1.1.1 Introducción a los sistemas de producción.

August 26, 2018 | Author: alexfly1000000 | Category: Marketing, Decision Making, Quality (Business), Goods, Economics
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1.1.1 Introducción a los sistemas de producción. El altísimo nivel de competitividad en los mercados globales requiere de las diferentes empresas ajustarse a las necesidades y requerimientos de los clientes y consumidores, controlando y reconfigurando al mismo tiempo los procesos internos de forma tal de entregar al cliente el mayor valor agregado por las unidades monetarias percibidas. El objetivo estratégico es la mejora continua de los procesos y reducir al mínimo aquellas actividades que no generan valor  agregado para el cliente. El pensamiento magro es un método para mejorar la productividad, la eficacia y la calidad de sus productos y servicios. Se considera una empresa obesa aquella con exceso de procesos, entorpeciendo su norma de desarrollo, disminuyendo la satisfacción de los clientes, haciendo más lenta la toma de decisiones y perjudicando los niveles de rentabilidad. Orígenes: La fabricación magra tuvo inicios en el plano teórico-práctico con el sistema “Just in Time” en la empresa automotriz To yota del Japón, el cual se extendió a los procesos de distribución y ventas, fue popularizado en el libro “La máquina que cambio el mundo”, explicando porque los métodos japoneses usando

menos de todo, posteriormente estas teorías fueron enriquecidas por aportes de Eliyahu Goldratt relativos a la Producción Sincronizada y la eliminación de los cuellos de botellas. Otro aporte es el Sistema Seis Sigma, contribuye mediante la medición, fijación de los objetivos y métodos de mejora continua. Los principios dominantes del pensamiento magro: Reconoce que solamente una fracción pequeña del tiempo y del esfuerzo total en cualquier organización agrega realmente valor para el cliente externo. El valor para un producto o servicio específico desde la perspectiva de consumidor es eliminar las actividades no generadoras de valor, basura o desperdicio. Un Sistema de producción es aquel sistema que proporciona una estructura que agiliza la descripción, ejecución y el planteamiento de un proceso industrial. Estos sistemas son los responsables de la producción de bienes y servicios en las organizaciones. Los administradores de operaciones toman decisiones que se relacionan con la función de operaciones y los sistemas de transformación que se emplean. De la misma manera los sistemas de producción tienen la capacidad de involucrar las actividades y tareas diarias de adquisición y consumo de recursos. Estos son sistemas que utilizan los gerentes de primera línea dada la relevancia que tienen como factor de decisión empresarial. El análisis de este sistema permite familiarizarse de una forma más eficiente con las condiciones en que se encuentra la empresa en referencia al sistema productivo que se emplea.

Clasificación de sistemas de producción. Los sistemas de producción se clasifican de la siguiente forma: a) Físicos y Abstractos. b) Naturales y Elaborados. c) Abiertos y Cerrados. d) Técnicos y Civiles o Sociales. e) Por Proceso. Sistemas físicos y abstractos. Físicos: Son aquellos sistemas que existen físicamente.  Abstractos: Son aquellos que solo existen en forma conceptual o en la mente de alguien. Naturales y elaborados. Los naturales: Son aquellos elaborados por la naturaleza. Los elaborados: Por el hombre. Técnicos y civiles o sociales. Los sistemas técnicos: Son los que integran y aplican la tecnología para alcanzar  una meta. Los sistemas civiles o sociales: Tienen como finalidad la satisfacción de un objetivo social.  Abiertos y cerrados.  Abiertos: Son aquellos donde es muy difícil predecir su comportamiento. La retroalimentación existente no es controlable y en algunos casos es subjetiva (el organismo del cuerpo humano). Sistemas cerrados: Son aquellos que tienen objetivos, insumos, productos y relaciones claramente determinados por lo que el control, retroalimentación y pronóstico pueden ser establecidos de manera precisa y objetiva.

