02-El Sistema Nominal Del Ático Clásico y Su Evolución

January 10, 2018 | Author: Franagraz | Category: Grammatical Gender, Dialect, Noun, Greek Language, Adjective
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José Manuel Floristán Imízcoz – El sistema nominal del ático clásico y su evolución

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ÁREA: Filología y cultura clásica

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José Manuel Floristán Imízcoz – El sistema nominal del ático clásico y su evolución

EL SISTEMA NOMINAL DEL ÁTICO CLÁSICO Y SU EVOLUCIÓN

ISBN - 978-84-9822-885-4 JOSÉ MANUEL FLORISTÁN IMÍZCOZ THESAURUS: Griego antiguo, griego bizantino, griego moderno, declinación, sistema nominal. OTROS ARTÍCULOS RELACIONADOS CON EL TEMA EN LICEUS: Morfología griega. Tema 2: La declinación en –a y la declinación temática. Tema 3: La declinación atemática. Tema 4: El adjetivo: declinación; los grados de comparación. ESQUEMA: 1. Descripción general del sistema nominal del ático clásico. 2. Tendencia a vincular forma y género en la declinación nominal del ático clásico. 3. Rasgos generales de la evolución del sistema nominal del ático clásico al griego moderno. 4. Remodelación del sistema flexivo a partir del acusativo. 5. Clasificación de los paradigmas en griego moderno. 6. Neutralización de la oposición de género en el plural en la evolución histórica del griego. 7. Causas que provocaron la alteración del sistema nominal del ático clásico y las diversas fases de su evolución. 8. Teorías de Seiler. 9-10. Teorías de Ruge. 11. Teorías decimonónicas sobre el origen eolo-dórico del griego moderno; propuestas de Hatzidakis sobre un origen fundamentalmente ático del griego moderno. 12-15. Valoración de las posibles influencias de los dialectos antiguos en la configuración del griego medieval y moderno. 16. Evolución de la flexión adjetival y de la declinación atemática (tercera declinación). 17-19. Evolución de la flexión alfatemática (primera declinación). [Abreviaturas empleadas: n./v./a./g./d. = nominativo, vocativo, acusativo, genitivo, dativo, del singular; N./V./A./G./D. = idem del plural; AC = ático clásico; GM = griego moderno; m. = masculino; f. = femenino; ne. = neutro; sg. = singular; pl. = plural] 2 © 2010, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM

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§ 1. El sistema nominal del AC está basado en criterios formales, concretamente en las terminaciones y desinencias: declinación alfatemática o de los sustantivos en –α, temática o de los sustantivos en sufijo alternante -ε/ο, y atemática o declinación de los sustantivos en consonante (oclusivas, silbante), sonante (líquidas y nasales), diptongo y semivocal. La clasificación no tiene en cuenta la categoría de género, que tan sólo es considerada parcialmente en algunos casos, como el de los m. de la 1ª (morfemas -ς/-ου para el n. y g.), o la oposición parcial de los neutros frente a los m. y f., que es resto de la antigua oposición inanimados / animados: - Grado Ø frente a tema alargado: ὄνομα / λιμήν, ἡγεμών; γένος, κρέας / αἰδώς, ἀληθής. - Grado Ø frente a morfema -ς: μέλι / ἐλπίς. - Sufijo -α de plural en los neutros. - Igualdad formal en los neutros entre n./v./a. y N./V./A. - Desinencias comunes de los sustantivos animados en la declinación atemática: N./V. -ες, A. -ας/-ς  Con todo, también el m. presenta parcialmente características formales comunes con el ne. frente al f.: - g./d. en -ου/-ῳ y G./D. en -οις, frente a los f. en -ας/-ᾳ, -ης/-ῃ y -αις, en los adjetivos de tres terminaciones del tipo δίκαιος/ -αία/ -αιον y ἀγαθός/ -ή/ όν, pero no en los sustantivos (f. del tipo νῆσος, m. del tipo νεανίας, πολίτης). - Coincidencia formal del m. y ne. frente al f. en los casos oblicuos de otros adjetivos o participios de tres terminaciones, como λελυκώς, μέλας, χαρίεις, θείς, γνούς, ἡδύς, etc. Es decir, mientras que en los sustantivos es mayor la coincidencia entre los géneros m. y f. frente al ne., en los adjetivos de tres terminaciones el m. y ne. tienden a coincidir en la formación casual frente al f., e igualmente en el artículo 3 © 2010, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM

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y en los pronombres demostrativos y relativos. Esto se explica porque en el sustantivo el género es semántico, mientras que en los adjetivos es relacional o de concordancia, y en esta función el f. es el término caracterizado positivamente. § 2. Así pues, si bien la declinación nominal del AC no se ordena básicamente según la categoría de género, se observa ya en ella una tendencia creciente a vincular forma y género. Dentro del proceso de adscripción de éste tuvo una gran importancia el sufijo –α, cuyo origen Brugmann situó en la palabra γυνή. A éste se le habrían sumado otros sustantivos de género claramente f., como αἶα, γαῖα, μαῖα, τιθήνη o ἄρουρα. De este modo, el sufijo –α (e -ια) se habría convertido, por un proceso de inficción, en marca formal del género f. y habría pasado a marcar tanto sustantivos (género semántico) como adjetivos o participios (género relacional o sintáctico), si bien fue en estos últimos en los que alcanzó su mayor extensión. Hasta qué punto fue fuerte la caracterización de –α como f. lo demuestra el metaplasmo parcial, en el n. y g., de los m. con este sufijo. Ya los antiguos fueron conscientes de esta caracterización formal del género. Por ejemplo, en la comedia Nubes de Aristófanes, Sócrates propone a Estrepsíades las formas ἀλέκτωρ y ἀλεκτρύαινα para reemplazar al sustantivo de género común ὁ / ἡ ἀλεκτρύων (vv. 661ss), y τὴν καρδόπην en lugar de τὴν  κάρδοπον (vv. 669ss). Igualmente, cuando Sócrates pide a Estrepsíades que le ponga ejemplos de nombres femeninos y masculinos, éste menciona f. en -α (Λύσσιλα, Φίλιννα, Κλειταγόρα y Δημητρία) y m. en -ς (Φιλόξενος, Μελησίας,  Ἀμυνίας), pero cuando Sócrates le pregunta por el vocativo de Ἀμυνίας y Estrepsíades contesta que es Ἀμυνία, aquél concluye: ὁρᾶς; γυναῖκα  τὴν  Ἀμυνίαν καλεῖς (“¿Lo ves? Estás llamando a Aminias mujer”, vv. 681ss).

