#1 Solo Un Poco Retorcido Vkook

July 24, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Hola bella personita que me lees!

Si llegaste hasta aquí es porque de seguro conoces la saga Chicos Heterosexuales y al igual que yo amas cada historia así como al Taekook .

Antes de que leas quiero dejar claro un par de cosas: TODOS sabemos quién es la autora original, es decir TODOS sabemos de cir ¿Quién de nosotros no conoce la saga Chicos Heterosexuales? No pretendo de ningún modo robarme créditos del trabajo de Alessandra, ésta solo es una manera de amar un poquito más éstas bellas historias, de identificarnos y sentirnos más cerca de los personajes, compartiéndola y leyéndola con nuestra parejita más amada “Taekook”

Muchos de nosotros hemos leído la saga, amado y odiado a los personajes, reído y llorado con ellos, y sobre todo enamorado de las bellas parejitas, es una de las sagas más hermosas que he leído y estoy segura que muchos coinciden conmigo. Pero que mejor manera para disfrutar aún más las historias que leyéndolas con parejitas que amamos.

Espero que quede completamente claro el motivo de estas adaptaciones, es únicamenteEspero como sinceramente un hobby, dirigido para lectura de un grupo fans en particular. que disfruten las historias que de adapte con tanto amor.

Esta es solo una adaptación de la Saga Chicos Heterosexuales: Solo Un Poco Retorcido. 

 ADAPTACIÓN SIN FINES DE LUCRO HECHA DE FANS PARA FANS.

 

SINOPSIS

El profesor Kim Taehyung es odiado y temido por todos sus estudiantes. Estricto, reservado y despiadado, él no tolera equivocaciones y tiene poca paciencia para sus estudiantes.

Jeon Jungkook con veintiún años lucha para mantener a sus hermanas menores después de la muerte de sus padres. Al borde de perder su beca, Jungkook está lo bastante desesperado como para acudir al profesor Kim.

Todos dicen que Kim no tiene corazón. Todos dicen que él es un bastardo despiadado. Jungkook descubre que todos tienen razón.

Él llega a un acuerdo con Kim, pero inesperadamente, el trato se convierte en mucho más.

Algo absorbente y adictivo.

Algo que ninguno de ellos desea.

 ADAPTACIÓN SIN FINES DE LUCRO.  ADAPTACIÓN





 TODOS LOS CRÉDITOS A LA AUTORA Y RESPECTIVOS TRADUCTORES.

 

CAPÍTULO 1

La señora Han iba a matarlo. Jungkook miró su reloj e hizo una mueca. Ya era la una de la mañana; él había prometido a la señora Han que no iba a volver a casa después de la medianoche.

Preparándose, abrió la puerta tan silenciosamente como pudo. Jessica era de sueño ligero.

Jungkook cerró la puerta, estremeciéndose cuando crujió. Maldita sea.

—¿Sr. Jeon?—, Dijo la señora Han, frotándose los ojos y sentándose en el sofá.

Jungkook miró a las gemelas, pero ellas no parecían haber despertado. Se acercó a su niñera. No le tomó mucho tiempo: el apartamento era pequeño. La señora Han estaba frunciendo el ceño profundamente, una mirada triste en su rostro.

—Lo siento. —dijo Jungkook antes de que ella pudiera decir nada.— Estoy realmente, realmente arrepentido. No pasara nuevamente, lo juro. No podía volver antes. Fue una noche tranquila, y no he conseguido muchas propinas.

 

Yo no tenía suficiente dinero para pagarle por esta semana, así que terminé quedándome hasta que lo tuve.

Los labios de la señora Han se fruncieron. Ella suspiró.— Sr. Jeon Jungkook. Entiendo su situación, es la única razón por la que sigo aquí, pero debes entender la mía también. Tengo una familia f amilia también, pero me paso hasta quince horas al día aquí, cuidando de dos enérgicas niñas de cuatro años. No me paga lo suficiente para eso.

—Voy a encontrar otro trabajo —dijo Jungkook rápidamente, tratando de sofocar el pánico creciente en su pecho. —Voy a encontrar un mejor trabajo y le pagaré más.

Ella suspiró de nuevo, sacudiendo la cabeza. —Eso es lo que dijo el mes pasado, Jungkook.—Miró a las niñas.— Admiro su dedicación, pero no puede seguir así. Solo tiene veinte años. Se merece algo mejor. Ellas se merecen algo mejor, también. ¿Por qué no les encuentra en cuentra una buena familia?

—No, —dijo, su voz dura. —Ellas ya tienen una familia. Me tienen mí.

—Apenas le ven. Preguntan por usted todo el tiempo. Ellas le extrañan.

Jungkook miró hacia ellas. Jessica y Krystal dormían enroscadas una hacia la otra, sus mejillas regordetas casi se tocaban. Se le formó un nudo en la garganta.

—Las extraño, también. —Él miró a la señora Han. —Por favor. Encontraré una solución. Realmente no volverá a suceder.— Tomando su billetera del bolsillo trasero, le dio a ella todo el dinero que tenía. —Aquí, tome esto.

 

  Ella negó con la cabeza, pero aceptó el dinero. —Piense en lo que le dije, Jungkook, — dijo antes de tomar su bolso y salir.

Jungkook cerró la puerta y volvió a la cama. Se arrodilló junto a la cama, apoyó la barbilla en el colchón, y se quedó que dó viendo a las gemelas. La luz tenue te nue hizo que su pelo castaño claro pareciera casi dorado.

Parecían pequeños angelitos.

Jungkook cerró sus ojos. Dios, estaba tan cansado, pero dormir era la última cosa en su mente. No necesitó abrir la heladera para saber que se quedaron sin comestibles: sabía cuánto tiempo les llevó agotarse. Ellos no tendrían nada qué comer el día después de mañana.

La desesperación arañó su garganta. Luego vino el resentimiento y la ira. Jungkook se los quitó de encima. Estar enojado con sus padres por tener numerosas deudas, morir y dejarlos sin s in un centavo era inútil. Él no podía permitirse el lujo de perder el tiempo. Necesitaba dinero. Ahora. ¿Pero cómo? Él ya tenía dos empleos.

—¿Kookie?

Jungkook abrió los ojos. Una de las niñas ya no dormía. Una oleada de pánico lo recorrió cuando se dió cuenta de que ya no podía distinguirlas.

¿Era Jessica o Krystal?

 

—¿Bebé? —Graznó a través del nudo en su garganta.

La niña se sentó lentamente, con cuidado de no despertar a su hermana, y Jungkook exhaló. Era Jessica: ella era más madura y considerada que Krystal, quien era frecuentemente una pelota de energía sin dirección. Jessica se acercó a él, y Jungkook la levantó en sus brazos. —Hey, princesa — susurró, besándola en la sien y respirando su dulce aroma.

—Estás en casa, —dijo Jessica, envolviendo sus pequeñas manos alrededor de su cuello. —Te extrañé.

—Yo también, —Jungkook murmuró, acariciando su espalda.— Lo siento. ¿Te divertiste mientras yo estaba fuera?

Jessica asintió. —Jugamos mucho, pero el Halcón no nos dejó salir fuera.

—No llames a la señora Han así. —A pesar de que tuvo que reprimir una sonrisa. —¿Algo más?

—Un hombre grande vino después del desayuno. Él tenía una carta para ti, pero el Halcón no nos dejó que la tocáramos.

—Una carta, ¿eh? —Jungkook se puso de pie, sosteniendo a Jessica junto a su pecho, y caminó hacia su escritorio. —Vamos a ver.

 

Agarró el sobre y giró la lámpara en la mesa de luz. Él entrecerró los ojos ante él y su estómago cayó cuando vio de quién era.

—¿Qué es? —Preguntó Jessica.

Jungkook abrió el sobre, sacó el pedazo de papel en el interior y comenzó a leer.

"... calificaciones inaceptables..." "... en caso de no lograr mejorar..." "...la beca será revocada a menos qe el estdiante logre..."

El papel se le cayó de los dedos al suelo y él no se dio cuenta.

—¿Kookie? ¿Algo malo pasó?

Miró abajo a los ampliamente abiertos ojos avellana de Jessica y forzó una sonrisa.— No, calabaza. Todo está bien.— Enterró la cara en su pelo y cerró los ojos.

Cuando llovía, lo hacía a cántaros.

 

CAPÍTULO 2

 ––¿Algo está mal?, ––dijo una voz familiar antes antes de que un brazo se colgara de los hombros de Jungkook.

Jungkook miró a Jimin, pero siguió caminando. Su próxima clase iba a comenzar en diez minutos y era una a la que no podía llegar tarde.

 ––Nada.

 ––Pura mierda. Suéltalo. ––Los ojos marrón oscuro de su amigo estaban fijos en él con curiosidad.

Jungkook se encogió de hombros. ––Estoy en banca rota. Y encima de eso, van a terminar mi beca si no mejoro mis notas en tres clases.

Jimin frunció el ceño. ––Creía que ya habías hablado con Choi y Lee y explicado tu situación. Suspirando, Jungkook se pasó una mano por el pelo. ––Sí. Pero también está Mecánica de Fluidos.

Jimin hizo una mueca. ––Kim.

 ––Síp, ––Jungkook dijo miserablemente.

 

  El profesor titular más joven de la escuela, Kim Taehyung tenía el apodo de "Profesor Imbécil" por una razón. Estricto y duro, fijó estándares imposiblemente altos para los estudiantes y despreció a aquellos que fallaron en alcanzarlos. Él no toleraba la "flojera". Y como Jungkook perdió demasiadas de sus clases y a menudo no tenía tiempo para completar sus tareas, él era probablemente uno de los estudiantes menos favoritos de Kim si el hombre incluso tuviera estudiantes favoritos.

La posibilidad de Kim permitiéndole alguna flexibilidad era inexistente. Kim no ofreció a nadie cualquier flexibilidad. Sus demandas bordeaban lo ridículo, pero a los ojos del consejo Kim no podía hacer nada mal, ya que obtuvo una gran cantidad de becas de investigación inves tigación como...un montón.

Jungkook tenía que dar a Kim el crédito -uno no llegaba a ser un investigador tan altamente respetado para la edad de treinta y tres años, si uno no era increíblemente inteligente-, pero eso no cambiaba el hecho he cho de que el tipo fuera un completo pendejo.

 ––¿Qué vas a hacer? ––Dijo Jimin.

 ––No tengo idea ––Jungkook hizo su camino a sus asientos habituales al frente de la sala de conferencias: Kim les ordenó a él y a Jimin sentarse allí todo el tiempo después de que les había atrapado hablando durante su clase. Jungkook se sentó y suspiró. –– ¿Qué debería hacer?

 ––Me gustaría poder ayudarte. ––Jimin se dejó caer en un asiento junto a él.  ––Pero tu sabes que estoy un poco apretado con el dinero, también.

 

Jungkook asintió. Jimin vivía en la casa de su abuela y la ayudaba como podía. Sus padres trabajaban en otro país y no eran de mucha ayuda.

 ––¿Qué hay de tu tía?, ––Dijo Jimin. ––Pensé que ella solía ayudarte a salir cuando las cosas se ponían difíciles. Jungkook se detuvo y lo miró. ––Ella murió el año pasado, Jimin. Te dije eso.

La cara de Jimin enrojeció de color rojo brillante. ––Mierda, lo siento, no sé cómo yo...

Jungkook negó con la cabeza. ––Olvídalo. No es que a Jimin no le importaba; él era muy sociable y tenía más amigos que Jungkook conocidos. No es de extrañar que se le hubiera deslizado fuera de su mente.

 ––¿Qué pasa con tu primo... Seokjin? ––Jimin sonrió tímidamente. ––Ves, ¡No soy totalmente un caso perdido! ¡Lo recuerdo a él!

Jungkook rió. ––Tú no tienes esperanza alguna. Él salió hace poco de la cárcel, y tiene que resolver res olver su vida. No necesita mis problemas arriba de los suyos propios. De todos modos, yo no estaba pidiendo dinero. Quiero decir al Profesor Kim, si no obtengo buenas calificaciones en su clase, voy a perder la beca y tendré que abandonar, ––Aunque a veces Jungkook se preguntaba si sería mejor que abandonara: si no tuviera una escuela a la cual asistir, mejorarían sus posibilidades de encontrar un trabajo medio-decente.

 

Excepto que un título universitario aumentaría sus posibilidades de encontrar un trabajo bien remunerado y darle a Jessica y Krystal todo que necesitaran mientras crecían.

 ––En realidad, ––dijo Jimin de repente. ––He oído un interesante rumor sobre Kim.

 ––¿Qué rumor?

Jimin miró a su alrededor, como para asegurarse de que nadie podía oírlos, antes de inclinarse y murmurar al oído de Jungkook:

 ––Hoseok dice que el profesor Kim tiene una debilidad por los chicos bonitos.

Jungkook parpadeó. ––Definitivamente. ¡Él estaba jugando contigo!

 ––Nop, él estaba hablando muy en serio. Al parecer, alguien vió a Kim con un chico joven totalmente sobre él.

Jungkook se rió entre dientes, sacudiendo la cabeza. ––Incluso si es verdad, ¿qué tiene eso que ver conmigo?

Jimin le dio una mirada mordaz.

Jungkook abrió la boca, la cerró, y luego la abrió de nuevo. ––Tienes que estar bromeando conmigo.

 

Jimin movió sus cejas de modo sugestivo. ––Hoseok – –Hoseok dice que Kim tiene una cosa por cosa  por los castaños.

 ––Mala suerte para ti, entonces.

Sonriendo, Jimin pasó una mano por su desordenado pelo pelirrojo. ––Pfft. Si yo lo quisiera, no importaría. Pero tú lo tienes fácil, castañito. Vamos hombre, ¡es una solución perfecta!

Jungkook le dirigió una mirada cansada. ––Hay un pequeño problema, sin embargo. Soy heterosexual.

Su amigo no parecía inmutarse; en realidad tuvo el descaro de reírse.

 ––¿Y qué? Yo no te estoy diciendo que lo tomes por el culo. A pesar de que en realidad se puede sentir muy, muy bueno si el otro tipo sabe lo que está haciendo. ––Jimin sonrió, y Jungkook resopló. Jimin era bisexual y no tenía problema en admitirlo.

 ––Jimin...  ––Sólo estoy diciendo que puedes ser todo lo coqueto y mierda sin realmente hacer nada con él, ¿sabes? Tienes él estilo. Quiero decir tú no eres mi tipo, pero no estoy ciego. Eres caliente. Fácilmente el tipo más caliente de la escuela.

 ––Tú no eres exactamente un patito feo, tampoco. ––Todo el mundo amaba a Jimin.

 

  Podría no ser clásicamente apuesto, pero prácticamente todo el mundo lo encontraba atractivo. Era difícil apartar la mirada de Jimin. Jungkook podría ser hétero, pero incluso él a veces se detuvo y miró cuando su amigo sonrió.

Jimin le guiñó un ojo. ––Definitivamente no soy un patito feo, pero no soy tan bonito como tú, princesa.

 ––Oh, ¡te voy a mostrar, princesa! –– Jungkook lo metió en una llave de cabeza, ambos riendo.

 ––Sr. Jeon, Sr. Park, ¿ya terminaron? ––Dijo una voz fría y profunda detrás de ellos.

Jungkook se congeló antes de soltar a su amigo y enderezarse. No se atrevió a mirar a Kim mientras el hombre pasó junto a ellos hacia su escritorio. El aula de repente se tornó silenciosa.

 ––Joder, ––Jimin susurró cuando Kim se detuvo frente a su escritorio y permaneció en silencio. Jungkook se mordió el labio con fuerza y le robó una mirada al profesor.

Los ojos oscuros de Kim estaban fijos en Jimin, sus cejas oscuras fruncidas y los labios apretados con disgusto. Incluso cuando él no estaba e staba disconforme con alguien, la mirada del profesor Kim podía hacer a cualquiera retorcerse. Cuando de hecho estaba molesto, nadie quería estar en el extremo receptor

 

de sus duras miradas. Jungkook pensó que se veía como un halcón, listo para arrojarse y atrapar a su presa.

Los ojos de Kim pasaron de Jimin a él. Si fuera posible, se veía aún más molesto ahora, un músculo palpitante en su mejilla. El estómago de Jungkook se apretó en un nudo. Se humedeció sus labios resecos y trató de verse lo más respetuoso posible, obligándose a encontrarse con los ojos del profesor con firmeza. Él no era un cobarde, maldita sea. Kim era sólo un hombre.

Los labios de Kim se apretaron en una línea fina. ––Sr. Jeon, ––dijo en un tono tranquilo.

Jungkook tragó convulsivamente. Había algo en la voz de Kim que lo hacía sonar más amenazante cuanto más tranquila era.

 ––¿Sí, profesor?

 ––Si usted y el Sr. Park no están interesados en lo que yo estoy enseñando aquí, deberían irse.

Mirando la dura expresión del hombre, Jungkook repentinamente recordó el consejo de Jimin y casi se rió en voz alta de lo tan ridículo que era.

 ––No señor. Quiero decir, estamos muy interesados. ––Cuando no se movió un solo músculo de la cara de Kim, Jungkook añadió: ––De hecho, yo quería hablar con usted después de clase acerca de mis notas.

 

Kim lo miró por unos momentos antes de ofrecer una respuesta fría, ––Yo no tengo horas de oficina hoy. ––Él se sentó detrás de su escritorio y comenzó su lección.

Jungkook lo miró con la expresión en blanco, inseguro de que se suponía que la respuesta de Kim significaba.

¿Fue eso un sí o un no? Como en No No tengo  tengo horas de oficina por lo que puede venir, O Yo no tengo horas de oficina por lo que no puedo hacerlo.

Excelente. Fantástico.

Jungkook suspiró.

 

CAPÍTULO 3

La puerta del despacho del profesor Kim era oscura y muy brillante. Jungkook se quedó mirándola, tratando de ignorar la incómoda sensación en el estómago. Sus palmas estaban empezando a sudar, por lo que se las secó en sus jeans.

«No seas ridíclo», se ridíclo», se dijo a sí mismo. «Kim mismo. «Kim es solo n hombre, no n monstro. La peor cosa qe el tipo pede hacer es decir qe no»

Él solo hablaría con él, explicaría su situación y esperaría que Kim no fuera el cabrón que todo el mundo creía que era.

—¿Quería usted algo, señor Jeon?, —una voz baja y grave, dijo.

Jungkook casi saltó. Dándose la vuelta, trató de encontrar algo que decir.

—¿Sr. Jeon? —Kim tenía el ceño fruncido, una arruga entre sus cejas.

—Quería hablar con usted, señor.

—No es una hora de oficina, of icina, —dijo Kim, destrabando su oficina y entrando. No empujó la puerta cerrando detrás de él, y Jungkook vaciló, inseguro de si

 

él debía seguirlo dentro. Kim se sentó detrás de su enorme escritorio y encendió su computadora.— No tengo todo el día, Jeon, —dijo sin mirarlo.

Jungkook entró en la habitación a toda prisa. Cerró la puerta, se acercó a la mesa y se detuvo. Él miró a su alrededor, pero no había mucho que ver. —¿Y bien?

Jungkook se obligó a mirar al otro hombre.

Kim lo estudiaba con un toque de impaciencia.

Jungkook apretó el respaldo de la silla frente a él.— Como dije, yo quería hablar de mis notas.

Los labios de Kim presionaron en una delgada línea.— No estoy seguro de lo que hay que hablar. Yo no doy segundas oportunidades a los estudiantes que no las merecen. Usted no se molesta en asistir a la mayoría de mis conferencias, la calidad de sus trabajos de curso es pésima, y ahora quiere una calificación aprobatoria. La política en materia de asistencia a clases, se expresa claramente en el programa de la escuela; los estudiantes deben leer esta política cuidadosamente y organizarse en cumplimiento de la misma. Francamente, estoy sorprendido de que usted sea un estudiante becado. Si está preocupado por su beca, me temo que lo único que puede hacer es dejar la clase.

—No puedo dejar su clase, es una correlatividad para otra clase que actualmente estoy tomando y no puedo dejar ambas sin perder mi beca. Así

 

que no puedo desaprobar desapr obar su clase y no puedo dejarla. Necesito aprobarla, señor.

La mirada que Kim le dio no estaba impresionada.— Se puede culpar sólo a usted mismo, Jeon. Usted no se s e merece una mejor calificación. Su asistencia, tareas, participación en clase, y evaluaciones han estado por debajo de las expectativas del curso. Si usted vino aquí a decirme alguna historia lacrimógena y pedirme una mejor nota, ahórrese el aliento. He oído todo: madres ancianas enfermas, niños pequeños que cuidar, trabajar tres empleos, y así sucesivamente. Si usted no puede o no quiere estudiar y aprender, háganos un favor a ambos: deje de desperdiciar nuestro tiempo y abandone la universidad.

El corazón de Jungkook se hundió. Una parte de él había esperado que Kim tendría piedad de él si le decía sobre su situación y le dejaría recuperar los trabajos luego. Pero, al parecer, a Kim no le importaba y no quería escuchar historias "lacrimógenas".

La mandíbula de Jungkook se tensó. Su orgullo le instó a dar la vuelta y marcharse, pero no pudo. Él no podía perder la beca. Sus hermanas dependían de él.

Repentinamente, recordó el ridículo consejo de Jimin:

... dice qe el profesor Kim tiene na debilidad debilidad por los chico chicoss bonitos… solo estoy diciendo qe pedes ser todo lo coqeto y mierda sin realmente hacer nada con él…

—¿Sr. Jeon?

 

  Jungkook se estremeció, se sonrojó y volvió a mirar al hombre.

—¿Qué está haciendo todavía en mi oficina? Ha sido excusado.

Viendo la expresión dura de Kim, Jungkook no podía imaginarse coqueteando con él en su vida. Coqueteo y Profesor Kim ni siquiera deberían ser mencionados en la misma frase, y punto. Y Jungkook no tenía mucha experiencia con el coqueteo de todos modos: las pocas chicas con las que había tenido relaciones sexuales no requirieron ninguna seducción. A decir verdad, usualmente no tenía que hacer ningún esfuerzo en absoluto.

Jungkook respiró hondo y miró a los ojos a Kim.— Señor, yo... —Tragó saliva.— ¿Hay alguna manera en que pueda conseguir una mejor calificación? Haré lo que sea. Calqier cosa.

Kim lo miró fijamente.

Luego, sus ojos se entrecerraron.

—Sr. Jeon, —dijo al fin.— ¿Está sugiriendo lo que creo que está sugiriendo?

Jungkook tragó de nuevo. ¿Lo hacía? El mismo no estaba seguro de que estaba sugiriendo.

—Um, ¿sí?

 

Las fosas nasales de Kim se encendieron. Se echó hacia atrás en su silla y lo miró fijamente.

—Por favor, aclare para evitar una confusión.

Jungkook barrió su mirada alrededor de la habitación antes de mirar hacia abajo a sus pies y encogerse de hombros. Sus zapatillas estaban gastadas, pero no podía permitirse unas nuevas.

—Creo que usted lo sabe, señor.

Silencio. Segundos pasaban.

—Ya veo, ––dijo Kim.— Cierre la puerta y venga aquí.

El estómago de Jungkook se sacudió. s acudió. Sus piernas temblaban, se acercó a la puerta y la trabó, todo el rato tratando de ignorar la vocecita en pánico dentro de su cabeza que le estaba gritando:

«¿¡Qé estás haciendo!?»

Mirando cualquier sitio menos a Kim, rodeó el escritorio y se detuvo junto a su profesor, su corazón latiendo en su garganta. Kim se giró en su silla de modo que estaba de frente f rente a Jungkook ahora. Jungkook centró su mirada en la tela oscura del traje del profesor.

 

  —De rodillas, ––Kim dijo suavemente.

Dejarse caer de rodillas fue casi un alivio, como de inestables estaban sus piernas. Kim tomó su barbilla con los dedos y le echó la cabeza hacia arriba, obligando a Jungkook a encontrar su mirada.

—Yo puedo hacerle expulsar por esto, —dijo. Los ojos de Jungkook se agrandaron. Kim le lanzó una mirada con tanto odio que Jungkook se estremeció.— Tengo estudiantes que nunca se pierden clases y trabajan muy duro para conseguir una “C”. Y luego están los chicos guapos, cabeza hueca como usted que piensan que si me chupan la polla, van a tener una buena calificación. Jungkook sintió que su cara se encendía. Oír la palabra polla palabra  polla,, en boca del Profesor Kim era extraño como el infierno. Extraño y francamente obsceno.

El agarre de Kim en la barbilla de Jungkook se apretó.

—¿Cree que es justo, Jeon? Jungkook tragó, pero se obligó a sostener la mirada del hombre con firmeza.

—Si usted va a informar de esto al consejo, recuerde que yo no he dicho una palabra sobre chupar pollas, profesor. Usted lo hizo. Si me denuncia, yo voy a denunciarlo a usted.

 

Un músculo en la mandíbula de Kim se crispó.— Pedazo de mierda. —Su otra mano se hundió en el pelo de Jungkook y le tiró más cerca de su entrepierna.— Bien. ¿Quiere una calificación aprobatoria? Adelante. Trate de impresionarme. —Jungkook tomó una aspiración. Kim sonrió. No era una sonrisa agradable.— ¿arrepintiéndose tan pronto? pr onto?

—No, —dijo Jungkook firmemente y alcanzó la cremallera del tipo, diciéndose a sí mismo que era sólo un pene. Él le chuparía el pene al tipo y obtendría una nota aprobatoria. ¿Qué tan difícil podía ser? Probablemente tendría un sabor desagradable, pero no lo mataría ni nada.

Correcto.

Lentamente, le bajó la cremallera a los pantalones del profesor y luego... luego se detuvo. No importaba lo que se dijera a sí mismo, no podía moverse, mirando fijo, paralizado, al bulto debajo de los boxers negros del hombre.

Kim dejó escapar un sonido irritado.— Como yo pensaba. Váyase, y si s i me molesta de nuevo…

—No. —Jungkook pasó una mano por los boxers de Kim y agarró su pene.

Un latido pasó.

Jungkook se debatía entre reír histéricamente his téricamente y entrar en pánico. Tenía una mano sobre el pene de otro tipo. El pene del Profesor Kim.

 

Era cálido en su mano. Ese fue su primer pensamiento. Fue creciendo y convirtiéndose en más grueso con cada segundo que pasaba. Le asustó un poco, pero también le dio confianza. No importa lo que Kim dijera, lo deseaba.

Jungkook le dio un apretón experimental y miró al tipo. El rostro de Kim se mantuvo inmutable. Por alguna razón, eso enojó a Jungkook. Él sonrió.

—Parece que tiene una cosa por los 'chicos guapos, cabeza hueca', Profesor.

Los labios de Kim se presionaron juntos. Por otra parte, parecía casi aburrido.

—Es sólo una reacción fisiológica al estímulo y a una cara bonita. No es responsable de su apariencia física, por lo que difícilmente es algo por lo que estar orgulloso. Ahora, si realmente tiene la intención de hacerlo, deje de perder mi tiempo.

Mirándolo, Jungkook acarició el miembro hasta su dureza total, viendo un cambio sutil en la respiración del hombre. El ángulo era incómodo, así que lo sacó. Era grande y grueso y estaba muy cerca de su cara. A pulgadas de distancia. Jungkook se lamió los labios nerviosamente, sin poder apartar la vista. Tenían que ser por lo menos 20 centímetros de largo.

Kim suspiró, como si estuviera disgustado con la reacción de su s u propio cuerpo, y se movió un poco. La cabeza de su pene presionaba contra los labios de Jungkook.

—Chupa.

 

  Jungkook inhaló cuidadosamente. No olía tan mal. Tentativamente, lamió la cabeza. El sabor era... extraño, pero nada tan terrible como él había esperado. Pasó la lengua de nuevo.

