01 - Verdad o Reto - Serie Mujeres de CA - Jenna Byrnes[1]
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bueno...
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Capítulo 1 —La única mujer que ella había amado alguna vez acababa de salir por la puerta. La autora cerró el libro y levantó la mirada, recorriendo con su mirada la gran cantidad de personas que se encontraban en el lugar. —Gracias a todos por estar aquí. Naomi Ríos comenzó a aplaudir cuando limpió una lágrima de la esquina de su ojo. Había leído Destiny's Rule poco después de haber confirmado el evento de firma de libros en su tienda. Era mucho más conmovedor escuchar la historia desde la misma sexy voz de la autora. A su alrededor estaban sus amigos y lugareños, quienes se empujaban para tomar de los estantes el libro. —Ahí, hay una mesa afuera por este lado. —Habló en voz alta lo suficiente para hacerse escuchar—. Tan pronto como la Señorita Cross llegue empezará a firmar sus libros. También hay refrescos si desean. Atravesando el grupo, llegó al frente donde estaba Courtney Cross hablando con la empleada de la librería, Melissa Danes. — ¡Eso fue genial! —Naomi sonrió a la escritora magnífica y bien conocida —. A todo el mundo le encantó. Parece que los vamos a vender todos. —He traído algunas copias extras, por si acaso. —Courtney se apartó el flequillo rubio de la cara—. Estoy sorprendida por la participación. Oí que Cattle Valley era un pueblo pequeño. —Así es. Menos de tres mil personas, en realidad. Pero mucha gente tiene lo que les gusta llamar "estilos de vida alternativos". El tema de su novela lesbiana ha sido un tema de amplio debate ya que todo el mundo se enteró que iba a venir. La gente estaba muy emocionada. Courtney negó con la cabeza. —No puedo creer que sea por eso. Un pueblo gay. Es inaudito. —No todo el mundo es gay, —dijo Melissa—. Algunas personas se trasladaron aquí para estar con miembros de la familia que son gay. Algunos sólo querían un lugar tranquilo, sin prejuicios para vivir. —Hablando de paz... —Naomi escaneaba la multitud, algunos empezaban a estar cada vez más inquietos—. Será mejor que la firma comience. Me la llevo, Mel. ¿Quieres asegurarte de que la exhibición de sus libros esté surtida? Hay otro tanto de su primer título, Destiny's Rule, atrás si llegáramos a necesitarla. —Sí. —Melissa fue al lado izquierdo de la autora de mala gana, haciendo una cara detrás de la espalda de Naomi. Naomi sonrió dulcemente a la joven morena luego tomó el brazo de Courtney. La suavidad de su piel, a Naomi le sacudió por un momento, e hizo una pausa para controlar su respiración. ¡Contrólate! se reprendió. Con una tienda llena de clientes, no tenía tiempo para fundirse en un charco de lujuria. — Por este camino, Señorita Cross. Espero que sus dedos estén listos para hacer algunas firmas. —Mi parte favorita. —Courtney se acomodó en una silla acolchada detrás de la mesa—. El segundo paso para un escritor, es esto. Recogió un bolígrafo, le sonrió a la primera persona en línea y la charla comenzó.
Dando un paso atrás, Naomi miraba con interés. Siempre había sido una ávida lectora, pero podría sólo admirar a alguien por el simple hecho de plasmar algunas palabras en papel como Courtney lo hizo. Y dando la cara a una multitud de extraños, Naomi se estremeció. Ella prefería pasar su tiempo en una habitación llena de libros que en una con gente. —Esa es una mujer preparada. —El Sheriff Ryan Blackfeather dio un paso detrás de ella—. Ser agradable con una persona tras otra, sonriendo como si no hubiera otro lugar en el que preferiría estar. Naomi miró por encima del hombro y vio al alto hombre. —Ella dijo que es su parte favorita, en un segundo lugar a hacer, después de escribir. Ryan escaneaba a la multitud. —Puedo pensar en varias cosas que son mis favoritas, y ninguno de ellas están en los libros. Naomi lo vio haciendo ojos a uno de sus compañeros, al guapo Nate Gills, que esperaba en la fila para un autógrafo. Heterosexuales y homosexuales, la mayoría de la gente en Cattle Valley estaba de acuerdo en que Nate era lo más preciado en el oeste del río Mississippi. Naomi estuvo de acuerdo, pero también sabía que era un gran amigo. Golpeó con fuerza el brazo de Ryan. —No estaba hablando de eso. Todos sabemos lo bueno que tienes en casa. Hablando de cuales, ¿dónde está el tercer compañero en tu sándwich de hombres? No he visto a Río aquí. Él soltó un bufido. —Río esta en el gimnasio. Dijo que no le interesa la lectura de libros de lesbianas, pero me pidió que le guardara una galleta. —Dile que lo olvide —bromeó—. Solo hay galletas de lesbianas. —Sí, bueno, nos toca obtenerlas en la panadería Brynn. Kyle Brynn puede ser muchas cosas, pero no es lesbiana. —Culo inteligente. Las compré, por lo tanto son mías ahora. Galletas Lesbianas, ¿entiendes? Ryan sonrió. —Nate le llevará alguna. Nate cuida de Río. —Vio a su amante hablar con la autora. —Sé que lo hace. Miró de un hombre a otro, pensativamente. Eran un trío inusual. Ryan: alto, moreno y guapo, con infinidad de tatuajes y cabello largo, hizo un maravilloso, pero atípico, Sheriff de la ciudad. Vivía con dos compañeros, Río Adega, también tatuado, con muchas perforaciones y el pelo a morir, y el metrosexual Nate, quien junto a Río habían abierto un centro de fitness y lo llamó, pensando como hombre: The Gym. Nate y Río pasaban todo el tiempo ahí, y donde ellos estuvieran, usualmente Ryan no estaba lejos. Mirando de Ryan a Nate, Naomi se preguntó cómo lo hacían. No en lo físico, se ruborizó pensando en eso, pero la mentalidad de poder amar a dos personas. ¿No tienen celos entre ellos? ¿Qué pasa si uno de ellos no está de humor? Aunque a juzgar por las apariencias, ese no era el caso. Cuando no estaban trabajando, los hombres se encontraban unos sobre otros.
Nate terminó con Courtney y se dirigió hacia Naomi y Ryan. Después de plantar un beso en los labios de su alto amante, le sonrió a Naomi. —Courtney es una mujer agradable. Deberías de conseguir a alguien así. — ¿Perdón? —Parpadeó—. Sólo porque escribió un libro con temática lésbica no la hace una. —Lo es. —Nate asintió con autoridad. — ¿Cómo sabes eso? —Naomi se burlaba. Nate se encogió de hombros. —Le pregunté. — ¡No te atreviste! Ryan se echó a reír. —Estoy seguro de que lo hizo. ¿Por qué te sorprende? Lo conoces lo suficientemente bien, ¿no? — ¡Oh, Dios mío! —Ella negó con la cabeza. —Necesitamos irnos. —Ryan deslizó un brazo alrededor de su amante. ¿Está pagado el libro? —No, lo estoy robando. —Dio unas palmaditas en la cara de Naomi. Ella sonrió, empujando su mano. —Lo compraste hace unas semanas, imbécil. Puse la etiqueta personalmente en el libro aquella noche. Adelante, salid de aquí. Hacer espacio para los clientes que pagan. —Necesito una galleta. —Nate la miró ofendido. Ella negó con el dedo. —No tomes ninguna para Río. —Cruz a mi corazón. —Se giró mostrándole la espalda, donde se podía ver los dedos en forma de una 'X', el símbolo universal de la anulación de una promesa. Riendo, ella miró a Ryan. — ¿Cómo puedes vivir con él? Se inclinó, besando su mejilla. —Hace la vida mucho más interesante, si sabes lo que quiero decir. Buenas noches, Naomi. —Buenas noches. —Los miraba con nostalgia cuando pasaban por la mesa de los aperitivos. Sabía exactamente lo que Ryan quería decir. Las cosas estaban sucediendo en el hogar de ellos y en el de ella no había sucedido durante mucho tiempo. Décadas. No podía recordar la última vez que había tenido sexo que no implicaran su propia mano y dos pilas "D". Mirando de nuevo a la mesa de la autora, se dio cuenta que ya casi terminaba. Pocas firmas más y la sexy rubia habría terminado. Por un momento dejó que su mente divagase. ¿Era realmente una lesbiana? A Nate le gustaba bromear, pero sería una broma cruel si no fuera cierto. Courtney era delgada, con buen tamaño de pechos y piernas largas. Definitivamente la más caliente de lo que había visto en la pequeña ciudad de Wyoming ese verano. De piel ligeramente bronceada, ante lo cual
Naomi se preguntaba si tendría marcada una línea del bikini en los redondos pechos o si la mujer tomaba el sol en topless. Su imaginación tomó el escenario mejor. Ella removía la blusa de Courtney, llegando por detrás, dejando solo el encaje de color blanco. Dejándola caer al suelo, observando lo que la prenda blanca había estado protegiendo. Naomi complacida de que Courtney no estuviera aun desnuda, quería ser la única en observar todo de ella, deliciosa. Y quería hacer más que solo mirar. Sentirlos en sus manos, inclinarse para tomarlos en sus labios y saborear un pezón. Endureciéndose inmediatamente a su contacto y Courtney se retorcería del placer obtenido. La humedad se filtraba entre los muslos de Naomi. Cerró los ojos y gimió. — ¡Hey! Asustada, abrió los ojos y miró a su alrededor, en busca de la voz. Nate se dirigía hacia la puerta, las galletas en una mano, el brazo de Ryan en la otra. Con una sonrisa maliciosa, asintió con la cabeza hacia la mesa de firma. —Ve por ello— le artículo. — ¡Lárgate! —Frunció el ceño. Era casi como si supiera lo que había estado pensando, lo cual daba miedo. Naomi no se consideraba un libro abierto, era una persona reservada. Nate Gills tenía alguna manera de ver a través de su cuerpo que le sorprendía a veces. —Nos vemos. —Ryan se despidió con el libro de Nate de Destiny's Choice, sonriendo mientras se iban. Ella los despidió al final y se volvió hacia la multitud. Melissa registró la última compra, y cuando la gente se retiraba, Naomi limpiaba. —Le dije a Courtney que tú reservaste una habitación en el Apple Valley Inn hospedaje y desayuno incluidos, —dijo Melissa, volviéndose hacia la autora—. Es un lugar hermoso. Te gustará el propietario. Tía es genial. —Suena perfecto. —Courtney se puso de pie, hizo algunos estiramientos, moviendo la mano que había utilizado—. Estoy agotada. Quiero disfrutar de la bañera y tal vez obtener algo de comer. Ha sido un día largo. —Me encantaría mostrarle el camino —agregó Melissa—. Está cerca de mi casa. —Llevaré a la Señorita Cross a la posada —anunció Naomi—. De hecho, sería mejor comer algo en el Bar and Grill de Brewster en primer lugar. Tienen bocadillos grandes, y podemos tomar una copa de algún vino. Si no estás muy cansada, que es... —Suena perfecto. Me encantaría una copa de vino. Pero, por favor, llámame Courtney—. Estudió a Naomi por unos momentos antes de recoger sus cosas y a empujones los guardó en su bolsa de lona. —Bien— Naomi sentía la cara caliente y desvió la mirada rápidamente. —Probablemente no tuviste la oportunidad de probar las galletas. Son fabulosas.
—El panadero es un chico guapo en una silla de ruedas. Realmente de ensueño. —Melissa levantó las cejas hacia arriba y hacia abajo. Courtney tomó una galleta con chispas de chocolate. —Oh, un hombre sexy que hornea. Suena tentador. Naomi se preguntó de nuevo si Nate sólo había tirado de su cadena. La mayoría de lesbianas no hablan de hombres sexy siendo tentadores. Ahora no estaba tan segura de sí misma. Tendría que averiguar si Courtney era gay. —Vamos a colocarlas en una caja—. Ella puso las galletas restantes en dos paquetes. —Llévate estas a tu casa, Mel. Voy a dejar estas con Courtney en la posada. —Gracias—. Courtney empujó la última en su boca. — ¡Son maravillosas! Podría comerlas todas, pero ciertamente no es necesario. Naomi no pudo dejar de tomar nota del trasero bien formado de la mujer. —No, no tienes nada de qué preocuparte. Ella agarró su bolso y lo colocó sobre su hombro. Courtney sonrió, y con esto su corazón se derritió. Ella tiene que ser gay. Casi puedo sentirlo. —También, gracias. —Melissa tomó la segunda caja de galletas, obviamente decepcionada por la separación de su huésped. — ¿Ya cerraste el registro? —Naomi le preguntó a Mel. —Todavía no. —Voy a dejarte eso, entonces. Courtney, déjame ayudarte. Courtney entregó una bolsa a Naomi e izó la otra para ella. —El resto de mis cosas están en mi coche de alquiler. —Miró a Melissa—. Fue un placer conocerte. Gracias por tu ayuda esta noche. —Ya lo creo. Fue genial. Gracias. —Buenas noches, Mel. —Naomi sonrió, dejando a su empleada de pie ante la caja registradora cuando ella y Courtney salieron del edificio. —Tienes una tienda maravillosa. —Courtney miró el pequeño letrero en la ventana que decía Booklover—. Es muy hogareño y confortable. ¿Lo compraste o lo abriste tú misma? —Lo hice todo sola, —admitió Naomi—. Cuando encontré el lugar me enamoré, era justo en el centro de la ciudad. Tuve la oportunidad de alquilar el edificio y luego me puse a hacer mi tienda de ensueño, un lugar acogedor donde la gente puede echar una ojeada y simplemente relajarse. —Lo has conseguido. —Courtney presionó el botón de la llave del auto, y el maletero de un Mazda azul se abrió. Depositó sus cosas y luego tomó el resto de Naomi. Cerró el auto, mirando a su alrededor. — ¿Quieres que te siga, o…? —Podemos caminar. —Naomi señaló unas puertas más abajo en el mismo lado de la calle. El letrero de neón brillante decía Brewster.
— ¡Excelente! He estado encerrada en el avión, librerías y habitaciones de hotel durante semanas. Me encantaría la oportunidad de estirar las piernas. Se dirigieron por la acera. — ¿Cuánto tiempo has estado en las carreteras? —Seis semanas. — ¿Y cuántas paradas te faltan? —Ninguna. —Courtney se detuvo en la puerta de entrada del lugar—. Cattle Valley fue la última. Ya he terminado. — ¡Wow! —Naomi abrió la puerta, y entraron—. Eso tiene que sentirse bien. —Eligió una mesa vacía en una esquina, y ambas mujeres se acomodaron—. ¿Realizaste todo lo que habías esperado? —Más o menos. Hubo algunos momentos difíciles. Algunos revoltosos como un reverendo y sus fanáticos, escuché que ellos me siguieron a Omaha, pero finalmente se rindieron cuando me dirigí al oeste. —He escuchado de ese grupo. Tienes suerte de que se dieran por vencido. Son los mismos tontos que acudían a Laramie en donde el pobre chico Matthew Shepard fue asesinado. Protestaron cuando sus asesinos fueron llevados a juicio, apoyando a esos asesinos, puedes creer eso. —Increíble. La gente de mente pequeña me hace enojar. Naomi vio la oportunidad y estaba a punto de decir algo cuando la camarera apareció. —Buenas noches, señoras. ¿Qué puedo hacer por ustedes? —Si, Kitty. Creo que nos gustaría empezar con un poco de vino. Está bien blanco, ¿Courtney? —Bien. —Echó un vistazo sobre el menú rápidamente—. Quiero algo ligero para comer como ¿nachos o quesadillas? —Eso suena bien. ¿Qué tal una orden de cada uno? Podemos compartir. —Levantó la vista hacia la regordeta, camarera morena. —Lo tengo. Vuelvo con el vino. No estamos muy ocupados esta noche, por lo que la comida saldrá en poco tiempo. —Kitty asintió con la cabeza y se marchó. Courtney la vio irse. —Esa es una bebida grande de agua. Eso sería acomodarse. Ningún hombre hetero o lesbiana que entraban a Brewster, dejarían de notar a Kitty. —Es un bombón, ¿no? Buena chica también. —Para estar segura, añadió una pequeña mentira piadosa—. Bastante segura de que ella está ocupada. Volviendo a la mesa, Courtney negó con la cabeza. —Supuestos. Por supuesto, creo que es peligroso asumir que todos en la ciudad son gay. Melissa dice que hay gente heterosexual aquí también.
—Hay. —Naomi vio su oportunidad y se lanzó sobre ella—. Pero yo no lo soy hetero, claro está. U ocupada. — ¿Qué? Esa última parte salió sin poder pararlo. Naomi se sentía como una idiota. — ¿En serio? —Los ojos de Courtney se ampliaron con su amplia sonrisa—. Estoy sorprendida. Alguien tan bonita como tú no duraría mucho tiempo en la ciudad. Las niñas estarían sobre ti, como moscas a la miel. El estómago de Naomi se estremeció de placer ante el cumplido. Miró a los ojos de la otra mujer con cautela. —No, no hay moscas. Kitty volvió con su vino, colocando los vasos delante de ellas. —Aquí están señoritas. La comida estará en breve. —Gracias. —Courtney no vio a la bella mujer irse esta vez. Mantuvo su atención en Naomi. —Gracias, Kitty, — Naomi murmuró, con los ojos fijos en la rubia delante de ella. Finalmente desviaron la mirada, Courtney levantó su copa y bebió un sorbo. —El buen vino. Ah, se siente maravilloso. Sentada, descansando, sabiendo que no hay que ir a otro lugar mañana. — ¿Cuándo es tu vuelo? —Naomi odiaba haber preguntado. Nunca había sido para una sola noche, pero algo acerca de esta sensual extraña hacía volver a considerar esa política. —Mi vuelo sale en Sheridan pasado mañana. Sin embargo, podría posponerlo. — ¿En serio? —La emoción se formaba como burbujas en su interior. Obligándose a respirar. Cuando levantó su copa, su mano temblaba. La regresó a su lugar rápidamente. —Sí. He estado yendo sin parar y estoy cansada. Me he ganado un descanso, y cuanto más tiempo estoy aquí, cuanto más conozco de Cattle Valley creo que podría ajustarse a lo que necesito. ¡Sí! Naomi luchaba para sofocar la construcción de su entusiasmo en su interior. Trató de hablar con calma. —Tenemos una ciudad hermosa. Es tranquila y relajante, pero hay mucho que hacer si estás interesada. —Lo estoy. —La mirada de Courtney se volvió más intensa, y ambas finalmente rompieron contacto —. Quiero decir, creo que lo estoy. —Eso espero —murmuró Naomi cuando Kitty llegó con su comida. Puso los nachos y quesadillas en el centro de la mesa, colocó un plato vacío delante de cada mujer. — ¿Cualquier otra cosa que necesiten? ¿Más vino? —Estamos bien. —Naomi miró a Courtney, quien asintió con la cabeza. —Grita si me necesitas. —Kitty caminó hacia la otra mesa. —Así que. —Courtney recogió algunos de cada plato a su plato—. ¿Qué tipo de cosas hay que hacer en Cattle Valley?
—Lo que quieras. —Naomi hizo lo mismo, mordisqueando una quesadilla—. Hay un hermoso parque. Los días para el Rodeo después de lo sucedido en el Cuatro de Julio, se canceló. Pero hay un rancho a las afueras del pueblo donde se puede montar a caballo, si eso es lo tuyo. La otra mujer crujía un nacho. —Esto es realmente bueno. Me alegro de que sugirieras comer aquí. Naomi dudó, pero habló. —Tenemos otro maravilloso restaurante en la ciudad, La Canoe. Es un poco más lujoso. Si quieres… —Me encantaría. —Los ojos de Courtney resplandecieron—. ¿Qué tal mañana por la noche? El corazón de Naomi revoloteaba. —Suena perfecto. Voy a llamar y hacer la reserva. Eso por lo general es el viernes por la noche. — ¿Y qué hay de ti? ¿Qué te gusta hacer, por ejemplo, en tus días libres? Se encogió de hombros. —No soy un verdadero lio. Me voy a pasear por el parque, tal vez ver una película. A veces me quedo y leo un libro. —Me gusta permanecer adentro —Courtney lamió la salsa de su dedo—. Ver películas viejas en la televisión o juegos de mesa. — ¿Juegos? —Naomi repitió, para después sonrojarse al darse cuenta de su doble sentido—. Los juegos de mesa o juegos de cartas, quiero decir. Courtney sonrió. —Puedo jugar muchos juegos. Tablero, tarjetas... y mucho más. El calor se propagó por el cuello de Naomi hacia su pecho. Un cosquilleo por la emoción se estableció en su estómago. —Me encanta ver a una hermosa piel, ruborizada y pelirroja. Su rostro coincide con su pelo. Pecas diminutas aparecen en las mejillas. Y el resplandor rosado va todo el camino a su... —ella recorría a Naomi, siguiendo más allá de su cuello, bajando su mirada a sus pechos. Courtney miró fijamente, lamiendo otro dedo. Los pezones de Naomi reaccionaron con anticipación. Las protuberancias se endurecieron, no se atrevía a mirar hacia abajo. Su entusiasmo sería bastante evidente a la provocativa mujer que se burlaba de ella. —La maldición de las pelirrojas. —No una maldición. Lo adoro. El color de tu pelo y la expresión de tu rostro. Es muy bienvenido. Estuvieron en silencio con la cena, mirando una a la otra. Finalmente Courtney empujó el plato hacia el borde de la mesa. —Estoy satisfecha. Eso fue genial. — ¿Quieres algo más? —Una cuestión peligrosa, Naomi se dio cuenta, una vez que estaba fuera de su boca. Podía pensar en un par de cosas que ella quería, pero no podía ser que Courtney pensara lo mismo. —Ohh... —Courtney actuó como si estuviera pensando en ello—. Me gustaría un poco de vino... y a
alguien más para compartir. Supongamos que podemos conseguir ¿una botella para llevar? —Creo que puedo conseguirla. Ambos puntos. —Sonrió cálidamente. Courtney se lamió los dedos seductoramente, una última vez. Mantuvo sus ojos en ella hasta que Naomi se movió en su asiento. Estamos en la misma página. Naomi inhalaba ligeramente. Reconoció el deseo evidente en los ojos de la otra mujer. Era la misma sensación recorriendo por sus venas, puesta en marcha en su esencia misma. Lista para el siguiente nivel, llamó la atención de Kitty. La camarera se acercó. — ¿Les apetece algo más? —Nos gustaría una botella de ese vino para llevar, Kitty. Y la cuenta, por favor. —Naomi cogió su bolso. —Claro. Ya vuelvo. —Se dirigió a la barra. —Permíteme. —Courtney recogió su bolso. — ¡De ninguna manera! Eres mi invitada. —Mira. Organizaste una maravillosa firma de libros oportunamente para mí, y realmente lo aprecio. He vendido un montón de libros esta noche. Lo menos que puedo hacer es invitar a la cena para expresar mi agradecimiento. —Está bien. —Naomi cerró su bolso, su mente acelerada. Si eso era lo único que Courtney planeaba hacer o había más. Una pequeña sonrisa estampada en su rostro, añadió, —esta noche es tu turno. Pero mañana por la noche es el mío. —Si tú lo dices. Sólo recuerda, esta noche no ha terminado todavía. —Courtney sonrió mientras Kitty entregaba la cuenta con una botella en una bolsa de papel marrón. —Asegúrese de poner la botella en el maletero del auto cuando lo lleve a casa. —La camarera aconsejó—. Aunque han tomado medio vaso de vino cada una, pero no deben ser descuidadas. —Buena idea, gracias. —Naomi asintió con la cabeza. Courtney dejó algo de dinero sobre la mesa, y se pararon. Kitty le guiñó un ojo mientras recogía el dinero. —Tengan una buena noche, ¿Escucharon? No creen problemas. —No lo haremos. —Courtney presionó la botella en su pecho, dirigiéndose a Naomi—. ¿Lista? —Sí. —Caminaron juntas. — ¿Qué era eso de causar problemas?
—Eh, que está tratando de iniciar un chisme creo. Las ciudades pequeñas, ya sabes. La gente quiere saber de todos los asuntos personales de los demás. Caminaron de regreso por la calle, deteniéndose al llegar al coche de alquiler. —Así que. —Courtney guardó la botella en el maletero—. ¿La gente buena de la ciudad puede ser que note que te quedaste conmigo en lugar de irte? — ¿Es eso lo que tienes en mente? —Naomi dio un paso más cerca. — ¿La verdad? Sí. Entiende por favor, no suelo hacer una propuesta a una mujer que acabo de conocer, pero hay algo en ti... —Courtney se movió más cerca, sus cuerpos casi se tocaban—. No puedo poner la mano en el fuego por esto. Pero se siente como que tenemos algún tipo de conexión. —Yo también lo siento, —admitió Naomi—. Para ser dos desconocidas, podríamos tener mucho en común. —Exactamente. —Courtney asintió con la cabeza—. Entonces la pregunta es, ¿te importa lo que la gente de la ciudad piense? —La mayoría de las veces. —Naomi respiró profundo—. Esta noche, no estoy tan segura. ¿Te importa? —No. Pero no vivo aquí. No quiero hacer nada que pueda causarte algún inconveniente. Naomi la miró por un momento y luego decidió ser valiente. Cogió la cara de Courtney y le plantó un beso en los rosados labios de la mujer. — ¡Oh! —Courtney mascullaba la aparente sorpresa, y luego se recuperó rápidamente y profundizó el beso. Sus labios entreabiertos, la lengua en la boca de Naomi, buscando. —Mmm. —Naomi estaba derretida en los brazos de la otra mujer. Eran más o menos del mismo tamaño, Courtney un poco más grande, pero parecía de la misma altura. Abrió más la boca, lo que permitió la entrada de la intrusa, que era bienvenida. Sin aliento, se separaron. —Wow. —Courtney acomodó el pelo hacia atrás—. Supongo que no estás demasiado preocupada por lo que la gente piense. —Sólo que ahora decidí no preocuparme. Además, en esta ciudad si alguien nos ve, simplemente pensarán que soy una afortunada. Acariciando una de las nalgas de Naomi, Courtney sonrió. —Creo que la afortunada soy yo. Bueno, vamos. ¿Me vas a mostrar la posada? Deleitándose, Naomi presionó su entrepierna en el muslo de la otra mujer. —Creo que sería mejor. La gente puede hablar si nos descubren haciendo cosas en la acera. —Podría ser divertido. Pero no para nuestra primera vez. Para la primera vez necesitamos vino, un baño caliente y burbujas. Muchas burbujas.