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Por otro lado, en los antiguos paradigmas hay muchos casos de coincidencia formal de las desinencias: -ας: g. y A. de los f. en -α, pero también n. y A. de los m. en -ας. Tras la pérdida de la diferencia de cantidad entre las vocales, también se confunde el A. de la declinación atemática. -ης: g. f. y n. m. en la 1ª declinación, pero también n. m./f. de adjetivos y sustantivos en silbante del tipo ἀληθής. - Formas de n. y A. de temas en diptongo y semivocal que se confunden: ὁ / τοὺς βοῦς, ἡ / τὰς ναῦς, ὁ / τοὺς ἰχθῦς, ὁ / τοὺς σῦς, ἡ / τὰς οἶς. - Coincidencia, desde antiguo, del N./A. de los sustantivos y adjetivos m. y f. en silbante y en semivocal con alternancia (ἀληθεῖς, πόλεις, πήχεις, ἡδεῖς). § 3. Al contrario que en AC, la categoría de género condiciona radicalmente el sistema nominal del GM. Han desaparecido las tres declinaciones antiguas y la gramática tan sólo habla de sustantivos m., f. y ne. La oposición formal básica es la establecida entre los m. y f., mientras que los ne. quedan en una posición marginal. Es también de gran importancia la distinción entre sustantivos isosilábicos y anisosilábicos dentro del paradigma (modelos φοιτητής / φοιτητές, περιβολάρης / περιβολάρηδες; neutros en -μα: γράμμα,  ‐ατος). Los sustantivos de género animado, a excepción de los temáticos, son los que históricamente más han alterado su forma. A diferencia de los ne. (γράμμα, ‐ατος), por ejemplo, no conservan el anisosilabismo del AC dentro del mismo número (κόραξ,  ‐ακος, φλέψ,  φλεβός). En pl., sin embargo, siguen formaciones paralelas, como en AC (πατέρες / μητέρες, πατέρων / μητέρων; φοιτητές / κόρες, φοιτητών / κορών). Los cambios más importantes sufridos por el sistema flexivo desde el AC al GM pueden resumirse en los siguientes puntos: - La coincidencia de los sustantivos de las antiguas declinaciones en -α y atemática: del a. πατέρα se saca la forma moderna de n. πατέρας, como 5 © 2010, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM

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νεανίας; del a. μητέρα, el n. moderno homófono, como ἡμέρα; en pl., de πολῖται se saca πολίτες, como πατέρες, y de καρδίαι, καρδιές, como μητέρες. - La desaparición total del dativo, excepto como forma fosilizada en algunas expresiones como ενόσω (ἐν ὅσῳ), εντάξει (ἐν τάξει), τοις μετρητοίς, επ᾿ αυτοφώρω, δόξα τω Θεώ, ελέω Θεού, δέκα τοις εκατό, etc. - Dentro del sistema casual el acusativo ocupa el lugar central, sobre todo el de sg.: determina la vocal de la terminación (e.g. πατέρα > πατέρας), el lugar del tono y el número de sílabas de la palabra (τὴν τρίχα [θρίξ] > η τρίχα; τὴν  κοινότητα [κοινότης] > η  κοινότητα). Es lo que se denomina “canon del acusativo”. - El genitivo ha recibido en GM la función sintáctica del antiguo dativo, a pesar de lo cual su uso es limitado: empleo del acusativo como objeto indirecto en los dialectos septentrionales; sustitución del genitivo adnominal por giros preposicionales (νερό  από  τη  βρύση) o por nominativos explicativos (κουτί  σπίρτα, μπουκάλι κρασί); empleo universal del acusativo con las preposiciones; algunos sustantivos son prácticamente inexistentes en genitivo, sobre todo del plural, etc. - La nivelación de la vocal final, tanto en los m. como en los f.: πείνα / πείνας; δύναμη / δύναμης; μαθητής / μαθητή; πατέρας / πατέρα; μητέρα / μητέρας; στρατώνας / στρατώνα. Es decir, desaparecen las antiguas alternancias del tipo θάλασσα / θαλάσσης, y las de la 3ª declinación del tipo πατήρ / πατέρα / πατρός, ποιμήν / ποιμένος, δαίμων / δαίμονος, γέρων / γέροντος (en GM πατέρας, δαίμονας y γέροντας). - La igualación acentual o tendencia a conservar el acento sobre la misma sílaba a lo largo de toda la flexión, una vez que la pérdida de las cantidades vocálicas dejó sin efecto la ley de limitación de la cantidad de la sílaba final. Esta tendencia se observa mejor en los adjetivos que en los sustantivos (έξυπνος,  έξυπνη / έξυπνου, έξυπνης). Los sustantivos conservan en mayor medida la variación acentual:

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1.- En el g. y A. de los proparoxítonos en -ος: δάσκαλος, δασκάλου,  δασκάλους. 2.- En el G. de los m. proparoxítonos en -ος y -ας, y de los neutros en -ο: δασκάλων, πινάκων, προσώπων. 3.- El G. de los m. en -ης y f. en -η, y de algunos m. en -ας y f. en -α (mayoritariamente provenientes de la antigua 1ª declinación) tiene acento sobre la última sílaba (perispómeno en el sistema politónico): πολιτών (πολίτης), κορών (κόρη), ταμιών (ταμίας), θαλασσών (θάλασσα), γυναικών (γυναίκα); pero πατέρων (πατέρας), ελπίδων (ελπίδα). 4.- El g. y G. de todos los neutros en -ι lleva también acento en la última sílaba (perispómeno): χεριού, χεριών (χέρι); παιδιού, παιδιών (παιδί). 5.- Los neutros en -μα conservan la antigua variación acentual. § 4. La reestructuración del sistema nominal clásico se hizo a partir del acusativo: En la declinación en -α, tras la debilitación y pérdida de la -ν del a., coincidieron n. y a. frente al g.: n. a. -α, -η / g. -ας, -ης. En la declinación temática, tras ese mismo proceso se habría esperado la extensión de -ο al g. para crear también un sistema bicasual: n. -ος / a.g. -ο. Este proceso se cumplió en los masculinos de la 1ª declinación, que tenían el precedente del g. dórico -α, pero no en los temáticos, a pesar de que también tenían el precedente del dórico -ω. Quizás la influencia del artículo o factores de frecuencia porcentual del paradigma temático frenaron el cambio esperado. En la declinación atemática, a partir del a. -α se crearon los n. m. en -ας (πατέρας) y los f. en -α (μητέρα), según el modelo de la flexión en -α. En el pl., la nivelación del A. de la 1ª y 3ª por la pérdida de las oposiciones cuantitativas, la monoptongación del N. -αι de la 1ª en [e] y la extensión del morfema de N. al A. en la 3ª (con los precedentes, ya clásicos, de 7 © 2010, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM

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ἀληθεῖς, πόλεις, μείζους), sentaron las bases de la unificación del morfema de N.A. de ambas declinaciones bajo la forma < -ες> (κόρες,  μητέρες,  πολίτες,  πατέρες) frente al plural de la declinación temática, que permaneció inalterado. El morfema temático de N. , marca de género m., buscó su extensión en formas de tipo μάρτυροι, pero sin éxito (cf. infra). En los adjetivos, sin embargo, sí se ha completado totalmente la tendencia a identificar el paradigma (y, con él, el género) a través de la terminación. De ahí que en ellos no se haya introducido la terminación para el N. m., sino que en su gran mayoría se forma con la terminación , que se aplica a diversos tipos de singulares (καλός / -ή / -όν, ὡραῖος / -αία / -αῖον, γλυκός / -ιά / -ό, βαθύς / -ιά / -ύ, σταχτής / -ιά / -ί). De este modo se originaron dos posibles sintagmas: οι / -οι / -ες (οι  αγαθοί  καθηγητές) y οι / -οι / -οι (οι αγαθοί άνθρωποι), por la incapacidad histórica del morfema de introducirse como marca de género m. en el N.A. de las antiguas declinaciones 1ª y 3ª. La remodelación del sistema flexivo a partir del a. se produjo, probablemente, por ser éste el caso menos complejo morfológicamente, con una terminación fácilmente identificable: -αν, -ην / -ον / -α (-ν). También el g. presentaba desinencias muy claras (-ας, -ης / -ου /-ος, -ους, -ως), pero su valor semántico / sintáctico es muy diferente al del acusativo, el término opuesto al nominativo en las funciones sintácticas básicas sujeto / objeto. Frente a estos dos casos, el nominativo ofrecía una complejidad mayor de formaciones, en especial en la declinación atemática. § 5. Desde un punto de vista sincrónico hay varias posibilidades de clasificación de los paradigmas en GM: por la terminación, por el número de sílabas (isosilábicos y anisosilábicos), por la sílaba acentuada, por la vocal última de la raíz, etc. Ahora bien, las divisiones excesivamente complejas obscurecen el panorama general, además de que muchos de los grupos así diferenciados son de escasa relevancia y sólo comprenden formas cultas integradas en la lengua popular (tipos φῶς, κρέας, γεγονός, καθεστώς, ποσόν,  8 © 2010, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM

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ἐνδιαφέρον, etc.). El rasgo básico de la clasificación paradigmática en GM es la oposición que se establece en el singular entre el m. y el f., cuya caracterización formal es radicalmente opuesta: En el m., n. -" [+] frente a a.g. -Ø [-] En el f., n.a. –Ø [-] frente a g. –" [+] De acuerdo con ello, el a. sería siempre el término no-marcado formalmente, mientras que en entre el n. y g. se establecería una oposición equipolente parcial: ambos serían términos marcados, pero en géneros diferentes: Nominativo

Genitivo

Masc. [+] / Fem. [-]

Masc. [-] / Fem. [+]

Dentro de cada caso existiría una oposición privativa entre el término marcado (el m. para el n., el f. para el g.) y el no-marcado (viceversa). En realidad, este último término no-marcado sería el mismo que el a., por lo que en cada género sólo existiría un término marcado para un caso, y otro no-marcado para los restantes. Todo ello desde un punto de vista exclusivamente formal, ya que desde el semántico-sintáctico, e incluso desde el formal sintagmático (concordancia con otros elementos, en especial el artículo) no hay posibilidad de confusión de los casos. Así, el GM opone m. en -ας, -ης, -ες y -ους frente a f. en -α, -η, -ου y -ω (πατέρας, φύλακας / μητέρα, θάλασσα; νικητής, ναύτης / νίκη, ψυχή; καφές; παππούς / αλεπού; ηχώ, Αργυρώ). Por otra parte, el GM ha conservado casi intacta la antigua declinación temática en -ος, integrada por sustantivos mayoritariamente masculinos, pero también por algunos femeninos de uso común (οδός, λεωφόρος, νόσος). Junto a ellos están los neutros en -ο, provenientes de la antigua terminación -ον por pérdida de la nasal final. En esta declinación no se han impuesto ni la tendencia a la oposición de sólo dos formas (δάσκαλος,  δάσκαλο,  δασκάλου), ni la 9 © 2010, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM

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tendencia a que la forma caracterizada sea igual a la no-caracterizada más morfema (δάσκαλος puede considerarse equivalente a δάσκαλο + ς, pero no así δασκάλου). § 6. A diferencia del sg., en pl. la oposición de género se neutraliza: los m. y f. coinciden en formaciones en -ες, -αδες, -ουδες (πατέρες / θάλασσες, ρηγάδες / γιαγιάδες, παππούδες / αλεπούδες), frente al género neutro, caracterizado siempre por el morfema -α, tanto en los iso- como en los anisosilábicos (πρόσωπα,  παιδιά,  γράμματα,  κρέατα). Así, en la evolución histórica el griego sólo ha llegado a marcar formalmente la oposición entre los dos géneros animados en el sg., mientras que en el pl. se ha conservado la antigua indiferenciación, sólo que las distintas formas (-αι y -ες, que podían ser tanto m. como f.) han confluido. En cambio, la oposición primitiva entre el género animado y el inanimado se ha conservado bien, tanto en sg. como en pl. En este último número ambos géneros estarían caracterizados positivamente en N.A. (-ες [+] / -α [+]), mientras que la oposición se neutralizaría en el G. (-ων). Así, el cuadro de caracterizaciones formales del sistema flexivo del GM, prescindiendo de la declinación temática, quedaría de la siguiente manera: Masculino / Femenino

//

Neutro

n.

+

-

- (+)

g.

-

+

+

a.

-

-

- (+)

N.

+

+

G.

+

+

A.

+

+

§ 7. Una vez trazado, en los parágrafos que preceden, el esquema global del sistema nominal en AC y GM, conviene decir algo sobre la evolución entre uno y otro, las causas de la alteración del sistema y los diversos estadios que 10 © 2010, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM

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fue atravesando. La communis opinio que reina en esta campo ya quedó establecida, desde el punto de vista global, en obras clásicas como las de Hatzidakis, Dieterich o Jannaris. Otras gramáticas parciales, como las de Blass, Mayser, Meisterhans, Schweizer, Nachmanson, Bondesson, Psaltes, etc., aportaron datos de interés que completaban el panorama general. Los progresos de la dialectología, asimismo, han ofrecido elementos nuevos de comparación que explican o aclaran la evolución posterior del griego unificado. Finalmente, la gramática de Gignac ha completado nuestro conocimiento de la lengua griega de Egipto durante los primeros seis siglos de nuestra era. Junto a los datos nuevos aportados por estas gramáticas, se han elaborado hipótesis nuevas sobre el paso del sistema flexivo antiguo al moderno, entre las que cabe destacar las de Kurmulis, Seiler y Ruge, todas ellas desde una perspectiva estructural1. Kurmulis propuso una clasificación de la flexión moderna basada, no en el género, como venía siendo habitual desde Thumb, sino en el caso. Distinguió dos grandes grupos, los paradigmas bicasuales y los tricasuales, dentro de cada uno de los cuales puede admitirse una división por géneros como subsistema. Su propuesta nació de la observación de la existencia de varias clases léxicas, como los f. en -ος, los adjetivos en -ής / -ές, los sustantivos en -έας (-εύς) en uso f. y los f. en -ις / -εως, que no se ajustan a la división tradicional por géneros con caracterización formal propia, y que no son sino producto de la influencia constante que la lengua culta ha ejercido sobre la coloquial a lo largo de toda la historia del griego. § 8. Partiendo de la descripción de los estados de lengua del AC y GM, Seiler analizó el paso de uno a otro de acuerdo con una “dinámica” (Dynamik) sistemática cuyos rasgos principales son: - Las desinencias nominales se convierten, de marcas funcionales de caso y número, en marcas de caso y género fundamentalmente.

