NGENESPANOL.COM | MAYO DE 2016
EL DESAFÍO DEL
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CLIMA Calentamiento global: cómo vivir con él y cómo arreglarlo ESTADOS UNIDOS 4.95 DLS. PUERTO RICO 3.95 DLS. DESCARGA NATIONAL GEOGRAPHIC EN ESPAÑOL
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mayo de 2016 • vol. 38 • núm. 5
La planta de energía solar Crescent Dunes en Tonopah, Nevada, EUA, producirá suficiente energía para dar electricidad a 75 000 hogares, ya sea que el sol brille o no. JAMEY STILLINGS
Edición del cambio climático ¿Cómo arreglarlo?
¿Cómo vivir con él?
Guía de supervivencia 1 Desde firmar acuerdos globales hasta construir casas pequeñas, hay antídotos de todos tamaños contra el cambio climático. 2 Se puede cambiar Si Alemania puede abandonar los combustibles fósiles, quizá, solo quizá, otros países también puedan. Por Robert Kunzig Fotografías de Luca Locatelli
40 Guía de supervivencia 2 Temperaturas más altas, clima más salvaje, agua más caliente. Enfréntalo, las cosas están cambiando y debemos adaptarnos. 52 Contra la marea Conforme las mareas suben, los habitantes de la nación insular de Kiribati luchan por mantener su cultura a flote. Por Kennedy Warne Fotografías de Kadir van Lohuizen
28 Energía para el pueblo La energía solar lleva luz a países donde la mayoría sigue viviendo en la oscuridad. Por Michael Edison Hayden Fotografías de Rubén Salgado Escudero
68 ¿Quién va a prosperar? Un planeta que se calienta afectará a cada una de las especies vivientes. ¿Cuáles pasarán la prueba? Por Jennifer S. Holland Fotografías de Joel Sartore
78 El pulso del planeta La Tierra está claramente bajo estrés. Nuevos sensores permiten a los científicos registrar sus signos vitales en tiempo real. Por Peter Miller
En portada Fotografía de Robert Simmon, Observatorio de la Tierra de NASA/NOAA/DOD
REVISTA OFICIAL DE NATIONAL GEOGRAPHIC SOCIETY
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© NATIONAL GEOGRAPHIC. Marca Registrada. Vol. 38 núm. 05 fecha de publicación: Mayo de 2016. Revista mensual, editada y publicada para los distintos países por EDITORIAL TELEVISA, S.A. DE C.V., Av. Vasco de Quiroga N° 2000, Edificio E, Col. Santa Fe, Del. Alvaro Obregón, C.P. 01210, México, D.F., tel. 52-61-26-00, por contrato de licencia celebrado con NATIONAL GEOGRAPHIC SOCIETY, Washington, D.C. Oficina Internacional de Redacción: Av. Vasco de Quiroga N° 2000, Edificio E, Col. Santa Fe, Del. Alvaro Obregón, C.P. 01210, México, D.F., Tel.: 52-61-26-00 Oficina Internacional de Publicidad: 6355 N.W. 36th. Street, Miami, Florida 33166 U.S.A. Tel: (305) 871-6400. Editor responsable: Porfirio Sánchez Galindo. Impresa por: Reproducciones Fotomecánicas, S.A. de C.V. Durazno No. 1 Esquina Ejido, col. Las Peritas Tepepan, Xochimilco, México, D.F. C.P. 16010, tel: 55 53 34 17 50. INFORMACIÓN SOBRE VENTAS: ESTADOS UNIDOS: ET Publishing International, Inc. 6355 N.W. 36th. Street, Miami, Florida 33166 U.S.A. Tel: (305) 871-6400. • PUERTO RICO: Editorial Televisa Puerto Rico, Inc., Calle Diana #29 Amelia Distribution Center Guaynabo, Puerto Rico 00968. Tel. (787) 273-0800. Fax (787) 273-0861. ET Publishing International, Inc. office of publication: 6355 N.W. 36th. Street, Miami, Florida 33166 U.S.A. Suscripciones en USA y Puerto Rico: para servicio al suscriptor, llamar al 1 800 288-6677 o visítenos en: www.televisapublishing.com. National Geographic en Español (USPS # 021-701). Published monthly by ET Publishing International, Inc., 6355 N.W. 36th. Street, Miami, Florida 33166 USA by permission of NATIONAL GEOGRAPHIC SOCIETY. Periodicals Postage Paid at Miami, FL 33152, and at additional mailing offices. Annual subscription rate is US$32.00. Price per copy is US$3.95 in the USA and Puerto Rico only. POSTMASTER: Send address changes to National Geographic en Español, Subscription Service Department, P.O. Box 420235, Palm Coast, FL 32142 or by email at: NationalGeographicEnEspanol@ emailcustomerservice.com. El material editorial que aparece en esta edición es propiedad registrada de NATIONAL GEOGRAPHIC SOCIETY. EDITORIAL TELEVISA S.A. DE C.V. investiga sobre la seriedad de sus anunciantes, pero no se responsabiliza con las ofertas relacionadas por los mismos. Prohibida la reproducción parcial o total del material editorial publicado en esta edición. Edición en español de National Geographic Magazine. Exportada por Editorial Televisa, S.A. de C.V. National Geographic en Español (ISSN 1665-7764) TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. ALL RIGHTS RESERVED. © Copyright 2016. www.ngenespanol.com
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3 preguntas
¿Por qué soy optimista sobre el futuro de la Tierra? Thomas Lovejoy, biólogo y conservacionista, trabaja en la selva amazónica desde hace 50 años. En 1980 acuñó el término “diversidad biológica” y ese mismo año predijo que, para principios del siglo XXI, el mundo perdería un número dramático de especies. Pero Lovejoy, ahora de 74 años, aún es optimista respecto a la protección del planeta. Y tiene ideas.
En resumen, ¿cuál es el principal reto ambiental? La combinación de personas y sus aspiraciones. Si las aspiraciones son más moderadas, como las que teníamos después de la Segunda Guerra Mundial, será posible lograr mucho más que si vemos el planeta como un enorme centro comercial, inviable biológicamente. Necesitamos ir más allá de la fascinación por el brillo y entender que la Tierra funciona como un sistema biológico. Reducir nuestras expectativas, sobre todo por nuestro propio interés. Está en una habitación con los líderes de China, India y Estados Unidos. ¿Qué les diría? Que todos tenemos interés en arreglar esto antes de que se salga de control por completo, y nos acercamos a ello. Hay cosas que podemos hacer juntos. Hay posibilidades en cuanto a energía e innovación. Hay soluciones biológicas que beneficiarán a todos. India podría compensar todas sus emisiones actuales mediante la restauración del ecosistema. A todos esos países les interesa un esfuerzo internacional mayor por la restauración y hay beneficios al trabajar juntos en ello. ¿Cuál es el futuro del movimiento ambientalista? Veo que surgen muchos nuevos líderes, aunque no tantos como quisiera desde una perspectiva de la diversidad. Necesitamos que los jóvenes se preocupen por su futuro. Necesitamos darles la sensación de que pueden hacer la diferencia. Porque van a vivir con ello. DYLAN COULTER
IMÁGENES
Foto del Lector
Cambio climático Misión: les pedimos a los miembros de la comunidad Foto del Lector de National Geographic que documentaran cómo afecta el cambio climático el lugar donde viven.
NOTA DEL EDITOR
“Fotografiar el cambio climático fue una misión para pensar más en la fotografía. ¿Cómo podemos usarla para expresar una idea de manera elocuente y estética?” Jessie Wender, editora en jefe de fotografía
Brooke Whatnall Cedar Grove, Australia Whatnall, instructor de vuelo en parapente, terminó de dar sus clases una mañana en Nueva Gales del Sur y luego tomó un planeador para él solo. Al volar de ida y vuelta sobre un campo inundado por una fuerte lluvia, notó una vaca parada cerca de una mancha de pasto, con las patas hundidas en el agua que reflejaba el cielo.
IMÁGENES
Foto del Lector
Cambio climático Misión: les pedimos a los miembros de la comunidad Foto del Lector de National Geographic que documentaran cómo afecta el cambio climático el lugar donde viven.
Douglas Kiklowicz Long Beach, California, EUA Durante una “carrera de gruñones” en la playa Cabrillo, Kiklowicz observó cómo depositaban estos peces sus huevecillos –hasta 3 600 por hembra– en la arena. Los científicos recogen los “peces caminantes” en cubetas para estudiar su estilo único de desove. La contaminación, la construcción y la erosión llevan a la pérdida de su hábitat.
Duane D. Moore Los Ángeles, California, EUA La inspiración de Moore para este collage llegó a las 3:45 a.m. A esa hora imprimió y reescribió encabezados sobre el cambio climático, luego quemó las orillas con un encendedor para darles un “estilo vintage”. Para el toque final, pegó al centro una imagen de su propio ojo.
El cambio climático
De un casquete glaciar brotan chorros de agua de deshielo en la isla de Nordaustlandet (Tierra del Nordeste), en el archipiélago de Svalbard, Noruega. El Ártico se está calentando más que cualquier otro lugar de la Tierra. Dicen los científicos que al ritmo actual, la banquisa de verano podría desaparecer de la región en este siglo. PAUL NICKLEN
ya está aquí
¿Cómo le podemos
Vista desde unos 2 300 metros de altura, la retícula luminosa de Nueva York parece más una tarjeta de circuitos que una ciudad. El resplandor de las luces LED —que aquí alumbran Times Square y otras partes del centro de Manhattan— explica los tonos azul violeta. VINCENT LAFORET
energía al planeta…
...sin empeorar
Iluminado por la luz del sol, el humo proveniente de árboles quemados oscurece la selva del Amazonas en Mato Grosso, Brasil. En décadas recientes, casi una cuarta parte de la selva de Mato Grosso ha sido deforestada para labores agrícolas, lo que ha liberado en el aire millones de toneladas de CO2 almacenado. GEORGE STEINMETZ
las cosas?
2015 podría haber sido así lo cree laurence tubiana. Es una mujer pequeña y elegante de 63 años, de cabello blanco. Durante una conferencia de prensa en un ruidoso restaurante cerca del Capitolio de Washington D.C., se disculpó por no haber sido capaz de alzar la voz, lo que sin duda es una excelente cualidad en una diplomática, y Tubiana no es una diplomática común. Es la “embajadora del clima” de Francia, encargada del mayor proyecto de la historia para coordinar coaliciones. Durante año y medio recorrió el mundo para reunirse con negociadores de 195 países y tratar de asegurarse de que la conferencia sobre el clima global de diciembre pasado en París fuera un éxito, un hito en la lucha contra el cambio climático. “Esta noción de momento decisivo es sumamente importante”, dice Tubiana. Había por lo menos 20 razones para temer que fracasara. Desde 1992, cuando las naciones del mundo acordaron en Río de Janeiro evitar la “interferencia antropogénica peligrosa para el sistema climático”, se han reunido 20 veces sin ningún cambio significativo en las emisiones de bióxido de carbono. Durante ese intervalo hemos añadido tanto a la atmósfera como el que agregamos durante el siglo anterior. El año 2014 y la década pasada fueron los periodos más calientes desde que se iniciaron los registros de temperatura. Las 12
nat ional geo g raphic • mayo de
olas de calor que baten todos los récords son ahora cinco veces más probables de lo que alguna vez fueron. Gran parte de la cubierta de hielo de la Antártida occidental, informaron los científicos en 2014, está condenada a derretirse, lo que significa que en los siglos futuros el nivel del mar aumentará 1.2 metros y probablemente mucho más. Ya hemos reelaborado el mapa del planeta, en especial de las zonas donde pueden vivir animales, plantas y personas. Y, sin embargo, también hay un inconfundible vestigio de esperanza en el aire. Mucho de él son solo palabras. China y Estados Unidos, los dos mayores emisores de carbono, han anunciado un acuerdo para reducir las emisiones. Seis compañías petroleras europeas dicen que acogieron positivamente un impuesto sobre el CO2. Un gigantesco fondo de pensiones noruego prometió dejar de invertir en carbón mineral. Y el papa aportó su inmensa autoridad espiritual al problema. Pero las razones para tener esperanza van más allá de promesas y declaraciones. En 2014, las emisiones globales de CO2 provenientes de la quema de combustibles fósiles no aumentaron, incluso cuando la economía global estaba creciendo. Durante años, no sabremos si esta es una tendencia, pero fue la primera vez que ocurrió. Una razón para que las emisiones se mantuvieran fijas fue que
el momento decisivo China, por primera vez en este siglo, quemó menos carbón mineral que el año anterior. Y una razón para ello fue que la producción de energía renovable –eólica, solar e hidroeléctrica– está en auge en China, al igual que en muchos otros países, porque el costo se desplomó. Incluso Arabia Saudí es optimista respecto a la energía solar. “El mundo está cambiando ahora”, afirma Hans-Josef Fell, coautor de una ley que desató el auge de energía renovable en Alemania. Este es el tipo de cambios que queremos. Hemos visto otros. En el último medio siglo creamos un mundo en el que la gente vive en promedio dos décadas más que antes, en el que se cruzan océanos en un día casi sin pensar, en el que las personas se comunican instantánea y globalmente por apenas unos centavos, y llevan bibliotecas en la palma de sus manos. Los combustibles fósiles ayudaron a hacer todo esto posible, pero para la segunda mitad del siglo xxi, si no se impide el desastre climático, tendremos que seguir adelante sin esos logros. Cualquiera que crea que no podemos llevar a cabo esa revolución no ha percibido la manera como ya hemos cambiado el mundo por completo. Cualquiera que piense que no elegiremos llevar a cabo esa revolución –o al menos no con la suficiente rapidez–, bueno, podría estar en lo cierto. Vivimos una aventura sin
precedentes, cuyo resultado no podemos saber y cuyos desafíos no podrían ser mayores. Hemos pasado por otras transformaciones globales, pero estamos tratando de dirigir una para asegurar un futuro más esperanzador para todo el planeta por primera vez. El finado novelista E. L. Doctorow alguna vez describió su proceso de escritura de la siguiente manera: “Es como ir manejando un automóvil por la noche, uno nunca ve más lejos que las luces de sus faros, pero se puede hacer todo el viaje de esa manera”. Solucionar el cambio climático va a requerir una improvisación de ese tipo. No tenemos que poder ver todo el camino que hay al frente para lograr un final feliz, pero debemos creer que podemos lograrlo. Esto es lo que los negociadores trataron de hacer en París. Dejaron de pensar que podrían escribir un tratado que vinculara cada país con una cuota específica de reducción de emisiones. En cambio, ahora buscan una manera de “enviar un mensaje muy claro al sector empresarial”, dice Tubiana, para “alcanzar una profecía autocumplida de que la economía baja en bióxido de carbono está ocurriendo”. Cuando miremos retrospectivamente hacia 2015 desde nuestro futuro más cálido, sabremos si 2015 fue el año en que la profecía empezó a hacerse realidad. —Robert Kunzig
Este es el desafío La Tierra se ha calentado, en promedio, 0.85 °C desde finales del siglo XIX. La mayor parte del calentamiento ocurrió a partir de 1960, periodo que cubre este mapa, que revela la variedad regional oculta en el promedio global. Unas pocas regiones, cercanas a la Antártida, en realidad se han vuelto más frías desde 1960, mientras que algunas partes del Ártico se han calentado hasta 9 °C. Los ciclos climáticos naturales explican por qué el
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AMÉRICA DEL NORTE
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Evolución de las temperaturas, 1960-2014
Antártida occidental
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Frío NGM STAFF FUENTES: STEVEN MOSHER Y ROBERT ROHDE, BERKELEY EARTH
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calentamiento ha ocurrido de manera desigual y esporádica, pero no la tendencia al calentamiento, la cual ha superado el efecto de enfriamiento de las cenizas de los volcanes. Ha coincidido, durante el pasado medio siglo, con un aumento en las emisiones de CO2 provenientes de nuestro mundo rápidamente industrializado. Encontrar una manera de detener esas emisiones —y el cambio climático— es el desafío para el próximo medio siglo.
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CAMBIO CLIMÁTICO GUÍA DE SUPERVIVENCIA
¿Cómo arreglarlo? Al leer las notas de Henry David Thoreau sobre la época del año en que los arbustos de arándano azul florecían en Concord, Masachusets, notamos que ahora la primavera llega ahí semanas antes que hace 150 años. Los científicos lo atribuyen en parte al cambio climático. Thoreau, defensor de una forma de vida responsable, podría asignar la culpa con más puntería. Como el cambio climático es causado por individuos, negocios, ciudades y naciones de todo el mundo, ¿no debería provenir de ellos la solución? En su ensayo de 1863, Una vida sin principios, Thoreau lanza un desafío: “Permitámonos considerar la manera en que vivimos nuestras vidas”. El reto continúa un siglo y medio después, en un mundo que se calienta. —Patricia Edmonds COLABORADORES Texto: Jeremy Berlin, Marc Gunther, Christina Nunez, Rachel Hartigan Shea, Daniel Stone y Catherine Zuckerman. Gráficos: Lawson Parker y Matthew Twombly FOTOILUSTRACIÓN: JAVIER JAÉN
Tú ¿Una persona entre 7 000 millones puede hacer la diferencia? El cambio climático es un problema de consumo personal. Científicos suizos dicen que la humanidad podría limitar sus efectos si cada persona usara solo 2 000 vatios de electricidad al año. El estadounidense promedio consume 12 000. Un bangladeshí usa 300. El reto es una reducción concienzuda en los países occidentales, según escribe Naomi Klein en Esto lo cambia todo: el capitalismo contra el clima. La elección del estilo de vida, como viajar menos, además de mejores regulaciones y tecnologías, ayudará a reducir las cifras.
LA HUELLA DE UNA CASA PEQUEÑA Desde 1973, el hogar promedio estadounidense creció 60 % hasta alcanzar 247 m2. Un mundo con temperaturas más elevadas podría ayudar a revertir la tendencia. Jay Shafer (izq.), pionero californiano en vivir en casas pequeñas, desarrolló un estilo de vida en 8.9 m2 (plano, abajo) y ayudó a otros a construir hogares diminutos. Los desarrolladores en Nueva York y San Francisco crearon un equivalente urbano: los microdepartamentos. 2.4 metros
VIDA EFICIENTE
Lo mejor de la casa del futuro podría ser su inteligencia, que ayudaría a que los electrodomésticos ahorren agua y energía.
Los microespacios de vivienda funcionan mejor en ambientes urbanos, por las conexiones con los servicios públicos.
Anualmente, el compostaje puede desviar de los rellenos sanitarios hasta 295 kg de residuos de alimentos de un hogar de EUA.
La eficiencia reduce los costos. Sin embargo, los diseños de casas inusuales dificultan la adquisición del terreno y de permisos.
Escalera
Cocina
Estancia
Porche
Dejar tu auto en casa dos días por semana puede reducir tus emisiones de gases de efecto invernadero unas 1.8 toneladas al año.
Escritorio
Los expertos dicen que un tamaño menor puede tener beneficios psicológicos y financieros. Comienza por deshacerte del desorden y termina con facturas más bajas, menor espacio por limpiar y más tiempo al aire libre.
Cama
cuadrados 8.9 metros
3.7 metros
Almacenamiento
Un hogar estadounidense podría ahorrar cada año 725 kg de emisiones de CO2 si lava la ropa sucia con agua fría.
FOTO: JEFF MINTON. ILUSTRACIÓN: ROMUALDO FAURA
TURISMO
TRANSPORTE Si quieres usar el medio de transporte más limpio, nada le gana a caminar o andar en bicicleta: generan cero gases de efecto invernadero, más allá de los que se producen al fabricar la bicicleta y la comida que consumes. A partir de ahí, todo es más complicado. Según el Laboratorio Oak Ridge de Estados Unidos, los autobuses usan más energía que los autos por pasajero/kilómetro. Para distancias largas es mejor volar –compartir el transporte aéreo– o, para los muy prudentes, tomar un tren. Los cálculos variarán cuando los vehículos cambien de combustibles fósiles a eléctricos en el mundo. “Para 2035 habrá muy pocas ventas de autos convencionales que funcionen con gasolina o diésel”, asegura Dan Sperling, director del Instituto de Estudios del Transporte de la Universidad de California en Davis. Las tendencias globales hacia la urbanización en masa facilitan la planeación de infraestructura. Además, aumentan la probabilidad de que más personas usen trenes, bicicletas o sus pies para llegar del punto A al B. Número de autos eléctricos En el mundo, hasta enero de 2015
2015 743 720
Emisiones por vehículo Promedio, en kg de CO2 para un viaje de 161 kilómetros en Estados Unidos venciona Con l 99
2009 13 430
Islandia puede verse como el futuro del turismo. El país tiene ventajas naturales, como agua prístina, paisajes asombrosos y abundante energía geotérmica. Además, ostenta una ética amigable con el ambiente (edificios verdes y autobuses que funcionan con hidrógeno). Como el número de visitantes extranjeros se duplicó desde 2010, otros países han puesto atención. India y Líbano atraen turistas con ecosistemas montañosos protegidos. Las naciones del Caribe actúan para proteger los arrecifes. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente señala que el dinero es un motivador. Otro es un entorno más limpio.
