1 FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS DE LA ÉTICA

August 29, 2018 | Author: Meriyen Parra | Category: Morality, Liberty, Science, Knowledge, Relativism
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I. FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS DE LA ÉTICA Previo a cualquier definición, la ética se nos presenta como una disciplina discipli na filosófica de carácter práctico que se interesa en mejorar la vida humana mediante la realización del bien. Definición por su objeto de estudio: La ética es la disciplina filosófica que estudia el comportamiento moral del hombre en sociedad. • La ética es una rama o parte de la filosofía • Su campo de investigación es la moral • El fenómeno moral es una creación exclusiva del hombre • La moral es un fenómeno eminentemente social

Relaciones y diferencias entre Ética y moral m oral La moral está constituida por una serie de normas, costumbres y formas de vida que se presentan como obligatorias, valiosas y orientadoras de la actividad humana. Debe distinguirse entre el moralista que prescribe normas e invita a realizar un modo de vida que cree justo y bueno (Cristo, Buda…) y el filósofo -ético que, tomando como base la moral históricamente determinada, se encarga de reflexionar y explicar dicha mora l. La ética no se propone crear códigos y pautas de conducta o recetarios morales para conducir el comportamiento concreto de los individuos en su vida social y personal, sino indagar, comparar y cuestionar los principios, propósitos y co nsecuencias prácticas de los modelos morales. El objeto de la ética es la moral. La ética necesita de la moral para sacar sus conclusiones, para explicarla, para elaborar sus hipótesis y teorías. La ética no crea su objeto, sino que se limita a reflexionar sobre él. La ética es una ciencia, mientras que la moral es el objeto de esta ciencia. La ética es la ciencia de la moral, mientras que la moral es el objeto de estudio de la ética. Aunque la ética sea estrictamente teórica, esto no implica que sus teorías no puedan tene r consecuencias prácticas. “El pensamiento guía la acción, y la acción nos hace humanos”. Relación de la Ética con otras disciplinas El carácter que define a la ética es su aspecto teórico. Ante todo la ética es teórica, porque su papel consiste en explicar, fundamentar, plantear y resolver problemas relativos a la moral. En este s entido, la terea de la ética es la propia de la ciencia. No puede haber una ética sin base científica, un conocimiento ético que no se base en la ciencia. En cuanto ciencia, la ética requiere desarrollarse conforme a exigencias comunes a toda ciencia: objetividad, racionalidad, racionalid ad, sistematicidad y metodicidad. La ética es una ciencia filosófica, fil osófica, y como tal encuentra apoyo en otras ciencias auxiliares, especialmente en las ciencias humanas, ciencias sociales o de la cultura. Psicología Los fenómenos morales, las virtudes, los vicios, el carácter pueden ser estudiados desde el punto de vista de la psicología. La psicología ayuda a la ética a comprender cuales son las verdaderas motivaciones, intenciones y causas fisiológicas del hombre en los actos morales ejecutados. Son temas comunes entre la ética y la psicología: las motivaciones, el carácter, la personalidad, los actos morales, la responsabilidad, la culpabilidad moral, así como las condiciones físicas y químicas del organismo humano que pueden afectar la conducta (psiquiatría).

Psicoanálisis El psicoanálisis ofrece descubrimientos valiosos para la ética, como el relacionado con el papel de la motivación inconsciente en la conducta humana que permite discriminar los actos morales de los amorales (o indiferentes a la moral). El psicologismo se funda en que en todo acto moral intervienen factores de índole psicológica (motivaciones, decisiones, voliciones, etc.) Sin embargo, el hecho moral no se reduce al hecho meramente psicológico. Sociología La sociología estudia el comportamiento del hombre como ser social en el marco de unas relaciones dadas. La ética no puede no puede desarrollarse sin tomar en cuenta los resultados de esta ciencia, ya que el hombre es esencialmente un ser social, vive circunscrito a la sociedad y recibe de ella un sistema de valores morales. Muchos de los comportamientos de las personas encuentran explicación en las influencias que reciben de las instituciones sociales que le sirven de marco, tales como la familia, la escuela, la iglesia, el trabajo, etc. El sociologismo ético pretende reducir la ética a una rama de la sociología partiendo de la tesis según la cual “a sociedad impone al individuo tanto sus costumbres como sus creencias” (Émile Durkheim). Según el sociologismo, el hecho moral es simplemente un hecho social, cuyo estudio compete directamente a la sociología. Sin embargo, la moral no es absolutamente un producto social, ya que también el factor individual es decisivo. Ante las tendencias hacia psicologismo y el sociologismo, se debe considerar la importancia del libre albedrío.