G. Κουρμουλής, Μορφολογικαὶ ἐξελίξεις τῆς ἑλληνικῆς γλώσσης, EEFSPA 15 (1964), 9-22; “Neue Theorie über das System der neugriechischen Nominaldeklination”, Πλάτων 20 (1968), 275-288; H. Seiler, “Zur Systematik und Entwicklungsgeschichte der griechischen Nominaldeklination”, Glotta 37 (1958), 41-67; H. Ruge, Zur Entstehung der neugriechischen Substantivdeklination. Stockholm 1969. 1

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- Los morfemas casuales no están compuestos por V+C, sino tan sólo por consonante o su ausencia (Ø). La oposición fundamental es -ς/-Ø que, según el género del sustantivo, indica n./a.g. (m.) o g./n.a. (f.). La desinencia temática -ου sería una variante de -Ø frente al n. en -ς (-ος). Así, en la evolución histórica que culmina en el GM todas las raíces habrían pasado a terminar en vocal (ἡμέραØ/-ς; πολίτη-ς/-Ø; πατέρα-ς/-Ø, μητέρα-Ø/-ς). - Con la nueva consideración de las raíces como terminadas en vocal, los antiguos a. como πατέρα,  Διογένη,  Περικλέα, son considerados formas-raíz a las que se añade una -ν como morfema casual. - Tras la introducción generalizada de la -ν en el a. de los temas consonánticos se pudo crear la distinción morfológica de género mediante la adición de -ς en el n. de los m. (πατέρα-ς) y-Ø en el de los f. (μητέρα- Ø). - En el pl., por el contrario, los morfemas casuales han conservado la estructura V+C, por lo que la raíz nominal no es la misma que en el sg. En el pl. la expresión de género no desempeña un papel importante y prueba de ello es la existencia de morfemas comunes (-ες para el N.A. m. y f.). Los pl. anisosilábicos en -δες (m. y f.) son la demostración evidente de esa consideración distinta de la raíz en el sg. y pl. - A los diversos motivos aducidos para justificar la pérdida del dativo se puede añadir, desde el punto de vista de la estructura del sistema, su escasa caracterización formal (tema-raíz en vocal sin consonante que lo identifique). - La base de la restauración ha sido la oposición n./g., casos que formal y funcionalmente siempre se han opuesto más que ningún otro. - Por último, en el sistema del GM hay que tener siempre en cuenta las formas del artículo, que no siempre corren parejas con las del sustantivo, a diferencia de lo que ocurría, salvo escasas excepciones, en el AC: τον / του  πατέρα, η / την μητέρα. La reconstrucción estructural de Seiler es básicamente impecable. Sin embargo, no todo en una lengua encaja en un sistema cerrado. La consideración del morfema de g. -ου como variante de -Ø es bastante improbable si tenemos 12 © 2010, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM

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en cuenta su importación a la declinación en -α, junto con el n. -ς, como morfema caracterizado de género (νεανία-ς / νεανί-ου). También parece dudoso que la reestructuración partiera fundamentalmente del singular, dada la existencia de plurales temáticos en antiguos sustantivos atemáticos (γείτονας / γειτόνοι), o la misma reestructuración en -ες del plural de la 1ª a partir de la 3ª, fenómenos que ponen en evidencia la escasa importancia que tuvieron los respectivos singulares. La evolución, creo, fue más compleja que el esquema propuesto por Seiler y sobre ella actuaron múltiples analogías en direcciones distintas, a veces incluso contrapuestas. § 9. Pocos años después Ruge introdujo las siguientes precisiones a la teoría de Seiler: - La s-Dynamik (i.e. la oposición de los morfemas -ς/-Ø con valor distinto según el género) permanece como principio básico de la reestructuración del sg. - No se puede afirmar que los sustantivos en -ος sean exclusivamente m. De acuerdo con la s-Dynamik los antiguos f. en -ος bien cambiaron de género (ὁ  ψῆφος, ὁ πλάτανος, τὸ δρόσος), bien de forma (ἡ παρθένα, ἡ ἄμμο, ἡ δροσιά,  τὸ νησί), bien fueron sustituidos por otros términos (δρόμος por ὁδός, ἀρρώστια por νόσος)2. Sin embargo, bien porque el proceso no se completó, bien por efecto de una Rückverwandlung, es evidente que el GM conserva femeninos comunes o propios en –ος, como οδός, λεωφόρος, Αίγυπτος, Ρόδος, etc. - Para los m. temáticos, cuyos g. en -ου y N.A. en -οι y -ους tampoco se ajustan a la s-Dynamik (habríase esperado *-ο y *-ες respectivamente) postula la u-Dynamik (del g. -ου), que habría servido para conservar básicamente sin alteraciones la antigua flexión temática. - Para el morfema de pl. -ες de m. y f. postuló la actuación de una tercera dinámica, la Synkretismus-Dynamik, que justificaría la coincidencia formal del N.

2 Hatzidakis 23-28; Jannaris 111-112; Dieterich 174; Thumb 43 y 54; Blass-DebrunnerFunk 25 y 28; Costas 100; Mayser I, 2, 16-19; Gignac 38-43.

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y A. en un proceso analógico que ya en su día clarificó Dieterich3. El predominio de -ες sobre -αι se habría debido a la mayor frecuencia estadística. - Por último, denomina Neutra-Dynamik la tendencia de la lengua al mantenimiento constante de la distinción entre sustantivos neutros y no-neutros, basada fundamentalmente en la identidad del n.v.a./N.V.A. en los primeros. Las cuatro “dinámicas” de Ruge no tienen idéntica naturaleza. Mientras que la Neutra-Dynamik y la u-Dynamik son fundamentalmente defensivas, las otras dos tienen carácter prioritariamente innovador: la s-Dynamik, que fue la fuerza principal que actuó en la conversión del sistema flexivo clásico en el moderno, y la Synkretismus-Dynamik, que podría englobarse en una dinámica más amplia de oposición, en todos los géneros y números, de sólo dos formas (tendencia a la bicasualidad). Si en algún momento la u-Dynamik tuvo una actuación positiva en algunos plurales y singulares (cf. infra), hoy día tiene valor exclusivamente defensivo. Sin embargo, estas fuerzas nunca han operado en abstracto, sino sobre otros factores lingüísticos, como los fonéticos, analógicos, sintácticos, etc., que ya habían sido puestos de relieve con anterioridad por otros estudiosos. § 10. Con un sistema de trabajo basado en dicotomías Ruge establece las siguientes estructuras flexivas en GM: - 1ª dicotomía: neutros / no-neutros. Los primeros se caracterizan por la igualdad de los morfemas de n.v.a./N.V.A., frente a las diversas posibilidades de los segundos. Así, en GM los neutros sólo tienen cuatro morfemas casuales (n.v.a./g./N.V.A./G.)

frente

a

los

siete

posibles

en

los

no-neutros

(n./v./a./g./N.V./A./G.) - 2ª dicotomía, establecida dentro de los no-neutros: por un lado aquellos que no distinguen formalmente m. y f. (λόγος, οδός), por otro los que sí los distinguen a través del n. y g. (πατέρας, μητέρα). En el pl. ambos tipos se

