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November 10, 2017 | Author: 587412 | Category: Fascism, Social Democracy, Democracy, Dictatorship, Capitalism
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Fascismo y Capitalismo Otto Bauer Fue en Italia y en Alemania donde triunfo por primera vez la nueva forma del despotismo fascista. El fascismo es el resultado de tres procesos sociales íntimamente relacionados entre si. En primer lugar, la guerra que expulso de la vida burguesa y desclaso a las grandes masas de combatientes. Estas, incapaces de regresar a los modos de vida burgueses, adquiridos durante la guerra, formaron después de esta las milicias, fascistas, las juntas de defensa patrióticas con una peculiar ideología militarista, antidemocrática y nacionalista. En segundo lugar las crisis económicas de posguerra que sumieron en la miseria grandes masas de pequeños burgueses y campesinos. Estas masas depauperadas y resentidas abandonaron las filas de los partidos de masas democraticoburguesas, encuadrándose en milicias y juntas de defensa nacionalmilitaristas. En tercer lugar la merma de los beneficios de la clase capitalista que quiso resarcirse aumentando el grado de explotación, para lo cual era preciso romper la resistencia de la clase obrera. Como la clase capitalista dudaba de conseguirlo bajo el régimen democrático, se sirvió primero del movimiento rebelde de las masas pequeño burguesas y campesinas agrupadas en las milicias fascistas y nacionalistas para sembrar el terror en la clase obrera y obligarla a pasar a la defensiva y luego para destruir la democracia. Empezó por ayudar con medios financieros a los fascistas por inducir al aparato estatal para que aprovisionara de armas a las milicias fascistas y asegurarse impunidad a sus acciones de castigo contra la clase obrera y finalmente por ceder el poder estatal a los fascistas. Con mayor detenimiento estos 3 procesos relacionados entre si: En Italia los oficiales de la reserva constituyeron los núcleos del partido fascista. No encontraban en la vida burguesa una posición adecuada a sus pretensiones y ambiciones. No querían dejar los hábitos contraídos durante la guerra: deseaban dar y recibir órdenes, llevar uniforme y desfilar al paso. Comenzaron a formar organizaciones paramilitares. Este grupo social fue aun más numeroso en Alemania. Fueron esas células primordiales del fascismo las que desarrollaron su ideología general. Exige la disciplina de las masas frente a la autoridad de mando de sus jefes. Es absolutamente contraria al derecho de autodeterminación de las masas a las que considera llamadas únicamente a obedecer por consiguiente es enemiga de la democracia. Esta animada del nacionalismo que la guerra contribuyo a exacerbar. Intenta provocar la rebelión de las masas contra el gobierno liberal de Italia, al cual se culpa de la derrota y la humillación de la guerra. Odian al estraperlista (persona que se beneficia del comercio ilegal) y a los nuevos ricos que se han beneficiado de la guerra y desprecian al proletario. El oficial aprecia la industria de guerra, aunque odie al estraperlista, es el capitalista especulador y no el capitalista creador.