Naomi sonrió. —Alrededor de dos minutos. Pero estaremos en coches separados. Espera aquí, mi auto está estacionado en la parte de atrás. Voy por él y me puedes seguir. Conduzco una SUV pequeña, negra. —No voy a seguir a nadie más que a ti. —Courtney agitó sus pestañas y se metió en el coche de alquiler. —Promesas, promesas. —Naomi murmuró jovialmente, mirando a la rubia. Una sensación en su estómago le advirtió que ir a la cama con una mujer que había conocido no era la idea más brillante. No había futuro en eso. Sería simplemente sexo. Naomi suspiró. Había pasado tanto tiempo, no podía recordar lo que se sentía con el sexo. La sensación de hormigueo en su coño estaba en guerra con su conciencia. Un golpe seco de la bocina del coche deportivo la sobresaltó. — ¡Date prisa! —Courtney asomó la cabeza por la puerta, sonriendo. La mujer de pelo rubio se veía tan linda, tan sexy, la lujuria de Naomi se impuso sobre el sentido común. ¿Cuál podría ser el daño en una aventura de una noche? Tal vez dos noches. — ¡Mis pies son como las alas! —La llamó de nuevo, abriendo la tienda, cerrando nuevamente para dirigirse a su vehículo estacionado detrás. El corazón de Naomi se sentía como si tuviera alas también. Corría a gran velocidad y si fuera más rápido, juraría que podría volar lejos.
Capítulo 2 Courtney puso en marcha el pequeño coche que había alquilado ese mismo día. No era el tipo de automóvil que acostumbraba usar, pero durante veinticuatro horas, no era problema. La idea de que podría permanecer más tiempo se le ocurrió nuevamente, pero la descartó por el momento. Ya tendría tiempo para considerarlo. Encendió las luces y esperó. Una SUV negra salió de la esquina y se detuvo detrás de ella. Miró al conductor. Era Naomi, saludándola, se veía hermosa y sexy como el infierno. Le devolvió el saludo, y cuando la camioneta arrancó, la siguió. No había mucho tráfico y las calles estaban bastante bien iluminadas, de modo que no tuvo problemas para mantenerse cerca, incluso en el coche familiar. Los pensamientos se agolpaban en su mente más rápido de lo que podía procesarlos. ¿Qué estoy haciendo? Nunca tuvo aventuras por una noche. Irse a la cama con una extraña era la última cosa que imaginó hacer en esta pequeña ciudad tranquila. Algo sobre Naomi despertaba la lujuria más pura y salvaje que jamás había sentido en su vida, ni una vez. Estaban sintiéndolo, y si las cosas resultaban bien, podría considerar quedarse aquí una temporada. Había sido una gira larga y agotadora de un año, desde que terminó su novela hasta todo el trabajo de promoción. Unas vacaciones eran su recompensa. Pero una caliente y apasionada noche de sexo era lo que necesitaba en este momento. Courtney sonrió. Después de un corto tiempo, Naomi se detuvo delante de una casa grande en una esquina. Courtney se estacionó detrás de la camioneta y bajó. — ¡Wow! —La casa era enorme, de estilo victoriano en color blanco con rojo oscuro en los bordes—. Es hermoso. Se ve antiguo, pero increíblemente bien mantenido. —Sí, bueno, en realidad fue construido para dar esa impresión. La ciudad no tiene más de veinte y cinco años. — ¡Estás bromeando! Naomi negó con la cabeza. —Es verdad. Es una historia larga, pero bastante interesante. Te la contaré algún día. —Pasó de un pie al otro. Courtney se rió entre dientes. Naomi parecía bastante ansiosa por entrar en lugar de estar hablando. Eso estaba bien con ella. También lo estaba. Su mente aún la atormentaba, no era propio de ella ir a la cama con una extraña, pero había algo en Naomi que le atraía como nunca antes. Por no mencionar claro el largo período sola desde su última relación. Abrió el maletero para obtener lo que necesitaba esta noche. — ¿Te importaría ayudarme con esto? —Le entregó un bolso negro y la caja de galletas para poder sacar la otra maleta, su ordenador portátil y el vino. —Puedo ayudarte con más cosas. —Naomi tomó el ordenador y otra bolsa. —Estoy bien. —Courtney la detuvo—. Soy muy cuidadosa con mi ordenador portátil. Puedes tomar
este vino si lo deseas. —Lo que sea. —Sonriendo, la pelirroja le arrebató la botella y empezó a subir la escalinata. —Lo siento. No quise decir... —Courtney se apresuró a alcanzarla. —No hay problema. —Naomi abrió la puerta y le indicó que pasara—. Todo el mundo tiene sus pequeñas excentricidades. Debería de haber sabido que más un escritor. — ¿Y tú? —Arrastró su pesada maleta dentro, dejándola enfrente de la mesa de recepción—. ¿Tienes algunos hábitos raros que deba saber? —Tal vez. —Naomi sonó la campana en el mostrador—. Como alguien dijo alguna vez, es mejor informar a ser descubierto. —Ajá. Courtney sonrió. De pie con Naomi, se dio cuenta de que estaban muy cerca de tener el mismo tamaño. Aproximadamente el mismo peso, aunque ella tenía un poco más de carne en los huesos. Sus pechos eran ligeramente más grandes, pero los de Naomi eran tentadoramente redondos y llenos. Sintió mariposas en el estómago cuando imaginó poniendo sus manos y la boca en esas esferas perfectas. ¿Dónde está la recepcionista? Una puerta se abrió y una hermosa mujer con el pelo rizado y piel medio oscura se acercó a ellas. — Buenas noches, Naomi. Ella debe ser Miss Cross. —Hablaba con un acento de Jamaica y saludó a ambas. —Hey, cariño, —respondió Naomi—. Sí, lo es. Tia Brooks, es la famosa autora, Courtney Cross. Courtney, esta es Tia. Administra el hotel. —Encantada de conocerte. —Se estrecharon las manos—. Me encanta su acento. ¿Eres de Jamaica? —Lo soy. De la pequeña ciudad de Apple Valley, cerca de Kingston. Estoy tan feliz de conocerte. He leído todos tus libros y algunas otras cosas. Me hubiera gustado estar en el evento de la firma, pero mi chica del turno nocturno se puso enferma. Tal vez, ¿podría pedirte otra firma para una copia en algún otro momento mientras estás aquí? — ¡Por supuesto! A alguien que me ha seguido desde mis primeros trabajos, definitivamente le daré un autógrafo o dos. Naomi habló fuerte y claro. —Puede ser que se hospede más de dos noches, Tia. ¿Sería eso un problema? —No en lo más mínimo. Con los días de Rodeo clausurados, tenemos habitaciones disponibles. Házmelo saber. —Lo haré cuando me haya decidido. —Courtney vio un destello de decepción en la cara de Naomi. Añadió rápidamente—. Necesito hablar con mi agente acerca del itinerario. —No hay problema. —Tia le entregó una pluma—. Sí, necesito que firmes esto, por favor. Permítame su tarjeta de crédito.
—Por supuesto. —Courtney tendría que ocuparse de los detalles, aceptó su llave de la habitación. No fue una tarjeta ni nada moderno. Era una llave pasada de moda—. Gracias, Tia. Probablemente te vea mañana. —Voy a estar aquí —la mujer las despidió con una voz cantarina mientras se alejaban—. Naomi, ¿supongo que le mostrarás su habitación? —Claro que puedo manejarlo. —Sopesó hasta dos maletas y se trasladó a las escaleras—. Sígame, señora. —Puedo con eso —Courtney buscó la bolsa más pesada. Naomi se puso en marcha. —Recoge tu equipo y el vino. Estoy poniéndome sedienta. —Tienes razón, voy detrás. —La siguió, viendo la danza de la parte trasera—. Estoy disfrutando de la vista. Una risa sensual fue la única respuesta, y después de un tramo de escaleras se detuvo delante de la puerta dos-cero-seis. —Llegamos. Courtney introdujo la llave en la cerradura y abrió la puerta. Permitiendo la entrada de su invitada y encendió la luz. — ¡Oh, esto es hermoso! La habitación era grande, decorada en tonos suaves, en colores pastel de azul y crema. Un gran cazador de sueños adornaba la pared, junto con otros objetos de la India. Las cortinas eran de gasa pálida, pero la cortina del fondo era sólida y parecía eficaz en el oscurecimiento de habitaciones. —Esto es lindo, —coincidió Naomi—. No he visto todas las habitaciones. Pero algunas están decoradas con objetos de vudú de Jamaica, que es una especie de refrescante y escalofriante sensación al mismo tiempo. Esta es tranquila y relajante. Courtney encendió la luz del baño. —Así es. Oh, wow, mira esto. Una enorme bañera de patas. —Lindo. —Naomi miró por encima del hombro—. Parece espaciosa. Tal vez incluso lo suficientemente espaciosa para dos personas. —Estoy totalmente de acuerdo. —Regresó al dormitorio y cerró la puerta, colocando el pasador. Se enfrentó a Naomi—. Así que supongo, que las dos sabemos lo que estamos haciendo aquí. Naomi se encogió de hombros, una sonrisa nerviosa salió de momento. —Supongo. —Quiero decir… —Courtney dio un paso más cerca—. Me gustas. Estoy muy atraída hacia ti. No suelo hacer esto en una noche. —Vamos a tener que hacer que dure más de una noche, entonces. —Naomi amplió su sonrisa. Courtney se acercó, tocando su mejilla suavemente. —Sabes lo que quiero decir. Incluso si me quedo un poco más, como un fin de semana o lo que sea, las dos sabemos cómo va a terminar.
Naomi se relajó por el toque y cerró los ojos. —Vamos a no pensar en finales. Pensemos en los comienzos. —Para que lo sepas… —Lo sé. —Acarició la palma de la mano de Courtney. Courtney la soltó y dio un paso atrás. Encendió la lámpara en la esquina y luego apagó la luz del techo. — ¿Quieres poner algo de música en la radio? Naomi fue a la cómoda y jugueteó con el dial, sintonizando una balada. —Música country, —murmuró Courtney. — ¿Esperas algo diferente? —Probablemente no. Algunos cantan de perder a su esposa, perro o ambas cosas. —O alguna mujer que canta acerca de su hombre o de engaño. —En eso tienes razón. —Courtney se rió y abrió la maleta más pequeña. Sacó una botella de baño de burbujas con fragancia y se la llevó al baño. Dejo correr el agua hasta que la temperatura saliera caliente, dejándola llenar hasta la mitad. Después de agregar una tapa llena del líquido aromático, lo reconsideró y añadió otro. Burbujas explotaron sobre el agua, llegando a la parte superior de la porcelana. Encontró dos vasos en el mostrador junto al fregadero y abrió el vino. Sirvió un poco en cada vaso para volverse y encontrar a Naomi apoyada en el marco de la puerta, mirándola. —Hey. —Hey para ti. Esto se ve bien. —Lo único que falta son velas. Tal vez podamos obtener algunas mañana. —Tengo velas, pero no tengo una bañera de lujo como esta. La mía es una cosa simple. Esto es mucho más divertido. —Yo también lo creo. —Puso los vasos en la repisa detrás de la bañera y miró a Naomi. Manteniendo el contacto visual, Courtney comenzó a desabrocharse la blusa. Se preguntaba si Naomi se sentía de la misma manera que ella. Estaba muy nerviosa. Courtney vio temblar la mano de Naomi cuando empezó a desabrochar su propia camiseta, y sonrió. Naomi se quitó su camisa y la arrojó a un lado. Después siguió para desabrochar el encaje, un sujetador de color melocotón. Después de un momento de vacilación lo deslizó, dejando al descubierto los pechos pequeños con areolas grandes de color marrón. El sujetador voló a la otra habitación. Courtney contuvo el aliento al ver tal delicia. Parecía una eternidad desde que había estado con otra mujer. Escribir era como si hubiera estado recluida y para que después, viajara por semanas. No había opción de tener citas. —Joder —murmuró, los ojos clavados en los pezones marrones.
Naomi sonrió nerviosamente, y Courtney se dio cuenta de que era un poco incómodo. —Se siente… — ¿Extraño? —Naomi terminó la frase. —Sí. —Courtney se rió entre dientes—. Ha pasado un tiempo desde que me desnude delante de alguien. —Todavía no has terminado. —Naomi asintió con la cabeza hacia ella—. Adelante. Conoces el viejo dicho, no voy a morder a menos que quieras que lo haga. Courtney sonrió, luego se dio cuenta que había dejado de desnudarse y rápidamente se quitó la blusa. Se desabrochó el sujetador blanco funcional y lo dejó caer al suelo. — ¡Lo sabía! —Naomi dijo con triunfo. — ¿Qué? —Courtney estaba confundida. —Me imaginé cosas acerca de ti. Tu piel es preciosa, como de luz dorada. Me preguntaba si había líneas de bronceado o si tomabas el sol desnuda. — ¿En serio? —Estaba asombrada. Había estado tan ocupada, que no había tenido tiempo para fantasear. —Oh, sí. —Naomi dio un paso más cerca—. Sospechaba que eras modesta. Estaba en lo cierto. — Trazó un dedo sobre la línea izquierda por encima de Courtney del traje de baño, en la parte superior de su escote. —Lo soy. Quiero decir, no suelo caer en la cama con alguien a quien acabo de conocer. Esto no es... — ¿Ha pasado mucho tiempo entre cada ocasión? —Naomi sonrió. —Bueno, sí. Muchísimo tiempo. Y tú eres tan linda y sexy… —Y caliente como el infierno por no hacer esto, y ha sido un tiempo largo para mí también, maldición. —Lo dijo rápidamente. Courtney se echó a reír. — ¿En serio? No estoy segura del por qué, pero eso me hace muy feliz. —Probablemente por la misma razón que tus palabras me hacen tan feliz. No quiero pensar en alguien más disfrutando de tus hermosos pechos. Un estremecimiento recorrió la espalda de Courtney, llegando directamente a su centro. Sentía la humedad entre las piernas y se apresuró a quitarse el pantalón y las bragas. —El agua se enfría. —Nosotras no queremos eso. —Naomi siguió su ejemplo, desnudándose y tirando la ropa a un lado. Metió un dedo del pie en la bañera—. Estás lista. Vamos. —Se estableció en un extremo de la bañera, y Courtney se subió al otro lado, frente a ella. Cruzaron sus piernas torpemente por un minuto hasta que se entrelazaron en una posición cómoda.
Courtney acercó el vino. —Ten el tuyo. —Gracias. —Naomi aceptó el vaso, la espalda apoyada en la bañera—. Esto es genial. Tomó un sorbo, su mirada en Courtney. —Esto es el cielo. He estado en la carretera durante tanto tiempo. — ¿Por eso no estás con alguien? ¿Por los viajes? —No lo sé. —Se encogió de hombros, jugando con el líquido pálido alrededor de la copa—. Parece que siempre hay algo. Cuando escribo, me sumerjo en el ordenador. Es todo lo que quiero hacer, vivir y respirar con mis personajes. Una vez que he terminado un libro, creo que puedo conseguir un poco de descanso, pero al poco tiempo, las ediciones empiezan a rodar. — ¿Hay muchos cambios? —Naomi arrastró su dedo gordo del pie hacia el estómago de Courtney. —A veces. Mi editor y yo hacemos un buen equipo trabajando juntos. Sé lo que quiere y todo lo que implica. Por las cosas que veo, a veces me pregunto: ¿Qué pasa con el mundo? — ¡No! Por supuesto que no. —Naomi deslizó su dedo por la piel hasta llegar en medio de las piernas. A Courtney le resultaba difícil seguir la conversación. —Oh, sí. Nadie es perfecto. Escribí un pasaje en el que una mujer dijo, No te burles de mí (tease), pero me faltó una “e” y cambió el significado de No me pruebes (tase). Nos reímos de eso durante semanas. —No es la misma cosa en absoluto, —acordó Naomi, riendo entre dientes. Su dedo del pie se centró en el clítoris de Courtney, trazando pequeños círculos. Courtney miró al techo, tratando de mantenerse concentrada. —Y luego está la promoción. Si la gente cree que los libros se vende por si solos, están equivocados. Hay un montón de pasos a seguir… ¡Jesús, Naomi! —Se sujetó a la bañera ya que su clítoris estaba vibrando—. Eres buena con los pies. Naomi hizo una lenta sonrisa. —Realmente lo crees. Algunas personas no saben usarlos. Creo que olvidan que es una zona erógena. —Yo amo los pies, —gruñó cuando su nudo sensible fue acariciado—. Ese dedo gordo del pie es especialmente agradable. —Estás respirando con dificultad, nena. —Naomi retiró su pie—. Debería darte un minuto. — ¡Regresa aquí! —Courtney buscó debajo de la capa de burbujas, pero no pudo detenerlo. —Tranquila, sí, —Naomi tomó uno de los pies de Courtney presionando ambos pulgares en el arco trazando pequeños círculos—. Sólo relájate. Tenemos toda la noche. — ¡Cristo! —Relajándose, había estado tanto tiempo tensa que la estimulación se sentía genial. Naomi tenía razón, tenían toda la noche. Sin prisa. Recuperó su vaso y bebió un sorbo. Recibiendo el masaje, se recostó en la bañera—. Ah.
— ¿Te gusta? —Naomi trabajaba en cada dedo del pie, metiendo un dedo entre cada par, acariciando. —Mucho. ¿Alguna vez consideraste la posibilidad de ser una masajista? Naomi se rió entre dientes. —No. Frotar los cuerpos me excita. Terminaría follando a todos mis clientes y creo que me clasificarían como una prostituta. Hasta ahora nadie me ha pagado por sexo. — Amasaba el pie con movimientos firmes seguidos, la llevó más alto y plantó besos ligeros. Courtney se retorcía de placer. —Yo te pagaría si me das este mismo tratamiento en el otro pie. —Créeme... —Naomi mordisqueó el más pequeño dedo del pie antes de cambiar al otro pie—. Tengo la intención de dar este tratamiento a todo tu cuerpo. La idea la emocionó. Provocando que se hundiera más en el agua, sosteniéndose en ambos lados de la bañera. Cerró los ojos para disfrutar el sensual masaje. Cuando los dos pies eran tan flexibles como el caucho, Courtney suspiró. Antes de que pudiera hablar, Naomi se levantó y cambió las posiciones en la bañera, deslizándose detrás de ella, mirando en la misma dirección. —Hola —la sexy pelirroja le susurró al oído. —Eh, hola. Espera. Permíteme calentar esto. —Se inclinó hacia adelante y sacó el tapón, permitiendo que la bañera se vaciara parcialmente. Y añadió más agua caliente, Courtney sentía los dedos jugando en sus caderas y el trasero. Cuando la bañera estuvo lista, se recostó en el pecho de Naomi—. Mucho mejor. —Así es. —Naomi la abrazó, ahuecando ambas mamas—. Mucho mejor. —Ah... —Courtney se agachó, pero en esta posición no podía entretenerse, salvo las piernas de Naomi, que se envolvieron alrededor de ella—. A la mierda. — ¿Qué? —murmuró Naomi, cuando besaba el cuello. —No puedo tocarte. Quiero poner mis manos sobre tu cuerpo. —Pronto. —Juntó las manos de Courtney y las apretó, instalándolas en sus muslos—. Es mi turno. — Volvió a colocar sus manos en los senos, ahuecando la plenitud antes de apretar los pezones. —Vas a volverme loca, —Courtney se retorció de nuevo—. Tengo los pezones muy sensibles. —Es bueno saberlo. —Pellizcando y tirando. Encantadoras sensaciones invadían a Courtney. La más mínima estimulación de su clítoris la enviaría al vuelo, y estaba preparada para ello. Volvió la cabeza hacia un lado para capturar los labios de Naomi. —Más. Se besaron, lenguas danzando, buscando. Naomi siguió acariciando un seno, y el delicioso beso pareció durar para siempre.
Naomi finalmente alejó su rostro, su mano ajustándose entre las piernas en el nudo de la excitación. — ¿Más de que, nena? —Deslizó la otra mano entre las piernas de Courtney, separando el pelo enmarañado por el agua—. ¿Más de algo como esto? —Sí... eso. —Courtney cerró sus ojos de nuevo—. Mucho de eso. Oyó una risa suave. Sus dedos se separaron, corriendo a través de los pliegues que no estaban mojados con el agua. Courtney estaba preparada y lista para su primer orgasmo en manos de esta mujer. —Mmm, eres muy suave. Te siento exquisita. —Esa mano es lo que se siente bien. Oh sí, frótame, nena. Frota mi clítoris y hazme llegar. —Quiero que te corras. —Naomi besó el lóbulo de la oreja, rodeando el clítoris con una presión lenta que creció más vigorosa—. No puedo esperar para enterrar mi cara ahí abajo y hacerte terminar con mi lengua. Para ver tu coño apretando, pulsante... luego me remojo con tus jugos. — ¡Oh, Dios! —Courtney siempre había sido torpe para hablar sexy. Pero tener a Naomi murmurando en su oído, frotando su clítoris, pellizcando los pezones, la sensación era demasiado. Ondas de excitación invadían su cuerpo. Courtney agarró los muslos en un apretón monstruoso y se estremeció por la gloriosa liberación. —Mmm. —Naomi apartó el pelo del cuello de Courtney, repartiendo besos por todas partes. Capturando la temblorosa piel, soltó el pecho que había estado atormentando y acunado en un abrazo —. Eso estuvo genial. —Eso es decir poco. —Courtney miró hacia un lado y sonrió—. Eso fue increíble. Dame un beso. —Es un placer. —Naomi se obligó, a que sus bocas se encontrasen con avidez y hambrientas—. Me encantaría quedarme a hacer algo más, pero se está enfriando. Mejor nos secamos y pasamos a la cama. —Suena bien la opción. —Courtney se deslizó por entre las piernas fuertes y se levantó. Sacó el tapón de drenaje y tomó dos toallas. Entregando la otra, salió pisando en la alfombra de baño—. Estoy toda arrugada. —Eres hermosa. ¿Quieres más vino? —Naomi miró la botella, con medio vino. —Tal vez más tarde. —Courtney tiró la toalla a un lado y le ofreció una mano a la otra mujer. Naomi salió y se secó rápidamente. Tirando la toalla a la pila en el suelo, siguió a Courtney a la habitación. —Vamos a deshacernos de esto. —Courtney quitó la colcha, pero la dejó a un lado. Deslizó las sábanas y dio unas palmaditas en la cama—. Ven aquí, sexy. —No he terminado contigo. —Naomi se acercó—, tengo varias horas más de degustación. —Tendrás todo el tiempo que desees. Pero es mi turno. Tengo que poner mis manos sobre ti. — Subiendo a la cama quedando frente a ella, colocándose sobre sus piernas abiertas—. ¡Eres tan hermosa! Abre, cariño. Voy a ti.
Naomi dejó caer la cabeza hacia atrás y se rió. Separó las piernas y observó como Courtney empezaba a besarla a partir de un tobillo, subiendo en cada oportunidad. —Oh, sí. —Acuéstate y relájate. Esto puede tardar un tiempo. Te debo uno. Retorciéndose en la cama cuando Courtney lamió detrás de la rodilla, Naomi gimió. —Es tortura. No he tenido uno por mucho tiempo, honestamente no puedo recordar la última vez, “cuando las pilas no estaban involucradas”, entiendes. Courtney rió entre dientes. —Escuche eso. Recuerdo la última vez, pero no fue muy satisfactorio. No como esto. —Mordió en la parte carnosa del muslo—. No como tú. Eres perfecta. —No es difícil. La lujuria te ha cegado, querida. —Bien. Espero quedarme ciega. —Se instaló frente a la cúspide en un parche bien recortado de pelo rojo que brillaba con la humedad—. Mmm. Naomi amplió sus piernas para darle la bienvenida. Courtney soplaba en la zona sensible, el siguiente pasó era estar sobre ella para mordisquear un camino por la otra pierna. Naomi gimió de frustración. — ¡Malvada! —Hey sólo he comenzado. Cuando termine aquí tengo que pasar algún tiempo en tus deliciosos pechos. —Eso no te tardara. — ¡Hey! —Courtney succionó en el muslo y con fuerza. —No digas cosas como esas. — ¡Ay! ¡Vale, vale! Courtney tuvo que parar para reír. Negó con el dedo a su amante. —No lo hagas. Me encanta el tamaño de tus tetas. Más de un puñado es una lástima. —Si tú lo dices. —Naomi tambaleó las piernas para abrir y cerrar—. Eso va a dejar una marca. —Pórtate bien, o pondré uno donde se vea a simple vista. —No creo. Nunca he sido buena para mantenerme fuera de problemas. Courtney miró hacia arriba, a la sensual mirada. —Bien. Me gusta de esa manera. Ahora quieta y relájate. Tengo que cumplir mi deseo, así que esto podría tomar algún tiempo. Un gemido frustrado como respuesta, y sonrió. Esto es demasiado divertido. Había olvidado lo maravilloso que podía ser, pasar el tiempo con una mujer. En ese momento, decidió pasar sus vacaciones en Cattle Valley. Había llamado a su agente y familia, para hacerles saber que se quedaría por una semana. Observando la sexy mujer, sonrió. Tal vez dos semanas.
Capítulo 3 Naomi se despertó en una cama desconocida y se tomó un momento para refrescar su memoria. La mujer rubia dormida a su lado, tendida boca abajo, no había sido un sensual sueño. Era real. ¡Qué noche! Después del baño, se habían quedado jugando en la cama por un par de horas más. Courtney era sensible y una cuidadosa amante. Se aseguró de satisfacerla en todo, para después, beber vino y galletas. Después de eso, otra vez, chupar, lamer y mordisquear todo lo que podía. Se destapó y examinó su cuerpo. Sus pezones estaban muy sensibles, y su clítoris rosado por el sexo. No había disfrutado de una noche como esta desde hacía tiempo. A pesar de las horas de sexo, aun estaba caliente como el infierno viendo dormir a Courtney. Recorriendo un dedo sobre la esbelta espalda y en las nalgas apretadas, se preguntó si Courtney sentiría lo mismo. — ¿Estás despierta? — ¿Hmm? —Su rostro lo hundió en la almohada. —Me voy para que duermas. —Extendió la mano, sólo un apretón en una nalga y arrastró el dedo por la raja. —Mmm... —Despertó y trató de darse la vuelta. —Quieta. —Naomi sobre ella, disfrutaba de la vista—. Estoy mirando tu trasero. —Congélate —murmuró, empujando más alto en el aire. —Casi no has dormido. No quería molestarte. —La única forma en que podrías molestarme es irte sin antes darme los “buenos días”. Naomi se rió entre dientes. —No estaba segura, después de anoche... —No estabas segura de ¿qué? ¿Si me gustaría tener sexo otra vez? Para tú información, no es necesario preguntar. Estoy lista para cuando lo desees. —Eso es bueno saberlo. Creo que somos muy parecidas. —Separó las mejillas y trazó una línea con su lengua, desde su fruncido ano hasta su dulce coño con el cual estaba más que familiarizada. Penetró el clítoris rosa con su dedo, acariciando lento y a la vez profundamente. —Delicioso. —Courtney levantó sus caderas—. Oh, sí. Tenemos que aprovechar el tiempo que tenemos juntas. Vivir cada segundo y cada minuto. Naomi se detuvo un momento. —Lo estás volviendo a hacer, hablando de finales, quedamos que ibas a parar de hacerlo. —Sólo quiero que seamos realistas. Las dos sabemos. —Sólo una nalgada la hizo cambiar de tema—. ¡Hey!