Sistema de producción. Por proceso: Es aquel que por medio de un proceso común se elaboran todos los productos. Por ordenes: Es aquel donde cada lote de productos diferentes sigue un proceso especial. Clasificación de los sistemas productivos en base a su proceso: 1. Sistemas continuos. Los sistemas productivos de flujo continuo son aquellos en los que las instalaciones se uniforman en cuanto a las rutas y los flujos en virtud de que los insumos son homogéneos, en consecuencia puede adoptarse un conjunto homogéneo de procesos y de secuencia de procesos. Cuando la demanda se refiere a un volumen grande de un productos estandarizado, las líneas de producción están diseñadas para producir artículos en masa. La producción a gran escala de artículos estándar es características de estos sistemas. 2. Sistemas intermitentes. Las producciones intermitentes son aquellas en que las instituciones deben ser  suficientemente flexibles para manejar una gran variedad de productos y tamaños. Las instalaciones de transporte entre las operaciones deben ser también flexibles para acomodarse a una gran variedad de características de los insumos y a la gran diversidad de rutas que pueden requerir estos. La producción intermitente será inevitable, cuando la demanda de un producto no es lo bastante grande para utilizar el tiempo total de la fabricación continua. En este tipo de sistema la empresa generalmente fabrica una gran variedad de productos, para la mayoría de ellos, los volúmenes de venta y consecuentemente los lotes de fabricación son pequeños en relación a la producción total. El costo total de mano de obra especializado es relativamente alto; en consecuencia los costos de producción son mas altos a los de un sistema continuo. 3. Sistemas modulares. Hace posible contar con una gran variedad de productos relativamente altos y al mismo tiempo con una baja variedad de componentes. La idea básica consiste en desarrollar una serie de componentes básicos de los productos (módulos) los cuales pueden ensamblarse de tal forma que puedan producirse un gran número de productos distintos (ejemplo bolígrafos).

4. Sistemas por proyectos. El sistema de producción por proyectos es a través de una serie de fases; es este tipo de sistemas no existe flujo de producto, pero si existe una secuencia de operaciones, todas las tareas u operaciones individuales deben realizarse en una secuencia tal que contribuya a los objetivos finales del proyecto. Los proyectos se caracterizan por el alto costo y por la dificultad que representa la planeación y control administrativo. Bibliografía. Niebel, B. Ingeniería Industrial "Métodos, estándares y diseño del trabajo". 12a. edicion. Mc Graw Hill

La actividad productiva propiamente dicha o transformación de unos factores en productos, es un proceso que no existe en todas las empresas. Por ejemplo, una empresa destinada a la distribución no realiza ninguna transformación física sobre los productos que adquiere a los fabricantes y vende a sus compradores. Por  tanto, el concepto de producción puede venir determinado o por la actividad económica global que desarrolla un sistema o agente económico, o por la etapa concreta de la actividad, que supone el proceso de transformación del nuevo valor. De cualquier manera, la expresión producción ofrece tanto consideraciones de índole técnica como económica. Según la primera se entendería como un proceso físico de transformación de los factores (entradas o inputs) en un conjunto de elementos producidos (salidas o outputs). Y en cuanto a la segunda se considera como el proceso encaminado a la obtención de unos bienes y servicios aptos para satisfacer necesidades humanas; por tanto, esta transformación producirá determinado incremento de valor planificado y controlado según los objetivos planteados. Tanto uno como otro, estos argumentos representan actividades productivas desde el punto de vista de la economía, pues ambos contribuyen a incrementar la utilidad del bien. En cambio, dentro de la economía de la empresa, la expresión actividad productiva tiene un significado ligeramente diferente. Una empresa, con independencia del tipo de producto o servicio que obtenga, realiza en su interior una gran cantidad de actividades diversas. Así, la empresa da a conocer su producto, contrata personal, adquiere maquinaria e instalaciones, transporta sus productos a los distribuidores, etc. Las actividades que la firma desarrolla relacionadas con la transformación física de los recursos para obtener  los productos terminados reciben el nombre de actividades productivas en economía de la empresa; entre ellas podemos incluir la fabricación de los componentes que formarán parte del producto final, el almacenamiento de estos componentes, el montaje del producto, etc. Dentro del sistema global que es la empresa, el desarrollo de la actividad productiva en sentido especifico corresponde al llamado subsistema de producción. Éste, de mayor carácter técnico, está compuesto por un conjunto de elementos y procesos que interactúan con la finalidad y función específica de transformar factores en productos. Es en sí un verdadero sistema que se compone de elementos, como pueden ser explotaciones, procesos, talleres, secciones de trabajo, máquinas y herramientas, y que también participa de la actividad de otros subsistemas de la empresa como los de aprovisionamiento, personal, comercial, financiero y administrativo. El subsistema de producción se ocupa de todos los planes, decisiones, actividades y controles que permiten el proceso de conversión de los inputs en outputs. Según Ballestero, los factores de producción o inputs podemos definirlos como aquellos elementos, sean o no bienes y servicios, que intervienen en el proceso productivo de modo variable o susceptible de variación y cuya alteración ocasiona modificaciones en el resultado de dicho proceso.