El profesor gruñó, su mano agarrando el pelo de Jungkook con más fuerza.

—Abre tu boca. —Fue una orden.

Jungkook hizo lo que le dijo, y la gorda cabeza empujó dentro de su boca. Jungkook chupó suavemente. Una parte de su mente todavía estaba atrapada en el hecho de que tenía el pene del profesor Kim en la boca y no podía creerlo, pero el calor y pesadez del pene estirando sus labios ampliamente lo hicieron muy, muy real.

Los ojos de Kim estaban fijos en su rostro mientras empujaba su polla más profunda, su mano pesada en la nuca de Jungkook. Jungkook se cruzó con su mirada, se sonrojó, y cerró los ojos, decidido a centrarse sólo en conseguir el trabajo hecho. Cuanto más pronto Kim se corriera, más pronto esto habría terminado y más pronto se podría olvidar de ello.

Pero con los ojos cerrados, sus otros sentidos volvieron a la vida y podía sentir todo con más intensidad.

Era... tan extraño. extraño. Kim estaba duro y grueso en su boca, sabiendo a piel y a algo más. Era extraño, pero no fue terrible. Jungkook la sacó de su boca, respiró y chupó la cabeza de nuevo, bajando un poco más lejos, probando. Tuvo un breve momento de preocupación, de que él no estaba haciendo esto

 

correctamente, pero se dijo a sí mismo que no fuera tonto: no existe tal cosa como una mala mamada, ¿verdad?

Jungkook bajó un poco más, tratando de tomar la mayor cantidad de la gran polla dentro como podía. Él fue abajo, a continuación nuevamente arriba, marcando un ritmo, tratando de acostumbrarse a ello. Él se estaba centrando tan duro en esto, tratando de contar en su cabeza, que le tomó un tiempo antes de darse cuenta de que Kim le estaba diciendo algo.

Jungkook se sacó la polla con un pequeño pop y miró arriba hacia Kim, todavía saboreándolo en toda su lengua. Él parpadeó hacia él y tuvo que reprimir las ridículas ganas de preguntarle si estaba haciéndolo bien, como un alumno deseoso de complacer a su maestro.

—¿Qué? —Dijo en cambio. Como de costumbre cuando estaba nervioso, su voz salió un poco arrogante. Tendía a sobre-compensar a veces.

Kim se limitó a mirarlo por lo que pareció una eternidad, sus ojos oscuros acristalados, con los párpados pesados. Finalmente dijo:

—¿Esta es su primera mamada, Jeon? —La voz de Kim era áspera y gutural, a pesar de que él fue quien simplemente se había pasado los últimos minutos con un pene en la boca.

—¿Importa?

Los labios de Kim se torcieron.— No. Pero eso explica por qué es tan malo en ello.

 

  Jungkook frunció el ceño y apretó la erección del tipo.

—Su polla parece pensar que estoy haciéndolo bien.

Kim se burló.— Eso sólo demuestra lo simples que nosotros los hombres somos. —Miró a los labios de Jungkook.— Jungkook.— Continúe, pero deje de pensar demasiado. No piensa en clase, pero ahora parece pensar demasiado duro cuando se supone que no debe estar pensando.

Jungkook lo fulminó con la mirada, pero asintió con la cabeza.

Dio al pene de Kim unas u nas cuantas lamidas antes de envolver sus labios hacia atrás alrededor de ella y hacer lo que él quería, ritmo y concentración se irían a la jodida.

Fue mucho más desordenado de esta es ta forma. Bajó tanto como pudo sin ahogarse, volviendo a subir y afuera lamiendo una larga franja hasta la parte inferior de la polla de Kim y lamiendo lentamente la abertura, degustando la salada amargura. Jungkook trató de no pensar en lo obsceno que probablemente se veía así, bombeando la cabeza y goteando saliva en todas partes mientras chupaba el pene de su maestro. Kim gruñía y empujaba hacia abajo en su cabeza, por lo que estaba claramente haciendo algo bien. Más tranquilo, Jungkook seguía chupando, trabajando su boca más rápido ahora, ignorando el dolor en la mandíbula y moviendo su mano más rápido a lo largo de la parte del pene de Kim que no podía caber en su boca.

 

—Abre los ojos, —Kim espetó.

Jungkook lo hizo y elevó su vista hacia él. Sus ojos se encontraron, y Jungkook se sonrojó, muy consciente de que sus labios todavía estaban envueltos firmemente alrededor de la polla de su profesor. La polla de s profesor. Jodido Jescristo.

—Voy a joder tu boca ahora. —dijo Kim, en tono de conversación, como si no tuviera la polla en la boca de su estudiante.— Échate hacia atrás y déjame que haga el trabajo. Mírame.

Jungkook sintió sus mejillas y cuello enrojecerse, pero hizo lo que le fue dicho. Kim se movió, sus fuertes, grandes manos acunando su rostro.

Su pene se deslizó fuera de la boca de Jungkook hasta que sólo la cabeza quedó dentro. Jungkook miraba a Kim. El hombre le regresó la mirada y empujó profundamente en su boca. Jungkook se quedó sin aliento, luchando contra su reflejo nauseoso y tratando desesperadamente de respirar alrededor de la polla, pero aun sosteniendo la mirada de su profesor, como se le indicó.

Las fosas nasales de Kim se dilataron, sus ojos vagando por toda la cara de Jungkook. La sacó y empujó de regreso dentro. Luego de nuevo. Y de nuevo. Todo el rato mirándolo. Jungkook estaba seguro de que se estaba sonrojando, porque se sentía increíblemente sucio. Era su profesor, el profesor más temido en la escuela, quien estaba usando su boca para aliviarse. Todo se sentía demasiado abrumador: el gusto, el peso, la sensación decon la polla del profesor Kim en laKim boca, las manos fuertes sosteniendo firmeza su cara mientras empujaba dentro y fuera de su

 

boca, la respiración de Kim cada vez más trabajosa, sus ojos oscuros e intensos fijos en los de Jungkook.

Kim resistió sus caderas y Jungkook casi se ahogó, pero él se deslizó hacia fuera, sintiendo el calor golpeando la parte posterior de su garganta, saliendo a borbotones en rápida sucesión. Tosiendo, dejó que el pene ablandado saliera de su boca.

—Trágalo, —Kim ordenó.

Jungkook lo fulminó con la mirada, pero hizo lo que le dijo, aunque con cierta dificultad. Afortunadamente, no sabía tan asqueroso como había esperado.

Mirándolo hacia abajo a través de ojos con párpados pesados, Kim respiró hondo. Al momento, su expresión se cerró. Quitó las manos y se acomodó a sí mismo.

—Pasable.

Jungkook no sabía si reír o golpear al hijo de puta en la cara. Él se puso de pie, se limpió los labios hinchados y dijo:

—Gracias, profesor. —Su voz era ronca y rasposa, por chupar el pene de su profesor.— Así que, ¿qué pasa con esa calificación?

Un músculo palpitaba en la mejilla de Kim. Se veía francamente enojado.

 

—Estás excusado, Jeon.

Jungkook se fue.

Mientras la puerta del despacho del profesor se cerró tras él, Jungkook exhaló. Él no podía creer que en realidad lo había hecho. Él había chupado el pene de otro hombre. Él había dejado que Kim Taehyung, de todas las personas, jodiera su boca a cambio de una calificación.

Jungkook se sonrojó y miró a su alrededor, de repente paranoico de que todo el mundo podría adivinar lo que había sucedido sólo de mirarlo. Pero nadie le estaba prestando ninguna atención. Nadie sabía.

Todo estaba bien.

Lo hecho, hecho estaba. Podía poner el incidente detrás de él y pretender que nunca sucedió.

Ahora sólo podía esperar que Kim mantuviera su parte del trato.

 

CAPÍTULO 4

—Relájate, hombre, —dijo Jimin, dejándose caer en el asiento a su lado. —¿Qué quieres decir? —Jungkook dijo, mirando alrededor del aula antes de mirar a sus manos.

—Tú estás tan malditamente tenso. ¿Estás nervioso por tus calificaciones? ¿No dijiste que hablaste con Kim y lo convenciste de que te diera una segunda oportunidad?

—Si, lo hice. Él no me reprobó aún. Me acabo de enterar que me dio una ‘D’ . —Y Dios, había sido un gran alivio. Jungkook no creía nunca haber estado tan feliz por recibir una D.

—Felicidades, ––dijo Jimin con una sonrisa, dándole palmaditas en la espalda.— Todavía me sorprende que te las arreglaste para convencerlo.

Jungkook cuidadosamente evitó los ojos de su amigo.

—Hablando del diablo, —Jimin murmuró.

El silencio instantáneo que cayó sobre el aula era casi divertido. Casi .

 

Jungkook echó un vistazo a la alta e imponente figura de Kim antes de dejar caer su mirada.

—Las calificaciones de mitad de período fueron ingresadas, —dijo Kim, sin preámbulos.— Informé las notas de treinta y ocho estudiantes cuyas calificaciones fueron inferiores a C  a C .,., Los informes fueron enviados a la Oficina del Secretario, quien las distribuyó a cada estudiante. es tudiante. —Hizo una pausa.— Si tienen alguna duda, pregunten.

Silencio.

Un tipo levantó la mano.

—¿Sí, señor Jung?, dijo Kim, caminando hacia el estudiante.

Jungkook no miró; él sólo lo veía en su visión periférica.

—No lo entiendo, —Jung dijo.— ¡Tengo una F , y al parecer eso es todo! ¿Ni siquiera puedo mejorar mi nota? En todas las demás clases, las calificaciones de mitad de período no afectan af ectan nuestro Promedio General. Ellas existen, más o menos, para decirnos dónde estamos en la clase, y si tenemos o no que trabajar más duro, pero al parecer, no en su clase. ¡yo no lo entiendo!

Jungkook se encogió.

—Pobre chico, —Jimin murmuró.

 

Hubo una pausa.

—Sr. Jung. —Kim dijo por fin, su voz peligrosamente suave.— ¿Has leído el plan de estudios?

—Bueno, sí, seguro. —Jung parecía cualquier cosa menos seguro.

—Si usted leyera el plan de estudios, sabría que en mi  clase  clase las notas de medio término sí afectan sus calificaciones finales. En otras palabras, si usted recibe una calificación de mitad de período desaprobada, usted no conseguirá una nota final aprobatoria. Sin excepciones.

—¡Pero no es justo! —dijo Jung.— ¡Así no es como se hacen las cosas!

—Así es como se hacen las cosas en mi clase. —De ser posible, la voz de Kim se hizo aún más suave.— Yo no pasaré a un estudiante que tenga un récord de asistencia pésimo para la mitad del periodo y falló en entregar sus tareas o las entregó con demora. Si usted leyera el plan de estudios, como yo les he dicho a todos que hicieran en el primer día del ciclo, usted no estaría en esta situación. Puede dar las gracias sólo a sí mismo. ¿Tiene otras preguntas? ¿Preguntas inteligentes?

—No, —Jung se quejó.

—Ahora ¿estamos listos con esto, o alguien más quiere hacer perder mi tiempo con preguntas sin sentido de las que se supone que deben saber las respuestas? —El silencio era casi sobrenatural. Nadie se atrevió a respirar.— Bien. —Kim volvió a su escritorio.

 

  —Wow, —susurró Jimin, apenas audible.— ¿Qué se le metió por el culo y murió allí dentro?

«Probablemente el enojo y frstración de qe no pdiera reprobarme», pensó reprobarme»,  pensó Jungkook.

Su piel se erizó. Miró hacia arriba y encontró a Kim dándole una mirada de tal odio que hizo que se sintiera como si estuviera siendo repelido de la habitación. Jungkook levantó la barbilla y le miró a los ojos con firmeza.

En serio, ¿cuál el en problema tipo? No era como si él hubiera hubie ra forzado a Kim a poner suera polla la boca del de su estudiante.

El pensamiento, el recerdo, recerdo, hizo a Jungkook sonrojarse y removerse en su asiento incómodamente. Mirando al rostro de piedra de Kim, era difícil creer que realmente había sucedido.

Pero scedió. scedió.

Jungkook miró las manos de Kim, agarrando su cara mientras Kim empujaba su pene dentro de su boca, Jungkook pasó la lengua por sus labios, su piel incómodamente caliente, y fijó su mirada en el frente. f rente.

No pensaría en ello.

Él no lo haría.

 

 

***

Había pensado que podría poner el incidente incidente fuera  fuera de su mente.

Había pensado que Kim solo lo ignoraría después del incidente incidente..

Se había equivocado en ambos casos.

Jungkook suspiró y miró melancólicamente a la tarea delante de él. Kim había sido increíblemente difícil en los últimos días, dándole tareas brutalmente difíciles y constantemente regañándolo delante de todos cuando Jungkook fallaba en completarlas para satisfacción de Kim.

—¿Terminó, Jeon? —dijo una fría voz familiar, y Jungkook se tensó.

Echó un vistazo a Jimin a su izquierda, pero su amigo miró el libro delante de él con interés exagerado. «Traidor». exagerado. «Traidor».

—Voy a terminar pronto, —Jungkook mintió. Él se puso rígido cuando Kim puso una mano sobre su escritorio e scritorio y se inclinó a mirar el papel en blanco delante de él.

 

  —Ya veo, —dijo Kim.

Jungkook levantó la cabeza para mirarlo y se sorprendió por lo cerca que estaba el rostro del otro hombre. A pulgadas de distancia. Los ojos oscuros se clavaron en los suyos por un momento antes de que los labios de su dueño se retorcieran burlonamente. Kim se irguió en toda su impresionante altura y dijo:

—Su tarea debe estar lista en diez minutos, Jeon.

—Pero usted dijo… —Diez minutos —Kim lo cortó con una voz que decía claramente que no iba a aceptar ninguna discusión. Se alejó, y Jungkook se quedó mirándole la espalda.

Él regresó su mirada al papel delante suyo y lo miró sombríamente. No era  justo. ¿Cómo se suponía que iba a completar esta tarea en tan poco tiempo? Las preguntas eran ridículamente difíciles y dudosamente reflejaban lo que habían aprendido en clase. ¿Por qué no podría el pendejo dejarlo en paz? Se sentía como si Kim estaba decidido a hacer de su vida un infierno, inf ierno, y estaba teniendo éxito.

Jungkook frunció el ceño, tratando de mantener su temperamento bajo control y fallando. Estaba cansado, privado de sueño, con hambre y enojado, eso nunca era una buena combinación.

 

Más tarde, él culparía de todo a su falta de sueño. Él culparía a su falta de sueño por escribir lo que él nunca habría escrito si no hubiera estado tan malditamente cansado, hambriento y enojado.

Jungkook entregó su tarea exactamente diez minutos más tarde y regresó a su escritorio. Él no estaba siquiera a medio camino de su escritorio cuando Kim dijo, con voz muy suave:

—Sr. Jeon, a mi oficina después de sus clases.

Con la boca reseca, Jungkook asintió.

«Idiota», se dijo a sí mismo. No debería haber dejado que su temperamento «Idiota», se llevara lo mejor de él.

***

Cuando sus clases habían terminado, Jungkook se dirigió a la oficina de Kim, según lo ordenado.

Tomando una profunda respiración, él llamó a la familiar puerta.

 

—Entre.

Jungkook entró y cerró la puerta con cuidado.

Luego caminó hacia el escritorio de Kim.

—¿Y bien? —dijo, cruzando los brazos sobre el pecho.

Lentamente, Kim miró hacia arriba. La expresión de su rostro era positivamente de piedra mientras movía un pedazo de papel hacia Jungkook, la tarea que él había entregado.

—¿Cuál es el significado de esto?

Jungkook cogió el papel y volvió a leer la única oración escrita allí, como si no supiera lo que decía.

"¿Qieres reprobarme así no tendré más remedio qe chpar t polla de nevo?"

Interiormente, Jungkook se encogía un poco. No podía creer que había perdido los estribos y en realidad escrito eso.

Pero en voz alta, dijo:— ¿No sabe leer, señor? —Hace sólo unos días, él no se habría atrevido a utilizar este tono engreído con Kim, pero al parecer, haber tenido la polla del tipo en su boca hizo maravillas.

 

Kim se paró y caminó hacia él. Se detuvo sólo a unas pocas pulgadas de distancia.

Jungkook no se movió, negándose a dejarse intimidar.

—Puedo tenerlo expulsado por esto —dijo Kim.

—Claro, pero se conseguiría el despido y su carrera dañada cuando todo el mundo se enterara de que negocia calificaciones por sexo.

Kim lo agarró del cuello.— Pedazo de mierda. —Su mano se apretó en su garganta.— ¿Estás amenazándome? —No, —Jungkook graznó.— Pero yo realmente no disfruto de ser intimidado. Yo no le obligué a empujar su polla en mi boca, Profesor.

Las fosas nasales de Kim se encendieron. Él no dijo nada, los músculos de su mandíbula trabajando.

—En serio, ¿cuál es su problema conmigo? —dijo Jungkook, luchando por respirar a través de la presión del agarre de Kim.— No puedo ser el único estudiante que utilizó. No estoy orgulloso de lo que hice, pero fue un trato  justo: ambos obtuvimos algo de ello. ¿Por qué estás siempre encima mío?

—Nunca cambié notas por sexo, —dijo Kim entre dientes.— Tú eres la única excepción.

 

Jungkook parpadeó.— ¿Qué? Pero yo he oído ...

—Sí, tengo ofertas todo el tiempo, pero reporto a cualquiera que es tan estúpido como para sugerirlo abiertamente. ¿Me veo como alguien que cambiaría notas por cualquier cosa, Jeon? Bueno no. Esa era la razón por la cual Jungkook había tenido problemas para creerlo cuando Jimin le había dicho el rumor.

—Pero entonces... —Jungkook estudió a Kim.— Entonces, ¿qué hay de mí? ¿Por qué yo?

El silencio se prolongó. Y se prolongó. Y se prolongó un poco más.

Oh.. Oh

Jungkook se pasó la lengua por los labios.— Usted me quiere. —Él dejó escapar una incierta risita.— ris ita.— Woow. Estoy, estoy algo así como halagado, supongo.

Kim lo fulminó con la mirada, su agarre apretándose en la garganta de Jungkook.— Es sólo lujuria, nada más. Yo no le daré un trato especial.

—Ya ha quedado claro profesor. Ha sido s ido un completo idiota últimamente, incluso más de lo que normalmente es. —Jungkook le sostuvo la mirada.— Seamos honestos, hombre. Yo necesitaba no reprobar su clase, por lo que se la he chupado. Yo no le obligué a aceptar mi oferta. Usted quería su polla chupada y obtuvo lo que quería. No es mi culpa que no pudiera resistirlo. Y es

 

seguro como el infierno que no es mi culpa que lo excite. Así que por favor deje de agarrárselas conmigo. Lo entiendo: usted está sexualmente frustrado, pero vaya a masturbarse, o fóllese a alguien…

—No lo creo, —dijo Kim, en voz muy baja. A Jungkook no le gustó el brillo en sus ojos.— ¿Qué?

—Yo siempre consigo lo que quiero, —dijo Kim, su tono suave en desacuerdo con el agarre duro en la garganta de Jungkook. Probablemente habría hematomas después.— Si quiero tu boca, voy a conseguir tu boca, no la de alguien más. Ponte de rodillas.

Jungkook se le quedó mirando. ¿Hablaba este hombre enserio?

—Yo no lo creo, Profesor, —él dijo igualmente suave.— Tú eres el que quiere su polla chupada. Yo soy heterosexual. he terosexual. ¿Qué hay en esto para mí?

Los ojos de Kim se estrecharon.— No voy a repetir mi error otra vez. Va a tener que trabajar por su nota final como todos los demás. No le voy a dar una calificación que no se merece.

—Entonces, todo apunta a que será la primera vez en que no conseguirá lo que quiere. Señor. Déjeme ir. Ahora.

Kim no lo soltó, su mirada evaluándolo.— Dos mil, —dijo.

 

Jungkook frunció el ceño.— ¿Qué?

—Dos mil dólares al mes.

Jungkook se rió, incrédulo, al límite.— Tiene que estar bromeando conmigo. No soy una puta.

Kim enarcó las cejas.

Jungkook frunció el ceño, aunque sintió que sus mejillas se calentaban.

—Es diferente.

—¿Cómo es diferente? —Los labios de Kim torcidos, pero Jungkook nunca lo llamaría una sonrisa.— En realidad es mucho más honesto y directo que prostituirse a sí mismo por una nota. Necesita dinero, Jeon.

—¿Cómo sabe eso? —Jungkook dijo bruscamente.

—Tengo ojos. La mayor parte de sus ropas están gastadas y viejas.

El tono de Kim lo daba por hecho, aun así, Jungkook de repente se sintió muy consciente de la humildad de su apariencia en comparación con el traje impecable de Kim.

 

—¿No tiene mejores cosas que hacer que estudiar la ropa de sus estudiantes?

Kim acarició con el pulgar el pulso en el cuello de Jungkook.— Dos mil al mes solo por chuparme la polla. Piense en ello, Jeon. Jungkook no quería pensar en ello. Quería reírse en la cara de Kim y salir,  salir,    pero...

Pero... Pero ...

Pensó en la nevera y armarios vacíos en casa. Pensó en la renta, que vencía la próxima semana. Pensó en el invierno que vendría pronto, y en las facturas de calefacción. Pensó en el salario de la señora Han. Pensó en el hecho de que apenas veía a Jessica y a Krystal, porque tenía q que ue trabajar en dos empleos y aun así apenas arañaban la vida.

Él fue tentado. Jodido infierno, él fue tentado. No lo hacía exactamente sentirse orgulloso, Kim tenía razón: necesitaba dinero y él no estaba en condiciones de ponerse exigente con el origen del dinero.

—Tres mil, —dijo Jungkook. Si iba a prostituirse a sí mismo, él no iba a ser barato. Kim no estaba casado, tenía un trabajo acomodado y había publicado varios libros galardonados. Él fácilmente podría permitírselo.

Kim resopló.— No puede estar hablando en serio. Puedo encontrar cincuenta putas por ese dinero.

 

—Estoy seguro de que puede. Pero me quiere a mí. Y yo no soy una puta.

—Podrías haberme engañado.

Jungkook ignoró la provocación y dijo en voz baja, mirando a Kim a los ojos:

—No es como que no pueda permitírselo. Tres grandes por follar mi boca cada vez que quiera.

Las fosas nasales de Kim aletearon. Su rostro era difícil de leer, pero el hambre en ellos mientras miraba los labios de Jungkook era más difícil de ocultar. Hizo a Jungkook sentirse raro. Él era heterosexual, pero era lo suficientemente honesto consigo mismo para admitir que era infernalmente infe rnalmente halagador que este hombre, este poderoso hombre al que todo el mundo temía y respetaba lo deseara tanto a él.

—¿Cada vez que quiera? —dijo Kim, levantando la mirada a los ojos de Jungkook.

Después de un momento de vacilación, Jungkook asintió. ¿Con qé  frecencia podría Kim reclamar qe él lo hiciera?  Probablemente  Probablemente un par de veces a la semana, a lo sumo. Como unas diez veces al mes. Y él obtendría tres mil dólares por eso. Sería capaz de dejar uno de sus empleos y pasar más tiempo con las niñas.

Merecería la pena. pena.

 

—Muy bien, —dijo Kim, soltando su garganta. Volvió a su silla y miró a Jungkook.— ¿Qué está esperando, Jeon?

Jungkook tragó saliva y miró hacia el impresionante bulto en los pantalones del hombre. Podría totalmente hacerlo. Tan sólo diez veces al mes y tres mil dólares por sus molestias. Ya había chupado el pene de Kim una vez y no era repugnante ni nada. Podría hacerlo.

Jungkook cerró la puerta y luego cayó de rodillas delante del profesor más odiado de la escuela.

CAPÍTULO 5

«Realmente sbestimé s deseo sexal», sexal», pensó Jungkook mientras chupaba el pene de su profesor una semana después. Era la quinta vez esa semana que se había encontrado de rodillas delante de Kim.

Jungkook tuvo que admitir que no era desagradable de sagradable ni nada; Podría haber sido mucho peor. Mcho peor . El pene de Kim estaba siempre limpio y sabía bien. Claro, el tamaño hacía que la cosa sea más difícil de lo que debería haber sido, pero después de las primeras veces, se había acostumbrado a ello

 

y su mandíbula ya había dejado de dolerle. Además, la mayoría de las veces, Kim hacía la mayor parte del trabajo, sosteniendo la cara de Jungkook en su lugar y simplemente follándole la boca.

Sin embargo, hubo ocasiones, como hoy, en que Kim ordenó a Jungkook lamerle y chuparle la polla despacio. Eso era er a más difícil, pero el sentido interno de justicia de Jungkook no le dejó de jó hacer un trabajo a medias: Kim le pagó mucho dinero por esto, después de todo.

Si alguien le hubiera dicho hace unas semanas que estaría chupando la polla de otro tipo cada día, Jungkook se habría reído. Si alguien le hubiera dicho que iba a dejar que el Profesor Kim, de todas las personas, pusiera el pene en su boca todos los días, Jungkook habría pensado que era una muy mala broma. Y no una broma divertida.

Sin embargo, allí estaba él, chupando la polla de Kim, la gran mano de Kim guiándole la cabeza mientras Jungkook bombeaba su cabeza arriba y abajo, girando su lengua alrededor de la cabeza del pene de su maestro. Sí, tenía buen gusto. Jungkook encontró que con cada vez ve z que pasaba le preocupaba menos el sabor.

Kim gruñó, sus caderas empujando hacia arriba ligeramente. Jungkook no estaba seguro que decía sobre él que supiera que Kim ya estaba cerca de llegar.

—Mírame, —Kim exigió.

Jungkook se encontró con los ojos oscuros y chupó la cabeza lentamente.

 

Luego más duro.

Kim agarró el cabello de Jungkook, empujó con fuerza y se corrió.

Jungkook se tragó la corrida. No era un fanático del sabor, pero sabía que a Kim le gustaba cuando lo hacía. El sabor no era tan horrible, de todos modos.

Después de un rato, sintió la mirada de Kim sobre él y levantó la vista de nuevo.

Kim lo miraba con una extraña expresión en su rostro. De repente, Jungkook se dió cuenta de que q ue todavía tenía la ablandada polla de Kim en su boca y todavía estaba chupándola sin prestar atención, como si fuera un chupetín gigante.

Sonrojándose, Jungkook dejó que el pene saliera de su boca y se puso de pie.— Yo sólo estaba en otra parte, —dijo, alejándose y limpiándose la boca.

—Yo no dije nada, —dijo Kim.

Cuando oyó el sonido de una cremallera, Jungkook se giró. Una vez más, el profesor Kim se veía inmaculado e intocable. Si Jungkook no supiera mejor, nunca creería lo que había ocurrido en esa oficina hace unos minutos.

Jungkook pasó su peso de un pie al otro.

Echándose hacia atrás en su silla, Kim enarcó las cejas.— ¿Sí?

 

  Mierda. Esto era incómodo como el infierno, pero la señora Han le había dicho que iba a renunciar si no aumentaba su salario. Para empeorar las cosas, su renta vencía hoy. Así que Jungkook se obligó a hablar:

—Necesito dinero. ¿Me puede pagar ahora? Quiero decir, sé que no era el trato, pero ….

—Ven aquí.

Jungkook cerró la boca a media frase y dio un paso hacia él. No podía leer la expresión de Kim. Kim tomó su muñeca y lo tiró en su regazo.

—¿Pero qué…?

—¿Qué hay en esto para mí? —dijo Kim, burlándose claramente de él, usando las palabras que Jungkook le había dicho hace una semana. Jungkook se apoderó del respaldo de la silla de Kim, sintiéndose incómodo y extraño. Nunca había imaginado que estaría en esta situación: sentado en el regazo del Profesor Kim y tratando de sacarle dinero.