—Ese tema, las dos lo sabemos bastante bien. He decidido no pensar en eso. Tengo mejores cosas en que pensar como este lindo trasero. —La noche anterior habían roto el hielo, hablando de todas las formas imaginables, pero había una cosa que Naomi no había mencionado. Ella adoraba el sexo anal —. En realidad, lo que quiero hacer es más que sólo mirar este culo tuyo. Me gustaría probarlo, pero nunca te pregunté si tenías un cinturón guardado en tu maleta. O si te gustaría hacer sexo anal. —Nunca, eh, ya sabes... — ¿Nunca lo has hecho con un cinturón? —No, no en el culo. Tengo un coño. — ¿Te gustó eso? —Naomi lamió el coño por última vez antes de mala gana retirarse. Sostuvo las caderas de su amante para ayudarla a estar sobre su espalda. —Sí. —Courtney la miró con recelo. —No pareces muy segura. —Naomi abrió sus sexys muslos ante ella y se sentó sobre ella presionando su coño contra el de Courtney. —Me gusta. Nunca he hecho nada en el trasero. —Es increíble. —Inclinó su cuerpo, frotando su clítoris contra la otra mujer—. Si confías en mí iré despacio, te voy a enseñar. Estoy segura que te gustará. —Acarició los pechos de su amante, teniendo uno en cada mano, apretando. Courtney gimió y acarició los pechos de Naomi. Los tomó de una manera similar, amasado y acariciando a medida que frotaban sus coños juntos. Se deslizó una mano entre ellos y los dedos en su clítoris. —Bueno —murmuró Naomi, al presionar rítmicamente en la mano. Su punto culminante se desarrollaba, este iba ser uno muy bueno. — ¿Tienes algún arnés? —La voz de Courtney se entrecortaba con sus empujes. —Oh, sí. Podría follarte muy bien. Culo o coño, tú eliges. Sin aliento, los ojos de Courtney quedaron en blanco. —Vamos, dulzura, —animó Naomi—. Termina para mí. Cuando Courtney se estaba estremeciendo por su clímax. Y Naomi alcanzó también su culminación. Todo lo que podía hacer era mantenerlo y disfrutarlo. —Ambos —murmuró Courtney finalmente, jadeando. —Hmm, ¿nena? —Naomi la miró. —Elijo los dos. Debemos ir a tu casa y conseguir tu arnés de mano. Quiero que me tomes de todas las
maneras posibles. Sonrió, colapsando sobre la mujer. Acariciándose por unos minutos, después, Naomi rodó hacia un lado. Echando un vistazo al reloj de la mesilla de noche, ella suspiró. —Es tarde. Tengo que ir a casa y limpiar antes de abrir la tienda. Courtney deslizó un dedo por encima del hombro. —Podrías limpiar por aquí. Sentándose, Naomi sonrió, negando con la cabeza. —Eso tomaría mucho más tiempo. Además, necesito ropa. No puedo usar las mismas cosas que llevaba ayer. —Está bien. —Courtney se sentó sobre ella—. ¿A qué hora terminas? Naomi vagaba por la habitación, recopilando su ropa. —Espero que sea pronto después de llegar a casa del trabajo. Courtney se echó a reír. —Eres una niña mala. Pensé que íbamos a cenar. —Oh, sí. Gracias por recordármelo. Voy a llamar para hacer la reserva. Así que... —colocándose sus zapatos—. ¿Qué vas a hacer en tu primer día sola en Cattle Valley? —Dormir. —Courtney bostezó y se estiró—. Tal vez camine por el centro. Visitar a una linda pelirroja en la librería. —Tu día se va a prolongar, te lo prometo. —Tocó la mejilla de Courtney—. Seguramente lo único que ella tiene en mente es atraparte en su cama. De pie, frente a ella, Courtney plantó un beso en la boca. —Dicen que la anticipación es como la mitad de la diversión. —De ninguna manera. La anticipación me vuelve loca. Tengo un problema con tener paciencia. —Entonces quédate conmigo. Soy toda tuya para lo que quieras. —Courtney la volvió a besar, colocando una de las manos de Naomi en su pecho. Naomi acarició con ternura y dio un paso atrás. —Lo haría si pudiera, ya lo sabes. Tengo que trabajar porque Melissa tiene una cita. Pero estoy libre los fines de semana. Ven a las seis esta noche, soy toda tuya. —Seis, no está mal. Pensé que sería más tarde. —El jueves fue el único día que salimos tarde. Te veré a las seis. —Podríamos encontrarnos en el lugar, y dirigirnos a La Canoa. —Eso sería genial. — ¿Qué hay del almuerzo?
—Como cualquier cosa cuando tengo tiempo. —Permíteme llevarte algo de comer. Quiero comer contigo. — ¡Sip! —Le dio un último beso—. Encantada. Te veo más tarde. —Sí, ahí estaré. —La miró coquetamente. Naomi sonrió cuando se dirigía a la salida. —Si necesitas direcciones o cualquier cosa, pregunta a Tia o a alguien en la recepción. O llámame. Estoy en el libro. — ¿Tendrás un teléfono móvil? —No lo necesito. Estoy siempre en la tienda o en casa. —Sólo me preguntaba si te gustaría sexo telefónico. —Hmm, entonces conseguiré uno. —Sonrió a la encantadora rubia. —Te daré mi número de móvil más tarde. —Le dijo Courtney—. Vete ya, o te atraparé para tenerte en mi cama. —Mmm... —Naomi negó con la cabeza. Viendo los movimientos de Courtney dentro de las sábanas, de mala gana se fue. Las seis de la tarde no es tanto tiempo.
Naomi estaba en la estantería de libros para jóvenes cuando la entrada de la puerta sonó. Mirando en esa dirección, sonrió. Su vecina de al lado, Lily, contoneándose por el pasillo. —Buenos días, ¡Lily! ¿Cómo te sientes hoy? —Mis pies están hinchados y mi vientre es del tamaño de una pelota de baloncesto. Y el baloncesto está presionando mi vejiga provocando que tenga ganas de orinar cada 20 minutos. Pero, estoy bien. —Se apartó el flequillo marrón de sus ojos mientras que la otra mano descansaba en la parte baja de la espalda. —Oh, cuanto lo siento. —Se inclinó para hablar al estómago de Lily—. Hola, pequeña Danny. Ten un poco de calma con tu madre. Estarás afuera en un mes más o menos. —Espero lograrlo, un mes. —Lily se apoyó contra una estantería—. Este niño está tratando de matarme. Naomi sonrió a la mujer que parecía estar muy cansada. ¿Es eso lo que el embarazo causa? Si es tan malo, porque las mujeres eligen hacerlo una y otra vez. Apartó el mechón que había caído nuevamente sobre la cara de Lily. —Estas por terminar el último trimestre. Te sugiero que hagas una cita en el salón de belleza para que te mimen un poco. —No puedo. El dinero es escaso ahora que no estoy trabajando. Gary dice que tenemos que ahorrar cada centavo.
Mordiendo su labio, Naomi giró sobre sus talones y se dirigió hacia el mostrador. Murmuró en voz baja, —Entonces, Gary no debería gastar dinero en cigarrillos y cerveza. — ¿Qué? —Lily la siguió hasta la caja registradora. Naomi se tranquilizó y se enfrentó a la mujer, forzando una sonrisa. —Nada, cariño. Entonces, ¿qué puedo hacer por ti? —Sólo pasé a decirte que lamenté perderme la firma de libros de anoche. Gary no se sentía bien y no quería que lo dejara. Claro que quería conocer a la famosa autora. —Tal vez, tengas otra oportunidad. Courtney está pensando en tomar unas pequeñas vacaciones aquí. Su gira de promoción ha terminado, y ya decidió que este podría ser el lugar perfecto para relajarse y descansar. — ¿Por qué sonríes cuando hablas así de ella? —Lily se inclinó hacia delante y la miró a la cara—. Eres muy dulce con ella, ¿no? Sintiendo el rubor de color rosa, que entró con tanta facilidad, Naomi sonrió. —Pasé la noche con ella. — ¡No! —Lily gritó. — ¡Shh! —echó un vistazo alrededor. La tienda estaba vacía, pero necesitaba estar segura. No era propio de ella para besar y contar, pero Lily era una amiga de confianza. — ¡Oh mi dios! ¡Eres una picara! —Yep, es la primera mujer con la que he estado en, ¿cuántos años han pasado? —Espera un minuto, desde aquella camarera de Sheridan… —Ni siquiera puedo ir. Eso fue un error, y lo sabes. —Naomi se estremeció. —Entiendo acerca de los errores, creo yo. —Lily se frotó el estómago ausentemente. Naomi se preguntó si el casarse con Gary fue un error. Ella dijo que lo amaba, pero habían tenido tantos problemas recientemente. Cuando estaba pensando en la mujer y el vientre crecido, el timbre de la puerta sonó de nuevo. Levantó la vista, y un escalofrío le recorrió la columna vertebral—. Parece que vamos a cumplir con tu deseo de conocer a la famosa autora en este momento, Lily. —Sonrió cuando la rubia dio un paso dentro de la tienda, llevaba bolsas de papel en la mano—. Hola. —Hola. ¿Interrumpo algo? —Courtney miró alrededor. —No, es perfecto. Ha estado bastante muerto esta mañana. Courtney, ella es mi vecina, Lily Martin. Vino a decir que lamentaba lo de anoche porque su marido estaba enfermo. —Encantada de conocerte, Lily. —Courtney estrechó la mano de la chica. —Estoy encantada de conocerte, Sra. Cross. ¡Wow, esto es tan emocionante! Nunca he conocido a una celebridad antes. Espera, si una vez un chico de los duques de Hazzard y su coche rojo, se encontraban
en la Feria Estatal. Conseguí su autógrafo. Pero es el único. Courtney sonrió amablemente. — ¿Te gustaría que te autografiara un libro? La cara de Lily se volvió roja brillante. — ¡Oh, no podría! Pero gracias de todos modos. Naomi llevó una copia de La elección del destino. —Aquí, Lily. Adelante Courtney. —Se colocó los lentes y tomó una pluma. —Pero no puede… —Por favor. —Naomi le tocó la mano—. Insisto. Es un bestseller y una historia maravillosa. Te va a encantar. — ¿Para Lily? —Courtney le preguntó, a punto de escribir. —Claro, supongo. —La mujer más joven asintió con la cabeza—. Gracias, Naomi. Gracias, Sra. Cross. Courtney escribió un mensaje corto, cerró el libro y se lo entregó. —Llámame Courtney. Y siempre serás bienvenida. Espero que te guste. Lily apretó el libro contra su pecho. —Tengo que irme. Me salté el desayuno así que estoy hambrienta. Tia me envió una cena para Deb, y huele como que traes el almuerzo. —Cierto. Puedo obtener más… —No, en serio, tengo que irme. —Lily retrocedió—. Fue un verdadero honor conocerte. Naomi dice que podría ser que te quedaras un tiempo. Tal vez nos volvamos a ver de nuevo. —Claro, está bien. Adiós, pues. —Hasta luego, cariño. —Naomi sonrió. Lily salió del lugar. Se volvió a Courtney—. Algo huele de maravilla. Trató de mirar en la bolsa. Courtney recogió la bolsa posesivamente. —Sí, me perdí el desayuno, así que estoy bastante hambrienta. Tia me envió a Diner Deb, y todo se veía muy bien, casi no podía decidir. —Entonces, ¿qué más hiciste? —Naomi golpeó un dedo del pie en broma, fingiendo impaciencia—. También tengo hambre. Colocó las bolsas sobre el mostrador y empezó a sacar los alimentos. —Bueno, Deb me dijo que por lo general pides ensalada cuando comes ahí. Así que por supuesto traje hamburguesas con queso y tocino y claro patatas fritas. — ¡Oh, Dios mío! —Naomi se echó a reír—. ¿No te imaginas cuanto tiempo ha pasado desde que comí la última hamburguesa con queso y tocino? Mala. Eres la tentación. —Negó con el dedo a la mujer—. ¿Quieres tomar algo? Tengo refresco de dieta en la nevera. —Por supuesto. Si tomamos refresco de dieta, seguramente neutralizaría las calorías de estos
alimentos. —Sí, claro. —Naomi resopló mientras se dirigía por las bebidas, al regresar colocó las dos latas de refresco y algunas servilletas—. Al igual que las galletas rotas no tienen calorías. —Y también comer de pie delante de la nevera. —Genial que estemos de acuerdo. —Se sentaron en los bancos y empezaron a comer. Así transcurrió una amena comida con una charla agradable—. Cristo, esto esta delicioso. No he comido nada frito en mucho tiempo. — ¿Qué es lo que más te gusta comer? —Courtney tomó una patata frita y la pasó por el labio de Naomi. Naomi se rió entre dientes. —Ahora inicias con una pregunta capciosa. Además de ti, ¿qué quieres decir? Los ojos de Courtney brillaron. —Buena respuesta. Mantén ese pensamiento. —Sacudió la cabeza—. Y me llamaste gran tentación. Me refiero en los alimentos, ¿verdad? Naomi sonrió, masticando las patatas que la otra mujer le daba. — ¿Qué me gusta comer? Déjame pensar. Me encantan los rollos de canela de la panadería de Brin. A veces como de todo los fines de semana y compro algunos. — ¿Dónde compras las galletas? Porque están deliciosas. —En el mismo lugar. Bueno, suelo comer ensaladas, también sándwich de pollo o atún de almuerzo, un montón de verduras para la cena, y un poco de carne. Me encanta la comida china. De vez en cuando como algo mexicano. Una cosa que no tenemos por aquí es comida étnica. Tienes que conducir a Sheridan. Courtney se encogió de hombros. —No es tan malo conducir. Me encanta cocinar cuando tengo tiempo. ¿Tienen una tienda de ultramarinos1 bien surtida en la ciudad? (1)N.C: Son las tiendas de barrio, tiendas de la esquina o tiendita. También se las conoce con los nombres de tienda de abarrotes o misceláneas. En Venezuela recibe el nombre de abasto o bodega.
—Sí en la calle principal. —Señaló Naomi, terminando lo último de su hamburguesa. —Tal vez cocine algo para nosotras mañana por la noche. Pero ¿has dicho algo acerca de estar fuera el fin de semana? —Lo dije. ¿Así que te vas a quedar? —Naomi contuvo la respiración. Courtney sonrió. —Dos semanas. — ¡Woo hoo! —Naomi se lanzó a abrazar a la mujer con fuerza. — ¡Cuidado! —Courtney agarró su lata de refresco, que se tambaleaba peligrosamente. Alejó la lata y
se trasladó de nuevo desde el borde del mostrado—. Eso estuvo cerca. —No hay problema. —Naomi la miró a los ojos, colocándose entre las piernas de la otra mujer—. Es estupendo, dos semanas. Estoy muy emocionada. —Me alegra que lo estés. —Courtney la sostuvo de las caderas mientras se besaban. Para después apartarse suavemente—, pero tienes que tener en cuenta, sólo son dos semanas. No quiero que ninguno de las dos lleguemos a estar demasiado apegadas. —No hay promesas —le susurró Naomi, al presionar un dedo en la boca de Courtney—. Vamos a tomar cada día como viene y ver qué pasa. —Apartó su dedo y se zambulló de nuevo en el beso. Courtney le devolvió el beso, luego se detuvo y miró a su alrededor. —Tal vez no deberíamos… — ¿Quién lo dice? —Naomi la tomó de la nuca, para acercarla a ella nuevamente—. Sé que al dueño no le importa. A medida que sus labios eran presionados, Courtney murmuró —pensé que tú eres la dueña. —Lo soy. Y desde luego no me importa. Ahora podemos dejar de hablar, ¿por favor? Quiero besarte un poco más antes de que alguien nos interrumpa. —En ese caso... Courtney de una forma muy sensual abrió la boca y con suaves movimientos de su lengua la invitó a seguir besándola. Naomi se entregó al beso La más pura felicidad la envolvió al saber que tenía dos semanas para estar con ella. Si jugaba bien sus cartas, Naomi esperaba que esas dos semanas fueran algo más. Pero no se preocuparía por eso todavía. En ese momento, en los brazos de Courtney, era exactamente donde quería estar.
Tal vez no exactamente. Naomi se juró a sí misma cuando embarró el helado de chocolate en la alfombra en la sección de libros de los niños. Pam Gleason, la despachadora de la policía local, era una gran madre, y sus dos hijos eran buenos chicos. Sin embargo, los conos de helado y las librerías no eran buena idea en un día de julio. Pam se disculpó muchas veces y le compró varios libros más de los que había querido probablemente, por lo que Naomi lo dejó pasar. Como si pudiera decir algo. La confrontación no era su punto fuerte. En el pasado, Naomi había sido humilde hasta el punto de casi ser un tapete. La decisión de independizarse y trasladarse a Cattle Valley unos años después había sido un gran paso. No fue sino hasta que Nate Gills llegó, y se hicieron amigos, cuando decidió salir del caparazón. Nate era experto en diferentes artes marciales y la enseñó a luchar Taekwondo. Decía que era una excelente estudiante y aprendía rápido. Cuando las lecciones terminaron ellos seguían quedando en el gym cuando podían con sus horarios. Sacudiendo la cabeza por la mancha color marrón que no quería limpiarse, se puso de pie y fue a la trastienda. Había hecho lo mejor que pudo, con el quitador de manchas. Eran casi las seis, hora de cerrar la tienda. Vació la caja registradora, guardó el cambio y billetes pequeños en la caja fuerte para el día siguiente. No había ningún cliente después de las cinco, por lo que ya tenía el depósito diario
calculado. Lo guardó en una bolsa resistente del banco y cerró. Courtney llegaría a las seis, así que Naomi estaba preparando todo para cerrar la tienda, apagó las luces y se dirigió a la puerta principal. Una hermosa Courtney con los pechos y piernas largas. Recordando la sensación de las piernas sujetas a su alrededor como un vicio, y se estremeció. Si tenían suerte, el servicio en La canoa sería rápido. Si les apeteciera jugar un poco debajo de la mesa seguramente el personal no se lo tomaría a mal. Sonrió, y luego saltó, sorprendida, ya que la puerta se abrió. —Oye, guapa. —Un hombre alto entro a la tienda. — ¡Mierda, Ryan! —Le puso un dedo sobre el fuerte pecho—. Me diste un susto de muerte. — ¿En qué narices estabas pensando, Naomi? Aquí, de pie con la bolsa del banco en la mano y la cabeza en las nubes. Podría haber sido un ladrón y robarte ese dinero. — ¿Cuándo fue la última vez que hubo un robo? Y no tenía la cabeza en las nubes, pero es una imagen tan hermosa, por cierto. Gracias por eso. — ¿Recuerdas cuando alguien trató de entrar en la panadería? Nunca se ha solucionado ese caso, lamento recordártelo. —He escuchado que era una persona en busca de los bollos de Kyle —bromeó—. Una vez que se casó con ese enorme hombre, Gill, el merodeador se fue. —Sí, nadie quiere enredarse con los bollos de Gill, eso es seguro. De todos modos, no estabas concentrada acerca de lo que estabas haciendo. Siempre te hemos dicho que cuando te dirijas al banco mantente alerta, tu teléfono siempre en la mano y la bolsa bajo el otro brazo. Fíjate en quien anda cerca… —Lo sé, lo sé. Creo que me he vuelto confiada, cuando uno de vosotros me acompaña todas las noches. Él la tomo el hombro. —No siempre voy a poder acompañarte. Mis chicos y yo estamos de guardia en la ciudad esta noche. Voy a ir a casa a cambiarme y recogerlos. — ¿Y tal vez tener uno rapidito antes de salir? —Le dio un codazo en las costillas y le guiñó un ojo. — ¿Celosa? —Sabes que lo estaría, pero he observado que los tres juntos estáis muy bien. Pero de repente... Ella miró por la ventana para ver a Courtney que estacionaba y salía de su coche. Vestida con un pantalón negro ceñido y una blusa de plata ajustada, la rubia estaba bastante impresionante cuando se acercó a la puerta principal. —Ah, ya veo. —Ryan asintió con la cabeza. Abrió la puerta—. Sra. Cross. —Hola, Sheriff.
—Te ves hermosa esta noche. ¿Tienes planes especiales? —Vamos a La canoa. —Habló Naomi, sonriendo dulcemente. Él arqueó las cejas. — ¿Después de anoche en Brewster? La gente seguramente empezará a hablar. —Como si ya no estuvieran hablando. Vamos, Courtney. Tenemos que cruzar la calle para dejar este depósito. Y Ryan se irá. —Te voy a acompañar. —Cruzó los brazos sobre el fuerte pecho. —Vamos a estar bien. —Naomi los guió fuera y cerró la tienda detrás de ellos. —Me sentiría mejor vigilándote. —Se mantuvo firme. —A Ryan le gusta mirar —le susurró en voz alta a Courtney, y rompió en carcajadas. Metió su brazo a través de la otra mujer y cruzaron la calle. —Un placer verte otra vez, sheriff. —Courtney miró por encima del hombro. —Igualmente. Señoras pasen una tarde agradable. —Así lo haremos. Lo mismo para ti, ¡gran chico! —Naomi sonrió y le vio el indicio de una sonrisa en sus labios. —Él es bueno —comentó Courtney. Naomi dejó caer la bolsa del banco en la ranura en el edificio. Despidió a Ryan cuando se alejó lentamente. —Muy guapo. —Muy varonil también. Para un chico, lo que es. Naomi se rió entre dientes. —Sí, supongo. Es como un hermano mayor para mí. Trato de ignorar su sensualidad. —Creo saber a lo que te refieres. Es difícil ignorarlo. —Estoy de acuerdo. Así que, ¿quieres estar aquí hablando de los hombres, o vamos a ir a comer? Sus miradas se encontraron. Naomi podía ver el deseo que aumentaba en su interior y se reflejaba en los ojos de la otra mujer. Ambas sabían lo que sucedería después de la cena. — ¡Vamos! —Instó Courtney y sonrió.
Capítulo 4 La Canoa no estaba tan lleno para ser la noche del viernes. Courtney se sorprendió al escuchar que el propietario y chef, era Erico Morelli, todos lo conocían en su ciudad natal de Chicago antes de mudarse a Cattle Valley. Nunca había estado en su restaurante, pero ellos hablaron durante unos minutos sobre lugares que ambos conocían y amaba en la ciudad. El chef Morelli le había explicado que la gente sale después de los días de Rodeo, el verano está por terminar. Escuchar a la gente hablar y reír sobre el gran evento le hizo entristecer por tener que perdérselo. Esta pequeña ciudad estaba llena de sorpresas. La Canoa fue otra sorpresa. La comida fue exquisita. Courtney no quería dejar de comer. Compartió un postre con Naomi, estaban tomadas de las manos bajo la mesa y se hacían más aventureras, sabía que era hora de irse. — ¿Por qué no dejamos tu coche en la posada? —Sugirió Naomi—. Seríamos más discretas que si lo estacionamos en mi entrada. Courtney sonrió. — ¿Pensé que no te importaba lo que decía la gente? —No me importa. Simplemente estoy tratando de no llamar la atención. —Ya veo. —Pensaba que a Naomi sí le importaba aunque no lo admitiera. Por lo que no insistió en el tema. Se iría en un par de semanas. Naomi tenía que quedarse y enfrentar a la gente del pueblo todos los días. No quería complicar las cosas. —Te sigo. —Gracias, cariño. —Naomi le dio un rápido beso en los labios, y se fueron por separado. Courtney se estacionó y cerró su automóvil, para después subir al SUV de Naomi. —No puedo esperar a llegar a casa. —No es nada lujoso, pero me gusta. —Estoy segura que a mí también me gustará. Naomi se detuvo en la entrada de una casita de ladrillos con un césped perfectamente cuidado. Apretó el botón de la apertura de la puerta y entraron en un pequeño garaje. —Wow. Está ordenado. —Courtney salió del auto, mirando a su alrededor. Una manguera de jardín estaba bien doblada en un bucle, colgando de un gancho. —Cuando era una niña y vivía con mis padres, nunca podía doblar la manguera. Simplemente la dejaba tirada. Naomi le dio una mirada escéptica. —No es tan difícil. Se encogió de hombros. —Lo fue para mí. Mi padre se ponía tan irritado, que tuvo que desmontar y volver a rodarlo. Son una de esas cosas, supongo. —Entonces, ¿quién cuelga la manguera en estos días? —No tengo. Yo vivo en un condominio. Sin jardín, tal y como me gusta. — ¡Me encanta trabajar en mi jardín! —Naomi abrió la puerta y encendió la luz—. Es relajante después de un día encerrada en la tienda.
Courtney se obligó a estremecerse. —Me alegra que pienses así. Si alguna vez tengo un patio, pagaré a alguien para cuidar de él. —De alguna manera, somos muy diferentes. —Naomi puso su bolso sobre la mesa. Courtney hizo lo mismo, y luego dio un paso hacia ella. — ¿Y de otra manera? Naomi sonrió. —Somos muy, muy parecidas. —Presionó un beso sobre los labios de Courtney. —Mmm, justo lo que estaba pensando. —Courtney deslizó sus brazos alrededor de la sexy pelirroja y la atrajo hacia sí. — ¿Te gustaría un recorrido por el lugar? —Claro, si terminamos en el dormitorio. —Se puede empezar por ahí. ¡Vamos! —Naomi la tomó de la mano, arrastrándola a través de una sala de estar y un pasillo corto. —Bonita casa. —Courtney vio un sofá azul claro y transparentes cortinas blancas antes de entrar en la sala. Un par de fotos adornaban las paredes, pero no tenía tiempo para investigar. Ya habrá tiempo más adelante. Lo primero es lo primero. —Este es el dormitorio. —Naomi encendió la luz. Una cama de matrimonio ocupaba la mayor parte de la habitación. El edredón era blanco con un profundo rojo de rosas. Cojines decorativos y cortinas en el mismo tono rojo que hacía la habitación pequeña y confortable. — ¡Esto es precioso! —exclamó Courtney. —Gracias. Es el primer lugar que he obtenido sola. Me divertí mucho con la decoración. —Naomi se volvió hacia ella, apretando su agarre en la mano de Courtney—. Creo que tú eres encantadora. Te ves muy sensual con esa blusa ajustada, y el color plateado de la casa. ¿Te la pusiste para volverme loca? —No, pero eso es un plus añadido. Voy a dejar que me la quites, si lo deseas. — ¿Sí quiero? —Torpemente los dedos de Naomi tomaron los diminutos botones—. Maldita sea, eso es un eufemismo. Courtney se rió bajo. —Aquí, déjame ayudarte. ¿Por qué no te desnudas para mí? No he visto tu cuerpo sexy desnudo en doce horas. Estoy pasando por cierta abstinencia. —Con mucho gusto. —Naomi mantuvo el contacto con sus ojos cuando se quitó la blusa y el pantalón. El sujetador y las bragas de color rosa fueron los siguientes. Courtney depositó su ropa, sujetador negro y bragas de color rosa en la esquina. — ¿Siempre muy combinada? De la ropa interior, me refiero —Ella sonrió. —Sólo cuando sé que alguien va a verlos. Créeme, ha sido un largo, largo tiempo.
