05 Jaap Veerkamp - El Odontologo Infantil
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Los médicos comparten sus conocimientos
consulta para bebés
Consulta para bebés Durante sus cuarenta años de existencia, Difrax ha recopilado una enorme cantidad de información. Ha adquirido conocimientos con la ayuda del cuadro médico, al que Difrax consulta desde hace años. Sobre seguridad, sistema motor, procesado de estímulos, respiración y cuidado de la boca de los bebés, por ejemplo. Son importantes sus aportaciones para hacer que los productos sean aún más funcionales, seguros y bonitos. Y de este modo, crear de forma responsable productos innovadores para el bebé Resumiendo: todo lo relativo a la educación y al desarrollo del bebé. Información demasiado valiosa como para desperdiciarla. . Por eso hemos hecho este libro. Diez expertos han tomado la palabra y nos han dado su visión acerca su especialidad y han compartido con nosotros su experiencia. El pediatra, el logopeda, la enfermera de sobreparto del consultorio o el psicólogo. Este libro ofrece propuestas, sugerencias y consejos, pero no pretende en absoluto convertirse en el manual de consulta. Porque, si hay alguna lección que extraer de este libro, ésa es: observa al niño con atención. Porque cada niño es diferente y único. Y haz caso de tu intuición. Este libro te da el apoyo que necesitas para llevar adelante esa pesada pero, sobre todo, divertida tarea Porque, al fin y al cabo, nunca está de más recibir un poco de ayuda.
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Consulta para bebés
Consulta para bebés Los médicos comparten sus conocimientos
Copyright © 2007 by Difrax No se puede reproducir y/o publicarse ninguna parte de esta edición mediante impresión, fotocopia, microfilm, Internet o cualquier otro modo sin autorización previa por escrito por parte del titular de los derechos. I S B N / E A N 978 90 8715 009 9
Índice
Prólogo
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9 Lia van Haastrecht L a f i s i o t e r a p e u t a d e n i ñ o s 23
Marre Hassing
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Walter Balemans
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Tanja Terlingen
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Jaap Veerkamp
69
Rita van Burgsteden
79
Mieke Menheere
87
Anje Snel
L a p e d i at r a E l n e u m ó l o g o i n fa n t i l L a e n f e r m e r a d e s o b r e pa r t o d e l c o n s u lt o r i o E l o d o n t ó l o g o i n fa n t i l L a psicóloga L a l o g o p e da E x pe rta e n l ac ta nci a
97 Monique Thomas-Holtus C o n s u lt o r a d e t r a s t o r n o s de l a c on duc ta a l i m e n t ici a 107
Annemieke Jansen
123
Vivienne van Eijkelenborg
L a e rg ot e r a peu ta D i r e c t o r a / p r o p r i e ta r i a d e D i f r a x
C o n s u lta pa r a b e b é s
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Prólogo Los padres queréis lo mejor para vuestros hijos. Queréis darles el mejor cuidado y los mejores productos, y proporcionarles un entorno seguro y afectuoso en el que puedan crecer felices. La educación de los hijos es todo un arte, que a veces te hace plantear dilemas. ¿Qué es bueno para el niño y qué no lo es? No hay una respuesta universal para esas preguntas. Los tres primeros años de vida del bebé, precisamente en los que se centra este libro, son verdaderamente importantes para el desarrollo del niño. Durante esos años, el niño experimenta una enorme cantidad de sensaciones y aprende, descubre y prueba infinidad de cosas. Y necesita a sus padres para que le ayuden. Ellos son su base y su referencia.