Eléctrico 54
Si la carne se eliminara de la dieta a escala global, la reducción de emisiones de CO2 casi igualaría el total anual de Estados Unidos.
“Si queremos reducir rápidamente la contaminación por bióxido de carbono, la estrategia obvia es renunciar al petróleo para el transporte”. Michael Brune Director ejecutivo, Sierra Club
Los aparatos eléctricos conectados pero sin usarse consumen la energía equivalente a 12 centrales eléctricas. El uso de un multicontacto que se pueda encender y apagar ahorraría al hogar promedio estadounidense hasta 200 dólares cada año.
FOTO: SAM POLCER. FUENTE: CENTRO DE INVESTIGACIÓN DE ENERGÍA SOLAR E HIDRÓGENO EN BADEN-WURTEMBERG, ALEMANIA
Empresas En 2009, cuando la revista Sloan Management Review del MIT encuestó por primera vez a las empresas de EUA sobre sus esfuerzos de sustentabilidad, encontró que la mayoría “solo hace lo necesario para cumplir los requerimientos regulatorios”. Cinco años después, casi dos tercios de las compañías dijeron que la sustentabilidad es una prioridad, lo que antes había declarado menos de la mitad. ¿Qué cambió? El aprecio de los directivos por las iniciativas verdes, comentan Patricia y Jack Phillips, autores de The Green Scorecard. “Hoy, la mayoría (si no todas) de las empresas reconoce que el cambio climático es un problema –escriben–. Las empresas inteligentes usan sus estrategias ambientales para… construir una ventaja competitiva”.
DATOS MASIVOS Como parte de la Iniciativa de Información Climática del presidente Barack Obama, gigantes tecnológicos como Google, Microsoft y Amazon prestan su fuerza informática para procesar datos ambientales y contribuir a que las comunidades se preparen para el cambio del paisaje. Los resultados –desde mapas de sequías hasta gráficas del nivel del mar– pueden ayudar a los granjeros en el manejo de sus cultivos o a los funcionarios para dirigir los proyectos de construcción fuera de las zonas de inundación.
“Somos invitados en este planeta, así que la conservación importa para asegurarnos que nuestros recursos serán sostenibles para las generaciones venideras”. Stephanie Linnartz Vicepresidente ejecutiva, Marriott International La compañía hotelera ha recortado su emisión de gases de efecto invernadero en 12 % desde 2007 y pretende reducir el uso de energía y agua en 20 % para 2020.
“REPOTENCIAR” Para avanzar hacia energías limpias sin mandar las centrales eléctricas a un retiro prematuro, las compañías renuevan sus plantas, cambian combustibles y aumentan su eficiencia. Algunos servicios públicos están “repotenciando” sus centrales de carbón, como esta en Newburgh, Nueva York (izq.), para funcionar con gas natural o con biomasa, que son más limpios; tan solo en Estados Unidos. cerca de 50 unidades están programadas para las modificaciones. “Repotenciar” es un término industrial, pero el concepto también se aplica a camiones, edificios y terrenos. Para las empresas reacias a ver que sus activos valiosos se vuelvan obsoletos, esto es una obviedad. Ratto Group, transportista de basura en California, reemplaza las entrañas de 17 camiones diésel con sistemas eléctricos que cumplirán las regulaciones estatales del aire.
Las microalgas pueden producir hasta 60 veces más aceite para combustible que las plantas que crecen en el suelo.
Para 2050, Airbus espera crear una aeronave de pasajeros híbrida: eléctrica, silenciosa y libre de CO2. Actualmente experimenta con prototipos.
Los edificios de oficinas devoran energía incluso cuando no hay nadie. Para 2020, el gasto podría triplicar el de remplazar los sistemas por unos de apagado automático.
ILUSTRACIÓN: ROMUALDO FAURA. FOTO: DBIMAGES/ALAMY
Inversiones en bonos verdes por categoría, hasta mayo de 2015
38%
28
Enrgía renovable
10
Eficiencia energética
10
6 4
Transporte Agua Desechos y contaminación
4
Uso de suelo Adaptación al clima
BONOS VERDES El calentamiento global podría afectar cómo invertimos el dinero. Hoy los bancos ofrecen “bonos verdes”, los cuales permiten a los inversionistas vincular su dinero con causas ambientalistas. Son similares a los normales, pero financian proyectos que mitigan el cambio climático o ayudan a las personas a adaptarse a él. “Le decimos al inversionista cómo va a usarse su dinero”, aclara Laura Tlaiye, asesora en sustentabilidad del Banco Mundial. Califican las propuestas de energía limpia, así como las de innovaciones para el manejo de desechos y eficiencia agrícola. En Río de Janeiro se destinaron 600 millones de dólares para mejorar una red ferroviaria suburbana para aliviar el tráfico (der.). Bielorrusia obtuvo un préstamo de 90 millones de dólares para reemplazar la calefacción de gas natural con biomasa. La banca en EUA creó sus propios bonos verdes; a principios de 2015, un banco recaudó 500 millones de dólares para financiar planes urbanos para aumentar la capacidad de energía solar, nuevas turbinas eólicas y alumbrado público de bajo consumo.
Bonos verdes emitidos mundialmente equivalencia en dólares estadounidenses
2014 37 300 millones
BATERÍAS El clima extremo es una de las causas principales de los apagones. Cuando estos ocurren en los hospitales, sistemas de transporte y otros servicios vitales, la seguridad está en riesgo. Las baterías son una manera de aumentar el poder de reserva, así como para aligerar la carga de la red. Todd Olinsky-Paul, analista de políticas energéticas, dice que dos nuevos tipos pueden ayudar a hacer más resistente la red. Las baterías de flujo, que entraron hace poco al mercado, ofrecen almacenaje prolongado asequible. Las baterías de iones de litio, empleadas en vehículos eléctricos, son buenas para un uso más breve. Las baterías de metal líquido, diseñadas por Donald Sadoway, del MIT, son una innovación eficiente, apoyada por un inversionista en energías renovables llamado Bill Gates.
2007 807 millones
Un centro de datos puede requerir hasta 200 veces más electricidad que una oficina típica.
Los hoteles en todo el mundo han unido esfuerzos para estandarizar los informes de sus emisiones de carbono y sus estrategias para reducirlas.
Desde 2011, Levi Strauss & Co. ha ahorrado más de 1 000 millones de litros de agua al reducir su uso en la producción de las prendas.
ILUSTRACIÓN: ROMUALDO FAURA. FOTO: ROGÉRIO REIS, TYBA. FUENTES: CLIMATE BONDS INITIATIVE; BANCO MUNDIAL
Ciudades Más de la mitad de la población mundial vive en zonas urbanas. Para 2050 es probable que las ciudades estén saturadas con dos tercios de la población del planeta. Dado que las urbes ya representan un estimado de 76 % de las emisiones de CO2 derivadas del uso energético –y muchas son vulnerables a inundaciones y altas temperaturas–, tiene sentido que sus funcionarios confronten el cambio climático. Después de todo, hacerlo también les da oportunidad de reducir la contaminación, mejorar la infraestructura obsoleta y hacer sus ciudades más atractivas para los habitantes y los negocios.
CALLES INTELIGENTES Chicago construyó lo que sus funcionarios llaman “la calle más verde en Estados Unidos”, un tramo de 3.2 kilómetros en la zona industrial de Pilsen. Los carriles para bicicletas y de estacionamiento están pavimentados con concreto que absorbe el esmog; las banquetas están hechas de materiales reciclados. El alumbrado funciona con energía eólica y solar. Canaletas de filtración biológica, llenas de plantas que toleran la sequía, desvían el agua de lluvia de las alcantarillas sobrecargadas. El paisaje urbano renovado utiliza 42 % menos energía de lo usual y cuesta 21 % menos que el proyecto de una calle tradicional. Árboles de sombra y otros tipos de vegetación pueden reducir la temperatura citadina y su uso de energía.
El alumbrado público con luces LED “adaptativas” emplea menos energía al responder a las condiciones del tráfico y el estado del tiempo.
“Los alcaldes no tienen que esperar la acción de los gobiernos federales o un nuevo acuerdo climático global. Ellos pueden tomar acciones hoy, y lo hacen cada vez más”. Michael Bloomberg Ex alcalde de la ciudad de Nueva York, 27 de mayo de 2014
Los viajes en coche disminuyen en aquellas ciudades donde el desarrollo se concentra alrededor de las estaciones de transporte.
Los carriles protegidos para ciclistas fomentan que las personas se muevan en bicicleta en lugar de utilizar el automóvil. Los caminos pavimentados con concreto fotocatalítico pueden neutralizar los contaminantes dañinos antes de que afecten el medio ambiente.
Londres instaló más de 700 estaciones de carga para autos eléctricos por toda la ciudad.
Para 2017, Georgetown, Texas, una de las ciudades de crecimiento más acelerado en Estados Unidos, planea funcionar con energía renovable.
En Ámsterdam, más de un cuarto de los viajes dentro de la ciudad se hacen en bicicleta.
EDIFICIOS VERDES
MANEJO SUSTENTABLE DEL AGUA
Los edificios son responsables de casi un tercio de todas las emisiones de gases de efecto invernadero, cantidad que puede disminuir mientras más ciudades requieran que sus edificios públicos sean energéticamente eficientes. Cada vez más, las oficinas de gobierno tendrán paneles solares e incluso jardines en las azoteas, sensores que apaguen las luces en cuartos vacíos, ventanas cubiertas con películas térmicas y sistemas de aire acondicionado ahorradores.
A pesar de su reputación como gran consumidor de agua, Los Ángeles prueba diferentes maneras de captar cada gota que cae del cielo. En una cuadra propensa a las inundaciones sobre la avenida Elmer, en el este del valle de San Fernando, el agua de lluvia solía encauzarse por el desagüe hasta el mar. Un proyecto de 2.7 millones de dólares transformó esa cuadra en una esponja, capaz de recolectar suficiente agua al año para abastecer a 30 familias.
Sistema de aire acondicionado enfriado por agua
Paneles solares
Captación de agua para su reutilización Los tanques de almacenamiento recolectan el agua de lluvia de los techos para riego.
1
Los jardines de lluvia reemplazan el pasto y absorben el exceso de agua si los tanques se desbordan.
2
Las calles y aceras hechas de materiales permeables permiten que el agua se filtre a través de ellas.
3
Para cuando el agua de lluvia se filtra hasta el manto acuífero, ya está libre de contaminantes.
4
Iluminación economizadora de energía
Sensores de movimiento
1 Película que retiene el calor
2
3
4
En 2014, los alcaldes de EUA evaluaron el alumbrado público economizador como la tecnología más prometedora para reducir el uso de energía y las emisiones.
La ciudad noruega de Drammen es calentada casi por completo con agua del fiordo local.
La mayoría de los ciudadanos de Hong Kong vive cerca del transporte público: 43 % a menos de 500 metros; 75 % en un radio de 1 000.
ILUSTRACIÓN: ROMUALDO FAURA
Naciones En 2014, el Panel Intergubernamental del Cambio Climático previno sobre “efectos severos, generalizados e irreversibles” a menos que disminuya la emisión de gases de efecto invernadero. Más de 830 científicos, provenientes de más de 80 países, contribuyeron con el informe. Dentro de sus fronteras y en la escena mundial, las naciones ejercen una influencia que no tienen los individuos ni las ciudades ni las empresas. Sus políticas pueden estimular la innovación ecológica o impedirla, endurecer los estándares contra la contaminación o debilitarlos. El destino de cualquier acuerdo sobre el cambio climático está en sus manos.
ENERGÍA COSTERA El sol es “la mejor herramienta a la mano” para reducir el CO2, afirma Greg Wilson, del Laboratorio de Energías Renovables de Estados Unidos. La Agencia Internacional de Energía dice que la energía eólica también tendrá un papel importante y podría decuplicarse para 2050. A su máximo potencial, el sol y el viento pueden ayudarnos a evitar unas 11 gigatoneladas de emisiones de carbono al año, casi un tercio del total actual. Abundan las nuevas tecnologías solares y eólicas. Lugares con poco terreno utilizan los cuerpos de aguas locales para turbinas de viento y paneles solares (como estos en un estanque de la ciudad japonesa de Kato).
CAPTURA Y ALMACENAMIENTO DE CO2 Es demasiado tarde para evitar que se quemen algunos combustibles fósiles. Según una estimación, las centrales eléctricas en el mundo están por emitir casi 280 000 millones de toneladas de bióxido de carbono a la atmósfera antes de cerrarlas. Ahí es donde ayuda la captura y el almacenamiento de carbono (der.). Proyectos de Estados Unidos, Canadá y China buscan que usemos el carbón y que también podamos quemarlo, al aprovechar el CO2 antes de liberarlo al aire, almacenándolo por lo general bajo el suelo. Capturar el carbono, sin embargo, hace que quemar carbón resulte mucho más caro. El costo de un proyecto piloto en Misisipi se disparó a más de 6 000 millones de dólares.
Unos 16 000 kg de cobre, 350 de plata, 34 de oro y 15 de paladio pueden recuperarse a partir de un millón de celulares reciclados.
1 Captura del CO2 en centrales eléctricas o procesos industriales.
2 Transporte del CO2 capturado y comprimido, por lo general en tuberías.
3 Inyección del CO2 en formaciones rocosas profundas bajo tierra, para su almacenamiento.
En 2010, 31 % de la comida disponible en Estados Unidos –o más de 60 000 millones de kg– no fue consumida.
Toda la electricidad usada por el CTrain en Calgary, Canadá, se obtiene de fuentes renovables.
FOTO: KYOCERA TCL SOLAR. ILUSTRACIÓN: ROMUALDO FAURA
Impuesto al CO2 120 USD por tonelada corta de CO2*
Suecia, 130 dólares
Quemar combustibles fósiles es relativamente barato, hasta que se toman en cuenta las enfermedades respiratorias, las inundaciones y muchos otros efectos colaterales que se suman a lo que se conoce como el costo social del CO2. Por ello, se afirma que poner un precio a las emisiones, ya sea en la forma de un impuesto o de sistemas de comercio de emisiones para contaminadores, es la clave para limitar el cambio climático. Un ejemplo: un impuesto al carbono en Dinamarca ayudó a reducir las emisiones por persona en 15 % y aún más entre las empresas del país.
90
60
CÓMO PONER PRECIO AL BIÓXIDO DE CARBONO
*Equivalente en dólares estadounidenses, hasta abril de 2015; para los países con varios valores fiscales se muestra el más alto. **Precio mínimo para la cantidad que deben pagar las empresas en el Reino Unido por contaminar. Si el precio del mercado de derechos por emisiones de carbono baja de esta cantidad, las empresas pagan la diferencia. Finlandia
Suiza
Noruega Mantener el calentamiento proyectado en 2.5 °C requeriría un precio global del CO2 de unos 30 dólares por tonelada corta con un incremento anual de 5 %. 30
RU**
Dinamarca
Irlanda
Eslovenia Polonia
Letonia
Francia Islandia
Estonia
Portugal
0 1990 Año en que entró en vigor
1995
2000
2005
2010
Japón
México
2015
“La ciencia es clara y la amenaza es real. Los hechos consumados sobrepasan los peores escenarios. Los costos de la inercia –o de acciones inadecuadas– son inaceptables”. Todd Stern Enviado especial de Estados Unidos para el cambio climático
REFORESTACIÓN Conservar los bosques del mundo podría ayudar mucho a restringir los peores efectos del cambio climático. En 2013, los bosques absorbieron 11 % de las emisiones en Estados Unidos. Aunque se estima que se ha talado un tercio de los bosques del mundo, los expertos señalan que podríamos recuperar 2 000 millones de hectáreas. Países como Etiopía y Uganda se comprometieron a reforestar 350 millones de hectáreas de sus tierras degradadas, que podrían reabsorber miles de millones de toneladas de CO2.
El Departamento de Defensa de EUA ve el cambio climático como una amenaza potencial a la seguridad. Sus oficiales están replanteando el entrenamiento militar para responder a climas extremos y otras perturbaciones probables.
Para 2030, Europa se comprometió a recortar sus emisiones 40 %, en comparación con las de 1990. Los beneficios esperados: 70 000 nuevos empleos, 6 000 muertes menos y un ahorro de 33 000 millones de euros en las importaciones de combustibles fósiles.
FOTO: MARCEL MALHERBE, ARCAID/CORBIS. FUENTE: BANCO MUNDIAL, CARBON PRICING WATCH 2015
El mundo La geoingeniería es un término genérico para las intervenciones deliberadas a gran escala en el medio ambiente del planeta, diseñadas para contrarrestar el cambio climático. Conforme aumentan las emisiones de carbono en el mundo, sus partidarios creen que se necesita mayor investigación en geoingeniería. Pero hacerlo conlleva riesgos desconocidos y las políticas para una intervención climática global serían probablemente complejas. Para comenzar, los gobiernos tendrían que acordar si se debe enfriar una Tierra sobrecalentada, medida extrema que podría dañar a algunos países mientras ayuda a otros.
REMOCIÓN DEL BIÓXIDO DE CARBONO
AEROSOLES ESTRATOSFÉRICOS
Alrededor de la mitad de las emisiones de carbono globales se elimina de la atmósfera de forma natural cada año. Las estrategias para la remoción del CO2 diseñadas por los humanos, que incluyen la reforestación o rociar polvo de hierro en los océanos para estimular un crecimiento rápido del plancton, por lo general impulsan los procesos naturales. Otro enfoque: dos empresas emergentes norteamericanas y una compañía suiza construyeron instalaciones para recolectar pequeñas cantidades de CO2 del aire.
En 1991, cuando el volcán Pinatubo hizo erupción en Filipinas, expulsó bióxido de azufre a la estratósfera, lo que reflejó tanta luz solar de regreso al espacio que, durante un tiempo, la Tierra se enfrió alrededor de 0.5ºC. Una variación de tal evento –la inyección de partículas de sulfato en la atmósfera superior– ha causado más alboroto que ninguna otra idea de geoingeniería. Pero manejar la radiación solar solo enmascara de manera temporal los efectos del calentamiento global.
David Keith, físico de Harvard, fundó una empresa cuya tecnología (abajo) succiona el CO2 del aire.
Para 2070, según la teoría de Keith, 50 aviones modificados que distribuyeran un millón de toneladas de azufre al año podrían reducir a la mitad la tasa de calentamiento actual de la Tierra.
El CO2 podría ser capturado por miles de árboles artificiales gigantes equipados con filtros.
Rociar el océano con sulfato ferroso estimula el crecimiento de fitoplancton, que absorbe CO2 y captura parte de él durante un periodo aún desconocido.
El papa Francisco exhorta a la gente a rechazar la “cultura del desperdicio” mediante el reciclaje, la moderación del consumo y la limitación del uso de recursos no renovables.
$
El costo de evitar que la temperatura terrestre se eleve más de 2 ºC se calcula, hasta 2050, en un billón de dólares al año.
La “sombra” provendría de 16 billones de discos pequeños, cada uno equipado con diminutas velas solares ajustables para evitar que queden a la deriva.
PARASOL ESPACIAL
INSEMINACIÓN DE NUBES MARINAS
Lanzar parasoles al espacio es la propuesta más fuera de este mundo (literalmente) por parte de la geoingeniería. Billones de discos muy delgados y ligeros podrían ponerse en órbita a 1.5 millones de kilómetros de la Tierra para reflejar la luz del sol. Pero desplegar esta sombrilla global sería tremendamente costoso y tardado: 20 cañones Gauss tendrían que enviar paquetes de 800 000 discos al espacio cada cinco minutos durante 10 años.
Las nubes marinas, que cubren casi una quinta parte de la superficie terrestre, ayudan a enfriar el planeta; hacerlas más grandes significaría mayor enfriamiento. El físico John Latham propone inyectar pequeñas gotas de agua en las nubes para incrementar la cantidad de luz solar que reflejan; el ingeniero Stephen Salter haría que barcos no tripulados, controlados por satélite e impulsados por el viento, viajaran por los océanos rociando agua de mar al aire a grandes alturas. Ambas ideas aún deben ser probadas.
Inseminar nubes marinas bajas con un aerosol a base de agua de mar mejoraría su capacidad para reflejar la luz solar lejos de la Tierra.
China, Estados Unidos y la Unión Europea emiten en conjunto la mayoría del CO2 del planeta (55 % del total).