—Casi nunca me coinciden. —Suspiró Courtney. Miró sus tetas con avidez y luego bajó la mirada hacia el parche bien recortado de pelo rojo—. Mmm, eres como un buffet. ¿Por dónde empezar? Naomi levantó los brazos, retirando el pelo de su cuello para después dejarlo caer. Se estiró perezosamente. —Tenemos todo el fin de semana. ¿Por qué no empiezas por el principio y no te detienes hasta que una o las dos estemos completamente satisfechas? —Me encanta tu manera de pensar. —Courtney tiró a la mujer en sus brazos, acariciando la piel suave mientras sus manos tomaban posesión de sus nalgas. Capturó los labios de Naomi en un beso, que fue volviéndose más apasionado a medida que se acariciaban. Una de las manos de Naomi se dirigió entre las piernas de Courtney, extendiendo sus pliegues. Se retorció por el agradable tacto y amplió su postura para un mejor acceso. Naomi insertó un dedo en su vagina y empujó. —Oh Dios, —murmuró Courtney, que necesitaba más. — ¿Por qué no nos acercamos a…? —El timbre sonó, interrumpiendo las palabras de Naomi—. ¿Quién llamará? —No respondas. —Courtney empujó contra la mano que la empalaba. —Lo siento, cariño. —Naomi mostró arrepentimiento en su rostro—. Tengo que ver. Simplemente nosotros no hacemos eso en Cattle Valley. Exhalando un suspiro de frustración sopló su flequillo hacia arriba, Courtney asintió con la cabeza. Dio un paso atrás y se soltó. Naomi se detuvo en el cuarto de baño para lavarse las manos y agarrar una túnica que estaba colgada en la puerta. Sonrió tímidamente mientras salía de la habitación. Courtney vio otra en la puerta y se la puso, y se coló en silencio por el pasillo para ver. Naomi se asomó a la ventana de su puerta antes de abrirla. — ¡Hey, Lily! ¿Qué pasa? —Te vi venir a casa. Traje un helado. —Levantó una caja de cartón. —Yo, uh, ya me iba a meter a la cama. Incluso desde la distancia, Courtney podía ver la decepción en el rostro de la joven. Naomi debió haberlo visto también. Miró hacia el pasillo una vez, obviamente en conflicto, luego abrió la puerta completamente. —Creo que puedo hacer tiempo. —Gracias. —Lily se precipitó adentro, mirando detrás de ella antes de cerrar y bloquear la puerta de Naomi. Courtney se sorprendió al ver a la mujer en pijama. ¿Quién va de visita vestido así? Tal vez Cattle Valley era en realidad tan diferente de Chicago. —Parece que estabas lista para la cama también —Comentó Naomi. —Sí, en efecto. Pero, Gary y yo tuvimos una pelea, y tenía que salir de ahí. —Se fue directamente a la cocina. Movió su posición ligeramente, Courtney tenía una buena vista de esa habitación, también. Vio cómo la mujer se conocía perfectamente la casa, sacando los platos del armario y las cucharas de un cajón.
Naomi miró por el pasillo y la vio articulando con la boca, lo siento. Courtney se encogió de hombros y asintió con la cabeza. Observó a Naomi entrar en la cocina, diciendo: —Es posible que desee obtener otro recipiente. Lily miró hacia arriba cuando Courtney entró en la habitación. La mujer se quedó helada. — ¡Oh, caramba! Vosotras dos os acabáis de ir a, oh vaya, me iré. —Ella se dirigió hacia la puerta de la cocina. —Por supuesto que no. —Naomi la alcanzó del brazo—. Estábamos hablando. Pero creo que un plato de helado podría marcar un punto en este momento, no es así, ¿Courtney? Courtney miró a la caja luego a las demás. —Sólo si es con trozos de galleta. Me encanta ese sabor. Los ojos de Lily se abrieron como platos. — ¡Lo es! ¿No es esto una coincidencia? —Se fue al armario y sacó otro recipiente. Courtney le sonrió a Naomi, quien la miró y sonrió. Lily era, obviamente, joven e ingenua. Se parecía a un perrito triste, y Courtney no pudo imaginar a Naomi alejarse de un perro perdido. —Vamos a comer esto en la sala, —sugirió Naomi cuando los tres tazones estuvieron llenos. Abrió el camino y se sentó en un extremo del largo sofá. Courtney escogió el asiento en medio, y Lily tomó la silla frente a ellas. Comieron en silencio durante unos minutos hasta que finalmente Naomi habló. — Entonces, ¿por qué fue la pelea? — ¿Hmm? —Lily lamió la cuchara. —La pelea. Dijiste que tuvisteis una pelea de algún tipo. —Oh, era una tontería. Se perdió otra clase de paternidad. — ¿Está tomando clases? —Naomi parecía sorprendida. —Sí. ¿Conoces al doctor Singer de la clínica? Hizo arreglos para que una enfermera de Sheridan venga una vez por semana a hablar con un grupo. Bueno, sólo eran seis clases, para empezar. Gary perdió cuatro de ellas. Estaba realmente decepcionada cuando no se presentó esta noche, siendo la última. Naomi chasqueó la lengua. — ¿Cuál es su excusa? —Se le olvidó. Algunos chicos fueron a tomar una cerveza después del trabajo… —Y por supuesto que tenía que ir con ellos. Me dijiste que no te permitías obtener un corte de pelo porque era demasiado caro. ¿Ahora él va del trabajo a Brewster? Eso está mal, Lily. —Naomi sacudió la cabeza. Courtney la miró, sorprendida. Tenía pocos amigos casados, pero ninguno de ellos se trataba de esta manera. Ellos son libres de gastar su dinero a su antojo, dentro de lo razonable, por supuesto. Se supone que es como la mayoría de las relaciones eran. — ¿Cuánto tiempo llevas casada?
—Tres años. Estábamos enamorados desde la escuela secundaria en Oregón. Gary era un jugador de fútbol, un verdadero hombre grande en el campus. —Sonrió para sus adentros, obviamente recordando las cosas de la manera que solían ser. Courtney dejó su plato sobre la mesa de café. —Si no te importa que te lo pregunte, ¿qué os trajo a Cattle Valley? Me da la sensación que la mayoría de la gente de aquí es gay. Naomi estiró sus piernas, empujando a Courtney con los dedos. —Te lo dije, no todo el mundo aquí lo es. —La mayoría de la gente. —Asintió Lily—. El hermano de Gary lo era. Se mudó aquí con su pareja hace unos años. Entonces Danny enfermó, y su chico se fue. Gary trató de convencer a su hermano para que fuera a casa, pero Danny era terco. Le gustaba estar aquí. Sabíamos que no tendría mucho tiempo de vida, así que nos mudamos aquí para estar con él. —Wow. —Courtney sacudió la cabeza con incredulidad—. Qué cosa más agradable la que hicieron. Estoy segura de que fue difícil la situación. —Gary lo tomó mal. Quiero decir, sabía que Danny iba a morir tarde o temprano. Pero ellos eran muy cercanos. Cuando sucedió, lo golpeó muy duro. — ¿Cuando...? —Courtney no podía decir la palabra. —Hace un año. —El primer aniversario de su muerte fue el más difícil, —agregó Naomi—. Fue durante los días de Rodeo. —Mucha gente estaba bebiendo, —defendió Lily a su marido. Naomi resopló. —Pero sólo Gary terminó en el estanque esa noche. Fue todo un espectáculo. Ryan y algunos de sus chicos tuvieron que arrastrar su culo a casa. —Suena como si alguien estaba siendo un culo, está bien. —Courtney entrecerró los ojos. —Por lo general no es de esa manera. —Lily se cruzó de brazos—. Gary ha sido siempre un buen amante. —Es por eso que estás aquí esta noche. —En el momento en que las palabras salieron de sus labios, Courtney lo lamentó. Lily la miró con sorpresa. —Tienes razón. Debería irme. —Lily se puso de pie—. Gracias por escucharme. Lo siento por interrumpir tu noche. —No fue ningún problema. —Naomi la acompañó hasta la puerta—. ¿Estás segura de que estás lista para ir a casa? —Oh, sí. Es probable que esté durmiendo ahora, de todos modos. Muchas gracias, Naomi.
Naomi abrazó a la mujer más joven y se fue. —Buenas noches, Lily. —Buenas noches. —Miró de nuevo a Courtney en el sofá—. Adiós. —Buenas noches. —Courtney vio a Naomi, que se aseguraba de que la otra mujer llegara a su casa de manera segura antes de cerrar la puerta. Dándose la vuelta, Naomi frunció el ceño. —Son apenas las nueve y media. Si está dormido ya, es porque esta inconsciente. — ¿Por qué no le dices eso a Lily? Naomi se acomodó en el sofá junto a ella. —Gary tiene un problema con la bebida. Lo sé, y tú lo sabes. Simplemente no lo digas en voz alta. — Se inclinó para acariciar el cuello de Courtney. — ¿Por qué no? Para una comunidad de mentalidad abierta, ¿hay que pasar de puntillas alrededor de la verdad? Echándose hacia atrás, Naomi sonrió. — ¿Acabas de decir puntillas? —Sí, lo hice. Y tú tienes una mente sucia. Naomi se acercó más, y reanudó el mordisqueo de su cuello. —Creo que amas mi mente sucia. —Me descubriste. —Courtney inclinó la cabeza para exponer más de su cuello. Naomi puso una mano en el interior de la ropa de Courtney, apretando un pezón. —Te tengo aquí también. Muy pronto me tendrás por todas partes. Courtney sabía que su conversación no había terminado, pero la presión en el pecho era muy agradable y difícil de ignorar. Si seguían hablando, sospechaba que corría el riesgo de tener una pelea. No estaba preparada para eso. Sexo. Necesitaba mucho, mucho más sexo antes de que se levantara para un combate. —Dios se siente bien. ¿Podemos volver a la habitación, por favor? —Excelente idea. —Naomi se puso de pie, levantándola de la mano—. Tal vez te guste ver mi colección de juguetes. Se dirigieron por el pasillo. — ¿Qué? —Parpadeó Courtney, sin saber que quería decir. Naomi sonrió. —Estos juguetes. —Abrió un cajón de su tocador y echó hacia atrás una cubierta suave, de terciopelo. Una fila de consoladores y vibradores estaban alineadas perfectamente. Courtney vio los diversos tamaños desde los más gruesos hasta los más pequeños, uno con dos extremos y un consolador-cinturón, y varias llaves. — ¡Oh, Dios mío! ¡Qué puta! —Estás mojada sólo con mirarlos, ¿no? —Naomi seleccionó el consolador flexible con una polla en cada extremo y lo levantó—. ¿Quieres probar esto?
— ¡Diablos, sí! —Puta, —bromeó ante su respuesta. Naomi se levantó entonces, tomó a Courtney y dejó el consolador—. Más tarde te voy a follar con mi cinturón. Por ahora, vamos a follarnos. Se siente increíble. Courtney apartó las mantas y se dejó caer sobre la cama. —Me muero de ganas de probarlo. No he tenido mucha experiencia con vibradores. Nunca con uno así. Naomi se subió a un lado de la cama. Se arrastró entre las piernas de Courtney y las separó de par en par. —Primero tengo que conseguir que estés húmeda. Sé cuál es la mejor manera de hacerlo. Courtney se echó hacia atrás cuando la boca de su amante se concentró en su clítoris. —Oh sí, hazlo. —Ya estaba mojada cuando Naomi lamió y chupó los pliegues carnosos. No pasó mucho tiempo antes de que sintiera el hormigueo del primer clímax—. Umm, sigue adelante. Estoy cerca. —Sabes deliciosa. —Naomi hundió la cara en el valle y gruñó—. Podría no tener suficiente. —Su lengua reanudó los golpeteos en el clítoris palpitante de Courtney. —Tu boca es perfecta. —Courtney dio sacudidas en contra de los sensuales labios que la devoraban. Las chispas de placer se expandían en todo su cuerpo, centrado en su núcleo—. ¡Ah, me corro! —Vamos. —Naomi mantuvo el ritmo frenético mientras Courtney se sacudió con un intenso orgasmo. Se elevó en las alturas y poco a poco volvió una vez más, la boca aún continuaba con las caricias. —Eso fue maravilloso. Naomi hundió la cara en el vientre de Courtney mientras subía por su cuerpo. —Soy un lío pegajoso. Ahora ambas lo estaremos. —Ven dame un beso. Me gusta lo pegajoso. Se dejo caer encima de Courtney con una gran sonrisa y un rostro resplandeciente. — ¿Quieres que te bese? Courtney alzó la cabeza en respuesta, capturando los labios salados en un beso feroz. Le gustaba el sabor de la vagina, su propio jugo la excitó aún más. Chupó la lengua de Naomi, recogiendo y compartiendo su esencia, todo lo que pudo. —Oh, supongo que lo haces. —Naomi acarició un pecho de Courtney cuando se besaron de nuevo. — ¿Supongo que puedo hacer lo que quiero ahora? —Courtney levantó la cara. — ¿Follarte? —Todavía no. Sólo una de nosotras está mojada. Sube a hasta aquí y siéntate en mi cara. Después de que te haga correrte, entonces podemos follarnos como conejos. —Mmm. —Naomi se sentó a horcajadas frente a Courtney en sus rodillas— ¿Qué te hace pensar que no estoy mojada? Viendo cómo has tenido tu orgasmo, tu sabor de almizcle estoy mojada como
puedes ver. —Vamos a ver eso. —Courtney separó el vello rojo rizado y zambulló, la cara, a una pulgada por encima de su coño—. Mmm, —gimió, cuando el jugo caliente fluía. —Te dije que estaba mojada. —Naomi se retorcía. Los labios apretaron contra los labios inferiores, Courtney murmuró, —No estás tan húmeda como vas a estarlo. Después de que chupe tu hermoso botón, quiero montarte con mi lengua. Vas a ir al cielo, como si estuvieras en un caballo salvaje. La mujer encima de ella se quejó, y Courtney sonrió para sí misma. Por mucho que le gustaba oír el lenguaje sucio, le gustaba mucho más hablarlo. Esto añadía un elemento más al sexo, ayudando a obtener orgasmos fabulosos. Courtney se aferró al clítoris rosa, chupándolo dentro de su boca. Cuando sintió a su amante que estaba a punto de estallar, lo soltó y lamió su coño. —Vamos, nena. Súbete en mí. Para que pueda penetrarte con mi lengua. Naomi gritó mientras su cuerpo se estremeció. Courtney se quedó con ella hasta que estuvo segura de que el punto culminante fuera completado, terminando de lamer, como un pequeño gatito devorando la zona. — ¡Hija de puta! —Finalmente murmuró Naomi. Se quitó de encima de Courtney, deslizando su coño mojado a lo largo de la suave piel—. Sabes algunos trucos, cariño. No estoy segura de haberme corrido así de delicioso antes. Una vez más, cara a cara, inclinada en la cama, Courtney sonrió y secó la barbilla húmeda. —Bésame. Quiero saborearnos. Los ojos vidriosos de Naomi se fijaron en Courtney con una emoción que sólo la podía identificar como lujuria. Sus bocas se unieron repentinamente, en un beso profundo y apasionado. Las manos vagaban por los pechos, acariciando, apretando, y sintiendo. Cuando finalmente se separaron, Courtney fue más voraz que nunca. —Ahora, —instó—. Fóllame ahora. —Sí, —coincidió Naomi, estirándose lo suficiente para alcanzar el consolador. Acercó la punta al coño de Courtney, empujando hacia adentro y hacia fuera otra vez, lentamente. —Más. —Courtney empujó sus caderas—. Estoy lista. Dame todo. Con un movimiento suave, Naomi deslizó la polla de goma hasta la empuñadura. — ¡Oh, sí! —Gritó Courtney. El consolador era fantástico. Movió sus caderas arriba y abajo, deseosa de más—. Será mejor que te des prisa y te unas a mí. Me voy a correr de nuevo, muy rápido. — ¡No sin mí! —Naomi se levantó, empalando su coño en el otro extremo del consolador. Gimió cuando su cuerpo se hundió, apenas se tocaron sus coños—. Oh Dios, oh Dios, —repitió, moliendo juntas.
— ¿No es fabuloso? —Courtney apretó los dientes—. Maldita sea, eres tan sensual. —Tú y yo juntas, nena. —Naomi tomó la cara de Courtney con una mano—. Mírame. Courtney abrió los ojos, mirando el iris verde de Naomi. —Eres hermosa. —Somos muy hermosas juntas. —Naomi empujó su cuerpo hacia abajo, y ambas gimieron—. Esto nos hace una… tú conseguiste eso, ¿no? —Lo entiendo. —Courtney nunca se había sentido tan apreciada en su vida. No podía poner el sentimiento en palabras. Naomi aun sostenía su cara en un apretón, y se volvió a besar la mano. —Quédate conmigo, —Naomi alentó—. Mira conmigo. —Voy a intentarlo. —Los ojos de Courtney desesperadamente querían cerrarse, dar marcha atrás, a punto de estallar de la cabeza, pero mantuvo el contacto visual con su sexy amante. Llegaron al clímax juntas, jadeando, gimiendo, mirando una a la otra todo el tiempo. —Hija de puta, —Naomi murmuró finalmente—. Eso fue… Courtney levantó un dedo, deslizó una lágrima del rostro radiante de Naomi. —Exactamente lo que yo temía. —Iba a decir intenso. —Lo sé. Más intenso que cualquier cosa que haya sentido alguna vez. Naomi sonrió. —Vas a tener dificultades para despedirte de mí. —A la mierda, —juró Courtney, mirando lejos. —Todo está bien. —Naomi ahuecaba la mejilla, volviendo la cara hacia ella—. No estamos hablando de eso, ¿recuerdas? —Lo sé. —Suspiró Courtney. En dos días cortos, su vida se había vuelto extremadamente complicada. Se sentía mejor de lo que nunca se había sentido, pero de alguna manera se sentía peor. —No te pongas tan seria respecto a mí, cariño. —Naomi se inclinó, presionando un beso en sus labios —. Todo está bien. —Naomi borró una lágrima de la mejilla de Courtney y sonrió.
Capítulo 5 Naomi se dirigió arrastrando los pies hacia la cocina, los ojos apenas abiertos. Si fuera una adicta a la cafeína seguramente se bebería una jarra entera en ese momento. Puso la tetera a hervir y sacó dos tazas de té. — ¿Es por ahí? —Preguntó Courtney, arrastrando los pies por el pasillo. —Sí. Haciendo el té. ¿Quieres un poco? Courtney dio la vuelta a la esquina con una bata de Naomi. —Claro, supongo. —No tengo nada de café, lo siento. Courtney hizo un gesto con la mano. —No soy una gran bebedora de café. Hay días que me ayuda a salir. Hoy podría ser uno de esos días. Naomi se rió entre dientes. — ¿Estás sugiriendo que no dormiste suficiente? —Sugerir, sí. ¿Echarte la culpa? De ninguna manera. No cambiaría un minuto si pudiera hacerlo de nuevo. —Yo tampoco. —Naomi le sonrió a Courtney—. Aunque sí creo que tenemos que hablar. —Sí, tenemos que hablar. Estoy de acuerdo con eso. ¿Habías dicho algo acerca de unos rollos de canela en esa panadería? —Va a estar lleno de gente un sábado por la mañana. Nos será difícil hablar allí, estoy segura. Creo que estaríamos a salvo mañana, ¿después de la iglesia? Hoy podríamos tratar de equilibrar las calorías con un poco de pan tostado o algo ligero. —No estoy segura que necesites preocuparte. El sexo quema muchas calorías. El sexo como lo tuvimos quema más… mucho más. —Movió las cejas. Naomi colocó dos tazas sobre la mesa, dejó caer una bolsa de té en cada una y vertió el agua caliente en ellas. — ¡Bien! Me gusta mi nuevo régimen de ejercicio. —A mi también. —Courtney corrió un dedo sobre el dorso de la mano de Naomi, y cogió su bolsa de té—. No sé acerca de la iglesia porque no soy una persona muy religiosa. —Igual que yo. Me resistí, desde que era una niña. Pero las cosas son diferentes aquí. El reverendo es un joven, enérgico gay, Casey Sharp. Me gusta escucharlo. Me hace sentir bien. —Naomi hizo un gesto a Courtney para que se sentara. — ¿Un reverendo abiertamente gay? Tengo que ver eso. ¡Esta ciudad es demasiado! —Negó con la cabeza, tomando asiento. —Es realmente genial, una vez que te acostumbras a él. Hay una sensación de libertad sabiendo que puedes caminar por la calle de la mano con cualquier persona que uno elija. No puedo asegurar si se
puede hacer esto en Chicago. —Sacó una hogaza de pan de pasas con canela—. ¿Tostadas? —Claro. —Courtney dio un sorbo a su té y se acomodó en su silla—. Mencionaste que Cattle Valley tenía una historia interesante. — ¡Oh, sí! —Naomi sostuvo su tostada untando un poco de mantequilla y se sentó en la mesa—. Sírvete. —Comieron y ella continuó—: En los años setenta, un chico llamado Josué Beauregard fue víctima de un crimen de odio en San Francisco. Su padre estaba fuera de sí, esto es algo que los padres nunca deberían vivir, por supuesto. Charles Beauregard finalmente se decidió a gastar su energía y su dinero en la construcción de una ciudad donde la gente pudiese vivir abiertamente gay y ser aceptado por lo que son. Dicen que era un multimillonario, y gastó un gran montante en el desarrollo en Cattle Valley. —Wow. Eso es increíble. Nunca he oído hablar de él, o de Josué, lo siento por decirlo. Nunca había oído hablar del Cattle Valley hasta que alguien sugirió a mi agente que podría ser una buena parada en mi viaje para el libro. Naomi tragó el último bocado de pan en su boca. —Me gustaría dar las gracias a esa persona. — ¡Yo también! —Courtney agitó sus pestañas—. Entonces, ¿qué te trajo aquí? ¿Eres de Wyoming originalmente? —No, nací y crecí en un suburbio de Los Ángeles. Era ruidoso, smog2 y demasiado cerca de la ciudad para mi gusto. Cuando me enteré de este lugar, vine de visita y me quedé. (2)N.C: Smog: (adaptación fonética del acrónimo smog, que deriva de las palabras inglesas smoke —'humo'— y fog —'niebla'—) es una forma de contaminación originada a partir de la combinación del aire con contaminantes durante un largo período de altas presiones (anticiclón), que provoca el estancamiento del aire y, por lo tanto, la permanencia de los helios en las capas más bajas de la atmósfera, debido a su mayor densidad. Produce sequedad en los ojos.
—Wow, —repitió Courtney—. ¿Todavía tienes familia en California? Naomi negó con la cabeza. En lo que a mí respecta, ya no. —Mi padre murió cuando estaba en la secundaria. Mamá falleció hace unos años. Me mudé aquí poco después de eso. —Eso requirió de mucho valor. Estoy muy impresionada, señorita Ríos. Naomi sonrió. — ¿Vamos a llevar el té y sentarnos al sofá? Todavía tenemos que hablar. —Pensé que estábamos hablando. —Courtney se puso de pie, sosteniendo su taza cuando Naomi añadió más agua caliente. —Sabes lo que quiero decir. —Naomi le dio un codazo. —Lo sé. —Courtney siguió hasta el salón donde se sentaron en los extremos opuestos del sofá, una frente a la otra. —Tú primero, —dijo Naomi.
—Bueno... —Courtney soplaba en la parte superior de su té—. Está bien. No estoy segura de que estés haciendo ningún favor a Lily por andarte por las ramas con su marido. Él, obviamente, tiene un problema real, y… Naomi parpadeó. — ¿Es esto de lo que querías hablar? Courtney se encogió de hombros. —Por supuesto. Sé que estabas un poco molesta por lo que dije anoche, pero ninguna de nosotras quería subir y poner un freno a lo que resultó ser una noche maravillosa. Naomi inhaló. Esto definitivamente no era de lo que había querido hablar. Pero desde que Courtney lo mencionó, había guardado su opinión. —Estaba un poco molesta. Pensé que eras un poco grosera con Lily, y estaba fuera de lugar. Es joven y… —Ves, ¡defendiéndola otra vez! Su marido es un imbécil de clase A, y cuanto antes lo reconozca, mejor. Si se queda con él, tendrá una vida de miseria, para ella y su hijo. La quijada de Naomi cayó. — ¿Cómo puedes decir eso? Nunca has conocido al hombre. Todo lo que sabes es lo que has oído de la noche anterior. —Lo que era un montón. Un pez gordo se graduó en la escuela secundaria y de repente se convirtió en un pequeño pez en un estanque grande. Lo he visto docenas de veces. Se siente mal por la forma en que su vida resultó y lo saca a través de su esposa e hijos. —O, posiblemente, está deprimido porque su hermano murió de SIDA. Esto pone a cualquier persona de mal humor. Courtney se rió entre dientes. —Eres tan linda. Eres un poco molesta, y yo soy un toque rudo, y ese imbécil es un mal humor. No quieres ofender a nadie, ¿verdad? Naomi sintió su rostro calentarse. —Nunca he pensado que ser descortés fuera un rasgo agradable, no. Créeme, si yo pensara que Gary estaba lastimando a Lily, sería la primera en hablar. Ella lo ama, Dios sabe por qué. Trato de vivir y dejar vivir cuanto sea posible. — ¿Qué pasa cuando eso no es posible, Naomi? No vengo de la utopía aislada de Cattle Valley. Vivo en el mundo real donde la gente es media y desagradable y cruel con los demás. Una persona tiene que aprender a salir y defenderse y a no ir por la vida como una parte de. Su comentario golpeó de cerca la cosa que Naomi estaba dispuesta a admitir. Gary podría ser un imbécil, y Courtney probablemente tenía razón acerca de él. Pero las cosas no eran tan malas como ella lo había descrito. Si lo fueran, Naomi seguramente reconocería las señales, o Lily confiaría en ella. Decidió seguir de cerca la situación. Con la fecha de nacimiento cerca, esperaba que los problemas de la pareja no aumentaran. Se puso de pie. —Me gusta estar aquí, Courtney. No, no es perfecto, y la utopía es una exageración, pero es un maldito sitio más agradable que el lugar grosero que has estado describiendo. Ahora bien, si me disculpas, creo que voy a la ducha. Podrás ayudar en la cocina. — ¡Naomi! —Courtney se puso de pie, llamándola detrás de ella.
Naomi siguió caminando, se quitó la bata y metió la mano en la cabina de ducha para encender el agua. Hablar no había ido exactamente como esperaba. Quería hablar de su relación. Evidentemente, ella y Courtney viajaban en diferentes trenes de pensamiento. De repente, se alegró de no confesar sus sentimientos románticos tan pronto. Tal vez las dos necesitaban más tiempo. Naomi entró bajo el chorro caliente y volvió la cara a la ducha.