—¿Qué quieres? ¿Otra mamada?

Kim lo estudió.— Me dejas que te toque y te bese y te daré el dinero.

 

  Jungkook parpadeó. Bajó la mirada a los labios de Kim y sintió una sensación incómoda en su estómago.— No lo sé .…quiero decir, soy heterosexual. Eso sería un poco raro.

Los labios que estaba mirando se torcieron.— ¿Más extraño que chuparme la polla, Jeon?

Jungkook sentía una burbuja de risa nerviosa subiendo dentro de él.— Bueno, si lo pone de ese modo, supongo que tiene razón.

Kim una mano¿Bien? alrededor del cuello de Jungkook, acariciando su pulsoenvolvió con el pulgar.—

Jungkook se encogió de hombros.— Bien. Lo que sea.

Parecía como si Kim hubiera estado esperando sólo por esas palabras, porque lo siguiente que Jungkook supo, es que tenía la lengua de su profesor en la boca. Los ojos de Jungkook se abrieron de golpe, pero se forzó a relajarse. Cerró los ojos, tratando de distanciarse de lo que estaba sucediendo y fallando. Sorprendentemente, Kim era bastante buen besador. No era descuidado, y el beso no era horroroso, pero era extraño. Era extraño ser el que era besado, y no al revés. Él estaba siendo besado por un hombre, no una chica. La diferencia no debería haber habe r sido tan obvia, pero lo era.

Kim besaba de la misma forma en que actuaba: mandón, exigente y duro.

 

  Unos minutos más tarde, Kim finalmente había terminado de besarlo, b esarlo, y los labios de Jungkook estaban hinchados y sensibles. Se sentía un poco abrumado y más que un poco extraño.

Kim tomó una mirada en él, resopló y lo empujó fuera de su regazo. Jungkook se puso de pie tambaleándose y se giró para irse.

—Usted no cobró su pago, Jeon.

Pago. Correcto.

Jungkook volvió y no miró hacia él mientras Kim puso dinero en su bolsillo.

—Ahora váyase, —dijo Kim—Tengo tareas que corregir.

Jungkook estaba simplemente muy feliz de obedecer.

Una vez que estuvo fuera de la oficina, tocó sus labios doloridos. Ellos le hormigueaban.

 

CAPÍTULO 6

Resultó, que los besos no eran una cosa de solo una vez. Kim parecía pensar que ahora que lo había hecho una vez, tenía el derecho de meter su lengua en la boca de Jungkook cuando quisiera, quisier a, y él parecía quererlo muy a menudo.

Como resultado, Jungkook había estado pasando un montón de tiempo en el regazo de Kim, con la lengua de Kim en e n su boca y las manos de Kim en su culo. Lo último le hizo sentir un poco incómodo, pero Kim no parecía querer otra cosa. Jungkook pensó que el chico no podía evitarlo, así que no hizo un escándalo sobre ello.

Por lo general, después de unos diez minutos de besarse duro, Kim le ordenaba que se la chupara, pero per o hoy se estaba tomando su tiempo, besándolo una y otra vez, profundo y muy sucio, hasta que Jungkook apenas podía respirar. La sensación familiar de estar completamente abrumado estaba de vuelta, y Jungkook se encontró a sí mismo jadeando y haciendo pequeños ruiditos, ni siquiera estaba seguro de por qué. Era simplemente demasiado. Él no estaba seguro de si le gustaba este sentimiento, el sentimiento de estar completamente abrumado, o lo odiaba. Por fin, Kim rompió el beso, pero en lugar de simplemente ordenarle que se la chupara, como generalmente hacía, él comenzó a bajar besando por el cuello de Jungkook.

—Emm, estoy bastante seguro de que esto no era parte del trato —dijo Jungkook.

 

Kim lo ignoró, por supuesto.

Jungkook puso los ojos en blanco. Desde que todo empezó, había descubierto que en realidad Kim se mantuvo a sí mismo bajo control en clases y no demostró el alcance de su... personalidad. Cuando estaban solos, Kim no se contenía: era completamente dominante. Todo tenía que hacerse del modo en que Kim quería.

Jungkook fue arrancado de sus pensamientos cuando sintió la gran mano de Kim deslizarse bajo su playera para acariciar su espalda desnuda.

—Cómo que estás cruzando la línea, hombre, —Jungkook murmuró, aunque si era honesto consigo mismo, mismo, no le molestaba tanto que Kim lo tocara. Se preguntó si debería hacerlo.

No era la primera vez que se le había ocurrido a Jungkook, que él no estaba ni cerca de estar tan asustado asus tado por todo el asunto como probablemente debería estarlo. Pero, de nuevo, él tenía el pene del tipo en su boca todos los días. Esto no era nada. nada.

Kim continuó mordisqueando su cuello agresivamente.

—Sácamela y mastúrbame.

Antes de que Jungkook pudiera hacerlo, el teléfono celular de Kim empezó a vibrar en el escritorio.

 

Maldiciendo entre dientes, Kim levantó la cabeza del cuello de Jungkook y extendió la mano por su teléfono.

—¿Sí? —espetó sin mirar el identificador de llamadas.

Jungkook observó con interés como la cara de Kim se convirtió en una máscara de piedra. Obviamente, no le gustaba lo que sea que quien fuera que llamara le decía, porque su voz se volvió dura.

—No me interesa, Victoria. —Una pausa.— Me importa un bledo lo que quiere. Guarda tu aliento. No estoy yendo.

Despertada su curiosidad, Jungkook se acercó al teléfono, tratando de escuchar lo que estaban diciendo.

“...padre está my enfermo, Taehyng, —la mujer Victoria dijo.— “Te jro qe no estoy mintiendo. Él nnca lo admitiría, pero yo sé qe él qiere verte antes de …antes... Por favor. Por mí.”

La mandíbula de Kim se apretó.— Yo no voy a hacer lo que él quiere que haga. Yo no me voy a casar con esa niña tonta.

—Taeyeon es una joven agradable, —dijo Victoria.— Sí, su padre es amigo de nuestro padre, pero ella no es como su padre. Ella es amable y …

—Victoria. —Kim la interrumpió, clavando la vista en su escritorio.— Te estás olvidando de algo.casado No mecon interesan mujeres. E incluso nunca me habría la mujerlasque él eligió para mí.si lo hicieran,

 

  Victoria suspiró.— Sólo ven a casa este fin de semana. Eso es lo único que te pido.

Kim se pellizcó el puente de la nariz.— Bien, —escupió. Colgó bruscamente y tiró el teléfono sobre su escritorio.

—¿Tu hermana? —dijo Jungkook. Pensando que Kim ya no estaría de humor para sexo, estaba a punto de deslizarse de su regazo cuando Kim lo agarró y lo tiró de nuevo en un beso.

El beso fue cruel, duro y castigador. Se terminó tan rápido como empezó. Kim le agarró de la barbilla y lo miró fijamente, la ira aun rodando fuera de él en oleadas.— Tú vas a acompañarme.

Jungkook se rió entre dientes.— ¿Lo haré? Gracias por informarme.

—Te voy a pagar, —dijo Kim, en absoluto inmutado.— Otros tres mil por el fin de semana.

Jungkook se le quedó mirando.— No puedes estar hablando en serio. ¿Estás dispuesto a pagarme tres mil dólares sólo para molestar a tu padre?

La mirada que Kim le dirigió le habría hecho estremecerse algunas semanas atrás.— Eso no es asunto tuyo. —Echó un vistazo a su reloj.— Son casi las

 

dos. Vete a casa y empaca para el fin de semana. Voy a recogerte en dos horas.

Jungkook puso las manos sobre los hombros de Kim.— Whoa, espera un segundo. Yo no voy a ir a ningún lado. Lo digo en serio. No puedo. Kim le lanzó una mirada irritada.— ¿Por qué no?

Jungkook vaciló.— Tengo dos hermanas pequeñas. Tienen sólo cuatro años. No puedo dejarlas el fin de semana. No tienen a nadie más.

Kim tenía una expresión en su rostro que Jungkook no podía leer.

—Consígueles una niñera. Yo lo pagaré.

Poniendo los ojos en blanco, Jungkook saltó de su regazo.— ¿Esa es tu respuesta para todo? No se puede comprar todo, ¿sabes? Yo no voy a dejar a las niñas con alguien que no conocen. Su niñera habitual tiene el fin de semana libre.

Kim exhaló un suspiro, sus cejas alzándose levemente mientras el ceño fruncido alcanzaba a sus labios.— Bien. Trae a las mocosas con nosotros.

Jungkook hizo una pausa antes de enfrentársele.— Yo no creo que sea una buena idea. Ellas se ponen ansiosas con los extraños, y tú.... bueno, tú eres tú.

 

Una sonrisa irónica apareció en el rostro de Kim.

—Contrariamente a la opinión popular, yo no como bebés para el desayuno. des ayuno. —Se puso de pie y caminó hacia Jungkook.— Te vienes conmigo, —dijo, deteniéndose frente a él.— No me importa lo que hagas con las niñas, pero tú te vienes conmigo.

Antes de que Jungkook pudiera decir nada, Kim lo agarró del cuello y lo tiró en un beso.

Unos minutos más tarde Kim finalmente le permitió respirar de nuevo, y Jungkook estuvo perturbado de encontrar sus dedos apretados en la camisa de Kim.

—De acuerdo, —dijo, un tanto aturdido, parpadeando.

Kim le dio un empujón hacia la puerta.— Te recogeré en dos horas. Conozco tu dirección.

—De acuerdo, —dijo Jungkook de nuevo y se fue, sintiéndose más que un poco confundido y asustado.

 

CAPÍTULO 7

—Pero, ¿a dónde vamos? —preguntó Jessica, tirando de la mano de Jungkook.

—¿Quién va a venir a recogernos? —preguntó Krystal, rebotando con entusiasmo y tirando de su otra mano.

Jungkook miró entre sus caritas emocionadas e hizo una mueca en su interior. Esta era una idea terrible.

—Un amigo, —dijo, eligiendo responderle a Krystal, ya que no tenía idea a dónde se dirigían. Presumiblemente a visitar al padre de Kim.

Parecía que Kim y su padre tenían ..."desacuerdos”, por decirlo suavemente. Así que Jungkook dudaba que fuera a ser una cálida reunión familiar, incluso sin tomar en cuenta el hecho de que Kim le estaba es taba llevando sólo para molestar a su padre.

Arrastrar a Jessica y a Krystal en esto no era una buena idea, pero por otra parte... tres mil dólares.

No tendría que preocuparse de los salario salarioss de la señora Han durante unos cuantos meses.

 

—¿Es él? ¿Es él? —Krystal rebotaba poniéndose aún más excitada mientras señalaba al Mercedes negro que se había estacionado en el frente del edificio.

—Probablemente, —dijo Jungkook.— Vamos. —Él tomó su maleta y agarró la mano de Krystal con su otra mano. Se podía confiar en Jessica para que se quedara cerca y no corriera a cualquier lugar; En Krystal, no se podía.

Las puertas del Mercedes se abrieron cuando llegaron a él. Jungkook se sorprendió al encontrar que Kim ya tenía asientos asie ntos de seguridad para niños instalados.

—Oye, —le dijo a Kim, sintiéndose torpe y fuera de balance. Nunca se supuso que Kim conociera a sus hermanas.— Jessica, Jes sica, Jung Soo, saluden al Sr. Kim.

—¡Yo no soy Jung Soo! —dijo Krystal con un mohín.

Jungkook ocultó una sonrisa.— Jessica, Krystal, saluden al Sr. Kim.

—¡Hola, Sr. Kim! —dijeron juntas y Jungkook sintió una oleada de orgullo. Ellas solo tenían cuatro, pero eran muy inteligentes y hablaban claro. Parecían angelitos de cabellos castaños, sonriéndole tímidamente al hombre. Cualquier persona con un corazón les habría regresado la sonrisa.

Al parecer, no Kim Taehyung.

Kim estudió a las niñas como si fuesen especímenes asentir débilmente y girar de nuevo hacia Jungkook. de otro planeta antes de

 

  —Consigue ponerlas en sus sillas. Yo pondré tu maleta en el maletero.

Jungkook solo rodó los ojos, preguntándose qué había vuelto a Kim tal monstruo del control. Fue una orden completamente innecesaria.

Para el momento en que las niñas estaban aseguradas en el aasiento siento trasero, Kim había vuelto al al asiento del conductor. conductor. Jungkook miró a las niñas por última vez antes de cerrar la puerta con cuidado y tomar su asiento.

—Antes de irnos, quiero dejar algo claro, —dijo Jungkook, bajando la voz para que las niñas no pudieran oír.— Sé muy poco acerca de su familia, pero no vas a arrastrar a las niñas en tus problemas con tu padre. Si alguien les trata mal, nos iremos. A la mierda el dinero. ¿Lo entiendes?

Kim lo miró por un momento.— Nadie va a tratarlas mal —dijo antes de inclinarse, agarrando la barbilla de Jungkook y juntar los labios de Jungkook con los suyos.

Jungkook frunció el ceño no era ni el momento ni el lugar, pero Kim sostenía s ostenía firmemente su cara, sus labios fuertes y hambrientos, su lengua profundizando en la boca de Jungkook, seguro y reclamando su propiedad, y muy pronto, Jungkook se encontró completamente abrumado por la intensidad del beso que continuó, y continuó, y continuó.

—Kookie, ¿estás herido?

 

Con un jadeo, empujó a Kim a distancia y centró su mirada en Jessica.— ¿Qué? ¡No!

Un surco apareció entre sus pequeñas cejas.— Pensé que estabas herido. Estabas haciendo ruidos. Con el rostro caliente, Jungkook determinadamente evitaba mirar a Kim.— Yo no estaba haciendo ruidos.

—¡Lo hacías!, —dijo Krystal, mirándolo perpleja.— ¡Mentir es malo! ¡Tú lo dijiste!

Jessica asintió.— ¿Y por qué el Sr. Kim puso su lengua en tu boca?

—Debido a que tu hermano quería algo para chupar, —comentó Kim, arrancando el motor.

Sonrojándose, Jungkook le dio una patada en la espinilla, pero para su sorpresa, las gemelas parecían satisfechas con la explicación y empezaron a hablar de otra cosa.

Él se acomodó en su asiento.

Jungkook no miró hacia Kim. Él no podía. Todavía se sentía caliente por todas partes, con la piel tensa y la respiración irregular.

Mierda. ¿Qé le estaba pasando?

 

 

* * *

—Entonces, ¿cuál es el asunto con tu papá?

Habían estado manejando durante más de una hora y las chicas estaban dormidas. Los ojos de Kim estaban fijos en la carretera.— ¿Desde cuándo esto es tu asunto?

—No lo sé, —dijo Jungkook, con sarcasmo.— Me estás arrastrando a mí y a mi familia a la casa de tu padre, sin haber sido invitados. Algo me dice que él no va a estar feliz de vernos.

—No lo estará. Pero si te hace sentir mejor, no va a estar feliz de verme, tampoco.

Jungkook se recostó en su asiento y estudió su perfil.— Pensé que te había invitado.

Kim se rió entre dientes. Era un sonido escalofriante.— Mi padre nunca se tragaría su orgullo y me invitaría. Hace quince años, me dijo que qu e volvería

 

arrastrándome de regreso cuando se me acabara el dinero. Él odia cuando se le demuestra que está equivocado.

Los ojos de Jungkook se agrandaron.— ¿Quieres decir que no has estado en casa en quince años?

—Y yo con mucho gusto me mantendría alejado por quince años más. Todavía no estoy convencido de que mi hermana he rmana no está mintiendo sobre su salud. Ese viejo bastardo nos sobrevivirá a todos.

Jungkook estaba un poco perturbado. ¿Qué hizo el padre de Kim para merecer tanto odio de su propio hijo?

—Mmm, ¿te golpeó cuando eras un niño?

La esquina de la boca de Kim se crispó.— Kim Jongsoo nunca haría algo tan plebeyo.

—Ah. —Jungkook vaciló.— ¿Te echó de tu casa por tu sexualidad?

Los dedos de Kim se s e agarraron al volante con más fuerza.— Nunca me echó. Me fui yo mismo.

Jungkook podía sentir que era más complicado que eso. es o. Si el padre de Kim quería que su hijo se casara con alguna mujer, eso significaba que aún no había aceptado la sexualidad de su hijo; él probablemente pensó que era algo Sin embargo, como Jungkook no conocía al padre de Kim, sólo podíacurable. especular.

 

  —¿Cómo es él?

Kim se encogió de hombros.— Un típico viejo con dinero. Orgulloso, prepotente e inflexible.

—Hmm, me recuerda a alguien, entonces.

Kim visiblemente se puso rígido.

Jungkook reconoció conjunto delesus anchos hombros, el más aspecto agresivo de la sutensión perfil. Elen solelen su rostro daba un aspecto duro, áspero. Los ojos de Jungkook bajaron por los brazos de Kim, desde sus bíceps tensos debajo de las mangas de su camisa a los dedos que sujetaban el volante un poco más apretado de lo necesario. Jungkook pasó la lengua por sus labios resecos, mirando las manos de Kim. Las recordaba agarrando su barbilla, su cuello…

—Sigue mirándome de esa manera y vas a acabar con mi pene en ti antes de que el viaje termine. Jungkook alejó su mirada de la cara de Kim abruptamente.

Kim estaba mirando el camino por delante.

Con su rostro caliente, Jungkook dijo.— No sé de lo que estás hablando.

 

Kim solo resopló.

El silencio entre ellos se hizo, espeso, cargado, hormigueando en alerta.

Finalmente, Jungkook no pudo soportarlo más.— ¿Qué quisiste decir?

—Sabes a lo que me refiero. A pesar de tus malas notas, no eres completamente estúpido.

—Guau gracias. Voy a marcar este día en el e l calendario. El Profesor Kim dijo que yo no soy completamente estúpido. Me siento tan especial, ya sabes.

—Jeon. —Kim seguía sin mirar a Jungkook.— Tú no eres tan heterosexual cómo crees. Para decirlo sin rodeos: me miras como si quisieras chuparme la polla.

Jungkook abrió la boca, pero la cerró sin decir nada. Luego se echó a reír.— Tú tienes una muy alta opinión de ti mismo.

Kim suspiró, sacó el coche fuera de la carretera y apagó el motor. Sin decir una palabra, se salió del coche, caminó hasta el asiento del copiloto, abrió la puerta y arrastró a Jungkook fuera.

—¡Hey! —dijo Jungkook, mirando hacia atrás a las gemelas, pero todavía estaban profundamente dormidas.

Kim cerró la puerta y arrastró a Jungkook lejos del auto, hacia el bosque.

 

  —Mira … —Jungkook comenzó, pero fue cortado cuando Kim lo empujó contra el amplio tronco de un árbol y colocó sus manos en ambos lados de la cara de Jungkook.

Los ojos oscuros se clavaron en él.— No tengo paciencia para el pánico ante la homosexualidad. Me tiene sin cuidado si s i te engañas a ti mismo pensando que eres totalmente hétero. Pero cuando estés conmigo, yo no quiero escuchar ese sinsentido.

Jungkook rió con incertidumbre.–– ¿No crees que es un poco presuntuoso de tu parte decir que sabes mejor que yo si soy heterosexual o gay?

—En realidad, creo que eres bisexual, no es aquí ni allí. No digo que yo sé mejor que tú lo que te enciende. Pero tengo ojos. Puedo fácilmente decir cuando un chico quiere chuparme la polla.

—Yo no quiero chuparte la polla. Te chupo la polla sólo porque tú me pagas por hacerlo.

—Sí, yo te pago, —dijo Kim en voz baja.— Pero eso no significa que no te guste. Tú tienes un poco de fijación oral, Jeon. Tú boca es muy sensible. Te gusta tener la boca llena. Te gusta ser besado. Te gusta ser follado en la boca.

Jungkook se estremeció.— A mí no.

Kim enarcó las cejas.— Tú sigues chupando mi pene, incluso después de que yo me corra.

 

  Su piel volviéndose caliente, Jungkook desvió la mirada. Sí, él se había atrapado a sí mismo haciendo eso algunas veces, pero...

—Incluso si lo que dices es cierto, no prueba nada. —Fijación oral era en realidad una buena explicación del por qué le gustaban los besos de Kim y del por qué tener la polla de Kim en la boca se ssintió intió algo así cómo... bien bien..

—Tienes razón, —dijo Kim.— Disfrutar de chupar la polla de otro hombre no te hace gay.

—Deja de burlarte de mí. —No me estoy burlando de ti.

Se miraron el uno al otro en silencio. Jungkook se humedeció los labios con un golpe de su lengua.

Kim levantó la mano y acarició el labio inferior de Jungkook con el pulgar. Jungkook se quedó muy quieto, casi sin respirar. Kim empujó lentamente el pulgar en la boca, separando suavemente los labios de Jungkook, mientras se continuaban mirando el uno al otro. Jungkook rozó tentativamente la punta de su lengua por el pulgar y luego...

Él chpó. chpó.

 

Kim inhaló bruscamente. Empezó a empujar y tirar del pulgar dentro y fuera de la boca de Jungkook, todo el tiempo mirándolo a los ojos.

Hizo a Jungkook ruborizarse, él estaba chupando el pulgar de su profesor, por Dios santo, pero que Dios lo ayudara, él amaba hacerlo, el interior de su boca hormigueaba. Qería segir chpándolo.

Él hizo un pequeño ruidito cuando Kim quitó el pulgar.

—Definitivamente fijación oral, —Kim murmuró antes de inclinarse y reemplazar el pulgar por su lengua.

Varios minutos después, Jungkook se encontró a si mismo en la hierba, con el pesado cuerpo de Kim sobre él. Él estaba gimiendo mientras chupaba con avidez la lengua de Kim, sus manos enterradas en el cabello del hombre. No podía fingir más que no disfrutaba de esto, así que no trató de suprimir sus suspiros y gemidos de placer mientras Kim follaba a fondo su boca con la lengua.

—Eres ruidoso, —gruñó Jungkook y por su cuello.Kim, mordisqueando a lo largo de la mandíbula de

Jungkook se sentía demasiado desorientado para responder y sólo lo jaló de nuevo a sus labios. Quería más besos. Necesitaba más besos.

Kim lo forzó, besándolo profundamente, su mano torpemente entre ellos, haciendo... algo algo..

 

Los ojos de Jungkook se abrieron de golpe cuando sintió a Kim envolver su mano alrededor de sus penes. Él se tensó. Él estaba duro.

¡Él estaba dro.!

—Olvídate de las etiquetas, maldita sea, —dijo Kim y comenzó a acariciarlos rápidamente, besando a Jungkook más profundamente y más sucio.

Jungkook no podía hacer nada más que gemir. Estaba demasiado ido para protestar. Él quería venirse. Antes de que pudiera detenerse, empezó a mover las caderas, encontrándose con los golpes de Kim, sintiendo el pene de Kim frotarse contra el suyo, y joder, de solo pensarlo. Estaba mal y era excitante, todo a la vez.

No pasó mucho tiempo. Ni siquiera estaban besándose ahora, era más como tratando de tragarse uno al otro, labios y dientes mordiendo y chupando. Jungkook rodó un poco y enganchó una pierna sobre s obre Kim, arrastrándolos  juntos. Fuego quemó a través de él en un resplandor rojo vivo, y podía sentir que se reunía en su vientre, difundiéndose hacia el exterior en oleadas. Sintió a Kim gruñir, bajo y áspero, estremeciéndose mientras se corría, pegajoso calor húmedo reuniéndose entre ellos. Unos cuantos golpes más y Jungkook se venía también, gimiendo y arañando la espalda de Kim.

Abrió los ojos lentamente y se encontró en contró a Kim ya de pie, cerrándose los pantalones.

Al darse cuenta de que su pene todavía estaba a la intemperie, Jungkook se guardó rápidamente a sí mismo y se subió la cremallera, sus dedos temblando.

 

  Podía oír a Kim caminar de regreso al coche.— Uno de ellos está despierto.

Jungkook se puso pie.— —dijo, todavía incapaz de relaciones pensar en nada, además del de hecho de ¿Ellos?, que él simplemente había tenido sexuales con un hombre.

—Uno de los niños, —dijo Kim, entrando en el asiento del conductor.

La forma en que Kim dijo la palabra "niños", podría ser también que estuviera hablando de extraterrestres. Casi hizo a Jungkook sonreír. Casi .

Jungkook caminó al coche y se sentó en su lugar.

Krystal aún dormía, pero Jessica no lo hacía. Ella estaba chupándose el dedo medio dormida, mirando entre Jungkook y Kim.

—Ustedes no estaban aquí cuando me desperté.

Jungkook se inclinó y la besó en la frente.— Lo siento bebé. ¿Estabas asustada?

—Yo no soy un bebé, —dijo Jessica.— Soy grande. ¿Ya llegamos?

—No, —dijo Jungkook.

 

—¿Entonces por qué se detuvo el coche?

Jungkook se aclaró la garganta. ¿Cómo se suponía que iba a responder a eso?— Debido a que el Sr. Kim y yo necesitábamos hablar.

Kim puso en marcha el motor.

Jessica bostezó.— ¿Por qué no podían hablar en el coche?

—Porque... porque no queríamos despertarlas.

Jessica frunció el ceño, pero pareció aceptar la explicación. Sus ojos empezaron a cerrarse de nuevo. Exhalando, Jungkook se apartó de ella y miró el paisaje que pasaban.

—Ponte el cinturón de seguridad, —Kim ordenó después de un tiempo.

Jungkook se puso el cinturón de seguridad y murmuró,— Loco del control.

—¿Así que ya dejaste de enloquecer? e nloquecer? —El tono de Kim era sardónico. s ardónico.

—No estaba enloqueciendo. —Al darse cuenta de que lo dijo un poco demasiado alto, Jungkook bajó la voz.— ¿Por qué lo haría? Así que me hiciste un trabajo manual. Gran cosa. No he tenido sexo en muchísimo tiempo, y tú sabes que besar me excita.

 

Kim no dijo nada y volvió su mirada a la carretera, con el rostro completamente ilegible.

Jungkook lo estudió.— Sabes, tengo curiosidad sobre algo, —murmuró.— ¿Por qué yo? ¿Por qué me pagas una cantidad obscena de dinero por unas cuantas mamadas? Tú no necesitas incluso pagar por sexo. Estoy seguro de que muchos hombres gay gustosamente tendrían sexo contigo. Quiero decir, no es como si fueras feo o algo. Así que ¿por qué yo?

—¿Estás buscando cumplidos?

—Nop. Estoy genuinamente curioso.

—Quería follarte desde el momento en que entraste en mi salón hace algunos meses. Es tan simple como eso.

Jungkook se humedeció los labios, su estómago cosquilleando.— ¿Tú me deseaste por tanto tiempo?

Kim resopló, sin mirarlo.— Yo no estaba suspirando ni nada, Jeon. Quería meter mi polla en ti. Tan solo s olo eres mi tipo.

—¿Castaño?

—No. No me refiero a tu aspecto. Si nos guiamos únicamente por el aspecto, tu amigo, Park, es más mi tipo que tú.

 

El estómago de Jungkook se apretó. No estaba seguro de por qué estaba sorprendido. Jimin era extremadamente atractivo. Infiernos, todo el mundo se sentía atraído por él. Y con su pelo rojizo, ojos marrones expresivos y sensuales labios rojos, era todo lo contrario de Jungkook. Jungkook siempre se sentía descolorido y lavado al lado de su amigo.

—Así que si era Jimin quien te ofrecía sexo por una nota, ¿lo ha habrías brías hecho?

Kim le lanzó una mirada extraña.— No.

Los músculos en el intestino de Jungkook se cerraban.— ¿Por qué no?

—Porque yo no quiero follarlo, —dijo Kim crudamente. Estaba empezando a verse irritado, por alguna razón.— Encontrar a alguien fís físicamente icamente atractivo, no es lo mismo que desearlo.