Las formas más usuales de clasificar a los factores productivos son según su naturaleza o según su variabilidad. En el primer caso, hablaremos del factor mano de obra, factor energía, factor materia prima, factor maquinaria, etc. Y en el segundo, hablamos de factores variables y factores fijos dependiendo de si pueden emplearse en cantidades que varíen o no, respectivamente, en periodos cortos de tiempo. De esto último, hay que señalar que los factores fijos lo son sólo a corto plazo, ya que a largo plazo todos los factores son variables, puesto que la empresa puede eliminar las limitaciones que impedían su alteración. Las salidas del sistema de producción son los outputs o productos, esto es, los bienes y servicios que como resultado de la combinación productiva obtiene la empresa, bienes y servicios capaces de satisfacer unas necesidades sentidas por  el mercado y que el subsistema comercial de la empresa se encargaría de situar  en el mismo, el lugar y momentos oportunos. Los productos poseen una serie de características de calidad, que dependen de todo el conjunto de factores de producción empleados en su obtención y de la técnica aplicada. La relación entre los elementos del sistema de producción se puede contemplar  gráficamente con arreglo al esquema de Bueno, Cruz y Durán (Fig. 1.1). Como se observa en la figura los elementos del sistema se agrupan en la relación: inputs ---> proceso ---> outputs. En consecuencia, la empresa tendrá determinada función de producción en relación a estos tres componentes. FIGURA

1.1. Subsistema

productivo

La función de producción en un sentido estricto relaciona unos factores o recursos consumidos con unos productos obtenidos, y de forma simplificada se puede definir independientemente de cuál es el intervalo temporal en que se produce la transformación, según la siguiente expresión:

Siendo Q la cantidad de producto lograda con la aplicación de los n factores variables y fijos, respecto a él, en las cantidades v 1, v 2, ..., v n. Si Q es un conjunto

de productos diferenciados, habremos pasado de una función monoproductora a otra multiproductora, tal y como se indica a continuación:

Es decir, que para una combinación dada de factores v1, v2, ..., vn habrá generalmente varias combinaciones de productos Q1, Q2, ..., Q m . Todo esto dentro de la hipótesis simplificativa de que la tecnología no varía en el periodo de tiempo en que actúa el proceso productivo considerado. Estas dos ecuaciones son diferentes formas de la que llamamos función de producción, que podemos definir como la relación técnica que describe el subsistema productivo de una empresa, es decir, la expresión matemática que relaciona las cantidades de factores empleados con la cantidad de producto obtenido, según un sistema productivo determinado. Sin embargo, es muy difícil identificar todas las dependencias entre el resultado del proceso y los factores empleados, que es lo que implica determinar las funciones de producción lo suficientemente precisas, y por lo que en la práctica resulta imposible. Para que una función de producción pudiera decirse que es precisa debería reflejar todos los factores que intervienen en la producción del bien -conocidos y desconocidos, controlables y no controlables-, así como la naturaleza real de las relaciones entre los factores y el producto logrado. 1.3.

EFICIENCIA DEL SUBSISTEMA DE SU MEDIDA A TRAVÉS DE LA PRODUCTIVIDAD.

PRODUCCIÓN

Y

Podemos considerar como característica principal de la gestión económica de la empresa la del proceso de convertir la información en acción. Proceso que comúnmente denominamos toma de decisiones. Es precisamente la dirección de la producción tiene por misión la toma de decisiones en el subsistema productivo, con la finalidad de conseguir los objetivos asignados al respecto. Estos objetivos generalmente consistirán en la obtención de una producción para unos recursos determinados, o bien en la reducción del empleo de recursos en la fabricación de un producto concreto. La medición de la consecución de dichos objetivos se suele obtener a través del análisis de eficacia o rendimiento y eficiencia. Antes de estudiarlos más ampliamente, podemos decir que la eficacia mide las salidas y sus realizaciones, pero no tiene en cuenta los factores empleados para su obtención. Por su parte la eficiencia compara las salidas con las entradas, es decir, el producto conseguido con respecto a los medios necesarios para conseguirlo. Siguiendo a Bueno, Cruz y Durán, la eficiencia del subsistema de producción se puede medir tanto desde una perspectiva técnica como económica. Desde un punto de vista técnico la eficiencia será:

