01 - Tall, Tatted and Tempting - Tammy Falkner

August 22, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Créditos Moderadora: 

Nayelii Traductoras

Correctoras

Nelly Vanessa Nayelii Axcia ChiviSil

Carosole gissyk cereziito24 mayelie Pachi15 Malu_12 xx.MaJo.xx

Lililaamour Likeyp Pachi15 Shari Bo Vettina rawrr Agus901 Mokona Rihano Malu_12 Kuami Boom Cereziito24 Niki26 

Recopilación  JesMN  Revisión Final

Nanis Diseño

 Jane

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Sinopsis

 

Ella está cerrada a cal y canto. Pero él podría ser la llave. Logan Reed es alto, tatuado y tentador. Kit es una mujer con un buen gancho de derecha y un secreto. Kit quiere un tatuaje, pero Logan ve más de lo que ella tiene intención de compartir en el dibujo del tatuaje que quiere. La ve en formas que nadie más ha hecho. Logan no es discapacitado; pero no ha hablado en ocho años. No tiene necesidad de hacerlo. Hasta que conoce a Kit. Logan no sabe todo acerca de Kit. Kit no sabe nada acerca de sí misma, hasta que tiene que sacrificar todo lo que siempre quiso para salvar lo más importante para él.

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Logan o sé su nombre, pero luce familiar para mí. Ella tiene un conjunto ajustado, una falda corta que me hace imaginar las curvas debajo de su pequeño regordete trasero. Esa falda está hecha para llamar la atención, y tiene toda la mía. Estoy tan duro que no puedo levantarme detrás de la mesa donde estoy dibujando un tatuaje para un cliente en papel. Bajo mi mano y ajusto mi pene, la raspadura metálica de la cremallera ni siquiera está cerca de calmar mi furiosa erección. No debería haber salido sin ropa interior hoy. Espero que Paul haga algo de lavandería esta mañana.

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Sus pezones están duros debajo de la playera que está usando, y baja su manga para mostrarme algo. Pero no puedo sacar mis ojos de sus tetas lo suficiente para mirarlas. Sacude su muñeca hacia mi cara, y tengo que alejar mis ojos.  Mierda.  Me atrapó. Le diría que soy un chico, que no puedo evitarlo. O al menos lo haría si pudiera hablar. Veo su boca moverse por el rabillo de mi ojo. Me está hablando. O al menos me está gesticulando algo. Nadie realmente me ha hablado desde que no puedo oír. No he escuchado ni una palabra desde que tenía trece años. Me está hablando otra vez. Cuando no respondo, mira a mi hermano mayor, Paul, quien rueda sus ojos y golpea el centro de su cabeza con su puño. ―Deja de ver sus tetas, tetas, Pero imbécil ―una dicesonrisa las palabras hace las señas el rostro de ella se ruboriza. hay―dice tirandomientras de las comisuras de suy  boca al mismo tiempo. Ruedo mis ojos y digo en señas. ―Cállate. Ella es jodidamente hermosa. Traduce para ella. Gruñiría en voz alta, pero no lo hago. Ningún sonido ha salido de mi garganta desde que perdí mi audición. Bueno, hablé por un tiempo después de eso. Pero no por mucho. No después de que un chico en el patio dijo que sonaba como una rana. Ahora no hablo en absoluto. Es mejor de esa forma.

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―Dice que eres hermosa ―le dice― dice―. Eso es porque se está comiendo tus tetas con los ojos como un chico de doce años. Le saco el dedo y él ríe, levantando sus manos como si estuviera rodeado de policías. ―¿Qué? ―pregunta, todavía Pero ella puede oírlo―. Si vas a ser rudo y hacer señas alrededor dehaciendo ella, voy señas. a decirle lo que dices. oírlo― Como si tuviera otra opción además de hacer señas. ―¿Nunca escuchaste de un código secreto entre hermanos? ―Señalo. ―Empiezas a susurrarme secretos en el oído, idiota, y golpearé tu cabeza fuera de tus hombros. ―Puedes intentar, imbécil. Se ríe. ―Está hablándome todo romántico ―le dice― dice―. Algo acerca de besar su trasero. ―Ella está sonriendo ahora. La sonrisa me golpea lo suficientemente duro que estaría de rodillas, si no estuviera atorado detrás de esta mesa. Quita un mechón de cabello negro de su cara, metiéndolo junto con una hebra azul detrás de su oreja. La veo abrir su boca y empezar a hablar. Pero mira a mi hermano en su lugar. ―¿Puede leer los labios? ―pregunta. Depende de cuántoese le gustes ―dice mi encogimiento encogimiento― ―. O cuán ― mal se está sintiendo día. ―Arquea suhermano ceja haciacon mí,un y entonces su mirada viaja hacia la mesa. Mierda. Me vio ajustar mi pene― pene―. Diría que le gustas mucho. Esta vez, ella cierra fuertemente sus ojos, haciendo una mueca mientras sonríe. No dice nada. Pero entonces mira directamente a mí, y dice: ―Quiero un tatuaje. ―Señala hacia el frente de la tienda. Todavía está hablando, pero no puedo ver sus labios moverse si no está mirándome. Quiero prestar mucha atención a su cara, ponerme de pie así puedo ver esos labios rojo cereza moverse mientras me habla. A mí. Dios sabe que está

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hablándome. Pero no lo hago. Me fuerzo por mantenerme en mi asiento. Me mira de regreso mientras termina de hablar y sus labios forman una O. ―Lo siento ―dice dice― ―. No entendiste nada de eso, ¿cierto? ―Suelta un suspiro y dice― dice―: La chica de enfrente me dijo que te viera por un tatuaje. Miro mi hermano que en acaba de terminar unnombre, tatuaje yríe noyestá trabajando en nada porhacia el momento. Friday, realidad, ese es su señala. ― De De nada.

Rasco mi cabeza y sonrío. Friday me tendió una trampa. Lo hace todo el tiempo y a veces funcionan bien. Me envía todas las chicas calientes. Y las no tan calientes. Y las que quieren dormir con el chico sordo porque escucharon que es increíble en la cama. Soy el chico con el que no tienen que hablar. Con el que no tienen que fingir, porque no sabré lo que están diciendo a pesar de todo. Si esta chica está aquí sólo para dormir conmigo, podemos saltarnos todo el sin sentido del tatuaje. ―Ni siquiera lo pienses ―dice mi hermano― hermano―. Ella quiere un tatuaje. Eso es todo. ―¿Cómo sabes lo que quiere? ―Sólo lo sé . ―Señala él. Esta vez no dice las palabras― palabras ―. No intentes acostarte con esta. Levanto mis manos preguntándole por qué. ―Ella no es de alrededor ―dice, pero señala que no es nuestro tipo. Oh, lotodavía entiendo.amaría   Ella eslodel lado hacerle. de las vías. No me ser rica, pero queotro puedo Alcanzo su importa. mano y Podría la aprieto suavemente así me mira. La volteo y señalo su muñeca. Mis dedos tocan las destacadas venas azules debajo de su suave piel, y dibujo un círculo con la punta de mi dedo preguntándole: ―¿Aquí? Su boca cae abierta y escalofríos suben por su brazo.  Diablos, sí, soy bueno en esto. Me levanto, toco el lado de su cuello y aleja mi mano, negando. Sus labios están presionados apretadamente juntos.

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Miro directamente a sus pechos y lamo mis labios. Entonces, estiro mi mano y arrastro un dedo hacia abajo por la pendiente de su pecho. ―¿Aquí? ―gesticulo. Ni siquiera lo veo venir. Su pequeño puño golpea mi nariz. He tenido chicas golpeándome antes, pero nunca unade golpeándome con el puño cara.  Joder, eso duele. El húmedo, sabortuve a cobre la sangre se desliza sobre en mislalabios, y alcanzo para enjugarlo. Mi nariz está brotando. Paul empuja una toalla en mis manos e inclina mi cabeza hacia atrás.  Joder, eso todavía duele. Presiona el puente de mi nariz, y no puedo ver su  boca o sus manos sobre la toalla amontonada, así que no tengo ni idea de si está hablándome. O si está sólo riéndose. Levanta la toalla pero chorros de sangre caen de mis labios otra vez. La veo de pie ahí por un breve segundo, sus puños apretados a sus costados mientas me mira sufrir. Mierda, eso duele. Entonces, gira sobre los tacones de sus botas negras y se aleja. Quiero gritarle para conseguir que se quede. Diría lo siento, pero no puedo. No puedo llamarla de regreso a mí. Empiezo a levantarme, pero Paul me empuja de nuevo en la silla. ―Siéntate. ―Señala Señala― ―. Creo que podría estar rota. Veo un pedazo de papel en el piso y está arrugado. Tomo la toalla de Paul y la presiono en mi nariz, señalando al pedazo de papel. Lo recoge y lo mira. ―¿Ella lo tiró? ―pregunta. Asiento. Está húmedo por sus palmas sudorosas. Lo desdoblo y lo miro. Es un diseño intricado, y tienes que mirarlo con concentración para encontrar las imágenes escondidas. Veo una guitarra, las cuerdas rotas y sobresaliendo en extraños ángulos. Y al final de las cuerdas hay pequeñas flores. Giro la imagen, mirando sobre la toalla que todavía estoy sosteniendo en mi nariz con una mano. Paul la reemplaza con una limpia. Mi nariz todavía está sangrando. Hijo de puta. Miro más cerca las flores. No son flores en absoluto. Son diminutos grilletes. Como esposas, pero más medievales. La mayoría de las personas verían la belleza en el dibujo, pero yo veo dolor. Veo cosas que probablemente no quiere que nadie más vea.  Mierda. La jodí.  Ahora quiero más que nada saber qué significa este tatuaje. Es obviamente más que sólo un dibujo bonito. Es como si ella pudiera ser más que

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sólo una cara bonita. O podría no serlo. Podría ser una perra con un buen gancho derecho que comería mis bolas para el almuerzo si la miro de manera equivocada. Giro el dibujo en mis manos y miro alrededor de la tienda. Es tarde y nadie está esperando. Empujo a Paul en el hombro y señalo al dibujo. Luego, señalo al interior de mi muñeca. Es el único lugar en todo mi brazo que no está tatuado ya. Tengo todos los brazos llenos porque mis hermanos han estado practicando en mí desde mucho antes de que fuera legal hacerlo. ― No. No. ― Señala Señala Paul con sus primeros dos dedos y su  juntos― . Perdiste la cabeza si piensas que voy a poner eso en ti.

pulgar, golpeándolos

Camina hacia el frente de la tienda y se sienta al lado de Friday. Ha estado tratando de entrar en su pantalón desde que empezó aquí. Es demasiado malo que ella tenga una novia. Saco mis suministros. Me he hecho tatuajes más intricados yo mismo. Puedo hacer este. Él camina de regreso a la parte de atrás de la tienda, donde me estoy preparando. ―Lo haré  ―dice dice― ―. Vas a hacerlo de todos modos . Levanto un dedo.  ―¿Un cambio? ―¿Qué quieres cambiarle?  ―Mira al diseño y sus cejas se arquean mientras observa las formas, los colores, las esposas, la guitarra y las espinas puntiagudas. Y me pregunto si también puede ver su miseria― miseria ―. Es alguna mierda pesada. ―Señala. Nunca habla cuando es sólo él y yo. Lo agradezco. Es como si habláramos el mismo idioma cuando estamos solos. Asiento, y comienzo a preparar mi brazo con alcohol mientras se pone guantes.

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Emily an pasado dos días desde que golpeé a ese idiota en la tienda de tatuajes y mi mano todavía duele. He estado en el túnel del metro de Central Park, y es un poco más difícil tocar mi guitarra cuando mi mano se siente como lo hace. Pero este túnel es uno de mis lugares favoritos, porque los niños se detienen a escúchame. A ellos les gusta la música, y los hace sonreír. La sonrisa es algo que queda de mi antigua vida. No llego a ganar mucho, y me gusta aún menos. Pero me gusta cuando los niños me miran con toda esa inocencia y sonríen. Hay tanta promesa en sus rostros. Me recuerda a cómo yo solía ser, en ese entonces. Estoy pensando en cantar hoy. No lo hago cada vez que toco. Pero estoy seriamente baja de fondos. Entre más atención capte, más cambio conseguiré para llevar a casa conmigo. Casa es un término relativo, es dondequiera que encuentre para dormir esa noche. Estoy sentada en el piso de cemento frío del túnel, detrás de las prisas de los pies, con el estuche de mi guitarra abierta frente a mí. En él, hay algunas monedas, una viejita se detuvo hace unos minutos y echó un billete de cinco dólares, mientras tocaba Bridge Over Troubled Water. Las señoras mayores generalmente son así. No han visto aguas turbulentas. Estoy usando mi uniforme de escuela, porque capto más atención por parte de los hombres cuando me lo pongo. Es una falda corta a cuadros y una camiseta

H

de manga corta negra cruzada que me queda como una segunda piel. A las mujeres no parece importarles. Y a los hombres les encanta. Estoy segura que conseguí un montón de atención por parte de ese imbécil hace dos días. Era caliente, tengo que admitirlo. Tenía los hombros lo suficientemente amplios para cubrir una puerta, y una cabeza llena de rizos rubios arena. Era mucho más alto que yo cuando se levantó de detrás de la mesa, por lo menos una cabeza y hombros más alto. Tatuajes llenaban todo el espacio vacío que solían ser sus antebrazos, y era atractivo. Tenía unos labios pintados en su brazo izquierdo, y quería preguntarle qué eran esos. ¿Eran para recordar a alguien? ¿El primer beso, tal vez? ¿O es que querían decir algo de la manera que el tatuaje que quería lo hacía?   Dejé caer el diseño del tatuaje cuando corrí fuera de la tienda, lo que me molestó. Pensé que lo tenía agarrado en mi mano y cuando me detuve para tomar

 

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un respiro, ya no estaba. Casi esperaba que el imbécil me siguiera. Pero todavía estaba sangrando cuando lo dejé. Ignoro el dolor en mi mano de nuevo. Un niño rubio se detiene frente a mí, con la mano llena de monedas de un centavo. Es uno habitual, y su madre se detuvo para orar por mí una vez, así que cambio mi canción a  Jesus Loves Me. Jesús no lo hace. lo hiciera, me habría hecho soy.mete Me habría hecho La madre del Sichico cantanomis canciones y como el niño la cara en normal. su muslo, abrazándolo con fuerza mientras canta. Cuando la canción termina, deja caer un puñado de monedas de un centavo en el estuche de mi guitarra, el ruido sordo de cada una colisiona la sensación de quietud como un susurro. Nunca digo gracias o hablo con los niños. Con los adultos, a menos que me pregunten algo específico. Simplemente toco mi música. A veces canto, pero realmente no me gusta llamar mucha atención. Excepto hoy, que sí tengo que hacerlo. Había ahorrado trescientos dólares, lo que pagaría por un lugar para dormir y por el tatuaje que pensé que necesitaba, pero alguien lo robó mientras estaba durmiendo en el refugio anoche. Había cometido el error de quedarme dormida con ello en el bolsillo, en lugar de metérmelo en mi sujetador. Cuando me desperté, ya no estaba. No sé por qué no se llevaron mi guitarra. Probablemente, porque estaba durmiendo con ella en mis brazos, agarrada a ella como una madre a su hijo. Ojalá hubiera conseguido el tatuaje ayer. Era un gasto innecesario, pero era mi decimonoveno cumpleaños, y había pasado un largo tiempo desde que alguien había hecho algo por mí. Por lo tanto, me lo daría a mí misma. Y trataría de liberarme en el proceso. ¿A quién estaba engañando? Nunca seré libre.  Esta ciudad es difícil. Es humilde. No es nada como de dónde vengo, pero ahora es mi hogar. Me gusta el ruido de la ciudad y el bullicio de la gente. Las diferentes etnias.cuando Nuncallegué había aquí. visto tantos colores de piel, formas de ojos, y tipos de cuerpo como Una niña estira su mano regordeta para tocar mis cuerdas, y le sonrío e intercepto su mano tomándola en la mía, en su lugar. Sus manos son suaves, y un poco húmedas en donde su pulgar estuvo metido en su boca hace un minuto.  Jugueteo con sus dedos mientras hago una O con la boca. Su madre aleja su mano con un fuerte golpe en su antebrazo, y sus ojos inmediatamente se llenan de lágrimas. No tenía que hacer eso, creo . No quería causar ningún daño. Pero la madre arrastra a la niña llorando hacia el metro y la toma en  brazos cuando no se mueve con la suficiente rapidez. Atraigo a un pequeño grupo entre las llegadas lleg adas del metro, y un hombre grita:

 

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―¿Recibes peticiones? Asiento, y sigo sonriendo, tocando con todo lo que valgo. ―Creo que deberías chuparme el pene, entonces. Uno de sus amigos le da un puñetazo en el hombro y se ríe. Chico universitario. Su madre nunca le enseñó modales.   Dejo que mis ojos recorran la multitud y nadie lo corrige. Entonces, empiezo a tocar  All the Wishing in the World de Matt Monroe. La ironía se pierde, y se alejan mientras el tren se detiene a sus espaldas. La plataforma se llena de gente nueva bajando del tren, por lo que cambio a algunos temas más familiares. El dinero cae en mi estuche, y veo un dólar cayendo. Asiento y sonrío cuando la persona camina pasando, pero no me está mirando. Un gran par de botas de trabajo desgastadas dan pasos al lado de mi estuche. Las miro por un minuto, y luego levanto la vista a lo largo del pantalón vaquero desgastado, la camiseta azul que se extiende a través de hombros anchos. Y entonces, estoy viendo los mismos ojos azul cielo del otro día. Me equivoco de acorde. Hago una mueca. Sus ojos se entrecierran, pero no puede oír mi error, ¿no?   Su cabeza se inclina hacia un lado, y vuelvo mi cuerpo hacia la otra dirección. Mi trasero se está congelando y mis piernas duelen después de estar sentada en el frío suelo durante tanto tiempo. Pero no tengo ningún otro lugar para ir. Mis tres semanas en el refugio se terminaron ayer. Por lo tanto, tengo que encontrar un lugar nuevo para dormir esta noche. Miro mi estuche. Hay suficiente allí para la cena, pero no para algo más. Por lo tanto, sigo tocando. Esas botas se mueven para quedarse frente fre nte a mí. Miro hacia un lado, y a todas partes excepto a él. Pero entonces desciende a mi lado, con las piernas cruzadas estilo indio frente a mí. Tiene una venda a través del puente de su nariz y eso me hace sentir competente por alguna razón. Hay muy pocas cosas en mi vida que puedo controlar, y alguien tocando mi cuerpo es una de ellas. Yo digo cuándo, dónde y con quién. Como en Pretty Woman. Sólo que Stucky nunca conseguiría darme una bofetada. Lo tumbaría primero. Se apoya en un lado de su trasero para poder sacar su billetera y lanza uno de veinte. No dice nada, pero apunta a mi guitarra y arquea las cejas. No sé lo que quiere, y no puede decírmelo, así que lo miro. No quiero reconocer su presencia, pero está sentado con su rodilla a un centímetro cent ímetro de la mía. Cuando no respondo, pone una mano en mi guitarra. Me señala, rasguea el aire como si fuera a tocar y me doy cuenta de que he dejado de tocar, pero puso un  billete de veinte en mi estuche, así que supongo que se lo debo. Me pongo a tocar

 

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I’m Just a Gigolo  de Van Halen.

Me encanta esa canción. Y me encanta tocarla. Después de unos minutos, sus cejas se arquean y se señala sus labios. Niego porque no sé lo que está preguntando. Si quiere que lo bese, o si tengo algo en mi cara. Paso la palma de mi mano a través de mis labios. Eso no. Y lo otro no va a suceder.  Niega rápidamente y toma una pequeña pizarra blanca de su mochila. Canta , escribe. Tengo que concentrarme mucho para leerlo, hay demasiadas distracciones aquí en el túnel, así que no quiero que escriba más. Niego. No quiero animarlo a seguir escribiendo. Leo la palabra canta, pero no puedo leer todo. O nada, a veces. Levanta su mano hasta su boca y extiende sus dedos como alguien vomitando. Muevo mi cabeza hacia atrás. Pero sigo tocando. ¿Por qué quiere que cante? No puede oírme. Pero empiezo a cantar en voz baja, de todos modos. Sonríe y asiente. Y entonces se ríe cuando ve las palabras de la canción en mis labios. Niega y hace señas para que continúe. Me olvidé que puede leer los labios. Puedo hablar con él, pero él no puede responderme. Toco hasta el final de la canción, y algunas personas se han detenido a escuchar. Tal vez debería cantar cada vez. Escribe algo en su pizarra. Pero le doy vuelta y la pongo en el concreto. No quiero hablar con él. Me gustaría que se fuera. Frunce el ceño y levanta las manos, pero no en un tipo de forma de “voy a golpearte”. Sino como “¿qué “¿qué voy a hhacer acer contigo?”. Hace un gesto para que siga tocando. Sus dedos se apoyan en mi guitarra, como si estuviera sintiendo las

vibraciones de la misma, pero lo que hace es concentrarse más en mi boca. Es casi desconcertante. Un policía se detiene a nuestro lado y se aclara la garganta. Me apresuro a recoger mi dinero y a ponerlo en mi bolsillo. He hecho treinta y dos dólares. Eso es más que los quince centavos que tenía cuando empecé. Empaco mi guitarra, y Ojos Azules frunce el ceño. Parece un poco como si alguien se hubiera llevado su  juguete favorito. Empieza a hacer garabatos en la pizarra y la levanta, pero ya estoy caminando lejos. Me sigue, tirando de mi brazo. Tengo todas mis posesiones mundanas en una  bolsa de lona en cuando el hombro derecho mi derriba. estuchePero de la en élladesliza mano izquierda, así que tira de mí, casiy me meguitarra estabilizo,

 

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la bolsa de mi hombro en un movimiento rápido y la pone en el suyo. Forcejeo por él, y quita mis dedos en la correa corr ea con una mueca. ¿Qué diablos? ―Dame mi bolso ―digo, y me planto en mis pies. Estoy lista para golpearlo de nuevo, si eso es lo que se necesita. Pero sonríe, niega y comienza a alejarse. Lo sigo, pero detenerlo es como hacerlo con una roca rodando cuesta abajo una vez que inicia. Sigue caminando conmigo colgando de su brazo como si fuera un mono de velcro. Pero luego, se detiene y entra en un restaurant en el centro de la ciudad. Lo sigo, y se desliza dentro de una cabina, poniendo mi bolsa en la parte interior del  banco, junto a él. Hace un gesto hacia el otro lado. ¿Quiere que me siente?  Le di un  puñetazo en la nariz hace dos días, ¿y ahora quiere tener una comida conmigo?  Tal vez lo único que quiere son sus veinte dólares de vuelta. Meto la mano en mi bolsillo y los saco, sintiendo su pérdida cuando los lanzo en la mesa. Aprieta los labios y hace un gesto de nuevo hacia mí, apuntando de nuevo al asiento frente a él. El olor de la parrilla me invade y me doy cuenta que no comí hoy. Ni una sola vez. Mi estómago gruñe fuerte. Gracias a Dios que no puede oírlo . Hace un gesto hacia el banco de nuevo y toma la guitarra de mi lado, deslizándola debajo de la mesa. Me siento y miro el menú. Me pasa uno, niego y arquea una ceja. La camarera se detiene y dice: ―¿Qué puedo hacer por ustedes? Él señala el menú, y ella asiente. ―Lo tienes, Logan ―dice, con un guiño y él le sonríe. ¿Su nombre es Logan?  ―¿Quién es tu amiga? ―le pregunta. Se encoge de hombros. Nota las vendas en su nariz. ―¿Qué pasó? ―le pregunta. Me señala, y golpea un puño hacia su rostro, pero está sonriendo cuando lo hace. Ella se ríe. No creo que le crea. ―¿Qué puedo hacer por ti? ―me pregunta. ―¿Qué es bueno? ―contesto. ―Todo. ―Mastica su chicle mientras me habla. No lo hizo cuando habló con Logan.

 

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―¿Qué pediste? ―le pregunto a Logan. Él mira a la camarera y mueve esas gruesas pestañas que cubren sus ojos azules. ―Hamburguesa y papas fritas ―me dice. Gracias a Dios. ―Tendré lo mismo. ―Lo señalo― señalo―. Y él pagará. ―Sonrío. Ella no parece divertida― divertida ―. Y una cerveza de raíz ―agrego en el último minuto. Él levanta dos dedos cuando digo cerveza de raíz. Ella asiente y garabatea algo. ―¿Cuentas separadas? ―le pregunta a Logan. Él señala un dedo a su pecho, y ella asiente mientras se aleja. ―¿Te conocen aquí? ―pregunto. Asiente. El silencio sería una cosa fácil de acostumbrarse con este chico, creo. La camarera vuelve con dos cervezas de raíz, dos popotes y un plato de patatas fritas y salsa. ―De parte de la casa ―dice mientras las deja caer. Me zambullo en ellas como si nunca hubiera visto comida antes. Ahora que lo pienso, no recuerdo si comí ayer, tampoco. A veces es así. Me vuelvo tan ocupada sobreviviendo que me olvido de comer. O no puedo pagar la comida. ―¿Cómo está tu hermano? ―le pregunta la camarera en voz baja. Garabatea algo en la mesa y se lo muestra. ―La quimioterapia puede ser dura ―dice dice― ―. Dile que estamos orando por él, ¿lo harás? ―le pregunta. Él asiente y ella le aprieta el hombro antes de alejarse. ―¿Tu hermano tiene cáncer? ―pregunto, no muy gentilmente. No me di cuenta hasta que las palabras cuelgan allí en el aire. Su rostro se arruga y asiente. ―¿Va a estar bien? ―pregunto. Dejo de comer y veo su rostro. Se encoge de hombros. ―Oh ―le digo― digo―. Lo siento. Asiente. ―¿Es el hermano que conocí? ¿En el salón de tatuajes? Niega. ―¿Cuántos hermanos tienes? Levanta cuatro dedos.

 

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―¿Mayores o menores? Levanta su mano sobre su cabeza y me muestra dos dedos. Luego la baja como si alguien fuera más bajo de lo que es y me muestra dos dedos. ―¿Dos mayores y dos menores? ―pregunto. Asiente. Ojalá pudiera hacer más preguntas. Escribe algo en la pizarra, suspiro pesadamente y tiro la cabeza hacia atrás con derrota. Esta parte es una tortura. Prefiero tener a alguien tirando de mis dientes con un par de pinzas que leer. Pero su hermano tiene maldito cáncer. Lo menos que puedo hacer es intentarlo. Miro hacia él y las palabras se difuminan para mí. Trato de descifrarlas, pero es demasiado duro. Muevo la pizarra hacia él. Entrecierra los ojos y limpia la pizarra. Escribe una palabra y le da la vuelta. Tú, dice y me señala. Me señalo a mí misma. ―¿Yo? Asiente y limpia la pizarra. Escribe una palabra y me la muestra. ―No puedo ―le digo. Asiente y escribe una palabra más. Está dejando espacio entre las letras lo suficiente para que no sean confusas juntas en mi cabeza. Pero aun así es difícil. Mis labios se fallan en la última palabra, pero digo: ―Leer. ―Entonces me doy cuenta que acabo de decirle que no puedo leer― leer ―. ¡Puedo leer! ―protesto. Escribe una palabra más. Bien. Sabe que puedo leer. El aire se me escapa en gran medida, un rápido agradecimiento. ―Puedo leer ―repito repito― ―. No puedo leer bien, pero… pero… ―Dejo que mis palabras se queden en el aire. Asiente rápidamente, como diciéndome que entiende. Me señala y luego a la pizarra, moviendo dos dedos sobre ella como un par de ojos, y luego me da un pulgar hacia arriba. Mi corazón late tan rápido que es difícil respirar. Leí las malditas palabras, ¿no?

 

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―¡Al menos puedo hablar! ―digo. Quiero retirar las palabras tan pronto como salen de mis labios. Pero es demasiado tarde. Pongo una mano en mis labios cuando su rostro cae. Niega, se muerde el labio y se levanta― levanta ―. Lo siento ―digo. Realmente lo siento. Se aleja, pero no se lleva la mochila con él. Mientras se va, un hombre se acerca a la mesa. Es un guapo hombre negro, con real.cabello natural. Todo el mundo lo llama Bone, pero no sé cuál es su nombre ―¿Quién es el tonto, Kit? ―pregunta. ―No es asunto tuyo ―digo, tomando un sorbo de mi cerveza de raíz. Lleno mi boca con una patata frita, y espero que se marche antes de que Logan regrese. Y espero en mi interior, que Logan vuelva, así podré disculparme. Se desliza de regreso en la cabina. Levanta la mirada hacia Bone y no le reconoce. Sólo lo mira. ―¿Tienes un lugar donde dormir esta noche, Kit? K it? ―pregunta Bone. ―Sí ―contesto contesto― ―. Estoy bien. ―Me vendría bien una chica como tú ―dice Bone. ―Lo tendré en cuenta. ―Eso no parece molestar a Bone y se aleja. ―¿Estás bien? ―le pregunto a Logan. Asiente, quitando los rizos de su frente. ―Lo siento ―le digo. Y lo digo realmente en serio. Asiente de nuevo. ―No es tu culpa que no puedas hablar. Y… Y… ―Mi voz se desvanece. Nunca he hablado con nadie sobre esto―. No es mi culpa que no pueda leer bien. Asiente. ―No soy estúpida ―me apresuro a decir. Asiente otra vez, y los movimientos de sus manos me callan. Pone un dedo eenn sus labios como si me quisiera silenciar. ―Está bien ―murmuro descontenta. Escribe en el pizarrón y gimo, visiblemente abatida. No me gusta hacerlo, pero no puedo aceptarlo. ―Debería irme ―digo y alcanzo mi bolso. Toma la pizarra y lo coloca en su mochila. Lo entendió, creo. Prefiero jugar a las veinte preguntas que tratar de leer palabras.

 

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Abre la boca y oigo un ruido. Se detiene, aprieta los dientes, y luego un sonido como un murmullo en una caverna sale de su boca. ―¿Puedes hablar? ―pregunto. ¿Me obligó a leer cuando puede hablar?   Niega y junta sus labios. Callo y espero. ―Tal vez ―dice, con una voz tranquila y suave, y sus consonantes son tan suaves como las vocales― vocales―. No se lo digas a nadie. Hago una cruz sobre mi corazón, el cual es un juramento de algo que no entiendo. ―¿Cómo te llamas? ―pregunta. Hace señas mientras lo dice. Se detiene y tiene que hacer una pausa entre las palabras, como cuando estoy leyendo. ―La gente me llama Kit ―le digo. Niega. ―Pero, ¿cuál es tu nombre? ―pregunta de nuevo. Niego. ―No. Asiente de nuevo. La camarera trae las hamburguesas y asiente y sonríe. Ella aprieta de nuevo su hombro. Cuando se va, le pregunto: ―¿Por qué estás hablando conmigo? ―Quiero hacerlo. ―Suspira, y se pone a comer su hamburguesa. ―¿No hablas con nadie más? Niega. ―¿Nunca? Niega de nuevo. ―¿Por qué yo? Se encoge de hombros. Comemos en silencio. Estaba más hambrienta de lo que pensaba, y limpio mi plato. No dice nada más. Pero se come su comida y empuja su plato hasta el borde de la mesa. Pone el mío en la parte superior del otro, y busca a la camarera sobre su hombro. Casi me da pena cuando la comida ha terminado. Compartimos un   agradable silencio durante más de media hora. Como que me gustó.

 

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Llama la atención de la camarera y levanta dos dedos. Está pidiendo dos cuentas. Debería haberlo sabido. Saco mi dinero de mi bolsillo. Cierra su mano sobre la mía y niega. La camarera aparece con dos enormes trozos de tarta de manzana. No he comido pastel de manzana desde que me fui de casa. Me provoca lágrimas y no sé cómo detenerlas. ―Maldita sea ―digo. Se acerca y limpia debajo de mis ojos con las yemas de sus pulgares. ―Es sólo pastel ―dice. Asiento, porque no puedo hablar por el nudo en mi garganta.

 

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Logan egra mierda corre de sus ojos, la limpio con mis pulgares, y luego los paso por mis vaqueros. Ella está llorando. Pero no sé por qué. Quiero preguntarle, pero ya dije demasiado. No he hablado desde que tenía trece. Eso fue hace ocho años. Lo intenté por un tiempo, pero incluso con mis prótesis auditivas, era difícil escucharme. Después del niño en el patio burlándose por mi forma de hablar, cerré la boca y nunca hablé de nuevo. Aprendí a leer los labios realmente rápido. Por supuesto, me pierdo algunas cosas. Pero puedo seguirlo. La mayoría de las veces.

N

No lo estoy siguiendo ahora. ―¿Por qué las lágrimas? ―pregunto, mientras toma un mordisco de su pastel. Solloza, y me sonríe encogiéndose de hombros. Esta vez, es ella quien no habla. Diablos, si un pastel la haría llorar, me pregunto qué le haría algo realmente romántico. Esta es una chica que merece flores y dulces. Y toda la buena mierda que no puedo permitirme. Pero le gusta hablar conmigo. Y puedo decir mucho de eso, así que no está conmigo simplemente porque no tengo la intención de regresarle su bolsa. Me hace una pregunta pero su boca está llena de pastel, así que espero un minuto para que trague. Engulle, sonríe tímidamente y dice: ―¿Naciste sordo? ―Señala mi oído.  oído.   Lo señalo también y luego mi mejilla, mostrándole la señal para sordo. Sacudo mi cabeza. ―¿Cuántos años tenías cuando pasó? ―Sus cejas se juntan, y es tan malditamente linda que quiero besarla. Hago un tres y un giro de la muñeca. ―¿Tres? ―pregunta.  ―pregunta.  Niego y lo hago otra vez. Todavía no lo entiende. Así que, pongo un dedo en frente del tres y dice:

 

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―¿Trece? Asiento. ―¿Qué pasó cuando tenías trece?  trece?  ―Fiebre alta una noche ―digo, limpiando mi frente como que estoy sudando, esperando que vaya a entender. Abre su boca para hacerme otra pregunta, pero sostengo un dedo en alto. Lo muevo de atrás a adelante entre e ntre los dos, diciéndole que es mi turno. No puedo averiguar cómo hacer la mímica de esto para que lo entienda, así que digo muy cuidadosamente: ―¿De dónde eres? Sacude su cabeza y dice: ―No. Pongo mis manos juntas como si estuviera rezando. Ríe y dice otradudo vez: que esté hablando en serio. No va a decirme. Tengo la ―No. ―No sensación de que podría caer de rodillas, rogarle y todavía no me diría. ―Así que, Kit de ningún lugar ―digo―. Gracias por cenar conmigo.  conmigo.   ―¿Cómo dices gracias? ―pregunta―. Muéstrame.  Muéstrame.  Me mira, sus ojos brillantes de emoción. Le muestro la señal y la repite. ―Gracias ―dice. Y mi corazón se expande. Entonces mira a su bolsa a mi lado y dice―: Me tengo que ir.  ir.   Asiento, me levanto, luego recojo mi mochila y lanzo su bolsa sobre mi hombro. ―Yo tomaré eso ―dice mientras recoge la funda de su guitarra.  guitarra.  Pero echo algunos billetes en la mesa y saludo a Annie, la mesera. Me lanza un beso. Kit está siguiéndome, pero Annie no le lanza un beso. Me río ante el pensamiento de eso. Annie me ama. Y conoce a mi familia desde antes de que nuestra madre muriera y papá se fuera. Me detengo cuando salimos a la calle y enciendo un cigarrillo. Kit arruga su nariz, pero lo hago de todos modos, tomo una calada, se lo muestro, aprieto el fuego al final del cigarrillo para apagarlo, dejando las cenizas caer al suelo, y lo lanzo en una papelera cercana. Que desperdicio. Pero puedo decir que no le gusta. A mis hermanos tampoco. Al menos ahora están en buena compañía.

 

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Tiende su mano por su bolsa, y la llevo bajo una farola así puedo ver su boca. ―¿Dónde vives? ―pregunto―. Te acompaño a casa.  casa.   Luce confundida por un minuto. Mira de un lado a otro por la calle. Los autos están conduciendo rápidamente y me mira como si estuviera de repente perdida. ―Vivo por aquí ―dice―. Dame mi bolsa. ―Es ―Esta ta vez, estampa en el piso piso esa  bota negra suya y me da una mirada sucia. Sacude su mano hacia mí como qué te importa. Me inclino cerca de ella, porque estoy un poco asustado de que alguien que conozco me viera hablándole. Mis hermanos estarían dolidos si pensaran que podía hablar y sólo elegí no hacerlo. Los dejo pensar que es una habilidad no aprendida, sin embargo. ―No puedes caminar puedes caminar sola a casa. No es seguro. Me mira. ―No estoy llevándote a casa conmigo, tú, pervertido ―dice, e intenta quitarme la bolsa. Pero no la dejo. Es pequeña. Y yo no. Gano. Levanta su puño, y sé que estoy en problemas. Me inclino hacia ella. ―No quiero dormir contigo ―digo―. Sólo quiero asegurarme de que llegues a casa a salvo. ―Mantengo mis manos en alto como si estuviera rindiéndome. Dibujo una cruz en el centro de mi pecho como hizo antes y digo―: Lo prometo.  prometo.  Es bastante tarde. Ya estaba oscuro cuando dejamos el túnel subterráneo. Ahora es realmente tarde. Más de lo que debería estar en las calles sola. En particular este vecindario. Este es mi vecindario. Estoy perfectamente a salvo aquí. Pero ella no es de aquí. Eso puedo decirlo sin siguiera haber escuchado su voz. No es mi tipo de persona.  Pongo mis dedos hacia bajo, y finjo hay alguien caminando. ―Vamos ―digo.  ―digo.  Se queda parada allí, y cruza sus brazos en frente de ella. ―No.   ―No. Hay una cosa de la que estoy seguro y es que esta chica quiere decir no cuando lo dice. De repente, el tipo de la cafetería, el que llamó Bone, se acerca a nuestro lado. ―¿Necesitas ayuda, Kit? ―pregunta.  ―pregunta. 

 

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Los labios de él están oscuros por la noche, y apenas puedo verlos. Pero puedo ver los de ella. Sonríe, sé es una sonrisa falsa porque su sonrisa real dejaría caer a un hombre sobre sus jodidas rodillas, y dice: ―Estoy bien. ―¿Este es tu chico para pasar la noche? ―pregunta él.  él.  Ella me mira y da un paso hacia adelante, corriendo las puntas de sus dedos por mi pecho. Me pongo duro inmediatamente, y atrapo su mano en la mía. Se sorprende por un segundo, pero luego la cubro con la mía, presionándola contra mi corazón. Apretada y segura. Me mira y bate esos ojos cafés. No me había dado cuenta de lo oscuros que son. Pero casi son negros negro s en la oscuridad de la noche. ―Este es mi chico ―dice. Pero puedo decir que está hablándole a él, y  no a mí. El vello en sus brazos se eriza, e igual el mío. Pero probablemente por razones muy diferentes. Bone se aleja, mirando sobre su hombro su trasero. Quiero más que nada golpearlo en la cara. Pero tengo la sensación de que no sería buena idea. ―¿Soy  tu chico? ―le digo.  ―¿Soy digo.  Ella libera el aire, y quita su mano de mi pecho. ―Se ha ido ―dice. Desliza su bolsa fuera de mi hombro y lo pone en el suyo. Se pone de puntitas y besa mi mejilla, sus labios persisten muy breveme brevemente. nte. Quiero girar mi cabeza y atrapar sus labios con los míos, pero huiría si hiciera eso. Estoy seguro de ello― ello―. Gracias. Mi corazón late rápidamente cuando me doy cuenta de que está hablando en mi lenguaje. Se lo acabo de enseñar, pero aun así. ―¿A dónde vas? ―pregunto.  ―pregunto.  ―A casa ―dice con un  un  encogimiento de hombros. Entonces gira sobre sus talones y me deja allí de pie. Saco un nuevo cigarrillo, lo enciendo, y la miro alejarse. No mira atrás. Su bolsa negra está golpeando contra su pierna, y la funda de su guitarra en la otra mano. Se encoge contra el viento. ¿No tiene un abrigo? Desearía haberle dado el mío. La sigo. No puedo evitarlo. Necesito ver a dónde va, o no seré capaz de encontrarla otra vez. Sin mencionar que ella estando sola de noche en la ciudad asusta la mierda fuera de mí. No es lo suficientemente dura para este lugar o estas personas. Si la dejo alejarse de mí, podría nunca averiguar qué significa el tatuaje para ella. Ydecomo que necesito saberlosubterráneo. ahora que está en cuenta mi propio brazo. ser capaz encontrarla en el túnel Me di cuando la Podría vi hoy

 

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que es por lo que debe lucir tan familiar. La he visto en el túnel, tocando por dinero. Cruza la calle y va hacia el viejo edificio del banco, el que se convirtió en un albergue para los sin hogar hace unos cuantos años. Hay gente afuera, y se pone en la fila con ellos. No tiene ningún lugar para quedarse. ¿Va a un jodido albergue? Pero antes quey protesta. pueda entrar, ellos cierran plantade cara Pero están llenos. y bloquean las puertas. La gente en la fila Lanza su cabeza hacia atrás, su largo cabello oscuro cayendo incluso más largo, alcanzando su trasero. Está frustrada, puedo decirlo. Pero no se queja. Recoge su estuche, y comienza caminar por la calle. Hay otro albergue a unas cuantas manzanas, pero mi suposición es que está lleno, también. Los albergues surgieron por aquí como los restaurantes de comida rápida cuando la ciudad comenzó a cambiar. Pero hay demasiados sin hogar y no hay suficientes lugares para que se queden. La sigo, terminando mi cigarrillo mientras lo hago. Pero en vez de ir al siguiente albergue, se detiene y se sienta en una banca, dejando caer su cara en sus manos. Está cansada. Y me siento abrumado por su carga, también. Me acerco y me siento a su lado. Levanta la mirada, sus ojos cafés reflejan reflej an confusión. ―Me seguiste ―dice, mirando de un lado a otro por la calle, parece que no está segura de dónde vengo. Asiento. Su pecho se llena con aire, a ire, y estoy suponiendo que fue un gran suspiro. ―No tienes que sentarte conmigo ―dice.  ―dice.   La miro, y me aseguro de usar mi voz. ―Ven a casa conmigo ―digo.  ―digo.   Me mira a los ojos, vacila por un momento y luego dice: ―Sí.

