Tareas Criticas y Conservadoras de La Sociologia

October 24, 2017 | Author: Adriano Meschi Pizarro | Category: Sociology, Science, Citizenship, Politics, Jürgen Habermas
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Descripción: Habermas- Tareas Criticas y Conservadoras de La Sociologia(Cap.7)...

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Habermas, J. Teoría y Praxis; Cap.7: Tareas críticas y conservadoras de la sociología. I

El carácter critico o conservador de la sociología (…) depende más bien de si los instrumentos de la investigación son puestos per se al servicio de las instituciones o autoridades, o en la dirección de su modificación o liquidación. La sociología permanece neutral frente a las consecuencias políticas de sus resultados llevados a la práctica. En el sentido de que no puede reclamar dichos efectos como su propia tarea disciplinar. Puede elegir como ciudadano tareas de relevancia política, pero no puede esta decisión influenciar su trabajo científico como sociólogo (Dualidad ciudadanosociólogo). La sociología ha desarrollado histórico-científicamente una relación política con el orden establecido. Aquí se enmarca la pregunta respecto a sus tareas críticas y conservadoras. Observando la sociología originaria de los filósofos morales escoceses (Historia natural de la sociedad civil: naturalización de la idea de progreso/ tradición del progreso, aún en su crítica de las instituciones y autoridades existentes según su utilidad), se plantea un peculiar entrejuntamiento de sus intenciones al mismo tiempo críticas y conservadoras. II La conexión entre autoridad y utilidad se rompe con la revolución francesa. Desde aquí la sociología es declarada como ciencia de la crisis. Contexto de la Francia post-revolucionaria, restauración borbónica. Desde aquí se proyectan dos versiones de la sociología: (1) ciencia de oposición por St. Simón, y (2) ciencia de estabilización por De Bonald. Ambas son posiciones dispuestas a solucionar la crisis. Dependiendo de cómo interpretan (proyectan) esta crisis (emancipación/anarquía), entran como sociología al servicio de determinado proyecto (“industrialismo/tradicionalismo”). La sociología como ciencia de la crisis está fraccionada desde sus orígenes, pues lleva en su interior una doble intención/dirección: (a) disolución critica de la autoridad (espíritu de la revolución), o (b) conservación de la autoridad (espíritu de la restauración). (*) Marx introduce de nuevo la praxis política en la misma teoría. La necesidad de que la sociología se convierta en fuerza práctica. (pág. 280) III

La sociología moderna - estricta ciencia de la experiencia- tiende a distanciarse de sus orígenes y a perder vigencia en torno a sus tareas críticas y conservadoras. La sociología en la modernidad debe renunciar a su pretensión - discursiva al menos- de direccionar a la sociedad como totalidad (oposición/estabilización), contentándose con un concepto neutral en cuanto al cambio social. La sociología antes conectada con la evolución práctica de la sociedad, ahora solo tiene que limitarse a recomendaciones técnicas. No se detiene en la tematización de la evolución social ni se le piden explicaciones respecto a la formación de la totalidad.

Dos hechos históricos conducen este nuevo estado de la sociología: 1. Nueva forma del conflicto social a una escala internacional o interestatal. Tras esto, el hilo de la sociología como fuerza de oposición o restauración pierde su fuerza. Este conflicto- entre estados- se institucionaliza y dirige hacia el exterior, librando a la sociología de pensar en la totalidad social de un contexto determinado y actual. 2. El fenómeno de la Burocratización. Crecimiento funcional del estado administrativo, conlleva una presión hacia la auto-organización y la planificación racional (ciencia de la planificación). Se aumentan para la sociología las exigencias de detalles técnicos, praxis profesional cientifizada. Ciencia auxiliar al servicio de las administraciones. Ciencia auxiliar que elimina las perturbaciones rutinarias puntuales en los procesos administrativos. Estos dos hechos guiarían las pretensiones cognoscitivas de una sociología limitada a realizaciones analíticas, distanciándose de la elaboración de un proyecto o de la toma de decisiones (división del trabajo de análisis y decisión). Esto dificulta que la sociología por su propia responsabilidad pueda aceptar tareas críticas y conservadoras. Ya no se permite aunar los puntos de vista referidos al deber ser y referidos al ser. “Una ciencia social instrumentalizada conforme a la división del trabajo no puede alzarse a la conciencia de un sujeto social global, por esto, surge el peligro de que la creciente influencias técnica y organizatoria del cambio social en las rutinas cotidianas reconquiste de hecho una segunda naturalidad” (p.285) (Como la naturalidad del progreso que se encontraba en los filósofos escoceses). Sin embargo, a pesar de la disposición moderna, la sociología “parece tener que acoger sus tareas criticas como las auténticamente conservadoras, pues el motivo de la crítica lo extrae únicamente de una conservación de su propia tradición critica” (*En el pie de página dice que ya no quiere mantener en pie esta afirmación).

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