3 Dieterich 155-158. Ya anteriormente Hatzidakis 22, 139ss y 378ss, con la diferencia de que consideraba la forma -ες anterior en el N. que en el A. de los sustantivos de la antigua 1ª

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distinguen con claridad: los primeros tienen N. /-i/ y A. /-us/ (λόγοι,  λόγους), mientras que en los segundos tenemos el mismo morfema /-es/ o /-is/ para N.A. (πατέρες, μητέρες, δυνάμεις). - 3ª dicotomía, establecida entre los masculinos y femeninos que sí se diferencian en el singular en la anterior. Dentro de cada una se pueden hacer nuevas subdivisiones basadas en diversos criterios: - Estructura I: neutros con g. /-u/ y N.V.A. /-a/ (e.g. βουνό, παιδί); neutros con g. /-os/ y N.V.A. /-a/ (e.g. φως, κρέας, όνομα, ενδιαφέρον); neutros con g. /-us/ y N.V.A. /-i/ (e.g. μέρος). - Estructura II: prescindiendo del v., esta estructura tiene al menos tres formas diferenciadas, tanto en sg. como en pl. Según la posición del acento estos sustantivos pueden ser oxítonos, paroxítonos y proparoxítonos, estos últimos con desplazamiento acentual o no (ουρανός, δρόμος, αντίλαλος / άγγελος). El vocativo, por su parte, tiene dos variantes morfológicas, /-e/ y /-o/ (άνθρωπε, Γιώργο). - Estructura III: incluye sustantivos con morfema de N.A. /-es/ y otros con /-is/. Dentro de los primeros los hay isosilábicos (πατέρας,  καρδιά,  νικητής,  ψυχή) y anisosilábicos (ψωμάς,  οκά,  νοικοκύρης,  παππούς,  αλεπού,  καφές,  νενέ etc.), con distintos géneros y terminaciones. Por lo que respecta a los sustantivos con morfema de N.A. /-is/, los hay de varios tipos según las formas de los casos del pl. y su relación con las del sg. (tipos συγγενή, πρέσβης, σκέψη y γραμματέα). Muchos de los modelos mencionados, ajenos (cuando no abiertamente contrarios) a las líneas básicas de la evolución histórica y del sistema resultante (fundamentalmente a la s-Dynamik y a la Synkretismus-Dynamik), son producto declinación, es decir, antes αἱ ἡμέρες que τὰς ἡμέρες. Gignac II, 19 recoge algún ejemplo de N. -ες, no de A. Igualmente Psaltes 140ss y 145, tanto en sustantivos m. como f. 15 © 2010, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM

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de una restauración por influencia de la καθαρεύουσα o lengua culta, modelada sobre la antigua κοινή helenística. Sin embargo, de ningún modo pueden considerarse marginales o residuales, sino que juegan un papel importante en la lengua. Así, la restauración de los f. en -ος, de los pl. en , de los neutros del tipo γεγονός, ενδιαφέρον, de los cultismos en –εύς junto a las formas populares en -έας (συγγραφεύς), de los n. f. en -ις junto a los populares en -η (πόλις), de los g. m. y f. en -εως (συγγραφέως, πόλεως), de los g. f. en -ητος (ανθρωπότητος) y de los v. en -α (καθηγητά) ofrecen un panorama complejo difícilmente reducible a un esquema demasiado simplista. No todas estas formas cultas incumplen las dinámicas evolutivas del GM y, por tanto, encuentran idéntica resistencia en la lengua popular: así, el n. f. del tipo πόλις y el g. m. del tipo συγγραφέως incumplirían la s-Dynamik, por lo que sus posibilidades de consolidación serían menores, mientras que los g. f. en -εως e -ητος no van en contra de la misma, por lo que, en opinión de Ruge, tendrían mayores posibilidades de consolidación. Con todo, no puede despreciarse la fuerza de la lengua literaria sobre la popular, por lo que incluso las formas contrarias a las dinámicas básicas podrían tener una gran resistencia. § 11. La filología histórico-comparada del s. XIX, como no podía ser menos, prestó especial atención a la relación existente entre el GM y los antiguos dialectos. La hipótesis eolo-dórica del origen del GM, presente en estudiosos como Χριστόπουλος,  Οικονόμος,  Κοραής,  Μαυροφρύδης, etc., encontró también en el sistema nominal restos de ese pretendido origen: el pl. -ες no sería sino grafía alternativa del A. -αις del antiguo lésbico; la -α de πατέρας o ελπίδα, o la del g. de los m. en -ας (por -ου), eran consideradas de origen dórico; igualmente el g. της  γλώσσας,  της  δόξας, adjetivos como ευγενικιά o sustantivos como καμήλα,  παρθένα, etc., eran tenidas por dorismos; por el contrario, otras como ελεύθερη, λαμπρή, etc., eran vistas como de origen jónico. Así, todo lo que no encontraba explicación en el esquema ático

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se hacía remontar a otros dialectos, sin tener excesiva cuenta de la coherencia y posibilidad global del conjunto. Hatzidakis vino a poner fin a esta acumulación acrítica de dialectalismos. Las formas arriba citadas serían, en su opinión, producto de la actuación de dos factores básicos en todo proceso lingüístico, la analogía y la regularización: analogía del pl. -ες en la 1ª declinación (ἡμέρες) y del n. m. -ας y f. -α en la 3ª (πατέρας, μητέρα), en los adjetivos como ευγενικιά ( < -εῖα) o ελεύτερη, o en los sustantivos como παρθένα; regularización interna del paradigma en casos como γλῶσσα / γλώσσας, etc. La hipótesis de la analogía-regularización, además, explica casos como τοῦ πολίτη, para los que no es posible aducir una forma dialectal. Así, a finales del s. XIX-comienzos del s. XX la hipótesis eolodórica fue abandonada en favor de explicaciones analógicas, más acordes con las nuevas lingüísticas de la época. § 12. La hipótesis de Hatzidakis del origen fundamentalmente ático del GM, que rápidamente encontró el apoyo de otros investigadores, es básicamente incontrovertible, si bien tampoco conviene descartar, sin más, toda influencia dialectal. Un ejemplo claro es el del g. de los m. en –α. Los dialectos griegos, como es sabido, innovaron en este paradigma, introduciendo morfemas procedentes de la declinación temática (n. -ς, g. -ο / ου) que contribuyeron a marcar el género (m. -ας, -ης / -ου, f. -α, -η / -ας, -ης). Seiler y Ruge consideraron esta distribución como ejemplo primitivo de la s-Dynamik, para lo que g. -ο / ου debía ser considerado como una variante del morfema Ø. Parece más lógico pensar, sin embargo, que cuando -ου se introdujo en los masculinos de la 1ª era considerado como morfema marcado, por lo que los femeninos tendrían una oposición privativa (n. -Ø [-] / g. -ς [+]) frente a otra equipolente de los masculinos (n. -ς [+] / g. -ου [+]). Ahora bien, mientras que en los dialectos eólicos y dóricos la contracción -αο > -α convertía la oposición de los masculinos también en privativa, en jónico (-ηο > -εω) y ático (-ου) el morfema de g. distorsionaba la unidad de todo el sg. A partir de ahí, los dialectos dóricos 17 © 2010, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM

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ofrecían un punto de partida más apto para la actuación de la s-Dynamik. Es cierto que esquemas del GM como πολίτης / πολίτη, inexistentes en los dialectos

dóricos,

ponen

en

evidencia

que

la

reestructuración

es

fundamentalmente de sistema. Ahora bien, todos los textos de época helenística e imperial coinciden en dos hechos: que los g. en -α son bastante anteriores a los en -η y que los g. áticos en -ου apenas penetraron en los dialectos dóricos, mientras que, viceversa, la forma en -α se introdujo pronto en jónico-ático. Ésta aparece, con dudas, en una inscripción ática de comienzos del s. V y, posteriormente, en Mileto desde el s. IV (no sólo en nombres dóricos), en Magnesia, en Eritras desde finales del s. IV, mas no en Pérgamo, en donde tan sólo encontramos -ου4. En el Egipto ptolemaico el g. -α es aún escaso, pero en Asia Menor a comienzos de nuestra era es ya habitual, e igualmente en los papiros egipcios de época romana y bizantina5. Al igual que para los g. y d. -ης y –η  / de f. en -ρα (cf. §§ 17-18), se adujo para estos g. un origen dialectal, concretamente dórico, mientras otros los tenían por una reconstrucción interna del paradigma con posible influencia dórica6, otros aducían el modelo de los hipocorísticos en –ᾶς y otros, finalmente, consideraban estas formas como producto de una simple regularización del sistema7. Es evidente que en el caso del g. en -η de los masculinos en -ης fue ésta la que actuó, dada la inexistencia de formas dialectales paralelas. Ahora bien, si los primeros ejemplos del mismo no aparecen hasta el s. I d.C., no parece ilógico pensar que la aparición del g. -α cinco siglos antes se viera favorecida por la presencia de factores externos de apoyo, en concreto por la existencia del g. dórico8. Quizás la importancia política y militar adquirida por regiones no-áticas (Laconia, Beocia, Tesalia)9, que favoreció la extensión de formas en -ώνδας / -όνδας, -λέας o -ίδας con su flexión correspondiente, pudo coadyuvar a la sustitución temprana de -ου por -α.

4 Meisterhans-Schwyzer p. 120, n. 1099; en contra de esta interpretación: Threatte II, 83. Bondesson 133ss.; Nachmanson 119-120; Garbrah 84ss; Schweizer 138. 5 Mayser I, 2, 3-4; Gignac II, 12ss. 6 Thumb, Hellenismus 44. 7 Hatzidakis 76ss. 8 Jannaris 108; Dieterich 171ss; Blass-Debrunner-Funk 30-31. 9 Buck 131 y 133.

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Los léxicos aticistas dejan entrever la realidad del g. analógico en -α de los m. en el s. II d. C.10 En definitiva, si el g. en -α era exigido por la s-Dynamik, su presencia en formas dialectales antiguas sin duda debió de favorecer su temprana extensión en detrimento de -ου, muy anterior a la de -η. § 13. También debieron de ejercer una importante influencia analógica sobre el g. -α de los m. en -ας los apelativos en -ᾶς, originariamente hipocorísticos (Μητρᾶς < Μητρόδωρος), más tarde simples apelativos sacados de partes del cuerpo (Γονατᾶς, Στομᾶς) o de oficios (πραγματᾶς < πραγματευτής), etc. Este modelo no ha llegado a confundirse en GM por completo con los m. en -ας provenientes de las antiguas declinaciones 1ª y 3ª, del tipo ταμίας y πατέρας, ya que éstos tienen un pl. isosilábico (πατέρες) frente al anisosilábico de aquél (ψαράδες), pero pudo influir en la formación del g. Para unos, los apelativos en -ᾶς son de origen jónico, para otros dórico, otros hablan sin más de formaciones dialectales no-áticas. Están ausentes de las inscripciones áticas de época clásica, pero aparecen ya desde el s. II a.C. Están documentados asimismo en Pérgamo, Mileto, Magnesia y Eritras11. En estos lugares hay formaciones de g. en -ᾶδος y -ᾶ, los primeros, al parecer, más antiguos. En el Egipto ptolemaico son relativamente frecuentes, aunque no tanto como en época posterior, y su flexión es mayoritariamente en -ᾶτος (variante de –ᾶδος), en escasas ocasiones en -ᾶ12. A comienzos de nuestra era podían aparecer en Anatolia las tres flexiones, en -ᾶ, -ᾶδος y -ᾶτος (las dos primeras, más antiguas), si bien lo habitual era el empleo de -ᾶ, bien sola, bien en combinación con alguna de las otras dos, según zonas. Del mismo modo, en los papiros egipcios de época romana y bizantina la flexión oscila entre la vocálica

10 Moer. 241 Μειδίου, Ἀττικῶς. Μειδία τό τε ἀναλογικὸν καὶ τὸ ἑλληνικόν; Hdn., Philet. 414 ἁμαρτάνουσιν οἱ λέγοντες ταμία καὶ μὴ ταμίου. Μόνα γὰρ τὰ ὑπὲρ β᾿ συλλαβὰς εἰς  ας  ἢ  ρας  τρέπει  τὴν  γενικὴν  εἰς  ου. οἷον  Μειδίας,  Μειδίου,  Διαγόρας,  Διαγόρου,  καὶ  ταμίας, ταμίου. 11 Threatte II, 71ss; Schweizer 138ss; Bondesson 133ss; Nachmanson 120; Garbrah 104ss. 12 Mayser I, 2, 2ss.

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-ᾶ y la dental -ᾶτος. Ya Herodiano, en el s. II d.C., se veía obligado a poner orden en la confusión entre ambos modelos paradigmáticos: dice que los g. en -α de sustantivos paroxítonos, como Παπία o κοχλία, son dóricos, pero que se han hecho habituales en la lengua común; por el contrario, el g. en -ᾶ de los sustantivos perispómenos en -ᾶς no es dórico, sino común13; el g. de los sustantivos en -ίας, -έας, -είας, -ύας y -όρας es en -ου, pero si se forma en -α es una terminación dórica, aunque también se ha hecho común en la lengua14; por otro lado, menciona una doble declinación posible de las palabras perispómenas en -ᾶς, isosilábica (Μηνᾶς / Μηνᾶ) y anisosilábica (πελεκᾶς / πελεκᾶντος), aparte de las formas jónicas en -ᾶδος (Κυρᾶς / Κυρᾶδος). Así, pues, parece evidente que los modelos flexivos en -ας/-α y -ᾶς/-ᾶ(-ᾶδος) se influyeron mutuamente e, incluso, que se confundían. En las crónicas bizantinas no son frecuentes los hipocorísticos en -ᾶς, pero sí los apelativos Ἀσβεστᾶς, Γαλατᾶς), términos extranjeros helenizados (ἀμηρᾶς, βαιβόδας, πασίας) y apelativos extranjeros (Βογᾶς)15. La flexión vocálica la encontramos, sobre todo, en préstamos latinos (τοῦ  ἀββᾶ,  τοῦ  πρωτοπαπᾶ), mientras que el pl. habitual es en -ᾶδες. Se configura así el posterior desarrollo del paradigma, que condujo a un compromiso: la tendencia a la nivelación vocálica o s-Dynamik se impone en el sg., mientras que en el pl. se introduce la forma jónica antigua. Este esquema ha sido muy fructífero en GM, no sólo en términos extranjeros (ἀγᾶς,  καφές), sino también en otros típicamente griegos (βασιλιάς, νοικοκύρης, κυρά). § 14. No obstante lo anterior, la influencia dórica (o jónica, quizás, en el caso del g. -ᾶ) hubo de ser limitada, a juzgar por otros casos. Un ejemplo evidente es el del g. temático en -ου. De acuerdo con la s-Dynamik esperaríamos un g. Ø, es decir, φίλο-Ø. La consideración de φίλο-Ø como variante no parece demasiado convincente, sobre todo teniendo en cuenta la realización fonética /u:/ de , que introdujo una oposición de timbre vocálico.