 

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Emily

 

V

a a esperar que me acueste con él. Por lo general, piensan que pueden

entrar en mi pantalón si me dan una cama y comida. Me ha dado comida, y ahora la es lay siguiente parte. No seríaen difícil dormir con él. Tiene unossuojos azules decama ensueño rizos rubios curvándose un desorden salvaje por toda cabeza. Recupero el dinero que me dio antes de mi bolsillo y trato de dárselo. ―Por el lugar para dormir ―digo. Así sabrá que no pienso dormir con él.  él.   Niega y me mira como si hubiera perdido la cabeza. Quita mi bolsa de mi hombro de nuevo y la pone en el suyo. Su edificio está sorprendentemente cerca. Todo este tiempo, he estado viviendo en los refugios justo a la vuelta de la esquina de este tipo. Y ni siquiera sabía que él estaba e staba allí. Abre la puerta y se me mueve para que entre. ―¿Vives solo? ―pregunto.  ―pregunto.  Niega. Lo detengo y toco su hombro. ―¿Con quién vives? Hace esa cosa otra vez, donde me muestra a dos personas más altas que él y a dos más bajas. Vive con sus hermanos.  Maldición. No voy a ir a un apartamento lleno de hombres que no conozco. ―No puedo ―digo, pero rueda sus ojos. A continuación se inclina hasta la altura de mi cintura. Me levanta sobre su espalda como si fuera un saco de patatas. Todavía me estoy aferrando a mi guitarra y lo golpeo con el dorso contra las

 

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piernas, porque sé que podría estar gritándole en este momento y no tendría ni idea. No puedo hablar con él. No le puedo decir que me baje. Me lleva así durante cuatro tramos de escaleras, y está jadeando un poco cuando llegamos a la cuarta planta. Espero que siga subiendo escaleras, pero no lo hace. Se detiene, abre una puerta, y estamos de repente en un pasillo. Mi lucha ha cesado, porque no está bien. No puede oírme. No puede responderme. Por lo tanto, me quito el cabello de la cara con una mano y agarro fuertemente mi guitarra con la otra. Abre una puerta y entra, cerrándola detrás de él. Cuatro hombres se vuelven hacia mí para mirarme, arrojada allí como un saco de patatas sobre su hombro. Estoy hacia ellos, mientras cierra la puerta, así que saludo con la mano. ¿Qué más puedo hacer? El que conocí en la tienda de tatuajes se pone de pie. ―¿Quién es esta? ―pregunta.  ―pregunta.  El tipo del tatuaje se agacha para mirarme a la cara. ―Mierda, Logan, es la chica que conociste. conoc iste.   Los otros hombres también se levantan y se acercan. Uno de ellos dice: ―Amigo, ella tiene a Betty Boop en su ropa interior. ―Ni siquiera puedo volverme para cubrir mi culo. Logan me baja a mis pies. Me tropiezo mientras me pone en posición vertical, cuando toda la sangre corre de vuelta a mi cabeza. Extiende su brazo para sostenerme y sonríe. Me doy cuenta de que todos pudieron ver mis bragas mientras me tenía boca abajo, no sólo uno de ellos. El resto fueron lo suficientemente agradables para fingir no hacerlo. Logan señala a cada uno de sus hermanos por orden y hace gestos con su mano para hacerlos hablar. ―Paul ―dice el más grande, mientras extiende su mano.  mano.   ―Me acuerdo de ti ―digo.  ―digo.  ―Nunca me olvidaré de ti ―dice, con una sonrisa mientras golpea a Logan en el hombro―. Y tampoco lo hará su nariz. Finge que lo atacan mientras Logan hace como que va a darle un puñetazo. Pero no lo hace. Se detiene justo antes de que llegue a su cara. El segundo más grande y todos son grandes, gr andes, extiende su mano y dice:

 

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―Matthew. Se ve cansado y un poco verde. Miro a Logan y asiente sutilmente. Este es el que tiene cáncer y está pasando por quimioterapia. Paul la aleja de un manotazo y le dice: ―No se supone que debas compartir algún germen en estos momentos. ―Vete a la mierda ―dice Matthew, y luego camina hacia el pasillo, entra en su habitación y cierra la puerta. No mira hacia mí, pero no me importa. Los últimos dos hermanos tienen que ser gemelos. Son más jóvenes que Logan, y se ven idénticos. ―Sam y Pete ―dice Paul.  Paul.  Se reúnen alrededor de mí, y termino intercalada entre ellos, lo que piensan que es gracioso. Me mueven de lado a lado durante un minuto, hasta que Paul les dice molesto: ―Déjenla ir. ―Da un pequeño golpe a ambos en la parte posterior de sus cabezas y dice―: No saben cómo actuar cuando hay compañía.  compañía.   ¿Compañía? ¿Eso es lo que soy? ―Encantada de conocerlos ―digo. Estoy un poco abrumada. Es una gran cantidad de testosterona en una habitación. Hay disparos y lucha muy fuertes en la televisión y la miro. Sé que Logan no puede escucharla, pero hay subtítulos que aparecen en la parte inferior de la pantalla. No sé por qué, pero eso me hace sonreír. Logan hace gestos con su mano hacia mí, para que lo siga, probablemente en dirección a su dormitorio. Uno de los gemelos, no puedo distinguirlos, nos grita que esperemos. Pero Logan no puede escucharlo. Lo sigo por el pasillo, y el otro está de pie al final de este riéndose como el infierno. Algo pasa, pero no sé qué. Logan abre la puerta de su dormitorio, y entra. Lo sigo. Y ahí es cuando veo una forma que se mueve en la cama. ―¿Quién diablos es esa? ―dice una voz femenina de manera estridente. Logan se da la vuelta, rápidamente levanta el interruptor de la luz, y la habitación se ilumina. Un libro vuela a través de la habitación y golpea su hombro justo cuando la luz se enciende. Doy un paso hacia atrás saliendo de la habitación, porque quien quiera que esté allí está tirando mierda como loca. Es rubia. Y está desnuda. Completa y absolutamente desnuda. Maldición. camade y empieza a agarrar su ropa. Logan pasa unaque mano por su cara ySalta sacade la la cabeza la habitación. Le hace un gesto hacia Paul, se inclina

 

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casualmente contra la pared, con una sonrisa en su rostro. Paul camina por el pasillo, su paso lleno de arrogancia, me quita de la puerta y entra. La puerta se cierra con un ruido sordo. ―¡Pensé que sabías que iba a venir! ―dice Paul con una carcajada. Me lo imagino doblado, porque así es como están los gemelos, se están riendo muy duro. Chocando puerta. los cinco el uno al otro y escuchando lo que está pasando detrás de la Logan debe de haberle hecho algunas señas. Porque, dice: ―Dijo que iba a sorprenderte. Bueno, lo hizo, al parecer. Paul suelta un suspiro y dice: ―Quiere que te vayas. Más golpes en la habitación me hacen pensar que está tirando cosas de nuevo. Buen Dios.  ―No quiere que lo sorprendas de nuevo ―dice Paul en voz baja, pero puedo escucharlo. Quiero presionar mi oído contra la rendija de la puerta, porque las cosas se han puesto demasiado tranquilas. Puedo oírla gimotear. ―No tienes que preocuparte por  por  eso ―dice con una fuerte inhalación―. Nunca dormiré contigo otra vez. La puerta se abre, sale, y entonces intenta empujarme contra la pared. Los gemelos se congelan, sus bocas caen abiertas. Es casi de un metro ochenta de alta. Yo no. ―Oh, mierda ―dice uno uno de ellos. La tolero hasta que una cantidad de saliva vuela fuera de su boca y me golpea en la mejilla. ―Será mejor que jodidamente retrocedas, perra ―digo. Y llevo mi puño hacia atrás. No pego como una chica. Nunca lo he hecho. Nunca lo haré. Como uno de esos ganchos que mi abuela solía ver en The Gong Show1 , Logan envuelve su brazo alrededor de su cintura, la levanta y la gira lejos de mí. Sacude un dedo hacia mí. Mejor que esté contento de que la alejó, o tendría mi puño en su culo. ―No sacudas tu dedo hacia mí ―advierto. Estoy empujando contra él para llegar a ella―. Voy a arrancar cada extensión de tu cabeza. ―Realmente tiene  The Gong Show , era un programa de talentos estadounidense est adounidense del 70-80 emitido en NBC.

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 bonitas extensiones. Me encantaría arruinarlas―. Voy a envolverlas alrededor de tu delgado cuello y estrangularte con ellas. Todavía estoy intentando llegar hacia ella y Logan no puede hablar con señas, porque la tiene por un lado y yo estoy del otro. Limpio con fuerza mi mejilla. La perra me ha escupido. Se la entrega a los gemelos, que tratan de calmarla. Levanta un dedo hacia mí. Creo que quiere que espere. ¿Esperar a qué?  Esa pequeña puta me escupió en la cara. Sacude su dedo hacia mí otra vez. Lo agarro y se lo doblo hacia atrás, hasta que pone una mueca de dolor y hace que lo suelte. Es más fuerte, y lo sé. Pero se sentía bien. Podría cansarme de ese dedo muy rápidamente. Se muerde los labios y me deja a un lado. Luego camina hacia ella, la toma por el codo y la acompaña hasta la puerta. Va deslizándose en sus zapatos mientras camina y su pantalón sigue desabrochado. Estará haciendo la caminata de la vergüenza incluso sin tener sexo. Me da un poco de alegría con eso. Estoy más satisfecha que un gato en un alfeizar de la ventana. Logan hace señas a Paul. Paul se vuelve hacia los gemelos y dice: ―Uno de ustedes acompáñela a su casa. Ya es tarde. Ambos se ofrecen levantando su mano y saltando de arriba abajo. Mira al que está a la izquierda. ―Pete, la llevas. ―Se le queda mirando―. m irando―. No te quedes mucho tiempo. tiempo.   ―Imbécil. ―El otro se queja mientras se  se   dirige de nuevo al sofá―. Pete siempre puede hacer todo. Coloca sus pies sobre la mesa. Luego cambia de opinión, camina pesadamente por el pasillo y cierra la puerta de su dormitorio. ―Pete no es un prostituto ―dice Paul a raíz de su partida, inexpresivo. inexpresivo. ―¿Desde cuándo? ―Sam se queja, sacando la cabeza por su puerta―. Lo sabría… sabría … ―Pero cierra la boca cuando Paul se le queda mirando. La puerta se cierra detrás de él otra vez. Logan pasa una mano por su cara, luego me agarra del brazo y me lleva a su habitación. Cierra la puerta detrás de nosotros. ―No sabía que estaría aquí ―dice. Su voz es vacilante y lenta. lenta.   Hago pucheros, cruzando los brazos por debajo de mis pechos. Mira hacia ellos. Es un chico.

 

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―¿Cuándo fue la última vez que te acostaste con ella? ―No ―N o sé por qué quiero saber eso. Levanta tres dedos y señala detrás de él. No me está mirando a los ojos. ―¿Hace tres días? ―pregunto para aclarar.  aclarar.  Asiente. ―Pero no la he invitado esta noche.  noche.   ―¿Es tu novia?  novia?  Niega. Levanta ese dedo de nuevo y ruedo los ojos. Sale de la habitación y regresa con una pila de sábanas limpias. Arranca las sucias y las las arroja en el pasillo. pasillo. Hace un gesto para qu quee camine hacia el otro lado de la cama, luego despliega la sábana y hace un movimiento indicando que quiere que le ayude. Puedo hacer eso. Trabajo en silencio con él haciendo la cama. Luego camina hacia mí e inclina mi cabeza en alto. Creo que va a tratar de darme un beso y empuño mi mano de nuevo. Pero sólo me mira a los ojos. ―Lo siento ―dice. Su voz es clara. Vacilante, pero clara.  clara.  ―No voy a dormir contigo ―digo.  ―digo.   Mueve la cabeza hacia atrás, claramente sorprendido. Se aleja, niega, y creo que está reprimiendo una sonrisa. ―Te he traído aquí para mantenerte a salvo. No para tener te ner relaciones sexuales contigo. ―Sonríe otra vez, y entonces e ntonces sale de la habitación. habitación.   Lo sigo, porque no creo que aún hayamos terminado. Va a la nevera y saca una cerveza, quita la tapa y me la ofrece. En el último segundo, la aparta. ―¿Cuántos años tienes? ―pregunta, sus cejas arqueándose juntas. juntas.   ―Diecinueve ―admito. Él guarda la cerveza y me entrega una botella de agua fría. La tomo. Está bien. Y tengo sed―. ¿Y ahora qué? ―pregunto. Toma un trago de su cerveza. Se encoge de hombros, y va a sentarse en el sofá. Miro a mi alrededor. El lugar es un desastre. Hay cajas de pizza por todas partes, y ropa sucia amontonada en el pasillo. Platos en el fregadero, y el mostrador está lleno de cosas. No ha habido una mujer en este lugar por un tiempo muy largo. ―¿Puedo usar tu ducha? ―pregunto. Han pasado unos días desde que tuve un baño. Es difícil proteger mis pertenencias cuando estoy mojada y desnuda, pero no estoy muy preocupada por eso ahora.

 

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Paul mira sobre su hombro y luego hace algunas señas a Logan. Me mira y asiente, señalando hacia el pasillo. Hace un dos con sus dedos y apunta, supongo que quiere decir la segunda puerta. Así que, agarro mi mochila y voy directo a esa dirección. Abro la puerta sin llamar y me encuentro con Matthew encorvado sobre el inodoro. Doy un paso atrás y me mira con los ojos llorosos y rojos. ―No se lo digas a mis hermanos ―advierte. Empieza a vomitar de nuevo, entro en la habitación y cierro la puerta. Abro los gabinetes y encuentro una toallita, la mojo con agua fría. Se la paso y limpia su cara. Pone la tapa al inodoro, tira de la cadena y se sienta―. Maldita quimioterapia ―dice―. Es una perra. ―¿Saben que estás enfermo? ―pregunto.  ―pregunto.  Sacude la cabeza y tira de la cadena de nuevo cuando deja de correr. ―Por favor, no les digas. Tienen bastante con lo que preocuparse. preocuparse.   ―No lo haré.  haré.  ―¿Necesitas el baño? ―pregunta. No parece que tenga la fuerza suficiente para estarusar de pie. ―Iba a tomar una ducha ―digo―. Pero puedo esperar. esperar.   Se levanta, gimiendo. ―Creo que estoy bien por ahora. ―Sonríe con una sonrisa llorosa―. Pero puede que tenga que volver a entrar. ―Saca una toalla del armario y la deja junto al lavabo para mí. ―Entraras para vomitar y no para mirarme desnuda ―digo.  ―digo.   ―No me meto con las mujeres de Logan ―dice. Luego continúa―: Nunca. Es una cosa de hermanos. ―Suelta un eructo y me preocupa que esté a punto de vomitar sus galletas de nuevo, pero no lo hace. Me sonríe y se va, cerrando la puerta detrás. ―No soy de Logan ―digo más para mí que para él.  él.  Abre la puerta, sobresaltándome. ―Sí, lo eres.  eres. 

 

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Logan

K

it está en mi baño y desnuda. O lo estará en sólo un minuto. Miro por el

pasillo a la puerta del baño cerrada. Si fuera cualquier otra chica, estaría ahí con ella. el tatuaje quequería esta chica quería, que hay una avulnerabilidad que nadiePero máscon puede ver. No hacerla huir.séQuería llegar conocerla. Nunca había tenido este tipo de curiosidad por una chica antes. Por lo general dormía con ellas. Luego las mandaba a casa. Esa es una de las razones por la que me sorprendí tanto de encontrar a Terri en mi cama esta noche. Sabía que lo que hicimos no era el comienzo de una relación. Nunca le compré flores, dulces o la llevé a una cita. Nunca la llevé a cenar. Sólo dije vamos con mis ojos y la llevé a mi habitación. Por qué pensó que podría querer una repetición está más allá de mi comprensión. Voy por otra cerveza y Paul me mira como la vez que dejé la tapa del inodoro caer sobre su pene cuando tenía siete y yo cuatro. ―¿Cómo terminaste con ella? ―pregunta. Me encojo de hombros. ―La encontré en el túnel del subterráneo tocando por cambio.   ―¿Y te siguió a casa como un cachorro perdido? ―No. Tuve que cargarla. Me viste. ―¿Por qué está haciendo tantas preguntas? No es como si nunca traje una chica a casa antes― antes ―. La seguí para ver a dónde iba después de que la llevé a cenar. Y estaba haciendo fila en el albergue para los sin hogar hasta que cerraron las puertas. Estaban llenos. No tenía a dónde ir, así que la traje aquí. Todavía está mirándome. ―¿Qué?  ―pregunto.

 

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―Te dije que no jodieras con esta. ―Se sienta de nuevo, dejando escapar un gran suspiro― suspiro―. No es como las otras. ―Lo sé. Voy a dormir en el sofá, idiota. No voy a dormir con ella. Sus cejas se levantan. ―Cállate. ―Señalo. ―Vas a dormir en el sofá. ―Podría necesitar un elevador para recoger su mandíbula del suelo. Asiento. ―¿Cómo está Matt?  ―Enfermo. ―Toma un gran trago de su cerveza― cerveza―. No creo que quiera que nadie lo sepa. Asiento. Sus cejas todavía están elevadas. ―¿En verdad vas a dormir en el sofá? Asiento otra vez, levantando mis manos en el aire para decir que se joda. Niega con la cabeza. ―Sólo no lo creo. ―Tengo un corazón. ―Sí, pero por lo general es anulado por tu pene. ―Toma un trago de su cerveza― cerveza ―. ¿Sabe que tienes su tatuaje en tu muñeca? Niego. ―No aún.  ―¿Vas a decirle? ―¿Debería? ―Quizá porque es personal para ella. Todavía no entiendo por qué lo querías. Va a conseguir una arruga permanente entre sus cejas si sigue frunciéndolas así. ―No lo entiendo tampoco.  ―Miro hacia la puerta del baño otra vez― vez―. ¿Luce  familiar para ti? ¿Cómo que la has visto antes?  Niega. ―No lo creo.

 

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Asiento y me encojo de hombros. Diría que sólo es una de esas caras que lucen familiares, pero también es jodidamente hermosa por lo que no es el caso. Es preciosa. Resaltaría en una multitud. Y eso no es sólo porque está en mi baño desnuda. ―¿Cómo está tu nariz? ―pregunta Paul. Me encojo de hombros. Está bien. Nada que pueda hacer por ella de todos modos. Y como que me lo merecía. La puerta del baño se abre y sale. Está envuelta en una toalla y su cabello está húmedo y colgando sobre sus hombros. Luce como si acabara de pasar un peine por él. No tiene nada de maquillaje puesto. No hay cosa negra alrededor de sus ojos y veo que tiene una línea de pecas a través del puente de su nariz. Se mete rápidamente en mi habitación, y me siento de nuevo, forzándome a no ir y verla. Probablemente quería vestirse en algún lugar que no esté todo lleno de vapor. Me levanto y voy al baño, cerrando la puerta detrás de mí. El espejo está empañado por el vapor de su ducha. El mostrador está limpio por primera vez en meses, e incluso limpióAsumo el bañoque y laesducha de chica entrar,que aparentemente. Todo está limpio y brillante. porqueantes es una sintió la necesidad de limpiarlo antes de usarlo. Luce bien y me recuerdo darle las gracias. Dejó su botella de champú en la ducha, y su jabón. Huele bien en el baño para variar y me doy cuenta de que sus cosas son las que dejan un olor limpio en el aire. Me hace querer ir y olerla. Quiero enterrar mi cara en su cabello y ver si huele tan  bien como el baño lo hace. Ha tenido suficiente tiempo para cambiarse ahora, ¿no?  Golpeo en la puerta de mi habitación y la abro, mirando adentro. Todavía está sentada en el borde de mi cama usando la toalla. Ésta está abierta sobre su muslo, mostrando una larga extensión de su pierna desnuda. Me muevo hacia ella, preguntándole silenciosamente si puedo entrar. Agarra la toalla donde está metida entre sus pechos y la sube más. Pero asiente. Mira hacia mi closet, el cual está abierto, y luego de vuelta a mí. Levanto mis cejas en pregunta. ¿Necesita algo?  ―¿Puedo pedir prestada una playera? ―pregunta. Mira abajo a su bolsa― bolsa ―. Toda mi ropa está sucia, y odio ponerme ropa sucia cuando acabo de salir de la ducha. ―Debo haberla mirado divertido. Porque se apresura a decir― decir―: Te la regresaré mañana, antes de irme. Sólo quiero dormir en ella. ¿Tienes una lavadora? Asiento. ―¿Qué pregunta estás respondiendo? ¿La playera? ¿O la lavadora?

 

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―Ambas ―digo. Me sonríe. Le hablaría todo el día a esta chica si eso significa que me sonreirá así. Tomo una playera de un gancho y se la lanzo. La atrapa y se la pone sobre su cabeza. Después de que la baja hacia sus rodillas, tira de la toalla y la jala de debajo de la playera. Se sienta en un lado de mi cama y saca ropa interior rosa de su bolsa. ―¿Puedes darte vuelta? ―pregunta. Asiento, y eso me hace sonreír como un niño en una dulcería. Espero que no pueda verme. Siento su mano en mi hombro y me doy la vuelta. Está usando mi playera de  AC/DC , y le llega hasta sus rodillas. Maldición, es bonita.  ―¿Puedo poner algunas cosas en tu lavadora? ―pregunta. ―Puedo hacerlo por ti ―ofrezco. Niega. ―No vas a manosear mi ropa interior, pervertido ―dice, sonriendo― sonriendo―. La próxima cosa que sabré, es que estarás oliéndolas. Se ríe. Desearía poder escucharla, porque probablemente es el más hermoso sonido en el mundo. No es que a menudo desearía poder escuchar, porque puedo hacer casi todo lo que quiero. Pero justo ahora, desearía poder escuchar el sonido de su risa. Hago un gesto hacia ella y sale al pasillo conmigo, donde abro la puerta de la lavandería. Tomo lo que está en la secadora, y lo pongo encima. Luce como mierda de Sam y Pete y ellos pueden arreglárselas con su propia ropa. Paso lo que está en la lavadora a la secadora, y le pido que sostenga las cosas que están en mis manos. Sacude la cabeza. Doy un paso a un lado y empieza a sacar cosas de su bolsa. No tiene mucho, sólo unas algunos Hay shorts, par de vaqueros, y loy que estaba usando hoy.cuantas Y lanza playeras, su ropa interior. másunBetty Boop, le sonrío sacudo la cabeza. Vierto algo de jabón de lavandería y la enciende, entonces regresa a mi habitación. ―¿Tienes una sábana que pueda poner en el e l suelo? ―pregunta. ¿Qué diablos? ―¿Por qué? ―pregunto. Me mira como si me hubieran crecido dos cabezas. ―¿Para dormir? ―No vas a dormir en el suelo ―digo digo― ―. Toma la cama. Dormiré en el sofá.

 

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―El sofá es como un metro y medio de largo. Eres demasiado alto. Puedo dormir en el sofá. ―Asiente como si hubiera tomado una decisión. Agarro su brazo suavemente mientras camina delante de mí. ―No ―digo digo― ―. Toma la cama. La cama es matrimonial, así que no es la cama más grande en el mundo. Toma su labio inferior entre sus dientes y lo muerde. Esa tiene que ser una de las cosas más eróticas que he visto. Lame sus labios y mira a todos lados menos a mí. ―¿Estás seguro de que eso está bien contigo? ―pregunta. Me inclino más cerca y la arrastro a mi pecho. No sé por qué siento la necesidad de hacer eso, pero lo hago. Vacila brevemente y entonces envuelve sus  brazos alrededor de mi cintura. La beso suavemente en la frente. Me mira y luce casi perdida. El color es fuerte en sus mejillas y da un paso atrás. atrá s. ―Gracias ―dice. Se pone de puntillas y besa mi mejilla casi como una idea tardía. beso me afecta comoatrapado el más profundo beso de lengua nunca librarlo lo hizo. Es comoEste si mi aliento estuviera en mi garganta y no puedo de dentro hacia fuera. ―¿Estás bien? ―pregunta. ―Bien ―digo. Pero estoy todo menos bien. Levanta sus brazos para quitar su cabello húmedo de su cuello y sus pechos se mueven debajo de su playera. Estoy instantáneamente duro. ―Déjame saber si necesitas algo ―digo. Pero no estoy mirándola ya. Estoy caminando hacia la puerta tan rápido como puedo, antes de que note que estoy poniéndome duro sólo pensando en el hecho de que no lleva sostén. Toca mi brazo y dice: ―Logan, por favor no le digas a nadie que no puedo leer, ¿está bien? ―Luce preocupada y lo odio por ella. Odio que incluso tenga que preocuparse por cosas como esas. ―Eso fue entre tú y yo ―digo. Como que es nuestro secreto. Como lo es el que hablo. Cierra la puerta detrás de mí y siento la cerradura de la puerta bloquearse. Acaba de dejarme fuera de mi propia habitación. No puedo decir que la culpo en realidad. Está en un lugar extraño. Y rodeada por hombres extraños. Pero una parte de mí está agradecida que haya cerrado la puerta.

 

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Camino de regreso a la sala de estar, tomando una sábana conmigo del armario. ―Todavía no puedo creer que vas a dormir en el sofá ―dice Paul. No puedo creerlo tampoco. Pero lo estoy.

 

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Emily e estado acostada en la cama de Logan por lo que parecen horas, pero no puedo dormir. Escuché a Pete cuando llegó a casa, y a Paul decirle que se fuera a la cama. Luego el departamento quedó en silencio. Nadie ha hecho ningún ruido durante horas, hasta ahora. Creo que es Matthew, porque se oyen como rápidos y amortiguados pasos y después un horrible sonido de arcadas. Abro la puerta y miro hacia fuera, la puerta del baño está abierta unos tres centímetros, y estoy bastante segura de que es Matthew quien está ahí sintiéndose enfermo. Es miserable y quiero ayudarlo, pero tampoco quiero molestar.

H

de puntillasSus a lapies cocina porque tengofuera sed, ydel miro haciapor el sofá, LoganCamino está durmiendo. están colgando borde casi donde treinta centímetros y está sobre su espalda, con la cabeza apoyada en el brazo del sofá. Ni siquiera tiene una almohada. Abro la nevera y me agacho para ver lo que tienen para beber, y cuando me pongo de pie, Matthew me está mirando por encima de la puerta. ―¿Qué estás haciendo? ―pregunta. Sus ojos están enrojecidos e inyectados en sangre y su rostro está pálido.  pálido.   ―Consiguiendo algo para beber ―susurro susurro― ―. ¿Puedo ofrecerte algo? Niega. Su mirada va rápidamente a mis piernas desnudas, y tiro del dobladillo de la camiseta de Logan. ―Bonita camiseta ―dice. Sacude un pulgar hacia Logan― Logan―. ¿Tuvieron una pelea? Miro hacia Logan también. Está durmiendo a pierna suelta, con la boca abierta. ―No ―susurro susurro― ―. ¿Por qué piensas eso? ―Espera. ―Se detiene como si estuviera pensando en algo― algo ―. ¿Por qué sigues aquí? ¿Estás pasando la noche aquí? Asiento, llevando una botella de agua a mis labios.

 

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―Las chicas de Logan nunca pasan la noche. ―Parece divertido. Pero no entiendo por qué. ―Él insistió ―susurro. ―¿Por qué susurras? ―susurra ruidosa y dramáticamente. ―Logan está durmiendo ―contesto. ―Es sordo. ―Sonríe.  Ah, sí . Lo olvidé. Es tan fácil olvidar que no puede oír. Me río y me encojo de hombros. De repente, se da la vuelta y regresa corriendo al baño. Se siente mal de nuevo, pero suena como si su estómago estuviera vacío. Abro los cajones al lado del fregadero hasta que encuentro uno con toallas. Mojo una con un poco de agua fría, y lo encuentro cuando está saliendo del baño. Me la quita con un pesado suspiro y se limpia ligeramente con ella. ―¿Necesitas algo? ―pregunto. ―Ginger ale2 ―dice dice― ―. Hay algunos en la nevera. Asiento y regreso en esa dirección. Mientras estoy ahí, agarro un cubo vacío para mezclar margaritas de la encimera. Empiezo a caminar por el pasillo, y asumo que su puerta es la que está abierta. Está sentado en el borde de la cama, con la cabeza entre sus manos. Pongo el cubo frente a él. ―Para más tarde ―digo. ―Gracias ―dice, mientras toma un sorbo del ginger ale. Le quito la toalla y regreso al baño, refrescándola otra vez. Cuando regreso a la habitación, está acostado, así que suavemente coloco la toalla en su frente y me doy la vuelta para salir― salir ―. No rompas su corazón ―dice. Está vomitando hasta las tripas y de lo que se preocupa es de mí rompiendo el corazón de Logan. ―Estoy aquí sólo por esta noche ―digo. Suelta un bufido. Sale más como un resoplido. Pero lo entiendo. No me cree. ―Te veré en la mañana ―dice. Apago su luz mientras dejo la habitación y cierro la puerta detrás de mí.

  Ginger Ale: Es una bebida refrescante, sin alcohol, de origen inglés fabricada con agua mineral,  jengibre, azúcar y limón. 2

 

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La lavadora ha parado desde hace bastante tiempo, saco lo que está en la secadora y veo que la pila de encima de la lavadora está creciendo. No puedo ver que sus cosas se arruguen, así que me quedo ahí y las doblo, y también lo que está saliendo de la secadora. Pongo mi ropa en la secadora, y entonces recuerdo la enorme pila de ropa para lavar en el pasillo, así que me pongo a cargar sus cosas. Podía tranquilamente hacerlo. No voy a hacer nada más. Camino de vuelta a la cocina y Logan está roncando. Su cabello cuelga todo despeinado sobre su frente y me pregunto si su madre alguna vez solía verlo dormir así. La cocina es un desastre, así que agarro una bolsa para la basura de la despensa y comienzo a empacar las cajas de pizza. Luego acomodo toda la comida que está en la encimera y le doy una buena fregada. La cocina está toda bonita y  brillante antes de volver a la cama. Bostezo y cierro la puerta del dormitorio detrás de mí. Pero esta vez, no siento la necesidad de bloquearla. * * *

La cama se hunde en medio de la noche, y me sobresalto. Mi corazón comienza a golpetear como un taladrado y me arrimo al borde de la cama. ―¿Qué estás haciendo? ―pregunto. Es Logan y la habitación está oscura, por lo que no puede ver mi cara ni oír mi voz. Se gira en su lado, lejos de mí, acurrucándose profundamente en la almohada. Hace este adorable ruido con la boca y se acomoda. Estira su brazo hacia atrás y me quita las mantas de encima, enc ima, echándolas sobre él. ¿Realmente no cree que vaya a dormir aquí, verdad? Podría irme y acomodarme en el sofá pero ya está roncando. Está profundamente dormido. Me inclino y lo miro a la cara. No se mueve. No está tratando de hacer sus movimientos en mí. Sólo va a dormir. Me doy la vuelta, haciéndome una bola, porque hace frío sin una manta. Podría ir y tomar la del sofá, supongo. Sé que tenía una ahí. Pero me temo que lo despertaré si me levanto. Agarro el borde de la manta que me acaba de robar y la  jalo a mi lado, sólo lo suficiente para cubrir la mitad de mí. No se mueve. Así que debe estar bien.

 

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Logan espierto lentamente, inmediatamente noto que hay un cuerpo tibio presionado contra mí. Levanto mi cabeza y miro la pierna extendida a través de mis muslos. Hay un delicado brazo envuelto a lo largo de mi pecho y una cabeza de cabello negro con mechones azules escondida debajo de mi barbilla, justo al lado de mi corazón. Su muslo está desnudo y se siente tan jodidamente bien que no me quiero mover. Su champú provoca un cosquilleo en mi nariz y me pregunto cómo terminé en la cama con ella. Sé que todo lo que hicimos fue dormir. Mi suposición es que me levanté para orinar en la mitad de la noche y regresé a mi cama por accidente.

D

CómoRecuesto llegó ellami a envolverse alrededor de mí es otra historia. cabeza contra la almohada y miro el agrietado techo. No era mi intención que esto pasara. Y no quiero que piense que solo la quiero en mi cama. Que solo quiero dormir con ella. Pero quiero hacerlo. Justo ahora quiero rodar sobre ella y deslizar las bragas de color rosa, por las que me hizo dar vuelta la noche anterior, lentamente sobre sus piernas. Quiero besarla desde la planta de sus pies hasta el interior de sus muslos. Miro hacia su muslo de nuevo. No puedo resistirme. Estiro mi brazo y apoyo mi mano en él. Se acerca y se presiona con más fuerza contra mí, sus senos están aplastados contra mi pecho. Estoy tan malditamente duro que toda la sangre de mi cuerpo está pulsando en mi pene.  Mierda. Va a amanecer así que mis hermanos estarán preparándose para salir pronto. Nunca dejarán de molestarme por esto si me encuentran aquí. Comencé en el sofá y juré que me quedaría ahí.  Mierda. Solo quería mantenerla a salvo y ahora está en la cama conmigo. O yo estoy en la cama con ella. Involuntariamente aprieto su muslo en mi mano. Giro sobre mi lado para enfrentarla, y subo su muslo sobre mi cadera. Necesito deslizarme debajo de su  brazo. Pero entonces sus ojos o jos cafés parpadean abriéndose. Estamos frente a frente. f rente. No parece sorprendida.

 

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―Robaste las cobijas ―dice. Tiene aliento matutino y nunca he deseado tanto besar a alguien en mi vida. ―¿Por qué estás en mis brazos? ―pregunto. Mira alrededor como si no estuviera muy segura y toma su labio inferior entre sus dientes otra vez. Jalo éste gentilmente con mi pulgar y lame sus labios,  justo como hizo la noche anterior. ―Tenía frío. Y tú estabas tibio. ―Empecé en el sofá ―digo. Asiente, inclinándose cerca de mí, enterrando su cara en mi pecho. Inhala profundamente, su respiración moviéndose a través del delgado material de mi camisa cuando exhala. ¿Acaba de olfatearme?  ―Hueles bien ―articula, mirándome para que pueda ver v er sus labios. Acaba de olfatearme. No puedo evitarlo. Pongo la palma de mi mano en su trasero y la atraigo más cerca de mí. ―¿Siempre despiertas tan dulce? ―pregunto. Es como algodón de azúcar en mis brazos. Huele delicada y limpia y no está alejándome. ―No estoy despierta todavía ―articula. Gira otra vez en mis brazos, de espaldas a mí. Mi antebrazo está debajo de su cabeza y su trasero está acurrucado contra mi ingle. Su cabeza está bajo mi barbilla, y ya no puedo ver su cara. Pero dudo que esté hablando. Es ligera en mis brazos, y su aliento sale rápidamente de su boca abierta con cada exhalación, causando una sensación de calor en mi antebrazo con cada respiración. Las plantas de sus pies están frías contra la parte superior de los míos, así que despliego la manta sobre los dos, metiéndola alrededor de ella, tirándola sobre nuestros pies. No quiero dejarla ir. Pero sé que tengo que levantarme. Tengo que volver al sofá. Cierro mis ojos y quito su cabello que cae entre nosotros. Me deja envolverme a su alrededor, y por sus palabras sigue dormida. ¿Haría daño permanecer allí? Continúo sosteniéndola. Nunca antes he tenido una chica durmiendo la noche entera en mi cama. Jamás. Nunca he despertado con nadie. Nunca lo he deseado. Hasta ahora. Coloco mi brazo alrededor de su cintura. Solo estaré así unos pocos minutos más. * * *

 

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La puerta de mi dormitorio se abre y siento el ruido cuando golpea la pared. Paul es silencioso en la mañana, y no despierta a nadie fácilmente. Anda de un lado a otro, abriendo puertas de un golpe y prendiendo las luces hasta que los gemelos están de pie y listos para el colegio. Están en último año y tienen que estar temprano. Miro a Paul mientras se detiene en mi puerta. ― Sabía Sabía que no permanecerías en el sofá la noche entera.  ―Señala. No lo dice en voz alta. Probablemente para no despertarla. Kit está dormida sobre su estómago, con la mano metida bajo la almohada y una pierna hacia un lado. Me siento y miro hacia ella. Mi camiseta de  AC/DC se ha levantado hasta su cintura, y uno de los lados de sus bragas rosa se ha desplazado para meterse en la línea de su trasero. Su nalga izquierda está a la vista, la firme, redonda curva mostrándose, excepto que no deliberadamente. Echo la manta sobre su trasero cuando me levanto. ― Cállate. Cállate. ― Señalo. Señalo. Me estiro y agarro mis jeans, empujando mis piernas en ellos rápidamente. Me puse mis bóxers antes de irme a dormir anoche. Paul lleva un pantalón de franela y ninguna camisa. Cuando llego a la cocina, los gemelos están comiendo tazones de cereal, ambos en sus bóxers. ― Pónganse Pónganse algo de ropa. ― Les Les señalo― . Kit todavía está aquí.  ―¿Ese es su nombre? ¿Kit? ―pregunta Sam. Sacudo mi cabeza. ― No No lo creo. ― Estoy Estoy bastante seguro de que ese no es su nombre― .  Así es como algún tipo en la calle la llamó.  ―¿De dónde es ella? ―pregunta Pete. ― No No lo sé, ella no me lo dirá.

Paul hace un gesto hacia el sofá. ― ¿Cómo ¿Cómo dormiste? ― Sonríe. Sonríe. Mi cuello todavía duele de estar en el sofá. ― Bien. Bien.  ― Ella Ella durmió en tu cama. Contigo. La sonrisa de Paul ha cambiado a una mirada de furia. Asiento. ― No toda la noche. Solo una parte. ― Busco a tientas una taza de café, pero la cafeteraNo no está donde la dejamos― . ¿Qué diablos le pasó a la cocina?

 

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Paul tiene su cadera apoyada contra el mostrador y me está mirando fijamente. ― Nos Nos despertamos con esto de esta manera. ― Hace Hace un gesto hacia la extensión de nuestra limpia encimera. No puedo recordar re cordar la última vez que vi la fórmica fór mica3. ― ¿Dónde ¿Dónde están todas las cosas? Abre la puerta de la despensa y señala su interior. ¿Ella puso todo allí? El fregadero está libre de platos, hasta que Sam pone su tazón en él. ― Ponlo Ponlo en el lavaplatos.  ―Señalo Señalo― ―. Si trabajó tan duro para limpiar la cocina, vamos a intentar mantenerla de esta manera, ¿no podemos? ―Maldición ―se queja Sam. Pero abre el lavaplatos y pone su tazón en él. ―Ustedes dos vayan a la escuela ―dice Paul. Los fuerza a irse a su habitación así pueden vestirse― vestirse―. La próxima vez pónganse algo de ropa antes de salir de sus habitaciones ―les advierte. Me mira― mira―. ¿Cuánto tiempo estará Kit aquí? Paul mira sobre mi hombro y sonríe a algo. Me giro y veo a Kit. Está toda despeinada y tiene una marca en la mejilla del pliegue de la funda de la almohada. ―Me iré hoy ―dice. Camina hacia la cafetera, que ahora está en una encimera diferente. Por supuesto, es más adecuado donde la puso, pero todavía no es donde va. Toma una taza de café y se sirve, llenándola, luego gira y dice ―: Gracias por dejarme quedar anoche. Lo aprecio. Quiero preguntarle sobre limpiar la cocina y agradecerle, pero no puedo usar mi voz frente a mis hermanos. ―Limpió el baño también ―dice Sam mientras se acerca. Su cabello está mojado y se inclina hacia mí― mí―. ¿Huelo demasiado como una chica? ―pregunta. Mira ligeramente avergonzado a Kit― Kit―. Usé tu champú. Y tu jabón. Paul le da un empujón en el hombro. ―Habría usado tus tampones si hubieras dejado uno ahí. La cara de Kit se colorea tiernamente. ―Mantente alejado de sus cosas ―advierte Paul. Paul ajusta sus jeans. ―Dobló mis jeans. No se siente muy bien usar algo que no estaba enrollado en una bola en la canasta en la esquina de la habitación. La miro furiosamente. ¿Hizo todo eso mientras estábamos durmiendo? Quiero decirle que no tiene que trabajar para permanecer aquí. 3 Fórmica:

 material plástico con el que se forran o protegen algunos materiales.

 

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―¿Qué? ―pregunta ella― ella―. No podía dormir. Estaba durmiendo bastante bien en mis brazos. No quiero pensar acerca de ello, porque no puedo superar el hecho de que me gustó tanto como lo hizo. Sam se inclina y la besa en la mejilla, mientras Pete lo hace en la otra. Ella hace una mueca, pero no le da una reprimenda a ninguno de los dos. ―Voto para que la dejemos quedarse otro día ―dice Pete. Mira hacia sus piernas desnudas. Honestamente, he visto mujeres en clubs nocturnos mostrar mucha más piel que ella está mostrando― mostrando ―. Es tierna. ―Entonces agarra una  banana de la encimera y corre por la puerta. Sam está justo detrás de él. Cierra la puerta un poco y mete su cabeza de nuevo. ―Yo secundo ese voto. ―Luego la puerta da un portazo y se han ido. Kit sonríe y mira sobre mi hombro. Matt está de pie y luce completamente acalorado. ―También yo ―dice, se sienta en una silla y pone su cara en sus manos. Paul se encoge de hombros. ―Está bien para mí ―dice dice― ― , pero es decisión de Logan. Es su cama. Paul se va para alistarse para el trabajo. Tengo que hacer lo mismo, pero no tengo que ir hasta las once. Va temprano cada día porque tiene que hacer trabajo de oficina. Kit toma un ginger ale de la nevera y lo sirve en un vaso. Se lo da a Matt, sonríe ligeramente, y dice: ―Gracias. ―No dice nada a cambio pero le da un apretón a su hombro. ¿Qué está pasando con estos consiga algo para beber?dos?    ¿No nos deja hacer una maldita cosa por él pero deja que Kit le Sonríe y camina de regreso al dormitorio, llevando su café con ella. ―Va a romper tu jodido corazón, hombre ―advierte Matt después de que ella cierra la puerta. Lo sé. Va romper mi jodido corazón. Porque nunca he deseado nada con nadie de la forma en e n que quiero algo que no puedo siquiera definir con ella.

 

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Emily

 

espertar en sus brazos fue uno de los mejores momentos de mi vida. No quería hacerlo. Quería quedarme así para siempre. Por lo que cuando me preguntó acerca de cómo llegamos a estar acurrucados el uno junto al otro, fingí estar dormida y me di la vuelta, esperando que envolviera su brazo alrededor de mí. Lo hizo. Envolvió todo su cuerpo a mi alrededor. Intencionalmente elegí darle la espalda para no tener que darle explicaciones. Porque no quería decirle que lo sentí cuando se metió a la cama conmigo. O que extendí mi mano para tocarlo en la noche y me dejó colocar mi cabeza en su pecho.

D

No tenía intención de envolver mi cuerpo su alrededor, no parecía disgustado porlaello. Si el bulto en su bóxers era auna indicación,pero él estaba muy complacido. Pero incluso después, no era más que respetuoso con co n mi cuerpo. Salgo de su dormitorio vestida con mi antiguo uniforme de la escuela. Está limpio ahora, así que no me importaba ponérmelo de nuevo. Aparte del hecho de que poniéndomelo significa que estoy dejando su apartamento. Mi bolsa está sobre mi hombro y el estuche de mi guitarra en mi mano. No hay nadie aparte de nosotros dos. Paul se fue a trabajar hace una hora. Y Matt se queda en casa hoy, estoy segura. Está demasiado enfermo como para mantener su cabeza erguida, y mucho menos ir a trabajar con el público. Debe estar en su habitación, porque Logan está sentado en la mesa, leyendo el periódico. Levanta su mirada cuando salgo de la habitación y su cara cae. Hace un gesto con las manos como si me preguntara por qué. ―Me tengo que ir ―explico. Sostengo en alto mi guitarra― guitarra―. Tengo que ir a trabajar. Y tú tienes que ir a trabajar. Y estoy segura de que no quieres que me quede mientras no estás aquí. ¿Qué pasa si robó algo? ―Trato de reírme de ello, pero no le parece divertido. ―No tienes que irte ―dice dice― ―. Quédate. ―Se levanta y se acerca para pararse delante de mí. Sostengo en alto mi guitarra de nuevo.

 

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―No puedo. Tengo que trabajar. ―Solo tengo treinta y dos dólares a mi nombre. No puedo encontrar un lugar decente para alojarme con eso. Ni siquiera por una noche. Como si pudiera leer mi mente, saca su billetera y la abre. Toma dinero y trata de ponerlo a la fuerza en mi mano. No puedo aceptarlo. ―Quédatelo ―dice. Quiere que me quede en vez de tocar música en la calle por monedas. Niego. Es difícil de explicarle. Quiero demasiado quedarme. Pero no puedo. No puedo estar a gusto en ningún lugar. Porque mañana, voy a tener que irme de nuevo. ―Gracias por dejarme dormir aquí ―susurro. Sé que no puede escuchar el tono de mi voz, pero aún puede leer mis labios. Levanta mi mentón con su dedo índice bajo mi mandíbula para que lo mire mire― ―. Gracias ―repito. ―¿Volverás esta noche? ―pregunta. Sostiene mi mano, su pulgar se mueve suavemente hacia atrás y adelante a través de la superficie de la misma― misma ―. Dormiré en el sofá. Lo prometo. Levanto mi mirada hacia él, tragando saliva. ―Me gustó cuando estabas en la cama conmigo ―admito. Sus ojos se estrechan y parece más cerca de mí de lo que creo que nadie lo ha logrado. Pero no dice nada más. ―Creo que me gustas ―admito suavemente. Eso es probablemente la cosa equivocada para decir. Pero tengo que decirle. No solo lo usé por un lugar para dormir. Sinceramente podría preocuparme por él si mi situación fuera diferente. Pero no lo es. Y no puedo. No entiende la terminología, creo, porque se ve confundido. ―¿Qué? ―pregunta. ―Creo que me gustas ―repito. Pero todavía se ve igual de confundido. Parece que va a poner a Mattew para traducir. Lo detengo tirando de su  brazo. ―Me gustas ―digo con claridad― claridad―. Es por eso que me voy. No sería nada  bueno para ti o para tus hermanos. Me gustas demasiado como para quedarme. ―Eso es ridículo ―dice. Sí, es ridículo. Pero no sabe de dónde vengo. No sabe cuántas personas están  buscándome y por qué. Y cuando lo sepa, y no tengo dudas de que lo hará, va a odiarme por no decirle todo de frente.