Naomi se secó el pelo y se aplicó un toque de maquillaje. Cuando entró en el dormitorio a vestirse, se encontró con Courtney sentada en la cama. —Lo siento. —Courtney se puso en pie, dando un paso hacia ella—. Soy obstinada y a veces lo dejo salir y consigue lo mejor de mí. —No hay problema. Los escritores deberían ser obstinados. —Sacó un pantalón vaquero y una camiseta de su armario. — ¿Estás enojada conmigo? —Por supuesto que no. Aun hay un poco de agua caliente, si deseas bañarte. —Courtney se acercó más —. Actúas mal. —No lo hago. —Naomi presionó un rápido beso en los labios—. Ahora ve a la ducha, tenemos que salir y hacer algo. —Querías hablar. —Ya he terminado de hablar. —Naomi sonrió, sacudiendo la cabeza—. Estoy lista para salir de aquí. ¡Date prisa! ¡Vamos! —Le dio una nalgada a Courtney. — ¡Vale, vale! Voy a ser rápida. —Courtney se apresuró a entrar en la ducha. Naomi vagó por la cocina y limpió los platos del desayuno. Puso orden en la sala de estar, y hojeó una revista hasta que Courtney volvió a aparecer. —No sé a dónde planeas ir, pero pensé que ya que vestías pantalón vaquero... —Hizo un gesto a su pantalón de mezclilla y una blusa de color rosa. —Te ves muy bien. Voy a ser la envidia de la ciudad. —Naomi sonrió a la rubia sexy, obligando a su mente a abandonar los malos pensamientos que revolotean en él. No haría falta mucho para caminar con la mujer de vuelta al dormitorio y quitarse la ropa, una pieza a la vez. Podían pasar el día entero en la cama, hacer el amor hasta que ninguna pudiera ver con claridad. La idea era tentadora. Naomi negó con la cabeza para despejarse. — ¿Estás lista? Tengo una sorpresa para ti. —Si realmente quieres salir. —Courtney agitó sus largas pestañas seductoramente. Empujándola hacia la puerta del garaje, Naomi se rió entre dientes. —Fácilmente podría dar la vuelta
y quedarme aquí. Pero esto va a ser divertido también. Quiero mostrarte Cattle Valley. Courtney hizo un mohín. —Creo que siempre puedo esperar a esta noche. —Oh, definitivamente esta noche. Cuenta con ello. Vamos, sexy. Vamos a ver la ciudad. —La condujo hacia el garaje y a su camioneta. Subieron y se colocaron el cinturón de seguridad y, a continuación, levantó la puerta y se retiró lentamente. Naomi miró la pequeña casa de Lily y Gary. No había señales de actividad aún. Courtney siguió su mirada. — ¿Es ahí donde viven? —Sí. —Se dirigió por la calle. —Estás preocupada por ella, ¿no? —Un poco. Lo que dices de él suena verdadero. Sólo espero que las cosas no sean tan malas como sugieres. —Probablemente no lo sean. Al infierno, lo dijiste, no lo conozco. Sólo hable de más. —Miró por la ventana—. ¡Oh, qué bonito! ¿Qué es? Un bonito mirador blanco se alzaba ante ellas. —Eso es Beauregard Park. Es un lugar muy popular, especialmente en verano. Hay un par de miradores, y allí está el estanque. —Dijo, y señaló hacia el norte—. En la parte trasera está el complejo deportivo, con béisbol y canchas de fútbol. Va a ser animado el día de hoy. — ¡Toda esta zona es preciosa! Estoy sorprendida. —Courtney miró alrededor con asombro. —Estamos muy orgullosos de ello. Tal vez podamos volver más tarde y hacer un día de campo. —Por supuesto. ¿Dónde ahora? —Pensé que podría conducir alrededor de la ciudad, y dejarte saborearla. Courtney se acomodó en su asiento. —Eso suena bien. —Examinaba las calles mientras Naomi conducía, y dijo—: Todo está muy bien mantenido. No se ve como una gran cantidad de pequeños pueblos, sobre todo aquí en el oeste. —Lo que tiene esta ciudad es que podrás encontrar lo que quieras, Cattle Valley no es como otras ciudades pequeñas. —Estoy empezando a entender eso. El centro de la calle principal se extendió a unas pocas calles. Los edificios estaban limpios y ordenados. —Ahí está la panadería de Brynn y la tienda de Wynfield. Si necesitas ropa, Wyn probablemente lo tenga. —A lo mejor. Traje lo suficiente para un par de semanas, pero nunca rechazo un viaje de compras.
Puede ser que necesite una lavandería. —Tengo lavadora y secadora. —Naomi miró de reojo mientras conducía—. Deberías de traer el resto de tus cosas. No tiene mucho sentido mantener la habitación en la posada. Courtney sonrió. —Pensé que estábamos guardando las apariencias. —No sé por qué dije eso. No es como esconderlo de la gente. —Entiendo, y está bien. Tienes una vida aquí, incluso después de que me haya ido. Un nudo se sentó en los nervios del estómago de Naomi. Sabía que era verdad, pero pensar en dejar ir a Courtney era doloroso. Sólo tenía que esforzarse más para convencer a la mujer para quedarse. — Dejemos de hablar de eso. —Se dio la vuelta por un camino rural en las afueras de la ciudad—. ¿Estás lista para mi sorpresa? — ¡Sí! —Courtney se asomó por la ventana como si tratara de echar un vistazo a dónde iban. Sonriendo Naomi, llegaron a su destino y se detuvo en el largo camino. Un gran cartel anunciaba el EZ Does It rancho. —Aquí estamos. —Wow, ahora este lugar se ve bien. ¿Quién vive aquí? Naomi desvió su vehículo del camino, pero pegado antes de llegar a la casa principal. Siguió por los establos y se estacionó. —Ezra James. Es un gran oso de peluche de hombre. No dejes que su conducta te asuste, es un amor. Le gusta actuar todo duro y de mal humor. —Está bien, —Courtney dijo con incertidumbre y la siguió desde el coche. Naomi se dirigió a los establos, llamándolo, — ¿Ezra? ¿Estás aquí? Ruidos de algo arrastrándose procedían de la última cabina, y una horquilla llena de paja voló. — Regresa aquí. —No disparen, —bromeó Naomi, acercándose al hombre—. Hola, Ezra. Esta es mi amiga Courtney Cross. Es una famosa escritora de Chicago. Courtney, este es Ezra James. —Hola, —dijo Courtney en voz baja. —He estado en Chicago una vez. Era ruidoso y con mucha gente dando vueltas. —Eso describe bastante a Chicago. —Courtney sonrió—. Estoy disfrutando de mi visita al Cattle Valley. Es un mundo completamente nuevo. Él asintió con la cabeza. —Lo es. Naomi paseó a lo largo de la cuadra, deteniéndose para acariciar la nariz de uno o dos caballos. —Me
gustaría montar a Misty, por supuesto. No estoy segura de que caballo sería el mejor para Courtney. ¿Alguna vez has montado? —No. —Ella miró con incertidumbre a los animales—. Nunca he visto un caballo de cerca. —No dejes que lo sepan. —Ezra caminó dos puestos abajo—. Voy a poner a Jax colocando la silla de montar a Dolly. Es suave. Te puede llevar alrededor hasta que te sientas cómoda tomando las riendas. —No sé. —Courtney mordía su labio inferior. Naomi se acercó a ella. Espero que la decisión de venir aquí no sea una mala idea. Salir de la ciudad y volver a la naturaleza era algo que Courtney probablemente no hacía muy a menudo. Naomi descubrió que esto era relajante. Si Courtney sólo lo intentaba, también podría. —Si realmente no quieres hacer esto, no lo haremos. Sólo pensé que sería divertido. — ¿Has montado mucho? —Yo no diría que mucho. Ezra realmente me enseñó, sobre Misty. Es la única que he montado. —Se lanzaría a atacar si tratas de montar a uno de los otros, —murmuró Ezra en su voz ronca—. Tienes que mimarla. ¿Supongo que tienes una manzana en el bolsillo? —Una o dos. —Naomi le sonrió con dulzura—. Pensé que Courtney podría usar una para hacer migas con el caballo al que va a montar. —Oh, por supuesto, seguir adelante y echar a perder a Dolly también. —Negó con la cabeza mientras se alejaba—. Voy a enviar a Jax. — ¡Gracias, Ezra! —Gritó Naomi tras él. — ¿Está molesto? —Courtney parecía nerviosa. —Nah. Actúa como si no fuese quien sugirió el uso de las manzanas para hacerse amigo de un caballo. Memoria selectiva, supongo. —No quiero hacerlo enojar. Naomi la vio mirar al gran hombre marcharse y se echó a reír. —No lo está. Esa es su manera. Lo creas o no, solía ser peor. Una vez que consiguió a su cariño, se suavizó considerablemente. — ¿Tiene una novia? Debe ser totalmente ruda. Naomi tomó su brazo y apretó. —Ella es el atractivo dueño del Departamento de Wynfield, Palmer Wynfield. Todo el mundo lo llama Wyn. Es un hombre alegre, digno y tranquilo. Courtney se dio una palmada en la sien. —Debería haberlo sabido. A veces olvido dónde estoy. —No hay problema. Aquí viene Jax. ¿Quieres hacer esto? —Miró a los ojos de la mujer rubia y se mordió el labio. Si Naomi presionaba a la mujer a hacer algo incómodo para ella, sería un día fatal.
Quería que su invitada se relajara y disfrutara de la buena vida en Cattle Valley. —Claro. —Courtney asintió con la cabeza, apretando su mano sobre el brazo—. Voy a darle una oportunidad. — ¡Fantástico! —Se volvió hacia el joven que se acercarse a ellas—. Oye, Jax. Ezra dijo que Courtney podía montar a Dolly. —Nunca he montado antes, —dijo Courtney. El hombre apuesto con el pelo oscuro y ojos profundos sonrió. —Es por eso que estoy aquí. Te enseñaremos todo lo que necesitas saber. Ayudó a Courtney a ensillar a la yegua, explicando lo que hacía sobre la marcha. Naomi ensilló a Misty, un corcel Quarter Horse, y utilizó un banquillo para subirse a la espalda del animal. —Arriba y sigue. —Jax guiaba uno de los pies de Courtney en un estribo, luego empujó su trasero para ayudarle a subir en el caballo. —Fácil, no, vaquera. —Ella le miró, con evidente sorpresa en su rostro. Naomi sonrió. — ¿Estás siendo muy cariñoso con mi mujer, Jax? —Lo siento. —Levantó las manos—. No quise decir nada con eso. No lo creo, supongo. Courtney sonrió. —No me digas. Un chico guapo como tú, y nunca me diste un segundo vistazo a mi trasero. Tienes que ser gay. Sonrió y se encogió de hombros. —Eso es una suposición bastante segura alrededor de Cattle Valley. Courtney negó con la cabeza. —Todavía me estoy acostumbrando a eso. Bien, ya estoy aquí. ¿Y ahora qué? —Vamos a caminar por el corral de aquí por un rato, deja que te acostumbres a la sensación de ella entre tus piernas. Courtney contuvo una sonrisa. — ¿Cómo dices? El rostro de Jax se puso en un color rojo brillante. —Camina, Jax. —Naomi le hizo una seña—. Es inútil tratar de salir de esta. Sólo camina, mi amigo. Llevó a Courtney alrededor de la gran área cercada. Naomi y Misty caminaron al lado, observando con cuidado. Era difícil saber cómo se sentía Courtney acerca de la experiencia hasta el momento. Lo único que podía hacer era cruzar los dedos para que el caballo cooperara y Courtney se divirtiera. Después de media hora, Jax permitió a Courtney controlar las riendas, siguiendo por el camino al corral. — ¿Cómo te sientes? —Naomi finalmente le preguntó.
— ¡Bien! ¡Me gusta! —El rostro de Courtney se iluminó con entusiasmo. —Tenía la esperanza de que te gustara. —El corazón de Naomi latió enloquecido en su pecho. Estaba encantada de mostrarle a su amiga una nueva experiencia y muy contenta de que lo disfrutara—. Si estás lista, hay un camino agradable que podemos tomar, este rodea al rancho. Podemos ir más lento. —Eso suena bien. Jax abrió la puerta de la cerca, y Naomi iba liderándolos. Pasaron con los caballos a lo largo del camino, disfrutando del aire fresco y el campo. —Cada vista es aún más increíble que la anterior. —Courtney miró alrededor de la enorme extensión de tierra. —Apuesto que no tienen esta vista en Chicago. —Naomi acariciaba el pelo salvaje de Misty. —En realidad no. Los edificios altos, los rascacielos y recibimos a turistas a montones. Ezra estaba en lo cierto, no se puede caminar por una acera en Chicago, sin que empujes a la gente a la pared. — ¿Y eso te gusta? —Naomi se mordió el labio. Prefería un ambiente tranquilo como Cattle Valley. ¿Cómo podía hacer que Courtney lo prefiriese también en el escaso tiempo que iban pasar juntas? —Te acostumbras. Una persona puede acostumbrarse a cualquier cosa, me imagino. —Miró a su alrededor otra vez—. Esto es realmente hermoso. Naomi le dio un codazo a Misty para que se acercara a Dolly. —Creo que eres hermosa, Señorita Cross. Sólo en caso de que no lo haya mencionado antes. Courtney sonrió. —No lo habías dicho. Y no te he dicho lo mucho que quiero estar a solas para desnudarte. Para empezar. Un escalofrío recorrió por la espalda de Naomi. —Eres una chica mala, mala. Me gusta eso de ti. — ¿Eso significa que tenemos que irnos a casa? —Courtney enarcó las cejas hacia arriba y hacia abajo. — ¡Todavía no! Tengo algunas sorpresas más bajo la manga. —No creo que pueda superar a ésta, Naomi. Esto fue perfecto. Muchas gracias por organizarla. — Courtney dio unas palmaditas en el cuello de Dolly. —Podemos hacerlo de nuevo en algún momento. A Ezra no le importara. —Me gustaría eso. De vuelta a los establos, Naomi y Jax le mostraron a Courtney cómo preparar a los caballos después de un viaje. Era la mitad de la tarde, cuando volvieron a subir a la camioneta. —Nos perdimos el almuerzo, —dijo Naomi—. ¿Tienes hambre?
— ¿Para la comida? —Courtney señaló un dedo alto hacia el vestido de dril de algodón en el muslo de Naomi. Naomi se quejó, controlando su deseo. —Sí, por la comida. Podríamos ir a cenar. —Me siento un poco sucia después de montar el caballo. — ¿Qué tal un día de campo? Voy a conseguir algo de comida para llevar, y podemos comer en el parque. —Eso suena bien. Si no puedo convencerte para ir a casa, lo que sea. —Pronto, —Naomi prometió, su fuerza de voluntad se debilitaba. Cuanto más hablaba Courtney de ello, más quería volver a casa también. Las dos se fueron al restaurante y las dos fueron al baño de mujeres. Con un saco lleno de hamburguesas con queso y patatas fritas, se fueron al parque y encontraron un lugar apartado. Naomi extendió una manta en el suelo para sentarse. —Este ha sido un gran día. He disfrutado cada minuto de él. —Courtney cogió su comida. —Me alegro. Quería que sintieras como es la vida en Cattle Valley. —Creo que lo conseguiste. Es muy tranquilo y relajante. Pero no creo que sea de esta manera todo el tiempo. Naomi asintió con la cabeza. —Más o menos. Oh, tenemos algo inusual de vez en cuando. Como adolescentes que en ocasiones provocan disturbios los sábados por la noche. Courtney sonrió. — ¿Pueden tumbar vacas para divertirse? —Algo así. —Naomi puso los ojos en blanco—. Supongo que suena un poco aburrido, ¿no? —Mucho más tranquilo que la ciudad. Comieron en silencio durante unos minutos. Naomi finalmente dijo: —No estamos aislados. La gente va a Sheridan de noche, cuando lo desean. En ese lugar tienen muchos buenos restaurantes y una gran selección de películas. Courtney tocó la mano de Naomi. —No es necesario que defiendas tu ciudad de mí. A ti te encanta estar aquí, y eso es genial. Estoy feliz de que lo adores. Naomi recogió la última hamburguesa y levantó la vista. —Qué piensas… oh, no importa. —Recogió los envoltorios y los guardó en una bolsa. — ¿Qué pasa? —Courtney hizo lo mismo con su basura, recogiéndola en una bolsa—. Adelante. Pregúntame lo que quieras.
Estas fueron las palabras más difíciles que Naomi nunca había dicho. — ¿Aceptarías descubrir si a ti también te gusta? Los ojos de Courtney se abrieron como platos. — ¿Es por eso que hiciste todo esto hoy? ¿Estabas tratando de venderme Cattle Valley? —No exactamente. Sólo quería mostrarte lo bueno que es. —Naomi. —Courtney le tomó la mano y la apretó—. Es maravilloso. Pero mi vida está en Chicago. Amo mi apartamento. Mi agente está allí además de que son increíbles. Lo más importante son: mis padres, mi hermano con su esposa e hijos, todos viven allí. Somos una familia muy unida. Así que como verás tengo un montón de razones para ir a casa. Naomi acercó la mano de Courtney a su mejilla. —Y sólo una razón para quedarte. —Y esa única razón es bastante tentadora, eso es seguro. —Courtney pasó un brazo alrededor de ella, atrayéndola cerca. Besó la sien de Naomi—. ¿No creo que pueda convencerte de ir a vivir a la ciudad? Con un rápido movimiento de su cabeza, Naomi cubrió el rostro con el cuello de Courtney. —No estoy hecha para la ciudad. Cattle Valley va a mi ritmo. —Entonces creo que será mejor disfrutar del resto de mis vacaciones. Dos semanas no son lo suficientemente largas. Este día ha pasado volando ya. —Acarició la espalda de Naomi, acunándola. —No será fácil. —Naomi quitó una lágrima de su mejilla—. Ya estoy apegada emocionalmente. —Lo sé. Me siento de la misma manera. Pero, por favor, no debemos echar a perder nuestro tiempo juntas por preocuparnos por lo que podría o no suceder. Vamos a disfrutar de ellas, ¿de acuerdo? Mirando a los ojos de Courtney, asintió con la cabeza. —Tenía que intentarlo por lo menos. Sabes que tenía que aprovechar esa oportunidad. —Lo sé. —Courtney acomodó un mechón de pelo que caía en los ojos de Naomi—. Espero que lo intentes de nuevo antes de irme. —Una vez. Probablemente sean más. —Naomi sonrió. —Mira, ¿cómo te he llegado a conocer? —Courtney se rió entre dientes, tirando cerca a Naomi para besarla tiernamente. Naomi abrió la boca. Sus lenguas jugaban con entusiasmo, y las mujeres se dejaron caer sobre la manta. Courtney presionó su cuerpo, encima de ella, envolviendo sus piernas alrededor de una de las piernas de Naomi. Su mano se deslizó bajo la fina camiseta, tomando un pecho. Naomi se quejó, moviendo su muslo para empujar contra el centro blando de Courtney. —Te quiero, —murmuró, sobre sus labios.
—Teniendo en cuenta que es de día, tendrás que conformarte con esto ahora. A menos que quieras regresar a casa. —No puedo esperar. No hay nadie cerca. Necesito sentir tu boca sobre mí. —Naomi retiró su camisa. Courtney levantó el sujetador de un seno y sopló a través del pezón. Cuando el capullo se endureció rodeó la areola con su lengua. Causando que Naomi gimiera mientras chupaba el pezón. —Sí, —murmuró Naomi—. Es tan bueno. —Presionó la cabeza rubia más cerca de su pecho. Courtney bañaba el pezón hasta que este se apretó. Se agachó a desabrochar el pantalón de Naomi para introducir su mano. —Oh, Dios sí. —Naomi extendió sus piernas, deseosa de sentir la mano en su interior. Los dedos la acariciaron provocando que empujara la cadera para recibir más. — ¿Quieres un poco de esto? —Courtney insertó un dedo en el coño empapado—. Oh, estás mojada para mí. Agradable y húmedo. —Sacó la mano y chupó ese dedo—. Sabes tan bien. —En seguida trazó con su dedo el pezón de Naomi, Courtney reanudó chupando la teta. Su mano volvió a entrar en su interior, y dos dedos encontraron su camino a casa. — ¡Sí! —Gimió Naomi—. ¡Oh, sí, más de eso! — ¿Tres? —Courtney rozó la punta del pezón con los dientes. Añadió un tercer dedo en el canal caliente y empujó—. Mmm, me gustaría que mi boca estuviera allí. — ¿Qué te detiene? —Naomi movió sus caderas de nuevo. Estaba a punto de ser follada con los dedos y darle un maldito orgasmo. —El estar en público en plena luz del día. —Eso hace que sea más emocionante. Además, nadie nos puede ver desde la carretera. Puse la manta de manera estratégica. —Si vienen de esa dirección si podrán. —Courtney asintió con la cabeza hacia el sur—. Me gusta un poco de exhibicionismo tanto como a la chica de al lado, pero estás viviendo muy peligrosamente. Si alguien viene por ese camino, tendrá una visión clara de mí comiendo tu jugoso coño. —Deja que miren. —Naomi se apresuró a bajar su pantalón. Courtney se rió entre dientes. —No estás pensando de manera racional. De esta manera, podemos observar la gente que viene. Si mi cara estuviera enterrada entre las piernas, no me daría cuenta si un ejército pasa, y dudo que tú lo notes tampoco. —Está bien, lo que sea. —Naomi estuvo de acuerdo, desesperada por la liberación—. Con la mano entonces. Estoy tan cerca, nena. Lo necesito mucho. —Vamos, niña bonita. —Se aferró a la hinchada teta y chupó con fuerza. Su mano se precipitó dentro y fuera de la vagina, los dedos en forma de un cono.
— ¡Eso es! —Exclamó Naomi, un orgasmo delicioso se aproximó. Cabalgaba las olas de placer cuando su coño se contrajo, y los nervios en su pecho latían al ritmo. Las sensaciones eran intensas y gloriosas. Se desplomó, agotada, y Courtney la abrazó. —Eso fue hermoso. —Courtney presionó un beso en la sien de Naomi. Retirando lentamente la mano, lamió los jugos cremosos provocados por el orgasmo de Naomi en sus dedos. Naomi suspiró con placer extremo. Se lamió el labio superior, saboreando su almizcle, y sonrió mientras su amante se limpiaba la mano como un gato. —Eres hermosa. —Así que como has dicho me tienes aquí como tu esclava. Creo que ya es hora de hablar un poco menos y mucha más acción. — ¡Con mucho gusto! —Naomi se enderezó, tirando de su pantalón. Se preguntó qué cosas malas podía hacer aquí en el aire fresco a la sensual sexy delante de ella—. Para empezar, vamos a deshacernos de estos. —Tiró por complemento de los pantalones de Courtney, y lo abrió. Un vehículo del Departamento del Sheriff llegó alrededor de la curva y se detuvo. —Buenas tarde, señoras, —el comisario llamó desde su ventana. Naomi cogió la camiseta, cubriendo su pecho al descubierto. —Oye, Roy. —Susurró por lo bajo—: Es Roy Jenkins, uno de los comisarios de Ryan. —Oops. —Courtney sujetó su pantalón. Roy alzó las gafas de sol, mirándolas con frialdad. —Buen tiempo el que estamos teniendo, teniendo en cuenta que es julio. A veces, julio puede ser insoportable. —Es verdad. —Naomi doblaba su brazo para cubrir su pecho. Su camisa era delgada, el pezón era evidente bajo la delgada tela. —Pensé en dejaros saber que hay algunas familias de picnic un poco más adelante. —Asintió con la cabeza más allá de ellas—. Si los niños van a jugar y pasan corriendo por este rumbo se pueden topar con una gran sorpresa. —Sí, seguro que se sorprenderían. Bueno, gracias, Roy. Nosotras debemos partir a casa ahora. —Eso probablemente sería lo mejor. —Se quedó donde estaba, mirando como recogían sus cosas. — ¿No confía en que nos vayamos? —Murmuró Naomi. —Tal vez quiere mirar en el caso de que hagamos algo más. —Courtney le dio un guiño exagerado. —No te molestes. Es gay como el resto de ellos. —Naomi empujó su manta atrás y cerró la puerta trasera. Courtney se dio una palmada en la frente.
— ¿Por qué no puedo recordar eso? Los encantos
femeninos no llegarán muy lejos en esta ciudad, ¿verdad? —Lo haces bien conmigo. —Dio una nalgada al culo de su novia—. Vámonos a casa. —Al entrar en su vehículo, bajó la ventanilla y se despidió—. ¡Adiós, Roy! —Él respondió con otro saludó, y se fueron en direcciones diferentes. Echó un vistazo a Courtney. —Vas a tener que recordarme donde lo dejamos. —Estoy segura de que puedo manejar eso. —Courtney chupó su dedo sugestivamente. Naomi sonrió y se fue directa a casa.