—Entonces, ¿a qué te referías cuando dijiste que soy tu tipo?

Kim permaneció en silencio durante tanto tiempo que Jungkook comenzó a pensar que no iba a responder en absoluto.

Había un toque de auto-desprecio en su voz cuando dijo,— Es todo muy cliché. Cuando estaba en la escuela, yo era el estereotipo del nerd.

—¿En serio? —Mirando a este arrogante, seguro de sí mismo hombre, Jungkook tenía problemas para creer eso.

 

—Por supuesto que lo era. Conseguí mi doctorado a los veintitrés años, Jeon. Yo no tenía exactamente el tiempo para socializar con las personas.

—Eso explica muchas cosas, —Jungkook murmuró.— Déjame adivinar: ¿había un deportista muy popular con el que tuviste un ardiente flechazo y me parezco a él?

—Él no se parecía en nada a ti.

—Entonces, ¿cómo es eso relevante?

—Si dejas de interrumpirme, te darás cuenta. —Los labios de Kim se curvaron.— Él era el estereotipo del deportista popular. Obviamente heterosexual y actuaba como si fuera el dueño del mundo, y yo quería... lo miraba y me imaginaba forzando mi polla en su garganta. Imaginaba sostenerlo hacia abajo y hacerle rogar para ser follado. Hacer a un chico hétero rogar por mi polla.

Jungkook tragó saliva y miró a las niñas para asegurarse de que estaban dormidas.— ¿Adónde vas con esto? Kim se encogió de hombros, con los ojos en la carretera.— Bastante heterosexual e inalcanzable: eso es básicamente mi tipo. Si dejas que te folle, me aburriré de ti. Siempre me aburro de ellos.

Jungkook cruzó los brazos sobre el pecho, sintiendo frío de repente.

 

—¿Quién te ha hecho esto a ti? —le preguntó al fin, mirando el paisaje que pasaba. Estaba oscureciendo.

—¿Qué?

—Alguien te jodió. —Jungkook volvió la cabeza hacia él.— No es saludable entrar en relaciones sabiendo que están condenadas al fracaso, que perderías interés en el hombre después de follártelo. Y es realmente muy  jodido tener a hombres heterosexuales, inalcanzables como tu tipo. ¿Estás asustado del compromiso? ¿O de otra cosa?

La mandíbula de Kim se apretó con tanta fuerza que los tendones del cuello se destacaban.— Ahórrate tu análisis pseudo-psicológico. La explicación es en realidad mucho más simple: sólo me gusta corromper y follarme niños heterosexuales. Me excita. Y antes de que me llames un imbécil: siempre soy honesto con ellos. La mayoría de los bi-curiosos chicos 'heterosexuales' eventualmente quieren volver a sus vidas heterosexuales de todos modos, y yo no mantengo relaciones a largo plazo. Así que es un ganar-ganar para todos los involucrados. Sin condiciones.

—¿Por qué no mantienes relaciones a largo plazo? Tú tienes treinta y tres. —¿Y? —dijo Kim.— Yo no soy el tipo de hombre que quiere la cerca ce rca blanca, 2 hijos y un perro.

Jungkook miró a Jessica y Krystal.— No lo sé, —dijo lentamente.— Siempre pensé que los chicos gay no eran muy diferentes de los hombres heterosexuales y querrían establecerse eventualmente. Incluso Jimin quiere eso.

 

  —¿Jimin? —Kim parecía un poco perplejo.

Jungkook frunció el ceño.— ¿Mi mejor amigo? —Ah. Te refieres a Park.

—¿Enserio? ¿No sabes su nombre?

—¿Por qué querría saber su nombre de pila? Él es mi estudiante.

—Soy su estudiante también, Profesor.

Kim lo miró, la comisura de sus labios retorciéndose hacia arriba.— ¿Quién dice que conozco tu primer nombre, Jeon. Jeon .

Jungkook se rió en voz baja.— Está bien. Para tu información, es Donghae.

—No, no lo es.

—¡A-ha!

Sacudiendo la cabeza, Kim volvió a mirar a la carretera.— Obviamente sé tu nombre, pero no pienso en ti como Jngkook  como Jngkook .

 

—Lo suficientemente justo. No pienso en ti como Taehyng Taehyng..

Incluso decir el nombre en voz alta era un poco extraño, en realidad. Jungkook puso el nombre en su lengua. Taehyng Taehyng.. Nop. Kim era Kim. Jungkook estaría muy preocupado el día en que comenzara a pensar en Kim como Taehyng Taehyng..

—Me alegro de que nos entendamos, —murmuró —murmuró Kim, con un toque de diversión en su voz.— Ahora ven aquí y dame un beso.

Jungkook parpadeó.— ¿Qué? Tú estás conduciendo.

—Voy a mantener mis ojos abiertos, —Kim dijo secamente, sin mirarlo.

—¿Hablas en serio?

—A estas alturas tú debes saber que siempre soy serio. Estoy perdiendo la paciencia.

Jungkook miró los labios de Kim y dijo:— Está bien.

Se deslizó hacia allí.

Kim volvió un poco poco la cabeza, puso la mano en la nuca de Jungkook y lo besó. Jungkook suspiró y empezó a chupar la lengua de Kim.

 

Después... un poco más tarde, Kim mordió el labio inferior de Jungkook por última vez, y lo apartó.

—Deberías dejarme follarte, —dijo con gravedad.

Echándose hacia atrás en su asiento, Jungkook se limpió los húmedos, hinchados labios y respiró hondo. Su piel todavía quemando por los labios de Kim.

 

CAPÍTULO 8

Era de noche cuando llegaron. Mientras se bajaban del auto, Jungkook miró a la casa y dijo, sin humor.— En realidad, algunas cosas acerca de ti ahora están comenzando a tener una horrible cantidad de sentido. —Era casi inapropiadamente risible llamarla una casa. Era una gran mansión de diseño clásico.

Krystal dio unas palmaditas con entusiasmo.— ¡Un palacio!

—No seas estúpida, —dijo Jessica, con tono de superioridad.— Los reyes y las princesas viven en palacios. Nuestros país no tiene fidelidad* fidelidad* 

—Realeza, —Kim la corrigió, cerrando el coche.— Si vas a llamar a alguien estúpido, asegúrate de no cometer errores tú misma.

Krystal le sonrió a Kim y le agarró la mano.— ¡Me gusta Sr. Kim!

Kim se quedó mirando a la pequeña peque ña niña con una expresión vagamente perpleja en su rostro, antes de mirar a Jungkook.

Reprimiendo una sonrisa, Jungkook dijo,— deja al Sr. Kim en paz, Krystal. Ven, toma mi mano.

 

Krystal puso mala cara, pero soltó la mano de Kim y tomó la de Jungkook. Jessica tomó su otra mano mientras que unos cuantos sirvientes salieron para llevar su equipaje dentro.

—A mí no me gusta él, — Jessica dijo mientras caminaban hacia la casa.

—No seas maleducada, cariño, —dijo Jungkook, mirando el hombre en cuestión, que caminaba al lado de ellos.— El Sr. Kim puede oírte.

Los ojos de Kim se centraron en la casa; no mostró ningún signo de escuchar la conversación. Jungkook desvió la mirada. Era difícil creer que hace apenas unas horas, él tenía a este inmaculadamente vestido hombre, de rostro severo, gruñendo y moviéndose encima de él.

—Pero él no me gusta, —dijo Jessica obstinadamente, pero bajando la voz.— No me gusta la forma en que te mira.

—¿Cómo me mira? —Repitió Jungkook.

—Como Krystal mira a un panqueque.

Jungkook forzó una sonrisa. Este fue un nuevo nivel de rareza.— Tú sólo estás imaginándolo, calabaza.

—Pero…

 

—Sólo imaginándolo, —repitió Jungkook, esperando que Kim no hubiera oído las palabras de Jessica.

El rostro de Kim era duro y frío, desprovisto de todo el color. Este era un hombre que volvía a casa, a su padre y su familia después de quince años. Se veía casi tan feliz como un hombre en su camino a la prisión.

Un mayordomo, un jodido mayordomo, abrió la puerta y saludó a Kim con un tranquilo:— Maestro Taehyung.

Jungkook guió a las niñas al interior. Se veían tímidas y nerviosas, y Jungkook tuvo que admitir que no estaba en nada menos nervioso que ellas; él era simplemente mejor en disimularlo.

Su primera impresión de la sala fue la inmensidad, el mármol y los pilares, los bustos clásicos y la cúpula imponente.

—¡Taehyung!

Jungkook miró hacia arriba. Una mujer alta de cabello oscuro iba caminando por las escaleras, una sonrisa vagamente aliviada en sus labios. Abrazó a Kim y lo besó en la mejilla.

—Victoria. —Kim murmuró.— Te ves bien.

Así que esta era la hermana que le había convencido para venir. Jungkook la miró con curiosidad. Él ciertamente podía ver el parecido familiar. Ella parecía unos pocos años mayor que su hermano, tal vez treinta y cinco.

 

  Victoria se apartó y miró a Jungkook y a las niñas sobre el hombro de Kim, pero antes de que ella o Jungkook pudieran decir nada, dos ancianos entraron en la casa.

Uno de ellos, el más alto, mostraba un extraño parecido con Kim. De hecho, podrían haber sido gemelos si el hombre no tuviera alrededor de treinta años más. Jungkook decidió que éste debía ser el padre de Kim, Kim Jongsoo.

—El hijo pródigo regresa, —dijo Jongsoo con una sonrisa burlona.— Sabía que este día llegaría.

—Entonces te equivocaste, —dijo Kim fríamente.— Vine sólo porque Victoria no paraba de molestarme. Al parecer, estás es tás prácticamente en tu lecho de muerte.

—¡Taehyung! —Victoria dijo, viéndose indignada.

—Voy a tener que decepcionarte, entonces, —dijo Jongsoo.— Tengo un excelente estado de salud. —Él estaba mintiendo. Él tenía un color casi grisáceo para su complexión.— Así que no conseguirás mi dinero en corto plazo.

—Tú sabes que yo no necesito tu dinero. —dijo Kim.

Se miraron el uno al otro con frialdad, y el parecido que compartían era sorprendente. Jungkook se preguntó si Kim lo sabría y lo resentía.

 

En este momento, Jongsoo desvió la mirada hacia Jungkook. Sus agudos ojos oscuros lo recorrieron de pies a cabeza, haciendo a Jungkook ser dolorosamente consciente de su desgastada, ropa barata.

Los labios de Kim padre se torcieron en tono de burla.— ¿Y esto?

Kim dio un paso hacia Jungkook y le puso una mano en el hombro.— Este es mi amante, Jeon Jungkook.

El otro anciano respiró hondo.

El rostro de Jongsoo no cambió nada, pero de alguna manera, la temperatura en la habitación parecía haber caído doce grados. Jungkook hizo una mueca interna, pero no era como si no se lo esperara.

—Jungkook, este es mi padre, Kim Jongsoo. —dijo Kim, su voz atípicamente suave. El idiota estaba absolutamente disfrutando esto.— Y el viejo amigo de mi padre, Han Seonho.

—Encantado de conocerte, —Jungkook mintió, preguntándose si el señor Han era el hombre con cuya hija Jongsoo quería que su hijo ssee casara.

—Ya veo, —dijo Jongsoo al fin antes de desviar su pesada mirada hacia las gemelas.— ¿Y estas son?

Jungkook reprimió el impulso de ocultar a las chicas detrás de su espalda.— Estas son mis hermanas, Sr. Kim. Jessica y Jung Soo. —Por primera vez,

 

Krystal se mantuvo tranquila y no discutió sobre su nombre. Ambas niñas se movieron más cerca de Jungkook.

—Ya veo, —dijo Kim Jongsoo de nuevo antes de abordar a una sirvienta.— Prepara habitaciones para nuestros invitados.

—Prepara una habitación contigua a la mía para las niñas, — Kim interrumpió.— Obviamente Jungkook permanecerá en la mía.

Jungkook se encogió un poco.

La vena en la sien de Jongsoo palpitaba. Victoria vio a su padre con preocupación. El Sr. Han tenía una mirada de disgusto en su rostro que no se molestó en ocultar.

—Haz como él dijo, —Kim Jongsoo dijo entre dientes, rompiendo el silencio.— Muéstrales sus habitaciones. La cena es en media hora. Taehyung, hablemos.

Jungkook se volvió para seguir a la mucama cuando una mano lo agarró del brazo y lo detuvo.

—Te veré pronto, —dijo Kim y le dio un breve beso.

O al menos se suponía probablemente que iba a ser un breve beso, pero Jungkook encontró que sus labios no querían despedirse, ansiosos. Sintió la sorpresa de Kim antes de que Kim le agarrara del cuello y le besara de verdad. El beso parecía no terminar nunca.

 

  Para el momento en que Kim, finalmente se retiró, Jungkook apenas podía respirar.

Jungkook no miró alrededor para ver la reacción de todo el mundo, lo podía imaginar bien.

Agarrando a las niñas, siguió a la sirvienta.

Su rostro estaba muy caliente.

* Jessica confnde loyalty (fidelidad) con royalty (realeza) ya qe en inglés senan parecido.

 

CAPÍTULO 9

Decir que la cena fue incómoda sería un eufemismo. No fue sólo incómoda: fue dolorosa.

Habían pasado sólo diez minutos y Jungkook ya estaba mirando el reloj del abuelo en la pared.

La atmósfera tóxica de la habitación era tan espesa que podría ser cortada. Nunca había visto tanta tanta pasivo-agresividad entre los miembros de una familia. Ahora Jungkook se alegró de que a Jessica y Krystal no se les había permitido comer con los adultos.

La parte molesta era, que nadie dijo nada incorrecto; todo estaba cuidadosamente oculto detrás de sonrisas insulsas y modales pulidos. Andrew, el marido de Victoria, era el único que parecía estar luchando por ocultar su disgusto por su cuñado. Kim no prestó a Andrew mucha atención, sin embargo; sus palabras más que cortantes se reservaron para su padre. Kim era bastante famoso por su crueldad en la universidad, pero no era nada comparado con su maldad hacia su padre. Jungkook habría sentido lástima por Kim Jongsoo si el anciano no fuera en realidad peor. Durante los primeros diez minutos, Jongsoo había logrado insultar todo sobre su hijo, desde su inteligencia a su sexualidad, su tono lleno de burla y desprecio.

Al verlos, Jungkook estaba empezando a entender por qué Kim había dejado su casa y no regresó en quince años. Él también estaba empezando a entender por qué Kim era un monstruo del control. La personalidad de su

 

padre era tan dominante que probablemente había desarrollado una necesidad similar por controlar todo como un mecanismo de defensa. defens a.

—Ellos se dan cuenta de lo mucho que se parecen, ¿no? —Jungkook murmuró a Victoria, asegurándose de que Kim, que estaba sentado a su otro lado, no podía oírle. Victoria parecía ser la única cara amigable en la mesa.

Ella suspiró.— Creo que eso es en parte el por qué se odian entre sí, — murmuró.— Aunque en el fondo, se preocupan el uno por el otro. — Jungkook observó a padre e hijo como francotiradores el uno hacia el otro y le dio una mirada escéptica. Victoria sonrió sin humor.— Lo sé, es difícil de creer, pero papá se preocupa por Taehyung. —Sus ojos se volvieron distantes.— éramos solía estar muy orgulloso de él.seYo solía envidiarCuando a Taehyung. Lasniños, cosaspadre se volvieron... difíciles cuando papá enteró de la sexualidad de Taehyung, pero estoy segura de que todavía se preocupa. Si él no lo hiciera, él le habría repudiado hace mucho tiempo y le hubiera desheredado. —Echando un vistazo a su marido, ella bajó la voz. — Andrew está muy enojado al respecto. Él ha estado trabajando en la empresa familiar durante años y piensa que se merece heredarla.

—Ah. —dijo Jungkook. Eso explicaba la animosidad de Andrew hacia Kim.

Hablando del hombre, Andrew eligió ese momento para girarse hacia Jungkook y preguntar:— ¿Así que, tú trabajas? ¿O mi cuñado paga tus cuentas por abrir tus piernas para él?

El silencio cayó sobre la mesa, y Jungkook se sintió ruborizar. No podía creer que Andrew había dicho eso realmente. Y a juzgar por la mirada incómoda que brilló en el rostro de Andrew, él no lo podía cree creerr tampoco. Pero entonces Andrew apretó la mandíbula, mirándolo terca y decididamente: él

 

podría haber lamentado decirlo, pero era evidente que no estaba retirándolo.

Jungkook se mordió el labio, sin saber qué decir. Las palabras de Andrew dieron un poco demasiado cerca de casa. Claro que nadie aquí conocía la naturaleza de su relación con Kim, pero sin embargo, hizo que se sintiera avergonzado y humillado. Jungkook no había completamente llegado a un acuerdo con sí mismo al respecto, y ahora... él se sentía como una puta.

Era ridículo, pero era la primera vez que realmente lo sentía. No se había sentido como una puta cuando chupaba la polla de Kim por dinero; se sentía como una puta mientras estaba sentado en este comedor elegante con toda esta gente snob* snob*. —Discúlpate. —Kim habló en una voz baja, de acero, pero todo el mundo en la sala lo escuchó.

Andrew miró a Kim.— ¿Por qué debería hacerlo? Todos podemos ver que él es pobre y te folla para...

—Vas a pedir disculpas, —dijo Kim, su tono peligrosamente suave.

—Andrew, por favor, —dijo Victoria, incómoda.— Eso estuvo fuera de lugar para….

—Discúlpate, —dijo Kim de nuevo.

 

Kim Jongsoo estaba observando el intercambio entre su hijo y su yerno como un halcón.

—Está bien, —dijo Jungkook suavemente.

Kim no le hizo caso y continuó frunciéndole el ceño a Andrew, quien parecía cada vez más incómodo.— Él pedirá disculpas o nos vamos.

Jungkook pensó que era una amenaza extraña de hacer, ya que Andrew se deleitaría claramente si se fueran, pero Kim Jongsoo frunció el ceño. — Discúlpate, muchacho. Nadie insulta a mis invitados.

«Excepto sted», pensó sted», pensó Jungkook, con ironía.

Andrew dijo secamente,— Mis disculpas si he ofendido a alguien. No fue mi intención.

Kim no parecía satisfecho en lo más mínimo, su cuerpo tenso y los ojos entrecerrados. —Si quieres saberlo, —dijo Jungkook Jungkook a Andrew.— Soy estudiant estudiante, e, y trabajo a tiempo parcial como camarero. Sí, Taehyung paga la mayor parte de mis cuentas. No me avergüenzo de ello. Tengo suerte de tener una pareja que me apoya y en quien confiar. —Miró a Andrew a los ojos.— Y ssii yo extiendo mis piernas para él no tiene nada que ver con eso, y sin duda no es de tu incumbencia. —Jungkook enarcó las cejas.— No estoy seguro de por qué siquiera has sacado el tema, Andrew. A menos que estés envidioso. —Sonrió al rostro del idiota lentamente poniéndose rojo. A Jungkook ni siquiera le importaba el aturdido, raro silencio que descendió sobre la sala.

 

  Cogió su tenedor y comenzó a comer de nuevo, ignorando a todos.

Podía sentir la mirada de Kim en él. Jungkook no giró la cabeza.

*Esnob: "persona qe bsca copiar e imitar el estilo, la apariencia, las costmbres y las opiniones de las personas a las qe considera refinadas o distingidas. De este modo, el snob es algien qe reprodce lo qe hace y dice la elite intelectal o la clase alta, ya qe aspira a pertenecer a estos grpos."

 

CAPÍTULO 10

Jungkook pasó unas horas jugando con Jessica y Krystal después de la cena. Cuando las gemelas finalmente se agotaron y se durmieron, Jungkook volvió al dormitorio de él, de ellos.

Estaba vacío.

Sin saber si estaba aliviado o decepcionado, Jungkook cogió ropa limpia y tomó una larga ducha. Se quedó por un rato con el agua cayendo sobre su cuerpo desnudo y pensó pens ó en el hecho de que iba a compartir la cama con Kim. Toda la noche. Jungkook se miró la polla medio dura y suspiró. Esto era todo tan confuso. Kim era un hombre. Era también un jodido gilipollas. Él no podría estar emocionado por compartir la cama con él.

Molesto con su cuerpo, Jungkook se secó, se vistió, y caminó de regreso al dormitorio. Al principio, pensó que Kim estaba todavía en otro sitio. Entonces vio una figura alta en el balcón.

Despacio, Jungkook hizo su camino hacia la puerta, la abrió y salió a la noche. Cuando el aire frío le golpeó, se estremeció un poco y envolvió sus brazos alrededor de sí mismo para mantener el calor. Estaba bastante cálido para noviembre, pero no era lo suficientemente suf icientemente caliente para una capa delgada de ropa.

Kim tenía un cigarrillo en la mano. No giró la cabeza. Jungkook se apoyó en las barandillas del balcón, reflejando la postura de Kim.

 

  —Él realmente está enfermo, sabes. —Se dio cuenta de la rigidez sutil de los hombros de Kim sólo porque él lo estaba observando de cerca.

—Sí, ––dijo Kim con la voz apagada.— Se está muriendo.

Jungkook no podía decir que estaba sorprendido.— Lo siento.

Se encogió de hombros y Kim dio una larga calada a su cigarrillo.

—No hay amor perdido entre nosotros. Jungkook miró a la luna que se asomaba entre las nubes.— Cuando mis padres murieron, dejaron deudas enormes. La casa tuvo que ser vendida para pagar a los acreedores, por lo que terminé sin hogar, apenas legal, y con dos niñas pequeñas que cuidar. A veces los odio. Por morir, por ser tan irresponsables y ponerme en esta posición. —Sentía la garganta cerrarse y tuvo que tragar el nudo. Respirando el limpio aire nocturno, inclinó su rostro hacia arriba para sentir la brisa rozar su piel.— Pero los echo de menos. Jodidamente mucho.

Kim no dijo nada. En algún lugar en la distancia, una lechuza ululó.

—Él es tu papá. —dijo Jungkook.

 

Kim apagó el cigarrillo.— Yo no te traje aquí para que me puedas dar una conferencia sobre la importancia de la familia. —Su voz entrecortada. Irritado.

—No. Tú me trajiste aquí para molestar a tu padre y demostrar tu punto. ¿No crees que es lamentable y desagradable?

—Él no es ninguna víctima. Morir no le hace ser menos mierda.

—No lo hace, —Jungkook estuvo de acuerdo.

—Y tú no sabes nada sobre nuestra relación.

—Tienes razón: no sé nada. Ya hemos establecido que sólo soy un tonto chico lindo.

Kim se giró hacia él. Jungkook podía sentir el calor de su mirada, incluso en la oscuridad.

—Eres increíblemente molesto, —dijo Kim antes de tirar de Jungkook hacia él y aplastar sus labios juntos.

Varios minutos después, Jungkook abrió los ojos y dijo:— Esto es molesto, también. Estás usando esa cosa de mi fijación oral contra mí.

Kim lo besó otra vez, y todo se volvió mareado, caliente, y abrumador.

 

Algún, no identificable, tiempo más tarde Jungkook abrió los ojos de nuevo nue vo y se encontró tirado en la cama. Desndo Desndo.. Y Kim estaba lamiendo su pezón.

—No vamos a tener sexo, —dijo Jungkook.

—Por supuesto que no lo haremos, —Kim estuvo de acuerdo. Él estaba desnudo, también.

La mirada aturdida de Jungkook recorriendo sobre los anchos hombros, el ligeramente musculoso pecho y tenso estómago, antes de quedarse en su dura polla roja. Sintió su boca hacérsele agua.

—No, en serio, —Jungkook lo intentó de nuevo, pero se mordió el labio cuando Kim envolvió una mano alrededor de su erección. Dios.— No vamos a tener relaciones sexuales.

Kim acarició el pene de Jungkook un par de veces antes de soltarlo y abrir los muslos de Jungkook.

Jungkook se tensó.

Kim acarició sus muslos, sus manos fuertes y grandes, y tan buenas.

—Ni siquiera lo pienses, —Jungkook consiguió decir.

—Sólo descansa y disfruta, Jeon.

 

Jungkook rió.— Correcto. Como si yo no supiera lo que realmente quieres. Tú quieres clavar tu polla en mí.

Los ojos de Kim parecían negros, cuando encontraron los suyos.— Sí, quiero ‘clavar mi polla en ti'. Antes de que la noche haya terminado, tú querrás que clave mi polla en ti también.

Jungkook resopló, mirando a la gruesa polla de Kim.— No hay modo en el infierno de que yo vaya a dejar a esa cosa en cualquier sitio cerca de mi culo.

—Ya veremos. —el dedo de Kim presionó firmemente contra el lugar detrás de losbien testículos Jungkook, haciéndolo jadear.— Creo que lo harás. Y te verás en mi de polla.

Jungkook se sonrojó.— Vete a la mierda. Eres un idiota. Mandón y….

—Deja de fingir que no te gusta. —Las manos grandes de Kim aacariciaban cariciaban los muslos de Jungkook de nuevo.— Te gusta tener a alguien a cargo de ti. Te gusta no tener que ser responsable por una vez y solo dejarte ir.

Jungkook abrió la boca para protestar, pero él no podía negarlo. A su polla parecía gustarle el autoritarismo de Kim, mcho mcho..

—No significa que quiera tu polla en mi culo. Ni siquiera estoy seguro de cómo se supone que eso se sienta bien. No hay manera de que quepa.

 

—Cabrá, no te preocupes. —Los ojos de Kim parecían aturdidos con la lujuria, mientras vagaban por el cuerpo desnudo de Jungkook.— Debo follarte. Cuanto antes mejor.

Jungkook pasó la lengua por sus labios.— No lo creo….

—Gira sobre tu estómago, —dijo Kim.

—Yo…

—Gira sobre tu estómago, —dijo Kim de nuevo, en el tono de voz que utilizaba en clases.

La polla de Jungkook se crispó. Se dio la vuelta, cerró los ojos y se dijo que podría parar a Kim en cualquier momento si las cosas se ponían demasiado extrañas. Él lo haría. haría.

Manos amasaban y acariciaban su culo antes de que algo húmedo y suave tocara su nalga. Jungkook se tensó.— Espera…

—Relájate, te gustará. A todos los chicos heterosexuales les gusta. —Kim rió oscuramente.— No te preocupes, no te hará gay.

Jungkook se encontró sonrojándose.— Um, yo tomé una ducha, y estoy limpio, pero…

 

  —Tú tienes un hermoso hermos o culo. —Kim le mordió el glúteo.— He querido hacerte esto durante mucho tiempo.

Los labios de Kim se cerraron c erraron alrededor de su arrugada abertura y chupó, y el cerebro de Jungkook perdió la batalla. La lengua de Kim siguió adelante, trazando alrededor de su agujero antes de que le diera una larga lamida, y Jungkook gimió, sus muslos abriéndose más amplio fuera de su propia voluntad. Cristo, nada debería sentirse así de bien.

Suave y resbaladiza, sintió la lengua de Kim lamiéndolo, lamiendo su agujero con abandono. Entonces los pulgares de Kim lo abrieron para el asalto.

Mierda.. Mierda

La lengua de Kim trabajó en él lentamente, señalando y dando golpes suaves en su centro, separando el músculo, persuadiéndolo para que se relajara, deslizándose dentro. Comiéndolo. Tan sucio, tan mal, pero Jungkook hizo un ruido que sonaba sospechosamente como un sollozo, s ollozo, frotándose contra el colchón, su pene duro como una roca y palpitante.

—Más, —jadeó, cambiando su cuerpo hasta que él estaba de rodillas, las piernas abiertas y la cabeza colgando. La ligera barba en el rostro de Kim raspó la suave piel de sus nalgas, intensificando las sensaciones y recordándole una vez más que era un hombre lamiendo su agujero. Era s  profesor comiéndole el clo.