Las magnitudes del cociente anterior se expresarán en las mismas unidades físicas. Como se observa, el consumo de factores será siempre mayor que el producto útil obtenido, debido a la normal existencia de defectos, mermas o roturas de los materiales en el proceso de transformación. En el caso teórico más óptimo, este cociente sería igual a 1, significando que no se produciría ningún tipo de desgaste; de ahí que el sistema será más eficiente cuando exista el menor  nivel de despilfarro posible de recursos, es decir, cuanto más se acerque el ratio a 1. Desde un punto de vista económico, la eficiencia se mide por el siguiente cociente:

Claramente se observa que el valor del producto en el mercado ha de superar el coste de los factores utilizados. El sistema tiende a buscar la mayor eficiencia económica posible mediante la información proveniente del mercado y de los costes de producción, la cual representa la clásica conducta de optimización. Conducta que define el objetivo tradicional del sistema:

La productividad, es en realidad, la capacidad para producir que presenta cualquier factor o combinación de factores. Y la noción de productividad surge al relacionar los productos con los insumos en un determinado sistema productivo. Pero en la práctica, el cálculo numérico de la productividad de un conjunto o combinación de factores de una explotación o de una unidad organizativa, en términos globales, es difícil. Dado que las unidades físicas suelen ser de magnitudes heterogéneas y lo más deseable es la homogenización, se pueden valorar en unidades monetarias tanto la producción como los factores empleados. De esta manera podemos expresar la productividad global en términos monetarios:

Para el caso de una empresa que utilice m factores con los que se elaboran n productos, el cálculo de la productividad global en un periodo cualquiera 0 según la siguiente expresión de la productividad media (Q 0) de ese periodo:

Siendo Q j el volumen de producción, en unidades físicas, del producto j en el periodo considerado, p j el precio unitario del producto j en dicho periodo, vi la cantidad del factor utilizada en dicho periodo y f i el coste unitario del factor i en dicho periodo. Se puede ver un ejemplo de su cálculo práctico en el problema resuelto 3. Hay que señalar, como un posible error de la economía clásica, el hecho de que en los ratios de productividad no se suele incorporar el factor tiempo. Sabemos que el tiempo es también un bien económico y la producción necesita de él. Dos bienes, fabricados empleando los mismos inputs y a través de procesos productivos con características más o menos similares, pueden corresponderse con índices de productividad similares. Ahora bien, si uno ha tardado mucho más tiempo en su elaboración que el otro, estará disponible para los clientes con un mayor retraso, lo que podría tener repercusiones económicas.  Así, para calcular la productividad global de dos periodos consecutivos 0 y 1, basta con introducir los datos relativos a las variaciones en los consumos físicos de inputs Dv j y el volumen de outputs DQ j. De este modo, además del concepto de productividad media, podremos utilizar el concepto de productividad marginal (Q') Ésta es precisamente el incremento de producción obtenido en cada unidad de tiempo debido al incremento de factor empleado A:

El comportamiento de las funciones de productividad son generales y se producen de forma semejante en todas las actividades productivas. De modo que, mientras que la productividad marginal sea mayor que la productividad media, esta última (Q0) crecerá, porque cada unidad de factor adicional empleada hará aumentar la productividad media. E inversamente, cuando la productividad marginal sea inferior a la media, cada unidad de factor adicional hará descender la productividad media. Con lo que el punto de corte de ambas curvas indica la productividad media máxima para ese tipo de proceso. El valor de los factores empleados, así como los elementos de que intervienen durante la producción en contraposición de la producción obtenida, son en definitiva los costes de producción. Estos últimos los estudiaremos detenidamente más adelante, resaltando la importancia de su correcto seguimiento a fin de conseguir una óptima planificación de la producción.