En el mundo, los subsidios a los combustibles fósiles pueden ser de hasta dos billones de dólares, casi 2 % del PIB global. El carbón es el más subsidiado.
Para 2100, un mayor uso de anticonceptivos podría bajar la tasa de nacimientos y reducir las emisiones en 20 %.
ILUSTRACIÓN: ROMUALDO FAURA
El mundo COMPROMISOS NACIONALES En 1997, cuando los países acordaron el tratado internacional conocido como Protocolo de Kioto, se comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero al cabo de dos décadas. Para monitorear el progreso de estas promesas y otros esfuerzos relacionados con el cambio climático, una coalición de organizaciones de investigación creó una base de datos llamada Climate Action Tracker (CAT). El mapa inferior refleja la última evaluación del CAT para los principales países emisores de gases de efecto invernadero y una muestra de algunos menores, que en conjunto representan 80% de las emisiones globales. No siempre son los líderes políticos quienes establecen los objetivos. En junio de 2015, una demanda legal en los Países Bajos –promovida por una fundación de vida sustentable y ciudadanos holandeses– argumentó que la meta nacional de 17% de emisiones era insuficiente. Un tribunal falló a favor de aumentar esa cifra a 25%, para reforzar el plan de reducción de emisiones más amplio de la UE. Bélgica y Noruega enfrentan ahora demandas similares.
¿Quién cumple? Para alcanzar la meta de limitar el calentamiento global, los analistas climáticos registran qué compromisos de los países tienen el mayor alcance.
¿Hechos o palabras? En 2011, los gobiernos del mundo fijaron una meta para limitar el calentamiento global a 2 ºC. Los científicos ven tres resultados posibles, dependiendo de las acciones que en verdad tomen los países.
Si las naciones no hacen nada
+4.5°C Con la política actual
+3.9°C Respetando los compromisos
límite 2° C
+3°C Calentamiento promedio previsto para 2100 sobre niveles preindustriales
Compromisos evaluados por CAT, capacidad de limitar el calentamiento a 2 °C Más que suficiente
Suficiente
Insuficiente
Muy insuficiente
No evaluado
Ningún compromiso
Datos del mapa basados en compromisos hechos para 2020 y después.
NORUEGA RUSIA CANADÁ
UCRANIA UE SUIZA
ESTADOS UNIDOS
MÉXICO
El plan de acción climática de Estados Unidos se considera relativamente poco ambicioso, menor que la parte que le corresponde.
KAZAJSTÁN
JAPÓN CHINA COREA DEL SUR
MARRUECOS INDIA
COSTA RICA
ETIOPÍA BUTÁN NE BRASIL
PERÚ
CHILE SUDÁFRICA
El compromiso de Chile se considera inadecuado para contrarrestar su nivel actual de emisiones.
El compromiso de Bután por conservar los bosques y las selvas lo hace uno de los pocos países con emisiones negativas.
AUSTRALIA
NUEVA ZELANDA
Los datos satelitales de NASA mostraron una pérdida forestal global de 2.3 millones de km2 de 2000 a 2012, casi tres veces mayor que los bosques que volvieron a crecer.
Las estufas tradicionales para cocinar usan combustibles como madera, estiércol y residuos de cultivos. Las emisiones varían según el combustible y la eficiencia de la estufa, pero reemplazarlas con modelos ecológicos podría reducir el consumo y limitar las emisiones.
FUENTE: DATOS PARA CLIMATE ACTION TRACKER COMPILADOS POR CLIMATE ANALYTICS, ECOFYS, EL INSTITUTO NEWCLIMATE Y EL INSTITUTO POTSDAM PARA INVESTIGACIÓN DEL IMPACTO CLIMÁTICO
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CÓMO ARREGLARLO
SE PUEDE CAMBIAR La revolución energética de Alemania se propone reemplazar las centrales nucleares y los combustibles fósiles. ¿Podría ser un modelo para el mundo?
Turbinas eólicas rodean una central eléctrica de carbón cerca de Garzweiler, en el occidente de Alemania. Las centrales eléctricas renovables actualmente generan 27 % de la electricidad del país, 9 % más que hace una década. A la larga, dejarán fuera el carbón, aunque Alemania primero está cerrando sus centrales nucleares.
Desde 1995, cerca de Greifswald, en el este de Alemania, los trabajadores han estado desmontado esta central nuclear; limpiaron las superficies radiactivas con granalla de acero (izq.) para que el metal pueda reciclarse. Alemania tiene planes de cerrar todos sus reactores para 2022.
Las fuentes de energía renovable están en auge, pero no ha disminuido el uso del lignito por parte de Alemania. En la mina de Welzow-Süd, en Vattenfall, algunas de las máquinas más grandes del mundo extraen 20 millones de toneladas de lignito al año. ¿Cuánto tiempo seguirá esto? “Mucho tiempo, espero –dice Jan Domann, un joven ingeniero–. Tenemos suficiente lignito”.
Por Robert Kunzig Fotografías de Luca Locatelli
amburgo sabía que y, por lo tanto, los prisioneros de guerra y aquellos sometidos a trabajos forzados tenían solo medio año para construir el gigantesco búnker antiaéreo. La construcción se terminó en julio de 1943. Un cubo sin ventanas de concreto reforzado, con muros de dos metros y un techo aún más grueso, se eleva como un castillo medieval en un parque cerca del río Elba. Los cañones que sobresalían de sus cuatro torretas limpiarían los cielos de bombarderos aliados, prometieron los nazis, mientras decenas de miles de ciudadanos estarían protegidos detrás de sus impenetrables muros. Llegando por la noche desde el mar del Norte, apenas unas semanas después de que se hubiera terminado el búnker, los bombarderos británicos se dirigieron a la torre de San Nicolás, en el centro de la ciudad. Lanzaron nubes de laminillas metálicas para despistar el radar alemán y flanquear a los artilleros antiaéreos. Al atacar barrios residenciales densamente poblados, los bombarderos desataron una tormenta de fuego insaciable que destruyó la mitad de Hamburgo y mató a más de 34 000 personas. Imponentes muros de fuego provocaron vientos tan fuertes que las personas fueron arrojadas a las llamas. Las campanas de la iglesia repicaban furiosamente. La torre de San Nicolás, la cual nadie sabe cómo sobrevivió, se mantiene hoy como un Mahnmal, monumento para recordarle a Alemania el infierno provocado por los nazis. El búnker antiaéreo es otro Mahnmal, pero ahora tiene un nuevo significado. Ha dejado de ser de un recordatorio del pasado vergonzoso de Alemania y ahora es una visión esperanzadora de su futuro. 8
nat ional geo g raphic • mayo de
El espacio central del búnker, donde alguna vez la gente temerosa se refugió durante la tormenta de fuego, es un tanque de seis pisos, con dos millones de litros de agua caliente, que suministra este líquido y calor a unos 800 hogares del vecindario. El agua se calienta por la combustión de gas procedente del tratamiento de aguas residuales, calor residual de una fábrica cercana y paneles solares que ahora cubren el techo del búnker, sostenido por tirantes inclinados sujetos a las torretas de los antiguos cañones. El búnker también convierte la luz solar en electricidad; un andamiaje de paneles fotovoltaicos sobre su fachada sur suministra suficiente electricidad a la red para abastecer 1 000 casas. En el parapeto norte, desde el cual alguna vez los artilleros antiaéreos vieron subir las llamas desde el centro de la ciudad, un café al aire libre ofrece una vista del paisaje modificado. Ahora alberga 17 turbinas eólicas. Alemania es pionera de una transformación trascendental a la que han llamado Energiewende, una
Los acantilados calizos del Parque Nacional Jasmund, en el Báltico, han atraído a turistas durante siglos. Los bosques de hayas son un remanente del bosque que alguna vez cubrió Alemania. Según la tradición romántica, el bosque forjó la identidad alemana como un pueblo amante de la naturaleza, una inspiración clave para el movimiento de energía limpia. Cuando los planes para una cantera amenazaron este sitio en la década de los veinte del siglo XX, “el pueblo no los apoyó”, explica el guardabosques Rico Markmann.
revolución energética que, según los científicos, todas las naciones deben llevar a cabo un día si se quiere evitar un desastre climático. Entre las naciones industriales grandes, Alemania es un líder. El año pasado, alrededor de 27 % de su electricidad provino de fuentes renovables, como energía solar o eólica, tres veces más de la que se obtenía hace una década y más del doble de la que consigue Estados Unidos hoy día. El cambio se aceleró después de la fusión de la central nuclear de Fukushima en Japón, lo que provocó que la canciller Angela Merkel declarara que Alemania cerraría sus 17 reactores para 2022. Hasta ahora, se han desactivado nueve y las fuentes renovables han tomado el relevo con creces. Sin embargo, lo que hace tan importante a Alemania para el mundo es la cuestión de encabezar
el retiro de combustibles fósiles. Para finales de este siglo, los científicos sostienen que las emisiones de bióxido de carbono que calientan el planeta deben reducirse virtualmente a cero. Alemania, la cuarta economía más grande del mundo, ha prometido algunos de los recortes más agresivos de emisiones: para 2020, 40 % de reducción en relación con los niveles de 1990 y, para 2050, por lo menos 80 por ciento. La suerte de estas promesas está ahora mismo en el aire. La revolución alemana provino de las bases: ciudadanos individuales y las Genossenschaften energéticas –asociaciones locales de ciudadanos– han aportado la mitad de la inversión en fuentes renovables. Pero los servicios convencionales, que no vieron venir la revolución, están alemania
9
La audaz meta de Alemania Alemania tiene los segundos precios más altos para consumo de electricidad, pero el apoyo público para su Energiewende –una transición agresiva a la energía renovable– es de un impresionante 92 %. El apoyo tiene su origen en una cultura ecológica, un deseo colectivo de abandonar la energía nuclear y leyes que permiten que los ciudadanos obtengan ganancias por vender su electricidad a la red. Aproximadamente, 27 % de la electricidad de Alemania proviene de recursos renovables; el objetivo es que llegue por lo menos a 80 % para 2050.
DÍA VERDE El 25 de julio de 2015 hubo mucho viento en el norte y fue soleado en el sur. Durante pocas horas, las centrales renovables produjeron alrededor de tres cuartas partes de la electricidad de Alemania.
Energía solar
2014 y eólica en Alemania DINAMARCA
SUECIA
Mar B áltico
Granja eólica en alta mar
PARQUE NACIONAL JASMUND
Ma r d e l No r te
El
ba
NO A LA ENERGÍA NUCLEAR Después del desastre de Fukushima, Japón, en 2011, Alemania juró abandonar la energía nuclear. Se han cerrado nueve de 17 reactores operables. El resto estará listo para cerrar a más tardar en 2022.
Greifswald˝
Brunsbuttel Hamburgo
Eberswalde-Finow
A L E M A N I A
Berlín
Wolmirstedt PAÍSES BAJOS
Feldheim Welzow
Kalkar
POLONIA
Leipzig Garzweiler BELGICA
ba
Rin
El
Hammelburg
Frankfurt
Grafenrheinfeld
LUX.
REPÚBLICA CHECA
Potencia instalada por zona postal† en megavatios por 2.6 kilómetros cuadrados 1.5+
Región con prevalencia eólica
Región con prevalencia solar
1.5 1.0 0.5
Rin
FRANCIA
Wyhl Friburgo
S e l N e v g a r a
Líneas de alta tensión planeadas Reactor nuclear en operación
Gundremmingen
Rin
50
0 mi
Wildpoldsried SUIZA
Reactor nuclear cerrado
Munich
AUSTRIA
0 km
50
27 %
Explosión de energías renovables El gobierno fomentó las fuentes de energía renovables al pagar a los productores por energía y garantizar los precios.
Solar
Descenso en las emisiones La oleada de energía renovable de Alemania contribuyó con 27 % a la reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero.
21 %
Alemania
Viento RU
12 %
Cuota de renovables sobre el total de generación eléctrica
Francia Italia Polonia España Países Bajos
Otro Hidroeléctrica
1990
2014 Alemania
2014 2014 EUA China
0
0.5
DINAMARCA
1.0
1.5
PROMESA MAR ADENTRO Alemania ha invertido mucho en energía generada por viento en el mar y espera que un tercio de su energía eólica provenga de granjas mar adentro.
2050 Granja eólica en alta mar DanTysk
Emisiones totales (equivalentes a CO2 ), en miles de millones de toneladas 2012* 1990
SUECIA
Mar B áltico
Ma r d e l No r t e
PARQUE NACIONAL JASMUND
Greifswald˝
Brunsbuttel
AUTOPISTAS DE ELECTRICIDAD Para llevar electricidad renovable, del ventoso norte al sur altamente industrializado, el gobierno y las empresas de servicios públicos propusieron al menos dos líneas eléctricas de alta tensión de corriente continua (HVDC). Los propietarios de tierras, incluso el gobierno de Baviera, se oponen a las líneas antiestéticas. Hay un compromiso posible: tender algunos tramos de cable de manera subterránea.
Hamburgo El
ba
Eberswalde-Finow
A L E M A N I A
Berlín
Wolmirstedt PAÍSES BAJOS
Feldheim Welzow
Kalkar Leipzig Garzweiler Rin
BELGICA
El
ba
Frankfurt Hammelburg Grafenrheinfeld
Rin
FRANCIA
Wyhl Freiburg
S e l N e v g a r a
LUX.
REPÚBLICA CHECA
A SIA
Gundremmingen
ALEMANIA
BAVI ER A Munich
E U R O PA
A FR IC A
Wildpoldsried
AUSTRIA
Rin
SUIZA
* ÚLTIMOS DATOS DISPONIBLES ** REACTOR CERRADO ANTES DE 2011 † TAMBIÉN SE MUESTRAN ZONAS DE GRANJAS EÓLICAS MAR ADENTRO JASON TREAT; EVAN APPLEGATE. FUENTES: FRAUNHOFER IWES, KASSEL; ADMINISTRACIÓN DE INFORMACIÓN ENERGÉTICA DE ESTADOS UNIDOS; MINISTERIO FEDERAL DEL MEDIO AMBIENTE DE ALEMANIA; EUROSTAT
Un trabajador prepara una paleta de turbina eólica para pintarla en una fábrica de Siemens en Dinamarca. De 75 metros, la paleta hueca de fibra de vidrio y resina es casi tan larga como la envergadura del mayor avión de pasajeros. Una sola turbina en el mar del Norte puede suministrar electricidad para 6 000 casas alemanas.
A casi 90 metros sobre la superficie del mar del Norte, y a más de 50 kilómetros de tierra firme en Alemania, un ingeniero trabaja en una turbina eólica operada por Dong Energy. Se han construido o se construyen 19 granjas eólicas en aguas alemanas en el mar del Norte y el Báltico.
“Es un proyecto para una generación, y es difícil. Está haciendo que la electricidad sea más cara. Sin embargo, si pregunta en una encuesta “¿Quieres el Energiewende?”, 90 % responde ‘Sí’”. Gerd Rosenkranz, analista político
presionando al gobierno de Merkel para desacelerar las cosas. El país todavía obtiene mucha más electricidad del carbón mineral que de las fuentes renovables. Y el Energiewende tiene que recorrer un camino aún más largo en el transporte y el sector de la calefacción, los cuales, en conjunto, emiten más bióxido de carbono (CO2) que las centrales nucleares. El Energiewende involucrará a todos y cada uno de los alemanes; más de 1.5 millones de ellos, casi 2 % de la población, venden electricidad a la red en este mismo momento. “Este es un proyecto para una generación, va a tardar hasta 2040 o 2050, y es difícil”, dice Gerd Rosenkranz, un antiguo periodista de Der Spiegel, en la actualidad analista en Agora Energiewende, un grupo de estudio de Berlín. “Está haciendo que la electricidad sea más cara para los consumidores individuales y, sin embargo, si se le pregunta a la gente en una encuesta ‘¿Quieres el Energiewende?’, 90% responde ‘Sí’”. ¿Por qué? Me preguntaba mientras viajaba por Alemania la primavera pasada. ¿Por qué el futuro de la energía ocurre aquí, en un país que hace 70 años era un páramo bombardeado? ¿Podría ocurrir en todas partes? los alemanes tienen un mito fundacional: dicen que provienen del oscuro e impenetrable corazón del bosque. El mito se remonta al historiador romano Tácito, quien escribió sobre las hordas teutonas que masacraron a las legiones romanas, y fue embellecido por los románticos alemanes en el siglo xix. El bosque se convirtió en el lugar adonde los alemanes acuden para restaurar sus 16
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almas, un hábito que los predispuso a preocuparse por el ambiente. Así que, a finales de la década de los setenta del siglo xx, cuando las emisiones de combustibles fósiles fueron culpadas de matar los bosques alemanes con lluvia ácida, el escándalo fue nacional. El embargo de petróleo de 1973 ya había conseguido que los alemanes, que tenían poco petróleo y gas propios, reflexionaran acerca de la energía. La amenaza de la Waldsterben, o muerte de los bosques, los hizo reflexionar con mayor intensidad. El gobierno y las empresas de servicios públicos impulsaban la energía nuclear, pero se opusieron muchos alemanes. “Hay cierta rebeldía, que es resultado de la Segunda Guerra Mundial –me dijo un hombre de cincuenta y tantos años llamado Joseph Pesch–. La autoridad no se acepta a ciegas”. Pesch estaba sentado en un restaurante en la cima de una montaña en la Selva Negra, a las afueras de Friburgo. Justo cuesta arriba, en un claro cubierto de nieve, se levantan dos turbinas eólicas de 98 metros de altura, financiadas por 521 inversionistas ciudadanos reclutados por Pesch, pero no estábamos hablando de las turbinas, aún no. Hablábamos con un ingeniero llamado Dieter Seifried sobre el reactor nuclear que nunca se construyó, cerca de la ciudad de Wyhl, situada a 30 kilómetros del río Rin. El gobierno del estado había insistido en que el reactor tenía que construirse o se apagarían las luces en Friburgo. Pero, a principios de 1975, agricultores locales y estudiantes ocuparon el sitio. Con protestas que duraron casi una década, obligaron al gobierno a abandonar sus planes. Era la primera vez que se frenaba un reactor nuclear en Alemania. Las luces no se apagaron y Friburgo se convirtió en una ciudad solar. La sede del Instituto Fraunhofer es líder mundial en investigación solar. Su Asentamiento Solar, diseñado por el arquitecto local Rolf Disch, quien estuvo activo durante las protestas de Whyl, incluye 50 casas que, juntas, producen más energía de la que consumen. “Whyl fue el punto de partida”, dice Seifreid. En 1980, un instituto que Seifreid cofundó publicó un estudio llamado Energiewende, el cual le dio nombre a un movimiento que aún no había nacido.