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Hace cuarenta años, mis padres pusieron en marcha Difrax, que es una empresa dedicada a la fabricación de productos para el bebé. Yo he crecido literalmente entre esos productos. De esa manera nació en mí la pasión por adquirir conocimientos, innovar y crear productos. Los productos para bebés están en continua evolución. Las investigaciones que se llevan a cabo sacan continuamente a la luz nuevos enfoques sobre la materia. ¿Cómo podemos hacer que nuestros productos sean cada vez más fáciles de usar, más duraderos, más bonitos y más seguros? Les plantee esa pregunta a una serie de médicos y profesionales de la medicina. Porque, al fin y al cabo, ellos son los que me podrían dar la mejor respuesta. Esos profesionales, de diferentes disciplinas, trabajan a diario con niños de edades comprendidas entre cero y tres años. De ese modo reuní un cuadro de diez profesionales, a los que consulto con regularidad. En nuestras conversaciones intercambiamos impresiones sobre las innovaciones más recientes y colaboramos en el desarrollo de productos. Según el logopeda, es importante, por ejemplo, que el bebé aprenda a beber en posición erguida. De esa manera se crearon el vaso cónico anti-vertido y el vaso de prácticas. Con el dentista hemos hablado, entre otras cosas, del chupete y sobre cómo, a su momento, hay que quitar esa costumbre al bebé. Con el fisioterapeuta hemos hablado sobre la conducta y el sistema motor del niño, para diseñar juguetes adecuados. Durante esas conversaciones me impresionó enormemente la gran cantidad de conocimientos y de experiencia de esos profesionales. Tengo una enorme admiración por ellos. Ayudan a los padres y a sus hijos cuando pasan por situaciones difíciles. Se dedican plenamente a su profesión con verdadera entrega. Ante todo lo que estaba oyendo, pensé que toda esa información podría ser de gran interés para padres con hijos pequeños. Todos los padres deberían poder tener acceso a esa información y a ese tipo de conocimientos. No sólo ante los problemas que puedan surgir relativos a la educación del niño o cuando éste se pone enfermo, que es cuando se ponen
en contacto con los expertos. Así surgió la idea de hacer este libro. Las situaciones descritas en él son muy reconocibles. Y con su ayuda, quizás los padres podáis prevenir determinadas cosas, aprender métodos aplicables a vuestro hijo y tal vez os pueda confirmar que lo que hacéis está bien hecho. En este libro he vertido las conversaciones que he mantenido con los diez profesionales de nuestro cuadro médico. He hablado con una fisioterapeuta infantil, con un pediatra y con un neumólogo. Con una enfermera de sobreparto del consultorio, con un dentista infantil y con una psicóloga. Y también con un logopeda, con una experta en lactancia materna, con una consultora de trastornos alimenticios y con una ergoterapeuta. Cada uno de ellos ha dado su visión desde el punto de vista de su profesión, han compartido conmigo sus conocimientos y me han contado sus experiencias con niños pequeños. Con los conocimientos prácticos que proporciona este libro espero que los padres adquiráis una nueva visión de vuestros hijos y que podáis volcaros en su educación con una visión de conjunto más completa. Es muy agradable encontrar información sobre el desarrollo de tu hijo y recibir respuesta a las preguntas específicas que puedas tener. Si hay un mensaje central en este libro, ése es el siguiente: observad a vuestro hijo con atención. Y haced caso de vuestra intuición, porque, al fin y al cabo, sois vosotros los que mejor le conocéis. Y no hay dos niños iguales. Este libro da consejos y sugerencias que os pueden servir de apoyo en vuestra tarea de educar a vuestro hijo. Informaos y sacad vuestras propias conclusiones. Para terminar: La educación de vuestro hijo puede ser a veces una pesada tarea, pero es, sobre todo, una tarea divertida. Disfrutad de vuestro hijo.
Vivienne van Eijkelenborg Directora/propietaria de Difrax
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Los niños no ven la utilidad del tratamiento; nuestra tarea es tratar de manejar la situación con habilidad. 58
L A E N F E R M E R A D E S O B R E PA R T O D E L C O N S U L T O R I O
E L OD O N T ÓL O G O I N FA N T I L
Jaap Veerkamp
Jaap Veerkamp es odontólogo infantil. Combina su función como miembro del equipo del Centro Odontológico Académico de Ámsterdam (Academisch Tandheelkundig Centrum Amsterdam) (ACTA) con su trabajo en su consulta privada: un buen equilibrio entre la investigación y la enseñanza en los estudios de odontología y el tratamiento de niños pequeños con problemas de comportamiento o con angustia extrema. Jaap trata a los niños con ayuda de una buena conversación, de “behavioural management”, o mediante la aplicación de sedantes o anestesia. Para completar mi panel médico, no podía renunciar a la colaboración de un odontólogo infantil especializado. Y me refiero a odontólogos que no sólo disfrutan tratando a niños sino que profundizan realmente en la psicología infantil. En Holanda aún no hay demasiados. En los países que nos rodean es más frecuente esa especialidad. Por ello, me alegré mucho cuando me dijo que estaba dispuesto a compartir su experiencia con nosotros. Después de haber tratado a personas adultas durante diez años, actualmente se ha especializado exclusivamente en niños. Mi primera pregunta es: ¿por qué, realmente?