 

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―¿Cenas conmigo? ―dice, sus cejas levantadas. Me mira esperanzado y eso no es lo que quiero para él. Dobla sus rodillas para poder mirarme a la cara ―. ¿Cena? ―repite, como si podría no haberlo entendido― entendido ―. Una cita ―dice dice― ―. Sal en una cita conmigo. Niego. No debería gustarle tanto después de tan corto tiempo, pero veo posibilidades ahí donde antes Bueno, no había Meotra hacepersona. creer que podría una conexión real con alguien. talninguna. vez si fuera Pero no lotener soy. Así que no puedo. ―Gracias por dejarme dormir aquí ―digo digo― ―. Y lavar mi ropa y tomar una ducha. Realmente lo aprecio. ¿Le dirás a tus hermanos gracias por mí? Aleja su mano y siento como si alguien me quitara mi ancla y voy a ser llevada por la corriente. Asiente. Regresa a la mesa, se sienta y comienza a pasar las páginas del periódico. No me está mirando más y siento la pérdida como si alguien me hubiera cortado mi brazo. Salgo y me apoyo pesadamente contra la pared frente a su puerta. No puedo introducirlo en mi vida. No es bueno para él. O para cualquiera de ellos. Esta es la forma que tiene que ser.

 

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Mi culo está frío otra vez, a pesar de que estoy usando mallas negras debajo de mi mini falda a cuadros. El metro está congelado, y estoy sentada sobre mi  bolsa para mantener mi trasero trase ro lejos del cemento frío. Pero aun así está filtrándose. Hoy hice cuarenta y dos dólares, sin embargo, y es un buen día. Debo haber parecido absolutamente miserable, porque la gente estuvo poniendo dinero en mi estuche como si fuera una vagabunda. Bueno, lo soy, pero no es como si estuviera sosteniendo un cartel que dice: Tengo hambre.  Es un poco después de las siete en punto y he estado aquí desde que dejé el apartamento de Logan. Mis manos están cansadas y no puedo dejar de pensar que es mejor que empiece a moverme. El grupo de personas que sale del trabajo ha pasado y los borrachos tienden a aparecer por la noche. Por lo que, nunca me siento segura en el metro cuando empieza a hacerse tarde. Recojo mis cosas y pongo en su lugar mi guitarra. El dinero que hice hoy, lo guardo en mi bolsillo. Se está poniendo cada vez más frío afuera mientas el otoño se instala en la ciudad, y no tengo un abrigo. Por lo que, puedo usar el dinero que tengo para conseguir una habitación de motel ir a la ponerme tienda de para segunda mano y tratar de encontrar abrigo usado que opueda mantenerme caliente cuando un la

 

 

temperatura cambie. Si hago eso, voy a estar durmiendo en el refugio de nuevo, siempre y cuando dispongan de habitaciones. Así que, será el abrigo, refugió y de vuelta a la estación de metro mañana. Alguien dice fuertemente mi nombre mientras subo las escaleras del túnel y me giro para encontrar a Bone de pie junto a la farola. ―¿Cómo te va, Kit? ―pregunta. Sus ojos recorren mi cuerpo y mi interior se revuelve. ―Bien ―digo rápidamente― rápidamente―. ¿Necesitabas algo? Sacude su cabeza, mordiendo sus labios. ―¿Tienes un lugar para quedarte esta noche? ―pregunta. Me pregunta esto cada vez que me ve, como si fuera a atraparme en un momento vulnerable y tomaré lo que está ofreciendo. Ni siquiera sé lo que está ofreciendo, pero sé que no me va a hacer ningún bien. ―Lo tengo, pero gracias por preguntar. ―En cualquier momento, Kit ―dice. Da vuelta y se aleja, su brazo alrededor de los hombros de una chica. Parece estar nerviosa. Y estaría dispuesta a apostar que es como a él le gustan. Camino por la ciudad, dirigiéndome al refugio. Sé que está a la vuelta de la esquina de donde trabaja Logan. No puedo evitar pasar por allí. Las luces están encendidas en el interior y todavía hay gente deambulando. Me detengo, esperando poder conseguir un vistazo de él. Solo quiero verlo. Sé que probablemente me odia. Pero quiero ver si él está caminando, respirando y tal vez incluso sonriendo. El letrero de neón sobre el edificio, dice Reed. Me pregunto si ese es su apellido. Paul camina hacia la puerta y levanta una mano sin abrir. Inclina su cabeza y me mira. Un poco demasiado confiado. Tira de la puerta y habla a través de la abertura. ―¿Entras? Niego. ―No debería. Asiente. ―No deberías. Pero lo harás. ―Me hace un gesto para que pase― pase―. Está en la parte de atrás.

 

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Es como si mis pies tuvieran mente propia. Camino hacia la parte trasera de la tienda y la chica de la recepción me lanza una mirada intensa. La ignoro. Hay una cortina en el fondo de la tienda y supongo que ahí es en donde está. La empujo lentamente hacia un lado. No me puede oír y está de espaldas. Pero hay una mujer en la mesa desnuda de la cintura para arriba. Está de pie delante de ella con su  brazo― envuelto alrededor, su mano estási ocupada seno derecho. Mierda a―sudigo. Me siento como alguien en mesuhubiera golpeado en el estómago. La señora de la mesa se sobresalta y Logan levanta la mirada. No tengo otra opción más que irme. No he hecho nada más que pensar en este hombre todo el día y él está con una de sus zorras. Sabía que las tenía. Pero ver sus manos en una de ellas es peor. No tengo derecho a reclamarlo. Ni siquiera tenía intención de venir a buscarlo. Paul insistió. ¿Sabía qué iba a entrar? Paul se mete en mi camino mientras m ientras corro hacia la puerta. ―Kit ―dice, impidiéndome el paso con su cuerpo para evitar que salga. Levanto mis manos para empujarlo. No puedo tomar una respiración profunda y mucho menos detenerme a hablar con él. Antes de que pueda llegar a la puerta principal, Logan corre desde la parte de atrás de la tienda hacia el frente, persiguiéndome. Puedo oír sus pasos en el suelo laminado. Me alcanza, agarrando mi codo en un férreo control, pero suave. Las lágrimas están punzando desde la parte de atrás de mis pestañas. No sé por qué lo están. Pero lo hacen. Y no quiero que las vea. Levanta su dedo diciéndome que esperé. No puedo esperar. Si espero, me verá romperme. Toma mi mano en un apretón firme y empieza a arrastrarme hacia la parte posterior de la tienda. Empuja la cortina a un lado y veo que la mujer todavía está sentada exactamente como la dejó. Solo que ahora está sosteniendo un trozo de papel sobre sus pechos. ―Hola ―dice ella. Él señala hacia una silla y me indica que quiere que me siente. Niego. ―No. Apunta hacia la silla de nuevo. Me dejo caer en ella porque siento que mis piernas no soportarán más y esa es la única razón. Se vuelve de nuevo a la mujer y le insta a bajar el papel. Está tatuando su pezón. Aparto la mirada. ves.

―Está bien ―dice la mujer― mujer―. Hizo un hermoso trabajo. No me importa si lo

 

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Está haciendo un tatuaje. Por supuesto que lo está. Todo el aliento de mi cuerpo se precipita en una gran exhalación. Está haciendo un tatuaje. Miro por encima de su hombro mientras está terminando. No solo está tatuando sobre su pezón. El tatuaje es su pezón. ¿Qué demonios?  ―Doble mastectomía4  ―explica explica― ―. Logan hace tatuajes gratuitos para pacientes. ―Arquea su espalda, empujando sus pechos hacia fuera― fuera ―. ¿Qué piensas? Se ven como unos pezones reales. El sombreado alrededor de los bordes es perfecto y dibujó un pezón sencillo con una gran aureola. Pero no hay nada sencillo en ello. Es una obra de arte. El color es el mismo tono que sus labios, y no puedo creer lo real que se ven. ―Guau ―digo. ¿Qué dices? ¿Lindos pezones? ¿Hermosas tetas? ―. Eso es increíble. Logan sujeta un espejo para ella y mira de uno a otro. ―¡Son perfectos! ―chilla. Lanza sus brazos alrededor de su cuello y él la abraza con fuerza, sonriéndome sobre su hombro. Da un paso atrás y se agacha, colocando suavemente un beso en la parte superior de su pecho. Sus ojos se llenan de lágrimas, y también lo hacen los míos. ―Voy a mostrárselos a todo el mundo ―dice ella. Sostiene el papel sobre sus pechos mientras camina hacia el frente de la tienda. La chica que dirige la parte de enfrente de la tienda se acerca a admirarlos y Paul pretende mirar a todas partes excepto sus pechos. No hay nadie en la tienda, pero tengo la sensación de que a ella no le importaría si hubiera. ―Quería sentirse sexy otra vez ―dice en voz baja, estirando la cortina, así estamos detrás de ella. ―Hiciste un hermoso trabajo. ―Golpeo mi pierna contra el estuche de mi guitarra, sin saber qué más decir. Realmente, era sorprendente cuán reales parecían. El sombreado, los colores y la forma en que se ajustan al tamaño de sus pechos nuevos, todo era perfecto. ―Lo necesitaba. ―Se encoge de hombros. Es tan humilde.

 método para la extirpación quirúrgica de una o ambas mamas de manera parcial o completa. Usualmente se realiza para luchar contra el cáncer de mama.   4

  Mastectomía:

 

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Ella aparece detrás de la cortina, viéndose muy contenta. Se coloca su camisa sobre su cabeza y saca dinero de su bolso. ―No tengo mucho ―comienza. Él lo coloca de regresó en su bolso, sacudiendo su cabeza. ―No lo va a aceptar ―digo. Entrecierra sus ojos hacia mí. ―¿Quién eres tú? ―Nadie. Asiente. Besa a Logan en la mejilla, se despide y se va. Empieza a limpiar sus suministros. Me mira por el rabillo de su ojo y dice: ―¿Por qué estás aquí? Abro mi boca, pero no puedo pensar en la cosa correcta para decir. La cierro de nuevo. Se detiene y apoya su cadera contra la mesa, cruzando sus brazos sobre su pecho. ―¿Puedo invitarte a cenar? ―pregunto sin pensar. No tengo ni idea de dónde salió eso. Pero ahí está. Sonríe. ―Sí.

 

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Logan  ué quieres comer? ―pregunto mientras dejábamos la tienda. Kit le preguntó a Paul si quería unirse a nosotros, pero creo que vio la súplica en mis ojos cuando miraba en su dirección. Necesito un poco de tiempo a solas con ella. Tengo que llevarla a una cita. Técnicamente, me invitó a salir, pero nunca la dejaría pagarme la cena. Nunca. ―No me importa ―dice encogiéndose de hombros.  hombros.  Me doy cuenta de que no tengo idea de lo que le gusta. ―¿Italiano? ―Apunto a un restaurante en restaurante en la esquina de mi apartamento. Asiente, sonriéndome. ―No pensé que ibas a volver. ―Tengo la puerta abierta para ella, y entra en el restaurante oscuro delante de mí. La camarera nos lleva a una cabina de la esquina y se sienta frente a mí. ―No debería haberlo hecho. ―Deja su guitarra bajo la mesa, me golpea la espinilla en el proceso―. Lo siento ―dice, poniendo un gesto de dolor. Está repentinamente incómoda conmigo. ¿Lo siente por golpearme en la espinilla o por dejarme esta mañana? ―¿Qué hiciste hoy? ―pregunto. ―pregunto.

—¿Q

Hace una mueca y señala su uniforme. ―Tocar en el metro.  metro.  ―¿Cómo te fue?  fue?  Se encoge de hombros. ―Hacía frío. Mi trasero aún está congelado ―admite. Tengo una rápida y sólida imagen de mí ayudándola a calentar su culo. Vi esa perfecta curva que es la nalga de su culo esta misma mañana― mañana ―. ¿Qué? ―pregunta.  ―pregunta.  Mis pensamientos deben haberse reflejado en mi cara. ―Nada ―digo. Pero una sonrisa tira de las comisuras co misuras de mis labios.  labios.  ―¿Qué es tan gracioso? ―pregunta, inclinando su cabeza.  cabeza.  

 

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Niego. ―Mi mente tenía  tenía  un vulgar pensamiento si quieres saberlo ―admito―. Lo siento. No va a suceder de nuevo. Por favor, sigue. ―Hago un gesto para que continúe hablando usando mis manos. ―Estabas pensando en mi trasero ―dice. Y ahora está sonriendo también.  también.  El calor se arrastra hasta mis mejillas. ¡Es tan bonita!  La camarera llega a la mesa con los menús y los pone delante de cada uno. ―Bienvenidos ―dice―. ¿Quieres conocer nuestras promociones? ―Mira detenidamente hacia mí, tratando de atrapar mis ojos. Me aseguro de no mirarla. Kit asiente en respuesta a su pregunta. Recita algunas cosas del menú y sus precios, veo a Kit meter la mano en su bolsillo y contar su dinero bajo la mesa. De ninguna jodida manera voy a dejarla pagar la cena. ―¿Qué puedo conseguirte para beber?  beber?   Kit me arquea una ceja, hago señas de ella hacia mí y de nuevo hacia ella para que me diga qué va a tomar. ―¿Cerveza de raíz? ―pregunta.  ―pregunta.  Asiento. La camarera nos deja con los dos menús. Abro el mío pero ella no lo hace. ―¿Sabes lo que quieres? ―pregunto.  ―pregunto.  ―¿Qué vas a tener tú? ―Me sonríe.  sonríe.   Abro el otro menú en frente de ella y marco con mi dedo la palabra en la parte superior. ―¿Qué ves cuando miras eso?  eso?  Arruga la nariz. ―Veo a alguien que piensa que me puede enseñar a leer. ―Cierra el menú―. Créeme, mejores personas que tú lo han intentado. ―¿Quién lo intentó? ―pregunto.  ―pregunto.  Toma un trago de su cerveza de raíz a través de un popote, frunciendo sus labios. ―Una pregunta mejor sería quién no lo intentó. He sido forzada, incitada y puesta en educación especial y he estado con terapeutas que pensaban que podían desentrañar mi cerebro. Nadie pudo.

 

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No se ve alterada por esto. Sólo se ve resignada. Abro el menú de nuevo, sólo porque soy curioso. Marco con mi dedo la palabra en la parte superior de la página de nuevo. ―¿Qué dice eso? ―pregunto.  ―pregunto.  Baja la vista hacia él y lo cierra. ―Sé las palabras ―dice. Se ve como si quisiera explicármelo y realmente quiero escucharlo―. Puedo deletrear palabras. Y sé lo que significan. Es sólo la forma en que están puestas en la hoja lo que es difícil d ifícil para mí. ―Se encoge de hombros―. No espero que lo entiendas. ―Está mirando a todas partes excepto a mí ahora y me gustaría no haber presionado. ―Así que, ¿conoces las palabras y cómo se deletrean en tu cabeza? ―Eso me desconcierta. ―Loco, ¿no es así? ―Se ríe, pero no hay diversión en su rostro―. La dislexia es una perra. vuelve a aparecer unapregunto cesta llena de pan y la coloca en el centroLadecamarera la mesa. Kit agarra una piezacon y me si comió hoy. ―¿Ya decidieron lo que quieren? ―pregunta ―pregunta la camarera. Marco con mi dedo el pollo al parmesano. Asiente y me mira con diversión. Está percibiendo que algo no va bien. Pero al parecer, todavía me encuentra interesante. ―¿Es bueno? ―Kit le pregunta. Lo mismo hizo en el restaurante. Debe ser la forma en que se maneja. ―El pollo al parmesano es increíble ―dice, sonriéndome. Kit no está impresionada―. Pero al alfredo es mi favorito.  favorito.  Levanto mis cejas hacia Kit para animarla. Se ríe. ―Está bien, pero si no me gusta, voy a tomar tu pollo ―me advierte―.  advierte―.   Me quedo con ese ―le dice a la camarera.  camarera.  Lleva un trozo de pan a su boca y toma un bocado. Una miga se pega en sus labios, quiero extender mi brazo, capturarla y llevarla a los míos. Pero no me atrevo. La tengo cenando conmigo. Si la presiono demasiado, va a huir. ―¿Has comido hoy? ―digo impulsivamente.  impulsivamente.  Su cara se ruboriza y asiente. Está mintiendo. Estoy seguro de ello. Empujo la cesta de pan hacia ella y le digo: ―Come.

 

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Toma otro pedazo. Mastica en silencio durante un minuto y luego me mira. Su rostro es apacible cuando dice: ―Lo que hiciste por esa mujer en la tienda, con los tatuajes …  ―Asiento cuando se detiene. Se está refiriendo a los tatuajes de los pezones―. Eso fue increíble y hermoso. ¿Dónde aprendiste a hacer eso? Me encojo de hombros. No recuerdo aprenderlo. Sólo sabía que podía dibujarlo. Y si puedo hacerlo, puedo tatuarlo. tat uarlo. ―Creo que estaba complacida.  complacida.  ―¿Es una broma? ―Golpea la mesa―. Estaba muy emocionada. emoc ionada. Y realmente eran hermosos. hermosos. Como arte. ¿Puedo ver tus tatuajes? ―pregunta vacilante.  vacilante.   Estoy usando mi abrigo, así que tengo que quitármelo para mostrarle. Quiero mostrarle mi arte. Dibujé la mayoría de ellos y mis hermanos los tatuaron. De manera que me quito el abrigo y pongo las palmas de mis manos sobre la mesa. Se inclina, mirando de cerca. Tengo mangas completas, lo que significa que tengo tatuajes desde mi cuello a mis muñecas. Toca los labios en mi antebrazo con un delicado dedo. El vello de mis brazos se levanta, pero pretendo no darme cuenta. ―¿Por qué este? ―pregunta.  ―pregunta.  Sonrío. ―Va con éste. ―Señalo mi otro brazo―. Es algo que mi madre solía decir. de cir.   Su frente se arruga mientras mira a la cruz en mi otro brazo. ―De tus labios a los oídos de Dios ―explico―. En mi caso, tengo mucha distancia entre mis labios y los oídos de Dios. Es por eso que están en diferentes  brazos. ―¿Ves a tu madre a menudo? ―pregunta. Todavía está comiendo pan, y eso es bueno. Quiero mantenerme hablando con ella así seguirá comiendo. Sé que no lo ha hecho hoy. Niego. ―Murió hace hace unos años. ―Oh. ―Su boca deja de moverse, move rse, y traga con fuerza―. Lo siento mucho.  mucho.  Me encojo de hombros. Fue un accidente. ―¿Y tu padre? ―pregunta.  ―pregunta.  ―SeÉramos fue después de la con muerte mamácreo. ―explico. siempre difícil―. demasiados lo quedelidiar, ―Me río.Esta Peroparte no esesdivertido.

 

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―pregunta.  ―Por lo tanto, ¿son sólo tú y tus hermanos? ―pregunta.  Asiento. ―Paul se hizo cargo de todo el mundo cuando nuestro papá se fue. Debió hacerlo así no nos separaríamos. ―Guau. es todo lo que dice. guau. guau. Luce ―Nos la ―Eso arreglamos ―explico. No Solo quiero que Luce sientadesconcertada. lástima por mí―. ¿Y tú? ¿Dónde está tu familia? Espero, como un niño en una tienda de dulces. Pero niega. ―No ―dice.  ―dice.  ―Eso no es justo ―digo.  ―digo.  Levanta un dedo, al igual que yo hago con ella todo el tiempo. ―Sé que no es justo ―dice―. Pero es mejor mej or si no sabes.  sabes.  ―¿Mejor para quién? ―pregunto. Estoy un poco molesto porque está guardando secretos. Tiene derecho a ellos. Pero no tiene por qué gustarme. ―Mi situación es difícil ―empieza diciendo―. Y no puedo explicártelo.  explicártelo.  Mira de nuevo mis tatuajes. Los recorre con sus ojos. Hay demasiados para contar. Pero tengo que mostrarle el de ella. ―Quiero mostrarte algo ―digo―. Pero me temo que vas a estar enojada conmigo. Está en guardia de repente. ―¿Por ―¿ Por qué? ¿Qué es? Giro mi muñeca y señalo su tatuaje en la parte interna. Es un lugar vacío que había estado reservando para algo especial. Se inclina hacia él y todo el aire de sus pulmones sale rápidamente. Puedo sentirlo sobre mi mano cuando exhala. ―Ese es mi tatuaje ―dice.  ―dice.  Toma mi mano entre las suyas y la levanta hasta su cara. ―¿Estás enojada? ―pregunto.  ―pregunto.  Me mira un instante y luego hacia el tatuaje. Está mirándolo detenidamente. Su mano tiembla mientras sostiene firmemente la mía. ―Lo cambiaste.  cambiaste.  ―Sentí ―Se ntí como si necesitaras una salida.

 

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Lo puse en mi muñeca, porque estaba intrigado por los secretos que esconde. Es arte. Y aprecio el arte en todas sus formas. Traga. Con fuerza. Luego sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas. Las contiene durante el tiempo que puede. Y entonces se levanta y corre hacia el cuarto de baño.  Mierda. Ahora la he cagado. La hice llorar. Pasa de largo a la camarera, que se sobresalta. Empieza a acercarse a mí, balanceando sus caderas. Me levanto y sigo a Kit. Me detengo en la puerta del baño de mujeres y presiono mi mano contra ella. No sé lo que estoy esperando. Está ahí llorando y no puedo oírla a través de la puerta para asegurarme de que está bien. A la mierda. No la voy a dejar ahí afligida. Empujo la puerta y no veo ningún pie en los cubículos cuando me agacho. ¿Dónde diablos se ha ido? Empujo las puertas, pero la última está bloqueada. Me pongo en puntas y miro por encima de la parte superior. Está parada allí con sus antebrazos presionados contra la pared, la cabeza descansando entre sus  brazos y su espalda temblando. Está llorando. Llamo a la puerta y digo: ―Déjame entrar, Kit. ―No dice nada. Sería incapaz de oírla si lo hiciera. Doy un paso atrás de puntas y miro por encima. Todavía está llorando―. Déjame entrar ―repito.   ―repito. No se mueve, así que camino al cubículo junto al de ella y subo al inodoro. Sacudo la división suavemente. Podría sostener mi peso. Sólo hay una manera de averiguarlo. Me elevo y paso del otro lado de la división, levantando mis piernas por encima despacio y con cuidado, y luego salto. Antes de que pueda llegar a ella, ya está en mis brazos, con los suyos rodeando mi cuello. Sigue llorando y su cuerpo tiembla contra el mío. Inclino su cara hacia la mía, porque no puedo ver sus labios para notar si está diciéndome algo o no. Tengo que pedir disculpas. No esperaba que se afligiera tanto. Voy a tener que compensarlo con otra cosa co sa si la perturbe tanto. Mi corazón se retuerce dentro de mi pecho. Realmente la jodí. ―Lo siento ―le dije, mirando su rostro.  rostro.   Su cara está empapada de lágrimas y se congela, mirándome. Puedo sentir los latidos en mi pecho. Coloca sus pies sobre la punta de mis botas, y luego se impulsa en las puntas de sus pies. Tira de mi cabeza hacia abajo con una mano en la parte posterior de mi cuello. Sus ojospero marrones ardiendo y toda esa mierda negra corriendo por sus mejillas, no meestán importa. Nunca me había parecido másestá hermosa. Tengo

 

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su cara entre mis manos y limpio debajo de sus ojos con mis pulgares. Su aliento hace cosquillas en mis labios y se inclina aún más cerca. Está de pie sobre mis putas botas y no me importa. Puede hacer lo que sea necesario para conseguir estar más cerca de mí. ―¿Por qué lo hiciste? ―pregunta, retrocediendo lo suficiente para ver sus labios. Ya le dije. Pensé que necesitaba una salida. Todo lo que le agregue al tatuaje era un ojo de cerradura en el centro de la guitarra. Es un diseño simple en realidad. ―No lo sé ―digo. Quiere que se lo explique, pero no puedo. No en este momento. Su respiración se cuela entre mis labios y huele a la levadura del pan y cerveza de raíz. Y nunca he querido besar a una chica tanto en mi vida. Pero está malditamente llorando. No puedo aprovecharme de ella. Tira de mi cabeza hacia la de ella y besa una de las comisuras de mi boca. Luego besa la otra. No puedo aguantar mucho más. Sigo con atención sus labios con cada movimiento que hace. Está sonriendo cuando finalmente presiona sus labios con los míos. Puedo sentirlo contra mi boca. Mantengo mis ojos abiertos, porque tengo que verle la cara. La sostengo en mis manos y deslizo mis dedos en su cabello desde sus sienes. Quiero tan jodidamente besarla suavemente. Tratarla como el tesoro que es. Pero no puedo. Huele agradable y se siente muy bien, está en mis brazos y no sé si puedo parar. Luego toma mi labio inferior entre los suyos y lo chupa suavemente. Sus ojos están cerrados y está haciendo el amor con mi boca. Me temo que si cierro mis ojos cuando los abra de vuelta me daré cuenta que esto era todo un sueño. Inclino mi cabeza y presiono mis labios con más fuerza contra los de ella. Es delicada y cálida en mis brazos, se aprieta contra mí, de la cabeza a los pies. Kit comienza a tirar camisa fuera de misLa jeans y elevo ayudarla. Sus manos tocan mi mi cintura, y me congelo. levanto en mis mis codos brazos,para envolviendo sus piernas alrededor de mi cintura, sosteniéndola con las palmas de mis manos sobre su culo. La presiono contra la pared y se ríe contra mis labios. Puedo sentir el sonido a través de su garganta, como un suave zumbido. Sus manos pasan ligeramente por mi pecho entre nosotros, pero todavía estoy haciéndole el amor a su boca. Su lengua se desliza contra la mía y la hundo en el interior de su boca. Esta es la primera vez que mi cuerpo va a introducirse en el de ella, y quiero tomar las cosas con calma. Disfrutar cada segundo de ello, pero ella no lo hace. Es cálida en mis brazos y la muevo para acercarla a mí. Sus manos se detienen mientras recorren mi pecho y retira sus labios de los míos. Me tomo un momento para tratar de recuperar el aliento, porque siento como si acabara de

 

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correr casi diez kilómetros a toda velocidad. Incluso tengo la punzada en el costado para probarlo. Levanta mi camisa, y toca mis piercings con sus dedos. Me quedo sin aliento. Es curiosa y me encanta esté tomándose su tiempo para mirarme. Está absorta en su tarea y su exploración de mis pezones, mirando, su labio inferior entre sus dientes. Lo jalo con mi pulgar, al igual que lo he hecho tantas veces antes. Sólo que esta vez, me inclino y lo llevo a mi boca, mordiendo suavemente. Toma mis piercings entre sus dedos y va a hacer que haga el ridículo si no se detiene. Me alejo y entierro mi cabeza en su hombro, respirando más duro que nunca. Esta mujer me ha deshecho por completo. Un fuerte golpe en el cuarto de baño me sobresalta, porque puedo sentir el pesado movimiento de la división de metal. Kit levanta la mirada y dice: ―Sólo un momento. Respirar es tan jodidamente difícil que no puedo recuperar el aliento. Pero la  bajo cuando desenvuelve sus piernas alrededor de mí. Abre la puerta del cubículo y sale, limpiándose la cara aún húmeda. El tipo que golpeó la puerta se sobresalta al ver cómo está de destrozada. Estaba llorando muy fuerte hace un minuto. Cierro la puerta y la dejo hablar con él, porque necesito un momento para calmarme. Meto la mano en mi pantalón y ajusto mi mierda. Tengo que cubrirme con mi camisa, porque mi pene va más allá del botón de mis jeans.  Mierda.  Se sentía tan jodidamente bien en mis brazos. Me apoyo contra la pared y trato de tomar algunas relajantes respiraciones. Pero no hay mucho que me puede relajar en este punto. La única cosa que podría hacer esto mejor es si ella vuelve aquí y terminamos lo que empezamos. Abro la puerta y miro hacia fuera. El hombre se ha ido, y ella está de pie en el lavabo lavándose la cara. Me mira, una ligera sonrisa en sus labios cuando me ve en el espejo. por detrás de ella y pongo mis brazos su alrededor, apoyando la barbilla enCamino su hombro. ―Siento haberte hecho llorar ―digo.  ―digo.  Niega y me habla en el espejo. ―Nadie ha hecho algo así por mí antes ―dice. Sus ojos se llenan de lágrimas, y lamento haber salido del cubículo. Voy a volver allí si deja de llorar. Pero no voy a dejarla. Puedo ver eso ahora. No la voy a dejar, sin importar qué. ―¿La cerradura? ―pregunto. Se apoya contra mí, y envuelve sus brazos sobre los míos.

 

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Asiente. Se seca las lágrimas con una toalla de papel, quitando el maquillaje negro debajo de sus ojos. Su cara está manchada, pero nunca pareció más hermosa. Por una fracción de segundo, no esconde nada de mí. ―En el momento que vi el tatuaje supe que tenía que cambiarlo. Lo siento si he profanado tu arte. ―Podría ofenderse por mi cambio. Pero tengo la sensación de que no lo hará. ―Es perfecto ―dice. Levanta mi brazo, y lo mira―. Es perfecto ―repite, sollozando―. No sé cómo decirte lo que siento.  siento.   Soy el que tiene la discapacidad auditiva y, ¿no me puede decir algo? Me río y aparto el cabello de su nuca, y presiono mis labios allí. ―No tienes que decir nada ―le digo.  digo.   Se da la vuelta y acuna mi cara en su palma, su mano acariciando mi barba apenas visible. Tomo sus manos entre las mías y las llevo a mis labios, besando una por una. Luego ojos y abro la boca para hacerle la única pregunta de la que necesitomiro sabersus la respuesta. ―¿Cómo te llamas? ―pregunto.  ―pregunto.  Se congela. Es como si de repente hubiera un muro entre nosotros y ni siquiera la he dejado ir. ―No ―dice.  ―dice.  Siento como si me dieran una patada en el estómago. La dejo ir y doy un paso atrás. ―¿Por qué no? ―pregunto.  ―pregunto.  ―Simplemente no puedo ―dice.  ―dice.  Asiento y salgo del baño. Me tiemblan las piernas. La camarera me lanza una mirada de interés al regresar a la mesa. Me siento. Kit sigue en el baño y no puedo evitar preguntarme si alguna vez va a salir. Su guitarra está todavía bajo la mesa. Por lo tanto, tiene que volver, ¿no?

 

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Emily

 

e apoyo fuertemente en mis palmas, poniendo todo mi peso en la encimera del baño. Mi pulso está latiendo tan fuerte que puedo escucharlo en mis oídos, tomar una respiración profunda está quemando mis pulmones como si alguien prendiera fuego dentro de ellos. Quizás es lo que él hizo. O tal vez me desarmo y ahora mi cuerpo tenía que trabajar para arreglarme de vuelta. De cualquier manera, siento como si alguien me hubiera dividido en dos. Hay una parte de mí que quiere darle a Logan todo lo que quiere. La que tan desesperadamente quiere desnudar mi alma para él, contarle todos mis problemas.

M

The él. Green Los 5tomaría interior, exhalaríason y sedemasiado desvanecerían comopara  Mile . Sé queenlosuharía. Peroluego mis los problemas grandes Lo comerían vivo. Y no puedo permitir perm itir que eso suceda. Porque está la otra parte de mí que sabe que necesito correr como el infierno. Necesito dejarlo antes de que lo lastime. Llevo las puntas de mis dedos a mis labios. Están rojos e hinchados por sus  besos. Nunca he sido besada así antes. Nunca tuve a un hombre haciendo el amor a mi boca. Tratando de introducirse en mi cuerpo, besándome profundamente, mientras el único contacto era solamente mi boca. Pero eso es lo que Logan hizo. Necesito salir, recoger mi guitarra y luego irme. Eso sería lo correcto. Pero puso mi tatuaje en su muñeca. Se marcó a sí mismo con mi tatuaje y lo cambio. Lágrimas llenan mis ojos de nuevo, las alejo, usando una toalla de papel mojada para limpiar el delineador corrido debajo de ellos. Me veo como un mapache. Suelto un suspiro. Es obvio por qué el gerente me miró como si mereciera todo la simpatía en el mundo. Le dije que alguien importante había muerto. Es por eso que luzco así. Pero en realidad, soy quien murió. Cuando me fui de casa, morí. Me gusta la vida pacífica que he creado aquí. Sé que esperar. Y espero enfrentar la vida sola. Ahora Logan está arruinando mi casi perfecta perf ecta existencia.

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Green Mile , en español La milla verde  o  Milagros inesperados. Esta película narra la vida de   The Edgecomb, Paul él cuenta la historia de un presidiario, John Coffey, que tiene poderes sobrenaturales capaces de sanar a personas y hacer otros tipos de actos paranormales.

 

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No he sentido esperanza en un muy largo tiempo. Pero tengo esperanza. Y eso no es algo bueno. Me alejo de la encimera y desenredo mi cabello. Sus manos han estado en él y parece como si hubiera dado vueltas en una secadora. Una risa sale de mis labios, completamente inesperada. Vuelvo a la mesa y ahí está. Comiendo una pieza de pan y mirándome,  bastante, como lo hace norm normalmente. almente. Me siento al otro lado y me acomodo acomod o contra co ntra la parte trasera del asiento. ―¿Estás bien? ―pregunta. Asiento. ―Estoy bien. ―Cierro mis ojos con fuerza, tratando de encontrar las palabras correctas para explicarlo. Toma mi barbilla y los abro para mirarlo. ―No tienes que decirme nada ―dice. Sacudo mi cabeza. Las palabras están justo ahí en la punta de mi lengua, pero no puedo obligarlas a pasar más allá de mis dientes. ―Quiero hablar contigo ―empiezo a decir. Pero entonces me estremezco y muerdo el interior de mi mejilla. La camarera viene con dos platos calientes y los pone frente a nosotros. Rellena nuestras cervezas de raíz y se va. Logan mira a su comida y sonríe. Toma un bocado de su pollo y está feliz. Apunta al mío con su tenedor. No quiero comer justo ahora. Quiero discutir todo esto. ―Solo estoy contento de que estés aquí ―dice mientras lleno mi boca con el alfredo― alfredo ―. Tenía miedo de que te fueras. Tenía miedo de eso, también. Y probablemente aún lo hare. Enrolló un montón de fideos en mi tenedor y lo sostengo para él. ―¿Quieres probar el mío? ―pregunto. Sus ojos se ponen todos ardientes por un minuto. Luego sonríe y se inclina. Aleja su cabeza después de que su boca está llena y mastica pensativamente. ―El tuyo es mejor que el mío ―dice. Tomo mi tenedor y lo hundo en su plato, sonríe y sacude su cabeza. No me detiene. Mastico pensativamente un trozo de su pollo. ―El mío es mejor que el tuyo. ―Estoy de acuerdo. Se encoge de hombros y sonríe.

 

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―Come ―dice. Comemos en silencio y robo comida de su plato demasiado así que pone en medio su tenedor para bloquearme. Pero le doy de comer del mío tanto como lo permite. Me gusta este momento con él. Pero también lo hizo en el baño. Cuando la camarera se lleva los platos, tengo que obligarme a no pedir una caja para llevar. Puede que no tenga nada para comer mañana y odio ver que la comida se desperdicie. Pero no habrá ningún lugar para guardarlo en el refugio. Eso es, siempre y cuando pueda encontrar un refugio ref ugio que no esté lleno ya. Limpian la mesa, la camarera viene y deja una pequeña carpeta cubierta de cuero. Me estiro para agarrarla, pero la intercepta. ―No ―dice negando con su cabeza. ―Pero quiero pagar ―me quejo. Niega otra vez. ―No. ―Desliza su tarjeta de crédito en la ranura y lo deja en el borde de la mesa. Extiendo mi brazo y tomo su mano, se sorprende por un minuto, pero después agarra la mía. Giro su mano gentilmente, mirando al interior de su muñeca. Puedes notar que es un tatuaje reciente y luce un poco como el cereal Fruity Pebbles , todo desigual y arrugado. Pero el diseño aún está ahí. ―Me encanta esto ―digo digo― ―. ¿Lo pondrías en mí algún día? ―pregunto. Solo quiero uno como este. Y quiero el ojo o jo de la cerradura cerradura― ―. ¿Cuánto cuesta este? ―Nada, para ti ―dice. ―No te dejaría hacerlo gratis. Sonríe. ―No te dejaría pagar por él. ―¿Haces tatuajes como el de hoy frecuentemente? Sus cejas se juntan como si no estuviera seguro a que me refiero. Apunto a mis pechos. Y luego calor sube por mi cara cuando los mira. Y sonríe. ―Oh, cielos ―digo, enterrando mi cara en mis manos. Él tira de mis manos alejándolas. ―¿Qué? ―pregunta. Debe pensar que dije algo cuando mi cara estaba enterrada.

 

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―Nada. ―Niego. ―No hago esos con frecuencia. Solo una vez cada cierto tiempo. Dan mi nombre en el centro de cáncer. ―Nunca les cobras. Niega. ―No puedo. Lo necesitan. ―Entonces, ¿cuántos pechos tocas al día? ―pregunto juguetonamente Se estremece. ―Algunos ―dice. ―¿En serio? Asiente. ―Es un lugar popular para tatuarse. Incluso cuando las personas no están obteniendo nuevos pezones. ―Su cara se llena de color. Como si estuviera avergonzado. Nuestra discusión sobre pechos me hace pensar en lo que acabamos de hacer en el baño. Cuando recorrí mis manos por su pecho, descubrí sus perforaciones. Incluso me dejó verlas. ―¿Cuántas perforaciones tienes? ―pregunto. Comienza a contar con sus dedos y se detiene en siete. ―¿Siete? ¿Dónde? Apunta a cada pezón, luego sus orejas, luego al cartílago de su oreja. Y luego su mirada va a su ingle. No está sonriendo y sus ojos se entrecierran, como si estuviera esperando a ver mi reacción.  Jadeo, y casi me ahogo con mi inhalación. ―¿Ahí abajo? ―susurro, una sonrisa tirando de mis labios. Asiente, tomando un sorbo de su cerveza de raíz. ―¿Dolieron? ―De repente tengo el más molesto deseo de ver cada uno. Se encoge de hombros. ―¿Puedes hacerme uno? ―pregunto. Luego me apresuro a decir― decir ―. No hoy. O en algún momento cercano. No tengo suficiente dinero. ―¿Dónde lo querrías? ―pregunta. Solo he tenido perforadas mis orejas y nunca pensé hacerlo en otra parte de mi cuerpo. Mis pezones se ponen duros solo de pensar sobre eso.

 

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―¿Dolieron en tus pezones? ―susurro. Luego me doy cuenta que no puede notar que estoy susurrando, ya que solo lee mis labios. ―Duele un poco cuando lo haces. Pero se va. Al igual que cualquier otra perforación. No puedo dejar de pensar sobre el de ahí abajo. Calor sube por mis mejillas otra vez. ―Podría hacerte la perforación. En cualquier lugar que quieras ―dice. Su cara se llena de color. ―¿Cualquier lugar? Cierra sus ojos y toma una respiración profunda. Cuando los abre, solo abre uno y me mira como si se doblara de dolor cuando dice cuidadosamente: ―Cualquier lugar. ―Mira mis pechos otra vez y lame sus labios― labios―. Haz tu elección. De repente estoy curiosa. ―¿Haces muchos de esos? ―No sé por qué me molesta―. molesta ―. ¿Los… de ahí… abajo? Se encoge de hombros. No me gusta la idea de él tocando las partes privadas de alguien más. En absoluto. Aunque la idea de él tocando las mías… me muevo en mi asiento y arquea una ceja. ―¿Algo está mal? ―pregunta. Está sonriendo con suficiencia. Niego, apretando mis labios. ―¿Puede cualquiera tener una perforación como esa? ―Apunto a mi regazo. No sé por qué estoy siendo tan atrevida sobre esto. Pero tengo curiosidad. ―La mayoría de las personas pueden. ― Juega con el salero― salero―. Tendríamos que echar un vistazo a qué tipo de perforación serían mejor para ti. Mi cara se enciende ante la idea de él echando un vistazo ahí abajo. Empuja mi cerveza de raíz hacia mí y dice. ―Bebe antes que te desmayes. ―Está sonriendo sin embargo y nunca he visto tal mirada de confianza en un hombre. La incomodidad anterior ha pasado. Y está disfrutando de hacerme retorcer. ―Hay, como, ¿diferentes tipos? ―Mis palabras no quieren salir de mi boca con gracia. Asiente. Toma mi mano en la suya y arrastra su pulgar a través del do dorso. rso.

 

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―Hay tantos tipos como hay tipos de mujeres. Tomo una respiración profunda. ―Hay, como, ¿un motivo para eso? Sonríe. ―Lo puede haber. ―Toma un trago de su cerveza de raíz― raíz―. Algunas personas solo les gustan la idea de eso. A otros les gusta jugar con él. ―¿Jugar con él? ―digo con voz ahogada. Su pulgar todavía está acariciando el dorso de mi mano y bien podría estar tocándome justo donde una perforación podría ir. Porque está punzando como loco. Se inclina más cerca de mí, hablando en voz baja. ―Labios. Lengua. Dedos. ―Lame sus labios otra vez― vez ―. Dientes. ―Alza una ceja― ceja ―. Puedo seguir si quieres. Levanto una mano, si continúa, puede que combustione espontáneamente. ―No, gracias. ―En otro momento entonces ―dice. Entrelaza sus dedos con los míos. ―Me asustas ―digo de repente. Se sorprende, alejando su mano de la mía. ―¿Yo? ¿Por qué? ¿Qué? ―pregunta, inclinándose. Está preocupado, puedo notarlo, así que necesito arreglar el error que acabo de cometer. ―Tengo todos estos sentimientos por ti ―digo. Se sienta hacia atrás, colocando una mano en su pecho, soltando un suspiro de alivio. ―Oh, me asustaste. ―Hace una pausa― pausa―. Pensé que te ofendí con la charla sucia. ―No me ofendiste. Pero me hacer querer cosas que no puedo tener. ―Ahí. Lo admití. Lo quiero. Quiero todas las cosas que vienen con él. Pero no puedo tenerlas. ―Siento que necesito decirte algo ―dice. Está pensando sobre sus siguientes palabras, y hablando muy lentamente, como si el peso de ellas fuera duro de llevar. ―Bien ―digo dudosamente.

 

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―Te quiero más que al aire ―dice. Mi corazón comienza a latir fuertemente en mi pecho. Abro mi boca para hablar, pero levanta ese maldito dedo― dedo ―. Pero no puedo hacer nada por mis sentimientos. No mientras ni siquiera sé tu nombre. Toma un respiro profundo y espera por mí. No puedo decir nada. No sabría qué decir incluso si pudiera. ―Quiero llevarte a la cama y hacerte el amor todo la noche. ―Me sonríe― sonríe―. Labios. Lengua. Dedos. Dientes. ―Hace un movimiento circular con sus manos― manos ―. ¿Debería continuar? ¿O entiendes? Asiento. Lo entiendo. Extiende su mano y levanta mi mandíbula para cerrar mi boca. Su toque es amable. ―Quiero hacer cosas que probablemente no podrías imaginar. ―Sus ojos azules están oscuros y los centros grandes y amplios. ―No lo sé ―digo. Estoy imaginando toda clase de cosas justo ahora. Y mi clítoris está punzando tan duro que tengo que juntar mis piernas para aliviar algo de ello. No ayuda. ―Pero más que nada, quiero lamerte toda, hacerte gritar mi nombre y jurar que ves a Dios, quiero que confíes en mí. Y no lo haces. No aún. Pero puede que lo hagas un día. Estoy respirando tan duro que siento que acabo de correr un kilómetro. ―Confió en ti ―digo. Niega. ―No, no lo haces. ―Me sonríe y mi corazón da un vuelco― vuelco ―. Pero puede que lo hagas un día. La camarera trae el recibo a la mesa y le da un lapicero. Veo que ha escrito su nombre y número de teléfono al final del recibo. Arranca esa parte y se la regresa. Sacude su cabeza, y la inclina hacia ella, y luce decepcionada. Su carnoso labio inferior sobresale. Miro hacia ella y parpadeo. ―Odio totalmente cuando perras tratan de darle a mi novio su información de contacto ―digo. Logan se ahoga, tosiendo en su puño. La camarera intenta acercarse a hacia mí, pero Logan se pone entre nosotras. Eso es bueno, porque patearía a esa perra. ―¿Has dormido con ella?