No nació de un solo combate, pero la oposición a la energía nuclear, cuando poca gente hablaba del cambio climático, fue evidentemente un factor decisivo. Fui a Alemania pensando que los alemanes estaban mal por abandonar una fuente libre de carbono que, hasta Fukushima, producía una cuarta parte de su electricidad. Llegué pensando que no habría ningún Energiewende sin sentimientos antinucleares: el miedo a una fusión es un motivo mucho más poderoso e inmediato que el miedo a que aumenten lentamente las temperaturas y los mares. Por toda Alemania oí la misma historia. De Disch, sentado en su casa cilíndrica, que gira para seguir la luz del sol como un girasol. De Rosenkranz en Berlín, quien en 1980 abandonó la escuela de posgrado en física durante meses para ocupar el lugar propuesto como depósito de residuos nucleares. De Luise Neumann-Cosel, quien ocupó el mismo lugar dos décadas después y ahora lidera una iniciativa ciudadana para comprar la red eléctrica de Berlín. Y de Wendelin Einsiedler, un granjero-lechero de Baviera que ha ayudado a transformar su pueblo en un generador eléctrico ecológico. Todos ellos dijeron que Alemania tenía que dejar de utilizar energía nuclear y combustibles fósiles al mismo tiempo. “No se puede ahuyentar al diablo con Belcebú –explica Hans-Josef Fell, prominente político del Partido Verde–. Ambos tienen que irse”. En la Universidad de Ciencias Aplicadas de Berlín, el investigador en energía Volker Quaschning lo explica en estos términos: “La energía nuclear me afecta a mí en lo personal. El cambio climático afecta a mis hijos. Esa es la diferencia”. Cuando en 1980 se fundó el Partido Verde alemán, sus postulados fundamentales eran tanto el pacifismo como la oposición a la energía nuclear. En 1983, los primeros representantes del Verde entraron en el Bundestag, el parlamento nacional, y empezaron a inyectar ideas verdes en la corriente política principal. Cuando en 1986 explotó el reactor soviético de Chernóbil, el Partido Social Demócrata (SPD) de izquierda, uno de los dos principales partidos de Alemania, se convirtió a la causa antinuclear. Aun cuando Chernóbil estaba
a más de 1 000 kilómetros de distancia, su nube radiactiva pasó sobre Alemania, por lo que se instó a los padres a mantener a sus hijos en el interior. Hasta la fecha, no siempre es seguro comer hongos o jabalí de la Selva Negra, señala Pesch. Chernóbil fue un momento decisivo. Pero fue necesario lo ocurrido en Fukushima, 25 años después, para convencer a Merkel y su Unión Democrática Cristiana (CDU) de que todos los reactores nucleares deberían apagarse para 2022. Por entonces, el auge de la energía renovable estaba en marcha, y la razón principal era una ley que Hans-Josef Fell había ayudado a promulgar en el año 2000. la casa de fell en hammelburg, la ciudad del norte de Baviera donde nació y creció, es fácilmente visible entre todo el pálido estuco de la posguerra: es la única construcción de madera oscura de alerce con techo de hierba. En el lado sur, frente al patio, el césped está parcialmente cubierto por paneles solares y fotovoltaicos para agua caliente. Cuando no hay suficiente sol para producir electricidad o calor, un cogenerador en el sótano quema aceite de girasol o colza para producir ambos. La mañana de marzo en que la visité, el interior de madera de la casa estaba bañado por luz solar y el calor del invernadero. Dentro de unas semanas, comenta Fell, brotarían flores silvestres en el techo. Fell, un hombre alto vestido con jeans y que calza sandalias Birkenstock, de cabeza calva en forma de huevo y una sotabarba gris, tiene momentos en que suena como predicador, pero no es un asceta ecológico. Un cobertizo en su patio, al lado de la piscina, alberga un sauna, alimentado por la misma electricidad verde que abastece su casa y su automóvil. “El mayor error del movimiento ambiental ha sido decir: ‘Haga menos. Apriétese el cinturón. Consuma menos’ –comenta Fell–. La gente asocia eso con una menor calidad de vida. ‘Haga las cosas de manera diferente, con electricidad barata y renovable’, ese es el mensaje”. Fell fue elegido para el ayuntamiento de Hammelburg. En 1990, año en que Alemania se reunificó oficialmente, y mientras el país estaba preocupado alemania
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En una fábrica de Leipzig, alimentada parcialmente con energía eólica, BMW construye automóviles eléctricos i8 e i3, primeros en producirse en masa. Los fabricantes ofrecen algunos modelos eléctricos, pero los alemanes no compran muchos de ellos por falta de incentivos. “En comparación con California, nos encontramos años luz atrás”, apunta Wieland Brúch, de BMW.
La ley alemana redujo el costo de las energías solar y eólica, y las hizo más competitivas en muchas regiones que tienen combustibles fósiles. Ayudó a desencadenar un auge a escala mundial. por esa monumental tarea, un proyecto de ley que promovía el Energiewende pasó por el Bundestag sin atraer mucho la atención pública. Con solo dos páginas, consagra un principio crucial: los productores de electricidad renovable tenían el derecho de suministrarla a la red, y las empresas de servicios públicos tenían que pagarles una “tarifa de suministro”. Las turbinas eólicas empezaron a proliferar en el ventoso norte. Pero Fell, que había instalado paneles PV en su techo en Hammelburg, se dio cuenta que la ley nunca conduciría a un auge a escala nacional: le pagaba a la gente para producir energía, pero no suficiente. En 1993 logró que el ayuntamiento aprobara un decreto que obligaba al servicio municipal garantizar a cualquier productor de energía renovable un precio que cubriera de sobra los costos. Fell organizó rápidamente una asociación de inversionistas locales para construir una planta de energía solar de 15 kilovatios, pequeña para los estándares de hoy día, pero la asociación fue una de las primeras de su tipo. En la actualidad hay cientos en Alemania. En 1998, Fell se montó en una ola verde y su éxito en Hammelburg lo llevó al Bundestag. Los verdes formaron una coalición de gobierno con el SPD. Fell formó equipo con Hermann Scheer, prominente miembro del SPD y defensor de la energía solar, para elaborar una ley que en 2000 llevó el experimento de Hammelburg a todo el país. Desde entonces, ha sido imitado en todo el mundo. Sus tarifas de suministro estaban garantizadas por 20 años, y pagaban bien. “Mi principio fundamental –relata Fell– era que el pago debía ser muy alto para que los inversionistas 20
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obtuvieran una ganancia. Después de todo, vivimos en una economía de mercado. Es lógico”. fell fue prácticamente el único alemán que conocí que afirmaba no haberse sorprendido por el auge que su lógica desató. “Entonces no creía que fuera posible hasta ese punto”, dice el granjero-lechero Wendelin Einsiedler. Afuera de su solárium, que tiene vista a los Alpes, nueve turbinas eólicas giran lentamente en la colina que se encuentra detrás del corral de las vacas. Llegaba el olor a estiércol. Einsiedler había empezado su Energiewende personal en la década de los noventa del siglo xx con una sola turbina y un fermentador de estiércol que produce metano. Él y su hermano Ignaz, también granjero-lechero, quemaban el metano en un cogenerador de 28 kilovatios, el cual genera calor y electricidad para sus granjas. “No se trataba de hacer dinero –afirma Einsiedler–. Era idealismo”. Sin embargo, después de que la ley de energía renovable entrara en vigor en el año 2000, los Einsiedler se expandieron. En la actualidad tienen cinco fermentadores que procesan ensilado de maíz, así como estiércol de ocho granjas lecheras, y transportan cinco kilómetros el biogás resultante por gaseoducto hasta el pueblo de Wildpoldsried. “Es un principio estupendo y ahorra una cantidad increíble de bióxido de carbono”, apunta el alcalde Arno Zengerle. El biogás, los paneles solares que cubren muchos techos y, en particular, las turbinas eólicas permiten que Wildpoldsried produzca casi cinco veces la electricidad que consume. Einsiedler administra las turbinas. Las turbinas eólicas son un agregado dramático y a veces controversial al paisaje alemán –“esparraguificación”, lo llaman sus opositores–, pero cuando las personas tienen una participación financiera en los espárragos, dice Einsiedler, cambiar su actitud. No fue difícil convencer a los granjeros y propietarios inmobiliarios para que colocaran paneles solares en sus techos; la tarifa de suministro, que les pagaba 50 centavos por kilovatio-hora cuando empezaron en el año 2000, era un buen trato. En el punto máximo del auge, en 2012, se instalaron en Alemania 7.6 gigavatios de paneles PV en un
solo año, el equivalente, cuando brilla el sol, a siete plantas nucleares. Una industria alemana de paneles solares prosperó hasta que fue desplazada por los fabricantes de bajo costo de China, que llevaron el auge a todo el mundo. La ley de Fell, por lo tanto, ayudó a bajar el costo de las energías solar y eólica, haciéndolas competitivas en muchas regiones que tienen combustibles fósiles. Una muestra de ello: la tarifa de Alemania para nuevas instalaciones solares grandes disminuyó de 50 centavos de euro por kilovatio-hora a menos de 10. “Hemos creado una situación completamente nueva en 15 años; ese es el enorme éxito de la ley de energía renovable”, afirma Fell. En las elecciones de 2013, Fell perdió su asiento en el Bundestag, víctima de las políticas internas del Partido Verde. Actualmente está de regreso en Hammelburg, pero no tiene que mirar las columnas de vapor de Grafenrheinfeld: en junio pasado, el reactor fue el último en ser apagado. Nadie, ni siquiera la industria, cree que la energía nuclear regrese a Alemania. El carbón mineral es otra historia. el año pasado, alemania obtuvo 44 % de su electricidad del carbón, 18 % de la antracita, que en su mayoría se importa, y aproximadamente 26 % del lignito, o carbón pardo. El uso de la antracita ha disminuido considerablemente durante las dos décadas pasadas, pero no así el del lignito. Esa es la razón principal por la que Alemania no está en vías de alcanzar su propia meta de emisiones de gases de efecto invernadero para 2020. Alemania es el principal productor mundial de lignito. Este emite aún más CO2 que la antracita, pero es el combustible fósil más barato, más que la antracita, la cual es más barata que el gas natural. Idealmente, para reducir las emisiones, Alemania debería reemplazar el lignito con gas. Pero a medida que las energías renovables inundaban la red, algo más ocurría: en el mercado mayorista, donde se venden y compran los contratos para distribuir electricidad, el precio de esta se desplomó, así que las centrales eléctricas de gas y, en ocasiones, incluso centrales eléctricas que queman antracita, fueron excluidas del mercado por
sus precios excesivos. Las antiguas centrales eléctricas de lignito están trabajando a todo vapor, todo el tiempo, mientras que las modernas centrales de gas, que producen la mitad de las emisiones, permanecen inactivas. “Por supuesto, tenemos que encontrar una vía para deshacernos de nuestro carbón, es muy obvio –afirma Jochen Flasbarth, secretario del Ministerio del Medio Ambiente–. Pero es muy difícil. No somos un país muy rico en recursos y el único recurso que tenemos es el lignito”. Restringir su uso resulta más difícil porque las grandes empresas de servicios públicos de Alemania han estado perdiendo dinero últimamente, debido al Energiewende, dicen ellos; debido a su incapacidad para adaptarse al Energiewende, afirman sus críticos. E.ON, la mayor empresa de servicios públicos, dueña de Grafenrheinfeld y muchas otras plantas, declaró una pérdida de más de 3 000 millones de euros en 2014. “Las empresas de servicios públicos de Alemania tenían una sola estrategia –indica Flasbarth–, y esa era defender su trayectoria: nuclear más combustibles fósiles. No tenían una estrategia B”. Al haber perdido el tren del Energiewende cuando este salió de la estación, ahora lo están persiguiendo. E.ON se está dividiendo en dos compañías, una dedicada a la energía de carbón mineral, gas y nuclear, y otra a las energías renovables. El presidente ejecutivo, anteriormente crítico del Energiewende, se va a la de las renovables. Vattenfall, empresa estatal sueca y otra de las cuatro grandes empresas de servicios públicos en Alemania, intenta una evolución similar. “Somos un ejemplo para el Energiewende”, me dijo alegremente el vocero Lutz Wiese cuando me saludó en Welzow-Süd, una mina a cielo abierto en la frontera polaca que produce 20 millones de toneladas de lignito al año. Era un precioso día de primavera. Desde Wolkenberg, la única nube que podíamos ver era la columna de vapor que salía lentamente de la central eléctrica de 1.6 gigavatios en Schwarze Pumpe, que quema la mayoría del lignito extraído en Welzow-Süd. En un salón de conferencias, Olaf Adermann, gestor de activos de las operaciones de lignito de la empresa, explica que Vattenfall y otras alemania
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Los ciudadanos financiaron la mitad de la inversión de Alemania en energía renovable después de que una ley la hizo rentable. En las afueras del pueblo de Feldheim, los visitantes recorren el parque eólico, que vende electricidad a la red nacional. Y también abastece una red local que hace autosuficiente a Feldheim.
Un reactor nuclear en Kalkar se terminó justo antes de la explosión de Chernóbil, Ucrania, en 1986, y nunca se utilizó. Ahora es un parque de diversiones con una atracción en lo que habría sido la torre de enfriamiento. El miedo a la energía nuclear estimuló la transición de Alemania.
La euforia no duró. Actualmente hay intereses económicos contrapuestos. Algunos alemanes dicen que se podría necesitar otra catástrofe como la de Fukushima para catalizar el progreso. compañías de servicios públicos nunca habían imaginado que las energías renovables despegaran con tanta rapidez. Incluso con el cierre inminente de más reactores nucleares, Alemania tiene demasiada capacidad de generación. “Tenemos que enfrentar algún tipo de depuración del mercado”, señala Adermann. Pero el lignito no debería ser el único en irse, insiste. Él es el “socio confiable y flexible” cuando el sol no brilla o el viento no sopla. Adermann, quien es de la región y trabajó en sus minas de lignito antes de que estas pertenecieran a Vattenfall, considera que seguirán funcionando en 2050, y quizá más allá. Sin embargo, Vattenfall tiene planes para vender sus empresas de lignito, si puede conseguir un comprador, para poder concentrarse en las energías renovables. Está invirtiendo miles de millones de euros en dos nuevos parques eólicos frente a la costa del mar del Norte, porque mar adentro hay más viento que en tierra y porque una gran corporación necesita un proyecto grande para pagar sus costos operativos. “No podemos hacerlo tierra adentro en Alemania –indica Wiese–. Es demasiado pequeña”. Vattenfall no está sola: el auge de las energías renovables se ha pasado al mar del Norte y al Báltico, y está en manos de empresas de servicios públicos. El gobierno de Merkel ha promovido el cambio al limitar la construcción de centrales solares y eólicas en tierra, y al cambiar las reglas de tal manera que dejen fuera las asociaciones ciudadanas. En 2014, la cantidad aportada por nuevas centrales solares disminuyó a aproximadamente 1.9 gigavatios, una cuarta parte del punto máximo en 2012. Los críticos dicen que el gobierno está 26
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ayudando a las grandes empresas de servicios públicos a costa del movimiento ciudadano que dio inicio al Energiewende. A finales de abril de 2015, Vattenfall inauguró formalmente, en la parte alemana del mar del Norte, su primer parque eólico, un proyecto de 80 turbinas llamado DanTysk que se encuentra unos 80 kilómetros mar adentro. La ceremonia, en un salón para eventos de Hamburgo, fue una ocasión feliz también para la ciudad de Múnich. Su empresa municipal de servicios públicos, Stadtwerke München, posee 49 % del proyecto. Como resultado, Múnich produce ahora suficiente electricidad renovable para abastecer sus casas, metro y líneas de tranvías. Para 2025 tiene pensado satisfacer toda su demanda con renovables. en parte porque ha conservado gran cantidad de industria pesada, Alemania tiene algunas de las emisiones de bióxido de carbono per cápita más altas de Europa occidental (tiene un poco más de la mitad de las emisiones de Estados Unidos). Su objetivo para 2020 es reducirlas 40 % respecto de los niveles de 1990. Hasta 2014 había logrado 27 %. El sistema europeo de comercio de carbono, en el que los gobiernos expiden permisos negociables de emisiones a contaminadores, no ha sido de mucha ayuda hasta ahora. Circulan demasiados permisos en circulación y son tan baratos que la industria tiene pocos incentivos para reducir las emisiones. Incluso cuando Alemania no está en camino de cumplir su propia meta para 2020, va a la delantera en el programa de la Unión Europea. Las cosas podrían haberse dejado ahí, y muchos miembros de la CDU de Merkel querían que ella hiciera precisamente eso. En cambio, Merkel y el ministro de Economía, Sigmar Gabriel, jefe del SPD, reafirmaron su compromiso de 40 % en otoño de 2014. Sin embargo, no han demostrado que puedan lograrlo. En la primavera del año pasado, Gabriel propuso un impuesto especial a las emisiones para las centrales eléctricas de carbón viejas e ineficientes; pronto tuvo a 15 000 mineros y trabajadores de esas centrales, alentados por sus empleadores, manifestándose afuera de su ministerio. En julio de 2015, el gobierno cedió. En lugar de gravar a
las empresas de servicios públicos, dijo que les pagaría por cerrar unas pocas centrales eléctricas de carbón, con lo que se logró únicamente la mitad del ahorro de emisiones planificado. Para que tenga éxito el Energiewende, Alemania tendrá que hacer mucho más. También tendrá que disminuir el uso de la gasolina y el diésel. El sector del transporte produce alrededor de 17 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de Alemania. Al igual que las empresas de servicios públicos, sus famosos fabricantes de automóviles –Mercedes Benz, BMW, Volkswagen y Audi– llegaron tarde al Energiewende. Aun así, en la actualidad ofrecen más de dos docenas de modelos de automóviles eléctricos. El objetivo del gobierno es tener un millón de automóviles eléctricos en uso para 2020; hasta ahora hay 40 000. El problema fundamental es que los automóviles todavía son demasiado costosos para la mayoría de los alemanes y el gobierno no ha ofrecido incentivos serios para comprarlos, no ha hecho para el transporte lo que la ley de Fell hizo para la electricidad. Mucho de esto es válido para las construcciones, cuyos sistemas de calefacción emiten 30 % de los gases de efecto invernadero de Alemania. Por toda Alemania, los edificios viejos se están recubriendo con 15 centímetros de espuma aislante y les colocan ventanas modernas. Los préstamos bancarios de interés bajo, que ayudaron a reconstruir el occidente del país destrozado por la guerra con los fondos del Plan Marshall, pagan muchos proyectos. No obstante, solo 1 % de las construcciones se renueva cada año. Para que todos los edificios sean casi climáticamente neutros para 2050 –la meta oficial–, la tasa debería por lo menos duplicarse. Una vez, dice Sandrock, el gobierno sugirió la idea de exigirles a los propietarios que renovaran. La protesta pública acabó con ese ensayo de propuesta. El fotógrafo y cineasta Luca Locatelli, quien vive en Milán, es un apasionado de la relación entre los humanos y la tecnología, y de las consecuencias ambientales de esas interacciones.
“después de fukushima, durante un breve periodo hubo Aufbruchsstimmung, durante aproximadamente medio año hubo una verdadera euforia”, recuerda Gerd Rosenkranz. Aufbruchsstimmung significa algo así como “alegría por la partida”; esto es lo que un alemán siente cuando se prepara para una caminata larga, digamos, en compañía de sus amigos. Con todos los partidos de Alemania puestos de acuerdo, comenta Rosenkranz, el Energiewende se sentía así. Pero el sentimiento no duró. Actualmente hay intereses económicos contrapuestos. Algunos alemanes sostienen que se podría necesitar otra catástrofe como la de Fukushima para impulsar una nueva ola de progreso. “El ánimo es malo”, confiesa Rosenkranz. Pero he aquí lo que pasa con los alemanes: sabían que el Energiewende no iba a ser nunca un paseo por el bosque y, sin embargo, se propusieron hacerlo. ¿Qué podemos aprender de ellos? No podemos trasplantar su deseo de rechazar la energía nuclear. No podemos apropiarnos de su experiencia de dos grandes proyectos para cambiar: reconstruir su nación cuando parecía imposible hace 70 años y reunificarla, hace 25, cuando parecía que estaba dividida para siempre. Pero podemos dejar que nos inspiren, para creer que el Energiewende también sería posible en otros países. En un ensayo reciente, William Nordhaus, economista de Yale que pasó décadas estudiando el problema de enfrentar el cambio climático, identificó lo que él considera su esencia: los polizones. Puesto que se trata de un problema mundial, y hacer algo resulta costoso, todos los países tienen un incentivo para no hacer nada y esperar a que los otros actúen primero. Aunque la mayoría de los países han sido polizones, Alemania se ha comportado de manera diferente: ha sido la precursora y se ha mantenido en la delantera. Y, al hacerlo, ha hecho más fácil el camino para el resto de nosotros. j ¿Cómo se preparó para esta asignación? El mayor reto fue entrenar para unirme a los técnicos del parque eólico mar adentro. Pasé tres días
aprendiendo a enfrentar situaciones riesgosas en el mar, por ejemplo, cómo romper una ventana para escapar cuando un helicóptero está volcado bajo el agua.
REBECCA HALE
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CÓMO ARREGLARLO
Energía para el pueblo Una revolución solar transforma vidas en el mundo en desarrollo
Los obreros de un horno de ladrillos, en el estado indio de Uttar Pradesh, iluminan su camino con linternas. El mundo en desarrollo se esfuerza en proporcionar energía a sus habitantes. En todo el planeta, alrededor de 1 100 millones de personas no tienen acceso a la electricidad.
En la región de Bago, Birmania (Myanmar), los leñadores han usado elefantes durante siglos, como este trabajador maderero que monta un animal de 11 años. Esos campamentos no tienen electricidad, así que los obreros usan lámparas solares antes del amanecer.
Ibrahim Kalungi y Godfrey Mteza, ambos de 20 años, trabajan de noche en su taller de motocicletas en Nbeeda, Uganda. Los mecánicos reconocen que las lámparas solares les han permitido trabajar más horas y ganar más dinero.