Durante la época de máxima atracción del socialismo sobre las masas, aquella ideología presenta su ideario como el de un nacionalsocialismo, opuesto como tal al socialismo proletario: el verdadero socialismo nacional, dice, no consiste en la explotación egoísta de las consecuencias de la guerra por parte del proletariado, si no en la subordinación de todo tipo de interés particular al interés común de todas de todas las fuerzas económicas y sociales a la tarea de consolidación nacional frente al enemigo exterior. Ante las masas populares, presenta su lucha como el combate contra la dominación de clase de la burguesía, ante los capitalistas como el combate contra la tiranía de la plebe proletaria, ante la intelectualidad nacionalista, como una lucha de solidaridad de todas las fuerzas nacionales contra el enemigo exterior. Ese nacionalismo va unido a ideas anti burguesas: la democracia burguesa occidental, dice no es más que la dominación de clase de los estratos capitalistas más ricos y poderosos. Ante las democracias populares, presenta su lucha como el combate contra la dominación de clase de la burguesía, ante los capitalistas, como el combate contra la tiranía de la plebe proletaria, ante la intelectualidad nacionalista, como una lucha de solidaridad de todas las fuerzas nacionales contra el enemigo exterior. Las fuerzas militares iniciales de la ideología fascista necesitan ganar el apoyo de las masas. El primer estrato social que hizo suya la ideología fascista originada por la guerra fue la intelectualidad. La joven parlamentaria democracia decepciono muy pronto a la intelectualidad de ambos países, que no veía en aquella sino una plutocracia disfrazada, por una parte y por otra parte una dictadura de las masas: masas creadas por la sociedad capitalista, incultas, brutales, propicias a la violencia en los momentos de irritación. Arruinada a su vez por la devaluación y las crisis económicas. El socialismo había luchado contra la guerra, cuando las masas populares experimentaron los sinsabores de la misma, se pasaron al socialismo en masa. En los primeros años de la postguerra, las masas populares italianas se vieron sacudidas por un tremendo movimiento revolucionario. Ya en 1915 habían luchado contra liberales, católicos y socialistas a la vez. Ya en aquel tiempo impusieron su voluntad al parlamento que se resistía a la guerra. Después de la guerra, la intelectualidad intervencionista formo los cuadros alrededor de los cuales se integraron luego las organizaciones militares del fascismo. La derrota de Alemania en la guerra dio lugar a la revolución, que implanto la republica. Una republica nacida en medio de la mas amarga miseria, impotente frente al orgullo de los vencedores, deudora de ruinosas indemnizaciones, humillada mil veces por las potencias aliadas, cayendo de una conmoción económica en otra. El nacionalismo de la intelectualidad se rebelo contra la indigna situación del país. Las consecuencias de la guerra mundial contribuyeron así a fomentar el nacionalismo alemán, la intelectualidad nacionalista, educada en la tradición prusiana, se identifico con el activismo de las juntas de defensa. Durante el año 1919 se produjo en toda Italia una oleada de huelgas que arranco grandes concesiones a las pequeñas y grandes empresas. Este movimiento culmino en la ocupación armada de las fábricas, el año 1920. El parlamento no sabia resolver ninguna

de las cuestiones económicas candentes a no ser mediante laboriosas negociaciones y regateos, es decir que ni tenia rapidez de decisión ni contentaba a nadie. Por esto un amplio sector de la pequeña burguesía italiana se distancio de la democracia, dando en creer que solo la férrea voluntad de unos caudillos podía imponer obediencia al proletariado y restablecer la salud de la economía. En Alemania, el movimiento nacionalista- fascista surgió también durante los primeros años de la postguerra. Cuando la miseria de la población se había agravado, con una gran devaluación. Pero la democracia burguesa aun pudo rechazar entonces el ataque del fascismo. En aquella época la burguesía y el campesinado alemanes necesitaban la ayuda de las potencias occidentales, cuyo poder financiero estabilizaría el marco. Una vez estabilizado la marea nacionalista decreció pronto. Pero cuando se produjo la crisis de 1929, el fascismo nacionalista resurgió nuevamente. La democracia no pudo evitar que la crisis arruinase a los pequeños burgueses y campesinos, estos se volvieron contra la democracia y se afiliaron al nacionalsocialismo. El fascismo no pudo hacerse con el poder hasta que la clase capitalista decidió servirse de el para someter a la clase obrera. En 1921 los terratenientes, cuando se disolvió el derecho del terrateniente sobre las dos terceras partes de la producción y fueron obligados a proveer semillas y abono; empezaron a recurrir a la ayuda del fascio (fascistas), estos se armaban y ocupaban el pueblo, destituían al alcalde y nombraban a uno nuevo, maltrataban y expulsaban a sus dirigentes o a todo aquel que opusiera resistencia. Se llamaban expediciones de castigo. Estas expediciones empezaron a trasladarse a las ciudades: los fascistas ocupaban la ciudad, los alcaldes y concejales rojos eran obligados a dimitir, los locales de los sindicatos eran destruidos y los hombres de confianza de la clase obrera, expulsados, maltratados o muertos. A la clase capitalista todavía no le parecía necesario ceder el poder a los fascistas, pues pretendía utilizarlos simplemente como instrumento para someter a la clase obrera. Los fascistas recibieron abundantes fondos para mantener y equipar sus tropas de choque a fin que pudieran ser utilizadas en cualquier momento. Las fáciles victorias que gracias a este apoyo del poder estatal logro el fascismo le granjearon masas cada vez mayores de partidarios. El fascismo tuvo un comienzo de victorias rápidas, eso les trajo a los individuos de todas clases que siempre están de parte del vencedor. Su objetivo era ahora el poder. A la burguesía solo le quedaba una alternativa: destrozar por la fuerza la organización paramilitar fascista que ella misma había financiado y armado o ceder el poder a esa organización paramilitar. Ante esta situación la burguesía traiciono a sus propios representantes en el gobierno y el parlamento y prefirió la cesión del poder estatal al fascismo. La historia se repitió en Alemania. La industria pesada subvencionaba las juntas de defensa nacionalistas. El poder estatal formo con ellas las brigadas negras. En 1923, el gobierno utilizo el estado de opinión imperante, influido por el auge del movimiento nacionalista, así como la debilidad de la clase obrera para actuar contra los movimientos obreros de Sajonia y Turingia.