El pensamiento envió oleada de sangre su penecon y élsugimió, empujando atrás contra la boca deuna Kim, mientras éste loafollaba lengua. No era

 

sficiente. Su entrada se sentía hipersensible, pidiendo por algo duro a lo que aferrarse.

Se movieron juntos, esa lengua perversa tratando de profundizar en él con cada empuje hacia el frente. Él estaba gimiendo y temblando tan mal, en el borde y sin poder correrse. Le dolía, y la lengua de Kim no era lo suficientemente grande, no podía llegar lo suficientemente profundo, y Jungkook necesitaba más más..

—Más. —pidió.

Kim se apartólade él, y luego estaban con los largos dedos resbaladizos masajeando entrada de Jungkook un movimiento circular, y Jungkook gimió. Él estaba teniendo dificultad para pensar, su cuerpo haciéndose cargo y tratando de empalarse a sí mismo en los dedos de Kim.

Kim empujó los dedos dentro -uno, luego otro-, tijereteándolos rápidamente antes de sacarlos de nuevo. Jadeante, Jungkook esperó. Oyó el sonido de un envoltorio de condones desgarrándose. Debió hacerlo entrar en pánico -lo que iba a suceder- pero estaba más allá del punto de enloquecimiento. Estaba tan vacío. Tan dro. Kim le giró sobre su espalda. Empujando una almohada debajo de las caderas de Jungkook, se alineó a sí mismo entre sus piernas, sus oscuros ojos vidriosos por el deseo.

Jungkook se obligó a relajarse mientras la gruesa cabeza del pene de Kim lentamente comenzó a estirarlo. Se sentía a sí mismo estirarse, es tirarse, quemándolo, mientras Kim empujaba lentamente en él, las entrañas de Jungkook dando paso a regañadientes a la intrusión.

 

  —Oh, —exhaló cuando Kim estaba totalmente en su interior. Se agarró de los brazos de Kim, sus muslos temblando. Dolía.

Por spesto qe dolía. dolía.

Kim tomó una respiración profunda, sus músculos rígidos bajo los dedos de Jungkook. El cuerpo de Kim estaba tenso como el infierno, mientras luchaba por mantenerse controlado.

Los ojos de Jungkook se cerraron, la boca cayendo abierta mientras jadeaba acaloradamente. Fue prácticamente empalado en el pene de Kim, placer persiguiendo al dolor mientras se estiraba hasta su límite.

Se sentía tan lleno, el pene de Kim pesado dentro de él en todas las formas correctas. Todavía le dolía, creando una exquisita agonía que hizo a su pene latir y gotear contra su estómago. La sensación de plenitud era satisfactoria de una manera que no podía explicar.

—Estoy bien, —dijo Jungkook, y para su sorpresa, lo estaba. La intensidad, la sensación de vulnerabilidad le estaban haciendo cosas extrañas a él, y él estaba derritiéndose, y él qería..

Kim comenzó a moverse.

Jungkook sólo podía abrir y cerrar la boca inútilmente mientras el extraño, intenso placer empezó construirse.

 

El pene de Kim empujó e mpujó contra su próstata, duro, y Jungkook gritó, los dedos clavándose en los hombros de Kim.

—Oh Dios, oh Dios, Dios, —murmuró entre palabras ininteligibles y sonidos mientras Kim embestía dentro y fuera, jodiéndolo en serio ahora. Todavía dolía, pero Jungkook sólo podía concentrarse en el intenso placer enloquecedor construyéndose en su interior. A él le dolía todo el cuerpo, necesita bombear en él mientras el pene de Kim se enterraba profundamente en él, pero no suficientemente profundo, nunca suficientemente, y era bueno, tan bueno, -demasiado -demasiado beno-.

Echando la cabeza hacia atrás, Jungkook se mordió el labio mientras Kim prácticamente lo dobló por la mitad, apuntando su pene en un ángulo que hizo a Jungkook gemir. Kim se agachó y comenzó a besarlo al ritmo de sus embestidas, su lengua profundizando, y todo lo que Jungkook pudo hacer fue aguantar y cabalgar la tormenta. Perdió por completo la noción del tiempo, todo su mundo concentrándose en Kim -Taehyng-Taehyng- su  su boca caliente, su pene, sus manos acariciando en todo el cuerpo de d e Jungkook.

Jungkook ni siquiera hablaba más, sólo lo tomaba y gemía. Su agujero retorciéndose alrededor del pene de Kim mientras Kim bombeaba en él sin restricciones, besando y mordiendo el cuello y los hombros de Jungkook. El pene de Jungkook estaba es taba cerca de estallar y él trató de tocarse a sí mismo, pero Kim no lo dejó.

Jungkook podía sentir su vientre endurecerse, sentir su agujero comenzar a pulsar, latiendo por toda la dura polla que seguía follándolo, sin nunca darle tregua, tomando su aliento y su cordura y sus inhibiciones.

Jungkook gimió, hundiendo los dedos en los hombros de Kim.— No puedo…

 

  —Tú puedes. —Kim dio un empuje e mpuje brutal contra la próstata de Jungkook, los dedos agarrando las caderas de Jungkook dolorosamente.— Vamos.

Y Jungkook se vino, su cuerpo tembloroso mientras su orgasmo lo atravesó. Kim se estrelló contra él un par de veces más antes de gemir y correrse muy quieto encima de él.

Jungkook yacía inerte debajo de él, su respiración re spiración todavía errática, su cuerpo temblando en réplicas. Se sentía a la deriva en el sueño, sintiéndose cálido, bien y satisfecho.

CAPÍTULO 11

Cuando Jungkook despertó, estaba sólo. A juzgar por el sol que entraba por la ventana, eran alrededor de las ocho de la mañana.

Bostezando, se incorporó y se estiró, tratando de ordenar sus pensamientos. Los acontecimientos de la noche anterior parecían bizarros y surrealistas. Si su cuerpo no molestara y su culo no le doliera, él habría pensado que fue sólo un sueño.

Pero no fe n seño.

 

Había tenido sexo real con Kim. Él había tenido el pene de Kim en él.

Lamiendo sus labios, Jungkook salió de la cama, haciendo una mueca cuando el movimiento envió una nueva ola de dolor sordo a través de su culo, y caminó hacia el espejo.

Estaba cubierto de moretones.

Jungkook se quedó mirando los hematomas en forma de dedos en las caderas y muslos y trató de decidir si estaba volviéndose loco por ello o no.

Él lo estaba, un poco, pero no a causa de todo el asunto gay. Claro, él nunca esperó tener sexo con un hombre, pero el sexo gay en sí mismo no le molestaba demasiado -al menos no al punto de entrar en pánico y estar histérico. Sus padres se habían ido, y su mejor amigo era bi, por lo que no había nadie para juzgarlo- nadie que le importara.

Lo que molestó a Jungkook fue el hecho de que él había tenido relaciones sexuales con Kim. No era parte del trato. Por supuesto, Kim había sido muy mandón y decidido a follarlo, pero Jungkook podría haberse negado fácilmente. Podría fácilmente haberlo detenido. Pero no lo había hecho. Eso lo enloqueció.

Por no mencionar la intensidad del sexo que había sido casi aterrador.  Aterradoramente beno.

Mordiéndose el labio, Jungkook pasó un dedo d edo por la contusión en la cadera. Su piel se estremeció.

 

  La puerta del baño se abrió de repente, y Jungkook saltó un poco. Kim salió del cuarto de baño, abotonándose la camisa. Él se s e detuvo al ver a Jungkook, y Jungkook tuvo que reprimir el impulso de cubrirse con las manos. Obligó a su cuerpo a relajarse, diciéndose a sí mismo que no fuera ridículo. No tenía nada que Kim no hubiera visto anoche.

Algo cruzó el rostro de Kim antes de que se cerrara, sus facciones volviéndose duras y distantes.— ¿Cuánto quieres?

—¿Qué?

—¿Cuánto quieres por lo de anoche?

Jungkook tomó una sombría respiración.— respir ación.— ¿Cuánto quiero? —Repitió.

Kim se acercó a la mesa y tomó su teléfono celular.— Sí. Dime tu precio.

Jungkook miró a su espalda ancha.— Precio.

—Sí, el precio, —dijo Kim, un borde de irritación arrastrándose en su voz.— ¿Qué es tan difícil de comprender?

Con su estómago apretándose, Jungkook recogió sus boxers tirados y se los puso, ignorando las molestias en el culo. Él quería una ducha, se sentía sucio, pero no quería permanecer desnudo y vulnerable.

 

—Cinco mil, —dijo. Eso tenía que hacer a Kim enojarse, e nojarse, ¿verdad?

—Bien.

 Aparentemente no.

Jungkook se habría reído, excepto por el nudo en el estómago, convirtiéndose en un nudo apretado en su garganta y haciéndole sentir vagamente enfermo. Sin decir una palabra, se dirigió al cuarto de baño y cerró la puerta muy despacio. Recostándose contra ella, Jungkook cerró los ojos. La puerta estaba fría contra su piel.

Una larga ducha caliente aclaró su cabeza. Para el momento en que Jungkook salió del baño, él sabía qué hacer, pero Kim había desaparecido. Jungkook estaba a punto de llamarlo cuando notó el celular de Kim sobre el escritorio. Suspirando, Jungkook fue a ver a las gemelas, pero aún estaban dormidas, por lo que decidió ir a buscar a Kim. Cuanto más pronto se pusiera a ello, mejor.

Después de unos quince minutos vagabundeando, Jungkook finalmente admitió que ya no tenía ni idea de dónde estaba. Esta ala de la mansión era completamente desconocida para él, y él no pudo encontrar en contrar ningún sirviente que le dijera dónde estaba Kim.

La mansión estaba casi inquietantemente tranquila. El lugar era lujoso, pero se sentía como un museo, no como la casa de alguien. Jungkook se preguntó cómo habría sido crecer allí, y un escalofrío recorrió su columna vertebral.

 

Entrando en otra habitación, Jungkook se quedó inmóvil al ver a Kim Jongsoo sentado detrás de un enorme escritorio.

—Lo siento, —dijo Jungkook, dando un paso atrás.— No era mi intención…

—Como cuestión de hecho, yo quería hablar con usted, señor Jeon.

—¿Conmigo? —Jungkook lo miró con recelo, pero dio un paso de regreso a la habitación y cerró la puerta.

Las espesas cejas negras de Jongsoo se juntaron.— Ciertamente. Tome asiento.

Jungkook se sentó en la silla frente al hombre y esperó. El silencio se extendió a medida que se miraron. Nuevamente, Jungkook se sorprendió por lo mucho que Kim Jongsoo y su hijo se parecían entre ellos. Al parecer, los hombres de esta familia envejecían muy bien. Así es como Kim se vería en treinta o cuarenta años. No es que Jungkook lo vería.

—Sr. Jeon, —dijo Kim Jongsoo finalmente, cuando Jungkook se negó a bajar la mirada.— ¿Por cuánto tiempo ha estado en esta relación antinatural con mi hijo?

Jungkook tuvo que recordarse a sí mismo que Kim Jongsoo estaba muy enfermo. Él no debería estar discutiendo con un moribundo.

—Menos de un mes, señor.

 

  —Eso hace que sea más fácil. —Kim Jongsoo tomó una pluma y escribió algo en un pedazo de papel antes de deslizarlo por encima del escritorio e scritorio hacia Jungkook.— Creo que esta sería una compensación justa por poner fin a su asociación con mi hijo. Jungkook miró el papel y luego se lo quedó mirándolo a él.— Wow, me siento halagado que me valore tan altamente, —dijo y se levantó.— Gracias, pero no gracias.

—Eres un tonto, muchacho, —dijo el hombre con una mirada desdeñosa.— Él va a tirarte lejos unas cuantas semanas a lo sumo. Siempre lo hace.

—¿Cómo sabe eso? No lo había visto en quince años.

Jongsoo se burló.— Puede que no viva aquí más, pero eso no cambia nada. Lo sé todo sobre él. Cada juguete que tuvo y tiró. Por supuesto, hubo unos pocos persistentes, pero todo el mundo tiene un precio.

Cuando registró el significado, Jungkook se sentía mal del estómago.

—Usted está enfermo, —susurró.— ¿Él sabe que usted pagó para que sus amantes lo dejaran?

Jongsoo levantó una ceja.— Por supuesto que sí. s í. Es mi hijo. Él no es tonto excepto por su insistencia tonta en que es homosexual.

 

Sacudiendo la cabeza, Jungkook se puso de pie y se dirigió a la puerta. puer ta. No había ninguna forma de razonar con este hombre.

Cuando abrió la puerta, la voz de Jongsoo lo detuvo,— Nombre su precio, señor Jeon. Todo tiene un precio.

—Hay cosas que no lo tienen. —Jungkook salió.

“Todo el mndo tiene n precio”.

Así que esto era lo que Kim Jongsoo había enseñado a su hijo. Jungkook no estaba seguro de quien se compadecía más en este momento: de Kim, su padre o de él mismo.

CAPÍTULO 12

Finalmente encontró a Kim en la terraza media hora más tarde.

 ––Me voy a casa, ––dijo Jungkook.

 

La espalda de Kim se puso rígida. Se dio la vuelta, con un cigarrillo en la mano. Extraño. Hasta ayer, Jungkook había pensado que no fumaba en absoluto.

Kim dio una larga calada, estudiándolo con una expresión indescifrable.–– ¿Por qué? Se supone que nos vamos mañana.

 ––Hablé con tu padre.

Por un momento, Kim se quedó inmóvil antes de que una sonris sonrisaa sardónica apareciera en su rostro.–– ¿Cuánto te ofreció?

 ––Mucho. Sólo un idiota se negaría.

Kim se alejó.–– Felicidades. El dinero más fácil que nunca has hecho.

Jungkook miró a su espalda recta.–– Bueno, nosotros ya hemos establecido que soy tonto, ¿no es así?

Una pausa.

Kim soltó una carcajada.–– Deberías haber tomado el dinero, Jeon.

 ––Él no me agrada.

 

Kim se dio la vuelta de nuevo y apagó el cigarrillo con su zapato.–– A nadie le agrada. No es una razón suficiente para no aceptar el dinero. Nosotros sabemos que no habría hecho ninguna diferencia.

 ––Lo sabemos, pero él no. ––Jungkook ladeó la cabeza.–– ¿Estás realmente bien conmigo aceptando su dinero? Él piensa que soy tu novio.

Los labios de Kim se retorcieron.–– Mi padre ha estado pagando a mis novios para que me dejen desde que tenía quince años. Tú no habrías sido el primero. El viejo es lo suficientemente terco como para pensar que me casaré con una bonita niña si él pone fin a toda relación que trate de tener. Aunque estoy un poco sorprendido esta vez. Por lo general, se molesta sólo si el chico dura más de un mes, lo que no ocurre muy a menudo. Jungkook se le quedó mirando.–– No puedes querer decir que todos ellos aceptaron su dinero.

 ––No. No todos ellos. Pero la mayoría.

Había una máscara blanda de indiferencia en el rostro de Kim, y Jungkook tuvo que cerrar las manos en puños y mirar hacia otro lado, tratando de evitar la tentación de tocarlo.

 ––Dijiste que te recordaba a mí, ––dijo Kim.–– Pero él lo lleva a un nivel completamente nuevo. Él no sabe cuándo parar.

 ––Sí, ––Jungkook murmuró. –– Es un imbécil de mente estrecha, ególatra prepotente, y que te ha jodido. Pero no te exime cuando actúas como un

 

idiota. Y si sigues siendo tan insensible y te mantienes tratando a las personas como peones, te convertirás en él. ¿Quieres eso?

 ––Yo no te he traído para que me puedas psicoanalizar.

 ––No, no me has traído para eso, ––dijo Jungkook, su voz tranquila.–– Pero he terminado.

La mirada de Kim afilada.–– ¿Qué?

 ––Estoy un poco harto de ser tratado como una puta barata por tu familia. familia.  ––Yo no te llamaría barato, ––dijo Kim, con la voz cortada.

Jungkook se rió en voz baja.–– Bueno, tal vez me lo merezco. Necesitaba dinero y no fui lo suficientemente orgulloso para decir que no, pero estoy un poco harto de eso ahora. Eso es todo, Profesor.

Se dio la vuelta para irse, pero Kim cruzó la distancia entre ellos en unos pocos pasos y agarró su brazo.–– No puedes irte. Tenemos un trato.

Jungkook lo miró, haciendo caso omiso del agarre doloroso de Kim en su brazo.–– Teníamos un trato. Lo estoy terminando ahora. Creo que me gané el dinero que me pagaste por este viaje. Puedes quedarte con el dinero del sexo de la noche pasada. Corre a cuenta de la casa.

 

Intentó tirar su mano libre, pero el agarre de Kim sólo se tensó.–– No puedes solo decidir irte.

 ––¿Por qué no? ¿Por qué siquiera te importa? ––Su sonrisa brillante.–– ¿No dijiste que te aburres de los hombres heterosexuales después que te los follas? Suerte para ti, entonces.

Los labios de Kim apretados en una delgada línea. Su agarre se aflojó.

Tirando su brazo libre, Jungkook se alejó.

***

Para el momento Jungkook las arregló para vestir a las niñas y sacarlas de la casa,enelque coche de Kim se es taba estaba esperando por ellos.

Jungkook miró por la ventana durante la mayor parte del viaje, fingiendo interés por el paisaje que pasaban. Las gemelas estaban haciendo toda la conversación. No miró a Kim, pero la tensión en el aire entre ellos era palpable, y la gran cantidad de ira y frustración f rustración era abrumadora. Jungkook ni siquiera estaba seguro del por qué. No era como si Kim fuera su ex o algo; no era como si hubieran estado saliendo; no había ninguna razón para que esto le afecte. Él había chupado la polla de su profesor por algunas semanas (seguro, no era algo de lo que estaba orgulloso), había sido arrastrado para

 

molestar a Kim Jongsoo y fue pagado generosamente por ello. Finalmente se había cansado de prostituirse a sí mismo, y ahora tenía unos pocos meses para encontrar un mejor trabajo sin preocuparse por las facturas de todos los días. Así que todo estaba bien.

Excelente. Fantástico, en realidad.

Sin embargo, fue un gran alivio cuando el coche finalmente f inalmente se detuvo frente a su edificio. Tomó a Jungkook unos pocos minutos sacar a las niñas fuera del auto. Kim ya tenía la maleta de Jungkook fuera.

 ––Gracias, la tomo desde aquí, ––dijo Jungkook, sin mirarlo. —No seas tonto, —dijo Kim, caminando hacia el edificio.— Tú no tienes tres manos.

—Las chicas no necesitan que las cargue. Tienen edad suficiente para caminar.

Kim no le hizo caso, por supuesto.

—Podemos caminar, —confirmó Jessica.

 ––Pero quiero ser cargada, ––dijo Krystal.

Jungkook se quedó mirando la espalda de Kim y recogió a las niñas.–– Ni siquiera sabes a dónde estás yendo.

 

   ––Sé tú dirección. Soy capaz de averiguar dónde está tú apartamento.

Frunciendo el ceño, Jungkook sólo podía seguirlo, aunque a regañadientes. Cuando llegaron a su departamento, Jungkook dudó. No quería que Kim lo viera. No era que estuviese avergonzado de él -bueno, quizás estaba avergonzado de él-. Abrió la puerta y se apresuró en hacer pasar a las niñas al interior antes de cerrarlo y volverse hacia Kim.

Kim dejó la maleta en el suelo, su expresión pétrea.

 ––Yo..., ––dijo Jungkook, cambiando ligeramente en sus pies.–– Nos vemos alrededor, supongo.

Kim asintió secamente. Pero él no se movió.

Jungkook se aclaró la garganta, enganchando los pulgares en los bolsillos en su cadera, meciéndose sobre los talones.–– Gracias por cierto.

 ––¿Por qué?

 ––Por ayudarme a averiguar que no soy heterosexual.

 ––¿Qué?, ––dijo Kim, casi sin inflexión.

 

 ––Sí. En caso de que no pudieras notarlo, me gustó tener sexo con un hombre. ––Jungkook sonrió débilmente.–– No lo esperaba, pero lo hice. Y mucho. Así que... tengo más opciones ahora. Supongo que debo darte las gracias por ello.

 ––Opciones, ––dijo Kim.

 ––Síp. ––Jungkook frotó la parte posterior de su cuello.–– Puedo salir con chicos también ahora.

Algo cambió en la expresión de Kim, pero se había ido antes de que Jungkook pudiera averiguar lo que era.  ––Tú puedes, ––Kim acordó, empujando sus manos en los bolsillos de su chaqueta.

Maldita sea. ¿Por qé era tan raro, y torpe o lo qe sea en el infierno qe era?

Jungkook estaba seguro de que no estaba imaginando la tensión, la frustración en el aire, sin embargo, el rostro de Kim no reflejaba nada.

Y eso enojaba a Jungkook. Él quería sacudirlo. Él quería escandalizarlo.

Así que dijo:–– Tú sabes, yo realmente no veo la hora de saber si el sexo con otros hombres será diferente. Todo es nuevo y muy emocionante.

 

Kim miró hacia un lado por un momento antes de que una sonrisa se formara en su rostro.–– ¿Estás tratando de ponerme celoso, Jeon? Yo no me pongo celoso. Los celos son para los hombres inseguros con pequeñas pollas y baja autoestima. Y te tiene que importar para estar celoso. Yo no lo hago.

Jungkook se molestó con las implicaciones.–– ¿Por qué iba yo a querer darte celos? A mí no me gustas. Tú familia es horrible, tú eres un culo, estás más allá de lo jodido, y eres un compromiso-fóbico. Y no te gustan los niños, lo que es obviamente, un gran problema para mí. Eres todo lo que no quiero.

 ––Bien. ––Kim lo fulminó con la mirada.

Sus miradas chocaron y una oleada de hambre sexual se estrelló contra Jungkook con una fuerza que le robó el aliento.

Con dedos temblorosos, Jungkook encontró el pomo de la puerta detrás de él y tropezó dentro del departamento. Cerrando la puerta, Jungkook se apoyó en ella, respirando con dificultad.

Mierda.. Mierda

 

CAPÍTULO 13

—No lo entiendo, ––dijo Jimin, una semana después, después , mirándolo desde el otro lado de la mesa de la cafetería del campus.— ¿Por qué está siendo sie ndo tan pendejo contigo? Quiero decir, él siempre es un pendejo, pero últimamente ha sido un súper pendejo cuando se trata de ti.

Jungkook reprimió un suspiro. Jimin tenía razón, por supuesto. Kim le había estado tratando como una mierda toda la semana. No es que eso fuese una completa sorpresa.

—En serio, ¿mataste a su gato? ¿O.. o dejaste un pollo ensangrentado en su puerta o algo? —Jimin negó con la cabeza.— Tiene que haber alguna explicación. Se está poniendo ridículo. La gente está comenzando a hablar.

La taza de café de Jungkook se detuvo a medio camino a su b boca.— oca.— ¿A hablar?

—No importa. —Jimin hizo una mueca, viéndose un poco incómodo.— Sólo algunos rumores estúpidos.

—¿Qué rumores, Jimin?

Jimin tomó un sorbo de su café.— Algunos piensan que es sospechoso que Kim no te diera una nota reprobatoria repr obatoria a mitad de período.

 

Jungkook dejó de respirar.— ¿Qué?

—Algunos dicen que lo has chantajeado para que te dé una calificación aprobatoria. Te dije que era estúpido.

Jungkook se relajó, recostándose en su silla.— Sí. Estúpido.

—En realidad, es un poco extraño, ¿no crees? Pensé que te haría fallar de seguro. Pero no lo hizo, y ahora él es un idiota total contigo. Todo esto es raro. —Jimin le dirigió una mirada sondeándolo.— ¿Estás seguro de que no estás ocultando algo de mí?

Jungkook sintió una punzada de culpabilidad. Tomó un sorbo s orbo de su café y miró a su taza.— Puede ser.

—Muy bien, suéltalo, —dijo Jimin, fijando sus ojos en él.

Jungkook comenzó trazando el borde de la taza con el dedo, siguiendo s iguiendo su forma.— Yo... ¿Recuerdas el consejo que me diste? ¿Sobre Kim?. Jimin se rió entre dientes.— ¿Te refieres a coquetear?

—Kim no me dio una calificación aprobatoria porque él se apiadó de mí, Jimin.

Las cejas de Jimin fruncidas; luego su boca abierta.— De ninguna manera. ¿En realidad seguiste mi consejo?

 

  Jungkook hizo una mueca.— No exactamente. —Él miró el sándwich en el plato y tiró del queso que salía s alía por los bordes.— Hice más que coquetear.

Un sonido metálico le hizo mirar hacia arriba. Jimin había dejado caer su tenedor y ahora estaba mirándolo con los ojos muy abiertos.— Estás bromeando.

—Ojalá.

Jimin miró a su alrededor y luego acercó su silla.— Entonces, ¿qué te hizo hacer?

—¿Qué crees? No un trabajo de mano de seguro.

—Santa mierda. ¿Le hiciste una mamada?

Jungkook asintió secamente.

Jimin dejó escapar una breve carcajada.— Wow, nunca pensé que realmente coquetearías con él, mucho menos..... Entonces, ¿cómo fue? Quiero decir, ¿te dio asco? —Tomó un sorbo de café.

Jungkook estaba tentado a decir que sí. Habría hecho todo más sencillo. Pero no podía obligarse a sí mismo a mentir.— No, —dijo Jungkook.— Estuvo bien. Incluso la primera vez.

 

Jimin se atragantó con el café y empezó a toser.— ¿La primera vez?, —Dijo cuándo la tos, finalmente cedió.— ¿Quieres decir que lo hiciste más de una vez? ¿Todavía te obliga a hacerlo por una calificación?

Jungkook se preguntó si prostituirse pros tituirse a sí mismo por una nota era mejor que prostituirse a sí mismo por dinero. No estaba seguro.

—Mira... —Jungkook se pasó una mano por los ojos.— Yo realmente no quiero hablar de ello. Sí, ha estado sucediendo por unas semanas, pero lo importante es que ya pasó. Yo terminé el acuerdo.

—¿Pero tú?, tú sabes... ¿te lo follaste? —Sí, —dijo Jungkook, luchando por mantener su voz normal.— Yo me lo follé. Bueno, él me folló.

Jimin sonrió, ojos marrones bailando con picardía.— ¿Cómo estuvo él? ¿Estuvo bien?

Sonriendo torcido, Jungkook negó con la cabeza.— Vamos, ¿tenemos que hablar de ello?

—¡Por supuesto que tenemos que hablar de ello! ¡Tuviste sex sexo o con Kim! ¡Kim!

—Cállate, —Jungkook dijo entre dientes, mirando a su alrededor.— No No quiero hablar de ello. No hay nada que hablar. No, No apestó, pero obviamente me alegro de que todo el asunto haya terminado.

 

  Sintió los ojos de Jimin en él, inusualmente serios e inquisidores.

Jungkook se removió bajo su escrutinio.— ¿Qué? —Entonces, ¿por qué está tan enojado contigo si se ha acabado? —dijo Jimin, tamborileando con los dedos sobre la mesa.

Jungkook tenía una idea del por qué, pero no era algo sobre lo que quisiera pensar.— Ni idea.

Jimin le dio una mirada escéptica, pero no insistió más y miró su taza. Él se quedó en silencio, con una expresión distante, pensativa en su rostro.

Jungkook miró a su amigo. Pensando en ello, Jimin había estado un poco distraído todo el día.— ¿Ocurre algo malo?

Jimin miró hacia arriba.— En realidad no. Sólo... ¿tú conoces a Mina?

—¿Mina?