“Con todos mis respetos, tratar a personas adultas es, en realidad, bastante aburrido y previsible. Los adultos entran, se sientan, se someten al tratamiento, mantienen a continuación una breve charla de cortesía y listo. Por el contrario, los niños entran decididos en la consulta y son totalmente libres y espontáneos. Si no les gusta el tratamiento ponen cara triste. Y, si salen contentos, hasta te hacen un dibujo. Los niños son sinceros y transparentes. Eso hace que trabajar con ellos sea más divertido. Yo trato principalmente a niños de edades comprendidas entre los tres y los siete años. Esa es la edad a la que tienen que ir al dentista por primera vez. La mayoría de los niños que he tratado están muy angustiados, pero también acuden niños con problemas técnicos. Piense, por ejemplo, en niños a los que les faltan incisivos, cosa que les hace sentirse mal con su cara. Por regla general, los niños de entre tres y siete años aún tienen que acostumbrarse a ir al dentista. Para unos es más difícil que para otros. Debido a que aún son pequeños, suele haber problemas de comunicación. Para C o n s u lta pa r a b e b é s
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un dentista normal es complicado tratar a esos niños. Y es que, para el tratamiento de niños de esas edades hay que aplicar reglas de juego diferentes. A los niños mayores es más fácil explicarles las cosas”. ¿Es la odontología infantil una especialidad aparte dentro de la odontología?
“Sí, la odontología infantil es una especialización de los estudios ‘normales’ de odontología. Cuando terminé los estudios entré a trabajar en el departamento de odontología infantil de la Universidad Libre de Amsterdam (Vrije Universiteit (VU)). En aquellos tiempos, la VU estaba comenzando un proyecto de tratamiento de niños con miedo. En un momento determinado me cansé de acumular únicamente todo tipo de conocimientos e información. Con toda esa información tenemos que crear una disciplina ordenada, pensé. Entonces estructuramos unos estudios ordenados de odontología infantil. También llevados por la idea de que el tratamiento de los niños se hace cada vez más complejo. Los padres solicitaban cada vez más atención para sus hijos, en parte porque la figura del dentista del colegio había desaparecido del mapa. En el caso del tratamiento de niños, el dentista tiene que poder pasar rápidamente del enfoque dirigido al niño a aquel dirigido a los padres y viceversa. Dentro del ámbito de los estudios y entre los dentistas regulares se sabía poco sobre ese asunto. Simplemente, no se estudiaban este tipo de cosas. Hasta que se pusieron en marcha los estudios que habíamos desarrollado. De esa manera apareció la odontología infantil como una especialidad aparte”. ¿Cuáles son los problemas dentales más frecuentes en los niños pequeños?
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“La caries y la erosión dental (afección del esmalte dental) en la primera dentición. La primera dentición tiene grandes problemas. Y es que en Holanda apenas se atiende a la dentición de los niños menores de cinco años. Actualmente, hay cuatro caries de media por cada niño menor de cinco años. Eso es aplicable a la mitad de los niños. Y de ese grupo sólo se atiende a un niño de cada ocho. Los tratamientos son muy problemáticos porque el joven dueño de esos dientes no se encuentra suficientemente motivado por sí mismo para someterse a un tratamiento dental. El tratamiento de la caries es considerablemente molesto para el niño. Pero tú, como dentista, lo que quieres es curar los dientes en mal estado, aunque sólo sea para evitar sobrecargar esa dentición. Pero los niños no lo entienden. Los niños son ‘personas del momento’. Aún no son capaces de sopesar las molestias momentáneas y los beneficios a largo plazo”. ¿No son muchísimas cuatro caries por niño?
“Sí. Es realmente mucho. Sin embargo se ha mejorado enormemente con respecto al pasado. Comparemos la situación actual con la de 1969: en aquellos tiempos, los niños de esa edad tenían de media quince caries cada uno. Esa cifra ha disminuido mucho. Ya desde 1993 la media es de tres a cuatro caries por niño. Últimamente, los dentistas sospechan que están teniendo más caries. Es posible que sea así. En 1993 los niños tenían de media tres caries y en 1999, cuatro. Ese incremento no es realmente tan grande. Más bien parece que las caries nos resultan más molestas actualmente. Actualmente, los dentistas dedican mucha atención a la caries infantil, formando especialistas en la materia, entre otras cosas. Los padres se dan cuenta de que realmente se puede hacer algo. Y pasan a la acción con más frecuencia”. E L OD ON T ÓL O G O I N FA N T I L
La erosión dental es la causa de la disolución del esmalte de la dentadura debido a la bebida y a la comida o a causa del ácido gástrico: es un fenómeno relativamente nuevo. Cuando yo era joven no se decía nada sobre eso. ¿Es posible que los niños pequeños sufran ya ese tipo de afección?