Por Michael Edison Hayden Fotografías de Rubén Salgado Escudero
nt Mandal enciende una de una barra de chocolate. Al instante, la choza pequeña que comparte con su esposa y cuatro hijos se llena de tonalidades que van del amarillo canario al azul marino, reflejo de las lonas de plástico que sirven de paredes y techo. Mandal señala sus pertenencias con uno de sus largos dedos: una página arrancada de un viejo calendario hindú, un juego de platos de hojalata, una caja de madera que usan como silla. Apaga la unidad solar que energiza la lámpara y la desarma, pieza por pieza; luego la lleva a una tienda de campaña situada a unos 20 metros de allí, donde trabaja como chai wallah, vendiendo un té lechoso y dulce a los viajeros del solitario camino de Madhotanda, población boscosa cerca de la frontera norte de India. “Mi vida es triste, pero tengo una mente que me ayuda a soportarla –dice Mandal–. Y esta lámpara solar me ayuda a mantener el negocio abierto por la noche”. Mandal, quien ha levantado su hogar ilegalmente en tierras públicas a orillas de una reserva de tigres, es solo un engranaje minúsculo en una maquinaria económica nueva y pujante. Una maquinaria compuesta por cientos de empresas que trabajan agresivamente para vender pequeñas unidades solares en países en desarrollo, ayudando a satisfacer las necesidades crecientes de energía de clientes desconectados de la red eléctrica. En todo el mundo hay alrededor de 1 100 millones de personas que no tienen acceso a la electricidad, y casi una cuarta parte vive en India, donde individuos como Mandal se han visto forzados a depender del nocivo queroseno y voluminosas baterías que gotean ácido. La unidad solar de Mandal, que provee electricidad a dos lámparas LED y un ventilador, 34
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obtiene energía de un panel solar de 40 vatios. El sol incide en el panel, cargando la pequeña estación eléctrica anaranjada durante unas 10 horas continuas. Mandal alquila el equipo a Simpa Networks. Simpa ofrece planes de suscripción que se ajustan al presupuesto de consumidores de bajos ingresos. No obstante, el equivalente a 35 centavos de dólar diarios es un desembolso enorme para Mandal, quien sostiene a su familia con un presupuesto de menos de dos dólares al día. La comida cuesta, lo mismo que los libros escolares, la medicina y el té. Su segundo hijo, de 15 años, enfermó a fines del año pasado y la cuenta del hospital sumió a la familia en una deuda que supera los 4 000 dólares. Con todo, Mandal asegura que gastar 20 % de sus utilidades en los servicios de Simpa es mejor que pasar gran parte de su vida en completa oscuridad. “Antes gastaba lo mismo en recargar una batería –asegura–. Y tenía que caminar un kilómetro de ida y vuelta por la carretera para recargarla. A veces su ácido se derramaba y me quemaba”. La lucha de Mandal se repite en las aldeas de Birmania (Myanmar) y África, donde empresas privadas venden unidades y paneles solares para que los habitantes construyan granjas solares. La Agencia Internacional de Energía calcula que 621 millones de africanos subsaharianos no tienen electricidad. Según el censo de 2011, debido a la escasez de líneas eléctricas en India, solo 37 % de los casi 200 millones de habitantes de Uttar Pradesh, estado natal de Mandal, usa la electricidad como fuente primaria de iluminación. Simpa calcula que 20 millones de hogares de dicho estado dependen principalmente del queroseno que subsidia el gobierno. En todas las poblaciones agrícolas pequeñas, los teléfonos móviles se cargan con baterías de
Lámpara solar en mano, Soni Suresh, de 20 años, y Suresh Kashyap, de 22, celebran su ceremonia nupcial en Uttar Pradesh, donde 20 millones de hogares carecen de electricidad.
tractores; cada verano, cuando las temperaturas pueden llegar a 46 ° C, cientos de personas mueren por golpes de calor; además, el hollín negro y sucio que despide el queroseno daña los pulmones. Algunos vecinos de Mandal cuentan con electricidad, pero comentan que solo disponen del servicio dos o tres horas al día, y que el gobierno no avisa cuándo se iniciarán o terminarán los apagones. Sin embargo, Mandal no tendría una fuente viable de electricidad sin la energía solar. Paul Needham, director ejecutivo de Simpa, solía trabajar en el departamento de publicidad de Microsoft, y su vida en India es mucho más privilegiada de lo que Mandal jamás podría imaginar. En casa tiene agua corriente, disponibilidad casi continua de electricidad y wifi. Originario de Vancouver, Canadá, Needham emigró a India en 2012, con la esperanza de cerrar la brecha que lo separa de personas como Mandal. “India es una sociedad dividida en muchos sentidos, ya que, luego de décadas de desarrollo acelerado, zonas rurales
como estas siguen rezagadas de las ciudades importantes –denuncia–. Nuestros clientes están ansiosos por que se construya una red eléctrica mejorada. Necesitan electricidad ahora mismo”. Needham explica que la idea de su compañía surgió en 2010, cuando visitó Tanzania con miembros de una organización que trabaja por los derechos de las mujeres. Vio que algunas personas pagaban para recargar sus celulares con el panel solar de una vecina. “Se me ocurrió que podía ser un modelo empresarial muy viable”, recuerda. Los vendedores de los mercados rurales de India comercializaron la energía solar años antes que empresas como Simpa. En puestos del tamaño de armarios, los hombres exhiben unidades solares que cuestan tres o cuatro dólares, una fracción de lo que Mandal paga cada mes a Simpa. Sin embargo, el problema de esos modelos es que están mal fabricados y suelen fallar, aseguran Needham y otros miembros de la floreciente industria de servicios solares de India. ret r ato s s o l are s
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La víspera del servicio religioso, los miembros del coro de la iglesia Jubilee Revival, en Sango Bay, Uganda, ensayan a la luz de una lámpara solar. Esta pequeña aldea de pescadores tiene 120 viviendas.
Julian Marshall, profesor de ingeniería ambiental, asegura que la industria de servicios solares tiene gran potencial para crecer y así mejorar la vida de las personas en los países en desarrollo. Marshall monitorea la contaminación del aire en el interior de las viviendas de clientes conectados y no conectados a la red eléctrica. Investiga el daño que causan el queroseno y otras fuentes de energía sucia. Se ha demostrado que los vapores de las lámparas de queroseno se combinan con el hollín que despiden las plantas eléctricas que operan con carbón, ocasionando infartos cardiacos y daños pulmonares en muchas personas de toda India. Marshall reconoce que media docena de compañías solares, incluida Simpa, ha adoptado una estrategia de ventas innovadora para las zonas rurales del país. “El cliente toma la decisión de adquirir servicios solares, sobre todo por motivos financieros personales –dice–. Pero esa decisión se acompaña de beneficios sanitarios y ambientales para la comunidad”. 36
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La posibilidad de escapar del calor sofocante de India es, quizá, el mayor incentivo para arrendar un sistema solar. Shiv Kumar, obrero de 20 años de Madhotanda, se gana la vida recogiendo heno para los agricultores, por lo cual percibe menos de 2.50 dólares al día, cuando encuentra empleo. Pero cuando escasea la comida, a veces trabaja por raciones de grano. Vive con su padre y su hermano en una casa de concreto con dos habitaciones minúsculas y muy poca ventilación. De modo que cuando Simpa hizo una demostración del equipo solar, lo convenció de adquirir el ventilador. “La luz de la lámpara de queroseno era muy tenue y amarilla, y me hacía sentir deprimido –cuenta Kumar, refrescándose de pie junto al ventilador–. Pero este es el mejor ventilador que he visto”. Neel Shah, líder de administración de productos de Simpa, puede dar fe de que las dificultades para llevar servicios solares a las regiones rurales muchas veces trascienden el tema de la capacidad adquisitiva. Cierta vez, unos hombres que viajaban en el
La electricidad es un lujo en Uganda. Denis Okiror, de 30 años, empezó a utilizar lámparas solares en su peluquería, en el distrito de Kayunga, hace un par de años. La mayoría de sus clientes, dice, prefiere ir en las tardes.
mismo tren atacaron a Shah. En otra ocasión, los aldeanos del distrito de Mathura le advirtieron que unos pandilleros irían esa noche a saquear casas. Uttar Pradesh, el estado más populoso de India –con 40 % más habitantes que Rusia–, es también el más caótico. Las pandillas y el crimen violento son endémicos, igual que los funcionarios públicos con antecedentes penales. “El negocio puede ser frustrante, pero los clientes como Mandal hacen que valga la pena”, asegura Shah, quien conoció a Mandal a principios de año, después de que el vendedor de té se comunicara con Simpa para expresar su admiración. “Queremos que millones de personas como él tengan luz”. Rubén Salgado Escudero, fotógrafo galardonado que nació en España y actualmente radica en Birmania (Myanmar), inició su carrera como animador de videojuegos. Hoy enfoca su lente en personas y lugares que suelen pasar inadvertidos.
en madhotanda, dentro de la carpa donde vende chai, Mandal ensambla de nuevo la unidad solar y cuelga su lámpara. El calor de la tarde es abrumador y el lugar está vacío, mientras revuelve el té en un caldero de metal que calienta sobre una fogata. Algunos transeúntes llegarán al atardecer, cuando refresque. Mandal quisiera alquilar una segunda unidad solar para que sus hijos tengan un lugar más privado donde estudiar. Sin embargo, por lo pronto, su prioridad es que el negocio crezca, objetivo que espera lograr con la energía solar. “Cuando los clientes vean las luces –señala–, vendrán”. j
¿El uso de la energía solar afectó tu trabajo para este reportaje? La luz generada con energía solar fue la única fuente de iluminación que usé en
todos los retratos para este proyecto. Quise trabajar con el mismo tipo de luz que, de manera tan sustancial, está mejorando la calidad de vida de mis sujetos.
NATASCHA RISSMANN
ret r ato s s o l are s
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En el estado de Odisha, India, los aldeanos capturan peces con canastos cónicos y luz solar. De sus 42 millones de habitantes, menos de la mitad usa la red eléctrica.
CAMBIO CLIMÁTICO GUÍA DE SUPERVIVENCIA
¿Cómo vivir con él? A los humanos no nos faltan consejos sobre cómo adaptarnos a cualquier circunstancia. Una búsqueda en Google, esa medida de la universalidad, arroja más de 55 millones de resultados para “how to live with” (“cómo vivir con”). Teclea “how to live with climate change” (“cómo vivir con el cambio climático”) y los resultados bajan a unos 44 000. Esas son muchas ideas. De seguro podemos encontrar unas cuantas que nos ayuden a adaptarnos a lo que no podemos arreglar. Si es verdad que aprendemos al hacer, el aprendizaje ya comenzó. El reto es desalentador: calor y tiempo extremos; amenazas al agua, las cosechas y la salud. Pero, con tecnología e ingenio, los guardianes de la Tierra están encontrando nuevas maneras de manejar nuestra realidad transformada. —Patricia Edmonds COLABORADORES Texto: Jeremy Berlin, Eve Conant, Karen de Seve y Daniel Stone. Gráficos: Lawson Parker y Matthew Twombly FOTOILUSTRACIÓN: JAVIER JAÉN
Agua caliente Ya sea en estado líquido, sólido o gaseoso, el agua es vital para nuestro planeta. Dependemos de ella para beber y para el sustento de nuestros cultivos, animales e incontables especies que dependen de ecosistemas dulceacuícolas para vivir. Los mares ayudan a regular los niveles de CO2 y las temperaturas globales, a la vez que transportan nutrientes y sustentan los ecosistemas marinos. Conforme el clima cambie, también lo harán los recursos de agua dulce y salada, de los que dependen nuestras comunidades y economías. Y a medida que cambie, también lo hará –o debería– nuestra relación con el agua.
EL MAR Los mares, que cubren 71 % de nuestro planeta azul jaspeado, ahora absorben tanto CO2 producido por los humanos y energía solar que la química y la temperatura del agua marina ponen en peligro muchos organismos. Los cambios en el ambiente oceánico afectan lo que vive en el agua y lo que podemos obtener de ella. Los cambios en el nivel del mar alteran las líneas costeras y socavan edificios, lo que representa riesgos para la vida humana.
Mantener el equilibrio de la energía Actualmente, la Tierra recibe más calor del sol del que libera. El océano almacena 93 % de esa energía, lo que ayuda a mantener habitable el planeta al moderar las temperaturas extremas. Más humedad El aire caliente conserva más vapor de agua, lo que aumenta la humedad y el calor. Los expertos predicen que ajustaremos nuestras actividades al aire libre para reducir el estrés térmico.
Sal de mar Mayores precipitaciones y deshielos cambiarán la salinidad del océano, lo que afecta corrientes y ecosistemas marinos. Es incierto cómo nos adaptaremos.
Mar 93% Deshielo 3 Calentamiento de los continentes y la atmósfera 4
Océanos acidificados Más CO2 vuelve más ácidos los océanos. Ello adelgaza las conchas de criaturas como ostras y vieiras, lo que aumenta sus tasas de mortalidad.
Aumento del nivel del mar La reingeniería de la infraestructura costera y la inversión en barreras y sistemas de desviación de agua pueden ayudar a protegernos contra las mareas de tormenta e inundaciones.
Calentamiento Mientras los océanos siguen calentándose, los ecosistemas marinos reaccionan. Algunas especies son capaces de adaptarse acercándose a los polos, más fríos.
Trece grandes aeropuertos de EUA tienen al menos una pista de aterrizaje a menos de 3.5 metros sobre el nivel del mar actual.
En Nueva Orleans, el puente Twin Span fue reconstruido 6.4 metros más alto, por encima de futuras marejadas ciclónicas.
La atmósfera puede retener 7 % más vapor de agua por cada grado centígrado de aumento de la temperatura.
TIERRA
HIELO
Las interacciones dinámicas del cambio climático con los recursos dulceacuícolas en la tierra están ligadas de manera crítica con la disponibilidad de agua de buena calidad para uso humano. Hoy, al menos la mitad de la población mundial depende de los mantos acuíferos para tener agua potable segura. Con una proyección de crecimiento urbano que incrementará la demanda en 55 % para 2050, tendremos que gestionar cuidadosamente el uso futuro del líquido.
El agua dulce que una vez estuvo congelada en el Ártico, Groenlandia, la Antártida y las regiones alpinas se derrite y se derrama en los mares, ríos y suelos del mundo. Conforme más hielo se derrita, los ríos y las cuencas se llenarán primero. A medida que el hielo disminuya, también lo hará el agua de deshielo y el agua dulce disponible. Si la conservación no frena el problema, se prevén restricciones en el uso del agua.
Poca nieve Para 2100, durante la primavera, la capa de nieve en el hemisferio norte se reducirá probablemente de 10 a 30 %, lo que hace crucial una gestión integral del agua.
Descongelado En 2009 desapareció el glaciar Chacaltaya, en Bolivia. Los habitantes de las montañas tuvieron que mudarse a las ciudades, las cuales ahora deben mejorar la captura y el almacenamiento de agua.
No tan permafrost Cuando el permafrost se derrite, el suelo cambia. En el norte, la gente replantea sus caminos y edificios, reubica los almacenes de carne congelada y se mudan a zonas menos vulnerables.
Falta de agua dulce Quienes gestionan el agua necesitarán una mezcla flexible de estrategias. Entre ellas: recolectar agua de lluvia, reutilizar el líquido, mejorar los sistemas de almacenaje y diversificar cultivos.
Disminución del hielo marino Conforme se eleva la temperatura global, la banquisa del Ártico y la Antártida seguirá menguando y adelgazándose. Menos hielo significa menos energía reflejada –y más absorbida– por los mares.
La erosión de los ríos, intensificada por el cambio climático, destruyó partes de Newtok, Alaska. Para 2017, el agua podría llegar hasta su escuela, el refugio contra inundaciones del pueblo.
Proliferan los proyectos de recuperación de manglares: Vietnam, Yibuti, Brasil. Estos esfuerzos no solo protegen a las comunidades costeras contra el aumento en el nivel del mar y las marejadas ciclónicas, sino que también ayudan a aumentar la biodiversidad y preservar hábitats.
ILUSTRACIÓN: ROMUALDO FAURA. FUENTES: PANEL INTERGUBERNAMENTALSOBRE CAMBIO CLIMÁTICO (IPCC)
Nueva agricultura El cambio climático podría beneficiar a algunas plantas al prolongar las temporadas de cultivo e incrementar el CO2. Sin embargo, otros efectos, como más plagas, sequías e inundaciones, serían menos benignos. ¿Cómo se adaptará el mundo? Mediante un modelo de simulación climática, conocido como HadGEM2, investigadores del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI) prevén, para 2050, cambios en los terrenos aptos para cuatro alimentos básicos –maíz, papa, arroz y trigo–, lo que en algunos casos obligará a que los agricultores siembren nuevos productos. Según Ricky Robertson, del IFPRI, algunas tierras de cultivo pueden beneficiarse del calentamiento, pero otras no. El clima no determina por sí mismo los rendimientos: los cambios políticos, la demanda mundial y las prácticas agrícolas influirán en la suerte de las granjas. Los ganadores, en opinión de los científicos, serán los agricultores que modernicen sus métodos y diversifiquen sus campos.
Cambio en el potencial de rendimientos promedio de maíz, papa, arroz y trigo en 2050 Incremento mayor a 5 % 0-5 % incremento o pérdida
AMERICA
Pérdida mayor a 5 %
DE L NO R T E
Zona que en 2015 produjo 75 % de maíz, papa, arroz y trigo
Cambio en la producción mundial Millones de toneladas
2000 900
2050
Ningún lugar produce más maíz que el medio oeste de Estados Unidos. A pesar de una caída de 20 % en la producción, la región seguirá como un proveedor global.
AMERICA DE L S UR
-24 % Maíz 600 -3 % Trigo -11 % Arroz -9 % Papa 300
0 Es probable que el cambio climático sea más tolerante con el trigo, pero no como para compensar las pérdidas de otros cultivos importantes.
Un grupo de nativos americanos llamado Confederación Iroquesa se prepara frente al cambio climático creando bancos de semillas.
Más plagas harán menos productivas las zonas de elevación media para el cultivo de papa en los Andes. Nuevas variedades podrían ayudar a mantener la producción.
Muchos cultivos sufrirán en Brasil. De acuerdo con el modelo HadGEM2, los agricultores de maíz verán declinar los cultivos en casi 16 %.
Ochenta por ciento de la deforestación global es causada por la agricultura.
En un mundo con mayores temperaturas, la pesca se podría incrementar hasta 70 % en algunas regiones, pero caería 60 % en los trópicos y la Antártida.
MAÍZ
PAPA
ARROZ
TRIGO
El cambio climático abrirá nuevas zonas para el maíz, pero reducirá la producción en las actuales. Más agricultores lo cultivarán en más lugares.
Las papas tienden a crecer mejor en temperaturas bajas. Con temperaturas más altas sería posible cultivarlas más al norte o a mayor altitud.
A diferencia de otros cultivos, al arroz –que puede crecer en el frío y el calor– le puede ir bien. Los investigadores piensan que la producción en África se podría duplicar.
Todos los escenarios climáticos muestran producciones reducidas de trigo. El calentamiento también podría esparcir más enfermedades que afecten los cultivos.
Los cambios en Asia, con sus grandes poblaciones y territorios, afectarán a la mayoría de las personas. India y China experimentarán las mayores pérdidas de tierra cultivable.
Los agricultores de papa en el norte de Europa tendrán temporadas de cultivo más largas. Los campos meridionales se volverán cada vez más secos.
EUR OPA ASI A
A FRICA
A US T R A LI A
El suelo rico y el agua abundante en África occidental podrían sustentar un mayor cultivo de arroz. Se cree que ciertas zonas de África oriental tienen gran potencial para expandir la producción.
Para 2050, la producción agrícola anual en el mundo deberá incrementarse entre 60 y 70 % para cubrir la demanda causada por el crecimiento de la población.
La producción de arroz en Indonesia se verá bien librada ante el cambio climático, pero el maíz declinará hasta 20 %.
Las mujeres, si tienen el mismo acceso a los recursos que los hombres, podrán impulsar la productividad de sus granjas hasta 30 %.
Nuevas regiones de Australia se volverán cultivables, pero, debido a las sequías, se requerirá una agricultura eficiente si se va a continuar sembrando trigo.
Satélites de NASA que identifican los campos agostados de California puede ayudar a gestionar los recursos hídricos.
MAPA: EVAN APPLEGATE. FUENTES: ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA ALIMENTACIÓN Y LA AGRICULTURA; RICKY ROBERTSON, IFPRI
¡Qué calor! El mundo se sentirá diferente en 2100, cuando las temperaturas promedio se hayan elevado varios grados. Todo ambiente habitado por los humanos se verá afectado: urbano, suburbano, rural; montañas, planicies, costas. La mayor parte del mundo en desarrollo adquirirá comodidades modernas que transforman la vida. Para ese año, en climas cálidos “tendrás una saturación de aires acondicionados casi universal”, asegura Lucas Davis, economista de la Universidad de California en Berkeley. Sin embargo, al suministrar energía a estos dispositivos estaremos contribuyendo al calentamiento global. Si no podemos encontrar maneras de reducir el calor, encontraremos maneras de adaptarnos a él.