Capítulo 6 Courtney no había ido a la iglesia en años. Generalmente los encontraba anticuados y prepotentes predicadores. Había algo en la iglesia de Cattle Valley que sería la excepción definitiva. La congregación parecía acogedora y menos crítica que la mayoría. Y el reverendo, ¡fuma! Courtney era lesbiana hasta la médula, pero nunca le importaba darse cuenta de un hombre de buen aspecto. Casey Sharp era una zorra total. Recordar que también era gay trajo una sonrisa a su cara. Cuando le dio la bienvenida a su comunidad desde el púlpito al final de su servicio, se sorprendió. Si Naomi quería privacidad, no había ninguna posibilidad de eso. Pero Naomi no se había inmutado cuando el reverendo les había presentado a Courtney. De hecho, Naomi parecía bastante satisfecha. —Eso me conmocionó hasta el infierno, —murmuró Courtney, cuando salieron de la iglesia. —No sabía que iba a hacerlo tan pronto. Casey es muy agradable. Quiero que lo conozcas. —Tomó su mano y Naomi fue adonde el reverendo recibía a fieles después del servicio. —Buenos días, Naomi. —Casey estrechó las manos con ellas—. Hola, Sra. Cross. Lamento haber tenido que faltar a su firma de libros de la otra noche, pero fue un placer escuchar que se alojaría en Cattle Valley por un periodo de tiempo. —Dos semanas. —Courtney asintió con la cabeza—. Parecía un lugar agradable para tomar unas pequeñas vacaciones y descansar después de mi gira de promoción. —Lo es, por cierto. —El reverendo miró a Naomi—. Confío en que le estés mostrando todas las cosas maravillosas que tenemos para ofrecer. —Estoy haciendo mi mejor esfuerzo. —Sonrió. El reverendo se rió, y luego se puso serio. —Por cierto, Naomi, ¿has visto a Lily hoy? —No. —Echó un vistazo alrededor—. ¿Estuvo aquí? —Llegó temprano, y traté de hablar con ella, pero me temo que la asusté de inmediato. — ¿Por qué diablos? —Tiene un ojo negro. Dijo que se topó con una puerta, pero eso parece poco probable. — ¡Ese hijo de puta! Por qué, voy a… — ¡No, no lo harás! —Courtney agarró el brazo de Naomi—. No vamos a enfrentar a un hombre que golpeó a su esposa embarazada. Dios sabe lo que haría en tu caso. Llama a tu amigo Ryan. Es el sheriff. Es su trabajo manejar estas situaciones. Casey negó con la cabeza. —Ryan y los chicos están fuera de la ciudad este fin de semana. Podríamos llamar a uno de los comisarios, pero no estoy seguro de que sea lo mejor. — ¡Seguramente no creerás que enviar a la diminuta Naomi allí es lo mejor! —Los ojos de Courtney
brillaron por la ira. —No soy pequeña, pero te dije que sé Taekwondo, ¿recuerdas? —Naomi estaba furiosa con Gary, pero secretamente estaba encantada de escuchar a Courtney dar la cara por ella. —La Sra. Cross está en lo correcto, por supuesto. —Casey tocó el brazo de Naomi—. No estaba sugiriendo que enfrentes a Gary. Me he enterado de que hoy sale a pescar. Lily debió descuidarse cuando hablamos al respecto. Se comprometió a ayudarla a pintar la habitación del bebé, pero luego hizo otros planes con sus amigos. Estoy seguro de que lo interrogó al respecto, y que probablemente había bebido un par de cervezas... —Es un hijo de puta, —repitió Naomi. Se volvió a Courtney—. Me advertiste que esto iba a pasar. Y no te creí. No puedo creer que estuviera tan ciega. Debí haber visto las señales. —No había forma de saberlo. Esto no es por tu culpa. —Courtney le apretó la mano. —Lily es una mujer adulta. Sé que estás tratando de protegerla, pero no es tu responsabilidad. —Bueno, lo siento, pero me siento de esa forma. Debería haberlo visto venir. Y cuidándonos entre nosotros es la forma en que hacemos las cosas aquí en Cattle Valley. —La ciudad no siempre puede ser perfecta. —Courtney liberó la mano de Naomi y cruzó los brazos sobre su pecho. Casey sonrió. —Nadie dijo que Cattle Valley sea perfecto. Tenemos nuestra cuota de problemas, de hecho hemos visto el abuso doméstico aquí antes. Creo que se puede decir que somos sólo más tolerantes que en otros lugares acerca de estilos de vida alternativos. — ¿Eso incluye golpear a la esposa? —Courtney gruñó. Sabía que no debía haberlo dicho, por el paseo que tuvo con Naomi para conocer la ciudad, pero su gente la estaba volviendo loca completamente. —Por supuesto que no. —La sonrisa del reverendo se desvaneció a un ceño fruncido—. Lo siento. Caray, no debería haber traído esto a colación. —Estoy feliz de que lo comentaras. —Naomi le tocó el brazo con suavidad—. Voy a comprobar a Lily. Gracias, reverendo. —Tengan un lindo día, señoras. —Asintió con la cabeza y se volvió hacia otro grupo de personas. —Supongo que suspenderemos los rollos de canela una vez más. —Courtney sabía que estaba haciendo pucheros y podía sonar petulante, teniendo en cuenta los problemas de Lily. —Los conseguiremos. Vamos. —Naomi condujo hacia el centro y se estacionó frente a la pequeña tienda con un letrero que Bakery Brynn3. —Cierra temprano en domingo, así que tenemos que hacerlo antes de ir con Lily. (3)Panadería.
—Claro. Naomi entró en la tienda, Courtney sobre sus talones. —Oye, Kyle. ¿Cómo estás hoy? —Estoy bien, gracias. ¿Cómo estás? —Dijo el hombre apuesto en la silla de ruedas. Courtney recordó a alguien diciéndole que estaba en una silla. También mencionaron que era un tío bueno. Correcto de nuevo. —Hola. —Hola. —Le sonrió a ella—. He oído cosas buenas de ti, Sra. Cross. Las personas están felices de tener a una autora famosa en nuestra pequeña ciudad. —He oído mucho acerca de ti, también. —Le tendió la mano para estrecharla. —Sobre todo acerca de lo guapo que es, —agregó Naomi—. Un poco acerca de los maravillosos rollos de canela. Hablando de eso, ¿llegamos a tiempo para tomar un par? —No, en absoluto. Varias personas aparecerán aquí después de los servicios, por lo que me quedo un rato más. Gill y yo iremos a la iglesia más tarde. —He escuchado acerca de Gill también. —Courtney miró alrededor—. ¿Está aquí? —Sí. —Kyle alzó la voz—. ¿Gill? ¿Ven aquí un momento? Un hombre negro fornido entró por la puerta de la parte posterior. —Hola. —Oye, Gill. —Naomi sonrió—. Courtney quería decir hola. —Mucho gusto, —Gill dijo. — ¡Oh, Dios mío! Cuando dijeron Gill, nunca hice la conexión. ¡Eres Gilling Darshawn! Gill sonrió. —El mismo. — ¡Wow! Mi hermano y mi padre seguían tu carrera futbolística. No se lo podían creer cuando te jubilaste. Van a estar tan celosos cuando les diga que te conocí. —Bueno, gracias. Esto parece que fue hace mucho tiempo. —Estoy segura de que lo es. Esta ciudad es otra cosa. Me encantaría hablar contigo en otro momento acerca de por qué decidiste establecerte aquí. Tal vez podría pedirte un autógrafo o dos para llevar a casa. —Estoy seguro de que podría arreglarse. Estoy en el garaje todos los días durante la semana. Es más adelante hacia la calle principal. —Hizo un gesto hacia el sur. Courtney asintió con la cabeza. —Te veré ahí. Eso podría ser una historia interesante. Un hombre que renuncia a la gran ciudad y se conforma con
algo completamente diferente en la pequeña ciudad de Wyoming. Pasar de las luces brillantes, ella miró a su alrededor, a esto. No estaba segura de que pudiera manejar la situación. Kyle tomó un recipiente de comida para llevar y le preguntó: — ¿Dos rollos de canela? —Naomi se mordió los labios mirando a Courtney y después a él—. ¿Podemos llevar tres? Para visitar a Lily si es que está en su casa. —Por supuesto. —Llenó la orden y ella le pagó. Naomi habló un poco más con él antes de darle las gracias. Se despidieron y las mujeres se fueron del lugar. Entraron al vehículo de Naomi y Courtney abrochó su cinturón de seguridad. —Son muy agradables. Todo el mundo aquí lo es. Te voy a dar eso. Naomi no contestó, se limitó a sonreír mientras conducía. —Me sorprendió ver a Gilling Darshawn. Nunca soñé que vivía aquí. — ¿Los jugadores de fútbol no deberían ser gay? —Nunca dije eso. Sólo dije que me sorprendió, eso es todo. Su historia me daría algunas ideas potencialmente interesantes para mis libros. Voy a tener que pensar en ello un poco más. —Se pasó una mano por el pelo—. Así que, ¿realmente necesitas hablar con Lily? —Tengo que hacerlo. Lo entiendes, ¿no? —Siempre y cuando él no esté en casa, seguro. Voy contigo. Naomi se estacionó en su garaje. —Pensé que podrías querer aprovechar este momento para volver a la posada y recoger tus cosas. — ¿Ibas en serio acerca de eso? —Courtney la miró a los ojos. —Absolutamente. —Naomi sonrió—. No quiero dormir en otro lugar que en mi cama. Pensé que había dejado eso en claro. —Lo hiciste, pero después de este asunto con Lily... Estirando una mano, Naomi apretó la muñeca de Courtney. —Esta cosa con Lily no tiene nada que ver con nosotras. Tengo que hablar con ella porque es mi amiga, y eso es lo que hacen los amigos. Aparte de eso, quiero concentrarme en ti. Me gustaría pasar tanto tiempo contigo como pueda, ¿vale? Courtney le devolvió la sonrisa. —Está bien. Pero, mi coche está en la posada. —Siguió a Naomi al interior de la casa. —Vamos a comer nuestros rollos de canela, entonces puedes acompañarme con Lily. Una vez que estés satisfecha de que Gary no está allí, puedes llevarte mi camioneta a recoger tus cosas. Y le dices a Tia que iremos a recoger tu coche después.
—Suena como un buen plan. Primero lo primero. Rollos de canela. — ¡Por fin una realidad!
Naomi no había exagerado lo bueno que eran los rollos de canela de Kyle Brynn. Courtney pensó que si viviera en Cattle Valley era seguro que aumentaría 4 kg y medio por consumir en esa deliciosa panadería. Negó con la cabeza para despejarse. Por supuesto que nunca viviría aquí. Las ilusiones de Naomi eran conseguir eso. Se aseguraría de que Lily estuviera en casa sola antes de dejar a Naomi allí. La niña tenía un maldito ojo morado y el reverendo estaba en lo cierto, no parece el resultado de un golpe con una puerta. Courtney esperaba que los rollos de canela y un poco de dulce conversación con Naomi podría ayudar a que Lily recapacitara. Liquidó su cuenta con la Tia súper-Jamaica y subió las escaleras a su cuarto por última vez. Courtney se preguntó cómo alguien podía vivir en el oeste de Estados Unidos y aún así mantener un fuerte acento. Se rió para sus adentros, imaginando a la mujer en la cama. — ¡Maldita sea, chica, caliente! Recogió las pocas cosas que había dejado en la posada y regresó con Naomi. No había nadie en casa, por lo que sacó su ordenador portátil y respondió a algunas de las decenas de correos electrónicos que le esperaban. Una idea se le ocurrió y Courtney escribió unas cuantas notas antes de apagarlo. La reunión con Gill había estimulado su imaginación. Cattle Valley era un pueblo, ¿pero podría funcionar para una novela de ficción? Si centraba su próxima novela aquí, podría quedarse más tiempo para la investigación. La idea envió un estremecimiento de emoción a su vientre. Naomi podría asustarse. Mientras que Courtney se deleitaba con la idea de ver a su amante feliz, decidió no mencionar nada hasta que sus pensamientos se establecieran. No escribía no-ficción, por lo que sus historias no podrían hablar de Gill y otros, como Tia, exactamente. Tendría que crear los personajes perfectos para su propósito y luego tendría que vender su idea a su agente. Sería una difícil batalla, pero valía la pena perseguirla. La idea le entusiasmó. Murmurando con una energía casi eléctrica, Courtney se paseaba por la sala de estar. No podía dejar de pensar en Naomi. La forma de su sedoso pelo rojo cuando estaba acostada sobre una almohada, con sus ojos mirando con el alma cuando hicieron el amor. La excitación formó un nudo en su estómago para descansar en sus entrañas, y apretó las piernas juntas. Esperaba que Naomi llegara a casa pronto. Poco tiempo después oyó la puerta abrirse y cerrarse. —Hola, —Naomi llamó al entrar en la casa. —Hola. —Courtney se asomó desde la cocina—. Así que ¿cómo te fue? Naomi se encogió de hombros. —Insiste en que se cayó. He intentado varias tácticas diferentes, pero nunca admitirá lo que Gary le hizo. Sé que él lo hizo. —Seguramente tienes razón. ¿Vas a llamar al sheriff?
— ¿Qué puede hacer él? Si Lily no confía en mí, no lo hará con cualquier otra persona. Voy a comentárselo a Ryan la próxima vez que lo vea, pero por ahora creo que sólo tenemos que mantener un ojo en las cosas. —Suena como un plan. —Courtney bostezó, extendiendo los brazos hacia el techo—. Estaba pensando en acostarme un rato. — ¿Quieres un poco de compañía? —Naomi movió las cejas hacia arriba y hacia abajo. —Ya lo creo. Me senté aquí con la esperanza de que regresaras a casa sola. Naomi sonrió, extendiendo la mano hacia Courtney y llevarla hacia su dormitorio. Caminaron por el pasillo juntas y ambas empezaron a desnudarse cuando llegaron a la habitación. —Así que has estado pensando en esto, ¿eh? —Oh, sí. Nunca he sido una persona que no obtenga lo que quiere. —Estoy totalmente de acuerdo. —Naomi miró su cuerpo con avidez—. Veo exactamente lo que quiero. —Bien. —Courtney abrió sus brazos y se abrazaron—. Sé lo que quiero también, —le susurró seductoramente en el oído de Naomi—. Quiero que me folles con tu cinturón. —Me encantaría, —coincidió Naomi—. Podría follar tu dulce coño todo el día. —Está bien que suene como... —Courtney le tomó el rostro con una mano—. Quiero decir que quiero que folles mi culo. Me lo dijiste el primer día que lo querías. —Oh Jesús. —Naomi lamió sus labios—. ¿En serio? dijiste que nunca lo habías hecho antes. —Exacto. Quiero que seas mi primera. — ¡Hot Damn! —Ella envolvió una pierna alrededor del muslo de Courtney, presionando hacia abajo con su coño—. Eso suena caliente. Pero si nunca lo has hecho analmente, va a tomar un poco de tiempo para ayudarte a prepararte. —Soy toda tuya. —Courtney acariciaba la espalda. —Perfecto, —ronroneó Naomi. Apretó su clítoris contra la pierna una vez más para después soltarla. Se frotó las manos. —Vamos a ver lo que tenemos. —Abrió su cajón de la cómoda buscando entre varios objetos y sacó un tubo blanco de algo. — ¿Qué es eso? —Algunos son de diferentes tamaños y lubricante. Esto se va a sentir bien, te lo prometo. Si no es así, házmelo saber. —Oh, lo haré. No te preocupes.
Naomi se rió entre dientes. —Acuéstate, bebé. Aquí, empuja esta almohada debajo de tu estómago. Quiero tu culo en alto. Courtney se colocó en posición. No estaba preocupada por el dolor. Ya que confiaba en Naomi tanto como jamás había confiado en alguien tan íntimamente. —Tienes un culo precioso. —Naomi acarició entre las nalgas de Courtney. —Mmm, no te detengas. Tu boca se siente tan bien. —Amaras esto. Nunca me imaginé que disfrutaría hacerlo analmente hasta que lo sugeriste. Ahora estoy loca por esto. Creo que también lo estarás. —Pasó la lengua por un sendero desde la grieta de Courtney hasta su coño ya mojado—. Oh, sí. Por lo tanto tan húmeda para mí. Courtney no se sentiría cohibida con Naomi nunca más. Estaba muy excitada, sí. Levantó su trasero descaradamente. —Sólo para ti, cariño. —Me encanta eso. Voy a comerte. Extiende tus piernas un poco, déjame entrar. —Con mucho gusto. —Courtney suspiró cuando los cálidos labios presionaron sus pliegues. De culo era una posición inusual para el sexo oral, pero no podía quejarse. La brisa a través de su trasero era fresca en comparación con la boca caliente devorando su coño. Se aferró a las almohadas de debajo y dejó a su mente flotar cuando Naomi mordisqueó y chupó su carne. Se estremeció de alegría cuando Naomi se apoderó de su coño acariciándola con su lengua. Un glorioso orgasmo se apoderó de ella. Jadeó cuando el calor fluyó invadiéndola, gimió en su disfrute. No quería que terminara. Cuando abrió los ojos, sintió algo raro. El calor se extendió a través de su parte trasera. — ¿Qué hiciste? —Mientras tenías tu orgasmo, lubrique un tapón anal y lo inserte. — ¿Cómo se siente? —Es extraño. No está mal… solo diferente. —Bueno. Ahora simplemente relájate. —Naomi tocó el extremo del tapón. Esto envió sacudidas a través del cuerpo de Courtney. —Oh, hombre. Eso se siente bien. — ¿Te gusta esto? Vamos a probar esto. Courtney sintió que retiró el tapón de su ano. Otra cosa lo remplazó, algo largo y estrecho. — ¿Qué es eso? —Un juguete anal. A ver cómo se siente. —Naomi activó un interruptor, y el consolador vibró en el culo de Courtney. — ¡Oh, Dios mío!
—Sí. Pensé que te gustaría. Voy a follar tu culo ahora. Relájate, es muy delgado. Creo que lo disfrutarás. —Sacó el consolador largo muy lentamente y luego lo introdujo igual de lento, ¿lo sientes bien? —Mmm Mmm. —Courtney enterró su rostro en la almohada. Se sentía tan bien, que se iba a correr de nuevo en un instante—. Ohhh... —gimió y se estremeció cuando un clímax más profundo la invadió. —Sí, eso es. Vamos, vamos. —Naomi continuó follando su culo con el vibrador. Finalmente Courtney no pudo aguantar más. — ¡Basta, por favor! Oh, Dios. Detente. Una risa sensual resonó en su amante. Naomi retiró el vibrador y lo colocó sobre una toalla. — ¿Cómo fue tu primera vez al ser follara por el culo? Courtney suspiró. —Ha sido perfecto. —Bien. —Naomi se inclinó sobre Courtney y habló directamente a su oído—. Al final de tus vacaciones, voy a follar tu culo con esto. —Acercó la correa con la gran polla—. Va a ser como un pequeño trozo de cielo. Courtney rodó sobre su espalda, extendiendo las piernas de Naomi para que la mujer se sentara a horcajadas. —Eres mi pedacito de cielo. Quiero ser una contigo, ahora mismo. Llegó al extremo de la cama, Naomi recogió el consolador de doble punta. — ¿Esto? —Oh, sí. Dios, sí. Pon eso en mí y móntalo, bebé. Naomi deslizó la polla de goma en el coño húmedo de Courtney y se empalmó a sí misma en el otro extremo. —Mmm, sí. Courtney gimió con placer. —Esto es bueno. Somos buenas en esto. Naomi empujó su cuerpo cerca, moliendo su clítoris contra la dura goma. —No he descubierto nada que no sea bueno en conjunto, bebé. Acéptalo, hacemos un buen equipo. Courtney se inclinó y acarició un pecho en cada mano. Se amamantó de uno, haciendo rodar el otro pezón entre el pulgar y el dedo índice provocando gemidos de placer, cambió al otro pecho y sorbió con avidez. Naomi presionó la cabeza rubia contra su pecho. —Eso es, chúpame duro. Aumentando la succión, Courtney dejó que sus dientes acariciaran el capullo hinchado. —Oh, sí. Eso es perfecto, bebé. Haces todos los movimientos correctos. —Me encantan tus pechos. —Courtney presionó los pequeños globos juntos. Naomi pasó las manos sobre la espalda desnuda de Courtney. —Me encanta todo tu cuerpo.
Se miraron un momento antes de que hablaran al mismo tiempo. —Te amo, —murmuró Courtney. —Te amo, —hizo eco Naomi, y ambas se echaron a reír—. Las grandes mentes piensan igual. — ¿Crees eso, seguramente complica las cosas? —No, no lo creo. Estoy pensando que te amo y te quiero follar, también y con frecuencia. Se rió Courtney. —Dímelo otra vez. —Se echó hacia atrás, trayendo a Naomi con ella—. Dilo una y otra vez mientras me follas. —Te amo, —le susurró Naomi, saltando arriba y abajo con fervor—. Te amo y me corro... —Sí. —Courtney arqueó su espalda y cerró los ojos. También estaba allí. El intenso calor la consumió, y explotó, agarrándose con fuerza a la mujer que amaba.
Capítulo 7 Dos semanas más tarde Naomi miró a su alrededor en la librería antes de cerrar por la noche. Le encantaba la pequeña tienda que había establecido e iba a ser difícil dejarla. Pero amaba más a Courtney. Pero dudaba que una pequeña propiedad como esta fuera a funcionar en Chicago, con todas esas grandes tiendas departamentales donde almacenaban gran cantidad aunque las ventas fueran menores. El encanto de la atención personalizada se perdería en la ciudad. Nunca se perdió en Cattle Valley, por lo menos eso creía. Creyó que extrañaría la ciudad, incluso más que Booklovers. En los últimos años hizo algunos buenos amigos y echó raíces. Por difícil que fuera dejar esto sería más doloroso decirle adiós a Courtney. Nunca podría hacer eso. —Hola. —Ryan Blackfeather se asomaba por la puerta principal—. ¿Estás lista para irte? —Más o menos. —Miró alrededor por última vez—. Es triste dejar este lugar. —No puedo creer que realmente esté pasando. ¿Se lo has dicho a Courtney? —Nop. Voy a darle una sorpresa este fin de semana. Cuando se prepare para salir, voy a dejar caer la bomba que me voy con ella. — ¿Estás segura de que es una buena idea? ¿Has pensado que tal vez no quiera que te vayas? Naomi se le quedó mirando. —No. Eso es ridículo. Me preguntó una vez si me gustaría volver a Chicago con ella, y le pregunté una vez si ella se quedaba aquí. Bueno, tal vez más de una vez. Pero ninguna de las dos se movió. Esta va a ser una gran sorpresa. —Espero que estés en lo correcto. Vamos a extrañarte un montón. —Oh, os voy a extrañar también. Dejar Cattle Valley va a ser más doloroso que cuando dejé California. Este lugar se siente como en casa. —Sabes que serás siempre bienvenida. Te traeríamos de vuelta en un santiamén. —Gracias, Ryan. —Le dio un rápido abrazo—. Pero esto no es realmente un adiós. Wyn va a tratar de vender la tienda por mí, mientras que Melissa estará a cargo. Una vez que este hecho, voy a tener que volver y limpiar mi casa para ponerla a la venta. Eso va a ser duro también. Me encanta ese pequeño lugar. —Tu casa deberá venderse pronto. Incluso con los vecinos locos. —Han estado en silencio el último par de semanas. Esperemos que Gary haya recapacitado y preparado para la llegada del bebé. Tiene que madurar, y rápido. Ryan dio un resoplido. —No aguantaré mi respiración.
—La gente puede cambiar, —insistió Naomi, frotó un dedo a lo largo de un brillante estante para libros. Él sonrió. —Eres un poco Pollyanna4. Siempre creyendo que la gente tiene un buen de corazón. (4)N.C: Pollyanna es una novela de Eleanor H. Porter publicada en el año 1913. La historia cuenta sobre una niña llamada Pollyanna, huérfana de padre y madre que es enviada a vivir con su estricta Tía Polly.
—No me gustaría vivir sintiendo lo contrario. Y me parece alentador que conozcas a un personaje de un libro clásico. —La culpa es de Nate... tuya. ¿Lista? —Sostuvo la puerta abierta, y salieron. Naomi echó el cerrojo y caminaron por la calle para dejar la bolsa en el banco, en el depósito de la noche. —Gracias por todo, Ryan. —Prométeme que pasarás por la casa a despedirte antes de irte. Lo digo en serio, ahora. —Lo haré. —Lo abrazó por última vez, de puntillas para colocar un pequeño beso en la mejilla—. Nos vemos más tarde. —Hasta más tarde, —confirmó, y se fueron en coches separados. Nerviosa, se dirigió hacia su casa. Ella y Courtney tenía planes para quedarse el fin de semana, diciendo un largo adiós antes del vuelo hacia Sheridan en la tarde del domingo. Naomi no quería arruinar ninguno de sus planes, pero tenía que encontrar el momento adecuado para darle la noticia. —Hola, —dijo mientras entraba por la puerta del garaje. —Aquí estoy, —respondió Courtney desde la sala de estar. —Hola. —Naomi sonrió a la mujer con las piernas cruzadas en el sofá delante de su ordenador—. ¿Tienes trabajo? —No mucho. Desanimada mayormente. ¿Te dije que consulte a mi agente acerca de un proyecto? Bueno, finalmente recibí respuesta, y no está interesada. —Lo siento, nena. ¿Era algo en lo que tenías gran interés? Pollyanna, educada con optimismo por parte de su padre, usa el juego de encontrar el lado bueno de cualquier situación para alegrar la vida de todos los que la rodean. —Oh, sí. Era un libro ambientado en Cattle Valley. Pensé que si escribía acerca de este lugar me tendría que quedar más tiempo para la investigación. Supongo que era una ilusión. — ¿Querías quedarte más tiempo? —Naomi tragó saliva—. ¿Has hecho algún arreglo? —No, todavía no. Como he dicho, era una ilusión. Mi agente dice que un libro ambientado en un pueblo como Cattle Valley no se vendería.
—En realidad. —Naomi suspiró con alivio. Con un montón de trabajo, había reservado el asiento de al lado de Courtney en el vuelo a Chicago. Su entrada ya no era reembolsable. La sorpresa podría haber estado en ella—. Creo que tu agente está llena de mierda. —Posiblemente. —Courtney cerró su ordenador portátil—. Así que, ¿cómo estuvo tu día? —Bueno. Mejor ahora que estoy en casa. —Estoy totalmente de acuerdo. —Courtney puso sus brazos alrededor de la cintura de Naomi—. Tengo una ensalada de cangrejo en la nevera con una botella de buen vino. Pensé que te gustaría comer un bocado, relajarte y descansar. —Suena perfecto. —Besó la deliciosa boca de su amante y se olvidó de todos los pensamientos acerca de los alimentos. Después de dos semanas, todavía quería a Courtney cada vez que la veía. De lo que se podía decir, el sentimiento era mutuo. — ¿Podemos comer más tarde? Ahora mismo sólo te quiero a ti. —Mmm, yo también. Se ayudaron a quitarse la ropa y la colocaron en el sofá. Courtney hundió la cara entre las piernas de Naomi y le acarició. — ¿Quieres ir a la habitación? —Preguntó Naomi—. Voy por el strap-on5. (5)Consolador.