“Sin duda puede influir en la situación. Pero se han hecho poquísimas investigaciones en ese campo. Y los resultados de las investigaciones que tenemos se refieren principalmente a niños de más edad. Por cierto, creemos que en el futuro la erosión dental va a convertirse en un gran problema, pero no tenemos pruebas científicas que lo ratifiquen. No obstante, ya se ha convertido en un punto de atención a investigar. Además, tenemos las caries. Las piezas dentales son más vulnerables a la caries cuando están recién salidas. Tu responsabilidad como padre es asegurarte de que el niño tenga un buen cuidado dental y de que coma alimentos saludables. Los niños que comen muchos alimentos que causan caries, tales como los azúcares, son especialmente vulnerables a ellas. A los niños de esa edad lo dulce les parece de forma intuitiva más rico que lo salado. Lo salado les empieza a gustar cuando se van haciendo más mayores. Piense, por ejemplo, en las chucherías. También los refrescos son muy perjudiciales para la dentadura. Por tanto, el mayor problema, especialmente en los niños, es la caries”. ¿Y otros problemas? ¿Se dan con frecuencia?
“Otros problemas dentales son, por ejemplo, las alteraciones del desarrollo del esmalte. Se da en el cinco al diez por ciento de los niños durante la fase de formación de la dentición. En este caso, las muelas salen con un esmalte débil. Se puede ver por el color marañoso, por la rápida descomposición del esmalte y por la caries. Las denominamos muelas de queso, porque se parece mucho a los quesos curados, por la forma de desmenuzarse. Por tanto, hay otras afecciones de la dentición, pero se dan con poca frecuencia. Por el contrario, la mitad de la población tiene caries. Anualmente nacen unos doscientos mil niños. A la edad de cinco años tienen caries cien mil niños. Si hiciéramos radiografías, seguro que descubriríamos aún más caries. Pero hacer una radiografía en una boquita tan pequeña como la de un niño es prácticamente imposible desde el punto de vista técnico – desde luego en un grupo tan grande como ése –. Por eso apenas se hace, y tenemos que partir de lo que vemos en la superficie. O sea, esas cuatro caries”. ¿Hay algún criterio para definir qué es una dentadura infantil sana? ¿Existe alguna norma que lo establezca? ¿Por ejemplo: la ausencia de caries es bueno; más de una caries es malo?
“En efecto, existe una norma que lo establece. Entre una serie de asociaciones científicas internacionales hemos elaborado una norma sobre la Caries Infantil Precoz (Early Childhood Cariës (ECC)). Según la norma, existe Caries Infantil Precoz cuando un niño menor de tres años tiene una o más caries en fase de creación. El cincuenta por ciento de los niños tiene caries; de ellos, entre el seis y el siete por ciento la padecen a causa del biberón. No obstante, la caries infantil tiene causas más amplias, tales como comer cosas dulces. Por caries entendemos una zona donde se ha producido la descalcificación, una zona débil del esmalte, una interrupción de la continuidad el esmalte o un auténtico agujero". C o n s u lta pa r a b e b é s
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¿Tiene la caries relación con la edad a la que salen los dientes? Imagínese que a un determinado niño no le sale el primer diente hasta que no ha cumplido un año de edad. ¿Se puede aplicar automáticamente esa norma a posteriori?
“No se sabe nada al respecto. Algunas personas piensan que las piezas que salen más tarde son más fuertes. Eso es una fábula. Pero si a un determinado niño no le salen los dientes hasta el año de edad, ha quedado eliminada una de las causas más importantes de aparición de la caries. Esa causa es continuar con la alimentación con biberón o con el pecho cuando el niño ya tiene dientes. Normalmente, se suele dejar la alimentación con biberón o con el pecho cuando el bebé tiene nueve meses de edad, más o menos; a esa edad ya es capaz de beber de un vaso, aunque sea con una pequeña ayuda. De esa manera disminuye el riesgo de que el niño tenga caries”. Yo siempre había pensado que el cuidado de la dentición comenzaba muy pronto. Que, por ejemplo, una buena alimentación de la madre durante el embarazo podía favorecer la calidad de la futura dentición del bebé. ¿Es eso cierto?