—¿La niña en la clase de Kim? ¿Muy bonita, con curvas, pelo oscuro?

Jungkook se encogió de hombros.— Es una gran clase. No puedo decir que la recuerde. Entonces, ¿qué pasa con ella?

 

—Ella me invitó a un trío.

Jungkook enarcó las cejas.— ¿Y cuál es el problema? No es como si nunca has tenido un trío antes. —Había muy poco que Jimin no había hecho, en realidad. Su amigo tenía tantas ofertas lascivas a veces que parecía una tontería. El hombre ni siquiera tenía que intentarlo. Si Jimin no fuera tan condenadamente agradable, todos los chicos le odiarían.

—El problema es su novio. —dijo Jimin.

—¿Qué hay de él? ¿Lo conoces?

Jimin vaciló.— No exactamente. Pero yo le he visto por ahí. Él siempre la recoge después de la escuela.

Jungkook soltó una carcajada, finalmente dándose cuenta de lo que su s u amigo estaba hablando.— ¿El tipo heterosexual del que has estado enamorado por años?

—Vamos, no estoy enamorado de él, —dijo Jimin con una sonrisa torcida.— Yo ni siquiera se su nombre.

Jungkook le lanzó una mirada que decía, ¡por favor!.— f avor!.— Síp, tú no estás enamorado de él. Sólo los miras fijamente y babeas cada vez que lo ves.

—Yo no lo hago.

 

—Tú lo haces.

Jimin se echó a reír.— Bien. Puede ser. Sólo un pequeñito enamoramiento. Pero no? Todas apuesto. las chicas lo miran y babean cada vez que viene.vamos, El tipo¿quién es ridículamente

—Entonces, ¿cuál es el problema?, —dijo Jungkook.— ¿No deberías estar es tar feliz de poder llegar a tener sexo con él?

Jimim lo miró como si fuera un idiota.— Él es hétero. No va a ser ese tipo de trio. Simplemente compartiremos a su novia; eso es todo. Tal vez me equivoque, pero tengo la sensación de que el trío es enteramente idea de Mina, ella siempre coquetea conmigo, y yo no creo que él ni siquiera sepa que yo existo. Yo no creo que el chico esté muy feliz de que ella me invitara a unirme a ellos. No lo sé... Me da la impresión de que él es del tipo posesivo.

—Un pequeño enamoramiento, sip, — Jungkook bromeó.— Muy pequeñito.

Los oídos de Jimin se pusieron rojos.— Oh, ahórratelo. De todos modos, ese no es el problema: No estoy seguro de que este trío sea una buena idea. El tipo probablemente odiará mis pelotas por tocar a su chica.

—Entonces dile a ella que no puedes hacerlo.

—Ya le dije que lo haría. —Jimin le dio una mirada tímida.— No pude resistir la oportunidad de verlo desnudo.

Jungkook negó con la cabeza.— No tienes remedio, hombre.

 

  Jimin sonrió.— Al menos yo no estoy tirándome al Profesor Pendejo. Vamos, ¡dime que tiene un pene pequeño! ¡Alegraría mi día!

Jungkook puso los ojos en blanco, sacudiendo la cabeza.— Él no tiene un pene pequeñito y no me lo estoy follando más. Terminamos.

Levantó su taza y se la llevó a los labios, evitando los ojos de Jimin. Pensó en la forma en que Kim le había mirado en la clase: enojado y tan jodidamente intenso que le hizo ponerse duro al instante.

Pensó en cómo había pasado la mitad de la clase fantaseando con caer de rodillas ante Kim y chupar su pene, allí mismo, delante de todos los demás estudiantes. Pensó en sus otras fantasías: cómo que quería subir al regazo de Kim, hacerlo callar con besos y luego conseguir el pene pe ne de Kim dentro de él.

—¿Estás bien? —dijo Jimin.— Te ves sonrojado.

Jungkook forzó una sonrisa.— Sí. Estoy bien.

Estpendo.. Estpendo

 

CAPÍTULO 14

El primo de Jungkook, Seokjin, vivía en una parte menos que segura de la ciudad. Fue en parte la razón r azón por la que Jungkook no lo vio tanto. La otra razón era que su primo había estado extraño como el infierno después de haber sido liberado de la cárcel hace seis meses: parecía deprimido y distante, como si no estuviera realmente allí. Al principio Jungkook lo atribuyó a la muerte de su tía -ella había muerto, mientras Seokjin todavía estaba en la prisión- pero no parecía ser el caso. En lugar de mejorar, su primo sólo parecía más deprimido al pasar el tiempo. Jungkook se preocupaba por él, por supuesto, pero la verdad sea dicha, tenía problemas más serios en que pensar a su alrededor y no tenía tiempo para visitar a su primo.

Pero dado que había tenido que dejar a las niñas en casa de la señora Han antes de su turno nocturno, Jungkook decidió hacer un pequeño desvío y averiguar cómo lo estaba haciendo Seokjin.

Su primo le saludó con una sonrisa.— Hola, vamos pasa, —le dijo abriendo más la puerta.

Tomó a Jungkook un momento para recuperarse de su sorpresa.— Te ves bien, —dijo palmeándole el hombro y entrando en el departamento. Seokjin se veía genial de hecho; él siempre había sido el más apuesto de los dos. Podrían compartir el cabello castaño y los ojos color avellana, pero era donde terminaban las similitudes. Los rasgos de su primo eran mucho más delicados -infiernos, francamente era exquisito-. Si Jimin hubiera visto a Seokjin, nunca llamaría a Jungkook princesa de nuevo.

 

En realidad hizo a Jungkook preguntarse, y no por primera vez, si algo... le habían hecho a su primo en la cárcel. Si los rumores sobre lo que pasaba en la prisión eran ciertos, con una cara como esa... Seokjin... se estremeció.

—¿Cómo están las chicas?, —preguntó Seokjin, alejándolo de sus pensamientos.

—Bien. Tengo el turno nocturno esta noche, así que acabo de dejarlas en casa de su niñera.

Seokjin se sentó en el sofá, con las piernas cruzadas, y palmeó el lugar junto a él. Sacándose la chaqueta, Jungkook tomó asiento.— Realmente no puedo quedarme, —dijo mirando su reloj.— O voy a llegar tarde al trabajo. Sólo quería chequearte y ver cómo lo estabas haciendo.

La puerta se abrió y un hombre entró en el departamento.

Al ver a Jungkook, se detuvo y se quedó mirando.

Jungkook le devolvió la mirada fija. El hombre era alto y muy guapo parecía extranjero ¿Japonés tal vez?.

—¿Quién es este?, —preguntó el hombre.

 

—Es mi primo, Jungkook —dijo Seokjin, más bien a la defensiva.— Jungkook, él es Namjoon.

Jungkook esperó una explicación, pero no hubo ninguna. Pero cuando Namjoon se acercó, inclinó la cabeza de Seokjin y le dio un beso, las explicaciones ya no eran necesarias.

El beso siguió, siguió y siguió, y Jungkook sólo podía mirar. Había estado bastante seguro de que Seokjin era completamente heterosexual.

Beno, al parecer, no.

Su primo de hecho gimió, y Jungkook miró hacia otro lado, más allá de incómodo. Se puso de pie y se aclaró la garganta.

—Umm, será mejor que me vaya. —Él se rió entre dientes.— Tú claramente estas muy bien.

Detrás de él, los besos se detuvieron.

—Mira, —dijo Seokjin, sonando avergonzado.— Yo....

—Tú no tienes que explicar nada, —dijo Jungkook rápidamente y encaró hacia la puerta.— Me voy.

 

—Espera, —dijo Seokjin.— Ya está oscuro. No es seguro caminar solo por aquí. Namjoon te llevará a tu casa.

—¿Lo haré? —Namjoon murmuró. —No, en realidad no es necesario...

—Él lo hará, —dijo Seokjin.

—Supongo que lo haré, —dijo Namjoon. Dio a Seokjin un breve y duro beso.— Tú mejor estarás desnudo y listo cuando yo regrese, castañito. Sonrojándose, Seokjin empujó a Namjoon hacia la puerta.— Voy a ir la próxima semana, ––dijo a Jungkook.— Yo no he visto a las niñas en décadas.

Jungkook asintió y se deslizó en su chaqueta.

Namjoon pasó junto a él.— Vámonos. ¿Cuál era tu nombre otra vez? —Jungkook, —dijo, inseguro de cómo hablar con el tipo.

—¿Dónde vives?

Jungkook le dijo, y Namjoon le llevó a una muy antigua, oxidada Ford Pinto. Jungkook lo miró con recelo.— ¿Estás seguro de que esta cosa es segura?

 

—No. —dijo el tipo, alcanzando el asiento del conductor.

—Eso no es... no es muy tranquilizador.

—¿Quieres que te mienta?, —dijo Namjoon con un toque de impaciencia, claramente con ganas de acabar de una vez y volver con su primo.

Jungkook subió al coche y se fueron.

—No hay cinturón de seguridad, —Jungkook murmuró.— ¿Por qué no me sorprende? Namjoon no se dignó a contestar.

—Entonces, —dijo Jungkook después de un rato.— ¿Tú eres el novio de mi primo o algo así?

—O algo así, —dijo Namjoon. —Pensé que era heterosexual.

Namjoon se rió, como si hubiera dicho algo gracioso.

—Pero me alegro de que tenga a alguien, sabes, —dijo Jungkook.— Yo estaba preocupado por él. Él estaba deprimido después de que salió de la cárcel.

 

  —¿En serio? —Namjoon murmuró.

—Sí. Espero estar equivocado, pero creo que... Creo que alguien le hizo algo a él en la cárcel.

—Tú no estás equivocado: yo lo hice.

Jungkook abrió la boca y la cerró sin decir una palabra. Digirió la información por unos pocos momentos.

—¿Tú eres un ex convicto?

—Sí.

Excelente. Se encontraba en n oxidado Ford Pinto, sin cintrón de segridad, y con n ex convicto al volante.

—¿Por qué estabas en prisión?

—Maté a ocho personas en un centro comercial.

Jungkook soltó una carcajada.— En realidad no esperas que crea eso, ¿verdad?

—Tú primo lo hizo, por un largo tiempo.

 

  Jungkook sonrió, sacudiendo la cabeza. Seokjin era un poco ingenuo. A pesar de que era más joven que su primo, Jungkook a menudo sentía que él era el mayor.

—Entonces, ¿qué hiciste realmente?

—Homicidio involuntario. Me emborraché, me metí en una pelea de bar, alguien murió.

Un escalofrío de inquietud recorrió la espalda de Jungkook. No podía imaginar lo que este hombre y Seokjin tenían en común, pero su primo estaba claramente feliz. Eso era lo importante, ¿no?

Jungkook estuvo tranquilo por el resto del viaje.

—Gracias, —dijo cuando el coche finalmente se detuvo frente a su edificio. Para su sorpresa, Namjoon salió también. Jungkook se rió entre dientes.— Nadie me va a atacar aquí. Tú no tienes que...

—Jin me dijo que te dejara de jara en tu casa. Te dejaré en e n tu casa. —Namjoon frunció el ceño, mirando por encima del hombro de Jungkook.— Alguien nos está mirando. ¿Conoces a ese tipo?

Jungkook se dio la vuelta y se congeló. Kim salió de su Mercedes y se dirigió hacia ellos.

 

—Sí, lo conozco, —dijo Jungkook.

—Se ve enojado, —Namjoon murmuró.

Jungkook soltó una carcajada.— Él prácticamente siempre se ve enojado.

Él se encogió -eso encogió -eso salió casi cariñoso- y Namjoon le lanzó una aguda mirada evaluadora.

Kim se detuvo.

—Hey —dijo Jungkook.

Kim le dio la mirada que le había estado es tado dando toda la semana, antes de barrer lentamente su vista sobre Namjoon con una mirada de desdén que haría cualquier persona sentirse de dos pies de altura.— ¿Quién es esta persona?

Namjoon entrecerró los ojos, claramente con aversión a la forma altiva y el tono condescendiente de Kim.

—Kim Namjoon, —dijo con una sonrisa agradable, dando un paso más cerca de Jungkook y poniendo una mano en su hombro.— Estaba solo dando un paseo a Jungkook.

Jungkook inhaló bruscamente al tono sucio en su voz.

 

Kim claramente no se lo perdió, tampoco. Sus hombros se tensaron y su mirada recorrió a Jungkook, como si buscara pruebas, antes de pasar al coche de Namjoon. Una sonrisa burlona curvó sus labios.

—Espero que el viaje fuera cómodo.

Los ojos de Namjoon parpadearon hacia el Mercedes de Kim.— Yo no necesito un coche llamativo para eso.

—Bien hecho, chicos, eso no fue pasivo-agresivo en absoluto, —dijo Jungkook, poniendo los ojos en blanco. Él miró a Namjoon.— No lo tomes como algo personal, él es desagradable con todos. Y tú, —Jungkook miró a Kim.— Baja un poco el tono. Él es un ex convicto, no un alumno.

—¿Él es un criminal? —En un abrir y cerrar de ojos, Jungkook fue jalado lejos de Namjoon y empujado detrás de la espalda de Kim.

Jungkook gritó.— ¡Oye! ¿Estás fuera de ti?

—Métete en tu coche y conduce a otra parte, —dijo Kim a Namjoon, su voz muy, muy suave.— Ahora. Vuelve cerca de él de nuevo y me aseguraré de que estés de vuelta en tu celda enseguida.

Namjoon se puso rígido, apretando los puños.— ¿Me estás amenazando?

—Whoa, ¡cálmense de una puta vez, los dos! —Jungkook se interpuso entre los dos hombres, poniendo una mano en el pecho de Kim. Él los miró.—

Idiotas arrogantes, ambos. Tú. —Él miró a Namjoon.— Gracias por el

 

aventón, pero por favor, vuelve a casa y fóllate a mi primo. Nadie te está amenazando es sólo la personalidad encantadora de Kim. Ve.

Namjoon asintió con rigidez, se subió a su auto y arrancó. Cuando el coche desapareció de la vista, Jungkook se giró hacia Kim.

—Y tú. ¿Qué pasó con eso de que los celos son para los hombres con pequeñas pollas y baja autoestima?.

—Nada, —dijo Kim con irritación.— ¿Eres estúpido? ¿Sabes lo que criminales como él hacen a chicos lindos como tú en la prisión? Los hombres como él no están acostumbrados a preguntar.

Jungkook se rió entre dientes.— ¿Te preocupas por mí? Estoy conmovido. Se cuidadoso, o voy a empezar a pensar que en realidad te importa una mierda.

Kim lo fulminó con la mirada, pero no dijo nada.

—¿Qué estás incluso haciendo aquí?, —Preguntó Jungkook. Tardíamente, se dio cuenta de que su mano estaba todavía en el pecho de Kim y estaba acariciándolo. Rápidamente, la quitó y la metió en el bolsillo de su chaqueta. Echó un vistazo al coche de Kim.— Espera, ¿estabas esperando por mí?

—Sí.

¿Por qué? Podrías haber llamado si querías hablar. Tienes mi número.

 

  —No lo hago. Lo borré.

Las cejas de Jungkook volaron.— ¿Por qué? ¿Acaso te molestaba? Un músculo se contrajo en la frente de Kim.— Porque yo no tenía necesidad de él.

—¿Entonces por qué estás aquí?

Los labios de Kim apretados, con los ojos clavados en Jungkook.— Estoy aquí para advertirte.

—¿Advertirme?

—Sí, para advertirte. Tú rendimiento en mi clase sigue siendo terrible....

—¡Porque tú has estado siendo absolutamente brutal!

—....Así que no esperes que te pase sólo por tu cara bonita, y labios, y ojos, y.... —Kim se interrumpió y miró a Jungkook, como si fuera culpa suya que acabara de decir lo que dijo.— Mi punto es que tú no conseguirás un tratamiento especial, Jeon.

Jungkook se inclinó hacia sus labios y susurró con dureza:— ¿Y viniste todo el camino hasta aquí sólo para decirme eso? Yo creo que es una mierda.

 

  Sus respiraciones revueltas, ambas rápidas y tensas, el único sonido en los oídos de Jungkook.

Cristo, Jngkook no podía soportarlo más. Estaba más. Estaba temblando, dolorido....

Cuando Kim chocó sus labios juntos, lo primero que Jungkook sintió fue alivio. «Dios, por fin». Y fin». Y entonces todo lo demás se desvaneció; había grandes manos en su nuca, un cuerpo firme contra el suyo, y labios calientes y ardientes -tan beno- y beno- y Jungkook estaba gimiendo, tratando de besarle más duro, llevarlo más profundo.

No tenía ni idea de cuánto tiempo había pasado p asado cuando su celular sonó en el el bolsillo de su chaqueta.

Con un suspiro de frustración, Jungkook arrancó sus labios a distancia y contestó.

—¿Sí?, —Logró decir, con los dedos apretados en el suéter de Kim mientras el hombre besó su rostro y su cuello. Dios, sus labios parecían quemar la piel de Jungkook.

—¿Dónde diablos estás? —Yohan, el gerente del restaurante. re staurante. Mierda.— ¡Ya casi es tarde para tu turno!

—Lo siento, dame quince minutos ...

 

—¡Cinco! —Yohan colgó.

Jungkook empujó a Kim a distancia.— Tengo que irme. Llego tarde al trabajo.

Se alejó rápidamente, con las piernas aún débiles y su cuerpo dolorido de deseo. «Idiota» murmuró. Tendría que haberle dicho a Namjoon que lo llevara directamente a trabajar. Diablos, él no debería haber ido a la casa de Seokjin en absoluto después de dejar a las gemelas en casa de la señora Han. Y definitivamente no debería haber desperdiciado de sperdiciado minutos chupando la lengua de Kim.

Unos neumáticos chirriaron y un Mercedes conocido se detuvo junto a él. La puerta del coche se abrió de golpe.— Entra, —dijo Kim.— Te voy a dar un aventón.

Jungkook vaciló, pero qué demonios. Realmente se hacía tarde.

Terquedad insustancial sería estúpida.

Él entró y dijo a Kim la dirección del restaurante. A veces él era asignado al restaurante en el otro extremo de la ciudad, pero por suerte para Jungkook, esta noche era el que quedaba cerca de su casa.

Ninguno de los dos habló durante el e l corto trayecto en coche. Jungkook se recostó en el asiento y cerró sus ojos mientras luchaba por controlarse.

Afortunadamente, sólo se tarda unos cinco minutos en llegar al restaurante.

 

  —Gracias, —Jungkook murmuró, sin mirar al otro hombre, y abrió la puerta.

Kim le cogió del brazo. Jungkook dio un suspiro tembloroso antes de voltear hacia Kim.

Los ojos oscuros lo miraron con intensidad.

—Está bien, —dijo Jungkook.— Pero esta es la última vez, ¿entendido?

Se inclinó hacia Kim, enterró sus dedos en su pelo y le dio un beso profundo, húmedo. Kim aceptó el beso pasivamente, pero Jungkook podía sentir se ntir su cuerpo vibrar con la tensión, e hizo a Jungkook ponerse dolorosamente duro.

El teléfono sonó de nuevo.

Suspirando, Jungkook se apartó y le susurró:— Esto es estúpido. Los dos lo sabemos. —Se limpió los labios.— Vamos a fingir que esto nunca sucedió, ¿de acuerdo?

Kim no dijo nada solo miró a Jungkook con ojos oscuros y hambrientos.

Y Dios, Jungkook quería besarlo de nuevo. Mal .

Maldiciendo entre dientes, él prácticamente saltó del coche.

 

CAPÍTULO 15

Jungkook estaba caminando a su última clase del día cuando vio a Kim caminar hacia el lado contrario.

Sus pasos vacilaron por un momento antes de que él desviara la mirada y continuara caminando, determinado a ignóralo.

Excepto que Kim no se lo permitió.

Él agarró el brazo de Jungkook mientras estaban pasando uno al lado del otro.

—Hablemos, señor Jeon.

Jungkook se humedeció los labios, su corazón acelerado. Miró directamente frente a él.— No creo que tengamos nada de qué hablar, Profesor. El agarre de su mano se apretó.— Hablemos.

Jungkook miró a su alrededor.— Déjame ir. Estás llamando la atención.

Kim quitó la mano y espetó:— Sígueme.

 

—Tengo una clase en unos pocos minutos.

—Te voy a escribir una nota, —dijo Kim por encima e ncima del hombro antes de alejarse. —Eso es abuso de poder, ––Jungkook se quejó, pero lo siguió.

Kim lo guió hasta un salón de clases al final del pasillo. Estaba vacío.

Jungkook cerró la puerta.— Mira, esto es…

Kim lo estrelló contra la pared y aplastó sus labios juntos.

Maldita sea, no esto otra vez.

Pero él ya estaba devolviendo el beso y jadeando en la boca de Kim.

El beso fue desordenado y necesitado, Kim presionando contra él como si estuviera tratando de empotrarlo en la pared.

Jungkook se quejó cuando el beso terminó tan repentinamente como había empezado.

Kim enterró su cara contra el lado de la garganta de Jungkook, aspirando profundamente, su cuerpo tenso como el infierno.

 

—Quiero follarte. —Kim chupó con fuerza a un lado de su cuello, sus manos amasando el culo de Jungkook y empujando sus miembros juntos.— Necesito follarte de nuevo.

Jungkook cerró los ojos, tratando de pensar, tratando de recordar cómo respirar porque no parecía como si estuviera recibiendo ningún oxígeno en su cerebro y toda su sangre parecía haber sido drenada hacia su polla y su cabeza estaba felizmente vacía. No podía, ni por su propia vida, recordar por qué era una tan mala idea…

—¿Por qué Jungkook estaría aquí....Oh.

Jungkook se congeló. Kim se quedó muy quieto, con los labios todavía en el cuello de Jungkook.

Luego ambos giraron las cabezas.

Jimin estaba en la entreabierta puerta, con la boca abierta.— Él no está aquí,  ––dijo en voz alta, dio un paso atrás y cerró la puerta.

Con su rostro caliente, Jungkook suspiró.— Yo debería irme.

Pero él no se movió.

Kim apoyó su frente contra la pared al lado lad o de la cabeza de Jungkook. Sus manos estaban todavía agarrando las caderas de Jungkook, sus pulgares sobre la piel desnuda del bajo estómago del chico.— Esto es todo tu culpa, —

él dijo, su voz lacónica.

 

  Jungkook resopló, hundió la mano en el pelo de Kim y tiró.— ¿Cómo es esto culpa mía?

—No deberías haber decidido terminar terminar esto tan pronto, —di —dijo jo Kim irritado, colocando codiciosos, besos húmedos en el cuello de Jungkook.— Si no hubieras hecho eso, te habría follado unas cuantas veces más hasta que se tornara lo suficientemente aburrido.

—Encantador, —dijo Jungkook secamente, o más bien, lo intentó, pero su voz salió un poco entrecortada.

Kim levantó la cabeza de su cuello. Sus pupilas estaban completamente dilatadas mientras su mirada alternaba entre los ojos y la boca de Jungkook.

—Voy a ir a tu casa esta noche y vamos follar. —Eso no fue una pregunta.

Jungkook se humedeció los labios.— ¿Ya te olvidaste de las gemelas?

Respuesta equivocada. Debería haberse negado rotundamente.

Kim se quedó mirando sus labios, sus pulgares acariciando el vientre desnudo de jungkook.— ¿No se supone que los niños deben irse a dormir temprano?

—Yo... No puedo dejarlas solas. ¿Qué pasa si se despiertan?

—Seremos silenciosos.

 

  Jungkook no estaba seguro de poder ser silencioso. No cuando él ya tenía que tragarse sus gemidos sólo por tener las manos de Kim sobre su estómago.

—Pero…

—Voy a ir esta noche, —dijo Kim con firmeza.— Y vamos a follar.

Comenzó a inclinarse para besar a Jungkook otra vez, pero se detuvo, miró hacia otro lado y salió de la habitación.

Jungkook golpeó su cabeza contra el muro y tuvo que esperar un tiempo hasta que su excitación se desvaneció y él pudo pensar -y moverse- de nuevo.

***

—Es usted muy amable de dignarnos con su presencia, señor Jeon, —la profesora Lee dijo cuando entró en el salón de clases.— Sólo veinte minutos tarde.

—Lo siento, profesora, —dijo Jungkook, tratando de no retorcerse bajo su aguda mirada. A la Profesora Lee nunca le había agradado particularmente, pero en su clase era en realidad uno de los mejores, por lo que por lo general no tenía razón para criticarlo. Hasta ahora.

 

  —¿Tiene usted alguna explicación, Jeon?

Jungkook se frotó la parte de atrás de su cuello.— De hecho, sí. El Profesor Kim tenía una tarea urgente para mí. Él me dijo que le pidiera disculpas a usted en su nombre. Él es la razón por la que llego tarde.

Las cejas de la mujer se elevaron.— ¿El profesor Kim?

—Sí, —dijo Jungkook, tratando duro de no reírse. No podía imaginar a Kim disculpándose por nada, y mucho menos con esta mujer.— Lo siento mucho por mi tardanza, pero si usted tiene un problema con ello, usted debería dirigirlo hacia el profesor Kim.

Como el infierno que lo haría.

La Profesora Lee todavía parecía desconcertada, pero asintió con la cabeza.— Muy bien. Siéntese, Jeon.

Jungkook se dirigió a su asiento habitual junto a Jimin.

—Una tarea urgente, ¿eh? —Jimin murmuró tan pronto como Jungkook tomó su asiento.— ¿Cómo chuparle la polla?

Jungkook sintió que se sonrojaba.— Vamos…

 

—Mira, —dijo Jimin silenciosamente, con sus ojos marrones mirándolo intensamente.— No estoy juzgando. Pero tú no deberías haber mentido. Se terminó, mi culo.

Jungkook hizo una mueca.— Realmente pensé que todo había terminado, lo  juro. Y lo está.

—¿Pero?

Suspirando, Jungkook murmuró:— Soy un poco realmente malo en pensar con mi cabeza cuando pone su lengua en e n mi boca.

Jimin lo miró fijamente durante un rato antes de sacudir la cabeza lentamente.— Esto es tan raro, hombre. Quiero decir, este no es ni siquiera un tipo cualquiera del que estamos hablando. Es Kim. ¡Kim!

—Lo sé. Sé que es raro y estúpido, y totalmente loco y sin sentido. Él es todo lo que yo no quiero, pero al mismo tiempo... Mierda, está jodiendo mi mente.

—Pero todavía lo quieres.

—Sí —dijo Jungkook.

—Así que, ¿qué vas a hacer al respecto?

 

—Él cree que si tenemos sexo un par de veces más, estamos obligados a que se vuelva aburrido.

Jungkook se reclinó en su silla, pasándose una mano por la cara.— Será mejor que esté en lo correcto.

«Será lo mejor».

CAPÍTULO 16

Las niñas se quedaron dormidas a las nueve de la noche, justo después de que Jungkook volviera del trabajo.

Después de eso, Jungkook pasó una hora tratando de hacer que el aspecto lamentable del departamento se viera semi-presentable. Al final, se dio por vencido considerándolo como una causa perdida y se dio una ducha rápida. Poniéndose unos viejos shorts azules, Jungkook se estaba secando a sí mismo cuando alguien llamó despacio en la puerta.

Descalzo, Jungkook fue en puntillas hasta la puerta y la abrió.

 

La mirada fuerte de Kim se pasó inmediatamente en su pecho desnudo, sus pezones, su ombligo, antes de quedarse en los shorts que caían bajo en sus caderas.

Jungkook se aclaró la garganta silenciosamente y Kim miró su cara.

En la penumbra de la habitación era difícil de leer su expresión. Jungkook apretó un dedo en sus labios y señaló a la cama de las chicas.

Kim asintió secamente.

Jungkook le tomó la mano, tiró de él dentro, y cerró la puerta. Luego guió a Kim hacia su habitación.