—Más tarde. Esto es bueno por el momento. —Umm, —se quejó Naomi, echándose hacia atrás y ampliando sus piernas—. Eso es bueno. —Nuestro objetivo es lograr algo maravilloso, —murmuró Courtney a lengüetadas. —Quiero decir maravilloso. Celestial. Perfecto. Tu boca es perfecta. —Se retorció cuando Courtney pasó un dedo dentro de su coño mojado, luego deslizó el dedo en su ano. La presión de llenado en el culo la excitó. Se retorció con ansias contra la mano—. Me encanta cómo lo haces. —Lo aprendí todo de ti. —Courtney metió el dedo dentro y fuera cuando reanudó lamer el clítoris de Naomi—. Me encanta tu bonito coño de color rosa y lo mojada que te pones por mí. —Oh, sí. —Naomi movía las caderas cuando la dicha continuó. Su clítoris palpitaba deliciosamente y su ano se aferró a la invasión—. Mi coño te ama también. El resto de mi cuerpo está también muy entusiasmado. Courtney se rió y se lanzó a la humedad. Lamió profundamente, lamer y mordisquear los bordes. Naomi cerró los ojos, disfrutando de la sensación de saciedad. La boca de Courtney continuó atormentando su clítoris y vulva, las sensaciones tan agradables que deseaba que nunca terminarán. El dedo sondeo su culo presionando más profundo, más rápido, y el movimiento la llevó al borde del
delirio. Si sólo pudiera prolongarla. De ninguna manera en el infierno. —Me corro... —Se estremeció y se liberó. Las olas de placer la recorrieron hacia sus temblorosos genitales, y absorbió cada precioso momento. —Es tan bueno. —Courtney limpió sus jugos de los pliegues de Naomi cuando dejó de temblar. Sencillamente sacó su dedo del ano—. Eso fue intenso. Suspiró, no queriendo moverse, Naomi murmuró: —Se sentía bien. ¡Jodidamente fabuloso! Courtney se rió y se abrazaron para no caer. —Mi turno. —Naomi salió de debajo, colocándose encima de Courtney y abriendo sus piernas—. Ahora me ocupare de ti. Te voy a probar. —Por favor. —Courtney se acomodó y amplió el espacio entre sus muslos. Acariciando su vientre con una mano y rizando su pubis. —Descarada impaciente. —Naomi mordisqueó los dedos—. ¿Quieres ayudar? —Claro. Naomi tomó las manos de Courtney y las colocó sobre sus pechos. —Ahí. Aprieta las tetas mientras miro. Aprieta los pezones. Sé que te gusta eso. —Mmm. —Courtney la complació, amasando sus montículos suaves antes de tomar cada pezón. —Oh, sí. Eso se ve bien. Vamos, pellizca con fuerza para que lo sientas mejor. Courtney se retorcía en sus propias manos. —Eso es. —Naomi mantenía los ojos en los pezones color carmesí mientras hundía su lengua en el coño húmedo de Courtney. Somos tan parecidas. Disfrutaban de las mismas cosas. Compartían los mismos puntos de excitación. Ambos coños estaban tan empapados como gatitas atrapadas en un aguacero—. Bien. —Lamía la dulce crema, moviendo el clítoris con cada caricia. Courtney se retorcía debajo de ella. —Estoy cerca. —Te ves tan caliente. —Naomi sopló sobre el clítoris hinchado. Lubricando dos dedos y acarició, uno a la vez, en el culo de su amante. Al entrar y salir, adelante y atrás, prolongó el placer hasta que su amante se quedó sin aliento. — ¡Me corro! —Exclamó Courtney, estremeciéndose. — ¡Vamos! Siente como te follan mis dedos. Más tarde voy a joder este culo sexy con mi consolador grande y negro. Ahí si vas a sentir algo. Te correrás sobre mí. — ¡Cristo! —Courtney se estremeció, finalmente, volvió a caer en el sofá—. Eso se sintió jodidamente fantástico. ¿Ya sabes lo mucho que me encanta cuando me hablas de esa manera? Naomi sonrió, tirando de sus dedos, y limpiándose la barbilla. —Lo sé, cariño. Me encanta también—.
Estaba sentada en la mujer, moliendo sus coños juntos—. Y sé que te amo. Me vuelves loca, Courtney Cross. Me haces gritar. Courtney succionó la lengua de Naomi en su boca, ambas mujeres gimiendo mientras se besaban. —También te amo demasiado, guapa, —Courtney dijo cuando Naomi se recostó—. Me encanta cuando pones tus dedos en mi culo. Realmente amaré cuando coloque el consolador ahí. Naomi acomodó el pelo rubio de Courtney detrás de la oreja. — ¿Crees que estás lista? He estado extendiéndote todo este tiempo. —Dios sí. Lo quiero más que nada en el mundo. Justo como te quiero. —Presionó sus labios juntos otra vez, y volvió a hundirse en un beso largo y persistente. Naomi sabía que estaba haciendo lo correcto. Ni ella ni Courtney quería estar separadas. Ya sea que estuvieran aquí o en Chicago era de poca importancia. Cuando estaban juntas de esta manera, su mundo era apenas ellas dos.
Se limpiaron y comieron la ensalada de cangrejo de Courtney, acompañándolo con la botella de vino. Naomi no estaba acostumbrada a beber, y cada vez que despachaba una botella entera, siempre surgía el comportamiento loco y los dolores de cabeza. — ¡Vamos a jugar al strip poker6! —Courtney dijo arrastrando las palabras. (6)Juego de cartas con quitarse las prendas de la ropa.
—Podríamos, pero ya estamos desnudas. —Naomi brincaba alrededor en la sala de estar. —Entonces vamos a jugar a piedra, papel o tijeras y el ganador elije que quiere. —No voy a correr afuera desnuda. —No como eso. Otras cosas. Favores sexuales, tal vez. —Hmm, ¿como el de verdad o acción? — ¡Eso es! —Brillaron los ojos de Courtney—. ¡Vamos a jugar a verdad o acción! —Juego. —Naomi se dejó caer en la silla frente al sofá, abriendo y cerrando las piernas. —Deja eso, —Courtney cerró sus ojos—. Bueno, yo primero. ¿Verdad o acción? —Tienes que hacerme la pregunta en primer lugar. —Algunas personas juegan de esa manera. Gente valiente se arriesga. —Al diablo con eso. Pregunta.
—Está bien. Hmm... oh, ¡tengo una! ¿Alguna vez has tenido relaciones sexuales con un hombre, y te gusto? ¿Verdad o acción? —Suena como una pregunta de dos partes para mí. Eso está bien, la voy a contestar. —Naomi se sentó con una sonrisa—. Sí las tuve. La primera vez, era un estudiante de segundo año en la universidad. Era decente. Quiero decir, me gustaba ser follada. Sólo que prefiero que no sea un tío el que lo hace. Se echaron a reír. —Mi turno, —dijo Naomi. Courtney asintió con la cabeza. —Verdad o acción. ¿Te asustó la primera vez que tuviste relaciones sexuales con una mujer? —Verdad. Segura que lo estaba. Pensé que éramos unas enfermas o pervertidas o algo así. Me tomó un tiempo darme cuenta de que era normal y estaba perfectamente bien. —Hay gente que todavía no se da cuenta de eso. Courtney arrugó la cara. —No vayas allí. Pregúntame. Una pregunta que no quiera contestar y prefiera perforarme el pezón o algo así. — ¿En el pezón? —Se rió Naomi—. Ahora que lo pides, qué tal esto. Verdad o acción. ¿No te gustaría quedarte en el Cattle Valley y escribir un montón de libros de aquí? ¿Y encontrar un nuevo agente y decirle a la vieja, Nah nah nah nah nah? —Sacó la lengua señalando el punto. —Oh, —se quejó Courtney, escondiendo el rostro en sus brazos—. No es justo. Naomi la miró. — ¿Prefieres perforarte el pezón? Courtney se rió, mirando hacia arriba. —No. Prefiero quedarme aquí y hacer el amor contigo todos los días para el resto de nuestras vidas. Pero no es así de simple. Mis padres son cada vez mayores. Tengo que estar allí para ellos. Mi hermano tiene una familia, y quiero ver a sus hijos crecer. —Él está allí para tus padres, —sugirió Naomi sin mucho entusiasmo. Sabía que era un tema muerto. —Está envuelto en su vida, como debe ser. Yo tengo más tiempo… — ¿Así que no mereces tener una vida? ¿Por qué, porque eres una lesbiana y no vamos a tener hijos? ¿Es un deber cuidar de tus padres a medida que envejecen? —Por supuesto que no. —Parecía sorprendida—. Y nunca dije que no iba a tener hijos. Podría tener hijos algún día. — ¿En serio? —El corazón de Naomi se derritió. Se sentía exactamente de la misma manera. Muchas personas, lesbianas incluidas, no sentían la necesidad de esto, pero ella siempre lo quiso—. Quiero tener niños algún día también.
Una sonrisa se dibujó en el rostro de Courtney. — ¿En serio? Dios, como nos parecemos, ¿no? —Somos muy parecidas. —Naomi se arrastró en su regazo—. Es por eso que no puedo dejarte ir. Te amo, Courtney. Te amo tanto. —Presionó sus labios en un beso. —Te amo también, cariño. Muchísimo. Realmente lo creo. He estado rompiéndome la cabeza tratando de resolver esto. —Pensé en una manera. —Naomi la miró a los ojos. — ¿Qué es? —Me voy contigo. A Chicago. —No quieres vivir en Chicago. Me has dicho eso antes. Amas este lugar. Naomi habló en voz baja. —Te quiero más. Mi casa está donde quiera que estés. Vamos a construir juntas una nueva vida en la ciudad. Voy a encontrar una nueva librería o en algún lugar que me guste trabajar. Va a ser genial. La mandíbula de Courtney se abrió, el rostro con una máscara de absoluta sorpresa. — ¿Harías eso por mí? —Ya tengo mi billete de avión y el asiento de al lado. Mel va a encargarse de la tienda de libros hasta que Wyn encuentre un comprador. Ryan está de acuerdo en mantener un ojo en mi casa hasta que pueda volver y dejarla lista para venderla. Pero no me quedo aquí sin ti. Te necesito, Courtney. Necesito ser la persona que soy cuando estoy contigo. Tú me haces más feliz de lo que sido en toda mi vida. —Oh, Dios mío. Oh, Dios mío. —Courtney le dio un beso en todos los rincones de su rostro, poco a poco bajando por el cuello. — ¿Es eso un sí? —Preguntó Naomi tímidamente. De repente estaba sobria y necesitaba oír las palabras. — ¿Estás loca? Por supuesto que es un sí. ¡Te quiero! Mi familia te amará. Si no te gusta mi apartamento, vamos a encontrar un lugar que nos guste a ambas. —Miró a los ojos de Naomi—. Ya habrá tiempo para aclarar todo eso más tarde. En este momento tengo que estar contigo, cada centímetro de mí va a cubrir cada centímetro de ti, de arriba a abajo... y viceversa. Esto podría tomar un tiempo. —Tenemos toda la vida, —dijo Naomi, sosteniendo su mirada. Courtney sonrió.
Capítulo 8 Courtney se resistía a despertar al día siguiente. Su cabeza palpitaba por el vino, y su cuerpo le dolía por tener demasiado sexo. Esa parte no era tan mala. Me gusta esa parte. Volviendo la cabeza, miró a Naomi dormir en paz. Su piel de color rosa pálido en contra de las sabanas oscuras, el pelo rojo extendido por toda la funda de la almohada de flores. Se estiró y tocó un mechón sedoso de su cabello. Naomi la asombró. Courtney no podía creer que la mujer estaba dispuesta a arrancar de raíz su vida y trasladarse a Chicago, sólo para estar con ella. Eso le emocionaba, pero también hizo que se sintiera culpable. ¿Debería haber estado dispuesta a trasladarme al otro lado del país? La idea la atormentaba. Tal vez, no estaba siendo la mejor novia o persona, que debería ser. — ¿Qué estás pensando? —Susurró Naomi adormilada. —Hola. Estás despierta. Te estaba viendo dormir. —Parecías absorta en sus pensamientos. Habla. — ¿De verdad? Naomi asintió con la cabeza. —O tendrás que perforarte el pezón. Courtney sonrió. —En realidad me estaba preguntando si eres mejor persona que yo por ofrecerte a mudarte cruzando el país cuando yo no lo haría. —Eso es una tontería. Por supuesto que no lo soy. Seguramente porque estoy cachonda. Courtney se rió. —No lo sé. Desde que te conocí, he sido la chica más cachonda del planeta. Te lo juro, nunca he tenido tanto sexo en mi vida. Buen sexo. —Muy bueno, el sexo, —estuvo de acuerdo Naomi, una ligera sonrisa de sueño surgió de sus labios—. Anoche fue increíble. —Me has convertido en una puta anal. —Courtney se pasó la mano suavemente sobre el vientre—. Me corro tan duro cuando me follas por el culo. Quiero sentirlo otra vez. —Es un placer. Tengo grandes orgasmos durante el sexo anal también. Estoy dispuesta a hacerlo donde tú lo necesites. — ¿Estás bromeando? —Courtney gimió—. Mi cuerpo se siente usado y abusado. Nunca he sido tan sensible. Y sin embargo, me encuentro en busca de ese consolador grande y negro. Lo quiero dentro de mí otra vez. Naomi giró y se levantó, lamiendo uno de los pezones de Courtney en su camino al salir de la cama. —Tengo que hacer pis. Para cuando regrese te daré una buena. Me encanta. ¡Amo que te guste! — Desapareció en el cuarto de baño.
Courtney apretó los brazos con placer. La idea misma de Naomi follando su culo le había entusiasmado. Sostuvo cada uno de sus pechos y apretó, atormentando a sus sensibles pezones erectos. — ¡Ooh, empezando sin mí! Eso está bien. Me gusta mi novia cachonda. —Naomi acarició cada una de las tetas de Courtney antes de moverse de un tirón sobre ella y le dio unas palmadas en el culo. — Levántate aquí, mami. Te voy a comer hasta que grites para pedir misericordia. Con un gemido encantado, Courtney levantó las caderas, enterrando la cara en la almohada. Amaba esto. Podría pasarse toda la vida haciendo esto. Ahora que Naomi se mudaba a Chicago, era algo más que un sueño. Realmente, realmente podría. Un dedo en círculos acaricio su ano, que se arrugó con anticipación. Retrocedió con el dedo, lo que obligó a su canal a abrirse. —Más despacio, chica caliente. Déjame estirarte para que estés lista. Después, te voy a follar con la polla grande y negra. Courtney sintió el líquido saliendo de su coño, hasta la pierna. —Vas a hacer que me corra con solo hablar de ello. —Ya lo veo. —Naomi se agachó, deslizando la lengua a través de los pliegues mojados—. Maldita sea, que bien sabes. Basta de pensar, voy a probar tu dulce crema todos los días para el resto de mi vida. —Pensaba lo mismo. Vamos a llegar a hacer esto todos los días de aquí en adelante. ¿No es salvaje? —Mi puta salvaje. —Naomi mordisqueó el clítoris hinchado. Presionó más su dedo en el ano de Courtney, abriendo el anillo de dentro, y lo obligó a aceptar otro—. Mmm, eso es todo. Afloja para mí. Fácil. Courtney sintió que su apretado agujero aleteó abierto con la presión. —Sí, —se quejó—. Bueno. Así de bueno. Estoy lista para ti. Quiero que me montes con rapidez. —No tan rápido. —Naomi besó una nalga—. Nunca lo haría rápido y lastimarte. Un poco más estirado, y luego un montón se sexo delicioso. —Me estás volviendo loca. —Bueno. Te gusta que sea así. Con los dedos en su culo empujó con firmeza, y Courtney no pudo resistirse a frotar su clítoris palpitante. — ¡Las manos fuera de la mercancía! —Naomi le dio otra cachetada en el culo otra vez—. Voy a hacer las caricias, muchas gracias. — ¡Quiero más! —Se quejó Courtney. —Chica codiciosa. Muy bien, entonces. —Naomi buscó el gran cinturón, y el lubricante, justo cuando
el timbre sonó. —Ni siquiera pienses en ello, —gruñó Courtney. —Voy a pasarlo por alto. Tal vez se vayan. —Presionó la punta gruesa de la polla en el agujero de Courtney. El timbre volvió a sonar, y luego dos veces más, con insistencia. — ¡Jódeme! —Murmuró Courtney. —Ya sé, —Naomi se inclinó—. Me siento de la misma manera. —No, en serio. ¡Jódeme! ¡Ahora! ¡Estoy rogando por él! Naomi bromeó cuando la campana sonó de nuevo. —No ruegues, dulzura. Tenemos toda una vida, ¿recuerdas? Por qué no mantienes esta posición, e iré a deshacerme de quien quiera que sea. —No esperes que no me toque. Estoy a punto de explotar. —Adelante. —Se echó a reír, de pie, llegando a una túnica—. Frota y haz que se sienta mejor. Estaré de vuelta. —Grrr... —Courtney se dejó caer sobre su espalda, abriendo las piernas. Con una mano hacia su clítoris, moviendo en círculos lentos. Habría llegado con bastante facilidad, pero no sería lo mismo. Un par de pellizcos tenía los pezones erectos y listos. Presionó un poco más en el clítoris. — ¡Es hora de levantarse! —Naomi entró de nuevo en la habitación—. Lily está aquí y está de parto. — ¿Qué? —Courtney se congeló, la mano en mitad de un movimiento. —Ya me has oído. Está de parto. Nadie aparte de Gary se encuentra. Tenemos que llevarla a la clínica. —A la mierda. —Se sentó, sintiéndose de mal humor a causa de la interrupción. —Lo siento, nena. —Naomi le sonrió, añadiendo en voz baja—: Vamos a tener mucho tiempo después. Lily nos necesita ahora. —Tienes razón. ¿Puedo vestirme? —Por supuesto. Toma una ducha rápida, si quieres. Voy a hacer algunas llamadas, averiguar dónde está el doctor de la ciudad. —Gracias. —Courtney hizo su camino hacia el cuarto de baño, se metió en la ducha y el jabón corría por su cuerpo. Por un momento pensó en terminar lo que había empezado antes, pero después se sintió culpable por ser tan egoísta. Naomi estaba en lo cierto. Tenían toda la vida. Este era el gran momento de Lily, y no tenía a nadie desde que su encantador marido está en ninguna parte. Terminó rápidamente, vistiendo vaqueros y una camiseta. En el salón se encontró con Lily en el sofá,
haciendo ejercicios de respiración, y Naomi en el teléfono. — ¿Qué quieres decir, no puedes encontrar a alguno de ellos? Seguramente alguien en este pueblo sabe cómo llegar a un maldito médico. Sé que es el fin de semana, trate de decirle eso al bebé de Lily. ¿Hay alguien en la clínica? Mierda. — ¿Qué pasa? —Preguntó Courtney en voz baja. —Sólo hay una enfermera de guardia. El doctor, que se supone que debe estar allí tenía que salir para una emergencia porque la ambulancia fue a un accidente automovilístico en la carretera. — ¿Eso es todo? ¿Hay un solo médico en esta ciudad? —Exigió Courtney. —Oh, no. Tenemos tres. Pero se ha ido a un congreso médico y el otro tiene la gripe. Nosotros podemos llevar a Lily a la clínica o esperar a la ambulancia o al doctor, si está disponible. —Lo que tenemos que hacer, —asintió amablemente. Ahora que estaba arriba y fuera de la cama, podía pensar con más claridad. Lily, jadeando en el sofá, sin duda era lo primero. — ¿Qué fue eso? —Preguntó Naomi en el teléfono—. Bueno, bueno. —Se volvió a Courtney—. Zac, el paramédico, está de regreso en la ambulancia. Va a ir a ayudar al doctor de una forma o de otra, ellos estarán disponibles para ayudarnos. —Habló en el teléfono de nuevo—. Vamos a estar aquí durante algún tiempo entonces. Todavía no está demasiado incómoda. Sé que los primeros bebés tardan mucho tiempo. —No siempre, —murmuró Courtney. Naomi hizo un gesto con la mano, tratando de escuchar el teléfono. —Está bien, gracias, Pam. Sí, por favor. Si habla con uno de los doctores, que sepan lo que está pasando. Adiós. —Colgó. —Bueno, Lily, uno de los médicos estará disponible pronto. Pam le está dejando un mensaje de voz, así que sabrá que estás de parto. —Bien. —Asintió Lily—. Estoy muy bien. Como has dicho, los primeros bebés tomar un tiempo. Courtney se encogió de hombros. —No siempre, a los dos. He oído que a veces puede venir muy rápido. Me sentiría mejor si pudiera llegar a un hospital. —No hay por aquí, —le dijo Naomi —. La clínica se encarga de los partos de emergencia muy bien. Me sentiría mejor si un médico estuviera allí, sin embargo. — ¿Crees que podría ser un trabajo de parto corto? —Preguntó Lily preocupada. —Probablemente no, cariño. —Naomi alisó el cabello de la mujer hacia atrás. Se se volvió y se acercó a Courtney—. Tranquila con lo de “pasar demasiado rápido”. Necesita estar calmada. —Lo siento. ¿Puedo hacer algo? —Sí. Puedes sentarte con ella mientras me ducho. Estoy pegajosa como el infierno.
—No es mi culpa. —Courtney puso los ojos en blanco cuando se acercó a Lily. Naomi sonrió y se fue a la ducha. —Así que esto es así, ¿eh? —Courtney se sentó en el sofá. —Creo que sí. Las contracciones van y vienen. —Podría ser una falsa alarma. He oído hablar de eso. Lily asintió con la cabeza. —Eso me dijeron en la clase de maternidad. Dijeron que cambia lo que sea que uno esté haciendo. Si las contracciones continúan, es probablemente que sea real. Estaba caminando cuando comenzaron así que me senté. Todavía están llegando con regularidad. Courtney se encogió de hombros. —Me parece bastante real para mí. Es una cosa buena que esté aquí. Naomi es buena en este tipo de cosas. Sabe exactamente qué hacer. —Es una buena amiga, —coincidió Lily, luego agarró su estómago—. ¡Oh! Courtney miró el reloj. Contar las contracciones era una cosa que podía hacer. —Son las 10:30. Vamos a ver cuánto dura. Lily asintió de nuevo, respirando con dificultad. Cuando lo peor pasó, se relajó contra la almohada. — Esa fue una fuerte. — ¿Quieres tomar algo? —No, gracias. Me gustaría saber donde está Gary. — ¿Hay alguien que lo pueda saber? Podríamos llamar. —No estoy segura. Es difícil de pensar. —Sólo relájate. Como en las clases. Todo esto saldrá bien. Las lágrimas corrían por el rostro de la mujer más joven. — ¡Nunca me imaginé que sería de esta manera! Los dos queríamos a este bebé. Ahora me temo que voy a estar haciéndolo todo sola. —Oh, Lily. —Courtney miró hacia el dormitorio, Naomi venía hacia ellas. Era más madura. Courtney se sentía perdida. Dio unas palmaditas en el hombro de Lily incómoda. La mujer se echó a llorar. Antes de que Courtney se diera cuenta de lo que estaba sucediendo, Lily la abrazó, se aferraba a ella en busca de apoyo. Siguió palmeando la espalda de Lily mientras las lágrimas caían. — ¿Qué pasó? —Naomi casi gritó, corriendo hacia el sofá. —Tiene miedo. Quiere a Gary. —Courtney hizo un gesto de irritación.
Naomi asintió con la cabeza. —Vas a estar bien. —Se sentó en el borde del sofá, tirando de Lily en sus brazos. Courtney se puso de pie, aliviada. No solía tener problemas con la intimidad, pero era diferente con los extraños. Lily y su marido eran tan ajenos a ella como si se tratara de la luna. —Otra contracción, —anunció Lily, agarrando su estómago. Courtney miró el reloj. —Sólo han pasado cinco minutos. Eso es bastante rápido, ¿no? Naomi la miró. — ¿Estás segura? Asintió con la cabeza. —Tal vez tengo que llamar a la ambulancia. Podemos esperar con ella en la clínica, y por lo menos habrá una enfermera. —Estoy de acuerdo. — ¿Estás bien? —Preguntó Naomi antes de pararse. Lily asintió con la cabeza, respirando pesadamente. Naomi fue a la mesa para recuperar su teléfono. Alguien golpeó la puerta con fuerza, y saltó. —El doctor, —preguntó Courtney esperanzada. Las mujeres se miraron entre sí. — ¡Lily! ¿Estás ahí? —La voz era masculina, y arrastraba las palabras. —Puedo entender que no es el médico. —Courtney hizo una mueca. — ¡Gary está aquí! —Exclamó Lily emocionada—. Sabía que iba a volver. No dejaría que pasara por esto sola. — ¿Regresó? —Naomi la miró—. ¿Sabía que estabas a punto de dar a luz y se fue de todos modos? —Estaba asustado. —Defendió a su marido. Naomi se enfureció. — ¿También tienes miedo? ¿Qué tiene que temer él? Eres la que está pasando la sandía a través de una abertura del tamaño de una naranja. Tengo un medio para darle una idea de qué es al hombre, le demostraré como es uno en mi mente. —No lo dejes entrar. —Courtney se trasladó a su lado—. Puedo decir que ha estado bebiendo. — ¿Qué puede hacer él? —Naomi colocó una mano en el pomo de la puerta. —Por favor, déjalo entrar, —se quejó Lily. Ambas miraron a Courtney. Finalmente cedió, diciendo: —No tengo un buen presentimiento sobre esto.
—Vamos a estar bien. Él debe estar con su esposa. —Naomi desbloqueó la puerta y la abrió—. Hola, Gary. ¿Por qué estás gritando? — ¿Dónde está Lily? —Está aquí, por supuesto. Está con contracciones y no deben estar solos. —Naomi se hizo a un lado para que pudiera entrar. Courtney apreció al hombre alto. No era mal parecido, con el pelo oscuro rizado y un físico musculoso. Pero eran las diez y media de la mañana, y ya olía a alcohol. —Lily, ¿qué coño haces aquí? Vamos, levántate, vamos a casa. —Hizo un gesto de al lado. —Estoy de parto, Gary. Mis contracciones son cada cinco minutos. Naomi estaba llamando a una ambulancia. —No necesitamos una apestosa ambulancia. Ahora mueve el culo del sofá y ¡vamos! Lily movió las piernas al suelo, pero le dio otra contracción. Agarró su estómago y gimió. Courtney miró el reloj. —Todavía cada cinco minutos. Creo que deberías llamar a la ambulancia. Gary se volvió hacia ella y trató de concentrarse. — ¿Quién coño eres tú? Ella levantó la barbilla. —No soy nadie que tenga que preocuparte. Debes estar pensando en tu mujer y llevarla a la clínica. Él le dio una sonrisa asimétrica y se acercó a Courtney. —Oh, yo no lo sé. Tal vez quiera pensarlo por un rato. Vamos, nena. —Agarró uno de sus pechos y apretó. —Quita tus sucias garras de mí, —masculló con rabia—. He visto algunas cosas desagradables, pero esta es la cereza al pastel. — ¿No hay pastel? —Miró alrededor en su borrachera. Volviendo a Courtney, se burló—, no necesito la torta, cosa dulce. Eres el azúcar eso es suficiente para mí. Naomi le agarró del brazo desde atrás. —Déjala en paz, Gary. —Vete a la mierda, suéltame. —Levantó el brazo izquierdo, empujando a Naomi, quien cayó al suelo. — ¡Hijo de puta! —Courtney golpeó el pecho con ambos puños, patadas en las espinillas tan duro como pudo. Gary se rió entre dientes, agarrándola por los brazos. —Eres una luchadora. Eso está bien. Me gustan luchadoras. —Apretó la boca a la suya. Courtney amordazada, volviendo la cara. Por el rabillo del ojo vio a Naomi colocarse en pie, moviendo la cabeza para despejarse. La pelirroja decidió asumir una postura de combate, y Courtney, en los brazos de Gary, se preparó para el impacto.