13 14

Hdn. II, 665, 10ss. Hdn. II, 636, 10ss. 20 © 2010, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM

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Por el contrario, la forma dórica de g. -ω, como la de los m. en -α, ofrecía una solución perfecta de acuerdo con la s-Dynamik una vez niveladas las cantidades vocálicas. De hecho, en el s. XV d.C. está registrado un proceso analógico semejante con g. como τοῦ  Πέτρο,  τοῦ  Μάρκο, y v. como Νίκο,  Μάρκο (algunos de éstos se han conservado en GM)16. Sin embargo, el g. dórico no sólo no triunfó, sino que desde muy temprano sufrió una fuerte competencia por parte de -ου, lo cual es prueba evidente de la influencia limitada del dialecto dórico o, en general, de los dialectos no-áticos. Y es que en el proceso de sustitución de las formas dialectales por las de la koiné en las inscripciones de época helenística y romana se observa la actuación de tres corrientes diferenciadas: a) La tendencia a la conservación de las formas dialectales. b) La tendencia a la extensión de las formas de la koiné jónico-ática no coincidentes con las del GM. c) La tendencia a la extensión de las formas (o no) de la koiné jónicoática coincidentes con las del GM. En los casos de conflicto entre a) y c) predomina esta última, en especial desde el s. II a.C. Buen ejemplo sería la sustitución de las formas dóricas τοί y ταί del artículo por las áticas οἱ-αἱ. En los pocos casos de coincidencia de las tendencias a) y c), el predominio del rasgo común frente a b) es abrumador. Así, la forma dórica de g. -α de los masculinos, que predominó con mucho sobre la forma helenística -ου, no sólo en la Doris severior, sino también en los dialectos dóricos más permeables a la influencia de la koiné17. En los casos de conflicto entre a) y b), por el contrario, las formas dialectales se defendieron muy bien. A veces las variantes helenísticas alcanzaron una cierta penetración, pero ni mucho menos tan fuerte como en el caso de las formas que se han conservado hasta el GM. Buen ejemplo de ello serían las formas dialectales del NO de g.

Psaltes 162ss. Hatzidakis 82: la mayoría de los ejemplos que cita son de nombres propios, siempre más reacios a modificaciones. 17 Bubeník 83 y 99-100. 15 16

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-εος, no contracto, frente a las helenísticas en -ους18 o, en el ámbito del verbo, de las terminaciones -μες y -οντι frente a -μεν y -ουσι. Diacrónicamente, las formas que consiguieron una penetración total (c) son las que se han conservado hasta nuestros días, mientras que las que encuentran mayor resistencia (b), bien no se han conservado, bien se han reintroducido desde la lengua culta: las primeras corresponderían a la δημοτική, las segundas, en cambio, a la καθαρεύουσα. § 15. Que la hipótesis eolo-dórica fuese, en conjunto, insatisfactoria, no significa que entre los antiguos dialectos y el proceso evolutivo que ha conducido al GM no existieran puntos de contacto. Entre la explicación de una forma como arcaísmo o innovación cabe una postura ecléctica que favorezca la incorporación de las formas dialectales al proceso de innovación diacrónica. La forma de D. -οις que aparece en los paradigmas atemáticos de los antiguos dialectos del NO es considerada por la mayoría de los estudiosos como una innovación de época reciente y, por tanto, de escaso valor para la clasificación dialectal. Creo que este D. en -οις puede ponerse en relación con el N. -οι de los mismos temas y dialectos: ambos formarían parte de una tendencia global a la extensión del modelo paradigmático temático, que se limitó, en época antigua, a los ss. III a.C.-I d.C. en dichos dialectos, pero que no se observa en el Egipto ptolemaico ni en el romano. Sin embargo, conoció manifestaciones posteriores, en época protobizantina o bizantina, en formas como γειτόνοι,  μαστόροι, etc., que aparecen casi exclusivamente en la literatura y en formaciones dialectales, con carácter esporádico y una distribución más léxica que morfológica19. Parece lógico pensar que tanto las formas antiguas de N. -οι y D. -οις como las medievales siguen una misma línea evolutiva, que no es otra que la tendencia a la extensión de la declinación temática a los masculinos atemáticos. Y es que la u-Dynamik de Ruge no sólo habría tenido carácter defensivo, sino también naturaleza innovadora, que se habría manifestado en la mencionada tendencia. Pero no es el único ejemplo. También encontramos a lo largo de la historia del Ibid. 132-133. Thumb considera, en su gramática, como un grupo diferenciado a estos sustantivos como γείτονας, μάστορας, etc., con pl. temático (γειτόνοι, μαστόροι). A. Mirambel habla de «formaciones aberrantes de plural» y Triantaphyllides ni siquiera las menciona. 18 19

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griego el g. -ου por -ος en algunos neutros anisosilábicos del tipo ὀνομάτου,  γραψιμάτου, χρεάτου20. En el campo de los abstractos verbales en -σιμο, por el contrario, la flexión temática perdió parte de su extensión originaria. En un principio pertenecían a ésta, pero posteriormente sufrieron metaplasmo en favor de la declinación atemática, quizás a partir de la terminación de N.A. -μα, insuficientemente caracterizada frente a las formas más frecuentes en -ματα. Del pl. se habría extendido la flexión atemática al sg., excepto al n.a., que siguió conservando la forma antigua -(σ)ιμο(ν)21. Por otro lado, a la declinación temática también le afectaron otras dinámicas innovadoras, como la s-Dynamik y la Synkretismus-Dynamik. Un ejemplo son los mencionados g. τοῦ Μάρκο, τοῦ  Πέτρο, pero tambien el A. -οι que se encuentra en algunos dialectos (τοὺς καλοί  ἀνθρώποι) frente a la forma común -ους22. La hipótesis eolo-dórica veía en ellos antiguos A. en -οις, pero parece más lógico explicarlos por la tendencia a la extensión del morfema de N. al A. que se observa en otros paradigmas (ἀληθεῖς, μείζους, πόλεις, πήχεις ya en AC; βασιλεῖς en época helenística). § 16. La extensión del sistema flexivo temático también afectó a varios modelos adjetivales, como el tipo -ύς / -εῖα / -ύ. El m. , fonéticamente [-is],