 

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La mira y asimila sus rasgos. ―No lo creo ―dice él en voz baja, en mi oído. ¿Ha dormido con tantas mujeres que no puede diferenciarlas una de otra? Ella resopla mientras se va. Me levanto. ―No debiste llamarla perra ―dice con una risa. ―¿Cómo llamas a una mujer que le da su número a un hombre que ha estado sosteniendo las manos de alguien más? ―digo cuidadosamente. ―Y no debiste llamarme tu novio. ―Me mira al abrir la puerta del restaurante para mí. ―Lo siento ―empiezo a decir― decir―. No debí decir eso. Solo quería que se fuera. ―Y quería reclamar mi derecho, incluso si no tengo derecho alguno. Me mira debajo de la luz de la calle. ―No debiste decirlo porque me diste esperanza ―dice. No puedo hablar. No puedo pronunciar pr onunciar un sonido. ―Ven a casa conmigo ―dice. Niego. Suspira pesadamente. ―Sabes cómo va a terminar esto. ―No debería. ―De verdad, de verdad no debería. ―Bien ―dice y luego se inclina y me lanza sobre su hombro, justo como la noche anterior. Solo que esta vez, su mano está en mi trasero, debajo de mi falda, en vez de sostener la parte trasera de mis piernas. Es cálida, presionada contra mis  bragas. No puedo decirle una palabra, porque no me escucharía. Así que, solo cuelgo allí, todo el camino a su edificio y arriba cuatro pisos de escaleras. Abre la puerta y entra. Sus hermanos están ahí y se vuelven. Sam y Pete se ríen y Paul les lanza una mirada. Matthew está en el sofá y sacude su cabeza. Logan me baja. Aparentemente, no soy una atracción esta noche. ―Hola ―digo tentativamente a todos. ―Hola ―responden. No se levantan y se apresuran hacia mí, ni siquiera cuando él me pone sobre mis pies y me estabiliza. ―Regresaste ―dice Matthew mientras camina hacia el refrigerador. Luce mejor esta noche. No tan verde.

 

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Sam entra en la cocina y Paul lo reprende cuando toma una cerveza. Toma un refresco, en su lugar, murmurando para sí mismo. Logan hace señas de algo a ellos. Pete le dice el nombre de la película y es una de la que no he escuchado. Logan apunta a la televisión y luego a mí preguntándome si la he visto. Niego. Pone mi bolsa y mi guitarra en el piso y entrelaza sus dedos con los míos. Tira de mí suavemente hacia el sofá. Logan golpea las rodillas de Sam y Pete hasta que se mueven. Apenas hay suficiente espacio para él, mucho menos para mí. ―Voy a tomar una ducha. ―Me quejo. Pero se sienta y tira de mí a su lado, su brazo alrededor de mis hombros. Matt me da una mirada que no entiendo. No parece completamente encantado conmigo estando ahí. ¿Hice algo para ofenderlo?  Pero Logan baja la mierda, me sonríe y luego coloca sus labios contra mi frente. levanta y va como a su habitación, pero no antes de lanzarme una mirada que no Matt pudeseevitar tomarla una advertencia.

 

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Logan

 

e quedó dormida acurrucada en mi costado. Los créditos avanzan en el televisor y no quiero moverme. No quiero apartarla. Mi brazo está sudando donde se aprieta contra mí y el nacimiento de su cabello está húmedo. Llego hasta ella, cepillo su cabello hacia atrás y parpadea sus ojos marrones hacia mí. ―¿Se ha terminado? ―pregunta. Se estira, levantando los brazos por encima de su cabeza. Asiento. La película ha terminado. Pero mis sentimientos por ella no. Sólo están comenzando. Me gusta tenerla en mi sofá. Y me gusta aún más que sea tan suave en mis brazos. ―Buena película  película ―dice Paul. Mira hacia él como si estuviera sorprendida de que esté aquí. Sam y Pete se fueron a la cama tan pronto como los créditos finales empezaron, y Matt está en su cama también. ―Lamento haberme quedado dormida ―dice. Se seca el costado de su boca y la atraigo para darle un abrazo. Se aleja demasiado pronto, mirando de reojo a Paul― Paul ―. Voy a tomar una ducha ―dice. Asiento y la ayudo a levantarse. Toma su bolso y va al baño, cerrando la

S

puerta detrás. Me tiro deYa nuevo en lo el hará. sofá yYme carasobre con las Esta chica me va a destrozar. sé que auntapo así la salto ellomanos. con todo lo que soy, a pesar de lo que sé. ―¿Quieres hablar de eso? ―pregunta Paul. Matt entra en la sala de estar y se deja caer en el sofá junto a mí. ― ¿Tú ¿Tú también?  ―Señalo y luego levanto mis manos en señal de rendición. Matt sonríe y se encoge de hombros― hombros―.  A ustedes les gusta, gus ta, ¿verdad?  ―les pregunto. Sus opiniones son importantes para mí. Paul asiente, mientras que Matt niega con la cabeza. ¿Qué carajo? Es como si estuvieran en los extremos opuestos del asunto. Matt pone una mano en mi rodilla, así a sí que lo miro.

 

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―Me gusta ―dice. Está hablando mientras señala, lo que hace que sea más fácil de escuchar― escuchar―. Pero, ¿cuánto sabes sobre ella? ―Sus cejas se juntan. No sé nada acerca de ella. ― Nada. Nada.  ―admito. No sé absolutamente nada. Me inclino hacia delante para poder apoyar los codos sobre mis rodillas. Siento que no puedo respirar― respirar ―. Ella no me dice nada. Ni siquiera su nombre . ―¿Qué está ocultando? ―pregunta Matt. Ojalá lo supiera. Caigo contra el sofá de nuevo. ―Se ve tan familiar para mí ―dice Paul, mirando hacia la puerta del baño cerrada. Niega― Niega―. Desearía poder reconocerla. ― Ella Ella toca música en los túneles del metro todos los días ― señalo señalo con un encogimiento de hombros. ―Es más que eso ―dice Paul. Niega, como si estuviera sacudiendo sus locos pensamientos. No hay manera de que la conozca de cualquier otro lugar. ―¿Va a quedarse otra vez? ―pregunta Matt. Asiento. ―No te enamores de ella ―advierte Matt. Paul asiente en acuerdo. ―Fóllala y termina con ella ―dice. ― Ella Ella no es así. Paul exhala profundamente. ―No has dormido con ella todavía, ¿verdad? ― Dormí Dormí con ella.  ―Dejo

caer mi cabeza― cabeza―. Pero todo lo que hicimos fue eso, dormir.  ―Nunca has dormido con nadie, idiota ―dice Paul. No lo he hecho. No desde que mi madre murió. Solía meterme en su cama cuando era joven. Siempre cálida y olía como ella. Después de su muerte, solía arrastrarme a su cama vacía así podría olerla, hasta que Paul cambió las sábanas y tomó esa habitación para él. ― Lo Lo sé. He tenido un montón de mujeres en mi cama. Pero ninguna de ellas se quedó. ―Mantente inteligente ―dice Paul, tocándose la sien.

 

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―Tendría que ser inteligente para permanecer inteligente ―dice Matt, chocando mi rodilla con la suya― suya―. Ya está medio enamorado de ella. ―Mira a sus pies y luego hacia mí― mí―. Si no la quieres, ¿puedo invitarla a salir? ― ¡Ella ¡Ella es mía! ―Señalo. Él levanta sus manos para defenderse. ―¡Lo sé! ¡Lo sé! Dije “si” , imbécil. Sólo quería ver dónde estaba tu cabeza. ―Suspira Suspira― ―. Al parecer, ésta realmente te gusta. ―Sacude la cabeza― cabeza―. No creo que tenga malas intenciones. Pero estoy preocupado por ti. Ten cuidado. Matt está enamorado de April. Pero lo abandonó cuando se enteró que estaba enfermo. Perra interesada. ―Me trajo una cubeta cuando estaba enfermo la noche anterior ―admite Matt― Matt ―. Fue amable de su parte. Las cejas de Paul se juntan. ―¿Ese eras tú vomitando tus tripas? ―pregunta Paul. Es la segunda ronda de Matt de quimio. La primera no funcionó. Esta es su última oportunidad. Él asiente. ― ¿Por ¿Por qué no nos lo dijiste? ― le le pregunto. Se frota una mano por la cara. ―Tengo miedo ―admite. Me mira a los ojos y luego su mirada se mueve hacia la de Paul― Paul―. Me voy a malditamente morir ―dice. Sonríe, pero no hay nada de gracioso― gracioso―. Así que no tienes que preocuparte de que la invite a salir. ―No bromees con esa mierda ―gruñe Paul. ―No estoy bromeando ―dice Matt. Está serio. Paul se inclina hacia adelante y aprieta la rodilla de Matt con su mano. ―Tienes que creer que va a funcionar. Si no lo haces, no tendrás ninguna oportunidad. Matt se empuja hacia adelante en el borde del sofá. ―Ustedes crean por mí, ¿de acuerdo? ―dice dice― ―. Porque yo estoy jodidamente cansado de hacerlo. ―Se levanta y va a su habitación, cerrando la puerta detrás. ―¿Cuándo empezó a admitir que tiene miedo? ―pregunta Paul. Me encojo de hombros. Es la primera vez que lo he oído decirlo. Miro a Paul. El miedo agarra mi corazón en un abrazo mortal. ― Él Él va a estar bien, ¿verdad?

 

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―No lo sé ―admite. Se pasa una mano por la cara. Palmeo el bolsillo de mi camisa, tratando de alcanzar mis cigarrillos. ―Matt tiene puto cáncer, idiota ―gruñe, sus manos volando salvajemente― salvajemente ―. ¿Y tú quieres fumar? Arranqué el paquete de mi bolsillo y lo tiré por la habitación, en el cesto de  basura. Paul asiente. ―Gracias ―señala dramáticamente. Cuelga flojo en la silla. ― Va Va a lograrlo, ¿verdad? ―le pregunto. Asiente. ―Por supuesto que lo hará. Le creo. Porque no puedo imaginar una vida sin Matt. No voy a permitirme pensar que puede puede morir. No lo haré. Si Matt ahora no cree que que vaya a vivir, yo voy a creer lo suficiente por los dos. Paul se levanta y me revuelve el cabello, rápidamente cambiando a frotar sus nudillos contra mi cabeza. Alejo su mano. ―No te preocupes ―dice. Comienza a caminar por el pasillo y yo aplaudo para llamar su atención. Él se vuelve hacia mí, rascándose el estómago. ―¿Qué? ―pregunta. ― Quiero Quiero hablar con ella ― admito. admito. Sus cejas se juntan. ―¿Sí? ―Se encoge de hombros― hombros―. Entonces habla. Quiero contarle sobre su dislexia, así él no sentirá que estoy echando a perder todos estos años, pero esa no es mi historia para contar. Es de ella. Niego con la cabeza. Es demasiado difícil de explicar. Ella me hace sentir cosas que nunca he sentido antes. Me hace querer cosas. ―Me gustaría que sólo la follaras y consiguieras sacarla de tu sistema. Entonces podrías terminar con ella. Y dejar de desear cosas que no puedes tener. Ella corta su respiración detrás de él. Su boca cae abierta y sus ojos se amplían. Me puedo imaginar su jadeo, incluso si no puedo escucharlo. Pero Paul

 

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tiene que escucharlo. Sus ojos se cierran apretadamente apretadamente― ―. Ella está justo detrás de mí, ¿verdad? ―pregunta. Abre un ojo y me mira. Kit está envuelta en una toalla y tiene otra como turbante alrededor de su cabeza. Paul se dirige a ella, pero no puedo oír lo que está diciendo. Mejor que sea una profusa disculpa. Se le queda mirando por no más de un momento, y luego se mete en mi habitación y cierra la puerta detrás. ―Mierda ―dice Paul― Paul―. La jodí. Él llama a la puerta del dormitorio. Llama de nuevo. Su mano se envuelve alrededor de la perilla de la puerta y comienza a girarla, pero ella está envuelta en una toalla. No puedo dejarlo entrar. Salto por encima del respaldo del sofá y me pongo en medio de la puerta y él. Empujo su pecho hacia atrás y apunto hacia la puerta de su dormitorio. ―Tengo que pedirle disculpas ―dice. Está haciendo una mueca y su rostro enrojeció. Él no hablaba en serio. Bueno, sí lo dijo en serio. Pero al mismo tiempo no lo hizo― hizo―. No sabía que estaba allí. Señalo la palabra: ― Mañana.  ―Pongo mis manos en su pecho y lo empujo hacia atrás suavemente. No podría maltratar a Paul incluso si quisiera. Él es un gran, gran hijo de puta. Incluso más grande que yo. Y dos veces más malo. ―  Mañana ― vuelvo vuelvo a decir― decir―. Yo me encargo. Voy a hablar con ella. Le diré que no querías herir sus sentimientos. Él asiente y frustrado se pasa una mano por el rastrojo que llama cabello. ―Lo siento ―dice. Asiento y entro a mi dormitorio. Me apoyo contra la puerta. Espero verla enojada y lanzando cosas. O llorando. Realmente no sé qué esperar. No la conozco lo suficiente como para tener una idea. Pero no está haciendo ninguna de esas cosas. Está de pie allí, mirándome. Se desenrolla la toalla de la cabeza y su cabello se derrama sobre sus hombros. Su cabello está todo mojado y enredado y lo ahueca con la toalla, secándolo. Me mira, pero no ha dicho nada aún. ―Él no quiso decir eso… ―empiezo. ―empiezo. ―Creo que tiene razón ―dice ella. Entonces levanta los brazos y libera la toalla de dónde está escondida entre sus tetas, dejándola caer al suelo. La patea al otro lado de la habitación con su delicado y desnudo dedo pequeño del pie. Ella está crudamente, completamente, hermosamente, perfectamente, deliciosamente

 

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desnuda desnuda― ―. Creo que deberías follarme y sacarlo de tu sistema. Y entonces, terminar conmigo.

 

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Emily

 

stoy temblando como una hoja y quiero desesperadamente cruzar mis  brazos sobre mi pecho. Pero me obligo a permanecer ahí. Mira mi dedo del pie mientras muevo la toalla a un lado. Mi corazón da brincos en mi pecho, pateando como una mula enojada. Espero a que sus ojos se arrastren por mi pierna, luego al resto de mí, y mi cuerpo se calienta anticipando su mirada. Pero no lo hace. En cambio, corre hacia el armario, saca de un tirón una camiseta de un gancho y me la pasa. Finalmente me cruzo de brazos, pero es para poder verlo más eficazmente. Mira hacia todos lados menos a mí, luego amontona la camiseta en sus manos,

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enrollándola que están puedecubiertas. pasarla por encima cabeza. jala hacia abajo hasta que mishasta caderas Luego da de un mi paso atrás,La colapsa contra la puerta y toma un respiro. ― Maldición Maldición ―susurra. Luego sonríe. Meto mis brazos por las mangas de la camiseta y lo miro. Se está riendo. ¿En serio? Arqueo mis cejas hacia él. ―¿Disculpa? Se ríe en su puño cerrado y luego niega. ―No quiso lastimar tus sentimientos. ―Se dobla por la cintura, tratando de recuperar el aliento de tan fuerte que se está riendo. Recojo una almohada y se la tiro, luego me siento en el borde de la cama y cruzo mis piernas. Todavía no tengo bragas puestas. Y estoy demasiado enojada para que me importe. Acabo de quedarme desnuda frente a este hombre y se ríe. Las lágrimas pinchan la parte trasera de mis pestañas. ―Esto no es divertido ―digo. Se sienta a mi lado y gira mi barbilla de modo que tengo que enfrentarlo. ― No No vi lo que dijiste ―me dice. Su pulgar toca el rabillo de mi ojo y sus cejas se unen por la confusión― confusión―. ¿Paul lastimó tus sentimientos?   Niego, apretando mis labios. Se acerca y quita mi húmedo cabello del cuello de su camiseta.

 

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― Tu Tu cabello sigue húmedo ―dice mientras toma una toalla. Aparto su mano

cuando trata de secar mi cabello. ―Está bien ―digo digo― ―. Detente ―advierto. ― No No quiso herir tus sentimientos ― repite. repite. Qué mierda Piensa que hirió mis ignoró sentimientos. . NoY sehirió sentimientos. LoganPaul lo hizo, cuando completamente mi oferta. rió. mis Meto la mano en mi bolsa y agarro mis bragas, luego me contoneo dentro de ellas. Logan mira hacia otro lado y ruedo mis ojos. Estaba desnuda frente a él. ¿De verdad cree que me importa si me ve ponerme las bragas? Quito la manta de la cama y lo miro fijamente por un momento, luego abro la puerta y me dirijo al sofá. Dormiré ahí. Es mejor que dormir aquí con un hombre que no me quiere. Matt está en la mesa de la cocina con la cabeza entre sus manos cuando salgo al pasillo. Vacilo y tiro hacia abajo la camiseta de Logan. Mira hacia mis piernas y sonríe.

―He visto más piel en el club ―dice dice― ―. Bien podrías ser una monja. Suspiro pesadamente y tiro la manta sobre el borde del sofá. Luego entro a la cocina por un vaso con agua. ―¿Puedo ofrecerte algo? ―pregunto. Se ve mejor hoy. Pero todavía no se ve  bien. ―No, gracias. ―¿Has comido algo? ―pregunto. Ahora sueno como Logan, pero no puedo evitarlo. ―Lo hice ―dice con un asentimiento. ―¿Te limitaste? ―Ladeo mi cabeza y lo miro. ―Algo de eso ―admite. Logan sale de la habitación y arrastra sus pies hasta detenerse en la cocina. Ve de Matt a mí y viceversa. Le hace señas sobre algo a Matt. ―Amigo, no puedes hablar alrededor de ella a menos que quieras que lo interprete ―advierte Matt. Logan aprieta las manos y se muerde los labios duro. Parece como si quisiera decir algo. Pero no puede. No con Matt ahí. ―Vete a la cama, Logan ―digo. Logan niega. Empieza a hacer señas y Matt comienza a hablar.

 

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―No quiere que duermas en el sofá ―dice. Suspira pesadamente. Se pone de pie― pie ―. ¿Cómo se comunican normalmente ustedes dos? ―pregunta exasperado. No le puedo decir que Logan me habla. Así que sólo me encojo de hombros. Todos los demás en esta familia se encogen de hombros todo el tiempo. Bien podría tomar el hábito. Convertirme en una maestra de la evasión. ―Se puede joder ―digo digo― ―. Voy a dormir en el sofá. ―Mierda, hombre, ¿qué hiciste? ―pregunta Matt. Logan señala algo rápidamente. ―Maldición. Deberían hacer a Paul dormir en el sofá. ―Se ríe― ríe―. Parece que se lo merece. Logan se va sigilosamente a su habitación. Matt me mira, sonriendo. ―Lo estás volviendo loco ―dice. Al parecer no. Ni siquiera me mira cuando estoy desnuda. ―está ¿Cuáles son tus intenciones congenuinamente Logan? ―pregunta. No me amenazando. Creo que está curioso.Su voz es tranquila. ―No tengo ninguna intención. Me lanzó por encima de su hombro las dos veces que estuve aquí. No es como si tuviera mucha opción en este asunto. ―Podrías haber dicho no ―aclara Matt. Levanta una mano para detenerme cuando abro la boca para hablar― hablar―. Paul estaba tratando de protegerlo. Nunca trajo una chica a casa antes. No una que realmente re almente le guste. ―Soy la primera con la que no dormirá, supongo ―murmuro, más para mí que para él. Matt asiente. ―Sí, lo eres. Eso significa que eres especial. ―Pellizca mi nariz cuando pasa por un lado y le hago una mueca. Tiene cáncer. No puedo estar enojada con él. Especialmente no cuando está siendo tan dulce. Se vuelve hacia mí― mí ―. Nunca ha querido algo real con una chica. Dale tiempo para explorarlo antes de que empieces a esperar más de él. ―De eso se trata ―afirmo afirmo― ―. No espero nada. ―Sí, lo haces. ―Se ve mal por mí y eso me molesta. ―Al parecer, soy la única chica en la ciudad de Nueva York con la que no dormirá ―digo con voz ronca como una niña de dos años a la que se le acaba de caer su helado.

 

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―No puedo creer que esté discutiendo la falta de apetito sexual de mi hermano con su novia ―murmura Matt. ―No soy su novia. ―Ay, cariño ―dice, sacudiendo la cabeza― cabeza―. Eres su primera novia. ―Me doy la vuelta para mirar hacia la habitación de Logan. No sé qué hacer― hacer ―. No jodas con él ―advierte Matt. De repente es muy directo. Y la intensidad de su rostro es casi aterradora― aterradora―. Y no rompas su corazón. ―Tendría que amarme para que eso sea un problema. Matt resopla. ―¿No tienes ni idea, verdad? ―pregunta. ―Al parecer ―digo. Envuelve mi cabeza en su brazo y me aprieta contra él, frotando mi cabeza  juguetonamente con sus nudillos. nudillos. Se detiene y me huele. ―Hueles bien ―dice. Se ríe― ríe―. No tenemos mucho por aquí que huela bien. ―Gracias ―gruño. Me golpea el trasero y señala hacia la habitación de Logan. ―Ve a hablar con él ―dice. Suelto un grito de sorpresa y miro hacia él por encima de mi hombro. No puedo creer que acabe de hacer eso. ―Ese fue un “pon tu culo en el juego”. No un “quiero verte desnuda”  ―advierte. No dudo lo que quería decir― desnuda” decir ―. No me enredo con las mujeres de Logan ―dice. Me dijo eso la primera noche. ―Es una cosa de hermanos ―decimos los dos al mismo tiempo. Matt sonríe. ―Exactamente ―dice. Cuando entro en la habitación de Logan, está acostado en la cama con su  brazo puesto sobre sus ojos. No levanta la vista cuando entro, así que toco su rodilla. Descubre sus ojos y levanta la cabeza, mirándome. Sus ojos azules parpadean por un momento y luego se sienta. Enreda sus dedos con los míos y me  jala más cerca de él. ―No duermas en el sofá ―dice. ―Matt dice que deberíamos despertar a Paul y hacerlo dormir a él en el sofá. Sus ojos se abren como platos y sonríe.

 

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―Me gusta esa idea. Pero prefiero dormir contigo cualquier día. ―Podrías haberme engañado ―digo con enfado. ―¿Qué? ―pregunta. ¿No podía ver mis labios? ¿O es que no entendió lo que dije? ―Estaba de pie completamente desnuda delante de ti, Logan. Y no tuviste ningún interés mí. ― Levanto unacomo mano para cuando abre la boca― boca―. Lo entiendo. Noentienes sentimientos esos pordetenerlo mí. Está bien. De repente, le da un tirón a mi mano, rodándome gentilmente sobre la cama. Su cuerpo cubre el mío y su cara está a un suspiro de distancia de mí. ―¿Crees que no me gustas de esa manera? ―pregunta. Está mirando a mi cara como si fuera a encontrar algo que perdió ahí. ―Te reíste de mí. ―¡Me reí porque la única chica que quiero follar está desnuda en mi habitación y no puedo tenerla! ―gruñe gruñe― ―. Es como una intervención divina. Mueve bruscamente una de sus rodillas entre las mías y separa ampliamente mis piernas. Se coloca ahí entre mis muslos y se balancea hacia adelante de manera que se presiona contra mis bragas. Está duro. Tan duro. ―Estaba desnuda y ni siquiera me mirabas ―digo. Cierro los ojos. ―No quería faltarte al respeto ―dice. Balancea sus caderas contra mí de nuevo y esta vez su longitud presiona contra mi hendidura. Contengo la respiración. ―Te deseo tan desesperadamente que duele. ―Su voz es tranquila, y más difícil de entender de lo que normalmente es. ―Ni siquiera me miraste ―protesto. Se sienta sobre sus rodillas y levanta mi pierna por encima de su hombro. No está mirando mi cuerpo. ―Tienes los dedos de los pies pintados con esmalte rosa. Y tienes un poco de vello en tus piernas. ―Sonríe Sonríe― ―. Puedes usar mi máquina de afeitar si quieres. ―Su mano se desliza por mi pantorrilla hacia mi rodilla, dejando una estela de piel de gallina detrás― detrás―. Tus muslos son firmes y tienes generosas curvas en tus caderas. ―Su mano se desliza al frente de mis bragas, donde arrastra su pulgar atrás y adelante por un momento― momento―. Tienes este pequeño rastro de vello aquí. ―Su pulgar presiona contra mi hendidura y arqueo mi espalda para presionarme más duro contra él. Se ríe por lo bajo. Sus manos van a la derivan por mis costados, levantando la camiseta. La eleva hasta que descansa justo debajo de mis pechos. Coloca un beso en mi vientre. Mis pezones están duros y en punta. Se

 

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lame los labios labios― ―. Tus pezones son rosados e hinchados y perfectos. Y tus pechos cabrían en mis manos. ―Baja de nuevo la camisa, gimiendo mientras se recuesta encima, balanceándose contra mí de nuevo― nuevo ―. Vi todo ―dice dice― ―. Sólo estaba tratando de ser un caballero. ―Se ríe― ríe―. Creíste que no vi. ―Besa la punta de mi nariz― nariz ―. Mujer ingenua. ―Me regaña. ―Eso parecía. ―Es todo lo que puedo decir. Y sale como un graznido. Gracias a Dios no puede oír el temblor en mi voz. ―Miré ―admite admite― ―. Estabas desnuda. Y tan condenadamente hermosa que apenas podía respirar. Por supuesto que miré. ―¿Ves muchas mujeres desnudas? ―No quiero la respuesta a esa pregunta después de que sale de mi boca. ―Ya no. ―Respira contra mis labios. Sus labios tocan los míos, tentativamente, y luego se retira. Me está volviendo loca. Sus caderas presionan insistentemente, empujándose cerca y más cerca de mi calor― calor ―. No he visto una sola mujer desnuda desde el día en que te conocí. ―¿Quieres ver a algunas mujeres desnudas? ―pregunto. Mi voz todavía está haciendo esa cosa temblorosa. Su mano se posa en mi garganta, casi como si estuviera escuchando con los dedos el sonido de mi voz. Niega, mirando directamente a mis ojos. ―Sólo a una. Me agacho para sacar su camiseta por encima de mi cabeza, pero me detiene con un gruñido. ―¿Qué? ―pregunto. Me mira a los ojos. ―¿Cómo te llamas? ―pregunta. Esta vez, soy quien lanza su brazo sobre sus ojos. Quiero gritar. No puedo decirle nada. ―No te puedo decir ―digo. Baja la camiseta sobre mis caderas. ―Entonces tu ropa permanece puesta. ―Me besa, sus labios mordisquean los míos hasta que estoy sin aliento― aliento―. Y también la mía. ―Tu hermano dijo que deberías follarme y terminar de una vez. Suelta un suspiro.

 

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―Eso es porque piensa que te follaré y no querré volver a verte. Pero puedo asegurarte que ese no es el caso. ―Se aprieta contra mí de nuevo, meciéndose contra mi hendidura, la cresta de su virilidad presionándose contra mi clítoris― clítoris ―. Una vez que logre estar dentro de ti nunca querré dejarte ir. ―Besa el lado de mi cuello, succionando suavemente mientras se mueve a través del frente de mi garganta. Su barba crecida raspa mi sensible piel. Pero no quiero que se detenga. Bajo la mano para acunarlo a través de sus jeans y se queda quieto. ―No juegues conmigo ―advierte. Su voz es fuerte pero calmada― calmada―. Si quieres ser mi amiga, puedes ser mi amiga. Podemos dormir en la misma cama, podemos comer juntos, y podemos pasar el tiempo haciendo cosas que nos gusten a ambos. Levanto su cabeza de tal manera que me esté mirando. ―Quiero ser tu amiga ―digo. ― que seaseso?! mi novia. ―Quiero ¡¿Qué significa ―chillo, golpeando la cama con mis manos abiertas en señal de frustración. Parece confundido. ―No estoy seguro. Pero creo que es lo mismo que ser mi amiga, sólo que tengo que hacer que te corras. ―Se balancea contra mí una vez más. Luego se levanta. Quiero gritar. ―¿A dónde vas? ―A traerme la manta del sofá. A menos que quieras que duerma allí. ―Parece inseguro. Lo quiero dentro de mí. Pero eso no va a suceder. ―Ve a buscar la manta ―murmuro descontenta. Se ríe y sale de la habitación. Mis bragas están mojadas. Empapadas. Busco dentro de mi bolsa y me pongo unas limpias. Las estoy ajustando sobre mis caderas cuando regresa a la habitación. ―Bragas limpias ―explico explico― ―. Todo por tu culpa. ―Lo provoco. Gruñe y se deja caer de espaldas sobre la cama. ―¿Por qué tienes que decirme eso? ―pregunta. Se queda queda así por un minuto con las manos apretadas. Luego me hace señas para que me acerque y baja mi cabeza para descansarla en su pecho. Toma una respiración profunda y me abraza

 

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con fuerza, luego me suelta y se relaja. Agarra un libro de su mesa de noche y lo sostiene en una mano. Lee en voz baja para sí mismo. ―¿Qué estás leyendo? ―pregunto. Mira hacia él y me dice el título. ―¿Leerías para mí? ―pregunto. Levanta su cabeza lo suficiente para mirar mi cara y encontrar que lo digo en serio. Puedo aprender. Y me encantan los libros. Es sólo que no puedo leerlos. Pero tengo una memoria increíble. ―¿Empezando desde el principio? ―pregunto. Vuelve a la página uno y comienza a leer. Me acomodo contra él, envolviendo mis brazos alrededor de su pecho, acurrucándome tan apretadamente como puedo. Y lee. Su voz es fuerte y segura, y lee hasta bien entrada la noche, mucho después está bostezando, porque no quiero que se detenga. Cuando finalmente deja el libro a un lado, ruedo hacia él y se da la vuelta para mirarme. Me mete debajo de su barbilla y puedo escuchar los latidos de su corazón en su pecho. ―Cuando estés lista para lo que quiero ―dice dice― ― , házmelo saber. Estoy lista. Estoy lista ahora. Pero no estoy lista para lo mismo que él. Asiento contra su pecho y suelta un suspiro. Sus labios tocan la cima de mi cabeza, suaves como un susurro.

*** Me despierto al día siguiente y levanto mi cabeza. Los rayos del sol llenan la habitación y sé que he dormido más de lo normal. Pero de nuevo, nuevo, nos quedamos hasta tarde leyendo. Mi corazón se aprieta dentro de mi pecho cuando me doy cuenta de que él no usó su voz en ocho años, pero anoche se pasó horas leyendo para mí. Me hace sentir cálida y miro alrededor, preguntándome dónde está. La cama está vacía y ni siquiera hay marca de su cabeza en la almohada. Eso es probablemente porque anoche compartimos el mismo espacio. Me apoyé descuidadamente sobre su pecho y luego nos acomodamos hasta tener mi cabeza sobre su estómago. Todo el tiempo que él leía, sus dedos viajando de una parte de mi cuerpo a otra. Fue un poco cosquilloso, pero me afecto. Sabía que él estaba afectado también. Estaba duro como una roca y tuvo que ajustar las sábanas sobre su regazo más de una una vez. Pero lo ignoró.  Lo ignoré.

 

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Quería extender mi mano y tocarlo, pero él no quería eso de mí. Lo quería todo. Y no soy libre para dar eso. Nunca seré libre. Me doy la vuelta y quito mi cabello de mis ojos. Sigo sin poder acostumbrarme al cabello negro. Es tan diferente de mi color natural. Cada vez que me veo en el espejo, tengo que mirar de nuevo y tratar de descubrir quién es esa. Tal vez nunca lo sepa. Mis ojos se detienen en un libro de bocetos apoyado contra la lámpara de Logan al final de la mesa. Me acerco sobre mis manos y rodillas y cierro fuertemente mis ojos, haciendo una mueca cuando veo que dibujó a una mujer desnuda. Está dibujada en lápiz y ha sombreado todas las partes de su cuerpo desnudo. Pero lo que llama mi atención inmediatamente es que hay una línea de color en todo el dibujo. Está en el lado izquierdo de su cabello. Es azul. Oh, diablos, soy yo. Me siento en el borde de la cama y lo tomo. Soy yo. Definitivamente soy yo. Mis brazos bajan a mis lados y mis puños se aprietan. Hay una mirada desafiante en mi rostro. Nunca había visto a un artista capturar una mirada como esa. Pero él lo había hecho. Hay una toalla en el suelo al costado de mi tobillo y mi pie está apuntando hacia ella como si acabara de hacerla a un lado. Ha sombreado mis pechos y mis pezones están erectos, resaltando como si hubieran sido besados ferozmente. Mi estómago se contrae mientras me fuerzo a respirar. Hay un pequeño triángulo de vello en la V entre mis piernas. Cierro mis ojos. Es casi real. Soy yo. Me ha dibujado. De memoria. memor ia. Al final del dibujo hay unas palabras grabadas. Están escritas en mayúsculas, con las letras bien separadas.  M I R É. Sí, aparentemente lo hizo. No hay duda. Me vio desnuda. Y recordaba cada pendiente, cada curva y cada hebra de cabello. O falta de cabello. Vergonzoso.  Cierro el libro de bocetos para que nadie lo vea. Me siento un poco sobre-expuesta, como si de alguna forma descubriera algo de mí y me hubiera forzado a mirarlo de cerca mientras lo hacía. No puedo creer que lo acusé de no querer mirarme. Obviamente lo hizo. Miró más detenidamente que cualquiera. Respiro profundamente y permanezco sentada allí por un minuto con los ojos cerrados. Deslizo unos jeans por debajo de la camiseta de Logan y me pongo un sujetador. Me gustan sus hermanos, pero no estoy cien por ciento segura de quién está en la casa. No quiero salir allá a buscar una taza de café para encontrármelos a todos vestidos apropiadamente y ser la única que no lo está. Escabullirme en mitad de la noche es una cosa. Esto es diferente.

 

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Salgo de la habitación y miro alrededor. El apartamento está vacío. Estoy un poco contenta de que Logan no esté aquí, ya que mi rostro hierve con solo pensar lo cerca que examinó mi cuerpo. Si hubiera estado aquí, habría estado muy incómoda. No creo haber visto el departamento sin que estuviera lleno de testosterona y cuerpos masculinos antes. Es un desorden, desorden, como siempre. Me sirvo una taza de café y lleno el lavaplatos, para luego limpiar las encimeras. No puedo evitarlo. Incluso si tal vez no querían que hiciera esto, lo hago de todas formas. Mi vida es un lío y lo que más quiero en el mundo es organizarlo. Pero como no puedo organizar mi propia vida, organizaré su departamento. Quito una banda elástica de un montón de cartas y sujeto mi cabello, apartándolo de mi rostro. Si voy a limpiar, voy a hacerlo bien. Empiezo con llenar la lavadora y doblar lo que estaba en la secadora. No sé qué camiseta pertenece a qué hombre, ya que todos son chicos grandes. Así que simplemente hago una pila de camisas y las pongo sobre la mesa de la cocina, que está limpia completamente. No limpio ninguna de sus habitaciones, porque eso sería invadir su privacidad, y, de hecho, toda mi limpieza podría ser como hacerlo, ahora que me pongo a pensarlo. Me muerdo la punta de mi uña y miro alrededor. No se enojaran, ¿verdad? Voy al baño y miro debajo del lavabo. El otro día había suministros de limpieza ahí, y todavía puedo usarlos. Levanto una cubeta de juguetes para bebé y luego me detengo. Empiezo a mirar en la cubeta. Hay pequeños botes, crayones de  baño, y un patito de hule. Lo aprieto y deja escapar un silbido de aire. ¿Por qué tienen juguetes de bebés? La curiosidad me está matando. ¿Tenían una hermana pequeña? No lo creía posible. Loganhablado había dicho vivía con cuatro hermanos el día que lo conocí. Pero no había sobre que una hermana. Pongo la cubeta devuelta bajo el lavabo y sigo limpiando. El tiempo de la secadora se termina y la lleno con la última carga de ropa, soplando un mechón de cabello fuera de mis ojos. Miro por la ventana y veo que el día casi termina. Muy tarde para ir a tocar al metro. Y normalmente los viernes son mis mejores días, ya que la gente acaba de recibir sus pagas y se sienten generosos. Pasé todo el día limpiando el departamento de Logan, pero me siento bien. Pongo mis manos en mis caderas y miro alrededor. Hice un buen trabajo. He trapeado, aspirado y organizado las cosas. Claro, tuve que adivinar dónde poner muchas de ellas. Y de las que no estaba segura las dejé sobre la mesa de la cocina junto con la ropa limpia.

 

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Abro la gaveta de la cocina y retrocedo cuando veo que está llena de condones. Nada más que condones. De todas las formas, tamaños y colores. E incluso sabores, si es que la banana en el frente de uno de ellos era una indicación. Mi rostro se llena de calor. ¿Por qué en la tierra tendrían una gaveta llena de condones?   La cierro y me alejo. No es asunto mío. Llevo la cubeta del trapeador al fregadero para vaciarla allí. La recojo y mientras camino por la cocina, la puerta del departamento se abre y Logan entra. Solo que no está solo. En sus hombros, hay una niña rubia con dos coletas. Se agacha para poder entrar por la puerta y ella se ríe cuando él tropieza con sus pies y pretende dejarla caer de sus hombros. Se detiene enfrente de la puerta cerrada y se congela cuando me ve parada ahí. No debía esperar verme todavía aquí. Y ciertamente no esperaba que él tuviera una hija. Empieza a venir hacia mí, una mano sosteniendo el pie de la niña firmemente en la base de su cuello. Y la otra estirándose por mí. Pero estoy tan sorprendida por la niña que la cubeta de agua ag ua sucia se desliza de mis manos. ―¡Alto! ―advierto, porque no quiero que se acerque con su hija en brazos.

 

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Logan

 

stoy tan feliz de ver a Kit que quiero correr hacia ella, sujetarla y girarla alrededor. Me pregunto si reiría como Hayley hace cuando la levanto. Probablemente no. No estaba seguro de si Kit seguiría aquí, y estaba realmente preocupado de que desapareciera cuando no fue a verme a la tienda de tatuajes. El agua salpica sobre las puntas de mis botas y Kit corre hacia la cubeta. Dobla sus rodillas, mirando el desastre. Pero su abatimiento sólo dura un segundo. Se pone de pie y corre a la mesa, donde hay pilas de ropa lavada, y toma unas toallas, tirándolas sobre el agua en el suelo.

E

Está diciendo algo, pero no puedo leer sus labios. Camino hacia ella pero me advierte que me detenga, levantando sus manos. Sus ojos viajan hacia Hayley y vuelven a mi rostro, y no se ve feliz conmigo. Dejo a Hayley sobre el mostrador y pongo una galleta en sus manos mientras se acomoda para vernos, su boca llena de chispas de chocolate. Hayley tiene tres tre s años, es una niña asombrosa. Muevo las toallas alrededor con mi bota y Kit cae sobre sus rodillas para trapear el agua. Pasa las toallas frenéticamente hasta que está todo limpio. Luego las tira a la cubeta y empieza a remojarlas. Vuelve a la cocina y mira a Hayley, que sigue cómoda sobre el mostrador, alegremente comiendo su galleta. Paul va a estar enfadado conmigo cuando se entere de que le di chocolate, pero necesitaba entretenerla por un segundo. Kit sopla su cabello de sus ojos cuando suspira con frustración y me echa una mirada. ―Estás en casa ―dice con sus manos sobre sus caderas, no está llevando nada de maquillaje y su cabello es un lío, junto con una sucia línea de polvo en su frente. Pero nunca se vio tan linda. Asiento. Sus rodillas están mojadas y su camiseta está arrugada. ―¿Qué has estado haciendo? ―pregunto, mirando alrededor. El apartamento está limpio. Y no me refiero a una pasada rápida de aspiradora porque la abuela está en camino. Me refiero a una verdadera limpieza. Como esos programas de limpieza televisión. Pero mejor. Huele bien. Y se ve bien. Y está aquí. Dios, estoy tan en felizlade que esté aquí.

 

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Se encoge de hombros. ―¿Cómo estuvo tu día? ―pregunta, su mirada pasando de mí a Hayley. Hayley está haciendo un desastre, pero no me importa. ―Mejor ahora ―admito. Siento como si alguien hubiera quitado un peso de mi pecho cuando entré en la sala y la vi aquí. Me acerco a Kit, acurrucándola contra mí, besando su frente. Hace una mueca y se aleja de mí, su mirada moviéndose rápidamente de nuevo a Hayley. ―¿Quién es ella? ―pregunta cuidadosamente. Mojo una toalla en la cocina y limpio la boca y las manos de Hayley. Todavía no ensució su vestido, pero sé que pasará en cualquier segundo. Su madre se volverá loca si la mandamos con su ropa sucia. Hago cosquillas en el pequeño estómago de Hayley y se ríe, su abdomen contrayéndose mientras toma mis manos. ―Esta es Hayley. Hayley se ve un poco confundida, así que la levanto, poniéndola en mi cadera. Se envuelve a mi alrededor y sus manos cubren mi boca. Beso la palma de sus manos haciendo ruidos. Se retuerce en mis brazos. Probablemente está confundida por los ruidos que salen de mi boca. Nunca hablé frente a ella antes. ―¿Cuántos años tiene? ―¿Cuántos años tienes, Hayley? ―le pregunto, acomodándola sobre mi cadera, y levanta tres dedos. ―¿Tres? ―dice Kit, como si estuviera sorprendida― sorprendida ―. Pero que niña tan grande. ―Kit me mira― mira―. ¿Habla? ―No lo sé ―admito. Sus labios son realmente difíciles de leer, lee r, así que no sé si habla o sólo hace ruidos. Sabe cómo hacer señas simples de palabras como comida, leche, baño, agua y otras cosas que necesita. Ella y yo lo hacemos muy bien juntos. Mayormente me la paso tratando de averiguar qué necesita, pero a Hayley no parece importarle― importarle―. Tal vez lo haga. Kit se agacha a su nivel y pregunta: ―¿Puedes hablar? ―Kit sonríe y es tan malditamente linda haciéndole caras a Hayley que quiero besarla. Rápidamente tomo a Kit por la cintura y la pongo a mi otro lado con una mano en su cadera, se ríe, levantando la mirada hacía mí. Le  beso la frente y Hayley golpea un costado de mi rostro con su palma. ―No creo que le guste eso ―dice Kit, retrocediendo.

 

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―Se tendrá que acostumbrar. ―Los ojos de Kit atrapan los míos y luego desvía su mirada. ―Es adorable ―dice, pero no me está mirando a los ojos. Tendremos que hablar de esto luego. ―¿Qué pasó con el departamento? ―pregunto, una sonrisa apareciendo en mis labios. Se ve insegura de sí misma mientras quita un mechón de cabello de su rostro. Esa línea de suciedad sigue en su frente y levanto mi mano para limpiarla con mi pulgar. Junta sus manos y no me mira a los ojos. ―Hice un poco de limpieza. Tomo su mentón en mi mano y acerco su rostro al mío. ―Estoy tan feliz de que sigas aquí. ―No estás enojado, ¿verdad? ―pregunta, mordiendo su labio inferior. ―¿Porque estés aquí? ―pregunto suavemente― suavemente―. Estoy malditamente eufórico. Frunce las cejas y mira a Hayley. ―La boca ―dice dice― ―. Y me refería a la limpieza. Empecé esta mañana y… y …   bien…  bien … no podía parar. ―No tenías por qué hacerlo. ―Lo sé ―dice encogiendo sus hombros― hombros―. Quería hacerlo y un poco como que sentí que se los debía por haberme dejado quedarme aquí. ―No nos debes nada. ―Trato de explicarle. La atraigo hacia mí de nuevo. Me gustaba sentir a esta chica en mis brazos mucho más de lo que debería― debería―. Me gusta tenerte aquí. ―Me sonríe y luego Hayley empieza a saltar en mis brazos. Está emocionada y estira sus manitos sobre mi hombro. Miro hacia atrás y Paul está entrando por la puerta. Se emociona mucho al ver a Paul. Kit empieza a sonreír a mi lado y luego se ríe, dejando salir un gran suspiro de alivio. No estoy seguro de qué es todo esto. ―Veo que conociste a Hayley ―le dice Paul a Kit. Asiente mientras Paul la toma de mí― mí―. ¿Ves, Hayley? ―le dice a su hija― hija―. Ahora no serás la única chica en la casa. ―Baila en círculos con ella. Estoy leyendo sus labios, pero es realmente difícil hablar cuando tus manos están llenas de bebé. No puedo ver lo que él dice mientras baila alrededor, pero lo que sea que es, está haciendo sonreír a Kit. Kit apunta con un dedo hacia Paul y sonríe. ―¿Es tuya? ―pregunta.