Antropología e historia La antropología social tiene, entre sus capítulos, el estudio de la moral de los pueblos y culturas ya extinguidas. Este conocimiento es, sin duda, de gran interés para la ética, la cual debe tener un conocimiento objetivo y realis ta del fenómeno moral. Para tener elementos objetivos que le permitan comprender la experiencia moral en toda su plen itud, la ética debe partir de los hechos históricos; debe conocer, por ejemplo, el desarrollo de la moral egipcia, homérica, etc. Teoría del derecho La ética y el derecho son ciencias normativas, en el sentido que tienen como objeto estudiar las normas. Sin embargo la ética es normativa sólo de forma indirecta, por la naturaleza de su objeto (la moral), pero no en sentido directo, ya que no se propone dar una lista de deberes y prohibiciones, esto significa que no incurre en una prescriptiva. No obstante, la separación entre teoría y práctica es artificial. Economía La historia de la moral nos muestra cómo los principios morales son establecidos desde la postura de una clase económicamente dominante. A menudo podemos observar que merced a intereses econó micos se justifica la explotación del hombre por el hombre y los privilegios de un determinado sector social en detrimento del resto de la sociedad. Moral y religión Las religiones se preocupan por moralizar al hombre. Todas las religiones contienen, implícita o explícitamente un código moral. El Decálogo, mejor conocido como los diez mandamientos, es una expresión de l a relación entre moral y religión.

Una característica de las normas religiosas (de la moral religiosa) es su carácter prescriptivo y prohi bitivo: establece acciones y ritos como obligatorios, al tiempo qu e castiga otras acciones u omisiones. Pecados de “pensamiento, palabra, obra y omisión”. La moral tuvo un origen no religioso, y puede ser desarrollada al margen o independientemente de toda religión, como es el caso de la moral humanista o moral laica. Una tendencia del mundo moderno consiste en separar la moral de la religión. La moral, se piensa, debe ser autónoma. El hombre no necesita justificarse ante Di os, sino ante sí mismo. DOCTRINAS ÉTICAS FUNDAMENTALES (Ética griega) Sofistas (ss. V-III a.C.): Sabios ambulantes que enseñaban retórica, dialéctica, lógica, gramática, etc. En cuanto al conocimiento degeneraron en el relativismo y escepticismo. En una sociedad dependiente de los mitos para explicar los fenómenos naturales y sociales, los sofistas contribuyeron al intento de plantear y resolver problemas sobre el valor de la vida y de las instituciones sociales, recurriendo a la sola luz de la razón. A las preguntas: ¿puede fundarse de modo racional la existencia de valores universalmente conocidos?, los sofistas contestan con el escepticismo: no hay valores universalmente válidos. El más importante de los sofistas fue Protágoras, cuya doctrina recibe el nombre de relativismo. Plantea que la verdad es relativa, ya que depende de la opinión personal siempre cambiante y circunstancial. Según este filósofo, “el hombre es la medida de todas las cosas”. Cada individuo ve las cosas de acuerdo con su particular modo de ser y de sentir: “nada e s verdad ni nada es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. En los partidarios modernos del relativismo es muy frecuente la expresión “depende” cuando se pretende dar una explicación racional a un determinado problema relativo al conocimiento o a la moral. Con el tiempo el término sofista pasó a significar lo mismo que charlatán. En los filósofos de la etapa llamada clásica (Sócrates, Platón y Aristóteles), el concepto virtud se convertirá en el centro de la reflexión ética. Aunque en cada uno de estos pensadores el término adquiere matices peculiares, en general podemos definir la virtud como una forma de pensar y actuar conforme a la razón y con el propósito de alcanzar el bien a nivel personal sin perjudicar el bien de los demás o bien común. También el concepto de bien ha de tener di stintas significaciones en estos pensadores. Sócrates (469-399 a.C.) Plantea que el último bien del hombre es la felicidad, entendida como un estado de bienestar general o armonía entre lo físico, lo espiritual y el entorno social del individuo; ésta sólo se logra con la práctica de la virtud. A Sócrates se le acusa de intelectualismo ético por considerar que el recto conocimiento de las cosas lleva al hombre a vivir moralmente. Según este filósofo, el conocimiento conlleva a la virtud. El vicio es ignorancia, error intelectual, obrar mal es involuntario. Sólo el que comprende racionalmente los problemas y su relación con ellos obra con acierto. El conocimiento es la única condición que convierte al hombre en un ser moralmente bueno. La maldad es producto de la ignorancia. La ética socrática se orienta a reflexionar sobre los fundamentos del obrar humano en su búsqueda del bien último: la felicidad, mediante la práctica de la virtud; Sócrates establece que la virtud sólo es posible desde el conocimiento recto. Platón (427-347 a.C.) En su ética, Platón se refiere a cuatro virtudes: prudencia, fortaleza, moderación y justicia. Acepta fundamentalmente la identificación socrática entre virtud y conocimiento. L a falta de virtud no supone una perversión de la naturaleza humana; por su propia naturaleza el hombre busca el bien para sí, pero si desconoce el bien puede tomar como bueno, erróneamente, cualquier cosa y, en consecuencia, actuar incorrectamente; la falt a de virtud es equivalente, pues, a la ignorancia. Sólo quien conoce la Idea de Bien, según la teoría platónica de las ideas, puede actuar correctamente, tanto en lo público como en lo privado. El tema de la virtud en Platón incluye dos cuestiones fundamentales: la relativa al modo en que se puede poseer la virtud y la relativa a su esencia o naturaleza. En cuanto a la primera cuestión vemos en este filósofo la huella del punto de vista