Durante la época de prosperidad, la burguesía alemana apoyo a los partidos democrático – burgueses. Los nacionalistas germánicos iniciaron la aproximación a la democracia. Fue después de la crisis del 29 cuando los capitalistas y la aristocracia terrateniente volvieron a aproximarse al fascismo. Cuando el movimiento nacionalsocialista, recupero rápidamente las masas pequeño burguesas y campesinas depauperadas por la crisis, la industria pesada y la aristocracia terrateniente comprendieron muy pronto que tenían en el un medio para someter a la clase obrera, contrarrestar la influencia de los partidos obreros y de los sindicatos y destruir los obstáculos opuestos por las instituciones democráticas. Los capitalistas y aristócratas creyeron poder servirse del fascismo para intimidar, sojuzgar y pacificar a la clase obrera rebelde, y creyeron que podían utilizar el movimiento nacionalsocialista para anular la influencia de la socialdemocracia y de los sindicatos. Al igual que ocurrió en Italia, formaron parte del primer gabinete fascista algunos representantes de los partidos burgueses tradicionales, creyendo que podrían dominar y asimilar a los fascistas en el seno del gobierno. Pero el fascismo alemán aun fue mas rápido que el italiano en utilizar el poder estatal conquistado para expulsar del gobierno a los partidos burgueses, disolver los partidos y organizaciones de la burguesía y establecer la dictadura totalitaria. Frente a la burguesía, el fascismo suele justificarse afirmando que la ha salvado de la revolución proletaria, del bolchevismo En la democracia burguesa domina la clase capitalista, pero bajo la constante presión de la clase obrera, a la que una y otra vez ha de hacer concesiones. La continúa lucha del socialismo reformista y de los sindicatos por salarios mas elevados, reducción de la jornada de trabajo e implantación de una legislación y administración de seguridad social, durante las épocas del auge capitalista no constituye, naturalmente, ningún peligro para el capitalismo, al contrario, contribuye a darle un nivel técnico social y cultural mas elevado. En cambio durante las graves crisis económicas que sucedieron a la guerra mundial, las conquistas del socialismo reformista le parecían a la clase capitalista otros tantos obstáculos a la marcha normal, es decir, determinada únicamente por las variaciones de la tasa de beneficio, de los procesos de producción y circulación. Así pues se ve obligada a someterse a la dictadura de las hordas fascistas, abandonando a sus propios partidos y organizaciones a la violencia fascista. De aquí resulta que la dictadura fascista se produce como consecuencia de un peculiar equilibrio de fuerzas entre las clases. De un lado esta la burguesía dueña de los medios de producción. Esa burguesía ya no tiene fuerza suficiente para imponer su voluntad con los recursos intelectuales, es decir ideológicos, que le permitían dominar a las masas electorales dentro del régimen de democracia burguesa. Pero tiene fuerza suficiente para formar y equipar un ejército privado, irregular, ilegal, y lanzarlo contra la clase obrera. Del otro lado tenemos una clase obrera dirigida por el socialismo reformista y por los sindicatos. Y aunque el socialismo reformista es combatido precisamente por su fuerza, por la magnitud de sus éxitos, de otro lado dicha fuerza no es suficiente como para oponerse a la violencia empleada contra el. Las masas pequeño burguesas campesinas y proletarias le consideran como un partido del sistema,