1.4. 'NUEVAS FORMAS' DE ORGANIZACIÓN. Cuando se habla de 'nuevas' formas de organización del trabajo, se hace obviamente en relación con otras anteriores, diferentes de ellas y a las que de alguna manera éstas nuevas formas vendrían a remplazar. Más aún, a menudo se sobreentiende que las nuevas formas son mejores que las anteriores y que por  eso mismo están poco a poco ocupando su lugar. Pues bien, el punto de partida al que, de manera explícita o implícita, se hace normalmente referencia al hablar de nuevas formas de organización del trabajo, es el Taylorismo, la 'organización científica del trabajo' como la denominó su promotor. El Taylorismo es el referente básico respecto del cual se definen las nuevas formas de organización del trabajo. Por eso, aunque no es cuestión de hacer  ahora todo un desarrollo sobre este modelo de organización del trabajo, sí es conveniente señalar brevemente los principios básicos que lo definen. Tres son los principios fundamentales en que se apoya el Taylorismo como sistema de organización del trabajo, entre los que destaca la separación entre el trabajo manual y el intelectual para favorecer el rendimiento y la productividad. Que el trabajo de cada operario ha de estar fijado de antemano en instrucciones precisas, junto con con un control directo y externo, tanto sobre los trabajadores como sobre los resultados de su trabajo, compondrían los otros aspectos más relevantes que identifican a este sistema de organización. La puesta en aplicación de estos principios tayloristas ha supuesto a menudo toda una serie de consecuencias bastante negativas para los trabajadores: realización de tareas fragmentarias, simples y repetitivas; trabajo poco o nada cualificado; supervisión y control excesivos, basados en la falta de confianza; ausencia de toda autonomía y responsabilidad en el desempeño de su labor; desaprovechamiento de sus potencialidades de creación e iniciativa, etc. Es para tratar de superar algunas de estas consecuencias negativas que se plantea a partir de los años 60 y 70 la necesidad de reformas. De entre los cambios que se pretenden introducir con estas reformas, cuatro pueden considerarse como más característicos de lo que se denominó entonces el movimiento en pro de la 'humanización de la vida laboral' o de 'mejora de la calidad de la vida laboral': la rotación de puestos, la ampliación de tareas, el enriquecimiento de tareas y los grupos de trabajo semiautónomos. Más actualmente, podemos destacar el modelo de organización denominado como de 'producción ligera'. Este modelo fue desarrollado en la industria automovilística japonesa, y se ha extendido, a menudo con cambios y modificaciones, a determinados sectores y empresas en los países occidentales. El éxito de las grandes empresas japonesas para competir con sus homólogas norteamericanas o europeas en las últimas décadas es lo que ha llevado a observadores y analistas a estudiar esta forma de organización de la producción industrial. A veces, el interés ha llegado a convertirse en verdadera admiración, como es el caso de un conocido estudio realizado por investigadores del MIT (Massachusetts Institute of Technology), donde llega a decirse: "La producción

ligera remplazará tanto a la producción en masa como a los restos que quedan de la producción artesanal en todas las áreas de la actuación industrial. Llegará a ser  el sistema de producción global estándar del siglo XXI. Ese mundo será un lugar  muy diferente y, ciertamente, mucho mejor" (Womack y otros, 1990). Los rasgos fundamentales que definen este modelo de producción industrial pueden resumirse en los siguientes puntos: a) Como su propio nombre indica, se busca 'aligerar' el proceso productivo de todo lo que puede suponer costes innecesarios en términos de existencias acumuladas, espacio desaprovechado, excesivo movimiento de materiales y herramientas, tiempos dedicados a la preparación de las máquinas, etc. El objetivo es adaptarse al máximo a la cambiante demanda del mercado. La empresa tiene que ajustar el desarrollo de sus procesos productivos, en cantidad, calidad y plazos, a lo que requieren los diferentes tipos de clientela y los diversos momentos del mercado. Para ello, se utiliza el sistema de suministro 'Justo a tiempo' (JAT), que regula la relación entre proveedores, clientes y proceso productivo. b) El objetivo de la 'calidad total'. En principio, se trata de movilizar al conjunto del personal de la empresa en torno a la mejora continua de la calidad del producto. Partiendo de una definición de calidad como 'adecuación a las exigencias del cliente', se considera que existen, no sólo clientes externos a la empresa, sino también clientes 'internos' dentro de ella. Con esto se busca aplicar las mismas exigencias de calidad del cliente a las relaciones entre departamentos, funciones y grupos de trabajo al interior de la propia empresa. En este sentido, cualquier  unidad organizativa dentro de la empresa es a la vez usuario y proveedor: usuario respecto de quienes la preceden y proveedor en relación con los que vienen detrás en el desarrollo de la actividad productiva. De los primeros, como cualquier  cliente, ha de exigir que el elemento, producto o servicio que le transfiere se ajuste a los estándares de calidad que necesita; y, en cuanto proveedor, está obligada a responder lo mejor posible a las exigencias y necesidades de las unidades organizativas a las que va dirigido el resultado de su trabajo. c) La participación de los trabajadores en decisiones relativas a la organización del trabajo y de la producción. Se parte de la idea de que existe entre los trabajadores todo un cúmulo de experiencia y de conocimientos sobre el proceso productivo, que no debe desaprovecharse. Su aportación al análisis de los problemas y de sus posibles soluciones es fundamental. Porque pueden aportar puntos de vista diferentes a los de la gerencia, al estar más cercanos al desarrollo concreto del proceso de trabajo. Pero también porque se implicarán mejor y con más interés en su actividad laboral en la medida en que hayan participado previamente en las decisiones sobre la misma. Los estudios que han observado el funcionamiento concreto del sistema de 'producción ligera' presentan, en general, una imagen bastante menos optimista que la proporcionada por los investigadores del MIT que señalamos al principio. Ciertamente, el sistema tiende a mejorar la productividad, en la medida en que evita costes innecesarios y ajusta de manera flexible los flujos productivos a la evolución de la demanda. A pesar de lo cual, la pretensión de hacer de este