GRADOS DE SEPARACIÓN La temperatura media anual del aire en una ciudad puede ser de 2 a 6 ºC más cálida que en las zonas rurales vecinas durante el día, y entre 2 y 5 ºC por las noches. Los techos verdes llenos de vegetación pueden mitigar este efecto urbano de isla de calor, al bajar la temperatura en más de 3 ºC en los días más calurosos; las plantas también ayudan a controlar el exceso de agua de lluvia.
Los “techos enfriadores” reflejantes pueden bloquear hasta 65 % de la radiación solar.
La silvicultura il urbana ayu yuda yuda: uda: los árboles de sombra pued n bajar las temperaturas superficiales en paredes y edificios en más de 12 ºC.
La sombra y la evapotranspiración de la vegetación pueden bajar 22 ºC las temperaturas superficiales.
Este es el peor escenario según la Evaluación Nacional del Clima de Estados Unidos: un incremento global de las temperaturas en más de 6 ºC para 2100.
Los pavimentos reflejantes y permeables bajan las temperaturas superficiales en verano, las cuales pueden alcanzar 42 ºC.
Si las temperaturas promedio se elevan por arriba de 11 ºC, la mitad de la población enfrentaría condiciones inhabitables.
Para adaptarse a temperaturas más elevadas, los países en desarrollo deben gastar de 75 000 a 100 000 millones de dólares al año hasta 2050. Los costos de mitigación se proyectan entre 140 000 y 175 000 millones anuales para los próximos 15 años.
Clima salvaje Huracanes poderosos, sequías devastadoras, tormentas de hielo paralizantes y olas de calor intensas son fenómenos del clima extremo que pueden cobrar vidas y causar daños incalculables. El cambio climático, según los expertos, influye en los climas severos ocasionando sequías prolongadas y temperaturas más altas en algunas regiones, y aguaceros intensos en otras. Entre las más vulnerables están las comunidades en regiones expuestas de montaña y las costeras. Por todo el mundo, los ciudadanos de estos asentamientos se adaptan a las nuevas realidades del clima fortaleciendo sus sistemas de alerta, refugio y protección.
SOBREVIVIR LAS TORMENTAS Un ciclón feroz azota Bangladesh casi cada tres años. En 1991, uno llamado Marian mató a 140 000 personas. En 2007, Sidr destruyó 565 000 hogares, pero un sistema de alarma y refugios fortificados ayudaron a limitar las muertes a 3 500. Hoy, la recuperación de los manglares costeros y los bosques en las laderas de las montañas busca evitar las marejadas ciclónicas, los deslizamientos de tierra y las inundaciones durante las tormentas futuras.
SUCUMBIR AL CALOR La temperatura global promedio en mayo de 2015 fue la más alta registrada. En India, unas 2 200 personas perecieron durante una ola de calor de 10 días, cuando las temperaturas máximas reportadas llegaron a 45 ºC. Para hacerle frente, la ciudad de Ahmedabad ofreció agua potable y centros con aire acondicionado en zonas de alto riesgo, además de adiestrar a los auxiliares de salud para tratar enfermedades relacionadas con el calor.
Catástrofes en ascenso Desde 1980, los registros meteorológicos muestran un incremento en los desastres relacionados con el clima. El cambio climático afecta en parte el estado del tiempo, pero los expertos advierten que no se le puede culpar por cada evento extremo.
EVENTOS CLIMATOLÓGICOS
Temperaturas extremas, sequía, incendio forestal
“Imagina el día en que podamos capturar el poder de un huracán y usarlo para dar energía a una ciudad que de otra manera se habría destruido”. Neil deGrasse Tyson Director del Planetario Hayden en el Museo Americano de Historia Natural.
NÚMERO DE EVENTOS CATASTRÓFICOS EN EL MUNDO
291 1980 total
29 88
EVENTOS HIDROLÓGICOS
Inundación, alud
174 EVENTOS METEOROLÓGICOS
Tormentas tropicales, extratropicales, convectivas y locales
1980
1990
1992
Desastres naturales destacados: Huracán Andrew
En 2006, la Ley de Estándares de Evacuación y Transporte de Mascotas (PETS) fue creada en Estados Unidos para atender las necesidades de los animales de compañía después de un desastre o una emergencia mayor.
Las compañías de seguros pueden ajustarse al cambio climático aumentando las primas de las propiedades amenazadas. Pero si los dueños eligen no asegurarse, el gobierno podría tener que pagar la cuenta por los daños.
MAREAS ALTAS, PREOCUPACIONES ELEVADAS El cambio climático podría no ser la causa de una tormenta en particular, pero el incremento en los niveles del mar podría empeorar sus consecuencias. En 2012, una marejada ciclónica de 2.7 metros causada por el huracán Sandy golpeó la ciudad de Nueva York durante la marea alta, lo que elevó el agua 4.2 metros por encima de lo normal en el extremo sur de Manhattan. La inundación destruyó barrios y playas en los demás distritos. El nivel del mar en esta zona se eleva más de 2.5 centímetros cada década –dos veces más rápido que el promedio global– y para 2050 se predice que subirá entre 28 y 53 cm. Para prepararse, la ciudad implementa medidas de protección costera: un proyecto multiusos creará más espacios verdes para los residentes de la ciudad, así como un sistema de muros de contención, bermas y barreras retráctiles para mejor protección contra las tormentas.
El precio de las catástrofes naturales Los daños por tormentas e inundaciones aumentan en la floreciente infraestructura costera. Innovaciones como pueblos flotantes y la reubicación de bienes vulnerables lejos del alcance de los mares pueden reducir riesgos y pérdidas.
400 000 millones de dólares* 3 2
Katrina Iván
Huracán Andrew
Terremoto y tsunami de Japón
Sandy
1
1980
1990
2000 2010 ’14 *Valores hasta 2014 ajustados a la inflación
91
904 2014 total
413
400 EVENTOS GEOFÍSICOS
Terremoto, tsunami, actividad volcánica Aunque pueden ser extremos, los eventos geofísicos no están asociados directamente con cambios en el tiempo y el clima.
2000
2004 Huracán Iván
No más de 20 % de los agricultores en India está asegurado contra la pérdida de sus cosechas.
2010
2005 Huracán Katrina
2011
Terremoto y tsunami en Japón
Con la promesa de una boda soleada, una compañía europea puede organizar una “inseminación de nubes” para que llueva antes del gran día.
2012
2014
Huracán Sandy
La llegada prematura de la primavera alargará la temporada del polen. Según algunos estimados, los niveles de polen podrían más que duplicarse para 2040.
FUENTES: PLAN DE ACCIÓN ANTE EL CALOR DE AHMEDABAD 2015; PLAN CLIMÁTICO DE BANGLADESH 2009; CIUDAD DE NUEVA YORK; IPCC; BASE DE DATOS DE MUNICH RE NATCATSERVICE; ADMINISTRACIÓN NACIONAL OCEÁNICA Y ATMOSFÉRICA DE ESTADOS UNIDOS (NOAA)
Riesgos para la salud El cambio climático no solo es malo para la salud del planeta, también para la de las personas. Los efectos variarán según edad, género, geografía y nivel socioeconómico. Y también los remedios. Un estudio internacional reciente en la revista Lancet dice que muchas más personas de lo que se pensaba estarán expuestas a eventos climáticos extremos durante el siguiente siglo, “un riesgo en potencia catastrófico para la salud humana” que podría echar abajo 50 años de logros en salud global. Más allá de las consecuencias inmediatas del tiempo extremo, el cambio climático puede afectar el bienestar de una persona de otras maneras menos directas, por exposición a la contaminación del aire, enfermedades transmitidas por el agua, hambruna y desnutrición, entre otros factores. Las soluciones están en proceso. En Benín, país propenso a las inundaciones, la política nacional de seguridad en salud fue ampliada para cubrir la malaria e infecciones intestinales, las cuales probablemente se incrementarán conforme aumenten las temperaturas y los niveles del mar. En Filipinas, lugar cálido y húmedo, los programas ayudan a los residentes de los barrios de bajos ingresos a manejar los riesgos relacionados con el tiempo mediante préstamos pequeños, educación sobre higiene y control local de agua y basura. Mientras tanto, los expertos en salud pública en todas partes piden mejoras de mayor alcance que ayudarán a las personas a mantenerse saludables a pesar de inundaciones, sequías y ondas de calor: mayor acceso a agua limpia, sistemas sanitarios, vacunas y cuidados de salud infantiles.
La contaminación provocada por incendios forestales podría causar problemas respiratorios. Y el ozono también puede ser mortal: sería responsable por la mitad de las muertes en Europa durante la ola de calor de 2003.
Los cortes de energía durante eventos climáticos extremos podrían paralizar hospitales y sistemas de transporte cuando más los necesitemos.
La disminución de los cultivos causaría desnutrición, hambruna y alza en los precios de los alimentos. Más CO2 en el aire puede hacer menos nutritivos los cultivos básicos, como cebada y soya.
Los peligros ocupacionales, como el riesgo de un golpe de calor, aumentarán, especialmente entre agricultores y trabajadores de la construcción. Los horarios podrían cambiarse al amanecer o al atardecer, cuando que hay más insectos portadores de enfermedades. Días más cálidos, más lluvia y mayor humedad producirán más garrapatas, las cuales propagan enfermedades infecciosas, como la enfermedad de Lyme. Para 2080, las garrapatas podrían estar en la mayor parte del este de EUA.
Los refugiados climáticos –personas forzadas a mudarse en condiciones de hacinamiento por climas extremos o el aumento del nivel del mar– suelen enfrentar un incremento en los riesgos de salud, como desnutrición, enfermedades transmitidas por el agua o la comida, sarampión e infecciones respiratorias.
El trauma psicológico debido a inundaciones, sequías y olas de calor puede llevar a problemas de salud mental, como ansiedad, depresión y suicidio. Más calor puede significar temporadas más largas de alergias y más enfermedades respiratorias. Más lluvia incrementa el moho, los hongos y los contaminantes del aire en interiores.
El dengue, transmitido por mosquitos, aumentó 30 veces en los últimos 50 años. Tres cuartas parte de los infectados hasta ahora viven en la región Asia-Pacífico.
Los ancianos y niños pobres –en especial aquellos con malaria, desnutrición y diarrea– tienden a ser más vulnerables frente a las enfermedades relacionadas con el calor.
Una pobre calidad del aire puede interferir con las actividades al aire libre, como andar en bicicleta y caminar, las cuales, está demostrado, combaten la diabetes y la obesidad.
La sequía y la escasez crónica de agua dañan las zonas rurales y a 150 millones de citadinos. Si las localidades no se adaptan pronto, para 2050 ese número podría acercarse a 1 000 millones.
La degradación del suelo, la escasez de agua dulce, la presión demográfica y otros factores relacionados con el cambio climático son causas potenciales de conflicto.
El incremento en el nivel del mar amenazaría el suministro de agua dulce para las personas que viven en zonas bajas. Tormentas más severas pueden causar el desbordamiento de los sistemas de drenaje en las ciudades.
El tiempo extremo suele afectar más a las personas sedentarias de mayor edad que a los jóvenes con mejor movilidad.
ILUSTRACIÓN: ROMUALDO FAURA. FUENTES: IPCC; EVALUACIÓN NACIONAL DEL CLIMA DE ESTADOS UNIDOS; ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD
Unos niños observan cómo se acerca una borrasca desde un dique en Tarawa. Se ha predicho que el calentamiento atmosférico aumentará la precipitación en Kiribati y otras naciones insulares del Pacífico central.
C ÓMO V I V I R C ON É L
Contra la marea La crecida del mar podría anegar Kiribati, pero el espíritu de los insulares no se doblega.
Estanques acuícolas ocupan una zona reclamada cerca del aeropuerto de Tarawa, capital de Kiribati y el atolón más densamente poblado. Gran parte de Tarawa se alza menos de dos metros y medio sobre el nivel del mar y corre el riesgo de inundarse conforme aumente el nivel de este.
Las familias que viven en los atolones exteriores de Kiribati migran a Tarawa Sur en busca de empleo, educación y atención médica, elevando la población a más de 50 000 habitantes. Los recién llegados suelen verse forzados a vivir en zonas marginales, susceptibles de inundarse por las mareas altas.
Por Kennedy Warne Fotografías de Kadir van Lohuizen
ra la hora llamada itingaaro, el crepúsculo al amanecer, cuando la isla comenzaba a despertar, los gallos competían con sus cantos y los charranes blancos gorjeaban su amor en los árboles de pan. Aldeanos adormecidos se enfilaban hacia la laguna para bañarse, salpicando agua en sus rostros para luego ceñir sus pareos y zambullirse. La marea había crecido como el vientre de una mujer gestante. Más allá de la laguna, el océano se perdía en el horizonte. Marawa, karawa, tarawa (mar, cielo, tierra). La antigua trinidad del pueblo de Kiribati, los i-kiribatis. Pero esa trinidad está perdiendo su equilibrio. La Madre Mar ya no es el corazón de la providencia que siempre han conocido. Empieza a mostrar un rostro distinto, una faz amenazadora de mareas invasoras y olas demoledoras. Los i-kiribatis viven hoy la realidad de la crecida de marawa. Ha llegado la era de bibitakin kanoan boong: “el cambio del clima durante muchos días”, expresión kiribatiana para cambio climático. La gente vive con el temor e incertidumbre a esas palabras. ¿Cómo no sentir temor cuando el mundo insiste en señalar que los países insulares de poca altitud, como el suyo, muy pronto se anegarán? Sus propios líderes han dicho que Kiribati –33 islas de coral en un región del Pacífico central más extensa que India– se cuenta “entre los más vulnerables de los vulnerables”. Y han previsto que el atolón de Tarawa, la capital nacional, se volverá inhabitable en solo una generación. Sin embargo, muchos i-kiribatis se niegan a creer que su patria es una “nación insular que desaparece”, 58
nat ional geo g raphic • mayo de
cuyo destino ya está fuera de sus manos. No se consideran “isleños que se hunden”, sino descendientes de viajeros, herederos de una tradición orgullosa de resistencia y supervivencia Creen que su paraíso dista mucho de estar perdido. sin embargo, sufre. El mar se convierte en un invasor indeseable, que erosiona el litoral e infiltra el suelo, vuelve salobres los pozos y mata cultivos y árboles. Para ser fértiles, atolones como Tarawa dependen de una fuente de agua dulce que se reabastece con la lluvia y se encuentra sobre un acuífero de agua salada. Conforme aumenta el nivel del mar –por el momento, unos milímetros al año, aunque sin lugar a dudas se acelerará–, ocurre lo mismo con el nivel de agua salada del subsuelo, reduciendo en esa medida el agua dulce. “Ahora odiamos el mar”, me platica Henry Kaake, sentados en su kiakia, una choza construida sobre pilotes y abierta por un costado, donde duerme y charla con sus amigos. “Sí, el mar es bueno para conseguir nuestra comida, pero un día se robará nuestra tierra”. Una de las primeras bajas de la creciente salinidad ha sido el bwabwai, alimento prestigiado de la cultura kiribatiana, el platillo de los banquetes, un taro gigante de pantano que puede demorar más de cinco años en madurar. Algunas variedades crecen a la altura del hombro de un adulto. Muy sensible al agua salada que invade las fosas donde se cultiva, el bwabwai ya no puede desarrollarse en muchas partes y, a la larga, podría desaparecer de la cocina étnica de la isla. El gobierno y las organizaciones de ayuda colaboran con los agricultores para adoptar otros cultivos amiláceos. En un jardín comunitario de Abaiang, uno de los atolones cercanos a Tarawa, observé a Makurita Teakin picar hojas para preparar abono
Pese a la inquietud por las repercusiones del cambio climático en Kiribati, la novia Teiti Kiroon y el novio Iannang Komi formarán su hogar en Tarawa. Muchos isleños están considerando mudarse a países más seguros, pero también se sienten casados con su patria y su estilo de vida.
y esparcirlo entre vástagos de una variedad de taro de raíces poco profundas, el cual no requiere condiciones pantanosas. La marea retrocedió de los extensos llanos de arena de la laguna de Tarawa, niños y adultos escarbaban el suelo con los dedos y usaban cucharillas para rascar los resquicios de las rocas buscando caracoles de mar y berberechos, llamados koikoi. Estos recolectores caminaban muy lejos, hasta la orilla del mar en retirada, acuclillándose, cribando y raspando cualquier bocado de mariscos. Si hallaban suficientes berberechos, podrían prepararlos en una crema de coco, cocinándolos en su cáscara sobre una fogata humeante hecha con corteza de coco. Nii, el cocotero. ¿Hay algo que no pueda proporcionar? Canastos, escobas, leña, paja, aceite, ponche fermentado, jabón, un jarabe dulce y oscuro llamado kamwaimwai. Algunos lo llaman el árbol del cielo. Los i-kiribatis usan más de una docena de palabras para designar las distintas etapas del fruto, desde la nuez
joven que aún no contiene agua hasta la que tiene carne rancia. Para muchos i-kiribatis es importante aferrarse a la tradición. Conocí a Mwairin Timon mientras hacía sennit de coco, sentada en una vieja estera de hoja de pandanus fuera de su choza, a orillas de la laguna, enrollando mechones de fibra de coco sobre un trozo de madera con la palma de su mano. Las torcía para producir un cordón como habría hecho su abuela y toda una progenie de abuelas desde que, hace unos 3 000 años los primeros pobladores llegaron a las costas de los atolones. Las nubes de lluvia se oscurecieron y cruzaron la laguna, cubriendo los islotes de Tarawa Norte, al otro lado del atolón de Tarawa, con su forma de horquilla. Muy pronto traerían alivio a este lado, a Tarawa Sur, donde la mitad de la población del país vive en menos de 16 kilómetros cuadrados de tierra. Es una bendición que se haya pronosticado incremento de las lluvias en las próximas décadas, k i r i bat i
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aunque probablemente las precipitaciones serán más intensas y causarán inundaciones. Conforme las reservas de agua dulce se vean comprometidas por la crecida del mar –y, en el caso de Tarawa, por la gran presión poblacional–, recolectar agua de lluvia de los tejados podría ofrecer una opción. Gracias a la ayuda exterior, algunas comunidades de Abaiang disponen de sistemas simples para captar, filtrar, tratar y almacenar lluvia. Y mientras dispongas de agua dulce, podrás enfrentar otros cambios, al menos por un tiempo. ¿Cuánto? Nadie lo sabe.
No se consideran “isleños que se hunden”, sino descendientes de viajeros, herederos de una orgullosa tradición de resistencia y supervivencia. La marea cambió y fluye ahora hacia la costa cual hoja de vidrio verde, ocasionando que los recolectores corran por delante. Las mareas son un eje de la vida en Kiribati. Lo mismo que el movimiento del sol, la luna y las estrellas, y las direcciones del viento y el oleaje. En épocas pasadas bastaba entender esos ejes para calcular cuándo sembrar cultivos, cuándo pescar, cuándo zarpar en las canoas de 30 metros llamadas baurua. Tal era el álgebra del Pacífico. Los pescadores sabían cuál era la carnada preferida de cada pez, si debían pescarlo de día o de noche, y cuál era la mejor técnica para capturarlo: con anzuelo, trampa o red. Pero las certidumbres de aquel mundo están desvaneciéndose. Los sitios de pesca, antaño confiables, ahora producen líneas y redes vacías. Se cree que el calentamiento del mar está ahuyentando a ciertos peces hacia aguas más frescas. Los arrecifes de coral también sufren, y lo peor está por venir. Conforme el mar se caliente y acidifique a lo largo del presente siglo, se espera que el crecimiento de los arrecifes disminuya e, incluso, se detenga. El blanqueamiento del coral (al estresarse, los corales expulsan las algas simbióticas que les dan color y nutrientes) solía observarse más o menos cada 10 años. Pero empieza a volverse más frecuente y, a la larga, podría ocurrir cada año, 60
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amenazando la supervivencia de los corales y haciendo que el arcoíris viviente de los arrecifes se vuelva una sombra. Y el destino de los arrecifes decidirá el futuro de las islas. Porque, para alzarse sobre el agua, los atolones necesitan depósitos de sedimentos de corales y otros animales marinos, muchas veces arrastrados a la costa por las tormentas. Son como sitios de construcción: si se agotan los materiales, se acaba la obra. Un arrecife muerto no puede sustentar las islas que ha construido. ¿Qué clase de mundo es este, donde el mar consume su propia creación? para muchos i-kiribatis es muy injusto que los problemas climáticos del país no se deban a ellos. Desde los años ochenta del siglo xx, los líderes del Pacífico han increpado, lisonjeado, exhortado y tratado de abochornar a los principales emisores mundiales de bióxido de carbono por el problema del cambio climático. Las islas son hormigas y las naciones industrializadas son elefantes, declaró Teburoro Tito, ex presidente de Kiribati, refiriéndose a la aportación infinitesimal de los atolones a la carga bióxido de carbono del planeta. Para los i-kiribatis, un aspecto de la indiferencia del mundo rico es particularmente difícil de digerir. Son muy quisquillosos en cuanto al respeto de las fronteras. Por tradición, jamás tomaron cocos de un árbol que no les pertenecía. Y los arrecifes también tenían fronteras, así que la gente sabía dónde tenía derecho de cosechar. Esos protocolos aún se observan. Cuando me uní a unos pescadores que viajaban de Tarawa a Abaiang, un día tan calmado que las nubes tenían barrigas azul verdosas por el reflejo del mar, el capitán detuvo el motor fuera de borda en determinado arrecife y entonces, a modo de ofrenda y como muestra de respeto a los propietarios del territorio que estábamos cruzando, un miembro de la tripulación lanzó al agua cigarrillos de pandanus liados a mano. Cuando viajas por primera vez a otra isla, antes de hacer cualquier cosa, tienes que anunciarte visitando un sitio sagrado. Allí haces una ofrenda de cigarrillos o de unas cuantas monedas y el cuidador te pone en las mejillas un puñado de arena mojada, luego te ata un zarcillo de parra verde alrededor de la cabeza. Después de realizar el ritual en Abaiang, el cuidador me dijo: “Ahora perteneces a esta isla”. ¿Qué saben las naciones ricas de respetar fronteras?