intelectualista de su maestro Sócrates: quien posee una virtud posee un cierto conocimiento: no se puede hacer el bien o la justicia si no se sabe qué es el bien y la justicia, del mismo modo que no se puede ejercer un oficio y realizar un trabajo (construcción, administración) si no se tiene un conocimiento de ello. En cuanto a la segunda cuestión, el tema de la esencia de la virtud, Platón la concibe como el estado que le corresponde al alma en función de su propia naturaleza (El alma se ha unido accidentalmente al cuerpo, no pertenece al mundo de la materia sino al mundo de las ideas). Como en el alma humana encontramos varias partes, a cada una de ellas le convendrá un tipo de virtud determinado: así, la virtud de la parte racional (que se localiza en la cabeza) es la sabiduría o prudencia que consiste en el conocimiento de los fines verdaderos de la conducta humana, en el conocimiento de lo que se debe hacer en cada ocasión particular; a la parte irascible (situada en el pecho y se relaciona con la voluntad) le corresponderá la virtud de la fortaleza, que consiste en una disposición de la voluntad merced a la cual podemos realizar la conducta que la prudencia enseña como adecuada en cada momento, realización que pasa en muchas ocasiones por la renuncia a placeres y beneficios propios; finalmente, a la parte concupiscible (la cual sitúa en el vientre y las zonas placenteras) le corresponderá la virtud de la templanza: disposición moderada de los apetitos que le permite al alma no ser perturbada continuamente por deseos abundantes y excesivamente intensos. Ver “mito del carro alado”. La ética platónica se da en estrecha relación con su antropología y su política. Así como el alma que habita en el cuerpo humano tiene una parte racional, una irascible (valor, servicio) y una concupiscible (tendencia a lo placentero), de igual manera la sociedad (polis) debe tener un gobernante, que será la cabeza racional que guía a los demás; debe tener además unos militares de voluntad recia que defiendan al pueblo de sus enemigos, y tendrá una gran cantidad de campesinos, artesanos, comerciantes, etc., cuyo deber es mantener económicamente a los gobernantes y militares. Tanto para la antropología como para la p olítica la ética constituye una reflexión sobre las virtudes que permiten a cada ciudadano y a cada sector de la sociedad lograr su plena realización; así la virtud de la prudencia hace posible que cada persona y que el gobernante tome decisiones racionales y acertadas; la fortaleza sostiene al ciudadano y a los militares para que no desmayen en su empeño por hacer el bien; y la moderación sirve de freno a los ciudadanos y al pueblo en general para que no incurran en excesos cuando se entregan al placer. Ver cuadro sobre la relación de la ética con la antropología y la política. En Platón, la justicia consiste en que cada individuo y cada sector de la sociedad cumpla con la función que corresponde a su naturaleza, “que cada quien haga lo suyo y que a cada uno se le dé lo que le corresponde”. La justicia en el orden personal, se refiere a la armonía o perfecto acuerdo entre las diferentes partes del alma y sus correspondientes virtudes, de modo que cada una realice la función que le corresponde. En el orden político consiste en que cada sector de la sociedad cumpla con su función; que los sabios manden, que los militares ejecuten valientemente las órdenes de los sabios, y que la multitud ignorante sea som etida, sumisa y trabajadora. Aristóteles (384-322 a.C.) Una parte fundamental de la ética aristotélica es el Bien Supremo, por el cual entiende un fin en sí mismo, un bien que ya no es medio para la realización de ningún otro fin posterior. Este fin último es definitivo y mucho más perfecto. Aristóteles identifica a la “felicidad” como ese fin último. El fin más allá del cual no se persigue ningún otro es la felicidad. Según Aristóteles, la felicidad consiste en el ejercicio ininterrumpido de una vida activa contemplativa o teorética, que es superior a la vida de placeres y diferente a la vida política que busca honores. Otra parte fundamental de la ética en Aristóteles es el tema de la virtud, la cual consiste en ciertos modos o hábitos constantes de obrar, la virtud es una disposición a obrar de manera deliberada, vendría a ser como el punto medio entre dos vicios, el uno por defecto y el otro por defecto. En Aristóteles, la virtud está en el término medio entre dos tendencias opuestas: por ejemplo el valor es el justo medio entre la cobardía y la temeridad. EL SUJETO DE LA ÉTICA: LA PERSONA HUMANA Persona es el ser humano en cuanto sujeto moral poseedor de conciencia y responsable de sus acciones.