Era la única habitación en el departamento. Cuando recién se habían mudado, Jungkook tenía la intención de convertirla en el cuarto de las niñas, pero era fría y húmeda, por lo que había terminado por tomarla él mismo.

La habitación también era pequeña y carente de cualquier mueble, además de una cama y un escritorio es critorio angosto. Jungkook se habría sentido más avergonzado si Kim estuviera en realidad mirando a su alrededor, pero no parecía interesado en su entorno mientras él despacito cerró la puerta y miró a Jungkook a la tenue luz de la lámpara.

Kim comenzó silenciosamente a desvestirse.

 

El corazón de Jungkook latía más rápido y de hecho podía oír su propia respiración, desigual y temblorosa. Él se quedó quieto y observo, su piel cálida, su pene duro y pesado en sus calzoncillos.

Por fin, Kim estaba desnudo. Luciendo completamente inconsciente de sí, él se acercó a la cama, se sentó y se dio unas palmaditas en la rodilla, la tensión saliendo de él en oleadas. Su erección permanecía larga y gruesa contra una mata de bello oscuro en su ingle.

Jungkook apartó la mirada, se deslizó fuera de sus shorts y caminó hacia Kim.

Dudó. Sus ojos algo caídos, Kim tomó su brazo y lo tironeó a su regazo.

El resto era un borrón de calientes besos y toques, y tanta piel. Jungkook nunca se había sentido tan fuera de control por el deseo, incapaz de pensar, sin poder hacer otra cosa que sentir y desear.

Cuando finalmente se dejó caer contra el pene de Kim, el profundo alivio fue abrumador. Él gimió. La plenitud, la intimidad era enloquecedora y aterradora por su intensidad. Kim gruñó, tirando de Jungkook más fuerte f uerte contra él, sus pechos rosándose entre ellos.

Mirando dentro de los ojos oscuros, Jungkook se movió. Fue tan excitante ver los ojos de Kim entrecerrarse, la forma en que su cabeza se sostenía con su espalda arqueada.

 

Jungkook abrió sus piernas un poco más, ajustando su postura mientras tomaba tan profunda y dulce, la longitud caliente de su s u maestro, que le quemaba de adentro hacia afuera. Miró hacia abajo en medio de sus cuerpos, fascinado por el movimiento de sus propias caderas mientras continuaban girando en su lugar. Vio las manos de Kim, grandes, y cálidas, y fuertes en sus caderas, dirigir el movimiento como él lo quería, guiando a Jungkook, montándolo mientras la propia polla de Jungkook se quedó sin ser s er tocada entre ellos; estaba enrojecida y gruesa, la humedad reluciente y deslizándose por su eje.

Los pulgares de Kim acariciaron sin pensar en sus huesos de la cadera, su lengua trazando una franja húmeda en su cuello mientras su pene extendía a Jungkook tan condenadamente bien. Tragándose sus gemidos, Jungkook empujó hacia abajo para aumentar la presión y tomarlo completamente. La sensación del estómago duro de Kim deslizándose contra la carne dolorida de su polla hizo a Jungkook gemir, y él se s e aferró de los hombros de Kim un poco más apretado mientras abandonaba las rotaciones con su pelvis y comenzaba a deslizarse hacia arriba y abajo en el pene de Kim, duro y rápido, con ganas de más, más profundo, más más..

Tampoco podía respirar bien y ambos necesitaban todo más duro y más rápido, y pronto estaba golpeando susjadeaba caderascada paravez encontrarse con Jungkook en cadaKim embestida, y Jungkook que Kim golpeaba su próstata, estrellas chisporroteando detrás de sus ojos.

Kim gruñía, sus músculos trabajando mientras él levantaba a Jungkook y lo bajaba sobre su pene, y joder, su fuerza era tan excitante, y Jungkook lo quería, lo quería, lo quería.

 

Kim se corrió primero, y Jungkook lo siguió poco después, sacudiéndose en su camino a través del orgasmo y hundiendo sus dientes en el hombro de Kim para amortiguar sus gemidos.

Jungkook solamente era vagamente consciente de Kim levantándolo y poniéndolo sobre su espalda: sus párpados crecientemente pesados, su cuerpo lánguido con el placer.

Justo antes de que se quedara dormido, se dio cuenta de que no se habían dicho ni una palabra el uno al otro desde que Kim entró en el departamento.

CAPÍTULO 17

Jungkook despertó lentamente, y lo primero que registró fue un cuerpo muy desnudo y muy caliente contra su espalda. Kim Kim..

Estaban haciendo cucharita. Kim le estaba haciendo ccharita.

Diciéndose a sí mismo que no fuera tonto, la cama era muy estrecha, y simplemente no había mucho espacio, Jungkook abrió los ojos, parpadeando aturdido.

Y se encontró a dos pequeñas niñas observándolos ccon on curiosidad.

 

  —Jungkook está despierto, —susurró Krystal, chupando su pulgar.— ¿Puedo ser ruidosa ahora?

Jessica negó con la cabeza.— El Sr. Kim todavía está durmiendo.

Un pequeño surco apareció entre las cejas de Krystal.— ¿Pero qué está haciendo el señor Kim en la cama de Jungkook?

—¡Está durmiendo, tonta!, ––dijo Jessica, olvidándose de susurrar.

Jungkook sintió que el hombre detrás de él se movió un poco y apretó su agarre suelto alrededor de la cintura de Jungkook. Kim murmuró algo ininteligible, sus labios rozaron la oreja de Jungkook.

Jungkook hizo una mueca y tiró de las sábanas más alto, asegurándose de que las niñas no podían ver nada que no deberían ver.

Krystal señaló a Kim.— Tú me dijiste que me callara, pero ves, ¡le despertaste! —Ella sonrió.— ¡Buenos días, Sr. Kim!

—Buenos días, —dijo Kim con voz ronca justo dentro del oído de Jungkook.

Piel de gallina cubría la piel de Jungkook. Él cerró los ojos y se mordió el labio.

«Contrólate.»

 

  —Buen día, —dijo al fin, volviendo la cabeza. Era raro ver el pelo de Kim tan desordenado, pero eso, junto con sus ojos soñolientos y toda la piel desnuda, hizo cosas extrañas en las entrañas de Jungkook. Los ojos oscuros de Kim vagaban sobre su rostro.

Jungkook no estaba seguro de cómo actuar. No estaba seguro de donde se encontraban.

—¿Por qué el Sr. Kim durmió en tu cama?, —Preguntó Krystal.— ¿Él no tiene una cama?

Los labios de Kim retorcidos.— Algo así, enana, —dijo, sin dejar de mirar a Jungkook.

—No la llames enana.

—No me importa, —dijo Krystal.— ¡Soy bajita!

—A ella no le importa, —dijo Kim.

Resoplando, Jungkook buscó sus shorts y se los puso, haciendo una mueca con algo de malestar.

—¿Duele? —Kim murmuró, sentándose también.

Jungkook saltó de la cama y le lanzó una mirada con los ojos entornados.

 

  El rostro de Kim era sobre todo inescrutable, pero había un atisbo de algo algo en  en sus ojos...

—Deja esa mirada de suficiencia, —dijo Jungkook y echó un vistazo al reloj de la pared.— ¿No tienes una clase que dar pronto?

—Sí, —dijo Kim, levantándose de la cama. Se veía tan fuera de lugar en la pequeña habitación en mal estado de Jungkook, Jun gkook, que no era ni siquiera gracioso.

Jungkook se volteó, agarró a las niñas y las sacó de la habitación.

«No seas ridíclo», ridíclo», se dijo a sí mismo. «Sólo fe sexo».

Sí, sexo con otro hombre, sexo con su profesor, pero profesor, pero sólo sexo. No sexo. No tenía motivos para sentirse nervioso. Eran adultos, se habían deseado el uno al otro y habían follado para rascarse la picazón. Sencillo. Nada complicado al respecto. No tenía por qué ser complicado. Jungkook seguía diciéndose a sí mismo eso mientras preparaba pre paraba el desayuno para las niñas cuando el timbre sonó.

Fue a abrir la puerta.

—¡Buenos días!, —dijo la señora Han, empujando más allá de él.— Buen día,

chicas.

 

  —Buenos días, señora Han. —las gemelas dijeron al unísono.

—¿Han comido ya? —La señora Han preguntó a Jungkook.

—No, yo estaba a punto de alimentarlas, pero se me está haciendo un poco tarde y realmente apreciaría si usted...

Ella lo despidió.— Por supuesto, ve a tomar una ducha. Lo haré...

Kim salió de la habitación de Jungkook, deslizándose en su chaqueta. Tenía el pelo aún mojado después de una ducha.

La señora Han se le quedó viendo. Luego su mirada se trasladó a Jungkook.

Jungkook sentía el rubor subiendo por su rostro. Uno no tenía que ser un genio para adivinar lo que habían estado haciendo la noche anterior.

Los labios de la señora Han se fruncieron en una línea. Sin decir una palabra, ella asintió con rigidez en la dirección de Kim, tomó a las niñas y las apresuró hacia la cocina.

Jungkook parpadeó a su espalda. Hace apenas unas semanas, la señora Han le dijo que viviera un poco y se consiguiera una novia, pero al parecer esto era un problema para ella. Qué demonios. Su vida sexual no era su asunto.

 

—Encuentra otra niñera para los niñas si no quieres que crezcan estrechas de mente. —Kim se dirigió a la puerta.— Me tengo que ir. Necesito cambiarme antes del trabajo.

Jungkook dudó antes de seguirlo hasta la puerta. ¿Era su imaginación o Kim realmente estaba evitando mirarlo?

—Está bien, —dijo Jungkook, forzando la indiferencia en su voz.— Nos vemos alrededor, supongo.

Kim se quedó inmóvil antes de girar la cabeza hacia él.

Su corazón dió un salto.

Kim extendió la mano, metió los dedos en la cinturilla de los pantalones cortos de Jungkook y lo acercó. Inclinó la cabeza y apretó la nariz contra el costado del cuello de Jungkook antes de chupar duro en su piel. Jungkook se quedó sin aliento por la mezcla de dolor y placer.

En un parpadeo, Kim se había ido, y Jungkook se quedó mirando el espacio vacío que había ocupado un momento antes.

¿Qé se spone qe significaba eso?

 

* * *

—¿Y bien? —dijo Jimin cuando Jungkook se sentó junto a él un par de horas más tarde.

Cayendo en su asiento, Jungkook se miró las manos en su estómago.— ¿Qué?

—¿Has tú... Tú sabes? —La curiosidad era clara en la voz de su amigo. Jungkook asintió.— Sí, —murmuró.— Me lo follé de nuevo.

—¿Y ahora qué? ¿Tú pasas de él?

Jungkook dijo:— Claro. —Y luego Kim entró en el salón de clases.

Como siempre, el silencio fue instantáneo.

Kim se acercó a su escritorio, vestido con un impecable traje de tres piezas oscuro que abrazaba su perfecta perfe cta figura. Su fuerte mandíbula estaba limpiamente afeitada...

—Síp, totalmente pasas de él, —murmuró Jimin.

 

Jungkook se sonrojó y desvió la mirada.— Lo hago.

—Claro que lo haces. Pero limpia esa baba de tu cara. En serio, me estás asustando. Es Kim. El tipo es un idiota total, el que no tiene sentido del humor, ni corazón, y él ni siquiera es e s guapo para compensar su personalidad. pers onalidad.

—Él es guapo, —Jungkook murmuró.

—Él no lo es. Muy bien, no es feo tampoco, tiene un gran cuerpo y la confianza, pero su nariz es demasiado grande, y sus ojos son crueles. —Jimin sonrió.— A menos que te vayan ese tipo de cosas, supongo.

Jungkook puso los ojos en blanco y accidentalmente se encontró con la mirada de Kim. De repente, Jungkook pudo sentir el chupetón oculto tras su cuello alto, los moretones en sus muslos, el dolor en su culo...

Kim miró hacia otro lado y se aclaró la garganta.

* * *

 

—Mira, ha venido a recoger a Mina de nuevo, —Jimin murmuró, haciendo un gesto con la cabeza, mientras atravesaban el estacionamiento después de sus clases.— Ves, yo no soy el único que se le queda mirando.

Jungkook siguió la mirada de Jimin.

Efectivamente, había un hombre apoyado en un Lexus blanco, y sí, él estaba atrayendo bastante la atención. El tipo ni siquiera parecía consciente de todos los estudiantes que lo observaban, luciendo aburrido y mirando su reloj de vez en cuando.

—Maldita sea, es tan hermoso, —dijo Jimin. Jungkook miró al chico críticamente. Él realmente era bastante sorprendentemente hermoso: alto, de piel blanca, de cabello oscuro que solo resaltaba más su lechosa piel, con características finas pero no demasiado, clásicamente guapo, una firme boca sensual y ojos obscuros obscuros capaces de detener el tránsito. Sí, Jungkook podía entender por qué Jimin se sentía tan atraído por él, a pesar de que el chico parecía todo lo contrario a Jimin: abotonado hasta el cuello, serio y adecuado, un poco frío y malumorado.

—No sé, hombre, —dijo Jungkook.— Parece que él tuviera un u n palo metido en el culo.

Jimin movió sus cejas.— Confía en mí, chicos como este suelen ser los mejores en la cama: pervertido e intenso. —Suspiró.— Maldita sea, ¿por qué todos los chicos calientes son héteros? Es tan jodidamente injusto.

 

Jungkook resopló y le dio una palmada en el hombro.— Al menos tú llegarás a verlo desnudo este fin de semana.

Jimin hizo una mueca. Como un niño mirando en el escaparate de una tienda de dulces.

Jungkook abrió la boca, y luego la cerró cuando un conocido Mercedes Me rcedes negro se detuvo frente a ellos. La puerta se abrió.

—Entra, —dijo Kim, sin siquiera echarle un vistazo. Él parecía estar haciendo algo muy desagradable.

—No, gracias, voy a tomar el autobús, —dijo Jungkook.

—Entra, —dijo Kim de nuevo.

Jungkook miró a su alrededor. Ellos estaban atrayendo bastantes miradas curiosas.

Mierda.. Mierda

Él dio a Jimin un encogimiento de hombros y se metió en el coche.

Kim pisó el acelerador.

 

—¿Estás loco? ¡Todo el mundo nos vio! —Kim estaba en silencio, conduciendo a una velocidad cegadora.— ¡Así es como comienzan los rumores sucios!

Kim no dijo nada.

—¡Deja de ignorarme de una jodida vez!

Kim golpeó el pie en el freno.

Antes de que Jungkook lo supiera, los labios de Kim estaban en los suyos y su lengua estaba en su boca.

Jungkook gimió y devolvió el beso, hundiendo las manos en e n el espeso cabello de Kim.

Oh Dios, oh, Dios, Dios.

 

CAPÍTULO 18

Las siguientes semanas pasaron volando en un borrón.

Todas las noches, Kim venía y se pasaban horas en la cama, teniendo sexo hasta que quedaban completamente agotados y se quedaban que daban dormidos enredados entre sí. A veces corrían uno al otro en los pasillos o Jungkook iba a la oficina de Kim y se sentaba a horcajadas en su regazo y ellos ….

Era na locra. Era desqiciante. Jungkook no podía mantener sus manos fuera de él; era como si no pudiera controlar su cuerpo en absoluto.

Se sentía extrañado por su propio comportamiento insaciable; él nunca se había comportado así antes. Esta cosa fue de hecho empeorando. No importaba cuántas veces follaran, no importaba cuántos orgasmos tuvieran, constantemente quería más, más y más de Taehyung, pero no podía conseguir suficiente.

Taehyng.. Taehyng

Esa era otra cosa que molestaba a Jungkook. Últimamente se había atrapado a sí mismo pensando en Kim como Taehyng Taehyng con  con demasiada frecuencia para su gusto. Y para empeorar las cosas, Jungkook no estaba tan seguro de que fuera solo sexo lo que él quería. Le gustaba besar a Kim, demasiado. Pero la parte después del sexo era lo peor. Kim besaría su cara y cuello, suavemente y con pereza, y Jungkook se sentía bien y cálido …

 

Al igual que él se estaba sintiendo en este momento mientras Kim acariciaba la parte posterior de su cuello.

—Por Dios, ya sal, —Jungkook gimió contra la almohada, su voz aún ronca después de la mamada que él le había dado a Kim más temprano.— Tengo el turno nocturno esta noche. Necesito estar en el trabajo en menos de dos horas, y toma años llegar allí. —Hizo una mueca ante la idea. Odiaba los turnos de noche, odiaba cuando era enviado a trabajar en el restaurante al otro extremo de la ciudad, y odiaba dejar a las gemelas con la señora Han por la noche.

Kim no se movió, su gran cuerpo todavía tumbado sobre la espalda de Jungkook. Él no era demasiado pesado pero se estaba poniendo difícil respirar, pero Jungkook encontró que no le importaba tanto.

—Tengo que ponerme en marcha, también, —dijo Kim contra su cuello, besándolo allí.— Tengo cientos de tareas que corregir.

—¿Corregiste la mía ya?

—Sí.

—¿Y? —El estómago de Jungkook se tensó mientras esperaba la respuesta de Kim. Había puesto tanto esfuerzo en ella.

—Fue aceptable, —dijo Kim.— "C  "C ". ".

Jungkook exhaló.— Oh.

 

  Los labios de Kim se detuvieron contra su nuca.

Luego rodó a Jungkook y se apoyó en e n los codos por encima de él. Sus ojos oscuros estudiando la cara de Jungkook.— ¿Estás... molesto?

—No, —dijo Jungkook ligeramente con una risa suave, evitando su mirada.— Yo solo... yo sólo quería hacerlo mejor. Para callar a las personas que difunden rumores acerca de nosotros.

—Si tuvieras una mejor calificación, sólo lo empeoraría.

—Puede ser. Pero…. yo realmente quería hacerlo mejor.

Kim le agarró la barbilla con los dedos y obligó a Jungkook a mirarlo. Tenía una extraña expresión en su rostro: irritación mezclada con algo más.

—Lo hiciste mejor, —dijo con voz ronca.— Yo esperaba algo peor. Jungkook resopló, sacudiendo la cabeza.— Gracias. Supongo.

Kim se le quedó mirando con la misma mirada vagamente irritada, antes de inclinarse y besarlo.

Jungkook no estabatratando del todode seguro de cómo habían pasado que Kim estuviera empujar su pene dentro de él,de debesarse nuevo. a

 

  —Tienes que estar bromeando, —dijo Jungkook, con algo así como una medio risa/medio gemido.— Estoy adolorido.

—Solo una vez más, —dijo Kim, logrando sonar resignado y desesperado al mismo tiempo.— Voy a ser suave.

—Eso es lo que dijiste la última vez, —dijo Jungkook, pero la verdad sea dicha, no le importaba en absoluto. Estaba dolorido, pero Dios, él lo deseaba.

—Yo fui gentil, —dijo Kim, sus caderas meciéndose suavemente en él.— Hasta que tú me rogaste que te follara más duro.

—Yo no lo hice.

Kim solo resopló.

—Cállate, —dijo Jungkook, tratando de que mantener caderas quietas, tratando de esconder de Kim lo mucho estabasus disfrutando de la sensación de su pene profundamente en su interior. Se mordió el labio para tragarse sus gemidos. Era realmente vergonzoso: el pene de Kim ni siquiera estaba cepillando su próstata, pero él estaba es taba amando la plenitud increíble y la intimidad embriagadora de tener a otra persona, a Taehyng, Taehyng, dentro de él, sobre él, a su alrededor, el pesado cuerpo de Taehyung presionándolo hacia abajo contra el colchón, rodeándolo.....

—Tú no tienes que ir, —dijo Kim en su oído, jadeando levemente mientras sus caderas se sacudieron en él.

 

  —¿Qué? —Jungkook consiguió decir.

—Tú no necesitas trabajar allí. —Kim dijo dentro de su oreja, jadeando ligeramente mientras sus caderas golpeaban contra él.— Yo pagaré…

—Ni siquiera comiences.

—Tú aceptaste dinero antes, —dijo Kim, golpeando en su próstata, una y otra vez.

—No lo hagas. —Jungkook apretó las sábanas en sus puños. Era demasiado. "Demasiado sensible." Intentó recordar lo que estaban hablando.— Tú sabes que era diferente antes.

Las caderas de Kim se detuvieron, haciendo a Jungkook quejarse de frustración.

—¿Cómo era tan diferente?, —dijo Kim en una voz extraña.

Jungkook parpadeó aturdido. Era la primera vez que incluso remotamente hablaban sobre esta cuestión entre ellos.

—Te di las mamadas porque necesitaba dinero, —dijo en e n voz baja.— Te follo porque lo quiero.

—¿Lo...?

 

  —Porque te quiero a ti.

Silencio.

Jungkook sintió que se sonrojaba y se dijo a sí mismo que no fuera tonto. No era como si hubiera dicho algo que Kim no podría adivinar por sí mismo: era descaradamente obvio que se querían entre sí. Pero nunca lo habían dicho en realidad.

—¿Qué? —Dijo, un poco a la defensiva.

Haciendo un ruido bajo en su garganta, Kim lo besó de nuevo y, cambiando el ángulo, estableció un ritmo constante, inmensamente satisfactorio.

—¿Bueno? —Preguntó Kim con voz ronca entre sus embestidas.

—Sí. —Jungkook no podía evitar que pequeños gemidos se escaparan de sus labios.— Tan bueno.

Sus gemidos crecieron progresivamente más fuertes con cada embestida, sus bolas apretándose mientras se acercaba al orgasmo.

—Sí, así es, —dijo Kim en su oído, besándolo.— Te quiero. —Apretó húmedos besos calientes sobre todo el cuello de Jungkook, sus embestidas perdiendo

su ritmo, pero sin perder nada de su poder.— Te quiero, —dijo de nuevo, con un tono diferente, de alguna manera.

 

  Una oleada de placer golpeó fuerte a Jungkook, y él se vino con un gemido, temblando con todo su cuerpo.

Dios.. Dios

Sólo era vagamente consciente de Kim embistiendo en él por un rato, antes de que finalmente se corriera todavía encima de él. Entonces, para su decepción y alivio, Kim se retiró y salió de él.

Abriendo los ojos, Jungkook giró la cabeza.

Kim yacía recostado en su espalda, con los ojos bien abiertos. Su rostro estaba un poco sonrojado, el pecho agitado, pero él estaba e staba lejos de estar relajado.

Había una pequeña arruga en su rostro, sus labios apretados en una fina línea.

Finalmente, Kim se levantó de la cama, se deshizo des hizo del condón, y comenzó a vestirse.

Jungkook se sentó, mirando los hombros tensos de Kim.— ¿Me puedes dar un aventón al trabajo?

Las manos de Kim se detuvieron en los botones de su camisa. Jungkook no estaba seguro de por qué lo había pedido. Sabía que la casa de Kim estaba en

 

una parte completamente diferente de la ciudad. Simplemente no era práctico para él darle un aventón a Jungkook si tenía mucho trabajo esperándolo en casa, iba a perder horas si hacía eso.

En serio, ¿por qé había pregntado? Era na tontería.

Jungkook estiró sus músculos doloridos, trabajando las molestias en su cuello.

—Sí, —dijo Kim secamente, apartando la mirada de nuevo.— Vístete.

Jungkook se bajó de la cama y se dirigió a él, temblando un poco; la habitación estaba fría.

—Está bien si no quieres hacerlo, —dijo, con incomodidad, abrochándole el resto de los botones a la camisa de Kim.

Kim miró los dedos de Jungkook. Tenía una expresión sombría en el rostro.— Lo quiero.

 

CAPÍTULO 19 

El Profesor Song era un idiota. Al menos eso fue lo que pensó Jungkook, cuando el hombre lo ignoró y siguió caminando.

—No hay nada que discutir, Jeon. —dijo Song bruscamente, caminando más rápido.— La asignación se debía entregar ayer. No voy a hacer una excepción por ti. Es tu propia culpa. ¡Tú eres irresponsable! La termodinámica es la rama más importante de la ciencia y tú no lo entiendes. e ntiendes. Si fallas en mi clase, que parece ser cada vez más probable, será merecido.

Jungkook hizo una mueca. Sí, era realmente su propia culpa. No debería haber pasado tanto tiempo estudiando para su tarea de Mecánica de Fluidos, tratando de impresionar a Kim. No lo había exactamente impresionado.

—Pero…

—Deja de poner a prueba mi paciencia, Jeon. —Song dijo bruscamente, sacudiendo la cabeza.— ¿Qué está mal con los estudiantes en estos días? —Y Song comenzó a despotricar sobre el sentido de amor propio, la falta de atención, y la falta de humildad de los estudiantes, viéndose más molesto a cada minuto, y Jungkook se dio cuenta de que no había manera de que Song le diera más tiempo para completar la tarea.

—Jihoon, —llegó una voz familiar desde detrás de ellos.

 

Jungkook se tensó y no miró en su dirección. Maldita sea. Kim era la última persona que quería que presenciara esto.

—¿Hay algún problema?, —dijo Kim. —¡Este muchacho es perezoso e irresponsable! —dijo Song.— ¡Él no hace sus deberes a tiempo y ahora me pide que le de unos días más! ¿Cómo va a ser ingeniero cuando él no puede siquiera arreglárselas para pasar los cursos básicos?

Jungkook quería que la tierra se s e lo tragara. Kim era el hombre más inteligente que él alguna vez había conocido. Probablemente pensó que Jungkook era tan tonto como una roca. No es que importara lo que él pensara.

Excepto, que tipo que lo hacía. Importaba. Mchísimo Mchísimo..

—Tenía la misma opinión que tú, Jihoon, —dijo Kim, su voz indiferente.— Pero Jeon ha mostrado cierta mejoría en las últimas semanas. Dale un día. Si se retrasa de nuevo, repruébalo.

La mirada de Jungkook chocó con él. No había manera en el infierno de que pudiera hacerlo en sólo un día.

—Buena idea, —dijo Song.— Un día, Jeon.

—Pero…

 

Song lo fulminó con la mirada.— Un día.

Frunciendo los labios, Jungkook asintió y se fue. Sus pies lo llevaron a la oficina de Kim. La puerta estaba destrabada, y él entró. Jungkook apoyó la cadera contra el escritorio y se metió las manos en los bolsillos.

No tuvo que esperar mucho.

Kim no parecía sorprendido de verlo, pero parecía ocupado, cargando una pila de trabajos.

—No deberías haber hecho eso, —dijo Jungkook.— No hay manera de que pueda lograr hacerlo para mañana.

—¿Por qué? —Kim puso los papeles sobre la mesa y se sentó.

Jungkook se encogió de hombros, mirando a sus botas.— Soy estúpido.

—Tú eres un estudiante becado.

Los labios de Jungkook retorcidos.— Sí. Yo solía pensar que era bastante inteligente, pero... pero no lo soy. La mayor parte de las cosas que Song y tú enseñan pasan de largo por mi cabeza. En un momento creo que entiendo e ntiendo

termodinámica, al siguiente, no tengo ni puta idea de lo que está sucediendo. Realmente debo ser tonto. —Jungkook agarró el borde del escritorio.— Me

 

siento como un perdedor a veces, ¿sabes? No puedo encont encontrar rar un trabajo decente, no puedo comprarle a las niñas las cosas que necesitan, y ahora esto. Me siento tan inútil y estúpido, y …yo sólo …yo ...sólo... olvídalo.

Hubo un largo silencio.

Sintió la mirada de Kim en su nuca.

—No soy bueno consolando a la gente. —dijo Kim, irritado.

Jungkook giró hacia él y forzó una pequeña sonrisa.— Está bien. Me sorprende que no me hayas echado a patadas todavía.

Los labios de Kim se adelgazaron. Tenía una expresión muy amarga en el rostro.— Ven acá.

Jungkook nunca se había movido tan rápido en su vida.