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El sentimiento de injusticia se ha generalizado en los atolones más amenazados por la crecida del mar: Kiribati, Islas Marshall, Tokelau y Tuvalu. Un ex primer ministro tuvaluano, Saufatu Sopoaga, llegó al extremo de comparar los efectos del cambio climático con “una forma lenta e insidiosa de terrorismo contra nosotros”. No obstante, algunos i-kiribatis rechazan la retórica de victimización y la implicación de que las naciones del Pacífico son impotentes. “No somos víctimas –me comenta Toka Rakobu, quien trabaja para una agencia de turismo en Tarawa–. Podemos hacer algo. No somos un pueblo derrotado”. Pero, ¿podemos lanzar reproches a los políticos que interpretan el papel de desvalidos globales, como ha hecho Anote Tong, presidente de Kiribati? Hablar de islas que se ahogan y refugiados climáticos ha puesto a Kiribati en el escenario mundial. Fotógrafos y reporteros viajan a Tarawa para informar desde “el frente de la crisis del cambio climático”. JEROME N. COOKSON; EVAN APPLEGATE FUENTES: DIVISIÓN DE GEOCIENCIAS, SECRETARIADO DE LA COMUNIDAD DEL PACÍFICO; OPENSTREETMAP; UNEP WORLD CONSERVATION MONITORING CENTRE
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UN PARAÍSO FRÁGIL Las dos delgadas cadenas de islotes de Tarawa suman una superficie de tierra de 31 kilómetros cuadrados. La mitad de los 106 000 ciudadanos de Kiribati vive en los islotes del sur, conectados mediante calzadas elevadas.
Esas visitas tienden a coincidir con las “mareas rey”, las más altas del año, cuando el dramatismo del oleaje rebasando los rompeolas es impresionante. A principios de este año, una marea rey levantó un naufragio frente a un arrecife en Betio –el islote más occidental de Tarawa– y lo lanzó a tierra, perforando un dique. Allí sigue. El barco lleva el nombre irónico de Tekeraoi (Buena suerte). Los relatos de los problemas climáticos en el Pacífico han desatado una oleada de compasión y ayuda económica para Kiribati y sus vecinos insulares, pero si el mensaje de fatalidad ambiental se repite con suficiente frecuencia, terminas por creer que su única opción es marcharse. Hoy se habla mucho de migración. ¿Debemos quedarnos? ¿Debemos irnos? ¿Tendremos que reubicarnos? De ser así, dónde? Ningún país está abriendo sus puertas a los refugiados climáticos. Las interrogantes son angustiosas, sobre todo porque inciden en el sentido de identidad. Las palabras “tierra” y “pueblo” son una misma en la k i r i bat i
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Unos cuantos sacos de arena de poco sirven para contener el océano en Temwaiku, aldea vulnerable de Tarawa Sur. En febrero, las olas derribaron este parapeto y se extendieron tierra adentro, dejando a su paso viviendas inundadas, suelo salado y pozos contaminados.
Los manglares no pueden contener la invasión del mar, pero los troncos y raíces de los árboles maduros reducen la erosión y suprimen las mareas de tormenta. Para estabilizar la orilla de la laguna han sembrado retoños cerca del aeropuerto de Tarawa.
lengua kiribatiana. Si tu tierra desaparece, ¿quién eres? Por otra parte, los pueblos del Pacífico son célebres por sus migraciones; después de todo, sus antepasados formaron un hogar en la inmensidad del océano. Según la cosmogonía kiribatiana, Nareau, el Creador, era una araña y los i-kiribatis han tejido redes desde entonces. Todas las familias tienen parientes en Nueva Zelanda, Australia, Fiyi y aún más lejos, y cada migración es un hilo de seda en esa red de parentescos. A veces hay la expectativa de que los jóvenes abandonen Kiribati y los viejos se queden. Pero
No se consideran “isleños que se hunden”, sino descendientes de viajeros, herederos de una tradición orgullosa de resistencia y supervivencia.
algunos jóvenes optan por la vida simple en su tierra ancestral, en vez de buscar la prosperidad en el extranjero. Mannie Rikiaua, madre joven empleada en el Ministerio del Ambiente, me asegura que prefiere trabajar para su pueblo que servir en otro país, pese a la insistencia de su padre para que migre a un “lugar más elevado”. “Parte de mí quiere irse”, confiesa. Pero entonces agrega, cambiando de parecer nuevamente: “No obstante las amenazas, Kiribati es el mejor lugar para mis hijos”. Dice que responde a tangiran abam, el amor y el anhelo que sienten los i-kiribatis por su tierra. Tangiran abam ha mantenido la vitalidad cultural de los atolones más apartados de Kiribati, aun cuando sus poblaciones se reducen y aumenta la de Tarawa. Y persiste como un impulso poderoso. Aquella noche pude escuchar ese amor en la gente que cantaba en la laguna. Lo vi en las danzas alegres de los escolares que imitaban los movimientos de las aves marinas. Lo oí en las palabras de Teburoro Tito, cuando me recibió entre sesiones parlamentarias y me aseguró que, en el fondo, no era más que un muchacho de las islas: “Salí de la tierra y la arena y el coral de este lugar. Amo estas islas y no veo otro hogar para mí en el mundo”. 66
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para proteger ese hogar del océano, algunos isleños han empezado a sembrar mangles, cuyas raíces y troncos atrapan sedimentos y frenan la erosión. Me reuní con unas mujeres que recogían vástagos maduros, los cuales colgaban como racimos de judías verdes entre las hojas de un manglar. Unos días después, los sembramos en una parte de la laguna que necesita protección adicional de las mareas rey. No fue gran cosa, pero no hay mucho más que los isleños puedan hacer para aferrarse a su tierra, excepto reconstruir sus diques cuando los destruyen las olas. Pensé que los mangles podrían ser un buen símbolo nacional. Son árboles resistentes que soportan tormentas y mantienen la tierra unida. El símbolo actual, estampado en la bandera de Kiribati, también es evocador: eitei, la fragata real, el ave de los jefes, un pájaro de la danza, que remonta las alturas flotando en el viento en vez de volar contra él. Pero la fragata debe seguir los bancos de peces con que se alimenta. Y si los peces se marchan para siempre, ¿seguiremos viendo la cola horcada de la fragata cortando el cielo de Kiribati? Claire Anterea, sembradora de mangles que trabaja en el programa gubernamental de adaptación climática, dice que el pueblo debe reconocer su papel en el cambio climático, por pequeño que sea, y tratar de compensarlo. “Contribuimos menos, pero, aun así, contribuimos –señala–. Anterea acaba de construir una casa tradicional, donde instaló un panel solar. “No puedo hablar de justicia climática en el extranjero si yo misma no actúo correctamente”, apunta. Considera que hasta las acciones más pequeñas tienen un efecto multiplicador. “Si todos los países del Pacífico trabajamos juntos, podremos conservar nuestras islas y permanecer aquí”. Mi última noche en Tarawa quise hacer algo para demostrar solidaridad con mis vecinos de Kiribati. También soy un isleño del Pacífico, si bien es cierto que las islas montañosas de Nueva Zelanda no encaran algo parecido a la amenaza existencial que se cierne sobre los atolones, donde gran parte de la tierra se alza apenas un metro o poco más sobre el nivel del mar. Sin embargo, somos una familia unida por la “sangre azul de Oceanía”, expresión del poeta kiribatiano Teweiariki Teaero para describir el Pacífico. Dos de mis amigas sembradoras de mangles –Vasiti Tebamare y Tinaai Teaua, quienes tienen un spa en la aldea de Temwaiku– sugirieron que cenáramos en la pista del aeropuerto. Es como
Un pesquero naufragado sirve como plataforma de salto a los jóvenes de Tarawa, quienes crecen en contacto continuo con el mar. Esta y las próximas generaciones encaran desafíos climáticos, como calentamiento, crecida y acidificación del océano, los cuales amenazan la vida en sus islas nativas.
una tradición que, en las noches muy calurosas, tan sofocantes que ni siquiera un ventilador te refresca, las familias extiendan sus esteras en esa pista poco utilizada para merendar al aire libre. Con la brisa del mar siempre hay fresco allí. Para comer llevábamos pescado asado, arroz y frituras de árbol de pan; para beber, moimoto, cocos verdes. El campo aéreo titilaba con luces de linternas y resonaba con el murmullo de conversaciones. Encontramos un lugar tranquilo, donde comimos, charlamos y luego nos tendimos de espaldas para contemplar el cielo nocturno estrellado, la “panza de la anguila”, como los i-kiribatis llaman a la Vía Láctea. El autor y editor neozelandés Kennedy Warne ha visitado tres de las naciones insulares del Pacífico que corren mayor riesgo por la crecida del mar: Tokelau, Tuvalu y, ahora, Kiribati.
Me habría gustado poder nombrar las constelaciones como hicieron los primeros navegantes, conocerlas tan íntimamente como si fueran de la familia. Las memorizaron observando el cielo como el techo de una choza para reuniones, dividido en una cuadrícula de vigas y líneas de paja. Las estrellas salían por un cuadrante, navegaban por el techo y se ocultaban por otro cuadrante. Los navegantes expertos conocían hasta 150 estrellas. Podías ponerlos en cualquier punto del océano y sabían exactamente dónde se encontraban. Tal vez los i-kiribatis vivan en islas muy pequeñas, pero nada de pequeña tiene su percepción del lugar que ocupan en el mundo. j ¿Qué aprendiste del pueblo de Kiribati? Lo que quisiera haber aprendido es su secreto para la felicidad. Los habitantes de Kiribati fueron descritos
alguna vez como “príncipes de la risa y de la amistad, la poesía y el amor”. Y es verdad: la alegría es su sexto sentido y es evidente en todo lo que hacen.
KENNEDY WARNE
k i r i bat i
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CÓMO VIVIR CON ÉL
¿Quién saldrá adelante? A medida que el mundo se calienta, no queda claro qué animales podrían padecerlo ni cuáles prosperar gracias a ello.
CHORLO MAYOR DE PATAS AMARILLAS
CARIBÚ DEL BOSQUE
Adaptable, hasta ahora, prospera en un ambiente que cambia. Audubon Society reporta haber visto grandes cantidades de esta ave limícola, en especial tierra adentro en el sur de Estados Unidos. En algunas zonas, el territorio disponible para ellas podría duplicarse, pero no se sabe si las aves lo ocuparán.
El caribú del bosque, ya con presión por la pérdida de hábitat, podría enfrentar una escasez de alimento. Cada vez más, la nieve y la escarcha (resultado de temperaturas más cálidas que agregan humedad al aire seco del Ártico) se convierten en una costra sobre el liquen, la dieta de invierno del caribú, lo que dificulta llegar a él.
FOTOGRAFIADO EN EL ZOOLÓGICO DE TULSA, OKLAHOMA, EUA
ZOOLÓGICO DEL ESTADO DE NUEVA YORK EN EL PARQUE THOMPSON
RANA TORO Esta nativa de América del Norte –depredador voraz y competidor rudo que disemina la enfermedad anfibia quitridiomicosis– se ha dispersado como un ejército en otros continentes, en especial en América del Sur y se ha convertido rápidamente una de las peores (y más exitosas) especies invasivas del planeta. El cambio climático reducirá la velocidad de su avance en algunas zonas, pero otros hábitats con alta biodiversidad se volverán más amigables para la rana toro, lo que significa más invasiones para las especies nativas. BENNET, NEBRASKA, EUA
ZORRO ÁRTICO A medida que el hábitat de tundra se derrite, este zorro amante de la nieve encontrará menos cadáveres de foca abandonados en el hielo por osos polares y menos leminos –comida para los cachorros–, cuyos números aumentan en los inviernos más fríos. Podría también encontrar competencia conforme el adaptable zorro rojo se expanda hacia el norte. ZOOLÓGICO GREAT BEND BRIT SPAUGH, KANSAS, EUA
Por Jennifer S. Holland Fotografías de Joel Sartore
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os climas cambian. Es un hecho de la naturaleza, pero actualmente el clima de la Tierra cambia tan drásticamente que transforma mar y tierra, y afecta todas las formas de vida. “Siempre habrá una minoría que se las arregle para prosperar en condiciones nuevas y relativamente repentinas –dice Thomas Lovejoy, biólogo de la conservación de la Universidad George Mason y becario de National Geographic Society–, pero la gran mayoría quedará terriblemente maltrecha”, si no es que aniquilada. Temperaturas más elevadas debido a los gases de efecto invernadero apenas son el principio de este viaje. Luego sigue el clima extremo (incluyendo sequías prolongadas), que cambia las temporadas de reproducción y de migración, y también la disponibilidad de comida, nuevos patrones de enfermedad, derretimiento rápido del hielo, aumento del nivel de los mares. Cada cambio ocasiona muchos otros: los efectos se desbordan a lo alto y ancho. 70
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El cambio puede ser bueno para algunos: una primavera más larga con más comida, un nicho más cómodo al cual llamar hogar, evitar una migración estresante. Pero a medida que las capas se acumulan y el calentamiento continúa, los ganadores podrían alcanzar límites nuevos y de todos modos verse afectados. Estas no son predicciones. Los efectos de un clima alterado ya son evidentes. “No hay vuelta atrás –afirma James Watson, de la Universidad de Queensland, quien dirige el Programa de Cambio Climático Global de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre–. Todo está cambiando”. La vida silvestre, que ha gozado climas relativamente estables en los últimos 10 000 años, está sometida a pruebas y presiones como nunca antes. Nuestras predicciones de “ganadores” y “perdedores” no siempre han sido acertadas, explica: “Rara vez hemos acertado en cuanto a qué tan malo será. Por ejemplo, el derretimiento de los polos y sus efectos colaterales [sobre la vida silvestre] han sido abrumadores”. Otro ejemplo es la sensibilidad de muchos ecosistemas de coral
RATA CANGURO DE MERRIAM Este par aguanta el calor con calma. En el suroeste de Estados Unidos y norte de México, las ratas canguro ya están bien adaptadas a las condiciones áridas y sus poblaciones se han mantenido robustas durante incrementos de temperatura previos. Los roedores son reproductores rápidos y flexibles, y su dieta de semillas diversas y algún insecto ocasional les da mayores oportunidades si alguna especie de planta o insecto despareciera por el calor.
EIDER DE ANTEOJOS Sus necesidades especializadas ponen en riesgo a estos patos septentrionales. En invierno, las aves se juntan en una zona rica en nutrientes, pequeña y fría, del mar de Bering para sumergirse en busca de almejas y otros habitantes marinos; pero a medida que el hielo disminuye, los hábitats del eider de anteojos y el acceso a la comida en sus terrenos de invierno se están modificando. Mientras tanto, los cambios en la costa alteran el hábitat de reproducción de estos patos en los humedales de la tundra.
ZOOLÓGICO DE FORT WORTH, TEXAS, EUA
CENTRO DE VIDA MARINA DE ALASKA, SEWARD, EUA
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BERRENDO DE BAJA CALIFORNIA Algunos berrendos silvestres han mostrado una recuperación notable cuando tienen protección, pero esta subespecie se mantiene en el límite. Como solo habitan en la península de Baja California, sobreviven menos de 100 en estado silvestre, junto con una manada de animales cautivos que sirve para fortalecer la población silvestre. Estos ungulados están adaptados a las condiciones del desierto, pero un mayor calentamiento y reducción en las lluvias afectarán su alimento tanto de invierno como de verano.
TRUCHA TORO Es un pez de agua fría en un mundo que se calienta y cuyo hábitat de las montañas Rocosas podría declinar 50 % dentro de 70 años, según los biólogos. Incluso si el calentamiento fuera extremo, algunos arroyos que se originan en puntos altos deberían permanecer lo suficientemente fríos como para sostener las poblaciones resilientes y resistir la invasión de competidores. Asegurar la conectividad entre corrientes para desove y crianza es crucial para la migración.
ZOOLÓGICO DE LOS ÁNGELES, CALIFORNIA
BIGHORN CREEK, COLUMBIA BRITÁNICA, CANADÁ
g a na d o r a s y perde d o r a s
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LÉMUR CABEZA BLANCA Durante los próximos 70 años, las especies de lémures en la isla de Madagascar podrían perder cerca de 60 % de su hábitat debido al cambio climático. Si el clima fuera el único enemigo de los animales, quizá el lémur cabeza blanca podría sobrevivir; el cambio climático no reducirá sus hábitats de tierras bajas o montañosas, pero otros factores sí, y los principales serían la agricultura de roza y quema y una población humana creciente. ZOOLÓGICO NAPLES, FLORIDA, EUA
PINGÜINO BARBIJO Ganadores convertidos en perdedores: los pingüinos barbijos prefieren aguas abiertas sobre las rodeadas de hielo, así que en los últimos 50 años de deshielo de la Antártida su población se disparó, pero ahora, la creciente exposición a luz ultravioleta mata las algas de las que se alimenta el kril –alimento de los pingüinos–, lo que significa que hay menos para compartir entre ellos y una población de ballenas en recuperación. El cambio ambiental podría desbancar al turismo como la mayor amenaza para los pingüinos. ACUARIO NEWPORT, KENTUCKY, EUA
ante la temperatura y las tormentas. “Hay mucho a qué hacer frente”. Sin embargo, la experiencia, los modelos y lo que sabemos de biología pueden darnos una imagen certera a corto plazo. ¿Qué especies se adaptan bien al cambio rápido? Las generalistas que toleran climas variados. Aquellas con genes diversos y reproducción rápida (lo que permite que las características útiles entren rápido en el acervo genético). Las que puedan desplazarse a un hábitat nuevo y adecuado, siempre que tengan adónde ir. Especies competitivas, a menudo invasivas. Las malas hierbas. ¿A cuáles les va a ir mal? A las especialistas con necesidades climáticas específicas. Aquellas que ya batallan por sobrevivir. Las poblaciones pequeñas y fragmentadas, o aquellas acorraladas en entornos poco favorables. Los animales que compiten con los humanos. Los grupos que carecen 74
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de diversidad genética. Las especies en grandes altitudes, las habitantes de islas y muchos animales que dependen del coral. Aquellas que necesiten hielo para vivir. No podemos parar este tren, pero sí ralentizar su carrera destructiva. Restaurar el paisaje debería ser una parte importante del plan de juego, dice Lovejoy, quien agrega que la degradación de los ecosistemas durante un tiempo prolongado ha ocasionado mucho del exceso de CO2. “Un esfuerzo de restauración a gran escala podría realmente evitar medio grado del cambio climático potencial en la atmósfera antes de que ocurra”. Prevenir los daños e interesarse por lo que queda serían prioridades. “Lo mejor que podemos hacer ahora –indica Watson– es identificar y proteger las poblaciones clave, después evitar que la humanidad interfiera con su funcionamiento”. j
GARRAPATA AMERICANA DEL PERRO
A las garrapatas les va bien. El clima afecta el ciclo de vida de una garrapata e influye en el intrincado baile entre el arácnido, sus huéspedes infectados y las enfermedades que transmite (en el caso de la garrapata americana del perro, estas incluyen la fiebre de las montañas Rocosas y la tularemia). Pero las consecuencias de los patrones del cambio climático son complejas e inconsistentes: la transmisión de enfermedades a los humanos podría incrementarse en algunas zonas y disminuir en otras. Mientras tanto, en el este de Estados Unidos, ciertas especies, como la garrapata de patas negras, emergen de manera temprana de su hibernación para alimentarse y se adaptan muy bien al nuevo horario. LINCOLN, NEBRASKA, EUA
TIGRE DE BENGALA
Los tigres silvestres presentan un declive drástico, quizá queden unos 3 000. Con el tiempo, necesitarán equipo de buceo para vivir en los abundantes manglares de los Sundarbans de Bangladesh. Un estudio coordinado por el Fondo Mundial para la Naturaleza informa que un incremento de cerca de 30 cm en el nivel del mar desde el año 2000 destruiría la mayoría del hábitat de los tigres en esa región. Hay mejores noticias en Bután: si los bosques se desplazan ladera arriba es probable que los tigres lo hagan también y se dirijan bosque adentro, a lo largo de los valles de los ríos principales. Lamentablemente, desplazarían o depredarían a los leopardos de las nieves, ya en dificultades. ZOOLÓGICO DE LA COSTA DEL GOLFO DE ALABAMA, EUA
Los nuevos satélites y sensores aéreos no van a curar la Tierra, pero prometen la imagen más clara hasta el momento de sus varios males.