 

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Paul mira de mí hacia ella. ―¿No estarás tratando de usar a mi hija para anotar con tus chicas de nuevo, verdad? ―pregunta Paul, golpeándome en el hombro― hombro―. No puedo dejarlo llevarla a la tienda de comestibles. Atrae mucho la atención de las damas. ―Paul mira alrededor del departamento y sonríe― sonríe―. ¿Qué diablos pasó aquí? Kit lo regaña a él también. ―La boca ―dice, mirando a Hayley. Está sonriendo, y se ve como si estuviera relajada, cosa que no hacía cuando entré a la casa. ―¿Quién limpió? ―preguntó Paul. Pasa su pulgar por la mejilla de Hayley y dice― dice ―: ¿Y quién le dio chocolate? ―Me regaña. Encojo mis hombros y sonrío.     ―La jalo a mi lado, pone un brazo alrededor de mi cintura y descansa su otra mano contra mi pecho para luego mirarme ―.  ―

 

ó

Paul mira de ella a mí, luego mete su dedo en su garganta como si fuera a vomitar y se aleja con Hayley hacia su habitación. Me mira el tiempo suficiente como para decirme: ―Vas a llegar tarde al trabajo si no te das prisa. ―Mira de vuelta a Hayley― Hayley ―. Dile al tío Logan que va a llegar tarde. ―Le muestra la seña para la palabra tarde y lo imita. Es adorable cuando hace señas. Ambos desaparecen en su habitación y miro a Kit. Bajo mi cabeza y con mis labios toco los suyos. No quiero alejarme, pero sí me tengo que dar prisa. ―Tengo que salir ―digo. Sus cejas se levantan y se ve cautelosa. ―¿Salir? ―dice. Asiento. ―Tengo que trabajar esta noche. ¿Quieres venir conmigo? Mira su camiseta mojada y aleja un mechón de cabello de su frente. ―Ni siquiera tomé una ducha hoy. ―¿En cuánto tiempo te puedes alistar? ―pregunto, mirando mi reloj. Tengo treinta minutos antes de tener que estar allí.

 

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Emily

 

gua caliente lava mi cuerpo, y me fuerzo por apurarme. Logan probablemente está moviéndose de un pie a otro en la sala de estar esperando por mí, así no llegará tarde al trabajo. Aparentemente, los viernes en la noche es guardia de seguridad en un club a la vuelta de la esquina. Y quiere que vaya con él. Siento la puerta del baño abrirse y me congelo. ―¿Matt? ―digo. Es el único que quizás entre al baño conmigo, y eso es solo cuando está enfermo.

A

Abro laSecortina baño yyahora miro está hacia afuera. Logan paradoy ahí, mirándome. cambiódel de ropa, usando unos jeans,está sus botas, una camiseta azul que dice “Guardia” en el frente. Esta se tensa tensa alrededor de sus amplios hombros. Sus ojos son de un alarmante tono azul contra la camiseta de este mismo color, y mira hacia mi cara mientras asomo mi nariz a través de la cortina. Mi cabello está lleno de espuma, y el jabón está haciendo arder uno de mis ojos. ―¿Hay algo mal? ―pregunto. Niega y me sonríe. No dice nada más, pero se para ahí con un hombro contra la pared y sus brazos cruzados. ―Tengo una pregunta ―dice finalmente. Me inclino hacia atrás mientras lavo el jabón de mi cara y cabello, luego asomo de nuevo mi cabeza, quitando el agua de mis labios. ―Pregunta ―digo. ―Te molestó cuando pensaste que Hayley era mía ―dice. Su rostro no cambia. Continúa evaluándome de cerca. Pero no me está mirando de reojo, o trata de mirar mi cuerpo desnudo. Es totalmente respetuoso, justo como siempre. Me molestó cuando pensé que Hayley quizás era suya. Tenían los mismos ojos azules, y el color de su cabello es similar. Y era tan familiar con ella. Pero luego llamó a Paul papá, y de repente todo estaba bien. Sé que él no puede leer mis labios a menos que saque mi cabeza de la ducha. ―¿Qué te hace decir eso? ―pregunto.

 

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Resopla. ―Leo a la gente todos los días, todo el día, y puedo decir la forma en la que se sienten por el modo en el que actúan, en lugar de las alteraciones en sus voces. Y algo me dice que no te gustó pensar que Hayley era mía. Me mira detenidamente, y sé que aún está evaluando mis reacciones. ―O no te gustan los niños, o no te gusta la idea de mí teniendo un niño. ―Cambió sus pies de posición― posición―. Solo quería decirte que quizás no sea capaz de oír, pero sí soy capaz de cuidar a un niño. Si no lo fuera, Paul no la dejaría conmigo. Suelta un suspiro, y luego se gira para salir por la puerta. Lo llamó, pero no me oye. Así que, salgo de la ducha rápidamente y agarro una toalla, dejándola abierta delante de mí, pero no tengo tiempo para envolverla a mi alrededor. La aferro a mi pecho, y agarro su brazo. Se voltea hacia mí, una ceja levantada mientras me mira. ―No era que pensara que no eres capaz de cuidarla ―digo digo― ―. No era eso en absoluto. ―¿Entonces qué era? qué era? ―pregunta. Es tan difícil de explicar, pero si no le digo la razón de lo que me molestó, seguirá creyendo que es porque pienso que no puede cuidar un niño con su discapacidad, y eso no podía estar más lejos de la verdad. ―Pensé que era tuya ―digo con mis ojos cerrados. Él levanta mi barbilla con un demandante dedo. ―¿Qué? ―pregunta. ―Pensé que era tuya ―repito. Esta vez me aseguro de que pueda ver mis labios, a pesar de que es la última cosa que quiero que me vea diciendo― diciendo ―. Pensé que era tu hija. Hace una mueca. ―De nuevo, soy completamente capaz de cuidar de un niño. Puedo mirar la luz en un monitor como cualquier otro. Y cambiar pañales no requiere mis oídos. ―Está irritado. Puedo decirlo― decirlo―. Ella llora, y puedo entender qué necesita. ―No es eso. ―Dios, soy tan estúpida. Entierro mi cabeza mojada en mis manos y me fuerza a bajarlas, mirando mis labios― labios―. Estaba celosa ―admito. Ahí. Lo dije. ―¿Celosa? ―pregunta pregunta― ―. ¿De Hayley? Tiene tres, por amor de Cristo.

 

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―Lo sé. ―No sé cómo decirle― decirle―. Me hizo preguntarme qué tipo de mujer estúpida te habría dejado ir. ―Y me hizo darme cuenta que alguien más lo había tenido. Probablemente un montón de personas. Un montón de personas con las que no podría competir. Se ríe, el aire en la habitación aligerándose. ―¿Eso es todo? ―pregunta, su voz incrédula. Eso no era todo lo que era. También me pregunté cómo en el mundo lo compartiría con alguien más. Pero él no es mío para compartirlo, ¿verdad? No en realidad. No en absoluto. Asiento. ―Eso es todo. No es porque eres sordo. Estaba celosa. ―Me encojo de hombros― hombros ―. Lo siento. Realmente, realmente, lo siento. No quise ofenderte. ―Quiero decirle que lo quiero solo para mí. Pero no soy libre para hacer eso. ―No tengo hijos ―dice dice― ―. En caso de que te lo preguntes. El pensamiento ni siquiera había cruzado por mi mente hasta que vi a Hayley. ―Está bien. ―Quiero hijos algún día ―dice. Su voz es suave y está mirando mis ojos― ojos ―. ¿Tú quieres? ―No lo sé. ―La idea de tratar de ayudar a mi propio hijo con la tarea, la ortografía, y la escuela, es a veces abrumadora para mí― mí―. No creo que sea una  buena madre. Sus labios se presionan contra mi frente y descansa sus manos en mis caderas desnudas. Me quedo sin respiración. Mis caderas están desnudas y sus manos las cubren completamente mientras me empuja hacia él. La toalla que estaba en frente de mí queda atrapada entre nuestros cuerpos. ―Estoy contenta de que vinieras a hablar conmigo ―digo con voz ronca. Baja su cabeza y besa el costado de mi mandíbula. Y ni siquiera pienso en ello, inclino mi cabeza para darle mejor acceso. ―También lo estoy ―dice contra mi piel. Podría decir más, pero no está mirando mi cara. No está mirando nada. Sus ojos están cerrados. Sus manos se deslizan alrededor de mi trasero y me levanta contra él. ―Nunca quise tener sexo con alguien que me importara ―dice. Esta duro contra mi vientre, y ni siquiera puedo pensar o tomar un respiro.

 

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Levanto su camiseta, y descanso mis manos en su estómago. Los músculos se contraen bajo mis dedos. Quiero tocarlo. Quiero tocarlo desesperadamente. ―Pretende que soy alguien que no te importa ―digo impulsivamente. Debe haber visto mis labios, porque se detiene. creesa que puedo hacer eso?―― pregunta, su tevoz mano―y¿Tú la pasa través de su cabello cabello― . No creo que desincrédula. cuenta deLevanta cuántouna me gustas. A él le gustó mucho, si su bastante impresionante tamaño presionado contra mi estómago es un indicador. Debe leer mi mente, porque suspira pesadamente, y dice: ―No quise expresarlo así. ―Un musculo se mueve en su mandíbula por un momento, y luego se aleja un paso de mí, levanta la toalla y la envuelve alrededor de mi cuerpo desnudo― desnudo―. He tenido sexo. Un montón de sexo. Pero nunca lo he tenido con alguien que me importe.  importe.   Solo me conoce hace unos pocos días. ―¿Por qué te importo tanto? ¿Qué me hace diferente? ―Ahora estoy muriendo por saber. Niega. ―Dime ―insisto. ―He estado encerrado en mi propio mundo durante mucho tiempo ―dice dice― ― , tengo una excusa para mantener a la gente alejada, por mi discapacidad. Y luego vi tu tatuaje. ―Giro ―Giro su  su muñeca y lo trazo con mi dedo. Se estremece ante mi toque, cerrando sus ojos con fuerza― fuerza―. Sentí que quizás, solo quizás, nosotros estábamos encerrados en nuestros propios pequeños mundos y podríamos dejar entrar al otro. Está derramando su corazón aquí, y no tengo nada alentador que decir. ―Pero no hay nada mal contigo ―digo. Lo miro, y me mira con una advertencia en sus ojos. ―Eso no es verdad. ―Niega. ―No hay nada mal contigo. Así que, no estamos en igualdad de condiciones, y nunca lo estaremos. Niega otra vez, como si hubiera algo en la punta de su lengua que quiere decir pero no lo hará.

 

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―No puedo leer. Conseguir un trabajo. Ir a la escuela. No pude hacer ninguna de las cosas que mi familia quiso para mí. En realidad quieren que me case y tenga bebés, porque todo para lo que era buena, era para ser una esposa trofeo. Pero me negué. Por eso me fui. Intentaron separarme de lo que quería, decidiendo que no podía tocar tocar mi música porque estaba “por debajo de nuestra clase” y no podía continuar con mi educación, porque era muy duro para ellos ver mi esfuerzo. Todo era sobre ellos. Siempre sobre ellos. ―No subestimes tu propio valor, idiota. Me pongo rígida. Odio esa palabra. Absolutamente la odio. Se pone rígido cuando lo hago. ―¿Qué? ―pregunta pregunta― ―. ¿Qué está mal? ―Nunca me llames, idiota, Logan ―digo, mis dientes rechinando tan fuerte que duele. ―Oh, Dios. Lo siento tanto ―se apura a decir. Toma mi cara en sus manos, sosteniéndola apretadamente mientras mira mis ojos― ojos . No quise decirlo. ―Se No ríe, pero no hay alegría en el sonido― sonido ―. Es un término de ― cariño en nuestra familia. quería lastimar tus sentimientos. No realmente. No pienso que eres estúpida. Tienes jodidos problemas de aprendizaje. Pero no eres idiota. Eso lo sé. Desearía saberlo también. Suena seguro sobre eso. ―Está bien ―digo, pero ya estoy apartándome de él. Lagrimas están pinchando en la parte de atrás de mis pestañas. ―No te alejes de mí ―me advierte. Eso me hace reír. ―No soy la que siempre se está alejando, Logan ―le recuerdo. Lo empujo otra vez, pero ignora mis intentos. De repente, sus manos agarran mi trasero y me levanta sobre la encimera del baño. ―Perdóname ―dice. Asiento, y el besa las esquinas de mis ojos donde las lágrimas se han formado. Esa palabra me lastima. Siempre lo ha hecho. Y ese fue el último de una serie de acontecimientos desagradables que finalmente me hizo irme de la casa de mis padres. Esa palabra y otras como ella. Las he escuchado durante demasiado tiempo. Agacha su cabeza y sus labios tocan los míos. Introduce su lengua dentro de mí, su lengua es suave pero insistente. Pongo mi palma de la mano a un lado de su cara y sigue besándome. Está quitando de mi mente esa palabra. Ya sé lo que está

 

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haciendo. Y lo aplaudo por ello. Porque se está robando el dolor junto con mi ingenio. Tira de la toalla entre nosotros, y mira mi cuerpo desnudo. Estoy subida sobre la encimera del baño, y está parado entre mis piernas. Lame sus labios, y mi corazón se acelera. Dios, es sexy. Empujo su boca de vuelta a la mía, y lo permite, pero no por más de un momento. Luego bajo su cabeza, y toma mi pezón en su  boca. No es amable. Es duro. Su ligera barba roza la parte inferior de mi pecho, mientras succiona mi pezón, llevándolo profundamente a su boca, tocando algo dentro de mí que ni siquiera sabía que existía. ―¿Quieres que pare? ―pregunta, levantando su cabeza para mirar mi cara. Niego. ―No pares ―digo. Paso mis dedos por su cabello, y lo agarro con fuerza sujetándolo, tirando gentilmente de su cabello, mientras gime alrededor de mi pezón. Mi cabeza cae hacia atrás, y me apoyo contra el espejo, mirando su cara mientras chupa la carne erecta. Su otra mano se desliza por mi vientre, hacia mis rizos, donde se desliza entre mis piernas. Las abro más para él. Logan levanta su cabeza, y entierra su cara en la curva de mi cuello mientras hunde un dedo dentro de mí y lo saca, usando mi propia humedad para ponerlo resbaladizo en el proceso. Su dedo recorre mi clítoris, y casi salto de la encimera. Presiona su cuerpo más cerca del mío, su mano libre tirando de mi pezón, estirándolo con sus insistentes tirones, mientras su dedo medio me acaricia. Si no se detiene, voy a venirme. ―Logan ―digo. No puede ver mis labios, así que tiro de su cabeza hasta que me mira. Apenas puedo pronunciar las palabras con mis labios― labios ―. Voy a venirme antes que tú, si no te detienes. ―Empiezo a trabajar en el botón de su pantalón y quita mi mano. Mira con intensidad mis ojos y pregunta: ―¿Cuál es tu nombre? No puedo responder. No respondo. Cierro con fuerza mis ojos y me arqueo contra sus dedos, los cuales todavía me están llevando alto. Cuando no respondo, Logan gruñe, se deja caer en sus rodillas en frente de mí, y separa mis piernas  bruscamente. Luego me lame de abajo hacia arriba. Hundo mis manos en su cabello, tirando de él cuando va hacia abajo, y comprendo lo que intenta hacer. Se aferra a mi clítoris con sus labios y lengua, chupando suavemente mientras mira hacia mí, sus ojos tan azules como el mar.

 

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Miro su cara mientras me empuja, me empuja, me empuja y luego finalmente estoy gritando. No se detiene cuando me empiezo a venir. En su lugar, desliza un dedo en mi interior y me acaricia desde adentro, mientras su boca se da un festín conmigo. ―¡Oh, Dios! ―gimo. Mi cuerpo se estremece y tiemblo incontrolablemente, presionando su cara más cerca de mí mientras me vengo. Disminuye sus lamidas y empujones mientras mi cuerpo se calma. Ahora cuando me lame de abajo hacia arriba, me gusta y tiemblo cuando recorre mi clítoris. Lo hace una y otra vez hasta que mi cuerpo está quieto. Me recuesto sin fuerzas contra el espejo, y lo empujó hacia mi cara. ―Tu turno ―digo, y alcanzo el botón de su pantalón. El niega. ―No. ―¿Qué? ―No entiendo. Me levanta para que me pare frente a él. ―¿No me deseas? ―pregunto. ―Mierda, nena, te deseo más de lo que nunca he deseado a alguien o algo. ―Presiona su frente contra la mía y está respirando duro. Sus labios tocan suavemente los míos, pero también hay urgencia allí. Se inclina y recoge la toalla, envolviéndola alrededor de mí, metiéndola apretadamente entre mis pechos. Luego abre la puerta, me empuja al pasillo, y traba la puerta detrás de mí.

 

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Logan

aldición! Restregué mi mano sobre mi rostro, y luego moví mis dedos a través de mi cabello, apretando mi cabeza como una gran espinilla lista para estallar. No es la única cosa lista l ista para estallar. Nunca he estado tan malditamente encendido como lo estoy ahora mismo. Kit estaba húmeda, y caliente, y estaba dispuesta. Me dejaría follarla justo aquí en esta encimera si dijera que sí. Sé que lo haría. Y no tendría ningún arrepentimiento. Pero yo sí. Aunque ahora mismo, estoy reconsiderando mi decisión de ponerla fuera de la puerta. Estiro mi mano hacia el picaporte así puedo estar listo para girarla y poderle hacer señas a ella para que regrese a la habitación, pero sacudo mi mano de regreso. Necesito desesperadamente quitar esa mirada de su rostro, y lo único que puedo pensar para que deje de ser un problema es que piense en otra cosa. Pero ahora no puedo quitar de mi mente la mirada que tiene cuando se viene. O qué tan apretado agarra mis dedos cuando se estremece. Buen Dios, esta chica será mi perdición. Mi pene esta tan duro que podría clavar calvos con él. La puerta vibra cuando alguien golpea. Probablemente Paul para decirme que me apure sino llegare tarde al trabajo. Pero mi pene esta tan duro que apenas puedo estar de pie, mucho menos podré caminar. Paso mis dedos por mi cabello de nuevo. Tomando respiraciones profundas. Mierda. Nunca saldré de aquí si sigo así. Tomo una toalla debajo del lavamanos y la dejo frente a mí, y desabrochó mis  jeans. Esto no se demorara. Porque estaré pensando en ella mientras lo hago. Escupo en mi palma y tomo la cabeza de mi pene con mi mano, alejándola de mí con un apretado agarre. Dios, nunca lograré sacarme su imagen de mi mente. Ella chilló una vez. Estoy segura de eso. Pude sentir su garganta moviéndose al lado de mi mejilla. Fue

¡M

una vibración suave, y sucedió cuando comenzó a apretar alrededor de mi dedo.

 

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Solo tomó un par de tirones, y me levanté de puntas, derramándome en la toalla en el lavamanos. Pensé en cómo se sentiría estar dentro de ella ahora mismo, y mis bolas se apretaron contra mi cuerpo mientras me corría. Oh, Dios. Dios, quiero estar dentro de ella. Me relajé sobre mis talones, agotado. Me recosté pesadamente contra la puerta, tratando de recuperar mi aliento. La puerta se sacudió con el golpe de un pesado puño. Lavé mis manos, y tiré la toalla en la cesta. Mierda. Me alegra haber hecho eso. Pero desearía que hubiese sucedido de forma diferente. Me metí de nuevo en mis jeans, y sigo medio duro, pero no tanto como para que no pueda caminar. Abro la puerta, y Paul me recibe con una ceja arqueada. ―¿Mejor? ―pregunta, sonriendo. ―  Jodete, pendejo. ― Le Le señalo. ― Jodete ―repite, riendo― riendo―. Oh, espera. Tú ya fuiste jodido. ―Inclina su cabeza hacia mí― mí―. ¿Cómo estuvo? Lo arrastró de un tirón hacia el baño conmigo. ―No la follé.  Pone sus ojos en blanco. ―Sí, dile eso a alguien que no la haya escuchado chillar. ―Me empuja alegremente― alegremente ―. La próxima vez, avisa para dejarlos. Fue ruidoso. ― ¿Qué ¿Qué fue ruidoso? ―Estoy confundido. Hace muchos signos dramáticos. ―¡Oh, Dios!¡Oh, Dios!¡Oh, Dios!¡Logan!¡Logan!¡Logan! ―Me empuja de nuevo. Esta vez duele. Me masajeó el lugar donde me golpeó― golpeó ―. Habría sido muy caliente de no haber sido porque era mi hermano el que estaba al otro lado de la puerta. Así que fue, muy incómodo. ― No No la oí. Lo siento. ―Bueno, solo un poco. ―De ninguna manera ―dijo. Me miró muy de cerca― cerca―. ¿Estás bien? Asiento. Luego sacudo mi cabeza. ―Rayos, no lo sé.  ―¿Qué pasa? ―  Me enloquece, dura y jodidamente loco. ―Se acaban de acostar, ¿y te estás quejando? ―Mueve sus manos en rechazo― rechazo ―. Ni siquiera quiero escuchar. ¿Sabes hace cuánto que no lo hago? Mierda, pendejo. No tienes que estar contrariado cuando acabas de conseguir algo.

 

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― No No conseguí nada.

―Cállate. Y deja de restregarlo en mis narices. Paso una frustrada mano por mi cabello y cierro mis ojos. Él golpetea mi pecho con sus palmas abiertas, obligándome a abrir los ojos. ―Espera. Estás serio. Asiento. ―Le dije algo estúpido. Estaba destrozada. Y era mi culpa.   ―Así que… ―Me ―Me anima a continuar. ―  Así que, quise hacer que se sintiera mejor. mejor . No te daré detalles. ―Es como si fueses virgen de nuevo. Esa mierda lo arruina todo. ―Tiene esa mirada de fingida humillación. No puedo contener mi sonrisa. quea lo digas.tarde a trabajar ―me advierte Paul. ― ―Y Vas llegar Mierda. Llegare tarde a trabajar. Salgo corriendo del baño justo cuando Hayley entra corriendo. Paul la levanta y baila dando vueltas con ella en sus  brazos. La tiene todos los viernes hasta el próximo. Y adora cada segundo de eso. Pete está de pie junto a Kit en la sala. ―¿Listo? ―pregunta. Kit arrastra los pies, evitando mis ojos. Me acercó a ella, levantando su rostro y la besó. Es un beso lleno de promesas de lo que podría ser. Pero que aún no es posible. Ella está sin aliento y se aferra a mis hombros cuando me alejo. ―Gracias ―dice. Lo señala al mismo tiempo y mi corazón se hincha. ― Listo Listo. ― Le Le señalo a Pete. Nos sigue por el recibidor y lo atrapo mirando el trasero a Kit. ― Deja Deja de hacerlo ― le le señalo con gestos. Él sonríe y se encoje de hombros. ―No puedo evitarlo.  ― Puedes Puedes  ―a ―advierto. dvierto. Hago el ademan de golpear mi puño contra mi palma abierta.

Él aleja la mirada un poco avergonzado. Le hago señas para que me mire. ―¿Me ayudaras a cuidar a Kit esta noche?  En caso de que me ocupe con algo.  

 

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Pete asiente. Entiende exactamente lo que quiero decir.

 

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Emily

l nombre del club es Bounce. Logan me conduce por la punta de mis dedos a través de la puerta trasera, pero en el camino desde la calle, veo una enorme fila en el frente y unos hombres de alrededor del tamaño de Logan cuidando la puerta. Este lugar no es nada como lo esperaba. Es mucho más grande. Un tipo grande y corpulento corp ulento con un delantal nos detiene mientras caminamos por la entrada trasera y pone una mano en el centro del pecho de Logan. Me mira y levanta su frente. Logan empieza a decir algo y Pete traduce: ―Ella está conmigo. ―Pete tímidamente me mira y señala con un pulgar hacia Logan―. Bueno, con él ―admite―. Tiene diecinueve ―interpreta Pete. El tipo hace señas a un hombre con un sello y sella la palabra “no” en el revés de mi mano. Ruedo mis ojos. ¿En serio? ―Es un bar, querida. Estaré en todo tipo de problemas si alguien te sirve cuando no deba hacerlo. ―Pone un sello en la l a mano de Pete, también. también.   Asiento. Lo entiendo. ―¿Es sorda también?  también?  Logan niega.

E

Creo que él dice algo como “sabor de la noche” mientras mient ras camina, rodando sus ojos. Pete va con él. Logan me conduce al final de la barra y empuja a un tipo realmente grande de su taburete. El tipo se tambalea, se queja y gira para encontrar a Logan de pie detrás de él. El hombre levanta ambas manos como si estuviera rindiéndose ante la policía, se da vuelta y se aleja. ―¿Por qué hiciste eso? ―pregunto.  ―pregunto.  Se encoge de hombros. ―Necesitabas una silla.  silla.  Dice eso como si necesitara una soda. ―Pero sólo lo empujaste de su silla.  silla.  

 

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Logan lo sigue con sus ojos. ―No le importó.  importó.  ―No le importó porque pensó que patearías su trasero si decía algo. Asiente. Como si en realidad habría pateado su trasero. ¿En serio? ―¿Qué? ―pregunta y palmea la silla. Me deslizo sobre ella lentamente y lo miro. ―¿Quieres que me quede aquí? ―señalo al taburete, a la barra, al área en general. Asiente y levanta mi cara así puedo mirarlo. ―No bebas nada a menos que el barman lo consiga para ti. ¿Entiendes? ¿Entiendes?   No realmente pero asiento. ―Lo digo en serio ―dice.  ―dice.   ―¿A dónde vas?  vas?  ―A trabajar. ―Presiona sus labios contra mi frente, dejándolos ahí por un momento. Luego, Luego, inclina su cabeza y dice cerca de mi oído―: Sólo para que sepas… todavía puedo saborearte en mis labios. ―Mira abajo hacia mi regazo. Calor inunda mi cara. Estoy probablemente tan roja como un tomate, pero me fuerzo a mirar a sus ojos. ―Ojalá pudiera decir decir lo mismo. Gime, se aleja, me guiña y se va. Miro el mostrador de la barra, y veo a la alegre rubia que está haciendo las  bebidas. Me lanza una mala mirada y dice: ―¿Qué puedo hacer por ti?  ti?   ―¿Cerveza de raíz? ―pregunto. Levanta una ceja, asiente y sirve sirv e una de la llave de la barra. ―¿Cómo conoces a Logan? ―pregunta y desliza la bebida hacia mí.  mí.  Las palabras “es mi novio” vienen sin invitación a mis labios. Pero me muerdo la lengua. ―Me estoy quedando con los chicos por un tiempo.  tiempo.   Sus cejas se disparan hacia su cabello. ―¿En serio?  serio?  Asiento, tomando un sorbo de mi cerveza. ―Gracias ―digo distraídamente, apuntando hacia la bebida.  bebida.  

 

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Ella deja caer dos cerezas con tallo en esta y sonríe. ―Soy Abby. ―Estira su mano y la tomo. Tiene un agarre fuerte. Eso me gusta. ―Kit ―digo―. ¿Así que eres una de las miles de mujeres con las que Logan ha ―pregunto. Trato hacer unRealmente sonido poco si la mirada en su dormido? rostro es una indicación, no de funcionó. no serio, quieropero la respuesta. Pero por otro lado, sí. Ella ríe. ―Cariño, tengo más respeto por mí misma que eso. ―Me mira por un momento mientras le sirve a alguien una cerveza de manera perfecta―. ¿T ¿Tú? ú?   Me siento mucho mejor sobre ella sabiendo que no ha dormido con él. ―No, pero chica, sí que lo deseo. ―Fuerzo una risita que en realidad no siento que pase por mis labios. ―Tiene ese efecto en todas las chicas. ―Se ríe―. Aguanta.  Aguanta.  No quiero ser como todas las chicas. Alguien golpea la barra frente a ella bruscamente y lo mira ceñuda. ―No vuelvas a golpear en mi jodida barra de nuevo, idiota ―dice, pero hay una sonrisa bajo sus palabras, puedo decir. ―Oh, vamos Abby ―dice―. Sabes que amas cuando te follo. follo.   Risitas estallan alrededor. Él se apoya sobre la barra y ella se para en las puntas de sus pies, poniendo todo su peso en sus brazos, así puede poner sus labios en los de él. Me señala. ―Ford, esta es Kit.  Kit.  Ford me mira y sonríe. ―Kit vino con Logan ―explica Abby. Le dispara una mirada extraña y él entorna sus ojos hacia ella, y luego me mira. ―Di que no es  es así ―dice con una risa.  risa.  Presiono mis labios, no muy segura sobre lo que está insinuando. ―Es hora de que alguien agarre a ese bastardo. ―Se ríe, frotando sus manos con emoción―. La venganza es una perra ―dice y entonces, se pasea entre la multitud. ―Ford trabaja con Logan en el frente ―explica ella mientras sirve bebidas. Toma un billete de veinte de un chico y lo pone bajo su top. Puedo ver la punta de

 

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este sobresaliendo de su escote. Y también puede su cliente. Él lame sus propios labios― labios ―. Oh, ¿querías cambio? cambio? ―pregunta dulcemente. Él niega, ríe y se va.  va.  ―¿Has trabajado aquí mucho tiempo? ―disparo. La banda está justo iniciando en el escenario, afinando sus instrumentos y tocando algunos fragmentos de música. Giro para ver hacia ellos. El cantante principal ya está sin camisa. Pero la multitud parece amar esto. ―Alrededor de un año ―dice. Está trabajando rápidamente para servir  bebidas, y el club se está llenando más y más. Casi deseo poder ir y ayudarla. Me siento bastante inútil sentada aquí sin hacer nada. ―¿Qué banda es esa? ―pregunto, sacudiendo un pulgar sobre mi hombro. ho mbro.   Se encoge de hombros. ―Son nuevos.  nuevos.  Oigo los comienzos de Free Bird6  y mis dedos empiezan a escocer. Paso la punta de mi dedo a lo largo de la callosidad de mi pulgar y deseo ser yo quien esté en el escenario. Pero no puede ser. Ellos están solo haciendo covers de canciones, de todas formas. Pero hay canciones que hacen a mis dedos crisparse y hacen que mi corazón empiece a golpear fuerte. Giro para verlos. Ellos son realmente buenos. Pero hay un problema. El guitarrista principal está apestando de borracho. Escasamente terminaron su calentamiento y ya está tropezando con las cuerdas. Su bajista gira para fulminarlo con la mirada, y él sonríe y continúa tocando. Pero apenas puede mantenerse en pie. Le hace un gesto a la camarera y le trae un trago. Le da propina a cambio y sigue tocando. El bajista está enojado, puedo decir. Yo también lo estaría. No juegas con la música. Nunca. Estoy inquieta en el taburete, y quiero ir y quitarle la guitarra y relevarlo. Me fuerzo a quedarme quieta. Logan acecha cerca de mí a través del cuarto y se detiene a mitad del camino. ¿Estás bien?, gesticula. Asiento y lo espanto con mis manos. Me sonríe y se queda donde pueda mirarme. Espero que no esté planeando merodear toda la noche. Me crispo por una razón completamente diferente cuando veo una chica caminar hacia Logan. Ella está usando una falda corta y un top revelador, y sus senos están acomodados como si estuvieran apilados en una estantería para que la gente los mire. Los ojos de Logan echan un vistazo a su pecho, y ella pone su mano en el brazo de él, inclinándose cerca. Me muevo al borde de la silla, tratando de mirar cómo reacciona. Él mira sus labios por un momento y luego pone sus manos  Free Bird: es un himno de rock de la banda estadounidense Lynyrd Skynyrd.

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en sus hombros y la empuja. Ella frunce el ceño, él da un paso atrás de ella y mi corazón se emociona. ―Caray ―dice Abby―. Nunca pensé que vería eso pasar. pa sar.   Miro hacia ella. ―¿Qué quieres decir?  decir?  ―Nunca lo he visto empujar a una.  una.   Logan me mira y guiña. La chica me mira furiosa y gira para decirle algo brusco. Él la mira amablemente, pero no hay calor en su mirada. Al menos no de la forma que ella estaba buscando. Resopla. De repente el amplificador de la banda hace un audible chillido y el guitarrista líder tropieza, cayendo sobre sus rodillas. Sus compañeros paran de tocar y tratan de ponerlo de pie, pero él solo permanece ahí riendo. LaYmultitud a gritar, empujándose hacia el escenario. Ellos no están felices. no puedoempieza decir que los culpo. Le hago señas a Logan y rueda sus ojos mientras camina hacia el escenario. El equipo pone al guitarrista de pie y levanta la correa de la guitarra sobre su cabeza, pero está demasiado tambaleante para permanecer de pie. Logan se inclina, empuja su hombro en el medio del hombre y lo sube sobre su espalda. Me hace un guiño mientras camina hacia la parte trasera de la barra y desaparece detrás de una cortina. Los miembros de la banda están apiñados en un círculo, tratando de averiguar si pueden o no continuar sin su guitarrista principal. Mis dedos se retuercen y muevo los pies, tratando de mantenerme alejada. Pero es imposible. Me deslizo del taburete, mis piernas tambaleantes mientras me acerco, y con aire despreocupado piso el escenario. Mi corazón está golpeando con fuerza en mis oídos y no podría emitir un sonido si quisiera, mi garganta está tan apretada. Pero recojo la guitarra abandonada, deslizo la correa por encima de mi cabeza y miro a los miembros de la banda. Saco mi púa de mi bolsillo y la cierno sobre las cuerdas de acero. Uno de ellos alcanza a tomar la guitarra. Pero empiezo a tocar antes de que me la pueda quitar. Sweet Child O’ Mine 7 sale de la punta de mis dedos, el sonido de la canción llenando el espacio, y los hombres se mantienen atrás, horrorizados por la pequeña chica que está tocando la guitarra de los chicos grandes. La verdad sea dicha, es muy grande para mí, pero no dejo que eso me detenga.  

7 Sweet Child O’ Mine

: es una canción del grupo de hard rock Guns N' Roses

 

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―¿Vamos a tocar o qué, muchachos? ―grito. Pero no dejo de tocar, no importa qué. La multitud está dando alaridos y hago un rápido show para ellos. Los chicos de la banda se reorganizan y el cantante líder viene y me pregunta: ―¿Qué puedes tocar?  tocar?  ―Cualquier   cosa que puedas cantar ―digo con una sonrisa. Mi sangre está ―Cualquier aumentando repentinamente en mis ventas y el ritmo de la música me está llevando lejos. ―¿Puedes ser más específica? ―pregunta. Pero está sonriendo y mirando mis dedos mientras vuelan sobre la guitarra. g uitarra. Niega―. No importa.  importa.  Va de regreso al micrófono y dice: ―¡Tenemos una sorpresa para ustedes, gente! ―Hace un gesto hacia mí―. Ella es mucho más bonita que nuestro usual guitarrista líder, ¿no creen? La multitud grita y aplaude. Continúo tocando hasta que termino Sweet Child O’ Mine. Me detengo y miro al líder, sonriendo. ―¿Qué sigue? ―le pregunto.  pregunto.  Él levanta una ceja. ―¿Hotel California8? ―pregunta.  ―pregunta.  Asiento. Tocaba esa cuando tenía ocho. Pero espero que el baterista coja el ritmo y luego caigo con ella. El bajista hace un duelo conmigo por un minuto y luego encontramos un ritmo. No había tenido toda esta diversión en mucho tiempo. No desde que dejé mi  banda en casa. Olvidé cuánto extrañaba esto. Terminamos la canción y el líder gesticula g esticula hacia mí: ¿Welcome to the Jungle9? Asiento, riendo. Doy una mirada a la multitud y veo a Logan apoyado contra un poste en medio del salón. Sus brazos están cruzados sobre su pecho, y su boca está ligeramente abierta. Le soplo un beso y él sacude su cabeza sonriendo. Por Dios, ese chico es lindo. Me da un pulgar hacia arriba y se aleja. Desearía poder compartir esto con él, porque esta es la mejor sensación del mundo. Los fans, el sonido, la forma en que me siento completa cuando hago esto… esto … no hay nada que se le compare. No estoy asustada. No en lo más mínimo.

  Hotel California: es el título de la canción del álbum homónimo de la banda estadounidense de rock Eagles, de comienzos del año 1977. 9  Welcome to the Jungle : es una canción de hard rock del grupo Guns N' Roses , lanzada el 3 de octubre de 1987. 8

 

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Amo esto. Amo la música. Amo la guitarra. Y me temo que estoy un poco enamorada de Logan.

 

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Logan

e doy la vuelta para mirar a Kit mientras toca. Sus mejillas están todas sonrosadas y está sonriendo. De vez en cuando, ellos le dan un solo rápido, y pasa la púa por las cuerdas de la guitarra, bailando, sus rodillas dobladas mientras toca. Por la forma que la gente se está volviendo loca, supongo que es muy buena en esto. e sto. Puedo sentir el golpeteo de la música en el suelo, en las paredes, me paro y apoyo mi mano en uno de los altavoces. El cabello de Kit está todo mojado, y su cara está brillando. Nunca me pareció más hermosa. Esto es obviamente para lo que ha nacido. Y no pude evitar preguntarme por qué está tocando en el metro por centavos, en lugar de hacerlo así a tiempo completo. Aquí es donde se encuentra su futuro. Ésta es su pasión. Estoy feliz con sólo mirarla. Y tengo que recordarme mantener un ojo en la gente, en lugar de ambos ojos en ella. Alguien toca mi hombro y miro por encima de él para encontrar a Pete de pie  junto a mí, sonriendo. ―Maldita sea, es buena ―dice. Toca un poco de guitarra al aire, y no puedo evitar reírme de él. Agita la mano hacia mí y dice―: Caramba, se lo dejo a los profesionales. profes ionales. ―Señala con el dedo hacia Kit―. ¿Sabías que podía hacer eso?  eso? 

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Me encojo de hombros. ―Sabía que podía tocar. Pero, al parecer, piensan que es muy buena.   ―Señalo a la multitud. Observo mientras el cantante se acerca a Kit y le dice algo al oído. Está sin camisa y sudoroso, y lo espanta como si fuera una molesta mosca. Se aleja, pero se ríe cuando lo hace, y no me gusta. No me gusta en absoluto. Me paro más erguido. ―Él no vale la pena ―dice Pete.  Pete.  ―Lo sé. Pero todavía no me gusta.  ―Sientes mucho por ésta, ¿no? ―pregunta. Está sonriendo, pero su pregunta es seria. Asiento. No necesito decir más que eso. Siento mucho por esta chica.

 

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La banda se detiene, y Kit se limpia el nacimiento del cabello con su antebrazo. El cantante se dirige hacia ella, pero voy en esa dirección y subo al escenario antes de que pueda alcanzarla. Casi choca contra mi espalda. Pero se detiene y va hacia otra dirección. ―¡Oh, Dios mío! ―dice, emoción en sus ojos cuando da brincos en su lugar frente a mí―. ¿Viste eso? ―pregunta.  ―pregunta.   Luego agarra mis hombros, salta, y envuelve sus piernas alrededor de mi cintura. Me besa. Sabe a cerveza de raíz y entusiasmo mientras acaricia su lengua con la mía. Sostengo su culo y la jalo con más fuerza contra mí. El propietario del club me hace señas y lo capturo por el rabillo de mi ojo. Mueve su pulgar, señalando hacia la parte trasera del club. Asiento y llevo a Kit en esa dirección. Pero está toda acelerada de nervios y su actuación. Y no ha separado sus labios de los míos. La llevo, con sus piernas todavía envueltas alrededor de mi cintura hacia el cuarto de almacenamiento y la apoyo contra la pared. Está enredando su lengua con la mía y no quiero que se detenga. Finalmente se aleja y me mira, m ira, con sus manos agarrando mi cara. ―¿Viste eso? ―pregunta.  ―pregunta.  ―¿Ver qué? ―He perdido todo mi ingenio en su beso. beso.   ―A mí, tocando. ¿Lo viste?  viste?   Asiento, frotando mi nariz en su cuello. ―Estuviste increíble.  increíble.  ―¡Lo sé! ¿Verdad? Oh, mi Dios, quiero volver ahí fuera. ―Afloja las piernas alrededor de mi cintura y deja caer sus pies al suelo. Empieza a caminar de un lado al otro, mordiéndose las uñas. No puedo ver sus labios moverse en absoluto, pero me apoyo contra la pared y sonrío―. ¿Qué es tan divertido? ―pregunta, deteniéndose para mirarme. ―Nada ―digo. Camino hacia ella y aparto el cabello sudoroso―. Eres tan  jodidamente hermosa. ―Tiembla mientras soplo su cuello.  cuello.  Levanta su mano para cubrir la mía sobre su hombro, y consigo más consuelo de ese pequeño toque del que tengo de una chica en la que he estado dentro. ―Gracias  por traerme aquí ―dice.  ―Gracias ―dice.   ―Gracias por venir conmigo.  conmigo.  ―No he tenido tanta diversión en mucho tiempo ―admite. Está radiante.  radiante. 

 

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Me inclino y la beso, porque es malditamente así de bonita. Oye algo desde la puerta, y se vuelve para mirar hacia allí. ―Voy a estar justo ahí ―dice, levantando un dedo. Me mira―. Están listos para empezar de nuevo. ―Tengotenía quemiedo volverde al que trabajo, El propietario sólo nos envió aquí porque fueradea todos follartemodos. en el escenario. Se cubre la boca con la mano. ―Así que, piensan que estamos teniendo sexo aquí atrás. ¿Hablas en serio?  serio?   ―Sus ojos están muy abiertos. No puedo dejar de sonreír. ―Probablemente.   ―Probablemente. ―¿H ―¿ Haces eso aquí atrás a menudo? ―pregunta.  ―pregunta.   Me congelo. No quiero responderle. Porque lo he hecho. No presiona por una respuesta. Pero da un suspiro y se aleja de mí. Siento la pérdida de ella inmediatamente. ―No hagas eso ―digo, tomando su cara entre mis manos―. No puedo cambiar mi pasado. Me mira intensamente a los ojos y dice: ―Lo sé. No te lo pedí. Sólo tengo t engo que volver al escenario. ―Me besa suavemente―. ¿Podemos volver a esto más tarde? ―pregunta, sonriendo. Está casi vibrando con la emoción. No está enojada conmigo. Gracias a Dios.  ―Podemos volver a esto tan a menudo como quieras. ― En cualquier momento. Cualquier lugar. Se aparta de mí y tiro con fuerza de sus dedos para retenerla. Se aleja lentamente y me duele de deseo por tomarla de regreso a mis brazos. Pero se da vuelta y corre. Sube de nuevo al escenario y la sigo. El cantante se vuelve hacia ella, con el ceño fruncido. ―Tú y Logan, ¿eh? ―pregunta. Puedo leer sus labios desde donde estoy parado. Sonríe y asiente. Dice algo que parece:

 

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―Imagínate. ―Antes de que frunza el ceño y se vuelva hacia mí. Señalo hacia ella y apunto a mi pecho gesticulando gesticuland o la palabra “mía”. Lo entiende. Lo entiende totalmente. Puede que no quiera que sea cierto. Pero sabe que no estará en su futuro. Es mi futuro. Voy a ver a Abby y conseguirle una cerveza de raíz a Kit. Ha estado sudando allí arriba durante una hora, y tienen otro grupo de canciones que tocar. Señalo a la palanca de la fuente de la cerveza de raíz y levanto mis cejas. ―¿Para ti? ―pregunta Abby, apuntándome con un dedo mientras llena un vaso. Señalo a Kit. Asiente y deja caer dos cerezas en ella. Me volteo para llevárselo a Kit y Abby tira de mi manga―. ¿Dónde aprendió a tocar de esa manera? ―pregunta.   ―pregunta. Me encojo de hombros. No tengo ni idea de dónde aprendió a tocar. Todo lo que sé es que es buena. Puedo decirlo por la forma en que la gente está reaccionando. Mi corazón se llenó de orgullo por ella. Y se llenó con mucho más. Con mucho más, para lo que probablemente ella no esté lista a hacer frente todavía. Le llevo su cerveza de raíz, raíz, y me paro a un lado del escenario para esperar hasta que haya terminado con la canción. Pero baja con gracia las escaleras, sus dedos volando sobre las cuerdas, y se inclina, metiendo el popote en su boca. Lo chupa con avidez, y no hay ni un hombre en la sala que no esté envidioso de mí  justo en ese momento. Nunca deja de tocar, pero vacía el vaso. Entonces me sonríe, me besa rápidamente y se pavonea de vuelta por las escaleras hacia el escenario. Genial. Ahora tengo una erección y lo mismo ocurre con todos los hombres en un radio de seis metros. De repente, vuelve a bajar las escaleras rápidamente. Asiente hacia la cereza en el vaso y la levanto hasta sus labios. La pone contra la punta de su lengua y cierra los labios alrededor de esta. Quita el tallo con un suave tirón. Asiente a la otra y mira mis labios. Me tienta con su sonrisa, sonrisa, la levanto hasta mis mis labios y abro mi boca para esto. PPaso aso mi lengua desde el tallo, tomándome mi tiempo, jugando con ella, hasta que se inclina, abre su boca sobre la mía y la toma de mí. Pretendo parecer ofendido, pero estoy jodidamente tan excitado que todo lo que puedo hacer es parecer un idiota.