Libertad significa en general la capacidad de actuar según la propia decisión y determinación, la posibilidad de elegir un determinado motivo, pensamiento y actuación entre otras opciones igualmente posibles. Según el ámbito en donde se ejerce la decisión, puede hablarse de diversas clases de libertad. La libertad sociológica, que es el sentido originario de libertad, se refiere, en la antigüedad griega y romana, a que el individuo no se halla en la condición de esclavo, mientras que, en la actualidad alude a la autonomía de que goza el individuo frente a la sociedad, y se refiere a la libertad política o civil, garantizada por los derechos y libertades que amparan al ciudadano en las sociedades democráticas. La libertad psicológica es, normalmente, la capacidad que posee el individuo, «dueño de sí mismo», de no sentirse obligado a actuar a instancias de la motivación más fuerte: ansiedad, miedo, estados patológicos graves. La libertad moral es la capacidad del hombre de decidirse a actuar de acuerdo con la razón, sin dejarse dominar por los impulsos, las inclinaciones y las limitaciones espontáneas de la sensibilidad: hambre, cansancio, sueño, deseo sexual, algún tipo de incapacidad. Tanto la libertad psicológica como la moral pueden reducirse simplemente a la libertad de la voluntad, que puede definirse como la facultad de decidirse por una determinada conducta considerada mejor que otra igualmente posible, o simplemente como la capacidad de autodeterminarse o escoger el motivo por el que uno se decide a obrar de una u otra manera, o a no obrar. Ésta es la libertad que la tradición llama liberum arbitrium, o libre albedrío, «libertad de elección», o «libertad de decisión». La idea de libertad moral no añade a este concepto más que la libre aceptación de los valores morales como motivos suficientes para obrar. A la capacidad de autodeterminación en el obrar, se la llama también «espontaneidad» de la voluntad. La responsabilidad moral obliga a uno a reconocerse autor de sus actos, ante la propia conciencia y ante la sociedad. Tradicionalmente se vincula la existencia de responsabilidad moral a la afirmación de libertad, de modo que ésta es condición necesaria de aquélla. Una persona es moralmente responsable de lo que ha hecho sólo si hubiera podido actuar de forma distinta a como lo ha hecho, y podría haber actuado de forma distinta, si los motivos que la movieron a actuar no la indujeron de forma determinista. A la conciencia moral se le llama también, en lenguaje escolástico, sindéresis. Y se refiere a la actividad de la mente humana por la que se representa la rectitud, o la ausencia de rectitud, de una decisión, acción u omisión. Es, por tanto, la capacidad humana de juzgar sobre la bondad o la maldad, la capacidad de realizar juicios morales o la de comprender la obligación incondicional que impone el deber. Se considera a la conciencia norma última de moralidad (última en el sentido de «más próxima»), lo cual implica la obligatoriedad de atenerse a ella en el terreno práctico. La conciencia es principio de moralidad justamente porque obliga. No debe, sin embargo, entenderse que se trata de una obligatoriedad subjetivamente entendida, sino objetivamente fundada por el carácter eminentemente social de la conciencia. Tipos de conciencia moral: • Conciencia laxa • Conciencia escrupulosa • Conciencia recta La conciencia moral se adquiere en el proceso de socialización. Dignidad humana