CÓMO VIVIR CON ÉL
El pulso de la Tierra ass ua u s e las as nu n a i es u s lll an ell d lt ltaa del Oka a go, o iis ti rraa aden r en Bo su s ana, n en s s d d laa c n l n e nac al.l as i ág n s mapass om ma os a an a poon al sc b rtoo os d t lles o sd lm ismo de la ierra. NASA A
Por Peter Miller
Concentración de bióxido de carbono atmosférico. Del 7 al 23 de junio de 2015 partes por millón 395
Promedio mundial
405
Sin datos
a vista por la ventana ya era forme su avión de investigación sobrevolaba los bosques de secuoyas gigantes en California, donde se encuentran algunos de los árboles más altos del mundo, Greg Asner podía ver lo que la sequía de cuatro años le había cobrado al estado. “Se veía muy seco allá abajo”, dice. Pero cuando dirigió la mirada de la ventana a la pantalla de video en su laboratorio volador, lo que vio resultó aún más alarmante. En algunos lugares, el bosque era de color rojo brillante. “Mostraba niveles alarmantes de estrés”, añade. Las imágenes digitales provenían de un nuevo sistema de escaneo 3D que Asner, ecólogo del 80
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Instituto Carnegie para las Ciencias, acababa de instalar en su avión de turbohélice. Los láseres gemelos del escáner registraban los árboles escogiendo ramas individuales a 2 100 metros de altitud. Sus espectrómetros de escaneo doble, uno construido por el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de NASA, registraron cientos de longitudes de onda de la luz del sol reflejada, desde la visible hasta la infrarroja, lo que revelaba firmas químicas detalladas que identificaban cada árbol por especie e incluso mostraban cuánta agua había absorbido, indicador clave de salud. “Era como hacerle un examen de sangre a todo el bosque”, señala Asner. Según los colores que había escogido
QUÉ ES Se trata de un mapa que muestra el CO2 atmosférico sobre la Tierra, en junio de 2015, hecho por el satélite OCO-2 de NASA. Las zonas rojas indican una concentración mayor; las verdes, una menor que el promedio global de 400 partes por millón. LO QUE NOS DICE Selvas y océanos han disminuido la velocidad del calentamiento global al absorber algo del CO2 que emitimos. OCO-2 arrojará luz sobre adónde exactamente se va y qué tan rápido se podría calentar el planeta en el futuro.
para la pantalla ese día, los árboles sedientos eran de un rojo brillante. Por más preocupante que fueran las imágenes, representaban una forma nueva y poderosa de ver el planeta. “El sistema produce mapas que nos dicen más sobre un ecosistema en un solo sobrevuelo –escribió Asner después– que lo que podría lograrse durante una vida de trabajo en el suelo”. Y su Observatorio Aéreo Carnegie es solo el principio de una tendencia más amplia. NGM. FUENTE: NASA/JPL
Medio siglo después de que el primer satélite climático enviara fotografías borrosas de nubes que se arremolinaban sobre el Atlántico norte, los sensores avanzados hacen por los científicos lo que los escáneres médicos han hecho por los doctores: darles mejores herramientas de manera continua para monitorear los signos vitales de la Tierra. En 2014 y a principios de 2015, NASA lanzó cinco misiones importantes para observar la Tierra (incluyendo dos instrumentos nuevos para la el pulso de l a t ier ra
81
Sondas planetarias
Los signos vitales de la Tierra se monitorean con una cantidad creciente de sensores en órbita. Diez de las misiones más críticas encabezadas por NASA, que se muestran abajo, circulan sobre el planeta 16 veces al día para recolectar datos sobre el clima, la temperatura y los desastres naturales.
OBJETIVO PRINCIPAL DEL SENSOR
TIERRA
SOL FECHA DE LANZAMIENTO NOMBRE ALTITUD FUNCIÓN PRINCIPAL
2013 2003
LANDSAT 8
SORCE
705 KILÓMETROS
640 KILÓMETROS
Monitorea el uso de suelo.
Rastrea la radiación solar.
2002
GRACE 349 KILÓMETROS
OBJETIVOS MÚLTIPLES
Dos satélites miden el campo gravitacional para detectar cambios en el agua subterránea y el hielo.
2002
2015
SMAP
AQUA 705 KILÓMETROS
685 KILÓMETROS
Mide las interacciones del suelo, el mar y la atmósfera (con énfasis en el ciclo del agua).
ATMÓSFERA
1999
2014
Mide la humedad del suelo.
GPM CORE
TERRA 705 KILÓMETROS
407 KILÓMETROS
Mide las interacciones del suelo, el mar y la atmósfera (con énfasis en el suelo).
2014
Mide lluvia y nieve.
OCO-2 705 KILÓMETROS
OCÉANO
Mide el bióxido de carbono.
2008
2004
OSTM
AURA
1 336 KILÓMETROS
705 KILÓMETROS
Mide los cambios en el nivel del mar.
estación espacial), lo que hace un total de 19 misiones. Se han sumado las agencias espaciales de Brasil, China, Europa y otras partes. “No hay duda de que estamos en una edad de oro para la detección remota”, afirma Michael Freilich, director de Ciencias de la Tierra en NASA. Las noticias de todos estos ojos en el cielo, hay que decirlo, no suelen ser buenas. Son testigos de un mundo en medio de cambios rápidos, desde glaciares que se derriten y selvas que se encogen hasta la elevación de los mares y más. Pero en un tiempo en que el efecto de los humanos sobre la Tierra no tiene precedente, los sensores más recientes ofrecen una posibilidad inigualable para
Mide la capa de ozono.
monitorear y entender sus alcances; no ofrecen una cura para los males del planeta, pero por lo menos un mejor diagnóstico. Eso, en sí mismo, es algo esperanzador. el agua es la savia de la tierra y, por primera vez, sensores de vuelo alto dan a los científicos una forma de registrarla conforme pasa por cada estado de su ciclo natural: al caer como lluvia o nieve, al correr por los ríos, al ser bombeada de los acuíferos o al evaporarse de regreso a la atmósfera. Los investigadores usan lo que han aprendido para predecir sequías, advertir de inundaciones, proteger el agua potable y mejorar las cosechas.
MONICA SERRANO; TONY SCHICK. FUENTES: STEVEN E. PLATNICK Y CLAIRE L. PARKINSON, CENTRO DE VUELO ESPACIAL GODDARD, NASA
En California, la crisis del agua ha convertido el estado en una especie de laboratorio para proyectos con sensores remotos. Durante los últimos tres años, un equipo de NASA, encabezado por Tom Painter, ha estado volando una aeronave llena de instrumentos sobre el Parque Nacional Yosemite para medir el manto de nieve que alimenta la reserva Hetch Hetchy, la fuente principal de agua de San Francisco. El avión de Painter, llamado Twin Otter , estaba equipado con un conjunto de sensores similares a los del avión de Greg Asner: un escáner LIDAR para medir la profundidad de la nieve y un espectrómetro de escaneo para analizar sus propiedades. El LIDAR funciona como un radar, pero con un láser que determina la distancia del avión respecto a la nieve y mide el tiempo que tarda el láser en rebotar. Al comparar un terreno cubierto de nieve con la misma topografía escaneada en un día de verano sin nieve, Painter y su equipo pudieron medir repetida y exactamente cuánta había en los 1 200 kilómetros cuadrados de toda la cuenca. Mientras tanto, el espectrómetro de escaneo revelaba qué tan grandes eran los gránulos de nieve y cuánto polvo había en su superficie, ya que ambos factores afectan qué tan rápido se derretirá con el sol de primavera y producirá escorrentía. “Son datos que nunca habíamos tenido”, comenta Graham. Painter también ha dado seguimiento a los menguantes mantos de nieve de las montañas Rocosas, que abastecen de agua a millones de personas en el suroeste. Planea llevar pronto su tecnología a otras regiones montañosas del mundo, donde los suministros de agua alimentados por la nieve estén en riesgo, como los mantos acuíferos del Himalaya de los ríos Indo y Ganges. “Para finales de la década, casi 2 000 millones de personas se verán afectadas por los cambios en los mantos de nieve –explica Painter–. Es una de las historias más grandes del cambio climático”. con menos agua fluyendo hacia los ríos y las reservas de California, las autoridades han reducido la cantidad que se abastece a los campesinos del estado, quienes generalmente producen la mitad de las frutas, frutos secos y vegetales cultivados
en Estados Unidos. En respuesta, los agricultores han bombeado más agua de los pozos para irrigar los campos, lo que causa el descenso de los niveles freáticos. Las autoridades del estado suelen monitorear el suministro de agua subterránea con sensores en los pozos, pero un equipo de científicos, encabezado por Jay Famiglietti, hidrólogo de la Universidad de California en Irvine y en JPL, ha estado trabajando con un par de satélites llamados GRACE (por las siglas en inglés
En un tiempo en que el efecto de los humanos sobre la Tierra no tiene precedente, la tecnología ofrece una oportunidad para entenderlo realmente. de “Experimento sobre el Clima y la Recuperación de la Gravedad”) para “pesar” el agua subterránea de California desde el espacio. Los satélites lo hacen al detectar cómo los cambios en la atracción de la gravedad de la Tierra alteran la altitud de los satélites y la distancia entre ellos. Los satélites GRACE pueden medirlo con una precisión de una micra. Y un año después, cuando los agricultores hayan bombeado más agua fuera del suelo y la atracción sobre el primer satélite haya disminuido incluso muy levemente, los satélites GRACE serán capaces de detectar también ese cambio. El agotamiento de los acuíferos del mundo, que abastecen por lo menos un tercio del agua de la humanidad, se ha vuelto un peligro serio, explica Famiglietti. Los datos de GRACE muestran que más de la mitad de los mayores acuíferos del planeta se drenan más rápido de lo que pueden rellenarse, en especial en la península Arábiga, India, Pakistán y África del norte. Desde que la sequía en California empezó en 2011, el estado ha perdido 15 billones de litros al el pulso de l a t ier ra
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Selva
QUÉ ES El Observatorio Aéreo Carnegie realizó esta imagen de la selva en Panamá con un dispositivo LIDAR, el cual sondea la forma de los árboles, y un espectrómetro que registra en gráficos su composición química.
Absorción de bióxido de carbono Lento
Rápido
Isla Barro Colorado
QUÉ NOS DICE La técnica permite que Greg Asner y su equipo de Carnegie, en vuelo a
2 100 metros, puedan individuar árboles a partir de sus firmas químicas, incluso saber qué tan saludables están. Los de color rojo (los colores son arbitrarios) crecen más rápido y absorben la mayoría del CO2.
PANAMA CANAL DE PANAMA
GREGORY ASNER, INSTITUTO CARNEGIE PARA LAS CIENCIAS
Agua
0 mi 0 km
0.25 0.25
QUÉ ES Es una imagen del río Tambopata, al este de Perú, realizada con escaneo por LIDAR –dispositivo de telemetría láser que funciona como radar– a bordo del observatorio Carnegie.
Elevación en metros 116
131
146
QUÉ NOS DICE La zona que se ve en esta imagen está en realidad cubierta de selva. Algunos
pulsos del LIDAR penetran la selva y rebotan desde el suelo, lo que revela la sutil topografía –aquello en rojo está unos metros más alto que lo azul– y los apenas visibles canales fluviales hoy desecados que le han dado forma y la han ayudado a crear su biodiversidad.
PERÚ Río Madre de Dios Río Tambopata
GREGORY ASNER, INSTITUTO CARNEGIE PARA LAS CIENCIAS
Suelo
0 mi 0 km
25 25
QUÉ ES El satélite AQUA de NASA capturó estas imágenes
en el espectro visible de la luz de California y Nevada, el 27 de marzo de 2010 (izq.) –el año más reciente con una caída de nieve normal– y el 29 de marzo de 2015 (der.).
QUÉ NOS DICE Después de cuatro años de sequía, el manto de nieve de la Sierra Nevada –reserva de agua crucial para California– está apenas a 5 % del promedio histórico. Virtualmente, la nieve ha desaparecido de Nevada, y al oeste de la sierra, en el Valle Central, gran parte de la tierra fértil está parda y en barbecho.
NV CA
ZONA AMPLIADA
NASA (AMBAS)
Nadie puede obtener una vista mejor de cómo hemos transformado la Tierra –y conquistado la noche– que los astronautas en la estación espacial. La vista aquí es hacia el norte, sobre Portugal y España. La banda verde es una aurora.
año (o unos 15 kilómetros cúbicos) en las cuencas de los ríos Sacramento y San Joaquín, señala Famiglietti. Eso es más que el consumo anual de las ciudades y poblados del estado. Cerca de dos tercios del agua perdida provenían de acuíferos en el Valle Central, donde el bombeo ha ocasionado otro problema: hundimientos en partes del valle. Tom Farr, geólogo de JPL, mapea esta subsidencia con datos de radar de un satélite canadiense que orbita a unos 800 kilómetros en el espacio. La técnica que utilizó, originalmente desarrollada para estudiar terremotos, puede detectar deformaciones de la tierra tan pequeñas como entre 2.5 y 5 centímetros. Los mapas de Farr demuestran que, en algunos lugares, el Valle Central se ha hundido cerca de 30 centímetros al año. Uno de esos lugares era una pequeña presa, cerca de la ciudad de Los Banos, que desvía el agua hacia las granjas locales. “Sabíamos que había un problema con la presa porque el agua empezó a desbordarse –explica Cannon Michael, presidente de la Compañía Agrícola Bowles–. Solo cuando tuvimos los datos del satélite pudimos ver qué tan grande era el problema”. Se habían producido dos hundimientos a lo largo de un total de 9 300 90
nat ional geo g raphic • mayo de
kilómetros cuadrados de tierra de cultivo, lo que amenazaba presas, puentes, canales, acueductos y vías de desahogo durante inundaciones. Millones de dólares en infraestructura. A finales de 2014, el gobernador de California, Jerry Brown, firmó la primera ley del estado que introduce restricciones graduales para el retiro de agua del subsuelo. a medida que la evidencia sobre los malestares de la Tierra aumenta –desde el ascenso de la temperatura y la acidificación del océano hasta la deforestación y el clima extremo–, NASA ha priorizado las misiones que tienen como objetivo hacer frente a estas afectaciones. Uno de sus nuevos satélites, un observatorio de 916 millones de dólares llamado SMAP (por las siglas en inglés para “Humedad Activa Pasiva del Suelo”), se lanzó en enero de 2015. Fue diseñado para medir la humedad del suelo mediante el rebote de un pulso de radar en la superficie y la radiación emitida por el suelo mismo. En julio, el radar activo dejó de transmitir, pero el radiómetro pasivo todavía hace su trabajo. Sus mapas ayudarán a los científicos a predecir sequías, inundaciones, rendimientos de cosechas y hambrunas. NASA
El cambio climático también incrementa la incidencia de lluvias extremas; SMAP ayuda a enfrentar ese riesgo: puede decirles a las autoridades cuándo el suelo está tan saturado que un derrumbe o una inundación por desbordamiento son inminentes. Sin embargo, muy poca agua es una amenaza más generalizada y duradera. Sin humedad en el suelo, un ambiente sano se colapsa, como ha sucedido en California, lo que ha llevado a tener ondas cálidas, sequías e incendios forestales. “La humedad del suelo es como el sudor humano –indica Das–. Cuando se evapora, tiene un efecto refrescante, pero cuando el suelo no tiene humedad, la superficie de la Tierra se calienta, como cuando nos da un golpe de calor”. a pesar de todos los desafíos al bienestar de la Tierra, hasta ahora, el planeta ha demostrado ser sorprendentemente resiliente. De los cerca de 37 000 millones de toneladas de bióxido de carbono que van a dar a la atmósfera cada año por actividades humanas, océanos, bosques y pastizales absorben alrededor de la mitad. Sin embargo, nadie sabe todavía en qué punto esos depósitos se saturarán. Hasta hace poco, los investigadores no tenían forma de medir con exactitud el flujo de carbono en o fuera de ellos. Lo anterior cambió en julio de 2014, cuando NASA lanzó el Observatorio Orbital de Carbono-2 (OCO-2). Diseñado para “ver la Tierra respirar”, como dijeron sus administradores, OCO-2 puede medir con precisión –hasta una molécula por millón– la cantidad de CO2 liberado o absorbido en cualquier región del mundo. Los primeros mapas globales que utilizaron datos del OCO-2 mostraban columnas de CO2 que salían del norte de Australia, el sur de África y el este de Brasil, donde hay quema forestal para la agricultura. Mapas futuros buscarán identificar regiones que hagan lo opuesto: remover el CO2 de la atmósfera. Greg Asner y su equipo también han abordado el misterio de adónde va el carbono. Antes de volar sobre los bosques de California, pasaron años escaneando 720 000 km2 de selvas en Perú para calcular su contenido de carbono. En ese entonces, Perú estaba en pláticas con asociados internacionales sobre cómo proteger
sus selvas. Asner pudo demostrar que las zonas de selva con mayor presión por tala, agricultura o desarrollos de gas o petróleo eran también las que tenían más carbono, cerca de 6 000 millones de toneladas. Conservar esas zonas significaría mantener el carbono contenido, aclara Asner, y proteger incontables especies. A finales de 2014, el gobierno de Noruega prometió 300 millones de dólares para prevenir la deforestación en Perú. En los próximos años, NASA planea lanzar cinco misiones nuevas para estudiar el ciclo del
La vista con el espectrómetro sería “tecnología como la de Star Trek”: podríamos ver e individuar árboles desde el espacio. agua, los huracanes y el cambio climático, incluyendo un seguimiento a los satélites GRACE. Instrumentos más pequeños para observar la Tierra, llamados CubeSats –algunos tan diminutos que caben en la palma de la mano–, aprovecharán otras misiones para viajar al espacio. Para los científicos como Asner, la urgencia es clara: “El mundo está en un estado de cambio rápido –dice–. Las cosas cambian de formas que la ciencia todavía no puede abarcar”. Dentro de la próxima década, más o menos, el primer espectrómetro de escaneo, similar a los que usan Asner o Painter, podría ponerse en órbita sobre la Tierra. Según Painter, eso sería “tecnología como la de Star Trek”, comparada con lo que hay ahí arriba actualmente. “Hemos orbitado Júpiter, Saturno y Marte con espectrómetros de escaneo, pero no tenemos un programa comprometido con nuestro planeta”, apunta. La vista con un dispositivo como ese sería sorprendente: podríamos ver y nombrar árboles individuales desde el espacio. Pero no por ver el árbol perderíamos de vista el bosque: nosotros, los humanos, y nuestra tecnología somos la única esperanza para curar lo que hemos causado. j el pulso de l a t ier ra
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Pendiente de un hilo Cuando los astronautas tomaron estas fotos, ahora famosas, contemplaron una vista como esta: una porción de la Luna en primer plano, con la Tierra a un lado. Al publicarse, algunas fotos fueron volteadas para que el horizonte de la Luna quedara bajo la “salida de la Tierra”. A fin de cuentas, el ángulo no era lo que importaba. Una vez que contemplamos nuestro hogar desde el espacio, nuestra perspectiva cambió para siempre. Esas primeras vistas de la Tierra completa –esta, tomada en 1969, es de la misión del Apolo 11– aportaron urgencia e inspiración al movimiento ambientalista en todo el mundo. En las décadas siguientes, astronautas, satélites y científicos agudizaron nuestra vista del planeta con imágenes reveladoras y una vasta recopilación de observaciones. Cada día aprendemos más sobre la atmósfera, el agua, la tierra y nuestro impacto en ellas. La salud de un pequeño planeta azul está en riesgo. ¿Qué vamos a hacer con lo que sabemos? —Dennis Dimick
NASA