 

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Emily e golpeo contra el taburete al final de la barra que había desocupado cuando me ocupé de la guitarra de la banda, e inclino mis codos sobre la mesa. Una sonrisa que no puedo contener tironea de mis labios. Abby sacude una cerveza frente a mí. ―¡Eso fue increíble! ―dice mientras deja caer dos cerezas.  cerezas.   Asiento. Fue muy, muy impresionante. Todavía estoy tratando de recuperar el aliento. Levanto mi cabello mojado de mi cuello, lo enrollo y luego lo dejo ir.

M

―¿Has tocado durante mucho tiempo? ―pregunta Abby. Seca la barra con un trapo. ―Creo que tocaba antes de poder caminar ―admito. No puedo recordar un momento en que no tuviera una guitarra―. Mi abuelo me regaló mi primera guitarra. ―Mi papá era muy bueno en eso, hasta que se convirtió en la única cosa que se me daba bien. ―Bueno, es visible. ―Levanta la mano para chocar los cinco―. Eso fue fantástico. ―Aprieta mi mano por un segundo y me mira a los ojos, sonriendo. No sé muy bien qué hacer con eso. Todavía. Miro alrededor de la barra. El lugar está tranquilo y, finalmente, Logan está apilando las sillas sobre las mesas para el equipo de limpieza. Él levanta el dobladillo de su camiseta y se seca la frente con ella. Sus abdominales ondulan cuando se inclina y un silbido se escapa de mis m is labios. ―Dios santo ―respiro.  ―respiro.  ―Ese chico es una fina pieza de caramelo ―dice, deteniéndose a lamer sus labios. ―Me dan ganas de lamerlo de arriba abajo ―contesto en voz baja, más para mí que para ella. Mi cara se inunda de calor cuando veo que me escuchó. Se ríe y sigue limpiando. ―¿Qué te lo impide?  impide?  Señalo a Logan.

 

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―Él.  ―Él.  Sus cejas se disparan hacia el nacimiento de su cabello. ―¿Logan no ha rascado tu picazón aún? ―Señala con un dedo hacia él. Temo tener que cerrar su boca, pues se ve que eso la sorprendió. Niego. ―Él sí rascó mi picazón. Pero no me deja rascar la suya ―susurro ferozmente. No tengo ni idea de por qué estoy hablando con esta chica. Probablemente porque es una camarera. Tienen una manera natural de hacer que la gente se abra y vierta sus entrañas. Considérame eviscerada.  Abby retrocede un paso, dejando caer su barbilla hacia el pecho. Me mira como si me hubieran crecido dos cabezas. cabeza s. Entonces sonríe. ―Ya era la maldita hora ―dice, echando su cabeza hacia ha cia atrás con una carcajada. ―No es gracioso. ―Hago pucheros―. Y no le digas nada a Ford, ¿está ¿e stá bien? ―agrego.   ―agrego. Levanta una mano como si estuviera hablándole a Dios y dice: ―Prometo no decir una palabra. ―Se ríe de nuevo―. A pesar de que es la noticia del siglo, lo guardaré para mí misma. Miro hacia arriba cuando Pete sale de la parte de atrás, pero él está en una profunda conversación con Bone y otro hombre. Los miro de cerca. Pete se acerca y le da la mano a Bone. ¿Qué es esto? Tú nunca, nunca te das la mano con Bone. Nunca. Eso implicaría que has hecho un trato con él. Y las ofertas de Bone nunca salen bien para nadie excepto Bone. Loganrápido, agita pero sus manos conseguir atención Pete.abajo Él señala algo realmente Pete lo para despide con un la gesto. Logandecoloca la fregona que estaba manejando, y camina hasta estar a la par de ellos. Bone aprieta el hombro de Pete y luego camina lejos de él y directamente hacia mí. Se recuesta contra el mostrador junto a mí y Abby intenta hacerse ver realmente ocupada. Miro a Logan mientras le grita a Pete con los signos. No tengo idea de qué está diciendo, pero sea lo que sea no es agradable. Bone me mira por encima de su hombro y dice: ―¿Tienes un lugar en el que quedarte esta noche, Kit? Asiento. ―Síp. Pero gracias por comprobarlo.

 

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Bone mira de cerca hacia mí por un minuto. Tan de cerca que mi piel se estremece. ―Quiero saber si alguna vez necesitas algo.  algo.   ―Seguro. ―No digo más que eso. Simplemente juego con mi popote y espero a que se vaya. Lo mejor es no antagonizar. Bone se para derecho, asiente hacia mí y camina hacia la entrada trasera. Él se va. Logan todavía está gritándole a Pete. Y Pete finalmente se desinfla un poco. Logan es más grande que él. Pero eso no es todo. Pete parecía querer discutir con Logan cuando empezaron a hablar. Pero Logan envuelve el puño en la camisa de Pete y lo atrae hacia su pecho. No está señalando ni una palabra. Sólo está mirando a Pete hasta que él levanta sus manos en señal de rendición. Si las miradas mataran, Pete sería un bulto muerto en el e l suelo. Logan lo libera y Pete vuelve a caer sobre sus talones. Señala algo que calma a Logan, pero él todavía está enojado y comienza a empujar las sillas de un lugar a otro. Antes estaba poniéndolas unas sobre otras. Ahora las está apilado con fuerza. Pete camina hacia mí y se queja. ―¿Qué estabas haciendo con Bone, Pete? ―pregunto.  ―pregunto.  ―Nada ―murmura.  ―murmura.  ―Ese hombre no es bueno. No dejes que te meta en problemas ―le advierto en voz baja. ―¿Por qué todos piensan que voy a meterme en problemas? ―pregunta Pete, ofendido. Él acaricia su pecho―. Puedo cuidar de mí mismo. mismo.   ―No con alguien como él ―le digo.  digo.   Me mira y pregunta: ―¿Qué sabes acerca de Bone? ―Más de lo que quisiera saber ―admito. He visto de lo que es capaz. He visto lo que le ha hecho a las chicas en los albergues. He visto la forma en que las utiliza. ―Mmm hmm ―tararea Pete.  Pete.  En ese momento, los miembros de la banda caminan desde la parte trasera del edificio. El cantante se me acerca y golpea una pequeña pila de billetes frente a mí. Se sienta en un taburete a mi lado, con su hombro un poco demasiado cerca del mío como para ser cómodo. Me muevo lejos. Él no se da por aludido. Miro hacia abajo a la pila de dinero. ―¿Qué es eso? ―pregunto.  ―pregunto. 

 

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―Esa es tu parte.  parte.  ―¿Qué significa eso? ―pregunto. ―pregunto. Él asiente hacia la puerta principal. ―Nos dan un porcentaje del cobro por entrar. Esa es tu parte. La dividimos en cinco. Una sonrisa juguetea a través de mis labios. ―¿En serio?  serio?  Él sonríe y asiente. ―En serio. ―Pone una mano sobre la mía―. Hiciste un u n buen trabajo esta noche. Quito mi mano de la suya y la limpio en mis jeans. Él no se da cuenta. Me mira como si tuviera hambre y yo fuera un pastel. Tomo el fajo de billetes y los ondeo en mi mano. Hay más de trescientos dólares aquí. Mi boca cae abierta. ―Gracias ―le digo. Puedo vivir durante semanas con esta cantidad de dinero. Se encoge de hombros. ―Te lo has ganado.  ganado.  Abby salta a escena. Está mirando a Logan a través del cuarto. Y yo advierto los disparos de sus ojos en dirección a Logan. Loga n. ―La novia de Logan es una guitarrista increíble, ¿eh? ―pregunta.  ―pregunta.  ―Novia, ¿eh? ―me pregunta él en voz baja. Sonrío y asiento. ―Novia. ―Miro detrás de mí y veo a Logan caminando hacia nosotros. No está sonriendo. Está haciendo todo lo contrario. Me levanto y me pongo entre él y el cantante principal. Ni siquiera sé su nombre. Tampoco es lo que realmente quiero. Me meto el dinero en el bolsillo y pongo las manos sobre el pecho de Logan. Me mira y trata de empujarme a un lado, pero no lo dejo―. ¿Cuándo podemos ir a casa? casa? ―pregunto, a propósito tirándolo hacia mí del dobladillo de sus jeans. Finalmente me mira. Su ceño se frunce al mirarme― mirarme ―. ¿Cuál es la seña para casa? ―pregunto.  ―pregunto.  Me la muestra, mirándome a los ojos mientras lo hace. Me señalo y la repito. Logan asiente.

 

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El cantante camina pasándonos y habla en voz baja para que sólo yo lo oiga y Logan no pueda ver sus labios. ―Cuando él haya terminado contigo, llámame, cariño ―dice. ―dice.   Abby jadea. Él la mira, le hace un guiño y ella le muestra el dedo medio. Se ríe más fuerte y luego se va, llevándose a sus compañeros de banda con él. Logan quiere hablar conmigo, puedo decirlo. Pero no lo hará con todo el mundo mirando. ―¿Cuándo podemos ir a casa? ―pregunto.  ―pregunto.  Mira a su alrededor. Las sillas están todas acomodadas y Ford se está encargando de la fregona. Logan aplaude hacia Pete y él se da la vuelta. Hace la señal que me mostró para casa y Pete asiente. Sigue enojado, pero viene hacia nosotros. Saludo con la mano a Abby y ella la agita de vuelta. Está levantando su bolso de debajo de la barra, así que creo que está a punto p unto de irse también. ―¡No seas una extraña! ―me grita. Sonrío de nuevo y asiento. Es agradable. Me gusta. Caminamos a través de la barra y hacia la puerta de atrás, saliendo. Son más de las cuatro de la mañana y estoy cansada, pero el aire frío se envuelve alrededor de mí y me siento más llena de energía de lo que lo he hecho en un tiempo realmente largo. Acabo de tocar con una banda durante horas. Y tengo más de trescientos dólares en el bolsillo. Logan toma mi mano y mira a su alrededor. Las calles están oscuras y dan más que un poco de miedo a estas horas. De repente estoy muy contenta de estar con estos dos hombres. Ambos están construidos como las montañas y sus tatuajes hacen que se vean mucho más feroces de lo que son. Quiero hablar con Logan, pero sé que él no puede caminar a mi lado y ver mis labios. Así que me quedo tranquila todo el camino hasta su apartamento. Le hace un gesto a Pete para que suba las escaleras y nosotros nos quedamos en el hueco de la escalera por un momento. Sacude un mechón de cabello que se ha pegado a mi labio. ―Realmente has disfrutado esta noche, ¿no? ―pregunta tan pronto como Pete se ha ido. Asiento y entierro mi cara en su pecho por un momento, chillando por dentro de la emoción. Quiero morder su pecho, pero levanto mi cabeza y digo: ―Muchas gracias por llevarme con ustedes. ―¿Qué quería Bone contigo?  contigo? 

 

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Me encojo de hombros. ―Lo mismo de siempre.  siempre.  ―¿Alguna vez has trabajado para él? ―Me examina muy de cerca, sus ojos azules buscando en mi cara. ―Nunca. ―Es cierto. Nunca he caído tan lejos. Aunque estuve a punto más de una vez. Toma mi mano y comienza a subir las escaleras. Me gusta andar de la mano con él. Es bonito. Me empuja por las escaleras delante de él y me giro para decir: ―¿Sabes que es la primera vez que camino sobre estas escaleras por mi propia voluntad? Él me da la vuelta, me da una palmada en el culo y le oigo reír. No es más que un murmullo, pero es todo de Logan y me alegra el corazón.

 

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Logan stoy tan enfadado con Pete que apenas puedo evitar subir las escaleras corriendo, agarrarlo del cuello y mandarlo a la mierda. Tiene algo que ver con Bone, pero no me dirá nada sobre lo que estaban hablando. Bone es un inútil y Pete lo sabe. Así que no tengo ni idea de qué se propone al hablar con el perdedor. Debería haberse apartado de él. Pero la mano de Kit sostiene la mía, y aleja mis pensamientos sobre estrangular a Pete. Me detengo en la parte superior de las escaleras y la atraigo hacia mí. Se ríe y se acerca, sus manos aterrizando planas sobre mi pecho. Roza su dedo pulgar por uno de mis piercings y me deja sin aliento. ―Kit ―le advierto. ―¿Qué? ―pregunta juguetonamente, arrastrando una sonrisa en sus labios―. ¿Después de lo que me hiciste en el mostrador del baño, todavía no me dejas tocarte? ¿En serio? ―Está jugando. Y lo sé. Pero no quiero explicarlo. Ahueco su cuello con mi mano, y siento un ronroneo suave en su garganta. Dios, la quiero porque es traviesa. ―Disfruté lo que te hice en el mostrador del baño ―digo mientras toco con mis labios los suyos. Paso mi lengua por sus labios entreabiertos y los abre para mí.

E

Su lengua da un roce aterciopelado contra la mía, y puedo imaginarla introduciendo mi pene en su boca y lamiéndolo del mismo modo. Gimo en su  boca, y ella se pone de puntillas para acercarse a mí. Desliza sus manos alrededor de mi cuello, apretando sus tetas contra mi pecho. Levanta su cabeza para que pueda ver sus labios. ―¿Cuándo podré devolverte el favor? ―me pregunta. Sus mejillas hermosamente sonrojadas, y puedo decir que hacer la pregunta la avergüenza. Dios, es tan linda. Niego. ―No va a pasar. Se aparta, juntando sus cejas y formando fo rmando un pliegue en su frente.

 

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―¿Cuánto tiempo vas a seguir con esa regla? reg la? ―pregunta. ―Hasta que sea necesario y puedas pue das confiar en mí. ―Confío en ti ahora ―protesta. No lo hace. Si lo hiciera, me explicaría sus secretos. ―No, no lo haces. ―Simplemente hay algunas cosas que no puedo decir a nadie. ―Toma mi cara entre sus manos―. Incluso a ti. ―Su respiración se acelera ace lera contra mis labios y es lo único que puedo hacer para pa ra no presionarla contra la pared y hundirme dentro de ella justo aquí y ahora. Podría quitarle sus jeans en segundos. Sus piernas alrededor de mi cintura. Me arranca de mi nube de lujuria cuando dice― : Quiero decírtelo todo. ―No tienes por qué explicarme todo. Pero no puedes ocultármelo. Me suelta y da unos pasos atrás, con su respiración entrecortada. Puedo sentir su aliento contra mi barbilla. ―Quieres decir como tú me escondes a mí. Tiro de ella hacia mí, me hace a un lado. Está molesta. Trato de explicarme. ―Si alguna vez puedo hacer el amor contigo, quiero saber cómo llamarte. Quiero saber por lo menos tu nombre. Porque cuando eso suceda, joder, vas a poseerme. ―Me inclino hacia su rostro y ella e lla está mirándome―. ¿Entiendes? Parece insegura. ―Seré tuyo. ―Tiro de sus caderas hacia las mías, para permitirle sentir cuánto la quiero―. Y no hay nada que quiera más. Retrocedo un paso, retiro su cabello de la cara, y abro la puerta, tirando de sus dedos para que me siga. Queda rezagada. Tirando de mi mano hasta que la miro. ―Quiero lo mismo que tú ―dice. No me está mirándome a los ojos. Así que espero a que sus ojos se abran. Finalmente lo hacen. Encontrándose con mi mirada―. Quiero todo lo que quieras. quieras. Simplemente no puedo tenerte. Puse su mano en mi pecho y extendí e xtendí sus dedos sobre mi corazón. ―Ya me tienes. ―Me río―. Me tienes desde el primer momento en que te vi en la tienda. ―Levanto mi brazo, para que ella pueda mirar de cerca su tatuaje―. Llevoo grabada tu maldita marca, maldita sea. ―Muevo su rostro hacia el mío―. Llev ¿De qué tienes miedo? Estás ocultando algo. Lo sé. Pero no sé qué.

 

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Muerde su labio inferior entre sus dientes, preocupada. Yo lo libero con mi dedo pulgar e inclinándome, lo chupo entre mis labios. Se pone de puntillas y gruñe contra mis labios. Retrocedo y la alejo de mí, y puedo sentir el retumbar en su pecho cuando se mueve. ―Te lo diré. No puedo explicártelo todo. Pero puedo contarte algo de ello ―dice. Mi corazón se hincha. Agarro su mano y la llevo al apartamento. Toda la casa está en silencio. Todos ya están en e n la cama. ―¿Quieres ducharte? ―le pregunto. Ella sudó toda la noche. ―Pensé que querías hablar ―dice, mirando a todas partes menos a mí. ―Y quiero. ―Y no quiero. Ahora tengo mucho miedo―. Dúchate y después podemos hablar hasta que salga el sol, si quieres. Ella asiente y muerde su labio inferior, lanzándome una patada directa al intestino. Gira dándome la espalda. Y de repente se da vuelta hacia mí. Sonríe y mueve su pulgar hacia el cuarto de baño. ―¿Quieres acompañarme en la ducha para que podamos hablar allí? allí?   Algo me dice que si acabamos en la ducha, no vamos a hablar mucho. ―Hablaremos cuando salgas. Empuja su labio inferior hacia fuera. Pero luego se encoge de hombros y dice: ―No puedes culpar a una chica por intentarlo.

 

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Emily 

e ducho rápidamente, tratando de poner mis pensamientos en orden. Tengo que tener mucho cuidado con lo que le diga a Logan, principalmente porque hay gente buscándome. Todavía veo los carteles de perdida a veces. Y hay ráfagas de noticias a veces con imágenes de la vieja yo. Son del yo que tenía el cabello rubio oscuro, cintas para la cabeza bonitas, y los zapatos que cuestan más que el presupuesto mensual de los Reeds. Yo los ignoro, diciéndome que esa persona ya no existe. Es más fácil de esa manera. Echo de menos el hogar con el anhelo de un dolor de muelas. Pero he estado fuera tanto tiempo que no puedo volver. Me fui por la ira. Y no puedo ir a casa por vergüenza o necesidad. Sólo voy a ir cuando esté lo suficientemente fuerte como para defenderme. Y no me he sentido así durante bastante tiempo. Envuelvo una toalla alrededor de la cabeza y una alrededor de mi cuerpo, y entro al dormitorio. Logan esta recostado en la cama vestido sólo con sus boxers. Me lanza una camiseta limpia, y la paso encima de mi cabeza. Cierra los ojos mientras me deslizo en la camisa y entro en mi ropa interior. Puedo oír el silbido de su respiración pesada a través de la habitación, y es una sensación embriagadora saber cómo lo afecto. ―¿Todavía quieres hablar? ―pregunto―. ¿O estás demasiado cansado?

M

―Sacudo mi cabello y paso un peine a través de él.  él.  ―No hay manera de que te  te   estés retractando de tu oferta ―advierte―. No puedes burlarte así. Me río. ―No estoy haciéndolo. Sólo pensé que tal vez quieras esperar hasta mañana. Se sienta y cruza las piernas delante de él. Me arrastro sobre la cama e igualo su posición. Su mirada baja a mi ropa interior, donde probablemente puede ver las tiras de tela entre mis piernas. Pero sigo sentado con las piernas cruzadas. Él se queja. ―Me estás matando aquí.  aquí.  Tiro de la camisa abajo sobre mis rodillas.

 

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―Me estás haciendo derramar mis tripas. Puedes tomar un poco de tortura, también. ―Lo fulmino con la mirada hasta que su mirada se  se   vuelve indescifrable―. ¿Qué es? ―pregunto.  ―pregunto.  Él da un suspiro. Yo levanto una mano detener su humor melancólico. ―Si pudieras hacer cualquier cosa, ¿qué sería? ―pregunto.  ―pregunto.   Sus cejas se disparan. ―Se supone que debemos estar hablando de ti. ti.   ―Lo haremos ―advierto―. Lo prometo. Solo dime, si pudieras hacer cualquier cosa, ¿qué harías? Ni siquiera parpadea. Pero sus ojos se oscurecen, y dice: ―Te recostaría, movería tus bragas a un lado y me deslizaría dentro de ti. Me congelo. Mi tripa se aprieta, mi vientre se estremece y mi cara se calienta. Quiero lo que quiere. Lo quiero tan mal. Él se ríe. ―Oh, ¿te referías a lo que quiero de segunda opción?  opción?  ―Eso servirá ―grazno.  ―grazno.  ―Me gustaría volver a la universidad ―dice sobre sus carcajadas.  carcajadas.   ―¿Volver a la universidad? ¿Cuándo ¿Cuándo estuviste en la universidad? Se frota una mano por la cara. ―Antes de que Matt enfermara. Tenía una beca. be ca.   a casa  casa   a causa de Matt su cáncer? ―P ongo ―Pongo mano―¿Pero sobre mitenías pecho.que Mivolver corazón se está rompiendo poryesta familia. Por Logan.una Se encoge de hombros. ―Tuvimos que conseguir algunos préstamos sobre la tienda para pagar su tratamiento. Y después él no podía seguir haciendo tatuajes debido a los gérmenes. Por lo tanto, no podíamos pagar los préstamos. Pete y Sam no tenían edad suficiente para trabajar allí. No haciendo tatuajes. ―¿A qué escuela ibas? ―pregunto. ―pregunto. ―NYU. ―Sus cejas se arrugan―. ¿Por qué algo de esto importa?  importa?  ―Tú dejaste tu beca por Matt. Por tu familia.  familia.   Niega.

 

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olver una vez ―Conseguí un aplazamiento. No me di por vencido. Puedo vvolver que las cosas estén bien aquí. ―¿Costó un montón de dinero el tratamiento de Matt? Matt?   Asiente. Pero no da más detalles. Puedo adivinar la gran cantidad de dinero que es para ellos. ―Yo quería hacer eso, también ―le digo en voz baja. Nadie lo sabe. sabe. Nadie más sabe que tuve sueños una vez―. Bueno, no NYU. Quería ir a Julliard. Pero mi padre dijo que era un esfuerzo inútil y se negó a pagar por ello. ―Levanté un dedo cuando abrió la boca para protestar―. Pero él estaba dispuesto a pagar por una  boda que costaba cuatro veces lo que Julliard J ulliard jamás costaría. ―Sacudo mi cabeza.  cabeza.   Logan parece un poco conmocionado. ―¿Una boda? ―pregunta.  ―pregunta.  Asiento, mirándolo por debajo de las pestañas entornadas. Su aliento se atasca. ―Por favor, dime que no estás casada.  casada.   Sacudo mi cabeza. ―No. Es por eso que estoy aquí. ―Me ―Me muevo hacia adelante para que mis rodillas estén tocando las suyas. No lo toqué en ningún otro lugar. Pero necesitaba una conexión con él―. Mi padre arregló un matrimonio para mí. Eso es todo para lo que era buena, estar del brazo de un senador o un abogado de alta potencia. No tenía valor por mi cuenta, aparte de ser la pieza en el brazo de alguien. Ya que no puedo leer, que se suponía suponía que sería sería mi futuro. futuro. ―Pero dijiste que no.  no.  Asiento. ―Dije que no. Y al Y al él no le gusto. Por lo tanto, siguió sin mí. La boda estaba planeada. El vestido fue comprado. La iglesia fue decorada. Sus cejas se dispararon hacia el techo. ―Pero te escapaste.  escapaste.  Asiento, mordiéndome el labio inferior. Él tira de él con la yema de su pulgar y traza a través de él. Beso su pulgar, y se inclina hacia atrás. ―Me escapé ―confirmo― , ―confirmo― , en la mañana de la boda, me escapé. Tomé un autobús desde casa hasta aquí. ―Con nada.  nada. 

 

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Le muestro mis manos vacías.

 

 

dinero ro para el autobús. ―Tomé un poco de ropa, mi guitarra, y dine ―¿De dónde eres? ―preguntó.  ―preguntó.  Sacudo mi cabeza. ―No te puedo decir. ―Sin embargo. Sé que voy a decirle con el tiempo. Pero no puedo arriesgarme a que llame a mi familia―. No puedo arriesgarme a que averigüen dónde estoy. Mi padre es uno de los hombres más ricos del país. No va escatimar en gastos para llevarme a casa. Asiente. No es feliz por eso, pero entiende. ―Julliard, ¿eh? ―me pregunta, sonriendo. Su pulgar recorriendo sobre la palma de mi mano. ―Julliard ―le digo con una sonrisa―. Lucho con la lectura ―lo admito―. Pero a Julliard no le importaba. Incluso hice una audición para ellos sin que él lo supiera. Ellos me querían. Y ofrecieron servicios especiales para mi dislexia. Pero a mi papá le pareció que era un esfuerzo inútil. Es de la opinión de que no puedo aprender. Nada. ―Tu papa es un idiota ―dice inexpresivo. Me río. Es un sonido acuoso. Él cree en mí. Logan cree que podría hacerlo. ―¿Qué te está frenando de ir ahora?  ahora?  ―Mi número de seguro social ―explico―. Mi padre me está buscando. busc ando. Y me temo que me va a obligar a volver allí si sabe dónde estoy. Él puede realizar un seguimiento de mis movimientos si voy al médico o consigo una cuenta bancaria o me inscribo en la escuela. Logan sacude la cabeza. ―Eres una adulta. No estás bajo el pulgar de tu padre. ―Lo sé. ―Estoy empezando a darme cuenta de eso―. No creo que vaya a volver. ―¿Los extrañas? ¿A tu familia?  familia?  Los extraño como loca. ―Cada día.  día.  ―¿Tu papá?  papá?  Asiento. ―¿Tu mamá?  mamá? 

 

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Asiento, y las lágrimas pinchan en mis pestañas cuando pienso en ella. Pero no me ayudó cuando le rogué y supliqué para que lo hiciera. Se puso de parte de mi padre. ―¿Hermanos? ―pregunta.  ―pregunta.  Sacudo mi cabeza. ―Mis padres no tuvieron más hijos. Soy su única hija. Pobrecitos, fueron estafados, ¿eh? ―No digas eso ―advierte ―advierte bruscamente. ―Es la verdad. Nunca he sido lo que querían.  querían.  ―¿Qué es lo que querían?  querían?   Alguien más. ―Alguien que pueda leer. Seguir sus pasos. Alguien que no luche para leer las señales de la calle o los estados financieros. No puedo hacer ninguna de esas cosas. ―¿Te han vistos alguna vez tocar? ―pregunta.  ―pregunta.   Sacudo mi cabeza. ―No como toque esta noche.  noche.   ―Entonces son idiotas aún más grandes de lo que pensaba. Estuviste increíble esta noche. Tenías a la multitud comiendo de la palma de tu mano. ―Gracias por decir por decir eso. Sus ojos se estrechan. ―Es la verdad.  verdad.  ―Te aprecio tanto ―le digo. Sé que sólo lo he conocido durante un par de días, pero se siente como una eternidad―. ¿Te dije suficiente? ―pregunto.  ―pregunto.   ―Ni por asomo ―dice con una sonrisa―. Quiero saberlo todo.  todo.   Tal vez algún día. ―¿Podemos tomárnoslo despacio?  despacio?  No le puedo dar suficiente información para que así pueda ponerse en contacto con mis padres. Porque me temo que podría hacerlo, pensando que me está ayudando. ―¿Te preocupa que vaya a traicionar tu confianza? ―pregunta. Se recuesta, ofendido.

 

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buenas nas intenciones. Sé que lo hacen. Pero no ―Algunas personas tienen bue entienden lo mucho que tengo que mantener mi anonimato. No puedo confiar en nadie. ―Si lo hago, mis padres de repente tendrán la información que necesitan n ecesitan para arrastrarme a la fuerza y llevarme de nuevo a su mundo. Él asiente. Está sombrío. Debería haber sabido que esto le afectaría. ―Ahora que sabes de dónde vengo, entiendo si quieres que me vaya. ―Me dirijo a tomar mi bolsa, para poder recoger mis cosas. ―¿Qué diablos? ―dice, su brazo serpenteando alrededor de mi estómago cuando me recoge y me levanta hacia su regazo. Me vuelvo hacia él, mis piernas sobre sus muslos―. ¿Dónde crees que vas?  vas?  Suspiro. ―No tengo ni idea. Inclina mi rostro y me mira fijamente a los ojos. ―Te quiero aquí. ¿Te quedarás? ―¿Estarás satisfecho con lo que te dije? Asiente. ―Por ahora, sí. ―Su mirada se estrecha y sé cuál es su siguiente pregunta― pregunta ―. ¿Me dirás tu nombre? Niego. No puedo. ―Lo siento ―digo. Asiente, apoyándome contra su hombro. Me mantiene así por unos minutos y luego me empuja fuera de sus brazos, retira el edredón y me mete, arropándome. Se sube detrás esperado de mí y memás. gira Pero para que lo mire. ―Había tomaré lo que pueda conseguir. Gracias por decirme lo que hiciste. ―Gracias por escucharme. Me inclina hacia adelante y roza mis labios con los suyos. Él está vacilante. ―¿Que está mal? ―pregunto; alejándome. Me atrae hacia él, y siento su longitud contra mi cadera. ―Oh ―digo. Mi vientre se contrae. Mi necesidad coincide con la suya. Peina hacia atrás mi cabello quitándolo de mi m i cara con dedos gentiles. ―Sí  ―dice con una sonrisa― ―Sí  sonrisa―. Esto es como una loca tortura, tenerte así de cerca.

 

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―Sabes que podemos ―empiezo. Pero él pone un dedo en mis labios para detenerme. ―Puedo esperar ―dice. Estira su mano y apaga la luz. Tira de mí hacia él y los pocos y claros vellos que están en su pecho me hacen cosquillas en mi mejilla. ―Creo que podría enamorarme de ti, Logan ―digo en la oscuridad. Su cabeza se levanta. Lo puedo ver por el haz de luz que está cayendo de la cortina abierta. ―¿Dijiste algo?  algo? ―pregunta. Sacudo mi cabeza, dejando que mi nariz roce su pecho así puede sentir mi respuesta. ―¿Estás segura? ―pregunta. Asiento, mi nariz acariciándolo de arriba a abajo. Él besó la parte de arriba de mi cabeza, y engancha mi pierna sobre su cadera. Envuelvo un brazo a su alrededor y mea acurruco acu rruco―profundamente. ―Vamos dormir dice bajito. Así que lo hago. ***

Me despierto la mañana siguiente con un ligero golpecito en el lado de mi nariz. Parpadeo, abro mis ojos y me asusto cuando veo una cara en frente de la mía. Hayley me sonríe. ―dice ice bajito. ―¿Estás domida? ―d Lo estaba, que elella me dio unosojos golpecitos en mi cara acomo un Él pájaro hambriento. Me hasta restriego sueño de mis y echo una ojeada Logan. está acostado detrás de mí con una mano echada sobre su cabeza, su boca entreabierta. Abrazo más mi almohada. ―¿Dónde está tu papi? ―p ―pregunto regunto ―Domido ―dice. Está arrastrando un conejito de peluche por las orejas― orejas ―. Tengo hambre ―dice. Cubro un bostezo con la palma de mi mano abierta. Probablemente tengo un aliento mañanero horrible. ―¿Puedes ir y levantar a tu papi? Ella niega con la cabeza.

 

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―Me dijo que volviera a dolmil. Miro hacia la ventana. El sol está apenas sobre el horizonte. ―Quiero una tortita. ¿Una tortita?  tortita?  ―¿Qué ―¿ Qué tal algo de cereales?  cereales?  ―p ―pregunto, regunto, mientras retiro las mantas y me levanto. Tomo unos boxers de Logan de su cajón y me lo pongo. ―¿Son de Logan? ―dice, frunciéndome el ceño. ―¿Crees que se molestaría si se los tomo prestados? ―le susurro. ―¿Crees ―No tienes por qué susurrar, Logan no puede oír ―dice. Me río. Ella tiene razón. Y lo que es gracioso es que le toco a una niña de tres años recordármelo. Sostengo un dedo sobre mis labios, a pesar de que nosotras salimos al pasillo. ―Pero tu papi si puede. Shhhh. Ella se ríe un poco y repite mi gesto de silencio. Corre por el vestíbulo, sus pies descalzos golpeando con suavidad contra el parqué hasta que llega a la cocina. Busco a través de los armarios para encontrar una caja de cereales. ―No ese ―dice, negando con su cabeza― cabeza ―. No me gusta ese. ―Señala una caja diferente. Una con un personaje de caricaturas y la palabra fruta en ésta. Pero yo sabía que no hay nada de fruta en esos cereales. Mejor dicho nada saludable. ―¿Tu Tu papa te deja comer esto? ―pregunto. ―¿ Ella sonríe y asiente. Me encojo de hombros y le sirvo un tazón de cereales con leche. Toma su propia cuchara del cajón. Ella sabe dónde está todo. Come sus cereales con entusiasmo, sus pies balanceándose hacia delante y atrás por debajo de la silla. Voy y me acuesto en el sofá. Estoy cansada. Creo que Logan y yo llegamos a dormirnos alrededor de las cinco de la mañana y no podía ser mucho más tarde que ahora. Me recuesto con un gemido y cierro mis ojos. Estoy justo acomodándome cuando dos codos afilados aterrizan en mi abdomen. Hayley se arrastra encima de mí en el sofá. Creo que ella debe ser parte mono. Sostiene un pequeño libro de cartón en su mano. ―Lele ―dice, empujándolo delante de mi cara.

 

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Me incorporo, metiéndola en mi regazo. Le tomo el libro y lo abro, pero las palabras están desordenadas. Le di la vuelta. ―Había una vez ―comienzo. ―Así no es como va ―se queja. Es una niña inteligente. ―Lo sé ―le aclaro― aclaro―. Pero los libros son mágicos y si tú le das la vuelta, hay una nueva y completa historia en las páginas. ―¿De veldad? ―pregunta, con los ojos grandes de asombro. No, no en realidad. Pero es lo mejor que puedo hacer, niña. ―De verdad ―afirmo. Ella se menea, acomodándose más a sus anchas en mis brazos. Empiezo a inventar un cuento, basado en las imagines al revés. Ella escucha atentamente. ―Érase una vez, había una pequeña rana. Y su nombre era Randolf. ―Randolf ―repite con una risita. ―Y Randolf tenía un gran problema. ―Uh, oh. ―Respira hondo― hondo―. ¿Qué tipo de problema? ―Randolf quería ser un príncipe. Pero su madre le dijo que no podía ser un príncipe, porque era una rana. ―Sigo leyendo hasta que digo― digo―: Fin. Ella coloca el libro a un lado y se acurruca en mí. La beso en la parte superior de su cabeza, porque esto se siente como lo correcto por hacer. Y ella huele bien. ―Tu cuento fue mejor que la historia del libro ―dice. Mi corazón se hincho con orgullo. ―Gracias. Gracias.  ―Si solo fuera así de fácil complacer a los adultos del mundo. ―¿Quieres ver la TV? ―pregunta. Bostezo. ―Sí , , ¿por qué no? Ella se acerca y recoge el DVD. ―Tú lo pones ―manda. ―manda. El reproductor de DVD está debajo de la TV, y no parece complicado. Pongo la película y enciendo la TV. La película empieza, pero no es la típica película de niños. Es una película que enseña el lenguaje de signos para niños. Me dejo caer al

 

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suelo para sentarme al lado de ella. Hay una señora enseñando cada uno de los signos, y hay imágenes. Hay palabras en la parte inferior de la pantalla para la gente que puede leer. Pero esto es un DVD de enseñanza hecho para niños. Hayle se sienta junto a mí y comienza a repetir los signos. pregunta― ―. Nosotos apendemos la lengua de signos por ―¿Lo haces? ―pregunta Logan. Estoy extasiada.  extasiada.  ―Nosotros aprendemos el lenguaje de signos por Logan ―repito asintiendo con la cabeza. Cuando el primer DVD termina, continuamos con el segundo. Tengo una memoria increíble, porque debo tener una. Así que, creo que puedo recordar alguno de ellos. Estoy mareada por la emoción. Practico algunos de los signos más  básicos con Hayle. Estamos casi acabando con el segundo DVD cuando Paul entra en la habitación. ―Hayley, ¿qué estás haciendo? ―Se rasca su estómago. Su cabello es un desastre, sobresaliendo por todas partes. Ella me da una palmadita en mi mejilla. mejilla. ―Aprendiendo la lengua de signos con la chica de Logan ―dice. Me gusta eso. Me gustó bastante. ―¿Ella te despertó? ―pregunta ahogando un bostezo. Lo deshecho despreocupadamente. despreocupadamente. ―No es nada del otro mundo. Estaba E staba mostrándome los DVDs. Asiente, con las cejas arqueadas. ―Bien, siento que ella te despertase. Deberías volver a la cama. ―¿Crees que estaría todo bien si veo el resto de éstas más tarde? ―pregunto, de repente sintiéndome tímida por ello. Se ríe por lo bajo. ―Por supuesto. Así es como todos hemos aprendido. a prendido. Asiento. Él recoge a Hayley, sacudiéndola hasta que ella se reía un poco. Él ríe con ella.

 

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―La próxima vez que te diga que te quedes en la cama, quiere decir que te quedes en la cama, pequeña ―dice. Ella se ríe todo el camino a lo largo del pasillo, hasta que la lleva a su habitación y cierra la puerta. Bostezo. La cama está llamándome. Vuelvo a la habitación de Logan, y él está acostado lo deje. Me acerco Luego a las persianas la habitaciónexactamente no está en como realidad tan iluminada. me quitocerrándolos, sus boxers yasíme deslizo de vuelta en la cama con él. Me alcanza inmediatamente, jalándome hacia él mientras se da la vuelta y me cubre con su pierna, su muslo a lo largo de la parte posterior de los míos. ―¿Todo bien? ―pregunta. Asiento. Estoy completamente bien. No puedo evitarlo pero pienso que estoy donde se supone que debo estar. Él aparta mi cabello de mi rostro y me acaricia con sus labios. Me acurruco más cerca y me vuelvo a dormir con él envolviéndome. Parecen unos pocos minutos más tarde, cuando la cama empieza a vibrar.

 

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Logan 

a cama vibra y extiendo la mano, golpeando el despertador. Odio levantarme temprano las mañanas del sábado. Pero prometí a Sam que iría y jugaría algunos partidos con él en el parque antes de abrir la tienda. Sam es jugador de fútbol, y está siendo observado por algunas universidades. Cree que podría conseguir una beca completa, y no podría estar más feliz por él. No tiene los créditos para obtener una beca como lo hice yo. Pero es capaz de recibir una educación a través del deporte, y eso también funciona. El ronroneo de la garganta de Kit me dice que está diciendo algo. Miro hacia abajo a sus labios, pero tiene su cara aplastada contra la almohada. ―¿Dijiste algo? ―le pregunto, haciéndola girar sobre su espalda. Y le pongo la pierna encima. No habla, pero gesticula: ―De acuerdo. ― Hacia Hacia mí. ―Mi corazón salta. Ella sonríe, entonces sus ojos castaños se abren y parpadea― parpadea―. ¿Hice eso bien? ―G ―Gesticula esticula la palabra bien, pero nada más. ―Sí, está bien. ¿Dónde aprendiste eso? ―Vi algunos DVD’s con Hayley esta mañana cuando me despertó. ―Bosteza ―Bosteza y se vuelve hacia mí― mí―. ¿Quieres hablar con signos conmigo? Quiero aprender la

L

lengua, para que podamos hablar alrededor de tus hermanos. Mi corazón se infla. ―Puedo aprender el lenguaje de señas ―empieza ella, como si tuviera que  justificar su habilidad para aprender. Y pongo mi dedo sobre sus labios.  labios.  ―Shh… ― ―digo digo―. ―. Hablaremos con señas cuándo y dónde dónde tú quieras. Está acostada de espaldas con mi camiseta deslizando hacia arriba para dejar al descubierto un trocito de piel encima de sus bragas. Estiro y paso la mano a lo largo de la costura de sus bragas, introduciendo las puntas de mis dedos debajo del elástico. Ella se retuerce y abre sus ojos. Son suaves y cálidos y están suplicando. Debería apartarme de ella. Pero no puedo. No he podido escapar de ella

 

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desde que la conocí, y no puedo empezar ahora.

 

 

Doblo mi cabeza y presiono mis labios a esa pequeña franja de piel, deteniéndome allí cuando beso en el camino de una cadera a la otra. Ella arquea su espalda, presionando su calor más cerca de mí. Si ella fuera otra, estaría bajando las bragas por sus piernas ahora. Pero no es alguien más. Ella es mía. Y es especial. Gimo en voz alta, bajo su camiseta y subo para besarla rápidamente. Estoy seguro de que mi aliento no es bueno, por lo que no me entretengo. Pero cuando voy a girarme para apartarme, ella agarra mis hombros y me tira de vuelta hacia ella.  ella.   ―No soy virgen, ¿sabes? ―dice. dice.   Me quedo quieto. No lo sabía. Y no me importa. ―Está bien. ―No sé qué más decir.  decir.   Ella cierra sus ojos para no tener que mirarme mientras dice: ―Sólo quería estar segura de que lo supieras por si es por eso que estás dudando tanto.  tanto.  ―Está bien. ―Aparto sus manos de mi pecho y giro apartándome de ella. Golpea mi hombro y la miro.  miro.  ―No es que haya estado con un montón de chicos, ni nada parecido. ―Vacila. Vacila.   ―No pregunté. ―Le sonrío animándola. Pero me siento desfallecer ante su declaración. La miro a los ojos― ojos―. ¿Alguna vez lo hiciste con alguien del que estuvieras enamorada? ―Arrastro mi dedo curvado hacia abajo de la línea de su mandíbula.   mandíbula. ―Todavía no ―dice. dice.   No puedo ocultar mi sonrisa. ―Bien. ―Yo tampoco.  tampoco.  Mi pene está tan duro que tengo que empujarlo hacia abajo en mis jeans. Me aparto de ella el tiempo suficiente para hacerlo y subo la cremallera.  cremallera.  ―¿A dónde vas? ―pregunta. pregunta.   ―A jugar a la pelota con Sam.  Sam.  Ella retira las sábanas y su cara se ilumina. ―¿Puedo ir?  ir?  Me detengo. ―¿Quieres ir a tirar la pelota de fútbol al parque?  parque?  Ella asiente con entusiasmo, los ojos brillantes.

 

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―Hay muchas cosas que no puedo hacer. Pero el fútbol no es una de ellas. ―¿Juegas al fútbol?  fútbol?  ― Jugué ―aclara. Y adopta una pose de hombre fuerte― fuerte ―. Cuatro años en la liga peewee10. Me río. ―Vístete. Puedes venir conmigo.  conmigo.  Ella se mete rápidamente en sus jeans y recoge su cabello en una desordenada cola de caballo. Maldita sea, es hermosa. Recoge su sujetador, se vuelve de espaldas a mí y esconde sus brazos en la camiseta, ajustándose el sujetador debajo del tejido.  tejido.  Unos segundos más tarde, está lista para irnos. Ella se desliza sobre sus botas y asiente con la cabeza. ―¿Listo? ―pregunta pregunta― ―. Parece que nunca has visto una mujer vestirse rápidamente.  rápidamente.  ―Nunca me había despertado con una mujer ―digo. Ella se detiene y me mira fijamente― fijamente―. Así que, no, nunca he visto a ninguna vestirse para empezar el día. ―Normalmente es un movimiento rápido con la ropa después después de echar a alguien de mi cama. Corrijo… después de que hacerla venir y luego echarla de mi cama. Pero un día, pronto, espero verla vestirse sin la camiseta en la parte más  buena―  buena ―. Parece muy íntimo, y nunca he prestado atención a cualquiera que se haya vestido después de salir de mi cama. ―Me encojo de hombros― hombros―. Me gusta.  gusta.  ―Soy tu primera vez ―se burla, su cara se suaviza.  suaviza.   Asiento, incapaz de hablar más allá del nudo en mi garganta. ―Eres mi primera vez ―le digo, caminando hacia ella. Ella cree que voy a abrazarla, y se apoya en mí. Pero tiro de ella hacía el hueco de mi brazo y en cambio le doy un coscorrón en la cabeza― cabeza―. Eso es por molestarme ―gruño. gruño.   Se aparta hacia atrás, pasando su mano sobre su cabello. Se inclina y toma su cepillo de dientes de su bolso.  bolso.   ―No tenemos tiempo para cepillar los dientes, mujer ―digo digo― ―. Es la hora del fútbol.   fútbol. ―No voy a salir de aquí sin cepillar mis dientes ―dice descaradamente. Entonces dice la palabra no con el lenguaje de los signos. signos.  