Naomi gritó, balanceando la pierna, golpeando a Gary en un costado. Él gruñó con ira y soltó a Courtney, volviendo a mirar a su atacante. —Por qué perra. Voy a golpearte. —Atrévete, imbécil. Mantén tus patas alejadas de mi novia. —Levantó las manos en una posición defensiva de las artes marciales. — ¿Tu novia? ¿Quieres decir? —Miró a una y a la otra, riendo. Cuando su atención se desvió, Naomi comenzó de nuevo, dejándolo de rodillas. Él la miró, una mirada asesina en sus ojos. Antes de que se pudiera incorporar, Courtney agarró lo primero que vio, una lámpara y se la partió en la cabeza. Él gimió, derrumbándose en el suelo. — ¡Gary! —Gritó Lily, corriendo a su lado. Courtney miró con incredulidad como la mujer embarazada cayó de rodillas. Se acercó a ellas y fue con Naomi, tirando de la mujer a su sus brazos. — ¿Estás bien? Naomi se tocaba su mejilla izquierda, que trabajaba la mandíbula hacia atrás y adelante. —Creo que voy a tener un ojo morado. —Vas a necesitar que te hagan una radiografía, para asegurarnos de que nada esté roto. —Alisó el pelo rizado de color rojo, y dio un beso en la frente de Naomi—. Fue una buena lucha la que hiciste, novia. Nate estará orgulloso. —Nate, —murmuró Naomi atontada—. ¡Oh! ¡Tengo que llamar a Ryan! Para que se lleve esta escoria de aquí. —Una ambulancia también. Lily todavía necesita una ambulancia. —Oh, sí. —Llegó a su teléfono sobre la mesa y marcó un número. — ¿Pam? Naomi de nuevo. Necesitamos la ambulancia ahora. Las contracciones de Lily son más frecuentes. — ¿Naomi? —Dijo la mujer más joven. Sus pantalones estaban empapados, un charco en el suelo debajo de ella. —Jesús, rompió aguas, —dijo Naomi en el teléfono. Courtney miró el líquido. —Se ve un poco sangriento, Naomi. ¡Dile a la ambulancia que se dé prisa! Naomi se alejó de Lily y habló con firmeza en el teléfono. —Lily está en problemas, Pam. Necesitamos un médico, una ambulancia, todo lo que consigas. Y policías. Envía a Ryan también. Gary estaba fuera de control. Courtney vio la cara de Naomi. La vio fruncir el ceño y decir: — ¡No me importa si está fuera hoy! ¡Enviar a alguien más! Gary está inconsciente en mi suelo, y no quiero que se despierte solo con
nosotras. ¡Ahora date prisa! —Desconectó la llamada, lanzando el nuevo teléfono sobre la mesa. Miró a Courtney—. ¿Puedes traer algunas toallas del armario de la ropa, por favor? —Por supuesto. ¿Seguro que estás bien? —Sí. —Naomi agitó la mano, pasando al lado de Lily. Courtney corrió a por las toallas y se apresuró a regresar. Naomi no parecía estar bien, y quería seguir cerca de ella. Le entregó las toallas y miró al hombre inconsciente. Quería estrangularlo. Esperaba que la policía llegara pronto. Una sirena a lo lejos se acercaba. Llegando hasta allí, se escucharon pasos en el porche de Naomi. Un golpe seco, y luego la puerta se abrió. Courtney vio a un apuesto hombre de cabello plateado con una mirada de preocupación en su cara. — ¡Lily! ¿Estás bien? —Hola, doctor. Estoy bien, pero he roto aguas. Creen que hay un poco de sangre. Miró el líquido y asintió con la cabeza. —Un tinte de sangre es normal. Zac viene detrás de mí con la ambulancia. Una vez que estés en la clínica, vamos a revisarte. —Miró los restos de la lámpara y luego se inclinó hacia abajo para tomar el pulso de Gary en su cuello. Courtney se acercó. — ¿Este es el médico? —Sí. —Naomi asintió con la cabeza—. Doctor Browning. Gary gimió y se agitó. —Estás bien, ¿grandote? —Preguntó el médico. Se sentó. —A la mierda. Me duele la cabeza. ¿Qué pasó? Courtney lo miró con disgusto luego de vuelta al doctor. —Me gustaría que revise el rostro de Naomi también. Gary le dio un golpe que la envío al suelo. — ¿Qué? —El Doctor Browning frunció el ceño, dio la vuelta alrededor de Gary para llegar a Naomi —. Déjame ver. ¿Perdiste el conocimiento? —Palpó los huesos de la cara cuidadosamente con ambas manos. —No. Estoy bien, doctor. Cuide de Lily. —Así lo haremos. Y vamos a cuidar de ti y de ella. ¿Has llamado a Ryan? —Pam dijo que salió. Pero estará enviando a alguien. Miró a Gary, quien se sentó frotándose la cabeza. — ¿Que le pasó a él? Courtney frunció el ceño. —A juzgar por el olor, debió de ser como unas doce latas de cerveza. —Cristo. —El Dr. Browning negó con la cabeza.
La puerta principal se abrió de nuevo, y entraron dos paramédicos con una camilla. —Genial. Vamos a llevar a Lily a la clínica. —El doctor supervisó cuando la cargaron. Se volvió a Courtney—. Cuando termines aquí, ¿Vas a ir a visitar a Lily? Me gustaría tomarte una radiografía, por si acaso. Asintió con la cabeza. —Sí, lo haré. — ¿Vienes conmigo? —Lily llamó a Naomi, cuando ellos la giraron. —Voy a estar allí. Dame unos minutos, pero voy a estar allí, cariño. —Gracias. —Ella se relajó, y se la llevaron a la ambulancia. — ¿Qué diablos? —Ryan gruñó a través de la puerta principal, en torno al médico—. ¿Está Lily bien? —Sí, está de parto. —El médico indicó a la sala de estar—. Tú paciente se encuentra ahí. Ha estado bebiendo, así que si todo está bien para ti, voy a dejar que te lo lleves. Tan pronto como me sea posible, pasaré por la cárcel ha revisarlo. —Está bien. —Ryan entró, vio a Gary sentado en el suelo, murmurando para sí mismo. Otro hombre con el pelo largo había estado apoyado hacia atrás hasta que los paramédicos se fueron. Dio un paso por detrás de Ryan. Courtney lo miró, estaba cubierto con un equipo de natación. —Él es Río, otro compañero de Ryan, —le dijo Naomi. —Oye, —dijo el hombre alto—. Tú eres la autora. Y esto sería Gary Martin, el vecino en estado de ebriedad. —Repito, —dijo Ryan con irritación—. ¿Qué carajo está pasando aquí? —Pensé que estaban fuera hoy. —Naomi se tocó la mejilla magullada. Ryan hizo una seña a su camisa hawaiana y traje de baño. — ¿Me veo cómo que estoy trabajando? Oí la llamada a través de la radio, y estábamos cerca. —Disculpa las molestias, —respondió ella. Él le disparó otra mirada irritada y Courtney dio un paso. —En pocas palabras, Lily se puso de parto, y Gary lo tomó como una señal para ir a tomar unas cervezas. Ella vino aquí. Hemos estado cronometrando las contracciones. Gary apareció, borracho como una cuba maloliente, maldiciendo y pateando en mí. ¿Puedes creerte eso? Justo en frente de su esposa embarazada. Ryan asintió con la cabeza. —Lo creo. —Claro que sí, —coincidió Río. —De todos modos, Naomi agarró su brazo y él la golpeó mandándola por la habitación.
— ¡Ese hijo de puta estúpido! —Ryan se apresuró, pasando junto a Naomi. —Déjame ver. —No lo toques. —Sollozó—. Me duele. —Personalmente creo que es delirante. —Courtney se cruzó de brazos—. Quiero llevarla a la clínica para una radiografía. Un comisario apareció en la puerta. Courtney lo reconoció del estanque, el día que ella y Naomi se pusieron un poco demasiado amistosas. — ¿Boss? —Dijo. —Roy, bueno. —Ryan dio un golpe a Gary con la punta de su sandalia—. Saca a esta mierda y llévalo a la comisaría y enciérralo. Luego, ve a la clínica y toma nota de la declaración de Naomi. ¿Supongo que quieres presentar cargos? —La miró. —No sé... —Ella se sostuvo la cabeza—. Estoy un poco confusa. —Sí lo hacemos. —Dijo Courtney con firmeza—. Por supuesto, queremos presentar cargos. Ryan miró de una mujer a la otra. —Sabes que eso significa que deben estar aquí para presentarse en la corte. —Lo sé. —Asintió con la cabeza Courtney—.Vamos a estar aquí. Naomi la miró, parecía aturdida. Río cogió una toalla y secó el charco en el suelo cuando Roy y Ryan esposaron a un sonriente Gary y lo arrastraron fuera. —Gracias, —murmuró Naomi. —No hay problema, —respondió Río—. Siento que esto sucediera. Espero que todo esté bien. Courtney puso su brazo alrededor de su novia. —Estará bien. Voy a cuidar de ella. Ah, y dile a tu amigo Nate, que Naomi lo hizo bien peleando. Le lanzó un par de patadas perfectamente ejecutadas, golpeando a ese idiota y dejándolo de rodillas. —Luego Courtney le pegó con una lámpara. —Naomi se rió entre dientes. Río sonrió. —Buen trabajo, damas. Se lo diré a Nate. Va a estar muy orgulloso. Se fue, y Courtney observó el coche de la policía y la SUV de Ryan marcharse. — ¿Estás lista para irnos? — ¿A dónde vamos? —Parpadeó Naomi.
—Para la clínica, cariño. Lily va a tener su bebé, y estarás sacándote una radiografía. —Está bien. —Dejó a Courtney su lugar en la camioneta en el garaje y se abrochó el cinturón en el asiento delantero. Courtney condujo rápidamente, recordando que el edificio médico estaba en el centro cerca de la librería. Aparcó y ayudó a Naomi en todo. — ¡Gracias a Dios que estás aquí! —Exclamó una enfermera—. Lily está cerca. Ha estado preguntando por ti. —Naomi tiene que ser examinada, —insistió Courtney. —Eso puede esperar. —Naomi hizo un gesto con la mano—. Voy con Lily. ¿Quieres entrar? —En realidad no. ¿Te importa si me quedo aquí? —Echó un vistazo alrededor de la sala de espera. Se veía cómoda, con un montón de revistas. —Por supuesto. Nos vemos pronto. —Naomi presionó un rápido beso en los labios de Courtney, y la enfermera la guió a la parte de atrás. Courtney obtuvo un vaso de agua y luego se sentó en una silla blanda. Hojeó una revista antes de decidir que no podía concentrarme en nada. El día había empezado de una manera intensa y ahora era aún más intenso de una manera completamente diferente. ¡Qué suplicio! Para unas supuestas «vacaciones», el viaje a Cattle Valley había sido agitado. Estaría encantada de volver a casa. ¿O lo haré? La cabeza de Courtney giraba, y eso que no le habían golpeado. Se preguntó cómo estaría Naomi en la sala de partos. Realmente quería estar con ella, pero sabía que Lily la necesitaba ahora. Tan pronto como el bebé naciera, Courtney se envolvería alrededor de Naomi para nunca dejarla ir. Se recostó en el cómodo sillón y cerró los ojos.
—Hola, bella durmiente. —Naomi apoyó una mano sobre su brazo—. ¿Estás despierta? Courtney comenzó a incorporarse rápidamente. — ¿Qué hora es? —Casi las 17:00 El bebé está aquí y es perfecto. Él y Lily están descansando. — ¿En serio? —Sonrió Courtney—. ¿Él está bien? Estaba preocupada por él. —El pequeño Danny está haciéndolo muy bien. Tres kilos, 350 gramos, cincuenta centímetros de largo. — ¿Es eso bueno? Me temo que no sé mucho acerca de bebés.
Naomi sonrió, abrazándola. —Eso es algo que tendrás que descubrirlo. Courtney sonrió de nuevo. —Tal vez. Así que, ¿cómo estás? —Me tomaron una radiografía e hicieron un par de pruebas. Estoy segura de que estoy bien. — ¿Es eso lo que dijo el doctor? —No exactamente. Dijo que iba a estar fuera para verme en un minuto. Pero sólo quiero ir a casa. ¿Me llevas, por favor? —Por supuesto. Tan pronto como el médico diga que estás bien. — ¡Ooh! —Murmuró en un gemido frustrado y se dejó caer en la silla a su lado. —Aquí está. —Courtney vio acercarse el médico de cabellos plateados hacia la sala de espera. —Naomi, tienes una conmoción cerebral. Me gustaría que te quedes durante la noche, sólo para estar seguro. Ella sacudió la cabeza. —Honestamente, estoy bien. — ¿Es algo grave, doctor? —Preguntó Courtney. —Probablemente no sea nada. Sólo tenemos que despertarla un par de veces durante la noche, asegurarnos de que está bien. — ¿Puedo hacerlo? Si la llevo a casa, ¿quiero decir? —No veo por qué no. Es probable que descanse más en su casa que aquí. Voy a conseguir algunos medicamentos para el dolor y algunas instrucciones para el cuidado antes de que se vayan. —Perfecto. —Courtney le sonrió, y él se marchó. —Gracias. —Naomi puso su cabeza sobre el hombro de Courtney. —Cuando quieras, nena. Te amo. —Volvió la cabeza, y le dio un beso en la frente de Naomi. —Te amo también. —Naomi suspiró y cerró los ojos.
Capítulo 9 La cabeza de Naomi le latía con fuerza cuando abrió los ojos. Estaba en su propia cama, pero no recordaba cómo había llegado allí. — ¿Courtney? —trató de incorporarse, pero le dolía demasiado. — ¡Hey! Estás despierta. ¿Cómo te sientes? —Como si hubiera sido atropellada por un camión. —Tengo algo para eso. El doctor dijo que podría tomar más analgésicos en cualquier momento después de las once. — ¿Qué hora es? —Medianoche. —Courtney le dio dos pastillas, entregándolas con un vaso de agua a Naomi. — ¿En serio? —tragó y luego miró a su alrededor. Afuera estaba oscuro—. ¿Cuánto tiempo he estado dormida? —Bueno, nos fuimos de la clínica a las cinco. Has estado durmiendo de vez en cuando desde que llegamos a casa. Te he despertado varias veces para asegurarme de que estabas bien. — ¿En serio? No me acuerdo. Courtney sonrió. —Tuviste un golpe desagradable en la cabeza. Dormiste bastante bien a pesar de las llamadas telefónicas también. — ¿Quién llamó? —Hice una lista, espera. —Salió de la habitación y volvió en seguida—. Podría ser más fácil preguntar quién no ha llamado. Melissa llamó desde la tienda de libros y dijo que si necesitabas algo, no dudes en preguntar. Palmer Wynfield llamó y me dijo que él y Ezra te desean lo mejor. Un hombre llamado Hal llamó por teléfono, dijo que te dijera que él y Casey estarían orando por ti. Eso sería el reverendo Casey, ¿supongo? Naomi asintió con la cabeza. —Hay más nombres en la lista. Pam, Tia, Jeremy, Isaac, Gill, como he dicho, un montón de llamadas. Naomi sonrió. Su cabeza aún le dolía, pero su estómago se sentía caliente y loco cuando se enteró de que todos habían llamado por teléfono. —Ah, y Nate trajo un poco de sopa y rollos de canela de la panadería. Dijo que si Kyle preguntaba, te han gustado los éclairs hechos por él. ¿Supongo que sabes lo que eso significa? Naomi rio por lo bajo. —Nate ama los éclairs de Kyle. Me imagino que los éclairs no eran para nosotras. Courtney sonrió. —Lo entiendo. Él es bueno. Realmente tienes grandes amigos aquí, nena.
—Claro que sí. Los voy a extrañar. —Tenemos que hablar de eso. Pero después, cuando te sientas mejor. Ahora debes descansar. —Me siento muy bien descansada, y las pastillas están trabajando en mi cabeza muy bien. Siéntate y hablemos. — ¿Está segura? —Courtney se deslizó en la cama junto a ella—. ¿Cómo es eso? —Más cerca. —Naomi le dio unas palmaditas en el muslo—. Más. Courtney se movió hasta que sus piernas se tocaron. —Eso está mejor. En primer lugar, tengo que decirte que lo siento mucho, Courtney. Tenías razón acerca de Gary Martin, y yo estaba equivocada. Si te hubiera escuchado, nada de esto habría sucedido. —No lo sabremos. Estaba borracho, y es difícil decir qué hubiera pasado si no lo hubieras dejado entrar, podría haber roto una ventana o, peor aún, en su ira. —Supongo que sí. Me siento mal por arrastrarte en este lío. —Estoy bien. Tú eres quien recibió el golpe. —Gracias a Dios que estás bien. —Naomi alcanzó su mano y le besó la parte de atrás—. Gracias a Dios, Lily y el bebé están bien. —Todos lo estamos. Tú también lo estarás en unos pocos días, y Gary en la cárcel donde pertenece. — ¿Qué pasa con nuestro vuelo a Chicago mañana? —Ya he cambiado los billetes. Tuve que rebuscar en tu bolso tu tarjeta de crédito. Lo siento por eso. Pero cambie el vuelo de regreso a una semana. — ¿En serio? —Naomi estaba sorprendida y contenta—. Muchas gracias. —Es un placer. Te quiero en tu mejor forma cuando te reúna con mis padres. Pero antes de hablar de eso, tengo una pregunta. Es algo grande. ¿Lista? Sonrió Naomi. —Es otro ¿verdad o acción? —Más o menos. Me gustaría verdad. Creo que necesito saberlo. —Saber que, ¿Courtney? Courtney miró hacia abajo, frotando el dedo pulgar sobre la mano de Naomi. —No me has dicho nada acerca de tu familia o tu pasado en California. Siento que hay algo allí. ¿Estoy equivocada? —Levantó la vista, y la miró a los ojos. —No, no estás equivocada. Algo me pasó en California. No podía escapar lo suficientemente rápido.
Courtney respiró hondo y exhaló. —No estoy segura de que quiera escuchar esto, pero tengo que hacerlo. Por favor, dime. —Lo que dije acerca de mis padres era verdad. Mi padre murió hace ya bastante tiempo, y mi madre murió pocos años atrás. No mencioné que tengo un hermano. David. Es dos años mayor. — ¿Erais cercanos? —Nosotros solíamos serlo. Después de que mamá muriera, éramos muy cercanos. De hecho salí con su mejor amigo. —Salieron, ¿era este un chico o una chica? —Su nombre era Hank. Y antes de decir nada, sé que debería haber dicho que era un practicante bisexual en California. Tratando de averiguar lo que quería y todo eso. —Ya veo. Te pregunté si alguna vez habías dormido con un hombre. Nunca te pregunté si lo hacías con regularidad. Naomi sonrió. —Lo hice. —Wow. — ¿Nunca has estado con un chico? Courtney negó con la cabeza. —Nop. Sabía lo que era, lo que quería, casi desde el primer día. —Afortunada. —Naomi apretó la mano—. Bueno, como he dicho, Hank y David eran amigos. Ambos bebían y fumaban hierba demasiado. Al principio, creo que David quería saber cómo me trataba Hank. Al final lo sabía y nunca hizo nada. — ¿Cómo te trataba? —Preguntó con inquietud Courtney. —Al igual que Gary trata a Lily, peor solamente. Me daba una paliza con regularidad. La noche en que perdí un diente, lo dejé. — ¿Te saltó un diente? ¡Oh, Dios mío, Naomi! —Courtney la atrajo hacia sí—. Lo siento mucho. No puedo imaginar en una vida atravesar por eso. —Fue difícil. —Se secó los ojos. —Puedo preguntar, y por favor no te lo tomes a mal, pero ¿por qué te quedaste? ¿Por qué no te fuiste antes? —No tenía adónde ir. Hank me hizo sentir como que no valía nada, como que nadie me llevaría, como si él me estuviese haciendo un favor por quedarse. —Ese hijo de puta. ¿Cómo es que te alejaste de él?
—Él y David estaban borrachos una noche, nada nuevo, pero empezaron a hablar de mí. A David se le escapó que yo había salido con mujeres, y Hank, bueno, golpeó el techo. Era tan homofóbico como una persona podía ser, hacia los hombres o las mujeres, y dijo que la idea le ponía enfermo. Vació su mierda en mí, hasta que finalmente se desmayó, y me fui. Pasé unas cuantas noches en el hospital, luego un poco más en un hotel hasta que decidí venir aquí. Ahí fue cuando me mudé a Cattle Valley. — ¿No presentantes cargos contra él? Sin duda, tu hermano… —Mi hermano temía a la policía ya que podrían descubrir su escondite secreto de drogas. Nunca hizo algo para ayudarme. Le pedí que testificara, y se negó. No hemos hablado desde entonces. —Eso me pone enferma. Fuiste víctima de la violencia doméstica y un delito de odio. ¿Qué pasó con Hank? —Resultó ser mi palabra contra la suya, pero desde que estaba en el hospital, el juez se apiadó de mí. Hank fue condenado a dieciocho meses. He oído que cumplió tres antes de ser liberado. —Oh, Dios mío. —Courtney se agarró la cabeza. Poco a poco miró a los ojos de Naomi—. ¿Ha intentado ponerse en contacto? ¿Sabe que estás aquí? —No lo sé. No se ha presentado. De hecho, me enteré de que se casó hace un tiempo. Ryan cree que el hijo de puta ha cambiado. En cualquier caso, no me ha molestado desde hace años. — ¿Confiaste en Ryan? —Sí. No era la aplicación de la ley más grande en Cattle Valley antes de que él fuera contratado. Nunca me sentí lo suficientemente bien con nadie como con ellos antes. De inmediato supe que podía confiar en Ryan. Cuando Nate le siguió aquí, nos llevamos bien también. Él fue el que sugirió las lecciones de Taekwondo. —Un movimiento fortuito. —Courtney sonrió—. Gracias por decírmelo. Sé que no fue fácil. —Tenías razón, debes saber eso. Si vamos a estar juntas, creo que existe la posibilidad de que te este poniendo en peligro. Courtney besó la mano de Naomi otra vez. —Oh, vamos a estar juntas. Se va a necesitar más que un ogro llamado Hank para que me aleje de ti. —Me siento tan estúpida, no reconocí los signos en Gary. No sé si sólo traté de poner a California detrás de mí, o qué. —Es probable que no quisieras ver ese tipo de violencia aquí en el Cattle Valley. Naomi asintió con la cabeza. —Es mucho más fácil no pensar en ello. No debería haber hecho eso. Nunca me lo perdonaría si algo te pasa debido a mi pasado. Y lo siento, te mentí sobre mi familia. Pero en lo que a mí respecta, no tengo una. —Ahora sí. Mi familia te va a amar. Me han molestado durante años para encontrar una buena chica y establecerme. Mi hermano y su esposa son muy buenos. Tienen tres hijos que piensan que soy una tía
guay. Van a estar encima de ti. —Eso suena bien. —sonrió Naomi—. Creo que vamos a tener tiempo para llegar a conocernos mejor. —En realidad, no mucho. Me imagino que una semana en Chicago sería el tiempo suficiente para recoger mis cosas. Por supuesto que vamos a tener que conducir de vuelta de Chicago a Cattle Valley para que pueda tener mi coche aquí. Estoy harta de alquilar. Naomi parpadeó. — ¿De qué estás hablando? Courtney le apretó la mano. —No me interrumpas ahora, sólo escucha. He estado teniendo un montón de ideas estas últimas horas. Mencionaste algo anoche sobre la persona que eres cuando estás conmigo. Empecé a pensar en eso. Soy una persona diferente contigo también. Pero no he querido exactamente todo lo que esa persona ha hecho. —No entiendo. —Se ofreció a renunciar a su vida aquí, una vida que ama, y mudarse al otro lado del país conmigo. Eso fue un infierno de oferta. —Lo dije en serio. Voy a hacerlo. Quieres decir que significas para mí más que cualquier otra cosa, Courtney. Ella apretó las dos manos de Naomi con fuerza. —Me encanta que estés dispuesta a hacer eso. Odiaba que yo no. Cuanto más lo pensaba, más me di cuenta de eso. —Pero tienes una familia. Yo no tengo a nadie. — ¿En serio? Después de lo ocurrido hoy, y ¿llamaron todos? ¿Estás a punto de decir con honestidad que no tienes a nadie? Naomi sonrió. —Supongo que tal vez tenga. —Yo diría que sí. Tienes algo grande aquí. Y quiero ser parte de eso, nena. Quiero que compartas lo que tienes. He utilizado mi familia como excusa, pero en realidad, mis padres se tienen a ellos mismos. Ellos le darán la bienvenida al tener la oportunidad de viajar y visitarnos. Mi hermano y su familia estarán bien. Podemos verlos en los días festivos, tal vez los invitamos aquí para las vacaciones de verano. — ¿En serio? ¿Lo dices en serio? —Naomi sintió un cálido rubor invadiéndola. —Por supuesto. ¿Y sabes qué más? Voy a decirle a mi agente que se vaya al infierno y escribiré todos los libros que desee acerca del Cattle Valley. — ¡Sii! —Aplaudió Naomi. Courtney la miró seriamente. — ¿Pero sabes qué significa? Naomi sacudió la cabeza.
—Cuando vi a Lily y Danny por tan sólo un minuto antes de salir de la clínica hoy, se veía tan tranquila. Me di cuenta, que cuando tengamos hijos, quiero que nazcan aquí. Quiero que ellos crezcan en Cattle Valley, no en el mundo mezquino y cruel que conocemos. Naomi sentía las lágrimas que corrían por su rostro, pero no le importaba. Agarró a Courtney y la besó con pasión en la boca. Courtney le devolvió el beso y luego se apartó, riéndose entre dientes. —Salado. —No se trata sólo de mí. —Naomi limpió las lágrimas que corrían por las mejillas de Courtney también. —Te amo, Naomi. Nunca he querido a nadie más. Quiero pasar el resto de mi vida contigo. — ¿De verdad? —Lágrimas de Naomi cayeron con más fuerza. —Verdad. —Me emociona escucharlo. Te amo también, Courtney. De inmediato supe que eras el más grande amor de mi vida. No podría ser más feliz. Courtney se inclinó, mordisqueando el cuello de Naomi. —Oh, yo apuesto que podrías. Dame una hora. Voy a tomarte lento debido a la conmoción cerebral. Naomi se retorcía cuando el calor la hizo vibrar. —No deberías. —A lo mejor. —Courtney se enderezó y le sonrió. Sonriendo, Naomi se quitó la blusa del pijama y la tiró a un lado. —Te desafío.
Fin
Jenna Byrnes
Jenna Byrnes podría utilizar más espacio en el armario y más horas en un día. Podría llenar la cocina con las compras de artefactos del marido, apagar el televisor y dejar que cocine para ella a sus anchas. Podría pasar como la brisa a través de los días, añadir horas de sueño, y más tiempo para escribir romance caliente y erótico, le encanta leer. Jenna piensa que todo el mundo merece un final feliz, y le encanta ofrecer a la mayor cantidad de gente posible a las personajes gays, lesbianas y heterosexuales. Su frase favorita, desde una valla publicitaria pro-gay, es "Ten cuidado con a quien odias. Puede ser alguien a quien amas". Para conocer las últimas noticias, visite el sitio Web de Jenna en http://www.jennabyrnes.com/
Coordinación del proyecto: Cinty Traducción: Joseline Corrección: Laura Edición, Diseño y formato: Pandora Limpieza de Portada: Clau
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