La dignidad humana se refiere al valor intrínseco de la persona anterior a cualquier concepción utilitarista y materialista de la misma; constituye el fundamento del principio moral que prescribe “obra de tal modo que te relaciones con la humanidad tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca como un medio” (contra el utilitarismo); y también de este otro: “toda persona vale más por lo que es que por lo que tiene” (contra el materialismo). Para el creyente cristiano queda claro que la dignidad humana que obliga a valorar cada persona por lo que es y a tratarla siempre como fin y nunca como medio se fundamenta en el hecho de que el hombre es querido y creado por Dios, hecho a su imagen y semejanza. Y para los no creyentes; ¿cuál es el fundamento de la dignidad humana para los que no aceptan las creencias cristianas? Kant ofrece una respuesta racional y filosófica en sintonía con el planteamiento cristiano. “En efecto, todos los seres racionales están sujetos a la ley de que cada uno de ellos debe tratarse a sí mismo y tratar a todos los demás nunca como simple medio sino siempre al mismo tiempo como fin en sí mismo. Entonces nace de aquí un enlace sistemático de los seres racionales por leyes objetivas comunes, esto es, un reino que, puesto que esas leyes se proponen relacionar a esos seres como fines y medios, muy bien puede llamarse un reino de los fines, aunque, desde luego, sólo en la idea.”

II. EL OBJETO DE LA ÉTICA: EL OBRAR HUMANO (la moral) Actos del hombre y actos humanos La moral pretende normal o regular las acciones de las personas, con respecto a sí mismos y en su relación con los demás, mientras que la ética es una reflexión posterior sobre la relación de las normas morales con el comportamiento efectivo de los individuos y los grupos. Ahora bien, el juicio ético no se refiere a todas las acciones, por eso distingue entre actos del hombre y actos humanos. Los actos de hombre son aquellos que se efectúan de forma espontánea, instintiva y mecánica como respuesta a una necesidad inherente a los seres humanos. Ej. El acto de respirar, toser, dormir. Los actos humanos, se refieren a las acciones en las que intervienen la conciencia, la voluntad y la libertad de la persona que las realiza. Desde el punto de vista moral son susceptibles de ser buenos o malos. Un mismo acto puede ser humano en unas circunstancias y del hombre en o tras, según intervengan en la realización del mismo la conciencia, la voluntad y la libertad de la persona. La ética sólo puede juzgar sobre los actos humanos en tanto que son los únicos morales. Ver casos: • El hombre que se pone violento cuando está ebr io, ¿se le guzga por lo que hace bajo los efectos del alcohol o por embriagarse sabiendo las consecuencias? • Una mujer atropella a un transeúnte cuando el vehículo que conducía se sale de control en una carretera mojada durante un día de lluvia, ¿será responsable por el daño causado con su vehículo fuera de control sobre el pavimento mojado o por conducir a 120 kilómetros por hora un día de lluvia por una zona donde transitaban personas? Axiología o teoría de los valores En una primera aproximación al concepto de valor ético, podríamos decir que se trata de una forma de ser (pensar, actuar…), observable, comprensible, que rompe nuestra indiferencia y nos atrae la atención por el bien y la perfección que representa. El concepto valor designa lo que dice perfección o bien; y, por tanto, lo apreciable, "lo preferible, lo deseable, el objeto de una anticipación o de una espera normativa".