“No, sólo se habla de dentadura cuando ésta ya ha aparecido. O sea, desde el momento en que aparecen las primeras marcas de aparición, generalmente en la arcada inferior. En ese momento los padres tienen que empezar el cuidado de la boca del niño. Hay que intentar reducir la ingesta de dulces, por ejemplo. No deje al niño beber refrescos dulces todo el día ni les dé por la noche bebidas dulces antes de que se vaya a dormir. Ni leche tampoco, porque contiene lactosa, que es un azúcar. Y aclare la boca de su hijo antes de ir a dormir. Naturalmente, hay que lavarle los dientes dos veces al día con pasta de dientes que contenga flúor. Puede utilizar los productos existentes para lavarle los dientes con el dedo. Al niño le gusta esa sensación. El dedo es suave y el niño lo puede chupar con gusto. Y es fácil untar el dedo con pasta dentífrica para bebés. No se trata especialmente del hecho de lavar los dientes en particular, sino de conseguir aplicar la pasta con flúor sobre los dientes del niño”. Y ¿cómo funciona la pasta dentífrica en realidad?
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“Los dientes están continuamente descalcificándose y remineralizándose. Los dientes se descalcifican y sus componentes se diluyen bajo la influencia de los alimentos ácidos y dulces que comemos y bebemos. En sí, eso no es malo. Porque el esmalte se recupera con la saliva, que contiene minerales de forma natural. Eso se denomina remineralización. Los fluoruros son sales minerales con unos efectos magníficos. Si el esmalte se descalcifica, se vuelve poroso. Los fluoruros actúan de forman natural para contrarrestar ese efecto. Por raro que suene, los fluoruros son un material duro que penetra fácilmente dentro del esmalte y que así lo protege. Por tanto, se pueden hacer dos cosas: en primer lugar, si el niño ha comido algo ácido, no hay que darle nada durante una hora. Así el esmalte se puede remineralizar gracias a la saliva o, en su caso, se puede recuperar. Sin embargo, si el niño ha comido algo dulce, se le pueden limpiar los dientes inmediatamente. De esa manera se evita la aparición de caries. En segundo lugar, hay que lavarle los dientes dos veces al día con pasta dentífrica con flúor. Así se refuerza la remineralización natural, como quien dice”.
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¿Esperar una hora para lavar los dientes? Los padres no disponen de ese tiempo, ¿no? al mediodía, el niño suele echarse la siesta después de la comida, y por la noche, después de cenar se van a lavar los dientes y a la cama. ¿Está diciendo realmente que no es aconsejable que el niño se lave los dientes después de comer?
“Antes se solía aconsejar lavarse los dientes tres veces al día, inmediatamente después de comer. Pero debido al mayor riesgo de provocar erosión en los dientes, no es aconsejable. Porque, para evitar la erosión dental es mejor no lavarse los dientes tan a menudo. Al erosionarse los dientes, los ácidos contenidos en la comida y en la bebida les afectan, disuelven su componente mineral y debilitan el esmalte. Si se cepillan los dientes inmediatamente, el efecto que se consigue es eliminar el esmalte. A modo ilustrativo: Si se talan todos los árboles de un campo, la tierra que se encuentra entre sus raíces se la llevará el agua con más facilidad. Si se desea evitar la erosión, en realidad se deberían cepillar los dientes antes de comer. Suena extraño, pero es algo que está demostrado científicamente”. ¿Me lo puede explicar con más detalle?
“Al irte a la cama, al cepillarte los dientes, eliminarás las bacterias, siempre que el cepillado lo hagas correctamente. No importa si después de ello comes algo más. Los causantes de la caries no son sólo todos los substratos de los que hemos hablado, sino también las bacterias. Y las bacterias no vuelven a aparecer hasta veinticuatro horas después del cepillado. Si se cepilla uno los dientes aplicando la técnica correcta, será suficiente hacerlo una vez al día. Antes de comer. Pero claro, ¡por desgracia no hay tantas personas que sepan cepillarse los dientes correctamente! Por eso aconsejamos que la gente se cepille los dientes después de comer. Así, no sólo se eliminan las bacterias, sino también el alimento residual. En realidad, deberíamos cepillarnos los dientes antes de comer y, después de comer, simplemente enjuagarnos los restos de comida que pudieran quedar en los dientes. Espero que esto que digo se convierta en un consejo oficial, en el caso de que la erosión se convierta en un problema en el futuro". ¿Qué pueden hacer los padres para cuidar bien la dentición de sus hijos? ¿Hay alguna regla estándar aplicable al cuidado de la dentición del niño pequeño?
