer al enfermo de un mal más profundo: liberarlo del pecado. II. (w. 6-7) El enfrentamiento de Jesús con los escribas da a entender que Él quiere la fe de los hombres: el hombre que encuentra a Jesús debe confiar, aceptarlo a él al igual que al reino de Dios; pues el perdón no es algo natural y constituye un desafío para el hombre. (w. 8-10) Además, la argumentación de Jesús hace ver que el modo de pensar humano considera más importantes y «difíciles» los esfuerzos propios para vencer la enfermedad y el sufrimiento. Pero por medio del perdón de los pecados, anunciado aquí por Jesús y aparentemente más fácil, se reconoce la raíz y la razón última de la enfermedad y del sufrimiento. III. (w. 11-12) La curación del paralítico, efectuada por

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Jesús, confirma su autoridad y le da sentido pleno al perdón de los pecados. En la comunidad de discípulos reunida «en casa» en torno a Jesús, por medio de su solidaridad en la fe se logra la superación total de la enfermedad y del sufrimiento, porque Jesús está presente concediendo el don divino del perdón de los pecados. Segunda: De quienes lo rechazan. Los lectores pueden también identificarse con las reacciones de los que quieren desempeñar funciones de control. Pueden sentir como propia la objeción de los escribas. I. (w. 1-5): Los escribas observan los esfuerzos extraordinarios de los que transportan la camilla para traer al paralítico hasta Jesús. ¿Tienen ya pensamientos de celos? II. (w. 6-7): Se escandalizan por el perdón de los pecados conferido por Jesús; pues incluso quien podía realizar curaciones milagrosas debía ajustarse a la práctica religiosa establecida. Para ellos, Jesús obra blasfemando contra Dios, porque el perdón de los pecados compete exclusivamente a Él. (vv. 8-9) Jesús desenmascara su error: Los escribas valoran como «difíciles» las curaciones externas. La absolución del pecado por parte de Jesús es para ellos una palabra ineficaz, vacía y, por consiguiente, «más fácil». Consideran que es imposible que Dios pueda dar a un hombre parte de su autoridad para perdonar los pecados. Por eso los esfuerzos humanos para curar la enfermedad deben permanecer aislados del don divino del perdón. Pero, ¿qué pasaría si las palabras fueran confirmadas por los hechos? En este caso no tendrían ninguna razón para rehusar la fe en Jesús y convertirse. La curación, en la línea de argumentación de los escribas, prueba que la palabra de Jesús es eficaz. III. (w. 11-12) Jesús confirma las palabras con los hechos. Por medio de la curación real, él comprueba su autoridad para perdonar los pecados. Quien busca solamente curación de la enfermedad, no tiene éxito completo. Pero quien busca a Jesús superando todos los obstáculos no torna con las manos

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vacías. Quien encuentra su mirada, regresa transformado. El poder de perdonar los pecados, ofrecido por Jesús, hace que el hombre sea sanado en lo más íntimo de su ser. El evangelio de Marcos quiere establecer frente a sus lectores, que la autoridad del «Hijo del Hombre» se manifiesta ahora en la comunidad de los creyentes a través de la presencia del resucitado. El perdón de los pecados hace posible la liberación plena de la enfermedad y del sufrimiento. Éste es el anuncio desafiante de este texto. Para los lectores se desprende también otra consecuencia. Aunque no sea muy probable que los escribas hayan cedido y cambiado de opinión, al final de este texto, «todos» están admirados y alababan a Dios. Se comprende que el último versículo representa la reacción que el narrador quiere suscitaren los lectores. La experiencia del perdón se manifiesta entre ellos - e n la comunidad de Marcos- y así se produce la comunión con Dios y con los hermanos.

Me 2,13-17 Vocación de Leví. Jesús comparte la mesa con los pecadores

La vocación de Leví muestra cómo «los pecadores» también pueden ser llamados por Jesús. El texto presenta además un típico conflicto entre Jesús y los «piadosos», es decir, los fariseos. Éstos tienden a aislar y a excluir como pecadores a los que no viven según sus ideas y conceptos morales. Por el contrario, Jesús declara que ha venido para sanar y perdonar, comenzando por ofrecer a los marginados la virtud curativa de la fe.

Configuración Jesús salió de nuevo a la orilla del lago. Toda la gente se acercaba, y él les enseñaba.

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A) B)

O

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Al pasar vio a Leví, hijo de Al feo sentado en el lugar de recaudad ón de ¡m puestos, y le dijo: «Sigúeme» levantándose, lo sigu ió. Él,

Y sucedió que, estando él en casa de Leví, muchos cobradores de impuestos y pecadores estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos; de hecho eran muchos y solían acompañarlo.

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Los escribas del grupo de los fariseos, viendo que comía con los pecadores y cobradores de impuestos, dijeron a los discípulos de Jesús: «¿Por qué su maestro come con los cobradores de impuestos y los pecadores?» Jesús lo oyó y les dijo: «N
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