de aquí que el socialismo reformista no sea capaz de atraer las masas revolucionadas por la crisis. El resultado de la debilidad de ambas clases, es la victoria del fascismo que actuando al servicio del capitalismo aplasta a la clase obrera. El nuevo absolutismo fascista es resultado de un equilibrio circunstancial en el que ni la burguesía es capaz de imponer su voluntad al proletariado con los métodos legales tradicionales ni el proletariado acierta a liberarse de la dominación burguesa. Pero si la dictadura fascista proviene de un estado de equilibrio de fuerzas entre las clases, el hecho de su establecimiento y estabilización cancela dicha situación. La dictadura fascista actúa frente a la clase capitalista con más independencia y prepotencia y también en una postura de mayor fuerza que los poderes gubernamentales de la democracia burguesa. El terror fascista amenaza también a los capitalistas. La dictadura fascista ha disuelto también o sometido a su tutela, algunas organizaciones capitalistas. Dicha dictadura se apodera de la prensa capitalista, privando al capital de disponer libremente de los mas importante medio de influencia sobre las masas. La dictadura fascista no deja de convertirse inevitablemente en órgano ejecutor de las necesidades intereses y voluntades de dicha clase. Pero aunque capitalistas y grandes terratenientes conserven su dominación de clase también bajo la dictadura fascista lo que se pierde con el establecimiento de esta son las inhibiciones, los frenos con que la democracia burguesa limitaba esa dominación de clase. Bajo la dictadura fascista los capitalistas y grandes terratenientes tienen en el control de la economía, en el desarrollo de la actividad empresarial y en los créditos públicos medios eficaces para influir sobre los dictadores igual que influían sobre los representantes de la democracia burguesa, en cambio las masas de la burguesía y del campesinado carecen de voz y voto, debido a la unificación de sus organizaciones y a la inexistencia de prensa y elecciones libres. Si en régimen de democracia burguesa el poder pertenecía a toda la burguesía aunque bajo la dirección del gran capital, con la dictadura fascista el poder es monopolio del gran capital y de los grandes terratenientes, mientras que las masas de la burguesía y del campesinado carecen totalmente de influencia. Bien es verdad que durante el periodo de lucha por el poder del fascismo se apoya precisamente en las masas pequeño burguesas y campesinas, depauperadas revolucionadas y llenas de resentimiento anticapitalista. Pero una vez llegado al poder cae fatalmente bajo el influjo determinante de las fuerzas sociales capitalistas y tiene que aplastar el radicalismo utópico pequeño burgués de sus mismos partidarios. El fascismo destruye todos los derechos de libertad individual, anula la libertad de las elecciones y destruye las organizaciones proletarias, con ello la clase proletaria es privada totalmente de sus derechos y poderes. En lugar de la dominación de la clase limitada por las instituciones democráticas se tiene la dominación de la clase totalitaria, es decir ilimitada: la dictadura. El orden social tiene mas fuerza que la constitución estatal. La fuerza económica del capital se subordina a cualquier poder estatal siempre que el timón de la economía permanezca en manos del capital. La democracia burguesa no nació por voluntad de los

capitalistas; fue el resultado de las luchas de clases de los obreros, los pequeños burgueses y los campesinos contra la clase capitalista. De la misma manera tampoco la dictadura fascista nació por voluntad del os capitalistas, en principio. Un movimiento inspirado por sentimientos anticapitalistas supo sacar partido de las convulsiones económicas y sociales de la postguerra para arrastrar las masas poseídas de un estado de opinión anticapitalista. La clase capitalista se sirvió d ese movimiento rebelde, aunque no tenia ninguna intención de cederle el poder, tuvo q cederlo. Pero si bien la dictadura fascista es un modo de dominación de la clase capitalista, la clase dominante no es idéntica a la casta gobernante, como tampoco lo era en anteriores ordenaciones estatales del capitalismo. En la democracia burguesa la burguesía dominaba a través de la casta gobernante de los políticos profesionales formados en los partidos burgueses de masas. Bajo la dictadura fascista los grandes capitalistas y terratenientes ejercen su despotismo sirviéndose de la casta gobernante que es la que ha tomado el poder con la victoria del fascismo. El poder castrense de los dictadores impone autoridad y disciplina en la administración publica. La política de mano dura frena a los especuladores; de este modo la dictadura