“Sí, se trata de una lista que le puedo exponer de forma muy sencilla. Con respecto a la bebida: en cuanto los dientes empiecen a asomar, haga que el niño beba de un vaso. No de un vaso con boquilla, sino de un vaso normal. Así se evita que anden jugueteando con la bebida – ya sea un refresco o leche – en la boca. Sobre chuparse el pulgar: no le anime a que lo haga. Chuparse el pulgar es perjudicial para el funcionamiento normal de la boca, en cosas tan normales como tragar o hablar. Mantener abierta la boca puede ser perjudicial para los músculos implicados y hacer que se reseque la boca. De esa manera, las piezas dentales pueden debilitarse. Por tanto, lo mejor es intentar que el niño deje de hacerlo o hacerle un trapito para que lo chupe. Sea creativo en ese aspecto, para que el niño se lo tome con tranquilidad. Sobre el chupete: no lo use después del tercer mes de edad del niño. A pesar de todo, preferimos que el niño use el chupete a que se chupe el pulgar. Porque es más fácil que deje de usar el chupete: siempre van a tener el pulgar a su alcance”.
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¿Qué me puede decir de la alimentación con el pecho?
“En principio, tiene las mismas consecuencias para la salud de la boca del niño que la alimentación con biberón. Pero las caries aparecen más lentamente en el caso de la alimentación con biberón. En la alimentación con el pecho, los dientes se encuentran en un ambiente dulce con mayor frecuencia. Especialmente, si la madre también le da el pecho por la noche o cada vez que tenga sed. Eso no es bueno. Si al bebé sólo se le alimenta una vez por noche, no le saldrán caries tan rápidamente. Pero si el bebé duerme en la cama con los padres, se le da un traguito cada vez que quiera, y a seguir durmiendo: eso es funesto”. Llámelo deformación profesional por mi parte, pero ¿me podría explicar por qué a partir del noveno mes el bebé tiene que beber en un vaso normal?
“El vaso normal lo puedes quitar de en medio. De esa forma, el bebé termina de beber. Si no quitas el vaso normal de en medio, el bebé seguro que lo acaba vertiendo, manchándolo todo. Si utilizas un vaso con boquilla o un vaso hermético, lo puedes dejar sin problemas al alcance del niño. Así, el niño beberá siempre que lo desee, exponiéndose continuamente a los componentes azucarados de la bebida. Hay niños que se pasan todo el día chupando del vaso. Hay que hacer que el momento de beber sea un mecanismo consciente. De esa manera se reduce la exposición al azúcar”. ¿Importa que el cepillado de los dientes sea con un cepillo eléctrico o con un cepillo manual?
“No. El cepillo eléctrico tiene la ventaja de que puede ser más divertido para el bebé. Es algo juguetón y hace un ruidillo divertido. También es cómodo si tienes poco tiempo o poca paciencia. Porque el cepillo eléctrico no tienes más que colocarlo en su sitio. El resto lo hace el cepillo. Pero con el cepillo manual se limpian los dientes al cien por cien. Y eso puede ser útil si el niño tiene una dentición irregular o de mala calidad. Se puede uno imaginar que en ese caso el cepillado pueda hacer daño al niño. Esa es una de las razones por las que yo soy partidario de arreglar los dientes o muelas que estén en mal estado. Así, el niño podrá relajarse a la hora de cepillarse los dientes, porque no le hará daño”.
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¿No ocurre eso siempre?
“En Holanda se acostumbra a no empastar los dientes de los niños muy pequeños: para dejarlo en la primera dentición. Hemos llevado a cabo una investigación en la que preguntábamos a los dentistas: ¿qué haría usted si tuviera la ocasión de remitir niños con caries a un dentista especializado? El ochenta por ciento dijo que preferiría remitirlos al especialista. Naturalmente, nosotros echamos una mano en ese asunto. No es que haya un odontólogo infantil a la vuelta de cualquier esquina: aún hay muy pocos”. Volvamos un momento al asunto de las chucherías. A los niños les encanta comer chuches. Pero a muchos padres les gustaría saber cuántas chuches, qué tipo de chuches y cuándo las pueden comer los niños de forma responsable.