Se subió al regazo de Kim, puso su cabeza en su hombro y cerró los ojos. Los fuertes brazos de Kim se apretaron a su alrededor, y Jungkook suspiró de placer. Se sentía tan bien. Justo lo que necesitaba. Lo asustó, que necesitara esto, pero lo hacía. Se sentía casi mejor que el sexo.

—Te estás volviendo suave, Profesor, —murmuró con una sonrisa, respirando su aroma. Era familiar y extrañamente reconfortante.

—Cállate, Jeon, —dijo Kim, sonando aún más molesto, si eso era posible.

 

  Jungkook rozó sus labios contra su cuello.— Bien. Eres muy malo y desagradable. —Él acarició el cuello de Taehyung.— Cinco minutos. Entonces puedes patearme fuera y vamos a pretender que esto nunca sucedió.

Kim suspiró.— Muéstrame la asignación.

La boca de Jungkook se abrió. Levantó la cabeza y miró a Kim.— ¿De Verdad?

—No lo haré por ti, —dijo Kim, ajustando su mirada en él.— Pero voy a explicarte lo que no comprendas. Jungkook sonrió y lo besó.

 

CAPÍTULO 20

Por lo general, Jungkook era de sueño ligero.

Pero cuando la puerta de su habitación se abrió esa noche, Jungkook tuvo dificultad para despertarse, su mente mareada. Él se hundió más profundamente en el hombro caliente de Kim, sus manos apretando alrededor del brazo de Kim.

Las voces parecían venir de muy lejos. —Tu hermano está dormido, —dijo Kim.— Regresa a la cama.

—¡Pero yo tuve una pesadilla! Tengo miedo. ¡Jungkook siempre me abraza cuando tengo miedo! —Era Jessica.

Jungkook trató de abrir los ojos. No funcionó.

—Jessica, —dijo Kim severamente.— Eres una niña inteligente. No puedes dormir con Jungkook porque la cama es demasiado pequeña para pa ra nosotros tres.

—Dormiré con Jungkook. ¡Tú puedes ir a dormir con Krystal!

 

  Kim se rió entre dientes.— Yo no creo que vaya a caber en tu cama, enana.

Jessica reflexionó.— Puedo dormir sobre ti. Tú eres grande, y a Jungkook le gusta dormir encima tuyo.

Jungkook ciertamente lo hacía, a pesar de que era perturbador que Jessica supiera eso.

—No puedes dormir en mí.

—¿Por qué?

—Porque ……porque….. Bien, —Kim espetó al fin, para sorpresa de Jungkook.

Chillando de alegría, Jessica trepó a la cama y al pecho de Kim.

—Eres muy cálido, —dijo bostezando.

Él lo era en realidad. La habitación era muy fría, pero Taehyung era muy cálido. Tan cálido.

—A dormir. Y no te hagas pis encima mío, —Kim se quejó.

—Yo no soy un bebé. Soy grande. ¡No me hago pis en la cama!

 

  —Bien. Ahora duérmete.

—Tienes un lunar divertido en la punta de tu nariz, Jungkook también tiene lunares divertidos.

Eso hizo a Kim pausar.— A dormir.

—No te gusto, —Jessica murmuró.— Te gusta más Krystal.

Un suspiro pesado.— ¿Por qué crees que ella me gusta más?

—¡Le diste chocolate ayer!

Jungkook frunció el ceño. ¿Eh?

—Porque ella lo pidió. Debes pedirlo si quieres algo. —Así que si yo pido, ¿me darás algo? ¿Cualquier cosa, cualquier cosa?

—¿Si digo que sí, vas a dejar de hablar y dormir?

—¡Sí!

—Bien. ¿Qué quieres?

 

  —¡Quiero un cachorro! ¡Negro y esponjoso! ¡Con una estrella blanca en la frente!

Una pausa.

—Elije otra cosa.

—¡Pero dijiste cualquier cosa!

Jungkook volvió a dormirse, aun sonriendo.

* * *

—Entonces, —dijo Jimin, echándose hacia atrás y meciéndose un poco en su silla.— ¿Qué está pasando contigo y Kim.

Jungkook levantó la vista de su plato a él.— ¿Eh?

 

Jimin rió suavemente.— Vamos. No estoy ciego. Ha estado sucediendo desde hace semanas. Creí que te cansarías de él para ahora, pero todavía te ves totalmente follado la mayor parte del tiempo…

—Yo no lo hago.

Jimin le dirigió una mirada plana.

Pellizcándose el puente de la nariz, Jungkook admitió:— Sí, está bien. ¿Entonces qué?

Jimin levantó las manos.— Hey, yo no estoy juzgando. Lo que sea que haga flotar tu bote.... —Se encogió de hombros con una sonrisa torcida.— No es asunto mío si tú estás enamorado de su polla.

Jungkook se dejó caer en su silla y miró sombríamente a Jimin.

—Puede que sea un u n poquito más complicado que eso. —Se pasó una mano por la frente, suspirando.— Ni siquiera estoy seguro de cómo actuar con él en clases ya. Es como si mi cerebro dejara de funcionar cuando él está cerca. —Él hizo una mueca.— Yo lo besé ayer afuera de su oficina. No pude evitarlo. Tuvimos suerte de que era tarde y nadie nos vio... creo.

Las cejas de Jimin casi alcanzaron el nacimiento del pelo. Silbó.

—Espera, ¿Están, como en una relación?

 

Jungkook frotó el rabillo del ojo.— No…. quiero decir…. no lo sé. Yo.... yo, como que le di una llave de mi casa.

Jimin se echó a reír. Jungkook le dio una patada bajo la mesa.— Cállate. Tenía mucho sentido se ntido hacerlo. A veces él viene muy tarde, y no quiero que despierte a las niñas con su golpeteo. Esto no significa lo que crees que significa.

—¿Oh enserio?

Jungkook dejó escapar un suspiro.— No lo sé. Las cosas han sido raras últimamente. Él es tan bueno conmigo a veces, y me siento como... me siento tan bien con él, ¿sabes? Feliz. Es tan confuso.

—No jodas. ¿Ustedes no hablan?

Jungkook se encogió de hombros.— Claro, hablamos, pero no sobre eso. Él viene a mi casa por la noche y si las niñas están todavía despiertas, no es que no podamos tener una charla apropiada. Si ellas ya están en la cama, no gastamos mucho tiempo hablando. Sólo quiero conseguirlo desnudo y sobre mí. Y él no es exactamente del tipo conversador.

—Parece que él quisiera hablar esta vez. —Jimin asintió hacia algo detrás de él.

Jungkook giró la cabeza y vio a Kim caminar hacia él rápidamente.

 

  Jungkook se puso de pie y dio un paso lejos de la mesa justo cuando Kim lo alcanzó.

—¿Algo está mal? —Jungkook murmuró, mirando a su alrededor. Estaban atrayendo miradas curiosas; los instructores normalmente no visitaban la cafetería.

Los hombros de Kim se relajaron un poco.— No, —dijo, dando la vuelta y saliendo de la cafetería, esperando claramente que Jungkook lo siguiera.

Rodando los ojos, Jungkook lo hizo.

—Me voy por unos días, —dijo Kim una vez que estaban afuera.

—¿Dónde? ¿Por qué?

—No importa. No te incumbe. Jungkook cruzó los brazos sobre su pecho.— ¿De Verdad? Entonces ¿por qué siquiera me lo estás contando?

Ellos se quedaron mirando uno al otro. Jungkook se negó a bajar la mirada.

—Me voy, —dijo Kim con carácter definitivo.

 

—Bien. Ve. —Jungkook golpeó el interior de su mejilla con la lengua, tratando de contener docenas de preguntas. Preguntas que lo harían verse como una patética y necesitada niñita adolescente.

Kim dio un paso hacia él; sus rostros estaban sólo a centímetros de distancia ahora. Había una extraña inquietud en los ojos oscuros de Kim. Algo estaba cambiando entre ellos, y eso asustaba a Jungkook. Y le excitaba.

Pasaron unos segundos, en que sólo se miraron.

Un tipo salió de la cafetería, y ellos se apartaron bruscamente.

—Señor, —el chico dijo respetuosamente a Kim.

—Correcto, —dijo Jungkook, metiéndose las manos en los bolsillos.— Me iré.

«Antes de saltar sobre ti y besarte delante de todos». Pensó Jungkook.

Kim asintió con rigidez y se alejó.

Jungkook suspiró. Maldita sea.

Quizás unos pocos días de descanso podría hacerles bien. Las cosas se estaban poniendo demasiado extrañas.

O qizás el problema era qe ya no eran tan extrañas.

 

CAPÍTULO 21

Kim no regresó en unos pocos días.

Tampoco llamó. Jungkook sabía que podía llamarle él, pero la sola idea le hizo temblar. No quería parecer pegajoso.

Para el viernes, Jungkook no sabía qué pensar. No ayudó el que Jessica y Krystal continuaran preguntando dónde estaba el Sr. Kim, la pregunta para la que Jungkook no tenía respuesta.

¿Dónde estaba él?

Un pensamiento persistente en la parte posterior de la mente de Jungkook era el que Kim era un compromiso-fóbico. Tal vez lo había dejado porque esta cosa cosa entre  entre ellos le asustó. Si eso era así, bien, que se joda. Jungkook estaría condenado si se dejara ser el tipo pegajoso.

—¿Qué te pasa, hombre? —Jimin preguntó el viernes por la mañana, mientras que se sentaron en la clase de Kim.

—Nada.

—Te ves como la mierda.

 

  —No dormí bien —Jungkook murmuró, frotándose los ojos. No era una mentira.— Sólo estoy… —Se interrumpió a sí mismo, notando al profesor que entraba en el salón de clases. No era Kim. Kim.

Su corazón se hundió.

La Profesora Kang se sentó detrás del escritorio de Kim y sonrió a los estudiantes. —Buenos días, —dijo la mujer alegremente.— Voy a estar reemplazando al profesor Kim hasta nuevo aviso.

Una alegría recorrió la habitación.

Jungkook levantó la mano. —Sí, señor Jeon? —dijo Kang.

—¿Dónde está el profesor Kim?

Ella arqueó las cejas.— Yo no creo que sea tu problema, pero si quieres

saberlo... El Profesor Kim está ausente debido a circunstancias familiares.

 

—Sí, —la chica sentada al otro lado de Jungkook murmuró.— He visto en las noticias que él se estará casando con la hija de un político.

Jungkook se quedó mirándola, aturdido. Jimin le puso una mano en el hombro y le dijo algo, pero apenas podía oírlo.

«¿Casado? ¿Taehyng?»

—No puede ser verdad, —susurró: más para sí mismo que para la chica.— Él es gay. Y él es... — «Mío.» — «Mío.» Excepto que no lo era, ¿verdad? No N o tenía ningún derecho a estar enojado. No eran nada el uno del otro.

—¿Estás bien? —dijo Jimin, quien lo miraba con el ceño fruncido.

—Estoy bien.

—Jungkook….

—¡Estoy jodidamente bien! — Jungkook respiró hondo y dijo, más suave,— Lo siento. Estoy bien.

 

* * *

Jungkook volvió a casa temprano, se despidió de la niñera, se sentó en el sofá y vio a las gemelas jugar.

Sus vestidos estaban gastados y demasiado pequeños para ellas.

Necesitaban ropa nueva.

Cerró los ojos y pensó en cuánto costaría. La Navidad no estaba muy lejos, y las Navidades eran caras, por lo que necesitaba ahorrar dinero. La nueva ropa para las niñas tendría que esperar hasta que encontrara un trabajo mejor.

Jungkook suspiró, frotándose la cara. Sí. Eso era en lo que necesitaba enfocarse. No más distracciones. distracciones. Las niñas dependían de él.

El sofá se hundió cuando las chicas de pronto subieron a el.

—Estás triste, —dijo Krystal.

—No nos gusta cuando estás triste, —dijo Jessica.

 

Jungkook sonrió y envolvió sus brazos alrededor de ellas, tirando de ellas cerca. Eran muy cálidas y olían a jabón y dulces. A inocencia.

—No, —dijo.— Por supuesto que no estoy triste. —¿Cuándo va a volver el Sr. Kim? —Preguntó Jessica una vez más, sus ojos avellana muy abiertos y brillando con lágrimas.— ¡Él me prometió un cachorro! Con una estrella blanca en la frente.

Krystal se chupó el pulgar.— Sí, ¿cuándo va a volver?

El corazón de Jungkook se apretó. En ese momento, él odiaba a Kim Taehyung más que a nada. Las L as chicas no tenían a nadie excepto a Jungkook; por supuesto que se habían apegado a Taehyung, ya que había estado prácticamente viviendo con ellos durante el último par de semanas. se manas.

Jungkook sonrió, pero se sentía más como una mueca.— No pareciera que vaya a regresar, cariño.

Las cejas de Jessica frunciéndose.— ¿Por qué?

¿Cómo se sponía qe iba a responder a eso?

Jungkook desvió la mirada.— Porque él tiene su propia familia. Y parece que su padre le pidió que se casara. —Al menos esa era la única explicación que se le ocurría.— Él va a formar una familia ahora.

se le ocurría.

l va a formar una familia ahora.

 

—¿Por qué? —dijo Jessica.

El labio inferior de Krystal tembló.— ¿Por qué?

Jungkook miró entre ellas y no sabía qué decir.— No sé, nena, —murmuró, presionando sus labios en la frente de Krystal y tirando a Jessica más cerca.— No lo sé.

CAPÍTULO 22

Jungkook se despertó en medio de la noche, temblando.

Se acurrucó más profundo debajo de las sábanas. La habitación estaba fría y húmeda, como de costumbre, pero era más difícil de ignorar después de semanas de compartir el calor corporal con otra persona. Echaba de menos estar cálido.

Jungkook suspiró, giró sobre su estómago y abrazó la almohada, enfadado consigo mismo. Esto se le estaba yendo de las manos. Suficiente.

Al carajo con Kim y al carajo con su estúpido cuerpo cálido. Al carajo con él.

 

  Pero no importaba lo que se dijera, el e l dolor en el estómago todavía estaba allí. El hambre. La necesidad que iba más allá del sexo. Quería el cuerpo de Kim junto asentir él, grande y caliente. quería oír sus comentarios mordaces, su aliento contraIncluso su piel…

Jungkook se tensó y levantó la cabeza. Podría haber jurado que oyó voces procedentes del living. Pero las chicas no podían estar despiertas, ¿verdad?

Con el ceño fruncido, Jungkook salió de la cama, temblando violentamente mientras el aire frío golpeó su piel, y encaró hacia la puerta.

Había luz en la sala, pero no significaba nada: él había dejado la lámpara, ya que las gemelas tenían miedo a la oscuridad.

Jungkook abrió la puerta sin hacer ruido y se congeló.

Kim estaba sentado en el suelo junto a la cama de las niñas, una de las gemelas en su regazo. El corazón de Jungkook comenzó a latir en su pecho.

Él estaba de velta.

Él estaba de velta.

 

—¿Dónde estabas?, —dijo su hermana, frotándose los ojos adormilados con una mano mientras con la otra jugaba con la corbata de Kim. Era Krystal, Jungkook decidió. Kim parecía tener alguna debilidad por Krystal, aunque era er a extraño que Kim estuviera tolerando esto incluso de Krystal.

Eso fue hasta que Jungkook estudió la cara de Kim. Incluso en la tenue luz de la lámpara, su rostro se veía, extrañamente con la guardia baja y cansado.

—Yo estaba visitando a mi familia, —murmuró Kim.

Krystal se chupó el pulgar.— Me M e acuerdo de tu familia. A tu papá no le gustamos mucho nosotros.

Una extraña expresión cruzó el rostro de Kim. Él no dijo nada.

—Jungkook dijo que estabas haciendo una nueva familia. f amilia.

Kim se tensó visiblemente.— ¿lo hizo?

Krystal asintió.— Él estaba muy triste.

Jungkook se sintió ruborizarse. ¿Ella tenía que decirle eso?

Kim tenía una extraña expresión en su rostro.— ¿Lo estaba? —Murmuró.

 

—Yo estaba triste, también, —dijo Krystal.— No entiendo. ¿Por qué quieres una nueva familia? Nos tienes a nosotros.

Niños, pensó Jungkook, mordiéndose el labio. No tenían miedo. En cierto modo, los niños eran más valientes que los adultos.

Kim abrió la boca y volvió a cerrarla. Era la primera vez que Jungkook le había visto quedarse sin palabras. La garganta de Kim convulsionó antes de que él le dijera a Krystal:

—No te preocupes, no voy a estar haciendo una nueva familia.

Jungkook exhaló.

—¿No se supone que deberías estar durmiendo, enana?

Krystal estudió a Kim seriamente con sus grandes ojos cafés.— Estás triste, también. ¿Algo malo pasó?

Una sonrisa sin sentido del humor retorció los labios de Kim.— Podrías decir eso.

—Cuando yo estoy triste, Jungkook me abraza y ya no me siento tan triste. ¿Quieres un abrazo?

Jungkook esperaba que Kim rechazara la oferta con una sonrisa burlona.

 

Él no lo hizo. Él no dijo nada.

Tomando su silencio como un sí, Krystal se puso de pie y puso sus cortos brazos alrededor del cuello de Kim. Kim tuvo que sostenerla. Jungkook miró las grandes manos de Kim en la espalda de su her hermanita, manita, y luego a su rostro en blanco, estoico.

Silenciosamente, cerró la puerta y se dirigió de nuevo nue vo a la cama.

Unos veinte minutos pasaron antes de oír la puerta abrirse de nuevo.

Hubo un susurro de ropas antes de que el colchón se hundiera con el peso de Kim, y que él se deslizara bajo las sábanas junto a Jungkook.

La velocidad con la que Jungkook se pegó a él habría sido embarazosa si Jungkook pudiera obligarse a que le importara; no lo hizo. Sólo necesitaba que lo besara. Necesitaba que lo tocara. Así que él lo beso y Kim le devolvió el beso igualmente hambriento, sus labios con urgencia, casi desesperados.

Jungkook no estaba seguro cuántos minutos pasaron besándose, se sintieron como horas y segundos al mismo tiempo.

Cuando finalmente dejaron de besarse para respirar, Jungkook se sentía cálido de pies a cabeza. Enganchando su pierna sobre la cadera de Kim, puso

su cabeza en su pecho. El corazón de Kim latiendo bajo su oído, ffuerte uerte y rápido.

 

  Durante mucho tiempo, no había más que agradable silencio.

—Él murió, ¿no? —Jungkook susurró al fin.

Sintió a Kim ponerse rígido debajo de él.— Sí.

Jungkook dudó, sin saber qué decir.— ¿Qué pasó? Alguien dijo que ibas a casarte.

Kim suspiró, algo que Jungkook sintió más que escuchó escu chó cuando el pecho de Kim se expandió bajo su mejilla.— Fueron las manipulaciones de Jongsoo de nuevo. Fui allí porque él me dijo que estaba en su lecho de muerte. Cuando llegué, había una gran reunión.

—¿Qué tipo de reunión?, —dijo Jungkook, pasando los dedos po porr el pecho de Taehyung.

—Un montón de políticos, empresarios ricos y periodistas. Cuando llegué, Jongsoo hizo un anuncio.

Los ojos de Jungkook se agrandaron.— ¿Él realmente, anunció tu compromiso sin preguntarte? Es una locura. —Wow. Él sabía que el padre de Taehyung era un déspota, pero eso era ridículo, incluso para él.

Kim pareció vacilar.— Creo que... creo que no ha estado bien de la cabeza últimamente. Y él Probablemente esperaba que a mí no me gustara hacer

 

una escena delante de tantas personas influyentes y periodistas. Él tenía razón, nuestra familia se habría convertido en un hazmerreír si yo hiciera eso. Lo llevé a un lado y le dije que si él no negaba su anuncio, lo haría yo mismo. —Kim hizo una pausa. Su voz era plana cuando él é l continuó:— Él se puso furioso y tuvo un ataque ataque al corazón. Estaba muerto para la siguiente mañana.

Jungkook cerró los ojos.— ¿arreglaron las cosas antes de morir?

Kim se rió entre dientes, el sonido áspero y sin sentido del humor.— No. Incluso en su lecho de d e muerte, él me llamó la mayor decepción de ssu u vida. Él trató de manipularme incluso mientras luchaba por respirar. Amenazando con dejarle todo al marido de Victoria si yo no me casaba con esa chica. Por supuesto que no lo haría. Él es... él era demasiado anticuado para eso.

Los labios de Jungkook rozaron la piel caliente, y él respiró en ella, sintiendo el latido constante del corazón de Kim contra su mejilla.— Me alegro de que hayas vuelto, Taehyung.

Sintió cuerpo de Kim ponerse rígido por un momento y luego relajarse en contraalsuyo.

Un fuerte brazo se envolvió en torno a la espalda de Jungkook y tiró de él cerca, apretado, casi hiriendo sus costillas.

Jungkook no se quejó. Se acurrucó más cerca de la calidez de Taehyung y se se quedó dormido momentáneamente.

Él dormía como un bebé, por primera vez en una semana.

 

CAPÍTULO 23

—Taehyung, —dijo Jungkook, cerrando la puerta.

Taehyung no levantó la vista de su computadora.— Ahora no. Estoy ocupado y tú eres... tú eres demasiada distracción.

Jungkook sonrió.— Distracción, ¿eh?

Taehyung le lanzó una mirada, pero fue poco entusiasta como mucho.

—¡Vamos, dímelo ya!

—Sin tratos especiales, —dijo Taehyung.— Vas a conocer tu nota cuando todos los demás lo hagan. Mañana.

Apoyándose contra la puerta, Jungkook se mordió el labio.— ¿He reprobado?

No estaba seguro. Taehyung le había ayudado mucho últimamente, explicándole muchas de las cosas que Jungkook Ju ngkook se había perdido al inicio del semestre. Jungkook había pensado que su s u comprensión de la materia había mejorado y que lo había hecho bastante bien bie n en el examen, pero ahora, mirando a la cara sombría de Taehyung, ya no estaba seguro.

—No, —dijo Taehyung.— No fallaste.

 

  Jungkook exhaló.— Entonces, ¿qué me saqué? Una C , ¿verdad?

Taehyung frunció los labios.— Obtuviste una B.

La boca de Jungkook se abrió.— ¿De Verdad? Espera, acaso tú...

—No, yo no te doy ningún trato especial, —dijo Taehyung, su tono un tanto a la defensiva.— Hiciste un buen trabajo. Tú no eres poco inteligente. Si realmente te molestaras en asistir a clases, no habrías tenido ningún problema en absoluto. Jungkook sonrió, sintiéndose estúpidamente cálido y mareado. Dio un paso hacia el escritorio, pero Taehyung espetó:— No lo hagas.

—¿Por qué?

Taehyung fijó sus ojos en la pantalla delante de él, con la mandíbula apretada.— Te lo dije. Eres una distracción. Tengo que trabajar.

Jungkook no quería irse. Quería abrazarlo. Quería darle un beso. Quería celebrar con él.

—Pero....

Taehyung suspiró entre dientes.— Bien. Ven aquí y bésame. Un beso. Luego te vas.

 

  Jungkook fue allí y lo besó.

Y lo besó de nevo.

Y otra vez.

Y na vez más.

***

Cuando Jungkook abrió los ojos a la mañana siguiente, encontró a Taehyung observándolo.

—Buenos días, —Jungkook murmuró, sus rostros a sólo centímetros de distancia en la almohada. Se sentía insoportablemente íntimo.— ¿Dormiste bien?

No, no lo hice, dijo Taehyung, su pesada mano sobre la espalda de Jungkook.—Tú cama es terrible. Casi me caigo fuera dos veces.

 

Jungkook sonrió perezosamente.— Nadie te está obligando a dormir aquí.

Taehyung dibujó sus labios en una fina línea y desvió la mirada por un momento antes de mirarlo de nuevo.— Sería mucho más conveniente si si utilizáramos la cama en mi casa.

Jungkook parpadeó.— Tú sabes que no puedo dejar a las niñas solas.

—Tengo una habitación libre para ellas.

Jungkook se le quedó mirando.— ¿Me estás pidiendo que me mude contigo?

La cara de Taehyung no mostraba nada.— Sería conveniente.

—¿Conveniente?

—Sí, conveniente.

Presionando los labios juntos para evitar reír, Jungkook asintió solemnemente.— Muy conveniente.

—Cállate, Jeon, —dijo Taehyung.

Jungkook sonrió lentamente y enroscó los brazos alrededor de su cuello. Se miraron el uno al otro a los ojos durante un largo rato, y Jungkook sintió algo apretando en su pecho. Dijo suavemente:

 

  —Te amo, también, Taehyung.

Taehyung se le quedó mirando durante lo que pareció una eternidad antes de que dijera, un poco sin aliento:

—Sí.

Jungkook rió.— Está bien, vamos a tener que trabajar en eso....

Taehyung le cerró la boca con un beso.

 

EPÍLOGO

Jimin había visto algunas parejas disparejas antes, pero nada siquiera cerca de la aventura entre su s u mejor amigo y el profesor Kim.

Excepto que ya no era incluso una aventura: Jungkook en realidad se había mudado con Kim, lo que fue mentalmente alucinante en tantos niveles que Jimin todavía tenía problemas para creerlo.

—Park, —Kim lo saludó, abriendo la puerta.

—Profesor, —dijo Jimin incómodo y entró en la casa. El hombre podría ser el amante de su mejor amigo, pero no había modo en el infierno de que él pudiera llamar a Kim por su primer nombre.

—Jungkook está allí, —Kim hizo un gesto a la puerta de su izquierda antes de darle a Jimin una mirada dura.— Estoy trabajando, así que no me molesten. Mantengan la voz baja.

—Sí, señor, —dijo Jimin. ¿Qué había en este hombre que le hacía sentir como si midiera tres pulgadas de altura?

La puerta se abrió y la cabeza de Jungkook se asomó.— ¿Estás acosando a Jimin de nuevo?, —dijo rodando los ojos.

Kim levantó una ceja.— ¿Yo? ¿Acosando?

 

  Dándole una larga y sufriente mirada, Jungkook se acercó a Kim y lo besó.

—Ve a trabajar en tu libro mientras puedas. No olvides que les prometiste a Krystal y a Jessica llevarlas de compras. Están súper emocionadas, ellas han querido un cachorro desde siempre.

—Sí, negro y esponjoso, —dijo Kim con una apretada expresión en el rostro.

Jungkook sonrió.— ¡Y con una estrella blanca en la frente! Eso es muy importante para Jessica. Kim le dio una mirada.— ¿Qué pasa si no hay tal cachorro?

—Estoy seguro de que puedes intimidar a la gente para que te consigan uno, —dijo Jungkook.— Ve a trabajar antes de que se despierten.

Negando con la cabeza y viéndose moderadamente irritado, Kim besó a Jungkook en los labios y encaró hacia arriba, presumiblemente para su oficina.

—Esto seriamente me está asustando, hombre, —dijo Jimin, parpadeando.

Jungkook resopló y lo llevó a la habitación.— A veces todavía me resulta extraño también a mí. —Él se dejó caer abajo sobre el sofá y sonrió

ampliamente.— Pero nunca he sido tan feliz.

 

Jimin miró alrededor de la elegante habitación.— Apuesto a que no hace daño que esté cargado de dinero, ¿eh?

Jungkook sólo se rió.

FIN.

*En realidad Twisted no tiene epílogo, éste es n extracto de Obsesionado, el

sigiente libro, pero lo dejaré como epílogo para darle n final.

 

Gracias por leer!

Como medida de protección, si van a pasar la adaptación NO escriban el nombre en inglés de la saga o del libro, tampoco el nombre completo de la escritora, esto es para evitar que tumben el enlace del libro,  así más Taekookers puedan leer las adaptaciones.

Gracias por su cooperación!

 Atte: Hana Kimi.

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