consigue impedir la fuga de capitales al extranjero y mantener la cotización de la moneda aunque se sirva de la inflación para financiar la creación de puestos de trabajo y rearme. Logra desarrollar así la economía dirigida con mayor rapidez. Reprime violentamente todos los particularismos regionales y asegura de este modo la unidad nacional. Su política exterior y su rearme audaces y agresivos intimidan a los estados democráticos y les obligan a ponerse a la defensiva. La devaluación interna pesa sobre las masas populares en forma de insoportables subidas de precios. Por su orientación militarista nacionalista la dictadura conduce la economía dirigida a la preparación de la economía de guerra, lo cual no solo representa graves sacrificios para la masa popular, sino adema conflictos con muy poderosos sectores capitalistas Los elementos pacifistas de la clase capitalista, se ven postergados. Predominan los elementos belicistas de la clase capitalista y sobre todo la industria del armamento y la aristocracia terrateniente vinculada con los cuerpos de la oficialidad. La política de las potencias fascistas, agresiva, expansionista y partidaria de revisar la distribución de fuerzas resultante en el continente, siembra el mutuo recelo entre todos los estados, origina una nueva carrera de armamentos y amenaza con desencadenar una nueva guerra. El fascismo ha demostrado a la clase capitalista de todos los países que puede bastar una minoría de mercenarios para arrebatar al pueblo todas las libertades, todas las instituciones democráticas, todas las organizaciones autónomas, para sojuzgar completamente a la clase obrera e implantar una dictadura capitalista militarista. El desarrollo de la técnica de los armamentos ha reforzado enormemente el poder estatal frente a las masas populares. El desarrollo de la economía dirigida refuerza poderosamente el control del estado sobre todas las empresas y por consiguiente sobre las masas populares que en ellas trabajan. La técnica moderna sobre todo la de las radiocomunicaciones y el cine monopoliza en mano del estado eficaces medios para influenciar ideológicamente a las masas populares.

Las perspectivas de una victoria fascista no son en modo algunos iguales en todos los países. Es mucho mas probable que países que hayan experimentado recientemente grandes procesos revolucionarios que en aquellos que desde hace decenios no han visto ninguna guerra ni revolución. Es menos probable en países cuya democracia esta arraigada en la mente popular. Con todas las restricciones que implica un gobierno fascista la sociedad retrocede a un estado de barbarie que daba la impresión de estar superado desde hacia siglos. Pero puesta a elegir entre sus beneficios o las tradiciones, pueda a elegir entre sus ideologías y conquistas de su propia historia, la clase capitalista prefiere siempre los beneficios. Si la crisis económica, al poner en peligro los beneficios, basto para que la burguesía se precipitase en brazos del fascismo, tanto mayor motivo tendría para refugiarse en la dictadura cuando viese amenazada la propiedad misma y la continuidad de su orden social. Tal experiencia destruye la ilusión del socialismo reformista en el sentido de que la clase obrera pueda ir dando un contenido socialista a las formas democráticas de modo pacifico y gradual, simplemente por la utilización de las instituciones democráticas y sin saltos revolucionarios. Como ha podido ver la clase obrera, la violencia de los conflictos de clases derriba la democracia para implantar la dictadura fascista del capital, esto debe servirle para comprender que la libertad total y duradera del pueblo solo se realizara por la abolición de las clases mismas y por consiguiente de los conflictos de clases del sistema social capitalista. Si creía poder utilizar la democracia para edificar el orden socialista, ahora se habrá dado cuenta de que necesita luchar para imponer sobre todo su propia dictadura, con objeto de construir a través de ella un orden socialista que haga posible una democracia total y duradera.

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