“Sí, lo comprendo. Normalmente, hay siete momentos diarios en los que el niño come y bebe. La base la conforman el desayuno, la comida y la cena, incluyendo bebidas. Además, tenemos cuatro tentempiés. Da fruta a tu hijo dos veces al día para conseguir E L O D O N T Ó L O G O I N FA N T I L
un equilibrio saludable y dale chuches el resto de las ocasiones. Siempre que no se sobrepase la cantidad de ingestas de alimento. Si le prohíbes las chuches radicalmente, ya las conseguirá de otra manera. Estructura la toma de chuches. Elige un momento fijo al día. Pedir chuches antes o después de ese momento no le servirá de nada al niño: eso tiene que quedar claro. Se trata de costumbres antiguas, que actualmente son muy difíciles de mantener. Albert Heijn sabe perfectamente cómo funciona la cosa. Las cosas más ricas se encuentran al lado de la caja registradora. Las investigaciones llevadas a cabo han demostrado que el ochenta y cinco por ciento de los padres con hijos de dos años o más han tenido alguna vez bronca con el niño en el supermercado a causa de alguna cosa rica que le hubiera apetecido al niño. Y, bien considerado, ése es un porcentaje verdaderamente lamentable". Especialmente con los niños pequeños, los padres tienen que adoptar un papel claro y consecuente con respecto a las pautas de comida y bebida. ¿Cuál es el papel de los padres cuando el niño tiene problemas de dentición?
“Por desgracia, a menudo los padres dificultan el tratamiento del niño. Por ejemplo, si están nerviosos se complica la situación. Eso puede ser contraproducente. Desde luego, si los padres mismos se echan a llorar. Es totalmente diferente si los padres se muestran relajados. La mejor manera de motivar al niño es proponerle la primera vez que vaya al dentista que charle un rato con éste. Por ejemplo diciéndole que el dentista ‘quiere contar cuántos diente tiene’ Eso es cien veces mejor que empujar al niño hacia adelante y decirle que ‘no le va a hacer daño’. En ese caso, el niño va a pensar asustado ‘¡eh!, entonces, ¿es que puede hacer daño?’. Por otro lado, es de agradecer que los padres estén también con el niño. A veces cuesta establecer contacto con el niño o éste no quiere abrir la boca. Es más fácil si los padres están presentes animando y consolando al niño. En ese caso también se puede aplicar aquello de ‘lo que aprendas de joven te servirá de mayor’. Así, si enseñamos al niño a cepillarse los dientes, le motivamos para que vaya dos veces al año al dentista, no le asustamos con ello y evitamos que desarrolle una conducta de evasión, habremos avanzado ya mucho”. ¿Hay muchas fábulas sobre la dentición infantil?
“Sí, fábulas y malentendidos. Le voy a contar varios de ellos: Los dientes de leche no hace falta anestesiarlos; la primera dentición no tiene raíz; la caries es hereditaria; aún puedo aguantar un poco más. Todo eso no son más que tonterías, y no hay que hacer caso de ellas. Lo más sensato es preguntar a tu dentista aquello que no tengas claro o que te dé miedo. La pregunta más usual, por cierto, es cuál es la mejor pasta de dientes para tu hijo. Esa pregunta es la más frecuente desde hace ya un montón de años. Y es tan difícil de responder como ‘¿cuál es el mejor jabón’? No hay ninguna ‘mejor’. Elige simplemente la pasta cuyo sabor te guste más. Naturalmente, deberá contener flúor". Imagínese que su hijo, a pesar de todos los cuidados preventivos, tiene una mala dentición; ¿que posibilidades de tratamiento hay en ese caso?
“Muchas. También se están desarrollando numerosos procedimientos y productos. Antes se hacían pocos tratamientos dentales. Entonces era socialmente aceptable que a uno le faltara un incisivo. O tener a la vista empastes de amalgama, con líneas grisáceas. En primer lugar, actualmente tienen un aspecto bonito. Aquello que podemos C o n s u lta pa r a b e b é s
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La angustia está íntimamente relacionada con la capacidad de anticipar acontecimientos.
arreglar, lo arreglamos. Muchos tratamientos son muy molestos para el niño. Por ello, hacemos todo lo posible para reducir las molestias al mínimo posible. Comenzamos con una amigable charla, en tono relajado. Y a continuación ponemos la anestesia. En caso necesario, se puede poner al niño un anestésico por vía tópica en la encía, para que no le moleste la inyección posterior. La sedación es ya un paso más allá. En ese caso, se da al niño también un medicamento tranquilizante, como el valium. Todo consiste en anticiparse y en prepararse. La angustia está íntimamente relacionada con la capacidad de anticipar acontecimientos. Si empezamos gritando al niño, éste se asustará y tendremos que emplear mucho tiempo en tranquilizarle. Eso es mejor evitarlo. Por eso, es importante la preparación de la intervención dental”.