 

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10

 Peewee

: Liga infantil de futbol americano. 

 

 

Le señalo hacia el baño y golpeo su trasero. Salta y se gira hacia mí, caminando hacia atrás. Agita su dedo y la persigo hasta el baño. Ella cepilla sus dientes de pie a dos metros de mí mientras yo cepillo los míos. La imagino tatareando, y creo que tengo razón cuando pongo mi mano en su garganta. ―No pares ―le digo.  digo.  Murmura algo hacia mí, pero su boca está llena de pasta dentífrica que no tengo ni idea de lo que está diciendo. diciendo.   ―No dejes de tatarear ―digo. digo.   ―¿Qué te importa? ―pregunta después de escupir― escupir―. Si no puedes oírlo.  oírlo.  ―Te ves feliz cuando lo haces. Entonces, no pares.  pares.  Se detiene, asiente y se enjuaga la boca. Hago lo mismo. La agarro por las presillas del pantalón y la arrastro hacia mí. ―¿Es seguro besarte ahora? ―pregunto. pregunto.   ―Si quieres llegar tarde ―me advierte, pero está sonriendo enredando sus dedos en el cabello de la parte posterior de mi cuello.  cuello.  Golpeo la puerta del baño cerrándola. ―Vamos a llegar tarde ―digo.

 

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Emily

am está molesto porque llegamos más tarde de lo planeado. No puedo decir que lo culpe. Pero cuando Logan me besa, no puedo pensar en nada más que en él. Siempre para antes que yo. No puedo averiguar qué hacer al respecto, aparte de darle tiempo para confiar en mí. Nos conocimos hace unos días, pero me siento como si lo conociera de toda la vida. Es amable, considerado, y no me trata como si tuviera alguna carencia a causa de mi dislexia. No parece importarle.  importarle.  Delante de nosotros, Hayley camina junto a Paul, su puño apretando su dedo índice. Ella está vestida con una chaqueta de color rosa que tiene piel alrededor de la capucha. Es adorable. Paul la mira mientras ella señala la luna y las estrellas en el cielo. Sam y Pete caminan en frente de ellos y se detienen para empujarse el uno al otro a través de la acera cada pocos segundos. Logan lanza una pelota al aire mientras caminamos juntos. Un escalofrío muerde mi espalda.  espalda.   Él hace la señal para frío, preguntándome con sus cejas levantadas si lo tengo. Le muestro mis dedos separados. Me entrega la pelota, baja la cremallera de su sudadera y la coloca alrededor de mis hombros. Le paso la pelota de vuelta, tiro de sudadera con más fuerza alrededor de mí y deslizo mis brazos en ella, subiendo la cremallera hasta mi barbilla. La estiro y la olfateo. Huele como él.  él.  ― ¿Por ¿Por qué?  ―pregunta con señas, entonces me imita olfateando. ¿Por qué la huelo? Sé la seña de por qué, y mi corazón truena mientras la hago. No sé cómo afirmar las palabras, así que digo:  digo:   ―Huele a ti. Me gusta. ―Me encojo de hombros. Me doy la vuelta y camino de espaldas mirando hacia él porque estoy segura que le es difícil leer mis labios desde un costado. Sostiene una mano en alto en señal de advertencia. Niega con la cabeza.   cabeza. ― No No es necesario ― afirma. afirma. Articula las palabras mientras lo hace, así que lo entiendo.   entiendo. ―No dejes que choque con nada ―le advierto. Me gusta mirarlo. Al parecer, a un montón de otras mujeres también. Sus brazos están desnudos, su camiseta se estira sobre sus hombros. Puedo ver sus tatuajes, que van todo el camino hasta el

S

 

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nacimiento de su cabello en la parte posterior de su cuello. Él atrae una gran

 

 

cantidad de atención― atención―. Las mujeres de verdad te adoran, ¿no? ―pregunto. Ha atraído a más de un par de ojos, desde adolescentes hasta mujeres mayores. Todas se detienen a mirar cuando camina pasándolas. Y tener a sus hermanos con él no ayuda en nada. Son un grupo de muy buena apariencia.  apariencia.   Se encoge de hombros, luciendo un poco desencajado por mi pregunta.  pregunta.  Cuando llegamos al parque, Matt va y se sienta en un banco y yo me dejo caer a su lado. Logan va con Sam y Pete para lanzar la pelota. Paul persigue a Hayley hacia los columpios. ―¿Cómo te sientes? ―le pregunto a Matt.  Matt.  ―Bien ―dice rápidamente. No da más detalles.  detalles.  ―No te ves bien ―dejo escapar. No puedo evitarlo. No lo hace.  hace.  ―Gracias ―dice, con voz burlona― burlona―. Me encanta saber lo mal que me veo para las chicas guapas. ―Asiente Asiente― ―. Te lo agradezco.  agradezco.  ―¿Por qué no te quedas en casa a descansar? descansar?   ―¿Honestamente? ―pregunta, mirándome por el rabillo del ojo. Se inclina hacia adelante para que sus codos se apoyen sobre sus rodillas. Arranca una brizna de hierba.  hierba.  ―No, miénteme ―le respondo. Luego ruedo los ojos.  ojos.  Él se ríe. ―No sé cuántos momentos más voy a tener para hacer esto. Quiero absorber cada pedacito de vida de los momentos que tenga.  tenga.  Lágrimas pinchan la parte posterior de mis pestañas. ―¿Tienes miedo? ―pregunto en voz baja.  baja.  ―Sólo cada maldito día ―dice en un suspiro.  suspiro.  ―Oh. ―No sé qué más puedo decir― decir―. ¿Cuál es tu pronóstico? ―pregunto. No sé por qué estoy siendo tan entrometida. Sólo quiero saber a lo que se enfrentará Logan. Y Matt. Pero principalmente Logan. Podría ser capaz de hacer algo para amortiguar el golpe.  golpe.  ―No lo sé. Vuelvo dentro de dos semanas y me van a decir si la quimioterapia funcionó.  funcionó.  Asiento. ¿Qué puedo decir al respecto? Espero que sea una buena noticia. Espero que vivas. Oh, vas a estar bien.  Nada de esos parece apropiado.  apropiado.  Él se da vuelta de manera que su rodilla me está haciendo frente, con su

 

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 brazo yaciendo en el respaldo del banco.

 

 

―He estado tratando de planear. Para cuando me haya ido.  ido.  Disparo. ¿Qué debo decir a eso? ―Eso es inteligente. ―Soy una idiota.  ―Tengo cartas para todos mis hermanos. Ya las escribí.  escribí.  ―¿Es eso lo que has estado haciendo todo to do el día?  día?   Él asiente, jugando con el pedazo de hierba, rodándolo entre sus dedos.  dedos.   ―Ellos lo apreciarán si algo te pasa.  pasa.  ―Cuando algo me pase ―dice, corrigiéndome― corrigiéndome―. Es sólo cuestión de cuánto tiempo tengo en este momento, creo. Puedo sentirlo.  sentirlo.  Cubro con mi mano la suya en el respaldo del banco y le doy un apretón. ―¿Hay algo que pueda hacer por ti? ¿Cualquier cosa para ayudarte a planificar?   planificar? Me con fuerza. Sus ojos verdes clavan elenmomento, los míos. ¿Puedo darte las ―Simira, todavía estás alrededor cuandosellegue cartas? ¿Para que se las hagas llegar cuando me haya ido? ido?   ―Seguiré estando alrededor ―le digo. No me voy a ninguna parte. No a corto plazo― plazo―. Y sí, puedo tomar sus cartas. Sólo dime cómo y cuándo deseas que las entregue.  entregue.  Él asiente. ―Tengo una para esta chica, también. Su nombre es April. Logan será capaz de encontrarla. Pero él no le dará una carta mía. El tipo como que la odia.  odia.  ―Ella probablemente se lo merezca ―murmuro. murmuro.   Él se ríe. ―No tienes que pensar de la misma manera que la persona de la que te enamoras. ―Se sienta en silencio durante un minuto. Entonces dice― dice―: No dejes que me pongan en una repisa o algo así ―dice dice― ―. Joder, odio la idea de estar metido en una urna.  urna.  ―¿Qué te gustaría que hicieran con tus cenizas, si pudieran? ―Pateé una roca que estaba cerca de mi dedo del pie.  pie.  ―No me importa una mierda, siempre y cuando no me tenga que quedar en la repisa de la chimenea. ―Se ríe.  ríe.  ―No te rindas todavía, ¿de acuerdo? ―pido. pido.  

 

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Él asiente.

 

 

―Lucharé hasta el día en que me muera. Pero hay cosas que tengo que planificar.   planificar. Asiento. Lo entiendo.  entiendo.  Logan se acerca y se pone delante de mí. Él señala algo. La única señal que reconozco es la palabra chica.  chica.  ―No, no estoy haciendo un movimiento con tu chica ―se queja Matt. A continuación, se ríe― ríe―. Ella está haciendo movimientos conmigo.  conmigo.  Logan se vuelve hacia mí, con la boca bien abierta. Pero sus ojos bailan con la risa. Él tira de mis manos hasta que me pongo de pie. Luego se inclina, me lanza por encima de su hombro y me hace girar en un círculo. Grito, cubriendo mis ojos. Sé que no me va a dejar caer, pero aun así.  así.  Él corre alrededor, y Sam y Pete nos persiguen. Pete, o Sam, todavía no puedo distinguirlos, palmea mi trasero. Me muevo alrededor, tratando de extender la mano y agarrarlo, pero Logan está corriendo conmigo sobre su hombro.  hombro.  Se gira, sosteniendo firmemente mis piernas. Me tapo los ojos y chillo, pero sé que no me puede oír.  oír.   Golpeo a Logan en el trasero, pero él me ignora. De repente, se detiene y me empieza a bajar baja r por su cuerpo. Me deslizo lentamente, mis curvas frotándose contra él hasta que mis pies tocan el suelo.  suelo.   ―Hola  ―dice en voz baja. Lo señala, también, pero su brazo libre está a mi alrededor, sosteniéndome contra él.  él.  ―Hola  ―le digo, y lo señalo como él hizo. Entonces beso su pecho― pecho ―. No puedo creer que hayas hecho eso. ―Me doy la vuelta y me muevo hacia Sam― Sam―. Tírame la pelota ―digo. Sam me mira como si estuviera loca, por eso digo― digo ―: ¿Qué? ¿Tienes miedo de jugar con una chica?  chica?  Él sonríe y lanza la pelota hacia mí. La tomo corriendo con ella acunada en mi  brazo. Logan corre detrás de mí, pero soy más rápida de lo que cualquiera de ellos espera. Justo antes de llegar a la mesa en la que Matt está sentado, Logan serpentea un brazo alrededor de mi cintura, oscilando a mi alrededor. Mientras él me abraza con fuerza, Sam lucha por quitarme el balón. ―¡Eso es trampa! ―grito. grito.   ―¡La trampa está permitida! ―grita Sam.  Sam.  ―¿En qué libro de reglas? ―pregunto, estampando mi pie.  pie.  ―¿Qué libro de reglas? ―dice Matt con una risita. Se pone de pie― pie―. ¿Tú y yo

 

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contra ellos? ―dice. Me sonríe.  sonríe. 

 

 

―Podemos con ellos todos los días ―digo, lanzando mis brazos alrededor de él. Me aprieta con suavidad y luego me aparta. Frota mi cabeza, parando todo mi cabello.   cabello. Logan corre por el campo y yo lo persigo. Se vuelve para coger el balón que Sam le Se lanza y tan pronto comoaferrándome lo tiene, yo loa tacleo. golpeo duropuedo puedo. tropieza conmigo su camisa, caLo misa, hastatan que pcomo uedo envolverme alrededor de sus piernas. Se cae como si fuera un gran roble derrumbándose. Se queda sobre su estómago, pero está sonriéndome. Me subo a su espalda y me siento sobre él, arrancando el balón de su agarre. Lo sostengo en el aire y grito con alegría, agitando los pies salvajemente. Él deja que me siente allí encima durante un minuto mientras exhala su aliento. Pero luego me da la vuelta. Me sujeta debajo de él. ―Hiciste trampa ―dice. Sus manos sostienen mis muñecas en un apretón fuerte.   fuerte. ―No hay libro de reglas, ¿recuerdas? ―Me río cuando me hace cosquillas debajo de mis costillas― costillas―. ¡Para! ―lloro. lloro.   Me mira a los ojos. ―Creo que podría estar enamorándome de ti ―dice en voz baja.  baja.  Mi respiración se atasca. ―Sí, yo también ―le digo.  digo.  Él sonríe y se pone de pie, tirando de mí a su lado. Su rostro enrojece y luego está sonriendo.  sonriendo.  ―Si ya han terminado de jugar a los enamorados empalagosos ―grita Matt― Matt ― , tenemos un partido que ganar. ―Menea sus cejas hacia mí. Absorber cada momento de la vida. Todos deberíamos hacer eso más.

 

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Logan 

an pasado casi dos semanas desde su declaración en el parque. No lo ha dicho otra vez y yo tampoco, pero sé que me quiere. No hay duda en mi mente. Duerme en mi cama cada noche y pasamos cada momento que tenemos juntos cuando no estamos trabajando. Estoy tan acostumbrado a tenerla a mi lado, no estoy seguro de si voy a sobrevivir en este punto si me deja. Tengo la esperanza de que vaya a estar lista para lo que quiero pronto. Porque quiero todo de ella. Quiero su pasado, su presente y su futuro. Quiero pedirle que se case conmigo, pero no puedo. Todavía no. A veces, hay una mirada en sus ojos que no entiendo completamente. Sé que anhela algo que no tiene. No estoy seguro de si es su casa o algo más. Ha aprendido a hacer señas en las últimas dos semanas, y puede mantener una conversación. Es realmente muy buena en eso, y ha encontrado que la ortografía no es tan difícil cuando utiliza el alfabeto manual que cuando escribe en papel. Algo sobre el espaciamiento de las letras, dice. Está sentada en el sofá ahora con Hayley en sus brazos. Sostiene un libro al revés, y está contándole una historia que se ha inventado. Las comisuras de mis labios tiran hacia arriba y no puedo reprimir mi sonrisa. Encaja muy bien en mi familia. Todavía toca música en el metro todos los días mientras trabajo en la tienda de tatuajes. Y la última noche del viernes, la banda le animó a subir al escenario cuando la multitud empezó a cantar su nombre. Pasaron un sombrero a través de la audiencia e hicieron que se quedara con el dinero que recolectaron. Era poco más de cien dólares y sólo tocó una o dos canciones. Ahorra cada centavo del dinero que ha ganado. No vamos a dejar que pague el alquiler. Mis hermanos y yo tuvimos una discusión franca acerca de ello y todos estuvimos de acuerdo. Ella hace mucho como para que le cobremos el alquiler. A menudo cocina. Y no puede evitar hacer la limpieza, a pesar de que le decimos que no lo haga. Pete está en el sofá frente a Kit con una chica que conoció hace un par de semanas. Han estado besuqueándose durante unos diez minutos. Estoy de pie en

H

 

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la cocina con Paul. Sacudo mi pulgar hacia ellos y Paul frunce el ceño. Él le dice

 

 

algo a Pete, que levanta su mirada con timidez. Se ajusta la entrepierna y toma a la chica, llevándola por el pasillo hacia su habitación. Paul le grita, y él regresa y toma unos condones del cajón, sonríe y se va a su habitación. ―Genial ―se queja Sam ―. Voy a tener que dormir en el sofá. Paul sonríe. ―Hay dos camas allí. ―Asqueroso ―dice Sam― Sam―. No quiero tener que escucharlos. ― Por Por lo menos el chico está recibiendo algo. ― Señalo. Señalo. Kit me regaña con una mirada desde el otro lado de la habitación. Lamento el día en que le enseñé a hablar el lenguaje de señas. No puedo mantener nada en secreto ya. Me encojo de hombros y ella sonríe. ― Estarías Estarías consiguiendo algo también si dejaras de ser tan mojigato. ―S eñala para mí. ― ¿De ¿De verdad me llamaste un mojigato? ― pregunto mientras acecho hacia ella. Pone a Hayley a un lado y salta sobre el respaldo del sofá. Para este momento, ya sabe que voy por ella. Corre alrededor del sofá y esquiva hacia atrás y hacia adelante, tratando de evitar mis manos. Pero cojo la parte inferior de su camiseta y tiro de ella hacia mí. Asegurando mis brazos alrededor de su cintura, la levanto y la llevo a la habitación, cerrando la puerta detrás de nosotros. La arrojo en la cama y ella rebota, riéndose de mí. ―¿De verdad me llamaste un mojigato? ―le pregunto, usando mi voz. ―No, definitivamente no.  ―Se ríe mientras le hago cosquillas y se retuerce en

mis brazos. ―Creo que sí. ―Sigo haciéndole cosquillas, porque sé que la vuelve loca. ―Pruébalo  ―dice. Está haciendo señas todo el tiempo que habla. Por lo tanto, no me pierdo nada. Agarra Agarr a mis manos para que no le haga cosquillas. Gruño cuando presiono mis labios en su garganta. ―No me tientes ―le advierto. Ella golpea mi hombro antes de que la mire. ―Quiero tentarte. Quiero tentarte realmente mal. ―Echa la cabeza hacia atrás en la última palabra y puedo sentir su garganta vibrando mientras gruñe― gruñe ―. Me estás volviendo loca.

 

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Me río.

 

 

―Creo que esa es mi línea. ―¿Cuánto tiempo más vas a hacerme esperar? Me despierto con ella envuelta a mi alrededor cada jodida mañana. Me voy a dormir con ella en mis brazos todas las noches. Tomo largas duchas frías cada día, para poder liberar algo de la presión. Me está volviendo loco. Pero aún no está lista para mí. No lo está. Lo sabe. Lo sé. Me pongo unos jeans, mientras me observa. Ya ni siquiera trato de ocultar mi erección de ella. Sabe que está ahí. Sabe lo mucho que la quiero. Creo que sabe lo mucho que la amo. Estoy seguro de que me ama igual. Es sólo que no sé por qué lo sigue escondiendo. ―Tengo que trabajar esta noche en Bounce. ¿Vienes conmigo? Ella niega. ―No lo creo. Tengo una cita con Hayley para leer un libro. ―No me mira. No lo hace. ―Paul tiene una cita esta noche y va a llevar a Hayley con co n él ―le recuerdo. ―Oh. ―Evita mi mirada. ―Estás preocupada por Matt, ¿no es así? ―le pregunto. Enmarco su rostro con mis manos y la miro a los ojos. Asiente. ―Ha estado durmiendo demasiado. No creo que sea bueno. Todos bailamos alrededor del hecho de que Matt se va de nuevo al médico dentro de dos días para averiguar su pronóstico. Todos menos Kit. Ella piensa

mucho en ello, creo. Trato de no pensar en ello en absoluto. ―¿Quieres quedarte en casa para mantener un ojo en él? ―Paso una mano a lo largo de su cabello y le doy un beso en la frente. ―¿Te importaría? ―pregunta. Parece esperanzada. ―Sabes que Pete está aquí ―le recuerdo. ―Pete está follando a alguien en el dormitorio. ¿Cómo va a saber si Matt está  bien o no? Tiene razón. ―Gracias por quedarte ―le digo. Le beso la frente fre nte de nuevo― nuevo ―. Estoy llevando a Sam conmigo. Envía por mí si me necesitas para algo, ¿De acuerdo?

 

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Asiente. Trepa de nuevo a la cama y quiero subir encima de ella. Pero tengo que irme. Sam golpea la pared. Puedo sentir la vibración de la misma. Abro la puerta. ―¿Qué quieres, Sam? ―pregunto. ―A ella ―dice, sonriendo. Él menea su ceja hacia Kit. Golpeo su hombro. ―Ella está tomada. Kit sonríe, sacudiendo la cabeza. Se ha acostumbrado a todos nosotros. Me acerco a ella y levanto su cabeza para mirarla a los ojos. ―Te veré más tarde. ―Cuenta con ello ―dice.

 

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Emily

oy un paso más cerca de la puerta de Matt, escuchando atentamente para detectar señales de vida. Ha estado muy cansado durante los últimos días, y estoy preocupada por él. Estoy muy preocupada por él. Y por Logan y el resto de ellos. Ninguno ha llegado a un acuerdo con el hecho de que Matt se está muriendo. Todos lo pasan por alto, como si pretender que no va a pasar, va a ayudarlo. Su voz, débil y cansada, se desliza a través de la rendija de la puerta. ―No solo te quedes ahí parada respirando fuerte. Vamos, entra.

D

Abro la puerta y le sonrío. ―No podías oírme respirando. Él se ríe, pero es un sonido hueco. ―Oí tus pasos. Debes aprender a ser más sigilosa. Como Paul. Vino anoche y se plantó encima de mí, viéndome respirar por alrededor de una hora. ―Se acomoda, esponjando una almohada y la coloca detrás de su cabeza― cabeza―. Él piensa que estaba dormido. ―¿Por qué no le dijiste que estabas despierto? ―pregunto pregunto― ―. Ustedes dos podrían haber hablado. Refunfuña. ―Él no quiere hablar. Quiere arreglarlo todo. Pero me temo que no puedo ser arreglado. ―No sabes eso. Él suspira. ―Lo sé. No puedo decir nada más allá por el nudo en mi garganta. ―¿Cómo va todo? ―pregunta él. Aún no puedo encontrar mi lengua, por lo que asiento. ―Así de bien, ¿eh? ―Se voltea hacia mí, su brazo debajo de su almohada.

 

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―Matt ―empiezo. Pero me detengo, mordiéndome el labio inferior y niego― niego ―. No sé qué decirte. ―¿Aún tienes a Logan corriendo en círculos? ―pregunta. Aguanto una sonrisa. ―No sé de lo que estás hablando. Él se ríe. ―Es bueno para él. Sigue con el buen trabajo. ―Entrecierra los ojos― ojos―. Nunca ha tenido que trabajar antes por nadie. Las mujeres le llegaban fácilmente. Mi cara se inunda de calor cuando me doy cuenta de lo que dijo. Él se ríe. ―Sí, eso también. ―Señala a través del cuarto― cuarto―. ¿Te acuerdas de esas cartas sobre las que te dije? ―pregunta. Asiento. No quiero hablar de las cartas. Porque cuando tenga que entregarlas, él se habrá ido. ―Están en mi cajón superior. Mi armario. ―Señala con la cabeza en esa dirección― dirección ―. Cuando sea el momento adecuado, ¿te aseguraras de que las reciban? Asiento. ―Lo haré. Lo prometo. ―Hay una para ti también. No quiero la mía. ―Está bien. toma de miél. mano en la suya y la aprieta con fuerza. Puedo decir que la acción toma Él mucho ―¿Qué quieres hacer esta noche? ―pregunta. Me encojo de hombros. ―Sentarme aquí contigo. Me sonríe. Y veo tanto de Logan en él que duele. Se voltea hacia el borde de la cama y se levanta para sentarse. ―Vamos a ver una película. Asiento, tomando su mano en la mía para ayudarlo a levantarse. Él me deja, pero gime mientras se levanta.

 

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―¿Seguro que puedes hacer esto? ―l ―lee pregunto.

 

 

―¿Recuerdas cuando te dije que iba a chupar cada minuto de vida que podía? ―Me mira fijamente. Estoy un poco preocupada de que esté tratando de reunir la energía suficiente para entrar en la sala de estar. ―Vamos a chupar la vida ―le digo― digo―. ¿Quieres un poco de palomitas? ―pregunto por encima de mi hombro. Él está siguiéndome. ―¿Por qué no? ―pregunta con ligereza― ligereza―. Palomitas de maíz y me voy a acurrucar con la chica de Logan. ―Su voz está más lejos detrás de mí. Pero está acercándose, así que empiezo a preparar las palomitas de maíz. El constante, pop, pop, pop ha comenzado cuando me doy cuenta de que no me ha seguido hasta la cocina. Hay un ruido sordo en el pasillo, y yo salto. ―¿Matt? ―pregunto, caminando de vuelta en esa dirección. Pero Matt está tendido en el suelo. Él está babeando, y su cuerpo está convulsionando― convulsionando ―. Oh, mierda ―digo digo― ―. ¡Matt! ―grito. Lo ruedo sobre su costado, porque escuché que es lo quesobre hacessucuando alguien convulsiona. O talNo vezsé― que debes hacerlo rodar espalda. Mierda, mierda, mierda. sése―supone . ¡Pete! ― grito. Pete abre la puerta, está en calzoncillos y arrastra su camisa por la cabeza. ―¿Qué? ―pregunta. Entonces ve a Matt tendido en el suelo― suelo―. ¿Qué demonios? ―dice y se deja caer al lado de Matt. ―Ve a llamar al 911 ―le digo con calma. Cuando él se sienta allí y no se mueve, lo empujo y le grito en la cara― cara―. ¡Ve a llamar al 911! Se sacude su miedo inducido por estupidez y corre hacia el teléfono. Les da la dirección y se queda en el teléfono con ellos hasta que llega la ambulancia. Consigue vestirse mientras habla con ellos, metiéndose en sus jeans en frente de mí, pero no me importa. Su novia se fue. Ella no vale la pena el aire que respira, por lo visto. Matt se calma y levanto su cabeza en mi regazo. Limpio la saliva de su cara con mi manga y aparto su cabello de la frente. Todavía está rígido. Demasiado rígido. No me había dado cuenta de la cantidad de cabello que había perdido con la quimio. Es más delgado de lo que pensaba que era. Acaricio su cara. ―Todavía no. Es demasiado pronto ―le susurro. Sigo a los paramédicos que lo llevan abajo. ―Uno de ustedes puede acompañarlo dice el paramédico. Pete me mira y dice:

 

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―Necesito traer a mis hermanos. ―Se pasa una mano fuerte a través de su corte de cabello. Él sabe dónde están y yo no sé cómo llegar allí. Ninguno de ellos lleva teléfonos celulares porque no está en su presupuesto. ―Ve a buscar unos zapatos ―le digo. Él mira hacia abajo a sus pies desnudos y asiente. Él me empuja hacia la ambulancia y ellos cierran la puerta detrás de nosotros. El resto del mundo calla, y ya no puedo escuchar los sonidos de la calle o los claxon a todo volumen. Todo lo que puedo oír es el inestable latido del corazón de Matt en el monitor. Cada vez que tartamudea, el mío salta en mi pecho, mi aliento abandonándome. Me inclino y tomo la mano de Matt. ―Sería mejor si no lo toca ―dicen ellos. Asiento y me recuesto, abrochando el cinturón de seguridad en el asiento plegable hacia el que ellos me dirigieron. Mis manos están temblando y no sé qué hacer conmigo misma. Ellos comienzan con la intravenosa y miran sus ojos, y hacen un montón de cosas que no entiendo. Él no se despierta. Me preocupa que nunca lo haga. Paul llega al hospital primero y está llevando a Hayley sobre su cadera. Ella está frenética y quiere saber por qué no pueden terminar su salida. Extiendo mis manos y ella viene a mí, instalándose contra mi pecho. ―¿Qué pasó? ―preguntó Paul. ―Simplemente se cayó en el pasillo y empezó a temblar ―trato de explicar. Pero estoy tratando de ser fuerte ya que estoy sosteniendo a Hayley. ―¿Podemos verlo? ―pregunta él. Niego. ―Todavía no. Se lo llevaron y están trabajando en él. Paul se dirige al teléfono público y mete algo de cambio. Me da la espalda y habla por un minuto. Entonces viene y toma a Hayley de mis brazos. ―Ahora esperamos ―dice. Hayley le da unas palmaditas en su mejilla me jilla y veo lágrimas en sus ojos. ―¿Dónde está Matt? ―pregunta Hayley.

 

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―Matt está con los médicos ―explica, parpadeando con fuerza.

 

 

―¿Ello van a ponelo mejo? ―pregunta. Ella está siguiendo su mirada con la suya, sin dejarlo escaparse. Frunce el ceño cuando él no responde. ―Ellos van a trabajar duro para hacerlo que se mejore ―le digo. ―Gracias ―dice Paul con voz ahogada. Asiento. No puedo decir más que eso. Hayley tiende sus brazos a mí de nuevo y la llevo a sentarse. Leemos libros al revés hasta que una mujer llega corriendo a través de las puertas. Ella corre hacia Paul. Su cabello está recogido en una coleta y es casi tan alta como él. Pero es impresionante. Hayley tiene el color de cabello y ojos de Paul, pero todo lo demás es de su madre. Inclina a Paul hacia ella y él la abraza con fuerza. Los oigo murmurar entre sí pero no puedo escuchar lo que están diciendo. Ella viene hacia mí y toma a Hayley en sus brazos. ―Gracias ―dice ella. La miro a los ojos. Es amable. Puedo decirlo. Y también puedo ver que ella está perdidamente enamorada de Paul. Se acerca a él, le susurra algo al oído, y él asiente. Lo besa en los labios y él la besa de regreso. ―Te llamaré cuando averigüe lo que está pasando ―dice. Ella se va con Hayley. Paul toma una respiración profunda y se sienta a mi lado, con los codos en las rodillas. ―No tenía mucho dolor, ¿verdad? ―pregunta. ―No que me diera cuenta. ―Él estaba convulsionando. Pero no adolorido. Dudo que estuviera sintiendo mucho. ―Ese es mi mayor temor. Que vaya a tener un montón de dolor cuando suceda. Me asusta mucho. ―Así que has pensado en ello ―dejo escapar. Quiero enmendar mis palabras inmediatamente. Pero es demasiado tarde. ―Pensé en ello. ―Resopla Resopla― ―. Es todo en lo que malditamente siempre pienso. Siempre. ―Su voz se quiebra en la última palabra― palabra―. Soy su hermano mayor. Se supone que sea capaz de salvarlo de cualquier cosa que pudiera hacerle daño. Pero no puedo salvarlo de esto. Solo escucho, porque no hay nada que pueda decir para consolarlo. Una lágrima rueda por su mejilla y la limpia con un golpe apresurado. ―Él sabe cuánto te preocupas ―le digo. Probablemente es lo peor para decirle.

 

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―Es mejor que el hijo de puta sepa lo que siento por él. Moriría hasta por el último de ellos. Ojalá estuviera en lugar de él. Cambiaría de lugar con él en un instante. ―Él no te dejaría. ―Es la verdad. Paul se ríe. Pero es un sonido sin ninguna alegría. Las puertas del hospital se deslizan abriéndose y Logan, Pete y Sam entran corriendo. Salto de mi silla cayendo en los brazos de Logan, porque sé que él va a atraparme. Me aprieta contra él y acaricia mi cabello por un segundo. Paul se acerca y comienza a hablar con él. Todos ellos están haciendo señas, pero puedo seguirlo. Él les explica. ―¿Podemos verlo? ―pregunta Logan. Paul niega. ―Todavía no. Ellos nos dejarán saber cuándo podamos. Si podemos. Pero nadie dice eso en voz alta. Logan pone su brazo a mi alrededor y me jala hacia él. Su rostro está en mi cabello y puedo sentir la cálida caricia de su aliento contra mi cuello. Levanto mi cabeza y lo miro a los ojos. ―Es malo ―le digo. Él cierra los ojos y coloca las puntas de sus dedos en su sien. Él lo sabe. Ahora esperamos. Ellos están ocupando todos los muebles de la sala de espera, tomando un montón de espacio. Pero no hay nadie más allí, así que eso no ha importado. Cualquiera estos le daría asiento otra persona. tomóPete los calcetines dede Sam hacechicos una hora y Sam su se puso sus azapatos de nuevoPete sin ellos. estaba descalzo. De alguna manera sabía que no iba a volver a entrar. Él fue por sus hermanos en cambio. Parece días más tarde, cuando un doctor viene a hablar con la familia. Podrían haber sido minutos. Podrían haber sido horas. Se siente como días. El médico suspira profundamente y comienza a hablar. Oigo fragmentos de la misma sobre el pulso que está golpeando en mi cabeza. La quimioterapia no funcionó. Está peor de lo que estaba.

 

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Pueden llamar al hospicio11. ―¿No hay nada más que pueda hacer? ―pregunta Paul. El médico se sienta con ellos. ―Hemos agotado todas las oportunidades. Hay algunas pruebas en las que podría entrar, pero las posibilidades son pequeñas. Y el que más le beneficiaría es muy caro. Él espera. Un silencio embarazoso cae sobre la habitación. ―¿Qué tan caro? ―pregunta Paul. ―Cientos de miles ―dice el médico― médico―. Él ni siquiera tiene seguro médico. Así que es eso. No tienen cientos de miles de dólares por lo que su hermano muere. Me limpio una lágrima de mi mejilla. me jilla. ―Este tratamiento, ¿podría salvarlo? ―le pregunto― pregunto―. ¿O sería simplemente prolongar lo inevitable? Me mira como si fuera la persona más ridícula que ha conocido. ―Están teniendo éxito con él. No hay garantías, g arantías, sin embargo. ―¿Pero sería darle una oportunidad? ―La mejor que podría tener. Asiento. Logan me aprieta a él. ―Ya vuelvo. ―L ―Lee señalo a él. Sé lo que tengo que hacer. Mi corazón se está rompiendo en dos. Pero sé cuáles son mis opciones. opc iones. ―¿A dónde vas? ―pregunta él. ―Baño. Ya vuelvo.  ―¿Estás bien? Asiento. Me observa marcharme, su mirada clavada en mi espalda. Lo puedo sentir todo el camino por el pasillo. No me detengo en el cuarto de baño, sin embargo. Sigo caminando hasta encontrar un teléfono público. Tomo la manija y una especie rara de paz se asienta sobre mí. Presiono el  botón para el operador. ―Una llamada por cobrar a California, por favor ―le digo. Recito el número. Es sábado por la tarde. Mi padre va a estar en la oficina.

 

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el cuidado para el final de la vida brindado por profesionales de la salud y voluntarios. Ellos brindan apoyo médico, psicológico y espiritual.  

11

 

Hospicio:  Es

 

 

Ring. Ring. Ring. ―Oficina de Sr. Madison ―dice una alegre voz. ―Usted tiene una llamada por cobrar de, la persona que llama, diga su nombre ―dice el operador. ―Me gustaría hablar con el señor Madison, por favor ―le respondo. ―Vamos a aceptar los cargos. ―Hay un silencio en el otro extremo de la línea― línea ―. Emily, ¿eres tú? ―dice la voz. Hay esperanza en su voz. Ella ha sido la secretaria de mi padre durante tanto tiempo como puedo recordar. ―¿Puedo hablar con él, por favor? ―le pregunto. La línea se muere por un momento y luego mi padre atiende. ―¿Emily? ―pregunta. Casi puedo oír el latido de su corazón a través del teléfono en la quietud. ―Papá ―le digo. ―Em ―dice en un largo suspiro, como si estuviera desinflándose. Hay un ruido metálico y lo imagino quitándose sus lentes de la nariz y dejándolas en la mesa― mesa ―. ¿Dónde estás? ―Necesito un poco de ayuda, papá ―le digo. Apoyo mi frente contra las frías baldosas en la pared y trato de no llorar. Me dan ganas de llorar por todo lo que estoy dejando. Me dan ganas de llorar por todo lo que les estoy dando. Pero sobre todo, me dan ganas de llorar por mí. ―Cualquier cosa, Emily ―dice él. Su aliento atrapado― atrapado―. No estás herida, ¿verdad? ―No, estoy bien. Pero me voy a casa. ―Dime dónde estás. Voy a enviar el jet. ―Su voz es urgente. ―Papá, primero necesito que hagas algo por mí. ―Por favor, por favor, por  favor, haz esto por mí. Él no dijo nada durante un minuto. ―¿Qué necesitas, Emily? ―Necesito que te encargues de algo por mí, papá. ―Le cuento algo de la historia― historia ―. Necesito que consigas que él entre en la prueba. Y quiero cuidar de su

 

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tratamiento. Vamos a usar mi dinero, papá. ―Tengo suficiente de repuesto. Y algo más. Mucho más de lo que necesito.

 

 

Él se ríe. ―No necesitamos tocar tu fondo fiduciario, Em ―dice él― él―. ¿Por qué este  joven te importa? ―pregunta. ―Simplemente lo hace, papá. Oigo el clic de su pluma. ―¿Cómo se llama? ―Matthew Reed. ―Mi voz se atasca en la garganta. Él va a hacerlo. Él va a hacerlo. Le digo el nombre del hospital― hospital―. No sé más información que esa. Ni siquiera sé quién es su médico. Él se ríe. ―Puedo conseguir la información que necesito. ―Vas a hacerlo, ¿verdad, papá? ―le pregunto. ―Emily. ―Suspira Suspira― ―. Si hago esto, vuelves a casa. Mi voz es un susurro. ―Sí, papá. Entiendo. ―Voy a enviar el jet para ti ahora. ―Necesito un día, papá. Necesito que te encargues de esto ahora. Y necesito otro día más. Si me das ese tiempo, voy a volver a casa y voy a hacer lo que quieras. ―Estoy suplicándole ahora. Él espera. Y oigo el clic de su pluma una y otra vez. ―Está bien. ―Respira Respira― ―. Voy a enviar el jet ahora. Va a estar esperándote para cuando estés lista en el aeropuerto. ―Ocúpate de esto por mí, papá. ―Ruedo mi frente hacia atrás y adelante a través de las baldosas― baldosas―. Por favor. Prométemelo. ―Haría cualquier cosa por ti, Em ―me recuerda. ―Te veré en un par de días ―le susurro. ―Dos días, Em ―dice dice― ―. No por más tiempo. ―Y antes de que la línea se corte, le oigo gritar detalles a su secretaria. He oído el nombre de Matt. Y he oído que le decía que se encargue de eso. Se va a hacer. Estoy segura de ello. Camino de vuelta a la sala de espera. El médico se ha ido y todos los chicos están de pie allí con sus brazos alrededor del otro. ―¿Qué pasó? ―pregunto.

 

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Se mueven alejándose uno de otro.

 

 

―Lo están moviendo a una habitación. Está despierto. Podemos ir a verlo en un minuto ―explica Paul. Me dejo caer en una silla. Mis piernas ya no pueden sostenerme. Unos minutos más tarde, una enfermera llama a los chicos para que la sigan. Logan toma mi mano y me tira junto con ellos. ―No soy de la familia ―le digo. ―Cállate ―murmura. Me sacude un mechón de cabello que está pegado a mi labio. Dejé que me remolque. ―Solo se pueden quedar por algunos minutos ―advierte la enfermera. Los chicos están vertiginosos con el entusiasmo. Ella empuja hacia atrás la cortina y Matt está ahí en la cama. Hay tubos y cables y está conectado a monitores. ―¿Qué pasa, muchachos? ―pregunta. Hace una mueca y se acomoda en la cama. ―La próxima vez que quieras morir, no lo hagas en el cuidado de Kit, tú, lamentable cabrón ―dice Logan en voz alta. La sala queda en silencio. Una lágrima rueda por la mejilla de Logan y Matt extiende una mano para él. Logan la agarra, palma con palma, sus pulgares envueltos juntos como hacen los hombres y cae en su pecho. Sam y Pete ponen sus brazos alrededor del otro, y Paul está allí de pie, así que me inclino en su costado. Él lanza un brazo alrededor de mis hombros y me tira hacia él. Matt finalmente deja ir a Logan y dice: ―Mierda, ¿cuándo has aprendido a hablar? Logan se encoge de hombros. ―Esta chica le está enseñando todo tipo de mierda nueva ―dice Paul, apretándome con fuerza. ―¿Qué pasó? ―le pregunta Logan. Está señalando mientras habla en voz alta. ―Tenía una cita para acurrucarme con tu chica en el sofá e íbamos a ver una película ―dice Matt― Matt―. Lo siguiente que sé, ella tenía mi cabeza en su regazo, en cambio. ―Él me mira, un brillo pícaro en los ojos― ojos ―. Si querías sostenerme, Kit, podrías solo habérmelo pedido. ―Se ríe. ―¿Te acuerdas? ―pregunto.

 

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¿Te acuerdas? pregunto. Sonríe esta sonrisa impenitente.

 

 

―Nunca, nunca olvidaré el día en que tiraste a Logan para sostenerme en tus  brazos. Logan se ríe. En voz alta. Todo el mundo lo mira y se encoge de hombros. ―¿Vas a seguir hablando, hermano? ―pregunta Paul con cautela. Logan se encoge de hombros otra vez. Paul me aprieta. De repente, un equipo de médicos se precipita en la habitación. ―¿Qué está mal? ―ladra Paul. El médico viene en un momento después. ―Vamos a estar moviendo a Matt a una instalación diferente ―explica explica― ―. Entonces él podrá comenzar el e l tratamiento que hemos discutido. ―¿Qué? ―Matt está estupefacto. Como lo están el resto de ellos. El médico levanta sus manos para acallarlos. ―No se pongan demasiado optimistas ―dice dice― ―. Pero ahora hay una posibilidad en donde antes no lo había. ―¿Hay una posibilidad de que podría vivir? ―pregunta Paul. El médico sonríe y palmea a Paul en el hombro. ―Una pequeña, sí. ―¿Cómo? ―Todavía estoy trabajando en todo eso. ―El doctor me mira, pero rompo el contacto visual. La habitación es bombardeada con actividad y las enfermeras se preparan para mover a Matt. ―Hay un helicóptero esperando ―explica la enfermera. ―¿Cómo? ―vuelve a preguntar Paul. Matt llega a cada uno de ellos a su vez. Abraza a sus hermanos. Entonces él me abraza por último. ―Cuida de ellos ―dice dice― ―. No importa lo que pase. Asiento. Estoy haciendo eso de la única forma que conozco.

 

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Logan is hermanos están serios en el camino de regreso a casa. Es por la tarde del sábado temprano y miro hacia abajo a mi reloj. ―Mierda ―digo. ―¿Qué? ―pregunta Paul. ―Tengo una cita para un tatuaje esta tarde. ―Kit está caminando junto a mí aunque ha estado perdida en su propio mundo desde que dejamos el hospital― hospital ―. Supongo que puedo cancelarla. ―¿Estás demasiado cansado para hacerlo? ―pregunta Paul. Sinceramente, estoy tan lleno de adrenalina ahora mismo que podría escalar montañas. Y bajarlas y volver a subirlas. Niego. ―Entonces, ¿por qué no hacerlo? ―me pregunta. ―Matt ―digo. Simplemente esa palabra. Paul me palmea en el hombro. ―No nos permitirán verlo durante cuarenta ocho horas, tonto ―me recuerda él.

M

es cierto. a hacerle montón de pruebas, análisis toda esa mierda y nosEso dijeron que Van no puede ver un a nadie hasta por lo menos el ylunes. Hasta que hayan acabado y esté instalado. Estoy esperanzado. Tan optimista como no lo he estado durante semanas. He visto a Matt cada vez más desmejorado y estaba en un punto donde estaba aceptando la situación. Pero la esperanza ha florecido dentro de mí. No es justo. No es en absoluto justo. ¿Qué pasa si aun así no mejora? Tengo que creer que lo hará. ―Él dijo que me llamará que cuando esté instalado ―me recuerda Paul― Paul―. Hasta entonces, esperaremos. Kit me mira, sus ojos se centran por primera vez desde que dejamos el

 

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hospital.

 

 

―Creo que debes abrir la tienda. Haz tu tatuaje. Vas a necesitar el dinero. ―No me mira a los ojos cuando continúa hablando― hablando―. ¿Puedo acompañarte? ―me pregunta― pregunta ―. Quiero mirar. Envuelvo mi brazo alrededor de ella y me sonríe de vuelta. ―¿Estás bien? ―le pregunto. Ella asiente y se inclina. Puedo sentir el aire cálido de su inhalación contra mi piel. ―Deja de olisquearme, pequeña pervertida ―digo. Sus cejas se alzan y ella repite la palabra. ―¿Pervertida? ―Se ríe. La abrazo acercándola, sin querer dejarla ir nunca. Ella es ahora una parte de nosotros. De todos nosotros. Y es mía. Sam y Pete están caminando detrás de nosotros con sus cabezas juntas, hablando en voz baja. Cuando hacen eso, normalmente nor malmente hay problemas a la vista. ―¿Qué están tramando ustedes dos? ―vocifera Paul. Sus cabezas se separan instantáneamente e intentan no parecer culpables. Son terribles, sin embargo. ―Nada ―dicen al unísono. Paul entrecierra sus ojos hacia ellos. ―No me lo creo. Lo miran tímidamente. ―No lo creo, tampoco ―digo. ―Creo que me gustabas más cuando no hablabas ―dice Pete. Luego sonríe. Le enseño el dedo medio y él corre hacia mí, saltándome en la espalda. Salta hacia arriba y hacia abajo y se inclina sobre mi hombro para que pueda ver sus labios. ―Tengo los pies helados ―dice, moviendo sus doradas pestañas hacia mí― mí―. Debes llevarme el resto del camino. Se aferra a mí como un koala. Y es muy pesado. Es como llevar una carga de ladrillos. Pero lo muevo tirando de él más alto y empiezo a caminar. Sam se vuelve hacia Kit y se dobla hacia abajo. ―Pareces cansada, Kit ―le ―le dice― dice―. ¿Quieres que te lleve? ―Mueve sus cejas hacia ella. Y esta se ríe y salta sobre su espalda.