20 Thumb 60; Hatzidakis 382-383 postula la creación de estos g. a partir de los respectivos G. (ὀνομάτων,  γραψιμάτων, etc.); Mirambel 63-65; Triantaphyllides 251ss no menciona las formas en -άτου. Mayser no recoge ningún caso de g. temático de neutros en -μα, pero si Gignac II, 44 (γενημάτου, ca. 200 d.C.); Dieterich 163; Jannaris 125-126; Costas 101. En otras ocasiones la forma del g. es –ιοῦ, no sólo en estos neutros sino también en otros sustantivos temáticos en -ος y -ον. Tradicionalmente se han considerado analógicos de los g. de neutros en -ι. D. Georgacas, “Grammatische und etymologische Miszellen zum Spät- und Neugriechischen”, Glotta 31 (1951), 199-235, propone un supletismo flexivo: los g. γαλατιοῦ,  δενδριοῦ,  πραγματιοῦ, etc., serían de los antiguos diminutivos γαλάτιον,  δενδρίον,  πραγμάτιον, etc., correspondientes a γάλα, δένδρον, πρᾶγμα, etc. 21 Jannaris 289 considera estas formas en -σιμο como contaminación de antiguos temas en -σις con flexión en -μα. Hatzidakis, “Zum Wortbildungslehre im Mittel und Neugriechischen”, Glotta 33 (1912), 209-221, rechaza esta explicación y postula un origen a partir de los adjetivos verbales de posibilidad en -(σ)ιμος, sustitutos de las formas antiguas en -τος. La flexión atemática de g. -ατος, pl. -ατα está ya en las crónicas bizantinas, cf. Psaltes 176. En GM esta flexión ha afectado también a otros neutros, como άλογο / αλόγατα, έργαταa (poesía y dialectos fundamentalmente). Cf. Thumb 56, Mirambel 63, Triantaphyllides 249.

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encajaba bien en la s-Dynamik, pero perdió el apoyo de los sustantivos en , que eran escasos y tendieron a ser sustituidos (δρῦς > βαλανιδιά, ὀφρῦς > φρύδι(ον), etc.)23, y tampoco encontraba apoyo en inexistentes adjetivos en -ης de la 1ª declinación, del tipo de los sustantivos πολίτης. De este modo quedaba un sistema inestable de sustantivos en -ης y adjetivos en -ύς que tendió a ser alterado. El paso a la flexión temática no afectó por igual a todos los adjetivos: mientras que fue total en γλυκός / -ιά / -ό, en casos como βαρύς, βαθύς o παχύς se ha conservado la grafía -ύ(ς) para el n.a. m. y ne., mientras que para el resto de la flexión se adoptaron las formas temáticas (g. βαθιοῦ, N. βαθιοί, A. βαθιούς, etc.). A la inversa, también antiguos adjetivos temáticos han adoptado parcialmente formas en -ύ(ς): ἐλαφρός,  μακρός > ε,λαφρύς,  μακρύς. Por otro lado, el morfema de f. –ιά ( η). Ahora bien, en casos como συνορίην el paralelismo es imposible, ya que la -α es larga, por lo que no queda más remedio que considerar estas formas como jonismos. Por otra parte, la nivelación de la vocal del paradigma que se observa en algunos sustantivos (μοῦσα / μούσας) supone que la oposición cuantitativa ya había desaparecido para esta época. b) Por la actuación de la analogía: Mayser, Blass-Debrunner, Hatzidakis, Schmid y Gignac34. Este último recuerda que, de haber sido jónicas, también encontraríamos con igual frecuencia los g. -ης y d. -ῃ en los sustantivos en –ρα  (alfa larga), lo que no ocurre. Ello nos lleva a la conclusión de que la extensión

32 33

Mayser I, 1, 11-12; Blass-Debrunner-Funk 25; Gignac II, 4ss; Psaltes 143. Schweizer 41; Thumb, Hellenismus 68ss. 27 © 2010, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM

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del modelo mixto se produjo antes de la isocronía, cuando –ρα (alfa breve)/–ρα  (alfa larga) aún se oponían. En la gramática de Gignac se observa con claridad cómo las formas -ης/-ῃ por -ας/-ᾳ en los sustantivos en –ρα (alfa breve) y –εια  (alfa breve) es más frecuente hasta ca. 250 A.D., mientras que tras esta fecha es más frecuente el fenómeno contrario, las formas de d. –σσᾳ/ por –σσῃ.

En definitiva, puede concluirse que el g. -ης y d. -ῃ por -ας y -ᾳ de temas en -α pura es un fenómeno de analogía que afectó particularmente a los sustantivos en –ρα (alfa breve) y, en menor medida, a los términos en –υῖα y – εια  (alfa breve), pero sólo esporádicamente y en época ptolemaica a los terminados en (alfa larga), y que no logró imponerse en la lengua por ser contrario a la s-Dynamik. En una segunda etapa, al contrario, se observa una tendencia a la extensión de la -α del n. a todos los casos del sg. del paradigma del tipo δόξα, tendencia que se ha impuesto en GM (θάλασσα / θάλασσας, γλώσσα / γλώσσας).

§ 19. Por lo que respecta al plural, la situación de la declinación en -α se planteaba de la siguiente manera: El morfema de G. coincidía con el de otros paradigmas, con la única peculiaridad de su acentuación perispómena, conservada hasta el GM (cf. supra). Cuando se pierden las oposiciones vocálicas de cantidad, se igualan los A. de la 1ª (-ας, alfa larga) y 3ª (-ας, alfa breve ). El retroceso del dativo dejaba al nominativo como único caso diferenciado entre ambas declinaciones (-αι/-ες). Ahora bien, la monoptongación de /αι/ en [e] hacía que pareciera morfema marcado frente a (/e/ + /s/). Desde este punto de vista, la antigua grafía de N.A. (equivalente a la moderna ) podría explicarse como ampliación de con la -ς de

34

Mayser, loc. cit.; Blass-Debrunner-Funk, loc. cit.; Hatzidakis 84; Schmid IV, 577; Gignac, 28 © 2010, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM

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pluralidad. Históricamente la terminación se habría introducido, primero en el A. de los atemáticos, por analogía con los paradigmas del tipo ἀληθής, πόλις o πῆχυς, luego en el A. y N. de la 1ª. La cronología sería la siguiente: el A. aparece post s. III a.C. en la 3ª, post s. II d.C. en la 1ª, ca. s. VI en el N. de los m. en -ης y desde el s. X en los f., primero esporádicamente, ya con regularidad desde los ss. XI-XII. Las fuentes, sin embargo, presentan altibajos y diferencias notables según regiones y tipos de textos.

loc. cit. 29 © 2010, E-EXCELLENCE – WWW.LICEUS.COM

José Manuel Floristán Imízcoz – El sistema nominal del ático clásico y su evolución

BIBLIOGRAFIA

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