Para ilustrar lo dicho lo dicho de una forma más gráfica, podemos agregar que los valores se fundan en dos puntos: primero, un sujeto dotado de necesidad de motivación, y, segundo, un objeto, una persona, una actitud, algo, en fin, capaz de satisfacer o atender la exigencia del sujeto. Ejemplos de valor ético pueden ser la honestidad del que no se deja sobornar, chantajear o presionar para obligarlo a hacer algo contrario a lo que cree correcto; la fidelidad del que rechaza la tentación de aventuras amorosas por respeto a su pareja. Ver gráfico sobre la relación: VALOR (objeto)-VALORACIÓN (Sujeto). El valor se refiere a una excelencia o a una perfección. La sociedad exige un comportamiento digno en todos los que participan de ella, pero cada persona se convierte en un promotor de valores, por la manera en que vive y se conduce. Desde un punto de vista socio-educativo, los valores son considerados referentes, pautas o abstracciones que orientan el comportamiento humano hacia la transformación social y la realización de la persona. Los Valores son guías que dan determinada orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada grupo social. Los valores son creaciones humanas, y sólo existen si se realizan en el hombre y por el hombre. Los valores son objetivos, pero su objetividad es humana y social. La ética no puede prescindir del valor, toda vez que las normas que conforman el mundo moral implican valoraciones o apreciaciones que nos permiten formular el concepto de lo que es bueno o malo. La ética es una disciplina axiológica. Por otro lado, no puede concebirse una vida humana, realmente humana, sin ideales, sin una tabla de valores que la apoye. Las ciencias de la naturaleza están exentas de valores, mientras que las ciencias del espíritu están guiadas por los valores de la cultura. Merced a esta distinción entre naturaleza (donde no radican los valores) y la cultura (donde residen los valores), la axiología se convierte en una ciencia decisiva en el campo de las ciencias del espíritu (ciencias humanas). Dentro de este criterio, algunos autores afirman que la axiología es la base de la ética. Puede decirse que los filósofos están de acuerdo en que los valores existen, pero difieren en cuanto al modo de existir. Corriente subjetivista: Según el subjetivismo, los valores no existen en sí y por sí, sino que son meras creaciones de la mente, existen solamente para mí; lo que hace a una cosa valiosa es el deseo o el interés individual. La honestidad sólo será un valor para las personas honestas, pero la honestidad no existe como valor; la fidelidad será un valor para los que quieren y pueden ser fieles, para el resto de la gente pasará desapercibida porque no existe en sí y por sí como valor. Corriente objetivista: El objetivismo reconoce que la valoración es subjetiva, pero ello no implica que el valor lo sea. Del mismo modo como la percepción es subjetiva, pero no el objeto percibido, que mantiene intactas sus cualidades primarias aun cuando nadie lo perciba, así ocurre con el valor. Así, la honestidad y la fidelidad constituyen valores en sí y para sí, tanto para los que ven en ellos un bien y una perfección, como para los que no les interesa serlo. En conclusión, valor es aquella cualidad intrínseca al objeto que suscita la admiración, estima, respeto, afecto, búsqueda y complacencia por parte del sujeto. Esta definición intenta sintetizar el aspecto subjetivo y objetivo del valor. Una característica de los valores es que éstos implican un orden jerárquico, pues es evidente que hay valores de rango superior y valores de rango inferior. Según Max Scheler, los valores de lo divino y de lo sagrado fundamentan en general todos los demás valores. Principales problemas de la ética

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