sistema 'el modelo de organización de la producción industrial del futuro', parece un tanto exagerada. La realidad es bastante más compleja, como está demostrando la investigación realizada en los países occidentales, al igual que en el propio Japón. 1.5. RELACIONES DEL SUBSISTEMA PRODUCTIVO CON OTRAS ÁREAS DE LA EMPRESA. Se podría justificar la importancia de la función de producción señalando la gran cantidad de mano de obra que emplea o el volumen de maquinaria e instalaciones que utiliza, en comparación al personal o al capital total de la compañía. Estos indicadores, ciertamente, pueden ser válidos para destacar su importancia, pero la verdadera trascendencia de una función debe venir determinada por su capacidad para contribuir a alcanzar los objetivos que la empresa se ha propuesto. La empresa es un sistema global, un conjunto relacionado de recursos y actividades. Estas actividades deben estar adecuadamente integradas y coordinadas para alcanzar las metas globales de la compañía. El objetivo de la empresa debe concentrarse en una serie de estrategias funcionales, relativas a cada una de las grandes funciones que la empresa desarrolla (marketing, producción, finanzas, etc.), que deben estar coordinadas entre sí y ser coherentes con la estrategia general que la empresa persigue. Como hemos indicado, el subsistema productivo es parte del conjunto de otros subsistemas que forman el sistema global que es la empresa. Estos subsistemas, como partes integradas en dicho sistema, se coordinan y relacionan con la producción, por lo que no se deben contemplar aisladamente. La estrategia de operaciones debe presentar un patrón o marco dentro del cual se coordinen todas las decisiones que se adoptan en el subsistema de producción. Es decir, las decisiones corrientes sobre nivel de stocks, secuencia de trabajos, contratación de mano de obra eventual, etc., deben ser coherentes con la estrategia de operaciones que se haya formulado. Si la función de producción persigue una meta de calidad elevada de los productos, las decisiones sobre compra de materia prima, sobre contratación de personal más o menos cualificado, sobre adquisición de maquinaria, etc., deben estar guiadas por esa búsqueda de la calidad. Como hemos visto, la actividad del subsistema productivo necesita desarrollarse con el respaldo de otras áreas funcionales. Pero hay que tener en cuenta que éstas tienen sus propios intereses y que, en ocasiones, están enfrentados con los restantes. En este sentido, merece una especial atención lo que acontece entre producción y marketing. Así, por ejemplo, a producción le es más interesante fabricar productos con características homogéneas (porque facilita el proceso productivo y permite unos controles de calidad más fiables, entre otros motivos) y a marketing crear una variedad en la oferta comercial (porque ayuda a las ventas al adaptarse a mayores sectores de mercado). Otro ejemplo sería el tema de la localización de la plantas industriales y de los almacenes: para marketing es más interesante que estén cerca de los puntos de venta , sobre todo los almacenes, pues facilita su actividad, mientras que para producción puede resultar más aprovechable el que, tanto plantas como

almacenes, se encuentren geográficamente cercanos, por razones de operatividad. La estructura convencional de las compañías define unilateralmente las funciones de comercialización o marketing y de producción, estableciendo que a esta última corresponde la obtención de los bienes o servicios que marketing se encargará de comercializar y poner a la venta. Todo ello, sin considerar las otras actividades y funciones que se producen, entre el momento de producción y el momento de la venta. De aquí, que la problemática surgida del trato simplificado de dichas funciones, requiera del sistema logístico que abarca las actividades que tienden a situar el producto en los lugares y tiempos adecuados. La importancia de esta visión de coordinación es tal, que algunas empresas crean un departamento propio de logística.

Bibliografía. Monks, J . Administración de operaciones. Mc Graw Hil

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