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Da la sensación de que actualmente existen más afecciones dentales que antes. ¿A qué se debe eso?
“A que cada vez aprendemos a diferenciar mejor los casos. El número de niños con caries a los cinco años no ha aumentado. Simplemente hemos aprendido que eso no sólo ocurre debido al biberón. Hemos descubierto que hay errores de constitución y alteraciones del desarrollo. Que los azúcares son muy perjudiciales. Adquirimos cada vez más conocimientos sobre las causas y las soluciones. El número de afecciones dentales no es superior sino que hay un abanico más variado”. ¿Tiene que ver con ello la fábula de la higiene? ¿Que la vida moderna tiene demasiados factores agresivos que afectan a la dentición del niño?
“Permítame hacer una afirmación osada a ese respecto. Si comes mucho dulce, es mejor que no te cepilles los dientes a que lo hagas mal. Porque, si tienes una gruesa capa de placa dental, las bacterias que causan las caries tendrán que atravesarla antes de llegar al diente. Por debajo de esa capa de placa dental, justo al lado del diente, E L OD ON T ÓL O G O I N FA N T I L
no llega el oxígeno a las bacterias. Y así no pueden proliferar. Porque la bacteria que causa la caries es aerobia. Así que O cepillarse bien los dientes O ‘dejar que crezca la hierba encima’. En eso consiste el asunto en teoría. Pero, naturalmente, en la práctica recomendamos un buen cepillado de dientes. Esa es la única manera adecuada. Porque la placa dental tiene otras consecuencias negativas tales como la inflamación de la encía y el sarro. Esa fábula sobre los factores agresivos carece de sentido. Un buen cepillado y una dentadura limpia son esenciales en la práctica”. ¿Tiene consejos sobre salud para los padres con hijo pequeños, especialmente con vistas a la dentición permanente?
“Hay que empezar con buenas costumbres de higiene dental lo antes posible. Por ello, enseñémosles desde el principio buenas costumbres de higiene dental. Lo que aprendas de joven te servirá de mayor. Ya hemos hablado sobre los tratamientos curativos y de restauración. Pero la palabra clave es la prevención. Debido a que la atención dental ha desaparecido del seguro básico de atención sanitaria para adultos, hay muchos que, por razones económicas, no van al dentista más que una vez al año. De esa manera, sus hijos también acudirán al dentista con menos frecuencia de la deseable. Las investigaciones han demostrado que los niños acudían al dentista cada ocho meses, mientras que la frecuencia deseable sería cada seis meses. Los dentistas opinan que la frecuencia adecuada es cada seis meses, pero en la práctica se suele acudir a ellos cada ocho meses. Es una escala móvil. Para decirlo de forma clara: simplemente, lleve al niño al dentista dos veces al año”. ¿Se ha hecho algún tipo de investigación sobre la frecuencia con la que se acude al dentista y sus efectos sobre el estado de la dentadura?
“Actualmente se está llevando a cabo una investigación en la que se está estudiando si la frecuencia con que se realiza el control dental tiene relación con la vulnerabilidad de la dentadura. Es un asunto muy complicado de establecer. Sobre las visitas al dentista influyen cuestiones económicas con frecuencia. Si el dentista no tiene hueco para la cita, se suele aplazar la visita al dentista. Y, si el cliente no tiene dinero, también se aplaza la visita. En Finlandia, los dentistas están en estos momentos tan ocupados que algunos controles sólo se pueden realizar cada dos años. Personalmente, yo opino que en dos años pueden ocurrir muchas cosas en la dentadura. Así que, decir a un paciente que vuelva dentro de dos años es algo que yo no estoy dispuesto a hacer. En Holanda la asistencia sanitaria a jóvenes la cubre el seguro sanitario básico. Eso es una buena noticia”. Última pregunta: además de dentista, usted también es investigador. ¿Qué más le gustaría investigar? ¿Qué asuntos le interesan en estos momentos?
“Yo doy importancia al aspecto de la conducta. Mis investigaciones se centran en la angustia y el dolor en los niños, y en su calidad de vida consecuente. Eso es lo que me parece más interesante. Las investigaciones tienen que mejorar la calidad de vida del niño. Hay que hacer los tratamientos más agradables para el niño; la dentadura hay que tenerla en el mejor estado posible. Y, si la dentadura ha dejado de ser bonita, la arreglamos. De una manera agradable para el niño. Así veo yo la situación: es lo que me parece más importante”. C o n s u lta pa r a b e b é s
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