 

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No estoy seguro de que esto sea un buen trato caminando todos juntos.

gruño, mientras vamos

 

 

No puedo evitar desear que Matt esté aquí. Echo de menos al apacible gigante en este momento. * * * He estado trabajando en este tatuaje durante semanas. Es una enorme águila calva que va de omóplato a omóplato. Por no mencionar que es un tipo muy grande. Dibujé el contorno y luego empecé el sombreado la semana pasada. Necesito terminarlo hoy. Es un tatuaje de quinientos dólares y podríamos utilizar el dinero. Especialmente ahora. Me preparo para trabajar en ello y Kit mira por encima de mi hombro durante unos minutos. Pero luego se va a la parte delantera de la tienda para sentarse con Friday y Paul. Paul está poniendo al día a Friday del estado de salud de Matt. Friday adora a Matt; si hay alguien de nosotros que le presta más atención, es ella. Ella se limpia una lágrima de su ojo. ojo . Puedo leer sus labios desde aquí. ―¿Qué probabilidades hay de que se le acepte en esa prueba? Es tan extraño ―dice. No puedo ver lo que Paul le responde. Kit deambula hasta la parte delantera de la tienda y le dice algo a Paul. Parece sorprendido durante un minuto y luego tira de su antebrazo hacia abajo para mirarlo. Ella no está herida, ¿o lo está? Me muevo para dejar mi pistola a un lado, pero ella mira sobre su hombro y me sonríe. Está bien. Paul hace señas para que ella le fuera siga yde la ahí” llevaadetrás una cortina. Veodesus labiosLuego cuandoecha le dice: “Mantenlo Friday.de¿Mantenlo fuera dónde? una cortina alrededor de ello dos para separarlos de nosotros y tengo que soltar la pistola. Empiezo a caminar en esa dirección. Friday se interpone entre ellos y yo. ―Ella simplemente quiere un tatuaje ―me dice, mientras me da la vuelta. ―¿Qué tipo de tatuaje? ―Una pequeña mariposa diminuta o algo igualmente lindo. Quizá una princesa de Disney. Aún no se había decidido. ―Mueve sus ojos hacia arriba. Friday tiene cráneos, tibias cruzadas, tortugas y todo tipo de cosas raras en todo el cuerpo.

 

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Friday.

Quiero ayudarla a escoger algo

digo, mientras intento pasar más allá de

 

 

―Detente ―dice dice― ―. Ella quiere darte una sorpresa. Me paso una mano frustrada por mi cabello. ―Los tatuajes significa diferentes cosas para cada personas ―dice Friday― Friday―. Esto significa mucho a ella y debe ser quien decida qué ponerse. Ya lo sé, pero quiero involucrarme. Maldita sea. ―¿No confías en que Paul pueda cuidar de ella? ―pregunta Friday, frunciendo el ceño. Por supuesto que confío en él. ―Pero ella es mi chica ―digo. Sé que parezco infantil. Pero es así como lo siento. Me acaricia el brazo. ―Aguántate, botón de oro12  ―me dice. Luego entrecierra sus ojos― ojos―. ¡Espera un minuto! ¿Desde cuándo has empezado a hablar? Mi cara se sonroja. ―No te acostumbres ―refunfuño refunfuño― ―. Tal vez nunca vuelva a hablar contigo otra vez. ―Simplemente tendría tanta suerte ―dice Friday, poniendo sus ojos en  blanco. Aunque se pone de puntillas y me abraza firmemente firmemente― ―. Estoy muy feliz por ti ―dice. No entiendo de qué está hablando. ¿De Kit? ¿De mí? ¿De nuestra relación? ¿De que hable? Me deshago de ella cuando el tipo en el que estaba trabajando comienza a agitar los brazos desde la trastienda. Tengo mucho trabajo que hacer. Así que mejor me mantengo ocupado. Una hora después, Kit sale de detrás de la cortina con Paul. Está sonriendo y su antebrazo está cubierto con una venda grande. Ella camina hacia mí. Terminé mi tatuaje hace diez minutos y simplemente he estado esperando por ella. ―Vas tener que llevar un agujero en la ropa ―me burlo de Kit. Paul sale detrás de ella. Está sonriendo, pero no me mira a los ojos. ―¿Qué le hiciste? ―pregunto. Él me frunce el ceño y dice: ―Cállate. ―Apunta a un cartel en la pared que dice: “Los tatuajes son tan individuales como las personas que se los hacen”. Luego señala a otro que dice: “El “E l

 

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  Botón de oro:  Pequeña

12

flor amarilla brillante, se utiliza como apelativo cariñoso para decir:

“Florecita Florecita”. ”.  

 

 

dibujo de un hombre es el resultado de otro hombre en su vida”. Después apunta a un tercero: “No tatuamos a clientes borrachos”. Luego apunta hacia un rollo de cinta adhesiva debajo de un cartel que dice: “Sigue gimoteando y lo utilizaré”. ―No eres divertido ―le digo. Kit se presenta a mi lado y envuelve sus brazos alrededor de mí. ―¿Qué te pusiste? ―le pregunto. Ella me mira a los ojos. ―Algo que me impedirá olvidarme de ti en la vida y lo que significas para mí. ―¿Es acerca de mí? ―Mi corazón se sobresalta y me quedo sin aliento, no puedo pensar de repente. Ella sonríe y asiente. ―Es sobre ti. ―¿Puedo verlo? ―Me estoy muriendo. Ella agita su cabeza. ―Hoy no. ―¿Cuándo? ―Continúo muriendo maldita sea. Ella se encoge de hombros y parece triste de repente. ―¿Qué pasa? ―pregunto, inclinando su cara hacia la mía. Ella mete la mano en su bolsillo y saca un pedazo de papel plegado. Me lo da. Su cara se sonroja. ―¿Es este el tatuaje? ―pregunto. Sacude su cabeza. ―No. Lo abro lentamente. MI NOMBRE ES EMILY.

 

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Emily i corazón está latiendo tan fuerte que puedo oírlo. Logan abre el pedazo de papel y se congela. Mira hacia él por un largo tiempo, más largo de lo que esperaba. Trato de recuperarlo. Lo aleja. Luego toma mi mano y me saca de la tienda. No tengo oportunidad de decirle adiós a Paul o a Friday. Ni siquiera pongo mis pies debajo de mí antes de que me esté arrastrando por la calle. ―Espera ―lo llamo. Pero no me escucha. Su mirada está fija en la ruta a la

M

que seadeque está llevando. Toco su hombro. Él no se detiene. Solo me través la me multitud. Clavo mis talones y me detengo. Se gira hacia mí yempuja alcanzaa mi mano otra vez. Temo que vaya a lanzarme sobre su hombro una última vez. Pero quiero que esta sea mi elección. Quiero que esta sea nuestra elección,  juntos―  juntos ―. Espera ―digo, enmarcando su rostro con mis manos. Mira hacia mí― mí ―. ¿Por qué el apuro? ―Porque te deseo tan jodidamente tanto que duele, mujer tonta. ―Me hace sonreír. Probablemente nunca me llame tonta otra vez, pero me doy cuenta de que es un término cariñoso con él, no un insulto. ―Yo también te deseo ―admito. Mira hacia el pedazo de papel en su mano. ―Confías en mí ―dice. Asiento. ―¿Podemos ir al departamento y hablar? ―pregunta pregunta― ―. Prometo no molestarte en el momento que entremos por la puerta. Tenemos algunas cosas que necesitan ser dichas. Sí, las tenemos. Asiento. Toma mi mano en la suya y la lleva hasta sus labios para besar mis nudillos. Camina un poco más despacio esta vez. Señala mi brazo.

 

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―¿Que obtuviste?

 

 

Sonrío. No se lo diré. Es para mí. Es para llevármelo cuando me vaya. Es una pieza de él. Todas las piezas, en realidad. Es mío. Y no lo compartiré. No justo ahora. ―Vamos ―me engatusa. Niego. ―No va a pasar. Luce cabizbajo por un momento. Pero luego alcanzamos su complejo de apartamentos y corremos por la escalera. Apenas tiene aliento. Entramos en el departamento vacío. Nadie está aquí. ―¿Puedes creer que admitieron a Matt en el programa de prueba? ―pregunta mientras camina hacia el dormitorio. ―Asombroso, ¿no es así? ―Tan jodidamente asombroso ―dice. Está emocionado y amo la forma en que lleva su corazón en la manga. No quiero hablar de Matt porque estoy preocupada de romper a llorar y decirle lo que hice. Decirle a lo que me comprometí con el fin de darle a Matt una oportunidad, con el fin de estar segura de que el mundo de Logan permanece completo y lleno con sus hermanos. ―Estoy tan feliz de que tenga una oportunidad ―digo, mi voz se atasca en mi garganta y estoy contenta de que Logan no pueda oírlo. Sin embargo, se da cuenta de mis sentimientos, porque cruza la habitación y agarra mi rostro con sus dedos. ― que fueras la única aquí él se enfermó. YoLamento no lo lamento. En absoluto. Estoycuando tan contenta de haber estado aquí. Estoy contenta de haber podido ayudar. En más de una manera. ―Me alegra haber estado aquí. No cambiaría el tiempo que pasé con su cabeza en mi regazo. ―No puedo quitarme la sonrisa. ―Te amo tan jodidamente tanto ―dice. Luego baja su cabeza y me besa. Sus labios son suaves pero urgentes. Hay lágrimas en mis ojos, porque sé que este es nuestro último día juntos. ―Necesito tomar una ducha ―digo, evadiéndolo. Necesito un momento para componerme. Sin mencionar que pasamos la noche en el hospital. Necesito

 

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limpiarme. Asiente y señala mi brazo. Tengo Te ngo un nuevo tatuaje y un vendaje.

 

 

―Puedes mojarlo si te lo sacas ―dice. No quiero sacar el vendaje. ―¿No podemos sólo envolverlo? ―¿Por qué no quieres que lo vea? ―Está mirando profundo dentro de mis ojos. No puedo explicárselo. Suelta un suspiro suspiro y regresa con una envoltura de plástico plástico y una cinta impermeable. Envuelve mi brazo y dice: ―Ahí. Eso lo mantendrá completamente seco. No me preocupa mojarlo. Lo que me preocupa es que el vendaje se caiga. ―Gracias ―digo. Lo beso rápidamente― rápidamente―. Estaré fuera en unos minutos. Me quito la ropa y entro en la ducha. El agua caliente se desliza sobre mi cuerpo y me doy cuenta de que el miedo en mi corazón ha sido remplazado por el anhelo. Tenía miedo de amar a Logan. Ahora anhelo amar a Logan. Y lo amo. Siempre lo haré. Pero tengo que renunciar a ello para proteger algo que es precioso para él. Sé eso. No tengo elección. El agua caliente fluye sobre mi espalda y apoyo ambos antebrazos contra la pared, tratando de componerme. Las lágrimas caen por mi cara, mezclándose con el agua. Hay una brisa y siento la cortina moverse detrás de mí. Salto cuando Logan entra a la ducha conmigo. Su cuerpo envuelve el mío, completamente desnudo. ―¡Logan! ―chillo. Una cálida risa hace que su pecho se mueva contra mi espalda. No quiero estarsus lejos de tien―mi dice, empujando mi cabello mojado a un lado parar― poder presionar labios hombro desnudo. Él está duro contra mi culo, su rígida longitud burlándose de mí. Quita el paño de mi mano y lo enjabona. Luego lo arrastra hacia abajo por mi espalda, lentamente, muy lentamente. Mi respiración se atora en mi garganta cuando abandona el paño y corre sus manos jabonosas por mi culo, apretando mis nalgas en su agarre gentil. No deja un punto sin lavar, sus manos encontrando cada hendidura y depresión, todo el camino hacia abajo por mis piernas, a través de la parte de atrás de mis rodillas, las cuales no tenía idea de que fueran tan cosquillosas, sobre el talón de mi pie. Me quedo ahí con mis ojos cerrados, incapaz de mirarlo. Se para de vuelta y hace espuma en sus palmas con el jabón

 

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nuevamente.

 

 

Esta vez, no toma el paño en absoluto. Usa sus dedos para enjabonar mi cuerpo. Acaricia todo el camino hacia abajo por mi brazo izquierdo, todo el camino hasta mis dedos. Los suyos, fuertes, se entrelazan con los míos y me da un apretón antes de girarme hacia él. Estoy abrumada lo que Quizás me estáme haciendo. Si miro Mantengo sus ojos nomis sé ojos qué cerrados. pasara justo ahora. Quizáspor explote. destroce. Quizás me rompa. Quizás podría venirme con el simple placer de su toque. Puedo sentir su sonrisa en mi hombro mientras presiona sus labios ahí. Sus manos rodean mis pechos y sus pulgares gentilmente tocan mis pezones, los cuales están tirantes por su toque. Arqueo mi espalda, presionando mis pechos en sus manos y lo oigo reír. Mis ojos aletean abriéndose. Su cabello está húmedo y goteando agua. Me inclino hacia adelante y lamo su pecho. Él gime, congelándose. Sus dedos tiran de mis pezones, estirándolos con sus gentiles tirones. ―Logan ―lloro. Mira hacia mí y se queda quieto. ―¿Dijiste algo? ―pregunta. ―No lo sé ―digo. La risa rompe a través de mi garganta― garganta―. Ni siquiera puedo pensar. ¿Quieres que lo repita? ―Sentí que dijiste algo ―dice. Sonríe― Sonríe―. Solo quiero estar seguro de que estás  bien. Inclino mi cabeza hacia atrás contra la pared. Nunca estaré bien otra vez. Él frota sus manos jabonosas sobre mi vientre y luego sus dedos se sumergen en la hendidura entre mis piernas. Alcanzo sus hombros. Levanta el paño otra vez y lo enjabona. ―Abre tus piernas para mí ―ordena, tocando la parte interna de mi muslo. Esto es más íntimo que todo lo que alguna vez soñé. Usa el paño para limpiar gentilmente entre mis piernas. Me abre con sus dedos, gruñe bajo en su garganta, y me lava hasta limpiarme. El paño se arrastra sobre mi clítoris y mis rodillas casi se doblan. Tira el paño a un lado y usa sus manos jabonosas para deslizarlas a través de mis pliegues, adelante y atrás, adelante y atrás, adelante y atrás. ―¡Logan! ―lloro. Esta vez, toco su hombro. Mira hacia arriba y sonríe. ―¿Algo mal? ―pregunta. Golpea mi clítoris otra vez, luego me abre para el rociador de la ducha. Sus dedos frotan de atrás hacia adelante hasta que ya no

 

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estoy resbalosa. Por lo menos no resbalosa de jabón. ―Creo que estoy limpia ―digo. No puedo soportar mucho más.

 

 

Logan se para y me besa. ―Deseo tanto estar dentro de ti ―dice. Me empuja bajo el rociador para que mi cabello se moje y luego lo lava, enjuagándolo gentilmente― gentilmente ―. Tu cabello está creciendo ―dice dice― ―. ¿Es rubio? Asiento. ―No platinado. Pero sí de un color rubio oscuro. ―Me gustaría verte así ―dice dice― ―. Quizás algún día. ―Sonríe y me besa. Me mueve a un lado y empieza a lavar su propio cuerpo con movimientos rápidos rápidos y eficientes. ―Déjame ayudarte ―digo, estirándome para alcanzar el jabón. ―Si me tocas justo ahora, me vendré ―advierte advierte― ―. Y realmente quiero hacer eso mientras estoy dentro de ti. Mi vientre da vueltas. ―Oh. Se ríe. ―Solo quédate ahí y mira ―dice. Lava y enjuaga su cabello, y yo dejo mi mirada arrastrarse hacia abajo por su cuerpo. Él me dijo que tiene un piercing ahí abajo. Pero no me dijo que tiene una  barra a través de su piel en la base de su pene. ―¿Ese es el piercing del que me contaste? ―pregunto. Asiente, soplando el agua de sus labios. Está duro. Tan duro. Y largo. Y grueso. No tengo idea de cómo va a conseguir meter eso dentro de mí. Pero una cosa es cierta: va a estar dentro de mí esta noche. Abrí esa puerta cuando le dije mi nombre. ―Emily Madison ―digo digo― ―. Mi nombre. Es Emily Madison. Se queda quieto. ―¿De dónde eres? ―pregunta. Cierra el agua, pero nunca mira lejos de mí. ―California. ―La costa opuesta ―respira. Toma mi cara en sus manos― manos ―. Emily ―dice otra vez― vez―. Te queda. Sonrío.

 

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―Me alegro.

 

 

Logan sale de la ducha y regresa con dos toallas. Me seca y envuelve en una. La otra la usa él y la envuelve alrededor de sus caderas. ―¿Quieres ir a la cama? ―pregunta. Finge un bostezo― bostezo―. Estoy realmente cansado Me río. Dios, este hombre sí que me hace reír. ―Si piensas que conseguirás dormir esta noche, estás tristemente equivocado. ―Sacudo mi dedo hacia él. ―Promesas, promesas ―gruñe mientras me levanta fuera de la ducha con sus fuertes manos alrededor de mi cintura.

 

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Logan lla es tan jodidamente hermosa que apenas puedo respirar. ―Emily ―digo. Quiero decirlo una y otra, y otra vez. También me dijo su apellido, pero lo que recordaré toda mi vida es lo que está escrito en ese trozo de papel. ―Ese es mi nombre. ¡No lo desgates! ― bromea. La agarro y envuelve sus piernas alrededor de mi cintura, me desliza contra su calor. Pero no estoy preparado todavía. Quiero disfrutar cada segundo. La llevo dentro de la habitación; me besa mientras camino y apenas puedo dar un paso, estoy tan envuelto por ella. ―¿Hay alguien más aquí? ―Se aleja de mí lo suficiente como para preguntar. Dios, espero que no. ―No lo creo ―digo. ―¿Qué pasa si están? ―pregunta. ―Entonces vas a tener que estar en silencio. ―Me río, porque las posibilidades de que se quede en silencio durante todas las cosas que planeo hacerle son absurdas. Apoya su cabeza en mi hombro y puedo sentir su respiración contra mi cuello. Me besa con suavidad, chupando mi piel. ―Hazme un chupetón ―la insto. Estoy bromeando, pero luego siento el roce de sus dientes contra mi piel sensible y realmente, realmente quiero que siga haciéndolo. Muerde suavemente y después chupa alejando el dolor― dolor ―. Jesús ―me quejo. Mi pene palpita y reprimo un gemido. Cierro de golpe la puerta de la habitación y nos dejo caer sobre la cama, sosteniéndome encima de ella. Mis  jodidos brazos están temblando y como si fuera la primera vez en mi vida, no sé qué hacer a continuación. Así que puedo reponerme; me tomo un momento para detenerme y

E

 

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desenvuelvo el plástico y la cinta adhesiva de su brazo. Empiezo a quitar el

 

 

vendaje, pero ella me atrapa y le da una palmada a mis manos. Me paralizo, escondiendo mi cara en su cuello. Apenas puedo respirar. ―¿Qué está mal? ―pregunta, tomando mi rostro entre sus manos. ―Me siento como un niño de catorce años tonteando con su primera chica ―admito admito― ―. No sé qué hacer después. Me levanto y abro su toalla, y luego desengancho la mía, apartándola de nosotros. ―Has hecho esto muchas veces ―me recuerda, poniendo sus ojos en blanco. Me quedo quieto. ―Nunca he hecho esto antes. Sus ojos se estrechan. ―Nunca he hecho esto con alguien que me importe. Con alguien del que esté enamorado. Jesús, nena, me enloqueces. ―¿Podemos apagar la luz? ―pregunta. Entonces se da cuenta de que no puedo ver sus labios si apagamos la luz― luz ―. No importa ―dice. ―¿Te molesta la luz? ―pregunto. La beso, ahuecando uno de sus pechos con la palma de mi mano. Sopeso poco a poco su peso y miro su cara mientras lo ahueco y traigo su pezón a mis labios. Paso la lengua por él rápidamente, raspando su delicada piel cuidadosa pero fuertemente. Arquea su espalda, sus ojos cerrándose mientras se mueve para conseguir estar más cerca de mí. Sus muslos desnudos se envuelven alrededor de mis caderas y siento su feminidad contra mi pene. ―Mierda ―digo. ―¿Qué? ―Se queda inmóvil. ―Olvidé agarrar un condón. Ella cuenta con sus dedos y sacude su cabeza. cabez a. ―Está todo bien. No necesitamos uno. ―Se detiene y muerde su labio― labio ―. A menos que tú necesites uno. Me hice una prueba unas pocas semanas atrás, cuando todos nos hicimos un análisis de médula ósea para Matt. Estoy limpio. ―Nunca lo he hecho sin uno. ―Tengo miedo. Más miedo de lo que he tenido

 

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alguna vez. Me presiono contra su hendidura, deslizándome hacia atrás y hacia adelante a través de su humedad, pero sin ir dentro.

 

 

Apunto mi pene a la parte superior de su hendidura y presiono poco a poco, moviéndome contra su clítoris. Ella está tan húmeda, resbaladiza y tan, tan agradable. No sé qué hacer después, la deseo tanto. Mi respiración falla y mis brazos tiemblan bajo mi peso. ―Emily, ¿puedes tomarme dentro de ti? ―pregunto. Puedo hacer esto con elegancia más tarde. Tenemos toda una vida para perfeccionar eso. Ella llega entre nosotros y coge mi pene con su mano, corriéndola arriba y abajo por su resbaladiza longitud, luego me guía hacia su calor. Levanta sus caderas para deslizarme dentro. La tomo despacio. Quiero recordar este momento siempre y para siempre. No puedo contener un gemido cuando entierro mi rostro en su cuello. ―Maldición, Emily. Estás tan apretada. No creo que pueda aguantarlo. Ella mece susdecaderas toma mí. hacia Estoysu enterrado hasta la empuñadura dentro la mujeryque amo.más Mirodearriba cara y hay lágrimas en sus ojos. ―¿Te he lastimado? ―pregunto. Sostengo su rostro con mis manos y aparto sus lágrimas con las yemas de mis pulgares. Niega y me empuja dentro de ella con sus pies en mi trasero. Comienzo a moverme. Emily me besa, su lengua deslizándose en mi boca mientras me deslizo dentro y fuera de su calor. Puedo sentir los balbuceos de su respiración cuando me empujo hacia delante y me retiro. Ella se levanta para encontrarse con mis movimientos. ―Emily, Emily, Emily ―exclamo. Estoy más cerca de venirme que ella, pero no por mucho. Extiendo mi mano entre nuestros cuerpos y acaricio su clítoris. Se levanta para mí, sus caderas empujándose con más fuerza contra mí. Grita. Puedo sentir la vibración en su pecho. Veo su rostro. Está diciendo mi nombre una y otra, y otra vez. Sus pies se aseguran a mi alrededor mientras aprieta mi pene. ―¡Em! ―rujo. Mi voz duele de usarla demasiado― demasiado ―. Necesito que te corras, Emily ―digo en voz baja― baja―. Córrete en mi pene. Por favor, Em. ―No estoy por encima de rogar con ella. Finalmente estoy dentro de la mujer que amo, pero no puedo resistir para siempre. Se siente demasiado malditamente bien.

 

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Inclina su cabeza hacia atrás cuando se viene y su coño tira de mi pene; me empujo dentro de ella, tan lejos como puedo ir. Ella me succiona desde dentro,  jalándome con los estremecimientos de su canal cuando lo cierra firmemente, tan

 

 

apretada a mi alrededor. Se deshace en mis brazos y deseo cada apretón. Miro su rostro porque no puedo escuchar sus gritos. A pesar de eso, puedo sentir cómo me ordeña, corriéndome con más fuerza de lo que alguna vez imaginé. Pero es lo mejor, así que lo hago. Siento como si mis pelotas estuvieran siendo sacadas por mi garganta. Es casi doloroso cómo de mí. lentamente dentro fuera de ella, no queriendo parar,toma perotodo mi pene estáBombeo tan sensible que tengo quey detenerme. Sus brazos me envuelven cuando colapso encima y me aprietan, pero después se alejan. Ella dice algo. Puedo sentirlo. Me levanto. ―¿Qué? ―pregunto pregunto― ―. No te lastimé, ¿verdad? ―El miedo se aferra a mis entrañas con garras impacientes. ―Si esto me está lastimando, quiero que lo hagas una y otra vez, durante toda la noche. ―Se ríe por lo bajo, su cuerpo temblando de risa. Me muevo hacia mi costado, pero no quiero estar lejos de ella, así que la giro para que me mire. Aparto su cabello de su cara con ambas manos. ―Te amo ―digo. Me sonríe, escondiendo su rostro en la almohada con timidez. ―Yo también te amo ―dice dice― ―. No importa lo que ocurra, por favor sabe que lo que siento por ti es real. Que no sé cómo podría vivir sin ti. Me recuesto, evaluándola cuidadosamente ¿Por qué diría una cosa así? Pero me alcanza y me empuja sobre mi espalda. Ya estaba semi-erecto, pero me pongo completamente duro de inmediato. Se mueve sobre mi pene y después me lleva dentro de ella. ― Jesucristo, venirme dentro demujer ella. ―digo. Está caliente y hay humedad en donde acabo de Acomoda sus manos en mi pecho y empieza a montarme. Sus movimientos son inestables, así que agarro sus caderas desnudas con mis manos y la guío. Disminuye la velocidad hasta que encuentra un ritmo, apresando su labio inferior entre sus dientes. Lo tiro, liberándolo, y la jalo hacia abajo para que me bese. La follo mientras está encima de mí, sus tetas bien presionadas contra mi pecho. Ella se encuentra conmigo y su garganta vibra con sonidos todo el tiempo que me empujo dentro y me retiro. Grita mi nombre. Puedo leerlo en sus labios. Lo dice una y otra vez, pero no puedo imaginar alguna vez cansarme de escucharla.

 

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Aprieta mi pene dentro de sus profundidades y necesito venirme. Se incorpora, subiendo y cayendo sobre mí de nuevo, y luego estalla. Cae encima de mí, sus brazos temblando mientras se estremece de placer. Protesta cuando me alejo de sus profundidades. La giro sobre su estómago y empujo una almohada debajo de sus caderas. Me sonríe por encima de su hombro, un simple estímulo. No necesito ninguno, pero tomo con gran orgullo el hecho de que me ofrezca su aprobación. Me deslizo dentro de ella desde atrás y está tan apretada de esta forma que no me llevara más de un momento venirme. Estiro mi mano alrededor de su cadera hacia su clítoris. Sujeta mi mano y no deja que lo toque. Forcejeo con ella por unos minutos. Quiero complacerla. Quiero tanto complacerla. ―¿Por favor? ―digo en su oído. Su mano empuja la mía hacia su calor y la froto para que termine, y sólo cuando siento que su orgasmo me destroza la sigo. Colapso sobre ella. Me deja apoyarme allí por unos minutos, pero quiere girarse y decirme algo, creo. Ruedo hacia mi costado y la jalo para que se recueste en mi pecho. Pongo mis labios sobre su frente y los mantengo allí. Se incorpora con sus codos en mi pecho y me mira. ―Te amo tanto, Logan ―dice. Después baja su cabeza, poniéndose cómoda en mi pecho, y se queda dormida.

 

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Emily

e despierto antes de que salga el sol. La luz está todavía en marcha y Logan esta sobre su espalda. Estoy acostada encima de él y no hay sudor entre nosotros. Tengo que lavarme y salir de allí antes de que se despierte. Mis entrañas se tensan por la idea de dejarlo y lágrimas llenan mis ojos. Lo miro a través de mi llanto hasta que tengo un gran borrón. Un gran y hermoso borrón. Lo amo mucho. Lo amo tanto que no puedo quedarme. Lo amo demasiado como para hacer que este sin Matt para toda su vida. Simplemente no puedo hacerlo. Tengo que renunciar a él para salvar a Matt. Sé que no se puede evitar. Alguien bien podría cortarme en dos, no dolería menos. Dejo que mis lágrimas caigan, sin molestarme en secarlas mientras voy y me ducho. Me muevo tan silenciosamente como puedo y me visto en el baño. Me cepillo mi cabello mojado, pero no hago mucho más que eso. No hay necesidad de poner ningún tipo de maquillaje. Va a ser opacado opa cado por mi miseria. Me escabullo de nuevo en la habitación y miro abajo hacia él, tendido allí. Es tan hermoso. Es todo lo que quiero y todo lo que siempre podría necesitar. Pero no estoy segura de lo que necesita. Sí, lo hago. Necesita a Matt. Necesita de mí para ver que Matt se ponga mejor, tiene que mejorar. Para vivir. Y le estoy dando la única manera en la que puedo. Su cabello está despeinado sobre su frente. Recuerdo mirarlo mientras dormía esa primera noche y me preguntaba si su madre alguna vez lo miro como yo. Tenía que hacerlo. Es tan bonito. Tanto por fuera como por dentro. Él se hizo cargo de mí durante tanto tiempo. Y confío en él demasiado. Pero tengo que hacer esto. Me limpio las lágrimas de mis mejillas y estiro mi espina dorsal. Puedo hacer esto. Tengo que hacer esto. Tomo mi guitarra y mi bolsa de lona negra. Todavía no hay mucho en ella. No hay mucho de mí que dejaré aquí, así que supongo que no importa. Miro hacia abajo a mi guitarra. Quiero dejarle una parte de mí. Algo que va a hacerle saber lo mucho que lo amo. Dejo mi guitarra contra la pared. Él se ocupará

M

 

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de ella por mí. Mi padre nunca me dejaría utilizarla de nuevo de todos modos. No habrá Julliard para mí. Habrá una boda. Habrá una yo como adorno para el brazo. Habrá un futuro, pero no el que yo y o quiero.

 

 

Me voy con nada más que mi bolsa de lona negra y algunas prendas de vestir. No tomo nada, a excepción de su camiseta AC/DC, la que me puse la primera noche que lo conocí. Sé que es una tontería, pero la quiero. Llamo a un taxi antes de subir las escaleras. En la ciudad, nunca se puede ser demasiado cuidadoso. Reboto de un pie a otro. Todavía no tengo un abrigo y hace frío. Es todavía oscuro. No hay estrellas en el cielo por todas las luces de la calle. El taxi se desacelera hasta detenerse frente a mí y camino a la acera. Miro a su edificio y hago una pequeña oración por Matt. Logan va a estar bien. Él va a sobrevivir a esto. No estoy segura de que volveré, pero Logan tendrá a Matt y al resto de sus hermanos. Tomo una respiración profunda y me meto en el taxi. Le digo al taxista que me lleve al aeropuerto y que tengo que ir a través de una entrada privada. Me mira de cerca en el espejo. Entonces se encoge de hombros y me lleva a donde le digo. Paso la seguridad dentro del aeropuerto, pero todavía tenemos que pasar por los controles de seguridad. Llaman al avión y el piloto les asegura a los guardias que voy a estar viajando en privado y que tienen mi identificación. Ni siquiera había pensado en eso. Pero mi padre ha pensado en todo. La propia guardia de seguridad de mi padre está esperando en la parte inferior de las escaleras del avión. ―Srta. Madison ―dice. ―¿Que hay, Watkins? ―pregunto con ligereza. Sonríe. ―Me gusta el cabello. ―Míralo mientras puedas, porque papá me lo hará cambiar tan pronto como llegue a casa. ―Lanzo un suspiro. Estoy tan cansada. Me abrocho el cinturón, porque es lo que se supone que tengo que hacer hasta despegar y estabilizarnos. El piloto viene a saludarme. Lo conozco también, pero no puedo recordar su nombre. ―Srta. Madison ―dice con un guiño― guiño―. Me alegro de que este volando conmigo hoy. ―Yo no lo hago ―murmuro. Él no responde. Sólo va y hace que las cosas empiecen. Es temprano y todavía

 

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está oscuro, quenonison siquiera ver significa la ciudadpara pasar despegamos. Veo las luces,así pero lo que pude la ciudad mí.mientras Esta ciudad es mucho más.

 

 

Después de que el piloto dice que está bien, me desabrocho y voy a acostarme en el dormitorio. ―¿Puedo ofrecerte algo, Emily? ―pregunta Watkins. Entierro mi cara en mi almohada para que no vea mis lágrimas. Niego― Niego―. Hazme saber si necesitas algo, Em ―dice en voz baja. Luego con mayor firmeza― firmeza ―. Lo que sea. Asiento, mi cara todavía enterrada en la almohada. Sollozo hasta que estoy demasiado cansada como para hacer algo más. Entonces duermo el resto del vuelo. Me despiertan para abrocharme cuando es el momento de aterrizar. Voy al baño, me lavo la cara, cepillo mi cabello y me limpio. A mi padre le va a sentar como la mierda sin importar qué. Pero al menos puedo estar presentable. La limusina se detiene junto al avión tan pronto como aterrizo. Watkins abre la puerta y me deslizo en el interior. Pero entonces me detengo. Mi madre está en el interior. Ella está perfectamente, como siempre. Sus ojos marrones no son por los que quiero ser examinada. Quiero la mirada azul de Logan. Sus ojos son los que quiero ver. Ella me mira, y luego a Watkins, quien cierra la puerta detrás de mí y va a sentarse con el conductor. Él nunca hace eso. Pero mi madre puede lograr casi cualquier cosa con nada más que una mirada. ―Emily ―dice secamente. ―Mamá ―respondo. ―Te ves como el infierno ―dice. Y su rostro, finalmente, se rompe en una sonrisa. ―¿Dónde está papá? ―Tuerzo un mechón de mi cabello negro alrededor de mi dedo. ―Tu padre está en la caseta del perro me temo. Echó a perder esto terriblemente. Así que, ya no está a cargo de este pequeño asunto. Mi madre nunca hace esto. No creo que ella tenga una espina en lo absoluto. ―¿Qué? ―Tu padre es la razón por la que escapaste de casa. Tu padre es el motivo por el que te fuiste por más de seis meses. Tu padre y su convivencia son la razón por la que perdí a mi hija. Su voz se rompe en la última palabra. Mi madre nunca se desmorona. Nunca.

 

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Pero lo hace ahora. Las lágrimas ruedan por sus mejillas y me alcanza. Caigo en ella. Mi madre me está ofreciendo todo lo que necesito en este momento.

 

 

―Voy a estropear tu ropa ―advierto, sollozando. ―Hazme un lío. No me importa. ―Me aprieta más hacia ella― ella―. Cuéntamelo todo. Me siento de nuevo. ―No quieres oír todo. Ella suspira. ―No te puedo ayudar si no sé lo que está mal. ―Mamá ―me quejo. ―Voy a empezar por ti ―dice, sonriendo. Se burla de mi tono aburrido y dice― dice ―. Bueno, hay un chico… chico… ―Hace ―Hace un gesto para que termine. Le digo a mi madre la historia de por qué me fui, dónde he estado, lo que he estado haciendo. Al final de mi historia, ―Tu padre aún espera dice: que te cases con ese chico. Asiento. ―Lo sé. ―Pero eso nunca, nunca sucederá. Mi mirada se dispara hacia ella. ―Vamos a la peluquería. Y luego vamos arreglar esto. ―Mamá. ―Suspiro Suspiro― ―. Se lo prometí a papá. Ella acaricia mi mano. ―Ya lo verás. Confía en mí. ―Y por alguna razón, lo hago. Durante las siguientes cuatro horas, cambiamos el color de mi cabello de vuelta a su tono natural, pintan las uñas de un color rosa brillante en lugar de negro, "porque nosotros no queremos ir contra la corriente demasiado", y ella envía a alguien para conseguirme un nuevo conjunto. Tiene un rebaño de gente siguiendo sus órdenes. Cuando hemos terminado, me siento como mi viejo yo. Pero no lo soy. Nunca lo seré. Nos detenemos en nuestra casa y las puertas estén abiertas. Estoy tan

 

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confundida. Hay furgonetas de noticias en todas partes. ―¿Qué es esto, mamá? ―le preguntó.

 

 

―Esto soy yo manejando esta situación para ti. ―Distraídamente pasa su mano a lo largo de mi cabello― cabello ―. Eres una chica inteligente, Emily. Puedes tomar tus propias decisiones. Lágrimas pinchan en mis párpados. Soy una chica inteligente. Nadie aparte de Logan nunca me lo dijo.

 

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Logan

stoy aterrado. Emily se ha ido, pero su guitarra sigue aquí. Se fue antes de que me despertara esta mañana. Su bolsa negra se ha ido. Y todas sus pertenencias, excepto su guitarra. No la dejaría, ¿o sí? No a las  buenas. Paul se sienta a mi lado en el sofá y golpea mi mano de mi boca cuando mastico mis uñas. ―Ella volverá ―dice dice― ―. Deja de preocuparte. No volverá. Estoy seguro de eso. Me di cuenta porque anoche me dijo su nombre y me dejó entrar en ella, no estaba diciéndome que me amaba. Estaba

E

diciéndome adiós. Duele como nunca nada lo había hecho, cuando me di cuenta, pero es cierto. Estoy seguro de eso. El teléfono suena. Salto cuando las luces destellan, señalando el timbre. Paul corre a responder. ―Matt dice que enciendas las noticias ―dice Paul, mientras enciende la televisión y cambia los canales. El nuevo presentador empieza a hablar. Leo los subtítulos mientras pasan a través del fondo de la pantalla. EN LAS NOTICIAS DE CELEBRIDADES DE HOY, LA HIJA PRÓDIGA DE UNO DE LOS EMPRESARIOS MÁS INFLUYENTES DE LOS ESTADOS UNIDOS HA SIDO ENCONTRADA VIVA HOY. ―¿Qué tiene eso que ver con nosotros? ―pregunto a Paul. POSIBLEMENTE RECUERDE EL CIRCO INFORMATIVO HACE MÁS DE SEIS MESES CUANDO EMILY MADISON DESAPARECIÓ. La televisión cambia a una foto de una rubia. Paul golpea mi pecho duro para conseguir mi atención. Duele como un hijo de puta pero mi mirada está pegada a la televisión. EMILY MADISON DESAPARECIÓ HACE MÁS DE SEIS MESES, PERO REGRESÓ A CASA HOY.

 

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―Ésa es mi Emily. ―Respiro. Su cabello es rubio. Y tiene una sonrisa de un millón de dólares, junto con algunos aretes de un millón de dólares.

 

 

Paul me golpea más duro así que tengo que mirarlo. ―¿Esa es Kit? ―pregunta. Le hago señas de que se calle. Él voltea a la televisión. Miro las palabras al fondo de la pantalla. Me hago hacia adelante hasta que mi trasero está balanceado en el borde del sofá. EMILY A ACORDADO RESPONDER UNAS PREGUNTAS, dice el presentador. Miro mientras la mujer que amo sube al podio. Parpadea y sostiene sus manos levantadas para bloquear el sol. Puedo ver las pecas a través del puente de su nariz, y mi corazón se tambalea. Está en California. ―Buenas tardes ―dice ella. La multitud comienza a lanzar preguntas. Ellos sólo ponen en los subtítulos las que llegan a ella. ―¿Dónde he estado? ―repite repite― ―. He estado en Nueva York por seis meses. Es una historia un poco larga para ir, pero no los aburriré con ella. A veces una chica sólo necesita un descanso. ―Los subtítulos indican que se está riendo. Pero no hay risa en sus ojos. ―¿ESTÁS BIEN, EMILY? ―pregunta alguien. ―Estoy perfectamente bien ―dice, sonriendo― sonriendo―. Nunca he estado mejor. ―¿ESTÁS MENTALMENTE ENFERMA, EMILY? ¿TUVISTE UNA RUPTURA? ¿HAS ESTADO EN REHABILITACIÓN? Ella mira a la persona con sorpresa. ―La última vez revisé, no lobastante estaba. ― Mira abajo a su cuerpo y frota sus caderas y estómago― estómago ―.que Creo que estoy bien. ―¿HUBO JUEGO SUCIO, EMILY? Niega. ―No. No hubo juego sucio. Estuve perfectamente segura todo el tiempo. Alguien sube al podio para alejar a Emily, y me duele mientras la miro dar un paso atrás. Una pregunta más pasa por la pantalla. ―¿CUÁLES SON TUS PLANES PARA EL FUTURO, EMILY? Sonríe. Entonces mira directamente a la cámara. Directamente a mí. Podría

 

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muy bien haberme pateado en el estómago. ―En la primavera, voy a ir a Julliard a estudiar música.

 

 

Mi estómago cae hacia mis pies. ―¿POR QUÉ NUEVA YORK, EMILY? ―pregunta alguien antes de que pueda irse. Inclina su cabeza a un lado y mira directo a mí. Levanta su mano y señala te amo y veo el tatuaje que está en su antebrazo. Es una llave, y escrito en el centro del mango de la llave están las letras de mi nombre. Miro a Paul. ―¿Hiciste eso? Él sonríe y se encoge de hombros. ―No es nada. Es todo. Es cada jodida cosa. El reportero repite la pregunta. ―¿POR QUÉ NUEVA YORK, EMILY? Es simple ―volver. dice― dice ―. Necesitaba Es porque amo con así todo corazón y no puedo―esperar para venirNueva a ver aYork mi papá él mi podría ocuparse de algo por mí. Pero voy a volver a Nueva York. ―Se inclina más cerca del micrófono― micrófono ―. Te amo Nueva York. Nunca lo dudes. Te veré pronto. Entonces se despide y se va. Caigo contra el sofá, tratando de poner todo junto en mi cabeza. ―Mierda ―dice Paul― Paul―. Ella pagó por el tratamiento de Matt. ―¿Qué? ―Todavía estoy asombrado. ―Volvió a casa por ti ―explica. Él todavía tiene a Matt en el teléfono y está hablando con ambos al mismo tiempo. Hizo todo por mí. ―Lo hizo por mí ―digo en voz alta. ―Tú jodido afortunado ―dice Paul, golpeándome en el brazo. ―Volverá para la sesión de primavera de Julliard. ―Caliente felicidad se asienta alrededor de mí como una sábana fresca sacada de la secadora. Paul asiente. ―Matt estará en casa para entonces. Todos esperamos que Matt esté en casa para entonces. Matt tiene una

 

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oportunidad de venir a casa y es todo por Emily. Salto y Paul me tira en un abrazo. ―¿Ella volverá? ―pregunto. No puedo envolver mi cabeza alrededor de todo esto― esto ―. No se fue por las buenas.

 

 

―Acaba de decir a todo el jodido mundo lo mucho que te ama. Idiota. ―Paul me golpea en el hombro otra vez. Volverá. A Julliard. A mí.

Fin

 

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Próximo libro

 

Emily 

Estoy de regreso en Nueva York para empezar mi nueva vida con Logan. Las cosas todavía están en el aire entre nosotros, y han sido tres meses desde que hablé con él. Pero hay una cosa de la que estoy segura... No puedo vivir sin él. Logan 

La necesito como al aire. Pero ahora ella ha vuelto, y su papá y su ex-novio están conspirando para mantenernos separados. Podemos hacer esto, sin embargo. ¿Podemos? ¿Podemos hacer que esto funcione? Tenemos que, porque no puedo imaginar mi vida sin ella.

 

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Biografía

Tammy Falkner vive en una granja en una encantadora, en expansión ciudad rural en Carolina del Norte con su marido apicultor y una casa llena de chicos, unos cuantos perros, y un gato o dos, o cinco, ¿quién tiene tiempo de contar? Como la mitad del equipo de Lydia Dare, ha coescrito diez libros, incluyendo las series Westfield Wolves  y Gentlemen Vampyre. Es una gran fan de Regency England , a menudo se pregunta que otros tipos de mágicos, míticos y extrañas criaturas podrían vivir e interactuar dentro de la alta sociedad. Explorando la teoría de que los Fae pueden caminar entre Regency England y sus propias tierras, Tammy pasa tanto tiempo como es posible con los lords y señoras de la sociedad, los carruajes tirados por caballos, y elegantes bailes. Ahora añade a eso algunos faeries, un poco de asesinato, un poco de caos, un gnomo de jardín molesto y tienes sus emocionantes nuevas series. Espera que disfrutes de su mundo tanto como ella lo hace. También escribe como Lydia Dare.

 

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